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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO FACULTAD DE FILOSOFIA y LETRAS COLEGIO DE PEDAGOGIA LA DEMOSTRACIONES DE LA EXISTENCIA DE DIOS EN LAS »-AC.l t1 ~ DE FllOSOflA y lEn,t'~ MEDITACIONES DE DESCARTES 11 - l ~ '....,D'NAC'ON DE T t:'lOSOFIA E s s QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADA EN FILOSOFIA P R E s E N T A MARIA DOLORES ARAMBURU SIERRA A 31 DE MAYO DE 2005 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Con mucho amor A mi esposo, Doug A mis papás, Tomás y Guadalupe íNDICE INTRODUCCiÓN PRIMERA DEMOSTRACiÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS. ARGUMENTO DE LA IMPRONTA DIVINA. II SEGUNDA DEMOSTRACiÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS. P. 6 ARGUMENTO DE LA IMPRONTA DIVINA, SEGUNDA VERSiÓN. 34 111 TERCERA DEMOSTRACiÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS. ARGUMENTO ONTOLÓGICO. 49 IV LA CIRCULARIDAD EN LOS ARGUMENTOS CARTESIANOS. 70 CONCLUSIONES 89 BIBLIOGRAFíA 95 INTRODUCCiÓN Desde una perspectiva histórica de la filosofía , cada siglo, desde sus inicios antes de la era cristiana , nos ha dejado muestras del afán del hombre por el saber, el siglo XVII no es la excepción, y en él encontramos figuras importantes que con su legado han enriquecido este camino del pensamiento humano, entre ellas, René Descartes (1596-1650), al que se le ha llamado el primer filósofo moderno por sus aportaciones tanto a la filosofía como al desarrollo de la ciencia nueva . Descartes es un filósofo producto de su tiempo y de su tradición , algunos estudiosos como Popkin y Curley proponen que la obra de Descartes es una respuesta a los argumentos clásicos de los escépticos de su tiempo.1 Otros, como Cottingham, apuntan que esa es una visión limitada de la obra y perspectiva de este filósofo francés ,2 y más bien señalan a la escolástica como el antecedente inmediato de Descartes sin negar la influencia de otras corrientes renacentistas. I " Este retrato de Descartes en el papel de adversario del 'nouveau pyrrhonislllo', y de su filosofia como un nuevo dogmatismo que sa le de los abismos de las dudas de sus contemporáneos escépticos ha recibido poca atención en la amplia li teratura que hay con respecto a los orígenes y características del cartesianismo." Richard Popkin, rhe Hislory ofSceplicism frOIll Erasmus lo Spinoza, University of California, EUA, 1979, p. 172. 2 "Aunque ingeniosamente resuelta, esta interpretación - la de Curley- me parece que reduce la estatura de Descartes al loca li zar sus objetivos filosóficos muy estrechamente dentro del contexto de los movimientos y contra-movimientos de los debates históricos sobre el escepticismo" John Cott ingham, Desearles, UNAM- FFyL, México, /995, p. 122. Conocido principalmente como filósofo y como geómetra, Descartes se interesó por diversas ramas del saber, ya fueran , entre otras, la física, la anatomía o las matemáticas. Tanto sobre sus argumentos como sobre sus conceptos de la totalidad de su obra se ha escrito una vasta literatura, sin embargo sus críticos han considerado como su obra maestra filosófica las Meditaciones de Filosofía Primera3, donde el objetivo de este filósofo es que a través de su método, llevando la duda a su límite, podremos encontrar un criterio de verdad . Su razonamiento , lo llevará en primer lugar, al conocimiento de la propia existencia , que será el principio indubitable del cual partirá para la construcción de su doctrina filosófica . Después pasará al conocimiento de Dios y a la demostración de su existencia, ya que será Él la garantía de nuestro conocimiento del mundo material y el cimiento para la fundamentación de sus argumentos. Siendo las pruebas de la existencia de Dios, junto con la de su veracidad, pieza fundamental dentro de la concepción filosófica de Descartes, el objeto de esta tesis es hacer una presentación de las demostraciones de la existencia de Dios que hace el autor siguiendo fundamentalmente lo expuesto en las Meditaciones de Filosofía Primera, así como revisar las más importantes objeciones hechas a las mismas. Me ha parecido importante trabajar este tema porque la idea de un ser superior y de su existencia es un asunto que ha preocupado al hombre desde siempre, y es tema fundamental de la metafísica, de la ética y de la gnoseología, entre otras materias de conocimiento filosófico. En el caso de Descartes, de su concepción del mundo y de su fundamento para el conocimiento humano, el papel de Dios es de primera importancia, ya que a partir de Él se sostienen los demás argumentos. Además, creo que continúan siendo de interés actual las dificultades 3 Escrita en latín entre 1638-1640 y publicada en Parí s en 164 1. Segunda ed ición en 1642. fue publicada en Amsterdam . La tercera en 1647 fue traducida al francés. 2 gnoseológicas y metafísicas que del análisis de dichas demostraciones de la existencia de Dios y sus objeciones se derivan. Por otro lado, he seleccionado estudiar a Descartes por ser un autor cuya influencia en su época fue determinante, así como por la serie de señalamientos y asuntos propuestos por él y que aún hoy en día tienen vigencia. Así mismo, por la actitud propia de Descartes en su búsqueda por la verdad , que me parece de gran riqueza y apoyo en mi formación filosófica . Por último, considero que es importante tratar de nuevo este tema porque la existencia o no de Dios sigue siendo un asunto actual, ya sea visto desde el punto de vista metafísico, ya desde el punto de vista gnoseológico o ético o simplemente desde la perspectiva de su relevancia histórica. La tesis que suscribo en este trabajo es que las demostraciones de la existencia de Dios en Descartes presentan varias dificultades por lo que no concluyen de forma exitosa. Además, analizaré en particular la objeción conocida como el 'círculo cartesiano' y algunas de las interpretaciones contemporáneas que intentan solventarla. Dicha objeción es, en breve, el señalamiento de una petición de principio que se argumenta se da en las pruebas de Descartes sobre la existencia de Dios. Para lograr lo anterior, haré una presentación de cada una de las demostraciones de la existencia de Dios, de las más importantes objeciones que se han hecho a los argumentos y analizaré con mayor detalle la de la circularidad ya que es el objetivo de esta investigación. Para sustentar lo anterior, he hecho una exposición de cada una de las pruebas de la existencia de Dios de acuerdo a su aparición y desarrollo en las Meditaciones siguiendo principalmente el análisis que de las mismas realiza uno de sus más importantes estudiosos y traductor al inglés: John Cottingham. Cada una de las demostraciones ocupan el primero, segundo y tercer capítulo respectivamente. El orden que siguen cada uno de ellos es el mismo: en primer lugar se presentan las premisas del argumento, se analizan algunos de los conceptos fundamentales y las implicaciones más importantes. Posteriormente se introducen varias críticas que se han hecho a las pruebas cartesianas sobre la 3 existencia de Dios, principalmente, de las elaboradas por sus contemporáneos, las que consideré más significativas, la respuesta que Descartes da a las mismas así como las observaciones que de los argumentos y de las objeciones han dado varioscríticos contemporáneos. Tradicionalmente, las pruebas de la existencia de Dios se han elaborado a posteriori, a partir de los efectos, como las muy conocidas de Sto. Tomás de Aquino, para de ahí llegar a una primera causa. De las tres pruebas de Descartes las dos primeras, a las que se les ha llamado 'Argumentos de la Impronta Divina' , se encuentran de alguna forma en esta línea de argumentación. Sin embargo, no es ni el punto de partida ni la base de las mismas sino la realidad objetiva de la idea y el Principio de Adecuación Causal, lo que será el punto medular de su argumentación. De acuerdo con varios de sus críticos, a la segunda demostración se le considera como una explicación adicional de la primera, CoUingham comparte esta opinión que será la que seguiré en este análisis. Una vez revisadas las dos primeras pruebas de la existencia de Dios, paso a la tercera, el llamado 'Argumento Ontológico', cuyo nombre "se debe en gran medida a Kant, quien distinguió un tipo especial de prueba de la existencia de Dios donde 'se ha hecho abstracción de toda experiencia', y la existencia del ser supremo se ha 'inferido a priori sólo de conceptos",4. En ella se investigan las propiedades de la esencia, así como la consideración de la existencia como una perfección derivada de la esencia Divina. Esta tercera prueba tiene un proceso diferente a las dos primeras aunque el punto de partida sea el mismo, ya que lo único con lo que cuenta Descartes desde la soledad de su yo, es con la idea de Dios. Posteriormente, el último capítulo se refiere en particular a la objeción de la círcularidad , siguiendo como orden de exposición: presentación del problema, análisis de algunos conceptos fundamentales y presentación de los argumentos 4 John Cottingham, Descarles, UNAM-FFyL, México, 1995, p. 93. 4 que critican y defienden a Descartes de circularidad en sus pruebas. Para ello, además del trabajo de Cottingham, he utilizado los estudios de Anthony Kenny y de Margaret Dauler Wilson, entre otros. 