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La-dualidad-y-las-paradojas-del-amor-en-Grimalte-y-Gradissa-de-Juan-de-Flores

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE 
MÉXICO 
___________________________________________ 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
LA DUALIDAD Y LAS PARADOJAS 
DEL AMOR EN 
GRIMALTE Y GRADISSA 
DE 
JUAN DE FLORES 
 
 
 
TESIS 
 
QUE PARA 
OBTENER EL GRADO DE MAESTRA EN LETRAS (LETRAS ESPAÑOLAS) 
 
PRESENTA LA: 
 
LIC. BRENDA FRANCO VALDÉS 
 
 
 
 
 
ASESORA: MTRA. CARMEN ELENA ARMIJO CANTO 
 
 
 
 
 
 
 
MÉXICO DF 200
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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ÍNDICE 
 
 
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................I 
 
 
I. EL JUEGO DEL AMOR EN LA NOVELA SENTIMENTAL ESPAÑOLA 
 
 
1.1 NOVELA SENTIMENTAL: DEFINICIÓN Y CONFLICTO...............................................................
 2 
 
1.2 EL AMOR EN LA NOVELA SENTIMENTAL.................................................................................12 
"Donde Ay Amor No Ay Covardía” 
 
 
II. LA PARADOJA DEL AMOR: FIOMETA – PAMPHILO 
 
2.1 FIOMETA: EL AMOR Y LA DUALIDAD EN EL ESPEJO...............................................................35 
 
2.2 PAMPHILO: "PUES PAREÇE QUE NUEVAS LEYES USAYS EN EL AMOR”..........................56 
 
2.3 LA ABERRACIÓN DEL AMOR EN GRIMALTE Y GRADISSA..............................................74 
 
 
 
III. PENITENCIA DE AMOR 
 
3.1 EL TORMENTO DE FIOMETA.......................................................................................................91 
. 
3.2 LA DUALIDAD DEL HOMBRE SALVAJE....................................................................................104 
 
 
CONCLUSIÓN......................................................................................................................................111 
 
BIBLIOGRAFÍA....................................................................................................................................114 
 
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
LA DUALIDAD Y LAS PARADOJAS DEL AMOR EN GRIMALTE Y GRADISSA 
 DE JUAN DE FLORES 
 POR BRENDA FRANCO VALDÉS 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Me preguntan cada día 
Qué me parece el tiempo que me 
ha tocado vivir, 
Y yo respondo: impera el honor, 
La lealtad, la verdad y la fe, 
Largueza, proeza y solicitud, 
Caridad y reparto de bienes. 
Para el común; pero a fe mía, 
Que no digo como lo pienso. 
 
Deschamps. 
 
Grimalte y Gradissa ha sido agrupada dentro de las novelas sentimentales españolas, ya 
que se encuentran en ella los elementos más representativos de los tratados sentimentales, 
sin embargo, la conducta de sus personajes refleja un mundo anticortés que vive sólo de 
apariencias y conveniencias por lo que nos hacen dudar que en realidad se trate de una obra 
perteneciente a este género. 
 La novela sentimental española fue un género narrativo que floreció en el periodo 
comprendido entre 1440-1550. Entre el reinado de Enrique IV, cuando fue reemplazado por 
el centralismo de los Reyes Católicos; y el segundo decenio del siglo XVI, cuando se 
ampliaron los intereses europeos de la corona con el gobierno de Carlos V; asimismo este 
género se conectó con la conquista de América, la cual comenzó a apuntar muy lentamente 
en el ámbito de la literatura. Rohland de Langbehn señala que en esta época se originaron
 I
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
hechos decisivos en el ámbito literario con la aceptación del metro italiano en la lírica y la 
introducción de la comedia en idioma vulgar en el teatro, al igual que se produjeron obras 
de importancia como la Cárcel de amor, La Celestina, y el Amadís.1
 El siglo XV, en España, fue un periodo de transición de la cultura de la Edad Media 
con el Renacimiento. La nobleza se fue refinando cada vez más con la influencia de Juan II 
y su interés se fue acrecentando por el arte y la literatura, intervino en juegos y deportes 
distinguidos, así como en los grandes festejos y banquetes; en otras palabras, la presencia 
del ambiente cortesano delimitó una gran parte de los temas culturales durante este siglo. 
 Por otra parte, la participación de la nobleza también tuvo una fuerte injerencia en el 
aspecto sentimental, que empezaba a ser de interés, incluso, para los textos cronísticos;2 de 
ahí que algunas de las historias amorosas fueran inspiradas precisamente en ellos, como la 
Crónica de Juan II, Gómez Redondo señala que en esta Crónica no sólo se incluyeron 
fiestas e invenciones de carácter alegórico, sino también se puso una especial atención al 
mundo sensitivo, como fue la escena de la coronación de doña Leonor por don Fernando: 
 
1 Cfr. Rohland de Langbehn, La unidad genérica de la novela sentimental española de los siglos XV y XVI, 
 p. 31. 
2 Rohland de Langbehn apunta que en lo contemporáneo, la lectura de entretenimiento estaba limitada a obras 
en verso y a las crónicas. Éstas, por cierto, adquieren en esta época un aire novelesco, como se puede 
apreciar en El Victorial (Pardo, ‘Un épisode du Victorial: biographie et élaboration romanesque’, Romania, 
1964, 85: 269-92), pero asimismo en otras crónicas personales, como las de Álvaro de Luna y Miguel 
Lucas de Iranzo. Al lado de ellos y de la literatura didáctica y doctrinal, que aisladamente, como en el 
Corbacho del Arcipreste de Talavera, también se convierte en narrativa entretenida, los castellanos debían 
recurrir a textos extranjeros o antiguos que adaptan mediante su traducción o refundición, y de los que se 
nutre su creación original. En este contexto se deberá recordar que uno de los manuscritos del Libro de 
Buen Amor es de comienzos del siglo XV, y que uno de los manuscritos del Caballero Cifar y un 
fragmento del Amadís primitivo se copiaron en el siglo XV. No sólo el Amadís sino también las más 
famosas novelas del ciclo de Bretaña eran conocidas: en el Cancionero de Baena se mencionan los 
personajes más famosos de esta tradición. Como los mismos personajes también figuran en el romancero, 
las historias conectadas con sus nombres podrían haber llegado a los autores del Cancionero de Baena por 
vía oral, aunque se ha ido revelando una tenue tradición hispánica de la narrativa del ciclo de bretón. El 
panorama en que se van insertando las primeras obras que ahora llamamos sentimentales mantiene las 
historias viejas de caballería, pero ¿no será que responden de manera más directa a las obras 
inmediatamente anteriores, a los largos decires con sus coplas alegóricas? Algunos de éstos [sic] trabajan el 
tema amatorio, como el Sueño, el Triunfete de Amor y el Infierno de los enamorados de Santillana, a cuyo 
lado tenemos en prosa el Corbacho, recién compuesto, y el Libro de las veinte cartas e questiones de 
Fernando de la Torre. Rohland de Langbehn, op. cit., pp. 32-33. 
 II
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 
E quísole dar paz en la boca e queriéndole dar paz obiérale de caer la corona al rey 
de la cabeça, e esso mesmo a la reina e obieron de tener cada uno su corona e con 
fermoso continente envermejados de vergüença se ayuntarona besar. E las gentes 
mucho mirando porque era cirimonia natural muy apacible a todos de mirar e 
cuanto más a los dichos catalanes que lo an por costumbre e an gran deleite en 
ella.3
 
 Otro hecho descrito que sobresale en esta crónica fue en relación con la hija de 
Fernando Antequera, doña María, cuando en 1415, estando ya comprometida con Juan II, 
fue requerida en matrimonio por el rey de Inglaterra, enlace que no convenía a sus 
expectativas, motivo que la guió a guardar silencio hasta que fue forzada a descubrir sus 
sentimientos.4
 Las cualidades de estas mujeres coinciden con algunas de los personajes de novelas 
sentimentales; tal es el caso de las heroínas en la obra de Juan de Flores, quienes muestran 
tener individualidad al momento de dirigir sus sentimientos a quienes ellas deciden, por 
ejemplo, en Grisel y Mirabella, Mirabella elige a su amante, Grisel, sobre los designios de 
su padre; en Grimalte y Gradissa, Gradissa por decisión propia desdeña a Grimalte sin 
tener que encubrirse atrás del cuidado del honor y de la fama, en tanto que Fiometa se 
aferra al amor de Pamphilo. 
 El tema del amor también tuvo lugar en el Victorial (1429-1431) de Gutiérrez Díaz 
Gámes (alférez de Pero Niño) que pese a su finalidad de destacar los hechos guerreros de 
Pero Niño no dejó fuera el amor; pues reveló que la excelencia de un caballero se define 
tanto por los hechos militares como por las aventuras amorosas. 
 
