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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACUL TAD DE MEDICINA HOSPITAL REGIONAL DE ALTA ESPECIALIDAD DEL NIÑO "DR. RODOLFO NIETO PADRÓN" INSTITUCiÓN DE ASISTENCIA, ENSEÑANZA E INVESTIGACiÓN SECRETARIA DE SALUD EN EL ESTADO TESIS DE POSGRADO PARA OBTENER EL TíTULO DE: MÉDICO ESPECIALISTA EN PEDIATRIA TITULO: FRECUENCIA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA EN PACIENTES OBESOS MENORES DE 15 AÑOS ATENDIDOS ENERO-JUNIO 2017 EN EL HOSPITAL DEL NIÑO "DR RODOLFO NIETO PADRÓN" ALUMNO: DRA. VALERIA GUADALUPE PRADO VALDERRAMA DIRECTOR (ES): DRA. GUILLERMINA CHABLE CUPIL DR. MANUEL EDUARDO BORBOLLA SALA Villahermosa, Tabasco. Agosto de 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACUL TAD DE MEDICINA HOSPITAL REGIONA DE ALTA ESPECIALlDA DEL NIÑO "DR. RODOLFO NIETO PADRÓN" INSTITUCiÓN DE ASISTENCIA, ENSEÑANZA E INVESTIGACiÓN SECRETARIA DE SALUD EN EL ESTADO TESIS DE POSGRADO PARA OBTENER EL TíTULO DE: MÉDICO ESPECIALISTA EN PEDIATRIA TITULO: FRECUENCIA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA EN PACIENTES OBESOS MENORES DE 15 AÑOS ATENDIDOS ENERO-JUNIO 2017 EN EL HOSPITAL DEL NIÑO "DR RODOLFO NIETO PADRÓN" ALUMNO: DRA. VALERIA GUADALUPE PRADO VALDERRAMA DIRECTOR (ES): DRA. GUILLERMINA CHABLE CUPIL DR. MANUEL EDUARDO BORBOLLA SALA Autorizo a la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM a difundir en formato electrónico e impreso el contenido de mi trabajo recepcional. NOMBRE: DRA. VALERIA GUADALUPE PRADO VALDERRAMA FECHA AGOS TO DE 2017 Villa hermosa, Tabasco. Agosto de 2017 2 3 INDICE I RESUMEN 4 II ANTECEDENTES 5 III MARCO TEORICO 10 IV PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 25 V HIPOTESIS 26 VI JUSTIFICACION 27 VII OBJETIVOS 28 a. Objetivo general 28 b. Objetivos específicos 28 VIII METODOLOGIA 29 a. Diseño del estudio. 29 b. Unidad de observación. 29 c. Universo de Trabajo. 29 d. Calculo de la muestra y sistema de muestreo. 29 e. Criterios de inclusión. 29 f. Criterios de exclusión 30 g. Criterios de no inclusion 30 h. Definición de variables y operacionalización de las variables. 30 i. Métodos de recolección y base de datos 31 j. Análisis estadístico 31 k. Consideraciones éticas 31 IX RESULTADOS 33 X DISCUSIÓN 40 XI CONCLUSIONES 42 XII REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 43 XIII ORGANIZACIÓN 46 XIV EXTENSION 47 XV CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES 48 ANEXOS 49 4 I. RESUMEN La obesidad infantil se considera en aumento alarmante, ya que a nivel mundial en número de pobladores en edad pediátrica se encuentra en aumento, esto se ha confirmado acorde a la realización de encuestas y censos diversos, existen múltiples estrategias actuales con el fin de disminuir este fenómeno, sin embargo no se ha logrado frenar. De la obesidad se ha visto que surgen diversidad de estados morbosos los cuales se estudian desde hace más de 20 años, encontrando que en cuanto a resistencia insulínica en adultos hay abundante información, y actualmente con enfoque en pediatría debido a que se ha identificado el factor de obesidad infantil como un estado predisponente, sin embargo se continúa en investigación. En este estudio prospectivo, transversal y analítico, se analizaron a los pacientes que acudieron a la consulta de endocrinología en el HRAENRNP por control de obesidad en el periodo de enero a junio, se les realizó historia clínica y solicitó insulina y glucosa séricas para cálculo de índice HOMA. De los 79 pacientes que se incluyeron en este estudio el 63% se detectaron con resistencia a insulina, de los cuales estadísticamente tienen el diagnostico de obesidad grado I, se logró describir que en esta población estudiada la actividad física es regular, sin embargo el factor genético tiene gran peso ya que, los progenitores con datos de síndrome metabólico abundaron acorde únicamente a la percepción y aceptación de la enfermedad como tal, independiente de tratamiento actual. Los hábitos alimenticios serían un enfoque interesante para futuras investigaciones. 5 II. ANTECEDENTES La obesidad es una enfermedad caracterizada por un cúmulo de grasa neutra en el tejido adiposo superior al 20% del peso corporal de una persona en dependencia de la edad, talla y sexo debido a un balance energético positivo mantenido durante tiempo prolongado.1 En todo el mundo, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013. En los países en desarrollo con economías emergentes (clasificados por el banco mundial como países de ingresos bajos y medianos) la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30% y si se mantienen las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025. Sin intervención, los lactantes y los niños pequeños obesos se mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta, conforme con los reportes y proyecciones que tiene OMS para países en vías de desarrollo.2 En la actualidad, los reportes publicados acerca de México y Estados Unidos de Norteamérica, ocupan los primeros lugares de prevalencia mundial de obesidad en la población adulta (30%), la cual es diez veces mayor que la de países como Japón y corea (4%). Respecto a la población infantil, OMS publicó en 2015 que México ocupa el cuarto lugar de prevalencia mundial de obesidad, aproximadamente 28.1% en niños y 29% en niñas, solo superado por Grecia, EUA e Italia 2 La mayor cifra de prevalencia de sobrepeso y obesidad se registró en la región de Las Américas (sobrepeso: 62% en ambos sexos; obesidad: 26%) y las más bajas, en la región de Asia sudoriental (sobrepeso: 14% en ambos sexos; obesidad: 3%).2 6 En nuestro país, ENSANUT de 2012 reporta las tendencias de sobrepeso y obesidad en diferentes encuestas nacionales, muestran incremento constante de la prevalencia a través del tiempo, que desde 1980 que se empezó a realizar estadística referente a población y salud, la prevalencia de la obesidad y de sobrepeso en México se ha triplicado, alcanzando proporciones alarmantes. De acuerdo con los datos de la Asociación Internacional de Estudios de la Obesidad de 2015 se estima que en la actualidad aproximadamente mil millones de adultos tienen sobrepeso y otros 475 millones son obesos.3 La prevalencia de la obesidad infantil está aumentando de manera alarmante tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo como el nuestro siendo al 2015 conforme los reportes inter-censales del INEGI la población en México de 119 millones 530mil 753 de habitantes de los cuales el 48.6% son varones y 51.4% mujeres, y la población menor a 15 años representa el 27% de la población total 4. En 2015 reporta que de la población en edad pediátrica el 17.4% tiene sobrepeso y el 18.1% se encuentra en algún grado de obesidad, la presentación de sobrepeso y la obesidad han sido mayores en zonas urbanas, con una prevalencia de obesidad de casi el doble en zonas urbanas comparada con zonas rurales, en el caso de los adolescentesde 12 a 19 años, se registró un incremento más lento en la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad, la cual aumentó de 33.2% en 2006, a 34.9% en 2012, y de allí a, 36.1% en 2015. En los adolescentes, fueron las mujeres quienes presentaron una mayor prevalencia combinada en comparación con los hombres, y quienes también presentaron la mayor prevalencia de sobrepeso y los hombres presentaron mayor prevalencia de obesidad en este grupo de edad.5 7 La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatía; se ha considerado a nivel mundial y nacional la obesidad como una pandemia, por lo que las estrategias para su prevención se han iniciado desde hace más de 15 años, las cuales se ven desde las etiquetas en los productos comerciales, campañas de concientización, la apertura de espacios públicos de actividad