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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
POSGRADO EN FILOSOFÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 
GIORDANO BRUNO Y LA UNIDAD EN EL MUNDO FÍSICO 
EN DE LA CAUSA, PRINCIPIO Y UNO 
 
 
 
TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE MAESTRA 
EN FILOSOFÍA PRESENTA: 
DIANA MARÍA MURGUÍA MONSALVO 
 
 
 
 
 
 
DIRECTORA DE TESIS: 
DRA. LAURA BENÍTEZ GROBET 
 
 
 
MÉXICO, D.F. 2007 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
Un especial agradecimiento a la Dra. Laura Benítez, directora de esta 
investigación, por su asesoría y apoyo durante mis estudios de Maestría. 
Al Dr. José Antonio Robles y a la Dra. Zuraya Monroy, por su revisión y 
comentarios puntuales al presente trabajo. 
Agradezco también a la Dra. Carmen Silva y al Dr. Leonel Toledo sus 
sugerencias y observaciones para la presentación final de esta tesis. 
 
 
Este trabajo se realizó con el apoyo de CONACYT, a través del programa de 
becas para estudios de posgrado. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Aquellos filósofos que han encontrado la unidad, han hallado a su amiga Sofía. 
En efecto: Sofía, verdad y unidad son una y la misma cosa. 
 
 
GIORDANO BRUNO 
 
 
ÍNDICE 
 
Introducción.................................................................... ............................. I 
 
Capítulo I. La unidad causal en el universo............. ............................. 1 
 
A) El punto de partida........................................................................... 4 
1. Distinción entre el efecto o lo causado y el primer 
principio o causa primera................................................................. 4 
2. Posibilidad de conocer la primera causa a partir de 
los efectos............................................................................................ 5 
3. La infinitud de la primera causa impide abarcarla 
cognoscitivamente ............................................................................ 7 
4. La aproximación a la primera causa es a través de 
sus vestigios en la naturaleza .......................................................... 8 
 
B) La concepción bruniana de causa natural ................................. 11 
1. La causa eficiente única: el intelecto universal ........................... 11 
2. Simultaneidad del intelecto universal como causa 
extrínseca e intrínseca ..................................................................... 13 
3. Unidad de la causa eficiente con la causa formal ....................... 16 
4. Unidad de la causa eficiente con la causa final........................... 19 
 
C) La noción nolana de principio .....................................................21 
1. La totalidad del principio formal: el alma del mundo............... 22 
2. Unidad del principio formal con la causa eficiente.................... 24 
3. Animación total del mundo........................................................... 26 
4. Unidad del principio formal con la materia ................................ 29 
 
D) Síntesis del capítulo....................................................................... 30 
 
Capítulo II. El principio material universal ......................................... 32 
 
A) La singular concepción bruniana de materia ............................ 33 
1. El “compuesto” material ................................................................ 34 
2. La unidad material y la diversidad en la naturaleza. 
El símil con el arte............................................................................ 38 
3. La eternidad de la materia y la controversia con la 
sustancia aristotélica ....................................................................... 43 
 
B) La materia: potencia universal .................................................... 46 
1. La potencia absoluta: la Causa Primera ....................................... 47 
2. La potencia relativa: el universo .................................................. 52 
3. La unidad bruniana explicada en niveles ...................................... 55 
 
C) La única materia fundamento de la corpóreo y de lo 
incorpóreo ..................................................................................... 58 
 
D) Síntesis del capítulo....................................................................... 67 
 
Capítulo III. El Universo: la unidad primigenia del 
mundo físico ............................................................................................... 69 
 
A) El Universo: uno, infinito e inmóvil ........................................... 79 
1. El universo uno................................................................................ 79 
2. El universo infinito.......................................................................... 81 
3. El universo inmóvil ......................................................................... 86 
 
B) El universo: coincidentia oppositorum ....................................... 99 
1. Coincidencia de los opuestos: la prueba a través de 
los signos......................................................................................... 102 
2. Coincidencia de los opuestos: las verificaciones en la 
naturaleza ....................................................................................... 107 
 
C) De la unidad a la multiplicidad y viceversa: el 
papel del conocimiento ............................................................... 112 
 
D) Síntesis del capítulo..................................................................... 119 
 
Conclusiones............................................................................................. 122 
 
Bibliografía ............................................................................................... 128 
 
INTRODUCCIÓN 
 
I 
 
 
Conocer la vida de Giordano Bruno es fascinante. En su época, este 
dominico italiano se caracterizó por su pensamiento controversial, y hoy 
causa admiración el valor que tuvo para darlo a conocer. En el 
monasterio, discutía e invitaba a razonar y, no sólo a aceptar, los 
fundamentos de la fe, así que muy pronto llamó la atención de sus 
superiores. En 1576, cuando tenía 28 años, fue acusado de herejía. Bruno 
huyó de la ciudad y luego de su patria, a la que volvería sólo hasta doce 
años después. 
 
Es el anhelo de este joven italiano y su insistente lucha por denunciar la 
ignorancia de su tiempo, lo que cautiva. Giordano Bruno había hecho 
suya la tarea de combatir el error y el oscurantismo del que aún se 
alimentaba el espíritu de la época. 
 
Toda su vida fue un largo viaje –entre Italia, Francia, Inglaterra y 
Alemania- en busca de un espacio en donde dar a conocer sus ideas sobre 
el universo. Bruno estaba convencido de que una correcta cosmovisión 
origina, necesariamente, un orden social armónico. Este interés por un 
cambio urgente en el conocimiento de la estructura del universo, estaba 
motivado por las guerras de tinte religioso que enmarcaban el ambiente 
en Europa, y que el mismo Giordano sufrió en sangre propia. 
 
En este sentido, para Bruno, el enemigo primario a combatir era el 
dogmatismo reinante en los ámbitos religioso e intelectual, fielmente 
representados en aquel entonces, por la Iglesia y la filosofía de 
Aristóteles.Toda su vida denunció los errores bíblicos y aristotélicos de la 
visión del universo que comúnmente se defendían, y llevó esta tarea 
hasta sus últimas consecuencias. 
 
A pesar de la crítica fuerte y constante que dirigió en contra del 
oscurantismo de la Iglesia católica, Bruno siempre se consideró parte de 
ella, aunque para los representantes de la ortodoxia, el pensamiento 
bruniano era prácticamente una herejía. En el otoño de 1591, Giordano 
regresó a Venecia y unos meses después, en mayo de 1592, fue arrestado 
por la inquisición veneciana. Después de un juicio que duró poco menos 
de un año, el caso pasó a manos de la inquisición de Roma. Bruno estuvo 
encarcelado en el Castel Sant’Angelo los últimos siete años de su vida. 
 
 I
Giordano Bruno fue enjuiciado, pero nunca se retractó de su 
pensamiento. Así, fue declarado “hereje impenitente y pertinaz”, 
condenado a morir en la hoguera el 17 de febrero de 1600, en el Campo di 
Fiori. 
 
Para muchos, este hecho convirtió a Bruno en uno de los máximos 
representantes del libre pensamiento. Sin embargo, lo que en realidad 
caracteriza la vida de este renacentista no es propiamente la libertad de 
pensamiento sino la autonomía de la razón. Un matiz casi imperceptible, 
pero que en Giordano hace una gran diferencia. 
 
Si bien siempre estuvo en contra del dogmatismo religioso de su época, 
no era éste por sí mismo su blanco principal. La verdadera lucha de 
Bruno era en contra de la ignorancia, la pereza del intelecto y la alabanza 
del error. En este sentido, su ataque al catolicismo y a la filosofía 
aristotélica puede considerarse meramente circunstancial. Me refiero a 
que Giordano no se manifestaba en desacuerdo con la Iglesia sólo por ser 
la autoridad en cuanto al pensamiento religioso. Más bien buscaba 
denunciar los errores que, a la luz de la razón, simplemente eran 
insostenibles. 
 
Giordano Bruno no era un rebelde y, lejos de ser un librepensador, era un 
filósofo en todo sentido, un amante de la verdad. A más de cuatrocientos 
años de su muerte, resulta imposible no reconocer en “el Nolano” –como 
él mismo se hacía llamar- a un hombre con un espíritu inquebrantable. 
 
 
II 
 
 
Si la vida de Giordano Bruno es desconcertante, su pensamiento no lo es 
menos. Pueden encontrarse múltiples disciplinas a partir de las cuales 
acercarnos a él: filosofía natural, cosmología, metafísica, ética, ocultismo, 
mnemotecnia, etc. Para la realización de este trabajo desarrollaremos su 
concepción de la unidad en el universo, un tema que es a la vez guía y 
fundamento del pensamiento de Bruno. 
 
Abordaremos la unidad bruniana dentro del contexto de la filosofía 
natural, el cual es inseparable de su planteamiento metafísico. Por ello 
junto con el análisis de la naturaleza conoceremos a la vez las bases 
ontológicas del pensamiento de Bruno. Filosofía natural y metafísica no 
pueden desligarse en la concepción nolana de universo. 
 
 II
En este sentido, nuestro objetivo es descubrir en el planteamiento de 
Bruno, las múltiples caras de la unidad en su visión del mundo natural. Y 
para ello nos enfocaremos en el texto De la causa, principio y uno. Este libro 
fue escrito en 1584, cuando el Nolano residía en Inglaterra, y forma parte 
de un importante conjunto de obras publicadas el mismo año. 
 
