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La poética del espacio en las manifestaciones Déco
de la colonia Hipódromo-Condesa
(una interpretación desde Bachelard)
México, DF, 2006
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO
Facultad de Filosofía y Letras
División de Estudios de Posgrado
La poética del espacio en las manifestaciones Déco
de la colonia Hipódromo-Condesa
(una interpretación desde Bachelard)
TESIS
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRA EN HISTORIA DEL ARTE 
PRESENTA
LIC. NATALIA GPE. DEL MORAL RUIZ
Director:
Dr. Enrique X. de Anda Alanís
México, DF, 2006
A mis padres y a la tía Vicky, 
con agradecimiento por compartir el gozo 
de la intimidad protegida en el habitar.
• Al Dr. Enrique X. de Anda por su entusiasmo ante la propuesta de este proyec-
to, aceptar la asesoría del mismo, por insistir en que incluyera una perspectiva
filosófica, por su fiel seguimiento y atenta lectura del texto final. Pero principal-
mente por brindarme su invaluable amistad.
• A la Dra. Ma. Noel Lapoujade por ser una mujer inspiradora, por su generosidad,
tiempo y humildad en el compartir el conocimiento, por sus muchos y agudos
comentarios al texto, por compartir espacios imaginarios y reales, y por su ama-
ble amistad.
• A la Dra. Elia Espinosa por su amabilidad para aceptar revisar este proyecto, por
sus comentarios y sugerencias bibliográficas.
• A la Biblioteca Lerdo de Tejada por las facilidades para fotografiar el material
hemerográfico que aquí aparece.
• Al personal del Archivo Histórico del DF por su ayuda y permisos para fotografiar
los planos y el material hemerográfico que aparece en esta tesis.
• A la Sra. María Eugenia García Woodward por permitirme indagar en los docu-
mentos de su padre el arquitecto Domingo García Ramos (q.e.d) y por todas las
anécdotas que amablemente me compartió.
• A Valerie Casillas por cuya intervención fue posible fotografiar el interior del edi-
ficio Basurto.
• A Francisco Paniagua por ser un fiel instigador y propulsor de esta tesis, por su
ejemplo de fidelidad y su amistad a prueba de distancias. Por su mirada al
déco.
Agradecimientos
111
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
• A Ricardo Bugarín por su infinita paciencia, generosidad, tiempo y visión de dise-
ñador, por las largas sesiones de ayuda técnica pero sobre todo espiritual que se
dieron a lo largo de la elaboración de esta tesis.
• A Chanis, Adriana Molina y Nuria Lagarde, por su comprensión, apoyo, solidari-
dad y entusiasmo. Por una amistad de raíces profundas y muchos frutos.
• A Adriana Martínez por tantos años de amistad compartiendo y guardando frag-
mentos de mi memoria, por su paciente escucha y sabios comentarios en los
mejores instantes y en los peores.
• A mis amigas de siempre Carla Mora, Amalia Lejavitzer y Angelita Pietschmann
por seguir siendo parte fundamental y amorosa de la vida.
• A Toti por su interés genuino en este proyecto, por compartir momentos y espa-
cios trascendentes.
• A Bob Laurin por su risa de niño, por su generosidad, hospitalidad y su amistad
con sabor a maple.
• A José Juan Sainz por tantos años de crecimiento espiritual compartido y de
apoyo al empezar de nuevo.
• A Cristóbal Alonso por su generosa y paciente escucha, y su fiel amistad.
• A Jesús Aguilar por su amistad y sus aportaciones fotográficas para esta tesis.
• A Ricardo Linares por enriquecer con su compañía el descubrimiento de espacios
déco que atesora mi memoria.
El espacio llama a la acción, y antes de la acción
la imaginación trabaja. Siega y labra.
Habría que cantar los beneficios de todas
esas acciones imaginarias.
Bachelard, Gaston, 
La poética del espacio, p. 42
índice
Introducción 10
Capítulo 1 13
El por qué de la poética del espacio 15
Algunas consideraciones en torno al art déco 18
La ciudad de México en los años veinte 21
La modernidad: un largo debate 27
Capítulo 2 35
Lo moderno en las nuevas colonias: la Roma y la Condesa 37
La colonia Hipódromo 44
Lo moderno en el fraccionamiento Insurgentes-Hipódromo 50
Lo moderno en la arquitectura 59
Capítulo 3 65
La poética del espacio en las manifestaciones Déco de la Hipódromo 67
El teatro-nido 71
La seducción de la luz 73
El Edificio Basurto: habitar una concha-caracol 76
El infinito en una avenida: Amsterdam 76
Los buzones: guardadores de secretos 81
Las puertas: umbrales del ser íntimo 81
Conclusiones 85
Anexo 91
En torno al término modernidad 93
Referencias bibliográficas y hemerográficas 98
Fuentes Inonográficas 104
Agradecimientos 110
Introducción
11
El espacio es una temática de gran relevancia. No sólo porque al vivir en la ciudad de
México, una de las ciudades más densamente pobladas del planeta sea una cuestión
que nos incumbe. Voy más allá, aún viviendo en extensiones donde nuestra mirada se
perdiera en el horizonte, el espacio nos interpelaría. Somos seres espaciales. Con esto
quiero decir que nos reconocemos a través del espacio. Cuando recordamos, cuando
hablamos, cuando imaginamos, cuando nos movemos y vivimos lo hacemos en referen-
cia al espacio. El espacio puede generar y detonar en nosotros infinidad de sensaciones,
sentimientos, pensamientos, anhelos, sueños. Y todos estos transformarse en acciones.
Es espacio es pues geográfico, y al mismo tiempo imaginario.
He elegido hacer una interpretación de la poética del espacio en las manifestacio-
nes Déco de la colonia Hipódromo por un motivo muy sencillo: amo ese espacio. Esto
es relevante porque es de una originalidad, de una unidad, de una belleza y de una se-
ducción vigentes. Porque la proyección urbanística del llamado en los treintas fracciona-
miento Insurgentes-Hipódromo y de los espacios déco que lo poblaron y pueblan, se-
guían estos lineamientos. La tesis de la presente investigación radica en mostrar que en
las manifestaciones déco de la Hipódromo existe una poética del espacio que nos acer-
ca a la realidad de que en las formas arquitectónicamente vividas en espacios habitables
y elementos simbólicos dan pie a evocaciones de diversa índole. Es preciso aclarar que
para ello me valgo tanto de la historia del arte como de la filosofía. Respecto a la histo-
ria del arte, el marco de referencia se limita a una revisión del concepto de modernidad
así como de las características más sobresalientes del art déco, que se proclamaba como
el modo moderno. No hago una exégesis del término moderno, si bien considero de im-
portancia filosófica hacer algunas puntualizaciones que incluí en el anexo. Siguiendo
también la línea histórica planteo algunos señalamientos en torno al surgimiento de los
nuevos fraccionamientos en la ciudad de México alrededor de los veinte. 
12
Una vez establecidos los lineamientos generales y el marco histórico conceptual de
referencia, comparo la traza urbana de dos colonias vecinas: la Roma y la Condesa, ha-
ciendo referencia a lo que de moderno tenían ambas. Una vez hecho esto, centro mi
atención en el surgimiento y características de la formación de la colonia Hipódromo.
Procediendo así de lo general a lo particular, el siguiente tema a tratar es lo moderno en
el fraccionamiento Insurgentes-Hipódromo, para centrar mi atención en las característi-
cas modernas en arquitectura. Aunque el asunto referente al espacio es mucho más
complejo, me refiero únicamente a dos espacios:el macro-espacio que es toda la con-
cepción urbanística del fraccionamiento, su lotificación; y el micro-espacio que se refie-
re a las construcciones déco.
Este juego del macro-espacio y del micro-espacio se lee claramente en la estructu-
ra del último capítulo, en donde el tema se plantea desde una poética del espacio. Pro-
pongo que es posible hacer una interpretación filosófico-estética de las manifestaciones
déco de la Hipódromo. Para esto me valgo del filósofo francés Gaston Bachelard y recu-
rro casi exclusivamente a su Poética del espacio. Esta es pues una tesis de historia del
arte con un enfoque filosófico. No pretendo problematizar ni discutir la definición del
art déco. Planteo la interpretación de un estilo y sostengo que hacer dicha interpreta-
ción es válida aún cuando en el fraccionamiento existan edificaciones de otros estilos
del mismo período como el neo-colonial o el funcionalista. Sin embargo, la concepción
espacial total del fraccionamiento respondía a los lineamientos de lo que entonces se
llamaba moderno. Además, las construcciones déco superaban en número a las cons-
trucciones de otros estilos. Pero aún más importante: me parece que los espacios déco,
que todavía forman parte del rostro cambiante de la ciudad de México y de la Hipódro-
mo, siguen ofreciendo refugio para evocar valores de intimidad, para seguir soñando y
para de este modo hacer que los sueños devengan realidades.
Capítulo uno
15
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
El por qué de la poética del espacio
Una discusión constante dentro de la historia del arte así como dentro de la filosofía es
la del espacio. El espacio aparece como referente físico, cuantificable en metros, pun-
tual y circunscrito a límites geográficos. Nuestra percepción del mismo se traduce en
obras con carácter propio: los metros que ocupa un mural, las dimensiones de un lien-
zo, el volumen de una escultura, los metros cuadrados para un edificio, en danza los
metros de que dispone el ejecutante para moverse forman parte indisoluble del discur-
so coreográfico. Todas las actividades humanas, las prácticas, las disertaciones intelec-
tuales están vinculadas al espacio. Estamos circunscritos al espacio, somos seres espa-
ciales. El espacio es esa función de la sensibilidad que Kant nombró como forma pura a
priori,1 es nuestro referente universal y necesario para procesar todos los datos sensoria-
les. No abordaré el espacio únicamente como forma pura a priori de la sensibilidad, ese
es un supuesto. Lo que me interesa es hacer una interpretación poética del espacio des-
de la propuesta fenomenológica de Bachelard, porque el espacio poético abre horizon-
tes de creación, porque seduce, porque da sentido al presente y continuidad histórica al
pasado. 
