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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D. F. SEPTIEMBRE 2008 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
COLEGIO DE HISTORIA 
 
FAMILIA, PROPIEDAD Y PODER EN EL 
CENTRO DE MÉXICO. LOS RUIZ DE 
CASTAÑEDA EN EL PRIMER TERCIO 
DEL SIGLO XVIII 
 
 
 
 
 
T E S I N A 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
LICENCIADA EN HISTORIA 
 
PRESENTA: 
 
GABRIELA ANAYA CARREÑO 
 
 
 
 
DIRECTOR: 
DR. DAVID NAVARRETE 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
En la realización de mi tesina estuvieron presentes varias personas para que llegara a buen 
término, entre familiares, amigos y compañeros, y profesores. Primeramente quiero 
agradecer a mi director de tesis David Navarrete, quien por su paciencia, comentarios y 
orientación salió un trabajo digno de defenderse. Por otro lado y sin olvidar a Nelly Sigaut 
que me ha motivado y apoyado a titularme y a que eso suceda. Por último quiero agradecer 
a los sinodales, Dra. Carmen Yuste, Dra. Mónica Hidalgo, Dra. Marisa Pérez y al Dr. 
Antonio Ibarra, que leyeron este trabajo y que gracias a sus comentarios y opiniones 
certeras esta tesina salió adelante. 
También quiero mencionar a mis dos amigos del alma, Lizbeth Castillo Farjat y 
Ricardo Espinosa Tovar, que a lo largo de nuestra ya muy larga amistad, me ayudaron entre 
sus comentarios, opiniones y pláticas a que mi trabajo saliera adelante y sobre todo a 
reforzar nuestra amistad. 
Por último y sin ser de menor importancia les doy las gracias a toda mi familia, tíos 
y primos de la familia Anaya Tepox y Carreño Bracamontes, que siempre se han interesado 
y preocupado por mí y que se han cautivado por mi carrera. 
A todos ustedes gracias. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
DEDICATORIA 
Mi tesina se la quiero dedicar primero y de todo corazón a mis papás, Manuel Anaya y 
Martha Carreño, que siempre estuvieron a mi lado y al pendiente y sin dejar de apoyarme 
para que mi tesina saliera adelante. Gracias por las largas pláticas de motivación y 
reflexión, por aquellos viajes que me ayudaron a relajarme, distraerme y de aprender, a los 
abrazos y besos que nunca faltaron, por todo eso y mucho más. Gracias por ayudarme para 
salir adelante en este largo recorrido de mi carrera, de mi tesina, pero sobre todo en este 
trayecto de mi vida. 
También dedico esta tesina a mis dos hermanos, David y Daniel Eliseo, que muy a 
su estilo me apoyan, me ayudan y me quieren. Por último se lo dedico a mis dos sobrinitos 
Diego K’inich y Darinka, quienes estuvieron muy atentos en lo que hacia. 
Esto va dedicado para mi familia Anaya Carreño, que siempre hemos estado unidos 
ante las alegrías y las adversidades. Se que la trayectoria fue larga pero aquí esta el 
resultado que sin su apoyo no tendría buenos frutos. Gracias familia, los quiero mucho. 
 
Gabriela Anaya Carreño 
Ciudad de México, septiembre 2008 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INDICE 
AGRADECIMIENTOS 
 
DEDICATORIA 
 
INTRODUCCIÓN 7 
 
CAPÍTULO 1 
 TRAS LA FAMILIA DE LOS RUIZ DE CASTAÑEDA: UNA APROXIMACIÓN 
GENEALÓGICA 
 
Los inicios de la familia 13 
 
La sucesión de Pedro Ruiz de Castañeda 16 
 Pedro Ruiz de Castañeda el mozo 17 
 Los hermanos Ruiz de Castañeda 18 
 Nicolás Ruiz de Castañeda 19 
 Francisco Ruiz de Castañeda 21 
 Jacinta y Gertrudis Ruiz de Castañeda 22 
 
La tercera generación Ruiz de Castañeda 24 
 Las hijas de Pedro el Mozo 25 
 Descendencia de Francisco 31 
 
CAPÍTULO 2 
 ENTRE LO RURAL Y LO URBANO, EL PATRIMONIO FAMILIAR 
 
La importancia económica de la hacienda 33 
 
Un considerable y redituable patrimonio: las haciendas de Pedro Ruiz de Castañeda 
en 1737 35 
Un provechoso entorno agrícola: la provincia de Chalco 37 
Nuestra Señora de Guadalupe 39 
San Isidro Labrador 42 
Embarcadero de San Joseph 44 
Guadalupe Huatongo 47 
Ascensión de Cristo 49 
Santiago Tenextepango 51 
 
Las haciendas de Francisco y Nicolás Ruiz de Castañeda 58 
Las haciendas de Francisco Ruiz de Castañeda 58 
Las haciendas de Nicolás Ruiz de Castañeda 60 
 
Las propiedades urbanas de los Ruiz de Castañeda 64 
Las propiedades urbanas de Pedro Ruiz el Mozo 64 
Las casas de Francisco Ruiz de Castañeda 68 
 
CONCLUSIONES 71 
MAPAS 74 
BIBLIOGRAFÍA 78 
 
ÍNDICE DE CUADROS Y MAPAS 
 
Cuadros 
Cuadro 1. Genealogía de los Ruiz de Castañeda 32 
Cuadro 2. Propiedades de Pedro Ruiz de Castañeda, 1737 36 
Cuadro 3. Nuestra Señora de Guadalupe, enero 1737 39 
Cuadro 4. San Isidro Labrador, julio 173642 
Cuadro 5. Embarcadero San Joseph, junio 1736 46 
Cuadro 6. Guadalupe Huatongo, febrero 1737 47 
Cuadro 7. Ascensión de Cristo, febrero 1737 49 
Cuadro 8. Santiago Tenextepango, septiembre 1736 53 
Cuadro 9. Haciendas de Francisco Ruiz de Castañeda, 1737 58 
Cuadro 10. Haciendas de Nicolás Ruiz de Castañeda, 1739 61 
Cuadro 11. Casa de la Aduana vieja, 1736 64 
Cuadro 12. Casa Santa Catarina de Siena, 1737 68 
 
Mapas 
Mapa 1. Propiedades de la familia Ruiz de Castañeda en el Valle de México 74 
Mapa 2. Hacienda Santiago Tenextepango en Cuautla de Amilpas 75 
Mapa 3. Hacienda San Juan de las Manzanas en Ixtlahuaca 76 
Mapa 4. Propiedades urbanas en la ciudad de México de la familia Ruiz de Castañeda 77 
  7
INTRODUCCIÓN 
 
El interés por la familia Ruiz de Castañeda tiene su origen en mi participación durante 2002 
y 2003 en el Seminario de Investigación “Catalogación de Obras de Arte”, siendo entonces 
estudiante de último año de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la 
UNAM.1 A mi me correspondió realizar la investigación sobre los patronos de la Colegiata 
de Guadalupe. Como resultado de este estudio elaboré un artículo titulado “Los patronos de 
la fundación”, donde se destaca la activa participación de los miembros de la familia Ruiz 
de Castañeda, comenzando con Pedro Ruiz de Castañeda y después con sus tres hijos 
Pedro, Francisco y Nicolás. Esta activa intervención fue coronada con el nombramiento de 
uno de los hijos de Francisco como miembro del Cabildo de la Colegiata en 1750. 
Además de referencias relativas a la erección de la Colegiata, durante mi 
investigación encontré una rica y variada información sobre la relaciones de parentesco y 
sociales de los Ruiz de Castañeda, así como de sus bienes muebles e inmuebles. Esto 
despertó en mí el interés de conocer más acerca de esta familia, pues era claro que su rango 
de actividades rebasaba el ámbito religioso ligado al culto de la Virgen de Guadalupe. Cabe 
señalar que esta familia no se ha estudiado con anterioridad ni se ha publicado ningún 
trabajo sobre ellos adicional al ensayo de mi autoría ya referido. 
Con estas inquietudes en mente, me avoqué a reconstruir la genealogía de la familia 
a lo largo de varias generaciones y a profundizar en el conocimiento de sus redes sociales y 
de parentesco, así como en sus intereses económicos y propiedades urbanas y rurales. 
Además de rescatar y valorar la presencia de los Ruiz de Castañeda en la economía y 
sociedad novohispanas en el primer tercio del siglo XVIII, esta tesina pretende contribuir al 
mejor conocimiento de las familias novohispanas que conformaban la elite2 de la capital del 
                                                            
