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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
PROPUESTA DE TALLER DE SENSIBILIZACIÓN 
CORPORAL PARA PERSONAS CON DIABETES MELLITUS 
TIPO 2 CON UN ENFOQUE GESTALT 
 
 
T E S I N A 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 
 
P R E S E N T A: 
GABRIEL NAHUM NERIA RODRÍGUEZ 
 
DIRECTORA DE LA TESINA: 
MTRA. DAMARIZ GARCÍA CARRANZA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Ciudad Universitaria, D.F. Enero, 2013. 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
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INDICE 
Resumen 
Introducción 
Capítulo 1. Concepción de la Diabetes Mellitus Tipo 2 
1.1 Definición 
1.2 Historia 
1.3 Etiología 
1.4 Prevalencia 
1.5 Factores psicológicos 
1.6 El papel de la psicología en la Diabetes 
Capítulo 2. Psicoterapia Gestalt 
2.1 Antecedentes 
2.2 Psicoterapia Gestalt 
 
Capítulo 3. Sensibilización corporal 
3.1 Introducción 
3.2 Cuerpo y Gestalt 
Capítulo 4. Taller de sensibilización corporal para personas con diabetes mellitus 
tipo 2 “Sintiéndome, Reencontrándome con el sentido de vivir con diabetes” 
 4.1 Justificación 
4.2 Objetivo general 
4.3 Población 
4.4 Materiales 
4.5 Metodología 
4.6 Instrumentos 
4.7 Escenario 
Cartas descriptivas del taller 
Sesión 1. Vivir con diabetes 
Sesión2. Emociones y diabetes 
Sesión 3. Diálogo con los órganos involucrados 
Sesión 4. Diálogo con el páncreas 
Sesión 5. Reconstrucción del significado de vivir con diabetes 
Capítulo 5. Discusión y Conclusiones 
Referencias 
Anexos 
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GRACIAS 
A LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
A LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
A LA DIVISIÓN DE EDUCACIÓN CONTINUA 
A MI DIRECTORA DE TESINA DAMARIZ GARCÍA 
A MIS PADRES, FUENTE DE FORTALEZA 
A MI MAESTRA DE VIDA, ANA LUISA 
A MI ESTRELLA POLAR, ESTRELLA 
 
 
 
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RESUMEN 
La población que padece diabetes ha incrementado drásticamente en los últimos 
diez años. La Diabetes Mellitus es un trastorno del metabolismo por el cual el 
organismo es incapaz de transformar la glucosa en energía útil a causa de una 
alteración de secreción de insulina, la consecuencia inmediata es la hiperglucemia 
o exceso de glucosa en sangre (Lorente y Nieto, 1990). La OMS reconoce tres 
tipos de diabetes de los cuales solo se examinaran en la presente tesina aspectos 
de la diabetes mellitus tipo 2 o no insulinodependiente (DMNID), debido a su 
naturaleza crónico-degenerativa. 
Desde un enfoque gestalt, no podemos tratar a la enfermedad como una enemiga. 
Habría que favorecer la escucha de los mensajes de esta. No se puede pelear con 
ella sin saber a qué vino. Es en una parte del cuerpo donde ella se ha instalado. Si 
hay algo que nos pertenece y que nos conecta con todo aquello que nos 
trasciende, eso es nuestro cuerpo. 
Las enfermedades crónico-degenerativas afectan diversos aspectos del estilo de 
vida individuales, ya que conducen a realizar cambios permanentes o 
intermitentes en actividades físicas, laborales o sociales. Posterior al diagnóstico 
de la enfermedad las personas frecuentemente experimentan cambios 
emocionales como ansiedad, ira, temor o negación. No obstante, el desequilibrio 
emocional da como resultado diversas variables psicológicas, relacionadas con la 
personalidad y las estrategias de afrontamiento, y que implican experiencias 
previas y el conocimiento acerca de la enfermedad. Los tratamientos actuales 
disponibles para la DMNID, se basan en medicamentos, modificaciones en el 
estilo de vida y la dieta para fomentar un autocuidado y autorregulación del estrés. 
La propuesta de este taller se basa en un enfoque gestalt-humanista desde el cual 
sostiene que la calidad de vida de las personas no está determinada por sus 
circunstancias, ya que ellas son libres de elegir (o cambiar) los significados de 
estas circunstancias y se resalta la importancia de trabajar la sensibilización 
corporal como herramienta de transformación y cambio respecto de su 
autocuidado y autorregulación del estrés para así disminuir las consecuencias 
derivadas de la hiperglucemia y mejorar su calidad de vida. 
 
 
 
 
 
 
 
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INTRODUCCIÓN 
El adulto con diabetes más que un organismo es un ser con emociones y 
vivencias propias que la enfermedad afecta y además es miembro de una 
comunidad que puede cambiar su actitud hacia él precisamente porque padece 
diabetes (Lerman, 2003). 
Se encuentra una pérdida en la utilización de aquellos elementos terapéuticos 
asociados con el conocimiento y la comprensión del paciente como ser humano 
complejo. De este modo, factores familiares, económicos, ocupacionales y de 
personalidad, fueron completamente ignorados durante varios siglos (Matarazzo, 
1984). 
Sobrevinieron importantes cuestionamientos y conceptos como el de calidad de 
vida; estrategias de afrontamiento de la enfermedad o adhesión terapéutica fueron 
cobrando cada vez más relevancia, lo que propició un cambio radical en 
la concepción de la salud y la enfermedad que quedó recogido en la definición de 
“salud” de la Organización Mundial de Salud (OMS). Así, se entiende por salud “el 
estado de completo bienestar físico, mental y social y no la mera ausencia de 
enfermedad”. 
Como consecuencia, se produjo un cambio cualitativo en los criterios que se 
utilizaban para definir la salud y/o la enfermedad, basados hasta no hace mucho 
en términos biológicos, y que fue generando una propuesta de salud como 
concepto integrador, formado por aspectos tanto biológicos, como psicológicos y 
sociales, propuesta que progresivamente ha ido dando lugar a la aparición del 
llamado “modelo Bio-psico-social de la salud”. Consiste en que los factores 
biológicos son condiciones necesarias, pero no suficientes en el inicio de una 
enfermedad. Desde este modelo, cualquier enfermedad es el resultado de 
complejas interacciones entre variables biológicas, psicológicas y sociales, las 
cuales, conjuntamente explican las variaciones que se producen en el inicio, la 
severidad y el curso de la misma (Engel, 1977). 
El modelo señala que la exposición a un agente patógeno, por ejemplo, un virus o 
una bacteria, no desemboca necesariamente en la infección y el desarrollo de 
enfermedad por parte del individuo expuesto, sino que dependerá del grado de 
vulnerabilidad inmunológica que éste presente; a su vez, esa mayor o menor 
vulnerabilidad estará en relación con los hábitos de salud (dieta, tabaco, alcohol, 
práctica deportiva, horas de sueño, etc.), el ajuste psicológico (por ejemplo, los 
niveles de estrés) y social (disponibilidad de apoyo social entre otros) de cada 
individuo. 
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El surgimiento de esta nueva forma de conceptuar la salud, llevó también a la 
psicología, a reconceptualizar y replantearse las tareas que venía desarrollando 
en el campo de la Psicología Clínica; por lo que se plantea al ser humano desde 
un enfoque integral donde el cuerpo y las emociones juegan un papel importante 
en el origen y desarrollo de la enfermedad. 
En el primer capítulo se hace una revisión de la diabetes mellitus tipo 2 como 
enfermedad crónico-degenerativa, la etiología, la prevalencia y los factores 
psicológicos implicados. Se presentan estudios cualitativos sobre personas con 
diabetesdonde se han encontrado patrones de vida comunes que derivan en la 
sensación de que no son merecedores de amor, no puede recibirlo, porque en 
muchos casos no les enseñaron a darlo. 
La psicoterapia Gestalt aborda al ser humano como un todo. Enfoca la 
enfermedad como una Gestalt incompleta, por lo que es necesario trabajar con 
aspectos no integrados de la persona para generar conciencia de su condición. En 
el segundo capítulo se abordan los principios y antecedentes de la psicoterapia 
Gestalt. 
Continuando con la revisión teórica en el tercer capítulo se expone como la 
conciencia corporal influye en los estados emocionales. Así como procesos 
emocionales incompletos generan ciertas enfermedades. Se hace énfasis en el 
trabajo de Schnake sobre la personificación de los órganos, una técnica gestáltica 
para trabajar con las características no aceptadas de las personas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CAPÍTULO 1. CONCEPCIÓN DE LA DIABETES MELLITUS TIPO 2 
1.1 Definición. 
La diabetes es un importante problema de salud pública en el mundo. En México 
la población que padece diabetes mellitus ha incrementado drásticamente en los 
últimos diez años, su prevención y tratamiento han sido pilares fundamentales en 
el Sistema Nacional de Salud (2007) para mejorar la calidad de vida de las 
personas que padecen esta enfermedad. 
 
