Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN Y POSGRADO FACULTAD DE MEDICINA INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL HOSPITAL GENERAL CENTRO MEDICO NACIONAL LA RAZA ALTERACIONES VISUALES Y NEUROLÓGICAS EN PACIENTES CON LEUCOMALACIA PERIVENTRICULAR T E S I S PARA OBTENER EL GRADO DE ESPECIALISTA EN N E O N A T O L O G I A P R E S E N T A DR. ABEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ DISTRITO FEDERAL MÉXICO 2 0 0 6 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ____________________ DR. VICTOR JOEL SAUCEDO ZAVALA ASESOR DE TESIS MEDICO ADSCRITO AL SERVICIO DE NEONATOLOGÍA HOSPITAL GENERAL CENTRO MEDICO NACIONAL LA RAZA INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL ___________________________ DR. CARLOS ANTONIO TAPIA ROMBO PROFESOR TITULAR DEL CURSO DE ESPECIALIZACIÓN EN NEONATOLOGÍA MEDICO ADSCRITO AL SERVICIO DE NEONATOLOGÍA HOSPITAL GENERAL CENTRO MEDICO NACIONAL LA RAZA INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL _____________________________ DR. JOSE LUIS MATAMOROS TAPIA DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN HOSPITAL GENERAL CENTRO MEDICO NACIONAL LA RAZA INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL 2 DEDICATORIA A DIOS Por permitirme desarrollarme con especialista A MIS PADRES Por encaminarme a realizar una carrera y apoyarme en todo momento A MI ESPOSA Por apoyarme y comprenderme en esta difícil carrera, pero sobretodo gracias por tu amor y cariño A MIS HIJAS Por ser parte de mi y disculparme por los momentos en que estuvo ausente y necesitaron de mí A MIS MAESTROS Por la sabiduría que me transmitieron durante mi larga carrera A TODOS USTEDES GRACIAS 3 AGRADECIMIENTOS DRA. EDITH ALBA MONCAYO Neurólogo pediatra Por su valiosa participación en la valoración neurológica De los pacientes con leucomalacia periventricular DRA. LAURA CAMPOS CAMPOS Oftalmólogo pediatra Por su valiosa participación en la valoración oftalmológica De los pacientes con leucomalacia periventricular DR. CARLOS ANTONIO TAPIA ROMBO Neonatólogo Por su valiosa participación al contribuir con el análisis Estadístico de mi estudio 4 INDICE RESUMEN 6 INTRODUCCIÓN 7 MATERIAL Y METODOS 11 RESULTADOS 13 DISCUSIÓN 15 CONCLUSIONES 18 BIBLIOGRAFÍA 19 ANEXOS 21 5 RESUMEN Objetivo: Determinar las lesiones visuales y motoras que presentan los recién nacidos prematuros con leucomalacia periventricular (LPV) que egresan del servicio de neonatología de un hospital de tercer nivel. Material y métodos: Se incluyeron prospectivamente todos aquellos prematuros con peso menor a 1500g o edad gestacional igual o menor a 34 semanas, durante su estancia en la terapia neonatal se les realizó el diagnóstico de LPV por ultrasonido transfontanelar; una vez egresados se llevó seguimiento neurológico y oftalmológico en la consulta externa a lo largo de un año. Resultados: En el período comprendido de julio 2004 a agosto 2005 ingresaron al servicio de terapia intensiva neonatal un total 274 recién nacidos de los cuales 75 pacientes (28%) fueron prematuros menores de 1500g o edad gestacional menor o igual a 34 semanas. Del grupo de 75 pacientes, se detectaron un total de 30 pacientes con el diagnóstico de LPV, se excluyeron dos pacientes por fallecimiento. De los 28 pacientes estudiados, se presentaron 15 hombres (53%) y 13 mujeres (47%). En cuanto a los hallazgos neurológicos, las alteraciones motoras predominaron en este grupo de pacientes, de los cuales 24 (86%) pacientes presentaron algún grado de alteración predominando la diplejía espástica en 10 (36%) de ellos, hemiplejía espástica en 4 (14%) y cuadriplejía espástica 4 (14%). Las alteraciones visuales estuvieron presentes en 15 (54%) pacientes de los cuales estrabismo 8 (53%) ocupó el primer lugar. Conclusiones: El paciente con LPV tiene un alto riesgo de presentar secuelas neurológicas y/o visuales severas, por lo que es importante disminuir al máximo los factores de riesgo para desarrollar este tipo de patología durante su estancia en terapia intensiva neonatal; o una vez detectada la lesión integrarlos a un programa de rehabilitación para disminuir el mayor número de secuelas. Palabras clave: Leucomalacia periventricular, prematuros, parálisis cerebral. 