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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO. FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS COLEGIO DE HISTORIA. CATALOGO DOCUMENTAL SOBRE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MÉXICO, 1833-1900. TESIS QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADO EN HISTORIA PRESENTA JORGE PRIETO MUÑOZ. DIRECTOR DE TESIS: DR. JOSE SANFILIPPO Y BORRÁS. CIUDAD DE MÉXICO ABRIL DEL 2008. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. DEDICATORIAS Y AGRADECIMIENTOS A Dios Nuestro Señor por su infinita misericordia. A Sonia Flores, Amiga y Mentora que con Dios está. A mis venerados padres, Jorge y Carolina. A Lorena con Amor. A Jorge y Alberto, mis adorados hijos. A David y Carolina mis hermanos, por lo vivido. A Silvia y Elisenda, ejemplos de amistad fraterna. Mis Alter Ego Un agradecimiento especial a Sandra Martínez por su ayuda incondicional. Agradezco infinitamente a mi Amigo José Sanfilippo, por su orientación y paciencia; a mis estimados sinodales por sus enseñanzas y comprensión; A mis excelentes profesores de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras; A mis queridos amigos y compañeros del Palacio de Medicina. Y finalmente a la Universidad Nacional Autónoma de México, mi Alma Mater. INDICE: INTRODUCCIÓN 1 CAPITULO 1 7 La Escuela de Medicina de México 1833-1900. CAPITULO 2 38 Los Alumnos en la Escuela de Medicina. CAPITULO 3 53 Las Fuentes en el Archivo Histórico. CONSIDERACIONES FINALES. 66 BIBLIOGRAFÍA 70 FICHAS CATALOGRAFICAS DEL FONDO ESCUELA DE MEDICINA Y ALUMNOS, SECCION: APÉNDICE 75 FICHAS CATALOGRAFICAS DEL FONDO ESCUELA DE MEDICINA Y ALUMNOS, SECCION: ALUMNOS 285 ANEXO DE LA SECCION: APENDICE Índice Onomástico. 436 Índice Geográfico. 446 Índice Temático. 447 ANEXO DE LA SECCION: ALUMNOS. Índice Onomástico. 452 Índice Geográfico. 461 1 LA ESCUELA DE MEDICINA DE MEXICO, 1833-1900. INTRODUCCIÓN. El trabajo de historia de la ciencia en México es una disciplina relativamente reciente, en comparación a la historia del arte, por poner un ejemplo. La colaboración en este tipo de trabajos resulta muy interesante en la medida en que puede sacar a la luz nuevas interpretaciones, tanto para el conocimiento histórico como del filosófico de la ciencia. La multitud de estudios a este respecto, nos presentan una nueva visión y revalorización de la ciencia, entendiéndola, dentro de un marco social que la influye o en donde ésta interviene en su entorno. Representa también el rescate de tradiciones científicas distintas y no por ello, falsas o inútiles; de igual manera representa la introducción de la ciencia occidental en un tiempo y espacio históricos determinados. Resulta evidente que ya no se puede dejar pasar de largo la importancia de la historia de la ciencia. Debemos mencionar que nuestro país ha sido históricamente motivado en su desarrollo económico, político y social, gracias a esta actividad. Los ejemplos de políticos mexicanos que fueron científicos, sobre todo en el siglo XIX, son muchos, entre los que podemos contar a los médicos: Valentín Gómez Farías, a quien se deben los grandes y sustanciosos avances de la enseñanza y por consiguiente de la ciencia en México, al renovar, reorganizar y centralizar la educación desde el nivel elemental hasta los institutos y escuelas de estudios superiores, bajo la recién creada (1833) Dirección General de Instrucción 2 Pública; y el otro personaje médico que llegó a encumbrarse hasta la máxima magistratura del país fue don Anastasio Bustamante Así también el trato que el poder político y económico le han dado a la practica medica, en algunas veces subestimando y en otras ensalzando sus labores, a favor de los intereses de unos y en contra de los intereses sociales, no es privativo de México, por ello la ciencia es capaz de tomar características y discursos muy interesantes; un ejemplo contundente y claro de lo expuesto han sido los estudios científicos realizados en torno a la calidad de las razas humanas; en los Estados Unidos, también en el siglo XIX, se destinaron recursos para tratar de probar la existencia de hombres inferiores y se realizaron experimentos médico-fisiológicos en torno a esta cuestión. Por lo dicho podemos afirmar que ya no se puede negar que la producción científica tiene que ver con su entorno cultural. Estos son algunos ejemplos que gracias a los estudios en historia de la ciencia se han ido sacando a la luz. Por ello la búsqueda de objetivos e interpretaciones sobre esta actividad, depende entre otras cosas de los diversos intereses y motivaciones del historiador. Desarrollar un estudio de carácter monográfico de una determinada institución científica, es de manera alguna de mucho valor dentro de la corriente historiográfica de la ciencia, con este tipo de trabajos se pueden cubrir aspectos que otras formas de historia no podrían. Así pues, el análisis de un instituto o establecimiento científico puede servir, de manera sencilla, para entender los 3 ámbitos sociales, económicos y hasta políticos de su época o épocas, o bien puede conocer y criticar su medio cultural, arribando a proyectos que cambian incluso a su sociedad, en este caso la científica. En este sentido, el método monográfico nos permite y ayuda a integrar, a través de una institución, las corrientes filosóficas, políticas y sociales que intervienen en un determinado período histórico, dando como resultado una manera especial de ciencia que obviamente tiene que ver con dicha institución científica en particular. Los estudios y aportaciones científicas de un establecimiento, como la Escuela Nacional de Medicina de México, pueden dar, de hecho, revelaciones y aportaciones muy actuales en torno a la labor científica y establecer que éstas en su tiempo fueron mal comprendidas. Para que un trabajo de índole monográfico-científico se inserte en armonía con otros estudios similares o que participe como punto de partida o apoyo para otros de la misma temática, más amplios y diferentes, se deben concebir la obra y producción científica de una institución, tomando en cuenta algunos aspectos básicos. Obviamente, la búsqueda toma como base el centro de una vida especifica, en este caso institucional; también se tiene que integrar necesariamente algo de historia de las ideas, así como el método científico de la materia a estudiar que dominó en su tiempo, para así explicar la atmósfera científica social e ideológica del momento. 4 La investigación que se hace sobre una institución científica mexicana del siglo XIX en particular, resulta muy interesante; en este caso, la elección de la Escuela de Medicina (1833-1900), proporciona una rica base de fuentes y datos de primera mano, para elaborar un trabajo de actualidad sobre la ciencia en México, tomando en cuenta que se elaborará a partir de un catálogo de expedientes relativos, todos, a dicha institución. METODOLOGIA. Toda investigación requiere ser delimitada, en este caso la delimitación temporal esrelativamente sencilla pues, como se ha mencionado antes, ésta estará basada en los documentos de primera mano, los cuales fueron generados por la Escuela de Medicina, a partir de 1833 y hasta 1900, y que además son objeto del presente catalogo. A dicho instrumento descriptivo lo antecede un estudio preliminar que se centra en las actividades científicas, académicas y administrativas de la Institución mencionada. Los temas a abarcar en esta aproximación al estudio de la Escuela Nacional de Medicina, serían los siguientes: 1) Las condiciones de la medicina en México en el siglo XIX, destacando de manera más completa el período que corresponde a la actividad científica de nuestra institución, que va desde la fundación del Establecimiento de Ciencias Médicas en 1833 y hasta finales del siglo en 1900. En este estudio se verán a groso modo las condiciones sociales, políticas y económicas en las que se encontraba el país; sin embargo solo será en la medida en la que colaboren para explicar la medicina mexicana en el siglo XIX; ya que 5 abusar de acotaciones que tengan que ver con acontecimientos políticos, económicos y de más para explicar esta ciencia, puede entorpecer el estudio. En un segundo apartado, trataremos en sí sobre la historia, de breve manera, de la Escuela de Medicina, tomando por supuesto como base la información que ha ido arrojando el catalogo propiamente dicho, a lo largo de su proceso archivístico; esta tarea comenzará con la fundación del Establecimiento de Ciencias Médicas y de ahí partiremos para ir tocando los aspectos relevantes que tuvo la institución a lo largo del siglo XIX. Debemos aclarar que en este sentido hablaremos de los distintos recintos que ocupó la Escuela entre 1833 y 1854, que es finalmente cuando consiguen los profesores un local definitivo y propio para desempeñar su labor de instrucción; también se estudiaran a algunos de los personajes más sobresalientes por su actividad científica, que pertenecieron a esta comunidad y que gracias a sus investigaciones, pudieron aportar gran conocimiento a la medicina mexicana y extranjera; de igual manera tocaremos algunos hechos históricos de gran relevancia político-social, como pueden ser la Guerra de 1847 o la época del Segundo Imperio, y la forma en que afectaron o beneficiaron a la Escuela de Medicina, directa o indirectamente. Como tercer punto importante, se va a analizar el papel que, en este proceso histórico jugaron los alumnos de la institución, ya que son clave en este estudio, dado que el catalogo documental se realiza del Fondo Escuela de Medicina y 6 Alumnos (FEMyA). Será interesante ver como estaba conformada la plantilla del alumnado, a que estratos sociales respondían, de que partes de la República era de donde venían y cuales eran las causas por las que no se quedaban a estudiar en sus entidades. Desde luego se tocara el punto relativo a la participación de los jóvenes estudiantes en algunos procesos relativos a la situación del país o bien a la situación de la enseñanza en la Ciudad de México, como por ejemplo la huelga estudiantil de 1875. También se mencionaran cuales fueron los alumnos más distinguidos, quienes merecieron premios por sus meritos académicos y si en su trayectoria profesional, estos fueron hombres de ciencia, reconocidos. Para finalizar, se estudiaran las fuentes, tanto primarias como secundarias, principalmente los documentos que desde un principio sirvieron para la investigación presente, tomando en cuenta, además, el estado físico del material ; de igual manera haremos una pequeña reseña histórica del Fondo Escuela de Medicina y Alumnos del Archivo Histórico de la Facultad de Medicina de la UNAM, que es de donde procede el mencionado catalogo documental. 