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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL UMAE HOSPITAL DE ESPECIALIDADES CENTRO MÉDICO NACIONAL SIGLO XXI TÍTULO PROPUESTA DE GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA EN EL TRATAMIENTO DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE RECURRENTE REMITENTE R-2012-3601-146 TESIS DE POSGRADO PRESENTA DRA. VERÓNICA RIVAS ALONSO PARA OBTENER EL DIPLOMA EN LA ESPECIALIDAD DE NEUROLOGÍA ASESORES DRA. BRENDA BERTADO CORTÉS DRA. ANGÉLICA CARBAJAL RAMÍREZ MÉXICO D.F., JULIO 2012 http://sirelcis.imss.gob.mx/pi_query.php?anioSelec=2012&idProyecto=2012-2464&idCli=3601&idsol= http://sirelcis.imss.gob.mx/pi_query.php?anioSelec=2012&idProyecto=2012-2464&idCli=3601&idsol= UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS Por y para quienes incondicionalmente y de manera constante han estado, porque son la base y el principio, a mis padres y a mis hermanas. Al faro que ha sido la guía de toda una familia, mi abuela. Al Ángel que siempre está. A los amigos que conocí en este recorrido y quienes han sido apoyo y compañía. A los maestros, porque dan ejemplo de lo que queremos ser. En especial: Dr. Neri, Dra. Bertado, Dra. Carbajal, Dr. Carrera, Dra. Aréchiga, Dra. Calderón, Dra. Soto; por su paciente apoyo y la respuesta cierta. Al IMSS por su nobleza en la atención a los pacientes y en la formación de quienes creemos en su misión. A mi Universidad Nacional Autónoma de México porque la grandeza de su nombre nos acompaña siempre. A cada paciente. 1. DATOS DEL ALUMNO Rivas Alonso Verónica 55 56 92 32 82 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Medicina Especialidad en Neurología 2. DATOS DE LOS ASESORES Bertado Cortés Brenda Carbajal Ramírez Angélica 3. DATOS DE LA TESIS PROPUESTA DE GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA EN EL TRATAMIENTO DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE RECURRENTE REMITENTE Páginas 53 2012 http://sirelcis.imss.gob.mx/pi_query.php?anioSelec=2012&idProyecto=2012-2464&idCli=3601&idsol= http://sirelcis.imss.gob.mx/pi_query.php?anioSelec=2012&idProyecto=2012-2464&idCli=3601&idsol= INDICE CONTENIDO PÁGINA Resumen 1 Preguntas a responder en esta Propuesta 2 Introducción 2 Justificación 5 Objetivos 5 Material y Métodos 6 Criterios Diagnósticos Esclerosis Múltiple 6 Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente 10 Brotes 14 Progresión de la discapacidad 15 Lesiones cerebrales 16 Respuesta subóptima o falla terapéutica 16 Tratamiento en Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente 21 Interferones 22 Acetato de Glatiramer 25 Fingolimod 26 Natalizumab 28 Mitoxantrona 35 Ciclofosfamida 37 Otros 38 Niveles de Cambio Terapéutico 41 Escalado Terapéutico en Esclerosis Múltiple Recurrente Remitente 43 Terapias de Rescate 45 Propuesta de Escalado Terapéutico en Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente 45 Conclusiones 48 Anexos 49 Bibliografía 50 1 RESUMEN UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL UMAE. HOSPITAL DE ESPECIALIDADES CMN SIGLO XXI “PROPUESTA DE GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA EN EL TRATAMIENTO DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE REMITENTE RECURRENTE” Tesis que presenta: Dra. Verónica Rivas Alonso Asesores: Dra. Brenda Bertado Cortés (1), Dra. Angélica Carbajal Ramírez (2) (1,2) Médicos adscritos al Servicio de Neurología de la UMAE Hospital de Especialidades “Bernardo Sepúlveda”, CMN SXXI, IMSS INTRODUCCIÓN La Esclerosis Múltiple se considera una enfermedad autoinmune, inflamatoria, desmielinizante y neurodegenerativa con una causa aún no definida, que conjuga factores biológicos y ambientales. México se considera un área con poca incidencia de EM, sin embargo ha sido evidente el incremento en la frecuencia de esta enfermedad en nuestro país, donde el mayor estudio realizado respecto a la epidemiología en 2008 reportó una prevalencia de 1-6 (variando incluso entre 12-15) por cada 100,000 habitantes. Por ello, múltiples tratamientos se han introducido en la década pasada para su manejo, a fin de disminuir la progresión de la enfermedad y reducir la discapacidad, considerando que su marca fisiopatológica EM son focos de inflamación y desmielinización. En 1993, la Food and Drug Administration autorizó el primer interferón beta para el tratamiento de la EM, iniciando, dando pie a que a finales de esa misma década, se supiera ya de la importancia de iniciar el tratamiento lo antes posible para limitar el daño axonal. Desde entonces se han desarrollado múltiples fármacos con mecanismos de acción diversos para este fin. Sin embargo, no se puede establecer un algoritmo de manejo general debido a las diferentes formas clínicas de presentación y a las características de cada paciente, por lo que el manejo debe individualizarse siempre con el mayor apego a las guías vigentes, aunque en algunos medios como el nuestro, no haya consensos actualizados. JUSTIFICACIÓN La EM se considera actualmente la primera causa de discapacidad en pacientes jóvenes por causa neurológica, además de ser una causa frecuente de consulta en centros de referencia Neurológica, específicamente hablando de nuestro Centro Médico Nacional SXXI, por lo que consideramos importante establecer un algoritmo de manejo basado en la evidencia internacional más actual para los pacientes adultos en nuestro medio que ya cuenten con el diagnóstico de esta patología según los Criterios más actuales, con la finalidad de facilitar la toma de decisiones para el manejo de esta enfermedad, presentando la evidencia existente hasta el día de hoy para su variedad Remitente Recurrente, con énfasis en los tratamientos no convencionales ya sea por ser recientes o bien, por sus indicaciones en aquellos pacientes que abarcan el menor porcentaje dentro de este subtipo, los No Respondedores a manejos de primera línea. OBJETIVOS Proporcionar información concisa y actualizada respecto a las posibilidades en el tratamiento de la Esclerosis Múltiple en su forma Remitente Recurrente en población adulta ya sea para el inicio de manejo en pacientes recientemente diagnosticados, o bien ante la falla terapéutica a los fármacos de primera elección, a fin de facilitar el proceso de toma de decisiones a los clínicos que durante su práctica manejan a estos pacientes. MATERIAL Y MÉTODOS Se realizó una búsqueda en PubMed y MedLine relacionada al Tratamiento de Esclerosis Múltiple en su variedad Remitente Recurrente que fueran de no más de cinco años previos, así como los artículos considerados pivote para cada fármaco independientemente de su fecha de publicación. CONCLUSIONES Con base en la revisión bibliográfica realizada, se concluyó que la falla terapéutica a los fármacos ya establecidos como de primera línea se considera en cuantoa los brotes, más de 1 brote en 2 años de tratamiento, que corresponde a una tasa anualizada de recaídas de 0,5 y en cuanto a la discapacidad, el aumento de 1 punto en la EDSS, de forma mantenida durante 6 meses consecutivos, en los sujetos con una EDSS ≤5,5. Cuando la EDSS es > 5,5 se considera fracaso el aumento de 0,5 puntos. En estos casos hay tres niveles de escalado terapéutico entre los fármacos de primera línea antes de pasar a los de segunda línea, mismos con los que se puede iniciar en casos de enfermedad altamente activa. Posterior a lo cual entran las terapias consideradas de rescate y ante su fracaso los manejos más agresivos incluyendo trasplante de células hematopoyéticas. Todo lo anterior, con criterios clínicos y radiológicos establecidos. México DF, Julio 2012. 2 PROPUESTA DE GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA EN EL TRATAMIENTO DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE RECURRENTE REMITENTE PREGUNTAS A RESPONDER EN ESTA PROPUESTA *Cómo iniciar el manejo modificador de la enfermedad en pacientes adultos con reciente diagnóstico de EM RR *Cómo y cuándo cambiar el fármaco modificador de la enfermedad en pacientes con falla terapéutica por EM RR *Cuáles son las opciones de manejo en pacientes con EM RR considerados como no respondedores o con falla terapéutica a tratamientos de primera línea. INTRODUCCIÓN La Esclerosis Múltiple (EM) es la primera causa de incapacidad en pacientes jóvenes por causa neurológica. Se considera una enfermedad autoinmune, inflamatoria, desmielinizante y neurodegenerativa con una causa aún no definida, que conjuga factores biológicos y ambientales. Esto posiblemente sea la causa de las múltiples manifestaciones clínicas que se presentan en esta enfermedad, además de la variabilidad respecto a la evolución de cada paciente. Según la bibliografía internacional, México se ha considerado generalmente como un área con poca incidencia de EM, sin embargo, en la década de los 90’s fue evidente el incremento en la frecuencia de esta enfermedad, posiblemente en relación a que los http://sirelcis.imss.gob.mx/pi_query.php?anioSelec=2012&idProyecto=2012-2464&idCli=3601&idsol= http://sirelcis.imss.gob.mx/pi_query.php?anioSelec=2012&idProyecto=2012-2464&idCli=3601&idsol= 3 mestizos mexicanos se han convertido en una mezcla racial cada vez más compleja y al mayor conocimiento de la enfermedad. El estudio más reciente realizado en nuestro país respecto a la epidemiología fue publicado en 2008 por el Grupo Mexicano de Esclerosis Múltiple y reportó una prevalencia de 1-6 (variando incluso entre 12-15) por cada 100,000 habitantes, aunque dicha cantidad era variable según estados, ubicando al DF en proporción a 10, Chihuahua 12 y Nuevo León 30 casos por cada 100 mil habitantes. Múltiples tratamientos se han introducido en la década pasada para el manejo de esta enfermedad, aun así ha sido necesaria la adición de nuevos fármacos con mecanismos de acción diversos a fin de disminuir la progresión de la enfermedad y reducir la discapacidad, considerando que la marca fisiopatológica de la EM son los múltiples focos de inflamación y desmielinización en la sustancia blanca del SNC, aunque recientemente se sabe que este proceso también afecta la sustancia gris. La formación de estas lesiones envuelve linfocitos y monocitos que tienen acceso al parénquima cerebral desde la circulación, inicialmente por adhesión al endotelio vascular en regiones de inflamación y posteriormente por una cascada de reacciones a partir de las cuales se han planteado nuevas mecanismos para detener la actividad proinflamatoria. En 1993, la Food and Drug Administration (FDA) autorizó el primer interferón beta para el tratamiento de la EM. Este hecho inició el despegue de la investigación clínica, dando pie a que a finales de esa misma década, se supiera ya de la importancia de iniciar el tratamiento lo antes posible para limitar el daño axonal. Desde entonces, de forma progresiva, se han ido incorporando fármacos y pautas terapéuticas hasta configurar el arsenal actual de la EM. De modo que para 2012 7 terapias se aceptaron para el tratamiento de este padecimiento. 