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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS La teatralidad en un fragmento del monólogo de Molly Bloom en Ulises de James Joyce Tesis profesional QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN LITERATURA DRAMÁTICA Y TEATRO PRESENTA: ELVIA GONZÁLEZ HERNÁNDEZ ASESOR: LIC. JUAN RAMÓN GÓNGORA ALFARO SINODALES: MTRO. RICARDO GARCÍA-ARTEAGA AGUILAR MTRO. BENJAMÍN GAVARRE SILVA LIC. FERNANDO MARTÍNEZ MONROY PROF. RUBÉN PAGUAGA SANDOVAL UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. para Paolo y Julieta Agradecimientos Juan Ramón Góngora, Enrique Hernández, José Carranza Vega, Blanca González y Agustina Hernández. Mr. Y Mrs. Bloom tenían una curiosa manera de dormir el uno al lado del otro; ella en posición normal, pero Leopold yacía con los pies en la cabecera de la cama. LA TEATRALIDAD EN UN FRAGMENTO DEL MONÓLOGO DE MOLLY BLOOM EN ULISES DE JAMES JOYCE INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………… 1 1. ANTECEDENTES. LITERATURA Y GÉNEROS LITERARIOS …………. 5 2. DIFERENCIAS ENTRE LA NOVELA Y EL TEXTO DRAMÁTICO ………. 9 2.1Estilos verbales ……………………………………………………………….. 13 2.1.1 Estilo Directo ……………………………………………………….. 14 2.1.2 Estilo Indirecto ……………………………………………………… 15 2.2 El diálogo ……………………………………………………………………… 17 2.2.1 Polifonía …………………………………………………………….. 18 2.2.2 Diálogo dramático …………………………………………………. 21 2.2.3 Deíctico ……………………………………………………………… 22 2.2.4 Funciones del diálogo…………………………………………………27 2.3 Personaje ..………………………………………………………………………29 2.3.1 El personaje narrador en la novela ..………………………………..32 2.3.2 Los personajes en el texto dramático usando el aparte ………….34 2.4 Descripción y Acotación ………………………………………………………..35 2.4.1 Descripción en la novela ...…………………………………………...35 2.4.2 Acotación en el texto dramático ……………………………………..37 2.5 Uso del tiempo y el espacio ……………………………………………………38 3. FENÓMENO TEATRAL ………………………………………………………….43 3.1 Texto literario……………………………………………………………………..44 3.2 Texto espectacular ……………………………………………………………...45 3.2.1 Expresión corporal. Mímica del rostro, el gesto y movimiento……47 3.2.2 Texto hablado. Palabra y tono ………………………………………49 3.2.3 Apariencia externa del actor. Maquillaje, peinado y vestuario.….. 51 3.2.4 Configuración del espacio. Accesorios, decorado e iluminación…52 3.2.5 Efectos sonoros. Música y efectos sonoros………………………...53 4. DIFERENCIAS ENTRE EL MONÓLOGO DE LA NOVELA………………….57 Y EL MONÓLOGO DE UN TEXTO DRAMÁTICO 4.1 Monólogo…………………………………………………………………………57 4.1.1 Monólogo Interior……………………………………………………………...58 4.1.2 Soliloquio……………………………………………………………………….66 5. LA TEATRALIDAD EN EL MONÓLOGO DE MOLLY BLOOM…………….69 5.1 Apreciaciones del Ulises………………………………………………………69 5.2 Modalidad: Monólogo interior…………………………………………………70 5.3 La teatralidad en el monólogo de Molly Bloom……………………………..72 5.3.1 Fragmento del monólogo de Molly Bloom…………………………74 CONCLUSIÓN…..………………………………………………………………….94 APÉNDICE 1. El autor. Datos biográficos……………………………………….97 APÉNDICE 2. Sinopsis de Ulises de James Joyce……………………………..99 BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………..104 INTRODUCCIÓN He conocido opiniones que consideran que el monólogo1, esa “especie de obra dramática, en la que habla un solo personaje es antiteatral”. El monólogo es lo más antiteatral porque no hay conflicto entre dos, no hay acción… el monólogo se vuelve literatura y no hay literatura dramática. Lo más aburrido que le puedes dar al espectador es un monólogo […] Se vuelven acciones internas, pero esos conflictos no le llegan al espectador, se vuelven conflictos externos, atrás de la escenografía, atrás de la puerta, pero no llegan.2 Buscando aclarar tales opiniones sobre una forma de representación escénica que indudablemente existe en el teatro, me interesa demostrar desde una exposición teórica que dicha forma –el monólogo- tiene cualidades teatrales, es decir, tiene teatralidad. En principio, definamos el concepto de teatral: Teatral quiere decir simplemente: espacial, visual, expresivo, en el sentido de una escena espectacular. Lo teatral expresa la manera específica de la enunciación teatral, la circulación de la palabra, el desdoblamiento visualizado del enunciador (personaje/actor) y de sus enunciados, la artificialidad de la representación.3 Teatral. 1. adj. Perteneciente o relativo al teatro; 2. Efectista, exagerado y deseoso de llamar la atención.4 Entendiendo que la teatralidad es: […] es un espesor de signos y de sensaciones que se construye en la escena a partir del argumento escrito. Teatralidad. 1. Cualidad de teatral. 5 Definido el concepto de teatralidad que usaré en está investigación, trataré de encontrar los elementos que conforman tal cualidad en un monólogo por medio del análisis de sus recursos lingüísticos. 1 También definido como soliloquio: 1. Reflexión en voz alta y a solas; 2. Parlamento que hace de ese modo un personaje de obra dramática o de otra semejante. Diccionario De La Real Academia Española, 2001. 2 Pascal, Gabriel (escenográfo e iluminador). “Enfoques. Otras opiniones acerca del monólogo”, Paso de Gato, México D,F., p. 41. 3 Pavis, Patrice, Diccionario del teatro. Dramaturgia, estética, semiología, Barcelona, Paidós Comunicación, 1996, pp. 468-469. 4 DRAE 5 Pavis, Patrice, Op. cit., p. 468. Como el monólogo también lo define el DRAE como soliloquio, es decir, como una reflexión en voz alta y a solas, o como un parlamento que hace de ese modo un personaje de obra dramática o de otra semejante, me atreveré en esta demostración teórica a utilizar como material de comprobación de mis ideas un texto no concebido como obra dramática: se trata de un fragmento del monólogo de Molly Bloom, uno de los personajes de la novela Ulises de James Joyce, que en el último capítulo su autor presenta sin signos de puntuación. Por ser el castellano el idioma oficial en México, es mi interés desarrollar esta investigación con una versión traducida por J. Salas Subirat de la novela Ulises. Entonces el planteamiento del problema a investigar es comprobar la existencia de cualidades teatrales en un monólogo sacado de una novela: un fragmento del monólogo de Molly Bloom en Ulises de James Joyce. La exposición de la tesis está estructurada en cinco capítulos: 1. ANTECEDENTES. LITERATURA Y GENEROS LITERARIOS. A lo largo de la historia el concepto de literatura ha cambiado según la forma discursiva, la forma estética, la ideología, etc., y con ello la clasificación de los géneros literarios. Este capítulo trata de definir el concepto literatura y géneros literarios, primero con el fin de poder identificar y responder ¿qué permite a un texto ser literario? Y; segundo ¿qué es un género? ¿cuáles son las características de cada género literario?. Por último identificar ¿a qué tipo de género literario pertenecen el texto narrativo y texto dramático?, y la respuesta poderla encaminar a la temática del siguiente capítulo. 2. DIFERENCIASENTRE NOVELA Y EL TEXTO DRAMÁTICO Este capítulo trata de marcar las diferencias entre los dos tipos de textos, a partir de sus recursos lingüísticos: estilos verbales, diálogo, polifonía, diálogo dramático, deíctico, funciones del diálogo, personaje, narrador, aparte, descripción, acotación y espacio-tiempo. 3. FENÓMENO TEATRAL En este capítulo se exponen las características del texto dramático dentro de su forma discursiva, se plantean dos tipos de texto: literario6 y espectacular7. Tipos de texto que están destinados a preparar el fenómeno teatral8. Retomo la clasificación que hace Tadeusz Kowzan de los trece signos verbales y paraverbales que se pueden leer desde el texto literario y espectacular: mímica del rostro, gesto, movimiento, palabra, tono, maquillaje, peinado, vestuario, accesorios, decorado, iluminación, música y efectos sonoros. Signos que ayudan al lector a visualizar la representación y al espectador a interpretarlos desde el momento en el que los ve en el escenario. 4. DIFERENCIAS ENTRE EL MONÓLOGO DE LA NOVELA Y EL MONÓLOGO DE UN TEXTO DRAMÁTICO Lo primero que define este capítulo es el concepto de monólogo, los tipos o formas de monólogo: soliloquio, monólogo interior, psiconarración, monólogo narrado y el aparte. 6 El texto literario está conformado por signos lingüísticos, esto es, por los diálogos (de referencia verbal) y las acotaciones (descripción de referencias verbales y paraverbales). Diálogos y acotaciones se van diferenciando, tanto por la forma como por su función. 7 En la segunda fase el texto dramático está constituido por el conjunto de indicaciones que están en las acotaciones y diálogos, se denomina texto espectacular porque permite la puesta en escena del texto literario, es decir, lo convierten en espectáculo. 8 El fenómeno teatral está dividido en dos fases: la que empieza siendo texto escrito y la que es representación de este (virtual o en el escenario). Empezado por el dramaturgo, se volverá un trabajo en equipo del director escénico, actores, escenógrafo, tramoyistas, iluminadores, vestuaristas, diseñadores, etc., cuyo resultado se enfrentará al espectador. Retomo algunas de las diferencias entre el texto narrativo y el texto dramático para explicar las características y diferencias en el uso del monólogo en cada uno de los textos. 