El texto en el que me baso para realizar esta lectura es la Poética del espacio de Ba-
chelard. En la introducción plantea la necesidad de adherirse a una imagen aislada para
de esta forma acceder a la filosofía de la poesía y a la imaginación poética. En términos
filosóficos, el método propuesto y empleado por Bachelard es una forma de fenomeno-
1 Cfr. Kant E., Crítica de la razón pura, 1ª parte, Buenos Aires, Lozada, 1981.
16
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
logía de la imaginación. Ésta opera dentro de límites nítidamente trazados que Bache-
lard establece del modo siguiente: “Sólo queremos examinar imágenes muy sencillas,
las imágenes del espacio feliz. (...) El espacio captado por la imaginación no puede se-
guir siendo el espacio indiferente entregado a la medida y a la reflexión del geómetra.
Es vivido”.2 A partir de esta cita entenderé por espacio vivido el espacio urbano, físico a
partir del que o junto con el que se generan evocaciones.
Un espacio vivido que delimito a partir del cambio de fisonomía que se dio en la
ciudad de México. Ese espacio vivido operará en dos niveles: el primero en un plano
comparativo respecto a las colonias Roma y Condesa puesto que son colonias vecinas y
compartían pozos artesianos, el segundo únicamente en cuanto al espacio del fraccio-
namiento Insurgentes-Hipódromo. En la década de los veinte en la ciudad de México
aumentó la demanda de espacios habitación debido al creciente número de inmigran-
tes que a diario llegaban a la capital buscando mejores condiciones de vida. Esto lógica-
mente incidió: “... en el desarrollo de los negocios inmobiliarios por el aumento de la
demanda de lugares habitables. Entre 1910 y 1930 aquélla creció constantemente pa-
sando de 720,753 a 1´229,068 habitantes (...)”3 lo que indica un aumento notable.
Dentro de las empresas de bienes raíces que participaron más activamente en la
creación de nuevas opciones de casas habitación en la época, se encontraba la forma-
da por el arquitecto José G. de la Lama y Raúl A. Basurto, este último fungía como di-
rector, gerente y tesorero. Los socios construyeron varias secciones residenciales, inclu-
yendo la colonia Insurgentes-Condesa e Insurgentes-Colonia del Valle. En 1925 ya
aparecían en los diarios de mayor circulación del país: El Universal y Excélsior, anuncios
en los que se informaba a los lectores que ya se estaba fraccionando la manzana 510
de la sección Insurgentes-Condesa, y para febrero del siguiente año la lluvia de anun-
cios promoviendo la compra de lotes de la sección Insurgentes-Condesa y/o la de accio-
nes del Hipódromo aumentó en frecuencia y extensión de los espacios en las planas (véa-
se la Figura 1).
Nuestra imagen aislada es el espacio que hoy conocemos como la colonia Hipó-
dromo-Condesa4 porque supongo, y esa es la hipótesis, que es un espacio poético, un
espacio único, concebido para que sus habitantes tuvieran acceso a una serie de carac-
2 Bachelard, Gaston, La poética del espacio, F.C.E., Breviarios, México, 1997, pp.27-28.
3 Collado, Herrera, Ma. Del Carmen “José G. de la Lama en la expansión urbana de los años veinte” en En
la cima del poder 1830-1930, Altamirano, Cozzi Graziella (coord.), Instituto Mora, México,1999, p.189
4 Estrictamente hablando se trata de la colonia Hipódromo, como lo aclara Tavares Edgar en base a su inves-
tigación de los documentos de la Delegación Cuauhtémoc. Cfr. Tavares, López, Edgar, Colonia Hipódromo,
Tu ciudad, barrios y pueblos, Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, México, DF, 1999, p. 88
17
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
terísticas espaciales inconfundibles, a todos los servicios que una buena planeación ur-
bana ofrece, y pudieran de este modo tener las condiciones de posibilidad para ser fe-
lices. Bachelard define a la fenomenología como un método descriptivo de las imáge-
nes en el terreno de la poesía,5 es por eso que me detendré en el análisis de la gestación
del proyecto urbanístico de dicha colonia. Dado que, en la ampliación de lo que en su
momento fue llamado el fraccionamiento Insurgentes-Hipódromo, Insurgentes-Conde-
sa o ex-Hipódromo de la Condesa, intervinieron fraccionadores y arquitectos preocupa-
dos por ofrecer los últimos avances modernos en sus respectivos terrenos, y esto se vio
reflejado en el espacio del conjunto, así como en los espacios delimitados de las casas-
habitación; me daré a la tarea de entender esas propuestas espaciales desde el ámbito
del urbanismo y la arquitectura para lo que la metodología histórica me será indispen-
sable; más específicamente la historia del arte, puesto que en un alto porcentaje las
propuestas de los espacios destinados para la habitación y aún los espacios de recreo
comunitario se inscriben dentro del art déco.
5 Cfr. Bachelard, Gaston, Op. cit., p.10.
Figura 1.
Anuncio para adquirir lotes en la
sección Insurgentes-Hipódromo
18
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
Algunas consideraciones respecto al art déco
Hacia mediados de los años sesenta se llevó a cabo en París la exposición Les Anées 25
en el Musée des Arts Décoratifs. En dicha exposición se reivindicaba la importancia ar-
tística de la famosa exhibición internacional que tuvolugar en la misma ciudad en 1925,
la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes (véase la Figura
2), el cenit de la escuela de diseño francés, de la cual se tomó el nombre de art déco.6
El art déco, a decir de Duncan Alastair: “...existió de pleno de 1908 a 1912 (...) es el tér-
mino más apropiado para designar el estilo de las artes decorativas que se desarrolló en
Europa inmediatamente antes de la primera guerra mundial y que, en algunos países de
adopción, siguió vigente hasta los años treinta.”7 Seguir las fuentes del art déco es un
ejercicio extenso que escapa a los límites de la presente investigación, puesto que tiene
una multitud de presencias diversas y en muchos casos contradictorias. Me limitaré úni-
camente a señalar a modo de horizontes cuáles fueron esas presencias, para referirme
a ellas como ecos presentes en los casos de la poética del espacio que me ocupan. Lo
que no podemos perder de vista es que dichas influencias forman un entramado de sig-
nificados detonados a partir de los progresos técnicos y los cambios que dichos progre-
sos implicaron: la percepción del tiempo gracias al impacto de las máquinas: la veloci-
dad de los automóviles, (véase la Figura 3) locomotoras, aeroplanos, que en términos
artísticos se leen claramente en el futurismo italiano y el constructivismo ruso.8
El consumo del “confort” en objetos y espacios, la aparición de objetos produci-
dos en serie para facilitar y hacer más agradables las tareas cotidianas, tales como,( las
llamadas en los veintes), radiolas (véase la Figura 4), victrolas (sic) (véase la Figura 5), cá-
maras kodak (véase la Figura 6) fonógrafos, sumadoras portátiles, estufas, máquinas
para lavar y planchar, pulidoras para piso, aparatos de calefacción, cigarreras, entre
otros. En cuanto al confort en los espacios, la necesidad creada por el automóvil de dis-
poner de una cochera o garage de preferencia integrado a la casa, así como la impor-
tancia que adquiere el cuarto de baño y que está ligado a las exigencias de la vida mo-
6 Esta exposición volvió a poner sobre la mesa de discusión un tema complejo que continúa estando presente
en el terreno del arte: la vinculación, delimitación y diferenciación entre arte y decoración.
7 Duncan, Alastair, El Art Déco, Destino, trad. Antoni Vicens, Barcelona, 1994. pp. 7-8. En opinión de Morri-
son, McClinton, el art déco se desarrolló entre 1910 y 1935, y se conocía con el nombre de arte moderno.
Cfr. Morrison, McClinton, Katherine, Art Déco: a guide for collectors, Clarkson N Potter, Inc. Publishers,
New York, 1972, p. 6. Evidentemente, al hablar de la presencia del art déco en México se amplía la fecha
hasta los años cuarenta, baste como ejemplo citar el edificio Basurto ( 1942-1945) del arquitecto e inge-
niero Francisco J. Serrano.
8 Cfr. Marinetti F.T., “Fundación y Manifiesto del futurismo”, en Micheli Mario de, Las vanguardias artísticas
del siglo XX, Alianza, Madrid, 1979.
Figura 2.
Roberto Bonfils, Cartel de la
Exposición Internacional de París,
Francia, 1925
19
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
Figura 3.
Anuncio de automóvil, 
periódico Excélsior, 1926, 
Figura 4.
Anuncio de victrola (sic.), periódico
Excélsior, 1926 
Figura 5.
Anuncio de radióla, 
Excélsior, 1926 
Figura 6.
Anuncio de cámara Kodak, 
Excélsior, 1926
Figura 3.
Figura 5. Figura 4.
Figura 6.