física e incluso estímulos fiscales en el caso de Europa, Asia y EUA1, considerando que la obesidad en la infancia se asocia a una amplia gama de complicaciones graves y a un aumento del riesgo de enfermedades prematuras graves3 como el Síndrome Metabólico que incluye además de la obesidad, a la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, elevación de las LDL y VLDL, disminución de las HDL, hiperuricemia y aumento de la resistencia a la insulina. No es por tanto un trastorno único, por el contrario se acepta que es un grupo heterogéneo de trastornos asociados que repercuten grandemente en la morbilidad y mortalidad de las poblaciones2 a través de altas incidencias de diabetes tipo II, hipertensión arterial, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares (IAM), algunos tipos de cáncer y apnea obstructiva del sueño1 entre otras, lo que condiciona que si un adulto en edad productiva se encuentra enfermo desde temprana edad y no tiene el interés en corregirlo, será un adulto poco productivo que condicionará incapacidades frecuentes, con su respectiva repercusión económica.5 En cuanto al síndrome metabólico se ha descrito su prevalencia en EUA y México en el 25% de la población adulta, considerándose alarmante ya que se ha descrito como un factor de riesgo para el desarrollo de diabetes mellitus (DM), o un estado prediabético, por ser mejor predictor de DM que sólo la intolerancia a la glucosa Ciertamente la población infantil en nuestro país se encuentra con prevalencia de obesidad o sobrepeso, 8 y como ya se comentó, esto predispone a la presentación de múltiples enfermedades en cascada que puestas de esta manera, propician el síndrome metabólico6 hasta ahora sabemos que nuestra población pediátrica se encuentra afectada por estas patologías y continuamos en vigilancia y análisis de las patologías que condicionan. Podemos definir el síndrome metabólico como una serie de desórdenes o anormalidades metabólicas que en conjunto son considerados factor de riesgo para desarrollar diabetes y enfermedad cardiovascular. Existen diversos consensos para la detección y diagnóstico del síndrome metabólico que se han adoptado y modificado conforme se obtienen datos derivados de las investigaciones y estudios clínicos, de los cuales los más ampliamente utilizados son desde 1988, en que el Dr. Gerald Reaven describe dicho síndrome (hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia) denominándolo „síndrome X‟, donde la resistencia a insulina constituía el factor o principal mecanismo fisiopatológico.7 Respecto al diagnóstico, prevención y tratamiento del síndrome la Organización Mundial de la Salud (OMS), International Diabetes Federation (IDF), National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (ATP III) y la American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) han propuesto sus criterios diagnósticos o componentes del síndrome metabólico siendo los siguientes aspectos los componentes necesarios para considerar su existencia los contenidos en la siguiente tabla: Tabla: Componentes del síndrome metabólico considerando su definición, según la National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (ATP III), Organización Mundial de la Salud (OMS), American Association of Clinical Endocrinologists (AACE), International Diabetes Federation (IDF). 6 9 ATP III OMS AACE IDF Triglicéridos > o = 150mg/dl X X X X HDL <40mg/dl en varones y 50mg/dl en mujeres X X X X TA mayor de 130/85 mmHg X X X X Insulino resistencia (IR) X Glucosa en ayuno >100mg/dl X X X Glucosa 2h: 140mg/dl X Obesidad abdominal X X Índice de masa corporal elevado X X Micro albuminuria X Factores de riesgo y diagnóstico 3 más RI Más de 2 Criterio clínico Obesidad abdominal Aunque utilizar diferentes definiciones para el diagnóstico, en las cuales los componentes o criterios diagnósticos no son los mismos, podría condicionar una variación en la prevalencia del SM en una población, según una u otra definición. Y esto solamente se había aplicado a la población adulta, por lo que transpolar a población en edad pediátrica resultará beneficioso para unificar criterios y lograr establecer propiamente la prevalencia de la patología, ya que de considerar el perímetro abdominal como criterio principal y excluyente en el diagnóstico de síndrome refuerza el hecho que la obesidad abdominal considerada una medida indirecta de la grasa visceral, sea la causa del desarrollo de insulino resistencia y de los demás componentes de síndrome metabólico.6 Entonces tomando en cuenta que ya el consenso incluye la obesidad como un parteaguas en la presentación del síndrome metabólico, también debemos abarcar el otro componente del mismo, que es la resistencia a la insulina, la cual ya viene descrita desde 10 1939 y que era antiguamente entendida como una respuesta pobre a la insulina exógena, ya en la actualidad como una respuesta disminuida en los tejidos periféricos adiposo y muscular, a las acciones biológicas de la insulina, con su efecto consecuente la producción aumentada por parte de las células B pancreáticas, con el fin de normalizar los niveles de glucosa. Cabe aclarar que el síndrome metabólico lo debemos comprender como el culmen de los desequilibrios y hallazgos clínicos y de laboratorio, que comprenden resistencia a la insulina con o sin intolerancia a la glucosa, obesidad central (abdominal) dislipidemia, hipertensión arterial principalmente, y se han agregado hiperuricemia, aumento de los factores protrombóticos y antifibrinolíticos así como predilección para enfermedad vascular ateroesclerótica, como previamente ya se expuso.6 11 III. MARCO TEORICO El tejido adiposo es un órgano heterogéneo, formado por células adiposas y otras células como fibroblastos, células endoteliales, y células del estroma vascular. En el estroma vascular las especies celulares más abundantes y características son: células troncales mesenquimales, preadipocitos (derivados del mesénquima), células endoteliales, pericitos, macrófagos, monocitos y otras células inmunocompetentes. Las células endoteliales y los pericitos, a través de la producción de factores proangiogénicos (factor vascular endotelial), son esenciales para mantener una angiogénesis eficaz que garantice el desarrollo y crecimiento del tejido adiposo de modo permanente; y acomodado a las demandas fisiológicas o fisiopatológicas a este tejido. Por otro lado, células claves en la respuesta inmune innata como monocitos y macrófagos, aparte de su función defensiva como la eliminación de células adiposas en necrosis o senescentes, establecen una intercomunicación o intercelular con los adipocitos con el que intercambian numerosas señales como liberación del factor de necrosis tumoral α; o TNFα, en ciertas condiciones de respuesta inflamatoria como sucede en el tejido adiposode la obesidad7. Dos aspectos diferenciales del metabolismo acontecen en el tejido adiposo blanco a) el almacenamiento de energía en forma de triglicéridos cuando existe un exceso de energía ofrecida desde la circulación (período postprandial) y b) la movilización de ese depósito, con liberación de ácidos grasos a la circulación, si otros tejidos la demandan en el ayuno o en situaciones de gasto energético aumentado. Ambos procesos están íntimamente relacionados y regulados instantáneamente: si el depósito graso conviene, la lipólisis se suprime y a la inversa. La insulina posee de múltiples funciones que abarca 12 desde el transporte de nutrientes (glucosa, aminoácidos, ácidos grasos libres) al interior de la célula, a la regulación de la homeostasis de la energía contenida en esos substratos como hidratos de carbono, grasas y proteínas. En síntesis, la insulina, exclusivamente producida en la célula beta, es una hormona polipeptídica