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ÍNDICE 
 
 
Introducción 
 
CAPÍTULO 1. Antecedentes 
 
1.1. Localización de la cuenca del Valle de México 1 
1.2. Lluvia y evaporización 4 
1.3. Aspectos urbanos 6 
1.4. Una salida para el agua 11 
1.5. El hundimiento de la ciudad 15 
1.6. Obras de drenaje 17 
 
 
CAPÍTULO 2. Desagüe de la Cuenca del Valle de México 
 
2.1. Sistema de desagüe 20 
2.2. Una salida para el agua (emisores y colectores) 21 
 2.2.1. Emisor Central 21 
 2.2.2. Interceptor Centro - Centro 21 
 2.2.3. Interceptor Central 22 
 2.2.4. Interceptor Oriente 22 
 2.2.5. Interceptor Centro – Poniente 22 
 2.2.6. Interceptor Oriente – Sur 22 
 2.2.7. Interceptor Oriente – Oriente 23 
 2.2.8. Colector Semiprofundo Canal Nacional – Canal de Chalco 23 
 2.2.9. Colector Semiprofundo de Iztapalapa 23 
 2.2.10. Colector Semiprofundo Obrero Mundial 23 
2.3. Lumbreras 24 
2.4. Sistema de drenaje del D.F. 27 
 2.4.1. La Red Secundaria 27 
 2.4.2. La Red Primaria 27 
 2.4.3. Los grandes conductos 28 
 2.4.4. El Drenaje Profundo 29 
2.5. Infraestructura actual 32 
2.6. Trabajos de remodelación 36 
 
 
CAPÍTULO 3. Sistema de Bombeo Típico 
 
3.1. Paso a Desnivel Peatonal 40 
3.2. Paso a Desnivel Vehicular 43 
 3.2.1. ¿Qué es el cárcamo? 48 
 3.2.2. ¿Qué es una bomba? 48 
 3.2.3. Motor 50 
 3.2.4. Sistema de control de motores eléctricos 51 
3.3. Plantas de Bombeo 54 
 3.3.1. Subestación Eléctrica 55 
 3.3.2. Transformador 56 
 3.3.3. Tableros de Control 56 
 3.3.4. Equipo de Generación 58 
 3.3.5. Cabezal Engranado 59 
 3.3.6. Motor de Combustión Interna 60 
3.4. Plantas de Bombeo de la Ciudad de México 60 
 
 
CAPÍTULO 4. Proyecto Eléctrico de Sistemas de Bombeo de Aguas Negras 
 
4.1. Paso a Desnivel Peatonal 67 
 4.1.1. Gasto influente al cárcamo 67 
 4.1.2. Selección del equipo de bombeo 69 
 4.1.3. Instalaciones de proyecto 71 
 4.1.4. Cálculo de las cargas eléctricas y conductores 73 
 4.1.5. Sistemas de fuerza 79 
 4.1.6. Cálculo de la corriente de Corto Circuito 80 
4.2. Paso a Desnivel Vehicular 84 
 4.2.1. Gasto influente al cárcamo 84 
 4.2.2. Selección del equipo de bombeo 85 
 4.2.3. Sistema de iluminación interior mediante el método lumen 86 
 4.2.4. Cálculo de las cargas eléctricas 88 
 4.2.5. Cálculo del alimentador del grupo de motores 93 
 4.2.6. Cálculo de la corriente de corto circuito 94 
 4.2.7. Sistema de tierras 97 
4.3. Planta de Bombeo “Gran Canal” 98 
 4.3.1. Cálculo de alimentadores y protecciones para los motores 101 
 4.3.2. Cálculo de la protección de sobrecarga del motor 102 
 4.3.3. Cálculo de alimentadores y protecciones del lado del secundario de 
 cada trasformador 106 
 4.3.4. Cálculo de la corriente de corto circuito 109 
 4.3.5. Red de tierras 116 
 
 
CAPÍTULO 5. Operación y Mantenimiento de Bombas 
 
5.1. Selección 121 
5.2. Instalación 121 
5.3. Operación 122 
 5.3.1. Procedimiento de operación para bombas tipo vertical con motor 
 eléctrico 122 
 5.3.2. Procedimiento de operación para bombas tipo vertical con motor 
 a diesel tipo Perkins 123 
5.4. Mantenimiento 123 
 5.4.1. Mantenimiento de bombas centrífugas de eje vertical 124 
 5.4.2. Mantenimiento preventivo en bombas centrífugas de eje 
 horizontal 126 
 5.4.3. Mantenimiento preventivo en motores eléctricos de eje 
 vertical 127 
 5.4.4. Mantenimiento preventivo en motores eléctricos de eje 
 horizontal 128 
 5.4.5. Mantenimiento preventivo en cabezal engranado 129 
 5.4.6. Mantenimiento preventivo en motores de combustión a 
 diesel 129 
 5.4.7. Mantenimiento preventivo en subestación eléctrica 131 
 5.4.8. Mantenimiento preventivo en unidades de arranque 132 
 5.4.9. Servicio de mantenimiento correctivo 140 
5.5. Solución de problemas en bombas centrífugas 141 
 5.5.1. Problemas de la succión 141 
 5.5.2. Problemas en el sistema 142 
 5.5.3. Problemas mecánicos 142 
 
Conclusiones 144 
 
Apéndice 146 
 
Bibliografía 151 
INTRODUCCIÓN 
 
 
En el presente trabajo se analizará el problema de las inundaciones en el Valle de 
México, partiendo de una perspectiva histórica que, en esencia, muestra que 
desde la época de los aztecas ha sido un problema que ha aquejado a sus 
habitantes, y que desde entonces se ha buscado dar salida a los excedentes de 
agua y evitar encharcamientos, que a su vez no implique detener el crecimiento de 
la urbanización en el Valle. 
 
Así mismo, se realza la necesidad de bombear las aguas negras fuera del 
Valle, ya que debido a los constantes asentamientos de terreno que ha venido 
sufriendo la Ciudad de México, los causes a cielo abierto destinados a desalojar 
sus aguas por gravedad, hace muchos años que dejaron de funcionar como tal. 
 
Por lo anterior, la operación de los sistemas de bombeo son de vital 
importancia para el correcto funcionamiento de la Ciudad de México, 
especialmente en la época de lluvias, en la que algunas calles se han llegado a 
convertir en verdaderos ríos, por lo que se deben mantener en perfectas 
condiciones de operación (todos los componentes de un sistema de bombeo), 
listos para emplearse en el momento necesario que así se requiera a su 
capacidad máxima si es preciso. 
 Actualmente los niveles de explotación del acuífero para el abastecimiento de 
agua son mayores a su recarga normal, por cada litro que se infiltra, se extrae un 
litro y medio. 
 Tanto el abasto de agua como el drenaje en la ciudad requieren de grandes 
obras que muchas veces resultan insuficientes, más aún cuando se han 
continuado desarrollando fraccionamientos en las zonas boscosas de antaño, lo 
que determina necesidades de nueva infraestructura de distribución y hace 
insuficientes los actuales caudales de abastecimiento. Por otra parte, con el 
crecimiento de la plancha de concreto en las zonas altas, se impide la infiltración 
de aguas pluviales y en consecuencia la recarga natural del acuífero y se propicia 
una acelerada concentración de escurrimientos que satura en menor tiempo los 
conductos de desagüe, aumentando los riesgos de inundación en la ciudad. 
 Una de las partes más importantes en cualquier sistema de bombeo, es la 
eléctrica, en cada una de sus componentes: iluminación, sistema de fuerzas, 
protecciones, etc. En nuestro caso, no es la excepción por tratarse de un aspecto 
tan importante el mantener libre de inundaciones a la Ciudad de México, sin 
descuidar la seguridad de los operadores y del público en general. El sistema de 
fuerzas lo haremos de acuerdo a las especificaciones, que marcan las normas de 
instalaciones eléctricas, basándonos en la experiencia adquirida, y con las 
estadísticas existentes. 
 
 Podemos darnos cuenta que el drenaje profundo de la Ciudad deMéxico es de 
vital importancia, así como el mantener los pasos a desnivel ya sean peatonales o 
vehiculares libres de inundaciones, requiriendo para ello un cálculo adecuado del 
sistema de bombeo, y sobre todo de el adecuado suministro de energía eléctrica, 
para garantizar la operación de los equipos instalados, logrando con ello dar un 
servicio continuo y seguro. 
 
 
ANTECEDENTES 
 
 
 
 
El Valle de México esta situado en el borde sur de la meseta central con una 
extensión de 9600 kilómetros cuadrados, su forma es semejante a la de una 
elipse; su eje mayor noreste a sureste, mide 110 kilómetros y su eje menor, de 
este a oeste, tiene una longitud de 80 kilómetros. Completamente rodeado por 
montañas, las altitudes de su planicie central oscilan entre los 2,240 y 2,390 
metros sobre el nivel del mar y constituye una cuenca cerrada, sin salidas para 
los escurrimientos que se generan dentro de la misma. 
 
 
1.1 Localización de la cuenca del Valle de México 
 
El pasado de la Ciudad de México tiene un sello de agua. Asentada sobre 
terrenos lacustres, ha desafiado la imaginación de ingenieros y urbanistas que 
han concebido distintas formas de resolver la construcción de un eficiente 
sistema de drenaje. Esta tradición se remonta a la época prehispánica, de la 
que se conservan datos escasos, pero asombrosos sobre las medidas 
adoptadas para conducir los desechos y residuos generados por sus 
pobladores. 
 
 La evacuación de las aguas negras es un servicio fundamental para 
cualquier ciudad del mundo donde se asentaron y formaron las chinampas, 
particularmente en la que hoy vivimos, donde se aloja el mayor conglomerado 
urbano del planeta. 
 
Desde que los nómadas aztecas perfilaron el fin de su peregrinar, al 
contemplar el águila sobre el nopal devorando una serpiente, los habitantes de 
la cuenca de México se enfrentaban a las periódicas crecidas de los lagos que 
la bañaban. Los distintos lagos proveían de alimento a todos los pueblos 
ribereños, sin embargo, el hecho de haber escogido un pequeño islote para 
edificar Tenochtitlán obligó a los aztecas a desarrollar una mayor actividad para 
controlar las inundaciones al tiempo que procuraban disminuir la salinidad 
propia del lago de Texcoco. 
 
