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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE HISTORIA Informe académico por actividad profesión titulado La enseñanza de la historia en la asignatura Problemas Económicos Políticos y Sociales de México en la Licenciatura de Trabajo Social. Para optar por el título de Licenciado en Historia Geovanni Zamudio Santos México D. F. Junio 2008 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 “La historia es maestra de la vida” (Marco Tulio Cicerón) “Para hacer historia volver la espalda resueltamente al pasado vivid primero, mezclaos con la vida” (Lucien Febvre) 3 Quiero agradecer a mis papás por su apoyo a lo largo de este maratónico esfuerzo. A Sandra por estar ahí en los momentos más difíciles y también en los más alegres. A Pepe, Ale y Mary por la amistad que hemos construido a lo largo de estos años, por recibirme en su casa como si fuera de la familia y por toda la ayuda que me han brindado. A Rubén Amador, mi asesor, por todo el apoyo y la tolerancia. A todos los alumnos con los que he tenido la dicha de trabajar, de los que he aprendido las lecciones más difíciles y las más enriquecedoras en el camino de la formación docente. Al maestro Roberto Barbará por brindarme toda la confianza y el apoyo que he recibido. A Hermann Hesse porque, a través de su pluma de fuego y sus profundas enseñanzas sobre la vida, hemos encontrado consuelo y fuerza para cerrar este ciclo de vida. A todas las personas que de una u otra forma han aportado un granito de arena en el camino de mi formación profesional, gracias. 4 INDICE INTRODUCCIÓN CAPÍTULO I. MARCO TÉORICO………………………………………………………………………………6 1.1 El concepto de Educación 1.2 El concepto de Historia 1.3 La enseñanza de la historia 1.4 La historia como asignatura escolar 1.4.1 Fundamentos conceptuales de la historia como asignatura 1.4.2 Características metodológicas de la asignatura escolar de historia 1.4.3 La asignatura de historia en la Licenciatura en Trabajo Social. CAPÍTULO II. INFORME ACADÉMICO…………………………………………………………… 56 2.1 Breve reseña de mi experiencia laboral 2.2 Una breve descripción de la Escuela de Trabajo Social de Tijuana 2.3 Una descripción general del grupo 2.4 La experiencia de planear un curso 2.5 La experiencia de impartir una asignatura. El primer día de clases 2.6 La experiencia de evaluar CAPÍTULO III. ANÁLISIS DEL PROGRAMA YDEL MATERIAL DIDÁCTICO…………………130 3.1 Análisis del programa de la asignatura 3.2 Análisis de la bibliografía y material de apoyo CONCLUSIONES………………………………………………………………….....171 5 INTRODUCCIÓN Este documento es un informe académico que describe las circunstancias que me llevaron a ejercer profesionalmente como docente, las características de mi desempeño al planear, impartir y al momento de evaluar la asignatura Problemas económicos políticos y sociales de México, en la Escuela de Trabajo Social de Tijuana. El informe empieza con una serie de reflexiones teóricas que giran en torno a cuatro conceptos relacionados a la actividad profesional de enseñar historia. Los conceptos que se abordan son: Enseñanza, Historia, las características de la Historia como asignatura escolar y el concepto de Enseñanza de la Historia. Al finalizar el informe se incluyen una serie de reflexiones posteriores, que han surgido tanto de la experiencia de impartir esta asignatura, como de la misma experiencia de redactar el informe. Dichas reflexiones giran en torno a los materiales que se utilizaron, el programa de la asignatura y el material didáctico con el que se trabajo. El informe responde al deseo de cumplir con la meta profesional de optar por el título de licenciado en historia, pero sobre todo, responde a la necesidad personal de reflexionar en torno a mi desempeño a lo largo de dos años y medio de ejercer como docente y, al interés personal de profundizar en torno a la importancia de la enseñanza de la historia a nivel profesional. Al finalizar la lectura de este material se comprenderán las decisiones que tomé a lo largo de esta experiencia y se visualizaran algunos de los aciertos y los errores que se cometieron. El informe no se redactó con la intención de descubrir nuevos elementos en torno a la enseñanza de la historia, o con el deseo de ampliar o profundizar en torno a algún debate teórico, simplemente se limita a informar acerca de los pormenores de esta experiencia. 6 CAPÍTULO I. MARCO TÉORICO Considerando que este texto es un informe sobre la manera en que se desarrolló la asignatura de historia, es necesario establecer la forma en que se utilizan algunos conceptos básicos relacionados a la enseñanza de la historia. Este capítulo presenta la definición de cuatro categorías que permiten tener una aproximación al debate conceptual en donde este informe se inserta. Los conceptos que se abordan son: Educación, Historia, (entendida como una disciplina científica de investigación) Historia como asignatura, y por último el debate en torno al concepto de la Enseñanza de la Historia. Aquí se encontrarán diversas citas de varios autores: pedagogos, historiadores y psicólogos de la educación que, de alguna forma, han abordado los temas a tratar. No es la intención de este texto dar una definición absoluta de los conceptos que se manejan, ni agotar el debate que de ello se genera. Por el contrario, el informe se presenta como una ventana que nos permite tener un acercamiento a los múltiples significados y relaciones que se desprenden de cada concepto. 1.2 El concepto de Educación Es complejo definir en pocas palabras el concepto de educación debido a la multiplicidad de acciones y relaciones que se conjugan en dicho proceso. El doctor Rubén Navarro1, define la educación como “el conjunto de conocimientos, órdenes y métodos por medio de los cuales se ayuda al individuo en el desarrollo y mejora de las facultades intelectuales, morales y físicas”2. Me parece que esta definición enmarca muy bien los principios del concepto de educación. La educación es un conjunto en la medida en que integra diversos conocimientos, implica orden y método, ya que organiza y establece relaciones entre los contenidos, si no, fuese un simple almacenamiento de información fraccionada. Además tiene el fin de apoyar al individuo en el desarrollo de 1 Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Maestro en Educación con especialidad en Desarrollo Cognitivo por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y Doctor en Investigación Psicológica por la Universidad Iberoamericana (UIA). 2 Navarro Rubén, El concepto de enseñanza aprendizaje, en: http://www.redcientifica.com/doc/doc200402170600.html,p. 1 7 sus facultades intelectuales morales y físicas, debido a que la educación debe ser una formación integral, que lleve a la persona a explotar al máximo su potencial, en todos los sentidos de la vida. La educación como un concepto amplio, parte de la formación que se da en la familia y en la sociedad. Existe un tipo de aprendizaje que se adquiere a partir de la experiencia de vida, una aprendizaje empírico. Sin embargo se debe hacer una distinción entre la formación escolar entendida como una disciplina enfocada a la enseñanza, de la formación social que de antemano adquirimos los humanos desde el momento de nuestro nacimiento. En este trabajo nos limitaremos a hablar del proceso educativo que se desarrolla dentro la formación escolar. Existe un tipo específico de educación enfocada a la formación escolar, que engloba la diversidad de actividades escolares que se llevan a cabo ya sea en un nivel básico o profesional, y que implican diferentes tipos de actividades y formas del conocimiento, de acuerdo a Bowen James “su significado es vago puesto que designa cualquiera de las diversas clases de aprendizaje (…) desde la adquisición de actividades especificas (…) hasta las formas más abstractas y simbólicas del conocimiento”3. Por esta misma complejidad es necesario definir cuáles son las principales características de la educación como un proceso social, que en específico se desarrolla dentro de la formación escolar. De tal manera que se pueda definir que tienen en común todas las diversas formas y disciplinas enmarcadas dentro del concepto de educación. Para entender esto es necesario ir a la base de todo proceso educativo Navarro plantea que para “adentrarnos en el fenómeno educativo, es necesario partir de la conceptualización de sus tres grandes dimensiones: la educación (como un proceso general y) la enseñanza y el aprendizaje”4, como sus elementos fundamentales. Esto quiere decir que la educación no se puede entender como un fenómeno aislado, sino como una relación. Se comprende únicamente por medio de la interacción entre las dos partes fundamentales involucradas en el proceso educativo, el que aprende y el que enseña, y por medio de la comprensión del papel que cada uno de ellos desempeña en esta relación, por eso es que comúnmente se habla de la educación como el proceso de “enseñanza-aprendizaje”5. 