20
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
derna relacionadas con el acceso al agua potable. Y por último, la resignificación espa-
cial a través de la abstracción y manejo de volúmenes, presente en las propuestas de la
Bauhaus,9 que inspiró la tendencia moderna que se enraizó en las artes decorativas
americanas a finales de los años veinte, y el cubismo;10 un ejemplo de esto lo podemos
apreciar en los trabajos realizados por Orozco durante su estadía en los Estados Unidos
de Norteamérica, en la obra titulada: “The Curb” 1928-1929, Gouache sobre papel (56
x 38 cm) en la que un grupo de hombres cuyos rostros están apenas delimitados con
trazos cortos y pocas líneas sin detalles expresivos, portan abrigos y se ubican en primer
plano de la obra, lo importante es la falta de individualidad así como el movimiento de
esta masa humana. Al fondo, como un gran guardián, aludiendo a los nuevos materia-
les constructivos, el esqueleto de acero de un edificio.11 Por último, la seducción que
ejerció el reencuentro de antiguas civilizaciones como la egipcia, la inca y la azteca, que
en palabras de Maenz:
En 1922 Howard Carter descubre la tumba del faraón egipcio Tutankamon, que su-
pone un acontecimiento de igual magnitud para el mundo científico que para la
prensa de boulevard.(...) Oro, lapislázuli y ocre son los colores que adornan los moti-
vos ornamentales más recientes: geométricos haces de luz, discos solares, escaraba-
jos y tocados cleopátricos. Mayor interés si cabe había de suscitar entre tanto otra ci-
vilización sumeria, la inca. En 1925, tras la desaparición del coronel Fawcett en las
selvas vírgenes y el extravío de la expedición de rescate que Peter Fleming dirigía, ger-
mina –con la pujanza de una planta exótica– la fantasía: recreándose en rituales má-
gicos, ciudades diamantíferas inmersas en la jungla, divinidades danzantes en los
atrios de los templos, bajo la mirada de Tótem y Tabú. Se reivindica el cactus, se resu-
cita la palmera de salón, se imponen el cristal de roca, el jade y el ónix del Brasil. Los
dibujantes se inspiran en motivos indios; zigzags, listados y estilizadas serpientes es-
tán de moda. La influencia de la pirámide escalonada de los aztecas se propaga en to-
das direcciones, siendo discernible aún hoy en edificios tan notorios como el Mauso-
leo de Lenin y el Empire State Building.12
Edificios que se presentaban como lo más avanzado en materia de construcciones
modernas y que aparecían tanto en revistas como en ilustraciones de periódicos. (véase
9 Cfr. Lupton Ellen, Miller J. Abbott (eds,) El ABC de la Bauhaus y la teoría del diseño, Gustavo Gili, México,
1994 y Fiedler Jeannine y Feierabend Peter, Bauhaus, Könemann, Barcelona, 2000.
10 Cfr. Chalumeau Jean-Luc, Cubismo, trad. Rafael Galisteo, Ediciones Polígrafa, Barcelona, 1996.
11 Catálogo de la muestra “Los alegres veintes”, Museo Carrillo Gil, México, DF septiembre 2005.
12 Maenz, Paul, Art Déco: 1920-1940 Formas entre dos guerras, col. Comunicación Visual, Barcelona, 1974, p. 142
21
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
la Figura 7). Un ejemplo claro y de época de la fascinación y fuente de inspiración de la
cultura inca lo encontramos en un artículo publicado en el periódico Excélsior de 1926,13
en la sección de arquitectura, con el título “Cuzco la meca del arte incaico” del arqui-
tecto bonaerense Héctor Greslebin quien hace a modo de notas de viaje una reseña de
sus impresiones acerca del palacio de Mancocápac y la plaza Ccolccanupata, el manejo
de los zig-zags que dotan de profundidad y movimiento a los muros, la abundancia de
formas trapezoidales en los vanos de puertas, ventanas y nichos, la excelencia construc-
tiva de los arcos y la majestuosidad de los edificios enseñoreándose en las cordilleras de
los Andes, resaltando sobre el fondo verde de los sembradíos que se extienden sobre los
cerros vecinos. Vale la pena resaltar el hecho de que dicho artículo abarca casi la totali-
dad de la plana, presentado a cuatro columnas, lo que en extensión se había vuelto por
completo inusual en dicha sección desde noviembre del año anterior, cuando en mu-
chos casos aparecían compartiendo la misma plana la sección de arquitectura y la sec-
ción de radio; y los artículos de arquitectura no excedían una octava parte de la misma
a tres columnas como máximo. De modo muy sucinto respecto a la arquitectura, en opi-
nión de Tavares:
El art déco llegó a México como una nueva moda o forma de hacer las cosas y fue
aprovechada en buena medida sobre todo por los arquitectos, ingenieros y construc-
tores queimprimieron en sus obras toda la fuerza expresiva de dicho estilo, que jun-
to con los diseños de interiores, mobiliarios y la estatuaria lograban resultados de una
gran coherencia e integración plástica.14
Como en el ejemplo del relieve de bronce situado en la esquina de la fortuna en el
que una mujer desnuda sentada sobre un cuerno de la abundancia, transmite el movi-
miento indicado por el movimiento de su cabellera en la misma dirección del brazo iz-
quierdo extendido, en contraposición con los billetes y monedas que se derraman del
cuerno (véase la Figura 8), donde hay una integración plástica del relieve con el edificio.
La ciudad de México en los años veinte
El país había sido sacudido por la Revolución, que surgió como una protesta frente al
largo régimen porfiriano. Fue una lucha difícil, en la que se sucedieron casi vertiginosa-
13 Cfr. Excélsior, domingo 21 de noviembre de 1926.
14 Tavares, López, Edgar, Op. cit., p. 71
Figura 7.
Dibujo de Carlos Tejeda, periódico
El Universal, 3 de abril de 1927.
”Un ultramoderno edificio,
fantásticamente iluminado surge
todas las noches en el corazón de
Nueva York”.
22
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
Figura 8.
Relieve en bronce en la “esquina de la fortuna”
Mujer desnuda de perfil sentada sobre 
un cuerno de la abundancia, el brazo dere-
cho extendido sigue la línea recta de los
cabellos que flotan movidos por el viento y 
de las monedas que se derraman del 
cuerno. Eje Central esquina con Venustiano
Carranza colonia Centro, México, DF.
23
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
mente, las figuras de Madero, Villa, Zapata, Huerta, Carranza, y Álvaro Obregón; quien
ocupaba la presidencia de la República en 1920 y Vasconcelos creó la Secretaría de Edu-
cación Pública. Parecía iniciar por fin el tan anhelado periodo de paz después de la re-
volución. En respuesta a los ideales que habían movido a los revolucionarios era urgen-
te realizar cambios para satisfacer las necesidades de obreros y campesinos, así como
reorganizar la economía nacional, lo que se hizo poniendo en marcha la Reforma Agra-
ria. Plutarco Elías Calles asumió el poder político en 1924. Con él se construyeron obras
complementarias encaminadas a la reconstrucción nacional, como la atención a los ser-
vicios públicos, de salubridad y a la educación. En este último rubro se produjo una frac-
tura entre el Estado y la Iglesia, que no vio con buenos ojos la propuesta enarbolada por
Vasconcelos de una educación laica proporcionada por el Estado, con las consecuencias
de la llamada guerra cristera (1926-1929), que representó la reacción de los grupos ca-
tólicos contra la severa represión de la nueva legislación respecto al culto religioso. Este
movimiento armado se desarrolló en una amplia región del país, principalmente en Mi-
choacán, Jalisco, Colima, Guanajuato, Querétaro, Durango, Zacatecas, Guerrero y Oa-
xaca; su atmósfera de represión se dejó sentir también en la capital de la República. Por
primera vez en décadas, la comunidad católica no celebró los ritos de la Semana Mayor
o Semana Santa, de lo que dan cuenta los periódicos de la época.
En respuesta al apremiante problema de demanda de vivienda, el Estado buscó
controlar el aumento de las rentas, permitió la creación de nuevos fraccionamientos, so-
bretodo hacia el sur y poniente de la ciudad, e impulsó la construcción de viviendas a
partir de la exención de impuestos. Sin embargo, como señala Gerardo Sánchez: “...a
pesar de ofertarse esos espacios las condiciones de muchos fraccionamientos eran por
demás lamentables. La realidad era que en muy pocos casos –por ejemplo en las colo-
nias Chapultepec Heights e Hipódromo Condesa– los fraccionadores habían cumplido
con su obligación de introducir servicios...”15 Es claro que la demanda de los servicios
sobrepasó la capacidad del gobierno para dar una eficaz y pronta respuesta, a pesar de
los esfuerzos que realizaba no pasaba inadvertida su ineptitud, como lo deja ver el ar-
quitecto Alfonso Pallarés en su artículo “El gobierno y la arquitectura”, en el que reco-
noce el gran deseo por parte del Departamento de Salubridad Pública de sanear al país,
y sin embargo se pregunta: 
...si no se ha comenzado precisamente por lo último, es decir, que antes que suntuo-
sos edificios en donde se aloje una pomposa burocracia, no sería mejor erogar millo-
15 Sánchez, Ruiz, Gerardo G. Planificación y urbanismo de la Revolución Mexicana, los sustentos de una
nueva modernidad en la ciudad de México 1917-1940, UAM, Azcapotzalco, México, 2002, pp. 91-92.
24
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
nes de pesos en emprender el saneamiento y la dotación de agua de tantas y tantas
colonias de nuestra ciudad de México y de tantas ciudades y tantos y tantos pueblos
de nuestra República donde la vida es y tiene que ser indefectiblemente sucia, ya que
ni hay atarjeas, ni albañales, ni obras de desagüe y de saneamiento, ni agua limpia en
cantidad y modalidad suficientes para satisfacer las indispensables y diarias necesida-
des humanas.16
El Ayuntamiento sabía de su responsabilidad en materia de saneamiento y de
atención a todos los servicios públicos. En el Boletín Municipal17 de 1926 informa que
han continuado sin interrupción los trabajos para mejorar la ciudad, ejemplifica lo ante-
rior con las calles que se pavimentaron, las que se dotaron de drenaje así como aquellas
en las que se instaló el alumbrado público; aunque las quejas manifestadas por la ciu-
dadanía fueron siempre una constante de la que dan muestra los artículos que periódi-
camente aparecían en los diarios, la realidad era que un mínimo porcentaje de las nue-
vas colonias y fraccionamientos contaban con los servicios públicos indispensables. Ésta
era una situación que no se limitaba a las colonias populares, incluso la colonia Del Va-
lle carecía del setenta por ciento de los mismos ya entrados los años treinta.18 Principal-
mente en la sección de arquitectura de los periódicos El Universal y Excélsior, se discu-
tía la importancia y la urgencia de resolver el problema de ofrecer vivienda digna y
económica; así como la necesidad de crear conciencia de que la construcción de casas
en barrios nuevos debería respetar un plano global, lo que coadyuvaría a mejorar el as-
pecto del conjunto y en su defecto rompería una perspectiva. En otras palabras, los ar-
quitectos se mostraban preocupados por la ausencia de un plan armónico que regulara
el crecimiento de la ciudad. El urbanismo aparecía en la escena de la discusión como un
asunto de extrema urgencia.