5 1. PRIMERA DEMOSTRACiÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS. ARGUMENTO DE LA IMPRONTA DIVINA 1.1 Presentación del argumento Después de la duda metódica, del encuentro de su principio "yo pienso, entonces yo existo" y de haber analizado su naturaleza como una cosa pensante, Descartes, en la Tercera Meditación, llamada "De Dios, que existe", se propone investigar, como el título claramente indica, si hay un Dios. Para ello, siguiendo el curso de sus pensamientos se ocupa, en primer lugar, de examinar el origen de sus ideas y determinar si alguna de ellas puede proporcionarle una razón para pensar que existe algo además de sí mismo. Dice Descartes en la Tercera Meditación: Pero aún se me ocurre otra vía para indagar si existen fuera de mí algunas cosas de las que tengo ideas. Ciertamente, en tanto que estas ideas sólo son ciertos modos de pensar, no conozco ninguna desigualdad entre ellas, y todas parecen proceder de mí del mismo modo; pero en tanto que una representa una cosa, y otra, otra, es evidente que son muy diferentes entre sí. Pues sin duda las que me muestran substancias son algo más, y por decirlo así, contienen más realidad objetiva, que las que sólo representan modos o accidentes; y la idea por la que entiendo un sumo Dios, eterno, infinito, omnisciente, omnipotente y creador de todas las cosas, tiene más realidad objetiva que las que me muestran substancias fin itas (CSM 11 27-28; AT VII 40) . 6 ----- - - --- - --- ES aquí donde Descartes comienza a presentar las premisas de su primera demostración de la existencia de Dios. La primera premisa es la presencia de esta idea de un sumo Dios, eterno, infinito, etc. cuyos atributos parecen iguales a los de la tradición cristiana. Aunque por ahora Descartes no se preocupa por su origen, más adelante afirmará que es una idea innata a diferencia de las ideas adventicias, que recibimos del mundo externo y de las ficticias que nosotros mismos elaboramos. Pero antes de pasar a la segunda premisa del argumento, es importante aclarar lo que Descartes afirma en el párrafo anterior. En el análisis que Leon Pearl hace en su libro Descarles sobre el párrafo citado explica la distinción que Descartes está haciendo entre la 'realidad formal ' y la 'realidad objetiva ' de una idea. Por un lado, las ideas son todas iguales como modos u objetos de la mente, y ésto es a lo que se llama su realidad formal. Toda idea, ya sea Dios o circulo o piedra, es como realidad formal lo mismo. Por otro lado, cada una de ellas es diferente y representa algo diferente de sí misma, a este aspecto es al que se le llama la realidad objetiva de una idea. Las ideas de Dios, círculo y piedra , representan cada una a Dios, al círculo y a la piedra respectivamente.1 Herman Reith también explica estos dos aspectos que tienen las ideas y que llama el estado psicológico y el estado ontológico. El aspecto psicológic02 considera a la idea como simple modo de la mente, mientras que el ontológico considera el contenido objetivo de la idea. En este segundo sentido hay una referencia objetiva de lo que es representado. Así , las ideas, por su realidad objetiva, son un puente entre la mente y la realidad fuera de la mente; entre la subjetividad y la certeza científica. Reith añade que es la idea considerada desde 1 Ver Leon Pearl, Desearles, Twayne Publishers, Boston, 1977, p. 123. 2 Reith habla del aspecto ps icológico en las ideas, sin embargo, ap licarl o a los textos de Descartes es anacrónico ya que Descartes no está preocupado por el aspecto psicológico s ino só lo por el epistémico. 7 este segundo aspecto como Descartes la utiliza para demostrar la existencia de Dios.3 Descartes también afirma en este pasaje que en los seres que existen puede haber más o menos realidad y que esta doctrina de grados de realidad se aplica también a las ideas como realidades objetivas. No es la misma realidad la de una substancia finita que la de Dios. En este sentido realidad y perfección parecen análogas, hay más realidad (o más perfección) en la sustancia infinita que en la finita , hay más realidad (o perfección) en la sustancia finita que en los modos. Es necesario también aclarar lo que Descartes entiende por 'realidad objetiva', para él las ideas son como imágenes que tienen un contenido representacional que llama 'realidad objetiva ' y pertenece al mundo de las ideas. Cottingham nos explica que "siguiendo la terminología escolástica, Descartes llama al contenido representacional de una idea su 'realidad objetiva'. Entonces si una idea A representa algún objeto X que es F entonces la característica F que realmente puede estar presente en el verdadero objeto X, se dice que está presente en la idea sólo 'objetiva' o 'representativamente"'. 4 La definición que el mismo Descartes da de la realidad objetiva de una idea la encontramos al final de las respuestas a las Segundas Objeciones: Entiendo por esto [realidad objetiva de una idea] el ser de la cosa la cual está representada por una idea, en tanto que existe como idea. De la misma manera podemos hablar de 'perfección objetiva' o 'complejidad objetiva', etc. Lo que sea que percibimos como siendo en los objetos de nuestras ideas, existe objetivamente en las ideas en sí mismas (CSM 11 113-114; AT VII 161). ) Ver Herman Reith, Descartes, The Story ola Sal/l. Notre Dame Univers ity, 1986, p. 77. 4 John Cottingham, Descartes, UNAM-FFyL, México, 1995, p. 82. 8 La segunda premisa del argumento es un principio que Descartes califica como manifiesto por la luz natural y que explica en el siguiente fragmento: Ahora bien , es manifiesto por la luz natural que en la causa eficiente y total debe haber por lo menos tanta realidad como haya en su efecto. Pues ¿de dónde podría tomar su realidad el efecto sino de su causa y si la causa no la tuviera, ¿cómo podría dárselaa él? Y de aquí se sigue no sólo que no puede hacerse algo de la nada, sino también que lo que es más perfecto, esto es, lo que contiene más realidad, no puede ser hecho por lo que es menos perfecto o, lo que es lo mismo, por lo que contiene menos realidad (CSM 11 28). En el párrafo anterior de Descartes, están presentes dos formas del principio de causalidad: a) Nada procede de la nada y b) Debe haber tanta realidad en la causa eficiente y total como en el efecto. Parece que a es evidente, pero no b, sin embargo para Descartes si a es verdad , b es verdad. Para él ambas son formulaciones diferentes del mismo principio causal, así, lo que es más perfecto o tiene mayor realidad no puede venir de lo menos perfecto o que tiene menos realidad, "porque si admitimos que algo en el efecto no estaba previamente presente en la causa, también tendremos que admitir que este algo fue producido por la nada" (CSM II 97; AT VII 135). El Principio de Adecuación Causal afirma que debe haber tanta realidad en la causa eficiente y total como en el efecto, "implica que si hay un objeto X teniendo la propiedad F, entonces la causa que produjo a X, sea cual sea, debe poseer por lo menos tanta propiedad F como la que puede encontrarse en X misma".5 5 1dem, p. 81. 9 Lo que Descartes dice para explicar lo anterior es que, por ejemplo, la piedra y el calor, para ser, tienen que haber sido producidos por alguna cosa en la que dichas propiedades estén formal o eminentemente. La idea que yo tengo de ellos debe haber sido puesta en mí por alguna causa en la que haya, al menos, tanta realidad como la que él concibe en el calor y en la piedra. Pero Descartes da un paso más al aplicar el Principio de Adecuación Causal al mundo de las ideas en donde la realidad objetiva de una idea se debe a una causa que contiene dicha realidad, porque de otra manera, dice, la tendría a partir de la nada. y esto no es sólo evidentemente verdadero de los efectos cuya realidad es actual o formal, sino también de las ideas en las cuales sólo se considera la realidad objetiva. ( .. . ) Pero el que esta idea contenga tal o cual realidad objetiva en vez de otra, se debe sin duda a alguna causa en la que haya, por lo menos, tanta realidad formal como realidad objetiva contiene la idea misma. Pues si suponemos que hay en la idea algo que no estuviera en su causa, lo tendría a partir de la nada (CSM 11 28-29; AT VII 41). El término 'formal' como Descartes lo está utilizando en este párrafo tiene un sentido diferente al actual, formal es en acto, en contraposición con objetivo que se refiere sólo al contenido representacional de las ideas. Cottingham explica el argumento que Descartes presenta para aplicar el Principio de Adecuación Causal a las ideas y a las características descritas como parte del contenido objetivo o representativo de una idea, del siguiente modo: Si tenemos una idea A con un contenido objetivo F, la causa de la idea A debe contener realmente tanta propiedad F como la que encontramos en la idea. Para aclarar lo anterior menciona un ejemplo dado por Descartes en los Principios de la filosofía en el que si alguien posee la idea de una máquina muy complicada, la 10 causa de esta idea, cualquiera que sea, debe contener realmente toda la complejidad que en la idea está sólo objetivamente.6 En las Segundas Respuestas, afirma Descartes: Más aún, yo he insistido ya en varios lugares que estoy tratando solamente con la realidad o perfección objetiva de una idea, esto es, no menos que la complejidad objetiva en la idea de una máquina de diseño muy ingenioso, requiere de una causa que contenga en realidad cualquier cosa que esté contenida sólo objetivamente en la idea (CSM 11 97; AT VII 134). Descartes dice que podría argumentarse que una idea puede nacer de otra, pero en este caso no se da un proceso al infinito sino que debe llegarse a una primera idea "cuya causa sea como un arquetipo en el que se contenga formalmente toda la realidad que en la idea está sólo objetivamente" (CSM 11 29; ATVII42) . Ya que ha presentado el principio de causalidad y lo ha aplicado a la esfera de las ideas, Descartes considera que ahora ya puede establecer si existe o no algo diferente de él mismo: Pero, finalmente, ¿qué concluiré de ellas? Que si la realidad objetiva de algunas de mis ideas es tanta que yo esté cierto de que tal realidad no está en mí ní formal ni eminentemente, y por consiguiente que yo no puedo ser la causa de esa idea, de aquí se sigue necesariamente que no estoy sólo en el mundo, sino que existe también alguna otra cosa que es causa de esa idea (CSM 11 29; AT VII 42). En este párrafo Descartes utiliza los términos 'formal' y 'eminentemente' para mostrar que si él posee al menos una idea que contiene alguna propiedad 6 Ver idem, p. 83. 