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La-querella-democratica-de-Mexico

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO. 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. 
COLEGIO DE HISTORIA. 
 
 
 
 
 
 
LA QUERELLA DEMOCRÁTICA DE MÉXICO. 1908-1909. 
 
 
 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADO EN HISTORIA 
PRESENTA 
JOSÉ LUIS SÁNCHEZ GARAY 
ASESORA: MTRA. CARMEN DE LUNA. 
MÉXICO, D.F. MAYO 2007. 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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“Si el futuro y el pasado existen, quiero saber en 
dónde están. Si todavía no lo puedo saber, sé, no 
obstante, que dondequiera estén no son allí futuro 
ni pasado, sino presente. Si allí es futuro todavía, 
 todavía no está allí; y si es pasado, ya no está allí. 
Dondequiera que estén y cualquier cosa que sean, 
 allí no están sino como presentes. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 A mis padres Adelina y David, 
por su entereza, su cariño y amor 
 ilimitado. 
A mis hermanos Alejandra, Maribel, 
Cesar, Ricardo, quienes han sido un 
 Impulso importante en mi vida. 
 
A Brenda, la amiga incondicional. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS. 
Mis agradecimientos a la Universidad Nacional Autónoma de México, 
institución que representa la capital cultural y del libre pensamiento en México, 
sin la cual no hubiera sido posible la culminación de esta importante etapa 
académica. 
Agradezco a la Dra. María Alba Pastor Llaneza y a la Dra. Andrea 
Sánchez Quintanar, por su valioso trabajo académico. Por haber despertado en 
mí el espíritu crítico y social que requiere el estudio de la historia. Sin duda las 
personas más importantes en mi formación. 
Todas mis gratitudes a la Mtra. Carmen de Luna por su apreciable 
tiempo y valiosas aportaciones en la asesoría de esta tesis. Agradezco también 
a Lic. Ricardo Gamboa y al Lic. Edgar Damián Rojano por sus importantes 
aportes en la elaboración de la misma. 
Un reconocimiento a mis padres Adelina y David por su incondicional 
apoyo sin el cual no hubiera sido posible la culminación de este ciclo, a mis 
hermanos quienes indirectamente apoyaron mi vida académica. Por último 
quiero agradecer a Alan, Carlos, Agustín, Lupe, Brenda quienes fueron un 
importante impulso en mi vida académica. 
 
 
 
 
 2 
ÍNDICE. 
INTRODUCCIÓN…………………………………..………………………………p. 3 
 
1.- EL PUNTO DE PARTIDA…..……......………………………………………..p. 14 
1.1.- La política porfirista en la teoría………………………………………….…p. 16 
1.2.- La política porfirista en la práctica………………………………………….p. 22 
1.3.- La segunda Convención liberal. El discurso de Bulnes……………….....p. 26 
1.4.- La entrevista Díaz-Creelman………………………………………………..p. 28 
1.5,- La nueva generación……………………………………………………...…p. 29 
 
2.- LA LUCHA IDEOLÓGICA…………………………………………………..…p. 38 
2.1.- La Sucesión Presidencial de 1910…………………………………………p. 40 
2.2.- Cuestiones Electorales………………………………………………………p. 53 
2.3.- Las Instituciones y los Partidos……………………………………………..p. 64 
2.3.1.- El Puente de Moheno……………..……………………………………….p. 64 
2.3.2.- Calero, Sentíes y el Partido Democrático……………………………….p. 67 
2.3.3.- Madero y el Partido Antirreeleccionista………………………………….p. 71 
2.3.4.- García Granados: más poder al Congreso…………………………...…p. 74 
2.3.5.- Molina Enríquez y el Partido Mestizo…………………………………....p. 77 
 
3.- LA ÚLTIMA QUERELLA……………………………………………………....p. 79 
3.1.- La Democracia………………………………………………………………p. 85 
 
CONCLUSIÓN……………………………………………………………………..p. 95 
 
APÉNDICE……...………………………………………………………………..p. 101 
 
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………...p. 108 
 
 
 3 
INTRODUCCIÓN. 
 El presente trabajo nace de la preocupación por la creciente justificación 
ideológica que han encontrado diversos grupos en su lucha a favor de un régimen 
democrático. Éste se ha convertido, hoy más que nunca, en el favorito de los 
políticos en el mundo. A través de él justifican su gobierno, aniquilan adversarios 
e invaden naciones. Se ha convertido en una categoría de poder, es uno de los 
mitos fundacionales más influyentes en la sociedad moderna. Es un concepto que 
permea a toda la sociedad y, más aún, es una categoría que nos puede dar pauta 
para el mejor entendimiento de las relaciones de poder existentes en nuestra 
sociedad. Este simple hecho bastaría para justificar el estudio de la democracia. 
 Definir la democracia es tarea difícil. Nadie hasta ahora ha logrado realizar 
una definición que sea satisfactoria para todo el mundo. Sus elementos se tornan 
tan diferentes, y son muy variados los aspectos bajo los cuales puede 
considerársele. Si se tomara el trabajo de estudiar dos o tres regímenes 
considerados democráticos, se encontrarían seguramente principios similares, 
pero el mismo estudio nos mostraría que cada una presentará una fisonomía 
particular, que tiene sus características propias. La definición se hace más 
complicada si tomamos en cuenta que esta categoría no ha escapado de las 
modificaciones que ejerce la historia, es decir, lo que los griegos entendían por 
democracia no es lo mismo que hoy se entiende en los países de “democracia 
más avanzada,” y más aún, la concepción puede cambiar en distintas regiones 
geográficas, de institución a institución, de partido a partido o de individuo a 
individuo. 
 4 
 La intención del presente trabajo no es definir este régimen político, una 
pretensión como esa sería vaga e inútil por lo que ya he mencionado. Sin 
embargo, creo que si podemos encontrar los elementos constitutivos de este así 
como sus características más importantes que nos permitan tener una idea de lo 
que en teoría representa. 
Dentro de las variantes que pueden existir en los distintos periodos 
históricos existen elementos constitutivos de este régimen sin los cuales no 
podría llamarse democracia. Tales elementos podrían ser, en primer lugar, el 
principio de la “soberanía popular”, es decir, el hecho de que no debe existir 
ninguna instancia política que no sea legitimada por los ciudadanos, dando como 
resultado un gobierno electo por éstos; la democracia exige la existencia de 
instituciones que permitan al pueblo la participación en las decisiones; la libertad 
de pensamiento y de agrupación, de donde se desprenden el sufragio y los 
partidos políticos.1 
 Ahora bien, la democracia es un régimen político que permea toda la 
sociedad, por ende es también una forma de convivencia humana que, en sentido 
estricto, supone el derecho a la igualdad, la libertad, que sirven como instrumento 
para la realización personal. Una sociedad está formada por diversas partes, cada 
una de éstas es impulsada por distintos intereses. En este sentido, cada uno de 
sus componentes luchará por la democracia que responda a sus necesidades 
 
1Andrés,Serra Rojas, Diccionario de Ciencia Polìtica, México, UNAM, Facultad de Derecho, Fondo de 
Cultura Económica, 1999, p.319. Al respecto José Woldemberg dice que el proceso electoral es la condición 
y la expresión práctica de la democracia. Afirma que éste es el momento fundamental de participación política 
en las democracias modernas. José Woldemberg-Ricardo Becerra, “El procesoelectoral”, en Laura Baca 
Olamendí, Judit Bokser Liwerant, et. al. “Léxico de la Política” México, Facultad Latinoamericana de 
Ciencias Sociales, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 597. 
 
 5 
particulares. Por ello la estructura política resultante en cada país es producto de 
una serie de movimientos que tienen lugar en la lucha de diversas capas sociales 
en un determinado contexto histórico.2 
Los elementos constitutivos de la democracia de los que hemos hablado 
son los que en realidad han variado en los distintos periodos históricos. La 
soberanía popular, por ejemplo, no siempre ha descansado en la totalidad de una 
población. El país que se considera a sí mismo el más democrático, en un 
momento de su historia excluyó a los negros de su régimen, esto se explicaba por 
el hecho de que los negros no eran considerados como ciudadanos 
norteamericanos. 
 Las instituciones que son el mecanismo para que la población haga valer 
sus decisiones también han variado y varían en las distintas democracias en el 
mundo, de tal manera que podemos encontrarnos con gobiernos parlamentarios, 
republicanos, democracias directas, representativas etc. El estudio de esa 
estructura y mecanismos nos permitirá entender qué hace distinta un régimen de 
otro, la mayor o menor injerencia de los ciudadanos en las decisiones 
gubernamentales y, de esa manera, conocer la columna vertebral de una 
sociedad, qué intereses están por encima de todo, cómo se legitiman, qué papel 
juegan las mayorías. 
 En suma, la democracia es una categoría histórica y como tal está 
expuesta a las modificaciones que le imprimen determinados contextos y debe 
entenderse y estudiarse como la define Touraine: como un régimen político cuyo 
 
2 Una síntesis de los distintos tipos de democracias se encuentra en Serra Rojas, Op. cit, p.320-322. 
 
 6 
funcionamiento está mediado por los tipos de articulación entre sociedad, sistema 
político y Estado existente en una formación social en un momento histórico 
determinado.3 
Si la comparamos con la de las naciones europeas, la historia de la 
democracia en México es muy joven. Ha sido un proceso que se ha ido 
construyendo poco a poco en las diferentes etapas de nuestra historia. Este 
camino ha tenido tiempos de calma y de guerra; la Independencia, la Constitución 
del 57, la Revolución Mexicana, la creación del partido único en 1929, el papel del 
PAN como oposición, el movimiento estudiantil del 68, las reformas de 1977, o 
inclusive el dos de Julio de 2000 son sólo algunas de la fechas claves que nos 
permitirían periodizar su estudio.4 
 La lucha que se da en México en los momentos actuales, fue el punto de 
partida para esta investigación. Vivimos un momento en el que existen muchos 
luchadores de la democracia, lo mismo se pronuncia Vicente Fox que el Partido de 
la Revolución Democrática y el Ejercito Zapatista; todo esto acompañado de un 
creciente movimiento social en busca de una mayor representación de sus 
intereses. Cada uno se hace llamar luchador de la democracia, pero habría que 
preguntar, cuáles son los intereses que mueven a los distintos grupos en esta 
lucha, a qué democracia se refieren. 
 