Según la OMS (2011) la diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando 
el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza 
eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el 
azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia 
(aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente órganos y 
sistemas, especialmente sistema nervioso y vascular. 
Respecto al proceso de la diabetes mellitus tipo 2 se puede decir que: “primero 
aparece resistencia a la insulina, tal vez con mediación genética, y que varios de 
los estados de resistencia a la insulina, como la obesidad y la hipertensión arterial, 
son síndromes prediabéticos, en los que la hipersecreción pancreática compensa 
la resistencia a la insulina. Cuando la reserva pancreática comienza a agotarse 
aparece la intolerancia a la glucosa, y cuando las células insulares se vuelven del 
todo incapaces de satisfacer esta demanda aumentada de insulina aparece 
hiperglucemia en ayunas y la diabetes franca” (Islas & Lifshitz, 2000) 
 
1.2 Historia de la diabetes. 
Para comprender la diabetes mellitus dentro del contexto hisorico-político actual es 
importante reconocer la historia de ésta. La historia de la diabetes mellitus se 
remonta a más de mil años antes de nuestra era. Existen papiros egipcios del año 
1550 antes de Cristo según Figuerola (1997), que describen la existencia de una 
enfermedad caracterizada por la constante emisión de orina; sin embargo, en el 
año 600 a. de C. médicos hindúes narran también los efectos de la diabetes en las 
personas(Del Villar & Zachs, 2002). Entre el siglo I y II de nuestra época los 
principales síntomas de la diabetes son clasificados, se escribe acerca de las 
personas que “adelgazan peligrosamente con la emanación peligrosa de orina” 
(Aguilar, 1990). También durante ese periodo Areteo de Capadocia describe la 
enfermedad como un sifón que vacía el organismo y la palabra diabetes significa 
precisamente sifón en lengua griega” (Cañadell, 1973). Con esto, Areteo de 
Capadocia definió a la diabetes con uno de sus síntomas primordiales: la poliuria. 
Mientras tanto en China la enfermedad era conocida como la “enfermedad de la 
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sed” (Aguilar, 1990). Aun cuando los síntomas del padecimiento eran ya conocidos 
y había tratamientos para intentar detenerla, ninguno de estos lograba un 
resultado que evitara “la vida desagradable y muerte acelerada del paciente” 
(Cañadell, 1973). Tuvieron que pasar varios siglos antes que el conocimiento 
médico en diabetes avanzara notablemente. Para 1674 Thomas Will probó la orina 
de los diabéticos y al siguiente año se comprueba que la sal que se obtiene de la 
orina de los diabéticos es dulce. Entonces se agrega el calificativo mellitus que 
significa miel. Es así como los estudios poco a poco aumentan en número y 
exactitud científica, ya que para 1788 el médico inglés Cawley estableció la 
relación entre la diabetes y la función del páncreas (Aguilar, 1990), al encontrar 
cálculos pancreáticos y destrucción general del páncreas. Es bien conocido que 
en 1869 Paul Langerhans, estudiante de medicina, en Berlin, investigó la 
estructura de las células del páncreas y descubrió unas agrupaciones celulares 
esparcidas como “islas en el mar”, por lo tanto dichas agrupaciones son conocidas 
como los islotes de Langerhans. Casi diez años más tarde en 1877 Lancereaux, 
describe dos formas de diabetes: una aguda con adelgazamiento y otra crónica 
con obesidad (Aguilar, 1990). En 1893 Laguessse atribuye a estas formaciones la 
producción hormonal del páncreas. Además se admitieron tres tipos de células en 
el páncreas: A o alfa, B o beta y el tipo C, todas con características diferentes 
(Aguilar, 1990). Para el siglo XX finalmente la diabetes se hace más conocida en 
todo sentido; junto con nuevos tratamientos con fines hipoglucemiantes como la 
insulina a principios de siglo y las sulfonilureas a mitad del siglo. 
En la actualidad se conoce mejor cómo se genera la diabetes mellitus como tal, 
sin embargo, su estudio ha sido enfocado mayormente a la perspectiva médica, y 
son escasos los estudios sobre cómo variables psicológicas influyen en el proceso 
y desarrollo de la enfermedad así como la respuesta de la persona cuando ya ha 
desarrollado la enfermedad. Además se han brindando pocas herramientas para 
que la persona enferma de diabetes pueda hacerse responsable de su 
enfermedad, por ejemplo, dar dietas, pedir que haga “algo” de ejercicio, sin decirle 
“cómo” hacerlo, asimismo en general se olvida tratar el impacto emocional que 
conlleva el diagnóstico de una enfermedad crónico-degenerativa, y se pasa por 
alto los factores psicológicos personales que han derivado en dicha enfermedad. 
 
1.3 Etiología 
La etiología de la diabetes mellitus tipo 1 (DMT1) se debe a un defecto en la 
excreción y en la acción de la insulina. La mayoría de los individuos tienen un 
defecto hereditario en la acción de la insulina como consecuencia de las 
anomalías en la vía sintética del glucógeno o en el transporte de la glucosa. 
También contribuyen factores adquiridos como: la obesidad, estilo de vida 
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sedentaria, envejecimiento, ciertos fármacos, etcétera. La etiología de la diabetes 
mellitus tipo 2 (DMT2) no es tan clara como la de tipo 1. La literatura revela 
ciertos factores que se ostentan como causantes o inductores de la DMT2 
(Alpízar, 2001): 
La herencia genética: los factores genéticos parecen tener un papel importante en 
el desarrollo de la enfermedad, ya que resulta frecuente descubrir antecedentes 
familiares de las personas afectadas, sin embargo, no se ha descubierto un gen 
específico causante directo de la misma. El gen de la insulina se encuentra 
situado en el brazo corto del cromosoma 11, se conocen también algunas 
anormalidades en los receptores de la insulina que propician una resistencia a 
dicha sustancia, pero no en todos los casos de este tipo de diabetes se encentra 
esta irregularidad. De acuerdo a Islas (2000) lo que si se ha demostrado es que 
los familiares de los pacientes con diabetes tipo 2 tienen una anormalidad en el 
patrón de secreción pulsátil de insulina. Sin embargo, la concordancia del 
padecimiento aun en gemelos va de un 70 hasta un 100%, lo que no admite hacer 
de esto una totalidad. 
Alimentación: la dieta de las personas actualmente esta compuesta 
mayoritariamente por alimentos que contienen azúcar, que es una fuente de 
energía. Estos azucares refinados son “azucares de absorción rápida yelevan los 
niveles de glucosa de la sangre pronta y severamente” (Kilo, 1992). 
Actividad física: aunque no todos los autores coinciden en el modo que la falta de 
ejercicio afecta en la aparición de la diabetes, algo que es cierto es que al estar 
disminuida la actividad física las calorías que se queman son menores y estas se 
quedan en el cuerpo, produciendo así una necesidad mayor de insulina para 
normalizar los niveles de glucosa. 
Situaciones de estrés: durante periodos de estrés las reservas de energía son 
metabolizadas más rápidamente que en tiempos de, por ejemplo, reposo o 
diversión. Específicamente la adrenalina producida en estas situaciones aumenta 
la actividad en el hígado haciendo que se utilice sus reservas de glucagón, es 
decir, la cantidad de glucosa en la sangre aumenta (Kilo, 1992). 
Edad: se reconoce a la DMNID como una enfermedad de adultos, puesto que el 
deterioro orgánico que implica la edad avanzada, imposibilita que los procesos 
metabólicos se lleven a cabo de una manera adecuada. Envejecimiento de un 
“deterioro ligero en la secreción de insulina o una reserva en la perdida de esta 
hormona” (Kilo, 1992). 
En el caso de las mujeres, embarazo: el embarazo propicia una serie de cambios 
hormonales y, en sus últimos meses, una resistencia a la insulina que pueden 
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favorecer la aparición de hiperglucemia en ayunas y diabetes tipo 2 (Islas & 
Lifshitz, 2000). 
Estilo de vida. La OMS considera al estilo de vida como la manera general de vivir 
que se basa en la interacción entre las condiciones de vida y los patrones 
individuales de conducta, los cuales están determinados por factores 
socioculturales y por las características personales del individuo, por lo que ha 
considerado que “los estilos de vida son patrones de conducta que se han elegido 
de las alternativas disponibles para la gente de acuerdo a su capacidad de elegir y 
a sus circunstancias socioeconómicas”(Kickbush, 1986). 
Los casos de diabetes que se agravan rápidamente corresponden con estilos de 
vida impregnados de elementos hasta cierto punto característicos que forman a la 
persona total. Elementos como emociones, alimentación y medio ambiente entre 
otros, conforman tales estilos y son finalmente entretejidos en el cuerpo para 
desembocar en la insuficiencia de procesos pancreáticos, y sin embargo, cada 
persona diabética se encuentra con manifestaciones diferentes de acuerdo a 
diversas condiciones socio-culturales (Sánchez, 2004). 
Existen estudios que hacen un análisis cualitativo de las experiencias de las que 
se compone la diabetes: la emoción “ira” desemboca sus efectos sobre el 
páncreas y siempre aunado a esto el desorden alimenticio (comer a cualquier 
hora, ingerir alimentos refinados y exceso de carbohidratos, sales y azúcares), 
sobresaliendo la preferencia por sabores salados y en menor medida dulces de 
muchos años, así también las emociones miedo y tristeza forman parte importante 
de las emociones recurrentes (Sánchez, 2004). 
Otros estudios cualitativos revelan el surgimiento de esta enfermedad desde la 
dinámica familiar donde es común la falta de afecto por parte de uno o ambos 
padres por lo que buscan afecto en los bienes materiales, en el alcohol, en la 
comida, en todo aquello que de placer aunque sea momentáneo. Esa necesidad 
simbólicamente apreciada se manifiesta de esta manera: el ansia no aceptada de 
la práctica amorosa, unido a la incapacidad de aceptar el amor, hace que el 
diabético tienda a buscar substitutos para satisfacer esos deseos. El diabético 
anhela afecto, sin embargo, no lo puede recibir, pues no le enseñaron a expresarlo 
y por consiguiente lo retiene para sí mismo. “Es en su propio cuerpo donde 
manifiesta esa dulzura contenida” (Cervantes, 2005). 
 
 
 
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1.4 Prevalencia 
En el Programa Nacional de Salud (2007) menciona que en México hay tres tipos 
enfermedades que concentran más de 33% de las muertes en mujeres y más de 
26% de las muertes en hombres: la diabetes mellitus, las enfermedades 
isquémicas del corazón y las enfermedades cerebro-vasculares. Estas 
enfermedades comparten algunos factores de riesgo que es importante atender. 
Destaca dentro de ellos el sobrepeso y la obesidad, que afecta a 70% de la 
población de 20 años o más. 
La diabetes es una enfermedad de muy alta prevalencia en México y es sin duda 
alguna el mayor reto que enfrenta el sistema nacional de salud. Además de ser la 
primera causa de muerte, es la principal causa de demanda de atención médica 
en consulta externa, una de las principales causas de hospitalización y la 
enfermedad que consume el mayor porcentaje del gasto de nuestras instituciones 
públicas (alrededor de 20%). El porcentaje de la población que padece diabetes 
aumenta con la edad. Después de los 50 años de edad, la prevalencia supera el 
20% (PNS, 2007). 
 
