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1 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Psicología División de Estudios Profesionales Influencia de los estilos de crianza y cercanía de las relaciones familiares en la transmisión de valores T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADA EN PSICOLOGÍA PRESENTA: Katia Rivera Fernández de los Ronderos Directora de Tesis: Dra. Sofía Rivera Aragón Revisora: Dra. Isabel Reyes Lagunes Sinodales: Dra. Anja Daniela Eller Dra. Mirna Garcia Méndez Lic. Pedro Wolfgang Velasco Matus México D.F. Mayo de 2015 PROYECTO PAPIIT IN303114 Relaciones Destructivas en la Pareja: medición,enfrentamiento y manejo UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Índice Resumen ..................................................................................................................................... 6 Abstract ....................................................................................................................................... 7 Introducción ........................................................................................................................... 8 Capítulo 1. Valores .......................................................................................................... 11 1.1 Definición ............................................................................................................... 11 1.2 Perspectivas teóricas ........................................................................................ 12 1.3 Teoría de los valores Universales (Schwartz, 1992) ............................. 16 1.4 Adquisición de valores y su relevancia social .......................................... 21 Capítulo 2. Estilos de crianza ................................................................................ 25 2.1 Definición ............................................................................................................... 25 2.2 Perspectivas teóricas ........................................................................................ 25 2.3 Adquisición de valores y estilos de crianza ............................................... 29 2.4 La familia mexicana y las premisas histórico-socioculturales ........... 32 2.5 Estilos de crianza en México ........................................................................... 34 Capítulo 3. Cercanía ....................................................................................................... 38 3.1 Definición ............................................................................................................... 38 3.2 Relaciones entre estilos de crianza y cercanía ........................................ 39 3.3 Relación entre cercanía y transmisión de valores .................................. 40 Capítulo 4. Método .......................................................................................................... 42 4.1 Planteamiento del problema .......................................................................... 42 4.2 Pregunta de investigación ............................................................................... 43 4.3 Objetivos ................................................................................................................ 43 4.4 Hipótesis ................................................................................................................ 44 4.5 Modelo a comprobar .......................................................................................... 45 4.6 Definición de las variables .............................................................................. 46 4.7 Muestreo ................................................................................................................ 47 3 Capítulo 5. Resultados ................................................................................................ 50 5.1 Análisis psicométrico del Child´s Report of Parent Behavior Inventory (CRPBI) a población mexicana. ....................................................... 50 5.2 Análisis psicométrico del cuestionario de concepciones valóricas (CDV-40) de Saiz (2003) para una población de adolescentes mexicanos ..................................................................................................................... 57 5.3 Valores predominantes en Padres y Madres ............................................ 64 5.4 Valores predominantes en adolescentes haciendo diferencias por sexos ............................................................................................................................... 65 5.5 Correlaciones por sexo entre estilos de crianza y valores .................. 66 5.6 Correlaciones por sexo entre estilos de crianza y cercanía ................ 69 5.7 Regresiones estilos de crianza-cercanía .................................................... 72 5.8 Regresiones cercanía-valores ........................................................................ 74 5.9 Regresiones estilos de crianza-valores ...................................................... 77 Capítulo 6. Discusión .................................................................................................... 86 6.1 Discusión por fases ............................................................................................ 86 6.2 Conclusiones generales .................................................................................. 100 6.3 Limitaciones ........................................................................................................ 101 Referencias .......................................................................................................................... 105 Anexos ...................................................................................................................................... 110 4 La psicología social consiste en escoger un tema que aparentemente no se puede estudiar científicamente y dedicarte a él durante años. –Arthur Aron- Agradecimientos A mis padres, por el apoyo brindado a lo largo de toda mi vida, por la confianza depositada en mí, por las largas horas que me escucharon pacientemente hablar sobre esta tesis, por mantenerme con la beca ”PAPÁS”, durante la realización de todos mis estudios, incluyendo este trabajo. Y porque una tesis sobre estilos de crianza no estaría completa sin un agradecimiento a ustedes. A mi alma máter, la UNAM, porque estudiar en esta hermosa universidad me brindó la oportunidad de tener una formación académica, deportiva, cultural y social de calidad, y estuvo tan arraigada a tan diversos aspectos de mi vida que simplemente no se puede separar de mi identidad. A la facultad de Psicología, (así como a las personas que hacen que esta facultad funcione), por convertirse en una segunda casa para mí y un lugar en donde obtuve aprendizajes tanto dentro como fuera de los salones. A mis profesores, por sus enseñanzas tanto académicas como personales, brindadas siempre con un enfoque de conciencia social que tanto caracteriza a los profesores de la UNAM. A la Dra. Sofía, por ser un ejemplo a seguir tanto profesional como personalmente,por tratarme, más que como a una alumna, como a un miembro de su familia académica y por las innumerables enseñanzas adquiridas durante este proceso. A la Dra. Anja, por ser la primera en invitarme a este camino tan apasionante que es la investigación, por sus múltiples enseñanzas y su amistad. 5 A la Dra. Isabel, por la amable asesoría brindada durante la realización de este trabajo. A mi equipo de trabajo/familia académica, Clau, Pedro, Luz, Tona, Fer, Edson, Francisco, Anita y Rodrigo, por hacer mucho más ameno este proceso, por su retroalimentación y su amistad. A mis hermanos, por haber estado ahí desde que nací y hasta la fecha, dándome buenas y no tan buenas enseñanzas, apoyándome, molestándome y haciéndome reír, no concibo mi vida sin ustedes. A mi Yeya, por representar un ejemplo a seguir para mí en tantos aspectos, por su constante apoyo y amor, y por siempre tener algo positivo que decirme. A mis amigos, que no quiero poner nombres porque me sentiría muy mal si olvidara mencionar a alguno. Por ser la familia a la que he tenido la oportunidad de escoger, y por hacer mi vida más divertida y amena, incluso durante momentos difíciles. A mi familia, por ser una gran red de apoyo para mí, y por su presencia constante en muchos momentos importantes a lo largo de mi vida. A Arturo, Mariana, Aurora e Ingrid, por la ayuda brindada con la aplicación de cuestionarios, que permitió agilizar de gran manera la realización de este trabajo. A PAPIIT (Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica), por la ayuda y los recursos brindados para la realización de esta investigación. A las secundarias y las autoridades que las representan, por abrirme sus puertas y facilitarme la aplicación de instrumentos dentro de sus instalaciones. 