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Como-surge-UNIVERSUM

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U N I V E R S I D A D N A C I O N A L 
A U T Ó N O M A D E M É X I C O 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
 ¿Cómo surge UNIVERSUM? 
 
 
 
 T E S I S 
Que para obtener el Título de 
LICENCIADO EN HISTORIA 
P r e s e n t a 
ISRAEL CHÁVEZ RESÉNDIZ 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Asesora: Dra. Susana Biro Mc Nichol 
 
 
 
 
 
 
 Ciudad Universitaria, México DF Agosto 2008 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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DEDICATORIAS 
 
Esta tesis se la dedico a mis padres, debido a que todo el trabajo, el temple y el esfuerzo fue 
de ellos, yo simplemente tuve que escribirlo. Les agradezco también su infinita paciencia y 
su enorme patrocinio, pues aunque trabaje mil años, jamás podré saldar esa cuenta 
pendiente. Sépanse que los quiero y los respeto. 
 
A Santos -mi papá- porque me mostró el coraje con el que se debe empuñar una 
herramienta para trabajar. Porque de él aprendí el oficio de la carpintería, pero sobre 
todo, a respetar mis orígenes obreros. A ganarme la vida con mis propias manos y 
no recibir una sola pizca de limosna. A llevar tatuado en mis puños la palabra: 
DIGNIDAD. 
 
A Olga -mi mamá- porque de ella aprendí a caminar, a hablar, a escribir, a llorar, a 
secarme las lágrimas, a pelear, a querer. Pero sobre todo le aprendí la fortaleza con 
la que uno se debe levantar después de haber caído en el abismo. Porque desde su 
vientre me dijo que los puños se tensan con fuerza, coraje y carácter. Y ahora que 
soy, sé que nunca la he defraudado. 
 
A mis hermanos, porque son mi columna vertebral. 
 
A Jomi -mi hermana- por haberme contagiado de su inquebrantable alegría, del 
gozo por estudiar a lado de ella, por entrenar fuerte y decididamente, por “ponernos 
felices” a la menor provocación, por levantarme de cada resaca y obligarme a correr 
por Ciudad Universitaria, pero sobre todo, por su impresionante capacidad de saber 
escuchar. 
 
A Ulises -mi hermano- por mostrarme su bravura frente a los libros, por su 
incansable deseo de aprender química, por descubrir la manera más ridícula de 
hacerme enojar, pero sobre todo por compartir el gusto por una literatura ácida y 
corrosiva. 
 
A Yair -mi hermano- por sus excelentes gustos musicales, por toda la comida 
chatarra que devoramos jugando en la computadora, por su lealtad, por su paciencia, 
por su cariño y porque si en algún pecho he de llorar, será con él. Porque estoy 
completamente seguro que algún día será un gran guitarrista de garage-rock. 
 
A Jaqueline, -mi tumor inextirpable- por ser la más suculenta voz crítica, por su 
gran ánimo, por sus ironías, por su acidez, por las borracheras y los viajes junto a 
ella, por su cuerpo, por su inexorable sentido del humor, por su desfachatez. Por 
todo. Porque bien sabes que siempre te traeré cargando en las entrañas, en una 
jeringa, en mis pupilas dilatadas o en el hígado cuando menos. 
 
A todos los amo. 
 
Esto va por ustedes. 
Agosto, 2008 
AGRADECIMIENTOS 
 
Expreso mi más profundo y sincero agradecimiento a la Dra. Susana Biro, quién además de 
ser mi amiga, dirigió magistralmente ésta tesis y la llevó a buen término. Le agradezco 
infinitamente todas sus observaciones, sus críticas y los consejos que amablemente quiso 
compartirme durante toda la investigación. 
 
Estoy consciente del enorme trabajo que representa lidiar con una persona tan desesperada 
e indeseable como yo, por ello, confirmo que le regresaré el enorme favor y con creces. 
Que no haya duda. Mientras tanto, espero que algún día por lo menos me acepte un par de 
cervezas y podamos disfrutar de una plática completamente sin sentido en cualquier cantina 
del centro de la Ciudad de México. 
 
Hago mención especial a la Dra. María del Carmen Sánchez Mora, por las estupendas 
recomendaciones bibliográficas, por su tiempo y su paciencia. Le agradezco también sus 
palabras de apoyo y de ánimo, ya que éstas siempre serán un buen incentivo para concluir 
cualquier proyecto que esté en puerta. Gracias Carmen. 
 
Agradezco también al Mtro. Luis Estrada, Dra. Carmen Sánchez Mora, Dr. Javier Bracho, 
Dr. Rafael Pérez Pascual, Dr. José Sarukhán, Mtra. Jennie Becerra, M. C. Manuel González 
Casanova, Arq. Maricarmen Álvarez del Castillo, Ing. Amado Santiago, Mtra. Julieta 
Fierro, Ing. Abraham Rubí, Mtra. Elaine Reynoso y al Dr. Jorge Flores por la fuerza de sus 
testimonios y le viveza de su memoria, porque en sus recuerdos encontré la energía 
suficiente para contar una Historia de UNIVERSUM. 
 
Agradezco al Lic. Ricardo Gamboa, al Dr. Jorge Bartolucci y en especial al Mtro. Alfredo 
Ruiz por las observaciones y consejos que generosamente me obsequiaron. Reconozco su 
enorme calidad académica, pero sobre todo, su gran calidez humana. 
 
Gracias a todos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y por qué no. Gracias también, a todos los mililitros de sustancias psicotrópicas que se 
perdieron en mi cuerpo y no dejaron que desvaneciera. Porque en los mejores y peores 
momentos de este trabajo me inyectaron una buena dosis de inspiración. 
 
INDICE 
¿Cómo surge UNIVERSUM? 
Introducción 
Capitulo 1 
La ciencia como construcción social 
1.1 Historia social 
1.2 El conocimiento como construcción social 
1.3 La ciencia como construcción social 
1.4 Conclusión 
 
Capitulo 2 
Comunicación pública de la ciencia en la UNAM 
2.1 La extensión universitaria 
 
2.1.1 Legislación 
2.1.2 Contexto socio-político, 1970 
2.1.3 Contexto universitario, 1970-1981 
2.1.4 ¿Qué es la extensión universitaria? 
 
2.2 Programa Experimental de Comunicación de la Ciencia (PECC) 
2.3 Luis Estrada y el Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia (CUCC) 
2.4 Conclusión 
 
Capitulo 3 
Museos y centros de ciencia 
3.1 ¿Qué es un museo? 
 
3.1.1 Coleccionismo 
3.1.2 Galerías y gabinetes 
3.1.3 Jardines botánicos 
3.1.4 Zoológicos 
 
3.2 Museos de Ciencia 
3.3 Museos de Ciencia Interactivos 
3.4 Centros de Ciencia 
3.5 Conclusión 
 
Capitulo 4 
UNIVERSUM: Una historia oral 
 
4.1 La entrevista: conversación única e irrepetible 
 
4.2 Metodología 
 
4.3 Antecedentes 
 
4.3.1.- Actividades de divulgación de la ciencia 
 
Boletín de la Sociedad Mexicana de Física (SMF); Garlas; Cine 
clubes; Café conferencias; Facultad de Ciencias 
 
4.3.2.- Programa Experimental de Comunicación de la Ciencia (PECC) 
 
Apoyos de la SEP y Luis Estrada; Conformación del PECC; La 
extensión universitaria; Objetivos iniciales; Casa Coyoacán 
 
4.3.3.- Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia (CUCC) 
 
Conformación del Centro; Revistas: Física y Naturaleza; Domingos 
en la ciencia; Y yo llegué por; Exposiciones temporales; Objetivos 
del centro; Torre de ciencias 
 
 
 
4.4 Propuestas de museo 
 
4.4.1.- Un museo de ciencias dentro de la UNAM 
 
Orígenes del proyecto; Cómo y a quién se propone; Luis Estrada y un 
museo de ciencias; José Sarukhán y un museo de historia natural. 
 
4.4.2.- Cruce de ideas y proyectos frustrados 
 
El enlace de Jorge Flores; Trabajo en equipo: Luis Estrada – José 
Sarukhán; Proyectos frustrados; Los “museitos” de la Normal de 
Maestros. 
 
4.4.3.- Evolución de la idea de Museo 
 
Otra vez Sarukhán; Problemas financieros; Caída del proyecto; El 
CUCC deja la Extensión Universitaria y se integra a la Coordinación 
de la InvestigaciónCientífica 
 
4.4.4.- Exploratorio 
 
Luz verde para construir un magno museo de ciencias en la UNAM; 
Macro-museo de la Evolución; Presentación en los Pinos 
 
4.5 UNIVERSUM 
 
4.5.1 Sarukhán rector 
 
Estrada deja el CUCC, Flores encabeza la dirección; Conversaciones 
en un carro; Financiamiento, partida especial del presupuesto 
universitario; Desarrollo del proyecto 
 
4.5.2.- ¿Quieres participar en la construcción de un Museo de Ciencias? 
 
CONACYT sale del campus; Invitaciones personalizadas de Flores 
para incorporar distinguidos universitarios al proyecto; Discusiones 
sobre el contenido del museo; Primer grupo de trabajo; Científicos de 
“a de veras” como jefes de sala 
 
 
4.5.3.- La influencia de los viajes 
 
Primera incursión: Flores, Seco, Sarukhán visitan varios museos de 
ciencias en Norteamérica; Copia de contenidos; Infraestructura de la 
UNAM para construir un museo de ciencias; Sentido nacionalista, 
pláticas de Flores con miembros destacados de la comunidad 
universitaria; Segundo viaje de científicos; Diseño de salas, 
influencia extranjera, carácter interactivo, objetivos del museo; Para 
quién está diseñado UNIVERSUM, públicos meta, carencia de teoría; 
Exposiciones temporales del CUCC, diferentes foros (Archivo 
personal de Flores) 
 
4.5.4.- ¿Qué es UNIVERSUM? 
 
