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1 
 
 UNIVERSIDAD ALHER ARAGÓN 
INCORPORADA A LA UNAM 
 
 
 
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA 
CLAVE DE INCORPORACIÓN 895225 
 
“PROPUESTA DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA COGNITIVO-CONDUCTUAL 
SOBRE EL DUELO EN PAREJAS DE PACIENTES CON ÓBITO FETAL” 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 
LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 
 
P R E S E N T A 
 
GUADALUPE KATYA TORRES CAPETILLO 
 
 
ASESOR 
Lic. Mauricio Ismael Campos Cano 
 
 
 
CIUDAD NEZAHUALCÓYOTL, ESTADO DE MÉXICO, DICIEMBRE DEL 2018. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
Agradecimientos 
A mi madre por su infinita dedicación y esfuerzo para poder culminar una gran 
meta, por todo el amor incondicional que me ha demostrado a lo largo de mi vida. 
A mi padre por sus enseñanzas, su esfuerzo y comprensión, que me han servido 
de guía en todos los aspectos de mi vida. 
Sin ustedes todo esto no sería lo mismo, los amo. 
A las personas que han estado a lo largo de este proceso, a las que ya no están y 
también a las que se han ido integrando, les agradezco por que me han dejado 
experiencias maravillosas y aprendizajes muy significativos en mi vida. Los llevo 
siempre conmigo. 
Al profesor Mauricio que desde un inicio me impuso un gran estatuto en esta 
hermosa profesión, porque me brindo sus conocimientos y además su apoyo en lo 
académico y en lo personal. Le tengo una gran admiración. 
A los profesores de la carrera universitaria gracias por su insistencia en formar a 
un buen profesionista, también a los profesores que formaron parte de mi vida 
académica en general porque gracias a sus estilos de enseñanza y a diversas 
experiencias elegí el camino de la psicología. 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
INDICE 
Resumen………………………………………………………….…………………….… 1 
Abstract…………………………………………………………….……………………... 1 
Introducción…………………………………………………………..…………………... 2 
Justificación……………………………………………………………..………………... 3 
Preguntas de investigación…………………………………………………………...… 4 
Objetivo general…………………………………………………………..…………….... 4 
Objetivos particulares………………………………………………………………….… 4 
Capítulo I Muerte fetal 
1.1 Definición…………………………………………………………………………..… 6 
1.2 Causas……………………………………………………………………………...… 8 
1.3 Tipos……………………………………………………………………………….… 10 
1.4 Factores de riesgo………………………………………………….……………… 13 
1.5 Familia y Muerte fetal…………………………………………………………….... 15 
1.5.1 Ciclo vital de la familia…………………………………………………….… 16 
Capítulo II Duelo 
2.1 Definición……………………………………………………………………………. 18 
2.1.1Fases………………………………………………………………………..…. 19 
2.2 Estilos de afrontamiento…………………………………………………………… 25 
 2.2.1 Estrategias de afrontamiento………………………………………….…… 26 
2.3 Tipos de duelo……………………………………………………………………… 28 
 2.3.1 Duelo anticipado……………………………………………………………. 28 
 2.3.2 Duelo sin resolver…………………………………………………………... 29 
 2.3.3 Duelo crónico…………………………………………………………...…… 29 
 2.3.4 Duelo ausente………………………………………………………………. 29 
 2.3.5 Duelo Retardado………………………………………………………….… 30 
4 
 
 2.3.6 Duelo Inhibido………………………………………………………………. 30 
 2.3.7 Duelo desautorizado……………………………………………………….. 30 
 2.3.8 Duelo distorsionado……………………………………………………….... 31 
2.4 Duelo perinatal……………………………………………………………………… 31 
Capítulo III Intervención psicológica 
3.1Definición………………………………………………………………………..…… 34 
3.2 Niveles………………………………………………………………………….…… 35 
 3.2.1 Intervención en pareja o familia………………………………………….… 36 
 3.2.2 Intervención en grupo……………………………………………………..… 36 
3.3 Modelos……………………………………………………………………………... 39 
 3.3.1 Modelos comunitarios……………………………………………………..… 40 
 3.3.2 Modelos psicodinámicos…………………………………………………..… 42 
 3.3.2.1 La psicoterapia psicodinámica…………………………………….. 47 
 3.3.3 Modelos fenomenológicos……………………………………………..….… 50 
 3.3.3.1 La psicoterapia centrada en el cliente…………………………..… 52 
 3.3.3.2 La terapia gestáltica………………………………………………… 54 
 3.3.4 Modelos sistémicos………………………………………………………..… 58 
 3.3.5 Modelos conductuales y cognitivo-conductuales………………………… 64 
Capítulo IV Enfoque cognitivo-conductual. 
4.1 ¿Qué es?......................................................................................................... 75 
4.2 Antecedentes……………………………………………………………………..… 76 
4.3 La terapia Cognitivo-Conductual en la actualidad…………………………….... 78 
 4.3.1 Características de la TCC……………………………………………….….. 79 
 4.3.2 Objetivos de la TCC……………………………………………………….... 80 
 4.3.2 Técnicas de la TCC………………………………………………………… 81 
 
5 
 
Propuesta de intervención……………………………………………….……………. 87 
Enfoque terapéutico……………………………………………………….…………… 87 
Objetivo general de la intervención……………………………………….…………. 88 
Objetivos particulares de la intervención………………………………….……….… 89 
Metodología…………………………………………………………………….……….. 89 
Diseño………………………………………………………………………………….... 89 
Supuesto de partida……………………………………………………………….…… 89 
Método de investigación……………………………………………………………….. 90 
Población objetivo………………………………………………………………………. 90 
Variables…………………………………………………………………………………. 90 
Características del modelo…………………………………………………………..… 91 
Procedimiento…………………………………………………………………………… 91 
Discusión y conclusiones…………………………………………………………….. 115 
Referencias……………………………………………………………………………. 118 
Anexos………………………………………………………………………………… 126
1 
 
RESUMEN 
El óbito fetal es un evento poco frecuente, pero de gran repercusión afectiva para 
los padres involucrados y su entorno. En la presente investigación se revisará la 
implicación psicológica de dicho evento, así como sus causas y factores de riesgo 
de manera clínica para poder brindar un acompañamiento en el proceso de duelo 
que conlleva la pérdida de un hijo. 
ABSTRACT 
The fetal death is a rare event, but of great affective impact for the parents involved 
and their environment. In the present investigation, the psychological implication of 
this event will be reviewed, as well as its causes and risk factors in a clinical way to 
provide accompaniment in the grieving process that leads to the loss of a child. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
INTRODUCCIÓN 
Hasta hace unos años, los varones se enfrentaban a la paternidad en el momento 
en que nacía su primer hijo o hasta que ese hijo había crecido; pero en la actualidad 
existen nuevos modelos de comportamiento relacionado con el embarazo, parto y 
crianza, por lo que la muerte de un hijo en la etapa perinatal es un evento traumático, 
que impacta psicológicamente y que tiene consecuencias psicosociales 
importantes. Sin embargo, sigue siendo un duelo que la mayoría de los hombres 
que lo experimentan viven en silencio. De aquí que el propósito de este trabajo es 
hacer una breve revisión teórica del papel que juega el varón ante el embarazo, así 
como del impacto psicológico que tiene la pérdida perinatal en ellos. 
Antes de los años 70 del siglo pasado se le daba poca importancia al papel del 
hombre frente a la etapa prenatal y perinatal de sus hijos, y por consiguiente poco 
crédito y validez al duelo por la muerte de un bebé en su etapa gestacional. La visión 
cultural de ese momento era que no había razón para que las parejasque 
experimentaban la pérdida de un embarazo elaboraran un duelo por un feto que 
moría dentro del útero, o por un neonato que no sobrevivió fuera de la matriz. En 
esa misma década se comenzó a estudiar el impacto psicológico de este tipo de 
duelo en las madres (Kenell, Slyter & Klaus, 1970), y a lo largo de las siguientes 
décadas las investigaciones se multiplicaron (Bagchi y Friedman, 1999); sin 
embargo, el campo del duelo perinatal en los hombres permanece aún poco 
explorado. 
En la actualidad, el duelo perinatal se reconoce como un evento traumático que 
desencadena síntomas psicológicos y que tiene consecuencias psicosociales 
importantes (Serrano y Lima, 2006; Barr, 2004); no obstante, en muchas ocasiones 
sigue siendo un duelo que se vive en silencio, sobre todo en los hombres 
(Badenhorst, Riches, Turton & Hughes, 2007). De aquí que el propósito de este 
trabajo fuera hacer una revisión teórica del papel del hombre frente al embarazo, 
así como del impacto psicológico que tiene la pérdida perinatal en ellos. 
 