6 Resumen Todos los individuos pertenecemos a uno o más grupos sociales dentro los cuales debemos seguir determinadas normas y desempeñar ciertos roles (Levine & Moreland, 1990). Los valores se encuentran estrechamente relacionados con el desempeño de estos roles, pues nos proveen estándares que regulan nuestra conducta del día, así como las decisiones más críticas e importantes que tomamos a lo largo de la vida (Schwartz & Bilsky, 1990). Los valores son moldeados en los individuos a través de la socialización y el desarrollo cognitivo (Schwartz & Bilsky, 1990); la forma más común de socialización ocurre de padres a hijos a través de prácticas específicas que estos usan para entrenar a sus hijos (Schönpflug, 2001). El objetivo del presente trabajo fue estudiar si existe una relación entre los estilos de crianza, la cercanía percibida hacia los padres y la adquisición de valores en una población de adolescentes mexicanos. El estudio se llevó a cabo con 343 adolescentes que se encontraran estudiando la secundaria y sus respectivos padres y madres, los cuales formaron un total de 650 participantes. Los resultados muestran que los estilos de crianza predicen tanto la cercanía percibida hacia padre y madre, como los valores que los hijos reportarán. Los estilos de crianza, tanto paternos como maternos, altos en apoyo y comunicación predijeron de manera positiva los valores esbozados por los hijos, así como, la cercanía hacia ambos padres. La cercanía a su vez predijo de manera positiva los valores con motivaciones hacia la auto-trascendencia, la conservación, el logro y el orden. Los resultados encontrados en el presente trabajo van de acuerdo con los hallazgos de otros autores (Barni, Ranieri, Scabini, & Rosnati, 2011) y permiten hacer una comparación cultural entre lo que ocurre en familias mexicanas y familias de otros países. Palabras clave: Valores, transmisión de valores, adolescencia, estilos de crianza, estilos parentales, cercanía, diferencias inter-generacionales 7 Abstract All the individuals belong to one or more social groups, in which they are required to follow certain norms and behave according to certain roles (Levine & Moreland, 1990). Human values are closely related to the ability of following these norms and behave in accordance to these roles, because they provide us with standards that allow us to regulate our day to day behavior, and even the critical and important choices we have to make during lifetime (Schwartz & Bilsky, 1990). Values are shaped into individuals through socialization and cognitive development (Schwartz & Bilsky, 1990), the most common way of socialization occurs through specific parental practices that parents use to train their sons (Schönpflug, 2001). The aim of this study was to find out if there is a relationship between parenting styles, closeness and value acquisition in Mexican adolescents. Our sample was composed by 343 adolescents and, their respective parents, adding a total of 650 participants. The results show that parenting styles predicted both values reported by sons, as well as, closeness felt towards both parents. Closeness also positively predicted values with motivations to self-trascendence, conservation, achievement and order. The results shown in this study are in accordance with other authors´ findings (Barni, Ranieri, Scabini, & Rosnati, 2011) and allow us to make a cross- cultural comparison between Mexican families, and other families around the world. Key words: Values, value transmission, adolescence, parenting styles, closeness, intergenerational differences 8 Introducción El estudio de los valores es un tema que desde hace ya varias décadas ha llamado la atención de investigadores, políticos, educadores, padres y madres, etc. Esto se debe a que los valores son un elemento crucial para la convivencia social, pues fungen como una guía para la conducta individual al mismo tiempo que contienen información importante sobre las costumbres del grupo social al que se pertenece (Schwartz, 2012). También brindan una comprensión más amplia sobre las conductas simples y complejas que tienen las personas, pues proveen estándares de acción y de esta manera regulan el comportamiento del día a día así como las decisiones críticas e importantes en la vida (Schwartz & Bilsky, 1990). Los valores también poseen un carácter predictivo sobre la conducta humana, algunos estudios han observado que los valores prioritarios de una persona pueden llegar a predecir su actuación en un dilema social (Gärling, 1999), e incluso fenómenos sociales de mayor escala como son el cambio político, económico y social (Alducin & Basáñez, 2006). Otra característica que vuelve a los valores un tema complejo y a la vez interesante de estudiar es que se ven influenciados por muchas variables, como la cultura, la generación a la que se pertenece, el lugar en que se vive, etc. Por todas estas razones los valores se encuentran en constante cambio, pero aún dentro de este cambio hay cosas que permanecen constantes y es necesario que así suceda. Todos los individuos y sociedades debemos de responder a algunos requerimientos humanos básicos, los cuales se representan de manera cognoscitiva, a través de los valores. Es por medio de la socialización y el desarrollo cognitivo que los individuos aprenden a representar dichos requerimientos como metas conscientes y valores (Schwartz & Bilsky, 1990). 9 La socialización es necesaria para que los individuos se puedan comunicar entre sí metas comunes y valores, a través de elementos culturalmente compartidos (Schwartz & Bilsky, 1990). Dicha socialización puede ocurrir de varias maneras pero una de las más influyentes es la que ocurre de padres a hijos (Steinberg, 2001), luego entonces si quisiéramos conocer más sobre este proceso deberíamos de centrar nuestro interés en el núcleo familiar y las relaciones que se dan dentro de este, particularmente entre padres e hijos. El presente trabajo buscará estudiar laposible relación existente entre los estilos de crianza, la cercanía entre padres e hijos y la transmisión de valores de padres a hijos. En el primer capítulo se abordaran las diversas definiciones que han emanado desde la psicología para describir un valor, así como, las diferentes propuestas teóricas que envuelven a cada una de estas. En el segundo capítulo se habla sobre los estilos de crianza, cómo han sido definidos dentro de la psicología, las perspectivas teóricas que han ofrecido una clasificación de estos, la presencia de las premisas histórico-socioculturales en los estilos de crianza y su relación con la adquisición de valores. En el tercer capítulo se brinda una definición sobre el concepto de cercanía y su relación con los estilos de crianza y la transmisión de valores. En el cuarto capítulo se habla sobre el método mediante el cual se llevó a cabo el presente trabajo, incluyendo el planteamiento del problema, la pregunta de investigación, los objetivos, las hipótesis y las características de la muestra. En el capítulo quinto se exponen los resultados por fases, el análisis psicométrico de los instrumentos empleados, así como, los estadísticos descriptivos, correlaciones y regresiones. 10 En el capítulo sexto se discuten los resultados por fases, y de manera general. Su relación o diferencia con estudios previos, y también se brinda una conclusión general sobre el trabajo. 11 Capítulo 1. Valores 1.1 Definición Los valores han sido definidos desde muchas áreas del conocimiento, tales como la filosofía, el derecho y hasta la religión, y uno de los principales problemas que surge al avocarse al estudio de estos, es encontrar un consenso en cuanto a su definición. En el presente trabajo se retomarán las definiciones que han surgido desde el ámbito de la psicología y/o las ciencias sociales y que describen a los valores de una manera operacional y que por ende permiten su medición. Siguiendo un orden cronológico, al primer autor que se tendría que mencionar, es a Kluckohn quien en 1951, definió a un valor como “Una concepción explícita o implícita, distintiva de un individuo o característica de lo que es deseable en un grupo, y la cual influye en la selección de modelos disponibles, medios y fines de la acción” (Kluckhohn, 1951, p 395). Una década después Kluckhohn y Strodtbeck (1961) desarrollarían una teoría que pondría estos principios en acción. Partieron de 3 suposiciones básicas, la primera, que existe un número limitado de problemas humanos comunes para los cuales las personas en todo momento deben buscar una solución. El segundo, que si bien, hay variabilidad las soluciones que podemos aplicar a todos los problemas, el rango de posibles soluciones no es infinito ni al azar. Posteriormente Milton Rokeach definiría el concepto de valor como “Una creencia perdurable que para una conducta específica es personal o socialmente preferible a un modo opuesto de conducta” (Rokeach, 1973, p.5). Es decir, que los valores son creencias relativamente duraderas que los individuos poseen y estas creencias actúan como predictores de su conducta (Rokeach, 1973). En 1992 Schwartz y Bilsky (1987, 1990) definieron a los valores como conceptos o creencias, pertenecientes a estados o conductas deseables, que trascienden a 12 situaciones específicas, guían las evaluaciones de las conductas o eventos y son ordenados por importancia relativa. En resumen, lo que tienen en común estas tres definiciones es que perciben a los valores como una representación de lo ideal o de las metas tanto del individuo, como del grupo al que pertenece, y los cuales se verán reflejados en su conducta y su toma de decisiones del día a día. Es importante situar estas definiciones dentro de las perspectivas teóricas en que surgió cada una, puesto que cada definición viene de la mano con una propuesta de medición de los valores; además de que no se puede ignorar que el orden cronológico tuvo una fuerte influencia en el surgimiento de cada una de las definiciones y hay muchas cosas que han sido retomadas desde el primer autor hasta el último, a continuación se esbozarán brevemente las propuestas teóricas que acompañan a cada definición. 