Museo, Centro Cultural o Centro de Ciencias 
 
 
 
4.6 Conclusión 
 
 
Conclusión 
 
Bibliografía 
 
INTRODUCCIÓN 
 
A finales del 2006 me propuse investigar la génesis del Museo de las Ciencias de la 
UNAM. De inicio no tuve idea de cómo hacerlo o cómo averiguar, porque jamás había 
escrito una historia de una dependencia universitaria o en todo caso, de un museo. Lo 
primero que se me ocurrió fue zambullirme en el acervo de la biblioteca de UNIVERSUM 
y tratar de encontrar algún libro que me hablara sobre su historia; sin embargo, el esfuerzo 
sirvió para constatar una realidad: hasta ese momento había muy poca información al 
respecto. Lo más que encontré fue una crónica de la construcción del Museo escrita por el 
Ing. José de la Herrán y una tercia de libros que recopilaban la obra artística dentro de 
UNIVERSUM, un manual para hacer un museo de ciencias y uno más que enumeraba los 
premios y el número de visitantes que ha tenido el museo. Nada que me hablara sobre los 
orígenes o que me explicara por qué en el presente la UNAM cuenta con un Museo de 
Ciencias. 
 
A partir de este hecho me formulé una pregunta, la cual se convertiría en el estandarte 
de esta investigación: ¿Cómo surge UNIVERSUM? Quise saber qué orígenes tenía este 
museo, cómo se había hecho, quién o quiénes lo habían pensado, cómo se construyó, con 
qué intenciones, para qué público, con qué recursos. Mientras obtenía más datos, las 
preguntas brotaban por todos lados. Tenía más dudas, más interés, más material para 
desarrollar una investigación histórica. 
 
Pensé que dándole respuesta a mi gran interrogante, sabría más datos acerca de los 
científicos que se forman en la UNAM, sabría también cómo se organiza la propia 
Universidad para crear centros de investigación y de divulgación de la ciencia. Conocería 
desde las mismísimas entrañas el proceso de creación del conocimiento y la forma en que 
se comunica a la sociedad. Para ello tuve que ceñirme a un marco teórico que me diera las 
herramientas necesarias para entender este proceso histórico. Es decir, una vez avalado el 
proyecto de investigación, separé mi trabajo en cuatro grandes capítulos. En el primero 
reviso las características de la Historia Social de la Ciencia, pues a través de esta 
perspectiva pude entender que la ciencia es una construcción social que involucra a más 
actores, a más grupos y a más instituciones que los meramente científicos. En el segundo 
hablo de las actividades de comunicación pública de la ciencia dentro de la UNAM, entre 
1970 y 1990, esto me serviría para entender el contexto social y universitario en que se 
desarrollaron estas actividades, sabría de la evolución de diferentes programas de 
divulgación de la ciencia y la manera en que provocaron una atmósfera en la que se pudo 
pensar y discutir la creación de un Museo de Ciencias dentro de la UNAM. En el tercer 
capítulo muestro la evolución del concepto de museo, desde lo que entendían los griegos y 
los romanos, hasta lo que actualmente se conoce como Museos de Historia Natural, los 
Museos de Ciencia, los Museos de Ciencia Interactivos y los Centros de Ciencia. Me parece 
fundamental que se entiendan las características de cada uno, pues siguiendo la narrativa de 
mi investigación nos daremos cuenta que UNIVERSUM abarca gran parte de ellas. 
Finalmente en el cuarto capítulo, describo las características de la historia oral y expongo la 
metodología que utilicé para generar con trece personas, los testimonios necesarios para 
escribir una historia de UNIVERSUM. 
 
La investigación que presento consumió dos años de enormes esfuerzos, por un lado 
menciono los académicos, pero a mi parecer el más importante fue el gran ejercicio de 
memoria que realizaron las trece personas entrevistadas. Sin sus testimonios, esta tesis 
jamás se hubiera escrito, ni arrojado los elementos necesarios para entender ¿Cómo surge 
UNIVERSUM? 
 
Espero que ésta historia del Museo de Ciencias de la UNAM sea el pretexto adecuado 
para recopilar y organizar un Archivo Histórico de UNIVERSUM, pues cualquier persona 
interesada en saber el pasado del museo que acaba de visitar, no se vaya desilusionada o 
desinteresada en el peor de los casos. Pues precisamente para eso sirve la historia, para 
entender nuestro presente. 
 
Sirva entonces el siguiente texto para llenar algunos huecos de la historia de la 
UNAM, pero sobre todo, para generar más y mejores preguntas de investigación sobre 
UNIVERSUM. Adelante. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La institución de la ciencia es un hecho social, un cuerpo compuesto 
por hombres reunidos mediante ciertas relaciones de organización para 
realizar determinadas tareas en la sociedad. El método en la ciencia es, por 
contraste, una abstracción de estos hechos. Por ello existe el peligro de 
considerarlo como una especie de forma platónica ideal, como si hubiera un 
camino preciso para encontrar “la verdad”. 
John D. Bernal. 
 
CAPITULO 1 
LA CIENCIA COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL 
La ciencia, al igual que la historia, tiene su origen en la sociedad. En la historia, el 
objeto de estudio es el propio pasado del hombre, de las ideas que ha tenido, las 
revoluciones que ha peleado o los libros que ha escrito; en cuanto a la ciencia, ésta ha 
desarrollado herramientas tanto intelectuales como materiales para entender la naturaleza 
de la que somos parte, en fin, tanto la ciencia como la historia nos ayudan a entender el 
presente que nos rodea. 
 
Para cumplir con su objetivo, los científicos y los historiadores generan 
conocimiento, cada uno con sus herramientas es capaz de arrojar mucha luz sobre los temas 
más importantes o más comunes de la naturaleza. El conocimiento sobre el pasado del 
hombre ha sido materia de muchísimos libros de historia, pues la mayoría de la gente busca 
una explicación del presente en el pasado. Sin embargo cuando nos referimos al 
conocimiento científico, es común que se asocie con cosas futuristas, llenas de progreso, 
incluso muchas veces este conocimiento se proyecta a-histórico, sin pasado. Pero no hay 
peor error que éste. Pues la ciencia no es un producto aislado o creado por generación 
espontánea. Ha sido una actividad humana que se ha practicado desde la antigüedad, por lo 
tanto es sumamente histórica. En su haber, la ciencia se ha construido desde sus éxitos, pero 
también desde sus errores. Ha sido un proceso demasiado complejo que involucra a muchos 
más actores que los meramente científicos. 
 
De hecho, a partir del perfeccionamiento de la imprenta por Gutenberg, el 
conocimiento,1 ha tenido un empuje impresionante, pues alestar inscrito en papel, se ha 
abierto paso de continente a continente y de generación en generación. Diferentes ideas han 
encontrado eco en la mente humana y de esta manera hemos construido la sociedad y la 
cultura de la que somos parte. 
 
Todo el conocimiento reunido a través de los libros o expuesto en las cátedras de las 
universidades constituyen la base de nuestra cultura, pues como dice John Desmond 
Bernal: “La civilización tal y como la conocemos hoy y en sus aspectos materiales, sería 
imposible sin la ciencia, que además se halla profundamente implicada con los aspectos 
intelectuales y morales de nuestra cultura”. 2 Debido a esta afirmación, sería un error 
considerar a la ciencia como un producto exclusivamente hecho por los científicos. Por lo 
tanto en este capitulo hablaré de la construcción social del conocimiento, mostraré que la 
ciencia es producto de un contexto social, porque tanto la economía, la política, la cuestión 
religiosa, la filosofía y hasta el factor militar afectaron la construcción del conocimiento; 
hablaré de la movilidad del conocimiento y delimitaré mis puntos de referencia en las 
universidades, pues fueron los principales lugares donde se generó y esquematizaron las 
nuevas ideas; incluiré la institucionalización del conocimiento apoyándome en la creación 
 
1 Entendido como la serie de ideas o técnicas para la comprobación de un objeto cualquiera que haga 
posible la descripción, el cálculo o la previsión controlable de un objeto, entidad o cosa. Nicola Abbagnano. 
Diccionario de Filosofía. México: FCE. 1980. 1206 p. p 216 
 
2 Jonh D. Bernal. Historia Social de la Ciencia. Barcelona: Península. 1989. 540 p. p. 
 
de la Royal Society y describiré cómo marcó la pauta para la legitimación de la ciencia 
frente al poder y la sociedad. Finalmente, apuntaré con especial atención que la ciencia es 
un proceso social porque en su construcción intervienen muchos actores como los 
científicos, los políticos; instituciones como las Universidades o la Iglesia; y varios 
métodos que han sido puestos a discusión entre grupos científicos y no científicos. 
 
