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MÓDULO 0614 - METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 1 UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA L e c t u r a 2 Wolpe, J. (1998). Psicoterapia por inhibición reciproca. Bilbao: Descleé de Browuer. (cap. 7) UU NN II DD AA DD II .. FF UU NN DD AA MM EE NN TT OO SS TT EE ÓÓ RR II CC OO SS YY PP RR ÁÁ CC TT II CC OO SS DD EE LL AA EE NN TT RR EE VV II SS TT AA INDICE EL ENCUENTRO CON EL PACIENTE: METODOS DE ENTREVISTA................................................................................2 Las entrevistas iniciales.............................................................2 El cuestionario de Willoughby................................................3 El cuestionario de personalidad de willoughby...................3 Exposición introductoria al paciente.......................................5 MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 2 EELL EENNCCUUEENNTTRROO CCOONN EELL PPAACCIIEENNTTEE:: MMEETTOODDOOSS DDEE EENNTTRREEVVIISSTTAA Conviene hacer una descripción sobre cómo se desarrollan las entre-vistas y esto no solamente para que sirva de orientación a quienes las hayan de emplear como procedimiento terapéutico, sino también para dar oportunidad al lector dotado de espíritu crítico para que juzgue si los factores que yo haya pasado por alto han influido o no en el curso de los hechos. Las entrevistas iniciales Por lo regular, la primera entrevista dura una hora, las posteriores unos 45 minutos. En todas ellas el paciente se coloca frente al terapeuta, separados ambos por una mesa de despacho. Se le ruega dé su nombre, dirección, edad y número telefónico. Estos datos se anotan en una ficha, en la que también se van registrando todos los demás obtenidos en las entrevistas sucesivas. Si el paciente muestra oposición a esta toma de notas se le recuerda que el informe es confidencial y que no será visto por nadie sino por mí. De vez en cuando me veo obligado a emplear un seudónimo en la ficha-informe en lugar del nombre real. El primer paso en la serie de operaciones terapéuticas consiste en obtener del paciente una historia detallada de sus dificultades y síntomas. Se pone el máximo cuidado para la identificación de los acontecimientos que han provocado la actual situación, así como también la de los facto res que han ido apareciendo tanto para agravar como para aminorar los síntomas. Muchos pacientes pueden relacionar la aparición de diversas reacciones con ocurrencias específicas o estados crónicos. Otros pueden fijar, dentro de unos límites razonables, el momento de aparición de sus síntomas, sin poder dar ninguna otra indicación acerca de las demás circunstancias relevantes. Hay un tercer grupo de pacientes que no pueden recordar nada sobre la aparición de sus reacciones neuróticas. Les obligamos a recordar los sucesos con más calma, con la esperanza de que surga algún recuerdo; pero si al cabo de unos minutos no aparecen factores significativos, dejamos de presionar sobre dicho punto, diciendo al paciente que no tenemos ninguna intención de dedicar gran cantidad de tiempo a hurgar en la historia pasada porque, aunque es interesante y a veces útil, no es necesario: «para vencer sus reacciones neuróticas es de la mayor importancia y trascendencia determinar cuáles son los estímulos que las evocan o pueden evocar en el momento actual». Sin embargo, más tarde, cuando el caso presenta nuevos aspectos, solemos volver a la historia pasada de una secuencia de hechos particulares. Suele ocurrir también que algunos pacientes de vez en cuando y espontáneamente suministran datos de gran interés. Después, nuestra atención se centra en la vida del paciente, empezando desde las circunstancias en que nació y se crió. Le preguntamos sobre sus relaciones y actitudes con y hacia sus padres, hermanos y otras personas; cómo se llevaban sus padres entre sí, si le castigaban y de qué manera, su enseñanza religiosa, sus temores y dificultades y cualquier otro incidente importante que viniera a su mente. A continuación el paciente nos relataba sus experiencias en instituciones educacionales, sus actitudes hacia ellas, sus logros académicos y atléticos y cualesquiera importantes reacciones emocionales hacia los profesores o compañeros. Esto nos lleva hacia su historia profesional tanto en sus aspectos técnicos como interpersonales. Le hacemos preguntas sobre su vida sexual, sus primeros recuerdos conscientes de impulsos sexuales, masturbación y sus actitudes ante ella, y sus primeras reacciones heterosexuales y homosexuales. A esto sigue una historia de