Así, tuvieron que construir el albarradón de Nezahualcóyotl, para prevenir 
las inundaciones y evitar la mezcla de las aguas saladas del citado lago con las 
aguas dulces de los demás lagos. 
 
El lago de Zumpango crecía con las corrientes de los ríos Cuautitlán y 
Pachuca; vertía el sobrante en la laguna de Xaltocan y ésta a su vez en la de 
Texcoco. Dado que éste último era de agua salada y los demás de agua dulce, 
las crecidas favorecían el desarrollo de las chinampas y de los cultivos aztecas. 
 1
A todo lo largo de la historia de lo que hoy es la Ciudad de México, es posible 
advertir cómo los esfuerzos para evitar las inundaciones van al parejo de 
aquellos destinados a proveer a la población de agua potable. 
 
Se ha cuestionado, tal vez con razón, que el lago original (figura 1.1) se 
haya venido comprimiendo para dar lugar a una ciudad cada vez más grande, 
pero hasta ahora la decisión ha sido siempre tratar de resolver los problemas 
de inundaciones (y otros muchos), sin frenar el crecimiento de la ciudad. 
 
En 1604, la ciudad sufrió grandes inundaciones que persistieron durante 
meses, dado que, en la cuenca cerrada, la única salida del agua era por 
evaporación. Se decidió entonces construir una salida artificial para drenar los 
excedentes hacia la cuenca del río Tula. Para ello se intentó construir el canal 
de Huehuetoca y cruzar el parteaguas mediante un túnel de cerca de 7 
kilómetros de longitud, bajo el sitio conocido como Nochistongo, que 
descargaría al río Tula. 
 
Las obras se iniciaron en 1607 y su desarrollo tomó casi dos siglos, debido 
a diversos problemas técnicos y burocráticos. En ese lapso se produjeron 
varias inundaciones de gran magnitud, dentro de las que destaca la de 1629-
1635, en la que se estima murieron 30,000 personas y que un número similar 
de españoles salieron de la ciudad. La catástrofe fue tan grande que se pensó 
seriamente en trasladar la ciudad a otro sitio. 
 
 Las fechas en las que la capital fue afectada por las crecidas de los lagos 
circundantes son numerosas. Periódicamente, la ciudad se anegaba, unas 
veces debido a las lluvias torrenciales, otras a la falta de mantenimiento de 
diques y demás obras de desagüe. 
 
Los proyectos y obras inconclusas son innumerables. Resalta, sin embargo, 
el breve periodo virreinal del segundo conde de Revillagigedo (1789-1794). En 
él, se construyó un sistema de dos canales y compuertas para el desagüe que 
buscaba evitar que el agua de los lagos de Zumpango y de San Cristóbal 
inundaran la ciudad en épocas de lluvia; este sistema de drenaje se completó 
con una red primaria de atarjeas y colectores que atravesaba las principales 
calles de la ciudad y se conectaba con el desagüe de las casas. 
 
En la figura 1.1 se puede apreciar la distribución de los lagos en la época 
prehispánica así como la diferencia entre superficies de tierra firme 
comparadas con las del agua. 
 
Actualmente el Valle de México contiene lagos someros, de los cuales el de 
Texcoco es el mayor, le sigue en importancia la laguna de Zumpango, en el 
noreste, mientras que el lago de Chalco, tercero en importancia, se extinguió 
por completo a principios del siglo pasado. Los dos primeros lagos y los 
canales de Xochimilco, son los últimos vestigios de otros muchos mayores y 
más numerosos que formaban anteriormente un sólo cuerpo de agua. 
 2
 
 
Figura 1.1 Lagos existentes en la época prehispánica 
 
Como un intento más por solucionar la problemática de las inundaciones en 
1866 se inició la construcción del Gran Canal del Desagüe. 
 
Se concibió como un canal de 39.5 kilómetros, que iniciaba en el lago de 
Texcoco y culminaba con el túnel de Tequisquiac, de casi 10 kilómetros. La 
obra constituyó la segunda salida artificial para el drenaje del Valle de México y 
fue terminada en el año 1900, con lo que se pensó que se había dado una 
solución definitiva a las inundaciones de la ciudad, que por aquellos años 
albergaba poco menos de un millón de habitantes. 
 
El sistema funcionó bien hasta 1925, año en el que se presentaron 
nuevamente inundaciones de gran magnitud. En ese entonces se constató por 
primera vez que los hundimientos diferenciales hicieron perder su pendiente al 
sistema de colectores. La explicación científica del fenómeno del hundimiento 
fue dada en el sentido de relación con la extracción, mediante pozos, del agua 
del subsuelo. 
 
El crecimiento de la población se hizo explosivo a partir de 1930, para el 
que se calcula que la ciudad estaba habitada por un millón de personas, que se 
incrementaron a dos millones en 1940, tres millones en 1950 y más de cinco 
 3
millones en 1960. A lo largo de esos años se construyeron miles de kilómetros 
de diversos conductos para el drenaje y se inició la construcción del sistema de 
presas para la regulación de las avenidas en el poniente de la ciudad. 
 
 
1.2 Lluvia y evaporación 
 
El Distrito Federal se asienta en la zona meridional que es la que presenta las 
mayores y menores elevaciones. En esta zona las lluvias son las más 
copiosas, por lo que en algunas partes existe vegetación abundante. Durante 
la época de las lluvias, los arroyos que descienden de sierras y lomas ubicadas 
al este y al oeste conducen sus aguas a la planicie central y desembocan en 
espacios pantanosos y en lagos, pero afectan el área urbana del Distrito 
Federal. 
 
Las cadenas montañosas que rodean el Valle de México la protegen de la 
acción directa de los huracanes. Las lluvias de verano son las de mayor 
intensidad, generalmente tienen su origen debido a tormentas intensas y de 
corta duración. En cambio las lluvias de invierno son más intensas y de mayor 
duración; pero generalmente no provocaninundaciones importantes debido a 
su baja intensidad. 
 
La precipitación media anual aumenta en el valle del noreste hacia el 
sureste, y las lluvias se acentúan en las montañas del sur y del oeste, sin 
embargo, esta tendencia es mucho menos notable en el caso de las 
precipitaciones de corta duración, por ello los grandes chubascos o tormentas 
pueden ocurrir casi indistintamente en cualquier parte del valle y en particular 
en cualquier punto del Distrito Federal. 
 
 El drenaje de la Ciudad de México es del tipo combinado, ya que transporta 
aguas tanto de tipo pluvial como sanitaria. 
El agua de lluvia cae en la calle y el primer accesorio que encuentra es la 
coladera pluvial en la guarnición. La coladera capta el volumen de agua y lo 
lleva a la primera red de tuberías, que se conocen como atarjeas o red 
secundaria, un tubo que mide entre 30 y 45 centímetros de diámetro. Esta 
atarjea también recibe los líquidos de los hogares, conocidos como descargas 
sanitarias. 
El agua pluvial y sanitaria se conduce a otros tubos de mayor diámetro, que 
van de 90 a 244 centímetros de diámetro conocidos como colectores, o bien, 
red primaria. 
Esta red puede descargar el líquido en alguna planta de bombeo, para que 
a su vez, el agua sea bombeada a otro conducto más grande conocido como 
drenaje semiprofundo, y finalmente al profundo; en algunos caso se almacena 
en una laguna de regulación, siendo esta una presa que nos permite almacenar 
el agua proveniente de las precipitaciones pluviales para evitar saturar la red de 
drenaje, la cual una vez terminada la lluvia y recobrado su nivel la red, es 
liberada a través de compuertas para que el agua se conduzca por gravedad y 
 4
descargue en el portal de salida ubicado en el río el salto del estado de 
Hidalgo, o en su defecto consumidas por el mismo terreno. 
 
La distribución temporal de las lluvias en el Valle de México es muy 
desfavorable desde el punto de vista de su aprovechamiento o control, ya que 
casi la totalidad de la precipitación de un año se concentra en un número muy 
reducido de tormentas. Así durante una sola tormenta es posible que se 
precipite entre el 7 y el 10 % de la lluvia media anual; de este volumen más del 
50 % se precipita en tan sólo 30 minutos, lo que provoca grandes crecientes. 
Comienza a explicarse la paradoja que siempre ha vivido la ciudad, pues a lo 
largo de la historia el exceso de lluvia ha contrastado con la falta de ella. 
 
Por ser difícil de controlar los escurrimientos generados durante las 
tormentas, la ciudad enfrenta el problema de desalojar esta agua; por otra 
parte, lucha por calmar su sed. 
 
El volumen de lluvias media anual, dividido entre el número de segundos en 
un año, arroja un caudal medio equivalente a 213 m³/s. Se estima que de este 
caudal se evapotranspiran 171 m³/s, que por lo tanto, no son susceptibles de 
aprovechamiento. De los 42 m³/s restantes, 23 m³/s recargan el acuífero y 19 
m³/s escurren superficialmente, de estos últimos se regulan 3 m³/s para su 
aprovechamiento y se desalojan los 16 m³/s restantes a través de los drenajes 
del valle para evitar inundaciones muy cortos, durante los cuales se concentran 
grandes caudales. 
 
Por lo que respecta al abastecimiento de agua, para satisfacer los 
requerimientos de 60 m³/s que demandan los usuarios de la cuenca, se 
importan 15 m³/s de agua superficial de acuíferos sobre explotados, se extraen 
40 m³/s provienen del caudal que se renueva anualmente mediante el proceso 
de infiltración y 17 m³/s del volumen almacenado en el subsuelo durante los 
milenios en que no se explotaban los acuíferos. Para completar el 
abastecimiento, se emplean 2 m³/s de aguas residuales así como los 3 m³/s de 
aguas superficiales regulados mencionados anteriormente. De los 60 m³/s se 
destinan al uso urbano 52 m³/s y al agrícola 8 m³/s. 
 
Como resultado del uso de los caudales señalados, se producen 40 m³/s de 
aguas residuales. De este volumen, los 2 m³/s mencionados antes, se tratan y 
reusan para el riego de parques y jardines, llenado de lagos, además se utilizan 
aproximadamente 8 m³/s, para regar 18,000 Ha. En el Valle de México y el 
resto se destina al riego de 56,000 Ha. 
 