La diabetes incrementa el riesgo de morir por diversos padecimientos, como las 
cardiopatías, las enfermedades cerebro-vasculares y la insuficiencia renal. 
Además es la causa más importante de amputación de miembros inferiores de 
origen no traumático y la principal causa de ceguera (PNS, 2007) 
 
1.5 Factores psicológicos 
Como en toda enfermedad, el estado psicológico de la persona frecuentemente 
influye en el desarrollo, manejo y transcurso de la enfermedad. En el caso de la 
diabetes, esto es especialmente cierto ya que esta requiere que el paciente realice 
múltiples tareas de autocuidado diariamente las cuales dependen del 
conocimiento y la motivación del paciente por realizarlas. En cambio, no realizarlas 
puede llevar al paciente a sufrir complicaciones médicas, lo cual puede ocasionar 
sentimientos de culpa y temor (Chafey, 2007). 
Padecer de una enfermedad crónica como lo es la diabetes puede aumentar el 
estrés psicológico que experimentan las personas que la padecen, y a su vez 
aumenta el riesgo de sufrir algún trastorno mental como la depresión. Debido a 
que tales padecimientos resultan de un estilo de vida poco saludable y son no 
infecciosos, el interés desde una perspectiva psicológica cobra gran relevancia. 
Si bien los estudios epidemiológicos de estas enfermedades conducen, con gran 
frecuencia, a la identificación de los “grupos expuestos a alto riesgo de enfermar” y 
de los “factores de riesgo”, estos factores de riesgo no constituyen 
necesariamente la etiología de la enfermedad, pero varían mucho de una 
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población a otra. Estas variaciones se deben especialmente a los modos de vida, 
a los comportamientos frente a la salud, a los cambios en las condiciones 
ambientales de vida y a la demografía (Latorre & Beneit, 1994). 
Por lo tanto, la enfermedad crónico-degenerativa puede ser definida como aquel 
trastorno orgánico de funciones que obliga a una modificación en el modo de vida 
del paciente y que es probable que persista largo tiempo. Una gran variedad de 
factores ambientales (entre los que incluyen los hábitos y estilos de vida, la 
contaminación ambiental, el estrés, la accidentalidad, etc.) junto con los factores 
hereditarios, pueden estar implicados en la etiología de estas enfermedades 
(Latorre & Beneit, 1994). 
El diagnóstico de cualquier enfermedad crónica produce un impacto significativo 
emocional en la persona que lo recibe y su reacción muchas veces se verá 
afectada por múltiples variables como su personalidad, cómo se presenta la 
información, el historial familiar de diabetes y mitos o información contradictoria 
que tiene la persona acera de la diabetes (Edelwich & Brodsky, 1998). Hay que 
destacar la reacción emocional que produce tener conocimiento de que se padece 
una enfermedad incurable que durará toda la vida y, los ajustes en el estilo de vida 
que impone esta enfermedad. Las restricciones dietéticas incluyen un estricto 
horario en las comidas, así como la adherencia al consumo de una serie de 
alimentos permitidos y la prohibición de otros. Los diabéticos deben comprobar 
susniveles de azúcar en la sangre al menos una vez al día. 
La DMT2 por lo general se diagnostica en visitas al médico rutinarias, o por quejas 
somáticas (cansancio, visión borrosa), y la percepción del paciente sobre la 
seriedad del diagnóstico puede ser menor por la menor severidad de los síntomas 
y el tratamiento menos invasivo (inyecciones de insulina vs medicamentos). La 
DMT2 no suele requerir el uso de inyecciones de insulina en un principio, pero 
esta clase de diabetes sí supone la incorporación de cambios al estilo de vida y 
medicación de administración oral. Un componente frecuente del tratamiento es la 
pérdida de peso. La diabetes suele afectar la actividad sexual tanto de los 
hombres como de las mujeres. La diabetes tipo 2 produce mayores problemas 
circulatorios, de manera que los diabéticos adultos son más propensos a 
desarrollar trastornos cardiovasculares, constituyendo ésta su principal causa de 
muerte. 
Algunos diabéticos niegan la gravedad de su enfermedad e ignoran la necesidad 
de efectuar restricciones dietéticas y de tomar la medicación necesaria. Otros se 
vuelven agresivos y adoptan dos conductas posibles. Por ejemplo, exteriorizan su 
agresividad, rechazando adherirse al tratamiento, o bien la interiorizan, 
deprimiéndose. Finalmente, muchos diabéticos desarrollan dependencias 
psicológicas y necesitan que otros cuiden de ellos, sin adoptar un papel activo en 
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su propio cuidado. Todas estas reacciones pueden interferir en el manejo de los 
niveles de azúcar en la sangre, provocando graves complicaciones de salud, 
incluyendo la muerte (Chafey, 2007). 
Por ende, la forma en que los profesionales de la salud comunican el diagnóstico 
de diabetes es de suma importancia, tanto para facilitar la aceptación del paciente 
como para minimizar el riesgo de que el paciente active mecanismos de defensa 
como la negación o la minimización de la seriedad del diagnóstico (Chafey, 2007) 
Algunos de los factores que podrían tener un impacto psicológico y afectar la 
calidad de vida del paciente de diabetes son: la complejidad e intensidad de las 
tareas de autocuidado, la interferencia de las mismas en la vida cotidiana, el 
miedo a las complicaciones y los síntomas de hiperglicemia (cansancio, letargo, 
sed) e hipoglicemia (mareo, taquicardia, irritabilidad, temblor), que pueden afectar 
el funcionamiento psicosocial y ocupacional (Rubin, 2000) 
Las investigaciones que comparan la calidad de vida reportada por adultos con 
diabetes y la población en general en su mayoría demuestran que adultos con 
diabetes con frecuencia reportan peor calidad de vida (Rubin, 2000) Por otro lado, 
se ha encontrado que una mejor calidad de vida en adultos con diabetes está 
asociada con mayor apoyo social, autoeficiencia, actividad física y ausencia de 
complicaciones de salud y trastornos psiquiátricos (Delamater, 2000) 
El apoyo social tiene una influencia positiva sobre la calidad de vida de los 
pacientes siempre que éste refuerce las conductas adecuadas, pero cuando 
potencia comportamientos dependientes, el efecto funcional producirá una 
influencia negativa. Por tanto, es necesario distinguir entre los efectos funcionales 
positivos de los negativos (Oblitas, 2009). 
La diabetes representa un estrés psicosocial que predispone a las personas con 
diabetes a presentar desórdenes psicológicos, como depresión, o particularmente 
a largo plazo, la “quemazón” en relación a la diabetes. La quemazón es un término 
que usa Polonsky (1999) en su libro para explicar algunas características en 
común que pueden presentar los pacientes de diabetes cuando se sienten 
abrumadas o sobrecargadas por la diabetes y por la frustración de la carga del 
autocuidado, y que pueden comenzar a interferir con el cuidado y el control de la 
enfermedad. 
Algunas de las características más comunes de quemazón en un paciente de 
diabetes son: preocuparse de que no se está cuidando lo suficientemente bien, 
reconocer que el cuidado es importante para sus alud, pero no tener la motivación 
para hacerlo, dejar algunos aspectos del cuidado, sentirse con coraje y frustración 
hacia la diabetes, sentir que la diabetes está controlando su vida y decirse a sí 
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mismo que el manejo no es tan importante o que no va a hacer diferencia en el 
futuro. 
Por esto el apoyo psicológico al paciente de diabetes a lo largo de su enfermedad 
es importante para prevenir y/o minimizar el impacto que puede generar la 
quemazón en su salud y bienestar. 
 
