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Propuesta-metodologica-para-la-elaboracion-de-un-diccionario-diferencial-del-espanol-en-Sonora

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
Facultad de Filosofía y Letras 
División de Estudios de Posgrado 
 
 
 
 
PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LA ELABORACIÓN 
DE UN DICCIONARIO DIFERENCIAL DEL ESPAÑOL EN SONORA 
 
 
 
Tesis que para obtener el grado de Maestría en Letras 
(Lingüística Hispánica) 
 
 
presenta 
 
 
ANDRÉS ACOSTA FÉLIX 
 
 
 
 
Dirección de tesis 
DRA. ELIZABETH LUNA TRAILL 
Universidad Nacional Autónoma de México 
 
 
 
Codirección de tesis 
DRA. ROSA MARÍA ORTIZ CISCOMANI 
Universidad de Sonora 
 
 
 
 
MÉXICO 2006 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Deseo expresar mi gratitud en primer término a la Dra. Elizabeth Luna Traill por la dirección 
de este trabajo de tesis. 
 A los profesores sinodales Dra. Ana María Cardero García, Dra. María Ángeles Soler 
Arechalde, Mtra. Gloria Esthela Báez Pinal y Dr. José G. Moreno de Alba, por sus correcciones, 
sugerencias y comentarios críticos que contribuyeron a enriquecer la presente investigación. 
Agradezco a la Mtra. María Magdalena González Agramón, Directora de Desarrollo Académico de la 
Universidad de Sonora por el impulso a este programa especial de maestría. 
Igualmente por su apoyo a la Lic. Martha Martínez Figueroa, Jefa del Departamento de Letras 
y Lingüística y al Dr. Gerardo Francisco Bobadilla Encinas, Director de la División de Humanidades y 
Bellas Artes. 
A mis amigos y compañeros de trabajo. De manera especial a Gabriel Osuna Osuna por ser un 
interlocutor crítico y solidario. 
 Finalmente y de manera especial deseo hacer patente un reconocimiento a la Dra. Rosa María 
Ortiz Ciscomani quien fungió como codirectora de este trabajo de tesis. Agradezco infinitamente el 
tiempo brindado, la orientación y las sugerencias de corrección. Gracias por la solidaridad y paciencia 
en este programa especial de maestría. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A la memoria de mi hermana Rebeca, mi segunda madre y fuente de inspiración. 
De igual forma para mi mamá, Rita Félix Armenta y mis hermanos con especial cariño. 
 
4 
 
 
 
Í N D I C E 
 
 
Introducción...............................................................................................................................6 
 
Objetivo..........................................................................................................................11 
El corpus........................................................................................................................14 
Organización del trabajo..............................................................................................16 
 
 
Capítulo 1. MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL Y BIBLIOGRÁFICO 
 
1.1 Introducción......................................................................................................18 
1.2 Ubicación de la lexicografía…………………............................................23 
1.3 Lexicografía integral y lexicografía diferencial.............................................27 
1.4 Revisión de los estudios léxicos sobre el español en Sonora.....................32 
1.5 Estudios lexicográficos sobre el español del noroeste de México............39 
1.6 ¿Es posible la caracterización del español sonorense?...............................42 
 
 
Capítulo 2. CATEGORÍAS CONCEPTUALES EN EL DICCIONARIO 
 
2.1 Introducción…………………………...…………..……………....….46 
2.2 Perspectiva conceptual…………..................................................................49 
2.2.1 El léxico y la elaboración del diccionario.........................................49 
2.2.2 Construcción del concepto de sonorensismo..................................54 
2.3 Conceptos relativos a la práctica lexicográfica.............................................66 
2.3.1 Lematización o forma de cita.............................................................66 
2.3.2 La fraseología........................................................................................69 
2.3.2.1 Características y tipos de unidades fraseológicas...............73 
 
 
Capítulo 3. CARACTERIZACIÓN DEL DICCIONARIO Y MATERIAL LÉXICO 
 
3.1 Introducción......................................................................................................83 
3.2 Características del diccionario……...............................................................90 
 3.2.1 Semasiológico.......................................................................................91 
 3.2.2 Descriptivo............................................................................................92 
 3.2.3 Diferencial.............................................................................................93 
 3.2.4 Diatópico...............................................................................................94 
 
5 
 
 3.2.5 Etnográfico...........................................................................................95 
 3.2.6 Sincrónico.............................................................................................96 
3.3 Caracterización del corpus..............................................................................97 
3.3.1 Variable sociolingüística....................................................................103 
3.3.2 Variable de contacto lingüístico.......................................................110 
3.3.2.1 Anglicismos............................................................................110 
 3.3.2.2 Indigenismos..........................................................................114 
 3.3.3 Variable cronológica..........................................................................120 
 3.3.3.1 Arcaísmos...............................................................................120 
 3.3.3.1.1 Plenos....................................................................121 
 3.3.3.1.2 En transición........................................................124 
 3.3.3.2 Neologismos..........................................................................125 
 3.4 Unidades fraseológicas..................................................................................127 
 
 
Capítulo 4. PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL TRABAJO DE CAMPO 
 
4.1 Introducción………………………....…………….……….....……...131 
4.2 Metodología de elicitación............................................................................133 
 4.2.1 Presentación general de fuentes....…..….………....….....……..135 
4.2.1.1 Fuentes primarias..................................................................135 
 4.2.1.2 Fuentes secundarias……………........……….......……..136 
4.2.2 Elaboración de un cuestionario lexicológico.................................139 
 4.2.3 Aplicación del cuestionario..............................................................147 
4.2.4 Formato de guía de elicitación.........................................................150 
4.2.5 Entrevista de habla espontánea.......................................................152 
4.3 Selección de localidades................................................................................155 
4.4 Selección de informantes..............................................................................157 
 
 
CONCLUSIONES…...………….......……………….....…………………….......……162BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................................................170 
 
 
6 
INTRODUCCIÓN1 
 
 
Al hacer una revisión exhaustiva del estado actual que guardan las investigaciones 
dialectológicas y lexicográficas del español mexicano observamos que existen estudios 
de diversa naturaleza que efectivamente aportan datos y reflexiones importantes que 
han contribuido a caracterizar el español mexicano. Considero que en la actualidad ya 
no es suficiente con mencionar únicamente aquellos rasgos que distinguen a esta 
variedad del español y hacer afirmaciones generales en el sentido de que México es un 
país seseante, yeista y donde la influencia de las lenguas de sustrato apenas alcanza el 
vocabulario y ciertos niveles de la fonética y la morfología (véase Lipski 1996; Lope 
Blanch 2000). Es necesario continuar estos estudios para profundizar en los patrones 
de variación y en el conocimiento sistemático de las variantes dialectales de nuestro 
país.2 La investigación lingüística en México orientada hacia la descripción gramatical 
del español y las lenguas indígenas se ha iniciado desde hace varias décadas en 
diferentes centros de investigación y universidades mexicanas. Incluso hemos 
observado cómo en la actualidad han emergido áreas investigativas igualmente 
 
1 Esta investigación fue posible gracias al apoyo de una beca PROMEP, otorgada dentro del programa 
especial de Maestría en Letras (Lingüística Hispánica), a partir del convenio institucional celebrado 
entre la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y la División 
de Humanidades y Bellas Artes de la Universidad de Sonora. Este programa de maestría tuvo como 
responsables académicos a la Dra. Elizabeth Luna Traill por parte de la Universidad Nacional 
Autónoma de México y a la Dra. Rosa María Ortiz Ciscomani por la Universidad de Sonora. 
2 En la actualidad existen algunas investigaciones sobre estos temas, por ejemplo el estudio 
sociolingüístico desarrollado por Lastra y Butrageño (2000) sobre variación y cambio lingüístico en la 
ciudad de México; la investigación dialectológica del español de Sinaloa impulsada por Mendoza 
(2002), y el léxico de Chetumal, Quintana Roo estudiado por Pérez Aguilar (2002); de igual forma el 
trabajo de Arzate (2003) sobre léxico de las maquiladoras de Ciudad Juárez, Chihuahua entre otros. 
 
