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Frecuencia-de-la-resistencia-a-la-insulina-en-pacientes-obesos-menores-de-15-anos-atendidos-enero-junio-2017-en-el-Hospital-del-Nino-Dr -Rodolfo-Nieto-Padron

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACUL TAD DE MEDICINA 
HOSPITAL REGIONAL DE ALTA ESPECIALIDAD DEL NIÑO 
"DR. RODOLFO NIETO PADRÓN" 
INSTITUCiÓN DE ASISTENCIA, ENSEÑANZA 
E INVESTIGACiÓN 
SECRETARIA DE SALUD EN EL ESTADO 
TESIS DE POSGRADO 
PARA OBTENER EL TíTULO DE: 
MÉDICO ESPECIALISTA 
EN 
PEDIATRIA 
TITULO: 
FRECUENCIA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA EN 
PACIENTES OBESOS MENORES DE 15 AÑOS ATENDIDOS 
ENERO-JUNIO 2017 EN EL HOSPITAL DEL NIÑO "DR 
RODOLFO NIETO PADRÓN" 
ALUMNO: 
DRA. VALERIA GUADALUPE PRADO VALDERRAMA 
DIRECTOR (ES): 
DRA. GUILLERMINA CHABLE CUPIL 
DR. MANUEL EDUARDO BORBOLLA SALA 
Villahermosa, Tabasco. Agosto de 2017 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACUL TAD DE MEDICINA 
HOSPITAL REGIONA DE ALTA ESPECIALlDA DEL NIÑO 
"DR. RODOLFO NIETO PADRÓN" 
INSTITUCiÓN DE ASISTENCIA, ENSEÑANZA 
E INVESTIGACiÓN 
SECRETARIA DE SALUD EN EL ESTADO 
TESIS DE POSGRADO 
PARA OBTENER EL TíTULO DE: 
MÉDICO ESPECIALISTA 
EN 
PEDIATRIA 
TITULO: 
FRECUENCIA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA EN 
PACIENTES OBESOS MENORES DE 15 AÑOS ATENDIDOS 
ENERO-JUNIO 2017 EN EL HOSPITAL DEL NIÑO "DR RODOLFO 
NIETO PADRÓN" 
ALUMNO: 
DRA. VALERIA GUADALUPE PRADO VALDERRAMA 
DIRECTOR (ES): 
DRA. GUILLERMINA CHABLE CUPIL 
DR. MANUEL EDUARDO BORBOLLA SALA 
Autorizo a la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM a 
difundir en formato electrónico e impreso el contenido de mi 
trabajo recepcional. 
NOMBRE: DRA. VALERIA GUADALUPE PRADO VALDERRAMA 
FECHA AGOS TO DE 2017 
Villa hermosa, Tabasco. Agosto de 2017 
2 
3 
 
INDICE 
I RESUMEN 4 
II ANTECEDENTES 5 
III MARCO TEORICO 10 
IV PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 25 
V HIPOTESIS 26 
VI JUSTIFICACION 27 
VII OBJETIVOS 28 
a. Objetivo general 28 
b. Objetivos específicos 28 
VIII METODOLOGIA 29 
a. Diseño del estudio. 29 
b. Unidad de observación. 29 
c. Universo de Trabajo. 29 
d. Calculo de la muestra y sistema de muestreo. 29 
e. Criterios de inclusión. 29 
f. Criterios de exclusión 30 
g. Criterios de no inclusion 30 
h. Definición de variables y operacionalización de las 
variables. 
30 
i. Métodos de recolección y base de datos 31 
j. Análisis estadístico 31 
k. Consideraciones éticas 31 
IX RESULTADOS 33 
X DISCUSIÓN 40 
XI CONCLUSIONES 42 
XII REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 43 
XIII ORGANIZACIÓN 46 
XIV EXTENSION 47 
XV CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES 48 
 ANEXOS 49 
 
 
4 
 
I. RESUMEN 
 
La obesidad infantil se considera en aumento alarmante, ya que a nivel mundial en 
número de pobladores en edad pediátrica se encuentra en aumento, esto se ha 
confirmado acorde a la realización de encuestas y censos diversos, existen múltiples 
estrategias actuales con el fin de disminuir este fenómeno, sin embargo no se ha logrado 
frenar. De la obesidad se ha visto que surgen diversidad de estados morbosos los cuales 
se estudian desde hace más de 20 años, encontrando que en cuanto a resistencia 
insulínica en adultos hay abundante información, y actualmente con enfoque en pediatría 
debido a que se ha identificado el factor de obesidad infantil como un estado 
predisponente, sin embargo se continúa en investigación. 
 En este estudio prospectivo, transversal y analítico, se analizaron a los pacientes 
que acudieron a la consulta de endocrinología en el HRAENRNP por control de obesidad 
en el periodo de enero a junio, se les realizó historia clínica y solicitó insulina y glucosa 
séricas para cálculo de índice HOMA. 
 De los 79 pacientes que se incluyeron en este estudio el 63% se detectaron con 
resistencia a insulina, de los cuales estadísticamente tienen el diagnostico de obesidad 
grado I, se logró describir que en esta población estudiada la actividad física es regular, 
sin embargo el factor genético tiene gran peso ya que, los progenitores con datos de 
síndrome metabólico abundaron acorde únicamente a la percepción y aceptación de la 
enfermedad como tal, independiente de tratamiento actual. Los hábitos alimenticios serían 
un enfoque interesante para futuras investigaciones. 
 
 
5 
 
II. ANTECEDENTES 
 
La obesidad es una enfermedad caracterizada por un cúmulo de grasa neutra en el tejido 
adiposo superior al 20% del peso corporal de una persona en dependencia de la edad, 
talla y sexo debido a un balance energético positivo mantenido durante tiempo 
prolongado.1 
En todo el mundo, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que 
padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013. 
En los países en desarrollo con economías emergentes (clasificados por el banco mundial 
como países de ingresos bajos y medianos) la prevalencia de sobrepeso y obesidad 
infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30% y si se mantienen las tendencias 
actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 
millones para 2025. Sin intervención, los lactantes y los niños pequeños obesos se 
mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta, conforme con 
los reportes y proyecciones que tiene OMS para países en vías de desarrollo.2 
En la actualidad, los reportes publicados acerca de México y Estados Unidos de 
Norteamérica, ocupan los primeros lugares de prevalencia mundial de obesidad en la 
población adulta (30%), la cual es diez veces mayor que la de países como Japón y corea 
(4%). Respecto a la población infantil, OMS publicó en 2015 que México ocupa el cuarto 
lugar de prevalencia mundial de obesidad, aproximadamente 28.1% en niños y 29% en 
niñas, solo superado por Grecia, EUA e Italia 2 
La mayor cifra de prevalencia de sobrepeso y obesidad se registró en la región de 
Las Américas (sobrepeso: 62% en ambos sexos; obesidad: 26%) y las más bajas, en la 
región de Asia sudoriental (sobrepeso: 14% en ambos sexos; obesidad: 3%).2 
6 
 
 
En nuestro país, ENSANUT de 2012 reporta las tendencias de sobrepeso y 
obesidad en diferentes encuestas nacionales, muestran incremento constante de la 
prevalencia a través del tiempo, que desde 1980 que se empezó a realizar estadística 
referente a población y salud, la prevalencia de la obesidad y de sobrepeso en México se 
ha triplicado, alcanzando proporciones alarmantes. De acuerdo con los datos de la 
Asociación Internacional de Estudios de la Obesidad de 2015 se estima que en la 
actualidad aproximadamente mil millones de adultos tienen sobrepeso y otros 475 
millones son obesos.3 
La prevalencia de la obesidad infantil está aumentando de manera alarmante tanto 
en países desarrollados como en países en vías de desarrollo como el nuestro siendo al 
2015 conforme los reportes inter-censales del INEGI la población en México de 119 
millones 530mil 753 de habitantes de los cuales el 48.6% son varones y 51.4% mujeres, y 
la población menor a 15 años representa el 27% de la población total 4. En 2015 reporta 
que de la población en edad pediátrica el 17.4% tiene sobrepeso y el 18.1% se encuentra 
en algún grado de obesidad, la presentación de sobrepeso y la obesidad han sido 
mayores en zonas urbanas, con una prevalencia de obesidad de casi el doble en zonas 
urbanas comparada con zonas rurales, en el caso de los adolescentesde 12 a 19 años, 
se registró un incremento más lento en la prevalencia combinada de sobrepeso y 
obesidad, la cual aumentó de 33.2% en 2006, a 34.9% en 2012, y de allí a, 36.1% en 
2015. En los adolescentes, fueron las mujeres quienes presentaron una mayor 
prevalencia combinada en comparación con los hombres, y quienes también presentaron 
la mayor prevalencia de sobrepeso y los hombres presentaron mayor prevalencia de 
obesidad en este grupo de edad.5 
7 
 