7 CAPITULO I LA ESCUELA DE MEDICINA DE MÉXICO 1833-1900 Son algunos periodos del siglo XIX mexicano en que nuestra historia resulta difícil de estudiar, dado que las condiciones por las que atraviesa el país dan como resultado un caos en todos los ámbitos, tanto social como político, económico, religioso etc., y por su puesto, e l de la enseñanza y la profesión médica no fueron la excepción. Las luchas constantes en el país por el poder entre liberales y conservadores, al igual que las amenazas de invasiones por potencias extranjeras, hacen que el erario público sufra constantes bajas que se reflejaron en las diversas instituciones del país principalmente en las dedicadas a la enseñanza; sin embargo, y pese a tales situaciones adversas, la instrucción pública se comienza a reorganizar y replantear para así arribar a tiempos mejores, desde luego esto sucede también con la enseñanza de la medicina. Se puede decir que la reorganización de la enseñanza de la medicina se inicia a partir de 1833, cuando gracias a la Ley de Instrucción Pública de dicho año, se crean la Dirección General de Instrucción Pública con seis establecimientos de enseñanza superior que vienen a sustituir a las facultades de la entonces Nacional y Pontificia Universidad de México y entre los cuales se encuentran el Establecimiento “de estudios preparatorios; de estudios ideológicos y humanidades; de ciencias físicas y matemáticas; de ciencias médicas; de jurisprudencia y de ciencias eclesiásticas”,1 En este período de la historia política del país es cuando ya se cuenta con un grupo nutrido de políticos liberales que están en franca lucha ideológica por lograr 1 Rodríguez, Martha Eugenia, “Los estudios médicos en México. Período virreynal y siglo XIX”, en: Boletín Mexicano de Historia y Filosofía de la Medicina, Vol. 4, No. 2, año 2001, p. 17 8 cambios radicales en la sociedad mexicana. Dicho grupo esta representado principalmente por Miguel Ramos Arizpe, José Ma. Luis Mora y Valentín Gómez Farías, entre otros tantos personajes, quienes tenían en mente llevar al cabo, en actos precisos, sus ideales progresistas. Es precisamente la ingerencia que la Iglesia tenía sobre la educación pública lo que la hace blanco de los ataques de los liberales, quienes pretendían entre varias cosas: 1) suprimir la pena de muerte por delitos políticos, 2) quitarle a la Iglesia el control de la educación y difundir la instrucción pública, 3) crear el Registro Civil, 4) Fomentar la propiedad privada y para esto desamortizar los bienes de la Iglesia, etc. El día primero de abril de 1833 fue cuando Valentín Gómez Farías, toma posesión como Vicepresidente de la República y es en este mismo año “aquel en que tuvo lugar la primera gran tentativa reformista,”2 al tratar de poner en practica los ideales liberales como el tomar el control de la educación. Creemos conveniente dar algunos datos biográficos de este personaje: José Ma. Valentín Gómez Farías nació en la ciudad de Guadalajara el día 14 de febrero de 1781, hijo legítimo de don José Lugardo Gómez y de doña María Josefa Martínez Farías. Hizo sus primeros estudios en el Seminario Conciliar de su natal Guadalajara en donde, se afirma, se le transmitieron sus primeras ideas liberales por dos de sus maestros: el sacerdote José Huerta y el Dr. Francisco Severo Maldonado, los dos de tendencias radicales.3 Según consta en su expediente como alumno que se conserva en el Archivo Historico de la Facultad de Medicina, se gradúa como bachiller en medicina en 1805 y se le expide el título en 1807 en la ciudad de Guadalajara y para 1808 ya 2 Quirarte, Martín. Visión Panorámica de la Historia de México. (Sin pie de imprenta). 1ª. Ed. 1965. p. 73 3 Rivera Cambas, Manuel. Gobernantes de México, T. II. Imprenta J.M. Ortiz, México, 1873. p. 174 9 en la ciudad de México obtiene de la Real y Pontificia Universidad la certificación para poder ejercerla medicina en todo el país.4 La carrera política de Gómez Farías comienza en 1820 al ser elegido diputado a las Cortes de Cádiz, cargo que rechaza. Para 1824 es electo para ser diputado al Primer Congreso Constituyente y miembro de la Comisión de Instrucción Pública. “En 1833, siendo ministro de Hacienda resulta electo vicepresidente de la República, junto al presidente Antonio López de Santa Anna…”5 Cabe mencionar que el presidente Santa Anna no ocupó inmediatamente su puesto en la capital del país por encontrarse en su hacienda de Manga de Clavo, en el estado de Veracruz. En algunas declaraciones hechas por Gómez Farías dejó ver que la enseñanza elemental estaba muy descuidada y que pensaba reformarla, al igual que muchos otros ámbitos de la vida del país, para así mejorarla; sin embargo, debió considerarse que las clases privilegiadas habían sido educadas, durante casi todo el período colonial, por la Iglesia quien además en este momento todavía poseía el monopolio de la educación “fácil es comprender que las medidas reformistas no podían ser recibidas con el aplauso de las mayorías”.6 Es el 19 de octubre de 1833 que el poder ejecutivo representado todavía por el vicepresidente, emite un primer decreto por el cual se reestructura la enseñanza en general, al suprimir la Universidad Pontificia y ser reemplazada por la Dirección General de Instrucción Pública, creada en ese momento y quien tendría la tarea de reorganizar la educación pública en su totalidad. 4 Archivo Histórico de la Facultad de Medicina de la UNAM. (AHFM-UNAM) Fondo Protomedicato. Leg. 9. Exp. 14. Fs. 1-19. Año 1808. 5 Malvido, Elsa y Sonia Flores. Documentos de Valentín Gómez Farías y Antonio Serrano. (Archivalia Médica, Nueva Epoca, No. 1) Facultad de Medicina, UNAM, México, 1986, p. XIX. 6 Quirarte, Martín. Op. Cit. p. 74 10 En un segundo decreto firmado el mismo día, se crean los seis establecimientos ya mencionados entre los que se encuentra el de Ciencias Médicas. Para el día 23 de octubre queda definitivamente conformado el Establecimiento, nombrándose a su cuerpo directivo y a su plantilla de profesores. En el primer rubro se nombró como director al doctor Casimiro Liceaga; como vice-director el doctor José María Benítez, como secretario el cirujano Pedro Escobedo y como tesorero el doctor José María Vargas. Los catedráticos de las diversas materias del plan de estudios del Establecimiento fueron los siguientes: para la cátedra de anatomía los doctores Guillermo Cheyne y Salvador Rendón; para Fisiología e Higiene el doctor Manuel Carpio; para Patología Interna y Externa los doctores Ignacio Erazo y Pedro Escobedo; para clínica interna el doctor Francisco Rodríguez Puebla; para clínica externa el doctor Ignacio Torres; para Operaciones y Obstetricia don Pedro del Villar; Para Materia Médica don Isidoro Olvera; para Medicina Legal, don Agustín Arellano y para la cátedra de Farmacia don José María Vargas. Finalmente el día 28 de noviembre de 1833 se comunica, por medio de un aviso, el día y hora en que se inaugura ría el Establecimiento y que a la letra dice: “aviso/ el día 4 del entrante diciembre a las cuatro y media de la tarde se verificará en el Convento de Belemitas, la apertura del establecimiento de Ciencias Médicas. Los profesores nombrados por la dirección General de instrucción Pública, y los autores designados por la misma dirección para la enseñanza son…”7 Este documento esta firmado por el doctor Liceaga. Para el año de 1834 la situación política del país se tornó difícil, pues los grupos afectados por la forma federalista de gobernar de Gómez Farías tuvieron fracción 7 Este documento se encuentra enmarcado y se resguarda en la Jefatura del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM. Cabe mencionar que se le considera como el primer Plan de Estudios del Establecimiento de Ciencias Médicas, por contar con el nombre de los catedráticos, el ramo de enseñanza y los autores de los textos que se utilizarían para cada materia. 