1.6 El papel de la psicología en la diabetes 
Se han realizado varias investigaciones que han comprobado que mantener los 
niveles de glucosa en la sangre lo más cercano a los niveles normales previene 
y/o retrasa la aparición de las complicaciones asociadas a las diabetes (Diabetes 
Control and Complications Trial Research Group, 1993) 
Estas investigaciones han reforzado la necesidad de que los pacientes de 
diabetes mantengan los niveles de glucosa dentro de los parámetros 
recomendados mediante un tratamiento más intensivo. Por lo tanto, las 
expectativas en cuanto a tareas de autocuidado y educación aumentan para los 
pacientes, y a su vez, este tratamiento intensivo requiere que los profesionales de 
la salud inviertan mayor tiempo y esfuerzo en educar y ofrecer seguimiento al 
paciente. 
Los psicólogos de la salud participan tanto en la investigación como en el 
tratamiento de la diabetes. Los esfuerzos de los investigadores se han centrado en 
la manera en que los diabéticos comprenden y conceptualizan su enfermedad, el 
efecto del estrés en el metabolismo de la glucosa, en la dinámica familiar con 
niños diabéticos y los factores que influyen en la adherencia de los pacientes a los 
regímenes médicos. Los psicólogos de la salud orientan su trabajo hacia la mejora 
de la adherencia a las prescripciones médicas, de manera que los diabéticos 
puedan controlar los niveles de glucosa en la sangre y minimizar sus 
complicaciones de salud (Brannon & Feist, 2000). 
Se ha supuesto que el estrés juega un doble papel en la diabetes: como posible 
causa de la enfermedad y como factor que influye en la regulación del azúcar en la 
sangre de los diabéticos (Wertlieb, Jacobson & Hauser, 1990). El papel del estrés 
como factor que determina los niveles de azúcar en la sangre resulta más claro 
que cualquier causal que dicho factor pueda jugar en la precipitación de dicha 
enfermedad. 
Otra línea de investigación se centra en la comprensión de los pacientes 
diabéticos de su enfermedad y en la manera en que dicha comprensión afecta a 
su conducta. Tanto los pacientes como los trabajadores de salud suponen que los 
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pacientes reconocen los síntomas de un nivel elevado o escaso de glucosa en la 
sangre y esta percepción resulta importante en el manejo de la diabetes (Brannon 
& Feist, 2000). 
El papel del a psicología de la salud tiende a expandirse, ya que se pueden sumar 
componentes conductuales a los programas de educación de los pacientes con 
diabetes. La educación por sí sola no resulta adecuada para ayudar a los 
diabéticos a seguir su régimen (Goodall & Halford, 1991). En vista de que factores 
situacionales como el estrés y la presión social que condiciona a una alimentación 
inadecuada afectan a la adherencia, los programas que incluyen un componente 
de entrenamiento conductual pueden resultar muy útiles en el manejo de la 
diabetes. (Brannon & Feist, 2000) 
La diabetes es considerada, dentro de las condiciones médicas crónicas, una de 
las más demandantes en términos físicos, psicológicos y emocionales. 
Inicialmente, las personas diagnosticadas con diabetes pasan por un proceso de 
ajuste que puede generar reacciones y sentimientos tales como: coraje, depresión, 
ansiedad, frustración y pérdida de valor por la vida (Chafey, 2007). 
Estas reacciones y sentimientos pueden llevar a estas personas a asumir una 
actitud de descuido para su condición, lo que generauna diabetes descontrolada, 
con altas y bajas significativas de los niveles de glucosa en la sangre, que también 
pueden producir cambios en el estado de ánimo, tales como irritabilidad, 
depresión, ansiedad y euforia. (Chafey, 2007) 
El estrés que experimenta la persona con diabetes puede convertirse en un círculo 
vicioso y en el peor obstáculo para el manejo de su condición; una diabetes poco 
controlada puede producir respuestas psicológicas negativas que pueden 
exacerbar la enfermedad. 
A las complicaciones físicas se le suman los efectos psicológicos y emocionales 
de padecer una enfermedad crónica, la incertidumbre acerca de complicaciones 
futuras y el estrés que puede estar asociado a seguir diariamente un régimen de 
tratamiento intensivo. Estos efectos, tanto físicos como psicológicos, ponen en 
riesgo a los pacientes con diabetes a sufrir dificultades en el ajuste y hasta 
problemas psicológicos con mayor frecuencia que las personas que no la padecen 
(Gavard, Lustman & Clouse, 1993; Jacobson, 1996). 
Estudios han demostrado que las personas con diabetes en los Estados Unidos 
tienen una probabilidad de dos a tres veces mayor de presentar algún trastorno 
psicológico serio que las personas sin diabetes (Gonder-Federick, Cox & 
Ritterband, 2002; Lustman & Gavard, 1997) los diagnósticos mayormente 
16 
 
relacionados con la diabetes son la depresión, la ansiedad y los trastornos 
alimentarios. 
Los desórdenes psicológicos, especialmente la depresión, ansiedad y trastornos 
alimentarios, en pacientes de diabetes presentan un riesgo adicional para la salud 
física y mental del paciente, ya que consistentemente se ha encontrado que estos 
afectan los niveles de azúcar en la sangre y aumentan el riesgo a sufrir de 
complicaciones relacionadas con la enfermedad. Se cree que los cambios neuro-
químicos que acompañan tales desórdenes pueden tener un efecto directo en los 
niveles de azúcar en la sangre (Chafey, 2007) 
Por otro lado, se conoce también que los síntomas físicos, cognitivos y 
conductuales de los desórdenes psicológicos (ej, cansancio, letargo, cambios en 
el sueño y el apetito, tensión, irritabilidad, síntomas somáticos) pueden afectar la 
capacidad del paciente de llevar a cabo el régimen de autocuidado que requiere la 
diabetes, y por ende afectar los niveles de glucosa en la sangre (McKellar, 
Humphreys & Piette, 2004) 
Los desórdenes psicológicos en pacientes de diabetes no solo tienen un impacto 
negativo en la salud, sino también en la calidad de vida y el funcionamiento diario. 
Por ejemplo, en pacientes tanto de DMT1 como de DMT2 la depresión aparenta 
ser más recurrente y los episodios duran más tiempo (Kovacs, Obrosky, Goldston 
&Drash, 1997; Lustman, Griffith &Clouse, 1997; Peyrot & Rubin, 1999) 
A pesar de la prevalencia mayor de algunos desórdenes psicológicos en pacientes 
de diabetes y de su efecto en el control de la misma, muchos casos 
frecuentemente no son diagnosticados. Más de un tercio de los pacientes de 
diabetes que presentan algún desorden psicológico no son diagnosticados y, por 
lo tanto, no reciben tratamiento para el mismo (Katon et al, 2004; Lustman & 
CLouse, 2000) 
Lustman y Clouse (2000) recomiendan que los profesionales de la salud estén 
alerta a señales de los desórdenes psicológicos y a los factores de riesgo al 
momento de recopilar el historial médico. Por ejemplo, en este último se debe 
recopilar información acerca de episodios de depresión, ansiedad, trastornos 
alimentarios y abuso de sustancias, así como también tratamientos para los 
mismos. 
Posterior al diagnóstico se genera una nueva dinámica, según Durán González 
et.al. (1999), la persona que padece diabetes busca la causa de su “nuevo” 
estado. La mayoría de las personas que padecen diabetes se culpan a sí mismas 
y otros delegan toda la culpa a los familiares y/o médicos; esto se ve claro cuando 
17 
 
mencionan “yo siempre fui muy sano”. Sean o no ciertos, dichos sentimientos 
hieren psíquica y orgánicamente a la persona y a la familia. 
Dicha culpa tiene efectos en el comportamiento del individuo, ya que se despiertan 
actitudes de inferioridad, dependencia y rechazo que entorpecen la comunicación 
y la incorporación social. Algunas personas utilizan términos como inútil, torpe o 
inválido para referirse al diabético; esto lo hace sentirse deprimido al grado de 
tener en mente que se encuentra muy lejos de ser como “en realidad 
era”, pudiendo llegar a odiar y denigrar a su persona y sentirse un ser extraño. 
Tener en secreto conduce a la angustia y a la culpabilidad, pero muchos temen 
revelarlo porque piensan que perjudicaría sus relaciones de amistad y 
compañerismo, así como su imagen presente y futura ante los demás. 
Muchas personas prefieren no tener contacto o intercambio social con otras 
personas, desarrollan hostilidad, desconfianza, depresión, ansiedad y/o 
desesperación. Por lo general, rechazan la ayuda no solicitada y pueden también 
estar combinados los sentimientos de culpabilidad con ira y negación de la 
enfermedad. Se debe poner atención a todas aquellas variables conductuales y 
psicológicas que se ponen en juego durante la adaptación a la enfermedad para 
ser abordadas mediante recursos internos y externos para evitar problemas no 
resueltos o bien, problemas de salud aunados al padecimiento y que de algún 
modo deberían ser prevenidos. 
Fases de adaptación ante la enfermedad crónica 
Muchas de las enfermedades crónicas afectan todos los aspectos de la vida de los 
pacientes (Burish y Bradley, 1983). En estos trastornos existe una fase inicial 
crítica en la que los pacientes sufren importantes alteraciones en sus actividades 
cotidianas, tal y como sucede también en el caso de las enfermedades agudas. 
Con posterioridad, el curso del trastorno crónico implica, en mayor o menor 
medida, cambios en la actividad física, laboral y social de los pacientes. Además, 
los individuos que sufren una enfermedad crónica deben asumir psicológicamente 
el papel de paciente crónico y adaptarse así a un trastorno que puede durar toda 
la vida. A continuación se describen las fases del proceso de adaptación a las 
enfermedades crónicas: 
a) Reacción de choque (aturdimiento, distanciamiento) 
Constituye una respuesta de emergencia y se caracteriza por la presencia de 
aturdimiento, por que se produce de una forma automática, y porque ocasiona un 
sentimiento de “distanciamiento” de la circunstancia, un sentimiento como de 
“estar observando” la situación en vez de participar en ella. La fase de “choque” 
puede durar pocos días o puede durar semanas. 
18 
 
b) Reacción de encuentro (pérdida, indefensión, desesperanza) 
Se caracteriza por un pensamiento desorganizado y sentimientos de pérdida, 
indefención y desesperación. Durante esta fase el paciente se siente 
sobrepasado por los acontecimientos, incapaz de razonar y de planificar sus 
esfuerzos para resolver los problemas que su nueva situación le plantea. Dado 
que las reacciones de “encuentro” son muy estresantes, los enfermos crónicos 
suelen usar estrategias evitativas durante esta fase, sobre todo la negación. 
c) Retraimiento (negación) 
Durante esta fase el paciente tiende a negar la existencia de la enfermedad o sus 
implicaciones. Sin embargo, ese tipo de conducta no puede sostenerse porque la 
situación no cambia. Diagnósticos adicionales la confirman: los síntomas 
persisten o empeoran, las limitaciones siguen presentes, empujando todo ello al 
enfermo a la siguiente etapa. Esta fase es la puerta para la progresión del 
paciente hacia una aceptación a su condición. 
Es necesario señalar que las estrategias evitativas de afrontamiento pueden ser 
positivas para el enfermo y pueden ayudarle a la adaptación momentánea. Pero, 
si continúa utilizándolas, los efectos pueden tornarse finalmente negativos para la 
adaptación y para su calidad de vida (Rodríguez Marín, 1995).d) Aceptación 
En esta fase el individuo admite vivir con el padecimiento y comienza el 
restablecimiento de su vida, busca información acerca de la enfermedad y 
modifica ciertos hábitos en el estilo de vida (Durán González et al, 1999). 
Es necesario señalar que los individuos que padecen diabetes deben tomar 
decisiones sobre su cuidado y tratamiento, promover su propia rehabilitación, 
reducir las probabilidades de complicaciones futuras y ajustar el estilo de vida y 
relaciones sociales a su nueva situación de enfermedad; además, se está en 
manos del propio paciente y del personal de salud que apoya esta labor, sobre 
todo una vez que ya se ha estabilizado. 
Finalmente, una gran cantidad de estudios psicosociales en el ámbito de la 
enfermedad crónica han subrayado el valor de incorporar la perspectiva del 
paciente cuando se intenta comprender la enfermedad como un fenómeno 
psicológico y social, y no sólo como un trastorno biológico (Rodríguez Marín, 
1995). Es ahí donde se origina el apego o desapego al tratamiento, el plan de 
alimentación y a la adaptación emocional de cada persona que padece la 
enfermedad. 
19 
 
