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Facultad de Teología PUC 1 Historia de la doctrina social de la Iglesia1 La enseñanza social de la Iglesia no es una síntesis teórica independiente de las condiciones de su aparición, sino la respuesta histórica a un problema histórico. En ese sentido, su historia parte del Papa León XIII, que sube al pontificado en 1878. Sin embargo, existe una historia de la preparación inmediata y una prehistoria, además de las fuentes de sus principios que están en la Biblia y en la tradición patrística y la filosofía escolástica. La prehistoria de la Doctrina Social de la Iglesia tiene que ver con América Latina, porque la reflexión social realizada en el siglo XVI por la cristiandad española desarrolla por primera vez su temática. La lucha de los misioneros por la justicia promovió la reflexión de los teólogos sobre el descubrimiento de América, y particularmente sobre la cuestión social y económica que el primer imperio mercantilista produjo al organizar el trabajo en América. La primera vez que se plantea una temática de convivencia social producida por el modo moderno de encarar el trabajo, es con los teólogos sociales españoles del siglo XVI. La enseñanza social de la Iglesia no es una síntesis teórica, independiente de las condiciones de su aparición, sino una toma de posición, una definición en un debate histórico. Por eso su contenido se fue extendiendo a medida que se tomaba conciencia de la amplitud de la "cuestión social". Y por eso también no es un tratado de filosofía ni un sistema ideológico de la sociedad. Es el Decálogo más el Evangelio aplicados a la cuestión social. "Siempre el Decálogo, queridos hijos, siempre el Evangelio", decía Juan XXIII al presentar su encíclica "Mater et Magistra", en 1961. Y ya había dicho León XIII en 1901, en un intento esclarecedor aún válido, "Algunos opinan... que la llamada cuestión social es solamente económica, siendo por el contrario, totalmente cierto que la cuestión social es principalmente moral y religiosa". Cada documento requiere un estudio detallado de su contexto literario e histórico, porque cada uno es el fruto de la reflexión eclesial sobre las circunstancias contemporáneas que lo motivaron. El cristiano que quiere estudiar las enseñanzas de la Iglesia para vivirlas, debe advertir y reconocer sus supuestos doctrinales. La doctrina social no es algo aparte del contenido esencial de la 1 BRARDINELLI RODOLFO LUIS - GALÁN CARLOS LUIS. Manual de doctrina social de la Iglesia. Sexta edición (2012), Ed. Guadalupe, Buenos Aires (Argentina), 20-32. Facultad de Teología PUC 2 enseñanza de la Iglesia. Para acercarse a los documentos sociales, es bueno tener una formación clara de los fundamentos y del conjunto de la doctrina católica. 1. LEÓN XIII: EL PUNTO DE PARTIDA La Encíclica "Rerum Novarum", de León XIII, se toma como punto de partida de la Doctrina Social de la Iglesia, pero los comienzos reales coinciden con la fecha de asunción del pontífice, es decir 1878. ¿Qué corrientes recorrían el interior de la Iglesia y el entorno social por esos años? Los católicos estaban divididos en intransigentes y liberales. Los intransigentes tenían tanto miedo a la palabra revolución como término república. Los liberales, por su lado, se mostraban demasiados audaces. Querían la reconciliación con las luces y la política republicana; con la nueva libertad, con las ciencias positivas y con el progreso. Eran los menos, pero vislumbraban el futuro. La revolución liberal había nacido en Inglaterra, país en lucha contra los países católicos, en especial España, que hasta ese momento había liderado al mundo. Y la Roma papal aparecía comprometida con el proyecto de los países católicos. No extraña que la Iglesia vea entonces al liberalismo como un movimiento que lucha contra ella. La Iglesia arrastrará este prejuicio hasta León XIII y hasta el mismo siglo XX. León XIII se enfrentó con el gran problema de que una nueva Europa había crecido al margen de la Iglesia, la Europa urbano-industrial. Los principios que inspiraban a esta nueva Europa, si bien no renegaban totalmente de la cultura cristiana, se desviaban de muchos valores fundamentales. La Iglesia no encontraba cómo relacionarse con los nuevos Estados no confesionales; León XIII puso a la Iglesia en una actitud evangeliza- dora integral, publicando 62 documentos importantes: 24 pastorales, 17 espirituales, 14 filosóficos y sociales y 6 teológicos. Pero al culminar el siglo, los problemas sociales comenzaron a acuciar al hombre europeo. La explotación de los trabajadores, propia del sistema capitalista de entonces y la ideologización de sus reivindicaciones por el socialismo, hacían que la situación de los obreros fuera el centro de preocupación social. La atención de León XIII pasó del terreno político al social, y el documento fundamental de esta temática fue la encíclica "Rerum Novarum" (15 de mayo de 1891). Facultad de Teología PUC 3 2. LA ENCÍCLICA QUE ABRIÓ CAMINO León XIII sintió que tenía que dar su palabra en momentos en los que la revolución industrial llegaba a casi todos los países europeos, con condiciones de trabajo inhumanas. La preparación de esta encíclica demandó más de un año. Sus puntos fundamentales podrían sintetizarse así: * Los movimientos reivindicadores de los trabajadores el "proletariado" (desposeídos de todo, excepto de su prole), encuentran