 
7 
importantes como el análisis del discurso, la logogenia, la oralización de sordos, la 
enseñanza de segundas lenguas y la implementación de una lengua de señas mexicana. 
Esta situación nos hace ver que la lingüística aplicada está teniendo un desarrollo por 
demás interesante en nuestro país. Ahora bien, aunque mi intención no es reseñar toda 
la investigación lingüística que se realiza actualmente en México, ni evaluar o cuestionar 
la orientación y resultados que se han obtenido, mi propósito simplemente es ubicar el 
desarrollo que la lingüística y la lexicografía han tenido en nuestro país, para 
contextualizar, dentro de ella, la presente propuesta metodológica para elaborar un 
diccionario diferencial-contrastivo del español hablado en el estado de Sonora. 
Las diferentes publicaciones y proyectos de investigación que han desarrollado 
los lingüistas mexicanos como Luis Fernando Lara en el Colegio de México y Juan M. 
Lope Blanch y José G. Moreno de Alba en la Universidad Nacional Autónoma de 
México, desde los años setentas a la fecha, han sido determinantes para conocer la 
caracterización de eso que denominamos español mexicano y precisamente para ir 
conociendo cuáles son los temas que aún no se han explorado o que requieren mayor 
reflexión. Por ejemplo Lope Blanch inició la marcación de las zonas dialectales a partir 
de la aplicación de un instrumento y entrevistas grabadas, resultados que se registran 
actualmente en los diferentes tomos del Atlas lingüístico de México. Tiempo después 
Moreno de Alba (1992) propone también una delimitación de zonas dialectales de las 
principales ciudades de Hispanoamérica, con base en el léxico. Por otra parte y de 
manera paralela, Lara ha consolidado el proyecto del “Diccionario del Español de 
 
 
8 
México”, a partir de sus diferentes diccionarios y múltiples publicaciones sobre temas 
lexicográficos. Sin embargo, en la literatura revisada no existe ningún texto o reflexión 
que nos oriente en la elaboración de un trabajo lexicográfico sobre alguna de las 
variedades no estándares del español de México, es decir, de alguna región de la 
provincia mexicana. 
En el caso particular de los estudios lingüísticos sobre el español sonorense el 
panorama es poco halagador ya que existen únicamente monografías dialectales y 
estudios aislados, además de dos obras lexicográficas elaboradas con poco rigor 
metodológico. Esta ausencia de estudios en la región no crea la plataforma suficiente 
como para iniciar una problematización en torno a los métodos que deberían 
emplearse para un proyecto lexicográfico diferencial. Sin embargo, la presente 
propuesta metodológica para elaborar una obra lexicográfica diferencial contrastiva 
sobre el español hablado en el estado de Sonora se fundamenta en las siguientes ideas y 
reflexiones. 
i). Parto de la hipótesis de que en el español hablado en Sonora existe un 
conjunto de formas léxicas y unidades fraseológicas que se han originado en esta región, 
debido a la influencia de diversas variables sociales, tales como las lenguas en contacto, 
las diferencias de origen geográfico y la migración interna, además de los grupos sociales 
y generacionales. De igual forma tenemos la presencia de elementos lingüísticos arcaicos 
que se han ido quedando en estas regiones del noroeste de México y que suelen no 
aparecer en otras variedades dialectales del español mexicano. 
 
 
9 
ii). Al igual que todo proyecto lexicográfico, el inicio de la reflexión sobre esta 
propuesta metodología se da a partir de tres grandes ideas: a) claridad en torno a las 
características del diccionario que se pretende elaborar; b) delimitación del tipo de 
usuario a quien se dirige la obra lexicográfica; y c) la interrogante en torno a la existencia 
y posible caracterización de un ‘español sonorense’. 
iii). Siguiendo a Haensch (1999) esta propuesta se enmarca en la metodología 
diferencial que para nuestros propósitos se refiere básicamente al registro de elementos 
léxicos del español general, pero que en Sonora tienen otras condiciones de uso, tales 
como diferente connotación, frecuencia, cambio de significado o elementos 
morfológicos distintos. Igualmente se integran formas léxicas que provienen del 
contacto con otras lenguas como el inglés y las lenguas indígenas regionales. Esta 
lexicografía diferencial naturalmente proyecta la noción de sonorensismo como una 
categoría compleja asumida como un concepto lato sensu, mismo que será redondeada y 
revisada a partir de la implementación misma de esta propuesta metodológica. El 
sonorensismo es un concepto actualmente en construcción que asumo como una 
hipótesis de trabajo. 
iv). En los capítulos 3 y 4 se presenta el material léxico que ya se ha 
recolectado hasta el momento, indicando los problemas que se dan cuando se desea 
clasificarlos y agruparlos, debido a que en ocasiones no hay criterios del todo claros 
que nos orienten para decidir qué es un arcaísmo, un indigenismo o un neologismo, 
por ejemplo. No obstante, hay que decir que en esta base de datos existen vocablos 
 
 
10 
que presentan una clara etimología inglesa o indígena y esto permite poder hablar de 
anglicismos o indigenismos. Asimismo, considero que la caracterización del corpus 
será posible en la medida en que establezcamos dichos criterios con base en pruebas 
de localización en otras obras lexicográficas de referencia o en estudios 
dialectológicos disponiblessobre estos temas. 
v). La elaboración del diccionario diferencial debe enmarcarse en su contexto 
propiamente sociolingüístico, esto permitirá visualizar al español hablado en Sonora 
como una variedad no estándar de la lengua española, es decir como aquellas formas 
vernaculares que no son “oficiales”, pero que presentan un nivel de polimorfismo 
muy alto y consecuente ausencia de normalización (véase Carriscondo 2001). De igual 
forma considero que una obra lexicográfica diferencial tendrá que basarse 
principalmente en un corpus que provenga de fuentes orales y escritas, es decir, 
combinar más de un instrumento y estrategia para la recolección del material 
empírico. 
vi). Resulta interesante incorporar las estrategias metodológicas que han 
desarrollado los estudios cuantitativos del habla, impulsados por William Labov en lo 
que se refiere a los parámetros para seleccionar localidades representativas y muestras 
estratificadas de hablantes; y a otro nivel, al diseño de estímulos sociolingüísticos que 
permiten al investigador acceder al registro espontáneo de formas lingüísticas por parte 
de los hablantes. 
 vii). Esta propuesta se deriva a partir de algunas investigaciones que he realizado 
 
 
11 
sobre el español en Sonora desde una perspectiva dialectológica, y también como 
resultado de la revisión crítica de obras lexicográficas que se han elaborado sobre el 
español hablado en Sonora. La intención de esta propuesta metodológica es superar 
precisamente las omisiones y problemas metodológicos que he localizado en el 
Vocabulario sonorense de Horacio Sobarzo (1966) y en el texto Apapuchi. Regionalismos de la 
sierra de Sonora de José Luis Durón (2001). 
 
Objetivo 
Enfrentado a un proceso de recopilación y construcción de una base de datos léxicos 
del español en Sonora, este trabajo se orienta hacia la conformación de una propuesta 
metodológica que indique, de manera sucinta y explícita, los pasos necesarios que 
deben darse para la elaboración de un diccionario diferencial, es decir, una obra que 
registre unidades léxicas y expresiones coloquiales propias de esta región geográfica y 
que no se utilicen en otras localidades de México. De igual forma se ofrecen 
alternativas de solución en relación con la toma de decisiones para la recolección del 
dato empírico y del tratamiento lexicográfico del mismo. Por otra parte, cabe señalar 
que por el momento no se pretende elaborar el diccionario diferencial del español en 
Sonora, sino plantear una plataforma de discusión metodológica que sirva de apoyo y 
justificación a un proyecto de investigación lexicográfica de tales características. 
Aunque el interés por la lexicografía en nuestro país se hace evidente cuando 
observamos, por un lado, nuevos diccionarios sobre lenguas indígenas mexicanas, y 
 
 
12 
por otro, proyectos lexicográficos del español en diferentes instituciones y centros de 
investigación. Asimismo, considero que la lexicografía mexicana actual no ha mostrado 
un interés particular por el desarrollo de la investigación lexicográfica de las regiones 
dialectales de México. Justo es decir que en la literatura revisada no hay bibliografía 
disponible que nos indique precisamente los métodos a seguir en este tipo de trabajo, 
por lo que mi propuesta metodológica pretende llenar un vacío bibliográfico sobre este 
tema. Quizá esto se deba exactamente en parte a la ausencia de investigaciones 
dialectales y lexicográficas del español de la provincia mexicana. 
Por otra parte, la propuesta metodológica para elaborar una obra lexicográfica 
más rigurosa es un paso previo necesario para emprender posteriormente el diseño de 
un diccionario monolingüe, semasiológico, descriptivo, diferencial, etnográfico y 
diatópico, basado principalmente en fuentes orales.3 Es decir, una obra dirigida a 
lectores interesados en el español regional y a investigadores deseosos por conocer el 
vocabulario utilizado en territorio sonorense, con base en el contraste y la 
diferenciación de otras variedades dialectales y de otras obras lexicográficas 
disponibles. Un diccionario que muestre el uso y significado de elementos léxicos 
considerados como de uso regional y, en segundo nivel que evidencie y marque las 
diferencias léxicas por regiones sonorenses.4 La característica descriptiva del 
diccionario se refiere a que los materiales serán descritos tal y como se presentan en el 
 
3 Igualmente en esta investigación lexicográfica podemos integrar fuentes escritas tales como 
periódicos locales ya que en este tipo de medios suelen crearse neologismos interesantes que valdría la 
pena integrar a nuestra base de datos. 
 
