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Urbanizacion-difusa-y-reconfiguracion-ruralurbana-en-el-centro-de-Mexico

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UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Al todopoderoso 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A América 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A una personita con quien me reuniré más adelante 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi madre 
 
 
 
 
 
 
 
A mis hermanos 
 
 
 
 
 
 
 
A los hijos de mis hermanos 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi nueva familia 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
La realización de una tesis, se piensa, es resultado de un esfuerzo individual, sin 
embargo, detrás hay una valiosa contribución por parte de familiares, amigos y colegas. 
Por tanto, es deber más que atención, saldar parcialmente la deuda con aquellos que 
brindaron su apoyo en las diferentes etapas de este trabajo. Si alguien es omitido, de 
antemano mis disculpas. 
En primer lugar, a la Universidad Nacional Autónoma de México, GRACIAS POR 
TODO (otra vez). Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) por el apoyo 
económico que permitió desarrollar esta investigación. Por otra parte, también se 
agradece el apoyo recibido a través de los siguientes proyectos: La rurbanización en la 
Corona Regional de la Ciudad de México (DGAPA-UNAM-IN 305500); Interfase rural-
urbana en la Cuenca Alta del Lerma. Hacia una integración metodológica de las ciencias 
sociales y naturales (SEMARNAT-2002-C01-1430), ambos coordinados por el Dr. Javier 
Delgado en el Instituto de Geografía, UNAM. 
Y al proyecto Evaluación de medidas de control y reducción de los efectos de la 
contaminación fotoquímica en la región central de la República Mexicana (SEMARNAT-
2002-C01-0822), coordinado por el Dr. Arón Jazcilevich en el Centro de Ciencias de la 
Atmósfera, UNAM. 
Un especial agradecimiento a mi asesor, Dr. Javier Delgado Campos, por sus 
enseñanzas, su apoyo, su paciencia (y también por aventarme al ruedo). A él mi total 
reconocimiento, respeto y gratitud. 
A cada uno de los miembros del sínodo por abrir un lugar en sus respectivas 
agendas, para revisar y enriquecer esta investigación con sus atinadas observaciones y 
valiosos comentarios. En estricto orden alfabético: 
Dr. Héctor Ávila Sánchez del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, UNAM. 
Dra. Ma. Soledad Cruz Rodríguez del Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco. 
Dr. José Gasca Zamora del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. 
Dra. Esther Iglesias Lesaga del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. 
Una mención especial para el Dr. Manuel Suárez Lastra, ya que sin su valiosa y 
desinteresada ayuda, no hubiese hecho los apretones de tuerca de último momento. A 
todas las personas que a través de sus comentarios contribuyeron a mejorar este trabajo 
y también a aquellas que un sencillo ¿cómo vas? o ¡ahí la llevas!, permitieron continuar 
cuando la indecisión se filtraba a mitad de página. A todas ellas gracias por depositarme 
parte de su confianza 
Para concluir, se hace el recordatorio obligado: las opiniones y resultados 
emanados de esta investigación, no obstante haberse beneficiado y enriquecido de 
valiosos comentarios y sugerencias, son sólo responsabilidad de quien escribe estas 
líneas. 
 
 
Ciudad Universitaria, México, D.F. Abril del 2007 
Carlos Galindo 
 
 
 
 
 
La ciudad se mostraba, con sus vivos y sus 
muertos, a la vista de quien no tenía 
otro espectáculo ni otro derecho en 
la vida que aquel de contemplarla. 
 
Joaquim Paço d’Arcos, 
Memorias de un billete de Banco, 1962. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Toda mi información me trajo a esta ciudad. 
Si mi amante, mis hermanos, mi familia están en 
algún sitio, es aquí. Esta es la última 
ciudad del mundo. Más allá de su 
puerta roída está el desierto. 
 
Ben Okri. Una oración de los vivos, 1993. 
 
 
 I 
 
 
Índice 
 
 Índice de cuadros ................................................................................................................ 
 Índice de figuras .................................................................................................................. 
 Índice de gráficas ................................................................................................................ 
 Índice de mapas .................................................................................................................. 
 Índice de tablas.................................................................................................................... 
 Introducción ......................................................................................................................... 
 Hipótesis, objetivos, organización de la tesis 
 
Capítulo 1. LA URBANIZACIÓN DIFUSA A TRAVÉS DEL ENFOQUE HISTÓRICO BRAUDELIANO ...... 
1.1 Larga duración y civilización material de Braudel ......................................................... 
1.2 Las diferentes temporalidades de la urbanización diferencial ....................................... 
1.3 Trayectoria histórico-conceptual del binomio rural-urbano ........................................... 
1.3.1 La tradición analítica de ciudad intramuros anterior a 1970 ........................ 
1.3.2 Apertura de ciudad y etapa de alternancia conceptual entre 1970 y 1980 .. 
1.3.3 Urbanización difusa e innovación conceptual posterior al decenio de 1990 
 
Capítulo 2. URBANIZACIÓN DIFUSA: GÉNESIS, TRAYECTORIA HISTÓRICA Y CONSOLIDACIÓN 
 TERRITORIAL EN EL CENTRO DE MÉXICO .............................................................. 
2.1 De la oposición campo-ciudad a la difusión urbana ...................................................... 
2.1.1 Alta primacía en la red urbana: en busca del desarrollo endógeno ............. 
2.1.2 Vinculación polarizada entre las ciudades de la región: 
 la difusión del desarrollo ............................................................................... 
2.2 La transición del enfoque de difusión urbana al de urbanización difusa ....................... 
2.3 Tendencia actual de la dinámica rural-urbana y conformación territorial de ciudad: 
 de la urbanización de base urbana a la urbanización de base regional .................. 
2.4 Alcance y afirmación territorial del proceso de urbanización difusa en el 
 centro de México ...................................................................................................... 
2.4.1 Análisis comparativo de la corona regional: primer ejercicio y actualización 
 
Capítulo 3. LOS ESPACIOS EMERGENTES DE LA DINÁMICA RURAL-URBANA ................................ 
3.1 Esfuerzos recientes hacia la reconceptualización teórica de los espacios periurbanos 
3.2 Hacia la definición del paradigma de la Interfase rural-urbana ..................................... 
3.3 Hacia una metodología para identificar los espacios rural-urbanos .............................. 
3.3.1 Los antecedentes ........................................................................................ 
3.3.2 Una metodología propia para identificar al “rururbano” ............................... 
3.3.3 Cambio de categoría rural-urbana en la región Centro ............................... 
3.3.4 Índice de Rurbanización (IRUR) .................................................................. 
3.4 Interfase rural-urbana y tipología de espacios periurbanos ..........................................Conclusiones ....................................................................................................................... 
 
 Bibliografía ........................................................................................................................... 
 
 Anexo metodológico ............................................................................................................ 
 
 Anexo estadístico ................................................................................................................ 
 
Pág. 
 
 II 
 II 
III 
III 
III 
IV 
 
 
 1 
 2 
 6 
10 
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81 
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84 
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97 
 
104 
 
114 
 
118 
 
 II 
 
 
Índice de cuadros 
 
Cuadro 1.1 Transición histórico-conceptual de la relación rural-urbana en México ............ 
Cuadro 2.1 Trayectoria paradigmática del análisis urbano-regional en México .................. 
Cuadro 2.2 Región Centro: comparación de indicadores para el cálculo actualizado 
 del Índice de Consolidación Urbano-Regional (ICUR) .................................. 
Cuadro 2.3 Comparación del porcentaje de la varianza explicada del ICUR: primer 
 ejercicio y actualización ................................................................................ 
Cuadro 2.4 Comparación de la matriz de correlación de componentes principales 
 del ICUR: primer ejercicio y actualización .................................................... 
Cuadro 2.5 Región Centro: media de los indicadores por rango 
 establecido del ICUR, 2000 .......................................................................... 
Cuadro 2.6 Región Centro: ICUR por rango establecido y ámbito territorial identificado, 
 municipios y población -en miles- (absolutos y relativos), 2000 ................... 
Cuadro 2.7 Región Centro: crecimiento de la población -en miles- por ámbito territorial 
 identificado .................................................................................................... 
Cuadro 2.8 Región Centro: ICUR por zona metropolitana (población 
 absoluta -en miles- y relativa, 2000 .............................................................. 
Cuadro 2.9 Región Centro: crecimiento poblacional 1970-2000 por zona metropolitana .... 
Cuadro 2.10 Región Centro: localidades menores de 100 mil habitantes por rango 
 y total de población -en miles-, 2000 ............................................................ 
Cuadro 3.1 Región Centro: cambio de categoría rural-urbana por municipio, 1970-200 .... 
Cuadro 3.2 Región Centro: localización de la dinámica rural-urbana, 2000 ........................ 
Cuadro 3.3 Región Centro: subsectores manufactureros más dinámicos, 1986-1999 ........ 
Cuadro 3.4 Síntesis de los indicadores para la construcción del IRUR, 2000 ..................... 
Cuadro 3.5 Porcentaje de la varianza explicada .................................................................. 
Cuadro 3.6 Matriz de correlación de componentes del Índice de Rurbanización ................ 
 
