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FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS “MÁQUINAS Y MINERÍA EN LA OBRA DE JOSÉ ANTONIO ALZATE. DIMENSIONES POLÍTICA, ECONÓMICA Y EPISTEMOLÓGICA (1764-1799)” UNIVERSIDAD NACIONAL AUT NOMA DE MÉXICO Ó MÉXICO D.F., NOVIEMBRE, 2009. DIRECTORA: DOCTORA MIRUNA ACHIM T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE PRESENTA: MAESTRA EN FILOSOFÍA DE LA CIENCIA JIMENA VERGARA ORTEGA UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A Sergio, por todas las razones A mí abuelo Joaquín, el último ilustrado A mi madre, por restaurar todo a su paso A Iker e Iñaki, por su luz A Don Lorenzo, Don Pedro, y los ex mineros, por su lucha Agradecimientos Quiero agradecer en primer lugar a la Doctora Miruna Achim - guía e inspiradora de esta tesis- por acercarme a la historia de nuestro México colonial, enseñarme que dirigir un trabajo de investigación es mucho más que firmar papeles e involucrarse palmo a palmo con este trabajo. A Laura Cházaro y Carlos López Beltrán por sus críticas pertinentes y sus aportes al trabajo y a mi propia formación como investigadora. Al Doctor Ambrosio Velazco y a la Maestra Mónica Benitez por leer con atención el texto y aportar desde otras miradas, críticas y sugerentes. A las autoridades y los trabajadores del Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional por permitirme acceder a tan invaluable archivo. A todos los hombres y mujeres de carne y hueso que hacen posible que exista y produzca conocimiento el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM por la formación que recibí en estos años. A mis compañeros y amigos de la maestría, quienes me apoyaron para poder entrar al posgrado y han sido parte constitutiva de mi formación como académica y como persona. A Mónica Padilla de la Torre, por levantarme cuando me caigo. A mis camaradas, por sostenerme en mis convicciones. Al CONACYT, por la beca recibida durante el periodo 2007-2009. A la Dirección General de Estudios de Postgrado de la UNAM por apoyarme con la beca de fomento a la graduación durante el segundo semestre del 2009. 3 Índice Introducción…..….…………………………………………………………… 4 Capítulo I Las máquinas de Alzate …..…..…………………………………………….10 - Las máquinas del remoto mundo bajo la pluma de Alzate…………12 - Viejos problemas, nuevas máquinas……………………………........16 - La reforma de las máquinas……………………………………….......19 Capítulo II La industria minera: técnicas, máquinas y organización………….......24 - De la técnica y de las máquinas en la minería novohispana…….....27 - Organización y fuerza de trabajo………………………………….......29 - La agenda imperial………………………………………………………33 Capítulo III El proyecto de Alzate frente a la agenda imperial…….…………………39 - La inundación de las minas y el uso del malacate…………………..41 - Innovaciones alzatianas: el barreno, la máquina para ventilar el aire y aquella muy útil para las minas e ingenios…………………………...52 - Los conocimientos de la “ínfima plebe”……………………………….56 Capítulo IV Apuntes sobre la noción de máquina en la Nueva España…………....61 Conclusiones…………………………………………………………………...69 Bibliografía……………………………………………………………..............79 4 “La tecnología es importante porque es inseparable del ser humano. Esos objetos y maquinarias no son externos a nuestra vida y llegan a invadirla. Estamos relacionados intrínsecamente con ellos desde el día en que nacemos, al igual que nuestros ancestros hace cientos de generaciones”. David E. Nye ¿Qué número sin número habrá de individuos, que han consumido sus años, viviendo debajo de la tierra, adornados de un entendimiento claro, a quienes su desdichada suerte les quitó el uso de sus talentos para ser felices, y para que otros fuesen por su causa? J.A. Alzate 5 Introducción (1) José Antonio Alzate y Ramírez fue uno de los más prolíficos ilustrados criollos de la segunda mitad del siglo XVIII en la Nueva España. Nació en Ozumba en el año de 1737 y murió en 1799. Manuel Antonio de Valdés1 escribió, un mes después de su fallecimiento, en la Gazeta de México2, un elogio que a la letra decía que Alzate gastó “gran parte de su considerable patrimonio en hacerse de los mejores autores que tratan de la verdadera física y en acopiar instrumentos para las observaciones”. Efectivamente, gran parte de su patrimonio lo invirtió en el desarrollo de sus investigaciones y gran parte de su obra estuvo orientada a satisfacer, por medio de las máquinas, las necesidades técnicas de la ciencia y la economía novohispana. Por ello, es en el pensamiento de José Antonio Alzate y Ramírez donde yacen las pistas e interrogantes que guían el presente trabajo. En un artículo de 1795, a propósito de una máquina de su propia invención decía que: La maquinaria, esta ciencia con que dotó Dios al hombre para que lo aliviase en sus trabajos, apenas la disfrutan los mortales; por una preocupación culpable piensan que todo está ejecutado, y desdeñan al que les advierte que si se dispone cierta máquina usual en otro arreglo de aquel que registran por sus ojos, lograrán grandes ventajas, por que viven persuadidos a que perderán el tiempo y el dinero en su planteo: en parte tienen razón, porque son infinitos los perjuicios que tiene experimentados la sociedad, en virtud de que se han presentado sujetos proponiendo ciertas máquinas desarregladas, en las que se han perdido las esperanzas del proponente y el caudal del habilitador. 1 Editor y fundador – en 1783‐ de la Gazeta de México. 2 La Gazeta de México fue uno de los primeros intentos periódicos por divulgar cuestiones científicas en la Nueva España. 6 Si en virtud de las reglas de la maquinaria se debiese inferir que sus profesores, o los que cultivan esta parte de las matemáticas, son los que deben proponer ó presentar al público los inventos útiles, nos hallaríamos exhaustos de tanta máquina útil de que gozan las artes; porque hablando con sinceridad, las útiles, las que acarrean grandes beneficios, en lo general se han inventado por sujetos que en el todo ignoraban las matemáticas, y aun acaso no sabían existía un ramo de ellas que tratase del asunto. Me extendería demasiado si intentase referir hechos positivos; pero la historia civil, este testigo irrecusable, en consideración a lo que se ve en el mundo, me liberta de explayarme sobre el particular. La ciencia para dirigir las máquinas en arreglo esta sujeta a reglas; pero la invención de aquellas por lo regular se debe á sujetos de un cierto tino, que la beneficencia del Ser Supremo concede no a todos: lo mismo se verifica en consideración a la poesía, medicina, etcétera, etcétera (…). Pero abandono todo este exordio para encaminarme al plano que paso a proponer, y resuelto a presentar todo lo que se dirige al beneficio de los dos ramos de comercio, que son de los principales con que se sostiene el pueblo de la Nueva España, considero que el de minería es el péndulo que hace mover a la complicada máquina de nuestro comercio (…) ¿no será ventajosísimo presentarlesdos máquinas, con las que puedan ahorrar en costos en sus operaciones?3 Fue un sector de la intelectualidad criolla el que, presionado por las necesidades de construir una “América para los americanos” formuló nuevos problemas y nuevas alternativas de carácter técnico, siempre haciendo uso de los recursos nativos y de las posibilidades más realistas para mejorar las condiciones económicas de la Nueva España dentro del escenario del imperio español. Junto a Alzate, otros ilustrados criollos coadyuvaron a la configuración de un pensamiento mecánico en la Nueva España, donde resaltan los nombres de Francisco Antonio Guerrero y Torres, Diego de Guadalajara, Felipe de Zúñiga y Ontiveros, Joaquín Velásquez de León o León y Gama. De esta pléyade de ilustrados, es la obra de José Antonio Alzate la que nos permitirá echar luz sobre las dimensiones epistemológicas, políticas y 3 Alzate, J.A. Máquina muy útil para mineros y labradores , en Buen Abad Manuel, Gacetas de Literatura de México, Tomo Tercero, Puebla, México,1831 p. 422‐423. 7 económicas que se pusieron en juego para comprender los usos, intereses y agencias de la representación de las máquinas. Y es que, como se lee en la cita anterior, para Alzate la ciencia de la maquinaria tenía el objetivo de aliviar al ser humano en su trabajo y por esa vía, beneficiar a la sociedad novohispana en su conjunto, que fue uno de los motores de su empresa intelectual. Y si bien la construcción de máquinas estaba íntimamente ligada a los conocimientos formales de la matemática por ejemplo, la experiencia de Alzate le hizo enfatizar la labor de los prácticos4, formados en la observación y la experiencia, lejos de las aulas y los libros pero bien cerca de los problemas concretos de la técnica de su época. El escenario en el que Alzate desarrolló sus concepciones al respecto de las máquinas y su estrecha vinculación con el bien común, es justamente la minería, que, recapitulando en sus propias palabras, es “el péndulo que hace mover a la complicada máquina de nuestro comercio”5. La minería es el terreno privilegiado donde los ilustrados criollos pusieron en juego, para la segunda mitad del siglo XVIII, una nueva noción de máquina y de técnica, auspiciada por la necesidad de construir un proyecto político y económico que diera su justo relieve a la Nueva España en el concierto internacional. Es con cautela que decimos una nueva noción de máquina, porque, como podrá constatar el lector, en el presente trabajo no planteamos una definición 4 Por prácticos se entendía a todos aquellos dedicados a las labores y actividades cotidianas en la Nueva España, en el terreno de la industria, el doméstico o el agrícola. 