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UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS A Dios, por haberme prestado ese valioso tiempo para realizar esta gran especialidad A Cyntia y Emilia, mis dos grandes amores, sin ellas simplemente no se hubiera realizado esto. Un millón de gracias. A mis padres, por el apoyo prestado. A Liz, sinceramente gracias. Al Dr. Alfredo González Tenorio. 4 INDICE Introducción 5 Hemorragia Obstétrica 6 Atonia Uterina 7 Abruptio placentae 8 Placenta previa 9 Placenta acreta 9 Inversión uterina 10 Compromiso fetal 11 Consideraciones especiales 13 Manejo de la Hemorragia 16 Transfusiones sanguíneas 16 Embolismo durante el embarazo 22 Síndrome de HELLP 29 Pre Eclampsia 34 Trombocitopenia, heparina de bajo peso molecular y anestesia obstétrica 42 Bibliografía 45 5 INTRODUCCION Históricamente el desarrollo de la Cirugía en general y de la Gineco- Obstetricia, en particular se ha debido a 3 factores fundamentales: 1) al descubrimiento y evolución de la anestesia; 2) al empleo en forma rutinaria de la antisepsia y 3) a la transfusión sanguínea. Es evidente que la Anestesiología como ciencia de la medicina ha demostrado su valía y su importancia en unos cuantos años, desde la aplicación de éter por Morton en 1846. A partir de esta fecha, todo descubrimiento en anestesia se intento aplicar a la Obstetricia, por eso tan solo unos meses después, el 19 de enero de 1847, Sir James Young Simpson, profesor de Obstetricia en la Universidad de Glasgow , fue el primero en introducir la anestesia en la práctica de la Gineco – Obstetricia, al administrarlo a una paciente para realizar una versión por maniobras internas de un feto. Posteriormente preconiza el uso de cloroformo y reporta 30 casos a la comunidad médica de Edimburgo en noviembre de ese año. Unos años después John Snow anestesio con cloroformo a la Reina Victoria de Inglaterra para asistir en el nacimiento de su hijo. En México, Pablo Martínez del Río fue el primero en administrarlo como lo demuestra en su trabajo publicado en la Gaceta de Médica de México en 1878. De 1980 a la actualidad la seguridad anestésica es la máxima preocupación, los comités de morbimortalidad, de infecciones hospitalarias, funcionan estrictamente, al grado que en grandes instituciones la mortalidad materna es prácticamente nula, reportándose cifras por causas anestésicas menores a 5 por 10,000 nacimientos vivos, muy similares a los países desarrollados. La mayoría de los anestesiólogos temen a las emergencias obstétricas ya que representan uno de los retos más difíciles en su profesión. Las emergencias obstétricas pueden amenazar la vida de la madre, feto o ambos con consecuencias catastróficas así que es importante la intervención oportuna. Estos eventos incluyen hemorragia, compromiso fetal, y situaciones especiales, tales como la hipertensión inducida por el embarazo (HIE), dificultad respiratoria, obesidad mórbida y falla cardiaca materna. 6 Hemorragia obstétrica La hemorragia es el factor causante de al menos 25% de las muertes maternas en países industrializados y en vías de desarrollo [1]. La incidencia puede estar incrementada principalmente por la elevación en el número de cesáreas y en sus complicaciones (placenta previa, placenta acreta y parto vaginal posterior a una cesárea). Para entender las causas y el manejo de la hemorragia obstétrica es necesaria una guía de reanimación adecuada. La fisiología materna está adaptada para tolerar una hemorragia, con un incremento del volumen sanguíneo de 1 a 2 litros (volumen sanguíneo estimado 6 L), un estado de hipercoagulabilidad, y el efecto “torniquete” de las contracciones uterinas en los vasos sanguíneos. La pérdida de sangre puede ocurrir rápidamente, sin embargo, debido al útero grávido el flujo sanguíneo está en el orden de 600-900 ml/min. La reanimación puede ser inadecuada por subestimar la pérdida de sangre que a menudo dificulta su cuantificación. La respuesta materna al sangrado puede ser engañosa ya que los signos vitales pueden no alterarse incluso con una pérdida de más del 30% del volumen sanguíneo, y la taquicardia puede ser atribuida al embarazo, estrés, o el parto. Las mujeres embarazadas también tienen un incremento en la susceptibilidad a desarrollar coagulopatía intravascular diseminada (CID). Las causas de hemorragia materna están clasificadas por su fecha de aparición. Las causas de hemorragia prenatal (4% de los embarazos) [2] incluyen placenta previa, abruptio placentae, y ruptura uterina. La hemorragia postparto (10%) [3] puede ser definida como la pérdida de sangre después del parto de más de 500 ml, cualquier cantidad de pérdida de sangre que altere la estabilidad hemodinámica de la mujer o un descenso en el hematocrito de 10% desde la admisión. Las causas de hemorragia temprana postparto (1 –24 hrs.) incluyen atonía uterina, laceraciones genitales, retención de restos placentarios e inversión uterina. Las causas de hemorragia postparto pueden ser reconocidas por las cuatro Ts: Tono, Tejido, Trauma y Trombina. Las parturientas con hemorragia prenatal tienen alto riesgo de presentar sangrado postparto. Diferentes causas y manejos son discutidas por orden y frecuencia de ocurrencia Tabla 1 Hemorragia obstétrica Causa Incidencia Tiempo Laceraciones del tracto genital 1:8 Postparto Atonía uterina 1:20 - 1:50 Postparto Abruptio placentae 1:80 - 1:150 Prenatal Retención de restos placentarios 1:100 – 1:160 Postparto Placenta previa 1:200 Prenatal / Postparto Placenta acreta 1:2000 – 1:2500 Prenatal / postparto Ruptura uterina 1:2300 Prenatal / postparto Inversión uterina 1:6400 Postparto Laceraciones del tracto genital El trauma genital siempre debe ser descartado si el útero está firme en una parturienta con sangrado postparto. Las laceraciones genitales son una causa común de sangrado pero raramente resultan en un sangrado masivo a menos que estén comprometidos los grandes vasos o si el sangrado ocurre después del traslado. Raramente, el sangrado por laceraciones del tracto genital se extiende dentro de la cavidad peritoneal. Los hematomas retroperitoneales son peligrosos ya que pueden crecer y disecar tejidos, el tratamiento a menudo requiereuna laparotomía exploratoria, transfusión sanguínea y una probable histerectomía. 