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Expedicion-texana-a-Santa-Fe-en-1841

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
EXPEDICIÓN TEXANA A SANTA FE EN 1841 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 
 
LICENCIADA EN HISTORIA 
 
 
PRESENTA: 
 
INÉS CERÓN GARCÍA 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: DOCTOR MIGUEL SOTO ESTRADA 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, D. F. 2006 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mis padres, que me han dado su amor. 
 
A mis hermanos y hermanas que me han dado grandes ejemplos. 
 
A todos mis amigos que me han acompañado y me han alentado en este caminar por 
la vida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradezco infinitamente al doctor Miguel Soto Estrada por su apoyo y paciencia para 
la revisión y realización de este trabajo, sobre todo, por su insistencia a la reflexión. A 
la doctora Ana Rosa Suárez Argüello por sus valiosas observaciones que 
enriquecieron esta investigación. A la doctora Marcela Terrazas Basante por su gran 
paciencia para la revisión de la tesis y por sus sugerencias para mejorarla. A la 
doctora Estela Báez Villaseñor y al maestro César Navarro Gallegos por sus 
aportaciones. 
 
Un agradecimiento especial al Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa 
Nacional por las facilidades que nos dieron para la revisión de materiales que 
complementaron la investigación. 
 
 
Índice 
Introducción 
I. La economía de Texas y la expedición de 1841 
La independencia de Texas 
La situación de Nuevo México 
Los intereses en la ruta de Chihuahua 
Las pretensiones de Lamar 
II. El aspecto político de la expedición. 
El problema de la frontera 
Otros motivos de la expedición a Santa Fe: el aspecto político 
III. Organización y participantes 
Resolución del congreso 
Participantes de la expedición 
El inicio de la expedición 
IV. Fracaso de la expedición 
La confianza total de que en Nuevo México serían bien recibidos 
El desconocimiento de la región por falta de guías adecuados 
La falta de víveres 
El enfrentamiento con los indios 
La división de la expedición 
La defensa de Nuevo México 
V. Captura de la expedición 
La aprehensión de Sutton y Cooke 
La captura de McLeod 
VI. El trato a los prisioneros 
Los hechos 
Dámaso Salazar y el trato a los prisioneros 
La versión difundida del maltrato a los prisioneros en los medios 
El trato a los prisioneros según los periódicos extranjeros 
El asunto en los periódicos mexicanos 
VII. Las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos un asunto 
conflictivo 
La agresión al cónsul Manuel Álvarez 
El intercambio de notas diplomáticas entre México y Estados Unidos 
Entrevista entre Santa Anna y Powhatan Ellis 
El problema de Kendall 
Cambio de ministro de Powhatan Ellis a Waddy Thopson 
VIII. Las consecuencias de la expedición a Santa Fe 
Conclusiones 
Apéndice 
Fuentes 
Fuentes manuscritas 
Fuentes hemerográficas 
Materiales impresos 
Índice de mapas 
Mapa 1. Los dos ríos el Brazos y el Colorado 
Mapa 2. La ruta militar 
Mapa 3. Las rutas: Van Buren-Chihuahua y Austin-Santa Fe 
Mapa 4. Frontera que reclamaba Texas 
Mapa 5. Fuertes de vigilancia sugeridos por Sydney 
Mapa 6. Plan de colonización presentado por Felix Huston 
Mapa 7. Proyecto Franco-Texano 
Mapa 8. Inicio de la expedición 
Mapa 9. Cross Timbres: una región poco dominada por el hombre blanco 
Mapa 10. Cross Timbres: una ruta difícil 
Mapa 11. La separación de Caldwell 
Mapa 12. Llano estancado 
Mapa 13. La Llanura de los perros 
Mapa 14. La ruta de Chihuahua 
Mapa 15. La situación de los expedicionarios 
Mapa 16. La División de la expedición 
Mapa 17. La Llegada a San Miguel 
Mapa 18. La jornada de la muerte 
Mapa 19. Recorrido de El Paso a Cuencamé 
Mapa 20. La Ubicación de Mora 
Mapa 21. El Enfrentamiento entre Woll y Caldwell 
INTRODUCCIÓN 
 
 
El objetivo central de este trabajo es hacer un análisis de la expedición texana a 
Santa Fe en 1841 con el propósito de comprender un aspecto de la historia del 
México Independiente, poco conocido y estudiado por historiadores de nuestro país. 
Cabe hacer notar que el interés por este hecho surgió de la lectura del libro de la 
doctora Ángela Moyano Pahissa El comercio de Santa Fe y la Guerra del 47. Esta 
primera revisión del tema nos hizo investigar en diferentes archivos, tanto de México 
como de Texas, para tratar de comprender por qué se realizó dicha empresa, ya que 
fue organizada por Mirabeau Buonaparte Lamar, presidente de Texas en esa fecha. 
Asimismo nos proporcionó información acerca de quiénes fueron sus participantes, 
así como cuáles fueron las consecuencias y trascendencia de esa expedición para la 
historia del México, ya que, finalmente, la empresa se consideró un pretexto más 
para la guerra con Estados Unidos. 
 
La rivalidad entre federalistas y centralistas, que se manifestó en constantes 
revueltas y golpes de Estado durante la década de los treinta y a principios de los 
cuarenta, también es cuestión de reflexión, ya que uno y otro grupo en el poder se 
culpaban mutuamente por los problemas que tanto afectaron la estabilidad política, 
social y económica del país en ese tiempo. No olvidemos que la nación pasaba por 
una terrible crisis económica, pues enfrentaba una deuda pública no sólo con los 
agiotistas mexicanos y extranjeros, sino también con el ejército y la burocracia, los 
cuales jugaron su papel siempre de acuerdo con sus intereses. 
 
Otro tema de estudio fue la colaboración de los gobiernos tanto de Nuevo 
México como de Chihuahua en la defensa del territorio nacional; esto nos llevará a 
comprender que, aun dentro del caos político, social y económico que vivía el país en 
esta etapa, había preocupación de los departamentos fronterizos en salvaguardar la 
soberanía nacional, tal como lo demuestran los diferentes documentos enviados por 
los gobernadores y los jefes militares al mando de aquellas provincias. 
 
 2 
Los objetivos particulares que se persiguen son los siguientes: 
♦ Comprender las causas de la expedición a Santa Fe como un aspecto 
representativo de la historia durante este periodo, caracterizado por la 
ola de violencia que se vivió sobre todo en los departamentos 
fronterizos con Texas y Estados Unidos. 
♦ Conocer las consecuencias de la expedición, la captura de sus 
participantes y las condiciones en que fueron conducidos a la capital. 
♦ Analizar el intercambio de notas diplomáticas entre México y aquel país 
del norte, que presionó al gobierno de Santa Anna para liberar a sus 
ciudadanos, porque, según los diplomáticos norteamericanos, habían 
viajado con los expedicionarios para obtener protección en aquellos 
lugares y se trasladaron a Santa Fe en calidad de comerciantes o 
viajeros. 
♦ Evaluar la tensión que se generó en las relaciones diplomáticas entre 
los dos países ya que Estados Unidos amenazó con una declaración de 
guerra en contra de México si no se liberaba a los ciudadanos 
norteamericanos. 
♦ Entender otras consecuencias de la expedición, como la respuesta de 
México ya que hizo acto de presencia con un grupo del ejército en San 
Antonio en dos ocasiones, en marzo y septiembre de 1842. 
♦ Analizar la respuesta de Texas debido a que contestó conel bloqueo de 
los puertos mexicanos en marzo, el ataque a las caravanas 
novomexicanas en agosto y la expedición a Río Grande en septiembre 
del mismo año; esta última fue otra empresa fallida. 
 
La hipótesis que se plantea en esta investigación es que la expedición texana 
a Santa Fe en 1841 se convirtió en un pretexto más para estallar la guerra entre 
México y Estados Unidos. Ello se debió, sobre todo, a las consecuencias que esta 
acción generó, porque agudizó la ya tirante relación entre los dos países. La anexión 
de Texas a la nación del norte completó el cuadro conflictivo para desencadenar esa 
guerra. 
 3 
Nuestras fuentes son muy diversas. Se consultaron archivos históricos como 
el de la Secretaría de la Defensa Nacional, ramo Operaciones Militares de 1841-
1842, en la ciudad de México, o los de la colección Santa Fe Papers, ubicada en la 
biblioteca de la Universidad de Austin, Texas. También utilizamos diarios personales 
de los participantes en la expedición a Santa Fe, manuscritos e impresos como el de 
George W. Grover, Minutes of Adventure from June 1841, o el de George Wilkins 
Kendall, Narrative of the Texan Santa Fe Expedition; así como periódicos mexicanos 
y extranjeros como El Siglo Diez y Nueve y The Telegraph and Texas Register; 
trabajos impresos específicos del tema como la obra de Noel Loomis, The Texan 
Santa Fe Pioneers; artículos publicados en The Southwestern Historical Quarterly, 
como el de Thomas Maitland Marshall, “Comercial Aspects of the Texan Santa Fe 
Expedition” o el de William Campbell Binkley, “New Mexico and the Texan Santa Fe 
Expedition”; por mencionar sólo algunas. Todas fueron de gran importancia para 
ordenar y dar sentido al trabajo, así como para dar respuesta a los objetivos 
planteados. 
 