Los fraccionamientos que en verdad ofrecían todos los servicios estaban destina-
dos para la emergente clase media, con aspiraciones y ciertas posibilidades económicas,
que en su momento se vieron incrementadas por las facilidades de pagos que ofrecían
las compañías fraccionadoras, ya fuera para la adquisición de lotes, de acciones y/o la
adquisición de casas. Esta clase social tenía como aspiración los modelos impuestos por
las numerosas revistas ilustradas locales (véase la Figura 9), los ejemplares de la prensa
16 Excélsior, domingo 12 de septiembre de 1926. El subrayado se respetó del original.
17 Cfr. Boletín Municipal, “Datos de obras públicas que realizó el Ayuntamiento en 1926”, 
enero 1927, p. 22. Archivo Histórico del DF
18 Cfr. Collado, Herrera, Ma. del Carmen, Op. cit., p. 204
Figura 9. 
Portada de: Revista de Revistas. El
semanario Nacional, año XXI,
núm.1122, 15 de noviembre de
1931, México. Mujer sentada con la
pierna cruzada leyendo el periódico,
lleva un vestido rosa mexicano con
holanes, un gato morado se
encuentra a sus pies. 
Dibujo de Ernesto García Cabral.
25
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
extranjera que se publicaban en México y las escenas de películas19 que imitaban la for-
ma de vida europea (véanse las Figuras 10 y 11), sobretodo francesa (clara herencia del
porfiriato) y estadounidense, que por la cercanía geográfica dejaba sentir su influencia
quizáde una manera más notoria. 
La vida cotidiana estaba y está permeada por elementos plásticos, actitudes, so-
nidos, aromas, texturas, modos de ser, de vestir, dictaminados por la moda. Ésta fue el
termómetro de esas aspiraciones de ser moderno. La adquisición de artículos de vestir y
accesorios anunciados en las revistas, periódicos y películas daba a los portadores este
estatus de ser moderno. Los habitantes de la ciudad de México, específicamente los
miembros de la clase media de la que he hecho mención, disponían de grandes alma-
cenes ubicados en el centro de la ciudad, donde podían adquirir gran diversidad de en-
seres domésticos, prendas de vestir, calzado y otros artículos que satisfacían las necesi-
dades de la vida moderna. La llamada Venta de las Cuatro Esquinas, en la que
19 A partir de 1906 se inició en México la construcción de cines como El Palacio Encantado, El Salón
Mexicano, el Bucarelli Hall. Para 1929 el público cinéfilo estaba impactado con la introducción del cine
sonoro, un recinto construido en respuesta a esos adelantos técnicos en nuestro país fue el cine Balmori,
que se inauguró el 12 de septiembre de 1930. Cfr. Dávila, Díez, Enrique, “Estos fueron los cines”, en
Nexos, No. 187, México, pp. 88-89.
Figura 10.
Anuncio de guarda salpicaduras
para las medias de seda, 
Excélsior, 1926 
Figura 11.
Anuncio de la película Crimen y
Castigo en el cine Isabel, 
Excélsior, 1926
Figura 11. Figura 10.
26
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
participaban: El Palacio de Hierro (véase la Figura 12), Las Fábricas Universales, Al Puer-
to de Veracruz (véase la Figura 13) y el Nuevo Mundo se anunciaba pomposamente en
los periódicos con una semana de anticipación, prometiendo el lanzamiento de globos
luminosos todos los días entre 6 y 7 de la tarde para recordar a los paseantes el even-
to20 y pudieran beneficiarse adquiriendo mercancías a precios muy económicos (véase la
Figura 14). Un recurso mercadotécnico que actualmente podríamos comparar con la co-
locación de los enormes reflectores móviles a las afueras de los grandes almacenes, que
opacan a las ya ocultas estrellas de nuestra ciudad de México.
20 Cfr. Excélsior, lunes 9 de febrero 1925.
Figura 12.
Anuncio de exhibición de la moda
parisiense en El Palacio de Hierro, 
Excélsior, 1926.
Figura 13.
Edificio de los almacenes Al Puerto de Veracruz
en la esquina de Venustiano Carranza y 5 de
Febrero colonia Centro, vista exterior, remate
de la cúpula, México, DF.
Figura 14.
Anuncio de productos de El Palacio de
Hierro, Excélsior, 1926.
27
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
La modernidad: un largo debate
Antes de situar la discusión sobre la modernidad en el ámbito geográfico de la ciudad
de México y en el contexto temporal de los años veinte, considero metodológicamente
esclarecedor realizar una revisión sumaria21 de las implicaciones filosóficas del término
que se retoman en referencia al art déco y de este modo poner de relieve las constan-
tes que se conservan. 
Es preciso delimitar el término modernidad, en cuanto a su conceptualización en
el plano teórico-racional, y en cuanto a su instrumentación o puesta en práctica, en el
plano de la producción industrial. La modernidad es entonces, vista desde este ámbito,
el periodo en el que las dos vertientes se unen. La razón asume un papel protagónico
desde el s. XIV al separarse de la fe y empezar a dejar huellas claras en todas las áreas de
la expresión humana.22
La conformación del espíritu científico y la sed de conocer, se convierten en los
grandes componentes iniciales de la modernidad que no sólo posibilitan enormes ade-
lantos técnicos, sino también permiten la validación de un cambio de actitud general
en la cultura occidental, que en adelante estará sustentada en el método científico y
la práctica. Respecto al momento de su concreción en el plano tecnológico industrial
resulta mucho más factible hablar de un momento preciso: la Revolución Industrial, al-
rededor de 1760, partiendo de que este es el punto en el que la actitud de racionalis-
mo científico que buscaba dominar a la naturaleza, apunta su mayor logro hasta el
momento de la producción de máquinas que sustituyan el trabajo del hombre, mar-
cando con ello, otra era dentro del desarrollo histórico y de lucha por el dominio de la
naturaleza:
El ser humano cree ciegamente en la razón (...) seremos capaces –conjeturan– de do-
minar el mundo, de agotar el conocimiento de la naturaleza (...) mejores técnicas,
mejores sistemas, mejores proyectos: la historia humana es siempre ascendente. Más,
más, más y todo gracias a la tecnología (...) es una característica que se repite hasta
nuestros días y que va de la ciencia al conocimiento, y de ahí, hacia el ejercicio del po-
der, recorriendo este camino por medio del desarrollo tecnológico, de manera tal que
la industrialización y la implementación de la tecnología más reciente se convierten
21 En el anexo presento una revisión más detallada del término.
22 En el anexo intoduzco más elementos relacionados con el término modernidad, 
que matizan lo que en las líneas del presente apartado podría parecer muy reductivo. 
no sólo en el motor del desarrollo de los países, sino en el objetivo último de este des-
arrollo, –es decir, el desarrollo se da a través de la industria, y el desarrollo se da para
llegar, entre otras cosas, a la industrialización plena, confundiendo los fines con los
medios para alcanzarlos– (...) El progreso es entendido (...) y se piensa (...) en adqui-
rir bienes, desarrollar estructuras o, cuando mucho, en adquirir destrezas técnicas y
no hábitos morales.23
Esta visión específicamente mercantilista y de consumo directamente relacionada
con el progreso no está interesada en incluir una postura moral, que por el contrario
trataban de poner como atractivo los anuncios publicitarios para la compra de lotes en
el nuevo fraccionamiento de la Hipódromo-Condesa. Los empresarios soñadores, los
creadores de la moda mantienen vivo el sueño de la modernidad a través de las necesi-
dades creadas en el individuo. La exactitud racional, los trazos geométricos (véase la Fi-
gura 15), el movimiento (veánse las Figuras 16 y 17), dan paso a lo imitable, a lo multi-
plicable y desechable dado su carácter pasajero. El modo moderno de abordar los
problemas y la vida consistía en barrer la confusión heredada de la tradición y de la gue-
rra para empezar nuevamente. La idea de progreso24 sigue en pie, implica un juicio de
valor, expresa la superioridad de las sociedades actuales sobre las del pasado, la tecno-
logía es la máxima expresión de dicha superioridad. El ritmo del devenir de las socieda-
des modernas estuvo ampliamente marcado por la clase media, portadora de la espe-
ranza en el progreso al ser ejemplo de que es posible creer en la tecnología y disfrutar
de sus beneficios. En el dominio tecno-estético más que en el tecno-científico se pen-
saba que existía progresión. 
El hombre espera ilusionado el futuro como superación del presente, con la espe-
ranza puesta y fundamentada en la capacidad intelectual humana, en los recursos de la
naturaleza, y en el uso de los mismos. El arte comenzó a reflejar esta postura, la poesía
por ejemplo, celebraba el microscopio, la máquina, la refracción, y otros elementos pro-
pios del avance científico y técnico que invadían la cotidianidad.25
La modernidad, segura de sí misma desde la Ilustración, poseía un claro camino
trazado por la ciencia para llevar al hombre a la felicidad. Condorcet auguraba en su
obra Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, un futuro
28
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
23 Llano, Carlos, El rescate ético de la empresa y el mercado, Trillas, México, 2001, pp. 20-22.
24 La idea de progreso es un concepto polémico. Éste estaba presente en la época y se lo entendía como una
consecuencia lógica de la aplicación del método científico, la razón y la práctica. No voy a polemizar el 
respecto.
25 Cfr. Hazard, P. La crisisde la conciencia europea, Pegaso, Madrid, p. 292.
29
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
Figura 15.
“Mujer dulce de perfil”, portada de: Revista
de Revistas. El semanario nacional. Año XXII,
núm. 1150, México, 29 de mayo de 1932.
Busto de mujer de perfil con corte de cabello
asimétrico. Dibujo de Ernesto García Cabral.
