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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLAN MAESTRIA EN ESTUDIOS MEXICO – ESTADOS UNIDOS EL MERCADO LABORAL MEXICANO – NORTEAMERICANO (1994 – 2003) T E S I S QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRO EN ESTUDIOS MÉXICO – ESTADOS UNIDOS P R E S E N T A: LUZ DEL CARMEN PRIETO ARTEAGA ASESOR: DR. FRANCISCO JAVIER AGUILAR GARCÍA MÉXICO, D. F. OCTUBRE 2007 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A los inmigrantes, al pueblo de Oaxaca, por su resistencia, aunque por momentos parece que se tambalean, porque tendrá que llegar el día en que vitoreemos su triunfo, al recuperar su dignidad. A Mariano Con mi amor renovado, por su apoyo en el camino difícil, para llegar a lo deseado, por sentirlo A Nayeli, mi gorda Con todo mi amor y mi inagotable admiración, por su fuerza y decisión, en esta etapa de retos, porque la distancia no nos aleja. A mis padres Carlos Por vencer lo que nos aterraba, por su deseo de vivir, por estar cuando mas se le necesita A Gloria por su apoyo y solidaridad en tiempos complicados A mis hermanos Carlos Con admiración por vencer a la adversidad A Juan Con admiración por su incansable capacidad para enseñar a dar A Daved Bernt Por toda su paciencia y disposición para proporcionarme información y su experiencia, sin los cuales este trabajo no hubiera podido terminarse. INDICE EL MERCADO LABORAL MEXICANO- NORTEAMERICANO (1994-2003) INTRODUCCIÓN CAPÍTULO UNO: MARCO TEÓRICO CAPÍTULO DOS: NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN 2.1 Concepto de globalización 2.2 Algunos apuntes sobre la historia del neoliberalismo 2.3 Etapa de fundación CAPÍTULO TRES: SÍNTESIS DEL DESARROLLO ECONÓMICO: MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS 3.1 Industrialización y crecimiento mexicano (1940’1982) 3.2 Desarrollo económico norteamericano (1940’1982) 3.3 Modernización y reestructuración económica: el modelo neoliberal: 1983-2000 en México 3.4 Modernización y reestructuración económica: el modelo neoliberal, 1983-2000 en Estados Unidos CAPÍTULO CUATRO: EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO 4.1 Antecedentes 4.2 Cuerpo del TLC. 4.3 Significado del TLC 4.4 Acuerdos paralelos 4.5 Consideraciones generales CAPÍTULO CINCO: EL TLC Y EL MERCADO DE TRABAJO MÉXICO-EU 5.1 Impacto en México 5.1.1 Empleo/desempleo 5.1.2 Trabajo informal 5.1.3 Maquiladoras/mujeres 5.1.4 Migración 5.2 Impacto en Estados Unidos 5.2.1 Empleo precario/desempleo CAPÍTULO SEIS: EL TLC Y EL SINDICAISMO 6.1 Origen y conceptualización del sindicalismo 6.2 El sindicalismo en Estados Unidos 6.3 El sindicalismo en México 6.4 El impacto del TLC en el sindicalismo norteamericano y mexicano 6.4.1 Estados Unidos 6.4.2 México 6.5 Perspectivas CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA INTRODUCCION En este trabajo nos proponemos como hipótesis, demostrar que la política de apertura comercial, requerida por los organismos financieros internacionales en la era neoliberal –concretada en la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, TLC— ha impactado negativamente el mercado laboral, tanto en México, como en Estados Unidos, aunque en diferente grado. Contrariamente a lo dicho por sus apologistas, el TLC representó para nuestro país –sin detenernos en los desastrosos efectos para el campo, la industria nacional, el medio ambiente y la soberanía— precarización del empleo y desempleo. Situación que ha incrementado las filas del empleo informal, el desempleo abierto, la emigración hacia los estados del norte para emplearse en la industria maquiladora o hacia los Estados Unidos, dando lugar en pocos años al éxodo más grande de la historia moderna del mundo. Con respecto a los Estados Unidos, aún cuando es y seguirá siendo la primera economía del planeta, el TLC representó para los trabajadores de aquél país, los mismos problemas que para los trabajadores mexicanos, aún cuando en grado distinto. En cuanto a los sindicatos, el Tratado significó, en ambos lados de la frontera, la merma de su fuerza por el recorte de importantes conquistas laborales lo que ha provocado a su vez, una sensible baja en el número de afiliados. Aún cuando reconocemos que desde una década antes de la firma del TLC, el sindicalismo norteamericano había entrado en un declive. En este contexto le damos mucha importancia al papel que juegan las direcciones sindicales pues sin su acuerdo hubiera sido muy difícil la aprobación del TLC, aún cuando en un principio argumentaron que dicho pacto perjudicaría a los trabajadores norteamericanos. Fenómeno poco abordado por los especialistas en movimiento obrero que consultamos (Enrique de la Garza, Max Ortega, Francisco Zapata, mexicanos los dos primeros y chileno el tercero), pues cuando abordan el tema, no hacen referencia al rol que jugaron las direcciones sindicales en ambos lados de la frontera. Para efectos del análisis, este trabajo abarca el periodo que va de 1994 –año de entrada en vigor del TLC— al 2003. Es decir, diez años de vigencia, que consideramos es tiempo suficiente para demostrar nuestra afirmación, a pesar de lo dicho en contrario por el Secretariado de la Comisión para la Cooperación Laboral, quien, reconociendo las asimetrías entre los tres países firmantes del TLC, concluye que gracias a éste, la economía, para el caso mexicano, logró una estimulación muy fuerte.1 Las cifras en las que se apoya la Comisión indican algún crecimiento económico para nuestro país, sobre todo en el comercio de bienes y servicios y las exportaciones; pero en el grueso de la economía –según datos sobre empleo, desempleo, trabajo informal, migración— el TLC perjudicó a México.2 Por otro lado, se dice que la liberación total del comercio es una de las características de la modernidad, la llamada era neoliberal. Esto no significa, desde nuestro punto de vista, que estemos hablando de un nueva era del capitalismo, sino que el llamado neoliberalismo se enmarca en la del capitalismo imperialista toda vez que la escena mundial sigue dominada por los grandes grupos financieros, que controlan aún más la economía mundial. Para Lenin3 el sello distintivo de la era imperialista con respecto a la etapa anterior del capitalismo es la conformación de los grandes monopolios, consorcios, carteles, etc.; constituidos por la fusión del 1 María Elena Vicario, Sandra Polaski, et al “Crecimiento Económico y Comercio en los Países del TLCAN”, Comisión para la Cooperación Laboral. Los mercados de trabajo en América del Norte. Cambios principales a partir del TLCAN. (Washington, D.C. 2001.), p.17. 2 Ibid. p. 18. 3 Lenin Vladimir Ilich, El imperialismo fase superior del capitalismo. (Moscú: Progreso, 1966), p 21. capital bancario con el capital industrial dando lugar a la era del capital financiero. Proceso iniciado desde fines del siglo XIX y principios del XX. En cuanto a la metodología, partimos de lo general para llegar a lo particular, mediante un proceso de comparación. Tratamos de adoptar la teoría marxista para el análisis concreto de la realidadconcreta. Acudimos, además, a fuentes institucionales primarias y directas como el INEGI, CONAPO, INM, STPS, Sin Fronteras (Institución de Asistencia Privada), etc. Llevamos a cabo entrevistas a trabajadores mexicanos y norteamericanos, amén de la bibliografía consultada. Las entrevistas las realizamos en Washgnton y en Chicago, unas en Mac Donalds y otras estuvimos en las instalaciones del sindicato UNITE HERE La estructura del trabajo esta compuesta de esta Introducción, Marco Teórico, más cinco capítulos o apartados (donde desarrollamos el tema) y uno de conclusiones. En el capítulo uno que corresponde al marco teórico, tratamos de explicar los motivos por los cuales reivindicamos al marxismo y a la teoría de la dependencia como marco referencial. Abordamos conceptos y categorías que utilizamos en la investigación, como trabajo, desempleo, subempleo, género, explotación, plusvalía, sindicatos, corporativismo, flexibilización laboral, fordismo, división internacional del trabajo y la relación capital-trabajo en la etapa actual. En el capítulo dos, definimos el término neoliberalismo y globalización, sólo como marco de referencia. En esta línea, recurrimos a algunas definiciones acerca del neoliberalismo, con la intención de continuar el análisis de sus resultados y perspectivas. Definimos la globalización desde la posición de diversos autores, asumiendo que ésta toma fuerza a partir de la década de los 90. Finalizamos el apartado esbozando la posibilidad de que los trabajadores ganen la lucha que han emprendido en defensa de sus conquistas. El tercer capítulo tiene como objetivo describir una breve historia del desarrollo económico, de México y Estados Unidos a partir de la posguerra. En el caso de México mostramos que el boom económico de la postguerra va a permitirle al país un considerable impulso al proceso de industrialización y un importante crecimiento de su producto interno bruto La economía norteamericana va a experimentar un inmenso crecimiento económico ensanchando, para siempre, el abismo entre los dos países. Tratamos de describir la situación en la que se encontraban ambos países aportando cifras que muestran el estado de su economía y la situación del