 
 
 3Francisco Zapata, Democracia en América Latina, en Laura Baca Olamendí, Judit Bokser Liwerant, Op. cit. 
p. 134. 
4 Las fechas expuestas no implican que necesariamente se esté de acuerdo con ellas, se citan siendo 
consciente de que podrían entrar a discusión y porque son mencionadas por algunos autores. Vid.,Patricia 
Galeana, et. al. El camino de la democracia en México, México, Secretaría de Gobernación, 1998, México, 
501 p. 
 7 
 Como ya se mencionó, la democracia mexicana (como en todo el mundo) 
ha estado expuesta a las modificaciones de la historia, por lo que su comprensión 
necesariamente nace del conocimiento del pasado, la estructura del actual 
sistema es una amalgama de un sinfín de luchas y modelos que se han venido 
dando a lo largo de la historia de México. Es el resultado de un proceso, es decir 
un sistema que tiene una historicidad. 
 En este sentido, la Revolución Mexicana es uno de lo hitos históricos claves 
para entender el México contemporáneo, ahí se sentaron las bases de muchas 
instituciones y de un régimen, que nació precisamente de una lucha por la 
reivindicación de ideales democráticos. Por esta razón, mi estudio se ocupa ante 
todo del momento previo al estallido de la lucha armada. 
 Los años de 1908-1910 fueron muy fructíferos; en ese lapso, en un sector 
de la población se despertó el sentimiento democrático que sentían se había 
disipado en la nación. Fue entonces cuando la lucha por el sufragio efectivo cobró 
relevancia.5 En la historia de la revolución mexicana se presenta este periodo 
caracterizado por un renacimiento de los ideales liberales y democráticos. Esta 
visión general, si bien es cierta, al señalar a los protagonistas como luchadores de 
una misma causa, pierde de vista la dimensión del acontecimiento y de aquella 
querella democrática; es decir, cómo se estaban imaginando cambiar el país los 
distintos actores políticos. 
 El año de 1908 es, sin lugar a dudas, un momento fundamental para el 
estudio de la democracia en nuestro país. La entrevista Díaz-Creelman activó en 
 
5 Cabe destacar que si bien es cierto el año de 1908 fue clave en el debate, éste había estado presente a lo 
largo de toda la dictadura porfirista, destacando por ejemplo la lucha del PLM surgido en 1901. 
 8 
algunos círculos de la población mexicana un sentimiento por retornar a las 
instituciones liberales; pues durante el porfirismo éstas no existían en la práctica, 
se trataba de un poder dictatorial.6 Sólo unos cuantos tomaban las decisiones y 
únicamente para ellos estaban permitidas las libertades y los derechos del 
hombre. Los únicos que estaban en condiciones de organizar una ideología7 de 
oposición eran los intelectuales de las ciudades.8 La primera exigencia de estos 
grupos fue retomar algunos ideales liberales. Para ellos la dictadura era 
incongruente con los tiempos “modernos” en los que la democracia liberal era la 
norma, y los modelos eran la Francia de la Tercera República y los Estados 
Unidos. 
 Durante estos años surgieron algunos planteamientos nuevos respecto de 
la necesidad de modificar las instituciones y a la sociedad para la vida 
democrática. La clase política reflexionó sobre los riesgos y las modalidades de un 
 
 
6 La historiografía revisionista ha puesto en duda si el término “dictador” es correcto para designar al general 
Porfirio Díaz. En el presente trabajo he optado por denominarlo como tal, uno de los motivos que me 
conducen a designarlo así es que sus contemporáneos se refirieron a su gobierno como una dictadura. Los 
autores que se trabajan también lo consideraron de esta manera. El presente trabajo no pretende discutir dicho 
problema, sin embargo considero pertinente hacer una breve reseña del sentido que se le ha dados al termino. 
Al igual que “La Democracia” la dictadura es un concepto con historicidad. La palabra “dictadura” tiene su 
origen en la antigua Roma. Para la República romana la dictadura era un modo de suspender temporalmente 
su propio orden constitucional para preservar su integridad y permanencia. La dictadura desempeño tal 
función por dos o tres siglos del V al III a. C, permitiendo a la república afrontar de manera eficiente las 
breves guerras de la primera parte de su historia, y también los desordenes internos. 
La dictadura moderna no está autorizada por reglas constitucionales. La extensión de su poder no está 
predeterminada porla constitución: su poder no sufre límites jurídicos. La dictadura moderna es una forma de 
gobierno durable, cuya permanencia, como la de cualquier otro régimen, depende de las vicisitudes históricas. 
Las tipologias suelen ser distintas de tal manera que se puede clasificar en constitucionales, 
inconstitucionales, cesaristas, revolucionarias, conservadoras, reaccionarias, pedagógicas, oligárquicas, 
proletariado. Ahora bien, se pueden encontrar dictaduras mixtas con una o varias características por lo que 
una definición sería complicada. Norberto Bobbio, Diccionario de Política, 2 vol, traducción de Raul 
Crisafio, México, Siglo XXI, 1962. T. 1. pp. 553-566. 
7 Vid. Infra, h. 11. 
8 El término intelectual se inventó en la Francia de 1898 para referirse a los que se atrevieron a defender al 
capitán Dreyfus, acusado de traición a la patria, injustamente como se comprobó después. Intelectual, dice 
Gabriel Zaid, es el escritor, el científico o el artista que asume una posición pública frente a un problema 
específico. José Emilio Pacheco, “Dos sencillas palabras”, Proceso, 16 de abril de 2006, num. 1537, p.5-6. 
 9 
cambio como el propuesto por Porfirio Díaz. Por ello -como señaló François Xavier 
Guerra- la entrevista propició antes que otra cosa, libros.9 Se pueden citar 
cronológicamente y a partir de agosto de 1908: ¿Hacia dónde vamos? de Querido 
Moheno (1908), Las cuestiones electorales, de Manuel Calero (1908), La sucesión 
presidencial de 1910, de Francisco l Madero (1909), La organización política de 
México, de Francisco de P. Sentíes (1908), El problema de la organización 
política de México, de Ricardo García Granados (1909) y Los grandes problemas 
nacionales, de Andrés Molina Enríquez (1909). 
 Un estudio completo de la democracia en los años indicados, no debería 
prescindir de la prensa escrita. Sin embargo, la amplia gama de artículos 
periodísticos me hizo ver que era más prudente, para adentrarme en el tema, 
empezar por un grupo pequeño de autores y, en trabajos posteriores, ampliar las 
miras del presente estudio; por esta razón aquí no se considerará la información 
hemerográfica. 
Los textos fueron seleccionados con base en la importancia a ellos 
conferida por algunos estudiosos, en virtud de su difusión y de su influencia en 
sectores más o menos amplios de la población. Las ideas expresadas en ellos 
tuvieron un papel fundamental en la oposición al régimen imperante.10 
 
9 François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución. 2 vol, 2ª ed, México, Fondo de 
Cultura Económica, 1991, t. 2, p. 106. 
10 François Xavier Guerra opina que las obras fueron un llamado a la opinión pública que abrió paso a una 
acción política que había sido detenida durante 32 años. Ibid, p.105. Daniel Cosío Villegas menciona a 
algunos de ellos como factor es importantes en el debate que se daría. Daniel Cosío Villegas., Historia 
moderna de México, México, Editorial Hermes, 1972, Tomo IX, p. 777-786. Sánchez Azcona apuntó que el 
folleto de Sentíes fue muy leído y que junto con el de Querido Moheno, abrieron la brecha en la conciencia 
pública, así mismo señaló que fueron los primeros trabajos de ideología democrática. Juan Sánchez Azcona, 
Apuntes para la historia de la revolución Méxicana, México, Talleres Gráficos de la nación, 1961, p. 71. 
 10 
Se incluyen los folletos de Manuel Calero, Francisco de P. Sentíes y de 
Ricardo García Granados porque dicho tipo de publicación fue un excelente 
vehículo para la exposición de ideas políticas, debido a su carácter más 
ensayístico que los artículos de periódico. Además, a finales del siglo XIX y 
principios del XX era el medio más eficiente para la propaganda política, por su 
fácil distribución entre los lectores.11 
Por otra parte, considero que los folletos y libros mencionados proyectaron 
el pensamiento de un sector de la población, así como la forma en que se vió a sí 
mismo en un momento que juzgó como decisivo en la historia nacional. También 
ejemplifican las polémicas suscitadas en un instante de crisis política , provocada 
por las afirmaciones de Porfirio Díaz en la entrevista concedida a Creelman, 
respecto de la elección presidencial de 1910. 
Los autores seleccionados muestran diferentes formas de pensamiento, 
pues aunque la mayoría pertenecía a la clase media, tenían formación y 
tendencias distintas.12 Por ejemplo: Querido Moheno, Manuel Calero y Ricardo 
García Granados fueron hombres cercanos al grupo de los científicos, en el 
momento en que escribieron tenían cargos públicos pero eran de “tendencia 
democrática.”13 En cambio, Madero, Francisco de Paula Sentíes y Andrés Molina 
Enríquez, estaban más alejados de los círculos políticos. Madero estaba dedicado 
 