5 Ídem. 8 precisa. Mas aún, algunos nos reprocharan el que a veces, aquello a lo que la modernidad no conferiría el nombre de máquina, aparezca como tal. Y es que hemos procurado, en la medida de lo posible, dejar hablar a los protagonistas a través de su legado escrito. Así que hemos llamado máquina a todo lo que los criollos ilustrados llamaron así: la máquina par curar la tos catarral, la máquina para restablecer las piernas quebradas o la máquina de equitación para hacer ejercicio en casa -en la conciencia criolla- merecen el mismo estatuto que la máquina para ventilar minas, el malacate o el barreno inglés. Y sin embargo, éstas últimas, adquieren cada vez mas relevancia no ya sólo como apéndices de lo humano que hacen mas efectiva su acción en el mundo, si no como componentes de un proceso industrial – una máquina mas compleja a la que Alzate llamó comercio- que, bajo la planificación basada en una relación equilibrada entre teoría y práctica, darán las glorias merecidas a la colonia española, a su soberano y a sus ciudadanos nativos. (2) Mientras una parte de la obra de la inteligencia criolla estuvo destinada a tratar problemas sobre maquinaria, el relato de la mayor parte de la historiografía colonial ha construido una imagen bastante desoladora en cuanto a la técnica y las máquinas que se emplearon durante casi tres siglos de dominación española. Es un lugar común de la historia de la ciencia en México, considerar que no fue hasta el tránsito del siglo XVIII al XIX que la modernización borbónica ejerció un impacto cualitativo en los sistemas técnicos de la época de tal suerte que: 9 El impulso racional a la agricultura y comercio, el desarrollo del conocimiento técnico y científico y la difusión de las artes y las ciencias eran las metas a alcanzar. Para llevar a cabo esta modernización, se realizó un importante y trascendental conjunto de reformas que buscaban, concretamente, remodelar la situación interna de la península y remodelar las relaciones con las colonias6. Bajo esta lógica, el contexto cultural, técnico y científico de la Nueva España habría permanecido inmune a cualquier intento de modernización o perfeccionamiento de las prácticas orientadas a la explotación y producción de recursos. Remando a contracorriente de esta idea, es pertinente preguntarnos: ¿se puede hablar de una técnica novohispana antes de la implementación efectiva de las reformas borbónicas? La respuesta a esta pregunta es categóricamente afirmativa y el historiador prudente no se atreverá a negarlo; el problema es que, lejos de las historias en las que los investigadores han invertido ríos de tinta para describirnos la emergencia de sofisticadas máquinas en los países industrializados del viejo continente, en la Nueva España nada cambió – aparentemente- durante casi tres siglos. Por ello, la historia de las máquinas y de la técnica durante la colonia no ha concitado el interés debido, y es que se presupone que al no haber un poderoso movimiento de transformación mecánica y tecnológica no hay nada que justifique hacer historia. Efectivamente, poco se transformó en la industria técnica novohispana, incluso en ramas estratégicas como la minería. Y no fue hasta las postrimerías del XVIII que los objetos utilizados para la explotación de 6 Trabulse, E. Historia de la ciencia en México, tomo III, Fondo de Cultura Económica, México, 2003, p. 12. 10 minas comenzaron a cambiar. ¿Por qué entonces es pertinente hacer una historia de lo que a primera vista parece irrelevante? En el presente trabajo, sugerimos que, recuperar la historia tecnológica de la Nueva España, invisibilizada en la historiografía contemporánea, es fundamental para articular las distintas dimensiones que conformaron el hacer y el pensar de la inteligencia criolla y de la sociedad colonial en su conjunto, en sus estatutos políticos, científicos y epistemológicos. Sugerimos también que, el impulso que recibió la técnica novohispana, en particular la minera, no se debió a la aplicación mecánica, unilateral y unidireccional de las reformas borbónicas y a la domesticación de la ciencia moderna -como plantean algunos historiadores- si no a un movimiento de mayor alcance que venía gestándose en la intelectualidad nativa por un lado y en la transformación de ciertas pautas de explotación y usufructo de las riquezas por otro. (3) Antes de adentrarnos en las cuestiones particulares de la minería en la obra de Alzate y en la situación contextual de la industria minera en general, en el presente trabajo introducimos al lector en el conocimiento de la prolífica elaboración sobre máquinas de este ilustrado criollo, lo cual nos ocupa el primer capítulo, donde describimos las características de la obra alzatiana con respecto a las máquinas y a que problemas responden la invención, descripción o divulgación de ciertos mecanismos. En el segundo capítulo abordamos las cuestionesconcretas de la industria minera en sus dimensiones organizativas, técnicas y políticas, haciendo énfasis 11 en cuales eran los problemas que construyó el proyecto borbónico y la agenda para hacerles frente. En el tercer capítulo se explora la respuesta criolla a las vicisitudes de la explotación minera, los conflictos entre metrópoli y colonia y la emergencia de una tímida y tortuosa reorganización del trabajo al interior de la minería. Si para los criollos como para los peninsulares se trató de racionalizar el proceso de generación de riqueza, como argumentamos en este capítulo, esto se debió al complejo tejido social que se estaba configurando en las catacumbas, alrededor de las minas y a través de las “artes del fuego”. Este tejido social formado por prácticos, operarios, peones, pepenadores, vagabundos, todos ellos pertenecientes a los estratos más bajos de la jerarquía social articulada en castas, va a jugar un rol central en estos momentos de transición. Un rol que se expresa en dos sentidos y se diversifica; por un lado, porque son la parte que constituye el proceso productivo y por otro, porque, como concluimos en este trabajo, son los agentes que poseen un tipo de conocimiento constreñido por la escasez, los recursos disponibles y las condiciones adversas del entorno. ¿Quién mas adecuado que Alzate para darle voz a estos sectores de la jerarquía social?, siguiendo sus propias palabras, en última instancia “hablando con sinceridad, las útiles, las que acarrean grandes beneficios, en lo general se han inventado por sujetos que en el todo ignoraban las matemáticas, y aun acaso no sabían existía un ramo de ellas que tratase del asunto”7. 7 Alzate, J.A. Máquina muy útil para mineros y labradores , en Buen Abad Manuel. Op.Cit. p. 422‐423. 12 En el cuarto capítulo, nos aventuramos a desmenuzar la noción de máquina que se desprende de esta relación entre técnica y política, argumentando contextualmente, su carácter emergente, casi inasible, poniendo de relieve aquellas concepciones, como la de Alzate, que se distinguieron por su fecundidad e innovación. 13 Capítulo I Las máquinas de Alzate El ejercicio de apelar a una figura como la de José Antonio Alzate, esta orientado por la convicción de que es en la obra alzatiana que se pueden encontrar: La defensa de nuevos métodos “ilustrados” de practicar las ciencias, en base a la observación, la experimentación y la cuantificación, la importancia de estas prácticas para definir verdades públicas y contundentes y, finalmente, el reconocimiento de una relación indisoluble entre las ciencias y el mejoramiento material y moral de la sociedad 8. Dicho mejoramiento material, bajo la perspectiva de Alzate, debía fincarse en la estricta observación de la naturaleza y en el aprovechamiento de los recursos disponibles, siempre teniendo en cuenta los materiales, saberes y prácticas locales. De ahí que una veta muy importante de su elaboración se concentró en la difusión, mejoramiento e innovación de todo tipo de maquinaria utilizada en un crisol amplísimo de actividades. Gran cantidad de su obra periódica estuvo destinada a describir máquinas de todo tipo, como parte del proyecto alzatiano de dar a conocer al público las “ciencias útiles” y de “gran beneficio”. Los periódicos de Alzate “se distinguirían también por la preeminencia de los temas científicos, traducciones y transcripciones de periódicos y tratados europeos o noticias de prácticas, inventos o descubrimientos propios o reportados por sus coetáneos9. 8 Achim, M. Prólogo a la edición antológica de Alzate en Cien de México del CONACULTA. En prensa. 9 Achim, M. Prólogo a la edición antológica de Alzate en Cien de México del CONACULTA. En prensa. 