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Programa-interdisciplinario-para-la-atencion-a-los-factores-de-riesgo-sanitario-en-investigadores

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Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
Programa Interdisciplinario para la Atención a 
los Factores de Riesgo Sanitario en 
investigadores 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
L IC E N C I A D O E N P S I C O L O G Í A 
P
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Valeria Olvera Navas 
Los Reyes Iztacala, Edo de México, 2019 
Director: 
Dictaminadores: 
Claudio Antonio Carpio Ramírez 
Virginia Pacheco Chávez 
Dr. 
Dra. 
Lic. César Humberto Sánchez Canales 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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ÍNDICE 
1. RESUMEN....................................................................................................................... 1 
2. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 2 
2.1. Las enfermedades crónico-degenerativas en el contexto mundial y nacional .......................... 2 
2.1.1. Atención a las enfermedades crónico-degenerativas ......................................................... 4 
2.2. La salud como interdisciplina: la contribución de la Psicología .............................................. 6 
2.2.1. Cuerpos de conocimiento .................................................................................................. 6 
2.2.2. De la disciplina a la interdisciplina: el vínculo Psicología-Salud ..................................... 7 
2.2.2.1. Estudios desde el modelo psicológico de la salud biológica .................................... 11 
2.2.3. Dimensión psicológica en la salud: riesgo y prevención ................................................. 14 
2.2.3.1. Prevención ................................................................................................................ 15 
2.2.3.2. Riesgo y sus factores ................................................................................................ 15 
3. OBJETIVO DE INVESTIGACIÓN ...................................................................................... 18 
4. MÉTODO ................................................................................................................................. 23 
5. RESULTADOS ........................................................................................................................ 28 
6. CONCLUSIONES ................................................................................................................... 70 
6.1. Comentarios finales ................................................................................................................ 76 
7. REFERENCIAS ...................................................................................................................... 78 
8. ANEXOS .................................................................................................................................. 87 
 
 
 
1. RESUMEN 
Se diseñó y aplicó un programa interdisciplinario con el objetivo de atender de manera 
preventiva factores de riesgo, fisiológicos y psicológicos, en un grupo de investigadores de 
una universidad pública mexicana. Participaron 17 investigadores y estudiantes asociados al 
programa de licenciatura y al posgrado en Psicología de la Facultad de Estudios Superiores 
Iztacala (FESI). El programa constó de cuatro condiciones: evaluación inicial, definición de 
estrategias, intervención (revisión médica, orientación nutricional, activación física) y 
evaluación final. En todas las condiciones, el equipo de intervención fue conformado por 
médicos y un psicólogo. Se utilizó un diseño de N=1 con la finalidad de analizar y contrastar 
el desempeño y condiciones biológicas de cada participante a lo largo del programa (i.e. peso, 
circunferencia abdominal, edad metabólica, etc.). Los resultados obtenidos sugieren que el 
programa fue eficaz para disminuir factores de riesgo asociados al desarrollo de 
enfermedades crónico-degenerativas mediante la modificación del comportamiento 
individual de los participantes. En la discusión se enfatiza la conveniencia de trabajar de 
manera interdisciplinaria con otros profesionales de la salud. Asimismo, se discute el vínculo 
entre Psicología y Salud mediante el concepto de riesgo sanitario y sus potenciales alcances. 
 
 
2. INTRODUCCIÓN 
2.1. Las enfermedades crónico-degenerativas en el contexto mundial y nacional 
Las enfermedades crónico-degenerativas, consideradas como aquellas enfermedades de larga 
duración y de progresión lenta, constituyen una epidemia mundial. El término enfermedades 
crónicas comprende: cardiopatías, padecimientos cerebrovasculares y cardiovasculares, 
cáncer, trastornos respiratorios crónicos, diabetes, trastornos de la visión y audición (OPS-
OMS, 2006). En 2008, 36 millones de personas fallecieron de una enfermedad crónica. 
Alrededor del 80% de las defunciones ocasionadas por las enfermedades crónicas ocurren en 
los países con un desarrollo económico bajo y medio, donde vive la mayor parte de la 
población mundial. Hombres y mujeres se ven afectados casi por igual y una cuarta parte de 
todas las defunciones resultantes de una enfermedad crónica son de personas menores de 60 
años. Según las previsiones de la OMS, si todo continua de la misma forma, la cifra anual de 
muertes por enfermedades no transmisibles aumentará a 55 millones en 2030 (OMS, 2014). 
Así entonces, estas enfermedades constituyen uno de los mayores retos que enfrentan 
los sistemas de salud alrededor del mundo debido entre otras cosas al incremento exponencial 
de individuos afectados, su aparición a edades cada vez más tempranas, así como por la 
complejidad y costo elevado de sus tratamientos (Barba, 2018). 
Por lo anterior, diferentes organizaciones gubernamentales y no gubernamentales han 
creado estrategias para su atención. Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 
2005 publicó un informe titulado Prevención de las enfermedades crónicas: una inversión 
vital, en el que grosso modo se propone la implementación de diversas políticas públicas 
dirigidas a atender estas enfermedades. 
En el mismo sentido, la OMS en conjunto con la Organización Panamericana de la 
Salud (OPS) han redactado diferentes escritos con respecto a esta problemática, por ejemplo, 
en el 2006 desarrollaron un documento denominado Detener la epidemia mundial de 
enfermedades crónicas, en el 2008 Prevención y control de las enfermedades no 
transmisibles: aplicación de la estrategia mundial y en el 2014 Prevención y control de las 
enfermedades no transmisibles los cuales proponen guías prácticas sobre pasos a desarrollar 
para crear estrategias preventivas y de control con respecto a estas enfermedades. Asimismo, 
mediante sus publicaciones la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y 
3 
 
la Agricultura (FAO) ha realizado una serie de recomendaciones para el control de 
enfermedades cerebrovasculares, diabetes, osteoporosis y cáncer. 
En México a lo largo de las tres décadas más recientes han ocurrido cambios 
ambientales, demográficos, económicos, sociales y culturales que han transformado de 
manera importante la forma en que se atiende la salud, transitando de un enfoque remedial a 
otro fundamentalmente preventivo,
lo cual ha modificado el perfil epidemiológico en nuestra 
población (Soto, Moreno y Pahua, 2016). Datos recientes (INEGI, 2016), sugieren que en la 
actualidad han disminuido notablemente los decesos por enfermedades infecciosas y 
parasitarias y que se han incrementado los asociados a enfermedades crónico-degenerativas 
(ver Tabla 1). 
Tabla 1. Diez principales causas de mortalidad en México en el año 2016. 
 
Esta transición epidemiológica se encuentra íntimamente asociada a la 
tecnologización de la vida cotidiana, el trabajo, la recreación y la convivencia social. Lo cual 
ha promovido el sedentarismo, la exposición a situaciones estresantes, el consumo de 
sustancias nocivas, el consumo de alimentos de alta densidad energética y, con ello, 
propiciado el sobrepeso, la obesidad, niveles de colesterol y glucosa elevados, entre otros 
factores que probabilizan el desarrollo de enfermedades graves que comprometen la calidad 
de vida y la vida misma de los individuos a edades cada vez más tempranas (Bleda, 2005; 
Aldrete, Contreras, Hidalgo, Hidalgo, González, y León, 2014). 
4 
 
Lo antes señalado se traduce en cambios culturales, económicos e incluso familiares 
con importantes implicaciones sociales actuales, más aún, estos cambios se acentuarán en el 
futuro inmediato (Gallardo, Benavides y Rosales, 2015). En términos económicos en los 
próximos años el sistema de salud tendrá que atender a una población que, además de haber 
envejecido, presentará grandes índices de enfermos crónicos que demandarán tratamientos 
costosos y prolongados, Esto último se traducirá en un incremento presupuestal, así, entre 
2010 y 2030 el Producto Interno Bruto (PIB) destinado a salud crecerá de un 3.7 a un 3.9% 
(García, 2018). 
Asimismo, los costos del tratamiento a largo plazo y los efectos negativos sobre la 
productividad son devastadores para la situación económica de los individuos ya que en 
ocasiones se ven forzados a interrumpir sus ocupaciones laborales durante periodos de 
tiempo prolongados o permanentes (Ledón, 2011). 
De igual manera este tipo de enfermedades afectan a los miembros de la familia ya 
que está documentado que los familiares dedicados al cuidado del enfermo están expuestos 
a situaciones estresantes lo que propicia, alteraciones en el sueño, malnutrición o 
desnutrición, sedentarismo y consumo de sustancias nocivas afectando así su funcionamiento 
inmunológico generando una mayor susceptibilidad al desarrollo de enfermedades (Gómez 
y Escobar, 2006; Reyes, 2007, Reyes, Garrido, Torres y Ortega, 2010). 
2.1.1. Atención a las enfermedades crónico-degenerativas 
A diferencia de las enfermedades infecciosas en las que se identifican distintas etapas de 
incidencia en el proceso salud-enfermedad (preventiva, remedial y de control) en las 
enfermedades crónico-degenerativas sólo se identifican las etapas: preventiva y de control. 
Adoptando las diferentes recomendaciones por la OMS, OPS, FAO entre otras, en 
nuestro país se ha promovido el diseño de estrategias para atender estas enfermedades. Un 
ejemplo sobresaliente de ello es la creación del Centro Nacional de Programas Preventivos y 
Control de Enfermedades (CENAPRECE) el cual se considera el órgano desconcentrado de 
la Secretaría de Salud responsable de conducir e implementar a nivel nacional 18 programas 
para la prevención y control de la población mexicana. 
 