7 Atonía uterina La atonía uterina es la causa más común de sangrado, puede ocurrir sola o asociada con placenta previa, abruptio placentae o retención de restos placentarios, pudiendo contener hasta 1 L de sangre. La atonía es la causa más común de complicaciones que amerita una transfusión sanguínea. Diversos factores están asociados con atonía uterina: gestación múltiple, macrosomía, polihidramnios, multiparidad, trabajo de parto prolongado, uso excesivo de oxitocina y corioamnioitis. Cada hospital debe tener un algoritmo del manejo del sangrado en pacientes obstétricas (cuadro 1). Cuadro 1 Algoritmo del manejo del sangrado en pacientes obstétricas Diagnóstico oportuno y tratar la causa Principios de reanimación [vía aérea permeable, respiración y circulación] Llamada para solicitar ayuda Iniciar segunda vía intravenosa permeable Ordenar pruebas de sangre ( Hemoglobina, coagulación y pruebas cruzadas) Ordenar sangre Administrar cristaloides / coloides para mantener isovolemia Iniciar sistema de infusión de alta presión Colocar vía arterial Colocar manta de aire caliente Colocación de catéter central [después de estabilización] Tratamiento oportuno de desórdenes de coagulación Monitorización del gasto urinario Considerar uso de vasopresores La clave para evitar la histerectomía es el uso inmediato y agresivo de fármacos uterotónicos. La oxitocina (40U/lt) en infusión es el tratamiento de primera elección. Concentraciones elevadas pueden provocar inestabilidad hemodinámica o una sobrecarga de fluido (efecto antidiurético). La oxitocina tiene efectos inmediatos por lo que no se debe dudar en administrar otros fármacos si el tono uterino no presenta una mejoría rápida. 15-metilprostaglandina-F2alfa (hemabate) 250mcg, preferiblemente usada como una inyección intramiometrial para un inicio más rápido que con uso intramuscular, es frecuentemente la segunda opción de tratamiento. Hemabate puede controlar la hemorragia cuando los demás tratamientos han fallado [4], pero debe ser usada con precaución en pacientes con asma, ya que puede causar broncoconstricción y colapso intrapulmonar . La administración intravenosa no es recomendada en Norteamérica. Ergonovina (ergo alcaloide) 0,2mg intramusculares pueden ser usados cuando el hemabate intramiometrial está contraindicado, la ergonovina administrada intramuscularmente tiene un inicio de efecto más rápido que el hemabate. Está contraindicado en pacientes hipertensas y con enfermedad coronaria. El inicio es inmediato por vía intravenosa, pero la dosis debe ser fraccionada (0.06 mg). Se han descrito casos de infarto al miocardio y paro cardiaco después del uso de derivados ergonovínicos . El masaje uterino, la embolización arterial o laparotomía pueden ser necesarios para controlar la hemorragia por atonía uterina. El empaquetamiento uterino, un viejo tratamiento parece regresar y debe ser considerado para la estabilización de la paciente con sangrado o con CID. La embolia del líquido amniótico puede presentarse con atonía uterina sin síntomas pulmonares. En este caso la CID es el problema que predomina y el tratamiento con productos sanguíneos debe ser agresivo [5]. La exploración uterina por laparotomía en una paciente con sangrado debe ser planteada. Las consideraciones anestésicas están resumidas en el cuadro 2 8 Cuadro 2 Anestesia en hemorragia postparto Anestesia general (inducción de secuencia rápida) Opioides Ketamina 1 mg / kg o Etomidato 0.3 mg / kg Agentes volátiles o anestesia total intravenosa Anestesia regional (paciente hemodinámicamente estable, legrado intrauterino) Bloqueo T7 – S4 Lidocaína epidural : 10 ml + epinefrina 1:200000 Bupivacaína espinal 0.75%: 1ml + 25 mcg de fentanil (no coagulopatía) La anestesia general es la elección cuando la paciente se somete a una laparotomía o está hemodinámicamente inestable, se debe estar preparado para un sangrado masivo ya que la histerectomía puede ser el tratamiento final. Se debe considerar la anestesia total intravenosa (ATIV) sobre la anestesia general ya que todos los agentes volátiles pueden empeorar la atonía uterina [6]. La anestesia regional es de elección en pacientes estables que se someten a exploración uterina o del tracto genital pero el anestesiólogo requiere por lo menos un bloqueo que abarque hasta T7 si existe la posibilidad de una exploración manual uterina. La sedación es poco usada debido a que la examinación del tracto genital, incluyendo exploración uterina, es un procedimiento doloroso. En pacientes con riesgo de broncoaspiración, la sedación puede causar depleción de los reflejos en el periodo del postparto inmediato. 8 Abruptio placentae Abruptio placentae se define como la separación de la placenta antes del parto del feto. Las condiciones asociadas son hipertensión (crónica o HIE), ruptura prematura de membranas, abruptio placentae previa, multiparidad, tabaquismo, consumo de cocaína, trauma y descompresión de polihidramnios. El estado fetal, así como la hemodinámica materna y el estado de coagulación se correlaciona con el grado de separación de la placenta. La hemorragia puede ser externa u oculta (cerca de 2.5L). La presencia de un hematoma oculto aumenta la presión intrauterina; los restos amnióticos pueden pasar a través de los sinusoides venosos provocando CID (10%). La examinación por ultrasonografía no es confiable en la detección de abruptio placentae. Si el perfil de coagulación es normal y el estado hemodinámica materno es estable, el bloqueo epidural puede ser usado para el control del dolor de parto. La cesárea es reservada para situaciones en las cuales el estrés fetal o el sangrado materno se combina con una dilatación cervical mínima. Las cesáreas se convierten de emergencia en cualquier momento ya que la separación de placenta puede causar la muerte del feto. La anestesia general es indicada en una bradicardia fetal prolongada o en un estado hemodinámico inestable o coagulopatía materna. La anestesia regional puede ser usada en situaciones menos dramáticas, pero la hipotensión debe ser tratada pronta y apropiadamente. El útero Couvelaire (apoplejía uteroplacentaria) es la extravasación de sangre dentro de la musculatura uterina y por debajo de la serosa parietal, y contracciones uterinas arrítmicas. La histerectomía puede ser necesaria. En casos de abruptio placentae masiva, la resucitación intensiva es esencial; y en caso de hipovolemia, la transfusión es determinante para la sobrevivencia del recién nacido. Retención de restos placentarios La retención de restos placentarios es una de las principales causas de hemorragia postparto. El tratamiento es la eliminación manual; la elección de la anestesia ha sido discutida previamente (ver cuadro 2). La anestesia general con cualquier agente volátil (1.5-2 concentración alveolar mínima CAM) puede ser necesaria para la relajación uterina. Nitroglicerina, 50-250 mcg IV, son clínicamente efectivos para la relajación uterina. La nitroglicerina no promueve la separación de una placenta adherida ni proporciona analgesia. En raras ocasiones, una retención de restos placentarios se confunde con placenta acreta no diagnosticada, y puede ocurrir sangrado al intentar eliminar manualmente los restos placentarios. 