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La-funcion-y-los-sentidos-del-humor-en-Augusto-Monterroso

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
LA FUNCIÓN Y LOS SENTIDOS DEL HUMOR 
EN AUGUSTO MONTERROSO 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS HISPÁNICAS 
 
PRESENTA: 
 
 
ROLANDO QUEZADA SALAZAR 
 
 
 
MÉXICO, D.F. 2007 
 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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AGRADECIMIENTOS: 
 
• Dedico esta tesis a mis padres por su amor que buen trabajo les costó: a mi madre por sus 
grandes dichos y su presencia constante y a mi padre por su increíble formalidad y ser 
más risueño últimamente. 
• Mención especial y profundo agradecimiento vitalicio para mi querida y valerosa directora 
de tesis: Doctora Tere Miaja, quien con heroico y estoico empeño se unió a mi odiseica 
empresa y me respaldó firmemente (cual Palas Atenea al abatido Ulises) hasta las últimas 
consecuencias (afortunadamente gratas para todos). 
• A la Doctora Beatriz Espejo por sus enseñanzas, afecto y gran disposición. 
• A la Maestra Luci Fernández por su amabilidad, su buen humor y sus correcciones 
precisas. 
• A la Maestra Marcela Palma por su gentileza, 
• Al Maestro Eduardo Casar, por las vistas panorámicas guiadas desde su balcón y por 
orientar, con el suyo, mi espíritu humorístico y risueño. 
• A mis hermanos, Maru, Germán y Beto, queridísimos e incondicionales. 
• A todos los de mi sangre, que en silencio o no, mostraron su preocupación por este que 
escribe y que no querían verme “quedado” como las muchachas feas de los pueblos que 
no salen ni en rifa, o las de las ciudades, que se les pasa el tren o el avión. 
• Agradezco grandemente la fe y esperanza suministradas por mis entrañables amigos de 
siempre y los de cada momento que no creyeron que mi tesis era un mito ni una 
psicopatología. 
• A Yaocí por su apoyo de cerca y de lejos. 
• A quienes me proporcionaron descanso luego de ver cómo me fustigaba existencialmente. 
• A mis amores. 
• Desde luego, a la vida que siempre nos salva de morir. 
 
 
 
 
ÍNDICE 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN ---------------------------------------------------------------------------- 
 
I. EL HUMOR Y SUS FORMAS------------------------------------------------------ 
1.1. Humor: Ironía, Sátira y Alegoría ---------------------------------------- 
1.2. Juego--------------------------------------------------------------------------- 
1.3. Valor --------------------------------------------------------------------------- 
1.4. Virtud--------------------------------------------------------------------------- 
 
II. CENTROS DE SU CRITICA ------------------------------------------------------ 
2.1 Sociedad (Calle, trabajo, familia) -------------------------------------- 
2.2 Política ------------------------------------------------------------------------ 
2.3 Academia --------------------------------------------------------------------- 
 
III. RECURSOS DISCURSIVOS Y LITERARIOS -------------------------------- 
3.1 El humor ---------------------------------------------------------------------- 
3.2 La rebeldía ------------------------------------------------------------------- 
3.3 El juego ----------------------------------------------------------------------- 
3.4 La relativización ------------------------------------------------------------ 
3.5 La brevedad ----------------------------------------------------------------- 
 
IV. EL SENTIDO ÉTICO DEL HUMOR ---------------------------------------------- 
4.1 Ética y humor----------------------------------------------------------------- 
4.2 Virtud -------------------------------------------------------------------------- 
 
CONCLUSIONES ---------------------------------------------------------------------------- 
BIBLIOGRAFÍA ------------------------------------------------------------------------------- 
 
Página 
I 
 
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104 
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115 
118 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
La lectura de Monterroso fue mi principal impulso para escribir a partir de dos 
sensaciones: el entusiasmo y la vergüenza por mi entumecimiento literario. 
En este trabajo intentaré defender la idea de que Augusto Monterroso hace 
del humor una herramienta para el disfrute de la vida cotidiana, sobreponiéndose a 
los juicios y nocivas influencias del exterior, pero sobre todo, riéndose de aquellos 
que con denuedo buscan explicar, criticar y discurrir sobre como podría ser la 
mejor vida en vez de aprovechar lo bueno de la vida tal como es. 
Elijo el tema del humor porque estoy convencido que es una manera muy 
saludable de entender la vida. Pero dadas las múltiples posibilidades del humor, 
en el cuerpo de la tesis determinaré los sentidos del término que me serán útiles y 
que también relacionaré con conceptos como la diversión y el juego. 
En la primera parte definiré algunos conceptos que considero básicos para mi 
estudio de la obra de Monterroso. 
El siguiente apartado lo dedicaré a la exploración de los ámbitos donde se 
concentra fundamentalmente la crítica incisiva de Monterroso. 
Más adelante identificaré algunas recursos discursivos y literarios de las que 
se vale Monterroso para construir sus obras y expresar sus puntos de vista. 
Finalmente, dedicaré un capítulo para desentrañar los aspectos éticos que 
distingo en la obra. 
Si bien para mi estudio haré referencia a todos los libros del autor, voy a 
centrar mi atención especialmente en tres de ellos: La Oveja Negra, Movimiento 
Perpétuo y Obras completas y otros cuentos. Mi análisis se inclina más hacia la 
parte conceptual que hacia la estilística; es decir que abordaré la obra 
principalmente en su contenido, aunque también me detengo en algunos aspectos 
formales. 
Me propongo destacar la importancia del humor en la vida cotidiana y 
revalorarlo como una característica humana que es necesario desarrollar o 
estimular. Estoy convencido de que el tema que trato tiene una influencia favorable 
en la sociedad, además de que debería ser revalorado entre quienes estudiamos 
la literatura. 
Estructuraré mi trabajo partiendo de lo general a lo particular. En primer lugar 
voy a referirme a los ámbitos sociales donde se manifiesta el tema del humor, en 
seguida analizaré algunos rasgos específicos de la obra y su manifestación en 
diferentes contextos. Dedicaré el último capítulo a desarrollar un solo asunto del 
humor: su carácter ético. 
 
 
 
 
1 
I. EL HUMOR Y SUS FORMAS 
 
 
1.1 HUMOR: IRONÍA, SÁTIRA Y ALEGORÍA. 
 
En principio e irónicamente, es importante aclarar la dificultad para dar una 
definición exacta y única del término, ya que el carácter humano y heterogéneo del 
humor es inaprehensible aun en su más amplia definición. Por lo mismo resulta 
necesario el auxilio de otras palabras que añadan significado a la concepción del 
humor que quiero utilizar en mi trabajo. Según Ángel Quero: “todos sabemos a que 
nos referimos cuando hablamos del humor, y tenemos una idea más o menos definida 
del mismo. Pero cuando tratamos de conceptualizarlo y de analizar sus mecanismos 
se vuelve difuso y poco aprehensible desde un punto de vista científico.”1 
Así pues, presentaré algunas acepciones básicasde la palabra que 
posteriormente enriqueceré con algunos datos etimológicos, históricos, así como con 
algunas definiciones que incluyen las perspectivas de algunas disciplinas de estudio, 
como la psicología, la antropología, la biología, la sociología y la filosofía. 
Me interesa abordar el humor fundamentalmente como un rasgo humano útil en el 
reconocimiento de uno mismo y la relación con los demás, así como en la construcción 
de una forma de vida armónica con el medio. 
El sentido del término humor que más emplearé en el contexto de mi estudio tiene 
un sentido romántico, como lo señala la autora Francisca Noguerol: 
Se creía que el cerebro producía la bilis negra causante de la melancolía y por 
ello se hablaba de buen o mal humor, según se estuviera alegre o triste. A partir 
del siglo XIX los ingleses incorporaron el concepto en el vocabulario de la crítica 
para designar un género literario. Debido a que la adopción literaria del término 
ocurrió durante el Romanticismo, caracterizado por su carácter idealista, el 
vocablo tomó solamente la acepción positiva.2 
 
 
1 Ángel Quero, Las Sombras de la Risa, en 
http://www.antropoenfermeria.com/textos%20antropologia/HUMOR.htm 
2 Francisca Noguerol, La trampa en la sonrisa. Univ. de Sevilla, p. 29. 
 
2 
En la actualidad, el término humor por sí mismo (sin adjetivos) se refiere al buen 
ánimo de alguien o al sentido jocoso de algo. 
Desde el punto de vista etimológico encontramos también algo atractivo que nos 
remite a una connotación orgánica del término que –desde mi punto de vista– nos 
permite reconocer al humor como una característica entrañable del ser humano: 
proviene originalmente de la palabra latina humor-humoris, cuyo plural, humores 
significa las secreciones del cuerpo, los líquidos del organismo humano, cuyo 
equilibrio, de acuerdo a lo que se creía en la Edad Media, hacía saludable al ser 
humano. Cada vez que alguna de las secreciones del cuerpo predomina, los 
sentimientos del ser humano cambian y junto con éstos también cambia su 
comportamiento.3 
 
Añado que tales secreciones consisten en una sustancia viscosa que segrega el 
hígado para facilitar la digestión en el intestino. A esto mismo, en otras circunstancias, 
se le llama “hiel”, “bilis”4: sustancia segregada cuando hay disgusto o amargura. 
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) da la siguiente definición: 
“Disposición en que uno se halla para hacer una cosa. Sin calificativo, se dice de la 
buena disposición.”5 Y con calificativo nos da la siguiente definición: “Buen humor: 
Propensión más o menos duradera a mostrarse alegre y complaciente.”6 
Para los antropólogos Jan Bremmer y Herman Roodenburg, 
los chistes [como una expresión del humor] se cuentan en un contexto cultural 
dado y el que los cuenta lo hace ante un determinado público […] No conviene, sin 
embargo, tomar la idea de contexto cultural demasiado literalmente. Lo que 
interesa a la hora de identificar las pautas del chiste y su significado es el 
contexto general.7 
 
Es decir que un chiste puede entenderse como una manifestación humana con un 
sentido que trasciende las diferencias o barreras entre culturas. 
 
