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UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ACATLÁN
LA INFANCIA EN DOS CUENTOS DE ANA MARÍA MATUTE,
UN ANÁLISIS NARRATOLÓGICO.
P R O Y E C T O D E T E S I S
P A R A O B T E N E R E L T I T U L O D E :
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURA HISPÁNICAS
 P R E S E N T A :
ANA CECILIA ZAPIEN TREJO.
ASESORA: MAESTRA MARÍA ROSARIO DOSAL GÓMEZ
NOVIEMBRE 2007
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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Índice
Introducción.
1. El autor y su tiempo.
2. El cuento español de la posguerra.
3. Metodología para el análisis de los cuentos de Ana María Matute: “La 
razón” y “La isla” de Ana María Matute.
4. Análisis narratológico de los relatos: “La isla” y “La razón”.
Conclusiones.
Bibliografía.
Introducción
 El objetivo del presente trabajo es analizar la infancia, como un leit-motiv, en la 
obra cuentística de Ana María Matute utilizando una metodología diferente a la de 
las investigaciones precedentes sobre la autora. La narratología, permitirá 
encontrar como el espacio, el tiempo y el personaje pueden plantear diversas 
soluciones del mismo tema (la infancia) en el campo literario. Ello también hará 
posible encontrar la propuesta de Ana María Matute frente a la infancia.
 La presente investigación se dividirá en cuatro capítulos. Como la producción 
literaria de un escritor no se da al margen de su realidad social (su obra casi 
siempre tiene rastros de sus experiencias vitales) es necesario circunscribirlo a la 
época a la cual pertenece. Por ello, con el objetivo de conocer el contexto histórico 
de la autora, en el primer capítulo se realiza un acercamiento hacia su biografía y 
hacia su experiencia histórica. 
 Este primer capítulo, se divide en tres puntos importantes. Primeramente, el 
panorama histórico de la época de Ana María Matute; este punto se limitará a 
tratar brevemente sólo los dos acontecimientos más relevantes en la vida y en la 
obra de dicha escritora: la Guerra Civil Española y el Franquismo. Al abordarlos, 
sobre todo el primero de estos temas, el estudio se limita a dos ciudades de 
España: Barcelona y Madrid, donde la autora ha pasado gran parte de su vida. 
Los estudios sobre estos temas son abundantes y, la mayor parte de ellos, se 
remontan al siglo XIX. Para la presente investigación se han seleccionado sólo 
cuatro de las fuentes más claras y específicas.
 El segundo punto de este primer apartado se refiere a la vida de la escritora y 
aunque hay muchos episodios interesantes, sería poco pertinente hablar de todos 
ellos, porque para esta investigación es prioritaria su obra, sin embargo, algunas 
de sus experiencias de vida son importantes (sobre todo para temas como la 
soledad y la infancia), por lo cual en este apartado sólo se abordan los aspectos 
más relevantes, que se reconocen por afectar directamente su creación literaria. 
(Para abordar este punto se ha seguido la propuesta proporcionada por la crítica 
literaria, las entrevistas y las confesiones de la autora). El tercer punto da cuenta 
de la cronología que sigue la obra de la autora. 
 El segundo capítulo, El cuento , se divide en cuatro secciones en las cuales se 
realiza una breve contextualización de la obra de Ana María Matute, partiendo de 
la situación del género después de la Guerra Civil española, ya que la mayor 
parte de sus textos los realizó y los publicó en España al finalizar la guerra y, de 
igual forma, allí algunos de ellos fueron censurados. 
 En la última sección, se aborda uno de los conceptos básicos para el desarrollo 
del presente trabajo la “infancia”. Este término, como bien enfatizan varios 
autores, es de difícil definición y por ello, se hará una aproximación hacia dicho 
concepto. La infancia se ha estudiado sobre todo desde el punto de vista 
psicológico y pedagógico. El propósito de este trabajo no incluye ninguna de estas 
dos perspectivas, por lo que para definir el concepto ”infancia” , el trabajo de 
Buenaventura Delgado Criado servirá como base para la aclaración de este 
concepto.
 En el tercer capítulo se realiza la exposición de la metodología utilizada: la 
narratología. Entre los teóricos que han trabajado este tema figuran A. J. Greimas, 
C. Bremond, R. Barthes, G. Genette, y, en México, Luz Aurora Pimentel. 
Primordialmente, se tomarán como base las aportaciones a la narratología de Luz 
Aurora Pimentel en sus textos El relato en perspectiva y El espacio en la ficción. 
Estudio de ficciones espaciales y, cuando se requiera, se extraerá información 
necesaria de otros autores. Se desglosan aquí tres elementos: el espacio, el 
tiempo y el personaje.
 Finalmente, en el último capítulo de este trabajo, y tomando como base lo 
expuesto en los apartados precedentes, se realizará el análisis de los textos 
seleccionados: “La isla” y “La razón”. Estos dos relatos, se agrupan en Tres y un 
sueño, publicado por la editorial Destino en 1961. El motivo de esta elección es el 
siguiente: Ana María Matute es una escritora preocupada desde el principio de su 
carrera por los niños, y ha realizado diversos cuentos infantiles en donde, muy 
frecuentemente, la infancia también funge como tema y logra así convertirlo en 
una constante de su obra. 
 Ahora bien, buena parte de la obra de Ana María Matute se ve afectada por la 
experiencia de la guerra, aspecto estudiado por críticos de literatura. Sin embargo, 
en los relatos “La isla” y “La razón” no sólo se manifiesta esta experiencia, sino 
que en ellos la autora también expresa su opinión frente a la infancia, lo cual no 
ocurre en el resto de sus obras pues ellas, generalmente, reflejan sólo las 
experiencias y los deseos de los niños; además, en estos relatos, se manifiesta 
otra de las vertientes de la obra de Ana María Matute, la unión del mundo real con 
el mundo fantástico y de ahí el interés por estudiar estos dos relatos. De acuerdo 
con el objetivo del presente trabajo, en los relatos seleccionados se analizarán los 
siguientes puntos: el espacio, el tiempo y el personaje.
 En el relato “La isla” el personaje principal, al no sufrir la pérdida de la infancia 
se ve marginado, al grado de ser exiliado del mundo real y desconocido por el 
mismo. Según Luz Aurora Pimentel, todo esto se refleja en el espacio, uno de los 
elementos del relato más importantes, ello hace necesario profundizar sobre él y 
de igual manera, analizar el tiempo, pues ambos son indisolubles, para poder 
observar la solución del tema “infancia” en dicho relato.
 Contrariamente, en el relato “La razón”, el elemento más importante es el 
personaje (principal), en él se encarna la infancia y por medio del mismo la autora 
presenta una solución diferente al mismo tema presente en “La isla”, la infancia. 
Para poder observarla se analizará en este relato al personaje.
 Así como la crítica ha señalado temas recurrentes en la obra de Ana María 
Matute, también ha hecho énfasis en el estilo de la misma, remitiéndolo siempre al 
lenguaje poético y, en algunos casos, lo han juzgado inapropiado para la prosa o 
bien, exagerado. Sin embargo, según Luz Aurora Pimentel, el estilo de una obra 
significa más que exageración pues, pormedio de él, un autor expresa su punto 
de vista sobre el mundo y manifiesta una postura ideológica.
 Los relatos aquí seleccionados no están exentos de la marca poética que Ana 
María Matute ha dejado plasmada en casi todos sus relatos, primordialmente 
cuentos y novelas (exceptuando escasamente algunas de sus novelas 
testimoniales y tremendistas). Sin embargo, no se ha estudiado el estilo en ellos y, 
por esta razón, para concluir, es importante analizarlo.
 Ahora bien, pese a ser Ana María Matute una de las escritoras más 
importantes de la posguerra española (así lo afirma José María Valverde) no 
abundan los estudios sobre su obra y por ello este trabajo aspira a resaltar lo 
valioso de sus cuentos.
 No obstante, es importante tener presentes las fuentes documentales 
referentes al trabajo literario de la autora. Se encuentran investigaciones e 
interpretaciones, en las cuales se han analizado sus novelas y sus cuentos. Hasta 
donde se ha tenido la posibilidad de obtener información para el desarrollo del 
presente trabajo, los documentos encontrados han sido realizados por 
universidades españolas, sobre todo en la Universidad Complutense de Madrid 
(editora de un número de la Revista Compás de Letras, dedicado a Ana María 
Matute). Desafortunadamente, este material no está a nuestro alcance.
 También se tiene presente el trabajo realizado por la Universidad de Boston en 
los Estados Unidos de Norteamérica, pues gracias a él esta universidad resguarda 
en su biblioteca, como un merecido honor, importantes facsímiles del trabajo de 
Ana María Matute.
 En la presente investigación también se consideran los trabajos críticos de 
escritores e investigadores españoles y las tesis de licenciatura realizadas por 
estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional 
Autónoma de México. 
 Por otra parte, están los estudios críticos sobre la obra de Ana María Matute, 
entre ellos se encuentran los elaborados por: Gonzalo Torrente Ballester, Óscar 
Barrero Pérez, Eduardo Tijeras, Epicteto Díaz Navarro, José Ramón González, 
Joaquín de Entrambasaguas, María del Pilar Palomo, Ana María Puértolas 
Villanueva y José María Valverde. La mayor parte de estos trabajos son sólo 
introducciones monográficas, primordialmente, sobre sus novelas, con excepción 
de los estudios de Oscar Barrero Pérez, Eduardo Tijeras y Epicteto Díaz Navarro, 
que se orientan hacia el género cuentístico. Sin embargo, no dejan de ser trabajos 
muy breves, como lo señala el propio Eduardo Tijeras.
 En México, hay pocos estudios sobre la obra de Ana María Matute, dentro de 
los conocidos se encuentran principalmente, los mencionados trabajos de tesis, 
en ellas se han estudiado diversos temas como la infancia, la soledad y la guerra, 
basándose en el análisis de las siguientes obras: Primera memoria, El polizón del 
Ulises, Caballito loco, Carnavalito y Olvidado rey Gudú.
 El primer trabajo de investigación “tesis” localizado data de 1976, se titula 
Cuentos infantiles de Ana María Matute, la autora es María Margarita Ávila 
Aldrete, ella analizó los siguientes textos: El polizón del Ulises, Caballito Loco y 
Carnavalito. En este análisis la autora utiliza un método temático y maneja tres 
temas básicos: la soledad, la incomunicación y los problemas sociales. Aquí se 
propone la soledad como libertad y también como un mundo interior que se 
enriquece. El trabajo consta de treinta y cuatro cuartillas (incluyendo conclusiones 
y bibliografía) y se divide en tres apartados. El primero recibe el nombre de 
Consideraciones sobre literatura infantil y se divide en: “Generalidades” y “La falta 
de interés por la lectura”. En el segundo apartado, “Los cuentos de Ana María 
Matute”, desglosa los siguientes temas: “La soledad y su conocimiento del niño y 
su preocupación por él” . El tercero y último apartado contiene el análisis de los 
textos anteriormente citados.
 El segundo trabajo de tesis lo realizó en 1985 María Hernández Sánchez con el 
título: El trauma de la Guerra Civil en Ana María Matute. El objetivo de esta 
investigación fue presentar un acercamiento a la obra de Ana María Matute a 
través del análisis de la novela Primera Memoria. Realizó un análisis temático y le 
dio un enfoque historicista y sociológico. Este trabajo consta de ochenta y cuatro 
páginas y se divide en cuatro partes. La primera recibe el nombre de Contexto 
sociopolítico y en ella la autora realiza un panorama histórico desde el final de la 
antigua monarquía hasta la dictadura franquista. En la segunda parte Contexto 
literario explora desde la Generación del 98 hasta la Generación de Medio Siglo 
Española. La tercera parte Ana María Matute y su obra literaria profundiza sobre la 
vida de la autora, sus obras publicadas, la clasificación de ellas y la opinión de los 
críticos. La última parte del trabajo se centra en el análisis de Primera Memoria y 
se analizan tres elementos de la obra: temática de la novela, recursos literarios y 
narrador y personajes.
 La última investigación de tesis sobre la obra de Ana María Matute la realizó 
María Alejandra Pérez Bucio en el año 2005 bajo el título El mundo de la infancia 
en Olvidado Rey Gudú de Ana María Matute. En este trabajo la autora estableció 
como objetivo el examen del universo infantil de dicha novela, se trata de un 
análisis temático sustentado en el trabajo de algunos investigadores. No aclara en 
cuales investigaciones se basó para sustentar la suya. Realiza un análisis de la 
infancia en el que se limita a explorar diversas manifestaciones de ella, la infancia 
pérdida, la infancia en la guerra, los niños sin infancia, la infancia enterrada, la 
infancia manipulada, los niños verdaderos y los niños especiales. 
 Como puede observarse, la mayor parte de los trabajos encontrados se 
mantienen sobre una línea temática dejando del lado los elementos narratológicos 
de los textos, los cuales, sin lugar a duda guardan una estrecha relación con el 
tema de los relatos. Por este motivo, para la presente investigación es vital 
elaborar un análisis de carácter narrativo sin dejar de lado la importancia del tema, 
aunque éste no constituya el punto central de este trabajo. De esta manera se 
logra apreciar la obra de Ana María Matute desde un punto de vista diferente, 
sobre todo, enfatizando y profundizando la construcción literaria del tema que 
presentan.
1. El autor y su tiempo
 El objetivo de este capitulo es conocer el contexto histórico de la autora, pues la 
producción literaria de un escritor no se da al margen de su realidad social, su obra casi 
siempre tiene rastros de sus experiencias vitales. Por ello es necesario ubicar su 
producción literaria.
 Este primer capítulo está dividido en dos apartados: el primero es el panorama 
histórico de la época de la autora. Como ella aún vive éste sería demasiado extenso, 
por ello, en el presente trabajo se ha limitado a tratar brevemente sólo los 
acontecimientos más trascendentales en la vida de la autora, ellos son: la Guerra Civil 
Española y el Franquismo.
1.1 Breve panorama histórico de España (1936-1975)
Barcelona
Históricamente la ciudad de Barcelona, capital de la comunidad autónoma de Cataluña, 
ha sido importante por varias razones: al estar ubicada muy cerca del Ebro se convierte 
en una zona muy propicia y afortunada para el fomento y desarrollo de la agricultura; 
sin embargo, su problema radicaba (antes de los años treinta) en que no recibía el 
apoyo necesario por parte del gobierno y al mismo tiempo sólo se favorecía a los 
acaudalados del campo; esto constituyó un problema para los regímenes monárquico y 
republicano, por ello la segunda República no podía evitar heredarlo y, como 
consecuencia, se dieron una serie de manifestaciones por parte de los campesinos 
buscando condiciones laborales más justas. Esto obligó a Manuel Azaña (entoncesel 
Presidente en turno) a aprobar la reforma agraria en 1932, con ésta se buscaban 
mejores condiciones para la producción y el beneficio tanto de patrones como de 
campesinos. Al tomarse esta decisión el pueblo tuvo momentos de calma aunque no de 
conformidad; así pues, una de las razones que hicieron importante a Cataluña fue la 
agricultura. 
 También es conveniente mencionar su ubicación, pues al ser una ciudad portuaria 
permitió el desarrollo del comercio a través del Mediterráneo, mismo que la convierte en 
2
una zona estratégica, tan es así que jugó un papel muy importante durante la rebelión 
armada de 1936 pues, a través de dicho mar, Franco, por compartir la tendencia 
fascista, recibió la ayuda de Italia . 
 La última característica importante es la industria, misma que la distinguió del resto 
de España antes de la guerra: 
 (...) : la industria , limitada a Cataluña y Asturias, es todavía un elemento secun-
 dario y la pequeña empresa impera con el artesano; la burguesía española, fru-
 to del subdesarrollo, no puede convertirse en clase dominante, sobre todo a es-
 cala nacional donde está enfrentada a los latifundios del Sur o a Castilla. Es pues
 partidaria del particularismo, incluso en Cataluña donde es la más poderosa. (...)1
 La cita anterior pone en evidencia la relevancia de Cataluña sobre todo al tener la 
industria más desarrollada para esos momentos, pues entonces España comparada 
con el resto de Europa era arcaica en sus sistemas de producción, mismos que 
repercutían en la economía y en la vida de sus habitantes. De la misma manera es 
importante subrayar la presencia de la burguesía, pues ésta se interesaría 
posteriormente en constituirse autónoma.
 Estas condiciones hacen de Cataluña una zona importante para España; sin 
embargo, para el gobierno de Azaña presentaba simultáneamente al problema agrario 
el problema de la autonomía, tan es así que el llamado Estatuto Catalán y la Reforma 
agraria se aprobaron el mismo año.
 El 10 de septiembre de este año de 1932 fue aprobado el Estatuto de Cata-
 luña (...), Cataluña era declarada autónoma; el catalán se convertía en 
 lengua oficial, lo mismo que la española; los derechos indivisibles para los
 catalanes eran los mismos que los que aseguraba la Constitución de la 
 República de 1931; el órgano de gobierno sería la Generalidad (...). La
 justicia municipal se entregaba plenamente a los nuevos poderosos de la 
 Generalidad. 2
 Señalar lo anterior es preciso, pues ello permitió a Cataluña conformarse de una 
manera diferente al menos en algunos aspectos como lo fueron la cultura y la 
educación :
 