6 INTRODUCCIÓN. A pesar de los notables avances logrados en los cuidados perinatales durante los últimos decenios, el riesgo de que el recién nacido prematuro desarrolle hemorragia peri-intraventricular (HPV-IV) o lesión en la sustancia blanca adyacente, la denominada leucomalacia periventricular (LPV), sigue siendo elevado.1,2 Ambas lesiones participan de forma importante en la morbimortalidad y en los déficit neuromadurativos a largo plazo. La LPV, que consiste en necrosis de la sustancia blanca adyacente a los ángulos externos de los ventrículos laterales, se ha considerado desde hace mucho tiempo la principal lesión isquémica del lactante prematuro2; sin embargo, datos recientes indican que el proceso de lesión es mucho más complejo. Aún no se conoce con exactitud la verdadera extensión de la lesión de la sustancia blanca en el lactante prematuro mediante ecografía craneal, varía entre el 4% y el 15%.2,3,4 La mayoría de los informes suelen incluir a lactantes con HIV y lesión de la sustancia blanca, así como lesiones hiperecoicas transitorias que desaparecen sin formación de quistes. Si únicamente se consideran los lactantes que presentan signos de quistes en la sustancia blanca, la incidencia comunicada varía entre el 3% y el 7%.5,6 En los últimos años se ha puesto de manifiesto que una expresión ecográfica más sutil de la lesión de la sustancia blanca es la evolución de ventriculomegalia no obstructiva durante la hospitalización prolongada del lactante prematuro extremadamente pequeño.2,7,8,9 De forma similar a lo que sucede con la HIV grave, la evolución ecográfica de la lesión de la sustancia blanca parece ser cambiante. Así, en los informes previos la patología puede manifestarse en forma de quistes en las dos o tres primeras semanas de vida; sin embargo, los últimos datos indican que la evolución de los quistes supera el primer mes en un número de casos cada vez mayor.7,10 Entre los episodios perinatales asociados con LPV quística posnatal se encuentran: antecedentes de corioamnioitis, rotura de membranas prolongada, hemorragia en el periparto, asfixia, hipovolemia, sepsis, hipocapnia, conducto arterioso persistente sintomático, así como apnea y bradicardia recurrentes.11 7 ,21,22 Muchas de estas asociaciones comparten el descenso de la tensión arterial sistémica; sin embargo, en un estudio bastante reciente de 14 lactantes que desarrollaron LPV, tan sólo cuatro (30%) presentaban signos claros de hipotensión sistémica posnatal, y la asfixia fue un hallazgo poco frecuente.6 Otros estudios tampoco han demostrado una asociación constante entre hipotensión y LPV.12,13,14 Aunque el diagnóstico ecográfico de LPV quística afecta únicamente a un porcentaje escaso de lactantes prematuros (3%), este proceso constituye un problema importante, pues la mayoría de los lactantes afectadossufre alteraciones notables del desarrollo neuromadurativo a largo plazo.6,15,16 La secuela motora de LPV que se ha descrito con mayor frecuencia es la diplejía espástica;2 no obstante, informes recientes describen un déficit más grave, con afectación de las cuatro extremidades y déficit visuales y cognitivos.17,18,19 Este desenlace clínico más grave es consecuente con la lesión de la sustancia blanca más difusa que se observa en el estudio neuropatológico de lactantes prematuros fallecidos por LPV.9 Aún no se conoce la génesis del déficit cognitivo en la LPV. Se ha especulado que la lesión puede afectar de forma secundaria a la organización neuronal de la corteza cerebral, debido a lesión de neuronas de la subplaca o de astrocitos migratorios tardíos.2 La parálisis cerebral , o más específicamente, la diplejía espástica es una secuela bien conocida de la LPV, cuando esta lesión interrumpe el tracto corticoespinal se manifiesta con déficit funcional, lo cual ha recobrado la atención de los neurólogos pediátras. Entre el 72 y 90% de los niños con diplejía espástica tienen LPV. No obstante, algunos niños con LPV solo presenta un daño motor menor. Olsen mostró que 9% de su población