 
3 Crónica de Juan II, citado por Gómez Redondo, Historia de la prosa medieval castellana, III, Los orígenes 
del humanismo. El marco cultural de Enrique III y Juan II, p. 3155. 
4 Cfr. Ibidem, p. 3156. 
 III
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
E fice dél este libro, que fabla de los sus fechos e grandes aventuras a que él se 
puso, así en armas como en amores; ca bien así como por armas fué hombre de 
gran ventura, así en amores fué muy valiente e bien montado.5
 
 Una parte de la crónica, deja a un lado las armas para centrarse en los amoríos de 
Pero Niño con doña Constança, “madame el almiralla” en Xirafontaina y su encuentro 
amoroso con su segunda esposa Doña Beatriz (joven que adquiere el comportamiento de 
cualquier heroína de novela sentimental), relato, que incluso, podría leerse como un texto 
independiente. Gómez Redondo dice que: 
 
La materia caballeresca en la corte de Juan II se transforma a una valorización del 
amor. Los tratados comienzan a configurarse en el decenio de 1430-1440, fechas 
que llevan del Bursario al Siervo libre de amor. En un transcurso temporal en que 
encajan las piezas maestras de este marco referencial: pasiones reales de “grandes 
y nobles”, opúsculos serios y digresiones paródicas, traducciones de textos 
latinos. italianos y angloportugueses, una nueva materia caballeresca (con el 
Victorial y la Crónica sarraciana como ejemplos señeros), la asombrosa 
compilación del Cancionero de Baena, más otro conjunto de tratados 
(consolatorios, feministas, misóginos) que van defendiendo y formando las 
dimensiones receptivas que provocará, tras las dos décadas del reinado de Enrique 
IV, la eclosión de estos productos sentimentales.6 
 
 Al mismo tiempo, la visión del caballero para finales del siglo XV se convirtió más 
en un portento de estatus social que un hombre definido por su valor.7Ya no representaba lo 
 
5 Gutierre Díaz Games, El Victorial. Crónica de Don Pedro Niño, p. 31. 
6 Gómez Redondo, op. cit., p. 3193. 
7 Debido a la situación socioeconómica en que se vivía, la caballería comenzó a ser regulada en sus formas y 
en sus ritos, por lo que fue posible controlar sus actos y dirimir sus querellas. Luís Corral considera que “da la 
impresión de que se estaba introduciendo a la fuerza una institución que por su propio peso no hubiera tenido 
sitio en la sociedad de la Baja Edad Media.” El caballero en esta época debía poseer un buen nivel económico, 
pues era necesario la adquisición del equipo militar y la paga de escuderos, además de poseer, por supuesto, 
un caballo. José Luís Corral, La torre y el caballero. El ocaso de los feudales p. 41. 
Esta ambigüedad del caballero también fue resaltada por Díaz de Gámes en el Victorial: 
No son todos caballeros cuantos cabalgan caballos; ni cuantos arman caballeros los reyes, no son 
todos caballeros. Han el nombre; mas no hacen el ejercicio de la guerra. Porque la noble caballería es 
el más honrado oficio de todos, todos desean subir en aquella honra. Traen el hábito e el nombre; 
mas no guardan la regla. No son caballeros, mas son apantasmas e apóstatas No face el hábito el 
monje, mas el monje el hábito. Muchos son llamados, e pocos los escogidos.[...] 
Los caballeros, en la guerra, comen el pan con dolor; los vicios della son dolores e sudores; un buen 
día entre muchos malos; pónese a todos los trabajos; tragan muchos miedos; pasan por muchos 
peligros; aventuran sus vidas a morir o a vivir. Pan mohoso o bizcocho; viandas mal adobadas, a 
 IV
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
que podría significar Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra, sino un hombre que 
pertenecía a un privilegiado grupo capaz de demostrar alardes en las ceremonias y torneos. 
Por lo que no es de extrañarse que las hazañas caballerescas fueran remplazadas por las 
hazañas amorosas, sin que el caballero perdiera sus rasgos más sobresalientes como la 
valentía, la lealtad, la sabiduría, el honor, la destreza en las armas, moderación, dignidad y 
prudencia; es decir, a diferencia de los libros de caballerías, en que los protagonistas se 
enaltecían a través de los hechos militares y la magnificencia con que manejaban sus armas; 
en las novelas sentimentales, el caballero reflejaba sus cualidades cortesanas más por sus 
asuntos amorosos que por su habilidad guerrera. 
 La novela sentimental fue uno de los géneros consecuentes de esta nobleza, no se 
trató más que de una narración aristócrata que relató tragedias amorosas como los 
sentimientos y las emociones de sus protagonistas. Se desarrolló prácticamente en tres 
etapas:8
• Primera etapa: El género se inició en Galicia con Siervo libre de amor (1449 – 
1453) de Juan Rodríguez del Padrón, a esta parte corresponden la primera versión de Sátira 
de infelice e felice vida de Dom Pedro, Condestable de Portugal (1445 – 1449); y el 
capítulo noveno del Libro de veynte cartas e quistiones de Fernando de la Torre. 
Segunda etapa: Pertenecen las obras clásicas del género. Triste deleytación (1458?-1470?), 
obra anónima. Grisel y Mirabella y Grimalte y Gradissa (aproximadamente 1495) de Juan 
de Flores. Arnalte y Lucenda (1441) y Cárcel de amor (1492) de Diego de San Pedro; y la 
Repetición de amores (1470-1495) de Luis de Lucena. 
 
horas tienen, a horas nonada; poco vino o ninguno; aguas de charcos o de odres; malas posadas, la 
casa de trapos o de hojarascas, mala cama, mal sueño; las cotas vestidas cargados de hierro. 
Díaz de Gámes, El Victorial, pp. 25-27. 
 
 
8 Cfr. Alan Deyermond, “estudio preliminar” de Cárcel de amor, Barcelona: Crítica, 1995. pp. XV-XXVII. 
 V
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
• Tercera etapa: Se encuentran las imitaciones: Cárcel de amor (1496) de Nicolás 
Núñez, La señora Gracisla (1505-1506?) de Juan de Flores; Qüestion de amor (1513), 
anónima, Penitencia de amor (1514) de Pedro Manuel Ximénez de Urrea y Proceso de 
amores (1548) de Juan de Segura. 
 José Luis Valera advierte que estas novelas iban destinadas a la lectura femenina y 
cortesana; pero en realidad entretuvieron el ocio y modelaron el temple de autores como 
Ludovicto Ariosto, Buldassare Castiglione, Bernadim Ribeiro, Lope de Vega y Cervantes. 
Para Valera, la ficción sentimental es un espléndido documentode la espiritualización de lo 
mundano que consume el gótico tardío con el paso de lo caballeresco a lo cortesano, al par 
que la primera y temprana censura española del erotismo boccaccesco.9
 Regula Rohland afirma que los receptores de la novela sentimental hasta su 
divulgación mediante la imprenta seguramente pertenecían a la aristocracia, reacia a los 
estudios humanísticos serios, pero cuya cultura cortés no debía ser subestimada, sin 
embargo, su público no era exclusivo, tanto menos que cuanto que la cultura cortés 
adoptada en el cancionero castellano no es en su esencia aristocrática. Pero, 
indudablemente, estas obras estaban destinadas a las mujeres de la corte que participaban 
de las justas y en las “que no faltan los abrazos y los agasajos con que las señoras y las 
amigas han de recibir a sus campeones”.10 Gómez Redondo sostiene que para este mundo, 
en que la mujer juega un papel más destacado, es para la que se creó la trama de la ficción 
sentimental. 
 
Diego de San Pedro, dirige Tractado de amores de Arnalte y Lucenda a “las 
damas de la Reina” y Juan de Flores escribe Grisel y Mirabella “a su amiga”. En 
Repetición de amores, la obra más misógina entre las que tradicionalmente se han 
 
9 José Luis Valera, op. cit., p. 353. 
10 Rohland de Langbehn, op. cit., p. 43. 
 VI
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
clasificado como novelas sentimentales, Luis de Lucena reconoce a la lectora en 
su dedicatoria a “la linda dama, su amiga” y en su preámbulo: “Y por tanto, 
señora, le suplico que mis yerros en ella no mirando, más ignorancias dessaga 
leyéndola”. Tomando en cuenta estas lectoras, y otras muchas inscritas (como 
lectoras y escritoras de cartas) dentro de las obras, creo que se puede añadir otro 
rasgo a la lista sugerida por Rohland de Langbehn. Es decir, el género sentimental 
es el único corpus de textos que reconoce y apela a la lectora tanto como al lector, 
algo que merece destacarse, sobre todo si se considera que el “lector de libros” era 
en aquella época una figura recién nacida tras la llegada de la imprenta a España 
durante la última mitad del siglo XV. 11
 
 Por otra parte, Lillian von der Walde nota que el público estaba constituido por 
hombres y mujeres que comparten el interés por la temática amorosa, por ejemplo, una de 
las obras de San Pedro está dirigida al “Acaide de los Donceles y [...] otros caballeros 
cortesanos”: 
 
No ha faltado quien, con una carga ideológica ajena a la baja Edad Media, ha 
pensado que la literatura sentimental es propia para mujeres, o dicho en otros 
términos, que el interés por los temas amorosos poco tiene que ver con los gustos 
masculinos. Pero esta posición disocia lo varonil de lo eminentemente sentimental, 
implica un juicio arbitrario en cuanto que no ve que es amatoria la mayor parte de la 
extendida poesía cancioneril, tan sin venturas; que es el amor el motor de muchos 
de los libros caballerescos, tan llenos de aventuras, y que el amoroso es tema de 
discusión en muchas de las obras de la época, ficticias o no. Sería ilógico decir que 
toda esta producción, al igual que los libros sentimentales, es sólo para mujeres. No, 
los hombres la leen –además de que la hacen– y en muchísimas ocasiones 
responden directamente las elaboraciones de sus colegas.12
 
 Las historias sentimentales son obras breves definidas por su desenlace trágico, su 
narración autobiográfica, el tono quejumbroso; el afán de inquirir, mucho más que describir 
o definir; la intimidad psicológica de los protagonistas; el erotismo, que llena y da sentido a 
la acción, la existencia de los personajes; la presencia de epístolas; héroes ubicuos e 
intemporales e inexistencia del paisaje. Se está siempre presente ante personajes principales 
como reyes, príncipes y caballeros; y, por supuesto, el amor jamás espera recompensa. En 
 
