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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES CENTRO DE ESTUDIOS SOCIOLÓGICOS Reflexión sociológica en torno al fenómeno de la anorexia nerviosa (analogía entre la patología individual y la patología colectiva en la sociedad actual) T E S I S Que para obtener el título de Licenciada en Sociología Presenta Ana Patricia Carreño Mondragón Director de tesis Dr. Raúl Rojas Soriano Agosto, 2008 Neevia docConverter 5.1 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dedico esta tesis en primera instancia a la única persona que de manera excepcional me hace creer en la predestinación, a quien tuve la fortuna de reencontrar –bajo mi incipiente hipótesis de la isomería de las almas- durante el primer semestre de mi formación académica en esta Facultad; y quien por cerca de catorce años me ha acompañado incólume, incondicional y constante, me refiero a mi esposo Sergio Yañez H., amigo, colega, amor, cómplice y todo, (diría Mario Benedetti). Asimismo, a nuestros amadísimos hijos Serxio Samuel y Mikel Orlando, razones y motivos para no claudicar; y desde luego a mis padres (María Teresa y Samuel), a Lucía, Samuel y Teresa, (mis hermanos), y a mis tías Isabel y Margarita ( ). Asimismo, expreso un especial agradecimiento a la Mtra. María del Carmen Bermejo M. ( ), quien me infundió la disciplina y el amor por la redacción; y desde luego al Dr. Raúl Rojas Soriano, quien se aventuró a otorgarme la confianza, la paciencia y la asesoría necesarias para elaborar la presente tesis, pero sobre todo me transmitió la certeza en la necesidad de la pasión para llevar a efecto esta inacabada labor del Sociólogo para que los frutos rendidos no sean sólo para uno mismo sino también para los demás. 1 Ana Patricia Carreño Mondragón Neevia docConverter 5.1 2 “Por mi raza hablará el espíritu” Ciudad Universitaria, agosto de 2008 DE NUEVO Me arrojé de nuevo a tus brazos y me recibiste con la misma dulzura; aunque me recriminaron buscarte no hice caso; simplemente deseaba esa tranquilidad que me succionaste apasionadamente. Eres mi vicio pleno, ¿no me rechazas?, que escurriéndose mi vida me propongo tomar valor de donde sea… y tú me abrasas con tu calor fraterno, me duermes las sensaciones que por momento son fastidio; recoges mi llanto ahogado, a cuajos, el que camina dentro de mí; te bebes mi debilidad y yo… me clavo tu fuerza. Ana (18 de enero de 1995), paciente anoréxica desde 1990. Neevia docConverter 5.1 3 ÍNDICE Página Introducción 5 Capítulo 1 La patología individual, el fenómeno médico 19 1.1 ¿Qué es un trastorno alimentario? 20 1.2 Anorexia nerviosa: clínica y epidemiología 27 1.2.1 El cuadro clínico 35 1.2.2 La encrucijada: anorexia nerviosa, bulimia y bulimarexia 38 1.3 Terapéutica y profilaxis 40 1.3.1 Experiencias y opciones 45 Capítulo 2 La delgada línea: el contexto 49 2.1 La sociedad de consumo 51 2.2 El ideal de belleza y su imperio 55 2.3 Mundialización e importación de cánones 68 Capítulo 3 La patología colectiva, algunos indicios 73 3.1 Expansión de la anorexia nerviosa 74 3.2 Los medios de comunicación y la sociedad incomunicada 83 3.3. La crisis axiológica 88 3.4. El individuo solitario, la sociedad atomizada 93 Neevia docConverter 5.1 4 Capítulo 4 La reconciliación histórica: el punto de encuentro 98 4.1 Anoréxicas célebres (la historia) 100 4.2 Anoréxicas anónimas (la actualidad) 107 Capítulo 5 Las dos caras del hambre 122 5.1 Insatisfacción de los cuerpos, insatisfacción del espíritu 122 5.2 El hambre que sublima… vacío individual y vacío social 132 Conclusiones y sugerencias 148 Anexos 153 Bibliografía y fuentes 182 Neevia docConverter 5.1 5 INTRODUCCIÓN A lo largo de su historia la Sociología, como disciplina científico-social, se ha visto enriquecida con el aporte de eminentes teóricos como Emile Durkheim, Auguste Comte, Max Weber, Karl Marx, George Herbert Mead, C. Wright Mills, Georg Simmel, Talcott Parsons, Erving Goffman, Gilles Lipovetsky, Zygmunt Bauman, ya sea directa o indirectamente, sin embargo al ir acorde con el desarrollo humano su labor es inacabada e ilimitada pues implica un quehacer constante, que se enriquece de los aportes anteriores para dar respuesta a las inquietudes y cuestiones presentes y futuras de la actividad social. Como una fase más del proceso formativo en el área de las Ciencias Sociales, los egresados de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, al concluir nuestros estudios de Licenciatura estamos comprometidos con nosotros mismos y con la institución para emprender un trabajo investigativo de carácter innovador, el cual constituye la tesis para obtener el título y al mismo tiempo poder acceder a grados posteriores; es decir, la licenciatura se erige como uno de los muchos escalones que conforman el intermitente desarrollo profesional, aunque quizá sea el más importante por ser el primero de ellos. En lo particular, como egresada de la licenciatura en Sociología de esta Facultad, quien sustenta la presente tesis ha plasmado en las páginas subsecuentes el resultado del trabajo final, con el propósito de contribuir, consciente que será de manera mínima, al desarrollo científico de la Sociología y a la posterior elaboración de propuestas para solucionar la problemática que representa nuestro objeto de estudio: la anorexia nerviosa en el actual contexto histórico, cultural y social. Asimismo, este trabajo concebido en primera instancia como un proyecto de investigación, surgió y fue presentado ante la Coordinación de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, bajo la dirección del Doctor. en Sociología Raúl Rojas Soriano, con el título inicial: Reflexión sociológica en Neevia docConverter 5.1 6 torno al fenómeno de la anorexia nerviosa (analogía entre la patología individual y la patología colectiva en la sociedad mexicana. Caso referencial: Ciudad de México 1990-2000); pero, conforme avanzaron la investigación y estructuración del mismo sufrió modificaciones, aunque no así en su esencia, con lo que para su presentación final, quedó al amparo del título: Reflexión sociológica en torno al fenómeno de la anorexia nerviosa (analogía entre la patología individual y la patología colectiva en la sociedad actual), en virtud de la metodología empírica aplicada y de la sustentación teórica que lo compone. Cabe aclarar que la inquietud por este tema surgió hace más de veinte años después de haber conocido el caso de las gemelas australianas Rachel y Claire Wallmeyer1, a través de una publicación de divulgación sensacionalista donde se hacía referencia a su mutuo “acuerdo” de ayuno voluntario; razón por la cual primero se trató de una “curiosidad” pueril. No obstante, tras el paso de los años cobró fuerza el interés por este fenómeno de características antaño peculiares, y se formalizó durante el transcurso de la licenciatura, esencialmente entre 1995 y 1997, cuando aún no se hablada de un boom de la anorexia nerviosa y otros trastornos de la alimentación. El argumentopara plantear la anorexia nerviosa, entidad a la que comúnmente se enmarca en el ámbito médico y clínico, como un fenómeno susceptible de estudio sociológico dentro de la presente tesis, consistió en que su relevancia yace, de acuerdo con Durkheim, en la imposibilidad de desvincular al actor social de su entorno; y de acuerdo con la experiencia obtenida durante el presente trabajo y sus consecuentes resultados, no podemos prescindir ni mucho menos ignorar la continua relación de reabastecimiento que sostienen ambas esferas (la individual y la colectiva), ya que el individuo es capaz de influir en su medio como, a la vez, y de manera casi simultánea e inmediata, también se ve 1 Dicha publicación la tuve entre mis manos siendo aún una niña, razón por la cual espero se comprenda que no recuerde ni el título ni la fecha con exactitud. Resalto y rescato, no obstante, el impacto que tuvo en mí y que me guió, primero de manera inconsciente y después de manera apasionada, a emprender una investigación más seria y profunda en relación con esta particular relación “contractual” de ayuno, más allá de la fraterna, entre estas gemelas, a quienes tuve la oportunidad de ver nuevamente hace tres años en un programa televisivo, del que hago referencia en el capítulo 4. Neevia docConverter 5.1 7 influido y vulnerado por éste, argumento que podemos sustentar con lo que al respecto Fromm señala: La entidad básica del proceso social es el individuo, sus deseos y sus temores, su razón y sus pasiones, su disposición para el bien y para el mal. Para entender la dinámica del proceso social tenemos que entender la dinámica de los procesos psicológicos que operan dentro del individuo, del mismo modo que para entender al individuo debemos observarlo en el marco de la cultura que lo moldea (Erich Fromm, El miedo a la libertad, p. 28). Inicialmente, la propuesta metodológica para emprender la investigación implicaba la recopilación de material bibliográfico, hemerográfico y de otro tipo de fuentes, en torno al tema de estudio, a la vez que la aplicación de encuestas a personas que padecen anorexia nerviosa y a población, de acuerdo con la epidemiología de este trastorno, susceptible de padecerlo. Sin embargo, durante la realización de esta tesis tuvimos la oportunidad de conocer la experiencia escrita de Ayelet (paciente anoréxica) y su terapeuta Tammie Ronen2; así como de acercarnos de manera personal a “Ana”, paciente que nos compartió su experiencia tras casi dieciocho años de cronicidad3. Lo anterior marcó un giro metodológico que nos llevó a tomar la decisión de referir ambos ejemplos como casos referenciales de la actualidad, debido a que la primera, si bien contemporánea a nosotros, desarrolló el trastorno en Israel, casi de manera simultánea y muy similar a la segunda, originaria y residente de la Ciudad de México; es decir, lo que llamó nuestra atención es que ambas tienen puntos de encuentro que a su vez pudieron relacionarse con aquella considerada como la anoréxica por excelencia de la historia: Catalina de Siena. Otro suceso que también determinó el viraje referido en relación con nuestro trabajo, fue la entrevista que el día 18 de febrero del año en curso nos 2 El libro que escribieron tanto la paciente como su terapeuta ya citadas, se retomará en capítulos posteriores. 