 
13 
español en Sonora, es decir sin hacer mayores aclaraciones, referencias o comentarios 
en relación con la corrección o “buen uso” de los vocablos. 
Una parte fundamental de esta propuesta metodológica consiste en proponer la 
conformación de un cuestionario para el levantamiento de los materiales léxicos que 
conformará el corpus. Por tanto, una de las interrogantes más inmediatas a responder 
es a qué tipo de instrumento debemos acudir, como investigadores, para registrar el 
dato empírico relevante para esta lexicografía diferencial. Creo que la experiencia que 
se ha tenido con los cuestionarios en las investigaciones dialectales hispánicas ha sido 
enriquecedora, al menos en décadas anteriores. No obstante habría que preguntarse si 
este método de obtención de materiales tal cual sería significativo para este tipo de 
lexicografía. Además no olvidemos que los cuestionarios dialectales en sí mismos son 
restringidos en su alcance. Es muy probable que a pesar de que el encuestador insista, a 
través de la descripción o de la pregunta directa, las formas lingüísticas que se intentan 
obtener, mayormente no aparecerán, tomando en cuenta, por una parte, la situación 
formal de entrevista y por otra, la cantidad limitada de los conceptos que integran este 
tipo de cuestionarios.5 A pesar de que los cuestionarios, como instrumentos de 
elicitación, no son del todo adecuados para la obtención del dato lexicográfico, creo 
que no debemos desdeñar su uso. No obstante la idea anterior, considero que los 
cuestionarios lexicológicos cuidadosamente construidos deben ser un apoyo 
 
4 Es decir, la característica diatópica del diccionario. 
5 Al respecto, véanse el Cuestionario para la delimitación de las zonas dialectales de México (Lope Blanch 1970) 
y Cuestionario para el estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Hispanoamérica y 
 
 
14 
importante en toda investigación lexicográfica que tenga como objetivo la descripción 
de las variedades no estándares de la lengua (véase Carriscondo 2001: 87). 
 
El corpus 
La base de datos léxicos sobre la cual se fundamenta la presente propuesta 
metodológica está integrada por aproximadamente quinientas formas léxicas, la mayor 
parte de las cuales corresponde a lexemas, y en menor proporción, a unidades 
fraseológicas, mismas que han sido registradas a partir del año 2000 hasta la fecha, en el 
habla de sonorenses. Una de las primeras aclaraciones que habrá que hacer es que el 
levantamiento de estos materiales se ha realizado de manera poco sistemática y sin 
instrumento alguno. A partir de los cursos de lexicología y lexicografía que he 
impartido en la Licenciatura en Lingüística de la Universidad de Sonora, he ido 
integrando este conjunto de vocablos, con el interés didáctico de ilustrar parte de los 
problemas que tendríamos que enfrentar al momento de elaborar un diccionario del 
español en Sonora. No obstante, este corpus presenta una serie de rasgos lingüísticos, 
en términos sociolingüísticos, morfológicosy semánticos que hacen posible e 
interesante poder utilizarlos como hipótesis de trabajo hacia la consolidación de la 
propuesta metodológica. Estos materiales léxicos dan cuenta de alguna manera de las 
diferencias dialectales que se dan entre las diferentes localidades sonorenses; marcan 
leves diferencias diastráticas y generacionales. De igual forma en los datos aparecen los 
 
de la Península Ibérica (1973). 
 
 
15 
elementos léxicos derivados del contacto entre lenguas: anglicismos e indigenismos; 
finalmente se presentan las formas en desuso y de reciente creación.6 
Por otra parte, la recolección de estos datos en sí misma supone una 
problemática metodológica, en el sentido de que este registro de formas lingüísticas no 
ha tenido el rigor suficiente. Sobre esto mismo, cabe señalar que los mismos 
estudiantes de la Universidad de Sonora han tenido una participación activa al 
proponer algunos de los vocablos durante los cursos de lexicografía. Esta participación 
ha permitido algún grado de reflexión en torno a la pregunta de qué es un 
sonorensismo y cómo debe analizarse, o qué consideraciones habrá que hacer para 
proponerlo como entrada a un diccionario. Finalmente debo aclarar que he recolectado 
vocablos en algunos contextos naturales de comunicación cotidiana, tales como 
conversaciones entre amigos, entre familiares; incluso he registrado material léxico que 
ha aparecido en algunos programas de radio y televisión locales que tienen como 
objetivo fundamental no sólo divertir sino también difundir y reforzar la cultura 
regional a través de la música.7 
 
Organización del trabajo 
Este trabajo está integrado por una introducción donde se muestra, en términos 
 
6 Véase al respecto, parte del capítulo 3 “Caracterización del diccionario y material léxico”. 
7 Tal es el caso, por ejemplo de programas de televisión de la ciudad de Hermosillo como “Conociendo 
Sonora”, “Arre Mago” y “Furia grupera” de TELEMAX, del Gobierno del Estado de Sonora, y “La 
Tatahuila”, “Esto es Sonora” de Canal 12 de Televisa Hermosillo. De igual forma en programas de 
radio FM como “La Caliente” y “La Comadre”, entre otros. Obviamente también resultaría interesante 
incorporar material de programas de radio y televisión de diversas localidades sonorenses. 
 
 
16 
generales, la presente propuesta metodológica y sus características en el contexto de los 
estudios dialectológicos y lexicográficos del español mexicano, asimismo se presenta el 
objetivo de este trabajo de tesis y finalmente se hace una descripción general del corpus 
de datos léxicos que ya se ha recolectado, mismo que fundamenta la presente 
propuesta metodológica. Enseguida aparecen cuatro capítulos y finalmente las 
conclusiones. A continuación se detalla el contenido de estos grandes apartados. 
El capítulo 1, titulado “Marco referencial conceptual y bibliográfico”, incluye 
una perspectiva general de la lexicografía y el desarrollo que ha tenido en la lengua 
española, haciendo énfasis en la metodología integral y en la diferencial. Asimismo se 
presenta una revisión de los diferentes estudios léxicos que se han realizado en el 
noroeste de México y que han hecho aportes importantes para el conocimiento de 
estas variedades dialectales. Los elementos léxicos analizados en estas obras 
lexicográficas permiten lanzar hipótesis en relación con la posible caracterización del 
español en Sonora. 
El capítulo 2 sobre “Categorías conceptuales en el diccionario” desarrolla el 
tema del léxico y la elaboración del diccionario. Asimismo propone la discusión de la 
construcción del concepto de sonorensismo con base en cinco condiciones y 
fundamentalmente enmarcado en la perspectiva neológica de la lengua. En un segundo 
apartado se describen categorías claves en la práctica lexicográfica, tales como la forma 
de cita o lematización y las diferentes propuestas que permiten clasificar las unidades 
fraseológicas. 
 
 
17 
El capítulo 3, “Caracterización del diccionario y material léxico”, se dedica 
básicamente a la caracterización del diccionario y de los materiales léxicos. En él se 
describen los rasgos de esta obra lexicográfica y se propone una clasificación 
sustentada en los datos léxicos ya recolectados (lexemas y unidades fraseológicas). 
El capítulo 4 se orienta especialmente a la propuesta metodológica sobre el 
trabajo de campo, en torno al diseño de instrumentos que permitan la elicitación del 
dato empírico. Asimismo, se explica qué son las fuentes primarias y secundarias y se 
propone la elaboración de un cuestionario lexicológico para el levantamiento de datos 
léxicos. Asimismo se explicitan los criterios y parámetros para decidir las localidades e 
informantes sonorenses representativos. 
En otro apartado se presentan las conclusiones de este trabajo de investigación. 
En primer término tenemos la propuesta metodológica general, la cual incluye los 
diferentes métodos que deberán seguirse para el diseño y elaboración de esta obra 
lexicográfica. En segundo lugar, se listan las diferentes reflexiones que se han dado a lo 
largo de estos cuatro capítulos respecto de la elaboración de una obra diferencial del 
español hablado en Sonora. Finalmente aparece la bibliografía que se cita dentro del 
texto. 
 
 
18 
CAPÍTULO 1 
 
 
MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL Y BIBLIOGRÁFICO 
 
 
1.1 Introducción 
 
La lexicografía, entendida como aquella disciplina interesada directamente en la 
elaboración de diccionarios, es un área de conocimiento y de investigación de la 
lingüística aplicada que va teniendo un desarrollo cada vez más importante en nuestros 
días.1 Este desarrollo se debe en gran medida a la producción masiva de diccionarios en 
diferentes lenguas y, sobre todo, a la reflexión que se ha dado respecto de la discusión 
en torno a los diferentes métodos que se emplean actualmente para diseñar obras 
lexicográficas, a la luz de los recientes desarrollos del estudio del lenguaje en sus 
diferentes niveles y perspectivas de análisis. Esto ha motivado que la lexicografía llame 
la atención de todos los lingüistas, no únicamente de aquellos interesados en el estudio 
del léxico y en el desarrollo de las investigaciones dialectológicas. De igual forma, cabe 
destacar que a partir de esta creciente investigación lexicográfica, se ha dado una serie 
de reflexiones en torno al diccionario y su relación con la semántica y la gramática, 
además de sistematizar y focalizar la práctica y problemas lexicográficos en relación 
con la conformación de la definición y el significado.2 Sin embargo, la lexicografía aún 
está en construcción, ya que como sucede en la mayoría de las disciplinas, siempre 
 
1 En el apartado 1.2 se presentan algunas definiciones de lexicografía proporcionadas por diversos 
lexicógrafos. 
2 Véase Lamiquiz (1985); Lara (1994, 2004); Leech (1977); Porto Dapena (2002). 
 