9 Placenta previa Puede ocurrir cuando la implantación placentaria es en un segmento uterino inferior de forma que el borde placentario no alcanza el orificio interno, pero está muy cerca de este [placenta de implantación baja]. Otros grados que presenta la placenta previa son: total, parcial o marginal. Los factores de riesgo incluyen placenta previa anterior, herida uterina, edad materna avanzada y multiparidad. A pesar de que la placenta previa es la causa de una tercera parte delas hemorragias prenatales raramente ponen en riesgo la vida de la madre o del feto, ya que el sangrado se detiene espontáneamente. La hemorragia prenatal es el resultado de la separación de la placenta durante la dilatación del cérvix y el alargamiento del segmento bajo del útero. El diagnóstico es confirmado mediante ultrasonido en más del 95% de los casos. La ultrasonografía transvaginal diferencia entre una placenta previa marginal y una placenta de implantación baja. Una cesárea electiva es planeada en cuanto el feto alcance madurez. Cuando se presenta un sangrado masivo o un estado hemodinámico inestable en la madre, la cesárea bajo anestesia general es la mejor elección para el parto y la estabilización de la madre. Si se detiene el sangrado y la madre está hemodinámicamente estable, se puede emplear anestesia regional. Si existe la sospecha de una placenta acreta, es más seguro el uso de anestesia general. La hemorragia posparto puede ocurrir cuando la incisión quirúrgica atraviesa una placenta anterior donde existe una capacidad deficiente en la contractilidad del sitio de implantación (implantación baja), o si existe placenta acreta. El recién nacido hipovolémico puede necesitar resucitación. 9 Placenta acreta La placenta acreta es definida como una implantación anormal de la placenta en la pared uterina. Existen tres tipos: 1) acreta: la placenta se adhiere al miometrio sin invasión dentro del músculo, 2) increta: la placenta invade el miometrio y 3) percreta: la placenta invade la totalidad del grosor de la pared uterina y otras estructuras pélvicas (frecuentemente vejiga). Después del parto, la placenta no se separa y provoca sangrado, lo cual pon en riesgo la vida de madre-feto. Está bien establecida la relación entre cesárea previa, placenta previa y placenta acreta [7,8]. En un paciente con placenta previa y cesárea anterior, el riesgo de presentar placenta acreta es de 14-24%; el riesgo se incrementa para un paciente con dos (23%) o tres (47%) cesáreas anteriores. Desafortunadamente, la mayoría de los casos de placenta increta y percreta requieren de una histerectomía de emergencia [9]. El diagnóstico preoperatorio de placenta increta y percreta es mediante ultrasonido transvaginal en el tercer trimestre . En algunos pacientes, las imágenes por resonancia magnética (IRM) pueden evaluar la extensión de la invasión uterina [10]. La colocación de un catéter con balón en las arterias hipogástricas (vía axilar o arterias femorales), durante el preoperatorio, bajo una sedación leve, es de gran ayuda en el control del sangrado antes de una histerectomía. La hemorragia masiva es posible a pesar del uso del catéter con balón, debido a la vascularización colateral intensa. La cesárea se lleva a cabo mediante una incisión alejada de la placenta (cuando es posible), la placenta se deja in situ, el útero se cierra, y la histerectomía es realizada después de que es inflado el balón del catéter. La anestesia regional es apropiada en ciertos casos de placenta previa y cesáreas repetidas, pero se debe tener presente que la conversión a anestesia general puede ser requerida. La anestesia general puede ser segura cuando se realiza el diagnóstico prenatal de placenta increta o placenta percreta. La resucitación agresiva es requerida para una hemorragia masiva. La compresión manual de la aorta y vasopresores son necesarios para estabilizar a la paciente hasta que la hemorragia es controlada . Ruptura uterina La variedad más frecuente de ruptura uterina es la dehiscencia de la herida. La ruptura uterina comprende dehiscencia de herida anterior con posible extensión y ruptura de las membranas fetales. La incidencia de ruptura uterina se ha incrementado de menos de 1% hasta 3% en los últimos diez años, debido al aumento del parto vaginal después de una cesárea . El signo más común es un corazón fetal intranquilo, con desaceleraciones variables que pueden incluir desaceleraciones tardías, bradicardia y pérdida del ritmo cardiaco fetal. El dolor abdominal severo es un síntoma que se presenta raramente . La reparación uterina es apropiada en la mayoría de los casos, y la pérdida de sangre es moderada. La histerectomía es necesaria en raras ocasiones. Todavía existe una morbilidad y mortalidad fetal debido a que existe una posibilidad alta de anoxia. Los médicos y neonatólogos deben estar preparados para una resucitación del recién nacido [11]. La anestesia general es obligatoria en casos de compromiso fetal e inestabilidad hemodinámica materna. 10 Inversión uterina Una atonía uterina y un cérvix abierto permiten que el útero protuya a través del canal de parto. La presión en el fundus y una tracción inadecuada del cordón umbilical para acelerar el parto contribuye a la inversión del útero. La reubicación temprana del útero es obligatoria. La administración de anestesia general (con intubación endotraqueal y un agente volátil halogenado) es el método más comprobado para producir relajación uterina, necesaria para la reducción de la inversión. Los casos reportados sugieren que la Nitroglicerina puede obviar el uso de anestesia general [12]. La nitroglicerina puede ser usada pero sin retardar la inducción de la anestesia general. Una vez que el útero es reubicado, todos los fármacos que causan relajación uterina deben ser suspendidos. El tratamiento con uterotónicos debe ser iniciado para evitar una atonía uterina. 11 Compromiso fetal Definición Excluyendo a los niños prematuro, cerca del 23% de los casos de parálisis cerebral son relacionados con asfixia al momento del parto [13]. Las consecuencias por desconocer o brindar un manejo deficiente en las emergencias obstétricas pueden ser devastadoras. Un equipo bien coordinado que consiste en anestesiólogo, obstetra, neonatólogo/pediatra y enfermeras es unos de los elementos más importantes en el cuidado del feto en compromiso. Debe de haber un acuerdo en los términos usados para describir al feto en riesgo. El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus siglas en inglés), ha sugerido que el término de “sufrimiento fetal” debe ser reemplazado por el término “estado fetal intranquilo”, el cual describe la interpretación de los clínicos [14]. Además los clínicos cuentan con parámetros indirectos tales como el ritmo cardiaco, estado ácido–base, y más recientemente, el oxímetro de pulso fetal. El estado fetal intranquilo describe un compromiso en el intercambio gaseoso (asfixia); o un cese completo del intercambio gaseoso (anoxia fetal). Una oclusión completa del cordón umbilical, bradicardia sostenida, ruptura uterina y contracciones uterinas tetánicas, son las causas más frecuentes de anoxia. La anoxia fetal puede ser letal en menos de 10 minutos [15]. Resucitación in útero Antes de decidirse por el tipo de intervención quirúrgica (fórceps o cesárea), el obstetra y el anestesiólogo deben asegurarse que la resucitación fetal in útero se pueda realizar. Oxígeno suplementario para la madre, posición materna adecuada, suspensión de oxitocina, normalización de la presión arterial y tocólisis en caso de útero hipertónico son maniobras efectivas. Estos pasos deben permitir un parto vaginal (si el parto es inminente) o ampliar el tiempo para iniciar la inducción anestésica. 