4 La medicina basada en la evidencia (MBE) o el empleo de la información derivada de los mejores estudios para tomar decisiones debe completarse con el criterio experto para la elección de la mejor opción terapéutica en un sujeto y un momento concretos. El tratamiento individualizado en la práctica diaria debe ajustarse a la forma clínica de la enfermedad y su evolución en cada paciente. Los estudios clínicos seleccionan a los participantes según un fenotipo o el perfil de la enfermedad y proporcionan el criterio del tratamiento más eficaz, mientras que el clínico conoce la evolución de la enfermedad en el paciente concreto. La evidencia ganada en los estudios clínicos considerados decisivos y concluyentes y su valoración por la autoridad reguladora, junto con la experiencia profesional, son condiciones para alcanzar la excelencia clínica. Aunar experiencia personal y evidencia científica es el objetivo de estas recomendaciones, las cuales atienden básicamente al nivel A de evidencia, que proviene de los estudios de clase I, comparativos contra placebo y con grupo control en paralelo. No obstante, no siempre es fácil trasladar los conocimientos derivados de una situación experimental controlada a la práctica clínica habitual. En los ensayos clínicos, la variabilidad de los sujetos de experimentación debería ser la mínima posible. En condiciones reales, esta variabilidad se amplía y aparecen supuestos no contemplados en la situación experimental. El hecho de que una determinada intervención se haya demostrado eficaz en condiciones experimentales no implica de forma necesaria su eficacia cuando se aplica a la población general. Por el contrario, no todas las situaciones reales son susceptibles de ser analizadas en situación experimental (p. ej., enfermedades de escasa prevalencia, presentaciones excepcionales de enfermedades prevalentes, comorbilidad, polifarmacia, 5 etc.), por lo que no todas las decisiones clínicas pueden estar avaladas por resultados validados previamente en ensayos clínicos. JUSTIFICACIÓN La EM se considera actualmente la primera causa de discapacidad en pacientes jóvenes por causa neurológica, además de ser una causa frecuente de consulta en centros de referencia Neurológica, específicamente hablando de nuestro Centro Médico Nacional SXXI, por lo que consideramos importante establecer un algoritmo de manejo basado en la evidencia internacional más actual para los pacientes adultos que ya cuenten con el diagnóstico de esta patología según los Criterios más actuales. Es por ello que se realiza esta Propuesta de Guía de Práctica Clínica, con la finalidad de facilitar la toma de decisiones para el manejo de esta enfermedad en nuestro medio, presentando la evidencia existente hasta el día de hoy, respecto a los múltiples manejos ya definidos para el tratamiento de esta patología en su variedad Remitente Recurrente, haremos énfasis en los tratamientos no convencionales ya sea por ser recientes o bien, por sus indicaciones en aquellos pacientes que abarcan el menor porcentaje dentro de este subtipo, los No Respondedores a manejos de primera línea. OBJETIVOS Esta propuesta tiene como objetivo principal el proporcionar información concisa y actualizada respecto a las posibilidades en el tratamiento de la Esclerosis Múltiple en su forma Remitente Recurrente en población adulta ya sea para el inicio de manejo en 6 pacientes recientemente diagnosticados, o bien ante la falla terapéutica a los fármacos de primera elección. Lo anterior, con la finalidad de facilitar el proceso de toma de decisiones a los clínicos que durante su práctica manejan a estos pacientes. Para lo cual se presenta la evidenciamás reciente disponible. MATERIAL Y MÉTODOS Se realizó una búsqueda en PubMed y MedLine relacionada al Tratamiento de Esclerosis Múltiple en su variedad Remitente Recurrente que fueran de no más de cinco años previos, de revistas indexadas, así como los artículos considerados pivote para cada fármaco independientemente de su fecha de publicación. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS EM En 1983 Poser y sus colegas publican los primeros criterios diagnósticos que incluyen datos radiológicos, por potenciales evocados aunque la mayor parte de la información es clínica, generando la categoría de Criterios de Soporte por laboratorio para quienes no cumplían los criterios necesarios y requerían la presencia de 2 o más Bandas Oligoclonales en LCR o bien evidencia de aumento de los niveles de IgG intratecal. Sin embargo, en 2001 se realiza una revisión encabezada por el Dr. W. Ian McDonald produciendo los criterios con su nombre introduciendo los hallazgos por RMN para dar evidencia de diseminación espacio-temporal y las características de la EM por neuroimagen. 7 Posteriormente se publica una revisión en 2005 por Polman que elimina los hallazgos de LCR como requeridos para establecer el diagnóstico de EM, y ha simplificado los requerimientos por RMN para establecer diseminación en tiempo, para lesiones nuevas en T2 que se observen al comparar el estudio inicial de referencia que al menos debe haberse realizado con 30 días de diferencia. Asimismo se clarifica el uso de lesiones medulares en los criterios ya que una de estas lesiones cuenta como Infratentorial y contribuye para la cuantificación de lesiones positivas en T2. Actualmente, los criterios diagnósticos para EM incluyen elementos clínicos y paraclínicos, enfatizando la necesidad de demostrar diseminación en espacio (DIS) y tiempo (DIT) y de excluir diagnósticos alternos. Aunque el diagnóstico puede hacerse solo con elementos clínicos, la resonancia magnética nuclear (RMN) puede apoyar, complementar o incluso reemplazar algunos criterios clínicos, como más recientemente se enfatizó en la revisión de los Criterios de McDonald por el Panel Internacional en Diagnóstico de EM. Estos criterios y su actualización, han resultado en diagnósticos más tempranos con alta especificidad y sensibilidad seguida por un mejor entendimiento de los pacientes y su mejor evolución por un manejo oportuno. Desde la revisión de los criterios de McDonald en 2005, nuevos datos y consensos han apuntado la necesidad de su simplificación para dar mejor comprensión y utilidad y para su mejor aplicación en poblaciones distintas a los caucásicos adultos de donde se derivaron inicialmente. En mayo de 2010 en Dublin, el Panel Internacional para el Diagnóstico de EM se reunió por tercera vez para revisar las necesidades y realizar nuevos lineamientos en situaciones particulares incluyendo la población pediátrica y poblaciones no caucásicas. 8 CRITERIOS POR RMN Diseminación en Espacio. En las versiones pasadas de los Criterios de McDonald, la demostración de la DIS se basaba en los criterios de Barkhof /Tintoré que aunque tenían buena sensibilidad y especificidad, presentaban dificultades para aquellos que no eran neuroradiólogos. El grupo europeo MAGNIMS (multicenter collaborative research network), que estudian Resonancia magnética en EM, compararon los criterios de Barkhof/Tintoré para valorar diseminación en tiempo y espacio con criterios simplificados desarrollados por Swanton y colegas. En el trabajo de MAGNIMS la diseminación en espacio puede demostrarse con al menos 1 lesión en T2 en al menos dos de 4 localizaciones consideradas características para EM como especificaban los criterios originales de McDonald: yuxtacorticales, periventriculares, infratentoriales y medulares, con lesiones dentro de la región sintomática excluida en pacientes con síndromes medulares o cerebelosos. En 282 pacientes con síndromes neurológicos aislados, los criterios de diseminación en espacio de Swanton mostraron ser más simples y ligeramente más sensibles que los Criterios originales de McDonald. El panel aceptó estos Criterios MAGNIMS para diseminación en espacio ya que pueden simplificar el proceso diagnóstico para EM preservando sensibilidad y especificidad. Diseminación en Tiempo. La revisión de 2005 de los Criterios de McDonald, simplificó la evidencia por RMN necesaria para demostrar la diseminación en tiempo, basándose en la aparición de una nueva lesión en T2 en una imagen comparada a la basal tomada al menos 30 días 9 después del inicio del primer cuadro clínico. En la