11 en contra de él y comenzaron a apoyar fuertemente al presidente Antonio López de Santa Anna quien principalmente estuvo azuzado por el clero y los militares; esto trajo como consecuencia la inminente destitución del Vice-Presidente y más aún, finalmente el destierro a Nueva Orleáns en donde permaneció hasta mediados de febrero de 1838 en que retornó a México, “sus enemigos fueron tan intransigentes, que hasta lo acusaron de ser el culpable de la epidemia de cólera, que se suscitó en 1833 y de los temblores que se registraron en 1834”.8 Habían transcurrido apenas ocho escasos meses cuando Santa Anna decide suprimir la Dirección General de Instrucción Pública, así como casi todas sus dependencias, y reabrir la Universidad. El Establecimiento de Ciencias Médicas es el único de las seis instituciones, creadas en octubre de 1833, que no quedo suprimido sino al contrario se le da la oportunidad de seguir impartiendo sus cátedras al mismo tiempo que se esperaba un fallo que debiera dar un órgano colegiado a modo de comisión, sobre si su funcionamiento era conveniente o no. Formada por algunos profesores del claustro de la recién reabierta Universidad, cabe mencionar que el Gobierno se reservaría la decisión de clausurar o no el Establecimiento, basándose en el informe final que dieran los profesores visitadores, al igual que el método de enseñanza como las cátedras que se impartirían y los autores que se estudiarían. El fallo que dieron los médicos de la Universidad sobre el Establecimiento decía: “ ‘Por una fortuna que no era de esperarse, nos hallamos agradablemente sorprendidos al considerar la bella disposición del edificio, el esmero y dedicación de los superiores y maestros y el notable aprovechamiento de los discípulos, en tal grado, que de censores nos convertimos en admiradores ..... éste establecimiento a pesar de los hábitos antiguos… y 8 Olveda, Jaime. “Valentín Gómez Farías y el Federalismo”, en: Memorias del Ayuntamiento III. (Valentín Gómez Farías el estudiante, el reformador, el gobernante, el estadista. Vol. III. Ayuntamiento de Guadalajara. México, 1987. p. 51 12 la novedad de su instrucción, ha sido más útil en un año que los anteriores…’ “9 Finalmente y gracias a este informe, el gobierno resuelve el permitir la supervivencia del Establecimiento pero con la consigna de llamarse desde ese momento, Colegio de Medicina. Un dato curioso es aquel en el que se deja ver claramente como, aún en el México Independiente, las instituciones no dejaban de llevar al cabo prácticas del viejo régimen, como fue el caso de que el Director del Establecimiento enviara una terna de sacerdotes a la Dirección General de Instrucción Pública para que de ella se eligiera al que debiera ser el capellán de dicho establecimiento. Estos presbíteros fueron: don Calixto Rodríguez, el padre Martínez Andrade y don Crecencio Bonilla, quien fue nombrado para dicho cargo.10. Esta práctica subsistió hasta la proclamación de las leyes de reforma y cabe mencionar que todos los objetos de la capilla de la Escuela de Medicina fueron vendidos en el año de 1873, bajo la dirección del doctor Leopoldo Río de la Loza. 11 Después de la “buena nueva” de que no sería clausurado el Establecimiento de Ciencias Médicas, ahora Colegio de Medicina, su situación económica no fue del todo buena, pues el Gobierno le había retirado algunos financiamientos vitales para su desempeño, y es en este período en que don Casimiro Liceaga, según narra el doctor Ignacio Chávez en su obra México en la cultura médica, quien de sus propios fondos sostuvo la institución hastaque sus fuerzas se lo permitieron. Cuando la situación se volvió insostenible, se tuvo que llegar a la penosísima necesidad de cerrar el Colegio Médico; esto se debió entre otras cosas a que el Supremo Gobierno ordenó a los profesores que desalojaran el convento de Belén, 9 Chávez, Ignacio. México en la cultura médica. Edición del Colegio Nacional. México. 1947. p. 84 10 AHFM-UNAM. Apéndice del Fondo Escuela de Medicina y Alumnos (FEMyA). Exp. 31, Fs. 1-2. Año, 1834. 11 AHFM-UNAM. Apéndice FEMyA. Exp. 491. Fs.1-23. Año, 1871 y 1873. 13 pues a instancias y propuesta de “un sacerdote miembro del senado, el padre López de Vergara, individuo por demás retrógrado, fanático de poquísimo alcance intelectual…”12, debía pasar el local a manos de las religiosas de Santa María de Guadalupe e Inditas ó de la Nueva Enseñanza; esto ocurrió el día 26 de octubre de 1835. Cabe mencionar que tiempo atrás, ya el gobierno había urgido a la institución entregara algunas de las piezas o habitaciones a la escuela lancasteriana; entre las salas que debieron entregar estaban las destinadas a las cátedra de obstetricia. Al verse el Colegio de Medicina sin un edificio propio, los catedráticos de medicina se ven obligados moralmente a seguir dando sus respectivas materias en sus domicilios particulares. Esta penosa pero loable situación se prolongó hasta finales de 1836. Gracias a que los profesores del Colegio no decayeron en su lucha por la sobrevivencia de su institución, para el año de “1838; el ministro del interior don José Joaquín Pesado, con el gobernador don Luis G. Vieyra, ayudan al establecimiento, y para que impartiera sus lecciones le asignan el antiguo Convento y Hospital del Esp íritu Santo, hoy Casino Español.”13 Es interesante señalar que solo se le asignaron unas piezas o habitaciones del mencionado edificio, las cuales, fueron reparadas con aportaciones que los propios profesores hicieron. En este local se impartían las cátedras teóricas ya que las prácticas, como la de medicina operatoria, las clínicas externa e interna y la de anatomía. se llevaban al cabo en el Hospital de San Andrés 12 Citado en: Martínez Cortés, Fernando. La Medicina Científica y el siglo XIX mexicano. F.C.E. México. 1997 (Col. La ciencia para todos, No. 45). p. 63 13 Fernández del Castillo, Francisco y Hermilo Castañeda. Del Palacio de la Inquisición al Palacio de Medicina. México. UNAM. 1986. p. 55 14 De esta forma continuaron sus labores tanto alumnos como catedráticos, pero es para el año 1840 en que el gobierno ordena a la escuela que desaloje el edificio del Espíritu Santo para que se instale en el Colegio de San Ildefonso. Cabe aclarar que el período en el que se alojó la Escuela de Medicina en el edifico del Espíritu Santo, es un ta nto difuso, ya que no existen demasiados documentos al respecto; sin embargo trataremos de aportar un granito de arena basándonos en algunas fuentes primarias. El mencionado edificio es ocupado por la Escuela gracias a un decreto del Congreso fechado el día 9 de agosto de 1836, el cual ordenaba que se diera en posesión a la Escuela algunas piezas del ex-convento del Espíritu Santo; el día 27 del mismo mes de agosto se da la disposición para que lo más pronto posible se haga entrega de las instalaciones. Es el día 12 de octubre la fecha en que el director de la Escuela de Medicina recibe formalmente la parte del local del Espíritu Santo que se le tenía destinado. Debemos mencionar que se le obliga a la Escuela abandonar el ex convento, pero como veremos más adelante, en 1843 volvió la institución al edificio aquí mencionado.14 El Establecimiento de Ciencias Médicas es obligado a cambiar de sede en 1840 para trasladarse y ubicarse en el Colegio de San Ildefonso, pero según afirma Frías y Soto, es para diciembre del año de 1842, que la institución es despojada de sus privilegios y prerrogativas para anexarse de manera tajante a todo lo relativo al reglamento de dicho Colegio;15 lo que por razones obvias el descontento que se da entre los maestros y alumnos es mayúsculo, principalmente entre los internos, a los que se unen los alumnos externos y los profesores. 14 Esta referencia esta tomada del AHFM-UNAM, del FEMyA, Leg. 110, Exp. 3, el cual contiene documentos fechados desde 1836 y hasta 1845. Hay que hacer notar que dicho expediente esta en muy malas condiciones y en ocasiones es ilegible en algunas partes, sin embargo es rico en información y nos ayuda a comprender este período. 15 Frías y Soto, Hilarión. “La enseñanza médica en México”, en: Revista de Anatomía Patológica y Clínicas. Tomo I, No. 16, noviembre 15 de 1896, p.558-565. 15 Cabe mencionar que en el año de 1842, estando el Establecimiento en San Ildefonso todavía, se le otorga el nombre de Escuela de Medicina de México, por un decreto fechado el día 24 de enero;16 para tiempo después llamarse Escuela Nacional de Medicina. Dentro de los documentos del Archivo Histórico de la Facultad de Medicina, se encuentra un expediente de 1843 en el que se hace mención sobre algunas de las reparaciones que se le tienen que hacer a las habitaciones del edificio del Espíritu Santo, en el cual se habla de una comisión de policía de la Escuela de Medicina, la cual en ese momento tenia la función de verificar y sancionar lo referente a las remodelaciones que se harían al citado edificio; apareciendo además el nombre del arquitecto que se encargaría de las obras, llamado Manuel Delgado, junto con el listado de los materiales que se utilizarían para dichos fines. Se sabe, ya que el documento nos lo dice, las instalaciones del Espíritu Santo estaban ocupadas por la llamada “Santa Escuela”, por lo que podemos deducir que al mismo tiempo la Escuela de Medicina seguía adjunta al Colegio de San Ildefonso.17 Los problemas que se venían suscitando desde que se había ordenado que la Escuela de Medicina quedara bajo el reglamento y normas de San Ildefonso, tienen repercusión en las altas esferas de la política nacional de ese momento, lo que lleva a que en la Cámara de Diputados se discuta la posibilidad y la proposición “para que la escuela de medicina que esta unida al Colegio de San Ildefonso se traslade a otra parte….y, en tal caso, que otro edificio será mas a propósito para trasladarla en él”.18 Para tal efecto se le solicita un informe al director de la Escuela por parte de la Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados, el día 31 de marzo de 1845. 