Pág. 
12 
52 
 
59 
 
60 
 
60 
 
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66 
 
66 
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89 
89 
 
Índice de figuras 
 
Figura 1.1 Braudel: las fases temporales de la larga duración ……………………..….......... 
Figura 1.2 Braudel: niveles de estructuración de la civilización material ............................. 
Figura 1.3 Caracterización del ciclo de la urbanización diferencial ..................................... 
Figura 1.4 Esquema del modelo de las fases de la urbanización diferencial ...................... 
Figura 2.1 Relación empírico-paradigmática del análisis urbano-regional en México ......... 
Figura 2.2 Formación de estructuras reticulares .................................................................. 
Figura 3.1 Modelos tradicionales en torno a la estructura urbana ....................................... 
Figura 3.2 Modelo periférico de áreas metropolitanas ......................................................... 
Figura 3.3 Modelo postmoderno de estructura urbana ........................................................ 
Figura 3.4 Modelos en torno a la estructura regional ........................................................... 
Figura 3.5 De la oposición campo ciudad a la Interfase rural-urbana .................................. 
 
Pág. 
 3 
 5 
 7 
 9 
36 
55 
75 
77 
78 
79 
80 
 
 III 
 
 
Índice de gráficas 
 
Gráfica 2.1 México: concentración poblacional por rango de localidad, 1930 y 1970 ......... 
Gráfica 2.2 México: concentración poblacional por rango de localidad, 1970 y 1990 ......... 
 
 
Pág. 
40 
47 
 
 
Índice de mapas 
 
Mapa 2.1 Índice de Consolidación Urbano-Regional (ICUR) en la región Centro de 
 México, 2000 ................................................................................................. 
Mapa 3.1 Dinámica rural-urbana en la región Centro de México, 1970-2000 .................... 
 
 
Pág. 
 
63 
91 
 
 
Índice de tablas 
 
Tabla 3.1 Identificación de la Interfase Rural-Urbana .......................................................... 
Tabla 3.2 Agrupaciones Subregionales en Espacios de Interfase Rural-Urbana ............... 
 
 
Pág. 
83 
93 
 
 
 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 IV 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Tenía veinte años, y cuando se es tan joven, 
se borran las ciudades que quedan atrás mientras se 
encienden las del porvenir. Ahora en cambio, sólo son 
nítidas las ciudades que deje atrás, y borrosa y en sombras, 
a medida que la exploro, la ciudad en donde vivo. 
Pablo De Santis, El calígrafo de Voltaire, 2001. 
En las postrimerías del siglo XX como consecuencia de la reestructuración económica 
mundial y la transición demográfica que ocurre paralela, la metamorfosis socioespacial 
por la que atraviesan las metrópolis en diferentes latitudes, ha modificado radicalmente 
los vínculos en la red de ciudades a distintas escalas: internacional, regional y local 
(Friedmann, 1986; 1996; Sassen, 1991). Asimismo, en el proceso se han visto 
involucradas áreas que tradicionalmente se consideraban desligadas de la dinámica 
urbano-regional, como es el caso concreto de las periferias regionales o espacios 
periurbanos, en donde un vasto ámbito rural comienza a formar parte de los procesos 
socioespaciales de las metrópolis, lo que complejiza la definición de las morfologías 
urbanas y regionales. 
Otro rasgo esencial, es que estos fenómenos permanecen estancados en un nivel 
de análisis que se caracteriza, primero, por continuar atado al determinismo económico y 
social que ha predominado, para las ciencias sociales en general (Aguirre, 1996: 91-96) y 
para los estudios sobre ciudades en particular (Ramírez, 1999: 47-48) y, segundo, por 
abstraerse de la dimensión espacial en la que ocurren aquellos fenómenos. 
Los estudios sobre la Ciudad de México no escapan a las tendencias señaladas, 
ya que hasta la década de los 70, aconteció el auge de los enfoques sectoriales socio-
economicistas. El territorio por su parte, permaneció al margen de la investigación en 
Geografía Regional. En conjunto, los estudios continuaron fijos sobre un mismo plano de 
análisis y abstraídos de las mutaciones socioespaciales que acompañaron a la transición 
urbana de esta ciudad. 
Esta directriz comenzó a ser debatida al plantearse una serie de interrogantes en 
relación con la dinámica contemporánea de los procesos rural-urbanos en el centro de 
México. Entre los cuestionamientos de mayor consideración, destacó el que se refirió al 
declive demográfico y económico (absoluto y relativo), de la Ciudad de México y la 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 V 
 
 
recuperación en los mismos rubros de las restantes ciudades de la red urbana y en 
particular, de los núcleos rurales que se ubican en su espacioperirurbano circundante. 
También adquirió notoriedad el grado de complementariedad urbano-rural en los 
procesos regionales, que histórica y teóricamente (para el caso mexicano), se han 
considerado como poco o nulamente interconectados. En síntesis, comenzó a insinuarse 
la formación de un dilatado espacio rural-urbano que suponía la articulación de una 
compleja estructura urbano-regional que rebasaba la capacidad explicativa del tradicional 
modelo de oposición campo-ciudad. Sin embargo, los esquemas de análisis continuaron 
sustentándose en los axiomas de aquel modelo y asumiéndolo como el principal canon 
explicativo, a pesar de su insuficiencia para explicar los factores, elementos y la 
organización territorial de esta nueva formación de ciudad. 
Es así como, a partir la década de 1990, la búsqueda de un modelo teórico que se 
acoplara al análisis de los inéditos procesos urbano-regionales, llevó a vislumbrar la 
urbanización difusa (expresión depurada de la difusión urbana y alterna al modelo de 
oposición campo-ciudad), que se ajustó en un grado mayor al proceso real de 
conformación regional de ciudad, ya que permitió analizar contextos socioeconómicos 
heterogéneos y derivado de ello, establecer diferenciaciones y caracterizaciones 
territoriales. 
En este trabajo se insiste en la incorporación de la perspectiva territorial al análisis 
de la urbanización difusa, por que sí bien es un fenómeno constatado en la región Centro 
de México que favorece la incorporación de localidades de diferente jerarquía a la red 
urbano-regional, esta incorporación ocurre de forma selectiva en función del territorio. Por 
tanto, si hasta últimos años el territorio sólo se ha visto como un contenedor en donde 
ocurren los procesos, actualmente recurrir a variables territoriales para estudiar los 
actuales fenómenos urbano-regionales no puede seguir aplazándose o abordarse 
tangencialmente. 
Insistimos en el enfoque territorial dada su importancia creciente, ya que con base 
a su incorporación, se realiza un análisis con un mayor sustento en la realidad. Pero de 
igual forma reconocemos, que esta propuesta territorial puede no ser aplicable para todas 
las disciplinas, dado que hay enfoques (por ejemplo desde la sociología urbana), que 
insisten en la no espacialidad de los procesos sociales. 
Por otra parte, si se admite que los diferentes eventos históricos que han 
caracterizado el proceso urbano, se materializan a través de la conformación espacial que 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 VI 
 
 
asume la ciudad (Castells, 1973: 16; Santos, 2002: 9-10), entonces, la organización 
territorial propia de cada una de las etapas del desarrollo de la ciudad, se presenta como 
una categoría explicativa esencial del proceso de urbanización difusa contemporáneo, del 
que el análisis no puede, ni debe seguir abstrayéndose. 
Ahora bien, se reconoce que uno de los factores primordiales (más no el único) 
que organiza el territorio son las ciudades, ya que éstas, como la materialización de la 
actividad del hombre en sociedad, son fundamentales para el diseño de políticas 
regionales que buscan reducir las desigualdades socioespaciales. En suma, se pretende 
definir una red de núcleos urbanos y rurales interconectados, síntesis congruente con la 
etapa de alternancia que caracteriza la transición urbano-regional de la Ciudad de México. 
Con la base en lo anterior, se plantean las siguientes hipótesis de trabajo: 
1. En el proceso contemporáneo de ampliación y rearticulación de la red urbana en el 
centro de México, la urbanización difusa asume un papel protagónico congruente 
con su trayectoria histórica y las oleadas previas de expansión territorial. 
2. Para el caso del centro de México, la urbanización difusa no es simplemente un 
efecto circunstancial de la dinámica sociodemográfica subordinada a la 
reconversión económica, sino que constituye un factor básico que favorece el 
proceso de integración de las localidades a la red urbano-regional. 
Para comprobar las hipótesis referidas, en este trabajo se busca demostrar que, a 
partir de la insuficiencia analítica de los principales conceptos provenientes de las teorías 
tradicionales en el urbanismo, la urbanización difusa constituye un modelo teórico alterno 
para entender el territorio, que se ajusta al análisis del proceso formativo y de 
rearticulación territorial contemporánea en el centro de México. 
Para alcanzar el anterior objetivo general se plantean los siguientes objetivos 
particulares: 
o Reconocer a la urbanización difusa como base exploratoria pertinente para 
analizar el actual proceso de rearticulación urbano-regional y territorial en el centro 
de México 
o Identificar desde la perspectiva de la urbanización difusa, la trayectoria histórica de 
la integración territorial de la Ciudad de México con su región circundante. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 VII 
 