mercado laboral. De la misma forma nos referimos a las luchas que protagonizaron los trabajadores en esta etapa en ambos lados de la frontera como respuesta a su inconformidad por la situación económica. A fines de los 60, al término del boom económico, la economía nacional mexicana inició un proceso de deterioro gradual y constante, especialmente a partir de los dos últimos años del gobierno de López Portillo (1976-1982) pasando por la crisis de la deuda externa en 1982. Situación que obligó a un cambio de estrategia económica, que los ideólogos oficiales llaman modernización. Este periodo va a acentuar el grado de dependencia de nuestro país con respecto a los Estados Unidos lo que nos va a ir subordinando cada vez más a los designios económicos, políticos, culturas y militares de la potencia del norte. Finalmente abordamos el modelo económico neoliberal para ambos países, partiendo del año de 1983. En el capítulo cuarto mencionamos los antecedentes que concluyen con la firma del TLC, especificando las condiciones de México y de Estados Unidos, lo acompañamos de los Acuerdos paralelos, de Ambiente y Laboral al tratado y de consideraciones generales. El capítulo cinco describe el impacto del TLC en el mercado laboral de los dos países, analizando aspectos como el desempleo, empleo, empleo informal, trabajo femenino en las maquiladoras y la migración de México hacia los Estados Unidos. La intención es analizar comparativamente estos aspectos antes y después de la entrada del TLC para aclararnos el impacto que sufrieron y sus consecuencias. De esta forma queremos mostrar cómo se impactó el mercado laboral norteamericano con el TLC y de que forma impactó a los migrantes, fundamentalmente mexicanos que venden su fuerza de trabajo a un precio cada vez más bajo. En el capítulo sexto se analizan las perspectivas del sindicalismo en la globalización, la relación trabajador-sindicalismo y las probables causas de la débil oposición a las políticas neoliberales tanto en México como en Estados Unidos lo que ha traído como consecuencia el debilitamiento del corporativismo político y sindical, debido a que desapareció el compromiso entre el Estado y los trabajadores. los sindicatos. A manera de introducción hacemos un bosquejo histórico del surgimiento de éstos, destacando su origen individualista para el caso de Estados Unidos y el corporativismo para México. Partimos de considerar que los sindicatos son –hasta hoy— los mejores instrumentos para la defensa de los derechos de los trabajadores, además de ser verdaderos aglutinadores de clase. Esto a pesar de que, en muchos casos son controlados por una burocracia que ha acordado con varias de las políticas neoliberales, sobre todo las privatizaciones, como sucedió en el caso de Telmex, las compañías aéreas, ferrocarriles y otras. Para el efecto analizamos el caso de Telmex, donde la “modernización”, entendida como privatización y apoyada fuertemente por la dirección sindical, la han querido presentar como ejemplo para el resto de los sindicatos. En esta línea, describimos la posición que han tenido otras direcciones y las movilizaciones que han promovido para enfrentar la “modernización”. Analizamos el significado de la flexibilización laboral y sus consecuencias en el sindicalismo. Analizamos lo que significaría la reforma al Ley Federal del Trabajo. Consideramos importante explorar el papel del sindicalismo en las maquiladoras y sus perspectivas. Con respecto a los Estados Unidos nos enfocámos en los sectores automotriz y electrónico. Concluimos con consideraciones generales no acabadas pues siempre habrá nuevas situaciones por investigar. Tratamos de dejar clara nuestra creencia en la posibilidad de cambiar las condiciones en las que hoy se hunde la humanidad y que son los trabajadores los convocados para ponerse a la cabeza de esta gesta, quizá la más difícil en la historia de la humanidad. CAPÍTULO UNO: MARCO TEÓRICO No es gratuito que Marx y Engels hayan empezado el primer programa científico de la clase obrera, el Manifiesto Comunista, con la frase “La historia de la humanidad hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”, 1 que aunque pueda sonar un tanto sumaria, tiene un gran contenido metodológico. No se trata de una frase retórica pues no podemos entender una realidad concreta, una etapa histórica de la humanidad, si no partimos por entender que esa sociedad que estamos estudiando está dividida en clases y que cada una de ellas juega un papel. Que estas clases y el Estado, aparecieron con la propiedad privada de los medios de producción. Engels, y Lenin, comparecerían para darnos luz sobre el origen y función del Estado como un instrumento de control y dominio de los propietarios sobre los no propietarios. Lo anterior va a complementarse con otro texto fundamental: Contribución a la Crítica de la Economía Política. Particularmente en el Prólogo de 1859, Marx delineó otros elementos metodológicos que van a completar los del Manifiesto: “Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de «sociedad civil», y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la Economía Política. En Bruselas, a donde me trasladé en virtud de una orden de destierro dictada por el señor Guizot, hube de proseguir mis estudios de Economía Política, comenzados en París.1 Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto del Partido Comunista. (Moscú: Progreso, 1966), p. 18. “El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. “El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura [518] jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. “Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. “Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción”.2 Es decir, en el capitalismo las fuerzas productivas materiales han llegado a un grado de desarrollo tal que las ha hecho entrar en contradicción con las relaciones sociales de producción y han abierto un periodo de revolución social, desde fines del siglo XIX o principios del XX, diría Lenin.3 Otro colosal instrumento metodológico que utiliza el marxismo para el análisis científico es la Ley del desarrollo desigual y combinado. Aunque no son los marxistas los descubridores de dicha ley, fueron Marx y Engels los primeros que hicieron una aplicación científica de ella en el análisis histórico y fue Trotsky quien dio la primera formulación explícita de la misma. “El factor más importante del progreso humano es el dominio del hombre sobre las fuerzas de producción. Todo avance histórico se produce por un crecimiento más rápido o más lento de las fuerzas productivas en este o aquel segmento de la sociedad, debido a las diferencias en las condiciones naturales y en las conexiones históricas. Estas disparidades dan un carácter de expansión o comprensión a toda una época histórica e imparte distintas proporciones de crecimiento a los diferentes pueblos, a las diferentes ramas de la economía, a las diferentes clases, instituciones sociales y campos de cultura. Esta es la esencia de la ley del desarrollo desigual. Estas variaciones entre los múltiples factores de la historia dan la base para el surgimiento de un fenómeno excepcional, en el cual las características de una etapa más baja del desarrollo social se mezclan con las de otra superior.4 Acudimos a la dialéctica, eje de la concepción materialista de la realidad económica, social, política, y cultural. Concepción que nos 2 Carlos Marx, Contribución a la Crítica de la Economía Política. (México: FCE, 1977), p. 9. 3 Lenin, Vladimir.El Imperialismo fase superior del capitalismo. T. I (Moscú: Progreso,1966), p.761. 4 George Novack, La ley del desarrollo desigual y combinado. (Buenos Aires: Pluma, 1974), pp.8-9. permite el análisis histórico, lo cual posibilita entender la realidad en cambio constante. Así pues la dialéctica es la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como el del pensamiento humano.5 En síntesis, partimos de los marxistas para explicarnos que el capitalismo está en su etapa de decadencia y descomposición, producto del agotamiento de sus posibilidades, de que ha llegado a hundirse en un mar de contradicciones, la principal entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción lo que genera una confrontación permanente entre las clases fundamentales de la sociedad. Y que por otro lado su decadencia no implica que no siga dominando. A veces con grandes obstáculos, que se manifiestan en conflictos abiertos unas veces y otros velados. Que la acumulación de capital se destina cada vez menos a la reinversión productiva debido a que con ello se agudiza la crisis de sobreproducción y que conforme aumente la masa de capital no invertido, es decir capital ocioso, la especulación se convierte en la forma priorizada con que actúan los grandes grupos financieros, generando a la sociedad de conjunto problemas casi permanentes de liquidez. Esta situación ha provocado que la crisis de sobreproducción haya dejado de ser coyuntural para adquirir la característica de permanente. Lo anterior nos lleva a pensar que por eso el capitalismo terminó su etapa reformista, cuando podía otorgar concesiones a las masas trabajadoras para pasar a la ofensiva y recortar conquistas logradas en más de un siglo de luchas. Que pasó de desarrollar las