3 Caso que también se refiere más adelante, principalmente en el capítulo 4. Neevia docConverter 5.1 8 concedió en las instalaciones de Plinio 339 de la Ciudad de México, el Dr. José Armando Barriguete Meléndez, psiquiatra especialista en trastornos de la conducta alimentaria desde hace más de 22 años, y titular actual de la Clínica de Trastornos de la Alimentación del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas Salvador Zubirán (INNCMSZ). Dicha entrevista permitió llevar a efecto los postulados del enfoque multidisciplinario y por la misma razón lograr una comprensión holística de la anorexia nerviosa, al mismo tiempo que nos permitió tener un acercamiento a nuestro objeto de estudio como fenómeno médico, humano y social de la actualidad. En este sentido, los casos referenciales (el histórico a través de la biografía de Catalina de Siena, y los contemporáneos mediante el acercamiento a las experiencias de Ayelet y “Ana”), de manera conjunta con la experiencia clínica referida por el Dr. Barriguete Meléndez –cuyo aporte fue de invaluable ayuda para la comprensión de la patología individual y su correspondiente relación con la que hemos sugerido como patología colectiva- nos permitieron replantear la necesidad de insistir en la labor de investigación más ardua y formal, que coadyuve al aporte de análisis y soluciones, puntos que retomamos y enfatizamos al conformar las conclusiones y sugerencias a las cuales llegamos al término de este trabajo. Asimismo, resta reconocer, con base en la experiencia obtenida al realizar el presente trabajo, las limitaciones en la estructura, las referencias y fuentes empleadas, así como en la necesidad de profundizar analíticamente no sólo en las cifras y los datos, sino también lo que nos reporta la experiencia, sea profesional o empírica, de los demás actores sociales, que como nosotros, estamos insertos en un contexto caótico el cual requiere nuevas herramientas de análisis, descripción, pero sobre todo de comprensión del acontecer humano. En este orden de ideas, podemos constatar que en el transcurso del devenir histórico, la crisis axiológica no había sido tan evidente como lo es ahora, o al menos la cotidianeidad humana no había derivado en una convivencia de soledades irreconciliables entre sí, muy probablemente exacerbada por los avances científicos y tecnológicos donde se hace latente el sueño de omnipresencia del ser humano, acortando la distancia del circuito comunicativo Neevia docConverter 5.1 9 pero alargando aquella de la relación interpersonal. Es decir, el ser humano o sujeto social contemporáneo en su acelerada y no siempre consciente carrera por el sedentarismo –entendido como la delegación de los procesos y quehaceres humanos en la tecnología en pro de la máxima utilidad y el menor esfuerzo- ha disminuido no sólo éste en el ámbito laboral (individual y colectivo), sino también aquella dedicación inherente a su autoconstrucción. En este tenor destacamos lo que Gilles Lipovetsky señala: La libertad como la guerra, ha propagado el desierto, la extrañeza absoluta ante el otro. ‘Déjame solo’, deseo y dolor de estar solo. Así llegamos al final del desierto; previamente atomizado y separado, cada uno de hace agente activo del desierto, lo extiende y lo surca, incapaz de ‘vivir’ el Otro. No contento con producir el aislamiento, el sistema engendra su deseo, deseo imposible que, una vez conseguido, resulta intolerable: cada uno exige estar solo, cada vez más solo y simultáneamente no se soporta a sí mismo, cara a cara. Aquí el desierto ya no tiene ni principio ni fin (Gilles Lipovetsky, La era del vacío…, p. 48) Los postulados teóricos de Lipovetsky fueron claves para emprender esta investigación, así como confirmar mediante estadísticas y diversas fuentes, el boom de trastornos de la conducta alimentaria que presenciamos, principalmente en los últimos 10 años; sobre todo porque resulta preocupante cómo estas patologías sumen en la anemia, la desnutrición e incluso la muerte no sólo a las víctimas de dicho padecimiento sino también a nuestra sociedad, vulnerada ya de por sí por otros padecimientos como el SIDA, el cáncer cérvico uterino, e incapaz de solucionar desde una perspectiva humanística aquellas patologías que se estigmatizan como exclusivas del drama individual. Y es que la anorexia nerviosa fue calificada a mediados de la década de los ochenta del siglo XX, y referida en el Manual Diagnóstico y Estadístico delos Trastornos Mentales cuarta edición, (DSM-IV), por algunos psiquiatras ortodoxos, que se basan en esta herramienta de diagnosis básicamente como una enfermedad mental, consistente en un férreo rechazo a mantener el peso corporal mínimo normal, acompañado de un miedo intenso a ganar peso, a la alteración en Neevia docConverter 5.1 10 la percepción de la talla o la silueta y en las mujeres a la ausencia de al menos tres ciclos menstruales; razón por la cual la anorexia se catalogó como una patología casi exclusiva de las preadolescentes y adolescentes pertenecientes a las clases económicamente desahogadas de los países desarrollados4, pues en este estrato donde el alimento era abundante podían otorgarse el “lujo” de no comer. No obstante, en México se ha reportado un aumento no sólo en los casos de anorexia nerviosa, sino también en las demás patologías de la conducta alimentaria, como lo reportan las cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), realizada en 2006 por el Instituto Nacional de Salud Pública a 25 mil 6 adolescentes entre 10 y 19 años de edad, pues de acuerdo con dicha encuesta “3.2% de ellos practicó alguna conducta alimentaria de riesgo en los últimos tres meses, aunque en menor proporción el vómito inducido y la ingesta de medicamentos.” (Ruth Rodríguez, “Llaman a frenar…”)5. Asimismo, estos trastornos ya no son exclusivos de sectores urbanos,6 por lo que nuestra primera inquietud estribó en discernir cuál sería la explicación más acorde con nuestra realidad, considerando que este padecimiento ya no está determinado por un factor predominantemente etáreo7 ni económico, lo que a su vez permitió la estructuración de las siguientes preguntas de investigación: • ¿Qué antecedentes históricos han trascendido sobre la anorexia nerviosa? Cuestión que permitió establecer un acercamiento sociohistórico, fundamentado esencialmente en el caso de Catalina de Siena.. 4 Josep Toro y Eric Vilardel en Anorexia Nerviosa, (1987) plantean que las víctimas de esta enfermedad, generalmente mujeres entre los 13 y 20 años de edad, pertenecen a una sociedad opulenta y desarrollada, donde no hay carencia de alimentos. 5 Información consultada en: www.eluniversal.com.mx/articulos/39208.html, el martes 10 de abril de 2007. 6 En mayo de 1999, el entonces Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ), atendía pacientes de estratos desfavorecidos del interior de la República Mexicana. 7 Se refiere al grupo de edad estudiado, por ejemplo adolescentes, que comprenden de los 12 a los 20 años. Neevia docConverter 5.1 11 • ¿Qué métodos terapéuticos, en general, y qué instituciones médicas y grupos de autoayuda existen en México, en lo particular, para abordar este y otros trastornos de la alimentación? • ¿Qué elementos existen actualmente para considerar el trastorno de la anorexia nerviosa como un problema de salud pública en la escala mundial, y cómo repercute ello en la sociedad mexicana? • ¿Cómo han influido los factores culturales, publicitarios y la sociedad de consumo en el incremento de personas que padecen este trastorno? • ¿La anorexia nerviosa ha traspasado el límite de la patología individual, de acuerdo con las estadísticas tanto de la Ensanut 2006 ya mencionada, como las de la Organización Mundial de la Salud, y se ha convertido en una patología colectiva? • ¿En medio de una sociedad atomizada, la adicción al hambre, una forma de denominar esta patología por las características que exhibe8, pretende saciar el vacío personal e interpersonal del individuo? • ¿Nuestra sociedad actual padece también una especie de anorexia que comienza a manifestarse a través de sus células (actores sociales)? Una explicación muy breve en relación con lo anterior, estriba en que la tendencia al aumento de la tasa de incidencia en trastornos alimentarios con cuadros clínicos antagónicos entre los distintos pacientes (pues de acuerdo con el Dr. Barriguete no ha conocido dos pacientes iguales). Lo anterior puede ser indicativo de que los signos y la sintomatología ya no responden exclusivamente a un ideal estético como se ha pregonado en el discurso “oficial”, donde se rinde tributo a la cultura de la delgadez, a manera de “capricho” propio de la opulencia económica y alimentaria sino, y aquí reside la idea central del presente trabajo, a que el desarrollo tecnológico y científico está devorando cada vez