En De la causa Bruno expone en gran medida su filosofía natural así como 
su concepción del universo. Es un texto que se desenvuelve como 
diálogo, y está formado por cinco de ellos, cuyos interlocutores son los 
siguientes personajes: 
 
 TEÓFILO, que representa al mismo Bruno, es el portador de la filosofía 
nolana. Incluso, en todos los diálogos brunianos, el Nolano siempre 
está representado ya sea por Teófilo –el amado de Dios-, o por Filoteo 
–el que ama a Dios-. 
 DICSON es el principal interlocutor de Teófilo en De la causa, personaje 
esencial, pues a través de sus preguntas y aseveraciones es por quien 
Teófilo puede exponer en detalle el pensamiento de Bruno. 
 POLIMNIO, es el representante del gramático pedante y aristotélico. Sus 
intervenciones a lo largo del diálogo son banales y su forma de 
expresar su aparente sabiduría es hablar en latín. 
 GERVASIO, personaje que juega el rol de aprendiz y al mismo tiempo 
gusta de evidenciar la pedantería de Polimnio. 
 
Ahora bien, en cuanto al contenido de los diálogos, el primero en realidad 
no es propiamente filosófico, sino que –como el mismo Bruno explica-, se 
trata de una apología a su texto la Cena de las cenizas. El segundo diálogo 
está dedicado al planteamiento base de la filosofía natural del Nolano: la 
explicación de las causas y los principios naturales. Los diálogos tercero y 
cuarto contienen el desarrollo del tema central de la visión bruniana del 
universo: el análisis de la materia. Y finalmente, el quinto diálogo cierra 
con el fundamento de toda la naturaleza: el uno. 
 
Consideramos que, por ser en De la causa donde Bruno desarrolla 
conjuntamente su concepción física y metafísica del mundo natural, se 
puede comprender el papel de la unidad en la visión bruniana del 
universo, analizando exclusivamente este texto. Por ello, para la 
estructuración de este trabajo nos guiaremos por la misma exposición que 
Bruno presenta en el diálogo, intentando seguir sus argumentos paso a 
paso. 
 
Iniciamos el primer capítulo explicitando aquellos puntos clave que 
consideramos indispensables para adentrarnos en el pensamiento 
 III
bruniano en general, y a su filosofía natural en particular. Desde las 
primeras líneas veremos cómo, en el planteamiento filosófico de Bruno, el 
lugar que juega el conocimiento es fundamental. Asimismo, el primer 
capítulo lo dedicaremos al análisis de las causas y principios naturales, 
deteniéndonos en aquellos aspectos donde la unidad se vuelve el eje de la 
exposición. 
 
A lo largo del capítulo vislumbraremos cómo, a pesar de identificar 
cuatro causas naturales, el Nolano concibe sólo una en la dinámica del 
mundo físico. En este sentido, el objetivo es mostrar que la unidad causal 
es la base de la concepción unitaria del universo de Bruno. Por la 
similitud terminológica con Aristóteles en el planteamiento de las causas, 
intentaremos señalar los puntos esenciales donde la concepción nolana se 
separa por completo de la visión aristotélica. 
 
En nuestro capítulo segundo, estudiamos el tema de la materia, uno de 
los pilares de la filosofía natural bruniana y de todo su pensamiento en 
general. Aquí intentamos poner de manifiesto por qué para Bruno la 
concepción de la materia, desde la óptica de la unidad, es indispensable 
para tener una comprensión verdadera del universo. 
 
La materia bruniana es sui generis. El Nolano nos ofrece una nueva 
concepción –en contraparte de la aristotélica- donde el acto y la potencia 
se vuelven uno y lo mismo. En este sentido, la materia ocupa un lugar 
central en el planteamiento de Bruno, pues en ella reside la unidad como 
el fundamento del mundo natural. 
 
Así, analizando la presencia del uno en los distintos niveles del mundo 
físico, obtendremos la visión general del universo bruniano. 
 
Hablaremos también del papel que juega la multiplicidad en el mundo 
concebido por este renacentista. Si bien Giordano Bruno es un pensador 
de la unidad, no por ello excluye de su cosmovisión la evidente 
diversidad del universo. Veremos cómo en su propuesta hace conjugar lo 
múltiple en un mundo planteado en términos monistas. 
 
Finalmente, nuestro capítulo tres coronará la exposición, al estar 
dedicado casi por completo a su comprensión del universo. Es aquí 
donde el planteamiento de Bruno rompe con los esquemas de su época. 
Sin ser un trabajo de cosmología nolana, veremos que, en De la causa, se 
pueden encontrar los fundamentos metafísicos de la nueva cosmología 
propuesta por Bruno, inspirada en los trabajos de Copérnico e incluso, en 
los del cardenal Nicolás de Cusa. 
 IV
 
Unidad, infinitud e inmovilidad son las características del universo 
concebido por elNolano. Como podrá comprobarse, es un giro de 180° el 
que Bruno genera con su nueva cosmovisión. Además, al proponer la 
unidad como el fundamento universal, elimina toda diferencia y 
pluralidad en el mundo, haciendo del universo el lugar de la coincidentia 
oppositorum. 
 
Para concluir tanto el capítulo como este trabajo, retomaremos uno de los 
temas que durante toda la exposición se hará patente: el papel del 
conocimiento en el sistema filosófico de Bruno. A través de sus 
planteamientos sobre el orden natural, el Nolano constantemente nos 
llevará por un viaje que va de la unidad a la multiplicidad. Pero, la 
intención de fondo es que sea cada uno quien realice el camino de 
“regreso”, pasando de la multiplicidad, a la unidad originaria. 
 
Así, a lo largo de este trabajo, veremos cómo la unidad se vuelve el hilo 
conductor de todo el discurrir bruniano. Y, al mismo tiempo que 
estudiamos la realidad del mundo físico con uno de los grandes filósofos 
naturales, obtendremos junto con él, una nueva visión del universo. 
 
 
 
 
 V
 
Capítulo I 
La unidad causal en el universo 
 
 
 
 
 
 
 
 
Es sabido que una de las motivaciones principales del pensamiento de 
Giordano Bruno era mostrar la inconsistencia, falsedad y caducidad de la 
filosofía que reinó en Europa durante siglos: la aristotélica.1 En repetidas 
ocasiones, y a lo largo de toda su obra,2 el pensador renacentista muestra 
lo errónea que era la filosofía aristotélica,3 sobre todo por su papel –fuera 
de lugar, según Giordano- de ciencia ortodoxa asignado por la Iglesia.4 
Así opina R. Mendoza al señalar la urgencia del Nolano para sustituir 
definitivamente el aristotelismo por una nueva filosofía: 
 
1 “En el siglo XVI el aristotelismo comenzó a sufrir ataques en su propio territorio; es 
decir, en la filosofía natural. Una serie de pensadores brillantes, en cierta medida 
afectados por el aristotelismo o por otras tradiciones, pero originales en su intención 
fundamental –gente como Paracelso, Telesio, Patrizi, Bruno y otros-, comenzaron a 
proponer sistemas cosmológicos y de filosofía natural rivales del aristotélico, que 
dejaron huella en los contemporáneos de esos pensadores […]”. KRISTELLER, Paul, El 
pensamiento renacentista y sus fuentes, traducción de Federico Patán López, FCE, México, 
1982, pp. 69-70. 
2 Tan sólo en el texto De la causa, principio y uno, encontramos más de diez referencias 
explícitas en contra de la filosofía aristotélica. Cfr. De la causa, Epístola proemial, p. 24, 
26; II, p. 74; III, p. 86, 96, 102; IV, p. 127, 130; V, p. 141, 154. 
3 Para F. Yates, la refutación de la filosofía aristotélica, tan buscada por Bruno, tiene 
motivos más bien herméticos-neoplatónicos que razones cosmológicas-científicas. “El 
antiaristotelismo de Bruno no se corresponde totalmente con la imagen que se han 
hecho de su posición todos aquellos que lo han admirado como un pensador de 
vanguardia de su época y como el iluminado defensor de la teoría copernicana frente al 
obtuso aristotelismo medieval. Para Bruno, Aristóteles es la encarnación del pedante, 
del individuo de mentalidad limitada que no puede o no quiere ver las verdades 
ocultas y que es incapaz de comprender la teoría copernicana en su acepción 
hermética, como sucede con los doctores de la Cena de le ceneri a los que clasifica de 
“gramáticos” y “pedantes aristotélicos”. YATES, Frances, Giordano Bruno y la tradición 
hermética, traducción del inglés por Doménech Bergada, Ariel, Barcelona, 1983. p. 290. 
4 “La Iglesia mantenía que las ideas de Aristóteles eran la única descripción apropiada 
del mundo físico, y Bruno disfrutaba desmenuzándola y poniendo al descubierto sus 
inconsistencias”. WHITE, Michael, Giordano Bruno, el hereje impenitente, traductor Albert 
Solé, Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 2002, p. 26. 
 