3 
 
JUSTIFICACIÓN 
La muerte de un bebé en el vientre de la madre causa un dolor que puede ser 
insuperable. Los padres deben pasar de la ilusión y la alegría de tener un nuevo 
niño a la dolorosa situación de tener que confrontar esta terrible noticia. 
Es de suma importancia abarcar dicho tema para poder saber llevar a cabo un 
acompañamiento adecuado por un profesional de la salud mental. Así como poder 
brindarle las herramientas que requiera para llevar a cabo este proceso tan 
complicado y además ofrecer la información necesaria para la comprensión 
empática para con quienes atraviesan este fenómeno. 
En la mayoría de las ocasiones, la pérdida es inesperada puesto que hasta la mitad 
de los óbitos ocurren en embarazos cuyo curso había sido completamente normal. 
“El 14 por ciento de las muertes fetales ocurren durante el parto mientras que el 86 
por ciento tiene lugar antes del mismo” (Borge José, 2015, p. 5) 
La muerte fetal es una de las situaciones más desconcertantes para el médico, la 
paciente embarazada y su familia, ya que sus causas son múltiples y a veces 
desconocidas, así como sus factores contribuyentes. 
Hasta la mitad de los óbitos ocurren en embarazos cuyo curso había sido normal; 
la pérdida, es inesperada. Se trata de una situación desconcertante para el médico, 
la paciente y su familia. El impacto emocional se enfrenta de mejor manera, cuando 
la mujer cuenta con el adecuado apoyo al momento de enterarse de la muerte. Si 
bien, los estudios están basados en su totalidad hacia la atención para las mujeres 
que se encuentran atravesando dicho evento; sin embargo, no es así desde la 
perspectiva que vive las parejas de las pacientes que presentan el óbito fetal. 
Dichos acontecimientos nos ayudarán a entender de manera más específica e 
individual el fenómeno a estudiar para poder generar intervenciones 
psicoterapéuticas enfocadas exclusivamente a las parejas de pacientes con óbito 
fetal, esto con el propósito de brindar una red de apoyo más amplia para resolver el 
proceso de duelo. Entonces, cabe la pregunta ¿Cómo debería ser la intervención 
psicológica para aminorar el impacto negativo de las emociones de las parejas de 
4 
 
las pacientes con óbito fetal? 
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN 
¿Cómo afrontan las parejas de las pacientes de óbito fetal la pérdida? 
¿Cómo se da en las parejas de las pacientes de óbito fetal, la transición de la ilusión 
al duelo por la pérdida de su hijo? 
¿Qué efectos psicológicos manifiestan las parejas de las pacientes con óbito fetal, 
a partir del momento que le comunican la noticia respecto a la pérdida? 
A partir de la perdida ¿de qué manera las parejas de las pacientes con óbito fetal 
resignifican los planes que se tenía proyectado con su familia? 
OBJETIVO GENERAL 
Indagar la manera en que afrontan las parejas de las pacientes con óbito fetal este 
evento. 
OBJETIVOS PARTICULARES 
Describir las formas de afrontamiento de las parejas de las pacientes con óbito fetal 
ante esta situación. 
Entender la transición de la ilusión al duelo que experimentan por el óbito fetal. 
Explicar los efectos psicológicos que las parejas de las pacientes con óbito fetal 
lleguen a presentar al momento de recibir la noticia del óbito fetal. 
Identificar la manera en que las parejas de las pacientes con óbito fetal resignifican 
los planes que tenía para su familia. 
 
 
 
 
 
5 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPITULO I MUERTE FETAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
MUERTE FETAL 
La muerte fetal es uno de los accidentes obstétricos más difíciles de enfrentar. Tanto 
la mujer embarazada como el feto, a pesar de cumplir con un proceso de carácter 
netamente fisiológico como es el embarazo, están expuestos a una serie de riesgos 
que amenaza su salud y vidas. Entre las probables complicaciones se encuentra la 
muerte fetal intrauterina. Aunque algunos autores la definen como el cese de la vida 
fetal a partir de las 20 semanas de gestación y con un peso mayor a 500 gramos. 
La OMS (Organización mundial de la salud) (2000) define a la muerte fetal como “la 
muerte acaecida antes de la expulsión o extracción completa de la madre, del 
producto de la concepción, cualquiera haya sido la duración de la gestación. La 
muerte está indicada cuando el feto no respira o no da evidencia de vida como un 
ser, la ausencia de latidos cardiacos, pulsación del cordón umbilical o movimiento 
musculares voluntarios. A pesar de existir esta propuesta definitoria de un 
organismo de tal envergadura y autoridad sanitaria como la organización mundial 
de la salud, los distintos sistemas sanitarios y/o publicaciones no siempre se ajustan 
a la misma, esbozando sus propias definiciones. 
La diversidad de definiciones (y de procedimientos) empleadas para establecer el 
óbito fetal es la causa de una dificultad metodológica importante cuando se intenta 
establecer comparaciones entre la frecuencia y los factores contribuyentes 
comunicados en las diferentes publicaciones. (Cunningham et al., 2011) 
Por otra parte, se define como “muerte fetal inexplicada” a la que ocurre en fetos 
con edad mayor de 20 semanas o un peso superior a 500 gramos, en la cual ni en 
la autopsia ni el examen histológico del cordón umbilical, placenta y membranas, se 
logra identificar la causa. 
Con los avances en obstetricia generados a la actualidad se pensaría que las tasas 
de mortalidad perinatal disminuirían debido a las técnicas que se han desarrollado 
para evaluar el bienestar fetal. Sin embargo, siguen presentándose estos 
desafortunados desenlaces gestacionales. 
En la mayoría de los casos de muerte fetal la causa es desconocida, siendo los 
7 
 
problemas más frecuentemente asociados: la anoxia intrauterina, las 
malformaciones congénitas y la prematurez. La muerte fetal es más frecuente en 
las madres que no reciben atención prenatal adecuada, por lo que debe haber un 
mayor énfasis en la atención prenatal. Los factores que se han considerado más 
importantes desde el punto de vista fetal son anomalías cromosómicas, fetos 
pretérminos, bajo peso, sexo masculino y embarazo gemelar. La causa de la muerte 
fetal permanece desconocida en la mitad de los casos, encontrándose como factor 
común la restricción del crecimiento fetal. Debido a que la muerte fetal, constituye 
un problema serio en materia de salud y origina un impacto muy importante en las 
personas involucradas viéndose reflejado en la dinámica familiar. 
Con los adelantos en la obstetricia, la genética clínica, la medicina materno fetal y 
neonatal y la patología perinatal, una serie de óbitos que antes se habrían 
clasificado como “inexplicables” ahora pueden atribuirse a causas específicas. En 
muchos casos, esta información facilita el tratamiento de los embarazos posteriores. 
La ecografía permite confirmar con rapidez la muerte fetal, que a menudo exige la 
induccióndel parto. (Cunningham et al., 2011) 
Las estadísticas sobre el pronóstico perinatal recopiladas por el INEGI (2017) se 
consideran la edad de las madres que sufrieron la pérdida, así como las semanas 
de gestación al momento de presentar la muerte fetal. Según se muestra en la 
siguiente tabla: 
 
8 
 
 
Cunningham y Hollier (1997) 
La muerte fetal es más frecuente en pacientes cuyas edades oscilan entre los 20 y 
34 años por lo que dentro de esta categoría hay una mayor frecuencia de óbitos con 
edades gestacionales mayores a las 20 semanas de gestación. 
CAUSAS DE MUERTES FETALES 
En el cuadro que se muestra a continuación se puede observar las tres categorías 
generales de muerte fetal, las cuales son fetales, placentarias y maternas. La 
necropsia realizada por un patólogo con experiencia en trastornos fetales y 
placentarios, con la asistencia de un equipo que incluya especialistas en medicina 
materno fetal, genetistas y especialistas en pediatría, a menudo permite determinar 
la causa del deceso. Faye-Petersen y colaboradores en 1999 como Horn en el 2004 
analizaron las necropsias realizadas por dichos equipos y observaron que la causa 
de la defunción se identificaba hasta en 94% de los casos. Por lo que concluyeron 
que es más difícil determinar la causa de las muertes de prematuros (Yudkin et al., 
1987). 
De acuerdo a la información recabada por Cunningham y Hollier (1997) proponen 
la siguiente tabla de causas 
0
5,000
10,000
15,000
20,000
25,000
Mortalidad perinatal
Total Fetal precoz de 12 a 19 semanas
Fetal intermedio de 20 a 27 semanas Fetal tardía de 28 y mas
No especificado
9 
 
Categorías y causas de muerte fetal 
Fetales: 25 a 40% 
Anomalías cromosómicas 
Defectos congénitos no cromosómicos 
Hidropesía no inmunitaria 
Infecciones: virus, bacterias, protozoarios. 
Placentarias: 25 a 35% 
Rotura prematura de membranas 
Desprendimiento prematuro de placenta normoinserta 
Hemorragia fetomaterna 
Accidente del cordón umbilical 
Insuficiencia placentaria 
Asfixia durante el parto 
Placenta previa 
Transfusión gemelo a gemelo 
Corioamnionitis 
Maternas: 5 a 10% 
Diabetes 
Trastornos hipertensivos 
obesidad 
Edad >35 años 
Enfermedades tiroideas 
Enfermedades renales 
Anticuerpos antifoslipido 
Trombofilias 
Tabaquismo 
Drogas y alcohol 
Infecciones y septicemia 
Trabajo de parto anormal 
Desgarro uterino 
Embarazo de postérmino 
10 
 