prematura tenía parálisis cerebral, de los cuales 32% tenía LPV demostrada por tomografía y/o resonancia magnética. En 1962, Banker y Larroche, quienes describieron la LPV sugirieron que podría afectarse la función visual, sobretodo a nivel de los campos visuales cuando los axones de la radiación óptica están afectados.12 Algunos investigadores en 1970 encontraron asociación entre encefalopatía infantil, parálisis cerebral, estrabismo y defecto cortical en la visión.20 8 Pike y colaboradores reportaron medidas de agudeza visual en un grupo de prematuros con diferentes tipos de lesión cerebral; puntualizaron que éstos bebés presentaban alteración visual, dichos hallazgos han sido confirmados en niños con daño visual causado por LPV.21 La alteración de los campos visuales ha sido descrito en niños con muy bajo peso al nacer y es una secuela de la hipoxia perinatal. En muchos casos, ambos hemicampos están afectados (lesión bilateral) y la alteración es más pronunciada en el campo inferior; siendo una de las bases neuropatológicas la interrupción de los axones en la radiación óptica que provoca restricción de los campos visuales.22 En prematuros, la miopía es un error común de refracción y la asociación con retinopatía ha sido sugerida. En el niño con LPV quien se ha escapado de retinopatía severa, la hipermetropía a menudo en combinación con astigmatismo parece ser un padecimiento común en este tipo de pacientes.22 Existe poca literatura de la relación entre lesión visual cerebral con defectos de refracción y acomodación, sin embargo la hipermetropía ha sido encontrada en muchos estudios de niños con parálisis cerebral. Los trastornos de acomodación también han sido descritos en niños con LPV. Brodsky y colaboradores encontraron asociación entre hipoplasia del nervio óptico y LPV. En la LPV, la hipoplasia del nervio óptico ocurre probablemente como resultado de una degeneración sináptica de los axones de dicho nervio, causada por una lesión primaria bilateral en la radiación óptica.23 Esta hipótesis se basa en la presencia de degeneración transináptica de las células del ganglion después de la lesión en la corteza visual, estudiada en monos recién nacidos. En niños con daño visual severo causado por LPV, la degeneración del núcleo geniculado lateral ha sido vista con resonancia magnética, lo cual especula que es resultado de una degeneración transináptica. Nistagmo, el cual es reportado ausente en niños con daño visual cortical, es común en niños con hipoplasia del nervio óptico. Van Neuwenhuizen 9 describió nistagmo latente o con manifestaciones en 17 de 26 niños con daño visual, de los cuales la mayoría fueron prematuros. Lanzi y colaboradores reportaron nistagmo en 10 de 28 niños con parálisis cerebral causada por LPV.23,24 De esta manera se demuestra que los niños con LPV extensa y parálisis cerebral severa presentan una apraxia oculomotora con disfunción completa de la organización motora incluyendo ausencia de fijación. El estrabismo en prematuros ha sido asociado con retinopatía cicatrizal, errores de refracción, historia familiar de estrabismo y alteraciones de la coordinación locomotora mano-ojo. Sin embargo, el estrabismo es común en niños con parálisis cerebral. El estrabismo en asociación con LPV fue demostrado por Schery y colaboradores.24 Los niños con LPV severa usualmente presentan fijación anormal, maduración visual retrasada y estrabismo, frecuentemente en combinación con diplejía espástica y retraso metal.22,24 En estos casos, el diagnóstico ha sido confirmado por ultrasonido transfontanelar en el período neonatal o en edades más avanzadas con tomografía o resonancia magnética. Estos niños, con déficit funcional severo, siempre deben ser integrados a programas de terapia física y rehabilitación. 