La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud 
graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, 
diabetes y cardiopatía; se ha considerado a nivel mundial y nacional la obesidad como 
una pandemia, por lo que las estrategias para su prevención se han iniciado desde hace 
más de 15 años, las cuales se ven desde las etiquetas en los productos comerciales, 
campañas de concientización, la apertura de espacios públicos de actividad física e 
incluso estímulos fiscales en el caso de Europa, Asia y EUA1, considerando que la 
obesidad en la infancia se asocia a una amplia gama de complicaciones graves y a un 
aumento del riesgo de enfermedades prematuras graves3 como el Síndrome Metabólico 
que incluye además de la obesidad, a la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, 
elevación de las LDL y VLDL, disminución de las HDL, hiperuricemia y aumento de la 
resistencia a la insulina. No es por tanto un trastorno único, por el contrario se acepta que 
es un grupo heterogéneo de trastornos asociados que repercuten grandemente en la 
morbilidad y mortalidad de las poblaciones2 a través de altas incidencias de diabetes tipo 
II, hipertensión arterial, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares 
(IAM), algunos tipos de cáncer y apnea obstructiva del sueño1 entre otras, lo que 
condiciona que si un adulto en edad productiva se encuentra enfermo desde temprana 
edad y no tiene el interés en corregirlo, será un adulto poco productivo que condicionará 
incapacidades frecuentes, con su respectiva repercusión económica.5 
En cuanto al síndrome metabólico se ha descrito su prevalencia en EUA y México 
en el 25% de la población adulta, considerándose alarmante ya que se ha descrito como 
un factor de riesgo para el desarrollo de diabetes mellitus (DM), o un estado prediabético, 
por ser mejor predictor de DM que sólo la intolerancia a la glucosa Ciertamente la 
población infantil en nuestro país se encuentra con prevalencia de obesidad o sobrepeso, 
8 
 
y como ya se comentó, esto predispone a la presentación de múltiples enfermedades en 
cascada que puestas de esta manera, propician el síndrome metabólico6 hasta ahora 
sabemos que nuestra población pediátrica se encuentra afectada por estas patologías y 
continuamos en vigilancia y análisis de las patologías que condicionan. 
Podemos definir el síndrome metabólico como una serie de desórdenes o 
anormalidades metabólicas que en conjunto son considerados factor de riesgo para 
desarrollar diabetes y enfermedad cardiovascular. Existen diversos consensos para la 
detección y diagnóstico del síndrome metabólico que se han adoptado y modificado 
conforme se obtienen datos derivados de las investigaciones y estudios clínicos, de los 
cuales los más ampliamente utilizados son desde 1988, en que el Dr. Gerald Reaven 
describe dicho síndrome (hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia) 
denominándolo „síndrome X‟, donde la resistencia a insulina constituía el factor o principal 
mecanismo fisiopatológico.7 
Respecto al diagnóstico, prevención y tratamiento del síndrome la Organización 
Mundial de la Salud (OMS), International Diabetes Federation (IDF), National Cholesterol 
Education Program Adult Treatment Panel III (ATP III) y la American Association of 
Clinical Endocrinologists (AACE) han propuesto sus criterios diagnósticos o componentes 
del síndrome metabólico siendo los siguientes aspectos los componentes necesarios para 
considerar su existencia los contenidos en la siguiente tabla: 
 
 
Tabla: Componentes del síndrome metabólico considerando su definición, según la National 
Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (ATP III), Organización Mundial de 
la Salud (OMS), American Association of Clinical Endocrinologists (AACE), International 
Diabetes Federation (IDF). 
6 
9 
 
 ATP III OMS AACE IDF 
Triglicéridos > o = 150mg/dl X X X X 
HDL <40mg/dl en varones y 50mg/dl en mujeres X X X X 
TA mayor de 130/85 mmHg X X X X 
Insulino resistencia (IR) X 
Glucosa en ayuno >100mg/dl X X X 
Glucosa 2h: 140mg/dl X 
Obesidad abdominal X X 
Índice de masa corporal elevado X X 
Micro albuminuria X 
Factores de riesgo y diagnóstico 3 más 
RI 
Más 
de 2 
Criterio 
clínico 
Obesidad 
abdominal 
 
Aunque utilizar diferentes definiciones para el diagnóstico, en las cuales los 
componentes o criterios diagnósticos no son los mismos, podría condicionar una variación 
en la prevalencia del SM en una población, según una u otra definición. Y esto solamente 
se había aplicado a la población adulta, por lo que transpolar a población en edad 
pediátrica resultará beneficioso para unificar criterios y lograr establecer propiamente la 
prevalencia de la patología, ya que de considerar el perímetro abdominal como criterio 
principal y excluyente en el diagnóstico de síndrome refuerza el hecho que la obesidad 
abdominal considerada una medida indirecta de la grasa visceral, sea la causa del 
desarrollo de insulino resistencia y de los demás componentes de síndrome metabólico.6 
Entonces tomando en cuenta que ya el consenso incluye la obesidad como un 
parteaguas en la presentación del síndrome metabólico, también debemos abarcar el otro 
componente del mismo, que es la resistencia a la insulina, la cual ya viene descrita desde 
10 
 
1939 y que era antiguamente entendida como una respuesta pobre a la insulina exógena, 
ya en la actualidad como una respuesta disminuida en los tejidos periféricos adiposo y 
muscular, a las acciones biológicas de la insulina, con su efecto consecuente la 
producción aumentada por parte de las células B pancreáticas, con el fin de normalizar los 
niveles de glucosa. Cabe aclarar que el síndrome metabólico lo debemos comprender 
como el culmen de los desequilibrios y hallazgos clínicos y de laboratorio, que 
comprenden resistencia a la insulina con o sin intolerancia a la glucosa, obesidad central 
(abdominal) dislipidemia, hipertensión arterial principalmente, y se han agregado 
hiperuricemia, aumento de los factores protrombóticos y antifibrinolíticos así como 
predilección para enfermedad vascular ateroesclerótica, como previamente ya se 
expuso.6 
 
11 
 
III. MARCO TEORICO 
 
El tejido adiposo es un órgano heterogéneo, formado por células adiposas y otras células 
como fibroblastos, células endoteliales, y células del estroma vascular. En el estroma 
vascular las especies celulares más abundantes y características son: células troncales 
mesenquimales, preadipocitos (derivados del mesénquima), células endoteliales, 
pericitos, macrófagos, monocitos y otras células inmunocompetentes. 
Las células endoteliales y los pericitos, a través de la producción de factores 
proangiogénicos (factor vascular endotelial), son esenciales para mantener una 
angiogénesis eficaz que garantice el desarrollo y crecimiento del tejido adiposo de modo 
permanente; y acomodado a las demandas fisiológicas o fisiopatológicas a este tejido. 
Por otro lado, células claves en la respuesta inmune innata como monocitos y 
macrófagos, aparte de su función defensiva como la eliminación de células adiposas en 
necrosis o senescentes, establecen una intercomunicación o intercelular con los 
adipocitos con el que intercambian numerosas señales como liberación del factor de 
necrosis tumoral α; o TNFα, en ciertas condiciones de respuesta inflamatoria como 
sucede en el tejido adiposode la obesidad7. 
Dos aspectos diferenciales del metabolismo acontecen en el tejido adiposo blanco 
a) el almacenamiento de energía en forma de triglicéridos cuando existe un exceso de 
energía ofrecida desde la circulación (período postprandial) y b) la movilización de ese 
depósito, con liberación de ácidos grasos a la circulación, si otros tejidos la demandan en 
el ayuno o en situaciones de gasto energético aumentado. Ambos procesos están 
íntimamente relacionados y regulados instantáneamente: si el depósito graso conviene, la 
lipólisis se suprime y a la inversa. La insulina posee de múltiples funciones que abarca 
12 
 