Inexplicable: 15 a 35% 
 
TIPOS DE MUERTE FETAL 
De acuerdo con Cunningham et al. (2011) la determinación de la causa de la muerte 
fetal ayuda a la adaptación psicológica de la madre a una pérdida importante, mitiga 
la culpa que es parte del duelo y permite ofrecer un asesoramiento más exacto con 
respecto a la recurrencia; asimismo, obliga a instaurar el tratamiento o la 
intervención y evitar un desenlace similar en el siguiente embarazo. La identificación 
de los síndromes hereditarios también ofrece información útil para otros miembros 
de la familia. 
Causas placentarias 
Muchas muertes fetales debidas a anomalías de la placenta también podían 
clasificarse como debidas a causas maternas o fetales. Por ejemplo, el 
desprendimiento prematuro de la placenta se acompaña de hipertensión en casi la 
mitad de los casos y, por lo tanto, podría considerarse como una causa “materna”. 
La insuficiencia placentaria por aneuploidía podría considerarse una causa “fetal”. 
Si se tienen en cuenta estas observaciones, tal vez 15 a 25% de los decesos fetales 
se atribuyen a problemas de la placenta, las membranas o el cordón umbilical (Fretts 
y Usher, 1997). 
Causas maternas 
Aunque al parecer contribuyen poco a las muertes fetales, es posible que se 
subestimen los factores maternos. Algunos trastornos con un componente materno 
importante (p. ej., desprendimiento prematuro de placenta normoinserta o 
isoinmunización) a menudo se atribuyen a causas placentarias o fetales. Los 
trastornos hipertensivos y la diabetes son las dos enfermedades maternas referidas 
con más frecuencia y conllevan una tasa de óbitos de 5 a 8% (Alessandri et al., 
1992). 
La hipertensión crónica se relaciona sobre todo con un incremento de las muertes 
11 
 
fetales (Aagaard-Tillery et al., 2006; August y Lindheimer, 2009). En las mujeres 
preobesas y obesas se incrementa el riesgo de óbitos, lo cual tal vez tenga relación 
(Chu et al., 2007; Getahun et al., 2007). Los extremos de la edad de procrear (aun 
cuando se ajusten con respecto a nuevas asociaciones como anomalías y 
trastornos médicos maternos) se complican con una tasa de mortalidad fetal más 
alta (Bateman y Simpson, 2006). 
En los países en vías de desarrollo y también quizá en los países desarrollados, la 
tasa de óbitos puede aumentar varias veces en las madres que tienen trastornos 
concomitantes graves (Cham et al., 2009). El anticoagulante lúpico y los anticuerpos 
anticardiolipina se relacionan con la vasculopatía de la decidua, infarto placentario, 
restricción del crecimiento fetal, aborto recurrente y muerte fetal. Aunque las 
mujeres con estos autoanticuerpos y otras trombofilias sin duda tienen un riesgo 
más alto de desenlaces adversos de la gestación, muy pocos óbitos por lo demás 
inexplicables pueden atribuirse sólo a tales anticuerpos (Reddy, 2007). 
De acuerdo con Cunningham & cols. en el 2011 las causas son múltiples y 
atribuibles a diversos orígenes: ambiental, materno, fetal y ovular, y en parte 
desconocida. Durante el embarazo el feto puede morir por: 
Reducción o supresión de la perfusión sanguínea úteroplacentaria: originada por 
hipertensión arterial, inducida o preexistente a la gestación, cardiopatía materna, 
hipotensión arterial materna por anemia aguda o por otra causa. 
Reducción o supresión del aporte de oxígeno al feto (en ausencia de contracciones 
uterinas, con tono uterino normal, sin compromiso de la perfusión úteroplacentaria): 
puede estar causada por alteraciones de la membrana del sinciotrofoblasto, infarto 
y calcificaciones de la placenta, nudos, torsión exagerada y procidencia o prolapso 
del cordón umbilical, o por otros factores. 
Aporte calórico insuficiente: por desnutrición materna grave o por enfermedades 
caquectizante. 
Desequilibrio del metabolismo de los glúcidos y acidosis: por diabetes grave o 
descompensada. 
12 
 
Hipertermia, toxinas bacterianas y parasitosis: Intervienen las virosis graves, las 
infecciones bacterianas y parasitarias de la madre, de las membranas ovulares, del 
feto y de la placenta. 
Intoxicaciones maternas: la ingesta accidental de mercurio, plomo, DDT, etc. 
Traumatismo: pueden ser directo (el feto) o indirectos, a través de la madre. El que 
más importancia está adquiriendo es el directo por mala técnica en la aplicación de 
métodos invasivos como la cordocentesis. 
Malformaciones congénitas: siendo incompatible con el crecimiento y desarrollo 
fetal (cardíacas, del encéfalo, etc.) 
Alteraciones de la hemodinámica fetal: como en los gemelos univitelinos. 
Causas desconocidas: se lo ha denominado a este cuadro muerte habitual del feto. 
Se debe llevar a cabo una exploración exhaustiva del feto, la placenta y las 
membranas en el momento del parto y registrarse en el expediente. Deberán 
proporcionarse los detalles de los sucesos prenatales pertinentes. Hay que tomar 
las fotografías para el registro cuando sea posible y se puede obtener una 
radiografía completa del feto (un “fetograma”). También se puede pensar en 
imágenes de resonancia magnética y ecografía (American College of Obstetricians 
and Gynecologists, 2009). Son muy importantes pues brindan información 
anatómica cuando los padres rechazan una necropsia completa. 
Este tipo de muestras ayudan a completar el proceso médico para la detección de 
las causas y a su vez brindarle a la paciente y su pareja una explicación, sirve para 
que puedan reconocer la pérdida y entender que son causas ajenas a ellos mismos.Si se llevan a cabo la necropsia y los estudios cromosómicos, se descubre que 
hasta 35% de los óbitos tiene anomalías estructurales importantes (Faye-Petersen 
et al., 1999). Cerca del 20% tiene características dismórficas o anomalías 
esqueléticas y 8% tiene anomalías cromosómicas (Pauli y Reiser, 1994). 
El American College of Obstetricians and Gynecologists (2009) recomienda en 
condiciones ideales determinar el cariotipo en todos los óbitos. Cuando no se 
13 
 
descubren anomalías morfológicas, hasta 5% de los óbitos tendrá una alteración 
cromosómica (Korteweg et al., 2008). Se debe obtener el consentimiento apropiado 
para tomar muestras de tejido fetal, lo que comprende el líquido obtenido 
postmortem mediante la aspiración con aguja. 
Además, el que los padres pidan ver a su bebé posterior a la expulsión del feto aun 
con anomalías estructurales sugiere un impacto significativo que puede repercutir 
en el proceso que conllevara el duelo. (Cunningham y cols. 2011) 
FACTORES DE RIESGO 
La ocurrencia de una muerte fetal implica, ante todo, un importante impacto 
emocional que involucra a la mujer partícipe del evento, su pareja, el médico 
responsable y la institución de atención. Sin embargo, es de vital importancia que 
se realice la investigación pertinente destinada a dilucidar la causa (o las causas) 
del óbito, y/o sus factores contribuyentes. Esto es así dado que el riesgo de 
recurrencia de este fenómeno sería variable según la etiología de cada caso. 
(Cunningham & cols. 2011) 
Ahued Ahued JR et al. (2002) proponen una clasificación de factores de riesgo 
basada en tres grandes categorías: 
a) Macroambiente: señala la situación económica y cultural de la embarazada 
b) Matroambiente: engloba todas las otras características de la madre, no incluidas 
en el macroambiente 
c) Microambiente: factores asociados al feto, placenta, cordón y líquido amniótico. 
Macroambiente (Aspectos socio-culturales y económicos) 
- Estado civil soltera. 
- Nivel educativo menor de 10 años. 
- Nivel socioeconómico bajo 
 
14 
 
Matroambiente 
- Edad > 35 años; adolescencia precoz. 
- Sobrepeso - BMI > 30 (incrementa riesgo de: diabetes gestacional e hipertensión) 
- Tabaquismo 
- Alteración de la función renal (hiperuricemia y proteinuria) en embarazadas con 
cifras tensionales elevadas. 
- Falta de controles prenatales. 
- Oligoamnios 
- Malformaciones fetales. 
- Valores séricos bajos de cobre. 
Microambiente 
- No comunicadas 
La muerte fetal intrauterina es un fenómeno que varía considerablemente en su 
frecuencia según los diferentes autores y los distintos países. Ello se debería (al 
menos en parte) a la falta de precisión terminológica, lo que se pone en evidencia 
al compararse distintas publicaciones sobre el tema. Los factores que se asocian a 
un mayor riesgo de la ocurrencia del fenómeno y que se han comunicado en los 
últimos cinco años incluyen: estado civil soltera: nivel educativo bajo, nivel 
económico bajo, edad mayor de 35 años o adolescencia precoz, sobrepeso, 
tabaquismo, alteración de la función renal en hipertensas, controles prenatales 
incumplidos, oligoamnios. (Cunningham, 2011) 
Así mismo el autor nos indica que la muerte fetal intrauterina es un evento que 
puede prevenirse en una proporción considerable de casos, si el control prenatal se 
respetara en calidad y cantidad; pero para ello se requiere mayores esfuerzos a fin 
de educar y llevar conciencia a la población sobre esta verdad. De igual manera es 
absolutamente necesaria la investigación de las causas que llevaron a una muerte 
fetal (ya consumada), a fin de prevenir su recurrencia en embarazos futuros y 
15 
 
ayudar a afrontar esta difícil situación. 
FAMILIA Y MUERTE FETAL 
Como se ha venido trabajando, tras la muerte de un bebé en el vientre de la madre; 
los padres deben pasar de la ilusión y la alegría de tener un nuevo niño a la dolorosa 
situación de tener que confrontar esta terrible noticia. Entonces, cabe preguntarnos 
de dónde nace esta ilusión y esta alegría en la familia; dicha interrogante nos lleva 
inminentemente al estudio de la conformación social del núcleo familiar y sus 
encomiendas culturales. 
De esta manera la OMS (Organización mundial de la salud) define a la familia como 
"los miembros del hogar emparentados entre sí, hasta un grado determinado por 
sangre, adopción y matrimonio. El grado de parentesco utilizado para determinar 
los límites de la familia dependerá de los usos a los que se destinen los datos y, por 
lo tanto, no puede definirse con precisión en escala mundial.” (Fernández, 1982). O 
bien otra de las definiciones que pueden enriquecer el entendimiento de este 
concepto es “Un grupo unido por vínculos de consanguinidad, filiación (biológica o 
adoptiva) y de alianza, incluyendo las uniones de hecho cuando estas son 
estables... (Belart, 1999) 
La familia es el resultado de una experiencia y de una alianza entre géneros. 
Requiere para su constitución, del encuentro y de la relación entre un hombre y una 
mujer que quieren unir su vínculo mediante el afecto entre ellos o hacia los hijos que 
surgen de su relación” (Fernández, 1982). 
A lo largo de la vida, las familias atraviesan distintos tipos de crisis que según las 
características de estas las podemos clasificar en crisis evolutivas o inesperadas. 
Las crisis evolutivas a aquellos cambios esperables por los cuales atraviesan la 
mayoría de las personas. Dichos cambios requieren un tiempo de adaptación para 
enfrentar nuevos desafíos, que forman parte del desarrollo de la vida normal. Las 
crisis inesperadas a aquellas que sobrevienen bruscamente, que no están en la 
línea evolutiva habitual (muerte temprana de un padre, pérdida del empleo, exilio 
forzoso, etc.).Tanto las crisis evolutivas como las crisis inesperadas pueden ser 
16 
 