Figura 16.
“Vientos de Otoño”, portada de: Revista de
Revistas. El semanario nacional. Año XXI,
núm.1111, 30 de agosto de 1931, México.
Gemelas tomadas del brazo con sombrero y
vestido chemise de holanes naranja, con
listón negro a la cadera. Dibujo de Ernesto
García Cabral 
Figura 17.
Portada de: Revista de Revistas. El semanario
nacional. Año XXII, núm. 1146, México 1º 
de marzo de 1932. Mujer de espaldas con los
brazos extendidos en diagonal en traje 
de baño completo rosa con lunares azules
alineados verticalmente en el costado
izquierdo, gorra, zapatillas y pulsera a juego.
30
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
grandioso de igualdad entre las naciones, entre las personas de una misma nación y en-
tre los sexos; la abolición de las guerras, de la propiedad, de la servidumbre y del colo-
nialismo; el establecimiento de la alfabetización general y el aumento de la longevidad
humana: “Habrá un tiempo en el que el sol brillará sobre una tierra de hombres libres
que no tendrán más guía que la razón”.26
El valor de la Ilustración y su gran influencia en la modernidad es determinante y
no considera en absoluto la posibilidad de que los prejuicios formen parte de la estruc-
tura misma de la razón o que ésta se encuentre determinada por elementos externos a
ella. Así pues, la luz de la razón iluminaba todos los ámbitos humanos y esto debía ex-
presarse igualmente en el arte, en el lenguaje, en general en la idiosincrasia de la coti-
dianidad social. La ignorancia, la pobreza, la tiranía, serían erradicadas por ella hasta lle-
gar a la felicidad y bienestar social. Esta lógica de vida se infiltró en todos los estratos,
la clase media marcaba la pauta de los consumibles ideológicos y materiales, los modos
de vida, las aspiraciones que las instituciones y los individuos “modernos” debían com-
prar. Este proceso seguía una línea directriz: el sentido de lo nuevo.
Vivir libremente, sin represiones, escoger íntegramente el modo de existencia de
cada uno es el hecho social y cultural más significativo de la modernidad. La sociedad
moderna luchaba por un ideal, generaba rupturas con las jerarquías, familiares, sagra-
das o institucionales. Se acogía a la ciencia y a la tecnología en un pasmo consumista
continuo en nombre de lo universal, de lo nuevo, de la razón, del progreso. Vivir en esa
vorágine significaba ser moderno. Los grandes ejes modernos: la revolución en todos
sus sentidos, las disciplinas científicas, el laicismo, el individualismo y la vanguardia se-
rán las banderas que enarbolen los países capitalistas en su ánimo de mantener los va-
lores de la modernidad, llegando a una obsesión por la producción en serie que garan-
tizara en todas partes la implantación de la época moderna y así lograr una mayor
consolidación la clase media.
El arte será uno de los instrumentos más importantes para la implantación de los
ejes de la modernidad, un arte liberado de cualquier sujeción, emancipado de los este-
reotipos ópticos y lingüísticos, de códigos y representaciones, de la consonancia y de la
rigidez. Algunas manifestaciones artísticas se inscribieron así en el mundo mercantilista
mediatizado por instituciones de promoción cultural, academias colectivas, furor de-
constructivo, innovación sin fin que exigía el uso de los nuevos materiales que transfor-
man la realidad. Este arte de vanguardia y el concepto de modernidad o de cultura mo-
26 Condorcet Marie Jean Antoine, Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, (los
progresos realizados) trad. Domingo Barnés, tomo 1, col. Universal, Madrid, 1921,p. 245. Que se traduce
en los ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Cfr. Anexo. p. 94.
31
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
derna se volvieron afines. Ambos designaron, ciertamente, realidades distintas: por una
parte, definieron determinados movimientos artísticos caracterizados por unas actitu-
des sociales más bien beligerantes e incluso agresivas y, en cualquier caso, de signo crí-
tico; por otra parte, justificaron la idea general de una edad histórica o estructura de
una civilización que identificamos con la razón científica y la tecnología, o bien, al mis-
mo tiempo, con valores sociales como la democracia o el socialismo. 
Más allá de una descripción somera, pero amplia, como la antecedente, lo moder-
no designa, concretamente, lo más reciente, lo último, lo nuevo. Esta dimensión de lo
moderno como lo nuevo no está sustentada únicamente por el significado etimológico
de la palabra, sino también por la conciencia de la modernidad tal como se ha desarro-
llado a lo largo de sus exponentes filosóficos más álgidos, por ejemplo René Descartes.
Movimientos del pensamiento occidental como el humanismo, la reforma, la ilustración
y las vanguardias tienen en común una característica: el cuestionamiento de sí mismos y
de su época, la idea de renovación,27 de reformulación, siempre planteada a partir de
objetivos comunes a una civilización. 
Decir, por otra parte, que moderno significa lo más reciente, lo nuevo, supone sos-
tener que la característica de lo moderno consiste en no tener identidad. La novedad
más bien se define por aquello a lo que se opone, o sea, lo viejo, lo antiguo, lo pasado.
Pero un individuo, una época histórica o una particularidad cultural cualquiera sólo po-
drían definir una identidad propia con arreglo a su pasado, a su memoria histórica, es
decir, precisamente a aquello que lo moderno está condenado a negar permanente-
mente en su incesable búsqueda de lo nuevo. Sólo aparentemente podría dudarse que
una definición así de la modernidad es demasiado formal o abstracta. La derivación eti-
mológica del significado histórico de modernidad o de vanguardia no parece sino alu-
dir a un aspecto superficial. Sin embargo, la insubstancialidad y el formalismo que se
desprende de estas definiciones es una característica propia de la cultura moderna en
cuanto a su contenido. Ésta no se identifica precisamente con valores que posean una
consistencia ontológica, como los poderes trascendentes, sino en el orden total de una ra-
zón en sí misma formal y formalizadora. Semejante intrascendencia es la paradoja que
se encuentra en la base de las vanguardias desde el punto de vista de sus objetivos cul-
turales.
27 La idea de renovación es característica de cualquier movimiento artístico que se precie de ser moderno (en
el sentido de novedoso). En el caso específico del art déco la renovación se manifestó claramente en el
empleo de nuevos materiales constructivos como el cemento, el acero y la integración de la luz eléctrica.
32
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
Este significado fundamental que las vanguardias28 y su desarrollo histórico y lógi-
co tienen para la cultura moderna en general pueden explicarse con arreglo a algunas
categorías centrales. La primera de ellas es la relación de la cultura moderna con respec-
to al tiempo histórico. En este sentido son las vanguardias las que han definido y san-
cionado la conciencia histórica de la cultura moderna, o sea, su relación con su pasado,
y su radical orientación hacia las empresas futuras y hacia un progreso indefinido. Al
mismo tiempo, ellas han determinado, con la fuerza de la cultura global, la racionalidad
propia de este proceso histórico. Allí donde se tiene en cuenta precisamente este carác-
ter fundante de las vanguardias, allí también está la crisis que revela el aspecto de un
momento previsto y en cierta medida necesario dentro de la misma dialéctica de las
vanguardias, en donde se inscribe el art déco. El art déco llega a México como una pro-
puesta vanguardista.A este respecto, De Anda propone la distinción entre lo que deno-
mina “auténtica vanguardia” y “vanguardia moderada”. Ubica en la primera categoría
al funcionalismo encabezado por Juan O'Gorman; en el segundo a los arquitectos que
utilizaron el concreto armado y se separaron de elementos decorativos neo-coloniales,
es decir a los que recurrieron al déco”.29
Los futuristas, por ejemplo, señalaron lo que puede llamarse el único intento por
comprender el fenómeno global de las vanguardias desde una perspectiva teórica, plan-
tearon explícitamente su propia disolución o su autonegación como un momento inte-
grante de su programa. Las vanguardias son, fundamentalmente, un fenómeno cultu-
ral de signo crítico y combativo, cuya primaria razón estriba en la oposición y resistencia
contra la opacidad, la alineación de las formas culturales objetivas.
También es propio del movimiento de las vanguardias el que, una vez cumplido su
cometido crítico e iconoclasta, se conviertan ellas mismas en un fenómeno afirmativo,
de carácter normativo, y acaben afianzándose como un poder también institucional. La
vanguardia, de este modo, afirma su propia necesidad como exigencia crítica y como
concepción dialéctica incluso donde traiciona su originalidad como movimiento revolu-
cionario convirtiéndose ella misma en una propuesta conservadora. Su verdad última es
la disolución. Dos paradigmas fundamentales definen desde un punto de vista histórico
y también estructural a esta dialéctica de las vanguardias, entendidas como proceso di-
námico, como movimiento de carácter a la vez estético y social. Estos paradigmas son
28 Son varios los movimientos artísticos surgidos en la primera mitad del s. XX que recibieron el título de
vanguardias como el cubismo, futurismo, fauvismo, dadaísmo. Discutir su surgimiento, características y
propuestas es objeto de otra investigación. Cfr. Micheli Mario De, Las vanguardias artísticas del siglo XX,
vers. castellana de Ángel Sánchez Gijón, Alianza, Madrid 1979.
29 Cfr. Anda Alanís, Enrique X. de, Un país Nacionalista, un México cosmopolita, INBA, México, 1979, pp. 39-41.
33
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
respectivamente, el concepto militar y el concepto político de vanguardia. Es sabido a
este respecto, que la misma palabra “vanguardia” corresponde al uso metafórico que
un grupo de poetas franceses hizo, a mediados del siglo XIX, del significado estratégico
y militar de la palabra. Son también conocidos los comentarios sarcásticos que Baude-
laire escribió en su diario al constatar el intercambio de signos lingüísticos entre el ejér-
cito y la literatura. Semejante coincidencia semántica no es un hecho que deje fuera a
la naturaleza misma de la teoría estética de las vanguardias.30
Pretendo en el siguiente capítulo confrontar estos lineamientos respecto a la mo-
dernidad en una discusión que se circunscriba a la Ciudad de México y su proceso de re-
estructuración como metrópoli que aspira a ser moderna. Centrando particularmente el
interés en cómo el art déco en el fraccionamiento Insurgentes-Hipódromo en la Conde-
sa, fue una respuesta a esas aspiraciones; lo cual no significa que haya sido la única ma-
nifestación ni propuesta arquitectónica del fraccionamiento. Para lo cual es necesario
no perder de vista que los rasgos que caracterizan a la modernidad son:
• Cambio en el pensamiento occidental acaecido presumiblemente, en el Renaci-
miento caracterizado por la paulatina independencia de la razón respecto a la fe
y el énfasis en el individuo.