 
1. 1 Historia social 
Desde hace tiempo, la historia se ha especializado y en su haber ha desarrollado 
diferentes herramientas para investigar el pasado desde una perspectiva particular. De 
hecho, en la actualidad podemos encontrar estudios históricos especializados en: política, 
sociología, filosofía o economía. Es más, podría aventurarme a decir que el término historia 
comienza a ser utilizado como un prefijo que antecede la disciplina que se quiere estudiar. 
Por citar un ejemplo, no es lo mismo hacer una historia política de México de 1950 a 1960, 
que escribir una historia de México en ese mismo periodo. La diferencia es monumental y 
radica en que en el primer caso se toma como base a la historia para desarrollar un análisis 
político; en el segundo podemos asumir que la historia incluye todas esas disciplinas, es 
decir, al escribir una historia de México de 1950 a 1960, podemos integrar narrativas que 
describan lo político, lo económico y social en un solo discurso. Me disculpo por la 
simpleza del ejemplo, pero el punto es que la historia es un gran observatorio desde el cual 
podemos estudiar cualquier tipo de actividad humana, donde sólo hace falta utilizar las 
lentes adecuadas para obtener los resultados que deseemos. En este caso, quiero observar a 
la ciencia y muy particularmente ajustaré la resolución para mirarla a través de la historia 
social. 
En primer lugar, la Historia Social se ha distinguido como una metodología de 
estudio, ésta en particular ha recibido muchas críticas, pues de ella se desprenden dos 
grandes versiones, la primera fue descrita magistralmente por Lucien Febvre que en el año 
de 1941 declaraba en una conferencia impartida en la École Normale Supérieure: 
 
Repito, por tanto: no hay historia económica y social. Hay historia sin más, en su unidad. La 
historia que es, por definición absolutamente social. En mi opinión, la historia es el estudio 
científicamente elaborado de las diversas actividades y de las diversas creaciones de los 
hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente 
variadas y, sin embargo, comparables unas a otras (el postulado es de la sociología); 
actividades y creaciones con las que otras cubrieron la superficie de la tierra y la sucesión 
de las edades. 3 
 
Me permitiré apuntar que lo que se buscaba era hacer una historia de la sociedad en 
movimiento, pues el mismo Georges Duby nos dice “que la idea es embarcar la historia 
social en una ruta de convergencia de una historia de la civilización material y de una 
historia de la mentalidad colectiva”. 4 Por lo que plantea tres métodos: el hombre en 
sociedad constituye el elemento final de la investigación histórica; el segundo, se trata de 
ocuparse en descubrir, en el seno de una globalidad, las articulaciones verdaderas; y el 
tercero, en crear un sistema de indisociable coherencia.5 En otras palabras, la historia social 
busca que el objeto de estudio sea delimitado por grandes conjuntos, por ejemplo como las 
clases sociales (dominante, dominada), los grupos sociales (los científicos, los políticos, los 
académicos, etc.) o como lo expresa Albert Soboul: 
 
 
3 Ciro F. Cardos y H. Pérez Brignoli. Los métodos de la historia. Introducción a los problemas, métodos y 
técnicas de la historia demográfica, económica y social. México: Grijalbo. 1976. 438 p. p. 298 
 
4 Ibíd. p 297 
 
5 Ibíd. 
 
La historia social no es solamente un estado de espíritu, ella quiere ser también una 
disciplina particular dentro del conjunto de las ciencias históricas. En este sentido más 
preciso, aparece vinculada al estudio de la sociedad y de los grupos que la constituyen, en 
sus estructuras como desde el ángulo de la coyuntura; en los ciclos como en la larga 
duración. 6 
 
Otra de las características de la historia social es que puede asociarse a la historia 
cultural al revisar la influencia artística, arquitectónica o lingüística de un territorio a otro. 
Podemos incluso encontrar un vínculo con la historia de las mentalidades si es que nos 
propusiéramos revisar la evolución y tránsito de las ideas político-filosóficas a lo largo del 
tiempo; la historia social, se asocia también con la historia demográfica y con la historia 
económica para estudiar los problemas agrícolas o de producción de alimentos o la venta de 
granos entre los Estados-Nación. 
 
Metodológicamente el término de historia social ha sido muy ambiguo. Quiero decir 
que, después de la definición expuesta por Febvre, ésta se ha diversificado de manera 
sustancial. Es más, después de la década de 1960 se han formado pequeñas, medianas y 
grandes corrientes de la historia social con tradiciones y métodos claros y definidos. 7 
Incluso el mismo Burke ha citado una definición demasiado general y ambigua: la historia 
social puede ser entendida como “la historia de las relaciones sociales; la historia de la 
estructura social; la historia de la vida diaria; la historia de la vida privada, la historia de las 
solidaridades sociales y los conflictos sociales; la historia de las clases sociales; la historia 
 
6 Albert Soboul. “Descripción y método de las historia social.” En: Ciro F. Cardos y H. Pérez Brignoli. Los 
métodos de la historia. Introducción a los problemas, métodos y técnicas de la historia demográfica, 
económica y social. México: Grijalbo. 1976. 438 p. p. 332 
 
7 Santos Juliá. Historia Social / sociología histórica. Madrid: Siglo XXI. 1989. 98 p. p 23 
 
de los grupos sociales”.8 Ciertamente la historia social puede ser todo eso, pero si nos 
vamos a esa definición llegaríamos a la conclusión de que la historia es social por 
definición, porque estudiael pasado del hombre, cosa que no nos hablaría de algún método 
en especial. Por lo tanto, sin profundizar en el tema, mostraré algunas características que 
distinguen a la Historia Social de los otros métodos que se emplean para escribir diferentes 
tipos de historia. 
 
La historia social confronta a la fuerte tradición historiográfica alemana positivista 
que se encarga de definir la Historia como científica y “sostiene que debe ser el apegado 
relato de los acontecimientos que sucedieron en el pasado”9 poniendo especial atención en 
los personajes políticos o con poder social; en los grandes Estados y naciones, en las 
grandes batallas o ejércitos que determinaron el rumbo de los mismos. En definitiva, una 
historia política, positivista, individualista y con el argumento principal de conocer solo la 
historia a través de las fuentes documentales para saber verdaderamente qué fue lo que 
pasó.10 
 
El positivismo supone a priori la existencia de hechos a la espera de que un 
historiador llegue, los recopile, ordene, narre y demuestre la veracidad de la investigación 
respaldada en las fuentes documentales. Los historiadores sociales, por su parte, dirigen y 
formulan preguntas, se hacen de un objeto de estudio; se plantean problemas, abren un 
cuestionario y diseñan líneas de investigación, que baste decir: “no sólo las descubren, las 
 
8 Peter Burke. Sociología e historia. Madrid: Siglo XXI. 1987. 350 p. p 35 
 
9 Santos Juliá. Op. Cit. p 3 
 
10 Ibíd. 
 
crean”.11 Es decir, el historiador debe abstraerse para realizar cuestionamientos con el afán 
de entender el presente que lo rodea. Para alcanzar este objetivo, debe “no solo de echar 
mano de los documentos escritos sino llevar su mirada hasta los artefactos de los cuales se 
ha servido el hombre, desde el lenguaje, hasta las técnicas de producción, desde los 
utensilios, medios físicos o toda la experiencia humana”.12 
 
De tal suerte que si buscamos una definición muy elemental de historia social 
debemos considerar que, en primer lugar, “lo social se refiere a la materia sobre la que 
trabaja el investigador”13, es decir, la sociedad humana, y que puede entenderse según las 
diferentes escuelas como “una totalidad estructurada”14 de pensamientos, de políticas, de 
costumbres, de tradiciones o incluso “maneras de obrar”.15 En otras palabras, la sociedad o 
los sistemas de pensamiento, las maneras de obrar o todo lo que pueda definirse con la 
categoría de social es materia de la historia social y constituye su principal característica. 
 
Por esta misma razón, los historiadores deben tener muy en cuenta la teoría social que 
han desarrollado los sociólogos pues a decir verdad, ellos se especializan en definir 
rigurosamente cómo está constituida una sociedad, qué niveles de organización tiene y de 
qué manera se comporta. 
 
 
11 Ibíd. p 7 
 
12 Ibíd. p 8 
 
13 Ibíd. p 33 
 
14 Ibíd. 
 
15 Ibíd. 
 
La escuela de los Annales ubicaba a la historia social como símbolo de la búsqueda 
de la totalidad, que “se expresaba sobre todo en las monografías regionales o locales y en el 
estudio de los grupos sociales y su estratificación social”16, por lo que Braudel defendía que 
el historiador social puede ofrecer originalmente a los científicos sociales -como los 
economistas, antropólogos, etnógrafos, sociólogos, etc- una noción cada vez más precisa 
del tiempo y “la larga duración. Porque el historiador organiza el material de su 
investigación en una categoría que se llama tiempo y observa los cambios que sufre la 
sociedad a través de él”. 17 
 
Y para cerrar esta breve revisión de la historia social, sólo apuntaré que el 
materialismo histórico tenía su propia manera de entender lo social, pues desde su 
perspectiva de estudio sostenía que la sociedad se divide en clases sociales y la interacción 
de ambas era el motor de la historia. 
 
Hasta este punto considero que se logra un panorama general para entender la historia 
social; pues sin ser éste un trabajo que se enfoque a definir estrictamente el término, se 
habló de sus características. Y ya, para entrar en materia de nuestro estudio, en los párrafos 
siguientes hablaré sobre la construcción social del conocimiento, su institucionalización y 
su transmisión. 
 
 
 
 
16 Ibíd. p 36 
 
17 Ibíd. p 37. 
1. 2 El conocimiento como una construcción social 
Peter Burke menciona que el conocimiento es una construcción social,18 porque en 
este proceso intervienen diferentes sectores de la población y no se limita a la información 
obtenida por procedimientos científicos, sino que recoge cualquier experiencia humana 
para entender y describir el entorno que nos rodea. Nos dice también que en la actualidad se 
pone mucho énfasis en estos términos, ya que se de dice que estamos inmersos en 
sociedades de la información o sociedades del conocimiento que se caracterizan por la 
expansión de las actividades relacionadas con la difusión y producción del conocimiento.19 
En resumen, podemos entender el conocimiento como la serie de ideas o sistemas de 
pensamiento que el hombre elabora para aprehender de su entorno,20 y con este dato me 
enfocaré en los siguientes párrafos en señalar la diferencia entre información y 
conocimiento para entender de qué manera trabaja la ciencia. 
 