11Emilio Vázquez Gómez et. al. En torno a la democracia: El sufragio efectivo y la no reelección, Estudio 
preliminar de Donna Levin Rojo y Guillermina de Olloqui Gónzalez, México Instituto de Estudios Históricos 
de la Revolución Mexicana, 2000, p, 19. 
12 Vid infra, h. 28. 
13 Oscar Castañeda Batres, La Revolución Mexicana. (ensayo crítico) La porfiriana-Magonismo-Maderismo. 
Miguel Ángel Porrúa, México 1989. p, 171. Las comillas son nuestras. 
 11 
a los asuntos de su hacienda, Sentíes y Molina Enríquez ejercían el periodismo; 
además, el último, atendía su notaria e impartía clases.14 
 En el presente trabajo se pretende analizar las diferentes ideologías 
democráticas postuladas por los autores elegidos, para tal fin se plantearon las 
siguientes preguntas: ¿Por qué surgió esa lucha? ¿Qué entendieron por sufragio 
universal? ¿Cómo habrían de organizarse las instituciones? ¿Qué papel 
desempeñarían las diferentes clases sociales? ¿Cuál es la diferencia entre sus 
propuestas y el pasado inmediato? ¿Qué relación tenían con las corrientes de 
pensamiento más importantes del momento? 
 Responder esas interrogantes permitirá desentrañar el significado del 
movimiento democrático en esos años y conocer su carácter. Se pretende 
demostrar que si bien el común denominador de los partidos e individuos de esa 
época era la “lucha por la democracia”, ésta era entendida de diferentes maneras. 
Algunos buscaban un cambio profundo en la sociedad, otros sólo proponían 
ligeros cambios al modelo anterior. Mientras unos veían hacia el pueblo, otros 
luchaban por los intereses de un grupo. En fin, un abanico de corrientes reflejado 
en los distintos partidos que se conformaron y en los cuales incursionarían 
algunos de los autores. Con ello se demostraría que la lucha democrática ha 
tenido, y tiene, varias caras y distintos actores que aunque en el papel luchan por 
un mismo objetivo en el fondo los mueven distintos intereses. 
 
14 Se sabe de la relación cercana que tenían los Madero con el secretario de Hacienda José Ives Limantour, 
sin embargo Madero no tenía ningún cargo en la administración, aunque siempre estuvo pendiente de lo que 
en torno a su actitud opinara Limantour. Juan Sánchez Azcona , op, cit, p. 43. Francisco de P. Sentíes era 
colaborador del periódico El Diario del Hogar desde donde hacia críticas al gobierno. Molina Enríquez se 
había integrado al Museo Nacional de Arqueología Historia y Etnografia en 1907 institución de la cual ya no 
se alejaría. 
 12 
 Antes de continuar, creo conveniente definir lo que se entenderá por lucha 
ideológica, pues éste será un concepto muy utilizado y permitirá el mejor 
entendimiento del trabajo. 
 Según Serra Rojas; la ideología es la rama de las ciencias filosóficas, que 
trata el origen y definición de las ideas. Es un conjunto de ideas, creencias y 
modos de pensar, expuestos en forma sistemática, de una tendencia social, 
política o religiosa. Un sistema de opiniones, de ideas y de conceptos profesados 
por una clase o partido político.15Norberto Bobbio define la ideología en sus dos conceptos más usados a los 
que llama el significado débil y el significado fuerte.16 Ideología en su significado 
débil, el que se utilizará para fines de este trabajo, es un conjunto de ideas y de 
valores concernientes al orden político que tienen la función de guiar los 
comportamientos políticos colectivos. Está dirigido a cambiar o a defender el orden 
político existente, regularmente ofrece una interpretación del pasado, una 
explicación del presente y una visión del futuro.17 
 Por lo tanto, cuando hablo de lucha ideológica me refiero a la querella que 
se dio entre 1908-1909 en torno a la democracia, es decir, a la exposición y 
debate de ideas que tenían como meta modificar el estado de cosas existentes, 
ganar adeptos y formular hipótesis de cómo podría funcionar la nación en la nueva 
era. 
 
15Andrés, Serra Rojas, Op. cit. p. 576-577. 
16
, El significado fuerte tiene su origen en el concepto de ideología de Marx, entendida como falsa conciencia 
de las relaciones de dominación entre las clases. La ideología en este sentido es una ciencia falsa. Norberto 
Bobbio, Op. cit. T. 2. p. 785. 
17 Ibid., p. 787 
. 
 13 
 El primer capítulo del trabajo lo he titulado El Punto de Partida, ahí 
presentaré los factores más importantes que propiciaron el debate sobre la 
cuestión democrática a partir de 1908. Tomando en consideración dichos 
elementos se analizará la postura de cada uno de los autores para determinar si 
representaron un movimiento que rompía con el viejo régimen o por el contrario, lo 
avalaban. 
En seguida, en el segundo capítulo, La Lucha ideológica se analizará las 
reformas propuestas por los autores para conocer hacia donde iban dirigidas y 
cuáles eran sus principales intereses al postularlas. Lejos de realizar una simple 
descripción de las reformas y procedimientos que se plantearon se ha procurado 
problematizar el momento histórico, con ello se dejará ver el carácter que tuvo la 
lucha en esos momentos. 
En el capítulo tercero, titulado La última querella, se describirá la lucha que 
protagonizaron los autores seleccionados ya como actores políticos, después del 
triunfo de la revolución maderista. Para finalizar, y con base en sus textos, se 
definirá lo que significó y representó la democracia para cada uno de ellos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 14 
1. EL PUNTO DE PARTIDA. 
Los orígenes de la lucha ideológica que se va a analizar deben buscarse en 
el régimen porfirista. Esto hace necesario una síntesis de lo que significó dicho 
gobierno en el ámbito democrático. 
Los postulados liberales de la Constitución de 1857 tuvieron como 
inspiración las ideas de la revolución francesa y el proceso independentista de los 
Estados Unidos de Norteamérica, llevados a cabo durante el siglo XVIII. La meta 
de estas revoluciones era el desmantelamiento de la monarquía para implantar la 
democracia, que, en el fondo representaba el ascenso al poder de un nuevo sector 
y con ello la consolidación de un nuevo sistema de mercado.18 La introducción de 
éste en México trajo consigo innumerables conflictos entre liberales y 
conservadores. Producto de la promulgación de la Constitución de 1857 fue la 
guerra de Reforma que terminó con el triunfo liberal. Más tarde la intervención 
francesa pospuso la consolidación del régimen liberal mexicano. 
La derrota de la intervención y el imperio de Maximiliano significó el triunfo 
del liberalismo, el cual, tenía como principios la libertad y la igualdad de los 
hombres. En el rubro político buscó limitar el poder de las autoridades, así como la 
creación de instituciones representativas para garantizar la soberanía del “pueblo”. 
En el aspecto económico, reconoció la imperiosa necesidad de poner en marcha 
la economía nacional, para lograrlo se propuso sacar a la venta la riqueza del país 
que se encontraba en manos muertas. Sin embargo, después de la victoria liberal 
 
18 Aunque la democracia, con todas sus implicaciones (libertad , igualdad, fraternidad etc. ) está ligada con la 
historia del capitalismo, por lo menos en el periodo mencionado, no es un concepto atribuible únicamente a 
él, a este tipo de democracia se le debe llamar más bien, democracia liberal. 
 
 15 
vinieron otras pugnas y finalmente, el triunfo del Plan de Tuxtepec llevó a Porfirio 
Díaz al poder, derrotando a la facción lerdista. 
 El camino seguido por la política en los años siguientes distó mucho de 
algunos de los principios liberales. Éste giro ideológico se reflejó en las medidas 
políticas llevadas a cabo por el gobierno de Díaz. Se adoptaron ideas originadas 
en Europa, como respuesta a la radicalización del pensamiento de algunos 
revolucionarios franceses quienes ponían en tela de juicio los postulados liberales, 
pues los consideraban abstractos. La filosofía que con más ímpetu atacó las 
teorías liberales fue el positivismo de Augusto Comte, quien, junto con Hebert 
Spencer, fundamentó las ideas generales sobre el hombre y la sociedad, las 
cuales fueron ampliamente difundidas en el siglo XIX. Quizá la idea más 
destacada haya sido la de concebir a la sociedad como un organismo natural, 
susceptible de transformarse o evolucionar, a través del tiempo. Para ambos 
autores la ley social suprema era el progreso correspondiente a la evolución o al 
desarrollo.19 
 Existía una diferencia en la ideología de los dos pensadores, ésta consistió 
en que mientras Comte consideró que un “Estado social” era modificable por la 
acción humana, es decir, que los ideales convertidos en ley podían guiar la 
evolución orgánica de la sociedad. Spencer, por su parte, rechazó todo intento de 
un Estado intervencionista dando más importancia a la evolución biológica.20 
 