práctica clínica no hay razón para posponer una primera RMN hasta 30 días luego de iniciado el cuadro, ya que puede resultar en un estudio extra para confirmar el diagnóstico. Abandonando los requerimientos de una referencia de imagen extra luego de 30 días no se compromete la especificidad y aún más, el Panel en su revisión comenta que una nueva lesión en T2 establece la diseminación en tiempo sin importar los días de diferencia respecto al basal. Más recientemente, el grupo MAGNIMS confirmó en estudios tempranos, que en pacientes con síndromes neurológicos aislados típicos, una RMN de encéfalo única, que muestre diseminación en espacio y lesiones asintomáticas que realcen o no con Gadolinio, es altamente específica para la predicción temprana de desarrollo de EM clínicamente definida y confiable sustituta de los criterios previos para diseminación en tiempo. Luego de revisar estos datos, se aceptó que la presencia de lesiones tanto Gd (+) como Gd (-) en la RMN basal puede sustituir un estudio posterior para confirmar diseminación en tiempo. Usando estos criterios simplificados para demostrar diseminación en tiempo y espacio con una imagen que contenga ambas lesiones, con realce y sin él en regiones típicas del SNC para esta enfermedad, el diagnóstico de EM puede hacerse en pacientes con síndrome neurológico aislado basándose en una sola RMN, sin reducir la sensibilidad. Sin embargo, un nuevo evento clínico o imagen seriada para demostrar nuevas imágenes que realcen o en T2, podrían aún requerirse para establecer la diseminación en tiempo en aquellos pacientes quienes no tienen lesiones de ambos tipos en la resonancia basal. 10 LCR El panel de expertos sigue considerando un LCR positivo como aquel con índice de IgG elevado o 2 o más bandas oligoclonales. El cual puede ser importante para apoyar la naturaleza inflamatoria y desmielinizante de la condición subyacente, para evaluar diagnósticos alternativos y para predecir evolución. En los criterios de McDonald de 2001 y 2005 un LCR positivo podía usarse para reducir los requerimientos de RMN para demostrar diseminación en espacio (solo se necesitaban 2 o más lesiones en un estudio consistentes con EM si el LCR era positivo). Sin embargo, aplicando los criterios del grupo MAGNIMS (2010) para establecer diseminación en tiempo y espacio por imagen, el Panel de Expertos cree que no es del todo adecuado no completar lo ya establecido respecto a las observaciones para determinar diseminación en tiempo y espacio en RMN ya que no ha sido bien determinada la contribución del LCR dentro de estos criterios. ESCLEROSIS MÚLTIPLE RECURRENTE REMITENTE Dentro del complejo de Enfermedad Desmielinizante, deben considerarse múltiples apartados, siendo de particular interés para este trabajo el que se denomina síndrome desmielinizante aislado (SDA) o síndrome neurológico aislado (SNA) ya que se reconoce como tal, al primer episodio de disfunción neurológica detectado que no cumple criterios para definirse como EM. Su identificación es importante porque la mayoría de estos pacientes va a desarrollar EM con el curso de los años. Una vez desarrollada la enfermedad, se estima que en torno a un 85-90% de los pacientescon EM comienza con la forma Remitente Recurrente (EMRR), de los que una 11 proporción significativa (80%) evoluciona a la forma secundariamente progresiva (EMSP) pasados 10-15 años desde el inicio de la enfermedad. El 10-15% restante inicia con la forma Primaria Progresiva (EMPP), con progresión sostenida de la discapacidad y sin brotes clínicamente identificables. Y un número reducido de pacientes presenta un curso progresivo-recurrente (EMPR) de esta enfermedad. La EMEA (European Medicines Agency), desde una perspectiva terapéutica, engloba bajo el término EM recidivante (EMR) todas las formas clínicas que presenten brotes, y es en este apartado que las posibilidades de manejo son más amplias dando un mejor pronóstico funcional a los pacientes con esta evolución. Se ha demostrado que determinados fármacos son capaces de modificar el curso de la EM, disminuyendo el número de brotes y de lesiones en la resonancia magnética (RMN). Hay más dudas en cuanto si estos mismos fármacos son capaces de modificar la evolución de la discapacidad residual de una forma clínicamente significativa. Hay argumentos que indican que desde el inicio de la enfermedad se produce un proceso de daño axonal, más o menos relacionado con la inflamación. Este daño axonal sería el sustrato patológico de la discapacidad residual. Por ello, se ha argumentado que un tratamiento desde el inicio clínico de la EM retrasaría la evolución hacia una discapacidad residual significativa. Como la gran mayoría de los sujetos con esclerosis múltiple comienzan con la forma Recurrente Remitente, la investigación clínica es predominante en esta forma de la enfermedad. De hecho, fue en EMRR en que por primera vez demostraron su eficacia los fármacos modificadores de la enfermedad (FME) y fue la primera de las indicaciones autorizadas. Los sujetos participantes en estos estudios presentaban una enfermedad 12 activa, con al menos dos brotes en los 2-3 años previos, y la eficacia de estos fármacos se basó principalmente en una reducción de la frecuencia de los brotes, junto con una disminución de las lesiones cerebrales detectadas mediante RM. Los fármacos autorizados para el tratamiento de las formas recurrentes de EM son: IFNβ-1b 250 µg subcutáneos en días alternos, IFNβ-1a 22 o 44µg subcutáneos 3 veces por semana, interferón (IFN) beta-1a 30 µg IM una vez por semana, y acetato de glatiramer 20 mg s.c. todos los días. Los criterios de indicación de tratamiento en las formas EMRR requieren que se haya presentado 2 o más brotes en los últimos 2 años en el caso del IFNβ-1b y acetato de glatiramer, y 2 o más brotes en los últimos 3 años para el IFNβ-1a IM. El IFNβ-1a SC. está autorizado para las formas de EM en brotes, y se permite su uso desde el primer brote con apoyo de RM (criterios de McDonald). Lo anterior, debe considerarse como el manejo establecido dentro de la primera línea de tratamiento en la EM RR, sin embargo, el curso irregular e impredecible de la EM y la ausencia de tratamientos curativos dificultan concretar criterios de respuesta y fracaso del tratamiento. En principio, es más fácil detectar el fracaso. La respuesta incluye el efecto placebo, el fenómeno de regresión a la media o la evolución natural de la enfermedad y la adherencia al tratamiento, además de los brotes y la evolución de la discapacidad. Los tratamientos autorizados han demostrado que mejoran la evolución de la enfermedad en los primeros años de su administración y queda pendiente conocer su efecto a largo plazo. No obstante y por razones éticas, de eficiencia y seguridad, el manejo clínico de los pacientes con EM obliga a emplear criterios de respuesta o fracaso para adoptar decisiones terapéuticas en un momento y un sujeto concretos. 13 Para poder valorar su eficacia se considera necesario realizar un curso completo de tratamiento durante un plazo estimado de 6 a 12 meses. No hay en sí una definición estándar de Falla Terapéutica en Esclerosis Múltiple, ni un consenso claro de cómo manejar a estos pacientes, dado que este grupo en particular no es la mayor población utilizada en estudios realizados. Además, así como Rudick y Polman notaron, dado que aproximadamente dos tercios de pacientes aleatorizados con terapias modificadoras de la enfermedad en los estudios más importantes para interferones y acetato de glatiramer presentaron recaídas o actividad por resonancia, la progresión de la enfermedad ha sido considerada por algunos, como la regla y no la excepción. Así pues, el tema importante es el grado de avance o progresión de la enfermedad que se considera aceptable por el paciente y/o el tratante y qué representa un fracaso en el tratamiento. Implícito en esto se encuentra la parte subjetiva en este concepto que puede definirse de manera distinta por el paciente y el clínico y entre diferentes pacientes y médicos. Rudick y Polman han hecho revisiones de parámetros clínicos y radiológicos para establecer el avance de enfermedad o predecir quiénes desarrollarán mayor actividad posteriormente. Aunque también consideran que la presencia de anticuerpos neutralizantes (bloqueadores del efecto de estos agentes) para interferones y Natalizumab se asocian con pérdida de efectividad medida por resonancia. En contraste, los anticuerpos a AG no son significantes fisiológicamente y no se asocian con aumento en la actividad de la enfermedad. En la ausencia de ensayos controlados y aleatorizados para indicar un momento exacto en el que las terapias de segunda línea deben iniciarse, hay múltiples opiniones de expertos asentadas y guías no estandarizadas publicadas. 