 1
Bruno contrastaba la antigua filosofía con la filosofía aristotélica 
predominante en las universidades y la Iglesia católica en la 
Europa del siglo XVI. Consciente de los graves errores de la 
filosofía peripatética, particularmente en su concepción del 
universo, Bruno comprendió la necesidad apremiante de 
elaborar una filosofía distinta, en total oposición a la 
imperante.5 
 
Si bien la totalidad de la filosofía desarrollada por el Nolano es una 
refutación y una superación de la filosofía de Aristóteles, Bruno tampoco 
puede evitar su influencia, la cual es clara en la terminología bruniana, 
sobre todo al tratar temas de la ciencia natural.6 En efecto, los términos 
que utiliza el filósofo de Nola al exponer su teoría de la causalidad, tema 
que nos compete en este capítulo, son aristotélicos; sin embargo, sus 
conceptos se alejan de la doctrina de Aristóteles hasta el punto de 
constituir una nueva visión del mundo, tal como lo apunta L. Benítez: 
 
Uno de los textos más difundidos de la “Nolana” filosofía es, 
sin duda alguna, el De la causa, principio y uno. En este texto se 
hace patente la oposición radical a Aristóteles, aunque la 
terminología sigue girando en la órbita del príncipe de los 
filósofos. En efecto, seguimos hablando de principios, causa, 
formas, materia, acto y potencia, pero el significado se ha 
renovado por completo.7
 
Así, puede apreciarse que la unidad terminológica no implica una misma 
unidad doctrinal, y en este caso, el uso de terminología aristotélica por 
parte de Bruno, en lugar de parecer una contradicción, puede apreciarse 
 
5 MENDOZA, Ramón, “Precursores del concepto bruniano de intellectus universalis en la 
antica filosofia”, en Giordano Bruno: 1600-2000, México, UNAM, 2002, p. 9. 
6 Recuérdese que el joven Giordano pasó más de diez años de su vida en el convento 
de Santo Domingo en Nápoles, donde la formación filosófico-intelectual era tomista y 
evidentemente de corte aristotélica. “En este convento pasó Giordano Bruno la mayor 
parte de sus años de claustro, primero como novicio (1565), después como profeso (de 
1565 a 1572), siendo luego promovido sacerdote en 1572 y recibido de doctor en 
Teología en 1575. Diez años en total, dedicados a estudios intensos y tesoneros, con un 
fervor que le hace adquirir en edad muy juvenil una sabiduría de extraordinaria 
extensión y profundidad. Su avidez de conocimientos le hacía buscar siempre con 
insaciabilidad libros y más libros: de poetas y filósofos, de paganos y cristianos, de 
ortodoxos y heréticos. Y a todos meditaba hondamente: de Aristóteles a Santo Tomás, 
de los árabes a los cabalistas, de los presocráticos a los neoplatónicos de la edad 
antigua y la contemporánea, etc. [...]”. MONDOLFO, Rodolfo, Tres filósofos del 
Renacimiento (Bruno, Galileo, Campanella), Lodasa, Buenos Aires, 1947, p. 10. 
7 BENÍTEZ, Laura, “El atomismo como enlace entre Bruno y Descartes”, en Giordano 
Bruno 1600-2000, UNAM, México, 2002, p. 62. 
 2
como una puerta que hace un poco más accesible y asequible la verdadera 
intención de la filosofía del Nolano. 
 
Desde la perspectiva temporal, la filosofía del Estagirita es anterior a la de 
Bruno, y por tanto anterior en terminología, conceptos, desarrollo y 
difusión, de manera que, una aproximación a partir de la historia de la 
filosofía, pone de manifiesto la posición de la filosofía de Bruno como 
heredera de la aristotélica; y además, hace del aristotelismo condición 
necesaria para el posterior desarrollo del pensamiento bruniano. Desde 
otro punto de vista, el uso de terminología aristotélica en voz de Bruno 
hace que el diálogo con su oponente intelectual sea a partir de lo más 
básico, y por lo tanto, el contraste con la filosofía de Aristóteles sea aún 
más radical. 
 
También, con razón, podría apelarse al poco desarrollo de la terminología 
filosófica y científica de aquellos tiempos y, por lo tanto, a la escasez del 
lenguaje adecuado o especializado que hiciera justicia a los nuevos 
conceptos originados en el Renacimiento. Para M. Armijo, este hecho es 
clave paracomprender a la filosofía nolana como un pensamiento de 
transición: 
 
El discurso sobre el vocabulario deviene central en Bruno 
precisamente porque en el siglo XVI están multiplicándose las 
obras filosófico-científicas en lengua vulgar –basta pensar en 
Alberti o Ficino- y el vocabulario y sus significados están 
cambiando y se hacen más vagos e inasibles. Los temas 
tradicionales (tanto los antiguos como los medievales) que 
circulan por la obra de Bruno se muestran con un decisivo 
hálito de modernidad. Digamos que su pensamiento todavía 
está como entre dos mundos, en cambio el estilo de ese 
pensamiento es ya moderno.8 
 
En este sentido, el nuevo significado que Bruno da los términos 
aristotélicos –e incluso a términos de otras influencias- es punto de 
quiebre con la filosofía peripatética, y a la vez, punto de partida de su 
propuesta filosófica. 
 
Ahora bien, el objetivo de este capítulo es exponer la visión bruniana de 
causa -en el diálogo segundo de su texto De la causa, principio y uno-, para 
 
8 ARMIJO, Maruxa, “Giordano Bruno: un nuevo sentido para una vieja metáfora”, en 
Giordano Bruno 1600-2000, UNAM, México, 2002, p. 86. 
 3
mostrar que la unidad causal es la columna vertebral de la estructura del 
universo propuesta por Bruno. 
 
A pesar de la ya mencionada oposición al aristotelismo, no será este el 
lugar donde entremos en un diálogo detallado con las doctrinas 
aristotélicas; no obstante, intentaremos indicar los puntos de conflicto 
entre ambas filosofías. 
 
A) El punto de partida 
 
En este primer apartado intento poner de manifiesto las premisas de las 
que parte Giordano Bruno en De la causa, principio y uno, y que serán base 
e inicio para todo lo que se expondrá. El punto de llegada del Nolano se 
irá dilucidando poco a poco a través de lo trazado por él mismo en este 
diálogo: la unidad del universo físico. 
 
1. Distinción entre el efecto o lo causado y el primer principio o 
causa primera 
 
El tema del primer principio es la base sobre la que se desarrolla la 
exposición nolana en este diálogo. Y es que el planteamiento de Bruno 
acerca del mundo natural, necesariamente parte de la existencia de un 
principio -origen, agente y constituyente esencial- de toda la naturaleza. 
Sin la consideración de éste, la filosofía natural del Nolano no parece 
tener sentido. 
 
Escribe Bruno al inicio del segundo diálogo: 
 
DICS.- ¿Afirmáis, pues, Teófilo, que todo aquello que no es en sí mismo primer 
principio y causa primera tiene principio y causa? 
TEÓF.- Así es, sin duda ni discusión alguna.9
 
La existencia de un primer principio condiciona la existencia de todo lo 
demás, pues todo lo existente que no tenga estatuto de primer principio o 
causa primera, necesariamente es efecto y, por lo tanto, posee y requiere 
de un principio que dé razón de su existencia. 
 
Puede establecerse que desde la perspectiva de Giordano Bruno, el 
estatuto de efecto o causado se le atribuye a a) aquello que no puede 
explicar su ser ni su existencia por sí mismo; b) a aquello que no es 
 
9 BRUNO, Giordano, De la causa, principio y uno. Traducción, prólogo y notas de Ángel 
Vasallo, Losada, Buenos Aires, 1941. Diálogo II, p. 59. 
 4
simple, esto es, su ser no es uno, sino compuesto; y c) aquello que es 
corruptible. 
 
TEÓF.- [...] Ellos (los mundos innumerables) por ser imposible que tengan el 
ser por sí mismos, teniendo en cuenta que son compuestos y descomponibles (bien 
que no deba entenderse por esto que sean merecedores de ser disueltos, según bien 
lo declara el Timeo), es menester que tengan principio y causa [...].10
 
Con esta distinción, el Nolano está expresando lo siguiente: todo aquello 
que no es causa primera es efecto; todo lo que no es principio 
necesariamente tiene un principio; y todo lo que no es primer principio o 
causa primera, es porque de hecho posee un principio o una causa que 
dan cuenta de su ser. 
 
2. Posibilidad de conocer la primera causa a partir de los efectos 
 
Si para Bruno la existencia del primer principio es imprescindible para la 
explicación de la realidad natural, no puede dejar de plantear cuál es la 
posibilidad real de que el intelecto humano logre conocer el primer 
principio. 
 
El camino que sigue el conocimiento en esta búsqueda es a partir de lo 
conocido. En este sentido, el hombre sólo puede acercarse al primer 
principio por medio de sus efectos. Bruno es muy claro en su posición: si 
bien es cierto que nuestra única posibilidad de conocer el primer 
principio de la realidad natural es a través de la contemplación de la 
naturaleza, no obstante, establecer, descubrir, o señalar las causas reales y 
directas de las cosas es tarea complicada: Estoy de acuerdo en que es fácil 
establecer la teoría de la demostración; pero demostrar es difícil,11 frase que 
resume la postura de Bruno al respecto. 
 
Aunque relacionar los efectos con sus causas es posible, en realidad la 
potencia cognoscitiva humana difícilmente puede conocer las verdaderas 
causas de las cosas. Bruno está poniendo de manifiesto que, en teoría, la 
demostración es factible, sin embargo, llevarla a la práctica es lo 
complicado. 
 
DICS.-¿Entendéis decir con esto que aquel que conoce las cosas causadas y 
principiadas conoce también la causa y el principio? 
 
