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El-mercado-laboral-mexicanonorteamericano-19942003

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLAN 
 
 
 
 
 
 
MAESTRIA EN ESTUDIOS MEXICO – ESTADOS UNIDOS 
 
 
 
 
 
EL MERCADO LABORAL MEXICANO – NORTEAMERICANO (1994 – 2003) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE 
MAESTRO EN ESTUDIOS MÉXICO – ESTADOS UNIDOS 
P R E S E N T A: 
LUZ DEL CARMEN PRIETO ARTEAGA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ASESOR: DR. FRANCISCO JAVIER AGUILAR GARCÍA 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D. F. OCTUBRE 2007 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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A los inmigrantes, al pueblo de Oaxaca, por su resistencia, aunque por momentos parece que se tambalean, porque tendrá 
que llegar el día en que vitoreemos su triunfo, al recuperar su dignidad. 
A Mariano 
Con mi amor renovado, por su apoyo en el camino difícil, para llegar a lo deseado, por 
sentirlo 
A Nayeli, mi gorda 
Con todo mi amor y mi inagotable admiración, por su fuerza y decisión, en esta etapa de retos, porque la distancia no nos 
aleja. 
A mis padres 
Carlos 
Por vencer lo que nos aterraba, por su deseo de vivir, por estar cuando mas se le necesita 
A Gloria por su apoyo y solidaridad en tiempos complicados 
A mis hermanos 
Carlos 
Con admiración por vencer a la adversidad 
A Juan 
Con admiración por su incansable capacidad para enseñar a dar 
A Daved Bernt 
Por toda su paciencia y disposición para proporcionarme información y su experiencia, sin los cuales este trabajo no hubiera 
podido terminarse. 
 
INDICE
EL MERCADO LABORAL MEXICANO-
NORTEAMERICANO (1994-2003)
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO UNO:
MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO DOS:
NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN
2.1 Concepto de globalización
2.2 Algunos apuntes sobre la historia del neoliberalismo
2.3 Etapa de fundación
CAPÍTULO TRES: SÍNTESIS DEL DESARROLLO ECONÓMICO:
MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS
3.1 Industrialización y crecimiento mexicano (1940’1982)
3.2 Desarrollo económico norteamericano (1940’1982)
3.3 Modernización y reestructuración económica: el modelo
neoliberal: 1983-2000 en México
3.4 Modernización y reestructuración económica: el modelo
neoliberal, 1983-2000 en Estados Unidos
CAPÍTULO CUATRO:
EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO
4.1 Antecedentes
4.2 Cuerpo del TLC.
4.3 Significado del TLC
4.4 Acuerdos paralelos
4.5 Consideraciones generales
CAPÍTULO CINCO:
EL TLC Y EL MERCADO DE TRABAJO MÉXICO-EU
5.1 Impacto en México
5.1.1 Empleo/desempleo
5.1.2 Trabajo informal
5.1.3 Maquiladoras/mujeres
5.1.4 Migración
5.2 Impacto en Estados Unidos
5.2.1 Empleo precario/desempleo
CAPÍTULO SEIS:
EL TLC Y EL SINDICAISMO
6.1 Origen y conceptualización del sindicalismo
6.2 El sindicalismo en Estados Unidos
6.3 El sindicalismo en México
6.4 El impacto del TLC en el sindicalismo norteamericano y
mexicano
6.4.1 Estados Unidos
6.4.2 México
6.5 Perspectivas
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCION
En este trabajo nos proponemos como hipótesis, demostrar que la
política de apertura comercial, requerida por los organismos
financieros internacionales en la era neoliberal –concretada en la
firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, TLC— ha
impactado negativamente el mercado laboral, tanto en México, como
en Estados Unidos, aunque en diferente grado.
Contrariamente a lo dicho por sus apologistas, el TLC
representó para nuestro país –sin detenernos en los desastrosos
efectos para el campo, la industria nacional, el medio ambiente y la
soberanía— precarización del empleo y desempleo. Situación que ha
incrementado las filas del empleo informal, el desempleo abierto, la
emigración hacia los estados del norte para emplearse en la industria
maquiladora o hacia los Estados Unidos, dando lugar en pocos años al
éxodo más grande de la historia moderna del mundo.
Con respecto a los Estados Unidos, aún cuando es y seguirá
siendo la primera economía del planeta, el TLC representó para los
trabajadores de aquél país, los mismos problemas que para los
trabajadores mexicanos, aún cuando en grado distinto.
En cuanto a los sindicatos, el Tratado significó, en ambos lados
de la frontera, la merma de su fuerza por el recorte de importantes
conquistas laborales lo que ha provocado a su vez, una sensible baja
en el número de afiliados. Aún cuando reconocemos que desde una
década antes de la firma del TLC, el sindicalismo norteamericano
había entrado en un declive.
En este contexto le damos mucha importancia al papel que
juegan las direcciones sindicales pues sin su acuerdo hubiera sido
muy difícil la aprobación del TLC, aún cuando en un principio
argumentaron que dicho pacto perjudicaría a los trabajadores
norteamericanos. Fenómeno poco abordado por los especialistas en
movimiento obrero que consultamos (Enrique de la Garza, Max
Ortega, Francisco Zapata, mexicanos los dos primeros y chileno el
tercero), pues cuando abordan el tema, no hacen referencia al rol que
jugaron las direcciones sindicales en ambos lados de la frontera.
Para efectos del análisis, este trabajo abarca el periodo que va de
1994 –año de entrada en vigor del TLC— al 2003. Es decir, diez años
de vigencia, que consideramos es tiempo suficiente para demostrar
nuestra afirmación, a pesar de lo dicho en contrario por el
Secretariado de la Comisión para la Cooperación Laboral, quien,
reconociendo las asimetrías entre los tres países firmantes del TLC,
concluye que gracias a éste, la economía, para el caso mexicano,
logró una estimulación muy fuerte.1
Las cifras en las que se apoya la Comisión indican algún
crecimiento económico para nuestro país, sobre todo en el comercio
de bienes y servicios y las exportaciones; pero en el grueso de la
economía –según datos sobre empleo, desempleo, trabajo informal,
migración— el TLC perjudicó a México.2
Por otro lado, se dice que la liberación total del comercio es una de
las características de la modernidad, la llamada era neoliberal. Esto
no significa, desde nuestro punto de vista, que estemos hablando de
un nueva era del capitalismo, sino que el llamado neoliberalismo se
enmarca en la del capitalismo imperialista toda vez que la escena
mundial sigue dominada por los grandes grupos financieros, que
controlan aún más la economía mundial.
Para Lenin3 el sello distintivo de la era imperialista con respecto
a la etapa anterior del capitalismo es la conformación de los grandes
monopolios, consorcios, carteles, etc.; constituidos por la fusión del
1 María Elena Vicario, Sandra Polaski, et al “Crecimiento Económico y Comercio en los Países
del TLCAN”, Comisión para la Cooperación Laboral. Los mercados de trabajo en América del
Norte. Cambios principales a partir del TLCAN. (Washington, D.C. 2001.), p.17.
2 Ibid. p. 18.
3 Lenin Vladimir Ilich, El imperialismo fase superior del capitalismo. (Moscú: Progreso, 1966), p
21.
capital bancario con el capital industrial dando lugar a la era del
capital financiero. Proceso iniciado desde fines del siglo XIX y
principios del XX.
En cuanto a la metodología, partimos de lo general para llegar a lo
particular, mediante un proceso de comparación. Tratamos de
adoptar la teoría marxista para el análisis concreto de la realidadconcreta.
Acudimos, además, a fuentes institucionales primarias y directas
como el INEGI, CONAPO, INM, STPS, Sin Fronteras (Institución de
Asistencia Privada), etc. Llevamos a cabo entrevistas a trabajadores
mexicanos y norteamericanos, amén de la bibliografía consultada. Las
entrevistas las realizamos en Washgnton y en Chicago, unas en Mac
Donalds y otras estuvimos en las instalaciones del sindicato UNITE
HERE
La estructura del trabajo esta compuesta de esta Introducción,
Marco Teórico, más cinco capítulos o apartados (donde desarrollamos
el tema) y uno de conclusiones.
En el capítulo uno que corresponde al marco teórico, tratamos
de explicar los motivos por los cuales reivindicamos al marxismo y a
la teoría de la dependencia como marco referencial. Abordamos
conceptos y categorías que utilizamos en la investigación, como
trabajo, desempleo, subempleo, género, explotación, plusvalía,
sindicatos, corporativismo, flexibilización laboral, fordismo, división
internacional del trabajo y la relación capital-trabajo en la etapa
actual.
En el capítulo dos, definimos el término neoliberalismo y
globalización, sólo como marco de referencia. En esta línea,
recurrimos a algunas definiciones acerca del neoliberalismo, con la
intención de continuar el análisis de sus resultados y perspectivas.
Definimos la globalización desde la posición de diversos autores,
asumiendo que ésta toma fuerza a partir de la década de los 90.
Finalizamos el apartado esbozando la posibilidad de que los
trabajadores ganen la lucha que han emprendido en defensa de sus
conquistas.
El tercer capítulo tiene como objetivo describir una breve
historia del desarrollo económico, de México y Estados Unidos a partir
de la posguerra. En el caso de México mostramos que el boom
económico de la postguerra va a permitirle al país un considerable
impulso al proceso de industrialización y un importante crecimiento
de su producto interno bruto
La economía norteamericana va a experimentar un inmenso
crecimiento económico ensanchando, para siempre, el abismo entre
los dos países.
Tratamos de describir la situación en la que se encontraban
ambos países aportando cifras que muestran el estado de su
economía y la situación del mercado laboral. De la misma forma nos
referimos a las luchas que protagonizaron los trabajadores en esta
etapa en ambos lados de la frontera como respuesta a su
inconformidad por la situación económica.
A fines de los 60, al término del boom económico, la economía
nacional mexicana inició un proceso de deterioro gradual y constante,
especialmente a partir de los dos últimos años del gobierno de López
Portillo (1976-1982) pasando por la crisis de la deuda externa en
1982. Situación que obligó a un cambio de estrategia económica, que
los ideólogos oficiales llaman modernización.
Este periodo va a acentuar el grado de dependencia de nuestro
país con respecto a los Estados Unidos lo que nos va a ir
subordinando cada vez más a los designios económicos, políticos,
culturas y militares de la potencia del norte. Finalmente abordamos el
modelo económico neoliberal para ambos países, partiendo del año
de 1983.
En el capítulo cuarto mencionamos los antecedentes que
concluyen con la firma del TLC, especificando las condiciones de
México y de Estados Unidos, lo acompañamos de los Acuerdos
paralelos, de Ambiente y Laboral al tratado y de consideraciones
generales.
El capítulo cinco describe el impacto del TLC en el mercado
laboral de los dos países, analizando aspectos como el desempleo,
empleo, empleo informal, trabajo femenino en las maquiladoras y la
migración de México hacia los Estados Unidos.
La intención es analizar comparativamente estos aspectos antes
y después de la entrada del TLC para aclararnos el impacto que
sufrieron y sus consecuencias. De esta forma queremos mostrar
cómo se impactó el mercado laboral norteamericano con el TLC y de
que forma impactó a los migrantes, fundamentalmente mexicanos
que venden su fuerza de trabajo a un precio cada vez más bajo.
En el capítulo sexto se analizan las perspectivas del
sindicalismo en la globalización, la relación trabajador-sindicalismo y
las probables causas de la débil oposición a las políticas neoliberales
tanto en México como en Estados Unidos lo que ha traído como
consecuencia el debilitamiento del corporativismo político y sindical,
debido a que desapareció el compromiso entre el Estado y los
trabajadores. los sindicatos. A manera de introducción hacemos un
bosquejo histórico del surgimiento de éstos, destacando su origen
individualista para el caso de Estados Unidos y el corporativismo para
México.
Partimos de considerar que los sindicatos son –hasta hoy— los
mejores instrumentos para la defensa de los derechos de los
trabajadores, además de ser verdaderos aglutinadores de clase. Esto
a pesar de que, en muchos casos son controlados por una burocracia
que ha acordado con varias de las políticas neoliberales, sobre todo
las privatizaciones, como sucedió en el caso de Telmex, las
compañías aéreas, ferrocarriles y otras.
Para el efecto analizamos el caso de Telmex, donde la
“modernización”, entendida como privatización y apoyada
fuertemente por la dirección sindical, la han querido presentar como
ejemplo para el resto de los sindicatos.
En esta línea, describimos la posición que han tenido otras
direcciones y las movilizaciones que han promovido para enfrentar la
“modernización”.
Analizamos el significado de la flexibilización laboral y sus
consecuencias en el sindicalismo. Analizamos lo que significaría la
reforma al Ley Federal del Trabajo. Consideramos importante
explorar el papel del sindicalismo en las maquiladoras y sus
perspectivas.
Con respecto a los Estados Unidos nos enfocámos en los sectores
automotriz y electrónico.
Concluimos con consideraciones generales no acabadas pues
siempre habrá nuevas situaciones por investigar. Tratamos de dejar
clara nuestra creencia en la posibilidad de cambiar las condiciones en
las que hoy se hunde la humanidad y que son los trabajadores los
convocados para ponerse a la cabeza de esta gesta, quizá la más
difícil en la historia de la humanidad.
CAPÍTULO UNO: 
MARCO TEÓRICO 
 