 
19 Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XlX, Traducción de 
Purificación Jiménez, Editorial Vuelta, México, 1991. p, 337. 
20 Ibid., véase el capítulo “Positivismo, liberalismo y Sociedad” p. 336-398. 
 16 
 Lo que predominó en México durante la dictadura (por lo menos en lo 
político) fue la idea de un Estado intervencionista que pusiera las bases para 
lograr el progreso de la nación. La política positivista concibió la necesidad de 
encarar la dificultades nacionales y plantear las políticas de acción desde la 
perspectiva científica. De este modo, atacó al liberalismo doctrinario, apoyó la 
creación de un gobierno fuerte capaz de contrarrestar las revoluciones y el 
desorden, en consecuencia consideró la necesidad de una reforma 
constitucional.21 
1.1. LA POLÍTICA PORFIRISTA EN LA TEORÍA. 
 Cuando Díaz tomó el poder en 1876, México había vivido revueltas, golpes 
de estado, revoluciones e invasiones, es decir, la estabilidad política, fundamental 
para el desarrollo de la nación, era precaria. En este contexto, la paz se 
presentaba como una necesidad de primer orden. 
 Para lograr la paz se necesitaba fundamentar las bases de ésta. En este 
sentido el positivismo proporcionó la fórmula adecuada para establecer la paz y 
alcanzar el progreso que se requería. La introducción de la filosofía positivista en 
México fue obra de Gabino Barreda y pronto tuvo aceptación en un círculo de 
intelectuales mexicanos quienes formularon las bases de la política que seguiría 
el gobierno porfirista. 22 Estos hombres afirmaron conforme al positivismo que el 
motor de la vida social era la evolución, el progreso y apuntaban que un pueblo 
atrasado como el mexicano, la única forma de lograr este progreso era teniendo 
 
21Ibid, p. 54. 
22 En México otros de los hombres que profesaron esta ideología fueron: Gabino Barreda, Francisco Bulnes, 
Ramón Prida, José Yves Limantour,Justo Sierra, Santiago Sierra, Jorge Hameken y Mejia entre otros. 
 
 17 
un gobierno fuerte, así, la dictadura se presentaba como una necesidad dictada 
por la naturaleza. 
 No obstante que el positivismo se encontraba en lucha con algunos 
postulados del liberalismo, este último no fue sustituido por la nueva corriente ya 
que siguió presente en el pensamiento de los ideólogos mexicanos. Charles Hale 
apunta que “el conjunto de ideas políticas dominantes en México después de 1867 
puede caracterizarse como un liberalismo oficial que fue transformándose 
gradualmente con la infusión de los postulados positivistas. La política científica y 
el liberalismo estaban teóricamente en lucha pero, a pesar de periodos de intenso 
debate, tendieron hacía la reconciliación en una era de consenso político. De 
modo que en el reino de las ideas políticas, es un error considerar que el 
positivismo alcanzó status oficial en el México del siglo XIX.”23 
 Durante el porfiriato hubo un constante debate entre las dos doctrinas y 
más aún, un acercamiento, que como bien lo demuestra Hale quedó mejor 
representada en la figura de Justo Sierra. El compromiso, o la unión de las dos 
corrientes la describió Sierra de la siguiente manera. “…Este compromiso nació de 
los principios científicos en que se basa toda concepción política que aspire a 
denominarse positiva, tales como el rechazo a las revoluciones y la unión de 
conservadurismo con liberalismo, orden con progreso.”24 El acercamiento entre las 
dos doctrinas era natural si consideramos que la mayoría de estos positivistas 
fueron y se llamaron a sí mismos liberales, en sentido estricto su liberalismo nunca 
desapareció. Uno de los principales postulados del positivismo fue el progreso, y 
 
23Charles A.Hale, op. cit., p. 233. 
24 Ibid, p. 107. 
 18 
éste no necesariamente estaba reñido con el liberalismo ni con otras corrientes, 
las dos se dijeron progresistas sobre todo en el ámbito económico. Así las cosas, 
el positivismo se integró al liberalismo, el primero representó la construcción de un 
gobierno fuerte centralizado para lograr los ideales económicos que el liberalismo 
postulaba. Aunque la incursión del positivismo en México fue la consolidación del 
proyecto liberal en lo económico, en lo político fue su completa negación. El 
ataque al liberalismo doctrinario; la soberanía popular, la igualdad, etcétera, se 
convirtieron en su principal blanco. Estos principios serían postergados para 
mejores tiempos, fueron vistos como una meta, a la que se llegaría como producto 
de la evolución del país. 
 La Libertad fue el primer órgano positivista mexicano, en él se discutió la 
necesidad de un gobierno fuerte y centralizado.25 El fundamento principal de este 
periódico fue impulsar la creación de un gobierno fuerte para que iniciara el 
desarrollo económico del país, buscando primero el establecimiento de la paz. En 
La Libertad se atacó constantemente a la Constitución del 57, por considerarla 
inadecuada para una nación conformada por una mayoría analfabeta e ignorante. 
Contrastaba la nueva política, basada en la ciencia, con la política metafísica de la 
vieja generación de liberales de la época de la Reforma. Quienes escribían en La 
Libertad argüían que el éxito definitivo del régimen de Díaz “dependía de la 
formación de un plan científico de administración y política basado en el 
conocimiento de las condiciones biológicas, sociales y económicas del país”.26 
 
 
25 En este periódico escribieron, entre otros, Justo Sierra, Francisco Cosmes, Jorge Hameken y Mejia, 
Telesforo García y Santiago Sierra. 
26Charles Hale .op, cit., p. 60. 
 19 
 El programa político contenía dos puntos esenciales. El primero llamado por 
La Libertad “la política de conciliación,” proponía la participación en la 
administración de todos los elementos que estuvieran en favor del orden, sin 
distinción de partidos. El segundo consistía en una serie de reformas 
constitucionales para fortalecer , por una parte, al poder central en relación con los 
poderes locales y, por otra, al poder ejecutivo debilitando al legislativo.27 
 Un libro que describe claramente el conflicto ideológico existente en esta 
época es, sin duda, La Constitución y la Dictadura, de Emilio Rabasa. El texto 
fue escrito en 1912, después de la primera lucha armada que derrocará a Díaz. Su 
fin, era demostrar a los revolucionarios defensores de la ideología democrática 
que se equivocaban, para ello hizo una revisión de las constituciones que habían 
existido hasta entonces en la nación mexicana. 
 Para Rabasa, el caos que vivió el país durante todos esos años se debió 
fundamentalmente a que las constituciones no habían sido elaboradas con base 
en las necesidades de un país enfermo y decadente. Señaló que en México, con 
masas ignorantes, era imposible aplicar ideas ilustradas. El jurista se refirió a la 
obra del constituyente de 1857 en los siguientes términos: “en vez de hacer la 
armadura ajustándola al cuerpo que debía guarnecer, se cuidaba de la armonía de 
sus partes, de la gallardía, de las proporciones, del trabajo de cincel, como si se 
tratase de una obra de arte puro, sin más destino que la realización de la 
belleza.”28 Añadió que la Constitución Mexicana se había formado con base en los 
 
27Carmen Saez Pueyo, Justo Sierra; Antecedentes del partido único en México, Facultad de Ciencias Políticas 
y .Sociales, México, 2001, p. 30. 
28Emilio Rabasa, La Constitución y la Dictadura. Estudios sobre la organización política de México, Tip. de 
Revista de Revistas, Editorial Porrúa, México, 1956, p. 64. 
 20 
preceptos de la igualdad de los hombres, buscando así una República 
representativa, popular, federal, tomando como punto de partida el sufragio 
universal, donde todos los hombres ricos, instruidos, o ignorantes, eran iguales y 
agregó: “... pues siendo así, y puesto que todo poder público dimana del pueblo se 
instituye para su beneficio, es lógico y por consiguiente, en ciencia política es 
necesario, que todos los poderes se desempeñen por individuos que ha de 
designar el pueblo mismo.”29 
 Para Rabasa esta base de la Constitución era equivocada como lo 
demostraba medio siglo de historia. El jurista afirmó que en lugar de formar una 
constitución con base en la ciencia abstracta, lo que se debía hacer, era estudiar 
las condiciones peculiares del país para crear una Constitución que tomara en 
cuenta las condiciones políticas y sociales de la nación. 
 Así las cosas, la dictadura se justificaba, los estatutos liberales no eran más 
que un obstáculo para la marcha progresiva del país, se tenía que olvidar la vía 
democrática, pues a través de ella nunca serían sólidas, ni la paz, ni el desarrollo 
económico, ni las libertades públicas, ni la respetabilidad de la nación. Para 
estabilizar el país había sido necesario apoderarse del poder legislativo, 
desmantelar y subordinar a los gobernantes para evitar rebeldías posibles. Uno 
de los grandes errores del pasado -según Rabasa- había sido darle demasiado 
poder al legislativo. 
 Por último, Rabasa justificaba la dictadura argumentando que la sociedad 
se comportaba como cualquier organismo vivo, por lo que primero era regida por 
 
29Ibid, p. 65. 
 