10 De la causa, II, pp. 62-63. 
11 De la causa, II, p. 60. 
 5
TEÓF.- [Yo digo que] conoce, y no fácilmente, la causa y el principio próximos, 
pero muy difícilmente, siquiera en su rastro y señal, la causa y el principio 
primeros. 
DICS.- ¿Y cómo entendéis que las cosas que tienen causa y principio primeros y 
próximos pueden verdaderamente ser conocidas, si en cuanto a [su relación con] 
la causa eficiente (que es una de las que concurren al conocimiento real de las 
cosas) son ignoradas? 
TEÓF.- Estoy de acuerdo en que es fácil establecer la teoría de la demostración; 
pero demostrar es difícil. Es algo bien sencillo sistematizar las causas, 
condiciones y métodos de doctrinas; pero luego nuestros lógicos y analíticos 
aplican con dificultad su órganon, principios metódicos y arte de las artes.12
 
La dificultad de lograr tanto la demostración en la filosofía natural, como 
el conocimiento del primer principio, también radica en que en el 
conocimiento que va del efecto a la causa, el papel que juega el efecto es 
el de ser sólo un signo, huella o vestigio de la causa primera. En este 
sentido, el conocimiento está condicionado a lo que la cosa –el efecto- deje 
ver acerca de la primera causa. Para explicar esto, Bruno recurre a un 
ejemplo que, a nuestro parecer, resulta bastante claro: 
 
TEÓF.- [...]Y lo mismo cabe observar en las cosas artificiales, pues el que ve una 
estatua no ve al escultor; quien ve el retrato de Helena no ve a Apeles, sino que ve 
el efecto de la operación que proviene de la excelencia del espíritu de Apeles; un 
efecto de los accidentes y condiciones de la sustancia de aquel hombre, el cual, en 
cuanto a su ser absoluto, no es en manera alguna conocido.13
 
Como bien apunta el Nolano, el conocimiento de la causa a través de lo 
causado siempre será limitado. El ejemplo muestra cómo la escultura sin 
más, difícilmente nos remite al escultor. El resultado sólo nos hablará 
acerca de lo que es capaz de hacer el artista, de la excelencia o de la 
limitación de su actividad. Además, la escultura es sólo testimonio de la 
existencia del escultor, pero a través de ella no puede saberse quién o 
cómo es el artista. Del mismo modo, la contemplación de la naturaleza 
nos remite a la existencia de un primer principio, y con mayor razón al 
observar la magnificencia de su obra. Sin embargo, difícilmente 
podremos descubrir a través de la realidad natural cuál es el principio del 
que depende. 
 
En este sentido, podemos afirmar que para Bruno conocer los efectos no 
es conocer la causa. Pero en el caso delprincipio de lo natural, los efectos 
 
12 De la causa, II, pp. 59-60. Bruno está haciendo referencia a la lógica aristotélica y a la 
lógica de Ramón Llull o Raimundo Lulio (1232-1315). 
13 De la causa, II, p. 61. 
 6
son las únicas huellas que nos permiten conocer algo sobre él, como la 
capacidad de su operación. 
 
3. La infinitud de la causa primera impide abarcarla 
cognoscitivamente 
 
Desde la perspectiva del Nolano, la imposibilidad de nuestro intelecto 
para conocer la causa primera radica primordialmente en la infinitud del 
primer principio. Esta tesis es uno de los pilares de todo el pensamiento 
bruniano: el infinito juega en su filosofía un papel estelar, su intromisión 
desencadena toda una forma de pensar y prepara la nueva visión del 
mundo14, que guiará las concepciones modernas, tal como lo señala Soto: 
 
Pues bien, la finalidad última que anima la construcción 
filosófica de Giordano Bruno reside justamente en la 
elaboración de una metafísica del infinito que explique 
adecuadamente la presencia de la infinitud en el cosmos. Tal es 
sin duda el hilo conductor para comprender la obra del autor 
que ha sido considerado como uno de los principales 
iniciadores del pensamiento moderno […].15
 
Así, en lo que respecta a la filosofía natural, Bruno explica que la infinitud 
de la causa primera es una de las razones por las cuales su conocimiento a 
partir de los efectos naturales, es mínimo e inexacto. Bruno entiende la 
infinitud como el ser de la causa primera, esto es, toda su actividad y su 
influjo son infinitos, por tanto, es imposible que nuestro intelecto 
limitado, logre captar un efecto infinito. 
 
 
14 “Bruno’s infinitism was, perhaps, his major contribution to the cosmological 
discussion of his time, and it has remained at the center of critical attention from his 
day to ours”. GATTI, Hilary, Giordano Bruno and Renaissance Science, Cornell University 
Press, Ithaca, 1999. “En una palabra, el propósito fundamental que preside la obra y el 
pensamiento de Giordano Bruno, a finales del siglo XVI, reside en extraer –en todos los 
dominios- las consecuencias que implica esa su convicción fundamental acerca de la 
absoluta presencia del infinito en el cosmos. El concepto de infinito es el punto de 
partida de su entera reflexión, pero también la meta a la que arribar cuando de la 
comprensión última del universo se trata; por ello puede sostenerse sin reservas que el 
de Bruno constituye el primer intento serio –es verdad que no faltan aquí antecedentes 
antiguos y medievales-, en la historia de la especulación occidental, por fundar 
sistemáticamente una metafísica del infinito”. SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito 
en Giordano Bruno, Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Universitaria num. 47, 
Pamplona, 1997, p. 13. 
15 SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito en Giordano Bruno, p. 9. 
 7
TEÓF.- Y aún más: porque no vemos perfectamente este universo cuya sustancia 
y principio son tan difíciles de conocer, acontece que conocemos el primer 
principio y causa primera por sus efectos mucho menos aún de lo que pueda ser 
conocido Apeles por sus esculturas, ya que a éstas podemos verlas todas y 
examinarlas en todos sus detalles, mas no así el grande e infinito efecto de la 
potencia divina. Por eso aquel símil no ha de ser tomado como una comparación 
exacta.16 
 
Sin duda, el conocimiento humano no tiene la capacidad de abarcar todo 
el esse de la naturaleza; ésta, que es el efecto de la causa primera, 
necesariamente es y refleja el principio del que depende; por ello, para 
Bruno la realidad natural es infinita así como su causa. 
 
Retomando el ejemplo del escultor, el Nolano muestra que cuando los 
efectos de alguna causa eficiente son limitados, como lo son las esculturas 
de un artista, es posible conocer la totalidad de ellos. No así en una causa 
infinita cuyos efectos también serán infinitos, y por tanto, inabarcables 
para el conocimiento humano. De esta manera, Bruno concluye que es 
imposible que se conozca la totalidad de los efectos de la causa primera. 
 
4. La aproximación a la primera causa es a través de sus vestigios en 
la naturaleza 
 
Como se ha expuesto en los pasajes anteriores, las disquisiciones de 
Bruno han llevado a establecer que el primer principio de la realidad 
natural es inalcanzable para el limitado entendimiento humano. Y como 
la naturaleza, única vía para acercarse al primer principio, es inabarcable 
también, luego, parecería conveniente abandonar la tarea de intentar 
conocer este principio. No obstante, el Nolano es partidario de una 
postura distinta: 
 
TEÓF.- Bien; mas no son tan merecedores éstos de reproche como dignos de 
alabanza los que se esfuerzan por conocer el principio y la causa, a fin de 
comprender su grandeza, en la medida en que sea posible, discurriendo 
con los ojos de un espíritu ponderado en torno a esos magníficos astros y 
brillantes cuerpos, que son otros tantos mundos habitados, grandes 
animales y excelsos númenes; y parecen y son [de verdad] mundos innumerables 
no muy desemejantes a éste que nos alberga. [...] Y por lo tanto, con la grandeza 
de su ser, vida y acción, muestran y proclaman, en un espacio infinito, 
con voces innumerables, la infinita excelencia y majestad de su primer 
principio y causa primera.17 
 
16 De la causa, II, p. 62. 
17 De la causa, II, pp. 62-63. 
 8
 
A pesar de que la causa primera sea infinita, inabarcable y al parecer 
incognoscible, Bruno reconoce que son dignos de admiración aquellos 
hombres que intentan comprender la grandeza del primer principio. 
 
En la cita anterior, el Nolano introduce diversas tesis de su cosmología, 
pero lo que nos interesa subrayar aquí, es que quien decide indagar en el 
ser de la causa primera, necesariamente se las tiene que ver con sus obras: 
la magnificencia de la naturaleza. Bruno pone de manifiesto que es en el 
mundo donde se muestra y refleja la infinitud de su origen. Por eso, sólo 
en la contemplación de la naturaleza reside la posibilidad de vislumbrar 
el primer principio. 
 
TEÓF.- [...]Dejando pues, a un lado, como decís, aquella consideración, por ser 
superior a toda inteligencia y sentido, tratemos de la causa y del principio en 
cuanto –en sus vestigios- o es la naturaleza misma o resplandece en el ámbito y 
seno de ella.18
 
Así, Giordano Bruno deja asentado cuál será el medio y el camino que 
seguirá en su filosofía para el estudio del primer principio del mundo 
natural: conocer exterior e interiormente a la naturaleza por ser ella el 
vestigio de la causa primera. 
 
A pesar de la posibilidad que tiene el intelecto humano para conocer la 
causa primera a través de la naturaleza –su imagen-, Bruno señala que la 
empresa que ha decidido iniciar en torno al estudio de la causa primera 
se enmarca dentro de los límites de la filosofía natural, es decir, no se 
introducirá a los terrenos religiosos. Esto lo dice para subrayar su postura 
respecto a la diferencia de objeto y método de estas dos disciplinas: la 
teología y la filosofía. A pesar de esta demarcación, el pensamiento de 
Bruno comúnmente ha sido entendido como si confundiera ambos 
terrenos. Sin embargo, esta perspectiva de su filosofía es errónea. Las 
propuestas filosóficas que Bruno ofrece sobre la constitución del mundo 
físico, pertenecen –por su método y finalidad- a la filosofía natural, como 
él mismo señala. 
 