1 Este seminario fue impartido por Nelly Sigaut, profesora del Colegio de Historia de dicha Facultad. Los 
productos de esta investigación se publicaron en 2006 en la obra Guadalupe Arte y Liturgia: La Sillería de 
Coro de la Colegiata, la cual obtuvo en 2007 el Premio Anual del INAH “Paul Coremans” correspondiente al 
área de Conservación de Bienes Muebles. 
2 El término elite se ha utilizado como categoría analítica en estudios históricos, antropológicos y 
sociológicos, entre otros. En este trabajo retomo el concepto de Gloria Artís (1994), estudiosa de la elite 
novohispana, quien considera que los miembros de tal sector social poseían gran poder económico y político, 
producto de la multiplicidad de sus inversiones económicas y su participación en diferentes ámbitos de la vida 
política del virreinato. Desde esta óptica, en este estudio consideraré como elite a un grupo de individuos o de 
familias que sobresalieron en la sociedad, en la economía y en la política, que estuvieron relacionados por 
lazos de parentesco, y que desarrollaron diversas estrategias familiares y económicas para mantenerse en el 
  8
virreinato en dicho periodo, el cual ha sido poco estudiado por los historiadores en 
comparación con el denominado periodo borbónico. Al centrarse en el examen de aspectos 
relativos a la composición y estructura familiar y los bienes materiales de sus miembros, 
esta tesina aspira a ubicarse dentro del terreno de la historia social y económica del México 
colonial. 
Los Ruiz de Castañeda fueron una familia que sobresalió en la sociedad y la 
economía novohispanas con base en sus inversiones, negocios, redes sociales y de 
parentesco. Pedro Ruiz de Castañeda, a quien puede considerarse el patriarca de la familia, 
y su hijo del mismo nombre fueron destacados comerciantes y hacendados ligados al 
Consulado de la Ciudad de México, rasgo que continuó con la tercera generación, cuyos 
integrantes además ampliaron las redes sociales y económicas familiares al vincularse por 
vía matrimonial y por negocios con diversos e importantes comerciantes peninsulares y 
criollos radicados en la capital novohispana. Este estudio trata con mayor amplitud la figura 
y propiedades de Pedro Ruiz de Castañeda hijo, debido a la amplia información documental 
que se encontró acerca de él, pero también examina a otros miembros de la familia, lo cual 
permite ponderar el peso de cada uno de ellos y contextualizar al grupo en su conjunto 
dentro de la sociedad de su época. 
La familia que se examina extendió sus actividades entre la segunda mitad del siglo 
XVII y durante el siglo XVIII y abarcó distintas jurisdicciones de la Nueva España. A fin 
de realizar un análisis empírico detallado que permita apreciar con claridad los rasgos 
distintivos de los Ruiz de Castañeda, este estudio se centra cronológicamente en los 
primeros treinta años del siglo XVIII y espacialmente en la ciudad de México, donde 
radicaron, y algunas jurisdicciones cercanas donde se localizaron sus principales haciendas. 
Esto quiere decir que sus intereses y actividades se desarrollaron en el centro económico y 
político de la Nueva España representado por la capital virreinal, hacia donde se dirigió el 
grueso de la producción de sus haciendas. En cuanto a ésta últimas, poseyeron haciendas 
productoras de granos básicos como maíz y trigo, azúcar y otros productos del campo de 
alta demanda en el mercado de la ciudad de México. Sus propiedades urbanas se ubicaron 
                                                                                                                                                                                     
estrato alto de la sociedad. Hablamos de un reducido grupo integrado por grandes comerciantes y sus familias 
como los Castañiza, los Pedroso, los Fagoaga, los Iraeta, los Bassoco y los Sánchez Tagle, entre otros. 
  9
en el primer cuadro de la ciudad, varias de ellas cumpliendo la doble función de sitios de 
residencia y para la actividad comercial, pues contaban con almacenes y bodegas. 
La elite novohispana ha sido estudiada por diversos historiadores, abarcando temas 
sobre su vida cotidiana, sus redes sociales y de parentesco, y sus actividades económicas, 
particularmente para la segunda mitad del siglo XVIII. Para esta investigación se 
consultaron obras de autores como Gloria Artís, John Kicza, John Tutino, Doris Ladd, Pilar 
Gonzalbo y Federique Langue. La lectura de estos trabajos permitió conocer cómo estaba 
integrada la oligarquía novohispana y sus esferas espaciales y áreas económicas de 
influencia. Los integrantes de este reducido grupo social tenían inversionese intereses en 
los diferentes campos económicos, desde la producción de bienes y manufacturas, minería, 
agricultura y ganadería, hasta el comercio de importación y exportación. Las lecturas de 
otras investigaciones como las de Christiana Borchart y Guillermina del Valle fueron muy 
útiles para familiarizarse con la figura de los grandes comerciantes del Consulado de 
México, con quienes como se dijo antes, los Ruiz de Castañeda estuvieron ligados. El 
acercamiento a esta literatura permitió también apreciar la composición compleja de la 
elite, sus amplias redes y esferas de influencia y sus grandes capitales y fortunas personales 
y familiares. 
La información de archivo trabajada para esta investigación muestra que Pedro Ruiz 
de Castañeda y su hijo Pedro fueron hacendados y comerciantes que también actuaron 
como prestamistas en diversos giros económicos y zonas del virreinato. Además de 
productores de granos, azúcar y, en menor medida, ganado, fueron prestamistas y fiadores 
en distintas ramas productivas como la minería. Como se verá en este trabajo, esta 
combinación de funciones les permitió acumular una considerable fortuna valuada en 
varios miles de pesos. 
La reconstrucción que aquí se hace de la genealogía, propiedades, inversiones y 
redes sociales de los Ruiz de Castañeda está basada en documentación inédita resguardada 
en diversos archivos: Archivo General de la Nación (AGN), donde se consultaron diversos 
ramos, principalmente Bienes Nacionales, Archivo Histórico de Hacienda y Tierras; 
Archivo Histórico de la Basílica de Guadalupe (AHBG), donde se trabajó la sección 
Santuario, en particular las series de Correspondencia, Documentos Erección de Colegiata, 
Documentos Ruiz de Castañeda, y Testamentarias; finalmente, en el Archivo de Notarias 
(AN) se consultaron los protocolos de los dos notarios principales de la familia que se 
  10
estudia y en donde se localizo información diversa entre la que destacan transacciones de 
compra y venta, fundaciones de capellanías y testamentos, inventarios de bienes, 
transacciones comerciales y obras pías. 
Este estudio consta de dos capítulos. En el primero de ellos se reconstruye la 
genealogía de los Ruiz de Castañeda a lo largo de tres generaciones, iniciando con Pedro 
Ruiz de Castañeda. Su matrimonio con Isabel de Pimentel fue la base a partir de la cual se 
ampliaron tanto la fortuna material como las relaciones de parentesco y económicas de la 
familia. A la muerte de Pedro Ruiz, su hijo del mismo nombre pasó a fungir como patriarca 
del grupo familiar. La segunda sección de este capítulo se refiere a los restantes hijos 
varones de Pedro Ruiz e Isabel Pimentel, describiendo sus matrimonios y descendencias. 
También se anota el caso de sus hermanas Jacinta y Gertrudis, quienes permanecieron 
solteras al tomar los hábitos. La última sección del capítulo trata de la tercera generación de 
la familia, focalizando la atención en las hijas de Pedro Ruiz el mozo y sus enlaces 
matrimoniales, algunos de ellos con destacados comerciantes peninsulares y criollos. Se 
destaca la figura de Lucas Serafín Chacón, comerciante sevillano llegado a la Nueva 
España en el primer cuarto del siglo XVIII, quien llegó a ocupar el importante cargo de 
prior del Consulado de México. También se refiere brevemente el caso de los hijos de 
Francisco Ruiz de Castañeda, uno de los cuales fue miembro del cabildo de la Colegiata de 
Guadalupe. 
El segundo capítulo presenta un panorama amplio y a la vez detallado de las 
propiedades rurales y urbanas de la familia Ruiz de Castañeda. El estudio se centra en las 
posesiones de Pedro Ruiz el mozo, por ser de quien mayor información se localizó. Sus 
principales haciendas se encontraban en la provincia de Chalco, considerada entonces como 
el granero más importante de la ciudad de México. También poseía haciendas en los 
alrededores de la ciudad, en las jurisdicciones de Coatepec, Tacuba y Cuautla. La segunda 
sección del capítulo está destinada al análisis de las propiedades rurales de Francisco y 
Nicolás Ruiz. Las del primero se ubicaban en el valle de Chalco y las del segundo en el 
valle de Toluca y en las jurisdicciones de Texcoco y Teotihuacan, al noreste de la ciudad de 
México. Se subraya tanto el dilatado espacio donde se ubicaron las haciendas de la familia 
como el hecho de estar situadas en zonas agrícolas fértiles y muy cercanas al mercado de la 
ciudad de México. A fin de apreciar con claridad el tamaño, giro productivo, condición de 
  11
las propiedades y su valor, se presentan cuadros de cada hacienda elaborados a partir de los 
inventarios realizados entre 1736 y 1737. 
El segundo capítulo cierra con una exploración de las propiedades urbanas de la 
familia, la mayoría de ellas situadas dentro del primer cuadro de la capital virreinal. A 
partir de los inventarios de bienes asociados a los testamentos de Pedro el mozo y su 
hermano Francisco, se describen las dimensiones, composición y distribución de sus casas, 
incluyendo los espacios dedicados al almacenamiento de los productos procedentes de sus 
haciendas. También se detallan los bienes materiales y de uso personal de sus moradores, lo 
cual permite aproximarse al estilo de vida de una familia de elite como los Ruiz de 
Castañeda. 
Las conclusiones de la tesina resumen los hallazgos principales del estudio y 
apuntan algunos temas relevantes que no fueron suficientemente abordados y que 
convendrá examinar en futuras investigaciones. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  12
CAPÍTULO 1. 
TRAS LA FAMILIA DE LOS RUIZ DE CASTAÑEDA: UNA APROXIMACIÓN 
GENEALÓGICA 
 