5. LA TEATRALIDAD EN UN FRAGMENTO DEL MONÓLOGO DE MOLLY BLOOM Dentro de su novela Ulises, James Joyce explora sobre el lenguaje y sobre esta nueva forma de articular el discurso del pensamiento que denomina monólogo interior. En este capítulo se exponen características lingüísticas y discursivas del monólogo interior de Molly Bloom de manera que se obtenga el discurso verbal y paraverbal como la técnica dramática del uso de la primera persona, deícticos, espacio-tiempo, situación, caracterización, etc., de modo que se pueda traducir a un texto espectacular. Al final se exponen las conclusiones de toda la investigación realizada. 1. ANTECEDENTES. LITERATURA Y GÉNEROS LITERARIOS Históricamente, el concepto de literatura proviene de Aristóteles1, y ha sufrido numerosas transformaciones a través de la Edad Media y el Renacimiento, hasta el Clasicismo de los siglos XVII y XVIII2. A partir de entonces ha sido objeto sobre todo de reiteradas revisiones críticas, de polémicas y de reformulaciones por parte de teóricos, filósofos y autores que han hecho estudios sobre el vocablo literatura y su división o clasificación en géneros literarios. Tomemos por definición que la literatura3 es cualquier texto verbal o escrito que, dentro de los límites de una cultura dada, sea capaz de cumplir una función estética. En su Arte Poética, Aristóteles considera como formas de la literatura la poesía heroica (elogio de los héroes y de los dioses), la poesía satírica (censura de los vicios) y la tragedia (construida sobre el principio de su función purificadora o catártica). El concepto que rige estas categorías es el de la mimesis 4 o representación de la realidad, y da como resultado la clasificación en géneros literarios. Si la literatura se diferencia de las otras artes por su “medio de imitación” que es la palabra, las obras que la integran se diferencian entre sí ya por sus registros (“objetos imitados” en Aristóteles) que dan lugar a producciones de tono alto, medio o elevado, ya por sus géneros (“modos de imitar” en Aristóteles)5. 1 Filósofo griego (384-322 a. C.). Sus obras se dividen en exotéricas (destinadas al público), hoy perdidas, y esotéricas (reservadas a sus discípulos). El pensamiento aristotélico influyó en toda la filosofía posterior, en particular en la escolástica de la Edad Media. 2 Ver lo que dice Helena Beristáin en Diccionario de Retórica y Poética. México, UNAM, 1985, p. 232. 3 Ver la definición de Helena Beristáin. Op. cit., p. 305. 4[…] reproducción imitativa, es decir: una síntesis de acciones artificiales y artísticas, de modo que las artificiales se ordenen a las artísticas y en ellas llegue la obra a su término Poético. Incluye: 1, operaciones técnicas, artificios peculiares; 2, operaciones artísticas. García Bacca Juan David, Introducción a La poética de Aristóteles, México, Editores Mexicanos Unidos S. A., 2000, p. 39. 5 Garrido Gallardo, Miguel, “Una vasta paráfrasis de Aristóteles”, en Miguel A. Garrido Gallardo (comp.) Teoría de los géneros literarios, Madrid, Arco/Libros S.A., 1988, p. 10. El género literario está definido como “categoría de obras literarias que tienen reglas y caracteres comunes”6, “clase o tipo de discurso literario –determinado por la organización propia de sus elementos en estructuras- a que puede pertenecer una obra”7: Los géneros son categorías propiamente literarias. Para ser más preciso: propiamente estéticas, puesto que la realidad de los géneros es común a todas las artes; “propiamente literaria” significa, por lo tanto, aquí: inherente al nivel estético de la literatura que ésta comparte con las otras artes, como opuesto a su nivel lingüístico, que ésta comparte con los otros tipos de discurso. 8 La clasificación de los géneros literarios va unida indisolublemente a las posibilidades creadoras del hombre respecto a su desarrollo histórico, a modelos estilísticos y a las reglas del funcionamiento del lenguaje. Aristóteles ya distinguía los tres géneros fundamentales según “modo de imitación” (o representación): la poesía lírica es la persona misma del poeta; en la poesía épica (o la novela) el poeta habla en nombre propio, como narrador, pero hace igualmente hablar a sus personajes en estilo directo; y en el dramático, el poeta desaparecía tras el reparto de su obra.9 Se considera que en estos tres géneros tradicionales se encuentra el núcleo del arte literario y todos ellos remiten a un mundo de ficción. Por otra parte, el género anticipa al lector un modelo previsible de la estructura (la organización de los lugares comunes, formales y de contenido) y del funcionamiento de la obra. Así, el esquema tradicional de los géneros funciona todavía como un instrumento de guía al estudioso de la literatura para confrontarlo con la poética personal de un autor. James Joyce expone estos tres géneros como condiciones del arte literario en relación con uno mismo y con los demás. 6 Enciclopedia Práctica Planeta, España, 1993, tomo 3, p. 919. 7 Beristáin, Helena, Op. cit., p. 231. 8 Genette Gérard, “Géneros, tipos, modos”, en Miguel A. Garrido Gallardo (comp.) Teoría de los géneros literarios, p. 227. 9 Op. cit., p. 185. El arte es lírico cuando el artista expresa la imagen en inmediata relación consigo mismo; el arte esépico cuando el artista expresa la imagen en inmediata relación consigo mismo y con los demás; el arte es dramático cuando el artista expresa la imagen en inmediata relación con los demás.10 a) Género Lírico En la poesía lírica el modo de imitación es menor ya que el autor no imita la realidad, sino que habla directamente de él y expresa sus sentimientos. De este modo, se dice que los salmos de David, las odas de Píndaro y de Horacio no son sino “fuego, sentimiento, embriaguez […] canto que inspira la alegría la admiración, agradecimiento… grito del corazón, impulso en el que hace todo la naturaleza y nada el arte”. Así pues el poeta expresa sus sentimientos11. Los sentimientos expresados por los poetas son, por lo tanto, al menos en parte, sentimientos simulados por el arte y esto demuestra que es posible expresar sentimientos ficticios. Todos los poetas tienen el mismo objetivo, que es el de imitar la naturaleza, y para imitarla todos utilizan el mismo método. Así pues, la poesía lírica es también imitación: imita sentimientos. Las otras especies de poesía tienen como finalidad primordial las acciones; la poesía lírica está consagrada por completo a los sentimientos: es su leit motiv, su principal objetivo12. En la poesía épica y dramática se imitan las acciones y las costumbres; en lo lírico, se cantan los sentimientos o las pasiones imitadas.13 La poesía lírica no narra, ni describe. Las narraciones y descripciones que en apariencia pueden hallarse en un poema lírico se subordinan totalmente a la necesidad de expresión de la subjetividad, de emociones que se traducen en metáforas. b) Género épico La característica principal del género épico es la forma narrativa. La novela - perteneciente según esta clasificación al género épico14- procedería de la 10 Joyce James, Ensayos escogidos. 33 Estéticas 1903-1904, Barcelona, Lumen, 1971, p. 209 11 Genette Gérard, “Géneros, tipos, modos”, p. 204. 12 Op. cit., p. 205. 13 Idem. 14 Ver a Baquero Goyanes, Mariano, ¿Qué es la Novela? – ¿Qué es el cuento?, Universidad de Murcia, 1998. p. 41. epopeya que es poesía no cantada sino recitada, que da cuenta de historias maravillosas, memorables, de héroes humanos y divinos. en cuanto forma. 15 El poeta épico se dirigía a un auditorio colectivo y narraba hechos también colectivos, el novelista actúa también como narrador personal que se dirige a lectores particulares16. La evolución de la epopeya a novela deriva en la forma narrativa, en el cambio del verso por la prosa, en el tratamiento novedoso del uso del tiempo, en la concepción y presentación de los personajes, en la ideología y en resumen, en una nueva visión del mundo. […] los cambios en la forma, en la disposición de las categorías narrativas, que se dan en el paso de la épica a la novela, estarían justificadas por una diferente visión del mundo: la medieval y la renacentista, que da sentido a los poemas épicos y a las novelas respectivamente. La mayor parte de los teóricos e historiadores de la literatura están de acuerdo en que la aparición de la novela se produce en el paso de la Edad Media al Renacimiento, con el florecimiento de las ciudades y con el cambio de vida que supone para el hombre urbano pasar de una sociedad gremial a una industrial.17 El género épico narra y describe. En él alternan, en la enunciación, el narrador y los personajes. c) Género Dramático El género dramático se caracteriza porque en él, como en la novela, se cuenta una historia; pero la diferencia es que no presenta los hechos a través del narrador sino a través de los personajes que son llevados a la representación directa de los acontecimientos, encarnados por actores que hablan y accionan ante un público. Cuando distinguimos dos modos de imitación: uno narrativo y otro que combina lo narrativo con la representación dramática, se instaura la distinción entre el texto narrativo de la novela y el texto dramático. Sobre estos dos modos de relato o texto literario a continuación se establecerán las diferencias. 15 Ver Wellek René y Austin Warren, Teoría literaria, Madrid, Gredos, 1996, p. 30. 16 Baquero Goyanes, Mariano, Op. cit., p. 41. 17 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La novela. España, Síntesis, 1998, p. 62. 