1 Max Gallo. Historia de la España franquista. p. 25
2 Pedro Aguado Bleyo y Cayetano Alcázar Molina. Manual de Historia de España. p. 909
3
 
 (...) La Universidad de Barcelona se convirtió en autónoma, (...), la Generalidad
 quedaba autorizada para fundar toda clase de centros culturales, independientes 
 del Estado Español, y también las bibliotecas, archivos, museos y monumentos
 artísticos y arqueológicos quedaban bajo la custodia de los nuevos poderes del 
 realmente recién nacido Estado de Cataluña. El traspaso de servicios del Estado
 español al catalán se hizo durante el año de 1933. 3
 Pocos años después de la aprobación del Estatuto Catalán, el 19 de julio en el 
caso específico de Cataluña estalló la Guerra Civil y, según Ramón Tamames, 
Barcelona desempeñó un papel fundamental al ser de las regiones leales a la 
República, entre las cuales se encontraba también Madrid:
 El alzamiento fracasó en la mayor parte del país fundamentalmente por la oposi-
 ción que la clase obrera mostró a favor del gobierno del Frente Popular. En este 
 sentido, Barcelona, Madrid, la flota y una buena parte de la aviación fueron los 
 puntos básicos que impidieron el propósito de una rápida victoria de los militares.4
 En Barcelona lograron vencer a los militares rebeldes contra la República, gracias a 
que la Guardia Civil, la Guardia de Asalto, los obreros de la UGT (Unión General de 
Trabajadores) y de la CNT (Comisión Nacional de Trabajadores) se unieron formando 
un gran grupo, debido a que la mayor parte de la población (incluyendo a la Guardia 
Civil y a la Guardia de Asalto) se mantuvo en apoyo de la República, pues, en una gran 
parte de España los miembros de dichas organizaciones desertaban y se enlistaban en 
los ejércitos “nacionalistas”.
 Barcelona ofreció una resistencia tan fuerte que no fue tomada, o más bien no se dio 
por rendida hasta el 26 de enero de 1939 tras un mes de bombardeos italianos:
 