El material está organizado en ocho capítulos. En el primero, “La economía de 
Texas y la expedición de 1841”, se analiza la situación financiera de la joven 
república, ya que, a cinco años de su independencia, se encontraba en la ruina y con 
este proyecto Lamar buscó solucionar la crisis al pretender controlar la ruta comercial 
de Santa Fe con Estados Unidos. En el segundo, “El aspecto político de la 
expedición”, se reflexiona sobre el problema de la frontera, pues Texas reclamaba el 
departamento de Nuevo México como parte de su territorio. Ante esta situación se 
perseguía establecer un control político y militar en aquella demarcación. En el 
tercero, “Organización y participantes”, se hace notar la negativa del Congreso para 
financiar la empresa, ya que el gobierno carecía de recursos, por lo que se sugirió 
fuera costeada por voluntarios que contaran con los medios; se presenta un listado 
de sus miembros, su rango y grado, para entender el papel de los principales 
involucrados que respondían a las circunstancias del momento —el deseo 
expansionista— ya que la mayoría era de origen estadounidense. En el cuarto, 
“Fracaso de la expedición”, se describen los factores por los que falló la expedición, 
 4 
entre los que se destacan el desconocimiento de la ruta por la falta de guías 
adecuados, el agotamiento de los víveres, el enfrentamiento con los indios, la 
división y la captura de la expedición, y, la defensa de Nuevo México. En el capítulo 
quinto, “Captura de la expedición”, se explica la forma en que fueron detenidas las 
dos secciones, se resaltan las condiciones en que fueron encontrados los dos grupos 
y el papel de las autoridades mexicanas en el momento de la aprehensión. El sexto, 
“Trato a los prisioneros”, es de especial interés, debido a la versión difundida en los 
medios de información de Estados Unidos y Texas sobre el maltrato a los 
prisioneros, ya que los periódicos norteamericanos se encargaron de exigir a su 
gobierno una acción inmediata para liberar a sus conciudadanos; por el lado de 
México los medios actuaron en defensa de las autoridades sin justificar las acciones 
de Dámaso Salazar. En el séptimo, “Las relaciones diplomáticas entre México y 
Estados Unidos”, se analiza el intercambio de notas así como el papel de los 
diplomáticos de ambos países, destacando la presión de los representantes 
extranjeros ante el gobierno de Santa Anna para la pronta liberación de sus 
ciudadanos, incluso con una amenaza de guerra. El último capítulo, “Las 
consecuencias de la expedición a Santa Fe”, se refiere a las secuelas 
representativas de la expedición tanto del lado texano-norteamericano como del de 
México, acciones que al final desencadenaron en la guerra entre los dos países. 
 
El trabajo presenta una serie de mapas, los cuales, fueron rediseñados para 
facilitar su explicación y ubicar adecuadamente los lugares que se mencionan. 
También se agregó un anexo sobre algunos datos biográficos breves de los 
participantes en la empresa, que servirá para tener un panorama más completo de 
los mismos y entender el porqué de su papel e intereses en dicho proyecto. 
 
Deseamos que este trabajo ayude a entender algunos problemas que se 
generaron por la inestabilidad política del país en la primera mitad del siglo XIX y 
contribuya a enriquecer el acervo bibliográfico acerca del México independiente. 
 
 
 5 
CAPÍTULO I 
 
LA ECONOMÍA DE TEXAS Y LA EXPEDICIÓN DE 1841 
 
 
La independencia de Texas 
 
El acontecimiento que significó la obtención de la independencia de Texas fue la 
batalla de San Jacinto, efectuada el 21 de abril de 1836, en la que se enfrentaron el 
general Samuel Houston por parte de las fuerzas texanas y el general Antonio López 
de Santa Anna1 por las de México. Esta contienda terminó en una derrota para el 
ejército mexicano, razón por la que el jefe de las fuerzas armadas fue hecho 
prisionero y obligado a firmar los Tratados de Velasco, documento del que sobresalen 
los siguientes aspectos: el compromiso de Santa Anna de no tomar las armas en 
contra de Texas, retirar su ejército hasta el Río Bravo del Norte, así como gestionar el 
reconocimiento de la independencia de ese departamento ante el gobierno de su 
país,2 esto según el documento público. En apariencia, el general mexicano aceptaba 
una rendición del territorio sin condiciones, por lo cual decidió firmar los Tratados de 
Velasco; pero, por otro lado, el Congreso de México rechazó la separación de Texas, 
no admitió el establecimiento de una nueva frontera con ese departamento y declaró 
nulos los tratados, argumentando que se habían firmado bajo amenaza y sin su 
aprobación.3 Hay que resaltar que existió otro documento secreto en el que Santa 
Anna se comprometió a interceder en el gabinete de México “para recibir una 
comisión que mandare aquel gobierno para negociar el reconocimiento de su 
independencia y el establecimiento de una frontera”.4 Como se puede apreciar en 
 
1 Antonio López de Santa Anna inició su carrera de las armas el 6 de julio de 1810 cuando 
ingresó como cadete al ejército realista. Luchó contra Miguel Hidalgo y fue ascendido al grado de 
alférez; al concluir la guerra de Independencia en 1821, Iturbide le otorgó el grado de coronel, por 
adular la persona del emperador más que por méritos militares; un año después, Vicente Guerrero le 
otorgó el grado de general de División después de la batalla de Tampico; en 1829 fue comisionado por 
Anastasio Bustamante, quien era vicepresidente en ese momento, para detener la expedición de 
Barradas, de la que salió victorioso y cobró gran popularidad. Ocupó la presidencia por primera vez en 
1833, del 16 de mayo al 1º de junio. Es uno de los personajes que detentó el poder en diez ocasiones 
más entre los años 1833 y 1855. 
2 Para revisar el documento completo consúltese Genaro García, Antonio López de Santa 
Anna y la guerra de Texas, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1983 (Colección Cultura 
Universitaria, Serie/Testimonio núm. 9), p. 144-161. 
3 Ángela Moyano Pahissa, México y Estados Unidos: orígenes de una relación1819-1961, 
México, Secretaría de Educación Pública, 1987, p. 84. 
4 Genaro García, op. cit., p. 158. 
 
 6 
este último, el jefe de las fuerzas mexicanas se comprometía más allá de lo podía 
hacer. Como ya se dijo, la administración del país rechazó toda negociación 
encaminada a esos dos objetivos. 
 
Al evaluar los hechos debe considerarse la posición del general mexicano; 
perder un enfrentamiento, por una parte, implicó dar concesiones ante la amenaza de 
su vida; pero, por otra, el senado en su papel representativo invalidó esos convenios 
con justa razón. Sin embargo, una guerra es una guerra y los resultados no se 
pueden cambiar; aunque esto no significó la venta de esa provincia, lo cierto es que la 
batalla de San Jacinto fue el triunfo y la gloria para el general Houston. 
 
El punto de discusión entre México y Texas fue que mientras este último sintió 
haber ganado su independencia, el primero lo siguió considerando un departamento 
rebelde, por lo que cada gobierno en turno se esforzó por reincorporarlo nuevamente 
a la república mexicana o, por lo menos, intentó hacerlo, sin conseguirlo, debido 
sobre todo a la falta de recursos económicos. 
 
Las condiciones de inestabilidad política y económica que México estaba 
viviendo desde su independencia en 1821 no le habían permitido atender las 
necesidades y los problemas de los territorios del norte; estaban tan alejados de la 
capital, que las comunicaciones eran muy difíciles y se llevaba varios días recorrer el 
trayecto. Por otra parte, los intereses de Estados Unidos en Texas5 agravaron la 
situación. De manera conjunta, todos estos aspectos influyeron para desencadenar 
conflictos mayores, lo cual hace pensar que, dadas las circunstancias, se hacía difícil 
concretar un verdadero proyecto para reconquistar Texas. 
 
 
 
5 Para conocer parte del proceso y los intereses norteamericanos en la región de Texas a 
principios de la segunda década del siglo XIX, véase Carlos Bosch García, Documentos de la Relación 
de México con los Estados Unidos. II. Butler en persecución de la provincia de Texas, México, 
Universidad Nacional Autónoma de México, 1984, 613 p. También véase Miguel Soto “Texas en la 
mira política y negocios al iniciarse la gestión de Anthony Butler”, en Política y negocios. Ensayos 
sobre la relación entre México y los Estados Unidos en el siglo XIX, coordinadoras Ana Rosa Suárez 
Argüello y Marcela Terrazas Basante, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de 
Investigaciones Doctor José María Luís Mora, 1997, p. 19-63. 
 
 7 
La situación en Nuevo México 
 
Con la promulgación de las Siete Leyes Constitucionales por el Congreso General, el 
30 de diciembre de 1836, se estableció un gobierno central en México.6 Los estados 
tomaron el nombre de departamentos y las legislaturas el de juntas departamentales;7 
Nuevo México quedó como un departamento.8 Con esta organización, la 
administración de los impuestos quedó a disposición del gobierno del centro; de esta 
forma, el Congreso estipuló que la mitad de las rentas nacionales sería utilizada para 
continuar la guerra con Texas.9 
 
El cambio de sistema traería notables consecuencias en algunas regiones, 
especialmente en el norte del país. En agosto de 1837 estalló una rebelión armada en 
Nuevo México,10 comandada por algunos oficiales del ejército. Cabe aclarar que 
dentro del sistema central, las milicias de los estados, constituidas por el federalismo, 
 
6 Para conocer el proceso hacia el centralismo, véase Laura Solares Robles, Una revolución 
pacífica: biografía política de Manuel Gómez Pedraza, 1789-1851, México, Instituto de Investigaciones 
José María Luís Mora, 1996, p. 130-160. 
7
 Felipe Tena Ramírez, Leyes Fundamentales de México, México, Porrúa, 1972, p. 239. 
8 Ibid., p. 247. 
9 Francisco Almada, Resumen de historia del estado de Chihuahua, México, Talleres Gráficos 
de la Nación, 1955, p. 208. En un anexo de Diario histórico de México 1822-1845, de Carlos María de 
Bustamante, fechado el 15 de noviembre de 1836, se refiere la necesidad y la legalidad de las leyes 
mexicanas para aprobar los presupuestos ya que “Soldados, armamento, municiones y víveres en 
abundancia es todo lo que puede necesitarse para recuperar la parte de la república usurpada.” Esto 
como una respuesta a un ataque de El Cosmopolita, diario mexicano de esa época. Carlos Maria de 
Bustamante, Diario histórico de México 1822-1848, disco compacto, edición de Josefina Zoraida 
Vázquez y Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva, México, Centro de Investigaciones y Estudios 
Superiores en Antropología Social, El Colegio de México, 2002, anexos del mes de noviembre, v. 2, p. 
92. 
10 La doctora Ángela Moyano Pahissa, en su obra México y Estados Unidos: orígenes de una 
relación 1819-1861, México, Secretaría de Educación Pública, 1987, p. 89, reflexiona sobre la 
participación de los comerciantes angloamericanos en ese conflicto, ya que el gobierno mexicano los 
acusó de haber fomentado la revuelta. Cita a Carlos María de Bustamante, quien, en su obra Gabinete 
mexicano, afirmó que dicha participación fue porque no querían pagar los impuestos y deseaban 
apoderarse de la región. Por su parte, Hubert Howe Bancroft, History of Arizona and New Mexico 
1530-1888, San Francisco, The History Company, 1889, p. 317, comenta la participación de los 
comerciantes para fomentar el descontento entre los novomexicanos con las nuevas políticas 
centralistas. La idea no está alejada de la realidad sobre todo si pensamos en que los comerciantes se 
quejaban de los altos impuestos que el gobierno mexicano les exigía. Por otra parte, Solares Robles, 
op. cit., p. 134, considera que también los yorkinos, una logia masónica de la época a la que 
pertenecía Manuel Gómez Pedraza, se oponía al centralismo ya que defendía las ideas federalistas. 
“Había fondos destinados a propiciar algunos movimientos políticos y, en particular después de ese 
año [1835] contra el gobierno centralista”, situación que probablemente se prologó en varias regiones 
del país hasta 1840. 
 