• Utilización de un método como vía de acceso al conocimiento correcto y verda-
dero que da como resultado la ciencia. Con Descartes y Bacon a la cabeza en el
siglo XVII.
• Dominio de la naturaleza a través de la ciencia, por medio del desarrollo tecno-
lógico, de manera que la industrialización y la implementación de la tecnología
más reciente se convierte no sólo en el motor de desarrollo de los países, sino en
el objetivo último de este desarrollo, gracias a la Revolución Industrial del s. XIX.
• La historia se ve como un proceso gradual en el que el presente es consecuencia
del pasado reciente y condición de posibilidad para acceder a un futuro mejora-
do. Existe el progreso.
• La idea del futuro para el pensamiento moderno se plantea como benéfica.
30 Cfr. Horkheimer, M., Crítica de la razón instrumental, Sur, Buenos Aires, 1973.
Capitulo dos 
37
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
Lo moderno en las nuevas colonias: la Roma y la Condesa.
En el capítulo anterior mencioné que la ciudad empezó a crecer principalmente hacia el
sur y poniente. Dentro del discurso de lo moderno que ya aparece con una clara conno-
tación en términos urbanísticos en los albores del siglo XIX se encuentra la formación de
la colonia Roma que es sin duda, como afirma Tavares: “(...) una de las colonias de ma-
yor tradición en nuestra ciudad. Su creación representa el último esfuerzo del porfiriato
por hacer de la capital del país una ciudad moderna a la altura de cualquier otra del
mundo en todos sentidos: social, industrial, cultural, urbano y, desde luego arquitectó-
nico”.1 
Tomaré a la Roma como referencia comparativa respecto a la cual confrontaré las
características del fraccionamiento ex Hipódromo-Condesa en la colonia Hipódromo,2
debido a su proximidad y a que en la formación tanto de la colonia Roma, como del
fraccionamiento ex Hipódromo-Condesa se esgrime el argumento de lo moderno como
característica distintiva. La colonia Roma nació en 1902 a iniciativa de un particular (vé-
ase la Figura 18), Eduardo W. Orín, gerente de la compañía de terrenos de la calzada de
Chapultepec, quien adquirió los terrenos del potrero de la Romita, aunque advirtió que
no incluía al barrio del mismo nombre. En su solicitud de permiso señalaba que la colo-
1 Tavares López, Edgar, Colonia Roma, Clío, México, 1995, p. 17.
2 Este es el verdadero nombre de dicha colonia como se estipula en los planos oficiales de la delegación
Cuauhtémoc a la que pertenece. “Sus límites son, al norte las avenidas Álvaro Obregón y Yucatán; 
al oriente la avenida Insurgentes; al sur, las avenidas Benjamín Franklin y una parte de la Nuevo León y al
poniente, la avenida Tamaulipas” Cfr. Tavares López, Edgar, Colonia Hipódromo, Tu ciudad, barrios y pue-
blos, Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, México, 1999, p. 88
Figura 18.
Primera página del documento de
solicitud de formación de la colonia
Roma. Colonias, Dirección General
de Obras públicas del DF, acta del
24 de enero de 1902, Archivo
Histórico de la Ciudad de México 
38
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
nia estaba situada en el ángulo que se formaba entre las calzadas de Chapultecpec y la
Piedad, al sudoeste de la ciudad y que contaría con todos los elementos de comodidad
e higiene que aconsejaban los progresos modernos.3 Mencionaba que las manzanas
serían rectangulares y perpendiculares a la citada calzada de Chapultepec. Se compro-
metía a costear el pavimento, las atarjeas, banquetas, ya fueran de cemento o asfalto,
según fuera necesario para asegurar su duración, así como entubar –en hierro o barro–
el agua potable. Añadía que cedería terrenos para la construcción de un parque, escue-
la, estación de policía y un mercado.4 En acta del 4 de febrero de 1902, la sala de comi-
siones declara que no se aprobó el proyecto de trazo de calles debido a que la dirección
de éstas en la nueva colonia no correspondía a la prolongación de las que ya se encon-
traban en las inmediaciones (véase la Figura 19).
Se impulsó a la Comisión a formar otro proyecto que reuniera esta condición, y
se consideró aceptable el marcado con el núm. 1, que se incluye en el acta, en el cual
la nueva colonia se encuentra limitada por el perímetro marcado con las letras A, B, C,
D, E y F5 (véase la Figura 20). Pero el arranque de la formación de la colonia Roma se
enfrentó a otro obstáculo en abril del mismo año. Debido a que el proyecto dedes-
3 El subrayado es mío.
4 Cfr. Boletín del Ayuntamiento, Colonias, Dirección General de Obras Públicas del DF, Ciudad de México,
acta del 24 de enero de 1902, Archivo Histórico del DF.
5 Cfr. Op. cit. Acta del 4 de febrero de 1902.
Figura 19.
Sección del plano para el trazo
de calles de la colonia Roma
incluido en el Acta del 
24 de enero de 1902, Colonias,
Dirección General de Obras
públicas del DF Archivo
Histórico de la Ciudad de
México.
Figura 20.
Detalle.
39
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
agües de la ciudad, presentado por el ingeniero Roberto Gayol no abarcaba la zona en
la que se pretendía establecer la nueva colonia, se condicionaba la formación de ésta
al resultado de las deliberaciones de comisiones creadas exclusivamente para el caso y
cuyo objetivo fue el de designar cuál sería el conducto desaguador, elemento indispen-
sable para cubrir el requisito de higiene que prometían como característica de la mis-
ma. Antes de que terminara el año, en noviembre de 1902 se estipulaba que había
sido aprobado el convenio realizado entre las Comisiones de Hacienda y de Obras Pú-
blicas y el señor Eduardo W. Orín para la formación de la colonia. Lo que se materiali-
zó hasta el mes de febrero de 1904 cuando el Boletín del Ayuntamiento registra que:
“Se colocaron mojoneras que indican el alineamiento de las calles y se están terraple-
nando éstas”.6
Para el cabal cumplimiento del requisito de higiene, la Roma junto con su vecina
la Condesa (llamada así en ese tiempo), pidieron autorización y firmaron un contrato
para la perforación de dos pozos artesianos que beneficiarían a ambas, el proyecto fue
autorizado el 27 de mayo de 1903 siendo responsable el ingeniero Beltrán y Puga.7
Dentro de los requisitos que los fraccionadores debían cubrir para la formación de las
nuevas colonias, se encontraban, además de la aprobación del trazo de las calles– las
cuales serían cuando menos de veinte metros de ancho–, los trabajos de la construcción
de atarjeas, dotación de agua potable y pavimentación; estos gastos los reembolsaría
posteriormente el Ayuntamiento. Además, los fraccionadores tendrían que ceder un te-
rreno para parque, una manzana para mercado y dos lotes para escuelas. Los trabajos
serían supervisados por la Dirección de Obras Públicas. El concesionario se obligaba a
entregar de dos a siete calles totalmente terminadas cada año. Una vez urbanizadas las
calles, el Ayuntamiento se comprometía a proporcionar los servicios de limpia y alum-
brado.8 Todo esto establecido dentro del reglamento expedido por el Ayuntamiento en
1903. Lo que es interesante señalar es que el señor Orín se compromete a cubrir los ser-
vicios que un año más tarde aparecen como requisitos para la formación de las colonias
dentro del reglamento. Esto nos habla de dos cuestiones fundamentales: la liquidez
económica y el interés de los fraccionadores por invertir en un negocio que les retribu-
6 Cfr. Ibidem. Acta del 29 de febrero de 1904.
7 Cfr. Tavares López, Edgar, Colonia Roma. p. 28. “El primero de ellos, llamado pozo Pimentel, debajo de la
rotonda de la condesa de Miravalle en el cruce de las avenidas Oaxaca y Durango. Tenía magníficas insta-
laciones con bombas y máquinas inyectoras que hacían subir el agua a una altura de hasta diez o doce
metros. El segundo pozo, llamado Garcés, estaba en el cruce de las avenidas Oaxaca, Sonora y Jalisco.
Producía un caudal de 85 litros por segundo, cantidad suficiente para cubrir las necesidades de consumo
e higiene de los habitantes de esas colonias.”
8 Cfr. Porras, Jeannette, Condesa Hipódromo, Clío, México, 2001, p. 36.
40
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
yera ganancias seguras y por otro lado, la falta de previsión por parte del gobierno res-
pecto al crecimiento y organización de la ciudad, patente en la exclusión de esa zona
dentro del proyecto de desagües y en la ausencia de un reglamento para la creación de
nuevas colonias.
La traza urbana de la colonia Roma mantuvo la retícula que se había instaurado y
reproducido desde la colonia, aunque se introdujeron pequeñas modificaciones en las
dimensiones de las avenidas con amplios camellones arbolados siguiendo los modelos
franceses:
En la colonia Roma se adoptaron patrones franceses con avenidas amplias arboladas
y con camellones y diversas explanadas, en tanto que en la Condesa se construyeron
avenidas diagonales que convergían al Hipódromo. La influencia urbanística francesa
provenía de las reformas propuestas por el barón Von Haussmann, quien introdujo la
traza de tipo radial en París durante el imperio de Napoleón III.9
Las medidas de los lotes más pequeños alcanzaban de 400 a 600 m2, con frentes
de 13 a 15 m, por 24 a 30 m de fondo.10 Si consideramos las características urbanas, los
precios de lotes y servicios de primera con que contaban las casas de la colonia Roma,
no resulta difícil imaginar quiénes fueron sus pobladores iniciales. En ella edificaron sus
elegantes residencias las familias más distinguidas de la ciudad dueñas de grandes for-
tunas, los políticos encumbrados y los militares de alto rango. 