 
o Examinar el papel que lo rural ha asumido en las distintas fases de conformación 
territorial de la Ciudad de México y caracterizar el rol que asume en los actuales 
procesos de urbanización difusa. 
o Analizar algunas de las transformaciones territoriales, así como los cambios de 
jerarquía y la rearticulación de la red ciudades en el centro de México derivadas de 
la urbanización difusa. 
Para demostrar el planteamiento de las hipótesis, así como de los objetivos 
particulares, el trabajo de investigación se organiza en los siguientes apartados. El 
capítulo primero establece las posiciones teóricas y comienza con una revisión de los 
planteamientos en los que se sustentan las teorías de la larga duración y civilización 
material de Fernand Braudel que permitirán, primero, corroborar las hipótesis aquí 
planteadas sobre la conformación cíclica de la ciudad sobre la base de la idea del tiempo 
múltiple, y segundo, detectar algunas de las principales bases materiales que impulsaron 
el proceso de urbanización difusa. La secuencia de análisis se traslada hacia la 
exploración, bajo el enfoque de las diferentes temporalidades, de los fundamentos 
teóricos de la urbanización diferencial de Geyer y Kontuly, como esquema para analizar la 
conformación espacio-temporal de la estructura regional de la Ciudad de México. 
Como complemento, se realizará una revisión no exhaustiva de los principales 
paradigmas y conceptos que se han acuñado para sustentar el estudio de la ciudad. Se 
parte del supuesto de que el nivel de análisis y diagnóstico y, por tanto, de planeación 
socioespacial que se hace de la ciudad, está condicionado por aquel basamento teórico-
empírico. Por tanto, a partir de una separación cronológica de los conceptos y nociones 
teóricas principales, se examinará el progreso en sus contenidos. Ello nos llevará a 
reconocer una conformación particular de ciudad que sobrepasa el tradicional enfoque 
intramuros desconectado de su ámbito rural, y también a identificar la transición 
paradigmática que han experimentado los viejos conceptos, para acoplarse a las pautas 
de análisis actuales que la ciudad exige. 
En el segundo capítulo se presenta una revisión histórica que permitirá detectar los 
orígenes, los principales procesos históricos y las bases materiales del proceso de 
urbanización difusa en el México central, así como la trayectoria que ha seguido a través 
del tiempo, hasta llegar a la fase de consolidación territorial que coincide con una 
formación inédita de ciudad, sobre una base regional. El capítulo se complementa con el 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 VIII 
 
 
reconocimiento de algunas de las tendencias urbano-regionales más importantes que 
actualmente se vislumbran en el centro de México y su posible gestión territorial. 
Con relación al segundo capítulo y abordando una cuestión que compete a la 
totalidadde esta investigación, se subraya el hecho de que la designación de la región 
Centro del país como territorio particular para examinar la urbanización difusa, lejos de 
apoyarse en criterios espacialistas que justifiquen esa delimitación, se sustenta no en un 
criterio territorial predeterminado, sino en la hipótesis de que dicha región es la 
manifestación espacial del proceso de urbanización difusa que caracteriza la fase actual 
de conformación regional de la Ciudad de México. Por tanto, cuando en el desarrollo de 
esta investigación se indique región Centro, se hace referencia a la región integrada por el 
Distrito Federal y las entidades de Hidalgo, México, Morelos, Puebla y Tlaxcala1. 
La incorporación del enfoque rural conformará el cuerpo central del capítulo 
tercero. En esta parte del trabajo se cuestionará la supuesta disociación de lo rural 
respecto de lo urbano, en función del análisis de los procesos de complementariedad que 
caracterizan la fase de urbanización difusa. 
Las evidencias y su análisis permitirán confirmar la hipótesis acerca de que en el 
ámbito académico, así como en el diseño de políticas de desarrollo, lo rural ha 
permanecido encasillado en una categoría de “indeseable”. Por el contrario, aquí se 
sostiene que, a partir de la reestructuración económica nacional (influenciada más no 
determinada por la internacional), se identifican nuevas formas de vinculación campo-
ciudad, que a su vez adquieren una expresión territorial específica, lo que permite 
aseverar que los paradigmas tradicionales son insuficientes para contextualizar los 
procesos socioespaciales correspondientes. 
 
1
 Esta delimitación corresponde a la de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE, 1990). Las 
restantes regiones del país quedan integradas de la siguiente manera: Noroeste (Baja California, Baja 
California Sur, Sonora, Sinaloa); Norte (Chihuahua, Durango, Coahuila); Noreste (Nuevo León, 
Tamaulipas); Centro Norte (Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro); 
Occidente (Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán); Golfo (Veracruz, Tabasco); Pacífico Sur (Guerrero, 
Oaxaca, Chiapas); y Península de Yucatán (Campeche, Quintana Roo y Yucatán). 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 1 
 
 
CAPÍTULO 1. 
LA URBANIZACIÓN DIFUSA A TRAVÉS DEL ENFOQUE 
HISTÓRICO BRAUDELIANO∗ 
 
¿No vemos, cada vez más claramente a medida que lo 
estudiamos, la necesidad de una revisión completa de nuestras 
ideas tradicionales y de los límites entre la ciudad y el campo?. 
Patrick Geddes, Ciudades en Evolución, 1910. 
En los estudios sobre el binomio rural-urbano ha persistido el enfoque convencional 
orientado hacia una apreciación simplificada de oposición. Este enfoque aborda la 
dicotomía campo-ciudad como realidades contrapuestas, en donde la primera permanece 
subordinada a la segunda, en ambientes territorialmente desconectados. Sin embargo, la 
interacción rural-urbana actual y las expresiones territoriales resultantes, conducen a 
reconocer “nuevas” modalidades de interacción entre ambas categorías. Por ello, es 
necesario explorar variantes explicativas que permitan superar las apreciaciones 
polarizadas, de oposición o de subordinación que han dominado en el campo de la 
Geografía Regional y aborden, desde otro ángulo, la interpretación de estas nuevas 
realidades. 
En este primer capítulo se realiza una revisión no exhaustiva de las principales 
corrientes de pensamiento y de los conceptos que se han propuesto para analizar el 
binomio rural-urbano. De esta revisión se concluye que, de entre las alternativas 
paradigmáticas con que cuenta el estudio de la relación rural-urbana, la urbanización 
difusa se perfila como la más viable para analizar el desarrollo de esas “nuevas 
relaciones”, así como para analizar las nuevas expresiones territoriales que de ellas 
emanan. 
Para adentrase en el campo de los estudios sobre la ciudad en general y de la 
transición rural-urbana en particular, conviene partir de una noción básica: el proceso 
urbano no expresa un cambio inercial de ambientes detectado mediante criterios 
 
∗ Un extracto de los apartados 1.2 y 1.3 formó parte de la ponencia: Galindo, C. y J. Delgado (2004), 
“Urbanización difusa y rearticulación urbano-regional en el centro de México”, Ponencia presentada en el 
9° Encuentro Nacional sobre Desarrollo Regional en México y Festejos del 10° Aniversario de la 
Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional (AMECIDER, A. C.), evento organizado por 
la AMECIDER, A. C. y realizado en las Instalaciones del Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, 
Torre II de Humanidades, Ciudad Universitaria, México, D. F. del 19 al 22 de octubre de 2004. Además la 
ponencia in extenso está publicada en las memorias del evento en versión digital (CD). 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 2 
cuantitativos, sino un proceso selectivo de carácter cualitativo y multifacético, que se 
expresa territorialmente. La idea central consiste en reconocer que el proceso urbano es 
un cúmulo de causas, efectos y cambios territoriales, más que una distinción previa de 
categorías. 
Lo anterior coincide con el objetivo de este primer capítulo, que además de 
exponer las bases teóricas en que se apoyará este trabajo, plantea que el proceso de 
urbanización contemporáneo, sobrepasa la capacidad analítica de los enfoques 
convencionales, aseveración que se probará, apoyado en las teorías braudelianas de la 
larga duración y la civilización material. 
1.1 Larga duración y civilización material de Braudel 
Este trabajo inicia con la revisión de los principales planteamientos de las teorías de la 
larga duración y civilización material. La primera, constituye la propuesta teórica que 
permitirá analizar y caracterizar el devenir histórico por el que ha transitado la ciudad y la 
segunda, propone una secuencia metodológica que permitirá detectar los principales 
elementos materiales en los que se ha afirmado la transición rural-urbana. 
La teoría de la larga duración fue propuesta por el historiador francés Fernand 
Braudel entre el período de 1923 a 1939 (Braudel, 1997: 15, 21) y marcó un punto de 
inflexión en la metodología y en la filosofía de la historia1, al proponer una forma singular 
de concebir la sucesión de eventos a través del tiempo: analizar la secuencia histórica de 
forma estructurada, en contraste con la tradicional visión lineal y evolutiva (ahistórica), 
heredada del idealismo y recuperada posteriormente por el positivismo. 
El objetivo central de esta teoría es alcanzar una explicación de conjunto, 
sustentada en un marco histórico concreto, de las relaciones entre sucesos, 
profundizando en la lógica que cada uno de ellos ocupa en la delimitación de diferentes 
temporalidades y que conducen a la formación de las diversas estructuras sociales y 
económicas (Aguirre, 1995: 32). 
La “descomposición” del tiempo en la concepción braudeliana significa una 
acotación y selección de escala temporal, que equivale a asumir una secuencia 
organizada para abordar la dinámica histórica y definir una visión estructurada, más que 
 