 
19 
habrá nuevas propuestas y metodologías que ayuden en la solución de los diferentes 
problemas con los que se enfrentan dichas áreas de conocimiento. 
Por otra parte, justo es decir que al pasar revisión sobre la literatura lexicográfica 
podemos ver que efectivamente abundan los textos que muestran, entre otros aspectos, 
cuál ha sido la historia y desarrollo de los diccionarios en lengua española, el tipo de 
obras que se han elaborado y algunos otros tópicos igualmente interesantes. Es decir, 
en los textos de lexicografía esperaríamos encontrar una reflexión en torno a las 
categorías teóricas que inciden directamente en la práctica lexicográfica, tales como el 
‘significado’, la ‘sinonimia’ o la noción de ‘variación dialectal’, entre otros.De igual 
forma desearíamos encontrar la planeación extensa de un proyecto lexicográfico; que 
en dichos textos se proponga, por ejemplo, el instrumento para el registro del material 
léxico; que se haga explícito en el diccionario la manera en que se resuelven los 
problemas sobre variación sociolingüística, o de fenómenos semánticos como la 
polisemia y de temas propiamente lexicográficos como el tratamiento de la fraseología 
y las colocaciones; que se muestre el tipo de material que se recolectó; que diga cuáles 
fueron los criterios que permitieron proponer entradas al diccionario; que discuta las 
diferentes estrategias para otorgar el significado a los elementos léxicos. Estas ideas o 
solución a problemas son los que esperaríamos localizar en la literatura sobre 
diccionarios, sin embargo no es así. Estos temas precisamente son los que no 
localizamos en la bibliografía lexicográfica, es decir, hay una ausencia de los detalles 
metodológicos en los manuales sobre elaboración de diccionarios. Es verdad que 
 
 
20 
algunos presentan métodos y estrategias metodológicas que han sido fundamentales 
para esta disciplina, pero hasta este momento, en la lexicografía española, no existe 
ningún texto que inicie desde la delimitación del diccionario a elaborar y la planeación 
del trabajo de campo, hasta los problemas metodológicos y la publicación misma del 
diccionario. 
Por otra parte, algunos lexicógrafos como Haensch (1999) y Lara (1997) afirman 
que al momento de hacer una revisión exhaustiva de la historia y desarrollo de la 
lingüística y de la lexicografía, podremos observar claramente que la elaboración de los 
primeros diccionarios3 antecedió al origen mismo de la ciencia lingüística. Esto nos da 
evidencias para afirmar que los primeros trabajos lexicográficos se realizaron sin 
considerar las diferentes herramientas y perspectivas de análisis que hoy existen para 
describir y explicar la estructura del lenguaje. Cabe decir que en siglos anteriores no se 
consideraron estos elementos simplemente porque aún no se establecían en la 
lingüística de aquella época. Sin embargo, creo que tendríamos que tener claro que 
precisamente el término lexicografía surge, de alguna manera, en el contexto de la 
lingüística moderna saussureana;4 y de ahí que actualmente la reconozcamos como un 
área de conocimiento y de investigación relacionada directamente con los problemas 
 
3 Utilizo la palabra ‘diccionario’ en sentido general, es decir, no como un término técnico propio de la 
lexicografía moderna. 
4 “Si la metalexicografía no nació antes de los años cincuenta de nuestro siglo, fue porque hasta 
entonces la ciencia del lenguaje tenía una orientación casi exclusivamente histórica y no se interesaba, 
en general, por la lengua contemporánea, cuyo estudio se consideraba, incluso, poco científico” 
(Haensch 1999: 31). 
 
 
21 
que se dan en el campo de la elaboración de las diferentes obras lexicográficas.5 
En siglos anteriores ya se elaboraban pequeños glosarios6 e inventarios léxicos, 
antes que se acuñara el término diccionario.7 Estas obras iniciales que llamamos glosarios 
tenían una fuerte orientación pedagógica,8 considerando que surgieron con el 
propósito de auxiliar al lector en el conocimiento de textos que se revisaban. 
 
A través de la historia de la literatura griega y latina se puede comprobar que 
desde muy pronto se sintió la necesidad de interpretar los textos de los autores 
clásicos en el ámbito escolar. Con la ayuda de glosas (explicaciones de palabras) y 
de escolios (explicaciones de cosas), se facilitaba la comprensión de palabras o 
pequeños fragmentos que eran difíciles de entender. Estas explicaciones se 
añadían entre las líneas del texto o en sus márgenes. Durante la Edad Media los 
glosarios se convirtieron en un recurso importante, tanto en las elementales 
clases escolares como en las actividades científicas: al alumno le sirve no solo 
para la comprensión de los textos, sino también como instrumento para 
perfeccionar sus habilidades en el latín oral y escrito (Freifrau, 2003: 154-155). 
 
Es decir, antes del nacimiento de la lexicografía monolingüe, ya existían, no 
solamente obras bilingües o multilingües, sino repertorios léxicos que antecedieron a lo 
que hoy podemos llamar diccionario. 
 
Aunque se sabe que en la Antigüedad clásica hubo trabajos lexicográficos (por 
ejemplo, entre los sumerios y los acadios), a veces en forma de diccionarios 
(aunque no se conocían con este nombre), es poco lo que de ellos se puede 
 
5 Algunos lexicógrafos emplean ‘obra lexicográfica’ para hacer referencia no sólo a diccionarios sino 
también a glosarios, vocabularios, equivalencias o enciclopedias (véase Haensch et al., 1982b). 
6 “En la Edad Media, esas apostillas marginales conforman los glosarios, catálogos independientes de 
anotaciones léxicas sobre ciertas voces juzgadas de difícil comprensión para el lector de una obra” 
(Campos y Pérez, 2003: 55). 
7 Aquí me refiero al sentido estrictamente técnico del término. 
8 “Todos los repertorios lexicográficos comulgan en una orientación básica de naturaleza pedagógica: 
en cada uno de ellos late en anhelo de contribuir a que los receptores adquieran la destreza para 
interpretar un mensaje correctamente o para producir nuevos textos” (Campos y Pérez, 2003: 74). 
 
 
22 
decir [...] Probablemente, las manifestaciones más antiguas de la lexicografía 
pretendían recopilar y explicar las palabras que habían dejado de cultivarse por 
la masa de los hablantes debido a la evolución de la lengua y la cultura. Los 
glosarios de la Antigüedad y la Edad Media tienen este origen. En general, los 
latinos se dedicaron desde el siglo I a la recopilación de léxicos para el estudio 
de escritores, y tales obras se denominaban lexicón, ya que vocabulario y diccionario, 
aun en su forma latina, no aparecen hasta finales de la Edad Media (Martínez de 
Sousa 1995: 224). 
 
Sabemos que el léxico siempre ha estado presente en la lingüística y en el 
estudio del lenguaje; esto se debe principalmente a que el léxico inicialmente fue y sigue 
siendo el primer acercamiento que el lingüista tiene a una lengua.9 Recordemos que en 
el siglo XIX, precisamente los mismos comparatistas y los neogramáticos se centraron 
principalmente en el léxico para postular sus leyes del cambio fonético, mismas que 
más tarde el propio Saussure, de manera indirecta, replantearía y formalizaría en su 
Curso de lingüística general. Es de esta manera, como en la historia previa al surgimiento 
de la lingüística como ciencia, podemos visualizar al léxico, no como un objeto de 
estudio en sí mismo, sino como una vía de acceso natural o como un primer nivel, 
previo a la descripción gramatical de las lenguas naturales. 
La misma historia de la lexicografía nos señala que inicialmente los primeros 
trabajos fueron de tipo bilingüe y multilingüe, debido a que en Europa, y en el mundo 
entero, en pleno siglo XVI, era necesario conocer los equivalentes léxicos en otras 
lenguas para realizar intercambio comercial. En cuanto a la lengua española habrá que 
aclarar que los primeros diccionarios monolingües y los estudios sobre éstos, se ubican 
 
 
23 
en el siglo XVII: 
 
Naturalmente los metalexicógrafos de hoy tuvieron ya precursores en el pasado. 
Ya en el siglo XVII aparecieron estudios y reflexiones sobre los diccionarios, en 
muchos casos se trataba de trabajos biográficos y bibliográficos de comentarios 
sobre los materiales léxicos descritos en los diccionarios (Haensch 1999: 30). 
 
 
 Es decir, la lexicografía monolingüe del español es posterior a los diccionarios 
multilingües; años después aparecerían las obras lexicográficas del español como el 
Tesoro de la lengua castellana o española de Covarrubias en 1611 y el Diccionario de autoridades 
en 1739.10 
 
1.2 Ubicaciónde la lexicografía 
 
Como es de conocimiento general, la lexicografía es un área de la lingüística que se 
refiere básicamente a la solución de problemas teóricos y metodológicos que se dan en 
el campo de la elaboración de diccionarios. Sin embargo, esta concepción aunque 
general y muy válida, no es del todo suficiente; es decir, considero que tendremos que 
aclarar y discutir lo que hay alrededor y detrás de esta afirmación. Veamos la opinión 
de algunos lexicógrafos en torno a la lexicografía: 
i) Conjunto de técnicas y criterios que se aplica para la elaboración de léxicos o 
de diccionarios, como la recolección, la documentación y el análisis de palabras 
(Lara 1996a: 553). 
 
9 Sobre todo en la filología del siglo XVIII y XIX, previa a la formalización teórica de la lingüística. 
10 Sin olvidar a Nebrija quien elabora en 1492 el primer diccionario de la lengua española: Lexicon hoc est 
Dictionarium ex sermone latino in hispaniensem o Diccionario latino-español (véase Anglada 2005: 13). 
 
