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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Filosofía y Letras División de Estudios de Posgrado PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LA ELABORACIÓN DE UN DICCIONARIO DIFERENCIAL DEL ESPAÑOL EN SONORA Tesis que para obtener el grado de Maestría en Letras (Lingüística Hispánica) presenta ANDRÉS ACOSTA FÉLIX Dirección de tesis DRA. ELIZABETH LUNA TRAILL Universidad Nacional Autónoma de México Codirección de tesis DRA. ROSA MARÍA ORTIZ CISCOMANI Universidad de Sonora MÉXICO 2006 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Deseo expresar mi gratitud en primer término a la Dra. Elizabeth Luna Traill por la dirección de este trabajo de tesis. A los profesores sinodales Dra. Ana María Cardero García, Dra. María Ángeles Soler Arechalde, Mtra. Gloria Esthela Báez Pinal y Dr. José G. Moreno de Alba, por sus correcciones, sugerencias y comentarios críticos que contribuyeron a enriquecer la presente investigación. Agradezco a la Mtra. María Magdalena González Agramón, Directora de Desarrollo Académico de la Universidad de Sonora por el impulso a este programa especial de maestría. Igualmente por su apoyo a la Lic. Martha Martínez Figueroa, Jefa del Departamento de Letras y Lingüística y al Dr. Gerardo Francisco Bobadilla Encinas, Director de la División de Humanidades y Bellas Artes. A mis amigos y compañeros de trabajo. De manera especial a Gabriel Osuna Osuna por ser un interlocutor crítico y solidario. Finalmente y de manera especial deseo hacer patente un reconocimiento a la Dra. Rosa María Ortiz Ciscomani quien fungió como codirectora de este trabajo de tesis. Agradezco infinitamente el tiempo brindado, la orientación y las sugerencias de corrección. Gracias por la solidaridad y paciencia en este programa especial de maestría. A la memoria de mi hermana Rebeca, mi segunda madre y fuente de inspiración. De igual forma para mi mamá, Rita Félix Armenta y mis hermanos con especial cariño. 4 Í N D I C E Introducción...............................................................................................................................6 Objetivo..........................................................................................................................11 El corpus........................................................................................................................14 Organización del trabajo..............................................................................................16 Capítulo 1. MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL Y BIBLIOGRÁFICO 1.1 Introducción......................................................................................................18 1.2 Ubicación de la lexicografía…………………............................................23 1.3 Lexicografía integral y lexicografía diferencial.............................................27 1.4 Revisión de los estudios léxicos sobre el español en Sonora.....................32 1.5 Estudios lexicográficos sobre el español del noroeste de México............39 1.6 ¿Es posible la caracterización del español sonorense?...............................42 Capítulo 2. CATEGORÍAS CONCEPTUALES EN EL DICCIONARIO 2.1 Introducción…………………………...…………..……………....….46 2.2 Perspectiva conceptual…………..................................................................49 2.2.1 El léxico y la elaboración del diccionario.........................................49 2.2.2 Construcción del concepto de sonorensismo..................................54 2.3 Conceptos relativos a la práctica lexicográfica.............................................66 2.3.1 Lematización o forma de cita.............................................................66 2.3.2 La fraseología........................................................................................69 2.3.2.1 Características y tipos de unidades fraseológicas...............73 Capítulo 3. CARACTERIZACIÓN DEL DICCIONARIO Y MATERIAL LÉXICO 3.1 Introducción......................................................................................................83 3.2 Características del diccionario……...............................................................90 3.2.1 Semasiológico.......................................................................................91 3.2.2 Descriptivo............................................................................................92 3.2.3 Diferencial.............................................................................................93 3.2.4 Diatópico...............................................................................................94 5 3.2.5 Etnográfico...........................................................................................95 3.2.6 Sincrónico.............................................................................................96 3.3 Caracterización del corpus..............................................................................97 3.3.1 Variable sociolingüística....................................................................103 3.3.2 Variable de contacto lingüístico.......................................................110 3.3.2.1 Anglicismos............................................................................110 3.3.2.2 Indigenismos..........................................................................114 3.3.3 Variable cronológica..........................................................................120 3.3.3.1 Arcaísmos...............................................................................120 3.3.3.1.1 Plenos....................................................................121 3.3.3.1.2 En transición........................................................124 3.3.3.2 Neologismos..........................................................................125 3.4 Unidades fraseológicas..................................................................................127 Capítulo 4. PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL TRABAJO DE CAMPO 4.1 Introducción………………………....…………….……….....……...131 4.2 Metodología de elicitación............................................................................133 4.2.1 Presentación general de fuentes....…..….………....….....……..135 4.2.1.1 Fuentes primarias..................................................................135 4.2.1.2 Fuentes secundarias……………........……….......……..136 4.2.2 Elaboración de un cuestionario lexicológico.................................139 4.2.3 Aplicación del cuestionario..............................................................147 4.2.4 Formato de guía de elicitación.........................................................150 4.2.5 Entrevista de habla espontánea.......................................................152 4.3 Selección de localidades................................................................................155 4.4 Selección de informantes..............................................................................157 CONCLUSIONES…...………….......……………….....…………………….......……162BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................................................170 6 INTRODUCCIÓN1 Al hacer una revisión exhaustiva del estado actual que guardan las investigaciones dialectológicas y lexicográficas del español mexicano observamos que existen estudios de diversa naturaleza que efectivamente aportan datos y reflexiones importantes que han contribuido a caracterizar el español mexicano. Considero que en la actualidad ya no es suficiente con mencionar únicamente aquellos rasgos que distinguen a esta variedad del español y hacer afirmaciones generales en el sentido de que México es un país seseante, yeista y donde la influencia de las lenguas de sustrato apenas alcanza el vocabulario y ciertos niveles de la fonética y la morfología (véase Lipski 1996; Lope Blanch 2000). Es necesario continuar estos estudios para profundizar en los patrones de variación y en el conocimiento sistemático de las variantes dialectales de nuestro país.2 La investigación lingüística en México orientada hacia la descripción gramatical del español y las lenguas indígenas se ha iniciado desde hace varias décadas en diferentes centros de investigación y universidades mexicanas. Incluso hemos observado cómo en la actualidad han emergido áreas investigativas igualmente 1 Esta investigación fue posible gracias al apoyo de una beca PROMEP, otorgada dentro del programa especial de Maestría en Letras (Lingüística Hispánica), a partir del convenio institucional celebrado entre la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y la División de Humanidades y Bellas Artes de la Universidad de Sonora. Este programa de maestría tuvo como responsables académicos a la Dra. Elizabeth Luna Traill por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México y a la Dra. Rosa María Ortiz Ciscomani por la Universidad de Sonora. 2 En la actualidad existen algunas investigaciones sobre estos temas, por ejemplo el estudio sociolingüístico desarrollado por Lastra y Butrageño (2000) sobre variación y cambio lingüístico en la ciudad de México; la investigación dialectológica del español de Sinaloa impulsada por Mendoza (2002), y el léxico de Chetumal, Quintana Roo estudiado por Pérez Aguilar (2002); de igual forma el trabajo de Arzate (2003) sobre léxico de las maquiladoras de Ciudad Juárez, Chihuahua entre otros. 