1 Uno de los propósitos de Braudel al postular su teoría de la larga duración, era establecer un vínculo entre la 
historia y las ciencias sociales, para alcanzar una visión de conjunto que permitiera concebir a la historia 
como “... una reconstrucción del pasado en toda su amplitud y en toda su complejidad [que incorpora] en 
sus cuadros y explicaciones la obra entera, tan rica, de las ciencias sociales, sus vecinas...” (prefacio a la 
primera edición española, 1997: 9). 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 3 
establecer una división cómoday apropiada para concebir la historia. Braudel por tanto, 
se aleja de los estudios anecdóticos (tradicionales), y opta por penetrar en el análisis 
particular de los eventos y su trascendencia, para detectar su influencia en el trazo de una 
historia globalizante (Aguirre: 1996: 51). En esta forma, Braudel fundamenta su teoría a 
través del reconocimiento de oscilaciones temporales de distinto origen, duración y 
tendencia, pero correlacionadas a diferentes niveles de conjunción (Lepetit: 1995: 17-18). 
De acuerdo con la conceptualización hecha por Braudel, en función de su 
permanencia, influencia y conexión en un proceso, los sucesos históricos adquieren la 
categoría de corta, media y larga duración (Braudel, 1997). Este orden le permite captar la 
simultaneidad, que frecuentemente empaña la enmarañada relación temporal de los 
eventos históricos. Pese a la separación conceptual, las tres categorías permanecen en 
intima relación al desenvolverse cada una con un ritmo específico, pero interconectado. 
La figura 1.1 representa de manera condensada y contribuye a una mejor apreciación de 
la forma en la que está dispuesta la teoría. 
Figura 1.1 Braudel: las fases temporales de la larga duración 
1 2 3 ... ... n 
 
Capa superior 
Corta duración 
Historia coyuntural 
 
a b c 
 
Capa intermedia 
Duración media 
Historia episódica 
 
A ----------------------------------------------------------------------- Z 
 
Capa base 
Larga duración 
Historia estructural 
 
Fuente: arreglos sobre la base de: Delgado, 1998: 20; Braudel, 1989: 53. 
En forma de capas que se envuelven alternativamente, en donde la primera define 
la forma de la siguiente, a cada una corresponde una dinámica particular pero acoplada a 
las otras. En primer lugar, la capa base, la larga duración (historia estructural) es el 
soporte en donde los sucesos se caracterizan por permanecer (aparentemente), casi 
inmutables a través del tiempo, correspondientes a las estructuras casi invariables, o cuyo 
cambio es apenas perceptible pero que son decisivos y determinantes para el proceso 
histórico general2 (Aguirre: 1996: 43). La consolidación del capitalismo, como proceso 
 
2 De acuerdo con Aguirre (1996: 42) no es posible hacer equivalencia entre los fenómenos históricos de larga 
duración, con los fenómenos de índole geográfico físico, como la presencia (por ejemplo) de sistemas 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 4 
ligado a las ciudades y a la explotación del campo, es un ejemplo de fenómeno de larga 
duración. 
En un segundo plano inmediato están los eventos de duración media (historia 
episódica), caracterizados por ser cambios acompasados, transitorios, correspondientes a 
las modificaciones de los órdenes sociales y los estados, afectados por las coyunturas 
económicas (Braudel, 1989: 31). Por último, en la capa superior, están los 
acontecimientos de corta duración (historia coyuntural), (op. cit., p. 53), que se relacionan 
con acontecimientos de efímera permanencia, es decir, con el tiempo social característico 
de la vida cotidiana y no propiamente con las instituciones (Ibid, p. 64-65) y sin embargo, 
capaces de conmocionar el tiempo presente, de alterar los ritmos del ciclo, como en el 
caso de las revoluciones (Ibid, p. 194-196). 
Por tanto, una de las principales aportaciones de la teoría de la larga duración fue 
proponer que los sucesos históricos no ocurren de manera fortuita y desligados unos de 
otros, por el contrario, transcurren interrelacionados, no aleatoriamente, sino en función 
de acontecimientos “guía” que perfilan la trayectoria espacio-temporal a seguir. Así 
entonces, eventos posteriores heredan (en mayor o menor medida), las influencias 
precedentes que son intrínsecas a todo el proceso. En esta forma Braudel confirió al 
análisis histórico la dimensión de continuidad, por medio del examen particular de los 
eventos temporales, enlazándolo a través de coyunturas particulares a partir de su 
enfoque de larga duración. 
Por su parte, propuesta en 1979, civilización-material fue también desarrollada por 
Braudel y significó la continuación del enfoque de la larga duración, para conferir una 
extensión metodológica, basada en el reconocimiento de las estructuras civilizatorias de la 
larga duración (Aguirre, 1996: 153). De acuerdo con este enfoque de civilización-material, 
cada tipo de sociedad, en una fase histórica determinada, se caracteriza por un patrón de 
producción y consumo especifico, que permite distinguir las necesidades concretas de la 
sociedad y el adelanto tecnológico del que se han apropiado para satisfacer dichas 
necesidades (Braudel, 1993: 35). 
En esta forma, se detecta una relación que se expresa implícitamente dentro de la 
teoría: a cada tipo de sociedad corresponde una particular fase tecnológica, que se hace 
 
montañosos, ya que se estaría promoviendo, en primer lugar, una simplificación de la teoría de la larga 
duración y, segundo, un determinismo geográfico disfrazado de determinismo histórico. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 5 
evidente a través de la producción y el consumo (modo de producción) y, que a su vez, 
incide en la forma de organizar y organizarse sobre el territorio. 
En civilización-material Braudel consideró (al igual que en la larga duración), tres 
niveles de análisis: inferior (vida material), intermedio (nivel económico-mercantil) y 
superior (jerarquías sociales). En el primer nivel Braudel (1984, vol. I: 8-10) incluyó la 
totalidad de las actividades productivas básicas que las sociedades realizan, en 
correspondencia directa con el nivel tecnológico alcanzado y con el trabajo, para obtener 
la satisfacción sus necesidades inmediatas (figura 1.2). 
Figura 1.2 Braudel: niveles de 
estructuración de la civilización material 
 
 
Jerarquías 
sociales 
- Nivel superior 
 
 
Nivel 
económico-mercantil 
- Nivel intermedio 
 
 
 
 
 
Vida material 
- Nivel inferior 
Fuente: elaboración propia sobre la base de: Braudel, 1984. 
Esta dinámica de la vida material es la fuerza motriz que echa a andar, en un 
segundo plano inmediato, el complejo engranaje del proceso económico-mercantil o vida 
económica (op. cit., vol. II: 6-10) que, a su vez, moviliza el sistema macroeconómico que 
corresponde a la estructuración de las jerarquías sociales en tiempo y espacio (Ibid, vol. 
III: 5-8), pero que repercute recíprocamente en las categorías precedentes. Esta 
caracterización de los eventos temporales a través del diseño de un armazón histórico, 
permite vislumbrar la suma de los componentes que han estado involucrados con la 
formación de las sociedades y paralelamente, con la (trans)formación de las ciudades. 
Ahora bien y con relación a este trabajo, es indispensable reconocer la pertinencia 
de las teorías de la larga duración y de la civilización material, como condición necesaria, 
para trasladar a un paralelismo contemporáneo su acoplamiento para el estudio de la 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 6 
ciudad. Algunos de los principales argumentos que justifican la incorporación de la teoría 
histórica braudeliana al estudio del binomio rural–urbano, se reconocen en la labor de 
detección y dilucidación de las distintas fases (de larga, media o corta duración) por las 
que la ciudad ha transitado (Delgado, 1998: 21), así como de los procesos materiales 
particulares correspondientes a cada fase. En esta forma, la detección de la conformación 
cíclica de la ciudad, así como el reconocimiento de los principales elementos materiales 
involucrados, a través de la relación tecnología-producción y producción-consumo sonindispensables para examinar la (trans)formación de las ciudades a través de la transición 
rural–urbana. 
Llegado este punto, es necesario destacar la posición que ocupa dentro de la 
lógica braudeliana el estudio de los núcleos urbanos, pues a partir del “descubrimiento” y 
análisis de los elementos que condicionaron la formación de la red de ciudades europeas 
en los siglos XV-XVI, Braudel (1997: 365-468) reconoció y estableció una diferenciación 
jerárquica de las ciudades del Mediterráneo de acuerdo con la duración y la trascendencia 
de los eventos, ratificando así, la idea del tiempo múltiple. 
Esta identificación hecha por Braudel de los factores materiales acoplados bajo un 
enfoque de diferentes temporalidades, lo llevó a reconocer el grado de articulación del 
sistema de ciudades europeo. En síntesis, concebida desde la perspectiva de la larga 
duración y complementada con el análisis de los procesos materiales civilizatorios, la 
historia de la ciudad permitirá establecer un sólido basamento teórico para analizar los 
procesos contemporáneos de desarrollo urbano-regional que caracterizan a la Ciudad de 
México. 
Para cerrar este apartado, es necesario subrayar que con la aplicación de este 
enfoque, no se pretende ponderar una elemental técnica regresiva sólo para destacar 
datos anecdóticos. De lo que se trata, primero, es de analizar la trayectoria histórica de la 
ciudad en general para, segundo, comprender las coyunturas actuales del proceso 
urbano, lo que, tercero, permitirá definir una concepción más depurada de las tendencias 
urbano-regionales que caracterizan el desarrollo socioespacial de la ciudades en general 
y de la Ciudad de México en particular. 
1.2 Las diferentes temporalidades de la urbanización diferencial 
Los planteamientos braudelianos de la larga duración y la civilización material permiten 
acoplar otra propuesta teórica para fundamentar la labor de análisis, se trata de la 
“urbanización diferencial“ de Geyer y Kontuly (1993). En primer lugar, en este modelo se 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 7 
propone la idea de que las ciudades grandes, medias y pequeñas atraviesan por fases de 
lento o rápido crecimiento, que a su vez son el reflejo de las tendencias dominantes, 
primero hacia la concentración y posteriormente hacia a la desconcentración. En síntesis, 
este esquema de fases por las que atraviesa la ciudad en su trayectoria hacia una 
compleja estructura urbano-regional (figura 1.3), permitirá un primer acercamiento al 
proceso urbano en general pero particular para el caso de la Ciudad de México. 
Figura 1.3 
Caracterización del ciclo de la urbanización diferencial 
 