su respaldo en la encíclica, que los alienta en su búsqueda de la justicia. * Critica las falsas soluciones del liberalismo eco nómico y del socialismo. Y señala como problema fundamental de la organización social y económica la separación de la economía y la moral. *Recuerda a los gobernantes que deben aliviar la situación de los proletarios, y que la "verdad incuestionable es que la riqueza nacional proviene no de otra cosa que del trabajo de los obreros" (n. 23). *Pide a los católicos comprometerse en un doble combate, contra la injusticia social y contra las doctrinas que predicaban el odio de clases. *Se aferra al principio moral de que la economía debe estar al servicio del hombre. "Rerum Novarum" tuvo un eco inmenso en su tiempo, a veces entusiasta, a veces hostil. Fue de una gran influencia sobre la organización del movimiento obrero católico, aun en América Latina, donde inspiró la creación de los Círculos Católicos de Obreros. 3. SAN PÍO X Y BENEDICTO XV San Pío X (1903-1914) dedicará sus esfuerzos a la reforma interna de la Iglesia, que debe a su pontificado una profunda reestructuración catequística, litúrgica y jurídica. En relación a la doctrina social se plantean los mismos problemas sociales que tuvo su predecesor; San Pío X sólo los toca indirectamente. No obstante, se pueden señalar algunos puntos salientes de su pontificado: Facultad de Teología PUC 4 *Critica la ley francesa de separación de Iglesia y Estado, con la encíclica "Vehementer Nos" (1906) *En "Singulari quadam" (1912) busca orientar, particularmente a los obreros alemanes, sobre los sindicatos confesionales y los inter-confesionales. También se define contra la lucha de clases. La preocupación principal del pontificado de Benedicto XV (1914-1922), fue la primera guerra mundial. Los problemas internos de la Iglesia, y de la acción de los católicos, pasaron a segundo plano: * Su primera encíclica "Ad Beatissimi" (1914) es un llamamiento a la paz; define las causas de la guerra, y entre ellas, la codicia de los bienes temporales. * Durante la guerra, publica en francés una "Ex- hortación a los gobernantes de las naciones en guerra" sobre las bases de una paz justa. * “Pacem Dei” fue su documento más importante. En esta encíclica, en 1920, hace un llamamiento a la reconciliación cristiana. También expone el deseo de que se constituya una sociedad de naciones, por lo que fue un precursor de losintentos de organización internacional. 4. PÍO XI: LA SOCIEDAD Y EL ESTADO Pío XI (1922-1939) es el otro Papa que podemos considerar fundador de la Doctrina Social de la Iglesia. Era un hombre erudito, con un gran sentido de la organización. Su aporte fue particularmente importante en relación a la concepción del Estado, en una época en que sus funciones crecían sin mesura. [Los puntos relevantes son] * En "Ubi Arcano" (1922) condena el nacionalismo exacerbado, que poco después llevaría a la segunda guerra mundial. * En "Non abbiamo bisogno" (1931) critica la con- cepción totalitaria del estado fascista, defendiendo los derechos naturales de la familia. "Mit brennender Sorge " (1937) es una encíclica contra el nazismo y en defensa del derecho natural de los hombres y las sociedades por encima del Estado. Facultad de Teología PUC 5 * Dedicó al comunismo la encíclica "Divini Redemptoris"(1937) donde denuncia su filosofía atea. Considera que el liberalismo preparó el camino al comunismo. * El primer documento social de Pío XI es la encíclica "Divini illius magistri "(1929) sobre la educación cristiana de la juventud. Para el Papa la educación es una obra esencialmente social. Sobre ella tienen derechos la familia, la Iglesia y el Estado. El derecho de la familia y de la Iglesia sobre la educación es anterior al del Estado. * Pío XI reformula la doctrina sobre el matrimonio y la familia en "Casti connubii"(1930). La familia es una preocupación fundamental, en momentos en que la civilización urbano-industrial la enfrenta con desafíos enormes. * Las consecuencias de la crisis económica mundial de 1929 motivó tres encíclicas. La más conocida es la "Quadragesimo anno" (1931) publicada en el 40° aniversario de la "Rerum novarum". * Ese mismo año publica otra, referida a las consecuencias de la crisis, "Nova impendet" (1931). Es un llamando a la misericordia y a la solidaridad de los cristianos ante una nueva calamidad -la aguda crisis económica mundial- que amenaza sobre todo a los más desposeídos. * En 1932 publica "Caritate Christi compulsi" en la que analiza la crisis de la sociedad europea, y el dramatismo de sus palabras anuncia proféticamente la segunda guerra mundial. 