5 
 
Los programas que constituyen el CENAPRECE son los siguientes: 
 Atención al envejecimiento 
 Prevención y control de la diabetes mellitus 
 Prevención y control de la obesidad y el riesgo cardiovascular 
 Eliminación de la lepra 
 Prevención y control de la tuberculosis 
 Prevención y control de las enfermedades respiratorias e influenza 
 Atención de urgencias epidemiológicas y desastres 
 Prevención de las enfermedades diarreicas 
 Prevención y control del dengue 
 Eliminación de la oncocercosis 
 Prevención y control de la enfermedad de chagas 
 Prevención y control de la intoxicación por picadura de alacrán 
 Prevención y control de las leishmaniasis 
 Prevención y control del paludismo 
 Prevención y control de la ricketsiosis 
 Prevención y control de la rabia humana 
 Prevención, detección y control de los problemas de salud bucal 
Algunos programas adicionales a los enlistados son el Programa de Acción: 
Enfermedades cardiovasculares e Hipertensión Arterial el cual tiene como objetivo proteger 
la salud, prevenir o retardar la aparición de las enfermedades cardiovasculares y la 
hipertensión arterial, sus factores de riesgo; así como las complicaciones de mayor 
prevalencia entre las poblaciones adulta y adulta mayor elevando la calidad de vida en este 
grupo poblacional. Asimismo, está el Programa Detección de Padecimientos Crónicos 
Degenerativos en el que con base en el Cuestionario para la detección oportuna de 
enfermedades crónico-degenerativas se identifican aquellas personas que son propensas a 
desarrollar una enfermedad crónica y los invitan a asistir a pláticas desempeñadas por 
médicos y enfermeras (COFEPRIS, 2014). 
6 
 
En general, los programas preventivos se caracterizan por atender: (a) enfermedades 
particulares (p. ej. diabetes, hipertensión arterial, obesidad), (b) poblaciones específicas (p. 
ej. adultos mayores, adolescentes embarazadas) o (c) enfermedades y poblaciones peculiares 
(p. ej. Programa de Acción Específico: Prevención y Control de la Diabetes Mellitus 2013- 
2018, Programa de Control de la Obesidad y riesgo Cardiovascular ambos dirigidos a adultos 
mayores, entre otros (Alves, Eulálio y Brobeil, 2009). 
2.2. La salud como interdisciplina: la contribución de la Psicología 
Todo problema de salud es por definición un problema social. Por tal motivo, 
independientemente de que se trate de prevención, atención o rehabilitación, su abordaje 
demanda la participación de distintos profesionales de la salud (Bayés y Ribes, 1992; Piña, 
2012). En ese sentido, dicha participación requiere ser ubicada en el contexto de las diferentes 
disciplinas que conforman este ámbito o campo. 
2.2.1. Cuerpos de conocimiento 
Los enfoques multidisciplinarios, interdisciplinarios y transdisiciplinarios son altamente 
valorados en el análisis y resolución de problemas sociales. Aun cuando no existe consenso, 
el punto de vista más aceptado consiste en suponer que cada uno de esos enfoques refiere un 
nivel de integración cada vez mayor (y mejor) de las disciplinas; así, mientras que en la 
multidisciplinas sólo existe ‘concurrencia’ entre disciplinas, en la transdisciplina, el 
conocimiento se agrupa en meta-sistemas o macro-sistemas que de manera holista analizan 
la realidad (Carvajal, 2010). No obstante, dicha concepción más allá de permitir la ubicación 
y relevancia entre saberes y su vinculación, genera confusión sobre qué es una disciplina, 
cómo se da la integración de distintas disciplinas y, más importante aún, si todas las 
disciplinas son idénticas entre sí. 
Una estructura que integra de manera comprensiva cada uno de estos enfoques es la 
propuesta por Ribes (2005). En ésta se define a una disciplina como aquella que tiene un 
objeto de estudio delimitado, una lógica y metodología derivadas de ese objeto, por ejemplo, 
la Física, Química, Biología, Psicología, Sociología, Antropología, Lingüística, entre otras. 
La multidisciplina es aquella en la que confluyen dos o más disciplinas para indagar un 
conjunto de problemas teóricamente relevantes para una de las disciplinas utilizando la 
metodología de otra(s) disciplina(s). Una multidisciplina se establece siempre entre campos 
7 
 
limítrofes empíricamente, por ejemplo, bioquímica, fisicoquímica, sociopsicología, aunque 
en ocasiones pueden darse casos multidisciplinarios con un “salto”, como en la biofísica o en 
la psicolingüística (Ribes, 2005, 2018). 
La interdisciplina, por su parte, se configura a partir de una demanda social
en 
específico (p. ej. educación, salud, vivienda, etc.). Todas las profesiones, por definición, son 
interdisciplinas, por ejemplo, Medicina, Pedagogía, Administración, Arquitectura, etc. Las 
cuales se establecen a partir de encargos sociales determinados, por lo tanto, su propósito no 
es el conocimiento sino la solución de problemas cuyas soluciones se integran y sintetizan a 
partir de otras disciplinas generadoras de conocimiento y del propio conocimiento 
engendrado por la práctica profesional (Ribes, 2005, 2009, 2011; Piña, 2010). Las 
interdisciplinas no son campos de aplicación profesional directa de las disciplinas científicas, 
sino que constituyen campos en donde es aplicable el conocimiento de distintas disciplinas y 
tecnologías. 
Por último, las transdisciplinas deben ser entendidos como “[…] lenguajes que 
pueden compartirse por las disciplinas empíricas, pero no cuerpos de conocimiento empírico 
en sí mismas.” (Ribes, 2005, p. 6). Así, en estas últimas se ubican las matemáticas, la lógica 
y la geometría (Camacho, Arroyo y Serrano, 2011). 
2.2.2. De la disciplina a la interdisciplina: el vínculo Psicología-Salud 
La Psicología al ser una disciplina científica procede analíticamente en la medida en que 
abstrae propiedades comunes, genéricas, de objetos singulares distintos. En ese sentido, el 
conocimiento científico trasciende la concreción de los objetos particulares al 
descomponerlos en las propiedades que permiten agruparlos en clases que borran su 
singularidad (Ribes y López, 1985). Sin embargo, no existe modo de conocimiento científico 
exento de repercutir de manera directa o indirecta en lo social como es el caso de esta 
disciplina (Díaz-González y Carpio, 1996). Motivo por el cual la Psicología puede participar 
indirectamente como conocimiento aplicable en distintas formas y niveles, en los campos de 
la vida social en la que el comportamiento individual juega un papel funcional destacado, 
como fuente o solución de problemas (Ribes, 2018). 
En la historia de la ciencia psicológica el conocimiento se ha distinguido entre 
investigación básica e investigación aplicada (Hake, 1982) y esta última ha procurado atender 
8 
 
las problemáticas sociales humanas. Por lo que el Análisis de la Conducta como proyecto de 
ciencia psicológica, se segmentó entre Análisis Experimental de la Conducta (AEC) y 
Análisis Conductual Aplicado (ACA) (Kazdin, 1996). 
El surgimiento de la Modificación de Conducta y especialmente del ACA representó 
un giro dado que es el enfoque que se originó con la intención de aplicar el conocimiento de 
la psicología como ciencia, a la solución de algunos problemas sociales. Este análisis se creó 
a partir del trabajo realizado en el laboratorio, así como de las teorías de aprendizaje y 
condicionamiento que, a su vez, tenían implicaciones tecnológicas (Rodríguez, 2003). Por 
ejemplo, investigaciones realizadas por Skinner en la cámara de condicionamiento operante 
-la herramienta más empleada en el análisis experimental de la conducta- fueron centrales 
para el desarrollo del análisis conductual aplicado en términos del diseño de intervenciones 
exitosas para modificar conductas problema (Escobar, 2012). Algunos de los problemas 
sociales en los que incidió el ACA fueron: insomnio, enuresis, ansiedad, hábitos alimenticios, 
obesidad, tabaquismo, alcoholismo, desviaciones sexuales, drogadicción, etc. (veáse Ferster, 
Nurnberger y Levitt, 1962; Goldiamond, 1965; Homme, 1965, 1966; Tooley y Pratt, 1967; 
Aubrey y Yates, 1979 como se citó en Kanfer y Phillips, 1980). 
En la actualidad se considera que la aplicación del conocimiento psicológico no hace 
referencia a la extrapolación directa de los principios y procedimientos generados por la 
investigación básica, como ocurría en el ACA, sino que existen una serie de criterios para 
poder lograrlo. Esos criterios hacen referencia a que la aplicación práctica de todo 
conocimiento psicológico es, por definición, el individuo comportándose en relación a otros 
individuos y circunstancias. En ese sentido, la psicología no tiene campos de aplicación 
propios, sino que se tiene que identificar la dimensión psicológica de las problemáticas 
sociales (Rodríguez, 2003; Ribes, 2009). 
En ese sentido, los distintos escenarios, poblaciones y objetivos particulares de 
aplicación se han constituido en áreas de especialización sin que se tenga conocimiento de la 
especificidad del comportamiento. Hasta ahora, los distintos escenarios de aplicación no han 
llevado a estudiar procesos específicos o distintivos de tales áreas, sino que, en el mejor de 
los casos, han llevado a desarrollar metodologías específicas para ajustarse al contexto o a la 
población particular. Lo que se debe considerar es que se estudian los mismos procesos de 
9 
 
