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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO DOCTORADO EN PEDAGOGÍA POR MI R A Z A H A B L R A A S P IR IT V E E L T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTORA EN PEDAGOGÍA PRESENTA MTRA. MARÍA TERESA REYES RUIZ JULIO DE 2009 REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA PRÁCTICA EDUCATIVA DE LOS DOCENTES DE LA EDUCACIÓN NORMAL COMITÉ TUTORIAL: DR. JUAN MANUEL PIÑA OSORIO DRA. MONIQUE LANDESMANN SEGALL DRA. ANITA CECILIA HIRSCH ADLER UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos La conclusión de esta investigación ha sido posible gracias a los apoyos proporcionados por diversos espacios, como los seminarios que sirvieron de intercambio en el enriquecimiento de la elaboración del proyecto de investigación y de la presentación de los avances de la misma, por ello a todos los compañeros que contribuyeron en dicha tarea, gracias por sus observaciones y sugerencias. A las autoridades educativas de la Escuela Normal para Maestras de Jardines de Niños, a la Benemérita Escuela Nacional de Maestros y a la Escuela Superior de Educación Física, así como a los amigos y compañeros que amablemente contribuyeron a la realización de la investigación de campo, permitiéndome escuchar su voz a través de las representaciones sociales de su práctica educativa en el quehacer cotidiano de sus escuelas, a todos ellos gracias porque sin su colaboración esta investigación no habría llegado a buen puerto. A Juan Manuel Piña Osorio, mi director de tesis por su disposición a guiar y acompañar este tramo del camino en mi formación en la investigación. Por su comprensión solidaria, por su impulso académico no sólo para esta tarea sino para incorporarme a una vida académica fundada en el intercambio con un grupo de colegas, gracias por su disciplina de la que me he nutrido para concretar esta tarea. A Monique Landesmann Segall, por su disposición a participar en mi comité tutorial, por su lectura puntual de los avances de esta investigación, por sus observaciones precisas de mis escritos en ocasiones confusos por la falta de claridad al respecto de lo que deseaba expresar, gracias por ser una atenta escucha, interesada en que concluyera este trayecto de mi vida académica. A Leticia Barba Matín, gracias por sus sugerencias que han sido de gran utilidad para esta investigación. A Anita Cecilia Hirsch Adler por su disposición al aceptar este trabajo de investigación, por el interés manifestado al respecto de lo que en el se aborda, por su lectura atenta, gracias por sus sugerencias precisas que han contribuido a mejorar este trabajo. A Georgina Gutiérrez Serrano por su lectura puntual, por su invitación a pensar no sólo en cómo presentar diversos aspectos de la investigación sino de enfatizar aquellos que resultaban de mayor importancia y no estaban siendo destacados, gracias por sus valiosas observaciones. A Hilda Berenice Aguayo Rousell por acceder a leer esta investigación, por su interés y contribución de diversas maneras en el desarrollo de esta tarea, en la que el intercambio verbal y escrito ha sido de gran ayuda, gracias por sus consideraciones. A la Dirección General de Educación Normal y Actualización de Magisterio, que mediante la autorización de la Beca-Comisión, ha contribuido en mi formación en la investigación, aspecto que redundara en mi desempeño académico en las diversas funciones a realizar en el ámbito de la educación normal. A Concepción Barrón Tirado, coordinadora del Posgrado en Pedagogía de la UNAM por el apoyo académico brindado durante mi paso por la Facultad de Filosofía y Letras, así como al personal que con ella colabora. A Graciela González Juárez, colega y amiga, con quien el intercambio de dudas e inquietudes respecto de la investigación se hizo constante, gracias por estar siempre dispuesta a atender mis dudas y aquietar mis ansiedades metodológicas. A Rubicel Diego Oaxaca por su disposición y gran apoyo técnico en la corrección de las cartas asociativas y los gráficos, a través de lo cual ha sido posible mostrar los resultados de esta investigación. A todos mis parientes y amigos, de quienes no deseo hacer una larga lista, porque correría el riesgo de quedar en las manos de mi mala memoria y omitir nombres importantes de quienes se han constituido en un entrañable soporte para la consecución de esta tarea. A todos ustedes gracias por su presencia en este trayecto del camino recorrido y por su interés e impulso en que culminara el proceso académico que me había impuesto. A la memoria de Adalberto Zapata Hernández entrañable colega y amigo. Investigación que se hizo posible en un ir y venir entre Iztapalapa, DF y Yautepec, Morelos, junio de 2009. “Las representaciones sociales son entidades casi tangibles. Circulan, se cruzan y se cristalizan sin cesar en nuestro universo cotidiano a través de una palabra, un gesto, un encuentro. La mayor parte de las relaciones sociales estrechas, de los objetos producidos o consumidos, de las comunicaciones intercambiadas están impregnadas de ellas. Sabemos que corresponden, por una parte, a la sustancia simbólica que entra en su elaboración y, por otra, a la práctica que produce dicha sustancia, así como la ciencia o los mistos corresponden a una práctica científica y mítica”. Serge Moscovici ÍNDICE Página INTRODUCCIÓN 9 1. DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE INVESTIGACIÓN Pertinencia del objeto de estudio Representaciones Sociales en la Investigación Educativa Propósito de la investigación Supuesto de la investigación 17 41 44 48 48 2. UNIVERSO DE LA INVESTIGACIÓN Las escuelas normales, su origen 49 49 3. REFERENTE TEÓRICO La teoría de las representaciones sociales Perspectivas metodológicas en el estudio de las representaciones sociales 61 61 69 4. METODOLOGÍA Método asociativo Elaboración de las cartas asociativas Procedimiento en la sistematización de las cartas asociativas Estructura del cuestionario Sistematización de los cuestionarios Elaboración del guión de entrevista Sistematización de los resultados de la entrevista 77 78 82 83 91 93 94 97 5. RESULTADOS POR INSTRUMENTO DE ACOPIO DE INFORMACIÓN EN LA INVESTIGACIÓN DE CAMPO Cartas asociativas Cartas asociativas TI 1 función docente Cartas asociativas TI 2 formación y actualización Cartas asociativas TI 3 reuniones de trabajo Cartas asociativas TI 4 evaluación de la docencia Cartas asociativas TI 5 ceremonias cívicas Cartas asociativas TI 6 grupo de compañeros Cartas asociativas TI 7 sindicato 99 99 100 102 105 107 110 112 114 Cuestionarios Características de la muestra de estudio Entrevistas Testimonios TI función docente Testimonios TI 2 formación y actualización Testimonios TI 3 reuniones de trabajo Testimonios TI 4 evaluación Testimonios TI 5 ceremoniascívicas Testimonios TI 6 grupo de compañeros Testimonios TI 7 sindicato Página 119 119 133 133 139 144 148 154 157 161 6. RESULTADOS GENERALES POR TÉRMINO INDUCTOR Resultados generales TI 1 función docente Resultados generales TI 2 formación y actualización Resultados generales TI 3 reuniones de trabajo Resultados generales TI 4 evaluación de la docencia Resultados generales TI 5 ceremonias cívicas Resultados generales TI 6 grupo de compañeros Resultados generales TI 7 sindicato 167 169 174 178 181 184 187 189 7. CONCLUSIONES 193 BIBLIOGRAFÍA 203 ANEXO 1 CONTACTOS – CARTAS ASOCIATIVAS- ANEXO 2 CARTAS ASOCIATIVAS EN BLOQUES POR TÉRMINO INDUCTOR ANEXO 3 CATEGORÍAS Y FRECUENCIAS POR TÉRMINO INDUCTOR ANEXO 4 CUESTIONARIO ANEXO 5 RELACIONES Y APLICACIÓN DE LOS CUESTIONARIOS ANEXO 7 GUIÓN ENTREVISTA ANEXO 8 REALIZACIÓN DE LAS ENTREVISTAS ANEXO 10 ENTREVISTAS-CATEGORÍAS 209 211 219 235 241 247 248 257 INTRODUCCIÓN En nuestros días el interés por el estudio del individuo y los grupos sociales respecto de sus opiniones, creencias, tomas de posición, puntos de vista, valores, imágenes, comportamientos, entre otros, relacionado con el pensamiento o conocimiento de sentido común, adquiere cada vez mayor relevancia en el ámbito de las ciencias sociales. Diversos son los referentes teóricos y metodológicos desde los cuales se ha abordado el pensamiento de los individuos o los grupos; en la década de los años cincuenta del siglo pasado surge y se inicia el desarrollo de la Teoría de las Representaciones Sociales, planteada por Serge Moscovici. Teoría que pone el acento en la comprensión del proceso de conocimiento del individuo o grupo de individuos con respecto del mundo que le rodea y de cómo éstos son capaces de desarrollar una forma de pensar y situarse en el mundo; de elaborar una representación social de lo que les viene del exterior. Representación que se hace posible gracias a la capacidad humana de apropiarse la realidad por medio de mecanismos cognitivos que se producen en las relaciones sociales establecidas con los semejantes y con el entorno; capacidad que permite hacer un recorte de la realidad cargada de sentido y expresar la forma de pensar y situarse en el entorno. La representación social se refiere al conjunto de conocimientos organizados sobre algo o alguien; actividad psíquica que se constituye en “preparación para la acción”, no sólo porque guía el comportamiento, sino porque remodela y reorganiza los elementos del medio en el que el comportamiento se realiza a través de la cual los individuos o grupos hacen evidente la realidad física y social en el intercambio de las relaciones cotidianas. 