14 Específicamente sobre el uso de Natalizumab, Ransohoff sugirió que se debe considerar en cualquier paciente que ha recibido terapia modificadora de la enfermedad de primera línea con una o más recaídas en los 12 meses previos con o sin lesiones Gadolinio (+) o en pacientes que no han tolerado los fármacos de primera elección. El consenso canadiense que fue desarrollado por un panel de expertos también hace hincapié en la principal indicación de manejo de segunda línea en pacientes con respuesta subóptima de por lo menos un año a IFN o AG, la cual debe ser clínica ya que el empeoramiento por resonancia no es mandatorio para el cambio de terapia. Adicionalmente, el tratamiento en pacientes que lo inician, por progresión rápida de la incapacidad o alguna condición particular que impida al paciente tolerar los agentes inyectables clásicos, debe considerarse con Natalizumab y más recientemente Fingolimod. Antes de realizar las consideraciones de cada uno de ellos, establecemos las definiciones pertinentes ya que de ellas depende la correcta indicación del siguiente grupo de medicamentos. Brotes Los brotes son un buen marcador clínico de actividad, a pesar de los factores de confusión como la regresión a la media o la dificultad para calibrar su gravedad y que su relación con la discapacidad a medio o largo plazo no es lineal. Finalmente, la tasa de brotes está muy influida por cómo se realiza el seguimiento de los pacientes. Si el seguimiento es más frecuente, hay mayor posibilidad de detectar los brotes. Por lo tanto, aunque los brotes nos ofrecen una medida de actividad de la enfermedad, su utilización 15 como medida única de respuesta al tratamiento inmunomodulador debe valorarse con cautela. Una vez establecido el diagnóstico de Esclerosis Múltiple, será importante establecer criterios respecto a lo que puede denominarse como un “brote” (ataque, exacerbación, recurrencia), que según el panel de expertos quedaría definido como síntomas reportados por el paciente o signos objetivos típicos de un evento desmielinizante inflamatorio agudo en el SNC, con duración de al menos 24h en ausencia de fiebre o infección, excepto en el caso de afección ocular ya queen el caso de Neuritis Óptica, se considerará brote aquel evento de al menos 2h de evolución. Aunque un nuevo ataque podría ser documentado por una examinación neurológica completa algunos síntomas serán difícilmente objetivos, sin embargo, esto no excluiría evidencia para considerar un evento desmielinizante, ya que hay reportes de síntomas paroxísticos los cuales deben ser consistentes con EM y de duración no menor a 24h; de hecho en este nuevo consenso, se acuerda que antes de hacer el diagnóstico definitivo de EM, al menos un ataque debe corroborarse por hallazgos al examen neurológico, PEV o estudio de RMN. Progresión de la discapacidad La RM muestra que hay más actividad inflamatoria cerebral de la que refleja la clínica de la EMRR. Esta actividad inflamatoria silente puede producir una progresión del déficit neurológico detectable en exploraciones sucesivas como marcador de una mala respuesta terapéutica. Se considera que el incremento de un punto en la EDSS es un cambio significativo en el estado neurológico, sobre todo si es por encima de 3 de la EDSS. 16 Los incrementos deben confirmarse en el tiempo para desestimar incrementos falsos o transitorios debidos a la recuperación incompleta tras un brote de la enfermedad o bien a otros procesos médicos como fiebre, etc. Un estudio objetivó que el incremento de 1 punto en la EDSS, confirmado a los 6 meses, ofrecía una sensibilidad del 77% y una especificidad del 89% para detectar un incremento de discapacidad a largo plazo. La EDSS está universalmente consolidada y facilita la comparación entre resultados. Debe considerarse el patrón de valoración y seguir empleándose, con independencia de que se utilicen otras escalas. Lesiones cerebrales La RM cerebral detecta zonas hiperintensas, cuya aparición guarda relación con la actividad clínica, tanto en los brotes como en la discapacidad. La asociación entre la RM y las variables clínicas no es muy estrecha y la RM aún no se acepta para valoración subrogada de la eficacia en los estudios para nivel A de evidencia. Sin embargo, los cambios objetivados en la RM son útiles para valorar el efecto de un tratamiento. Respuesta subóptima o falla terapéutica Definir una respuesta subóptima o falla al tratamiento es uno de los puntos más complejos actuales en el tratamiento de la EM. La situación puede confundirse debido a que la respuesta terapéutica, al igual que las presentaciones clínicas de la enfermedad, conlleva una forma dinámica y puede cambiar a lo largo del tiempo. Se requiere evaluar la respuesta a un tratamiento indicado durante al menos seis meses para obtener conclusiones acerca de la respuesta a un fármaco. Antes de determinar una respuesta 17 inadecuada a un tratamiento, es importante descartar qué comorbilidades o efectos adversos de otros fármacos adicionales a la TME estén contribuyendo. En el caso de poca tolerabilidad al medicamento, el médico debe asegurarse que se ha intentado controlar los efectos adversos eficazmente. Tanto los datos clínicos como de laboratorio y gabinete, pueden tomarse en cuenta para precisar que hay falla terapéutica. Los criterios clínicos incluyen efectos adversos graves que no son tolerables, la frecuencia, gravedad y secuelas de las exacerbaciones, incremento de la escala de discapacidad (EDSS) o transición de una forma RR a una forma SP (secundariamente progresiva). Los criterios de laboratorio se relacionan básicamente a los hallazgos de efectos adversos graves tales como transaminasemia (interferones) o bien leucopenia grave que no son explicables por otras comorbilidades u otros fármacos independientes de esta enfermedad. Respecto a los hallazgos por gabinete, en la RMN se evalúan tanto el número y volumen de lesiones, como la cantidad de lesiones que refuerzan con gadolinio ya que el aumento en estos parámetros indica progresión de la enfermedad y por lo tanto, una mala respuesta terapéutica. Varios grupos han realizado consensos en los que se proponen criterios para definir respuesta subóptima o falla al tratamiento pero hay limitaciones por el diseño de los estudios disponibles, por lo que no pueden establecerse francamente. Diversos estudios han mostrado que el cambio de fármaco en el tratamiento de primera línea resulta efectivo ante la falla terapéutica con los parámetros comentados en los renglones previos. Un estudio argentino comparó en una cohorte de 112 personas con falla al tratamiento de primera línea el cambio a otro esquema de la misma línea y se dio 18 seguimiento a 3 años: 31 pacientes cambiaron de IFNβ en dosis baja a IFNβ a dosis alta; 52 de IFNβ a acetato de glatiramer; 16 de acetato de glatiramer a IFNβ y 13 de IFNβ a inmunosupresor. En la mayoría de los pacientes, el primer fármaco fue suspendido por falta de eficacia. Los autores concluyeron que todas las modalidades de cambio fueron favorables, pero la mejor respuesta fue tras el cambio de IFNβ a acetato de glatiramer o a inmunosupresor en comparación con los otros dos. Aun así, el reducido número de pacientes representa una limitación para la estandarización de estas conductas. Otro estudio más reciente realizado en un centro de EM de la University of San Francisco, evaluó una cohorte de 385 pacientes tratados con IFNβ o acetato de glatiramer como fármacos de primera línea; se identificaron 47 pacientes con falla terapéutica después de al menos un año de tratamiento. Las razones para el cambio fueron frecuencia de recaídas (23 pacientes), incremento de discapacidad, actividad persistente por imagen o combinación de éstas. Nueve de 52 pacientes (17.3%) originalmente tratados con acetato de glatiramer se cambiaron a IFNβ y 38 pacientes de 332 (11.4%) originalmente tratados con IFNβ fueron cambiados a otro IFN o a acetato de glatiramer. Después del cambio de tratamiento, el número de recaídas anual disminuyó en los 3 grupos. Estos estudios demostraron un claro beneficio tras el cambio en pacientes con falla de respuesta por lo que se proponen los siguientes criterios para realizar el cambio de tratamiento, basados en lo encontrado en la bibliografía: - Efectos adversos intolerables - Dos o más recaídas al año - Una recaída grave asociada a recuperación incompleta, mayor discapacidad o mayor actividad evidenciada mediante RMN (múltiples lesiones que refuerzan con contraste o más de 3 nuevas lesiones en T2 en un año) 19 - Persistencia de actividad observada en la RMN a pesar de tratamiento con esteroides De acuerdo a lo anterior, podríamos catalogar la calidad de la respuesta terapéutica principalmente en base a dos parámetros: 1.Clínicos Disponer de una definición de respuesta que sea válida de manera universal es fundamental para poder identificar a los sujetos que continuarán con actividad tras una falta de respuesta inicial al tratamiento y que pueden beneficiarse de un cambio terapéutico precoz, cuando todavía la enfermedad no ha causado un daño irreversible. Pero no hay una definición validada de respuesta. Por eso la mejor opción disponible es emplear los criterios de los estudios clínicos que la autoridad reguladora ha aceptado como evidencia suficiente. Esto implica valorar la respuesta ajustada al intervalo de 2 años de los estudios clínicos, que parece corto para una enfermedad crónica, pero es la mejor aproximación. En cuanto a los brotes, se considera que los sujetos tienen buena respuesta cuando presentan menos de 1 brote en 2 años de tratamiento, que corresponde a una tasa anualizada de recaídas de 0,5, que es la mitad del criterio de inclusión en los estudios. El tiempo hasta el siguiente brote no se considera un buen parámetro. En cuanto a la discapacidad, se considera fracaso del tratamiento el aumento de 1 punto en la EDSS, de forma mantenida durante 6 meses consecutivos, en los sujetos con20 una EDSS ≤5,5. Cuando la EDSS es > 5,5 se considera fracaso el aumento de 0,5 puntos. El tiempo transcurrido hasta el empeoramiento sostenido también es un parámetro aceptable para valorar la respuesta. La proporción de sujetos con progresión en un determinado tiempo no es aplicable a un caso concreto en la práctica diaria. Se considera que la respuesta es aceptable si no se aprecia incremento de discapacidad en las magnitudes señaladas. 