 8 
habían dejado de existir, de allí que varios oficiales del ejército estuvieran implicados 
en este tipo de revueltas en contra de esta forma de gobierno.11 El establecimiento 
del centralismo sirvió de pretexto para organizar el levantamiento en Nuevo México; al 
mismo tiempo, los texanos consolidaron la idea de permanecer independientes. Sin 
embargo, la insurrección que se había iniciado en aquel departamento fue derrotada 
en enero de 1838 con la ayuda de las tropas enviadas desde Chihuahua. Un 
problema se había solucionado, aun cuando sirvió de incentivo a las autoridades 
texanas para pensar que aquella región estaba deseando separarse de su patria,12 lo 
cual no era así, como se verá más adelante. 
 
 Aunado a los conflictos mencionados, el gobierno mexicano tenía que afrontar 
las frecuentes incursiones indias en las regiones del norte. El caso de Nuevo México 
es de particular atención ya que no recibió la ayuda del centro, que constantemente 
pedía, para defender su jurisdicción o frontera13 Texas había tenido ese mismo 
problema cuando formaba parte del país, y le sirvió de argumento para proclamar su 
independencia. Sin embargo, debido a la mala situación económica de la nación, 
poco se podía hacer para mandar la suficiente ayuda solicitada por aquellos 
territorios. Continuaba la inestabilidad política y social, los partidarios del sistema 
federal no se cansaban de repetir que el centralismo era el causante de la 
independencia de Texas y de los demás problemas que se estaban suscitando. 
 
 En 1841, mientras en México los grupos políticos del momento se disputaban 
el poder, en Texas, el presidente Mirabeau Buonaparte Lamar14 buscaba hacer valer 
la independencia y reestructurar la economía por la crisis en que seencontraba. De 
esa manera, la expedición a Santa Fe, Nuevo México, se originó con la intención de 
solucionar los problemas antes mencionados. 
 
11 En abril de 1837 el coronel Ramón Ugarte también se había pronunciado en San Luís 
Potosí proclamando la Constitución federalista. Otras entidades que defendieron dicho sistema fueron 
Zacatecas con el gobernador Francisco García Salinas, Sonora con el general José Urrea al frente, 
Durango con el gobernador Marcelino Castañeda y los miembros de la junta departamental. 
12 Almada, op. cit., p. 209. 
13 Ibid., p. 207. 
14 Mirabeau Buonaparte Lamar presentó juramento como presidente de la República, en 
diciembre de 1838. 
 
 9 
Los intereses en la ruta a Chihuahua 
 
El interés económico fue uno de los principales motivos para realizar la expedición a 
Santa Fe en junio de 1841. Esto es fácil de comprender si se toma en cuenta la 
situación financiera tan caótica por la que estaba pasando Texas en ese momento. El 
presidente Mirabeau Buonaparte Lamar había manifestado su empeño en participar 
en el comercio de Santa Fe, con el propósito de salvar a la joven república de la crisis 
económica. 
 
 El deseo de intervenir en aquella zona de intercambio comercial había pasado 
por la mente de Stephen F. Austin hacia el 27 de agosto de 1829, cuando escribió a 
su primo Henry Austin comentándole la posibilidad de abrir una ruta de El Paso a la 
región mencionada, con la intención de desviar el comercio de Missouri a 
Galveston.15 Esto, porque, según Austin, las circunstancias favorecían a los puertos 
texanos, y no a los puertos ribereños de Missouri, como la zona más adecuada para 
el comercio de Santa Fe.16 Por esa razón, años más tarde, en 1835, Austin 
recomendó al gobierno mexicano que se establecieran grupos de hombres armados 
con rifles en los ríos Colorado y Brazos, con el propósito de defender el territorio de 
incursiones indias y abrir una ruta a Chihuahua.17 
 
El interés en la ruta comercial de Nuevo México es muy claro; ésta parecía ser 
la más corta para un mejor comercio entre Estados Unidos y el interior de México, 
porque la de Missouri era más larga.18 El entusiasmo creció más en la primavera de 
 
15 Stephen Austin a Henry Austin, 27 de agosto de 1829, en Austin Papers, julio de 1836, 
Universidad de Austin, citado por A. K. Christian, “Mirabeau Buonaparte Lamar, the Texan Santa Fe 
Expedition”, en The Southwestern Historical Quarterly, Austin, Texas State Historical Association, v. 
XXIV, num. 2, octubre de 1920, p. 88. También en William Campbell Binkley, The Expansionist 
Movement in Texas 1836-1840, Berkeley, University of California Press, 1925, p. 57. 
16 D. W. Heining, Imperial Texas, Austin, University of Texas Press, 1969, p. 17. 
17 A. K. Christian, op. cit., p. 88. Véase mapa 1. 
18 La ruta Van Buren-Santa Fe-Chihuahua era controlada por comerciantes norteamericanos 
desde 1829, aunque fue hasta 1839 cuando cobró verdadera importancia. La doctora Ángela Moyano 
Pahissa en su obra El comercio de Santa Fe y la guerra del 47, México, Secretaría de Educación 
Pública, 1976, p. 10, hizo un análisis del origen del comercio en Santa Fe y Chihuahua; la autora 
consideró que dichas poblaciones “se hicieron dependientes de las cosas norteamericanas”. 
 
 10 
1840, después de un viaje que realizó la caravana de Chihuahua.19 Los texanos se 
dieron cuenta del volumen de mercancías que se transportaba en esa ruta, lo que 
despertó la ambición de los comerciantes. Aunado a esto, hacia 1841, el valor de 
esas transacciones se calculaba entre cuatro y cinco millones de dólares anuales;20 
por cierto, ésa era una cantidad muy exagerada, ya que la suma correspondía 
aproximadamente a una quinta parte del presupuesto anual del gobierno mexicano.21 
 
Josiah Greeg, en su obra El comercio en las llanuras. Diario de un 
comerciante en Santa Fe, nos describe los orígenes del comercio en los dos 
primeros capítulos, y refiere que, aunque éste se inició con sumas de cuatro a cinco 
mil dólares,22 algunas caravanas llegaron a transportar hasta doscientos mil dólares 
en un solo viaje, con un promedio de cien carretas.23 El autor nos dice que, desde 
1833 hasta 1838, participó como comerciante, y cada primavera salía de 
Independence rumbo a Santa Fe y regresaba en el otoño de ese mismo año con las 
ganancias de la mercancía transportada.24 Se llegaba a realizar un promedio de dos 
caravanas anuales con características similares, lo que hace pensar que la cifra del 
 
19 Thomas Maitland, “Comercial Aspects of the Texan Santa Fe Expedition”, en The 
Southwestern Historical Quarterly, Austin, Texas State Historical Association, v. XXVII, num. 3, julio de 
1917, p. 245. 
20 Henderson Yoakum, History of Texas from its First Settlement in 1685 to its Annexation to 
the United States in 1846, New York, Redfield, 1856, v. II, p. 312-313. En el reporte de Branch T. 
Archer, secretario de Guerra, al Sexto Congreso texano, describió el monto del comercio de Santa Fe 
en un promedio de tres a cuatro millones de dólares anuales, Report to Sixth Congress, September 30, 
1841, Republic of Texas, State Department, Army Papers, 1840-1841, citado por Maitland, op. cit., p. 
243. The Austin City Gazette publicó un informe relacionado con el comercio de Chihuahua el día 28 
de abril de 1841, en el que describió: “El comercio con el interior de las provincias se ha estimado en 
cinco millones de dólares anuales”. Probablemente esta cifra hace referencia a todos los lugares de 
intercambio comercial incluyendo las aduanas de Veracruz, Santa Anna de Tamaulipas, Mazatlán, San 
Blas, etcétera. Finalmente esta información exagerada sobre el monto del comercio en Santa Fe y 
Chihuahua despertó más el interés de los comerciantes. 
21 Memoria de la Hacienda Nacional de la República Mexicana presentada a las cámaras por el 
ministro del ramo, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Biblioteca del Archivo General de 
la Nación. En el año de 1839 el presupuesto anual ascendía aproximadamente a veintidós millones de 
pesos, en 1840 a veintisiete millones y medio de pesos, en 1841 veintiún millones trescientos mil 
pesos, en 1842 veintiséis millones y medio de pesos, en 1843 veintinueve millones trescientos mil 
pesos, en 1844 veintiséis millones. Como se puede ver, la cifra de cuatro o cinco millones de dólares 
anuales en que se estimó el comercio de Santa Fe en 1841 correspondería al 24% del presupuesto 
anual del gobierno mexicano, en 1842 al 19% y en 1843 al 17% de ese presupuesto. 
22 Josiah Greeg, El comercio en las llanuras: Diario de un comerciante en Santa Fe, traducción 
de Bertha Ruiz de la Concha, prólogo de Ángela Moyano Pahissa, México, Consejo Nacional para la 
Cultura y las Artes, 1995, p. 25-26. 
23 Ibid., p. 38. 
24 Ibid., p. 181. 
 