5. "QUADRAGESIMO ANNO” Es la principal encíclica social de Pío XI, promulgada en el 40° aniversario de la "Rerum novarum". La depresión económica de EEUU a fines de 1929, que afectó al mundo entero, la extensión del estado totalitario en Europa y el éxito del comunismo "han hecho necesaria -dice- una más cuidadosa aplicación de la doctrina de León XIII e incluso algunas adiciones". Pío XI advierte que es necesario poner el acento en la reforma del Estado y de las asociaciones profesionales, la justicia social, el régimen capitalista, el socialismo y la renovación moral. La primera institución que hay que reformar -dice Pío Xi- es el Estado, y, lo primero, para dar lugar a las asociaciones intermedias, es terminar con el vicio del "individualismo". Facultad de Teología PUC 6 Con respecto a las asociaciones profesionales, su inspiración es la filosofía cristiana y no el totalitarismo. Rechaza "la pugna de clases" para llegar a una colaboración entre las distintas profesiones. Enfatiza que el principio rector de la economía es la justicia social, cuya alma debe ser la caridad social, cuya alma debe ser la caridad social. Y que la libre concurrencia ha llevado a la acumulación de "una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos". Verifica que el individualismo ha producido la dictadura económica, se ha adueñado del mercado libre y el deseo de lucha ha sido reemplazado por la desenfrenada ambición de poderío. La economía se ha hecho horrendamente dura, cruel y atroz. A pesar de la división socialista en dos bloques, el violento -comunismo-, y el moderado -socialismo-, para Pío XI el socialismo no ha renunciado a su fundamento anti-cristiano La conclusión es que no habrá restauración social sin renovación moral. La economía actual "la hemos encontrado plagada de vicios gravísimos" y tanto el comunismo como el socialismo "andan muy lejos de los preceptos evangélicos". Sólo la cristianización de la vida económica podrá remediar estos males. Y concluye: "Los primeros e inmediatos apóstoles de los obreros han de ser obreros, y los apóstoles del mundo industrial y comercial, deben ser de sus propios gremios". 6. PÍO XII: LA RECONSTRUCCIÓN Y EL DESARROLLO Eugenio Pacelli, secretario de Estado de Pío XI desde 1930, conocido en Argentina porque fue delegado papal en el Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires en 1934, subió al pontificado como Pío XII, en 1939, a los 63 años. Aristócrata romano, intelectual, siempre exacto en la expresión de sus ideas, aportó precisiones importantes a la Doctrina Social de la Iglesia. Escribió pocas encíclicas y ninguna fundamental en materia social. Su enseñanza social la realizó principalmente en radiomensajes y discursos. 6.1. Temática política En su primera encíclica "Summi Pontificatus"(1939), expone el tema de la solidaridad internacional. Señala como causa del mal contemporáneo en la convivencia internacional el "rechazo de una norma universal de rectitud moral". Facultad de Teología PUC 7 Denuncia la concepción totalitaria del Estado y las "doctrinas de la fuerza" y del "realismo político" que argüían los países agresores de la guerra. Los tres primeros mensajes navideños, "In questo giorno" (1939), "Grazie" (1940) y "Nell'alba" (1941) proponen puntos para la paz y para lograr un nuevo orden internacional, pidiendo en el de 1940 "una declaración doctrinal a favor del reconocimiento de derechos morales y jurídicamente imprescindibles". Ocho años antes de que fueran promulgados el Pontífice estaba sugiriendo la declaración universal de los derechos del hombre. En la encíclica "Summi Pontificatus”, insistía en que la guerra no debía ser aceptada resignadamente por el hombre como si fuera un terremoto u otra calamidad natural. Es un desorden moral, consecuencia del abandono de la ley de Dios y del desconocimiento de la ley natural, y Pío XII la condena y pide un código penal internacional, cuyo primer delito a sancionar es el del crimen de la guerra. Sin embargo, no niega el derecho de defenderse contra la agresión. Considera legítimo el servicio militar contra el cual los católicos no deben hacer una objeción de conciencia (alocución de 1956) aunque afirma la responsabilidad moral del soldado que no debe cumplir órdenes criminales, ni actos en sí inmorales, a pesar de que la desobediencia le cause perjuicios personales. Cita como actos inmorales los fusilamientos indiscriminados y la tortura (alocución de 1953). Denuncia al imperialismo como un peligro de guerra, rescata una doctrina política basada en el bien común, y señala que el fin de la sociedad política es la dignidad de la persona humana; es un antecedente fundamental, retomado posteriormente por Juan XXIII y por el Concilio Vaticano II. Asimismo trata reiteradamente el tema de la democracia y el pueblo. 6.2. Temática socioeconómica El documento más importante es el discurso de Pentecostés "La solennitá" (1941) en el 50° aniversario de la "Rerum novarum". El tema es la necesidad de una distribución más justa de los bienes, sin la cual el objeto de la economía nacional no puede alcanzarse. En el 5o aniversario de la guerra, Pío XII, en el mensaje radiofónico "Oggi" (1944) defiende el derecho a la propiedad privada, tanto de los bienes de consumo como de los medios de producción, y denuncia la indefensión de los trabajadores Facultad de Teología PUC 8 ante "las excesivas concentraciones de bienes económicos que, disimulados de ordinario bajo formas anónimas, llegan a sustraerse a sus deberes sociales". 