comportamiento con características particulares, ya sea del ámbito o de los individuos en 
específico (Rodríguez, 2003). 
Dado lo anterior el conocimiento psicológico sólo puede ser aplicado de manera 
desprofesionalizante y desprofesionalizada, es decir, la transferencia de conocimiento a otros 
profesionales o al propio usuario que funge como agente activo del cambio de su propio 
comportamiento. 
Ribes (2009) señala lo siguiente: 
[…] el conocimiento psicológico siempre se aplica en contextos interdisciplinarios 
no sólo porque se hace con base en la acción de otros profesionales sino porque el 
campo profesional en el que se aplica es en sí mismo un ámbito interdisciplinario.” 
(p. 16). 
La participación interdisciplinaria de la psicología se da en campos o ámbitos como 
la educación, la organización y administración institucional, la vivienda y la salud (Ribes, 
2018). A continuación, se analizará la participación de la Psicología en este último campo de 
acción social. 
El campo de la salud se delimita con base en el binomio salud-enfermedad en el cual, 
de acuerdo con la Real Academia Española (RAE), la salud se define como un estado en el 
que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones, mientras que enfermedad se 
refiere a una alteración más o menos grave de la salud. 
Históricamente han existido diferentes profesiones encargadas de resolver las 
problemáticas en dicho ámbito, por ejemplo: medicina, enfermería, trabajo social, 
odontología, optometría, etc. Así como distintas disciplinas científicas participantes como la 
Química, Biología, Física, Antropología, Sociología y Psicología. 
Ribes (2018) destaca la importancia de la participación de la psicología como ciencia 
para contribuir en la solución de dichas problemáticas “[…] Aun cuando las enfermedades 
son generadas, auspiciadas y favorecidas por las prácticas sociales y de las condiciones del 
medio ambiente la enfermedad siempre se identifica en el individuo que la padece, a tal 
grado que se puede afirmar que no hay enfermedades, sino individuos enfermos.” (p. 318). 
De tal manera que, al hablar de individuos enfermos, es decir, comportándose en su medio 
10 
 
ambiente, es que se vuelve crítica y pertinente la aplicación del conocimiento psicológico al 
campo antes apuntado, el cual ayudaría a identificar y modificar aquellos factores 
comportamentales que perjudican la salud de los individuos. 
Con el objetivo de identificar la dimensión psicológica en la salud, Ribes (1990, 2018) 
creó el modelo psicológico de la salud biológica (Ver Figura 1). En este modelo se describen 
aquellos factores conductuales involucrados en el proceso salud-enfermedad el cual sirve 
como guía para la acción e intervención, prácticas en la prevención, curación y rehabilitación 
de las enfermedades, así como para esclarecer la relación de los diversos elementos 
psicológicos participantes de ellas (Rodríguez y García, 2011). En ese sentido, este autor 
define la dimensión psicológica de la salud como el hacer o no hacer, el hacer de cierta 
manera las cosas, y el hacerlo frente a ciertas condiciones, constituyen
los elementos que 
definen psicológicamente un proceso cuya resultante es la presencia o ausencia de 
enfermedad biológica. En última instancia la prevención, curación, rehabilitación o inicio de 
una enfermedad implican la participación del individuo actuando. 
Figura 1. Modelo psicológico de la salud biológica (tomado de Ribes, 2018). 
Este modelo está conformado por dos categorías descriptivas: procesos y resultados. 
La primera hace referencia a la vinculación de condiciones organísmicas con acciones del 
individuo dentro de un medio sociocultural. La segunda categoría se refiere a las 
11 
 
consecuencias de dichos procesos, en términos de las características funcionales del 
comportamiento, la vulnerabilidad del organismo y sus efectos en la prevención de 
enfermedades y conductas asociadas a la alteración biológica. 
En breve, la dimensión psicológica en el campo de la salud tiene que ver con el riesgo, 
prevención y amelioración de la enfermedad. Así, la participación de la Psicología se dirige 
al análisis, diseño e intervención de las prácticas de vida y las de atención institucional 
asociadas con la morbilidad. Tal como lo señala Ribes (2019): 
“[…] la psicología interviene en estos campos [salud y educación] evaluando, 
diseñando y promoviendo, a través de los profesionales directos, la circunstanciación de las 
condiciones óptimas de aprendizaje y de prevención y amelioración de la enfermedad o 
padecimiento, de modo que, siendo un problema de naturaleza colectiva, se puedan 
establecer intervenciones que cubran a todos en lo general y a cada caso en lo particular.” 
(p. 69). 
2.2.2.1. Estudios desde el modelo psicológico de la salud biológica 
A partir de la creación del modelo planteado por Ribes (1990) diferentes psicólogos 
interesados en el ámbito de la Salud y en la perspectiva conductual plantearon sus 
investigaciones en torno a este modelo. Éstas investigaciones han tomados dos rumbos a) 
análisis conceptual/extensión del modelo y b) prácticos. A su vez, dos problemáticas han sido 
punto central de esas investigaciones: el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas, 
en específico, diabetes mellitus tipo 2 y contagio de enfermedades de transmisión sexual con 
énfasis en VIH-SIDA. 
Con respecto a las investigaciones de tipo análisis conceptual o extensión del modelo 
Piña (2007) analizó la pertinencia de las categorías en el Modelo Psicológico de la Salud 
Biológica y describe las variaciones que propone al modelo con la finalidad de 
complementarlo e utilizarlo en próximas investigaciones. Las variaciones que plantea Piña 
son 3 momentos, el pasado, presente y futuro. En el pasado se pone énfasis en tres variables: 
las situaciones vinculadas con estrés, la historia de competencias (pasadas) y los motivos. 
Por lo que hace al segundo momento, el presente, en éste se incluyen cuatro variables: a) los 
eventos disposicionales organísmicos; b) las competencias presentes; c) los eventos 
disposicionales sociales, que a su vez comprenden la circunstancia social, el lugar o lugares 
12 
 
y otras personas; y d) los comportamientos instrumentales de riesgo o de prevención, como 
elementos que permiten “evaluar” e “inferir” la disponibilidad o no de las competencias. 
Dado lo anterior, el autor propone conducir estudios longitudinales que permitan ampliar las 
investigaciones del modelo propuesto. 
Asimismo, Piña y Sánchez-Sosa (2007) con base en el MPSB diseñaron un modelo 
psicológico de los comportamientos de adhesión al tratamiento en personas con VIH cuyos 
elementos se agrupan en cuatro fases, dos psicológicas y dos biológicas. La primera incluye 
variables disposicionales, es decir, situaciones interactivas vinculadas con estrés, 
competencias funcionales y motivos, y comportamientos instrumentales de riesgo y 
prevención; la segunda contempla, en una primera instancia, la enfermedad por VIH y otras 
resultantes en diferentes patologías; la tercera, el papel que juegan dos tipos de 
comportamientos, los de adhesión al tratamiento y los asociados a la enfermedad; la cuarta y 
última, comprende los efectos potenciales que ambos comportamientos tienen sobre la 
modulación y vulnerabilidad biológicas, y su posterior impacto sobre el desarrollo de otras 
patologías relacionadas con el VIH, consideradas en la segunda fase. Con base en el modelo 
diseñado por estos autores continuaron las investigaciones al respecto (Piña, Robles y Rivera, 
2007; Piña, Dávila, Sánchez-Sosa, Cázares, Togawa y Corrales, 2008; Sánchez-Sosa, 
Cázares, Piña, Dávila, 2009; Gonzáles y Piña, 2011; Piña, Sánchez-Sosa, Fierros, Ybarra y 
Cázares, 2011). 
En cuanto a las investigaciones de tipo práctico y de las enfermedades crónico-
degenerativas, Rodríguez y García (2011) mencionan que uno de los factores de riesgo más 
importantes para el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2 es la obesidad la cual está 
vinculada con una falta de adherencia a la dieta. 
En ese sentido, los autores desde el MPSB proponen diferentes estrategias con la 
finalidad de desarrollar en los pacientes diabéticos habilidades que les permitan adherirse a 
la dieta y así, controlar su enfermedad. De igual forma estos autores junto con Rentería (2014) 
evaluaron el efecto de un programa de intervención en la adherencia auto-reportada a la dieta 
prescrita para pacientes diabéticos. El programa constó de tres fases: pre-evaluación, 
intervención y pos-evaluación. En la primera se midió el peso y se registraron prácticas 
alimenticias; la intervención se dividió en dos bloques, el primero educativo y el segundo 
13 
 
constó de entrenar el manejo de algunas técnicas conductuales (modelamiento, ensayo 
conductual y autocontrol); y por último la post-evaluación. Se encontró que cada bloque de 
intervención tuvo un efecto positivo en la adherencia auto-reportada a la dieta y, por ende, el 
programa en su totalidad fue efectivo en esta muestra de pacientes. Los resultados se 
corroboraron con las medidas de peso en las que también se encontró una diferencia 
estadísticamente significativa entre el pre-test y el post-test. 
De igual manera, Rodríguez, Rentería y Rodríguez-Soriano (2016) con base en los 
diferentes tipos de saber hacer propuestos por Ribes (1990), diseñaron un programa 
psicológico de intervención en el que 120 pacientes diabéticos adquirieron conocimientos 
sobre diabetes y nutrición. Utilizaron un diseño pre-test post-test en el que encontraron 
cambios favorables en indicadores antropométricos, aunque no se logró una adherencia de 
100% a la dieta. 
En cuanto a las investigaciones del VIH/SIDA, Rodríguez y Díaz-González (2011) 
evaluaron la consistencia en el uso del condón y los factores disposicionales en estudiantes 
de bachillerato. Para esto aplicaron una encuesta estudiantil sobre salud sexual a una muestra 
de 138 estudiantes sexualmente activos. Los resultados sugieren que los participantes son 
más consistentes en el uso de condón al tener relaciones sexuales con una pareja estable 
cuando ésta espera que se utilice el condón, y asimismo cuando el grado de excitación sexual 
es mayor. Se encontraron también correlaciones distintas entre la consistencia y algunos 
factores disposicionales de acuerdo al género. También se hallaron relaciones entre los 
diversos factores disposicionales que indican que varios de ellos forman parte de situaciones 
de riesgo sexual. 
Por otra parte, Piña (2004) evaluó la capacidad de predicción de eventos 
disposicionales sobre la práctica de conductas de riesgo (tener varias parejas sexuales, 
frecuencia de uso de condón, realización de prueba, etc…) para la infección por VIH en una 
muestra de estudiantes universitarios. De tales eventos, únicamente los motivos evidenciaron 
su poder de predicción sobre todas las conductas de riesgo ya que demostraron interferir con 
la práctica de conductas de prevención como evitar o posponer una relación sexual, utilizar 
el
condón de manera consistente, evitar o posponer una relación sexual con personas de las 
cuales se desconocen sus antecedentes sexuales, así como utilizar condón consistentemente 
14 
 