3 María Zoí Fountopoulou, El humor como elemento de la interculturalidad, p. 1, en 
http://www.sgci.mec.es/redele/biblioteca/asele/78.zoi.pdf 
4 Con base en la información tomada de internet en www.definiciones.com 
5 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, versión electrónica, 2000. 
6 Ibid. (El subrayado es mío.) 
7 Jan Bremmer, Una historia cultural del humorismo, Sequitur, p.229. 
 
3 
Desde el punto de vista de los autores antes mencionados, tanto la antropología 
como el humor alteran el sistema imperante para conseguir sus fines propios: 
información sobre las formas de vida para la primera, y una sonrisa o un buen 
momento para la segunda. 
El humor altera ciertas lógicas de pensamiento en pos de la diversión, mientras 
que la antropología hace lo mismo en pos de la confianza y para obtener información. 
A esta alteración del sistema le llaman desfamiliarización y consiste en “desbaratar el 
sentido común, convocar lo inesperado, situar asuntos conocidos en contextos nuevos 
[…] para propiciar en el público y en los lectores mayor consciencia de sus ideas, 
prejuicios y diferencias.”8 Una liberación semejante ocurría en el carnaval, donde –
según dice Mijail Bajtín– en la plaza pública se generaba “un tipo particular de 
comunicación inconcebible en situaciones normales. Se elaboraban formas especiales 
del lenguaje y de los ademanes, francas y sin constricciones, que abolían toda 
distancia entre los individuos en comunicación liberados de las normas corrientes de la 
etiqueta y las reglas de conducta.”9 El humor funciona pues como un elemento 
liberador que crea una lógica de convivencia en la que los individuos se acercan. 
El humor rompe también con lo presupuesto, con los referentes esperados y 
propone una fuga hacia la imaginación con el fin de divertir. Así, estos autores 
agregan: “Entendemos por humor cualquier mensaje –se transmita por el gesto, la 
palabra hablada o escrita, la imagen o la música– que se proponga provocar la 
sonrisa o la risa.”10 Amplían este concepto apoyados en el diccionario Robert, donde 
humor es también la “forma de ingenio que consiste en mostrar o deformar la 
realidad resaltando sus aspectos divertidos e insólitos.”11 Añado una idea más 
 
8 Ibidem. p. 234. 
9 Mijail Bajtín, La cultura popular en la Edad Media y el Renaicmiento, Alianza Editorial, p.16. 
10 Jan Bremmer, Op. cit. p.1 
11 Ibid. p.2 (El subrayado es mío) 
 
4 
que al respecto tienen estos autores y que me parece importante destacar y es la 
“capacidad del ser humano para enfrentarse con serenidad a […] las dificultades y 
adversidades de la vida cotidiana.”12 
 De lo anterior quiero destacar la propiedad del humor para provocar sonrisas 
dentro de un ámbito especial de la realidad en donde se exaltan los aspectos 
divertidos e inusitados y que, entre otras funciones, sirve para hacer frente y con 
sosiego a las adversidades de cada día. Esto hace del humor una capacidad humana 
muy valiosa que sería conveniente tomar muy en serio y fomentar como toda cosa que 
represente un bien para el hombre. Sin embargo cabe añadir que, si bien el humor es 
una capacidad humana, no significa que todos los hombres la desarrollen, sino sólo 
aquellos que tienen esa gracia, como lo anota Sigmund Freud en su libro El chiste y su 
relación con lo inconsciente: “No todos los hombres se hallan igualmente capacitados 
para servirse de él [del humor]. No se halla a disposición de todo el mundo, y, 
ampliamente, sólo a la de contadas personas, a las que caracterizamos diciendo que 
tienen ‘chiste’.”13 
En el habla cotidiana el chiste, nos remite también a algo con interés, a la esencia 
de una cosa, al meollo; el chiste de algo es lo importante de algo o alguien, no andar 
por las ramas, ir al grano. Lo podemos ilustrar claramente en expresiones como: “Así 
no tiene chiste”, “Es un monumento/obra/hombre sin chiste” o “…el chiste es que…” Y 
con ese tener chiste, Freud anticipa un sentido más elevado para las personas que 
cuentan con esta habilidad humorística: “se nos muestra el ‘chiste’ como una especial 
capacidad perteneciente a la categoría de las antiguas ‘potencias del alma’, pero 
 
12 Idem. (El subrayado es mío) 
13 Sigmund Freud, El chiste y su relación con lo inconsciente, Alianza. p.138. 
 
5 
casi por completo independientemente de las restantes: inteligencia, fantasía, 
memoria, etc.”14 
Los antropólogos, Bremmer y Roodenburg encuentran también un sentido de 
armonía humana importante que ayuda a reforzar la idea del humor como una elevada 
capacidad humana: “Elhumor y la risa de los investigadores de campo fomentan la 
comunicación, relajan el ambiente y refuerzan la cohesión.”15 
Fácil es constatar lo anterior con sólo pensar en el ambiente que se crea en una 
reunión cualquiera de personas donde priva un ambiente de circunspección y silencio, 
frente a otro donde hay chistes y risas. A decir de estos dos autores (dicho que yo 
comparto), el humor cumple también una función casi terapéutica cuando en los 
encuentros con sus informantes, “las dos partes encuentran en la risa un terreno 
común de comunicación y una manera de deshacer la tensión del momento. La 
risa hace soportable lo insoportable.”16 Cualquiera puede recordar alguna ocasión en 
la que una buena ocurrencia hubiera dado pie a la relajación de un ambiente rígido e 
incómodo. El buen humor propicia la diversión, sí, pero también da alivio y paz a la 
mente y al cuerpo.17 Más adelante se verá lo que puede producir el humor en esos 
momentos de tensión creativa. 
 Lauro Zavala, después de una amplia investigación sobre el humor en 
diferentes culturas, establece una comparación entre el humor y el sexo colocándolos 
en un plano por encima del de la realidad concreta: 
Al concluir el análisis semántico, y a pesar de las grandes diferencias culturales y 
cronológicas, entre todos los materiales estudiados, es evidente el empleo del 
 
14 Idem. 
15 Jan Bremmer, op. cit., p.241. 
16 Ibid. p. 235. (El subrayado es mío.) 
17 Por ejemplo, durante un examen profesional cuando el examinado está profundamente nervioso 
por la gravedad del acto, una pequeña broma, un comentario chusco, siempre es muy bienvenido 
por el achicopalado aspirante a licenciado o maestro. Lamentablemente no se ha convertido en una 
practica común que contribuya al acercamiento entre la formalidad y las buenas maneras con el 
buen humor. Normalmente estos ámbitos tienden a excluirse y ahí siguen los examinados sufre que 
sufre cada vez que tienen que titularse. 
 
6 
humor como un elemento didáctico y catártico, así como la recurrencia al sexo 
como un tópico que rebasa el interés por las preocupaciones morales, 
económicas, metafísicas o de prestigio.18 
 
Así pues, se puede entender que el humor nos separa placenteramente de la 
hostilidad del mundo para situarnos en un nivel de serenidad y buen ánimo hacia la 
vida propia y hacia los demás. 
 Como se ha visto, el concepto de humor es vasto, lo cual le da un carácter 
polimorfo, es decir que aparece o se manifiesta de diferentes formas. Entre estas 
formas del humor que serán fundamentales para el contenido de mi trabajo, está la 
ironía que es una “figura retórica de pensamiento porque afecta a la lógica ordinaria 
de la expresión. Consiste en oponer […] el significado a la forma de las palabras en 
oraciones, declarando una idea de tal modo que […]se pueda comprender otra, 
contraria”19; es decir que, a través de un cierto énfasis en una palabra, se aluda o dé a 
entender un sentido opuesto. Se llama ironía de pensamiento a una forma de ironía 
“cuando se finge tomarla de la opinión del adversario, para caracterizarlo poniendo en 
evidencia la falta de sentido de su criterio.”20 En atención a los recientes estudios 
sobre la ironía, Beristáin dice: 
[...]se han señalado como sus rasgos más característicos: su componente retórico: 
la disemia, que le aporta su ambigüedad esencial (un significante con dos 
significados: un contenido patente positivo, con un contenido latente negativo); su 
componente intensamente ilocutivo puesto que la ironía agrede, denuncia, apunta a 
un blanco.21 
 
Según la Real Academia Española, el término ironía se refiere a una “burla fina y 
disimulada.” Por otro lado, Wayne C. Booth en su libro La retórica de la ironía, señala 
que en ésta, “se le pide al receptor que rechace toda su respuesta original y que 
 
18 Lauro Zavala Humor, ironía y lectura, UAM, México, 1993. p. 23. 
19 Helena Beristáin, Diccionario de Retórica, p. 277 
20 Ibid. p. 282. 
21 Ibid. p. 283. 
 