sus relaciones sexuales, con un énfasis especial en aquellas acompañadas de fuertes complicaciones emocionales — agradables o desagradables— y su historia marital en todos sus aspectos sociales y sexuales. Finalmente se le pide que vuelva a contar alguna experiencia de miedo o congoja no mencionada previamente. El orden de estos temas varía según el ritmo natural exigido por el relato. Todo lo que el paciente dice se acepta simplemente sin preguntas ni críticas. Se le hace sentir que el terapeuta está a su lado sin reservas. Y esto no por un deseo expreso de hacernos UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 3 simpáticos, sino como resultado natural de una consideración totalmente objetiva, y no moralizante, del comportamiento de los organismos humanos. Por ejemplo, cuando el paciente nos cuenta avergonzado alguna aventura amorosa extramarital, le indicamos con toda sinceridad que no hay nada en ello de lo cual tenga que avergonzarse, ya que en sus circunstancias hubo factores que hicieron natural su ocurrencia. La toma formal de datos para la historia clínica puede durar de una a 12 entrevistas. Al final de la última entrevista, el paciente recibe el cuestionario de autosuficiencia de Bernreuter (1933) para que lo rellene en casa. A pesar de la ambigüedad de algunos de sus 60 ítems, el cuestionario tiene algún valor orientador con respecto a la probable duración de la terapia. Una puntuación inferior a 20 (33 por 100) indica que el paciente tendrá dificultades en la realización de las tareas psicoterapéuticas activas posteriormente asignadas a él. Esto concuerda plenamente con la experiencia de Salter (1950). El cuestionario de Willoughby La siguiente entrevista comienza con las respuestas al cuestionario de Wílloughby (1932, 1934), que reproducimos a continuación. Se trata de un test de neuroticismo, es decir, de las reacciones persistentes de ansiedad inadaptativa; este cuestionario revela un neuroticismo relacionado principalmente con los tipos ordinarios de situaciones sociales. Cada pregunta ha de ser contestada conforme a una escala de 5 puntos, en la que el '0' es negativo y los restantes son progresivamente positivos. El examen de cada una de las preguntas revela que una contestación positiva a los números 1, 3, 5, 7, 11, 13, 15, 16, 18, 19, 20, 22 y 23 es signo de reacciones neuróticas de ansiedad (por definición, págs. 49-51). Por ejemplo, cuando uno tiene miedo ante la perspectiva de tener que desarrollar ante una audiencia una actividad que, en otras circunstancias, no le ofrecería ninguna dificultad, podemos decir que hay miedo sin relación alguna con una amenaza objetiva. Las respuestas positivas al resto de las preguntas, es decir, a los ítems 2, 4, 6, 8, 9, 10, 12, 14, 17, 21, 24 y 25 son indicativas de sensibilidades emocionales muy diversas, pero no de aquellas que explícitamente se relacionan conla ansiedad. Sin embargo, el fon do ansioso de estas sensibilidades aparece indicado por el descenso de tal puntuación positiva en estas preguntas, operado en aquellos pacientes que mejoran gracias a la terapia. Es importante que cada pregunta sea formulada de tal modo que la contestación refleje claramente la ansiedad o las diversas sensibilidades emocionales. Para conseguir esto, el terapeuta ha de recorrer el cuestionario juntamente con el paciente. Explicándole con todo cuidado el significado, cuando aparece la pregunta 3, «¿tiene usted miedo de caerse cuando se encuentra en un lugar alto?», explicamos al paciente que una respuesta positiva significa un temor ante situaciones en las QUE NO EXISTE NINGUN PELIGRO REAL DE CAIDA. Y cuando aparece la pregunta 22, «¿le preocupa a usted su presencia física?», le decimos que se refiere a estar preocupado por el físico incluso cuando uno se ha mirado al espejo y se ha observado limpio, bien acicalado y vestido convenientemente, tal como lo exige la situación del momento. El cuestionario de personalidad de willoughby Instrucciones: Las preguntas contenidas en este cuestionario pretenden indicar los diversos rasgos de personalidad emocional. No es un test en absoluto, ya que no hay contestaciones correctas o incorrectas a ninguna de las preguntas de este cuestionario. Después de cada pregunta encontrará una fila de números cuyo significado se da más abajo. Todo lo que usted debe hacer es trazar un círculo alrededor del número que le describe a usted mejor. 0 significa «no», «nunca», «en absoluto», etc. 1 significa «algo», «a veces», «un poco», etc. 2 significa «ni mucho, ni poco», «normal». 3 significa «frecuente», «mucho», «bastante a menudo» 4 significa «prácticamente siempre», «totalmente», etc. 1. ¿Le dan miedo las tablas (el teatro)? 