No es gratuito que Marx y Engels hayan empezado el primer 
programa científico de la clase obrera, el Manifiesto Comunista, con la 
frase “La historia de la humanidad hasta nuestros días es la historia 
de las luchas de clases”, 1 que aunque pueda sonar un tanto sumaria, 
tiene un gran contenido metodológico. 
No se trata de una frase retórica pues no podemos entender una 
realidad concreta, una etapa histórica de la humanidad, si no 
partimos por entender que esa sociedad que estamos estudiando está 
dividida en clases y que cada una de ellas juega un papel. Que estas 
clases y el Estado, aparecieron con la propiedad privada de los 
medios de producción. Engels, y Lenin, comparecerían para darnos 
luz sobre el origen y función del Estado como un instrumento de 
control y dominio de los propietarios sobre los no propietarios. 
Lo anterior va a complementarse con otro texto fundamental: 
Contribución a la Crítica de la Economía Política. Particularmente en el 
Prólogo de 1859, Marx delineó otros elementos metodológicos que 
van a completar los del Manifiesto: 
“Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las 
relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden 
comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del 
espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las 
condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, 
siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, 
bajo el nombre de «sociedad civil», y que la anatomía de la sociedad 
civil hay que buscarla en la Economía Política. En Bruselas, a donde 
me trasladé en virtud de una orden de destierro dictada por el señor 
Guizot, hube de proseguir mis estudios de Economía Política, 
comenzados en París.1 Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto del Partido Comunista. (Moscú: Progreso, 1966), p. 18. 
“El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió 
de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la 
producción social de su vida, los hombres contraen determinadas 
relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de 
producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo 
de sus fuerzas productivas materiales. 
“El conjunto de estas relaciones de producción forma la 
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se 
levanta la superestructura [518] jurídica y política y a la que 
corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de 
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, 
política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que 
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que 
determina su conciencia. 
“Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas 
productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las 
relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la 
expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de 
las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de 
las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas 
suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la 
base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la 
inmensa superestructura erigida sobre ella. 
“Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir 
siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones 
económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud 
propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, 
religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas 
ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto 
y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a 
un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a 
estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el 
contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones 
de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas 
productivas sociales y las relaciones de producción”.2 
Es decir, en el capitalismo las fuerzas productivas materiales han 
llegado a un grado de desarrollo tal que las ha hecho entrar en 
contradicción con las relaciones sociales de producción y han abierto 
un periodo de revolución social, desde fines del siglo XIX o principios 
del XX, diría Lenin.3 
Otro colosal instrumento metodológico que utiliza el marxismo 
para el análisis científico es la Ley del desarrollo desigual y 
combinado. Aunque no son los marxistas los descubridores de dicha 
ley, fueron Marx y Engels los primeros que hicieron una aplicación 
científica de ella en el análisis histórico y fue Trotsky quien dio la 
primera formulación explícita de la misma. 
“El factor más importante del progreso humano es el dominio del 
hombre sobre las fuerzas de producción. Todo avance histórico se 
produce por un crecimiento más rápido o más lento de las fuerzas 
productivas en este o aquel segmento de la sociedad, debido a las 
diferencias en las condiciones naturales y en las conexiones 
históricas. Estas disparidades dan un carácter de expansión o 
comprensión a toda una época histórica e imparte distintas 
proporciones de crecimiento a los diferentes pueblos, a las diferentes 
ramas de la economía, a las diferentes clases, instituciones sociales y 
campos de cultura. Esta es la esencia de la ley del desarrollo 
desigual. Estas variaciones entre los múltiples factores de la historia 
dan la base para el surgimiento de un fenómeno excepcional, en el 
cual las características de una etapa más baja del desarrollo social se 
mezclan con las de otra superior.4 
Acudimos a la dialéctica, eje de la concepción materialista de la 
realidad económica, social, política, y cultural. Concepción que nos 
 
2 Carlos Marx, Contribución a la Crítica de la Economía Política. (México: FCE, 1977), p. 9. 
3 Lenin, Vladimir.El Imperialismo fase superior del capitalismo. T. I (Moscú: Progreso,1966), p.761. 
4 George Novack, La ley del desarrollo desigual y combinado. (Buenos Aires: Pluma, 1974), pp.8-9. 
permite el análisis histórico, lo cual posibilita entender la realidad en 
cambio constante. Así pues la dialéctica es la ciencia de las leyes 
generales del movimiento, tanto del mundo exterior como el del 
pensamiento humano.5 
En síntesis, partimos de los marxistas para explicarnos que el 
capitalismo está en su etapa de decadencia y descomposición, 
producto del agotamiento de sus posibilidades, de que ha llegado a 
hundirse en un mar de contradicciones, la principal entre el desarrollo 
de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción lo 
que genera una confrontación permanente entre las clases 
fundamentales de la sociedad. Y que por otro lado su decadencia no 
implica que no siga dominando. A veces con grandes obstáculos, que 
se manifiestan en conflictos abiertos unas veces y otros velados. 
Que la acumulación de capital se destina cada vez menos a la 
reinversión productiva debido a que con ello se agudiza la crisis de 
sobreproducción y que conforme aumente la masa de capital no 
invertido, es decir capital ocioso, la especulación se convierte en la 
forma priorizada con que actúan los grandes grupos financieros, 
generando a la sociedad de conjunto problemas casi permanentes de 
liquidez. 
Esta situación ha provocado que la crisis de sobreproducción 
haya dejado de ser coyuntural para adquirir la característica de 
permanente. 
Lo anterior nos lleva a pensar que por eso el capitalismo 
terminó su etapa reformista, cuando podía otorgar concesiones a las 
masas trabajadoras para pasar a la ofensiva y recortar conquistas 
logradas en más de un siglo de luchas. 
Que pasó de desarrollar las fuerzas productivas para desarrollar 
las fuerzas destructivas. Por eso el capitalismo ha sido capaz de 
producir más basura en 30 años que toda la humanidad en su 
historia. Que la contaminación lleva a la destrucción de los 
 