atravesadas por las personas/familias de distintas maneras dependiendo de los 
recursos que tengan y de las experiencias previas (adaptación a crisis 
anteriores).Teniendo en cuenta esto, habrá familias que puedan pasar por estos 
períodos de cambios con mayor facilidad y capacidad de adaptación y otras no 
tanto. 
Ciclo vital de la familia 
La familia genera dinámicas propias que cambian en su forma y función. Estos 
cambios están inmersos en la cultura y costumbres a la que pertenece la familia, 
por lo que con base a este contexto no existen formas correctas o incorrectas de 
pasar por las diferentes etapas, sin embargo, se considera que el ciclo vital familiar 
es una secuencia ordenada y universal, predecible en donde la solución de las 
tareas de una fase anterior facilita la superación de una fase posterior. Cada fase 
del ciclo vital está precedida por una crisis de desarrollo, manifiesta en aspectos 
desde pequeños hasta provocar cambios permanentes (tolerados o no tolerados). 
Según la OMS nos brinda 6 etapas evolutivas del ciclo vital familiar las cuales son: 
La primera inicia con el nacimiento del primer hijo llamada Formación de matrimonio 
y es aquí donde nuestra investigación tiene mayor peso ya que justo en esta etapa 
es en donde está el fenómeno a estudiar. 
La segunda etapa denominada extensión nacimiento del primer hijo, y esta se da 
hasta el nacimiento del último hijo. 
Extensión completa nacimiento del último hijo es la tercera etapa y es en donde el 
primer hijo abandona el hogar. 
Contracción es el nombre de la cuarta etapa en la que el primer hijo abandona el 
hogar y hasta que el último hijo abandona el hogar. 
La quinta etapa se da a partir de que el último hijo abandona el hogar y cuando 
ocurre la muerte del primer cónyuge. 
Por último, tenemos la sexta etapa llamada disolución esta ocurre de la muerte del 
primer cónyuge a la muerte del cónyuge sobreviviente. 
17 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPITULO II DUELO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
18 
 
DUELO 
Dado que el óbito fetal implica una pérdida,irremediablemente existirá un proceso 
de duelo, por lo que para poder abordar el tema es necesario hablar sobre lo que 
implica el tema. De esta manera, tenemos que el duelo es un proceso que requiere 
un gran trabajo que dificulta el trámite necesario para cualquier separación. 
En particular, en esta investigación se le da especial importancia a la historia de 
vida. Es muy probable que la persona que cuenta con un historial de pérdidas, 
tienda a desarrollar un trabajo de duelo más complicado al enfrentar nuevas 
pérdidas, que aquellas personas que no han tenido una historia de pérdidas 
(Buendía, 2001). Según Bowlby (1983) existen ciertas experiencias infantiles de las 
personas propensas al duelo patológico, como lo es el haber sido sometido a una 
separación temprana de los padres. 
Una de las experiencias más dolorosas para el hombre –quizá la más dolorosa- es 
la separación definitiva de aquellos a quienes ama (Caruso, 1967). Ante el 
rompimiento de una relación amorosa, resurge el sufrimiento que se vivió ante 
ciertas experiencias anteriores de pérdida y abandono (Vivanco, 1997). Por lo 
general, un divorcio o una separación amorosa, conduce a la persona hacia un 
desequilibrio, a una desestabilidad emocional. Surgen entonces preguntas tales 
como: ¿Cuáles son los recursos con los que cuenta la persona para enfrentar esta 
situación? ¿Cuál es el valor que le otorga a la pérdida? 
Freud (1917) se refirió a la experiencia de duelo como “la reacción frente a la pérdida 
de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la 
libertad, un ideal, etc.” 
El duelo, según de la Fuente (2002, citado en Cruz, 1989) es un proceso emocional 
y conductual definido, sujeto a variaciones individuales que dependen del carácter 
del sujeto con el “objeto” perdido, del significado que tiene para él esa pérdida y del 
repertorio de recursos de que dispone para contender con ella. 
Para Bucay (2004), el duelo es el proceso normal de elaboración de una pérdida, 
tendiente a la adaptación y armonización de nuestra situación interna y externa 
19 
 
frente a una nueva realidad. 
Cruz en 1989 define al duelo como una reacción extremadamente dolorosa, pero 
normal, que se desencadena a raíz del rompimiento de una relación personal, cuyo 
proceso cumple una función homeostática, pues su finalidad es lograr la adaptación 
del individuo a la pérdida. 
Bowlby (1980) define al duelo como “una serie bastante amplia de procesos 
psicológicos que se ponen en marcha debido a la pérdida de una persona amada, 
cualquiera que sea su resultado”. 
Montoya, J. (2003) indica que “el duelo se define como una reacción adaptativa 
normal ante la pérdida de un ser querido”. 
Para Bucay (2004) elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que 
ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y soportar el 
sufrimiento y la frustración que comporta su ausencia, por lo tanto, de acuerdo con 
el autor, un duelo se ha completado cuando somos capaces de recordar lo perdido 
sintiendo poco o ningún dolor. 
FASES DEL DUELO 
Según O´Connor (2004), si se permite que la elaboración del duelo siga su curso 
natural, es posible anticipar un marco característico de tiempo. El mismo autor nos 
sugiere cuatro fases, ellas son: 
En primer lugar, la ruptura de los antiguos hábitos, la cual se presenta a partir del 
día 1 hasta 8 semanas. 
El inicio de reconstrucción de la vida es la segunda etapa y estaba de la octava 
semana a un año. 
A partir del primer año y hasta los dos años se da la búsqueda de nuevos objetos 
de amor, o valorar los que se tienen, esta es la tercera etapa. 
La terminación del reajuste se da después de los primeros dos años concluyendo 
así la cuarta etapa. 
20 
 
Por su parte Worden (1982) concibe al duelo como un proceso que se resolverá con 
cuatro tareas principales, y sostiene que, de no completarse estas cuatro tareas, los 
sujetos presentarán un duelo patológico. 
Del mismo modo Bowlby (1980), nos comenta los cambios que una persona sufre 
durante la evolución del proceso de duelo por la muerte de un ser querido, pero 
insistiendo en que el duelo no debe parcelarse sino verse como un continuo, de 
forma genérica tenemos: 
Embotamiento afectivo o shock: En un primer momento, la persona se ve agobiada 
por el impacto de la pérdida y se siente embotada. Aparece una sensación de 
incredulidad, como si fuera incapaz de comprender lo que ha sucedido. Todo ello le 
genera gran confusión y hará que se sienta desorientada. El hecho de que no sea 
posible asimilar la realidad de la pérdida en estos primeros momentos, provoca una 
reacción de shock, desrealización y un fuerte deseo de evadir lo sucedido. Esta 
reacción inicial es totalmente normal y sana. Negar la realidad de la pérdida es 
incluso necesario y terapéutico al principio. Sería demasiado traumático asimilar una 
situación así. El cerebro está preparado para reaccionar de esta forma y así 
disminuir el impacto. Permite ir absorbiendo la realidad lentamente, previniendo 
verse superado. La mayoría de los autores incluyen en el comienzo del proceso de 
duelo la negación ante el reconocimiento inicial de lo sucedido. Con el impacto inicial 
suele producirse una interrupción de los aspectos automáticos y cotidianos de la 
vida del sujeto. También puede suceder que la persona siga con su vida normal de 
forma automática, pero irá alternando momentos de calma con otros de intensa 
emoción. Después del shock se produciría el comienzo de un “darse cuenta” 
intelectual que ayudará a la aceptación y asimilación de la pérdida durante el resto 
del proceso. Este primer periodo en el duelo no suele ser muy extenso pues 
mientras se niegue la realidad de la pérdida o el sujeto se evada evitando reconocer 
lo sucedido, será imposible que avance en su proceso de duelo, llegando así a 
bloquearlo, cronificándolo desde el principio. 
Añoranza, búsqueda de la figura perdida y rabia. Duelo agudo: Una vez que la 
persona toma conciencia de lo sucedido sufre un estado de excitabilidad psicológica 
21 
 
aumentada, siente las emociones de manera mucho más intensa y éstas parecen 
estar “a flor de piel”, aunque la manera en que se expresan presenta gran 
variabilidad de una persona a otra. Podríamos decir que en estos momentos 
aparece la presencia de rabia/ ira, irritabilidad, ansiedad y tensión y una gran 
motivación por recuperar al ser querido perdido llegando a la negociación. El 
doliente repasa obsesivamente todos los hechos de lo ocurrido, las circunstancias 
de la muerte del ser querido, qué se pudo y no se pudo haber hecho, etc. Esta es 
una de las características más típicas del duelo. Es normal incluso que se manifieste 
de forma física, a través de dolores y visiones. El sujeto puede describir sensaciones 
de tipo ilusorio, como sentir la presencia del ser querido y tiende a interpretar 
señales o sonidos como manifestaciones de este. La familia, al ser consciente de la 
pérdida real, que supone que jamás podrá recuperar al ser querido, fluctúa entre 
esta búsqueda y el desengaño repetido; una especie de esperanza intermitente. 
Todo ello podría derivar en rabia y culpa. Pero al mismo tiempo, en forma paralela 
a este proceso, habría una tristeza profunda, añoranza, congoja y accesos de llanto, 
como una forma de reconocer que la recuperación es imposible. En estos 
momentos, el comportamiento general oscila entre atesorar recuerdos del fallecido 
o deshacerse de ellos, hablar del ser querido que ya no está y alegrarse de poder 
hacerlo o temer hacerlo; visitar lugares relacionados con el ser querido o no querer 
volver a pisarlos; tener contacto con quienes rodearon el suceso o no querer 
coincidir con esas personas de nuevo. En la última parte del proceso de duelo se 
van a conciliar estas dos posiciones y esa será una de las tareas básicas a realizar 
en ese momento. Dos de las emociones que másproblemas pueden generar al 
doliente en estos momentos son la rabia y la culpa, pues además interferirán en el 
área social de la persona. 
La rabia aparece como respuesta a la deprivación de algo o alguien deseado. Se 
puede dirigir a otras personas o cosas, debido a que lo demandado por el sujeto es 
recuperar al ser querido, en cambio la respuesta que recibe le enfrenta a la realidad 
de la pérdida y a lo infructuoso de su búsqueda. Puede que la rabia vaya dirigida 
contra el ser querido fallecido, aunque es algo complicado por no estar bien visto 
por la sociedad y esta ambivalencia amor-odio puede ser difícil de aceptar para el 
22 
 