11 Gómez Redondo, op. cit., p. 3163. 
12 Lillian von der Walde, Amor e ilegalidad. Grisel y Mirabella de Juan de Flores, pp. 27-28. 
 VII
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
estrecha relación con el amor cortés está el de la honra. Incluyen debates que constituyen 
digresiones temáticas o amplificaciones doctrinales que cobran un peso independiente. 
 Esta clase de historias reciben la influencia de las Heroidas de Ovidio, de la 
Fiameta de Boccaccio y de la Historia de doubus amantibus Eurialo y Lucretia compuesta 
por Eneas Silvio Piccolomini. Para Deyermond, su ascendencia literaria viene constituida 
por los libros de caballerías (se dan elementos artúricos bastante obvios en la acción externa 
en la mayoría de estas obras), de la tradición italiana de la ficción sentimental, de los 
poemas alegóricos en torno al amor de Francia y de Italia y, de poemas amorosos de los 
cancioneros del siglo XV.13
 Juan de Flores es considerado uno de los principales representantes del género 
sentimental español. Fue un noble cortesano, posiblemente de origen salamantino, cercano 
a los Reyes Católicos, pues de esta manera se puede explicar la colaboración de Alonso de 
Córdoba, entourage del rey en la casa de Juan II de Aragón, en los versos intercalados en 
Grimalte y Gradissa. Cvitanovic piensa que pudo haber estado en calidad de domestique du 
roi.14 Flores ocupó el puesto de rector en la Universidad de Salamanca durante el curso de 
1478 y luchó contra los moros en 1483, época en la que se cree compuso Grimalte y 
Gradissa. Entre las obras que se le han atribuido se pueden mencionar una crónica 
fragmentaria denominada por su editor como Crónica incompleta de los Reyes Católicos, 
El triunfo del amor, Grisel y Mirabella, Grimalte y Gradissa y últimamente se le adjudica 
La coronación de la señora Gracisla.15
 
13 Cfr. Alan Deyermond, Historia de la literatura española 1. La Edad Media. p. 294. 
14 Cfr.Dinko Cvitanovic, La novela sentimental española. 
15 Cfr. Joseph J. Gwara, “Another work by Juan de Flores” en Studies on the Spanish sentimental Romance 
(1440 – 1550) Redefining a Genre, pp.75-110. 
 VIII
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 No se conoce con certitud la fecha en que compuso su Grimalte y Gradissa. 
Algunas evidencias que surgen de la introducción del propio Flores al Grimalte permiten 
establecer que fue escrita en 1486 y las pruebas tipográficas indican que fue impresa en 
1495. Por otra parte Narciso de Gual reúne en 1486 el cancionero catalán Jardinet d´orats 
(ms. 151 de la Biblioteca Universitaria de Barcelona), por lo que esta fecha se convierte en 
un terminus ante quem para la composición de Grimalte y Gradissa, pues allí no sólo se 
recoge una poesía contenida en la obra de Flores, sino que se menciona el nombre de dos 
personajes: Grimalte y Fiometa. Grimalte y Gradissa fue traducida al francés en 1535 por 
Mauricio Scève con el título Deplourable fin de Flacmete. En la actualidad, se conservan 
dos testimonios manuscritos: 
M1 Biblioteca Nacional (Madrid): ms. 22.018 
S Biblioteca Colombiana (Sevilla): ms 5-3-20 (fols.90r-101v) 
 La obra de Flores se caracteriza principalmente por su talento de innovación 
narrativa, en especial, por las peculiaridades que otorga a sus personajes femeninos, uso de 
la metatextualidad desde el Triunfo del amor que la que retoma a los personajes míticos 
hasta su Grimalte y Gradissa que tiene su origen en Boccaccio. 
 Armando Durán en su libro Estructuras y técnicas de la novela sentimental y 
caballeresca parte del término de “novelas erótico- sentimentales” dado por Menéndez y 
Pelayo, y puntualiza los elementos correspondientes tanto a lo erótico como a lo 
sentimental, al mismo tiempo que deslinda los rasgos propiamente italianos de los 
españoles. Estudio que ha sido de nuestro especial interés para comprender el Grimalte y 
Gradissa, ya que a diferencia de otras novelas pertenecientesal género, en esta obra ambas 
tradiciones conviven perfectamente. Fiometa ejemplifica el paganismo de Boccaccio al 
 IX
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
encarar el deseo carnal, es decir, la parte erótica, en tanto que Grimalte al luchar por 
conseguir el amor de su dama, ejemplifica la parte sentimental. 
 Para Todorov “el indicio que permite desencadenar la interpretación no se encuentra 
en el texto mismo, sino en su incesante confrontación con otro texto”.16 Confrontación que 
se hace tangible en el Grimalte y Gradissa al tratarse de una historia en que se entrecruzan 
dos parejas amorosas, las cuales tienen su origen en distintos autores. Una de ellas en la 
obra de Boccaccio y la otra en la de Juan de Flores. 
 Las primeras interpretaciones de este texto nos llevaban a pensar que Flores 
intentaba retratar la falsedad y los peligros del amor en cualquiera de sus vertientes, ya sea 
en el amor sentimental o en el erótico, dando a la obra un tono moralizante; sin embargo, al 
ir avanzando en este estudio advertimos que lo que Flores pretendía, al situar una pareja en 
el terreno sentimental y otra en lo pasional, era debatir los valores del amor cortés y 
denunciar la hipocresía a la que se sujetan los roles sexuales por medio de espejismos. 
 Flores inicia el juego de contrates a partir del momento en que traslada los 
personajes de La elegía de doña Fiameta a su novela sentimental de Grimalte y Gradissa, 
al mismo tiempo que asume como autor real de la “famosa scriptura” a la protagonista de 
Boccaccio haciendo caso omiso de su autor. 
 Gradissa a leer el libro escrito por la dama italiana y querer involucrarse en la 
vivencia de su protagonista, encomienda a Grimalte como tercero entre los amoríos de 
Fiometa y Pamphilo, de acuerdo al éxito o fracaso de su empresa, ella corresponderá o no a 
las pretensiones de su amigo, consignándole a Fiometa la función de “espejo de doctrina”. 
Y una vez, que entran en contacto ambas parejas para entretejer su destino, el relato se 
desdobla en dos partes distintas que al confrontarse crean un mundo de espejismos en el 
 
16 Todorov, Simbolismo e interpretación, p. 108. 
 X
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
que los personajes al enfocar sus miradas unos a otros se convierten en espejos y reflejos de 
otros. Las actitudes de sus participantes, de este modo, se contraponen tal cual como la 
inversión que sufren las imágenes al proyectarse en un espejo. Tal es el caso de Gradissa 
quien al mirarse en Fiometa, y temer convertirse en otra Fiometa, se define como la dama 
cruel e indiferente a las peticiones de su amigo; por otro lado, el comportamiento de los 
varones también resulta contradictorio al ser Grimalte quien busca convertirse en el amante 
perfecto cortés a diferencia de Pamphilo quien contradice a todos los lineamientos del fin 
amour. De esta forma, al equiparar ambas parejas y colocarlas una frente a la otra se 
entrecruzan las cualidades de cada uno de los sexos, por lo que Flores consigue resaltar las 
similitudes y diferencias en las actitudes de cada uno de ellos. En otras palabras, el 
Grimalte y Gradissa se desarrolla en dos planos distintos: en el del amor y en el del 
desamor, en el de la razón y en el de la voluntad, en el del recuerdo y en la de la esperanza 
y sobre todo, en el de la sinceridad y en el de la apariencia. 
 De ahí, que el título del trabajo sea La dualidad y las paradojas del amor en 
Grimalte y Gradissa de Juan de Flores. Es importante subrayar que dualidad (del latín 
dualitas) es la condición de reunir dos caracteres distintos en una misma persona. En tanto 
que paradoja (del griego παραδοξον) implica la contradicción aparente.17 Aristóteles la 
define como aquello contrario a lo que se espera, a la opinión establecida18. De este modo 
el objetivo de este estudio es analizar las apariencias que se suscitan en los personajes en 
torno a la tradición del amor cortés y de sus principales tratados, pues cada uno de ellos 
 
17 Paradoja: Figura de pensamiento que altera la lógica de la expresión pues aproxima dos ideas opuestas y en 
apariencia irreconocibles, que manifestarían un absurdo si se tomaran al pie de la letra. [...] La paradoja 
suele combinarse con la ironía, pero en todos los casos la hondura de su sentido proviene de que prefigura 
la naturaleza paradójica de la vida misma. Helena Beristáin, Diccionario de retórica y poética. 
18 J. C. Margolin, “Le paradoxe...”, citado por Antonio Azaustre y Juan Casas, Manual de retórica española, 
p.119. 
 