5 Vladmir, I. Lenin. Op.Cit. p 31. 
ecosistemas. Aparte que ha sido capaz de producir armas nucleares 
para destruir 16.5 veces la vida humana en todo el planeta. 
Creemos que la sentencia de Rosa Luxemburgo de que la 
humanidad sólo tiene dos caminos: socialismo o barbarie, es vigente 
y que ello va a depender, como siempre, de cómo se resuelva la 
lucha de clases, como dirían los viejos marxistas.6 
Concretando, el marxismo nos permite explicarnos el ámbito 
laboral con sus múltiples contradicciones, producto del sistema, 
podemos explicarnos a los sujetos sociales que intervienen en el 
proceso productivo, del incremento en la extracción de plusvalía, 
porque así lo demanda el “nuevo” modelo y con ello aumentar la 
enajenación del trabajo y los trabajadores. 
A la luz de esta teoría podemos entender la situación de 
precarización que envuelve a todos los trabajadores del mundo, 
incluidos los trabajadores norteamericanos ,europeos y japoneses. 
Es con la teoría de la ley del valor, como podemos explicar la 
nueva organización y regulación de la actividad humana en la 
sociedad capitalista, tal como lo planteo Marx en El Capital.l7 
Es por eso que el marxismo sigue vigente, a pesar de las 
honras fúnebres que apresuradamente le dedicaron desde los centros 
imperiales. Uno de ellos Andre Gortz8 quien, junto a otros autores, 
predice el fin del trabajo, la desaparición de la teoría del valor y el 
advenimiento de la era de la especialización productiva y científica sin 
trabajo y sin valor. Todo esto en plena vigencia del capital junto con 
todo su metabolismosocial. 
 
Para ir a lo concreto en el estudio de la relación de dos realidades 
desiguales, como son la mexicana y norteamericana, nos apoyamos 
 
6 Miguel Ángel Rivera Ríos,”Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional”, en Ana Ma. 
Aragonés, Aída Villalobos, (coords.), Análisis y Perspectivas de la Globalización Un debate Teórico II 
(México: UNAM ,2005), p17. 
7 Carlos Marx, El Capital TI. (México: FCE, 1980), p.529. 
8 Adrían Sotelo Valencia, La reestructuración del mundo del trabajo Superexplotación y nuevos 
paradigmas de la organización del trabajo, (México: ITACA, 2003), p.22. 
en la teoría de la dependencia, también marxista, como respuesta a 
las posiciones cepalinas las cuales partían de que América Latina, al 
participar en los mercados internacionales, se beneficiaría en forma 
recíproca de los incrementos de la productividad y de la exportación 
concentrada en los socios comerciales. 
Los marxistas sostenían que los beneficios no abarcarían a 
todos por igual dada la asimetría existente entre los países centrales 
y los periféricos en cuanto a distribución de los beneficios del 
progreso, acuñando la clasificación de centro-periferia.9 
La CEPAL planteaba que el desarrollo para Latinoamérica debía 
ser priorizando el crecimiento hacia adentro, teniendo como eje la 
industrialización, impulsando el desarrollo del mercado interno y con 
ello arribar a un modelo de desarrollo capitalista viable. Para lograr 
estos objetivos era necesario crear un sistema de protección 
industrial selectivo y temporal. 
Los teóricos de la dependencia,10 partían de concebir que con el 
desarrollo industrial, sostenido por los cepalinos, se ocasionaría 
mayor subordinación de los países periféricos hacia los centrales, 
debido a una serie de condiciones subyacentes a los países 
subdesarrollados: limitaciones para construir un mercado interno, 
fabricación de manufacturas de mala calidad, deficiencia tecnológica, 
mano de obra no calificada, financiamiento escaso, etc. 
Que la brecha entre las naciones altamente industrializadas y las 
subdesarrolladas, era una condición concebida conscientemente en 
los cerebros de los ideólogos del imperialismo, que por lo mismo daba 
lugar a una condición de subordinación y sujeción de hierro de los 
países periféricos por parte de los centrales. 
Esta situación conforma una estructura de clases y del poder 
político apoyado por el capital internacional de tal forma que influye 
 
9Javier Elguea, Las teorías del desarrollo social en América Latina una reconstrucción racional. 
(México: El Colegio de México, 1991), pp.74-75. 
10Vania Bambirria, El capitalismo dependiente latinoamericano. (México: Siglo XXI, 1983), p.1. 
decisivamente en la correlación de fuerzas al interior del país 
dependiente. 
Es importante resaltar que algunos términos utilizados por la 
CEPAL, son similares a los utilizados por el marxismo, pero con 
significados distintos, por ejemplo términos como, países periféricos, 
centro septentrional, periferia meridional, subdesarrollados. 
Este último concepto es uno de los más importantes dentro de 
la teoría de la dependencia y lo entendemos como el resultado de un 
proceso en el cual las burguesías de los estados más poderosos 
explotan a las naciones económicamente débiles, aprovechando 
precisamente esta condición, a la vez que esos abusos perpetúan y 
hasta ahondan tal debilidad, reproduciendo en escala ampliada, 
aunque con modalidades cambiantes, los mecanismos básicos de 
explotación y dominación.11 
En el caso de México consideramos que la subordinación 
económica (y estructural) hacia los Estados Unidos (relación de un 
país central con uno periférico), ha propiciado cambios en la fuerza 
laboral tanto en nuestro país como en la metrópoli. Específicamente 
debemos explicar el desempleo, el subempleo, la migración y el 
trabajo precario, en el marco de la dependencia. 
Apoyándonos en la teoría de la dependencia podemos 
aclararnos la relación dependencia-globalización, porque en ésta 
última queda demostrado que los países subordinados, al participar 
en los mercados internacionales, no se beneficiarían de igual manera 
que los desarrollados. 
Es por ello que con la firma del TLC quedaron de manifiesto las 
limitaciones que tiene México para construir un mercado interno, así 
como las deficiencias tecnológicas y el papel secundario del Estado en 
la economía. Una de las consecuencias más importantes la 
encontramos en el plano laboral donde la superexplotación del 
 
11 Agustín Cueva, El desarrollo del capitalismo en América Latina. (México: Siglo XXI, 1980), p.11. 
trabajo no es retórica inventada por el discurso de la izquierda y 
donde queda clara la vigencia de la Ley del Valor. 
En este sentido Samir Amin12 dice que, la ley del valor 
mundializada, tiende a uniformar los precios de las mercancías, pero 
no las remuneraciones del trabajo. Es decir, lo anterior se ubica en el 
contexto de la nueva división internacional del trabajo, lo cual nos 
permite explicar, desempleo, subempleo, trabajo de género, 
plusvalía, internacionalización del capital, migración, etc. 
 Finalmente con la teoría de la globalización tenemos la 
posibilidad de concretar la explicación del proceso actual de inserción 
de la globalización en su justa dimensión. En este sentido Vidal13 
plantea que la globalización es la culminación a escala planetaria del 
proceso de expansión capitalista. 
Esto implica que podemos interpretar las metáforas de la 
globalización como las llama Octavio Ianni:14 “aldea global”, 
“shopping center global” y otros, nos permiten llenar de contenido 
situaciones concretas de la realidad mundial neoliberal, sin mitos ni 
exageraciones. 
En este sentido es importante partir de una definición de 
globalización, para efectos de nuestro trabajo, debido a que éste es 
un término que ha suscitado polémica, pues existe quien la 
subestima, o bien quien considera que puede ser un fenómeno 
verdaderamente transformador. 
Se considera que tiene varios significados, pero en lo que hay 
acuerdo es en su importancia central para explicar el proceso de 
integración internacional intensa de la economía durante el último 
cuarto del siglo XX a través de la liberalización de los mercados y de 
un retroceso de la intervención del Estado en la vida económica.15 
 
12 Samir Amin, Crítica de nuestro tiempo, a los 150 años del Manifiesto del Partido Comunista. (México: 
Siglo. XXI, 2001), p.75. 
13 José María Vidal, Mundialización, diez tesis. (México: UNAM, 1999), p. 86. 
14 Octavio Ianni, Teorías de la Globalización. (México: Siglo XXI, 1999), p. 4. 
15Van den Eynde, Globalización, la dictadura mundial. (México: UNIOS, 2001), p.19. 
Bajo esta concepción nuestra investigación parte de que 
nuestro país sufre cambios en su fuerza laboral debido a la manera 
desigual en que ha sido integrado a la globalización ocasionando, en 
los hechos, la flexibilización laboral, entendida ésta como la 
precarización del trabajo, que se concreta en más explotación para 
los trabajadores y la pérdida de otras conquistas como la jornada 
máxima, vacaciones pagadas, servicios médicos, jubilación vitalicia, 
etc. 
 