 
 
1.3 Aspectos urbanos 
 
Pocos son hoy los habitantes de la ciudad que ocupan su tiempo en pensar en 
el futuro de nuestro hábitat urbano. Para la inmensa mayoría de los que 
vivimos aquí, nuestras preocupaciones giran en torno a otros problemas más 
cercanos, como la inseguridad de todos los días, los acontecimientos de 
nuestro trabajo y en general los asuntos de la vida cotidiana; preocuparnos por 
 5
nuestra ciudad y su futuro parece tener poco sentido; con las molestias que 
tenemos que soportar cada día es suficiente; de cualquier modo, la ciudad será 
mañana la misma que es hoy y la que fue ayer. 
 
Desafortunadamente las cosas no son así, las ciudades cambian de manera 
vertiginosa y en muchos sentidos al mismo tiempo, la nuestra no es una 
excepción, como no lo son tampoco la mayoría de las ciudades mexicanas; las 
señales están a nuestro alrededor, aunque les demos poca importancia o no 
las queramos ver. 
 
No todo ha sido para mal; la ciudad ha mejorado en muchos aspectos, pero 
esto no asegura que en el futuro las cosas sigan así. Lo que sí es seguro es 
que la ciudad seguirá teniendo cambios y algunos de estos serán dramáticos. 
Antes de hablar de ellos, conviene recordar el pasado y hacer un poco de 
historia. 
 
Alrededor de 1900, la Ciudad de México tenía medio millón de habitantes 
que se transportaban en tranvías, en coches tirados por caballos o a pie; 
ocupaba, con otros pueblos cercanos, una parte pequeña del Distrito Federal. 
Durante la primera mitad del siglo XX, la ciudad ya había integrado a otros 
pueblos cercanos en una gran mancha urbana; la urbe empezó a desbordar el 
Distrito Federal en algunos puntos, extendiéndose hacia el norte y luego al 
oriente por el Estado de México. Entre 1955 y 1980, el crecimiento alcanzó sus 
niveles más altos, continuando de manera moderada en los últimos dos 
decenios del siglo XX. 
 
Si la evolución de la mancha urbana a lo largo del siglo XX resulta 
impresionante, el crecimiento de las cifras demográficas llama necesariamente 
a reflexión. Entre 1960 y el 2000, la población del sur del D.F., creció nueve 
veces, mientras que la de los municipios conurbados del Estado de México 
creció quince veces; algunos municipios como Ecatepec y Coacalco vieron su 
población incrementada 40 y 60 veces respectivamente, por no hablar de 
Nezahualcóyotl, que tuvo un incremento desmesurado entre 1950 y 1980. 
 
Estos crecimientos han implicado enormes retos de urbanización, de 
suministro de agua y energía eléctrica, así como de construcción de vialidades 
y sistemas de transporte. El empleo, que constituyó en principio el motor 
central del crecimiento de la ciudad (más del 35 por ciento de la producción 
industrial se ubicaba en 1980 en la Ciudad de México, con cientos de miles de 
puestos de trabajo en la industria, el comercio, el sector financiero y las 
instituciones del Gobierno Federal que se localizaban necesariamente en la 
ciudad capital del país) quedó luego rebasado por la dinámica poblacional, 
hasta convertirse en el principal problema a partir de 1983, en que su población 
hubo de enfrentar una larga crisis que se mantuvo a lo largo de toda la década 
de los ochenta y una parte de los noventa. La Ciudad de México terminó siendo 
la mayor concentración de desempleados del país. 
 
Podríamos decir que tres fueron los factores que incidieron en esta crisis 
originada en el centralismo político y económico de la nación: 
 
 6
1) La instrumentación del modelo económico neoliberal y la integración del 
país a los mercados globales requería mayores niveles de eficiencia y 
productividad que los que venían operando en nuestra economía; las empresas 
poco competitivas tuvieron que cerrar, mientras que el resto se vió obligado a 
realizar despidos considerablesde personal. Si la planta productiva de la 
Ciudad de México representaba más de la tercera parte de la nacional, tiene 
sentido suponer que, al menos, la cuarta parte de los desempleados se 
ubicaran en la Ciudad de México. 
 
2) De la misma manera, la enorme reducción de empleados, 
experimentada por el gobierno federal, tuvo también su mayor impacto en la 
Ciudad de México. 
 
3) El crecimiento acelerado y descontrolado de la urbe se traducía en 
enormes desequilibrios internos, tanto en la ubicación de infraestructura (vial, 
telefónica, etcétera) como de las fuentes de trabajo y de las zonas 
residenciales. 
 
Las consecuencias de todo esto fueron múltiples, no obstante que la 
productividad de los trabajadores del Distrito Federal es la más alta de todas 
las ciudades del país, al igual que el nivel de escolaridad de su población; el 
ingreso medio de sus trabajadores ha estado rezagado respecto al de la mayor 
parte de las ciudades del país, en virtud de la sobreoferta de mano de obra y, 
sobre todo, de capacidad intelectual. 
 
Aunado al problema de desempleo y bajos salarios, las restricciones 
económicas aplicadas por el Gobierno Federal entre 1983 y 1989, en 
acatamiento a los programas dictados por el Fondo Monetario Internacional a 
los países deudores como el nuestro, significaron el estancamiento de las 
inversiones gubernamentales en la ciudad y el deterioro de los servicios 
públicos de salud, educación y gestión social. 
 
Al principio de la década de los años noventa, la sensación dominante de 
los habitantes de la capital era de saturación, de apiñamiento y de ahogo; era 
la experiencia de embotellamientos continuos del tráfico, de la falta de agua, de 
los altos índices de contaminación, de la saturación en el aeropuerto, en los 
centros comerciales, en los parque públicos, de la falta de ambulancias y de 
camas de hospital. 
 
 Por otra parte, el ritmo de crecimiento de la población urbana disminuyó, en 
términos generales, a lo largo de la década; pero, en particular la población 
decreció en las delegaciones céntricas (Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, 
Benito Juárez, Miguel Hidalgo e Iztacalco), generando en ellas un fenómeno de 
desahogo, visible para sus habitantes y para quienes acudían a ellas a realizar 
sus actividades laborales. 
 
La ciudad se fue descongestionando, en la medida que sectores 
importantes de la población decidieron realizar sus actividades en sitios 
cercanos a su domicilio, aunque esto los moviese al sector informal, que ya 
para 1995 representaba el 59 por ciento de todos los puestos de trabajo de la 
 7
ciudad. Gracias a ello, el transporte urbano contó con capacidad para enfrentar 
la demanda sin realizar mayores inversiones. 
 
El desarrollo de las ciudades medias en el centro-norte y norte del país, que 
han ofrecido mejores salarios y mejores condiciones de trabajo, ha generado 
una corriente migratoria de jóvenes bien preparados, que se han marchado de 
la capital hacia dichos centros urbanos, mientras que la población inmigrante 
que llega a la metrópoli continúa siendo rural, mayoritariamente campesina y 
de bajos niveles de escolaridad, con un nivel reducido de demanda en 
diferentes servicios públicos. 
 
Todos estos fenómenos, en su conjunto, además de la disminución de la 
actividad económica, han contribuido a generar la sensación de una leve 
mejoría o, por lo menos, de "no deterioro", que la población capitalina 
experimenta actualmente, aunque las inversiones en infraestructura se 
hubiesen mantenido reducidas durante la última década, concentrándose sólo 
en rubros y lugares muy específicos (como la construcción de unos cuantos 
pasos a desnivel, la ampliación de alguna línea del metro o la apertura de una 
nueva vialidad). La pregunta que quizás deberíamos hacernos es: ¿Cuánto 
tiempo más pueden seguir las cosas así? Esto, de alguna manera, implica 
pensar en el futuro. 
 
Una situación cuyo origen es totalmente ajeno a nuestra ciudad, pero del 
que no es posible sustraerse, tiene que ver con la conformación de las 
llamadas ciudades globales, de las cuales existen unas quince en todo el 
planeta, siendo la Ciudad de México una de ellas. 
 
Así, como consecuencia del actual modelo económico mundial, sustentado 
en los avances tecnológicos de las comunicaciones y la computación, existe un 
número cada día mayor de empresas que han decidido vender sus productos 
y/o servicios alrededor del mundo. Para ello, las empresas requieren contar con 
oficinas y plantas regionales desde las cuales promover sus productos, 
distribuirlos y competir en los mercados locales; en muchos casos incluso 
fabrican o integran esos productos localmente para minimizar sus costos de 
transporte. 
 
Una de estas regiones, con una población que habrá de superar pronto los 
250 millones de personas, está formada por México, Centro América, el Caribe 
y el Norte de Sudamérica (Colombia y Venezuela). Por razones de idioma, de 
infraestructura, de telecomunicaciones y de transporte, los mercados de esta 
amplia región pueden ser controlados desde un solo centro: la Ciudad de 
México. 
 
 En los próximos meses y años, es altamente probable que veamos 
instalarse en México a bancos internacionales, empresas de transporte, 
farmacéuticas, fabricantes de maquinaria, industrias automotrices, empresas 
de telecomunicaciones, firmas de ingeniería y publicidad, etcétera, atraídas por 
la existencia misma de la gran ciudad con toda su infraestructura (agua, 
electricidad, carreteras, telecomunicaciones y mano de obra altamente 
calificada). 
 8
 
Este fenómeno, que ha empezado a darse con impactos muy localizados 
(Cuajimalpa, Huixquilucan y Miguel Hidalgo), tendrá impactos previsibles de 
diversa índole, dando lugar a la aparición y multiplicación de cuellos de botella 
en materia de vialidades, de transporte, de distribución de energía eléctrica y 
agua, así como de alcantarillado. Las razones de todo esto son claras pues las 
empresas internacionales, al instalarse en México, en condiciones similares a 
las de otros países, generarán demandas que, para ser satisfechas producirán 
faltantes en otras zonas de la ciudad. Por otra parte, las derramas económicas 
de esas empresas en materia de salarios elevados darán lugar, a su vez, a 
demandas domésticas de alta calidad para varios tipos de suministros que se 
traducirán igual, y necesariamente, en carencias en las zonas habitacionales 
de menores ingresos. 
 