10 MATERIAL Y METODOS Universo de trabajo. Se realizó el estudio con un diseño observacional, prospectivo y longitudinal en el servicio de Neonatología del Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza, en el período de julio 2004 a agosto 2005, se realizó muestreo de todos aquellos pacientes prematuros con peso menor o igual a 1500g o edad gestacional menor a 34 semanas, en los cuales se realizó el diagnóstico de LPV por ultrasonografía transfontanelar durante su estancia en el servicio de terapia intensiva neonatal, llevando seguimiento de estos pacientes durante un año en la consulta externa de neurología y oftalmología (realizado por un solo neurólogo y un solo oftalmólogo) con el fin de establecer las alteraciones motoras y/o visuales que presentaron estos pacientes en el primer año de vida. Sujetos y recolección de datos. Durante su estancia en el servicio se obtuvieron los siguientes datos: edad gestacional, peso al nacer, peso al ingreso, apgar, edad materna, número de gesta, vía de nacimiento, presencia de sufrimiento fetal, días de ventilación mecánica, número de eventos de hipoxia durante su estancia en el servicio, el hallazgo ultrasonográfico al ingreso, control a los 15 y 30 días, así como el diagnóstico neurológico y oftalmológico al egreso del servicio de Neonatología. Se informó a los padres sobre el estudio, con previa autorización y consentimiento informado, se realizó seguimiento neurológico y oftalmológico en la consulta externa de Neurología y Oftalmología durante el primer año de vida, determinándose el diagnóstico oftalmológico y neurológico hasta ese momento. Se incluyeron 30 pacientes (en la literatura mundial únicamente se reporta una incidencia del 3 al 7% con el diagnóstico de LPV). Fueron excluidos 2 pacientes por defunción. Durante su estancia en el servicio de Neonatología se les realizó valoración neurológica y oftalmológica antes de egresarse, se realizó seguimiento en la consulta externa de ambas especialidades a los 3, 6, 9 y 12 meses de vida. Durante dicho período se realizó valoración oftalmológica y neurológica así como estudios complementarios en algunos de ellos como: 11 tomografía de cráneo, potenciales evocados auditivos de tallo, potenciales evocados visuales, electroencefalograma, resonancia magnética. En la valoración neurológica se realizó evaluación del peso, talla, perímetro cefálico así como las alteraciones neurológicas presentes (predominio motor), en los seguimientos a 3, 6, 9 meses se realizó descripción de las alteracionesmotoras presentes en cada una de las revisiones y a los 12 meses se trató de dar el diagnóstico neurológico preciso que presentaba hasta ese momento, sin embargo en algunos de los casos solo se pudo determinar como lesiones motoras leve, moderada o severa. Cabe mencionar que en algunos pacientes se realizó corte a los 6 meses de edad por necesidades del estudio y solo se mencionan las alteraciones motoras presentes hasta ese momento sin embargo se continuará con el seguimiento de dichos pacientes. Aquellos con afección neurológica desde el egreso se enviaron a rehabilitación y estimulación temprana como parte del tratamiento a largo plazo de estos niños con secuelas, en ocasiones severas, que requieren de un manejo multidisciplinario. El seguimiento oftalmológico fue realizado en el mismo período de un año con seguimientos a 3, 6, 9, y 12 meses, al igual que el seguimiento neurológico, hay pacientes con valoraciones hasta los 6 meses por necesidades del estudio. Se detectaron las alteraciones oculomotoras presentes en estos pacientes así como patologías agregadas durante dicho período. Al igual que el seguimiento neurológico, se dió tratamiento oftalmológico a todos los pacientes que lo ameritaban incluso al grado de requerir intervención quirúrgica y posteriormente rehabilitación oftalmológica. Análisis estadístico. Recabados los datos ya mencionados de manera personal por los investigadores se procedió a formar una base de datos la cual fue procesada y capturada en los programas de Word Perfect 5.1 y Dbase-III Plus. Utilizando el programa de SPSS 10.0 se realizó el análisis estadístico. Se utilizaron la prueba de Chi cuadrada para determinar la correlación existente entre las lesiones neurológicas y/o visuales con algunas de las características presentes en el grupo estudiado. En otros parámetros se utilizó la prueba exacta de Fisher para comparar algunas de las características del grupo estudiado con las lesiones neurológicas y/o visuales presentes en dicho grupo. 