desde el transporte de nutrientes (glucosa, aminoácidos, ácidos grasos libres) al interior 
de la célula, a la regulación de la homeostasis de la energía contenida en esos substratos 
como hidratos de carbono, grasas y proteínas. En síntesis, la insulina, exclusivamente 
producida en la célula beta, es una hormona polipeptídica anabólica y anticatabólica que 
ocupa un papel central en la regulación de la homeostasis de la glucosa y del 
metabolismo intermediario.7 
Se sabe que la obesidad especialmente de la región abdominal está estrechamente 
relacionada con el desarrollo de enfermedades metabólicas, donde la circunferencia 
abdominal como el diámetro abdominal tienen inferencia y se pueden considerar un 
parámetro proporcional a la resistencia a insulina, que se considera como la alteración 
pivote de síndrome metabólico, acompañado de sus demás componentes que son 
dislipidemia, hipertensión arterial. Incluyendo los datos en la exploración clínica como 
acantosis nigricans y datos demostrables por estudios de laboratorio como 
hiperinsulinemia de forma inicial, desarrollando posteriormente HOMA-IR alterado8 Esto 
observando la población pediátrica no hace excepción ya que se ha sugerido que estos 
son importantes factores en la etiología de la DM2 en esta población tan vulnerable. 
La progresión de la resistencia a insulina no solo desemboca en DM2 sino que si 
no se adoptan las medidas oportunas, los pacientes terminaran por padecer una amplia 
gama de patologías de forma prematura que se traduce en poblaciones cada vez más 
jóvenes con enfermedades crónicas no transmisibles. 5 
Aunque la etiología de la resistencia insulínica todavía no está claramente 
establecida, se considera que existe un componente genético poligénico que se ve 
magnificado por un entorno que genéricamente denominamos “obesógeno” 10 el cual 
acorde a la amplia disponibilidad de diversidad de alimentos que son altos en contenido 
13 
 
calórico con grasa y azúcares añadidos abundantes, aunado a un estilo de vida 
sedentario y un nivel educativo carente de hábitos alimenticios saludables,5 parece que es 
el responsable de la escalada en los últimos años en la incidencia de enfermedades 
relacionadas con desequilibrios metabólicos como la resistencia a insulina1; si a esto le 
agregamos que el tejido adiposo blanco no es solamente un almacén de energía, sino un 
órgano endócrino, y que produce una gran variedad de adipoquinas y citoquinas que 
actúan como moduladores de la misma sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos 
la patogénesis de DM2, y previamente resistencia a la insulina, implica, defectos no sólo 
en la acción periférica de la insulina sino también en la secreción de la misma por las 
células β pancreáticas; esto es debido a que la resistencia a la insulina, tiende a ser 
compensada con el aumento de la secreción de la misma por parte del páncreas 
endocrino (hiperinsulinemia). Una moderada hiperinsulinemia puede ser tolerada durante 
un tiempo limitado, sin embargo, de forma constante y sostenida contribuye directamente 
al fracaso de la célula β pancreática y al desencadenamiento de la diabetes manifiesta8. 
Entendemos RI como “una respuesta biológica atenuada a la acción de la insulina, 
ante niveles normales o elevados de la misma”, que acompaña a diferentes cambios a 
nivel metabólico entre ellos, 1) la disminución en la captura de glucosa 2) la disminución 
en la síntesis hepática de glucógeno y 3) el aumento en la producción hepática de 
glucosa. Esto genera como respuesta fisiológica un estado de hiperinsulinismo 
compensatorio, en el cual las células β pancreáticas aumentan la secreción de insulina 
(hiperinsulinemia) en un esfuerzo por mantener normales los niveles de glucosa en 
sangre6. 
Existen diferentes métodos para determinar la RI, los métodos directos evalúan la 
respuesta fisiológica a una infusión exógena de insulina para promover la captura de 
14 
 
glucosa en los tejidos dependientes de la misma, entre los que destacan el clamp 
hiperinsulinémcio-euglucémico, considerado el estándar de oro para medir la sensibilidad 
a la insulina. Sin embargo, es un método complejo, invasivo y difícil de realizar en 
población pediátrica o para la evaluación de grandes poblaciones, por lo que su uso en la 
práctica clínica es limitado. La RI también puede determinarse por métodos indirectos 
como el índice HOMA-IR (homeostatic model assessment) o QUICKI (quantitative insulin 
sensitivity check index). En el caso de la población pediátrica el diagnóstico de 
hiperinsulinemia y de RI debe ser cuidadoso en el sentido de considerar los cambios 
hormonales asociados a la transición puberal. Se sabe que los niveles de insulina y el 
índice HOMA se incrementan progresivamente con la edad en condiciones fisiológicas 
normales10, por lo que algunos estudios reportan las prevalencias de RI en esta población 
empleando puntos de corte mayores a los utilizados en adultos; el uso de valores puntos 
de corte considerados para adultos en población pediátrica es completamente 
inapropiado, porque los niveles de insulina varían significativamente durante la infancia y 
la adolescencia. Así mismo los estudios realizados indican que los factores de riesgo 
varían acorde a la etnicidad y el género, se consideró como índice HOMA 2.89 ± 0.7, el 
cual conforme con lo usualmente utilizado para adultos es más alto el rango que se 
considera.11 
La insulina es una hormona peptídica sintetizada y secretada por las células β de 
los islotes de Langerhans pancreáticos, que juega un papel predominante en la regulación 
de la homeostasis de la glucosa, mediante efectos coordinados sobre la estimulación de 
incorporación de la glucosa, su metabolismo y almacenamiento en determinados tejidos6. 
Es también un regulador fundamental en virtualmente todos los aspectos de la 
biología de los adipocitos. Promueve la síntesis de triacilglicéridos, estimula la 
15 
 
diferenciación de los preadipocitos, el transporte de glucosa, la lipogénesis e inhibe la 
lipolisis. La acción de la insulina comienza con la unión de la hormona a receptores 
específicos de la membrana (RI) en las células objetivo. A medida que se desarrolla la RI, 
se requiere más insulina para estimular el mismo nivel de utilización de glucosa y 
mantener el nivel de glucosa extracelular normal. Entonces, la euglucemia se mantiene a 
expensas de la hiperinsulinemia, y el número de receptores, funcionales, de insulina 
periféricos puede disminuir debido a la desensibilización causada por los elevados niveles 
de insulina circulante, con este panorama el paciente obeso sería un ejemplo claro de 
individuo que posee éstas características metabólicas. 
Una de las principales funciones de la insulina es la regulación de los niveles 
plasmáticos de glucosa, controlando la captación de la misma por los tejidos periféricos 
insulino-dependientes, fundamentalmente el músculo y el tejido adiposo, e inhibiendo su 
producción en el hígado. Estos tejidos captan la glucosa por transporte facilitado a través 
del transportador GLUT4, que en respuesta a la insulina se transloca a la membrana 
plasmática. De la compleja red de señalización por la que la insulina media sus acciones 
biológicas tras la unión a su receptor de membrana y activación porfosforilación en 
tirosina de los sustratos de los mismos (IRS). La regulación negativa de la cascada de 
señalización de la insulina es necesaria para terminar la transmisión de la señal y puede 
implicar varios niveles, como degradación vía proteosoma de los IRS, desfosforilación 
mediada por fosfatasas, así como fosforilación en serina/treonina de los IRS. 
Los IRS1-4 al unirse a la subunidad β autofosforilada del receptor de la insulina (IR) 
establecen una conexión entre el receptor de la superficie celular con las cascadas de 
señalización intracelulares. Los IRS juegan un papel como proteína adaptadora, que es 
clave en el funcionamiento de la insulina y el factor insulínico (IGF). Las proteínas IRS 
16 
 