16 AHFM-UNAM. Colección Bandos y Edictos. D-A-II-48. Bando del C. Luis Gonzaga Vieyra, Gobernador del Departamento de Méjico. Fs. 1. 17 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 165. Fs. 1-9. Año 1843. 18 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 230 Fs. 1. Año 1845. 16 El mes de junio del mismo año, el ministro de Justicia e Instrucción Pública, licenciado Mariano Riva Palacio, envía un documento al vice-director de la Escuela de Medicina, en ese momento el doctor Manuel Carpio, para decirle que ha dispuesto recibir a la comisión que se ha formado, para tratar “verbalmente “ el asunto relativo al traslado de la Escuela Médica al edificio de San Hipólito. De igual manera se comunica el ministro de Justicia con el rector del Colegio de San Ildefonso, para anunciarle las disposiciones que ha tenido a bien ordenar el Presidente de la República, General de División don Joaquín Herrera, con respecto a que en tanto se trasladara la Escuela de Medicina al edificio que más le conviniera, se continuara prestando, tanto a profesores como a alumnos, las mismas atenciones y servicios que hasta entonces se les habían otorgado. Estas comunicacionesse dan a lo largo de alrededor de dos meses, pues van del 6 de junio al 1º. de agosto de 1845.19 Debemos consignar que las anteriores disposiciones se dan a partir de la derogación del decreto del 5 de diciembre de 1843, por el cual, la Escuela de Medicina quedaba integrada al Colegio de San Ildefonso, como ya se ha podido ver. Dicha derogación se da gracias a un nuevo decreto del Presidente interino, General Joaquín Herrera, fechado en 29 de julio de 1845, que a la letra del documento en sus dos primeros artículos se lee: “Articulo 1º. No subsiste el decreto de 5 de diciembre de 1843 que unió la Escuela de Medicina al Colegio de San Ildefonso de esta Capital. “Articulo 2º. En consecuencia, el Gobierno dispondrá que el establecimiento de Ciencias Médicas se traslade al edificio que se creyere conveniente, oyendo al Director del mismo Establecimiento…. 19 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 236. Fs. 1-3. Año 1845. 17 “Por tanto mando se imprima, publique, circule y se le de el debido cumplimiento. Palacio del Gobierno Nacional en Méjico a 29 de julio de 1845.= José J. de Herrera, = A.D. Mariano Riva Palacio.”20 Sin embargo estas disposiciones no tuvieron los efectos esperados ya que no es sino hasta abril de 1847 en que se vuelve a tocar el asunto, por lo menos en comunicaciones oficiales dirigidas a la Escuela de Medicina, con el objeto de enviarla a su nuevo recinto que seria en el Colegio de San Juan de Letràn, acto que se verificaría hasta el año siguiente de 1848; esto se desprende de un aviso del director de la Escuela al doctor don Miguel Francisco Jiménez, secretario en turno, en el que le notifica que “Habiendo algunas dificultades graves para...la traslación de esta Escuela al Colegio de Letràn,...continuaran las lecciones en el Colegio de San Ildefonso... “Ruego a Usted se sirva manifestarlo a los Señores Catedráticos y adjuntos en ejercicio, en el concepto de que las lecciones comenzaran el miércoles 7 del corriente. “También será menester que en el mismo Colegio de San Ildefonso y en el Hospital de San Andrés, se haga saber a los alumnos esta disposición. Abril, 5 de 1847” 21 Aquí debemos hacer mención del papel que jugo la Escuela de Medicina de México en la incipiente y trágica Guerra de Intervención Norteamericana de 1846- 1847, en la que el país perdiera mas de la mitad de su territorio, para lo cual recordaremos algunos datos de los años precedentes a este hecho. Es el punto mas álgido entre las relaciones diplomáticas entre estas dos naciones cuando en julio de 1846 el gobierno norteamericano, hace su declaración formal 20 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 238. Fs. 1. Año 1845. Aquí debemos mencionar que en nuestro Archivo Histórico tenemos el impreso original, completo, de este valioso Decreto, en la Colección de Bandos y Edictos con la clasificación: D-A-II-56 . 21 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 246. Fs. 3. Año 1847. 18 de guerra en contra de nuestro país, el cual a su vez hace lo propio declarándole la guerra en julio de ese mismo año. Lo anterior es como consecuencia de mas de diez años de conflictos tanto diplomáticos como, en ocasiones, de enfrentamientos armados, ya que desde 1836, Texas, territorio mexicano en ese entonces, declara su independencia conformándose como una República, designando como su presidente a David G. Burnett y a Lorenzo de Zavala como su vice-presidente. Durante este período y al tratar de recuperar el territorio texano, cae prisionero el General Antonio López de Santa Anna, nuevamente presidente mexicano, en manos de Samuel Houston en el territorio de San Jacinto. Durante su cautiverio estuvo el presidente a punto de morir a manos de quienes pretendían vengar su actuación en El Alamo; sin embargo Houston le ofrece salvarle la vida obligándolo a ordenar la retirada de sus tropas al mando del General Filisola, y a reconocer la independencia de Texas por medio de los tratados de Velazco. Después de varios meses de cautiverio, es enviado Santa Anna a Washington en donde se entrevista con el presidente estadounidense Jackson para tratar los asuntos relativos a la independencia del territorio en disputa. Finalmente López de Santa Anna abandona Washington y se dirige a México en donde desembarca en Veracruz el 20 de febrero de 1837. Cabe mencionar que el gobierno de México no acepta la validez de los Tratados de Velazco y “.....el Congreso mexicano desautorizó la legitimación del despojo. México vivía en la miseria y el desorden, no estaba en condiciones de emprender la reconquista.”22 Entre 1837 y 1846 el país vive un período de inestabilidad política y económica propiciada por una serie de factores tanto externos como internos que desencadenaron el caos. 22 Pacheco, José Emilio y Andrés Resèndes . Crónica del 47. Ed. Clío. México. 1997. p. 13. 19 Podemos mencionar que en 1838 México tiene una desavenencia con un ciudadano extranjero, pastelero de profesión, lo que conlleva a que se produzca una primera invasión por parte de una potencia como lo es Francia, y a la cual se le conoce como “La Guerra de los Pasteles.” Dentro de los conflictos internos podemos mencionar la inestabilidad política generada por el desfile de presidentes, en el que tiene que ver de manera directa el General Antonio López de Santa Anna, ya que como afirma el historiador Luis González y González “Un pronunciamiento lo expulsa; (de la presidencia) y otro lo trae”.23 Las luchas intestinas se vuelven cada vez mas graves, al grado de que el Estado de Yucatán pretende separarse de la Federación a principios de la década de los 40s. Aunado a todo esto y por obvias razones el gobierno y la Nación en si, se sumen en una tremenda crisis dada la pobreza del erario público. Para finales de 1846, el presidente de los Estados Unidos de América, James Polk, tomando en cuenta que invadir la capital mexicana, por la ruta del Norte le esta costando mucho trabajo y dinero, decide tomar la llamada “ruta de Hernán Cortes”, es decir incursionar militarmente por el Golfo de México y entrar al territorio por Veracruz. Después de ser sitiado el puerto veracruzano y quedar incomunicada por tierra y por mar toda la franja costera, fue tomada la ciudad finalmente por el general Winfield Scott en el mes de marzo de 1847.24 Para el mes de abril siguiente, la Escuela de Medicina comienza a organizarse para conjuntar tanto a profesores, pasantes y alumnos que quisieran contribuir con sus servicios personales, profesionales o incluso militares para la defensa del territorio Nacional; debemos señalar que esto se haría bajo la supervisión de la Dirección escolar, de acuerdo con las autoridades del gobierno. De igual manera 23 González, Luis. “III. El periodo formativo: El paréntesis de Santa Anna”. En: Historia Mínima de México. Ed. El Colegio de México. 6ª. Reimpresión. 1981. p. 100. 24 Pacheco, José Emilio....... Op. Cit. p. 20-21. 