2. DIFERENCIAS ENTRE LA NOVELA Y EL TEXTO DRAMÁTICO Los autores literarios expresan ideas en lenguaje escrito que tienen como tema la problemática humana y crean personajes que habitan un tiempo, un espacio y se manifiestan mediante palabras. La sociedad humana es la encarnación de las inmutables leyes que los caprichos y circunstancias de hombres y mujeres ocultan y confunden. El reino de la literatura es el reino de estas accidentales maneras, un reino muy basto, y el verdadero artista literario se ocupa principalmente de ellos.1 La literatura tiene varias formas escritas y recursos lingüísticos presentando estructuras que reafirman las características de los géneros literarios. Para este estudio es necesario exponer las diferencias que tienen la novela y el texto dramático en cuanto a estructura y utilización de recursos lingüísticos. A continuación se citarán las respectivas definiciones. La novela es un: Relato extenso, narrado, generalmente en prosa, que da cuenta de una cadena de acciones cuya naturaleza en buena medida es la de la ficción (inclusive cuando el narrador autor afirma lo contrario).2 […] relato que toma como centro de referencias la figura de el narrador, presenta acciones, personajes, tiempos y espacios, convirtiendo a alguna de estas categorías en la dominante en torno a la cual se organizan las relaciones de las demás…o simplemente se superponen sin más relación que la espacial del texto. El narrador es el centro para señalar las distancias, las voces, los modos y los aspectos en la presentación.3 Respecto al concepto de texto dramático García Barrientos lo define como: Texto lingüístico, de referencia verbal y no verbal, reproductivo y descriptivo. En este doble carácter se basa su estructuración en dos subtextos diferenciados, el de los diálogos (reproducción de referencias verbales) y el de las acotaciones (descripción de referencias no verbales y paraverbales). La misma estructura presenta el objeto que denominamos obra dramática y definiré como “la codificación literaria del texto dramático”. La codificación literaria dota a la “obra” de una cierta autonomía representativa respecto al teatro, de la que el “texto” carece. Tal autonomía permite acceder al drama (a una historia dispuesta a ser representada teatralmente) a través de la lectura. La obra dramática puede servir como documento del drama: basta que sepamos leer en ella el texto dramático, esto es, que la leamos como obra de teatro y no de la misma 1 James, Joyce, Ensayos escogidos. 33 Estéticas 1903-1904, p. 56. 2 Beristáin, Helena, Op. cit., p. 363. 3 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La novela…, p. 14. forma que una novela, o atendiendo no sólo al mundo representado, sino también al modo de representarlo.4 En un texto dramático el dramaturgo presenta los hechos no mediante un narrador sino a través del diálogo y la interacción de los personajes, que se traducen directamente a la representación y se complementan con otros sistemas de signos no lingüísticos que alternan con los parlamentos y con los gestos, como son los efectos de iluminación y de sonido, el aspecto exterior de los personajes y el del escenario.5 La creación de los mundos ficcionales cercanos a la realidad o totalmente imaginarios que crean los autores, por el que a través del lenguaje acogen acontecimientos, hechos, conductas, etc., proveen al lector para construirla situación y el contexto de lo que están presentando. Por la información antes expuesta podemos asentar que la novela y el texto dramático son textos literarios que presentan un mundo de ficción y la forma de presentarlo tiene características distintas en cada uno. A continuación se comentarán las características que hacen diferentes a la novela y al texto dramático. La forma discursiva en la novela está generalmente narrada en prosa, en primera, segunda o tercera persona; existe la forma dialogada de los personajes, descripciones del tiempo-espacio y los textos son generalmente extensos. El novelista recogerá las voces de los personajes y las unificará en un único discurso en la palabra del narrador. 4 García Barrientos, José Luis, Cómo se comenta una obra de teatro. Madrid, Síntesis, 2003, p. 33. 5 Beristáin, Helena, Op. cit., pp. 161-162. En la novela aunque haya concurrencia de voces y se dejan oír en diálogo distintos personajes, todo converge y se vertebra en la palabra del narrador y todo se ordena en un sentido único. 6 El lector reconoce e identifica en el habla a cada personaje que se incorpora al texto, directa o indirectamente. Un novelista puede tener en cuenta los gestos de un personaje, pero lo dirá con palabras; nos describe cada uno de sus movimientos, situándolo en un espacio y un ambiente que también describirá. La relación que tiene el lector con el mundo ficcional en la novela, es la acumulación en su memoria de los diálogos, las descripciones (ya sean del narrador o algún personaje), para formar algo completo. Sobre la forma discursiva en el texto dramático Bobes Naves menciona: El texto dramático tiene forma de diálogo en el que dejan oír voces de distintos personajes, y cada uno de ellos representa una posición diferenciada, tiene un modo de pensar, una forma de verbalizar y una contextualización propia.7 García Barrientos menciona en la estructura del texto dramático dos subtextos, que se enfocan no sólo al mundo representado, sino también al modo de representarlo, es decir, en su conjunto tiene un texto literario destinado a la lectura (diálogos y acotaciones) y un texto espectacular que está dirigido a preparar la puesta en escena (conjunto de indicaciones que están en los diálogos y en las acotaciones) y en el escenario adquieren un lenguaje paraverbal8. El discurso en el texto dramático está escrito en diálogos en primera persona y en tiempo presente. Da sensación de que los personajes por estar hablando 6 Bobes Naves, Ma. del Carmen, Teoría del teatro. Compilación de textos e introducción general. Madrid, Arco/Libros, 1998, p. 25. 7 Idem. 8 ver tercer capítulo Fenómeno teatral: Texto literario y Texto espectacular. anulan la voz del dramaturgo, aunque esto resulta difícil pues éste escribe sobre lo que ve, siente y piensa. [...] la propia esencia del drama, exige al dramaturgo que se adentre en personajes opuestos.9 Él es quien inicialmente crea el lenguaje verbal (lo que está escrito) y el escénico (es decir, los recursos escénicos como la escenografía, iluminación, vestuario, etc.): la forma particular del habla de los personajes, los deícticos10 en forma dialogada y la materialización virtual de la ficción, logrando con estos elementos traducir la acción ficticia a sus términos espacio-temporales, audiovisuales, sensoriales e intelectuales. El texto literario es un elemento anterior a la representación pero persiste en ella, en los diálogos, en otros signos simultáneos como el espacio, vestuario, iluminación, ambientación, etc. De alguna manera es quien coordina pues está fijado y preexiste, mientras la representación es variable y sigue siempre al texto. Aunque se hagan adaptaciones o sólo existan partituras escénicas, siempre habrá un texto del cual asirse. El texto dramático será entonces definido como una realización de la que se sacan todas las otras realizaciones [...]11 9 Brook, Peter, El espacio vacío. Barcelona, Península, 1973, p. 39. 10 (ver 2.1.4) Clase de palabras a cuya forma no corresponden una denotación concreta, pues su referente varía conforme a cada situación del hablante, de tal modo, que si se desconoce la situación, se desconoce el referente y se ignora también el significado del deíctico. El referente de los deícticos sólo puede determinarse en relación con los interlocutores. Los deícticos comprenden una serie de palabras que cumplen la función de señalar, como lo haría un gesto, relacionando al referente con la instancia de la enunciación y con el sujeto de la misma […] Son deícticos los pronombres personales, los demostrativos y ciertos adverbios, expresiones todas ellas cuyo referente no puede ser establecido sino relacionándolo con las circunstancias de la enunciación (emisor, lugar y momento de la enunciación, receptor). Lo deíctico o la deíxis adquiere gran relieve durante la puesta en escena del relato representado (teatro), pues al lenguaje verbal se suma la interacción de elementos provenientes de otros códigos, los cuales hacen ostensible, es decir, muestran y subrayan distintos aspectos de la significación como la mímica, el movimiento, los gestos, las actitudes de los actores, en correspondencia con las situaciones. Beristáin, Helena, Op. cit., voz: Deíctico. 11 Jansen, Steen, “Esbozo de una teoría de la forma dramática”. En Ma. del Carmen Bobes Naves (comp.), Teoría del teatro. Madrid, Arco/Libros, 1998, p.169. La mayoría de los textos dramáticos a diferencia de las novelas nos dan no sólo un mundo representado, sino la manera en como representarlo. El dramaturgo pone diálogos entre los personajes como si éstos estuvieran creando sus propios parlamentos, opiniones y reflexiones y en la representación el actor está en el escenario de golpe ante los ojos y oídos del espectador. El tiempo y el espacio de la historia en el texto dramático generalmente resultan delimitados a una situación que sucede en determinado(s) lugar(es) pues contempla el tiempo de la representación virtual y/o del escenario, y la atención del lector y/o espectador. A continuación se harán notar las diferencias de la novela y texto dramático, en los siguientes aspectos: estilos verbales, diálogo, personaje, descripción- acotación y uso del tiempo y el espacio. 