con mayor rapidez la condición humana a grados tales que la persona, en su afán por saciar su hambre de interrelación con sus semejantes y su entorno, se alimenta de la nada hasta identificarse con ella en un proceso de autosacrificio y autonegación 8 Podemos catalogar a la anorexia nerviosa, de acuerdo con Marcelo Hekier y Celina Miller, como una adicción al hambre en tanto que los neurotransmisores que la inanición prolongada genera (endorfinas), producen un estado de bienestar emocional que, al momento de emprender acciones para revertir el trastorno, dificultan su remisión, complican el cuadro clínico o incluso derivan en la cronicidad del padecimiento. Neevia docConverter 5.1 12 física pues la inmediatez de la vida contemporánea minimiza la opción de reconocerse en el otro. En este sentido, de acuerdo con Zygmunt Bauman “la supervivencia de dicha sociedad y el bienestar de sus miembros dependen de la rapidez con la que los productos quedan relegados a meros desperdicios y de la velocidad y la eficiencia con la que éstos se eliminan. En esa sociedad, nada puede declararse exento de la norma universal de la ‘desechabilidad’ y nada puede permitirse durar más de lo debido.” (Zygmunt Bauman, Vida líquida, p.11) Estos argumentos, ejes rectores de nuestro trabajo, surgieron a su vez a raíz de las siguientes hipótesis: 1. Existen antecedentes históricos, como ya hemos mencionado, que dan cuenta de la existencia de la anorexia nerviosa en otras sociedades, principalmente aquellas de idiosincrasia rígida como la Europa medieval, dominada por el cristianismo, en donde el ayuno voluntario era considerado una virtud conducente a la santidad; no obstante, las características de aquellos “místicos”, posteriormente canonizados por su rechazo a la carnalidad y la sensualidad, y los actuales anoréxicos presentan un común denominador que nos atrevemos a expresar como un vacío que trata de saciarse mediante la no saciedad corporal. 2. A pesar de que los métodos terapéuticos de reversión, atenuación, rehabilitación y prevención, los trastornos de la alimentación han aumentado no sólo en nuestro país sino en el mundo entero. Lo anterior implica que el abordaje multidisciplinario requiere una constante revisión puesto que las cifras de morbilidad y mortalidad a causa de estas patologías en vez de decrecer han aumentado en las últimas fechas, lo que da cuenta de un trastorno de índole epidémica y por tanto, de un problema de salud pública9. 9 Basten como ejemplos, las recientes muertes de modelos ultradelgadas, que han causado conmoción en las pasarelas, así como la adopción de medidas preventivas para evitar que estas jóvenes arriesguen no sólo su salud sino su vida a costa de la delgadez que se exige en este ambiente. Estos casos los mencionamos en el capítulo 4. Neevia docConverter 5.1 13 3. La víctima10 de la anorexia nerviosa intenta saciar –a través del ayuno permanente o “adicción al hambre”- un vacío existencial que se hace extensivo hacia el colectivo social. Es decir, el nihilismo de la sociedad automatizada se trasluce en el nivel individual, dado que la persona se convierte en reflejo y, simultáneamente, refleja la mecanización y la ruptura comunicativa a nivel colectivo en un ensimismamiento que la lleva a alimentarse de la nada y “a ser ella la nada misma”,cuando son coaccionadas y limitadas las necesidades de comunicación y retroalimentación humanas. 4. El ideal estético, de características andróginas, que predomina en nuestra sociedad, cuyo origen podemos ubicar más destacadamente en la revolución sexual de la década de los sesentas del siglo XX, no es unilateralmente el desencadenante de un trastorno de la alimentación. Los medios masivos de comunicación se han encargado no sólo de difundir la cultura del hambre a través de modelos femeninos y masculinos delgados, de dietas en pro de una “vida sana”, sino también de poner de manifiesto, simultánea y veladamente el proceso de minusvalía axiológica y las carencias sociales. Es decir, al no quedar sino la reducción del organismo humano a su mínima condición, la sociedad misma comienza a atomizarse desde sus propios actores sociales. 5. La sociedad contemporánea hace de algunos de sus miembros más susceptibles el iceberg por el que manifiesta la sintomatología de su propia crisis axiológica. De esta manera las esferas individual y colectiva denotan un proceso similar; en la social, precede a la muerte una especie de autonegación al negar a sus miembros, tal como el paciente anoréxico, en la esfera individual, niega su cuerpo con el hambre. Es en el sentido de este discurso como podríamos atrevernos a afirmar que nuestra sociedad también padece anorexia. 10 La génesis de la anorexia nerviosa según Peggy Jean Claude (¡Alerta! Anorexia y bulimia, p. 53 y ss.), descansa en llamar a los afectados ‘víctimas’ significativamente altruistas, quienes se niegan a sí mismas en pro de la afirmación del otro. Neevia docConverter 5.1 14 Asimismo, nos parece pertinente destacar la existencia de la escasa bibliografía sociológica que existe respecto de este tema,11 pues desafortunadamente al haber sido abordado exclusivamente como una entidad médica, ya sea desde el ámbito psiquiátrico, nutricional u orgánico, se le enmarca primordialmente en la esfera de la salud, dejando de lado la influencia de factores sociales, culturales, educativos e históricos, lo que a la vez tiene la ventaja de poder traducirse en un campo propicio e incluso fértil para el estudio, el análisis y la prospectiva social. De esta manera, y con base en lo expuesto anteriormente, nuestra tesis quedó estructurada como se refiere a continuación: En el capítulo 1 retomamos los argumentos básicos que Durkheim estableció en relación con el suicidio, para acercarnos a la anorexia como un fenómeno con el cual, de manera semejante que el primero, convivimos de manera cotidiana, incluso ya casi imperceptible. Asimismo, partimos de la premisa de que esta patología es una forma no violenta de suicidio, en palabras de Durkheim: “Se mata uno lo mismo rehusando alimentarse, que destruyéndose por el hierro o por el fuego, y no es tampoco necesario que el acto producido por el paciente haya sido el antecedente inmediato de la muerte, para que ésta pueda ser considerada como efecto suyo.” (Emile Durkheim, El suicidio, p. 14). Posteriormente, nos avocamos a la definición y categorización médica de la anorexia nerviosa y su interrelación con otros Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), con base en los criterios expuestos en los manuales auxiliares existentes para el diagnóstico psiquiátrico. Asimismo, exponemos brevemente los antecedentes históricos que dieron origen a la definición actual de este padecimiento, y los referentes estadísticos que dan cuenta del crecimiento exponencial en la tasa de incidencia y prevalencia de nuestro tema de estudio. 11 Josep Toro y Eric Vilardel, Op. cit., fueron los pioneros que en la España contemporánea; estudiaron este trastorno desde una perspectiva multidisciplinaria, adelantándose al boom de la “adicción al hambre” que hoy predomina entre los adolescentes, jóvenes, adultos e inclusive niños. Neevia docConverter 5.1 15 Por último, en este capítulo hacemos referencia de los diversos niveles de atención, con base en los postulados por la medicina preventiva, y las opciones terapéuticas que existen para prevenir, detectar y rehabilitar a quienes sufren esta patología; finalizando con el panorama general en torno a los esfuerzos que se han realizado en el nivel mundial, y en nuestro país para erradicar o tratar de revertir esta “epidemia” del siglo XXI. Asimismo, rescatamos y hacemos hincapié en el enfoque multidisciplinario, donde queda enmarcada nuestra labor como científicos sociales para la descripción y el análisis sociohistórico y cultural de la anorexia nerviosa. En el capítulo 2, damos inicio a la contextualización de este fenómeno, inserto de manera particular en la sociedad de consumo, es decir, la nuestra; en la cual constatamos que a pesar de la multiplicidad de tecnologías de la información y de la inacabada oferta de mensajes, bienes y servicios, las necesidades básicas quedan relegadas a un plano secundario y cobran fuerza aquellas creadas por la sociedad occidental, en torno al utilitarismo y la inmediatez: “Las más acuciantes y persistentes preocupaciones que perturban esa vida son las que resultan del temor a que nos tomen desprevenidos, a que no podamos seguir el ritmo de unos acontecimientos que se mueven con gran rapidez, a que nos quedemos rezagados, a no percatarnos de las fechas de ‘caducidad’.” (Zygmunt Bauman, Vida líquida, p. 10) En el plano gastronómico, describimos cómo lo anterior permitió y propició el crecimiento de expendios fast food12, pero también la oferta de dietas y planes de ejercicio, así como la consolidación y expansión de un ideal de belleza andrógino, asexuado, y por lo mismo extremadamente delgado, difundido a través de los mensajes de la moda y la publicidad, pero sobre todo gracias al proceso de mundialización cultural13. De la misma manera, como apunta Gilles Lipovetsky, también se han incrementado el estrés y los padecimientos psicológicos. 12 Estos comercios si bien minimizaron el tiempo de espera y de alimentación en las grandes urbes, disminuyeron también los espacios de convivencia alrededor del alimento; todo ello en pro de la máxima utilidad y del vivir con rapidez, además de preservarse joven a “cualquier costo”, de acuerdo con Lipovetsky. Esto último en relación a la extensa promoción de dietas y planes de ejercicio para mantenerse joven y “saludable”. 