Si a estos desequilibrios totalmente previsibles agregamos las políticas de 
restricción que se han aplicado al gasto público de la ciudad durante los últimos 
años, primero como parte de una estrategia orientada a reducir el crecimiento 
de la población, y luego como forma de presión y control de gobiernos locales, 
la conclusión inmediata es que la Ciudad de México se encamina a una crisis 
sociopolítica de tales dimensiones, que terminará afectando el futuro de todo el 
país. 
 
El problema puede plantearse en forma sistemática, como el enfrentamiento 
de dos modelos opuestos, el de la gran ciudad global, moderna y bien dotada 
de recursos humanos, financieros y materiales, con el otro modelo, el de la 
ciudad capital de un país empobrecido, con grandes carencias, graves 
problemas sociales y la ausencia total de un plan de desarrollo a mediano y 
largo plazo. 
 
Uno de los aspectos fundamentales de esta nueva crisis que se acerca 
tiene que ver con la vivienda, problema que se dejó crecer irresponsablemente 
a lo largo del siglo XX, y que la ciudad habrá de enfrentar con costos muy altos 
en los próximos años. El problema tiene varias facetas, con un origen común: 
decisiones tomadas con criterios pragmáticos de muy corto plazo, ignorando 
los costos futuros que acarrearían necesariamente. 
 
Seguramente el caso más conocido es el de las rentas congeladas. Algunos 
gobiernos de la ciudad, defendiendo supuestamente los derechos de los 
trabajadores y de los grupos sociales más débiles, cargaron los costosde la 
inflación a los caseros, reventando el mercado de viviendas rentadas y 
generando problemas tanto de viviendas como en la industria de la 
construcción, durante la década de los años cincuenta y sesenta, cuando aún 
no terminan de superarse. 
 
Los problemas de la vivienda no terminan allí; se ramifican a la insuficiencia 
en la distribución del agua y la falta de servicios. Sin embargo, señalamos aquí 
sólo uno: el creciente desequilibrio que se define a partir de la existencia de un 
domicilio fijo y estable, ligado a la vivienda adquirida por el trabajador, y la 
variación recurrente de los sitios de trabajo. El resultado neto es que las 
distancias entre domicilio y centro de actividad manifiestan una tendencia clara 
 9
de crecimiento, con una consecuencia directa en la eficiencia productiva de la 
ciudad y con el incremento en la demanda de transporte y contaminación, con 
niveles muy superiores al del crecimiento mismo de la población. 
 
Otro problema grave, gestado hace tres o cuatro décadas, y que constituye 
una situación acuciante es el de la inexistencia de áreas verdes. Normalmente, 
las ciudades del mundo cuentan con normas mínimas sobre la existencia y 
distribución de áreas verdes y las reservas territoriales con que deben contar, 
para asegurar, por una parte, el bienestar y esparcimiento de la población y, 
por otra, la recarga de los mantos acuíferos por la lluvia. Tales normas han sido 
ignoradas desde la década de los sesenta, tanto por fraccionadores y 
desarrolladores inmobiliarios, como por las autoridades gubernamentales; ello 
ha permitido que la ciudad sea cada vez más inhóspita, especialmente para los 
habitantes de menos recursos. 
 
Es difícil imaginar cómo podrá ser la Ciudad de México en el futuro, 
digamos en veinte años o en cincuenta, pero quizá sí podamos hacernos 
algunas preguntas específicas y sobre todo relevantes: ¿Qué tanto seguirá 
expandiéndose la mancha urbana y hacia dónde? ¿Qué medidas y proyectos 
deberán iniciarse para enfrentar ese crecimiento? ¿Volverá la Ciudad de 
México a convertirse en el lugar de oportunidades y progreso que alguna vez 
fue? ¿Continuarán presentándose y expandiéndose zonas de envejecimiento 
urbano como las que hoy existen en las delegaciones Cuauhtémoc y 
Venustiano Carranza? ¿Será posible regresar a los niveles de seguridad 
pública que gozábamos hace 20 o 30 años? Para contestar estas preguntas, al 
menos parcialmente, tenemos que pensar en tres escenarios diferentes y 
probablemente en la combinación de ellos: 
 
1. Se controla el crecimiento de la población mediante el desarrollo 
continuado de ciudades alternas con mejores ofertas económicas y 
de empleo. 
2. Se continúa sin un proyecto específico, dejando que las cosas se 
arreglen solas, y restringiendo el gasto público en el Distrito Federal. 
3. Se fortalece el rol de ciudad global, fomentando el establecimiento de 
nuevas empresas transnacionales. 
 
En el primer escenario veríamos la continuación de los fenómenos de 
envejecimiento y deterioro de amplias zonas de la ciudad, el crecimiento 
demográfico sería reducido y probablemente la población de amplias zonas 
tendría sensaciones de mejoría. En el segundo escenario el deterioro de la 
ciudad se aceleraría, al igual que los procesos de migración proveniente de las 
zonas rurales, con los efectos consiguientes en los niveles de saturación de los 
servicios públicos. El crecimiento de la mancha continuaría hacia el norte y 
oriente de su ubicación actual, alcanzando seguramente a los estados de 
Hidalgo y Tlaxcala. En el tercer escenario, que podría ser el más optimista en 
términos económicos, nos estaríamos enfrentando también a enormes 
problemas sociales, en la medida que la ciudad regresaría a los niveles de 
crecimiento de los años setenta, pero con mucho mayores demandas de 
vialidad, transporte e infraestructura urbana, con graves desabastos en las 
zonas orientales y del norte. 
 10
 
La situación más difícil se enfrentaría en un escenario en el que se 
combinen las condiciones de ciudad global, sin que exista un proyecto 
específico interno. 
 
El gran incremento de la población en el Distrito Federal se debe a la 
migración de los habitantes de provincia al D.F., y al alto índice de natalidad, 
principalmente. En efecto, en la Republica Mexicana, el 55% de la población ha 
cambiado su residencia de la entidad federativa de origen y el 0.6 % proviene 
de países extranjeros. 
 
En el Valle de México habita el 14.5 % de la población total del país, 
concentra el 35 % de la actividad industrial y el 70 % de los servicios de todo el 
territorio nacional. 
 
 
1.4 Una salida para el agua 
 
Los problemas de drenaje en la cuenca del Valle de México se remontan a la 
época prehispánica, ya, que la ciudad carecía de un sistema para desalojar las 
aguas producidas por los habitantes en sus diferentes actividades. Las casas 
no tenían drenaje pero utilizaban varias acequias que conducían sus caudales 
hasta el lago de Texcoco, que en aquella época estaba a un nivel inferior al de 
la ciudad, lo cual facilitaba la conducción que era por gravedad. 
 
Ya en la época prehispánica se presentaba el problema de la evacuación de 
las aguas fuera del Valle de México produciéndose incontables inundaciones 
de las que podemos citar entre otras: 
 
• 1449 durante el gobierno de Moctezuma Ilhuicamina. 
• 1498 durante el gobierno de Ahuizotl. 
• 1555 durante el gobierno del Virrey Luis de Velasco. 
• 1579/80 durante el gobierno del Virrey Martín Enríquez de Almanza. 
• 1604 durante el gobierno del Virrey Montesclaros. 
• 1629 durante el gobierno del Virrey Luis de Velasco. 
• 1707-1714 durante el gobierno del Virrey José Luna. 
• 1747 durante el gobierno del Virrey Revillagigedo. 
Ante el inusitado crecimiento poblacional así como la imaginación dieron 
origen a la creación del comercio interno, aparición de empleos absorbidos por 
el auge constructivo de la época, y finalmente, ante la saturación del área 
urbana, todo esto causa que los sistemas de drenaje resultaran insuficientes, 
por ello empezaron a aparecer inundaciones. 
 
El grave deterioro y la disminución de su capacidad para desalojar las 
aguas del Valle de México, estaban relacionados con el hundimiento de la 
ciudad. Entonces la Dirección General de Obras Hidráulicas del D.F., creada en 
1953, formuló un plan para resolver los problemas de hundimientos, 
inundaciones y abastecimiento de agua potable, consistente en: 
 
 11
1) Utilizar hasta donde sea admisible, el alcantarillado existente, aliviando su 
trabajo en la época de lluvias por medio de conductos interconectores que 
limiten las áreas tributarias de cada colector, a valores compatibles con sus 
dimensiones y pendientes. 
 
2) Instalar una planta de bombeo con capacidad de 80 metros cúbicos por 
segundo y construir un túnel para el mismo caudal, que descargaría las 
aguas negras y de lluvia en el Gran Canal del Desagüe, a la altura de San 
Cristóbal Ecatepec. 
 
3) Entubar el primer tramo del Gran Canal del Desagüe y la prolongación sur, 
ya que su existencia es un serio problema Sanitario para la población. 
 
4) Ampliar la red de colectores hacia las regiones del Distrito Federal que no 
las poseen, mismos que ahora ya construidos se mencionarán en este 
trabajo más adelante. 
 
La problemática actual del control de inundaciones en la ciudad puede 
agruparse en los siguientes grandes rubros: 
 
1) Problemas Locales 
 
Los problemas de tipo local se derivan de las lluvias, que en el Valle de 
México se caracterizan por su gran intensidad, aunque son de corta duración y 
extensión. Los principales son los que ocurren en las barrancas, los que se 
presentan en las vialidades y los que se presentan en zonas bajas. Los 
principales aspectos ligados con cada uno de ellos son: 
 
1.1) Problemas en las barrancas 
 
En las zonas periféricas de la ciudad se conservan todavía los ríos en forma 
natural (no han sido entubados), pero el crecimientourbano ha provocado un 
aumento en la magnitud y la velocidad de los escurrimientos. En estos ríos, la 
mayoría del poniente de la ciudad, pero algunos del sur, y otros en la vertiente 
de la sierra de Guadalupe, la mancha urbana ha ocupado por una parte los 
cauces y por otra las barrancas, propiciando problemas que ponen en riesgo no 
sólo las propiedades, sino, lo que es peor, la vida de la población. Así, en el 
año 1998 tuvimos problemas muy importantes en Cuajimalpa y Milpa Alta, 
donde perdieron la vida 3 personas y se dañaron muchas casas, y en 1999, en 
el río Cuautepec, al menos en tres ocasiones. Adicionalmente se han 
presentado deslaves en varias barrancas y existe un gran número de casas en 
riesgo de venirse abajo por estar construidas en la orilla de las barrancas y 
muchas veces en zonas de rellenos. 
 