sujeto. En ese caso, habrá que ayudarle a que lo entienda y asuma con normalidad. 
Muchas personas tienen problemas en expresar la ira, porque esto de alguna forma 
confirma que no se recuperará al ser querido ya fallecido y supone tener que aceptar 
lo sucedido. No expresar la ira puede ser señal de estar negándolo. La culpa 
también es difícil de aceptar por los demás como una emoción normal y suele ser 
causa principal del bloqueo del proceso en muchos duelos. Puede aparecer culpa 
por estar vivo/a y que el bebé no lo esté; por no haberle protegido de la muerte; por 
sentir rabia o por sentir alivio, al verse libre de una gran responsabilidad (en el caso 
de una IVE). Incluso el hecho de llorar puede generar culpa, si se percibe como una 
pérdida de control. Además de todo esto, hay numerosos síntomas depresivos que 
se dan como parte del duelo normal, sin constituir necesariamente una depresión: 
anhedonia, aislamiento social, apatía, desesperanza, pérdida de concentración y de 
la capacidad para tomar decisiones, síntomas fisiológicos como problemas de 
sueño y alimentación, etc. Del mismo modo se puede sentir pánico o ansiedad 
generalizada y se explicaría por una aprensión por lo desconocido de la situación 
que se vive. También se presenta una sensación de vulnerabilidad causada por la 
pérdida actual y los recuerdos de separaciones y pérdidas previas. La percepción 
de estar actuando de manera distinta de lo habitual hace que sea más doloroso, por 
lo que es importante asegurar a las personas en duelo que sus sentimientos son 
legítimos. Muchas personas en duelo afirman tener un sentimiento de mutilación, 
como si una parte del doliente hubiera muerto con el ser querido fallecido: la parte 
de su vida que justamente compartían o esperaba compartir y que no va a poder 
reemplazarse con las relaciones nuevas, aunque sean similares. Podríamos decir 
que la persona en duelo pierde parte de sí misma con la pérdida del ser querido, 
queda afectada su identidad, que necesitará ir poco a poco reconstruyendo. 
Resolución del duelo. Aceptación: Una vez superada la intensa emocionalidad 
anterior se puede empezar a moldear la vida con una nueva forma. Esto implica que 
la persona redefina su identidad perdida, renuncie definitivamente a toda esperanza 
de recuperar a la persona fallecida y reconduzca con un nuevo significado lo que 
supuso la pérdida. En estos momentos se da una declinación gradual del dolor, 
marcando el inicio de la reinserción emocional y social al mundo cotidiano. El 
23 
 
individuo empieza a examinar su nueva situación y a considerar nuevas formas de 
enfrentarla. Se da cuenta de que tiene que desechar ciertos patrones previos de 
pensamiento, sentimiento y acción e intentar desempeñar otros nuevos, adquirir 
nuevas habilidades. Todo lo vivido durante el proceso de duelo supone un 
aprendizaje y fortalecimiento del sistema de afrontamiento del sujeto. El bebé que 
ha fallecido no se olvida y se pone en un lugar especial, y la energía emocional se 
reorienta hacia las nuevas relaciones y actividades. Aunque el establecimiento de 
estas puede verse entorpecido por el intenso sentimiento de soledad que puede 
experimentar el sujeto en estos momentos, tanto a nivel emocional como social, por 
la incomprensión de la sociedad hacia el duelo por un bebé. Es ahora cuando el 
sujeto puede sentir la cercanía del ser querido fallecido, sentir que le acompaña en 
todo momento o sentirlo dentro de uno. Son sensaciones sanas y suponen una 
fuente de motivación. También son típicos los sueños, que suelen ser agradables y 
gratifican a la persona, pero incluso en sueños de talante agradable la persona se 
queda con un sabor amargo. A algunas personas no les consuelan estos sueños, 
les hacen sentir mal. El encontrar consuelo en los sueños es un indicador fiable del 
curso que sigue el duelo. Otras personas en cambio, se 57 frustran mucho al ver 
que no pueden soñar con el ser querido que ya no está, por más que lo intentan y 
desean. La elaboración del duelo requiere de la utilización de energía tanto física 
como emocional. En los primeros momentos los padres en duelo no están 
preparados para trabajar con sus intensas reacciones emocionales por un periodo 
prolongado o no comprenden la necesidad de aceptarlas y expresarlas. Más 
adelante van apareciendo ganas de volver a ser felices, de salir adelante, de volver 
a tener ilusión, de volver a sentir que pueden tener otros hijos, están muy 
interesados e invierten mucho tiempo y energía en trabajar con sus intensas 
reacciones emocionales. Asimismo, las personas que rodean al sujeto en duelo 
tienen dificultades para evaluar adecuadamente los requerimientos que este 
proceso exige, porque normalmente se percibe como dependiente únicamente del 
paso del tiempo. Eso determina que las personas que rodean a quien está en duelo 
frecuentemente no proporcionen el apoyo social o emocional necesario para que 
éste pueda realizar su trabajo de duelo y luto. De hecho, las expectativas poco 
24 
 
realistas de nuestra sociedad y las respuestas inapropiadas a las reacciones 
normales del doliente suelen hacer de la experiencia de duelo algo mucho más difícil 
de lo que podría ser. Por ejemplo, si no se les dijera a los dolientes que sean 
valientes, tendrían menos conflictos con la expresión de sus emociones. La 
elaboración del duelo incluye no sólo a la persona fallecida, sino también a todas 
las ilusiones y fantasías, las expectativas no realizadas que se tenían con esa 
persona y la relación con ella. Es poco frecuente que esto se identifique como 
pérdidas simbólicas, que además deben ser elaboradas y asumidas de igual 
manera. Hay que buscar no sólo lo que se perdió en el presente sino también en el 
futuro. No es menos pérdida y también debe ser objeto del trabajo durante el 
proceso para quien está en duelo. 
Sin embargo, dependiendo de las características individuales de la persona que 
sufrió la pérdida, se verá encaminada la elaboración del duelo ya sea de forma 
normal o bien patológica. Montoya, J. (2003), desarrolló una serie de fases que, de 
acuerdo con él, son necesarias para elaborar el duelo; la descripción de estas fases 
nos lleva a comprender la manera en cómo se espera que se desarrolle el proceso. 
La primera fase nombrada la aflicción aguda tiene como características más 
importantes la incredulidad, negación, inquietud, llanto, repetición mental de los 
eventos que condujeron a la pérdida, etc. 
Conciencia de la pérdida es el nombre que recibe la segunda fase, en ella los 
síntomas y reacciones iniciales gradualmente pierden intensidad, y la persona 
acepta intelectualmente la nueva situación. 
La aflicción es parecida a una depresión esta aparece en la tercera fase llamada 
conservación – aislamiento. 
En la cuarta fase se desencadena la aceptación intelectual y emocional de la 
pérdida que permite a la persona desarrollar nuevas actividades y madurar, esta 
lleva el nombre de cicatrización; esto permite que la persona recupere su nivel 
normal de autoestima y logre encontrar sustitutos solo a la llegada de la quinta fase. 
Parece que no todas las fases trascurren tan linealmente pues su presentación y 
25 
 
duración dependerá, mucho de la manera de afrontar dicho evento. Perohe de 
mencionar que, al hablar de afrontamiento necesariamente encontraremos una 
convergencia entre dicho término y duelo. Por lo que, será necesario dilucidar 
minuciosamente el término en cuestión a través de sus estilos. 
ESTILOS DE AFRONTAMIENTO. 
Como se mencionó anteriormente el afrontar el duelo y el tiempo que tome en 
transcurrir de las fases dependerá en gran medida de la persona y su historial de 
pérdidas. Debido a ello es necesario tomar en cuenta los estilos de afrontamiento 
de cada persona ya que estos serán variados dependiendo la experiencia que se 
haya presentado. 
Tenemos entonces que, de manera general y de acuerdo con Stone y Cols. (1988) 
el afrontamiento se refiere a la serie de “pensamientos y acciones que capacitan a 
las personas para manejar situaciones difíciles” (pág. 183). Es decir, es un proceso 
de esfuerzos dirigidos a manejar del mejor modo posible (reduciendo, minimizando, 
tolerando o controlando) las demandas internas y ambientales. En resumen, el 
afrontamiento quedaría definido como “aquellos procesos cognitivos y conductuales 
constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas 
específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o 
desbordantes de los recursos del individuo” (Lazarus y Folkman, 1986, pág. 164). 
Con esta amplia definición se puede pensar que las reacciones emocionales como 
la ira, o la depresión, también forman parte del proceso general de afrontamiento 
que efectúa un organismo ante una situación demandante. De este modo se 
considera esta definición como el eje central de esta investigación. 
Así como, es importante conocer la manera que llevan a cabo el proceso de duelo 
las personas que lo padecen, también es importante entender posibles acciones 
que se implementan para el desarrollo del duelo de manera que este no se 
complique. 
Tomando en cuenta lo anterior, Lazarus y Folkman (1986) distinguen dos tipos 
generales de estrategias: 
26 
 