 11 
comercio no llegaba al millón de dólares anuales.25 Por su parte, Lansing B. Bloom 
en “New Mexico under Mexican Administration”, en Old Santa Fe, analizó el monto 
del comercio y consideró que, en 1843, el total de las mercancías que se movían de 
Missouri a Santa Fe ascendía aproximadamente a cuatrocientos cincuenta mil 
dólares.26 De acuerdo con Gregg y Bloom, las cifras que se manejan son semejantes 
y más cercanas a la realidad, a diferencia de las primeras cantidades que se han 
citado. Para reunir el monto de tres a cuatro millones de dólares anuales, tendrían 
que haberse realizado un promedio de quince a veinte caravanas con dimensiones 
similares a las que hizo Gregg. 
 
 Es probable que el monto exagerado que se manejó en relación con dicho 
comercio tuviera la intención de hacer más llamativa la colaboración en él, ya que 
Lamar lo consideró algo muy lucrativo y una buena razón para pensar en la 
posibilidad de construir una ruta militar a orillas del río Rojohasta cruzar el río 
Nueces; se propuso también otra de la ciudad de Austin a Santa Fe.27 
 
 Las pretensiones de Mirabeau Buonaparte Lamar estaban más allá de la 
realidad: soñaba con hacer de Texas un gran imperio, el cual jugaría un papel 
importante en la historia del continente.28 El 26 de enero de 1839, en el Tercer 
Congreso texano, el presidente manifestó su idea de participar en el comercio de 
Santa Fe, y consideró que lo primero que había que hacer era entablar relaciones 
comerciales con los habitantes de Nuevo México.29 En su mensaje al Congreso, 
 
25 Susan Shelby Magoffin, en su diario Down the Santa Fe Trail and into Mexico, edición de 
Stella M. Drumm y palabras preliminares de Howard R. Lamar, New Haven, Yale University Press, 
1965, p. IX, Howard R. Lamar cita a Max Morhead, New Mexico’s Royal Road Trade and Travel on the 
Chihuahua Trail Oklahoma, Norman, 1958, quien calculó el comercio de Santa Fe, en el año de 1846, 
en un poco mas de un millón de dólares, esto es probable ya que habían transcurrido cinco años 
después de la expedición, y a partir de 1844 el comercio se había intensificado más por esa ruta. En 
1841, la cifra debió de ser menor, tal como ya se ha citado. 
26 Lansing B. Bloom, “Texan Aggressions 1841-1843”, en Old Santa Fe, New Mexico, Santa 
Fe Press, v. II, núm. 6, octubre de 1914, p. 148-149. 
27 Yoakum, op. cit., v. II, p. 313. Véase mapa 2. 
28 Maitland, op. cit., p. 248. 
29 Charles Gulick Adams, (editor), Papers of Mirabeau Buonaparte Lamar, Austin, Texas State 
Library, 1929, documento 1 079, t. II, p. 457-458. 
 
 12 
realizado el 12 de noviembre de 1839, volvió a discutir la importancia del comercio de 
Santa Fe, reiterando que era el momento adecuado para tomar cartas en el asunto.30 
 
 The Telegraph and Texas Register, periódico texano de la época, revela el 
interés de Lamar y sus esfuerzos por abrir un camino directo entre Van Buren, 
Arkansas y Chihuahua, México.31 Durante el otoño de 1839 y el invierno de 1840, la 
posibilidad y la conveniencia de tomar el control del comercio de Santa Fe fueron 
temas de discusión en los periódicos de la joven república. Los editores del Texas 
Sentinel, publicado en Austin,32 difundieron la idea de establecer comunicación 
directa con Santa Fe; calcularon la distancia de este lugar a la capital de Texas era de 
alrededor de setecientos veinticuatro kilómetros; argumentaron que, a lo largo del 
camino, habría suficiente agua y comida para abastecerse.33 La extensión del 
recorrido de Austin al viejo fuerte de San Sabá se estimó en doscientos un 
kilómetros.34 Los escritores consideraron que el viejo camino español estaba junto a 
González, para llegar a la ruta de Santa Fe; según ellos, ésta se encontraba situada a 
través de una zona fértil, por las aguas termales del Río Colorado, donde había 
buenos pastos para cualquier caravana que recorriera dicho camino.35 
 
 Por otro lado, juzgaron que no se requería de un gran ejército para transitar 
esa ruta, pues allí no había enemigos, excepto los comanches;36 veinticinco hombres 
 
 30 Ibid., t. III, documento 1 529, p. 159-183. 
31 The Telegraph and Texas Register, 17 de julio de 1839, p. 3. Durante esa época dicha 
publicación estaba dirigida por Jacob W. Cruger, quien compartía las ideas de Lamar. Véase mapa 3 
para ubicar la región. 
32 El semanario Texas Sentinel se empezó a publicar el 15 de enero de 1840, con Jacob 
Cruger y George William Bonnell, personajes que fueron seleccionados por el gobierno de Lamar para 
ser los editores de un periódico oficial en su administración el 6 de diciembre de 1839; J. Cruger dejó 
de colaborar el 28 de julio y Bonnell continuó al frente de la publicación hasta diciembre de 1840. Las 
ideas del presidente de Texas fueron defendidas y difundidas por el Texas Sentinel. 
33 Texas Sentinel, 19 de febrero de 1840, p. 4. (El recorrido se calculó alrededor de 450 
millas.) Véase mapa 3. 
34 La distancia de Austin al fuerte San Sabá se estimó aproximadamente en 125 millas. 
35 Texas Sentinel, 19 de febrero de 1840. Cabe aclarar que Bonnell escribió Topographical 
Description of Texas, to which is added an account of the Indian Tribes, Austin, Clark, Wing, & Brown 
Publisher, 1840. Probablemente los conocimientos que se difundieron en el Texas Sentinel fueron un 
antecedente de dicha obra. 
36 Los comanches fueron uno de los pueblos autóctonos de esa región, descendientes de la 
familia de los shoshon. Ocuparon las praderas al este de las Montañas Rocosas, y pusieron una férrea 
 
 13 
bien armados sería protección suficiente contra ellos. Además, habría que pensar que 
los comerciantes texanos podrían tener varias ventajas sobre los de San Luis 
Misuri,37 como, por ejemplo, realizar el recorrido en menos tiempo y la cercanía de los 
puertos en Texas. De esa forma, las ideas del presidente fueron dadas a conocer, en 
los periódicos que se han citado, a los habitantes de la joven república que también 
se habían interesado en el comercio con Nuevo México. 
 
 
Las pretensiones de Lamar 
 
Lamar insistió en dos razones para obtener el control de Santa Fe: primero, abrir una 
ruta más corta para el comercio de esa región, y, segundo, hacer valer el límite 
fronterizo con México.38 
 
 A principios de 1840, Lamar determinó enviar agentes a Santa Fe con el 
objetivo de preparar el camino para la expedición. Así, el capitán William G. Dryden39, 
 
resistencia a la penetración del hombre blanco en su territorio. En el año de 1874 fueron confinados a 
una reserva en el estado de Wyoming. 
37 The Telegraph and Texas Register, 17 de julio de 1839, p. 3. 
38 Este aspecto se abordará más adelante; por el momento, nuestro interés se centra en las 
pretensiones de Lamar sobre la ruta comercial. Maintland, op. cit., p. 248. 
39 William G. Dryden, originario de Richmond, Kentucky, nació en 1807. Participó en el 
comercio de Santa Fe desde 1827, por lo que se estableció en Chihuahua y posteriormente en Santa 
Fe. En alguno de sus viajes comerciales llegó a las costas de Texas en 1840; en este lugar visitó a 
Mirabeau Buonaparte Lamar, quien lo contrató como agente confidencial a Santa Fe. El presidente de 
Texas lo nombró comisionado el 15 de junio de 1841 con las siguientes palabras: “Tengo el honor de 
nombrar a William G. Cooke, Antonio Navarro, Richard F. Brenham y William G. Dryden como 
comisionados de esta república para visitar el distrito de Santa Fe y otras partes de Nuevo México, 
hasta donde limita nuestra república, para establecer relaciones de amistad y comercio con sus 
habitantes; y para tratar en lo más próximo el modo de unirlos con esta parte de la república”. Archivo 
Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, Operaciones Militares 1840-1841, exp. 
XI/481.3/1710, t. I, f.86, con el título de “Sumaria formada a William G. Dryden como espía texano”. 
Este cargo se le imputó cuando fue apresado en Chihuahua en octubre de 1841. Entre otros 
documentos se encuentran los siguientes: la proclama de Lamar dirigida a los habitantes de Santa Fe 
en inglés y español; la acusación oficial firmada por Manuel Armijo, fechada el 4 de octubre de 1841, y 
la interrogación a Dryden que se le tomó en el hospital militar donde se encontraba preso (f. 86-101). 
Varios de estos documentos resultaron comprometedores para el acusado. Es importante hacer notar 
que las dos primeras personas que menciona Lamar, W. Cooke y Antonio Navarro, no figuraron al final 
con el grupo de los comisionados y en su lugar estuvieron John Rowland y William Workman; la 
información enviada por ellos a Lamar desde Santa Fe fue un gran incentivo para llevar a cabo la 
expedición. En lo sucesivoal referirnos al archivo citado se hará con las siguientes siglas: AHSDN. 
 
 14 
John Rowland40 y William Workman41 fueron elegidos para cuidar los intereses de 
Texas y disponer a la población de Santa Fe para anexarse.42 Estos personajes 
llevaban instrucciones precisas sobre qué hacer en dicho lugar. El manifiesto dirigido 
a los habitantes de Nuevo México, fechado el 14 de abril de 1840, revela con claridad 
las intenciones de Lamar en esa región. 
 