CAPÍTULO DOS: 
NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN 
2.1 El concepto de globalización 
La globalización como concepto ha causado mucha polémica en las 
últimas décadas, pues por un lado es considerada como un fenómeno 
que origina graves desajustes sociales y que limita el desarrollo. Por 
el otro es encomiado como el único camino para generar riqueza y 
ayudar a abatir la pobreza. El único punto de acuerdo es considerar a 
la globalización como determinante para explicarnos lo que pasa en la 
época del neoliberalismo. 
Para algunos autores la globalizaciónes un fenómeno que 
empieza a prefigurarse en la década de los 90.1 Siendo el momento 
en que se acelera el cambio estructural del sistema capitalista a nivel 
mundial, comportando consecuencias del mismo nivel, debido a la 
Nueva División internacional del Trabajo. 
Es decir, es en ese momento que los llamados países en vías de 
desarrollo o subdesarrollados logran readecuarse al nuevo proceso de 
desarrollo de expansión mundial del capitalismo. O, dicho en otros 
términos, de la forma que adquirirá su participación en el concierto 
económico internacional. 
Sin embargo, dentro del fenómeno de la globalización hay que 
incluir, como parte intrínseca, la profundización y expansión de la 
miseria de amplios sectores de la población, sobre todo en los países 
menos desarrollados. 
Esto no implica que con anterioridad, no estuviera presente la 
miseria, simplemente hablamos de su exacerbación. 
Al definir el concepto de globalización, buscamos establecer la 
diferencia entre ésta y mundialización, que aunque forman parte de 
procesos implicados son diferentes. Así como encontrar acuerdos 
 
1 Aún cuando es en los años setenta que se inicia el debate sobre el fenómeno de la globalización, según 
Dabat es un fenómeno de las dos últimas décadas del siglo XX que hizo su aparición en el contexto de los 
grandes cambios mundiales. Alejandro Dabat, Globalización, neoliberalismo y hegemonía. La primera 
crisis de la globalización y sus perspectivas. en Ana María Aragonés, Aída Villalobos (coords.), Análisis 
y perspectivas de la globalización. Un debate teórico I. (México: UNAM, 2005), p.19. 
entre las distintas definiciones. La primera forma parte del proceso de 
la globalización de manera muy particular, porque condiciona casi 
todo lo que acontece en el plano económico, cultural, social, político, 
pero esto es el aspecto particular del proceso de mundialización-
planetarización, iniciado hace poco más de quinientos años, mientras 
que la globalización se ha ido configurando desde hace más de medio 
siglo.2 
Hablar de globalización nos remite a pensar en algo grande, en 
una masa de capital que circula sin fronteras, sin obstáculos. Esta 
concepción presupone la internacionalización del capital en grado 
superlativo. Y sobre todo nos ayuda a tener claro cuál es la salud del 
capitalismo actual y entendiéndola nos aclaramos las perspectivas del 
capitalismo. 
Por lo tanto podemos precisar que la globalización comprende 
una intensa integración internacional. Este rasgo se presenta en 
forma inerte, aunque aparece en las cifras de la producción, 
declarando que su meta es el comercio mundial, en el destino 
extranjero de gran parte de las inversiones, entre los lazos que se 
tejen entre las empresas y los países más distantes, en la leyes que 
son aprobadas para ámbitos cada vez más amplios y también en la 
importancia que adquiere día a día la política exterior en la vida 
doméstica de la mayoría de las naciones. 
Un aspecto fundamental de la globalización es el avance del 
comercio mundial con respecto a la producción, así el crecimiento del 
primero, soporta a una creciente internacionalización del capitalismo, 
esto fundamentalmente se dio a lo largo de toda la segunda mitad del 
siglo XX. 
Algunas estimaciones plantean que entre 1950 y 1994 el 
volumen de la producción de bienes-mercancías en el mundo se 
multiplicó por catorce. Todavía más significativo es que esta 
 
2 Ezequiel Ander-Egg. Globalización. El proceso en el que estamos metidos. (México: UNAM, 1999), 
p.20. 
tendencia se acentuó muy vivamente desde mediados de la década 
de los 80, de tal manera que, en los años posteriores, la tasa de 
crecimiento anual del comercio llegó a ser 2.8 veces mayor que la 
tasa de crecimiento de la producción.3 
Estas cifras nos prueban que la producción cada vez está más 
orientada hacia un mercado mundial. 
Esta imagen de globalización de alguna manera nos da sólo una 
idea superficial de su naturaleza, porque intenta describir la situación 
de afuera, pero al mismo tiempo dicha descripción es la menos 
discutible, porque nos suministra el punto de partida sólido. 
 
Distintos enfoques. Hay quienes consideran que el término 
globalización ha adquirido la condición de cliché popular, aunque el 
concepto en si mismo no sea nuevo, ya que, plantean, que sus 
orígenes se remontan al trabajo de muchos intelectuales del siglo XIX 
y principios de XX, desde Karl Marx y Saint-Simon hasta especialistas 
en geopolítica como McKinder, los cuales reconocieron que la 
modernidad estaba integrando al mundo.4 El término “globalización” 
se ha utilizado de manera tan indiscriminada que se ha creado una 
verdadera confusión por lo que es necesario separar lo que es el 
proceso de globalización de su uso para fines normativos y 
prescriptivos. 
Indica además que según una publicación de la OCDE, el 
término “globalización” fue utilizado por primera vez en 1985 por 
Theodore Levitt como la “globalización de los mercados” con el fin de 
caracterizar los cambios profundos de la economía internacional que 
se dieron a partir de la década de los sesenta, trayendo consigo una 
difusión rápida y generalizada de la producción, el consumo y la 
 
3 A. Van den Eynde, Globalización, la dictadura mundial de las empresas. (México: UNIOS, 2001), p.20. 
4 David Held, Anthony McGrew. Globalización/ Antiglobalización. Sobre la reconstrucción del orden 
mundial. (Barcelona: Paidós, 2003), p.13. 
inversión así como el comercio de bienes, servicios, capital y 
tecnología.5 
Para Petras,6 la concentración del poder en las empresas 
norteamericanas y europeas, manejadas desde los centros 
imperiales, es cada día mayor y la globalización no es otra cosa que 
este desarrollo de la estructura imperialista apoyada en sus 
respectivos estados nacionales. 
Saxe-Fernández, ha esbozado que a la globalización hay que 
explicarla desde dos perspectivas: la primera como una categoría 
científica, es decir, como un concepto cuyo referente histórico y 
empírico –es decir a nivel de los fenómenos observables— centrado 
en el largo proceso multisecular de la internacionalización económica 
que se observa en el periodo posrenacentista y que adquirió gran 
fuerza después de la segunda mitad del siglo XIX como resultado de 
la segunda revolución industrial y la segunda como la multiplicación 
de grandes unidades empresariales. 
La histórica, es un equivalente a la internacionalización 
económica y por lo tanto es un fenómeno íntimamente vinculado con 
el desarrollo capitalista, intrínsicamente expansivo y que tiene en la 
experiencia colonial e imperial una de sus más claras expresiones 
históricas y contemporáneas.7 
La definición de Marini8 concibe como parte esencial de la 
globalización, a las tendencias económicas fundamentales, en 
específico a la ley del valor, las cuales estaban siendo obstaculizadas 
por una serie de prácticas económicas y políticas, que dificultaban el 
proceso de circulación de mercancías y capitales. Y agrega que sobre 
la base de la globalización, emergen los bloques económicos. 
 
5 María Teresa Mendoza. Tesis de Doctorado.”La industria Maquiladora de exportación en Yucatán.” 
(México: UNAM, 2002), p.4. 
6 James Petras, “Imperio con imperialismo,” en www. rebelión.org. (7 de noviembre de 2002). 
7 John Saxe- Fernández, Globalización: Crítica a un Paradigma. (México: Plaza y Janés, 1999), p. 3. 
8 Beatriz Stolowicz, “La integración: un proyecto supranacional solidario”, Política Cultural, septiembre 
1992, p.9. Entrevista a Ruy Mauro Marini. 
Manuel Castell9 considera, que la globalización presenta 
aspectos nuevos, como los chips y los ordenadores, las 
telecomunicaciones ubicuas y móviles, la ingeniería genética, la formade operar de los mercados financieros, la economía capitalista 
interconectada, que abarca todo el planeta y no sólo algunos de sus 
segmentos, existe una ocupación de la población urbana en el 
planeta, ya no existe el imperio soviético, ni la guerra fría, es nuevo 
el ascenso del Pacífico asiático como socio paritario en la economía 
global, el desafío general al patriarcado también es nuevo, la 
conciencia universal sobre la conservación ecológica no existía, así 
como el surgimiento de una sociedad red, basada en un espacio de 
los flujos y en un tiempo atemporal. 
Por lo tanto, en lo que más o menos hay acuerdo es que fue la 
década de los 90 cuando la globalización se asienta –como lo 
afirmamos al principio del capítulo— y se incrementan los flujos de 
mercancías, inversiones, y tecnología entre las naciones. 
Coincidimos en que Francois Chesnais, hizo un gran avance al 
considerar a la globalización como una etapa particular del desarrollo 
del sistema de producción capitalista y no sólo como una política 
neoliberal de cierto número de gobiernos. Fue la salida para 
posteriores análisis y polémicas, algunas de corte socialista.10 
Con estas posiciones, consideramos que el análisis nos permite 
obtener claridad para precisar, cuál es realmente el estado de la 
globalización, sin mitos ni exageraciones.En este sentido existen 
discrepancias entre quienes consideran que la globalización avanza 
en perjuicio de la humanidad, llamados globalizadores y quienes ven 
exagerada esta concepción: los escépticos. 
En términos generales los escépticos11 consideran que 
realmente al fenómeno de la globalización se le ha exagerado, se 
preguntan ¿Qué hay de global? En la globalización. Si lo global no 
 