Siguiendo las ideas de Peter Burke, encontramos que la información es producto de la 
observación inmediata de los hechos o los fenómenos. Es decir, la información es un 
conjunto de datos que podríamos considerar se encuentran en un estado crudo, sin asar. “En 
cambio, el término conocimiento sirve para designar aquello que ha sido cocido, procesado 
o sistematizado por el pensamiento”.21 Es fundamental hacer esta distinción ya que en la 
antigüedad, o muchísimo tiempo atrás, el grueso de la población manejaba grandes 
 
 
18 Peter Burke. Historia Social del Conocimiento. De Gutenberg a Diderot. Barcelona: Paidós. 2000. 321 p. p 
16 
 
19 Ibid. p 11 
 
20 Andre Comte-Sponville. Diccionario Filosófico. Barcelona: Paidós. 2005. 576 p. p 128 
 
21 Peter Burke. Op. Cit. p 24 
cantidades de información. Sin embargo, sólo un pequeño grupo de personas procesaba los 
datos, pensaba y con el tiempo fueron elaboraron sistemas metodológicos para validar los 
resultados que obtenían. En otras palabras, la ciencia recae principalmente en los métodos 
de producción del conocimiento, en el procesamiento de información. Pero hay que decir 
también que ésta no ha sido la única manera de obrar de la ciencia, pues diferentes culturas 
han logrado avances sustanciosos en varias áreas del conocimiento utilizando diferentes 
métodos y procesos. 
 
Otra de las cosas que debemos tomar en cuenta es qué tipo de personas generaron 
conocimiento, en qué lugares trabajaron, cómo se organizó la producción del conocimiento 
y finalmente que utilidad tuvo. Al dar respuesta a estos cuestionamientos podemos 
descubrir, entre otras cosas, cómo se construyó la idea de ciencia desde la sociedad. 
 
Como bien sabemos, la Edad Media se caracterizó por un total dominio de la Iglesia 
sobre todas las actividades que desempeñaba el hombre; así, podemos encontrar en muchos 
libros de historia las relaciones que tenía la Iglesia con el poder político-económico-militar, 
ya que por mucho tiempo tuvo una gran simpatía de los gobernantes debido a la gran 
influencia que ejercía en la población. Incluso varios imperios fueron legitimados por las 
figuras papales y en muchas ocasiones éstas gobernaron grandes territorios. Así que por 
medio de la práctica del cristianismo, el cobro de los diezmos y las alianzas políticas, la 
Iglesia gozó de una enorme bonanza económica que le permitió solventar los gastos de la 
producción del conocimiento. Como ejemplo podemosmencionar la gran cantidad de 
monasterios enfocados a estudiar las obras clásicas, en formar mentes dedicadas a la 
producción de discursos teológicos o filosóficos. Pero de manera paralela las universidades 
surgen como corporaciones de individuos unidos por dos particularidades: la producción y 
transmisión del conocimiento. Tenemos entonces que, como dice Burke, las universidades 
medievales fueron en su mayoría influenciadas por el clero: 
 
Durante la Edad Media la mayoría de los profesores y estudiantes universitarios eran 
miembros del clero y a menudo pertenecían a órdenes religiosas, sobre todo a los 
dominicos, que contaron con personalidades como Tomás de Aquino, el más famoso 
profesor medieval…a menudo los estudiantes pasaban de una universidad a otra, de forma 
que llegaron a formar un grupo internacional, redes de conocimiento.22 
 
Por esta época se comienza a utilizar el término escolástico, que quiere decir hombres 
de escuela; algunos profesores comenzaron a diseñar currículos muy diferentes a los que 
regularmente las universidades proponían. A ellos se les llamó humanistas y el término 
rápidamente se expandió por toda Europa pues representaron una nueva forma de 
clerecía,23 debido a que muchos eran laicos que impartieron cátedra en universidades o 
incluso sirvieron como consejeros del poder político. 
 
De esta manera nos damos cuenta que la Iglesia a través de sus monasterios 
representó el primer núcleo de pensamiento humano; el segundo lugar lo ocuparon 
universidades que también generaron conocimiento. Así que esta clerecía laica flotó 
libremente sin estar sujeta o amarrada a las instituciones como la Iglesia o las 
Universidades. Fenómeno que podemos encontrar en la actualidad representado en la clase 
intelectual como el grupo de personas altamente educadas que crean redes de conocimiento 
 
22 Ibíd. p 37 
 
23 Ibíd. p 35 Clerecía: término empleado para designar a grupos sociales cuyos miembros se consideran a sí 
mismos, aunque de diferentes maneras “hombres sabios” (docti, eruditi, savants) u “hombres de letras” 
(litterati, hommes de letters), que en este contexto letters significa saber y no tanto literatura. 
 
que circulan y tienen peso entre el poder político, económico o militar. Para ilustrar el 
punto, podemos tomar como ejemplo la formación de la “Academia” en el siglo XVI, pues 
los humanistas, cuando desarrollaban ideas sobre los fenómenos de la naturaleza o sobre 
cuestiones filosóficas, las sometían regularmente a debate dentro y fuera de las 
universidades; de esta manera crearon sus propios círculos de estudio con reglas de 
pertenencia y participación. Por ejemplo “hacía 1600, sólo en Italia se habían fundado ya 
cuatrocientas academias, pero se habían difundido también por otras partes de Europa, 
desde Portugal hasta Polonia”.24 Los debates fueron una práctica muy acostumbrada a lo 
largo del siglo XVII y XVIII, pudieron ser el germen de las sociedades científicas que 
legitimaron la validez del conocimiento frente al poder y la sociedad. 
 
Como podemos apreciar, el conocimiento se desenvuelve principalmente en dos 
instituciones: la Iglesia y las Universidades. De estas dos, se desprende la clerecía laica que 
difundió sus ideas rápidamente, creó redes e individuos capaces de generar conocimiento 
de manera independiente y al mismo tiempo motivó un impulso colectivo por crear 
sociedades o academias especializadas en debatir temas tanto de la filosofía natural como 
de la filosofía escolástica. Incluso esta clerecía tuvo la fuerza para formar una Universidad 
como la de Wittenberg en 1502, que “fue organizada al principio por sabios que se habían 
formado en Leipzig y Tubinga” 25 dos de las universidades que recibieron con mucho 
entusiasmo las ideas humanistas. De ahí que Lutero, padre del protestantismo, escribiera las 
98 tesis de Wittemeberg y comenzara con uno de los movimientos polìtico-religiosos más 
importantes de la humanidad: La Reforma. 
 
24 Ibíd. p 56 
 
25 Ibíd. p 57 
Otro fenómeno que podemos observar, fue que a principios del siglo XVII se habló 
de un nuevo tipo de filosofía, la filosofía natural que se dedicaba a estudiar con más 
precisión los fenómenos de la naturaleza. De esta manera, la química, la física y la botánica 
fueron las disciplinas que despuntaron del resto de los demás. “Los partidarios de este 
movimiento trataron de incorporar conocimientos alternativos de aprendizaje. Por ejemplo 
la química debió mucho a la tradición artesana de la metalurgia”.26 Sin embargo, este 
nuevo impulso tuvo un impacto negativo en las universidades pues muchas de ellas se 
mostraron hostiles frente a la nueva filosofía. Pero los que sí mostraron interés con la 
filosofía natural, se convirtieron en partidarios de este nuevo enfoque y “fundaron sus 
propias organizaciones, sociedades como la Academia del Cimento en Florencia (1657) o la 
Académie Royale de Sciences de París (1666).”27 Uno de sus principales argumentos fue 
que al percatarse de que la mayoría de las universidades declinaron generar nuevo 
conocimiento, su labor sólo se limitaba a debatir y especular sobre las mismas cosas. 
Incluso “John Webster clérigo, alquimista y cirujano, criticó las universidades en su 
Examination of Academies (1654) como baluartes de una filosofía escolástica interesada en 
estúpidas y estériles especulaciones y sugirió que los estudiantes deberían pasar más tiempo 
estudiando la naturaleza y poner seriamente manos a la obra”.28 
 
De manera muy escueta puedo decir que el conocimiento recayó principalmente en 
dos instituciones: la Iglesia y las Universidades; pero debo aclarar que el conocimiento no 
 
 
26 Ibíd. p 59-60 
 
27 Ibíd. p 60 
 
28 Ibíd. 
 
se mantuvo estático, pues las redes de individuos, tanto de estudiantes como de profesores, 
tuvieron una movilidad impresionante. Las ideas que se plasmaron en papel, es decir, 
impresas, viajaron de ciudad en ciudad, de universidad en universidad e incluso de 
continente a continente. El contexto social en el que surgió todo esto merece una mención 
especial, pues sin el perfeccionamiento de la imprenta en el siglo XVI muy difícilmente las 
ideas se hubieran difundido; sin la institucionalización del conocimiento a través de las 
Universidades no pudieron haberse gestado círculos de estudio independientes (clerecías) 
que fueron el germen de las sociedades científicas; sin la solvencia económica de la iglesia, 
no pudieron haberse estudiado las obras de filosofía clásica que posteriormente fueron 
confrontadas por las ideas de la filosofía natural y, sin la filosofía natural no hubiera 
existido lo que hoy conocemos como ciencia. De tal suerte que el conocimiento como 
construcción social muestra que no sólo los productores o transmisores del conocimiento 
participaron en el procesamiento de la información, sino que detrás y alrededor de ellos se 
encuentra la sociedad, que contribuyó para que el conocimiento fluyera libremente. 
 
En los siguientes párrafos examinaré que la ciencia es un proceso histórico y que está 
marcado por los cambios que ha tenido a través del tiempo, por las interacciones entre 
diferentes grupos sociales y finalmente por el los métodos de producción del conocimiento. 
 