14 El trabajo de Alzate en lo que a máquinas se refiere, tenía distintos objetivos con un nivel de jerarquía distinto, determinado por su preocupación persistente de que toda labor de explicación, difusión e innovación debía tener su correlato en una aplicación práctica para la sociedad novohispana. Uno motorizado por la necesidad de difundir y dar a conocer al público de la Nueva España las novedades en maquinaria que se utilizaban al otro lado del atlántico, haciendo énfasis en describir mecanismos de otras latitudes que él consideraba que podían ser replicados y aprovechados con beneficio en la colonia. Otro, el de dar a conocer inventos de su propia creación, que pudieran satisfacer problemas concretos de la realidad social y económica de la Nueva España. Y por último -un objetivo de primer orden en la elaboración de Alzate- era el reformar para su perfeccionamiento, aquellas máquinas y técnicas conocidas en el territorio para potenciar al máximo su utilidad. Las máquinas del remoto mundo bajo la pluma de Alzate Como parte de esta tarea de difusión de inventos y descubrimientos Alzate publico su artículo Noticia de una máquina muy útil para desaguar las minas de 1768, donde dio noticia por primera vez en el Nuevo Mundo de la máquina de vapor o “máquina de fuego” según sus propias palabras. Esta tarea de difusión y divulgación no tenía un carácter testimonial. Para “Alzate y muchos de sus contemporáneos, escribir en un periódico implicaba someterse al escrutinio del público lector, a la crítica y a las sugerencias de los demás”10. Y aún más, la descripción de muchas máquinas utilizadas en otras 10 Achim, M. Prólogo a la edición antológica de Alzate en Cien de México del CONACULTA. En prensa. 15 latitudes, tenía la intención de formular propuestas prácticas que fueran implementadas para mejorar la técnica novohispana. Si en el caso de la “máquina de fuego” Alzate era consciente de las dificultades para reproducirla en el Nuevo Mundo, la descripción de otras tantas, estaba orientada a que fueran construidas y reproducidas localmente. Este era el caso del para rayos, descrito y defendido en su artículo Utilidad del para rayos, de 1790. En este texto le dio un entusiasta reconocimiento a Benjamin Franklin y describió las enormes ventajas de dicho artefacto en base a sus propios experimentos que, según cuenta en una nota al pie de página, casi le costaron la vida. Obstinado en convencer al gobierno y a la sociedad novohispana de la necesidad de implementar el para rayos, publicó además testimonios de terceros que describían fenómenos observados con dicho artefacto, como el Extracto de una carta del Sr. Pistoi al Abate Rosier sobre un fenómeno particular observado en un para rayo. En este mismo tenor, destaca su artículo de 1794 titulado Descripción, usos y ventajas de la máquina para restablecer las piernas quebradas, inventada por D. Alberto Pieropan de Vicensa, publicada por el Abate Rosier, autor del diario de física, mes de junio de 1782 donde –incluyendo una ilustración- describió una máquina para restablecer los huesos rotos de las piernas, enfatizando en su fácil construcción, que aliviaría las penas de los pacientes y haría mas eficiente la labor de los médicos. (Ver ilustración 1) Otro artefacto propuesto explícitamente para su reproducción en la Nueva España es el barreno inglés, cuya descripción e ilustración esta incluida en su 16 Descripción del Barreno Inglés. Instrumento muy útil y necesario para los mineros y labradores, escrito en 1770. Ilustración 1: Descripción, usos y ventajas de la máquina para restablecer las piernas quebradas, inventada por D. Alberto Pieropan de Vicensa, publicada por el Abate Rosier, autor del diario de física, mes de junio de 1782, en Buen Abad Manuel, Op.Cit. P.236 .1. ./ \~ v \ 17 La importancia de divulgar mecanismosque pudieran ser reproducidos en el suelo novohispano fue explicitada por el propio Alzate, quien en algunos casos, no dio noticia de tales o cuales máquinas hasta no estar seguro de que su construcción no devendría en altísimos costos o métodos onerosos. Este fue el caso de su máquina para deshuesar algodón, en cuya descripción planteaba: Habrá cosa de cuatro años, que un Maltés mostró una en esta Ciudad y aunque no logré ver el efecto de ella, por lo que he oído, no correspondió la ejecución a la promesa. Su construcción siempre me pareció embarazosa, pues solo para acomodarla, necesita muchas baras de suelo, con el agregado de ser necesarios dos operarios (…). Estos defectos tan palpables me hicieron conjeturar que la máquina estaba construida sin las reglas conducentes. Procuré indagar de las personas que la habían visto (…) y lo que me respondieron, fue, que el algodón salía requemado y sucio; motivo que ha hecho abandonar a un rincón la agigantada máquina. La que voy a describir tiene muy diferentes efectos: su uso general en Chipre, en la India, y en las colonias extranjeras son buenos garantes de su utilidad. Dan noticia en sus viajes Labat, Spon y Wheler. Caso que estos autores se recusasen por poco inteligentes, o por viajeros, el testimonio de Monsiur Condamine es de mucho peso: descríbela en su viaje de Levante, hecho en 1731, y 1732, impreso en Paris en las memorias de la Academia de las ciencias de 1732. pag. 307. en estos términos (…)11. En este texto, Alzate hizo hincapié en la importancia económica del algodón en la Nueva España, utilizado comúnmente como vestido de la gente pobre planteando qué Días hace, que observo el tiempo que se pierde, é incomodidades que se padecen en la trilla, o escarmeno, que llaman de algodón, haciéndome fuerza que habiendo máquina muy conocida para deshuesarlo con facilidad, no haya habido quien la ponga en ejecución. Este es el asunto a que se dirige esta memoria, para lo que daré una 11 Alzate, J.A. Descripción de una máquina muy útil y muy sencilla para deshuesar algodón, en Colección La Fragua, FR‐BN, 1872. 18 corta noticia de las calidades del algodón, modo de cultivarlo y finalmente la descripción de la máquina12. Para garantizar la comprensión pública del modo de operar de la máquina, Alzate incluyó una ilustración en un suplemento posterior a la misma publicación. (Ver ilustración 2) Ilustración 2: Descripción de una máquina muy útil y muy sencilla para deshuesar algodón, en Colección La Fragua, FR‐BN, 1872. Viejos problemas, nuevas máquinas Si la difusión era parte constitutiva de la concepción de la ciencia alzatiana y esto está bien documentado por la historiografía, su carácter de inventor está aún soterrado y es menester destacar la prolífica elaboración del criollo novohispano en este terreno. 12 Ídem. 19 Cuáles y cuántas de las máquinas que inventó fueron efectivamente construidas y puestas a funcionar es aún poco claro. Pero encontramos en sus artículos e informes, una voluntad expresa por proponer nuevos y sencillos mecanismos emanados de su propia creatividad, siempre constreñidos por la observación y la experimentación personal. De un problema concreto, se desprendía en el pensamiento de Alzate una solución concreta; si este podía ser resuelto por algún arbitrio o máquina ya existente, la tarea era construirla localmente. Pero si nuestro autor no tenía referencias, obligaba su actividad en imaginar y proyectar nuevos mecanismos. De su propia invención, encontramos su máquina para desecar pólvora, descrita en un artículo de 1780 en un informe, presentado al gobierno virreinal, titulado Descripción de un nuevo instrumento útil para secar la pólvora con prontitud y seguridad para ser utilizado en la fábrica de pólvora de Chapultepec. Un problema que suscitó el interés del público y de la elite criolla, fue la manera de subir a la catedral de la Ciudad de México la estatua de la fe y la campana correspondiente. (Ver ilustración 3) Para tal efecto, Alzate propuso una máquina en una epístola de 1792 – a la cual añadió una ilustración- donde argumentó que: Por la descripción o estampa que presento se ve que la máquina es muy sencilla: dos planchas de las que sirven para sostener techados, otras dos que sirven de pie de gallo, aseguradas con arreglo a lo que pide la carpintería, formando todo el aparato: es indubitable que puede este pie de gallo sostener grande peso13. 13 Alzate, J.A. Máquina para levantar a la torre de la catedral la gran campana y la estatua de la fe, en Buen Abad Manuel. Gacetas de literatura de México, tomo II, p. 353. 