I II III IV V VI
M
IG
R
A
C
IÓ
N
 N
E
TA
CONCENTRACIÓN DESCONCENTRACIÓN
PRIMER CICLO DEL DESARROLLO URBANO
TIEMPO
+
-
0
U PR CU U
 
 
 I CIUDAD PRINCIPAL (FASE TEMPRANA) U URBANIZACIÓN 
 II CIUDAD PRINCIPAL (FASE INTERMEDIA) PR REVERSIÓN DE LA POLARIDAD 
 CU CONTRAURBANIZACIÓN II 
 IV 
 V 
 VI 
CIUDAD PRINCIPAL (FASE AVANZADA) 
CIUDAD MEDIA (FASE INTERMEDIA) 
CIUDAD MEDIA (FASE AVANZADA) 
CIUDAD PEQUEÑA 
 
 
 
CIUDAD PRINCIPAL 
CIUDAD MEDIA 
CIUDAD PEQUEÑA 
Fuente: Tomado de Geyer y Kontuly, 1993: 165 (traducción propia). 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 8 
Para distinguir cada una de las fases del modelo, Geyer y Kontuly recurren al 
reconocimiento de los flujos migratorios de primer y segundo orden, los cuales se asumen 
como las fuerzas dominantes que definen la secuencia del proceso y caracterizan las 
fases de concentración y desconcentración que van articulando el sistema urbano a 
través de un proceso diferenciado (figura 1.4). 
Estas fases, por las que los sistemas urbanos atraviesan, son posibles de 
sintetizar de la siguiente forma: en la primera fase (I), el proceso urbano se caracteriza por 
concentrar las actividades económicas de base urbana (economías de aglomeración), lo 
que influye en el direccionamiento de las migraciones interregionales que son atraídas a 
la ciudad principal del sistema que crece rápidamente. En la siguiente fase (II) se 
mantiene el ritmo de los flujos migratorios e inclusive tienden a incrementarse. Sin 
embargo, comienza a percibirse una ligera recuperación de las ciudades secundarias 
como consecuencia de la expansión suburbana de la ciudad principal, lo que implica 
movimientos migratorios de tipo intraurbano, además de los característicos rural-urbanos. 
En un tercer momento (III) comienza un proceso de deslocalización de las 
economías de aglomeración, que se percibe a través de la tendencia hacia la 
desconcentración interregional, que conduce hacia la formación multinuclear del sistema 
de ciudades. En correspondencia, se registra un viraje de los flujos migratorios, cuya 
diversidad rebasa el tradicional patrón migratorio rural-urbano, para constituir categorías 
migratorias de tipo metropolitano-urbano, inter-metropolitano y urbano-urbano. 
En suma, se reconoce un estadio avanzado de la ciudad principal, junto con el 
repunte de algunas ciudades medias, principalmente las más próximas a la ciudad 
principal. En esta fase se percibe una expansión del sistema urbano que incorpora 
localidades a las diferentes jerarquías urbanas. Como consecuencia de la intensificación 
del proceso desconcentrador, en una cuarta fase (IV) la ciudad principal, a pesar de 
seguir creciendo en términos absolutos, comienza a decrecer en términos relativos, al 
comparar su tasa de crecimiento con la de las ciudades medias que integran el sistema 
urbano. 
Se produce así, una reducción de la capacidad de atracción de la ciudad principal, 
lo que de acuerdo al modelo, señala su etapa de declive (en tanto que centro de atracción 
de los flujos migratorios) y paralelamente, el ascenso, consolidación e interrelación de las 
ciudades intermedias como los centros más dinámicos (de atracción). 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 9 
Figura 1.4 
Esquema del modelo de las fases de la urbanización diferencial 
(movimientos principales y secundarios) 
2 2
2 2
3
3
3
3 1
 
I. CIUDAD PRINCIPAL (fase temprana) II. CIUDAD PRINCIPAL (fase intermedia) 
 
III. CIUDAD PRINCIPAL (fase avanzada) IV. CIUDAD INTERMEDIA (fase intermedia) 
 
V. CIUDAD INTERMEDIA (fase avanzada) VII. CIUDAD PEQUEÑA 
 Movimientos principales Movimientos secundarios 
Fuente: Tomado de Geyer y Kontuly, 1993: 171 (traducción propia). 
En la penúltima fase (V), desde la ciudad central comienza ya a registrarse un 
despoblamiento en términos absolutos, que llega a influenciar a los niveles interregionales 
y afecta directamente a las ciudades de menor jerarquía del sistema urbano. Esta fase 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 10 
marca la intensificación del fenómeno de reversión de la polaridad (que inició en la etapa 
anterior), es decir, la ciudad ya no es el centro dominante y de atracción de los flujos 
migratorios y por tanto tampoco del sistema. 
En la última fase (VI), la fuerza del proceso desconcentrador alcanza tal magnitud 
que constituye ya un fenómeno de contraurbanización, que implica la relocalización de las 
actividades de base urbana y el redireccionamiento de los flujos migratorios desde la 
ciudad principal y las ciudades medias hacia las ciudades pequeñas del sistema. Por 
tanto, la naturaleza de los movimientos migratorios se realiza ahora entre categorías 
urbano-rural y rural-rural. 
Ahora bien, para trasladar el modelo propuesto por Geyer y Kontuly al contenido 
de este trabajo, la labor consistirá en acoplar en un solo nivel analítico, la trayectoria 
paradigmática del análisis urbano-regionalen México con los postulados de la 
urbanización diferencial, para construir un marco de exploración espacio-temporal que 
permita caracterizar la trayectoria que la Ciudad de México ha transitado por los diferentes 
estadios históricos, hasta llegar a la fase actual de urbanización difusa. Antes de abordar 
esta exploración histórica (que se realizará en el capítulo siguiente), una revisión de los 
principales conceptos que se han propuesto para analizar la relación urbano-rural, 
contribuirá a comprender esta transición paradigmática a la que se hace alusión. 
1.3 Trayectoria histórico-conceptual de la relación rural-urbana 
La larga duración, la civilización material, así como la trayectoria diferenciada del proceso 
urbano supuesta en la urbanización diferencial, implica la conjugación de un cúmulo de 
elementos y factores interrelacionados a diferentes escalas temporales y espaciales. Esta 
apreciación difiere de los criterios convencionales de tipo cuantitativo al incluir en la serie 
analítica, no una sola y única bipolaridad, sino una gama de contextos rural-urbanos que 
no corresponden plenamente con las categorías preestablecidas dentro del paradigma 
oposición campo-ciudad. 
La simultaneidad del proceso urbano concuerda con los supuestos de la larga 
duración y la civilización material, por lo que es posible identificar una categorización al 
interior de la dualidad rural-urbana, que coincide con la apreciación de que en el proceso 
de transición de un ambiente “rural” a un “urbano”, están presentes contextos que 
sobrepasan la capacidad analítica de los enfoques convencionales. 
En esta forma se confirma que la base conceptual que sostiene la política urbana 
vigente, procede de las teorías sociales pensadas para la urbanización de fines del siglo 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 11 
XIX y de la primera mitad del XX, lo que permite intuir la debilidad de aquellas propuestas 
en su capacidad analítica, para interpretar los procesos urbanos (Berry, 1975: 14) en los 
albores del siglo XXI. Lo urbano ha dejado de pensarse como una simple categoría 
analítica o noción abstracta, para concebirse como una expresión cultural (Castells, 1974: 
95-106) que trasciende el umbral de las tradicionales definiciones derivadas del campo 
del urbanismo, para implantarse como una concepción sociológica que sobrepasa los 
enfoques emanados de las teorías clásicas. 
Para reconocer la actual insuficiencia de los conceptos en los que tradicionalmente 
se ha sustentado el estudio de la relación urbano-rural, es requisito reconocer una 
situación de crisis en las ciencias sociales (Braudel, 1989, 60; Aguirre, 1995: 29) y, con 
ello, una crisis de los paradigmas dominantes que, para el caso del urbanismo, persisten 
en la convicción de encasillar en alguno de los extremos de la relación campo-ciudad los 
procesos temporales y espaciales que la caracterizan. 
Para profundizar en este último punto, se presentará una revisión de las 
principales corrientes de pensamiento que han predominado en el Urbanismo y la 
Geografía Regional en México, y además se identificarán y cotejarán los principales 
supuestos teóricos que defiende cada postura en el análisis de la relación rural-urbana, lo 
que permitirá advertir la pertinencia o insuficiencia de sus preceptos, hasta arribar a las 
propuestas recientes de mayor capacidad explicativa. 
Antes de proseguir, es necesario aclarar que la selección de conceptos, así como 
la bibliografía consultada, refleja en primer lugar, los intereses de este trabajo y segundo, 
no aspira ni con mucho a ser una compilación definitiva, pero sí intenta reunir las nociones 
de mayor representatividad que han dominado en los estudios urbanos y regionales 
durante las últimas tres décadas en México. Asimismo, se busca: 1) que la teoría 
establecida sea la base para el diseño de alternativas conceptuales que se ajusten al 
análisis de la dinámica actual del proceso rural-urbano; y 2) contribuir a superar la 
insuficiencia de los enfoques tradicionales a través de incorporar alternativas 
paradigmáticas que expliquen la realidad rural-urbana3 contemporánea. 
A continuación, se presentan los conceptos y nociones a examinar, pero se 
anticipa que, a pesar de que serán tratados todos y cada uno de ellos con el fin de señalar 
 