 21 
una ley suprema que era la necesidad de existir. “La dictadura se habría impuesto 
en el espíritu más moderado como una necesidad, o habría aparecido al fin como 
resultante de las fuerzas desencadenadas, después de todos los estragos propios 
del desorden y la anarquía.”30 
 Estas ideas, como ya lo he dicho, no se planteabanpor primera vez, ya lo 
habían hecho los liberales-positivistas de La Libertad y fueron fuente de largos 
debates durante el porfiriato. Para los positivistas el fin último de esta ideología era 
mantener el organismo en orden, con estabilidad, sólo así se lograría el progreso 
material que requería el país. Las instituciones democráticas que postulaba la 
constitución de 1857 vendrían después, mientras tanto se tenían que sacrificar 
algunos principios, aunque esto significara renunciar a muchas libertades. De esta 
manera, la dictadura era vista no como un fin sino como un medio. 
En otro sentido, puedo afirmar que las leyes de Reforma, la dictadura y el 
gobierno fuerte postulado por el positivismo iban, entre otras cosas, destinados a 
consolidar un régimen capitalista. Se podría decir que lo que perseguía la 
ideología positivista era -como dice Arnaldo Córdova- la promoción del capitalismo 
en el país.31 La riqueza de éste estaba estancada y era necesario ponerla en 
movimiento, cosa que ya había intentado el gobierno de Juárez, pero las revueltas 
y las revoluciones lo impidieron. Ahora se necesitaba un gobierno vigoroso y 
estable para que el país fuera atractivo para el capital extranjero, único medio 
para poner en marcha la economía mexicana. 
 
30Ibid, p. 111. 
31Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, México, Era, 1973, p. 16. 
 
 22 
 Así pues, la ideología positivista se presentaría como la justificación de un 
régimen centralizado y fuerte. Además la nación requería poner en marcha la 
economía, cualquier postura contraria iba en detrimento de la nación. La dictadura, 
la centralización y el gobierno fuerte estaban justificados aunque esto significara 
desplazar las instituciones democráticas. 
 
1.2. LA POLÍTICA PORFIRISTA EN LA PRÁCTICA. 
 
 Una de las primeras medidas políticas del gobierno de Díaz fue incluir a 
personalidades de las antiguas facciones en su gabinete. Juaristas como José 
María Mata, Matías Romero e Ignacio Mariscal; el iglesista Felipe Berriozábal e 
imperialistas como Hipólito Ramírez. Todos ellos, en algún momento, fueron 
enemigos de la facción del general Díaz. Por otra parte, en la Cámara también se 
encontraban antiguos lerdistas e iglesistas. La política de conciliación llevada a 
cabo por el gobierno de Díaz le permitió, por un lado, terminar con viejos 
conflictos, y por otro, atraer a muchos hombres que serían fundamentales para 
consolidar su poder, pues éstos no sólo debían al presidente el perdón sino la 
reinserción en la vida política, por ende tendrían que serle fieles. Esta política 
reforzó su posición y, en el futuro, convirtió a sus enemigos en defensores del 
régimen. 
 Durante los primeros años del gobierno del general Díaz se hicieron tres 
reformas fundamentales para la centralización del poder. El Secretario de Justicia 
Protasio Tagle presentó el 20 de mayo de 1878, un proyecto de ley que permitía la 
intervención del Ejecutivo en la organización del Poder Judicial. Esta iniciativa fue 
 23 
aprobada el 25 de mayo del mismo año.32 La segunda reforma fue la atribución al 
Ejecutivo Federal de intervenir en la política local y por último se expidió un 
decreto mediante el cual se autorizó al Ejecutivo organizar el ejército federal, lo 
que posteriormente fue utilizado como arma de opresión y de control por el 
Estado.33 
 Manuel González tomó el poder de 1880 a 1884, en común acuerdo con 
Porfirio Díaz. Durante su gobierno llevó a cabo una vigorosa política de 
centralización. Primero, destruyó a varios caciques que aspiraban a la presidencia 
de la República, también fortaleció, en términos legales, al poder del Ejecutivo en 
detrimento de los poderes locales y, mediante otra reforma, limitó la libertad de 
prensa.34 
Así, para el segundo periodo de la presidencia de Porfirio Díaz el poder 
Ejecutivo ya estaba centralizado; la política de conciliación le permitiría no sólo 
terminar con algunos enemigos sino convertirlos en defensores del régimen. El 
Presidente, para entonces, era el árbitro de la política y de la economía mexicana. 
Durante este segundo periodo logró reformar nuevamente el artículo 78, para 
permitir una reelección inmediata del Presidente. También llevó a cabo una 
política de desprestigio en contra de Manuel González a fin de impedirle acceder 
nuevamente al poder. Paralelamente retiró a los gobernadores identificados con 
González. 
 
32Carmen Saez Pueyo , Op. cit, p. 78. 
33Ibid, p. 79. 
34Ibid, p. 88. 
 
 24 
En 1890 una nueva reforma al artículo 78 le permitió al Presidente la 
reelección indefinida. Con ella la dictadura quedó legalizada. Con el fin de darle a 
la reelección de julio de 1892 un carácter “democrático”, Díaz mandó llamar a 
Rosendo Pineda, secretario particular de su suegro Romero Rubio quien ocupaba 
la Secretaria de Gobernación, para consultarle. Pineda propuso la organización de 
una convención al estilo estadounidense, Díaz autorizó la idea y encargó a Pineda 
y al general Martín González, jefe del Estado Mayor Presidencial, su 
organización.35 
La Convención de la Unión Liberal en 1892 nació con el objetivo de 
proponer la reelección de Díaz, sin embargo quiso llevar a cabo algunas reformas 
que consistían en establecer la inamovilidad del poder Judicial, la creación de la 
vicepresidencia de la República y la ley orgánica para garantizar la libertad de 
prensa.36 El principal promotor de estas reformas fue Justo Sierra. Lo que se 
pretendía entonces, a diferencia de 1878, era limitar los poderes del gobierno, las 
circunstancias en estos momentos eran distintas. Las reformas fueron rechazadas, 
demostrando que Porfirio no iba a permitir ninguna institución que limitara su 
poder. Lo que buscaba Sierra era dar los primeros pasos para la democratización, 
su positivismo, era parte de la evolución política de México. 
Por esa misma época ya sobresalía un grupo de hombres que fueron 
llamados los científicos, quienes en su mayoría profesaban la ideología positivista 
y que cobrarían cada vez mayor importancia en las políticas del gobierno. El grupo 
lo encabezó Limantour quien tomó la Secretaria de Hacienda y creó a su alrededor 
 
35Ibid, p. 116. 
36Ibid, p. 118. 
 25 
un grupo de privilegio que recibió la mayoría de las concesiones que dependían de 
la Secretaria de Hacienda. 
En suma, la nueva doctrina –como bien dice Charles Hale- tuvo una 
atracción mutua entre el gobierno frágil, surgido de la sublevación, que pugnaba 
por la estabilidad, con el grupo de jóvenes intelectuales que se convirtieron en el 
medio ideológico de un gobierno que necesitaba consolidar el poder y establecer 
la paz, el desarrollo económico y la estabilidad social.37 El gobierno de Díaz 
centralizó el poder político y económico en el ejecutivo, con lo cual no sólo logró 
formar un gobierno fuerte sino que le permitió destruir, con relativa facilidad, a los 
enemigos del régimen. Su política de “conciliación” le permitió mantener cierta 
estabilidad; así, el capital extranjero encontró las condiciones adecuadas para 
invertir en el país. 
El progreso que había alcanzado el país se había logrado -como lo 
postularon los positivistas- a costa de las instituciones democráticas; además se 
habían creado grupos de privilegio que dependían de la dictadura para mantener 
su poder, entre éstos se encontraban gobernadores, que debían, en parte, su 
posición al gobierno central, empresarios y grupos de industriales extranjeros que 
aprovecharon todos los privilegios ofrecidos. Esta estructura centralizada y 
cerrada clausuró los caminos para que nuevos sectores se integraran 
políticamente. En la medida que el desarrollo económico creaba un sector de 
clase media, ésta veía en la política porfiristauna barrera para sus aspiraciones de 
escalar en el ámbito político. 
 
 
37 Charles Hale, Op, cit, p. 110. 
 26 
Estos grupos, distintos entre sí, y al interior de ellos, tendrían un papel 
importante en el debate que se iba a dar cuando el gobierno entrara en crisis. 
Cada uno de estos grupos mantendría un interés particular en esta lucha. 
 
1.3. LA SEGUNDA CONVENCIÓN LIBERAL 
EL DISCURSO DE BULNES. 
 Toda nueva reelección planteó al régimen porfirista la necesidad de su 
legitimación, a fin de dar la apariencia de democrática. El modelo de la Unión 
Liberal de 1892, fue utilizado para todas las reelecciones posteriores. La 
reelección de 1904 representa, quizá, la primera crisis política del gobierno. La 
edad de Don Porfirio ponía en alerta a los grupos privilegiados, una pregunta 
obligada era qué iba a pasar cuando el presidente faltara. Ambos problemas se 
reflejaron en las palabras del diputado Francisco Bulnes quien fue el encargado 
de proponer la reelección de Díaz en la segunda Convención Liberal en 1903. 
 