 Comenzada el 23 de diciembre, la ofensiva es coronada por el éxito. El frente del 
 Segre, cede. Las tropas republicanas están fatigadas, la aviación no existe o re-
 sulta ineficaz, las armas faltan. Día tras día Barcelona es bombardeada por la avia-
 ción italiana; los voluntarios fascistas de Gambara conquistan éxitos (...). Barcelo-
 
3 Pedro Aguado Bleyo y Cayetano Alcázar Molina. Op. cit. p. 909
4 Ramón Tamames. La República. La Era de Franco. p. 237.
4
 na no será el Madrid de 1936. No está dispuesta a batirse en este mes de enero 
 del 39, mientras por todas partes nazis y fascistas obtienen éxitos. El 26 de enero 
 la ciudad es ocupada sin combate. 5
 Después de la rendición, en Barcelona el ambiente fue desastroso y desolador 
para los combatientes y refugiados republicanos:
 (...): decenas de millares de refugiados, niños, viejos, mutilados, mujeres y tam-
 bién combatientes, desertores, huyen a Francia, franqueando puestos fronterizos
 abrigados con cobertores, con caras de trazos recios, fatigados, sucios y misera-
 bles como es la cara de los vencidos. Reagrupados, internados por las autorida-
 des francesas, (...) 6
 Para los que no se quedaron en Barcelona vino entonces el exilio a diversos países:
 Empezó de este modo el calvario político de los españoles. Para muchos terminaría
 en el enrolamiento en la Legión Extranjera francesa, en los campos de concentración
 o en los trabajos forzados en la Alemania nazi, o en la emigración a Hispanoamérica
 y fundamentalmente a México, Venezuela y Argentina (...) 7
 Por último no se debe pasar por alto que en Burgos el 5 de abril de 1939 se abolió 
el Estatuto Catalán.
El caso Madrid
Madrid era, como hasta hoy, la ciudad capital de España, por esto, según Ramón 
Tamames, se convirtió en la meta de los nacionalistas. Ello les permitiría instalar allí el 
nuevo régimen y de esta manera se iría propagando por el resto del país; sin embargo, 
Madrid al igual que Barcelona era una zona de gran control republicano e incluso 
estaba más protegida que Barcelona, lo cual impidió a los “nacionalistas” tomarla 
rápidamente.
 
5 Max Gallo. Op. cit. p. 70
6 Ídem. p. 71
7 Ramón Tamames. Op. cit. p. 296
5
 Al comienzo de la guerra, Madrid había ofrecido resistencia y, por ello, aún había 
esperanza para la República, pero después de la caída de Barcelona ya no tenía en 
quién apoyarse para seguir luchando y se convirtió en el único lugar donde la República 
tenía todavía un conglomerado de tropas. Ante esta situación no tuvo ya demasiadas 
opciones u oportunidades y el 12 de marzo al disolverse la resistencia, fue llamada a 
negociar. El 28 del mismo mes, las fuerzas nacionales entraban en Madrid sin ningunaconfrontación y como en el caso de Barcelona, aquellos que pudieron salir del país lo 
hicieron inmediatamente. Después se dio por terminado el conflicto con los 
“nacionalistas” como triunfadores: “ El 1° de abril de 1939, en el tan conocido parte 
militar, Franco daba cuenta de la terminación de la Guerra Civil: << En el día de hoy, 
cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos 
objetivos militares.>>” 8 
 Una vez terminada la guerra, que otorgó el triunfo a los nacionalistas, comenzó un 
periodo conocido como franquismo, porque fue instaurado bajo las órdenes del General 
Francisco Franco, quien se convirtió en el Jefe de Estado, cargo que mantuvo desde 
1939 hasta 1975. En este nuevo régimen el Jefe de Estado era lo más importante:
 (...) conviene subrayar que siendo el Estado español franquista desde su mismo naci-
 miento una sola << unidad de poder>>, el poder tradicionalmente conocido como Eje-
 cutivo –que de hecho absorbió a los otros dos- fue siempre el decisivo. Y por ello, lo 
 que fue acaeciendo en el Ejecutivo, en los sucesivos gobiernos, es lo que en fin de 
 cuentas determinó al resto del devenir político. 9
 Esta etapa de la historia española se caracterizó principalmente por ser altamente 
represiva y ello se mostró claramente desde la declaración del fin de la guerra, pues, 
aunque ésta se había dado por terminada, continuaba la persecución y exterminación 
de los republicanos y con ello de los restos de la República :
 Se depura, se denuncia, se arresta, se tortura a veces y se fusila. En las ciudades
 y en sus barrios, equipos de los Servicios de Investigación falangista buscan a los 
 que se han distinguido durante el periodo republicano. Cuando se detiene a cual-
 quiera fuera de su lugar de residencia, se remiten su nombre y sus características,
 
8 Ramón Tamames. Op. cit. p.299
9 Ídem. p. 457
6
 allá donde es conocido, con el fin de que pueda ejercerse la justa venganza. El
 principio es estirado hasta el límite: (...) 10
 
 Al respecto Salvador de Madariaga menciona que la represión se dio desde el 
comienzo de la Guerra organizada de manera muy discreta, aunque no ligera, 
castigando así a todos los simpatizantes de cualquier actividad política fuera del 
régimen establecido y se reglamentó hasta el final de la misma en la ley del 9 de 
febrero, también conocida como “Ley de responsabilidades políticas” :
 
 (...) castiga (en ciertos casos con la muerte) toda suerte de actividad política fuera 
 del régimen, con efecto retroactivo hasta 1934, y en particular declara reo a toda per-
 sona que haya ejercido un cargo cualquiera bajo la República a partir del día en que
 comenzó la guerra civil. Pero este mismo límite no es seguro.11
 Fortaleciendo el régimen se creó la llamada “Carta del Trabajo” el 3 de marzo de 
1938 y en ella se menciona lo siguiente:
 (...) no permite más que los sindicatos organizados por la Falange que se apoderaron
 por la fuerza del activo de los sindicatos obreros. Estos sindicatos de la Falange son
 organismos gubernamentales y sus mandones instrumentos del gobierno, que los 
 nombra. Está prohibida y castigada toda propaganda que no emane de este siste-
 ma oficial. El código penal (artículo 222) asimila a las huelgas a la sedición.12
 El ámbito educativo y de la cultura no podía ser la excepción a estas
transformaciones. Desde 1938 se había creado el Ministerio de Educación Nacional, 
que incluía los servicios de prensa y censura, su objetivo era desmantelar todas las 
estructuras educativas creadas durante la segunda República. La llamada Reforma 
educativa se dio desde el nivel primaria hasta universidad y se suprimieron los 
beneficios proporcionados por la República a Cataluña y al País Vasco:
 (...). Suprimió el laicismo, la coeducación y la enseñanza —en las regiones bilingües —
 en lengua vernácula. Asimismo se introdujo una rápida censura en los libros de texto
 y en toda la clase de actividades culturales.13
 
10 Max Gallo. Op. cit. p. 87
11 Salvador de Madariaga. España. p. 519
12 Ídem p. 519
13 Ramón Tamames. Op. cit. p. 549
7
 La Ley de prensa (conocida también como la ley del 22 de abril de 1938) 
encomendaba al Estado la organización, vigilancia y dirección de ésta, para ello había 
un ministro que seleccionaba al personal de su agrado y en cualquier momento podía 
despedirlo, sobre todo si no compartía sus opiniones: “ (...). Preceptos <<legales>> 
estrictos subordinan las opiniones que el periódico expresa al modo de Pensar del 
ministro con severas sanciones en caso de disidencia. “ 14 
 Aunado a lo anterior, y utilizando la ley anteriormente citada, el Estado podía 
censurar libremente todo: libros, revistas, periódicos, cintas cinematográficas, 
manuscritos, partituras musicales y radio; de la misma manera, y por orden de la Ley 
del 16 de septiembre de 1937, se expurgaron las bibliotecas destruyendo todo lo que 
pudiera atentar contra el Estado y, finalmente, para permitir la importación de libros 
debían ser aprobada por los siete elementos de revisión o censura:
 (...). No se permite la importación de libro alguno sin licencia del Ministerio de Gober-
 nación; y para circular en España todo libro tenía que pasar las censuras de las auto-
 ridades siguientes: la Iglesia, el director general de Propaganda; los tres Ministerios 
 bélicos, el Estado Mayor Central; el director general de Asuntos Marroquíes.15
 Según Ramón Tamames así como se reprimieron las propuestas educativas de la 
República, se dio paso a una educación conformada por religión, formación política y 
educación física (en el caso de la educación secundaria y superior). Se consideraban 
peligrosos los libros de historia, filosofía y literatura, lo cual ocasionó una doble censura 
(civil y eclesiástica), se satanizaron ideologías como el marxismo, el existencialismo y 
otras corrientes de pensamiento y, de la misma manera, la educación se hizo clasista:
 El acceso a la Universidad y las escuelas técnicas sólo era posible en la práctica para
 las clases media y alta, que como única disyuntiva podían elegir algunos de los estu-
 dios superiores de las ordenes religiosas, y especialmente de la compañía de Jesús en 
 en centros como el ICAI, en Madrid, y la Universidad Comercial de Deusto, en Bilbao. 
 Estudiar en el extranjero, durante todo el decenio 1941-1950, fue algo casi totalmente 
 impracticable. (...) 16
 