 En este capítulo se reconstruye la genealogía de la familia, cubriendo tres generaciones, 
comenzando con el matrimonio de Pedro Ruiz e Isabel de Pimentel. En la segunda parte del 
capítulo se analiza el patrimonio y actividad económica de la familia, elementos que en 
conjunto permitirán apreciar las bases que los llevaron a pertenecer a la elite novohispana 
de la ciudad de México. 
Pedro Ruiz de Castañeda - a quien denominaremos como “el viejo” para distinguirlo 
de su hijo del mismo nombre, fue un comerciante, prestamista y hacendado de finales del 
siglo XVII con quien inició el ascenso familiar. Tomando en cuenta a parientes 
consanguíneos y afines del matrimonio de Pedro Ruiz de Castañeda e Isabel de Pimentel, 
haremos la reconstrucción genealógica familiar como una vía muy útil para entender sus 
estrategias de ascenso social.1 También se hará referencia a sus hijos, iniciando con Pedro 
Ruiz de Castañeda el mozo, que como su padre fue comerciante y hacendado, alcanzando 
un prestigio social dentro de la ciudad de México. Para tener una visión más amplia sobre 
la familia se hará referencia a los demás hijos: Francisco, que también fue hacendado y 
radicado en la ciudad de México; Nicolás presbítero de la Catedral Metropolitana y dueño 
de haciendas; sus hermanas, Jacinta y Gertrudis, monjas de velo negro en el convento de 
Jesús María; y por último Alonso, de quien sólo se tienen referencias aisladas. Después se 
hablará de la tercera generación, a través principalmente de los hijos de Pedro Ruiz de 
Castañeda el mozo y breves referencias de los hijos de Francisco. 
La reconstrucción genealógica realizada en este capítulo muestra las diversas y 
complejas redes familiares y de parentesco que, junto con su considerable patrimonio rural 
y urbano examinado en el capítulo 2, llevaron a los Ruiz de Castañeda a ubicarse entre el 
reducido grupo rector de la sociedad novohispana del siglo XVIII. Esta familia contó entre 
sus miembros a españoles peninsulares recién llegados a la capital novohispana que se 
enlazaron con familias “españolas” asentadas en la Nueva España por varias generaciones. 
                                                            
1 Siguiendo a Gloria Artís en su estudio sobre la oligarquía novohispana, considero como parte dela familia 
“tanto parientes consanguíneos como afines y me refiero a todos los descendientes de una pareja, así como a 
los hermanos de ambos cónyuges…”, Artís, 1994, 20. 
  13
Los inicios de la familia 
 
La investigación parte de la unión entre Pedro Ruiz de Castañeda con Isabel de Pimentel a 
mediados del siglo XVII. Se desconoce el año preciso del matrimonio, es posible que se 
casaran entre los años de 1660 a 1670. Pedro Ruiz de Castañeda era vecino y comerciante 
de la ciudad de México. Por tratos y negocios notariados con diversos personajes se sabe 
que era prestamista en varios giros económicos, principalmente en el comercio y que, 
además, tenía una hacienda en la provincia de Chalco llamada Nuestra Señora de 
Guadalupe, cerca del pueblo de Tlalmanalco. Falleció el 12 de septiembre de 1712. 
Sobre Isabel de Pimentel las noticias son muy escasas. Posiblemente provenía de 
una familia de lustre, lo cual explicaría su unión con un personaje de las características de 
Pedro Ruiz. Como era común en este tipo de uniones, una vez casada intervino en diversas 
actividades patrimoniales con su esposo. Documentos de archivo la muestran participando 
en mancomún con su marido en la fundación de obras pías, principalmente capellanías. En 
el Diario de sucesos notables de Antonio Robles se menciona el fallecimiento de Isabel el 
20 de febrero de 1703, a causa de parto. 2 
Este matrimonio marcaría el inicio de una serie de alianzas familiares y de negocios 
que el matrimonio celebró en los primeros años del siglo XVIII, incluyendo la fundación de 
un nuevo santuario guadalupano y poco después el establecimiento de la Colegiata de 
Guadalupe, también en el Tepeyac. Hijos y nietos seguirían las causas encomendadas y 
también ampliarían los negocios, las propiedades y las alianzas. 
Pedro e Isabel procrearon seis hijos, Alonso, Nicolás, Francisco, Pedro, Jacinta 
Clara y María Gertrudis, (ver cuadro 1). Dado el fuerte corporativismo de la sociedad 
novohispana,3 la fortuna de un individuo dependía en buena medida del respaldo familiar, 
sin el cual su horizonte era más limitado, “la familia permitía así a sus integrantes actuar 
                                                            
2 Robles, 1972, t. III, 259, “Febrero 20. Murió la mujer de Pedro Ruiz de Castañeda de Parto”. 
“Febrero Miércoles de Ceniza, 21. Por la tarde se enterró en la Iglesia de Santa Clara la mujer de Pedro Ruiz 
de Castañeda, no fue de entierro de Cabildo; hubo cien acompañantes”. 
3 Esta sociedad estaba marcada por una jerarquización que determinaba la pertenencia a un grupo según la 
calidad étnica, la posición socioeconómica y el de compartir ciertos rasgos culturales. Así vemos que las 
familias del grupo español mantenían muy cerradas sus estructuras familiares para perdurar su linaje y origen, 
además de los rasgos culturales y socioeconómicos que se transmitían de generación en generación. 
  14
respaldados en sus múltiples y muy variadas solidaridades, compartiendo ciertos rasgos 
culturales”.4 
En común con el comportamiento observado por los miembros de la elite 
novohispana, Pedro Ruiz participó en varias actividades económicas, destacando en el 
comercio y la agricultura. Gloria Artís señala en su estudio sobre la oligarquía novohispana 
que la diversificación de actividades y de inversiones fue algo común entre la elite,5 
complementado unas con otras, aunque manteniendo una de ellas como eje. Así, por 
ejemplo, las familias que tenían inversiones en la agricultura buscaban controlar el 
procesamiento de la cosecha y su comercialización en los mercados provinciales y 
urbanos.6 Este patrón se observa entre los Ruiz de Castañeda, como se verá más adelante. 
Las primeras noticias que se tienen de Pedro Ruiz de Castañeda lo muestran como 
prestamista o aviador de personajes que radicaban en otros puntos del territorio 
novohispano, principalmente hacia el norte de la Nueva España, Sonora, Zacatecas, 
Guanajuato, Querétaro y San Luis, así como en las ciudades de Guatemala, Lima y Manila. 
Como ejemplo se tienen cartas notariadas y lastos7 en donde se refieren deudas a Pedro 
Ruiz en los años de 1694 y 1695 por montos que van desde mil a 16 mil pesos.8 
De sus posesiones rurales se sabe que tenía una hacienda agrícola en la provincia de 
Chalco que heredaría a su hijo Pedro Ruiz el mozo, llamada Nuestra Señora de Guadalupe. 
Se desconoce como adquirió esta propiedad, si a través de herencia o por medio de compra. 
En cuanto a sus propiedades urbanas se tienen noticias de una casa localizada en el 
primer cuadro de la ciudad de México en la “calle del Convento de Balvarena que va a San 
Agustín”, en la calle actual de República de Uruguay, que compró en 1673 por seis mil 
pesos a María Castillo, viuda de Francisco Cerezero, caballero de la orden de Santiago.9 Es 
probable que esta propiedad fuera la casa principal, dadas las dimensiones que se 
                                                            
4 Sanchiz, 2005, 335. 
5 Artís, 1994, 12. 
6 Kicza, 1991, 78. 
7 Lasto: Recibo o carta de pago que se da a quien lasta o paga por otra persona, para que pueda cobrarse de él. 
Tomado del Diccionario de la Lengua Española, 22ª Edición, 2001. 
8 Archivo de Notarias (en adelante AN), Martín del Río, núm. 563, vols. 3891 y 3892, años 1694 y 1695. En 
estos volúmenes se presenta una serie de documentos notariales en donde se observa los negocios que tenía 
Pedro Ruiz en el territorio novohispano y en otros puntos del continente americano y en Filipinas. 
9 Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Bienes Nacionales, vol. 1347, exp. 5, año 1690. Este 
dato se consigna en una fundación de capellanía que realizaron en mancomún el matrimonio Ruiz de 
Castañeda y Pimentel. 
  15
mencionan en la escritura de establecimiento de una capellanía que fundó Pedro Ruiz sobre 
esta propiedad. 
De su actividad mercantil, sabemos que en el año de 1679 era cónsul del Consulado 
de Comerciantes de la ciudad de México.10 Aunque se ignoran detalles sobre sus negocios 
comerciales, su pertenencia al Consulado y el que haya ocupado tan importante cargo hace 
pensar que fueron de gran consideración. En su estudio sobre los mercaderes novohispanos, 
Christiana Borchart señala que para formar parte del Consulado y tener derecho a voto para 
elegir a sus funcionarios era necesario contar con lo siguiente: 1) tener bienes raíces en la 
ciudad, 2) una edad mínima de 25 años, 3) ser “comerciantes independientes con grandes 
capitales que estaban en condiciones de comerciar directamente con España”, y 4) 
mantener su propio negocio en la ciudad de México.11 
Otras noticias referentes a Pedro Ruiz de Castañeda encontradas en documentos 
notariales, refieren que fue albacea y tenedor de bienes de varios personajes dedicados al 
comercio, la agricultura y la ganadería. Destaca su nombramiento como albacea de Andrés 
de Palencia, español originario de Salamanca, vecino de la ciudad de México y dueño de 
haciendas en San Miguel el Grande.12 Además del encargo de cumplir con las disposiciones 
y varias obras pías en la capital novohispana y en San Miguel el Grande, Pedro quedó al 
frente de la administración de varias haciendas de Palencia. También llevó el inicio de la 
Colegiata en el Santuario de Guadalupe. Más adelante sus hijos se encargarían de la 
administración de las haciendas de Palencia para tales causas. Se desconoce el origen de la 
relación entre Pedro Ruiz y Andrés Palencia. Es posible que sus relaciones comerciales 
pasaran después a lazos de amistad. La administración de haciendas fue una actividad muy 
importante, ya que esta tarea sólo se otorgaba a personas de confianza y competentes. En 
                                                            
