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UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Al todopoderoso A América A una personita con quien me reuniré más adelante A mi madre A mis hermanos A los hijos de mis hermanos A mi nueva familia AGRADECIMIENTOS La realización de una tesis, se piensa, es resultado de un esfuerzo individual, sin embargo, detrás hay una valiosa contribución por parte de familiares, amigos y colegas. Por tanto, es deber más que atención, saldar parcialmente la deuda con aquellos que brindaron su apoyo en las diferentes etapas de este trabajo. Si alguien es omitido, de antemano mis disculpas. En primer lugar, a la Universidad Nacional Autónoma de México, GRACIAS POR TODO (otra vez). Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) por el apoyo económico que permitió desarrollar esta investigación. Por otra parte, también se agradece el apoyo recibido a través de los siguientes proyectos: La rurbanización en la Corona Regional de la Ciudad de México (DGAPA-UNAM-IN 305500); Interfase rural- urbana en la Cuenca Alta del Lerma. Hacia una integración metodológica de las ciencias sociales y naturales (SEMARNAT-2002-C01-1430), ambos coordinados por el Dr. Javier Delgado en el Instituto de Geografía, UNAM. Y al proyecto Evaluación de medidas de control y reducción de los efectos de la contaminación fotoquímica en la región central de la República Mexicana (SEMARNAT- 2002-C01-0822), coordinado por el Dr. Arón Jazcilevich en el Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Un especial agradecimiento a mi asesor, Dr. Javier Delgado Campos, por sus enseñanzas, su apoyo, su paciencia (y también por aventarme al ruedo). A él mi total reconocimiento, respeto y gratitud. A cada uno de los miembros del sínodo por abrir un lugar en sus respectivas agendas, para revisar y enriquecer esta investigación con sus atinadas observaciones y valiosos comentarios. En estricto orden alfabético: Dr. Héctor Ávila Sánchez del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, UNAM. Dra. Ma. Soledad Cruz Rodríguez del Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco. Dr. José Gasca Zamora del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. Dra. Esther Iglesias Lesaga del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. Una mención especial para el Dr. Manuel Suárez Lastra, ya que sin su valiosa y desinteresada ayuda, no hubiese hecho los apretones de tuerca de último momento. A todas las personas que a través de sus comentarios contribuyeron a mejorar este trabajo y también a aquellas que un sencillo ¿cómo vas? o ¡ahí la llevas!, permitieron continuar cuando la indecisión se filtraba a mitad de página. A todas ellas gracias por depositarme parte de su confianza Para concluir, se hace el recordatorio obligado: las opiniones y resultados emanados de esta investigación, no obstante haberse beneficiado y enriquecido de valiosos comentarios y sugerencias, son sólo responsabilidad de quien escribe estas líneas. Ciudad Universitaria, México, D.F. Abril del 2007 Carlos Galindo La ciudad se mostraba, con sus vivos y sus muertos, a la vista de quien no tenía otro espectáculo ni otro derecho en la vida que aquel de contemplarla. Joaquim Paço d’Arcos, Memorias de un billete de Banco, 1962. Toda mi información me trajo a esta ciudad. Si mi amante, mis hermanos, mi familia están en algún sitio, es aquí. Esta es la última ciudad del mundo. Más allá de su puerta roída está el desierto. Ben Okri. Una oración de los vivos, 1993. I Índice Índice de cuadros ................................................................................................................ Índice de figuras .................................................................................................................. Índice de gráficas ................................................................................................................ Índice de mapas .................................................................................................................. Índice de tablas.................................................................................................................... Introducción ......................................................................................................................... Hipótesis, objetivos, organización de la tesis Capítulo 1. LA URBANIZACIÓN DIFUSA A TRAVÉS DEL ENFOQUE HISTÓRICO BRAUDELIANO ...... 1.1 Larga duración y civilización material de Braudel ......................................................... 1.2 Las diferentes temporalidades de la urbanización diferencial ....................................... 1.3 Trayectoria histórico-conceptual del binomio rural-urbano ........................................... 1.3.1 La tradición analítica de ciudad intramuros anterior a 1970 ........................ 1.3.2 Apertura de ciudad y etapa de alternancia conceptual entre 1970 y 1980 .. 1.3.3 Urbanización difusa e innovación conceptual posterior al decenio de 1990 Capítulo 2. URBANIZACIÓN DIFUSA: GÉNESIS, TRAYECTORIA HISTÓRICA Y CONSOLIDACIÓN TERRITORIAL EN EL CENTRO DE MÉXICO .............................................................. 2.1 De la oposición campo-ciudad a la difusión urbana ...................................................... 2.1.1 Alta primacía en la red urbana: en busca del desarrollo endógeno ............. 2.1.2 Vinculación polarizada entre las ciudades de la región: la difusión del desarrollo ............................................................................... 2.2 La transición del enfoque de difusión urbana al de urbanización difusa ....................... 2.3 Tendencia actual de la dinámica rural-urbana y conformación territorial de ciudad: de la urbanización de base urbana a la urbanización de base regional .................. 2.4 Alcance y afirmación territorial del proceso de urbanización difusa en el centro de México ...................................................................................................... 2.4.1 Análisis comparativo de la corona regional: primer ejercicio y actualización Capítulo 3. LOS ESPACIOS EMERGENTES DE LA DINÁMICA RURAL-URBANA ................................ 3.1 Esfuerzos recientes hacia la reconceptualización teórica de los espacios periurbanos 3.2 Hacia la definición del paradigma de la Interfase rural-urbana ..................................... 3.3 Hacia una metodología para identificar los espacios rural-urbanos .............................. 3.3.1 Los antecedentes ........................................................................................ 3.3.2 Una metodología propia para identificar al “rururbano” ............................... 3.3.3 Cambio de categoría rural-urbana en la región Centro ............................... 3.3.4 Índice de Rurbanización (IRUR) .................................................................. 3.4 Interfase rural-urbana y tipología de espacios periurbanos ..........................................Conclusiones ....................................................................................................................... Bibliografía ........................................................................................................................... Anexo metodológico ............................................................................................................ Anexo estadístico ................................................................................................................ Pág. II II III III III IV 1 2 6 10 13 19 27 34 36 37 43 49 53 55 62 71 72 75 81 81 82 84 86 92 97 104 114 118 II Índice de cuadros Cuadro 1.1 Transición histórico-conceptual de la relación rural-urbana en México ............ Cuadro 2.1 Trayectoria paradigmática del análisis urbano-regional en México .................. Cuadro 2.2 Región Centro: comparación de indicadores para el cálculo actualizado del Índice de Consolidación Urbano-Regional (ICUR) .................................. Cuadro 2.3 Comparación del porcentaje de la varianza explicada del ICUR: primer ejercicio y actualización ................................................................................ Cuadro 2.4 Comparación de la matriz de correlación de componentes principales del ICUR: primer ejercicio y actualización .................................................... Cuadro 2.5 Región Centro: media de los indicadores por rango establecido del ICUR, 2000 .......................................................................... Cuadro 2.6 Región Centro: ICUR por rango establecido y ámbito territorial identificado, municipios y población -en miles- (absolutos y relativos), 2000 ................... Cuadro 2.7 Región Centro: crecimiento de la población -en miles- por ámbito territorial identificado .................................................................................................... Cuadro 2.8 Región Centro: ICUR por zona metropolitana (población absoluta -en miles- y relativa, 2000 .............................................................. Cuadro 2.9 Región Centro: crecimiento poblacional 1970-2000 por zona metropolitana .... Cuadro 2.10 Región Centro: localidades menores de 100 mil habitantes por rango y total de población -en miles-, 2000 ............................................................ Cuadro 3.1 Región Centro: cambio de categoría rural-urbana por municipio, 1970-200 .... Cuadro 3.2 Región Centro: localización de la dinámica rural-urbana, 2000 ........................ Cuadro 3.3 Región Centro: subsectores manufactureros más dinámicos, 1986-1999 ........ Cuadro 3.4 Síntesis de los indicadores para la construcción del IRUR, 2000 ..................... Cuadro 3.5 Porcentaje de la varianza explicada .................................................................. Cuadro 3.6 Matriz de correlación de componentes del Índice de Rurbanización ................ Pág. 12 52 59 60 60 61 62 66 66 67 68 84 85 87 88 89 89 Índice de figuras Figura 1.1 Braudel: las fases temporales de la larga duración ……………………..….......... Figura 1.2 Braudel: niveles de estructuración de la civilización material ............................. Figura 1.3 Caracterización del ciclo de la urbanización diferencial ..................................... Figura 1.4 Esquema del modelo de las fases de la urbanización diferencial ...................... Figura 2.1 Relación empírico-paradigmática del análisis urbano-regional en México ......... Figura 2.2 Formación de estructuras reticulares .................................................................. Figura 3.1 Modelos tradicionales en torno a la estructura urbana ....................................... Figura 3.2 Modelo periférico de áreas metropolitanas ......................................................... Figura 3.3 Modelo postmoderno de estructura urbana ........................................................ Figura 3.4 Modelos en torno a la estructura regional ........................................................... Figura 3.5 De la oposición campo ciudad a la Interfase rural-urbana .................................. Pág. 3 5 7 9 36 55 75 77 78 79 80 III Índice de gráficas Gráfica 2.1 México: concentración poblacional por rango de localidad, 1930 y 1970 ......... Gráfica 2.2 México: concentración poblacional por rango de localidad, 1970 y 1990 ......... Pág. 40 47 Índice de mapas Mapa 2.1 Índice de Consolidación Urbano-Regional (ICUR) en la región Centro de México, 2000 ................................................................................................. Mapa 3.1 Dinámica rural-urbana en la región Centro de México, 1970-2000 .................... Pág. 63 91 Índice de tablas Tabla 3.1 Identificación de la Interfase Rural-Urbana .......................................................... Tabla 3.2 Agrupaciones Subregionales en Espacios de Interfase Rural-Urbana ............... Pág. 83 93 Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México IV INTRODUCCIÓN Tenía veinte años, y cuando se es tan joven, se borran las ciudades que quedan atrás mientras se encienden las del porvenir. Ahora en cambio, sólo son nítidas las ciudades que deje atrás, y borrosa y en sombras, a medida que la exploro, la ciudad en donde vivo. Pablo De Santis, El calígrafo de Voltaire, 2001. En las postrimerías del siglo XX como consecuencia de la reestructuración económica mundial y la transición demográfica que ocurre paralela, la metamorfosis socioespacial por la que atraviesan las metrópolis en diferentes latitudes, ha modificado radicalmente los vínculos en la red de ciudades a distintas escalas: internacional, regional y local (Friedmann, 1986; 1996; Sassen, 1991). Asimismo, en el proceso se han visto involucradas áreas que tradicionalmente se consideraban desligadas de la dinámica urbano-regional, como es el caso concreto de las periferias regionales o espacios periurbanos, en donde un vasto ámbito rural comienza a formar parte de los procesos socioespaciales de las metrópolis, lo que complejiza la definición de las morfologías urbanas y regionales. Otro rasgo esencial, es que estos fenómenos permanecen estancados en un nivel de análisis que se caracteriza, primero, por continuar atado al determinismo económico y social que ha predominado, para las ciencias sociales en general (Aguirre, 1996: 91-96) y para los estudios sobre ciudades en particular (Ramírez, 1999: 47-48) y, segundo, por abstraerse de la dimensión espacial en la que ocurren aquellos fenómenos. Los estudios sobre la Ciudad de México no escapan a las tendencias señaladas, ya que hasta la década de los 70, aconteció el auge de los enfoques sectoriales socio- economicistas. El territorio por su parte, permaneció al margen de la investigación en Geografía Regional. En conjunto, los estudios continuaron fijos sobre un mismo plano de análisis y abstraídos de las mutaciones socioespaciales que acompañaron a la transición urbana de esta ciudad. Esta directriz comenzó a ser debatida al plantearse una serie de interrogantes en relación con la dinámica contemporánea de los procesos rural-urbanos en el centro de México. Entre los cuestionamientos de mayor consideración, destacó el que se refirió al declive demográfico y económico (absoluto y relativo), de la Ciudad de México y la Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México V recuperación en los mismos rubros de las restantes ciudades de la red urbana y en particular, de los núcleos rurales que se ubican en su espacioperirurbano circundante. También adquirió notoriedad el grado de complementariedad urbano-rural en los procesos regionales, que histórica y teóricamente (para el caso mexicano), se han considerado como poco o nulamente interconectados. En síntesis, comenzó a insinuarse la formación de un dilatado espacio rural-urbano que suponía la articulación de una compleja estructura urbano-regional que rebasaba la capacidad explicativa del tradicional modelo de oposición campo-ciudad. Sin embargo, los esquemas de análisis continuaron sustentándose en los axiomas de aquel modelo y asumiéndolo como el principal canon explicativo, a pesar de su insuficiencia para explicar los factores, elementos y la organización territorial de esta nueva formación de ciudad. Es así como, a partir la década de 1990, la búsqueda de un modelo teórico que se acoplara al análisis de los inéditos procesos urbano-regionales, llevó a vislumbrar la urbanización difusa (expresión depurada de la difusión urbana y alterna al modelo de oposición campo-ciudad), que se ajustó en un grado mayor al proceso real de conformación regional de ciudad, ya que permitió analizar contextos socioeconómicos heterogéneos y derivado de ello, establecer diferenciaciones y caracterizaciones territoriales. En este trabajo se insiste en la incorporación de la perspectiva territorial al análisis de la urbanización difusa, por que sí bien es un fenómeno constatado en la región Centro de México que favorece la incorporación de localidades de diferente jerarquía a la red urbano-regional, esta incorporación ocurre de forma selectiva en función del territorio. Por tanto, si hasta últimos años el territorio sólo se ha visto como un contenedor en donde ocurren los procesos, actualmente recurrir a variables territoriales para estudiar los actuales fenómenos urbano-regionales no puede seguir aplazándose o abordarse tangencialmente. Insistimos en el enfoque territorial dada su importancia creciente, ya que con base a su incorporación, se realiza un análisis con un mayor sustento en la realidad. Pero de igual forma reconocemos, que esta propuesta territorial puede no ser aplicable para todas las disciplinas, dado que hay enfoques (por ejemplo desde la sociología urbana), que insisten en la no espacialidad de los procesos sociales. Por otra parte, si se admite que los diferentes eventos históricos que han caracterizado el proceso urbano, se materializan a través de la conformación espacial que Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México VI asume la ciudad (Castells, 1973: 16; Santos, 2002: 9-10), entonces, la organización territorial propia de cada una de las etapas del desarrollo de la ciudad, se presenta como una categoría explicativa esencial del proceso de urbanización difusa contemporáneo, del que el análisis no puede, ni debe seguir abstrayéndose. Ahora bien, se reconoce que uno de los factores primordiales (más no el único) que organiza el territorio son las ciudades, ya que éstas, como la materialización de la actividad del hombre en sociedad, son fundamentales para el diseño de políticas regionales que buscan reducir las desigualdades socioespaciales. En suma, se pretende definir una red de núcleos urbanos y rurales interconectados, síntesis congruente con la etapa de alternancia que caracteriza la transición urbano-regional de la Ciudad de México. Con la base en lo anterior, se plantean las siguientes hipótesis de trabajo: 1. En el proceso contemporáneo de ampliación y rearticulación de la red urbana en el centro de México, la urbanización difusa asume un papel protagónico congruente con su trayectoria histórica y las oleadas previas de expansión territorial. 2. Para el caso del centro de México, la urbanización difusa no es simplemente un efecto circunstancial de la dinámica sociodemográfica subordinada a la reconversión económica, sino que constituye un factor básico que favorece el proceso de integración de las localidades a la red urbano-regional. Para comprobar las hipótesis referidas, en este trabajo se busca demostrar que, a partir de la insuficiencia analítica de los principales conceptos provenientes de las teorías tradicionales en el urbanismo, la urbanización difusa constituye un modelo teórico alterno para entender el territorio, que se ajusta al análisis del proceso formativo y de rearticulación territorial contemporánea en el centro de México. Para alcanzar el anterior objetivo general se plantean los siguientes objetivos particulares: o Reconocer a la urbanización difusa como base exploratoria pertinente para analizar el actual proceso de rearticulación urbano-regional y territorial en el centro de México o Identificar desde la perspectiva de la urbanización difusa, la trayectoria histórica de la integración territorial de la Ciudad de México con su región circundante. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México VII o Examinar el papel que lo rural ha asumido en las distintas fases de conformación territorial de la Ciudad de México y caracterizar el rol que asume en los actuales procesos de urbanización difusa. o Analizar algunas de las transformaciones territoriales, así como los cambios de jerarquía y la rearticulación de la red ciudades en el centro de México derivadas de la urbanización difusa. Para demostrar el planteamiento de las hipótesis, así como de los objetivos particulares, el trabajo de investigación se organiza en los siguientes apartados. El capítulo primero establece las posiciones teóricas y comienza con una revisión de los planteamientos en los que se sustentan las teorías de la larga duración y civilización material de Fernand Braudel que permitirán, primero, corroborar las hipótesis aquí planteadas sobre la conformación cíclica de la ciudad sobre la base de la idea del tiempo múltiple, y segundo, detectar algunas de las principales bases materiales que impulsaron el proceso de urbanización difusa. La secuencia de análisis se traslada hacia la exploración, bajo el enfoque de las diferentes temporalidades, de los fundamentos teóricos de la urbanización diferencial de Geyer y Kontuly, como esquema para analizar la conformación espacio-temporal de la estructura regional de la Ciudad de México. Como complemento, se realizará una revisión no exhaustiva de los principales paradigmas y conceptos que se han acuñado para sustentar el estudio de la ciudad. Se parte del supuesto de que el nivel de análisis y diagnóstico y, por tanto, de planeación socioespacial que se hace de la ciudad, está condicionado por aquel basamento teórico- empírico. Por tanto, a partir de una separación cronológica de los conceptos y nociones teóricas principales, se examinará el progreso en sus contenidos. Ello nos llevará a reconocer una conformación particular de ciudad que sobrepasa el tradicional enfoque intramuros desconectado de su ámbito rural, y también a identificar la transición paradigmática que han experimentado los viejos conceptos, para acoplarse a las pautas de análisis actuales que la ciudad exige. En el segundo capítulo se presenta una revisión histórica que permitirá detectar los orígenes, los principales procesos históricos y las bases materiales del proceso de urbanización difusa en el México central, así como la trayectoria que ha seguido a través del tiempo, hasta llegar a la fase de consolidación territorial que coincide con una formación inédita de ciudad, sobre una base regional. El capítulo se complementa con el Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México VIII reconocimiento de algunas de las tendencias urbano-regionales más importantes que actualmente se vislumbran en el centro de México y su posible gestión territorial. Con relación al segundo capítulo y abordando una cuestión que compete a la totalidadde esta investigación, se subraya el hecho de que la designación de la región Centro del país como territorio particular para examinar la urbanización difusa, lejos de apoyarse en criterios espacialistas que justifiquen esa delimitación, se sustenta no en un criterio territorial predeterminado, sino en la hipótesis de que dicha región es la manifestación espacial del proceso de urbanización difusa que caracteriza la fase actual de conformación regional de la Ciudad de México. Por tanto, cuando en el desarrollo de esta investigación se indique región Centro, se hace referencia a la región integrada por el Distrito Federal y las entidades de Hidalgo, México, Morelos, Puebla y Tlaxcala1. La incorporación del enfoque rural conformará el cuerpo central del capítulo tercero. En esta parte del trabajo se cuestionará la supuesta disociación de lo rural respecto de lo urbano, en función del análisis de los procesos de complementariedad que caracterizan la fase de urbanización difusa. Las evidencias y su análisis permitirán confirmar la hipótesis acerca de que en el ámbito académico, así como en el diseño de políticas de desarrollo, lo rural ha permanecido encasillado en una categoría de “indeseable”. Por el contrario, aquí se sostiene que, a partir de la reestructuración económica nacional (influenciada más no determinada por la internacional), se identifican nuevas formas de vinculación campo- ciudad, que a su vez adquieren una expresión territorial específica, lo que permite aseverar que los paradigmas tradicionales son insuficientes para contextualizar los procesos socioespaciales correspondientes. 1 Esta delimitación corresponde a la de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE, 1990). Las restantes regiones del país quedan integradas de la siguiente manera: Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa); Norte (Chihuahua, Durango, Coahuila); Noreste (Nuevo León, Tamaulipas); Centro Norte (Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro); Occidente (Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán); Golfo (Veracruz, Tabasco); Pacífico Sur (Guerrero, Oaxaca, Chiapas); y Península de Yucatán (Campeche, Quintana Roo y Yucatán). Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 1 CAPÍTULO 1. LA URBANIZACIÓN DIFUSA A TRAVÉS DEL ENFOQUE HISTÓRICO BRAUDELIANO∗ ¿No vemos, cada vez más claramente a medida que lo estudiamos, la necesidad de una revisión completa de nuestras ideas tradicionales y de los límites entre la ciudad y el campo?. Patrick Geddes, Ciudades en Evolución, 1910. En los estudios sobre el binomio rural-urbano ha persistido el enfoque convencional orientado hacia una apreciación simplificada de oposición. Este enfoque aborda la dicotomía campo-ciudad como realidades contrapuestas, en donde la primera permanece subordinada a la segunda, en ambientes territorialmente desconectados. Sin embargo, la interacción rural-urbana actual y las expresiones territoriales resultantes, conducen a reconocer “nuevas” modalidades de interacción entre ambas categorías. Por ello, es necesario explorar variantes explicativas que permitan superar las apreciaciones polarizadas, de oposición o de subordinación que han dominado en el campo de la Geografía Regional y aborden, desde otro ángulo, la interpretación de estas nuevas realidades. En este primer capítulo se realiza una revisión no exhaustiva de las principales corrientes de pensamiento y de los conceptos que se han propuesto para analizar el binomio rural-urbano. De esta revisión se concluye que, de entre las alternativas paradigmáticas con que cuenta el estudio de la relación rural-urbana, la urbanización difusa se perfila como la más viable para analizar el desarrollo de esas “nuevas relaciones”, así como para analizar las nuevas expresiones territoriales que de ellas emanan. Para adentrase en el campo de los estudios sobre la ciudad en general y de la transición rural-urbana en particular, conviene partir de una noción básica: el proceso urbano no expresa un cambio inercial de ambientes detectado mediante criterios ∗ Un extracto de los apartados 1.2 y 1.3 formó parte de la ponencia: Galindo, C. y J. Delgado (2004), “Urbanización difusa y rearticulación urbano-regional en el centro de México”, Ponencia presentada en el 9° Encuentro Nacional sobre Desarrollo Regional en México y Festejos del 10° Aniversario de la Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional (AMECIDER, A. C.), evento organizado por la AMECIDER, A. C. y realizado en las Instalaciones del Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, Torre II de Humanidades, Ciudad Universitaria, México, D. F. del 19 al 22 de octubre de 2004. Además la ponencia in extenso está publicada en las memorias del evento en versión digital (CD). Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 2 cuantitativos, sino un proceso selectivo de carácter cualitativo y multifacético, que se expresa territorialmente. La idea central consiste en reconocer que el proceso urbano es un cúmulo de causas, efectos y cambios territoriales, más que una distinción previa de categorías. Lo anterior coincide con el objetivo de este primer capítulo, que además de exponer las bases teóricas en que se apoyará este trabajo, plantea que el proceso de urbanización contemporáneo, sobrepasa la capacidad analítica de los enfoques convencionales, aseveración que se probará, apoyado en las teorías braudelianas de la larga duración y la civilización material. 