12 Elección de la anestesia La comunicación entre el obstetra y el anestesiólogo, acerca de anormalidades en ritmo cardiaco del feto, es de vital importancia (Tabla 2). Tabla2 Anestesia durante compromiso fetal Historia rápida Limpiar antiácido (citrato de sodio) O2 al 100% durante 3-5 min. Monitorización continua del ritmo cardiaco fetal Evaluación ventilatoria Posición materna óptima (desplazamiento del útero a la izquierda) Revisar vía intravenosa Regional General Extensión epidural Inducción cuando va a comenzarcirugía 15-20 ml 2% lidocaína+epi 1/200000 Ketamina 1mg/kg 20-30 ml 3%-cloroprocaína Tiopental 4-6 mg/kg 1-2 mcg/kg fentanil Succinilcolina 1.5mg/kg Presión cricoidea Espinal O2 al 100% hasta parto 12-15 mg Bupivacaína hiperbárica Agente volátil: 1-1.2 CAM 15 mcg fentanil (opcional) 0.1-0.2 mg morfina (opcional) Si se supone una anoxia fetal (bradicardia prolongada, prolapso del cordón con bradicardia, ruptura uterina, inestabilidad hemodinámica materna), el parto debe tener lugar lo más pronto posible. Existen menos de 10 minutos entre el inicio de la anoxia fetal y daño cerebral permanente [16]. Se prefiere, en la mayoría de los casos de cesáreas, una rápida secuencia en la inducción de la anestesia general. Si la anestesia general está contraindicada, la anestesia regional y raramente la infiltración de anestésico local, son la elección más apropiada [17]. Se debe continuar la monitorización fetal. La anestesia regional es la técnica de elección para las mujeres embarazadas y puede ser usada en la mayor parte de las cesáreas de emergencia (distocia, desaceleraciones variables con recuperación, falla en el uso de fórceps). Se debe impulsar el uso de bloqueo epidural en pacientes de alto riesgo de parto asistido (gestación múltiple, HIE, diabetes, cardiopatía, macrosomía, crecimiento intrauterino retardado). El mantenimiento de un flujo sanguíneo uterino adecuado brinda al feto la posibilidad de sobrevivir con el menor número de secuelas posibles. Para lograr lo anterior, se debe lograr también una posición materna óptima, la hipotensión debe ser prevenida y tratada con vasopresores adecuados, así como también disminuir la presión venosa uterina y administrar el tipo de anestesia adecuado, para prevenir un aumento en las catecolaminas. 13 Consideraciones especiales Ocasionalmente el anestesiólogo se enfrenta a parturientas con un gran conjunto de factores de riesgo, teles como la dificultad respiratoria, HIE, obesidad mórbida y emergencia obstétrica. Idealmente, una mujer con problemas médicos ha sido manejada en consulta durante el periodo prenatal, de otra manera, debe realizarse una consulta a su ingreso en el hospital. El bloqueo epidural durante el trabajo de parto se debe sugerir en pacientes con complicaciones potenciales. La paciente y su obstetra deben entender que no se debe poner en riesgo la vida de la madre a favor de un compromiso fetal. Dificultad respiratoria Los anestesiólogos deben tener un plan para la paciente en riesgo de dificultad respiratoria o falla en la intubación. La incidencia de falla en la intubación es mayor en la población obstétrica que en la población general. Diversos autores han estimado la incidencia entre 1:250 y 1:750 [18,19]. El edema faríngeo/laríngeo, aumento de peso, dentadura completa, tórax alargado y la situación de emergencia, sitúan a la paciente obstetra con un riesgo elevado de presentar dificultades durante la intubación. Es esencial una evaluación preoperatoria adecuada, ya que durante el trabajo de parto puede ocurrir un deterioro ventilatorio. La clasificación Mallampati usada por separado pierde precisión, pero si se combina con otros criterios de predicción de dificultad respiratoria (distancia tiromental, extensión del cuello), la especificidad y sensibilidad se incrementan. La posición materna adecuada (inspiración) debe ser establecida en cada paciente antes de la inducción, incluso para las cesáreas. En obstetricia, debe haber solo un intento para la intubación, y que sea el adecuado. Si la intubación falla y no existe compromiso fetal u otra emergencia obstétrica, se debe despertar al paciente, y una vez despierta, aplicar anestesia regional o intentar de nuevo la intubación. Cuando los pulmones pueden ser fácilmente ventilados con una mascarilla facial después de una falla en la intubación, la mascarilla laríngea ofrece una pequeña ventaja [20]. La mascarilla laríngea puede provocar regurgitación gástrica, pero evita el escape del contenido gástrico hacia la faringe, evitando así una broncoaspiración. El cirujano puede aplicar anestesia local mediante infiltración mientras que la paciente se sitúe en el plano profundo de la anestesia. Se debe evitar el aumento en la presión del fundus y la exteriorización del útero. Si la paciente obstetra no puede ser intubada ni ventilada por mascarilla, se le debe proporcionar rápidamente oxigenación ya sea mediante una mascarilla laríngea o cricotomía percutánea; y como último recurso una cricotomía quirúrgica. La cesárea debe esperar hasta la estabilización de la paciente. En esta situación, el anestesiólogo no es capaz de atender al neonato, por lo que se debe acudir a un neonatólogo o pediatra en caso de requerir resucitación. Hipertensión Inducida por el Embarazo (HIE) Una gran proporción de las pacientes que presentan HIE requieren cesárea y se indica anestesia general; como aquéllas en las que existe prematurez o presentación de nalgas. La anestesia epidural ofrece ventajas en las mujeres con preeclampsia severa ya que incrementa el flujo sanguíneo úteroplacentario y mejora el control de la presión sanguínea materna durante las contracciones. La anestesia espinal debe ser cuidadosamente usada con un control estricto de la presión sanguínea. El anestesiólogo debe decidir la presión sanguínea aceptable antes del parto, la cual debe ser menor de 160/110. La epinefrina sigue siendo el mejor vasopresor, pero pequeños incrementos en las dosis (2.5mg) provocan una hipertensión refleja. La hidratación previa debe ser restringida a 1 L, en pacientes con saturación de oxígeno y frecuencia respiratoria normales. En algunos pacientes el bloqueo neuroaxial está contraindicado ya que aumenta la incidencia de CID, sangrado activo y compromiso fetal. 