0 1 2 3 4 UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 4 2. ¿Le preocupan las experiencias humillantes? 0 1 2 3 4 3. ¿Tiene usted miedo de caerse cuando está en un lugar elevado? 0 1 2 3 4 4. ¿Son heridos fácilmente sus sentimientos? 0 1 2 3 4 5. ¿Se mantiene usted retraído en ocasiones sociales? 0 1 2 3 4 6. ¿Está usted triste o alegre en ocasiones sin saber por qué? 0 1 2 3 4 7. ¿Es usted asustadizo? 0 1 2 3 4 8. ¿Se ilusiona frecuentemente? 0 1 2 3 4 9. ¿Se desalienta fácilmente? 0 1 2 3 4 10. ¿Dice usted cosas cuando le espolean y luego se lamenta? 0 1 2 3 4 11. ¿Le gusta estar solo? 0 1 2 3 4 12. ¿Llora fácilmente? 0 1 2 3 4 13. ¿Le preocupa que otros observen su trabajo incluso cuando usted lo hace bien? 0 1 2 3 4 14. ¿Le hieren hondamente las críticas? 0 1 2 3 4 15. ¿Cruza usted la calle para evitar encontrarse con alguien? 0 1 2 3 4 16. En una recepción o en un té, ¿evita usted encontrar a gente importante? 0 1 2 3 4 17. ¿Se siente a menudo desgraciado? 0 1 2 3 4 18. ¿Vacila usted en presentarse voluntario para una discusión o debate en clase? 0 1 2 3 4 19. ¿Está usted solo a menudo? 0 1 2 3 4 20. ¿Es usted consciente de sí mismo ante sus superiores? 3 4 21. ¿Carece usted de confianza en sí mismo? 0 1 2 3 4 22. ¿Tiene usted preocupación por su presencia física? 0 1 2 23. Si usted ve un accidente ¿hay algo que le impida pr ayuda? 0 1 2 3 4 24. ¿Se siente usted inferior? 0 1 2 3 4 25. ¿Se le hace pesado tomar una determinación hasta pasa tiempo de acción? 0 1 2 3 4 Su nombre………………….. Fecha ………………… Como la puntuación más alta para cualquier pregun 4, la puntuación máxima posible es 100. La distribución d puntuaciones a la primera respuesta dada por 295 pacientes escogidos al azar aparece en la figura número 8. En el test de Kolmogorov-Smirnov (Miller, 1956; Siegel, 1956) la distribución de los 160 varones no difiere significativamente de las de las 135 hembras. Se observará que 236 pacientes (el 80 por 100) daban puntuaciones de 30 o más y 277 (el 94 por 100) de 20 o más. A la vista del hecho arriba indicado, las contestaciones positivas al cuestionario de Willoughby indican en gran medida la ansiedad neurótica, tal como viene definida en este libro. La comparación de esta distribución con la de las puntuaciones de un grupo «normal» de sujetos, constituiría una importante comprobación de la correspondencia de la definición con las realidades clínicas. Desgraciadamente no hay ningún estudio que sea estrictamente comparativo, ya que nadie ha empleado el cuestionario con un grupo de sujetos «normales» siguiendo el mismo método de pregunta por pregunta. Pero un estudio de Willoughby (1934) proporciona algunas indicaciones. En él, de un total de 262 estudiantes universitarios, hay un 50 % de puntuaciones superiores a 30 y un 75 % superior a 20. Esto se aproxima mucho a la distribución encontrada por Larvey (1932) en las puntuaciones del cuestionario de Thurstone, sobre el cual se basa el de Willoughby. La figura 9 compara la función de distribución acumulativa de la muestra de los sujetos de Willoughby con las de nuestros pacientes. 0 1 2 3 4 estar do el ta es e las UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 5 La diferencia máxima es 21, y se halla en el nivel de puntuación de 30-39. En el test de Kolmogorov-Smirnov esto es significativo a un nivel de .001. Esto significa que lo que mide Willoughby es mucho más prevalente entre la gente que viene a ser tratada de una condición diagnosticada como neurótica, que entre la población «normal». La información proporcionada por la puntuación de Willoughby acerca de la reactividad neurótica se reduce a un número limitado de áreas en las que es muy común tal reactividad. Cabe esperar que, mientras que en unos pacientes nos informe adecuadamente de la magnitud de su neuroticismo, en otros en cambio no revele más que una parte, o nada en absoluto, en caso de que las respuestas neuróticas pertenezcan a áreas que el cuestionario no toca. Por ejemplo, un hombre cuyas reacciones neuróticas estuvieran prácticamente confinadas a solas las situaciones sexuales, tuvo una puntuación inicial de 17; un ejecutivo comercial muy sano y feliz hasta sólo hace 18 meses, cuando ciertas experiencias alarmantes le ocasionaron un temor a enfermedades del corazón, dio una puntuación de 15. Otro grupo de pacientes, en los que el cuestionario da puntuaciones bajas, es el de los histéricos no ansiosos discutidos en el capítulo 6. Tomando nota de lo arriba mencionado, parece justificado decir que mientras las puntuaciones altas