1.1 Larga duración y civilización material de Braudel Este trabajo inicia con la revisión de los principales planteamientos de las teorías de la larga duración y civilización material. La primera, constituye la propuesta teórica que permitirá analizar y caracterizar el devenir histórico por el que ha transitado la ciudad y la segunda, propone una secuencia metodológica que permitirá detectar los principales elementos materiales en los que se ha afirmado la transición rural-urbana. La teoría de la larga duración fue propuesta por el historiador francés Fernand Braudel entre el período de 1923 a 1939 (Braudel, 1997: 15, 21) y marcó un punto de inflexión en la metodología y en la filosofía de la historia1, al proponer una forma singular de concebir la sucesión de eventos a través del tiempo: analizar la secuencia histórica de forma estructurada, en contraste con la tradicional visión lineal y evolutiva (ahistórica), heredada del idealismo y recuperada posteriormente por el positivismo. El objetivo central de esta teoría es alcanzar una explicación de conjunto, sustentada en un marco histórico concreto, de las relaciones entre sucesos, profundizando en la lógica que cada uno de ellos ocupa en la delimitación de diferentes temporalidades y que conducen a la formación de las diversas estructuras sociales y económicas (Aguirre, 1995: 32). La “descomposición” del tiempo en la concepción braudeliana significa una acotación y selección de escala temporal, que equivale a asumir una secuencia organizada para abordar la dinámica histórica y definir una visión estructurada, más que 1 Uno de los propósitos de Braudel al postular su teoría de la larga duración, era establecer un vínculo entre la historia y las ciencias sociales, para alcanzar una visión de conjunto que permitiera concebir a la historia como “... una reconstrucción del pasado en toda su amplitud y en toda su complejidad [que incorpora] en sus cuadros y explicaciones la obra entera, tan rica, de las ciencias sociales, sus vecinas...” (prefacio a la primera edición española, 1997: 9). Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 3 establecer una división cómoday apropiada para concebir la historia. Braudel por tanto, se aleja de los estudios anecdóticos (tradicionales), y opta por penetrar en el análisis particular de los eventos y su trascendencia, para detectar su influencia en el trazo de una historia globalizante (Aguirre: 1996: 51). En esta forma, Braudel fundamenta su teoría a través del reconocimiento de oscilaciones temporales de distinto origen, duración y tendencia, pero correlacionadas a diferentes niveles de conjunción (Lepetit: 1995: 17-18). De acuerdo con la conceptualización hecha por Braudel, en función de su permanencia, influencia y conexión en un proceso, los sucesos históricos adquieren la categoría de corta, media y larga duración (Braudel, 1997). Este orden le permite captar la simultaneidad, que frecuentemente empaña la enmarañada relación temporal de los eventos históricos. Pese a la separación conceptual, las tres categorías permanecen en intima relación al desenvolverse cada una con un ritmo específico, pero interconectado. La figura 1.1 representa de manera condensada y contribuye a una mejor apreciación de la forma en la que está dispuesta la teoría. Figura 1.1 Braudel: las fases temporales de la larga duración 1 2 3 ... ... n Capa superior Corta duración Historia coyuntural a b c Capa intermedia Duración media Historia episódica A ----------------------------------------------------------------------- Z Capa base Larga duración Historia estructural Fuente: arreglos sobre la base de: Delgado, 1998: 20; Braudel, 1989: 53. En forma de capas que se envuelven alternativamente, en donde la primera define la forma de la siguiente, a cada una corresponde una dinámica particular pero acoplada a las otras. En primer lugar, la capa base, la larga duración (historia estructural) es el soporte en donde los sucesos se caracterizan por permanecer (aparentemente), casi inmutables a través del tiempo, correspondientes a las estructuras casi invariables, o cuyo cambio es apenas perceptible pero que son decisivos y determinantes para el proceso histórico general2 (Aguirre: 1996: 43). La consolidación del capitalismo, como proceso 2 De acuerdo con Aguirre (1996: 42) no es posible hacer equivalencia entre los fenómenos históricos de larga duración, con los fenómenos de índole geográfico físico, como la presencia (por ejemplo) de sistemas Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 4 ligado a las ciudades y a la explotación del campo, es un ejemplo de fenómeno de larga duración. En un segundo plano inmediato están los eventos de duración media (historia episódica), caracterizados por ser cambios acompasados, transitorios, correspondientes a las modificaciones de los órdenes sociales y los estados, afectados por las coyunturas económicas (Braudel, 1989: 31). Por último, en la capa superior, están los acontecimientos de corta duración (historia coyuntural), (op. cit., p. 53), que se relacionan con acontecimientos de efímera permanencia, es decir, con el tiempo social característico de la vida cotidiana y no propiamente con las instituciones (Ibid, p. 64-65) y sin embargo, capaces de conmocionar el tiempo presente, de alterar los ritmos del ciclo, como en el caso de las revoluciones (Ibid, p. 194-196). Por tanto, una de las principales aportaciones de la teoría de la larga duración fue proponer que los sucesos históricos no ocurren de manera fortuita y desligados unos de otros, por el contrario, transcurren interrelacionados, no aleatoriamente, sino en función de acontecimientos “guía” que perfilan la trayectoria espacio-temporal a seguir. Así entonces, eventos posteriores heredan (en mayor o menor medida), las influencias precedentes que son intrínsecas a todo el proceso. En esta forma Braudel confirió al análisis histórico la dimensión de continuidad, por medio del examen particular de los eventos temporales, enlazándolo a través de coyunturas particulares a partir de su enfoque de larga duración. Por su parte, propuesta en 1979, civilización-material fue también desarrollada por Braudel y significó la continuación del enfoque de la larga duración, para conferir una extensión metodológica, basada en el reconocimiento de las estructuras civilizatorias de la larga duración (Aguirre, 1996: 153). De acuerdo con este enfoque de civilización-material, cada tipo de sociedad, en una fase histórica determinada, se caracteriza por un patrón de producción y consumo especifico, que permite distinguir las necesidades concretas de la sociedad y el adelanto tecnológico del que se han apropiado para satisfacer dichas necesidades (Braudel, 1993: 35). En esta forma, se detecta una relación que se expresa implícitamente dentro de la teoría: a cada tipo de sociedad corresponde una particular fase tecnológica, que se hace montañosos, ya que se estaría promoviendo, en primer lugar, una simplificación de la teoría de la larga duración y, segundo, un determinismo geográfico disfrazado de determinismo histórico. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 5 evidente a través de la producción y el consumo (modo de producción) y, que a su vez, incide en la forma de organizar y organizarse sobre el territorio. En civilización-material Braudel consideró (al igual que en la larga duración), tres niveles de análisis: inferior (vida material), intermedio (nivel económico-mercantil) y superior (jerarquías sociales). En el primer nivel Braudel (1984, vol. I: 8-10) incluyó la totalidad de las actividades productivas básicas que las sociedades realizan, en correspondencia directa con el nivel tecnológico alcanzado y con el trabajo, para obtener la satisfacción sus necesidades inmediatas (figura 1.2). Figura 1.2 Braudel: niveles de estructuración de la civilización material Jerarquías sociales - Nivel superior Nivel económico-mercantil - Nivel intermedio Vida material - Nivel inferior Fuente: elaboración propia sobre la base de: Braudel, 1984. Esta dinámica de la vida material es la fuerza motriz que echa a andar, en un segundo plano inmediato, el complejo engranaje del proceso económico-mercantil o vida económica (op. cit., vol. II: 6-10) que, a su vez, moviliza el sistema macroeconómico que corresponde a la estructuración de las jerarquías sociales en tiempo y espacio (Ibid, vol. III: 5-8), pero que repercute recíprocamente en las categorías precedentes. Esta caracterización de los eventos temporales a través del diseño de un armazón histórico, permite vislumbrar la suma de los componentes que han estado involucrados con la formación de las sociedades y paralelamente, con la (trans)formación de las ciudades. Ahora bien y con relación a este trabajo, es indispensable reconocer la pertinencia de las teorías de la larga duración y de la civilización material, como condición necesaria, para trasladar a un paralelismo contemporáneo su acoplamiento para el estudio de la Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 6 ciudad. Algunos de los principales argumentos que justifican la incorporación de la teoría histórica braudeliana al estudio del binomio rural–urbano, se reconocen en la labor de detección y dilucidación de las distintas fases (de larga, media o corta duración) por las que la ciudad ha transitado (Delgado, 1998: 21), así como de los procesos materiales particulares correspondientes a cada fase. En esta forma, la detección de la conformación cíclica de la ciudad, así como el reconocimiento de los principales elementos materiales involucrados, a través de la relación tecnología-producción y producción-consumo sonindispensables para examinar la (trans)formación de las ciudades a través de la transición rural–urbana. Llegado este punto, es necesario destacar la posición que ocupa dentro de la lógica braudeliana el estudio de los núcleos urbanos, pues a partir del “descubrimiento” y análisis de los elementos que condicionaron la formación de la red de ciudades europeas en los siglos XV-XVI, Braudel (1997: 365-468) reconoció y estableció una diferenciación jerárquica de las ciudades del Mediterráneo de acuerdo con la duración y la trascendencia de los eventos, ratificando así, la idea del tiempo múltiple. Esta identificación hecha por Braudel de los factores materiales acoplados bajo un enfoque de diferentes temporalidades, lo llevó a reconocer el grado de articulación del sistema de ciudades europeo. En síntesis, concebida desde la perspectiva de la larga duración y complementada con el análisis de los procesos materiales civilizatorios, la historia de la ciudad permitirá establecer un sólido basamento teórico para analizar los procesos contemporáneos de desarrollo urbano-regional que caracterizan a la Ciudad de México. Para cerrar este apartado, es necesario subrayar que con la aplicación de este enfoque, no se pretende ponderar una elemental técnica regresiva sólo para destacar datos anecdóticos. De lo que se trata, primero, es de analizar la trayectoria histórica de la ciudad en general para, segundo, comprender las coyunturas actuales del proceso urbano, lo que, tercero, permitirá definir una concepción más depurada de las tendencias urbano-regionales que caracterizan el desarrollo socioespacial de la ciudades en general y de la Ciudad de México en particular. 