 XI
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
proceden de acuerdo a sus propias conveniencias bajo pretexto de guardar las normas 
sociales, por lo que los protagonistas se convierten en los portavoces de imaginarios valores 
como es la falsa imagen que se refleja en el espejo de un objeto real. 
 El siguiente trabajo está dividido en tres capítulos. En el primero “El juego del 
amor en la novela sentimental” se define las características más representativas del género 
con la finalidad de comprender los motivos y la estructura de esta obra de Flores; se destaca 
la importancia de la protagonista de Boccaccio tomando en cuenta que es ésta, la dama 
quien retoma nuestro autor para componer su relato. 
 Asimismo al tratarse de una historia de amor es importante hacer una rápida 
revisión al concepto del amor cortés, pues no se debe olvidar que la mayoría de las novelas 
sentimentales imitan sus leyes que como es sabido son viables únicamente para la literatura, 
pero que resultan incongruentes a la realidad, aspecto que no es desconocido por Juan de 
Flores, quien por medio de las actitudes de sus personajes cuestiona y ridiculiza a quienes 
se aferran a los códigos corteses, denunciando la falsedad de éstos. 
 Tomamos como referencia a los protagonistas de las obras de Rodríguez del Padrón, 
Diego de San Pedro y del mismo Juan de Flores para hacer una recapitulación del 
comportamiento de los enamorados en los textos sentimentales, pues los personajes del 
Grimalte y Gradissa, además de compartir algunos de sus rasgos más esenciales, los llevan 
hasta tal extremo que, incluso, llegan a tornar fastidiosos los elementos imprescindibles del 
fin amour. 
 En el segundo capítulo, “La paradoja del amor: Fiometa - Pamphilo”, se pone en 
manifiesto las dualidades y paradojas de las leyes del amor. Fiometa, la mujer adúltera, es 
la mayor trasgresora del código cortés al dejarse dominar por la pasión e intercambiar su 
papel de dama inaccesible que cuida de su honra y fama por el del amante que implora el 
 XII
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
amor de su amiga; si bien es el personaje quien da más indicios de amor es también quien 
recibe las peores ofensas por parte de su ex amante, ya que, Pamphilo, al obtener fácil 
acceso a sus demandas, se aburre pronto de ella corroborando y compartiendo la afirmación 
de Ovidio en Amores : “el amor empalagoso y demasiado fácil me llega a hastiar”.19
 Por otra parte, Fiometa se vuelve centro y finalidad de las miradas de los demás, y 
al fungir como espejo de los otros personajes, las acciones de cada uno de ellos se invierten 
tal cual como en un espejo, como si se tratara de dos lados opuestos, desdoblándose el 
relato en una lucha constante entre el amor y el desamor, la razón y la voluntad, el varón y 
la mujer. 
 Precisamente esta última diferencia da pauta a subrayar las ideas misóginas 
presentes en Pamphilo. A la vez, que al desdeñar a su amiga, adquiere una actitud anticortés 
haciendo uso de “nuevas leyes”. 
 Así Pamphilo y Fiometa se definen por invertir la conducta esperada de los amantes 
tras ignorar las reglas del amor cortés. A diferencia de Grimalte y Gradissa quienes al 
aferrarse a las “viejas reglas” y llevarlas hasta el límite quedancomo hipócritas y ridículos. 
 Finalmente, en el tercer capítulo, “Penitencia de amor”, se condena a quienes 
participaron en este juego dual de amor. Todos los personajes, a excepción de Gradissa, se 
trasladan del espacio de la corte al de la selva donde se enfrentan a sus peores tormentos y 
alcanzan el arrepentimiento, al mismo tiempo, que se escenifica la fatalidad inmersa de la 
novela sentimental española. 
 Para la elaboración de este estudio fue fundamental revisar estudios realizados por 
Bárbara Matulka, Pamela Waley a la obra de Juan de Flores e investigaciones más recientes 
 
19 Ovidio, “¡Mejor, el fruto prohibido!” en Amores, p. 88. 
 XIII
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
de la novela sentimental hechos por, Deyermond, Lillian von der Walde, Rohland de 
Langbehn y Pedro Cátedra. 
 XIV
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 
 
 15
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 
 
 
 
 
 
I 
 
 
 
 
 
 
EL JUEGO DEL AMOR 
 
 
EN 
 
 
LA NOVELA SENTIMENTAL ESPAÑOLA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I. EL JUEGO DEL AMOR EN LA NOVELA SENTIMENTAL ESPAÑOLA 
 
 
 1
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 
 
 
1.1 NOVELA SENTIMENTAL: DEFINICIÓN Y CONFLICTO 
 
 
astaría la lectura del Triunfo del amor o Grisel y Mirabella para advertir el gran 
acervo cultural de Juan de Flores. No se trata de ningún escritor improvisado, sino 
de un buen lector y estudioso de la literatura que, incluso, llega a utilizar como herramienta 
en la creación de sus obras. Por lo que antes de iniciar un análisis más profundo sobre 
Grimalte y Gradissa es importante hacer una revisión de los principales rasgos que definen 
a la novela sentimental española, pues una vez que logremos familiarizarnos con su sentido, 
podemos empezar a entender el motivo de este tratado aparentemente bifurcado en dos 
historias amorosas. 
B
 La ficción sentimental, llamada así en la actualidad, ha ocupado un lugar importante 
en la crítica literaria; se ha puesto en tela de juicio si compone una sola unidad genérica, 
como lo hacen Samoná,1 Antonio Cortijo y Bárbara Weissberg. No obstante, ha sido 
motivo de una serie de artículos destinados a la defensa o a la imputación de género como 
 
1 Por ejemplo Samoná se pregunta asimismo si lectores y autores tenían conciencia de un género sentimental 
en el momento de producirse los libros. Asegura que esta conciencia del género sólo se produce durante el 
quinientos, cuando aparecen los imitadores. Cfr. Carmelo Samoná, Studi sul romanzo sentimentale e 
cortese nella literatura spagnola del quattrocento. Facoltá di Magistero del l´Universitá di Roma, 
Seminario di letteratura spagnola, Roma, 1960. Citado por Juan Luis Alborg, Historia de la literatura 
española, p. 450. 
 El problema de género también es asociado al número de obras que lo constituyen. Alan Deyermond 
advierte que Menéndez y Pelayo incluyó trece obras; posteriormente Armando Durán, (1973) Dinko 
Cvitanovic (1973) tratan siete y nueve obras respectivamente y, para los no especialistas abarcan nada más 
cinco,: Siervo libre de amor, Arnalte y Lucenda, Cárcel de amor, Grisel y Mirabella, Grimalte y Gradissa. 
Alan Deyermond, Tradiciones y puntos de vista en la ficción sentimental. pp. 43-44. 
 2
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
lo fue en el Forum del número 31.2 de la revista Corónica,2 en que se debate el artículo de 
Regula Rohland titulado “Una lanza por el género sentimental”. 
 Asimismo no se ha acordado la forma más apropiada para referirse a ellas, si como 
novelas, ficciones o simplemente tratados; para algunos estudiosos les resulta molesto 
denominarlas novelas como las designó Ménedez y Pelayo, pues juzgan anacrónico o 
equívoco el término; Alan Deyermond, por ejemplo, en su Historia de la literatura 
española se dirigía a ellas como novelas, no obstante, años más tarde, en su libro 
Tradiciones y puntos de vista en la ficción sentimental corrige este término y lo remplaza por 
el de ficción, aclara que había utilizado el término genérico de “novela” al traducir el 
término en ingles de sentimental romance, pero no era apropiado ya que daba una 
impresión errónea del género.3 Regula Rohland, con quien coincido, también se ocupa del 
tema, ella dice que: 
 
La acción de novela sentimental se basa en el ‘caso’ de Jolles, o sea, en un 
acontecimiento singular, no en un desarrollo que permita ampliaciones episódicas. 
Reconocerlo es interesante porque parece dar la razón a quienes desean dar otro 
nombre que el de novela a estos textos, dado que definen la novela como novela 
moderna y no como ‘novella’ renacentista. Pero una somera descripción muestra 
que por su naturaleza se trata de novelas cortas, y en efecto, su extensión se 
justificará en la mayoría de los casos colocarlas en ese género. El problema no 
puede ser resuelto desde el nombre, pues el idioma actual no hace diferencia entre 
el cuento popular y el cuento culto, a cuyo vertiente pertenecerían, a todas luces, 
nuestros textos, ni entre la novela larga y la corta.4
 
 Pero, sin duda alguna, es Menéndez y Pelayo uno de los pioneros más sobresalientes 
en el estudio de este género; aunque se puede considerar obsoleto para nuestros tiempos, no 
se puede ignorar la aportación que otorgó al estudio de estas obras y, cuyo concepto sirvió 
 
2 Cfr. “Forum: “The Genre of the ‘Sentimental Romance’” en La Corónica, 31.2, Spring, 2003. 
3 Cfr. Alan Deyermond, Tradiciones y puntos de vista en la ficción sentimental. p. 13. 
4 Rohland de Langbehn, La unidad genérica de la novela sentimental española de los siglos XV y XVI, 
 pp. 91-92. 
 3
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
de inspiración para nuevas interpretaciones, además, que ayudó a definir las características 
más notables: 
 
La novela erótico sentimental da mucho más importancia al amor que al esfuerzo, 
sin que por ello falten en ella lances de armas, bizarrías y gentilezas caballerescas, 
subordinadas a aquella pasión que es el alma y la vida de la obra, complaciéndose 
los autores en seguir su desarrollo ideal y hacer descripción y anatomía de los 
efectos de sus personajes. Es, pues, una tentativa de novela íntima y no 
meramente exterior como casi todas las que hasta entonces se habían compuesto 
[...] Dejó algunas curiosas muestras de retórica apasionada y trajo a nuestra prosa 
un nuevo e importante elemento.5
 
 Para Alan Deyermond estas obras son como libros de aventuras cortos, cuya 
ascendencia literaria se encuentra en los libros de caballerías, en especial, en los elementos 
artúricos, combinados con la influencia italiana de la ficción sentimental (con la Historia de 
duobus amantibus de Eneas Silvio y la Fiameta de Boccaccio), poemas alegóricos en torno 
al amor de Francia e Italia, poemas amorosos de los cancioneros del siglo XV. En su 
Historia de literatura española nos dice: 
 
Las novelas sentimentales concentran toda su fuerza en el análisis emocional; al 
igual que los libros de aventuras, abstraen su personaje del mundo real y, aun en los 
casos en que se hace referencia a nombres geográficos verificables, éstos son 
puramente convencionales y el ambiente en que ellos predomina es refinadamente 
cortesano; el desenlace de todas estas obras es desdichado, ya que se da en ellas o 
bien una frustración desesperante o la consumación del amor desemboca en la 
catástrofe.6
 
 Deyermond como Wardropper las determina como una forma tardía de la tradición 
del amor cortés, ya que éste sólo existía en la imaginación de la nobleza y en la literatura 
escrita. A la realidad áspera, dura y cruel se buscaba refugio en un mundo ficticio que 
 