14 El principal objetivo de la anestesia general en pacientes con preeclampsia severa es el de prevenir la inestabilidad hemodinámica durante la intubación y extubación. Contrariamente, el uso indiscriminado de vasodilatadores en un pacientes hemoconcentrados y con hipovolemia puede precipitar hipotensión que pone en riesgo al feto. La presión generada como respuesta al laringoscopio puede ser reducida con labetalol (bolo de 20 mg, 1mg/kg) solo o combinado con bolos de nitroglicerina (50-100 mcg) o fentanil (2 mcg/kg), o ambos, o remifentanil (0.1-0.5 mcg/kg/min). Raramente, es necesaria una infusión de nitroprusiato (0.1 mcg/kg/min) con monitorización arterial directa. Obesidad mórbida Desafortunadamente, en los últimos 10 años, el número de parturientas con obesidad (exceso de 20% del peso ideal) ha incrementado en todos los países industrializados. La obesidad mórbida es definida como un peso corporal dos veces mayor que el peso ideal o IMC mayor de 35. En las parturientas, diversas complicaciones son relacionadas con la obesidad, especialmente con la obesidad androide (distribución abdominal) [38] o excesiva ganancia de peso durante la gestación (mayor de 15 kg) . Se ha sugerido que el incremento en la incidencia de cesáreas es la causa de distorsión anatómica del canal de parto debido a depósitos de grasa en las paredes pélvicas, perineales y vaginales [21]. Cuadro 3 Complicaciones asociadas con obesidad mórbida materna Hipertensión crónica o HIE Diabetes tipo 2 Enfermedad coronaria Dificultad respiratoria Trabajo de parto inducido, prolongado y parto con dificultades Incremento número de cesáreas primarias (≥50%) [51] Incremento mortalidad perinatal [52] Tromboembolia pulmonar Infección de la herida Incremento muerte materna [53] El anestesiólogo debe comentar las implicaciones anestésicas de obesidad con la paciente y el obstetra antes del comienzo del trabajo de parto. La evaluación de la ventilación es lo más importante. Los sistemas respiratorio, cardiovascular y gastrointestinal deben ser revisados. Dependiendo de la situación clínica,radiografías de tórax, ECG, gasometría arterial y pruebas de función hepática puede ser requeridas. La medición de la saturación de oxígeno en posición sentada o supina brinda un modo accesible de evaluar el cierre de las vías respiratorias y el deterioro con descenso de la Capacidad Residual Funcional (CRF). La presión sanguínea debe ser medida con la técnica correcta, ocasionalmente se requiere una vía arterial. Cuando el trabajo de parto inicia, se debe asegurar una vía venosa periférica; si no, se debe colocar una vía central. El ritmo cardiaco fetal y la intensidad de las contracciones requieren una monitorización interna. Se requiere además de una cama de tamaño apropiado, una mesa de operaciones y personal adecuado. El bloqueo epidural brinda numerosas ventajas para las parturientas con obesidad, incluyendo la flexibilidad de extender el bloqueo a cesáreas de emergencia. El catéter epidural debe estar asegurado, ya que un catéter malposicionado debe ser reemplazado; una anestesia espinal continua es una alternativa. La anestesia regional debe ser usada en las cesáreas en tanto no esté contraindicada o cuando no es factible por razones técnicas. Un bloqueador H2, metoclopramida y citrato de sodio deben ser administrados antes de la inducción, incluso si la anestesia regional está planeada. Una vía 15 aérea permeable y comodidad se facilitan con la posición de la paciente. Dependiendo de la situación clínica puede usarse bloqueo epidural, espinal o combinados. La hipotensión debe ser tratada inmediatamente; y se debe recordar desplazar el útero y el panículo adiposo. La muerte fetal transoperatoria ha sido reportada en pacientes con un bloqueo epidural e hipotensión debida a una retracción de un panículo extenso [22]. Los requerimientos de anestesia local están disminuidos en todas las mujeres embarazadas; sin embargo, no se recomienda una disminución de las dosis en las pacientes obesas debido a las consecuencias que se generan por insatisfacción con la anestesia [23]. El nivel de anestesia debe ser probado cuidadosamente antes de iniciar la cirugía La sedación en las pacientes obesas requiere de una vigilancia extrema. Si la anestesia general es inevitable y se anticipa una dificultad respiratoria, la respiración debe ser asegurada, en la paciente despierta, ya sea por intubación con laringoscopio o con el uso de fibra óptica. La ventilación por mascarilla puede provocar dificultades en una paciente obstetra con obesidad mórbida. Si la respiración es favorable, después de 3-5 min de desnitrogenación, inducción rápida con Tiopental, 4-6 mg/kg peso corporal ideal (máx. 500mg), y Succinilcolina, 1-1.5 mg/kg de peso corporal total (máx. 200 mg), deben brindar condiciones óptimas para la intubación. Si la paciente no puede ser ventilada, se emplea una mascarilla laríngea; la cricotomía presenta dificultades de acoplamiento en pacientes obesos. La anestesia apropiada, oxígeno suplementario, monitorización de la saturación, fisioterapia pulmonar, heparina profiláctica y movilización temprana ayudan a evitar complicaciones postoperatorias. Paro cardiaco materno Afortunadamente, la necesidad de resucitación cardiaca en pacientes obstetras es infrecuente (1:30,000) [24]. La incidencia de paro cardiaco puede estar incrementada debido a la edad avanzada, supervivencia de la mujer con condiciones médicas y al uso de cocaína [25]. La tromboembolia pulmonar, cardiopatías, hemorragia, HIE, hipoxia, hipotensión, sobredosis de drogas, sepsis y trauma son algunas de las causas. El proceso de resucitación estándar debe ser usado sin modificación, recordando que es esencial el mantener un desplazamiento del útero hacia la izquierda durante la resucitación. Después de 20 semanas de gestación, la compresión de la aorta y de la VCI previene una resucitación, por lo que la cesárea debe ser iniciada dentro de los primeros 5 minutos del paro cardiaco para obtener un resultado más favorable tanto para la madre como para el recién nacido [24]. El masaje a corazón abierto por un cirujano experimentado puede ser considerado, si la cesárea falla, para mejorar las condiciones maternas. El bypass cardiopulmonar en raras ocasiones puede salvar vidas (embolismo masivo), pero no es un tratamiento estándar. La cesárea debe realizarse, incluso si han pasado más de 5 minutos, ya que existen resultados de partos exitosos, con recién nacidos sanos, incluso después de 11-15 minutos después del paro cardiaco materno [26]. 