14 Salvador de Madariaga. Op. cit. p. 520
15 Ídem. p. 520 
16 Ramón Tamames. Op. cit. p. 551
8
 Como la cultura estaba muy ligada a la educación y a la investigación tuvo la misma 
suerte que ellas y precisamente por ello era controlada por la censura; en el teatro se 
prohibieron las obras de autores exiliados o muertos durante la guerra.
 Según Max Gallo en la década de los 50 la censura seguía siendo muy fuerte o 
como él la llama “todopoderosa”, repercutía en la enseñanza y en el papel de los 
intelectuales. Yo añadiría a estos elementos, y a manera de comentario, también la 
producción literaria de la época. El mismo autor hace un señalamiento muy interesante, 
pues, menciona cómo, ante esta situación, y luego ya de varios años de franquismo, los 
intelectuales tomarían otra postura buscando una renovación y yendo contra la 
estructura educativa establecida:
 Pero por caminos distintos, esta posición intransigente rechazadaya en España
 como problema es atacada. En pequeñas revistas como La Hora de Ma-
 drid y Revista de Barcelona se percibe que los jóvenes intelectuales no están
 más dispuestos a hacer nacer la España de 1936 o de 1939. Descubren que 
 antes de la Cruzada había otra España, imposible de retoñar o de negar. Por
 este regreso a las fuentes, toman también el camino de la crítica del presente
 y del clima intelectual existente en España, lleno de censuras y de proscripciones
 contra los hombres más reputados de las letras, de las artes y de la filosofía. (...)17
 
 En la novelística, la mayor parte de la producción se realizó en el exterior de España:
 
 
 En la novela, aparte de algunas pervivencias de la generación del 98, lo principal 
 de la labor española, de esta primera etapa de la postguerra se realizó sobre todo
 en el exterior (...). El premio Eugenio Nadal de una editorial de Barcelona, dio a luz
 nuevos novelistas como Sebastián Juan Arbos, Carmen Laforet, Miguel Delibes y 
 José María Gironella, que mostraron una intención renovadora después no siem-
 pre confirmada. La novelística española sobre el gran suceso de nuestro siglo 
 —la guerra civil 1936/1939— se haría esperar, por razones obvias, hasta muy 
 avanzada la década de 1950. 18
 
 En el periodo de 1951-1956, nuevamente se dieron cambios educativos. En éstos 
disminuyó un poco el dogmatismo y el centro dirigente de todas las instituciones 
 
17 Max, Gallo. Op. cit. p.290
18 Idem. p. 554
9
educativas empezó a perder fuerza sobre todo en la universidad, en la cual se 
realizaron posteriormente acciones contra el poder:
 (...). Los problemas se agudizaron, pues a las tradicionales reivindicaciones políticas (...).
 la Universidad, problema de difícil solución en todo el mundo, se veía especial-
 mente agravado en España. Los centros de enseñanza superior –y sobre todo los de 
 Barcelona - estaban en situación convulsiva semipermanente. En este trance Lora cesó 
 en su cargo en mayo de 1968, para dar paso a José Luis Villar Palasí padre de la ley Ge-
 neral de Educación de 1970.19
 
 La última fase que va de 1956 a 1975 fue muy importante, pues en ella hubo 
renovación y la cultura se hizo más difundida :
 (...) se produjo un movimiento renovador, y, sobre todo, una más amplia difusión de 
 la cultura: una expansión, por ejemplo, del teatro como espectáculo. (...) fueron las
 versiones y adaptaciones extranjeras (Brecht, sobre todo) las obras de mayor éxito;
 así como las reposiciones de Valle Inclán y García Lorca. Además de confirmarse 
 plenamente Buero Vallejo (con obras como <<El tragaluz>>, <<La fundación>>, (sic)
 etc.) y surgir nuevos valores como Lauro Olmo, Antonio Gala, etc. 20
 En literatura aparecieron: Rafael Sánchez Ferlosio, Ramón J. Sender y Juan 
Goytisolo; en el cine, Luis Buñuel. En esta época ya se permitió la impresión de 
diferentes textos y en grandes cantidades; sin embargo, la censura seguía siendo muy 
fuerte. Otra modificación sufrida durante este periodo fue en la religión en 1967, pues 
se declaró la libertad de culto.
1.2. Ana María Matute 
 Ana María Matute Ausejo nació el 26 de julio de 1926 en Barcelona, fue la segunda 
de cinco hijos, su madre era castellana y su padre catalán, por ello pasaban la mitad del 
año en Barcelona y el resto en Madrid. Al pasar el tiempo, confiesa la autora, esto se 
transformó en un descontrol para ella y para sus hermanos:
 Esto llegó a ser para nosotros algo desastroso porque nos partían por la mitad las tímidas
 e incipientes amistades en el colegio. Siempre éramos los niños de ninguna parte. En Ma-
 drid éramos los catalanes, y en Barcelona los madrileños. La infancia es más larga que la
 vida.21
 
19 Ramón Tamames. Op. cit. p.557
20 Ídem. pp. 561-562
10
 Según los biógrafos nació en una familia “acomodada” , pues su padre era poseedor 
de una fábrica de paraguas heredada familiarmente y con este negocio se podía 
proveer a los Matute no sólo de lo necesario: 
 Nacida en el seno de una familia acomodada -el padre tenía una fábrica de paraguas-
 en Barcelona- la niña Ana María Matute ignoró el mundo del hambre y la desposesión
 hasta que la guerra civil española sacudió los cimientos de la sociedad que, hasta en-
 tonces, habían parecido inconmovibles, y desgarró las entrañas del país (...) 22
 Ana María Matute confiesa, que no fue nunca una niña feliz, pues le faltó la 
comprensión, la ternura y el cariño de su madre quien estaba más ocupada por sus 
compromisos sociales, “(...). La verdad es que durante mi infancia yo la sentí poco, fue 
como si en cierta manera no la hubiera tenido.(...)”23 En cambio su padre se ocupaba 
mucho de ella y le contaba las historias que escuchaba cuando iba de viaje. 
 Esas historias (contadas por su padre) combinadas con los relatos de la tata y de la 
cocinera fueron la introducción a su afición e interés para empezar a crear sus propias 
narraciones.
 La <<tata>>, según la escritora, era originaria del País Vasco, así pues, los cuentos 
que llegaba a contarle pertenecían a la tradición popular de dicha región y la cocinera 
(Isabel Bartolomé) era originaria de Ávila. Para Ana María, era parecida a un personaje 
de novela. En el libro La voz del silencio Ana María comenta que los cuentos de la 
<<tata>> no le gustaban; no eran emocionantes sino, “muy sobrios” y además, ella no 
era muy buena contándolos. Por el contrario, los cuentos de la cocinera le parecían de 
sueño, muy hermosos y abundantes. Actualmente, la escritora reconoce todo esto 
como motivo de su inclinación hacia los cuentos:
 Los orígenes de su interés por el cuento, según ha recordado la escritora, están
 en su experiencia de niña al escuchar los relatos que le contaban su abuela u 
 otras personas. Esa fascinación como oyente hace que en ocasiones la técnica,
 la estructura de sus relatos parta de la tradición oral.24
 
21 Marie Lise Gazarian Gautier. Ana María Matute. La voz del silencio. p.34
22 José Más. Fiesta al Noroeste. p.11
23 Marie-Lise Gazarian Gautier. Op. cit. p.59
24 Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González. El cuento español en el siglo XX. p.146
11
 De niña asistió a un colegio de monjas y ella misma comentó en una entrevista que 
los cuentos infantiles (en especial los de Andersen) y la escritura se convirtieron en su 
refugio, pues no había aprendido a hablar muy bien para la edad que tenía, por su 
tartamudez. Esto la llevó a comenzar a escribir desde la edad de cinco años 
(actualmente ya se pueden consultar estos textos editados en Martínez Roca en el año 
2002 bajo el título de Cuentos de Infancia, ejemplar en el cual aparece su producción 
literaria desde los cinco hasta los catorce años). Los cuentos escritos en esta etapa de 
su vida, explica la autora, los dedicaba a su hermano más pequeño, José Luis. Sobre 
dicho ejemplar menciona lo siguiente a su entrevistadora (Trinidad de León Sotelo) : 
“Los originales de los cuentos de infancia que van a conocerse en 2002 se encuentran 
en la Biblioteca de la Boston University. Comenta la autora que la editorial que los 
publica se los pidió y ella dijo sí. «Me ofrecían una cantidadsustanciosa, dice con 
picardía, y como yo vivo de esto, pues...» “ 25
 Tiempo después en una entrevista con Marie Lise Gazarian Gautier afirma que 
prefirió dejarlos a la luz de lectores y académicos (sobre todo estudiantes), porque 
resultaban más útiles que estando guardados en su casa .
 Los biógrafos comentan también la pequeña revista llamada Sybil, realizada por Ana 
María a los diez años y de la cual los facsímiles se encuentran, como los cuentos de 
infancia, en la Universidad de Boston:
 Se llamaba Shibil y me dedicaba a ella en cuerpo y alma. Mis hermanos y primos esperaban
 con impaciencia que yo acabase para poder leerla. Incluso dibujaba un anuncio de la fábrica
 de paraguas que tenía mi padre para que pareciera más de verdad.26
 A la misma edad realizó también la novela Sowka “(...), también creó una revista 
llamada Sybil; ésta giraba en torno a un personaje homónimo. A los catorce años, 
terminó de escribir su primera novela Sowka(...) “27 Aparte de los textos publicados 
como Cuentos de infancia, escribió también las Aventuras de Juanito y un relato 
llamado Florindo y los mundos ignorados, ambos inéditos. 
 