2.1 Estilos verbales Una palabra no comienza como palabra, sino que se inicia por el estímulo de comunicar. El mundo de la ficción literaria se propone utilizar la palabra en forma semejante al uso en la cotidianeidad transformándola en ser artístico. Una de las diferencias en la novela y el texto dramático, es el uso de los estilos verbales, los cuales los definimos en este estudio como, la manera en que se utilizan las personas gramaticales, y que producen un acercamiento o distanciamiento en los lectores. Se pueden observar dos estilos: estilo directo y estilo indirecto. 2.1.1 Estilo directo. Bajtín observa un primer tipo de discurso el que llama directo, orientado temáticamente: palabra que nombra, que comunica12. En este caso se puede citar el monólogo interior, el personaje o el narrador que repite textualmente un discurso en primera persona. Ejemplo de monólogo: […] a menos que yo pagara a algún muchacho bien parecido para que lo haga ya que no puedo hacerlo yo misma a un muchacho joven me resultaría agradable yo lo confundiría si estuviera un poco a solas con él le dejaría ver mis ligas las nuevas y lo haría poner colorado mirándolo lo seduciría yo sé lo que sienten los muchachos con esa pelusa en las mejillas (Ulises. Episodio XVIII. James Joyce. p. 763.) Y el segundo tipo de discurso que observaes el representado y objetivado, descrito como discurso directo de los personajes. Aquí podemos citar el diálogo que ofrece los parlamentos de los personajes. Siempre estarán las formas personales Yo/Tú y las acciones de los personajes están en un tiempo-espacio presente. Su función se acerca al mundo real, en nuestra manera de comunicarnos, como en la conversación. Ejemplo de diálogo: - Y ahora te llevaré a cenar, Clea, para festejar tu nueva risa. - No, no he terminado todavía. Hay otro cuadro que quiero mostrarte, de una especie diferente. ¿Ves, Darley?, quería recomponer para ti la ciudad, para que pudieses entrar de nuevo en el cuadro por otro ángulo, para que te sintieras como en tu propia casa, aunque no sea ésta en realidad la palabra adecuada para definir una ciudad de exiliados, ¿no te parece? De todos modos… (Clea. Cuarteto de Alejandría. Primera Parte. Capítulo V. Lawrence Durrell. p. 105.) Mariana.- ¿Os permitís, vos, ese pensamiento? Valerio. Sí me lo permito; más sabed que mi alma ofendida acaso se os adelante con propósito análogo; que sé dónde poner mis deseos y mi mano. (Tartufo. Acto II. Escena IV. Moliere, p. 15) 12 Beristáin, Helena, Op. cit., pp. 148-149. La primera persona acerca al lector; todos los personajes se sitúan y transcurren en tiempo presente. El estilo directo está ligado, en general, al aspecto subjetivo del lenguaje (la información nos es presentada como viniendo del personaje y no del narrador). La palabra del narrador pertenece generalmente al plano de la enunciación histórica, pero en el caso de una comparación (como de cualquier otra figura retórica) o de una reflexión general, el sujeto de la enunciación se torna aparente y el narrador se aproxima así a los personajes.13 Este estilo directo es característico del texto dramático, por la forma dialogada, donde siempre habrá un emisor y un receptor que estarán cambiando roles. De esa manera el diálogo se da en forma plena. La novela recurre al uso del estilo directo cuando los personajes o el narrador hablan en primera persona. 2.1.2 Estilo indirecto. Se desdobla el emisor, presentando las acciones realizadas por los personajes en tiempo presente y a lo largo del discurso puede hablar con ellos o sólo ordenar sus voces con la de él. Este estilo generalmente está en segunda y tercera persona gramatical. En la novela es un estilo recurrente. El narrador proyecta hacia la tercera persona al sujeto del discurso, ordena los hechos del relato, matiza y comenta14. El uso de la segunda persona que adopta el narrador al dirigirse al personaje central nos va adentrando para convertirnos en ese personaje, es decir, crea una sensación donde el narrador habla con el lector convirtiéndolo en el personaje. La voz del narrador se dirige al protagonista del relato y, mientras éste viaja, le va recordando todo un complejo proceso psicológico que, antes de concluir el viaje, experimenta una rotunda transformación.15 13 Tzvetan, Todorov, “Las categorías del relato literario”, en Análisis estructural del relato. México, Ediciones Coyoacán, 1996, p. 189. 14 Op. cit., p. 244. 15 Baquero Goyanes, Mariano, Op. cit., p. 87. El uso de la segunda persona implica reconocer mayor participación al lector, por la forma en que el narrador convierte al lector en el personaje central. -Dicen –anunció mirándome con ojos penetrantes- que ahora estás en el Deuxième Bureau británico. ¿Eh? No contestes nada, sé que no puedes hablar. Yo tampoco podría si me hicieras una pregunta parecida. Tú crees que pertenezco al Deuxième Bureau francés, pero yo lo niego rotundamente. Lo que me pregunto es si debo dejarte vivir en el departamento. Parece un poco… ¿cómo dicen ustedes los ingleses?… Box y Cox. ¿No? Quiero decir, ¿por qué no habíamos de vendernos las ideas uno al otro, eh? Ya sé que no lo harías. Yo tampoco. Nuestro sentido del humor… Es decir, si estamos en el… ¡ejem! Pero por supuesto, tú lo niegas y yo lo niego. Así que no estamos. Tu orgullo no te impedirá compartir mis mujeres, ¿eh? Autre chose… (Balthazar. Cuarteto de Alejandría. Primera Parte. Capítulo IV. Lawrence Durrell. pp. 112-113.) Valerio.- Podéis creer que haré todo lo posible para ello … (Tartufo. Acto II. Escena IV. Moliere, p. 15.) En el uso de la tercera persona, el narrador o algún otro personaje alude a las relaciones de los otros personajes, interpretándolas e incorporándolas en su discurso. La puerta se abrió y se cerró silenciosamente. Un rápido cuchicheo corrió a través de la clase: ¡el prefecto de estudios! Por un instante hubo un silencio de muerte y luego el recio chasquido de una palmeta sobre el último pupitre. A Stephen se le saltó de miedo el corazón. (Retrato del artista adolescente. Capítulo I. James Joyce. p. 27.) Güendolin.- …Ernesto posee un espíritu muy recto. Es la personificación de la verdad, de todo lo que es noble. La deslealtad y el engaño le son desconocidos. Pero aun los hombres más cabales pueden ser susceptibles de sufrir la influencia de los encantos físicos de otras personas. La Historia moderna, al igual que la antigua, nos ofrece ejemplos dolorosos en ese sentido. Además, si no fuese así, la Historia no podría leerse. Sería lo más tedioso del mundo. (La importancia de llamarse Ernesto. Acto II, Escena I. Oscar Wilde. p. 30.) El estilo indirecto (es decir el uso de la segunda y tercera persona) persona es más usual en la novela ya que el narrador fija las distancias entre él y las situaciones del mundo ficcional que crea o describe. En cambio el estilo directo (la voz del personaje en primera persona), acorta las distancias entre el lector y el personaje. El uso de las personas gramaticales condiciona la distancia respecto a la historia 16, tiempo-espacio y personajes. 2.2 El diálogo El diálogo como forma del discurso en la novela y el texto dramático es donde se producen los actos de habla de los personajes que nos muestran los hechos que constituyen una historia. Para que la forma dialogada del texto exista, debe haber una interacción verbal17: un personaje que cuando habla, influye, provoca reacción sobre él o los que le escuchan. De manera que en la interacción intercambian roles, cada uno de ellos debe conseguir que el otro lo entienda y a la vez entenderlo. La información que aportan es incorporada al conocimiento de todos y hace proseguir la historia. 16 La historia es el conjunto de motivos ordenados cronológicamente, que inducimos a través del significado de los signos lingüísticos del discurso. Bobes Naves, Ma. Del Carmen, La Novela…, p. 110. 