11 que no esté dentro de sí mismo, entonces puede pensar que no está solo en el mundo y por tanto debe existir una causa que las posea. En este sentido es que menciona que en él no está la realidad objetiva de sus ideas ni 'formal' ni 'eminentemente', ya que no cuenta con las propiedades representadas en la idea ni tampoco cuenta con propiedades superiores? Cottingham resalta esta sutileza de Descartes en la formulación del Principio de Adecuación Causal. El principio afirma que todo lo que está presente en el efecto debe estar presente en la causa, pero Descartes añade que puede estar presente de estas dos maneras: ya sea formal o eminentemente. 8 Es aquí oportuno mencionar una observación que Bernard Williams hace en su libro The Project of Pure Enquiry, donde dice: "Es importante remarcar en este punto, que embarcándose en esta cuestión , Descartes está de hecho haciendo lógicamente dos distintas suposiciones: no sólo que la causa de cualquier idea debe tener tanta realidad como la idea tiene objetivamente, sino también , y más básicamente, que las ideas deban tener alguna causa,,9 Después de afirmar que él no puede ser la causa de la realidad objetiva de alguna de sus ideas, Descartes pasa a hacer un inventario de las ideas que encuentra en su mente: Ahora bien, de entre mis ideas, además de aquella que me representa a mí mismo, sobre la cual no puede haber aquí ninguna dificultad , hay otra que representa a Dios, otras que representan cosas corpóreas e inanimadas, otras ángeles, otras animales, y finalmente otras, a otros hombres semejantes a mí" (CSM 11 29; AT VII 42-43) . De todas estas ideas, concluye , todas podrían componerse a partir de la idea que él tiene de sí mismo excepto la idea de Dios. 7 Cfr. Leon Pear! , Descartes, Twayne Publishers, Boston, 1977, p. 130. s Cfr. Op Cit, p. 88. 9 Bem ard W illiams, Descartes The Proyect of Pure Inquiry, Humanities Press, New Jersey, 1978, p. 14 1. 12 Descartes completa su argumento del siguiente modo: a) Tenemos una idea de Dios, que lo representa como un ser infinito, omnipotente, eterno, etc. b) Por luz natural conocemos "que debe haber por lo menos, tanta rea lidad en la causa eficiente y total como en el efecto de esa causa" (CSM 11 28; AT VII 40). c) El Principio de Adecuación Causal se aplica también al mundo de las ideas. Por lo tanto, las características que de forma objetiva se encuentran en la idea, deben ser causadas por un ente real que posea las características que se encuentran representadas en dicha idea. Por otro lado, de acuerdo al Principio de Adecuación Causal de que lo que es menos perfecto o contiene menos realidad no puede ser causa de lo más perfecto o de lo que contienen mayor realidad , nosotros no podemos ser la causa de esa idea porque somos finitos e imperfectos. Tampoco se ha originado en nosotros de otras ideas anteriores ya que siempre tendríamos que llegar a una primera idea, cuya causa debe contener la realidad o perfección que se encuentra en la idea sólo de manera objetiva. Por lo tanto,la causa de mi idea de Dios, debe poseer todas las perfecciones que se encuentran en mi idea. Del argumento anterior, Descartes concluye, Dios existe. 10 Así pues, sólo queda la idea de Dios, en la que hay que considerar si hay algo que no haya podido proceder de mí mismo. Con el nombre de Dios entiendo una substancia infinita, independiente, sumamente inteligente, sumamente poderosa, que me ha creado a mí y a cualquier otra cosa que exista, si existe. Pero todas estas cosas que he dicho de Dios son tales que cuanto más atentamente las considero, tanto más me parece que no pueden haber sido 10 Cfr. John Cottingham, Desearles, UNAM-FFyL, México. 1995. pp. 83-84. 13 producidas por mí solo. Y por ello hay que concluir, a partir de las cosas antedichas, que Dios existe necesariamente (CSM 11 31 ; AT VII 45). Leon Pearl sugiere que el argumento de Descartes puede representarse con el siguiente silogismo: (1) Para todas y cada una de las ideas en mi mente, hay una causa que contiene formal o eminentemente todas las propiedades que están contenidas en mi idea objetivamente; (2) La idea de un ser absolutamente perfecto, esto es, Dios, existe objetivamente en mi mente. (3) Por lo tanto, Dios existe. 11 Jesús García López en su libro El conocimiento de Dios en Descartes, lo formula de la siguiente manera: a) Punto de partida. Existe en nosotros la idea de Dios, es decir, la idea de un ser infinitamente perfecto, la cual contiene una realidad objetiva infinita. b) Proceso de demostración. Pero la realidad objetiva de una idea sólo puede ser causada en último término por un ser en el que esa misma realidad exista formal o eminentemente, y por tanto, la realidad objetiva de la idea de Dios sólo puede ser causada en último término por Dios mismo. e) Término de la prueba. Luego existe Dios, es decir, el ser infinitamente perfecto. 12 11 Leon Pearl , Descartes, Twayne Publishers, Boston, 1977, pp. 131-132. 12 Jesús García López, El conocimiento de Dios en Descartes, Universidad de Navarra, Pamplona, 1976, p.80. 14 Posterior a la conclusión de que Dios existe en su primera prueba, Descartes contesta a las siguientes objeciones que podrían ponerse a su argumento anterior: Que la idea de Dios fuera una idea negativa o materialmente falsa , no es el caso, Descartes explica que la diferencia entre una idea negativa y una idea falsa es que la primera se refiere a la ausencia de algo real , por ejemplo, la idea de oscuridad es negativa ya que se refiere a la ausencia de luz: Pues aunque yo tenga la idea de substancia por ser yo una substancia, no tendría la de substancia infinita, siendo yo finito, a no ser que proceda de una sustancia verdaderamente infinita . Y no debo creer que no percibo lo infinito por una verdadera idea, sino por la negación de lo finito, tal como percibo el reposo y las tinieblas por la negación del movimiento y de la luz; pues, al contrario, entiendo evidentemente que hay más realidad en la sustancia infinita que en la finita, y por lo tanto, que mi percepción de lo infinito es en cierto modo anterior a la de lo finito, esto es, la de Dios anterior a la de mí mismo (CSM 11 31 ; AT VII 45) . Lo que hace posible que nosotros tengamos conciencia de que somos seres finitos, es la idea de Dios, la sustancia infinita . Parece entonces que en este sentido, la idea de Dios es aún más clara que la conciencia de la existencia del sí mismo y anterior a ella.13 Para Descartes la idea de Dios no sólo no es negativa sino que es la más real de todas nuestras ideas. Por otro lado, la idea de Dios es anterior no en un sentido temporal , sino en el sentido de la relación de las ideas infinito y finito en que no podemos tener la idea de uno sin la idea del otro. Para Descartes la idea de infinito sería la idea a partir de la cual lo finito puede ser juzgado. La idea del infinito no la obtenemos por la negación de lo finito , es una idea verdadera , que es anterior a sí mismo ya que es gracias a ella que Descartes puede compararse con 13 Cfr. Norman Smith , Studies in the Cartesian Philosophy, Russe ll & Russell , NY, 1962. p. 57 . 15 ese ser más perfecto y por dicha comparación conocer sus limitaciones o imperfecciones. En defensa de que la idea de Dios no es materialmente falsa, esto es, una idea tomada como representación de lo que no es, Descartes argumenta que, por el contrario, esta idea de Dios es una idea clara y distinta: y no puede decirse que quizá esta idea de Dios sea materialmente falsa y que por lo tanto proceda de la nada, como he advertido antes a propósito de las ideas del calor y del frío, y otras semejantes; sino que, por el contrario, siendo la más clara y distinta, y conteniendo más realidad objetiva que cualquier otra, no hay ninguna por sí más verdadera, ni en la que se encuentre la menor sospecha de falsedad (CSM 11 31; AT VII 46). Anteriormente Descartes nos ha explicado en qué consiste esta falsedad de las ideas con el ejemplo de las ideas del calor y del frío "son tan poco claras y distintas que no puedo saber si el frío es sólo privación de calor, o el calor privación del frío, o ambos son cualidades reales, o no lo son ninguna de las dos" (CSM 11 30; AT VII 43-44). Por último, presenta una objeción en la que dice que quizá él es más de lo que cree ser, pues todas las perfecciones atribuidas a Dios están en él en potencia: su conocimiento aumenta poco a poco y que no hay nada que impida su incremento al infinito, el cual se debe a la potencia existente en él de esas perfecciones de las que se deriva la idea de las perfecciones asignadas a Dios. Pero nada de esto es posible, afirma Descartes, ya que en la idea de Dios no hay nada potencial. El que nuestro conocimiento aumente gradualmente muestra nuestra imperfección mientras que en Dios todas las perfecciones son en acto. Una mente finita no puede ser la causa de las perfecciones contenidas en la realidad objetiva de la idea de Dios. Comenta Herman Reith en su libro René Descartes, The Story of a Soul, que la única forma que el hombre tiene de comprender lo que significa 'infinito' es con la noción de 'ilimitado', que es el modo 16 correcto de considerar la capacidad del intelecto humano. Para aclarar esto, Reith