fuerzas productivas para desarrollar las fuerzas destructivas. Por eso el capitalismo ha sido capaz de producir más basura en 30 años que toda la humanidad en su historia. Que la contaminación lleva a la destrucción de los 5 Vladmir, I. Lenin. Op.Cit. p 31. ecosistemas. Aparte que ha sido capaz de producir armas nucleares para destruir 16.5 veces la vida humana en todo el planeta. Creemos que la sentencia de Rosa Luxemburgo de que la humanidad sólo tiene dos caminos: socialismo o barbarie, es vigente y que ello va a depender, como siempre, de cómo se resuelva la lucha de clases, como dirían los viejos marxistas.6 Concretando, el marxismo nos permite explicarnos el ámbito laboral con sus múltiples contradicciones, producto del sistema, podemos explicarnos a los sujetos sociales que intervienen en el proceso productivo, del incremento en la extracción de plusvalía, porque así lo demanda el “nuevo” modelo y con ello aumentar la enajenación del trabajo y los trabajadores. A la luz de esta teoría podemos entender la situación de precarización que envuelve a todos los trabajadores del mundo, incluidos los trabajadores norteamericanos ,europeos y japoneses. Es con la teoría de la ley del valor, como podemos explicar la nueva organización y regulación de la actividad humana en la sociedad capitalista, tal como lo planteo Marx en El Capital.l7 Es por eso que el marxismo sigue vigente, a pesar de las honras fúnebres que apresuradamente le dedicaron desde los centros imperiales. Uno de ellos Andre Gortz8 quien, junto a otros autores, predice el fin del trabajo, la desaparición de la teoría del valor y el advenimiento de la era de la especialización productiva y científica sin trabajo y sin valor. Todo esto en plena vigencia del capital junto con todo su metabolismosocial. Para ir a lo concreto en el estudio de la relación de dos realidades desiguales, como son la mexicana y norteamericana, nos apoyamos 6 Miguel Ángel Rivera Ríos,”Cambio histórico, globalización y desarrollo nacional”, en Ana Ma. Aragonés, Aída Villalobos, (coords.), Análisis y Perspectivas de la Globalización Un debate Teórico II (México: UNAM ,2005), p17. 7 Carlos Marx, El Capital TI. (México: FCE, 1980), p.529. 8 Adrían Sotelo Valencia, La reestructuración del mundo del trabajo Superexplotación y nuevos paradigmas de la organización del trabajo, (México: ITACA, 2003), p.22. en la teoría de la dependencia, también marxista, como respuesta a las posiciones cepalinas las cuales partían de que América Latina, al participar en los mercados internacionales, se beneficiaría en forma recíproca de los incrementos de la productividad y de la exportación concentrada en los socios comerciales. Los marxistas sostenían que los beneficios no abarcarían a todos por igual dada la asimetría existente entre los países centrales y los periféricos en cuanto a distribución de los beneficios del progreso, acuñando la clasificación de centro-periferia.9 La CEPAL planteaba que el desarrollo para Latinoamérica debía ser priorizando el crecimiento hacia adentro, teniendo como eje la industrialización, impulsando el desarrollo del mercado interno y con ello arribar a un modelo de desarrollo capitalista viable. Para lograr estos objetivos era necesario crear un sistema de protección industrial selectivo y temporal. Los teóricos de la dependencia,10 partían de concebir que con el desarrollo industrial, sostenido por los cepalinos, se ocasionaría mayor subordinación de los países periféricos hacia los centrales, debido a una serie de condiciones subyacentes a los países subdesarrollados: limitaciones para construir un mercado interno, fabricación de manufacturas de mala calidad, deficiencia tecnológica, mano de obra no calificada, financiamiento escaso, etc. Que la brecha entre las naciones altamente industrializadas y las subdesarrolladas, era una condición concebida conscientemente en los cerebros de los ideólogos del imperialismo, que por lo mismo daba lugar a una condición de subordinación y sujeción de hierro de los países periféricos por parte de los centrales. Esta situación conforma una estructura de clases y del poder político apoyado por el capital internacional de tal forma que influye 9Javier Elguea, Las teorías del desarrollo social en América Latina una reconstrucción racional. (México: El Colegio de México, 1991), pp.74-75. 10Vania Bambirria, El capitalismo dependiente latinoamericano. (México: Siglo XXI, 1983), p.1. decisivamente en la correlación de fuerzas al interior del país dependiente. Es importante resaltar que algunos términos utilizados por la CEPAL, son similares a los utilizados por el marxismo, pero con significados distintos, por ejemplo términos como, países periféricos, centro septentrional, periferia meridional, subdesarrollados. Este último concepto es uno de los más importantes dentro de la teoría de la dependencia y lo entendemos como el resultado de un proceso en el cual las burguesías de los estados más poderosos explotan a las naciones económicamente débiles, aprovechando precisamente esta condición, a la vez que esos abusos perpetúan y hasta ahondan tal debilidad, reproduciendo en escala ampliada, aunque con modalidades cambiantes, los mecanismos básicos de explotación y dominación.11 En el caso de México consideramos que la subordinación económica (y estructural) hacia los Estados Unidos (relación de un país central con uno periférico), ha propiciado cambios en la fuerza laboral tanto en nuestro país como en la metrópoli. Específicamente debemos explicar el desempleo, el subempleo, la migración y el trabajo precario, en el marco de la dependencia. Apoyándonos en la teoría de la dependencia podemos aclararnos la relación dependencia-globalización, porque en ésta última queda demostrado que los países subordinados, al participar en los mercados internacionales, no se beneficiarían de igual manera que los desarrollados. Es por ello que con la firma del TLC quedaron de manifiesto las limitaciones que tiene México para construir un mercado interno, así como las deficiencias tecnológicas y el papel secundario del Estado en la economía. Una de las consecuencias más importantes la encontramos en el plano laboral donde la superexplotación del 11 Agustín Cueva, El desarrollo del capitalismo en América Latina. (México: Siglo XXI, 1980), p.11. trabajo no es retórica inventada por el discurso de la izquierda y donde queda clara la vigencia de la Ley del Valor. En este sentido Samir Amin12 dice que, la ley del valor mundializada, tiende a uniformar los precios de las mercancías, pero no las remuneraciones del trabajo. Es decir, lo anterior se ubica en el contexto de la nueva división internacional del trabajo, lo cual nos permite explicar, desempleo, subempleo, trabajo de género, plusvalía, internacionalización del capital, migración, etc. Finalmente con la teoría de la globalización tenemos la posibilidad de concretar la explicación del proceso actual de inserción de la globalización en su justa dimensión. En este sentido Vidal13 plantea que la globalización es la culminación a escala planetaria del proceso de expansión capitalista. Esto implica que podemos interpretar las metáforas de la globalización como las llama Octavio Ianni:14 “aldea global”, “shopping center global” y otros, nos permiten llenar de contenido situaciones concretas de la realidad mundial neoliberal, sin mitos ni exageraciones. En este sentido es importante partir de una definición de globalización, para efectos de nuestro trabajo, debido a que éste es un término que ha suscitado polémica, pues existe quien la subestima, o bien quien considera que puede ser un fenómeno verdaderamente transformador. Se considera que tiene varios significados, pero en lo que hay acuerdo es en su importancia central para explicar el proceso de integración internacional intensa de la economía durante el último cuarto del siglo XX a través de la liberalización de los mercados y de un retroceso de la intervención del Estado en la vida económica.15 12 Samir Amin, Crítica de nuestro tiempo, a los 150 años del Manifiesto del Partido Comunista. (México: Siglo. XXI, 2001), p.75. 13 José María Vidal, Mundialización, diez tesis. (México: UNAM, 1999), p. 86. 14 Octavio Ianni, Teorías de la Globalización. (México: Siglo XXI, 1999), p. 4. 