 12
 
 
 Figura 1.2 Vista de una inundación en la Ciudad de México 
 
Para disminuir el riesgo, deben tomarse medidas de largo plazo 
(reforestación, fijación de cuencas, construcción de presas, etcétera) y 
acciones urgentes que implican ofrecer alternativas de vivienda a quienes 
están en situación de riesgo. 
 
1.2) Problemas en las vialidades. 
 
Cuando ocurren tormentas de gran intensidad, la capacidad de drenaje de 
la red secundaria (y en algunos casos primaria), resulta insuficiente durante 
algunas decenas de minutos. 
 
 
 
 Figura 1.3 Problemas viales causados por las inundaciones 
Aunque es práctica y económicamente imposible resolver definitivamente 
estos problemas, sí pueden lograrse mejoras importantes que permitan reducir 
el nivel y el tiempo de los encharcamientos. Así, en los últimos años se ha 
trabajado con buenos resultados en los pasos a desnivel de avenida 
Chapultepec e Insurgentes; diagonal San Antonio y Periférico; la zona del 
Caracol, frente a Periférico Sur, etcétera, y se tienen estudiados 80 sitios 
adicionales para reducir sensiblemente los encharcamientos los próximos años. 
 
1.3) Problemas en las zonas bajas. 
 
 13
En muchas ocasiones se han asentado desarrollos urbanos en zonas bajas 
bastante amplias, en las que naturalmente el escurrimiento tiende a 
acumularse. De los cuales "Ejército de Oriente" es un ejemplo claro, aunque 
pueden clasificarse como locales, requieren de soluciones ligadas al Sistema 
General de Drenaje; es decir; se requiere hacer una conexión a algún punto de 
la red primaria con menor cota que el punto más bajo del asentamiento y, a su 
vez, verificar que la red primaria escogida tenga capacidad para conducir la 
descarga adicional hasta el Sistema Principal 
 
Por otra parte, dado que tanto los colectores de la red primaria, como el 
Sistema Principal de Drenaje, trabajan frecuentemente con carga, puede ocurrir 
(como ya ocurrió en "Ejército de Oriente") que los niveles en estos sistemas (ya 
sea la red primaria o el Sistema Principal) induzcan un derrame de aguas 
negras que inunde la zona baja. La solución a este problema es compleja y 
está ligada a los problemas globales que se comentarán más adelante. 
 
2) Problemas Globales 
 
Los problemas globales de control de avenidas en la ciudad, están 
relacionados con lluvias más persistentes y generalizadas en la cuenca que, 
afortunadamente, ocurren con menor probabilidad que las de gran intensidad y 
corta duración. No obstante, es muy importante darles solución porque la 
insuficiencia del Sistema General de Drenaje puede dar lugar a inundaciones 
verdaderamente catastróficas. 
 
En la actualidad ya se han presentado evidencias de que la capacidad de 
descarga del sistema general es insuficiente: muchos tramos del Sistema de 
Drenaje Profundo han trabajado con carga varias veces al año y ya se ha 
presentado el caso de que el agua negra suba por las lumbreras y se derrame 
en las calles (el caso más reciente fue el derrame por la lumbrera 3 del 
Interceptor Oriente-Oriente, que inundó la zona de Ejército de Oriente, por lo 
que se optó elevar la chimenea de la lumbrera 10 metros y colocar equipo de 
bombeo en la caja de regulación donde se incorpora el colector). Lo mismo ha 
ocurrido con el Interceptor Poniente, donde ha sido necesario tapar la parte 
superior de las lumbreras más bajas y en el río Churubusco, que ha derramado 
por sus chimeneas a la altura de la colonia Moderna, como ocurrió en el año 
2001. 
 
Las razones por las que el Sistema General está en una situación tan 
crítica, son diversas. A continuación se describirán las más importantes: 
 
El balance entre la capacidad de descarga y el área incorporada al servicio, 
ha sido cada vez más desfavorable para la primera. Por una parte de las tres 
salidas del Valle (tajo de Nochistongo, el Drenaje Profundo y el Gran Canal), el 
Gran Canal ha venido reduciendo paulatinamente su capacidad de descarga de 
90 m³/s hace 30 años a 12 m³/s actualmente, y por la otra, el Sistema de 
Drenaje Profundo, además de suplir la falta de capacidad del Gran Canal, ha 
recibido la conexión de áreas cada vez mayores para drenar las zonas Sur y 
Sureste de la ciudad. 
 
 14
La solución a este problema, para un horizonte de unos 25 años, fue 
planteada en el Plan Maestro de Drenaje en 1995. Está integrada por obras 
que incrementarán la capacidad de descarga en 40 m³/s por el oriente y 30 
m³/s por el poniente, así como la capacidad de almacenamiento para 
regulación de avenidas en 5.5 millones de metros cúbicos las cuales implican 
inversiones cuantiosas y tiempos de construcción de varios años. 
 
El problema se presenta principalmente en vialidades que se encuentran 
abajo del Interceptor del Poniente (donde los colectores pierden pendiente), es 
decir, desde el periférico hasta Insurgentes, pero ocurren también en 
depresiones (en los llamados columpios y los pasos a desnivel). Estos 
encharcamientos producen daños económicos por el retraso en las actividades 
de la población y efectos negativos en el Gobierno del Distrito Federal. Por lo 
cual, se creó la planta de bombeo “Río Hondo” en Naucalpan Estado de 
México, la cual capta el agua proveniente del interceptor poniente y la descarga 
en el río del mismo nombre. 
 
 
1.5 El hundimiento de la ciudad 
 
La urgencia de lograr un mayor abastecimiento de agua había llevado a 
perforar numerosos pozos, lo que, a su vez, afectó seriamente los mantos 
acuíferos del subsuelo. Una primera consecuencia fue incrementar de manera 
alarmante el proceso que se conoce como “hundimiento general del Valle de 
México”. Las redes de alcantarillado comenzaron a sufrir graves daños. 
Finalmente, el hundimiento fue así mismo causa de que, sobre todo la zona 
central de la ciudad, se convirtiera en el área de menor elevación dentro de la 
cuenca. 
 
Desde el punto de vista geohidrológico, la cuenca del Valle de México es 
una gran olla cuyas paredes y fondos impermeables están constituidos por 
rocas volcánicas. Esa olla esta rellena de sedimentos fluviales, lacustres y 
volcánicos que van desde arenas gruesas hasta arcillas con altos contenidos 
de agua. Dentro de este marco histórico, geológico e hidrológico funciona el 
sistema de drenaje del Distrito Federal. Los hundimientos de la Ciudad de 
México se pueden apreciar en la figura 1.4. 
 15
 
 
Figura 1.4 Hundimientos de la Ciudad de México en el pasado siglo. 
 
A principios de siglo hasta 1936, los hundimientos de la ciudad de México 
se mantuvieron en el orden de cinco centímetros por año. Al aumentar la 
demanda de agua, se inició la perforación de pozos profundos, y entre 1938 y 
1948, el hundimiento en el centro del Distrito Federal se incrementó a 18 cm., 
por año, para llegar después a 30 y 50 cm., anuales. Como consecuencia, el 
drenaje proyectado para trabajar por gravedad requirió de bombeo para elevar 
las aguas hasta el nivel de gran Canal, con un gran incremento en los costos 
de operación y mantenimiento. En 1960 se construyeron el Interceptor y Emisor 
del Poniente, con el objeto de recibir y desalojar las aguas del oeste de la 
cuenca, descargándolas através del Tajo de Nochistongo. 
 
No obstante el desmesurado crecimiento de la ciudad volvió insuficientes 
las capacidades de drenaje del Gran canal y del Emisor del poniente en 1970; 
ya el hundimiento había sido tal que el nivel del lago de Texcoco, que en 1970 
se hallaba a 1.90 metros por debajo del centro de la ciudad, se encontraba más 
arriba. Se requería de un sistema de drenaje que no fuera afectado por los 
asentamientos del terreno, que no necesitara bombeo y que expulsara las 
aguas por una cuarta salida artificial; era necesario construir el sistema de 
Drenaje Profundo de la Ciudad de México, el plan de construcción definitivo de 
esta gigantesca obra fue aprobado en 1967, iniciándose los trabajos en abril 
del mismo año. 
 16
 
Aunque la construcción del drenaje Profundo permitió reducir 
considerablemente las áreas de aportación al Gran Canal, los problemas de 
hundimiento han ocasionado que éste pierda pendiente, al grado de que en los 
primeros 20 kilómetros ya es prácticamente nula y en los próximos años se irá 
invirtiendo (figura 1.5). 
 
 
1.6 Obras de drenaje 
 
Respuesta efectiva durante algunas décadas fue la construcción del gran 
canal del desagüe y del túnel de Tequisquiac mismos que se concluyeron en 
1900. Fue ideado para servir a un conglomerado no mayor a un millón de 
habitantes y con una profundidad de 1.90 metros debajo del nivel de la Ciudad 
de México. Sin embargo, a partir sobretodo de los años posteriores a la 
consumación de la Revolución (1930) el continuo crecimiento de la metrópoli, 
primero en forma lenta y luego en forma explosiva, trajo la necesidad de un 
nuevo replanteamiento de la cuestión. 
 
Todas las obras de drenaje incluyendo el gran Canal del Desagüe se 
proyectaron para funcionar por gravedad y de esta manera funcionaron 
originalmente, sin embargo, debido a los hundimientos de la ciudad se 
formaron columpios y contra pendientes en las descargas del Gran Canal que 
produjeron en la época de lluvias serias inundaciones lo que obligó a las 
autoridades a instalar 29 Plantas de Bombeo en diversas zonas de la ciudad 
así como a sobreelevar los bordos del Gran Canal para conservar su capacidad 
de conducción, construir tanques de tormenta y ampliar la red de colectores y 
atarjeas. 
 
 Entre las principales obras destacan el Interceptor y Emisor del Poniente, 
que fue la tercera salida para desalojar las aguas del Valle; colector y planta de 
bombeo Aculco, entubamiento del Río Consulado; prolongación sur del Gran 
Canal y un sistema de presas a manera de regular las aguas de los ríos del 
poniente del Distrito Federal. 
 