7. JUAN XXIII: NUEVOS ASPECTOS DE LA CUESTIÓN SOCIAL Y LA APERTURA POLÍTICA Juan XXIII, AngeloRoncalli, detrás de su apariencia sencilla, tenía una gran personalidad. Subió al pontificado en 1958, a los 77 años, y gobernó sólo hasta 1963. Sorpresivamente, puso en marcha el programa de reformas más importante desde el Concilio de Trento (1545-1563). No era teólogo y se ufanaba al decirlo. Quería actuar como pastor, más que como doctor. Como hijo de campesinos, era pragmático. "De un papa se espera que sea el hombre abierto a todas las formas de progreso de la vida moderna sin excepción", dijo al asumir su cargo. Y sin duda, lo fue. 7.1. "Mater et magistra": la Doctrina Social al alcance de todos Promulgado en 1961, este documento de lenguaje sencillo alcanzó una difusión y un eco universal inusual en las encíclicas papales. Juan XXIII, con tono conciliador y animoso, manifiesta una gran apertura al mundo, a la técnica y a las ciencias, a la socialización y al reencuentro entre los hombres. "Mater et magistra" trata extensamente la razón de ser de la Doctrina Social de la Iglesia, que surge de la misión dada a la Iglesia por Cristo, de velar "con maternal solicitud por la vida de los individuos y de los pueblos". "Deseamos que se estudie cada vez más la doctrina social". Y exhorta a que sea una disciplina obligatoria en los seminarios, en los colegios católicos, y en la catequesis parroquial y que haya un verdadero esfuerzo por divulgarla. Y resalta que la verdadera educación social católica es la que culmina con la acción social de los católicos. "La economía debe estar al servicio del hombre", dice Juan XXIII, y habla de "un precepto gravísimo de la justicia social, a saber, que el desarrollo económico y el progreso social deben ¡r juntos y acomodarse mutuamente, de forma que todas las categorías sociales tengan participación adecuada en el aumento de la riqueza de la nación". Trata por primera vez el tema de las ideologías en sí mismas, (un antecedente del tratamiento que hará Pablo VI en la "Octogésima adveniens") y su principal observación es que "no consideran la total integridad del hombre" (n. 213). Facultad de Teología PUC 9 7.2. "Pacem in terris": una encíclica dirigida a todos los hombres Juan XXIII publicó en total 8 encíclicas, seis de temas religiosos y dos sociales. La última -"Pacem in terris"- publicada en abril de 1963 -el año de su muerte- está dedicada a la paz. El Papa vuelca en ella toda su preocupación por la paz, amenazada por la llamada "crisis de Cuba", en 1962, en la que casi se llega a la guerra entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Es la primera encíclica dedicada exclusivamente a la paz. Es un verdadero tratado de política, el más sistemático y completo de la Doctrina Social de la Iglesia. No está dirigida sólo a los católicos, sino también "a todos los hombres de buena voluntad". Su estilo es simple y positivo, sin condenaciones. Expone que todos los hombres, cristianos o no, pueden y deben reencontrarse en una acción común. Y hace un listado de los derechos humanos, actualizando la visión eclesial de la actualidad en tres grandes temas: la promoción económica y social de las clases populares, el ingreso de la mujer en la vida pública y el despertar de los pueblos a la emancipación. 8. EL CONCILIO VATICANO II: UN COMPENDIO DE ANTROPOLOGÍA CRISTIANA Cuando Juan XXIII convoca al Concilio Vaticano II pone como objetivo "lograr que la Iglesia se capacite cada vez más para solucionar los problemas del hombre contemporáneo". Ubica así al Concilio en ese gran esfuerzo de la Iglesia por reevangelizar el mundo surgido de la crisis, cuyo inicio León XIII colocaba en el siglo XVI. En la mitad del siglo XX no es ya crisis de la relación Iglesia y Mundo solamente, sino del hombre mismo. Dice Juan XXIII: "La Iglesia asiste en nuestros días a una grave crisis de la humanidad, que traerá consigo profundas mutaciones. Un orden nuevo se está gestando, y la Iglesia tiene ante sí misiones inmensas, como en las épocas más trágicas de la historia". 8.1. La constitución "Gaudium et spes" Dada a conocer en 1965, su contenido, eminentemente social, puede ser dividido en tres partes: un estudio preliminar de carácter sociológico, un tratado de antropología cristiana y varios desarrollos de filosofía social cristiana. Este documento comienza a formular un sendero nuevo en la búsqueda de la misión de la Iglesia en el mundo. Facultad de Teología PUC 10 Una novedad es el capítulo dedicado a la cultura, como meta necesaria para la evangelización de los pueblos. Asimismo contiene aportes sobre la vida económico-social, política nacional e internacional, el progreso de las ciencias y la técnica, y las relaciones entre la comunidad política y la Iglesia, fundamentadas en una fuerte defensa de la paz. El Concilio llama a preparar "una época en la que, por acuerdo de las naciones, pueda ser absolutamente prohibida cualquier guerra". 8.2. Otros documentos conciliares Interesan a la Doctrina Social de la Iglesia otros documentos del Concilio Vaticano II: la declaración "Dignitatis humanae" sobre la libertad religiosa, que complementa la enseñanza antropológica de"Gaudium et spes", y el decreto sobre el apostolado de los laicos, "Apostolicam actuositatem", que destaca la importancia del apostolado en el medio social, para llenar de espíritu cristiano el pensamiento, las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en que uno vive. 9. PABLO VI: LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO MODERNO Cuando el cardenal Juan Bautista Montini asumió el papado con el nombre de Pablo VI (1963), se propuso traducir en vida los postulados del Concilio Vaticano II. No le fue fácil compaginar renovación y tradición. Le tocó vivir cinco guerras internacionales, contra las cuales luchó incansablemente. Fue un gran maestro, conciso y claro. Intelectual, fino humanista, peregrino de la paz y de la unidad de la Iglesia, buscó el acercamiento con otras iglesias cristianas, clarificó el concepto de la liberación cristiana y llamó a construir la Civilización