Desde la Antigüedad, la ciencia se ha discutido en un sentido muy amplio, se ha 
tratado de definir con mucha precisión, pero por lo regular esta precisión se ve afectada por 
interminables cuestionamientos filosóficos. Sin embargo, para avanzar en el desarrollo de 
esta tesis, me he propuesto definirla operativamente: la ciencia es el conjunto de técnicas o 
estructuras de pensamiento para la adquisición, organización y aprehensión de 
conocimiento. 29 Agregaría también que la ciencia es una constante construcción de 
conocimiento y que es unade las características que nos define como especie humana, por 
lo tanto posee un gran pasado que podemos estudiarlo históricamente. En cuanto al 
conocimiento –no obstante las interminables fuentes bibliográficas que han tratado de 
definirlo– lo reconozco como la serie de ideas o sistemas de pensamiento que el hombre 
elabora para aprender de su entorno.30 Así que para resumir, diré que la ciencia es un 
constante procesamiento de información, el conocimiento es el producto ya terminado. 
 
Para aclarar el punto diré que observo la ciencia como un gran árbol, que con el paso 
del tiempo ha crecido robustamente, se ha diversificado a tal grado que podemos encontrar 
las raíces como una gran base teórica; el tronco, como las propuestas o las teorías; y las 
ramas como la constante experimentación. Pues mientras algunas caen, otras se mantienen 
o de plano re-nacen. En realidad, pienso que la ciencia avanza y transforma a la sociedad, y 
en este fenómeno podemos distinguir un principio, pero no un final. Pues si bien tenemos 
metas, pero éstas cambian conforme el pensamiento humano avanza. Y en este proceso, 
muchas veces las ramas se derrumban y caen por su propio peso o por nuevas 
interpretaciones, pero lo importante es que siempre hay nuevas visiones, nuevos métodos y 
nuevas teorías. El punto es que la ciencia como cualquier actividad humana, es susceptible 
de historiarla y aprender de ella cuanto nos sea necesario. Así que con el enfoque y los 
recursos de la historia social podremos reconocer la participación de los diferentes grupos 
sociales como las asociaciones científicas, los grupos aristócratas, los grupos políticos, los 
 
29 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Madrid: Espasa-Calpe. 1990. 1334 p. 
Conocimiento, p 384, ciencia, p 333 
 
30 Andre Comte-Sponville. Op. Cit. 
religiosos y los grupos económicos que inciden en el proceso de producción y validación 
del conocimiento científico. 
 
Me parece importante percibir a la ciencia como un producto histórico debido a que 
en la construcción de este conocimiento está implícito un pasado, una serie de prueba y 
error, de éxitos y fracasos, en fin, la ciencia “no es un producto que se haya creado de un 
solo golpe”.31 Para los historiadores nos parece fundamental rescatar la historicidad de la 
ciencia ya que la mayoría de las veces se asume que la ciencia está en el futuro, que es un 
conocimiento acabado e incluso que la ciencia y la historia son opuestas, debido a que una 
regresa al pasado para explicar el presente y la otra desdeña el presente para construir un 
futuro. 
 
 
1.3 La ciencia como construcción social 
Para explicar que la ciencia es una construcción social utilizaré como ejemplo la 
consolidación de la Royal Society, en este proceso veremos cómo intervinieron varios 
sectores de la población. Es decir, por un lado tenemos a las personas que tratan de 
entender los fenómenos de la naturaleza a través de un método y se asumen ellos mismos 
hombres de ciencia, a quienes les llamaré operativamente científicos (aunque este término 
se haya establecido con toda normalidad hasta el siglo XIX). Steven Shapin y Simon 
 
31 Javier Ordóñez. Ciencia, tecnología e historia: relaciones y diferencias. México: Tecnológico de 
Monterrey-Aries. 2001. 119 p. p. 13 
 
Schaffer32 consideran que estas personas echaron a andar procesos de legitimación de su 
trabajo frente a la sociedad y específicamente frente al poder político en Inglaterra desde el 
siglo XVII. Por otro lado tenemos que los científicos proyectaron una imagen muy 
particular de la ciencia, pues no todas las personas que producían conocimiento sobre la 
naturaleza eran aceptadas en su organización, ya que dependía mucho de sistemas de 
legitimación que tenían que ver con el método que utilizaban, pero más, con la legitimación 
social que lograban entre colegas o aristócratas. 
 
No abarcaré por supuesto toda la historia de la Royal Society, pero resaltaré algunas 
de las características que Steven Shapin y Simon Schaffer han estudiado. En primer lugar 
hablaré de la concepción de experimento como mecanismo para producir conocimiento; en 
segundo, la legitimación del conocimiento a través del experimento; y la tercera, la 
legitimación de la ciencia experimental a través del reconocimiento social. 
 
Menciono lo anterior, porque a través de estos mecanismos de evaluación del 
conocimiento, surge una institucionalización de la ciencia en la Royal Society, una de las 
agrupaciones que más influencia ha ejercido en la producción del conocimiento occidental. 
Sin embargo no hay que desdeñar otros tipos u otros métodos de aprehensión del 
conocimiento. Si bien, la Royal Society expuso y desarrolló criterios para institucionalizar 
la ciencia, no fue la única vía, ni el único medio para lograr conocimiento. Así que una vez 
hecha la aclaración comenzaré mi análisis. 
 
 
32 Steven Shapin y Simon Schaffer. El Leviathan y la bomba de vacío. Buenos Aires: Universidad Nacional 
de Quilmas. 2005. 505 p. 
El primer grupo que encuentro es el de los filósofos naturales, quienes fueron las 
personas que mostraban cierto interés por los fenómenos de la naturaleza, podemos decir 
también que fueron herederos directos de la filosofía presocrática que se preguntaba muy 
particularmente sobre los orígenes del mundo. Sus respuestas incluían tanto conceptos 
sobre el funcionamiento de la naturaleza como del espíritu humano. Y con perdón del 
anacronismo diré no eran ni humanistas ni científicos, eran una mezcla de ambos. Tanto 
Johannes Kepler, Isaac Newton y Charles Darwin, se asumían como tal. En este punto 
tengamos en cuenta que la ciencia no surge per se, es un proceso que deviene en lo social 
porque involucra a muchos actores (como los científicos, los políticos), instituciones 
(Universidades, Iglesia) y métodos que son puestos a discusión entre los propios científicos 
y otras personas que producen otro tipo de conocimiento (aunque éste fuese más 
pragmático, como los herbolarios, los jardineros, las parteras o los barberos). El hecho es 
que al analizar la ciencia desde una perspectiva histórica, se analizan procesos sociales que 
la van construyendo. Es decir, al estudiar las pequeñas partes de un gran fenómeno, 
podemos lograr un panorama detallado del gran cuerpo que queremos estudiar. 
 
Por ejemplo, para Robert Boyle, quien fuera uno de los principales fundadores de la 
Royal Society y quién probara con éxito los postulados de Galileo Galilei sobre la caída de 
los cuerpos, (una pluma caería a igual velocidad que un pedazo de plomo en el vacío) 
sostenía que “el conocimiento adecuado en la filosofía natural debía ser generado a través 
del experimento, y que el fundamento de ese conocimiento debía estar constituido por los 
hechos producidos experimentalmente”. 33 Sin embargo en esta simple aseveración 
podemos encontrar varios conceptos en los que recae la ciencia: Conocimiento y 
 
33 Ibíd. p 53 
experimento. Tal parece que uno es consecuencia del otro. Pero veamos si esta afirmación 
es cierta. 
 
El experimento como ejercicio, práctica o reproducción de los fenómenos de la 
naturaleza tiene tras de sí una enorme producción intelectual, pues los experimentos se 
plantean sobre una base teórica o cierto bagaje cultural acerca de lo que se quiere descubrir. 
Es decir, la concepción de experimento no es a priori. “Involucra un inmenso cúmulo de 
trabajo, que descansaba sobre la aceptación de ciertas convenciones sociales y discursivas y 
que dependía de la producción y protección de una forma especial de organización 
social”.34 No obstante, el experimento dependía de un hecho concreto de la naturaleza, 
podía ser un rayo en una tormenta eléctrica, la lluviao la caída de los cuerpos. El 
experimento se basaba en el hecho, de ahí, podían elaborarse teorías para explicar el 
acontecimiento, pues “las teorías, hipótesis y sistemas metafísicos pueden ser rechazados, 
pero los hechos permanecen innegables y permanentes”.35 
 
Lo que se busca con la práctica de los experimentos es, valga la redundancia, generar 
una experiencia amplia y cercana acerca de la naturaleza. Y si esta experiencia podía ser 
repetida varias veces con los mismos resultados “entonces el resultado podía constituirse 
como un hecho. De este modo, el hecho debe verse como una categoría tanto 
 
 
34 Ibíd. 
 
35 Ibíd. p. 54 
 
epistemológica como social”.36 Surge aquí una liga entre el científico y la sociedad a la que 
pertenece, ¿de qué manera la legitimidad del experimento recae en la cuestión social? 
 