Un reconocido modisto de los treintas, quien frecuentemente aparecía en las pá-
ginas de sociales de los diarios, Luis Jiménez, con domicilio en la calle de Álvaro Obre-
gón 162, (casa hoy desaparecida), vestía con sus creaciones originales a las damas de la
alta sociedad y poseía una limousine negra que rentaba para llevar a las novias a la igle-
sia el día de su boda. A la entrada de la residencia se encontraba siempre un mozo en-
cargado de abrir la puerta y anunciar a los visitantes.11 Sin duda un rasgo de la alta so-
ciedad, que en el caso del modisto resultaba más un recuerdo de lo que en 1934
denotaba la pertenencia a una colonia donde ese era el común denominador y que para
la década de los cuarenta, como menciona Tavares, era la excepción y no la regla: “A
mediados de la década de los cuarenta, la Roma dejó de ser considerada como una
9 Collado Herrera, Ma. Del Carmen “José G. De la Lama en la expansión urbana de los años veinte” en
Altamirano, Cozzi Graziella (coord.) En la cima del poder, elites mexicanas 1830-1930, Instituto Mora,
México, 1999, p. 193.
10 Cfr. Tavares López, Edgar, Op. cit. p. 26.
11 Entrevista realizada el 9 de noviembre de 2005 a la Sra. Ma. de Lourdes Ruiz quien vivió en casa del modis-
to. Luis Jiménez era medio hermano de su abuela paterna la Sra. Crescencia Córdova.
41
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
zona residencial de lujo, cediéndoles tal título a las colonias Polanco, Anzures y Lomas
de Chapultepec.”12
En cuanto a la distribución espacial de las casas habitación de la Roma, el patrón
que se seguía correspondía en términos generales al siguiente: la construcción se ubi-
caba en el centro de los lotes, los más pequeños oscilaban entre los 400 y 600 m2, de
modo que ésta generalmente estaba rodeada de jardín y contaba con un ingreso para
el automóvil. Cuando la construcción se ubicaba en una esquina, el jardín se extendía
en su mayor amplitud hacia la parte posterior de la misma, rodeándola brevemente a
modo de pasillo por la parte del frente. Tomaremos a guisa de ejemplo la construcción
ubicada en la calle de Orizaba 24 esquina con Puebla. Esta casona fue construida por la
familia Baranda Luján y posteriormente fue sede del Centro Asturiano de México. Ac-
tualmente pertenece a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y es conocida
como la Casa Universitaria del Libro. El plano del proyecto, fechado en 1919 se debe al
arquitecto Manuel Gorozpe, quien también fue proyectista y constructor del templo de
la Sagrada Familia. La superficie total de la construcción es de 838 m2 distribuidos en
un polígono rectangular irregular por el pancoupé o corte esviajado en la esquina sur13
(véase la Figura 21).Y la superficie total del lote era de 2 293 77 m2. 
12 Cfr. Tavares López, Edgar, Ibidem., p. 24.
13 Cfr. Schroeder Cordero, González Aurelio, DavóMaría Dolores, Osorio Pedrero Ignacio, 
Una mirada cercana, casa universitaria del libro, UNAM, México, 2000, p. 64.
Figura 21.
Ingreso principal a la Casa del Libro
en el pancoupé. Orizaba 24,
esquina con Puebla, colonia Roma,
México, DF. Se observa el arco
polilobulado enmarcado por
columnas de capitel mixto en 
el primer cuerpo, balcón en el
segundo cuerpo, presencia de
frontón roto en el remate del
segundo cuerpo que enmarca un
medallón.
42
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
Figura 22.
Cúpula del hall con vidrios
esmerilados y guirnaldas de flores
pintadas a mano, protegida por 
un tragaluz de armazón de hierro.
Casa Universitaria del Libro.
Figura 23.
Detalles geométrico-vegetales del piso
de pasta de granito de lo que fuera la
terraza de la casa de la familia Luján y
hoy alberga la sala de exposiciones
Adamo Boari en la Casa Universitaria
del Libro.
Figura 24.
Detalle del plano del sótano de la casa de la
familia Baranda Luján por el arquitecto
Manuel Gorozpe, 1919. en Schroeder
Cordero et alt., Una mirada cercana, casa
universitaria del libro, UNAM, México, 2000.
43
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
La perspectiva del conjunto no agobia por su pesadez, contrariamente a lo que se
pensaría dadas las dimensiones del edificio y su ubicación. El edificio presenta un ritmo
notable en: “La secuencia que siguen los balcones de las fachadas, así como su orna-
mentación, rompe armónicamente la monotonía de los paramentos. Algunos presen-
tan arco adintelado; otros, muy rebajado.”14 Cuenta con sótano, planta baja y segundo
piso. El exterior ostenta elementos decorativos barrocos como el frontón roto que coro-
na el segundo cuerpo de la entrada principal, clásicos como las pilastras adosadas con
capiteles mixtos presentes en los muros, y mudéjares como los arcos polilobulados del
ingreso y los pequeños vanos del segundo piso. La entrada principal al recinto se ubica
en la esquina sur o pancoupé, que en el caso de los lotes ubicados en esas circunstan-
cias era una característica común. A través de la entrada se accede por una escalera de
mármol blanco de Carrara al recibidor coronado e iluminado por una cúpula elíptica con
vidrios esmerilados, decorada a mano con guirnaldas de colores, protegida por un tra-
galuz de armazón de hierro y vidrios transparentes (véase la Figura 22). El recibidor está
dominado por la presencia de una señorial escalera de madera a la imperial, ubicada ha-
cia la izquierda, cuyos pasamanos se abren a modo de brazos. En el primer descanso de
la misma domina el vitral en perspectiva desde el atrio del templo parroquial de San Pe-
dro Tepotzotlán en el Estado de México.15 En las salas de la planta baja destacan los mo-
tivos geométricos del parquet y los diseños geométrico-vegetales de las combinaciones
de pasta de granito del pavimento de lo que fuera la terraza y actualmente es la sala de
exhibiciones Adamo Boari (véase la Figura 23).
Los planos denotan el alto nivel de vida de sus habitantes. El sótano estaba desti-
nado para la servidumbre, incluía por separado las recámaras para hombres y mujeres,
cuarto de planchado, bodega, sala de espera, un despacho, un privado y la cocina. En
la planta baja estaban el hall, un salón para grandes festejos, el comedor, la biblioteca,
el billar, el invernadero y el indispensable fumoir o pieza en la que después de la comi-
da los señores se retiraban a discutir asuntos de negocios acompañados por el humo de
sus cigarrillos y puros. Por último, en el segundo piso se encontraban las habitaciones
de la familia, una terraza y salones de estar (véase la Figura 24). 
En términos de incluir elementos modernos en la construcción, específicamente
en lo referente a destinar un espacio exclusivo para los automóviles, ya señalé la presen-
cia del garage en el sótano. Además tenemos otro elemento nuevo dentro del espacio
interno: “Son de notar, por las innovaciones que entrañaban, los innumerables clósets
que se advierten en la mayoría de las localidades, pues en México casi no se conocían,
14 Op. cit., p. 37.
15 Cfr., Ibidem., p. 79.
44
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
y si bien implican una instalación permanente en la pieza correspondiente, eliminan la
necesidad de armarios o roperos.”16 Resulta mucho más sorprendente, sobretodo para
la ingeniería sanitaria de aquel tiempo señalar que: “...en este plano se instala doble
drenaje para la casa, uno de aguas negras con tubería gruesa y otro de aguas pluviales,
pero además se ponen dos drenajes, uno que desahogaba en el drenaje municipal de la
calle de Puebla y el otro en el de la Avenida Orizaba”.17
Así pues, la casona de la familia Baranda Luján fue proyectada siguiendo los line-
amientos del modo de vida de las familias distinguidas, dueñas de grandes fortunas que
tenían los ojos puestos en los modelos estéticos europeos, e incluían actividades pues-
tas de moda en el porfiriato como el salón de fumadores. Mantener impecable y fun-
cionando una casona de esas dimensiones exigía un ejército de sirvientes cuyo cuartel
general se encontraba en las raíces mismas del edificio. Ciertamente, presentaba rasgos
modernos que serán constante también en las casas habitación del fraccionamiento ex
Hipódromo de la Condesa, como el garage y los clósets. Pero guardemos las distancias
porque las diferencias son abismales: mientras en las casonas de la Roma los automóvi-
les eran conducidos por un chofer y los clósets de las habitaciones eran territorio super-
visado, ordenado y resguardado por las recamareras. Los garages de las casas de la ex
Hipódromo-Condesa dan cobijo a los automóviles que en su mayoría eran conducidos
y estacionados por los mismos dueños, así como los clósets, que como único guardián
tendrán a quienes coloquen, cuelguen y almacenen ahí sus pertenencias. Volviendo a
los lineamientos respecto a lo moderno que establecí en el capítulo anterior: el indivi-
dualismo se hace presente en estos detalles de la vida cotidiana. El individuo dueño de
las prendas de vestir es el mismo que las ordena dentro del espacio del clóset.