2. Radiológicos La RM también informa sobre la actividad de la enfermedad, pero las autoridades reguladoras no la consideran una variable subrogada. Sin embargo, presentar una lesión en T1 hiperintensa tras gadolinio y/o más de dos lesiones en T2 nuevas respecto de la RM realizada 1-2 años antes indica mala respuesta al tratamiento, ya que como se ha comentado previamente, el proceso inflamatorio puede dar manifestaciones subclínicas, o bien, pueden pasar inadvertidas para los pacientes e incluso durante una exploración física. La RM puede ser el criterio que determine la opción terapéutica cuando la clínica no es concluyente. 3.Parámetros combinados Aunque parece razonable definir la respuesta con una combinación de brotes y discapacidad, se carece de experiencia y no es fácil. Una combinación clínico-radiológica añade el inconveniente de que la RM no se acepta como parámetro subrogado a la clínica 21 y la disponibilidad de este estudio se encuentra limitado. Cada paciente es un caso independiente y el neurólogo considerará cómo priorizar las variables de respuesta en un caso y un momento concretos para decidir la oportunidad de cambiar de tratamiento. En conclusión, el objetivo principal es prevenir la discapacidad en el largo plazo, por eso, aunque el nivel A de evidencia prima la frecuencia de los brotes, debe ponderarse bien la acumulación de la discapacidad y apoyarse en las lesiones cerebrales de RM y la atrofia cerebral, siempre que se pueda. La evolución de la actividad de la EM es el criterio de ajuste individualizado del tratamiento. TRATAMIENTO EN ESCLEROSIS MÚLTIPLE REMITENTE-RECURRENTE En la actualidad los medicamentos para tratar la EM pueden clasificarse en cuatro grupos: 1. Medicamentos aprobados de primera línea: IFNβ-1b, IFNβ-1a, acetato de glatirámero (AG), Fingolimod y, en España, azatioprina. 2. Medicamentos aprobados de segunda línea: mitoxantrona y natalizumab. 3. Medicamentos no aprobados, pero sobre los que hay experiencia clínica: ciclofosfamida, metotrexato, inmunoglobulina, esteroides y asociaciones de medicamentos. 4. Medicamentos en investigación registrados para otras indicaciones: cladribina, micofenolato de mofetilo, rituximab, alemtuzumab, etc. 22 Los medicamentos aprobados de primera línea tienen en general un perfil de tolerabilidad razonable, con muy escasa inducción de efectos adversos graves, aunque con frecuentes efectos secundarios leves. Su eficacia ronda el 30% de reducción de la tasa de brotes y en ese porcentaje se agrupan los pacientes con respuesta aparentemente completa, no respondedores y respondedores parciales. Es el grupo con el perfil de seguridad y eficacia más consolidado. Esta gama de fármacos para la EM permite remplazar un tratamiento mal tolerado o ineficaz por otro de los disponibles y lograr la mejor relación riesgo/beneficio u optimización del tratamiento. La valoración del riesgo del tratamiento es más fácil a medida que se gana experiencia en la exposición a los fármacos. Lo problemático es valorar el beneficio a falta de tratamiento curativo y con la variabilidad de respuesta inherente a la propia enfermedad y a cada individuo. Éste es el objeto de este consenso y, en la sección anterior, ha quedado definido y cuantificado el límite mínimo de respuesta en cada variable de valoración. INTERFERONES El IFNβ-1b fue el primer tratamiento modificador de la enfermedad aprobado por la FDA para el tratamiento de la EM RR en los Estados Unidos. El estudio pivote en 372 sujetos, mostró menor tasa de recurrencia en sujetos tratados con 8mUI en días alternos comparado con placebo (tasa de recurrencia anual (TRA) 1.27 vs 0.84 con p=.0001) a los 2 años. Una dosis menor de IFN (6mUI en días alternos) también se probó en su estudio clínico, demostrando superioridad al placebo (TRA 1.27 vs 1.17, p=.0101). La tasa de exacerbación entre la baja y la alta dosis fue diferente con significancia estadística (p=.0086) sugiriendo un efecto dependiente de la 23 dosis. En la extensión del estudio a 5 años la proporción de sujetos con progresión de la discapacidad fue menor en el grupo tratado con 8 mUI en días alternos respecto al placebo (36% vs 46%, p=.096). Además, el grupo tratado no tuvo incremento significativo de la lesiones por RMN (p=.917) comparado con el estudio basal; incluso, el grupo placebo presentó 30% de incremento en las lesiones por este estudio de imagen (p=.0001). Luego de ser reconstituido por los pacientes en 1ml de solución salina, el IFNβ-1b se administra vía SC en días alternos con la opción de un autoinyector. Ya liofilizado, el IFNβ-1b debe mantenerse a temperatura ambiente hasta aplicarse. Según la bibliografía, los efectos adversos más comunes son eritema del sitio de inyección que puede tardar días o semanas, síntomas gripales, y menos comunes, la posibilidad de transaminasemia y leucopenia por lo que se debe solicitar perfil hepático y biometría hemática cada 3-6 meses. Hay 2 formulaciones de IFNβ-1ª, una IM semanal y otra SC semanal. La semanal IM a dosis de 30µg se mostró en un estudio fase III con 301 sujetos con EMRR para disminuir el tiempo de progresión de discapacidad cuando se comparó con placebo (21.9% vs 34.9%, p=.02). Las tasas de recaída a 2 años fueron menores comparadas con placebo (TRA 0.61 vs 0.90, p=.03) así como las menores lesiones por RMN con realce al Gadolinio. La administración semanal está disponible en una forma liofilizada que puede mantenerse a temperatura ambiente por 30 días y necesita reconstituirse por el paciente. También está disponible en una premezcla (0,5mL) que debe refrigerarse pero puede mantenerse a temperatura ambiente por 7 días. En la experiencia del autor los síntomas gripales pueden ocurrir y son más comunes en pacientes con formulación premezclada. El eritema del sitio de inyección es poco frecuente con la formulación IM. Cada 6 meses deben solicitarse BH y PFH. 24 El IFNβ-1a SC fue estudiado en 560 sujetos contra placebo a dosis de 22µg vs 44 µg 3 veces por semana por un periodo de 2 años. Ambas dosis proveen eficacia contra placebo según la TRA (1,82 para 22 µg y 1.73 para 44 µg, p=0.005) con riesgo de recaída de 27% para 22 µg y 33% para 44 µg. Sujetos en tratamiento acumularon lesiones activas para 22µg de -1.2% y para 44 µg -3.8% con p<.001 contra placebo ambos) y experimentaron menor progresión sostenida de la discapacidad (p<.05). Un subgrupo de pacientes con EDSS mayor de 3.5 fue analizado y tenían reducción de la posibilidad de progresión de la discapacidad solo cuando se trataron con la dosis mayor. De manera similar, la dosis mayor fue favorecida al valorar el número de lesiones en T2 por estudios bianuales. Luego de los 2 primeros años, los receptores de placebo se aleatorizaron a los grupos de 22 o 44 µg y se siguieron por 2 años más. Haciendo el cambio a tratamiento se notaron cambios en la actividad de la enfermedad, pero los sujetos tratados con 44 µg durante los 4 años tenían mejor escala de EDSS al final del estudio comparándolos con quienes recibieron el mismo manejo solo por dos años. El IFNβ-1a SC está disponible en formulación premezclada (0.5mL) y puede ser administrada con un autoinyector. Cuando no se dispone de refrigeración, se puede mantener a temperatura ambiente por hasta 30 días. Ambas premezclas, de 22 µg y 44 µg se encuentran disponibles. ENla experiencia de múltiples autores, los efectos secundarios más frecuentes son síntomas gripales, eritema en sitio de inyección. Deben solicitarse BH y PFH cada 3-6 meses. Se debe advertir al usuario la posibilidad e empeoramiento de depresión clínica al iniciar terapia con interferones. Sin embargo, la depresión ya diagnosticada no es una contraindicación para el uso de IFN en el manejo de la EMRR: 25 Los Anticuerpos Neutralizantes (NAbs) pueden desarrollarse con el uso de IFN y tienen el potencial de interferir con la eficacia del manejo medido por clínica y por estudios de imagen. Además, los NAbs de IFNβ-1a y de IFNβ-1b parecen hacer reacción cruzada entre ellos. EL uso de pruebas rutinarias para detectar estos anticuerpos en la práctica clínica varía entre los diversos centros hospitalarios y médicos y reflejan la falta de consenso respecto a su utilidad. En 2005, la European Federation of Neurologic Societies (EFNS) publicó guías recomendando la determinación de esta prueba de manera rutinaria. Era recomendable que a todos los usuarios de IFN se les hiciera la determinación de NAbs a los 12 y 24 meses de inicio del manejo. Si los pacientes resultaban con pruebas negativas a ese tiempo, se sugería que no eran necesarias nuevas determinaciones porque la conversión después de 24 meses es baja. Pero, si los pacientes resultaban positivos, se recomendaba repetir la prueba 3-6 meses después. Si persistían títulos altos, la EFNS recomendaba la descontinuación de los IFN. En contraste, la American Academy of Neurology realizó un consenso de expertos en 2007 que concluyó que los datos eran insuficientes para hacer recomendaciones específicas respecto a esta prueba. Sin embargo, por lo ya expuesto, parece razonable realizar esta determinación cuando se considera un cambio de terapia entre interferones por razones de falta de respuesta a tratamiento. Estos anticuerpos no deben medirse inmediatamente luego de la aplicación de IFN ya que éste puede saturarlos e impactar en los resultados. Cabe mencionar que la indicación actual para el uso de esta terapia modificadora de la enfermedad, es en aquellos pacientes con EDSS entre 0 y 5.5. ACETATO DE GLATIRAMER En el estudio pivote de AG, 251 sujetos con EMRR se aleatorizaron para recibir dosis diaria de 20mg vía SC contra placebo. Luego