5 Menéndez y Pelayo, Orígenes de la novela, p. 83. 
6 Alan Deyermond. Historiade la literatura española 1.La Edad Media, pp. 293-294. 
 4
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
recordara al pasado ideal. En España, señala Wardropper, alcanzaba su máxima expresión 
en este tipo de novela.7
 Otro de los estudiosos más notables del género que no podemos olvidar es José Luis 
Valera quien hace una revisión de los elementos que lo conforman: 
 
Las novelas sentimentales son historias breves en que el amor ocupa el tema central de 
la obra, las acciones de todos sus personajes giran alrededor de sus emociones 
producidas por la pasión, el desamor o los celos. Los caballeros alcanzan la gloria por el 
servicio amoroso que ofrecen a sus damas más que por las batallas. Se trata de 
verdaderas luchas interiores entre el deseo y las normas sociales. Estas novelas presentan 
una simpática aproximación a los efectos producidos por el amor, una anatomía de la 
pasión amorosa en que se describe la intimidad psicológica de los personajes y en que el 
erotismo llena y da sentido a la acción. En la novela caballeresca la dama es el pretexto 
para el ejercicio de armas, en la sentimental, la amada se merece, aunque no se consiga, 
por el servicio amoroso, y las armas son un pretexto para mostrar la pureza y fortaleza 
de ese sentimiento amoroso.8
 
 Armando Durán dedica un estudio a su estructura y técnica, en el que explica con 
detenimiento su construcción a partir de las obras que la influyeron resolviendo que la 
ficción sentimental es: 
 
La historia de unos amores que tras más o menos dificultades tiene un final 
catastrófico, gracias a la intervención de las fuerzas que se oponen a los amantes y 
que pueden provocar, según se desarrollen en un ambiente aristocrático o en un 
ambiente burgués, la reacción del rey, con lo cual el desenlace será la muerte o la 
desesperación de uno o ambos protagonistas.9
 
 Una de las definiciones más recientes es la dada por Cortijo Ocaña en su artículo “la 
problemática sentimental y la crisis del amor cortés” en él subraya la relación del amor 
cortés con la ficción sentimental: 
 
7 Cfr. Wardropper, El mundo sentimental en la Cárcel de amor’, p. 169. 
8 Cfr. José Luis Valera “Revisión de la novela sentimental”, p. 355. 
9 Armando Durán, Estructura y técnicas de la novela sentimental y caballeresca. p.61. 
 5
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
La ficcionalidad sentimental es en cierto modo un arte de amar. Con ello se indica 
que las obras sentimentales, en definitiva, intentan enseñar un modo de ejecutar y 
llevar a cabo el amor entre jóvenes enamorados. El resultado, sin embargo, es que 
no es posible la paideia amorosa cuando se trata del amor cortés.10
 
 En resumen, las obras sentimentales son historias breves de amor destinadas a una 
cierta clase social, en que la magnificencia del caballero en las armas queda supeditada al 
servicio amoroso, que al fin y al cabo, es la batalla a la que se le ha consignado. No 
obstante, la lucha es en vano, pues el resultado es siempre catastrófico. Los efectos del 
amor son retratados con tal detenimiento que se convierten en un elemento esencial para la 
historia. “Es una hibridación del cuento breve (novella italiana) centrado en la situación del 
amor cortés con rasgos de novela artúrica, de la autobiografía medieval, del decir, moral, 
con injertos poéticos y retóricos, cuyo sentido se construye mediante un complejo juego 
entre pasajes que forman el marco y otros que constituyen el material que desde él se 
evalúa”.11
 Entre las influencias que más marcaron el género; además de las novelas de 
caballerías, se hace notar las Heroidas de Ovidio, la Historia de doubus amantibus Eurialo 
y Lucretia compuesta por Eneas Silvio Piccolomini y la Fiameta de Boccaccio. Esta última 
es un tratado de la psicología femenina que describe con detenimiento los pensamientos 
más profundos producidos por Eros; la existencia de por lo menos dos ediciones 
manuscritas castellanas en el siglo XV certifican la posibilidad de su influencia directa; 
Bohigas Balaguer reconoce en las lamentaciones, la expresión de primera persona y la 
pedantería del estilo de la novela sentimental la obra de Boccaccio. Jean Canavaggio 
encuentra que los autores de novelas sentimentales imitaron de la Fiameta la brevedad, la 
 
10 Cortijo Ocaña, “la problemática sentimental y la crisis del amor cortés” pp. 86 – 88. 
11 Rohland de Langbehn, op. cit., p.92. 
 6
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
forma autobiográfica, los refinamientos de la introspección psicológica y la utilización de 
monólogos adornado con referencias eruditas. 12
 María Rosa Lida de Malkiel, sin embargo, sostiene, que no todas las obras de 
ficción sentimental son cercanas a las obras de Boccaccio y Eneas Silvio, en especial, las 
obras de Rodríguez de Padrón, por ejemplo, nota que en la Estoria de dos amadores, 
Andalier y Liesa no existe ningún rastro de la Fiameta, pues antes de la influencia de 
modelos latinos, franceses o italianos, se hallan los de la tradición lírica gallego-portuguesa. 
No obstante, Valbuena Prat en la Historia de la literatura española afirma a su vez que 
desde la primera mitad del siglo XV se desarrolla en España un género de novela que 
procede de la Fiameta de Boccaccio y obras análogas, en que predomina el estudio 
psicológico dentro de un ambiente emocional. 
 
La novela El siervo libre de amor es a la vez una poética autobiografía de 
Rodríguez de la Cámara y una derivación de la Fiammeta. Las dudas y 
vacilaciones del amante, el carácter coquetamente femenino de la dama de sus 
pensamientos, el tránsito de la confianza a la desesperación, se hallan vagamente 
descritos en unas páginas impregnadas de nostalgias líricas, de sensaciones de un 
paisaje que se adivina entre las palabras de cierto ritmo primario de prosa 
poética.13
 
 Asimismo, César Hernández reconoce que “el eco de la Fiammetta [sic] suele verse 
en la expresión en primera persona, en el tono quejumbroso, en el estilo retorcido y en las 
evocaciones de la muerte”.14 No hay que olvidar que Rodríguez del Padrón constituye sólo 
el comienzo, por lo que las características del género aún no estaban bien delimitadas, en 
tanto que en la obra más representativa es la Cárcel de amor de Diego de San Pedro y poco 
 
12 Jean Canavaggio, Historia de la literatura española. Edad Media. p. 188. 
13 José Luis Valera, Historia de la literatura española, pp. 289 – 290. 
14 César Hernández, tesis publicada en extracto por la Universidad de Valladolid, 1970. Citado por Dinko 
Cvitanovic, op. cit., p. 54. 
 7
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
más tarde será en Juan de Flores que se puedan distinguir más claramente los rasgos de la 
obra de Boccaccio. 
 Estas novelas contaron con una gran éxito, el Tractado de Amores de Arnalte y 
Lucenda de Diego de San Pedro, conocía su cuarta edición a los pocos años de su primera 
salida y era reeditada dos veces en Inglaterra en prosa y verso; la Cárcel de Amor, del 
mismo San Pedro aparecía durante el siglo XVI más de veinticinco veces en su idioma 
original y más de veinte en otros idiomas; el Grisel y Mirabella, de Juan de Flores, obtuvo 
traducciones años después en ediciones bilingües, trilingües y tetralingües. 
 Algunas de las características más destacadas de la novela sentimental son: la 
pretensión autobiográfica de sus autores; el tono quejumbroso y luctuoso que afecta la 
narración y los monólogos; el afán de inquirir, mucho más que describir o definir; la 
intimidad psicológica de los protagonistas; el erotismo, que llena y da sentido a la acción y, 
la existencia toda de los personajes, epístolas, héroes ubicuos e intemporales; así como la 
exclusión de paisajes. César Hernández apunta que “estos autores, evitan la naturaleza, 
acogiéndosea un clisé culto, con preferencia alegórico; reduciéndola a mera impresión 
sujetiva, en la que angustiosamente provocan referencias humanas para no perder pie; 
aniquilándola bajo una proyección sujetiva”.15
 Estas obras presentan una aproximación a la psicología femenina, una introducción 
curiosa en el proceso erótico, ya que parece exagerado afirmar, como se ha hecho con 
anterioridad, que la ficción sentimental nos traza “una anatomía de la pasión amorosa”; se 
introduce en el alma misteriosa de una mujer. Simmel mantiene que lo peculiar y propio de 
la coquetería consiste en producir agrado -esto es, satisfacción ante lo meramente 
contemplado- y deseo o ansia de dominio mediante síntesis y antítesis, ofreciéndose y 
 
15 Ibidem, p. 372. 
 8
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
negándose, diciendo que sí y diciendo que no alternativamente, contraponiendo posesión y 
no posesión, dándose aparentemente y negándose a la postre, como confirmando con una 
conducta equívoca zigzagueante una idea de raíz platónica que entendía el amor como un 
estadio intermedio entre la posesión y la no posesión.16
 Se está presente siempre ante personajes principales: príncipes y reyes; el amor 
jamás espera recompensa. En estrecha relación con el tema del amor cortés está el de la 
honra; la honra es igual a fama, “la buena fama” pero no es sinónimo de virtud, la pérdida 
de la honra puede establecerse mediante el acto sigiloso de la venganza. 
 Al mismo tiempo, nos topamos frecuentemente ante debates cuyo tema se centra en 
la valorización del sexo femenino o del sentimiento amoroso. Lillian von der Walde indica: 
 
Las obras sentimentales comparten ciertos elementos y los agrupan de manera 
particular. Uno de estos sería la presentación, por extenso, del sentir y pensar de 
personajes; otro, el empleo de debates, y uno más el tratamiento del tema 
amoroso. Todo estructurado en una construcción de retórica original, con partes 
cuyas formas provienen de diversos géneros, y en la que se cede amplio espacio al 
discurso directo sin que haya diálogos ágiles y breves (desde luego, el estilo es 
grave o sublime).17
 