16 Plan para el manejo de la hemorragia: Pasos que sigue el anestesiólogo para la limitación y tratamiento de la hemorragia en pacientes obstetras A pesar de que la hemorragia es una de las causas mundiales de mortalidad materna, la tasa de mortalidad asociada directamente con la hemorragia que se presenta en los países desarrollados es baja (3.3 muertes/1.000,000 embarazos en el Reino Unido) [27]. La morbilidad materna como marcador, brinda resultados más sensibles. La morbilidad debida a hemorragia deriva de la transfusión de cualquier componente sanguíneo, los efectos de la transfusión masiva per se, o por tratamiento farmacológico, quirúrgico o radiológico. La significancia de la hemorragia es definida en general como la pérdida de sangre que es suficiente para exponer a la madre a una morbilidad potencial, incluyendo aquéllas que se generan por la transfusión de componentes sanguíneos. La prevalencia de transfusión sanguínea en pacientes obstetras varía entre 1.3 y 2.6% [28]. En años recientes, una mejor apreciación de los riesgos y costos de la transfusión, así como el establecimiento de lineamientos para su realización, han permitido disminuir dicha práctica. Es necesario detectar a aquéllas mujeres con riesgo de hemorragia semanas antes del parto. Las consultas prenatales permiten una asesoría global acerca de factores de riesgo de anestésicos, apoyo psicológico, y planeación –coordinación del equipo obstétrico [29]. Transfusión sanguínea: riesgos El riesgo de infección debida a una transfusión con sangre alogénica es menor por el control de donadores, incrementa la examinación de componentes virales y anticuerpos, y en algunos países existe leucodepleción rutinaria [30,31]. La transfusión autóloga puede disminuir varios de los riesgos infecciosos. Sin embargo siguen existiendo reacciones hemolíticas, ya sea por errores administrativos o por contaminación bacteriana de la sangre almacenada. A menudo la necesidad de una transfusión masiva, excede las reservas de sangre autóloga, lo cual expone al paciente a presentar CID, hipotermia, hipocalcemia e hipercalemia. Etiología de la hemorragia y detección de pacientes de alto-riesgo Frecuentemente la causa de una hemorragia obstétrica involucra múltiples factores que pueden ser divididos en 5 grupos principales. (Ver tabla 3. Tabla 3 Hemorragia obstétrica: etiología y factores de riesgo asociados Grupo etiológico Factores de riesgo Anormalidades placentarias Congénitas Útero bicornudo Localización Placenta previa Invasión/anexión Placenta acreta/increta/percreta Estructuras adquiridas Leiomioma, cirugía previa Durante parto Inversión uterina, ruptura uterina, abruptio placentae Alteraciones en la coagulación Congénitas Enfermedad de Von Willebrand Adquiridas CID, coagulopatía dilucional, heparina Laceraciones y trauma Planeada Cesárea, episiotomía No planeada Trauma quirúrgico, desgarro vaginal/cervical Atonía uterina Gestación múltiple, multiparidad, trabajo de parto 17 prolongado, corioamnioitis agentes tocolíticos Retención de restos placentarios Coágulos sanguíneos Asesoría prenatal La existencia de factores de riesgo obstétricos debe ser identificada tempranamente en las embarazadas durante la elaboración de la historia clínica y exploración física. Las investigaciones deben además identificar a las pacientes con riesgo de hemorragia y requieren ser repetidas durante todala gestación. La tabla 4 resume algunas investigaciones prenatales. Tabla 4 Investigaciones prenatales y condiciones asociadas Investigación Condiciones asociadas Conteo sanguíneo total (incluyendo Hb, plaquetas) Anemia, trombocitopenia Control de coágulo (incluyendo fibrinógeno, D- dímeros) Anticoagulantes, CID, coagulopatía dilucional USG abdominal Placenta previa/acreta Imágenes por resonancia magnética Placenta acreta/increta/percreta Otros (calcio, enzimas hepáticas) Transfusión masiva, hipocalemia, HELLP La detección de la anemia es importante, ya que al momento del parto puede incrementar la probabilidad de requerir una transfusión sanguínea. Puede existir una deficiencia de hierro. Pueden ser requeridos estudios de coagulación en la presencia de coagulopatías congénitas o adquiridas. El reporte de una caso de placenta acreta con invasión miometrial (increta y percreta) sugiere que la elevación de una creatin cinasa puede ser un marcador de invasión en casos de probable adherencia de placenta [32]. Sin embargo, en estos casos, la imagenología juega un mejor rol. Las investigaciones son útiles ya que detectan anormalidades placentarias, como placenta previa y placenta acreta, las cuales son factores de riesgo para una hemorragia masiva. El ultrasonido identifica localizaciones placentarias, y su habilidad para detectar placenta acreta ha sido bien examinado y revisado; obteniéndose una especificidad de 79%, sensibilidad de 93% y un valor predictivo positivo de 78% [33]. Ciertas características, tales como “apariencia de queso suizo” en placenta previa, son asociadas con un incremento (de hasta el 300%) de la pérdida sanguínea durante las cesáreas. Además, son recomendadas las imágenes por resonancia magnética (IRM) para determinar, si la vejiga está comprometida en una placenta acreta o si existen casos de alto riesgo [34]. Optimización prenatal de la paciente obstetra La anemia por deficiencia de hierro se previene y se trata con suplementos del mismo. El hierro es valioso particularmente cuando la eritropoyesis es estimulada por una transfusión autóloga o por la eritropoyetina. La terapia de hierro IV es más efectiva que la terapia oral, pero implica el riesgo de una reacción anafiláctica. El suplemento de folato previene la anemia megaloblástica en la mayoría de las pacientes obstetras. Una revisión sistemática reciente concluye que los suplementos rutinarios de hierro y folato previenen la anemia; sin embargo, a la fecha, los estudios no han mostrado un efecto sustancioso en los resultados maternos y fetales [35]. El uso de eritropoyetina recombinante humana (rHuEPO), además de un tratamiento eficaz de la anemia en pacientes con daño renal, está incrementando [36]. Durante el embarazo es normal un aumento de 2-4 veces en los valores de la eritropoyetina [37]. En pacientes con daño renal o transplante renal funcional, la rHuEPO es de beneficio. Para prevenir la anemia en pacientes embarazadas con daño renal, se requiere una dosis mayor de rHuEPO [38]. 