de 2 años de tratamiento hubo 26 reducción de las recaídas del 29% (TRA 0.59 vs 0.84, p=.007). Pocos pacientes tratados con AG experimentaron empeoramiento de la discapacidad. En un estudio separado de 239 sujetos con EMRR aleatorizados a AG contra placebo, el tratamiento resultó en reducción de nuevas lesiones que realzaban con gadolinio luego de 9 meses. AG está disponible en premezcla de 1mL y puede administrarse con un autoinyector. Se sugiere su uso en aquellos pacientes que aún se presenten con EMRR y cuenten con un EDSS de no más de 6.5 puntos. En la experiencia reportada en la bibliografía, los efectos secundarios más frecuentes incluyen eritema del área de inyección, con edema e induración. Los pacientes también pueden presentar lipoatrofia al paso del tiempo. Las reacciones inmediatas incluyen síntomas gripales, y generalmente se autolimitan. FINGOLIMOD Fingolimod es una nueva clase de fármaco recientemente aprobado en nuestro país para el tratamiento de la esclerosis múltiple. Se une a un receptor de la esfingosina- 1-fosfatasa, o receptor de S1P en las células inmunes, incluyendo las células T y las células B, que causan el daño en el sistema nervioso central en la EM. El fármaco recluta estas células inmunes a permanecer en los nódulos linfáticos, impidiendo que migren y crucen la barrera hematoencefálica hacia el cerebro y la médula espinal. Se han obtenido resultados positivos en los ensayos clínicos de fase III a gran escala demostrando que fingolimod reduce notablemente el número de recaídas en la esclerosis múltiple y reduce la actividad de la enfermedad observada a través de la resonancia magnética. 27 En un ensayo clínico que duró un año comparando IFNβ-1a (Avonex) con fingolimod, este último redujo en promedio más recaídas que el Interferón. Uno de los ensayos clínicos también sugirió que fingolimod podría retrasar la progresión de la discapacidad física. Sin embargo, no se recomienda en personas con enfermedades cardíacas incluyendo hipertensión arterial, bloqueos del ritmo cardíaco o isquemias; o en personas que tomen agentes para controlar el ritmo cardíaco, betabloqueadores o bloqueadores del canal de calcio. La eficacia de fingolimod se demostró en dos estudios que evaluaron la toma diaria de 0.5 y 1.25mg en pacientes con EMRR. Ambos estudios incluyeron pacientes que hubieran tenido al menos 2 recaídas clínicas en los 2 años previos a la aleatorización o al menos una recaída clínica durante el año previo y que tuvieran un EDSS de 0 a 5.5. El estudio uno fue un estudio doble ciego, aleatorizado, placebo controlado en pacientes con EMRR que no habían recibido ni interferón ni acetato de glatiramer por al menos 3 meses previos y que no hubieran utilizado natalizumab por al menos 6 meses previos. Las evaluaciones neurológicas se realizaron cada 3 meses y cuando se sospechara recaída. Las evaluaciones por RMN se hicieron al 6º, 12º y 24º mes. El objetivo primario fue la tasa anual de recaída. La mediana de la edad era de 37 años, la mediana de la duración de la enfermedad era de 6.7 años y la mediana de EDSS basal fue de 2.0. Los pacientes se aleatorizaron a recibir Fingolimod 0.5mg (n=425), 1.25mg (n=429) o placebo (n=418) por hasta 24 meses. La mediana del tiempo durante el estudio fue de 717 días en 0.25mg, 715 días en 1.25mg y 719 días para placebo. La tasa anual de recaída fue significativamente menor en pacientes tratados con Fingolimod que en quienes recibieron placebo. La segunda meta era confirmar al 3er mes la progresión de discapacidad, considerando como un incremento al menos 1 punto respecto al registro basal. En este apartado, Fingolimod también mostró disminuir significativamente la progresión respecto al placebo. La dosis de 1.25mg resultó sin beneficio adicional sobre la dosis de 0.5mg. 28 El estudio 2, fue un estudio por un año, aleatorizado, doble ciego, controlado en pacientes con EMRR quienes no hubieran recibido natalizumab en los 6 meses previos. La terapia previa con IFNβ o acetato de glatiramer previo a la aleatorización era permitida. Las evaluaciones neurológicas se realizaron al inicio y cada 3 meses así como al tiempo en que se sospechara recaída. La evaluación por RMN se realizó al inicio y al mes 12. El primer objetivo era la tasa anual de recaída. La mediana de la edad fueron 36 años, la mediana de la duración de enfermedad fue de 5.9 años y la mediana de EDSS basal fue 2.0. Los pacientes se aleatorizaron a recibir Fingolimod 0.5mg (n=431), 1.25mg (n=427) o IFNβ 30mcg IM una vez a la semana (n=435) por 12 meses. La mediana del tiempo durante el estudio fue de 365 días en fingolimod 0.5mg, 354 días en 1.25mg y 361 días en interferón. La tasa anual de recaída fue significativamente menor en pacientes con Fingolimod 0.5mg que en quienes recibieron interferón. El segundo punto fue el número de lesiones nuevas en T2 y que reforzaran con gadolinio, además de la progresión de EDSS al 3er mes de iniciar el estudio. El número de lesiones nuevas o activas fue significativamente menor en pacientes con Fingolimod que en pacientes con interferón. No hubo diferencia significativa respecto al aumento de EDSS entre quienes recibieron Fingolimod e interferón por un año. La dosis de 1.25mg resultó sin beneficio adicional sobre 0.5mg, por lo que es la dosis recomendada en los pacientes que inician tratamiento. NATALIZUMAB Múltiples tratamientos se han introducido en la década pasada pero aun así era necesaria la adición de tratamientos efectivospara disminuir la progresión de la enfermedad y reducir la discapacidad. 29 La marca fisiopatológica de la EM son los múltiples focos de inflamación y desmielinización en la sustancia blanca del SNC, aunque recientemente se sabe que este proceso también afecta la sustancia gris. La formación de estas lesiones envuelve linfocitos y monocitos que tienen acceso al parénquima cerebral desde la circulación, inicialmente por adhesión al endotelio vascular en regiones de inflamación. En este proceso, la glucoproteína a4b1 integrina, o antígeno tardío 4, se expresa en la superficie de linfocitos y monocitos y es un importante mediador de células de adhesión y migración transendotelial, tanto como un regulador de la activación de células inmunes en el tejido inflamado. Las lesiones cerebrales de los pacientes con EM son detectadas con una RMN ponderada a T2, en la que las lesiones activas se detectan con realce a gadolinio en T1, lo cual se considera como marcador de actividad de manera generalizada. Dentro del grupo convencional o de 1ª línea en el manejo de esta enfermedad podemos encontrar a los Interferones en sus múltiples presentaciones, así como el Acetato de Glatiramer y Fingolimod, sin embargo, algunos pacientes ya sea de manera primaria o posterior a largos periodos de su uso presentan a pesar de su administración, actividad de la enfermedad, la cual implicaría una respuesta subóptima o falla terapéutica, por lo que surge un nuevo grupo de fármacos encaminados a este grupo de pacientes que no presentan beneficio con los ya comentados. En este contexto, Natalizumab como fármaco de 2ª elección usado en EM RR ha mostrado la mejor evidencia dentro de los fármacos actualmente aprobados para esta patología en 2 estudios en fase 3 como monoterapia (AFFIRM) y en terapia combinada con IFNβ-1a (SENTINEL). Natalizumab es un anticuerpo monoclonal dirigido contra la subunidad a4 de la integrina a4b1 expresada en los linfocitos T circulantes. Este mecanismo previene la 30 interacción de esta integrina con la molécula de adhesión del endotelio vascular VCAM-1, lo cual es un paso necesario en la transmigración linfocítica al SNC. En el estudio AFFIRM, como monoterapia, 942 pacientes con EMRR con una recaída en el año precedente fueron aleatorizados 2:1 a recibir Natalizumab 300mg o placebo IV mensualmente. Los pacientes con inmunosupresor o inmunomodulador recientemente usado fueron excluidos así como pacientes a quienes se les administró IFN o AG por más de 6 meses a cualquier momento de su evolución. Después de un año de tratamiento la tasa anual de recaída en el grupo placebo fue de 0.81 comparado con 0.26 en el grupo tratado con Natalizumab (RR reducido de 68% p< .001). Después de 2 años, la escala de incapacidad definida por el EDSS cambió sostenidamente en 29% de los pacientes del grupo placebo comparado con solo 17% del grupo de Natalizumab (RR 42%, p<.001). También se observaron reducciones significativas tanto en lesiones T1 con realce al medio de contraste como a lesiones hiperintensas nuevas en T2. En el estudio SENTINEL, 1171 pacientes con EMRR a quienes se les había administrado IFN-β1a IM por al menos un año con al menos 1 recaída en el año previo al estudio, fueron aleatorizados 1:1 para añadir Natalizumab (misma dosis y frecuencia que en el estudio AFFIRM) o adherir placebo. A un año, la tasa anual de recaídas en la combinación IFN/Natalizumab fue de 0.38 comparada con 0.82 en el brazo de IFN-β1a solo (RR 54%, p<.001). A dos años, la progresión en el EDSS en el grupo que recibió tratamiento combinado fue significativamente menor a 23% comparado con 29% en el grupo placebo (RR 24%, p< 0.02). Un análisis posterior de estos pacientes con actividad severa de la enfermedad (dos recaídas en el año previo o 1 lesión que reforzara al Gadolinio) mostró que la terapia combinada reducía la tasa anual de recaída hasta el 76% y la progresión de incapacidad en 66% a los 2 años (p<0.001) 31 En un estudio placebo-controlado de pacientes con EM, Natalizumab redujo la frecuencia de lesiones realzadas con Gadolinio. Debido a que los pacientes recibieron solo dos infusiones