15Van den Eynde, Globalización, la dictadura mundial. (México: UNIOS, 2001), p.19. Bajo esta concepción nuestra investigación parte de que nuestro país sufre cambios en su fuerza laboral debido a la manera desigual en que ha sido integrado a la globalización ocasionando, en los hechos, la flexibilización laboral, entendida ésta como la precarización del trabajo, que se concreta en más explotación para los trabajadores y la pérdida de otras conquistas como la jornada máxima, vacaciones pagadas, servicios médicos, jubilación vitalicia, etc. CAPÍTULO DOS: NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN 2.1 El concepto de globalización La globalización como concepto ha causado mucha polémica en las últimas décadas, pues por un lado es considerada como un fenómeno que origina graves desajustes sociales y que limita el desarrollo. Por el otro es encomiado como el único camino para generar riqueza y ayudar a abatir la pobreza. El único punto de acuerdo es considerar a la globalización como determinante para explicarnos lo que pasa en la época del neoliberalismo. Para algunos autores la globalizaciónes un fenómeno que empieza a prefigurarse en la década de los 90.1 Siendo el momento en que se acelera el cambio estructural del sistema capitalista a nivel mundial, comportando consecuencias del mismo nivel, debido a la Nueva División internacional del Trabajo. Es decir, es en ese momento que los llamados países en vías de desarrollo o subdesarrollados logran readecuarse al nuevo proceso de desarrollo de expansión mundial del capitalismo. O, dicho en otros términos, de la forma que adquirirá su participación en el concierto económico internacional. Sin embargo, dentro del fenómeno de la globalización hay que incluir, como parte intrínseca, la profundización y expansión de la miseria de amplios sectores de la población, sobre todo en los países menos desarrollados. Esto no implica que con anterioridad, no estuviera presente la miseria, simplemente hablamos de su exacerbación. Al definir el concepto de globalización, buscamos establecer la diferencia entre ésta y mundialización, que aunque forman parte de procesos implicados son diferentes. Así como encontrar acuerdos 1 Aún cuando es en los años setenta que se inicia el debate sobre el fenómeno de la globalización, según Dabat es un fenómeno de las dos últimas décadas del siglo XX que hizo su aparición en el contexto de los grandes cambios mundiales. Alejandro Dabat, Globalización, neoliberalismo y hegemonía. La primera crisis de la globalización y sus perspectivas. en Ana María Aragonés, Aída Villalobos (coords.), Análisis y perspectivas de la globalización. Un debate teórico I. (México: UNAM, 2005), p.19. entre las distintas definiciones. La primera forma parte del proceso de la globalización de manera muy particular, porque condiciona casi todo lo que acontece en el plano económico, cultural, social, político, pero esto es el aspecto particular del proceso de mundialización- planetarización, iniciado hace poco más de quinientos años, mientras que la globalización se ha ido configurando desde hace más de medio siglo.2 Hablar de globalización nos remite a pensar en algo grande, en una masa de capital que circula sin fronteras, sin obstáculos. Esta concepción presupone la internacionalización del capital en grado superlativo. Y sobre todo nos ayuda a tener claro cuál es la salud del capitalismo actual y entendiéndola nos aclaramos las perspectivas del capitalismo. Por lo tanto podemos precisar que la globalización comprende una intensa integración internacional. Este rasgo se presenta en forma inerte, aunque aparece en las cifras de la producción, declarando que su meta es el comercio mundial, en el destino extranjero de gran parte de las inversiones, entre los lazos que se tejen entre las empresas y los países más distantes, en la leyes que son aprobadas para ámbitos cada vez más amplios y también en la importancia que adquiere día a día la política exterior en la vida doméstica de la mayoría de las naciones. Un aspecto fundamental de la globalización es el avance del comercio mundial con respecto a la producción, así el crecimiento del primero, soporta a una creciente internacionalización del capitalismo, esto fundamentalmente se dio a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XX. Algunas estimaciones plantean que entre 1950 y 1994 el volumen de la producción de bienes-mercancías en el mundo se multiplicó por catorce. Todavía más significativo es que esta 2 Ezequiel Ander-Egg. Globalización. El proceso en el que estamos metidos. (México: UNAM, 1999), p.20. tendencia se acentuó muy vivamente desde mediados de la década de los 80, de tal manera que, en los años posteriores, la tasa de crecimiento anual del comercio llegó a ser 2.8 veces mayor que la tasa de crecimiento de la producción.3 Estas cifras nos prueban que la producción cada vez está más orientada hacia un mercado mundial. Esta imagen de globalización de alguna manera nos da sólo una idea superficial de su naturaleza, porque intenta describir la situación de afuera, pero al mismo tiempo dicha descripción es la menos discutible, porque nos suministra el punto de partida sólido. Distintos enfoques. Hay quienes consideran que el término globalización ha adquirido la condición de cliché popular, aunque el concepto en si mismo no sea nuevo, ya que, plantean, que sus orígenes se remontan al trabajo de muchos intelectuales del siglo XIX y principios de XX, desde Karl Marx y Saint-Simon hasta especialistas en geopolítica como McKinder, los cuales reconocieron que la modernidad estaba integrando al mundo.4 El término “globalización” se ha utilizado de manera tan indiscriminada que se ha creado una verdadera confusión por lo que es necesario separar lo que es el proceso de globalización de su uso para fines normativos y prescriptivos. Indica además que según una publicación de la OCDE, el término “globalización” fue utilizado por primera vez en 1985 por Theodore Levitt como la “globalización de los mercados” con el fin de caracterizar los cambios profundos de la economía internacional que se dieron a partir de la década de los sesenta, trayendo consigo una difusión rápida y generalizada de la producción, el consumo y la 3 A. Van den Eynde, Globalización, la dictadura mundial de las empresas. (México: UNIOS, 2001), p.20. 4 David Held, Anthony McGrew. Globalización/ Antiglobalización. Sobre la reconstrucción del orden mundial. (Barcelona: Paidós, 2003), p.13. inversión así como el comercio de bienes, servicios, capital y tecnología.5 Para Petras,6 la concentración del poder en las empresas norteamericanas y europeas, manejadas desde los centros imperiales, es cada día mayor y la globalización no es otra cosa que este desarrollo de la estructura imperialista apoyada en sus respectivos estados nacionales. Saxe-Fernández, ha esbozado que a la globalización hay que explicarla desde dos perspectivas: la primera como una categoría científica, es decir, como un concepto cuyo referente histórico y empírico –es decir a nivel de los fenómenos observables— centrado en el largo proceso multisecular de la internacionalización económica que se observa en el periodo posrenacentista y que adquirió gran fuerza después de la segunda mitad del siglo XIX como resultado de la segunda revolución industrial y la segunda como la multiplicación de grandes unidades empresariales. La histórica, es un equivalente a la internacionalización económica y por lo tanto es un fenómeno íntimamente vinculado con el desarrollo capitalista, intrínsicamente expansivo y que tiene en la experiencia colonial e imperial una de sus más claras expresiones históricas y contemporáneas.7 La definición de Marini8 concibe como parte esencial de la globalización, a las tendencias económicas fundamentales, en específico a la ley del valor, las cuales estaban siendo obstaculizadas por una serie de prácticas económicas y políticas, que dificultaban el proceso de circulación de mercancías y capitales. Y agrega que sobre la base de la globalización, emergen los bloques económicos. 5 María Teresa Mendoza. Tesis de Doctorado.”La industria Maquiladora de exportación en Yucatán.” (México: UNAM, 2002), p.4. 6 James Petras, “Imperio con imperialismo,” en www. rebelión.org. (7 de noviembre de 2002). 7 John Saxe- Fernández, Globalización: Crítica a un Paradigma. (México: Plaza y Janés, 1999), p. 3. 8 Beatriz Stolowicz, “La integración: un proyecto supranacional solidario”, Política Cultural, septiembre 1992, p.9. Entrevista a Ruy Mauro Marini. Manuel Castell9 considera, que la globalización presenta aspectos nuevos, como los chips y los ordenadores, las telecomunicaciones ubicuas y móviles, la ingeniería genética, la formade operar de los mercados financieros, la economía capitalista interconectada, que abarca todo el planeta y no sólo algunos de sus segmentos, existe una ocupación de la población urbana en el planeta, ya no existe el imperio soviético, ni la guerra fría, es nuevo el ascenso del Pacífico asiático como socio paritario en la economía global, el desafío general al patriarcado también es nuevo, la conciencia universal sobre la conservación ecológica no existía, así como el surgimiento de una sociedad red, basada en un espacio de los flujos y en un tiempo atemporal. Por lo tanto, en lo que más o menos hay acuerdo es que fue la década de los 90 cuando la globalización se asienta –como lo afirmamos al principio del capítulo— y se incrementan los flujos de mercancías, inversiones, y tecnología entre las naciones. Coincidimos en que Francois Chesnais, hizo un gran avance al considerar a la globalización como una etapa particular del desarrollo del sistema de producción capitalista y no sólo como una política neoliberal de cierto número de gobiernos. Fue la salida para posteriores análisis y polémicas, algunas de corte socialista.10 Con estas posiciones, consideramos que el análisis nos permite obtener claridad para precisar, cuál es realmente el estado de la globalización, sin mitos ni exageraciones.En este sentido existen discrepancias entre quienes consideran que la globalización avanza en perjuicio de la humanidad, llamados globalizadores y quienes ven exagerada esta concepción: los escépticos. En términos generales los escépticos11 consideran que realmente al fenómeno de la globalización se le ha exagerado, se preguntan ¿Qué hay de global? En la globalización. Si lo global no 9 Manuel Castells. La era de la información. (Madrid: Alianza, 1998) p.30. 