TEÓF.- Digo, por tanto, que no es preciso que el filósofo de la naturaleza traiga 
todas las causas y principios, sino tan sólo [causas] físicas, y de éstas, las 
principales y pertinentes. Por tanto, bien que por depender [éstas] del primer 
principio y causa primera, se diga que tienen esa causa y aquel principio, con 
todo, no hay una relación tan necesaria que haga de manera que del conocimiento 
 
18 De lacausa, II, p. 63. 
 9
de las unas se infiera el de los otros. Y por eso no es necesario que sean [ambos 
conocimientos] tratados en una misma disciplina. […] 
DICS.- Por eso será bien que nos abstengamos de hablar de tan alta materia. 
TEÓF.- Estoy conforme en que así sea, ya que es bastante conocer moral y 
teológicamente el primer principio, en los términos en que los altos dioses lo han 
revelado, y declarado los hombres divinos. Sin contar que no sólo cualquier ley 
[divina] y teología, sino también todas las filosofías reformadas, concluyen [por 
igual] en que es de espíritu profano y turbulento el precipitarse a exigir razón y 
pretender dar definiciones en torno a esas cosas que están por encima de la esfera 
de nuestra inteligencia.19 
 
Me gustaría cerrar esta primera parte retomando lo que hasta aquí se ha 
señalando como la postura de Bruno sobre el conocimiento humano, de la 
cual iremos descubriendo más a lo largo de este trabajo. Primero, 
considera que el alcance de la potencia cognoscitiva es real, esto es, que el 
conocer humano de hecho sí alcanza conocimientos y esto es indiscutible. 
No obstante, también reconoce sus límites aceptando que es casi 
imposible conocer los principios de la realidad natural; aun así, 
indagarlos y tratar de descubrirlos20 -a través de la identificación de la 
unidad en la realidad múltiple (tal como veremos en el capítulo III)-, le 
 
19 De la causa, II, p. 60 y 62. 
20 A este respecto, Giordano sigue muy de cerca el pensamiento de una de sus grandes 
influencias: Nicolás de Cusa. En el año 1440, el Cardenal desarrolló su tesis sobre la 
docta ignorancia, según la cual el conocimiento humano es incapaz de conocer el 
Absoluto. Sin embargo, al saberse imposibilitado para conocer a Dios -por estar más 
allá de los límites del intelecto- vislumbra la existencia del Absoluto, aunque no pueda 
aprehenderlo bajo ningún concepto. La docta ignorancia es saberse incapaz de este 
conocimiento. Cfr. CUSA, Nicolás de, La docta ignorancia, I, 1. “Si ocurre, pues (como 
afirma también el profundísimo Aristóteles en la Filosofía Primera), que en la 
Naturaleza, en las cosas más manifiestas, tropezamos con una tal dificultad, semejantes 
al búho que intentaba ver el sol, y como, por otra parte, no son vanos los apetitos que 
hay en nosotros, deseamos verdaderamente saber que somos ignorantes. Si 
consiguiéramos alcanzar esto plenamente, habríamos alcanzado la docta ignorancia”. 
Traducción, prólogo y notas de Manuel Fuentes Benot, Aguilar, Buenos Aires, 1981.p. 
26. Cfr. etiam, GONZÁLEZ, Ángel Luis, Introducción, Diálogos del idiota, EUNSA, 
Navarra, 2001. “La conclusión extraída de esas afirmaciones es ésta: el 
incomprehensible no puede ser alcanzado más que en su modo de ser 
incomprehensible; se trata de un conocimiento verdadero, aunque esté por encima de 
todo modo humano de conocer, de toda intelección; al ser un conocimiento que está 
por encima del conocimiento humano, solamente puede ser aferrado de modo negativo 
en los conocimientos humanos. El verdadero conocimiento del Absoluto es un 
desconocimiento, o mejor, un sapiente no-saber, una ignorancia docta, la cual es una 
cognoscible incognoscibilidad. Ese conocimiento posee un eminente sentido positivo; 
es más, para Nicolás de Cusa, el acceso al Inaccesible únicamente puede darse por 
medio de un conocimiento nesciente o incognoscible; esa es la única manera de situarse 
ante el Absoluto Incomprehensible, y el único modo de comprenderle”. p. 23. 
 10
parece una de las actividades más respetables. Sin duda alguna podemos 
encontrar aquí una justificación con orgullo, hecha por el mismo Bruno, 
sobre su actividad como filósofo de la naturaleza. 
 
B) La concepción bruniana de causa natural 
 
Cuando se trata del estudio de la naturaleza, Giordano Bruno distingue 
los términos ‘causa’ y ‘principio’. No obstante, conforme nos adentremos 
en el pensamiento bruniano, iremos descubriendo cómo en la concepción 
del universo esta distinción se va difuminando poco a poco hasta el 
punto de desaparecer. 
 
DICS.- Ahora bien; hablando desde el punto de vista de la naturaleza, ¿qué 
diferencia hay entre causa y principio? 
TEÓF.- Aunque a veces ambos términos se usan el uno por el otro, sin embargo, 
hablando con propiedad, no todo lo que es principio es causa […] 
DICS.- […] Llamáis causa a lo que concurre exteriormente a la producción de las 
cosas, y tiene su ser fuera del compuesto, como sucede con la [causa] eficiente y el 
fin a que está ordenada la cosa producida.21
 
Aquí Bruno indica la noción de causa natural como aquélla que, de 
hecho, incide en la constitución de las cosas, pero de manera externa. La 
clave para distinguir la causa es que su ser, aunque constituyente de las 
cosas, está fuera de ellas. Así, el Nolano identifica las causas eficiente y 
formal como ‘causas’ en el sentido propio. 
 
1. La causa eficiente única: el intelecto universal 
 
A partir de la exposición de Bruno sobre las causas físicas, encontramos 
cómo, a pesar de estar utilizando una terminología aristotélica, se va 
definiendo una concepción de la causalidad totalmente distinta. Giordano 
Bruno tiene en la mira la explicación de la estructura del mundo a partir 
de un primer principio único que actúa desde el interior de la naturaleza, 
el cual es el mismo principio que marca una diferencia radical entre el 
Nolano y Aristóteles.22
 
21 De la causa, II, p. 64. 
22 Aunque Aristóteles habla del motor inmóvil, éste sólo explica el movimiento de la 
realidad física (Phys. VIII), además parece ser causa extrínseca del mundo que mueve 
a manera de causa final (Mtph. XII, 7-9). En cambio, para el Nolano, el primer principio 
explica el ser de la realidad natural, no sólo su movimiento, y además, este principio es 
inmanente a la naturaleza. Soto lo explica de la manera siguiente: “Para Giordano 
Bruno esta concepción –esto es, un Dios, primer ser, constituido en alteridad con el 
mundo, separado de lo que debe ser considerado su obra- es incompatible desde su 
misma raíz, con aquello que de un modo preciso ha servido como el punto de partida 
 11
 
Con respecto a la causa eficiente, Bruno está pensando en aquella que dé 
cuenta del ser de todo lo natural. Esto es, no se está refiriendo a una 
noción de causa eficiente dentro de la cual caigan todas las causas 
particulares próximas que ofrecen una explicación de la existencia de las 
cosas naturales. Por el contrario, habla de una causa eficiente única que 
constituye el ser de las cosas y la denomina intelecto universal. 
 
El intelecto universal es el artífice de toda la realidad física: toda la 
naturaleza está hecha por él. En cuanto a su ser, este intelecto es la 
facultad principal de lo que Bruno denomina alma del mundo: la forma 
universal de la totalidad de lo natural, de la cual nos ocuparemos en el 
siguiente apartado. 
 
TEÓF.- El intelecto universal es la más íntima, real y propia facultad y eficiencia 
del alma del mundo. Uno e idéntico, lo llena todo, ilumina el Universo y 
determina la naturaleza a producir sus especies según conviene; y se comporta 
respecto de la producción de las cosas naturales como nuestro intelecto con la 
adecuada producción de las especies racionales […].23 
 
En la cita anterior, Bruno nos proporciona las características del intelecto 
universal cuya actividad es la producción de todas las cosas naturales. 
Indica que esta causa eficiente es una e idéntica; llena todo el universo; 
determina a la naturaleza a producir sus especies según le conviene y 
produce las cosas naturales como el intelecto humano produce los 
conceptos. 
 
Nótese que el Nolano incluye la unidad para describir al agente de la 
naturaleza y, al mismo tiempo, le asocia la característica de la identidad, 
porque en el caso de la concepción de esta causa eficiente, es oportuno 
distinguir entre las diversas y múltiples causas eficientes particularesy 
directas de las cosas, y la actividad del intelecto universal: única causa 
 
de su pensamiento [...] Desde esta perspectiva, el motor inmóvil, ajeno a la vida misma 
del universo, no constituye, a sus ojos, sino una gran fuente de esterilidad filosófica”. 
SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito en Giordano Bruno, p. 27. 
23 De la causa, II, p. 65. Si bien el intelecto y el alma universales de los que habla Bruno 
no son exactamente las concepciones neoplatónicas, tampoco puede negarse su 
referencia evidente. “[…] tal parece como si fuese característica de Giordano Bruno la 
idea de que hay una esencia viva, un alma universal que lo penetra y gobierna todo y 
que es vida de todo. Bruno proclama, en primer lugar, la unidad de la vida y la 
generalidad del alma universal y, en segundo lugar, la razón presente e inmanente. Sin 
embargo, su pensamiento en este punto dista mucho de ser original, pues en realidad 
esta doctrina suya no es sino un eco de la filosofía alejandrina”. HEGEL, Lecciones sobre 
la historia de la filosofía III, FCE, México, 1995, p. 173. 
 12
eficiente del mundo. Este intelecto, a pesar de producir todas las cosas, no 
cambia, sino que permanece siendo siempre el mismo agente. 
 
Como el intelecto universal es causa, su influencia en la producción en las 
cosas es extrínseca. Sin embargo, cuando Bruno apunta que la causa 
eficiente llena todo el universo, está manifestando que el actuar de esta 
única causa eficiente es inmanente a la naturaleza. La expresión ‘llena 
todo el universo’ se refiere a la presencia interna del intelecto universal en 
toda la realidad natural. De manera que para Bruno, la causa eficiente de 
la naturaleza es un agente físicamente omniabarcante. 
 
En el pensamiento bruniano la acción extrínseca y/o intrínseca de las 
causas naturales es completamente ambivalente, como veremos a 
continuación. 
 