anabólica y anticatabólica que ocupa un papel central en la regulación de la homeostasis de la glucosa y del metabolismo intermediario.7 Se sabe que la obesidad especialmente de la región abdominal está estrechamente relacionada con el desarrollo de enfermedades metabólicas, donde la circunferencia abdominal como el diámetro abdominal tienen inferencia y se pueden considerar un parámetro proporcional a la resistencia a insulina, que se considera como la alteración pivote de síndrome metabólico, acompañado de sus demás componentes que son dislipidemia, hipertensión arterial. Incluyendo los datos en la exploración clínica como acantosis nigricans y datos demostrables por estudios de laboratorio como hiperinsulinemia de forma inicial, desarrollando posteriormente HOMA-IR alterado8 Esto observando la población pediátrica no hace excepción ya que se ha sugerido que estos son importantes factores en la etiología de la DM2 en esta población tan vulnerable. La progresión de la resistencia a insulina no solo desemboca en DM2 sino que si no se adoptan las medidas oportunas, los pacientes terminaran por padecer una amplia gama de patologías de forma prematura que se traduce en poblaciones cada vez más jóvenes con enfermedades crónicas no transmisibles. 5 Aunque la etiología de la resistencia insulínica todavía no está claramente establecida, se considera que existe un componente genético poligénico que se ve magnificado por un entorno que genéricamente denominamos “obesógeno” 10 el cual acorde a la amplia disponibilidad de diversidad de alimentos que son altos en contenido 13 calórico con grasa y azúcares añadidos abundantes, aunado a un estilo de vida sedentario y un nivel educativo carente de hábitos alimenticios saludables,5 parece que es el responsable de la escalada en los últimos años en la incidencia de enfermedades relacionadas con desequilibrios metabólicos como la resistencia a insulina1; si a esto le agregamos que el tejido adiposo blanco no es solamente un almacén de energía, sino un órgano endócrino, y que produce una gran variedad de adipoquinas y citoquinas que actúan como moduladores de la misma sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos la patogénesis de DM2, y previamente resistencia a la insulina, implica, defectos no sólo en la acción periférica de la insulina sino también en la secreción de la misma por las células β pancreáticas; esto es debido a que la resistencia a la insulina, tiende a ser compensada con el aumento de la secreción de la misma por parte del páncreas endocrino (hiperinsulinemia). Una moderada hiperinsulinemia puede ser tolerada durante un tiempo limitado, sin embargo, de forma constante y sostenida contribuye directamente al fracaso de la célula β pancreática y al desencadenamiento de la diabetes manifiesta8. Entendemos RI como “una respuesta biológica atenuada a la acción de la insulina, ante niveles normales o elevados de la misma”, que acompaña a diferentes cambios a nivel metabólico entre ellos, 1) la disminución en la captura de glucosa 2) la disminución en la síntesis hepática de glucógeno y 3) el aumento en la producción hepática de glucosa. Esto genera como respuesta fisiológica un estado de hiperinsulinismo compensatorio, en el cual las células β pancreáticas aumentan la secreción de insulina (hiperinsulinemia) en un esfuerzo por mantener normales los niveles de glucosa en sangre6. Existen diferentes métodos para determinar la RI, los métodos directos evalúan la respuesta fisiológica a una infusión exógena de insulina para promover la captura de 14 glucosa en los tejidos dependientes de la misma, entre los que destacan el clamp hiperinsulinémcio-euglucémico, considerado el estándar de oro para medir la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, es un método complejo, invasivo y difícil de realizar en población pediátrica o para la evaluación de grandes poblaciones, por lo que su uso en la práctica clínica es limitado. La RI también puede determinarse por métodos indirectos como el índice HOMA-IR (homeostatic model assessment) o QUICKI (quantitative insulin sensitivity check index). En el caso de la población pediátrica el diagnóstico de hiperinsulinemia y de RI debe ser cuidadoso en el sentido de considerar los cambios hormonales asociados a la transición puberal. Se sabe que los niveles de insulina y el índice HOMA se incrementan progresivamente con la edad en condiciones fisiológicas normales10, por lo que algunos estudios reportan las prevalencias de RI en esta población empleando puntos de corte mayores a los utilizados en adultos; el uso de valores puntos de corte considerados para adultos en población pediátrica es completamente inapropiado, porque los niveles de insulina varían significativamente durante la infancia y la adolescencia. Así mismo los estudios realizados indican que los factores de riesgo varían acorde a la etnicidad y el género, se consideró como índice HOMA 2.89 ± 0.7, el cual conforme con lo usualmente utilizado para adultos es más alto el rango que se considera.11 La insulina es una hormona peptídica sintetizada y secretada por las células β de los islotes de Langerhans pancreáticos, que juega un papel predominante en la regulación de la homeostasis de la glucosa, mediante efectos coordinados sobre la estimulación de incorporación de la glucosa, su metabolismo y almacenamiento en determinados tejidos6. Es también un regulador fundamental en virtualmente todos los aspectos de la biología de los adipocitos. Promueve la síntesis de triacilglicéridos, estimula la 15 diferenciación de los preadipocitos, el transporte de glucosa, la lipogénesis e inhibe la lipolisis. La acción de la insulina comienza con la unión de la hormona a receptores específicos de la membrana (RI) en las células objetivo. A medida que se desarrolla la RI, se requiere más insulina para estimular el mismo nivel de utilización de glucosa y mantener el nivel de glucosa extracelular normal. Entonces, la euglucemia se mantiene a expensas de la hiperinsulinemia, y el número de receptores, funcionales, de insulina periféricos puede disminuir debido a la desensibilización causada por los elevados niveles de insulina circulante, con este panorama el paciente obeso sería un ejemplo claro de individuo que posee éstas características metabólicas. Una de las principales funciones de la insulina es la regulación de los niveles plasmáticos de glucosa, controlando la captación de la misma por los tejidos periféricos insulino-dependientes, fundamentalmente el músculo y el tejido adiposo, e inhibiendo su producción en el hígado. Estos tejidos captan la glucosa por transporte facilitado a través del transportador GLUT4, que en respuesta a la insulina se transloca a la membrana plasmática. De la compleja red de señalización por la que la insulina media sus acciones biológicas tras la unión a su receptor de membrana y activación porfosforilación en tirosina de los sustratos de los mismos (IRS). La regulación negativa de la cascada de señalización de la insulina es necesaria para terminar la transmisión de la señal y puede implicar varios niveles, como degradación vía proteosoma de los IRS, desfosforilación mediada por fosfatasas, así como fosforilación en serina/treonina de los IRS. Los IRS1-4 al unirse a la subunidad β autofosforilada del receptor de la insulina (IR) establecen una conexión entre el receptor de la superficie celular con las cascadas de señalización intracelulares. Los IRS juegan un papel como proteína adaptadora, que es clave en el funcionamiento de la insulina y el factor insulínico (IGF). Las proteínas IRS 16 coordinan las señales desde el complejo insulina/receptor, con aquellas señales emitidas por las citoquinas proinflamatorias y los nutrientes 7. La alteración de la