25 Trinidad de León Sotelo. Ana María Matute: «La imaginación, como la inocencia, es una maldición que se paga 
cara», publicada en ABC 20/10/02 en http://www.escritoras.com/indice/escritora.asp?Ella=matute
26 Marie Lise Gazarian Gautier. Op. cit. p.83
27 Joaquín de Entrambasaguas y María del Pilar Palomo. Las mejores novelas contemporáneas .p.871.
12
 La autora menciona, en entrevistas, que su infancia es una de las etapas más 
gratas e importantes de su vida y de la cual tiene demasiados recuerdos. Uno de los 
más importantes, presente también en su obra, sobre todo en El río son los veranos en 
Mansilla. Ella reconoce este lugar como uno de los más significativos de su vida:
 -Los veranos que pasé en Mansilla de la Sierra, que está cerca de Logroño, forman
 una parte fundamental de mi infancia. Mis padres tenían una finca preciosa allí, que 
 se llamaba La fundición. Cada verano pasábamos en ella los tres meses de vacacio-
 nes del colegio. (...). Recuerdo aquellos viajes como algo maravilloso (...)28
 La vida de Ana María Matute se ha visto influida por dos acontecimientos 
importantísimos para España en el siglo XX; de ellos hemos hablado en el panorama 
histórico de la autora: el primero “La Guerra Civil” y el terminar ésta el régimen 
conocido como “Franquismo”. 
 El caso de la Guerra Civil es un acontecimiento muy dramático en la vida de la 
autora, pues le ocasionó un cambio de vida drástico y le proporcionó experiencias 
entonces inimaginables para su edad (tenía sólo diez años de edad) :
 Llevábamos una vida de niños mimados entre algodones y de repente se abrió la 
 jaula de una patada y los ratoncitos que estábamos dentro escapamos y pudi-
 mos ver el mundo, y no nos gustó ni pizca. A partir de aquel momento, pasamos 
 de ser unos niños que prácticamente no podían salir solos de casa a vivir en una 
 ciudad en la que se imponía la dureza de la guerra. (...) 29 
 Posteriormente en sus obras plasmaría varias de esas experiencias: soledad, 
tristeza, miedo, muerte, desigualdad social. Ana María Matute comenta que durante esa 
época maduró muchísimo y hace énfasis en un crecimiento no sólo físico sino también 
mental, pues de ahí vinieron sus experiencias sobre la pobreza, la pérdida, la soledad, 
la tristeza, la solidaridad y también su conocimiento sobre la muerte. Ahora al leer su 
obra se encuentran estos temas de manera recurrente:
 Fue durante la guerra cuando tuve contacto por vez primera con la muerte. Fue
 
28 Marie Lise Gazarian Gautier. Op. Cit. p. 35
29 Ídem. p.71
13
 algo espantoso que jamás podré olvidar. (...). Creo que así me hice escritora de 
 verdad. Esa frustración, esa tristeza se pueden transmitir a través de los libros.
 Por eso empecé a escribir tan joven, y todavía continúo, nada más. Éste fue y 
 es mi medio de comunicación, el único que conozco: la palabra.30
 Al terminar la guerra continuó sus estudios de bachillerato, música y pintura. Para 
entonces la fortuna de su padre ya estaba fuertemente afectada pues, se había perdido 
la herencia familiar y la fábrica. Esta situación cambio la percepción del mundo para la 
autora, Joaquín de Entrambasaguas considera esta situación como el motor principal 
de su pesimismo:
 
 (...), la tragedia de la guerra y la pérdida de la fortuna familiar, con la fábrica de su abue-
 lo que su padre no pudo conservar y la desaparición de cuanto la rodeaba y creía inmu-
 table, desde el comienzo de ella, cuando Ana María Matute tenía diez años hasta los 
 catorce, sembró en su alma un profundo pesimismo, casi negativo del mundo, agravado 
 por una profunda introversión, fruto terrible de su fabulosa imaginación –gran dote de 
 novelista- y de una excitable sensibilidad derivada de la misma sin duda, también una 
 virtud extraordinaria para la escritora. (...)31
 Después del estallido de la Guerra Civil, Ana María y su familia se quedaron en 
Barcelona y allí permanecieron hasta el fin de la misma. Cuando se reestablecieron las 
actividades, a pesar de verse fuertemente mermada la fortuna familiar, aún se 
encontraban bien para poder recuperar su vida acostumbrada y no volvieron al mismo 
colegio por otras razones:
 Mi hermana y yo nos negamos a seguir asistiendo al colegio de monjas. Al menos, la
 guerra nos sirvió para imponernos a nuestros padres. (...) y nuestros padres nos mu-
 daron de colegio. Nos llevaron al Colegio Nelly, que era de niñas bien, algo cursi, pe-
 ro al menos era otra cosa, había otra mentalidad. 32
 Comenta en una entrevista con Marie Gazarian que por esa época llevaba la vida de 
una joven burguesa y se aburría tremendamente pero, pese a no haber publicado nada 
hasta entonces, no dejaba de escribir, aunque eran cosas muy pequeñas y carentes de 
unidad. Posteriormente escribió Pequeño teatro y ello le dio un giro absoluto a su vida: 
 
30 Marie Lise Gazarian Gautier. Op. cit. p.73
31 Joaquín de Entrambasaguas et María del Pilar Palomo. Op. cit. p.872 
32 Ídem. p.78
14
“ Pero seguía escribiendo , hasta que un verano en Zumaya, con la tata, escribí mi 
primera novela, Pequeño teatro, en un cuaderno cuadriculado. Sólo tenía diecisiete 
años (...)” 33
 Consiguió que la Editorial Destino leyera y aceptara publicar su novela, pero esto no 
sucedió hasta 1954 cuando ganó el Premio Planeta. Antes de publicar Pequeño teatro, 
el director de la Editorial Destino le pidió que escribiera cuentos , los cuales serían 
publicados antes que la novela, para no aparecer de la nada ante los escritores y 
lectores de la época. Ana María Matute continuó escribiendo en Barcelona, y, 
posteriormente, estando en el contexto social del Franquismo, sus obras no se libraron 
de ser censuradas, como también fue el caso de muchos otros escritores:
 AMM: A veces sí, en general, es el caso de muchos autores. Yo lo he pagado
 muy caro. Tuve la desgracia de desarrollar mi trabajo, mi vocación literaria en
 plena dictadura franquista, una época terrible. Mis libros estaban prohibidos, 
 perseguidos, fueron tiempos muy duros para mí. 34
 Prueba de ello es el caso de la obra Luciérnagas. Ésta fue censurada. Ana María 
Matute tuvo que realizar una revisión al texto y, en 1955, la publicó bajo el título: En 
esta tierra. Posteriormente, en1993, recuperó la versión original y la publicó 
desconociendo la versión de 1955.
 El 17 de noviembre de 1952 contrajo matrimonio con el escritor Ramón Eugenio 
de Goicoechea (con quien tuvo a su hijo, Juan Pablo, en 1954) y se trasladó a vivir a 
Madrid. Allí por necesidad económica se dedicó a escribir cuentos, publicados años 
más tarde por la Editorial Destino con el título Historias de la Artámila y A la mitad del 
camino. Durante su estancia en Madrid conoció a varios escritores entre ellos a, Ignacio 
Aldecoa, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Miguel Delibes, Josefina 
Aldecoa y Caballero Bonald.
 Es importante mencionar su maternidad, porque a raíz de ella se decidió a cultivar un 
género más conocido como “literatura infantil” . En éste, como en los otros, no le fue 
nada mal, pues como se puede ver en la cronología de su obra, no sólo ha escrito 
 
33 Marie Lise Gazarian Gautier. Op. cit. p.87
34 Fátima Carrasco. “Ana María Matute. Decana de las letras españolas.” en la revista Mujeres Hoy 12 de mayo de 
2004.
15
bastantes relatos sino también ha sido ganadora del Premio Lazarillo y finalista en el 
Premio Andersen. Al respecto comenta, en una entrevista, su descontento hacia la 
literatura infantil que actualmente se produce o comercia:
 AMM: No, no. Siempre y cuando las ilustraciones sean bellas y no esas mama-
 rrachadas que hacen ahora. Y mejor tener cuidado con los libros modernos. ¡Hay
 una invasión infecta de cuentos endulcorados! Perdón por la frase, pero me indig-
 nan esos autores políticamente correctos que quieren “proteger a los niños”. ¡Vá-
 yanse a la porra, hombre! Invente algo auténtico.35
 Para esta escritora es muy importante que los niños tengan contacto con la 
literatura y la herramienta para ello son los cuentos, pues ésta les abre las puertas al 
mundo.
 En 1963 se divorció de Eugenio y, años más tarde, cuenta en una entrevista lo difícil 
que fue obtener la patria potestad de su hijo bajo el régimen franquista:
 AMM. No, era algo normal en aquella época. La separación la inicié yo, no él. 
 Cuando tú te separabas entonces, automáticamente le daban la custodia al 
 padre, al revés que ahora. Y no había nada de este régimen de visitas, ma-
 nutención, pasar la pensión... De esto nada. La mujer que tenía el rostro de se-
 pararse de su marido tenía que pasar muchas cosas. Primero, demostrar que 
 era una mujer como Dios manda: como Dios manda según ellos, claro. Lo que 
 ocurría generalmente era que el marido, cuando le decían que el hijo se que-
 daba con él, decía: «No, no; que se quede con mi mujer». Y se arreglaba así.
 Pero en mi caso, con tal de joderme, pues no. (...). Después, cuando me die-
 ron la separación, me ofrecieron irme a Estados Unidos, y yo me fui ya con él
 tranquila y feliz. (...)36
 Cuando regresó de Estados Unidos fue a vivir a Sitges, en compañía de su hijo y de 
su segundo esposo, Julio Brocard, en donde estuvo aproximadamente ocho años. (En 
este lugar conoció al escritor latinoamericano Gabriel García Márquez). Luego, por 
motivos de salud, se vio obligada a regresar a Madrid. Sin embargo, en la década de 
los setenta tras haber regresado a Madrid, tuvo un largo tiempo de silencio, a causa de 
una fuerte depresión y dejó de escribir por casi veinte años. Olvidado rey Gudú fue su 
regreso al mundo literario.
 