13 En relación con la aclaración del concepto de mundialización, ahondaremos con base en los postulados de Lenin, referentes al imperialismo, e el capítulo 2. Neevia docConverter 5.1 16 Por tal motivo, para dar sustento a nuestros argumentos retomamos a Lipovetsky, quien se refiere de manera analítica al capitalismo y a su modus operandi en la sociedad contemporánea señalando, que ésta ha logrado su ascenso y consolidación porque en la indiferencia encuentra la condición idónea para instaurarse con un mínimo de resistencia, bajo los auspicios del individualismo que promueve la sociedad de consumo principalmente a partir de la posguerra. En el capítulo 3, damos seguimiento al fenómeno de la globalización para dar cuenta del proceso de mundialización de la anorexia nerviosa como una enfermedad imperialista14, es decir, que ha sido exportada de los países desarrollados del siglo XX15, partiendo de la hipótesis de que este fenómeno se ha convertido en una patología característica de nuestra sociedad, y ello lo corroboramos al consultar las estadísticas que ofrecen instituciones tanto locales como internacionales; por ejemplo la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2006 que 70 millones de personas en el mundo padecen anorexia o bulimia. Asimismo, cabe citar cómo en Nezahualcóyotl, México, una investigación, denominada “Propiedades sicométricas del test infantil de actitudes alimentariasen una muestra mexicana”, realizada por especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), reveló que 19% de niñas y 18% de niños de quinto y sexto grado de primaria han realizado dietas con intención de perder peso.16 Al hablar de un contexto que ha propiciado el aumento de esta patología, retomamos la forma en que operan las tecnologías de la comunicación actualmente, permitiendo el contacto virtual entre individuos afines y el surgimiento de un novedoso fenómeno: agrupaciones que proliferan en la carretera de la información (Internet), y que traspasan a diario y de manera innumerable las fronteras y las líneas divisorias, promoviendo por añadidura, dicho “estilo de vida”. 14 En el entendido que este término se aclarará oportunamente con base en la obra de Lenin El imperialismo, fase superior del capitalismo. 15 Lo que Mario Benedetti en su ensayo “Septentrión y Meridión”, en: La cultura, ese blanco inmóvil, denomina Norte (en referencia a los países desarrollados) y Sur (a los subdesarrollados o dependientes). 16 Emilio Fernández, “Hacen dieta casi 20% de niños de 5º y 6º grados: UAEM”, en El Universal Neevia docConverter 5.1 17 Lo anterior nos permitió argumentar la existencia de una crisis axiológica, en virtud del resquebrajamiento de las instituciones de antaño, principalmente la familia, y de un fenómeno de peculiar socialización que transcurre en medio de un clima de comunicación-incomunicación17, que finalmente deriva en un clima de anomia y en un estado de desorientación, de ausencia de expectativas y objetivos que repercute directamente en la esfera privada, y desde ella trasciende al todo social; situación idónea para que florezcan las muertes voluntarias, la anorexia entre ellas. En el capítulo 4, partimos de una breve revisión del contexto histórico donde se desarrollaron algunos casos de personas con anorexia, auspiciados por causas disímiles y aparentemente inconexos, y por tal motivo nos detenemos primero en el pasado medieval, hegemónicamente cristiano, donde el ayuno voluntario era exaltado como una virtud exclusiva de santos, ascetas y místicos, de entre quienes emerge y sobresale la figura caquéxica de Catalina de Siena, vista a través de los ojos complacientes de su confesor. Posteriormente, bajo la acotación que hace Biber18 de la inexistencia de dos pacientes iguales, nos acercamos a la actualidad y a los casos que en ésta se dan, con el propósito de indagar sobre la existencia o no de un común denominador tanto en la esfera individual (el trasfondo del padecimiento personal), como en la esfera social (el contexto). Lo anterior porque nuestra sociedad basada en la inmediatez gracias a sus tecnologías de la comunicación, logra la congregación y el “encuentro” de personas anoréxicas anónimamente a través de la red. Al respecto, retomamos los argumentos de Erving Goffman en relación con el funcionamiento y los códigos de los equipos de actuación, ante lo cual señalamos que el beneficio de este anonimato consiste, no sólo en vivir la anorexia como una secta personal sino, y principalmente, en no evidenciar la propia soledad. 17 Es decir, las tecnologías de la información y la comunicación, han acelerado los procesos que permiten el contacto entre los seres humanos, no obstante, ello no implica que este contacto se halla humanizado, por el contrario, la rapidez e instantaneidad lo ha mecanizado haciendo de la comunicación un trámite más y no un proceso enriquecedor y de reciprocidad. 18 Autora de Anorexia, cuando no se acepta el propio cuerpo. Neevia docConverter 5.1 18 En el capítulo 5, profundizamos en la interrelación patología individual- patología colectiva, refiriéndonos al trasfondo vivencial de la soledad para el caso de la primera, y el clima de anomia en relación con la segunda. Es decir, para el trastorno personal el “pretexto” para el ayuno voluntario ha variado de acuerdo con el contexto, la cultura y la ideología predominantes; sin embargo, tanto en el pasado como en la actualidad, encontramos el mismo intento de la persona inserta en una colectividad pero desapegada de sí misma y de su entorno: llenar un vacío; el cual en el siglo XXI se patentiza en el intento por sanear el espíritu lacerado a causa de los incesantes estímulos a que está expuesto el ser humano. Así, la sociedad “hipermoderna” de acuerdo con Lipovetsky, estimula y reafirma el modo de vida anoréxico, que trasciende el espacio individual y se trasluce hacia el colectivo, dando cuenta de un vacío y una crisis en ambos espacios. Finalmente, aportamos una serie de conclusiones al respecto, que no sólo se basan en el trabajo realizado sino también en la metodología empírica aplicada19 y que pretenden ser, lo reconocemos, nuestra limitada aportación a la labor sociológica, así como una invitación a continuar en este quehacer y profundizar en el estudio y la investigación de esta y otras patologías más que afectan al organismo social, desde una perspectiva científico-social. Hacemos por último una cordial invitación al lector para que conozca el trabajo final que compone la presente tesis de licenciatura en Sociología, y reflexione, a la par nuestra, sobre la situación de un padecimiento que podemos observar no sólo en los seres humanos implicados, sino también en el tejido social en el que estamos inmersos. 19 Ver en anexos (1), la transcripción de la entrevista realizada al Dr. José Armando Barriguete M., psiquiatra especializado en trastornos de la alimentación desde hace casi 22 años en nuestro país. Neevia docConverter 5.1 19 CAPÍTULO 1 LA PATOLOGÍA INDIVIDUAL, EL FENÓMENO MÉDICO20 “la bulimia es la pesadilla de la anoréxica, y la anorexia es el sueño dorado de la bulímica” (Marilyn Duker y Roger Slade) No podemos ignorar actualmente que la anorexia nerviosa y otros trastornos de la alimentación son fenómenos que han cobrado inusual trascendencia en el ámbito social al dejar de ser exclusivos de la otrora sociedad occidental opulenta, y volverse extensivos a aquellas sociedades ahora occidentalizadas. Es decir, el ayuno voluntario ya no se presenta únicamente como un lujo suplementario de la superabundancia y sí como un suceso aunado a la globalización. Por ejemplo, en la sociedad mexicana estas patologías del orden psicológico, permean todos los estratos sociales por igual y ya no son privativas de un grupo etáreo específico.21 De acuerdo con los postulados de Lenin, el proceso de globalización al que también se le ha denominado indistintamente mundialización, podría considerarse una fase del imperialismo: “el superimperialismo, la unión de los imperialismos de todo el mundo, y no la lucha entre ellos, la fase de la cesación de las guerras bajo el capitalismo, la fase de la ‘explotación general del mundo por el capital financiero unido internacionalmente’”. (V. I. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, p. 93).22 En este sentido, la anorexia la vemos como una enfermedad “imperialista”, ya que su raíz yace en el mundo occidental y se presenta en los países capitalistas u occidentalizados, como veremos más adelante. 20 La influencia de lo social en la presencia y pertinencia de este fenómeno se analiza a partir del capítulo 2, por lo que en el presente sólo hemos de avocarnos a él desde la perspectiva médica. 