 En la novela sentimental encontramos casi siempre la presencia del autor en la obra 
y, no es de extrañarse, que en su mayoría se traten de narraciones autobiográficas. Lillian 
von der Walde también señala, que estas obras están constituidas por tres factores 
principales “identificación escritor – narrador (‘auctor’ que puede fungir como 
protagonista), empleo de la primera persona narrativa, y especificación de que los hechos 
contados fueron vividos”.18
 
16 Ibidem, p. 356. 
17 Lillian von der Walde, Amor e ilegalidad. Grisel y Mirabella , de Juan de Flores. p. 23. 
18 Ibidem., p. 23. 
 9
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 En otras palabras, podemos decir, que la novela sentimental española se define por 
ser un relato breve destinado al fracaso amoroso en que su autor participa como uno de los 
personajes fundamentales, también se encuentra a un tercero que media y atestigua el amor 
entre los protagonistas; al antihéroe que quebranta el código cortés y, la existencia de 
cartas, monólogos y debates (estos últimos pueden ser independientes al texto). 
 Armando Durán al analizar la forma y la sustancia que definen a este género, logra 
separar el carácter erótico del sentimental. Identifica los distintos elementos que fueron 
aportados tanto por la obra de Boccaccio como la de Eneas Silvio: 
 
En otras palabras, mientras que Pánfilo y Eurialus sólo buscan en sus amantes el placer 
de unos breves encuentros clandestinos, las dos mujeres necesitan algo más: Fiammetta, 
una pasión furiosa y desenfrenada; Lucretia, ese convencionalismo romántico del amor 
que poco después la mataría. 
 La precisión de estas realidades psicológicas en las novelas de Boccaccio y 
de Piccolomini es importante, porque constituyen las dos corrientes que se 
disputarán el universo de nuestra novela sentimental. Por razones de índole 
estrictamente metodológica, llamaremos a la corriente representada por la novela 
de Boccaccio erótica y a la representada por la novela de Piccolomini 
propiamente sentimental. 
 Empleo estos términos consciente del peligro que siempre encierran las 
clasificaciones, pero hasta ahora el género sentimental ha sido considerado como 
uno, y el estudio de las estructuras de las novelas que constituyen el género nos 
descubre que en él existen en realidad dos grupos perfectamente diferenciados, 
fenómeno que me obliga a llamarlos de algún modo. Elementos eróticos y 
elementos sentimentales aparecen en ambos grupos.19
 
 
Elementos eróticos Elementos sentimentales 
a) Ambiente burgués 
b) Amor erótico 
c) Ausencia de relaciones rey – amantes
d) Desesperación 
e) Primera persona 
a) Ambiente aristocrático 
b) Amor propiamente sentimental 
c) Relaciones rey – amantes 
d) Muerte 
e) Tercera persona 
 
 
19 Armando Durán, op. cit., p. 19. 
 10
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 Esta clasificación ha llamado especialmente mi atención, porque encaja 
perfectamente a los dos relatos de amor intrínsecos en Grimalte y Gradissa al mismo 
tiempo que ambos rasgos característicos de cada una de las obras se entrecruzan 
coincidiendo en un solo punto de intersección. Si estas obras se tratan de narraciones 
eróticas – sentimentales, a mi juicio, Juan de Flores consigue tomar como origen la historia 
pagana de Boccaccio –que es plenamente erótica- y darle una continuación al incluir los 
amoríos de Grimalte y Gradissa. Por lo que logra conciliar dos de las causas posibles que 
pueden ser fuente de amor así como dos de los motivos principales que recrean a la ficción 
sentimental y, a pesar de que se desarrollan de distinta manera ninguna de las historias 
amorosas alcanza un final feliz. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 11
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 
 
 
1.2 EL AMOR EN LA NOVELA SENTIMENTAL. 
“DONDE AY AMOR NO AY COVARDÍA”. 
 
 
 
La palabra amor se deriva de amo, y significa “coger” 
o “ser cogido”. El que se enamora queda cogido en las 
cadenas del deseo y desearía coger a otra persona con 
su anzuelo. Lo mismo que un pescador habilidoso 
procura atraer los peces con el cebo y hacerlos caer en 
el anzuelo, así también el cautivo del amor se esfuerza 
por atraer a otra persona con sus halagos y se afana 
cuanto puede por unir dos corazones diferentes con un 
lazo intangible; o si ya están unidos, procura 
mantenerlos así para siempre. 
 
 Andrés, el Capellán, Tratado del amor cortés. 
 
 
 
l amor no sólo ha sido tema principal de grandes historias sino que ha llamado la 
atención de varios estudiosos que a través del tiempo han tratado de analizar y 
comprender su funcionalidad en la vida cotidiana como en la literatura. Se le ha atribuido al 
amor una fuerza de tal índole que se ha convertido en el motivo principal de grandes 
hazañas, así como una razón de vida o de muerte de los seres humanos. Sin embargo, no es 
en sí el amor lo que preocupa e interesa a los estudiosos, sino que son las emociones y 
demás sentimientos que lo acompañan y que son capaces de perturbar hasta al más simple 
enamorado. 
E 
 No en vano, la mayoría de la literatura como es el caso de las obras sentimentales 
están dedicadas a retratar los efectos provocados por el amor fracasado. Rougemont señala, 
por ejemplo, que el amor dichoso no tiene historia, que sólo existen novelas de amor 
 12
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
amenazado y condenado por la vida misma, para él, la pasión va siempre encadenada al 
sufrimiento. 
 
Pasión significa sufrimiento, cosa padecida, preponderancia del destino sobre la 
persona libre y responsable. Amar el amor másque a su objeto, amar la pasión 
más por sí misma, desde el amabam amare de San Agustín hasta el romanticismo 
moderno es amar y buscar el sufrimiento. Amor – pasión: deseo de aquello que 
nos hiere y nos anonada por su triunfo. Es un secreto cuya confesión nunca toleró 
el Occidente y que jamás dejó de reprimir ¡de preservar! Pocos son tan trágicos y 
su presencia nos invita a sentar sobre el porvenir de Europa un juicio muy 
pesimista.20
 
 A partir del siglo XI el amor en Occidente retomó una nueva percepción tanto en su 
conceptualización como en su práctica, se volcó más sensual e intenso. El matrimonio en el 
Medievo, como es sabido, era advertido como un contrato social que respondía al 
incremento de bienes dejando afuera los sentimientos; por consiguiente, el adulterio se 
tornaba frecuente, ayudado por hechos externos como las cruzadas que alejaban a los 
hombres de sus hogares abandonando a sus mujeres por largos períodos; de este modo, el 
amor se volvía un peligro para los lazos conyugales, por lo que era necesario opacarlo o 
extirparlo de la mente de las personas; pero ni la sociedad, ni la Iglesia fueron capaces de 
aniquilarlo, sino que las restricciones impuestas ayudaron a convertirlo en algo más 
sublime hasta transformarlo en el tópico de los trovadores y, en el la Edad Media encontró 
su máxima expresión en lo que años más tarde se denominaría “amor cortés”. 
 El amor cortés tuvo sus raíces en la cultura del siglo XII en Provenza. Gastón Paris 
en 1883 fue el primero en utilizar el término de “amor cortés” y lo asoció con los valores 
 
20 Cfr. Denis de Rougemont, Amor y Occidente, p. 52. 
 13
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
morales y sociales ajenos a los villanos. Esta expresión de amor se reflejó básicamente en la 
poesía trovadoresca, la cual floreció entre los siglos XI y XIII.21
 El amor al darse fuera del matrimonio tuvo como fundamento el deleite y el placer 
sexual. Fue un sentimiento relacionado especialmente con la Humildad, la Cortesía, el 
Adulterio y la Religión de Amor, como lo subraya Lewis.22 No obstante, en la actualidad 
resulta casi imposible limitar sus características pues, el amor, en especial, el apasionado 
retoma diversas afinidades;23 incluso en los siglos XI, XII y XIII fue discutido y tratado de 
distintos modos, según las circunstancias y las personas cuestionadas. 
 El origen del amor cortés se asocia esencialmente con la función guerrera en una 
relativa época de paz. El vínculo vasallático destinado al señor fue dirigido hacia la dama 
como prueba de su lealtad y valor. Las proezas del enamorado ya no se fundaron para ganar 
batallas sino para conquistar el favor de su amiga. Michel Zink sostiene que 
 
La realización amorosa de la época feudal no va separada de la realización 
caballeresca. El roman medieval se crea en el siglo XII e impone por mucho 
tiempo la asociación “armas y amores”. La búsqueda del amor pasa por la de las 
aventuras, la conquista de la mujer amada pasa por la hazaña. Ésta es a la vez la 
prueba del amor y su consecuencia Y es el amor lo que le da sentido. El relato de 
amor es un relato caballeresco. 24
 
 Es decir, las relaciones feudales fueron aplicadas a la problemática del amor; la 
amada se presentó como un ser superior al amante y a quien se le debía sumisión y culto, la 
dama se convirtió, entonces, en midons. Al igual que un caballero quedaba subordinado por 
 