12 RESULTADOS En el período comprendido de julio 2004 a agosto 2005 ingresaron al servicio de terapia intensiva neonatal un total 274 recién nacidos de los cuales 75 pacientes (28%) fueron prematuros menores de 1500g o edad gestacional menor o igual a 34 semanas. Del grupo de 75 pacientes, se detectaron un total de 30 pacientes con el diagnóstico de LPV, sin embargo dos de ellos fallecieron durante su estancia hospitalaria. El grupo estudiado incluyó a 28 recién nacidos con antecedente de prematurez menor o igual a 34 semanas y/o peso menor o igual a 1500g con el diagnóstico de LPV de los cuales se presentaron 15 hombres (53%) y 13 mujeres (47%). Figura 1. El cuadro 1 muestra las características del grupo estudiado, el peso promedio fue 1138g, con un rango de 830-1540g; la edad gestacioneal promedio fue 29 semanas, la vía de nacimiento más frecuente fue la vaginal 18 (64%) con reporte de partos fortuitos un total de 9 (50%). Estuvieron con ventilación mecánica un total de 26 (93%) pacientes, con un promedio de 38 días de ventilación. La edad de los padres tuvo un promedio de 27 años para la edad materna y 30 años para la edad paterna, sobresale en los datos que 6 (21%) mujeres son madres solteras. En cuanto a los hallazgos neurológicos, las alteraciones motoras predominaron en este grupo de pacientes, de los cuales 24 (86%) pacientes presentaron algún grado de alteración predominando la diplejía espástica en 10(36%) de ellos, hemiplejía espástica en 4 (14%) y cuadriplejía espástica 4 (14%). Del grupo estudiado 5 (19%) pacientes presentaron alteraciones motoras mínimas a moderadas. En cuanto al grupo de pacientes que no presentaron alteraciones neurológicas fueron solo 4 (14%). Figura 2. Por lo que toca a los hallazgos oftalmológicos, se presentaron gran variedad de patologías oftalmológicas desde alteraciones visuales motoras como nistagmo intermitente 5 (18%), estrabismo ojo derecho 3(11%), 13 estrabismo ojo izquierdo 3 (11%), estrabismo bilateral 2 (7%), combinación de ambos padecimientos 1 (3.6%) y atrofia óptica 1 (3.6%); hasta retinopatía del prematuro presente en 13 (46%) pacientes, padecimiento que aparentemente no guarda relación con las alteraciones que pudieran presentar los pacientes con LPV, sin embargo en nuestro estudio es un hallazgo extra que habrá que investigarse en otro momento. Los pacientes que no presentaron ninguna alteración oftalmológica fueron 8 (29%). Figura 3. En los cuadros 2, 3 y 4 se muestran las características de los 28 pacientes de acuerdo a su clasificación por peso, así como las alteraciones visuales y/o motoras presentes en cada uno de ellos. En el cuadro 2, se revisan las características de siete pacientes menores de 1000g, de los cuales 100% presentó alteraciones motoras predominando tanto la diplejía espástica 3 (43%) como la hemiplejía espástica 3 (43%). Las alteraciones visuales estuvieron presentes en 4 (57%), predominando el estrabismo en ojo derecho. La hipoacusia neurosensorial estuvo presente en 5 (71%) pacientes. El cuadro 3 muestra las características de trece pacientes con peso entre 1000g y 1250g, de los cuales 92% presentaron alteraciones motoras predominando la diplejía espástica con un total de 4 (33%) pacientes. Las alteraciones visuales se presentaron en 8 (61.5%), predominando el nistagmo intermitente en 5 (62.5%). De los pacientes que presentaron hipoacusia neurosensorial fueron 6 (50%). Finalmente, el cuadro 4 muestra las características de ocho pacientes con peso entre 1251 y 1500g, de los cuales 5 (62.5%) presentaron alteraciones motoras con predominio de la diplejía espástica en 3 (60%) de ellos. Las alteraciones visuales se presentaron en 2 (37.5%), sin embargo en esta grupo se presentaron las alteraciones visuales más severas como la atrofia óptica bilateral; el segundo con estrabismo bilateral. En cuanto a los que presentaron hipoacusia neurosensorial fueron un total de 3 (37.5%) pacientes. En cuanto al análisis estadístico, se investigaron posibles factores de riesgo en los pacientes con LPV para la producción de alteraciones motoras y/o visuales