3 Bowen James, Peter Hobson, Teorías de la Educación. Innovaciones importantes en el pensamiento educativo de occidente, México, Limusa, 2001, p. 3 4 Navarro, Op. Cit., p. 1 5 Ibidem., p. 1 8 Al hablar de interacción nos referimos a la relación que se establece entre estas dos partes, y de la manera en que se nutren y retro-alimentan. De tal forma que el que aprende no tiene la limitación de ser un oyente pasivo, por el contrario, cada vez se afirma más la necesidad de la participación activa del alumno en el proceso educativo. Y, por su parte, el que enseña tiene la obligación de perfeccionar sus conocimientos, renovarlos y, en todo momento, nutrirse a partir de su actividad profesional y de la relación que establece con el estudiante. Considerando las dificultades que se presentan al querer definir lo que es la educación, a continuación hablaremos de forma breve de las características fundamentales de la dinámica enseñanza-aprendizaje. El Aprendizaje: De acuerdo a Rubén Navarro el aprendizaje “es el proceso por el cual una persona es entrenada para dar una solución a situaciones; tal mecanismo va desde la adquisición de datos hasta la forma más compleja de recopilar y organizar la información”6. De tal manera que el aprendizaje se plantea como la adquisición de una amplia variedad y forma de contenidos que no implica sólo la adquisición de información, si no la compilación y organización de dichos contenidos, con el fin de solucionar situaciones que, a su vez, pueden ser de distinta envergadura. Desde el enfoque de Navarro el aprendizaje es un proceso constante que inicia el individuo desde que nace y que, conforme va creciendo, va madurando su comprensión y su conciencia del mismo proceso de aprendizaje. Por lo tanto el aprendizaje es un proceso en constante revisión y reestructuración. Desde el punto de vista de Navarro, enfocado a los procesos mentales del aprendizaje “la base fundamental de todo proceso de enseñanza-aprendizaje se haya representada por un reflejo condicionado, es decir, por la relación asociada que existe entre la respuesta y el estímulo que la provoca”7. Desde este enfoque el aprendizaje es la respuesta al estimulo de la enseñanza. Para Cesar Coll8 hay una distinción fundamental entre aprendizaje y aprendizaje significativo “hablar de Aprendizaje-Significativo equivale, ante todo, a poner de relieve el proceso de construcción de significados como elemento central del proceso de 6 Navarro, Op. Cit., p. 2 7 Ibidem., p. 2 8 Catedrático de la Universas de Barcelona y especialista en Psicología de la Educación 9 enseñanza/aprendizaje”9. El objeto de conocimiento no va significar lo mismo para el maestro que para el alumno; es el alumno el que le da un significado al conocimiento, de tal manera que el conocimiento adquiere una importancia particular para cada persona. De acuerdo a Coll si esto no se logra, entonces no se puede hablar de un proceso de aprendizaje. El alumno se limitará a adquirir conocimiento y almacenarlo, pero sin ser capaz de darle un significado. Por lo tanto es necesario que el conocimiento adquiera un sentido personal y particular para cada alumno, con el fin de que sea significativo. Para Cesar Coll “la significatividad del aprendizaje no es una cuestión de todo o nada, sino más bien de grado”10. Por lo tanto, es necesario que el aprendizaje sea en cada momento lo más significativo posible. Si afirmamos entonces que el objetivo de la educación es el aprendizaje, y que dicho aprendizaje debe ser significativo, es necesario concebir al aprendizaje como un proceso y describir la manera en que se desarrolla este proceso. “Para el constructivismo piagetiano (dice María García Sevillano11) las estructuras del pensamiento no son impuestas a los niños y niñas desde afuera hacia adentro, como tampoco son innatas. Resultan de construcciones realizadas por el individuo en las etapas de reflexión y reconstrucción, de las percepciones que ocurren en la acción sobre el mundo y en la interacción con otras personas”12 De tal manera que el conocimiento es una construcción interna de una interpretación personal del mundo externo. El conocimiento no está en el exterior del mundo, no se inserta en la mente del alumno por si sólo, no lo programa el maestro, sino que el alumno va construyendo el conocimiento dentro de su mente y lo organiza de acuerdo a sus necesidades. Por medio de este proceso el individuo va construyendo su propia visión del mundo. A cerca de esto, García Sevillano dice que “la persona va aprendiendo, conociendo, construyendo su inteligencia, desarrollándose continuamente por medio de procesos de asimilación y acomodación”13. Para esta autora el aprendizaje no sólo tiene que adquirir un significado sino que es un proceso de asimilación y acomodación ya 9 César Coll. Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento 6ª reimpresión, México, Paidos, 2006, p. 193 10 Ibidem., p. 193 11 Profesora titular de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid. Especialista en Didáctica y nuevas tecnologías aplicadas a la Educación. 12 María Luisa García Sevillano, Didáctica en el siglo XXI, México, Mc Graw Hill, 2005, p. 19 13 Ibidem., p. 20 10 que, para poder adquirir un significado, toda construcción necesita tener un ordenamiento. Así el estudiante le damayor importancia a unos contenidos sobre otros, de acuerdo a su experiencia personal. Continuando con este debate citaremos el trabajo de Francisco Santillán14, quien desarrolla un trabajo llamado el Aprendizaje Basado en Problemas (APB). De acuerdo a Santillán los estudiantes “deben tomar la responsabilidad de su propio aprendizaje bajo la guía de un tutor que se convierte en consultor del alumno, identificando los elementos necesarios para tener un mejor entendimiento y manejo del problema en el cual se trabaja, y detectando dónde localizar la información necesaria en libros, revistas, profesores, Internet, etc.”15 De acuerdo a esta visión el conocimiento tiene mayor significado si se adquiere por medio de la solución de problemas, ya que de esta manera el alumno se convierte en participe activo de su aprendizaje. Existen diversas vertientes de análisis acerca de la definición del aprendizaje y hay diversas posturas en torno a este proceso. Los elementos de análisis que aquí se presentan son para que se tenga una idea de la visión que se tiene sobre el aprendizaje. Ante todo es necesario establecer que, a lo largo del proceso de enseñanza, el maestro debe tener presente que es el alumno el que adquiere, organiza y valora el conocimiento, sin delegar la responsabilidad que pesa sobre el que enseña. Desde la visión constructivista de la enseñanza se concibe el aprendizaje como un proceso dinámico y diverso, distinguiendo por lo menos tres formas básicas de aprendizaje: aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser. Cuando ingresé al bachillerato en el CCH-Sur16, varios maestros me dijeron, una cosa que nunca olvidaré, en esta escuela se enseña al alumno a aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser. Al parecer este principio básico de la educación constructivista dirigía la misión de los CCH´s de “sentar las bases para una concepción alternativa a la idea tradicional de enseñanza universitaria fundada en la coexistencia de distintas disciplinas y especialidades”17, desde su fundación el “26 de enero de 1971”18. Si aceptamos que el alumno es el actor central de su aprendizaje, no se le puede enseñar a memorizar conceptos y reproducirlos, debe adquirir las herramientas 14 Investigador del Centro Universitario de Los Valles, Universidad de Guadalajara, México. 15 Francisco Santillán Campos. “Aprendizaje Basado en Problemas”. En: Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) Nº 40/2 – 10 de octubre de 2006. EDITA: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), p. 2 16 Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Sur de la Universidad Nacional Autónoma de México 17 Bartolucci Inico Jorge y Roberto A. Rodríguez, El Colegio de Ciencias y Humanidades. Una experiencia de innovación universitaria, Anvies, México, 1983, p. 76 18 Ibidem., p. 197 11 necesarias para aprender por sí mismo. Aprender a aprender “significa tener capacidad de reflexionar, analizar, tomar conciencia de lo que se sabe, disponernos a cambiar los conceptos y los conocimientos que poseemos”19 con el fin de adquirir nuevos conocimientos para renovar conocimientos del pasado, el alumno debe ser capaz de ir al conocimiento desmenuzarlo ordenarlo y desarrollar sus propias conclusiones. Él aprender a hacer nos habla de los pasos a seguir en la solución de un problema. Dentro del aprender a hacer consideraríamos aprender a leer, aprender a escuchar, aprender a escribir y, sobre todo, aprender a investigar. El alumno debe tener la capacidad de definir problemas, buscar por sí mismo la información, organizarla, sintetizar y proponer soluciones, teóricas o metodológicas, a los problemas que se plantea. Por lo tanto aprende a hacer, en concreto implica que debe aprender un método, es decir debe adquirir las herramientas para ser capaz de construir y organizar el conocimiento por sí mismo. Me parece que Aprender a Ser es lo más complicado del proceso de aprendizaje. El aprender a ser quiere decir que el alumno debe adquirir las herramientas para que construya sus propios valores éticos y morales para poder desenvolverse como un individuo pleno, conciente del papel que juega dentro de la sociedad en la que vive y capaz de actuar responsablemente ante la sociedad. Aprender a ser significa aprender a respetar la vida y a cuidarla, la vida propia y la del otro. Y con esto nos referimos a la importancia que tiene que el individuo se reconozca como parte de un todo, que es la sociedad en la que vivimos, y que al mismo tiempo, sea capaz de reconocer la importancia del papel individual que jugamos en el ámbito de lo social. De igual forma, el