7 
adopte una dirección totalmente nueva”22, que anule sus preconcepciones, se relaje, 
se deje ir en el flujo humorístico. Es decir que la ironía es una manera de burla, una 
forma de divertimiento a costa de trastocar o dejar de lado una lógica común que nos 
conduciría a tomar lo dicho como algo verdadero y, por lo tanto, perder todo sentido 
del humor. 
Wayne C. Booth lo expone de manera un tanto más agreste al decir que la ironía 
la descubrimos “oscureciendo lo que es claro, mostrando el caos donde había orden, 
liberando por medio de la destrucción del dogma o destruyendo al revelar el inevitable 
germen de negación que hay en toda afirmación.”23 La ironía nos obliga a cambiar 
esquemas de pensamiento ; más aún, nos lleva a jugar con ellos, a alternarlos y 
alterarlos. Es otro plano de la realidad donde lo concreto y ”real” no deja de serlo pero 
se convierte a la vez en un punto de apoyo y en la esencia de un juego del 
pensamiento humano. “Sin la existencia de alguien que perciba el carácter paradójico, 
incongruente o fragmentario de algún aspecto del mundo, la ironía no llega a existir. 
Además, sin un lector que entienda el texto irónico como tal, la ironía desaparece, y le 
sobreviene sólo un sentido literal.”24 
Finalmente, y sólo por mencionarlo, nos encontramos también con una forma de 
ironía que es el sarcasmo o el escarnio, es decir, “la ironía cuando llega a ser cruel, 
brutal, insultante y abusiva en el sentido de que se aplica a una persona indefensa o 
digna de piedad”.25 En todo caso, su sentido es negativo y acre; la RAE lo define como 
una “burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a personas o 
cosas.” Sin embargo no será un concepto relevante en este trabajo, ya que no es un 
recurso frecuente en Monterroso, quien más bien privilegia la sátira. 
 
22 Wayne C. Booth, La retórica de la ironía. Madrid, Taurus, 1989. p. 54. 
23 Citado por Lauro Zavala en Humor, ironía y lectura, UAM, México, 1993. p.35. 
24 L. Zavala, op. cit., p. 37. 
25 Helena Beristáin, op.cit., p. 280. 
 
8 
La sátira, como lo explica Francisca Noguerol, “se ha convertido en un término 
«comodín» que admite las más diversas significaciones.”26 Por lo anterior es que 
resulta conceptualmente imposible hallar una definición específica, aunque yo la 
llamaría hermana de la ironía. La RAE la define como una “composición poética u otro 
escrito cuyo objeto es censurar acremente o poner en ridículo a personas o cosas. 
Discurso o dicho agudo, picante y mordaz, dirigido a este mismo fin.”27 Noguerol 
prefiere destacar en la sátira, características y relaciones con otras figuras retóricas 
que considero importantes y útiles para mi trabajo, a saber: “crítica al hombre y su 
entorno; utilización de modos oblicuos de expresión (alegoría, ironía); y, finalmente, 
presencia del humor como ingrediente fundamental”.28 
Es importante destacar también la importancia sustancial de un interlocutor capaz 
de entender e interpretar adecuadamente la sátira, pues como lo señala Noguerol “La 
sátira no potencia los significados literales, presenta sentidos figurados, por lo que 
requiere la participación activa del lector en el proceso de su exégesis. Sin esa 
participación del lector, la sátira, así como la ironía pueden pasar inadvertidas y sin 
ningún efecto más que la distorsión de la intención del texto, como ya se señaló antes 
respecto de la ironía. Sobre ésta, Frye indica: “La ironía mira por encima del hombro, 
por así decirlo, al habla normal y corriente que todos pueden entender de inmediato; 
viaja de incógnito”.29 Así, la sátira y la ironía, replantean la realidad burlándose de su 
normalidad. 
Por otra parte, con un tinte lúdico, cercano a la sátira y la ironía, el humor se 
realiza en la alegoría, también llamada metáfora continuada.Según Helena 
Beristáin, se trata de un... 
 
26 Francisca Noguerol , op. cit., p.23. 
27 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, versión electrónica, 2000. 
28 Francisca Noguerol, op. cit. p. 24. 
29 Citado por Francisca Noguerol, op. cit. p. 27. 
 
9 
conjunto de elementos figurativos usados con valor translaticio y que guarda 
paralelismo con un sistema de conceptos o realidades, lo que permite que haya un 
sentido aparente o literal que se borra y deja lugar a otro sentido más profundo, 
que es el único que funciona y que es el alegórico. Esto produce una ambigüedad 
en el enunciado porque éste ofrece simultáneamente dos interpretaciones 
coherentes, pero el receptor reconoce sólo una de ellas como la vigente.30 
 
Además, la alegoría es también “tanto […] la representación concreta de una idea 
abstracta (por ejemplo, un esqueleto con guadaña es alegoría de la muerte), como el 
relato de carácter simbólico semejante al apólogo o fábula.”31 
La RAE da una definición concreta: “Ficción en virtud de la cual una cosa 
representa o significa otra diferente.”32 Tampoco hay un acuerdo entre los teóricos 
respecto de la diferencia entre ironía y alegoría, sin embargo, Wayne C. Booth 
encuentra que en la alegoría hay una «suma» de sentidos, en tanto que en la ironía, 
se «restan»: 
Las transformaciones alegóricas no son en cuanto tales irónicas en nuestro 
sentido actual : los significados reconstruidos se suman a, no se quitan de, lo 
que daría de sí una lectura estrictamente literal. En la ironía, se le pide al 
receptor que rechace toda su respuesta original y que adopte una dirección 
totalmente nueva.33 
 
El humor requiere de una cierta inteligencia para ser entendido; hace falta aguzar 
bien los sentidos para adquirir lo que cotidianamente llamamos sentido del humor. Por 
ejemplo, resulta siempre un interesante ejercicio de inteligencia hallar la paradoja en 
algún comentario. La paradoja, siguiendo la definición del Diccionario de retórica y 
poética, es una “figura de pensamiento que altera la lógica de la expresión pues 
aproxima dos ideas opuestas y en apariencia irreconciliables, que manifestarían un 
 
30 H. Beristáin, op. cit. p. 25 
31 Ibid. p. 26 
32 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, versión electrónica. 
33 Wayne C. Both, sistado por Francisca Noguerol en op. cit. p.25. 
 
10 
absurdo si se tomaran al pie de la letra pero que contienen una profunda y 
sorprendente coherencia en su sentido figurado.”34 
 
Y en este juego de oposiciones conceptuales con aproximaciones interpretativas, 
encontramos que “la paradoja llama la atención por su aspecto superficialmente ilógico 
y absurdo, aunque la contradicción es aparente porque se resuelve en un pensamiento 
más prolongado que el literalmente enunciado.”35 
 
 
1.2 JUEGO 
 
Según la RAE, el juego es un “Determinado número de cosas relacionadas entre 
sí y que sirven al mismo fin. JUEGO de hebillas, de botones, de café.” Yo agregaría 
también el juego literario; es decir, juego de palabras y de creación. En otro sentido, 
desde el punto de vista poético, el juego es la “habilidad y arte para conseguir una 
cosa o para estorbarla” tal como hacemos cuando “le seguimos el juego a alguien” o 
cuando creemos que alguien juega con nosotros. 
Según Marcela Madrid Gómez Tagle, “El terreno del juego es un universo 
reservado, cerrado y protegido, un espacio puro, el espacio de la celebración y de la 
fiesta.”36 Lo cual es afín a lo que plantea Johan Huizinga respecto a que el juego es 
“un convenio para, dentro de ciertos límites espaciales y temporales, realizar algo en 
determinada forma y bajo reglas determinadas.”37 De acuerdo con este autor... 
El juego es una acción y ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites 
temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, 
aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va 
acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la consciencia de «ser de 
otro modo» que en la vida corriente.38 
 
 
34 H. Beristáin, op. cit. p. 387. 
35 Ibid. p. 387. 
36 De internet en: http://www.angelfire.com/nv/filofagia1/ludica.html 
37 Johan Huizinga, Homo ludens. Alianza. p. 136. 
38 Ibid. p. 46. 
 
11 
Al identificar al hombre del siglo XX, como miembro de una colectividad 
organizada, Huizinga encuentra que tiene un comportamiento semejante al de un 
joven adolescente. Entre las razones que da, encuentra que la falta de humor afecta 
muy negativamente y en muchos sentidos el comportamiento de las personas. Este 
autor habla de un hombre caracterizado por: 
Toda una serie de propiedades […] que también pueden considerarse bajo la 
etiqueta de puerilidad, son la ausencia del sentido del humor, la reacción 
exagerada frente a ciertas palabras cargadas de un efecto simpático o antipático, 
la aquiescencia fácil, la suposición de malas intenciones o motivos en los demás y 
la intolerancia frente a otras opiniones, exageración desmedida en la alabanza y 
en el reproche y facilidad para toda ilusión que halague el amor propio o la 
consciencia del grupo.39 
 
Es interesante hacer énfasis en todos los vicios que se cultivan frente a la falta del 
humor. Ya se prefigura aquí una idea del humor que tiene que ver con la calidad 
humana del individuo, con su ética. 
Ese hombre en formación, que está configurándose como alguien autónomo, no 
fomenta mucho su humor porque eso parece pertenecer al ámbito de lo irrelevante. 
Huizinga agrega que tales rasgos también estuvieron presentes en otros tiempos, sin 
embargo, en el último cuarto del siglo XX es cuando se manifiestan en mayores 
proporciones y con “brutalidad”: “Cada vez se nos impone más la conclusión de que el 
elemento lúdico de la cultura […] va perdiendo importancia en todos aquellos terrenos 
que le eran propios. En la cultura moderna apenas si se juega y, cuando parece que 
juega, su juego es falso.”40 
 
Esta pérdida de importancia del juego en la vida cotidiana, hace también más 
complicado el ejercicio del humor. Es muy interesante descubrir, a través de este 
autor que en la lengua hindú, la palabra “divyati designa, en primer lugar, el juego de 
 
39 Ibid. p. 260. 
40 Ibid. p. 262. 
 
12 
dados, pero también significa jugar en general, bromear, retozar y burlar.”41 Aquí 
encontramos un lazo fuerte entre el juego y el humor, el buen ánimo; el juego y el 
humor tienen un sentido positivo y sirven para estar a gusto en la vida, ayudan a 
pasarla bien. Este es un significado fundamental de juego, que emplearé en mi trabajo. 
Es importante también entender que “el juego no es la vida «corriente» o la 
vida «propiamente dicha». Más bien consiste en escaparse de ella a una 
esfera tempórea de actividad que posee su tendencia propia. Y el infante 
sabe que hace «como si... », que todo es «pura broma».”42 El juego, al 
igual que el humor, no es un elemento constitutivo de la vida en sí, sino 
que la enriquece amablemente e impide la intervención del que no se 
divierte o aguafiestas, cierra el paso a la desdicha. 
 