20 En este mismo sentido, Alzate dedica una buena cantidad de letras a describir uno de los problemas más apremiantes de la Ciudad de México, a saber, la escasez de agua y el desperdicio que se registra durante las lluvias. Este problema hidráulico – como él mismo lo definió- se podía resolver con una máquina de su propia invención para almacenar el agua de las fuentes. Como Alzate argumentó: Ilustración 3: Máquina para levantar a la torre de la catedral la gran campana y la estatua de la fe, en Buen Abad Manuel. Gacetas de literatura de México, tomo II, p. 360 21 Al punto que resolví el problema mandé fabricar unos modelos que manifestaron su utilidad efectiva, y no faltó sujeto de mucha habilidad, adornada con los conocimientos que enriquecen a un estudio continuo, y a el haber viajado por muchos países, observando con prolijidad cuanto se halla útil en ellos, que aplaudiese el éxito de mi idea14. Una de sus principales invenciones fue la máquina para introducir aire en las minas, problema no menor que ocasionaba las muerte por asfixia de los operarios y que Alzate dio a conocer en un artículo titulado Modo de introducir aire en las minas para la respiración. Como hemos planteado hasta aquí, la intención de Alzate de describir máquinas novedosas utilizadas en otros contextos geográficos era que pudieran ser construidas y utilizadas localmente. Por otra parte, su actividad de inventor, tenía el objetivo de llenar lagunas, ahí donde sus conocimientos le permitieron discernir que era necesario crear artefactos nuevos. La reforma de las máquinas Pero entre el difundir y el innovar, se registra en la ciencia alzatiana una actividad bien ceñida a sus aspiraciones y preocupaciones técnicas y científicas: modificar lo ya existente para perfeccionarlo, sin grandes insumos económicos y mediante métodos sencillos, capaces de ser aprehendidos por los prácticos. Desde la aparición de su Diario Literario en 1768, Alzate dedica una parte importante de su obra periódica a pormenorizadas discusiones técnicas para mejorar las máquinas ya existentes o diversificar su uso para otras actividades, y esta tendencia va acentuándose al paso de los años. 14 Alzate, J.A. Máquina para almacenar el agua de las fuentes,, en Buen Abad Manuel. Gacetas de literatura de México, tomo II, p. 258. 22 En su publicación periódica de 1787 -Observaciones sobre la física, historia natural y artes útiles- destaca un artículo titulado Sobre la máquina de equitación donde se explica como construir una máquina de uso doméstico con fines terapéuticos para aquellos individuos que no pueden montar a caballo para hacer ejercicio; el mecanismo, estaba basado en la silla de equitación que comúnmente utilizan los jinetes. En un tono crecientemente polémico, muchos de los artículos que conforman su obra periódica estaban orientados a poner en cuestión determinados usos mecánicos impulsados por el gobierno, según él, lejos de la observación,la experimentación y la utilización de los recursos ya existentes. En 1790, Alzate escribió un manuscrito titulado Observaciones económicas sobre la limpia de basuras en la Ciudad de México donde realizó una ácida crítica a la iniciativa del gobierno de construir y poner a funcionar carros de basura para la limpia de la ciudad que según él resultaron inservibles. A propósito planteó: Paso a lo principal: mi genio curioso, y amigo de ver y observar, y la casualidad de transitar por el sitio en que se disponían los nuevos carretones para limpiar, fijó un rato mi atención, sintiendo que obras de tanta importancia se dirigiesen por genios que si no son limitados en realidad, a lo menos no preveían lo que era de presumir sucediere: aseguré a varios sujetos que los carretones tendrían una duración de pocos días, o quizá horas, por que observé los defectos que distinguiré: primero; el centro de gravedad se sitió muy elevado, y siempre que él carretón anduviese con alguna ligereza, ó que pasare por algo desigual, debía romperse, por que formando la basura el peso o centro de gravedad una grande palanca, es consiguiente que si la oscilación es un poco fuerte, obre con actividad; y sobre el punto de apoyo, que es el eje; y como este se dispuso inadvertidamente entre muy delgado, debía también resistir muy poco: mi vaticino ha tenido el efecto que pronostiqué por que en él corto recinto de la plazuela de Loreto, he visto tres carretones inutilizados por habérseles roto el eje. Quisiera 23 preguntar al Director de la construcción de los Carretones ¿Qué mira tuvo, o en que se fundó para disponer un Carretón de casi vara y media de alto?15 Lejos de contentarse con la pura crítica, el ilustrado criollo propuso un carro alternativo que describió meticulosamente tomando en cuenta el tipo de terreno de la Ciudad de México, sus pendientes y desigualdades, apoyándose en el diseño del carretón para transportar maderas: Dije ya que el Carretón de los tratantes en maderas, me hizo pensar la utilidad que atraerían los dispuestos a su semejanza para limpiar las calles; y al intento expongo como aseguradas por la práctica estas demostraciones. Primera: la experiencia ha convencido que un carretón de los que acostumbran los madereros, fabricados con cuatro ruedas, y tirado por cuatro mulas, conduce pesos enormes, planchas de cedro que pesarán por lo menos 800 arrobas y 16 o 20 vigas. Segunda: Tales carretones caminan con velocidad (fije la atención a esto), son de mucha duración, por que de otro modo los interesados no conservarían práctica que les fuere gravosa. Tercera: estos carretones son también los que sirven en las mayores urgencias para conducir pesos muy graves, como campanas de mucho volumen (…). 16 En un texto posterior, de 1791, Alzate se regocijó de que su carro reformado fuese implementado por un tercero para conducir sobre un peñasco muy pronunciado el día 25 de mayo: Siempre viviré agradecido al Señor de Ortiz por haber puesto en práctica mi pensamiento: el público debe darle muchas gracias, porque en virtud de mi informe y de modelos, le presenta una máquina utilísima. Expondré un ligero análisis del informe, para que se vea como el nuevo carro es fruto dimanado de los que escribí y presenté17. También en un artículo de 1795, basado en el funcionamiento de la noria tradicional, Alzate propuso su Máquina útil para las minas e ingenios de azúcar, 15 Alzate, J.A. Observaciones económicas sobre la limpia de basuras (1790), en Colección Manuscritos, FR‐BN. 16 Ídem. 17 Alzate J.A. Máquina útil para las minas e ingenios de azúcar, en Buen Abad Manuel, Gacetas de Literatura de México, Tomo Tercero, 1831 p. 422. 24 mecanismo propuesto para la extracción de plata de los metales que la sostienen por el método de amalgamación y para extraer jugo de la caña de azúcar. La intención de estos textos, donde se describen pormenorizadamente reformas de todo tipo a los mecanismos ya existentes - organizados en artículos de prensa, informes y memorias- era aprovechar al máximo los objetos utilizados en el terreno de la técnica, potenciando su funcionalidad. La intención inmediata de Alzate era perfeccionarlos para que cumplieran con mayor efectividad sus objetivos, consciente de las limitaciones que imposibilitaban la producción de máquinas más complejas. La reforma de las máquinas se volvió todo un tópico abordado constantemente en sus manuscritos y publicaciones periódicas y, la invención de nuevas potencias maquínicas, estuvo subordinada a una suerte de posiblismo utilitario que tuvo repercusiones muy importantes en la construcción de una conciencia mecánica bastante pragmática: se trataba de elucubrar mejoras y transmitirlas de manera que se utilizaran los recursos y saberes ya existentes para poder hacer objetos repetibles, sencillos para los prácticos y útiles. Bajo esta idea fuerza –la de la reforma de las máquinas- constreñida por las condiciones de posibilidad- es que la mecánica de Alzate estaba indisolublemente ligada a la práctica. Esta ligazón no es trivial porque los saberes que hacían a la técnica, el mecanismo y la maquinaria encontraron diversas formas de agencia que trascendieron al dominio hegemónico de los sabios, ingenieros, físicos y expertos. Esto no era ajeno al pensamiento de Alzate que continuamente hacía referencia a la importancia de la experiencia 25 de los prácticos en todas las actividades productivas de la Nueva España “cuyos conocimientos puntuales y particulares de sus entornos inmediatos, puestos a prueba por la experiencia de cada día, resultaron ser indispensables para la ciencia de Alzate”18. Es en el terreno de la minería, donde Alzate desplegó con toda su fuerza esta conciencia mecánica, tanto por su importancia económica como por ser uno de los rubros industriales donde mas se pusieron en juego discusiones, prácticas, saberes y sobre todo distintas máquinas para resolver sus problemas más apremiantes. 18 Achim, M. Prólogo a la edición antológica de Alzate en Cien de México del CONACULTA. En prensa. 26 Capítulo II La industria minera: técnicas, máquinas y organización Lo que T.S. Ashton escribió sobre la extracción de carbón en la Gran Bretaña es igualmente aplicable a la minería de la plata mexicana: Ninguna chispa de genio de un Crompton, ni de un Watt, pudo transformar la extracción del carbón. La penosa experiencia de hombres comunes y corrientes tenía que ir poco a poco elaborando métodos mejores, y toda nueva idea o invención se propagaba de una mina a otra o de un centro minero a otro con lentitud”. D.A. Brading Durante la dominación colonial, la monarquía española se vio obligada a adaptar las formas legales que revestían el derecho de propiedad en el imperio. En el caso de la Nueva España se estableció un criterio general de facto – que no como regla estricta- que indicaba que al descubrir un yacimiento mineral, debía ser dividido en su veta principal en tres partes; 19una reservada al soberano20 que sería subastada públicamente, otra reservada al descubridor y la última destinada al dueño original del terreno. La explotación minera vinculada al derecho de propiedad, estaba organizada en distintos sentidos. Por un lado existía una franca minoría de empresarios muy acaudalados que se dedicaban a usufructuar las ganancias de sus minas y construir grandes obras públicas21. Por otro, la gran mayoría de propietarios eran pequeños y esto se debió a que poseían una cantidad de vetas – una o 19 Romano, R. Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, Colegio de México, México, 2004, p. 322. 20 De esta forma de propiedad,basada en el rey, es que las minas en Nueva España acostumbraron llamarse reales. 21 Romano, R. Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, Colegio de México, México, 2004, p. 334. 27 dos por lo general- pero no eran capaces de solventar económicamente todos los recursos indispensables para completar el proceso productivo de extracción de mineral. Y es que para hacer funcionar una mina, se debía disponer de un avío – conformado por maquinaria, alimentos, velas, animales, pólvora, materiales, leña, etc- y completar el proceso de refinación, lo cual los ponía en una situación de “feroz dependencia frente a quienes les habían anticipado todas estas provisiones”22. Para 1772, solo eran 12 mineros aquellos que financiaban el ciclo completo de producción, el resto eran pequeños propietarios y una parte importante del pueblo se dedicaba a sacarle provecho a los productos minerales que podían ser obtenidos de manera artesanal. La mayor parte de la industria minera estaba organizada alrededor de la extracción de plata, aunque en menor medida, durante la colonia se emprendieron proyectos extractivos de oro, cobre y azogue. El proceso productivo completo estaba articulado en fases: la extracción del mineral, su beneficio – que se refería al proceso de separación de la plata del resto de los metales- y la acuñación o conversión en moneda23. Una mina incluía una extensión de aproximadamente 120 por 60 varas, aunque para 1783, la mayor parte de las zonas de explotación se extendían hasta 200 varas24. 22 Romano, R. Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, Colegio de México, México, 2004, p. 340. 23 Brading, D.A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763‐1810), Fondo de Cultura Económica, México, 2004, p. 343. 24 Ídem. 28 La gran mayoría de las 3000 minas funcionando para las últimas décadas del siglo XVIII, operaban con un tiro perpendicular que iba desde la superficie hasta la veta25. De la base de tiro, salían infinidad de pequeños túneles que seguían la veta en multiplicidad de direcciones, haciendo que “una mina mexicana era parecida a un inmenso panal de abejas, como una especie de ciudad subterránea formada por callejuelas torcidas y en ángulo que existían a diferentes niveles”26. El método de extraer el mineral por medio de un zapapico, prevaleció en la Nueva España durante el siglo XVIII, sin embargo según algunas fuentes, el uso de explosivos comenzó a hacerse común durante esta centuria, abaratando enormemente los costos y posibilitando la ampliación de los tiros (en diámetro y longitud) y de las galerías. La mayor parte del metal extraído se utilizaba para la acuñación y La Corona cargaba un impuesto del 10 por ciento sobre el conjunto de la plata producida, mientras monopolizaba la venta de azogue y pólvora. De la técnica y de las máquinas en la minería novohispana Como hemos dicho, la extracción del metal se realizaba con un zapapico de hierro hecho con material de exportación, que comúnmente era afilado al interior de la mina por medio de fraguas. El laborío de las minas se realizaba “(…) a pozo y patilla, ya sabe vuestra merced que esto no es otra cosa que ir 25 Es importante señalar que el trabajo a grandes profundidades era una práctica regular para la minería novohispana. Los tiros alcanzaban hasta 675 varas, en contraste con los europeos, cuyas profundidades más espectaculares alcanzaban 393, según documenta Brading. 26 Brading,D.A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763‐1810),Op.Cit.p. 184. 29 formando escaleras para desbaratar después los escalones formando otros nuevos siempre que se presenta metal o mineral útil.”27 En contadas ocasiones, las fuentes registran la utilización de pólvora y barrenos para el trabajo de extracción y perforación, como consta en la Gaceta de México de 1730. Los “ademadores (…) aseguran los tiros y los socavones (…); muchachos de seis y siete años se ocupan en llenar con peligro de la vida aquellas oquedades que amenazan ruina.28 El mineral era transportado hacia la superficie en bolsas de cuero que, comúnmente, eran cargadas por los tenateros29. Alzate hizo una descripción a propósito de esta actividad plantando que un operario carga (…) en los hombros hasta doce arrobas de metal subiendo ciento, doscientas o más varas por unas escalas que no son más de unos maderos cilíndricos colocados casi al perpendículo de una cuarta a lo más de diámetro en el que se excavan unas muescas para afianzar los pies.30 Para el siglo XVIII, la carga del mineral se realizó cada vez mas comúnmente utilizando el malacate – que funcionaba como un mecanismo de poleas jaladas por humanos, mulas o caballos-. Una vez extraído el mineral –en el caso particular de la plata- había que beneficiarlo, esto es, separarlo de los metales básicos que lo sustentaban. Para el siglo XVIII se utilizaban dos métodos diferenciados, la fundición o la 27 Alzate, J.A. Carta a don N. sobre el estado ventajoso en que se haya la práctica de la minería en Nueva España, en Moreno de los Arcos, Obras, UNAM, 1985, México, p. 224. 28 Ídem. 29 Término novohispano que definía a los cargadores del mineral. 30 Alzate, J.A. Carta a don N. sobre el estado ventajoso en que se haya la práctica de la minería en Nueva España, en Moreno de los Arcos, Obras, UNAM, 1985, México, p. 224. 30 amalgamación con azogue. La técnica utilizada dependía de la calidad del metal ya que el material de baja calidad era más difícil de separar, por lo que requirió forzosamente de la amalgamación. Este proceso – el de beneficio- se realizó en importantes concentraciones conocidas como haciendas de beneficio. En dichos establecimientos, el mineral era triturado al máximo con molinos y después colocado en hornos de fundición. Después se utilizaban fraguas pequeñas para separarlo del plomo, proceso que requería una nueva exposición al calor intenso. La amalgamación por su parte requería también de la trituración por medio de molinos de pisones, que en el caso de algunos establecimientos, eran operados hidráulicamente. Una vez hecho polvo el mineral, se lavaba con una máquina; según Alzate, “no hay hacienda en que se beneficien metales por medio de azogue en la que no se halle establecida”. Posteriormente, el mineral se colocaba en un arrastre movido por mulas. En este punto del proceso se agregaba el mercurio y luego se hacían montones que se colocaban al aire libre, expuestos al sol. A este proceso por exposición al sol se le conoció como método de patio. 31 Máquinas utilizadas en la minería de la Nueva España para la segunda mitad del siglo XVIII Denominación en la Nueva España Características Fragua Fogones de diversos tamaños en que se calientan los metales para forjarlos. Barreno Se refiere a un mecanismo para desplazar sólidos o líquidos por medio de un tornillo en forma helicoidal que realiza un movimiento de rotación. Es uno de los componentes del taladro moderno. Malacate Mecanismo de una o más poleas que – sostenidas a una devanadera- son tiradas por humanos, mulas o caballos. Se utilizaban para subir el mineral o el agua que anegaba los socavones. Molino de pisones Máquina utilizada para moler material mediante piezas de piedra o madera pesadas – en el caso de la Nueva España- , que caen constantemente pulverizando el material. Era accionado por seres humanos, mulas o caballos. Arrastre Se refiere a un tipo de molino que consiste en una o más piedras grandes arrastradas por un lecho circular, que se utiliza para moler minerales. Rueda Hidráulica Es un motor estimulado por la acción del agua, constituido por palasdispuestas en forma de rueda. El agua al chocar con las palas hace girar el mecanismo. Organización y fuerza de trabajo No se puede hablar de una forma homogénea y generalizada de la organización del trabajo minero para la segunda mitad del siglo XVIII. En realidad, asistimos en este periodo a un proceso de desplazamiento donde coexisten tanto los rasgos precedentes con nuevas formas que comienzan a forjar una nueva fuerza de trabajo. Según Ruggiero Romano, la disminución de la población indígena y el incremento de los españoles hizo que fuera cada vez más difícil otorgar nuevas encomiendas y se acudió al repartimento que adquirió la forma de concesión a 32 particulares31, clave para entender la manera en que se recluto a sectores cada vez mas amplios de los subalternos. A pesar de las reformas que establecían el trabajo libre durante las décadas de dominación colonial, éste fue muy restringido incluso hasta fines del siglo XVIII. El mismo autor registra una ordenanza de 1784 donde se alude al (…) repartimiento de los indios de los pueblos cercanos a los Reales de Mina y a algunos abusos cometidos contra indígenas (…) se denuncia el reclutamiento forzoso de mulatos, mestizos, vagabundos y desocupados, que daba lugar a extremos como la captura de trabajadores.32 En contraste con esta posición, D.A. Brading plantea – para el caso específico del gremio minero- que Los trabajadores mineros de México, lejos de haber sido los peones oprimidos que la leyenda nos presenta, constituían una fuerza laboral libre, bien pagada y geográficamente móvil que en muchas regiones era prácticamente socia de los patrones33. Aunque después reconoce que “Sin embargo, todavía se reclutaban trabajadores indígenas forzados, especialmente en campos tales como Real del Monte y Pachuca, cercanos a la ciudad de México”34. Consideramos que, las contradicciones en la historiografía, tienen que ver con que aún que se preservaron ciertas prácticas características del trabajo forzoso, es verdad que para la segunda mitad de la centuria que nos ocupa, se 31 Romano, R. Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, Colegio de México, México, 2004, p. 350. 32 Romano, R. Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, Colegio de México, México, 2004, p. 354. 33 Brading, D.A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763‐1810), Op.Cit. p.201. 34 Idem. 33 fueron consolidando formas de trabajo libre que dependían de la obtención de un pago. El reclutamiento forzoso – leva- y el reparto de los minerales extraídos entre los trabajadores y el patrón mediante un término denominado partido, fueron prácticas que coexistieron a lo largo de este periodo, generando incluso importantes conflictos sociales como el que se registró en Real del Monte para 176635. Y es que justamente en el periodo que nos ocupa, con la emergencia de grandes propietarios y empresas mineras, es que en algunas minas se intentó abolir el partido e implementar formas relativamente mas reglamentadas de pago a los trabajadores. Esta transformación fue tortuosa y paulatina y en los centros mineros de la Nueva España, se instauró la práctica de anticipar dinero o especie al trabajador en el momento de su reclutamiento para garantizar su endeudamiento y por esa vía su permanencia en el puesto de trabajo. Con la emergencia incipiente de una organización del trabajo que se desplazaba hacia articulaciones más complejas, los sectores subalternos que formaban parte del proceso productivo comenzaron a adquirir una gran relevancia tanto en los saberes, prácticas y técnicas puestas en juego, como en los problemas de carácter socioeconómico. 35 En 1766, los trabajadores mineros de Real del Monte, en la mina propiedad de Romero de Terreros, iniciaron un proceso huelguístico – según algunos historiadores, el primero de América Latina‐ que terminó con un motín de la población y el asesinato de funcionarios locales. Los operarios lucharon en contra de la disminución de su salario por un lado y contra la anulación del partido, que les permitía quedarse con una parte del mineral excedente que extraían. Es relevante que Romero de Terreros es de los primeros propietarios que intentaron eliminar el partido para implementar formas mas modernas de trabajo libre como el salario. 34 Como plantea Luis Chávez Orozco a propósito de las minas de Real del Monte: El trabajador de las minas de Romero de Terreros no es ya el indio, con recursos suficientes para subsistir en su comunidad, explotando las tierras comunales, y que es obligado por la fuerza a trabajar tantos más cuantos días en la mina, a reserva de ser devuelto a su pueblo con unos cuantos reales de más en el bolsillo y un cúmulo de enfermedades incurables en el cuerpo. El trabajador minero de 1776 es un forzado a trabajar, no porque viva dentro de un sistema de esclavitud o encomienda, sino porque no tiene otro modo de vivir.36 División del trabajo por actividad en la minería de la Nueva España para la segunda mitad del siglo XVIII Operarios mineros por actividad (denominación novohispana) Características Barreteros* Se refiere al operario que se dedicaba a picar mineral utilizando un barreno o algún otro instrumento como la pala. Tenateros Aquellos operarios que se encargaban de cargar el mineral extraído hacia la superficie, en bolsas de cuero y subiendo por rústicas escaleras de madera. Ademadores Se encargaban de sostener los tiros o pozos y “los cielos de las labores”. Muchas veces esta tarea era realizada por niños de 7 y 8 años37. Buscones Encargados de buscar vetas minerales en grandes extensiones; comúnmente lo hacían “golpeando crestones y caminando cerro arriba y cerro abajo”38. Malacateros* Operarios encargados de tirar las poleas del malacate o tirar a las mulas y caballos que comenzaron a sustituir la fuerza de propulsión humana para el siglo XVIII. 36 Luis Chavez Orozco, Conflicto de Trabajo en Real del Monte 1766, Instituto para el estudio de la Revolución Mexicana, 1972, p. 20. 37 Así lo describe Alzate en el texto citado anteriormente sobre el estado ventajoso de la minería en la Nueva España. 38 Alzate, J.A., Estado ventajoso de la minería en la Nueva España, en Moreno de los Arcos, Obras, UNAM, 1985,p. 225. 35 Pependadores y pepenadotas Se dedicaban a separar con martillo los metales útiles y valiosos de aquellos que se consideraban secundarios. Peones Se consideraban trabajadores auxiliares sin conocimientos en minería que hacían tareas de apoyo. Antes de las reformas borbónicas los peones eran en su mayoría indígenas reclutados de manera forzosa; al finalizar el siglo XVIII fueron los mestizos y mulatos los que comenzaron a ocupar este rol. La agenda imperial Durante la segunda mitad del siglo XVIII, comenzaron a hacerse evidentes las convulsiones latentes que devenían de la dominación colonial, cuando en 1767 se publicó el decreto monárquico de expulsar a todos los jesuitas del territorio, que debía ser implementado por el virrey Francisco de Croix, quién se enfrentaría con la insubordinación y el alzamiento en ciudades como Guanajuato o San Luis Potosí.39 Como registra David Brading, haciendo una analogía con la década de 1560: En ambas ocasiones, la Corona envió visitadores y virreyes a fortalecer el poder del Estado colonial en tal forma que se obtuviese el mayor rendimiento de sus posesiones de ultramar. Si la capacidad de Felipe II para entablar una guerra en Europa dependió del envío de la plata peruana procurada por las medidas de Francisco de Toledo, asimismo el recién recobrado poder de CarlosIII en el concierto europeo se derivó del auge de la producción mexicana de la plata, organizada por José de Gálvez.40 Efectivamente, las necesidades de la Corona fueron el telón de fondo sobre el cual se delinearon nuevas formas económicas y políticas en el gobierno y 39 Brading, D., Orbe Indiano, De la monarquía católica a la república criolla, 1492‐1867, Fondo de Cultura Económica, México, 1991, p. 503. 40 Op.Cit., p.505. 36 usufructo de las riquezas de la Nueva España, particularmente en los gremios que se consideraban estratégicos como la industria minera. Detrás del desarrollo de la ciencia y la técnica minera novohispana en este periodo está una tensión política esencial que delineó una relación de fuerzas distinta entre el mundo colonial y la metrópoli, ya que lo que se estaba enfrentando era un proyecto distinto en lo económico, lo político y lo administrativo que tuvo su correlato en concepciones de tipo gnoseológico. Y es que, a pesar de que la historiografía le atribuye a la implementación de las reformas borbónicas el auge de la minería para este periodo, en realidad (…) el crecimiento económico de la segunda mitad del siglo XVIII no fue un resultado simple y directo de las necesidades de la Corona española y la ampliación del mercado mundial. La actividad minera conoció en décadas anteriores un crecimiento sostenido (…). 41 La agenda de Carlos III a través del visitador José de Gálvez tenía los siguientes objetivos: a) Imponer una nueva economía de mercado para reanimar la economía Española. b) Atacar la corrupción imperante en la colonia en todos los niveles institucionales, atemperando el control criollo sobre la administración de los recursos. 41 Velasco, C. Los trabajadores mineros en la Nueva España 1750‐1810, en González Casanova, La clase obrera en la historia de México, de la Colonia al Imperio, Siglo XXI, 1996, México, p. 240. 37 c) Implementar un ejército regular, dependiente de La Corona para hacer frente a los convulsivos procesos sociales42. d) Acotar y controlar el relativo poder que había adquirido la elite criolla frente a los peninsulares. e) Exportar ingenieros, científicos y expertos de Europa para forjar instituciones políticas y científicas que fortalecieran los propósitos socioeconómicos de la agenda borbónica. Estas transformaciones orientadas a aceitar la economía del Imperio, tuvieron su correlato en el impulso de la producción y en particular, de la minera, que experimentó un aceleramiento muy significativo para las últimas décadas del XVIII. Pero el proyecto de la metrópoli implicaba una mayor dependencia y subordinación de la economía colonial, en tanto “tributaria sin intermediarios” de las necesidades de la Corona. Bajo esta lógica, las formas políticas borbónicas intentaban construir una casta de administradores incondicionales que disminuyera el empoderamiento que habían tenido las alcaldías mayores – muchas en manos de los criollos- y facilitara el tránsito de riqueza referenciada en materias primas, tributo y mayores cargas impositivas a España. En el terreno de la minería, en particular en las relaciones obrero-patronales (…) la visita de Gálvez señaló el principio de una nueva época. La inmisericorde supresión de las rebeliones de San Luis Potosí y Guanajuato, aunada al subsecuente alistamiento de las clases respetables en los regimientos milicianos, fortaleció la 42 Antes de la explosiva huelga de 1766, ya los operarios mineros habían protagonizado importantes luchas contra el gobierno, con acciones altamente radicalizadas como el levantamiento en Guanajuato contra la subida de los precios del tabaco. 