coordinan las señales desde el complejo insulina/receptor, con aquellas señales emitidas 
por las citoquinas proinflamatorias y los nutrientes 7. 
La alteración de la señalización mediada por el IRS2 causa el fallo de la 
hiperinsulimemia compensada durante la resistencia a la insulina. La señalización de la 
proteína IRS se inhibe por fosforilación de la serina o degradación por el proteosoma, lo 
cual puede ser un mecanismo implicado en la resistencia a la insulina durante la lesión 
aguda o el estrés crónico asociado con la obesidad o el envejecimiento. Todas las 
respuestas iniciadas mediante la unión de la insulina a su receptor (RI) están mediadas 
como consecuencia de la activación de varias vías de transducción de señales. Estas se 
inician por la asociación de sustratos del receptor de insulina (IRS1-4) con el RI y origina 
la activación de la fosfatidilinositol-3- quinasa (PI3K) y el factor de crecimiento proteína de 
unión al receptor 2 (GRB2). Una vez activada la PI3K fosforila fosfolípidos de la 
membrana, el principal producto es el fosfatidilinositol-3,4,5-trifosfato (PIP3), que a su vez 
activa la quinasa dependiente de PIP3 (PDK1). PDK1 activa otra quinasa llamada 
proteína quinasa B, PKB (también llamada AKT). PKB/AKT a continuación, ejerce efectos 
sobre numerosas vías que finalmente regulan la homeostasis de lípidos y carbohidratos. 
La captación de glucosa mediada por la insulina implica la activación de PDK1 que 
fosforila algunas isoformas de la proteína quinasa C (PKC). La isoforma PKC, PKCλ/ζ, 
fosforila vesículas intracelulares que contienen el transportador de glucosa GLUT4, lo que 
resulta en su migración y fusión con la membrana plasmática. Esto se traduce en un 
aumento de la captación de glucosa y su metabolismo. La activación de GRB2 resulta en 
la transducción de señales a través de la proteína G monomérica, RAS. La activación de 
RAS en última instancia conduce a cambios en la expresión de numerosos genes a través 
de la activación de los miembros de las quinasas reguladas por señales extracelulares 
17 
 
(ERK). Además de sus efectos sobre actividad de la enzima, la insulina ejerce efectos 
sobre la transcripción de numerosos genes, efectos que los están mediados 
principalmente por la actividad del elemento regulador de esteroles (SREBP). Estos 
efectos transcripcionales incluyen (pero no están limitados a) el aumento de la expresión 
de genes de la glucoquinasa (GK), piruvato quinasa del hígado (L-PK), lipoproteína lipasa 
(LPL), ácido graso sintasa (FAS) y acetil-CoA carboxilasa (ACC), y la disminución de la 
expresión de genes de la glucosa 6-fosfatasa, fructosa 1,6- bis fosfatasa y 
fosfoenolpiruvato carboxiquinasa (PEPCK) el IRS-2 en respuesta a la acción de la insulina 
señaliza a través de dos rutas divergentes: la ruta PI3K/AKT y la ruta GRB2/ras/MAPK. En 
lo que se refiere a la ruta PI3K/AKT, resulta crítica la producción de PIP3. En efecto, los 
hepatocitos carentes de IRS-2 pierden la señalización de AKT en respuesta a la insulina, 
siendo incapaces de generar PIP3. La pérdida de señalización a través de la ruta 
PI3K/AKT tiene importantes consecuencias metabólicas. Así, la proteína GSK3b no se 
fosforila, lo cual conlleva una pérdida del control de la síntesis del glucógeno por parte de 
la insulina. Igualmente, la proteína FOXO1 no se fosforila en respuesta a la insulina, con 
lo que se pierde la regulación de la expresión de los genes responsables de la 
gluconeogénesis hepática. Finalmente, la proteína BAD no se fosforila, con lo que la 
insulina pierde el control de la expresión del proteína ligando de FAS. Por otro lado, se ha 
investigado las consecuencias de la falta de IRS-2 en células beta aisladas. Así, la 
pérdida de señalización de la insulina a través de FOXO1 supone una pérdida de 
expresión del factor ductal pancreático (PDX-1), la cual a su vez está asociada a la 
expresión de IRS-2. Un dato clave es la haploinsuficiencia de PDX-1. En efecto, el ratón 
heterocigoto para dicho gen no es capaz de desarrollar la hiperplasia compensatoria 
propia de los ratones heterocigotos para IR/IRS-1 y del ratón carente del receptor de 
18 
 
insulina en el hígado. El efecto más perjudicial de la resistencia a la insulina se debe a 
trastornos en el control de la glucosa mediada por la insulina y en la homeostasis de los 
lípidos en los tejidos primarios que responden a la insulina: hígado, músculo esquelético y 
tejido adiposo. La resistencia a la insulina es un rasgo característico que se encuentra 
asociado con la mayoría de los casos de diabetes tipo 2 y de síndrome metabólico, y 
puede ser desencadenado por diferentes causas, sin embargo, la principal es la 
hiperlipidemia y los estados proinflamatorias asociados a la obesidad. ¿Cómo un 
metabolismo anormal, como es obesidad, puede llevar asociado el desarrollo de la 
resistencia a la insulina? La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en los efectos 
producido por los ácidos grasos libres sobre las vías de señalización de la insulina 
mediadas por receptores en tejido adiposo, hígado y músculo esquelético, así como en el 
estado pro-inflamatorio inducido por los efectos tóxicos debidos al exceso de ácidos 
grasos libres, principalmente en hígado y tejido adiposo. Los mecanismos precisos que 
promueven el estado pro-inflamatorio en humanos obesos no están del todo establecidos. 
Sin embargo, tanto el tejido adiposo como el hígado son importantes mediadores de la 
inflamación sistémica en la obesidad. Un modelo propone que la expansión del tejido 
adiposo que se produce en la obesidad da como resultado adipocitos de gran tamaño que 
tienen una capacidad metabólica que excede el suministro local de oxígeno. La hipoxia 
resultante conduce a la activación de estrés celular, vías de respuesta que causan la 
inflamación celular y la liberación de citoquinas pro-inflamatorias7. 
Como parte de la inflamación crónica, los adipocitos secretan quimioquinas como la 
IL-8 y la proteína quimiotáctica de macrófagos-1 (MCP-1) que atraen a los macrófagos 
proinflamatorias hacia el tejido adiposo. Estos macrófagos en el tejido adiposo secretan 
citoquinas que agravan aún más el estado pro-inflamatorio. En el hígado, los procesos 
19 
 
inflamatorios son también activos debido al acumulo excesivo de ácidos grasos y 
triacilglicéridos como la consecuencia de activar las vías de respuesta al estrés. En el 
hígado las células de Kupffer (macrófagos residentes del hígado), se activan por la 
generación de especies reactivas del oxígeno (ROS) y la inducción de respuestas de 
estrés. Estas células una vez activas liberan citoquinas que, al igual que en el tejido 
adiposo, exacerban el medio ambiente proinflamatorio. Dentro de la vasculatura los 
ácidos grasos libres saturados, pueden activar directamente las vías pro-inflamatorias en 
células endoteliales y derivadas de las células mieloides que resultan de la inducción y la 
propagación del estado pro-inflamatorio8. 
Es en la actualidad que se reconoce como un órgano endocrino al tejido adiposo y 
su importancia en la homeostasis mediante el intercambio de señales humorales entre 
adipocitos y la mayoría de las células de otros órganos. Siendofuente de citoquinas, 
quimiocinas que genéricamente se denominan adipoquinas, así como factores de 
crecimiento, proteínas del complemento. 
 La obesidad es un factor de riesgo bien identificado ya que se asocia a una 
deposición incrementada de lípidos en tejidos no adiposos, lo que conlleva, a una pérdida 
de la sensibilidad a la insulina. 
El crecimiento hiperplásico del tejido adiposo disminuye gradualmente al llegar a la 
edad adulta y más con el avance en edad. Según estudios previos, la expansión está no 
tanto relacionada con la cantidad de grasa que tiene un individuo, sino como cuanto 
puede expandirse para acomodar el exceso calórico. La acumulación de lípidos en el 
tejido adiposo y la expansión de la masa grasa inician el proceso inflamatorio, a través de 
la producción de citocinas proinflamatorias y químiocinas tales como: TNFα, IL-6, leptina, 
la resistina, MCP-1 y PAI-1. La expansión de la masa adiposa, permite el acúmulo de una 
20 
 