 
 
1.3 VALOR 
 
Para los fines de mi estudio, me interesa tener una noción del significado de valor 
porque encuentro en el humor rasgos particulares que lo hacen valioso o valorable. 
Entrando en el terreno filosófico, Lisbeth Sagols señala: 
Los valores no son cosas físicas ni cualidades de las cosas, sino cualidades que 
percibimos con un sentido emotivo especial; los valores están en función de 
nuestra capacidad para valorar, es decir, para preferir o estimar cualidades 
positivas que reconocemos en las cosas, personas o acciones.43 
 
Según esta definición, los valores están muy ligados a la subjetividad pues cada 
persona aprecia de manera distinta las cosas.Un valor es aquello “que vale para el 
hombre, y vale para el hombre lo que tiene alguna significación en su vida, esto es, lo 
que incide en ella y le afecta positiva o negativamente, de un modo favorable o 
desfavorable, pero en todo caso no le es indiferente ni le pasa inadvertido.”44 En el 
desarrollo de mi trabajo emplearé el término solamente en su sentido positivo, como 
un valor apreciable, benéfico y provechoso. 
 
41 Ibid. p. 49. 
42 Ibid. p. 21 
43 Lizbeth Sagols, et al., Ética y valores 1, McGraw-Hill. p. 23. 
44 Miguel Bueno, La esencia del valor,FFL-UNAM. p. 13. 
 
13 
Los valores tienen también una importante carga cultural, es decir que tienen una 
manifestación concreta que les da forma y sentido social: 
Los valores no pueden concebirse a espaldas de su expresión cultural, pues sin 
ella quedarían inoperantes, como formas vacías de la imaginación; imaginar un 
valor no es realizarlo, así como pensar en algo no equivale a construirlo. Para 
convertir al valor en obra se requiere del acto creador por el cual un proyecto se 
transforma en realidad, un propósito en un hecho.45 
 
En mi trabajo consideraré el humor como una manifestación cultural que puede 
constituirse en un valor humano cuando su finalidad es la diversión por la diversión y 
no la agresión ni el resentimiento. 
 
1.4 VIRTUD 
 
Tal vez parezca exagerado asociar los conceptos humor y virtud porque no hay 
un vínculo inmediato o evidente en ellos; sin embargo será parte de mi trabajo detallar 
los rasgos que los aproximan. 
Según Aristóteles “Por virtud humana entendemos no la del cuerpo sino la del 
alma, y por felicidad una actividad del alma”46 Se trata pues de la capacidad humana 
para tener un juicio equilibrado de las cosas, “un hábito selectivo, consistente en una 
posición intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría 
el hombre prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro 
por defecto.”47 Es innegable la importancia de la virtud en nuestros días, en los que 
esa prudencia y esa búsqueda del equilibrio entre los extremos parece ser cada vez 
más escasa. Una definición breve y clara es la que nos da el propio filósofo griego: “A 
las disposiciones dignas de alabanza las llamamos virtudes.”48 Este concepto encierra 
también un carácter social, un sentido de convivencia donde los actos personales son 
 
45 Ibid. p. 15. 
46 Aristóteles, Ética nicomaquea. Porrúa. p. 15 
47 Ibid. p. 23. 
48 Ibid. p. 17. 
 
14 
tomados por los demás como algo loable. Este aspecto social será importante en un 
apartado especial de este trabajo. 
 
 
 
 
15 
 
II. CENTROS DE SU CRITICA 
 
 
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”49 
Me resulta casi incómodo citar este texto y, aún más, poner la nota al pie. Mi 
incomodidad proviene de la duda de hacer un comentario más sobre el mismo. No 
quiero entrar al terreno de la interpretación y qué es lo que yo creo que nuestro 
autor50 quiso decir, ni si es un cuento brevísimo o no es cuento. No elogiaré la 
capacidad sintética del autor para condensar no se cuánta cosa dentro de esas 
siete palabras. Me interesa más hablar del asunto de la sorpresa. Más allá que 
cualquier significado que entrañe, “El dinosaurio” salta ante nuestro pensamiento, 
desarticula nuestra lógica narrativa, nuestra preconcepción de una historia, 
desconcierta, en fin. 
En atención a mis necesidades intelectuales, un comentario de Juan Vicente 
Gómez, me satisface. Para él, el hombre que despierta es un ser evolucionado 
que se da cuenta que “desarrolló su inteligencia, comenzó su proceso de 
crecimiento intelectual, pudo descubrir que a su lado se encontraba el dinosaurio 
que él creía extinto desde hacía ya algunos milenios. Así Monterroso nos pone 
ante la evidencia de que aún no nos hemos desprendido de lo animal que hay en 
cada uno de nosotros.”51 
De manera particular, yo ya no sé ni qué pensar porque, por un lado, me 
gusta la lectura interlineada, el análisis, la especulación y la interpretación 
empedernida; pero, por otro lado me cansa y creo que hace mucha falta tomar las 
cosas de la manera más sencilla, más monterrosiana. Por esto me gusta pensar 
 
49 “El dinosaurio” en A. Monterroso, Obras completas, p. 77. 
50 Me permito emplear la expresión “nuestro autor” como un mero formulismo académico que 
me inhibe para escribir “mi autor”, que es el sentido que quiero dar en realidad 
51 Juan Vicente Gómez Gómez, en “En homenaje a Monterroso”. De internet. 
16 
también que el autor lo escribió por una mera ocurrencia; así nomás, sin pensarle 
tanto.52 
Si bien la interpretación amplia y desglosada parece más interesante y 
llamativa, si se toma de un modo más simple, parece más simpática. Por eso creo 
que es bueno leer según el ánimo o el humor que uno tenga cuando toma un libro 
de Monterroso.53 En todo caso, nos encontraremos con una sorpresa que nos 
hace leer “El Dinosaurio” en muchos minutos y luego releerlo, repasarlo, 
estudiarlo, analizarlo, especular, antologarlo, comentarlo, recomendarlo, leer las 
críticas, etc., como si fuera la gran cosa54 (valga la expresión). 
Lo que nos sorprende se hace importante, más por la irrupción en nuestra 
cotidianeidad que por su importancia intrínseca. Hay en la sorpresa una esencia 
que permanece, que se guarda como reclamando un sentido más profundo que lo 
circunstancial. Lo que sorprende se platica una y otra vez dándole vueltas y más 
vueltas con la intención de conservar esa cosa buena que nos da relatar algo 
inusual que rompe la normalidad.55 En la sorpresa hay algo que se resiste a morir 
 
52 Una vez, caminando por la calle pregunté con decencia a un sudoroso expendedor de tacos: 
“¿Podría decirme la hora por favor?” Su respuesta fue lacónicamente: “Sí.” Luego, silencio. 
Ante mi desconcierto, pasados unos segundos, el hombre, secamente me dijo la hora. No creo 
que él hubiera planeado su acción; simplemente lo hizo. Esa situación inesperada y 
desconcertante fue grata. Así, el desconcierto que producen los textos de Monterroso son 
fundamentalmente cordiales, independientemente de las incontrolables interpretaciones que 
suscite. 
53 No puedo evitar la siguiente humorada para ilustrar. A pesar de todo, no suele ser fácil que la 
gente acierte a responder la siguiente pregunta: “¿Qué le dijo Batman a Robin?” La repuesta 
correcta es: “Robin”. La cosa no para ahí porque ahora hay que responder: “¿Qué le dijo Robin 
a Batman? La respuesta: “¡Qué!” Chistes como estos desarticulan nuestras preconcepciones y 
nos sitúan en el territorio de lo básico, lo elemental, que buena falta hace a aquéllos con 
mentes sin sosiego. 
54 Debo decir, con todo respeto y sabedor de las distancias, que este cuento me produjo la 
misma confusión mental que la ocasión en que mi padre me hablaó de un filósofo griego (cuyo 
nombre siempre creí que se escribía con zeta) que decía “Yo sólo sé que no sé nada”. En 
aquél entonces, yo no completaba aún la década de vida y esa máxima escapó a mi cabal 
entendimiento al menos hasta mi adolescencia. Años más tarde, siendo ya adulto, me 
encuentro con el asunto de el Dinosaurio “ahí”, ahí, nomás. La celebérrima sentencia de aquel 
clásico me tomó menos tiempo para su comprensión que el cuenti-tito de Monterroso, que 
todavía hoy no deja de despertarme algunas dudas, por decir lo menos. 
55 Pienso en las anécdotas que todos comunicamos como queriendo reproducir la emoción del 
momento en que ocurrieron para hacerlo sentir de igual manera a los interlocutores; no 
17 
y entonces se archiva en la memoria, como el cuentito en cuestión que no empieza 
con “Y” 
Con este mínimo cuento intento dar una mínima muestra del allanamiento que 
hace Monterroso en la vida común provocándonos dudas fundamentales:¿Qué?, 
¿Quién?, ¿Por qué?, ¿Cuándo? Preguntas que buena falta nos hace refrescar en 
nuestra mente de vez en cuando o después de cada comida56. Su literatura, como 
la buena literatura, viene a alterar lo supuesto, a variar lo predecible, a dislocar la 
presunciones cultistas, a asaltar las mentes del airado intelectual y del ordinario 
lector. En referencia al libro Movimiento perpetuo, Graciela Tomassini nos dice que 
“Monterroso propone aquí una literatura desplazada, como todo juego, del centro 
de la escena y tan heterogénea como la vida misma.”57 Dentro de esa 
heterogeneidad inabarcable, por demás, quiero distinguir tres ámbitos que percibo 
como los blancos centrales del humor y la crítica del autor de La Oveja Negra. 
Son a) la sociedad, b) la política y c) la academia. 
En el primer aspecto me referiré a situaciones de la vida cotidiana en la calle, 
la familia, la pareja, los grupos de amigos, etc. En cuanto a lo política me ocuparé 
de los asuntos relacionados con sistemas de gobierno, estructuras jerárquicas en 
el trabajo y las relaciones entre pueblos. Finalmente abordaré de diversos asuntos 
que tienen que ver con las estructuras académicas: el uso conocimiento, la 
enseñanza, la erudición, la impostura y los vicios que se crean entre los 
profesionales de alguna disciplina, especialmente la literatura. 
 