Cambios emocionales en las enfermedades crónicas 
Muchos cambios emocionales y de comportamiento se originan en el diabético 
desde el momento de recibir el diagnóstico hasta que acepta la enfermedad y se 
enfrenta a ella, a saber: 
 Negación y rechazo a la enfermedad. 
 Sentimientos y pensamientos de muerte o invalidez. 
 Conflictos de dependencia - independencia. 
 Deficiente identificación sexual. 
 Chantajes y búsqueda de sobreprotección. 
 Ansiedad, y depresión. 
 Anorexia o ingestión exagerada de alimentos. 
 Manipulación aunada a la agresividad y culpabilidad. 
 Auto agresión y, en ocasiones, suicidio. 
 Descuido en la apariencia relacionado con la baja estima (tanto hacia su 
persona como hacia los demás). 
 Irresponsabilidad así como necesidad de aprobación y atención. 
Con mucha facilidad aparecen la depresión, el temor y la ansiedad y 
constantemente se piensa en la muerte. Algunos creen que pueden aprovechar la 
situación y dan rienda suelta a su vida sin medir las consecuencias. 
Como se ha expuesto, los factores psicológicos juegan un papel importante en la 
aparición y desarrollo de la diabetes, las carencias emocionales y las 
dependencias que generan derivan en dicha enfermedad; a continuación se 
presenta una revisión sobre la psicoterapia Gestalt y cómo esta puede contribuir a 
completar esos ciclos incompletos que se generan en la vida de las personas con 
diabetes mellitus tipo 2. 
 
 
 
 
 
 
 
20 
 
CAPÍTULO 2. PSICOTERAPIA GESTALT 
2.1 Antecedentes 
La psicoterapia Gestalt tiene como fundamentos: 
 Psicológicos: Psicología de la Gestalt, Psicoanálisis y Psicología humanista 
 Filosóficos: Existencialismo y Budismo Zen 
 Metodológicos: Holismo y fenomenología 
A continuación se exponen las características principales de cada enfoque así 
como algunas de sus aportaciones a la psicoterapia Gestalt 
Psicología de la Gestalt 
La psicología de la Gestalt fue una escuela fundada por Wertheimer, Kohler y 
Koffka poco antes de la Primera Guerra Mundial en la Universidad de Frankfurt, 
Alemania. 
Los gestaltistas se pronunciaron en contra del punto de vista tradicional de la 
psicología científica cuya tarea principal consistía en dividir y analizar los 
elementos básicos de la mente. Asimismo se opusieron al conductismo que 
estudia el comportamiento partiendo de la dualidad estímulo-respuesta. 
Consideraban que no se podía estudiar algo tan complejo como la conducta 
analizándola en forma de elementos pues se destruye la unidad de los fenómenos 
que están siendo estudiados. Reaccionando en contra del dualismo y las 
divisiones propias del estudio científico, formularon que todos los objetos y 
procesos son más que la suma total de las partes que lo forman y prefirieron 
estudiar las configuraciones y patrones naturales que aparecen en la experiencia 
directa (Castanedo, 1990). 
A través de experimentos del fenomenólogo Edgar Rubin, los gestaltistas 
demostraron que las percepciones emergen como totalidades, no por partes, que 
son activas, vivas y organizadas. Postularon que no somos simples receptores 
pasivos de estímulos sensoriales sino que organizamos nuestras percepciones de 
manera activa dentro de unidades coherentes (Hothersall, 1997). 
A partir de estas ideas desarrollaron las leyes que gobiernan la organización de 
las experiencias perceptuales, entre las cuales se encuentran: 
 Ley de la Constancia: la forma y organización de una Gestalt dependen 
generalmente de las relaciones entre sus partes y no de sus características 
particulares. De esto resulta que si las partes cambian, pero las relaciones 
se mantienen constantes, la estructura total no cambia. 
21 
 
 Ley de Semejanza: Frente a una constelación de principios diferentes, la 
percepción tiende a agrupar en una figura o estructura a aquellos 
elementos que son parecidos o iguales entre sí. 
 Ley de la Buena Forma: Frente a una constelación de datos, la percepción 
tiende siempre a las formas regulares, simples y simétricas para alcanzar la 
máxima regularidad, unidad y equilibrio. 
 Ley del Todo: Los organismos tienen una tendencia a percibir los objetos y 
los estímulos como un todo bien estructurado el cual es distinto a la suma 
de sus partes. 
 Ley del Cierre: Frente a una constelación de estímulos, la percepción tiende 
a completar la forma y significado de conformidad con el todo cuando falta 
una parte pequeña (Marx & Hilix, 1980) 
En sus orígenes, los intereses de esta psicología no se ocuparon del campo 
terapéutico sino de analizar las leyes de la percepción humana y la dinámica entre 
la figura y el fondo. Posteriormente ampliaron sus investigaciones a otros 
fenómenos psicológicos como el aprendizaje, la memoria y el pensamiento. 
Con respecto a la dinámica figura-fondo, descubrieron que al experimentar el 
medio visualmente, elegimos un centro particular de interés que se destaca para 
nosotros de un fondo difuso. A lo que se destaca y tiende a ponerse de relieve se 
le llama figura, el resto es el fondo. Esta figura y su fondo son indisociables y 
forman una composición o configuración a la que se llama “gestalt” (Peñarrubia, 
1998). De ahí surge la utilización de la palabra alemana Gestalt que suele 
traducirse como forma o configuración. 
Según Perls (1973) “una gestalt es una configuración y la forma particular en que 
se organizan las partes individuales que la constituyen. Su premisa básica es que 
la naturaleza humana se organiza en formas o totalidades y es vivenciada por el 
individuo en esos términos y puede ser comprendida únicamente en función de las 
formas o totalidades de las cuales se compone”. Gestalt se refiere a la forma que 
la mente percibe como totalidades de los objetos conocidos en la vida cotidiana. 
Así fue Perls quien en su estancia en Frankfurt en 1926, entra en contacto con los 
gestaltistas y retoma ciertas partes de la psicología Gestalt con las cuales 
desarrolló su teoría terapéutica aplicando el concepto gestáltico no sólo a los 
estímulos sensibles externos, sino también a la propia percepción interna, a la 
personalidad, a la conducta y a las relaciones interpersonales (Salama & Villarreal, 
1988). 
El acto de percibir sobrepasa la conducta meramente fisiológica, convirtiéndose en 
un procesos que crea y/o modifica la experiencia mental del individuo, y que 
22 
 
concierne al organismo en su totalidad (Castanedo, 1990). Vemos así que una 
percepción es mucho más que los elementos que la componen ya que interviene 
el ser humano al organizar dichos elementos en función de sus necesidades. Así, 
una vez satisfecha una necesidad, la percepción podrá dirigirse a otra parte y 
formar una nueva gestalt. 
Podemos darnos cuenta de la importancia que tiene la satisfacción de las 
necesidadesde nuestro organismo en el contexto de la psicoterapia. Dichas 
necesidades se presentan como figuras en el primer plano de nuestra atención. 
No podríamos vivir y desarrollarnos si no satisfacemos nuestras necesidades en 
todos los niveles de nuestra existencia: corporal, afectivo, psicológico, espiritual, 
social, etcétera. 
Cuando nuestro organismo siente una necesidad significa que algo le falta, que 
carece de algo, por lo tanto se encuentra en desequilibrio. En tal situación el 
proceso consiste en identificar la necesidad (tomar conciencia), encontrar después 
los medios para satisfacerla y así restaurar el equilibrio del organismo, con lo que 
la energía podrá ser empleada en otra actividad diferente. Es decir, resolver la 
figura, cerrarla para que pueda regresar al fondo que proveerá la siguiente figura 
de acuerdo a la necesidad emergente del organismo (Castanedo, 1990). 
Según (Castanedo, 1990) el síntoma puede ser definido como un signo evidente 
de una gestalt incompleta, es decir un conjunto de insatisfacciones que han 
conducido a conflictos psicológicos debido a las necesidades no satisfechas. 
Dichas necesidades se traducen en emociones que pueden ser tanto manifiestas 
como reprimidas y negadas. El objetivo de la terapia gestalt es que estas 
necesidades aparezcan a nivel consciente en el campo perceptual del individuo, 
para que una vez identificadas puedan ser revividas emocionalmente y se pueda 
cerrar lo que había quedado incompleto hasta ese momento, es decir, acabar con 
los asuntos inconclusos. 
Psicoanálisis 
Es la influencia más importante dentro de las psicoterapias tradicionales. Su 
fundador principal, Sigmund Freud, orientó todas las causas de la conducta del 
hombre a su pasado y sostuvo que seguimos siendo infantiles a causa de 
“traumas anteriores” ocurridos en la niñez, que son una experiencia destructiva 
que juega un papel importante en el comportamiento. Estos traumas persistirán a 
lo largo de la vida, a menos que cambien radicalmente las conductas mediante 
una psicoterapia en la que el terapeuta analice los problemas del paciente y 
descubra, por medio de interpretaciones, las causas, motivaciones o fuerzas 
inconscientes latentes que producen la conducta del individuo (diagnóstico). De 
23 
 