 
24 
ii) Arte y técnica de elaborar diccionarios (Martínez de Sousa 1995: 224). 
iii) Parte de la lingüística que se ocupa de los principios teóricos en que se basa 
la composición de diccionarios (DRAE 2001: 1250). 
iv) Técnica científica encaminada a estudiar los principios que deben seguirse en 
la preparación de repertorios léxicos de todo tipo, no sólo diccionarios sino 
también vocabularios, inventarios, etc. (Fernández-Sevilla 1974: 15). 
v) La lexicografía es la disciplina que se ocupa de todo lo concerniente a los 
diccionarios, tanto en lo que se refiere a su contenido científico (estudio del 
léxico) como a su elaboración material y a las técnicas adoptadas en su 
realización o, en fin, al análisis de los mismos. (Porto Dapena, 2002: 23-24). 
 
Lo interesante de todas ellas es que coinciden en decir que la lexicografía es la 
técnica o la metodología que se sigue para hacer diccionarios o cualquier otra obra 
lexicográfica. A esto mismo podría agregarse la idea de que hay diferentes tipos de 
lexicografía, o al menos perspectivas diversas que hacen posible la orientación de los 
diferentes diccionarios que se elaboran, de tal manera que actualmente podemos hablar 
de la existencia de diferentes metodologías como la integral y la diferencial,11 asimismo 
de diccionarios como el onomasiológico donde se establece la relación entre concepto 
e ítems léxicos y el semasiológico donde se proporciona la definición de los 
significantes. 
 
11 Véase el apartado 1.3 donde se explica la metodología integral y la diferencial. 
 
 
25 
De igual forma, no está por demás decir que anteriormente cuando se abordaba 
el tema de la lingüística aplicada, algunos investigadores inmediatamente relacionaban 
esto con las técnicas de enseñanza de una segunda lengua. Y otros, en el peor de los 
casos con una especie de cajón de sastre donde va a dar todo aquello que no es 
precisamente lingüística pero que sí tiene que ver con el lenguaje, asumiendo que se 
recurre a algunos conceptos básicos de lingüística para poder analizar ese aspecto del 
lenguaje con el cual se requiere trabajar. Si embargo, en la actualidad sabemos que la 
lingüística aplicada es un área de investigación lo suficientemente amplia como para 
englobar diversas problemáticas y áreas de investigación, tales como la patología del 
lenguaje y la educación especial; la perspectiva psicolingüística y sociolingüística de la 
enseñanza de la lengua materna y segundas lenguas; de la lingüística computacional; de 
la lexicografía propiamente dicha; de la traducción; del análisis del discurso; de la 
educación bilingüe y las políticas del lenguaje y planeación lingüística. Ahora bien, 
sabemos que estas áreas, aunque de alguna manera autónoma, continúan subordinadas 
directamente al desarrollo que la ciencia del lenguaje sigue teniendo. Al respecto es 
interesante retomar las ideas que Lara (1990) ha mencionado respecto del lugar que 
ocupa la lexicografía en la lingüística aplicada: 
 
La lexicografía es sin duda un “arte”, [sin embargo], la cantidad de 
conocimientos lingüísticos que pone en juego el manejo de los datos léxicos 
durante el análisis previo a la redacción, hace de la lexicografía algo más que el 
arte: la pone en el centro de la ciencia del lenguaje y la obliga a definirse en 
todas sus dimensiones (Lara 1990: 12). 
 
 
 
26 
Como se ve, la lexicografía es lingüística aplicada en el sentido más noble del 
término: es lingüística dedicada a establecer sus lazos con la sociedad; no es, en 
cambio, simple “aplicación” de teorías lingüísticas a la elaboración del 
diccionario. Si lo fuera, no sería posible hacer más teoría de la lexicografía que 
lo que supone la primera de las interpretaciones: una verdadera metodología 
(ibid.: 37). 
 
Esto deja ver, en otro nivel, que dentro de las diferentes orientaciones, escuelas 
y corrientes que se han dado en el desarrollo de la lingüística como ciencia, ha habido 
una actitud de cierto desinterés hacia el trabajo del lexicógrafo. Al igual que Lara 
considero que la lexicografía no es una mera aplicación de las teorías lingüísticas a la 
elaboración de diccionarios, sino que esta área de investigación ha desarrollado una 
metodología propia, misma que, por supuesto, se fortalece, día a día, a partir de los 
nuevos descubrimientos que se dan en el contexto de la lingüística, al momento en que 
el lingüista se enfrenta a la descripción y análisis de una lengua natural y la explica por 
medio de una teoría del lenguaje. De esta manera, en el momento en que el lexicógrafo 
decide elaborar un diccionario se vuelve necesario que éste lo haga a partir de la 
gramática de la lengua, con el propósito de que tenga claridad en temas y problemas 
fundamentales, por ejemplo, el mecanismo morfológico de formación de palabra, pero 
sobre todo, que recupere la gramática misma al momento de proponer una entrada al 
diccionario y al proporcionar información sobre la clase de palabra y el contexto 
sintáctico en que aparece dicha forma lingüística. 
 
 
27 
Ahora bien, finalmente podemos concluir, al igual que Lara, que estamos 
dispuestos a aceptar sin problema alguno el lugar que ocupa la práctica lexicográfica 
dentro de la ciencia del lenguaje, sólo que visualizándola de esta manera diferente: 
 
La lexicografía es una lingüística aplicada; sí. Su producto, el diccionario, es un 
fenómeno lingüístico y cultural de primer orden, cuya comprensión ni se agota, 
ni en realidad se logra tomando en cuenta los métodos con que fue elaborado. 
De ahí la importancia de una teoría verdadera del “hecho diccionario” (Lara 
1997: 263). 
 
El desarrollo que la lingüística ha tenido en los últimos años también ha 
marcado y definido los métodos que se emplean en la lexicografía, de ahí que su 
dependencia hacia la ciencia lingüística sea directa. Esta relación ha hecho posible que 
muchos diccionarios se elaboren a partir de parámetros propiamente lingüísticos,12 de 
tal manera que hay diccionarios históricos, dialectales, de sinónimos, multilingües, de 
fraseología, entre otros. 
 
1.3 Lexicografía integral y lexicografía diferencial 
 
En la historia de la lexicografía española hay un grupo de diccionarios que han 
marcado hitos importantes en el desarrollo de esta área de conocimiento. Estas obras 
lexicográficas se han elaborado para ciertos propósitos, por ejemplo: i) los trabajos 
iniciales que pretendían guiar al lector en el conocimiento de textos que contenían 
 
12 O incluso, también hay obras lexicográficas de otra naturaleza, tal es el caso de las enciclopedias, 
donde se da información en artículos lexicográficos muyamplios acerca de cosas y objetos, versus 
diccionarios de lengua, donde el lexicógrafo nos informa no sólo del significado de elemento léxico, 
sino de la manera en que éste se utiliza y funciona dentro del sistema de la lengua. 
 
 
28 
palabras con difícil significado; ii) conocer los equivalentes léxicos en otras lenguas 
para realizar intercambios comerciales; iii) proyectar la riqueza cultural de una nación y 
la celebración del Estado;13 iv) regir el “buen uso” de la lengua desde una perspectiva 
normativista y, v) dar a conocer el léxico particular por regiones o por países 
(diccionario de regionalismos), por mencionar a aquellos que realmente han marcado 
una fuerte tradición en la lexicografía española. Asimismo, cabe señalar que gran parte 
de los diccionarios que se han hecho sobre la lengua española, de alguna manera han 
seguido los parámetros que directamente ha establecido la Real Academia de la Lengua. 
En esta misma línea es interesante destacar que los diccionarios de regionalismos se 
han caracterizado por establecer una dependencia con esta tradición,14 en el sentido de 
que los lexicógrafos han interpretado al ‘regionalismo’ como aquellos vocablos que no 
aparecen registrados en el DRAE: 
 
Desde el punto de vista del método, la lexicografía regionalista adolece de una 
falla fundamental: registra únicamente lo que no aparece en el diccionario de la 
Academia Española, ya que es este diccionario el que, a juicio de los autores 
regionalistas contiene la “verdadera” lengua española. La lexicografía 
regionalista es, por eso, una lexicografía contrastiva y el contraste, para que 
tenga éxito, debe hacerse entre los vocablos considerados propios de una región 
y su aparición o no en otros diccionarios regionalistas, so pena de errar sus 
apreciaciones y, en muchos casos, llegar a hacer el ridículo. Paradójicamente, 
esta rama contrastiva de la lexicografía monolingüe del español debiera ser 
sistemáticamente posterior a la lexicografía regional integral que preconizamos 
en el Diccionario del español de México. (Lara 1998: 22). 
 
13 Por ejemplo el Diccionario de autoridades de la lengua española. 
14 “Las obras de la Real Academia vienen dominando la lexicografía del español de forma casi absoluta 
desde hace ya cerca de trescientos años. [...] además los diccionarios elaborados fuera de la Institución 
han mostrado casi siempre una estrecha dependencia respecto del Diccionario académico, puesto que 
por regla general han solido aprovechar ampliamente sus materiales” Ruhstaller (2003: 237). 
 