señalización mediada por el IRS2 causa el fallo de la hiperinsulimemia compensada durante la resistencia a la insulina. La señalización de la proteína IRS se inhibe por fosforilación de la serina o degradación por el proteosoma, lo cual puede ser un mecanismo implicado en la resistencia a la insulina durante la lesión aguda o el estrés crónico asociado con la obesidad o el envejecimiento. Todas las respuestas iniciadas mediante la unión de la insulina a su receptor (RI) están mediadas como consecuencia de la activación de varias vías de transducción de señales. Estas se inician por la asociación de sustratos del receptor de insulina (IRS1-4) con el RI y origina la activación de la fosfatidilinositol-3- quinasa (PI3K) y el factor de crecimiento proteína de unión al receptor 2 (GRB2). Una vez activada la PI3K fosforila fosfolípidos de la membrana, el principal producto es el fosfatidilinositol-3,4,5-trifosfato (PIP3), que a su vez activa la quinasa dependiente de PIP3 (PDK1). PDK1 activa otra quinasa llamada proteína quinasa B, PKB (también llamada AKT). PKB/AKT a continuación, ejerce efectos sobre numerosas vías que finalmente regulan la homeostasis de lípidos y carbohidratos. La captación de glucosa mediada por la insulina implica la activación de PDK1 que fosforila algunas isoformas de la proteína quinasa C (PKC). La isoforma PKC, PKCλ/ζ, fosforila vesículas intracelulares que contienen el transportador de glucosa GLUT4, lo que resulta en su migración y fusión con la membrana plasmática. Esto se traduce en un aumento de la captación de glucosa y su metabolismo. La activación de GRB2 resulta en la transducción de señales a través de la proteína G monomérica, RAS. La activación de RAS en última instancia conduce a cambios en la expresión de numerosos genes a través de la activación de los miembros de las quinasas reguladas por señales extracelulares 17 (ERK). Además de sus efectos sobre actividad de la enzima, la insulina ejerce efectos sobre la transcripción de numerosos genes, efectos que los están mediados principalmente por la actividad del elemento regulador de esteroles (SREBP). Estos efectos transcripcionales incluyen (pero no están limitados a) el aumento de la expresión de genes de la glucoquinasa (GK), piruvato quinasa del hígado (L-PK), lipoproteína lipasa (LPL), ácido graso sintasa (FAS) y acetil-CoA carboxilasa (ACC), y la disminución de la expresión de genes de la glucosa 6-fosfatasa, fructosa 1,6- bis fosfatasa y fosfoenolpiruvato carboxiquinasa (PEPCK) el IRS-2 en respuesta a la acción de la insulina señaliza a través de dos rutas divergentes: la ruta PI3K/AKT y la ruta GRB2/ras/MAPK. En lo que se refiere a la ruta PI3K/AKT, resulta crítica la producción de PIP3. En efecto, los hepatocitos carentes de IRS-2 pierden la señalización de AKT en respuesta a la insulina, siendo incapaces de generar PIP3. La pérdida de señalización a través de la ruta PI3K/AKT tiene importantes consecuencias metabólicas. Así, la proteína GSK3b no se fosforila, lo cual conlleva una pérdida del control de la síntesis del glucógeno por parte de la insulina. Igualmente, la proteína FOXO1 no se fosforila en respuesta a la insulina, con lo que se pierde la regulación de la expresión de los genes responsables de la gluconeogénesis hepática. Finalmente, la proteína BAD no se fosforila, con lo que la insulina pierde el control de la expresión del proteína ligando de FAS. Por otro lado, se ha investigado las consecuencias de la falta de IRS-2 en células beta aisladas. Así, la pérdida de señalización de la insulina a través de FOXO1 supone una pérdida de expresión del factor ductal pancreático (PDX-1), la cual a su vez está asociada a la expresión de IRS-2. Un dato clave es la haploinsuficiencia de PDX-1. En efecto, el ratón heterocigoto para dicho gen no es capaz de desarrollar la hiperplasia compensatoria propia de los ratones heterocigotos para IR/IRS-1 y del ratón carente del receptor de 18 insulina en el hígado. El efecto más perjudicial de la resistencia a la insulina se debe a trastornos en el control de la glucosa mediada por la insulina y en la homeostasis de los lípidos en los tejidos primarios que responden a la insulina: hígado, músculo esquelético y tejido adiposo. La resistencia a la insulina es un rasgo característico que se encuentra asociado con la mayoría de los casos de diabetes tipo 2 y de síndrome metabólico, y puede ser desencadenado por diferentes causas, sin embargo, la principal es la hiperlipidemia y los estados proinflamatorias asociados a la obesidad. ¿Cómo un metabolismo anormal, como es obesidad, puede llevar asociado el desarrollo de la resistencia a la insulina? La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en los efectos producido por los ácidos grasos libres sobre las vías de señalización de la insulina mediadas por receptores en tejido adiposo, hígado y músculo esquelético, así como en el estado pro-inflamatorio inducido por los efectos tóxicos debidos al exceso de ácidos grasos libres, principalmente en hígado y tejido adiposo. Los mecanismos precisos que promueven el estado pro-inflamatorio en humanos obesos no están del todo establecidos. Sin embargo, tanto el tejido adiposo como el hígado son importantes mediadores de la inflamación sistémica en la obesidad. Un modelo propone que la expansión del tejido adiposo que se produce en la obesidad da como resultado adipocitos de gran tamaño que tienen una capacidad metabólica que excede el suministro local de oxígeno. La hipoxia resultante conduce a la activación de estrés celular, vías de respuesta que causan la inflamación celular y la liberación de citoquinas pro-inflamatorias7. Como parte de la inflamación crónica, los adipocitos secretan quimioquinas como la IL-8 y la proteína quimiotáctica de macrófagos-1 (MCP-1) que atraen a los macrófagos proinflamatorias hacia el tejido adiposo. Estos macrófagos en el tejido adiposo secretan citoquinas que agravan aún más el estado pro-inflamatorio. En el hígado, los procesos 19 inflamatorios son también activos debido al acumulo excesivo de ácidos grasos y triacilglicéridos como la consecuencia de activar las vías de respuesta al estrés. En el hígado las células de Kupffer (macrófagos residentes del hígado), se activan por la generación de especies reactivas del oxígeno (ROS) y la inducción de respuestas de estrés. Estas células una vez activas liberan citoquinas que, al igual que en el tejido adiposo, exacerban el medio ambiente proinflamatorio. Dentro de la vasculatura los ácidos grasos libres saturados, pueden activar directamente las vías pro-inflamatorias en células endoteliales y derivadas de las células mieloides que resultan de la inducción y la propagación del estado pro-inflamatorio8. Es en la actualidad que se reconoce como un órgano endocrino al tejido adiposo y su importancia en la homeostasis mediante el intercambio de señales humorales entre adipocitos y la mayoría de las células de otros órganos. Siendofuente de citoquinas, quimiocinas que genéricamente se denominan adipoquinas, así como factores de crecimiento, proteínas del complemento. La obesidad es un factor de riesgo bien identificado ya que se asocia a una deposición incrementada de lípidos en tejidos no adiposos, lo que conlleva, a una pérdida de la sensibilidad a la insulina. El crecimiento hiperplásico del tejido adiposo disminuye gradualmente al llegar a la edad adulta y más con el avance en edad. Según estudios previos, la expansión está no tanto relacionada con la cantidad de grasa que tiene un individuo, sino como cuanto puede expandirse para acomodar el exceso calórico. La acumulación de lípidos en el tejido adiposo y la expansión de la masa grasa inician el proceso inflamatorio, a través de la producción de citocinas proinflamatorias