Justo aquí hay varios aspectos que debemos tomar en cuenta, pues debo aclarar que el 
reconocimiento social no es similar a las convenciones sociales, pero es necesario 
reconocer que una parte del conocimiento sí recae en ellas. Para ejemplificar el punto diré 
que la fuerza de gravedad es la misma en México, en Noruega o Japón; es decir, el saber 
que existe la fuerza de gravedad es un conocimiento que no depende de ninguna 
convención social, pues puede ser medido con precisión en cualquier parte del mundo, pero 
lo que sí muestra una convención social son las escalas numéricas con las que se mide 
dicha fuerza, ya que durante los siglos XVI y XVII cada filósofo natural tenía sus propias 
escalas métricas o en todo caso, sus propios puntos de referencia. Pero la pregunta es, 
independientemente de las convenciones sociales ¿Qué mecanismo se utilizaba para lograr 
legitimación? El mismo Boyle proponía el uso de tres tecnologías: 
 
La tecnología material, involucrada en la construcción y operación de la bomba de vacío. 
La tecnología literaria por medio de la cual los fenómenos producidos por la bomba eran 
dados a conocer a aquellos que no habían sido testigos directos; y 
La tecnología social, que incorporaba las convenciones que debían usar los filósofos 
experimentales al tratar con los otros y para considerar los enunciados cognoscitivos. 37 
 
Hago hincapié en estas características porque con la validación social, la Royal 
Society incorporó, aprobó y respaldó los nuevos conocimientos que se daban a conocer 
dentro de su gremio. 
 
36 Ibíd. p 57 
 
37 Ibíd. 
 
La máquina de vacío de Robert Boyle puede servir como ejemplo para ilustrar de qué 
forma la legitimación social le daba credibilidad al conocimiento científico. Por mucho 
tiempo la bomba de vacío sirvió como emblema de una nueva manera de hacer ciencia. En 
primer lugar, los costos de producción del artefacto fueron cubiertos casi en su totalidad por 
un patrocinio que el mismo Boyle recibió del Conde de Cork38; en segundo, cuando la 
bomba estuvo lista fue presentada ante la Royal Society, institución que acostumbraba 
invitar a gente distinguida de la sociedad inglesa a sus varias demostraciones, “…la bomba 
de vacío de Boyle junto con el microscopio de Hooke constituyeron las piezas del 
espectáculo de la Royal Society; cuando debía entretenerse a los visitantes ilustres con las 
principales exhibiciones…”39 
 
De esta manera en febrero de 1661 un embajador danés “fue entretenido con los 
experimentos sobre la bomba de Mr. Boyle, y en 1667 Margaret Cavendish, Duquesa de 
Newcastle, probablemente la primera mujer en ser admitida en una reunión de la Royal 
Society, fue agraciada con un despliegue similar”.40 Otro ejemplo que pude ayudarnos a 
mostrar que los propios científicos, a través de la Royal Society, buscaban el 
reconocimiento social lo encontramos en el diseño iconográfico que ilustró la apresurada 
History of the Royal Society que Thomas Sprat escribió en 1667 (apenas 7 años después de 
su fundación). En la ilustración encontramos, además de la propia bomba, las efigies del 
“presidente de la Royal Society, Lord Brouncker (a la izquierda); el Rey (busto, centro, 
 
38 Ibíd. p 72 
 
39 Apud. M. B. may. Boyle and Seventeenth - Century Chemistry. p 185. En: Steven Shapin y Simon Schaffer. 
El Leviathan y la bomba de vacío. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmas. 2005. 505 p. p 63 
 
40 Steven Shapin y Simon Schaffer. Op. Cit. p 64 
 
mientras es coronado por la fama); y Francis Bacon (derecha)”.41 La imagen muestra la 
búsqueda del reconocimiento social pues no es fortuito que aparezcan la efigie del rey junto 
a la del presidente de la Royal Society. 
 
La bomba de vacío fue recibida con mucho entusiasmo por los propios científicos, 
por los aristócratas e incluso hasta por los monarcas de la iglesia. El proyecto de Boyle 
impactó a tal grado que, a pesar de los enormes costos de producción, se reprodujeron 
varias copias de la bomba de vacío, pues la máquina original fue “presentada en Londres en 
1660, Boyle tenia también una o dos máquinas rediseñadas construidas para él en 1662 que 
operaban en Oxford; Cristiaan Huygens construyó una en la Haya en 1661, había una en la 
Academia de Montmor en París; probablemente otra a mediados de los años de 1660 en el 
Christ’s Collage en Cambridge; y Henry Power podría haber tenido una en Halifax en 
1661”.42 
 
El descubrimiento irradió tanto legitimidad como presencia dentro de las esferas del 
poder político y económico inglesas del siglo XVII, incluso la propia Royal Society se 
benefició ostensiblemente por el gran éxito de la bomba de vacío. 
 
A partir de las demostraciones de vacío se comienza a discutir con más fuerza de 
dónde surge la legitimidad del conocimiento científico, si desde los resultados que se 
obtenían en los laboratorios privados, o en las demostraciones públicas que echaba andar la 
 
41 Ibíd. p 66 
 
42 Ibíd. p 73 
 
Royal Society, pues el laboratorio era entendido como el espacio dónde el científico de 
manera privada experimentaba en repetidas ocasiones para lograr resultados que arrojaran 
luz sobre el fenómeno que estuviese investigando. Sin embargo, estos resultados tenían que 
ser validados por testigos oculares con alto reconocimiento social. 
 
Robert Boyle insistía en la legitimación de la ciencia por el reconocimiento social 
alegando que “aquellos que lo han visto pueden creer razonablemente más en ellos que los 
que no lo han hecho”.43 Insistía también que este acto de atestiguar tenía que ser colectivo. 
Pero aquí surge otra discusión, ¿qué tipo de personas serían aptas para dar crédito de los 
experimentos? ¿qué número de personas sería el indicado? ¿cómo se lograría el 
reconocimiento social? 
 
La primera analogía que se utilizó fue la acostumbrada en los juicios de criminales. 
Se argumentaba que: 
 
Pues si el testimonio de un testigo no es suficiente para probar que la parte acusada es 
culpable de asesinato, el testimonio de dos testigos de igual crédito alcanzará 
ordinariamente la culpa de un hombre; porque se piensa razonablemente que, si cada 
testimonio aislado se considera probable, la concurrencia de dichas probabilidades (que 
debe con razón ser atribuida a la verdad que ellos juntos tienden a probar) puede conllevar 
una certeza moral, un tipo de certeza que permite al juez pronunciar una sentencia de 
muerte contra el culpable.44 
 
 
43 Ibíd. p 95 
 
44 Apud. Robert Boyle. “Some Considerations about Reason and Religion” p 182. En: Steven Shapin y Simon 
Schaffer. El Leviathan y la bomba de vacío. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmas. 2005. 505 p. p 
96 
 
Por esta razón surgieron las demostraciones como actos públicos dónde se atestiguaba 
el experimento. Incluso, los testigos firmaban un registro que describía los pormenores de 
la demostración;al hacerlo empeñaron su reputación ofreciéndola como prueba de la 
veracidad del testimonio. Así que los testigos debían “poseer una constitución moral 
intachable y un altísimo nivel intelectual, dado que los grandes requisitos de un testigo son 
el conocimiento que posee de las cosas que proporciona y su confiabilidad en decir con 
veracidad la cosas que conoce”.45 
 
Debido a la firma de estos documentos, era común que los propios científicos 
recopilaran estas actas y las anexaran en los libros o en las series experimentales que 
publicaban para dar a conocer sus descubrimientos. Así que recapitulando, tenemos que la 
ciencia es un proceso social donde intervienen diferentes sectores de la población. Por un 
lado está el grupo de los científicos quienes producen directamente el conocimiento; por 
otro, las personas que producen conocimiento de una manera libre y pragmática, quienes no 
necesariamente utilizaban un método o realizaban demostraciones para legitimar su 
conocimiento. Y en otro, el poder político y el económico representado en el tipo de 
testigos que empeñaban su reputación para dar legitimidad al conocimiento que se mostraba 
en los salones y galerías de la Royal Society. Por último, tenemos la presencia de las 
instituciones y de las asociaciones científicas que arropaban este conocimiento para lograr 
posiciones privilegiadas dentro de la sociedad. En resumen la ciencia es social y lo vemos 
porque en cada proceso de producción de conocimiento existe una íntima relación con 
todos los sectores de la sociedad. Observamos también que la ciencia es un proceso y trae 
consigo muchos cambios: propone, experimenta, obtiene resultados, procesa la información 
 
45 Steven Shapin y Simon Schaffer. Op. Cit. p 99 
y finalmente, busca reconocimiento y legitimación social. Esta labor incluye diferentes 
sectores de la población que inicialmente parecen distanciados, pero si ajustamos bien la 
resolución de nuestras lentes, observamos la íntima e indisoluble relación que hay entre 
ciencia y sociedad. 
 
Justo aquí es pertinente mencionar que uno de los factores importantes para que la 
ciencia interactúe con la sociedad y viceversa, es su comunicación, pues algunos 
historiadores de la ciencia46 han visto que los científicos no han sido los únicos emisores, 
tampoco hay un solo mensaje que se quiera transmitir, ni un solo método o dirección que 
deba tomar esta información. La comunicación de la ciencia es una gran área de estudio que 
trata de explicar este procesamiento de información y de comunicación. 
 
Como he venido argumentado, la ciencia es una construcción social, y la 
comunicación también es parte de este proceso pues muestra la relación que existe entre la 
ciencia y la sociedad. Por lo tanto es fundamental entender este proceso comunicativo, 
entender que cada conferencia, cátedra, libro o artículo hace circular el conocimiento 
gracias a la comunicación,47 en esta lógica, todos somos actores, desde el científico que 
expone sus resultados, hasta el lector ocasional que los encuentra publicados en algún 
lugar. Por lo que James Secord, otro historiador de la ciencia, sugiere que no sólo 
tendríamos que preguntarnos qué se esta haciendo o qué se dice de la ciencia, sino que al 
 
46 Para mayor referencia. Peter Broks. Understanding Popular Science. New York: Open University Press. 
2006. 200 p. y James A. Secord. Knowledge in Transit. Revista Isis, Núm. 95. 654-672 pp. 
 