aprendizaje de valores debe incluir en todo momento una conciencia de lo natural, una actitud crítica ante la destrucción ambiental, la prevención del deterioro del planeta y la participación activa en su conservación. De acuerdo al constructivismo se establece una relación directa entre el factor educando y el objeto de conocimiento. En términos generales el objeto de conocimiento va a variar por diversos motivos. En primer lugar depende de la materia escolar de la que se este hablando; En segundo lugar depende del nivel escolar; En tercer lugar va a variar de acuerdo a los planes de estudio, es decir en una misma ciudad puede haber dos sistemas educativos; Por ejemplo, en la ciudad fronteriza de Tijuana, existe el sistema DGETi y el sistema Cobach para bachillerato, cada uno es diferente en sus objetivos, su 19 García Sevillano, Op. Cit., p. 15 12 planeación y, por lo tanto, en sus programas. Otra variante del objeto de estudio es sin duda la cultura y la sociedad dentro de la que se desarrolla el proceso educativo, ya que a partir de estas variantes se da un trato diferente a los temas, de acuerdo a valores y principios de cada sociedad. A pesar de estas variantes, la tendencia contemporánea de la educación plantea ante todo la necesidad de una educación integral, en el caso del objeto de estudio nos referimos a una formación interdisciplinaria. Esto quiere decir que cualquiera que sea el objetivo de la materia o los contenidos, se debe considerar su interacción con otras ramas del saber. Estamos tratando de terminar con una idea lineal y fraccionada del conocimiento, terminar con la idea que la historia no tiene ninguna relación con otras ciencias como las matemáticas, y viceversa. De tal manera que se refuerce la construcción de una idea integral de la sociedad y del mundo; De igual forma se debe enfatizar (como ya se ha mencionado) que, en cualquiera de los casos, el objeto de estudio debe integrar la construcción de una actitud crítica y activa ante los retos del siglo XXI. La Enseñanza. La enseñanza es la disciplina enfocada a dirigir el proceso educativo. En términos generales se puede decir que es la actividad que desempeña un individuo (educador) y que tiene el fin de servir como apoyo, o coordinación del aprendizaje de un individuo o grupo de individuos. De tal forma que, como diría García Sevillano “la enseñanza se entiende como la construcción de un puente entre las materias de estudio y los estudiantes, los docentes que se centran en el alumnado se preocupan de los dos extremos del puente”20. En esta metáfora del puente creada por García Sevillano, el maestro sería el ingeniero que tiene que estar atento de los dos extremos del puente de un lado estaría el alumno y del otro objeto del conocimiento. Los nuevos paradigmas didácticos, expresados en la teoría constructivista (entre otras), se basan en el principio de que el maestro debe dejar de ser la voz absoluta e incuestionable de la verdad, para convertirse cada vez más en un coordinador de actividades o facilitador del conocimiento. De acuerdo a FranciscoSantillán (quien, como se ha mencionado, escribe sobre el aprendizaje basado en problemas) “Al profesor se le denomina facilitador o tutor. El rol del tutor es plantear preguntas a los estudiantes que les ayuden a 20 García Sevillano, Op. Cit., p. 10 13 cuestionarse y encontrar por ellos mismos la mejor ruta de entendimiento y manejo del problema”21. Afirmando con esto que el papel del facilitador es el de presentar al estudiante el camino hacia el aprendizaje, de tal forma que su papel se limite a servir de apoyo o guía. Retomando lo que afirma Andrea Sánchez22 “el trabajo profesional del maestro solo tiene sentido en función de sus alumnos”23, de tal manera que el facilitador debe centrar su atención más en lo que el otro está aprendiendo y a fin de mejorar lo que él está enseñando, ya que, como se ha mencionado anteriormente, la enseñanza cumple su función y se realiza en la mediada en que se da el proceso del aprendizaje del alumno. Por otro lado es necesario que el maestro perfeccione y refresque sus conocimientos con el fin de mejorar su ejercicio. En las palabras de Rubén Navarro “los métodos de enseñanza descansan sobre las teorías del proceso de aprendizaje y una de las grandes tareas de la pedagogía moderna ha sido estudiar de manera experimental la eficacia de dichos métodos”24. De tal manera que, para perfeccionar el ejercicio de la enseñanza, se deben estudiar, analizar y probar, los métodos y las teorías educativas. La enseñanza como toda disciplina social, debe estar en un constante proceso de reafirmación y en un debate que históricamente, se replantee y reconstruya de acuerdo a las necesidades de cada sociedad y en cada época de la historia. No solo en términos del método, sino que, debe haber una revisión constante de los contenidos educativos y el enfoque desde el cual se plantean. Lo que puede ser necesario o útil para una sociedad el día de hoy, mañana puede quedar rebasado por nuevos planteamientos teóricos o el surgimiento de diferentes circunstancias de vida. Por dar un ejemplo, se puede decir que en el siglo XIX no era necesaria una formación de conciencia ambiental, la industrialización de la sociedad y la modernización del mundo eran los fines de la sociedad moderna, y era necesario explotar los recursos naturales del planeta para lograrlo. Sin embargo, en la actualidad, y ante la destrucción de los recursos naturales del planeta, y el surgimiento de desastres naturales como el calentamiento global. La formación de valores de tipo ambiental se convierte en un elemento de vital importancia en la educación. Es el trabajo del maestro 21 García Sevillano, Op. Cit., p. 1 22 Maestra de la licenciatura y posgrado de historia en la Universidad Nacional Autónoma de México. Especialista en enseñanza de la historia. 23 Andrea Sánchez Quintanar, “Un concepto de educación para historiadores”, en: González Enrique (Coordinador), Homenaje a Lorenzo Mario Luna, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996, p. 272 24 Navarro, Op. Cit., p. 2 14 analizar éste tipo de situaciones, con el fin de plantear nuevos contenidos didácticos y nuevos métodos para abordarlos. Por esto García Sevillano afirma que “la formación permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y una responsabilidad de las administraciones educativas. Periódicamente el profesorado deberá realizar actividades de actualización científica didáctica y profesional”25. Es decir, que constantemente el maestro debe reafirmar sus bases teóricas; Debe corregir y replantear sus estrategias y actividades didácticas. Cada vez que reinicia un periodo escolar, se deben realizar estas actividades de actualización. De igual forma, es trabajo del maestro visualizar el conocimiento como un cúmulo de experiencias diversas y no como una totalidad. De tal manera que la enseñanza sea más dinámica y menos rígida. Las corrientes post-estructuralistas, y en particular los debates teóricos planteados por autores como Michel Foucault, nos han enseñado a dejar de ver el conocimiento dentro de la lógica de los grandes paradigmas universales, para empezar a comprenderlo dentro de un contexto universalmente diverso y en ocasiones contradictorio. De acuerdo a García Sevillano en esta constante formación profesional el facilitador debe tener tres trajes, haciendo referencia a que debe considerar tres elementos formativos: “un traje cultural, un traje pedagógico y un traje didáctico”26. El cultural es parte de la formación que debe hacer del docente un agente de cambio, de integración sociocultural y de experimentación constante. El pedagógico lo debe convertir en un “agente de socialización y alfabetización”27, con lo cual debe tener las herramientas que le permitan ordenar el conocimiento para que sea aprensible al alumno y, con esto, debe crear un clima de aprendizaje antidogmático, libre y creativo. Por medio de la didáctica construirá “modelos de proyección, innovación, control de ambientes formativos”28. Esto hace del facilitador un individuo con las herramientas didácticas precisas que faciliten el proceso de aprendizaje y que le permitan evaluar con la mayor certeza posible el nivel de desarrollo del estudiante. 