1.2 Perspectivas teóricas La teoría de orientación hacia los valores de Kluckhon y Strodtbeck (1961) Esta teoría propone que todas las sociedades humanas deben de resolver un número limitado de problemas universales a lo largo de su existencia para los cuales existe también un número limitado de soluciones, basadas en valores y universalmente conocidas, luego entonces, la diferencia en la forma de solucionar estas problemáticas, estribará en las preferencias que tenga cada cultura. La solución preferida por una determinada sociedad para resolver un problema es un reflejo claro de los valores de esa sociedad. Consecuentemente, la medición de las soluciones preferidas indicará los valores esbozados por esa sociedad. De acuerdo con estos autores, los cinco tipos de problema que deben ser resueltos por toda sociedad en algún momento son: 13 ¿En qué aspecto del tiempo debemos de enfocarnos más: pasado, presente o futuro? ¿Cuál es la relación entre Humanidad y su ambiente natural: superioridad, sumisión o armonía? ¿Cómo se deben de relacionar los individuos con otros: jerárquicamente (lineal), como iguales (colaterales) o de acuerdo a su mérito individual? ¿Cuál es la principal motivación de la conducta: expresar el yo propio (“Being”), crecer, (“Being-in-becoming”) o lograr? ¿Cuál es la naturaleza humana – buena, mala o una mezcla? (Hills, 2002) Para medir las orientaciones que emanarían de esta teoría, Kluckhohn y Strodtbeck propusieron utilizar métodos intensivos de entrevista para medir las orientaciones, combinándolos con una serie de preguntas de sondeo que explorarían cada una de las dimensiones de cada valor con el entrevistado. Sin embargo, como muchas personas encuentran difícil pensarse en abstracto, sugirieron el uso de situaciones de la vida real en donde se ilustrara el valor en cuestión como ejemplo (Kluckhohn F. R., 1961). Como se puede ver, esta teoría a pesar de ser muy importante y dar pie al nacimiento de otras teorías que hablarían sobre la universalidad de los valores, tiene muchas limitaciones. Desgraciadamente la entrevista detallada y la ejemplificación de cada valor con una situación de la vida real, son técnicas que requieren de mucho tiempo y recursos y que en algunos casos podrían resultar ambiguas, al mismo tiempo que no resultan muy viables si se quiere trabajar con una población más grande. También, cabe mencionar que al trabajar con datos tan diversos y vastos el análisis estadístico se vuelve complicado. Y por último, la forma de evaluar los valores es muy general y por lo tanto no permite predecir conductas específicas. 14 La teoría de los valores humanos de Milton Rokeach (1973) Rokeach, al igual que Kluckhohn y Strodtbeck, estaba muy interesado en la medición de los valores y resaltaba la importancia de que se diferenciara el concepto de valor de otros tales como “actitud, norma social y necesidad”. Una de sus principales críticas a las definiciones previas sobre valores es que eran ambiguas y circulares, y esto impedía la comparación y replicación entre estudios. Su teoría se centra en cinco supuestos básicos sobre los valores humanos, los cuales son: 1. El número total de valores que posee una persona es relativamente pequeño. 2. Todas las personas poseen los mismos valores, pero en diferentes grados. 3. Los valores son organizados en sistemas de valores. 4. Los antecedentes de los valores humanos se remontan a la cultura, la sociedad, sus instituciones, y la personalidad. 5. Las consecuencias de los valores humanos se manifestarán virtualmente en todos los fenómenos que los científicossociales consideren que vale la pena investigar. Para este autor, los valores poseen varias características que es importante mencionar, la primera es que son duraderos, es decir, continúan a lo largo del tiempo, lo cual no significa que no existan cambios en estos, si los valores fueran completamente estables, el cambio individual y social sería imposible; y por el contrario, si fueran completamente inestables, la continuidad de la personalidad humana y la sociedad sería imposible, por lo tanto, cualquier concepción sobre valores humanos debe de contemplar que los valores son tanto duraderos como cambiantes a lo largo del tiempo. La segunda, es que un valor es una creencia, y para Rokeach (1973) existen tres tipos de creencias: descriptiva o existencial, cuando decidimos si algo es verdadero 15 o falso; evaluativa, donde el objeto de la creencia se juzga como bueno o malo; y creencias prescriptivas, en donde los fines de una acción se juzgan como deseables o no. Los valores pertenecen a este último grupo de creencias, y como toda creencia tienen un componente cognoscitivo, afectivo y conductual. Es cognoscitivo en el sentido de que una persona con un valor “sabe” cuál es la manera correcta de comportarse, afectivo porque provoca una emoción hacia este, y conductual porque un valor repercute en las acciones futuras de la persona en cuestión. En tercer lugar, un valor se refiere a un modo de conducta (medio) o estado final de la existencia (fin). Para Rokeach es muy importante esta diferencia, pues en su teoría describe dos tipos de valores, instrumentales y terminales, los primeros se refieren a los medios y los segundos a los fines con los que se hace algo. Dentro de los valores terminales, él propone una segunda clasificación dividiéndolos en personales y sociales, con lo cual se refiere a que los valores de un individuo pueden ser centrados en sí mismo, o en la sociedad. Los valores instrumentales, también son divididos en dos categorías, que son valores morales y valores de competencia; los primeros se refieren principalmente a modos de conducta y no necesariamente incluyen valores que involucren estados finales de la existencia, mientras que los valores instrumentales tienen un enfoque personal más que interpersonal y no parecen estar interesados por la moral (Rokeach, 1973). Es en esta última división de valores instrumentales y terminales es donde la teoría de Rokeach pierde algo de fuerza y es criticada por la ambigüedad del concepto, pues no queda muy claro qué diferencia a un valor instrumental de un terminal. También comienza a mezclar algunos conceptos como el de moral, deseabilidad, y sentido de lo correcto, cuando una de sus principales críticas a las definiciones previas de valor era la ambigüedad que existía al hablar de lo que se “debe” en el 16 sentido de qué es correcto y que no; y aquí, al clasificar un tipo de valores como valores morales vuelve a incluir este concepto de lo que se “debe” de una forma ambigua en donde no queda claro a qué tipo de valores se está refiriendo. Cabe mencionar que a pesar de estas imprecisiones en su clasificación de valores, la teoría de Rokeach sentó muchas de las bases que hoy en día siguen vigentes en el estudio de estos, así como su medición. Pues, otra de las grandes aportaciones de este autor, fue un instrumento dividido en dos sub-escalas que medían 18 valores terminales y 18 valores instrumentales, el RVS, (por sus siglas en inglés “Rokeach Value Survey”) fue el instrumento utilizado por excelencia para la medición de valores en las décadas de los 80´s y 90´s, hasta que su uso se fue a la baja por la aparición de un nuevo instrumento que surgió como consecuencia de una serie de estudios realizados en diversos países, los cuales llevaron a una nueva propuesta teórica que aporta una visión novedosa sobre los valores humanos, al mismo tiempo que integra conceptos de las teorías previas. Esta propuesta fue hecha por Shalom Schwartz y denominada teoría de los valores universales. 1.3 Teoría de los valores Universales (Schwartz, 1992) Como su nombre lo dice, esta teoría sostiene que a pesar de las diferencias que encontramos de una cultura a otra, los valores se mantienen, y lo que varía es la forma en que los priorizamos; idea que ya se venía esbozando desde Kluckohn y Strodtbeck, quienes afirmaban que en las diversas culturas humanas hay un determinado número de problemas a los que nos enfrentamos, así como un determinado número de soluciones; propuesta que después es ampliada por Rokeach quien sugería que todas las personas poseemos los mismos valores en diferentes grados, pero no lo había podido comprobar de manera empírica. Schwartz retoma estas propuestas teóricas y las lleva al campo de lo empírico haciendo estudios en más de 20 países, los vastos hallazgos se traducen en una 17 propuesta teórica que también contempla un instrumento que permite la medición de los valores en diversas culturas. Schwartz propone varias definiciones de valores a lo largo de su investigación: En 1990 los define como conceptos o creencias, pertenecientes a estados o conductas deseables, que trascienden a situaciones específicas, guían las elecciones o evaluaciones de las conductas y son ordenados por importancia relativa (Schwartz & Bilsky, 1990). Y en 2001 sintetiza esta definición diciendo que los valores son metas deseables que trascienden a situaciones específicas, varían en importancia y sirven como guías en la vida de las personas. (Schwartz, 2001) Estas definiciones, así como toda la teoría de Schwartz, parten del supuesto de que hay tres requerimientos universales a los cuales toda sociedad o individuo debe responder, los cuales son: Las necesidades biológicas de los organismos Los requisitos de coordinar la interacción social Las necesidades de supervivencia y bienestar de los grupos sociales Estos requisitos deben de ser representados de manera cognoscitiva tomando la forma de valores. A través de la socialización y el desarrollo cognoscitivo, es como los individuos aprenden a representar estos requerimientos como metas conscientes y valores. De esta manera pueden usar términos culturalmente compartidos para comunicarle estas metas y valores a otros, y así asignarles diferentes grados de importancia. 