38 posición de los dueños de las minas ante sus trabajadores, y en general la disciplina se hizo mas severa, además de que en ciertos campos se redujeron las ganancias de los trabajadores.43 La agenda imperial, estaba respaldada por la implementación de una nueva legislación que implicó la reducción de precios de materias primas (como el azogue), extensiones fiscales para empresas costosas o riesgosas y la organización de los mineros (…) en un gremio dotado con tribunales para encargarse de los litigios mineros, promulgó un nuevo código de leyes, estableció un banco financiero para los mineros y un colegio de minería, y confirió títulos de nobleza a empresarios ricos.44 Pero sobre todo, la redistribución del poder bajo la óptica de Gálvez, implicaba la disminución de la presencia criolla en los órganos de gobierno: “Los efectos de esta revolución, hecha desde afuera y desde arriba, pueden observarse mejor en la historia de la audiencia de México. Durante los años de la Visita, este Organismo protestó ante Madrid porque el virrey, Marqués de Croix, se negaba a darles a sus miembros las muestras ceremoniosas de respeto que eran tradicionales, y porque no hacía caso de los procedimientos de consulta acostumbrados”45. El desplazamiento del poder criollo se evidenció como algo más que una cuestión protocolar e implico un “cambio de poderes” en el terreno institucional. (Ver tablas 1 y 2) 43 Brading, Mineros y comerciantes en el México borbónico, Op. Cit. p. 203 44 Idem. 45 Brading, D. Mineros y comerciantes en el México borbónico, Op.Cit. p. 66. 39 TABLA I MIEMBROS DE LA AUDIENCIA DE MÉXICO h. 176946 Deán Domingo Valcárcel y Baquerizo Peninsular Oidores Francisco Antonio Echevarri Peninsular José Rodríguez de Toro Criollo Félix Venancio malo de Villavicencio Criollo Antonio Joaquín de Rivadeneira Criollo Antonio de Villaurrutia Criollo Ambrosio Eugenio Melgarejo y Santaella Criollo Francisco López Portillo Criollo Alcaldes del crimen Francisco Javier de Gamboa Criollo Diego Antonio Fernández de Madrid Criollo Francisco Leandro de Viana Peninsular Antonio Rojas y Abreu ? TABLA II MIEMBROS DE LA AUDIENCIA DE MÉXICO h. 177947 Regente Francisco Roma Rossei Peninsular Deán Domingo Valcárcel Peninsular 46 Brading, D. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763‐1818), Fondo de Cultura Económica, México, 1991, p. 66. 47 Ídem. 40 Oidores Antonio de Villaurrutia Criollo Diego Fernández de Madrid Criollo Francisco Javier de Gamboa Criollo Baltasar Ladrón de Guevara Criollo Francisco Gómez Algarín Peninsular Ruperto Vicente de Luyando Peninsular Miguel Calixto de AcedoPeninsular Domingo de Arangoiti Peninsular Juan Antonio Uruñela Peninsular Alcaldes del crimen Ramón González Becerra Peninsular Cosme Antonio Mier y Trespalacios Peninsular Eusebio Ventura de Beleña Peninsular Simón Antonio de Mirafuentes Peninsular Juan Francisco Anda Peninsular El énfasis que el imperio puso en revolucionar las instituciones encargadas de la administración de las riquezas, no encontró la interlocución pasiva de los criollos ilustrados. Algunos sectores, ya se habían forjado una concepción propia y bastante fundamentada de los problemas que aquejaban a la minería en la Nueva España en sus dimensiones económicas y políticas. 41 Capítulo III El proyecto de Alzate frente a la agenda imperial Es en el escenario de la minería donde Alzate se ampara en la necesidad de mejorar los instrumentos de la técnica y las máquinas, reformar la explotación minera y disciplinar el proceso de producción de saberes que los prácticos novohispanos construyeron a lo largo de los siglos, lejos de los conocimientos formales de la geometría, la hidráulica o la arquitectura. De ahí que su obra periódica y manuscrita durante dos décadas, sea rica en artículos e informes orientados a tomar posición sobre aspectos bien diversos de la industria minera. Éstos escritos, no solo dan cuenta de una meticulosa labor de investigación y creatividad, si no de una práctica científica basada en la observación directa y el trabajo de campo. Es este el caso de sus distintas visitas a las minas de azogue. En su informe Noticia acerca de las Minas que en otros tiempos se beneficiaron por cuenta de la Real Hacienda, Alzate se dedicó a describir la evidencia sobre la existencia de las minas de mercurio – muy precarias en su potencial de explotación- y a evaluar críticamente los informes de otros enviados del gobierno. Analizando la situación concreta de la búsqueda de azogue en la Nueva España planteó que: Tan solamente tengo noticia de que se hayan laboreado las de San Gregorio Tepeguala, del Curato de Azuchitlán, la de Tepeyoculco, y la de Temascaltepec; las primeras de San Gregorio tengo reconocidas, y es innegable que si los que las descubrieron hubieran sabido hacer los verdaderos ensayos, no se hubiera perdido tanto caudal en su beneficio, por que apenas dan algunos indicios de cinabrio. Es cierto que a primera vista los metales por su color rojo semejante al del bermellón imponen, pero examinados como ya lo tengo verificado, apenas dan mercurio y lo demás no es 42 sino una piedra ferruginosa de color rojo a lo que llaman los Naturalistas Hematina: Las minas San Gregorio que registré son en número de cinco. Los socavones son profundos y no perpendiculares, sino inclinados al oriente. Para excavar semejantes profundidades sin duda que se desembolsaron muchos millares de pesos, como también en tanta obra de mampostería, cuyos cimientos presentan haber sido para Galeras, corredores, etcétera y aun permanece parte del horno que según los restos que permanecen era de pésima fábrica. Todos estos vestigios se hayan en lo que llaman Rancho del Naranjo, a mar de los ensayos que hice en el sitio, en esta Ciudad he ejecutado lo mismo con los metales que por de Azogue remitió una Persona inteligente en Minas, y verifiqué que son de corta o ninguna ley, estas minas de San Gregorio se hayan como a ochenta Leguas de México, al suroeste. 48 Su vocación de explorador estaba comprometida con la convicción de que la Nueva España tenía riquezas aún no descubiertas, cuya explotación harían florecer al conjunto del reino, como él mismo planteaba “De todo lo dicho resulta lo mucho que aún ignoramos las producciones raras de la Nueva España”. Se refería a la constatación empírica de la existencia de fierro en el subsuelo novohispano: Por el año de 1776 pasé a Xiquipilco para ver con mis ojos el célebre fierro nativo: observé radicados en el pueblo dos herreros, los que trabajaban este fierro virgen; a mi vista lo forjaron y redujeron á la pieza que se les pedía; y en verdad que habiendo conseguido una mole triangular, dispuse que el herrero labrase uno de los triángulos, de forma que los otros dos permaneciesen vírgenes, al modo que los presentó la naturaleza.49 Tanto el informe sobre la situación de los yacimientos de azogue, como su noticia sobre la existencia del fierro, tuvieron el objetivo de forjar verdades contundentes, basadas en la experiencia de aquello que efectivamente podía 48 Alzate, J.A. Noticias acerca de las minas que en otros tiempos se beneficiaron a cuenta de la Real Hacienda, en Colección Manuscritos, FR‐BN. 49 Ídem. 43 ser explotado o no en la minería. De esta preocupación, fincada en condiciones concretas, la ciencia alzatiana logró articular una serie de planteamientos técnicos y propuestas de maquinaria bien apegadas a la realidad de la explotación minera. Ahí donde los enviados de la monarquía ilustrada encontraron los principales problemas técnicos y económicos de esta industria, Alzate había caminado un trecho bastante importante para responder con ideas creativas, ajustadas a los precarios recursos y las adversidades naturales. La inundación de las minas y el uso del malacate Su preocupación por el perfeccionamiento de la técnica minera, estuvo atravesada por debates importantes que trascendían a los intereses puramente instrumentales. En última instancia, si bien la censura constreñía enormemente la actividad periódica: Durante las últimas dos décadas del siglo XVIII, surgió en la Nueva España un nuevo género que confrontó en la arena pública a la elite criolla a través del debate científico50, en torno a diversos temas que muchas veces estaban delineados por intereses políticos y económicos. Alzate fue parte de una generación que coadyuvó a que dichos debates científicos impactaran en (…) la creación de espacios públicos para la expresión de opiniones personales, para la búsqueda de los criterios que subyacieron al consenso y a la negociación, así como de la posibilidad de disentir, de romper, de excluir, de impugnar.51 50 Achim, M. Prólogo a la edición antológica de Alzate en Cien de México del CONACULTA. En prensa. 