10 Antonio Robles en su Diario, menciona que el 7 de enero de 1679 eligieron prior del Consulado al capitán 
Pedro Sedano, y cónsul a Pedro Ruiz de Castañeda, 1946,t. I, 258. AGN, Archivo Histórico de Hacienda (en 
adelante AHH), vol. 183, exp. 6, ff. 14. En este documento se le refiere como cónsul de la Universidad de 
mercaderes de esta Nueva España junto con Diego García Cano. El documento con fecha de 13 de diciembre 
de 1679, se refiere a un pago de 500 pesos que se le debían entregar al capitán Pedro Sedano prior actual del 
Consulado de los 730 pesos que se le debían, por parte del capitán Alonso González de Sacha tesorero de la 
renta y avería del Consulado. 
11 Borchart, 1984, 25. 
12 Archivo Histórico de la Basílica de Guadalupe (AHBG), Testamentarias, sin fecha, caja 1, s/ff. Estas 
disposiciones que dejó de limosna desde 200, mil, diez mil y hasta 25 mil pesos, tanto para conventos, 
hospitales, cárceles, niñas huérfanas, pobres y en construcciones y reconstrucciones de iglesias y capillas 
como en el convento de San Agustín, en la Basílica en la ciudad de México y la capilla de Jesús Nazareno en 
San Miguel el Grande, todo a cargo de sus albaceas. 
  16
documentos notariales examinados se observa que Pedro Ruiz era muy atento en sus 
negocios. 
Pedro Ruiz de Castañeda también fue albacea testamentario del capitán Esteban de 
Molina Mosquera, quien lo dejó como responsable de cobrar y finiquitar diversos negocios. 
Asimismo dejó a cargo de Pedro Ruiz la fundación del Convento de Santa Teresa la Nueva, 
en la capital novohispana. En el testamento respectivo, señala Josefina Muriel, “se dio 
orden a don Pedro Ruiz de Castañeda, albacea de los bienes del capitán de Molina 
Mosquera, para que fuesen entregadas al bachiller Juan de Dios Ocampo, mayordomo del 
Convento de San José, las cantidades que en la obra fuesen necesarias”.13 Esto sucedió en 
el año de 1701. 
La unión de Pedro Ruiz de Castañeda con Isabel de Pimentel marcó el inicio de una 
familia compleja y poderosa, donde las redes mercantiles y sociales de Pedro jugaron un rol 
fundamental. Estas redes permitirían a sus hijos desarrollar actividades e integrar 
patrimonios individuales de consideración, sin olvidar a la familia. Todos los Ruiz de 
Castañeda participaron activamente en los negocios familiares de una forma u otra. 
 
La sucesión de Pedro Ruiz de Castañeda 
 
A continuación se examina a los hijos de Pedro Ruiz de Castañeda e Isabel de Pimentel. 
Primero se habla de Pedro Ruiz de Castañeda el mozo, quien quedó al frente de la familia al 
morir su padre. Por fortuna, existe amplia información documental sobre este personaje, no 
así sobre sus hermanos, debiendo contentarnos con un cuadro poco preciso del perfil de 
estos últimos. 
 
 
 
 
                                                            
13 Muriel, 1946, 423. 
  17
Pedro Ruiz de Castañeda el mozo 
 
Éste fue el continuador más sobresaliente de la familia Ruiz de Castañeda y Pimentel, 
manteniendo la unidad familiar, atendiendo los negocios de la casa y además destacando 
por sus negocios y sus haciendas particulares. 
Se casó con Juana María Rivera, originaria de Guadalajara, hija de Juan de Rivera y 
Lorenza de Hijar y Bracamont. Es probable que la familia de Juana perteneciera a la elite 
de Guadalajara. De este enlace procrearon siete hijos, cinco mujeres y dos varones. Por el 
testamento de Pedro, sabemos que todas las hijas se casaron con españoles peninsulares, 
dedicados en su mayoría al comercio. Un hijo se dedicó al sacerdocio. Del otro se 
desconoce su actividad, sólo se sabe que heredó una propiedad.14 
El nivel de participación de Pedro el mozo en los negocios familiares fue de 
importancia. En 1694, fue uno de los signatarios de la carta poder hecha por su padre para 
el finiquito de un adeudo de 16 mil pesos con los albaceas testamentarios de Juan de 
Chavarría, quien de acuerdo con los documentos consultados era un destacado mercader de 
la capital novohispana y del norte de Nueva España.15 A la muerte de su padre, en 
septiembre de 1712, Pedro el mozo fue su albacea y fideicomisario, quedando al frente de 
los negocios familiares, de la repartición de los bienes entre los herederos y de mantener la 
cohesión del grupo familiar. John Kicza señala en su estudio sobre los empresarios 
novohispanos que uno o varios de los hijos de un comerciante seguían con la ocupación de 
su padre, adiestrándose en el área contable y comercial e involucrándose en las redes 
sociales y económicas de su progenitor para sus actividades futuras.16 Este patrón se aprecia 
en el caso de Pedro el mozo, quien siguió las actividades mercantiles en la ciudad de 
México trazadas por su padre, complementándolas con la posesión de haciendas. 
Al mismo tiempo, como ya se dijo, fue el patriarca de la familia. Las familias novohispanas 
se organizaban bajo la dirección de un patriarca, quien intervenía en la elección de los 
                                                            
14 AGN, Tierras, vol. 562, exp. 1. 
15 AN, Martín del Río, núm. 563, vol. 3891, f. 995, año 1694. Antonio Robles lo menciona en su texto 
diciendo lo siguiente: “domingo seis de noviembre salieron de capitanes por el comercio Juan Díaz, el hijo de 
Ruiz de Castañeda, y por maestre de campo Luis Sáenz de Tagle, caballero del hábito de Alcántara.” Hace 
suponer que se trata de Pedro el mozo. 1946, t.III, 31. 
16 Kicza, 1986, 76. 
  18
cónyuges, actuaba como defensor y garante del honor de la familia, coordinaba los asuntos 
familiares para fortalecer el poder económico y recibía el reconocimiento de los miembros 
de la misma. “Un patriarca prudente sabía designar a su sucesor mucho antes de su propia 
muerte”,17 generalmente esta elección recaía en el primogénito. 
Las propiedades conocidas de Pedro el mozo son más en número e importancia con 
respecto de las que se han identificado de su padre. Se conocen seis propiedades rurales 
principales, tres en la provincia de Chalco y las demás en otras jurisdicciones, Coatepec, 
Cuautla de Amilpas y Tacuba. La mayoría de ellas se concentraban en el cultivo de maíz y 
una era azucarera. 
En lo que respecta a sus propiedades urbanas, destacan dos localizadas en el centro de la 
ciudad de México, una ubicada en la antigua calle de la Aduana Vieja (que actualmente es 
5 de febrero) y la otra en la calle de Jesús María, rumbo a la iglesia de Nuestra Señora de la 
Merced (entre las calles actuales de Jesús María y Venustiano Carranza). 
Pedro Ruiz de Castañeda el mozo falleció el 7 de abril de 1736. Los albaceas y tenedores de 
bienes fueron su hijo Pedro Joseph Ruiz de Castañeda y sus yernos Lucas Serafín Chacón y 
Vicente Manuel de Moya y Escaño, quienes se encargarían de entregar a los herederos lo 
estipulado en el testamento. 
 
Los hermanos Ruiz de Castañeda 
 
Para continuar la herencia material y biológica era importante tener al menos un hijo y una 
o dos hijas. El hijo varón quedaba eventualmente al frente de las relaciones y negocios 
familiares, mientras que los matrimonios de las hijas fortalecían las relaciones sociales y 
consolidaban el linaje y los negocios. De haber más hijos era común encaminarlos a 
carreras eclesiásticas, otros se casaban después de fallecer los padres o sencillamente 
permanecían en la casa paterna o del hermano mayor sin tomar algún estado. 
                                                            
17 Kicza, 1991, 83 – 84. 
  19
Tres de los hijos de Pedro Ruiz de Castañeda el viejo e Isabel de Pimentel ingresaron a la 
iglesia, Nicolás, Gertrudis y Jacinta. Los otros dos, Francisco y Alonso, poseyeron 
haciendas de campo y posiblemente fueron comerciantes. 
 
Nicolás Ruiz de Castañeda 
 
Nicolás fue presbítero domiciliario del arzobispado de México en el año de 1739. Además 
de la ya mencionada utilidad de la elección del estado eclesiástico de uno o varios de los 
hijos para la consolidación social de la familia,18 quienes tomaban los hábitos podían 
ayudar al negocio familiar como agentes comerciales. De Nicolás se sabe que participó en 
los negociosy compromisos familiares, sobre todo los referentes a la erección de la 
Colegiata de Guadalupe. Junto con sus hermanos Pedro y Francisco, participó en la 
administración de las haciendas destinadas a financiar dicha fundación, y entre 1714 y 1739 
poseyó la hacienda San Joaquín de las Trancas.19 Además estuvo involucrado en el 
encañado o conducción de agua para llevarla al Tepeyac obra que no se llego a concretar.20 
Asimismo fue el administrador de los bienes de su hermano Alonso a partir de 1720, 
quedando como albacea y fideicomisario, y poco después su heredero. También se 
dedicaría a la producción y cultivo de trigo principalmente para su comercialización en la 
ciudad de México. 
El destino de Nicolás como religioso se observa en la fundación de una capellanía 
realizada por sus padres en el año de 1690, por la cantidad de tres mil pesos, siendo él su 
                                                            