 
29 
 
 
A este respecto, creo que es meritoria la labor que actualmente desarrolla el 
proyecto del Diccionario del Español de México. Es decir, el DEM se ha consolidado 
en la empresa lexicográfica más importante de Hispanoamérica, ya que simbólicamente 
ha cortado la dependencia e influencia, no sólo del español ibérico sino de la Academia 
misma. Lara ha afirmado que el DEM visualiza al español mexicano como si fuera una 
lengua totalmente independiente de la que se habla en territorio español. Esto se 
traduce en la idea de que el Diccionario del Español de México es un buen ejemplo de 
una obra lexicográfica de tipo integral.15 En relación con esta idea, Lara (1996c) nos 
dice que: 
 
Günther Haensch ha propuesto clasificar los diccionarios que tratan la totalidad 
de las lenguas como “integrales”, y los que toman por objeto un léxico regional 
como “diferenciales”. La distinción propuesta por Haensch no es exactamente 
equivalente a la distinción entre “generales” y “de regionalismos”, porque la 
integridad de la lengua se puede documentar en cualquiera de sus dialectos, ya 
que es una condición necesaria para que se pueda hablar la misma lengua y, en 
consecuencia, basta con reunir todo el léxico de cualquier comunidad 
hispanohablante para poder hacer con él un diccionario integral, en donde 
aparecen, por cierto, todos sus localismos como parte de esa integridad [...] Esta 
distinción es también una explicitación del método de trabajo característico de 
la tradición lexicográfica del regionalismo, siempre basada en el supuesto de que 
todo vocablo registrado en cualquier región hispánica que no esté incluido en el 
diccionario “general” (el DRAE) crea una “diferencia” con él (1996c: 2). 
 
 
 
15 “[...] se plantea, por primera vez en el ámbito hispánico, la elaboración de un diccionario integral del 
español y no de un nuevo diccionario de mexicanismos, lo que equivale, en términos lexicográficos, a 
abandonar los métodos contrastivos de la lexicografía regionalista para pasar a los métodos de la 
lexicografía integral” (Lara 1990: 144). 
 
 
30 
Esto significa que tenemos dos metodologías lexicográficas distintas: una 
integral y otra diferencial, mismas que se establecen en función de metas, es decir, con 
el propósito de elaborar obras que obedecen a propósitos específicos. 
La lexicografía integral, definida como el registro de “todo el léxico de un área o 
país de Hispanoamérica o una selección representativa del mismo sin tener en cuenta si 
se usan o no en otras áreas hispanohablantes” (Haensch 1999: 224), requiere de un 
corpus lo suficientemente amplio como para evidenciar el uso real de una lengua en 
una región determinada. En el caso del DEM fue necesario reunir una base de datos 
amplia como para mostrar no sólo el uso idiosincrásico del español, sino también 
registrar la realidad cultural del mexicano en este diccionario: 
 
Construir un diccionario integral del español, tal como lo hablamos en México 
implica, desde el punto de vista del método lexicográfico, contar con un registro 
amplio y suficiente de la realidad de nuestro léxico, que nos permita reconocer 
su verdadero uso dentro de los límites de nuestras fronteras, o mejor dicho, 
dentro de los límites de la comunidad de comunicación que da su cohesión a la 
sociedad mexicana (Lara 1990: 145-146).16 
 
 
Por otra parte, Haensch (1999) nos explica que el método diferencial pretende 
recoger formas léxicas que sean propias de Hispanoamérica o, al menos de una región 
hispanoamericana. De igual forma, unidades léxicas que se dan también en España, 
pero que en el español americano tienen otras condiciones de uso, tales como diferente 
connotación, frecuencia, distinto uso contextual, o distinto género o número (1999: 
 
16 Cabe señalar que en el caso del DEM tenemos claridad respecto de la metodología integral que han 
desarrollado y de la cual hemos tenido noticia a través de las diferentes publicaciones, aunque con la 
 
 
31 
226). Finalmente, quisiera concluir este apartado con lo que Haensch nos dice acerca 
del estado actual y balance de la lexicografía hispanoamericana: 
 
Lo que necesitamos para el español de América no son sueños quijotescos, sino 
muchos diccionarios parciales: nacionales, regionales, locales, especializados, 
vocabularios fundamentales, atlas lingüísticos, etc. para mejorar y actualizar el 
conjunto de la información lexicográfica disponible y hacer posible, así en una 
fase posterior, obras de síntesis más ambiciosas, lo cual presupone, de todos 
modos, que los materiales sean fiables y comparables (Haensch 1994: 54). 
 
 
Esto es, en el caso del español americano, al igual que podemos ubicar estudios 
dialectales que describen fenómenos fonéticos, morfosintácticos o léxicos diversos, 
vemos algunos diccionarios y grandes proyectos lexicográficos, en países como 
Colombia, Cuba o México. En este sentido, coincido totalmente con Haensch. Creo 
que se vuelve necesario plantear la elaboración de diccionarios regionales que nos digan 
cuáles son esas formas lingüísticas no estándares de las hablas de algunas regiones y 
explicar de qué manera se han ido alejando de la presión de la variedad estándar, por 
ejemplo. Es decir, en elcaso de México sería sumamente interesante conocer, en este 
momento, cuáles son los mexicanismos y de qué manera se utilizan; y aquí estaríamos 
hablando precisamente de una lexicografía diferencial. Sabemos que un lugar común en 
la lingüística es decir continuamente que aún no están descritas del todo las lenguas del 
mundo y esto es sumamente cierto, ahora bien, en el caso del español en Sonora es 
más que obvia la situación tan precaria a nivel de estudios e investigaciones dialectales y 
 
aclaración de que no hacen explícito el cómo. 
 
 
32 
lexicográficas. Sin embargo, creo que vale la pena iniciar la discusión en relación con la 
problemática metodológica que conllevaría la elaboración de un diccionario diferencial 
del español hablado en esta región del noroeste mexicano. Siguiendo a Haensch (1994), 
en el sentido de que en español hacen falta diccionarios de regionalismos, considero 
que los dos que existen sobre el español en Sonora (véase Durón 2001, Sobarzo 1966) 
no son suficientes ya que presentan problemas metodológicos de diferente tipo.17 
Iniciar la discusión sobre la necesidad de elaborar un diccionario diferencial del español 
en Sonora implica preguntarnos precisamente si existe un ‘español sonorense’ y su 
posible caracterización. 
 
1.4 Revisión de los estudios léxicos sobre el español en Sonora 
 
Hablar de ‘español sonorense’ en el contexto de la lingüística en México es hacer 
referencia, probablemente, a una de las variedades dialectales menos estudiadas de 
nuestro país. Sin embargo, en la actualidad existen algunos artículos y estudios diversos 
que abordan esta temática y que ofrecen material lingüístico fundamental para la 
descripción de esta variedad dialectal. 
Estas investigaciones se refieren a descripciones léxicas y fonéticas de esta 
variedad del español mexicano, y a pequeños estudios sociolingüísticos, donde se 
describe, por ejemplo, el registro de la reflexividad y actitudes lingüísticas subjetivas 
sobre el habla regional y, reflexiones sobre la variación fonológica del español en 
 
17 En el apartado 1.5 se listan los desaciertos y aportaciones de estas obras lexicográficas sobre el 
español regional. 
 
 
33 
Sonora.18 
De los estudios sobre el español en Sonora que se han realizado, habrá que 
decir que algunos se localizan en actas de congresos regionales o nacionales, otros son 
artículos de libro, y los que no se han publicado se refieren a manuscritos derivados de 
proyectos de investigación (véase López et al., 1988), o tesis de licenciatura que 
describen algún aspecto dialectal o sociolingüístico del español en Sonora. Sobre este 
tópico pueden revisarse las siguientes referencias: Acosta (1992), Alessi (1975), 
Ballesteros (1977), González (1975), Serrano (2002). 
Asimismo, es interesante señalar que únicamente hay dos comentarios en la 
literatura revisada sobre la situación actual de los estudios del español en Sonora. Uno 
de ellos aparece en el artículo “Los estudios lingüísticos en México” de Garza Cuarón 
(1990): 
 
[...] en Hermosillo, Sonora, también se hacen estudios, sobre todo desde el 
punto de vista de la sociolingüística, del español hablado ahí. Los investigadores 
de Hermosillo, Sonora, han participado en algunos coloquios nacionales, pero 
aún no tienen publicaciones de importancia” (1990: 64). 
 
De igual forma, en el capítulo sobre dialectología y geografía lingüística de La 
lingüística en México 1980-1996, Barriga y Parodi (1998) nos dicen que “Entre los 
proyectos de carácter descriptivo cabe mencionar el estudio del español hablado en la 
frontera del norte del estado de Sonora, iniciado en 1987 […]” (p. 314). 
 