21 Ya hicimos mención del estudio llevado a cabo en Nezahualcóyotl, México por la investigadora del Centro Universitario Ecatepec, María del Consuelo Escoto Ponce de León, y Esteban Jaime Camacho Ruiz, de la Unidad Académica Profesional Nezahualcóyotl, donde se revela que 19% de niñas y 18% de niños de quinto y sexto grados de primaria del país, realizan dietas con la intención de perderpeso, y que 17% de las niñas y 25% de niños de la misma edad están insatisfechos con su cuerpo. (Emilio Fernández, “Hacen dieta…”) 22 Lenin cita a Kautsky para dar sustento a su concepto de superimperialismo. Neevia docConverter 5.1 20 En este sentido, bajo la consideración del importante incremento y permanencia de estos desórdenes desde hace casi treinta años, la acotación de Durkheim nos parece aplicable y conveniente cuando, en relación con el crimen, señala: “Debemos, pues, decir que el crimen es necesario, que no puede dejar de existir, que las condiciones fundamentales de la organización social, tal como nos son conocidas, lo implican lógicamente. En consecuencia es normal.” (Emile Durkheim, Op. cit., p. 317). Aunque todavía desconocemos como científicos sociales, si la anorexia nerviosa es necesaria o “normal” para el funcionamiento de nuestra organización social, sí podemos estar seguros que está presente de manera cotidiana, lo que la hace una entidad familiar y nos permite acercarnos a ella como fenómeno individual, pero sobre todo, y lo más importante, como fenómeno social. Sin embargo, al quedar pendiente resolver qué tan prescindible se ha vuelto la anorexia nerviosa en nuestra sociedad para su normal funcionamiento y por qué sigue en aumento su incidencia poblacional, habremos de acercarnos a su definición de manera paulatina, iniciando por la perspectiva médica. 1.1. ¿QUÉ ES UN TRASTORNO ALIMENTARIO? Durkheim realiza un exhaustivo análisis del suicidio bajo la consideración de constituir un acto íntimo y personal, con la pertinente observación que no todo suicidio cometido implica violencia, es decir, “puede ocurrir que una actitud puramente negativa o una simple abstención produzcan idéntica consecuencia. Se mata uno lo mismo rehusando alimentarse, que destruyéndose por el hierro o por el fuego.” (Emile Durkheim, Op. cit., p. 14). Con base en lo anterior tenemos un primer acercamiento a nuestro objeto de estudio, si calificamos en primera instancia a la anorexia nerviosa como una especie de suicidio, toda vez que constituye una negación tajante a alimentarse, acción que de no ser frenada o revertida, conduce de manera inexorable y pausada a la muerte. Neevia docConverter 5.1 21 Desde el punto de vista rigurosamente médico, encontramos que “los trastornos de la alimentación se caracterizan por los trastornos cognitivos y las alteraciones conductuales asociados a la dieta, al peso y a la figura, y se manifiestan siempre asociados a una psicopatología importante y rica.” (Fernando Fernández Aranda y Vicente José Turón Gil, Trastornos de la alimentación…, p. 27). Este tipo de alteraciones involucra la distorsión de la imagen corporal descrita por Hilde Bruch hace casi cuarenta años23. La alteración en la propiocepción24 y la obsesión por adelgazar, por sí mismas no dan cuenta de la complejidad del problema ni del por qué en su crecimiento exponencial durante los últimos años, sólo forman parte de los criterios para agilizar el diagnóstico, “dentro de una perspectiva descriptiva, como por ejemplo la de los DSM25 (Manuales Diagnósticos y Estadísticos de los Trastornos Mentales), y la de la mayoría de los manuales diagnósticos, se ofrece una visión estática26 del problema, una especie de ‘fotografía’ en la que se catalogan todas las características esenciales de un trastorno. Sin embargo, dicha clasificación no ofrece ninguna indicación a nivel operativo [sobre] cómo funciona el problema y cómo puede resolverse.” (Giorgio Nardone, et al., Las prisiones de la comida…, p. 15). 23Hilde Bruch fue pionera en introducir el concepto de distorsión de la imagen corporal, como criterio diagnóstico para trastornos de la alimentación, principalmente para la anorexia nerviosa, en virtud de su experiencia con estas pacientes y cuando la patología era infrecuente. Este trastorno fue definido como: a) trastorno del propio concepto corporal; b) trastorno en la percepción e interpretación cognitiva de los propios estímulos interoceptivos, y c) sensación de descontrol respecto a las propias funciones corporales. (Fernando Fernández Aranda y Vicente José Turón Gil, Trastornos de la alimentación, guía básica de tratamiento en anorexia y bulimia, p. 139) 24 Se refiere a la percepción que cada uno tiene de sí mismo, y que en el caso de la anorexia nerviosa, de acuerdo con Hilde Bruch, esta alterada y dicha alteración se refleja en la distorsión de la imagen corporal, lo cual se traduce en una evasión de aceptar un cuerpo emaciado sustituyéndolo por la imagen de un cuerpo robusto. 25 Hace referencia al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en sus ediciones DSM-III-R y DSM-IV. Ver en anexos (2), la base diagnóstica para la anorexia nerviosa de acuerdo a los criterios del DSM-IV: 26 Es decir, todos los pacientes se catalogan de acuerdo con ciertos criterios a cumplir para que sea diagnosticado su padecimiento, y eso impide la individualización en la profilaxis y la terapia a elegir, cuando el abordaje se hace exclusivamente con base en este tipo de herramientas. Neevia docConverter 5.1 22 De manera semejante el género, que funcionó durante mucho tiempo como un criterio inequívoco para hacer referencia en casi toda la bibliografía sobre el tema a las “anoréxicas”, resulta obsoleto y no actúa ya como un factor de exclusividad en favor de la población femenina. En referencia a lo anterior, resulta pertinente el siguiente dato: “El porcentaje de varones ha pasado de 5% a 10% en los últimos 5 años. Este es un dato interesante, ya que ratifica que no hay nada en la anatomía o fisiología femenina que haga que las mujeres tengan el uso privativo de estas patologías, a su vez, refuerza la hipótesis de la fuerte influencia que ejerce la presión del contexto sociocultural en la aparición de estos fenómenos.” (Rosina Crispo, Anorexia nerviosa y bulimia…, p. 39); esta incidencia que ahora se observa en ambos sexos y que está en constante aumento, ratifica también su dimensión epidémica. Con referencia a su génesis, no todos los trastornos de la alimentación implican una restricción de la ingesta alimentaria, aunque poseen en el fondo una relación problemática con la comida. La raíz de dicho conflicto puede entenderse al recordar que el primer contacto de todo ser vivo con su entorno gira alrededor del alimento, de la supervivencia en la forma de la comida que proporciona la madre. En el ser humano como en otros mamíferos, la relación materno-filial se establece a partir de la lactación y el contacto íntimo que ésta representa; así, de acuerdo con Guillemot y Laxenaire “la comida es el primer objeto externo con el que se encuentra el recién nacido. Al principio se confunde con la madre, antes de diferenciarse por sí misma.” (Anne Guillemot y Michel Laxenaire, Anorexia nerviosa y bulimia. El peso…, p. 96). Quizá sea esta la principal razón por la cual muchas teorías psicoanalíticas parten de la relación madre-hijo(a) para explicar el origen de los trastornos de la alimentación, es decir, relaciones problemáticas, de abandono, rechazo, etc. No obstante, reducir el ser humano a una entidad exclusivamente psicológica, dejando de lado su dimensión biológica y social, y la anorexia nerviosa a un fenómeno puramente psicogénico y de repercusiones exclusivamente orgánicas, parcializa su amplitud y consecuencias, así como a quienes la padecen los deja en el orden de individuos enfermos y no de seres humanos que sufren más allá del ámbito orgánico. Neevia docConverter 5.1 23 Lo anterior no implica que neguemos, pues no es nuestra labor, que existan problemas con la figura materna en quienes padecen este trastorno, pero es idóneo ampliar el horizonte de comprensión ya que cambios, abusos, miedo al rechazo, a la propia sexualidad y conflictos en las interrelaciones con los semejantesy consigo mismo, también son fuentes que desencadenan estos trastornos. Por lo tanto para ensanchar este ámbito de comprensión partiremos del enfoque bio-psico-social del ser humano, primordialmente porque en estos trastornos se observan conductas que: a) “afectan directamente al cuerpo; b) reflejan un cierto tipo de vulnerabilidad individual en cuanto a personalidad y maduración; c) ocurren en una familia con determinadas características previas a la aparición del trastorno y que sufre, además, el efecto de la presencia del problema una vez que éste se instala; d) ocurren predominantemente en una sociedad en particular: la postindustrial de fin de siglo, marcada por una ética y una estética determinadas, para este caso, la de dar prioridad a la imagen externa por encima de cualquier otro valor.” (Rosina Crispo, Op. cit., p. 19). En virtud de esta lógica, Crispo enfatiza en la importancia de no dejar al margen la interrelación de los factores individuales (personalidad), familiares y socioculturales, pues no son meros distintivos “que causan un trastorno del comer [sino que] es bueno verlos como factores que hacen que una persona sea más vulnerable para desarrollarlo.” (Ibid., p. 51). De esta manera, se basa en lo propuesto por los doctores Garner y Garfinkel, pioneros en los tratamientos de trastornos de la alimentación en el Hospital de Toronto, Canadá, desde la década de 1980; y propone como factores que inciden en la vulnerabilidad para presentar y/o desarrollar un trastorno del comportamiento alimentario, los siguientes27: 27 Fuente: Rosina Crispo, Op. cit., p. 51 Neevia docConverter 5.1 24 I. Factores predisponentes II. Factores precipitantes III. Factores perpetuantes - socioculturales - familiares - individuales - estresores - actitudes normales con peso y figura - dietas extremas y pérdida de peso - atracones y purgas - secuelas fisiológicas y psicológicas Anteriormente, Guillemot y Laxenaire habían desechado la causalidad lineal de estos trastornos, en favor de la dimensión multifactorial, “reconociendo el papel cierto de la psicopatología individual y de las influencias familiares, estando a la vez de acuerdo con la innegable importancia de los factores inherentes al contexto