9 El individuo o grupo mediante su actividad mental se esfuerza por captar el exterior, así la representación social tiene como función dar forma a lo que proviene del contexto; de manera que la representación social es una modalidad particular de conocimiento cuya función es la elaboración de comportamientos y la comunicación entre individuos. En ese sentido el transcurrir diario de la vida cotidiana en que el individuo o grupo despliega su actuar, está plagado de representaciones sociales que circulan en las comunicaciones a través de conversaciones, discursos, documentos escritos y las mismas acciones de los semejantes, que hacen posible que ante ello, el individuo o grupo se posicione respecto de lo que piensa y actúe en consecuencia como se lo demandan las relaciones establecidas en su entorno. Por el hecho de que las representaciones sociales traten del pensamiento o conocimiento de sentido común que se articula en el intercambio de las relaciones sociales que los individuos o grupos establecen en el devenir de la vida cotidiana, se puede pensar que esta forma particular de conocimiento no se dé en las instituciones educativas, en los centros de investigación, en los espacios circunscritos a la producción o transmisión de conocimiento. Sin embargo, los individuos que habitan los espacios educativos no siempre están dedicados a la sola actividad de producir o transmitir conocimiento, debido a que en el mismo espacio ocurren situaciones que requieren de su interpretación para poder interactuar con el medio. Por ejemplo, el matemático de un instituto de investigaciones o el profesor de una escuela normal ante el anuncio de las modificaciones a la Ley del ISSSTE, no recurren a la ciencia matemática o a la pedagogía para explicarse, entender y manifestar su posición ante tal eventualidad. Por el contrario, recurren al conocimiento a mano, mediante el cual hacen un recorte de la realidad, a la que interpretan o reinterpretan desde sus propios 10 referentes que traen consigo y de la información que el exterior les ofrece, así emiten su propia representación de lo que en cierto momento vino a quitarles la paz o alteró la armonía establecida con su medio. Partiendo del hecho de que en los espacios educativos no sólo circula el conocimiento especializado sino el conocimiento de sentido común respecto de las actividades que ahí se desarrollan, se consideró pertinente indagar en torno de las representaciones sociales de la práctica educativa de los docentes de la educación normal. Pero ¿por qué investigar respecto del docente de la educación normal? Porque éste juega un papel trascendental en el proceso educativo. Recordemos que desde siempre los grupos humanos han utilizado simultáneamente diversos tipos de prácticas y actividades sociales con el fin de facilitar a las nuevas generaciones el acceso a las normas y saberes culturales –conocimientos y creencias sobre el mundo, lenguaje e instrumentos para conocer la realidad y actuar sobre ella, tecnologías y técnicas, tradiciones, sistemas de valores, etc.- considerados fundamentales para la sobrevivencia y cuya apropiación individual se juzga necesaria para llegar a formar parte de ellos como miembros de pleno derecho. Porque el docente es un profesional de la educación que expone, en su oficio, su propia persona, su cuerpo. Educa con sus palabras, con sus gestos y con su forma de vestir. Su comportamiento, sus ademanes, sus motivaciones, las palabras que utiliza para expresarse, son esencialmente educativos, en suma lo que el docente transmite al grupo es justamente su estilo de vida y visión del mundo. Aspectos que se ven reflejados en las representaciones sociales de su práctica educativa en el quehacer de su tarea y que dan cuenta de un espacio de creación y recreación de la escuela normal. Investigación en la que se retomó la Teoría de las Representaciones Sociales por dos motivos; primero, por considerar que en la comprensión de las acciones y 11 motivos que llevan a los docentes normalistas a realizar su práctica educativa es indispensable reconocer el conjunto de conocimientos que la organiza y da forma. Segundo, porque dicha teoría hace énfasis en indagar y comprender lo que manifiestan los individuos en ese entramado de conocimientos y referentes sobre algo o alguien, su práctica. Conocimiento que orienta su acción y que no es posible deducir de los decretos gubernamentales o documentos oficiales que enmarcan su tarea docente. Investigación que partió de la problemática planteada a partir de la interrogante ¿Por qué los docentes formadores de docentes para la educación básica, a pesar de haber sido incorporados al modelo de educación superior desde 1984, no eran reconocidos como académicos de las instituciones de educación superior y sus prácticas tanto de formación de los formadores como de los alumnos en formación no eran las practicadas por las IES? Cuestionamiento que llevó a descubrir que entre los académicos de las IES y losdocentes de la educación normal existe una diferencia que se expresa en la práctica educativa que cada uno de ellos realiza en el espacio de realización de sus tareas diarias, ya sean las escuelas normales, las universidades, los institutos o los centros de investigación. Práctica educativa que se consideró posible indagar desde la perspectiva teórica de las representaciones sociales, porque el interés de esta investigación se ha situado en dar cuenta de las expresiones de los individuos, de cómo ven y se sitúan en el espacio de la escuela normal, en el ejercicio cotidiano de formar a los docentes para la educación básica –preescolar, primaria y educación física-. Espacio expresado por una cultura de la enseñanza, definida por creencias, actitudes, comportamientos, normas, reglas, valores, ritos, organización del trabajo y mecanismos de integración de sus miembros. Que dejar ver las particulares de la comunidad que los ejerce, conforme a la estructura interna del espacio de la 12 escuela normal definido por el ejercicio particular de una práctica educativa articulada a una o diversas representaciones sociales de la misma. Representaciones sociales de la práctica educativa que dan cuenta de una forma particular de ser, de apreciación y acción que favorece la producción de un espacio cultural endogámico en lo social y profesional, propio del espacio de pertenencia, la escuela normal, como lo manifiestan los resultados obtenidos en esta investigación. Resultados que en general, de la muestra objeto de estudio, se divide en dos grupos, establecidos a partir de las valoraciones que los docentes emiten desde el lugar que ocupan en la escuela normal y por la información que tienen del objeto de representación, su práctica educativa. Valoraciones tanto positivas como negativas. Grupos en los que los docentes normalistas transitan de uno a otro, según sea lo que expresan de su práctica educativa, es como una moneda de dos caras, una que muestra los pros y la otra los contras de algo. Sin embargo dichas valoraciones ya sea positivas o negativas están determinadas por una valoración más amplia, que permea la representación social del docente normalista, el deber ser de la función docente como una función social; ante la que se manifiesta su contrario, la representación negativa, critica, propositiva, en la que a su vez se deja percibir una representación social tenue que quiere emerger y que de alguna manera se deslinda de ésta, el desempeño académico. Investigación que se compone de ocho apartados. En el apartado 1. Delimitación del objeto de investigación, se describe cómo la puesta en común en los seminarios de investigación; las lecturas tanto de propuestas teóricas como metodológicas; la discusión y las observaciones del comité tutorial hicieron posible considerar la necesidad de un mayor trabajo de acotación y delimitación del objeto 13 de investigación, tarea que se concretó en la reestructuración del proyecto de investigación. Así mismo se aborda la pertinencia de indagar las representaciones sociales de la práctica educativa de los docentes normalistas. Se menciona que el propósito de la investigación consiste en dar a conocer dichas representaciones. El supuesto de la investigación se refiere a que las representaciones sociales de la práctica educativa de los docentes normalistas constituyen un espacio de producción cultural endogámica, social y profesional, que produce y reproduce una forma particular de ser, de apreciación y acción, inherente al espacio de pertenencia, la escuela normal. En el apartado 2. Universo de la investigación, se hace referencia al contexto en el que surgen y hoy en día se desarrollan las escuelas normales en la ciudad de México. Al respecto las escuelas que constituyen el objeto de esta investigación son la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños (ENMJN) y la Escuela Superior de Educación Física (ESEF), todas ellas ubicadas en el D. F. y de régimen público. El apartado 3. Referente teórico. La teoría de las representaciones sociales, este apartado tiene por objeto presentar una serie de reflexiones respecto de los planteamientos teóricos de Serge Moscovici expresados en El psicoanálisis, su imagen y su público (1979), reflexiones no en términos de la totalidad de la teoría de las Representaciones Sociales, sino de aquellos elementos que auxilian en la comprensión de la teoría utilizada en esta investigación. Teoría de la que se retoman para