y químiocinas tales como: TNFα, IL-6, leptina, la resistina, MCP-1 y PAI-1. La expansión de la masa adiposa, permite el acúmulo de una 20 mayor cantidad de grasa para mantener al individuo metabólicamente sano; pero llegado un límite, el adipocito cambia de cara y expresa de modo creciente un extraordinario número de quimioquinas proinflamatorias, parcialmente producidas por abundante infiltración de macrófagos; unos residentes en el tejido adiposo y otros reclutados desde otros territorios. Esta transición desde el adipocito no obeso al adipocito obeso está, por tanto, marcada por el progresivo desarrollo de un estado proinflamatorio crónico cuyas consecuencias sistémicas expresan el desbordamiento de la capacidad de expansión hiperplásica/hipertrófica del tejido adiposo. Esta hipótesis o modelo sugiere que en presencia de exceso calórico en el tejido adiposo, el desarrollo de complicaciones metabólicas tales como DM y SM es precedido por un período de metabolismo normal durante el cual el tejido adiposo es capaz de expandirse; y el perfil de producción de adipocitoquinas y de lípidos es favorable, hasta cuando falla en la capacidad de expansión, deteriorada a lo largo del tiempo. La expansión extrema del adipocito origina un flujo incontrolado y creciente de ácidos grasos libres hacia otros tejidos, mientras persista el desequilibrio energético con depósito ectópico de grasa y lipotoxicidad. Esta lipotoxicidad tisular extra-adipocitaria perpetúa y aumenta la situación de resistencia sistémica a la insulina. Estas alteraciones metabólicas son tiempo-dependientes, en la obesidad tanto a nivel celular como molecular. Así que el exceso absoluto de ingesta de nutrientes no solo altera funciones del adipocito sino en la de casi todos los tejidos entre los que destacan: el endotelio vascular (p.ej.: disminuida producción de óxido nítrico); hepatocitos (esteatohepatitis no alcohólica), miocitos (músculo esquelético y cardíaco) y células del sistema inmune innato (macrófagos, monocitos) y células de Langerhans entre otros. De este modo, se establece en la obesidad una situación inflamatoria (o parainflamatoria) de intensidad moderada, crónica y subclínica. Esa cascada de 21 alteraciones en la obesidad, si no se detiene, mediante la restauración del balance ingesta-gasto, o por la pérdida de peso, es de consecuencias conocidas (y justificadamente temidas) como DM2, SM, enfermedad cardiovascular (HTA, dislipidemia, Ictus); cáncer (mama, endometrio; colon, próstata); trastornos gastrointestinales (litiasis biliar, esteatohepatitis, cirrosis, otros) y quizá la propia enfermedad de Alzheimer. Esta última considerada ya como asociada a resistencia a la insulina y a la DM2. El incremento del excesivo flujo de ácidos grasos libres circulantes es de conocimiento convencional soportado por innumerables datos experimentales y clínicos. Del mismo modo se sabe que la excesiva circulación de ácidos grasos libres interfiere con la acción de la insulina a nivel del músculo esquelético y cardíaco. Las interacciones entre el metabolismo de los ácidos grasos libres y las acciones de la insulina en tejidos típicos como músculo esquelético e hígado se fraguan en las dos rutas diferentes primeramente el depósito como almacén de energía en forma de triglicéridos y la oxidación en las mitocondrias para liberar esa energía calórica. El camino hacia una u otra ruta de los ácidos grasos libres que fluyen a la membrana celular del hígado y del músculo esquelético requiere su activación para unirse al coenzima A y formar acil-CoA. La ruta hacia la síntesis de triglicéridos comprende una serie de reacciones químicas, cuyo primer paso está catalizado por la glicerol 3-fosfatotransferasa teniendo al 3-glicerolfosfato como substrato para sintetizar ácido lisofosfatídico. En estadios posteriores a partir de este ácido lisofosfatidico se originan: Ácido fosfatídico (mediado por la acilglicol-3 transferasa), y diacliglicerol (mediado por la fosforilasa). Tras la fusión de éste con una molécula de ácido graso en forma activada (Acil CoA) mediante la acción de la enzima acil-transferasa se llega al final de esta ruta, a la síntesis triglicéridos. En presencia de un aporte excesivo de ácidos grasos saturados, sobre todo los de cadena larga (C14-C16), la capacidad de la 22 maquinaria enzimática que dirige esta secuencia de etapas intermedias hasta la síntesis final de triglicéridos puede quedar sobrepasada, con acumulación a distintos niveles de varios de aquellos productos intermedios como diacilglicerol, ácido lisofosfatídico, fosfatídico y ceramidas, que son reguladores negativos de la acción de la insulina en el hígado y en el músculo esquelético. En el caso de las ceramidas, estas interaccionan e inhiben la ruta de señalización insulínica, PKB/AKT, o pueden ejercer impacto negativo sobre otras familias de cinasas inhibidoras de la señalización intracelular de la Insulina como JNK, IKK u otras sensoras de nutrientes como mTOR o PKC θ. La acumulación intracelular de esos productos termina por ser tóxicas para la estructura y funcionalidad tisular. Esta hipótesis de la lipotoxicidad de elevadas concentraciones de triglicéridos es particularmente clara en el músculo esquelético y representa un factor promotor importante de resistencia a la insulina en ese órgano. Datos experimentales en modelos murinos demuestran que la eliminación de la actividad de las vías proinflamatorias citadas (IKK/NFkB; JNK; mTOR, u otras) por manipulación genética o farmacológica, evita la aparición de resistencia a la insulina por lipotoxicidad, tanto en la obesidad experimental inducida por dieta como en ciertos estudios en humanos. Sin embargo, existe la paradoja de que en los atletas muy bien entrenados, el depósito graso intramiocelular no inhibe sino que aumenta la sensibilidad a la insulina. El otro destino de los ácidos grasos libres en el musculo esquelético, y en el hígado, en su βoxidación, en el interior de las mitocondrias. La capacidad del musculo para oxidar los ácidos grasos como modulador clave de la acción a la insulina se sustenta por el hallazgo confirmado de que en individuos insulino-resistentes existe una actividad reducida de CPT-1 (carnitil palmitoil tranferasa 1) o de la capacidad oxidativa de ácidos grasos en la mitocondria. Esa 23 capacidad puede ser, desbordada por el exceso de flujo de ácidos grasos libres y la βoxidación intramitocondrial interferida7. La inflamación en el adipocito “obeso” durante la expansión de tejido adiposo, se inicia por mediadores extracelulares de los que los más importantes son: citocinas, nutrientes (lípidos, glucosa) e intracelulares, como el estrés del retículo endoplásmico, generación excesiva en ROS (por disfunción mitocondrial). Tal como se ha discutido antes todos esos iniciadores (expansión, lipotoxicidad, citosinas, y más) extra e intracelulares convergen sobre rutas de señalización pro-inflamatorias incluidas las JNK y IKK. La activación de esas vías promueve la producción y liberación de otrasseñales propagadoras y aumentadoras de inflamación (mediadores de inflamación) que impactan negativamente inhibiendo las vías de señalización post-receptor de la insulina a través de sus efectos reguladores de factores de transcripción así como por la inhibición directa por algunos de aquellos mediadores (como IL-10, TNF a) de la fosforilación de IRS-1. Otras vías que contribuyen a la inducción de resistencia a la insulina son las mediadas por SOC-3 e iNOS en el mismo contexto de la inflamación. Asimismo, moléculas como los FABPs (Fatty acid binding proteins) secuestran ligandos de factores de transcripción típicamente anti-inflamatorios (familias PPARg y Receptor X Retinoico) que estimulan la captación y metabolización de nutrientes (ácidos grasos, glucosa) y aumentan así la sensibilidad a la insulina. Finalmente, existe una compleja serie de sucesos que en el adipocito «obeso » promueven el desarrollo de un estado inflamatorio crónico y propagan el reclutamiento de especies de macrófagos con un fenotipo particular (M1) cuyas características difieren de otros (M2), de acciones anti-inflamatorias. Los primeros M1 son los que, típicamente, infiltran el tejido adiposo en la obesidad, son activados por ácidos grasos y liposacáridos, y expresan marcadores distintos (F4/80; CD11; CD11c) incluidos 24 receptores de la respuesta inmune innata (TLR2/TLR4). Estas propiedades fenotípicas (M1) identifican a estos macrófagos como los más implicados en la promoción de resistencia a la insulina en el tejido adiposo en la obesidad. Además de los mecanismos antes citados conviene destacar que entre los factores intracelulares (aparte del estrés del retículo endoplásmico y la disfunción mitocondrial), indicadores de la inflamación, juegan un papel importante el estrés oxidativo por especies reactivas de oxígeno e intermediarios de nitrógeno que se generan durante el proceso inflamatorio así como en la respuesta inmune frente a agentes externos: Bacterias y otros agentes biológicos. Numerosos datos experimentales confirman que la excesiva oferta de glucosa (hiperglucémica) al tejido adiposo o a las células endoteliales también provoca una generación excesiva de ROS en la mitocondria con el consiguiente daño oxidativo y activación inflamatoria en esas células (adipocito, células endoteliales)7. 25 IV. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA En el área de endocrinología del hospital del niño se atienden a 110 pacientes que tienen únicamente el diagnóstico de sobrepeso y obesidad en diferentes grados (sin contar el resto de los demás pacientes con padecimientos diversos que existen acorde a la especialidad) de los cuales no se había estudiado exclusivamente cuántos de ellos también cursan con resistencia a la insulina. La obesidad infantil se considera un problema de salud pública, actualmente con el grado pandemia, la población actual mexicana que se censó en 2015 asciende a 119 millones 530mil 753 de habitantes de los cuales el 27% se reporta en edad pediátrica y el 17.4% tiene sobrepeso, el 18.1% tiene ya diagnosticado algún grado de obesidad. Entendiendo que la obesidad se plantea como un desencadenante de una cascada de comorbilidades, favorecido con otros factores que rompen con la homeostasis como inflamación del adipocito, hiperglucemia, hiperinsulinemia entre otros eventos que finalmente derivan en DM2 y otras patologías, surge la necesidad de determinar en qué momento del diagnóstico y tratamiento de la obesidad se debe sospechar resistencia a insulina con el fin de evitar la perpetuación de los estímulos lesivos de los cuales no hay retorno, y sólo existiría control con tratamiento. ¿Cuál es la frecuencia de la resistencia a la insulina en población obesa menor de 15 años que se atiende en el HRAERNP en el área de endocrinología? 26 V. HIPOTESIS H01: Los pacientes obesos menores de 15 años no desarrollan resistencia a la insulina. HI1: Los pacientes obesos menores de 15 años si desarrollan resistencia a la insulina. 27 VI. JUSTIFICACIÓN La resistencia a la insulina deriva de una serie de eventos durante la expansión de tejido adiposo, iniciando con mediadores extracelulares (citocinas, lípidos, glucosa) e intracelulares (estrés del retículo endoplásmico, generación excesiva especies reactivas de oxigeno por disfunción mitocondrial). Acorde a lo ya expuesto esos iniciadores extra e intracelulares convergen sobre rutas de señalización pro-inflamatorias, las cuales promueven la producción y liberación de otras señales propagadoras y mediadores de inflamación, que impactan negativamente inhibiendo las vías de señalización post- receptor de la insulina a través de sus efectos reguladores de factores de transcripción así como por la inhibición directa por algunos mediadores de la fosforilación de IRS-1. Aquí cuando se detecta que el individuo tiene manifestaciones clínicas como hiperglucemia o hiperinsulinemia, que inicialmente son compensatorias, y una vez que la homeostasis se rompe por los estímulos lesivos permanentes, se inicia producción de insulina que biológicamente no logrará ser activa o las células de tejidos periféricos no reconocen la insulina disponible debido a que el receptor no es funcional, es cuando encontramos ya establecida la resistencia a la insulina. Asimismo existe una compleja serie de sucesos que en el adipocito promueven el desarrollo de un estado inflamatorio crónico y propagan el reclutamiento de especies de macrófagos que infiltran el tejido adiposo, son activados por ácidos grasos y liposacáridos, y expresan marcadores diversos que promueven la resistencia a la insulina. 28 VII. OBJETIVOS A) GENERAL: Conocer la prevalencia de resistencia a insulina en pacientes pediátricos obesos menores de 15 años atendidos en el HRAERNP en el área de endocrinología. B) ESPECIFICOS: 1. Identificar la relación entre el grado de obesidad y el desarrollo de resistencia a la insulina en menores de 15 años 2. Describir las condiciones en las cuales se desarrollan los factores de resistencia a la insulina. 3. Describir características clínicas que poseen los pacientes pediátricos con resistencia a la insulina. 29 VIII. MATERIALES Y MÉTODOS a) Diseño del Estudio Se trata de un estudio prospectivo, transversal y analítico. b) Unidad de Observación: Niños obesos de ambos sexos atendidos en el servicio de Endocrinología y Nutrición c. Universo de trabajo Población menor de 15 años con diagnóstico de obesidad que acuden a consulta y se encuentran en seguimiento en endocrinología de enero a junio de 2017, en el Hospital del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón. d. Cálculo de la muestra Con un universo de 100 pacientes con diagnóstico de obesidad que acuden a consulta y seguimiento en endocrinología en HRAENRNP el tamaño de la muestra necesaria a estudiar es de 80 pacientes con el 5% de margen de error y el 95% de nivel de confianza. Se realizó con el sistema de cálculo de la muestra On Line de la Universidad de Buenos Aires Argentina Netquest.com. e. Criterios de Inclusión Paciente menor de 15 años. Diagnóstico de obesidad. Aceptación de toma de muestra para determinación de insulina sérica y glucosa. Respuesta de encuesta. Ambos sexos. 30 f. Criterios de Exclusión Paciente mayor de 15 años. Estado de nutrición normal, desnutrición o sobrepeso. Comorbilidades: hipotiroidismo, cardiopatías congénitas, neumopatías, diabetes mellitus. g. Criterios de no inclusión No aceptación de toma de muestra para determinación de insulina sérica y glucosa. Rechazo de la encuesta. h. Operacionalización de las variables Variable GRADO DE OBESIDAD Definición conceptual La obesidad en términos clínicos, se clasifica en diferentes grados dependiendo elporcentaje de grasa corporal o del Índice de Masa Corporal (IMC) que presente cada individuo. En pediatría un IMC por encima del percentil 85 y menor al 95 es sobrepeso. Un IMC por encima del percentil 95 es indicativo de obesidad. Definición operacional Se obtiene al dividir el peso medido en kilogramos, entre la talla en centímetros al cuadrado (IMC= peso(kg)/ (talla cm)2 Indicador IMC Escala de medición Cuantitativa Fuente Expediente clínico Variable RESISTENCIA A LA INSULINA Definición conceptual La resistencia a la insulina es una condición en la cual, por diferentes factores, la insulina produce una respuesta tisular menor a la esperada y, por consiguiente, condiciona aumento de la insulina sérica. La herramienta estándar utilizada para determinar la resistencia es mediante el índice HOMA 31 (homeostasis