da el ejemplo de 'ilimitado' como se encuentra en una serie de números en matemáticas que potencialmente es infinita, a diferencia de cuando consideramos a la idea de Dios que es infinita en acto. 14 A esta primera prueba que da Descartes se le ha llamado Argumento de la Impronta Divina, y es, siguiendo el órden de su exposición, la primera prueba en el orden del descubrimiento. Ha sido llamado "'Argumento de la Impronta Divina, pues apela a la noción de que Dios ha puesto dentro de nosotros la idea de sí mismo".15 Como se ha visto, el argumento anterior parte de un efecto para inferir la causa, pero difiere principalmente con argumentos anteriores de la existencia de Dios, en que los efectos de los que parte Descartes no son efectos que encontramos en el mundo sino sólo efectos que se encuentran dentro de la interioridad de nuestra conciencia. En este momento, Descartes sólo tiene una evidencia : que él existe como ser pensante y nada de los datos de los sentidos puede ser tomado como base para algún argumento como son los de Sto. Tomás de Aquino, en que a partir de la contingencia en el mundo, concluye que existe un ser necesario. Anthony Kenny, autor del libro Descartes: a Study of his Philosophy, explica que desde Kant los argumentos de la existencia de Dios se han clasificado en cosmológicos u ontológicos, ya sea que se deriven de los seres en el mundo o del concepto de Dios respectivamente. Descartes proporciona en la Tercera Meditación una prueba cosmológica, que aunque parte sólo de la idea de Dios, toma a la idea como un efecto que sólo puede tener como causa a Dios. En la QuintaMeditación, su argumento entraría dentro de los llamados ontológicos. 16 14 Cfr. Herman Reith, Rene Desearles, The SIOry of a SOl//, Notre Dame University, 1986, p. 88. 15 John Cottingham, Desearles, UNAM-FFyL, México, 1995, p. 85. 16 Cfr. Anthony Kenny, Desearles o S/l/dy ofhis f'hilosophy, Thoemmes Press, 1997, England, p. 127. 17 Acerca de esto, Cottingham afirma: Descartes no puede tomar el camino popular y tradicional de los teólogos, por ejemplo, el que consiste en partir de efectos observados en el mundo (como el movimiento o el orden) inferir la existencia de Dios como su causa (por ejemplo como primer motor u ordenador.) Como se sigue de aquí la aproximación cartesiana es causal ; pero los 'efectos ' en que se centra pertenecen por completo a la interioridad de la mente del meditador.'? 1. 2 Principio de Adecuación Causal El argumento anterior presenta varios problemas, primero, en cuanto al Principio de Adecuación Causal, por ejemplo, Gassendi18 en las Quintas Objeciones objeta a Descartes que deba haber tanta realidad formal en la causa de una idea como realidad objetiva en la idea y dice: Primero, parece que la máxima común 'No hay nada en el efecto que no esté en la causa' debe ser referido a causas materiales más que a causas eficientes. Una causa eficiente es algo externo al efecto y muchas veces algo de muy diferente naturaleza. Aunque un efecto se dice que obtiene su realidad 17 Op Cit, p.81 . 18 Petrus Gassendi ( 1592- 1655). Científico, filósofo y sacerdote. Profesor de matemáticas en el College Royal. Junto con su amigo Martin Mersenne partic ipa en la fo rmación de la 'c iencia nueva' que constituye la primera formulación de una perspecti va c ientí fica . A petic ión de Descartes e labora esta serie de objeciones. Ariew y Grene en el pró logo al libro Descartes and his Contemporaries: Meditations. Objeetions and Replies, describen la relación de Descartes con sus objetores y las corrientes que representan y comentan que las objeciones proporcionadas por Gassendi (Quintas Objeciones) junto con las de Hobbes (Terceras Obj eciones), "colocan e l proyecto cartesiano en re lación con los movimientos material istas y epicúreos de l momento." Roger Ariew y Marjorie Grene, Descartes and his Contemporaries: Meditations. Objeetions and Replies. Univers idad de Chicago, Chicago, 1995, p. 3 18 de su causa eficiente, no se sigue que la causa eficiente tenga esa realidad en sí misma; podría haberla tomado de otra parte (CSM 11 201 ; AT VII 288). Los ejemplos que Gassendi da para ilustrar lo anterior son, primero: el del constructor de una casa, que no tiene la realidad de la casa dentro de sí mismo; segundo, el sol que transforma la materia y produce varios animales. La objeción de Gassendi hace notar que el Principio de Adecuación Causal implica una visión hereditaria en donde los efectos heredan sus propiedades de sus causas eficientes. Cottingham explica que una "'causa eficiente' , es el agente productivo o poder que genera algún cambio o trae algo al ser".19 y añade con respecto a esta objeción que Gassendi ( ... ) señaló la plausibilidad que posee la visión de la 'herencia' [que] parece depender de una consideración no de causas eficientes sino de causas 'materiales' o ingredientes (CSM 11 201 ; AT VII 288) por ejemplo si encontramos un puente que es muy fuerte, entonces debemos argüir que los materiales con los cuales fue construido el puente (vigas, remaches) deben poseer por lo menos tanta fuerza como la que se encuentra en el puente; parecerá entonces que si el puente no toma las fuerzas de sus causas debió haberla obtenido de la nada, lo cual es absurdo. 20 Sin embargo, aun si habláramos de la causa como causa eficiente, este principio estaría sujeto a contrajemplos en donde se ve claramente que los efectos tienen propiedades nuevas o emergentes que no están presentes en las causas, Cottingham ejemplifica lo anterior con el caso de un pastel esponjoso en donde la esponjosidad no se encuentra en ninguno de los ingredientes materiales, ¿de dónde surgió entonces lo esponjoso? Decir que las propiedades nuevas vienen de la nada es absurdo, además sabemos que dicha característica (la esponjosidad) 19 John Cottingham, Desearles, UNAM-FFyL, México. 1995, p.84 . 20 Idem, p.84. 19 --------------------------------- ---- -- se debe a los cambios físico-químicos que transforman a los ingredientes. Por otro lado, decir que se encontraba en potencia haría valer el argumento de una forma trivial. Además, agrega Cottingham, "En cualquier caso Descartes no podría conceder que las características que se encuentran en un efecto, deberían estar sólo potencialmente en su causa, porque su argumento requiere que la causa de mi idea de Dios sea algo no sólo potencial sino que realmente posea todas las perfecciones relevantes del caso,,21 (CSM 11 32; AT VII 32). La respuesta que Descartes da a la crítica de Gassendi de que el axioma 'no hay nada en el efecto que no exista previamente en la causa', parece referirse más a causas materiales que a causas eficientes, es la siguiente: "es ininteligible que la perfección o la forma deben siempre preexistir en una causa material; esto puede ser sólo en una causa eficiente" (CSM 11 252; AT VII 366). Otra objeción que fue presentada a Descartes con respecto al Principio de Adecuación Causal se encuentra en las recopiladas por Mersenne22, quien le escribe a Descartes en las Segundas Objeciones: Usted dice, sin embargo, que un efecto no posee ningún grado de realidad o perfección que no estuviera previamente en la causa. Pero nosotros vemos que las moscas y otros animales y también plantas, son producidas por el sol, la lluvia y la tierra, que carecen de vida. Ahora, la vida es algo más noble que cualquier grado de ser solamente corporal; y aqui sucede que un efecto puede 21 Idem, pp. 84-85. 22 Marín Mersenne (1588-1648). Sacerdote y científico francés que, al igual que Gassendi, participa de forma esencial en la revolución científica del s. XVII. Esta segunda serie es una colección de trabajos de varios teólogos y filósofos de la época recolectados por él -al igual que las que aparecen en las Sextas Objeciones-o Se considera que muchas de las objeciones se deben al mismo Mersenne. De acuerdo a Ariew and Grene, la Segunda y Sexta series, "ubican [las objeciones] directamente en el círculo de Mersenne, esto es, en debates característicos del desarrollo de las ciencias en la época." Roger Ariew y Marjorie Grene, Desearles and his Contemporaries: Meditalions, Objeelions and Replies. Universidad de Chicago. Chicago, 1995, p. 3 20 derivar de su causa alguna realidad que, sin embargo, no está presente en la causa (CSM 11 88; AT VII 123). Descartes responde a esta objeción diciendo: Sus observaciones acerca de las moscas, plantas etc., no muestran que debe haber un grado de perfección en el efecto que no estaba previamente presente en la causa. Ya que los animales carecen de razón, es cierto que no tienen perfecciones que no se encuentren presentes en los cuerpos inanimados; o si ellos tienen dichas perfecciones, es cierto que ellos las derivan de alguna otra causa, por lo que el sol , la lluvia o la tierra no son las causas adecuadas de los animales (CSM 11 96; AT VII 134). En su respuesta Descartes señala que los animales no cuentan con perfecciones que no se encuentren en los cuerpos inanimados y en caso de que contaran con dichas perfecciones, entonces las derivarian de otra causa. Cottingham explica que cuando Descartes formula el Principio de Adecuación Causal lo hace en términos de la causa eficiente y total de un efecto. Así, si existen seres que poseen perfecciones que no están en sus causas, se puede decir que dichas causas no son las causas totales de dichos seres. Sin embargo, señala que al hacer esto Descartes parece defender su posición contra las criticasa este respecto, negando que existan propiedades emergentes genuinas2 3 Sin embargo, es importante resaltar la respuesta que Descartes da a Mersenne de que la perfección o la forma son efecto de una causa eficiente y no material. Con esto la crítica de la visión hereditaria pierde su fuerza . De cualquier forma el argumento de Descartes presenta dificultades para expl icar la existencia de propiedades nuevas genuinas en efectos que no parecen estar contenidas en las propiedades de los elementos de los cuales se derivan. 