21 Tradicionalmente se considera a Guillermo de Pointiers, duque de Aquitania, como el primer trovador y a 
Giraut de Riquier como el último. Entre los 350 trovadores de nombre conocido se cuentan cinco reyes, 
diez condes, cinco vizcondes y cinco marqueses, numerosos señores de castillo y vasallos, algún obispo, 
clérigos en abundancia, mercaderes, peleteros, sastres y alguna siervo, y, aunque parezca extraño, damas 
nobles (Meg Bogin incluye en su antología 15 trobaritz o mujeres trovador), lo cual muestra la amplia 
difusión y aceptación que tuvo este concepto del amor cortés en todos los estamentos de la sociedad 
medieval. Aurelio González, “de amor y matrimonio”, p. 39. 
22 C.S. Lewis, La alegoría del amor, p. 12. 
23 Cfr. Whinnom, en la Introducción crítica a la Cárcel de amor, p. 16. 
24 Michel Zink, El arte de amar en la Edad Media, p. 33. 
 14
Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
un juramento a un señor más poderoso que a él mismo, debía, ahora, ser vasallo de una 
dama para protegerla y ayudarla en caso de necesidad. Sin importar que la amada fuera de 
condición social inferior a él. Éste por su parte, adoptó una actitud de servicio ante ese ser 
cuyos favores imploraba, y en cuya respuesta buscó su felicidad. Debía cumplir el “servicio 
de amor” sustentado en la renuncia, el sacrificio, en la lealtad, en las plegarias y en la 
proeza. El caballero debía poseer mesura, prudencia, discreción, valentía y sobretodo 
cortesía. Ya que, en la mayoría de las ocasiones se cortejaba a una mujer casada; por lo que 
estaba obligado a mantener el secreto. 
 Por otra parte, todo deseo carnal era juzgado como pernicioso, pues, el hombre al 
dejarse llevar por la fuerza de sus pasiones daba flaqueza a la razón y la pareja cortés como 
muy bien recalca Markale, pasa por el infierno del sexo. La Iglesia condenaba el amor 
apasionado, por lo que se vio forzada a regular los matrimonios y a tolerar el acto sexual 
únicamente como medio de procreación. Los teólogos condenaban a la pasión como 
sinónimo de concupiscentia aún dentro del matrimonio, alegando los perjuicios que 
producía a la razón, reconocían el apetito sexual como causa natural, aunque se tratara de 
un pecado menor, siempre y cuando fuera sometido por la razón, pero una vez que éste 
fuera trasgredido y condujera al hombre hasta los límites de la locura, entonces se volcaba 
en el pecado de lujuria. 25
 Lewis menciona que la teoría medieval aceptó la sexualidad inocente, pero no la 
pasión; sin embargo, los poetas defendían el derecho a ésta, ya que el amor es igual a deseo. 
“De esta manera, si la Iglesia planteaba que aun el amante ardiente de su esposa estaba en 
pecado mortal, replicaban diciendo que el verdadero amor era imposible en el matrimonio. 
Si la Iglesia decía que el acto sexual podía “excusarse” sólo por el deseo de la prole, 
 
25 Cfr. Whinnom, en la Introducción” a Cárcel de amor, pp. 9-10. 
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Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
entonces, como Chauntecler, la señal del verdadero amante era haber servido a Venus: 
‘Más que en género humano,/ Piensa en el deleite a la hora de engendrar’.26 Markale 
advierte que: 
 
En el fondo el amor cortés es una prueba durante la cual, sean cuales sean los 
sufrimientos soportados, el amante desea con todo su ser llegar a una perfección 
encarnada por la dama. La pareja así formada es infernal en la medida que es 
inmoral, frente a la moral tradicional, y en la medida que se aporta turbación y 
sufrimiento a aquel que, a plena conciencia, se entrega a la mujer divina –o 
diabólica, el matiz es difuso- a la que ha elegido. [...] 
 Para el amor, todo estriba en aceptar la superioridad de la dama y reconocer 
lo bien fundado de sus exigencias, incluso de sus desprecios y sus crueldades que 
son, a fin de cuentas, otras tantas órdenes divinas que la criatura debe tener en 
cuenta si desea acceder personalmente a ese plano divino.27
 
 Muchas de las historias en la literatura se ocuparon de este amor apasionado, 
dejaron afuera la finalidad de procreación y se dedicaron a representar el erotismo ajeno a 
las obligaciones maritales, el amor debía ofrecerse libremente sin ningún tipo de atadura 
externa; el adulterio se convirtió en uno de los recursos más frecuentes que permitieron su 
realización, así como también parejas cuyo enlace matrimonial fuera imposible a causade 
la condición social, de creencias religiosas u otros pretextos ingeniados por los autores para 
frustrar la unión de los amantes, tal es el caso de las novelas sentimentales, que pese a 
tratarse en su mayoría de mujeres solteras resultan inaccesibles para el caballero, ya sea por 
la intervención de las leyes de su país o simplemente por miedo a perder su fama, como la 
heroína de San Pedro, Laureola, en la Cárcel de amor. 
 
Las tramas sentimentales abordan el problema del amor cortés desde una 
perspectiva narrativa y desde un punto de vista trágico (reflejo de la crisis). No 
hay solución al problema cortés porque el código del mismo sólo produce 
tragedia, es decir, insatisfacción. Y ello es así [...] por la contradicción inherente al 
 
26 C.S. Lewis, op.cit., p. 23. 
27 Jean Markale, op.cit., p. 47. 
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código cortés (la idealización de la amada produce su “alejamiento” o su 
“inasimiento”) y por el contexto social en que ese código se ejecuta 
(imposibilidad de cumplimiento del amor por motivos [sociales] de honra).28
 
 Los principios del fin amour aparecen sistematizados a comienzos del siglo XV en 
el Ars amatoria de Andrea Capellanus quien realiza un acercamiento acerca “de donde 
viene el nombre, cuál es el efecto del amor, entre qué personas puede darse, cómo se puede 
conseguir, conservar, acrecentar, disminuir y terminar, cómo darse cuenta que el amor es 
correspondido, y lo que debe ser cuando su amante le es infiel”.29 Define al amor como una 
pasión o sufrimiento innato, “que se deriva de ver y meditar excesivamente en la belleza del 
sexo contrario, y que hace a uno desear por encima de todo los abrazos de la otra persona y 
cumplir de común acuerdo todos los preceptos del amor en los brazos de la persona 
amada”.30
 Entre los consejos que proporciona podemos mencionar la importancia que otorga a 
la dificultad del encuentro de los amantes, “pues cuanto más difícil es dar y recibir solaces 
tanto mayor es el deseo y el sentimiento de amar”.31 De lo contrario se corre el riesgo de 
desminuir el amor; deja en claro que el matrimonio no es razón para no amar; castiga el 
comprometerse a dos amores y; reconoce que únicamente es capaz de amar quien apremia 
la fuerza de amor; reprueba el amor donde existe la avaricia, y dirigido hacia una mujer de 
la cual uno se avergonzaría de casarse, al igual que abrazar a otra mujer que no sea la 
amada; subraya el peligro del amor hecho público y del obtenido fácilmente. 
 Capellanus también insiste en la importancia del tercero, pues siempre debe existir 
un confidente, ya sea del varón o de la dama y, por supuesto, hace hincapié en la lealtad de 
 
28 Antonio Cortijo Ocaña, “El Rey ha muerto? ¿Viva el Rey?” en “Forum: The Genre of the ‘Sentimental 
Romance”, p. 258. 
29 Andrés, el Capellán, Tratado del amor cortés, p. 5. 
30 Ibidem, p. 9. 
31 Ibidem, p. 129. 
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éste hacia los amantes, ya que no es sólo el depositario del secreto, sino que a su vez, 
cumple la función del testigo que se requiere para la legalización de la unión amorosa. 
 Describe como efectos del amor la palidez del amante ante la presencia del ser 
amado, los celos, el temor del enamorado, y el pensamiento constante en la amada. 
 En el siglo XV se desarrolló una valoración sobre la realidad amorosa en que se 
vivía, se suscitaron diversos manuales que trataron de representar al amor como concepto 
filosófico, religioso, político y, por supuesto, sentimental. El amor significó un gozo por el 
sufrimiento experimentado en los amantes llegando a ser una razón de muerte tan válida 
como la misma enfermedad. Cabe mencionar, que el enamorado era juzgado como un ser 
que se encontraba en un estado de padecimiento debido a la inflamación del cerebro 
provocado por el deseo insatisfecho.32 Y si bien, los héroes de ficción sentimental no 
mueren por una causa directa de enfermedad de amor, sí por el suicidio producto del 
fracaso amoroso. 
 La novela sentimental aunque parte directamente del amor cortés, no deja de tener 
características particulares, pues, como hemos dicho anteriormente, en la mayoría de las 
ocasiones no se tratan de amores adúlteros, ni propiamente pertenecientes a la nobleza. 
Cada uno de sus autores, a través de sus narraciones o de tratados especializados, brinda su 
visión referente al amor, describen con detalle sus efectos, sus consecuencias, el 
 
32 Todos los libros médicos medievales tratan de los trastornos mentales, el insomio, el vértigo, el letargo, la 
amnesia, la alucinación, el coma y las distintas variedades de la locura; y entre estas variedades incluyen el 
fenómeno de enamoramiento [...] 
 Aunque entre las autoridades médicas hay numerosas diferencias de detalle, existe un consenso muy 
claro sobre la cura del amor. Ya que esta locura proviene de apetito insatisfecho, hay tres métodos de 
tratarla. El primero y más sencillo es que le sea dada la amante la muchacha a quien quiere. El segundo, es 
reducir algo la inflamación cerebral de amante haciéndolo satisfacer su deseo sexual, aunque sea 
temporalmente, con otra mujer; en las palabras del doctor López Villalobos, “alcahuetes le hagan querer 
señoras”. Si es preciso se puede hacer casar, no con la amada, “le hagan casar con muger”. Finalmente, el 
tercer método, en el que agotan su imaginación los buenos doctores, para producir una diversidad de 
sugerencias extraordinaria, es distraer al enfermo con una actividad totalmente distinta. Cfr. Whinnom, en 
la Introducción crítica a la Cárcel de amor, pp. 13-14. 
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comportamiento correcto de sus participantes e incorporan largos lamentos en contra de 
Venus. La idea principal del amor en estas ficciones se basa en la lealtad de un orden social 
y en la defensa de unos principios religiosos o políticos. Si sus personajes eligen el camino 
del amor sexual siempre obtendrán un destino adverso en castigo al requiebro de las reglas 
sociales, en tanto si lo rehúsan podrán mantenerse intactos. Evidentemente es el caso de 
Laureola quien sobrepone su fama al amor y, el de Gradissa quien ha aprendido de la 
traición de que ha sido víctima la Fiometa y decide rechazar a su amante sin misericordia. 
Aunque pareciera inútil y alejado de nuestro tema hacer una rápida revisión de las 
principales ideas del amor en los demás tratados de los autores del género, nos servirá para 
entender los rasgos que definen a cada uno de los personajes en Grimalte y Gradissa, sin 
duda, en ellos encontramos características de las demás obras sentimentales. 33
 Uno de los pilares del género es Juan Rodríguez del Padrón, quien al traducir las 
Heroidas en su libro titulado Bursario, da la pauta al tono afligido que adquieren los 
protagonistas de estas novelas. En Siervo libre de amor delimita y define los rasgos 
amorosos más específicos, explora la moral de los sentimientos y ciñe los trazos más 
frecuentes que conforman la psicología de los enamorados tal cuales como la tristeza, la 
búsqueda de soledad, la desesperanza, sólo por mencionar algunos. Inicia su tratado 
advirtiendo las desdichas que trae consigo el amor, el lector, de este modo, conoce de 
antemano el final infortunado del auctor: 
 