model assessment) Definición operacional Se obtiene a partir de una determinación de glucosa sérica (mg/dl) en ayuno por insulina sérica en ayuno (u/ml) entre 405 (HOMA= glucosa sérica mg/dL*insulina sérica uU/ml/405) Indicador HOMA Escala de medición Cuantitativo Fuente Expediente clínico Variable CARACTERÍSTICAS CLINICAS DEL PACIENTE PEDIATRICO CON RESISTENCIA A LA INSULINA Definición conceptual Entendemos como característica clínica al conjunto de signos objetivables que exhiben los pacientes bajo determinada condición morbosa Definición operacional Se describirán los elementos que se encuentren tanto a la exploración física, como en el interrogatorio, que se consideran relacionados con resistencia a la insulina Escala de medición Cualitativa Fuente Expediente clínico i. Método de recolección y bases de datos. Se realizó una revisión de datos del expediente clínico de los pacientes obesos de la consulta de endocrinología del HRAEN RNP, con seguimiento hasta el momento actual en caso de que el paciente continúe en control a estos pacientes se les invitó a participar en la investigación sobre la resistencia a la insulina y se firmó el consentimiento informado por el tutor o responsable del paciente. Se llenó un cuestionario que incluyó: Antecedentes familiares, hábitos alimenticios, actividad física, somatometría y datos laboratorio clínico que incluyó insulina sérica y glucosa sérica. La información se vació en una base de datos del sistema Access y al final se vaciaran para su análisis en el sistema SPSS 32 j. Análisis estadístico. Se realizaran pruebas de estadística descriptiva como media, mediana y desviación estándar razón de momios y gráficas para la representación de los datos. k. Consideraciones éticas El presente trabajo no contó con el consentimiento informado de los padres de los niños debido a que fue análisis de los documentos de laboratorio y expediente clínico. El objetivo fue obtener información científica actualmente no disponible relacionada con las infecciones urinarias en el menor de 16 años, la información se manejó estrictamente confidencial. Este es un estudio observacional que incluyo la toma de muestra de sangre del paciente en ayunas previo a su consulta en Endocrinologia y Nutrición. El presente estudio contempló lo dispuesto en las normas nacionales e internacionales de la ética de la investigación médica y de la declaración de Helsinki (revisión) 2013 33 IX. RESULTADOS Del tamaño de muestra calculado de 80 pacientes, acudieron 79, acompañados de padres o tutores legales quienes firmaron, previa información acerca del estudio, de conformidad para la realización de la encuesta, toma de muestra y exploración física completa. Como parte medular de este estudio realizado encontramos que la razón de momios para la obesidad grado I (IC95 0.586 – 61.41) nos indica que de cada 6 pacientes con peso en la percentil 80-95 (obesidad grado I) que si tiene resistencia a insulina hay 1 paciente obeso con resistencia a insulina con algún otro grado de obesidad, en cuanto a la obesidad grado II, por cada 2 pacientes con peso por arriba del percentil 95 (obesidad grado II) y resistencia a la insulina existe 1 paciente con resistencia a insulina con algún otro grado de obesidad; lo cual nos indica que si existe relación entre la obesidad grado I y la resistencia a la insulina, sin embargo no se considera estadísticamente relevante, que lo podemos atribuir en parte al tamaño de la muestra, será interesante ampliar los estudios para verificar la relación o para comprobar los datos obtenidos actualmente. En la figura 1 se presenta la distribución conforme edad y sexo: 34 Encontramos que hay predominio de pacientes masculinos que representan el 83.3% de la muestra; siendo la edad prepuberal la que en términos generales es mayor acorde a ambos sexos. En la figura 2 se enlista el lugar de origen de los pacientes que acudieron a la consulta médica, siendo abundante los que provienen del municipio de Centro, esto posiblemente en función de la accesibilidad y cercanía con la unidad hospitalaria. 35 En la figura 3 se describe acorde a lo obtenido con el interrogatorio clínico los antecedentes familiares respecto a obesidad, encontrando que de los familiares de primera línea que un solo progenitor sea obeso tiende a ser mayor por la línea materna con el 23% de presentación contra un 10% de línea paterna, cuando hablamos de ambos padres con obesidad fue referida en 19% de la población lo cual no es nada despreciable. Ya en cuanto a familia de segunda línea encontramos una aparente disminución en la presentación de esta condición, siendo para tíos paternos y maternos de 6% y 10% respectivamente. Referido un 20% que aparentemente no son obesos o no se consideran con problemas de peso. 36 En la figura 4 encontramos que al momento de interrogar acerca de antecedente de dislipidemia en la familia el 33% niega dicha enfermedad en la familia, quedando la duda si realmente está ausente o se desconoce. Predomina el 28% de madres con conocimiento de enfermedad lipídica estando adicionalmente ya con tratamiento, el 4% de los padres se conocen enfermos, así el 1% de los hermanos de los pacientes tienen conocimiento de dislipidemia, ya con los familiares de segunda línea disminuyen los porcentajes, sin erradicar que posiblemente no tengan conocimiento de dicho diagnóstico. 37 En la figura 5 encontramos que de la población interrogada el 15% de las madres tienen ya diagnóstico de hipertensión arterial, los padres sólo el 9% y en conjunto ambos padres asciende al 14%, resulta interesante que el 34% de los entrevistados nieguen antecedentes de hipertensión arterial, los familiares de segunda línea en conjunto se comentaron en 15% y 10% por línea materna y paterna. 38 En la figura 6 se recogen los resultados correspondientes a los antecedentes de diabetes mellitus en los pacientes encuestados, de los cuales el 33% niega familiares en primera o segunda línea, de aquí, conocimiento de enfermedad presente en un solo progenitor, se considera 5% para padres y 18% para madres, cuando ambos progenitores están ya con el diagnostico de DM son 15%. Los familiares de segunda línea se siguen mencionando sin embargo queda la duda si son realmente sanos o se desconocen enfermos. Analizando el conjunto en grosso modo, el componente familiar juega un papel muy marcado, ya que todos los pacientes tienen presentes en sus antecedentes de una u otra forma algún componente del síndrome metabólico, incluso, sólo con el interrogatorio la mayoría de los padres se considerarían con dicho diagnóstico. En términos generales, en la población estudiada se encontró, acorde a la determinación del índice HOMA-IR que el 62% que corresponde a 49 individuos se diagnosticaron con resistencia a insulina, de los cuales adicionalmente encontramos que efectivamente en la exploración físicahay datos de acantosis nigricans e incluso estrías 39 en abdomen. El resto de los pacientes se consideran obesos sanos ya que su índice de HOMA no apoya para el diagnóstico de resistencia a la insulina por encontrarse por debajo del punto de corte recomendado para pacientes pediátricos mexicanos. Dentro de las características clínicas de los pacientes estudiados, encontramos también que su actividad física es realmente baja, siendo en promedio 3 veces por semana a decir del entrevistado con duración de 39 minutos por ocasión, lo cual se puede considerar que excede la media nacional acorde a la ENSANUT 2012, y resulta alentador para el control de peso, aunque no se desecha el factor de sesgo por mejorar la imagen del paciente ante el médico. Un dato que se consideró importante pero se desechó por no considerar confiable es la ingesta de grasas añadidas, ya que tiene un sesgo importante en cuanto