18 La dosis de rHuEPO en pacientes sin daño renal es variable. Su uso está indicado en aquéllas pacientes que poseen niveles séricos de eritropoyetina bajos y con hipoproliferación de médula ósea [39]. rHuEPO ha sido usada para una recuperación más rápida de la anemia posparto . En un reporte reciente, 19 de 26 mujeres embarazadas con anemia por deficiencia de hierro (Hb ≤ 8.5 g/dl), que tenían resistencia al suplemento de hierro oral, presentaron niveles de Hb normales 2 semanas después de iniciar el tratamiento con hierro parenteral y rHuEPO [40]. Finalmente, la rHuEPO es usada en asociación con predonación autóloga para incrementar el número de unidades recolectadas y para prevenir la anemia preoperatoria. La hipertensión, un efecto establecido en pacientes renales, no presenta problemas durante el embarazo [40]. Además, la experiencia es necesaria ya que puede ser adjudicada a preeclampsia o eclampsia [41]. Una nueva proteína estimulante de la eritropoyesis ha sido estudiada en pacientes no embarazadas, es bioquímica distinta, es una molécula de ingeniería genética con una vida media en suero prolongada y actividad biológica in vivo. Puede ser más eficaz que la eritropoyetina, con una dosis más conveniente de una vez a la semana, pero aún no tiene aprobación por la FDA. Cualquier infección, como una corioamnioitis, está asociada con un incremento en la pérdida de sangre o CID durante la cesárea. Las infecciones deben ser tratadas agresivamente con los antibióticos adecuados. Donación autóloga preoperatoria (DAP) Las estrategias usadas para reducir la transfusión alogénica por una colección de sangre autóloga incluyen donación autóloga preoperatoria (DAP), hemodilución normovolémica aguda (HNA) y sangre transoperatoria recuperada (STR) [43], de éstos, solo DAP requiere implementación temprana. La donación autóloga preoperatoria está limitada por el periodo de vida de la sangre almacenada; la recolección puede iniciarse 6 semanas antes de la fecha del parto. La recolección es de 1 unidad por semana, aunque puede ser aumentada a cada tres días si se necesita y si no se desarrolla anemia. Las contraindicaciones incluyen algunas infecciones virales (VIH, VHC) y bacteremia recurrente. Los riesgos asociados con la transfusión de unidades antólogas incluyen reacciones de incompatibilidad debido a errores administrativos o contaminación bacteriana. La anemia prenatal es un factor de riesgo de la transfusión, así como el tiempo que se deje entre la ultima donación y el parto (preferentemente 5-10 días) [44]. Las técnicas autólogas son usadas para todo tipo de cirugías. A diferencia de la HNA e STR, DAP ha sido aplicada tanto en la población obstétrica con alto riesgo de presentar hemorragia (placenta previa, cesárea electiva, histerectomía) así como en pacientes con anticuerpos para antígenos de alta frecuencia. Con el número de parturientas que han sido sometidas a este procedimiento, es razonable sugerir a la DAP como un procedimiento seguro para la madre y el feto. El único efecto adverso es un reflejo vasovagal en la madre (2%) [44]. Los efectos maternos hemodinámico de la donación de 450 ml de sangre son menores que el estrés ortostático. Algunos autores recomiendan este procedimiento cuando el riesgo de transfusión es del 10% , mientras que otros lo consideran hasta tener un 50% de riesgo [45]. Inmediatamente después del parto Corrección de la coagulación El tratamiento de los defectos de la coagulación antes del parto es requerido. Los ejemplos incluyen el uso de acetato de desmopresina (DDAVP) en la enfermedad de Von Willebrand tipo I [46], hemofilia con niveles bajos de factor VIII, y otros tratamientos específicos para la deficiencia de determinado factor. Las mujeres embarazadas con condiciones procoagulantes a menudo son tratadas con AINES, incluyendo aspirina, anticoagulantes orales como la warfarina, o más 19 comúnmente, o heparina de bajo peso molecular. El riesgo de hemorragia debe ser reducido mediante la reducción o cese del tratamiento o por cambio a terapia con heparina de bajo peso molecular, la cual brinda una anticoagulación apreciable y reversible. Hemodilución normovolémica aguda (HNA) La hemodilución normovolémica aguda incluye la recolección de sangre autóloga inmediatamente después de la cirugía o parto con una infusión de líquidos continua, a fin de mantener la normovolemia. HNA es más efectiva en la transfusión alogénica preventiva cuando (1) el hematocrito inicial del paciente es alto, (2) se realiza dilución masiva del hematocrito por debajo de 0.28-0.20% y (3) la pérdida de sangre es mayor de 2L o 50% del volumen sanguíneo. [47,48]. A diferencia de la DAP, la HNA reduce el riesgo administrativo de incompatibilidad y la contaminación bacteriana y permite la infusión de sangre fresca total con función coagulativa completa . También es una opciónen aquéllos pacientes portadores de ciertos virus, a los cuales no se les permite la donación autóloga. Durante el parto Cuando una hemorragia mayor es anticipada, se requiere un plan multidisciplinario. La consulta con Radiología, Urología, Cirugía Vascular, Hematología y Anestesiología garantiza el mejor cuidado del paciente. Anestesia general o regional La anestesia regional está contraindicada en pacientes con hipovolemia o coagulopatía. Para una cesárea programada sin contraindicaciones, algunos estudios retrospectivos sugieren que la anestesia general con un agente volátil esta asociada con una pérdida de sangre mayor que con técnicas regionales. La anestesia general en pacientes con placenta previa, se ha identificado como un factor de riesgo para una pérdida mayor de sangre y la necesidad de transfusión [49]. Recuperación de sangre transoperatoria (RST) El equipo de recuperación de células es usado durante el transoperatorio, a fin de recuperar eritrocitos, los cuales son lavados, se incorporan en una solución salina y son de nuevo transfundidos al paciente a un ritmo equivalente de 12 U de sangre por hora [50]. La técnica de RST no se encuentra disponible en los hospitales pequeños, públicos o aquéllos que no cuentan con equipo para cirugía a corazón abierto. Las muertes maternas causadas por hemorragia ocurren en los hospitales pequeños o públicos, por lo que no se tiene disponible la RST. El principal interés en esta técnica es su implementación en el tratamiento de la CID, colapso cardiovascular y embolia de líquido amniótico [51]. Los riesgos asociados a la RST son la hipocalcemia e hipomagnesemia, acidosis metabólica debido al uso de la solución salina para el lavado. Esto último puede evitarse con el uso de una solución isotónica [52]. También puede presentarse una aloinmunización de antígenos fetales ausentes en los eritrocitos maternos, incluyendo el antígeno D Rhesus, para lo cual se administra anti-Ig D . Por el momento, solo existe indicación del uso de RST en pacientes Testigos de Jehová con hemorragia y anemia. 