35 Raquel Roca. “Puros cuentos”. en Tentaciones, suplemento de El universal. Núm. 16, año. 2005, p. 67
36 Pedro Manuel Villoria. “Yo me siento Alicia, siempre estoy atravesando el espejo.” En el diario ABC, 25/06/00. 
en http.//www.escritoras.com/escritoras/escritora.php?;=>
16
 Como último dato para los intereses de esta breve biografía sobre Ana María 
Matute, es necesario recordar que en 1996 ingresó a la Real Academia de la Lengua 
Española ocupando el lugar de Carmen Conde en la letra “K” siendo así la tercera 
mujer en toda la historia de dicha institución.
 1.3 Panorama General sobre la obra de Ana María Matute. Cronología de 
publicaciones
1. Los Abel, 1948 (Finalista del Premio Nadal)
2. La pequeña vida, 1953 (más tarde publicada como El tiempo), 
3. Fiesta al Noroeste , 1953 (Premio Café Gijón, 1952)
4. Pequeño Teatro, 1954 (Premio Planeta 1954)
5. En esta tierra , 1955 (Versión censurada de Luciérnagas)
6. Los niños tontos, 1956 
7. El país de la pizarra, 1957
8. El tiempo, 1957 
9. Los hijos muertos , 1958 (Premio de la Crítica 1958 y Premio Nacional de 
Literatura Miguel de Cervantes en 1959)
10. Paulina, el mundo y las estrellas, 1960 
11.El saltamontes verde y El aprendiz, 1960
12. Primera memoria, 1960 (Premio Nadal en 1959)
13. A la mitad del camino, 1961
14.Libro de juegos para los niños de los otros, 1961
15. Historias de la Artámila , 1961 
16.El arrepentido, 1961
17.Tres y un sueño, 1961 
18.Caballito loco y Carnavalito, 1963 
19.El río, 1963
20.Algunos muchachos, 1964 
21.Los soldados lloran de noche, 1964 (Premio Fastenrath de la Real Academia 
1964)
22.El polizón del Ulises, 1965 ( Premio Nacional de Literatura infantil Lazarillo)
23. La trampa , 1969
17
24. La torre vigía, 1971 
25.El aprendiz, 1972
26.Sólo un pie descalzo, 1983 ( Premio Nacional de Literatura de 1984)
27.La virgen de Antioquia y otros relatos, 1990 
28.De ninguna parte, 1993 
29.Luciérnagas, 1993 ( semifinalista del Premio Nadal 1949)
30.La oveja negra, 1994 
31.El verdadero final de la bella durmiente, 1995 
32.El árbol de oro y otros relatos, 1995 
33.Olvidado rey Gudú ,1996
34. Casa de juegos prohibidos, 1996 
35.Cuaderno para cuentas, 1996 
36.Los de la tienda, El maestro , 1998 
37.Todos mis cuentos, 2000 
38.Aranmanoth , 2000
39.Cuentos de infancia , 2002
 Actualmente, prepara su próxima novela Paraíso inhabitado. Ha concursado para el 
Premio Andersen, en el cual fue finalista y en 1976, fue propuesta para el Premio 
Nobel. También ha prologado libros (La isla a mediodia y otros relatos de Julio Cortázar
y Cuentos para niños de los hermanos Grimm). La obra de Ana María Matute ha sido 
traducida a más de veinticinco lenguas.
18
2. El cuento
2.1 El cuento español después de la Guerra Civil
 Tras de la Guerra Civil, algunos escritores se vieron en la necesidad de salir del 
país exiliándose; los que no lograron salir del país vivieron y escribieron bajo un 
régimen demasiado rígido, y sus obras fueron censuradas por el mismo:
 La Guerra Civil española aplastó y dispersó una generación. Los escritores antitotalita-
 rios, democráticos, liberales e izquierdistas tuvieron que desterrarse. (...). Y los que 
 quedaron en España tuvieron que escribir sus cuentos bajo un régimen de censura po-
 lítica y religiosa. (...) 1
 
 Pese a esta censura, comenta Epicteto Díaz Navarro, la vanguardia no 
desapareció del todo, algunos elementos de ella se mantuvieron, aunque no con la 
libertad anterior y se vincularon con asociaciones políticas:
 Por otra parte, el vanguardismo sobrevive en fórmulas o modalidades atenuadas y, muy 
 especialmente, en una narrativa más o menos humorística que hace del ingenio verbal 
 y metafórico, del absurdo y del humor intelectualizante sus señas de identidad. (...) Mu-
 chos de estos autores acabaron por comprometerse con formaciones políticas que apo-
 yaron la sublevación franquista (especialmente con Falange) y pusieron su pluma –al
 menos durante un cierto tiempo- al servicio de su causa y de su cruzada. Sin embargo,
 no todos los humoristas de los años treinta siguieron los mismos derroterosvitales, y
 en el brete de una última apuesta personal, escritores tan conocidos como Antoniorro-
 bles o Álvaro de Albornoz optaron por la defensa de la República.2 
 Azucena Mollejo explica que a partir de esta época (después de la Guerra 
Civil), el desarrollo del cuento será accidentado y problemático, acosado de crisis 
constantemente , multiforme y diverso (debido a la complejidad y conflictividad de 
la posguerra y del nuevo periodo político y social. “(...). Época difícil para la cultura 
durante la dictadura, por la censura eclesiástica y civil, ausencia de libre 
expresión, la presión ideológica, el conformismo y la mediocridad en el ambiente 
cultural, en particular durante la década de los años 40 y 50 y la oposición a partir 
de los años 50 al régimen franquista (...)”3 Esta autora propone la apertura en el 
 
1 Azucena Mollejo. Op. cit. p.23
2 Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González. Op. cit. p.74
3 Azucena Mollejo. Op. cit. p.24
campo de la cultura y de la sociedad española, hasta la muerte de Franco en 
1975.
 Luego del fin de la guerra, aparecen las “generaciones de la posguerra”. Dentro 
de éstas Azucena Mollejo señala cinco: (aunque menciona que los cuentistas de la 
posguerra son numerosísimos)
1) Generación del 27 (nacidos aproximadamente 1890 y 1906)
2) Generación del 36 (nacidos aproximadamente 1907 y 1922)
3) Generación de medio siglo o del 50 (nacidos entre 1923 y 1936)
4) Generación del 68
5) Generación de los nuevos narradores (autores de 40 años o menos)
 Dentro de todas estas generaciones considera que, para los relatos, la del 36 y 
la del 50 son las más importantes. Según José María Valverde (situándose en el 
contexto madrileño), cuando terminó la Guerra Civil la producción literaria se limitó 
a aquellos autores simpatizantes del régimen conservador, conocida también 
como “Literatura de derecha”. Menciona a los siguientes escritores dentro de este 
grupo: “ (...) José Ma. Pemán La santa virreina (1940), Agustín de Foxá Madrid de 
Corte a Checa (1938) y Rafael Sánchez Mazas con La vida nueva de Pedrito de 
Andía (1951).”4Ana María Puértolas Villanueva menciona en su libro El siglo XX. 
Literatura española y universal que esta literatura carente de calidad literaria 
cumplía una función de propaganda política del nuevo régimen, y recibió el 
nombre de “novela heroica” .
 Óscar Barrero Pérez , en su introducción al cuento español 1940-1980, 
comenta, después de la Guerra Civil y al instaurarse el Franquismo, a los 
escritores sólo les quedó una posibilidad, seguir el realismo tradicional:
 El recurso inevitable (el único posible, dado el vacío narrativo existente en España
 entre la generación del 98 y la guerra de 1936) a que habría de asirse el joven nove-
 lista de posguerra fue el seguimiento del realismo tradicional, más en deuda con Ba-
 roja que con Galdós. A esta orientación adoptada por los nuevos novelistas se suma-
 ba, por otro lado, el refuerzo de autores de preguerra (Juan Antonio de Zunzunegui, 
 Concha Espina, Darío Fernández Florez, Sebastián Juan Arbó y por supuesto, Pío 
 Baroja) que mostraban, igualmente, sus preferencias por fórmulas narrativas de ca-
 