9 Manuel Castells. La era de la información. (Madrid: Alianza, 1998) p.30. 
10 Van den Eynde, Arturo. Op. Cit. p.16. 
11 Held, David, McGrew, Anthony Op.Cit. p.16. 
puede interpretarse literalmente, como un fenómeno universal, 
entonces el concepto de globalización parece no ser apenas, más que 
un sinónimo de occidentalización o americanización. 
Su posición, en esencia parte de comparar la situación actual 
con la de la belle époque, donde el mundo ha implosionado 
económica, política y culturalmente, conforme los imperios globales 
han dado paso a los Estados-Nación, mientras que la mayoría de la 
población mundial queda excluida de los beneficios del desarrollo 
económico. 
Los globalizadores,12 parten de manera esencial de la 
importancia que cobran en la actualidad las corporaciones 
multinacionales de los mercados financieros mundiales, de la difusión 
de la cultura popular y de la cuestión ambiental global. 
Basan su análisis en los cambios profundos que sufren los 
principios organizadores de la vida social y del orden mundial, en 
donde se encuentran el aspecto socioeconómico, el principio 
territorial y del poder. 
De lo expuesto podemos desprender que el fenómeno de la 
globalización, concibiéndolo en los términos de capacidad de 
concentración de mayor volumen de capital, concentración de poder 
de empresas, sobre todo norteamericanas y manejadas desde un 
centro, lleva de manera implícita su fuerza subversiva, que libera las 
contradicciones violentas y destructivas del capitalismo y 
planteándolo en los términos de Petras, existe una alternativa: 
derrocar a las clases dominantes globalizadoras.13 
Y desde luego, consideramos que la globalización es el 
resultado de un largo proceso histórico, donde ha habido una serie de 
cambios muy significativos, pero en el marco del mismo sistema 
 
12 Ibid. pp.18-19. 
13 Jhon Saxe-Fernández, Introducción. Globalización, regionalización y crisis capitalista, en John Saxe-
Fernández, James Petras, (coords.), Globalización, imperialismo y clase social. (México; UNAM, 2000), 
p.85. 
capitalista, en donde la concepción del mundo ha cambiado y se nos 
presenta más compleja. 
 
2.2 Algunos apuntes sobre la historia del neoliberalismo 
Hablar del neoliberalismo en un tema que propicia una importante 
discusión pues sus teóricos buscaron imponerlo como la única 
alternativa para un sistema que parecía haberse agotado y quedado 
en el vacío.14. 
Esta situación coincidía con la crisis Terminal de los llamados 
países socialistas representada por la caída del Muro de Berlín al 
finalizar la década. Oportunidad que aprovechó el imperialismo para 
darse a la tarea de propagandizar que sólo el capitalismo es la salida 
para vivir con democracia y bienestar. 
Sin embargo, luego de 25 años de dominio el neoliberalismo 
sólo ha reproducido la opresión y explotación del tiempo precedente 
pero agudizado. Interpretando un análisis prospectivo de Karl Polanyi 
el capitalismo, en los hechos, por su naturaleza, no es sinónimo de 
libertad, sino de opresión.15 
En esta línea, entendemos que el neoliberalismo significa mayor 
dominio del capital monopolista, que globalización significa el dominio 
redoblado de la economía mundial por parte de 500 grandes holdings 
y que el capitalismo conquista al mundo, pero no lo homogeneíza16, 
por el contrario, con él opera la más fenomenal polarización que haya 
podido existir. 
Ana María Ezcurra17 considera que el neoliberalismo es una 
matriz móvil que, a la vez, preserva principios y políticas constantes, 
para, justamente, aquellos que lo distinguen como tal. Por lo tanto, 
admite cambios, pero dentro de un paradigma invariable: el 
neoliberal. 
 
14 La Jornada, 7 de junio del 2003. 
15 Kart Polanyi citado por Samir Amin. Los desafíos de la mundialización. (México: Siglo XXI, 1997), 
p.7. 
16 Idem. 
17 Ana María Azcurra, ¿Qué es el neoliberalismo? (México: UNAM, 2005), p.1. 
En los 90, entonces, lo que tuvo lugar fue un “aggiornamento” 
del programa neoliberal, capitaneado por la banca de Bretton Woods 
y en particular por el Banco Mundial. Es decir el neoliberalismo tiene 
un paradigma inmutable, que va acondicionándose, pero partiendo 
siempre de una base, que son las ideas-fuerza, que tienen su origen 
desde la década de los 40, pero, incluso han pasado por 
transformaciones. 
 
 
 
 
2.3 Etapa de Fundación 
El neoliberalismo aparece en la escena mundial, como un fenómeno 
distinto del simple liberalismo clásico del siglo XIX o del liberalismo 
inglés del siglo XVIII. 
Lo técnico, lo religioso, lo normativo, unido a las libertades 
adquiridas en el siglo XVIII, propician el aparecimiento de las bases 
teóricas del capitalismo formuladas por Adam Smith y David Ricardo 
quienes fundamentan el origen del pensamiento económico liberal, 
basado éste en un “ordenamiento natural”, no controlado por el 
estado y donde el comercio e iniciativa privada, garantizan la 
prosperidad económica y el progreso social. 
El pensamiento liberal se basó en la doctrina del Contrato Social 
de Rousseau y en el derecho natural de J. Locke y Montesquieu, 
busca libertades como son las individuales, (religión, pensamiento), 
constitucional como la división de poderes (órganos), el sufragio y la 
libertad económica. 
El neoliberalismo nació poco después de la Segunda Guerra 
Mundial como una reacción teórica y política contra el estado 
intervensionista y de bienestar. Su tesis básica, de raigambre 
neoclásica, es que el mercado constituye el mejor instrumento, el 
más eficaz para la asignación de recursos y la satisfacción de 
necesidades. 
Siendo el mercado un mecanismo de autorregulación que 
conduciría al óptimo social, resultando intrínsecamente superior. Por 
ello, dicha ortodoxia exaltó las virtudes de un Estado mínimo e 
impugnó vivamente al Estado de Bienestar y en general, al Estado 
como dispositivo redistributivo en beneficio de las clases 
desfavorecidas. Esto trajo como consecuencia hablar de un Estado 
eficaz, aceptando sólo funciones estatales en materia de 
redistribución.18El neoliberalismo fue la reacción “natural” de economistas y 
sociólogos entusiastas del libre mercado ante el avance del Estado de 
bienestar que poco a poco se afianzaba en la Europa de la 
postguerra. Es así como Hayek convoca a quienes compartían con él 
su orientación ideológica, a una reunión de trabajo en un lugar 
llamado Mont Pelerin, Suiza; de donde tomó su nombre. Entre los 
participantes no sólo se encontraban radicales adversarios del Estado 
de bienestar europeo, sino también verdaderos enemigos del New 
Deal norteamericano. 
Pero las condiciones para implantar la nueva la doctrina de Mont 
Pelerin no eran del todo favorables dado que el capitalismo se 
encontraba en un auge sin precedentes, con un gran crecimiento en 
las décadas del 40 y 60. Por esta razón no parecían muy verosímiles 
las advertencias neoliberales del peligro que representaba cualquier 
regulación del mercado por parte del Estado. 
En la polémica contra la regulación social, Hayek y su corriente 
argumentaban que el igualitarismo de ese periodo, promovido por el 
Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la 
vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de 
todos. Desafiando el consenso oficial de la época, argumentaban que 
 
18 Perry Anderson. ¿Ha fracasado el neoliberalismo? Emilio Pacheco, traducción (Buenos Aires: Liana, 
1995), p5. 
la desigualdad era un valor positivo, en realidad imprescindible, del 
que precisaban las sociedades occidentales. Mensaje que permaneció 
en el campo de la teoría por más de 20 años.19 
El arribo de la gran crisis del modelo económico de posguerra, en 
1973, cuando todo el mundo capitalista avanzado cayó en una larga y 
profunda recesión, combinando por primera vez bajas tasas de 
crecimiento con altas tasas de inflación, lo cambió todo. 
A partir de este momento las ideas neoliberales comenzaron a 
ganar terreno. Las raíces de la crisis, afirmaba Hayek y sus 
seguidores, estaban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los 
sindicatos y de manera más general en el movimiento obrero, que 
había corroído las bases de la acumulación capitalista con sus 
presiones reivindicativas sobre los salarios y con sus presiones 
parasitarias para que el Estado aumentase cada vez más los gastos 
sociales.20 
Estos dos procesos destruirían los niveles necesarios de ganancia 
de los empresarios y desencadenaría procesos inflacionarios que no 
podían dejar de terminar en una crisis generalizada de las economías 
de mercado. 
El remedio, sería mantener un estado fuerte, si, en su capacidad 
de romper el poder de los sindicatos y en el control del dinero, pero 
parco en todos los gastos sociales y las intervenciones económicas. 
La estabilidad monetaria debería ser la meta suprema de 
cualquier gobierno, para eso haría falta una disciplina presupuestaria 
con la contención de los gastos de bienestar y la restauración de una 
tasa natural de desempleo; es decir la creación de un ejército de 
trabajo de reserva para golpear a los sindicatos. 
Esta claro que la hegemonización de este programa no se realizó 
de un día para otro, pues tuvo que pasar una década –los setenta— 
para que la mayoría de los gobiernos miembros de la Organización 
 