 Tenemos el placer de invitar a ustedes [a tomar parte] como miembros de nuestra 
joven república y [a] aspirar a todas las glorias que se han establecido en nuestra 
nueva y joven nación [...] confiamos en que esta noticia será bien recibida por ustedes 
y por sus autoridades públicas con el mismo espíritu de libertad [...]. Yo mandaré en 
poco tiempo, por aquella parte del país alrededor del mes de septiembre próximo [...] 
uno o más comisionados [...] caballeros de gran mérito y confianza, para explicar más 
minuciosamente la condición de nuestro país.43 
 
 Como se puede ver, el mensaje tenía toda la intención de influir en los 
pobladores de Santa Fe para que sus enviados fueran bien recibidos, pero sobre 
todo, para aceptar “las glorias” que disfrutaban los texanos. El presidente de la “joven 
nación” albergó una idea errónea sobre los novomexicanos; según él, éstos se 
sentían ansiosos por unirse a Texas, lo cual estaba muy lejos de ser realidad. Por esa 
 
40 John T. Rowland, comerciante de San Miguel, Texas, al igual que Dryden, fue enviado a 
Santa Fe para informar sobre la situación de aquella región. Fue arrestado por considerarlo cómplice 
de la expedición Texana, más tarde fue absuelto. No hay mucha información sobre su origen; sin 
embargo, Lamar lo menciona en su “Proclama a los habitantes de Santa Fe” fechado el día 14 de abril 
de 1841 en Charles Gulick Adams, (edititor), op. cit. documento 1 773, t. III, p. 370-371. 
41 Noel Loomis, The Texan Santa Fe Pioneers, Oklahoma, University of Oklahoma Press, 1970, 
329 p., escribió un estudio biográfico de todos los implicados en la expedición a Santa Fe y no incluyó 
a William Workman; sin embargo al igual que Dryden y Rowland, Lamar lo menciona como uno más de 
los comisionados. Charles Gulick Adams, (edititor), op. cit., documento 1 773, t. III, p. 371. 
42 En AHSDN, exp. XI/481.3/1710, t. II, f. 335, se encuentra una carta de Manuel Armijo, 
gobernador de Nuevo México, dirigida al ministro de Guerra y Marina, con fecha del 22 de septiembre 
de 1841, en la que le informa de los documentos comprometedores encontrados a los tres 
comisionados arriba citados “incluyendo un ejemplar de la invitación que los texanos dirigían a este 
departamento de mi mando, por conducto de sus apoderados Guillermo [William] G. Dryden, Juan 
[John] Rowland y William Workman, naturalizados en esta república y a cuya invitación consta que 
estos tres individuos vinieron apoderados por el gobierno de Texas para persuadir a Nuevo México de 
la unión” con aquella región “Rowland y Workman han salido para Las Californias con el pretexto de 
recorrer el país [...] por su parte Dryden se encuentra en este momento en Chihuahua, para cuyo 
pronto arresto he escrito con esta fecha al señor gobernador y comandante general del mismo 
Chihuahua [...] con respecto a los traidores Rowland y Workman el Supremo Gobierno resolverá lo que 
estime justo”. Por otro lado, A. K. Christian., op. cit., p. 96, describe los tres nombres como enviados de 
Lamar sin dar más explicación acerca de ellos. 
43 Lamar a los habitantes de Santa Fe, 14 de abril de 1840, documento 1 773, en Charles Gulick 
Adams, (editor), op. cit., t. III, p. 370-371. Este documento fue publicado también en México en El Siglo 
Diez y Nueve, el 21 de octubre de 1841, p. 3. La nota corresponde a una traducción del documento 
original. 
 
 15 
razón, les ofrecían todas las prerrogativas y derechos de que gozaban los texanos, la 
seguridad contra cualquier invasión extranjera y, sobre todo, la protección contra los 
constantes ataques de algunos grupos belicosos, como los comanches, que asolaban 
la región. 
 
 El ejemplo de lo que podrían disfrutar, según el ejecutivo de aquella república, 
se podía ver en los grupos indios que estaban bajo la protección de Texas. Aunque 
no decía cuáles, explicaba que gozaban de todos “los privilegios” ya mencionados; 
sin embargo, esto último no era verdad, ya que algunos grupos llamados indios 
pueblo habitaban esas regiones desde la dominación española, aunque se sentían 
mas cercamos a México debido a que compartían una religión. Otro de los grupos 
fueron los comanches considerados como indios salvajes que se resistían a la 
dominación blanca, situación que cambio en las últimas décadas del siglo XIX ya que 
fueron remitidos a reservaciones en una situación casi de cautiverio, donde fueron 
privados de su libertad.44 
 
 
 
 
44 El Siglo Diez y Nueve, 21 de octubre de 1841, p. 3. 
 16 
CAPÍTULO II 
EL ASPECTO POLÍTICO DE LA EXPEDICIÓN 
 
El problema de la frontera 
 
Al mismo tiempo que Lamar deseaba participar en el lucrativo comercio de Santa Fe, 
también pretendía establecer un control político-militar en esa parte de Nuevo México; 
lo consideraba como un derecho natural ya que, según él, y de acuerdo con los 
Tratados de Velasco, la frontera de Texas se extendía hasta los límites del Río Bravo 
del Norte, llamado también Río Grande, en donde se incluía la región de Santa Fe.1 
 
 De acuerdo con el documento público que firmaron David G. Burnet y Antonio 
López de Santa Anna en 1836, el general mexicano había aceptado retirarse de la 
contienda y mover sus tropas hacia el sur; este hecho se interpretó en Texas como el 
reconocimiento de la separación y, supuestamente, le concedía un límite territorial 
con México. Sin embargo, el gobierno de este país no había aceptado la 
independencia de aquella región, mucho menos el reconocimiento de otra frontera, ya 
que los Tratados de Velasco fueron anulados por su Congreso argumentando que 
fueron firmados bajo presión y amenaza de muerte. México consideró que Texas no 
fundamentaba sus pretensiones sobre bases legales, mientras que para la joven 
nación era todo lo contrario. 
 
 Poco tiempo después de que se estableció el gobierno constitucional en 
Texas, en octubre de 1836, el secretario de Estado Stephen F. Austin, en sus 
instrucciones a William H. Wharton, representante texano en Washington, ordenó que 
explicara a la administración de Estados Unidos que, si bien los límites fronterizos no 
estaban definidos hasta el momento, la república tenía posesión hasta el Río Bravo 
del Norte. Austin describió la frontera de la siguiente forma: 
 
1 Genaro García, Antonio López de Santa Anna y la guerra de Texas. México, Universidad 
Autónoma Metropolitana, 1983 (Colección Cultura Universitaria, Serie/Testimonio núm. 9), p. 152-158. 
Como ya se dijo en el tercer artículo del documento secreto, Santa Anna se comprometió a interceder 
en el gabinete de México “para recibir una comisión que mandare aquel gobierno para negociar el 
reconocimiento de su independencia y el establecimiento de una frontera”, la que reclamaba Lamar. 
 17 
 Empezando en la desembocadura del Río Grande sobre el Golfo de México, subiendo 
de allí a la orilla del río, siguiendo el curso principal del mismo incluyendo las islas, 
hasta el norte en su nacimiento, luego en línea directa a la frontera de los Estados 
Unidos.2 
 
 Como se puede ver en la nota anterior, Austin señaló la demarcación de 
acuerdo con el documento que ya se ha citado,3 sin tomar en cuenta que los Tratados 
de Velasco no fueron ratificados por el gabinete mexicano, por lo que no había un 
límite entre México y Texas; sin embargo, se hizo mención a ello porque así conveníaa sus intereses. Hay que recordar que el gobierno texano estaba deseoso de 
anexarse a Estados Unidos, idea que prevaleció con gran fuerza hasta 1845.4 
 
 Hacia el 19 de diciembre de 1836, el Congreso texano, con aprobación del 
presidente Samuel Houston, declaró el Río Bravo del Norte, o Río Grande para ellos, 
como su límite fronterizo al oeste.5 Podría parecer que tanto en la nación 
norteamericana como en la mexicana tuvieran amplia información de las pretensiones 
de Texas sobre Nuevo México,6 incluso Santa Anna como responsable de los 
Tratados de Velasco debió conocer esta reclamación. Es pertinente resaltar que los 
comisionados de Lamar, enviados a Santa Fe a principios de 1840, y la organización 
de la expedición un año después son clara evidencia de esas intenciones. Noel 
Loomis, en su obra The Texan Santa Fe Pioneers, consideró que el gobierno 
mexicano tuvo oportunidad de protestar ante la República de la estrella solitaria 
 
2 Austin a Wharton, Columbia, 18 de noviembre de 1836, en George Pierce Garrison (editor), 
Diplomatic Correspondence of the Republic of Texas, Annual Report of the American Historical 
Association for year 1907, Washington, D. C., Government Printing Office, 1907, v. I, p. 132. Véase 
mapa 4, para identificar la frontera que se refiere. 
3 La cita 1 en la página 16 ya ha referido este documento, en el artículo número cinco refiere el 
asunto de la frontera en las siguientes palabras: “la línea divisoria entre Tejas y México [...] comenzará 
en la boca del Río Grande, sobre la orilla occidental [...] siguiendo su curso hasta el punto donde el 
dicho río toma el nombre Río Bravo del Norte [...] hasta su nacimiento, debiéndose entender que los 
dos términos de Río Grande y Río Bravo del Norte se aplican [...] a la misma corriente”. En Genaro 
García, op. cit., p. 154. 
4 Thomas Maitland Marshall, “The Southwestern Boundary of Texas, 1821-1840”, en The 
Quarterly of Texas State Historical Association, Austin, Texas State Historical Association, v. XIV, núm. 
4, abril de 1911, p. 292. The Quarterly of Texas State Historical Association empezó a publicarse en 
julio de 1897 con George P. Garrison como primer editor; el volumen XV fue el último con ese nombre 
en 1912; en éste se anunció el cambio a The Southwestern Historical Quarterly; el volumen XVI ya se 
publicó bajo este título. 
5 Hans Peter Nielsen Gammel (comp.), The Laws of Texas 1822-1897, Austin, Gammel Book 
Company, 1898, v. I, p. 1193-1194. 
6 Idem. 
 18 
contra la legalidad de la declaración en la frontera, pero que sin embargo, durante 
cinco años no lo hizo y eso fue una sólida razón para que Texas considerara que 
poseía legítimo derecho de establecer su jurisdicción política en aquella parte de 
Nuevo México.7 
 
 Estos argumentos no prueban la legitimidad de la línea divisoria; sin embargo, 
fueron utilizados por el presidente de aquel país, que, de acuerdo con su perspectiva, 
tenía razón para pensar que estaba en una reclamación justa y procedería para 
hacerla valer. Loomis objeta que Santa Anna no protestó por la autenticidad de la 
frontera de Texas, pero lo que no toma en cuenta es que los Tratados de Velasco no 
fueron aprobados por el Congreso mexicano,8 y que aun cuando en ese momento los 
conflictos políticos estaban a la orden del día, había un Senado, cuya aprobación 
contaba. Por otra parte, el representante de México tampoco reconoció esos 
acuerdos debido a que fueron firmados bajo presión. 
 