de la distribución de Willoughby denotan que las reactividades neuróticas son altas, las puntuaciones bajas no muestran que éstas sean bajas. Pero se impone naturalmente esta pregunta: ¿cuál es la línea divisoria entre las puntuaciones altas y las bajas? Una con-testación podría ser que toda puntuación superior a cero es alta porque indica la existencia de CIERTO ncuroticismo, y estaría perfectamente justificado todo intento de eliminarlo. Pero en el terreno práctico, la pregunta debería ser esta otra: ¿a qué nivel las reacciones neuróticas comienzan a introducirse en la vida de un paciente lo suficientemente como para afectar su felicidad? Como es obvio, no puede fijarse un nivel absoluto válido para todo el mundo; pero nuestra experiencia, en términos generales, ha sido la de que cuando el nivel baja a 20 ó 15, las reacciones neuróticas dejan de preocupar al paciente y éste permanece indiferente ante ellas. Sin embargo, no sólo es importante la puntuación total sino también lo son sus componentes parciales. Una puntuación de 10, compuesta de dos 4 y dos 1, indica claramente sensibilidades neuróticas más importantes que una puntuación de 20 compuesta de 1 (unos). Exposición introductoria alpaciente Una vez obtenidas las respuestas al cuestionario, hacemos uña exposición al paciente según el tenor siguiente: «Quiero darle una idea sobre la naturaleza de sus malestares y de los medios que adoptaremos para eliminarlos. Su problema es que usted reacciona con miedo con demasiada frecuencia o demasiado fuertemente. Cabe que usted diga que la palabra «miedo» no es una denominación adecuada para alguno o algunos de sus sentimientos perturbadores. Quizá piense que «ansiedad», «tensión», «perturbación» o «angustia» sean palabras más propias, o bien que sus sentimientos sean tan poco corrientes que ninguna palabra pueda describirlos. Aún así le diré que el miedo es la emoción profunda, pero hay muchos factores que pueden modificar las respuestas fisiológicas productoras de ese sentimiento de miedo. No todos los temores son rechazables: en algunas circunstancias el miedo es una respuesta enteramente razonable e incluso útil. Usted no vendría a tratamiento si sus temores se asemejasen simplemente, por ejemplo, al producido por serpientes venenosas o por una amenaza efectiva de perder todo su dinero en la Bolsa. Pero si usted tiene miedo de montar en un ascensor o de caminar por una calle o de entrar en una habitación llena de gente, entonces usted está sufriendo miedo por situaciones en las que no existe un peligro real. Tales temores son miedos inútiles. Sin embargo, no existen sin fundamento. Ciertas y determinadas circunstancias han hecho surgir estos miedos inútiles. Estas circunstancias varían grandemente en detalle pero tienen una esencia central común como se lo voy a pro-bar mediante un sencillo ejemplo. UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 6 »Un niño pequeño entra en la cocina de su madre, coloca su mano en el fogón enorme de una cocina económica y se abrasa. En ese momento experimenta dolor y miedo y hace un movimiento de retirada. Un efecto posterior y duradero de su experiencia es que en ocasiones posteriores, cuando el niño entre en la cocina y vea la chapa, reaccione con temor y sienta un impulso instintivo de mantenerse lejos de ella. En otras palabras: ha asimilado una reacción de miedo y de evitar un objeto peligroso, cosa que, como es natural, es buena en sí. »Pero también se puede observar otra reacción al parecer inútil y extraña. Supongamos que en el dormitorio cíe la madre del niño hay una gran cómoda negra. En este caso el niño siente temor de esta cómoda simplemente porque, al igual que la cocina económica, es muy grande y tiene color negro. El simple parecido ha ocasionado de esta manera un temor inútil en el muchacho hacia un objeto totalmente inofensivo. En este simple ejemplo pueden apreciarse inmediatamente las desventajas que entra-ña el miedo inútil. En primer lugar, no es deseable la simple experiencia innecesaria de la emoción displacentera del miedo. En segundo lugar, si la cómoda se interpusiera en el camino del niño éste tendría que dar un rodeo. -Finalmente si su madre guardase dulces en uno de los cajones, las golosinas no serían accesibles para él en mucho tiempo. »Este ejemplo es un modelo de cómo se aprenden todos los miedos inútiles o neuróticos. Siempre que una persona esté sometida a una experiencia temerosa intensa, o a una situación crónica de miedo, es susceptible de condicionarse a reaccionar después con miedo siempre que, en circunstancias realmente benignas, encuentre cosas o