tales como edad gestacional menor a 30 semanas, peso igual o menor a 1000g, vía de nacimiento (parto o cesárea), antecedente de sufrimiento fetal 14 agudo, presencia de > 3 eventos hipóxicos durante su estancia en el servicio; sin embargo, ninguno de ellos presentaron significancia estadística (p>0.05). DISCUSIÓN. En la última década, la Neonatología ha tenido grandes avances tanto a nivel mundial como en nuestro país en relación al paciente prematuro de bajo y muy bajo peso al nacer lo que ha permitido una sobrevida mayor. Sin embargo, esto ha encaminado a estudiar patologías predominantes en este grupo de pacientes así como las consecuencias a largo plazo. Tal es el caso de nuestro estudio en cual decidimos incluir a la LPV con sus secuelas a lo largo de un año y compararlo con lo reportado en otros estudios a nivel mundial. Cabe mencionar que en nuestro país no se ha reportado un estudio semejante hasta el momento. Nuestro hospital es de concentración lo que le permite recibir gran cantidad de pacientes prematuros, a los cuales por ultrasonografía transfontanelar se reportan en forma frecuente el diagnóstico de LPV, lo que motivó a estudiar a fondo la patología y verificar las lesiones neurológicas y/o visuales reportadas en la literatura mundial. El primer hallazgo fue la incidencia de 8.7%, la cual es muy similar a la reportada en la literatura mundial con una incidencia de 3 al 7%.5,6 Con respecto a la presentación quística de la LPV, la incidencia presentadafue de 16.6% muy poca diferencia en relación a otros estudios que reportan una incidencia del 4 al 15%.3,4 La importancia de las lesiones quísticas radica en la presencia, localización y extensión de dichos quistes ya que han sido directamente asociados al tipo de secuela neurológica, visual y cognitiva.25,26 La prevalencia de parálisis cerebral en pacientes con leucomalacia quística varía entre 38 a 93%,27,28 sin embargo en nuestro estudio queda pendiente determinarse, ya que el diagnóstico de parálisis cerebral se realiza a partir de los 2 años de edad, datos que escapan de los objetivos de este estudio y serán motivo de un análisis posterior. Sin embargo, el no localizar quistes en el ultrasonido no libera a estos pacientes de las secuelas ya comentadas,29,30 lo cual ocurrió en nuestro estudio 15 donde solo se detectaron 3 pacientes con lesiones quísticas haciendo mención que las secuelas neurológicas fueron más severas (cuadriplejía espástica)6 en relación a los que no presentaban quistes. Dentro de las secuelas neurológicas no existe variación con otros estudios ya que la diplejía espástica2 es la alteración más frecuente tanto en lo reportado en dichos estudios como en el nuestro. La cuadriplejía espástica ocupó el 2º lugar con un 14% de total de pacientes con secuelas, sin embargo, esta secuela fue mayor (100% vs 54%16) en los pacientes con hallazgo de leucomalacia quística. De los resultados obtenidos evidenciamos que cuando el peso y la edad gestacional son menores, el 100% de los pacientes presentaron secuelas neurológicas, lo cual es explicable por la vulnerabilidad cerebral y la inmadurez31 de estos pacientes, así como el tipo de patologías con que ingresan a la unidad de cuidados intensivos neonatales (SDR, sepsis, desnutrición, hemorragia intraventricular, persistencia de conducto arterioso entre otros)32,33 con lo cual se encuentran expuestos a factores de riesgo tales como ventilación mecánica, cambios en el flujo cerebral sanguíneo, procesos infecciosos.33 Una causa inherente a nuestro hospital, es el traslado del paciente por ser un centro de referencia, que puede ser uno de los factores de riesgo importantes para desarrollar esta lesión. Las alteraciones oftalmológicas encontradas en nuestros pacientes no presentaron variación en relación a otros estudios,19 de los cuales la lesión más frecuente fue el estrabismo (53%)34 con reporte mayor a otros estudios donde se muestra una incidencia del 23%34 y en otro el 40%25. La segunda lesión más frecuente fue el nistagmo intermitente (18%). No encontramos relación entre los hallazgos ultrasonográficos y las lesiones oftalmológicas