25 García Sevillano, Op. Cit., p. 1 26 Ibidem., p. 1 27 Ibidem., p. 2 28 Ibidem., p. 2 15 Los retos actuales de la Educación Como toda disciplina social, la educación es histórica, no cumplía las mismas funciones en la sociedad moderna del siglo XIX, dominada por los principios teóricos e ideológicos del positivismo, que en la actualidad. Por lo tanto si hablamos de educación, es necesario hablar de la educación en un momento específico, de tal manera que es necesario definir cuales son los problemas que enfrenta esta disciplina en la actualidad. Principalmente es necesario hablar de los retos que enfrenta la educación ante los cambios que vive la sociedad del siglo XXI, en donde las formas de aprendizaje han variado drásticamente en las últimas décadas, debido a los grandes cambios tecnológicos y las profundas transformaciones socio-económicas. Ante el acelerado ritmo de transformación de las relaciones sociales en la actualidad29, el Doctor Juan Delval considera que se ha perdido la función tradicional de la escuela, que era la “de constituir el lugar privilegiado para la transmisión de los conocimientos y formación de valores”30. Ante el crecimiento de la influencia de los medios de difusión masiva sobre la sociedad. Delval afirma que “todo el mundo es consciente de la influencia que están teniendo los medios de comunicación y en especial la televisión, para modelar nuestra vida, (ante lo cual, el sistema educativo tienen que) tomar conciencia de que se enfrenta con un duro competidor en los medios de comunicación y no puede seguir ignorándolos como hasta ahora”31. Para Delval es importante que las escuelas, los maestros los investigadores y en general todas las personas involucradas en la educación, adquieran conciencia de la crisis que ésta enfrenta a principios del siglo XXI. Existe un conocimiento general de la influencia que tienen los medios de comunicación. Sin embargo, el sistema educativo como una estructura dedicada a la educación, no toma ninguna acción determinante ante este hecho. Se deben integrar en los programas educativos, contenidos didácticos que ayuden a los alumnos a enfrentar y utilizar de manera positiva la información que reciben de estos medios. El alumno, debe recibir una formación que le ayude a, ver de manera crítica, filtrar, analizar y tener 29 Fenómenos como la expansión de una cultura de consumo que resta importancia al valor de laeducación, la creciente influencia de los medios de comunicación sobre la sociedad y, en particular el papel que juegan los medios de comunicación masiva como la televisión en el proceso de formación de la sociedad, y más recientemente se puede habar de la creciente influencia del Internet. 30 Delval Juan, “¿qué pretendemos en la educación?”, en: http://www.uniube.br/institucional/proreitoria/propep/mestrado/educacao/revista/vol02/05/art04.htm, p. 2 31 Ibidem., p. 7 16 una mejor comprensión de la información que recibe a través de los medios de comunicación masiva. El mayor peligro que describe el Doctor Delval en su texto, es que “los modelos y los valores (sociales) son impuestos por la televisión. En consecuencia se produce una pérdida de prestigio de la función del maestro”32 y, por lo tanto, de la escuela, el sistema educativo y, en general, se puede decir que la educación pierde sentido. Es necesario reestablecer y profundizar el debate respecto a la importancia y el papel social de la educación. Así mismo se deben reestructurar los planes de estudio, revisar los contenidos y los objetivos, con el fin de crear un sistema educativo más cercano a la realidad social que viven los estudiantes. No se debe ignorar o negar categóricamente, la influencia de los medios masivos de comunicación. Por el contrario se debe enseñar a los estudiantes las herramientas para enfrentarlos y utilizarlos a su favor, de lo contrario seguirán siendo victimas potenciales de una formación mediatizada y del consumo, que difunden estos medios. Ahora bien, tenemos que preguntarnos, que papel juega la enseñanza de la historia, ante esta crisis que enfrenta la educación. Y aquí, es necesario retomar los planteamientos de Andrea Sánchez Quintanar, acerca de la necesidad de construir “un concepto de educación para historiadores”33. De acuerdo a la autora, la educación es “un proceso humano, vital, socialmente condicionado y, por lo tanto, cambiante, heterogéneo y contradictorio, que se produce como una interrelación entre un factor educando y un factor educador”34 y que consiste en: “Enseñar, aprender, transmitir, proyectar, difundir, orientar, liberar, introyectar, descubrir, apoyar, desenajenar (y) desestereotipar un conjunto de: conocimientos, valores, habilidades, aptitudes, actitudes, ideas, ideologías, patrones de conducta, nociones, ideas y anhelos”35. Y que, particularmente en el educando permite la posibilidad de: “Ampliar sus posibilidades de elección, para tomar decisiones concientes y destinadas a la superación en el desarrollo de su vida social.”36 Ante lo anterior se puede afirmar que la enseñanza tiene ante todo un fin social. Enseñar y en particular, enseñar historia, ante todo es coordinar el aprendizaje de otro individuo, apoyarlo para que busque por medio de la historia el conocimiento y la 32 Delval, Op. Cit., p. 8 33 Sanchez Quintanar, Op. Cit., p. 269-287. 34 Ibidem., P. 275 35 Ibidem., P. 275. 36 Ibidem., P. 275. 17 comprensión de los procesos del pasado. La cultura de consumo que difunden los medios de comunicación masiva, y que se difunde con la expansión de los mercados transnacionales en todo el mundo, nos lleva a una automatización de la vida y reduce al individuo a su mínima expresión como: empleado, consumidor y espectador de un proceso histórico y social, mundialmente cambiante y ante el cual, pareciera no tener ninguna posibilidad de acción. La lógica del neoliberalismo expandida por los medios, ubica a las empresas transnacionales y a la expansión del mercado por encima del estado nacional, y por lo tanto, sobre los intereses sociales. Ante este hecho la enseñanza de la historia se presenta socialmente como una herramienta que ayuda a formar individuos críticos y capaces de actuar ante el peligro que correo la sociedad. Capaces de tomar decisiones conscientes y destinadas a la superación en el desarrollo de su vida social. Andrea Sánchez plantea que es necesario entender la enseñanza de la historia como “un proceso desenajenante y libertador”37. Lo cual implica, precisamente, romper esta visión de impotencia del individuo ante los complicados procesos sociales que se viven en el mundo actual. Capaz de asumir la responsabilidad social y de, hacer conciente la potencialidad de transformadora de la acción individual y colectiva. Acerca de esto García Sevillano plantea la necesidad de hablar de “la escuela como unidad de cambio”38 como un espacio dedicado a la transformación de los individuos. De tal manera que, es necesario hablar del maestro como un agente de cambio social, una persona que no solamente tiene la función de formar al individuo como estudiante y apoyarlo en la obtención de un título escolar, sino, capaz de brindarle los elementos para enfrentar los retos de una sociedad cambiante, compleja y en constante transición. Como afirma García Sevillano “la didáctica actual deberá ver mucho mas allá, no deberá contentarse con sólo transmitir contenidos e informaciones, exige la capacidad de construir y reconstruir conocimientos o sea fomentar la autonomía”39. Fomentar en el individuo la capacidad de explotar su potencial intelectual y, una actitud responsable y activa ante la sociedad. Una educación responsable, a principios del silo XXI, debe considerar las discusiones y problemas contemporáneos, las guerras, la violencia generalizada, la pobreza extrema que se esparce por todo el planeta, las crisis 37 Sánchez Quintanar, Op. Cit., p. 274 38 García Sevillano, Op. Cit., p. 78 39 Ibidem., p. 15 18 económicas, el debate sobre la pluralidad de grupos sociales, la apertura sexual, la crisis de las instituciones, las nuevas tecnologías, los daños ecológicos, el cambio climático, la influencia de los medios de comunicación sobre la sociedad, entre otros temas que no pueden seguir siendo ignorados los sistemas educativos, y que, de serlo, la enseñanza perdería su razón de ser. 1.2 El concepto de Historia En este texto se pretende definir qué es la historia, entendida como una ciencia, con el fin de poder diferenciarla de la historia entendida como materia escolar. De tal manera que se tratará de establecer una definición sencilla y concreta de lo que es la ciencia histórica, que responda a tres cuestiones básicas: qué es la historia, qué estudia y cuál es su método. La definición de historia puede generar diversos debates teóricos, sin embargo no es mi intención participar en dichos debates, si no simplemente poder definir lo que caracteriza a la historia como una ciencia, para cubrir las exigencias específicas de éste informe. La historia puede ser explicada de diversas maneras pero, generalmente, se aceptan dos formas de definirla. En primer lugar es el pasado de la humanidad, pasado material y mental, económico, político, social y cultural, es decir la vida misma que transcurre día tras día y que ha transcurrido desde que existe la humanidad, el proceso constante de transformación de los pueblos, las culturas, las creencias, los grupos sociales y las instituciones. Y por otro lado, entendida como ciencia, la historia es una disciplina cuyo fin es el de conocer, comprender y dar una explicación del pasado, es decir la investigación que se realiza de forma metódica y organizada del pasado y los debates teóricos que de dicha investigación emanan. Para unificar estas ideas, se puede decir que la historia es ambas cosas enlazadas, el pasado que se estudia y la ciencia que estudia el pasado, ya que uno no puede existir sin el otro, el pasado sólo existe en el presente si se le estudia y el estudio del pasado no pudiera darse sin la existencia previa de dicho pasado. Para Edward H. Carr autor del libro ¿Que es la historia?. La historia como disciplinaes lo que hace el historiador, Carr la define como “la investigación llevada a 19 cabo por el historiador y la serie de acontecimientos del pasado que investiga. (Para Carr) el pasado que estudia el historiador no es un pasado muerto, sino un pasado que en cierto modo vive aun en el presente”40 De tal manera que el pasado adquiere sentido en el presente a través del trabajo del historiador. Carr afirma que un hecho en el pasado está muerto a no ser que el historiador en su mente sea capaz de revivirlo, y encontrarle un significado para el