el análisis de la información obtenida en la investigación de campo, las dimensiones de la representación social: Actitud, que se refiere a la orientación global del sujeto o del grupo en relación con el objeto de representación, organizada de manera diversa según las clases y las culturas. Información, que consiste en la organización de conocimientos que tiene un 14 individuo o un grupo con respecto del objeto de representación. Campo de representación o imagen, es el contenido concreto y limitado de las proposiciones que se refieren a un aspecto preciso del objeto de representación. Al mismo tiempo que se presentan las propuestas de algunos de los investigadores que han continuado el estudio de las representaciones sociales, como Denise Jodelet, Jean Claude-Abric y Banchs, quienes a partir de la interpretación que hacen de la teoría planteada por Moscovici han contribuido en el desarrollo de diversos aspectos de esta teoría. A ese respecto Jodelet, destaca entre diversos aspectos, que las representaciones sociales se presentan de formas variadas; Abric aporta la teoría del núcleo central y su propuesta multimetodológica en el estudio de las representaciones sociales y Banchs considera que las maneras de abordar el estudio de las representaciones sociales se da a partir de una diferencia entre enfoques como el procesual y el estructural. En el apartado 4. Metodología, se hace referencia a la propuesta multimetodológica planteada por Jean Claude Abric, misma que se utiliza en la investigación de campo. Propuesta que consiste en el uso de métodos tanto asociativos como interrogativos a partir de herramientas de acopio de información como la carta asociativa, el cuestionario y la entrevista; mediante las cuales se accede a los elementos constitutivos de las representaciones. Apartado en el que por una parte se narra el procedimiento en la elaboración del cuestionario, el guión de entrevista y el procedimiento en la sistematización de la información obtenida mediante dichas herramientas. Dado que para la elaboración de las cartas asociativas se requiere de un término inductor, se optó porque las acciones que conforman la práctica educativa hicieran las veces de término inductor. 15 16 En el apartado 5. Resultados por instrumento de acopio de información en la investigación de campo, se presentan y comentan los resultados obtenidos por cada instrumento de acopio de información. En el caso de las cartas asociativas se presentan los comentarios a cada una de las 55 cartas asociativas; los resultados de los cuestionarios sistematizados en el programa SPSS y los resultados de las entrevistas. Resultados todos ellos analizados a partir de las dimensiones de la representación social: actitud, información y campo de representación o imagen. Análisis organizado de acuerdo con el orden de los siete términos inductores (TI) que hicieron las veces de acción constitutiva de la práctica educativa, como: TI 1 función docente; TI 2 formación y actualización; TI 3 reuniones de trabajo; TI 4 evaluación de la docencia; TI 5 ceremonias cívicas; TI 6 grupo de compañeros y TI 7 sindicato. En el apartado 6. Resultados generales, se presentan los hallazgos a partir de la concentración de resultadosobtenidos por cada uno de los términos inductores e instrumentos de acopio de información, que al ser reunidos permiten observar la tendencia de conformación de dos grupos, a partir de la muestra de estudio, que se originan en la actitud que ambos grupos mantienen ante su práctica educativa desde valoraciones positivas o negativas de la misma. En el apartado 7. Conclusiones, se abordan conclusiones en cuanto a los alcances de esta investigación en términos del propósito y el supuesto planteados, así como los hallazgos obtenidos y los pendientes en torno a las representaciones de la práctica educativa de los docentes de la educación normal, específicamente hablando de los docentes de las escuelas normales objeto de esta investigación. 1. DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE INVESTIGACIÓN. Iniciarse en el oficio de investigador requiere no sólo ser admitido por un programa doctoral, sino contar necesariamente con un objeto de investigación; con una realidad concreta, delimitada, acotada en un tiempo y un espacio; de un referente teórico desde el cual se pueda abordar y del conocimiento del mismo, aspectos que permiten generar la sistematización de conocimientos sobre lo que se investiga. Ante la aceptación del programa doctoral1 y la presentación del proyecto de investigación, pareciera que de inmediato éste se pondría en marcha. No es así, por lo menos no fue éste el caso. Porque la formación en investigación requiere aprender el oficio de investigar: aprender haciendo; proceso que demanda tiempo, discusión, aceptación y reconocimiento de límites y posibilidades; de poner en juego las habilidades y disposiciones que se traen consigo para hacer lo propio. En el presente apartado se describe dicho proceso que implicó la minuciosa revisión del proyecto de investigación,2 producto de un largo cuestionamiento y delimitación del objeto de estudio que se constituyó en la investigación: 1 El programa de Doctorado en Pedagogía de la FFyL de la UNAM ofrece semestre a semestre, además de otras posibilidades de vida académica, la de cursar seminarios que coadyuven en la formación para la investigación, seminarios a partir de los cuales se entra en contacto con los investigadores que integran el cuerpo académico del posgrado y la oportunidad de cursar dichos seminarios con el tutor o cotutores que acompañan el proceso de formación en investigación. Esto posibilita una interlocución y cercanía, que permite al tutorando, no sólo aprender de su tutor y cotutores, sino comentar el proyecto de investigación con otros alumnos en formación, aspecto valioso para lo que nos ocupa, la delimitación de lo que se investiga. Seminarios que permiten la transmisión de saberes sobre el proceso de investigación en profundidad a través del estudio comentado de casos, a partir de la exposición y retroalimentación de los proyectos de investigación, situación que ha sido fundamental en este proceso de formación, al que más bien debiera considerarse iniciación en la investigación. 2 El proyecto de investigación es fundamental, porque a través de éste se da forma a las intenciones, planes, deseos, aspiraciones, propósitos que uno tiene al indagar una realidad; es un planteamiento que sirve de brújula al investigador para no perderse en la aventura de la investigación; en él quedan explicitados el objeto de investigación en un tiempo y un espacio determinado; el enfoque teórico metodológico a partir del cual se abordará lo que se quiere investigar; los objetivos que se pretenden alcanzar; las herramientas de acopio de la información; las hipótesis o supuestos que se tiene con respecto de lo que se investiga; las preguntas de investigación. El proyecto de investigación es como contar con un plano para construir un edificio, es lo que permite ordenar el pensamiento con respecto de la realidad y manifestar una postura ante lo que se pretende conocer, al mismo tiempo que expresar desde dónde nos colocamos para interpretar la realidad. Entonces es indispensable contar con un proyecto al cual se va recurriendo para vigilar que lo que nos habíamos planteado como investigación se vaya cumpliendo, con lo cual garantizaremos no perdernos en el camino. 17 Representaciones sociales de la práctica educativa de los docentes de la educación normal. Cuestionamiento y replanteamiento del objeto de investigación porque en un inicio se consideró indagar el perfil cultural de los docentes que ingresan a un posgrado, lo que originó el primer proyecto de investigación: Composición del capital cultural de los docentes que ingresan a la maestría en educación con terminación en docencia del Centro de Altos Estudios Pedagógicos y Educativos (CAEPE) de San Luis Potosí, generación septiembre 2005.3 Con esto se pretendía dar continuidad a la investigación: Una interpretación del capital cultural en Bourdieu, realizada durante los estudios de maestría en Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Sin embargo, con la aceptación al Programa de Doctorado en Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, inició el cuestionamiento a la pertinencia de dicha investigación, porque con ello se solicitó beca comisión4 a la institución laboral de adscripción, la Dirección General de Educación Normal y Actualización del Magisterio (DGENAM). Qué posibilidad se tenía de investigar un espacio lejano, el CAEPE, estando más a la mano la DGENAM. Plantear estudiar una u otra realidad hizo valorar el compromiso respecto de dos organizaciones educativas con las cuales se mantienen relaciones laborales, que en el caso del CAEPE permanecieron 3 Esta investigación surge de la experiencia docente desarrollada en dicho estado, entre octubre de 1995 y septiembre de 2001, como responsable del Seminario de Sociología de la Educación, que imparte el centro, al reflexionar sobre el éxito o el fracaso obtenido en el proceso de aprendizaje de los alumnos que cursan el seminario, pensado como un problema de posesión de capital cultural, en el sentido de que éstos poseen un capital cultural, entendido desde la perspectiva de Pierre Bourdieu (1987), como el poder y la suma de los recursos culturales actuales o potenciales, que pueden movilizar en un campo de producción cultural, a partir de la posesión del mismo en sus tres estados: incorporado, objetivado e institucionalizado. 