4 José María Valverde. Historia de la literatura Universal. Del romanticismo a nuestros días. p. 399
 rácter realista. (...)5
 También hubo casos de literatura “antirrealista”, pero según el mismo Óscar 
Barrero, antes citado, éstos deben entenderse como aislados del contexto, pues, 
las transformaciones propuestas por estos escritores, no fueron lo suficientemente 
fuertes para lograr un cambio en el modelo realista:
 Únicamente Pedro de Lorenzo (La quinta soledad, La sal perdida) y, el último Azorín 
 optaron por una quiebra decidida de las convenciones orgánicas del género narrativo,
 pero sus voces literarias no habrían de encontrar un eco que permitiera la fructificación
 de modelos diferentes del patrón realista unánimemente asumido.6
 Este autor divide en dos tipos el realismo literario de la época : 1) el relato 
anecdótico (también llamado evasivo) conformado por novelas cuyo eje giraba en 
torno al relato amoroso, 2) el relato tremendista inaugurado por Camilo José Cela 
en 1942 
 El narrador joven de la época, imposibilitado de acceder a fuentes culturales extranjeras
 (primeramente porque se libraba una guerra mundial; terminada ésta, porque los vence-
 dores sometieron a España a un férreo aislamiento ), incapaz de asumir como propios 
 los excesivamente intelectuales moldes novelísticos de la generación inmediatamente
 anterior (la del 27) , aceptó la sujeción hiperrealista que proporcionaba el único ismo 
 visible: el que partiría de Cela.7
 Indica que esta tendencia al tremendismo, cada vez más rechazado y 
censurado, se mantuvo hasta la aparición de los neorrealistas: Ignacio Aldecoa, 
Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, entre otros. 
Ellos marcaron el inicio de la transformación narrativa, ella se inició en la novela y 
posteriormente se trasladó al género cuento; sin embargo, este último se enfrentó 
al problema de la dispersión: “(...), el cuento enmarcado en el mismo periodo sufre 
una dispersión más acentuada todavía en razón del medio en que se desarrolla y 
 
5 Óscar Barrero Pérez. El cuento español 1940-1980. pp. 9-10
6 Ídem. p.10
7 Ibíd. p. 13
que no siempre (al contrario de lo que sucede con la novela) es la edición en 
forma de libro.” 8
 Todos los autores consultados para la elaboración del presente apartado, 
anteriormente citados, consideran esta dispersión el problema fundamental para el 
estudio y la valoración del género (cuento).
 También enfatizan que aún en los años cuarenta, el paralelismo entre novela y 
cuento es absolutamente inexacto; este último tiene, comparado con la novela, 
una presencia menos notable y aún se le trata como un elemento o eslabón previo 
para el dominio de la técnica de la novela o relato extenso. Realzan que 
contrariamente a la novela, en el cuento aparece el elemento de la fantasía:
 Frente a la ausencia de fantasía en la novela de aquel tiempo, de un mayor gusto por
 ella en las figuras más representativas del cuento de los años cuarenta. José María 
 Sánchez Silva firmó relatos breves como <<El que descendió del castillo>>, <<Profe-
 ta de incógnito>>, <<Sueño de la mujer sin cara>> (...), aisladas ráfagas de ficción 
 fantástica en una posguerra narrativa marcada por el realismo, también puesto en en-
 tredicho por las abundantes notaciones antirrealistas constatables en la producción
 del más prolífico cuentista de entonces, Tomás Borrás. 9
 Por estos años, se dieron tres acontecimientos históricos importantes para la 
siguiente generación (Generación de Medio Siglo) : la incorporación de España a 
los organismos internacionales, la firma de acuerdos con E. U. y con la Santa 
Sede. Esto es importante porque favoreció la creación de un nuevo tipo de relato:
 El autodidactismo de los narradores de la década de los cuarenta (autodidactismo en bue-
 na medida favorecedor de la independencia de sus respectivas andaduras) cedía paso a 
 una formación literaria más completa, que incluía como componente adicional, y literaria-
 mente muy significativo, el conocimiento de las fuentes culturales extranjeras, que habían
 permanecido prácticamente vedadas para el escritor precedente. (...)10
 Para el género“novela” surge en este contexto un grupo de autores con 
deseos de transformar la temática y la estructura del relato, que más tarde se 
conocerían como la “Generación de Medio Siglo”, porque se desarrolló en los años 
cincuenta. Muchos de los integrantes habían participado anteriormente en la 
creación de revistas y, posteriormente, se convertirían en los fundadores de un 
 
8Óscar Barrero Pérez. Op. cit. p. 16
9 Ídem. p.17
10 Ibíd. pp. 18-19
nuevo género conocido como “testimonial”. Dentro de él se encuentra la llamada 
“Novela testimonial” cultivada por Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Juan 
Goytisolo, Carmen Laforet, Ana María Matute y Elena Quiroga. Estas dos últimas 
escritoras tiempo después se ubicarían dentro de las más importantes para la 
literatura de su tiempo:
 También se hacen entonces visibles dos narradoras cuya posterior evolución caracteri-
 zará muy bien la marcha del estado de las cosas: Ana María Matute, desde Fiesta al 
 Noroeste (1952) pasaría a Los hijos muertos (1958) y sobre todo la Primera memoria
 (1959) con mayor arte poético de expresión y más riqueza documental: Elena Quiroga,
 desde Viento del Norte (1950) evoluciona a La última comida (1958), Tristura (1960) y
 Escribo tu nombre (1965) con análoga aproximación a realidades concretas. 11
 Al respecto J. García López, en su Historia de la literatura española, divide en 
tres periodos la evolución de dicho género: el primero se ubica en 1935, el 
segundo en 1945 y el tercero en 1955; considera al primero como la etapa de 
transición, los restantes son el perfeccionamiento de las propuestas realizadas en 
el primero, por ello guardan una relación bastante marcada sobre los temas que 
tratan y cómo los tratan, de esta manera comparten características y objetivos. 
Para este autor, Ana María Matute se encuentra en el segundo periodo, en el cual 
integra a: Carmen Laforet, Miguel Delibes y Camilo José Cela. Así pues, tenemos 
ya dos apreciaciones diferentes sobre la “generación” a la que pertenece Ana 
María Matute. Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González aclaran un poco 
este problema “generacional” , por llamarlo así. Como “cuentista” la agrupan en la 
década de los años cincuenta y plantean que, a partir de los años sesenta y hasta 
1975, la narrativa adoptó nuevas características:
 
 Durante los años sesenta hasta aproximadamente el final del régimen de Franco, la narra-
 tiva toma en buena parte un camino que, a falta de mejor término , puede denominarse 
 <<experimental>>. Frente a la homogeneidad de la narrativa social de la década anterior,
 se practicarán múltiples formas y tendencias, subrayándose el carácter artístico del texto
 y quedando al margen la función testimonial.12
 Así mismo, señalan que en esta época se dio una transformación en la 
estructura del cuento, entonces el narrador cobró mayor importancia, igualmente, 
 
11 José María Valverde. Op. cit. P. 402
12 Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González. Op. cit. p.157
el reflejo de la conciencia del personaje y la introspección psicológica. La nueva 
temática se ocupará más del individuo, sin olvidarse de la realidad. Así sucede en 
algunas novelas (sobre todo) de Ana María Matute. Un ejemplo es Primera 
memoria, en ella se toma muy en cuenta la conciencia y la introspección de los 
personajes. Los mismos autores, anteriormente citados, añaden lo siguiente:
 Al mismo tiempo, encontramos una ampliación de los registros lingüísticos con la
 utilización de diversos tipos de lenguaje en los que cobra mayor importancia la iro-
 nía y la parodia. Ya no se trata de captar el habla coloquial, de reproducir el len-
 guaje que se habla en la calle, sino que vamos a encontrar distintas formas de na-
 rrar que siguen o parodian distintos tipos de lenguaje: el periodístico, el jurídico o
 el de la narrativa decimonónica. Así, al utilizarse estructuras y registros más com-
 plejos, el relato se hará más difícil y disminuirá el número de lectores. 13
 
 Después del neorrealismo, se cultivó el realismo social (mismo que apareció 
alrededor de 1956, aunque, explica Óscar Barrero Pérez, no cumplió su objetivo, 
pues, su pretensión de transformar políticamente a través de la toma de 
conciencia por parte de la población no se logró) sobre todo por autores 
prestigiosos. Entre ellos, el autor anteriormente citado, menciona a: Juan Benet, 
Juan García Hortelano, Francisco Umbral y Antonio Pereira. 
 El relato breve se distanciaba, de nuevo, de la novela y volvía, en cierto modo, a 
 alguno de los puntos de partida (aunque con las posiciones sensiblemente me-
 joradas) de los años cuarenta la dispersión de autores, cada uno con su propia
 praxis narrativa y al margen de las agrupaciones que habían caracterizado la vida
 literaria de la década de los cincuenta.14
 En los años setenta continuaba la publicación de libros de cuentos, pero su eco 
era menor que en la década anterior. Epicteto Díaz Navarro anota que, a partir de 
1975 y hasta el fin de siglo, el cuento sufrió nuevamente un abandono, aunque 
todavía algunas editoriales continuaron apoyándolo:
 Según algunas opiniones, continuando otras semejantes de años anteriores el cuen-
 to viviría durante estos años postergado, olvidado por editoriales e instituciones cul-
 turales, falto de estímulos y de lectores. Sin embargo, en otras opiniones se subraya
 la atención que le dedican editoriales como Alfaguara, Alianza, Anagrama, Mondado-
 ri o Tusquets; el gran número de antologías publicado (...) ; su difusión en periódi-
 cos como ABC, El país o La Vanguardia. También durante los años ochenta varias
 revistas dedican números monográficos al estado del cuento, Ínsula y República de
 