presente, dentro de la explicación de ese pasado, es decir re-significar el pasado en los hechos del presente, por lo tanto él considera que “toda historia es la historia del pensamiento y la historia es la reproducción en la mente del historiador del pensamiento cuya historia estudia”41; Es decir que la historia es una reconstrucción del pasado en la mente del historiador. Al afirmar esto cita a Oakeshott, quien de acuerdo a Carr plantea que la historia es “la experiencia del historiador, nadie la “hace” como no sea el historiador: el único modo de hacer historia es escribiéndola”42. Esta visión de la historia como el trabajo de alguien, nos va acercando a las características de la ciencia histórica. Si nos basamos en este principio de Carr, habría que decir que una definición de historia, debe darse en la medida en que se comprenda como trabaja el historiador. Como toda ciencia, la historia debe tener un objetivo definido y preciso de aquello que se quiere conocer acerca del pasado, un proceso, un momento, la vida de un personaje, etc... La historia como investigación científica, parte de la idea de que el pasado se presenta en desorden, los procesos tienen que ser reconstruidos a partir de la hilación de hechos que van moldeando el desarrollo de dichos procesos. Éstos hechos son comúnmente conocidos como hechos históricos, y son una de las herramientas básicas del historiador. Sin embargo son el resultado de la investigación, el estudio y la reflexión. Lejos de lo que muchos creen, los hechos históricos no existen en estado puro en el pasado, su importancia no depende del hecho en sí, sino de la forma en que el historiador va enlazando un hecho con el otro, a fin de crear un relato histórico. Anteriormente los historiadores del siglo XIX, sobre todo aquellos apegados al pensamiento positivista, habían desarrollado un culto al hecho histórico, como si el hecho hablara por sí mismo; Lejos de esta idea, los hechos históricos adquieren importancia o la pierden desde el enfoque presente del historiador. Una vez más afirmamos que la historia es una reconstrucción del pasado. 40 Edward H. Carr, ¿Qué es la historia?, 13ª reimpresión, México, 1999, Ariel, p. 29 41 Ibidem., p. 29 42 Ibidem., p. 30 20 De acuerdo a Adam Schaff, se tiene que entender que “todo acontecimiento pretérito no es automáticamente un hecho histórico”43 adquiere sentido dentro de un relato y, por lo tanto, obtiene el término de histórico de acuerdo a la historia que se quiere contar y de acuerdo a la manera en que es reconstruida por el historiador. Por su parte Carr planeta que “los hechos de la historia, nunca nos llegan en estado puro ya que ni existen ni pueden existir en una forma pura: siempre hay una refractación al pasar por la mente de quienes los recogen. De ahí que cuando llega a nuestras manos un libro de historia nuestro primer interés debe ir al historiador que lo escribió, y no a los datos que contiene”44, ya que es el historiador el que elige los hechos que utilizara para desarrollar su relato. Muchas veces los estudiantes de niveles básicos, no son concientes del proceso científico que implica la reconstrucción del pasado, la historia se les presenta como un relato terminado y definido, y no como un proceso crítico de revisión constante del pasado. Es necesario romper con esta visión limitada del pasado que lo presenta como un proceso terminado y colaborar en la construcción de una visión crítica del pasado, continuando con la revisión y el análisis constante de las fuentes ya que, constantemente, la sociedad cambia y, en la medida en que lo hace va a cambiar nuestra comprensión del pasado. Para Schaff, “el hecho predeterminadamente simple, es precisamente un elemento destacado dentro del contexto de la totalidad”45, fuera de esa totalidad el hecho aislado no tiene ningún significado. El trabajo del historiador consiste en encontrarle significado a los hechos dentro de los procesos del pasado. Por lo tanto se puede decir que su trabajo es básicamente selectivo ya que debe elegir entre los sucesos del pasado, cual influyó en el desarrollo de un proceso, de tal manera que el hecho adquiere sentido dentro del relato, a partir de la selección y el ordenamiento del historiador y, de esta manera, también adquiere la denominación de hecho histórico. El pasado no se puede comprender en su totalidad y ningún hecho del pasado se puede estudiar de forma experimental como se estudian las reacciones de una mezcla química. El historiador debe ser consciente del límite de su comprensión del pasado, ya que los hechos históricos se insertan en un cúmulo de experiencias, causas y motivos, que dependen de toda la gama de factores que integraran la realidad social en un 43 Adam Schaff, Historia y verdad, México, Grijalbo, 1987, p. 250 44 Carr, Op. Cit., p. 30 45 Schaff, Op. Cit., p. 257 21 determinado momento y espacio. Esto quiere decir para entender en absoluto un suceso sería necesario considerar, conocer y comprender la complejidad de factores que le rodean, lo cual es prácticamente imposible. En palabras del mismo Schaff “El objeto de conocimiento (de la historia) es infinito, tanto si se trata del objeto considerado como la totalidad de la realidad o del objeto captado como un fragmento cualquiera o un aspecto de lo real. En efecto tanto la realidad en su totalidad como cada uno de sus fragmentos son infinitos en la medida en que es infinita la cantidad de sus correlaciones y de sus mutaciones”46. Es por eso que podemos afirmar que los hechos no se encuentran en estado puro, tanto los sucesos como su comprensión se encuentran en constate transformación, por lo tanto el trabajo del historiador es activo, dinámico y selectivo dentro de los procesos del pasado, es él, el que hace la historia. Para Schaff la labor del historiador debe estar guiada por los principios del presentismo, que se levantan desde la obra de Benedetto Croce, como una crítica y en oposición a la historiografía positivista. De acuerdo a Schaff, existen dos escuelas del pensamiento histórico “una es el positivismo que atestigua que el conocimiento histórico es posible como reflejo fiel –exento de cualquier factor subjetivo- de los hechos del pasado; la otra es el presentismo, variante actualmente más en boga del relativismo subjetivista, que niega que dicho conocimiento (absoluto) sea posible y considera la historia como una proyección del pensamiento de los intereses presentes sobre el pasado”47. Esta es la forma de concebir la historia a la que se apega Schaff, una teoría que sin perder el deseo de conocer y comprender el pasado, no niega la perspectiva y los límites de su propia investigación. El personaje más representativo del positivismo es Lepoldo Von Ranke, el debate en torno a la obra de Ranke es amplio y muy antiguo. Sin embargo es importante mencionarlo como referencia de la obra de Schaff, ya que él considera que sus planteamientos van en sentido opuesto a lo establecido por Ranke. Para Ranke “lo que incumbe al historiador no es valorar al pasado ni instruir a sus contemporáneos, si no sólo mostrar las cosas como realmente sucedieron”48. Es decir, que este autor planteo en su momento queel pasado es absolutamente comprensible por medio de una investigación rigurosa y que la visión del historiador no debe interferir en el conocimiento del pasado. Schaff considera que es importante renunciar a esta posición 46 Schaff, Op. Cit., p. 113 47 Ibidem., p. 118 48 Schaff, Op. Cit., p. 118 22 rígida del estudio del pasado, y en contraposición sumarse a lo que el mismo define como la rebelión antipositivista, de acuerdo a la cual se deben asumir tres puntos clave, para la definición del trabajo del historiador: a) “En el conocimiento histórico, el sujeto y el objeto constituyen una totalidad orgánica, actuando uno sobre el otro y viceversa” Es decir que existe un proceso constante de interacción entre el historiador y el pasado. b) “La relación Cognoscitiva nunca es pasiva, contemplativa, a causa del sujeto cognoscente” Es decir que como se ha venido manejando en este informe, el trabajo del historiador ante los hechos del pasado es y debe ser crítico y activo. c) “El conocimiento y el compromiso del historiador siempre están condicionados socialmente: El historiador tiene siempre un espíritu de partido ”49. Por ultimo esto establece que la visión que el historiador tenga del pasado estará determinada por su vida, su presente, su papel dentro de la sociedad y sus posturas teóricas. Carr considera que la historia es “un proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado”50. Dicho diálogo se da a través de fuentes históricas que permiten conocer el pasado. El método de la investigación histórica se basa, por lo tanto, en la revisión sistematizada de fuentes que permiten conocer y comprender el pasado, las fuentes que utiliza el historiador pueden ser diversas y de diferente origen. A partir de la revisión, estudio y análisis de dichas fuentes, la ciencia histórica, genera teorías, desarrolla conclusiones y crea descripciones narrativas, con el fin de reconstruir el pasado y dar una explicación de la forma en que se desarrollaron los procesos que se estudian. El debate en torno a, lo que puede ser considerado como una fuente válida para el estudio de la historia, es amplio. La definición que aquí se presenta, nos permite tener una idea general de lo que son las fuentes históricas. Para Juan Brom “todo el conocimiento histórico es indirecto; llega al historiador a través de las llamadas fuentes históricas que son, en términos generales, todas las huellas dejadas por la actividad del hombre”51. Pueden ser consideradas fuentes los objetos, los textos, los documentos y más recientemente otro tipo de registros generados por las tecnologías actuales. 