obstante que en muchas ocasiones es casi imposible comunicarlo debido a que el contexto es 
diferente. Con el paso del tiempo, uno mismo va perdiendo la intensidad de esa emoción hasta 
que se pierde y entonces uno deja de contar aquello que una vez creímos importante. Sin 
embargo, por otro lado nos encontramos siempre con las anécdotas que repetimos una y otra 
vez con entusiasmo porque sentimos que su importancia se mantiene vigente. 
56 Uso lo de “después de cada comida” queriendo decir que se trata de una actividad que 
recomendaría realizar sistemáticamente. 
57 Graciela Tomassini, “Literatura y juego” en 
http://cuentoenred.org/cer/numeros/no_3/pdf/no3_tomassini.pdf 
18 
 
 
2.1 SOCIEDAD (CALLE, TRABAJO, FAMILIA) 
 
 
El humor de Monterroso no es una fuga ni un remedo de la realidad, es la 
realidad tomada como motivo u objeto de placer; del placer de reír y ponerse 
sonriente y contento. Su humor es radical y cotidiano, va con él a todos lados y 
siempre encontrará ocasión para usarlo en contra de las estructuras sociales y 
académicas que limitan un proceder sereno. Me refiero también a un humor que se 
rebela58 contra lo establecido tanto en el trato social como en la lógica de 
pensamiento colectivo59. Con su literatura, Monterroso pondrá en tela de juicio 
algunos de los prejuicios sociales. “El verdadero artista –nos dice Víctor Márquez– 
sorprende siempre con lo que está a la vista y otros no ven; su mayor fuente de 
sorpresas es lo cotidiano. En cuanto a crear algo nuevo, es dudoso, pero, ¿por 
qué no intentarlo?”60 
Monterroso se nutre de los casos de la realidad, los desentraña y los 
replantea desde un punto de vista humorístico. Para ello se vale de su capacidad 
de análisis. Desde muy niño se vuelve un observador escrupuloso de lo que está a 
su alrededor: 
Había gordos y había flacos; estaban los morenos, los más morenos y los 
blancos; señores con barbas; y barbas que podían ser largas o cortas, 
rizadas o lisas, blancas, negras o color de zanahoria; señores calvos con 
mucho pelo, peinados para atrás o con raya a un lado […] en fin, una gran 
variedad que al principio me hacía preguntar con insistencia a mis padres a 
qué se debía; pero como nunca obtuve respuestas satisfactorias (entre otras 
razones, me percaté más tarde, porque nadie las sabía) pronto dejé de inquirir 
 
58 El tema de la rebelión merecerá un estudio particular más adelante. 
59 A diferencia del criterio dominante en el Siglo de las Luces, cuyo racionalismo “no podía 
comprender la imagen de la vida cotidiana, formada en medio de contradicciones y nunca logra 
un acabado perfecto.” (M.Bajtín, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. p. 
109.) 
60 Víctor Márquez, “Todos hablan, nadie escucha”, en Marcela González, Con Augusto 
Monterroso en la selva literaria, Universidad Veracruzana, p. 165 
19 
y me dediqué a averiguarlo por mí mismo y a divertirme observando la 
diversidad que había en todo. 61 
 
En esa curiosidad se basa su agudo y certero humor. Monterroso entiende lo 
que pasa afuera, alrededor suyo, pero evita hacer juicios; se limita a observar. No 
hay repuestas a sus preguntas de niño y, tal vez por eso, tiene claro que las cosas 
son y ocurren, independientemente de la opinión de los espectadores. Esa 
consciencia y esa sabiduría lo lleva a criticar a aquellos que se empeñan en 
intervenir en asuntos que no les atañen.62 
En el cuento “Rosa tierno” es, quizá, donde mejor refleje ese interés profundo 
por lo que sucede a su entorno social. Monterroso entiende bien la diversidad a su 
alrededor y en un solo cuento breve logra tocar fugazmente, pero con gran tino, 
algunos rasgos esenciales de un médico psiquiatra, de un mesero, su madre y su 
padrastro; de otras dos madres, etc. Retrata aspectos de la gente sin abundar más 
en la crítica o el análisis, pero sí insinuando múltiples trasfondos que siempre 
quedan de tarea al lector. 
 Monterroso hace del humor su arma de ataque contra ciertas conductas 
sociales que normalmente se utilizan para justificar una forma de vida pretenciosa, 
ridícula o descontenta. Contra ellos dirige su humor, pero al mismo tiempo, por 
supuesto, es capaz de criticarse a sí mismo: “Monterroso es observador cuidadoso 
de todos los ridículos humanos, pero quizá su máxima preocupación, como la de 
 
61 A. Monterroso, Los buscadores de oro, Alfaguara, pp. 62-63. 
62 Al paso de los lustros, y con el conocimiento del mundo y la gente, acaba uno por entender la 
otrora enervante restricción que nos impusiera un compañerito de escuela, un hermano mayor 
o los mismos padres al tratar sus confidencias: “No te metas en lo que no te importa”. Entonces 
había que tragarse la curiosidad y ocuparse de uno mismo, cultivar el propio jardín: tarea difícil 
si no hay quien oriente. 
20 
los grandes humoristas, es una flagelada y terrible, aunque divertida, consciencia 
de la propia ridiculez, del propio caos.”63 
La sociedad y los prejuicios que en ella se gestan, tienen un efecto negativo 
en el mismo humor. Éste es concebido como algo superficial, inocuo, vulgar o de 
baja estima. ¿Y por qué no debería de ser así? “Es como todo” dicen las señoras 
para evitar perder tiempo en explicaciones especializadas infinitas.64 Nada está 
exento del juicio popular. Contra ello, hay que buscar defender el humorismo y 
esforzarse en distinguirlo de la simpleza, de la fórmula creada para hacer reír. El 
humorismo es inventiva, creación, desarrollo, agudeza, espontaneidad, 
adaptación, rebeldía, comprensión y más. Estos elementos se ponen en juego 
para hacer un humor invulnerable capaz de defenderse por sí mismo de los 
prejuicios y los límites de la comprensión popular. 
José Luis Castillejos le pregunta a Monterroso cómo hace para ejercitar su 
humor y él responde: “Nada mejor que observar a las otras personas. Me 
impresionan mucho por sus lados ridículos.” 65 En la fábula “La parte del León”, el 
autor da cuenta de ello al mostrarnos la ingenuidad humana (o la franca estupidez) 
que lleva a la gente a enredarse en causas perdidas para luego solazarse en 
discursos sobre la injusticia y la desigualdad. Monterroso representa al hombre 
poderoso como a un león incomprensivo que se come a la Oveja, la Cabra y la 
Vaca cuando éstas se inconformaron porque el felino se había comido un ciervo 
que debía compartir con todos. Mientras eran deglutidos,los rumiantes 
 
63 Margo Glantz, “Monterroso y el pacto autobiográfico” en Campos, Marco, La literatura de 
Augusto Monterroso, UAM, pp. 45-46. Me parece claro que cualquiera que guste realmente del 
humor no tiene problema en ser objeto de su propia sátira. 
64 También es un argumento sistemáticamente esgrimido por mi madre (tan poco proclive a la 
hermenéutica y la epistemología) en sus argumentaciones de sobremesa. 
65 Entrevista con José Luis Castillejos en 
http://www.columnasur.org/25joseluis/2004%20cronica/041212jlc.htm 
21 
exclamaban consignas como “contrato social, Constitución, derechos humanos y 
otras igualmente fuertes y decisivas”66 
Otro gran ejemplo de esta cuestionamiento que hace de la sociedad es 
cuando advierte irónicamente sobre el riesgo de tomar en cuenta las enseñanzas 
de Esopo: 
Desaparecería todo lo que hace interesante el mundo, como los ricos, los 
prejuicios raciales, el color de la ropa interior y la guerra; y el mundo sería 
entonces muy aburrido porque no habría heridos para las sillas de ruedas, ni 
pobres a quienes ayudar, ni negros para trabajar en los muelles, ni gente bonita 
para la revista Vogue.67 
 
En su esfuerzo reivindicador del humor, Monterroso le atribuye un carácter 
especial en la comunidad como un elemento humano, que yo concibo como un 
valor: “el humorismo es el realismo llevado a sus últimas consecuencias. […] todo 
lo que hace el hombre es risible o humorístico. En las guerras deja de serlo porque 
durante éstas, el hombre deja de serlo.”68 
Cuando el hombre está en guerra pierde su carácter de hombre y pasa a ser 
otro ente enfurecido y violento, incapaz, no sólo de divertirse, sino de mantener la 
calma. De ahí la imposibilidad patente de apelar a la mesura del iracundo, de 
solicitar templanza al resentido y de hallar buen juicio en el apasionado.69 Sin 
embargo, tampoco en la paz cotidiana ni la tranquilidad individual se alcanzan 
fácilmente porque la gente tiene que librar otras batallas menos evidentes que los 
conflictos sociales. Es decir que la gente tiene que enfrentar sus propios conflictos 
en medio de un malestar que domina y deja poco espacio para el disfrute. 
 