51 Ídem. 44 La minería concitó el interés de sectores de esta elite y se suscitaron intensas discusiones a su interior, atizadas aún más frente a la implementación de las reformas del despotismo borbón. Durante 1784 en la Gazeta de México Alzate fue protagonista de un nutrido debate sobre la reforma del malacate, donde puso todos sus recursos disponibles para demostrar que era necesario y factible modificar dicha máquina para su perfeccionamiento, utilizando tanto argumentos provenientes de los conocimientos formales en geometría, hidráulica y física como la observación y experiencia de las propias técnicas de desagüe. Su interlocutor fue nada menos que el propio Joaquín Velásquez de León, quien fungiera como director del Tribunal de Minería y quien realizó importantes modificaciones al malacate que se hicieron realidad en la construcción de 10 máquinas modificadas, puestas en actividad desde 1777. El problema de desaguar los túneles anegados era (…) el más agudo obstáculo que tuvo que enfrentar la minería colonial. Las técnicas para evacuar el agua de las minas inundadas eran básicamente dos: perforar un túnel, a veces de gran longitud, para lo cual serequerían excelentes conocimientos de geometría subterránea; o bien utilizar malacates.52 La pretensión de Alzate de mejorar la extracción minera y su aprovechamiento económico, estaba flanqueada por el ímpetu de modernizar la técnica empleada por un lado, y por recurrir a los recursos y conocimientos locales por 52 Trabulse, E. Historia de la ciencia en México, Tomo I, Fondo de Cultura Económica, México, 1985, p. 69. 45 el otro. Su Noticia de una máquina muy útil para desaguar las minas de 1768 – texto al que hacemos referencia en el primer capítulo de este trabajo- da cuenta por primera vez en la Nueva España de la bomba de vapor utilizada en Europa para la minería53. En este artículo, Alzate describe amargamente el problema de las inundaciones y la imposibilidad técnica de desaguarlas rápidamente. Como él mismo planteó: Como el ramo de la minería es el nervio principal del reino, nunca sobran las industrias cuando se intenta mejorarlo. Uno de los motivos de que muchos reales estén hoy en decadencia, es la inundación de las minas: Pachuca, Zacatecas, y últimamente Bolaños, experimentan el golpe de este terrible elemento, que si se llegara a vencer redundarían muchas utilidades a Su Majestad y a los habitantes de esta América.54 Además de presentar la descripción de la máquina de fuego, Alzate criticó explícitamente la utilización generalizada del malacate como método para desaguar minas y se lamentó de la pobre inversión técnica que recibió la minería al paso de los siglos: Es de extrañar el que en mas de doscientos años que se laborean las minas, no se haya dado un paso adelante en su desagüe: el cabrestante que llaman malacate ha sido el único asilo en semejantes ocurrencias: su inutilidad se manifiesta si sé considera el dilatado tiempo que es necesario para que la soga enrede en el malacate, y que la cantidad que se extrae no puede ser suficiente en muchas ocasiones; porque 53 La “máquina llamada de fuego” de la que da noticia Alzate es la bomba de Newcomen. Fue construida originalmente por Thomas Newcomen (1663‐1729) y posteriormente perfeccionada por James Watt (1736‐1819) supuestamente para 1765. Según la referencia de Alzate, la bomba de la que el habla es obra del Marqués de Worsester quien la expone en su obra Centurias de invenciones, obra que según Alzate fue quemada por Saberi para plagiar el invento. Este último sería quien la construya en Inglaterra para después ser perfeccionada por Papin en Alemania y Amontons en Francia. 54 Alzate, J.A. Noticia de una máquina muy útil para desaguar las minas (1764), en Buen Abad Manual, Gacetas de Literatura de México, Tomo cuarto, 1831, p. 25. 46 si se sacan veinte arrobas de agua, es muy probable el que por los manantiales entre la misma ó mayor cantidad.55 Como elemento de autoridad, en este texto Alzate recurrió al ejemplo de tres bombas que estaban funcionando satisfactoriamente en Europa: la de las minas de Conesberg en Hungría, la de Fresnes en Francia y la de Griff y fortalece su argumento citando distintas obras donde se describen las bombas como el Teatro hidráulico de Leopoldo, el Curso de física experimental de Saguliers y el Diccionario universal de matemáticas y física de Saverien. Esta ácida critica a la utilización del malacate, estuvo matizada por la convicción alzatiana de ponderar los recursos disponibles en el terreno de la maquinaria para ejecutar salidas viables a los problemas de la minería. Sustituir el malacate por las bombas, para la segunda mitad del siglo XVIII resultaba imposible por los problemas de financiamiento de la propia industria y las dificultades técnicas. Por ello en su carta a Don N. sobre el estado ventajoso en que se halla la práctica de la minería en Nueva España de 1787 planteó que: Se acusa a los mineros de la Nueva España de no haber inventado máquina para los desagües, pudiendo usar de las bombas; puedo confesar a vuestra merced que mi insuficiencia me tenía enclavado en semejante idea; pero monsieur Monnet me ha presentado el desengaño, a la página 182 trata de las bombas y prefiere las máquinas movidas por los hombres (…) vuestra merced dirá si esta práctica no es de antaño en Nueva España56. 55 Ídem. 56 Alzate, J.A., Estado ventajoso de la minería en la Nueva España, en Moreno de los Arcos, Obras, UNAM, 1985,p. 225. 47 Es así que el ilustrado novohispano, protagonizó un importante debate no ya para sustituir el malacate por bombas de vapor, si no por realizar todo tipo de reformas al mismo en el camino de perfeccionarlo. En un artículo de 1784, Alzate reconoció cuatro defectos sustanciales en el malacate, a saber: la forma o estructura de la devanadera, la pequeñez de las rodanas, la colocación del espeque y la colocación de la propia devanadera. Según él, la devanadera requería de ser cilíndrica y no de varios lados para que los caballos movieran la máquina con uniformidad. Una devanadera poligonal – como era el caso- gastaba enormemente las cuerdas por fricción. El problema de la pequeñez de las rodanas era que se requería de más fuerza para moverlas, en cambio rodanas con un diámetro mayor permitían mas vueltas en el mismo tiempo y las cuerdas que las movían oponían menor resistencia. En el mismo artículo, Alzate argumentó que el espeque tenía que estar mas elevado, ya que las bestias de carga requerían no solo de tirar si no de cargar porque se colocaba tradicionalmente muy a ras del suelo. La reforma del malacate, bajo el prisma alzatiano, estaba basada en la observación de las máquinas funcionando en distintas minas y su crítica hacia los mineros radicó en su poca preocupación por construir conocimientos técnicos apuntalados en la experiencia: Tan solamente una práctica sin conocimientos, una imitación servil pudiera introducir el método de colocar la devanadera á distancia de los tiros, que es el cuarto defecto que mi observación tiene verificada. Colocan la máquina á mucha distancia del tiro, sin advertir el demérito que en ello se padece. La maquinaria enseña, que por medio de una soga colocada horizontalmente, un hombre por ejemplo, à diez varas de distancia, puede mover seis arrobas; pero este mismo hombre con las mismas fuerzas, á veinte 48 varas no podrá mover cuatro arrobas. ¿De dónde proviene esta grande diferencia? El vulgo no dirá el por qué; pero la práctica en la maquinaria enseña, que el peso de la soga la obliga à formar una curva proporcionada á la distancia en que se hallan los puntos de apoyo, lo que debilita en proporción los esfuerzos de la potencia. Esta verdad tan manifiesta; que todo individuo puede por reconocerla, se oculta á nuestros mineros: ¡lo que puede la preocupación! La primera respuesta al escrito de Alzate fue la del francés Doctor Esteban Morel57. El mismo, en carta dirigida al propio Alzate, le felicita por su preocupación por “promover ideas patrióticas” y se atribuye ciertas reflexiones sobre el malacate pero esbozando diferencias que el considera “muy diversas” con respecto a lo expuesto por Alzate. A manera de aclaración, le dice a Alzate que él ha pensado en lo privado sobre este problema y que ahora lo hace público ya que “Vuestra merced ha abierto la vía peligrosa de la imprenta para comunicar al público sus observaciones y reflexiones sobre la materia”. Una epístola posterior publicada en la Gaceta y dirigida a Joaquín Velásquez de León, pone en duda el que en la práctica, puedan ser llevadas a cabo las consideraciones de Alzate. Estimulado por la carta del práctico, Velásquez de León respondió en forma indirecta al texto de Alzate, usando como intermediario a
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