Las estrategias de resolución de problemas están directamente dirigidas a manejar 
o alterar el problema que está causando el malestar. Por otro lado, los métodos 
dirigidos a regular la respuesta emocional ante el problema son las estrategias de 
regulación emocional. 
Existen en realidad muchas estrategias posibles de afrontamiento que puede 
manejar un individuo. El uso de unas u otras en buena medida suele estar 
determinado por la naturaleza del estresor y las circunstancias en las que se 
produce. Por ejemplo, las situaciones en las que se puede hacer algo constructivo 
favorecen estrategias focalizadas en la solución del problema, mientras que las 
situaciones en las que lo único que cabe es la aceptación, favorecen el uso de 
estrategias focalizadas en las emociones (Forsythe y Compas, 1987). 
ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO 
La escala de Modos de Afrontamiento (Ways of Coping, WOC) de Folkman y 
Lazarus (1986), un instrumento que evalúa una completa serie de pensamientos y 
acciones que se efectúan para manejar una situación estresante, cubre al menos 
ocho estrategias diferentes (las dos primeras más centradas en la solución del 
problema, las cinco siguientes en la regulación emocional, mientras que la última se 
focaliza en ambas áreas): 
En primer lugar, tenemos la confrontación, esta se refiere a los intentos de 
solucionar directamente la situación mediante acciones directas, agresivas, o 
potencialmente arriesgadas. 
Posteriormente el pensar y desarrollar estrategias para solucionar el problema 
corresponde a la segunda estrategia llamada planificación. 
Los intentos de apartarse del problema, no pensar en él, o evitar que le afecte a uno 
son características de la tercer estrategia denominada distanciamiento. 
La cuarta estrategia es el autocontrol, aquí se ven los esfuerzos para controlar los 
propios sentimientos y respuestas emocionales. 
El reconocer el papel que uno haya tenido en el origen o mantenimiento del 
27 
 
problema corresponden a la aceptación de responsabilidad, siendo esta la quinta 
estrategia. 
El empleo de un pensamiento irreal improductivo o de estrategias como comer, 
beber, usar drogas o tomar medicamentos son características de la sexta estrategia 
de afrontamiento que lleva por nombre escape-evitación. 
La séptima estrategia consiste en percibir los posibles aspectos positivos que tenga 
o haya tenido la situación estresante, se le denomina, reevaluación positiva. 
Por último, tenemos la búsqueda de apoyo social esta implica acudir a otras 
personas (amigos, familiares, etc.) para buscar ayuda, información o también 
comprensión y apoyo emocional. 
Por otro lado, también se describen las tareas que acompañan el proceso de duelo 
que, a diferencia de las etapas de este, las tareas sirven de guía a la persona que 
sufre la pérdida para poco a poco ir superándolas; tenemos entonces que: 
La primera tarea consiste en aceptar la realidad de la pérdida, es decir, la persona 
que sufre la pérdida debe aceptar que ésta es irreversible. 
Viviendo el dolor de la pérdida es la segunda tarea y esta obliga al doliente a 
ponerse en contacto con sus emociones. Involucra sentimientos de ira y culpa. 
La readaptación es complicada porque el sujeto no se da cuenta del gran número 
de roles que jugaba la persona, esta se da en la tercer tarea denominada adaptación 
al medio ambiente sin la persona perdida. 
Para finalizar con la cuarta tarea se da el retiro de la energía emocional de la 
persona perdida y reinvertirla. 
Es importante dejar en claro que el proceso de duelo es subjetivo, cada persona lo 
vive indistintamente en cuanto a forma, contenido y duración, lo que significa que 
no todas las personas pasan por las mismas etapas, ni en el mismo orden. La 
duración también es variable, pero se considera que un duelo agudo no debería 
durar más de un año (Ortiz, 2005). 
28 
 
TIPOS DE DUELO 
Puesto que la etapa de duelo no necesariamente tiene que ocurrir por la pérdida de 
un ser querido, es importante tener en cuenta las diferentes clases de pérdidas que 
puedan ocurrir en la vida; entre ellas tenemos según Tizón (2007), las siguientes: 
Las pérdidas relacionales tienen que ver con las pérdidas de personas, es decir, 
separaciones, divorcio, muerte de seres queridos, etc. 
Las pérdidas que ocurren cuando un individuo pierde capacidades físicas y/o 
mentales. Por ejemplo, por una amputación de un miembro, se denominan pérdidas 
de capacidades. 
En las pérdidas materiales se presentan las pérdidas de objetos, posesiones y, en 
definitiva, pérdidas materiales. 
Los cambios de las etapas de la vida: vejez, jubilación, etc. No todo el mundo encaja 
igual esta situación, son las llamadas pérdidas evolutivas. 
Es sabido que el duelo se afronta desde diversas perspectivas, esto debido también 
a los factores que lo desencadenan, es decir, no se da un solo proceso de duelo 
para las diferentes perdidas que se puedan llegar a sufrir. Por tal motivo, es 
importante identificar los tipos de duelo para saber el factor que lo provoca y la 
manera que se puede afrontar este evento. 
Duelo anticipado 
El duelo anticipado es aquel que se da antes de que la muerte haya ocurrido. Es 
habitual cuando se diagnostica una enfermedad que no tiene cura. Es decir, el 
proceso de duelo adquiere la característica de habitualidad; esto nos lleva a saber 
que la persona experimenta diversos sentimientos y emociones anticipatorios que 
le prepararán emocional e intelectualmente para la inevitable pérdida. 
El duelo anticipado es un proceso de duelo prolongado, no tan agudo como el resto, 
dado que cuando llega la muerte se suele experimentar, en parte, como algo que 
da calma. 
29 
 
En el caso que nos compete tenemos que este tipo de duelo se puede presentar en 
algunos casos debido a que antes de presentarse el óbito, los médicos informan a 
los padres que el feto tiene alguna malformación o complicación que impedirá que 
el embarazose resuelva de la mejor manera posible, es decir, que bebé en cuestión 
no podrá salvarse. Con esta desgarradora noticia algunos padres deciden continuar 
el embarazo hasta llegar a termino con la esperanza que el diagnóstico cambie 
pasando el tiempo. 
Duelo sin resolver 
El duelo sin resolver, como su nombre indica, significa que la fase de duelo sigue 
presente. Sin embargo, suele denominarse así al tipo de duelo que sucede cuando 
ha pasado cierto tiempo (entre 18 y 24 meses) y todavía no se ha superado. 
Duelo crónico 
El duelo crónico también es una clase de duelo sin resolver, que no remite con el 
paso del tiempo y que está presente durante años. También se denomina duelo 
patológico o duelo complicado. 
El duelo patológico puede darse cuando la persona es incapaz de dejar de revivir 
de forma detallada y vívida los sucesos relacionados con la muerte, y todo lo que le 
ocurre le recuerda esa experiencia. 
Duelo ausente 
Hace referencia a cuando la persona niega que los hechos hayan ocurrido. Por 
tanto, es la etapa de negación de la que hemos hablado con anterioridad, en la que 
el individuo sigue evitando la realidad pese a haber pasado mucho tiempo. Es decir, 
la persona ha quedado estancada en esta fase porque no quiere hacer frente a la 
situación. A este tipo de duelo se le llama ausente. 
En algunas ocasiones un bebé que pierde la vida antes de que el embarazo llegue 
a término o incluso cuando se está en labor de parto complica el duelo que llevarán 
los padres ya que se niega la existencia del bebé. Y en nuestro tema en cuestión a 
veces algunos padres varones de estos pequeños al no experimentar 
30 
 
fisiológicamente el proceso de embarazo como lo hacen las madres suelen 
presentar más este tipo de duelo por lo que es importante que la persona reconozca 
la pérdida para así poder identificar estrategias que le ayuden a superar el duelo. 
Duelo retardado 
Es similar al duelo normal, con la diferencia a que su inicio se da al cabo de un 
tiempo. Suele ser parte del duelo ausente, y también recibe el nombre de duelo 
congelado. Suele aparecer en personas que controlan sus emociones en exceso y 
se muestran aparentemente fuertes. Por ejemplo, una persona que tiene hijos y 
debe mostrarse entera. 
El duelo retardado suele darse cuando la persona que lo sufre, en un primer 
momento, debe hacerse cargo de muchas cosas que requieren su atención 
inmediata, como por ejemplo el cuidado de una familia. 
Duelo inhibido 
En este se produce cuando hay una dificultad en la expresión de los sentimientos, 
por lo que la persona evita el dolor de la pérdida. Suele venir asociado a quejar 
somáticas. Las limitaciones de la personalidad del individuo le impiden llorar o 
expresar el duelo. A diferencia del duelo ausente, no es un mecanismo de defensa. 
Duelo desautorizado 
Este tipo de duelo ocurre cuando el entorno que rodea a la persona no acepta el 
duelo de ésta. Por ejemplo, cuando transcurrido un tiempo largo la familia le 
reprocha a la persona que siga en duelo. Ésta reprime los sentimientos de cara a la 
familia, pero internamente no lo ha superado. 
Muchas veces, este tipo de duelo se da cuando la persona que murió o se marchó 
para siempre llevaba asociado un estigma y se encontraba excluida, al menos para 
el entorno cercano de la persona que lo sufre (por ejemplo, su familia). Expresar 
duelo puede llegar a ser un acto simbólico que subvierta ciertas ideas políticas y 
sociales. Por ejemplo, si la persona ausente era la pareja homosexual de alguien y 
la familia no aprueba este tipo de relaciones. 
31 
 