4 La beca comisión es una prestación del sistema de educación normal, misma que tiene su fundamento en el Manual para el Otorgamiento de Becas en Instituciones Nacionales o del Extranjero a Servidores Públicos adscritos a la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal. Prestación que permite a los docentes estudiar alguna especialidad, maestría o doctorado. Durante el tiempo que las instituciones de educación superior establecen para la realización de dichos estudios los docentes tienen descarga académica, con la finalidad de que el tiempo otorgado sea dedicado completamente a las actividades académicas establecidas por los programas de formación. Por lo que el docente que cuenta con Beca-comisión se compromete a regresar a su institución de origen a laborar el mismo tiempo por el cual éste ha sido comisionado para la realización de dichos estudios, tiempo durante el cual no pierde ninguna prestación laboral. 18 suspendidas debido a que la Beca-comisión que otorga la DGENAM no permitía la realización de otra actividad que no fuera la relacionada con lo autorizado.5 Privilegiar a una sobre otra permitió darse cuenta de la implicación con respecto del objeto a investigar y con ello asumir que en la formación de investigador, quien se forma, se somete a tensiones por la relación que se establece con el objeto, relación mediada por las elecciones y las decisiones que deben tomarseal respecto. Situación que llevó a pensar en la necesidad de hacer una contribución a la organización educativa laboral de pertenencia, cosa que se hacía posible a través de la investigación, producto de los estudios de doctorado en pedagogía. Entonces se consideró que se podían hacer “algunos ajustes” al inicial proyecto de investigación. Si la figura que interesaba investigar era la del docente, entonces era suficiente con cambiar de escenario, de la capital de San Luis Potosí a la capital del país: el Distrito Federal. Parecía tan sencillo. Era como montar una obra de teatro con otros actores, en escenarios diferentes. Sin embargo, esto representó una tarea ardua en términos tanto metodológicos como teóricos y, por qué no decirlo, implicó una sensación de angustia porque la labor impuesta parecía tan fácil pero se tornaba complicada. Pasaba el tiempo y no se concretaba ni el menor atisbo al respecto, lo que hacía experimentar una sensación de error, de que algo estaba mal pero al mismo tiempo no se sabía qué era lo erróneo. Si bien es cierto que la elección del objeto de estudio es producto de una serie de experiencias otorgadas por el mundo que nos rodea, por el espacio y nuestras andanzas en él, en consecuencia como investigador se está implicado porque se es parte del espacio que provee de problemáticas a dilucidar, comprender, 5 Pertinencia que no sólo estaba siendo valorada a partir del involucramiento que se tenía con las dos organizaciones educativas, posibles de ser tomadas como espacio para la investigación, sino también con la estimación de los recursos materiales y económicos disponibles para la realización de la misma y por otra parte con la necesidad de generar conocimiento en torno de lo que sucede en las escuelas normales. 19 entender, explicar; por ello el objeto de investigación elegido estaba vinculado con ese espacio, el cual había despertado inquietudes de conocimiento en torno de los individuos que lo habitaban. Indagar una realidad de la cual uno es parte, implica una tarea de distanciamiento, eso es lo que Bachelard (1997) denominó la vigilancia epistemológica. Reflexionar en torno de la implicación con el objeto de investigación, hizo necesario pensarlo desde lo abordado por Devereux (2008) a partir de dos ámbitos de involucramiento: 1) interés afectivo.- referido a la relación de los elementos inconscientes que determinan la elección, como las proyecciones que el investigador hace de su práctica y que definen lo que se investiga. 2) interés profesional.- delimitado por los referentes disciplinarios que desde una posición de saber puntualizan la mirada sobre el objeto de investigación. Ámbitos de interés que como se verá en este apartado hicieron posible ser consciente de la implicación para no dejarse llevar por la subjetividad, sino, para ejercer una vigilancia epistemológica de la implicación mediante un proyecto de investigación. Vigilancia que consistió en transitar de la ansiedad por explicarse la realidad a la cual se pertenece y en ello descubrir un objeto de investigación a dilucidar mediante un método y una teoría. Comprensión que devino en un proceso de deslinde (Devereux: 2008) al reconocer que indagar una realidad educativa a la que pertenecemos desde un interés afectivo nos sitúa en el límite de su explicación haciéndonos transitar a otro marco de explicación: “…cambiamos de marco de referencia y de técnica experimental en el preciso punto/instante en que ya no podemos seguir observando lo que ocurre por medio de los métodos empleados anteriormente y no podríamos explicarlo de acuerdo con el marco de referencia anterior.” (Devereux: 2008, 342) Proceso de implicación que se trabajó en los planos: A) Ético, entendido como un compromiso académico con el espacio de pertenencia en tato posibilidad de sistematizar el conocimiento resultado de la investigación emprendida. B) 20 Profesional.- entendido como la utilización de los referentes teóricos y metodológicos pertinentes en la comprensión del hecho a investigar. La puesta en común de lo que se pretendía investigar y de cómo realizarlo en el “Seminario Básico de Metodología de la Investigación Educativa”6 se constituyó en una tarea constructiva que permitió comprender que el proceso de investigación es un proceso de constante ida y vuelta entre teoría y empiria; de construcción en términos de acumulación de información; de conocimientos; de sistematización de lo que se pretende investigar; tarea que consintió en puntualizar cada vez más el objeto de estudio. Pero ¿cómo se logró un nuevo proyecto de investigación? Habrá que decir que se caminaba con una certeza, la claridad de que el interés de investigación se situaba en la figura del docente,7 tanto el formador de docentes o el docente que ingresaba al posgrado. Por lo tanto, se consideró que la DGENAM contaba con esos docentes, ya sea los formadores de docentes en las escuelas normales o los docentes en servicio que ingresaban a la maestría que las escuelas normales imparten8 y ¿cómo acceder a cualquiera de esos espacios para realizar la investigación? Entonces se valoró la posibilidad que se tenía, en términos de las relaciones y las facilidades que las escuelas normales autorizaran para ingresar a ellas y obtener información. Valoración que permitió comprender que ingresar al espacio de las maestrías era 6 Seminario dirigido por el Dr. Piña, que permitió escuchar y reflexionar sus puntos de vista sobre la investigación que se proponía realizar y con ello entender que el trabajo de investigación implica momentos de construcción en la soledad de la reflexión en torno a cómo relacionarse con el objeto, no en términos de dominio sino de construcción del mismo, pero que al mismo tiempo implica un trabajo conjunto, con el otro, con los otros, trabajo que posibilita ver lo que no se ve, clarificar las dudas y despejar temores, todo esto es parte de la vigilancia epistemológica. 7 El interés por investigar en torno del docente ya sea en formación o el formador de docentes o el docente de educación básica frente a grupo, ha sido un trabajo compartido por un grupo de profesores de la DGENAM, con los cuales se ha participado en las siguientes investigaciones: Jean Piaget y el juicio moral en el niño, en 1991; Formadores-estudiantes- egresados: una aproximación a su práctica, enseñanza-aprendizaje en 1994; La práctica docente del profesor de formación normalista y el profesor universitario en la Escuela Secundaria en 1995; La cultura normalista en el D. F., en 1996; La constitución de un nuevo sujeto social a partir del egreso de la maestría del CAEPE, en 2000. 8 La DGENAM a partir del año 2003 ofrece a los profesores de educación básica la Maestría en Educación Básica Interplanteles (MEBI), que se imparte en las escuelas normales públicas del D. F. 21 difícil, porque no se había mantenido contacto alguno con anterioridad; lo que sí se había hecho durante algunos años era dar clase en la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños, además de participar en diversos encuentros de investigación y cursos de actualización, en los que se establecieron lazos de amistad con los docentes formadores de docentes de las escuelas normales. Se tenía una red de relaciones amistosas y de compañerismo con docentes de las normales, situación que hizo pensar en la posibilidad de plantear una investigación respecto de los formadores de docentes9 de las escuelas normales del D. F. Entonces ¿qué era lo que se podía investigar de ellos? Siendo consecuente con el marco teórico del proyecto con el que se ingresó al doctorado, la perspectiva de Pierre Bourdieu (perspectiva bourdiana en adelante) y tratando de dar continuidad al mismo, se intentó utilizarel mismo marco teórico, por lo que se planteó indagar el habitus docente, que dio origen al segundo replanteamiento del proyecto de investigación: La construcción social del habitus docente. Con esa modificación se trató de dar respuesta a una interrogante de la propia historia de inserción10 en la educación normal y del desempeño como parte de la misma, dado que al tiempo que nos incorporábamos en las actividades, observábamos que la práctica cotidiana de compañeros y autoridades en la DGENAM, no daban cuenta de la pertenencia al espacio de las Instituciones de Educación Superior (IES).11 Lo que se observaba era un espacio en donde unos hacían lo posible por 9 En esta investigación cuando se alude a docentes formadores de docentes de las escuelas normales o docentes formadores o bien docentes de las escuelas normales, se hace de manera indistinta para designar a los mismos individuos, es decir, el docente que labora en una escuela normal es un docente formador de docentes porque tiene por tarea formar a los futuros docentes para los niveles de la educación básica, tales como: preescolar, primaria, secundaria, educación física y especial. 