7 importantes como el análisis del discurso, la logogenia, la oralización de sordos, la enseñanza de segundas lenguas y la implementación de una lengua de señas mexicana. Esta situación nos hace ver que la lingüística aplicada está teniendo un desarrollo por demás interesante en nuestro país. Ahora bien, aunque mi intención no es reseñar toda la investigación lingüística que se realiza actualmente en México, ni evaluar o cuestionar la orientación y resultados que se han obtenido, mi propósito simplemente es ubicar el desarrollo que la lingüística y la lexicografía han tenido en nuestro país, para contextualizar, dentro de ella, la presente propuesta metodológica para elaborar un diccionario diferencial-contrastivo del español hablado en el estado de Sonora. Las diferentes publicaciones y proyectos de investigación que han desarrollado los lingüistas mexicanos como Luis Fernando Lara en el Colegio de México y Juan M. Lope Blanch y José G. Moreno de Alba en la Universidad Nacional Autónoma de México, desde los años setentas a la fecha, han sido determinantes para conocer la caracterización de eso que denominamos español mexicano y precisamente para ir conociendo cuáles son los temas que aún no se han explorado o que requieren mayor reflexión. Por ejemplo Lope Blanch inició la marcación de las zonas dialectales a partir de la aplicación de un instrumento y entrevistas grabadas, resultados que se registran actualmente en los diferentes tomos del Atlas lingüístico de México. Tiempo después Moreno de Alba (1992) propone también una delimitación de zonas dialectales de las principales ciudades de Hispanoamérica, con base en el léxico. Por otra parte y de manera paralela, Lara ha consolidado el proyecto del “Diccionario del Español de 8 México”, a partir de sus diferentes diccionarios y múltiples publicaciones sobre temas lexicográficos. Sin embargo, en la literatura revisada no existe ningún texto o reflexión que nos oriente en la elaboración de un trabajo lexicográfico sobre alguna de las variedades no estándares del español de México, es decir, de alguna región de la provincia mexicana. En el caso particular de los estudios lingüísticos sobre el español sonorense el panorama es poco halagador ya que existen únicamente monografías dialectales y estudios aislados, además de dos obras lexicográficas elaboradas con poco rigor metodológico. Esta ausencia de estudios en la región no crea la plataforma suficiente como para iniciar una problematización en torno a los métodos que deberían emplearse para un proyecto lexicográfico diferencial. Sin embargo, la presente propuesta metodológica para elaborar una obra lexicográfica diferencial contrastiva sobre el español hablado en el estado de Sonora se fundamenta en las siguientes ideas y reflexiones. i). Parto de la hipótesis de que en el español hablado en Sonora existe un conjunto de formas léxicas y unidades fraseológicas que se han originado en esta región, debido a la influencia de diversas variables sociales, tales como las lenguas en contacto, las diferencias de origen geográfico y la migración interna, además de los grupos sociales y generacionales. De igual forma tenemos la presencia de elementos lingüísticos arcaicos que se han ido quedando en estas regiones del noroeste de México y que suelen no aparecer en otras variedades dialectales del español mexicano. 9 ii). Al igual que todo proyecto lexicográfico, el inicio de la reflexión sobre esta propuesta metodología se da a partir de tres grandes ideas: a) claridad en torno a las características del diccionario que se pretende elaborar; b) delimitación del tipo de usuario a quien se dirige la obra lexicográfica; y c) la interrogante en torno a la existencia y posible caracterización de un ‘español sonorense’. iii). Siguiendo a Haensch (1999) esta propuesta se enmarca en la metodología diferencial que para nuestros propósitos se refiere básicamente al registro de elementos léxicos del español general, pero que en Sonora tienen otras condiciones de uso, tales como diferente connotación, frecuencia, cambio de significado o elementos morfológicos distintos. Igualmente se integran formas léxicas que provienen del contacto con otras lenguas como el inglés y las lenguas indígenas regionales. Esta lexicografía diferencial naturalmente proyecta la noción de sonorensismo como una categoría compleja asumida como un concepto lato sensu, mismo que será redondeada y revisada a partir de la implementación misma de esta propuesta metodológica. El sonorensismo es un concepto actualmente en construcción que asumo como una hipótesis de trabajo. iv). En los capítulos 3 y 4 se presenta el material léxico que ya se ha recolectado hasta el momento, indicando los problemas que se dan cuando se desea clasificarlos y agruparlos, debido a que en ocasiones no hay criterios del todo claros que nos orienten para decidir qué es un arcaísmo, un indigenismo o un neologismo, por ejemplo. No obstante, hay que decir que en esta base de datos existen vocablos 10 que presentan una clara etimología inglesa o indígena y esto permite poder hablar de anglicismos o indigenismos. Asimismo, considero que la caracterización del corpus será posible en la medida en que establezcamos dichos criterios con base en pruebas de localización en otras obras lexicográficas de referencia o en estudios dialectológicos disponiblessobre estos temas. v). La elaboración del diccionario diferencial debe enmarcarse en su contexto propiamente sociolingüístico, esto permitirá visualizar al español hablado en Sonora como una variedad no estándar de la lengua española, es decir como aquellas formas vernaculares que no son “oficiales”, pero que presentan un nivel de polimorfismo muy alto y consecuente ausencia de normalización (véase Carriscondo 2001). De igual forma considero que una obra lexicográfica diferencial tendrá que basarse principalmente en un corpus que provenga de fuentes orales y escritas, es decir, combinar más de un instrumento y estrategia para la recolección del material empírico. vi). Resulta interesante incorporar las estrategias metodológicas que han desarrollado los estudios cuantitativos del habla, impulsados por William Labov en lo que se refiere a los parámetros para seleccionar localidades representativas y muestras estratificadas de hablantes; y a otro nivel, al diseño de estímulos sociolingüísticos que permiten al investigador acceder al registro espontáneo de formas lingüísticas por parte de los hablantes. vii). Esta propuesta se deriva a partir de algunas investigaciones que he realizado 11 sobre el español en Sonora desde una perspectiva dialectológica, y también como resultado de la revisión crítica de obras lexicográficas que se han elaborado sobre el español hablado en Sonora. La intención de esta propuesta metodológica es superar precisamente las omisiones y problemas metodológicos que he localizado en el Vocabulario sonorense de Horacio Sobarzo (1966) y en el texto Apapuchi. Regionalismos de la sierra de Sonora de José Luis Durón (2001). Objetivo Enfrentado a un proceso de recopilación y construcción de una base de datos léxicos del español en Sonora, este trabajo se orienta hacia la conformación de una propuesta metodológica que indique, de manera sucinta y explícita, los pasos necesarios que deben darse para la elaboración de un diccionario diferencial, es decir, una obra que registre unidades léxicas y expresiones coloquiales propias de esta región geográfica y que no se utilicen en otras localidades de México. De igual forma se ofrecen alternativas de solución en relación con la toma de decisiones para la recolección del dato empírico y del tratamiento lexicográfico del mismo. Por otra parte, cabe señalar que por el momento no se pretende elaborar el diccionario diferencial del español en Sonora, sino plantear una plataforma de discusión metodológica que sirva de apoyo y justificación a un proyecto de investigación lexicográfica de tales características. Aunque el interés por la lexicografía en nuestro país se hace evidente cuando observamos, por un lado, nuevos diccionarios sobre lenguas indígenas mexicanas, y 12 por otro, proyectos lexicográficos del español en diferentes instituciones y centros de investigación. Asimismo, considero que la lexicografía mexicana actual no ha mostrado un interés particular por el desarrollo de la investigación lexicográfica de las regiones dialectales de México. Justo es decir que en la literatura revisada no hay bibliografía disponible que nos indique precisamente los métodos a seguir en este tipo de trabajo, por lo que mi propuesta metodológica pretende llenar un vacío bibliográfico sobre este tema. Quizá esto se deba exactamente en parte a la ausencia de investigaciones dialectales y lexicográficas del español de la provincia mexicana. Por otra parte, la propuesta metodológica para elaborar una obra lexicográfica más rigurosa es un paso previo necesario para emprender posteriormente el diseño de un diccionario monolingüe, semasiológico, descriptivo, diferencial, etnográfico y diatópico, basado principalmente en fuentes orales.3 Es decir, una obra dirigida a lectores interesados en el español regional y a investigadores deseosos por conocer el vocabulario utilizado en territorio sonorense, con base en el contraste y la diferenciación de otras variedades dialectales y de otras obras lexicográficas disponibles. Un diccionario que muestre el uso y significado de elementos léxicos considerados como de uso regional y, en segundo nivel que evidencie y marque las diferencias léxicas por regiones sonorenses.4 La característica descriptiva del diccionario se refiere a que los materiales serán descritos tal y como se presentan en el 3 Igualmente en esta investigación lexicográfica podemos integrar fuentes escritas tales como periódicos locales ya que en este tipo de medios suelen crearse neologismos interesantes que valdría la pena integrar a nuestra base de datos. 