18 Al respecto véase Morúa (1988, 1991) y Serrano (1998). 
 
 
34 
Por otra parte, en la tesis de licenciatura de Alessi (1975) “El habla de Arizpe, 
Sonora. Aspectos fonéticos y léxico ganadero”, se estudia, desde una perspectiva 
propiamente dialectológica, el campo semántico de la ganadería del municipio de 
Arizpe. De igual forma, González (1975) en “El habla de Ures”, también realiza este 
tipo de investigación con el mismo formato y metodología. Estas investigaciones en 
realidad son monografías dialectales, donde se presenta, por un lado, un breve estudio 
de la fonética de consonantes y vocales con sus respectivos alófonos y procesos 
fonéticos generales; y por otro, se presenta una descripción léxico-semántica muy 
general del terreno, agua, vegetación, tipos de ganado, enfermedades, pastoreo y 
reproducción del ganado.19 Es decir, ambos autores exploran someramente cada uno 
de los subcampos, diciéndonos, por ejemplo, la manera como le llaman los ganaderos, 
de estas regiones sonorenses, a las partes de un animal o de un objeto utilizado en la 
ganadería, y de igual forma, describen la manera como se lleva a cabo alguna acción o 
actividad relacionada con este campo. Sin embargo, a pesar de que hay elementos 
léxicos importantes en estos trabajos, como por ejemplo, vocablos especializados sobre 
esta área, en ningún momento se nos dice cuáles son propios de Sonora o del español 
 
19 En el contexto de la dialectología mexicana de los años sesentas y setentas, impulsada por Juan M. 
Lope Blanch y su proyecto sobre delimitación de las zonas dialectales de México, se elaboraron algunas 
tesis de licenciatura. Estas monografías dialectales incluían una descripción fonética y un estudio léxico 
sobre un campo semántico de interés en la localidad estudiada, por ejemplo, Ávila (1967), “Aspectos 
fonéticos y léxico del español hablado en Tamasunchale, San Luis Potosí”; Gavaldón (1971), “El habla 
de Melchor Múzquiz, Coahuila. Aspectos fonéticos y léxico ganadero”; Lara (1968), “Investigaciones 
sobre el habla de Tlacotalpan, Veracruz. 
 
 
 
 
 
35 
estándar mexicano. Asimismo, en ambos estudios no se hace mención del cuestionario 
utilizado para la recolección de datos léxicos; únicamente afirman haber seguido como 
guía el estudio de Gavaldón (1971) sobre el habla de Melchor Múzquiz, Coahuila. 
Finalmente, cabe aclarar que en el trabajo de González (1975) se incluye un anexo con 
204 formas léxicas del habla de Ures y habrá que decir que alguna de ellas son muy 
características del español regional. Veamos sólo algunos ejemplos: 
 
(1) 
 
apapuchi ‘Cargar sobre la espalda un objeto o una persona’ 
bebeleche Juego de niños parecido al del avión o rayuela que consiste en trazar 
sobre la tierra o en el piso un rectángulo aproximadamente de 3 por 1 
metros, que a su vez es dividido en pequeños sectores de 50 centímetros 
para que los participantes en el juego los recorran sostenidos en uno o en 
dos pies. Las reglas indican que cada apartado de 50 centímetros será 
marcado por la mitad y eso indicará que se puede hacer un descanso con 
ambos pies. Donde no se marca esta línea intermedia se tendrá que pasar 
por él en un solo pie. Se lanza un objeto pequeño denominado prenda que 
puede ser una bolita de papel o una moneda. Los participantes reciben 
sanción si invaden lo marcado o dibujado. Al momento de pasar sobre 
los espacios marcados se espera que el jugador en turno recoja el objeto 
lanzado anteriormente’ 
bichola ‘Órgano sexual masculino’ 
bitachi ‘Avispa’ 
buqui ‘Niño pequeño’ 
copechi ‘Luciérnaga’ 
entén ‘Expresión utilizada para indicar que algo está bien o que se está de 
acuerdo’ 
mochomo ‘Hormiga arriera’ 
sapeta ‘Pañal de bebé hecho de manta o de cualquier otra tela de algodón’ 
sibori ‘Renacuajo’ 
 
 
Por otra parte, cabe señalar que también localizamos algunos estudios 
 
 
36 
dialectales de corto alcance sobre algunas regionesgeográficas del estado de Sonora. 
Tal es el caso, por ejemplo, del proyecto de investigación “Estructura léxica del español 
hablado en la frontera norte de Sonora”, desarrollado en el Departamento de Letras y 
Lingüística de la Universidad de Sonora, de 1986 a 1989. Una de las aportaciones más 
interesantes de esta investigación es la discusión teórica que los autores hacen en torno 
al concepto de ‘habla regional’, definiéndolo como: 
 
[...] un conjunto articulado de patrones de variación y cambio manifestado por 
un conglomerado de elementos lingüísticos de diferentes niveles (fonológico, 
morfosintáctico, léxico-semántico y pragmático) de una lengua, en su inserción 
en un contexto complejo con dimensiones geográficas, sociales y situacionales 
específicas (López et al., 1988: 11). 
 
De igual forma, cabe señalar que en relación con el material léxico que se analiza 
en esta investigación, se establecen dos tipos de análisis: “1) onomasiológico por 
conceptos, con el fin de determinar el corpus dialectal asociado a ellos; 2) por 
tendencias, donde se establecen conclusiones provisionales sobre distribución, difusión 
y cambio léxico en la región” (Ibid., 1). Asimismo, se presentan algunos patrones de 
variación léxica de tal manera que se habla de: i) unidades léxicas que tienen una 
distribución geográfica homogénea y no muestran un grado de polimorfismo 
considerable; ii) vocablos que muestran una distribución geográfica homogénea con un 
polimorfismo generalizado en el que alternan vocablos regionales con vocablos 
estándares; iii) anglicismos que se distribuyen geográficamente a través de tres grupos 
de localidades; iv) unidades léxicas que presentan marcada diferencia geográfica entre la 
 
 
37 
zona norte y centro versus zona sur del estado. Esta alternancia entre vocablos 
regionales y elementos léxicos estándares están determinados precisamente por la 
presencia de patrones de variación, motivados, por una parte, por la presión del 
español estándar presente en los libros de texto y en los medios masivos de 
comunicación, y por otra, debido a la actitud del hablante sonorense frente a la 
innovación de nuevas formas lingüísticas con prestigio social en términos de clase o 
estatus y que en la mayoría de los casos provienen de la norma del centro de México. 
Sin embargo, no todos los hablantes del español regional se mueven de esta manera ya 
que igualmente podemos encontrar a aquéllos que se resisten frente a las innovaciones 
léxicas, fonéticas o morfosintácticas, en detrimento de la norma regional. 
Asimismo, en Acosta (1992) se presenta una descripción dialectal con base en el 
contraste entre dos localidades de la región serrana sonorense. A través de la aplicación 
del Cuestionario para la delimitación de las zonas dialectales de México (Lope Blanch 1970) se 
lleva a cabo un análisis onomasiológico del polimorfismo léxico de 72 conceptos que 
presentaron un nivel de variación importante en un total de 23 informantes. En esta 
investigación se parte de la idea de que el español de la zona serrana puede presentarse 
como la variedad más prototípica dentro de las hablas regionales existentes en el estado 
de Sonora, considerando que en la sierra se localizan la mayor parte de los 
asentamientos más antiguos. Aquí mismo se aborda el concepto de léxico como objeto 
de estudio dialectológico para destacar que: 
 
 
 
38 
[...] la naturaleza misma de los datos léxicos impide un tratamiento centrado en 
la estructura, propio de la dialectología estructural, o uno centrado en las reglas, 
propio de la dialectología generativa. El léxico, por su magnitud y estructuración 
laxa y abierta, es el nivel o componente de la estructura de la lengua que se 
presta más claramente a un tratamiento centrado en el ítem (López et al., 1988: 
3). 
 
 
A diferencia de otras tesis de licenciatura sobre este tema, en Acosta (1992) 
podemos localizar no solamente formas léxicas del español, sino además es posible 
observar la manera en que éstas varían y alternan con otros vocablos, en correlación 
con variables sociales como sexo, edad, clase social y origen geográfico de los 
hablantes. 
El artículo “El préstamo de las lenguas cahitas en el español del noroeste de 
México” de Munguía (1995) nos muestra el análisis de 11 elementos léxicos del español 
en Sonora que se originaron en algunas de las lenguas indígenas regionales. Estos 
préstamos son los que se muestran en (2). 
 
(2)20 
 
bichi ‘Desnudo’ 
buqui ‘Niño pequeño’ 
cáita ‘Literalmente significa “no hay’’’21 
catota ‘Canica’ 
cochi ‘Cerdo’ 
chirotear ‘Actividad propia de niños que consiste en brincar, saltar y correr de un 
lado a otro’ 
chuqui ‘Expresión utilizada para enfatizar que una comida o una bebida tienen 
 
20 El significado que se proporciona en estos ejemplos con etimología indígena es mío ya que la autora 
(Munguía 1995) en ningún momento lo ofrece, de tal manera que la descripción que se da tiene la 
intención únicamente de guiar al lector en el referente propio de la cultura sonorense. 
21 En las lenguas yaqui y mayo existe la construcción caita tomi que significa ‘No hay dinero’. 
 
 
39 
un sabor especialmente bueno y agradable al paladar’ 
sapeta ‘Pañal de bebé hecho de manta o de cualquier otra tela de algodón’ 
tanichi ‘Tienda pequeña de abarrotes’ 
tatahuila ‘Girar sobre el propio eje suspendido de una cuerda o de un columpio’ 
 
 
Cabe decir que la presentación de estas formas léxicas incluye contexto de uso, 
etimología, distribución geográfica aproximada y cambios fonéticos o morfológicos al 
momento de incorporarse al español. En el texto, la autora menciona un listado de 50 
préstamos de donde seleccionó los que aquí se analizan, sin embargo dicho listado no 
aparece en el artículo. 
 