10 Incorporación al ámbito laboral de la educación normal en 1987, a los tres años del acuerdo de 1984 que eleva a rango de licenciatura a la educación normal y con ello el ingreso de las Escuelas Normales a las Instituciones de Educación Superior (IES). 11 Tal situación acontece a partir del Acuerdo de marzo de 1984, que transforma por decreto a las Escuelas Normales en Instituciones de Educación Superior y con ello las incorpora a la realización de las denominadas funciones sustantivas de las IES. 22 asimilarse al rol12 del académico, otros permanecían en su rol anterior, las autoridades hacían esfuerzos por dotar de herramientas para cambiar el rol anterior por el nuevo, además de las escasas relaciones e intercambio con las IES, en fin durante todos esos años se apreció una dinámica contradictoria. Circunstancias que llevaron a preguntar ¿Por qué los docentes formadores de docentes para la educación básica, a pesar de haber sido incorporados al modelo de educación superior, no eran reconocidos como académicos de las instituciones de educación superior y sus prácticas tanto de los formadores como las de los alumnos en formación no eran las practicadas en las IES? Recapacitar en razón de la interrogante que originaba el segundo replanteamiento de investigación llevó a reflexionar en torno a lo planteado por el acuerdo Acuerdo de 23 de marzo de 1984, publicado en el Diario Oficial de la Federación que estableció: “…el Consejo Nacional Consultivo de Educación Normal en su XII Reunión ordinaria, celebrada el día 2O del mes de enero del año en curso acordó recomendar una reestructuración del sistema para la formación de docentes a fin de otorgar a las escuelas normales el nivel de licenciatura, estableciéndose como antecedente para el ingreso a las mismas los estudios completos del bachillerato general y formulándose para las escuelas normales nuevos planes y programas de estudio.” (1984: 1). Acuerdo que atribuyó a las escuelas normales dos tareas inmediatas. Por una parte prescribir nuevos planes y programas de estudio de nivel licenciatura para las escuelas normales y, por otra, pedir como antecedente académico para realizar dichos estudios el nivel educativo de bachillerato. Lo que puso de manifiesto una diferenciación entre la definición de lo académico a partir de las funciones sustantivas y la definición de la profesión docente a partir del ejercicio de la docencia: tarea prioritaria por la que han existido y permanecido 12 Este rol entendido en los términos planteados por Berger y Luckmann (2005: 95-97) “Los roles son tipos de actores en dicho contexto. (…) La institución, con su conjunto de acciones “programadas”, se asemeja al libreto no escrito de una obra teatral. La realización de la obra depende de que actores de carne y hueso desempeñen reiteradamente los roles prescritos”. 23 las escuelas normales; mediante la cual lo que se transmite es un conocimiento, el desempeño de la docencia, los formadores de docentes enseñan a sus alumnos a ser docentes: “La difusión de las escuelas normales (que pusieron énfasis en las materias pedagógicas y, por tanto en cómo enseñar) transformó la identidad profesional, basada en la práctica docente y en el conocimiento previo de los contenidos, en otra de tipo técnico: los maestros no son los sabios, sino los que saben cómo enseñar los contenidos establecidos en los programas oficiales. Ese saber técnico es el que los distingue de otros profesionistas. Es la exaltación del cómo enseñar frente y, a veces, contra los que saben qué. Es lo que marca la diferencia entre el maestro, por un lado, y el sabio y el investigador por el otro. El maestro es el que sabe enseñar y a eso se dedica profesionalmente. Para eso, por eso y de eso vive: eso es lo que distingue a la enseñanza normal del resto de las enseñanzas profesionales” (Arnaut, 1998: 26). Pero no sólo eso sino que, con el acuerdo no se cambiaba el estatus de la profesión docente como profesión de estado.13 El decreto no modificó la función de los docentes formadores de docentes para la educación básica, por lo que éstos se tornaron en una suerte de administradores de los conocimientos necesarios para suministrarlos a los futuros docentes, a través de los contenidos determinados por el Estado, mediante la SEP. Entonces no pudieron transformarse en académicos producto de formaciones liberales, rasgo que estableció la diferencia entre los docentes y los académicos, ya que los primeros tenían determinados los contenidos de su profesión y de su no autonomía de la cual gozan los segundos en la realización de sus actividades. Hecho que puso en la discusión de la formación docente,14 no sólo la realización de tareas sustantivas, sino la posibilidad de la profesionalización tan anhelada por 13 Como lo refiere Arnaut (1998), históricamente, la profesión docente en los primeros años del México independiente se ejercía libremente, el problema se situaba en quién autorizaba el ejercicio de la misma, quedando en manos de particulares, corporaciones civiles y eclesiásticas, que a falta de centros para la formación normal, surgieron la Compañía Lancasteriana y la Fundación Vidal Alcocer que se encargaban de la enseñanza de la docencia de las primeras letras, no es sino con el ascenso de los liberales que el Estado promueve una mayor participación en la educación primaria, así los ayuntamientos se consolidan como autoridad en el ejercicio de la profesión docente, convirtiéndose en los principales empleadores de maestros de primeras letras. Se inicia la tendencia en la transformación del magisterio de primeras letras de profesión liberal, hacia una profesión de Estado, en donde éste no sólo se convierte en su empleador sino en el que establece y determina los contenidos educativos, tanto de los docentes en formación, como de los aprendizajes que éstos imparten. 14 “La formación docente se concibe como un proceso de aprendizaje permanente, ya que las competencias y conocimientos que adquiere un maestro son resultado no sólo de su formación inicial, sino de los aprendizajes que realiza 24 la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de los Trabajadores la Educación (SNTE). Instancias que desde los años cuarenta habían intentado de diversas formas pero sin éxito, otorgarle a la profesión docente el mismo rango que al resto de las carreras universitarias; lo que hacía imposible tal hecho era una diferencia, el número de años para la obtención de un título universitario, incompatibilidad que se originaba en losestudios correspondientes al bachillerato. La concreción de la reforma promovida por el Acuerdo de 1984 en las escuelas normales, ha resultado asunto pendiente, debido a que la profesionalización no sólo se logra con el aumento en los años de estudio para hacer de los docentes profesionales de la educación superior, sino con un personal capacitado y formado para el desempeño de las funciones sustantivas, para las cuales no habían sido formados con anterioridad al acuerdo, porque no estaban contempladas como parte de su ejercicio profesional. Las autoridades educativas apuntan: “Se reconoce que las escuelas normales han cumplido, a lo largo de su historia, con una función importante en la consolidación del sistema educativo nacional. Pero también es cierto que muchas de ellas no han evolucionado conforme a los retos de formar a los profesores que demanda el país y no se han consolidado como auténticas instituciones de nivel superior. Esta situación obedece, en parte, a dos factores: la falta de políticas educativas específicas para facilitar su renovación y las inercias que existen al interior de las escuelas, que dificultan su apertura a los cambios e impiden una dinámica de autoexigencia y mejoramiento continuo” (SEP, 2003: 30). A la luz de los hechos antes esbozados, las lecturas y discusiones del seminario “Cultura académica: Las instituciones como objeto de estudio”; las observaciones tanto de la conductora,15 como del tutor, al segundo replanteamiento del proyecto de investigación, permitieron descubrir que lo que en apariencia era un problema durante el ejercicio de su profesión, dentro y fuera de la escuela, y en su desempeño frente a sus alumnos en las aulas escolares” (SEP, 2003: 11). 