sociocultural.” (Anne Guillemot y Michel Laxenaire, Op. cit., p. VII). En ambos enfoques, el de Crispo y el de estas autoras, el argumento es el mismo: no podemos desmembrar ni descontextualizar al sujeto al momento en que intentamos estudiarlo y comprenderlo en su ser y en su actuar, sobre todo tratándose de una patología que incide en su persona, en su entorno y en su acontecer social. La teoría de la multicausalidad puede verse enriquecida si retomamos el siguiente postulado de Durkheim: “Los más diversos acontecimientos de la vida y hasta los más contradictorios pueden igualmente servir de pretexto al suicidio. Pero ninguno de ellos es causa específica.” (Emile Durkheim, Op. cit., pp. 257- 258). Si bien lo anterior es aplicable, de acuerdo con el autor al exclusivo caso del suicidio, lo que interesa resaltar es que a pesar de no existir una causa unilateral para estos trastornos, su incremento en los últimos años nos remite a pensar en la probable existencia de un desorden en el sistema social en donde se hallan inmersas las personas que presentan estas patologías. Neevia docConverter 5.1 25 Por esta razón estamos de acuerdo con Ronen, cuando advierte que se trata de “un trastorno holístico28 que afecta a áreas completas de la vida de la persona. Incluye componentes personales (…) relaciones de familia y actitudes familiares hacia la vida en general (…) relaciones sociales; y la aceptación de los iguales.” (Tammie Ronen, y Ayelet, Luchar contra la anorexia…, p. 256). El carácter personal, aunado a la interrelación de factores anteriormente mencionados, incide en la dificultad para observar los componentes sociales que entran en juego. Sin embargo, reconocer la existencia de estos últimos ha sugerido la pertinencia de un abordaje y un tratamiento multidisciplinario para subsanar estas patologías y sus efectos en el organismo, la familia y la sociedad primordialmente porque “son de etiopatogenia compleja: en ellos se entrelazan aspectos médicos, psicopatológicos y relacionales que conforman unas entidades clínicas a menudo graves, y con frecuencia crónicas, que requieren tratamientos multidisciplinarios.” (Fernando Fernández Aranda y Vicente José Turón Gil, Op. cit., p. 151). En consecuencia, la profilaxis y la terapéutica para la anorexia nerviosa no siempre vistieron el mismo cariz a la luz de las diversas disciplinas (médica, psicológica y social), que lo adoptaron como objeto de estudio, ya que su óptica obedeció en primera instancia a los avances médicos, al contexto de su abordaje y a los procesos culturales. Lo anterior permitió que siglos atrás abundasen los místicos enflaquecidos a raíz del ayuno prolongado y las penitencias que exigía, como requisito de santidad el cristianismo, y que del “siglo V al XVI, [sea] esencialmente en la literatura teológica donde se encuentran casos de muchachas jóvenes que ayunaban hasta el total rechazo del alimento. Estas conductas son consideradas de forma irregular, ya sea como un signo de elección divina o como un signo de posesión demoníaca, lo que podía conducir indistintamente a la canonización o a la hoguera” (Anne Guillemot y Michel Laxenaire, Op. cit., p. 8). No fue sino hasta mediados del siglo XX cuando con los avances científicos, el creciente aumento de casos y el naciente interés en la anorexia nerviosa como 28 Es decir, donde el ser humano funciona y se entiende como un todo integrado en su ser, en su funcionamiento y en su actuar. Neevia docConverter 5.1 26 fenómeno social, cuando se tipifica y formaliza su estudio; aquí comprobamos como el entorno fue determinante en los siglos precedentes para que se tratase de casos de ascetas o herejes, de santos o posesos, como el contexto determina ahora que se trate de una psicopatología con alta incidencia, tanto en cristianos (los santos de antaño) como en no cristianos (los herejes). “En última instancia, quizá la anorexia nerviosa existiese en la Edad Media, pero el contexto sociocultural de la época no permitía reconocerla como entidad patológica.” (Ibid., p. 20). Y se la enmarcaba como una virtud o como un estigma, reafirmando lo anterior. No olvidemos, sin embargo, que ya sea en la forma de psicopatología o de ejemplo de “santidad” y austeridad cristiana, la anorexia nerviosa continúa siendo un fenómeno sociocultural que ha transitado casi intacto en su estructura clínica y personal a través de varios siglos. Es decir, en las sociedades teocéntricas proliferan los santos y los ascetas, y el pretexto para el ayuno descansa en el sacrificio, el misticismo y lo divino como algo humanamente asequible a costa de lo humanamente sacrificable. Sin embargo, para estos como para los casos contemporáneos, nos atrevemos a hablar de la existencia de un denominador común, a pesar de los siglos que separan las definiciones y las terapéuticas aplicadas, pues al final nos encontramos con un ser humano austero, solo y plagado de temores y culpas, el mismo solitario del siglo XIII como del siglo XXI que rehúsa la satisfacción corporal en pro de llenar un vacío, reflejando otro vacío que lo sobrepasa. Lo anterior es la génesis de nuestro interés: la interrelación contexto social-individuo, es decir la existencia de una patología en ambos lados. Neevia docConverter 5.1 27 1.2. ANOREXIA NERVIOSA: CLÍNICA Y EPIDEMIOLOGÍA Después de haber mencionado brevemente las características generales y comunes a los trastornos de la alimentación, hemos de ocuparnos específicamentede la definición de la anorexia nerviosa en el entendido que es necesario comprenderla en un primer momento como patología médica, partiendo del curso que ha seguido su definición, así como los tratamientos médicos y psicológicos que ha motivado, para posteriormente poder conformar su dimensión espacio-temporal en el contexto sociocultural actual. Por esta razón, y de acuerdo con la bibliografía consultada hasta el momento en que elaboramos la presente tesis, ofrecemos nuestra definición, elaborada a partir de la conjunción de todas aquellas teorías que giran en torno a esta patología, con lo cual nos permitimos describir a la anorexia nerviosa como un trastorno individual que afecta en primer orden la relación de la persona con su alimentación, como síntoma de un malestar personal más profundo influenciado por su percepción de sí misma, la percepción que de ella cree que tienen y/o deben tener los demás, y la percepción que posee del entorno que la rodea; lo que hace de esta enfermedad un fenómeno que trasciende el entorno individual trastocando el social, al impactar el desempeño físico, psíquico y social de quien lo padece, incidiendo negativamente en su multidimensionalidad, razón por la cual para su abordaje terapéutico requiere de un enfoque multidisciplinario. Asimismo, si bien la anorexia es una patología individual ya hemos visto que obedece a factores socioculturales, no sólo por el imperativo del ideal estético andrógino y ultradelgado –que veremos posteriormente- al que desafortunadamente se le otorga el mayor énfasis, sino que esta enfermedad se vive actualmente en medio de un entorno social caótico y estresante, como un “estilo de vida”, respuesta y refugio a una autoestima lacerada por la propiocepción, el entorno familiar y social. De esta manera, los puntos que desde nuestro punto de vista consideramos importantes retomar para referirnos a la anorexia para comprenderla de una mejor manera, son: Neevia docConverter 5.1 28 a) Una férrea voluntad que se concentra casi exclusivamente en mantener el control al interior del propio cuerpo con la tajante evitación del alimento (en el caso de la anorexia restrictiva), o su eliminación (en el caso de la anorexia purgativa –uso de laxantes y diuréticos-). Así como el intento por hacer extensivo este control a un caótico entorno familiar y colectivo: todo gira alrededor de la comida, del estado de salud del paciente y de las necesidades que este percibe en los demás, mas no en sí mismo, a menos que reconozca que requiere ayuda y la acepte. b) La distorsión de la propia imagen corporal, aunada a una incipiente autoestima, de acuerdo con la teoría de Hilde Bruch, que favorece y propicia dicha distorsión: verse “obeso” cuando se está “en los huesos” obedece a complejos factores que se canalizan en querer agradar a otros (autoimagen desvalida), aún a costa de la propia salud. Es decir, la imagen y las necesidades del otro se maximizan y las propias se minimizan junto con el propio organismo malnutrido y en proceso de emaciación. c) Baja autoestima que se intenta ocultar a través de actos “altruistas”, pues de acuerdo con Peggy Claude-Pierre, la persona con anorexia es una víctima dominada por su mente negativa (teoría del Síndrome de Negatividad Confirmada o SNC), que imperativamente le hace sentir valía en relación con el otro y lo que haga de bueno y en favor del otro, mas no a favor suyo; razón por la cual constantemente se agreden a sí mismas tratándose como “basura”, “malas”, o lastimándose (Self-injury), al sentir que claudican o fallan en su intento por “salvar” al otro. d) Alteraciones orgánicas resultantes de la desnutrición y los períodos prolongados de ayuno, entre las que destacan: desórdenes gastrointestinales, lanugo29, hipotermia, ausencia (amenorrea) o irregularidad en los ciclos menstruales en las mujeres, arritmias cardiacas, alteraciones electrolíticas (potasio, cloro, sodio a causa de los vómitos y el abuso de laxantes)30, 29 Vello fino que crece como respuesta del organismo ante el frío causado por la escasez de grasa corporal para mantener la temperatura basal. 