 El problema del límite no tuvo resolución hasta ese momento. Entre 1838 y 
1840, la administración texana hizo grandes esfuerzos por adquirir el apoyo de 
Estados Unidos para que actuara como mediador con México, y esta nación aceptara 
su independencia, así como también reconociera el Río Bravo del Norte como línea 
fronteriza.9 Richard G. Dunlap fue enviado al país norteamericano como ministro 
plenipotenciario de Texas, para solicitar dicha ayuda. No consiguió el reconocimiento 
de la independencia y mucho menos el de un límite fronterizo a pesar del empeño 
 
7 Noel Loomis, The Texan Santa Fe Pioneers, Oklahoma, University of Oklahoma Press, 1970, 
p. 165. 
8 En el Diario del Congreso, 21 de mayo de 1836, se publicaron seis artículos del decreto del 
Congreso del día 20 relacionados con la prisión de Santa Anna en Texas, de los que se destaca lo 
siguiente: “el gobierno excitará el patriotismo de los mexicanos y desplegará todos los recursos para 
continuar vigorosamente la guerra de Texas hasta dejar bien puesto el honor nacional [...] el gobierno 
[interino de José Justo Corro,] no se compromete por ninguna estipulación que el presidente en prisión 
[Santa Anna] haya ajustado o ajustare con el enemigo [...] nula será [y] de ningún valor ni efecto”. 
Carlos Maria de Bustamante, Diario histórico de México 1822-1848, disco compacto, v. 2, edición de 
Josefina Zoraida Vázquez y Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva, México, Centro de Investigaciones 
y Estudios Superiores en Antropología Social, El Colegio de México, 2002. Corro sustituyó a Miguel 
Barragán como presidente interino, (al morir aquel de tifo), del 2 de marzo de 1836 al 18 de abril de 
1837, dentro del sistema centralista que se estableció desde el 3 de noviembre de 1835. 
9 Thomas Maitland Marshall, “The Southwestern Boundary of Texas 1821–1840”, en The 
Quarterly of Texas State Historical Association, Austin, Texas State Historical Association, v. XIV, abril 
de 1911, núm. 4, p. 288-289. 
 19 
que puso en ello. Finalmente, sólo consiguió un armisticio por dos años, ya que ese 
país estaba más interesado en solucionar el problema de las reclamaciones con su 
vecino del sur. Por otro lado, el enviado extraordinario de México en Washington, 
Francisco Pizarro Martínez, había solicitado al gobierno norteamericano que no 
interviniera en los conflictos internos y “continuara tomando eficaces medidas, a fin de 
que sus ciudadanos observen la más estricta neutralidad en la guerra entre Texas y 
México”.10 
 
 En mayo de 1839 se retomó el asunto, cuando Dunlap escribió a Lamar para 
explicarle que el secretario de Estado de la Unión Americana, John Forsyth, había 
insinuado arreglar el problema de la frontera con dinero y que incluso le propuso: 
“¿hasta donde le gustaría tener la frontera de la república, ésta podría llegar hasta el 
Pacífico […] tal vez, sería bueno que se extendiera hasta California? Esto podría 
parecer muy disparado, pero si podemos obtenerlo ¿no deberíamos hacerlo y pagar 
por ello?”11 
 
 Hay que decir que si a los diplomáticos texanos les faltaba experiencia y 
audacia para solucionar el problema, allí estaban los norteamericanos para 
asesorarlos y fomentar sus ambiciones, a pesar de que el representante del gobierno 
mexicano había pedido neutralidad. En junio de ese mismo año, Dunlap volvió a 
sugerir un pago a México expresando en sus propias líneas lo siguiente: “cuando 
empecemos a comprar, será más fácil extender nuestros límites”12 Sin embargo, no 
recibió respuesta y el 26 de agosto reanudó la pregunta sobre el asunto, incluso se 
aventuró a suponer ampliar la frontera hasta el Pacífico.13 Como tampoco recibió una 
resolución, el 12 de octubre de 1840, Dunlap decidió tomar la iniciativa y habló con 
Francisco Pizarro Martínez sobre la propuesta de dar un pago como indemnización 
para que su país aceptara la frontera sugerida por Texas. Desde luego que el asunto 
 
10 Francisco Pizarro Martínez a John Forsyth, Nueva Orleáns, 30 de abril de 1838, en Carlos 
Bosch García, Documentos de la Relación de México con Estados Unidos. III. El endeudamiento de 
México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1984, p. 368. 
11 Dunlap a Lamar, ciudad de Washington, 16 de mayo de 1839, en Garrison, op. cit., v. II, p. 
385. Dunlap hace la referencia a queesta sugerencia de Forsyth fue en una conversación personal. 
12 Dunlap a Burnet, Nueva York, 28 de junio de 1839, ibid., p. 407. 
13 Dunlap a Burnet, Nueva York, 26 de agosto de 1839, ibid., p. 417. 
 20 
fue considerado como una ofensa por la legación mexicana, por lo que la respuesta 
siguió siendo no.14 
 
 Por su parte, la administración texana no había emitido una contestación a 
Dunlap dado que las condiciones no eran nada favorables. La situación económica no 
le permitía disponer de fondos para llevar a cabo el proyecto sugerido por Forsyth. 
Aun cuando el ministro de Texas trató de hablar con Pizarro, lo hizo sin la 
autorización de su gobierno. Por otro lado, dicha administración había tratado de 
negociar el conflictivo problema directamente con las autoridades mexicanas cuando 
Santa Anna ocupaba la presidencia otra vez.15 Bernard E. Bee fue enviado a México 
con el propósito de ofrecer cinco millones de dólares para que esta nación 
reconociera la independencia y la frontera hasta el Río Bravo del Norte en lugar del 
río Nueces.16 Los texanos consideraron que el ejecutivo de México podría negociar 
favorablemente. La propuesta no se realizó porque las autoridades mexicanas se 
negaron a recibir al representante de Texas.17 
 
 A principios de 1840, James Treat fue enviado a México como ministro texano 
para tratar nuevamente de negociar el asunto de la frontera. Su misión tampoco tuvo 
éxito, porque en octubre de ese mismo año el gobierno mexicano expuso que, si era 
posible un armisticio, la línea de separación entre esta nación y Texas tendría que ser 
en el río San Antonio.18 La república de la estrella solitaria quería su frontera hasta el 
Río Bravo del Norte, por lo que no se llegó a un acuerdo definitivo. 
 
 En diciembre de 1839, James Hamilton, otro comisionado texano, había sido 
enviado a Europa con el fin tramitar un préstamo de cinco millones de dólares para 
 
14 Dunlap a Pizarro Martínez, ciudad de Washington, 9 de octubre de 1839, ibid., p. 420. El 12 
de octubre del mismo año Dunlap escribió a David G. Burnet desde la misma ciudad, en donde 
transcribió la correspondencia con Pizarro, ibid., p. 418. 
15 Santa Anna había luchado en la intervención francesa, aunque no obtuvo un triunfo, la 
acción sirvió para colocarlo en la silla presidencial del 18 de marzo al 9 de julio de 1839. 
16 Ephraim Adams, British Interest and Activities in Texas 1836-1846, Baltimore, Johns Hopkins 
Press, 1910, p. 26-27. 
17 Dunlap a Forsyth, Washington, 26 de junio de 1839, en Garrison, op. cit., v. II, p. 408. 
18 E. Adams, op. cit., p. 45-49. 
 21 
apoyar lo que consideraban una causa justa.19 En el año de 1840, visitó Francia y 
después Inglaterra; hacia el 4 de febrero de 1841, expresó que Francia podría otorgar 
el crédito. Sin embargo, surgieron circunstancias imprevistas y el empréstito fue 
denegado.20 Poco después, el comisionado visitó Bruselas y Londres, pero antes que 
se definiera lo del préstamo terminó la administración de Lamar.21 Henderson 
Yoakum, consideró que: “Si Hamilton hubiera negociado el crédito, el ejército habría 
llegado hasta diez mil hombres, que podrían marchar sobre México en 1841”,22 pues 
Texas insistía en que su frontera se extendiera hasta el Río Bravo del Norte. 
 
 En julio de 1840, Anson Jones, regresó de su misión diplomática en Estados 
Unidos y sugirió que la república de Texas estaba lista para establecer la Constitución 
y la libertad desde el río Sabina hasta el Río Grande y del Golfo de México al Océano 
Pacífico.23 Esto no era más que una observación fuera de lugar, por lo que hemos 
visto respecto a la situación económica de aquella república. 
 