49 Ibidem., p. 122 50 Carr, Op. Cit., p. 40 51 Juan Brom, Para Comprender la historia , México, Nuestro Tiempo, 1991, p. 40 23 Las fuentes se pueden clasificar en dos tipos: fuentes primarias y fuentes secundarias. Al hablar de fuentes primarias, Brom considera que “puede tratarse de elementos elaborados simultáneamente o en contacto directo con lo acontecido que se describe como sucede en el caso de los instrumentos de labor, de las armas, de los relatos hechos por contemporáneos”52. Objetos que existieron y que fueron utilizados durante el proceso que se esté estudiando. “Entre las fuentes (primarias) se encuentran también muchos testimonios escritos: documentos impresos o hechos a mano, como cartas particulares, registros de propiedad, leyes, actas gubernamentales, informes policíacos, de espionaje o de servicios diplomáticos, mapas, exposición y discusión de ideas religiosas o de conceptos filosóficos, que facilitan conocimientos de gran importancia”53. Recientemente han surgido trabajos que se basan en el estudio y revisión de fotografías, grabaciones de sonido, entrevistas, videos, artículos de periódico o revistas, etc. Las fuentes secundarias son aquellos textos, estudios o análisis posteriores que de manera directa o indirecta hagan referencia al mismo proceso que se quiere conocer. En todo caso, la selección de las fuentes y el uso que se les de dependerán de los objetivos que se persiguen en cada investigación y del enfoque del historiador. Cada historiador busca y utiliza las fuentes específicas que necesita para cumplir los objetivos de su investigación. Las fuentes, así como los hechos, adquieren sentido a partir del trabajo del historiador. En palabras de Schaff, “el historiador que busca por ejemplo las fuentes de la historia política de una país, permanecerá indiferente a los testimonios de la cultura y del arte si estos no están directamente relacionados con la vida política, esos testimonios carecen para él de significado histórico”54. Es decir, desde el momento en que se emprende la búsqueda de documentos, el historiador debe tener en claro qué objetivo persigue, para poder definir qué fuentes va a estudiar. Si aceptamos que la historia es el trabajo del historiador, es importante considerar, cómo se ha mencionado anteriormente, que el trabajo del historiador está determinado en todo momento por el mundo en el que vive y la sociedad que lo rodea. Para Carr, el estudio del pasado está determinado por la visión y las necesidades del presente. En este sentido se debe considerar que “sólo podemos captar el pasado y lograr comprenderlo a través del cristal del presente. El historiador pertenece a su época 52 Ibidem., p. 40 53 Ibidem., p. 42 54 Schaff, Op. Cit., p. 252 24 y está vinculado a ella por las condiciones de la existencia humana”55. Es decir que la historia no es el resultado del trabajo de un sólo hombre, sino que su labor estará determinada por el presente y la necesidad que tiene la sociedad por comprender ese pasado. Acerca de esto Carr afirma que “cada uno de los seres humanos, en cada una de las fases de la historia o de la prehistoria nace en el seno de una sociedad que le moldea desde su más temprana edad”56. De tal manera que si nuestro punto de vista está determinado por la sociedad en la que vivimos, de igual manera los objetivos de nuestra investigación están determinados por nuestra realidad social. Para Carr, y no solo para él, sino para muchos otros autores, el conocimiento de la historia no tiene un fin en sí mismo, sino que adquiere sentido en la medida en que ayuda a comprender el presente, por lo tanto afirma que “la función del historiador no es ni amar el pasado ni emanciparse de él, si no dominarlo y comprenderlo, como clave para la comprensión del presente”57. Por lo tanto podemos concluir que la historia es la investigación que se hace de los sucesos del pasado a través de fuentes históricas, con el fin de tener una mejor comprensión del presente. Es claro que la definición de historia genera muchos debates y hay diversas posturas al respecto, sin embargo, como se mencionó anteriormente, este texto tiene el fin de definir en términos generales las partes de la investigación histórica, que le dan a la historia el carácter de ciencia, para diferenciarla de la historia entendida como materia escolar. Me parece que en términos generales lo que diferencia a una de la otra en esencia, son los objetivos que persiguen y, por lo tanto, la manera en que trabajan. Ambas tienen como fin el conocimiento y comprensión del pasado pero, mientras la ciencia histórica tiene el fin de conocer y comprender el pasado, la historia como materia escolar tiene el fin de enseñar y lograr que otros individuos aprendan contenidos históricos. En esencia la diferencia es muy clara pero es necesario explicarla y desarrollarla para lograr una mejor comprensión de estas dos formas de trabajo histórico. A continuación se presentaran las características de la historia entendida como materia escolar.1.3 La enseñanza de la historia 55 Carr, Op. Cit., p. 33 56 Ibidem., p. 41 57 Ibidem., p. 34 25 Hasta este momento se ha hablado sobre los conceptos de enseñanza e, historia entendida como una ciencia de investigación. Aquí se establece una definición de lo que se entiende por Enseñaza de la Historia. Comprendiendo que es un concepto complejo, integrado por diversos elementos, que esta lejos de una definición definitva, se retoman algunos de los puntos que se han tratado anteriormente para reforzar la definición de este concepto. La enseñanza de la historia es un concepto que describe una actividad social compleja y diversa, en concreto, es la acción de transmitir un conocimiento y una comprensión del pasado. Es una actividad social por que describe la relación que se establece entre un factor educando y un educador y, las diversas interacciones que surgen de esta relación. Es un concepto que describe una actividad complejo y multiforme, por que, persigue diversos fines educativos y, tanto sus objetivos didácticos, como sus contenidos pueden variar, de acuerdo a los diversos factores que integran una asignatura de historia. Es una actividad diversa por que se desarrolla en diversos niveles de conocimiento, que varían en enfoque y profundidad, de acuerdo a los diferentes niveles escolares, y los diversos planes educativos. Al hablar de la enseñaza de la historia, ante todo estamos hablando de la enseñanza de contenidos históricos como parte de una educación escolar. Para Mario Carretero, es necesario comprender que la enseñaza de la historia, no implica únicamente, la enseñanza de contenidos históricos: Es decir, (para enseñar historia) deberían incluirse no sólo los conocimientos sobre los tiempos pasados sino también el establecimiento de relaciones entre el pasado y el presente o, al menos, entre dos momentos en el tiempo. Una de las implicaciones educativas de este concepto reside en que la enseñanza de la Historia implica la transmisión de un conocimiento destinado a la comprensión del pasado, pero siempre desde herramientas conceptuales que tienen sentido en el mundo presente.58 Esto significa que la enseñaza de la historia no se limita a transmitir un conocimiento aislado del pasado, debe llevar al alumno a comprender el pasado y su relación con el presente. 58 Mario Carretero, “Perspectivas disciplinares, cognitivas y didáctica en la enseñanza de las ciencias sociales y la historia”, en: Construir y enseñar. Las ciencias sociales y la historia, Argentina, Aique, 2002. p. 3 26 A su vez esto se relaciona con lo que Sebastián Plá describe al hablar de llevar al alumno a “pensar históricamente” 59, para este autor, la enseñanza de la historia tiene el fin educativo de que alumno comprenda el mundo en el que vive, como el resultado de la interacción de diversos y complejos procesos que se han desarrollado a lo largo del tiempo y que en todo momento mantienen una relación con el presente. Si afirmamos que la enseñaza de la historia es una actividad que implica la enseñar de un conocimiento y una comprensión del pasado, es necesario distinguirla de otras formas de enseñanza. Para Frida Díaz Barriga, “frecuentemente los educadores olvidan las diferencias existentes entre las diversas materias o áreas de conocimiento, y en los programas de estudio, la metodología didáctica o los instrumentos de evaluación, se da el mismo tratamiento a las matemáticas que a la física o a la historia”60. En todo caso es necesario distinguir y describir las características de una asignatura escolar de historia61, a fin de distinguir las herramientas metodológicas que requiere la enseñanza de la historia. Para esto se puede considerar algunas características del saber histórico, que describe de Díaz Barriga. En primer lugar es necesario considerar que tanto el objeto de estudio social, como el histórico, forman parte de “un entramado de relaciones significativas, de las cuales forma parte activa el propio sujeto cognoscente, de ahí que resulte difícil la posición de objetividad y neutralidad pretendida en las ciencias naturales o las matemáticas”62. Es decir que a diferencia