con este tipo de parejas. Es decir, los motivos se constituyeron en eventos que, en un sentido 
opuesto, hicieron más probable la práctica de conductas de riesgo. 
En ese sentido, este autor junto con otros autores continuaron las investigaciones 
sobre conductas o prácticas de riesgo en el desarrollo de VIH/SIDA, de las cuales surgieron 
instrumentos para evaluar la calidad de vida de las personas con esta enfermedad, así como 
la validación de una breve escala que mide situaciones vinculadas con estrés en personas con 
VIH, e investigaciones sobre cómo prevenirla (Piña y Robles, 2005; Piña, Valencia, 
Mungaray y Corrales, 2006; Robles, Piña y Moreno, 2006; Amado, Vega, Jiménez y Piña, 
2007; Dávila y Piña, 2008; Félix y Piña, 2008; Piña, Corrales y Rivera, 2008; Gonzáles y 
Piña, 2011; Piña, 2013). 
Finalmente, se puede decir que a partir del modelo psicológico de salud biológica se 
han desarrollado diversas investigaciones lo que permite no sólo reconocer la pertinencia 
teórica del modelo, sino también su utilidad práctica en el quehacer de la investigación. La 
investigación empírica generada desde esta perspectiva, puede influir de manera decisiva en 
el diseño e instrumentación de programas y estrategias de prevención, orientados al cambio 
de conductas de riesgo por conductas de prevención. 
2.2.3. Dimensión psicológica en la salud: riesgo y prevención 
En el primer apartado del presente escrito se expuso que los casos de enfermos crónico-
degenerativos han incrementado en los últimos 10 años siendo una de las principales causas 
de mortalidad en nuestro país. De igual forma, se mostró un panorama general de las 
consecuencias que esta problemática traerá de no ser atendida. 
Ahora bien, dada la prevalencia de las enfermedades y la importancia de la misma 
una forma de detener esta problemática y favorecer las condiciones de salud de los individuos 
sería a través de intervenciones a nivel preventivo ya que la inversión en prevención reduce 
la aparición de enfermos crónico-degenerativos, lo que redunda en beneficios económicos 
notorios tanto para los individuos como para el sector salud (Gallardo, Benavides y Rosales, 
2015). 
15 
 
2.2.3.1. Prevención 
De acuerdo con Ribes (1990) la prevención puede abordarse desde tres puntos de 
vista: el socioambiental, el biomédico y el psicológico. El primero hace referencia a la 
disponibilidad de circunstancias físicas favorables a la prevención, así como las prácticas 
culturales dentro de un grupo que están relacionadas con la higiene personal, preparación de 
alimentos, cambio climático, etc. El segundo se refiere a la inmunización ante los agentes 
infecciosos potenciales, por ejemplo, el desarrollo de vacunas que inmunizan al organismo 
contra la acción de diferentes virus. La última está relacionada con lo que hacen o dejan de 
hacer los individuos para mantener un estado de salud sano, tales como alimentación 
adecuada, realizar ejercicio, asistir a revisiones médicas periódicamente etc. 
Es importante considerar que de la misma manera en que la conducta puede aumentar 
el riesgo de pérdida de la salud o de contraer una enfermedad o patología lo puede ser también 
para disminuir los riesgos de salud cuando se actúa preventivamente (Ribes, 2018). 
El riesgo de enfermedad y su prevención emergen de las prácticas individuales en 
sociedad, prácticas que incluyen la conservación, contaminación del entorno ambiental, 
alimentación, cuidado y conservación de alimentos, el ejercicio e intensidad y extensión de 
la actividad física, los ciclos vitales, la ingesta de líquidos, el consumo de sustancias y drogas 
con distintos grados de toxicidad, exposición a los rayos solares, descuido al contagio de 
enfermedades infecciosas por el contacto con otras personas, etc. (Sánchez-Sosa, 1998; 
Ribes, 2018). Por tal motivo, la identificación de factores de riesgo permitirá crear o diseñar 
diferentes estrategias que favorezcan una intervención a nivel preventivo. 
2.2.3.2. Riesgo y sus factores 
El análisis de los factores de riesgo ha sido conducido por diversos autores (p. ej. Fernández-
Abascal, Díaz y Domínguez, 2003; Lobos y Brotons, 2011; Orellano, 2015). En general, los 
estudios enfocados en los factores de riesgo asociados con la salud se enfocan en el 
tratamiento de las enfermedades a través del cambio de uno o varios de los factores. No 
obstante, un aspecto crítico es que en estos estudios se obvia la definición de factores de 
riesgo o, en el mejor de los casos, es ambigua, lo que dificulta la identificación de los mismos 
y, por ende, su correcta evaluación. 
16 
 
Una forma consistente y congruente de uso de la noción de riesgo y su derivado 
factores de riesgo proviene del campo de la educación en donde ha sido empleado en la 
elaboración y conducción del Programa Institucional de Atención al Riesgo Académico 
(PAPIERA) llevado a cabo en los diferentes planteles del CCH de la UNAM (Carpio, 
Pacheco, Rodríguez y Morales, 2018). Este programa tuvo como objetivo atender uno de los 
problemas educativos más graves en la educación media superior mexicana, el riesgo 
académico. 
En este modelo de intervención se rescata la noción de riesgo bajo la lógica de los 
conceptos disposicionales (Ryle, 1949/2005) y describe una condición de propensión, es 
decir, que el riesgo académico es un estado definido por la concurrencia de factores que 
tornan al estudiante propenso a colocarse en algunas de las siguientes condiciones 
académicas: rezago escolar, bajo rendimiento escolar, bajo aprovechamiento escolar y 
fracaso escolar (Carpio, Pacheco, Carpio, Morales, Canales y Ávila, 2018). 
En ese orden de ideas, este trabajo utilizará la misma lógica del concepto de riesgo 
para referirse al riesgo sanitario. El carácter disposicional del concepto de riesgo sanitario 
como propensión puede ejemplificarse de la siguiente manera, cuando se dice que una 
persona es propensa a desarrollar diabetes se considera que existen una serie de factores que 
probabilizan su desarrollo, como pueden ser, antecedentes heredofamiliares de diabetes, 
obesidad, sedentarismo, alimentación insana, etc. Por ello, es importante precisar que cuando 
el riesgo sanitario se actualiza en forma de enfermedad, en este caso diabetes, el riesgo ha 
desaparecido pues el daño ha ocurrido, por consiguiente, en una situación de enfermedad, la 
persona no está en riesgo de enfermarse, está enferma. Así, el riesgo sanitario hace referencia 
al conjunto de factores que hacen al individuo propenso a enfermarse. 
Lo anterior permite hacer una diferenciación entre una intervención remedial, la cual 
sirve para personas ya enfermas, y una de tipo preventiva que permite incidir en los factores 
de riesgo, antes de que se actualicen. 
 
 
17 
 
En este sentido, la OMS (2015) reconoce la existencia de diferentes tipos de factores 
de riesgo que probabilizan el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas. Con base 
en ello e inspirado en PAPIERA, es que en el presente trabajo se propone clasificarlos de la 
siguiente manera: 
 Fisiológicos: antecedentes heredofamiliares, obesidad, niveles altos de 
glucosa, colesterol, triglicéridos, etc. 
 Socioculturales: pobreza económica, valoración de la salud y enfermedad, 
religión y prácticas compartidas dentro de una comunidad. 
 Químicos/Ambientales: contaminación atmosférica, contaminación agua, 
radiaciones, conservadores y hormonas en alimentos. 
 Propiamente hospitalario: Servicio de las Instituciones, atencionales e 
infraestructura, recursos. 
 Psicológicos: inactividad física, alimentación insana, consumo de sustancias 
tóxicas (tabaco, alcohol, drogas). 
Así, clasificar a los factores de riesgo no asume a priori la importancia de uno
sobre 
otro, ya que cada uno de ellos se concilian circunstancialmente en cada individuo particular 
de un modo único e irrepetible, aunque tipificarlos si permite detectar relaciones que después 
servirán para el diseño de intervenciones preventivas (Sánchez-Sosa, 1998). 
Por otra parte, es importante mencionar que el riesgo de desarrollar una enfermedad 
y el poder prevenirla, residen en una etapa anterior a la institución formal, que es el hospital, 
clínicas o centros de salud (Ribes, 1990). Este punto permite visualizar la potencialidad de 
un programa interdisciplinario a nivel preventivo ya que las escuelas, empresas, instituciones 
gubernamentales y no gubernamentales, etc., son otros escenarios donde es posible intervenir 
en el ámbito de la salud. 
 