mayor cantidad de grasa para mantener al individuo metabólicamente sano; pero llegado 
un límite, el adipocito cambia de cara y expresa de modo creciente un extraordinario 
número de quimioquinas proinflamatorias, parcialmente producidas por abundante 
infiltración de macrófagos; unos residentes en el tejido adiposo y otros reclutados desde 
otros territorios. Esta transición desde el adipocito no obeso al adipocito obeso está, por 
tanto, marcada por el progresivo desarrollo de un estado proinflamatorio crónico cuyas 
consecuencias sistémicas expresan el desbordamiento de la capacidad de expansión 
hiperplásica/hipertrófica del tejido adiposo. Esta hipótesis o modelo sugiere que en 
presencia de exceso calórico en el tejido adiposo, el desarrollo de complicaciones 
metabólicas tales como DM y SM es precedido por un período de metabolismo normal 
durante el cual el tejido adiposo es capaz de expandirse; y el perfil de producción de 
adipocitoquinas y de lípidos es favorable, hasta cuando falla en la capacidad de 
expansión, deteriorada a lo largo del tiempo. La expansión extrema del adipocito origina 
un flujo incontrolado y creciente de ácidos grasos libres hacia otros tejidos, mientras 
persista el desequilibrio energético con depósito ectópico de grasa y lipotoxicidad. Esta 
lipotoxicidad tisular extra-adipocitaria perpetúa y aumenta la situación de resistencia 
sistémica a la insulina. Estas alteraciones metabólicas son tiempo-dependientes, en la 
obesidad tanto a nivel celular como molecular. Así que el exceso absoluto de ingesta de 
nutrientes no solo altera funciones del adipocito sino en la de casi todos los tejidos entre 
los que destacan: el endotelio vascular (p.ej.: disminuida producción de óxido nítrico); 
hepatocitos (esteatohepatitis no alcohólica), miocitos (músculo esquelético y cardíaco) y 
células del sistema inmune innato (macrófagos, monocitos) y células de Langerhans entre 
otros. De este modo, se establece en la obesidad una situación inflamatoria (o 
parainflamatoria) de intensidad moderada, crónica y subclínica. Esa cascada de 
21 
 
alteraciones en la obesidad, si no se detiene, mediante la restauración del balance 
ingesta-gasto, o por la pérdida de peso, es de consecuencias conocidas (y 
justificadamente temidas) como DM2, SM, enfermedad cardiovascular (HTA, dislipidemia, 
Ictus); cáncer (mama, endometrio; colon, próstata); trastornos gastrointestinales (litiasis 
biliar, esteatohepatitis, cirrosis, otros) y quizá la propia enfermedad de Alzheimer. Esta 
última considerada ya como asociada a resistencia a la insulina y a la DM2. 
El incremento del excesivo flujo de ácidos grasos libres circulantes es de 
conocimiento convencional soportado por innumerables datos experimentales y clínicos. 
Del mismo modo se sabe que la excesiva circulación de ácidos grasos libres interfiere con 
la acción de la insulina a nivel del músculo esquelético y cardíaco. Las interacciones entre 
el metabolismo de los ácidos grasos libres y las acciones de la insulina en tejidos típicos 
como músculo esquelético e hígado se fraguan en las dos rutas diferentes primeramente 
el depósito como almacén de energía en forma de triglicéridos y la oxidación en las 
mitocondrias para liberar esa energía calórica. El camino hacia una u otra ruta de los 
ácidos grasos libres que fluyen a la membrana celular del hígado y del músculo 
esquelético requiere su activación para unirse al coenzima A y formar acil-CoA. La ruta 
hacia la síntesis de triglicéridos comprende una serie de reacciones químicas, cuyo primer 
paso está catalizado por la glicerol 3-fosfatotransferasa teniendo al 3-glicerolfosfato como 
substrato para sintetizar ácido lisofosfatídico. En estadios posteriores a partir de este 
ácido lisofosfatidico se originan: Ácido fosfatídico (mediado por la acilglicol-3 transferasa), 
y diacliglicerol (mediado por la fosforilasa). Tras la fusión de éste con una molécula de 
ácido graso en forma activada (Acil CoA) mediante la acción de la enzima acil-transferasa 
se llega al final de esta ruta, a la síntesis triglicéridos. En presencia de un aporte excesivo 
de ácidos grasos saturados, sobre todo los de cadena larga (C14-C16), la capacidad de la 
22 
 
maquinaria enzimática que dirige esta secuencia de etapas intermedias hasta la síntesis 
final de triglicéridos puede quedar sobrepasada, con acumulación a distintos niveles de 
varios de aquellos productos intermedios como diacilglicerol, ácido lisofosfatídico, 
fosfatídico y ceramidas, que son reguladores negativos de la acción de la insulina en el 
hígado y en el músculo esquelético. En el caso de las ceramidas, estas interaccionan e 
inhiben la ruta de señalización insulínica, PKB/AKT, o pueden ejercer impacto negativo 
sobre otras familias de cinasas inhibidoras de la señalización intracelular de la Insulina 
como JNK, IKK u otras sensoras de nutrientes como mTOR o PKC θ. La acumulación 
intracelular de esos productos termina por ser tóxicas para la estructura y funcionalidad 
tisular. Esta hipótesis de la lipotoxicidad de elevadas concentraciones de triglicéridos es 
particularmente clara en el músculo esquelético y representa un factor promotor 
importante de resistencia a la insulina en ese órgano. Datos experimentales en modelos 
murinos demuestran que la eliminación de la actividad de las vías proinflamatorias citadas 
(IKK/NFkB; JNK; mTOR, u otras) por manipulación genética o farmacológica, evita la 
aparición de resistencia a la insulina por lipotoxicidad, tanto en la obesidad experimental 
inducida por dieta como en ciertos estudios en humanos. Sin embargo, existe la paradoja 
de que en los atletas muy bien entrenados, el depósito graso intramiocelular no inhibe 
sino que aumenta la sensibilidad a la insulina. El otro destino de los ácidos grasos libres 
en el musculo esquelético, y en el hígado, en su βoxidación, en el interior de las 
mitocondrias. La capacidad del musculo para oxidar los ácidos grasos como modulador 
clave de la acción a la insulina se sustenta por el hallazgo confirmado de que en 
individuos insulino-resistentes existe una actividad reducida de CPT-1 (carnitil palmitoil 
tranferasa 1) o de la capacidad oxidativa de ácidos grasos en la mitocondria. Esa 
23 
 
capacidad puede ser, desbordada por el exceso de flujo de ácidos grasos libres y la 
βoxidación intramitocondrial interferida7. 
La inflamación en el adipocito “obeso” durante la expansión de tejido adiposo, se 
inicia por mediadores extracelulares de los que los más importantes son: citocinas, 
nutrientes (lípidos, glucosa) e intracelulares, como el estrés del retículo endoplásmico, 
generación excesiva en ROS (por disfunción mitocondrial). Tal como se ha discutido antes 
todos esos iniciadores (expansión, lipotoxicidad, citosinas, y más) extra e intracelulares 
convergen sobre rutas de señalización pro-inflamatorias incluidas las JNK y IKK. La 
activación de esas vías promueve la producción y liberación de otrasseñales 
propagadoras y aumentadoras de inflamación (mediadores de inflamación) que impactan 
negativamente inhibiendo las vías de señalización post-receptor de la insulina a través de 
sus efectos reguladores de factores de transcripción así como por la inhibición directa por 
algunos de aquellos mediadores (como IL-10, TNF a) de la fosforilación de IRS-1. Otras 
vías que contribuyen a la inducción de resistencia a la insulina son las mediadas por 
SOC-3 e iNOS en el mismo contexto de la inflamación. Asimismo, moléculas como los 
FABPs (Fatty acid binding proteins) secuestran ligandos de factores de transcripción 
típicamente anti-inflamatorios (familias PPARg y Receptor X Retinoico) que estimulan la 
captación y metabolización de nutrientes (ácidos grasos, glucosa) y aumentan así la 
sensibilidad a la insulina. Finalmente, existe una compleja serie de sucesos que en el 
adipocito «obeso » promueven el desarrollo de un estado inflamatorio crónico y propagan 
el reclutamiento de especies de macrófagos con un fenotipo particular (M1) cuyas 
características difieren de otros (M2), de acciones anti-inflamatorias. Los primeros M1 son 
los que, típicamente, infiltran el tejido adiposo en la obesidad, son activados por ácidos 
grasos y liposacáridos, y expresan marcadores distintos (F4/80; CD11; CD11c) incluidos 
24 
 