10 Van den Eynde, Arturo. Op. Cit. p.16. 11 Held, David, McGrew, Anthony Op.Cit. p.16. puede interpretarse literalmente, como un fenómeno universal, entonces el concepto de globalización parece no ser apenas, más que un sinónimo de occidentalización o americanización. Su posición, en esencia parte de comparar la situación actual con la de la belle époque, donde el mundo ha implosionado económica, política y culturalmente, conforme los imperios globales han dado paso a los Estados-Nación, mientras que la mayoría de la población mundial queda excluida de los beneficios del desarrollo económico. Los globalizadores,12 parten de manera esencial de la importancia que cobran en la actualidad las corporaciones multinacionales de los mercados financieros mundiales, de la difusión de la cultura popular y de la cuestión ambiental global. Basan su análisis en los cambios profundos que sufren los principios organizadores de la vida social y del orden mundial, en donde se encuentran el aspecto socioeconómico, el principio territorial y del poder. De lo expuesto podemos desprender que el fenómeno de la globalización, concibiéndolo en los términos de capacidad de concentración de mayor volumen de capital, concentración de poder de empresas, sobre todo norteamericanas y manejadas desde un centro, lleva de manera implícita su fuerza subversiva, que libera las contradicciones violentas y destructivas del capitalismo y planteándolo en los términos de Petras, existe una alternativa: derrocar a las clases dominantes globalizadoras.13 Y desde luego, consideramos que la globalización es el resultado de un largo proceso histórico, donde ha habido una serie de cambios muy significativos, pero en el marco del mismo sistema 12 Ibid. pp.18-19. 13 Jhon Saxe-Fernández, Introducción. Globalización, regionalización y crisis capitalista, en John Saxe- Fernández, James Petras, (coords.), Globalización, imperialismo y clase social. (México; UNAM, 2000), p.85. capitalista, en donde la concepción del mundo ha cambiado y se nos presenta más compleja. 2.2 Algunos apuntes sobre la historia del neoliberalismo Hablar del neoliberalismo en un tema que propicia una importante discusión pues sus teóricos buscaron imponerlo como la única alternativa para un sistema que parecía haberse agotado y quedado en el vacío.14. Esta situación coincidía con la crisis Terminal de los llamados países socialistas representada por la caída del Muro de Berlín al finalizar la década. Oportunidad que aprovechó el imperialismo para darse a la tarea de propagandizar que sólo el capitalismo es la salida para vivir con democracia y bienestar. Sin embargo, luego de 25 años de dominio el neoliberalismo sólo ha reproducido la opresión y explotación del tiempo precedente pero agudizado. Interpretando un análisis prospectivo de Karl Polanyi el capitalismo, en los hechos, por su naturaleza, no es sinónimo de libertad, sino de opresión.15 En esta línea, entendemos que el neoliberalismo significa mayor dominio del capital monopolista, que globalización significa el dominio redoblado de la economía mundial por parte de 500 grandes holdings y que el capitalismo conquista al mundo, pero no lo homogeneíza16, por el contrario, con él opera la más fenomenal polarización que haya podido existir. Ana María Ezcurra17 considera que el neoliberalismo es una matriz móvil que, a la vez, preserva principios y políticas constantes, para, justamente, aquellos que lo distinguen como tal. Por lo tanto, admite cambios, pero dentro de un paradigma invariable: el neoliberal. 14 La Jornada, 7 de junio del 2003. 15 Kart Polanyi citado por Samir Amin. Los desafíos de la mundialización. (México: Siglo XXI, 1997), p.7. 16 Idem. 17 Ana María Azcurra, ¿Qué es el neoliberalismo? (México: UNAM, 2005), p.1. En los 90, entonces, lo que tuvo lugar fue un “aggiornamento” del programa neoliberal, capitaneado por la banca de Bretton Woods y en particular por el Banco Mundial. Es decir el neoliberalismo tiene un paradigma inmutable, que va acondicionándose, pero partiendo siempre de una base, que son las ideas-fuerza, que tienen su origen desde la década de los 40, pero, incluso han pasado por transformaciones. 2.3 Etapa de Fundación El neoliberalismo aparece en la escena mundial, como un fenómeno distinto del simple liberalismo clásico del siglo XIX o del liberalismo inglés del siglo XVIII. Lo técnico, lo religioso, lo normativo, unido a las libertades adquiridas en el siglo XVIII, propician el aparecimiento de las bases teóricas del capitalismo formuladas por Adam Smith y David Ricardo quienes fundamentan el origen del pensamiento económico liberal, basado éste en un “ordenamiento natural”, no controlado por el estado y donde el comercio e iniciativa privada, garantizan la prosperidad económica y el progreso social. El pensamiento liberal se basó en la doctrina del Contrato Social de Rousseau y en el derecho natural de J. Locke y Montesquieu, busca libertades como son las individuales, (religión, pensamiento), constitucional como la división de poderes (órganos), el sufragio y la libertad económica. El neoliberalismo nació poco después de la Segunda Guerra Mundial como una reacción teórica y política contra el estado intervensionista y de bienestar. Su tesis básica, de raigambre neoclásica, es que el mercado constituye el mejor instrumento, el más eficaz para la asignación de recursos y la satisfacción de necesidades. Siendo el mercado un mecanismo de autorregulación que conduciría al óptimo social, resultando intrínsecamente superior. Por ello, dicha ortodoxia exaltó las virtudes de un Estado mínimo e impugnó vivamente al Estado de Bienestar y en general, al Estado como dispositivo redistributivo en beneficio de las clases desfavorecidas. Esto trajo como consecuencia hablar de un Estado eficaz, aceptando sólo funciones estatales en materia de redistribución.18El neoliberalismo fue la reacción “natural” de economistas y sociólogos entusiastas del libre mercado ante el avance del Estado de bienestar que poco a poco se afianzaba en la Europa de la postguerra. Es así como Hayek convoca a quienes compartían con él su orientación ideológica, a una reunión de trabajo en un lugar llamado Mont Pelerin, Suiza; de donde tomó su nombre. Entre los participantes no sólo se encontraban radicales adversarios del Estado de bienestar europeo, sino también verdaderos enemigos del New Deal norteamericano. Pero las condiciones para implantar la nueva la doctrina de Mont Pelerin no eran del todo favorables dado que el capitalismo se encontraba en un auge sin precedentes, con un gran crecimiento en las décadas del 40 y 60. Por esta razón no parecían muy verosímiles las advertencias neoliberales del peligro que representaba cualquier regulación del mercado por parte del Estado. En la polémica contra la regulación social, Hayek y su corriente argumentaban que el igualitarismo de ese periodo, promovido por el Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos. Desafiando el consenso oficial de la época, argumentaban que 18 Perry Anderson. ¿Ha fracasado el neoliberalismo? Emilio Pacheco, traducción (Buenos Aires: Liana, 1995), p5. la desigualdad era un valor positivo, en realidad imprescindible, del que precisaban las sociedades occidentales. Mensaje que permaneció en el campo de la teoría por más de 20 años.19 El arribo de la gran crisis del modelo económico de posguerra, en 1973, cuando todo el mundo capitalista avanzado cayó en una larga y profunda recesión, combinando por primera vez bajas tasas de crecimiento con altas tasas de inflación, lo cambió todo. A partir de este momento las ideas neoliberales comenzaron a ganar terreno. Las raíces de la crisis, afirmaba Hayek y sus seguidores, estaban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos y de manera más general en el movimiento obrero, que había corroído las bases de la acumulación capitalista con sus presiones reivindicativas sobre los salarios y con sus presiones parasitarias para que el Estado aumentase cada vez más los gastos sociales.20 Estos dos procesos destruirían los niveles necesarios de ganancia de los empresarios y desencadenaría procesos inflacionarios que no podían dejar de terminar en una crisis generalizada de las economías de mercado. El remedio, sería mantener un estado fuerte, si, en su capacidad de romper el poder de los sindicatos y en el control del dinero, pero parco en todos los gastos sociales y las intervenciones económicas. La estabilidad monetaria debería ser la meta suprema de cualquier gobierno, para eso haría falta una disciplina presupuestaria con la contención de los gastos de bienestar y la restauración de una tasa natural de desempleo; es decir la creación de un ejército de trabajo de reserva para golpear a los sindicatos. Esta claro que la hegemonización de este programa no se realizó de un día para otro, pues tuvo que pasar una década –los setenta— para que la mayoría de los gobiernos miembros de la Organización 19 Ibid. p.1. 