3. OBJETIVO DE INVESTIGACIÓN 
A nivel global las tendencias en materia de salud se dirigen a la construcción de programas 
de carácter preventivo (OMS, 2015). Sin embargo, a pesar de la infraestructura y potencial 
de los programas creados por instituciones gubernamentales y no gubernamentales con el 
objetivo de prevenir y controlar enfermedades estos han demostrado ser insuficientes debido, 
entre otras cosas, a que se reducen a brindar información, suponiendo que la información por 
sí misma, bastará para generar un cambio en el comportamiento de un individuo (Sánchez-
Sosa, 1998; Piña, 2012; Rodríguez y García, 2011). 
En esta misma línea de argumentación Arco y Fernández (2002) identifican 4 
aspectos que restringen la efectividad de las intervenciones preventivas. El primero se 
relaciona con la carencia de sustento teórico; el segundo a una falta de atención 
interdisciplinaria para incidir en problemáticas sociales en el ámbito de la salud como es el 
caso de las enfermedades crónico-degenerativas; un tercer aspecto es la dificultad y/o 
ausencia de definición de grupos de riesgo, es decir, se crean estrategias generales sin 
considerar aspectos tales como edad, género, geografía, etnia, etc. y, por último, una ineficaz 
evaluación de resultados, esto es, realizar una única evaluación sin tomar mediciones 
sistemáticas durante todo el proceso de intervención, así como utilizar medidas poco fiables, 
por ejemplo, asumir la veracidad de la información descrita en los autoinformes o 
autoreportes. 
Con el propósito de subsanar los aspectos antes descritos, a continuación, se 
desarrollan cada uno de ellos. En cuanto al sustento teórico se plantea la noción de riesgo 
sanitario como eje conceptual que defina, articule y oriente los esfuerzos de distintas 
disciplinas y profesiones interesadas por los problemas de salud. Al igual que el riesgo 
académico (Carpio, Pacheco, Carpio, Morales, Canales y Ávila, 2018) la lógica del riesgo 
sanitario corresponde a la de los conceptos disposicionales lo cual subraya que al estar en 
riesgo de padecer una enfermedad los individuos no están propiamente enfermos, sino que 
lo están en potencia y es, precisamente en estas condiciones, en las que se torna pertinente 
generar condiciones institucionales, grupales e individuales que eviten o prolonguen la 
actualización de dicho riesgo. En ese sentido, la prevención del riesgo se dirigiría a disminuir 
19 
 
los factores de riesgo sanitario los cuales pueden ser agrupados en factores fisiológicos, 
psicológicos, químico-ambientales, socio-culturales y los propiamente hospitalarios. 
Sobre el carácter interdisciplinario de la intervención preventiva, en la introducción 
de este escrito se ha desarrollado la concepción de la salud como campo de actividad humana 
en el que confluyen el conocimiento de distintas disciplinas científicas y tecnológicas, así 
como de diversas profesiones (Ribes, 2005). Con estas consideraciones, se asume que la 
vinculación interdisciplinaria de las disciplinas científicas (p. ej. Biología, Física, Química, 
Psicología, Antropología y Sociología), tecnológicas (p. ej. las múltiples Ingenierías y la 
Robótica) y de las profesiones (p. ej. Medicina, Enfermería, Optometría, Odontología) no 
implica la mezcolanza de éstas, por el contrario, se reconoce que la participación de cada una 
de estas se da en dimensiones de conocimiento distintas (López-Valadez, 2017) y que por 
ello contribuyen diferencialmente en la solución de problemas definidos por la(s) 
institución(es) sanitarias. 
En el caso de la Psicología esto es particularmente relevante para su concurso 
interdisciplinario, el cual es comúnmente confundido al concebir a aquella como una 
profesión de la salud, más aún, se le concibe como un especialista de la denominada salud 
mental (Szasz,1961), lo cual restringe considerablemente su actividad en este campo. Ante 
ello, surge la necesidad de contar con (a) un lenguaje puente entre la disciplina científica 
(Psicología) y el campo interdisciplinario (Salud), este lenguaje se ha formalizado en el 
Modelo Psicológico de la Salud Biológica (Ribes, 1990) y con (b) un mecanismo que permita 
trasladar o aplicar el conocimiento psicológico en cualesquiera ámbitos interdisciplinarios 
(salud, educación, hábitat, laboral); en este caso, el mecanismo es el de la 
desprofesionalización (Ribes, Fernández, Rueda, Talento y López, 1986). La 
desprofesionalización puede darse con los profesionales de la salud, la educación o lo laboral 
o directamente con los beneficiarios del conocimiento, pacientes, alumnos o trabajadores. 
Al respecto de la ineficacia e imprecisión de la evaluación de resultados una forma 
de subsanarlo sería llevar a cabo, en la medida en que las condiciones lo permitan, una 
evaluación continua y diversificada antes, durante y después de la intervención. Antes de 
describir una forma de realizarlo, sin embargo, vale mencionar que cualquier evaluación se 
define por lo acertado del diagnóstico, no se puede evaluar lo que no está considerado como 
20 
 
elemento de evaluación. Los elementos pertinentes de ser evaluados son dados por el 
fundamente teórico suscrito, en este caso, en los factores de riesgo sanitario. 
En términos operativos el monitoreo permite la evaluación continua y diversificada 
de la que se ha hablado antes. El monitoreo consiste en supervisar y dar seguimiento al 
cumplimiento de objetivos planteados en el programa, así como de canalizar a los individuos 
con los profesionales correspondientes a sus necesidades o demandas. 
Finalmente, se encuentra el asunto de la determinación de grupos vulnerables a 
padecer enfermedades. En nuestro país la atención sanitaria se ha parcializado considerando 
elementos genéricos tales como la edad (adultos mayores, niños), el sexo (mujeres), el nivel 
socioeconómico (pobreza) o la región (zonas rurales). No obstante, lo anterior, hay un gran 
espectro de poblaciones socialmente relevantes que no han sido merecedoras de la debida 
atención sanitaria, descuido que tiene consecuencias sociales especialmente graves debido al 
valor estratégico de trabajo. 
En el Presupuesto de Egresos, el Gobierno Federal destina una partida a la promoción 
y estímulo de la Ciencia y la Tecnología (CyT) en el país. Esta partida, conocida como Ramo 
38, es administrada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Este 
presupuesto se reparte en los centros públicos de investigación (CPI) del CONACYT, así 
como en varios programas estratégicos de apoyo a la CyT, también administrados por el 
Consejo. Los tres programas que reciben la mayor cantidad de recursos son: becas de 
posgrado, Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) y el propio Sistema Nacional de 
Investigadores (SNI). La inversión pública es de 136,000 pesos por investigador en promedio 
al año considerando el periodo de 2003 a 2016 (Rodríguez, 2016). 
En México, como en casi todos los países de occidente, los investigadores científicos 
son los responsables de la producción de conocimientos de frontera en los que descansa el 
desarrollo científico, tecnológico, cultural, económico del país, representan
una población de 
valor social estratégico a cuya salud se le debe conceder la importancia correspondiente. De 
hecho, el estado mexicano se ha ocupado en procurar a los investigadores científicos y a los 
creadores en otros ámbitos (artístico, humanista, etc.) condiciones económicas y de 
reconocimiento académico a través del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el 
Sistema Nacional de Creadores (SNC), respectivamente. El interés por retener en México a 
21 
 
los investigadores científicos mediante apoyos económicos y reconocimientos ha sido 
importante, sin embargo, no ha ido emparejado por la mejoría de las condiciones cotidianas 
que ponen en riesgo su salud, tales como las fuentes de estrés, la mala alimentación, la falta 
de ejercicio, etc. (Reyes y Suriñachi, 2012). Así, una población potencialmente relevante 
merecedora de una atención preventiva son los investigadores científicos. Sin embargo, es 
inviable trabajar con todos los investigadores científicos del país por lo que en primera 
instancia los esfuerzos tienen que estar focalizados en una población especifica. 
En el SNI la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ocupa el primer 
lugar con 4 mil 316 investigadores, quienes se encuentran distribuidos en los diferentes 
campus de la Universidad, entre ellos, la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI), 
que actualmente, cuenta con profesores adscritos a este sistema en sus distintos niveles: 
candidato, 1, 2 y 3 (Conacyt, 2018). 
A su vez, en la FESI se encuentran cuatro unidades de investigación a saber, la Unidad 
de Investigación Interdisciplinaria en Ciencias de la Salud y la Educación (UIICSE), la 
Unidad de Investigación en Biomedicina (UBIMED), la Unidad de Biotecnología y 
Prototipos (UBIPRO) y la Unidad de Morfofisiología y Función (UMF). En cada una de 
dichas unidades, laboran múltiples grupos de investigación conformados por investigadores, 
tanto expertos como novicios y en formación. Estos grupos constituyen la unidad básica 
generadora de conocimiento científico, comprometido de manera estable con un mismo 
campo de indagación. El grupo se reconoce por sus resultados pertinentes, los cuales son 
compartidos de manera permanente con pares nacionales e internacionales, en otras palabras, 
los grupos de investigación son el principal contexto de socialización profesional de los 
investigadores (Silva y Morales, 2008). 
Por lo antes apuntado y a manera de resumen, es posible establecer que (a) la creación 
de programas de intervención, preventiva o remedial, es indispensable en el ámbito de la 
salud; (b) estos programas tendrían que ser eminentemente interdisciplinares, con una 
importancia capital de la psicología en tanto que esta comprende analíticamente el 
comportamiento individual; (c) el monitoreo como forma de evaluar de manera continua y 
diversificada habría de ser incorporado en los programas y (d) los factores de riesgo –
22 
 
fisiológicos, psicológicos, etc.- han de ser los puntos de vinculación entre lo que se determina 
operativamente y lo que se estudia analíticamente (i. e. el riesgo sanitario). 
Con lo antes planteado, se condujo una investigación que tuvo como objetivo evaluar 
la eficacia de una intervención interdisciplinaria sobre la reducción de factores de riesgo –
fisiológicos y psicológicos- asociados al desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas 
en integrantes de un grupo de investigación científica. 
 