receptores de la respuesta inmune innata (TLR2/TLR4). Estas propiedades fenotípicas 
(M1) identifican a estos macrófagos como los más implicados en la promoción de 
resistencia a la insulina en el tejido adiposo en la obesidad. Además de los mecanismos 
antes citados conviene destacar que entre los factores intracelulares (aparte del estrés del 
retículo endoplásmico y la disfunción mitocondrial), indicadores de la inflamación, juegan 
un papel importante el estrés oxidativo por especies reactivas de oxígeno e intermediarios 
de nitrógeno que se generan durante el proceso inflamatorio así como en la respuesta 
inmune frente a agentes externos: Bacterias y otros agentes biológicos. Numerosos datos 
experimentales confirman que la excesiva oferta de glucosa (hiperglucémica) al tejido 
adiposo o a las células endoteliales también provoca una generación excesiva de ROS en 
la mitocondria con el consiguiente daño oxidativo y activación inflamatoria en esas células 
(adipocito, células endoteliales)7. 
 
 
 
25 
 
IV. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 
En el área de endocrinología del hospital del niño se atienden a 110 pacientes que 
tienen únicamente el diagnóstico de sobrepeso y obesidad en diferentes grados (sin 
contar el resto de los demás pacientes con padecimientos diversos que existen acorde a 
la especialidad) de los cuales no se había estudiado exclusivamente cuántos de ellos 
también cursan con resistencia a la insulina. 
La obesidad infantil se considera un problema de salud pública, actualmente con el 
grado pandemia, la población actual mexicana que se censó en 2015 asciende a 119 
millones 530mil 753 de habitantes de los cuales el 27% se reporta en edad pediátrica y el 
17.4% tiene sobrepeso, el 18.1% tiene ya diagnosticado algún grado de obesidad. 
 Entendiendo que la obesidad se plantea como un desencadenante de una cascada 
de comorbilidades, favorecido con otros factores que rompen con la homeostasis como 
inflamación del adipocito, hiperglucemia, hiperinsulinemia entre otros eventos que 
finalmente derivan en DM2 y otras patologías, surge la necesidad de determinar en qué 
momento del diagnóstico y tratamiento de la obesidad se debe sospechar resistencia a 
insulina con el fin de evitar la perpetuación de los estímulos lesivos de los cuales no hay 
retorno, y sólo existiría control con tratamiento. 
 
¿Cuál es la frecuencia de la resistencia a la insulina en población obesa menor de 
15 años que se atiende en el HRAERNP en el área de endocrinología? 
 
 
26 
 
V. HIPOTESIS 
 
 H01: Los pacientes obesos menores de 15 años no desarrollan resistencia a la 
insulina. 
 
 HI1: Los pacientes obesos menores de 15 años si desarrollan resistencia a la 
insulina. 
 
 
 
 
 
27 
 
VI. JUSTIFICACIÓN 
La resistencia a la insulina deriva de una serie de eventos durante la expansión de 
tejido adiposo, iniciando con mediadores extracelulares (citocinas, lípidos, glucosa) e 
intracelulares (estrés del retículo endoplásmico, generación excesiva especies reactivas 
de oxigeno por disfunción mitocondrial). Acorde a lo ya expuesto esos iniciadores extra e 
intracelulares convergen sobre rutas de señalización pro-inflamatorias, las cuales 
promueven la producción y liberación de otras señales propagadoras y mediadores de 
inflamación, que impactan negativamente inhibiendo las vías de señalización post-
receptor de la insulina a través de sus efectos reguladores de factores de transcripción así 
como por la inhibición directa por algunos mediadores de la fosforilación de IRS-1. Aquí 
cuando se detecta que el individuo tiene manifestaciones clínicas como hiperglucemia o 
hiperinsulinemia, que inicialmente son compensatorias, y una vez que la homeostasis se 
rompe por los estímulos lesivos permanentes, se inicia producción de insulina que 
biológicamente no logrará ser activa o las células de tejidos periféricos no reconocen la 
insulina disponible debido a que el receptor no es funcional, es cuando encontramos ya 
establecida la resistencia a la insulina. 
Asimismo existe una compleja serie de sucesos que en el adipocito promueven el 
desarrollo de un estado inflamatorio crónico y propagan el reclutamiento de especies de 
macrófagos que infiltran el tejido adiposo, son activados por ácidos grasos y 
liposacáridos, y expresan marcadores diversos que promueven la resistencia a la 
insulina. 
 
 
28 
 
VII. OBJETIVOS 
 A) GENERAL: Conocer la prevalencia de resistencia a insulina en pacientes 
pediátricos obesos menores de 15 años atendidos en el HRAERNP en el área de 
endocrinología. 
 
B) ESPECIFICOS: 
1. Identificar la relación entre el grado de obesidad y el desarrollo de resistencia a la 
insulina en menores de 15 años 
2. Describir las condiciones en las cuales se desarrollan los factores de resistencia a 
la insulina. 
3. Describir características clínicas que poseen los pacientes pediátricos con 
resistencia a la insulina. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
29 
 
VIII. MATERIALES Y MÉTODOS 
a) Diseño del Estudio 
 Se trata de un estudio prospectivo, transversal y analítico. 
b) Unidad de Observación: Niños obesos de ambos sexos atendidos en el servicio de 
Endocrinología y Nutrición 
 
c. Universo de trabajo 
Población menor de 15 años con diagnóstico de obesidad que acuden a consulta y 
se encuentran en seguimiento en endocrinología de enero a junio de 2017, en el 
Hospital del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón. 
 
d. Cálculo de la muestra 
Con un universo de 100 pacientes con diagnóstico de obesidad que acuden a 
consulta y seguimiento en endocrinología en HRAENRNP el tamaño de la muestra 
necesaria a estudiar es de 80 pacientes con el 5% de margen de error y el 95% de 
nivel de confianza. Se realizó con el sistema de cálculo de la muestra On Line de la 
Universidad de Buenos Aires Argentina Netquest.com. 
 
e. Criterios de Inclusión 
Paciente menor de 15 años. 
Diagnóstico de obesidad. 
Aceptación de toma de muestra para determinación de insulina sérica y glucosa. 
Respuesta de encuesta. 
Ambos sexos. 
30 
 
 
f. Criterios de Exclusión 
Paciente mayor de 15 años. 
Estado de nutrición normal, desnutrición o sobrepeso. 
Comorbilidades: hipotiroidismo, cardiopatías congénitas, neumopatías, diabetes 
mellitus. 
g. Criterios de no inclusión 
No aceptación de toma de muestra para determinación de insulina sérica y 
glucosa. 
Rechazo de la encuesta. 
 
h. Operacionalización de las variables 
Variable GRADO DE OBESIDAD 
Definición 
conceptual 
La obesidad en términos clínicos, se clasifica en diferentes grados 
dependiendo elporcentaje de grasa corporal o del Índice de Masa 
Corporal (IMC) que presente cada individuo. En pediatría un IMC por 
encima del percentil 85 y menor al 95 es sobrepeso. Un IMC por encima 
del percentil 95 es indicativo de obesidad. 
Definición 
operacional 
Se obtiene al dividir el peso medido en kilogramos, entre la 
talla en centímetros al cuadrado (IMC= peso(kg)/ (talla cm)2 
Indicador IMC 
Escala de 
medición 
Cuantitativa 
Fuente Expediente clínico 
 