del Amor. 9.1. "Populorum progressio": el desarrollo es el nuevo nombre de la paz Pablo VI había inaugurado su pontificado con una encíclica, "Ecclesiam Suam" (1964), un programa para una Iglesia en pleno Concilio. En ella, el Papa pone el acento en la evangelización del mundo moderno. Y partiendo de los lineamientos sociales que había trazado Juan XXIII, da a conocer, en 1967, su primera encíclica social, la "Populorum progressio". Es la encíclica que más autores modernos cita. Con un mensaje luminoso, valiente y esperanzado, pide a la humanidad que dé un paso adelante en la solidaridad. Algunas citas breves nos ubican en su espíritu: Facultad de Teología PUC 11 "Los pueblos ricos gozan de un rápido crecimiento, mientras que los pobres se desarrollan lentamente" (n. 8). "¿Quién no ve los peligros que hay en ello, de reacciones populares violentas, de agitaciones insurreccionales y de deslizamiento hacia las ideologías totalitarias?" (n. 11) Pide una acción urgente, porque las situaciones "cuya injusticia clama al cielo" (n. 30) tientan hacia la violencia, y ésta casi siempre engendra "nuevas injusticias" (n. 31). Propone dos líneas de acción, una de solidaridad y otra de justicia social. La primera es de asistencia a los débiles mediante la creación de un fondo mundial "alimentado con una parte de los gastos militares" (n 51). Pero, señala, no hay solidaridad si no se respeta la justicia, e invita a realizar la caridad universal en la política internacional. Con este espíritu hay que recibir inmigrantes e invertir en los países subdesarrollados. "Entre las civilizaciones, como entre las personas, un diálogo sincero es, en efecto, creador de fraternidad" (n. 73) Y recuerda que "las diferencias económicas, sociales y culturales demasiado grandes entre los pueblos provocan tensiones y discordias y ponen la paz en peligro"(n. 76). Por eso el desarrollo es el nuevo nombrede la paz. 9.2. "Humanae vitae": el amor conyugal y la paternidad responsable En 1963, Juan XXIII había creado una comisión de expertos, para estudiar el tema de la concepción, la familia y el control de la natalidad. Pablo VI amplió esta comisión y en 1968 publicó su encíclica "Humanae vitae", en la que se define favorable a la paternidad responsable, y rechaza la anticoncepción, la esterilización y el aborto. Pablo VI advierte sobre los peligros de la invasión "por las autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales" del ámbito "más personal y más reservado de la intimidad conyugal". 9.3. "Octogésima adveniens" A los 80 años de la "Rerum novarum", Pablo VI dirigió una carta al Cardenal Mauricio Roy, presidente del Consejo para los seglares y de la Comisión Pontificia "Justicia y Paz". La "Octogésima adveniens"(1971) se divide en dos partes: en la primera presenta una serie de aplicaciones de la Doctrina Social a problemas de la Facultad de Teología PUC 12 sociedad industrial. Y en la segunda rescata "la visión global del hombre y de la humanidad". Cuestiona cuál es el origen y el valor del progreso, que no debe dejar de lado el pivote central del crecimiento del hombre que es "el desarrollo de la conciencia moral". Y pide la superación del "homo oeconomicus", tanto en la soli- daridad internacional, como en el mismo mundo de los países desarrollados. 9.4. "Evangelii nuntiandi": la evangelización de la cultura y la liberación Este documento (1975) es una exhortación apostólica que reafirma las conclusiones del sínodo sobre la evangelización del mundo contemporáneo. Es un documento pastoral, aunque no de pastoral social. Sin embargo, los dos temas que desarrolla son claves para la Doctrina Social de la Iglesia: la evangelización de la cultura y el concepto cristiano de liberación. La formulación del concepto cristiano de liberación era una necesidad. Primero, porque está en el centro de la evangelización. Pero además lo exigía la misión pontificia de dar criterios de verdad sobre un tema muy discutido en esos momentos, tanto en Europa como en América Latina. Afirma que la liberación ha de integrar el contenido explícito de la evangelización, y no sería completa si no la tuviera en cuenta. Pero advierte que no puede ser reducida a predicar una liberación socio- política, porque "si esto fuera así, la Iglesia perdería su significación más profunda". La exhortación es explícita en la exclusión de la violencia: "Debemos decir y reafirmar que la violencia no es ni cristiana ni evangélica y que los cambios bruscos o violentos de las estructuras serán engañosos, ineficaces en sí mismos y ciertamente no conformes con la dignidad del pueblo". 