47 James A. Secord Op. Cit. p. 655 
 
mismo tiempo tendríamos que saber cómo, dónde, quién, cuándo y para quién.48 Tenemos 
que estudiar cómo ha circulado el conocimiento, de qué manera, con qué prácticas. Abordar 
el contexto desde esta perspectiva: la comunicación. A esta rama del conocimiento se la ha 
llamado Comunicación Pública de la Ciencia (CPC) y es que en sí misma también es 
ciencia, pues valga la redundancia, estudia cómo y de qué manera el conocimiento se 
transmite, y al hacerlo genera más conocimiento sobre el proceso comunicativo de la 
ciencia. En fin, la CPC es un fenómeno demasiado grande y complejo que sería imposible 
discernir todas sus características en una sola tesis de licenciatura. Sin embargo, es 
necesario apuntar que la divulgación de la ciencia, es un proceso comunicativo que se 
enmarca dentro la CPC, y el objeto de estudio de este trabajo se centra precisamente en 
saber cómo se desarrolló ésta actividad en la UNAM entre los años 1970-1990, entender 
cómo se crearon varias instituciones dedicadas expresamente a divulgar ciencia y saber 
cómo se llegó a la decisión de construir un Museo de Ciencias Universitario. 
 
 
1.4 Conclusión 
Cuando Peter Burke sostiene que la ciencia es una construcción social, lo dice porque 
el propio conocimiento posee un gran pasado, puede historiarse y con ello, comprender su 
génesis. Al hacerlo expone que la sociedad es un núcleo activo para la generación y 
transmisión de ideas. Tiene muy claro que el conocimiento se mueve dentro de varias 
esferas, en primer lugar tenemos que la mente humana puede almacenar y producir 
 
48 Ibid. 663-664 p. “So the first of my suggestions world be to think, at every point in our work, about science 
as a form of communicative action –to recognize that questions of “what” is being said can answered only 
thought a simultaneous understanding of “how,” “where,” “when,” and “for whom” 
 
innumerables ideas, los Filósofos Naturales y los Científicos, crearon agrupaciones donde 
discutir sus descubrimientos, lugares que existieron tanto dentro como fuera de las 
universidades. Con el paso del tiempo, algunas de estas agrupaciones se transformaron en 
solemnes instituciones que gozaban de un reconocimiento social y político dentro de la 
sociedad. 
 
En líneas anteriores he dicho que la Royal Society fue la institución científica que 
más influencia ejerció sobre las esferas de poder político, económico y religioso de 
Inglaterra del siglo XVII. Lo hizo porque desde sus galeras se exhibían los más novedosos 
avances científicos como la bomba de vacío o el microscopio. Ésta institución generó sus 
propios sistemas y métodos de validación del conocimiento mediante el reconocimientos 
social y a través de esta tarea logró posicionarse como un poder más dentro de la sociedad 
inglesa. La gran mayoría de los científicos buscaban allegarse a la institución debido a la 
enorme presencia que tenía por la altísima calidad y valía de los miembros que la 
conformaban. En mi opinión la Royal Society muestra de una manera muy particular cómo 
la ciencia se vincula con varios sectores de la sociedad, pues si observamos este fenómeno 
a través de los ojos de la historia social de la ciencia sabremos que no solo los científicos, 
como las personas creadoras del conocimiento intervienen en este proceso. Mucha de la 
información que ocupan en sus investigaciones, es de dominio popular, sin embargo ellos la 
procesan de diferente manera. Experimentan varias veces para lograr un conocimiento más 
exacto. De ahí la importancia de lo social, los científicos no son gentes aisladas, son 
miembros componentes de una sociedad. Nacen y se relacionan en un contexto que los va 
formando (o deformando, según sea el caso) en la actividad científica. 
 
La historia social de la ciencia puede arrojarnos más luz sobre del mundo que nos 
rodea. Rescata elementos que muy difícilmente una crónica puede describir. Analiza y 
estudia el entorno dónde se generan conocimientos e instituciones. A través de esta óptica 
podemos vislumbrar la génesis de otros espacios de construcción y comunicación del 
conocimiento como pueden ser los museos, pues en la creación de estos espacios 
participan diferentes sectores de la población como los científicos, los especialistas en 
comunicación, los políticos, los académicosy el público visitante. Así que aprovecharé las 
herramientas de la historia social de la ciencia para entender la creación de UNIVERSUM, 
el Museo de Ciencias de la UNAM. 
 
 
 
 
 
 
 
 
El universitario no solo tomará contacto con el mundo no solo para 
interpretarlo, sino para transformarlo. Por eso concebimos la extensión 
universitaria como la comunicación activa y creadora con la comunidad 
nacional a través de la ciencia, el arte y la técnica. 
Domingo Piga 
 
CAPÍTULO 2 
COMUNICACIÓN PÚBLICA DE LA CIENCIA EN LA UNAM 
Una vez aclarado qué es la Comunicación Pública de la Ciencia, en este capítulo 
mostraré algunas acciones que desarrolló la UNAM desde 1970 para comunicar la ciencia 
dentro y fuera del ámbito académico. Para ello revisaré la importancia de las exposiciones 
montadas en las ferias del libro, charlas de café, cine clubes, publicación de revistas y 
conferencias. Toda esta actividad, que en su momento fue coordinada por el Subsistema de 
Extensión Universitaria, representa el antecedente de lo que sería el Programa Experimental 
de Comunicación de la Ciencia (PECC), que posteriormente se transformaría en el Centro 
Universitario de Comunicación de la Ciencia (CUCC), el lugar donde se concibió 
UNIVERSUM. 
 
Así que, revisaré la importancia de la extensión universitaria y la difusión cultural 
para comunicar la ciencia; revisaré los objetivos del PECC, sus proyectos, su desarrollo y 
explicaré a través de la trayectoria académica del Dr. Luis Estrada la fundación del CUCC. 
 
 
 
2.1 La extensión universitaria en la UNAM 
¿Qué significa Extensión Universitaria? Para entender qué es y cuales son las 
funciones de la extensión universitaria en la UNAM tenemos forzosamente que hablar de 
legislación universitaria, que es el documento dónde se establecen los lineamientos y 
normatividades de todas las actividades dentro de la UNAM. También hablaré del contexto 
social y cultural de nuestro país en la década de los setenta caracterizado por un apresurado 
crecimiento demográfico que a su vez desencadenó una rápida industrialización del país. 
Todos estos elementos me servirán para entender cómo se desarrollo la propia Universidad 
en sus aspectos científicos, académicos y culturales. 
 
 
2.1.1 Legislación 
Durante el año de 1929 los ecos de la Revolución Mexicana todavía resonaban en las 
aulas de la Universidad. Debido a una serie de intereses políticos el Estado mexicano se 
negaba a otorgarle autonomía a la Universidad. Fue entonces que un puñado de estudiantes 
de la Facultad de Derecho, con ideas de tintes conservadores ganaron la autonomía 
universitaria; esta lucha fue de gran importancia porque a partir de ese momento la 
Universidad ahora podría ser gobernada por sus propios mecanismos y bajo su propia 
legislación. Así fue que el 23 de mayo de 1929 quedó consolidado uno de los primeros 
pilares de la Universidad.1 
 
Para 1944, la Universidad Nacional vivió otro de sus momentos culminantes cuando, 
por iniciativa del rector Alfonso Caso, el Consejo Universitario formuló su propio proyecto 
de Ley Orgánica. En éste se planteo la necesidad de organizar la Universidad “sobre bases 
 
1 Porfirio Moran Oviedo. El vínculo de la docencia y la investigación en el trabajo académico de la UNAM. 
México: UNAM – CESU. 2003. 226 p. p 27 
 
técnicas, distinguiendo el aspecto ejecutivo y el aspecto técnico de la autoridad, y 
entendiendo la Universidad como una comunidad de cultura”. 2 
 
Así fue que en la Ley Orgánica, aprobada por la Cámara de Diputados el 30 de 
septiembre de 1944, se definió la Universidad “como una corporación pública destinada a 
la docencia superior, a la investigación y a la difusión cultural, otorgándole los derechos 
para organizarse, impartir sus enseñanzas y desarrollar sus investigaciones; organizar sus 
bachilleratos, expedir certificados, grados, títulos, y otorgar validez a los estudios hechos en 
otros establecimientos educativos”.3 
 
Baste decir que desde 1929 con la autonomía universitaria se legisló la encomienda 
de la difusión cultural. En 1930 la consigna para estos menesteres fue la Universidad al 
servicio del pueblo. En 1933 la consigna fue Extender con la mayor amplitud posible los 
beneficios de la cultura y así quedo marcado en La Ley Orgánica se publicó en el Diario 
Oficial de la Federación el 6 de enero de 1945, legislación que actualmente rige a la 
UNAM. 
 
Menciono lo anterior porque una de las herramientas para estudiar a la sociedad son 
las leyes, pues en ellas es donde aparecen las posturas oficiales que promueven las 
instituciones políticas para gobernar un país. En este caso la UNAM, como institución 
educativa, reflejó a través de su legislación los pasos que fueron marcando su propio 
 
2 Ibid. p 28 
 
3 Ibid. 
desarrollo Pues encontramos redactado desde sus primeras líneas la misión y los objetivos 
de la Extensión Universitaria. 
 
 
2.1.2 Contexto socio-político, 1970 
Es importante situar a la extensión universitaria en el contexto socio-político del país. 
Si bien mi punto de arranque fue la autonomía universitaria y después me detuve en señalar 
la importancia de los cambios que tuvo la legislación de la UNAM en el año de 1945, me 
parece pertinente mencionar que para ese año, en el ámbito internacional, México es 
miembro fundador de la Organización para las Naciones Unidas (ONU). En cuanto política 
interna, para el año de 1953 durante el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines se extiendió una 
reforma constitucional para normalizar el derecho a voto de la mujer. Con la llegada de 
Adolfo López Mateos para gobernar el país durante el periodo 1958-1964 se reabren las 
relaciones con la Iglesia católica aduciendo que los logros de las ideas revolucionarias no 
deberían encontrar obstáculo alguno con la religión. Lo anterior muestra que México 
entraba de lleno en una era de modernización, fenómeno que también se vería reflejado en 
la Universidad. 
 