 Por su parte, Albert Sydney Johnston, secretario de Guerra en Texas, presentó 
un informe al Tercer Congreso en diciembre de 1839. Consistía en un plan para 
colonizar y proteger lo que se consideraba la frontera oeste y suroeste. El propósito 
era establecer fuertes de vigilancia en aquellos lugares ya habitados y cubrir otras 
regiones que en realidad necesitaran protección para inducir su poblamiento 
inmediato.24 Esas líneas de cuidado sugeridas por Johnston iniciarían en el río Rojo 
hacia donde termina el condado de San Patricio y culminarían en el río Nueces, 
pasando por los ríos Trinidad, Brazos, Colorado, San Marcos, Cibolo, San Antonio, 
Frío y Nueces.25 Parecía ser una de las propuestas más viables, dadas las 
circunstancias, pero no se llevó a cabo por la misma euforia expansionista de querer 
 
19 Henderson Yoakum, History of Texas from its First Settlement in 1685 to its Annexation to 
the United States in 1846, New York, Redfield, 1856, v. II, p. 282. 
20 Ibid., p. 314-318. 
21 Ibid., p. 340. 
22 Ibid., p. 318. 
23 The Telegraph and Texas Register, 7 de julio de 1839. 
24 Reporte del secretario de Guerra, 18 de diciembre de 1839, en Army Papers, Texas State 
Library. 
25 Idem. Véase mapa 5 para identificar los lugares que se mencionan. 
 22 
ampliar la frontera hasta el Río Bravo y por la imposibilidad de llevar a la práctica la 
extensión de la frontera texana por la falta de recursos. 
 
 
Otros motivos de la expedición texana a Santa Fe: el aspecto político 
 
Se ha destacado el punto de vista económico de la expedición y de igual forma el 
problema de la frontera no definida. Veamos ahora el aspecto político de la misma, si 
fue o no un intento de conquista militar. George Wilkins Kendall, uno de los 
participantes y colaborador de The Picayune, de Nueva Orleáns, en su obra The 
Texan Santa Fe Expedition explica los motivos de ésta y nos dice: 
 
El carácter principal de esta expedición, según el informe que me dio el mayor George 
Thomas Howard, es que ésta fue con intención comercial y política, ya que el 
presidente Mirabeau Buonaparte Lamar, pretendía abrir un recorrido comercial más 
directo y corto con Santa Fe que el que se conocía como la ruta de Missouri. El 
principal objetivo fue lograr una participación en este comercio, aunque el presidente 
tenía otra intención, pretendía llevar la representación de la autoridad a la provincia de 
Nuevo México, hasta donde llegan nuestras fronteras, que es al llamado Río Grande. 
Este último objetivo lo conocí hasta cuando iniciamos la marcha a Santa Fe.26 
 
 Kendall aseguró que el primer objetivo se conoció muy bien, no así el segundo, 
y aunque a ellos, como participantes, comisionados y jefes de cada grupo, se les 
mencionó algo al respecto, no se les dio a conocer el asunto con exactitud antes de 
iniciar la marcha. Esto resulta difícil de creer, sobre todo, porque el autor de The 
Texan Santa Fe Expedition fue uno de los más involucrados en ese proyecto. Por otra 
parte, las instrucciones dadas a los comisionados de la expedición ofrecían a los 
novomexicanos, derechos y libertades, que desde la perspectiva texana no tenían 
con el gobierno mexicano, por lo que sería su decisión aceptar o no las ventajas a las 
que la joven república los invitaba. 
 
 Es importante hacer notar que, cuando Lamar decidió dar un giro de mayor 
interés a dicha empresa, estaba convencido de que los habitantes de Santa Fe 
 
26 George Wilkins Kendall, Narrative of the Texan Santa Fe Expedition, New York, Harper and 
Brothers, 1930, t. I, p. 14-15. 
 23 
estaban deseosos de unirse a Texas. Este punto se analizará más adelante; lo 
importante aquí es destacar el aspecto político de la expedición. 
 
 La administración de Texas ofrecía prerrogativas a los novomexicanos; existía 
la idea de que el gobierno mexicano sólo hacía sentir su presencia y autoridad para 
cobrar impuestos;27 por esa razón, los enviados tenían la misión de resaltar los 
posibles “privilegios” que ganarían y las bendiciones de la libertad texana. Esto, 
porque las instrucciones hacían gran énfasis nosólo en abrir una ruta comercial, sino 
también en establecer el control político-militar en una región que consideraban parte 
de su territorio.28 Lamar pensó que los habitantes de Santa Fe estaban inconformes 
bajo el régimen mexicano, de allí su gran interés por influir en ellos y el gran esfuerzo 
por resaltar los beneficios y libertades que se podrían tener con la joven república.29 
 
 El gobierno de Texas tenía conocimiento sobre la revuelta que había estallado 
en Nuevo México en agosto de 1837, encabezada por varios oficiales del ejército, en 
la cual el gobernador Albino Pérez perdió la vida al tratar de someterla.30 No fue sino 
hasta enero de 1838 cuando Manuel Armijo asumió el gobierno de la provincia y logró 
someter el mencionado levantamiento. Este triunfo sería su carta de presentación en 
la política de ese departamento. La rebelión de 1837 sirvió para seguir fomentando el 
interés de Texas en este departamento. 
 
 William Jefferson Jones, quien había sido enviado a la frontera con una 
expedición contra los comanches bajo las órdenes del coronel Henry Karnes, notificó 
a su gobierno, en febrero de 1839, que había estado investigando la posibilidad de 
establecer comunicación entre Texas y Santa Fe. Dentro de los detalles que envió 
destaca lo siguiente: 
 
 
27 Jones a Lamar, Bastrop, [Texas], 8 de febrero de 1839, documento 1 049, en Charles Gulick 
Adams, (editor), Papers of Mirabeau Buonaparte Lamar, Austin, Texas State Library, t. II, p. 437. 
28 Abner S. Lipscomb, secretario de Estado a los comisionados de Santa Fe, Austin, 14 de abril 
de 1840, doc. 1 198, ibid, t. II, p. 550-551. 
29 Idem. 
30 Francisco Almada, Resumen de historia del estado de Chihuahua, México, Talleres Gráficos 
de la Nación, 1955, p. 209. 
 24 
Como el gobierno de Texas informó que su territorio se extiende hasta los límites de 
Santa Fe, consideramos que la gente desea estar bajo nuestro gobierno [...] la gran 
distancia existente entre la mencionada región y el centro de México ha dejado que el 
territorio dependa completamente de sí mismo para su protección y sus habitantes 
sólo sienten su autoridad y poder a través de los pagos de impuestos al gobierno 
central [...]. Están preparados para unirse a nosotros y éste es el momento más 
favorable para cimentar relaciones recíprocas. El espíritu revolucionario está todavía 
tibio en Nuevo México y la población, decidida a no continuar bajo ese gobierno 
despótico [...] Mostramos nuestra simpatía hacia ellos.31 
 
 De acuerdo con nuestras fuentes de información, existen evidencias que 
demuestran que no toda la población aceptaba separarse de México, más bien, los 
interesados en este asunto fueron los comerciantes establecidos en varias 
poblaciones de Nuevo México. Como se ha visto, los intereses de Lamar en Santa Fe 
fueron dos: el primero consistía en participar en el lucrativo comercio de la provincia 
mexicana, para salvar a Texas de la crisis económica que pasaba en ese momento; 
el segundo pretendía establecer un control político-militar en el lugar considerado 
como parte de la república de la estrella solitaria. 
 
 La pretensión de establecer un control político-militar en Nuevo México se 
presentó como una realidad cuando Lamar fundamentó su decisión en la idea de que 
Texas se extendía hasta el Río Bravo del Norte; Santa Fe estaba dentro de ese 
territorio que reclamaba. 
 
 Algunos historiadores texanos y norteamericanos, como Henderson Yoakum, 
Joseph M. Nance, Horace B. Carroll, William C. Binkley y A. K. Christian, consideran 
que dicha expedición perseguía los dos objetivos ya mencionados.32 Sin embargo, 
 
31 Jones a Lamar, Bastrop, [Texas], 8 de febrero de 1839, documento 1 049, en Charles Gulick 
Adams, op. cit., t. II, p. 437-440. 
32 Horace B. Carroll, The Texan Santa Fe Trail, The Panhandle-Plains Historical Society Canyon, 
1951, 201 p. William Campbell, Binkley, The Expansionist Movement in Texas, 1836-1850, Da Cappo 
Press, 1970, 253 p. A. K. Christian, “Mirabeau Buonaparte Lamar, Santa Fe Expedition” en The 
Southwestern Historical Quarterly, Austin, Texas State Historical Association, v. XXIV, núm. 2, octubre 
de 1920, p. 82-116. Joseph Milton Nance, After San Jacinto: the Texan Mexican Frontier, 1836-1861, 
Austin, University of Texas Press, 1964, 437 p. Henderson Yoakum, History of Texas. Its First 
Settlement in 1685 to its Annexation to United States in 1846, 2 v, New York, Redfield Press, 1856. 
Con un apéndice más extenso. 
 25 
también hay investigadores, como Noel Loomis,33 que aseguraron que ésta buscaba 
únicamente el objetivo comercial y que el error de Lamar fue, justamente, no 
considerarla militar.34 “Hasta el momento y mientras no existan nuevas evidencias 
que contradigan lo anterior, nosotros creemos y aseguramos que la expedición no fue 
con la intención de conquista militar.”35 
 
 Loomis es de los pocos historiadores que ha defendido esa idea; para 
sustentarla utiliza varios argumentos que se analizan a continuación. Dice que de 
acuerdo con las instrucciones que Lamar dio a los comisionados, Texas ofrecía 
protección y el goce de derechos y libertades a los habitantes de Santa Fe, que, 
según él, no tenían con el gobierno mexicano. 
 