17 Los procesos de comunicación (hablar a) se basan en un esquema semiótico que reconoce, al menos, dos sujetos, el emisor y el receptor, fijados en sus respectivos roles de hablar y escuchar respectivamente; la intervención del Yo implica siempre el uso de los signos, ya que si no hay signos no hay proceso sémico; el Tú, sin embargo, actúa en formas bastante diversas: como una categoría del proceso de enunciación, receptor del enunciado; como oyente, aunque el discurso no se dirija a él; con las dos funciones: receptor interno del discurso y receptor externo, etc., y de aquí derivan las posibilidades, explotadas principalmente por el texto narrativo, y de jugar con diversos tipos de narratarios o con elocuciones de formas diversas. El proceso de comunicación, sea cual sea la forma y función del receptor se caracteriza por la presencia de dos sujetos en roles no simétricos. Uno comunica, el otro recibe la comunicación. Bobes Naves, Ma. del Carmen, El diálogo. España, Gredos, 1998, pp.65-66. DIÁLOGO EN LA NOVELA Polifonía o dialogismo (Voces de los personajes y el monólogo envolvente del narrador) Deícticos DIÁLOGO EN EL TEXTO DRAMÁTICO Diálogo dramático (Personajes cara a cara) Deícticos 2.2.1 Polifonía En la novela aunque se dejan oír voces, todo se ve ordenado por la palabra del narrador que da cuenta de las acciones, de los acontecimientos realizados por los personajes en determinado espacio. Imaginamos al narrador, oímos su voz, sabemos dónde nos encontramos y al mismo tiempo percibimos la escena que nos describe. La palabra del narrador, en general, interpreta o comenta las palabras de los personajes y los integra en su discurso. Cuando los personajes hablan, anulan las largas descripciones que se consideran tiempos muertos para la acción, su voz o sus diálogos permiten al lector un acercamiento, dan información sobre los personajes y da velocidad a la historia. En la novela la voz puesta en los personajes es una forma de acceder al mundo de sus ideas, a cada uno de los discursos que el narrador ordenará junto con el de él. Es así que se da un concierto de voces que Bajtín llama polifonía 18. Este discurso polifónico y el uso de la figura del narrador caracterizan a la novela y la hacen diferente al texto dramático, donde el discurso se sustenta sobre las voces de los personajes. […] el discurso de la novela acoge la voz de los personajes, unas veces en forma directa (monólogo o diálogos entre los personajes), otras veces integrándola en la voz del narrador (estilo directo, indirecto)… la novela de todos los tiempos incluye diálogos directos en su discurso y también, por lo general, hay en todas las novelas testimonios de diálogos indirectos entre personajes, que no se transcriben pero se narrativizan en la voz del narrador. [...] el narrador intenta reproducir los diálogos que convencionalmente ha oído a los habitantes de ese mundo de ficción creado en la novela, reproduciendo la forma de hablar que les corresponde.19 18La polifonía requiere que la conciencia del autor posea algún nexo con las conciencias de sus personajes, lo que será posible si posee una aguda penetración en las conciencias ajenas, en cada íntima profundidad inconclusa del otro, del interlocutor […] La novela polifónica es una sub/especie de novela completamente dialógica que permite al artista observar al héroe desde un nuevo ángulo, lo cual constituye un avance que hace posible alcanzar la conciencia pensante del hombre y la esfera dialógica de su existencia (mismas) que no son abarcables artísticamente desde una posición monológica… Helena Beristáin, Op. cit., pp. 147-148. 19 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La Novela…, p. 210. La palabra del narrador deja pasar estos indicios en su propia voz, pero no resulta difícil para el lector remitirlos al habla de los personajes, de modo que el discurso de la novela es una polifonía diferenciada de hablas diversas. Un primer paso en esta incorporación de la voz de los personajes a la del narrador, podemos advertirlo cuando éste incluye en el discurso términos, o incluso enunciados que, aunque él no lo aclare, se sabe que reproducen los que sin duda han dicho los personajes: algunas palabras están tomadas directamente del habla de un personaje y el lector lo sabe porque se la ha oído antes, porque se pone entre comillas, porque no encaja en la forma de seleccionar el léxico del narrador, etc.20 El narrador es quien da orden y dinamismo a los discursos y de ahí que Bajtín encuentra una analogía con la música: la polifonía puesta como un concierto de voces. El discurso polifónico exige al lector un oído de tal manera que pueda reconocer cuándo un personaje está hablando. La palabra directa de los personajes permite un acercamiento, un dinamismo que consiste en reconocer, luego en caracterizar y evita largas descripciones. En la novela es frecuente que los diálogos coincidan con los momentos de mayor tensión y con ellos se busca un contraste con el discurso monologal del narrador para dar énfasis o intensificar una escena, un pasaje en la historia21. La novela con el tratamiento del diálogo logra que el tiempo-espacio se integre en el discurso, aún conservando la voz del narrador, como principio estructurador de la historia. Las voces de los personajes, recogidas directamente de sus diálogos, dibujan relaciones insospechadas entre dos, tres o más situaciones aparentemente independientes. Las posibilidades del manejo del diálogo en el texto literario son muchas, tanto en los géneros que combinan monólogo y diálogo, como en aquellos que están escritos solamente con diálogo. El discurso de la novela nos presenta bajo unas formas lingüísticas (discurso), unas voces, una materia (historia) que adquieren sentido literario por las manipulaciones del narrador.22 20 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La Novela…, p. 213. 21 Bobes Naves, Ma. del Carmen, El diálogo…, p. 158. 22 Bobes Naves, Ma. Del Carmen, La novela…, p. 244. Tomemos un texto del Retrato del artista adolescente23 y en él podemos ver quién habla, cómo alternan las voces, cómo se relacionan entre sí los discursos, cómo el foco pasa del narrador a los personajes con o sin voz. Un criado viejo estaba barriendo al extremo del rellano. Le preguntó dónde estaba el cuarto del rector y el criado se lo señaló al fondo y se le quedó mirando al marcharse y mientras llamaba a la puerta. No contestaban. Volvió a llamar más fuerte y le palpitó el corazón al oír la voz apagada que decía: - ¡Adelante! Dio la vuelta al tirador, abrió la puerta y estuvo palpando para encontrar el tirador de la segunda puerta de bayeta verde. Lo encontró y entró. Vio al rector que estaba sentado en una mesa escribiendo. Había una calavera sobre la mesa y un olor solemne y extraño en la habitación como a cuero viejo de sillones. El corazón le latía apresuradamente a causa de la solemnidad del sitio en que se encontraba y del silencio de la estancia. Y contemplaba la calavera y la cara amable del rector. - Bueno –dijo el rector-. ¿Qué es lo que te trae a ti? Stephen se tragó una cosa que se le había puesto en la garganta y dijo: - Se me han roto las gafas, señor. El rector abrió la boca y comentó: - ¡Caramba! Despúes se sonrió y dijo: - Bueno, si se nos han roto las gafas hay que escribir a casa para que nos manden otras. - He escrito a casa, señor, y el Padre Arnall me dijo que no estudiara hasta que vinieran. - ¡Perfectamente! –dijo el rector. Stephen se volvió a tragar la cosa otra vez y trató de impedir que le temblasen las piernas y la voz. (Pp. 31-32). La voz del narrador introduce el párrafo e inmediatamente incorpora en un estilo indirecto la palabra de Stephen Dedalus (Le preguntó dónde estaba el cuarto del rector…). El narrador refiere la exclamación del rector en estilo indirecto, en tercera persona (-¡Adelante!). Por último, la voz del narrador se deja de escuchar hasta que cede la voz a Stephen para dialogar con el rector (Bueno –dijo el rector-. ¿Qué es lo que te trae a ti? Stephen se tragó una cosa que se le había puesto en la garganta y dijo: Se me han roto las gafas, señor). 23 Joyce, James, Retrato del artista adolescente, Tr. Alonso Donado, México. 1998. Podemos precisar a quién y en qué forma le corresponde el discurso; y podemos ver también la perspectiva interna (pensamientos) y externa (acciones, palabras) donde está el narrador y la distancia a que se sitúa y sitúa al lector. 2.2.2 Diálogo dramático En el texto dramático el diálogo está puesto por el dramaturgo en la boca de los personajes que tienen un modo de pensar, de comunicar y de actuar. Las características que tiene eldiálogo dramático son las siguientes: 1. La presencia de dos o más interlocutores, en presente, cara a cara. 2. La estrecha vinculación entre la palabra y la acción. 3. La situación extralingüística que sirve de marco y que está contenida también en el diálogo, o en las acotaciones. 4. La existencia de contextos diversos para cada personaje. Esta circunstancia es tan decisiva que dos personajes que repitan contexto son probablemente un sólo actante24 desdoblado. 5. La auto suficiencia referencial y caracterizadora sobre la acción y para los personajes respectivamente25. Que cada personaje tenga voz y hable en tiempo presente, proporciona al lector información sobre ellos (la condición social, características del lugar, del tiempo, de signos simultáneos que están bajo el mismo contexto o situación): [...] todos los sujetos del diálogo aportan su presencia física, de modo que su actividad no se limita a hablar y a escuchar lo que se va diciendo, sino que por el hecho de estar presentes, pueden aportar, por medio del gesto, de la actividad, de la distancia que se coloquen, etc., matices, precisiones o negaciones a lo que otros dicen; la situación cara a cara permite intervenir no verbalmente.26 Cada una de las intervenciones hace avanzar las intervenciones anteriores, asumidas o rechazadas, tienen un tema y un objetivo en común: [...] el discurso dirigido a uno de los personajes es una de las formas de acción del locutor y no reviste, en definitiva, significación real por relación a los acontecimientos 24 Término tomado de Lucien Tesnière y usado primeramente en la lingüística donde, dentro de cierta concepción de la sintaxis, sirve para denominar al participante (persona, animal o cosa) en un acto… Beristáin, Helena, Op. cit., p. 5. 25 Bobes Naves, Ma. Del Carmen, El diálogo..., p. 35. 