13 español en Sonora, es decir sin hacer mayores aclaraciones, referencias o comentarios en relación con la corrección o “buen uso” de los vocablos. Una parte fundamental de esta propuesta metodológica consiste en proponer la conformación de un cuestionario para el levantamiento de los materiales léxicos que conformará el corpus. Por tanto, una de las interrogantes más inmediatas a responder es a qué tipo de instrumento debemos acudir, como investigadores, para registrar el dato empírico relevante para esta lexicografía diferencial. Creo que la experiencia que se ha tenido con los cuestionarios en las investigaciones dialectales hispánicas ha sido enriquecedora, al menos en décadas anteriores. No obstante habría que preguntarse si este método de obtención de materiales tal cual sería significativo para este tipo de lexicografía. Además no olvidemos que los cuestionarios dialectales en sí mismos son restringidos en su alcance. Es muy probable que a pesar de que el encuestador insista, a través de la descripción o de la pregunta directa, las formas lingüísticas que se intentan obtener, mayormente no aparecerán, tomando en cuenta, por una parte, la situación formal de entrevista y por otra, la cantidad limitada de los conceptos que integran este tipo de cuestionarios.5 A pesar de que los cuestionarios, como instrumentos de elicitación, no son del todo adecuados para la obtención del dato lexicográfico, creo que no debemos desdeñar su uso. No obstante la idea anterior, considero que los cuestionarios lexicológicos cuidadosamente construidos deben ser un apoyo 4 Es decir, la característica diatópica del diccionario. 5 Al respecto, véanse el Cuestionario para la delimitación de las zonas dialectales de México (Lope Blanch 1970) y Cuestionario para el estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Hispanoamérica y 14 importante en toda investigación lexicográfica que tenga como objetivo la descripción de las variedades no estándares de la lengua (véase Carriscondo 2001: 87). El corpus La base de datos léxicos sobre la cual se fundamenta la presente propuesta metodológica está integrada por aproximadamente quinientas formas léxicas, la mayor parte de las cuales corresponde a lexemas, y en menor proporción, a unidades fraseológicas, mismas que han sido registradas a partir del año 2000 hasta la fecha, en el habla de sonorenses. Una de las primeras aclaraciones que habrá que hacer es que el levantamiento de estos materiales se ha realizado de manera poco sistemática y sin instrumento alguno. A partir de los cursos de lexicología y lexicografía que he impartido en la Licenciatura en Lingüística de la Universidad de Sonora, he ido integrando este conjunto de vocablos, con el interés didáctico de ilustrar parte de los problemas que tendríamos que enfrentar al momento de elaborar un diccionario del español en Sonora. No obstante, este corpus presenta una serie de rasgos lingüísticos, en términos sociolingüísticos, morfológicosy semánticos que hacen posible e interesante poder utilizarlos como hipótesis de trabajo hacia la consolidación de la propuesta metodológica. Estos materiales léxicos dan cuenta de alguna manera de las diferencias dialectales que se dan entre las diferentes localidades sonorenses; marcan leves diferencias diastráticas y generacionales. De igual forma en los datos aparecen los de la Península Ibérica (1973). 15 elementos léxicos derivados del contacto entre lenguas: anglicismos e indigenismos; finalmente se presentan las formas en desuso y de reciente creación.6 Por otra parte, la recolección de estos datos en sí misma supone una problemática metodológica, en el sentido de que este registro de formas lingüísticas no ha tenido el rigor suficiente. Sobre esto mismo, cabe señalar que los mismos estudiantes de la Universidad de Sonora han tenido una participación activa al proponer algunos de los vocablos durante los cursos de lexicografía. Esta participación ha permitido algún grado de reflexión en torno a la pregunta de qué es un sonorensismo y cómo debe analizarse, o qué consideraciones habrá que hacer para proponerlo como entrada a un diccionario. Finalmente debo aclarar que he recolectado vocablos en algunos contextos naturales de comunicación cotidiana, tales como conversaciones entre amigos, entre familiares; incluso he registrado material léxico que ha aparecido en algunos programas de radio y televisión locales que tienen como objetivo fundamental no sólo divertir sino también difundir y reforzar la cultura regional a través de la música.7 Organización del trabajo Este trabajo está integrado por una introducción donde se muestra, en términos 6 Véase al respecto, parte del capítulo 3 “Caracterización del diccionario y material léxico”. 7 Tal es el caso, por ejemplo de programas de televisión de la ciudad de Hermosillo como “Conociendo Sonora”, “Arre Mago” y “Furia grupera” de TELEMAX, del Gobierno del Estado de Sonora, y “La Tatahuila”, “Esto es Sonora” de Canal 12 de Televisa Hermosillo. De igual forma en programas de radio FM como “La Caliente” y “La Comadre”, entre otros. Obviamente también resultaría interesante incorporar material de programas de radio y televisión de diversas localidades sonorenses. 16 generales, la presente propuesta metodológica y sus características en el contexto de los estudios dialectológicos y lexicográficos del español mexicano, asimismo se presenta el objetivo de este trabajo de tesis y finalmente se hace una descripción general del corpus de datos léxicos que ya se ha recolectado, mismo que fundamenta la presente propuesta metodológica. Enseguida aparecen cuatro capítulos y finalmente las conclusiones. A continuación se detalla el contenido de estos grandes apartados. El capítulo 1, titulado “Marco referencial conceptual y bibliográfico”, incluye una perspectiva general de la lexicografía y el desarrollo que ha tenido en la lengua española, haciendo énfasis en la metodología integral y en la diferencial. Asimismo se presenta una revisión de los diferentes estudios léxicos que se han realizado en el noroeste de México y que han hecho aportes importantes para el conocimiento de estas variedades dialectales. Los elementos léxicos analizados en estas obras lexicográficas permiten lanzar hipótesis en relación con la posible caracterización del español en Sonora. El capítulo 2 sobre “Categorías conceptuales en el diccionario” desarrolla el tema del léxico y la elaboración del diccionario. Asimismo propone la discusión de la construcción del concepto de sonorensismo con base en cinco condiciones y fundamentalmente enmarcado en la perspectiva neológica de la lengua. En un segundo apartado se describen categorías claves en la práctica lexicográfica, tales como la forma de cita o lematización y las diferentes propuestas que permiten clasificar las unidades fraseológicas. 17 El capítulo 3, “Caracterización del diccionario y material léxico”, se dedica básicamente a la caracterización del diccionario y de los materiales léxicos. En él se describen los rasgos de esta obra lexicográfica y se propone una clasificación sustentada en los datos léxicos ya recolectados (lexemas y unidades fraseológicas). El capítulo 4 se orienta especialmente a la propuesta metodológica sobre el trabajo de campo, en torno al diseño de instrumentos que permitan la elicitación del dato empírico. Asimismo, se explica qué son las fuentes primarias y secundarias y se propone la elaboración de un cuestionario lexicológico para el levantamiento de datos léxicos. Asimismo se explicitan los criterios y parámetros para decidir las localidades e informantes sonorenses representativos. En otro apartado se presentan las conclusiones de este trabajo de investigación. En primer término tenemos la propuesta metodológica general, la cual incluye los diferentes métodos que deberán seguirse para el diseño y elaboración de esta obra lexicográfica. En segundo lugar, se listan las diferentes reflexiones que se han dado a lo largo de estos cuatro capítulos respecto de la elaboración de una obra diferencial del español hablado en Sonora. Finalmente aparece la bibliografía que se cita dentro del texto. 