15 Seminario que dirigía la Dra. Monique Landesmann, cotutora. En ese sentido es importante acercarse y permanecer con el tutor y cotutores para la formación en investigación, porque en esta experiencia, ha resultado fundamental en el camino de la construcción del objeto que se materializó en la delimitación y concreción de lo investigado. Así mismo en asumir una actitud de escucha y reflexión a lo no visto, a lo que en ocasiones se convirtió en necedad, en un obstáculo epistemológico. Saber escuchar y reflexionar dieron la posibilidad de superar los inconvenientes. 25 en torno a si los docentes son académicos o no, se refería al trastocamiento del orden establecido en las escuelas normales y al desempeño de las funciones de los formadores de docentes. Trastocamiento que consistió en que a partir del Acuerdo de marzo de 1984, que transformó por decreto a las Escuelas Normales en IES y con ello las incorporó a la realización de las denominadas funciones sustantivas como docencia, investigación, difusión y extensión, se propició una confrontación entre la imposición de un nuevo rol docente y el rol que los formadores venían desempeñando en las escuelas normales del país.16 A partir de estas consideraciones, tratar de reflexionar en torno de los actores de la Educación Normal17 como académicos de una IES, tomando en cuenta el perfil que debían cubrir, los ponía en desventaja con respecto del grupo de referencia, porque no habían incorporado el habitus propio del espacio de producción académica de la educación superior, un espacio en el que estas instituciones tienen una larga trayectoria, un espacio legitimado y construido históricamente.18 Como lo expresa Grediaga: “… por la evolución de la universidad hay principios básicos que refieren y se asocian con el desempeño del rol, como serían la necesidad de autonomía universitaria y la libertad académica para generar las condiciones para que el conocimiento avance. Los académicos disponen de mayor libertad (…) este sector institucional de la sociedad ha desarrollado procedimientos que 16 Los docentes normalistas no estaban preparados en términos de lo que el nivel de educación superior exigía de ellos, su formación era la de maestros normalistas, docentes de la educación básica, por lo que debían realizar una doble tarea, adquirir el nivel de licenciatura y formar a los futuros licenciados, para lo cual se formularon nuevos planes y programas de estudio para la licenciatura, además de que no habían sido preparados para realizar las funciones sustantivas. 17 Recordemos lo ya mencionado por la SEP al respecto de que no se han generado políticas educativas específicas para facilitar su renovación y que las inercias que existen al interior de las escuelas normales no han permitido su consolidación como establecimientos educativos de nivel superior. 18 A este respecto puede revisarse el trabajo de Grediaga Kuri (1999), titulado Profesión académica, disciplinas y organizaciones. Procesos de socialización académica y sus efectos en las actividades y resultados de los académicos mexicanos; en el que la investigadora aporta conocimientos en torno a la diversidad en que se desempeña la profesión académica dependiendo de la disciplina y el establecimiento de educación superior en que se ejerce. Estudio en el que toma como referente de investigación a miembros de cuatro comunidades disciplinarias: física, sociología, ingeniería civil y administración. Trabajo en el cual deja claro que los académicos tienen por tarea formar a los nuevos miembros de las comunidades profesionales y educar a quienes ocuparán posiciones de liderazgo e intermedias en las distintas esferas de la sociedad. Así como garantizar la preservación y difusión del conocimiento acumulado mediante el desempeño de la docencia, la producción de conocimiento nuevo y la difusión. Lo que supone una vida académica en la que subyacen formas de interacción social en el desempeño de la profesión académica. 26 fortalecen su autonomía y le permiten ejercer influencia sobre el mundo que lo rodea.” (Grediaga, 1999: 153-154). Por tanto la relación que se estaba estableciendo con la realidad que se pretendía indagar estaba prejuiciada por el deber ser. El razonamiento era: si las escuelas normales pertenecían a las instituciones de educación superior, entonces debían cumplir con las características académicas de éstas; sin embargo, la búsqueda del deber ser no permitía acceder al objeto. Comprender que forzar a la realidad antes descrita a expresarse en términos del deber ser porque se estaba implicado19 con el objeto, llevó a considerar que en el fondo de lo que era una inquietud se iba develando una certeza, saberse con una formación universitaria y estar en un espacio distinto al cual se creía pertenecer llevaba a la idealización del mismo, a lo que debería ser y no era. Entonces la pretensión de comprender el entorno paso del deber ser, al ser, a lo que en realidad ocurría en las escuelas normales. Así experimentar la pertenencia a dicho espacio reforzó la intuición de que se estaba y formaba parte de un espacio construido, por quienes a él concurrían, pero qué lo constituía. Espacio social permeado por una cultura de la enseñanza, definida por creencias, actitudes, comportamientos, normas, reglas, valores, ritos, organización del trabajo y mecanismos de integración de sus miembros. Aspectos que revelaban las características de la comunidad que los ejercía, conforme a la estructura interna. Espacio definido por el ejercicio particular de una práctica educativa articulada a una o diversas formas de ser docente. Lo que se tenía ante sí era la interpretación del nuevo mandato, que desde sus propios referentes, habían hecho los docentes normalistas, contenido en el 19 Implicación determinada por la relación de trabajo, misma que se había traducido en un intento por encontrar unaexplicación, desde la propia formación universitaria, al comportamiento de los actores de la educación normal; entender y comprender la dinámica del magisterio del cual no se era parte, debido a que no se había sido formado como docente, pero se pertenecía y compartía desde hace varios años el espacio laboral. Implicación que se resumía en entenderse en ese espacio educativo y en las relaciones con los individuos con que se interactuaba. 27 Acuerdo de marzo de 1984. Interpretación exteriorizada en una dinámica social muy diferente a la decretada institucionalmente; desempeñar las tareas de la educación superior: docencia, investigación y difusión. La conversión del docente normalista en académico de una IES derivó en una situación específica, las escuelas normales incluyeron áreas de investigación y los planes de estudio en el perfil de egreso la formación de un profesor investigador; a pesar de los intentos por la realización de las denominadas funciones sustantivas, los docentes continuaron desempeñando su labor fundamental: formar docentes para la educación básica20. Dado que una cosa es la palabra escrita de un decreto y otra la interiorización e interpretación que de ésta realizan los individuos a quienes les compete y la puesta en práctica. Por lo que la materialización del nuevo orden social que los formadores de docentes de la educación básica establecieron en las escuelas normales distó en mucho de lo establecido en el acuerdo de marzo de 1984. Cambios que no se dan por decreto, ni de la noche a la mañana, se requiere por el contrario, de un tiempo de inculcación y apropiación de las normas y de los valores que habrán de practicarse, diremos que se instituyen;21 institución de un nuevo orden que requiere de la aceptación y el convencimiento por parte de quienes lo reciben. 20 Al respecto puede revisarse el documento Situación actual de los servicios de formación y desarrollo profesional de los maestros de educación básica en el Distrito Federal (2003). Uno de los puntos que destaca es el balance de las acciones realizadas como parte de la trayectoria académica de las escuelas normales orientada a la docencia, y con menor peso en la investigación y difusión. Así mismo se mencionan los esfuerzos tanto institucionales de la DGENAM como de la política educativa por hacer de las escuelas normales instituciones de educación superior, sin que ello se haya logrado. Por el contrario como lo refiere el mismo documento es una tarea pendiente “Nuestros planteles encargados de formar a estos maestros, deberán consolidarse como instituciones de educación superior, donde se desarrollen de manera articulada funciones de docencia, difusión e investigación, con una intensa vida académica y cultural, donde se generen proyectos educativos innovadores y con formadores de docentes comprometidos y actualizados. Instituciones que mantengan vínculos académicos con otros planteles de educación superior y centros de investigación educativa, tanto nacionales como internacionales, y que además mantengan una estrecha relación con los distintos niveles de la educación básica”. 21 Institucionalización entendida en los términos planteados por Berger y Luckmann (2005), en cuanto a que los individuos internalizan los significados socialmente aceptados. 