10. JUAN PABLO II: EL RENOVADOR Juan Pablo II renovará la vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia e inaugurará una etapa de atención a la problemática antropológica de la cuestión social. Se levanta como el profeta del hombre nuevo, insistiendo en la idea de que las correcciones de la organización social son inútiles si no se corrige la concepción del hombre. Facultad de Teología PUC 13 10.1. "Laborem exercens": El hombre y el trabajo El tema de esta encíclica (1981) es el del hombre en el "vasto contexto de esa realidad que es el trabajo". Conmemora el 90° aniversario de la "Rerum novarum". La cuestión social que plantea ya no es "un problema de la clase", sino el "problema del mundo", y pone el acento en la prioridad del hombre sobre el producto. Para el Papa, el economicismo del capitalismo liberal (o materialismo práctico) tiene una responsabilidad decisiva en el problema del trabajo y es el causante de la antinomia entre el capital y el trabajo. La doctrina de la Iglesia "se aparta radicalmente del programa del colectivismo", pero "se diferencia, al mismo tiempo, del programa del capitalismo", dice Juan Pablo II El único título legítimo para la posesión de los bienes de producción, es que estén al servicio del trabajo. El Papa ubica a los derechos del trabajador entre los derechos fundamentales de la persona. Y señala como el primero de ellos el de lograr un empleo adecuado. También habla de la necesidad de una planificación global, que debe realizar el Estado, salvando la iniciativa privada, contra el desempleo. Y en el caso de los desocupados, el Papa afirma la obligación de prestar subsidios a favor de ellos, lo que "brota del principio fundamental del orden moral en este campo, del derecho a la vida y a la subsistencia". Para Juan Pablo II el salario es "el problema clave de la ética social" y el objetivo de su mejoramiento justo, uno de los principales cometidos del sindicalismo. Para la encíclica, la remuneración justa debe ser suficiente para fundar y mantener dignamente una familia y su futuro, e incluye las prestaciones de la salud, las condiciones de trabajo, el descanso, etc. Esta encíclica incluye una exposición extensa, sistemática sobre los sindicatos, cuyo fin es "la defensa de los intereses existenciales de los trabajadores en todos los sectores en que están en juego sus derechos". No acepta que el sindicato haga política partidista ni ve conveniente una relación muy estrecha entre sindicato y partido político. Y en relación con la huelga, recuerda que es un método reconocido como legítimo y que los trabajadores deberían tener asegurado el derecho a la huelga sin sufrir sanciones penales por participar en ella. Recuerda Facultad de Teología PUC 14 que es un medio extremo, del que no se puede abusar, ni utilizar contra el bien común, ni en función de los juegos políticos. 10.2. "Familiaris consortio", o la misión de la familia cristiana en el mundo Después del sexto sínodo de obispos (Roma, 1980), dedicado al matrimonio y la familia, Juan Pablo II publica, en 1981, la exhortación apostólica "Familiaris consortio". Realiza una síntesis de la problemática teológica y pastoral sobre el matrimonio y la familia a partir de las nuevas perspectivas postconciliares. Podríamos señalar los puntos principales de esta encíclica: -No se coloca en una posición "restauradora" de la familia tradicional. - Los cambios en la concepción tradicional de la familia no son sólo hechos degradantes, sino que también están descubriendo valores ocultos. - Estudia el rol social de la mujer: ni sujeta exclusivamente a la función de esposa y madre, ni obligada a trabajar fuera de casa. Y denuncia que la mujeres la primera víctima de la mentalidad que considera al ser humano no como persona sino como cosa. - Habla del rol del padre, del "machismo", y de los derechos del niño y el anciano y condena el anticoncepcionismo, la esterilización y el aborto procurado, especialmente cuando la ayuda económica está condicionada a programas que lo propician. Desarrolla ampliamente el tradicional principio de que la familia es la "célula primera y vital de la sociedad" y "lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad". 10.3. La encíclica "Sollicitudo rei socialis" A veinte años de la "Populorum progressio", Juan Pablo II publica su séptima encíclica, en diciembre de 1987. Su objetivo es dar a los pueblos una perspectiva más amplia para superar los enormes desafíos del desarrollo: la visión solidaria del mundo. Describe la situación social internacional de los 80´con mucho menos optimismo que veinte años antes. El abismo entre los países desarrollados y los no desarrollados, entre el Norte y el Sur, se agranda y se mantiene con un dinamismo negativo. Además ha crecido en complejidad: derechos humanos reprimidos, diferencias cada vez más Facultad de Teología PUC 15 hondas entre pobres y ricos y el crecimiento de la conciencia sobre esas situaciones de desequilibrio. El Papa señala las responsabilidades que tienen los países desarrollados por omisiones de sus pueblos y de sus gobiernos, insensibles aldeber de ayudar a los países que se separan cada vez más del mundo del bienestar al que pertenecen. Lo que más preocupa al Papa es que la unidad del género humano está compro- metida, con la existencia de no sólo el primer, el segundo y el tercer mundo, sino un cuarto mundo, constituido por los bolsones más marginados existentes en todos los países, incluso los desarrollados. La raíz de esta situación internacional de injusticia, según la encíclica, es la estructura geopolítica mundial, que nacida al final de la Segunda Guerra Mundial enfrenta al Este con el Oeste, y aleja cada vez más al Norte del Sur, con su secuela negativa de imperialismo, comercio de armas, refugiados, terrorismo y políticas anti-natalistas. Como contrapartida, señala el crecimiento de la conciencia de los pueblos, el respeto de los derechos humanos y de la justicia, y la preocupación ecológica. Frente a concepciones erróneas del desarrollo, que buscan satisfacer más el tener que el ser (economicismo, consumismo) el Papa propone la jerarquía de valores del Evangelio: "¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?". Realiza una lectura teológica de la situación internacional e individualiza las causas morales del desequilibrio internacional. El crecimiento moral consistirá en crecer en conciencia de que la interdependencia cada vez más intensa de los pueblos se resuelva en solidaridad y no en imperialismo. Solidaridad entre las naciones y Particularmente, entre los mismos pobres. 