1.2 Las diferentes temporalidades de la urbanización diferencial Los planteamientos braudelianos de la larga duración y la civilización material permiten acoplar otra propuesta teórica para fundamentar la labor de análisis, se trata de la “urbanización diferencial“ de Geyer y Kontuly (1993). En primer lugar, en este modelo se Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 7 propone la idea de que las ciudades grandes, medias y pequeñas atraviesan por fases de lento o rápido crecimiento, que a su vez son el reflejo de las tendencias dominantes, primero hacia la concentración y posteriormente hacia a la desconcentración. En síntesis, este esquema de fases por las que atraviesa la ciudad en su trayectoria hacia una compleja estructura urbano-regional (figura 1.3), permitirá un primer acercamiento al proceso urbano en general pero particular para el caso de la Ciudad de México. Figura 1.3 Caracterización del ciclo de la urbanización diferencial I II III IV V VI M IG R A C IÓ N N E TA CONCENTRACIÓN DESCONCENTRACIÓN PRIMER CICLO DEL DESARROLLO URBANO TIEMPO + - 0 U PR CU U I CIUDAD PRINCIPAL (FASE TEMPRANA) U URBANIZACIÓN II CIUDAD PRINCIPAL (FASE INTERMEDIA) PR REVERSIÓN DE LA POLARIDAD CU CONTRAURBANIZACIÓN II IV V VI CIUDAD PRINCIPAL (FASE AVANZADA) CIUDAD MEDIA (FASE INTERMEDIA) CIUDAD MEDIA (FASE AVANZADA) CIUDAD PEQUEÑA CIUDAD PRINCIPAL CIUDAD MEDIA CIUDAD PEQUEÑA Fuente: Tomado de Geyer y Kontuly, 1993: 165 (traducción propia). Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 8 Para distinguir cada una de las fases del modelo, Geyer y Kontuly recurren al reconocimiento de los flujos migratorios de primer y segundo orden, los cuales se asumen como las fuerzas dominantes que definen la secuencia del proceso y caracterizan las fases de concentración y desconcentración que van articulando el sistema urbano a través de un proceso diferenciado (figura 1.4). Estas fases, por las que los sistemas urbanos atraviesan, son posibles de sintetizar de la siguiente forma: en la primera fase (I), el proceso urbano se caracteriza por concentrar las actividades económicas de base urbana (economías de aglomeración), lo que influye en el direccionamiento de las migraciones interregionales que son atraídas a la ciudad principal del sistema que crece rápidamente. En la siguiente fase (II) se mantiene el ritmo de los flujos migratorios e inclusive tienden a incrementarse. Sin embargo, comienza a percibirse una ligera recuperación de las ciudades secundarias como consecuencia de la expansión suburbana de la ciudad principal, lo que implica movimientos migratorios de tipo intraurbano, además de los característicos rural-urbanos. En un tercer momento (III) comienza un proceso de deslocalización de las economías de aglomeración, que se percibe a través de la tendencia hacia la desconcentración interregional, que conduce hacia la formación multinuclear del sistema de ciudades. En correspondencia, se registra un viraje de los flujos migratorios, cuya diversidad rebasa el tradicional patrón migratorio rural-urbano, para constituir categorías migratorias de tipo metropolitano-urbano, inter-metropolitano y urbano-urbano. En suma, se reconoce un estadio avanzado de la ciudad principal, junto con el repunte de algunas ciudades medias, principalmente las más próximas a la ciudad principal. En esta fase se percibe una expansión del sistema urbano que incorpora localidades a las diferentes jerarquías urbanas. Como consecuencia de la intensificación del proceso desconcentrador, en una cuarta fase (IV) la ciudad principal, a pesar de seguir creciendo en términos absolutos, comienza a decrecer en términos relativos, al comparar su tasa de crecimiento con la de las ciudades medias que integran el sistema urbano. Se produce así, una reducción de la capacidad de atracción de la ciudad principal, lo que de acuerdo al modelo, señala su etapa de declive (en tanto que centro de atracción de los flujos migratorios) y paralelamente, el ascenso, consolidación e interrelación de las ciudades intermedias como los centros más dinámicos (de atracción). Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 9 Figura 1.4 Esquema del modelo de las fases de la urbanización diferencial (movimientos principales y secundarios) 2 2 2 2 3 3 3 3 1 I. CIUDAD PRINCIPAL (fase temprana) II. CIUDAD PRINCIPAL (fase intermedia) III. CIUDAD PRINCIPAL (fase avanzada) IV. CIUDAD INTERMEDIA (fase intermedia) V. CIUDAD INTERMEDIA (fase avanzada) VII. CIUDAD PEQUEÑA Movimientos principales Movimientos secundarios Fuente: Tomado de Geyer y Kontuly, 1993: 171 (traducción propia). En la penúltima fase (V), desde la ciudad central comienza ya a registrarse un despoblamiento en términos absolutos, que llega a influenciar a los niveles interregionales y afecta directamente a las ciudades de menor jerarquía del sistema urbano. Esta fase Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 10 marca la intensificación del fenómeno de reversión de la polaridad (que inició en la etapa anterior), es decir, la ciudad ya no es el centro dominante y de atracción de los flujos migratorios y por tanto tampoco del sistema. En la última fase (VI), la fuerza del proceso desconcentrador alcanza tal magnitud que constituye ya un fenómeno de contraurbanización, que implica la relocalización de las actividades de base urbana y el redireccionamiento de los flujos migratorios desde la ciudad principal y las ciudades medias hacia las ciudades pequeñas del sistema. Por tanto, la naturaleza de los movimientos migratorios se realiza ahora entre categorías urbano-rural y rural-rural. Ahora bien, para trasladar el modelo propuesto por Geyer y Kontuly al contenido de este trabajo, la labor consistirá en acoplar en un solo nivel analítico, la trayectoria paradigmática del análisis urbano-regionalen México con los postulados de la urbanización diferencial, para construir un marco de exploración espacio-temporal que permita caracterizar la trayectoria que la Ciudad de México ha transitado por los diferentes estadios históricos, hasta llegar a la fase actual de urbanización difusa. Antes de abordar esta exploración histórica (que se realizará en el capítulo siguiente), una revisión de los principales conceptos que se han propuesto para analizar la relación urbano-rural, contribuirá a comprender esta transición paradigmática a la que se hace alusión. 1.3 Trayectoria histórico-conceptual de la relación rural-urbana La larga duración, la civilización material, así como la trayectoria diferenciada del proceso urbano supuesta en la urbanización diferencial, implica la conjugación de un cúmulo de elementos y factores interrelacionados a diferentes escalas temporales y espaciales. Esta apreciación difiere de los criterios convencionales de tipo cuantitativo al incluir en la serie analítica, no una sola y única bipolaridad, sino una gama de contextos rural-urbanos que no corresponden plenamente con las categorías preestablecidas dentro del paradigma oposición campo-ciudad. La simultaneidad del proceso urbano concuerda con los supuestos de la larga duración y la civilización material, por lo que es posible identificar una categorización al interior de la dualidad rural-urbana, que coincide con la apreciación de que en el proceso de transición de un ambiente “rural” a un “urbano”, están presentes contextos que sobrepasan la capacidad analítica de los enfoques convencionales. En esta forma se confirma que la base conceptual que sostiene la política urbana vigente, procede de las teorías sociales pensadas para la urbanización de fines del siglo Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 11 XIX y de la primera mitad del XX, lo que permite intuir la debilidad de aquellas propuestas en su capacidad analítica, para interpretar los procesos urbanos (Berry, 1975: 14) en los albores del siglo XXI. Lo urbano ha dejado de pensarse como una simple categoría analítica o noción abstracta, para concebirse como una expresión cultural (Castells, 1974: 95-106) que trasciende el umbral de las tradicionales definiciones derivadas del campo del urbanismo, para implantarse como una concepción sociológica que sobrepasa los enfoques