20 se forman comisiones de catedráticos y alumnos para recaudar fondos monetarios que se le entregarían al tesorero de la Escuela y el que a su vez remitiría lo colectado a la autoridad correspondiente, que en este caso seria el Ayuntamiento de Distrito Federal.25 De esta misma forma, la Junta de Catedráticos de la Escuela, dispuso se abriera un registro en la propia secretaria de la institución “para que se inscribiesen en el los alumnos de la Escuela y los profesores que deseasen prestar sus servicios personales en la guerra actual...”26; como consecuencia de esto, resultaron 65 alumnos y 15 profesores dispuestos a tomar las armas para defender la nacionalidad, y 5 alumnosmás y 2 profesores para servir en el ejercicio de su profesión auxiliando y trabajando en las ambulancias. Dentro de las dificultades que tuvo que sortear la Escuela, ya constituida como compañía militar formada por alumnos y profesores, fue que la mayoría de los primeros, aunque contaban con toda disposición para luchar por la integridad de la Patria, no contaban con lo elemental del armamento, es decir, ni con fusiles, ni con fornituras; sin embargo esto quedo solucionado cuando la autoridad suprema, en este caso el “General en Jefe del Ejercito del Centro” autorizó que se usaran los fondos recaudados entre los catedráticos para el equipamiento de los jóvenes estudiantes27 y así pudieran empezar sus practicas de adiestramiento en los edificios pertenecientes a la Universidad. El General en Jefe en ese momento era el General Nicolás Bravo. Entre todos los enlistados para tomar las armas procedieron a organizar la “compañía”, por medio de votaciones, “y resultaron electos para oficiales, sargentos y cabos los ciudadanos siguientes “Capitán ..................................................Miguel F. Jiménez. Teniente .................................................. Leopoldo Río de la Loza. 25 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 247. Fs. 1-55. Año 1847. 26Ibidem. P. 19. 27 Ibidem. P. 34. 21 Sub-Teniente 1º ...................................... Francisco Vertiz Yd. 2º ..................................................... Francisco Ortega. Sargento 1º ............................................. Felipe Castillo. Yd. 2º ..................................................... Rafael Lucio. Yd. 3º ...................................................... Miguel Pastor. (Yd. 4º .....................................................) Rafael Martínez. (Yd. 5º .....................................................) Rafael Torreblanca. (Cabo 1º ..................................................) Fortino Uribe. (Yd. 2º ...................................................... Ignacio) Garza. Cabo 3º. ................................................... Lauro María Jiménez. Yd. 4º ....................................................... Francisco Cordero. Yd. 5º ....................................................... Ramón Espejo. Yd. 6º ....................................................... José María Bribiesca. Yd. 7º ....................................................... Evaristo Bustillo. 28 Se ha de decir que al hacer del conocimiento de estos nombramientos al General en Jefe del Ejército, Nicolás Bravo, por parte del Director de la Escuela en carta del 12 de mayo de 1847, le suplica que la compañía quede en “servicio pasivo” mientras no fuera urgentemente necesario ponerla en acción, argumentando esto en que los alumnos no se distrajeran enteramente de sus estudios.29 El monto de la suma recaudada entre los catedráticos de la Escuela fue de doscientos treinta y ocho pesos, dos reales y dos quintales de salitre refinado; es decir la mayoría contribuyó con donativos en dinero y otros cuantos lo hicieron en especie, según se da cuenta en el expediente citado, en el cual se mencionan al doctor Leopoldo Río de la Loza y al doctor Miguel Jiménez como los profesores que contribuyeron con el salitre, el que se utilizaba para la fabricación de la pólvora. 28 Ibidem. P. 37-37v. 29 Ibidem. P. 39. 22 Los jóvenes estudiantes junto con los catedráticos que formaban la Compañía sumaban 90 hombres, los cuales a instancias de su Capitán, Miguel Jiménez, tuvieron que realizar sus “prácticas de fuego” durante el mes de junio en la plazuela de Mixcalco; podemos decir que de todo esto se daba debida cuenta a las autoridades militares correspondientes.30 Los meses pasaron y muchas peripecias en el ámbito nacional también relativos a la invasión norteamericana: “Los fondos para la resistencia se agotan. Gómez Farias procura hacerse de recursos incautando los bienes del clero y desata el levantamiento de los polkos. “Gómez Farias es depuesto y se deroga el decreto de incautación poco después de que el general Winfield Scott, al frente de un tercer cuerpo del ejercito, desembarca en Veracruz, derrota a Santa Anna en Cerro Gordo, ocupa Perote, Jalapa y Puebla, y en agosto llega al Valle de México, vence en Padierna, Churubusco y Chapultepec, en el Castillo de Chapultepec defendido hasta lo imposible por alumnos del Colegio Militar... “ 31 Finalmente y como una gran ofensa a la Soberanía Nacional, y a la colectividad hasta hoy día, me atrevería a decir, la bandera del invasor fue izada en el asta de Palacio Nacional en vísperas de conmemorarse el 37 aniversario de la Independencia del País, el 14 de septiembre de 1847. No se tiene conocimiento de que los integrantes de la Compañía de la Escuela de Medicina de México, se hayan aprestado a tomar las armas y combatir al enemigo, salvo lo que se ha dicho arriba, y que se sabe, se prepararon en el arte de la guerra. 30 Ibidem. Fs. 51-55. 31 González, Luis. Op. Cit. 23 Después de tantas peripecias y penalidades principalmente la que aquejó a la Escuela de Medicina desde 1842 en que “en diciembre se le despojó de su autonomía declarándosele agregada al Colegio de San Ildefonso y sujeta en todo al reglamento de este Plantel, durando en este estado hasta el año de 1847...” 32, pues es a finales del año que por órdenes supremas es trasladada al Colegio de San Juan de Letrán en donde permanecerá hasta agosto de 1850. El aviso de su traslado y por tanto emancipación de San Ildefonso fue notificado a los profesores por una circular que a la letra reza: “El lunes 17 del corriente deberán comenzar las lecciones de esta Escuela con arreglo al programa del año próximo pasado. “El Colegio de San Juan de Letrán y el Hospital de San Andrés son los locales destinados al efecto. “Tengo la honra de participarlo a los Señores y Catedráticos para su inteligencia y fines consiguientes. México, Enero 14 de 1848 José Ignacio Durán.” 33 En la breve reseña de datos históricos de la Escuela que firma el doctor Víctor Lucio, profesor de la cátedra de Análisis Química y después de la de Química Médica entre 1877 y 1917, y que arriba hemos citado se afirma lo siguiente y que además deja ver en claro el ánimo con el que se sentían los profesores: “Cansado al fin de tantos despojos y humillaciones aquel valiente grupo de hombres filántropos, resolvieron comprar algún edificio, y así lo hicieron adquiriendo del Ayuntamiento de Méjico, el Ex -Convento de San Hipólito 32 AHFM-UNAM, FEMyA. Leg. 188, Exp. 4, Fs. 124. Año, 1896. Este documento es una breve reseña de datos históricos sobre la Escuela de Medicina, desde la época colonial hasta finales del siglo XIX, escrita por el doctor don Víctor Lucio y fechada en 3 de noviembre de 1896. Salta a la vista que gran parte de lo escrito en este documento se repitan en el publicado por Hilarión Frías y Soto en la Revista de Anatomía Patológica y Clínicas, Tomo I, No. 16, del 15 de noviembre del mismo año de 1896. 33 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 250. Fs. 3. Año 1848. 24 por la suma de 50,000 pesos que pagaron de su propio peculio, pues fue a cuenta de sus sueldos que nunca habían recibido.” 34 En el mes de octubre tomaron posesión del nuevo local, del que se consideró beneficioso por los espacios propios con los que contaría la Escuela así como por ya no depender de ninguna manera de las disposiciones que tuvieran a bien dictar las autoridades del Colegio de San Ildefonso. Sin embargo este gozo noduro demasiado, pues la estabilidad que se había creído encontrar en este recinto se vio trastocada el 10 de agosto de 1853, cuando el Presidente de la República, el General Antonio López de Santa Anna dio la orden de que la Escuela de Medicina desalojara el Ex – Convento de San Hipólito para establecer en ese edificio un cuartel militar; y como afirma don Víctor Lucio en su reseña “a pesar de habérsele manifestado que dicho edificio era de la propiedad legal del cuerpo de profesores. Como consecuencia de esto, las cátedras siguieron dándose, las unas en la Universidad y las otras en el Ateneo Mexicano, que graciosamente ofrecieron hospitalidad a la nueva despojada Escuela, y mientras se podía subvenir del inconveniente”. 35 En 1854 se ordena de nueva cuenta a la Escuela de Medicina que se traslada otra vez al Colegio de San Ildefonso, dicha orden fue dada por el presidente Antonio López de Santa Anna; esta resolución no agradó al director de San Ildefonso, el Lic. Sebastián Lerdo de Tejada, quien se empeñó en someter a los alumnos de Medicina a un reglamento tan duro y humillante que estos decidieron no concurrir mas al citado Colegio;36 por tal motivo, los profesores siguieron dando sus cátedras en sus respectivos domicilios particulares, para que no quedaran inconclusos los cursos y por supuesto, sin recibir por ello pago alguno por su extraordinaria labor en pro de la Medicina en el país. 34 AHFM-UNAM. FEMyA. Leg. 188. Exp. 4. Fs. 124v. Año, 1896. 35 Ibidem. 36 Ibidem. Fs. 124v -125. 25 Con el fin de vencer tantas dificultades, se reaviva en el claustro de catedráticos, la idea de adquirir otro inmueble en propiedad para la Escuela de Medicina y así tratar de vencer tantas dificultades y penalidades por las que habían venido pasando desde la creación del Establecimiento de Ciencias Médicas. Finalmente en ese mismo año de 1854 en el que según afirma el doctor Víctor Lucio “se verificó la compra del (edificio) de la ex – inquisición, al Seminario Conciliar, en la cantidad de 50,286 pesos en donde después de tantos tropiezos vino al fin a quedar establecida la Escuela de Medicina y se conserva allí hasta nuestros días” y más aun, reflexiona Lucio en lo siguiente “Curioso contraste del destino; un edificio que por tantos años sirvió de albergue a una institución de muerte y desolación, vino a servir de asilo a un grupo de apóstoles de la ciencia cuya misión es prolongar la vida del hombre, aliviar sus males y llevar el sosiego y la tranquilidad al seno del hogar.” 