Duelo distorsionado 
El duelo distorsionado se manifiesta como una fuerte reacción desproporcionada en 
cuanto a la situación. Suele ocurrir cuando la persona ya ha experimentado un duelo 
previo y se encuentra ante una nueva situación de duelo. 
Por ejemplo, puede haber experimentado la muerte de un padre, y al morirse un tío, 
revive también la muerte de su padre, lo que le lleva a una situación mucho más 
intensa, dolorosa e incapacitante. 
En la exhaustiva búsqueda de información se encontró entre los diferentes duelos 
que existen el duelo perinatal que para fines de esta investigación se abordará de 
manera particular para la mejor comprensión del tema en cuestión. 
DUELO PERINATAL 
Uno de los pasajes en la vida de una familia es el nacimiento de un hijo. Desde el 
embarazo hasta el momento del nacimiento, se desarrollan sentimientos de 
esperanza, ilusión, júbilo, que se proyectan hacia el futuro. Nadie piensa que no 
habrá un final feliz; sin embargo, no todos los embarazos terminan 
satisfactoriamente. 
A pesar de los grandes avances en obstetricia y neonatología, la muerte perinatal 
es un hecho que lamentablemente sigue produciéndose en nuestros días. 
No se puede negar el impacto que tiene la muerte de un ser querido; sin embargo, 
cuando se trata de una muerte perinatal o neonatal, se tiende a infravalorar e incluso 
negar el proceso de duelo ligado a dichas muertes. Esto es debido a una falta de 
formación, conocimiento y recursos, que hace que en ocasiones el personal 
sanitario tienda a mostrarse frío y/o distante. Esa actitud conlleva más dificultades 
para los padres; los gestos y palabras de los profesionales que intervienen en este 
momento tan doloroso pueden ser recordados incluso años después; por lo que, 
resulta necesario saber qué decir o hacer para favorecer un duelo no patológico. 
La investigación nos lleva a saber que el término de pérdida perinatal es un 
concepto vago; sin embargo, encontramos que éste se refiere a un embarazo que 
32 
 