28 El reconocimiento de este hecho esclareció la problemática y la centró en la generación de un espacio social propio de las escuelas normales, caracterizado por lo que en ellas ocurre, espacio muy particular, el de la práctica educativa de los formadores de docentes para la educación básica; orden social en el que sus actores le dan vida e imprimen un sentido a partir de la organización del espacio en el que establecen comportamientos propios del mismo. Lo anterior llevó a plantear una investigación que diera cuenta de ese largo proceso, sistematizar la conformación de ese grupo de formadores de docentes para la educación básica e ir descubriendo ¿Quiénes eran los nuevos actores que incursionaron por decreto a la educación superior? ¿A partir de qué aspectos podía abordarse esa conformación? Sin que se convirtiera en una investigación histórica, de las que ya existen, por lo que el interés se centró en los actores, lo que podían decir de sí y de su entorno. Reflexiones que llevaron a valorar la pertinencia de continuar con la perspectiva teórica bourdiana, dado que los hechos antes mencionados ponían de manifiesto un error o bien un obstáculo epistemológico: “El conocimiento de lo real es una luz que siempre proyecta sombra… Al volver sobre un pasado de errores, se encuentra la verdad en un verdadero estado de arrepentimiento intelectual. En efecto, se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza a la espiritualización” (Bachelard, 1997: 15). Dichas consideraciones hacían evidente que no todo lo observable es un objeto de investigación, por ello se hacía necesario volver a interrogar la realidad, esa realidad elegida, acotada al espacio social de los docentes formadores de docentes para la educación básica, para que pudiera otorgar un punto, un referente, un objeto susceptible de ser investigado. Ejercicio que llevó a reconocer que tanto la intuición, que se hizo presente desde el primer replanteamiento del objeto de investigación, como el uso de la teoría 29 mantenían en el error, y que en el fondo lo que estaba era la opinión mal informada y que la pregunta planteada a la realidad que inquietaba constituía un obstáculo epistemológico. En ese sentido ocurría lo que Bachelard apuntaba respecto de la opinión, en esa primera cercanía con la realidad que se convierte en una tentación inmediata: “La opinión piensa mal; no piensa; traduce necesidades en conocimientos. Al designar a los objetos por su utilidad, ella se prohíbe conocerlos. Nada puede fundarse sobre la opinión: ante todo es necesario destruirla. Ella es el primer obstáculo a superar. (…) El espíritu científico nos impide tener opinión sobre cuestiones que no comprendemos, sobre cuestiones que no sabemos formular claramente. Ante todo es necesario saber plantear los problemas”. (Bachelard, 1997: 15-16). La interrogante se centró en considerar la pertinencia del uso de la noción habitus para explicar un hecho ya por demás explicitado, los docentes de la educación normal no poseían los habitus característicos de las instituciones de educación superior que sus académicos sí tenían, situación que los hacía diferentes. Entonces, eso ¿qué implicaba, que por el hecho de no ser académicos no poseían habitus?, en ese momento de la reflexión, eso ya no era el punto u objeto a considerar para la investigación. Sin embargo, aceptar que conformaban un espacio y que éste daba cuenta de un habitus, era lo que se vislumbraba como la entidad de análisis. Pero, ¿cómo se estaba entendiendo dicha noción? a lo que habrá que agregar que tanto el tutor como una de las cotutoras hicieron énfasis en la apropiación de la noción habitus, como una esencia, como algo construido e inmutable que en ese momento del avance del proyecto de investigación parecían sugerir nuestras reflexiones, además de una imposibilidad por poner en movimiento la noción: habitus con respecto de qué; en dónde o en qué se expresaba en al ámbito normalista. 30 Noción que estaba siendo entendida como ese comportamiento reglado, estructurado, que el agente expresa a través de la práctica; como la forma de actuar, de relacionarse, de involucrarse en los diversos espacios o campos sociales. Por lo que se deducía que los docentes formadores de docentes interactuaban en un espacio social dominado por un habitus que se materializaba en las prácticas que realizaban en elespacio de pertenencia, la educación normal. Los docentes formadores de docentes llevaban consigo una serie de disposiciones adquiridas, herramientas e instrumental cognitivo, social, experiencial y emocional contenidas en el habitus que ponían en juego en las diversas circunstancias en que se encontraban; poseían elementos que les permitían actuar de acuerdo con las situaciones que se les presentaban. Por tanto el tercer replanteamiento de investigación se situó en dar cuenta del habitus de un grupo de docentes de la educación normal en su peculiaridad. No obstante, aunque no cumplieran con las características de una IES, dada la dinámica a la que el acuerdo los había sometido, éstos se incorporaban a un espacio social: la educación normal, creando formas muy características que daban vida a una serie de acciones constitutivas de la práctica educativa. A partir de ese contexto, el objeto de investigación lo constituyó la construcción social del habitus de los docentes, con especial atención a la relación que guardaba la disciplina y la profesión del magisterio: la docencia. Sin embargo, hubo que reconocer que todavía no se había resuelto del todo el obstáculo epistemológico, si bien es cierto que la realidad a investigar se tornaba cada vez más concreta, dado que se tenía claro que del universo de la educación, lo que interesaba era la educación normal y de ésta uno de sus actores: los formadores de docentes y su función: enseñar a ser docente; quedaba pendiente la comprensión de la noción teórica habitus. 31 Noción que no se planteaba aún como herramienta analítica para construir una explicación de lo que se estaba observando, entonces ¿cómo se estaba interpretando el habitus? No como el cuerpo socializado o el haber del sujeto, sino como la puesta en acción de ese habitus, por tanto, se estaba entendiendo como la práctica, esa socialización puesta en marcha, en operación. Al respecto, debe cuidarse no confundir estructura, habitus y práctica. Desde la perspectiva bourdiana, la estructura se refiere al orden social establecido en el exterior y que sólo es interiorizado en el individuo mediante un trabajo de incorporación; de manera que ello es lo que conforma el habitus “…sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas…” (Bourdieu, 2007: 86), de un desplazamiento de acciones, de conductas en relación con la estructura donde han sido originadas. Así las estructuras se interiorizan en forma de disposiciones y se exteriorizan mediante prácticas. Lo anterior permitió vislumbrar luz detrás de las sombras, lo que en apariencia era el objeto de estudio, se dejaba ver y conquistar, nombrar y construir, estaba claro, lo que interesaba era la práctica educativa de los docentes en el espacio de la escuela normal. Hecho que hizo manifiesto que ante sí se tenía un objeto de estudio, esa necesidad por explicar una diferencia entre docentes normalistas y académicos de las IES en realidad sí ocultaba un objeto digno de ser observado, pero el planteamiento era erróneo, la pregunta también lo era. Así se hizo necesario pensar la realidad de otra forma y con ello reformular la interrogante ¿qué hacía diferentes a los académicos de los docentes? 32 La respuesta: su práctica cotidiana,22 su quehacer de todos los días en el entorno de la escuela normal, centrado en la función por la cual hasta ahora se hace posible la existencia de las normales: enseñar a ser docente. Práctica cotidiana que da cuenta de la trama de interacciones que existe como una realidad concreta, social e históricamente constituida en un espacio y un tiempo con una tarea específica: formar docentes para la educación básica –Preescolar, Primaria, Secundaria, Física y Especial-, tarea que se cumple a través del desarrollo de diversas acciones educativas: “Por “acción” debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La “acción social”, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (Weber, 1992: 5). Los formadores de docentes emiten un comportamiento, mediante el cual ponen en operación sus disposiciones, sus estructuras mentales y corporales de percepción, apreciación, acción, clasificación y diferenciación que se materializan en la práctica educativa, en una conducta humana, en un desplegar de acciones con sentido orientado a otros. No debemos olvidar que el hecho educativo implica una acción sobre otros, una conducta orientada a los otros, con fines y propósitos específicos, es decir una práctica educativa, que como lo menciona Sacristán (1998: 35) “…es una acción orientada, con sentido, donde el sujeto tiene un papel fundamental…”. Práctica educativa que se conforma de diversas actividades intencionales, conscientes e inconscientes, sustentadas en esquemas teóricos previos, explícitos o implícitos. Dichos esquemas no se obtienen de forma aislada, sino que se aprenden de y se comparten con otros profesionales. 22 Lo cotidiano para esta investigación es entendido en los términos expresados por Berger y Luckmann (2005), como el mundo a mi alcance, el mundo en el que trabajo, es la realidad ordenada con pautas que se imponen, que nos son comunes, una realidad que se comparte con otros, en las rutinas normales y auto-evidentes. 