esta manera, la curación resulta únicamente del descubrimiento (insight) inducido 
por el terapeuta, haciendo consciente lo inconsciente. 
De este enfoque, Perls retoma el concepto de homeostasis, llamado también 
autorregulación, que es un proceso mediante el cual el organismo mantiene su 
equilibrio y, por lo tanto, su salida al interactuar con su ambiente en medio de 
condiciones variables. Gracias a este proceso el organismo encuentra su 
equilibrio, busca la satisfacción de necesidades que constantemente aparecen o 
se “abren” y generan un déficit o desequilibrio. Tal búsqueda permite que la 
persona, al autorregularse, aprenda a funcionar eficientemente en la nueva 
situación y haga una jerarquía de sus necesidades, encontrando los medios 
adaptativos para satisfacerlas (Perls, 1989). De esta manera ningún organismo es 
autosuficiente, sino que establece contacto con fuentes externas humanas y 
físicas, de la cuales busca ayuda para satisfacerse. 
Perls retoma también el concepto de “insight” y lo explica como un conjunto de 
reacciones que implican el pensamiento, sentimiento y sensaciones que ayudan a 
darse cuenta de sí misma. Así, el individuo llega a comprender (la manera en que 
se conduce) y participa activamente, logrando que su proceso perceptual (que 
incluye la percepción de sí mismo, la motivación y los aspectos motores de la 
conducta) se integre y fluya para concluir una gestalt (“cierre”) y aumentar el 
conocimiento de sí mismo. 
Con respecto a los síntomas coincide con Freud en que es una expresión 
simbólica de un conflicto psicológico que no ha podido superarse mediante formas 
comunes de resolución y que sirve para sustraerse de un deseo inaceptable o una 
experiencia rechazada. En este sentido Perls más que buscar su origen, aboga 
por aliarse con el síntoma para rescatar su función (Sinay, 2001). 
Perls compartió y estuvo influido por aportaciones teóricas de algunos de los 
disidentes del psicoanálisis como Wilhem Reich, quien además fue su analista 
(Peñarrubia, 1998). 
Entre las aportaciones de Reich a la Terapia Gestalt están sus trabajos acerca de 
las perturbaciones psíquicas que se solidifican y bloquean el flujo de la energía 
vital, que llamó “potencia orgásmica”, en el cuerpo de la persona. Denominó 
“coraza caracterial” a las pautas defensivas que cada persona utiliza como 
resistencia ante las excitaciones emocionales, que producen tensiones y 
endurecimientos musculares así como rigideces en la postura y la expresión. Esta 
“armadura muscular” le da estructura al carácter de cada persona. El objetivo de 
su terapia consistía en disolver la coraza y hacer que vuelvan a circular las 
emociones que se han solidificado, restaurando la capacidad de ser espontáneo, 
24 
 
sin angustia ni inhibición. Reich prefería el trabajo directo sobre el cuerpo en lugar 
de analizar las resistencias psíquicas, introduciendo diversas formas de trabajo 
corporal para eliminar las tensiones musculares (Peñarrubia, 1998). 
Perls valoró profundamente que en el trabajo de Reich se superaba la dicotomía 
mente-cuerpo y se ponía especial atención a la respiración, las inflexiones de la 
voz, el gesto y la postura. Rescata de sus enseñanzas la valoración del “cómo” por 
encima del “qué” o “por qué”, haciendo referencia a que las palabras y las 
explicaciones del paciente pueden mentir, sin embargo, la forma en que se 
comporta y se comunica a través de su lenguaje corporal, es decir, el “cómo” se 
expresa más que lo “qué” expresa, es un material mucho más útil y revelador para 
la terapia. 
Psicología humanista 
En las décadas de los cincuenta y sesentas apareció en los Estados unidos la 
“psicología humanista” que se desarrolló como “tercera fuerza” en oposición al 
psicoanálisis y al conductismo que imperaban en la época. A veces esta tercera 
fuerza es denominada “movimiento del potencial humano” (Koop, 1971) 
Una de las contribuciones más importantes a la psicología humanista es la 
“psicoterapia centrada en el cliente” de Carl Rogers, cuya orientación era 
fenomenológica pues se abría al mundo tal como lo experimentaba la persona, 
mostrándole su comprensión y aceptación y ayudándole a entender sus propios 
sentimientos con más claridad al reflejarle de una manera concisa y no 
enjuiciadora lo que éste expresaba. Rogers consideraba al cliente y al terapeuta 
como iguales. Se oponía a que el rol del terapeuta se definiera como distante y 
superior, como la autoridad experta que hace interpretaciones y en cambio aboga 
por una actitud respetuosa, abierta y empática, y por una relación auténtica y 
transparente con la persona. 
Otro de los líderes importantes del movimiento fue Abraham Maslow quien 
consideraba un error estudiar únicamente gente “enferma”, situaciones 
problemáticas e infelicidades, pues se miraba solamente el “mal” como fuente de 
comprensión de la naturaleza humana. 
La terapia Gestalt se inspira en los conceptos de la psicología humanista que 
anunciaron un cambio de orientación en la psicología, un alejamiento de la 
psicología experimental y científicamente objetiva, hacia una ciencia que coloca al 
ser humano como centro de sus investigaciones y conceptos, y le subordina a una 
responsabilidad frete a si mismo y sus semejantes, una necesidad de desarrollo 
individual y social así como una orientación hacia el sentido y los valores. 
25 
 
Existencialismo 
La terapia Gestalt se incluye en las terapias existenciales al tener afinidades con 
los principios de la filosofía existencial. 
La corriente existencial surge como una fuerte crítica a los valores sobre los que 
se erigía la humanidad después de las dos GuerrasMundiales que dejaron un 
panorama de desolación, confusión y destrucción. Ante esta situación protesta el 
existencialismo cuestionando la desindividualización y despersonalización que se 
podía observar desde varios planos: 
En el ámbito filosófico, la singularidad y las cualidades personales de cada ser 
humano no tenían cabida entre las dos corrientes imperantes de la época. Por un 
lado el materialismo mecanicista que consideraba al hombre un mero producto de 
las fuerzas de la materia, sujeto sin remedio a las leyes de la física que podían 
medir y predecir su comportamiento. Por el otro lado, en el idealismo 
hegeliano el hombre se disolvía ante el Espíritu Absoluto. De la misma forma en 
el ámbito socio-político, ante los totalitarismos de izquierda y de derecha, el 
individuo quedaba reducido a una pieza anónima de la gran maquinaria del 
estado que, junto con los avances de la tecnología, fue alienando a las 
personas de su fuerza laboral, llevando a cabo un proceso de deshumanización en 
el que se fueron perdiendo de vista los anhelos y angustias específicas de 
cada ser humano así como sus proyectos y el sentido de su existencia (Salama, 
2004). 
Ante este panorama el existencialismo se propone recuperar la subjetividad y 
dignidad personal, planteando que cada ser humano es único e insustituible y que 
el principal valor con el que cuenta es el de su propia existencia, sobre la cual es 
totalmente responsable. Ya que no hay naturaleza humana ni determinismos 
que definan lo que es el hombre, cada persona tiene la libertad de elegir cómo 
dirigirse y autorealizarse en el mundo. 
De los principales exponentes del existencialismo podemos retomar algunas ideas 
importantes. 
Kierkegaard (1813 – 1855) considera que la existencia humana está 
constantemente confrontada con el miedo y la desesperación, por lo cual el 
hombre tiene que decidir y actuar. Lo único que tiene es libertad para elegir entre 
las múltiples posibilidades que se le ofrecen y lograr su realización personal. 
Heidegger (1889 – 1976) concibe al ser humano como un “ser en situación” o “ser-
en-el-mundo” que esta necesariamente interrelacionado con el mundo y las 
personas que lo rodean. Considera que no hay respuestas universales ni 
26 
 
enteramente válidas a los dilemas del hombre sobre el sentido de su vida, sino 
una preocupación y un cuestionamiento constante acerca de su existencia, 
gracias a lo cual asume su condición de hombre cuya tarea es realizarse a sí 
mismo a través de sus actos, lo cual sería imposible sin libertad y 
responsabilidad. 
Para Sartre (1905 – 1980) el hombre está condenado a ser libre. No hay una 
esencia preestablecida que lo defina ni ha sido creado para ningún fin más que el 
que él mismo se plantee. Una vez “arrojado” al mundo es responsable de todo lo 
que elige. Existe en la medida en que es totalmente libre de realizar su proyecto 
personal pues sólo mediante la elección y la responsabilidad de su propia 
existencia puede ir obrando, dando forma a su vida y encontrándole el sentido. 
Buber (1878 – 1965) reaccionó en contra de la pérdida y separación de los 
hombres ante las ideologías. Se dedicó a estudiar a fondo la naturaleza de la 
relación interhumana y centró su filosofía del diálogo alrededor de la “relación yo-
tú”. Esta expresión indica una relación de persona a persona, una relación de 
reciprocidad que implica presencia y encuentro, ya que sólo podremos 
conocernos a nosotros mismos partiendo de los otros. 
Los filósofos anteriores al movimiento existencialista escribían de una manera 
objetiva e impersonal, ajenos a las preocupaciones y problemáticas de su época. 
Estudiaban al hombre desde fuera y pretendían postular principios universales. 
Los existencialistas en cambio reflexionaban desde sus vivencias y experiencias 
personales, enfocados en su situación concreta o en su propio proyecto existencial 
(Salama y Villareal, 1988). 
Retomando los principios de la filosofía existencial, la terapia Gestalt trabaja para 
aumentar la consciencia de la persona respecto a su propia existencia y de la 
libertad y posibilidad que tiene para elegir lo que quiera ser, asumiendo su 
responsabilidad al crear la propia existencia personal. Así, la vida de la persona va 
cobrando sentido en relación a sus acciones y proyectos, por lo cual se considera 
que el conocimiento realmente válido no procede de la inteligencia sino de la 
vivencia. En vez de pensar la realidad es necesario experimentarla, pues sólo así 
obtendremos un aprendizaje efectivo y significativo. 
Perls retomó la idea de los existencialistas de que “el humano no posee una 
existencia sino que ES existencia”. Se refería a que somos un organismo total, sin 
divisiones, y no es que poseamos un cuerpo sino que lo somos. Y dado que al 
estar vivos no somos un objeto estático, enfatizó en el proceso constante de 
recreación y relación con el mundo y con los otros que le permite al ser humano 
conformarse y realizarse, todo lo cual sucede en el “aquí y ahora”. 
27 
 