18 CAPÍTULO 1 MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL Y BIBLIOGRÁFICO 1.1 Introducción La lexicografía, entendida como aquella disciplina interesada directamente en la elaboración de diccionarios, es un área de conocimiento y de investigación de la lingüística aplicada que va teniendo un desarrollo cada vez más importante en nuestros días.1 Este desarrollo se debe en gran medida a la producción masiva de diccionarios en diferentes lenguas y, sobre todo, a la reflexión que se ha dado respecto de la discusión en torno a los diferentes métodos que se emplean actualmente para diseñar obras lexicográficas, a la luz de los recientes desarrollos del estudio del lenguaje en sus diferentes niveles y perspectivas de análisis. Esto ha motivado que la lexicografía llame la atención de todos los lingüistas, no únicamente de aquellos interesados en el estudio del léxico y en el desarrollo de las investigaciones dialectológicas. De igual forma, cabe destacar que a partir de esta creciente investigación lexicográfica, se ha dado una serie de reflexiones en torno al diccionario y su relación con la semántica y la gramática, además de sistematizar y focalizar la práctica y problemas lexicográficos en relación con la conformación de la definición y el significado.2 Sin embargo, la lexicografía aún está en construcción, ya que como sucede en la mayoría de las disciplinas, siempre 1 En el apartado 1.2 se presentan algunas definiciones de lexicografía proporcionadas por diversos lexicógrafos. 2 Véase Lamiquiz (1985); Lara (1994, 2004); Leech (1977); Porto Dapena (2002). 19 habrá nuevas propuestas y metodologías que ayuden en la solución de los diferentes problemas con los que se enfrentan dichas áreas de conocimiento. Por otra parte, justo es decir que al pasar revisión sobre la literatura lexicográfica podemos ver que efectivamente abundan los textos que muestran, entre otros aspectos, cuál ha sido la historia y desarrollo de los diccionarios en lengua española, el tipo de obras que se han elaborado y algunos otros tópicos igualmente interesantes. Es decir, en los textos de lexicografía esperaríamos encontrar una reflexión en torno a las categorías teóricas que inciden directamente en la práctica lexicográfica, tales como el ‘significado’, la ‘sinonimia’ o la noción de ‘variación dialectal’, entre otros.De igual forma desearíamos encontrar la planeación extensa de un proyecto lexicográfico; que en dichos textos se proponga, por ejemplo, el instrumento para el registro del material léxico; que se haga explícito en el diccionario la manera en que se resuelven los problemas sobre variación sociolingüística, o de fenómenos semánticos como la polisemia y de temas propiamente lexicográficos como el tratamiento de la fraseología y las colocaciones; que se muestre el tipo de material que se recolectó; que diga cuáles fueron los criterios que permitieron proponer entradas al diccionario; que discuta las diferentes estrategias para otorgar el significado a los elementos léxicos. Estas ideas o solución a problemas son los que esperaríamos localizar en la literatura sobre diccionarios, sin embargo no es así. Estos temas precisamente son los que no localizamos en la bibliografía lexicográfica, es decir, hay una ausencia de los detalles metodológicos en los manuales sobre elaboración de diccionarios. Es verdad que 20 algunos presentan métodos y estrategias metodológicas que han sido fundamentales para esta disciplina, pero hasta este momento, en la lexicografía española, no existe ningún texto que inicie desde la delimitación del diccionario a elaborar y la planeación del trabajo de campo, hasta los problemas metodológicos y la publicación misma del diccionario. Por otra parte, algunos lexicógrafos como Haensch (1999) y Lara (1997) afirman que al momento de hacer una revisión exhaustiva de la historia y desarrollo de la lingüística y de la lexicografía, podremos observar claramente que la elaboración de los primeros diccionarios3 antecedió al origen mismo de la ciencia lingüística. Esto nos da evidencias para afirmar que los primeros trabajos lexicográficos se realizaron sin considerar las diferentes herramientas y perspectivas de análisis que hoy existen para describir y explicar la estructura del lenguaje. Cabe decir que en siglos anteriores no se consideraron estos elementos simplemente porque aún no se establecían en la lingüística de aquella época. Sin embargo, creo que tendríamos que tener claro que precisamente el término lexicografía surge, de alguna manera, en el contexto de la lingüística moderna saussureana;4 y de ahí que actualmente la reconozcamos como un área de conocimiento y de investigación relacionada directamente con los problemas 3 Utilizo la palabra ‘diccionario’ en sentido general, es decir, no como un término técnico propio de la lexicografía moderna. 4 “Si la metalexicografía no nació antes de los años cincuenta de nuestro siglo, fue porque hasta entonces la ciencia del lenguaje tenía una orientación casi exclusivamente histórica y no se interesaba, en general, por la lengua contemporánea, cuyo estudio se consideraba, incluso, poco científico” (Haensch 1999: 31). 21 que se dan en el campo de la elaboración de las diferentes obras lexicográficas.5 En siglos anteriores ya se elaboraban pequeños glosarios6 e inventarios léxicos, antes que se acuñara el término diccionario.7 Estas obras iniciales que llamamos glosarios tenían una fuerte orientación pedagógica,8 considerando que surgieron con el propósito de auxiliar al lector en el conocimiento de textos que se revisaban. A través de la historia de la literatura griega y latina se puede comprobar que desde muy pronto se sintió la necesidad de interpretar los textos de los autores clásicos en el ámbito escolar. Con la ayuda de glosas (explicaciones de palabras) y de escolios (explicaciones de cosas), se facilitaba la comprensión de palabras o pequeños fragmentos que eran difíciles de entender. Estas explicaciones se añadían entre las líneas del texto o en sus márgenes. Durante la Edad Media los glosarios se convirtieron en un recurso importante, tanto en las elementales clases escolares como en las actividades científicas: al alumno le sirve no solo para la comprensión de los textos, sino también como instrumento para perfeccionar sus habilidades en el latín oral y escrito (Freifrau, 2003: 154-155). Es decir, antes del nacimiento de la lexicografía monolingüe, ya existían, no solamente obras bilingües o multilingües, sino repertorios léxicos que antecedieron a lo que hoy podemos llamar diccionario. Aunque se sabe que en la Antigüedad clásica hubo trabajos lexicográficos (por ejemplo, entre los sumerios y los acadios), a veces en forma de diccionarios (aunque no se conocían con este nombre), es poco lo que de ellos se puede 5 Algunos lexicógrafos emplean ‘obra lexicográfica’ para hacer referencia no sólo a diccionarios sino también a glosarios, vocabularios, equivalencias o enciclopedias (véase Haensch et al., 1982b). 6 “En la Edad Media, esas apostillas marginales conforman los glosarios, catálogos independientes de anotaciones léxicas sobre ciertas voces juzgadas de difícil comprensión para el lector de una obra” (Campos y Pérez, 2003: 55). 7 Aquí me refiero al sentido estrictamente técnico del término. 8 “Todos los repertorios lexicográficos comulgan en una orientación básica de naturaleza pedagógica: en cada uno de ellos late en anhelo de contribuir a que los receptores adquieran la destreza para interpretar un mensaje correctamente o para producir nuevos textos” (Campos y Pérez, 2003: 74). 22 decir [...] Probablemente, las manifestaciones más antiguas de la lexicografía pretendían recopilar y explicar las palabras que habían dejado de cultivarse por la masa de los hablantes debido a la evolución de la lengua y la cultura. Los glosarios de la Antigüedad y la Edad Media tienen este origen. En general, los latinos se dedicaron desde el siglo I a la recopilación de léxicos para el estudio de escritores, y tales obras se denominaban lexicón, ya que vocabulario y diccionario, aun en su forma latina, no aparecen hasta finales de la Edad Media (Martínez de Sousa 1995: 224). Sabemos que el léxico siempre ha estado presente en la lingüística y en el estudio del lenguaje; esto se debe principalmente a que el léxico inicialmente fue y sigue siendo el primer acercamiento que el lingüista tiene a una lengua.9 Recordemos que en el siglo XIX, precisamente los mismos comparatistas y los neogramáticos se centraron principalmente en el léxico para postular sus leyes del cambio fonético, mismas que más tarde el propio Saussure, de manera indirecta, replantearía y formalizaría en su Curso de lingüística general. Es de esta manera, como en la historia previa al surgimiento de la lingüística como ciencia, podemos visualizar al léxico, no como un objeto de estudio en sí mismo, sino como una vía de acceso natural o como un primer nivel, previo a la descripción gramatical de las lenguas naturales. La misma historia de la lexicografía nos señala que inicialmente los primeros trabajos fueron de tipo bilingüe y multilingüe, debido a que en Europa, y en el mundo entero, en pleno siglo XVI, era necesario conocer los equivalentes léxicos en otras lenguas para realizar intercambio comercial. En cuanto a la lengua española habrá que aclarar que los primeros diccionarios monolingües y los estudios sobre éstos, se ubican 23 en el siglo XVII: Naturalmente los metalexicógrafos de hoy tuvieron ya precursores en el pasado. Ya en el siglo XVII aparecieron estudios y reflexiones sobre los diccionarios, en muchos casos se trataba de trabajos biográficos y bibliográficos de comentarios sobre los materiales léxicos descritos en los diccionarios (Haensch 1999: 30). Es decir, la lexicografía monolingüe del español es posterior a los diccionarios multilingües; años después aparecerían las obras lexicográficas del español como el Tesoro de la lengua castellana o española de Covarrubias en 1611 y el Diccionario de autoridades en 1739.10 1.2 Ubicaciónde la lexicografía Como es de conocimiento general, la lexicografía es un área de la lingüística que se refiere básicamente a la solución de problemas teóricos y metodológicos que se dan en el campo de la elaboración de diccionarios. Sin embargo, esta concepción aunque general y muy válida, no es del todo suficiente; es decir, considero que tendremos que aclarar y discutir lo que hay alrededor y detrás de esta afirmación. Veamos la opinión de algunos lexicógrafos en torno a la lexicografía: i) Conjunto de técnicas y criterios que se aplica para la elaboración de léxicos o de diccionarios, como la recolección, la documentación y el análisis de palabras (Lara 1996a: 553). 