18 La primera faceta en la definición de los valores es determinar qué tipo de meta representan, esta puede ser terminal (fin) o instrumental (medio). Clasificación que ya había sido apuntada previamente por Rokeach en 1973. Conceptualmente la diferencia entre fines y medios no queda del todo clara, puesto que un fin puede convertirse en un medio y vice-versa. De esta forma un valor terminal, por ejemplo, el placer, algunas veces actúa como instrumental promoviendo otros valores terminales como la felicidad (Schwartz, 2012). La segunda faceta para definir a los valores es diferenciar si estos sirven a intereses individuales (placer independencia), colectivos (igualdad, responsabilidad) o ambos (sabiduría). Individualista/Colectivista es una dimensión importante en la diferenciación de los valores tanto a nivel social como individual. Las sociedades varían substancialmente en el énfasis que sus miembros le dan al individualismo versus colectivismo (Hofstede, 2001). Esto puede afectar las percepciones de los individuos sobre qué intereses cumple cada valor. La tercera faceta para definir a los valores corresponde a los dominios motivacionales, un elemento que antes no había sido tomado en cuenta; Schwartz, en sus estudios, encontró que existe un número limitado de motivaciones que subyacen a nuestros valores, idea que es equiparable a lo que ya proponían Kluckohn y Strodbeck con el número limitado de problemas y soluciones, en particular identifica 10 que han sido observadas a través de diferentesgrupos culturales, estas son: Autodirección: Se refiere a la independencia de pensamiento y acción, tomar decisiones, crear y explorar. Estimulación: Se deriva de la presunta necesidad del organismo de variedad y estimulación para poder mantener un nivel óptimo de activación. Hedonismo: Se deriva de las necesidades del organismo y el placer asociado a satisfacerlas, por ejemplo el disfrute. 19 Logro: Se refiere al éxito personal que se logra demostrando competencia de acuerdo a los estándares sociales. Poder: Para que las instituciones sociales funcionen se requiere un cierto grado de diferencias de status y en general existe un grado de dominancia/sumisión en todas las relaciones interpersonales, esta categoría se refiere al placer asociado con la obtención de cierto estatus social o prestigio, control o dominancia sobre las personas y/o recursos. Seguridad: Se refiere a la armonía y estabilidad de la sociedad, de las relaciones y de uno mismo. Conformidad: Hace referencia a la restricción de las acciones, inclinaciones e impulsos que puedan alterar o dañar a los demás y violan las expectativas o normas sociales. Tradición: Los grupos de todos los lugares desarrollan prácticas y símbolos que representa su experiencia y destino compartido. Comúnmente toman forma como ritos religiosos, creencias y normas de comportamiento. Universalismo: Se refiere al énfasis que ponemos en dotar a la vida de significado y coherencia, a las consideraciones que tenemos con otros y con la naturaleza, a aceptar nuestra porción en la vida. Benevolencia: Es una forma de valor pro-social que se refiere a la preocupación que tenemos por el bienestar de los otros en la interacción del día a día, así como a la necesidad de interactuar positivamente con otros. (Schwartz, 2012) A su vez estos 10 tipos de motivaciones son agrupadas en 4 ejes generales de orden superior que son Auto-trascendencia, Conservación, Auto-Mejora y Apertura al cambio, los cuales se explican de una manera gráfica en la figura 1. 20 Fig 1. Modelo teórico revisado de las relaciones entre los tipos motivacionales de valores Schwartz explica posteriormente, que el hecho de que estas motivaciones sean universales, probablemente se debe a que están ancladas en uno o más de los tres requisitos de la existencia humana ya mencionados anteriormente. Pero, aclara que también es importante articular metas propias a nivel individual para sacar adelante estas necesidades, comunicarse con otros sobre ellas y obtener cooperación en su búsqueda. Los valores son conceptos socialmente deseables usados para representar estas metas mentalmente, así como el vocabulario usado para expresarlas en la interacción social (Schwartz, 2012). En el desarrollo de su teoría identifica 6 características que poseen los valores: 1. Los valores son creencias unidas estrechamente con el afecto. 2. Los valores se refieren a metas deseables que motivan la acción. 3. Los valores trascienden más allá de acciones o situaciones específicas, esto es lo que los diferencia de las normas y actitudes. 21 4. Los valores sirven como estándares o criterios que guían la elección o evaluación de las acciones. Somos conscientes de los valores cuando las acciones que estamos considerando tienen implicaciones contradictorias a los valores que apreciamos. 5. Los valores de las personas forman un sistema ordenado de prioridades que los caracteriza como individuos. Los valores son de importancia relativa. Cualquier actitud o conducta típicamente tiene implicaciones para más de un valor, la disyuntiva de la competencia entre valores es lo que guía nuestras actitudes y conductas (Schwartz, 2012). 1.4 Adquisición de valores y su relevancia social Ya se ha hablado sobre la universalidad de los valores y los componentes individuales, sociales y culturales que subyacen a estos, la pregunta que sigue es, ¿Cómo los adquirimos? Los valores se adquieren a través de un tipo de aprendizaje social que engloba principalmente dos procesos: la socialización y la endoculturación (Schönpflug, 2001). El primero se refiere a moldear deliberadamente la conducta de los individuos para que estos se adapten al entorno social, y la forma más común en que ocurre es a través de prácticas específicas que los padres o mentores usan para entrenar a sus hijos (de las cuales se hablará más ampliamente en el siguiente apartado de este trabajo). El segundo, la endoculturación, puede consistir en un aprendizaje explícito y deliberado o uno implícito y no intencional, que ocurre cuando un individuo se encuentra inmerso en una determinada cultura y que tiene como objetivo convertirlo en un miembro más competente dentro de dicha cultura, incluyendo diversos aspectos como la identidad, el lenguaje, los rituales y los valores (Schönpflug, 2001). 22 Los valores y el grupo al que pertenecemos no deben verse por separado, pues como ya se ha mencionado antes, los adquirimos por medio de un aprendizaje social, el cual no se podría llevar a cabo si viviéramos aislados de otros individuos; por otro lado, los grupos sociales requieren de una transmisión cultural para seguir existiendo como tal, pues de otra manera no sería posible que los nuevos miembros que se integran al grupo aprendieran las normas y los roles que deben desempeñar dentro de este. Los valores al ser una representación de las metas que sirven tanto a intereses individuales como colectivos (Schwartz, 1992) fungen como moneda de cambio durante el proceso de trasmisión cultural. Todos los individuos pertenecemos a uno o más grupos sociales dentro los cuales debemos seguir determinadas normas y desempeñar ciertos roles (Levine & Moreland, 1990). Los roles se refieren a las conductas esperadas de un individuo dentro del grupo, ya sean formales o informales; mientras que las normas son las reglas de conducta que los grupos establecen para sus integrantes, y que pueden ir desde algo tan simple como la vestimenta hasta conductas muy específicas (Kassin, Fein, & Markus, 2010). Los valores se encuentran estrechamente relacionados con la consecución de estas conductas, pues nos proveen de estándares que regulan nuestra conducta del día, así como las decisiones más críticas e importantes que tomamos a lo largo de la vida (Schwartz & Bilsky, 1990) Hay también algunos autores que mencionan que el proceso de transmisión de información cultural se ve mediado por procesos de selección grupal, en donde la información que contribuye a la preservación del grupo se transmite de manera prioritaria, sobre aquella información que no se traduce en un beneficio para el grupo, de ahí que no sea extraño que la mayoría de las creencias morales sean altruistas (Campbell, 1975). A pesar de que la transmisión de información cultural es un proceso presente en todos los grupos, y necesario para mantener cierta continuidad cultural (Cavalli- Sforza & Feldman, 1981), este no debe de ser entendido como una replicación 23 constante de la cultura, la transmisión cultural nunca se da de manera exacta. Lo cual, de hecho es algo bueno, pues permite cierta variabilidad, novedad y por ende una mayor habilidad para responder ante situaciones nuevas dentro de los grupos. Ya se mencionaba anteriormente que existen dos formas de transmisión de valores, definidas como socialización y endoculturación. Aunque estas dos formas de transmisión influyen en los valores que desarrollará el individuo, el presente trabajo se enfocará únicamente en la primera. La socialización es un proceso que en buena medida se da de padres a hijos y existen elementos para pensar que en algunos casos tiene mayor influencia que la endoculturación. Schönpflug en 2001 llevó a cabo un estudio con adolescentes turcos que habían migrado desde muy jóvenes a Alemania y los comparó conalemanes, y con aquellos que seguían viviendo en Turquía. Su hipótesis fue que el cambio de contexto cultural se iba a ver reflejado en los valores de los adolescentes, y por lo tanto los valores de los adolescentes migrantes, diferirían más con los valores de sus padres en comparación con los adolescentes no migrantes, sin embargo, las diferencias no