37 Ya instalada la Escuela de Medicina en su nuevo recinto comenzó una época de estabilidad dado que ya no se tenía el pendiente de no saber que pasaría con sus instalaciones al día siguiente. Sin embargo por palabras de don Víctor Lucio se sabe que en 1859 tuvieron los profesores algunas dificultades con el pago de sus sueldos al afirmar: “Aunque definitivamente instalada la Escuela desde el año de 1854 como ya dijimos, no por eso dejó de resentir penurias grandes, pues todavía por el año de 1869 hubo, los profesores sólo recibieron lo correspondiente a dos meses de su haber”. 38 La enseñanza de la medicina esta regida por una serie de materias que habían ido aumentado a través de los primeros 18 años de vida del Establecimiento y para 1855 estas constituían el nuevo plan de estudios: “religión, inglés, física médica, química médica, historia natural médica, farmacia, anatomía descriptiva, fisiología e higiene, patología externa, operaciones, patología interna, obstetricia, 37 Ibidem. Fs. 125. Debemos recordar que don Víctor Lucio escribe esto en noviembre de 1896, es por ello que a la letra dice: “y se conserva allí hasta nuestros días”. 38 Ibidem. Fs. 125v. 26 terapéutica, medicina legal, clínica externa y clínica interna”.39 Cabe mencionar que los textos que se usaban par a las diversas cátedras, seguían siendo, en su mayoría, extranjeros principalmente franceses, como ejemplo pondremos a don Rafael Lucio quien diera Patología Interna durante 36 años y utilizara el libro de Grisolle.40 Para estas épocas y principalmente para la década de los 60´s. ya existían varias aportaciones que médicos mexicanos habían hecho a la medicina, sin embargo el primer catedrático que no utiliza textos extranjeros fue Leopoldo Río de la Loza, quien ya desde abril de 1850 se ofrece a escribir una obra en español, la cual serviría para el curso de química médica, que él impartía en la Escuela, argumentando que “…por este medio se regularizaría el idioma de la ciencia, se evitarían los repetidos galicismos y se concluiría el estudio con el corto período del año escolar…”;41 la obra se publicó finalmente con el titulo de Introducción al Estudio de la Química, y contó con dos ediciones.42 Otro profesor que siguió estos pasos fue don Luis Hidalgo y Carpio, catedrático de la Escuela desde 1843 y quien había asistido las clases de patología interna, fisiología, farmacología y medicina legal, a más de haber sido “...nombrado adjunto a la comisión encargada de formar el Código Penal (en marzo de 1869) y para diciembre de ese mismo año presidía la comisión facultativa que se dedico a estos trabajos,”43 y quien hiciera un tratado para medicina legal.44 Don Juan María Rodríguez y Arangoiti, profesor también de la Escuela desde 1869 después de haber ganado por oposición la cátedra de obstetricia, no se quedo atrás, pues en el año de 1878 publica su “Guía 39 AHFM-UNAM. FEMyA. Leg. 117. Exp. 7. Fs. 32 -38. Año 1855. Programa de estudios de la Escuela de Medicina. 40 Grisolle, Augostin. Traite elementaire et practique de pathologie interne. 5ª. Ed considerablement augmentee. Paris. Masson. 1852-1879. 2v. 41 AHFM-UNAM. FEMyA. Leg. 119. Exp. 22. Fs. 2. Carta que envía Río de la Loza al director de la Escuela José Ignacio Duran, en 18 de abril de 1850. 42 Se sabe que la primera edición salió a la luz en 1850, sin embargo no hemos podido localizarla, solo conocemos la segunda edición del año 1862: Río de la Loza, Leopoldo. Introducción al estudio de la química. México. Imprenta de J. M. Lara. 1862. 96 p. y 6 laminas. 43 Fernández del Castillo, Francisco. “El Doctor Luis Hidalgo y Carpio”, en: Antología de Escritos Histórico- Médicos. México. Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina de la UNAM. 1984. p. 1008. 44 Hidalgo y Carpio, Luis. Introducción al estudio de la Medicina Legal Mexicana. México. I. Escalante. 1869. 239 p. 27 clínica del arte de los partos”45 que se reimprimió varias veces siendo la ultima en 1885 y de la cual se ha dicho “se trata de un pequeño epítome, redactado en forma tan sencilla y metódica..... que con razón fue considerado como uno de nuestros clásicos.”46 Un personaje digno de recordar es el doctor don Miguel Francisco Jiménez, quien como muchos otros figuró entre los médicos más destacados que ha dado la Escuela de Medicina Mexicana gracias a su espíritu reno vador. Comienza sus estudios en el Establecimiento de Ciencias Médicas en 1835 47 y para 1845 es ya profesor de clínica interna, primero como interino y luego como titular en 1850, para lo cual, se da a la tarea de cambiar sistemáticamente la clínica clásica por una clínica moderna como la que en ese momento se esta enseñando y practicando en Francia, introduciendo como obligatorios los métodos clínicos de la percusión y la auscultación en la exploración de cualquier enfermo. Sus estudios se hicieron famosos y se convirtieron en clásicos dadas las precisiones de sus observaciones, como lo fueron con respecto a los abscesos hepáticos, la fiebre amarilla, el tabardillo, entre otros muchos, que fueron publicados por Don Miguel en los órganos de difusión de la AcademiaNacional de Medicina en sus diversas épocas como lo fueron el Periódico de la Academia de Medicina de México y la Gaceta Medica de México. Deja de producir y enseñar hasta 1876 año de su muerte siendo así uno de los mejores clínicos por más de 30 años. “Es en ese cuarto de siglo que va de 1850 a 1876 cuando se forja realmente una clínica mexicana que nunca había existido como tal, a pesar de tan esporádicos como meritorios intentos.”48 45 Rodríguez, Juan María. Guía clínica del arte de los partos. 4ª. Ed. México. Imprenta de Francisco Díaz de León. 1885. 272p. 46 Fernández del Castillo, Francisco. “Dr. Juan María Rodríguez,” en: Antología de.... op. cit. P. 1099. 47 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 63. Fs. 14. Año 1835. Expediente justificativo de la carrera de medicina del joven Miguel Francisco Jiménez y García. 48 Viesca, Carlos. “Las ciencias medicas en el México independiente,” en: Arechiga, Hugo y Juan Somolinos (compiladores) Contribuciones mexicanas al conocimiento médico. México. Ed. F.C.E. 1993. p. 69. 28 No podemos pasar de largo ni dejar de mencionar algo sobre la Academia Nacional de Medicina, ya que es fundamental para el estudio de la medicina, aunque no sea, por ahora, el eje de esta investigación. Es desde la década de los años 30´s del siglo XIX cuando empieza a existir una relación entre médicos galos y médicos mexicanos, la cual partir de 1862 con la invasión francesa a nuestro país, se vuelve mas estrecha y más aún con médicos de otras nacionalidades como lo fueron los alemanes o los austriacos, quienes venían como auxiliares del ejército invasor y otros, después, como médicos del Imperio. Al no existir esta interacción aunada al “espíritu del colonialismo civilizador propio de la época, trataron (los extranjeros) de incorporar a los médicos mexicanos al mundo de la ciencia médica europea y a la vez ellos mismo se incorporaron a la vida científica que en el País había”.49 Como resultado de esto y tomando los restos de la vieja Academia de Medicina, pues hay que recordar que hubieron varios intentos por formar una academia vanguardista, se crea en 1864 la actual Academia Nacional de Medicina, teniendo como primer presidente al doctor Carlos Alberto Ehrmann, Jefe de Sanidad del ejército francés y el segundo al doctor Miguel Francisco Jiménez. Dicha Academia ha funcionado desde entonces ininterrumpidamente hasta hoy día, al igual que su órgano de difusión: La Gaceta Medica de México. Para este mismo año de 1864 tiene como consecuencia de la intervención extranjera la llegada al país de un príncipe europeo: El Emperador Maximiliano I de México, gobierno que duraría hasta 1867, con el derrocamiento del Imperio y el triunfo de la República Restaurada. Durante este período se vio afectada, por supuesto, la enseñanza de la medicina especialmente en colegios y escuelas del interior de la República, pues a más de tener los catedráticos que juran lealtad al 49 Ibidem. P. 71. 