23 Cfr. Op Cit , pp. 85-86. 21 1.3 Aplicación del Principio de Adecuación Causal a la esfera de las ideas Otro de los aspectos controversia les de esta primera prueba es la aplicación del Principio de Adecuación Causal a la esfera de las ideas. Cater024 , en las Primeras Objeciones se concentra especialmente en las pruebas de la existencia de Dios pero discute que las ideas son entidades del pensamiento que no necesitan de una causa: "Qué clase de causa necesita una idea" (CSM 11 66; AT VII 92) . No hay ninguna razón por la que necesitamos pensar en la causa de la realidad objetiva de una idea (CSM 1167; AT VII 92): Por el contrario, esto no requiere de causa porque la realidad objetiva es una pura etiqueta, y nada de hecho. Una causa imparte alguna influencia real y actual; pero lo que no existe de hecho no puede tomar de la nada, y por lo tanto no requiere o recibe ninguna influencia causal de hecho. Por tanto, a pesar de que yo tengo ideas, no existe una causa de dichas ideas, no digamos alguna causa que sea mayor de lo que yo soy, o que sea infinita (CSM 11 67; AT VII 92-93) . La respuesta de Descartes es la siguiente: Así, si alguien posee en su intelecto la idea de una máquina de un muy intrincado diseño, es perfectamente justo preguntar cuál es la causa de esta idea. Y no será una respuesta adecuada decir que esa idea no es nada fuera 24 Johannes Catero ( 1590-1655). Arzobispo católi co holandés matriculado en la Universidad de Louva in. Participa en los debates de esta obra a solicitud de dos sacerdotes amigos de Descartes. De acuerdo a Ariew and Grene, Las Primeras [de Catero] y Séptimas Objeciones ejemplifican la relación de Descartes con los escolásticos del periodo y en particular (las Séptimas) con los jesuitas." Roger Ariew y Marjorie Grene, Desearles and his Conlemporaries: Medilalions, Objeclions and Replies, Uni versidad de Chicago, Chicago, 1995, p.3 22 del intelecto y que por lo tanto no tenga que ser causada sino solamente concebida. Porque la cuestión que se ha señalado es precisamente la causa por la que es concebida. Tampoco será suficiente decir que el intelecto mismo es causa de esa idea cuando hasta ahora sólo es la causa de su propia operación; porque lo que está en cuestión no es esto sino la causa de la complejidad objetiva que está en la idea. Por lo que en orden de que nuestra idea de la máquina contenga dicha complejidad objetiva, debe derivarla de una causa; y lo que se aplica a la complejidad objetiva que pertenece a esta idea también se aplica a la realidad objetiva de la idea de Dios (CSM 11 75; AT VII 103-104). Cottingham comenta que "aunque las ideas no tienen existencia fuera del intelecto , ese hecho no altera de manera alguna la necesidad de explicación causal de que una idea tenga cierto contenido. En esto parece estar [Descartes] totalmente en lo correcto, y en efecto, el Principio de Adecuación Causal parece estar sobre suelo más firme cuando se aplica a las ideas que cuando se aplica al mundo físico".25 Para Anthony Kenny la crítica de Catero también está equivocada: "Descartes está en lo correcto de que el contenido de una idea o un dibujo, así como la realidad formal de una idea o dibujo, necesitan de explicación. ( ... ) Obviamente sería una locura preguntar por qué la idea de Dios es la idea de Dios, pero lo que está en cuestión no es esto, sino cómo es que podemos tener siquiera una idea de Dios,,26 25 Op Cit, p.86. 26 Anthony Kenny, Descarles a Sludy ojhis Philosophy, Thoemmes Press. 1997, England, p. 139- 140. 23 1.4 i Necesita la idea de Dios ser implantada en mí por Dios mismo? Otra objeción que muchos críticos hicieron al argumento de Descartes es con relación al origen de la idea de Dios en nosotros. ¿Por qué la idea de Dios necesita haber sido puesta en mí por Dios mismo? Mersenne comentó que dentro de nosotros mismos encontramos la suficiente capacidad para fo rmar tal idea, Ya que tenemos cierta perfección y esto nos da las bases para incrementar grados de perfección hasta el infinito y así construir la idea de un ser perfecto: Sin embargo, podemos encontrar simplemente dentro de nosotros mismos bases suficientes para que con nuestra habilidad formemos dicha idea ( ... ). Es seguro que yo puedo ver que, tanto como puedo pensar, yo tengo cierto grado de perfección, y por tanto que otros además de mí tienen un grado similar de perfección. Y esto me da las bases para pensar en un número indefinido de grados y entonces puedo poner grados cada vez más altos de perfección hasta el infinito (CSM 1188; AT VII 123). Por otro lado, podemos haber formado la idea de Dios "de preconcepciones tempranas o de libros o conversaciones con amigos y cosas por el estilo y no simplemente a partir de su mente o de la existencia de un ser supremo" (CSM 11 88; AT VII 124). Descartes contesta lo siguiente: Usted sugiere que yo puedo haber derivado la idea que me da la representación de Dios de nociones preconcebidas en la mente, de libros, conversaciones con amigos etc., y no sólo de mi mente. Pero no existe ninguna fuerza en esta sugerencia. Si yo preguntara a estas otras personas (de quien se alega que yo obtuve esa idea) si ellos la derivaron de sí mismos o de alguien más, el argumento procede de la misma manera que si yo me 24 hago la misma pregunta: mi conclusión siempre será que la fuente original de donde obtuve la idea es Dios (CSM 11 98; AT VII 136). En su respuesta a los críticos de las Segundas Objeciones, que alegan que la idea de Dios está de forma natural en nosotros y que no es necesario concluir su existencia a partir de dicha idea, Descartes dice que está de acuerdo con ellos en que por nuestra propia capacidad podemos pensar acerca de Dios, pero sólo porque Dios existe y él mismo nos hace pensar de esta manera. 27 Cuando dicen que en nosotros existe suficiente fundamento con el cual construir la idea de Dios, su afirmación no está de ninguna manera en conflicto con my opinión. Yo mismo, al final de la Tercera Meditación, he dicho expresamente que esta idea es innata en mí, en otras palabras, que no viene a mí de ninguna otra fuente que yo mismo. Yo admito que podemos formar esta idea aun suponiendo que no sabemos si el ser supremo existe, pero no estoy de acuerdo en que podríamos formar dicha idea si de hecho el ser supremo fuera inexistente, por el contrario, he dicho que toda la fuerza de mi argumento descansa en el hecho de que la capacidad para construir dicha idea no puede existir en mí, a menos que yo haya sido creado por Dios (CSM 1196; AT VII 133). En las Segundas Objeciones se le dice a Descartes que la idea de Dios es un ente de razón, "la idea de un ser perfecto no es nada más que una entidad conceptual" (CSM 11 88 ; AT VII 124) Y por lo tanto algo que no existe realmente. La respuesta de Descartes es: Si por 'entidad conceptual ' se entiende algo que no existe, no es verdad que la idea de Dios es una entidad conceptual en este sentido. Es sólo verdad en el sentido en que cada operación del intelecto es una entidad conceptual , esto 27 Cfr. Herman Reith , Rene Descartes, The Slory o/ a SOl/I, Notre Dame University, 1986, p.78. 25 es, una entidad la cual tiene su origen en el pensamiento; y verdaderamente se puede decir que el universo entero es una entidad que se origina en el pensamiento deDios. ( ... ) Más aún, yo he insistido ya en varios lugares que estoy tratando solamente con la perfección o realidad objetiva de una idea (CSM 11 96-97; AT VII 134). Ante la afirmación de que la idea de Dios es un ente de razón y por lo tanto no es necesario que tenga existencia fuera de la mente humana, Descartes defiende su posición diciendo que es verdad que dicha idea tiene su origen en el pensamiento como entidad conceptual , pero más importante, aclara que él sólo está tratando con la perfección objetiva de la idea, esto es, con las características que están representadas en ella . Gassendi, en las Quintas Objeciones, también objeta a Descartes el origen de su idea de Dios y le pregunta cómo es que puede estar seguro de que Dios está representado en la idea que él tiene de Dios, además, esta idea ha sido formada de lo que él ha escuchado anteriormente: "( ... ) todas las características que usted atribuye a Dios no son nada más que varias perfecciones que usted ha visto en la gente y en otras cosas y que el entendimiento humano tiene el poder de entender, unir y amplificar, tal como lo he explicado varias veces" (CSM 11 205; AT VII 295) . Por último, en las Sextas Objeciones, también recolectada por Mersenne, se objeta que existen personas que son ateas y que sin embargo conocen como ciertas, verdades del tipo de 'los tres ángulos de un triángulo rectilíneo son iguales a dos ángulos rectos'. A dicha objeción Descartes contesta que: Como he dicho anteriormente, entre me~os poder los ateos atribuyan al autor de su ser, mayor será la razón que tendrán para sospechar que su naturaleza pudiera ser tan imperfecta como para permitir que fueran engañados aún en los asuntos que les parecen totalmente evidentes. Y nunca serán capaces de 26 estar libres de esta duda hasta que reconozcan que han sido creados por un Dios verdadero que no puede engañarlos (CSM 11 289; AT VII 428). Para Descartes la garantía de la razón y del conocimiento verdadero será dada por nuestra certeza de la existencia de Dios y el reconocimiento de que dicho Dios no puede querer engañarnos. 1. 