2. Simultaneidad del intelecto universal como causa extrínseca e 
intrínseca 
 
Las características de la causa eficiente apuntadas por Bruno ponen de 
manifiesto la facultad intelectiva del agente universal, quien al producir 
las cosas naturales, lo hace con orden, capacidad, y detenimiento. Su 
actividad está regida racionalmente, de manera que la producción de la 
naturaleza no es ni caótica, ni azarosa. 
 
TEÓF.- Ahora bien, si estamos lejos de creer que sin reflexión e inteligencia ha 
sido producida la obra en apariencia inerte que sabemos fingir con cierto orden y 
cierta imitación en la superficie de la materia cuando, descortezando y 
esculpiendo un leño, hacemos aparecer la imagen de un caballo, por cuánto más 
grande no hemos de tener aquel intelecto artífice que desde lo interior de la 
materia germinal suelda los huesos, extiende los cartílagos, cava las arterias, abre 
los poros, teje las fibras, ramifica los nervios y finalmente con arte tan admirable 
todo lo dispone. Cuánto, digo, no ha de ser más grande artífice éste cuya 
actividad no está limitada a una parte de la materia, sino que de continuo lo obra 
todo en todo.24 
 
24 De la causa, II, pp. 66-67. La tesis que apoya la actuación de una inteligencia para 
establecer el orden del universo puede encontrarse ya en Platón. “SOC.- ¿Afirmamos, 
Protarco, que a todas las cosas y a esto que llamamos universo los rige el poder de lo 
irracional, el azar y lo que salga, o, por el contrario, como decían nuestros 
predecesores, lo gobiernan el intelecto y una admirable prudencia que lo ordena? PRO.- 
Nada de eso, sorprendente Sócrates. Lo que tú dices ahora no me parece piadoso. Sino 
que decir que el intelecto lo ordena todo, eso es lo que es digno de lo que vemos del 
cosmos y del sol, de la luna y las estrellas y de toda la revolución celeste, y, por lo 
menos yo, no podría expresarme ni opinar de otro modo sobre ello”. Filebo, 28d 7-28e 6. 
 13
 
Como explica el mismo Giordano, el material sobre el que la causa 
eficiente actúa para dar lugar a la producción ordenada de todas las cosas 
naturales es la materia. La actuación del intelecto universal en la materia 
natural es constante y continua; sólo así puede producirlo todo, desde la 
semilla, la raíz y el tronco, hasta las ramas, las flores y los frutos de los 
árboles. 
 
No es posible entender la causa eficiente bruniana como la causa 
aristotélica. El intelecto universal actúa en la totalidad de la naturaleza 
como único agente productor, pero además, posee una característica 
singular que le distingue como causa eficiente universal. Al actuar, no lo 
hace como cualquier causa eficiente que opera desde afuera para la 
producción de su obra, sino que este intelecto actúa desde el interior de la 
materia, y por eso apunta Bruno: nosotros lo llamamos ‘artífice interno’, 
porque da forma a la materia configurándola desde dentro.25
 
Como vimos al inicio de este apartado, cuando se habla de la realidad 
natural en la filosofía Nolana, el término ‘causa’ hace referencia a aquello 
que da razón del ser de la cosa, siendo exterior a la misma; esto es, la 
causa influye en el ser de lo natural, pero actuando desde afuera. En este 
sentido, resulta extraño que Bruno se refiera al intelecto universal como 
‘artífice interno’ dado que, si la función de este intelecto es la de ser causa, 
su actuar debería ser externo necesariamente. 
 
Sin embargo, al denominar ‘artífice interno’ al intelecto universal, 
Giordano Bruno está uniendo en una misma causa las influencias externa 
e interna en el ser de toda la realidad natural. Al llamarlo ‘artífice’ está 
haciendo referencia a su ser causa eficiente, y por tanto, a la necesidad de 
que su ser difiera del de lo producido. Pero al decir que es ‘interno’ se 
refiere al modo de operar de la causa, y en este sentido, la actividad del 
intelecto universal es a manera de una causa eficiente que actúa desde el 
interior de su obra. Por lo tanto, el artífice universal no pierde su estatuto 
de causa aunque opere de manera intrínseca. 
 
DISC.- Quisiera veros distinguir cómo lo tenéis por causa extrínseca y cómo por 
causa intrínseca. 
TEÓF.- Lo llamo causa extrínseca porque, en tanto que eficiente, no es parte de las 
cosas compuestas y producidas. Es causa intrínseca en cuanto no actúa junto a la 
materia y fuera de ella, sino de la manera que se ha dicho más arriba. Por tanto, 
 
PLATÓN, Diálogos, tomo VI, traducción, introducción y notas de Ma. Ángeles Durán y 
Francisco Lisi, Gredos, Madrid, 1997. 
25 De la causa, II, p. 66. 
 14
es causa extrínseca porque su ser es distinto de la sustancia y esencia de los 
efectos, y porque su ser no es el de las cosas engendradas y corruptibles, bien que 
actúe sobre ellas. Es causa intrínseca en cuanto al acto de su operación.26
 
Para Bruno el intelecto universal es causa extrínseca porque no forma parte 
de la constitución interna de las cosas. El ser de la cosa natural producida 
por el intelecto universal es distinto del ser de la causa eficiente, así como 
el artista difiere, en tanto que causa eficiente, del ser de su obra. Por otro 
lado, el intelecto universal es considerado causa intrínseca en tanto que 
actúa en y desde la materia, no como el escultor que actúa fuera de ella. 
Por eso, dice Bruno que es causa eficiente interna desde el punto de vista 
del acto de su operación, es decir, por cómo realiza su actividad. En 
cambio, la consideración como causa externa es desde el punto de vista 
de su ser. 
 
Me gustaría detenerme un poco en la cita anterior. Si leemos con 
atentamente encontramos que la pregunta versa sobre la distinción, desde 
la perspectiva bruniana, de considerar al mismo intelecto universal como 
causa extrínseca e intrínseca. Lo que me interesa resaltar es que la 
consideraciónde una misma causa como constituyente externo e interno, 
en realidad es una distinción hecha por el conocer humano. Esto es, la 
demarcación de diversas funciones y operaciones de una misma causa se 
da en el momento en que el hombre intenta conocer el universo físico, 
pero en realidad esta distinción entre intrínseco y extrínseco no existe, 
porque el intelecto universal opera naturalmente así, sin separar sus 
funciones. La causa eficiente universal es una actuando en la naturaleza, 
en toda ella, sin delimitaciones internas o externas, porque en realidad, el 
universo es todo lo que existe y no hay nada más. Así, el intelecto 
universal actúa todo él, por igual, en el universo entero. 
 
Aunque Bruno no menciona que la distinción de las funciones de los 
constituyentes del mundo natural se da cuando el hombre intenta 
conocer el universo físico, me parece que resulta una explicación 
plausible si, por un lado, consideramos que los presupuestos brunianos al 
intentar desentrañar el mundo natural son todos cognoscitivos. Esto es, 
Bruno parte de que el conocimiento de la realidad del universo no puede 
desligarse de las posibilidades y límites del conocer humano. Por otro 
lado, el Nolano está pensando en un intelecto universal único, formador 
de todo, razón de ser de la totalidad de la naturaleza; y entonces, de 
existir una distinción real de la causa eficiente en su actividad extrínseca 
y en su actividad intrínseca, se estaría hablando de dos causas distintas. 
 
26 De la causa, II, p. 67. 
 15
Sin embargo, al optar porque esta distinción de funciones de una misma 
causa esté hecha por el conocimiento humano, entonces, me parece que es 
posible sostener la unidad de la causa eficiente universal bruniana. 
 
A pesar de esta explicación, aún cabría preguntarle a Giordano Bruno, 
cómo es que, siendo uno el intelecto universal, el conocer humano capta 
en ese uno, variedad de funciones y de distinciones. Sin embargo, en el 
capítulo III de este trabajo veremos que para el Nolano la tarea del 
conocimiento es precisamente buscar la unidad en aquello que es 
múltiple y variable, pues sólo así se conoce con verdad. 
 
3. Unidad de la causa eficiente con la causa formal 
 
Como se ha visto, el intelecto universal, causa eficiente del mundo, 
produce las cosas naturales y lo hace actuando desde el interior de la 
materia. En ese sentido, lo que el intelecto universal produce 
propiamente son las formas de las cosas, tal como lo explica Soto: 
 
[...] el Absoluto, en tanto que causa eficiente del universo, se 
muestra, en ese mismo universo, como un Intelecto que 
produce el mundo según sus ideas; pero esto no acontece desde 
la trascendencia, sino que dicho Intelecto actúa desde el interior 
de la materia que compone el universo, suscitando en ella sus 
propias formas, ordenándola y guiándola según sus ideas.27
 
Al igual que Soto, ya habíamos mencionado que una de las características 
del intelecto universal es actuar al modo como lo hace el intelecto 
humano, produciendo las cosas naturales así como el intelecto del 
hombre produce los conceptos: inteligiblemente (y en su interior). Por 
ejemplo, el intelecto humano puede crear la imagen de una montaña de 
oro, y por ello es la causa eficiente interna de ese pensamiento. En este 
sentido, tanto Soto como nosotros lo que queremos señalar es la 
perspectiva causal del intelecto ya humano, ya universal bruniano. 
 
Bruno explica la producción de las formas a través del intelecto universal 
analogando su operación con el trabajo del escultor, quien antes de 
realizar su obra ya ha ideado la forma que quiere darle a sus esculturas. 
 