fueron significativas. Lo que sí tuvo un efecto significativo en las diferencias de valores entre padres e hijos, fueron los estilos de crianza y el nivel educativo de los padres. Claro, que esto no quiere decir que la cultura no influya en la adquisición de valores, únicamente nos brinda elementos para pensar que la familia, influye de manera más directa sobre nuestras creencias, actitudes y conductas, en comparación con otras estructuras sociales con las que interactuamos por medio de la endoculturación. La familia es la primera estructura social con la que tenemos contacto y dentro de la cual formamos vínculos afectivos profundos e irrepetibles (Murueta, 2009), al mismo tiempo que aprendemos las reglas sobre cómo debemos interactuar con otros individuos. Son en particular los padres los que juegan un papel crucial 24 durante este aprendizaje, pues ellos marcan límites y establecen que sí y que no es adecuado al interactuar con otros (Steinberg, 2001). Los estilos que tienen los padres para moldear la conducta de sus hijos han sido estudiados desde hace varias décadas en la psicología, y las ciencias sociales, y se ha encontrado que tienen un gran impacto en diversos aspectos del desarrollo de los hijos (Collins, Maccoby, Steinberg, Hetherington, & Bornstein, 2000); además de, en conductas específicas tales como el desempeño académico (Masud, Thurasamy, & Ahmad, 2014; Steinberg, Lamborn, Dornbusch, & Darling, 1992), conductas delictivas (Steinberg, Lamborn, Darling, Mounts, & Dornbusch, 1994) y hasta con la sintomatología depresiva (Andrade, Betancourt, Vallejo, Celis, & Rojas, 2012). Es por eso que se dedicará el siguiente capítulo a ahondar sobre los estilos de crianza y su relación con la adquisición de valores. 25 Capítulo 2. Estilos de crianza 2.1 Definición Los estilos de crianza han sido definidos por Darling y Steinberg (1993) como el conjunto de actitudes (verbales y no verbales) que los padres expresan hacia los hijos y que como resultado crean un clima emocional dentro del cual la familia funciona y en el cual ocurren las interacciones padre-madre-hijos. 2.2 Perspectivas teóricas Uno de los primeros teóricos en abordar el estudio de los estilos de crianza y cuya investigación ha sentado las bases de investigaciones futuras, fue Schaefer. En 1959 él propuso dos conceptos clave para clasificar a los estilos de crianza: el nivel de demanda parental y el nivel de receptividad (o de respuesta) que los padres tienen hacia las necesidades de los hijos. El primero se refiere al grado en que los padres establecen estándares de acción para sus hijos, y cómo los disciplinan basados en esos estándares, mientras que el segundo, el nivel de receptividad parental, tiene que ver con el aspecto emocional de la crianza. La receptividad se refiere al grado en que los padres apoyan y atienden las necesidades de sus hijos. La propuesta de Schaefer también engloba un instrumento que permite la medición de los estilos de crianza y que se diferencia de instrumentos previos en varias cosas, una de ellas es contar con escalas independientes para Padre y Madre. Y otra, es que las preguntas están dirigidas a los hijos, a diferencia de otras escalas que dirigían sus preguntas a los padres. Una de las razones por las cuales es mejor dirigir las preguntas a los hijos en lugar de a los padres es que la percepción del hijo sobre las conductas de sus padres puede encontrarse más relacionada a su propio ajuste, que la conducta real de sus padres (Schaefer, 1965). Maccoby y Martin en 1983 amplían esta explicación apuntando que los 26 participantes de una interacción no sólo reaccionan a la conducta de los otros, sino a la interpretación propia que se ha hecho de esta. La escala diseñada para medir estilos de crianza de Schaefer (1965) CRPBI, por sus siglas en inglés, “Child´s Report of Parental Behavior Inventory” se compone a grandes rasgos, por dos ejes “amor vs hostilidad” y “autonomía vs control”. Los polos de estas dimensiones, así como las combinaciones de polos de ambas dimensiones, fueron definidos por varios conceptos, algunos intermediamente abstractos como “posesividad y falta de disciplina”, y otros más específicos como las conductas parentales observables. Estas dimensiones son explicadas más a fondo en la tabla 1. Tabla 1. Descripción de las dimensiones molares de la escala CRPBI Dimensiones Molares Conceptos Autonomía Autonomía extrema, falta de disciplina Autonomía y amor Autonomía moderada, fomento a la sociabilidad, fomento al pensamiento independiente, trato igualitario Amor Evaluación positiva, compartir, expresión del afecto, soporte emocional Amor y control Estimulación intelectual, enfoque en el niño, posesividad, protección Control Intrusividad, supresión de la agresión, control a través de la culpa, dirección parental Control y hostilidad Rigidez, castigo, ser regañón Hostilidad Irritabilidad, evaluación negativa, rechazo Hostilidad y autonomía Negligente, indiferente Posteriormente Baumrind (1971) retomando los conceptos de demanda parental y receptividad propone una nueva clasificación de los estilos de crianza dividiéndolos en tres tipos básicos: autoritario, autoritativo y permisivo. 27 Autoritario El estilo autoritario se refiere a padres que tratan de moldear, controlar y evaluar las conductas del niño basados en el establecimiento de estándares absolutos. Demandan a sus hijos un alto grado de madurez; son incapaces de tolerar conductas inapropiadas por parte del niño, y se oponen a que sus hijos les hagan cuestionamientos y discutan con ellos, pues piensan que los niños deben de seguir sus indicaciones y punto. Hacen énfasis en la obediencia absoluta y respeto por la autoridad. Se caracterizan por ser firmes en la aplicación de la norma, tener altas demandas de madurez a sus hijos y poca sensibilidad (Baumrind, 1971). Permisivo Los padres permisivos son menos controladores y más cálidos y otorgan una mayor concesión de autonomía a los hijos. Hacen pequeñas demandas de madurez, evitan el uso del castigo y no son controladores de las actividades y conductas del hijo. En la medida de lo posible, permiten que este se auto-regule, tienen altos niveles de tolerancia a las malas conductas de sus hijos e intentan comportarse de una manera no punitiva, aceptadora y afirmadora hacia los deseos, impulsos y acciones de sus hijos. Se presentan a sí mismos como recursos que pueden ser usados por el niño en lugar de verse como responsables de moldear y alterar las conductas de su hijo (Baumrind, 1971). Autoritativo El estilo autoritativo se considera como el punto medio entre los estilos autoritario y permisivo, que representan los extremos. Este tipo de padres reconoce sus propios derechos así como los de sus hijos. Intentan guiar las actividades de su hijo de una manera racional y demandan altos niveles de madurez a través de discusiones y razonamientos verbales, al mismo tiempo que son comprensivos. Fomentan la independencia del niño y lo confrontan para obtener su conformidad con las normas y esperan que este las respete. Controlan la conducta del niño 28 cuando se necesita, pero son sensibles e interactúan frecuente y efectivamente con este. Son comprensivos, amorosos, comprometidos y responden a las necesidades de sus hijos proveyéndolos de un ambiente estimulante y desafiante. Este tipo de padres fomentan las competencias sociales y académicas de sus hijos al mismo tiempo que balanceansu necesidad de autonomía (Baumrind, 1971). Sin embargo, la propuesta de Baumrind no estuvo completa hasta que Maccoby y Martin (1983) siguiendo su línea de investigación, llevaron a cabo más estudios que tuvieron como consecuencia la propuesta de un cuarto estilo de crianza, al cual denominaron negligente, o desinteresado. Negligente Este estilo de crianza se caracteriza por pocas demandas por parte de los padres hacia el hijo, poco interés y una comunicación pobre. Estos padres se limitan a satisfacer las necesidades básicas de los niños sin involucrarse mucho en su vida. Y en casos extremos, llegan incluso a rechazar e ignorar las necesidades de su hijo. La clasificación de Baumrind (1971) y Maccoby y Martin (1983) se ha convertido en una de las más aceptadas dentro del ámbito de estudio de los estilos de crianza, sin embargo, en este trabajo se ha preferido la propuesta de Schaefer para la evaluación de los mismos, por considerarla más flexible y rica, al contemplar la existencia de combinaciones aún en los diferentes polos de clasificación. También se piensa que puede brindar una explicación más amplia del fenómeno al incluir sub-clasificaciones dentro de cada una de las 8 categorías, a diferencia de la propuesta de Baumrind, Maccoby y Martin que solo abarca cuatro tipos de estilos de crianza y no contempla combinaciones entre estos; como ya lo habían hecho notar Greenberg et. al., (1936 en Symonds, 1939, p.153) “Podría darse el caso de que un niño reciba una gran cantidad de nalgadas (u otro tipo de castigo físico) y aun así sienta el afecto y calidez de sus padres, de manera que la acción no 29 resulte negativa. Así como, también es posible que los padres hagan lo que es técnicamente correcto, pero aparentando tan poco afecto, que incluso sus palabras amables y pacientes dejen al niño con una sensación de frialdad y resentimiento”. En su clasificación, Baumrind (1971) da por hecho que los padres autoritativos serán afectuosos y los autoritarios distantes, y no contempla la combinación de un padre que brinde explicaciones a su hijo y actúe de acuerdo a la norma establecida, pero que no sea afectuoso ni cálido con él, o viceversa. Como ya se ha mencionado anteriormente los estilos de crianza no solo se limitan a las prácticas o conductas parentales sino a todo un clima familiar dentro del cual ocurren las interacciones, y en donde están presentes componentes cognoscitivos y afectivos. Lo mismo ocurre en el proceso de aprendizaje de los valores, tener la información a nivel cognoscitivo no es suficiente para adoptar un valor, pues también se requiere de motivación (Grusec & Goodnow, 1994; Knafo & Assor, 2007). En el siguiente capítulo se explicará más a fondo la relación existente entre los estilos de crianza y el aprendizaje de los valores. 