Al entubar los canales de aguas residuales que cruzaban la ciudad, se logró 
el saneamiento de amplias zonas urbanas, ya que el desalojo de esas aguas 
mediante conductos cerrados mejoró el funcionamiento hidráulico, así mismo, 
se construyeron amplias avenidas en su exterior lo que forma parte de un 
nuevo sistema vial del Distrito Federal. Así los ríos y canales como 
Churubusco, Magdalena, San Ángel, La Piedad, Tacubaya, Consulado, 
Miramontes y San Joaquín, al quedar entubados total o parcialmente 
incrementaron la longitud de varias avenidas. 
 17
 
 
Figura 1.5 Vista del Drenaje Profundo en construcción 
 
 
 
 18
Entre los primeros sistemas de desagüe de la ciudad tenemos: 
 
• El Interceptor del Poniente, construido con anterioridad, que recibe y 
desaloja los escurrimientos de la zona alta del poniente de la cuenca 
situada por encima de la elevación 2,260 metros sobre el nivel del mar, y 
las conduce al lago de Zumpango o al tajo de Nochistongo, después de 
satisfacer las demandas de riego. 
 
• El Canal del Desagüe, que drena por bombeo actualmente la zona baja 
de la ciudad situada en terrenos del antigüo lago, en su origen (año de 
1900), fue construido para un gasto de 5 metros cúbicos por segundo 
en los primeros 5 kilómetros y 17.5 metros cúbicos por segundo en los 
restantes; y en ocasiones trabajo peligrosamente hasta con gastos 
máximos de 150 metros cúbicos por segundo mediante la construcción y 
sobreelevación de bordos marginales. En sus bordos están instaladas 
las 29 plantas de bombeo con capacidad de 220 metros cúbicos por 
segundo. 
 
• El Río Churubusco, que funciona como estructura auxiliar drenando por 
medio de una planta de bombeo en Aculco, de 40 metros cúbicos por 
segundo de capacidad, la parte sur de la ciudad; otras dos plantas de 
bombeo en la descarga del colector de Iztapalapa y en la del colector de 
Ejército de Oriente ambas con una capacidad de 9 metros cúbicos por 
segundo cada una, conduciendo los escurrimientos al lago de Texcoco, 
donde son regularizados y posteriormente encausados al Gran Canal, 
aguas abajo en el kilómetro 17. 
 
La construcción de infraestructura para proporcionar otros servicios urbanos 
a la población, como es el caso del Sistema de Transporte Colectivo Metro, 
obligó a modificar el sistema de funcionamiento hidráulico en algunos tramos 
de colectores, ya que para evitar la interferencia con el cajón del recorrido del 
metro fue necesario construir sifones invertidos, lo cual se tradujo en una 
disminución de la capacidad hidráulica de conducción y de problemas de 
azolvamiento en las partes bajas. 
 
Por otro lado, el crecimiento urbano que se ha extendido hacia las partes 
altas, principalmente en el poniente, ha provocado un cambio en el uso del 
suelo incrementando los escurrimientos hacia las partes bajas. 
 
La erosión de los suelos, también en el Poniente, ha producido deterioro de 
los mismos, por lo que representa el acarreo de materiales hacia las partes 
bajas, penetrando en los elementos del sistema de drenaje provocando 
azolvamientos acelerados y por ende una disminución en la capacidad de 
conducción hidráulica. 
 
 
 
 19
 
 
DESAGÜE DE LA CUENCA DEL VALLE DE MEXICO 
 
 
 
 
Ante la problemática de los grandes escurrimientos que se generan por las 
condiciones climatológicas y fisiográficas de la cuenca, los cuales, aumentan 
día con día debido al crecimiento desmedido de la mancha urbana; los 
habitantes de la ciudad se han preocupado por construir obras de drenaje para 
desalojar con eficiencia las aguas negras que la población produce, en 
conjunto con la de tipo pluvial. 
 
 
2.1 Sistema de desagüe 
 
Actualmente el desagüe de la cuenca del Valle de México, es un sistema que 
se caracteriza por contar con cauces de conducción superficial, a través de 
canales y ríos a cielo abierto o mediante atarjeas, colectores e interceptores; 
las estructuras hidráulicas del sistema de drenaje que desalojan el agua fuera 
de la cuenca son: 
 
• Los dos túneles de Tequisquiac, que descargan en el Río Salado las aguas 
que conducen el Gran Canal de Desagüe, el cual drena la mayor parte del 
área del Distrito Federal. 
 
• El Tajo de Nochistongo, que descarga en el Río el Salto las aguas del 
Emisor del Poniente, que es continuación del interceptor del mismo nombre, 
el cual recibe parte del agua que escurre de la zona montañosa del 
poniente. 
 
• Río Churubusco, conducto que drena la zona sur y poniente del Distrito 
Federal, y conduce sus aguas al vaso de Texcoco, donde son reguladas 
para conducirlas al Gran Canal de Desagüe. 
 
• Río de la Piedad, conduce las aguas provenientes del Poniente y de la zona 
Centro del Distrito Federal para descargarlas en el Gran Canal de Desagüe. 
 
• En la zona Sur existe un conjunto de conductos que drenan hacia el Río 
Churubusco; estos son: Canal de Miramontes, Río San Buenaventura, 
Canal Nacional y Canal de Chalco. 
 
• En la zona Norte, también existen otros como son: El Río de los Remedios, 
San Javier y Tlalnepantla, que descargan al Gran Canal de Desagüe. 
 
• En la zona Centro existe el Río del Consulado, que también descarga al 
Gran Canal de Desagüe. 
 20
 
• En la zona Poniente, como parte del sistema de desagüe, existe un sistema 
interconectado de presas, las cuales tienen como función regular los 
escurrimientosque se generan en las partes altas, a fin de que 
posteriormente ingresen al sistema de colectores. 
 
• Parte muy importante del sistema de desagüe es el sistema de Drenaje 
Profundo, ya que con su construcción se puso a salvo a la Ciudad de 
México de una posible inundación catastrófica, en caso de que presentara 
una falla el Gran Canal de Desagüe. 
 
 
2.2 Una salida para el agua (emisores y colectores) 
 
A partir de 1975, año en que se concluyó la primera etapa del drenaje 
profundo, este se convirtió en uno de los componentes más importantes del 
sistema de desagüe. Consta de varios interceptores que fluyen hacia un mismo 
conducto para evacuar las aguas. Por sus características de construcción y por 
la profundidad a que se encuentra, no es afectado por el hundimiento y opera 
por gravedad, por lo que es una obra durable y económica de largo plazo. 
Actualmente, el drenaje profundo esta compuesto por las estructuras que se 
describen a continuación. 
 
2.2.1 Emisor Central 
 
Comienza en Cuautepec, en la delegación Gustavo A. Madero, atraviesa la 
autopista México-Querétaro a la altura de Cuautitlán y continúa paralelamente 
a ésta hasta el puente de Jorobas, donde le vuelve a atravesar. Ahí se dividen 
las cuencas del Valle de México y del Río El Salto-Tlamaco y posteriormente al 
Río Tula y a la presa Endo, que satisface las demandas de riego de la zona. El 
Río Tula es influente del Moctezuma y este a su vez, del Panuco, que descarga 
en el Golfo de México. 
 
 La función más importante del Emisor Central es conducir fuera de la 
cuenca del Valle de México las aguas de los interceptores Centro-Poniente, 
Central y Oriente. 
 
 2.2.2 Interceptor Centro-Centro 
 
Este interceptor une los interceptores Oriente y Central. Comienza en la 
lumbrera 1, ubicada en la esquina de las calles Dr. Duran y Dr. J. M. Vértiz, y 
termina en la lumbrera 4, en Agiabampo y Francisco del Paso y Troncoso. 
 
 En el corto plazo beneficiará a algunas colonias de la zona centro del 
Distrito Federal. Para esto se construyó una estructura de captación para el 
colector 10 en la lumbrera 2. En el mediano plazo conducirá las aguas del 
interceptor Oriente, que a su vez aliviará al Río Churubusco y al túnel 
semiprofundo Canal Nacional–Canal de Chalco. 
 
2.2.3 Interceptor Central 
 21
 
Este conducto se encuentra construido desde la lumbrera 4, en el cruce de las 
avenidas Dr. Vértiz y Obrero Mundial, hasta la lumbrera 0 del Emisor central, 
en Cuautepec. 
 
 Alivia al Río de la Piedad y capta los colectores de Tabasco, 5 de Mayo, 
Héroes, Río Consulado, Cuitláhuac, Fortuna y Moyobampa. También cuenta 
con Obras de Toma de los ríos de los Remedios, Tlalnepantla, San Javier y 
Cuautepec. Beneficia a las delegaciones Gustavo A. Madero, Azcapotzalco, 
Cuauhtémoc y parte de la Benito Juárez. 
 
 2.2.4 Interceptor Oriente 
 
Principia en el gran Canal de Desagüe, donde se localiza la Obra de Toma que 
continua con sección rectangular hasta la lumbrera 8C ubicada en la colonia 
Salvador Díaz Mirón y termina en la lumbrera 0 del Emisor Central, en 
Cuautepec. 
 
 La función principal de este túnel es aliviar al Gran Canal de Desagüe, del 
cual depende para su drenaje gran parte del centro y norte del Distrito Federal, 
aunque también cuenta con una captación en la lumbrera 13 para el desfogue 
de la laguna de regulación El Arbolillo en Cuautepec, con la que se beneficia 
una parte de la delegación Gustavo A. Madero. 
 
 2.2.5 Interceptor Centro - Poniente 
 
Comienza en la lumbrera 14 del Interceptor Poniente, cerca del Museo 
Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, en la segunda sección de 
Chapultepec, y termina en la lumbrera 1 del Emisor Central, en el cerro del 
Tenayo. Posee estructuras de captación en cinco lumbreras, que captan a los 
colectores Rubén Darío, Río San Joaquín, Refinería Trujillo, Salomón Lerdo de 
Tejada y al colector 15 y benefician a gran parte de las delegaciones Miguel 
Hidalgo y Azcapotzalco. Además alivian al interceptor del Poniente en la 
lumbrera 14. 
 