18 Aguirre, 2003, 124. 
19 Se desconoce el destino de esta hacienda, si la conservo la familia o fue vendida antes de su fallecimiento. 
20 La intensión de llevar agua al Tepeyac inició en el año de 1678 con varios proyectos que no se concretaron 
sino hasta el año de 1752, cuando fue inaugurada la fuente que surtía agua a la villa y pueblo de Guadalupe. 
Sigaut, 2006, 134 – 136. 
Uno de esos proyectos para la conducción de agua al Tepeyac fue el de Nicolás Ruiz de Castañeda al estar 
muy interesado en la Basílica sobre todo en la erección de la Colegiata. Con motivo de una visita del 
arzobispo Vizarrón y Eguiarreta a Nicolás, “fue que el dicho presbítero le ofrecía cien mil pesos para la obra 
de la conducción del agua, pero desgraciadamente poco tiempo después enfermó, de la enfermedad que lo 
llevo al sepulcro”, y no lo estipuló en su testamento, así que se le comisionó al deán Francisco Moreno y 
Castro, albacea y tenedor de bienes de Nicolás, que llevará a cabo dicha obra pero se negó argumentando que 
ya se le había otorgado a la Basílica como a la colegiata de Guadalupe más de lo otorgado por Nicolás. La 
Rosa del Tepeyac, “El acueducto de Santa María de Guadalupe”, vol. 3 núm. 8, agosto de 1921, pp. 153 – 
161. 
  20
primer capellán propietario “para que a su título se ordene del orden sacro hasta el de santo 
presbiterato el bachiller don Nicolás Ruiz de Castañeda, nuestro hijo legítimo, clérigo de 
menores órdenes”.21 Conviene señalar que la capellanía 
“Era una fundación eclesiástica que tenía como finalidad asegurar de 
manera permanente o perpetua un número de sufragios por el alma de la 
persona o personas que dispusiese el fundador de la misma. Para asegurar 
su supervivencia, se dotaba con bienes materiales cuya inversión facilitaba 
una renta, con la que se mantenía el capellán encargado de servirla, es 
decir, de celebrar sufragios”.22 
 
El fundador de una capellanía donaba cierta cantidad para el sostenimiento del 
capellán y la celebración de determinado número de misas, ya fueran rezadas o cantadas. 
Por otro lado el fundador establecía los términos de la capellanía “el monto, las 
obligaciones del capellán, la persona en quien debía recaer el patronato y los bienes sobre 
los que se imponía la fundación”.23 
La capellanía además de ser concebida como una vía de salvación de las almas 
después de la muerte, para los fundadores y sus allegados era utilizada para dotar a los 
parientes más cercanos - hijos, sobrinos, nietos, ahijados- de un medio de vida a través de 
las rentas, así como continuar sus estudios eclesiásticos principalmente.24 
La fundación de capellanías fue común entre la familia Ruiz de Castañeda, ya que 
Nicolás como última voluntad dejó en su testamento once fundaciones de capellanías por la 
cantidad de entre dos mil y seis mil pesos cada una.25 Su hermano Francisco también fundó 
una en el año de 1726 por la cantidad de cuatro mil pesos, siendo él fundador y patrón 
principal y capellán su hijo del mismo nombre, para poder ordenarse de presbítero.26 De los 
                                                            
21 AGN, Bienes Nacionales, vol. 1347, exp. 5. Esta capellanía seguía en la familia Ruiz de Castañeda para el 
año de 1805, buscando ser los capellanes de esta fundación los tataranietos de Pedro Ruiz de Castañeda el 
viejo, Juan Ruiz de Castañeda y Gregorio Palacio Ruiz de Castañeda, para mantenerse y concretar sus 
estudios eclesiásticos. 
22 Martínez López – Cano, 1998, 191. 
23 Ibid, 120. 
24 Ibid, 124 – 128. 
25 AGN, Bienes Nacionales, vol. 71, exp. 1, ff. 12 – 48. 
26 AN, Francisco Dionisio Rodríguez, núm. 576, vol. 3951, año 1726. ff. 131 – 137v. 
  21
otros hermanos se desconoce si fundaron capellanías pero lo más probable es que lo 
estipularan en sus testamentos. 
En su estudio sobre los grupos sociales pertenecientes a las profesiones liberales, 
Salvador Aguirre señala que tanto “los padres de los clérigos como de los abogados 
pertenecieron fundamentalmente a elites regionales y locales que, aunque en general no 
llegaron al más alto nivel del poder económico, político y social tenían una estrecha 
relación con ese poder”27 y fue a través de relaciones mercantiles que lograban acercarse a 
este sector alto y fueron ellos quienes se interesaban en que sus hijos tuvieran una mejor 
posición social, obteniendo algún rango alto dentro de la iglesia principalmente en los 
cabildos catedralicios o un cargo público. 
A Nicolás se le conocen tres propiedades rurales, una cerca del pueblo de 
Ixtlahuaca, otra rumbo a San Juan Teotihuacán y una tercera por el pueblo de Texcoco, 
todas dedicadas al cultivo del trigo. Dos de sus haciendas las compró a principios del siglo 
XVIII y la tercera la heredó de su hermano Alonso en el año de 1720. 
Nicolás Ruiz de Castañeda falleció el 7 de julio de 1739, y fue sepultado en la 
Basílica de Guadalupe el 9 de julio.28 
 
Francisco Ruiz de Castañeda 
 
De este miembro de la familia se conoce más que del anterior gracias a documentos que 
han llegado hasta nosotros. Puede decirse que era hacendado y comerciante, siguiendo los 
pasos de su padre y hermano. 
Se casó con María Sánchez Leyva, de ella se desconoce su origen. Procrearon seis 
hijos, cuatro dedicados a la vida religiosa, Francisco, Juan, Joseph y Ana Gertrudis. A los 
otros dos, Vicente y Miguel, se les refiere en documentos notariales consultados como 
hacendados de la provincia de Chalco. 
                                                            
27 Aguirre, 2003, 133. 
28 AGN, Bienes Nacionales, vol. 71, exp. 1, 1739, ff. 12 – 48. 
  22
Por medio de inventarios realizados poco después de su muerte, se conocen los 
bienes que poseyó Francisco. Entre ellos se encontraban tres haciendas, Santa María 
Atoyac, San Joseph y Acosac, ubicadas en la provincia de Chalco, rumbo al pueblo de 
Tlalmanalco, dos haciendas cultivaban maíz y otra trigo.29 
De sus propiedades urbanas se conocen tres viviendas, también en el primer cuadro 
de la ciudad de México. El área central de la capital – la plaza principal y las calles que se 
prolongaban quizás tres cuadras hacia sus lados – comprendían un complejo de grandes 
casas, edificios de gobierno, talleres artesanales y, más específicamente tiendas al menudeo 
y bodegas comerciales,30 además de las viviendas de la elite novohispana, de los 
comerciantes y los artesanos. 
Francisco Ruiz de Castañeda falleció 18 de septiembre de 1737 y su viuda María 
Sánchez Leyva junto con el bachiller Gabriel Rivera, fueron los albaceas y tenedores de 
bienes de Francisco para otorgarlos a sus herederos. 
 
Jacinta y Gertrudis Ruiz de Castañeda 
 
Dentro de la sociedad novohispana la existencia de conventos de monjas respondía a una 
necesidad social. Las fundaciones de conventos manifestaba la religiosidad de las ciudades 
que las ennoblecía, las familias ricas fungieron como sus patronos y sus hijas fueron 
educadas en esos recintos para formarse como mujeres ejemplares ante la sociedad.La 
intervención de las autoridades tanto civiles como eclesiásticas apoyaban la fundación de 
los conventos, ya que respondía a la aceptación de la sociedad por la vida religiosa de las 
monjas y, además, los conventos realizaban préstamos a los parientes de las religiosas a 
parte de conceder oraciones, sacrificios y obsequios que ellas elaboraban y la sociedad en 
general les dio sentido.31 “La vida que en los monasterios se desarrollaba no era ajena a los 
pobladores de México, la veían como cosa suya y participaban de ella en las oraciones en 
                                                            
29 AGN, Tierras, vol. 3548, exp. 3. 
30 Kicza, 1986, 33. 
31 Amerlink, 1988, 14; Muriel, 1946, 480 – 482. 
  23
que se les permitía, no se consideró la vida conventual como algo ajeno a la vida social, 
sino más bien como una forma de ella.”32 
Las únicas hijas de la familia Ruiz de Castañeda, Jacinta y Gertrudis, no contrajeron 
matrimonio y se inclinaron por una vida religiosa y de recogimiento, ingresando al 
convento real de Jesús María en el año de 1694. María Gertrudis ingresó en el mes de julio 
y Jacinta Clara en el mes de septiembre con un pago de tres mil pesos y demás gastos que 
el convento requería.33 
 Para ingresar a un convento era necesario que la joven aspirante, 
“estuviera bautizada, respondiera a un interrogatorio, diera a conocer la 
identidad de sus ascendentes y en caso de ser foráneas la declaración de 
varios testigos que conocieran a la aspirante y a su familia para garantizar 
su virtud y limpieza de sangre. La postulante debía expresar su deseo de 
entrar al convento sin que nada ni nadie la presionara; estar sana; pagar la 
dote para costear su manutención, y tener 15 años de edad al tomar el 
hábito de novicia para poder profesar después de un año”.34 
 
Las futuras novicias tenían que realizar testamento y renuncia de bienes antes de 
profesar en donde expresaban su última voluntad ante notario que daba fe de las 
disposiciones de la joven. En este sentido se conoce que Jacinta Ruiz de Castañeda realizó 
su testamento y renuncia el 29 de agosto de 1695, en el cual estipula que deja a sus padres 
como albaceas, tenedores de bienes y herederos, así mismo en dos cláusulas refiere que 
deja mil pesos para la obra del claustro del convento de Jesús María y una capellanía de 
seis mil pesos para misas rezadas poniendo a censo la hacienda de Nuestra Señora de 
Guadalupe de la provincia de Chalco, siendo patronos sus padres y después sus hermanos.35 
Sobre el testamento y renuncia de Gertrudis no se conoce pero es probable que lo realizara 
en el mismo año. 
                                                            
32 Muriel, 1946, 481. 
33 AN, Martín del Río, núm. 563, vol. 3891, año 1694, ff. 593 y 713. 
34 Salazar, 2005, 224. 
35 AGN, Bienes Nacionales, vol. 861, exp. 11. 
  24
No se tiene información de la vida dentro del convento de las hermanas Ruiz de 
Castañeda, ni tampoco sobre las fechas de sus fallecimientos. El camino de religiosa sólo lo 
seguiría una de sus sobrinas, Ana Gertrudis, pero no en el mismo convento sino en el 
convento de Santa Catarina, siendo novicia en el año de 1737. 
 