9 Sobre todo en la filología del siglo XVIII y XIX, previa a la formalización teórica de la lingüística. 10 Sin olvidar a Nebrija quien elabora en 1492 el primer diccionario de la lengua española: Lexicon hoc est Dictionarium ex sermone latino in hispaniensem o Diccionario latino-español (véase Anglada 2005: 13). 24 ii) Arte y técnica de elaborar diccionarios (Martínez de Sousa 1995: 224). iii) Parte de la lingüística que se ocupa de los principios teóricos en que se basa la composición de diccionarios (DRAE 2001: 1250). iv) Técnica científica encaminada a estudiar los principios que deben seguirse en la preparación de repertorios léxicos de todo tipo, no sólo diccionarios sino también vocabularios, inventarios, etc. (Fernández-Sevilla 1974: 15). v) La lexicografía es la disciplina que se ocupa de todo lo concerniente a los diccionarios, tanto en lo que se refiere a su contenido científico (estudio del léxico) como a su elaboración material y a las técnicas adoptadas en su realización o, en fin, al análisis de los mismos. (Porto Dapena, 2002: 23-24). Lo interesante de todas ellas es que coinciden en decir que la lexicografía es la técnica o la metodología que se sigue para hacer diccionarios o cualquier otra obra lexicográfica. A esto mismo podría agregarse la idea de que hay diferentes tipos de lexicografía, o al menos perspectivas diversas que hacen posible la orientación de los diferentes diccionarios que se elaboran, de tal manera que actualmente podemos hablar de la existencia de diferentes metodologías como la integral y la diferencial,11 asimismo de diccionarios como el onomasiológico donde se establece la relación entre concepto e ítems léxicos y el semasiológico donde se proporciona la definición de los significantes. 11 Véase el apartado 1.3 donde se explica la metodología integral y la diferencial. 25 De igual forma, no está por demás decir que anteriormente cuando se abordaba el tema de la lingüística aplicada, algunos investigadores inmediatamente relacionaban esto con las técnicas de enseñanza de una segunda lengua. Y otros, en el peor de los casos con una especie de cajón de sastre donde va a dar todo aquello que no es precisamente lingüística pero que sí tiene que ver con el lenguaje, asumiendo que se recurre a algunos conceptos básicos de lingüística para poder analizar ese aspecto del lenguaje con el cual se requiere trabajar. Si embargo, en la actualidad sabemos que la lingüística aplicada es un área de investigación lo suficientemente amplia como para englobar diversas problemáticas y áreas de investigación, tales como la patología del lenguaje y la educación especial; la perspectiva psicolingüística y sociolingüística de la enseñanza de la lengua materna y segundas lenguas; de la lingüística computacional; de la lexicografía propiamente dicha; de la traducción; del análisis del discurso; de la educación bilingüe y las políticas del lenguaje y planeación lingüística. Ahora bien, sabemos que estas áreas, aunque de alguna manera autónoma, continúan subordinadas directamente al desarrollo que la ciencia del lenguaje sigue teniendo. Al respecto es interesante retomar las ideas que Lara (1990) ha mencionado respecto del lugar que ocupa la lexicografía en la lingüística aplicada: La lexicografía es sin duda un “arte”, [sin embargo], la cantidad de conocimientos lingüísticos que pone en juego el manejo de los datos léxicos durante el análisis previo a la redacción, hace de la lexicografía algo más que el arte: la pone en el centro de la ciencia del lenguaje y la obliga a definirse en todas sus dimensiones (Lara 1990: 12). 26 Como se ve, la lexicografía es lingüística aplicada en el sentido más noble del término: es lingüística dedicada a establecer sus lazos con la sociedad; no es, en cambio, simple “aplicación” de teorías lingüísticas a la elaboración del diccionario. Si lo fuera, no sería posible hacer más teoría de la lexicografía que lo que supone la primera de las interpretaciones: una verdadera metodología (ibid.: 37). Esto deja ver, en otro nivel, que dentro de las diferentes orientaciones, escuelas y corrientes que se han dado en el desarrollo de la lingüística como ciencia, ha habido una actitud de cierto desinterés hacia el trabajo del lexicógrafo. Al igual que Lara considero que la lexicografía no es una mera aplicación de las teorías lingüísticas a la elaboración de diccionarios, sino que esta área de investigación ha desarrollado una metodología propia, misma que, por supuesto, se fortalece, día a día, a partir de los nuevos descubrimientos que se dan en el contexto de la lingüística, al momento en que el lingüista se enfrenta a la descripción y análisis de una lengua natural y la explica por medio de una teoría del lenguaje. De esta manera, en el momento en que el lexicógrafo decide elaborar un diccionario se vuelve necesario que éste lo haga a partir de la gramática de la lengua, con el propósito de que tenga claridad en temas y problemas fundamentales, por ejemplo, el mecanismo morfológico de formación de palabra, pero sobre todo, que recupere la gramática misma al momento de proponer una entrada al diccionario y al proporcionar información sobre la clase de palabra y el contexto sintáctico en que aparece dicha forma lingüística. 27 Ahora bien, finalmente podemos concluir, al igual que Lara, que estamos dispuestos a aceptar sin problema alguno el lugar que ocupa la práctica lexicográfica dentro de la ciencia del lenguaje, sólo que visualizándola de esta manera diferente: La lexicografía es una lingüística aplicada; sí. Su producto, el diccionario, es un fenómeno lingüístico y cultural de primer orden, cuya comprensión ni se agota, ni en realidad se logra tomando en cuenta los métodos con que fue elaborado. De ahí la importancia de una teoría verdadera del “hecho diccionario” (Lara 1997: 263). El desarrollo que la lingüística ha tenido en los últimos años también ha marcado y definido los métodos que se emplean en la lexicografía, de ahí que su dependencia hacia la ciencia lingüística sea directa. Esta relación ha hecho posible que muchos diccionarios se elaboren a partir de parámetros propiamente lingüísticos,12 de tal manera que hay diccionarios históricos, dialectales, de sinónimos, multilingües, de fraseología, entre otros. 1.3 Lexicografía integral y lexicografía diferencial En la historia de la lexicografía española hay un grupo de diccionarios que han marcado hitos importantes en el desarrollo de esta área de conocimiento. Estas obras lexicográficas se han elaborado para ciertos propósitos, por ejemplo: i) los trabajos iniciales que pretendían guiar al lector en el conocimiento de textos que contenían 12 O incluso, también hay obras lexicográficas de otra naturaleza, tal es el caso de las enciclopedias, donde se da información en artículos lexicográficos muyamplios acerca de cosas y objetos, versus diccionarios de lengua, donde el lexicógrafo nos informa no sólo del significado de elemento léxico, sino de la manera en que éste se utiliza y funciona dentro del sistema de la lengua. 28 palabras con difícil significado; ii) conocer los equivalentes léxicos en otras lenguas para realizar intercambios comerciales; iii) proyectar la riqueza cultural de una nación y la celebración del Estado;13 iv) regir el “buen uso” de la lengua desde una perspectiva normativista y, v) dar a conocer el léxico particular por regiones o por países (diccionario de regionalismos), por mencionar a aquellos que realmente han marcado una fuerte tradición en la lexicografía española. Asimismo, cabe señalar que gran parte de los diccionarios que se han hecho sobre la lengua española, de alguna manera han seguido los parámetros que directamente ha establecido la Real Academia de la Lengua. En esta misma línea es interesante destacar que los diccionarios de regionalismos se han caracterizado por establecer una dependencia con esta tradición,14 en el sentido de que los lexicógrafos han interpretado al ‘regionalismo’ como aquellos vocablos que no aparecen registrados en el DRAE: Desde el punto de vista del método, la lexicografía regionalista adolece de una falla fundamental: registra únicamente lo que no aparece en el diccionario de la Academia Española, ya que es este diccionario el que, a juicio de los autores regionalistas contiene la “verdadera” lengua española. La lexicografía regionalista es, por eso, una lexicografía contrastiva y el contraste, para que tenga éxito, debe hacerse entre los vocablos considerados propios de una región y su aparición o no en otros diccionarios regionalistas, so pena de errar sus apreciaciones y, en muchos casos, llegar a hacer el ridículo. Paradójicamente, esta rama contrastiva de la lexicografía monolingüe del español debiera ser sistemáticamente posterior a la lexicografía regional integral que preconizamos en el Diccionario del español de México. (Lara 1998: 22). 