5 i Qué tan clara es nuestra idea de Dios? En las Terceras Objeciones, el filósofo inglés Thomas Hobbes, comienza su crítica a la Tercera Meditación diciendo que no hay en nosotros ninguna idea de Dios, que Descartes "no cuenta con una idea a la que pueda denominar la idea del ser eterno; solamente lo nombra, o etiqueta con el nombre de 'Dios' a las cosas en las que él cree, o reconoce como existentes" (CSM 11127; AT VII 180). Herman Reith , en el libro ya mencionado, comenta: Hobbes, un empirista, escribió que el hombre no puede tener una idea de Dios porque no hay experiencia posible del mundo sensible que pueda decirnos algo acerca del ser que está , por definición, más allá del tiempo y del espacio. La razón por la que el hombre postula la idea de Dios es porque hay cosas que él no entiende, y por lo tanto, para llenar un vacío mental, da nombres abstractos a ficciones de su imaginación ( ... ) Sin el beneficio de evidencia positiva, el hombre crea en su imaginación la idea de un ser el cual , supuestamente, explica el fenómeno particular que él percibe a través de sus sentidos, ya este ser ficticio le da el nombre de Dios.28 28 Idem, p. 79. 27 Descartes contesta que la palabra idea, no debe ser tomada sólo para referirse a las imágenes de las cosas materiales que están representadas en la imaginación corporal, sino que se refiere exclusivamente a "aquello que es percibido inmediatamente por el intelecto" (CSM 11127; AT VII 181). Para Hobbes todo el argumento de Descartes se colapsa porque nosotros no tenemos una idea de Dios o del alma o de la sustancia y más adelante pregunta a Descartes qué quiere decir con 'más realidad'. "¿Admite la realidad más o menos?, ¿O él piensa que una cosa puede tener más realidad que otra?"(CSM 11130; ATVI1185). Descartes replica que es en sí mismo evidente por ejemplo, que una sustancia es algo más que un simple modo y que él ya ha puesto en claro que la realidad admite más y menos. Para Descartes, él no posee el suficiente grado de realidad para ser la causa total del origen de la idea de Dios en su mente. 1. 6 La idea de infinito Más adelante Hobbes dice que cuando consideramos los atributos de Dios con el fin de obtener la idea de Dios y vemos si algo en la idea no puede haber sido derivado de nosotros mismos, afirma de la idea de 'infinitud: "Esta sustancia, más aún, es infinita (esto es, es imposible para mí concebir o imaginar algún supuesto límite o extremidades sin ser capaz de imaginar límites más lejanos más allá de ellos.) Y de aquí se sigue que lo que se deriva en conexión con el término 'infinito' no es la idea de la infinidad de Dios, sino la idea de mis propias fronteras y limitaciones" (CSM 11131; ATVI1186). Cottingham lo presenta de la siguiente manera: "¿es necesario que un ser verdaderamente infinito haya implantado en mí esta idea?, ¿No pudimos formar la idea mediante algún proceso de proyección o extrapolación - comenzando por la 28 idea de un ser limitado o finito, que pudimos obtener por nosotros mismos, y entonces continuar construyendo la idea de que no es limitado de este modo?" 29 En su réplica a esta objeción , Descartes utiliza el mismo argumento que usó para defender que la idea de Dios fuera una idea negativa (CSM 11 31; AT VII 45-46) ; nuestra idea de infinito es una idea verdadera, previa a la de lo finito al existir mayor realidad en la sustancia infinita que finita. Es importante resaltar que en dicho pasaje (CSM 11 31 ; AT VII 45-46) Descartes señala que la prioridad de la idea de infinito en nosotros, no es a partir de la idea de finitud que formamos la idea de infinito como objeta Hobbes, para Descartes la idea de Dios es previa ya que nuestras imperfecciones son una negación de la idea de Dios. Aunque nosotros no comprendamos el infinito, ni podamos alcanzar de ninguna manera por el pensamiento la infinidad de Dios, porque nuestra naturaleza es finita , para Descartes podemos entender el infinito. No obstante, como Cottingham señala , Descartes no proporciona ningún argumento convincente para distinguir una idea negativa de una idea positiva . El término 'infinito' es la negación del término 'finito', pero en estos pares de opuestos cuando entendemos el significado de uno de los términos, comprendemos al mismo tiempo el significado del otro término, no hay prioridad en la comprensión de ninguno de ellos. Por lo tanto el argumento de Descartes acerca de la prioridad del concepto de 'infinito' no es válido.3D Sin embargo, en opinión de Koyré, es importante mencionar como "la idea de infinito desempeña una función importante en la filosofía de Descartes ( ... ) Realmente Dios sólo se puede concebir como un ser absolutamente infinito; sólo de ese modo se puede demostrar que existe, sólo mediante la posesión de esta idea se puede definir la verdadera naturaleza humana - la de un ser finito dotado de la idea de Dios".31 Para Koyré, la idea de Dios es una idea única, clara y 29 John Cottingham, Descartes, UNAM-FFyL, México, 1995, p.89. 30 Cfr. Idem, p.90. 31 Alexandre Koyré, Del mundo cerrado al universo infinito, Ed. Siglo XX I, México. 1996, p.3. 29 positiva; la idea de infinito es de tal magnitud que somos incapaces de comprenderla o analizarla, y es a partir de ésta que comprendemos lo finito y no viceversa.32 En las Quintas Objeciones, Gassendi también objeta a Descartes que afirme que él claramente entiende el infinito. Gassendi considera que al ser la mente del hombre finita no puede tener una idea de lo infinito y cuestiona qué es lo que Descartes quiere decir cuando afirma que hay más realidad objetiva en una sustancia infinita que en una finita y que no es suficiente tener una idea clara y distinta del infinito. Usted afirma que enla idea de un Dios infinito hay más realidad objetiva que en la idea de un ser finito. Pero, primero que nada, el intelecto humano no es capaz de concebir el infinito, y por tanto tampoco tiene ni puede contemplar ninguna idea que representa una cosa infinita. Por tanto, si alguien llama a algo 'infinito' él atribuye a la cosa, la cual no alcanza, una etiqueta que no entiende. La cosa se extiende más allá de su alcance, así como la negación de los límites que atribuye a su extensión tampoco es entendida por él, ya que su inteligencia se encuentra confinada entre algún límite (CSM 11 200; AT VII 286) . La respuesta de Descartes no da mayor información que la que ya había dado anteriormente, esto es, que nosotros tenemos idea de lo que es el infinito aunque no tengamos un conocimiento completamente adecuado, ya que por pequeña que sea una cosa nuestro intelecto no la comprende completamente. Por otro lado afirma que es falso que nuestro intelecto entienda el infinito a partir de nuestras fronteras o límites, "por el contrario -afirma- toda limitación implica una negación del infinito" (CSM 11 252; AT 11 365); "No importa que yo no pueda asir al infinito, o que haya innumerables atributos adicionales de Dios que no puedo 32 Cfr. Idem, pp. 102-103. 30 conocer de manera absoluta, y quizá ni siquiera alcanzar en mi pensamiento ... Es suficiente que yo entienda al infinito" (CSM 11 32; AT VII 46). Catero en las Primeras Objeciones pregunta a Descartes qué quiere decir cuando afirma que a Dios se le conoce clara y distintamente: "¿está usted clara y distintamente consciente de un ser infinito? Si es así, entonces, ¿cuál es el significado de la bien usada y conocida máxima: el infinife qua infinife es desconocido?"(CSM 11 69; AT VII 96) Descartes responde que esperaba esta objeción y distingue entre entender y concebir: Antes que nada quiero decir que el infinito, qua intinite, no puede de ninguna manera ser alcanzado. Pero aún puede ser entendido, así como nosotros clara y distintamente podemos entender que algo es de tal manera que no puede encontrarse ninguna limitación en él , y esto nos lleva a entender claramente que es infinito (CSM 11 81; AT VII 112). En su respuesta a Catero, Descartes hace una distinción importante entre el concepto de infinito y el concepto de indefinido: Hago aquí ahora la distinción entre indefinido e infinito. Aplico el término 'infinito', en estricto sentido, sólo a aquello en lo cual no pueden encontrarse límites de ninguna clase; y en este sentido sólo Dios es infinito. Pero en casos como el de la extensión de un espacio imaginario, o la serie de números, o la divisibilidad de las partes de una cantidad, es solamente en algún sentido en el cual no reconozco límite; así que aquí uso el término 'indefinido' en lugar de 'infinito', porque estos objetos no son ilimitados en todos los sentidos" (CSM 11 81;ATVII113). Como hemos visto en este primer argumento para demostrar la existencia de Dios, Descartes utiliza como premisas más importantes: nuestra idea de Dios o infinito, la realidad objetiva de las ideas y el Principio de Adecuación Causal 31 aplicado a las mismas. La diferencia más importante y originalidad con respecto a otros argumentos que se han elaborado para probar la existencia de Dios, reside en que Descartes parte de los efectos que encuentra en la interioridad de su conciencia y no de los efectos que se encuentran en el mundo exterior. De las dificultades que presentan los postulados de este primer argumento se han mencionado principalmente las que fueron hechas por sus contemporáneos y a las cuales el propio Descartes contesta. Sin embargo, las respuestas que da a varias de las objeciones no parecen ser solventadas exitosamente: De nuestra idea de Dios o infinito, Descartes defiende que es una idea innata que Dios ha puesto en nosotros y que es a partir de la idea de infinito que adquirimos conciencia de nuestra propia finitud . Al analizar el contenido de la idea de Dios, Descartes ve que lo representado es la suprema perfección y lo