al entrevistado, que por pudor o temor a ser criticado no da los datos exactos del consumo, así el tipo de alimentos que se obtuvieron con el recuento de 24hrs se basan en harinas refinadas y alimentos con alto contenido calórico, aquí también sería de sumo interés realizar un estudio más enfocado al tipo de alimentación, que por la cultura y la idiosincrasia misma de la región resulta en hábitos alimenticios completamente distintos a la región centro o norte del país. 40 X. DISCUSIÓN En el presente estudio encontramos que acorde a otros estudios si tiene inferencia la obesidad y el desarrollo de resistencia a insulina, siendo un factor importante el tiempo de diagnóstico, es decir en qué momento se diagnostica obesidad y se introducen cambios alimenticios y aumento de la actividad física, sin embargo como tal no se ha logrado dilucidar en qué momento se instala la resistencia insulínica 12, así consideramos que en efecto el tiempo de diagnóstico y la ausencia de modificaciones al estilo de vida perpetúan el estímulo lesivo y por ende oscurecen el panorama, conociendo que hay individuos que se consideran obesos sanos aquellos que a pesar de tener un peso por arriba de la percentila 85 (obesidad grado I) no tienen metabólicamente ninguna complicación o indicio de enfermedad12 lo cual contrasta con el resultado obtenido en este estudio. También encontramos que conforme la caracterización de los pacientes con obesidad, como en Ortega-Cortés et al, el factor familiar es de suma importancia, no sólo por la carga genética, sino por la postura ante la enfermedad, que no se considera como tal, sino que es vista como una situación habitual a la cual no se le toma aprecio suficiente y sólo resulta relevante cuando ya se encuentra instalada como tal la enfermedad13, al igual que en el presente estudio los pacientes abrigan el concepto como habitual que, si ambos progenitores son obesos la descendencia será por ende obesa sin considerarlo factor de enfermedad. En lo referente a la ingesta de aceites, los datos que encontramos y desechamos por considerarlos no fidedignos, si hay relación entre la ingesta de alimentos de alto contenido energético y el desarrollo de la resistencia a insulina14 ya que dentro del perfil lipídico que se investigó en Morandi et al, la ingesta de aceites ricos en ácidos grasos 41 insaturados y poliinsaturados resulta en alteraciones del perfil lipídico y consecuentemente favorecen la ruta de inflamación del tejido adiposo14 lo cual sería interesante investigar en población mexicana. 42 X. CONCLUSION. No se encontró relación significativa entre el tipo de obesidad y la resistencia a la insulina, sin embargo cuando se realizó por grado de obesidad se encontró la siguiente relación de momios obesidad en percentila 80-95 se encontró un RM de 1.7, y en la obesidad con percentila superior a 96 se encontró una RM de 7, es decir que la resistencia a la insulina aumentó en la medida que la obesidad fue de mayor grado. Encontramos que los factores en los que se condiciona el desarrollo de la resistencia a la insulina tienen un factor heredofamiliar preponderante, así como el hábito alimenticio rico en alimentos hipercalóricos y con alto contenido de grasas añadidas, así como actividad física escasa o nula. Las características clínicas en la exploración física preponderan hallazgos como acantosis nigricans, estrías abdominales y panículo adiposo abdominal abundante, así como los antecedentes heredofamiliares, hábitos alimenticios poco saludables y sedentarismo, que coincidentemente es muy parecido con las características en adultos. Finalmente se considera que el presente estudio puede ser ampliado, con el fin de obtener un perfil fidedigno del estado de salud de la población tabasqueña ya que, hasta ahora no hay estudios que se enfoquen directamente en resistencia a insulina en pacientes pediátricos ya con el factor de riesgo de obesidad. 43 XI. BIBLIOGRAFIA 1. 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Almanza-Blanco M, Salazar-Aceves G, Rosas-Juarez FE, López-Trejo AE, Cruz-Mercado DE, Vergara-Castañeda A, Martino-Roaro L, Ayala-Moreno MR; Prevalencia de hiperinsulinemia y resistencia a la insulina en niños escolares con distinto estado nutricional, de acuerdo al grado de desarrollo puberal; MEMORIAS DEL XVII CONCURSO LASALLISTA DE INVESTIGACIÓN, DESARROLLO E INNOVACIÓN CLINICA 2015; CS: 23- 27 11. Aradillas-Garcia C, Rodríguez-Morán M, Garay-Sevilla ME, Malacara JM, Rascon-Pacheco RA, Guerrero-Romero F; Distribution of the homeostasis model assessment of insuline resistance in Mexican children and adolescents; European Journal of Endocrinology, 2012; 166: 301–306 12. Martinez-Larrand MT, Corbaton-Anchuelo A, Del Prado N, Ibarra-Rueda JM Gabriel R, Serrano-Rios M, Profile of Individuals Who Are Metabolically Healthy Obese Using Different Definition Criteria. A Population-Based Analysis in the Spanish Population; PLOS ONE | www.plosone.org; September 2014; 9 (9): e106641 13. 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Guillermina Chable Cupil Médico Endocrinólogo Pediatra Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón Dr. Manuel Eduardo Borbolla Sala Médico Adscrito al Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón responsable del área de investigación Recursos Materiales A) Físicos Consultorio de Endocrinología del Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón Expediente clínico Hoja de encuesta Base de datos Estadímetro con báscula Computadora Internet 47 B) Financiero El procesamiento de las muestras en laboratorio privado fueron financiadas por el investigador XIV EXTENSIÓN Se autoriza a la Biblioteca de la UNAM la publicación parcial o total del presente trabajo recepcioanal de tesis, ya sea por medios escritos o electrónicos. 48 XV CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES ACTIVIDADES 8/10/16 9/11/16 10/12/16 11/1/17 11/2/17 11/3/17 12/4/17 12/5/17 19/6/17 20/7/17 21/8/17 23/9/17 DISEÑO DEL PROTOCOLO ACEPTACION DEL PROTOCOLO CAPTACION DE DATOS ANALISIS DE DATOS DISCUSION CONCLUSIONES PROYECTO DE TESIS ACEPTACION DE TESIS EDICION DE TESIS FRECUENCIA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA EN PACIENTES OBESOS MENORES DE 15 AÑOS EN EL HOSPITAL DEL NIÑO DR. RODOLFO NIETO PADRON 49 ANEXOS: ANEXO 1: FORMATO DE CAPTACION DE LA INFORMACION EN SISTEMA ACCESS 50 ANEXO 2: Consentimiento informado. Secretaria de Salud del Gobierno del Estado de Tabasco Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón Villahermosa Centro Tabasco ____/_____/____ CONSENTIMIENTO INFORMADO Mediante el presente documento yo el C: ______________________________, doy fe que se me informó detalladamente el procedimiento TOMA DE MUESTRA SANGUINEA para realizar DETERMINACIÓN DE INSULINA Y GLUCOSA SÉRICA a realizar a mi hijo (a) _______________________________________________________________ que será utilizado únicamente con fines de diagnóstico del nivel de insulina de mi hijo para su tratamiento y control de su obesidad y además la información que se obtenga será utilizados con confidencialidad y para fines educativos y de investigación de los especialistas en pediatría del 3 año, datos que podrán utilizarse para tesis de postgrado la Dra. Valeria Guadalupe Prado Valderrama residente del tercer año de Pediatría. ___________________________________ _____________________________________ NOMBRE Y FIRMA PADRE O TUTOR LEGAL TESTIGO Portada Índice I. Resumen II. Antecedentes III. Marco Teórico IV. Planteamiento del Problema V. Hipótesis VI. Justificación VII. Objetivos VIII. Materiales y Métodos IX. Resultados X. Discusión XI. Conclusión XII. Bibliografía XIII. Organización XIV. Extensión XV. Cronograma de Actividades Anexos
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