con diferencia de un mes, los efectos a largo plazo en la formación de lesiones cerebrales fueron desconocidos. Sin embargo, en 2003 se publica en The New Englando Journal of Medicine el Estudio Miller, el cual incluyó 26 centros clínicos en US, Canadá y el Reino Unido logrando 213 pacientes desde septiembre de 1999 a mayo de 2000. Los pacientes elegibles estaban entre los 18-65 años cumpliendo los criterios de Poser para EM clínicamente definida o definida con soporte de laboratorio; se encontraban en fase RR o SP con al menos 2 recaídas en los dos años previos, con un EDSS entre 2-6.5 y al menos 3 lesiones en T2. Se excluyeron aquellos pacientes que habían recibido inmunosupresor o inmunomodulador en los 3 meses previos o habían tenido una recaía o habían recibido esteroides sistémicos 30 días previos. Este estudio fue aleatorizado doble ciego con asignación aleatoria a recibir 3mg/k de Natalizumab IV (68 pacientes), 6mg/k (74 pacientes) o placebo (71 pacientes) cada 28 días por 6 meses. El objetivo primario era el número de lesiones cerebrales nuevas en una RMN mensual durante los 6 meses que duró el tratamiento. Los datos clínicos incluyeron recurrencias y sensación de bienestar reportada por cada paciente. Los resultados mostraron marcadas reducciones en el número de lesiones en ambos grupos tratados con Natalizumab, a razón de 9.6 por paciente en el grupo placebo comparada con 0.7 en el grupo de 3mg (p<0.001) y 1.1 en el grupo de 6mg (p<0.001). 27 pacientes en el grupo placebo tuvieron recurrencias comparado con 13 en el grupo de 3mg (p=0.02) y 14 en de 6mg (p=0.02). El grupo placebo reportó un discreto empeoramiento en el bienestar (decremento de 1.38mm en una escala análoga de 32 100mm) mientras que los grupos de Natalizumab reportaron mejoría (aumento de 9.49mm en el grupo de 3mg y 6.21 en el de 6mg). Con lo anterior, se concluyó que el tratamiento con Natalizumab deja una disminución de las lesiones cerebrales inflamatorias y menos recaídas en un periodo de tratamiento de 6 meses en pacientes con una EM RR. Con efectos secundarios no graves no significativos comparados al placebo. Posteriormente, se publica en 2009 el estudio GLANCE, el cual se diseña para evaluar la seguridad y tolerabilidad de Natalizumab cuando se agrega Acetato de Glatiramer en pacientes con EM RR. La primera teoría con esta combinación era que se aumentaría la posibilidad de desarrollar nuevas lesiones en la RMN al compararlo con solo AG. Fue un estudio Fase 2, aleatorizado, doble ciego, placebo controlado incluyendo pacientes de 19-55 años quienes fueron tratados con AG al menos un año antes de la aleatorización y que hubieran tenido al menos una recaída en el año previo. Se dividieron en pacientes que recibieron 300mg IV de Natalizumab (n=55) o placebo (n=55) una vez cada 4 semanas además de AG 20mg SC una vez al día por 20 semanas. El resultado mostró que la tasa de desarrollo de nuevas lesiones activas por RMN fue de 0.03 con terapia combinada vs 0.11 con solo AG con una p=0.31. De manera que la combinación terapéutica resultó en un menor número de lesiones por RMN que reforzaran al Gadolinio (0.6 vs 2.3 de AG solo, p: 0.020) y nuevas lesiones hiperintensas en T2 (0.5 vs 1.3, p: 0.029). La incidencia de infección o reacciones a la infusión fue similar en ambos grupos sin observar reacciones de hipersensibilidad. Un efecto adverso serio fue reportado en la terapia combinada (cirugía electiva de cadera). Con excepción de un incremento en Ac anti-Natalizumab con terapia combinada, los datos de laboratorio fueron consistentes con los estudios previos solo para Natalizumab. 33 En conclusión, la combinaciónde Natalizumab y Acetato de Glatiramer se mostró segura y bien tolerada durante 6 meses. Sin embargo, a pesar de todos los estudios descritos, aún no se ha resuelto la cuestión clínica de cuando los pacientes con esta “enfermedad progresiva” deben virar a monoterapia con Natalizumab. Por ello, un estudio en curso, el SURPASS, está reclutando pacientes con enfermedad progresiva clínica o por imagen, mientras se les administra AG o IFN-β1a. Los pacientes serán aleatorizados a continuar con su terapia de primera elección o virar a Natalizumab Cabe destacar, que Natalizumab puede causar reacciones de hipersensibilidad inmediatas o tardías en aproximadamente 4% de los pacientes, siendo lo más común, la aparición de ellas durante la 2ª infusión. La principal preocupación con este tratamiento es el riesgo de Leucoencefalopatía Multifocal Progresiva (LMP) causada presumiblemente por la reactivación de un virus JC latente en el SNC. Los pacientes de mayor edad, con uso previo de inmunosupresores y prolongada exposición a Natalizumab incrementan el riesgo a presentar LMP. EN el estudio postmercado, la tasa de presentación de esta entidad es de 0.01, 0.37 y 1.49 por cada 1000 pacientes en el 1er, 2º y 3er año de tratamiento respectivamente. Por ello, deben considerarse adecuadamente las indicaciones y contraindicaciones del uso de este medicamento. Natalizumab está indicado como fármaco Modificador de la Enfermedad en forma de Monoterapia para EMRR, con el fin de prevenir recaídas y retardar la progresión de la discapacidad. Por razones de seguridad, el tratamiento está limitado a los siguientes grupos de pacientes: 34 --Pacientes con EM RR que no hayan respondido a un ciclo terapéutico completo y adecuado de IFN beta. Además, los pacientes de este grupo deben presentar por lo menos una de las siguientes características: Al menos una recaída en el último año durante el curso de la terapia Al menos 9 lesiones hiperintensas en T2 por RMN Al menos una lesión captante con Gadolinio en la RMN --Pacientes con EMRR con evolución grave o rápida (no tratados anteriormente con inmunomoduladores o inmunosupresores). Además, los pacientes de este grupo deben presentar las 2 características siguientes: Al menos 2 recaídas en el curso del último año con recuperación incompleta y discapacidad residual Aparición de lesiones nuevas en T2 (con variaciones numéricas y volumétricas) o aparición de una o más lesiones captantes de gadolinio respecto de una RMN efectuada recientemente. Evidentemente, el manejo con este fármaco debe indicarse y monitorizarse por médicos especialistas y no debe utilizarse en caso de hipersensibilidad severa a este fármaco o a cualquiera de los excipientes. Además NO debe usarse en pacientes afectados previamente por LMP. La seguridad y eficacia de Natalizumab en relación con otros tratamientos inmunosupresores y antineoplásicos no se conocen completamente, pero su suministro conjunto puede incrementar el riesgo de infecciones incluyendo aquellas oportunistas por lo que está contraindicado. 35 Los pacientes previamente tratados con inmunosupresores (mitoxantrona y ciclofosfamida incluidos) pueden presentar inmunosupresión prolongada y por tanto mayor riesgo para LMP. Por lo que de acuerdo a los fármacos usados con anterioridad, hay un tiempo considerado de “lavado” que debe cumplirse para mejorar la función inmunológica. Su uso en combinación con IFN beta o AG está de cualquier manera contraindicado. Asimismo se sugiere su uso en pacientes con EDSS no mayor de 6 puntos. Por último, el tratamiento con Natalizumab está contraindicado en pacientes con neoplasias concomitantes (excepto basilomas cutáneos) y en menores de 18 años. No se recomienda su uso en pacientes mayores a 65 años por la falta de información sobre su uso. Respecto al riesgo de Efectos Adversos Hepáticos, en 2008 la FDA luego de la aprobación de este tratamiento para Enfermedad de Crohn, agregó una advertencia en relación con el riesgo de hepatotoxicidad de la terapia con Natalizumab, ya que se observó un aumento combinado de transaminasas y bilirrubinas algunos días después del inicio de la administración en pacientes que habían recibido mayor dosis. Por lo tanto, se recomienda interrumpir la terapia en caso de ictericia u otras manifestaciones que indiquen daño hepático e indicar al paciente que debe recibir atención médica en caso de presentar cualquiera de estas manifestaciones. MITOXANTRONA El Clorhidrato de Mitoxantrona (MX) es un fármaco del grupo de las antraquinonas que previene la proliferación linfocítica a través de dos mecanismos de intercalamiento en las cadenas de DNA, causando su ruptura e inhibiendo la Topoisomerasa II, una enzima 36 reparadora de DNA. El ensayo pivote de Mitoxantrona en Esclerosis Múltiple en fase 3 (MIMS) comparaba la administración de MX a dosis de 5 y 12mg/m2 cada 3 meses por 2 años con placebo. Un total de 194 pacientes con EMRR o EMSP fueron estudiados. Pacientes previamente tratados con IFN, AG y MX fueron excluidos. El objetivo primario (progresión de discapacidad y recaídas sin considerar estudios de RMN) fue significativamente menor en ambos, el brazo de altas dosis de MX (p<.0001) y el de dosis baja (p<.005) en relación al placebo. Los resultados de resonancia magnética en un subconjunto no aleatorizado de 110 pacientes de la cohorte de MIMS vistos en sitios específicos fueron posteriormente reportados. Una tendencia hacia la disminución del número de exploraciones que muestran lesiones positivas a gadolinio a 24 meses se ha visto en el grupo de dosis alta MX con placebo (P < 0.065). Los pacientes previamente tratados con IFN o AG fueron excluidos, así como con los ensayos con natalizumab, A pesar de lo anterior, el estudio MIMS no proporciona ninguna evidencia directa para apoyar el uso de MX como una segunda línea terapia modificadora de enfermedad. El uso de MX en quimioterapia oncológica se sabe que está asociada a disfunción ventricular y leucemia aguda asociada a manejo. Estos riesgos inicialmente fueron vistos como menores en los pacientes en manejo por EM, sin embargo, desde que se aprobó como manejo modificador de la enfermedad de segunda línea, los reportes han ido en aumento, encontrando un riesgo de disfunción ventricular a estas dosis de 12% incluyendo un 0.4% de riesgo de Insuficiencia Cardiaca Congestiva y el riesgo de leucemia aguda asociada al manejo tan alto como 0.8%. 