De Alonso Ruiz de Castañeda se tienen escasas noticias. Se sabe que era hacendado 
y que falleció el 20 de diciembre de 1720 y en su testamento nombró a su hermano Nicolás 
como su albacea, tenedor de bienes y heredero.36 
 
La tercera generación Ruiz de Castañeda 
 
La continuidad de la familia puede rastrearse durante la primera mitad del siglo XVIII. Esta 
tercera generación estuvo marcada principalmente por las uniones matrimoniales de las 
cinco hijas de Pedro Ruiz de Castañeda el mozo: María Ignacia, Ana Manuela, Clara 
Francisca, Juana Manuela e Isabel Cayetana. También se tiene noticia del nombramiento de 
Francisco Ruiz de Castañeda como miembro del primer cabildo de la Colegiata de 
Guadalupe; Francisco era nieto de Pedro Ruiz el viejo. 
De los demás nietos de Pedro el viejo no se conocen sus trayectorias, salvo que 
cuatro de ellos fueron religiosos: Pedro Joseph, hijo de Pedro el mozo, Juan, Joseph y Ana 
Gertrudis, estos tres últimos hijos de Francisco. Otros tres pueden calificarse como 
hacendados gracias a las propiedades heredadas por sus padres: Joseph, el hijo menor de 
Pedro el mozo, y Vicente y Miguel, hijos de Francisco. 
Las hijas de Pedro el mozo 
 
                                                            
36 AN, Francisco Dionisio Rodríguez, núm. 576, vol. 3962, año 1739, ff. 547 – 555. “...por heredero de 
Alonso Ruiz de Castañeda, mi hermano, nombrado por tal en el testamento...falleció su fecha en esta ciudad a 
20 de diciembre de 1720... y sin embargo, se me adjudicaron también con todos los demás bienes que dejo 
dicho don Alonso Ruiz de Castañeda en los autos de inventario que se hizo de ellos...” 
  25
De los distintos enlaces matrimoniales de esta tercera generación los que mejor se conocen 
son los de las hijas de Pedro Ruiz de Castañeda el mozo. De los matrimonios de los hijos 
de Francisco no se tiene información. 
Las hijas de los comerciantes por lo general se casaban con hombres que estaban 
ligados a los intereses económicos de la familia,37 siendo pocas hijas las que se volvieron 
monjas. En la época colonial, señala Javier Sanchiz, “el matrimonio estaba definido como 
la sociedad legítima del hombre y la mujer que se unían con vínculo indisoluble, para 
perpetuar su especie, ayudándose a llevar el peso de la vida y participar de una misma 
suerte”.38 
La elección de la pareja no la tomaban los cónyuges, era decisión de los padres y 
atañía a toda la familia, ya que se consideraba que los padres eran más responsables en ese 
tipo de decisiones y además definían los intereses a largo plazo de un miembro de la 
familia.39 Así vemos que el patriarca podía rechazar o consentir un enlace dependiendo del 
beneficio que reportara a la familia. Por lo tanto el matrimonio era una estrategia familiar 
para concretizar su prestigio y fortuna. 
De los matrimonios de las hijas de Pedro Ruiz, hay que referirse al que contrajo su 
hija María Ignacia con Lucas Serafín Chacón, un comerciante sevillano radicado en la 
ciudad a principios del siglo XVIII y miembro del Consulado de Comerciantes entre 1729 
y 1742.40 Su enlace fue el 23 de septiembre de 1720, y sus hijos fueron Pedro Serafín 
Chacón Castañeda y Ana María Serafín Chacón. 
Para los comerciantes peninsulares el matrimonio con las hijas de las familias 
criollas era un mecanismo para obtener propiedades, fortuna, reputación y conexiones. 
Además, la familia se beneficiaba al traer talento nuevo dentro de ella.41 Este nuevo 
miembro para llegar a ser aceptado en la familia tenía que demostrar sus habilidades y 
respetabilidad e incluso “podía llegar a ser el jefe titular de la familia o cuando menos su 
                                                            
37 Kicza, 1986, 201. 
38 Sanchiz, 2005, 338. 
39 Seed, 1991, 167. 
40 AGN, AHH, vol. 213, exp. 4 y vol. 634, exp. 60. 
41 Kicza, 1986, 182 y 1991, 82. 
  26
administrador económico”42 de los bienes tanto suyos como de la familia de su esposa, 
manejándolos como una unidad. 
Al fallecer Pedro, Lucas Serafín Chacón manejó sus propiedades y negocios hasta la 
entrega de los bienes a los herederos de aquél. Asimismo puso al corriente las cuentas 
como la administración de los bienes que quedaron de Pedro Ruiz el viejo en el año de 
1745.43 
Sobre Lucas no se conoce mucho. Es posible que sus negocios mercantiles le 
obligaran a radicar en la capital novohispana. De sus tratos comerciales se tienen noticias a 
partir del año de 1723, gracias a documentos notariales como cartas poder, finiquito de 
adeudos y otros en donde se menciona su relación con otros comerciantes que radicaban en 
el puerto de Veracruz y en Panamá.44 Es probable que Lucas llegara a Nueva España 
buscando una mejora económica.Se desconoce si ya era un mercader en España, en su 
natal Sevilla, o se formó en la capital novohispana con algún pariente cercano quien le 
enseñaría el oficio. Tuvo otros parientes dedicados al comercio, como Joseph Chacón, 
quien de acuerdo con documentación notarial encargó a Lucas varios negocios.45 
Al establecerse en la capital y tener un lugar estable dentro de la vida comercial, 
Lucas Serafín trajo a la ciudad de México a su sobrino Felipe Joseph Narvarte, hijo de su 
hermana María Serafín Chacón y de Juan Martín de Narvarte, también originario de 
Sevilla, teniendo la misma actividad que su tío, ya que para la década de 1720 se le nombra 
como mercader.46 
El enlace de María Ignacia y Lucas se realizó el 23 de septiembre de 1720, ella 
otorgó por dote 22 mil pesos más 4,361 pesos que trajo de su primer matrimonio con 
Joseph de Urbina, para un total de 31,361 pesos, incluidos los cinco mil pesos que dio 
Lucas por arras.47 La dote de María Ignacia incluía joyas, platería, ropa, muebles, lienzos, 
                                                            
42 Ibid. 
43 AGN, Tierras, vol. 560, exp. 1, ff 20 – 60. En varios documentos se expresa la relación que hizo Lucas 
Serafín Chacón de los bienes que quedaron de su suegro Pedro Ruiz quedando él como administrador de los 
mismos hasta la entrega a los herederos, realizando dos relaciones con fechas de 31 de marzo de 1738 y de 19 
de agosto de 1745. 
44 AN, Francisco Dionisio Rodríguez, núm. 576, vol. 3948, año 1723. 
45 Ibid. 
46 Ibid. ff. 468 – 472v. Testamento que realizó Felipe Narvarte al partir hacia el puerto de Veracruz. 
47 AGN, Tierras, vol. 560, exp. 1, ff. 109 – 122v. 
  27
cinco mulas y una tienda de cacahuatería gruesa con sus géneros, semillas y mercancía, 
ubicada en la ciudad de México. También era dueña de tres esclavos: “una mulata 
nombrada Juana María de edad de 27 años, doncella cocinera se aprecio en 300 pesos”, “un 
mulato nombrado Luis Antonio de edad de 19 años, color cacho, cochero, se aprecio en 
250 pesos” y “un negro llamado Manuel, enfermo de edad de 31 años se aprecio en 150 
pesos”.48 
Las cartas de dote eran instrumentos en los que se reiteraban las condiciones 
establecidas en las capitulaciones matrimoniales y a la vez eran bienes que aportaba la 
mujer al matrimonio. La dote se consideraba una ayuda para el sustento de la unión.49 Era 
también la herencia que los padres otorgaban en vida a sus hijas y que sería administrada 
por su marido junto con las arras que él otorgaba. Esta suma representaba con frecuencia la 
décima o la quinta parte de su fortuna al momento de casarse.50 Pedro Ruiz de Castañeda 
el mozo entregó como dote a cada una de sus hijas la cantidad de 22 mil pesos. 
Se conoce una propiedad de Lucas Serafín Chacón en la ciudad de México, también 
dentro del primer cuadro. Esta casa vivienda se localizaba en la desaparecida calle de Juan 
Manuel, actualmente República de Uruguay.51 El valor de la construcción y del sitio fue de 
6,912 pesos y la merced de agua de 15 mil pesos, en total 21,912 pesos esto en el año de 
1746, año en que se realizaron los inventarios de los bienes de Lucas después de su 
fallecimiento. 
La relación entre Pedro Ruiz y Lucas Serafín Chacón parece que fue buena, pues 
esté último fue su albacea, fideicomisario y tenedor de bienes, junto con “sus hermanos”, 
Pedro Joseph y Vicente Manuel de Moya y Escaño. Como ya se dijo, se encargó de los 
negocios familiares hasta su muerte, llevando un control cuidadoso de los mismos. Otorgó 
las propiedades correspondientes a sus herederos, incluyendo los de su propia esposa, sin 
tener conflictos por ello, como solía suceder. A su muerte no había otro miembro que se 
                                                            
48 Ibid. 
49 Artís, 1994, 72. 
50 Kicza, 1986, 179. 
51 AGN, Tierras, vol. 560, exp. 1, ff. 37v. - 39. La casa tenía las siguientes medidas: “su frente que mira al sur 
tuvo 24 varas que corren de oriente a poniente y 48 de fondo de norte a sur” se componía de planta baja, 
entresuelo y planta alta, su entrada, dos caballerizas, dos patios, sus habitaciones tanto para ellos como para 
los sirvientes, sus antesalas, cocina, despensa, comedor, oratorio y además de su azotea y pila de merced de 
agua. 
  28
encargara y sostuviera a la familia como él lo había hecho. Al parecer, Clara, otra hija de 
Pedro, quedó por un momento al frente de los negocios familiares y el repartimiento de los 
bienes que quedaban.52 Todos los miembros de la familia de Pedro el mozo nombraron en 
mancomún al licenciado Vicente de Esparza y Gallardo, abogado de la Real Audiencia, y al 
Bachiller Juan Manuel de Rivera, presbítero domiciliario de México, para que se 
encargasen de los negocios y bienes familiares.53 Después de este nombramiento se 
desconoce que sucedió con la familia, las propiedades y los negocios de la misma a partir 
de 1750. 
 