13 Por ejemplo el Diccionario de autoridades de la lengua española. 14 “Las obras de la Real Academia vienen dominando la lexicografía del español de forma casi absoluta desde hace ya cerca de trescientos años. [...] además los diccionarios elaborados fuera de la Institución han mostrado casi siempre una estrecha dependencia respecto del Diccionario académico, puesto que por regla general han solido aprovechar ampliamente sus materiales” Ruhstaller (2003: 237). 29 A este respecto, creo que es meritoria la labor que actualmente desarrolla el proyecto del Diccionario del Español de México. Es decir, el DEM se ha consolidado en la empresa lexicográfica más importante de Hispanoamérica, ya que simbólicamente ha cortado la dependencia e influencia, no sólo del español ibérico sino de la Academia misma. Lara ha afirmado que el DEM visualiza al español mexicano como si fuera una lengua totalmente independiente de la que se habla en territorio español. Esto se traduce en la idea de que el Diccionario del Español de México es un buen ejemplo de una obra lexicográfica de tipo integral.15 En relación con esta idea, Lara (1996c) nos dice que: Günther Haensch ha propuesto clasificar los diccionarios que tratan la totalidad de las lenguas como “integrales”, y los que toman por objeto un léxico regional como “diferenciales”. La distinción propuesta por Haensch no es exactamente equivalente a la distinción entre “generales” y “de regionalismos”, porque la integridad de la lengua se puede documentar en cualquiera de sus dialectos, ya que es una condición necesaria para que se pueda hablar la misma lengua y, en consecuencia, basta con reunir todo el léxico de cualquier comunidad hispanohablante para poder hacer con él un diccionario integral, en donde aparecen, por cierto, todos sus localismos como parte de esa integridad [...] Esta distinción es también una explicitación del método de trabajo característico de la tradición lexicográfica del regionalismo, siempre basada en el supuesto de que todo vocablo registrado en cualquier región hispánica que no esté incluido en el diccionario “general” (el DRAE) crea una “diferencia” con él (1996c: 2). 15 “[...] se plantea, por primera vez en el ámbito hispánico, la elaboración de un diccionario integral del español y no de un nuevo diccionario de mexicanismos, lo que equivale, en términos lexicográficos, a abandonar los métodos contrastivos de la lexicografía regionalista para pasar a los métodos de la lexicografía integral” (Lara 1990: 144). 30 Esto significa que tenemos dos metodologías lexicográficas distintas: una integral y otra diferencial, mismas que se establecen en función de metas, es decir, con el propósito de elaborar obras que obedecen a propósitos específicos. La lexicografía integral, definida como el registro de “todo el léxico de un área o país de Hispanoamérica o una selección representativa del mismo sin tener en cuenta si se usan o no en otras áreas hispanohablantes” (Haensch 1999: 224), requiere de un corpus lo suficientemente amplio como para evidenciar el uso real de una lengua en una región determinada. En el caso del DEM fue necesario reunir una base de datos amplia como para mostrar no sólo el uso idiosincrásico del español, sino también registrar la realidad cultural del mexicano en este diccionario: Construir un diccionario integral del español, tal como lo hablamos en México implica, desde el punto de vista del método lexicográfico, contar con un registro amplio y suficiente de la realidad de nuestro léxico, que nos permita reconocer su verdadero uso dentro de los límites de nuestras fronteras, o mejor dicho, dentro de los límites de la comunidad de comunicación que da su cohesión a la sociedad mexicana (Lara 1990: 145-146).16 Por otra parte, Haensch (1999) nos explica que el método diferencial pretende recoger formas léxicas que sean propias de Hispanoamérica o, al menos de una región hispanoamericana. De igual forma, unidades léxicas que se dan también en España, pero que en el español americano tienen otras condiciones de uso, tales como diferente connotación, frecuencia, distinto uso contextual, o distinto género o número (1999: 16 Cabe señalar que en el caso del DEM tenemos claridad respecto de la metodología integral que han desarrollado y de la cual hemos tenido noticia a través de las diferentes publicaciones, aunque con la 31 226). Finalmente, quisiera concluir este apartado con lo que Haensch nos dice acerca del estado actual y balance de la lexicografía hispanoamericana: Lo que necesitamos para el español de América no son sueños quijotescos, sino muchos diccionarios parciales: nacionales, regionales, locales, especializados, vocabularios fundamentales, atlas lingüísticos, etc. para mejorar y actualizar el conjunto de la información lexicográfica disponible y hacer posible, así en una fase posterior, obras de síntesis más ambiciosas, lo cual presupone, de todos modos, que los materiales sean fiables y comparables (Haensch 1994: 54). Esto es, en el caso del español americano, al igual que podemos ubicar estudios dialectales que describen fenómenos fonéticos, morfosintácticos o léxicos diversos, vemos algunos diccionarios y grandes proyectos lexicográficos, en países como Colombia, Cuba o México. En este sentido, coincido totalmente con Haensch. Creo que se vuelve necesario plantear la elaboración de diccionarios regionales que nos digan cuáles son esas formas lingüísticas no estándares de las hablas de algunas regiones y explicar de qué manera se han ido alejando de la presión de la variedad estándar, por ejemplo. Es decir, en elcaso de México sería sumamente interesante conocer, en este momento, cuáles son los mexicanismos y de qué manera se utilizan; y aquí estaríamos hablando precisamente de una lexicografía diferencial. Sabemos que un lugar común en la lingüística es decir continuamente que aún no están descritas del todo las lenguas del mundo y esto es sumamente cierto, ahora bien, en el caso del español en Sonora es más que obvia la situación tan precaria a nivel de estudios e investigaciones dialectales y aclaración de que no hacen explícito el cómo. 32 lexicográficas. Sin embargo, creo que vale la pena iniciar la discusión en relación con la problemática metodológica que conllevaría la elaboración de un diccionario diferencial del español hablado en esta región del noroeste mexicano. Siguiendo a Haensch (1994), en el sentido de que en español hacen falta diccionarios de regionalismos, considero que los dos que existen sobre el español en Sonora (véase Durón 2001, Sobarzo 1966) no son suficientes ya que presentan problemas metodológicos de diferente tipo.17 Iniciar la discusión sobre la necesidad de elaborar un diccionario diferencial del español en Sonora implica preguntarnos precisamente si existe un ‘español sonorense’ y su posible caracterización. 1.4 Revisión de los estudios léxicos sobre el español en Sonora Hablar de ‘español sonorense’ en el contexto de la lingüística en México es hacer referencia, probablemente, a una de las variedades dialectales menos estudiadas de nuestro país. Sin embargo, en la actualidad existen algunos artículos y estudios diversos que abordan esta temática y que ofrecen material lingüístico fundamental para la descripción de esta variedad dialectal. Estas investigaciones se refieren a descripciones léxicas y fonéticas de esta variedad del español mexicano, y a pequeños estudios sociolingüísticos, donde se describe, por ejemplo, el registro de la reflexividad y actitudes lingüísticas subjetivas sobre el habla regional y, reflexiones sobre la variación fonológica del español en 17 En el apartado 1.5 se listan los desaciertos y aportaciones de estas obras lexicográficas sobre el español regional. 33 Sonora.18 De los estudios sobre el español en Sonora que se han realizado, habrá que decir que algunos se localizan en actas de congresos regionales o nacionales, otros son artículos de libro, y los que no se han publicado se refieren a manuscritos derivados de proyectos de investigación (véase López et al., 1988), o tesis de licenciatura que describen algún aspecto dialectal o sociolingüístico del español en Sonora. Sobre este tópico pueden revisarse las siguientes referencias: Acosta (1992), Alessi (1975), Ballesteros (1977), González (1975), Serrano (2002). Asimismo, es interesante señalar que únicamente hay dos comentarios en la literatura revisada sobre la situación actual de los estudios del español en Sonora. Uno de ellos aparece en el artículo “Los estudios lingüísticos en México” de Garza Cuarón (1990): [...] en Hermosillo, Sonora, también se hacen estudios, sobre todo desde el punto de vista de la sociolingüística, del español hablado ahí. Los investigadores de Hermosillo, Sonora, han participado en algunos coloquios nacionales, pero aún no tienen publicaciones de importancia” (1990: 64). De igual forma, en el capítulo sobre dialectología y geografía lingüística de La lingüística en México 1980-1996, Barriga y Parodi (1998) nos dicen que “Entre los proyectos de carácter descriptivo cabe mencionar el estudio del español hablado en la frontera del norte del estado de Sonora, iniciado en 1987 […]” (p. 314). 18 Al respecto véase Morúa (1988, 1991) y Serrano (1998). 