Es muy difícil sostener una sexta reelección ante un criterio institucional 
democrático. El argumento de los jacobinos es: jamás un pueblo demócrata 
ha votado una sexta reelección. El argumento positivo debe ser: jamás un 
pueblo demócrata ha votado una sexta reelección, pero si se muestra que la 
sexta reelección es necesaria para el bien del país, hay que deducir serena 
y tranquilamente que todavía no hemos logrado ser un pueblo democrático. 
El argumento de la reelección no debe buscarse en la eminencia de 
instituciones que aun no podemos practicar y que estamos obligados a 
 
 
 27 
venerar como santas reliquias de espíritu incendiados de excelsos liberales. 
Los argumentos de la reelección deben buscarse en el terreno de las 
conveniencias, sin miedo, sin vacilaciones, con lealtad, con vigorosa 
justificación.38 
 
 Sus últimas palabras dejan entrever uno de los elementos que más 
intervenían en esta reelección. Como ya se dijo, muchos grupos privilegiados 
dependían de la estancia en el poder de Porfirio Díaz, por lo que, efectivamente, 
la sexta reelección se movía en el terreno de las conveniencias de aquellos 
grupos. Además, en el discurso pronunciado por el diputado Bulnes estaba 
presente el temor que cinco años después iba a causar la entrevista ofrecida por 
el presidente a Creelman y la avanzada edad de Díaz. En la disertación también 
se aludió a la necesidad de la organizar partidos políticos para dar paso a la lucha 
de ideas que tanto necesitaba el país; se destacó la necesidad de crear 
instituciones democráticas para que, en el futuro, las leyes gobernaran el país, en 
Bulnes también estaba presente la necesidad de un progreso político. 
 Bulnes justificaba la reelección diciendo: “Para concluir, la reelección debe 
servir para que el general Díaz complete su obra; cumpla con un sagrado deber 
organizando nuestras instituciones con el objeto de que la sociedad en lo 
sucesivo, y para siempre, dependa de sus leyes y no de sus hombres.”39 
 
38 “Discurso pronunciado por el señor Ingeniero Francisco Bulnes, delegado del estado de Morelos en la 
sesión del 21 de Junio de 1903 presentando y fundando la candidatura del señor General Porfirio Díaz” en, 
Andrés Serra Rojas, Antología de la elocuencia mexicana. 1900-1976, México, Porrúa, 1976, p. 245-283. 
39 Ibid. 
 
 28 
Cuando Bulnes señalaba que la paz estaba en todas partes, menos en las 
conciencias, describía la incertidumbre imperante en algunos sectores del país. La 
sexta reelección sólo alargaría el problema algunos años más. La discusión 
democrática que se dio posteriormente tocaría prácticamente todos los puntos 
que, en 1903, Bulnes había reclamado como una necesidad. 
 
1.4. LA ENTREVISTA DÍAZ-CREELMAN. 
 Cinco años después del discurso de Bulnes los mismos temas volvieron a 
relucir en la entrevista que el presidente concedió al periodista norteamericano 
James Creelman. En ella se habló, entre muchas otras cosas, de la democracia 
mexicana, al respecto Díaz declaró: 
Es un error suponer que el futuro de la democracia en México ha sido 
puesto en peligro por la prolongada permanencia en el poder de un solo 
presidente. Puedo con toda sinceridad decir que el servicio no ha 
corrompido mis ideales políticos y que creo que la democracia es el único 
justo principio del gobierno, aun cuando elevarla al terreno de la práctica sea 
posible sólo en pueblos altamente desarrollados.40 
 El dictador también afirmó que el país estaba preparado para elegir y 
cambiar a sus gobernantes, sin peligro de revoluciones armadas y sin interferir en 
el progreso del país, aún más, manifestó que si apareciera un partido de 
oposición lo consideraría como una bendición y no como un mal. 
 
40Entrevista Díaz-Creelman, Prólogo por José Ma. Lujan, Traducción de Mario Julio del Campo, México, 
UNAM, Cuadernos del Instituto de Historia, Serie Documental No 2, 1963. P. 11. 
 29 
 Mucho se ha dicho sobre las verdaderas intenciones del presidente al 
hacer esas declaraciones.41 Lo cierto es que provocó en el ambiente político un 
movimiento con algunos precedentes, pero con variantes impuestas por 
circunstancias distintas. Algunos grupos vieron la oportunidad de heredar el poder, 
otros consideraron que tales declaraciones ponían en peligro sus intereses. 
Algunos más contemplaron la posibilidad de hacer un cambio en la política, pues, 
al fin y al cabo, Díaz había hablado de la renovación de las instituciones y de los 
gobernantes. 
 Lo que vendría después sería la antesala de la revolución armada, la lucha 
ideológica por modificar las instituciones del país, en ella participaron los 
miembros de la elite, así como los hombres de la clase media que habían visto 
frustradas sus posibilidades de escalar política y socialmente en el gobierno 
dictatorial. En este contexto se sitúan los autores que se estudiarán. Si se 
mostraron como renovadores, reformistas, precursores de la revolución o 
continuadores de la política porfirista son preguntas que se tendrán que 
responder. 
 
1.5. LA NUEVA GENERACIÓN. 
 Durante los siguientes dos años, 1908 y 1909, se dio un intenso debate en 
el que participaron varios hombres que, después, serían considerados como 
 
41 Se ha dicho que el objeto fue despertar el celo partidista de los amigos de Díaz para que le rogaran 
permanecer en el poder. También se apunta que la entrevista se debió a la necesidad de tranquilizar a los 
capitalistas extranjeros predicando en el exterior la aptitud democrática del pueblo mexicano. Vid, Daniel 
Cosío Villegas, Op, cit, p. 761-762. Alan Knight dice que la entrevista no puede ser tomada en su valor 
nominal, ya que tenía un claro sentido irónico, ya que gran parte de sus promesas se quebrantaron en cuestión 
de meses. Alan Knight, La Revolución Mexicana: del porfiriato al nuevo régimen constitucional, México, 
Grijalvo, 1996, p. 73. 
 30 
precursores de la Revolución Mexicana. Los hombres que iniciaron esta lucha 
fueron miembros de las clases medias intelectuales. La Revolución Mexicana a 
menudo a sido vista como un movimiento ideológico que representó un 
rompimiento con las viejas estructuras del poder.42 El movimiento más bien fue 
heterogéneo, como se tratará de demostrar en las siguientes páginas, aunque se 
deja ver, (por lo menos en los autores estudiados) que, más que romper con el 
régimen, esta generación se viocomo la heredera de la evolución que habían 
profesado algunos pensadores. Dentro de la lucha ideológica hubo un sector que 
buscó la herencia del poder, otro en esa misma búsqueda rompieron con antiguos 
lazos y, otro más, pretendieron esperar que la evolución de la nación continuara. 
 La discusión sostenida en los años indicados tomó como punto de partida 
el estudio del pasado inmediato. Sin duda, antes de formular cualquier hipótesis 
sobre las futuras instituciones democráticas, se tenía que hacer un análisis del 
gobierno porfirista. 
 Los hombres de La Libertad, quienes profesaron las ideas positivistas en 
torno a la incapacidad democrática del pueblo mexicano, en su mayoría eran de 
edad avanzada, durante la formación de la primera Unión Liberal, por ejemplo, 
contaban con un promedio de 44 años, para 1908 era de 60 aproximadamente.43 
Estos hombres habían discutido el problema de la democracia mexicana con los 
viejos liberales. 
 
 
42 Al respecto ver: Jesús Silva Herzog, Breve Historia de la Revolución Mexicana, 2 vol, México, Fondo de 
Cultura Económica, 1972, José Francisco Ruiz Massieu, El proceso democrático de México, México, 2º ed, 
Fondo de Cultura Económica, 1994. 
43 Justo Sierra contaba con 44 años en 1892, Francisco Cosmes tenía 42 y Telesforo García 48 años. 
 31 
 En el nuevo debate participaron hombres que, en su mayoría 
representaban a la nueva generación, como ellos mismos se hacían llamar.44 
Andrés Molina Enríquez y Manuel Calero habían nacido en 1868; Francisco 
Madero y Querido Moheno en 1873 y 1874, respectivamente; Francisco Sentíes 
nació en 1877, era el más joven de todos. Salvo Ricardo García Granados que 
había nacido en 1851, se podría decir que todos ellos pertenecían a una misma 
generación, una generación que nació con el triunfo liberal y creció bajo el 
régimen dictatorial del general Díaz.45 Estos hombres, como lo habían hecho sus 
predecesores, discutieron sobre el gobierno de Díaz y lo tomaron como punto de 
partida para, después, formular sus ideas acerca de las reformas que el país 
requería. 
 Bien puedo decir que, en el grupo director del gobierno de Díaz había un 
consenso en torno a que la Constitución de 1857 había sido inadecuada para un 
pueblo ignorante como el mexicano y por ende se había hecho una necesidad el 
gobierno fuerte, centralizado, para poner fin a la anarquía y al atraso económico. 
 
44 Madero usaba las palabras; nosotros los de la nueva generación. Francisco I. Madero, La Sucesión 
Presidencial de 1910, México, San Pedro Coahuila, 2ª ed, 1909. Manuel Calero, por su parte decía, que el 
amor a la libertad comenzaba a despertar en la nueva generación. Manuel Calero, Cuestiones Electorales, 
México, Ignacio Escalante, 1908; Francisco Sentíes hablaba de las nuevas generaciones que habían sido 
aleccionadas por los ejemplos de las modernas democracias. Francisco de P. Sentíes, La organización política 
de México, México, Imprenta y Librería de Inocencio Arreola, 1908. 
45Al respecto ver apéndice p. 101. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 32 
 El asunto fue visto casi de idéntica manera por los hombres cuyo trabajo 
analizaremos aquí, salvo Madero y Sentíes quienes discreparon, en parte, de los 
demás autores. Cabe mencionar que el problema ya había sido tratado, por 
algunos de ellos, con anterioridad. En 1901 Manuel Calero escribió un ensayo 
político titulado La Nueva Democracia, donde defendió al gobierno de Díaz de los 
ataques por parte de los jacobinos o liberales ortodoxos y, a la vez, declaró que 
ese gobierno era el resultado de una evolución natural, calificándolo como un 
sistema pasajero y de meras circunstancias, nunca como un ideal político.46 Por 
otro lado, en 1906, con motivo de la celebración del centenario del natalicio de 
Benito Juárez, Ricardo García Granados afirmó, en su obra titulada La 
Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, que había existido una 
incongruencia entre la realidad social y las leyes.47 Sostuvo la idea de que la 
Constitución había sido inadecuada para un pueblo ignorante como el mexicano. 
Esta misma postura la iban a tomar en los años posteriores, aunque con alguna 
variante, como lo veremos. 
 La misma posición critica en torno a la democracia postulada en la 
Constitución de 1857 la tomó Querido Moheno en su obra ¿Hacía dónde vamos? 
(1908) al referirse a ella de la siguiente manera: 
La Constitución de 1857 al conceder el derecho de voto a todos los 
varones mexicanos mayores de 21 años que tuviesen un modo honesto 
de vivir, elevando á la categoría de ciudadanos de la República no sólo á 
 
46Manuel Calero, La nueva democracia: ensayo político, México , Ignacio Escalante, 1901, p. 45. 
47Ricardo García Granados, La constitución de 1857 y las leyes de Reforma en México; Estudio Histórico-
Sociológico, México, Económica, 1906, p.135. 
 