2.3 Adquisición de valores y estilos de crianza Grusec y Goodnow (1994), proponen un modelo de transmisión de valores que consta de dos pasos, el primero se encuentra en un nivel cognoscitivo, y se refiere a la percepción del valor, o entendimiento de este, los niños perciben de manera adecuada o inadecuada los valores que sus papás desean transmitirles, dicho en otras palabras, los entienden o no. El segundo paso se encuentra en un nivel afectivo, pues se refiere a la aceptación, los niños eligen aceptar o rechazar los valores percibidos. Este segundo paso consta de tres componentes: 1. Percibir el mensaje como apropiado 2. Estar motivado para cumplir con él 3. Sentir que el mensaje no ha sido impuesto sino generado por sí mismo. 30 El primer paso se ve afectado por diferentes condiciones, como pueden ser la atención que prestaba el niño, la claridad o redundancia del padre al transmitir el mensaje (en donde cobra un papel importante la escolaridad), etc. En particular la aceptación o rechazo por parte del niño, se ven influenciados por la calidez de la relación padre-hijo, así como, qué tanto se percibe ese valor como generado por sí mismo y no como impuesto por el padre o madre. Son varios los autores que mencionan la importancia de la motivación en la transmisión de valores y es probable que esta esté muy vinculada a los estilos de crianza que utilizan los padres. Knafo y Assor (2007) se interesaron por conocer el tipo de motivación que antecede a la aceptación de un valor, para esto, llevaron a cabo un estudio con estudiantes de Israel que se encontraban en la tercera década de sus vidas, y exploraron el tipo de motivación que estos tenían para aceptar los valores de sus padres dividiéndola en dos categorías: autónoma (intrínseca) o controlada (extrínseca). Estos dos tipos de motivaciones están presentes en la aceptación de los hijos hacia los valores de los padres, sin embargo, la primera está guiada por la percepción de estos valores como dignos o valiosos por sí mismos y por lo tanto, está asociada positivamente con el bienestar subjetivo, mientras que la segunda se encuentra ligada a sentimientos de imposición y algunas veces culpa. Los resultados arrojaron una correlación positiva entre la percepción de un estilo de crianza que apoya la autonomía y una motivación autónoma para adoptar los valores de los padres y el bienestar subjetivo. Es decir, a mayor autonomía en el estilo de crianza, mayor motivación autónoma (intrínseca) para adoptar los valores parentales, así como, mayor bienestar subjetivo. Otro estudio llevado a cabo en familias del Norte de Italia, brinda información a favor de los estilos de crianza que fomentan la autonomía. El estudio centró su atención en los estilos de crianza y la transmisión de valores, tomando en cuenta la promoción del funcionamiento volitivo del niño, es decir, fomentar que actúe de 31 acuerdo a su voluntad (fomentar su autonomía); así como, las diferencias por sexo. Se encontraron varias similitudes entre padres e hijos en valores como Poder y Logro (que fueron reportados como poco importantes por ambos) y Universalismo, Benevolencia y Autodirección que fueron reportados como muy importantes por ambos. Se encontraron también diferencias inter-generacionales principalmente en los valores de: “Apertura al cambio” (placer, disfrute, búsqueda de nuevas experiencias) que fueron muy importantes para los adolescentes. A diferencia de los valores de “Conservación” (tradición, conformidad, seguridad), que fueron muy importantes para los padres. Los resultados mostraron que el nivel percibido de acuerdo entre los padres, la cercanía y la promoción del funcionamiento volitivo predicen significativamente la aceptación de los adolescentes hacia los valores de sus papás. En sus conclusiones las autoras afirman que “Para promover los valores que les gustaría ver en sus hijos, los padres deben crear un contexto familiar cercano y armonioso en donde los hijos se perciban a sí mismos como personas legítimas y sean impulsados hacia la autonomía”, expresando de esta manera una “protección flexible” (Barni, Ranieri, Scabini & Rosnati, 2011, p. 15.). Aún en la adolescencia, que es descrita por muchos autores como una etapa de cambio y diferenciación en donde los hijos son menos receptivos a los mensajes de los padres (Klimstra, Hale, Raaijmakers, Branje, & Meus, 2009), se encuentran similitudes entre los valores reportados por padres e hijos. Esto lleva a pensar que, sin importar la etapa del desarrollo en que se encuentren los hijos, determinados estilos de crianza fomentarán la transmisión de valores. Hasta ahora los hallazgos de la literatura apuntan a que los estilos de crianza más efectivos para lograr una transmisión de valores son aquellos guiados hacia la autonomía, en donde los padres no imponen sus propias creencias, sino que existe 32 una negociación con el hijo, y donde también se toma en cuenta lo que es importante para este. También aquellos altos en empatía, que fomentan queexista una relación cercana y afectuosa entre padres e hijos. Sin embargo, es importante considerar que muchos de los estudios aquí citados han sido realizados en países de Europa y Asia, lo cual nos obliga a tomar precauciones y a tener presente el contexto cultural en todo momento, antes de generalizar estos resultados a México. La cultura es una variable que siempre se debe de tomar en cuenta, pues, como ya se mencionaba anteriormente, los valores son guías de acción para un individuo que contienen información sobre lo que es “deseable” dentro de su grupo. Luego entonces, no se puede ignorar el papel del contexto cultural en el proceso de aprendizaje de los valores, es por esto que se dedicará el próximo capítulo a esbozar de manera general las características que componen a la familia mexicana. 2.4 La familia mexicana y las premisas histórico-socioculturales En México las familias cuentan con una estructura particular que determina sus dinámicas, y que las distingue de las familias de otros países. Díaz-Guerrero (1994) a través de sus vastos estudios, que se remontan al año de 1949 y que continuaron hasta la década de los 2000´s, logró identificar varías características que están presentes en prácticamente todas las familias mexicanas y que marcan sus interacciones del día a día, una de ellas es la obediencia de los hijos y el absoluto respeto a los padres. Que los hijos sean obedientes no sólo es percibido como algo deseable por la sociedad mexicana, sino también como un requisito para que la familia funcione adecuadamente. Esto se debe a la estricta estructura jerárquica sobre la cual está construida la familia mexicana, en donde los hijos deben respeto a sus padres y a cualquier persona que se encuentre por arriba de ellos en la jerarquía social (Díaz-Guerrero, 1994). Luego entonces, a diferencia de cómo ha sido estipulado por Baumrind, es probable que los estilos de crianza 33 autoritarios en México, no sean percibidos necesariamente como negativos por los hijos. Otra característica importante y que va a la par con la obediencia de los hijos, es la autoridad incuestionable del padre y la abnegación de la madre. Esto se refiere a que la madre debe de atender las necesidades de su esposo e hijos incluso antes que las suyas y reconocer al padre como la figura de autoridad de la casa. Dicha autoridad no debe de ser cuestionada por los hijos ni por ella (Díaz-Guerrero, 1994). Haciendo este breve repaso sobre las características de la familia mexicana, no se precisa hacer uso de mucha imaginación para especular que la autonomía tal vez no sea una característica que se fomente mucho en los hijos dentro del núcleo familiar mexicano. Diferencias de género en la educación Otra diferencia que probablemente sea muy marcada entre México y otros países es la existencia de modelos educativos muy distintos para hombres y mujeres. Diaz-Guerrero (1974, 1994) describió que en la virginidad de las hijas residía el honor de toda la familia, luego entonces, era tarea de todos los miembros de la familia, pero particularmente de los hermanos, resguardarla. Pues, si la hija llegara a perderla antes de unirse en matrimonio con alguien, el honor de toda la familia se vería cuestionado. Por otro lado, mientras a las mujeres se les educaba para ser reservadas y femeninas, a los hombres se les educaba para ser viriles, rudos, arrojados y a “no rajarse”. Una de las cosas que más prestigio social generaba para un adolescente era tener conocimiento y experiencia en temas sexuales. Y una de las cosas más sancionadas socialmente era no atreverse a hacer algo o cambiar de opinión, mejor conocido como “rajarse”. Si bien este modelo de familia ha sufrido cambios, hay estudios recientes que avalan la validez y confiabilidad en la medición de estas premisas a lo largo de las 34 cuatro décadas (50´s, 70´s, 90´s y 2000) en que fue aplicado el instrumento de premisas histórico socioculturales. Diaz-Loving, Rivera, Villanueva y Cruz (2011, p. 140) en su revisión hecha sobre el estudio de las premisas socioculturales a través de estas décadas, afirman que “la medida de las 123 premisas originales condujo a la descripción precisa y constante del mapa cognoscitivo de jóvenes mexicanos durante las 4 décadas” por lo cual se puede asumir la vigencia de estas. Una diferencia que sí observaron estos autores es que, en general, el acuerdo es mayor con las creencias que con las normas, lo cual quiere decir que aunque se cree en los mandatos culturales, estos no necesariamente se implementan. Otros estudios han encontrado que los rasgos de género moldeados por estas creencias, siguen presentes hasta la fecha, y es notorio en las diferencias de trato que los padres y madres tienen entre hijos e hijas. En un estudio llevado a cabo por González y Hernandez (2012) se encontró que los hombres suelen reportar, con mucha más frecuencia que las mujeres, el uso de castigo físico por parte de sus padres; a diferencia de las mujeres, quienes únicamente reportaron el uso de la amonestación verbal, por parte de sus padres, con lo cual, los autores concluyen que en la cultura mexicana se suele tratar de manera más enérgica y con poca comunicación a los varones y con mayor cuidado y protección a las mujeres, afirmación que va totalmente de acuerdo con lo ya estipulado previamente por Díaz-Guerrero (2004) sobre el rol de las hijas e hijos dentro de la familia. 