20 Ibid. p. 3. para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dejara de aplicar los remedios keynesianos a las crisis económicas. Posteriormente se desarrollaría en distintos lugares, siendo los más representativos Inglaterra y Estados Unidos. Por ejemplo una gran oportunidad se presentó a finales de la década, en 1979, con la elección de una convencida neoliberal como Primera Ministra de Gran Bretaña: Margaret Thatcher. El primer gobierno de un país capitalista avanzado empeñado públicamente en poner en práctica el programa de Hayek y sus amigos. El modelo thatcheriano fue al mismo tiempo el pionero y el más puro en los países de capitalismo avanzado. Margaret Thatcher contrajo la emisión monetaria, elevó las tasas de interés, bajó drásticamente los impuestos sobre las ganancias altas, abolió los controles sobre los flujos financieros, creó niveles de desempleó masivos, aplastó huelgas, impuso una nueva legislación antisindical y cortó gastos sociales. Lanzó un amplio programa de apoyo a las privatizaciones, comenzando por la vivienda pública y pasando enseguida a las industrias básicas como acero, electricidad, petróleo, gas, telecomunicaciones, aeropuertos y agua. Este paquete de medidas fue el más sistemático y ambicioso de todas las experiencias neoliberales en los países del capitalismo avanzado21. En Estados Unidos, con el gobierno del otro gran neoliberal, Ronald Reagan, el plan fue un tanto distinto debido a que no existía un Estado de bienestar del tipo europeo. Ahí las prioridades consistieron en rebajar los impuestos a los ricos y elevar las tasas de interés. En el ámbito laboral, igual que Margaret Thatcher, su objetivo fue golpear a la clase trabajadora, siendo un ejemplo el tratamiento que le dio a la huelga más importante de su gestión, la de los controladores aéreos. 21 Ibid. p.5 Al mismo tiempo Reagan reanimó la carrera armamentista con la Unión Soviética como una estrategia para quebrar la economía soviética y por esa vía, derribar el régimen soviético. En esencia su política fue abiertamente de derecha, no ocultó su carácter neoliberal, sobre todo cuando se manifestaba en contra del estado paternalista, porque lo consideraba como un estado corporativo, propiedad de todos los grupos empresariales. Quería volver a los tiempos del Big Stick de Roosevelt. El modelo que perseguía, consistía en dejar que el gobierno promoviera la libertad de acción y el subsidio de las empresas, así como de los sectores económicamente fuertes. No respetó la disciplina presupuestaria, debido a la carrera armamentista sin precedentes que ocasionaba gastos impresionantes, política que trajo como resultado un fuerte déficit en la balanza de pagos.22 Durante su gobierno, Bush padre (1988-1992) fue continuador de la política reaganeana pero ya sin la rivalidad de la URSS, los países de Europa del Este y el Pacto de Varsovia. Se creía que se inauguraba la era unipolar con Estados Unidos como potencia dominante al frente de un aparente Nuevo Orden Mundial. Es en este contexto que se inician las negociaciones para la firma del TLC. Con Clinton se observa la continuidad, en esencia, de la política neoliberal. Sin potencia rival de frente, lo primero que hizo fue reducir el déficit presupuestario e incrementar el gasto social. En el caso de México, a principios de los 80 nuestro país había sido colocado en una situación sumamente vulnerable, con una economía petrolizada y dependiente en exceso del financiamiento externo. Situación que favoreció la expansión de la deuda externa a niveles 22 Ibid.p.6. impensables y detonando con ello una gravísima crisis en 1981-82, en los finales del gobierno de López Portillo (1976-1982). Dicha situación sirvió de pretexto para que se aplicaran las recetas económicas que mandataban el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Organismos que hicieron un doble juego, pues por un lado propiciaron el endeudamiento con lo que crearon la crisis económica y por el otro proponían el proyecto neoliberal como solución. Con Miguel De la Madrid (1982-1988) se inició el fin de la función reguladora del Estado. Para llevar a cabo su plan De la Madrid envió al Congreso de la Unión una serie de iniciativas con el objetivo de modificar los artículos 25 y 134 de la Constitución. Cobijado en estos cambios constitucionales operó una disminución de la participación del estado en ramas clavesde la economía iniciando la privatización de de las empresas estatales por varias vías. La más socorrida fue poner las empresas estatales a disposición de los holdings imperialistas; otras fueron la extinción, fusión, liquidación, transferencia a estados y municipios y, en menor medida, venta a trabajadores de la empresa que se desincorpora.23 24 Fue así que de las 1155 empresas estatales que había en 1982 en 1988 solamente quedaban 412. De las 705 empresas desincorporadas; 219, es decir el 30% fueron vendidas. Quedaban más 744 de participación estatal mayoritaria, 231 fideicomisos públicos, 1020 organismos descentralizados y 78 empresas de participación estatal minoritaria); que pronto saldrían a remate.25 Un año antes de que terminara la gestión de De la Madrid, el Estado solamente participaba en 23 de las 45 ramas de la economía. 23 Juan Campos Vega, La crisis del neoliberalismo en México. C: Documents and setting/ wiki Learning. www.wilpedia./wikitlc. 24 La privatización abarcó ramas fundamentales de la economía como telefonía, ferrocarriles, siderurgia, transporte público, pensiones, etc., a precios bajísimos con lo que se benefició a las grandes corporaciones. 25 Idem. Lo anterior se justificaba planteando que las empresas desincorporadas no eran estratégicas para el desarrollo nacional y que también habría participación, como dueños de los sindicatos y que en general los inversionistas eran nacionales. En general se informaba de los ingresos, recibidos por la venta, sin especificar lo que correspondía a cada una de las empresas vendidas, tampoco se desglosaba el porcentaje que le correspondía al sector social y cuál al capital privado nacional y cual al extranjero. Esta información se ocultó, debido a que la realidad mostraba que a mayor cantidad de venta correspondía al capital extranjero. Otras medidas “desrreguladoras” de De la Madrid fue reducir el gasto en servicios médico-asistenciales, educativos y obras de beneficio social. Se replegó a los sindicatos (un proceso que hoy continúa) al ir desapareciendo los contratos colectivos de trabajo y reduciendo –en los hechos—derechos sindicales, como el de huelga. De esta forma los neoliberales fueron subordinando la economía, la política, la cultura y hasta las acciones militares al designio de Washington para beneficiar a los grandes inversionistas, estadounidenses principalmente. Los argumentos empleados eran muy simples: se argüía que el Estado era obeso, que las empresas estatales demandaban recursos que podían ser mejor empleados para la educación y la salud, etc. Todos estos cambios contrariaban el espíritu del proyecto surgido de la Revolución Mexicana, suprimiendo en la práctica el papel histórico jugado por el Estado, como productor directo de bienes y servicios, dejándole únicamente la facultad de dictar normas, para ser observadas por los particulares. Situación que reducía al Estado mexicano a una especie de Estado policía y dejaba el camino abierto para desarrollar el proyecto económico dependiente del imperialismo. Cuando estaba por terminar su gestión, De la Madrid propuso un Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico, con el compromiso de no aumentar los precios de bienes y servicios que proporcionaba el Estado mediante sus empresas. Estableció los topes salariales, presionó al sector privado para no aumentar sus precios, argumentando que así se lograría que la economía se estabilizara, coadyuvando a su crecimiento y ocasionando que los trabajadores tuvieran poder adquisitivo. Sin embargo no sucedió así ni la economía se reactivó. En otros “logros” de su gobierno, De la Madrid inició el desmantelamiento del Estado Benefactor, o la versión mexicana del mismo, bajó los salarios –incluido el salario social— y mantuvo un millonario ejército de desocupados y subempleados para presionar al abaratamiento de la mano de obra. Además incorporó al país a la presión de la carga especulativa, haciendo crecer geométricamente los capitales no productivos en relación con la producción real de bienes y servicios. Con Salinas de Gortari, esta política se radicalizó adquiriendo más cuerpo y descaro para plantear objetivos cada vez más antinacionales. Para impulsarla, Salinas decía que: “había que vender bienes para remediar males”, como la falta de agua, drenaje, alcantarillado, etc. De esta forma se remataron varias de las empresas que aún se conservaban en poder del Estado obteniéndose 64 mil millones 894 mil 306 pesos, gran parte de los cuales no se supo nunca en qué se emplearon.26 Estaba claro que la política salinista no beneficiaría a la población, sin embargo, para paliar la miseria de las “victimas colaterales” que dejaba el neoliberalismo se creó el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), la obra “cumbre” del asistencialismo salinista. Dicho organismo tenía el objetivo de dar 26 Lorenzo Meyer. Liberalismo Autoritario. Las contradicciones del sistema político