19 Ibid. p.1. 
20 Ibid. p. 3. 
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dejara de 
aplicar los remedios keynesianos a las crisis económicas. 
Posteriormente se desarrollaría en distintos lugares, siendo los 
más representativos Inglaterra y Estados Unidos. Por ejemplo una 
gran oportunidad se presentó a finales de la década, en 1979, con la 
elección de una convencida neoliberal como Primera Ministra de Gran 
Bretaña: Margaret Thatcher. El primer gobierno de un país capitalista 
avanzado empeñado públicamente en poner en práctica el programa 
de Hayek y sus amigos. 
El modelo thatcheriano fue al mismo tiempo el pionero y el más 
puro en los países de capitalismo avanzado. Margaret Thatcher 
contrajo la emisión monetaria, elevó las tasas de interés, bajó 
drásticamente los impuestos sobre las ganancias altas, abolió los 
controles sobre los flujos financieros, creó niveles de desempleó 
masivos, aplastó huelgas, impuso una nueva legislación antisindical y 
cortó gastos sociales. 
Lanzó un amplio programa de apoyo a las privatizaciones, 
comenzando por la vivienda pública y pasando enseguida a las 
industrias básicas como acero, electricidad, petróleo, gas, 
telecomunicaciones, aeropuertos y agua. Este paquete de medidas 
fue el más sistemático y ambicioso de todas las experiencias 
neoliberales en los países del capitalismo avanzado21. 
En Estados Unidos, con el gobierno del otro gran neoliberal, 
Ronald Reagan, el plan fue un tanto distinto debido a que no existía 
un Estado de bienestar del tipo europeo. Ahí las prioridades 
consistieron en rebajar los impuestos a los ricos y elevar las tasas de 
interés. En el ámbito laboral, igual que Margaret Thatcher, su 
objetivo fue golpear a la clase trabajadora, siendo un ejemplo el 
tratamiento que le dio a la huelga más importante de su gestión, la 
de los controladores aéreos. 
 
21 Ibid. p.5 
Al mismo tiempo Reagan reanimó la carrera armamentista con la 
Unión Soviética como una estrategia para quebrar la economía 
soviética y por esa vía, derribar el régimen soviético. 
En esencia su política fue abiertamente de derecha, no ocultó su 
carácter neoliberal, sobre todo cuando se manifestaba en contra del 
estado paternalista, porque lo consideraba como un estado 
corporativo, propiedad de todos los grupos empresariales. Quería 
volver a los tiempos del Big Stick de Roosevelt. El modelo que 
perseguía, consistía en dejar que el gobierno promoviera la libertad 
de acción y el subsidio de las empresas, así como de los sectores 
económicamente fuertes. 
No respetó la disciplina presupuestaria, debido a la carrera 
armamentista sin precedentes que ocasionaba gastos impresionantes, 
política que trajo como resultado un fuerte déficit en la balanza de 
pagos.22 
Durante su gobierno, Bush padre (1988-1992) fue continuador 
de la política reaganeana pero ya sin la rivalidad de la URSS, los 
países de Europa del Este y el Pacto de Varsovia. Se creía que se 
inauguraba la era unipolar con Estados Unidos como potencia 
dominante al frente de un aparente Nuevo Orden Mundial. 
Es en este contexto que se inician las negociaciones para la firma 
del TLC. 
Con Clinton se observa la continuidad, en esencia, de la política 
neoliberal. Sin potencia rival de frente, lo primero que hizo fue 
reducir el déficit presupuestario e incrementar el gasto social. 
 
En el caso de México, a principios de los 80 nuestro país había sido 
colocado en una situación sumamente vulnerable, con una economía 
petrolizada y dependiente en exceso del financiamiento externo. 
Situación que favoreció la expansión de la deuda externa a niveles 
 
22 Ibid.p.6. 
impensables y detonando con ello una gravísima crisis en 1981-82, 
en los finales del gobierno de López Portillo (1976-1982). 
Dicha situación sirvió de pretexto para que se aplicaran las 
recetas económicas que mandataban el Fondo Monetario 
Internacional y el Banco Mundial. Organismos que hicieron un doble 
juego, pues por un lado propiciaron el endeudamiento con lo que 
crearon la crisis económica y por el otro proponían el proyecto 
neoliberal como solución. 
Con Miguel De la Madrid (1982-1988) se inició el fin de la función 
reguladora del Estado. Para llevar a cabo su plan De la Madrid envió 
al Congreso de la Unión una serie de iniciativas con el objetivo de 
modificar los artículos 25 y 134 de la Constitución. Cobijado en estos 
cambios constitucionales operó una disminución de la participación 
del estado en ramas clavesde la economía iniciando la privatización 
de de las empresas estatales por varias vías. La más socorrida fue 
poner las empresas estatales a disposición de los holdings 
imperialistas; otras fueron la extinción, fusión, liquidación, 
transferencia a estados y municipios y, en menor medida, venta a 
trabajadores de la empresa que se desincorpora.23 24 
Fue así que de las 1155 empresas estatales que había en 1982 
en 1988 solamente quedaban 412. De las 705 empresas 
desincorporadas; 219, es decir el 30% fueron vendidas. Quedaban 
más 744 de participación estatal mayoritaria, 231 fideicomisos 
públicos, 1020 organismos descentralizados y 78 empresas de 
participación estatal minoritaria); que pronto saldrían a remate.25 
Un año antes de que terminara la gestión de De la Madrid, el 
Estado solamente participaba en 23 de las 45 ramas de la economía. 
 
23 Juan Campos Vega, La crisis del neoliberalismo en México. C: Documents and setting/ wiki Learning. 
www.wilpedia./wikitlc. 
24 La privatización abarcó ramas fundamentales de la economía como telefonía, ferrocarriles, siderurgia, 
transporte público, pensiones, etc., a precios bajísimos con lo que se benefició a las grandes 
corporaciones. 
25 Idem. 
Lo anterior se justificaba planteando que las empresas 
desincorporadas no eran estratégicas para el desarrollo nacional y 
que también habría participación, como dueños de los sindicatos y 
que en general los inversionistas eran nacionales. 
En general se informaba de los ingresos, recibidos por la venta, 
sin especificar lo que correspondía a cada una de las empresas 
vendidas, tampoco se desglosaba el porcentaje que le correspondía al 
sector social y cuál al capital privado nacional y cual al extranjero. 
Esta información se ocultó, debido a que la realidad mostraba que a 
mayor cantidad de venta correspondía al capital extranjero. 
Otras medidas “desrreguladoras” de De la Madrid fue reducir el 
gasto en servicios médico-asistenciales, educativos y obras de 
beneficio social. Se replegó a los sindicatos (un proceso que hoy 
continúa) al ir desapareciendo los contratos colectivos de trabajo y 
reduciendo –en los hechos—derechos sindicales, como el de huelga. 
De esta forma los neoliberales fueron subordinando la economía, 
la política, la cultura y hasta las acciones militares al designio de 
Washington para beneficiar a los grandes inversionistas, 
estadounidenses principalmente. 
 Los argumentos empleados eran muy simples: se argüía que el 
Estado era obeso, que las empresas estatales demandaban recursos 
que podían ser mejor empleados para la educación y la salud, etc. 
Todos estos cambios contrariaban el espíritu del proyecto surgido 
de la Revolución Mexicana, suprimiendo en la práctica el papel 
histórico jugado por el Estado, como productor directo de bienes y 
servicios, dejándole únicamente la facultad de dictar normas, para 
ser observadas por los particulares. 
Situación que reducía al Estado mexicano a una especie de 
Estado policía y dejaba el camino abierto para desarrollar el proyecto 
económico dependiente del imperialismo. 
Cuando estaba por terminar su gestión, De la Madrid propuso un 
Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico, con el 
compromiso de no aumentar los precios de bienes y servicios que 
proporcionaba el Estado mediante sus empresas. Estableció los topes 
salariales, presionó al sector privado para no aumentar sus precios, 
argumentando que así se lograría que la economía se estabilizara, 
coadyuvando a su crecimiento y ocasionando que los trabajadores 
tuvieran poder adquisitivo. Sin embargo no sucedió así ni la economía 
se reactivó. 
En otros “logros” de su gobierno, De la Madrid inició el 
desmantelamiento del Estado Benefactor, o la versión mexicana del 
mismo, bajó los salarios –incluido el salario social— y mantuvo un 
millonario ejército de desocupados y subempleados para presionar al 
abaratamiento de la mano de obra. 
Además incorporó al país a la presión de la carga especulativa, 
haciendo crecer geométricamente los capitales no productivos en 
relación con la producción real de bienes y servicios. 
 