10.4. "Centesimus annus", reafirmación de la Doctrina Social No es casual que la fecha elegida para su promulgación fuera el 1o de mayo de 1991. Primero, por ser la fecha tradicional del Día del Trabajo en todo el mundo, y segundo, porque en ese mes cumplía 100 años la "Rerum novarum.". Cuando León XIII dio a conocer la "Rerum Novarum", no sólo se creaba por decirlo así, la doctrina social, sino que se definía la posición eclesial frente a la cuestión obrera en el siglo XIX, como expresión de la opción preferencial por los Facultad de Teología PUC 16 pobres. León XIII elabora ese capítulo de la teología moral, ya que el nudo de la problemática social era la distancia que separaba la economía de la moral. Juan Pablo II hace una relectura de León XIII para ¡luminar el fin de siglo con la visión evangélica de las nuevas aristas que presenta la cuestión social. Al enumerar las causas de la caída del socialismo real, considera que antes que a la ineficiencia del sistema, se debe a la violación de los derechos del trabajador. Su prueba es contundente, ya que las muchedumbres de los trabajadores son las que hicieron caer el imperio, y a través de una lucha pacífica, sólo con las armas de la verdad y de la justicia. Pero, agrega, "la verdadera causa es el vacío espiritual provocado por el ateísmo. Las jóvenes generaciones realizaron la insoslayable búsqueda de la propia identidad y del sentido de la vida, hasta descubrir las raíces religiosas de la cultura de sus naciones". Es interesante encontrar que entre las consecuencias de los hechos de 1989, Juan Pablo II dice que "llevan a reafirmar la positividad de una auténtica teología de la liberación humana integral, ahora que se ha superado todo lo que había de caduco en los intentos de un compromiso imposible entre marxismo y socialismo". Con respecto al sistema económico, afirma que la Iglesia no tiene modelos para proponer, y que sólo ofrece como orientación ideal e indispensable, la propia doctrina social, la cual reconoce la positividad del mercado y de la empresa, pero tiempo indica que han de estar orientados al bien común. El último capítulo de la encíclica reafirma que "la Iglesia no puede abandonar al hombre" y "que este hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión". La doctrina social es un instrumento de evangelización, o una explicitación de una antropología cristiana, o también, un capítulo de teología moral. 10.5. "Evangelium vitae", la defensa de la vida humana El 25 de marzo de 1995 Juan Pablo II dio a conocer esta encíclica. Dedicada a defender el valor sagrado de la vida humana, desde su inicio hasta su término, desgrana distintos argumentos, fundamentaciones y citas para avalar su ferviente adhesión a "la cultura de la vida". Facultad de Teología PUC 17 Reseña las nuevas amenazas a la vida humana que se ciernen sobre la humanidad y que se suman a las ya existentes: enfermedades endémicas, violencia y guerras, que se agravan con los genocidios, la legalización del aborto y la eutanasia y el suicidio voluntario, todos ellos violatorios de la integridad de la persona humana. También denuncia las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de personas, las manipulaciones genéticas, las condiciones ignominiosas de trabajo que son "oprobios que corrompen la civilización humana" Muchos de estos males hoy han pasado de ser delitos, a derechos aceptados legal- mente. A esto hay que agregar la pobreza, la falta de fe, la carencia de principios éticos y una profunda crisis de la cultura -"la cultura de la muerte"- que ayudan a producir una situación semejante. Fruto de la colaboración con los Episcopados de todos los países, llama la atención sobre el hecho ¡inquietante de que "a la conciencia misma casi oscurecida por condicionamientos tan grandes, le cuesta cada vez más percibir la distinción entre el bien y el mal, preferente al valor fundamental de la vida humana Con citas del Antiguo y Nuevo Testamento, Juan Pablo II condena todas las formas de violación del precepto divino del "no matarás" y llega más lejos al afirmar que no puede haber verdadera democracia si no se reconoce la dignidad de cada persona y no se respetan derechos. "No puede haber siquiera verdad si no se defiende y promueve la vida", dice el Papa, citando a Pablo VI. 10.6. "Tretio milenio adveniente" Dada a conocer en noviembre de 1994, esta Carta Apostólica que anunciaba el Jubileo del Año 2000, es una reflexión profunda sobre los 2.000 años de la venida de Cristo al mundo, y una cronología de los relatos bíblicos que precedieron y registraron "la plenitud de los tiempos, es decir la llegada del Mesías, la Encarnación del el cumplimiento de las promesas. El papa invita al arrepentimiento y reconoce con humildad que, en algunos siglos, muchos hijos de la Iglesia aprobaron métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio a la verdad. Y después del examen de conciencia, Juan Pablo II trasmite algunas preocupaciones pastorales: la indiferencia religiosa, secularismo, el relativismo ético, la falta de discernimiento frente a la violación de fundamentales derechos humanos, la incertidumbre perturbadora de la vida de fe Facultad de Teología PUC 18 y de la oración y la corresponsabilidad de tantos cristianos en graves formas de injusticias y de marginación social. Hay una emocionada mención a los nuevos mártires de hoy, a menudo desconocidos, que es preciso rescatar del olvido, y también una invitación a replantearse la opción preferencial por los pobres y marginados, la condonación la deuda internacional que grava el destino de muchas naciones y la propuesta al diálogo interreligioso. 