mexicano. (México: Océano, 1995), pp.30-31. respuesta a la demanda política, es decir, atacar el descontento ahí donde brotara y se organizara. El sustento teórico del salinismo fue el llamado liberalismo social, buscando identificarlo con el liberalismo juarista e identificándolo con varios de los principios emanados de la Revolución Mexicana. Como parte de sus obras cumbre está el inicio de la privatización del ejido mediante la reforma al artículo 27 de la Constitución. Con la reforma al 28 constitucional le otorgó autonomía al Banco de México para ponerlo en manos de liberales ortodoxos. A PEMEX al convertirla en una empresa controladora de varias empresas la encaminó hacia el proceso de privatizar la industria petroquímica básica y secundaria. Con la firma del TLC, colocó al país en la vía de convertirlo en una semicolonia del imperialismo norteamericano. Zedillo continuó el impulso a la política económica salinista, aunque se vio impedido por la movilización de algunos sectores que se opusieron a sus objetivos privatizadores. En 1995 al anunciar el decreto privatizador de la industria eléctrica, se encontró con la oposición del gremio electricista del Sindicato Mexicano de Electricistas cuya movilización amenazaba con extenderse al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, titular del Contrato Colectivo de Trabajo de la Comisión Federal de Electricidad. Razón por la que se vio obligado a suspender el proyecto. Lo mismo le pasó con el decreto de privatización de la petroquímica básica, ante el cual le saltaron los trabajadores petroleros (1996) en el sureste del país, por encima de su dirección sindical. El otro decreto frustrado fue la privatización en la UNAM en 1999-2000. Sin embargo, logró modificar la ley del IMSS. También logró que el capital extranjero terminara por controlar el sistema bancario nacional, siendo el único país del mundo cuya banca está en 98 por ciento en manos extranjeras.27 Con esta nueva disposición México retrocedió 30 anos, porque Díaz Ordaz había hecho todo lo contrario. Resumiendo, es posible acordar que después de más de 3 lustros de convivir con una política en esencia salvaje y depredadora, que sustancialmente ha puesto a México en una situación vulnerable de más dependencia del capital financiero internacional y a los mexicanos en una condición de pobreza extrema, infrahumana, entre otras cosas, por la injusta distribución del ingreso, así como de la riqueza nacional, podemos afirmar que el neoliberalismo en el caso de México, nos condujo a condiciones agudas, insostenibles, que laceran la dignidad humana, que día a día se profundizan y que sin duda, son el anuncio de estar en el umbral de movimientos sociales muy profundos, porque no ha beneficiadoesta política económica al pueblo y se le ha engañado con falsos beneficios que nunca llegaron. Los ideólogos del neoliberalismo nunca imaginaron el grado de implantación de sus ideas, pero, como dice Perry Anderson,28 tampoco imaginaron que los efectos de sus teorías provocarían la globalización de las revueltas, movilizaciones, protestas, huelgas generales, insurrecciones, estallidos sociales y protestas masivas contra este sistema. 27 El Universal 27 marzo 1998. 28 Perry Anderson, citado por Sotelo, Adrían. Op. Cit.p.21. CAPÍTULO TRES: DESARROLLO ECONÓMICO MEXICANO Y NORTEAMERICANO En este capítulo describiremos sintéticamente el espectacular desarrollo económico que experimentó la economía norteamericana y su influencia en México –dada nuestra condición de dependencia— y el mercado laboral y el sindicalismo tomando en cuenta las asimetrías entre ambos países. Por lo tanto, empezaremos haciendo una síntesis del desarrollo económico de ambos países. 3.1. Industrialización y crecimiento mexicano (1940-1982) En este apartado trataremos de abordar el proceso de industrialización y modernización del país y el papel del Estado. El notable proceso de industrialización que logró nuestro país a partir de 1940 –casi con el inicio de la Segunda Guerra— termina en la década de los 70, pero hemos querido abarcar hasta 1982, por ser el año de la crisis de la deuda externa que va a representar un cimbronazo que signará la historia reciente del país. En este periodo dominó un modelo económico que a grandes rasgos se le puede denominar proteccionista, signado por lo que se llamó el desarrollo estabilizador y proceso sustitutivo de importaciones. Con un notable crecimiento del sector público, escaso desempleo, crecimiento de la seguridad social y un sistema unipartidista, plutocrático o bonapartista sui géneris. Durante los 15 años que van de 1940 a 1955, el crecimiento económico estuvo basado en la producción de bienes de consumo inmediato e intermedio. Posteriormente hasta los años 70 vamos a presenciar una tendencia a generar bienes de consumo duradero y bienes intermedios de capital. Al primer período se le conoce como de sustitución de importaciones, en el que “... se da la industrialización compleja, que generó la transformación económica necesaria... para convertir a la industria en el principio axial de la reproducción capitalista en función del mercado interno”. 1 Sin embargo, a mediados de los 50, la política de sustitución de importaciones se vio un tanto frustrada porque la atención se reorientó hacia las necesidades de productos primarios que demandaba el mercado norteamericano, lo que desestímulo el crecimiento industrial y aumentó al mismo tiempo el déficit comercial. Además para avanzar en el proceso de industrialización se requería de tecnología que el país no poseía. Para obtenerla, los gobiernos buscaron la participación del capital extranjero con la idea de que éste traería aparejada la ansiada tecnología. Sin embargo, no fue del todo así. En efecto, la inversión fluyó pero no llegó acompañada de los ansiados e importantes avances tecnológicos.2 3 Los resultados que se esperaban con la industrialización –aparte de debilitar a la oligarquía— acarreó la crisis del modelo de desarrollo porque aumentó y consolidó una mayor dependencia del exterior a todos los niveles. Por otro lado, durante los 40 y 50, la demanda de mano de obra en Estados Unidos para trabajar en las plantaciones agrícolas, significó la oportunidad para muchos mexicanos de ir a laborar al país del norte, aunque en condiciones deplorables, pero siempre mejores que las que tenían en aquí.4 La migración atenuaba coyunturalmente el desempleo, lo cual permitía cierta estabilización económica y política. Y si el bracerismo 1 Adrián Sotelo, México: Dependencia y Modernización. (México: El Caballito, 1993), p.27. 2 “De 1940 a 1970 la inversión extranjera en el sector manufacturero se multiplicó 65 veces. Pasó de representar el 7 por ciento del total de la inversión extranjera en aquél año a representar el 74 por ciento en 1970”. Pablo González Casanova, El Estado y los partidos políticos en México. (México: Era, 1981), p. 18. 3 Carlos Perzabal, Acumulación capitalista dependiente y subordinada: el caso de México (1940-1978). (México: Siglo XXI, 1985), p.33. 4 Durante el periodo de 1946-1950 se admitieron 346,845 braceros y se aprehendieron y deportaron 1 millón 283 mil 696. Durante el período que va de 1951-1955 se admitieron 1 millón 298 mil 163 braceros y deportaron 3 millones 081 mil 691. Ibid. p.164. fue impulsado se debió a la creciente pauperización y proletarización del agro, en la época del “desarrollismo”, es decir, el período entre 1940 y 1970, que contempló la caída de la economía campesina, el desarrollo de la agricultura empresarial y la superexplotación de los campesinos, con el objetivo de abastecer al mercado interno a bajo costo. En la década de los 50 el país va a experimentar un auge agrícola al tiempo que arreció la discusión acerca de qué país necesitábamos. Unos opinaban que era necesario volver a los planteamientos cardenistas, basando el desarrollo económico con un alto grado de independencia y con la continuación del reparto agrario. Otros se inclinaban por continuar con la política del alemanismo.5 Por su lado el capital financiero participa en forma ascendente por lo que hay autores que califican al periodo de los años 50-56 como de “crecimiento con inflación e inestabilidad cambiaria”.6 La dependencia se incrementa. El campo produce las materias primas requeridas para la exportación lo que lo hace más dependiente del capital extranjero.7 En la década de los 60, se pensaba que el desarrollo estabilizador conduciría al país por el camino de la industrialización, lo que optimistamente, los ideólogos oficiales llamaron “el milagro mexicano”. La escenografía que mostraba no sólo el aspecto económico, sino la política, la literatura, la cultura, etc. Era la de un país donde surgía una clase media, consumista y amante del “American Way of Life”. De una literatura que daba cuenta de una crítica social y de un capitalismo que se consolidaba pero con características de 5 Aguirre, Ávila, “Rebelión en el PRI” en Enrique Semo, (coord.), México Un pueblo en la historia. T. 6 (México: Alianza, 1991), pp.104-105. 6 Ibid. p.12. 