3 Al hacer alusión a realidad urbana se refiere al hecho de que sí bien lo urbano ha sido primordialmente 
asociado a las ciudades, es innegable que dicha aserción engloba actualmente lo urbano y lo rural, por lo 
que su alcance empírico y cognitivo se ha ampliado. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 12 
los principales supuestos que defienden y en los que se sustentan, no se analizarán a 
profundidad, lo que se intenta es destacar las principales aportaciones emanadas de los 
variados enfoques que se han interesado por el estudio de las relaciones rural-urbanas, 
para después confrontarlas con la noción de la urbanización difusa (cuadro 1.1). 
Cuadro 1.1 
Transición histórico-conceptual de la relación rural-urbana en México 
 
Paradigmas dominantes 
 
 
Antes de 1970 
 
Entre 1970 y 1980 Posterior a 1990 
 
Oposición campo-ciudad 
 
Difusión urbana Urbanización difusa 
 
Conceptos tradicionales 
 
Conceptos alternativos 
 
 Ciudad-jardín 
 Agropolitano 
 
Urbanización difusa 
 – ciudad difusa 
Urbanización diferencial 
Nueva ruralidad 
Agrociudad 
 
 Contraurbanización 
 Descentralización 
 Rurbanización 
 Periurbanización 
 – espacio periurbano 
 
Concentración 
Conurbación 
Metropolización 
Suburbanización 
Megalópolis 
Centro-periferia 
 Reversión de la polaridad 
 – dispersión concentrada 
 Concentración ampliada 
 Concentración dispersa 
 
Corona regional 
Periferia regional Ciudad-región 
 
Los conceptos hacen énfasis en el 
alcance de los procesos que 
condicionan la formación física de 
la ciudad, bajo una concepción de 
entidad cerrada (ciudad 
intramuros), en incipiente apertura 
hacia su ámbito rural circundante 
 
La atención es centrada en el 
reconocimiento de los procesos 
que marcan el inicio de la difusión 
de la urbanización (expansión 
urbana), hacia el periurbano 
cercano de la ciudad (ciudad como 
punto). 
La coexistencia de caracteres rurales y 
urbanos (en el periurbano lejano de las 
ciudades) y, la complejidad de las estructuras 
espaciales derivadas (red de ciudades), 
confirman la presencia de fenómenos que 
sobrepasan la capacidad analítica del clásico 
paradigma campo-ciudad (ciudad como 
área). 
Fuente: elaboración propia con base en: Ávila, 2001; Bauer y Roux, 1976; Berry et al. 1968; Berry, 1976; 
Bertrand et al., 1987; Burgess, 1925; Delgado, 1998, 2003; Delgado et al. 1999; Dematteis, 1998; Ferrás, 
1998a; Friedmann y Douglas, 1978; Geddes, 1915; Geyer y Kontuly, 1993; González López, 1991; 
Gottman, 1964; Hall, 1996; Lefebvre, 1972; López-Casero, 1989; Pradilla, 1993; Richardson, 1980. 
Antes de entrar de lleno a explicar el cuadro 1.1 es necesario realizar un par de 
aclaraciones: i) la ubicación cronológica de los conceptos en el cuadro, puede no coincidir 
con su cronología original, sin embargo, este desfase temporal quedará explicado en su 
debido momento. Y ii) se hace la distinción entre categoría explicativa y propuesta 
conceptual. La primera hace referencia a grandes procesos generales y son reconocidas 
por el sufijo “ción” en su estructura semántica y, por su parte, las propuestas 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 13 
conceptuales, se enfocan a caracterizar el proceso y proponer una secuencia 
metodológica de análisis. 
1.3.1 La tradición analítica de ciudad intramuros anterior a 1970 
Este período se caracteriza por la hegemonía de un conjunto de categorías 
explicativas orientadashacia la descripción del proceso de conformación física de las 
ciudades. La atención se centra en la forma de las ciudades propiamente, al pensarlas 
como espacio único y particular del proceso urbano, lo que promueve (implícitamente), la 
exclusión casi total de los ambientes rurales que simplemente son considerados como la 
contraparte negativa, pero necesaria para satisfacer las demandas primarias de 
abastecimiento de la ciudad. 
Asimismo, la forma de interpretar el proceso urbano estuvo dominada por la idea 
del desarrollo hacia dentro (endógeno) que, desde una perspectiva optimista, conduciría a 
una reproducción y expansión del crecimiento económico sobre el territorio circundante de 
la ciudad. Es notoria la influencia que ejerce el modelo de producción industrial fordista 
que, dada las características de producción en serie a gran escala, se perfilaba como el 
ideal de desarrollo a seguir. 
Así entonces, el paradigma dominante durante esta fase fue la OPOSICIÓN CAMPO-
CIUDAD. Extendido en muchas disciplinas a partir del inicio del siglo XX no reconoce una 
autoría exclusiva, sin embargo, dentro del campo del urbanismo ha sido el paradigma más 
preservado. Aceptado y manejado históricamente4, la oposición campo-ciudad promueve 
una apreciación simplificada del binomio rural-urbano al encasillar y fijar límites tajantes 
entre los elementos de este binomio y, de forma invariable, defiende una separación 
axiomática entre los ambientes urbanos y rurales, en una relación de dependencia y 
subordinación entre ellos. 
Esta distinción dual poco flexible en sus componentes, no permite la incorporación 
al análisis de ambientes intermedios que amplíen el universo de territorios y actores 
involucrados por lo que la interpretación queda trunca, por el dominio absoluto de esa 
concepción bivalente. Esta noción ha dominado por largo tiempo en los ámbitos 
académicos para resumir y simplificar el estudio de las relaciones rural-urbanas, no 
 
4 El paradigma campo-ciudad ha sido aceptado por diferentes autores entre los que se reconoce a Karl Marx y 
Federico Engels desde la economía, Fernand Braudel desde la historia y Emmanuel de Martonne y Pierre 
George desde la geografía, por citar algunos casos. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 14 
obstante, actualmente la validez de sus argumentos ha sido ampliamente cuestionada, de 
lo que se desprende y reconoce un debilitamiento de su fuerza explicativa. 
Una de las principales deficiencias identificadas, apunta hacia la carencia de un 
sustento teórico real que respalde la noción campo-ciudad, ya que la diferenciación está 
afirmada esencialmente en la distinción de formas (estructura concentrada o dispersa) y el 
reconocimiento de funciones (abastecedor, consumidor), lo que implica un alto contenido 
empírico y una designación ecléctica, que reduce a una única bipolaridad, la diversidad de 
elementos y procesos que caracterizan la relación rural-urbana. Además se reconoce que 
la oposición no es entre ambientes per se, sino entre los intereses contrapuestos de los 
actores involucrados (de los que comúnmente se abstrae la diferenciación) y, que 
constituyen la base real del proceso que moldea la sociedad, designando la oposición 
campo-ciudad como simple noción genérica (Singer, 1978: 8). 
En íntima relación con el paradigma de oposición campo-ciudad, la noción 
genérica de CONCENTRACIÓN ocupa un lugar prominente en la explicación del nacimiento 
de las ciudades5, al describir el proceso de aglomeración de un contingente de población 
en una porción del territorio, misma que sirvió de base para fundar los primeros núcleos 
urbanos. La dispersión por su parte, correspondía a los ambientes rurales que 
permanecían esparcidos sobre el territorio no urbano. La concentración no sólo se refería 
a la población, sino también a la economía y ambas combinadas, contribuyeron a 
asegurar el apelativo de central para las ciudades. 
Esta categoría explicativa tampoco reconoce autoría exclusiva dada la 
universalidad con que ha sido empleada en las distintas ramas del conocimiento, 
consecuencia de lo cual, el posible autor fue perdiéndose en las intrincadas referencias 
del proceso. Por otra parte, la concentración ha arribado a una fase en la cual su firmeza 
interpretativa comienza a ser socavada por procesos que ya no se ajustan totalmente a 
sus supuestos, pero que no necesariamente se alejan de él, ya que el fenómeno mismo 
de la urbanización significa un proceso de concentración humana y económica sobre el 
territorio. 
Un proceso que comienza a tomar auge con relación a la concentración 
poblacional, el crecimiento físico de las ciudades y con la ampliación de la influencia de la 
ciudad sobre su territorio inmediato circundante, es el definido como CONURBACIÓN. Este 
 