Para la situación terapéutica aplicó lo que Buber describió como el encuentro “yo 
– tú” donde dos personas muy distintas pueden coexistir, pues al interactuar 
permiten que el otro ser humano sea lo que realmente es, gracias al 
reconocimiento y la aceptación de sus diferencias y semejanzas (Salama y 
Villareal, 1988). 
Desde la perspectiva existencial el propósito de la terapia es la búsqueda conjunta 
entre cliente y terapeuta de alternativas para que el primero logre habilitarse a vivir 
la vida como es, con todas sus contradicciones inherentes. Es una aproximación 
que pone especial atención a ciertos contenidos temáticos y los entiende siempre 
en una perspectiva relacional. Temas tales como: fines de ciclos, duelos, 
despedidas, angustias o ansiedades, decisiones, renuncias, intimidad, necesidad 
de sentido, significados y procesos de significación, enfrentamiento con la 
incertidumbre, etcétera. 
Desde la posición existencial, la realidad humana básica no puede ser reducida a 
un grupo de componentes “esenciales”. Aún haciendo una excelsa descripción de 
todos ellos no me estaría refiriendo a la persona en concreto con la que me estoy 
relacionando (Cooper, 2003) la persona es la manera particular como a cada 
momento, dichos elementos se acomodan, integran y reconstruyen, aquí cabe 
recordar aquella ley de la psicología Gestalt: “el todo es más que la suma de sus 
partes”. 
Para Heidegger los seres humanos nunca pueden ser definidos biológicamente. 
La corporalidad es un aspecto de nuestro ser-en-el-mundo. Nos co-determina. 
Pone énfasis en que las experiencias y los comportamientos no pueden ser 
distinguidos como meramente psicológicos o meramente corpóreos. Desde esta 
perspectiva no hay una interacción causal, ni tampoco un énfasis sobre la realidad 
de sólo una de estas entidades. Cuerpo y mente son diferentes manifestaciones 
de un mismo ser. Nunca están separados y siempre responden simultáneamente 
aunque con diferente intensidad. 
Budismo Zen 
La terapia Gestalt comparte con el pensamiento oriental la primacía dada a la 
experiencia y a la vivencia por encima de las explicaciones y racionalizaciones, ya 
que para conocer algo no basta entenderlo sino verlo, oírlo, tocarlo, degustarlo, 
etc. En ambos enfoque se reconoce que es necesario prescindir del intelecto que 
analiza y decide la realidad manipulándola para comprenderla y proponen asumir 
una forma que la integre y la conciba como una totalidad organizada e 
interrelacionada en la cual los opuestos no son contrarios sino complementarios. 
Además comparten el énfasis en la capacidad de disfrutar del momento presente, 
28 
 
siendo conscientes de las cosas tal cual son, sin los prejuicios y 
condicionamientos mentales que nublan la percepción y nos alejan del aquí y 
ahora. El budismo zen hablade liberarnos de las ataduras externas que nos 
impiden ser libres y realizar nuestra propia naturaleza que nos conduce a la 
libertad. La Gestalt propone desechar las exigencias culturales que nos imponen 
un “debe ser” para descubrir en nuestro interior nuestras verdaderas tendencias y 
aspiraciones. Ambos enfoques nos orientan hacia la búsqueda de la verdad 
interior a partir de un trabajo personal en el cual se entrene la atención para esta 
presente, se amplíe la consciencia de las sensaciones que se producen en el aquí 
y ahora, se busque el equilibrio mediante un ir y venir dinámico entre las 
polaridades que se han conciliado, permitiendo el flujo natural de las cosas en 
cuyo proceso se va dando el desarrollo (Salama, 2004) 
Fenomenología 
Edmund Husserl creó la fenomenología a principios del siglo XX (1907), él postuló 
el método fenomenológico, que se sustenta en hacer una descripción de los 
fenómenos tal y como estos se presentan en la conciencia. Prescindiendo de 
cualquier forma de interpretación o deducción, simplemente estable que los 
filósofos tienen que limitarse a describir lo inmediato (Salama & Villarreal, 1988) 
Entre algunos de los postulados de Husserl (Portuondo y Tamames, 1979), están 
los siguientes: 1) “toda conciencia es conciencia de algo” esto significa reconocer 
que el elemento básico es la conciencia; a través de esta, el individuo establece 
relación con el mundo, de manera que sin conciencia no es posible establecer 
relación con el mundo. 2) “toda conciencia es esencialmente intencional”. Esto 
quiere decir que, al considerar a la conciencia como una actividad de 
contemplación en la que el hombre va hacia las cosas, el fenómeno es lo que 
surge en la conciencia, producto de la relación qe el hombre tiene con el mundo, lo 
que se ha llamado intencionalidad. 
Por último, dentro de la fenomenología se considera que la forma como se conoce 
el fenómeno es intuitiva, lo que significa que se realiza directa e indirectamente. 
La manera como retoma la psicoterapia Gestalt el método fenomenológico se 
centra en el paciente, el cual es percibido tal y como se presenta en la realidad, 
con su estructura física, los movimientos de sus manos, boca, ojos, papadeo y 
expresión verbal, entre otros. En tal caso, el terapeuta al intervenir hacia el 
paciente percibe al fenómeno tal y como esta, sin interpretaciones. 
 
 
29 
 
El holismo 
La búsqueda de métodos para superar esquemas psicológicos que estaban en 
boga en aquellos tiempos, condujo al fundador de la psicoterapia Gestalt a buscar 
apoyo en el holismo. El término holismo definido como totalidad, propuesto por 
Smutz (1926, Cit. Por Perls, 1975) hace referencia a que el todo es distinto a la 
suma de sus partes. Esta propuesta se contrapone a la visión aislacionista de los 
fenómenos; de manera especial alude a lo psicológico, que en el psicoanálisis y 
las otras vertientes de la psicología consideraban como parcial por parte del 
creador de la psicoterapia Gestalt, por lo que él sugiere buscar la integridad. Perls 
indica que “tratar en forma aislada los diferentes aspectos de la personalidad 
humana ayuda tan solo a pensar en términos de magia y refuerza la creencia de 
que el cuerpo y el alma son entes aislados, conjuntados en una forma misteriosa” 
Al proponer una visión holística del fenómeno psicológico en la psicoterapia, 
reconoce la integridad del ser humano. De esta manera la psicoterapia gestáltica 
aborda el fenómeno psicológico, identificando no sólo la cuestión verbal (como lo 
hacía el psicoanálisis), sino también el aspecto corporal del paciente, como son 
sus movimientos, las respiraciones y la dilatación de la pupila entre otros. Esto es 
lo que Perls consideró la identificación holística del fenómeno. 
Desde el punto de vista de la terapia gestáltica, que se considera un enfoque 
holístico, la resistencia no es una parte de la persona, como una capa que lo 
cubre, sino que es la propia persona en sí, de esta manera, cualquier ataque a la 
resistencia es una ataque a la persona en si (Kepner, 1992). 
2.2 Psicoterapia Gestalt 
La psicoterapia gestalt busca una visión integradora, holística, del ser humano, 
valorizando sus dimensiones afectivas, intelectuales, sensoriales, sociales, 
espirituales, emocionales y fisiológicas. Para ello se nutre básicamente de dos 
corrientes: fenomenología y existencialismo (Sinay, 2008). 
La neurosis –para Perls- no obedece a “pseudorecuerdos de la infancia”, ni a 
deseos prohibidos o reprimidos por el superyó, sino a una serie de gestalts 
inacabadas (necesidades interrumpidas y no satisfechas) en la relación entre el 
organismo (la persona) y su medio (Sinay, 2008). Para las personas con diabetes 
resulta fundamental reconocer la gestalt incompleta que ha generado su 
enfermedad. 
Las técnicas gestálticas trabajan desde el aquí y ahora, enfatizan las sensaciones, 
buscan que el paciente se dé cuenta de lo que hace para impedirse a sí mismo 
cumplir con sus necesidades y cierre sus gestalts. También toman en cuenta la 
30 
 