34 Por otra parte, en la tesis de licenciatura de Alessi (1975) “El habla de Arizpe, Sonora. Aspectos fonéticos y léxico ganadero”, se estudia, desde una perspectiva propiamente dialectológica, el campo semántico de la ganadería del municipio de Arizpe. De igual forma, González (1975) en “El habla de Ures”, también realiza este tipo de investigación con el mismo formato y metodología. Estas investigaciones en realidad son monografías dialectales, donde se presenta, por un lado, un breve estudio de la fonética de consonantes y vocales con sus respectivos alófonos y procesos fonéticos generales; y por otro, se presenta una descripción léxico-semántica muy general del terreno, agua, vegetación, tipos de ganado, enfermedades, pastoreo y reproducción del ganado.19 Es decir, ambos autores exploran someramente cada uno de los subcampos, diciéndonos, por ejemplo, la manera como le llaman los ganaderos, de estas regiones sonorenses, a las partes de un animal o de un objeto utilizado en la ganadería, y de igual forma, describen la manera como se lleva a cabo alguna acción o actividad relacionada con este campo. Sin embargo, a pesar de que hay elementos léxicos importantes en estos trabajos, como por ejemplo, vocablos especializados sobre esta área, en ningún momento se nos dice cuáles son propios de Sonora o del español 19 En el contexto de la dialectología mexicana de los años sesentas y setentas, impulsada por Juan M. Lope Blanch y su proyecto sobre delimitación de las zonas dialectales de México, se elaboraron algunas tesis de licenciatura. Estas monografías dialectales incluían una descripción fonética y un estudio léxico sobre un campo semántico de interés en la localidad estudiada, por ejemplo, Ávila (1967), “Aspectos fonéticos y léxico del español hablado en Tamasunchale, San Luis Potosí”; Gavaldón (1971), “El habla de Melchor Múzquiz, Coahuila. Aspectos fonéticos y léxico ganadero”; Lara (1968), “Investigaciones sobre el habla de Tlacotalpan, Veracruz. 35 estándar mexicano. Asimismo, en ambos estudios no se hace mención del cuestionario utilizado para la recolección de datos léxicos; únicamente afirman haber seguido como guía el estudio de Gavaldón (1971) sobre el habla de Melchor Múzquiz, Coahuila. Finalmente, cabe aclarar que en el trabajo de González (1975) se incluye un anexo con 204 formas léxicas del habla de Ures y habrá que decir que alguna de ellas son muy características del español regional. Veamos sólo algunos ejemplos: (1) apapuchi ‘Cargar sobre la espalda un objeto o una persona’ bebeleche Juego de niños parecido al del avión o rayuela que consiste en trazar sobre la tierra o en el piso un rectángulo aproximadamente de 3 por 1 metros, que a su vez es dividido en pequeños sectores de 50 centímetros para que los participantes en el juego los recorran sostenidos en uno o en dos pies. Las reglas indican que cada apartado de 50 centímetros será marcado por la mitad y eso indicará que se puede hacer un descanso con ambos pies. Donde no se marca esta línea intermedia se tendrá que pasar por él en un solo pie. Se lanza un objeto pequeño denominado prenda que puede ser una bolita de papel o una moneda. Los participantes reciben sanción si invaden lo marcado o dibujado. Al momento de pasar sobre los espacios marcados se espera que el jugador en turno recoja el objeto lanzado anteriormente’ bichola ‘Órgano sexual masculino’ bitachi ‘Avispa’ buqui ‘Niño pequeño’ copechi ‘Luciérnaga’ entén ‘Expresión utilizada para indicar que algo está bien o que se está de acuerdo’ mochomo ‘Hormiga arriera’ sapeta ‘Pañal de bebé hecho de manta o de cualquier otra tela de algodón’ sibori ‘Renacuajo’ Por otra parte, cabe señalar que también localizamos algunos estudios 36 dialectales de corto alcance sobre algunas regionesgeográficas del estado de Sonora. Tal es el caso, por ejemplo, del proyecto de investigación “Estructura léxica del español hablado en la frontera norte de Sonora”, desarrollado en el Departamento de Letras y Lingüística de la Universidad de Sonora, de 1986 a 1989. Una de las aportaciones más interesantes de esta investigación es la discusión teórica que los autores hacen en torno al concepto de ‘habla regional’, definiéndolo como: [...] un conjunto articulado de patrones de variación y cambio manifestado por un conglomerado de elementos lingüísticos de diferentes niveles (fonológico, morfosintáctico, léxico-semántico y pragmático) de una lengua, en su inserción en un contexto complejo con dimensiones geográficas, sociales y situacionales específicas (López et al., 1988: 11). De igual forma, cabe señalar que en relación con el material léxico que se analiza en esta investigación, se establecen dos tipos de análisis: “1) onomasiológico por conceptos, con el fin de determinar el corpus dialectal asociado a ellos; 2) por tendencias, donde se establecen conclusiones provisionales sobre distribución, difusión y cambio léxico en la región” (Ibid., 1). Asimismo, se presentan algunos patrones de variación léxica de tal manera que se habla de: i) unidades léxicas que tienen una distribución geográfica homogénea y no muestran un grado de polimorfismo considerable; ii) vocablos que muestran una distribución geográfica homogénea con un polimorfismo generalizado en el que alternan vocablos regionales con vocablos estándares; iii) anglicismos que se distribuyen geográficamente a través de tres grupos de localidades; iv) unidades léxicas que presentan marcada diferencia geográfica entre la 37 zona norte y centro versus zona sur del estado. Esta alternancia entre vocablos regionales y elementos léxicos estándares están determinados precisamente por la presencia de patrones de variación, motivados, por una parte, por la presión del español estándar presente en los libros de texto y en los medios masivos de comunicación, y por otra, debido a la actitud del hablante sonorense frente a la innovación de nuevas formas lingüísticas con prestigio social en términos de clase o estatus y que en la mayoría de los casos provienen de la norma del centro de México. Sin embargo, no todos los hablantes del español regional se mueven de esta manera ya que igualmente podemos encontrar a aquéllos que se resisten frente a las innovaciones léxicas, fonéticas o morfosintácticas, en detrimento de la norma regional. Asimismo, en Acosta (1992) se presenta una descripción dialectal con base en el contraste entre dos localidades de la región serrana sonorense. A través de la aplicación del Cuestionario para la delimitación de las zonas dialectales de México (Lope Blanch 1970) se lleva a cabo un análisis onomasiológico del polimorfismo léxico de 72 conceptos que presentaron un nivel de variación importante en un total de 23 informantes. En esta investigación se parte de la idea de que el español de la zona serrana puede presentarse como la variedad más prototípica dentro de las hablas regionales existentes en el estado de Sonora, considerando que en la sierra se localizan la mayor parte de los asentamientos más antiguos. Aquí mismo se aborda el concepto de léxico como objeto de estudio dialectológico para destacar que: 38 [...] la naturaleza misma de los datos léxicos impide un tratamiento centrado en la estructura, propio de la dialectología estructural, o uno centrado en las reglas, propio de la dialectología generativa. El léxico, por su magnitud y estructuración laxa y abierta, es el nivel o componente de la estructura de la lengua que se presta más claramente a un tratamiento centrado en el ítem (López et al., 1988: 3). A diferencia de otras tesis de licenciatura sobre este tema, en Acosta (1992) podemos localizar no solamente formas léxicas del español, sino además es posible observar la manera en que éstas varían y alternan con otros vocablos, en correlación con variables sociales como sexo, edad, clase social y origen geográfico de los hablantes. El artículo “El préstamo de las lenguas cahitas en el español del noroeste de México” de Munguía (1995) nos muestra el análisis de 11 elementos léxicos del español en Sonora que se originaron en algunas de las lenguas indígenas regionales. Estos préstamos son los que se muestran en (2). (2)20 bichi ‘Desnudo’ buqui ‘Niño pequeño’ cáita ‘Literalmente significa “no hay’’’21 catota ‘Canica’ cochi ‘Cerdo’ chirotear ‘Actividad propia de niños que consiste en brincar, saltar y correr de un lado a otro’ chuqui ‘Expresión utilizada para enfatizar que una comida o una bebida tienen 20 El significado que se proporciona en estos ejemplos con etimología indígena es mío ya que la autora (Munguía 1995) en ningún momento lo ofrece, de tal manera que la descripción que se da tiene la intención únicamente de guiar al lector en el referente propio de la cultura sonorense. 21 En las lenguas yaqui y mayo existe la construcción caita tomi que significa ‘No hay dinero’. 39 un sabor especialmente bueno y agradable al paladar’ sapeta ‘Pañal de bebé hecho de manta o de cualquier otra tela de algodón’ tanichi ‘Tienda pequeña de abarrotes’ tatahuila ‘Girar sobre el propio eje suspendido de una cuerda o de un columpio’ Cabe decir que la presentación de estas formas léxicas incluye contexto de uso, etimología, distribución geográfica aproximada y cambios fonéticos o morfológicos al momento de incorporarse al español. En el texto, la autora menciona un listado de 50 préstamos de donde seleccionó los que aquí se analizan, sin embargo dicho listado no aparece en el artículo. 