Variable RESISTENCIA A LA INSULINA 
Definición 
conceptual 
La resistencia a la insulina es una condición en la cual, por 
diferentes factores, la insulina produce una respuesta tisular 
menor a la esperada y, por consiguiente, condiciona aumento 
de la insulina sérica. La herramienta estándar utilizada para 
determinar la resistencia es mediante el índice HOMA 
31 
 
(homeostasis model assessment) 
Definición 
operacional 
Se obtiene a partir de una determinación de glucosa sérica 
(mg/dl) en ayuno por insulina sérica en ayuno (u/ml) entre 405 
(HOMA= glucosa sérica mg/dL*insulina sérica uU/ml/405) 
Indicador HOMA 
Escala de 
medición 
Cuantitativo 
Fuente Expediente clínico 
 
 
Variable CARACTERÍSTICAS CLINICAS DEL PACIENTE 
PEDIATRICO CON RESISTENCIA A LA INSULINA 
Definición 
conceptual 
Entendemos como característica clínica al conjunto de signos 
objetivables que exhiben los pacientes bajo determinada 
condición morbosa 
Definición 
operacional 
Se describirán los elementos que se encuentren tanto a la 
exploración física, como en el interrogatorio, que se consideran 
relacionados con resistencia a la insulina 
Escala de 
medición 
Cualitativa 
Fuente Expediente clínico 
 
i. Método de recolección y bases de datos. 
Se realizó una revisión de datos del expediente clínico de los pacientes obesos de la 
consulta de endocrinología del HRAEN RNP, con seguimiento hasta el momento 
actual en caso de que el paciente continúe en control a estos pacientes se les invitó a 
participar en la investigación sobre la resistencia a la insulina y se firmó el 
consentimiento informado por el tutor o responsable del paciente. Se llenó un 
cuestionario que incluyó: Antecedentes familiares, hábitos alimenticios, actividad física, 
somatometría y datos laboratorio clínico que incluyó insulina sérica y glucosa sérica. 
La información se vació en una base de datos del sistema Access y al final se vaciaran 
para su análisis en el sistema SPSS 
 
 
32 
 
j. Análisis estadístico. 
Se realizaran pruebas de estadística descriptiva como media, mediana y desviación 
estándar razón de momios y gráficas para la representación de los datos. 
 
k. Consideraciones éticas 
El presente trabajo no contó con el consentimiento informado de los padres de los 
niños debido a que fue análisis de los documentos de laboratorio y expediente clínico. 
El objetivo fue obtener información científica actualmente no disponible relacionada 
con las infecciones urinarias en el menor de 16 años, la información se manejó 
estrictamente confidencial. Este es un estudio observacional que incluyo la toma de 
muestra de sangre del paciente en ayunas previo a su consulta en Endocrinologia y 
Nutrición. El presente estudio contempló lo dispuesto en las normas nacionales e 
internacionales de la ética de la investigación médica y de la declaración de Helsinki 
(revisión) 2013 
 
33 
 
IX. RESULTADOS 
Del tamaño de muestra calculado de 80 pacientes, acudieron 79, acompañados de padres 
o tutores legales quienes firmaron, previa información acerca del estudio, de conformidad 
para la realización de la encuesta, toma de muestra y exploración física completa. 
Como parte medular de este estudio realizado encontramos que la razón de momios para 
la obesidad grado I (IC95 0.586 – 61.41) nos indica que de cada 6 pacientes con peso en 
la percentil 80-95 (obesidad grado I) que si tiene resistencia a insulina hay 1 paciente 
obeso con resistencia a insulina con algún otro grado de obesidad, en cuanto a la 
obesidad grado II, por cada 2 pacientes con peso por arriba del percentil 95 (obesidad 
grado II) y resistencia a la insulina existe 1 paciente con resistencia a insulina con algún 
otro grado de obesidad; lo cual nos indica que si existe relación entre la obesidad grado I 
y la resistencia a la insulina, sin embargo no se considera estadísticamente relevante, que 
lo podemos atribuir en parte al tamaño de la muestra, será interesante ampliar los 
estudios para verificar la relación o para comprobar los datos obtenidos actualmente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la figura 1 se presenta la distribución conforme edad y sexo: 
 
34 
 
 
Encontramos que hay predominio de pacientes masculinos que representan el 83.3% de 
la muestra; siendo la edad prepuberal la que en términos generales es mayor acorde a 
ambos sexos. 
 
En la figura 2 se enlista el lugar de origen de los pacientes que acudieron a la consulta 
médica, siendo abundante los que provienen del municipio de Centro, esto posiblemente 
en función de la accesibilidad y cercanía con la unidad hospitalaria. 
35 
 
 
En la figura 3 se describe acorde a lo obtenido con el interrogatorio clínico los 
antecedentes familiares respecto a obesidad, encontrando que de los familiares de 
primera línea que un solo progenitor sea obeso tiende a ser mayor por la línea materna 
con el 23% de presentación contra un 10% de línea paterna, cuando hablamos de ambos 
padres con obesidad fue referida en 19% de la población lo cual no es nada despreciable. 
Ya en cuanto a familia de segunda línea encontramos una aparente disminución en la 
presentación de esta condición, siendo para tíos paternos y maternos de 6% y 10% 
respectivamente. Referido un 20% que aparentemente no son obesos o no se consideran 
con problemas de peso. 
36 
 
 
En la figura 4 encontramos que al momento de interrogar acerca de antecedente de 
dislipidemia en la familia el 33% niega dicha enfermedad en la familia, quedando la duda 
si realmente está ausente o se desconoce. Predomina el 28% de madres con 
conocimiento de enfermedad lipídica estando adicionalmente ya con tratamiento, el 4% de 
los padres se conocen enfermos, así el 1% de los hermanos de los pacientes tienen 
conocimiento de dislipidemia, ya con los familiares de segunda línea disminuyen los 
porcentajes, sin erradicar que posiblemente no tengan conocimiento de dicho diagnóstico. 
37 
 
 
En la figura 5 encontramos que de la población interrogada el 15% de las madres tienen 
ya diagnóstico de hipertensión arterial, los padres sólo el 9% y en conjunto ambos padres 
asciende al 14%, resulta interesante que el 34% de los entrevistados nieguen 
antecedentes de hipertensión arterial, los familiares de segunda línea en conjunto se 
comentaron en 15% y 10% por línea materna y paterna. 
 
38 
 
En la figura 6 se recogen los resultados correspondientes a los antecedentes de diabetes 
mellitus en los pacientes encuestados, de los cuales el 33% niega familiares en primera o 
segunda línea, de aquí, conocimiento de enfermedad presente en un solo progenitor, se 
considera 5% para padres y 18% para madres, cuando ambos progenitores están ya con 
el diagnostico de DM son 15%. Los familiares de segunda línea se siguen mencionando 
sin embargo queda la duda si son realmente sanos o se desconocen enfermos. 
Analizando el conjunto en grosso modo, el componente familiar juega un papel muy 
marcado, ya que todos los pacientes tienen presentes en sus antecedentes de una u otra 
forma algún componente del síndrome metabólico, incluso, sólo con el interrogatorio la 
mayoría de los padres se considerarían con dicho diagnóstico. 
 
 
En términos generales, en la población estudiada se encontró, acorde a la 
determinación del índice HOMA-IR que el 62% que corresponde a 49 individuos se 
diagnosticaron con resistencia a insulina, de los cuales adicionalmente encontramos que 
efectivamente en la exploración físicahay datos de acantosis nigricans e incluso estrías 
39 
 
en abdomen. El resto de los pacientes se consideran obesos sanos ya que su índice de 
HOMA no apoya para el diagnóstico de resistencia a la insulina por encontrarse por 
debajo del punto de corte recomendado para pacientes pediátricos mexicanos. 
Dentro de las características clínicas de los pacientes estudiados, encontramos 
también que su actividad física es realmente baja, siendo en promedio 3 veces por 
semana a decir del entrevistado con duración de 39 minutos por ocasión, lo cual se puede 
considerar que excede la media nacional acorde a la ENSANUT 2012, y resulta alentador 
para el control de peso, aunque no se desecha el factor de sesgo por mejorar la imagen 
del paciente ante el médico. 
Un dato que se consideró importante pero se desechó por no considerar confiable 
es la ingesta de grasas añadidas, ya que tiene un sesgo importante en cuanto al 
entrevistado, que por pudor o temor a ser criticado no da los datos exactos del consumo, 
así el tipo de alimentos que se obtuvieron con el recuento de 24hrs se basan en harinas 
refinadas y alimentos con alto contenido calórico, aquí también sería de sumo interés 
realizar un estudio más enfocado al tipo de alimentación, que por la cultura y la 
idiosincrasia misma de la región resulta en hábitos alimenticios completamente distintos a 
la región centro o norte del país. 
 