A partir de 1970 Petróleos Mexicanos (PEMEX) comenzó a incrementar el número 
de plantas petroquímicas en servicio activo. México entraba de lleno en una era de 
industrialización, no sin antes padecer un momento tan insólito como indignante. La 
masacre de Tlatelolco donde perdieron la vida más de quinientas personas. Este hecho 
marcó indeleblemente al gobierno mexicano como un Estado represor. Aún así, recordemos 
que el Estado mexicano decidió seguir con sus discursos de prosperidad económica, y 
bonanza petrolera. Qué mejor vitrina que celebrando unos juegos olímpicos que mostrarían 
a México como un país en vías de desarrollo. Por estas fechas, la tasa de natalidad mostraba 
un sensible crecimiento en la población. Los diferentes sectores de la sociedad mexicana 
(industria, comercio, educación, vivienda) comenzaron con políticas de apertura para darle 
cause a esta explosión demográfica. 
 
Luis Echeverría lograría una estabilidad económica y envuelto en un discurso 
demasiado nacionalista, construiría más acuerdos con países latinoamericanos y europeos 
que con Estados Unidos. La economía mexicana creció a un saludable ritmo anual del 
6,3% durante el periodo de 1970 a 1974, en 1975 la tasa de crecimiento económico 
disminuyó marcadamente y la inflación aumentó de manera sustancial. 
 
José López Portillo, quien fungió como secretario de Hacienda y Crédito Público, fue 
electo presidente en 1976, al asumir su cargo, puso en marcha un programa de austeridad 
económica, debido a las constates fluctuaciones del peso mexicano frente al dolar. Durante 
los siguientes años se registró una mejora económica aunque la inflación se mantenía alta. 
En política exterior reviró e intensificó los lazos con Estados Unidos en 1977 y restableció 
las relaciones diplomáticas con España, interrumpidas durante 38 años debido, en gran 
medida, al apoyo delEstado mexicano a la lucha republicana en la Guerra Civil Española. 
Sin embargo, la baja de los precios del petróleo terminó con los planes de crecimiento, 
limitando su producción y exportación. Al final de su gobierno, López Portillo impuso la 
nacionalización de la banca y el control monetario, cosas que con la llegada de Miguel de la 
Madrid desencadenarían otra crisis económica. 
 
Por su parte la Universidad Nacional Autónoma de México terminaba la mudanza de 
sus instalaciones del centro histórico y estrenaba las flamantes instalaciones de la Ciudad 
Universitaria, localizada al sur del Distrito Federal. 
 
Todos estos elementos, la bonanza petrolera, la celebración de los juegos olímpicos, 
la industrialización del país y el impresionante crecimiento demográfico, repercutieron en 
la UNAM, que como principal institución educativa del país, no podía mantenerse ajena a 
estos cambios. Como veremos enseguida, en el ámbito universitario se colocaron las bases 
de la investigación científica, se fundaron Institutos, dependencias culturales, se incrementó 
la matrícula estudiantil y se ampliaron los programas de Extensión Universitaria, todos 
estos factores fueron moldeando el futuro de la UNAM. 
 
 
2.1.3 Contexto universitario, 1970-1981 
Es importante decir que la investigación universitaria se incrementó notablemente 
durante este periodo, pues la Universidad desarrolló sus propias herramientas de 
aprendizaje, de difusión y mejoró sus instrumentos científicos, además de la creación de 
varios centros de estudio, como ejemplo podemos citar la fundación del Centro de 
Información Científica y Humanística y el Centro de Instrumentos en 1971, el Centro de 
Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Servicios y el Centro de Ciencias del Mar y 
Limnología en 1973, el Centro de Ciencias de la Atmósfera en 1977 y la conversión del 
Centro de Investigación en Materiales en Instituto en 1979.4 
 
4 Raúl Domínguez Martínez y otros. Cincuenta años de ciencia universitaria: una visión retrospectiva. 
México: UNAM-Coord. de Humanidades-Coord. de Investigación Científica. 1998. 122 p. p 16 
 
 Los primeros resultados de estas investigaciones fueron puestos en práctica en 
magnas obras por ejemplo en la construcción del metro de la ciudad de México, donde se 
mostraron avances en cuanto a la ingeniería, urbanismo, planeación territorial, impactos 
ambientales y estudios sociológicos para medir los éxitos, los errores y las repercusiones 
del proyecto. 
 
Otro factor importante fue que los cubículos universitarios donde se generaba la 
investigación ya no eran suficientes, como ejemplo tenemos que en “1967 se instaló en el 
noveno piso de la Torre de Ciencias el Centro de Investigación de Materiales. Y se creó el 
Laboratorio Nuclear que después se convertiría en el Centro de Estudios Nucleares”. 5 
 
Aún en 1968, con la sanguinaria represión del Estado Mexicano, la actividad 
científica prosperaba con creces. En ese mismo año se comenzó la construcción del 
Observatorio Astronómico Nacional ubicado en San Pedro Mártir en Baja California, 
proyecto de una notable importancia a cargo del Instituto de Astronomía, donde cabría 
mencionar que “la UNAM destinó cerca del 6.1% de su total del presupuesto anual para 
este proyecto”. 6 
 
Por estas fechas, el 29 de diciembre de 1970, por medio del Diario Oficial de la 
Federación se dio a conocer la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología 
 
 
5 Porfirio Morán Oviedo. Op. Cit. p 56 
 
6 Ibid. p 57 
 
(CONACYT) que en adelante fue adquiriendo un papel protagónico en el impulso de la 
ciencia. Esta creación vino a derogar el decreto de reorganización del Instituto Nacional de 
Investigación Científica de 1961.7 
 
Siguiendo con este auge en todas las áreas de desarrollo del país, durante el primer 
lustro de la década de los setenta, el presupuesto asignado a la Universidad aumentó de 39 
millones de pesos a 600 millones.8 Este aumento se vió reflejado en el número de personas 
dedicadas a la investigación científica, que pasó de 930 a 1, 845, eso sin contar a los 
estudiantes en adiestramiento. “Al mismo tiempo cientos de estudiantes fueron becados 
para realizar sus estudios de posgrado en el extranjero y se crearon los cinco planteles de 
las Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales (ENEP) en la periferia de la ciudad. 
Entre 1973, año de la creación de las tres primeras y 1975, cuando fueron abiertas las otras 
dos, se permitió la duplicación de la matrícula escolar, la que en 1979 llegó a 283, 000 
alumnos”.9 
 
Para la década de los años ochenta, la bonanza petrolera se acababa y debido a los 
malos manejos de la política económica del Estado Mexicano, devino una crisis. La UNAM 
sufrió un sensible recorte presupuestal y con esto la investigación científica se vio atada de 
manos y fue frenada por la carencia económica. “El gasto federal para ciencia y tecnología 
pasó de representar el 1.54% del total en 1982 al 1.42% en 1988”.10 
 
7 Porfirio Moran Oviedo. Op. Cit p 59 
 
8 Ibid. p 65 
 
9 Ibid. p 67 
 
10 Ibid. p 69 
En el ejercicio de egresos de 1981 la UNAM tuvo que reducir su gasto corriente 
debido a la situación económica que embargaba a todo el país. Esta reducción fue 
solventada por un fondo de reposición creado por el Patronato Universitario. Aún con tan 
desfavorables condiciones, la investigación universitaria continuó desarrollándose. “En 
1980 se creó el Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno, en Cuernavaca, 
Morelos; al año siguiente se formó el Centro de Ciencias del Mar y Limnología que 
después se trasformó en Instituto; en 1982 el Centro de Investigación sobre Ingeniería 
Genética y Biotecnología, situado también en Cuernavaca; en 1985 la Dirección General 
para la Innovación Tecnológica se convierte en Centro y el de Fisiología Celular en 
Instituto”.11 Dos años más tarde, el Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia 
fue incorporado a la Coordinación de Investigación Científica. No obstante el crecimiento 
en investigación, México contaba con 5.5 científicos por cada 10, 000 personas registradas 
como Población Económicamente Activa, lo cual es poco si lo comparamos con el número 
de científicos norteamericanos en la misma época. 
 
 
2.1.4 ¿Qué es la extensión universitaria? 
La extensión universitaria tiene su origen en la academia. Debido a que su labor 
podemos interpretarla como una ampliación de los cursos que se imparten en las aulas de la 
universidad. Con la extensión se logra un objetivo extramuros; se produce una 
comunicación activa entre las partes que intervienen, tanto la que muestra, como en la que 
recibe; sin importar en qué sentido se dé, si de la sociedad a la universidad o viceversa. 
 
 
11 Ibid. p 73 
 
Tiene también un valor contextual muy amplio, ya que sugiere una educación no formal en 
cuanto a los contenidos que trata. Ya sean recitales de poesía, de música, teatro, o cursos de 
idiomas. Cuenta con un valor expresivo que resulta de la idea de brindar un servicio con la 
mera finalidad de beneficio cultural. Por lo que, como escribe Jorge Fernández Varela: 
 
La idea de la extensión académica entraña la responsabilidad de quien actúa sobre lo 
establecido, transformándolo positivamente para dar existencia viable a lo nuevo, dentro de 
los marcos del pluralismo. Es claro entonces, que a diferencia del papel del Estado –donde 
el recurso de la fuerza, con el objeto de desarrollar la solidaridad es transitorio o 
permanente, según la perspectiva ideológica-, la universidad,

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