Amigos, voy a perder 
por bien amar mi alegría, 
los que siguen otra vía 
biven en todo plazer.34 
 
33 Me referiré específicamente a Rodríguez del Padrón, Diego de San Pedro y Juan de Flores que son los 
representantes más conocidos del género. 
34 Rodríguez del Padrón, Siervo libre de amor, p. 20. 
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Brenda Franco La dualidad y las paradojas del amor... 
 
 Divide su obra en tres diversos tiempos “que se refierena tres partes del omne, es a 
saber: al corazón y al libre alvedrío y al entendimiento.” “.La primera parte prosigue al 
tiempo que bien amó y fué [sic] amado”. “La segunda parte refiere al tiempo que bien amó 
y fue desamado”. “La tercera y final trata del tiempo que no amó ni fue amado”.35
 La primera parte se centra en la importancia de la discreción encauzada a la elección 
correcta del confidente, quien al ser el depositario del secreto consigue poner en riesgo la 
felicidad de los amantes. La segunda parte la dedica al entendimiento. A través de la 
soledad y contemplación consigue comprender los pesares que se originan del amor. El 
Entendimiento lo persuade por medio de una lista de los tormentos sufridos por grandes 
amantes de la antigüedad: por ejemplo, el corazón continuamente devorado por “aquel fiero 
buitre”de Ticio amador de Latona; la pena de Ysion, amador de Juno”, a la temerosa rueda, 
cerca delas crueles bestias que no menos se mueven en aquexado movimiento que 
arrebatado curso celestial, donde perpetuamente padecen”; la condena de Periteo , quien se 
robó a Proserpyna, “ a siempre tener una grandísima roca que está sobre su cabeza ya, ya 
por caer”. En la tercera parte, el autor, por libre albedrío, decide continuar sirviendo a 
Venus y convertirse en un “siervo libre de amor”. 
 Padrón, asimismo, escribe Siete gozos de amor donde expone las virtudes deseables 
del amor entre las que destaca la contemplación, la constancia, la atención y servilismo al 
amado a “cualquier ora / ofreciéndole plazer”, la esperanza, y finalmente “amar y ser 
amado/ ell amante en ygual grado. Padrón termina sus gozos especificando las cinco plagas 
del amor: 
La muerte siento venir; 
 
35 Rodríguez del Padrón, op. cit., pp. 13 – 14. 
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del cuerpo no se que hagas; 
muevamente las cinco plagas, 
celos, amor y partir, 
bien amar sin atender, 
amar siendo desamado, 
y desamar no poder, 
pues no te pueden mover 
los gozos que te he cantado.36
 
 Los diez mandamientos del amor siguen la misma línea, están dirigidos a los 
amantes desleales para que enmienden su vida: 
 
Diras a los mal reglados 
amadores desleales, 
a las penas infernales 
que cedo serán juzgados 
si no enmiendan su bevir, 
la mi dicha ley guardando, 
vicios errores desando 
de los que suelen seguir.37
 
 Estos están compuestos de un ejemplo y una enseñanza. En el primer mandamiento 
establece la esperanza en el amor aunque después sea denegada. En el segundo predica la 
lealtad, en el tercero la castidad, en el cuarto la mesura, en el quinto el esfuerzo, en el sexto 
la sinceridad, el séptimo el amor escoltado por la riqueza, el octavo a la soledad, el noveno 
a las obras de gentileza y el décimo lo asigna a la franqueza. 
 En resumen podemos decir que para Juan Rodríguez del Padrón el amor consiste en 
una elección del libre albedrío,38 el cual traerá como consecuencia la desolación. Sin 
embargo, quien acepte este camino deberá mostrar contemplación, esperanza, constancia, 
servilismo, y lealtad, en otras palabras, tornarse en un siervo libre de amor. 
 
36 Rodríguez del Padrón, Siete gozos de amor, p. 96. 
37 Rodríguez del Padrón, Los diez mandamientos de amor, p. 102. 
38 En la historia de Andalier y Liesa, Irena es claro ejemplo del amor entregado por libre albedrío, ya que por 
su propia decisión entrega la llave del candado a Andalier tomando el lugar de una sierva producto del 
amor. 
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 Otro de los principales tratados del amor indispensable para muestro estudio es el 
Sermón39 de Diego de San Pedro, en el que establece como se debe servir a las damas, 
cómo se puede consolar el amante mal correspondido y finalmente de cómo las damas 
deben tratar a sus enamorados. Acentúa la importancia de custodiar la fama femenina: 
“Todo amador deve antes perder la vida que escurecer la fama de la que sirviere, haviendo 
por mejor recebir la muerte callando su pena, que merecerla trayendo su cuidado a 
publicación”.40
 Al igual que en los demás tratados, San Pedro recomienda mesura, honestidad, 
cordura, el esfuerzo acompañado de franqueza, templanza en los deseos y disimulación en 
las pláticas. Considera primordial ocultar la tristeza a los demás, pues podría delatar sus 
pensamientos, “porque diversas vezes las apariencias del rostro son testigos de los secretos 
del coraçon”.41 El secreto también ocupa un lugar esencial, previene que “quien a otro su 
secreto descubre, házele señor de sí. Pero porque no rebiente el que se viere en tal 
estrechura, apártase a lugar solo, y sentado en medio de sus pensamientos trate y participe 
con ellos sus males, porque aquellos solos son conpañía fiel”.42
 En la segunda parte consuela a los corazones tristes, inicia llamando a la razón para 
salir de tal pena; en caso contrario recomienda nunca dejar de servir y querer al ser amado. 
“E si no hallerdes piedad en quien buscáis, ni esperança de quien la quereis, esperad en 
vuestra fe y confiad en vuestra firmeza, que muchas vezes la piedad responde cuando 
firmeza llama a sus puertas”.43 Aún más, insiste en llegar hasta las últimas secuelas 
 
39 Hay quienes afirman que el Sermón de Diego de San Pedro puede entenderse irónicamente; sin embargo, 
San Pedro atiende los elementos presentes en la relación amorosa de la ficción sentimental, en especial, la 
importancia de la honra y fama femenina, por consiguiente nos sirve para la investigación de este trabajo. 
40 Diego de San Pedro, Sermón, p. 174. 
41 Ibidem, p. 175. 
42 Ibidem, p. 177. 
43 Ibidem, p. 178. 
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provocadas por el sufrimiento en servicio a su dama, precepto que nos hace entender la 
actitud necia de muchos de los protagonistas de la novela sentimental, que pese al rechazo 
rotundo de las damas persisten en su mismo cometido; tal es el caso de Grimalte que tras 
las constantes negativas de Gradissa y las pruebas inalcanzables impuestas, él continúa 
sirviéndola. 
 
¡Oh amador! si tu amiga quisiera que penes, pena; e si quisiere que mueras, 
muere; e si quisiere condenarte, vete al infierno en cuerpo y en ánima ¿Qué más 
beneficio quieres que querer lo que ella quiere? Haz igual el coraçon a todo lo que 
te pueda venir. E si fuere bien, ámalo; e si fuere mal, súfrelo; que todo lo que de 
su parte te viniere es galardón para ti. [...] 
E si el suffrimiento cansare y os traxere a estado de muerte, no puedes veniros 
cosa más bienaventurada, que quien bien muere, nunca muere; pues ¿qué fin más 
honrado espera ninguno que acabar debaxo de la seña de su señor por fe y firmeza 
y lealtad y razón? Por donde estava bien un mote mío que dezía: En la muerte está 
la vida.44
 
 En la tercera parte, trata de los pecados que deben remediar las señoras que son 
servidas. Menciona a la soberbia fundada en la belleza; a la avaricia originada al cautivar la 
libertad y la voluntad de sus amantes; la ira que demuestran a sus seguidores y, la pereza al 
no responder los mensajes de estos. Termina con una súplica de piedad para los amantes. 
Cabe mencionar que Gradissa actúa de a cuerdo a este comportamiento reprobado por San 
Pedro como una muestra de desamor, como se verá más adelante. 
 Una de las obras fundamentales dentro del género sentimental y, que nos ayuda a 
comprender la idea del amor que predomina en estos tratados es, indudablemente, la Cárcel 
de amor de Diego de San Pedro. Todos los personajes combaten continuamente entre el 
amor y el buen proceder, se presenta a la muerte como la única salida viable. 
 
 
44 Ibidem, pp. 178-179. 
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 [...] yo soy principal oficial en la casa de

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