30 Estas alteraciones pueden conducir a un shock hipovolémico que invariablemente su desenlace será el de la vida del paciente, y generalmente se presenta en aquellos pacientes con conductas purgativas como abuso de laxantes, vómito y diuréticos; es decir, en este sentido la bulimia que exhibe más este tipo de comportamientos posee un rango mayor de mortalidad que la anorexia. Neevia docConverter 5.1 29 hipotensión, trastornos del sueño, trastornos obsesivos en relación con la cuenta calórica de los alimentos y el peso “deseado”, sequedad de piel, pérdida de concentración por el deficiente aporte de glucosa al cerebro, propensión al suicidio acorde con la pérdida de control, y depresión, mismos que dificultan el éxito de la psicoterapia en virtud de que se ha comprobado que ante la inanición el organismo aumenta la producción de endorfinas y prevalece una efímera sensación de bienestar y actividad física enmascarando el daño fisiológico y retrasando las intervenciones terapéuticas. e) Comportamientos obsesivos que se ejecutan a manera de “rituales”, relacionados con la cuenta de calorías, la práctica extenuante de ejercicio físico, la sobrevaloración de un “peso deseado” que conforme se obtiene va disminuyendo; por ejemplo, si se deseaba alcanzar un peso de 47 kg, al llegar a éste se fijará como nueva “meta” un peso de 45 kg, y así sucesivamente. f) Períodos depresivos que acentúan los comportamientos autodestructivos (autolesiones o lo que se denomina Self-injury), las tentativas suicidas y la consumación del suicidio; lo que confiere a la anorexia nerviosa la mayor tasa de mortalidad por suicidio de todas las psicopatologías. g) Ensimismamiento y aislamiento social que complican el cuadro y el pronóstico clínicos, y favorecen la interrelación y el auge de grupos y reuniones de personas con este padecimiento, quienes se autoproclaman “princesas”, culpan a la sociedad, o bien reconocen en foros (páginas “pro-ana”) su extrema soledad y desprotección. No obstante, las características enumeradas anteriormente, y que hemos organizado con base en los resultados de nuestra labor de investigación respecto al tema, responden, como puede apreciarse, a teorías diversas que se han enarbolado a lo largo del tiempo y tras un largo camino de explicaciones, estudios e intervenciones; camino al que aún le falta mucho por recorrer si consideramos que en la actualidad y con el aumento de las tecnologías de la información, se disemina rápidamente este peculiar “estilo de vida”. Neevia docConverter 5.1 30 Recordemos entonces, que la anorexia nerviosa adquiere el rango de patología hasta el siglo XX, pese a que hay indicios claros de casos con la sintomatología que compone a ésta y a la bulimia a lo largo de la historia, sin embargo “aunque se sabe que los romanos tenían la costumbre de darse atracones y vomitar, la literatura médica del pasado no considera eso igual que la anorexia. En realidad, sólo se la describe como una enfermedad de mujeres jóvenes a partir de 1979, y en ese momento se creía que era extremadamente rara.” (Julia Buckroyd, Anorexia y Bulimia, p. 35). Sin embargo, el primer acercamiento científico a la anorexia como entidad médica puede ubicarse, de acuerdo con varios autores, a partir de Lasègue en Francia y Gull en Inglaterra durante el siglo XVIII. Ambos médicos “hacen referencia a la histeria entonces de moda, y denominan el síndrome ‘anorexia histérica’.” (Anne Guillemot y Michel Laxenaire, Op. cit., p. 9). Lasègue desecha definitivamente que se trate de una entidad sobrehumana, ya sea divina o demoniaca, “incluso se apega de la farsa de la simulación y entra en la ciencia médica desde su estado más empeñoso: el ámbito de la psique.” (Nicolás Caparróse Isabel Sanfelió. La anorexia, una locura…, p. 35). En este sentido son los precursores de la tipificación del trastorno como psicopatología. Durante el siglo XX los estudios se formalizan en virtud del apogeo del psicoanálisis, y así surgen explicaciones desde todas las ramas médicas: endocrinología, neurología, psiquiatría, entre otras31, pero lo que aún persiste en la definición que rige actualmente, es la distorsión de la imagen corporal y las necesidades del cuerpo, cuya impulsora fue Hilde Bruch en la década de los setenta a través de su comunicación de Gotinga. (Fernando García Rodríguez. Las adoradoras…, p. 11), teoría a la que añade el sentimiento de impotencia. (Francisco Martínez López y Ventura Ferrer Delso, Anorexia nerviosa, entre…, p. 18). En este último quizá estribe el inicio de la espiral depresiva que proponen Duker y Slade, y que finaliza con la muerte en un alto porcentaje de pacientes, 31 “Internistas, endocrinólogos, psiquiatras, digestólogos, etc., se disputan su correspondencia. Y, cuando en 1914-1916 Simmons nos habla de ‘caquexia hipofisaria’, una parte de los casos son arrebatados del campo de la Anorexia Nerviosa (…) Delay, en 1944, propondrá el nombre de ‘endocrino-neurosis juvenil’ y considerará el cuadro como una patología endocrino-orgánica, más de etiología emocional.” (Francisco Martínez López y Ventura Ferrer Delso, Op. cit., p. 18). Neevia docConverter 5.1 31 pues la enfermedad se vive a veces como un estigma o como una condena de la que es imposible escapar. De acuerdo con García Rodríguez, lo esencial de la definición es que la anorexia nerviosa puede entenderse como una enfermedad psicosomática, apoyada en tres planos, dos psicológicos y uno somático. “Los dos primeros son una fobia a la obesidad y una deificación de la delgadez. El tercero es una patología de los mecanismos que regulan la ingesta, que resultan alterados a partir de una desnutrición prolongada.” (Fernando García Rodríguez, Op. cit., p. 8). Sin embargo, al existir tantas divergencias en el proceso de conceptualización, y con el propósito de facilitar y hacer un diagnóstico más eficaz y rápido (aunque a veces no resulte plenamente eficiente), la anorexia nerviosa y los demás trastornos de la alimentación fueron incluidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)32 desde hace más de veinte años. Asimismo, surgieron otros referentes que pueden ser auxiliares complementarios, como la CIE-10, donde a “diferencia del DSM-IV, el diagnóstico de anorexia nerviosa tiene preferencia sobre el de bulimia nerviosa, la CIE-10 excluye el diagnóstico de anorexia nerviosa si se han dado atracones de forma regular.” (Michel Salazar Vallejo, et al., Formación continuada…, p. 642). Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), con su Cuestionario sobre Depresión e Imagen Corporal (ICD 10) aporta una herramienta más para el diagnóstico, que a la vez involucra varias disciplinas médicas. 33 Vista como acontecer individual, Nardone, en su obra Las prisiones de la comida, distingue dos tipos de pacientes anoréxicas, a las que denomina respectivamente sacrificante y abstinente. La primera entra en crisis y hace evidente su sintomatología de manera sincrónica con una situación familiar específica, además de estar inmersa en un sistema familiar cargado de “energía patógena”; mientras que la segunda incluye a jóvenes sumamente capaces en el 32 Los criterios diagnósticos se encuentran tanto en la edición del DSM-III, DSM-III-R y DSM-IV. En esta última también se contemplan los Trastornos de la Alimentación no Específicos (TANE por sus siglas). 33 Ver en anexos (3), los criterios diagnósticos del ICD 10. Neevia docConverter 5.1 32 ámbito intelectual, pero poseedoras de una sensibilidad extrema que las hace vulnerables; “de hecho, a través de la abstinencia, el ayuno prolongado y el adelgazamiento, estas jóvenes consiguen provocarse una anestesia perceptiva y emotiva real y progresiva.” (Giorgio Nardone, et al., Las prisiones…, p. 61). En cuanto al alcance epidemiológico, Durkheim subraya la importancia de la estadística como complementaria del análisis sociológico, “es preciso tomar como objetivo directo del análisis la cifra social, e ir del todo a las partes.” (Emile Durkheim, Op. cit., p. 115). En este sentido, no podemos ignorar la prevalencia e incidencia de la anorexia nerviosa pues por añadidura observamos cómo las cifras relacionadas con este trastorno han aumentado alarmantemente en las últimas décadas, tanto para mujeres como para hombres, lo cual nos permite catalogarla como un boom. Por ejemplo, para el caso de nuestro país, de acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), en el periodo de 1997 a 2003, la incidencia de la anorexia en mujeres aumentó del 6 al 9%, mientras que en los hombres mostró un inusitado incremento con cifras del 1.3 al 3.8% (Cinthya Sánchez, “Anorexia y bulimia…”)34. Tan sólo en el estado de Veracruz, 2 de cada 10 jóvenes padecen anorexia, un ejemplo grave de lo anterior es el de una joven de 14 años que presenta un peso de tan sólo 25 kilos. (Marcos Miranda Cogco, “Anorexia y bulimia en aumento…”)35 En relación con la influencia del ambiente familiar, se ha reportado que quienes presentan este trastorno provienen de un clima perfeccionista donde se exige ser el hijo o la hija ideal, con altas expectativas académicas y sin rango de cometer errores, es decir, sumamente exigente, “quizá por eso se deposita en el cuerpo la perfección que la cultura de la delgadez impone y una vez obtenida la meta en la báscula, se deforma el pensamiento y se exige más y más, 34Artículo obtenido de la página www.eluniversal.com.mx/notas/384150.html, el 28 de octubre de 2006 35 Artículo publicado en la revista Vanidades, año 47, núm. 1, enero de 2007 Neevia docConverter 5.1 http://www.eluniversal.com.mx/notas/384150.html 33 trastornando