Con Salinas de Gortari, esta política se radicalizó adquiriendo más 
cuerpo y descaro para plantear objetivos cada vez más 
antinacionales. Para impulsarla, Salinas decía que: “había que vender 
bienes para remediar males”, como la falta de agua, drenaje, 
alcantarillado, etc. De esta forma se remataron varias de las 
empresas que aún se conservaban en poder del Estado obteniéndose 
64 mil millones 894 mil 306 pesos, gran parte de los cuales no se 
supo nunca en qué se emplearon.26 
Estaba claro que la política salinista no beneficiaría a la 
población, sin embargo, para paliar la miseria de las “victimas 
colaterales” que dejaba el neoliberalismo se creó el Programa 
Nacional de Solidaridad (PRONASOL), la obra “cumbre” del 
asistencialismo salinista. Dicho organismo tenía el objetivo de dar 
 
26 Lorenzo Meyer. Liberalismo Autoritario. Las contradicciones del sistema político mexicano. (México: 
Océano, 1995), pp.30-31. 
respuesta a la demanda política, es decir, atacar el descontento ahí 
donde brotara y se organizara. 
El sustento teórico del salinismo fue el llamado liberalismo social, 
buscando identificarlo con el liberalismo juarista e identificándolo con 
varios de los principios emanados de la Revolución Mexicana. 
Como parte de sus obras cumbre está el inicio de la privatización 
del ejido mediante la reforma al artículo 27 de la Constitución. Con la 
reforma al 28 constitucional le otorgó autonomía al Banco de México 
para ponerlo en manos de liberales ortodoxos. 
A PEMEX al convertirla en una empresa controladora de varias 
empresas la encaminó hacia el proceso de privatizar la industria 
petroquímica básica y secundaria. 
Con la firma del TLC, colocó al país en la vía de convertirlo en 
una semicolonia del imperialismo norteamericano. 
 
Zedillo continuó el impulso a la política económica salinista, aunque 
se vio impedido por la movilización de algunos sectores que se 
opusieron a sus objetivos privatizadores. En 1995 al anunciar el 
decreto privatizador de la industria eléctrica, se encontró con la 
oposición del gremio electricista del Sindicato Mexicano de 
Electricistas cuya movilización amenazaba con extenderse al 
Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República 
Mexicana, titular del Contrato Colectivo de Trabajo de la Comisión 
Federal de Electricidad. 
Razón por la que se vio obligado a suspender el proyecto. Lo mismo 
le pasó con el decreto de privatización de la petroquímica básica, ante 
el cual le saltaron los trabajadores petroleros (1996) en el sureste del 
país, por encima de su dirección sindical. El otro decreto frustrado fue 
la privatización en la UNAM en 1999-2000. Sin embargo, logró 
modificar la ley del IMSS. 
También logró que el capital extranjero terminara por controlar 
el sistema bancario nacional, siendo el único país del mundo cuya 
banca está en 98 por ciento en manos extranjeras.27 Con esta nueva 
disposición México retrocedió 30 anos, porque Díaz Ordaz había 
hecho todo lo contrario. 
Resumiendo, es posible acordar que después de más de 3 lustros 
de convivir con una política en esencia salvaje y depredadora, que 
sustancialmente ha puesto a México en una situación vulnerable de 
más dependencia del capital financiero internacional y a los 
mexicanos en una condición de pobreza extrema, infrahumana, entre 
otras cosas, por la injusta distribución del ingreso, así como de la 
riqueza nacional, podemos afirmar que el neoliberalismo en el caso 
de México, nos condujo a condiciones agudas, insostenibles, que 
laceran la dignidad humana, que día a día se profundizan y que sin 
duda, son el anuncio de estar en el umbral de movimientos sociales 
muy profundos, porque no ha beneficiadoesta política económica al 
pueblo y se le ha engañado con falsos beneficios que nunca llegaron. 
Los ideólogos del neoliberalismo nunca imaginaron el grado de 
implantación de sus ideas, pero, como dice Perry Anderson,28 
tampoco imaginaron que los efectos de sus teorías provocarían la 
globalización de las revueltas, movilizaciones, protestas, huelgas 
generales, insurrecciones, estallidos sociales y protestas masivas 
contra este sistema. 
 