Los lazos de parentesco entre los herederos de Pedro el mozo y Serafín Chacón 
continuaron por otras vías. Otra hija de Pedro, Juana Manuela, se casó con el sobrino de 
Lucas Serafín Chacón, Felipe Joseph Narvarte. Es probable que esta unión se haya 
realizado en las décadas de 1720 y 1730, ya que en una carta poder del año de 1748 se 
refiere a Juana como viuda de su marido “albacea testamentaria y tenedora de bienes”, así 
como la tutora y curadora de bienes de sus hijos menores de edad Felipe y Joseph 
Antonio.54 Felipe Joseph además fue nombrado albacea por su tío junto con María Ignacia 
y Pedro Serafín Chacón, su sobrino, para que llevaran a buenos términos sus disposiciones 
testamentarias en el año de 1745.55 
 
Otra hija de Pedro Ruiz, Isabel Cayetana, tuvo un matrimonio de importancia para 
la familia. Isabel se casó en primeras nupcias con Juan Sebastián del Hierro, el 9 de junio 
de 1726, a la edad de 22 años y emigró a España, estableciéndose en la ciudad de Cádiz. De 
este primer matrimonio procreó tres hijos, Marcos Conde del Pinar, Joseph, quien fue 
presbítero, y Juana Marquesa de Villostoya del Hierro y Ruiz.56 
                                                            
52 AGN, Tierras, vol. 562, exp. 4. A lo largo de este expediente se encuentran una serie de recibos y cartas de 
finiquito de adeudos que se le debían a la familia Ruiz de Castañeda firmados por Clara Ruiz durante el año 
de 1746, siendo testigos sus hermanas. 
53 AGN, Tierras, vol. 562, exp. 4, 65 - 69. Este documento es una carta poder donde refiere que las viudas 
Ruiz de Castañeda como su hermano Joseph y el apoderado de Isabel Ruiz, Joseph Fernández Méndez, 
nombraron a estos personajes para que los representaran en los distintos negocios de la familia. 
54 AN, Ignacio Xavier Trejo Carvajal, núm. 668, vol. 4514, año 1748, s/f. 
55 AGN, Tierras, vol. 560, exp. 1, ff. 1 – 10. 
56 Solar, 1930, 23. 
  29
En su segundo matrimonio Isabel se casó con Rodrigo de Torres y Morales teniente 
general de la armada y caballero de la Justicia de San Juan, el 27 de enero de 1737 en la 
isla de León. Sus hijos de este segundo matrimonio fueron Rodrigo Joseph y Miguel Joseph 
de Torres y Ruiz de Rivera.57 
Con este enlace los Ruiz de Castañeda y Rivera se ligaron a la nobleza peninsular, 
pues Rodrigo de Torres y Morales recibió del rey el título de marqués de Matallana en 
agosto de 1745.58 Es muy probable que por este nombramiento la familia Ruiz de 
Castañeda haya reforzado su prestigio entre la sociedad novohispana, pero es un tema que 
hay que investigar en futuros trabajos. La acumulación de honores entre las familias 
reflejaba sus logros, honor, pureza y longevidad y “los títulos nobiliarios eran tan sólo un 
tipo de tales honores”.59 
 
Con respecto a Ana Manuela, otra hija de Pedro, se sabe únicamente que se casó 
con Francisco de la Sierra Vargas Machuga, originario de Cádiz y vecino de la ciudad de 
México. En la información testimonial de abril de 1726 que antecedió a esta unión,Francisco, de 35 años, declaró: “estoy tratado y concertado de traer matrimonio según 
orden de Nuestra Santa Madre Iglesia con doña Ana Ruiz de Castañeda, natural y vecina de 
esta ciudad, viuda y mujer legítima que fue del primer matrimonio de don Juan Antonio 
Ruiz que falleció hacia tiempo de tres a cuatro años”.60 De este enlace hubo tres hijos, 
Juana María, Josefa Cayetana y Antonio. 
 
Por último de Clara Francisca Ruiz de Castañeda sabemos que se casó con Vicente 
Manuel de Moya y Escaño. Se desconoce la fecha del matrimonio, pero pudo haberse 
realizado en las décadas de 1720 y 1730, cuando se casaron sus demás hermanas. Se ignora 
si Clara tuvo hijos de este enlace. Vicente fue albacea de Pedro Ruiz, junto con el hijo de 
éste, Pedro Joseph, y Serafín Chacón. 
                                                            
57 Idid., 24. 
58 Ibid. Apéndice, 33 – 37. Carta Real en donde se crea el marquesado de Matallana. 
59 Kicza, 1991, 84. 
60 AGN, Matrimonios, vol. 229, exp. 3. 
  30
Era común en la época colonial que una persona contrajera segundas o terceras 
nupcias, en parte debido a la alta mortalidad de la época. Por lo mismo, era también 
frecuente tener diferencias de edad amplias entre los cónyuges.61 La muerte de la esposa 
llevaba la disolución de la unidad conyugal y el viudo contraía nuevas nupcias, mientras 
que la muerte del esposo llevaba el fin de la unidad familiar, “traspasando los poderes de la 
cabeza de familia y jefe de la casa al primogénito y sucesor”. 62 Si los hijos aún eran 
menores de edad, la viuda velaba por la unidad familiar y los bienes de la familia hasta 
volverse a casar o creciera el primogénito, como sucedió con las hijas de Pedro. María 
Ignacia enviudó alrededor de 1710 y se volvió a casar; Isabel enviudó en la década de 1730 
y se casó por segunda vez en el año de 1737. También sus hermanas enviudaron a finales 
de los años de 1740, Ana Manuela quedó viuda de su primer matrimonio en la década de 
1720 y su segundo enlace fue en 1726. Algo similar le sucedió a Clara al enviudar por esos 
años. Por último, en 1748 se refiere que Juana estaba viuda y con dos hijos menores. 
 
De los hijos varones de Pedro Ruiz se conoce muy poco. El bachiller Pedro Joseph 
Ruiz de Castañeda, tercer miembro de la familia con el nombre, fue presbítero domiciliario 
del Arzobispado de México. Heredó de su padre la hacienda Ascensión de Cristo, en 
términos del pueblo de Tacuba. En su memoria testamentaria dejó estipulado que se 
fundaran varias obras pías para conventos y hospitales, además de fundar capellanías 
rezadas para su alma. 63 Falleció el 15 de marzo de 1739. 
Del hijo menor de Pedro, Joseph, se sabe que poseyó el ingenio de azúcar Santiago 
Tenextepango, otorgado por herencia paterna en el año de 1736. Gracias al testamento de 
su padre se sabe que recibió de él 6,400 pesos al casarse. Por motivos que desconocemos 
hubo entre ambos un pleito, como consta de la siguiente declaración de Pedro contenida en 
su testamento: “y habiéndome puesto pleito ante los señores de la Real Audiencia de esta 
corte por la legítima materna me mandaron le diese 600 pesos en cada un año, lo que ha 
dado y estoy ejecutando hasta la presente como consta de sus cartas de pago”.64 
                                                            
61 Artís, 1994, 74. 
62 Sanchiz, 2005, 364. 
63 AGN, Tierras, vol. 561, exp.1, ff. 2 – 44 y AGN, Bienes Nacionales, vol. 428, exp.1. 
64 AGN, Tierras, vol. 562, exp. 1. ff. 1 – 15. 
  31
Descendencia de Francisco 
 
A diferencia del patrón observado entre los hijos de Pedro el Mozo, los de su hermano 
Francisco siguieron en su mayoría la carrera eclesiástica, según consta en los inventarios de 
los bienes de Francisco realizados en 1737.65 Además, algunos de ellos fueron destacados 
integrantes de la jerarquía clerical. Por ejemplo, Juan fue prefecto del Colegio de San 
Ildefonso y Francisco fue miembro del cabildo de la Colegiata de Guadalupe. 
De Juan sabemos que nació en Tlalmanalco en 1715 y que en 1733 tomó la sotana 
jesuita. Como prefecto en el Colegio de San Ildefonso publicó el Panegírico de Nuestra 
Señora de Guadalupe, predicado en su santuario y real Colegiata en el año de 1766.66 
Francisco Ruiz de Castañeda formó parte del primer cabildo de la Colegiata de 
Guadalupe al concederla el rey después que su abuelo y tío, los Pedro Ruiz de Castañeda, 
pidieran una prebenda para la familia por los esfuerzos realizados para fundar la Colegiata. 
Tomó posesión el 22 de octubre de 1750. Heredó de su padre la hacienda San Joseph que 
se localizaba en la provincia de Chalco, rumbo al pueblo de Tlalmanalco. Falleció el 28 de 
febrero de 1774. 
Joseph, otro de los hijos de Francisco, fue clérigo de órdenes menores, mientras su 
hermana Ana Gertrudis fue novicia en el convento de Santa Catarina. 
De los seis hijos de Francisco, sólo Vicente y Miguel Pedro no tomaron estado 
religioso y se les menciona en la documentación de la época como vecinos y hacendados de 
la provincia de Chalco. 
 