4. MÉTODO 
Participantes 
Participaron 17 miembros del Grupo T de Investigación Interconductual, 11 hombres 
y 6 mujeres entre 22-55 años de edad quienes se caracterizan por ser una microcomunidad 
integrada por profesores de la Universidad, entre ellos, miembros pertenecientes al SNI, 
alumnos de Posgrado y Licenciatura. 
Escenario 
El programa se llevó a cabo en las instalaciones de la Facultad de Estudios Superiores 
Iztacala. 
Materiales 
 Cinta métrica marca SECA de 201 centímetros 
 Hojas de papel bond blanco 
 Lápices BIC 
Aparatos 
 Báscula de bioimpedancia de control corporal OMRON modelo HBF-514C 
 Báscula mecánica de peso con altímetro BAME modelo 420 
 Glucómetro True Result con tiras reactivas para la determinación de glucemia capilar 
True Test (50 tiras por frasco) 
 Baumanometro manual Welch Allyn 
Instrumentos 
 Picómetro 
 Aplicación My fitness Pal. 
Técnicas de obtención de información 
 Entrevistas 
 Registro automatizado 
 Autorregistro
24 
 
Diseño 
El diseño empleado fue N=1 
Los participantes fueron expuestos a las cuatro fases del programa, es decir, todos recibieron 
el mismo tratamiento. 
Tabla 2. Diseño de las cuatro fases del programa (PIAFEI). 
Evaluación 
Inicial 
Definición de estrategias Intervención Evaluación Final 
 Diagnóstico Diseño 
 
Monitoreo 
Consulta médica 
Mediciones 
antropométricas 
Entrevista 
Registros 
 
Entrega 
informe 
sobre 
estado de 
salud de 
cada 
participante 
Establecer 
cronograma y 
actividades a 
realizar 
Asistencia citas 
médicas 
Registro 
alimentos en 
aplicación 
Registro de 
actividad física 
 
Consulta médica 
Mediciones 
antropométricas 
Registros 
 
 
Procedimiento 
La intervención se realizó de manera conjunta entre médicos y un psicólogo. El 
programa constó de 4 fases, a saber, evaluación general, definición de estrategias, 
intervención y evaluación final (ver Tabla 2). A continuación, se describe cada una de estas 
fases. 
Primera fase: Evaluación general. En esta fase se realizó una evaluación integral de 
los factores de riesgo fisiológicos y psicológicos. 
Para detectar los factores de riesgo fisiológicos los participantes asistieron al 
consultorio de Diabetes y Síndrome metabólico que se encuentra en la Clínica Universitaria 
de Salud Integral en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala consultorio 21. 
Los médicos encargados del consultorio obtuvieron medidas antropométricas (talla, 
peso, estatura, circunferencia abdominal, cintura, cadera y muñeca) las cuales permitieron 
25 
 
calcular el Índice de Masa Corporal de cada participante ya que de acuerdo con la 
Organización Mundial de la Salud el IMC es un indicador de adiposidad corporal. 
Asimismo, midieron los perímetros corporales de cada participante que 
proporcionaron información acertada acerca de la composición corporal del individuo y del 
volumen graso, muscular y óseo. La medición de perímetros que más destacaron fueron: 
brazo, muslo, cintura y cadera. 
De igual forma utilizaron una báscula bioimpedancia la cual brinda el porcentaje de 
grasa y músculo en el cuerpo, edad metabólica, IMC y grasa visceral. 
Por último, realizaron una entrevista clínica con los siguientes puntos: Datos 
Generales, Antecedentes familiares, Antecedentes personales patológicas, consumo de 
alcohol, consumo de tabaco, consumo de drogas, consumo de alimentos por semana, 
Actividad física, Historial del peso Corporal, Indicadores dietéticos, Hábitos de sueño y 
Enfermedades Actuales. 
En cuanto a los factores de riesgo psicológicos se llevó a cabo un sistema de registro 
conductual en donde se empleó una aplicación de celular My Fitness Pal la cual permite 
registrar el consumo de alimentos y nutrientes principales como: calorías, grasas, proteínas, 
carbohidratos, azúcares, fibras, colesterol etc…, visualiza gráficos del progreso personal a 
través del tiempo y muestra un resumen nutricional diario. También se realizaron entrevistas, 
y autoregistros los cuales permitieron conocer el estado de salud y las prácticas de riesgo de 
cada uno de los participantes. 
En la entrevista se incluyeron los siguientes rubros: ingesta de alimentos, realización 
de actividad física, cantidad, frecuencia y lugares que propician el consumo de alcohol y 
tabaco, hábitos de sueño, hábitos de salud relacionados con la asistencia a los diferentes 
servicios de salud (medicina, odontología, optometría
etc.), campañas de vacunación, 
frecuencia de realización de estudios médicos y Hábitos Laborales los cuales se refieren al 
tiempo continuo que permanecen en su lugar de trabajo (Ver Anexo 1). 
La aplicación My fitness Pal se utilizó para el registro de los alimentos. Esta 
aplicación se instaló junto con los participantes y se les explico la manera adecuada de 
registrar. Los participantes comenzaron a registrar una semana antes de iniciar el programa. 
26 
 
Segunda fase: Definición de estrategias. 
Esta fase se dividió a su vez en 2 sub-fases: diagnóstico/definición integral 
disposicional y diseño. 
Diagnóstico/ Definición integral disposicional. En esta etapa se configuraron los 
datos obtenidos en la fase anterior con el propósito de categorizar cada uno de los problemas 
identificados, así como realizar un perfil individualizado del estado de salud de cada uno de 
los participantes (Ver Anexo 2). Con base en la primera evaluación integral realizada por los 
médicos y psicólogo, se entregó a cada participante un informe sobre su estado de salud y 
pronóstico del tipo de enfermedades que podrían desarrollar en un futuro. 
Diseño. Una vez obtenidos los resultados de la evaluación integral se diseñaron 
diferentes estrategias con la finalidad de reducir los factores de riesgo que promueven el 
desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas. 
Las estrategias se diseñaron en función de adherencia a un plan alimenticio y 
activación física. En cuanto a la primera con base en las medidas antropométricas y de la 
báscula bioimpedancia los médicos realizaron un plan alimenticio individual que tenía como 
objetivo subir, bajar o mantener el peso dependiendo el caso de cada participante. De igual 
forma, los participantes registraban diario el consumo de alimentos en la aplicación My 
fitness Pal. Para la activación física se establecieron horarios en los que cada participante 
debía realizar ejercicio ya sea solo o acompañado por otro miembro del grupo. En este punto 
se utilizó un registro de actividad física el cual contenía la fecha, actividad y duración de la 
misma (Ver anexo 3). Este debía ser registrado al término de la realización de ejercicio. 
Asimismo, se elaboró un cronograma semanal con la finalidad de organizar sus 
actividades diarias. En dicho cronograma se incluyeron horarios de comida, actividad física, 
periodos de descanso y actividades académicas (seminarios, clases, elaboración de artículos, 
tesis), así como fechas establecidas por mes en las que debían cumplir con actividades 
específicas como: postulación de doctorado, avances de tesis, presentaciones de congresos, 
etc. (Ver anexo 4). 
 
27 
 
Tercera fase: Intervención- Monitoreo. 
El monitoreo se llevó a cabo por parte del psicólogo encargado del programa. Los 
objetivos del monitoreo fueron los siguientes: 
 Asistencia a las citas médicas 
 Revisión del registro de alimentos en la aplicación My fitness Pal 
 Revisión del registro de actividad física 
 Cumplimiento de actividades académicas 
En cuanto a la asistencia médica los médicos agendaban a cada participante cada dos 
semanas lo que dio como resultado de 7 a 8 visitas médicas al finalizar el programa. En estas 
consultas los médicos obtenían nuevamente medidas antropométricas, niveles de glucosa y 
presión arterial con la finalidad de observar si hubo cambios fisiológicos y ajustar el plan 
nutricional o mandar estudios de laboratorio según el caso. El psicólogo se encargaba de 
notificar un día antes a cada participante el horario de su cita y se cercioraba de su asistencia. 
En cuanto a la revisión de los registros y al cumplimiento de actividades académicas 
ocurría lo siguiente. Una vez que cada participante acudiera a su cita médica el psicólogo con 
base en los datos obtenidos en la misma y en la revisión de los registros, aplicación de celular 
y de actividad física determinaba algún cambio o ajuste en los horarios o actividades a realizar 
por parte del participante. 
Tabla 3. Objetivo general y particulares del programa (PIAFEI). 
Objetivos del programa (PIAFEI) 
 
Objetivo General 
Identificar y reducir la probabilidad de actualización de los 
factores de riesgo fisiológicos y psicológicos como enfermedades 
a través de la modificación del comportamiento individual de los 
participantes 
 
 
Objetivos Particulares 
- Adecuar la ingesta de alimentos de los participantes a su dieta 
- Incrementar la frecuencia de actividad física/deportiva de los 
participantes 
 
Cuarta fase: Evaluación final. En esta fase se realizó la misma evaluación integral realizada 
en un inicio por médicos y psicólogo con la finalidad comprobar la efectividad del programa. 
 
Tabla 4. Clasificación del Índice de Masa Corporal. 
Tabla 5. Porcentaje de grasa corporal según el sexo y edad. 
5. RESULTADOS 
Debido a la naturaleza interdisciplinaria de la presente investigación, los resultados son 
descritos y analizados con base en medidas fisiológicas-psicológicas por participante. En un 
primer momento, en las tablas 3, 4, 5 y 6 se muestra la nomenclatura empleada en la medición 
fisiológica. Al respecto, es importante resaltar que la tabla 3 se realizó con base en los 
criterios planteados por la OMS, mientras que las tablas 4, 5 y 6 se obtuvieron del Manual 
de la Báscula de Bioimpedancia de Control Corporal OMRON, modelo HBF-514C utilizada 
en el estudio. En un momento posterior se presentan los datos individuales de los 
participantes. 
 
Índice de Masa Corporal Clasificación 
<18.5 Peso Insuficiente (PI) 
18.5-24.9 Normopeso (NP) 
25-26.9 Sobrepeso Grado I (SP Grado I) 
27-29.9 Sobrepeso Grado II (SP Grado II) 
30-34.9 Obesidad Tipo I (Ob. TI) 
35-39.9 Obesidad Tipo II (Ob. TII) 
40-49.9 Obesidad Tipo III- mórbida (Ob. TIII) 
>50 Obesidad Tipo IV- extrema (Ob. TIV) 
 
 
Sexo Edad Bajo (-) Normal (0) Elevado (+) Muy Elevado(++) 
 
Femenino 
20-39 <21.0 21.0-32.9 33.0-38.9 ≥39.0 
40-59 <23.0 23.0-33.9 34.0-39.9 ≥40.0 
60-79 <24.0 24.0-35.9 36.0-41.9 ≥42.0 
 
Masculino 
20-39 < 8.0 8.0-19.9 20.0-24.9 ≥25.0 
40-59 <11.0 11.0-21.9 22.0-27.9 ≥28.0 
60-79 <13.0 13.0-24.9 25.0-29.9 ≥30.0 
 
 
29 
 
Tabla 6. Porcentaje de músculo esquelético según el sexo y edad 
Tabla 7. Nivel y clasificación de grasa visceral. 
 