5 En su mayoría, los especialistas por área coinciden en que el principal factor en que fue cimentado el 
nacimiento de las ciudades, fue precisamente la concentración demográfica (Bairoch, 1990: 19). 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 15 
término fue acuñado por el biólogo y planificador escocés Patrick Geddes en el primer 
decenio del siglo XX para describir a las ciudades que se “desparraman” (sic) (Berry, 
1975: 56). 
Para Geddes (1915: 45-47) la conurbación define la expansión física y funcional de 
la ciudad mediante un proceso de contacto-incorporación de los “parches adyacentes de 
población” ubicados en la periferia inmediata de la ciudad, para constituir un dilatado 
conglomerado urbano. Este proceso de conurbación ocurre cuando a semejanza de un 
pólipo, la ciudad extiende sus extremidades (en este caso, las líneas del ferrocarril o los 
cables del telégrafo), para anexar las zonas habitacionales inmediatas al área de 
influencia de la ciudad central. 
La conurbación sucede, entonces, como consecuencia de la incipiente 
sobreconcentración poblacional, la incontenible expansión física que ocurre en todas las 
ciudades y el desarrollo de las comunicaciones y los transportes. Asimismo, este proceso 
señala el rompimiento con la concepción clásica de “ciudad intramuros”, para iniciar a 
vislumbrar una aglomeración que ensanchó la visión de la ciudad. 
Un nivel superior de articulación física y funcional de ciudad está representado por 
lo que varios autores coinciden en caracterizar como fenómeno de METROPOLIZACIÓN. 
Esta noción marco la estructura física de máximo crecimiento que la ciudad alcanzó hasta 
el decenio de 1970 en los países desarrollados. La noción de metropolización fue 
introducida en 1910 por la Oficina del Censo de los Estados Unidos bajo el rubro de 
“Distrito Metropolitano” (Berry et al., 1968: 1) para definir la incorporación de la población 
urbana “dentro” de los límites políticos-administrativos de la ciudad, es decir, para 
caracterizar la magnitud del proceso de incorporación de la población que vivía en el 
espacio circundante (fuera) de la ciudad. 
Esta noción se apoyó a su vez en la de conurbación que Geddes planteó para el 
análisis del crecimiento físico de la ciudad, al ser considerada como la base espacial de la 
formación metropolitana (Delgado et al., 1999: 172); La metropolización es concebida 
como un proceso de cercanía-adherencia que ocurre cuando la ciudad desborda los 
límites de la entidad federativa que la contiene al alcanzar determinado tamaño físico 
(Burgess, 1925: 120) y, queda conformada ya no por uno, sino por varios municipios 
adyacentes. 
Sin embargo, al carecer de un grado operacional, esta noción fue reelaborada 
decenios más tarde (en 1968) por Brian Berry y colaboradores bajo ciertos parámetros: a) 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 16 
la zona metropolitana debía igualar o superar el umbralde densidad de 150 habitantes 
por milla cuadrada; b), el “área periférica central” tenía que registrar un porcentaje 
superior a 75% de trabajadores no ocupados en el sector agrícola; y c) paralelamente, 
participar con un mínimo de 10% de la mano de obra en la ciudad central (Berry op. cit. p. 
3-4). En síntesis, el área metropolitana debía estar contenida y formar parte esencial de la 
ciudad, con lo que se procuraba separar espacial y funcionalmente, lo urbano de lo rural. 
Para otros autores, la base real que conduce a la formación de una metrópolis 
(como expresión física del proceso), es la división interregional del trabajo entre una 
ciudad especializada y un área periférica (circundante), dedicada a actividades 
predominantemente primarias (Singer, 1978: 171). Pero más específicamente, la 
metropolización es evidencia de la especialización económica de la ciudad central y su 
diferenciación intraurbana por sectores, en relación con la expansión de la periferia 
inmediata (Delgado, 1988; 1990 y 1991). 
Ante la reciprocidad de influencias que recibe el campo de la ciudad y la ciudad del 
campo, comienza a distinguirse un proceso de difusión urbana que marca el inicio de la 
etapa de transición urbano-rural, con el que se identifica el ensanchamiento y 
diversificación funcional de la ciudad, que más tarde se produciría a escala regional. 
Además, de entre los pilares que sustentan a la idea de la metropolización, 
destaca la incorporación de la tecnología en el desarrollo de las comunicaciones6 y 
transportes, en particular del incipiente uso del automóvil que incrementó la capacidad de 
desplazamiento intraurbana (Ibid). Uno de los puntos a destacar, es que el proceso de 
metropolización coincide con la etapa en la que la ciudad comienza a registrar un 
descenso relativo de su hegemonía demográfica y económica y esta misma influencia 
comienza a difundirse sobre el territorio adyacente a la ciudad. 
Vinculado íntimamente con la fase de formación metropolitana, uno de los 
procesos que comienza a tomar auge es el de SUBURBANIZACIÓN que, dado el incipiente 
crecimiento, ya no sólo físico, que las ciudades comenzaron a registrar en los países 
desarrollados posterior al decenio de 1940, señaló el proceso de incorporación de las 
zonas poblacionales ubicadas en la periferia no conurbada de la ciudad, al área de 
influencia de la ciudad, lo que se denomina suburbio desde entonces. 
 
6 Es preciso diferenciar entre los procesos de urbanización de los países desarrollados y subdesarrollados; en 
los primeros (con excepción de Estados Unidos, en donde no hubo una tradición urbana previa) y México 
sí es posible considerar la conurbación como la base espacial de la metropolización. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 17 
Una de las primeras alusiones a la noción de suburbanización remite también a 
Geddes (1915: 50-51) a inicios del siglo XX, al referirse a las poblaciones suburbanas 
conectadas a la ciudad central por tranvías, calles y por los ferrocarriles. Ello deja a 
similitud de un pastel en rebanadas, en donde una rebanada está ocupada y otra no, 
grandes espacios abiertos con una función ecológica, con lo cual se promueve un cambio 
en la tradición geográfica de la ciudad, que consiste en contemplar la ciudad desde una 
escala ampliada (regional). 
Sin embargo, es a los estadounidenses Ch. Harris y E. L. Ullman7 a los que se 
reconoce la propuesta de suburbanización, por retomarla en 1945 para diseñar su modelo 
de “núcleos múltiples” y con base en él, analizar la estructura urbana de la ciudad de 
Chicago. Ese modelo contribuyó a expandir espacialmente la urbanización de las 
ciudades e inspirar la noción de urban sprawl –dispersión urbana– (De Blij, 1981: 223-
224). 
Los factores principales que impulsaron el proceso de suburbanización fueron: a) 
el uso generalizado del automóvil, lo que permitió a la población desplazarse de los 
suburbios a la ciudad con mayor facilidad y libertad; b) el desarrollo tecnológico de las 
comunicaciones y especialmente las obras de infraestructura carretera –autopistas– 
(Bataillón, 1999: 139-140); y c) el crecimiento de un importante número de localidades de 
tamaño medio y pequeño a una distancia corta de la ciudad central (Aguilar Martínez, 
1999: 148). 
Los factores anteriores en suma, dieron origen al nacimiento de los commuting, 
movimientos pendulares necesarios que la población realiza desde las zonas 
habitacionales, localizadas en los suburbios, a los puestos de trabajo ubicados en la 
ciudad central y asociados también con la actividad comercial (Ávila, 2001: 113). 
Una precisión del concepto de suburbanización fue hecha por Ferrás (1998a: 32), 
al concebirlo como un proceso caracterizado por la movilización de la población desde 
una ciudad hacia su periferia, lo que ocasiona una baja relativa de la intensidad de 
concentración en la ciudad o una desconcentración que refuerza la formación de los 
núcleos periféricos conocidos como suburbios. Así, la suburbanización señala el proceso 
a través del cual son incorporados los suburbios al área de influencia de la ciudad. 
 