DICS.- Pues todo agente que obra conforme a la norma intelectual no trata de 
realizar algo sino con alguna intención, la cual supone la aprehensión de alguna 
cosa, que no es otra que la forma de la cosa a producir. Por tanto, este intelecto, 
 
27 SOTO, Maria Jesús, Metafísica del infinito en Giordano Bruno, p. 44. 
 16
que tiene poder de producir todas las especies e irlas elevando, con tan bella 
arquitectura, de la potencia de la materia al acto, preciso es que las tenga de 
antemano todas formalmente de algún modo, sin lo cual el agente no podría 
proceder a fabricarlas; de la misma manera que al escultor no le es posible 
ejecutar diversas estatuas antes de haber imaginado diversas formas.28 
 
Así como ocurre en la mente del escultor, el intelecto universal actúa 
concibiendo primero la forma de lo que va a producir en la materia. Por 
eso, Bruno entiende que en realidad, en la función de la causa eficiente 
universal, existen dos tipos de formas: una la ideada por el intelecto, y la 
otra generada en la materia y que es propia de cada cosa natural. 
 
TEÓF.- Quiero que se tengan en cuenta dos clases de formas: la una, que es causa, 
no ya eficiente, sino aquélla por medio de la cual la eficiente actúa; la otra es [el] 
principio, el cual es suscitado de la materia por la [causa] eficiente.29 
 
Para el Nolano existe una relación necesaria entre la causa eficiente y la 
causa formal. Pero como vimos arriba, desde el punto de vista de la 
operación del intelecto universal, existen dos tipos de formas que 
mantienen una relación de unidad con la causa eficiente. 
 
La unidad que existe entre el intelecto universal y la forma previamente 
concebida se da porque aquél opera (inteligentemente) ideando la causa 
formal, esto es, durante su operación el intelecto universal se unifica con 
la forma que ha concebido. Al respecto de esta unidad, Soto nos dice: 
 
La forma es determinada como causa, unida siempre a la causa 
eficiente, siendo aquello por lo cual obra. Pues en efecto, la 
causa formal es el modelo preconcebido por la Inteligencia y 
 
28 De la causa, II, pp. 67-68. 
29 De la causa, II, p. 68. Sin duda alguna la concepción bruniana de intelecto universal es 
heredera de la filosofía platónica que Bruno retoma de Plotino (205-270), Ficino (1433-
1499) y de Cusa (1401-1464). El Nolano está pensando en un intelecto que concibe las 
formas –primeramente inteligibles- y que por la actuación del intelecto universal en la 
materia se hacen sensibles. “El primero y más grande de estos pensadores, Nicolás 
Cusano, estaba en deuda con el misticismo alemán, con el holandés y, asimismo, con el 
humanismo italiano. En su filosofía, que presenta muchos rasgos originales, tienen un 
lugar importante ideas derivadas de Platón, de Proclo y del Areopagita. Para Nicolás 
Cusano las ideas existentes en la mente divina constituyen un arquetipo único, que se 
expresa de un modo diferente en cada cosa en lo particular; este filósofo subraya la 
certeza y la condición ejemplar del conocimiento matemático puro, para sólo 
mencionar unas cuantas facetas de su complejo pensamiento, en el cual observamos la 
unión que existe con la tradición platónica”. KRISTELLER, Paul, El pensamiento 
renacentista y sus fuentes, p. 82. 
 17
según la cual actualiza las disposiciones materiales; en otros 
términos, la materia indeterminada se determina conforme este 
modelo inteligible.30 
 
No debemos dejar de lado que el intelecto es causa eficiente y causa 
formal porque él mismo funge como fin. El intelecto humano vuelve a 
servir como paradigma para entender esta noción bruniana: si alguien 
con sus propios conceptos crea un proyecto de negocio, el intelecto es 
tanto causa eficiente (ya que el intelecto crea ese proyecto), como causa 
formal (pues el concepto está en el intelecto), como causa final de los 
mismos (porque el proyecto es la meta que el empresario se ha propuesto 
con esos pensamientos). 
 
Por otro lado, la forma propia de cada cosa natural mantiene unidad con 
el intelecto universal, mientras que éste produce en y desde la materia. 
Sin embargo, a pesar de esta unificación, el ser de la causa eficiente 
universal nunca se confunde con la forma particular delas cosas.31 
 
Examinando la unidad que Bruno concibe entre el intelecto universal y la 
causa formal de las cosas particulares, podría decirse que la unión sólo es 
momentánea. La unidad de ambos tipos de formas, la ideal y la real -por 
llamarlas de algún modo- con la causa eficiente, en realidad sólo es en el 
instante en que el intelecto universal realiza su operación como agente de 
la naturaleza. Desde esta perspectiva, se entiende que el intelecto 
universal no mantiene una unidad con cada cosa natural; por el contrario, 
su unidad es sólo en el proceso de la producción de la forma. No se trata 
de una unidad eterna, porque de ser así, la corrupción de las cosas 
naturales no existiría, dado que el intelecto universal estaría 
continuamente constituyendo, haciendo y formando cada cosa particular. 
 
 
 
 
 
30 SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito en Giordano Bruno, p. 47. 
31 “[...] el Intelecto, hacedor del universo, aunque distinto en sí mismo de los entes, 
actúa desde el interior de la materia, la cual constituye la primera posibilidad de las 
cosas, suscitando interiormente sus formas. Esas formas se hallan en la materia de 
modo latente, correspondiéndose con las ideas o razones del Intelecto, que no hace sino 
actualizarlas. La forma es así, en un primer momento el principio constitutivo de las 
cosas, la cual es suscitada por el eficiente a partir de la materia. Pero, con mayor 
derecho –asevera Bruno- este principio formal constitutivo es idéntico a la causa 
eficiente; esto es, el Intelecto universal, el cual –a su vez- no es sino un aspecto del 
Alma del mundo”. SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito en Giordano Bruno, pp. 47-48. 
 
 18
4. Unidad de la causa eficiente con la causa final 
 
En la obra De la causa, principio y uno, la referencia a la causa final es 
sumamente escasa. Desde nuestro punto de vista este hecho es extraño, 
dado que si el propósito de Bruno en este diálogo es ofrecer una 
explicación de la realidad natural con el objeto de acercarse al 
conocimiento del primer principio, parecería que la causa final 
constituiría un elemento clave en el intento de comprender el ser de la 
totalidad natural. 
 
En el diálogo, la causa final es tratada por el Nolano junto con la causa 
eficiente, pues las dos son los constituyentes extrínsecos de las cosas. 
Eficiente y final son, ambas, causas para Bruno. Sin embargo, la causa 
eficiente está unida a y condicionada por la final, esto es, el actuar de la 
causa eficiente está determinado por la finalidad. 
 
DICS.- El fin y la causa final que la causa eficiente se propone es la perfección del 
universo, perfección que consiste en que en las distintas partes de la materia la 
totalidad de las formas tenga existencia actual. El intelecto tanto se complace y 
deleita en este fin, que nunca se cansa de suscitar toda clase de formas de la 
materia […].32 
 
Como afirma el mismo Bruno, la finalidad de la actividad de la causa 
eficiente es la perfección del mundo. El intelecto universal, al producir la 
totalidad de las formas naturales en la materia, realiza, al mismo tiempo, 
la plenitud del universo. Por eso, para el Nolano, la actividad de la causa 
eficiente universal en realidad nunca se detiene, por el contrario, 
continuamente produce nuevas formas en la materia. En este sentido, el 
intelecto universal necesariamente es eterno y su actividad –la realización 
del universo-, ininterrumpida. Esta unidad entre el principio y la 
eficiencia del propio universo es expresada acertadamente –a nuestro 
juicio- por Soto: 
 
Pues bien, el Nolano asegura que la finalidad perseguida por el 
que es el eficiente del universo no es exterior a ese mismo 
universo; y ésa es la propia perfección de la naturaleza. Esta 
perfección consiste en desplegar o explicitar todas las formas 
posibles, para que obtengan una existencia actual en las 
diversas partes del universo. El Intelecto universal, entonces, 
obra incesantemente, suscitando todas las formas de la materia 
primera: la realización de una infinidad de seres; tal es la 
 
32 De la causa, II, p. 68. 
 19
perfección del universo, perseguida por su causa eficiente. Y así 
es justamente como el Absoluto queda perfectamente 
manifestado en su obra, y, el universo, a su vez, expresa 
plenamente el Principio del cual procede.33
 
Según nos hace ver explicación de Soto, la unidad existente entre la causa 
eficiente y la finalidad se da en el acto de la operación de la eficiente, 
porque sólo produciendo las múltiples formas naturales, es que puede 
actualizarse la perfección del universo. 
 
Tocamos así un punto problemático. Si para el Nolano el universo sólo 
alcanza su plenitud por la constante producción de formas particulares 
por parte del intelecto universal, entonces sucede que el universo 
realmente nunca logra su perfección. Primero porque, como se dijo, la 
actividad de la causa eficiente universal es eterna, de manera que nunca 
dejará de producir nuevas formas naturales en la materia y, por lo 
mismo, el universo jamás será perfecto. En segundo lugar -y un poco más 
complicado- es que Giordano Bruno está pensando en un universo 
infinito en acto, en el espacio y en el tiempo. Entonces, si la infinitud del 
universo ya está actualizada, ¿cómo es posible que la plenitud del 
universo como ser infinito esté en acto, si el intelecto universal no 
concluye nunca la producción de las cosas naturales y, por tanto, no 
puede actualizarse la perfección del universo infinito? 
 