 Otro de los argumentos en que se apoya el autor para considerar que no se 
trató de una conquista militar, es que “unos cuatrocientos hombres participantes de la 
expedición, los cuales no eran soldados sino voluntarios, parecían muy pocos para 
una población de cincuenta y siete mil habitantes [...] esto fue quijotesco para tener la 
intención de conquistar un área tan grande y tan poblada con unos cuantos cientos de 
hombres”.36 
 
 Nuestra opinión es que, independientemente del número de expedicionarios, 
en Texas se tenía la idea de que en Nuevo México éstos serían bien recibidos, de ahí 
que no consideraron enviar un número mayor de participantes. Por otro lado, es 
verdad que la región mencionada es muy grande, pero si se compara con la toma de 
Nuevo México en 1846, en que el general Stephen Kearny requeriría un promedio de 
 
33 Noel Loomis, The Texan Santa Fe Pioneers, Oklahoma, University of Oklahoma Press, 
1970, 329 p., hizo un estudio detallado sobre el tema que nos ocupa. 
34 Ibid., p. 170. 
35 Ibid., p. 169. 
36 Idem. Por su parte Josiag Gregg, El comercio en las llanura: Diario de un comerciante en 
Santa Fe, traducción de Bertha Ruiz de la Concha, prólogo de Ángela Moyano Pahissa, México, 
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1995, p. 96, consideró que la población en Nuevo México 
en el año de 1841, llegaba a unas setenta mil personas, que se encontraban divididas de la siguiente 
forma: “mil criollos blancos, cincuenta y nueve mil [...] mestizos, diez mil indios pueblo y veinte 
naturalizados”. En Santa Fe había un promedio de seis mil personas. 
 26 
mil seiscientos hombres37 —hoy sabemos que aquella región se hallaba sin defensa 
por la traición de Manuel Armijo al no hacer frente a los invasores y emprendió la 
huida a Chihuahua—, consideramos que la cantidad de participantes no es el centro 
de discusión en sí, ya que, como se explicó en páginas anteriores, los expedicionarios 
de 1841 esperaban ser bien recibidos por los habitantes de Nuevo México. 
 
 En cuanto a sus representantes, Loomis consideró que, para Manuel Armijo, 
gobernador de Nuevo México, “Santa Fe era prácticamente una monarquía 
independiente [...], sin duda alguna Lamar anticipó que Armijo no podría renunciar tan 
fácilmente a su posición sin una señal de resistencia. De allí que también contempló 
algunas acciones contra Armijo y las autoridades oficiales, pero no contra la 
población”.38 En otra de sus reflexiones reafirmó lo mismo: 
 
En opinión de Lamar, “Armijo fue bastante realista”; él pensabaque el gobernador de 
Nuevo México se había engrandecido a costa de la gente desde que inició su periodo 
y podría estar renuente a dejar su gobierno [...], esto hace pensar que la actitud de 
Lamar fue demasiado tolerante, confiada y democrática; su más serio error, quizás, 
fue el no enviar una fuerza con la intención de conquista.39 
 
 De acuerdo con las notas anteriores, Loomis aseguró que la falla de Lamar fue 
el no haber realizado la expedición a Santa Fe con miras a un dominio militar, ya que 
 
37 John S. D. Eisenhower, Tan lejos de Dios: La Guerra de los Estados Unidos contra México, 
1846-1848, traducción de José Esteban Calderón, introducción de Josefina Z. Vázquez, México, 
Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 266, cita a Justin Smith, The War with Mexico, New York, 
Macmillan Company, 1919, v. I, p. 286. Describe una cifra de 1 600 hombres que a continuación se 
desglosa: 300 dragones, 860 voluntarios, 250 hombres de artillería mayor, otros 190 voluntarios 
más, además 460 caballos, 3 700 mulas de tiro, 15 000 reses, 12 cañones de seis libras y 4 de 
doce. Ángela Moyano, en su obra El comercio de Santa Fe y la guerra del 47, p. 148-153, analiza 
detenidamente este tema. Cita un comunicado oficial de Manuel Armijo de las sesiones de la 
asamblea de agosto de 1846, que se encuentra en la Colección Rich, rollo 3, de los Archivos de la 
Universidad de Nuevo México. En el documento menciona la posible invasión de un ejército de los 
Estados Unidos compuesto por cinco mil hombres, procedentes del fuerte Bent y en dirección a 
Santa Fe. Otra fuente es un informe de ese departamento al ministro de Guerra, sin fecha, en la 
Secretaría de Relaciones Exteriores, leg. 1 085, f. 172-174. En éste, hace saber de la invasión 
sufrida en ese departamento por tres mil hombres del ejército norteamericano, y los esfuerzos 
realizados para resistir al enemigo, esto como una mera justificación a sus actos, ya que no opuso 
ninguna resistencia a pesar de que contaba con un promedio de cuatro mil hombres para defender 
el territorio de Nuevo México. Como se puede ver, del lado mexicano se manejó la llegada de una 
cifra superior a los 1 600 hombres, cantidad aproximada que en realidad llegó a Nuevo México en 
septiembre de 1846. 
38 Loomis, op. cit., p. 170. 
39 Ibid., p. 172. 
 27 
puso tanto empeño en dicha empresa que bien pudo realizarse con el objetivo de 
establecer una dominación. 
 
 Sin embargo, nosotros nos preguntamos ¿por qué se esforzó en explicar los 
“verdaderos” motivos que tuvo Texas para llevar a cabo dicha expedición? Desde 
nuestro punto de vista, la expedición sí fue un intento de conquista militar; en primer 
lugar, el gobierno texano se empeñó en argumentar que su frontera se extendía hasta 
el Río Bravo del Norte,40 de allí que quería hacer valer su autoridad; por eso trató de 
mostrar que tenía todo el derecho de ejercer su dominio hasta Nuevo México. 
Sumado a esto, es importante resaltar que la organización de los expedicionarios 
estaba integrada por compañías militares; eso es algo que dicho autor olvida analizar. 
 
 Es necesario destacar, por otro lado, el papel de los comisionados que fueron 
enviados en abril de 1840 a ese lugar, para preparar a la gente sobre la llegada de la 
expedición. Lamar puso un gran interés en que sus agentes explicaran a los 
habitantes de Santa Fe los beneficios que ganarían si decidían aceptar la anexión y 
adoptar las leyes con las que se gobernaba Texas. 
 
 Por otra parte, la obsesión por hacer valer su derecho fronterizo tomando como 
base los Tratados de Velasco no es algo superficial y, más aún, conocemos el 
esfuerzo que se hizo por tratar de influir en los novomexicanos sobre las prerrogativas 
que podrían tener con la joven república, mismas que, según Lamar, no podrían 
encontrar con el gobierno mexicano. Lo anterior nos lleva a concluir que la expedición 
texana a Santa Fe en 1841 sí fue un intento de dominación; la organización militar 
que mantenían los expedicionarios es la mejor prueba de ello. Finalmente, Lamar 
estaba seguro de que los habitantes de Nuevo México deseaban la ayuda y el apoyo 
de Texas, aunque esto último no sucedió en la realidad. 
 
40 William Campbell Binkley, en su obra The Expansionist Movement in Texas 1836-1850, 
Berkeley, University of California Press, 1925, dedicó el capítulo tres de su trabajo, titulado “Plans to 
occupy the Rio Grande Country, 1839-1841”, p. 43-67, en el que explica el interés comercial y militar 
de Lamar por esa región; también analiza los intentos por establecer colonias texanas a lo largo del 
Río Grande, así como por tomar el control del comercio desde Río Grande hasta Santa Fe; considero 
que este último punto puede ser un tema de interés para investigar. 
 
 28 
CAPÍTULO III 
ORGANIZACIÓN Y PARTICIPANTES 
 
Resolución del Congreso 
 
 Uno de los primeros contratiempos que tuvo la organización de la expedición texana 
fue la negativa del Congreso para financiarla; sin embargo eso no fue suficiente para 
impedir que ésta se llevara a cabo. Veamos primero el fallo de la asamblea, pese a 
los esfuerzos de Lamar por convencerla de que Texas tenía que defender su 
soberanía y su frontera ante los ataques de México. 
 
 Como ya se ha dicho, en enero de 1839, fecha en que se llevó a cabo el 
Tercer Congreso de la República, Lamar manifestó la idea de participar en el 
comercio de Santa Fe;1 insistió en lo mismo en noviembre de ese año, en la última 
parte de su informe al Cuarto Congreso.2 Sin embargo, no fue sino hasta el Quinto 
Congreso, un año después, cuando la cuestión de enviar una expedición a la región 
mencionada fue tema de discusión. Así, el 9 de noviembre de 1840, Patrick Usher, 
representante del condado de Jackson ante el Congreso y amigo de Lamar, expuso 
una iniciativa solicitando que la asamblea tomara en consideración el expediente 
relativo a informar a los habitantes de Santa Fe sobre sus derechos como 
ciudadanos de la república de Texas, también presentó la posibilidad de colonizar las 
regiones de Austin a Nuevo México con miras a establecer el control del comercio.3 
La iniciativa no fue definida durante algún tiempo y se mantuvo sin obtener una 
respuesta favorable. 
 
 
1 Lamar en su Mensaje al Tercer Congreso, 26 de enero de 1839, Texas Congress, Journal of 
the Senate of the Republic of Texas: Third Congress, First Session, 1838, p. 105-106. Lamar hizo gran 
énfasis en establecer un control del comercio no sólo con los habitantes de Santa Fe sino con “todas 
las regiones establecidas a lo largo del Río Grande”. Hay que recordar que se trata del mismo Río 
Bravo del Norte. Idem. 
2 Lamar en su mensaje al Congreso, 12 de noviembre de 1839, documento 1 529, Charles 
Gulick Adams, (editor), Papers of Mirabeau Buonaparte Lamar, Austin, Texas State Library, t. III, p. 
182-183. 
3 P. Usher al Quinto Congreso, 9 de noviembre de 1840, Texas Congress, Journals of the 
House of Representatives, Fifth Congress, First Session, 1840-1841, p. 45. 
 29 
 En esa misma fecha, D. Miller, representante de Austin en la Cámara Baja y 
amigo de Houston, presentó otra iniciativa explicando al comité la dificultad de 
financiar dicha expedición y argumentó que era más fácil llevar a cabo el proyecto 
mediante particulares que por un plan sufragado por el gobierno.4 Al igual que Usher, 
planteó la posibilidad de colonizar primero, lo cual facilitaría posteriormente llevar a 
cabo el comercio en todo ese lugar. Entonces el rechazo no era por la realización de 
la empresa, sino por su financiamiento. 
 
 El 19 de noviembre de 1840 apareció la primera oposición hacia la política de 
Lamar, cuando una resolución conjunta de las cámaras autorizó al presidente 
organizar una compañía de voluntarios del condado de San Patricio.

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