 
27 El Universal 27 marzo 1998. 
28 Perry Anderson, citado por Sotelo, Adrían. Op. Cit.p.21. 
CAPÍTULO TRES:
DESARROLLO ECONÓMICO MEXICANO Y NORTEAMERICANO
En este capítulo describiremos sintéticamente el espectacular
desarrollo económico que experimentó la economía norteamericana y
su influencia en México –dada nuestra condición de dependencia— y
el mercado laboral y el sindicalismo tomando en cuenta las asimetrías
entre ambos países. Por lo tanto, empezaremos haciendo una síntesis
del desarrollo económico de ambos países.
3.1. Industrialización y crecimiento mexicano (1940-1982)
En este apartado trataremos de abordar el proceso de
industrialización y modernización del país y el papel del Estado.
El notable proceso de industrialización que logró nuestro país a
partir de 1940 –casi con el inicio de la Segunda Guerra— termina en
la década de los 70, pero hemos querido abarcar hasta 1982, por ser
el año de la crisis de la deuda externa que va a representar un
cimbronazo que signará la historia reciente del país.
En este periodo dominó un modelo económico que a grandes
rasgos se le puede denominar proteccionista, signado por lo que se
llamó el desarrollo estabilizador y proceso sustitutivo de
importaciones. Con un notable crecimiento del sector público, escaso
desempleo, crecimiento de la seguridad social y un sistema
unipartidista, plutocrático o bonapartista sui géneris.
Durante los 15 años que van de 1940 a 1955, el crecimiento
económico estuvo basado en la producción de bienes de consumo
inmediato e intermedio. Posteriormente hasta los años 70 vamos a
presenciar una tendencia a generar bienes de consumo duradero y
bienes intermedios de capital.
Al primer período se le conoce como de sustitución de
importaciones, en el que “... se da la industrialización compleja, que
generó la transformación económica necesaria... para convertir a la
industria en el principio axial de la reproducción capitalista en función
del mercado interno”. 1
Sin embargo, a mediados de los 50, la política de sustitución de
importaciones se vio un tanto frustrada porque la atención se
reorientó hacia las necesidades de productos primarios que
demandaba el mercado norteamericano, lo que desestímulo el
crecimiento industrial y aumentó al mismo tiempo el déficit comercial.
Además para avanzar en el proceso de industrialización se
requería de tecnología que el país no poseía. Para obtenerla, los
gobiernos buscaron la participación del capital extranjero con la idea
de que éste traería aparejada la ansiada tecnología. Sin embargo, no
fue del todo así.
En efecto, la inversión fluyó pero no llegó acompañada de los
ansiados e importantes avances tecnológicos.2 3 Los resultados que
se esperaban con la industrialización –aparte de debilitar a la
oligarquía— acarreó la crisis del modelo de desarrollo porque
aumentó y consolidó una mayor dependencia del exterior a todos los
niveles.
Por otro lado, durante los 40 y 50, la demanda de mano de
obra en Estados Unidos para trabajar en las plantaciones agrícolas,
significó la oportunidad para muchos mexicanos de ir a laborar al país
del norte, aunque en condiciones deplorables, pero siempre mejores
que las que tenían en aquí.4
La migración atenuaba coyunturalmente el desempleo, lo cual
permitía cierta estabilización económica y política. Y si el bracerismo
1 Adrián Sotelo, México: Dependencia y Modernización. (México: El Caballito, 1993), p.27.
2 “De 1940 a 1970 la inversión extranjera en el sector manufacturero se multiplicó 65 veces. Pasó de
representar el 7 por ciento del total de la inversión extranjera en aquél año a representar el 74 por ciento
en 1970”. Pablo González Casanova, El Estado y los partidos políticos en México. (México: Era, 1981),
p. 18.
3 Carlos Perzabal, Acumulación capitalista dependiente y subordinada: el caso de México (1940-1978).
(México: Siglo XXI, 1985), p.33.
4 Durante el periodo de 1946-1950 se admitieron 346,845 braceros y se aprehendieron y deportaron 1
millón 283 mil 696. Durante el período que va de 1951-1955 se admitieron 1 millón 298 mil 163 braceros
y deportaron 3 millones 081 mil 691. Ibid. p.164.
fue impulsado se debió a la creciente pauperización y proletarización
del agro, en la época del “desarrollismo”, es decir, el período entre
1940 y 1970, que contempló la caída de la economía campesina, el
desarrollo de la agricultura empresarial y la superexplotación de los
campesinos, con el objetivo de abastecer al mercado interno a bajo
costo.
En la década de los 50 el país va a experimentar un auge
agrícola al tiempo que arreció la discusión acerca de qué país
necesitábamos. Unos opinaban que era necesario volver a los
planteamientos cardenistas, basando el desarrollo económico con un
alto grado de independencia y con la continuación del reparto agrario.
Otros se inclinaban por continuar con la política del alemanismo.5
Por su lado el capital financiero participa en forma ascendente
por lo que hay autores que califican al periodo de los años 50-56
como de “crecimiento con inflación e inestabilidad cambiaria”.6
La dependencia se incrementa. El campo produce las materias
primas requeridas para la exportación lo que lo hace más
dependiente del capital extranjero.7
En la década de los 60, se pensaba que el desarrollo
estabilizador conduciría al país por el camino de la industrialización, lo
que optimistamente, los ideólogos oficiales llamaron “el milagro
mexicano”.
La escenografía que mostraba no sólo el aspecto económico,
sino la política, la literatura, la cultura, etc. Era la de un país donde
surgía una clase media, consumista y amante del “American Way of
Life”.
De una literatura que daba cuenta de una crítica social y de un
capitalismo que se consolidaba pero con características de
5 Aguirre, Ávila, “Rebelión en el PRI” en Enrique Semo, (coord.), México Un pueblo en la historia. T. 6
(México: Alianza, 1991), pp.104-105.
6 Ibid. p.12.
7 Ibid. p.18.
dependencia que como señala Arturo Huerta,8 se predispuso a la
economía nacional a una creciente articulación con los países
capitalistas desarrollados. Se observaba un crecimiento estable sin
inflación y sin devaluaciones.
Pero la realidad era otra que muestra un gran malestar social
que promueve abundantes luchas sociales, el ejemplo más
representativo fue el movimiento de los ferrocarrileros en 1958, sin
duda jugando el papel de parteaguas, en la historia mexicana
moderna.
Así llega México a la década de los 60 con el mismo modelo
económico de los años 40, en la creencia de que el cambio de un
desarrollo “hacia afuera” a un desarrollo “hacia adentro” sacaría a los
países subdesarrollados de la dependencia del comercio exterior y
generaría una economía controlada desde adentro de sus fronteras.9
Esta concepción se reforzaba con la represión a los obreros que
se oponían a este modelo mediante huelgas reforzando la
intransigencia de los empresarios.
Esta década ha sido definida por Semo10 como de “incubación
del capitalismo”, penetrando economías subdesarrolladas como la
nuestra, basado cada día más en un mercado libre con todas sus
consecuencias: más inversión extranjera, reducción de créditos al
ejido, contención de salarios, etc.
Una manifestación de esta posición se reflejó en las cada vez
mayores exportaciones agrícolas como consecuencia del aumento de
la producción en el campo, como el resultado de la consolidación de
los sectores capitalistas, emergidos al calor de la protección estatal y
lasobreexplotación de campesinos y trabajadores agrícolas.11
8 Arturo Huerta G., Economía mexicana más allá del milagro. (México: Cultura Popular, 1987), p. 114.
9 Helio Ferrer, Wionczek y Dos Santos, “La crisis de la teoría del desarrollo y las relaciones de la
dependencia en América Latina”, en Theotonio Dos Santos, La dependencia político-económica de
América Latina. (México: Siglo XXI, 1983),p. 160.
10 Semo, Enrique, Op. Cit. p.106.
11 Ibid. p.77.
Esta situación en el campo generó contradicciones muy fuertes,
que repercutirían en movilizaciones de protesta, fundamentalmente
tomas de tierra. Sin embargo, a pesar de la fuerza, dichas
movilizaciones no lograron un cambio en el modelo adoptado por el
régimen en esas fechas.
En los 70, con Echeverría en la Presidencia, el contexto
económico internacional se agravaba dado que se observaba el
agotamiento del modelo de acumulación oligopólica.
El panorama económico nacional era de crisis y podemos
dividirlo en tres períodos; el primero 1971, el segundo de 1972-1973
y el tercero de 1974-76.
El primero fue bautizado por Hugo Margain, entonces secretario
de Hacienda, como un periodo, en donde la economía no crecía. Y eso
fue así, porque sin revisar seriamente la carga fiscal, limitando el
gasto público y promoviendo restricciones crediticias aparte de la
continuación del endeudamiento, la inversión en general se había
frenado.12 El desempleo y el deterioro de los salarios eran
evidentes,13 con lo que el régimen acelera su desgaste, iniciado en
1968 con el movimiento estudiantil.
La segunda fase, que abarca de 1972 a 1973, está
caracterizada por una caída del mercado interno y la agravación de la
situación política.
A nivel internacional había un pequeño auge, que duraría muy
poco, pero que le serviría de respiro a la economía mexicana y
renacía la esperanza de contener un estallido social. Estaba muy
fresco el 68 y el ascenso obrero que le siguió se incrementaba.
La clase dominante se dividía y un sector (encabezado por el
llamado Grupo Monterrey) se enfrentaba abiertamente con el
gobierno de Luis Echeverría al no coincidir con las medidas que este
último venía tomando para frenar el descontento social.
12 Mario Huacuja,”Economía y política del gobierno de LEA”, en Colmenares Gallo, (coord.), Cien años
de lucha de clases en México (1876-1976). (México: Quinto Sol, 1985), p. 315.
13 Ibid. p.314.
La última etapa de 1974-76, estuvo caracterizada por una
recesión a nivel internacional que dificultaba la ansiada estabilización
política, obligando al gobierno a cambiar su política monetaria,
salarial y financiera de los años anteriores, período conocido como de
“austeridad programada”.
La situación de los trabajadores era difícil por la multiplicación
de los despidos que afectaban especialmente al sector industrial. La
respuesta de los trabajadores –yendo contra la corriente o mejor
dicho, contra los charros—era la movilización. La lucha por la defensa
del salario fue la argamasa que unió a los trabajadores en sus luchas,
teniendo a los electricistas a la cabeza, quienes en esa época
defendían su sindicato.
La lucha por el salario se dio vinculada a un proceso de mayor
organización de los trabajadores. El aumento en el número de
trabajadores sindicalizados tanto a nivel federal como local, permitió,
en principio, una mejor defensa del poder adquisitivo del salario, pero
el grado de sindicalización a nivel federal no avanzó en el período de
1971 a 1978, sin embargo los trabajadores, lucharon con gran
combatividad, uniéndose al movimiento obrero independiente.14 tal
como lo observamos en las siguientes cifras:
14 Gracia, Muñoz Brígida Orlandina, et al Los trabajadores en la coyuntura, su situación en los setenta.
(México: Siglo XXI, 1986), p.68.
Incremento de la
sindicalización de los
trabajadores
1971
7.3%
1972
7.2%
1973
6.9%
1974
Fuente: Quinto informe de
gobierno, José López Portillo.
Aunque en lo general observamos un fuerte espíritu de lucha y
unidad de los trabajadores, la actitud que tuvieron los dirigentes de
las organizaciones oficialistas fue de aceptación de la política de topes
salariales. A pesar de todo, el número de huelgas estalladas con
relación a los emplazamientos a nivel federal, se elevó de 2.2% en
1971 a 20.4% en 1974.15
Dada la gravedad de la situación y con el fantasma del estallido
social rondando, los sectores patronales que habían estado contra la
política oficial de paliativos, aceptaron –no sin regañadientes—que el
gasto público fuera, hasta cierto punto, orientado a los sectores de la
economía más vulnerables que podían ser causa de estallidos
sociales.
En julio de 1976 diversos sindicatos y grupos de oposición al
sindicalismo oficial así como organizaciones sociales constituyeron el
Frente Nacional de Acción Popular (FNAP), cuyo programa, la
Declaración de Guadalajara, era sumamente avanzado con
reivindicaciones importantísimas como la democracia e independencia
15 Ibid. p.69.
6.9%
1975
6.9%
1976
7.6%
1977
7.4%
1978
7.2%
1979 -
N.D.
sindicales, la defensa del derecho a la sindicalización y el contrato
colectivo, nacionalización de las empresas estratégicas, reparto
agrario y reforma agraria integral, escala móvil de salarios, etc.
Con ello se buscaba que el movimiento obrero tuviera mayor
capacidad de lucha, rebasando con ello, las demandas
exclusivamente económicas.
La respuesta del gobierno fue la represión, pues aún cuando el
fantasma del estallido seguía presente, el avance de la organización
desde abajo –que amenazaba severamente al régimen en su
conjunto—no le dejaba mucho margen de maniobra.
En agosto de 1976 se dio la más traumática devaluación del
peso de la historia moderna después de que se había mantenido
durante 24 años un tipo de cambio fijo. Esto trajo como consecuencia
un deterioro del poder adquisitivo de la mayor parte de los
trabajadores.
A nivel internacional el sistema capitalista se encontraba en una
fuerte crisis económica. El desempleo y los bajos salarios afectaban a
la clase trabajadora de muchos países, empezando por Estados
Unidos cuyo desempleo llegaba al 10% de su población
económicamente activa, lo que equivalía a un millón de
trabajadores.16
Cuando asume el poder José López Portillo, en 1976, las nuevas
tendencias de acumulación capitalista estaban en pleno proceso de
consolidación, favoreciendo claramente al capital financiero
transnacional, que mostraba que el proceso de inserción e
internacionalización del capital en México avanzaba rápidamente.
La inversión extranjera directa (IED) para 1978 representaba el
35% del valor de la producción industrial nacional.17
Lo más grave es que esta inversión no iba acompañada de la
creación de empleos, como el gobierno prometía. Situación que
16 Saldivar, Américo. Op. Cit. p.109.
17 Semo, Enrique Op. Cit. p.19.
dejaba a descubierto la demagogia oficial acerca de la política de
diversificación de las relaciones económicas pues el país marchaba
hacia una relación de dependencia cada vez más sólida con Estados
Unidos. Aparte se otorgaron todo tipo de facilidades a la inversión
extranjera.
Por el lado contrario, la firma de un acuerdo de estabilización
entre el gobierno de López Portillo y el FMI, o Carta de Intención, por
un período de tres años (1977-79),18 venía a refrendar el hecho de
que serían los más pobres quienes pagarían las costos que
provocaron las convulsiones económicas.
Esta política se tradujo en topes salariales y reducciones del
presupuesto en educación, salud y obras públicas. Para cerrar el
círculo, JLP se negó a instrumentar la reforma fiscal que obligaría a
pagar más impuestos a quienes más ingresos tienen.
Para solventar parte de los requerimientos del capital
financiero, el nuevo gobierno acudiría a aprovechar las recién
descubiertas reservas de petróleo que por su bastedad permitía altas
cuotas de exportación. Además se aprovechaba el alza de los precios
del crudo.
El crecimiento de la economía

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