26 Idem. presentes en el espectáculo más que en cuanto contribuye de modo decisivo a hacer progresar la acción.27 En la representación los actores ofrecen un discurso que ha sido previamente preparado en el texto dramático a través del lenguaje verbal y corporal de los personajes. Aunque el diálogo es uno de los tipos de acción dramática, no siempre será necesario28. Obras como Acto sin palabras29 de Samuel Beckett no tienen justamente eso, palabras, pero sí las hay en abundancia en las acotaciones. En la literatura todo mundo ficticio se sustenta mediante palabras escritas. De aquí deriva una diferencia notable que A. Forest observa: “el teatro hace una historia, la novela cuenta una historia”.30 El texto dramático se sustenta específicamente en los diálogos, monólogos y acotaciones que muestran y construyen los hechos en tiempo presente. La novela –a diferencia- se sustenta en el monólogo envolvente del narrador, en las descripciones, monólogo y la forma dialógica o polifónica de los personajes. 2.2.3 Deíctico Una característica del texto dramático es la forma dialogada de los deícticos31. Bobes Naves define al deíctico como: 27 Ingarden, Roman, “Las funciones del lenguaje en el teatro”, en Bobes Naves, Ma. del Carmen (comp.), Teoría del teatro. p. 162. 28 Antonin Artaud, buscaba quitar las palabras, los diálogos del teatro porque los consideraba de la narrativa y sólo investigó en el lenguaje escénico. Artaud, Antoin, El teatro y su doble. Buenos Aires, Sudamericana, 1977. 29 Samuel Beckett. Escritor irlandés (1906- 1989). 30 Cit. por. Ma del Carmen Bobes Naves. El diálogo…, p. 37. 31 El sistema de deícticos, formado por signos que cumplen varias funciones, tiene formas distintas, puede establecer relaciones diversas, y recibe nombres también diversos. No hay una nomenclatura fijada y las equivalentes no son, a veces, unívocas. En su estudio sobre la evolución de los demostrativos en las lenguas europeas, Brugmann (1904) llamó la atención sobre la función señaladora que cumplían y la denominó deixis (mostración), de donde deriva la denominación de sistema deíctico. Bühler (1934) adoptó el término y su aceptación. Jakobson (1957) divulgó el término shifters, que había tomado de Jespersen (1924) para denominar no la función señaladora, sino las unidades lexemáticas que la cumplen Los deícticos son palabras vacías, que señalan relación y afectan conjuntamente al locutor y al alocutor en la situación interlocutiva, en referencia a las relaciones entre ellos y de ellos con el entorno. Los términos evaluativos, como los modalizadores, son palabras llenas que remiten a la competencia cultural, ideológica y lingüística de los interlocutores, y generalmente su uso en una situación concreta está en relación inmediata con la idea que uno tiene del otro: el hablante utiliza los adjetivos, sustantivos y verbos con semas valorativos procurando adaptarlos al sistema que él cree que mantiene el oyente, pues tales términos inciden de un modo directo en la captatio benevolentiae, o expresan un deseo de adoctrinar, de convencer, rogar, etc. de este modo podemos decir que corresponden a la situación interlocutiva, pragmática32. Patrice Pavis en sus estudios sobre el deíctico menciona algunas de sus formas gramaticales: […] los pronombres personales (yo y tú), los verbos en presente, los adverbios de tiempo y lugar, los nombres propios, así como todos los medios mímicos, gestuales o prosódicos para indicar las coordenadas espacio-temporales de la situación de enunciación33. La forma dialogada de los deícticos construye el carácter y la actividad física del personaje y la relación de éste con los otros personajes. Los deícticos ponen a los sujetos de la enunciación y del enunciado en relación con el tiempo, el espacio, los objetos, la situación, los gestos, movimientos, la distancia entre los hablantes. En la escenificación del texto dramático los deícticos se traducen en signos paralingüísticos, kinésicos y proxémicos. El actor es uno de los elementos deícticos por excelencia del espectáculo. Todo el espacio y el tiempo se organizan a partir de él. De este modo se explica que el teatro no necesite ninguna figuración escénica desde que el enunciador, a través de la palabra o el gesto, indica donde está hablando, da a la escena su coloración emotiva. El reconocimiento de los deícticos en el texto es, sin embargo, insuficiente para dar cuenta de la representación, que utiliza, de hecho, muchos otros deícticos. Intervienen, además: A. La escenografía: Esta orienta, en función del público, el conjunto de signos emitidos por la escena. B. La gestualidad y la mímica: El texto no es simplemente dicho; por ejemplo, se escupe a la cara del otro, se dice “en el aire”, o se pone en circulación. La mímica lo modula, lo modaliza y lo canaliza en la dirección deseada. C. El paso del plano real al plano figurado o fantasmático34. (señaladores). Al traducir unos artículos de Jakobson al francés, Ruwet utilizó el término embrayeurs para shifters, porque consideró que además de la función señaladora, los deícticos cumplían otra: la de conectar el discurso con la situación en que se usaban. Bobes Naves, Ma. del Carmen, El diálogo…, pp.130-131. 32 Op. cit., p. 125. 33 Pavis, Patrice, Op. Cit., p. 119. 34 Op. cit., pp. 120-121. Por lo anterior podemos observar que la forma dialogada en el texto dramático no sólo utiliza los signos lingüísticos, sino también signos paralingüísticos con valor deíctico que hacen referencia a las cosas y a los interlocutores. […] dos funciones, señalar y conectar, las cumplen sincréticamente los términos del sistema deíctico y lo hacen en dos direcciones: dentro del discurso, mediante anáforas parciales, y fuera del discurso señalando relaciones entrelos sujetos de la enunciación y los objetos y personas del entorno35. Bobes Naves menciona los tipos de signos que caracterizan al discurso dialogado: - Discurso en estilo directo. Encontramos el uso de los deícticos personales, espaciales y temporales. - El predominio de tiempos verbales que pertenecen al mundo comentado, es decir, los situados en el eje temporal del presente (presente de indicativo, pretérito imperfecto, futuro y pretérito perfecto) debido a ser lenguaje en situación. - Hay un predominio de frases interrogativas, exhortativas, exclamativas, etc.), con los que se requiere el conocimiento, la acción o la atención del interlocutor. - El modo imperativo (relación conativa36), debido a la relación interactiva cara a cara que se establece con el diálogo37. Estas características del discurso dialogado demuestran la importancia de los sistemas deícticos, sobre todo en los textos dramáticos. Para apreciar mejor la importancia de los deícticos en los textos dramáticos, a continuación analizaremos el sistema deíctico de la primera escena de Hamlet. Tomemos los siete primeros parlamentos. 1º.- Francisco.- Muy puntual llegáis. 2º.- Bernardo.- Sonaron las doce ya; a tu lecho ve, Francisco. 3º.- Francisco.- Gracias por relevarme; el frío intenso me oprime el corazón. 4º.- Bernardo.- ¿Y fue tu guardia tranquila? 35 Bobes Naves, Ma del Carmen, El diálogo…pp. 131 36 La función conativa se dirige al destinatario; obliga al doble destinatario de todo mensaje teatral –al destinatario-actor (personaje) y al destinatario-público- tomar una decisión, a dar una respuesta, aunque ésta sea provisional y subjetiva. Ubersfeld, Anne, Semiótica teatral. Madrid, Cátedra, 1998, p. 31. 37 Bobes Naves, Ma del Carmen, El diálogo…pp. 124 Signos caracterizadores del discurso dialogado 5º.- Francisco.- Ni una laucha la turbó. 6º.- Bernardo,. Buenas noches, entonces. Si topares con Horacio y Marcelo, que mi vela compartirán, pídeles se den prisa. 7º.- Francisco. Creo escucharlos ¡Alto ahí! ¿Quién va?38 El uso de los deícticos del Yo y el Tú en el diálogo van construyendo una situación: Bernardo llega a las doce de la noche a relevar la guardia que está haciendo Francisco. Los hablantes utilizan los sustantivos, adjetivos y verbos, señalando la relación que existe entre ellos y de ellos con el entorno. El discurso en forma dialogada sitúa al emisor y al receptor en tiempo presente en una relación que irán construyendo conforme interactúan verbal y corporalmente, creando un espacio que contribuye al gesto y movimiento de los personajes. En el primer parlamento leemos las siguientes formas gramaticales del deíctico: pronombres (Yo/Tú), nombres propios (Francisco), adverbio que determina el lugar y el verbo en presente (llegáis), el adjetivo que determina el carácter de Bernardo (es un hombre que llega puntual), valores proxémicos (Francisco está en un lugar esperando a Bernardo y este llega puntual). 1º.- Francisco.- Muy puntual llegáis. El segundo parlamento nos indica deícticos personales (Yo/Tú) y temporales (son las doce de la noche), nombres propios (Bernardo y Francisco), valores paraverbales (escuchan sonar las doce) y un imperativo que indica el cambio de relevo (…a tu lecho ve…). 2º.- Bernardo.- Sonaron las doce ya; a tu lecho ve, Francisco. En el tercero las formas gramaticales del deíctico están en el verbo que indica la acción (relevarme) y el modo gestual que indica valores paraverbales como vestuario e iluminación (hace frío intenso). 38 Shakespeare, William, Hamlet, tr. Carmen Cienfuegos W., España, Editorial Andrés Bello, 1998. p. 33. 3º.- Francisco.- Gracias por relevarme; el frío intenso me oprime el corazón. En el cuarto la frase interrogativa requiere de la atención del interlocutor y da información sobre el tipo de caracterización de Bernardo y Francisco ya que tienen un cargo: guardias. 4º.- Bernardo.- ¿Y fue tu guardia tranquila? En el quinto Francisco responde y describe su guardia. 5º.- Francisco.