 
 
 
 
 
 
40 
 
X. DISCUSIÓN 
En el presente estudio encontramos que acorde a otros estudios si tiene inferencia 
la obesidad y el desarrollo de resistencia a insulina, siendo un factor importante el tiempo 
de diagnóstico, es decir en qué momento se diagnostica obesidad y se introducen 
cambios alimenticios y aumento de la actividad física, sin embargo como tal no se ha 
logrado dilucidar en qué momento se instala la resistencia insulínica 12, así consideramos 
que en efecto el tiempo de diagnóstico y la ausencia de modificaciones al estilo de vida 
perpetúan el estímulo lesivo y por ende oscurecen el panorama, conociendo que hay 
individuos que se consideran obesos sanos aquellos que a pesar de tener un peso por 
arriba de la percentila 85 (obesidad grado I) no tienen metabólicamente ninguna 
complicación o indicio de enfermedad12 lo cual contrasta con el resultado obtenido en este 
estudio. 
También encontramos que conforme la caracterización de los pacientes con 
obesidad, como en Ortega-Cortés et al, el factor familiar es de suma importancia, no sólo 
por la carga genética, sino por la postura ante la enfermedad, que no se considera como 
tal, sino que es vista como una situación habitual a la cual no se le toma aprecio suficiente 
y sólo resulta relevante cuando ya se encuentra instalada como tal la enfermedad13, al 
igual que en el presente estudio los pacientes abrigan el concepto como habitual que, si 
ambos progenitores son obesos la descendencia será por ende obesa sin considerarlo 
factor de enfermedad. 
 En lo referente a la ingesta de aceites, los datos que encontramos y desechamos 
por considerarlos no fidedignos, si hay relación entre la ingesta de alimentos de alto 
contenido energético y el desarrollo de la resistencia a insulina14 ya que dentro del perfil 
lipídico que se investigó en Morandi et al, la ingesta de aceites ricos en ácidos grasos 
41 
 
insaturados y poliinsaturados resulta en alteraciones del perfil lipídico y 
consecuentemente favorecen la ruta de inflamación del tejido adiposo14 lo cual sería 
interesante investigar en población mexicana. 
 
42 
 
X. CONCLUSION. 
No se encontró relación significativa entre el tipo de obesidad y la resistencia a la insulina, 
sin embargo cuando se realizó por grado de obesidad se encontró la siguiente relación de 
momios obesidad en percentila 80-95 se encontró un RM de 1.7, y en la obesidad con 
percentila superior a 96 se encontró una RM de 7, es decir que la resistencia a la insulina 
aumentó en la medida que la obesidad fue de mayor grado. 
 Encontramos que los factores en los que se condiciona el desarrollo de la 
resistencia a la insulina tienen un factor heredofamiliar preponderante, así como el hábito 
alimenticio rico en alimentos hipercalóricos y con alto contenido de grasas añadidas, así 
como actividad física escasa o nula. 
 Las características clínicas en la exploración física preponderan hallazgos como 
acantosis nigricans, estrías abdominales y panículo adiposo abdominal abundante, así 
como los antecedentes heredofamiliares, hábitos alimenticios poco saludables y 
sedentarismo, que coincidentemente es muy parecido con las características en adultos. 
 
Finalmente se considera que el presente estudio puede ser ampliado, con el fin de 
obtener un perfil fidedigno del estado de salud de la población tabasqueña ya que, hasta 
ahora no hay estudios que se enfoquen directamente en resistencia a insulina en 
pacientes pediátricos ya con el factor de riesgo de obesidad. 
 
 
 
 
43 
 
XI. BIBLIOGRAFIA 
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Cruz-Mercado DE, Vergara-Castañeda A, Martino-Roaro L, Ayala-Moreno MR; 
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DESARROLLO E INNOVACIÓN CLINICA 2015; CS: 23- 27 
11. Aradillas-Garcia C, Rodríguez-Morán M, Garay-Sevilla ME, Malacara JM, 
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preview 20 February 2017; doi: 10.1038/ijo.2017.48. 
 
46 
 
XIII ORGANIZACION 
 
Recursos Humanos 
 
A) Responsable Del Estudio 
Dra. Valeria Guadalupe Prado Valderrama 
Médico Residente de Tercer año de Pediatría 
B) Directores de tesis: 
Dra. Guillermina Chable Cupil 
Médico Endocrinólogo Pediatra Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital 
Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón 
Dr. Manuel Eduardo Borbolla Sala 
Médico Adscrito al Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo 
Nieto Padrón responsable del área de investigación 
 
Recursos Materiales 
A) Físicos 
Consultorio de Endocrinología del Hospital Regional de Alta Especialidad del 
Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón 
Expediente clínico 
Hoja de encuesta 
Base de datos 
Estadímetro con báscula 
Computadora 
Internet 
47 
 
 
B) Financiero 
El procesamiento de las muestras en laboratorio privado fueron financiadas por 
el investigador 
 
 
 
 
 
XIV EXTENSIÓN 
Se autoriza a la Biblioteca de la UNAM la publicación parcial o total del presente trabajo 
recepcioanal de tesis, ya sea por medios escritos o electrónicos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
48 
 
XV CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES 
 
 
 
 
ACTIVIDADES 8/10/16 9/11/16 10/12/16 11/1/17 11/2/17 11/3/17 12/4/17 12/5/17 19/6/17 20/7/17 21/8/17 23/9/17
DISEÑO DEL PROTOCOLO
ACEPTACION DEL PROTOCOLO
CAPTACION DE DATOS
ANALISIS DE DATOS
DISCUSION
CONCLUSIONES
PROYECTO DE TESIS
ACEPTACION DE TESIS
EDICION DE TESIS
FRECUENCIA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA EN PACIENTES OBESOS MENORES DE 15 AÑOS EN EL HOSPITAL DEL NIÑO DR. RODOLFO 
NIETO PADRON
49 
 
ANEXOS: 
ANEXO 1: FORMATO DE CAPTACION DE LA INFORMACION EN SISTEMA ACCESS 
 
 
 
50 
 
ANEXO 2: Consentimiento informado. 
 
 
 
 
Secretaria de Salud del Gobierno del Estado de Tabasco 
Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón 
 
 
Villahermosa Centro Tabasco ____/_____/____ 
CONSENTIMIENTO INFORMADO 
 
Mediante el presente documento yo el C: ______________________________, doy fe que se me informó 
detalladamente el procedimiento TOMA DE MUESTRA SANGUINEA para realizar DETERMINACIÓN DE 
INSULINA Y GLUCOSA SÉRICA a realizar a mi hijo (a) 
_______________________________________________________________ que será utilizado únicamente con fines 
de diagnóstico del nivel de insulina de mi hijo para su tratamiento y control de su obesidad y además la información que 
se obtenga será utilizados con confidencialidad y para fines educativos y de investigación de los especialistas en 
pediatría del 3 año, datos que podrán utilizarse para tesis de postgrado la Dra. Valeria Guadalupe Prado Valderrama 
residente del tercer año de Pediatría. 
 
___________________________________ _____________________________________ 
NOMBRE Y FIRMA PADRE O TUTOR LEGAL TESTIGO 
 
 
	Portada 
	Índice
	I. Resumen
	II. Antecedentes
	III. Marco Teórico
	IV. Planteamiento del Problema
	V. Hipótesis
	VI. Justificación
	VII. Objetivos
	VIII. Materiales y Métodos
	IX. Resultados
	X. Discusión
	XI. Conclusión
	XII. Bibliografía
	XIII. Organización
	XIV. Extensión
	XV. Cronograma de Actividades 
	Anexos

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