la imagen corporal de manera tal que la perfección del cuerpo queda alterada” (Maruza Castillo-Nájera. “Anorexia, mal del siglo XXI”)36. La familia, primer espacio socializador, promueve ciertos valores que se refuerzan en el espacio colectivo, de los cuales el individuo no puede desprenderse. Otro aspecto relacionado con el núcleo familiar, y que influye en la aparición de estos trastornos de acuerdo con el investigador Craig Johnson, Director de la sección de males alimentarios en el Hospital Psiquiátrico Laureate de Tulsa, es que “si una persona tiene un familiar que ha tenido anorexia nerviosa, tiene un riesgo 12 veces mayor de padecerla.” (“Estudian predisposición genética…”)37. La adolescencia también ha sido catalogada como una etapa donde se presenta una mayor predisposición para desarrollar este trastorno, la mayoría de los autores consultados para este trabajo, coinciden en señalar que es la etapa del desarrollo más crítica para su aparición, al ser “cuando la persona se encuentra frente a las nuevas exigencias y desafíos planteados por las experiencias durante ese periodo.” (Alfonso Chinchilla Moreno. Guía teórico-práctica…, p. 53). En Chile, por ejemplo, la Dra. Pascuala Urrejola estima que “la edad promedio de presentación es de 13.75 años, con un rango de edad entre los 10 y 25 años” (Dra. Pascuala Urrejola Noguera, “Anorexia nerviosa”)38; mientras que para el caso de España, un estudio realizado en 1997 en Aragón reveló que 16 por ciento de las mujeres adolescentes presentaba un riesgo de sufrir algún trastorno de la conducta alimentaria, frente al 3% de los varones. (NOVA, “Movimiento Pro-Anoréxico…’”)39. 36 Artículo obtenido de la página www.eluniversal.com.mx/editoriales/36467.html,el 11 de enero de 2007 37 Artículo obtenido de la página www.eluniversal.com.mx/cultura/51616.html, el 21 de febrero de 2007 38 Articulo obtenido el 25 de abril de 2007 de la página //escuela.med.puc.cl/paginas/OPS/curso/Lecciones/Leccion09/M3L9Leccion.html 39 Artículo obtenido de la página www.agencianova.com/nota.asp?n=2006_3_13&id=29326, el 25 de abril de 2007 Neevia docConverter 5.1 http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/36467.html http://www.eluniversal.com.mx/cultura/51616.html http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2006_3_13&id=29326 34 En Alemania aproximadamente cien mil alemanes de 35 años o menos padecen anorexia y entre 10 y 15% de estos muere a causa de ésta. (DPA. “Atracón, otro mal…”)40. Mientras que Argentina ostenta el segundo lugar como consumidor de anorexígenos y de acuerdo con la Asociación para la lucha contra la anorexia y la bulimia (ALUBA), una de cada 10 adolescentes sufre alguna patología alimentaria. (news.bbc.co.uk…)41 Por lo hasta ahora expuesto, insistimos en que pertenecer al género femenino y ser adolescente ya no es exclusivo ni determinante para padecer estos trastornos, aunque hasta hace algunos años era considerado así en virtud de que la mayoría de los pacientes con anorexia o bulimia eran mujeres, “del orden del 90 al 97% en el caso de la anorexia y del 80 al 85% para la bulimia.” (Anne Guillemot y Michel Laxenaire, Op. cit., p. 77). Recientemente en nuestro país se estimó, de acuerdo con Marcela Medrano, secretaria particular de la Subsecretaría de Servicios e Insumos de la Secretaría de Salud del Gobierno del Distrito Federal, que junto con la obesidad, los trastornos de la alimentación afectan a dos mujeres de cada diez y a un hombre de cada diez. (Angélica Simón. “Bulimia y anorexia afectan…”)42. Actualmente estos trastornos se presentan indistintamente en mujeres y hombres, es decir, afectan al ser humano; dicha incidencia que se registra en ambos sexos da cuenta de la trascendencia que han adquirido, y a pesar de que Gilda Gómez Peresmitré de la Facultad de Psicología de la UNAM no los considera aún un problema de salud pública, ante lo cual diferimos, sí señala cómo la anorexia afecta a hombres y mujeres entre los 9 y 25 años de edad, con base en una muestra de ocho mil 673 pertenecientes a distintos grupos de edad43. 40 Artículo obtenido de la página www.jornada.unam.mx/2005/08/16/a02n2cie.php, el 16 de agosto de 2005 41 Página consultada el 25 de abril de 2007. 42 Artículo obtenido de la página www.eluniversal.com.mx/ciudad/83780.html, el 19 de abril de 2007 43 Prepuberal (6 a 9 años), puberal (10 a 12 años) y adolescencia (13 a 19 años). Asimismo encontró que en la Ciudad de México y zona conurbada, desde los seis años ya existe una actitud negativa hacia la comida. Neevia docConverter 5.1 http://www.jornada.unam.mx/2005/08/16/a02n2cie.php http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/83780.html 35 (“Estudian predisposición genética…”)44. En el INCMNSZ, donde hace más de 20 años se atendieron los primeros casos de este tipo en nuestro país, ahora se atiende a niñas que cuentan con sólo nueve años en la clínica dirigida por el Dr. Armando Barriguete. (Cinthya Sánchez, Op. cit.).45 1.2.1. EL CUADRO CLÍNICO Retomando el aspecto médico nos parece pertinente exponer de manera breve el cuadro clínico que involucra este trastorno. En primera instancia, y como ya se mencionó, se encuentra el perfeccionismo, factor considerado como el de mayor riesgo por la mayoría de los autores, “no sólo para la anorexia nerviosa, sino también para la depresión, el suicidio y otras anomalías de trasfondo emocional.” (Anne Guillemot y Michel Laxenaire, Op. cit., p. 35). Bioquímicamente existen semejanzas entre los trastornos de la alimentación y los Trastornos Obsesivo- Compulsivos (TOC), en relación con los niveles de serotonina46, pues estos se encuentran alterados, en este hallazgo descansa la explicación del aumento del índice de suicidio, como acto secundario a cualquiera de los dos trastornos antes citados. (Mirna Servín, “Desórdenes alimenticios”)47. 44 Artículo obtenido en www.eluniversal.com.mx/cultura/51616.html, el 21 de febrero de 2007 45Especialistas de la Fundación Ellen West afirman que en México la situación empieza a ser alarmante ya que 81% de mujeres a quienes se les aplicó una encuesta dijeron necesitar adelgazar; de ellas 27% consume pastillas; 12% recurre a laxantes y diuréticos y 7% confesó vomitar. (“Los sacrificios de una flaca”, obtenido en www.eluniversal.com.mx/articulos/34917.html, el 26 de septiembre de 2006). 46 La serotonina, también llamada 5-hidroxitriptamina (5-HT) es un neurotransmisor que se piensa participa en la percepción sensorial, la termorregulación, la regulación del estado de ánimo y la inducción del sueño. (Gerard Tórtora, et al., Anatomía…, p. 409). En este sentido, las acciones de bienestar o depresión se encuentran relacionadas con los niveles bioquímicos de este neurotransmisor, motivo por el cual para el tratamiento del estado depresivo, los trastornos obsesivo-compulsivos y de la conducta alimentaria se utilizan antidepresivos que actúan regulando la recaptura de serotonina, como por ejemplo la fluoxentina (prozac), de la que se hablará posteriormente. 47 Artículo obtenido en www.jornada.unam.mx/2000/03/27/cien-eureka.html, el 2 de mayo de 2000 Neevia docConverter 5.1 http://www.eluniversal.com.mx/cultura/51616.html http://www.eluniversal.com.mx/articulos/34917.html http://www.jornada.unam.mx/2000/03/27/cien-eureka.html 36 A la exploración física, los signos son evidentes y abarcan los derivados de la caquexia48, secundaria a la desnutrición, por lo que el aspecto del paciente recuerda al de un sobreviviente de los campos de concentración: “La facies está pálida, amarillenta, demacrada; los ojos hundidos y sin brillo. Aparece lanugo en mejillas, brazos y piernas.” (Fernando Fernández Aranda y Vicente José Turón Gil. Trastornos de la alimentación…, p. 38). Mientras que en la exploración radiológica del corazón se observa una disminución de las medidas cardiacas, pues este órgano empequeñece en razón de la pérdida ponderal. (Ibid.) 49 No obstante, el aspecto emaciado, la fragilidad del cabello, uñas, huesos y dientes, las alteraciones orgánicas objetivas que arrojan el electrocardiograma y los análisis de laboratorio como la química sanguínea y la biometría hemática, entre otros, el paciente anoréxico sorprende por su franca e incólume vitalidad, “pueden mantenerse activas, aunque con insomnio. Tienen una alta tolerancia al cansancio, contrario a lo que pudiera pensarse, pues solamente cuando el Índice de Masa Corporal (IMC) cae a ocho50, se presenta el aletargamiento.” (“Los sacrificios de una flaca”)51. Esta engañosa vitalidad es sólo un esfuerzo del organismo por adaptarse a la desnutrición, haciendo uso de todos los recursos y sustancias almacenadas para seguir funcionando; se trata de un proceso de adaptación en un cuerpo que está en el proceso contrario consigo mismo, con su entorno, y más bien ha de interpretarse como una señal de alarma y cronicidad. Una vez que se ha declarado el daño por la inanición autoinducida es imprescindible detenerlo ya que no puede predecirse el desenlace de la enfermedad, y la descompensación puede ocurrir de manera vertiginosa. Duker y 48 Del griego kakhezia (mal estado). Alteración profunda en la nutrición, que produce un adelgazamiento extremado. (Pequeño Larousse ilustrado) 49 Ver en Anexos (4) otros signos y síntomas. 50 El índice de masa corporal (IMC) se establece con base en la siguiente fórmula: peso en kilogramos2 dividido entre la altura en centímetros; y de acuerdo con los especialistas de Ellen West, un índice de masa corporal menor a 18 corresponde a una persona enferma
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