 33 
todos los analfabetas sino hasta la enorme masa de indios semibárbaros 
que todavía pesa sobre México, y decretar la igualdad ante el sufragio, 
hizo radicalmente imposible el ejercicio del voto, pues sufragio y 
análfabetismo y con mayor razón barbarie, implican términos tan 
antagónicos, que se excluyen recíprocamente en el moderno Estado 
político.48 
 Molina Enríquez en su obra Los grandes problemas nacionales (1909) tocó 
el punto de una manera distinta, para él la obra de los constituyentes fue 
incompleta aunque benéfica en algunos casos, destacó, igual que todos, el hecho 
de que un gobierno dictatorial centralizado era necesario para la integración 
nacional.49 Molina también atribuyó la desintegración nacional a las constantes 
luchas internas, sólo que a diferencia de otros no llamó a los grupos en pugna 
liberales y conservadores. Él las distinguió racialmente, llamándolos, criollos, 
mestizos, indios, etc. 
 La postura de Moheno así como la de García Granados y Manuel Calero en 
torno a la democracia impuesta por el constituyente del 57 fue la misma que 
plantearon los viejos positivistas de La Libertad. La ideología se había expandido 
rápidamente en los círculos intelectuales y permeaba a gran parte de los ideólogos 
mexicanos. Estos hombres no se sustrajeron a ella y concibieron a la sociedad 
con el mismo criterio; como un organismo social que, en ese momento, había 
requerido hacer a un lado el “liberalismo abstracto” que postulaba la Constitución, 
 
48 Querido Moheno, ¿Hacia dónde vamos? Bosquejo de un cuadro de instituciones políticas adecuadas al 
pueblo mexicano, México, Talleres de I. Lara, 1908, p. 44. 
49Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, Prólogo de Arnaldo Córdova, México, 
Ediciones Era, Colección Problemas de México, Quinta edición, 1985. 
 
 34 
para dar lugar al gobierno fuerte y centralizado que pondría las bases para el 
progreso del país. Era una consigna que se había convertido en verdad 
incuestionable. 
 Podríamos decir que estos hombres no rompieron con esa tradición , sin 
embargo hicieron algunas aportaciones. Concientes del momento en que vivían 
creyeron que había llegado la hora de instaurar un gobierno democrático. Calero y 
Granados anunciaron que el momento parecía propicio para promover la 
formación de las instituciones democráticas. Granados veía a Porfirio Díaz como 
el producto de una necesaria evolución, un gobierno que sentó las bases para la 
vida democrática a la que estaban llamados a participar los intelectuales o clases 
pensantes como él las llama.50 Al igual que ellos, Moheno creía que el futuro del 
país tenía que ser la república democrática que toda nación “civilizada” pretendía. 
 Madero y Sentíes, al igualque algunos de sus contemporáneos, no era la 
primera vez que trataban el tema. Madero, por ejemplo en 1904 fue nombrado 
presidente de un club democrático que luchaba por la gubernatura del Estado de 
Coahuila, colaboró en el órgano de ese centro, El Demócrata, donde escribió 
artículos políticos, en los que difundió sus ideas sobre los derechos humanos, el 
voto y la libertad. Sentíes, por su parte, ingresó al periodismo desde muy 
temprana edad y escribió en periódicos como La Aurora del Siglo XX, El 
Entreacto, Diario de Hogar, México Nuevo, donde ya tocaba estos temas. 
 
50Ricardo García Granados, El problema de la organización política de México, México, Tip. “El Paladin” 
1909. Granados utiliza esta frase a lo largo de su estudio. 
 
 35 
 El texto de Sentíes La organización política de México, (1908), fue quizá el 
más pobre en este sentido, su estudio entra directamente a las propuestas por lo 
que poco nos dice acerca de su postura ante la dictadura. Sin embargo, permite 
entrever que, al igual que los demás, estaba impregnado de las ideas positivistas, 
creía en una serie de leyes de la historia. Sentíes abordó el tema de la dictadura 
de la siguiente manera: “La sucesión de esas leyes nos enseña que en los 
periodos constitutivos de los pueblos, caracterizados por regresiones y progresos 
en constante pugna, se presentan como un incidente los gobiernos personales 
antes que se establezcan de modo definitivo los gobiernos populares.”51 Así las 
cosas consideraba que el país había pasado por la etapa del gobierno personal, lo 
que seguía, por lo tanto, era la libertad, el gobierno democrático. 
 Madero fue el que más se alejó de los preceptos evolucionistas que hacían 
ver a la dictadura como un proceso dictado por las leyes de la naturaleza para 
estabilizar el organismo enfermo que lo había antecedido. En su libro La Sucesión 
Presidencial de 1910 (1908), consagró tres capítulos a mostrar cómo había 
establecido Díaz su poder absoluto, cuáles habían sido las consecuencias de ese 
poder en el pasado y en la época contemporánea, así como los abusos que ese 
poder cometía al país. Dedicó gran parte de su estudio a demostrar que las 
circunstancias del país, en 1908, se debían a los gobiernos absolutistas y 
militaristas y no a las premisas liberales; apuntó que el militarismo había sido 
siempre el enemigo de la libertad y el principal obstáculo para el funcionamiento 
de la democracia, y no la ignorancia de los pueblos. A diferencia de los positivistas 
 
51Francisco de P. Sentíes, Op.cit. p.7. 
 
 36 
Madero consideró que una nación civilizada era aquella donde se respetaba la ley; 
en cambio donde predominaba el derecho de la fuerza era en los pueblos 
atrasados, para demostrarlo Madero presentó algunos hechos del pasado 
mexicano: 
Para convencernos de ello, recordemos que la dictadura de Santa Anna 
nos hizo perder la mitad de nuestro territorio y la del General Díaz á 
cometido faltas tan graves como la guerra de Tomochic, del Yaqui, la 
condescendencia exagerada hacia nuestros vecinos del Norte al grado de 
permitirles que sus flotas hagan sus ejercicios de tiro al blanco y tengan 
sus depósitos de carbón en la Bahía de la Magdalena y por último, el haber 
debilitado á la República matando todo civismo; ésta que sólo florece al 
calor vivificante del sol de la libertad, la noche del absolutismo la 
marchita.52 
 El autor de La Sucesión Presidencial de 1910 negó categóricamente que 
la dictadura había sido necesaria para que el país progresara, más aún, afirmó 
que esta forma de gobierno era la causante de que en el pueblo estuvieran 
dormidas las ideas regeneradoras de la democracia. También contradijo las ideas 
expresadas en torno a la Constitución del 57, manifestando que nunca se había 
puesto en práctica por lo que no se podía emitir juicio alguno, agregó: “es 
preferible que se observe la ley electoral, por mala que sea, á que siga el actual 
régimen de cosas, que no obedecen á ninguna ley ni buena ni mala.”53 Al igual 
 
52Francisco I. Madero, Op. cit. p. 350. 
53Ibid., p. 297. 
 
 37 
que sus contemporáneos estaba convencido que era el momento apropiado para 
iniciar la organización que los llevara a la conquista de la democracia. 
 En suma, la dictadura porfirista, contó con un grupo de ideólogos que 
explicaban y justificaban la dictadura por medio de la filosofía positivista, sin duda 
ésta permeó a buena parte del círculo intelectual de la época. El gobierno fuerte, 
conciliador y centralista que representó la dictadura provocó un acelerado 
progreso económico que trajo grandes desajustes en la estructura social del país y 
permitió la creación de una clase media intelectual. Esa clase media representó 
una nueva generación que más que romper con la filosofía positivista que 
justificaba el poder dictatorial -a excepción de Madero- se creyó heredera de ese 
proceso. En los albores del siglo XX, por lo menos en algunos de estos autores, se 
deja ver la integración del elemento liberal y positivista que caracterizó a los 
ideólogos porfiristas. Al acercarse la inminente salida del gobierno de Díaz y al 
calor de las declaraciones en la entrevista con Creelman creyeron que, como 
nueva generación, tenían que desempeñar el papel que la evolución histórica del 
país les imponía para de una vez por todas, implantar un gobierno democrático 
con el cual el país entraría a lo que ellos llamaban “el círculo de naciones 
civilizadas”. El supuesto de que el régimen porfirista era una etapa de transición, 
para después disolverse en una sociedad democrática, entonces cobraba sentido. 
 38 
 