culmina con la pérdida del producto, incluidos el aborto espontáneo, el ectópico, el 
aborto terapéutico y la muerte neonatal temprana. Cualquier pérdida perinatal causa 
alteraciones emocionales, psicosociales y de conducta. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
33 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPITULO III INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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La intervención psicológica consiste en la aplicación de principios y técnicas 
psicológicos por parte de un profesional acreditado con el fin de ayudar a otras 
personas a comprender sus problemas, a reducir o superar estos, a prevenir la 
ocurrencia de los mismos y/o a mejorar las capacidades personales o relaciones de 
las personas aun en ausencia de problemas. (López, 2008) 
La psicología clínica y de la salud ha sido definida como aquella especialización de 
la psicología que aplica los principios, técnicas y conocimientos científicos 
desarrollados por esta para evaluar, diagnosticar, explicar, tratar, modificar y/o 
prevenir las anomalías o los trastornos mentales o cualquier otro comportamiento 
relevante para los procesos de salud y enfermedad, en los distintos y variados 
contextos en que estos puedan tener lugar (Colegio Oficial de Psicólogos, 1998). 
Los fenómenos que constituyen el centro de atención de la psicología clínica y de 
la salud son los trastornos mentales o del comportamiento (correspondan o no a 
criterios diagnósticos preestablecidos), cualquier otro tipo de comportamiento 
(normal o patológico) que afecte a la salud y los procesos y estados de salud y 
bienestar. (López, 2008) 
La terapia psicológica (psicoterapia) es una parte de la psicología clínica y de la 
salud. Bernstein y Nietzel (1980/1988, pág. 320) han definido la terapia psicológica 
del siguiente modo: 
1. La terapia psicológica consiste en una relación interpersonal entre por lo menos 
dos participantes, uno de los cuales (el terapeuta) tiene un entrenamiento y 
experiencia especial en el manejo de los problemas psicológicos. 
2. El otro participante es un cliente que experimenta algún problema en su ajuste 
emocional, conductual o interpersonal y ha pasado a formar parte de la relación 
(terapéutica) con el fin de resolver su problema. 
3. La relación psicoterapéutica es una alianza de ayuda, pero conpropósitos bien 
definidos, en la cual se utilizan varios métodos, en su mayor parte de naturaleza 
psicológica, con el objeto de provocar los cambios que el cliente desea y el 
terapeuta aprueba. 
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4. Estos métodos se basan en alguna teoría formal acerca de los problemas 
psicológicos en general y de la queja específica del paciente en particular. 
5. Independientemente de las inclinaciones teóricas, la mayoría de los terapeutas 
emplean varias técnicas de intervención: fomentar el insight, reducir el sufrimiento 
emocional, fomentar la catarsis, proporcionar información nueva, diseñar tareas 
fuera de la terapia y aumentar la fe de los clientes y sus expectativas de lograr 
cambios. 
Algunos autores han añadido que, para poder hablar de terapia psicológica, esta 
debe estar basada en una teoría científica de la personalidad, de sus trastornos y 
de la modificación de estos, y debe presentar evaluaciones empíricas de sus 
efectos, positivos y negativos (Huber, citado en Ávila, 1994, pág. 16). Esto es 
especialmente importante porque ya Parloff (citado en Ávila, 1994, pág. 18) dijo: "No 
hay forma de psicoterapia que haya sido iniciada sin pregonar que tiene ventajas 
terapéuticas únicas. Pero ninguna forma de psicoterapia ha sido abandonada a 
causa de su fracaso en cumplir lo que pregona". 
La intervención psicológica formal no es sólo llevada a cabo por psicólogos clínicos, 
sino también por psiquiatras y, según los países, los trabajadores sociales, los 
consejeros religiosos, los consejeros matrimoniales y las enfermeras psiquiátricas. 
Por otra parte, no son sólo los profesionales los que brindan asistencia psicológica, 
sino que puede darse la participación de paraprofesionales más o menos 
entrenados (voluntarios, ex-pacientes, padres, maestros) bajo la supervisión de un 
profesional. (López, 2008) 
NIVELES DE INTERVENCIÓN 
La intervención psicológica puede llevarse a cabo a distintos niveles: individual, 
parejas, familias, grupos y comunidades. Los distintos niveles no son excluyentes; 
así, puede combinarse el tratamiento en grupo con sesiones de asistencia 
individual. El nivel individual es uno de los más frecuentes, si no el que más. El 
psicólogo trabaja con una persona de modo exclusivo o casi exclusivo para ayudarle 
a reducir o superar un trastorno, eliminar o reducir comportamientos de riesgo, 
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adquirir o potenciar hábitos saludables, afrontar una enfermedad crónica, etc. El 
resto de los niveles se explican a continuación. 
Intervención en pareja o familia 
Está recomendado cuando el problema es de dos o más miembros, y no sólo del 
supuesto paciente, y los mencionados miembros están dispuestos a participar en la 
terapia. Esto último es siempre lo más recomendable. En la terapia de pareja y 
familiar se busca que los miembros implicados: 
a) se den cuenta de su propia contribución al problema y de los cambios positivos 
que pueden realizar 
b) mejoren sus pautas de comunicación e interacción de cara a la resolución del 
problema. La terapia en pareja o familia puede ser precedida, seguida o 
acompañada de terapia individual para alguno de los miembros, cuando estos 
presentan algún problema que no está relacionado con el sistema. 
La terapia de pareja puede estar indicada cuando hay conflictos de valores, 
creencias, estilos de vida o metas, o cuando hay problemas en las áreas de 
comunicación, afecto, fidelidad, educación de los hijos, manejo del dinero, sexo, 
autonomía personal o dominio-sumisión. 
La terapia de familia puede estar indicada cuando hay problemas de comunicación, 
crisis familiares o problemas de algún miembro de la familia mantenidos por los 
patrones de interacción en esta. 
Intervención en grupo 
Esta modalidad de tratamiento depende de que se pueda contar con varias 
personas que presenten problemas similares (p.ej., trastorno de pánico) o tengan 
un objetivo común (p.ej., aprender habilidades de cuidado y educación de los hijos) 
y cuyas características no les impidan la participación en el grupo o incidan 
negativamente en el funcionamiento de este. Siempre que sea posible, parece 
recomendable conducir un tratamiento en grupo, ya que, en general, es al menos 
igual de eficaz que el individual y presenta además una serie de ventajas 
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adicionales. También hay posibles inconvenientes que es necesario conocer para 
poder manejarlos caso de que surjan. 
Posibles ventajas de los grupos: 
a) Descubrir que los propios problemas no son únicos 
b) Mayores expectativas de mejora 
c) Disponer de varios modelos, puntos de vista y fuentes de información y 
retroalimentación 
d) Mayor credibilidad de los puntos de vista acordados entre todos o suscritos por 
una mayoría 
e) Aumento de la motivación debido al apoyo y presión del grupo, al compromiso 
público delante de este y a la observación de los progresos de los otros 
f) Posibilidad de ayuda mutua dentro y fuera de las sesiones 
g) Facilitación de la independencia respecto al terapeuta y de la confianza en los 
propios recursos, 
h) Desarrollo de habilidades sociales 
i) Sentirse parte de algo que se valora (cohesión; los miembros de los grupos 
cohesivos se aceptan bien entre sí, se apoyan y están más dispuestos a escuchar, 
participar y dejarse influir por los otros), 
j) Potenciación de la liberación emocional. k) Aprendizaje de nuevas reglas básicas 
de la vida (esta es a veces injusta, no es posible escapar de las penas y de la 
muerte, hay que afrontar los problemas) 
l) Aprendizaje de nuevos comportamientos, creencias y sentimientos en áreas que 
fueron problemáticas desde la niñez o adolescencia (dependencia, rebelión 
sistemática ante la autoridad, rivalidad) 
m) Ahorro de tiempo y esfuerzo por parte del terapeuta 
n) Se trata a más personas y a un menor costo. 
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Posibles inconvenientes de los grupos: 
a) La dinámica del grupo puede escapar al control del terapeuta. 
b) Modelos de comportamientos negativos que pueden contagiarse. 
c) Consejos e información inadecuados por parte de miembros del grupo. 
d) Celos del progreso de otros o desmotivación al comparar los propios avances 
con los de los demás. 
e) Ansiedad creada por la situación de grupo (especialmente en fóbicos sociales 
graves). 
f) Pérdida de la flexibilidad necesaria para solucionar problemas individuales (en 
estos casos habrá que combinar el tratamiento grupal con el individual o llevar a 
cabo sólo este último). 
g) puede llegar a crearse un grado de cohesión tal dentro del grupo que algunas 
personas pueden solucionar sus necesidades afiliativas básicas con un mínimo de 
esfuerzo y dentro del mismo grupo sin necesidad de establecer otras relaciones 
interpersonales. 
El tratamiento grupal no es adecuado para pacientes prolijos, agresivos, 
paranoides, narcisistas, no motivados o que requieren una gran atención, ya que no 
se van a beneficiar del grupo o van a retrasar o impedir el progreso de este. 
Similarmente, otros pacientes inadecuados para el tratamiento en grupo pueden ser 
los fóbicos sociales graves (estarán tan ansiosos que no cumplirán el tratamiento o 
lo abandonarán), los depresivos graves (no se van a implicar y pueden desmoralizar 
a los demás) y los que siguen abusando de los fármacos psicótropos, drogas y/o 
alcohol cuando desean tratar otros problemas (el abuso puede interferir con la 
resolución de dichos problemas). 
El tamaño del grupo puede ser de 5-7 personas, aunque ha llegado hasta 12. El 
grupo debe ser lo suficientemente amplio como para facilitar el contacto con varias 
personas, pero no tanto como para dispersar la atención del terapeuta, dificultar o 
trivializar las interacciones del grupo o favorecer la aparición de miembros aislados. 
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Es buena idea contar con un coterapeuta, que puede ser un paraprofesional, ya que 
el trabajo para un solo terapeuta es difícil y cansado. Para grupos más grandes de 
6 personas es buena idea contarcon un coterapeuta. 
Las sesiones de grupo suelen durar alrededor de 2-2,5 horas, en vez de los 50-60 
minutos de las individuales, pero pueden reducirse a 30-45 minutos con aquellas 
personas que presentan dificultades de concentración (p.ej., pacientes con 
esquizofrenia o deficiencia mental). Se recomienda que los clientes sean similares 
en ciertas características importantes (nivel sociocultural, intervalo amplio de edad) 
y que el grupo esté relativamente equilibrado en cuanto a variables como sexo y 
gravedad del problema abordado. Si una persona difiriera marcadamente del resto, 
podría abandonar el tratamiento. De todos modos, no hay datos claros al respecto. 
Para que un grupo funcione, tiene que conocer y cumplir ciertas normas: 
consentimiento voluntario, asistencia a las sesiones, puntualidad, participación en 
el grupo, respeto a las intervenciones y opiniones de los otros, confidencialidad de 
lo tratado en el grupo y realización de las actividades entre sesiones. 
El terapeuta no debe ejercer el papel de un líder autoritario, pero tampoco permitir 
que el grupo vaya a su libre albedrío perdiendo de vista los objetivos de la terapia y 
la forma más eficaz de conseguirlos. Labores del terapeuta son establecer las 
normas de funcionamiento del grupo, velar por su cumplimiento, moderar las 
intervenciones y controlar los factores que pueden perturbar el funcionamiento del 
grupo y la consecución de las metas propuestas (clientes prolijos, 
retroalimentaciones inadecuadas, formación de subgrupos, chivos expiatorios, etc.). 
Algo que conviene conocer al respecto son los roles que surgen dentro de los 
grupos, tal como puede verse en Kendall y Norton-Ford (1988) 
MODELOS DE INTERVENCIÓN 
Existen diferentes modelos teóricos que varían en diversos aspectos importantes 
tales como: forma de concebir la conducta normal y anormal y los trastornos 
psicológicos, variables relevantes en el desarrollo y mantenimiento de dichas 
conductas y trastornos, relaciones existentes entre dichas variables, modos de 
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recoger los datos pertinentes, objetivos a conseguir con la intervención y modo de 
llevar a cabo esta. 
Un modelo permite organizar la información adquirida, facilita la comunicación con 
otros profesionales que siguen el mismo modelo y es una guía que orienta la toma 
de decisiones del clínico y la investigación. Sin embargo, un modelo también puede 
constituir una fuente de problemas. Por ejemplo, cuando se generaliza en exceso 
intentando explicarlo todo con un modelo que ha sido validado sólo con ciertos 
comportamientos o cuando el modelo lleva a buscar sólo ciertos aspectos en 
detrimento de otros que pueden ser tanto o más importantes. Además, el lenguaje 
propio de cada modelo dificulta la comunicación con los seguidores de otros 
modelos, con lo cual es difícil entenderse; de modo que se pueden estar diciendo 
las mismas cosas con distintas palabras o expresando diferentes significados con 
los mismos términos. 
Tener un modelo como referencia puede ser útil, pero esto debe complementarse 
con la comprensión de los otros puntos de vista y el aprecio de sus aportaciones, 
esto ayudo a esta investigación para poder elegir con qué modelo se abordará el 
fenómeno en cuestión. 
Modelo comunitario 
Sus principios básicos son: 
La conducta humana depende de la interacción de la persona con su medio, 
incluyendo en este último factores ambientales, interpersonales y sociales. Así, la 
drogodependencia no depende sólo de factores biológicos o psicológicos, sino 
también de variables sociales. 
Para facilitar el ajuste entre la persona y su medio se requiere crear nuevos recursos 
o alternativas sociales (en la familia, escuela, otras instituciones, entorno urbano) 
así como desarrollar las propias competencias personales. Así pues, se enfatiza 
más el desarrollo de nuevos recursos y competencias que la simple eliminación de 
problemas. 
Se enfatiza la prevención secundaria y primaria, especialmente esta última. La 
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prevención secundaria consiste en la detección temprana de problemas, cuando 
aún están en fase incipiente, con el fin de intervenir rápidamente para resolverlos y 
prevenir su agravamiento o el surgimiento de consecuencias indeseables. La 
prevención primaria va dirigida a evitar el surgimiento de futuros problemas; se basa 
para ello en cambios del medio social (organización escolar, entorno urbano, etc.) y 
en la creación de recursos interpersonales (formación de padres, parejas, 
educadores, policías, personal sanitario); en este último caso se busca actuar sobre 
personas que influyen sobre otras personas y permiten que los cambios se 
extiendan. 
Ejemplos de prevención primaria: trabajar con hijos de esquizofrénicos y sus 
familias para reducir el porcentaje de trastornos psicóticos futuros; programas de 
educación sexual para prevenir embarazos en adolescentes; promoción del 
preservativo para evitar el SIDA. Ejemplos de prevención secundaria: programas 
con adolescentes que han cometido un hecho delictivo para que no se conviertan 
en delincuentes; programas para reducir el consumo de drogas cuando este está 
en sus primeras fases. 
El psicólogo tiene una función psicoeducativa en la que forma a otras personas 
(padres, educadores, enfermeras, conductores de grupos de autoayuda) para que 
se conviertan en agentes de cambio en la comunidad (paraprofesionales). Se da así 
una extensión de los roles profesionales y se amplía el número de personas que 
pueden obtener ayuda. 
Puede haber un empleo del activismo social: utilización del poder económico, 
político, civil (desobediencia civil, p.ej.) y de los medios de comunicación para lograr 
la reforma social. Aunque no todos los psicólogos comunitarios practican el 
activismo social, se supone que un cierto empleo de este aumenta la eficacia de la 
psicología comunitaria. 
Hay un énfasis sobre la intervención en situaciones de crisis (enfermedades graves, 
separaciones, muerte de un ser querido, desastre natural, ruina económica, intento 
de suicidio). Con la intervención en crisis se ayuda a las personas a manejar estos 
problemas abrumadores para los que carecen de recursos. Las metas son: 
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a) El alivio rápido de los síntomas primarios 
b) El restablecimiento rápido de la estabilidad emocional previa a la crisis 
c) La comprensión por parte de la persona de su perturbación y de los determinantes 
de esta, así como la preparación para manejar crisis futuras. Este tercer objetivo 
puede no lograrse dada la brevedad de la intervención (< 6 semanas). 
El terapeuta es directivo y activo, se centra en el problema primario y en el momento 
presente y ofrece consejos, orientación e información para superar la crisis. (Kendall 
y Norton-Ford, 1988). 
Entre las críticas que se han hecho al modelo comunitario se encuentran las 
siguientes: 
a) No haber sabido acompañar la conceptualización teórica con métodos 
específicos de intervención que consigan cambios sociales concretos y duraderos. 
b) Objetivos poco realistas al pretender sustituir a la persona por la comunidad como 
sujeto de tratamiento. 
c) Poco éxito en las tareas de prevención, especialmente la primaria. 
d) Riesgo de descuidar el ofrecimiento de tratamiento intensivo a los pacientes con 
trastornos graves. 
e) A nivel ético se ha planteado que quienes deciden las metas de las intervenciones 
comunitarias pueden ser los psicólogos u otras personas influyentes, pero no los 
miembros de la comunidad o los que reciben la intervención. 
Modelos psicodinámicos 
Estos modelos comparten varios supuestos básicos: 
Determinismo. El comportamiento humano está determinado y depende 
fundamentalmente de factores intrapsíquicos tales como impulsos, deseos, motivos 
y conflictos internos. En el psicoanálisis clásico, pero no en otras escuelas 
psicoanalíticas, se enfatizan los determinantes biológicos (impulsos sexuales y 
agresivos).

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