 
 
 
 
                                                            
65 AGN, Tierras, vol. 3548, exp. 3. 
66 Beristáin, 1981. 
  32
Cuadro 1. Genealogía de los Ruiz de Castañeda 
 
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  33
CAPÍTULO 2. 
ENTRE LO RURAL Y LO URBANO, EL PATRIMONIO FAMILIAR 
 
En este capítulo se reconstruye el patrimonio material de los Ruiz de Castañeda. El objetivo 
es ampliar nuestro conocimiento y comprensión de las bases económicas sobre las que se 
cimentó la destacada posición social de la familia. La exposición se focaliza en Pedro Ruiz 
el mozo, por ser sobre quien mayor información se localizó. A fin de ampliar la visión 
sobre el patrimonio material y el ámbito geográfico de influencia de la familia, también se 
examinan las propiedades de sus hermanos Nicolás y Francisco, dueños de haciendas de 
labor en los alrededores de la ciudad de México. 
La reconstrucción que aquí se presenta está basada en el testamento e inventarios de 
bienes realizados a raíz del fallecimiento de Pedro Ruiz, acaecida en el año de 1736, y los 
avalúos de sus propiedades para otorgarlas a sus herederos en 1737. También se trabajó el 
testamento e inventarios de Francisco, fallecido en el año de 1737 e información notarial 
relativa al proceso de venta de las haciendas de Nicolás en el periodo de junio a agosto de 
1739. 
Se mostrará que los Ruiz de Castañeda fueron una poderosa familia de hacendados 
vinculados al abasto de granos básicos para la ciudad de México en el primer terciodel 
siglo XVIII. Aunque tuvieron haciendas en otras provincias, sus principales propiedades se 
ubicaron en la de Chalco, la cual ha sido destacada en diversos estudios como el principal 
granero de la ciudad de México en el siglo XVIII y como una zona controlada por algunos 
de los más acaudalados personajes y familias de aquel tiempo. 
 
La importancia económica de la hacienda. 
 
Antes de presentar el patrimonio de los personajes señalados conviene referirse a la 
importancia de la hacienda en la economía y la sociedad novohispanas. El término genérico 
hacienda se utilizó en la época colonial para designar cualquier clase de bienes, muebles o 
  34
inmuebles. En lo que aquí nos interesa, la palabra también se empleó para designar una 
propiedad rural con tierras de extensión variable. “El tamaño por sí solo no bastaba para 
que una propiedad rural se convirtiera en hacienda. Por otro lado, las haciendas en general 
eran más grandes que los otros tipos de unidades de producción que existían”, 1 además de 
variar en la calidad de la tierra. En las primeras décadas que siguieron a la conquista 
española se otorgaban mercedes de tierra para cultivo o bien para la cría de animales. En un 
segundo momento las propiedades rurales en manos no indias tendieron a incluir tierras de 
cultivo junto con otras dedicadas a la ganadería. Existió una diversidad de arreglos 
funcionales y estructurales de la hacienda colonial dependiendo de la región del país que se 
tratare. Así, por ejemplo, mientras en el norte predominaron las propiedades ganaderas, en 
el centro lo hicieron las agrícolas. Un rasgo común asociado a la hacienda colonial fue el 
intento de sus propietarios de controlar los recursos naturales, la fuerza de trabajo y los 
mercados regionales y locales.2 
La hacienda cumplía diversas funciones para sus propietarios. Su posesión era de 
gran valor para la elite novohispana, pues constituía un factor importante de adquisición y 
conservación de su rango social. A la vez era una inversión segura donde frecuentemente 
se invertían las ganancias obtenidas en actividades más riesgosas como el comercio y la 
minería. Las haciendas también eran utilizadas como garantía hipotecaria para la obtención 
de préstamos y financiamientos. Finalmente, como se dijo antes, constituían unidades 
productivas y mercantiles que muchas veces permitieron a sus propietarios controlar los 
mercados agrícolas locales y regionales. 
Las haciendas eran unidades productivas orientadas al mercado. En el centro de la 
Nueva España muchas de ellas producían granos y frutos de alto valor comercial como 
trigo, maíz, azúcar, ganado menor y en algunas partes del territorio novohispano pulque. 
Estos productos se destinaban principalmente a los centros urbanos, ofreciendo una 
ganancia segura y estabilidad económica a sus propietarios.3 
                                                            
1 Van Young, 1992, 140. 
2 Wobeser, 1983, 51. 
3 Kicza, 1986, 36. 
  35
Las tierras variaban de calidad y dimensiones dependiendo de la región y 
determinaban en buena medida la especialización de la hacienda. En el centro del país 
debido a la competencia con los pueblos de indios por el acceso y control de la tierra 
predominaron las propiedades de mediana dimensión, comparadas con algunas de las 
extensas haciendas que prevalecieron en el norte novohispano. En la provincia de Chalco 
las haciendas promediaron las mil hectáreas o menos.4 
Para trabajar sus tierras las haciendas del centro y sur de la Nueva España 
dependieron de la mano de obra indígena, en su mayoría procedente de los pueblos 
circunvecinos.5 Los regímenes de trabajo variaron dependiendo de la combinación de 
diversos factores, entre ellos el giro productivo, las dimensiones de la hacienda, la 
capacidad económica de su dueño para contratar grandes contingentes de trabajadores y la 
situación económica y disponibilidad de tierras de los pueblos indios. 
El valle de México y sus alrededores brindaron condiciones favorables para el 
cultivo de granos, gracias a las tierras fértiles, la abundancia de agua, disponibilidad de 
mano de obra y la cercanía de la ciudad de México, el más importante mercado de la Nueva 
España.6 
 
Un considerable y redituable patrimonio: las haciendas de Pedro Ruiz de Castañeda en 
1737. 
 
Al finalizar el primer tercio del siglo XVIII, Pedro Ruiz el mozo era dueño de seis 
propiedades rurales: cinco haciendas de labor y un embarcadero en las cercanías de la 
ciudad de México (cuadro 2). El principal cultivo de las haciendas era el maíz, pero 
también se producían otros granos. Respecto de la forma en que las adquirió, sólo 
sabemos que la hacienda Guadalupe, la heredó de su padre y la de Huatongo la compró a 
                                                            
4 Artís, 1993, 209. 
5 Ibid. 
6 Wobeser, 1983, 36. 
  36
principios del siglo XVIII. Todas las haciendas pasarían a sus hijos poco después de su 
fallecimiento.7 
Cuadro 2. Propiedades de Pedro Ruiz de Castañeda 1737. 
Propiedad Ubicación Valor 
(pesos) 
Giro Rubro 
Principal, % 
del valor total 
Destino 
Nuestra Señora 
de Guadalupe 
Chalco 65,463 Labor de 
maíz 
Tierras 78.5% Herencia María 
Ignacia 
San Isidro 
Labrador 
Chalco 20,707 Labor de 
maíz 
Tierras 22.0% Herencia Juana 
Embarcadero 
San Joseph 
Chalco 21,317 Transporte Construcciones 
97.5 % 
Arrendamiento 
Nuestra Señora 
de Guadalupe 
Huatongo 
Coatepec 66,507 Labor de 
maíz 
Tierras 80.7 % Herencia Ana 
Manuela 
Ascensión de 
Cristo Nuestro 
Señor 
Tacuba 25,601 Labor de 
trigo 
Tierras 66.6 % Herencia Pedro 
Joseph 
Santiago 
Tenextepango 
Cuautla de 
Amilpas 
92,089 Ingenio de 
azúcar 
Estancia de 
ganado 22.0 % 
Herencia 
Joseph 
 
Como se muestra en el cuadro, tres propiedades estaban localizadas en Chalco, otra 
en Coatepec, una en Tacuba y otra más en Cuautla de Amilpas (mapa 1 y 2). De acuerdo 
con los inventarios consultados, tres haciendas se concentraban en la siembra del maíz, otra 
en el trigo y otra en la producción de azúcar. 
                                                            
7 Adicionalmente, sabemos por varios documentos que Pedro Ruiz tenía negocios en el norte de la Nueva 
España, como su padre. Era aviador de varios hacendados y mineros, así como de comerciantes. En 1717 hay 
una escritura de obligación y contrato con Pedro Ruiz de Castañeda el mozo, con las condiciones, hipotecas y 
calidades con personajes de Guanajuato como Pedro de Sardeneta y Legaspi, Francisco Derbez y Joseph 
Sardeneta y Legaspi, los tres a favor de Pedro Ruiz de Castañeda por la cantidad de 70,000 pesos para los 
avíos de la mina de Rayas. AGN, Tierras, vol. 561, ff. 50. 
  37
Para apreciar mejor la importancia social y económica que implicaba tener 
propiedades en Chalco, primero se describe el entorno agrícola de esta región, a 
continuación se examinan las haciendas de Pedro Ruiz y después las de sus hermanos 
Francisco y Nicolás. Cierra el capítulo con el examen de los bienes urbanos de Pedro y 
otros miembros de su familia. 
 
Un provechoso entorno agrícola: la provincia de Chalco 
 
El valle de Chalco se localiza al sureste de la ciudad de México, entre los estados actuales 
de Tlaxcala, Estado de México, Puebla y Morelos. Su altura promedio es de 1,600 metros y 
el clima fresco y con precipitaciones moderadas.8 Durante la época colonial la jurisdicción 
se subdividía en los partidos de Chalco, Tlalmanalco, Temamatla, Tenango, Amecameca, 
Xuchitepec, Ozumba, Chimalhuacan y Ecatzingo. 
La provincia fue un área de interés para los colonos españoles y las autoridades 
virreinales, quienes hicieron de este un territorio agrícola para servir de granero a la ciudad 
de México y otras regiones aledañas.9 Poco a poco cobró importancia debido a su 
producción agrícola y al intenso tráfico comercial en canoas que se realizaba con la capital 
virreinal a través

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