2.5 Estilos de crianza en México Siguiendo con esta perspectiva de género que influye en las conductas que desarrollarán hombres y mujeres, en México, estudios realizados para evaluar la presencia de problemas emocionales y de conducta en niños y adolescentes, han encontrado marcadas diferencias por sexos, en donde los varones presentan más problemas de índole conductual o externalizado, como agresión, desobediencia o burlas, en comparación con las mujeres que presentan más problemas 35 emocionales o internalizados como tristeza, sentimientos de inferioridad, soledad o ansiedad (Valencia & Andrade, 2005). Las diferencias de género también están presentes en las conductas que tienen padres y madres hacia sus hijos, en particular, en la expresión del afecto. En un estudio hecho con adolescentes mexicanos, se encontró que las formas más comunes de expresar afecto en el caso de los padres son: expresión física, expresión verbal o ausencia de expresión, mientras que en las madres fueron, expresión física, verbal, cuidados y protección (Lozano et al., 2012). También se ha encontrado que los estilos maternos tienen mayor peso prediciendo las conductas de los hijos, en comparación con los estilos paternos. Andrade, Betancourt, Vallejo, Celis y Rojas (2012), encontraron en una investigación que tenía como objetivo generar un modelo estructural de la crianza, separando las conductas paternas de las maternas, que el modelo estructural del padre tuvo menores valores de predicción en comparación con el modelo de la madre, lo cual podría deberse a un menor nivel de interacción de los padres con sus hijos. Por otro lado, una variable que ha sido estrechamente relacionada, en estudios hechos fuera de México, con una exitosa transmisión de valores de padres a hijos (Barni, Ranieri, Scabini, & Rosnati, 2011; Schönpflug, 2001), así como, con el bienestar subjetivo de los hijos (Knafo & Assor, 2007), es el fomento a la autonomía. También se ha reportado que ante conductas positivas de los padres, entendidas como sentimientos positivos y disciplina no coercitiva, los niños presentan más conductas pro-sociales (Knafo & Plomin, 2006). Pero, ¿Qué se ha encontrado sobre estos estilos de crianza en México? Se podría pensar que debido a la descripción hecha previamente sobre la familia mexicana y las premisas histórico socio-culturales que la componen, los estilos de crianza que fomenten laautonomía no serán comunes entre padres y madres mexicanas y que tal vez haya una mayor predominancia de estilos controladores, 36 sin embargo, a pesar de que el control sí es una característica fuertemente presente en los estilos de crianza de padres y madres mexicanas, la autonomía también. Sin embargo, los hallazgos son contradictorios, y por lo tanto dificultan llegar a una sola conclusión. Algunos estudios han encontrado características favorables de un estilo de crianza alto en control conductual; como es el caso de aquel llevado a cabo por Méndez, Andrade, y Peñaloza (2013), en donde se encontró que el control conductual por parte de la mamá predice de forma negativa la hiperactividad/falta de atención, y de forma positiva, la conducta pro-social. Lo cual concuerda con lo reportado por otros autores como Galambos, Barker, & Almeida(2003), quienes mencionan que el control conductual se asocia con una menor incidencia de problemas en los hijos. Por otro lado, generando algo de controversia, estos autores también reportan que a mayor imposición, más problemas presentarán los jóvenes; en particular, la imposición materna predice la presencia de hiperactividad/falta de atención, síntomas emocionales y problemas de conducta. No obstante, también existen estudios que sitúan a la autonomía como un estilo de crianza favorable en México. Oliva, Parra, Sánchez-Quejía y López (2007) encontraron que el fomento de la autonomía se asocia con un mejor ajuste en los adolescentes. También la presencia de una práctica parental de autonomía por parte de la mamá, predice en sentido negativo los síntomas emocionales, mientras que, en el papá esta misma práctica predice la conducta pro-social (Méndez, Andrade, & Peñaloza, 2013). Estos mismos autores concluyen que en las relaciones entre los padres e hijos debe fomentarse la comunicación, la autonomía y el control conductual para obtener un desarrollo adecuado en los preadolescentes, puesto que, la imposición y el control psicológico de los padres predicen la presencia de problemas de conducta, hiperactividad/falta de atención y síntomas emocionales de sus hijos. 37 Sin embargo, en cuanto a la comunicación existen hallazgos que son contradictorios dentro de nuestro mismo país, y con lo hallado en otros países. Betancourt y Andrade (2011), encontraron que la comunicación materna predice la presencia de problemas internalizados y externalizados en una población de adolescentes. La influencia del nivel educativo Por otro lado, los estilos de crianza empáticos y guiados hacia la autonomía están estrechamente relacionados con el nivel educativo de los padres (Schönpflug, 2001). En México, la media de escolaridad nacional es de 8.6 años, lo cual habla de un nivel bajo de escolaridad en comparación con otros países, aún en el DF que tenemos la media más alta de toda la república, 10. 5 años, continúa siendo una cifra baja (INEGI, 2005). De donde, se puede pensar que este tipo de estilos de crianza no serán los más comunes en los padres y madres mexicanas. En conclusión, si bien son muchos los estudios realizados sobre estilos de crianza en México, los resultados son contradictorios y aún es necesaria la realización de más investigaciones para poder llegar a una conclusión general. Es particularmente poco lo que sabemos sobre la relación entre estilos de crianza y transmisión de valores en México, pues a la fecha son pocos los estudios que han abordado el tema de valores utilizando la perspectiva de Schwartz y no existe ninguno que se enfoque específicamente en la transmisión de valores de padres a hijos. También es importante contemplar la existencia de otras variables que pudieran estar jugando un papel entre los estilos de crianza percibidos por los hijos y los valores que adoptarán, como podría ser la cercanía que sientan hacia sus padres, de la cual se hablará más a fondo en el siguiente capítulo. 38 Capítulo 3. Cercanía La cercanía es un elemento necesario para la formación de vínculos afectivos con otros seres humanos y está presente en prácticamente todas las relaciones que un ser humano tiene a lo largo de su vida, desde la relación con la madre hasta la relación de pareja, es por esto que varios teóricos la describen como un componente crítico de la existencia humana (Floyd & Parks, 1995). 3.1 Definición La cercanía ha sido definida como el grado en que los pensamientos, sentimientos y conductas de dos personas se encuentran inter conectadas. En una relación cercana la persona puede concebir a su yo como un yo que incluye recursos y características del otro (Aron, Aron, & Smollan, 1992), Una persona promedio tiene varias relaciones cercanas a lo largo de su vida, amistades, noviazgos, etc. algunas continúan a lo largo del paso de los años, otras vienen y van, pero la relación padre-hijo, madre-hijo, o su ausencia, es una relación que tiende a permanecer con nosotros durante toda la vida, y que incluso puede tener un carácter predictivo sobre la forma en que nos relacionaremos con otros (Golish, 2000). Cercanía entre padres e hijos A lo largo de la vida tanto padres como hijos experimentan una gran gama de complejas emociones del uno hacia el otro, pues así como las relaciones entre padres e hijos pueden verse matizadas por emociones de amor, respeto y admiración, también pueden estar llenas de odio, culpa, enojo y resentimiento. Y es que a diferencia de otras relaciones que se pueden romper cuando ya no resultan satisfactorias, la relación entre padres e hijos, difícilmente se llega a romper, incluso cuando vivimos situaciones que serían suficiente para romper una 39 amistad o un noviazgo, la relación entre padres e hijos continúa (Blieszner & Adams, 1992). Esto se puede explicar por varias razones, una de ellas es que la relación padres- hijo se caracteriza por la dependencia de los hijos hacia los padres en los primeros años de vida y hasta la adolescencia o la adultez o cuando el hijo se independiza tanto emocional como económicamente de los padres, luego entonces se vuelve muy difícil romper una relación con la persona de la que dependemos para sobrevivir. Otra cosa que influye fuertemente en la relación padres-hijo y que contribuye a que sea una relación difícil de romper, es la cultura, en países como México con un enfoque colectivista en donde la familia tiene gran importancia, se suele evaluar de mejor manera a las personas que tienen (o aparentan tener) una buena relación con sus padres, y familiares, en particular con la madre (Díaz-Guerrero, 1974). Otra razón por la que se puede explicar que los vínculos entre padres e hijos sean tan duraderos, es por la tendencia que tienen los padres a percibir la relación con sus hijos de manera más positiva que ellos, pues de esta manera logran evitar el conflicto y mantener la relación (Fingerman, 1995; Wood, 1994; Floyd K. , 1997). Talbott (1990) encontró en un estudio hecho con viudas y sus respectivos hijos y nietos, que al mismo tiempo que las personas se quejan sobre sus relaciones, las valoran. 