Sexo Edad Bajo (-) Normal (0) Elevado (+) Muy Elevado(++) 
 
Femenino 
18-39 <24.3 24.3-30.3 30.4- 35.3 ≥35.4 
40-59 <24.1 24.1-30.1 30.2- 35.1 ≥35.2 
60-80 <23.9 23.9-29.9 30.0- 34.9 ≥35.0 
 
Masculino 
18-39 <33.3 33.3-39.3 39.4- 44.0 ≥44.1 
40-59 <33.1 33.1-39.1 39.2- 43.8 ≥43.9 
60-80 <32.9 32.9-38.9 39.0- 43.6 ≥43.7 
 
 
Grasa Visceral Clasificación 
0-≤9 Normal (0) 
≤10- ≤14 Alto (+) 
≥15 Muy Alto (++) 
 
A continuación, se presentan los datos de peso inicial, ideal y final por participante 
en comparación con el resto de los participantes. 
 
Figura 2. Peso inicial, peso ideal y el peso final en kilogramos de cada participante. 
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
P1 P2 P3 P4 P5 P6 P7 P8 P9 P10 P11 P12 P13 P14 P15 P16 P17
P
es
o
 (
k
g
)
Participantes 
Peso Inicial Peso Ideal Peso Final
30 
 
La figura 2 muestra el peso inicial (antes de iniciar la intervención), peso ideal 
(estimado de acuerdo al género, estatura y edad) y peso final (después de la intervención) de 
cada participante. En el eje de las abscisas se indica el peso en kilogramos y en el eje de la 
ordenada los participantes. De manera general se observa que sólo 4 participantes alcanzaron 
su peso ideal. Sin embargo, 10 participantes bajaron o subieron de peso, según fuera el caso, 
acercándose a su peso ideal y sólo 3 participantes a pesar de bajar de peso durante la 
intervención en la evaluación final regresaron a su condición inicial. 
 
Figura 3. Índice de Masa Corporal en la evaluación inicial, intervención y evaluación final 
de cada participante. 
La figura 3 muestra el número de participantes
en cada clasificación del Índice de 
Masa Corporal en las tres fases del programa. En la evaluación inicial se observa 1 
participante con Obesidad Tipo II, 2 con Obesidad Tipo I, 3 con Sobrepeso Tipo II, 1 con 
Sobrepeso Tipo I, 8 en Normopeso y 2 en Peso Insuficiente, mientras que en la intervención 
el participante con Obesidad Tipo II bajó a Obesidad Tipo I, los dos participantes con 
Obesidad I bajaron a Sobrepeso Tipo II, los 3 participantes con Sobrepeso Tipo II bajaron a 
Sobrepeso Tipo I y uno se mantuvo en esa condición, los 8 participantes de Normopeso se 
mantuvieron y un participante de Peso Insuficiente se añadió a esa condición dejando a un 
solo participante en Peso Insuficiente. En la evaluación final todas las condiciones se 
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Ob. Tipo II Ob. Tipo I SP. II SP. I NP PI
N
ú
m
. 
p
ar
ti
ci
p
an
te
s 
Índice de Masa Corporal 
Evaluación Inicial Intervención Evaluación Final
31 
 
mantuvieron igual a excepción de Sobrepeso Tipo II y Sobrepeso Tipo I, ya que dos 
participantes regresaron a la condición de Sobrepeso Tipo II. 
Tabla 8. Marcadores correspondientes a rango de edad y condición biológica. 
Rango de Edad Subir Bajar 
20-30 
31-40 
41-50 
51-60 
 
 
Figura 4. Peso (kilogramos) en las sesiones de evaluación inicial, intervención y evaluación 
final de las participantes del género femenino de un rango de edad de 20-30 y 31-40 años. 
La figura 4 muestra el peso en kilogramos a lo largo de las sesiones del programa de 
las participantes del género femenino de un rango de edad de 20-30 y 31-40 años. De manera 
general se observa que las participantes 3 y 11 disminuyeron de peso a lo largo de las sesiones 
mientras que las participantes 8 y 12 aumentaron de peso debido a que ambas tenían 
problemas hormonales y por último las participantes 17 y 14 se mantuvieron en el mismo. 
 
32 
 
 
Figura 5. Grado de cambio del peso en las sesiones de evaluación inicial, intervención y 
evaluación final de las participantes del género femenino en un rango de edad de 20-30 y 31-
40 años. 
 
Figura 6. Peso (kilogramos) en las sesiones de evaluación inicial, intervención y evaluación 
final de los participantes del género masculino de un rango de edad de 20-30 años. 
La figura 5 muestra el grado de cambio del peso a lo largo del programa en las 
participantes del género femenino en un rango de edad de 20-30 y 31-40 años. De manera 
general se observa que las participantes 11 y 3 en el rango de edad de 20-30 años 
33 
 
disminuyeron su grado de cambio a -8 y -4 incluso se observan patrones de ejecución 
similares a excepción de la evaluación final en la que la participante 3 aumentó a -2. Por otra 
parte, las participantes con problemas hormonales tuvieron ejecuciones similares 
independientemente de su edad ya que la participante 8 de una edad de 32 años y la 
participante 12 de 21 años aumentaron el grado de cambio de 0 a 0.8 y 1.6. Por último, las 
participantes 14 y 17 quienes el objetivo era subir de peso se mantuvieron en un rango de -
0.5 a 1. 
La figura 6 muestra el peso en kilogramos a lo largo de las sesiones del programa de 
los participantes del género masculino de un rango de edad de 20-30 años. De manera general 
se observa que los participantes 5, 7, 13, 4, 10 y 9 disminuyeron su peso a lo largo de las 
sesiones y sólo el participante 4 aumentó en la evaluación final. Por otro lado, el participante 
16 quien debía subir de peso, en las primeras sesiones de intervención muestra una 
disminución de su peso aumentándolo en las últimas sesiones incluyendo la evaluación final. 
 
Figura 7. Grado de cambio del peso en las sesiones de evaluación inicial, intervención y 
evaluación final de los participantes del género masculino en un rango de edad de 20-30 años. 
La figura 7 muestra el grado de cambio del peso de los participantes del género 
masculino en un rango de edad de 20-30 años. En la evaluación inicial se observa que los 
participantes 4 y 7 aumentaron su grado de cambio a 2.2 y 2.7 mientras que los participantes 
5, 13, 10 y 9 a pesar de aumentar su grado de cambio sólo fue de 0 a 0.5. En cuanto a la 
34 
 
intervención todos los participantes disminuyeron su grado de cambio manteniéndolo así en 
la evaluación final a excepción del participante 5 quien aumentó su grado de -1.4 a 0.1. Por 
otra parte, el participante 16 quien tenía el objetivo de subir de peso, en la evaluación inicial 
disminuyó su grado a -0.3 mientras que durante la intervención aumentó a 1 manteniéndolo 
así en la evaluación final. 
 
Figura 8. Peso (kilogramos) en las sesiones de evaluación inicial, intervención y evaluación 
final de los participantes del género masculino de un rango de edad de 31-40, 41-50 y 51-60 
años. 
La figura 8 muestra el peso en kilogramos a lo largo de las sesiones del programa de 
los participantes del género masculino de un rango de edad de 31-40, 41-50 y 51-60 años. 
De manera general se observa que los participantes 1, 2 y 6 bajaron de peso a lo largo del 
programa mientras que el participante 15 aumentó. 
La figura 9 muestra el peso en kilogramos a lo largo de las sesiones del programa de 
los participantes del género masculino de un rango de edad de 30-41, 41-50 y 51-60 años. 
De manera general se observa que los participantes 1 y 6 de 35 años de edad disminuyeron 
su peso a lo largo del programa lo cual se ve reflejado con un grado de cambio de -6 mientras 
que el participante 2 de 55 años a pesar de bajar de peso su grado de cambio fue sólo de -2. 
Por último, el participante 15 quien tenía el objetivo de subir de peso en la evaluación inicial 
disminuyó su grado de cambio a -1 sin embargo, durante la intervención aumentó a 4. 
35 
 
 
Figura 9. Grado de cambio del peso en las sesiones de evaluación inicial, intervención y 
evaluación final de los participantes del género masculino en un rango de edad de 31-40, 41-
50 y 51-60 años. 
Análisis intra-sujeto 
En esta sección se presentan los datos con un análisis de N= 1 el cual comprende la 
obtención de los índices de nivel y tendencia dentro de cada condición, lo que posibilita 
examinar y contrastar los cambios que se presentan entre condiciones, con el fin de tener 
elementos que apoyen o sustenten la eficacia de la intervención (Chávez, 2015). 
El índice de nivel se refiere al grado de ejecución que alcanza un sujeto, en una fase 
dada; esta medida permite describir la conducta como un promedio de desempeño, durante 
los periodos observados. El nivel se obtiene en ambas fases con la finalidad de comparar y 
observar cambios en las mismas. El procedimiento estadístico consiste en sumar los valores 
obtenidos en cada periodo de observación durante una fase y dividirlos entre el número de 
sesiones, es decir, se obtiene el promedio de la conducta medida a través del tiempo. En 
cuanto a la tendencia esta se refiere a la dirección que pueden tomar los datos. Si en la gráfica 
se aprecia una dirección ascendente de los datos se dice que la tendencia es positiva, mientras 
que, si la dirección es descendente, la tendencia en negativa. Además de la dirección nos 
permite conocer su magnitud, lo que posibilita determinar la velocidad de crecimiento de la 
serie. El cálculo de este índice se obtiene mediante el desarrollo numérico de una fórmula. 
36 
 
Tabla 9. Datos fisiológicos durante la Evaluación Inicial, Intervención y Evaluación Final del P1. 
Datos Eva I. Intervención Eva F. 
 1 
 