29 Gobierno Imperial, en algunos casos sus establecimiento fueron clausurados por ordenes del Emperador, tal fue la suerte que corrió la Escuela Médica de Puebla, en la que jugó un papel muy importante otro de los grandes médicos mexicanos del siglo XIX y quien fuera el doctor Rafael Lucio y Nájera, hombre que se distingue por su pensamiento liberal y su clara oposición a que la nación estuviera gobernada por un emperador traído del exterior. Sin embargo “en su calidad de hombre de ciencia, preocupado por el avance y progreso de las ciencias médicas, tuvo que dejar de lado y olvidarse, por un momento de sus inclinaciones partidistas para estar en posibilidades de opinar y dictaminar... sobre lo que el mismo gobierno le solicitaba con respecto a la Escuela de Medicina de Puebla”.50 Es el gobierno imperial quien solicita a la Escuela de Medicina de México un informe sobre la eficacia de la enseñanza de la medicina en el Estado de Puebla, a lo que las autoridades escolares sugieren que se haga una investigación directamente en aquella institución pues se consideraba que dicha escuela seguía arrastrando viejos vicios que en años anteriores habían provocado su clausura.51 Después de nombrarse una comisión encabezada por Don Rafael Lucio y de haber hecho esta un análisis exhaustivo de la situación, el informe que presentan a las autoridades concluyen con lo siguiente “...No teniendo la Escuela de Puebla los medios suficientes para dar bien la enseñanza... es conveniente su clausura”.52 Finalmente diremos que el decreto de clausura como tal, es decir el que expide el Emperador, esta fechado en 4 de julio de 1864 y en el que se dispone subsista la orden de la Regencia Imperial que por el mismo motivo se había dado en 13 de enero de ese mismo año.53 50 Zacarías-Prieto, Jorge y Lorena Sánchez. “Rafael Lucio y Nájera y el cierre de la Escuela Medica de Puebla”, en: Tiempo Universitario, Gaceta histórica de la BUAP. Año 4, No. 11, 28 de junio del 2001. p. 7. 51 Podemos puntualizar que por motivos no convenientes a la enseñanza de la medicina, la Escuela de Puebla ya había estado cerrada nueve años antes, es decir en 1855. 52 AHFM-UNAM. Apéndice del FEMyA. Exp. 402. Fs. 9. Año 1864. Este dictamen esta firmado por don Rafael Lucio a nombre dela comisión en 28 de marzo de 1864 53 Ibidem. Fs. 2. 30 Al restaurarse la República, tres años después y con la derrota y fusilamiento del Emperador se da paso a nuevas reformas entre las cuales se encuentra la educativa con la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal promulgada el 2 de Diciembre de 1867. Dicha ley sienta las bases para la creación de la Escuela Nacional Preparatoria y de esta manera las escuelas superiores se deslindan de los estudios preparatorios que los jóvenes tenían que cursar antes de entrar de lleno al estudio de sus respectivas carreras, en las instituciones correspondientes como lo era el caso de la Escuela de Medicina. Es justo decir que Gabino Barreda fue el gran impulsor de las reformas educativas a más de haber sido profesor de la Escuela de Medicina desde 1855 impartiendo la cátedra de Historia Natural Médica y al que podemos considerar “cabeza de este movimiento en el terreno de la filosofía de la educación, con el que culminan sus esfuerzos por una reforma completa de la enseñanza, incluida en ella la creación de la Escuela Nacional Preparatoria”. 54 Dadas estas reforma, la carrera de Medicina se deberá cursar en cinco años, tomando en cuenta lo dicho arriba de que los estudios preparatorios ya no se cursarían en la escuela superior. En el primer año se enseña anatomía descriptiva y farmacia galénica; en el segundo fisiología, patología, anatomía general y topográfica, y clínica externa; en el tercero operaciones, patología y clínica interna; en el cuarto patología general, terapéutica y clínica externa; finalmente en el quinto y último año se estudiaban higiene pública, obstetricia teórica y clínica, medicina legal y clínica interna.55 Con respecto a los libros de texto, la Ley del 67 disponía la creación de una junta directiva que se encargaría de proponer dichos textos tomando en cuenta y en igualdad de circunstancias tanto a los autores extranjeros como a los nacionales; 54 Viesca, Carlos. Op. Cit. p. 73. 55 Ruiz, Luis E. Apuntes históricos de la Escuela Nacional de Medicina. México. UNAM. 1963. (Archivalia No. 1), p. 32 y siguientes. 31 es producto de esto que los profesores de la Escuela de Medicina comienzan a escribir sus tratados para la enseñanza como lo hemos mencionado. El plan de estudios se mantuvo hasta cierto punto estable ya que fueron poco loscambios que tuvo en cuanto a sus contenidos y los textos que se venían usando; sin embargo, para el año de 1875 y en palabras de Fernández del Castillo “ya había variado bastante el cuadro de catedráticos de la escuela, por lo que lo ponemos en seguida: “Farmacia Esteban Cházari. Química analítica Gumersindo Mendoza. Historia de Drogas. Alfonso Herrera. Anatomía descriptiva. Francisco Ortega. Anatomía Topográfica Francisco Chacón. Fisiología Ignacio Alvarado. Patología general Gabino Barreda. Patología externa Rafael Lavista. Operaciones Eduardo Liceaga. Patología interna Rafael Lucio. Obstetricia Ignacio Torres. Terapéutica Manuel Domínguez. Higiene José Guadalupe Lobato. Medicina legal Agustín Andrade. Clínica externa Francisco Montes de Oca. Clínica interna Miguel Jiménez. Clínica de partos Juan M. Rodríguez”56 Si comparamos el plan de estud ios de 1868 con este de 1875 nos damos cuenta que se aumentaron dos cátedras: la de Química analítica y la de Historia de las 56 Fernández del Castillo, Francisco..... Del Palacio de la Inquisición....... op. cit. p. 91-92. 32 drogas y los textos en su mayoría seguían siendo principalmente extranjeros y casi en totalidad de origen francés, que dicho sea de paso era el idioma que mejor se conocía entre los jóvenes estudiantes, prueba de esto es lo que de los textos escribe Flores y Troncoso, “...da indignación ver que aún tengamos que pedir prestados a las Facultades europeas los libros que deben servir para nuestra enseñanza. Y no es esto todavía; si no que aún de las mismas obras..., tenemos que buscar de algunas de ellas las traducciones, porque desconocemos el idioma original en que están escritas, como sucede actualmente con algunas de las que sirven de texto que, de origen alemán, tenemos que recurrir para pedirlas y aprovechar a las traducciones francesas o catalanas”57, además debemos tomar en cuenta que esto lo escribe en 1886. Ya avanzado el siglo, en la década de los años 80, se creó una materia más que fue la de Histología, la cual es fundamental para los alumnos de medicina ya que ayuda a conocer los tejidos del cuerpo, además de ser la base de la patología. “El incremento de materias no sólo se dio dentro del cuadro de las ciencias básicas y clínicas... sino también en el área sociomédica como moral médica, medicina legal, historia de las ciencias médicas e higiene pública, dando al estudiante un panorama completo de lo que debía ser la medicina”.58 Como se puede ver el plan de estudios de la carrera de médico-cirujano se enriqueció constantemente a lo largo del siglo, al írsele agregando materias en provecho de los alumnos o bien se reestructuraban otras con el mismo fin. La enseñanza de dichas cátedras se dividían en teóricas y prácticas; de las primera no hubo realmente problemas dado que se impartían en las instalaciones de la 57 Flores y Troncoso, Francisco de Asís. Historia de la medicina en México desde la época de los indios hasta la presente. Tomo III, Prologo de Porfirio Parra. México. Imprenta de Fomento. 1886. p. 159. 58 Rodríguez, Martha Eugenia. “La actividad científica en la Escuela Nacional de Medicina en México. Segunda mitad del siglo XIX.” en: García Hourcade, Juan Luis, et. al. (coordinadores). Estudios de Historia de las Técnicas, la Arqueología Industrial y las Ciencias II. Ed. Junta de Castilla y León. Conserjería de Educación y Cultura. 1998. p.578. 33 misma escuela en donde los profesores hacían sus exposiciones de acuerdo con los libros de texto aprobados por las juntas respectivas. La enseñanza práctica tuvo algunas dificultades, pues eran dos aspectos lo que se tenían que considerar, el primero las observaciones que se debían tener tanto en los laboratorios como en los anfiteatros, y el segundo la enseñanza clínica, es decir la que se realiza en los hospitales al pie del lecho del enfermo, valiéndose los médicos, tanto profesores como estudiantes, de algunas técnicas como la auscultación, la percusión, el oído, la vista y otras. Esta por demás mencionar que muchos de estos problemas tuvieron su origen en los desordenes económicos por lo que pasaba el País y por ende la Escuela de Medicina. La enseñanza clínica se realizaba principalmente en el Hospital de San Andrés, pues era el lugar más apropiado para los alumnos, sin embargo “también asistían a los hospitales de maternidad y al Juárez, pues la Escuela de Medicina... sólo contaba con un anfiteatro, que no gozaba de las mejores condiciones higiénicas.”59 Pero también debemos mencionar que los objetivos de la enseñanza clínica fueron ampliamente criticados, pues se mencionaba que en las clínica, los catedráticos se conformaban con que los jóvenes estudiantes estuvieran presentes, aunque su participación fuera nula.60 En los últimos 20 años de la centuria decimonónica, la formación de los médicos se fue completando paulatinamente y uno de los grandes aciertos que tuvo la administración del doctor Manuel Carmona y Valle, quien fuera director de la Escuela de 1886 a 1902, es el haber instituido el estudio de las especialidades médicas y así en 1888 se comienzan dichas cátedras con las de “oftalmología, inicialmente a cargo del doctor Ricardo Vértiz; la de ginecología, impartida por el 59 Rodríguez, Martha Eugenia. “La enseñanza practica en la Escuela Nacional de Medicina.”, en: Piñera Ramírez, David. (coordinador). La educación superior en el proceso histórico de México. Tomo III, Cuestiones esenciales. Prospectiva del siglo XIX. México. Ed. SEP. UABC. ANUIES. 2002. p. 489. 60 Herrera Moreno, Enrique. “La Escuela de Medicina en México.”, en : Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate. México. 1924. Tomo 43. p. 422. 