13 Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González. Op. cit. p. 158
14 Óscar Barrero Pérez. Op. cit. p. 35
 las letras, sale la revista Lucanor, dedicada en exclusiva al cuento, y algunos de 
 los premios que se convocan siguen gozando de gran prestigio.15
 Al igual que en la novela, explican los autores citados, hubo una gran 
diversidad en el relato corto: relatos psicológicos, policiacos, fantásticos y se dio la 
aparición de los cuentos líricos, teóricos y dramáticos. De la misma manera, la 
crítica señala que en esta época el experimentalismo de los años sesenta se 
perdió y ello dio como resultado el retorno a la narración clásica, también se 
adoptaron las propuestas de escritores latinoamericanos, entre ellos: Julio 
Cortázar, Jorge Luis Borges y de algunos anglosajones como William Faulkner, 
Chéjov y Maupassant. Al mismo tiempo, cobra gran fuerza el relato femenino y se 
dan en él algunos cambios:
 Estos cambios se dan tanto en relatos que subrayan la emancipación sexual de la mu-
 jer como en aquéllos en que se denuncia, de manera más general, su situación en las
 estructuras sociales contemporáneas. Frente a la imagen tradicional, que refleja el so-
 metimiento a las estructuras patriarcales, como esposa y madre, encontraremos la bús-
 queda de la identidad femenina, la no renuncia a la identidad propia, en muy diversos
 registros.16
 Como representantes de esta época, encuentran a : Javier Tomeo, Agustín 
Cerezales, Julio Llamazares, News Aguado, Antonio Alamo, Luis Mateo Díez, 
Alvaro Pombo, Juan Eduardo Zúñiga, Javier Marías, Esther Tusquets, Cristina 
Fernández Cubas, José MaríaMerino, Soledad Puértolas, Marina Mayoral, 
Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero, Pedro Zarraluki, Laura Freixas, Paloma 
Díaz-Mas, Juan José Millás, Almudena Grandes y Juan Manuel de Prada.
 Aun cuando se ha tratado de elaborar una línea para el estudio del cuento, 
todos los autores consultados para la elaboración de este breve apartado, 
coinciden en que no es posible escribir como tal la historia o la crítica del cuento 
del siglo XX, ni antes ni después de la Guerra Civil, por ello, más bien se trata de 
una simple cronología. 
 En el caso del teatro como mencionamos en el apartado anterior se prohibieron 
las obras de autores exiliados y también de los llamados “rebeldes” como Alfonso 
 
15 Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González. Op. cit. p.169
16 Ídem. p. 170
Sastre o Antonio Buero Vallejo, lo que ocasionó una evolución muy lenta del 
género y en cambio, se permitía la puesta en escena de obras de Benavente y de
Pemán. Esto se mantuvo vigente hasta los años cincuenta: “El teatro tuvo una 
evolución muy lenta, Benavente se siguió trabajando hasta 1954.”17
 En poesía apareció la revista Garcilaso, importante porque de ella saldrían los 
futuros escritores de la revista Espadaña donde apareció la llamada “poesía 
social” : “(...), fundada por José García Nieto (...) no faltaban en las páginas de 
Garcilaso algunos nombres que luego han sido de <<poetas sociales>>”18 Como: 
Blas de Otero y José María Valverde quienes, según dice éste publicaron, durante 
esta época, poemas de “protesta social”.
2.2 El cuento y la Generación de Medio Siglo
 La Generación de Medio Siglo, es medular para nuestro tema, porque con ella 
el cuento cobra verdadera importancia. Esta generación comienza a formarse a 
finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta. Son considerados por la 
crítica como jóvenes narradores, quienes en un principio se vincularon 
simplemente por amistad y, posteriormente, pasaron a convertirse en un grupo
generacional ,conociéndose (como anteriormente se ha mencionado) también 
como neorrealistas: 
 Este movimiento neorrealista (...) planteó el relato como un giro en el contenido con
 respecto a lo que caracterizaba la literatura narrativa anterior: lo anecdótico, sin más
 trascendencia que la que el creador consiguiera aportar con su talento, dejaba paso a
 la expresión de una realidad viva, localizable con solo caminar por cualquier calle de
 un pueblo o ciudad española. (...) 19
 Estos escritores no trataban de contar una anécdota, sino de retratar la realidad 
y dar testimonio de ella. El grupo estaba formado por: Ignacio Aldecoa, Jesús 
Fernández Santos, Medardo Fraile, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute, 
entre otros. Algunos de estos escritores cultivaron distintos géneros, entre ellos la 
 
17 José María Valverde. Op. cit .p. 399
18 Ídem. pp. 399-400
19 Óscar Barrero Pérez. Op. cit. p. 18
novela. Según Óscar Barrero Pérez, este “neorrealismo” fue creado en literatura 
teniendo como base el “neorrealismo del cine” :
 El neorrealismo narrativo español (coétaneo de otro ilustre neorrealismo, el cinema-
 tográfico italiano) admitía, en su relativa uniformidad formal, caminos variados: obje-
 tivismo casi fílmico (Los bravos, de Fernández Santos), objetivismo casi magnetofó-
 nico (ElJarama), cotidianidad entrañable (cuentos de Fraile), ternura sublimada en 
 lirismo (Aldecoa), subjetivismo vivo en atmósferas opresivas (Los hijos muertos, de
 Matute), subjetivismo específicamente femenino (Entre visillos, de Martín Gaite) (...) 20
 Con estos primeros neorrealistas comenzaba la llamada Edad de Oro del 
cuento contemporáneo español, pues nunca antes o después alcanzó una difusión 
como en esta época, nunca se valoró tanto y nunca habría tantos cuentistas como 
entonces. Era posible editar un libro de cuentos y ya no era tan indispensable 
encontrar una editorial, pues las revistas y los periódicos permitían su publicación. 
A los escritores de esta época se les conoce como los <<niños de la guerra>>:
 Se trata de escritores que han vivido la experiencia de la Guerra Civil en su infan-
 cia, y de ahí que se les haya denominado los <<niños de la guerra>>. A diferencia
 de los participantes en ella, tuvieron una infancia rota prematuramente por la expe-
 riencia de la violencia, la destrucción y el odio, algo que no pudieron explicarse en-
 tonces y a lo que más tarde intentarán dar respuesta.21
 Otra de las aportaciones de la Generación del Medio Siglo, a la cual perteneció 
Ana María Matute fue no sólo la difusión sino también la revaloración del género 
cuentístico:
 En la década de los años 50 se da un resurgimiento del cuento, gracias al esfuerzo de
 un numeroso grupo de autores jóvenes, los miembros de la generación del medio si-
 glo. Entre ellos destacan Ignacio Aldecoa, Juan Benet , Jesús Fernández Santos, Jor-
 ge Ferrer –Vidal, Medardo Fraile, Juan García Hortelano, Juan Goytisolo, Alfonso Gro-
 sso, Jesús López Pacheco, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Jo-
 sefina Rodríguez, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Daniel Sueiro. (...) Aunque 
 
 la novela siga acaparando la atención de los lectores en esa época, los años 50 deno-
 tan la progresiva dignificación del género.22
 
20 Óscar Barrero Pérez. Op. cit. p.20
21 Epicteto Díaz Navarro y José Ramón González. Op. cit. p.135
22 Azucena Mollejo. El cuento español de 1970 a 2000. pp. 26-27
 Estos escritores se apoyaron en los periódicos, revistas y casas editoriales. 
Igualmente, por medio de los premios literarios y la propaganda de la crítica, 
según Carmen Martín Gaite plasmaron, al igual que en sus novelas, su punto de 
vista “testimonial” y Azucena Mollejo encuentra las siguientes características entre 
estos escritores:
 Se trata entonces de una postura realista, pero no tiene nada que ver con el realismo
 caduco de la mayoría de los cuentistas de la década de los 40, ni con el realismo sór-
 dido y tremendista de Cela y sus imitadores. Los autores del medio siglo son realistas
 auténticamente contemporáneos, muy a la altura de las circunstancias, testigos, explo-
 radores y reveladores del estado de las cosas en la España de los años 50. 23
 En este momento, España comenzó a tener influencias de otras corrientes 
literarias como el existencialismo, la misma autora (Azucena Mollejo) lo explica y 
añade que el “cuento” se hizo entonces mucho más rico y variado (en 
comparación con la novela) al grado de constituirse en algo inagotable e 
inclasificable pues, mientras era posible realizar una clasificación de cuatro 
variables para la novela, el cuento —dada su abundancia y variedad— rebasaba 
los parámetros e intentos de clasificación.
 Por otra parte señala a la década de los años cincuenta, como la de mayor 
auge de publicación para Ana María Matute, pues su primer libro de relatos 
apareció en 1956 y, al mismo tiempo, publicaba semanalmente dos o tres cuentos 
más en revistas y periódicos.
 Para los escritores de la Generación de Medio Siglo, explican Epicteto Díaz 
Navarro y José Ramón González, es muy importante la experiencia de la guerra, 
pues, ésta se reflejará en su obra literaria (sea cuento o novela) a través de los 
protagonistas regularmente niños o jóvenes, víctimas de una terrible 
confrontación entre la realidad de la guerra y su realidad anterior al desarrollo de 
la misma.
 Para esta generación ya fue posible tener acceso a obras extranjeras,

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