- Ni un astuto la turbó. En el sexto los deícticos que indican espacio-tiempo son más precisos indica que Francisco se va a ir. Los nombres propios (Horacio, Marcelo) y verbos en el parlamento (topares, compartirán) indican que Bernardo espera a Horacio y Marcelo para compartir la guardia. 6º.- Bernardo. Buenas noches, entonces. Si topares con Horacio y Marcelo, que mi vela compartirán, pídeles se den prisa. El último parlamento indica valores paraverbales como ambientes, iluminación y sonidos que remiten a que eso que escuchan sean Horacio y Marcelo que llegan. Valores kinésicos (escuchan que alguien llaga, pero no alcanzan a ver quién o qué es y se ponen en alerta). Los verbos, adverbios y las frases exclamativa e interrogativa indican una distancia espacial entre Francisco y Bernardo de o a lo que le ordena francisco detenerse. 7º.- Francisco. Creo escucharlos ¡Alto ahí! ¿Quién va?. La forma dialogada de los deícticos en el texto dramático es un proceso interactivo, donde los personajes van aportando información específica sobre la escena. Los signos de espacio-tiempo crean un marco dentro del cual se acogen los valores lingüísticos, paralingüísticos, kinésicos y proxémicos del diálogo. 2.2.4 Funciones del diálogo En el diálogo se dará el mayor intercambio de información sobre la historia, las situaciones, el carácter de cada uno de los personajes (por la forma cómo y de qué hablan, cómo se mueven, cómo visten); el espacio que detona otros signos como el tiempo, la ambientación, los efectos sonoros, los desplazamientos de los personajes, etc. […] el lenguaje del texto influye en la forma de habla de los actores, en la organización de la trama, del tiempo, del espacio y sus conexiones, en la jerarquización de los personajes, en el ritmo y en el estilo, etc.39 Tanto en la novela como en el texto dramático las palabras proporcionan la mayor cantidad de información, por medio de lo que dicen los personajes, las acotaciones o el narrador. García Barrientos clasifica las funciones del diálogo en: a) función dramática, b) función caracterizadora y; c) función diegética o narrativa. a) Función dramática es la función del diálogo como forma de acción entre los personajes: amenazar, humillar, seducir, agredir, etc. con palabras. Cuando en un diálogo predomina claramente esta función se rebasa la esfera del mero decir para entrar en la del hacer. Es insuficiente entonces preguntar qué dicen tales personajes; lo propio es preguntar qué hacen; y la repuesta adecuada será, por ejemplo, que están efectivamente peleándose (no simplemente insultándose o diciéndose cosas desagradables). Podemos imaginar esta escena sin palabras en la que dos personajes combaten físicamente a puñetazos, o en un duelo de esgrima, como al final de Hamlet; pero también, con no menos violencia, crueldad y tensión, como una escena en que, sin perder la compostura, se golpean, se hieren, se aniquilan... sencillamente hablando como en ¿Quién le teme a Virginia Woolf? de Albee). Entonces, cuando hablar es hacer, estamos en el dominio de la función dramática; que es, como ya he dicho fundamental en el teatro (pero no en la narrativa ni en la lírica).40 39 Procházca, Miroslav, “Naturaleza del texto dramático”, en Bobes Naves Ma. del Carmen, Teoría del teatro. p. 60. 40 García Barrientos, José Luis. Op. cit., p. 59. Aquí es donde vemos el uso de los deícticos, al señalar la relación entre los sujetos y la de éstos con la situación, un uso también especial de la gestualidad, del movimiento y de las distancias entre los hablantes. Con estafunción el diálogo resume lo que sería la descripción extensa de las acciones realizadas por los personajes; nos permite acercar la situación sin que los lectores sean influidos por la interpretación de la voz mediadora del narrador. b) Función caracterizadora es la que orienta a proporcionar al público elementos para construir el carácter de los personajes. 1. Al hablar el personaje puede caracterizarse a sí mismo o a otro personaje: aspecto, gesto, acciones, etc.).41 Por medio del diálogo se construye el carácter del o los personajes que proporcionan información no sólo por medios verbales, sino signos no verbales como el aspecto, el gesto, los desplazamientos, etc. […] a veces esos diálogos adoptan una forma puramente dramática y tienen como función hacer avanzar la acción más que caracterizar a los personajes por sus réplicas. La novela rompe con la forma narrativa y llega a ser una combinación de diálogos escénicos y de indicaciones detalladas que comentan el decorado, los gestos, la entonación, etc.42 A veces los personajes por medio del diálogo o la palabra van caracterizando a otros personajes que no están presentes. En el caso en el que estén y no hablen, ellos, por medio de sus gestos y movimientos nos estarán comunicando. Por último; c) Función diegética o narrativa es la función mediante la que el diálogo proporciona al público información que se sale del marco propiamente dramático, que pertenece al “fuera de escena”, en el espacio, en el tiempo o en cualquier aspecto de la percepción. Es la función típica de las escenas de exposición, en que se pone al espectador al corriente de los antecedentes de la trama... Casi siempre su verdadera orientación al público se disimula en el interior del mundo ficticio con el pretexto de que un personaje debe informar a otro, que lo ignora, del asunto en cuestión. A diferencia de los anteriores, se trata de una función de carácter opcional (...) A pesar de su indudable utilidad como complemento de lo propiamente escenificado, o precisamente por ella, se trata de una función del diálogo necesariamente “limitada”: si creciera hasta el punto de 41 Op. cit., pp. 59-60. 42 Cit. por. Ma. del Carmen Bobes Naves, La novela…, p. 52. hacerse dominante, supondría el paso a otro género de representación, la narración o la exposición oral43. Esta última función es más recurrente en la novela. En el teatro se ocupa cuando es realmente necesario, usualmente en el aparte, donde un personaje dice lo que los otros personajes no deben oír; sólo el público. (ver. 2.2.2) Estas funciones se presentan y se combinan en los diálogos de los textos tanto narrativos como dramáticos. 2.3 Personaje Los personajes44 son “cada uno de los seres humanos, sobrenaturales o simbólicos, ideados por el escritor, y que como dotados de vida propia toman parte en la acción de una obra literaria”.45 Notamos en ellos que hablan, se mueven, que tienen actitudes reconocibles de nuestra realidad empírica que el autor transforma en ficción, obra artística, etc. En la novela a partir de la polifonía y del discurso del narrador podemos imaginar y caracterizar a los personajes; pero en el texto dramático son otros los recursos usados para su caracterización. Al contrario que los literarios, los personajes dramáticos apenas aparecen descritos en el texto, sobre todo de forma detallada y extensa, y quizás aún menos en su apariencia física que en su carácter. Esos vacíos textuales, característicos del género se llenan con la presencia del actor en la representación.46 El texto dramático logra que el personaje sea quien dé información sobre sus características. Por la forma dialogada en estilo directo y el uso de los deícticos. 43 Op. cit., p. 60. 44La palabra latina persona (máscara) traduce la palabra griega que significa papel o personaje dramático. Sólo a través del uso gramatical de persona para designar las tres personas (yo-tú- él), adquiere la palabra la significación de ser animado y de persona humana. Pavis, Patrice, Op. cit., p. 119. 45 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La novela…, p. 147. 46 García Barrientos, José Luis. Op. cit., p.155. Fernando Wagner propone tres elementos que definen el carácter del personaje: fisiológico, sociológico y psicológico. a) Fisiológico. ¿Cuál es el aspecto físico del personaje? (altura, peso), ¿qué sexo tiene?, ¿qué edad tiene y cómo se manifiesta en la apariencia, en las acciones y reacciones del personaje?, ¿qué color de piel tiene?. El color del cabello y el peinado pueden ser esencialmente importantes para establecer una figura teatral, lo mismo que el uso del bigote o de la barba, cuidada o descuidada. ¿Cómo viste el personaje, ¿cómo camina, cómo se mueve, gesticula?, ¿cómo es su estado de salud?, ¿tiene algún defecto físico?, ¿tiene algún rasgo anormal: sonambulismo, por ejemplo?. b) Sociológico. ¿A qué clase social pertenece?, ¿cuáles son sus recursos económicos, su ocupación, sus convicciones políticas, su credo religioso, y qué lugar ocupa dentro de la sociedad?, ¿cuáles han sido sus estudios, cuáles son sus intereses, sus aficiones y qué grado de inteligencia tiene?. c) Psicológico. Es el resultado de los elementos anteriores. ¿Qué temperamento debe revelar?, ¿tiene muchos amigos?, ¿se enamora fácilmente?, ¿sobre qué conversa?, ¿es colérico?, ¿es extraverso, introverso, flemático?, ¿es metódico, reflexiona?, ¿cuál es la vida sexual del personaje?, ¿tiene el personaje principios morales, éticos?, ¿tiene el personaje ambiciones o se siente fácilmente frustrado?, ¿es supersticioso?, etc. 47 Estas son algunas de las preguntas que ayudan a forman el inventario de la personalidad, pero, sólo se le debe dar importancia a aquellos rasgos que influyen en el desarrollo de la obra. Así, el carácter de un personaje, es la suma de los rasgos que se le atribuyen: nombre propio, la edad, rasgos