estímulos similares a aquellos que estuvieron íntimamente relacionados con la situación de temor. Escuche este otro ejemplo: Una joven vino a verme porque tenía un miedo inexplicable ante su jefe. Resultó ser que había tenido un padre extraordinariamente cruel, y al cual tenía miedo con toda la razón. Por el principio de semejanza que he descrito, había llegado a temer también prácticamente a todas las demás personas, y el temor especial hacia su jefe se debía al hecho de que él tenía ciertas maneras de comportarse muy parecidas a las de su padre». Basados en los datos de la historia del paciente, intentamos mostrar a éste cómo las experiencias de su propio pasado le han llevado a la sensibilidad presente. Si no se pueden establecer relaciones satisfactorias, le decimos que esto no es necesario; y que podemos emplear el tiempo transitando por otros caminos más fructíferos, en vez de andar hurgando en el pasado; porque, aunque es interesante saber qué le llevó a su neurosis, la simple posesión de este conocimiento no hará desaparecer sus ansiedades inadaptativas. Le decimos que tiene que tomar medidas para romper con los hábitos ansiosos, que algunas de éstas se pueden aplicar en su vida diaria y otras en la sala de consultas, pero que la esencia de todas estas medidas consiste en oponer a la ansiedad otros estados emocionales incompatibles con ella. Una vez hecho esto, el terreno está preparado para la utilización de los métodos concretos de psicoterapia, el uso formal de respuestas particulares que, al inhibir la ansiedad (o, en ciertos casos, otras diferentes respuestas neuróticas), reducen sus hábitos neuróticos. Como se indicó anteriormente en este capítulo, algunos de estos hábitos pueden debilitarse de modo espontáneo debido a que, en ciertos pacientes, la misma situación de entrevista provoca respuestas antagónicas a la ansiedad (véase capítulo 13). Las respuestas de que dispone el terapeuta y mediante las cuales puede conseguirse «deliberadamente» el cambio terapéutico, vienen señaladas en la lista que sigue, lista que no agota las posibilidades y puede esperarse que se alargue con más respuestas a medida que el tiempo pase. 1. Respuestas asertivas. 2. Respuestas sexuales. 3. Respuestas de relajación. 4. Respuestas respiratorias. 5. Respuestas de «apaciguamiento de la ansiedad». 6. Respuestas motrices condicionadas competitivamente. UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA MÓDULO 0614- METODOLOGÍA II. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 7 7. Respuestas «placenteras» situaciones de la vida real (con mejoría por drogas o medicinas). 8. a) Respuestas emocionales inducidas por la entrevista. b) Abreacción. La «Abreacción» y las respuestas «placenteras» situaciones de la vida real pueden surgir espontáneamente, pero su aparición puede favorecerse por técnicas oportunas por parte del terapeuta. La utilidad de cada una de las otras respuestas formuladas en la lista (de 1 a 6) depende de la acción del terapeuta, el cual debe proveer para que se evoquen en circunstancias que efectivamente inhiban la ansiedad. Las respuestas y su empleo en la terapia se presentarán a discusión más adelante. Como es natural, el primer problema es siempre decidir cuál de las respuestas puede utilizarse en la forma más apropiada para obtener la inhibición recíproca de las respuestas de la ansiedad neurótica del paciente. Esto dependerá, como es obvio, de la naturaleza del estímulo evocador de la ansiedad. Un estímulo bueno y muy importante habrá sido re-velado ya por la historia o por las contestaciones positivas a los ítems del cuestionario de Willoughby. En general, las respuestas o asertivas se emplean para ansiedades evocadas en el curso de las interpersonales directas; las respuestas sexuales, para las ansiedades sexuales; las respuestas cíe relajación, para las ansiedades procedentes de diversas fuentes, pero especialmente para aquellas evocadas por configuraciones de estímulo que no permitan ninguna clase de acción directa (por ejemplo, objetos inanimados); las respuestas respiratorias, para la ansiedad difusa («libre-mente flotante»). Como se verá por las historias clínicas que presentaremos a continuación, ciertas circunstancias especiales pueden aconsejar una distintaelección de respuestas terapéuticas. UNIDAD I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA ENTREVISTA EL ENCUENTRO CON EL PACIENTE: METODOS DE ENTREVISTA Las entrevistas iniciales El cuestionario de Willoughby El cuestionario de personalidad de willoughby Exposición introductoria al paciente
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