1.5 Estudios lexicográficos sobre el español del noroeste de México 
Si hacemos una revisión22 de los estudios lexicográficos realizados en los últimos años 
sobre alguna variedad dialectal del español mexicano es posible constatar la fuerte 
influencia que el DRAE ha tenido en la orientación de estos diccionarios. En el 
conjunto de las obras de este tipo se puede identificar un primer grupo de textos 
publicados en los años noventa, sobre distintas zonas del español mexicano como el 
breve diccionario de Guerrerismos de Cuca Massieu (1992); el Lexicón del noreste de México 
de Ricardo Elizondo (1996), quien registra material léxico de regiones como Coahuila, 
Nuevo León y Tamaulipas, argumentando que la zona noreste “integra una región 
dialectal particular” (p. 9); y el diccionario Chihuahuismos. Dimes y diretes, modismos y 
malrazones de uso regional de Jesús Vargas (1997). La influencia que el diccionario de la 
 
22 Deseo aclarar que la revisión de diccionarios que se presenta en este apartado de ninguna manera 
pretende ser exhaustiva ya que únicamente se listan aquellos textos que consideré importantes para el 
 
 
40 
Academia ha ejercido sobre la lexicografía del mundo hispánico se hace patente 
precisamente en el momento en que el lexicógrafo visualiza al regionalismo como aquel 
elemento que no registra el DRAE. 23 
Asimismo, en un segundo apartado ubicamos las obras lexicográficas que se han 
elaborado sobre el español del noroeste mexicano, tales como: A papuchi. Regionalismos 
de la sierra de Sonora (Durón 2001); Lexicón de Sinaloa (Esqueda 1981); El habla popular en 
Baja California Sur (Ibarra 2001); y el Vocabulario sonorense (Sobarzo 1966). Estos últimos 
diccionarios, de regiones como Sonora, Sinaloa y Baja California Sur, a pesar de que 
aportan reflexiones y datos importantes, adolecen, en términos generales, de los 
mismos problemas, en el sentido de que hay una falta de rigor metodológico. En el 
plano propiamente semasiológico, referido a la definición de los vocablos, cabe decirque ésta se vuelve imprecisa y vaga, debido a que se proporcionan significados 
excesivamente breves y faltos de información gramatical, y por otra parte, muchas de 
las entradas se definen a partir de sinónimos únicamente y no de descripciones lo 
suficientemente amplias como para conocer el referente de las palabras que se definen. 
De igual forma, es común localizar en estos diccionarios la etimología popular como 
 
presente trabajo. 
23 Obviamente esta situación también se da en buena parte de la lexicografía mexicana. Por ejemplo los 
diccionarios sobre mexicanismos son una muestra de ello: Ramos I Duarte (1895), García Icazbalceta 
(1899), Santamaría (1959) y el actual Diccionario breve de mexicanismos de Gómez de Silva (2001). Sin 
embargo, esta orientación del DRAE no se aplica de ninguna manera a la metodología integral 
innovadora en la lexicografía hispánica que ha impulsado el proyecto del DEM, coordinado por Luis 
Fernando Lara. 
 
 
41 
una estrategia para definir las formas léxicas.24 Un problema particularmente relevante 
se refiere a la idea de que algunos elementos léxicos que se registran como de uso 
regional en realidad presentan una distribución diatópica más amplia de la que sugieren 
sus autores. 
 Respecto de la técnica lexicográfica empleada para la organización del material 
léxico habrá que decir que en algunos casos no se marcan tipográficamente las 
acepciones y colocaciones dentro de los artículos lexicográficos, y la fraseología se 
coloca tal cual, es decir, se organiza únicamente a partir del orden alfabético de la 
primer palabra, en lugar de elegir en cada unidad fraseológica el elemento de mayor 
peso semántico, tal y como se procede en la mayoría de los diccionarios. 
A la luz de esta revisión cabe recapitular las siguientes ideas y reflexiones. Estos 
cuatro diccionarios sobre el español del noroeste de México presentan un número 
considerable de vocablos propios de cada región geográfica; sin embargo, algunos 
autores (Véase Durón 2001; Esqueda 1981; Ibarra 2001) nos aclaran que las formas 
que registran igualmente pueden ser utilizadas en otras regiones de México. Finalmente 
considero que estos diccionarios, a pesar de las debilidades metodológicas ya 
 
24 Respecto del vocablo bebeleche (‘juego del avión’) en Sonora, Sobarzo (1966) nos dice que se deriva de 
la forma cahita ilichi iehue, debido a que así se denominaba a los juegos de niños en esta lengua. Además 
explica su evolución de la siguiente forma: “una asimilación vocálica transformó ilichi en ‘leche’ y la 
asonancia de iehue con bebe completó el nombre caprichoso de bebeleche” (pp. 37-38). Además la 
forma léxica bebeleche también presenta registros en ciudades tan alejadas de Sonora como Monterrey y 
la ciudad de México (véase Elizondo 1996 y Cardero et al. 1976, respectivamente), así que no creemos 
que este supuesto indigenismo haya tenido una difusión tan amplia. 
 
 
 
 
 
42 
mencionadas, presentan información relevante que habría que recuperar, ya que esta 
propuesta metodológica, para la elaboración del diccionario diferencial, parte 
precisamente de la revisión crítica de estos textos, para superar y trascender dichas 
inconsistencias; una de ellas es precisamente el concepto de sonorensismo que 
propongo como base para la puesta en práctica de la propuesta metodológica que 
constituye el objetivo del presente trabajo. 
 
1.6 ¿Es posible la caracterización del español sonorense? 
Ante el proyecto lexicográfico sobre la elaboración de un diccionario diferencial del 
español en Sonora, inevitablemente surgen una infinidad de preguntas de diferente 
naturaleza. Una de las más importantes es, sin lugar a dudas, la interrogante en torno a 
la metodología que deberá emplearse para su diseño y elaboración. Otra, es la que se 
refiere a la existencia de un español sonorense como para llegar a concebirlo como nuestro 
objeto de estudio, de tal forma que podamos aprehenderlo, ubicarlo y describirlo. De 
entrada, quisiera mencionar que a pesar de que se han realizado algunas investigaciones 
sobre el español regional, su caracterización, al menos por el momento, no es posible, 
ya que no hay suficientes evidencias empíricas que nos den elementos para explicar 
totalmente dicha variedad dialectal. Una visión reduccionista sobre esta temática nos 
diría que efectivamente sí existe un español sonorense, en el sentido de que hay una región 
geográfica específica que por su situación espacial e histórica, sus hablantes tienden a 
tener formas léxicas diferenciadas respecto de la variedad estándar. Estas diferencias 
 
 
43 
obviamente las podemos observar en el léxico, la fonética y la gramática, es decir, en el 
español regional hay un conjunto de unidades léxicas que presentan una serie de rasgos 
que los hace ser fuertes candidatos como entradas al diccionario.25 
Así, algunos cronistas y estudiosos locales, desde una perspectiva fuertemente 
regionalista, afirman que ni siquiera hay que plantearse la duda de la existencia del 
español sonorense. Esta actitud permite afirmaciones contundente como “El lenguaje 
popular de los ‘picudos’ [de los sonorenses] es uno de los más simpáticos, curiosos y 
ricos del país” (Rascón 1991: 6). Incluso en algunas publicaciones han presentado, de 
alguna manera, evidencias reconstruidas como la siguiente: 
 
(3) 
 
“Unos buquis bichis andan chiroteando frente al tanichi” 
— ¿Jugamos a las catotas?, retó “el bizco” de la Machú a otro buqui que chiroteaba en un 
júpari juntando chúcatas. 
— ¡Bueno!, le responde el chiroto, moqueando sonoramente y resollando gordo por la 
boca... 
—Pero sin poner copos y sin tirar manondión ni tampoco meter hueso ni huica. 
—Éntrale pues, con dos tiritos de gota, dos guachos y un carramplón (Rascón 1991: 6). 
 
 
A este respecto, es interesante resaltar los argumentos que otros investigadores 
aportan, mismos que favorecen la existencia de esta variedad dialectal: 
 
[...] no obstante, por razones históricas (nativos cuyo radio de acción se limita al 
suelo sonorense), geográficas (grandes distancias y el desierto que provocó 
aislamiento y desarrollo un tanto autosuficiente) y culturales (influencia 
anglosajona y mestizaje dominando el tipo europeo), es posible afirmar con 
 
25 En el apartado 2.2.2 sobre construcción del concepto de sonorensismo, se listan las diferentes 
características que deberá tener una forma léxica para ser considerada como de uso regional. 
 
 
44 
seguridad la existencia de un dialecto de Sonora con términos y características 
propias que lo distinguen de otros (Murrieta 1989: 54). 
 
 
Es decir, a partir de esta cita coincidimos con el autor al decir que efectivamente 
sí es posible hablar de un español regional, de tal manera que la variable geográfica o la 
ubicación espacial misma de los hablantes hace posible que hagamos una 
diferenciación importante respecto de la variedad estándar del centro de México. 
Parto de la hipótesis de que en Sonora existe un grupo importante de unidades 
léxicas que se han originado en esta región, debido a la influencia de variables sociales 
diversas. Por otra parte, uno de los fenómenos que quizá identifique a las hablas del 
noroeste, y en especial a la variedad dialectal de Sonora, es la presencia de formas 
léxicas arcaicas que se han ido quedando en estas regiones y que ya no se registran en 
otras variedades del español mexicano. Esto se debe mayormente a la lejanía geográfica 
de esta zona respecto del centro del país, a pesar de la influencia de los medios masivos 
de comunicación, de los libros de texto gratuito y de la inevitable presión de la variedad 
estándar. Asimismo,

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