infinito y por tanto no puede ser derivado de sí mismo. Así , la idea de infinito estaría en nuestra conciencia antes que la idea de finito. El problema aquí es que puede decirse que nuestra comprensión de dichos términos 'finito' e 'infinito' es simultánea. Sin embargo, en el siguiente capítulo y en el último, se verá otra interpretación en que la prioridad no es temporal sino ontológica. En cuanto al Principio de Adecuación Causal, por un lado, parece que debe referirse a causas materiales más que a causas eficientes, en lo que parece una visión hereditaria en donde los efectos heredan sus propiedades de sus causas eficientes y que nos lleva a considerar ejemplos absurdos como el que los materiales de un puente posean tanta fuerza como el puente mismo. Sin embargo, el propio Descartes resta fuerza a este argumento cuando defiende que la perfección o la forma no pueden ser efecto de la causa material. Además, se puede defender a Descartes afirmando que las propiedades emergentes surgen por un lado, de la perfección que poseen las causas y por otro, por la relación que se da entre las mismas o entre los efectos. Con respecto a la aplicación de este 32 principio a la esfera de las ideas, Descartes parece estar en lo correcto cuando afirma que la realidad objetiva de una idea necesita de una causa. Por último, una de las objeciones más conocidas que se han hecho principalmente a esta primera demostración y a la segunda, es la circularidad o petición de principio que se da en los argumentos, será analizada más adelante. 33 11. SEGUNDA DEMOSTRACI6N DE LA EXISTENCIA DE DIOS. ARGUMENTO DE LA IMPRONTA DIVINA, SEGUNDA VERSI6N 11.1 Distinción entre la primera y segunda prueba El segundo argumento y el primero pueden verse como un solo argumento ya que ambos parten de la perfección objetiva de nuestra idea de Dios. Sin embargo, algunos críticos de Descartes piensan que se trata de dos argumentos diferentes, por ejemplo, Leon Pearl afirma que en la primera prueba "Descartes argumenta que, ya que él tiene una idea de Dios, Dios existe, en el segundo, argumenta que, ya que él existe, Dios existe".1 Herman Reith en su libro Descartes, The Story of a Soul explica que Descartes presenta dos argumentos para demostrar la existencia de Dios, el que se encuentra en la Tercera Meditación, que Reith clasifica como el argumento principal y otro que sería el argumento subordinado y que se encuentra en la Quinta Meditación. Así mismo, menciona el asunto de si en el argumento principal Descartes presenta dos pruebas diferentes, en una arguye que la existencia de Dios es la causa por la que nosotros poseemos la idea de Dios; y en otra que la existencia de Dios es la causa de la existencia del hombre. Descartes considera que sólo hay dos argumentos para probar la existencia del ser perfecto, el primero en el que se muestra que Dios es quien ha puesto la idea del ser perfecto en nosotros y el segundo en que se muestra que Dios debe ser la causa necesaria del hombre como ser finito e imperfecto. Sin embargo, Reith señala acertadamente que ambos efectos, inscribir la idea I Leon Pearl , Desearles, Twaync Publishcrs, Boston, 1977. r. 135. 34 de Dios en el hombre o crear al hombre dependen de la misma causalidad divina 2 Para Descartes se trata de una sola prueba, dice en las respuestas a las Primeras Objeciones: Porque la idea de Dios es implantada de la misma manera en la mente de todos, no notamos que venga a nuestra mente de una fuente externa, y por lo tanto, suponemos que pertenece a la naturaleza de nuestro propio intelecto. Esto es suficientemente correcto, pero olvidamos algo más que es una consideración muy importante - una de la que, verdaderamente, el completo poder iluminativo del argumento depende- a saber, que estahabilidad de tener en nosotros la idea de Dios no puede pertenecer a nuestro intelecto si el intelecto fuera simplemente una entidad finita (como verdaderamente lo es) y no tuviera a Dios como su causa. De ahí pasé a preguntar 'si yo puedo existir si Dios no existe'. Pero mi propósito aquí no era producir una prueba diferente de la anterior, sino más bien tomar la misma prueba y proporcionar una explicación más completa de ella (CSM 1176-77; AT VII 105-106). Bernard Williams explica lo anterior de la. siguiente manera: "La relación entre los dos argumentos puede ser puesta de la siguiente manera. El primero directamente argumenta que el creador de la idea de Dios debe ser Dios; el segundo busca mostrar que el creador de alguien que tiene la idea de Dios debe ser Dios, esto lo hace mostrando que no puede ser algo diferente".3 Sobre la misma discusión de si el segundo argumento es diferente al primero o sólo una continuación Martial Gueroult afirma que la segunda prueba añade algo y no es una mera explicación de la primera, ya que en esta última Dios está en relación con nosotros, como causa eficiente de la idea que tenemos nosotros acerca de lo perfecto;' mientras que en la segunda prueba, Dios está en relación con él mismo, como su propia causa y no sólo como 2 Ilerman Reilh, René Desear/es, The S/OIy 01 a 501/1, NOlre Dame UnivcrsilY. 1986. p.76. 3 Bcmard Wi lli ams, Descartes, The Proyee/ 01 PI/re I,·nql/ily. Ilumani lies Press, Nc\\' Jersey, 1978, p. 15 1. 35 nuestra causa. Así, en la exposición de la segunda prueba, Dios no es sólo la causa de la idea que tenemos de él , sino de nosotros como sus criaturas.4 Parece entonces que este argumento lo da Descartes ' para retomar algunas de las consecuencias de su primer argumento, pero hay algunos críticos que van más lejos como Theo Verbeek que nos dice en su análisis de las Primeras Objeciones: "Desde mi punto de vista, el punto de la segunda prueba no es tanto probar que existe un Dios como probar que yo no soy el Dios de quien la existencia fue demostrada en la primera prueba".5 Para Verbeek una consecuencia de la primera prueba es que Dios está objetivamente en nosotros y si la realidad objetiva requiere de una causa, entonces podríamos pensar de alguna forma que somos Dios. Sin embargo, dice que Descartes para refutar esta hipótesis introduce la suposición de si él podría haber derivado su existencia de sí mismo 11.2 Presentación del argumento Descartes inicia su segundo argumento preguntándose si él, que tiene la idea de Dios, pudiera existir si no existiera el ser perfecto. "¿A partir de qué sería yo entonces? Yo sería por mí mismo, o por mis padres, o por cualesquiera otras cosas menos perfectas que Dios, pues no se puede pensar o imaginar nada más perfecto o tan perfecto como él" (CSM 11 33; AT VII 48) . El punto de partida de esta segunda demostración es su propio yo que piensa y en el que encuentra la idea de Dios. Su posible origen es entonces, él mismo, sus padres, otra cosa menos perfecta que Dios o Dios. Lo que Descartes va a intentar enseguida es probar que él no puede derivar su existencia de los tres primeros por lo que, a partir de los principios dados en el 4 Martial Gueroul1, Descartes ' Philosophy Imelpreted According to the Order of Reasons, Vol. 1, Un ivcrsily of Minncsola Press, Minneapoli s, 1984 , p. 175 . 5 Thco Vcrbcck, "Thc Firs( O~ieelions", en Descartes and his ('ontemporaries: Meditations. Objections and Replies, Uni vers idad de Chieago, Ch ieago. 1995. p. 127. 36 primer argumento, como el Principio de Adecuación Causal, probaría que Dios existe. La primera de las cuatro alternativas, que él fuera autocreado, es imposible, dice Descartes: "Si yo fuera por mí, no dudaría, ni desearía, ni me faltaría nada; pues me habría dado todas las perfecciones de que tengo idea, y yo mismo sería Dios" (CSM 11 33; AT VII 48). Para Descartes la creación de una sustancia requiere de mayor poder que la creación de cualquier atributo y si él hubiese sido capaz de crearse como sustancia se habría dado todas las perfecciones. Por otro lado, nos dice que él no puede suponer que siempre ha sido como es ahora y, por lo tanto, no tendría que preguntar por el autor de su existencia. Se da cuenta de que no tiene el poder de conservarse por lo que conoce que depende de un ente diferente de él mismo. Por otro lado, para fortalecer su argumento, considera la posibilidad de que él haya existido desde siempre, como existe en el presente. Sin embargo, esto no es posible, como explica Reith , Descartes sabe que su ser no es eterno sino que su existencia está medida por momentos de tiempo, en los que se enfrenta, a cada momento, con la inseguridad de que si seguirá existiendo en el siguiente momento. Para explicar la continuidad es necesaria una causa, la misma que explica el origen de lá existencia. "( ... ) La causa de la existencia de las cosas es también la causa de su duración en la existencia, y esta causa debe ser un poder creativo que no sea contingente".6 Pues si se considera atentamente la naturaleza del tiempo, es evidente que se necesita la misma fuerza y acción para conservar una cosa en cualquier momento de su duración, que la que se necesitaría para crearla por primera vez si aún no existiera, pues una de las cosas que son evidentes por la luz natural es precisamente ésta , es decir, que entre conservación y creación sólo hay una distinción de razón (CSM 11 33; AT VII 49). 6 Herman Reith, Rene Desearles. 'l"he SIOIy of a SOl/I , Notrc Dame Un ivcrsily. 1986. p. 9 1. 