2. LA LUCHA IDEOLÓGICA. 
La dictadura, la paz y la introducción del régimen capitalista tuvieron que 
combinarse para que la nación lograra el progreso deseado. Ahora bien, el 
régimen dictatorial porfirista por su naturaleza, era un modelo cerrado en el cual 
sólo a un pequeño sector le estaban permitidas algunas libertades políticas. El 
periodo de Díaz había logrado la estabilidad basándose en una política de 
conciliación que le permitió atraer a muchos elementos descontentos, producto de 
revueltas anteriores, para hacerlos partícipes de un mismo proyecto. La dictadura 
de Díaz había logrado la estabilidad y un avance económico que trajo, a la vez, un 
reacomodo en la estructura social del país. El surgimiento de una clase media fue, 
quizá, el factor más importante, ya que fue ésta a quien le correspondería llevar 
las riendas del movimiento democrático que se aventuraba. 
Una de las características de las clases medias, especialmente de aquéllas 
que habían alcanzado un cierto nivel de educación, era era su deseo de escalar 
posiciones dentro de la vida política. En el periodo de Díaz, aunque este grupo se 
encontraba dentro del régimen, les obsesionaba la idea de que el dictador 
continuara en el poder lo que era sinónimo de falta de oportunidades. 
 Los seis textos que se eligieron fueron escritos entre 1908 y 1909 por 
hombres interesados en la democracia y que provenían de esa clase media. 
Moheno, Calero y Garcia Granados eran miembros de la Cámara de Diputados, 
Madero pertenecía a una familia acaudalada del norte del país. Mientras Sentíes y 
Molina Enríquez se dedicaban al periodismo y este último era profesor de 
 39 
Etnología en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. Todos ellos 
tenían una posición que les permitía vivir bien.54 Basta con una simple ojeada a la 
situación económica y al tipo de vida de estos hombres para que uno se pregunte: 
¿de dónde pudo salir el descontento social? Knight afirma que aunque 
recientemente, los historiadores se han esforzado en subrayar la importancia de la 
movilización de la clase media antes y durante la revolución, suimportancia no ha 
sido bien interpretada.55 
 En el periodo de Díaz, aunque este grupo se encontraba en buena posición, 
les obsesionaba la idea de que el dictador continuara en el poder, lo que era 
sinónimo de inamovilidad política. Esta percepción provocó su descontento, se 
sentían aptos para ejercer sus libertades democráticas y más aún, capacitados 
para desempeñar cargos públicos. La desigualdad política, el deseo de poder ser 
los próximos directores de la nación , y no la económica, la que llevó a estos 
hombres a emprender una lucha democrática que les permitiera una participación 
amplia y a un nivel más alto en el gobierno. El carácter económico, por tanto, no 
puede considerarse como el único móvil de los intelectuales ya que el ideológico 
es fundamental y en él habrá que centrar el análisis. 
 
54 Su posición les permitió incluso a algunos de ellos estudiar en el extranjero, este fue el caso de Madero que 
había viajado por Europa y estudiado en Baltimore, Estados Unidos. García Granados por su parte, hizo gran 
parte de sus estudios en Alemania. Calero, era sobrino de Justo Sierra uno de los intelectuales más 
importantes del círculo porfirista. Podría discutirse si estos hombres formaban parte de la clase media 
mexicana, aunque el propio Madero se hace llamar miembro de esa clase. Un Estudio que da mas luz de la 
posición económica de la clase media se encuentra en Alan Knight Op. cit. Vid.. Capítulo “La Oposición”. p. 
63-101. 
55 Ibid., p. 65. El capítulo resalta el hecho de que todas las organizaciones políticas acuden a la clase media 
para sus fines. 
 
 40 
2.1. LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL DE 1910. 
 Hacia 1908, la economía se encontraba en recesión, Díaz tenía 77 años y 
en dos años más habría elecciones. Por esta razón, parte del problema planteado 
por los ideólogos de la democracia estaba centrado en las elecciones de 1910. 
Para muchos era evidente que la edad del dictador, posiblemente, le impediría 
terminar un periodo más. El problema de la sucesión presidencial se hacía más 
preocupante que nunca. Esta situación ponía en juego la herencia del poder, las 
élites porfiristas entrarían en él rápidamente, la querella por la presidencia, como 
en cada elección, nuevamente se haría presente. Según François-Xavier Guerra la 
querella de las élites se vino dando por lo menos desde 1880; sin embargo, 
habían sido remediadas por Díaz; además, no representaron sino la ya 
mencionada lucha entre positivistas y viejos liberales. 
 En ese contexto se movían dos grupos, el de los porfiristas clásicos (Reyes) 
seguidos por las clases medias o bajas de la provincia que ejercian su carrera en 
contacto con la población en los Estados; y el de los intelectuales llamados 
científicos. Después de 1892 el grupo de los científicos dio un giro en su actuación 
política en México, cuando accedieron a posiciones en el poder. Este grupo 
chocaría con el de los reyistas. Por un lado, tenemos al más ilustre de los 
gobernadores porfiristas de la primera generación, muy semejante por su origen 
social y provinciano, así como por su carrera militar y política, al mismo Díaz. 
Reyes era un general conocedor del México de las provincias y del campo, un 
procónsul del presidente para mantener el equilibrio político y el orden en los 
siempre inquietos Estados del norte. Por el otro lado, se encontraba el más 
 41 
brillante de los jóvenes abogados positivistas, Limantour, quien había nacido en 
México, era experto en finanzas y en derecho, sobresalió en el conocimiento de 
los mercados financieros internacionales, pero ignoraba todo sobre la política.56 
 La primeras manifestaciones de la rivalidad se mostraron en 1892 con 
motivo de la Convención de la Unión Liberal. En las siguientes reelecciones los 
dos grupos entraron en pugna por la herencia del poder, se atacarían unos a otros 
en diferentes diarios. 
 Fue en la reelección de 1904 cuando Díaz aceptó lo que antes había 
rechazado: la creación de la vicepresidencia. Díaz había pensado en Limantour 
pero ante la negativa de éste se decidió por Ramón Corral, entonces Ministro de 
Gobernación y ligado al grupo de los científicos, aunque de origen más bien 
porfirista.57 En 1908 estos grupos nuevamente entrarían en acción, científicos y 
reyistas actuando en función de la sucesión presidencial de 1910, siempre 
subordinados y pendientes de las acciones del general. 
 Una de las hipótesis que se da en torno a las intenciones de Díaz en la 
entrevista Díaz-Creelman manifiesta que el presidente había lanzado esas 
declaraciones para descubrir las intenciones de las elites en pugna, lo cierto es 
que no sólo provocó el movimiento de esas elites sino que abrió paso a un nuevo 
grupo de intelectuales que entraría en esa lucha. 
 Una pregunta recurrente en toda la prensa era ¿quién sería capaz de 
sustituir a la figura del dictador? La preocupación después de 1908 fue la misma, 
 
56François Xavier Guerra, Op, cit. p. 85. 
57Ibid, p. 95. 
 42 
el problema era, como dice Francois Xavier Guerra que solo había dos caminos: 
democratización del régimen o un porfirismo sin Díaz.58 
 El primero de nuestros autores en escribir sobre el tema fue Querido 
Moheno con su obra ¿Hacia Dónde Vamos? (1908). Ahí, con toda razón, se 
preguntaba: “¿Qué va á suceder? ¿Continuará el señor Díaz? ¿Se propone 
entregar el mando a una especie de lugarteniente suyo? ¿Lo admitiría el país?”59 
La respuesta de Moheno era clara, en México -decía- no había hombres con la 
capacidad del general para gobernar al país, pero, sin duda, sabía quiénes 
aspiraban al poder y no le agradaban, por tanto los descalificaba sin nombrarlos, 
diciendo “no hay ese hombre superior”. El miedo a lo que pudiera pasar imperó en 
su obra por ello se manifestó en favor de la permanencia del general Díaz para 
que preparara al país y promoviera las reformas necesarias.60 Sin embargo, 
entendió que el cambio era inminente, la edad de Porfirio Díaz y el impulso de 
algunos grupos así se lo hacían ver, pero se tenía que proceder con cautela: “El 
país tiene dos caminos o buscar las bases o continuar el gobierno personalista 
que llevaría al país al desastre.”61 Es decir, que aunque Díaz no continuara en el 
mando, quien lo sucediera siguiera las mismas pautas de su antecesor. 
 Calero quien había declarado en 1901: “El hombre que hoy gobierna... ha 
sabido levantarse á la altura de su misión: á los que por él somos gobernados, nos 
toca comprender la nuestra”62. Se refería a la renuncia que habían hecho de sus 
 
58 Ibid, p. 81. 
59 Querido Moheno, Op. cit. p. 3. 
60Ibid, p.11. 
61Ibid., p.12. 
62Manuel Calero, La nueva democracia, Op, cit, p. 29. 
 
 43 
libertades en pro de la pacificación y estabilización del país. Apenas un par de 
meses después de la publicación del libro de Moheno, Calero afirmó en Las 
cuestiones electorales que era impostergable preparar el régimen Constitucional 
que habría de suceder a Díaz: 
El momento parece propicio para promover la formación de partidos 
políticos, que se caractericen por programas desvinculados, hasta 
donde ello sea posible de toda personalidad. La del general Díaz 
está por encima de todo esto; desde la altura de su prestigio verá el 
comienzo de esta evolución salvadora, destinado a influir 
decisivamente en los destinos políticos de la República.63 
Calero, a diferencia de Moheno, no mencionó si existían, o no, hombres 
con la capacidad para sustituir al dictador, sólo afirmó que cuando “el hombre 
institución” desapareciera su obra debería ser continuada por el pueblo, “por un 
pueblo trabajador, amante de la paz, obedecedor de la ley y enemigo de los 
dictadores.”64 La vicepresidencia estaba en la mente del escritor como una 
posible solución al problema

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