10.7. "Novo millennio ineunte" El 6 de enero de 2001, Juan Pablo II publicaba esta carta apostólica, pasando revista a lo ocurrido durante el jubileo del año 2000, y mirando hacia el nuevo milenio. El documento abarca todos los aspectos de la vida de la Iglesia, y hace varias referencias concretas a temas sociales. Al tratar el tema de la deuda internacional de los países pobres, observa con complacencia la reducción de esa deuda decidida por algunos estados acreedores, y plantea el problema de la deuda con los organismos financieros internacionales. Aborda el tema de la caridad, comola práctica de un amor activo y concreto con cada ser humano. "Nuestro mundo -dice- empieza el nuevo milenio cargado de las contradicciones de un crecimiento económico, cultural, tecnológico, que ofrece a pocos afortunados grandes posibilidades, dejando no sólo a millones y millones de personas al margen del progreso, sino a vivir en condiciones de vida muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana." Y plantea los temas del desequilibrio ecológico, de la guerra, de la violación de los derechos humanos y de la defensa de la vida, destacando el papel de los laicos en las tareas relacionadas con esos problemas. 11. BENEDICTO XVI El 2 de abril de 2005 falleció Juan Pablo II, y el 19 del mismo mes fue elegido como Papa el hasta entonces cardenal Joseph Ratzinger, teólogo alemán que durante muchos años había dirigido en el Vaticano la Congregación para la Doctrina de la Fe. Al día siguiente, en el discurso programático a los cardenales electores, Benedicto XVI indicó algunos temas que iban a estar más presentes en su Facultad de Teología PUC 19 pontificado: la unidad del Colegio apostólico, el Concilio Vaticano II como brújula para orientarse en el nuevo milenio, el Año de la Eucaristía, la caridad hacia todos, la unidad de los cristianos promovida con gestos concretos que interpelen a las conciencias, el diálogo abierto y sincero con los seguidores de otras religiones y con todas las personas que están buscando una respuesta a las preguntas fundamentales de la existencia, el compromiso a favor de la paz y de un auténtico desarrollo social respetuoso de la dignidad de todo ser humano. 11.1. "Deus Caritas est" El 25 de diciembre de 2005 Benedicto XVI publica su primera encíclica, "Deus Caritas est" (Dios es amor). En la primera parte, "La unidad del amor en la creación y en la historia de la salvación", el Papa analiza los distintos significados de la palabra amor, señalando las diferencias entre el "eros" -amor entre el hombre y la mujer, caracterizado por la pasión espontánea, posesiva, irrefrenable, enamorada, ensimismada, fascinada por la promesa de felicidad- y el "ágape"- dimensión del amor caracterizada por el reconocimiento y respeto del otro, por la entrega y preocupación por el otro, por el bien del amado-. Y concluye que "eros y ágape... nunca llegan a separarse completamente, Cuando más se encuentran ambos, aunque en diversa medida, la justa unidad en la única realidad del amor, tanto mejor se realiza la verdadera esencia del amor en general". En la segunda parte el Papa analiza el ejercicio del amor por parte de la Iglesia como "comunidad de amor". "Para la Iglesia -señala- la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar en manos de otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia". Desarrolla después el tema de la relación entre la caridad y la justicia, las múltiples estructuras de servicio caritativo en el contexto social actual, y quiénes son los responsables de la actividad caritativa de la Iglesia. 11.2. “Caritas in verite” El 29 de junio de 20 Benedicto XVI publicó su tercera encíclica, "Caritas in veritate" (El amor en la verdad), que comienza afirmando que el amor en la verdad es "la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad", y define al amor como " la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia". Concebida como homenaje al 40° aniversario de la "Populorum Facultad de Teología PUC 20 progressio", la encíclica recuerda el mensaje de aquel documento de Pablo VI, y en los capítulos siguientes analiza el desarrollo humano en nuestro tiempo, el papel de la fraternidad en el desarrollo económico (ante la globalización), los deberes y derechos relacionados con el desarrollo (con especial mención del tema del medio ambiente), la cooperación internacional y, finalmente, la relación entre el desarrollo de los pueblos y la técnica. En la conclusión, después de afirmar que "la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios", concluye que "La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos, entre éxitos y fracasos, y en la tarea constante de dar un recto ordenamiento a las realidades humanas".
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