de la enseñanza de las ciencias exactas, en donde la objetividad depende de la precisión de la experimentación. En la enseñaza de la historia la objetividad esta determinado por la relación que cada individuo tiene con el pasado, y a su vez, de la relación que éste tiene con el presente. Por ejemplo, se puede decir que el estudio de un suceso como la guerra cristera, influye directamente en la comunidad católica de México, y por lo tanto, puede afectar la objetividad del estudio de este suceso. A diferencia de la enseñanza de las ciencias experimentales, en la enseñanza de la historia, y en la de, las ciencias sociales “se utilizan estrategias alternativas de reconstrucción e inferencia de los hechos, mediante la obtención y prueba de evidencias 59 Sebastián Plá. Aprender a pensar históricamente. La estructura de la historia en el bachillerato, México, Colegio Madrid, Plaza y Valdés, 2005, p. 60 Frida Díaz Barriga, “Una aportación a la didáctica de la historia. La enseñanza aprendizaje de habilidades cognitivas en bachillerato”, Perfiles educativos, Tercera época, Vol. XX, No. 82, p. 2, en: http://www.cesu.unam.mx/iresie/revistas/perfiles/perfiles-index.html 61 Estas se describen en el siguiente apartado del Capítulo I. 1.4 La historia como asignatura escolar 62 Díaz Barriga, Op. Cit., p. 2 27 recuperadas de fuentes primarias y secundarias”63. Es decir que la enseñanza de la historia, se basa en la investigación documental, a diferencia de ciencias como la física y las matemáticas, cuya enseñanza se puede basar en la experimentación. Esto determinará las posibilidades y los límites de la enseñaza de la historia. Que a su vez determinará los fines educativos, los objetivos didácticos, los contenidos, y las estrategias y actividades de aprendizaje, de la asignatura de historia. Por último, Frida Díaz Barriga señala que “en el plano de la influencia afectiva y emocional de los contenidos, obviamente ésta es mucho mayor respecto al conocimiento histórico-social, por lo que las ideas y creencias sociales son aún más resistentes al cambio que nuestras nociones sobre el conocimiento físico o químico”64. Es decir que, la resistencia de los estudiantes hacia la enseñaza de la historia, puede ser mayor, puesto que, a diferencia de la enseñanza de las ciencias experimentales, la enseñanza de la historia puede poner en tela de juicio valores morales y principios sociales. Por otro lado Joaquín Prats65 considera que, al hablar de la enseñanza de la historia se debe tomar en cuenta que “cada edad requerirá un estadio diferente de conocimiento histórico. (De tal forma que, para determinar el enfoque y la profundidad de una asignatura) se deberá proceder partiendo de trabajos que traten sobre capacidades de dominio de nociones de tiempo convencional, pasando a dominio de la situación espacial de objetos, localidades o unidades geográficas más amplias, hasta llegar, al final de los ciclos educativos, a formular análisis y caracterizaciones sobre épocas históricas o análisis de paisajes y realidades sociales.”66 Así, la enseñaza de la historia debe comenzar en los niveles básicos, por la enseñanza de conceptos y valores como: temporalidad, espacialidad, proceso, estructura, cambio y continuidad. Conceptos que establezcan los fundamentos cognitivos de la enseñanza de la historia, y de ahí, se pueda proceder a una conocimiento más complejo. Para Joaquín Prats, las asignaturas de ciencias sociales pueden servir de introducción al conocimiento histórico. Para terminar con esta breve definición de laenseñaza de la historia, podemos decir que esta actividad tiene fines educativos que van más allá del aula de clases. 63 Díaz Barriga, Op. Cit., p. 2 64 Ibidem., p. 2 65 Catedrático de la Universidad de Barcelona especialista en didáctica de las ciencias sociales 66 Prats Joaquín, “Principios para la enseñanza de la historia” en: Enseñar historia. Notas para una didáctica renovadora, Mérida, Junta de Extremadura Consejería de Educación Ciencia y Tecnología, 2001, p. 13, en: www.ub.es/histodidactica 28 Siendo una actividad social, la enseñaza de la historia ante todo, tiene un fin social. Para Frida Díaz Barriga “el abordaje de las ciencias histórico-sociales en la escuela, debería contribuir al perfeccionamiento de las capacidades de aprendizaje significativo, razonamiento y juicio crítico en el alumno, tendientes a la formación de una visión comprehensiva del mundo. En todo caso, la meta última es la formación de sujetos libres, autónomos y críticos, con una participación social comprometida”67. Ante esto, es necesario recordar que el aprendizaje es finalmente un trabajo propio del estudiante, y que por lo tanto, el trabajo del maestro de historia es el de reforzar, apoyar y dirigir el desarrollo de ese aprendizaje. De tal forma que la enseñanza de la historia, lleva al individuo a una mejor comprensión del mundo en el que vive, y a adquirir conciencia del papel que cada uno juega dentro de la sociedad y, de las posibilidades de actuar ante los problemas que le rodean. Retomando una idea de Andrea Sánchez, que se utilizó anteriormente en este informe, podemos decir que la Enseñanza de la Historia tiene el fin de ayudar al individuo a “ampliar sus posibilidades de elección, para tomar decisiones concientes y destinadas a la superación en el desarrollo de su vida social”68. Por lo tanto como dice Frida Díaz Barriga “es indispensable consolidar redes conceptuales con información significativa e interrelacionada, de manera que una propuesta didáctica constructivista pata enseñar historia requiere analizar de manera conjunta los contenidos curriculares los recursos o métodos didácticos.”69. Esto quiere decir que estamos hablando de la necesidad de trabajar en la ya existente construcción de una ciencia didáctica enfocada a la enseñaza de la historia, lo cual implicaría participar en los debates que nos lleven a perfeccionar conceptos básicos, fines educativos, objetivos didácticos, contenidos y procedimientos educativos en general, dirigidos a la enseñaza-aprendizaje de la historia. De igual manera es necesario reevaluar y reestablecer la importancia de la enseñaza de la historia ante los retos sociales de la actualidad, en todos los niveles escolares. Para Frida Díaz Barriga “La construcción de una didáctica de la historia es una empresa sumamente compleja, que requiere tanto de la determinación del estatuto epistemológico de esta disciplina, como del reconocimiento del carácter y problemática propia de su enseñanza y aprendizaje”70 Con esto se quiere enfatizar en el hecho de que es necesario comprender, que hablar de una Didáctica de la Historia implica establecer 67 Díaz Barriga, Op. Cit., p. 2 68 Andrea Sanchez, Op. Cit., p. 275 69 Díaz Barriga, Op. Cit., p. 4 70 Ibidem., p. 1 29 una base de conceptos básicos acompañados de una problemática precisa, con objetivos claros y concretos, que refuercen la integración social de la historia entendida como asignatura escolar de gran potencialidad formadora, fundamental para comprender y promover la participación social, con el fin de hacer frente a los retos que se presentan a principios del siglo XXI en un mundo global y unipolar. Estas son algunas de las características y los fines educativos de la enseñaza de la historia, que se deben analizar para tener una comprensión básica de esta actividad, y que se deben comprender antes de proceder al análisis de temas más concretos, como, las características de la asignatura escolar de historia, de las cuales se hablará a continuación. 1.4 La historia como asignatura escolar Ante la difusión masiva de una cultura del consumo y la expansión del mercado mundial, las materias de ciencias sociales y la asignatura de historia, enfrentan uno de sus momentos más complicados. Ya que socialmente se ha dado una sobre valoración de algunas asignaturas escolares enfocadas hacia temas como la ingeniería o la administración, que tienen una relación más directa con las actividades del mercado y la industria. De tal manera que, ha decaído el valor de otras asignaturas más alejadas de las actividades del mercado y que, socialmente tienen la misma importancia que cualquiera de las asignaturas relacionadas a las estas actividades de lucro. En un interesante artículo acerca de los retos que enfrenta la didáctica de las ciencias sociales, y como parte de ésta, la asignatura de historia; Joaquín Prats71 plantea la necesidad de que “la Didáctica de las Ciencias Sociales pueda ser considerada como un saber científico de carácter tecnológico, al que se une un hacer técnico”72. Al decir que la didáctica de las ciencias sociales debe ser considerada como un saber científico, Prtas quiere decir que es un cúmulo de conocimientos organizados y dirigidos por una metodología específica, hacia la compresión de fenómenos sociales. El autor considera que éste saber científico es de carácter tecnológico por que, tiene una utilidad y una aplicación concreta. Su estudio es de gran importancia ya que desde sus diversas disciplinas las ciencias sociales, estudian, analizan y pretenden 72 Prats Joaquín, “Líneas de investigación en didáctica de las ciencias sociales”, p.3 en: www.ub.es/histodidactica. 