3.2 Relaciones entre estilos de crianza y cercanía La cercanía, como ya se ha mencionado al principio de este capítulo, ha sido definida como el grado en que incluimos recursos y perspectivas de otra persona en nuestra psique. Al ser un proceso en donde ocurre un intercambio de recursos entre los individuos, la comunicación juega un papel muy importante. 40 Golish (2000) encontró que en particular la comunicación de honestidad, respeto, amistad y afecto entre padres e hijos se asocia de manera positiva con la cercanía y la funcionalidad en la relación padres-hijos. Esto también se vio se vio reflejado en las definiciones que los participantes dieron sobre cercanía, pues casi todos asociaron la habilidad de comunicarse abiertamente con sus padres para percibirloscercanos. Algunas de las respuestas textuales fueron “ser capaz de decirle algo a mis padres” y “poder ser abierto y honesto con ellos sin ser juzgado” (Golish, 2000). Como ya se ha mencionado antes los estilos de crianza no se limitan a las prácticas parentales específicas, sino al clima familiar general en que ocurren las interacciones. Mientras que este clima puede ser un ambiente en donde se propicie la comunicación y el debate, como sucedería con un estilo parental autoritativo, también puede ser un clima en donde se propicie la imposición por parte de los padres hacia el hijo, como sería el caso en un estilo autoritario o en una familia en donde la superioridad jerárquica de los padres sobre el hijo se encuentre notoriamente marcada, como por ejemplo, en la estructura de la familia tradicional mexicana descrita por Díaz-Guerrero (1994). Luego entonces, al ser la comunicación una de las conductas englobadas dentro de los estilos de crianza y estar tan estrechamente relacionada con la cercanía, se piensa que también se encontrará una relación entre la cercanía y determinados estilos de crianza 3.3 Relación entre cercanía y transmisión de valores Ya se mencionaba en capítulos anteriores que la adquisición de valores se da por medio de un proceso de transmisión de información de padres a hijos, en donde se va moldeando la conducta del hijo hacia lo deseable. También se mencionaba que este proceso es más exitoso cuando en los hijos existe una motivación intrínseca 41 en lugar de extrínseca para aceptar el valor propuesto por los padres (Knafo & Assor, 2007). Barni, Ranieri, Scabini y Rosnati (2011) (2011) han encontrado que el grado en que nos sentimos cercanos a nuestros padres también predice de manera positiva el grado en el que se adoptarán los valores propuestos por ellos. Por ello que en el presente trabajo se piense que la cercanía se encontrará relacionada con ambas variables: estilos de crianza y valores. Y tal vez, incluso juegue un papel mediador entre estas. 42 Capítulo 4. Método 4.1 Planteamiento del problema Justificación Hoy en día en México vivimos un cambio cultural continuo, el cual es más resentido por los jóvenes, pues se encuentran insertos en una cultura tradicional colectivista, al mismo tiempo que viven un proceso posmoderno, en donde también interactúan con valores individualistas (De Garay et. al., 2008). Es bueno que exista un cambio en las prácticas y creencias de una sociedad, pero es importante que este no ocurra demasiado rápido pues de ser así el grupo en cuestión se extinguiría. Para que esto no ocurra y se mantenga una continuidad cultural es necesario que exista una transmisión cultural entre los miembros del grupo (Cavalli-Sforza & Feldman, 1981). Los valores al ser una representación de las metas que sirven tanto a intereses individuales como colectivos (Schwartz, 1992) fungen como moneda de cambio durante el proceso de trasmisión cultural. Los valores se transmiten a través de un tipo de aprendizaje social que engloba principalmente dos procesos: la socialización y la endoculturación, sin embargo, hay estudios que demuestran que los estilos de crianza (Schönpflug, 2001), y el contexto familiar (Barni, Knafo, Ben-Arieh, & Haj-Yahia, 2014), tienen una mayor influencia en el esquema de valores de los hijos, que el entorno cultural. Varios estudios han encontrado que estilos de crianza que fomentan la autonomía, y la cercanía en la relación con los hijos, facilitan que los hijos adopten los valores que los padres transmiten (Barni, Ranieri, Scabini, & Rosnati, 2011; Knafo & Assor, 2007) (Barni, Ranieri, Scabini, & Rosnati, 2011; Knafo & Assor, 2007). En México la crianza de los hijos se encuentra influida por un pasado cultural fuerte, que ha sido ilustrado por Díaz-Guerrero (1994) en las premisas histórico- socioculturales (PHSC), en particular, las premisas de “Autoridad incuestionable del padre”, “Abnegación de la madre” y “Obediencia de los hijos”, se encuentran 43 estrechamente relacionadas con la crianza, puesto que, marcan las pautas conductuales y jerárquicas bajo las cuales se guía la familia tradicional mexicana. Hay estudios que demuestran que a pesar de que las PHSC fueron descritas por primera vez en la década de los 50´s, las creencias que estas ilustran, siguen vigentes hasta la fecha (Díaz-Loving, Rivera Aragón, Villanueva, & Cruz, 2011), luego entonces que sea de suponerse que los estilos de crianza que fomenten la autonomía y que promuevan una comunicación abierta entre padres e hijos, no serán los más prevalentes en México, y de ahí que surja la pregunta de: ¿Cuáles estilos de crianza promoverán la transmisión de valores de padres a hijos en México?, o si es que otras variables, como la cercanía, estarán mediando el proceso. 4.2 Pregunta de investigación ¿Cómo influyen los estilos de crianza y la cercanía de la relación padres-hijo en la transmisión de valores de padres a hijos? 4.3 Objetivos Objetivo general Estudiar la influencia que tienen los diferentes estilos de crianza y la cercanía de las relaciones familiares en la transmisión de valores de padres a hijos. Objetivos específicos Adaptación de la escala Child´s Report of Parental Behavior Inventory (CRPBI) a una población de adolescentes mexicanos Conocer los valores reportados por padres e hijos Conocer los estilos de crianza predominantes. Comparar los valores reportados por padres e hijos. Buscar si la cercanía en la relación padres- hijo se relaciona con una mayor transmisión de valores de padres a hijos. 44 Buscar relaciones entre determinados estilos de crianza y una mayor transmisión de valores de padres a hijos. Creación de un modelo que ilustre la relación entre los estilos de crianza, la cercanía y los valores. 4.4 Hipótesis Hipótesis estadísticas: a) Ho No existe relación entre los valores reportados por los hijos y los estilos de crianza maternos. H1 Existe relación entre los valores reportados por los hijos y los estilos de crianza maternos. b) Ho No existe relación entre los valores reportados por los hijos y la cercanía percibida hacia la madre. H1 Existe relación entre los valores reportados por los hijos y la cercanía percibida hacia la madre. c) Ho No existe relación entre los valores reportados por los hijos y los estilos de crianza paternos. H1 Existe relación entre los valores reportados por los hijos y los estilos de crianza paternos. d) Ho No existe relación entre los valores reportados por los hijos y la cercanía percibida hacia el padre. H1 Existe relación entre los valores reportados por los hijos y la cercanía percibida hacia el padre. e) Ho No existe relación entre los estilos de crianza maternos y la cercanía percibida hacia la madre 45 H1 Existe relación entre los estilos de crianza maternos y la cercanía percibida hacia la madre f) Ho No existe relación entre los estilos de crianza paternos y la cercanía percibida hacia el padre H1 Existe relación entre los estilos de crianza paternos y la cercanía percibida hacia el padre g) Ho No existen diferencias significativas entre los estilos de crianza maternos y paternos H1 Existen diferencias significativas entre los estilos de crianza maternos y paternos h) Ho No existen diferencias significativas entre los valores reportados por hombres y mujeres H1 Existen diferencias significativas entre los valores reportados por hombres y mujeres 4.5 Modelo a comprobar 46 4.6 Definición de las variables Valores o Conceptual o Los valores son metas deseables que trascienden a situaciones específicas, varían en importancia y que sirven como guías en la vida de las personas (Schwartz, Extending the Cross-Cultural Validity of the Theory of Basic Human Values with a Different Method of Measurement,
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