La respuesta al primer planteamiento puede rastrearse en el hecho de 
que, para el Nolano, la plenitud del universo consiste precisamente en la 
producción de todas las formas particulares posibles, tal como nos hace 
ver Koyré al comparar la visión del Cusano y la propuesta de Bruno: 
 
 Nicolás de Cusa enuncia que en el Universo entero nunca se 
puede hallar la inmutabilidad. Giordano Bruno va mucho más 
allá de este simple enunciado, pues para él movimiento y 
cambio son signos de perfección y no de carencia de ella. Un 
Universo inmutable sería un Universo muerto, mientras que un 
Universo vivo ha de ser capaz de moverse y cambiar.34
 
Es en la continua actividad donde propiamente está la realización del 
universo. Del mismo modo, en lo que se refiere al segundo 
cuestionamiento, la infinitud del universo planteada por Bruno, implica 
 
33 SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito, pp. 54-55. 
34 KOYRÉ, Alexandre, Del mundo cerrado al universo infinito, traducción de Carlos Solís 
Santos, Siglo XXI editores, México, 1998. p. 46. 
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la actividad ininterrumpida del intelecto universal. Esto es, la eterna 
producción de formas naturales es la misma infinitud del universo 
bruniano y por ello puede plantarse un mundo infinito. Esta misma 
observación la apoya Soto, al decir que con la concepción de un universo 
que se hace a sí mismo constantemente, Bruno rompe con la tradición 
creacionista: 
 
Adviértase, no obstante, que esa justificación, por parte del 
Nolano, de la existencia de un universo infinito, contradice a su 
vez la argumentación clásica relativa a la causa final de la 
creación. En efecto, en el entender de Bruno, la causa eficiente 
del universo tiene que producir constantemente una infinitud 
de efectos para lograr la más adecuada manifestación de su 
propia perfección; queda con ello subordinada a un fin que es 
exterior a sí misma: a saber, el infinito universo. Este universo 
infinito, a su vez, termina siendo el despliegue completo de la 
potencia absoluta, y por ello no cabe en él la realización de una 
ulterior perfección.35
 
Finalmente, para concluir este apartado, sólo resta decir que así como 
Bruno distingue la forma particular de las cosas naturales y la forma del 
universo, a saber, el alma del mundo, de la misma manera existe una 
causa eficiente y una final propias del universo, así como causaseficientes 
y finales particulares de cada una de las cosas de la naturaleza. En este 
sentido, puede vislumbrarse que para Bruno, sí parece existir, pues, 
diversidad en la unidad. 
 
C) La noción nolana de principio 
 
Como se mencionó con anterioridad, cuando se trata del mundo físico, 
Giordano Bruno distingue entre los términos ‘causa’ y ‘principio’. En el 
apartado anterior, expusimos cómo en la concepción bruniana de causa 
natural -aquella que incide en la constitución de las cosas exteriormente- 
la delimitación de su función como causa externa no es radical, porque 
entendida la causa desde la totalidad de su operación, se muestra como 
un constituyente externo e interno a la vez. 
 
De la misma manera que en las causas naturales, la función de los 
‘principios’ aunque de inicio parece muy bien delimitada, al paso de la 
exposición bruniana se descubre que la identidad, y no la distinción, entre 
‘causa’ y ‘principio’ es fundamento de la filosofía Nolana. 
 
35 SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito, p. 55. 
 21
 
DICS.- Entonces, estableciendo más ceñidamente la significación de ambos 
términos conforme a la costumbre de los que hablan el lenguaje más moderno, 
entiendo que quieres decir que principio es aquello que concurre intrínsecamente 
a constituir la cosa y permanece en el efecto. Así se dice de la forma y la materia 
[que son principios]; las cuales permanecen en el compuesto, o dicho de otra 
manera, [son] los elementos de que la cosa viene a estar compuesta y en que 
acaba por disolverse.36
 
La distinción entre ‘causa’ y ‘principio’ radica en el modo en cómo 
intervienen en la constitución de las cosas naturales. La causa incide de 
manera externa, y el principio lo hace internamente. Desde este punto de 
vista, el principio, a diferencia de la causa, sí forma parte de las cosas, las 
constituye intrínsecamente, es decir, su ser es elemento y parte 
constitutiva de las cosas. Por eso, en el estudio de la naturaleza, principio 
propiamente se dice de la forma y la materia, que son los principios que 
conforman la realidad natural. 
 
En este apartado nuestro estudio será exclusivo del principio formal, por 
el orden establecido por el mismo Bruno en De la causa, y porque el 
análisis bruniano de la materia es mucho más exhaustivo y requiere un 
capítulo aparte. 
 
1. La totalidad del principio formal: el alma del mundo 
 
Mencionamos que el propósito de este capítulo es hacer explícito cómo 
Giordano Bruno entiende la unidad de la causalidad en el mundo físico. 
Al desarrollar el análisis de la causa eficiente bruniana, el intelecto 
universal se estudió en tanto que una unidad y en identidad con la causa 
formal (ideal y real) y la causa final. Sin embargo, la concepción del 
principio formal universal debe hacerse desde la perspectiva no tanto de 
la unidad, como de la totalidad. 
 
En Bruno, como en todo pensador (monista) de la unidad, el mundo físico 
necesariamente debe ser planteado en términos de uno-todo, puesto que 
por más que el hilo conductor sea la unidad, la pluralidad se mantiene 
evidente. En este sentido, la concepción del uno no puede desligarse de la 
totalidad, noción que encierra en sí misma a lo múltiple en unidad. 
 
Así, el alma del mundo bruniana -la causa formal del universo- debe 
entenderse en términos de totalidad, lo cual no cuestiona su unidad, sino 
 
36 De la causa, II, p. 64. 
 22
que la incluye, al hacer referencia también a la realidad diversa en el 
mundo. 
 
Bruno afirma que el alma del mundo es el principio formal constitutivo del 
Universo y de lo que en él se contiene.37 Así como en la visión nolana del 
mundo físico existe una causa eficiente única y agente de todo el 
universo, es decir, de todo lo existente; de la misma manera, Bruno 
concibe que el universo en su totalidad posee una misma y única forma 
propia y constituyente de todo lo que hay en él. 
 
La diferencia entre esta forma propia del universo y las formas 
particulares de las cosas, radica en que el alma del mundo es principio 
universal, esto es, es constituyente interno de todas las cosas. La forma 
particular, no es propia de la totalidad del universo, sino específica de 
cada cosa natural. La forma de las cosas particulares no tiene subsistencia 
por sí misma, sino que es corruptible y su ser le es dado por la operación 
del intelecto universal, facultad del alma del mundo. 
 
Tenemos, pues, un principio intrínseco formal, eterno y subsistente,38 ya que el 
alma del mundo, como constituyente interno del universo, siempre 
permanece, es autónoma, capaz de darse y mantener su ser por sí misma. 
Además, el principio formal del universo necesariamente es eterno, y no 
susceptible de corrupción, consecuencia necesaria al tratarse de un 
principio que informa a un universo infinito. 
 
Desde esta perspectiva, el contraste con la causa formal aristotélica es 
notorio. El Estagirita concibe únicamente el principio formal como 
constituyente del compuesto particular y por lo tanto, sujeto a 
 
37 De la causa, II, p. 76. El alma del mundo bruniana no es propiamente el alma de la que 
habla Plotino. Sin embargo, no puede negarse la clara influencia neoplatónica en el 
pensamiento del Nolano. “Esta animación del mundo es la muestra de la inserción 
bruniana en la tradición naturalista y platónica; es también la muestra y consecuencia 
de la convergencia de los grados platónicos del ser (entendimiento, alma, materia) en 
una única realidad material infinita que contiene en su seno el alma y la inteligencia”. 
GRANADA, Miguel Ángel, Introducción, Cena de las cenizas, Alianza, Madrid, 1987, pp. 
38-39. Asimismo, Soto indica que es en “De la causa, principio y uno, donde el Nolano 
expone su innovadora metafísica del infinito, cuyo principal argumento reside en 
demostrar la inmanencia en el universo del que es el primer principio y causa del 
mismo. El Absoluto es presentado ahí –recogiendo antecedentes del materialismo 
antiguo, del Timeo platónico, del estoicismo, de Plotino y del propio Nicolás de Cusa- 
como el “alma del universo”, como causa y principio de vida que anima e informa al 
universo con sus innumerables mundos, que es ahora un gran organismo viviente”. 
SOTO, María Jesús, Metafísica del infinito, p. 17. 
38 De la causa, II, p. 76. 
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corrupción. Aristóteles no parece haber concebido una forma única y 
propia de todo el universo. En este sentido, desde la visión de Bruno, la 
filosofía natural aristotélica se mantiene en el estudio de las formas 
particulares y corruptibles de las cosas naturales, y por lo mismo, en una 
concepción inadecuada de la forma -por incompleta y limitada-, al no 
concebir el verdadero y único principio formal universal. 
 
El alma del mundo, como su nombre lo indica es ‘alma’, principio de 
vida. Por eso, el universo físico de Giordano Bruno, al tener por principio 
formal un alma, es un universo animado y, como veremos más adelante, 
un universo donde la vida lo llena todo. 
 
2. Unidad del principio formal con la causa eficiente 
 
Al igual que en el caso de la causa eficiente universal, donde en su 
actividad existe una identidad entre ser causa, esto es, incidir 
extrínsecamente en el ser de la cosa natural, y ser principio -actuar desde 
el interior de la materia-, con la forma universal de la que habla el 
Nolano, ocurre algo similar. 
 
Bruno explica que en realidad, la forma del universo a pesar de ser 
principio, también actúa como causa eficiente. Vuelve a surgir aquí el 
planteamiento sobre cómo es posible que el principio, siendo principio y 
por tanto intrínseco a las cosas, sea a la vez causa eficiente, y por tanto 
agente extrínseco de las cosas naturales. 
 
TEÓF.- Digo que no hay inconveniente en ello, teniendo en cuenta que el alma 
está en el cuerpo como el piloto en el barco.39 Dicho piloto, en cuanto se mueve 
junto con el barco, forma parte

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