66 A. Monterroso, La Oveja..., p. 94. El autor acentúa la ironía calificando de “fuertes y 
decisivas” las acciones que habían resultado absolutamente inútiles. 
67 A. Monterroso, La palabra mágica, p. 69. 
68 A. Monterroso, Movimiento perpetuo, p. 115 
69 Cabe señalar de paso que algo que enfurece especialmente a una mujer ya irritada, es 
conminarla a la mesura con una frase como: “Bueno, pero cálmate.” 
22 
El sufrimiento, como una manifestación de ese malestar es abordado 
paródicamente por Monterroso en el cuento “La vida en común”, donde se burla 
punzantemente de los especialistas sufridores que siempre encuentran algún 
motivo para sustentar su forma de vida. Nuestro autor nos habla de “alquien que a 
toda hora se queja con amargura de tener que soportar su cruz […] es a la vez la 
cruz del otro, que amargamente se queja de tener que sobrellevar a toda hora la 
cruz […] que le ha tocado cargar en esta vida, y así cada quién según su 
capacidad y a cada quién según sus necesidades.”70 Esta conclusión del cuento es 
una más de las formas como Monterroso hace que el lector, no solo ría, sino 
piense en el sentido de ese “según” su capacidad y sus necesidades. Entonces 
surge la pregunta que lleva a la reflexión que el autor quiere provocar: ¿Cuáles 
son las capacidades y necesidades de cada sufridor para cargar su cruz? Es decir 
que el sufrimiento no tiene paradigmas, sino sólo manifestaciones concretas en 
cada individuo. 
Un caso semejante lo tenemos en el cuento “Uno de cada tres”, que es una 
alegoría apologética de un grupo de sufridores organizados para difundir 
ampliamente su dolor. De una manera muy divertida, el autor muestra la ridiculez 
de aquéllos que siempre andan buscando audiencia para relatar su tormento 
cotidiano. La elección de Monterroso es el goce cotidiano, y para mostrarlo se 
apoya en los que han encontrado en el sufrimiento una actitud constante, por 
ejemplo “quien se queja de una enfermedad tan cruel como imaginaria, la que se 
anuncia abrumada por el pesado fardo de los deberes domésticos, aquel que 
publica versos quejumbrosos”.71 Tal vez todos ellos caben dentro de esa categoría 
tan conocida en nuestra sociedad, la de los que “están implorando, en el interés de 
 
70 A. Monterroso, Movimiento perpetuo, p. 125. 
71 A. Monterroso, Obras completas, p. 21. 
23 
los demás, un poco de la compasión que no se atreven a prodigarse a sí 
mismos.”72 
Consciente de los problemas del mundo contemporáneo, habla de la 
necesidad de la gente de comunicarse con sus semejantes, pero desde un punto 
de vista satírico, no condoliente. Se trata de una alegoría que critica brutalmente, 
pero al mismo tiempo plantea de manera menos trágica, un problema social muy 
complejo que encuentra en los textos de Monterroso una perspectiva menos 
atormentada, incluso simpática. 
Monterroso tiene el interés de develar el espíritu humano puro, crudo. No 
habla del hombre como desearíamos los humanistas que fuera, pero tampoco lo 
coloca en el terreno del desamparo o la desesperanza. Él lo utiliza para jugar y 
divertirse burlándose, criticando, ironizando. En una de sus fábulas se encuentran 
el León y el Conejo, en principio presentados arquetípicamente; sin embargo el 
autor les atribuye también otros rasgos humanizándolos aún más. Al Conejo lo 
pinta astuto y un poco fanfarrón, y al León lo pone miedoso y extravagante. Las 
cualidades del primero lo llevan a actuar con prudencia y alejarse del lugar antes 
de perder la paciencia y perjudicar al perturbado felino.73 
Monterroso rompe con la lógica de pensamiento común que nos llevaría a 
pensar, por ejemplo, en un Conejo victimizado y un León exaltado. Al ir en contra 
de los prejuicios sociales, admite el riesgo de los prejuicios de la gente sobre él 
mismo y su humor; pero no es algo que le importe sobremanera como se puede 
ver: 
Quizá todo tenga que defenderse de los prejuicios. ¿Por qué el humor habría 
de ser una excepción? Cuando se habla de religión, la gente no piensa en 
Cristo o en Buda sino en los curas o en las beatas; cuando se menciona a los 
militares, la gente no recuerda a Alejandro o a Bolívar sino a Anastasio 
 
72 Idem. 
73 Evidentemente se trata de la fábula “El Conejo y el León”. 
24 
Somoza. De esta manera […] cuando oyen la palabra humorismo, muchos le 
quitan el seguro a su revólver, pero tendrían que volver a ponérselo si 
recordaran a Aristófanes, a Cervantes […]. Es probable que la imagen del 
humorista esté más dada por los chistosos profesionales, por los que viven 
del humor y por los que lo reverencian y lo esgrimen como los curas 
reverencian el altar y los Somozas empuñan las pistolas.74 
 
 
En la fábula “El Grillo Maestro” Monterroso hace una sátira de los argumentos 
que llega a encontrar la gente para justificar un punto de vista inmutable y que le 
resulta conveniente. Frente a la necesidad de glorificar el canto de los grillos, uno 
de ellos afirma que la garganta de los pájaros era “evidentemente el órgano del 
cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos.”75 Tal 
ironía, exacerbada al hablar de “cuerpo humano” cuando se está refiriendo a las 
aves, es una burla para los escleróticos que se toman la vida con demasiada 
restricción y serían incapaces de encontrar en cualquier dicho, la posibilidad de 
relajarse y pasarla bien. Asimismo nos hace ver la gran necesidad de los hombres 
de encontrar un razonamiento ad hoc a sus necesidades, pese a lo absurdo que 
pueda parecer. 
La alteración o ajuste de la realidad que se vive como otra realidad me remite 
a la ideadel carnaval y la necesidad de tener un esquema, un referente propio. 
“En el carnaval es la vida misma la que interpreta, y durante cierto tiempo el juego 
se transforma en vida real. Esta es la naturaleza específica del carnaval, su modo 
particular de existencia.”76 Y aunque los grillos no viven en una situación 
carnavalesca, sí juegan un juego que acaba convirtiéndose en la vida real. El 
humor permite a Monterroso expresar puntos de vista y criticar profundamente a la 
sociedad, pero de una manera indirecta, como evitando el juicio directo y absoluto, 
sino creando una alegoría. Se dirige a un público que tenga disposición a 
 
74 A. Monterroso, Viaje al centro de la fábula, ERA. pp. 41-42. 
75 A. Monterroso, La oveja negra…, UNAM, p. 78, 
76 Mijail Bajtín, La cultura popular…, Alianza Editorial p. 14. 
25 
recapitaular, a revisar su propia actuación. Guillermo Sheridan en su texto “Miel de 
tigre” se refiere al estilo de Monterroso como “una ironía que hace ochos en la 
jaula de la página en espera del momento de saltar sobre la prolija imbecilidad 
indiferente.”77 Es decir que cierne las mentes humanas que se han hecho al modo 
de lo ya establecido por la sociedad. Sin embargo, Monterroso siempre busca 
mejorar las relaciones entre la gente entendiendo al otro: “Hay que estar al tanto 
del lenguaje diario de la calle –nos dice Monterroso– para no ser pedante ni 
insoportable.”78 
Con su humor se burla de la presión que ejerce la sociedad sobre los 
individuos. En la fábula “El apóstata arrepentido” el autor juega de manera muy 
compleja y rápida con varios elementos tanto conceptuales como narrativos. Trata 
de un hombre que piensa convertirse en cristiano, tras las grandes dudas que lo 
han asaltado. Sin embargo, vemos que antes no era ni musulmán o judío, sino 
católico o acaso protestante; es decir, cristiano también. Aquí aplica una aguda 
crítica sobre el uso cotidiano de ciertos términos que acaban por vaciarse de su 
sentido original al ser tratados continuamente por el vulgo. La sátira va más allá, 
pues el protagonista es asediado por la gente que lo supone un “gracioso” o 
alguien que busca “llamar la atención” y entonces decide desistir en su 
“extravagante debilidad y propósito”. 
La crítica social de Monterroso no se dirige a nadie en particular sino que 
ataca los vicios humanos tanto de un lado como de otro; de los agredidos, como 
de los agresores, de los pasivos y de los liosos. Pero lo hace de manera precisa, 
puntual. No se extiende en la descripción de caracteres psicológicos de los 
personajes. Monterroso debe leerse lentamente y repasarse luego con más 
 
77 Guillermo Sheridan, “Miel de tigre”, en Marcela González, op. cit. p. 209. 
78 Citado por José Manuel Gómez en Marcela González, Con Augusto Monterroso en la selva 
literaria. México, Universidad Veracruzana p. 194 
26 
detenimiento aún. El primer encuentro nos hace reír y entender algo. En un 
segundo acercamiento hacemos nuevos descubrimientos que podrían suponerse 
agotados en la primera lectura. El chiste del texto –como se verá– va más allá de 
su gracia, su brevedad y su juego. Respecto a sus fábulas, nos dice claramente: 
“Mis animales son puros pretextos para hablar de la gente y sus aspiraciones y 
derrotas.”79 
Monterroso se vale de su humor para “golpear” al lector, para sacudir el 
pensamiento, para incomodarlo amablemente –valga la paradoja: “A la gente le 
gusta que le peguen, y por eso, aparte de esa función, la sátira no sirve para nada, 
ni cambia nada y se vuelve humorística y digresiva […]” 80 En una abierta crítica al 
carácter latinoamericano, expone en Viaje al centro de la fábula, su idea sobre el 
humorismo literario hispanoamericano: “En Hispanoamérica somos lo 
suficientemente ingenuos para creer que todo está bien, o lo bastante escépticos 
como para creer que algo tenga remedio. Yo en lo personal, creo que, excepto un 
poco de smog, todo está muy bien.”81 Monterroso busca la templanza con humor. 
Con ironía nos dice que todo está muy bien, pero nos deja claro a través de sus 
textos que no, que no todo está bien, pero no tiene sentido hundirse en el 
pesimismo. No por ello, Monterroso deja de ser cabalmente consciente de los 
problemas y desgracias humanas. 
Por otro lado también se ocupa de los que escriben o, más bien, pretenden 
hacerlo, pero no lo logran; de esos coleccionistas de páginas en blanco, que 
escamotean las ideas de aquellos que sí escriben. Pero yo veo esto como una 
manifestación particular de lo que se vive cotidianamente a un nivel más amplio: la 
exaltación del ego de una persona a partir de las glorias ajenas. Más allá de esa 
 