físicos, condición social, ideología, las acciones que desempeña, la relación que tiene con los otros personajes, lo que hace su forma de ser. Cuando un personaje no aparece físicamente, la construcción se hace a partir de lo que dicen los otros. Por el contrario, cuando un personaje está presente y no se manifiesta de manera verbal se repara en sus reacciones, gestos, movimientos y la distancia que establezca con los otros. Cada una de sus características está pensada para hacer un todo y ponerlo en una situación que lo haga accionar sobre otro y a éste reaccionar. El personaje es portador de sus ideas y se distingue de los otros. En el caso de la novela contrasta con la figura del narrador, quien es un personaje 47 Wagner, Fernando, Teoría y técnica teatral, Barcelona, Editorial Labor, 1974, pp. 62-63 preponderante. A diferencia, generalmente vemos en el texto dramático al principio vemos una lista de personajes48: […] todo personaje se define enteramente por sus relaciones con los otros personajes, aunque este caso se da en un tipo de literatura, en especial el drama.49 Los personajes pueden ser de menor o mayor complejidad, esto es, que mientras mayores atributos tengan causarán polisemia, en comparación con algunos que mantengan la misma postura desde el principio hasta el final, es decir, que sean inalterables. Foster hizo una clasificación del personaje en Flat y Round character: El personaje flat, plano, está construido en torno a una idea o cualidad, el personaje round; redondo, se define por la complejidad y por su capacidad de sorprendernos continuamente.50 El personaje flat parece no sorprendernos, es monofacético, su caracterización es simple en comparación con el round que es polifacético, cambia de actitud, de opinión, de comportamiento,pero esto no significa que cambie de carácter sino que lo hace en relación a lo que lo hace ser. Foster marca una jerarquía que divide a los personajes en dos grupos: a) Principales, que ocupan el centro de la acción y los conflictos y pueden ordenarse a su vez en primero o principal (Protagonista), segundo (Deuteragonista), tercero (Tritagonista) y hasta, más raramente, cuarto (Tetragonista) y; b) Secundarios, también de importancia variable pero marginales o periféricos respecto al núcleo argumental.51 Principales y secundarios tienen características pensadas para ser partícipes de la historia. En la novela es usual que la caracterización la haga el narrador en el monólogo envolvente, las descripciones y polifonía. En el texto dramático es por medio de los diálogos, acotaciones y en algunos casos por el aparte. (ver 2.2.2) 48 No hay un criterio para la lista de personajes, muchas veces tiene que ver con el estilo del autor. La lista de personajes puede estar: por orden de aparición en la escena, jerarquía social, por importancia en la obra (protagonista, antagonista, etc.). 49 Tzvetan, Todorov, Op. cit., p.171. 50 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La novela…, p.148. 51 García Barrientos, José Luis, Op. cit., p.183. 2.3.1 El personaje narrador en la novela La novela se caracteriza por la presencia del narrador; él es quien ordena las voces, narra las acciones o acontecimientos en un tiempo-espacio. Se detendrá en hacer descripciones que hagan al lector visualizar a los personajes, sus características, movimientos, gestos; citará con la palabra de ellos o dejará que hablen (discurso polifónico), pero siempre dando orden y sentido a la historia, describirá el espacio de acción y ubicará los acontecimientos en el tiempo. Se puede, pues, decir que la descripción es más indispensable que la narración puesto que es más fácil describir sin contar que contar sin describir (quizá porque los objetos pueden existir sin movimiento, pero no el movimiento sin objetos).52 La novela puede tener varios narradores; esto es, cuando el narrador principal cede la palabra a uno o varios personajes que cuentan momentos de su vida, la manera en que perciben el mundo, expresan su ideología, una opinión, etc. La función del narrador no se limita a narrar, puede ampliarse a la propia de un técnico de montaje de episodios; el narrador puede ser también comentarista, interior o voz in off, que aclara relaciones o términos del discurso o de la historia; el narrador puede presentarse como censor, un moralista, establecer el canon de cualquier tipo, con función valorativa. Cada una de estas funciones que le corresponden puede delegarlas en personajes, originando desdoblamientos funcionales de las figuras del texto.53 Dentro de la novela existe una clasificación de los tipos de narrador, según su ubicación (distancia) que ocupe respecto a los hechos, acciones y de la historia narrada: Narrador heterodiégetico u omnisciente “es aquel que no participa en los hechos, relata desde fuera del texto ocupando la tercera persona gramatical, él 52Genette, Gérard, “Fronteras del relato”, en Análisis estructural del relato. México, Ediciones Coyoacán, 1996, p. 204. 53 Bobes Naves, Ma. del Carmen, La novela…, p.31. sabe todo sobre la historia, los personajes y las acciones”. 54 La distancia entre los personajes y el lector es grande porque a ellos no se les escucha sino al narrador quien ordena, matiza, interpreta y comenta los hechos del relato. Narrador intradiegético. “El narrador debe limitar su relato a lo que pueden observar o saber los personajes: todo sucede como si fuera a su vez el emisor del relato”.55 Está dentro de la historia sin desempeñar ningún otro papel sino el de narrador (hay alguna marca de su presencia como testigo que no interviene) y ocupa la tercera persona gramatical. Narrador homodiegético, “si, a la vez que narra, participa en los hechos como personaje. Permite ampliar y completar la visión que tenemos de cada uno de los personajes”. 56 Aparece como personaje y está más cercano a las acciones, a los acontecimientos y tiene relación con los demás personajes. La intervención del narrador en este caso puede ser enunciada con la primera y tercera persona gramatical. Narrador Autodiegético o narrador personaje, “si es el héroe y narra en primera persona su propia historia. Generalmente es un recorrido, un viaje, el protagonista que no está realizado y desea realizarse”. 57 A lo largo del texto él nos va presentando a los personajes quienes tienen voz, pero todo es ordenado en relación a la realización del protagonista. El narrador puede adoptar distintas posiciones respecto al espacio, lo mismo con los hechos y a los personajes, participando dentro de la historia o sólo siendo quien narra. 54 Baquero Goyanes, Mariano, Op. cit., p. 79. 55 Barthes, Roland, “Introducción al análisis del relato”, en Análisis estructural del relato. p.26. 56 Beristáin, Helena, Op. cit., p. 357. 57 Idem. 2.3.2 Los personajes en el texto dramático usando el aparte En la novela y en el texto dramático existen personajes que tienen una característica común: se dirigen al lector o espectador para dar información útil a la comprensión de la historia. En la novela es el narrador con su discurso. En el texto dramático es un personaje haciendo un aparte. El aparte es un recurso lingüístico de uso frecuente en el diálogo dramático, pero inverosímil en el narrativo, ya que existe un público a quién dirigirlo y es siempre el narrador el filtro que permite el paso del mundo de ficción al de la lectura.58 Los personajes en el texto dramático informan al espectador –fuera del diálogo o de la acción- sobre los antecedentes de la historia o un acontecimiento que no vemos porque está ocurriendo en otro espacio o tiempo. El aparte por convención nunca será escuchado por los personajes a menos que entre ellos comenten algo sobre otros sin ser escuchados o cuando un personaje se aparta de los otros para dirigirse a sí mismo, como si pensara en voz alta. García Barrientos menciona tres tipos de aparte: 1) el aparte en coloquio, en que dos o más personajes hablan sin ser oídos por otros; 2) el aparte en soliloquio, que equivale a pensar en voz alta y suma la teatralidad y lo convencional de las dos formas, 3) el aparte ad spectatores, dirigido de manera ostensible al público, con el consiguiente efecto anti-ilusionista y sobre los niveles dramáticos que supone, y que no es más que un caso particular de la última forma de diálogo que consideramos, la apelación, con la que guarda la misma relación que el tipo anterior con el soliloquio: su dependencia de un coloquio que resulta interrumpido o suspendido por él, en general brevemente, además de su dicción ante otros personajes a los que se sustrae su audición59. El aparte entra en la convención de ser la figura que da explicaciones para que el lector o espectador pueda entender la historia. Su función es sobre la acción, a veces en una de las tres formas antes mencionadas o combinando los tres tipos. 58 Bobes Naves, Ma. del Carmen, El diálogo…, p.255. 59 García Barrientos, José Luis, Op. cit., p. 66. 2.4 Descripción y Acotación La descripción y la acotación son dos elementos que dentro del discurso ayudan al lector a visualizar el mundo de ficción propuesto por el autor, pero, no son iguales en el uso de sus recursos, ni en sus funciones o efectos en el receptor. 2.4.1 Descripción en la novela La descripción60 es una de las cuatro estrategias discursivas (narración, descripción, diálogo, monólogo) de presentación
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