1.5 Estudios lexicográficos sobre el español del noroeste de México Si hacemos una revisión22 de los estudios lexicográficos realizados en los últimos años sobre alguna variedad dialectal del español mexicano es posible constatar la fuerte influencia que el DRAE ha tenido en la orientación de estos diccionarios. En el conjunto de las obras de este tipo se puede identificar un primer grupo de textos publicados en los años noventa, sobre distintas zonas del español mexicano como el breve diccionario de Guerrerismos de Cuca Massieu (1992); el Lexicón del noreste de México de Ricardo Elizondo (1996), quien registra material léxico de regiones como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, argumentando que la zona noreste “integra una región dialectal particular” (p. 9); y el diccionario Chihuahuismos. Dimes y diretes, modismos y malrazones de uso regional de Jesús Vargas (1997). La influencia que el diccionario de la 22 Deseo aclarar que la revisión de diccionarios que se presenta en este apartado de ninguna manera pretende ser exhaustiva ya que únicamente se listan aquellos textos que consideré importantes para el 40 Academia ha ejercido sobre la lexicografía del mundo hispánico se hace patente precisamente en el momento en que el lexicógrafo visualiza al regionalismo como aquel elemento que no registra el DRAE. 23 Asimismo, en un segundo apartado ubicamos las obras lexicográficas que se han elaborado sobre el español del noroeste mexicano, tales como: A papuchi. Regionalismos de la sierra de Sonora (Durón 2001); Lexicón de Sinaloa (Esqueda 1981); El habla popular en Baja California Sur (Ibarra 2001); y el Vocabulario sonorense (Sobarzo 1966). Estos últimos diccionarios, de regiones como Sonora, Sinaloa y Baja California Sur, a pesar de que aportan reflexiones y datos importantes, adolecen, en términos generales, de los mismos problemas, en el sentido de que hay una falta de rigor metodológico. En el plano propiamente semasiológico, referido a la definición de los vocablos, cabe decirque ésta se vuelve imprecisa y vaga, debido a que se proporcionan significados excesivamente breves y faltos de información gramatical, y por otra parte, muchas de las entradas se definen a partir de sinónimos únicamente y no de descripciones lo suficientemente amplias como para conocer el referente de las palabras que se definen. De igual forma, es común localizar en estos diccionarios la etimología popular como presente trabajo. 23 Obviamente esta situación también se da en buena parte de la lexicografía mexicana. Por ejemplo los diccionarios sobre mexicanismos son una muestra de ello: Ramos I Duarte (1895), García Icazbalceta (1899), Santamaría (1959) y el actual Diccionario breve de mexicanismos de Gómez de Silva (2001). Sin embargo, esta orientación del DRAE no se aplica de ninguna manera a la metodología integral innovadora en la lexicografía hispánica que ha impulsado el proyecto del DEM, coordinado por Luis Fernando Lara. 41 una estrategia para definir las formas léxicas.24 Un problema particularmente relevante se refiere a la idea de que algunos elementos léxicos que se registran como de uso regional en realidad presentan una distribución diatópica más amplia de la que sugieren sus autores. Respecto de la técnica lexicográfica empleada para la organización del material léxico habrá que decir que en algunos casos no se marcan tipográficamente las acepciones y colocaciones dentro de los artículos lexicográficos, y la fraseología se coloca tal cual, es decir, se organiza únicamente a partir del orden alfabético de la primer palabra, en lugar de elegir en cada unidad fraseológica el elemento de mayor peso semántico, tal y como se procede en la mayoría de los diccionarios. A la luz de esta revisión cabe recapitular las siguientes ideas y reflexiones. Estos cuatro diccionarios sobre el español del noroeste de México presentan un número considerable de vocablos propios de cada región geográfica; sin embargo, algunos autores (Véase Durón 2001; Esqueda 1981; Ibarra 2001) nos aclaran que las formas que registran igualmente pueden ser utilizadas en otras regiones de México. Finalmente considero que estos diccionarios, a pesar de las debilidades metodológicas ya 24 Respecto del vocablo bebeleche (‘juego del avión’) en Sonora, Sobarzo (1966) nos dice que se deriva de la forma cahita ilichi iehue, debido a que así se denominaba a los juegos de niños en esta lengua. Además explica su evolución de la siguiente forma: “una asimilación vocálica transformó ilichi en ‘leche’ y la asonancia de iehue con bebe completó el nombre caprichoso de bebeleche” (pp. 37-38). Además la forma léxica bebeleche también presenta registros en ciudades tan alejadas de Sonora como Monterrey y la ciudad de México (véase Elizondo 1996 y Cardero et al. 1976, respectivamente), así que no creemos que este supuesto indigenismo haya tenido una difusión tan amplia. 42 mencionadas, presentan información relevante que habría que recuperar, ya que esta propuesta metodológica, para la elaboración del diccionario diferencial, parte precisamente de la revisión crítica de estos textos, para superar y trascender dichas inconsistencias; una de ellas es precisamente el concepto de sonorensismo que propongo como base para la puesta en práctica de la propuesta metodológica que constituye el objetivo del presente trabajo. 1.6 ¿Es posible la caracterización del español sonorense? Ante el proyecto lexicográfico sobre la elaboración de un diccionario diferencial del español en Sonora, inevitablemente surgen una infinidad de preguntas de diferente naturaleza. Una de las más importantes es, sin lugar a dudas, la interrogante en torno a la metodología que deberá emplearse para su diseño y elaboración. Otra, es la que se refiere a la existencia de un español sonorense como para llegar a concebirlo como nuestro objeto de estudio, de tal forma que podamos aprehenderlo, ubicarlo y describirlo. De entrada, quisiera mencionar que a pesar de que se han realizado algunas investigaciones sobre el español regional, su caracterización, al menos por el momento, no es posible, ya que no hay suficientes evidencias empíricas que nos den elementos para explicar totalmente dicha variedad dialectal. Una visión reduccionista sobre esta temática nos diría que efectivamente sí existe un español sonorense, en el sentido de que hay una región geográfica específica que por su situación espacial e histórica, sus hablantes tienden a tener formas léxicas diferenciadas respecto de la variedad estándar. Estas diferencias 43 obviamente las podemos observar en el léxico, la fonética y la gramática, es decir, en el español regional hay un conjunto de unidades léxicas que presentan una serie de rasgos que los hace ser fuertes candidatos como entradas al diccionario.25 Así, algunos cronistas y estudiosos locales, desde una perspectiva fuertemente regionalista, afirman que ni siquiera hay que plantearse la duda de la existencia del español sonorense. Esta actitud permite afirmaciones contundente como “El lenguaje popular de los ‘picudos’ [de los sonorenses] es uno de los más simpáticos, curiosos y ricos del país” (Rascón 1991: 6). Incluso en algunas publicaciones han presentado, de alguna manera, evidencias reconstruidas como la siguiente: (3) “Unos buquis bichis andan chiroteando frente al tanichi” — ¿Jugamos a las catotas?, retó “el bizco” de la Machú a otro buqui que chiroteaba en un júpari juntando chúcatas. — ¡Bueno!, le responde el chiroto, moqueando sonoramente y resollando gordo por la boca... —Pero sin poner copos y sin tirar manondión ni tampoco meter hueso ni huica. —Éntrale pues, con dos tiritos de gota, dos guachos y un carramplón (Rascón 1991: 6). A este respecto, es interesante resaltar los argumentos que otros investigadores aportan, mismos que favorecen la existencia de esta variedad dialectal: [...] no obstante, por razones históricas (nativos cuyo radio de acción se limita al suelo sonorense), geográficas (grandes distancias y el desierto que provocó aislamiento y desarrollo un tanto autosuficiente) y culturales (influencia anglosajona y mestizaje dominando el tipo europeo), es posible afirmar con 25 En el apartado 2.2.2 sobre construcción del concepto de sonorensismo, se listan las diferentes características que deberá tener una forma léxica para ser considerada como de uso regional. 44 seguridad la existencia de un dialecto de Sonora con términos y características propias que lo distinguen de otros (Murrieta 1989: 54). Es decir, a partir de esta cita coincidimos con el autor al decir que efectivamente sí es posible hablar de un español regional, de tal manera que la variable geográfica o la ubicación espacial misma de los hablantes hace posible que hagamos una diferenciación importante respecto de la variedad estándar del centro de México. Parto de la hipótesis de que en Sonora existe un grupo importante de unidades léxicas que se han originado en esta región, debido a la influencia de variables sociales diversas. Por otra parte, uno de los fenómenos que quizá identifique a las hablas del noroeste, y en especial a la variedad dialectal de Sonora, es la presencia de formas léxicas arcaicas que se han ido quedando en estas regiones y que ya no se registran en otras variedades del español mexicano. Esto se debe mayormente a la lejanía geográfica de esta zona respecto del centro del país, a pesar de la influencia de los medios masivos de comunicación, de los libros de texto gratuito y de la inevitable presión de la variedad estándar. Asimismo,
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