presentes en este grupo ya que no fue posible determinar la lesión ultrasonográfica por regiones. Los pacientes con secuelas más severas estuvieron presentes en el grupo de mayor edad y peso (1251-1500g) lo cual guarda relación con lo reportado en otros estudios.19,24 En este mismo grupo existe una estrecha relación en cuanto a las lesiones neurológicas y oftalmológicas ya que en uno de ellos presentó 16 cuadriplejía espástica, crisis convulsivas (Sx West) asociado a atrofia óptica bilateral. Es evidente que las secuelas tanto neurológicas y/o visuales que presentaron los pacientes de este estudio son de gran importancia en nuestro medio, ya que la sobrevida de los pacientes prematuros de muy bajo peso es cada vez mayor, en ello radica la importancia de nuestro trabajo con la finalidad de hacer conciencia de la importancia de la LPV y limitar hasta donde sea posible los factores de riesgo que implican al prematuro para desarrollar este tipo de lesiones. 17 CONCLUSIONES. El identificar la LPV como un problema de gran importancia en el prematuro dentro de la unidad de cuidados intensivos tanto en sus hallazgos ultrasonográficos como clínicos, obliga al neonatólogo a llevar un adecuado seguimiento de estos pacientes, ya que comprobamos que mientras la lesión ultrasonográfica sea mayor, las secuelas serán más severas; con lo cual se convierten en candidatos a una terapia de rehabilitación intensiva desde el momento que egresan del servicio de terapia intensiva así como su derivación con los especialistas correspondientes con el fin de contribuir a un mejor desarrollo neurológico, oftalmológico y cognoscitivo. Este estudio es un parámetro inicial dentro de nuestro hospital para el seguimiento de estos pacientes, considerando la magnitud de las secuelas a temprano y largo plazo que pudieran presentar. Por tal motivo nos corresponde como neonatólogos establecer el manejo multidisciplinario que amerita estos pacientes, con la finalidad de derivarlos hacia un programa de rehabilitación, y con ello limitar el mayor número de secuelas que pudieran presentar. Nuestro estudio tuvo como finalidad conocer las alteraciones neurológicas y/o visuales presentes en los pacientes con LPV; sin embargo, nos dimos cuenta de la importancia que esta patología tiene, lo cual abre el camino hacia futuros estudios donde se podrán determinar los factores de riesgo asociados a esta patología así como el seguimiento a un plazo mayor de los pacientes afectados, ya que habrá que recordar que esta patología tiene una alta incidencia para desarrollar parálisis cerebral, lo cual fue limitado por el tiempo en que se realizó el estudio; incluso a nivel oftalmológico se pueden encontrar otro tipo de secuelas no detectadas por el momento. Por tal motivo, queda el reto para continuar con el seguimiento de los pacientes con LPV para ofrecerles una mejor calidad de vida. 18 BIBLIOGRAFÍA. 19 1 Perlman JM, Rollins N, Burns D. Relationship between periventricular intraparenchymal echodensities and germinal matrix-intraventricular hemorrhage in the very low birth weight neonate. Pediatrics 1993;91:474-80. 2 Volpe JJ. Neurology of the newborn. 4th edition. Philadelphia: WB Saunders; 2001. 3 Perlman JM. White matter injury in the preterm infant: an important determinant of abnormal neurodevelopmental outcome. Early Human Dev 1998;53:99-120. 4 Leviton A, Paneth N. White matter damage in preterm newborns an epidemiologic perspective. Early Hum Dev 1990;24:1-22. 5 De Vries LS, Regev R, Dubowitz LMS. Perinatal risk factors for the development of extensive cystic leukomalacia. Am JDis Child 1988;142:732-5. 6 Perlman JM, Risser R, Broyles RS. Bilateral cystic periventricular leukomalacia in the premature infant : associated risk factors. Pediatrics 1996;97:822-7. 7 Perlam JM, Rollins N. Surveillance protocol for the detection of intracranial abnormalities in premature neonatos. Arch Pediatr Adolesc Med 2000;154:822-6. 8 De Vries L, Wiggelsworth JS, Regev R. Evaluation of periventricular leukomalacia during the neonatal period and infancy: correlation of imaging and postmortem findings. Early Hum Dev 1988;17:205-19. 