2 3 4 5 6 7 8 9 
IMC 30.7 
Ob. TI 
30.9 
Ob. TI 
29.4 
SP II 
28.8 
SP II 
28.7 
SP II 
28.7 
SP II 
28.7 
SP II 
27.8 
SP II 
27.8 
SP II 
% Grasa 28.2++ 28.5++ 27.6 ++ 25.3 25.3++ 24.7++ 24.7++ 25++ 24+ 
%Músculo 34.8(0) 34.5(0) 35.1(0) 36.4(0) 36.4(0) 36.7(0) 36.7(0) 36.5(0) 36.8(0) 
Edad Crn. 35 35 35 35 35 35 35 35 35 
Edad Met. 56 58 54 52 52 51 51 49 48 
Grasa visc. 14+ 14+ 13+ 12+ 12+ 12+ 12+ 14+ 11+ 
 
Figura 10. Medidas
de peso (kilogramos) y cintura (centímetros) en las sesiones evaluación inicial, 
intervención y evaluación final del P1. 
37 
 
La condición del Participante 1 (P1) al ingresar al programa fue de un peso de 89.9kg 
con un peso ideal de 71kg, un índice de masa corporal de 30.7 (obesidad Tipo I), 104cm de 
cintura, un porcentaje de grasa muy elevado con un valor de 28.2 y porcentaje de músculo 
normal con 24.04, edad de 35 años por una edad metabólica de 56 años y grasa visceral 
elevada de 7 (Ver tabla 9). En ese sentido el objetivo de la intervención fue la disminución 
de peso, centímetros en cintura, porcentaje de grasa, edad metabólica y grasa visceral, así 
como mantener el porcentaje de músculo. En su conjunto, los datos fisiológicos 
representados en la tabla 9 muestran un cambio de la clasificación del índice de masa corporal 
de Obesidad Tipo I a Sobrepeso Tipo II, el porcentaje de grasa disminuyó a 24 y el de 
músculo aumentó a 36.8. Por otro lado, la edad metabólica disminuyó a 48 años, así como la 
grasa visceral a 11. 
La figura 10 muestra las medidas de peso en kilogramos y cintura en centímetros del 
participante 1 en las distintas fases del programa. En cuanto al peso en la evaluación inicial 
se observa un incremento de 89.9 a 91.5kg. Sin embargo, durante la intervención el peso 
disminuyó hasta 81.4kg y en la evaluación final el peso fue de 80.5kg. En cuanto a los índices 
descriptivos en la evaluación inicial se obtuvo un nivel de 90.7 y una tendencia ascendente 
de 1.6 mientras que en la intervención el nivel fue de 84.45 y la tendencia se modificó a 
descendiente con un valor de -0.99. 
Por su parte, en cuanto a las medidas de cintura en la evaluación inicial se observa un 
aumento de 104 a 105cm mientras que en la intervención disminuyó hasta 95cm y en la 
evaluación final la medida fue de 94cm. 
Así entonces, los datos del participante 1 sugieren una mejora en los indicadores 
fisiológicos representados en la Tabla 9 y la figura 10. En particular, los datos de la figura 10 
permiten suponer que, aunque concluyó el monitoreo del psicólogo los datos continuaran 
decrementando hasta llegar a un nivel óptimo. 
 
38 
 
Tabla 10. Datos fisiológicos durante la Evaluación Inicial, Intervención y Evaluación Final del P2. 
Datos Eva I. Intervención Eva F 
 1 2 3 4 5 6 7 
 
 8 
IMC 27.4 
SP II 
27.4 
SP II 
27.1 
SP II 
26.8 
SP I 
27.1 
SP II 
26.9 
SP I 
26.8 
SP I 
27.1 
SP II 
% grasa 27.4 + 28.1 ++ 29.5 ++ 28.1++ 29.2 ++ 27.9 + 27.4+ 28.7+ 
% músculo 33.1 - 32.8 - 31.8 - 32.6 - 32 - 32.8 - 33 - 32.3- 
Edad Crn. 53 53 53 53 53 53 53 53 
Edad Met. 53 55 56 54 55 54 52 55 
Grasa visc. 13 + 13 + 13 + 13 + 13 + 13 + 8 (0) 13+ 
 
Figura 11. Medidas de peso (kilogramos) y cintura (centímetros) en las sesiones evaluación inicial, 
intervención y evaluación final del P2. 
 
39 
 
La condición del Participante 2 (P2) al ingresar al programa fue de un peso de 79.2kg 
con un peso ideal de 66.4kg, un índice de masa corporal de 27.4 (Sobrepeso Tipo II), 98cm 
de cintura, un porcentaje de grasa elevado con un valor de 27.4 y un porcentaje de músculo 
bajo con 33.1, edad de 53 años por una edad metabólica de 53 años y grasa visceral elevada 
de 13 (Ver tabla 10). En ese sentido el objetivo de la intervención fue la disminución de peso, 
centímetros en cintura, porcentaje de grasa, edad metabólica y grasa visceral, así como 
aumentar el porcentaje de músculo. En su conjunto, los datos fisiológicos representados en 
la tabla 10 muestran un cambio de la clasificación del índice de masa corporal de Sobrepeso 
Tipo II a Sobrepeso Tipo I, el porcentaje de grasa se mantuvo en 27.4 y el de músculo 
disminuyó a 33. Por otro lado, la edad metabólica disminuyó a 52 años y la grasa visceral 
disminuyó a 8. Sin embargo, en la evaluación final el índice de masa corporal regresó a su 
condición inicial, el porcentaje de grasa aumentó a 28.7, así como la edad metabólica a 55 y 
la grasa visceral a 13. 
La figura 11 muestra las medidas de peso en kilogramos y cintura en centímetros del 
participante 2 en las diferentes fases del programa. En cuanto al peso en la evaluación inicial 
se puede observar un incremento de 79.2 a 79.3kg mientras que en la intervención el peso 
disminuyó hasta 77.8kg. Sin embargo, en la evaluación final el peso aumentó a 78.5kg. En 
cuanto a los índices descriptivos en la evaluación inicial se obtuvo un nivel de 79.25 y una 
tendencia ascendente de 0.1 mientras que en la intervención el nivel fue de 78 y una tendencia 
de 0. 
Por su parte, en cuanto a las medidas de cintura en la evaluación inicial se observa un 
incremento de 98 a 99cm, en la primera sesión de intervención disminuyó a 95cm, después 
en las próximas tres sesiones se mantuvo una medida de 94cm disminuyendo en la última a 
92cm y aumentando en la evaluación final a 94cm. 
Así entonces, los datos del participante 2 sugieren una mejora en los indicadores 
fisiológicos representados en la Tabla 10 y la figura 11. En particular, los datos de la figura 
11 permiten suponer que de seguir las prescripciones médicas con el monitoreo del psicólogo 
los datos continuarían decrementando hasta llegar a un nivel óptimo, por el contrario, al 
concluir el monitoreo del psicólogo (EVA 2) los indicadores incrementaron tal como ocurrió 
en la evaluación inicial (EVA 1). 
40 
 
 
Tabla 11. Datos fisiológicos durante la Evaluación Inicial, Intervención y Evaluación Final del P3. 
Datos Eva I. Intervención Eva F. 
 1 2 3 4 5 6 7 8 9 
IMC 30.01 
Ob. TI 
30.39 
Ob.TI 
29.8 
SP II 
29.63 
SP II 
29.34 
 SP II 
29.2 
SP II 
28.7 
SP II 
28.34 
SP II 
29.8 
SP II 
% grasa 44.3 ++ 45 ++ 46 ++ 46.1 ++ 45.4 ++ 44.4 ++ 44.7 ++ 46.6 ++ 46.5 ++ 
% músculo 24.4 (0) 24 (0) 23 - 22.8 - 23.2 - 23.9 - 23.4 - 24 (0) 22.6- 
Edad Crn. 29 29 29 29 29 29 29 29 29 
Edad Met. 52 52 52 52 51 51 50 49 49 
Grasa visc. 7 (0) 7 (0) 7 (0) 7 (0) 7 (0) 7 (0) 7 (0) 7 (0) 7(0) 
 
Figura 12. Medidas de peso (kilogramos) y cintura (centímetros) en las sesiones evaluación inicial, 
intervención y evaluación final del P3. 
 
41 
 
La condición del Participante 3 (P3) al ingresar al programa fue de un peso de 72kg, 
un índice de masa corporal de 30.01 (obesidad Tipo I), 90 cm de cintura, un porcentaje de 
grasa elevado con un valor de 44.3 y 24.04 de músculo, edad de 29 años por una edad 
metabólica de 52 años y grasa visceral de 7 (Ver tabla 11). En ese sentido el objetivo de la 
intervención fue la disminución de peso, centímetros en cintura, porcentaje de grasa y edad 
metabólica, así como mantener el porcentaje de músculo y grasa visceral. En su conjunto, los 
datos fisiológicos representados en la tabla 11 muestran un cambio de la clasificación del 
índice de masa corporal de Obesidad Tipo I a Sobrepeso Tipo II, el porcentaje de grasa se 
elevó a 46.5 y el de músculo disminuyó a 22.6. Por otro lado, la edad metabólica disminuyó 
a 49 años y la grasa visceral se mantuvo en un valor de 7 durante el programa. 
La figura 12 muestra las medidas de peso en kilogramos y cintura en centímetros del 
participante 3 en las distintas fases del programa. En cuanto al peso, en la evaluación inicial 
se puede observar un incremento de 72 a 73kg mientras que durante la intervención el peso 
disminuyó hasta los 68 kg. Sin embargo, en la evaluación final aumentó a 70kg. Asimismo, 
se obtuvieron los índices descriptivos los cuales indican que en la evaluación inicial se obtuvo 
un nivel de 72.55 y una tendencia ascendente de 0.9 mientras que en la intervención el nivel 
disminuyó a 70.16 y la tendencia se modificó a descendiente con un valor de -0.7. 
Por su parte, en cuanto a las medidas de cintura en la evaluación inicial se observa un