37 CICLOFOSFAMIDA Estudios del agente alquilante Ciclofosfamida en EM datan desde los años 60’s. A través de los residuos alquilantes de guanosina, la ciclofosfamida crea enlaces cruzados en las cadenas de ADN y ARN, impidiendo la síntesis de ADN y la producción de proteínas, respectivamente. En la práctica moderna, la ciclofosfamida es típicamente usada en inducción con dosis altas para EM fulminante o como mantenimiento cada 1-3 meses. Hay gran debate en la literatura sobre los méritos de su administración en esta enfermedad, con los ‘estudios norteamericanos que producen resultados divergentes, aunque posiblemente se asocien a las características de los pacientes estudiados. Un estudio aleatorizado doble ciego controlado de 60 pacientes con EM comparó la inducción de ciclofosfamida y hormona adrenocorticotropa (ACTH); ciclofosfamida oral, plasmaféresis y ACTH; y ACTH sola. Comparado con ACTH sola, la inducción con ciclofosfamida resultó en una tasa mayor de estabilización de la enfermedad (p<.002), con el grupo de plasmaféresis/ciclofosfamida oral se mostraron resultados moderadamente favorables. La Cooperativa del Noreste en su Grupo de Tratamiento, también demostró efectos benéficos en la administración de ciclofosfamida en uno de 4 brazos evaluados en un ensayo doble ciego que compara dos diferentes protocolosde inducción, con o sin dosis mensuales subsecuentes por dos años. Los pacientes se siguieron por un año adicional ya sin tratamiento. Los dos protocolos de inducción produjeron resultados equivalentes. Sin embargo, al año de seguimeinto, una separación se encontró en las curvas de supervivencia de los pacientes que recibieron o no dosis mensual. Quienes si las recibieron tuvieron menos progresión de EDSS durante el segundo año de tratamiento 38 y en el año subsecuente de seguimiento (p<.03). El subgrupo analizado mostró que los pacientes con EM primaria progresiva empeoraron en comparación con quienes tenían EM secundaria progresiva sin importar el protocolo usado (p<.04) y los beneficios de la dosis mensual fueron confinados a pacientes más jóvenes (p<.003) con tasas de progresión similares en mayores de 40 años. Sin embargo, el grupo de estudio de la Cooperativa Canadiense para Esclerosis Múltiple ha obtenido resultados que no muestran beneficio de la ciclofosfamida a dosis de inducción en pacientes con formas crónicas progresivas. Y la razón de estas diferencias se encuentra en debate, pero el consenso general es que la administración de la Ciclofosfamida ofrece beneficios solo en pacientes jóvenes con componente activo inflamatorio manifestado clínicamente por recurrencias continuas o por aumento radiológico de lesiones T2 o T1 Gd(+) . El tratamiento con Ciclofosfamida es generalmente bien tolerado a las dosis usadas en pacientes con EM, aunque son comunes las náusea, alopecia y fatiga. Los pacientes necesitan ser informados sobre la alta tasa de irregularidades menstruales y efectos sobre la fertilidad con dosis altas acumuladas, además, existe la necesidad de monitorizar neutropenia febril y cistitis hemorrágica así como la posibilidad de cáncer vesical y otras neoplasias secundarias. OTROS La terapia más agresiva de segunda línea es el transplante autólogo de células hematopoyéticas. Múltiples estudios pequeños no aleatorizados han reportado en general datos positivos con este manejo en pacientes severamente afectados con EM. Aunque hay aún un riesgo importante de mortalidad posterior. Sin embargo, reportes recientes, 39 sugieren que aunque puede haber una estabilización temprana muy dramática, la progresión de la enfermedad ocurre en seguimientos más prolongados, especialmente en pacientes de edad mayor y con EM secundariamente progresiva. En otro punto del espectro de “lo más agresivo”, la combinación de pulsos de esteroide e IFN se ha explorado. En el estudio aleatorizado y controlado NORMIMS, la suma de metilprednisolona oral mensual con IFNβ-1a SC a dosis estándar en una cohorte de 66 pacientes con enfermedad recurrente y de difícil control, resultó en una tasa anual de recaída de 0.22 comparada con 0.59 en el brazo de solo IFNβ-1a (p<.0001); sin embargo, estos estudios fueron comprometidos por altas tasas de abandono. Este efecto positivo de la combinación esteroide/IFNβ no se ha replicado en otros dos estudios aleatorizados y controlados. El estudio de combinación de Avonex evaluó la adhesión de bolos de metilprednisolona IV mensuales y metotrexate oral semanal (solos o en combinación) en pacientes con enfermedad clínicamente refractaria o activa por RMN cuando se administraba IFNβ-1a IM. Los investigadores no encontraron ninguna reducción en el número de lesiones T2 a 12 meses, ni con esteroide solo ni añadiendo metotrexate. En el estudio MECOMBIN de pacientes vírgenes a tratamiento, se usó IFNβ-1a IM y se añadieron pulsos mensuales de metilprednisolona oral o placebo. No se encontró efecto en el primer objetivo que era la modificación de EDSS por 6 meses de manera sostenida (hazard ratio 0.88, p<0.57) Los anticuerpos monoclonales como alemtuzumab y ocrelizumab/rituximab también se encuentran disponibles como terapias de segunda línea. Alemtuzumab fue comparado con IFNβ-1a SC específicamente en pacientes sin manejos previos. Sin embargo, el beneficio observado sugirió que podía ser útil solo como manejo de segunda línea. Lo cual se está tratando en uno de los 2 estudios fase tres que actualmente están 40 en curso con Alemtuzumab, específicamente con pacientes con enfermedad refractaria cuando se administra IFN o AG. De manera similar, Rituximab (anti CD20) no fue enfocado en los estudios realizados en pacientes con enfermedad refractaria por lo que se encuentra en el mismo caso. Ocrelizumab presenta un estudio cuya evidencia soporta su uso como segunda línea aunque no específicamente en pacientes que han fallado a una primera línea de manejo. Respecto al uso de Inmunoglobulina IV para EMRR, se encuentran tres revisiones sistemáticas que coinciden en el beneficio del tratamiento con inmunoglobulina iv, comparado con placebo, en disminuir la tasa de recaídas al año y dos años de seguimiento. Dos revisiones son coincidentes en la escasa pero estadísticamente significativa eficacia del tratamiento con Inmunoglobulina en la mejoría en la discapacidad a un año, efecto que no se logra evidenciar a dos años de seguimiento. Sólo una de las revisiones sistemáticas reporta mayor proporción de pacientes con mejoría, a dos años de seguimiento. Sin embargo, hay un solo estudio clínico aleatorizado publicado en 2004 que comparó Inmunoglobulina IV a dosis de 0.4 g/kg contra placebo, en 91 casos de síndrome neurológico aislado, reportando disminución significativa de la tasa de conversión al año (HR 0,36 [95% IC 0.15-0.88]). El tratamiento con Inmunoglobulina, se reporta bien tolerado, sin diferencias significativas en su interrupción por efectos adversos comparado con placebo. Las reacciones señaladas corresponden a rash dérmico, fatiga, cefalea y fiebre. En otros estudios, el uso de Inmunoglobulina en dosis altas se ha asociado a meningitis aséptica (11%) y choque anafiláctico. Un estudio clínico aleatorizado reportado, compara la eficacia entre Inmunoglobulina IV a 0.4 g/Kg/mes e IFNβ-1a (03ug/semana) en pacientes con EMRR, 41 señalando que ambos medicamentos disminuyen la tasa de recaídas anuales, sin diferencias significativas. El grupo en tratamiento con IFN presentó una mayor frecuencia de retiro por efectos adversos que Inmunoglobulina IV (15% vs 5%), por lo que debe considerarse dentro de las posibilidades en el manejo de pacientes que no responden a fármacos de primera línea o bien, que no los toleran. NIVELES DE CAMBIO DE TRATAMIENTO Las opciones terapéuticas están clasificadas en los cuatro niveles arriba indicados, que jerarquizan los grupos y el paso al nivel inferior es un escalado terapéutico. Por otro lado, cada grupo contiene varios fármacos y preparados con distintas posologías canjeables. Esto resulta en varias decenas de combinaciones terapéuticas a disposición del manejo diario de los sujetos con EM. Las posibilidades de cambio entre los fármacos de primera línea son las siguientes: 1. Fármacos del mismo tipo: IFNβ. 2. Inmunomoduladores: IFNβ y AG. 3. IFNβ, AG, fingolimod y azatioprina. En el primer grupo, las razones de cambio por intolerancia en relación con la vía de administración son claras y no suelen plantear dudas. Un planteamiento frecuente es la sustitución de un IFN de baja dosis por otro de mayor dosis y/o frecuencia de administración ante recaídas o actividad lesional en RM. 42 Hay nivel B de evidencia que muestra un beneficio en el aumento de dosis y/o frecuencia, al menos hasta cierto límite. Así, la dosis de 44 µg de IFNβ-1a se mostró ligeramente más eficaz que la dosis de 22 µg del mismo fármaco; también IFNβ-1b SC a días alternos mostró mayor eficacia clínica y en la RM que IFNβ-1a en administración IM única semanal, indicativo de una mejor respuesta al aumentar la dosis y/o la frecuencia; sin embargo, duplicar la dosis de IFNβ-1b a 500µg no mejoró el beneficio de la dosis estándar
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