79 A. Monterroso, Viaje al centro…, p. 99. 
80 Ibid. p. 97. 
81 Ibid. p. 39. 
27 
saludable ufanía con que la compañía o la pura visión de alguien famoso toca a 
cualquiera, hay quienes realmente creen apropiarse de esa gloria, a partir de la 
sola contemplación. Esos parecen compartir un poco de la categoría del célebre 
porque les gusta su apariencia, su voz, su estilo de vestir o de escribir, o sus 
ideas. Unos se enajenan un poco de la fama de un autor, actor o artista para sí 
mismos, de la misma manera que un hombre se atribuye la atracción que genera 
su espectacular auto rojo cuando pasa por una calle llena de gente. Pero también 
el público hace el juego atribuyendo características del auto a su conductor. De 
igual modo el público lector concede valores que encuentra en la obra aunque el 
autor nunca hubiera reparado al respecto82. Con esto busco explicar el fenómeno 
del hombre común que aspira a un mayor reconocimiento, quedando su intento 
sólo en la enajenación de lo que es de otros. Así, un hombre que no practica la 
actuación está tan lejos de su artista preferido, como un ávido lector que no 
escribe, del genio literario de su escritor preferido. Lo mismo ocurre con el 
predicador, el teórico, el bien intencionado, el ingenuo, el filósofo, el bienhechor, 
etc. quienes son llevados por sus ideas hacia afuera de la realidad. 
 
 
2.2 POLÍTICA 
 
Sobre la obra de Monterroso, Saúl Sosnowski dice lo siguiente: 
Atacar el poder es desmantelar la vasta red que compagina sus alcances;[...] 
incursionar en lo acatado como orden mitificado e inalterable, es hurgar en los 
reductos que pueden des-ordenar, des-cubrir y plantear desde el vacío de la 
duda y la inseguridad de encarnar facetas imprevistas de lo cotidiano.83 
 
82 Vale contar que en una ocasión a la que en un festival de cine independiente, un hombre 
ducho e instruído del público informaba al joven y cándido cineasta que presentaba su ópera 
prima: “Encuentro en tu película ciertos elementos que me remiten a El laberinto de la soledad, 
de Octavio Paz.” y le preguntó si en efecto había tomado en cuenta al Nóbel. La respuesta 
lapidaria fue: “No. Yo a Octavio nunca lo he leído…”. Pues ¿qué hará pensar a los intelectuales 
de hoy que para hacer películas sobre la realidad mexicana se tendría que conocer El laberinto 
de “Octavio”? Monterroso se burla de los excesos del intelectualismo, de la misma manera que 
el incipiente cineasta los hizo sin darse cuenta. 
83 Saúl Sosnowski “Monterroso: la sátira del poder”, en Refracción, p. 41 
28 
 
Creo también que así fnciona el humor de Monterroso, como un 
desarticulador de concepciones impuestas con más o menos fuerza, pero al fin, 
ajenas al individuo. Su humor nos lleva a un cuestionamiento del sistema dominate 
y a buscar posibilidades más propias, más personales. 
No es raro entonces que Monterroso tenga una opinión como la siguiente 
respecto de las relaciones humanas: 
Políticamente me considero igual que siempre: una persona preocupada por 
la situación de los más desasistidos, de los trabajadores de la ciudad y el 
campo. [...] Las derrotas ocambios de los últimos años en el orden mundial 
no me hacen olvidar que los problemas básicos de la sociedad siguen siendo 
los mismos: la explotación de unos por otros, las desigualdades económicas, 
la discriminación... Para nada me ha hecho falta cambiar mis convicciones. 84 
 
Con tal claridad, no es casual entonces que sea en el primer libro publicado 
por Monterroso, Obras completas (y otros cuentos), donde se refleja de manera 
más clara su postura respecto a ciertos fenómenos políticos: a) El imperialismo 
norteamericano frente a la ingenuidad y la sumisión de los pueblos 
latinoamericanos, reflejado en el cuento “Mr. Taylor”. b) El protagonismo y 
arrogancia de las culturas modernas de Occidente frente a otras que suponen más 
“atrasadas”, en el cuento “El eclipse”. c) El abismo que separa al mundo de los 
gobernantes y el de sus gobernados, en “Primera dama”. En el cuento “Dejar de 
ser mono” hay también una fuerte crítica al mundo occidental que no entiende la 
vida fuera de sus exigentes códigos de progreso. Me interesa analizar cómo 
Monterroso incide con humor en los problemas que se suscitan entre los 
poderosos y los oprimidos, entre los pueblos “desarrollados” y los tercermundistas, 
entre los déspotas y los sumisos. 
 
84 De internet en http://www.columnasur.org/25joseluis/2004%20cronica/041212jlc.htm 
 
 
29 
Especialmente apreciable me parece la capacidad del autor para ir al fondo 
de los problemas sin caer en el maniqueísmo ni la adherencia a una causa, sino 
satirizando y criticando inteligentemente las contradicciones, despropósitos y 
excesos del poder, como también la sumisión y la torpeza de los subyugados. 
El caso más claro dónde pueden verse estas relaciones de poder está en el 
neo-colonialismo norteamericano en América (valga la redundancia). Son muchos 
años de una historia que registra etapas hondamente dolorosas para los pueblos 
de Latinoamérica. Hay un claro sentimiento adverso contra el despotismo de los 
Estados Unidos, principalmente. Pero frente a esta difícil realidad, Monterroso no 
adopta una postura trágica en su discurso. Al contrario; se manifiesta claramente 
reprobando las acciones brutales de los poderosos, pero con su matiz 
característico: el humor. 
No sé qué tan fácil pueda ser hallar la vena humorística en situaciones como 
la explotación comercial de un pueblo, la discriminación racial o las ofensas a una 
cultura, pero sí creo que hace falta mucha claridad mental y emocional para 
publicar un libro que risueñamente trate estos aspectos. Monterroso lo hace, 
permitiéndonos además reír con ficciones atroces como aquella en que era 
necesario matar a cuanto indígena se pudiera para mantener la cuota de cabezas 
para la exportación: 
[…] a los enfermos graves se les concedían veinticuatro horas para poner en 
orden sus papeles y morirse; pero si en este tiempo tenían suerte y lograban 
contagiar a la familia, obtenían tantos plazos de un mes como parientes 
fueran contaminados.85 
 
No creo que tal alegoría con su negro humor que nos hace reír por lo 
absurdo, signifique que no pueda haber una reflexión atrás. De manera inexorable, 
 
85 A. Monterroso, Obras completas, p. 14 
30 
Monterroso nos pone enfrente problemas terribles, pero mediados por un fino 
humor. 
El rechazo que hace el autor a la violencia y al injusticia de los capitalistas 
norteamericanos inescrupulosos, es patente; pero eso no lo lleva a tomar partido 
por las víctimas; al contrario, también éstas son objeto de su sátira. Así, vemos 
que en el mismo cuento, el autor nos narra que frente a la necesidad de que 
muriera la gente para quitar su cabeza, se implantaron leyes un poco excesivas 
como cuando alguien por descuido decía “¡Qué calor hace!” y se le comprobaba 
que estaba exagerando, “se le cobraba un pequeño impuesto y era pasado ahí 
mismo por las armas, correspondiendo la cabeza a la Compañía y, justo es decirlo, 
el tronco y las extremidades a los dolientes.”86 Algo que generalmente nos 
escandaliza, en primera instancia, Monterroso lo convierte en motivo de humor, un 
humor negro, ciertamente, pero que también nos hace reconocer sin culpa, otra 
parte de nuestra realidad, sin duda más afortunada que la de los personajes. 
Monterroso es despiadado contra las víctimas del comercio desmesurado; 
pero no sólo no se detiene, sino que busca la risa del lector y como lectores 
reímos. Podría pensarse que su humor nos hace tomar distancia de la realidad a 
manera de evasión. Yo creo más bien que su humor nos permite asimilar en una 
dimensión más real, una situación a la cual, de alguna manera, somos ajenos y 
por lo tanto tampoco podría dolernos tanto. El autor provoca una risa que es 
consecuencia de la comprensión de un asunto que entonces ocupa un lugar más 
cercano. 
 Monterroso no toma partido ni milita por una causa social, sencillamente no 
calla lo que piensa. Por una parte se mofa de la imbecilidad de una declamadora 
 
86 Ibid. p. 14. 
31 
Primera Dama que al enterarse de los severos problemas de los niños pobres de 
una primaria, comenta “—Pobres criaturas. ¿Y como cada cuánto se desmayan?”; 
por otra, exalta los conocimientos sobre astronomía de los hombres prehispánicos, 
lo cuál les vale el corazón de un conquistador que se creía muy perspicaz. 
Combate la hipocresía pseudohumanista que censura cualquier juego asociado al 
sufrimiento de los pobres y los desprotegidos. 
Monterroso comienza su cuento alegórico “Dejar de ser mono” con la 
halagüeña línea: “El espíritu de investigación no tiene límites”, para después 
agregar que “En Estados Unidos y en Europa han descubierto a últimas fechas 
que existe una especie de monos hispanoamericanos capaces de expresarse por 
escrito.”87 Así denuncia la pedantería e ignorancia de esos países, cuyo desarrollo 
material los hace grandes ignorantes de lo que pasa fuera de su pequeño mundo. 
Esta crítica a la arrogancia científica de Occidente es una muestra de su 
criterio político, pero que no representa su único interés, evidentemente. 
Monterroso, con su humor, no sólo se lanza contra la política de los países, sino 
también contra la política entre las gente. Específicamente, la academia es un 
ámbito bien conocido por él, donde no perderá oportunidad para revelar las 
perversiones de sus estructuras políticas. 
Encuentro en el caso de “Tú dile a Sarabia que…”88 la visión de las 
estructuras jerárquicas en una oficina de gobierno, donde una mosca origina que 
un jefe reflexione sobre su vida y su trabajo. Sin embargo Monterroso no se 
interesa tanto por la crítica de los estamentos de una oficina; más bien se ocupa 
de reflejar con humor el tedio del jefe que encuentra una hoja de nómina “más 
ancha que azul”. No critica la injusticia o el despotismo sino que nos habla de la 
 