7 Ibid. p.18. dependencia que como señala Arturo Huerta,8 se predispuso a la economía nacional a una creciente articulación con los países capitalistas desarrollados. Se observaba un crecimiento estable sin inflación y sin devaluaciones. Pero la realidad era otra que muestra un gran malestar social que promueve abundantes luchas sociales, el ejemplo más representativo fue el movimiento de los ferrocarrileros en 1958, sin duda jugando el papel de parteaguas, en la historia mexicana moderna. Así llega México a la década de los 60 con el mismo modelo económico de los años 40, en la creencia de que el cambio de un desarrollo “hacia afuera” a un desarrollo “hacia adentro” sacaría a los países subdesarrollados de la dependencia del comercio exterior y generaría una economía controlada desde adentro de sus fronteras.9 Esta concepción se reforzaba con la represión a los obreros que se oponían a este modelo mediante huelgas reforzando la intransigencia de los empresarios. Esta década ha sido definida por Semo10 como de “incubación del capitalismo”, penetrando economías subdesarrolladas como la nuestra, basado cada día más en un mercado libre con todas sus consecuencias: más inversión extranjera, reducción de créditos al ejido, contención de salarios, etc. Una manifestación de esta posición se reflejó en las cada vez mayores exportaciones agrícolas como consecuencia del aumento de la producción en el campo, como el resultado de la consolidación de los sectores capitalistas, emergidos al calor de la protección estatal y lasobreexplotación de campesinos y trabajadores agrícolas.11 8 Arturo Huerta G., Economía mexicana más allá del milagro. (México: Cultura Popular, 1987), p. 114. 9 Helio Ferrer, Wionczek y Dos Santos, “La crisis de la teoría del desarrollo y las relaciones de la dependencia en América Latina”, en Theotonio Dos Santos, La dependencia político-económica de América Latina. (México: Siglo XXI, 1983),p. 160. 10 Semo, Enrique, Op. Cit. p.106. 11 Ibid. p.77. Esta situación en el campo generó contradicciones muy fuertes, que repercutirían en movilizaciones de protesta, fundamentalmente tomas de tierra. Sin embargo, a pesar de la fuerza, dichas movilizaciones no lograron un cambio en el modelo adoptado por el régimen en esas fechas. En los 70, con Echeverría en la Presidencia, el contexto económico internacional se agravaba dado que se observaba el agotamiento del modelo de acumulación oligopólica. El panorama económico nacional era de crisis y podemos dividirlo en tres períodos; el primero 1971, el segundo de 1972-1973 y el tercero de 1974-76. El primero fue bautizado por Hugo Margain, entonces secretario de Hacienda, como un periodo, en donde la economía no crecía. Y eso fue así, porque sin revisar seriamente la carga fiscal, limitando el gasto público y promoviendo restricciones crediticias aparte de la continuación del endeudamiento, la inversión en general se había frenado.12 El desempleo y el deterioro de los salarios eran evidentes,13 con lo que el régimen acelera su desgaste, iniciado en 1968 con el movimiento estudiantil. La segunda fase, que abarca de 1972 a 1973, está caracterizada por una caída del mercado interno y la agravación de la situación política. A nivel internacional había un pequeño auge, que duraría muy poco, pero que le serviría de respiro a la economía mexicana y renacía la esperanza de contener un estallido social. Estaba muy fresco el 68 y el ascenso obrero que le siguió se incrementaba. La clase dominante se dividía y un sector (encabezado por el llamado Grupo Monterrey) se enfrentaba abiertamente con el gobierno de Luis Echeverría al no coincidir con las medidas que este último venía tomando para frenar el descontento social. 12 Mario Huacuja,”Economía y política del gobierno de LEA”, en Colmenares Gallo, (coord.), Cien años de lucha de clases en México (1876-1976). (México: Quinto Sol, 1985), p. 315. 13 Ibid. p.314. La última etapa de 1974-76, estuvo caracterizada por una recesión a nivel internacional que dificultaba la ansiada estabilización política, obligando al gobierno a cambiar su política monetaria, salarial y financiera de los años anteriores, período conocido como de “austeridad programada”. La situación de los trabajadores era difícil por la multiplicación de los despidos que afectaban especialmente al sector industrial. La respuesta de los trabajadores –yendo contra la corriente o mejor dicho, contra los charros—era la movilización. La lucha por la defensa del salario fue la argamasa que unió a los trabajadores en sus luchas, teniendo a los electricistas a la cabeza, quienes en esa época defendían su sindicato. La lucha por el salario se dio vinculada a un proceso de mayor organización de los trabajadores. El aumento en el número de trabajadores sindicalizados tanto a nivel federal como local, permitió, en principio, una mejor defensa del poder adquisitivo del salario, pero el grado de sindicalización a nivel federal no avanzó en el período de 1971 a 1978, sin embargo los trabajadores, lucharon con gran combatividad, uniéndose al movimiento obrero independiente.14 tal como lo observamos en las siguientes cifras: 14 Gracia, Muñoz Brígida Orlandina, et al Los trabajadores en la coyuntura, su situación en los setenta. (México: Siglo XXI, 1986), p.68. Incremento de la sindicalización de los trabajadores 1971 7.3% 1972 7.2% 1973 6.9% 1974 Fuente: Quinto informe de gobierno, José López Portillo. Aunque en lo general observamos un fuerte espíritu de lucha y unidad de los trabajadores, la actitud que tuvieron los dirigentes de las organizaciones oficialistas fue de aceptación de la política de topes salariales. A pesar de todo, el número de huelgas estalladas con relación a los emplazamientos a nivel federal, se elevó de 2.2% en 1971 a 20.4% en 1974.15 Dada la gravedad de la situación y con el fantasma del estallido social rondando, los sectores patronales que habían estado contra la política oficial de paliativos, aceptaron –no sin regañadientes—que el gasto público fuera, hasta cierto punto, orientado a los sectores de la economía más vulnerables que podían ser causa de estallidos sociales. En julio de 1976 diversos sindicatos y grupos de oposición al sindicalismo oficial así como organizaciones sociales constituyeron el Frente Nacional de Acción Popular (FNAP), cuyo programa, la Declaración de Guadalajara, era sumamente avanzado con reivindicaciones importantísimas como la democracia e independencia 15 Ibid. p.69. 6.9% 1975 6.9% 1976 7.6% 1977 7.4% 1978 7.2% 1979 - N.D. sindicales, la defensa del derecho a la sindicalización y el contrato colectivo, nacionalización de las empresas estratégicas, reparto agrario y reforma agraria integral, escala móvil de salarios, etc. Con ello se buscaba que el movimiento obrero tuviera mayor capacidad de lucha, rebasando con ello, las demandas exclusivamente económicas. La respuesta del gobierno fue la represión, pues aún cuando el fantasma del estallido seguía presente, el avance de la organización desde abajo –que amenazaba severamente al régimen en su conjunto—no le dejaba mucho margen de maniobra. En agosto de 1976 se dio la más traumática devaluación del peso de la historia moderna después de que se había mantenido durante 24 años un tipo de cambio fijo. Esto trajo como consecuencia un deterioro del poder adquisitivo de la mayor parte de los trabajadores. A nivel internacional el sistema capitalista se encontraba en una fuerte crisis económica. El desempleo y los bajos salarios afectaban a la clase trabajadora de muchos países, empezando por Estados Unidos cuyo desempleo llegaba al 10% de su población económicamente activa, lo que equivalía a un millón de trabajadores.16 Cuando asume el poder José López Portillo, en 1976, las nuevas tendencias de acumulación capitalista estaban en pleno proceso de consolidación, favoreciendo claramente al capital financiero transnacional, que mostraba que el proceso de inserción e internacionalización del capital en México avanzaba rápidamente. La inversión extranjera directa (IED) para 1978 representaba el 35% del valor de la producción industrial nacional.17 Lo más grave es que esta inversión no iba acompañada de la creación de empleos, como el gobierno prometía. Situación que 16 Saldivar, Américo. Op. Cit. p.109. 17 Semo, Enrique Op. Cit. p.19. dejaba a descubierto la demagogia oficial acerca de la política de diversificación de las relaciones económicas pues el país marchaba hacia una relación de dependencia cada vez más sólida con Estados Unidos. Aparte se otorgaron todo tipo de facilidades a la inversión extranjera. Por el lado contrario, la firma de un acuerdo de estabilización entre el gobierno de López Portillo y el FMI, o Carta de Intención, por un período de tres años (1977-79),18 venía a refrendar el hecho de que serían los más pobres quienes pagarían las costos que provocaron las convulsiones económicas. Esta política se tradujo en topes salariales y reducciones del presupuesto en educación, salud y obras públicas. Para cerrar el círculo, JLP se negó a instrumentar la reforma fiscal que obligaría a pagar más impuestos a quienes más ingresos tienen. Para solventar parte de los requerimientos del capital financiero, el nuevo gobierno acudiría a aprovechar las recién descubiertas reservas de petróleo que por su bastedad permitía altas cuotas de exportación. Además se aprovechaba el alza de los precios del crudo. El crecimiento de la economía
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