34 doctor Nicolás San Juan; la de bacteriología por el doctor Ángel Gaviño y la de enfermedades mentales por el doctor Manuel Alvarado”.61 Seis años más tarde se implantan otras dos que fueron la de Pediatría, llamada entonces clínica infantil, impartida por el doctor Carlos Tejeda y la de Histología patológica a cargo del doctor Francisco Hurtado.62 Las especialidades se podían cursar simultáneamente después del tercer año de la carrera, sin embargo, el grado como tal se le otorgaba a los estudiantes después de haber obtenido el título de médico-cirujano y de haber cursado dos años de la especialidad. La Escuela de Medicina tuvo gran éxito en cuanto a sus trabajos de investigación y experimentación gracias a que tendió lazos de trabajo con otras instituciones además de los hospitales en donde se enseñaban las clínicas; tal es el caso del Museo Anatomo Patológico que se encontraba en el Hospital de San Andrés y el cual tenía como objetivo principal dar a conocer las enfermedades que más frecuentemente se presentaban en México. El reglamento del Museo, el cual esta fechado en 1898, es decir dos años después de su fundación (1896), enfatizaba que una de sus obligaciones era el facilitar las piezas anatómicas a los catedráticos para impartir mejor sus clases y de ésta manera ir permeando a los estudiantes en lo relativo a la morbilidad de la Ciudad de México principalmente.63 Para el año de 1899 el Museo Anatomo-Patológico se transformó en el Instituto Patológico Nacional en donde se comienza a estudiar la anatomía patológica considerada la base para el desarrollo de la medicina científica. Cabe mencionar que tuvo como director fundador, del Museo y después del Instituto, al Dr. Manuel Toussaint. 61 Rodríguez, M. E. “La actividad científica.....” Op. Cit. p. 582. 62 Ruiz, Luis E. Op. Cit. p. 48. 63 AHFM-UNAM.FEMyA. Leg. 188. Exp. 4. Fs. 132-134. Año 1898. Reglamento del Museo Anatomo Patológico d e la Escuela de Medicina. 35 Otra muy importante institución con la que tuvo relación directa la Escuela dado que varios de los profesores de ésta fueron investigadores en su seno, fue el Instituto Médico Nacional, el cual fue creado en 1888 con diversos fines, como el estudiar las condiciones médicas en las que se encontraba el país para lo cual se analizarían y hacían estudios de geografía y climatología, a más de hacer experimentos de la flora y la fauna del territorio, aplicados a la medicina. El Instituto estuvo formado por cinco secciones, la de geografía y climatología médicas, además de la de historia natural, química analítica, fisiología experimental y terapéutica clínica. “colocado bajo la dirección de Fernando Altamirano, el Instituto concentró la investigación básica durante las dos siguientes décadas, fue modelo para la creación de otros institutos, así como escuela práctica de científicos de mérito relevante.”64 Debemos dar reconocimiento a los personajes que desde los inicios del Instituto fungieron como investigadores y que al mismo tiempo eran profesores de la Escuela Nacional de Medicina como fueron los casos de Fernando Altamirano, profesor de las cátedras de Terapéutica, Farmacia y Fisiología, Domingo Orvañanos de Clínica interna, Manuel Toussaint de Terapéutica e Histología, Alfonso Herrera de Historia natural de las drogas, entre otros más.65 No cabe duda que la gran institución que viene a suplir y renovar grandemente la enseñanza de la medicina en conjunción con la Escuela es el Hospital General de México. Es a finales del siglo XIX cuando el doctor Eduardo Liceaga planea la creación de un hospital-escuela, el cual vendría a terminar con las deficiencias que presentaban las clases prácticas que se impartían en los viejo hospitales. Esta idea se ve culminada en 1905 con la creación del Hospital General, que sustituyo 64 Viesca, Carlos. Op. Cit. p. 81. 65 Rodríguez, M. E. “Los estudios médicos en México....” Op. Cit., p. 20. 36 al de San Andrés. Dicho nosocomio “fue una obra planeada por el doctor Eduardo Liceaga y el ingeniero Roberto Gayol, quienes incorporaron los elementos científicos y técnicos de la época par edificar un conjunto hospitalario que representó el símbolo de la modernidad médica en el País”.66 Los objetivos primordiales del nuevo hospital según el doctor Liceaga debían ser entre otros, la buena asistencia de los enfermos; el concientizar y educar al personal de salud con respecto a la higiene; hacer de la medicina una enseñanza práctica en sus instalaciones; etc. Liceaga había planeado que anexo al hospital se construyera un edificio para ahí albergar la Escuela, está idea no prosperó, sin embargo lo que sí tuvo respuesta fue que los jóvenes estudiantes fueran a practicar sus clases clínicas a los diferentes pabellones y anfiteatros del Hospital General. Es bueno señalar por último quienes fueron los directores de la Escuela de Medicina desde la creación del Establecimiento de Ciencias Médicas en 1833, hasta el período que abarca este trabajo en 1905 con la inauguración del Hospital General de México y el gran proyecto de modernidad de la medicina como ya se ha mencionado: don Casimiro Liceaga 1833-1846; don José Ignacio Durán, quien ha sido el hombre que más tiempo ha durado como director pues estuvo en el cargo por más de 22 años, de 1846 a 1868; don José María Vértiz 1868; don Leopoldo Río de la Loza 1868-1873; don Rafael Lucio y Nájera 1873-1874; don Francisco Ortega y Villar 1874-1886; don Manuel Carmona y Valle 1886-1902 y finalmente don Eduardo Liceaga 1902-1911. Como hemos podido ver la Escuela de Medicina de México tuvo grandes avances en la enseñanza al ir transformando y enriqueciendo sus planes y programas de estudio a pesar de la inestabilidad de las diversas etapas por las cuales 66 Sánchez Rosales, Gabino. “El Hospital General de México: una historia icnográfica.”, en: Boletín Mexicano de Historia y Filosofía de la Medicina. Vol. 5, No. 1, Año 2002 p. 16. 37 atravesaba el país en cuanto al ámbito socio-político y económico que por supuesto atañarían a nuestra instituc ión. Podemos decir que la escuela tiene dos grandes momentos después de su creación: el primero es en 1854 cuando la Escuela logra por fin tener un edificio propio, lo cual le daría una estabilidad para ir reorganizando sus métodos de estudio y enseñanza sin tener que pasar por tantas vicisitudes como lo fue en los primeros 18 años de existencia (1833-1854), y el segundo es el impulso que se les da a las cátedras de la enseñanza clínica- práctica, al instruir a los alumnos al pie de la cama del enfermo como en los hospitales de Maternidad, el Juárez y el de San Andrés, para culminar con la apertura del Hospital General de México. Para finalizar cabe mencionar que la actividad de investigación científica que desarrolla la Escuela, tiene grandes avances primordialmente en el último tercio de la centuria decimonónica y en particular a partir de la creación de los grandes Institutos como el Médico Nacional y el Patológico Nacional, en donde participaron de manera brillante tanto profesores y alumnos de esta gran Institución como lo fue la Escuela de Medicina de México, hoy Facultad de Medicina de la UNAM. 38 CAPITULO II LOS ALUMNOS EN LA ESCUELA DE MEDICINA. Como ya se vio en el capitulo anterior, la Escuela de Medicina comienza su vida académica en 1833 con una cantidad muy baja de alumnos, si la comparamos con las proporciones que llego a tener a finales del siglo XIX y, más aun, con las cantidades de hoy en día. En este segundo capitulo trataremos la parte relacionada a los alumnos, dado que nuestro catalogo documental contiene alrededor de 700 fichas catalográficas de los expedientes de los jóvenes inscritos en la Escuela médica entre 1884 y 1893; sin embargo hablaremos de la situación de estos en los primeros años de manera general, para dar paso después al análisis de los estudiantes de esta época. Algunos autores manejan ciertas cantidades con relación a los alumnos que se inscribieron en diciembre de 1833, para la apertura del Establecimiento de Ciencias Médicas,67 sin embargo en el Archivo Histórico de la Facultad de Medicina de la UNAM, se tiene en resguardo un libro manuscrito, en donde se encuentran anotados los nombres y datos de todos los alumnos inscritos en la Escuela entre 1833 y 1934 aproximadamente, y entre los que se cuentan 71 jóvenes pertenecientes a la primer generación de alumnos del Establecimiento.68 La inestabilidad política del país, y por lo tanto las vicisitudes por las que paso la Escuela de Medicina durante el siglo XIX, tuvieron repercusiones en el ámbito académico y por ende en el ámbito estudiantil; así ocho meses después de su creación, desaparecen por ordenes del Supremo Gobierno, cinco de los seis establecimientos de estudios superiores, exceptuando el de Ciencias Médicas, sin 67 Francisco Flores, habla de 87 alumnos inscritos en este año de 1833 en su Historia de la Medicina... op. cit. P. 84. Marta Eugenia Rodríguez, hace una buena comparación de cifras en su artículo: Los estudios medicos en Mexico.. ... op. cit. P. 18. 68 AHFM-UNAM. FEMyA. Sección de libros. Libro No. 4. Fs. 1-500. Año. 1833-1934. Las inscripciones en este manuscrito siguen un orden cronológico y no un riguroso orden alfabético. 39 embargo para el año de 1835, la matricula disminuyo, tal vez no en gran cantidad pero si significativamente dada la inestabilidad referida, pues se inscribieron 63 jóvenes,69
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