37 Lo que Descartes quiere decir cuando afirma que entre conservación y creación sólo existe una distinción de razón es que es necesario el mismo poder para crear una sustancia de la nada que el poder que se necesita para conservarla en el ser. Si no existiera un ser que lo mantuviera en el ser, sería él mismo quien se estuviera autoconservando pero esto no es posible, porque entonces si él posee el poder de conservarse él también tendría el poder de haberse dado todas las perfecciones. La siguiente alternativa es que deba su existencia a otro ser menos perfecto que Dios. Este ser, para Descartes, sería una sustancia pensante y tendría la idea de Dios en su mente ya que si es la causa de su existencia, entonces debe tener tanta realidad como la que él tiene, pero esta sustancia no puede ser autocreada porque, como él , se hubiera dado todas las perfecciones que consideramos en Dios, por lo que su creador necesitaría de un creador a su vez. Descartes concluye que el único ser que no es autocreado y que tiene todas las perfecciones de Dios, es Dios: Pero quizá ese ente no es Dios, y yo he sido producido por mis padres o por otras causas menos perfectas que Dios. Ahora bien, como ya he dicho, es evidente que en la causa debe haber tanta realidad, por lo menos, como hay en el efecto, y, por lo tanto, como yo soy una cosa pensante, y tengo cierta idea de Dios, sea cual sea la causa que finalmente me asigne, hay que reconocer que también ella es una cosa pensante y que tiene la idea de todas las perfecciones que atribuyo a Dios. Pero entonces puede preguntarse de nuevo si esta causa es por sí o por otra. Y si es por sí, es manifiesto por lo que se ha dicho que ella misma es Dios, porque si es capaz de existir por sí, indudablemente también lo es para poseer en acto todas las perfecciones de que tiene idea, esto es, todas las perfecciones que concibo que hay en Dios. Y si es por otra causa, hay que preguntar de nuevo si esta otra es por sí o por otra, hasta que finalmente se llegue a una causa última que será Dios. Pues es evidente que no puede darse un proceso al infinito, sobre todo teniendo en cuenta que no se trata sólo de la causa que me produjo, sino principalmente de la que me conserva en el presente (CSM II 34; AT VII 49-50). 38 Tampoco puedeél haber sido producido por varias causas de las que haya recibido por separado todas las perfecciones que él atribuye a Dios ya que unas de las perfecciones más importantes que entiende que Dios posee son precisamente la unidad y la simplicidad: ( ... ) es precisamente la unidad y simplicidad, es decir, la inseparabilidad de todas las cosas que hay en Dios, una de las principales perfecciones que entiendo que hay en él. Y la misma causa que puso en mí la idea de la unidad de las perfecciones de Dios es la que me ha dado las ideas de las otras perfecciones: pues no pudo hacer que yo las entendiera juntas e inseparables a menos que, al mismo tiempo, hiciera que yo conociera cuáles eran (CSM 11 34; AT VII 50). En cuanto a que el origen se deba a sus padres dice Descartes: Finalmente, por lo que se refiere a mis padres, aunque sea verdad todo lo que alguna vez juzgué de ellos, no son ellos sin embargo los que me conservan, ni los que me han hecho en tanto que soy una cosa pensante, sino que sólo pusieron ciertas disposiciones en la materia en la que he juzgado que estoy yo, esto es mi mente, que es lo único que entiendo ahora que soy yo. Por lo tanto, ninguna dificultad puede haber sobre esto, sino que, a partir simplemente de que existo y de que hay en mí la idea de un ente perfectísimo, esto es, de Dios, hay que concluir que se demuestra evidentísimamente que Dios también existe (CSM 11 35; AT VII 50-51) . Como vemos, esta prueba no es independiente de la primera, ambas necesitan de la idea de Dios; en la primera, la causa de nuestra idea de Dios es Dios mismo, en la segunda, la causa de alguien que posee la idea de Dios es Dios. "Por lo que se ve, este segundo argumento no es distinto sino, más bien, un desarrollo posterior en la misma línea de razonamiento contenida en el primero. Como sucede en la primera, el puntal del argumento es la 'perfección 39 objetiva' representada por mi idea de Diosd Sin embargo, no son dos argumentos iguales, el segundo añade una idea específica: en el primero, Dios es causa de la idea de Dios en el hombre, en el segundo, Dios es creador del hombre que tiene en sí la idea de Dios. La idea de Dios como creador de todas las cosas aparece en la Tercera Meditación en la primera premisa de la primera prueba, Descartes se encuentra con " ... la idea por la que entiende un sumo Dios, eterno, infinito, omnisciente, omnipotente y creador de todas las cosas ... " (CSM 11 28; AT VII 40), si en su primer argumento puede probar que tenemos una idea de Dios y que la causa de nuestra idea es Dios mismo, entonces Dios será también el creador del hombre a quien hizo a su imagen y semejanza e inscribió en su creación la idea de sí mismo como la marca del artesano en su trabajo (Cfr. CSM 11 35; AT VII 51). Después de concluir por segunda vez que Dios existe, Descartes examina por qué medio ha recibido de Dios esta idea , la cual ni la ha obtenido por los sentidos, ni ha sido hecha por él pues no puede modificarla "soy completamente incapaz ya sea de eliminar o añadir algo a ella" (CSM 11 35; AT VII 51) por lo que: "sólo queda que dicha idea sea innata, como también me es innata la idea de mí mismo" (CSM 11 35; AT VII 51) . Dios mismo ha puesto la idea de sí en nosotros. Lo que Descartes entiende por idea innata en las Meditaciones podría dar lugar a diferentes interpretaciones. Dice en sus respuestas a las Segundas y Terceras Objeciones: Yo expresamente afirmé al final de la Tercera Meditación que 'esta idea es innata en mí'- en otras palabras, que no viene a mí de otra fuente que no sea yo mismo (CSM 11 96; AT VII 133); Por último, cuando decimos que una idea es innata en nosotros, no significa que está siempre presente en nosotros. Esto significaría que 7 John Cottingham. Desearles, UNAM-FFyL. México. 1995. p. 92. 40 ninguna idea es innata. Simplemente significa que tenemos en nosotros mismos la facultad de convocar la idea (CSM 11 132; AT VII 189). Si por idea innata entiende una idea que nosotros podemos producir y que sólo procede de nosotros mismos, no tenemos que tomarla como causada por un agente externo que la ha puesto en nosotros (tal como ha argumentado en la primera prueba.) Si fuera as í, entonces el primer argumento perdería su fuerza . Parece más bien que la idea innata de Dios sería una especie de impresión en nuestro espíritu que por su propia perfección y artificio no puede ser producida por nosotros y por lo tanto necesita de una causa en el sentido de la marca del artesano impresa en su obra . Por otro lado, como ya vimos en esta segunda demostración, si este argumento es para explicar en mayor detalle al primero, aunque tomáramos a la idea innata en el primer sentido, esto es, sólo como producida por nosotros, para Descartes únicamente podemos concebirla en cuanto que Dios existe. Cottingham resume el argumento de la siguiente manera: Dado que poseo una idea de Dios, ¿puedo existir? Pregunta Descartes, si en verdad no existe un ser semejante realmente. No, responde: porque en su caso tendría que ser autocreado, o derivar la existencia de mis padres, de mis abuelos y esto es una cadena imperfecta, y cualquiera de estas suposiciones, dice Descartes, lleva a una contradicción, si yo fuera autocreado me hubiera otorgado todas las perfecciones que sé que carezco y suponer que debo mi existencia a una cadena de causas imperfectas es imposible. 8 Jesús García López esquematiza este segundo argumento de la siguiente forma: ' /dem, p. 9 1. 4 1 a) Punto de partida. Existo yo, sustancia pensante, teniendo en mí la idea de Dios y reconociéndome por ello imperfecto. b) Proceso de demostración. El ser que tiene idea de Dios y que se reconoce y (por ser solamente la sustancia que piensa) es imperfecto, no existe sino porque Dios lo conserva. c) Término de la prueba. Luego existe Dios, el Ser infinitamente perfecto, cuya idea se da en mí. 9 Al examinar este segundo argumento vemos claramente su relación con el primero, al que utiliza como apoyo. Para aceptar el segundo argumento, debemos conocer el Principio de Adecuación Causal y considerar que éste puede aplicarse a la realidad objetiva de la idea de Dios. El ser que nos ha creado, debe contar con las perfecciones descritas en mi idea de él. 10 y toda la fuerza del argumento consiste en que sé que no puede ocurrir que yo exista tal como soy, es decir, teniendo la idea de Dios, a menos que Dios también exista verdaderamente, el mismo Dios, digo, cuya idea está en mí, esto es, el que tiene todas aquellas perfecciones, que yo no puedo comprender, sino sólo vislumbrar de algún modo con el pensamiento, y que está exento de cualquier defecto. A partir de todo lo cual, es evidente que él no puede ser falaz; pues es manifiesto por la luz natural que todo fraude y engaño dependen de algún defecto (CSM 11 35; AT VII 51-52). En esta última parte del argumento Descartes deja claro que no podemos tener idea de Dios a menos que dicho ser exista. Por otro lado, al afirmar que Dios es veraz e infinitamente bueno, desecha así cualquier duda de 9 Jesús García López, U conocimiento de Dios en Descartes, Universidad de Navarra, Pamplona, 1976, pp. 99-100. lOOp Cit, p. 91. 42 que Dios sea engañador. Dios entonces se volverá la garantía de su conocimiento. La importancia de estas pruebas en la filosofía de Descartes es crucial ya que la única manera de recuperar el mundo exterior es demostrando la existencia de Dios, Bernard Williams lo describe del siguiente modo: Ésta es entonces, la línea argumentativa de la existencia de Dios de Descartes en la Tercera Meditación. Comienza, como debe, sólo de los contenidos de la propia mente de Descartes. Usando la idea de Dios que posee, la convicción de su propia imperfección y el apenas luminoso principio causal, él ha logrado la primera salida del círculo
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