La colonia Hipódromo
El nacimiento de la colonia Hipódromo, entonces llamada Hipódromo Condesa o Con-
desa data del 1º de septiembre de 1902, cuando se constituyó la Colonia de la Conde-
sa SA, ésta tenía por objeto comprar al Banco Mutualista y de Ahorros, SA, los terrenos
de la hacienda de la Condesa (véase la Figura 25) con el fin de formar un fraccionamien-
to. En el nombre de dicha colonia se funden dos claras evocaciones de su lustroso pa-
sado, por un lado el nombre de la Condesa de Miravalle, María Magdalena Dávalos de
16 Ibidem., p. 44.
17 Idem.
45
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
Bracamonte y Orozco, dueña de la que fuera una hacienda; y por otro el hecho de que
posteriormente, en esos mismos terrenos existió un hipódromo en tiempos del porfiria-
to, a cuya inauguración asistió el general Díaz y los miembros de la alta sociedad de la
época. El capital constituido de la nueva compañía era de 1 200 000 pesos dividido en
12 000 acciones de las cuales 6 784 habían sido totalmente pagadas y 5 216 habían
cubierto el 10%. En la escritura de 1908 se estipuló que, si después de quince años, el
Jockey Club18 quería fraccionar sus terrenos, cedería al gobierno una extensión de 130
000 m² para hacer un parque, y éste tendría derecho a comprarle otros 50 000 m² a ra-
zón de dos pesos el metro cuadrado. El 9 de julio de 1913 el Jockey Club decidió di-
solverse, debido a que nunca se había constituido legalmente mediante escritura.19
El Ayuntamiento aprobó la fundación de la colonia y asienta su registro en el Bo-
letín Municipal: “El 30 de Diciembre de 1902, el Ayuntamiento aprobó el convenio ce-
lebrado entre las Comisiones de Hacienda y Obras Públicas y los señores Porfirio Díaz
(hijo) y Ramón Alcázar por la “Compañía Colonia Condesa” SA, para el establecimiento
18 “De acuerdo con el licenciado José Lorenzo Cossío, el Jockey Club de México de fundó el 8
de juniode 1881. Dos días después, el periódico El Siglo XIX daba a conocer los integrantes
de su primera junta directiva(...)” Tavares, López, Edgar, Colonia Hipódromo, Tu ciudad,
barrios y pueblos, Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, México, DF, 1999, p. 16.
19 Cfr. Collado Herrera, Ma. del Carmen, op. cit. p. 218.
Figura 25.
Sección del plano de los terrenos de
la Hacienda de la Condesa en el
plano para el trazo de calles de la
colonia Roma incluido en el Acta
del 24 de enero de 1902, Colonias,
Dirección General de Obras públicas
del DF Archivo Histórico de la
Ciudad de México.
46
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
de dicha colonia en terrenos de la hacienda mencionada al S.O. de la Ciudad. El expe-
diente está en giro en la Dirección General de Obras Públicas.”20
Como ya mencioné en el apartado previo la Condesa compartía con su vecina la
Roma dos pozos artesianos para la dotación de agua potable y saneamiento. Además,
el Ayuntamiento:
(...) aceptó las calles de la colonia como de la ciudad, estipuló que haría la Compañía
las obras de saneamiento, que dotaría a la colonia del servicio de agua potable, por
medio de pozos artesianos, que pavimentaría sus calles, plantaría en ellas árboles, es-
tablecería un parque y cedería una manzana para un mercado, aceptando la obliga-
ción de proporcionar después la autoridad los servicios de policía y limpia, y compro-
metiéndose a no dejar de instalar alumbrado eléctrico en una calle ya urbanizada,
una vez que en ella existieran ocho casas por lo menos. Los gastos todos que la Com-
pañía tuviera que erogar, se obligó el Ayuntamiento a reembolsarlos.21
Además de estos servicios, la colonia se vio favorecida por la construcción de la
Avenida de los Insurgentes, llamada entonces Calzada Nueva de los Insurgentes, entre
1922 y 1924 a instancias del empresario José G. de la Lama, para beneficiar la venta de
lotes de las colonias Roma, Insurgentes-Condesa, Hipódromo-Condesa y Del Valle en
las que él participaba como accionista. La Avenida de los Insurgentes se extendía desde
la glorieta de Chilpancingo hasta el Parque de la Bombilla en San Ángel.22
De los atractivos que más se explotaron en términos mercadotécnicos, para la ven-
ta de lotes del fraccionamiento Hipódromo-Condesa, sin duda fue el presentarlo como
el mejor iluminado de la ciudad de México: “Dos millones cuatrocientos mil Lummens
distribuidos en 310 candelabros y bancas-candelabro harán de la Sección Insurgentes
Hipódromo el fraccionamiento mejor iluminado del mundo entero y la maravilla de
1927”23 (véase la Figura 26). Con semanas de anticipación se anunciaba en despliegue
de planas enteras la inauguración del alumbrado público (véase la Figura 27) en los prin-
cipales diarios del país. Se aludía al evento como algo de lo que nadie podía perderse y
20 Boletín Municipal del Consejo Superior del Gobierno del df, Tomo XII, No. 3. viernes 8 de enero 1909, “Las
colonias de la capital”.
21 “Informes del Consejo de Administración y del Comisario a la Asamblea General de Accionistas de 28 de
marzo de 1904, Balance General al 31 de diciembre de 1903, Colonia de la Condesa, Sociedad Anónima”,
México, 1904, p. 10.
22 Cfr. Collado Herrera, Ma. Del Carmen, “400 años después: La Ciudad de México en los años veinte” p. 288
en Granillo Vázquez, Lilia (coord.) Más de 500 años de cultura en México, UAM-Azcapotzalco, México,
1994.
23 El Universal, domingo 21 de agosto de 1927, Ia sección, p. 12.
47
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
Figura 26.
Anuncio de la inauguración del 
alumbrado eléctrico en la sección
Insurgentes- Hipódromo, El
Universal, 1927.
48
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
se invitaba a la sociedad a acudir en familia a esa noche de fiesta en la que desde las 8
pm, tres bandas llenarían de alegría y música el ambiente: la Banda de Policía, La ban-
da del Estado Mayor y la Banda de Guarnición de la Plaza. A las 9 de la noche habría
fuegos artificiales, como preludio a la magia de la iluminación eléctrica a gran escala
con la inauguración del alumbrado público (véase la Figura 28). Imaginemos la alter-
nancia de luces en la entonces sí oscuridad de la noche. La seducción de la luz que se
adueñó de la cotidiana penumbra, y creó de ese modo un espacio donde la diversión
continuó con una guerra de flores, serpentinas y confetti para el común de los asisten-
tes. Para los fraccionadores y autoridades del gobierno de la ciudad, la velada se exten-
dió en un banquete al aire libre, justamente en el parque:
Figura 28.
Foto del momento en que el Sr.
Arturo de Saracho, presidente
municipal de la Ciudad de México
conecta el switch e inaugura el
alumbrado eléctrico de la colonia ex
Hipódromo de la Condesa. Boletín
Municipal, 1927. Archivo Histórico
de la Ciudad de México.
Figura 27.
Detalle del plano del alumbrado eléctrico aprobado por el
Ayuntamiento de la Ciudad de México, los puntos rojos
indican la ubicación de las lámparas y/o bancas-candelabro.
Plano restaurado del alumbrado público de la colonia
Condesa en 1926, Módulo 4, Planero 7, fajilla 135, No.
1359. Archivo Histórico de la Ciudad de México.
49
La poética del espacio en las manifestaciones déco de la colonia Hipódromo-Condesa 
A todos los invitados al banquete de hoy en la noche en la sección Insurgentes Hipó-
dromo. Como llegar fácilmente. El banquete se celebrará en el centro del Parque,
precisamente frente a la Avenida Michoacán. El Departamento de Tráfico ha destina-
do esta avenida, para circulación y por tanto, para llegar al sitio del banquete por el
trayecto más corto, bastará que el coche de usted siga por la Avenida de los Insur-
gentes, hasta encontrar la Avenida Michoacán, a la derecha. (La Avenida Michoacán
queda frente a la calle de Coahuila).24 
El Parque de grandes dimensiones competía en atractivo con el alumbrado públi-
co del fraccionamiento. En un primer momento se anunciaba como algo nunca antes
visto en la ciudad de México, segundo en belleza y atractivo después de Chapultepec y
más grande que la Alameda, lo que finalmente no se llevó a cabo pues las medidas se
redujeron quedando en una extensión de 87 920 m2.25 La extensión del parque deter-
minó la división del fraccionamiento en 37 manzanas, que: 
...agrupaban 595 lotes, cuyas dimensiones se clasificaban en tres tamaños: peque-
ños, de 10 m de frente por 29 a 30 m de fondo; los medianos, de 15 m de frente por
37 a 40 m de profundidad y los grandes –pocos en realidad– de 21 a 33 m de fren-
te por 28 a 39m de fondo. Es fácil advertir la profusión de lotes pequeños en las par-
tes sur y poniente del fraccionamiento, mientras que en la parte norte se observan los
predios más amplios. Por lo general los lotes ubicados en las esquinas se vendían en-
tre 35 y 40 pesos el metro cuadrado; los que daban al parque equivalían, la mayoría,
a 28 pesos el metro cuadrado.26
En relación con las dimensiones de los lotes más pequeños de la colonia Roma, es
notable una disminución de 3 a 5 m² de frente en los ofrecidos en el fraccionamiento
Insurgentes-Hipódromo. Uno de los elementos que intervinieron en las dimensiones de
los lotes así como en el establecimiento del precio por metro cuadrado, fue el público
al que se quería atraer como comprador de dichos lotes. Los fraccionadores se dirigían
a la clase media, con aspiraciones de mejorar su calidad de vida, lo que es claro en los
anuncios: “Aquí puede quedar la casa con que sueña! Porque ya todo está hecho en la
Sección Insurgentes-Condesa: Banqueta, Drenaje, Pavimentos, Árboles, etc. Sólo falta
24 Excélsior, viernes 26 de agosto de 1927, segunda sección.
25 Cfr. Tavares López, Edgar, Op. Cit. p. 33.
26 Ibidem. pp. 34 y 35.
50
Natalia Gpe. del Moral Ruiz
que usted coloque en uno de los contados lotes que quedan SU CASA para que quede
rodeada de Construcciones Modernas habitadas por gente honorable.”27 Aparecen
aquí dos características propias de la modernidad que señalé en el capítulo anterior, a
saber: la técnica que ofrece progresos y mejoras

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