33 “…los fines de la práctica nunca son inmutables ni fijos. Al contrario, están siempre sometidos a revisión a medida que progresivamente se procuran los bienes intrínsecos de la práctica. (…) sólo pueden hacerse inteligibles en términos del conjunto del saber práctico, heredado y, en gran medida, no articulado, que constituye la tradición en la que se conserva el bien intrínseco de la práctica. En consecuencia practicar nada tiene que ver con que unos individuos acepten e implanten una descripción racional de lo que deben ser las metas de su práctica, sino con la iniciación en el saber hacer, formas de ver y creencias legadas por la tradición a través de la cual se nos ha transmitido la práctica en su forma actual.” (Carr, 1996: 96) En ese sentido la práctica educativa no es un "mero hacer", supone una historia de incorporación de la misma y una tradición de donde se ha tomado, a partir de teorías, conceptos, supuestos básicos, pensamientos, creencias y valores que sirven a los profesores como soporte en su acción profesional. Actuar profesional en el que más allá de la tradición y de los fines educativos predeterminados, se ponen en juego apreciaciones y construcciones personales para resolver situaciones imprevistas, que dan respuesta a lo inesperado y permiten sortear las contingencias, lo que significa que en el desarrollo de la práctica educativa, los docentes ponen en acción sus esquemas de pensamiento aprendido. Aspecto que se somete a la reflexión y resolución inmediata, al mismo tiempo que receptiva de interpretaciones diversas de otras reflexiones individuales o grupales expresadas por las comunidades educativas a las que se pertenece. Por lo que sus apreciaciones son susceptibles de nuevas elaboraciones y construcciones que modifican los sentidos anteriores. A partir de dichas deliberaciones sobre el objeto de investigación se consideró indagar la práctica educativa de los docentes formadores de docentes para la educación básica, como miembros de un espacio social, la educación normal, con especial atención a su función: enseñar a ser docente. Lo que dio origen a un cuarto replanteamientode investigación: La práctica educativa, el caso de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros. 34 Cuarto replanteamiento de investigación que dejaba claro por un parte, que el interés de investigación se centraba en la práctica educativa del formador de docentes, y por otra que el marco teórico a utilizar en la investigación debía ser otro. Por tanto ¿cómo acercarse a la práctica educativa del formador de docentes en el entorno de la escuela normal? En un principio se incurrió en la tentación de reducirla a la generalidad de las tareas que se realizan para favorecer el proceso de aprendizaje. Sin embargo, la práctica educativa es algo más que el simple hacer de las personas: “La práctica educativa es una forma de poder; una fuerza que actúa tanto a favor de la comunidad social como del cambio social que, aunque compartida con otros y limitada por ellos, sigue estando, en gran medida, en manos de los profesores. Mediante el poder de la práctica educativa, los docentes desempeñan una función vital en el cambio del mundo en que vivimos”. (Kemmis, 1996:17) Se consideró posible desarrollar el cuarto replanteamiento de investigación a través de la observación directa y de entrevistas a los protagonistas; sin embargo, las posibilidades de instalarse en alguna escuela normal para realizar observaciones se complicaba por las restricciones que establecen las mismas. Dicha situación llevó a pensar que podría intentarse el acercamiento directo con los docentes normalistas, pero ¿desde qué mirada teórica y a partir de qué herramienta metodológica? La revisión y discusión de los replanteamientos del cuarto proyecto de investigación, a la luz de las propuestas teóricas en los seminarios: “Seminario Básico de Metodología de la Investigación Educativa”, “Cultura académica” e “Instituciones y subjetividad”, permitieron ir reflexionando en torno de la perspectiva teórico metodológica con que podría abordarse la realidad objeto de estudio ahora delimitado. 35 La sociología del conocimiento, propuesta teórica de Berger y Luckmann, expresada en su obra La construcción social de la realidad, publicada en 1967 y de cuya lectura realizada en los seminarios antes citados, especialmente el apartado “l. Los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana”, llevó a pensar la posibilidad de estudiar la vida cotidiana de los docentes normalistas a través de la práctica educativa. Práctica educativa cargada de conocimiento, creencias, valores compartidos que dan cuenta de las formas de organización de la vida de los docentes normalistas; práctica educativa constituida por las diversas acciones cotidianas que el docente despliega al interior de la escuela normal para dar cumplimiento a los objetivos para la formación de docentes de la educación básica. Por ejemplo, el desempeño de la docencia en la licenciatura y el posgrado; la evaluación, actualización, reuniones de trabajo, organización del trabajo colegiado, ceremonias cívicas, programas de estímulos. Práctica educativa que se ve determinada por las relaciones que los docentes establecen con las autoridades educativas del plantel y el sindicato. La práctica educativa que caracteriza el espacio social de la escuela normal y condensa en sí misma una serie de actividades que el docente formador de docentes realiza en su actuar cotidiano para dar cumplimiento a los fines y objetivos planteados por los mandatos institucionales, contenidos en los planes y programas de estudio, así como en otros documentos oficiales que enmarcan su tarea docente; mandatos que son interpretados desde los marcos referenciales que cada individuo posee y pone en juego en el momento de emitir o bien desplegar sus acciones mediante la práctica educativa. Para la comprensión de la práctica educativa de los docentes normalistas fue necesario considerar que en todo proceso educativo existe una relación entre 36 criterios institucionales y organizativos; tradiciones teóricas e interpretaciones de los docentes; condiciones curriculares y elecciones culturales particulares. Práctica educativa que como ya se ha visto con anterioridad, se conforma de las diversas actividades que intervienen o coadyuvan en la tarea educativa que los docentes realizan en la escuela normal, en el cumplimiento de los fines y propósitos de la formación de docentes para la educación básica. Esta reflexión dejó claro que la observación de la práctica educativa de los docentes normalistas de manera mecánica, no era lo que interesaba; sino por el contrario, lo que importaba era dar cuenta de lo que movilizaba la práctica educativa, en palabras de Berger y Luckmann: “…del conocimiento que orienta la conducta en la vida cotidiana… (…)…tratar de clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana, a saber, las objetivaciones de los procesos (y significados) subjetivos por medio de los cuales se construye el mundo intersubjetivo del sentido común… la experiencia subjetiva de la vida cotidiana…” (Berger y Luckmann, 2005: 34-35). Lo planteado por Berger y Luckmann hizo considerar que los docentes normalistas habitaban el espacio de la escuela normal a través de acciones particulares, propias de ese espacio; hecho que llevó nuevamente a lo ya explicitado anteriormente, justamente eso era lo que hacía diferentes a los profesores normalistas de los académicos de la IES, su práctica educativa. Situación que permitió reflexionar que el interés de la investigación estaba en las acciones de los docentes normalistas, acciones que implican el sentido de su actuar, entonces lo que interesaba era investigar el significado subjetivo que se articulaba en su práctica educativa. Lo que originó el siguiente cuestionamiento ¿qué moviliza la práctica educativa de los docentes de la educación normal en su quehacer cotidiano? Berger y Luckmann consideran que: “…el sentido común encierra innumerables interpretaciones precientíficas y cuasi-científicas sobre la realidad cotidiana, a la que da por establecida. Si 37 vamos a describir la realidad del sentido común, tendremos que referirnos a estas interpretaciones,…” (Berger y Luckmann, 2005: 36). La respuesta aportada por Berger y Luckmann a nuestra interrogante hacía evidente que se debía a las interpretaciones; con base en lo anterior se pensó necesario indagar, valga la redundancia dichas interpretaciones que los docentes normalistas planteaban o tenían de las acciones diarias, condensadas en su práctica educativa y que guiaban su actuar cotidiano en la escuela normal. Consideración que puso de manifiesto que la práctica educativa de los docentes normalistas expresa su subjetividad en relación con el conocimiento de sentido común “El conocimiento del sentido común es el que comparto con otros en las rutinas normales y auto-evidentes de la vida cotidiana.” (Berger y Luckmann, 2005: 39), entonces lo aparente se hizo evidente, lo que en realidad constituía el interés de la investigación se situaba en conocer el pensamiento o interpretación de sentido común de los docentes normalistas para comprender el sentido que adquiere su práctica educativa. Pero ¿cómo abordar la subjetividad, desde qué perspectiva teórica y a través de qué metodología asir la misma? Cuestionamientos que al ser planteados con el tutor en el seminario “La problemática de la vida escolar” y a la luz de la teoría de las representaciones sociales de Serge Moscovici, permitieron reconocer en ella la posibilidad de utilizar la noción representación social para comprender, explicar y sistematizar la subjetividad de sus actores; representación social que como su mismo creador expresa: “…es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran
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