30 comprender fenómenos sociales, a fin de brindar soluciones a los complejos problemas de la actualidad. Su enseñaza es de gran importancia, en la formación de una metodología de investigación social, y en la formación de individuos, críticos, libres y capaces de actuar ante la problemática social del mundo que les rodea. Por último Prtas considera que, a este saber científico de carácter tecnológico se une un quehacer técnico, debido a que, su aplicación debe seguir una metodología precisa y, una forma de trabajo bien definida en cualquier de sus disciplinas. Prats afirma que, de no ser entendidas las ciencias sociales en esta dimensión, corremos el riesgo de que sean descontinuadas por los programas educativos, con lo cual corremos un segundo riesgo: El de renunciar definitivamente a la formación social de nuestras futuras generaciones. Por lo tanto resulta de vital importancia que en todo el mundo, en todas las academias de ciencias sociales o humanidades, se amplié este debate, con el fin de reestructurar y reestablecer el importante papel que juega ante la sociedad las materias escolares de ciencias sociales. Las materias escolares de historia no son la excepción de este debate. Como resultado del Seminario Internacional de Didáctica de la Historia73, llevado a cabo en la Universidad de Barcelona en el mes de julio de 2007, los asistentes, maestros investigadores y alumnos firmaron un manifiesto que, a la letra declaraba lo siguiente: Rreivindicamos el valor social y educativo del conocimiento histórico y la necesidad de profundizar en la innovación y la investigación didáctica de esta disciplina. Y queremos manifestar lo siguiente: Creemos que la Historia, a principios del siglo XXI, es ya una disciplina multidimensional que tiende a convertirse en ciencia de la complejidad humana. Por lo que defendemos que la Historia sea una materia que ocupe un lugar importante en el currículum educativo general, desde el inicio de la educación primaria, hastala universidad.74 Lo anterior nos habla la importancia que han adquirido las materias escolares de historia, y de la necesidad de definir los elementos que conforman a las asignaturas escolares de historia. Así mismo, hace evidente la necesidad de establecer las herramientas didácticas específicas para esta importante función educativa de la historia. 73 Vid. http://www.ub.es/histodidactica 74 Vid. http://www.ub.es/histodidactica/articulos/Manifiesto%20Taula%20de%20Historia.pdf 31 Cada asignatura escolar de historia puede tener diferentes contenidos, que varían de acuerdo a los objetivos que se persiguen. Sin embargo, hay algunos elementos que toda asignatura escolar de historia debe tener. En este capítulo hablaremos de esos elementos que comparten las asignaturas escolares de historia y que, a pesar de sus diferencias, las hacen estar dentro del mismo campo de la enseñaza de la historia. Como se ha manejado desde un principio, al hablar de la historia como materia escolar, en este informe, principalmente estamos tratando de marcar las diferencias que ésta tiene con relación a la historia, entendida como ciencia de investigación. Acerca de esto dice la Dra. Rita Marina Álvarez75: La ciencia aspira a investigar la evolución histórica de la sociedad, los hechos, los fenómenos, procesos, causas, regularidades, mientras que la asignatura Historia tiene como fin contribuir a la educación de los alumnos a través de la enseñanza de los contenidos históricos. El objeto de estudio de la ciencia histórica es el proceso histórico y el de la asignatura es el proceso mediante el cual el alumno asimila la Historia para educarse76. De tal forma que una asignatura escolar de historia se centra en el proceso de enseñanza-aprendizaje de contenidos históricos. A diferencia de la historia, entendida como ciencia, cuyo fin es el de investigar procesos históricos. Para poder comprender mejor esta distinción a continuación se describirán algunos de los elementos que debe tener una asignatura escolar de historia, los conceptos y las ideas generales que utiliza de base. El método sobre el que trabaja, las estrategias didácticas de las que sé sirve. Para que a su vez, pueda ser distinguida del resto de asignaturas escolares. Aunque ya existen trabajos dirigidos a definir las bases y herramientas de la asignatura escolar de historia, aun falta mucho por hacer en este sentido. Acerca de esto Frida Díaz Barriga plantea la necesidad de definir las características generales de estas asignaturas, afirmando que “frecuentemente se incurre en lo que a nuestro juicio es un gran error: enseñar la historia sin clarificar su carácter interpretativo y sin distinguir su 75 Profesora del Instituto Pedagógico Latinoamericano y del Caribe (I. P. L. A. C.) y del Instituto Superior Pedagógico "E.J. Varona". La Habana - Cuba. 76 Rita Álvarez de Zayas, “Historia o Didáctica de la historia”, p. 28, en: http://www.saber.ula.ve/db/ssaber/Edocs/pubelectronicas/TeoriaydidacticaCS/revista1_96/Bol1_RitaAlva rez.pdf, 32 método del propio de otras ciencias”77. En este informe se describen algunos de los elementos esenciales de las asignaturas escolares de historia, que han analizado diversos autores, interesados e involucrados en la construcción de una didáctica especifica de la historia. 1.4.1 Fundamentos conceptuales de la historia como asignatura Aprovechando el momento en que se presentó una propuesta de reforma educativa a nivel medio superior que propuso el Ministerio de Educación en España, Jesús Domínguez escribió un articulo para definir “el papel que debiera ocupar la enseñanza de la historia en el nuevo currículo”78, por lo tanto se dio a la tarea de establecer las bases fundamentales que deberían tener la asignatura escolar de historia para fortalecer dicho papel. En primer lugar, para Domínguez se deben establecer “criterios generales que proporcionen un adecuado marco de referencia en el cual situar la discusión de otras cuestiones más concretas (objetivos hacia los que orientar la enseñanza de la Historia en cada curso, contenidos sustantivos y metodológicos que deban elegirse, estrategias y métodos didácticos más convenientes, secuenciación de los programas y, por último, el carácter y los métodos de evaluación más adecuados)”79. Es decir que primero se deben definir las bases teóricas que establezcan los principios fundamentales de la enseñanza de la historia, para poder proceder a desarrollar el análisis de los procesos educativos y la metodología que las asignaturas de historia utilizan. De tal manera que el autor plantea tres preguntas que ayudan a definir dichas bases: ¿Para qué enseñar historia?, ¿Qué enseñar de la historia? y ¿A quién enseñar historia?. A continuación trataremos de analizar las respuestas que pueden surgir al plantearnos estas tres preguntas, sin pretender ampliar los debates que pueden surgir de estas preguntas sino, simplemente, con el objetivo de presentar algunos elementos que desde nuestra óptica, se deberían considerar para definir las características esenciales de la asignatura escolar de historia. A lo largo del tiempo ha habido varios intentos por responder a la primer pregunta, ¿Para qué enseñara historia?. Sin embargo, Domínguez considera que muchas han sido más retóricas que reales. Para él es necesario que una respuesta a esta 77 Díaz Barriga, Op. Cit., p. 2 78 Jesús Domínguez, “El lugar de la historia en el currículum 11-16. Un marco general de referencia”, en: Mario Carretero, Et. Al., La enseñanza de las ciencias sociales, 2ª ed., España, Visor, 1997 (aprendizaje visor), p. 35 79 Ibidem., p. 35 33 cuestión establezca “metas educativas para la enseñanza de la Historia, adecuadas a las necesidades e intereses formativos de los alumnos”80. Así que al definir éstas metas educativas, se debe partir de las necesidades que tienen los alumnos como individuos, como miembros de una sociedad, como futuros profesionistas, como niños, jóvenes o adultos, dependiendo el caso, y el nivel educativo en el que se este trabajando. Para responder a la primera pregunta es necesario considerar que “el pasado está presente en nuestra vida actual, tanto individual como colectivamente”81. Para éste autor, el pasado es un componente fundamental en la construcción de nuestros esquemas de conocimiento e interpretación de la realidad social. Aunado a esto no podemos evitar recibir visiones o versiones del pasado, por lo tanto la forma en que interpretamos el pasado puede ser mediatizada o manipulada, si no hay una constante revisión y un debate histórico en todos los niveles de la sociedad, ya que, solo el estudio de la historia “permite realizar una revisión crítica tanto de los hechos como de las asunciones interpretativas incorporadas en esas versiones del pasado”82. Por lo tanto, plantea que “el estudio de la Historia debiera servir en primer lugar para que el alumno pudiera situarse conscientemente en el mundo y, en segundo lugar, para conocer de manera crítica su herencia personal y colectiva, así como para comprender, que no compartir, las actitudes, los valores y las memorias propias de su comunidad”.83 De tal manera que se puede decir que de acuerdo a Domínguez, se enseña historia, para que el individuo que la estudia, pueda construir una conciencia de sí mismo, una conciencia que lo lleve a conocerse y comprenderse, de manera individual y colectiva. A este debate acerca del por qué enseñar historia se puede agregar el argumento de Carlos Pereyra en el libro Historia ¿para qué?84. En su artículo, básicamente se argumenta que, debe hacerse una diferencia entre la utilidad teórica de la historia, como conocimiento del pasado y su función
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