7 Harris y Ullman junto con el sociólogo E. W. Burgess (quien propone el modelo de “zonas concéntricas”) y el 
economista H. Hoyt (quien diseña el modelo de “sectores radiales”), son algunos de los autores más 
representativos de la Escuela de Ecología Urbana de la Universidad de Chicago del segundo decenio del 
siglo XX (De Blij, 1981: 221-224). En el tercer capítulo se ahonda en la explicación de estos modelos. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 18 
Asimismo, esta anexión extra de espacio urbano representó un crecimiento no conurbado, 
lo que amplió la visión de la ciudad y permitió trasladarse de un nivel de organización 
física, a uno superior de organización funcional de ciudad. 
Si bien la noción de suburbio contribuyó a expandir la concepción de la ciudad, 
resulta insuficiente para explicar la urbanización difusa, ya que la suburbanización 
establece un sólido vínculo con lo residencial, con lo propiamente urbano (Sancho, 1989: 
34), al minimizar los espacios rurales a una función ambiental, por lo que conserva, 
implícitamente, la visión campo-ciudad. 
Un nivel de estructuración de ciudad más allá de las fronteras físicas que marca el 
suburbano, se concibió bajo el concepto de MEGALÓPOLIS. Propuesto en 1964 por el 
estadounidense Jean Gottman para definir la unión física de dos o más zonas 
metropolitanas, hace referencia implícita a la expansión de la ciudad sobre su ámbito 
regional circundante. Sin embargo, su aplicación fuera del contexto estadounidense se 
complica, debido a las diferencias del proceso histórico-urbano y al cuestionamiento sobre 
si cualquier metrópolis puede convertirse en megalópolis. 
También se discute el tamaño físico, demográfico y el peso económico y político 
que puede alcanzar una megalópolis (Connolly, 1999), además del condicionamiento del 
relieve para permitir la unión física de dos o más zonas metropolitanas. No obstante, para 
el caso mexicano, este concepto ha sido el más difundido8 para caracterizar la articulación 
de la Ciudad de México sobre ámbito regional circundante. 
Por otra parte, el binomio rural-urbano (contemplado a una escala ampliada), que 
históricamente ha sustentado el análisis del proceso urbano bajo una relación de 
subordinación, da origen a una de las nociones de mayor arraigo en los medios 
académicos: el MODELO CENTRO-PERIFERIA. Sobre la base de la corriente estructural-
funcionalista, este modelo fue utilizado en la década de los 50 por Walter Isard para 
determinar el nivel de dominio unilateral que se establece entre dos ámbitos, que 
permanecen anclados en una relación de influencia-sujeción. 
Influenciado ademáspor las ideas de la economía neoclásica, este modelo 
propone fijar un centro o núcleo dominante de actividad ante un conjunto de nodos 
subordinados que constituyen su periferia. Así, a pesar de lo férreo de los extremos que la 
conforman, esta abstracción expandida de las relaciones rural-urbanas se sustenta en un 
 
8 Si bien es el concepto más difundido, no el más aceptado, dado que el proceso de urbanización difusa tiene 
un horizonte más allá de la sobreposición de zonas urbanas. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 19 
paradigma de organización territorial de la actividad humana, basada en la distribución 
desigual del poder, en términos económicos y sociales. De esta forma, el centro se 
constituye como el “punto” de atracción de recursos, tecnología y capital, mientras que la 
periferia los traslada hacia el centro, lo que refuerza las diferencias y la relación de 
dependencia. La vinculación del centro con la periferia se establece a través de flujos, lo 
que conduce a establecer una estructura en forma de red que, a su vez, queda definida 
territorialmente por el área de influencia del centro. 
Trasladando el modelo centro-periferia a una escala mayor, los nexos se repiten 
no tan sólo entre ciudad y periferia rural, sino entre ciudades mundiales y una vasta 
periferia ocupada por ciudades de jerarquías inferiores. Así como la oposición campo-
ciudad está afirmada sobre una base empírica más que teórica, de la misma forma el 
modelo centro periferia se sustenta en formas y funciones, lo que se traduce como una 
simplificación de las relaciones entre un centro “dinámico” y una periferia “inerte”. 
En resumen, los enfoques hasta aquí tratados resultan ya limitados e insuficientes 
para explicar las relaciones reciprocas entre lo rural, lo urbano y su manifestación sobre el 
territorio. Se confirma que durante esta etapa, la dualidad rural-urbana fue entendida 
indistintamente como una relación de sujeción, es por ello que la convivencia entre lo rural 
y lo urbano, no trascendió más allá de una simple conjugación de elementos. 
A través de este repaso por las categorías explicativas dominantes de este 
período, es posible percibir la persistencia de una perspectiva intramuros de la ciudad, en 
franca apertura hacia su periferia rural inmediata. No obstante, domina la forma de pensar 
la ciudad desde una postura estancada en el paradigma tradicional de oposición campo-
ciudad. Posteriormente se emprende una transición hacia una forma renovada de estudiar 
la ciudad, que comienza a interesarse por una escala más amplia de lo urbano. 
1.3.2 Apertura de ciudad y etapa de alternancia conceptual entre 
1970 y 1980 
Cuando se hace referencia a una transición conceptual, se hace referencia no sólo a un 
adelantamiento formal, sino a una transición promotora de una reconversión analítica de 
la ciudad. Frente a las nociones de la corriente urbana tradicional anteriores al decenio de 
los 70, comienzan a forjarse propuestas que inclinan la balanza hacia una visión 
“actualizada” en la forma de concebir el proceso que siguen las ciudades en su trayectoria 
rural-urbana. 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 20 
Uno de los rasgos que más destacan en este período es que el diseño de las 
propuestas conceptuales estuvo indiscutiblemente influenciado por lo Piore y Sabel (1984) 
denominaron modelo de desarrollo industrial de especialización flexible o post-fordista, lo 
que deja entrever que la premisa del desarrollo homogéneo de la fase anterior, comienza 
a ser relegada a un segundo plano, como consecuencia de la crisis general del fordismo 
(Boyer, 1986; 1989: 48; Lipietz, 1989). 
Esta crisis señaló, en primer lugar, la fase de ruptura de la tendencia económica 
que predominó hasta 1973, caracterizada por un modelo centralizado de producción en 
serie (Boyer, op. cit.) y, segundo, el ascenso de la producción flexible que fue concebida 
como la segmentación del proceso productivo industrial, que llevaría a relocalizar 
espacialmente esas “secciones”. Por tanto, como efecto inmediato, se difundiría la 
actividad industrial sobre el territorio, proceso que influiría en una nueva forma de 
concentración a través de “pequeñas industrias”, con el objetivo de promover el desarrollo 
regional en otras regiones, además de la principal (Piore y Sabel, op. cit.). 
Es así como, durante esta etapa los procesos urbanos comienzan a ocurrir bajo 
una forma de urbanización contraria a la que correspondió a la etapa industrial fordista, 
caracterizada por un crecimiento espacial polarizado y la formación de economías de 
aglomeración. El crecimiento de la ciudad en este período constituye el ensanche de la 
urbanización, que se propaga sobre el territorio de forma extendida y ya no concentrada 
(Ferrás, 1998: 608). 
Esta tendencia llevó a incorporar, primero en Economía y posteriormente en 
Geografía, la teoría de la difusión para analizar los modelos de desarrollo económico en 
general y los procesos urbanos en particular (Racionero, 1981: 55-58). Esta anexión de la 
noción de difusión se consolidó con el planteamiento de Hagget (1976: 76-78) en 
Geografía, quien consideró que, dicha teoría contribuiría a comprender y regular la 
expansión de los procesos de desarrollo sobre el territorio. 
Se reconoce, así, el peso del paradigma dominante durante esta fase, que 
corresponde a una urbanización expandida, lo que llevó a introducir la noción de difusión 
urbana. Con ella se comienzan a concebir y analizar los fenómenos de amplificación 
sobre el territorio de los procesos urbanos, antes circunscritos al espacio intramuros de 
las ciudades. 
Ante la carencia de conceptos coincidentes con este tipo de urbanización que se 
difunde por el territorio y, que implicaba asimismo el reconocimiento de los ambientes 
Urbanización difusa y reconfiguración rural-urbana en el centro de México 
 
 
 21 
rurales como elementos de análisis en los estudios urbanos, comenzó a suscitarse un 
reciclamiento de propuestas en esta etapa. Una de las primeras (sin que sea de las más 
extendidas en los ámbitos académicos mexicanos) fue la de CIUDAD-JARDÍN9 (garden-city) 
propuesta por el urbanista inglés Ebenezer Howard en 1898 (Hall, 1996: 97-102). Dicha 
propuesta fue uno de los primeros intentos por incorporar lo rural como ámbito potencial 
sobre el que tenderá a expandirse la urbanización. Como se aprecia, la génesis de este 
concepto no data de hace algunos años, lo que suscita la suspicacia de que los procesos 
no son nuevos sino, por el contrario, son sólo la constatación de hechos ya corroborados. 
La ciudad-jardín se recicla y comienza a ser manejada durante este período (1970-
80) ya que, como afirma Ferrer (1992: 27), la recuperación de esa noción en las últimas 
décadas del siglo XX, se apoyó en la reconversión de las ideas que encasillaban a lo rural 
como sinónimo de atraso, para comenzar a evaluar la calidad de vida en función de 
parámetros ambientales. Así, en los países desarrollados principalmente, la vuelta al 
campo, a los utópicos recintos de la naturaleza, comienza a adquirir una importancia de 
tal magnitud que influenció el replanteamiento de la ciudad-jardín. Esta recuperación se 
basó en la posibilidad de convivencia de los elementos urbanos con los rurales, lo que 
permite detectar un fuerte sesgo residencial en su confección, así como la inmersión de la 
arquitectura en un urbanismo que buscaba la simbiosis ideal de la ciudad con su ámbito 
rural. Sin embargo, a pesar de que los planteamientos de la ciudad-jardín resultaron 
insuficientes para superar la visión de lo rural como parte inerme de la ciudad, 
constituyeron el inicio de la transición del paradigma de la ciudad intramuros a la ciudad 
en convivencia con su espacio rural conurbado. 
En esa misma línea de pensamiento

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