2.2.6 Interceptor Oriente - Sur 
 
Inicia en la lumbrera 1 ubicada en Exhacienda San Nicolás y Avenida de las 
Torres, Colonia Iztapalapa, capta agua residual y pluvial de gran parte de la 
delegación Iztapalapa. En un segundo tramo este interceptor se conecta con el 
interceptor Oriente. Cuenta con 11 estructuras de captación, que benefician, 
además a las delegaciones Iztacalco y Venustiano Carranza. 
 
2.2.7 Interceptor Oriente - Oriente 
 
Su trazo se inicia en la esquina norponiente de la laguna de regulación “El 
Salado”, en el cruce de las avenidas Texcoco y Kennedy, para concluir en la 
lumbrera 6, del interceptor Oriente-Sur, en la esquina de Canal de San Juan e 
Ignacio Zaragoza. 
 
 22
 Por medio de 4 lumbreras capta los colectores que drenan la zona 
nororiente de la delegación Iztapalapa, la laguna de regulación “el Salado”, que 
a su vez reciben la aportación de los colectores Kennedy y Zaragoza Norte, y 
los colectores Las Torres, Santa Martha–Ejército de Oriente, entre otros. 
 
 En cuanto a la infraestructura de Colectores Semiprofundos, destacan: 
 
2.2.8 Colector Semiprofundo Canal Nacional – Canal de Chalco 
 
Este colector de 5.9 kilómetros de longitud y 3.10 metros de diámetro, conduce 
sus aguas a la Laguna de Regulación Ciénaga Grande. Su caudal es 
conducido hacia el Interceptor Oriente o al Río Churubusco mediante la planta 
de bombeo Miramontes. Con esta obra se da servicio principalmente a los 
habitantes de las delegaciones Coyoacán e Iztapalapa, y una parte de la 
delegación Xochimilco. 
 
2.2.9 Colector Semiprofundo de Iztapalapa 
 
Tiene una longitud de 5,500 metros, capta gran parte de la delegación 
Iztapalapa, conduce las aguas hasta la planta de bombeo Central de Abasto II, 
que las incorpora al Río Churubusco. 
 
 También recibe los desfogues de las lagunas Mayor y Menor de Iztapalapa, 
que favorecen la parte noreste de esta delegación 
 
2.2.10 Colector Semiprofundo Obrero Mundial 
 
Tiene una longitud de 800 metros, diámetro de 3.20 metros y dos lumbreras. 
Su trazo es paralelo al río la Piedad, capta a este último en la lumbrera 2 por 
medio del colector Xochicalco, y capta, los escurrimientos de la zona poniente 
de la delegación Benito Juárez a través del colector pestalozzi, para 
descargarlos posteriormente en la lumbrera 4 del Interceptor Central. 
 
 En la figura 1 del apéndice, se muestra el plano general de drenaje de la 
Ciudad de México. 
 
 A continuación aparece una tabla, en la que se muestran los sistemas de 
drenaje y sus características: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 23
DRENAJE PROFUNDO Y SEMIPROFUNDO 
OBRA TERMINADA 
 
 
OBRA LONGITUD DIAMETRO CAPACIDAD PENDIENTE PROFUNDIDAD 
 ( Km ) ( m ) ( m3/s ) ( m/Km. ) ( m ) 
 Mínima Máxima 
 
EMISOR 50 6.50 220 2 48 217 
 
INTERCEPTOR 
CENTRAL 16 5 90 0.5 22 41 
 
INTERCEPTOR 
CENTRO-CENTRO 3.7 5 90 0.02 25 26 
 
INTERCEPTOR 
ORIENTE 15 5 85 0.5 37 55 
 
INTERCEPTOR 
CENTRO-PONIENTE 16.5 4 40 1.3 22 51 
 
COLECTOR 
SEMIPROFUNDO 
IZTAPALAPA 5.5 3.20 20 0.0 11.5 15.5 
 
COLECTOR 
SEMIPROFUNDO 
OBRERO MUNDIAL0.8 3.20 20 1.5 10 16 
 
COLECTOR 
SEMIPROFUNDO 
CANAL NACIONAL- 
CANAL CHALCO 3.2 3.10 20 0.15 15 17 
 
Tabla 2.1 
 
2.3 Lumbreras 
 
Durante la fase de proyecto de los túneles del drenaje profundo, en función de 
sus longitudes y profundidades, y con el respaldo de los estudios técnico–
económicos, se diseñan accesos verticales conocidos como lumbreras, 
mediante los cuales se ejecutan todas las operaciones necesarias para 
construir los túneles, o para instalar las captaciones necesarias para drenar las 
aguas de la superficie hacia el drenaje profundo. 
 
 El diámetro y profundidad de las lumbreras, esta regido por el tipo de 
herramientas que se requieren para la excavación del túnel y por el nivel de la 
plantilla del mismo. Los diámetros efectivos han sido de 6, 9 y 12 m., con 
profundidades de 15 m., hasta 220 m. Excepcionalmente se han construido 
lumbreras de mayor diámetro, cuyo propósito ya no es el de ser un acceso al 
túnel, sino que obedece a requerimientos hidráulicos (cuando se integran 
algunas estaciones de bombeo). 
 
 El procedimiento para construir una lumbrera depende fundamentalmente 
de la naturaleza del suelo que la aloje, pero también de los avances y recursos 
técnicos con que se cuente. 
 
 24
 Las lumbreras del drenaje profundo en la Ciudad de México se han 
construido en roca, suelos compactos o densos y en suelos blandos. 
 
• Lumbreras construidas en roca. 
 
 La roca, tobas y aglomerados, se encuentran en la mayoría de las 
lumbreras del emisor central, el cual se desarrolla desde la zona sur-poniente 
del área urbana de la ciudad y termina en el río el Salto en Tula Hidalgo. 
 
 Para excavar tobas y conglomerados no muy compactos se emplean 
martillos neumáticos, mientras que para los estratos más duros y en roca, se 
usan explosivos. La regaza provocada por los explosivos y rozadoras, es 
desalojada por métodos convencionales; para el ademado de las paredes en la 
excavación se utilizan marcos metálicos con retaque de madera anclados 
adecuadamente a la roca, o bien, con concreto lanzado y posteriormente se 
aplica el revestimiento definitivo. 
 
• Lumbreras construidas en suelos 
 
 Las lumbreras construidas en suelos se dividen en dos clases: las de suelos 
de consistencia blanda a firme, que normalmente se encuentran en zonas de 
transición y las de suelos blandos. 
 
 En suelos de transición, integrados por una sucesión de estratos areno 
limosos, arcillo-limosos, arenas y gravas localizadas entre la zona de suelos 
compactos, propios de lomeríos y la denominada zona de lago formada por 
arcillas de consistencia blanda y muy comprensible. 
 
• En zonas de Transición Alta, ya que por lo general los suelos son de 
consistencia firme, la falla de fondo no preocupa y las expansiones 
son mínimas o despreciables. En estas situaciones se emplea la 
lumbrera ademada o técnica “Túnel”, que consiste en excavar en 
toda el área de la lumbrera hasta 2.0 m, de profundidad y se 
construye el brocal. Enseguida se efectúa la excavación con martillo 
neumático, con espacio suficiente para colocar un anillo de dovelas 
de concreto, el cual se ancla al suelo circundante. 
 
El núcleo central de suelo se retira para nuevamente excavar en la 
periferia y colocar el siguiente anillo de dovelas. 
 
Al terminar la instalación del tercer anillo, se coloca un tapón en el 
fondo y se realiza una inyección de lechada de cemento. La 
colocación de anillo e inyección se repite cuantas veces sea 
necesario para alcanzar la profundidad de proyecto; posteriormente, 
se efectúa el colocado de la losa de fondo y del muro de la lumbrera 
mediante cimbra deslizante. Debido a la presencia de mantos 
colgados en estas zonas, es necesario el bombeo de las aguas 
freáticas. 
 
 25
• En zonas de Transición Baja existen estratos arcillosos blandos de 
espesores considerables, se utiliza el procedimiento de muros 
colocados en sitio, conocidos como Técnica Solum y consta de las 
siguientes etapas: 
 
• Excavación de una zanja anular para desalojar el 
revestimiento de la lumbrera. La excavación se efectúa 
mediante perforaciones de 60 cm., de diámetro, en cada uno 
de los seis sectores en que se divide el perímetro anular. Entre 
una perforación y otra se mantienen franjas de suelo que son 
retiradas mediante almeja guiada. La estabilización de zanja 
se efectúa con lodo bentonítico. 
 
• Una vez alcanzado el nivel de desplante de los muros, se 
coloca el armado de refuerzos del muro en cada sector y se 
procede el colado continuo mediante el descenso de concreto 
hasta el fondo, a través de un tubo “tremie”, cuya punta debe 
permanecer siempre ahogada en el concreto para evitar su 
contaminación. Debido a que la densidad del concreto es 
mayor que la del lodo, este último es desplazado hacia la 
superficie. 
 
• Cuando han sido colocados todos los muros, se procede a 
excavar el núcleo hasta alcanzar la profundidad del proyecto. 
A partir de cierto nivel, de ser necesario, se deposita agua 
para evitar expansiones y una posible falla de fondo. Una vez 
alcanzado el nivel de proyecto de la excavación, se cuela un 
tapón o losa de concreto simple, sobre la que se coloca el 
acero de refuerzo de la losa estructural anclada perfectamente 
al revestimiento de la lumbrera. 
 
 Una variante de este método es la llamada técnica Soletanche, que se 
diferencia de la técnica Solum, en el método de perforación del anillo perimetral 
en el que se alojará el muro, y en la solución de la junta de cada sector. 
 
 En los párrafos anteriores se mencionaron brevemente los métodos de 
construcción de lumbreras, no se profundizó demasiado en el tema debido a 
que este campo es muy extenso, por lo que sería necesario profundizar con 
datos técnicos, que desviarían completamente el tema del que se esta 
hablando. 
 