emanados de las teorías clásicas. Para reconocer la actual insuficiencia de los conceptos en los que tradicionalmente se ha sustentado el estudio de la relación urbano-rural, es requisito reconocer una situación de crisis en las ciencias sociales (Braudel, 1989, 60; Aguirre, 1995: 29) y, con ello, una crisis de los paradigmas dominantes que, para el caso del urbanismo, persisten en la convicción de encasillar en alguno de los extremos de la relación campo-ciudad los procesos temporales y espaciales que la caracterizan. Para profundizar en este último punto, se presentará una revisión de las principales corrientes de pensamiento que han predominado en el Urbanismo y la Geografía Regional en México, y además se identificarán y cotejarán los principales supuestos teóricos que defiende cada postura en el análisis de la relación rural-urbana, lo que permitirá advertir la pertinencia o insuficiencia de sus preceptos, hasta arribar a las propuestas recientes de mayor capacidad explicativa. Antes de proseguir, es necesario aclarar que la selección de conceptos, así como la bibliografía consultada, refleja en primer lugar, los intereses de este trabajo y segundo, no aspira ni con mucho a ser una compilación definitiva, pero sí intenta reunir las nociones de mayor representatividad que han dominado en los estudios urbanos y regionales durante las últimas tres décadas en México. Asimismo, se busca: 1) que la teoría establecida sea la base para el diseño de alternativas conceptuales que se ajusten al análisis de la dinámica actual del proceso rural-urbano; y 2) contribuir a superar la insuficiencia de los enfoques tradicionales a través de incorporar alternativas paradigmáticas que expliquen la realidad rural-urbana3 contemporánea. A continuación, se presentan los conceptos y nociones a examinar, pero se anticipa que, a pesar de que serán tratados todos y cada uno de ellos con el fin de señalar 3 Al hacer alusión a realidad urbana se refiere al hecho de que sí bien lo urbano ha sido primordialmente asociado a las ciudades, es innegable que dicha aserción engloba actualmente lo urbano y lo rural, por lo que su alcance empírico y cognitivo se ha ampliado. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 12 los principales supuestos que defienden y en los que se sustentan, no se analizarán a profundidad, lo que se intenta es destacar las principales aportaciones emanadas de los variados enfoques que se han interesado por el estudio de las relaciones rural-urbanas, para después confrontarlas con la noción de la urbanización difusa (cuadro 1.1). Cuadro 1.1 Transición histórico-conceptual de la relación rural-urbana en México Paradigmas dominantes Antes de 1970 Entre 1970 y 1980 Posterior a 1990 Oposición campo-ciudad Difusión urbana Urbanización difusa Conceptos tradicionales Conceptos alternativos Ciudad-jardín Agropolitano Urbanización difusa – ciudad difusa Urbanización diferencial Nueva ruralidad Agrociudad Contraurbanización Descentralización Rurbanización Periurbanización – espacio periurbano Concentración Conurbación Metropolización Suburbanización Megalópolis Centro-periferia Reversión de la polaridad – dispersión concentrada Concentración ampliada Concentración dispersa Corona regional Periferia regional Ciudad-región Los conceptos hacen énfasis en el alcance de los procesos que condicionan la formación física de la ciudad, bajo una concepción de entidad cerrada (ciudad intramuros), en incipiente apertura hacia su ámbito rural circundante La atención es centrada en el reconocimiento de los procesos que marcan el inicio de la difusión de la urbanización (expansión urbana), hacia el periurbano cercano de la ciudad (ciudad como punto). La coexistencia de caracteres rurales y urbanos (en el periurbano lejano de las ciudades) y, la complejidad de las estructuras espaciales derivadas (red de ciudades), confirman la presencia de fenómenos que sobrepasan la capacidad analítica del clásico paradigma campo-ciudad (ciudad como área). Fuente: elaboración propia con base en: Ávila, 2001; Bauer y Roux, 1976; Berry et al. 1968; Berry, 1976; Bertrand et al., 1987; Burgess, 1925; Delgado, 1998, 2003; Delgado et al. 1999; Dematteis, 1998; Ferrás, 1998a; Friedmann y Douglas, 1978; Geddes, 1915; Geyer y Kontuly, 1993; González López, 1991; Gottman, 1964; Hall, 1996; Lefebvre, 1972; López-Casero, 1989; Pradilla, 1993; Richardson, 1980. Antes de entrar de lleno a explicar el cuadro 1.1 es necesario realizar un par de aclaraciones: i) la ubicación cronológica de los conceptos en el cuadro, puede no coincidir con su cronología original, sin embargo, este desfase temporal quedará explicado en su debido momento. Y ii) se hace la distinción entre categoría explicativa y propuesta conceptual. La primera hace referencia a grandes procesos generales y son reconocidas por el sufijo “ción” en su estructura semántica y, por su parte, las propuestas Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 13 conceptuales, se enfocan a caracterizar el proceso y proponer una secuencia metodológica de análisis. 1.3.1 La tradición analítica de ciudad intramuros anterior a 1970 Este período se caracteriza por la hegemonía de un conjunto de categorías explicativas orientadashacia la descripción del proceso de conformación física de las ciudades. La atención se centra en la forma de las ciudades propiamente, al pensarlas como espacio único y particular del proceso urbano, lo que promueve (implícitamente), la exclusión casi total de los ambientes rurales que simplemente son considerados como la contraparte negativa, pero necesaria para satisfacer las demandas primarias de abastecimiento de la ciudad. Asimismo, la forma de interpretar el proceso urbano estuvo dominada por la idea del desarrollo hacia dentro (endógeno) que, desde una perspectiva optimista, conduciría a una reproducción y expansión del crecimiento económico sobre el territorio circundante de la ciudad. Es notoria la influencia que ejerce el modelo de producción industrial fordista que, dada las características de producción en serie a gran escala, se perfilaba como el ideal de desarrollo a seguir. Así entonces, el paradigma dominante durante esta fase fue la OPOSICIÓN CAMPO- CIUDAD. Extendido en muchas disciplinas a partir del inicio del siglo XX no reconoce una autoría exclusiva, sin embargo, dentro del campo del urbanismo ha sido el paradigma más preservado. Aceptado y manejado históricamente4, la oposición campo-ciudad promueve una apreciación simplificada del binomio rural-urbano al encasillar y fijar límites tajantes entre los elementos de este binomio y, de forma invariable, defiende una separación axiomática entre los ambientes urbanos y rurales, en una relación de dependencia y subordinación entre ellos. Esta distinción dual poco flexible en sus componentes, no permite la incorporación al análisis de ambientes intermedios que amplíen el universo de territorios y actores involucrados por lo que la interpretación queda trunca, por el dominio absoluto de esa concepción bivalente. Esta noción ha dominado por largo tiempo en los ámbitos académicos para resumir y simplificar el estudio de las relaciones rural-urbanas, no 4 El paradigma campo-ciudad ha sido aceptado por diferentes autores entre los que se reconoce a Karl Marx y Federico Engels desde la economía, Fernand Braudel desde la historia y Emmanuel de Martonne y Pierre George desde la geografía, por citar algunos casos. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 14 obstante, actualmente la validez de sus argumentos ha sido ampliamente cuestionada, de lo que se desprende y reconoce un debilitamiento de su fuerza explicativa. Una de las principales deficiencias identificadas, apunta hacia la carencia de un sustento teórico real que respalde la noción campo-ciudad, ya que la diferenciación está afirmada esencialmente en la distinción de formas (estructura concentrada o dispersa) y el reconocimiento de funciones (abastecedor, consumidor), lo que implica un alto contenido empírico y una designación ecléctica, que reduce a una única bipolaridad, la diversidad de elementos y procesos que caracterizan la relación rural-urbana. Además se reconoce que la oposición no es entre ambientes per se, sino entre los intereses contrapuestos de los actores involucrados (de los que comúnmente se abstrae la diferenciación) y, que constituyen la base real del proceso que moldea la sociedad, designando la oposición campo-ciudad como simple noción genérica (Singer, 1978: 8). En íntima relación con el paradigma de oposición campo-ciudad, la noción genérica de CONCENTRACIÓN ocupa un lugar prominente en la explicación del nacimiento de las ciudades5, al describir el proceso de aglomeración de un contingente de población en una porción del territorio, misma que sirvió de base para fundar los primeros núcleos urbanos. La dispersión por su parte, correspondía a los ambientes rurales que permanecían esparcidos sobre el territorio no urbano. La concentración no sólo se refería a la población, sino también a la economía y ambas combinadas, contribuyeron a asegurar el apelativo de central para las ciudades. Esta categoría explicativa tampoco reconoce autoría exclusiva dada la universalidad con que ha sido empleada en las distintas ramas del conocimiento, consecuencia de lo cual, el posible autor fue perdiéndose en las intrincadas referencias del proceso. Por otra parte, la concentración ha arribado a una fase en la cual su firmeza interpretativa comienza a ser socavada por procesos que ya no se ajustan totalmente a sus supuestos, pero que no necesariamente se alejan de él, ya que el fenómeno mismo de la urbanización significa un proceso de concentración humana y económica sobre el territorio. Un proceso que comienza a tomar auge con relación a la concentración poblacional, el crecimiento físico de las ciudades y con la ampliación de la influencia de la ciudad sobre su territorio inmediato circundante, es el definido como CONURBACIÓN. Este 5 En su mayoría, los especialistas por área coinciden en que el principal factor en que fue cimentado el nacimiento de las ciudades, fue precisamente la concentración demográfica (Bairoch, 1990: 19). Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 15 término fue acuñado por el biólogo y planificador escocés Patrick Geddes en el primer decenio del siglo XX para describir a las ciudades que se “desparraman” (sic) (Berry, 1975: 56). Para Geddes (1915: 45-47) la conurbación define la expansión física y funcional de la ciudad mediante un proceso de contacto-incorporación de los “parches adyacentes de población” ubicados en la periferia inmediata de la ciudad, para constituir un dilatado conglomerado urbano. Este proceso de conurbación ocurre cuando a semejanza de un pólipo, la ciudad extiende sus extremidades (en este caso, las líneas del ferrocarril o los cables del telégrafo), para anexar las zonas habitacionales inmediatas al área de influencia de la ciudad central. La conurbación sucede, entonces, como consecuencia de la incipiente sobreconcentración poblacional, la incontenible expansión física que ocurre en todas las ciudades y el desarrollo de las comunicaciones y los transportes. Asimismo, este proceso señala el rompimiento con la concepción clásica de “ciudad intramuros”, para iniciar a vislumbrar una aglomeración que ensanchó la visión de la ciudad. Un nivel superior de articulación física y funcional de ciudad está representado por lo que varios autores coinciden en caracterizar como fenómeno de METROPOLIZACIÓN. Esta noción marco la estructura física de máximo crecimiento que la ciudad alcanzó hasta el decenio de 1970 en los países desarrollados. La noción de metropolización fue introducida en 1910 por la Oficina del Censo de los Estados Unidos bajo el rubro de “Distrito Metropolitano” (Berry et al., 1968: 1) para definir la incorporación de la población urbana “dentro” de los límites políticos-administrativos de la ciudad, es decir, para caracterizar la magnitud del proceso de incorporación de la población que vivía en el espacio circundante (fuera) de la ciudad. Esta noción se apoyó a su vez en la de conurbación que Geddes planteó para el análisis del crecimiento físico de la ciudad, al ser considerada como la base espacial de la formación metropolitana (Delgado et al., 1999: 172); La metropolización es concebida como un proceso de cercanía-adherencia que ocurre cuando la ciudad desborda los límites de la entidad federativa que la contiene al alcanzar determinado tamaño físico (Burgess, 1925: 120) y, queda conformada ya no por uno, sino por varios municipios adyacentes. Sin embargo, al carecer de un grado operacional, esta noción fue reelaborada decenios más tarde (en 1968) por Brian Berry y colaboradores bajo ciertos parámetros: a) Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 16 la zona metropolitana debía igualar o superar el umbralde densidad de 150 habitantes por milla cuadrada; b), el “área periférica central” tenía que registrar un porcentaje superior a 75% de trabajadores no ocupados en el sector agrícola; y c) paralelamente, participar con un mínimo de 10% de la mano de obra en la ciudad central (Berry op. cit. p. 3-4). En síntesis, el área metropolitana debía estar contenida y formar parte esencial de la ciudad, con lo que se procuraba separar espacial y funcionalmente, lo urbano de lo rural. Para otros autores, la base real que conduce a la formación de una metrópolis (como expresión física del proceso), es la división interregional del trabajo entre una ciudad especializada y un área periférica (circundante), dedicada a actividades predominantemente primarias (Singer, 1978: 171). Pero más específicamente, la metropolización es evidencia de la especialización económica de la ciudad central y su diferenciación intraurbana por sectores, en relación con la expansión de la periferia inmediata (Delgado, 1988; 1990 y 1991). Ante la reciprocidad de influencias que recibe el campo de la ciudad y la ciudad del campo, comienza a distinguirse un proceso de difusión urbana que marca el inicio de la etapa de transición urbano-rural, con el que se identifica el ensanchamiento y diversificación funcional de la ciudad, que más tarde se produciría a escala regional. Además, de entre los pilares que sustentan a la idea de la metropolización, destaca la incorporación de la tecnología en el desarrollo de las comunicaciones6 y transportes, en particular del incipiente uso del automóvil que incrementó la capacidad de desplazamiento intraurbana (Ibid). Uno de los puntos a destacar, es que el proceso de metropolización coincide con la etapa en la que la ciudad comienza a registrar un descenso relativo de su hegemonía demográfica y económica y esta misma influencia comienza a difundirse sobre el territorio adyacente a la ciudad. Vinculado íntimamente con la fase de formación metropolitana, uno de los procesos que comienza a tomar auge es el de SUBURBANIZACIÓN que, dado el incipiente crecimiento, ya no sólo físico, que las ciudades comenzaron a registrar en los países desarrollados posterior al decenio de 1940, señaló el proceso de incorporación de las zonas poblacionales ubicadas en la periferia no conurbada de la ciudad, al área de influencia de la ciudad, lo que se denomina suburbio desde entonces. 6 Es preciso diferenciar entre los procesos de urbanización de los países desarrollados y subdesarrollados; en los primeros (con excepción de Estados Unidos, en donde no hubo una tradición urbana previa) y México sí es posible considerar la conurbación como la base espacial de la metropolización. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 17 Una de las primeras alusiones a la noción de suburbanización remite también a Geddes (1915: 50-51) a inicios del siglo XX, al referirse a las poblaciones suburbanas conectadas a la ciudad central por tranvías, calles y por los ferrocarriles. Ello deja a similitud de un pastel en rebanadas, en donde una rebanada está ocupada y otra no, grandes espacios abiertos con una función ecológica, con lo cual se promueve un cambio en la tradición geográfica de la ciudad, que consiste en contemplar la ciudad desde una escala ampliada (regional). Sin embargo, es a los estadounidenses Ch. Harris y E. L. Ullman7 a los que se reconoce la propuesta de suburbanización, por retomarla en 1945 para diseñar su modelo de “núcleos múltiples” y con base en él, analizar la estructura urbana de la ciudad de Chicago. Ese modelo contribuyó a expandir espacialmente la urbanización de las ciudades e inspirar la noción de urban sprawl –dispersión urbana– (De Blij, 1981: 223- 224). Los factores principales que impulsaron el proceso de suburbanización fueron: a) el uso generalizado del automóvil, lo que permitió a la población desplazarse de los suburbios a la ciudad con mayor facilidad y libertad; b) el desarrollo tecnológico de las comunicaciones y especialmente las obras de infraestructura carretera –autopistas– (Bataillón, 1999: 139-140); y c) el crecimiento de un importante número de localidades de tamaño medio y pequeño a una distancia corta de la ciudad central (Aguilar Martínez, 1999: 148). Los factores anteriores en suma, dieron origen al nacimiento de los commuting, movimientos pendulares necesarios que la población realiza desde las zonas habitacionales, localizadas en los suburbios, a los puestos de trabajo ubicados en la ciudad central y asociados también con la actividad comercial (Ávila, 2001: 113). Una precisión del concepto de suburbanización fue hecha por Ferrás (1998a: 32), al concebirlo como un proceso caracterizado por la movilización de la población desde una ciudad hacia su periferia, lo que ocasiona una baja relativa de la intensidad de concentración en la ciudad o una desconcentración que refuerza la formación de los núcleos periféricos conocidos como suburbios. Así, la suburbanización señala el proceso a través del cual son incorporados los suburbios al área de influencia de la ciudad. 7 Harris y Ullman junto con el sociólogo E. W. Burgess (quien propone el modelo de “zonas concéntricas”) y el economista H. Hoyt (quien diseña el modelo de “sectores radiales”), son algunos de los autores más representativos de la Escuela de Ecología Urbana de la Universidad de Chicago del segundo decenio del siglo XX (De Blij, 1981: 221-224). En el tercer capítulo se ahonda en la explicación de estos modelos. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 18 Asimismo, esta anexión extra de espacio urbano representó un crecimiento no conurbado, lo que amplió la visión de la ciudad y permitió trasladarse de un nivel de organización física, a uno superior de organización funcional de ciudad. Si bien la noción de suburbio contribuyó a expandir la concepción de la ciudad, resulta insuficiente para explicar la urbanización difusa, ya que la suburbanización establece un sólido vínculo con lo residencial, con lo propiamente urbano (Sancho, 1989: 34), al minimizar los espacios rurales a una función ambiental, por lo que conserva, implícitamente, la visión campo-ciudad. Un nivel de estructuración de ciudad más allá de las fronteras físicas que marca el suburbano, se concibió bajo el concepto de MEGALÓPOLIS. Propuesto en 1964 por el estadounidense Jean Gottman para definir la unión física de dos o más zonas metropolitanas, hace referencia implícita a la expansión de la ciudad sobre su ámbito regional circundante. Sin embargo, su aplicación fuera del contexto estadounidense se complica, debido a las diferencias del proceso histórico-urbano y al cuestionamiento sobre si cualquier metrópolis puede convertirse en megalópolis. También se discute el tamaño físico, demográfico y el peso económico y político que puede alcanzar una megalópolis (Connolly, 1999), además del condicionamiento del relieve para permitir la unión física de dos o más zonas metropolitanas. No obstante, para el caso mexicano, este concepto ha sido el más difundido8 para caracterizar la articulación de la Ciudad de México sobre ámbito regional circundante. Por otra parte, el binomio rural-urbano (contemplado a una escala ampliada), que históricamente ha sustentado el análisis del proceso urbano bajo una relación de subordinación, da origen a una de las nociones de mayor arraigo en los medios académicos: el MODELO CENTRO-PERIFERIA. Sobre la base de la corriente estructural- funcionalista, este modelo fue utilizado en la década de los 50 por Walter Isard para determinar el nivel de dominio unilateral que se establece entre dos ámbitos, que permanecen anclados en una relación de influencia-sujeción. Influenciado ademáspor las ideas de la economía neoclásica, este modelo propone fijar un centro o núcleo dominante de actividad ante un conjunto de nodos subordinados que constituyen su periferia. Así, a pesar de lo férreo de los extremos que la conforman, esta abstracción expandida de las relaciones rural-urbanas se sustenta en un 8 Si bien es el concepto más difundido, no el más aceptado, dado que el proceso de urbanización difusa tiene un horizonte más allá de la sobreposición de zonas urbanas. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 19 paradigma de organización territorial de la actividad humana, basada en la distribución desigual del poder, en términos económicos y sociales. De esta forma, el centro se constituye como el “punto” de atracción de recursos, tecnología y capital, mientras que la periferia los traslada hacia el centro, lo que refuerza las diferencias y la relación de dependencia. La vinculación del centro con la periferia se establece a través de flujos, lo que conduce a establecer una estructura en forma de red que, a su vez, queda definida territorialmente por el área de influencia del centro. Trasladando el modelo centro-periferia a una escala mayor, los nexos se repiten no tan sólo entre ciudad y periferia rural, sino entre ciudades mundiales y una vasta periferia ocupada por ciudades de jerarquías inferiores. Así como la oposición campo- ciudad está afirmada sobre una base empírica más que teórica, de la misma forma el modelo centro periferia se sustenta en formas y funciones, lo que se traduce como una simplificación de las relaciones entre un centro “dinámico” y una periferia “inerte”. En resumen, los enfoques hasta aquí tratados resultan ya limitados e insuficientes para explicar las relaciones reciprocas entre lo rural, lo urbano y su manifestación sobre el territorio. Se confirma que durante esta etapa, la dualidad rural-urbana fue entendida indistintamente como una relación de sujeción, es por ello que la convivencia entre lo rural y lo urbano, no trascendió más allá de una simple conjugación de elementos. A través de este repaso por las categorías explicativas dominantes de este período, es posible percibir la persistencia de una perspectiva intramuros de la ciudad, en franca apertura hacia su periferia rural inmediata. No obstante, domina la forma de pensar la ciudad desde una postura estancada en el paradigma tradicional de oposición campo- ciudad. Posteriormente se emprende una transición hacia una forma renovada de estudiar la ciudad, que comienza a interesarse por una escala más amplia de lo urbano. 1.3.2 Apertura de ciudad y etapa de alternancia conceptual entre 1970 y 1980 Cuando se hace referencia a una transición conceptual, se hace referencia no sólo a un adelantamiento formal, sino a una transición promotora de una reconversión analítica de la ciudad. Frente a las nociones de la corriente urbana tradicional anteriores al decenio de los 70, comienzan a forjarse propuestas que inclinan la balanza hacia una visión “actualizada” en la forma de concebir el proceso que siguen las ciudades en su trayectoria rural-urbana. Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 20 Uno de los rasgos que más destacan en este período es que el diseño de las propuestas conceptuales estuvo indiscutiblemente influenciado por lo Piore y Sabel (1984) denominaron modelo de desarrollo industrial de especialización flexible o post-fordista, lo que deja entrever que la premisa del desarrollo homogéneo de la fase anterior, comienza a ser relegada a un segundo plano, como consecuencia de la crisis general del fordismo (Boyer, 1986; 1989: 48; Lipietz, 1989). Esta crisis señaló, en primer lugar, la fase de ruptura de la tendencia económica que predominó hasta 1973, caracterizada por un modelo centralizado de producción en serie (Boyer, op. cit.) y, segundo, el ascenso de la producción flexible que fue concebida como la segmentación del proceso productivo industrial, que llevaría a relocalizar espacialmente esas “secciones”. Por tanto, como efecto inmediato, se difundiría la actividad industrial sobre el territorio, proceso que influiría en una nueva forma de concentración a través de “pequeñas industrias”, con el objetivo de promover el desarrollo regional en otras regiones, además de la principal (Piore y Sabel, op. cit.). Es así como, durante esta etapa los procesos urbanos comienzan a ocurrir bajo una forma de urbanización contraria a la que correspondió a la etapa industrial fordista, caracterizada por un crecimiento espacial polarizado y la formación de economías de aglomeración. El crecimiento de la ciudad en este período constituye el ensanche de la urbanización, que se propaga sobre el territorio de forma extendida y ya no concentrada (Ferrás, 1998: 608). Esta tendencia llevó a incorporar, primero en Economía y posteriormente en Geografía, la teoría de la difusión para analizar los modelos de desarrollo económico en general y los procesos urbanos en particular (Racionero, 1981: 55-58). Esta anexión de la noción de difusión se consolidó con el planteamiento de Hagget (1976: 76-78) en Geografía, quien consideró que, dicha teoría contribuiría a comprender y regular la expansión de los procesos de desarrollo sobre el territorio. Se reconoce, así, el peso del paradigma dominante durante esta fase, que corresponde a una urbanización expandida, lo que llevó a introducir la noción de difusión urbana. Con ella se comienzan a concebir y analizar los fenómenos de amplificación sobre el territorio de los procesos urbanos, antes circunscritos al espacio intramuros de las ciudades. Ante la carencia de conceptos coincidentes con este tipo de urbanización que se difunde por el territorio y, que implicaba asimismo el reconocimiento de los ambientes Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 21 rurales como elementos de análisis en los estudios urbanos, comenzó a suscitarse un reciclamiento de propuestas en esta etapa. Una de las primeras (sin que sea de las más extendidas en los ámbitos académicos mexicanos) fue la de CIUDAD-JARDÍN9 (garden-city) propuesta por el urbanista inglés Ebenezer Howard en 1898 (Hall, 1996: 97-102). Dicha propuesta fue uno de los primeros intentos por incorporar lo rural como ámbito potencial sobre el que tenderá a expandirse la urbanización. Como se aprecia, la génesis de este concepto no data de hace algunos años, lo que suscita la suspicacia de que los procesos no son nuevos sino, por el contrario, son sólo la constatación de hechos ya corroborados. La ciudad-jardín se recicla y comienza a ser manejada durante este período (1970- 80) ya que, como afirma Ferrer (1992: 27), la recuperación de esa noción en las últimas décadas del siglo XX, se apoyó en la reconversión de las ideas que encasillaban a lo rural como sinónimo de atraso, para comenzar a evaluar la calidad de vida en función de parámetros ambientales. Así, en los países desarrollados principalmente, la vuelta al campo, a los utópicos recintos de la naturaleza, comienza a adquirir una importancia de tal magnitud que influenció el replanteamiento de la ciudad-jardín. Esta recuperación se basó en la posibilidad de convivencia de los elementos urbanos con los rurales, lo que permite detectar un fuerte sesgo residencial en su confección, así como la inmersión de la arquitectura en un urbanismo que buscaba la simbiosis ideal de la ciudad con su ámbito rural. Sin embargo, a pesar de que los planteamientos de la ciudad-jardín resultaron insuficientes para superar la visión de lo rural como parte inerme de la ciudad, constituyeron el inicio de la transición del paradigma de la ciudad intramuros a la ciudad en convivencia con su espacio rural conurbado. En esa misma línea de pensamiento
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