9 Paneth N, Rudelli R, Monte W. White matter necrosis in the very low birth weigth infants: neuropathologic and ultrasonographic findings in infants surviving six days or longer. J Pediatr 1990;116:975-84. 10 De Vries LS, Regev R, Dubowitz LMS. Late onset cystic leukomalacia. Arch Dis Child 1986 ;61 :298-99. 11 Zumban V, Gonzalez P, Lacaze Masmontiel T. Periventricular leukomalacia: risk factors revisited. Dev Med Child Neurol 1996;38:1066-70. 12 Graziani LJ, Spitzer AR, Mitchell DG. Mechanical ventilation in preterm infants: neurosonographic and developmental studies. Pediatrics 1992;90:515-22. 13 Trounce JQ, Shaw DE, Levene MI. Clinical risk factors and periventricular leukomalacia. Arch Dis Child 1988;63:17-22. 14 Weindling AM, Wilkinson AR, Cook F. Perinatal events which precede periventricular hemorrhage and leukomalacia in the newborn. Br J Obstet Gynecol 1985;92:1218-23. 15 Fazzi E, Lanzi G, Gerardo A. Neurodevelopmental outcome in very low birthweigth infants with or without periventricular hemorrhage and/or leukomalacia. Acta Paediatr 1992;81:808-11. 16 Roger B, Msall M, Owens T. Cystic periventricular leukomalacia and type of cerebral palsy in preterm infants. J Pediatr 1994;125:51-8. 17 De Vries LS, Eken P, Groenendaal F. Correlation between the degree of periventricular leukomalacia using cranial ultrasound and MRI in infancy, in children with cerebral palsy. Neuropediatrics 1993;24:263-8. 18 Melhem ER, Hoon AH, Ferruci J. Periventricular leukomalacia: relationship between lateral ventricular volume on brain MR images and severity of cognitive and motor impairment. Radiology 2000;214:199-204. 19 Scher MS, Dobson V, Carpenter NA. Visual and neurological outcome of infants with periventricular leukomalacia. Dev Med Child Neurol 1989;31:353-65. 20 Erkkila H, Lindberg L and Kallio A.K. Strabismus in children with cerebral palsy. Acta Ophthalmol Scand 1996;74:636- 38. 21 Black, P. Visual disorders associated with cerebral palsy. Br J Ophthalmol 1982;66:46-52. 22 Flederlius, H. Pre-term delivery and subsequent ocular develoment. Acta Ophthalmol 1996;74288-300. 23 Brodsky M and Glasier, C. Optic nerve hypoplasia clinical signficance of associated central nervous system abnormalities on MRI. Arch Ophthalmol 1993;111:66-74. 24 Jacobson LK, Dutton GN. Periventricular leukomalacia: an important cause of visual and ocular motility dysfunction in children (review). Survey of Ophthalmology 2000;45:1-13. 25 Graham M, Levene M, Trounce JQ, Rutter N. Prediction of cerebral palsy in very low birthweight infants: prospective ultrasound study. Lancet 1987;12:593-6. 26 Pidcock FS, Graziani LJ, Stanley C, Merton D. Neurosonographic features of periventricular echodensities associated with cerebral palsy in preterm infants. J Pediatr 1990;116:417-22. 27 Shortland D, Levene MI, Trounce J, Ng Y, Graham M. The evolution and outcome of cavitating periventricular leukomalacia in infancy: a study of 46 cases. J Perinat Med 1988;16:-241-7. 28 Monset-Couchard M, Bethmann O, Radvanyi-Bouvert MF, Papin C. Neurodevelopmental outcome in cystic periventricular leukomalacia (CPVL) (30 cases). Neuropediatrics 1988;19:124-31. 29 Stewart AL,Reynolds EO, Hope PL. Probability of neurodelopmental disorders estimated from ultrasound apparence of brains of very preterm infants. Dev Med Child Neurol 1987;29:3-11. 30 Ng PC, Dear PR. The predictive value of a normal ultrasound scan in de preterm baby: a metaanalysis. Acta Paediatr scan 1990;79:286-91. 31 De Reuck J, Chatta AS, Richardson, Jr EP.Pathogenesis and evolution of periventricular leukomalacia in infancy. Arch Neurol 1972;27:229-36. 32 Rorke LB. Anatomic features of the developing brain implicated to hypoxic-ischemic injury. Brain Pathol 1992;2:211-21. 33 Fujimoto S, Togari H, Yamaguchi N. Hypocarbia and cystic periventricular leukomalacia in premature infants. Arch Dis Child 1994;71:F107-10. 34 Calvert S, Fong K, Forsyth, S. Periventricular leukomalacia: ultrasonic diagnosis and neurological outcome. Acta Paediat Scand 1986;75:489-96. Portada Índice 1. Resumen 2. Introducción 3. Desarrollo Conclusiones Bibliografía Anexos
Compartir