relación yo-tu (paciente-terapeuta) sin dejar de destacar la independencia y la 
responsabilidad de cada uno (Sinay, 2008). 
En cuanto a las técnicas más utilizadas por la psicoterapia Gestalt se encuentran 
las siguientes: 
El “darse cuenta” awareness, puede definirse como la forma de conciencia integral 
sobre lo qué “me” pasa (sensaciones físicas, sentimientos, imaginación) y de lo 
que pasa en el medio ambiente en el que estoy integrado. Permite situar el 
encuentro terapéutico, es un precalentamiento que además deja aparecer 
situaciones inconclusas anteriores (Sinay, 2008). 
El darse cuenta cubre tres estratos: 1) darse cuenta de sí mismo, esto es, captar 
las sensaciones térmicas, kinestésicas, los sentimientos, los estados de ánimo y 
su evolución, entre otras cosas, 2) darse cuenta del mundo, es decir, optimizar los 
sentidos y devolverles su función perceptiva para captar la realidad del entorno en 
lugar de fantasear o interpretarla; y 3) darse cuenta de lo que está en medio, lo 
que significa, enfocar la frontera ente las percepciones internas y las externas, 
entre lo propio y lo ajeno (Peñarrubia, 1998). 
La silla vacía. En una “silla vacía” el paciente ubica imaginariamente a cualquier 
personaje de su vida con el cual tiene una situación inconclusa. Usada con 
oportunidad, la “silla vacía” pone en acción sentimientos y permite encontrarse con 
situaciones o personajes inconclusos para verlos en el aquí y ahora (Sinay, 2008). 
El monodrama. Esta técnica consiste en pedirle al paciente que represente a los 
distintos personajes de una situación inconclusa de su vida, y que vaya cambiando 
de lugar mientras lo hace, de modo de tener una vivencia clara de cada uno y de 
sus emociones. No solo es posible representar a otras personas, sino también a 
las propias emociones, u órganos o necesidades (Sinay, 2008). 
Al trabajar en la representación de los personajes, las emociones, las 
abstracciones o las partes de sí, el paciente puede explorar con claridad sus 
polaridades, conocerlas y aceptarlas en lugar de intentar reducirlas a un solo 
término. También puede registrar las diferencias y las similitudes con otras 
personas en su vida. Está en condiciones de percibir que la vida se manifiesta 
como un equilibrio dinámico y cambiante (Sinay, 2008). 
Con relación a las polaridades, en la perspectiva gestáltica lo nuevo en relación a 
ellas es la idea del individuo como una secuencia interminable de polaridades, 
esto es, aparecen unas en un momento y surgen otras en otro, formando parte de 
la persona al estar ahí. Desde esta óptica los opuestos de una polaridad empiezan 
a diferenciarse a partir de una posición de neutralidad, de un punto de indiferencia 
31 
 
al que se llama “cero”. Esta diferencia automáticamente hace que la indiferencia 
se vuelva creativa lo que conduce en la aplicación terapéutica, a la definiciónclara 
de los polos opuestos cuando se establece entre ambos un diálogo en que se 
reconocen, escuchan y pueden llegar a algún tipo de acuerdo. Este paso de lo 
indiferenciado a lo diferenciado es llamado polarización y, a través de él es posible 
acceder al “horizonte terapéutico”: la integración. Se explica: cuando un polo o 
extremo no se encuentra integrado en una persona, éste acaba por no estar 
disponible, además de perturbar y dificultar la vivencia satisfactoria del individuo. 
“al permanecer atentos al centro podemos adquirir una capacidad creativa para 
ver ambas partes de un suceso y completar una mitad incompleta” (Perls, 1985) 
La terapia gestalt va más allá de la conciencia verbal de lo corporal y de la mera 
catarsis emocional. La gestalt accede desde el cuerpo hacia los procesos 
interiores y de esta manera se mantiene coherente con su enfoque de la 
permanente relación fondo-forma. El trabajo corporal no fuerza el flujo de la 
experiencia terapéutica, sino que va armonizando con ella. Este trabajo resulta 
importante puesto que el cuerpo es también memoria y en él se pueden detectar 
materiales vivenciales del periodo infantil preverbal, a las que no se puede 
acceder a través d elas terapias puramente verbales (Sinay, 2008). 
Preceptos básicos 
Que son más bien actitudes ante la vida y la experiencia, que no involucran juicios 
de valor, auto-justificaciones, racionalización de necesidades y sutiles 
manipulaciones en fomra de consejo sobre lo que se debe o no hacer. Estos 
preceptos, que se agrupan en nueve puntos (Naranjo, 1993): 
1. Vive ahora. Preocúpate del presente más que del pasado o del futuro. 
2. Vive aquí. Ocúpate de lo que está presente antes de lo que esta ausente. 
3. Deja de imaginar. Experimenta lo real. 
4. Deja de pensar cosas innecesarias. En lugar de ello, gusta y mira. 
5. Expresa en vez de manipular, explicar, justificar o juzgar. 
6. Entrégate al desagrado y al dolor tal como al placer. No limites tu 
conciencia. 
7. No aceptes otros “debes o “deberías” más que los tuyos propios. No adores 
a ningún ídolo. 
8. Asume la responsabilidad por tus acciones, sentimientos y pensamientos. 
9. Acepta ser como eres. 
Estos preceptos específicos de la psicoterapia Gestalt pueden subsumir en tres 
principios generales (Naranjo, 1993): 
1. Valoración de la actualidad temporal, espacial y sustancial. 
32 
 
2. Valoración de la atención y aceptación de la experiencia 
3. Valoración de la responsabilidad. 
Estos principios son reconocidos como declaraciones de una verdad y no de un 
deber, son un reflejo de lo obvio, del presente, la experiencia y la responsabilidad. 
Es importante entender que estos preceptos básicos valen tanto para la persona 
que busca apoyo como para el terapeuta. 
Se incluyen dos principios más por su relevancia (Peñarrubia, 1998): 
4. El terapeuta es su propio instrumento en la terapia. 
5. La terapia es demasiado beneficiosa para limitarla a los enfermos 
Estas actitudes las traduce el terapeuta en sus procedimientos, sin necesidad de 
explicación, como el artista que se expresa a través de su obra y no de una teoría. 
La escucha gestáltica es una actitud de comunicación con una dirección doble: 
hacia dentro y hacia afuera. La primera, supone la capacidad del escuchador de 
tomar conciencia de sí y atender a los procesos que se le despiertan. La segunda, 
hace referencia a la capacidad sensorial para mantener abiertos los sentidos para 
escucha el contenido verbal y no verbal de lo que dice el otro. En psicoterapia 
Gestalt se recomienda algunos modos de expresión que favorecen la escucha 
gestáltica entre ellos se encuentra (Perls, 1993): 
 Hablar en primera persona: se supone que al emplear la expresión yo se 
asume la responsabilidad de lo dicho, ya que el lenguaje impersonal la 
diluye. 
 Hablar en tiempo presente: hace más accesible y disponibles los 
contenidos emocionales de la experiencia narrada, eso facilita la 
actualización y la vivencia. 
 Sustituir la conjunción “pero” por “y”: permite integrar la experiencia en lugar 
de disociarla, esto al evitar la dicotomía del lenguaje. 
 Utilizar el “cómo” en lugar del “por qué”: el último acarrea una explicación, 
pero no entendimiento como lo sugiere el “como”. 
 Evitar las preguntas y convertirlas en afirmaciones. 
La forma específica de respuesta a la actitud de la escucha gestáltica se traduce 
en un adecuado equilibrio entre simpatía y frustración. Replanteada esta fórmula 
de equilibrio, contiene los conceptos apoyo y confrontación, que implica apoyar las 
expresiones auténticas del paciente y confrontarlo con sus juegos neuróticos 
(Peñarrubia, 1998). 
 
33 
 
CAPÍTULO 3 LA SENSIBILIZACIÓN CORPORAL 
 
La educación somática, según Yoli, Y. (2008), describe como en nuestro sistema 
educativo hemos incorporado el conocimiento del cuerpo desde un enfoque 
contemplativo, en el sentido que hemos dirigido la mirada al cuerpo desde el 
exterior, para analizarlo y conocerlo anatómicamente, lo que implica un 
procesamiento diferente de la información que éste nos proporciona. Por lo que es 
indispensable partir de una realidad biofísica que se exprese al exterior en primera 
persona. De ahí que la información acerca del cuerpo no sea suficiente para vivir 
la “experiencia del cuerpo”, es decir, el proceso de poner atención implica atender 
las sensaciones, emociones, pensamientos y sentimientos como seres “in-
corporados” y “en-carnados” (comprendidos en un cuerpo que se vive y se siente 
su totalidad corporal). 
 
Sobre la relación que guardan las emociones y la supresión de las señales y 
mensajes corporales, tenemos un efecto en cadena que inicia con una tensión o 
hábitos corporales dañinos hasta la supresión automática de la respuesta 
emocional asociada. De ahí que se promueva en el paciente “hacer conciencia”, 
ante la falta de contacto con su cuerpo, permitiendo que reconozca las 
restricciones y limitaciones causadas por las tensiones musculares crónicas, para 
comprender el origen de los impulsos que han sido bloqueados, además de 
dotarlo de “conciencia” sobre la gradual capacidad que posee su sentir como vía 
de autoconocimiento: previa autoobservación y autoaceptación, necesarias para 
dejar detrás todas aquellas convenciones sociales y estéticas que le han obligado 
a rechazarse en su realidad corpórea o corporeidad. 
 
Cabe mencionar que la “conciencia” es la habilidad de los sistemas vivientes de 
autorregular su conducta, de acuerdo al feedback1 que ellos producen y vigilan en 
su propia acción. Esto se hace prestando atención a sensaciones, sentimientos y 
pensamientos experimentados a través del movimiento en la acción (Joly, 2008). 
1. Describe la situación en que la producción de un hecho o fenómeno en el 
pasado influirán en un suceso del mismo evento o fenómeno en el presente o el 
futuro. 
El cuerpo y la Gestalt 
El cuerpo humano representa uno de los sistemas más perfectamente diseñados, 
por lo que el equilibrio ha sido la tendencia natural como ser vivo en su búsqueda 
por alcanzar la armonía a diferentes niveles: corporal, fisiológico y psicológico. Y 
es en éste proceso donde el concepto homeostasis (del griego homeo "similar", y 
estasis, "posición", "estabilidad") se incorpora al conocimiento psicológico como 
una característica que poseen los sistemas abiertos (especialmente en un 
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organismo vivo), potencialmente capaz de regular su ambiente interno para 
mantenerlo bajo una condición estable y constante a través de múltiples ajustes 
dinámicos de equilibrio y mecanismos de autorregulación. La homeostasis y la 
regulación interna, según plantea Navarro A. (2007) constituyen uno de los 
preceptos fundamentales de la fisiología, dado que un fallo en este proceso 
derivará en un mal funcionamiento de los diferentes órganos, y el riesgo de 
contraer cualquier enfermedad física. Sin embargo, este mecanismo físico nos 
permite entrever la necesidad de

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