87 A. Monterroso, Movimiento perpetuo, p. 85. 
88 Ibid. p. 63 
32 
parte emocional del funcionario que, algo “cansadón” mira la hoja “sin entusiasmo 
para elevarla después hasta el cielo raso, como si quisiera remontarse más allá, 
más arriba y más lejos, e irse empequeñeciendo hasta perder su corbata y su 
forma cotidiana y convertirse en una manchita del tamaño de un avión lejanísimo, 
que es como el de una mosca, y más tarde en un punto más pequeño aún”.89 Y 
finalmente deja caer todo el peso de una sátira que, a mí, después de gracia me 
produce cierta compasión: “Dile a la señorita Esperanza que mañana va a venir la 
señorita Lindbergh por el asunto de la vacante, que le diga que vaya a Personal y 
que vea a Sarabia. Tú dile a Sarabia que digo yo que la nombre y que la comisione 
aquí o en donde quiera, que después le explico.”90 
Monterroso entiende completamente la frialdad de los sistemas políticos, su 
conservadurismo y la rigidez de sus estructuras.Su crítica la emite desde una 
segura trinchera que es el humor. Más que lanzar ataques frontales contra el 
poder y sus perversiones, ironiza y se burla de las situaciones patéticas que 
ocurren en ese ámbito. 
En este sentido Mijail Bajtín dice: 
Los representantes del viejo poder y de la antigua concepción cumplen su 
función con un aire serio y grave, en tanto que los espectadores ríen desde 
hace rato. Pero ellos siguen con el mismo tono grave, majestuoso y temible 
de los monarcas y heraldos de la «verdad eterna», sin comprender que el 
paso del tiempo los ha vuelto ridículos[…].91 
 
El autor de Movimiento perpetuo, desde el título cuestiona la rutina, lo 
establecido, lo inamovible y estático que tanto daño hace a la mente humana. Por 
eso, coincido con la siguiente idea de Saúl Sosnowski: “Los falsa y 
 
89 Ibid. p. 65. 
90 Idem. 
91 Mijail Bajtín, op. cit., p191. 
33 
provisionalmente poderosos, los impotentes, los meros seguidores de lo caduco, 
no hallan tranquilidad ni reposo en estos textos.”92 
Considero que Monterroso contribuye a crear consciencia sobre la injusticia y 
la falta de humanidad existente en las relaciones comerciales y políticas. Asimismo 
critica la preponderancia del dinero por encima de la dignidad y, finalmente hace 
recapacitar sobre la actitud del oprimido frente al poder. Pero también cumple una 
función democrática, al buscar el lado risueño tanto del oprimido y marginal, como 
del potentado, pasando, por supuesto, por los intelectuales. Monterroso se 
encarga de evidenciar con humor la parte humana de sus personajes sin que la 
posición social de los mismos, determine de alguna forma, la intención lúdica del 
autor. 
Nuevamente encuentro aquí el sentido carnavalesco del que nos habla Bajtín: 
En las fiestas oficiales las distinciones jerárquicas se destacaban a propósito, 
cada personaje se presentaba con las insignias de sus títulos, grados y 
funciones y ocupaba el lugar reservado a su rango. Esta fiesta tenía por 
finalidad la consagración de la desigualdad, a diferencia del carnaval en el 
que todos eran iguales y donde reinaba una forma especial de contacto libre y 
familiar entre individuos normalmente separados en la vida cotidiana por las 
barreras infranqueables de su condición, su fortuna, su empleo, su edad y su 
situación familiar.93 
 
En síntesis, la crítica de Monterroso en el sentido político no es un reclamo, 
ni mucho menos una demanda de justicia o atención. Se trata, más bien de una 
denuncia sutil, pero incisiva y alegre. Considero que es una manera muy efectiva 
de evidenciar los despropósitos a los que dan lugar las relaciones políticas. 
 
 
2.3 ACADEMIA 
 
 
92 Saúl Sosnowski, “Monterroso: la sátira del poder” en Refracción. Augusto Monterroso ante la 
crítica…, p. 43. 
93 M. Bajtín, Op.cit. p. 15 
34 
El ambiente académico es evidentemente bien conocido por Monterroso de 
una manera “profesional”. Tal vez por esa misma razón es que ejercerá su crítica 
más acre en contra de los ridículos y despropósitos que ocurren en este contexto: 
Monterroso parte de una formación autodidacta que, para comenzar, ya lo 
sitúa a una cierta distancia de los centros educativos convencionales. Acaso su 
capacidad autoformativa le permite identificar de manera más clara los elementos 
buenos y malos que intervienen en los sistemas académicos y los exhibe. En su 
libro Literatura y vida explica un poco de esa vida fuera de la academia donde no 
hay relaciones de autoridad, sino más bien funciona una intuición que lo lleva a 
sentir un especial respeto por la literatura: 
A veces pienso que ese respeto, y otro tanto de temor, debo imputarlos al 
hecho de que soy autodidacto y, por consiguiente, a una formación 
demasiado severa y exigente en cuanto a mis lecturas, formación que nunca 
recibió otro estímulo que la curiosidad ni tuvo otro guía que mi instinto, pero 
que hizo desarrollarse en mí una desmedida veneración por los autores 
clásicos que leía, a los que consideraba inigualables y en buena medida 
vigilantes. 94 
 
De una manera muy natural Monterroso aprende la literatura de la mano firme de 
grandes autores constantemente mencionados (Cervantes, Quevedo, Dickens, 
Swift, Borges, etc.). Quienes fungirán como una especie de profesores o 
autoridades metafísicas. A esto se opone la historia del cuento “Obras completas” 
donde un joven y destacado estudiante, frente al desmedido temor de escribir sus 
propios versos, se entrega con rigor al cumplimiento de las exigencias de su 
profesor obsesionado con Unamuno. El autor comenta al respecto de una “historia 
triste del joven poeta indeciso y tímido que se aleja de la poesía –su verdadera 
pasión– sutilmente inducido a ello por la autoridad de un conspicuo profesor, poeta 
 
94 A. Monterroso, Literatura y vida, p. 27. 
35 
frustrado que desvía la vocación del artista adolescente, para convertirlo en un 
sabio erudito como él, seguro de sí mismo y su saber.”95 
Entre otras perversiones que ocurren en el ámbito académico, Monterroso 
habla de una que es breve, pero contundentemente relacionada con la amistad: 
Fui muy afortunado al contar con el trato diario de esos primeros 
interlocutores y lectores, para quienes, tal vez sea duro decirlo, la amistad era 
algo que se hallaba muy por debajo de la exigencia literaria. Estoy seguro de 
que el afecto amistoso dependía para ellos, sobre cualquier otra cosa, de que 
uno pudiera responder en todo momento a aquella exigencia. 96 
 
Esta terrible afirmación es una muestra de los grados a los que puede llevar la 
inercia de la academia que, no obstante da lugar a la amistad. 
Tal vez sean estos los sensibles motivos por los que Monterroso deja caer 
todo el peso de su humor crudo contra las estructuras académicas, pero 
revistiendo sus emociones con un humor que, aunque duras como son, las hace 
más pasaderas. Asi lo vemos cuando le preguntan si ha hecho crítica literaria: “Si 
un autor era malo me identificaba con él, me daba lástima, y prefería no escribir 
sobre su libro; o si era bueno, me daba envidia; así, cuando estuve a punto de 
escribir bien de un libro malo y mal de uno bueno, me hinqué mentalmente y 
desistí de hacerlo.”97 
Su rechazo al sistema académico, da a Monterroso la claridad para cuestionar 
los fenómenos que ocurren en el interior de esos ámbitos y que al ser vistos desde 
afuera resultan ridículos. Critica a quienes se educan para hacer algo que nunca 
concretan y que J. P. Richter llamaría concesivamente “genios pasivos”. Según 
este autor, los genios pasivos están en la frontera de la genialidad pero que son 
 
95 Ibid. p. 33. 
96 Ibid. p. 35. 
97 A. Monterroso, Viaje al…, p. 58. 
36 
“hombres selváticos y nocturnos a los que negó el destino el don de la palabra”98. 
La descripción de esta clase de personajes hecha por este filósofo tiene un sesgo 
humorístico, aunque involuntario, cuando nos dice que “en su libertad poética y 
filosófica, sorprenden y conciben el universo y la belleza; pero cuando ellos a su 
vez desean crear, sujeta una cadena invisible la mitad de sus miembros y forman 
una cosa más pequeña o distinta de la que se proponían crear. [...] Son 
desgraciados sus días de creación.”99 
Nuestro autor se burla de los análisis eruditos de la realidad y el 
comportamiento humano, para mostrar una visión mucho más asequible y 
lacónica, pero también crítica. Su visión de la vida es elemental, sin tanta 
complicación, una realidad donde siempre hay cabida para la risa, más que para 
las intrigas o los incoherentes anhelos de un mundo mejor. Un supuesto motivo 
que lo lleva a escribir La oveja negra es: “Combatir el aburrimiento e irritar a los 
lectores, principio este último irrenunciable.” En seguida reconoce su fracaso en 
esta última intención,

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