 
 
2.4 Sistema de drenaje del D.F. 
 
Para lograr el desalojo de las aguas residuales y pluviales son necesarias 
estructuras que permitan conducir y controlar los caudales generados desde la 
red secundaria y primaria hasta el Drenaje Profundo por medio de cajas de 
captación, colectores de alivio, cajas de control, cámaras en espiral, lumbreras 
y vertedores. 
 26
 
 La red de drenaje del D. F., es de tipo combinado, está formado por 
conductos dirigidos de Poniente a Oriente siguiendo aproximadamente las 
pendientes del terreno; en las partes Centro-Poniente y Sur se han 
superpuesto conductos que escurren de Sur a Norte y descargan en las 
estructuras ya antes mencionadas. 
 
 El sistema de drenaje tiene dos objetivos: 
 
• Desalojar las aguas residuales. 
• Reducir encharcamientos e inundaciones y controlarlos cuando ocurran. 
 
 Para cumplir con estos objetivos, se han construido obras e instalaciones de 
bombeo que en la actualidad conforman un sistema muy complejo, integrado 
por la Red Secundaria, la Red Primaria y los Grandes Conductos. 
 
2.4.1 La Red Secundaria 
 
La red secundaria, que recolecta las aguas residuales producidas por los 
usuarios del sistema hidráulico y las conduce a la red primaria junto con los 
escurrimientos producidos por la lluvia, esta formada por tubería con diámetros 
menores de 60 centímetros, y su longitud se estima en 12,326 Km., sus 
diámetros es de 0.30, 0.38 y 0.45 m., también se le conoce como atarjea, la 
cual, se localiza generalmente a la mitad de la calle, existiendo en ocasiones 
más de una, dependiendo de las necesidades de los usuarios. 
 
 Este tipo de red después de un trayecto se une en las esquinas con otras 
tuberías de igual o menor diámetro, aumentando el suyo, y poder captar otras 
descargas de menor diámetro para después finalmente descargar sus aguas a 
la red primaria, su profundidad depende de las características del terreno, y de 
los niveles en que se encuentren las descargas domiciliarias.2.4.2 La Red Primaria 
 
La red primaria o también conocida como colector, tiene la función de recibir las 
descargas de agua de la red secundaria, para encausarla a los grandes 
conductos. La red primaria es muy extensa y compleja, tiene una longitud 
aproximada de 1,212 Km., de tuberías cuyos diámetros varían dependiendo del 
número de aportaciones de la red secundaria, los cuales son: 0.61, 0.76, 0.91, 
1.07, 1.22, 1.52, 1.83, 2.13, 2.22, 2.44, 3 y 4 metros. 
 
 Se caracteriza por cambios de pendiente; algunas calles alojan varios a la 
vez, o en ocasiones rodean otras interrumpiendo la ruta original para permitir el 
paso de obras viales; asimismo, tiene tramos en contra pendiente, conexiones 
múltiples y estructuras tipo sifón invertido. Esta red descarga en los grandes 
conductos; para ello se auxilia de 85 plantas de bombeo distribuidas en todo el 
D.F. También hay pequeños equipos para descargar 91 pasos a desnivel; 
incluye también para regulación de avenidas en la zona urbana, 12 tanques de 
tormenta y otras estructuras reguladoras, como el lago de Texcoco, el vaso del 
cristo, carretas, fresnos y las dos lagunas de regulación de Iztapalapa. 
 27
 
2.4.3 Los grandes conductos 
 
Lo forman el Sistema General de Desagüe, normalmente conocido como el 
Gran Canal, que es el sistema de desagüe mas antigüo de la cuenca del Valle 
de México, su función es transportar las aguas residuales generadas en la 
cuenca fuera de ella; a continuación un poco de historia acerca de la obra de 
construcción. 
 Sería hasta el año de 1884 cuando Porfirio Díaz inició su primera reelección 
que se reanudaron formalmente los trabajos del desagüe-en el túnel, el tajo y el 
gran canal; entonces se destinaron 400, 000 pesos anuales para las obras y 
fue el ingeniero Luis Espinosa quien quedó al frente de una Junta Directiva. El 
adelanto era lento, pues se trataba de una tarea compleja, especialmente en lo 
referente al túnel y al canal, ya que el tajo estaba prácticamente terminado. La 
maquinaria con la que se contaba no era la adecuada y, por estas razones el 
presidente Díaz consideró que tal obra debía quedar en manos de técnicos 
extranjeros. En 1889, se contrataron varias empresas de capital británico y 
norteamericano, entre otras, la Mexican Prospecting se encargó principalmente 
del túnel, y la S. Pearson & Son empezó a trabajar en el canal. En el primer 
caso, los extranjeros cometieron errores técnicos y al cabo del tiempo 
advirtieron que la obra no les era redituable; por tales motivos, la coordinación 
pasó de nuevo a la Junta Directiva, y ésta continuó los trabajos con rapidez. 
Así, después de muchas vicisitudes, el túnel de 10,021.79 m., quedó 
oficialmente concluido en diciembre de 1894. 
 
Figura 2.1 Trabajos en el túnel. 
 Las obras del Gran Canal, que debía alcanzar los 47.5 Km., continuaron su 
avance a cargo de las compañías extranjeras. En agosto de 1895, quedó 
franca la entrada del canal al túnel; Porfirio Díaz y su comitiva asistieron a la 
apertura de la represa en dirección al túnel de Tequisquiac. Finalmente, los 
trabajos concluyeron bajo la responsabilidad de la Junta Directiva; aún faltaban 
nueve kilómetros de canal y labores de infraestructura, tareas complicadas por 
la inestabilidad del terreno. 
 28
 El 17 de marzo de 1900 tuvo lugar la inauguración oficial de la magna obra, 
a cargo del presidente Díaz, quien, junto con sus acompañantes, realizó un 
recorrido hasta el túnel de Tequisquiac. Pero, si bien concluía una labor en la 
que los conocimientos científicos y técnicos habían jugado un papel 
fundamental, y en la que se habían invertido muchos recursos y esfuerzos, ésta 
no sería la solución definitiva a la problemática, pues las inundaciones no 
terminaron. 
 Al avanzar el siglo XX se pudo advertir que las tareas de drenaje de la 
capital mexicana resultaban insuficientes; se trataba de una ciudad cuya 
población había empezado a crecer a ritmo vertiginoso, lo cual -incorporado a 
los problemas del hundimiento, analizados estos últimos en su relación con las 
inundaciones y el bombeo de los pozos, por los ingenieros Roberto Gayol y 
José A. Cuevas-, representaban nuevos retos que debían enfrentar tanto 
quienes gobernaban la capital, como aquellos dedicados a la construcción. Fue 
entonces que el Departamento del Distrito Federal hizo frente a las 
inundaciones mediante nuevas obras de ingeniería hidráulica y sanitaria: la 
ampliación sur del Gran Canal del Desagüe, la construcción de colectores y 
atarjeas, el nuevo túnel de Tequisquiac y el entubamiento de algunos ríos. Sin 
embargo, la población siguió sufriendo inundaciones, particularmente, en los 
años de 1950 Y 1951. 
 En ese entonces muchas zonas de la ciudad fueron afectadas por el nivel 
que alcanzó el agua -a veces hasta siete metros- como lo revelan las 
fotografías de los diarios de la época, hecho que indicó la dislocación ocurrida 
en la red de alcantarillados y colectores. 
2.4.4 El Drenaje Profundo 
Para atender esta problemática, en 1952 se creó la Comisión Hidrológica del 
Valle de México, dependiente de la Secretaría de Recursos Hidráulicos. Por su 
parte, el Departamento del Distrito Federal creó, en 1953, la Dirección General 
de Obras Hidráulicas; esta última dio a conocer un plan general con el 
propósito de hacer frente al hundimiento, a las inundaciones y al 
abastecimiento de agua potable. Pero no fue hasta 1959, cuando se pensó que 
la solución del problema sería la realización de un sistema de drenaje profundo. 
 Durante los años siguientes se llevaron a cabo las investigaciones 
encaminadas a emprender la tarea señalada: posibles trazos, estudios 
hidrológicos e hidráulicos y análisis geológicos de estratigrafía y de sismicidad. 
El proyecto comprendía la construcción de un emisor central y la de dos 
interceptores profundos: el central y el oriente. La profundidad de estos últimos 
permitiría el desagüe por gravedad a través de túneles, desde la ciudad hasta 
la desembocadura del sistema, en el río del Salto, cercano a la presa Requena, 
en Hidalgo. Así se podría mantener en servicio la red de alcantarillado y 
aprovechar las aguas negras para riego y usos industriales. 
 29
 
Figura 2.2 El drenaje profundo. 
 En el nuevo proyecto se contempló realizar estudios complementarios, y en 
esta tarea participó el Instituto de Ingeniería de la U.N.A.M. Con el objetivo de 
garantizar y comprobar todos los cálculos teóricos se solicitó a la institución un 
modelo de Emisor, para verificar el funcionamiento hidráulico y el de las 
descargas de los colectores a los interceptores profundos, y se atendieron 
también los aspectos económicos y financieros. Finalmente, en 1967 se dió 
inicio a esta importante obra de la ingeniería mexicana del siglo XX. 
 Los trabajos comenzaron en las lumbreras y posteriormente se atacaron los 
frentes del túnel. En 1971 se creó el consorcio Túnel, S. A., conocido como 
TUSA; éste agrupó a los contratistas de la obra bajo un sólo mando. Sobre la 
marcha tuvieron que enfrentar diversas dificultades, lo que produjo el desarrollo 
de distintas técnicas para lograr el éxito final. Particularmente, en la Ciudad de 
México, el túnel tenía que atravesar suelos de muy poca resistencia, pero 
también el avance fue difícil cuando se hicieron perforaciones en zonas de roca 
sólida. Los túneles que forman parte del Sistema de Drenaje Profundo 
alcanzaron 68 Km., de longitud y se revistieron de concreto armado y concreto 
simple. Las obras concluyeron en el año de 1975, solucionando por fin un 
ancestral problema de nuestra capital. 
 La ciudad de México tenía una pendiente natural donde el Canal conducía 
90 m3/s. Con el paso del tiempo se modificó su funcionamiento hidráulico 
debido a los hundimientos regionales del subsuelo y por la sobreexplotación de 
los mantos acuíferos del Valle de México. Mientras la capital se hundía por esta 
situación, el canal disminuyó su pendiente y la capacidad de desfogue se

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