20 Manejo transoperatorio Oxitocinas Debido a que la hipotonía uterina favorece la hemorragia, la administración temprana y profiláctica de oxitocina minimiza la pérdida de sangre. La oxitocina se administra en infusión o en bolos intravenosos (5 U). Ergonovina y metilergonovina se administran intramuscular o inyección lenta intravenosa [53]. Sus efectos cardiovasculares se producen mediante vasoconstricción que se traduce en hipertensión y espasmo coronario. Hemabate (análogo de prostaglandina F2) se puede administrar intramuscular o intramiometrial y puede causar broncoespasmo [54]. Mantenimiento del volumen intravascular El mantenimiento del volumen intravascular (normovolemia), mediante soluciones cristaloides y coloides, permite mantener una perfusión tisular adecuada, además de minimizar la pérdida de eritrocitos y factores de coagulación. La dilución de los componentes de la sangre durante la hemorragia presenta un comportamiento exponencial cuando la normovolemia es mantenida con otros fluidos [55]. LA dilución normal tras una pérdida de volumen sanguíneo es del 37%. Coagulación Los factores de coagulación diluidos a 37%, de los niveles pre-hemorrágicos después de la cirugía, requieren un reemplazo de factores libres [55]. Este nivel está incluido dentro del 30% crítico, donde la coagulopatía puede ocurrir. A excepción de algunos casos de coagulopatía que resulta de otras causas; tales como CID o hemólisis, enzimas hepáticas elevadas, plaquetopenia o pérdida de un volumen de sangre total, es inapropiado considerar el reemplazo de factores utilizando plasma fresco congelado. Pueden ser requeridos crioprecipitados o fibrinógeno. Los fármacos empleados en pacientes donde es común una hemorragia masiva (transplantes o cirugía vascular) incluyen aprotinina y ácido tranexamico. En pacientes que presentan un diagnóstico de placenta acreta y se someten a cesárea, el uso del ácido tranexamico ha sido exitoso [57]. La disminución en el conteo plaquetario no ocurre tan rápido como en la dilución , debido probablemente al continuo recambio celular por parte del bazo. Antes de realizarse una cirugía mayor se debe de tener un conteo plaquetario mínimo de 50-100x10 9 /L, dependiendo el riesgo de sangrado [56]. La transfusión de plaquetas se realiza cuando existe evidencia microvascular de sangrado y un conteo por debajo de 100x10 9 /L. Otras consideraciones El mantenimiento de la normotermia es auxiliar en la prevención de la coagulopatía, acidosis metabólica e incluso de fibrilación ventricular. Debido a que la hemorragia obstétrica puede ocurrir de manera inesperada y evolucionar rápidamente, son necesarias ciertas medidas a fin de limitar la hemorragia masiva aguda hasta que se pueda realizar la resucitación o la transferencia a un lugar adecuado para brindar un tratamiento definitivo. La técnica de aplicar compresión externa a la aorta abdominal, con el fin de reducir el flujo de la arteria uterina y arteria pélvica e incrementar la presión de la aorta abdominal proximal, ha sido descrita desde hace varios años [58]. Estabilización 21 Una vez que la hemorragia ha sido controlada, el anestesiólogo debe consultar con el obstetra acerca de las medidas de atención. Aquéllos pacientes que hayan recibido una transfusión masiva deben ser manejados en una unidad de cuidados intensivos para la monitorización minuciosa de las posibles complicaciones. Algunas de las posibles complicaciones de la transfusión masiva incluyen: policitemia, Síndrome de hiperviscosidad o Edema pulmonar [59], falla renal, de Distrés Respiratorio del Adulto (SDRA) debido a una transfusión relacionada con enfermedad pulmonar aguda. También existe riesgo de embolia pulmonar, por lo que en cuanto se normalice hemostasia y coagulación, se debe administrar heparina subcutánea. Raramente ocurre hipopituitarismo (Síndrome de Sheehan) en las pacientes con periodos prolongados de hipotensión. Alternativas futuras en transfusión sanguínea Se han patentado sustitutos fluidos de acarreadores de oxígeno (algunos en fase III de prueba clínica) [60,61]. Existen dos clases de sustitutos de las células rojas: líquido con contenido de hemoglobina y emulsiones compuestas por perfluoro [62]. Los problemas derivados del líquido con contenido de hemoglobina incluyen alta afinidad por el oxígeno, vida media en plasma corta, auto- oxidación, y reactividad vascular potencial, probablemente por su unión al óxido nítrico. Las emulsiones compuestas por perfluoro tienen una alta viscosidad y son insolubles en agua. Se requieren grandes cantidades de oxígeno inspirado. Polifluoro-octobromide (Perflubron) es la clase más eficaz debido a su menor viscosidad y a su mayor afinidad con el oxígeno. 22 Embolismo durante embarazo: trombos, aire y líquido amniótico Las enfermedades embolicas son las causas más comunes de colapso hemodinámico y respiratorio, durante el embarazo. La entrada accidental o inadvertida de sólidos (cuerpos extraños), gas (aire, CO2) o líquidos (líquido amniótico) dentro del sistema vascular poseen implicaciones fisiológicas comunes. Debido a la reducción progresiva del calibre de los vasos sanguíneos hacia el ventrículo derecho, y dependiendo de la naturaleza y el tamaño del embolismo venoso, estas masas extrañas se pueden alojar en la vasculatura pulmonar a diferentes, y usualmente múltiples niveles. Tromboembolia venosa La Tromboembolia venosa (TEV), incluyendo la Trombosis Venosa Profunda (TVP) y la Tromboembolia Pulmonar (TEP), es un trastorno complejo que resulta de múltiples interacciones entre factores de riesgo hereditarios y adquiridos [65]. Incidencia y mortalidad El embarazo está asociado con un incremento en el riesgo de desarrollar TEV. La trombosis venosa tiene una frecuencia de 0.5-2 :200 embarazos[66].El riesgo relativo de desarrollar TEV durante las 6 semanas posteriores al parto es 20 veces mayor que durante el embarazo 6, 10,11]. Pacientes con TVP que no han recibido tratamiento, desarrollarán TEP con una mortalidad del 15% [63]. La recurrencia de TEP con embarazos subsecuentes es del 4-15%, por lo que se debe iniciar tromboprofilaxis [67,68]. La explicación del incremento de la susceptibilidad durante el embarazo a desarrollar TEV, se debe a interacciones mecánicas y bioquímicas de la adaptación fisiológica. Estas adaptaciones resultan de la presencia de los componentes de la Tríada de Virchow: éstasis venosa (compresión aorto- cava), hipercoagulabilidad (niveles elevados de factores II, VII, VIII y X) y daño al endotelio (maniobras durante el parto vaginal). Factores de riesgo durante embarazo Los factores de riesgo durante el embarazo y puerperio incluyen: edad materna >35 años, multiparidad, obesidad, inmovilización prolongada, trauma pélvico, cirugía durante el embarazo (incluyendo cesárea), antecedentes heredofamiliares de TEV, embarazos múltiples y preeclampsia [65,67,68,70]. Farell propuso una estratificación de los factores de riesgo post parto tras una cesárea [67]: 1. Riego Bajo: <35 años, embarazo sin complicaciones, cesárea electiva. 2. Riesgo Moderado: > 35 años, obesidad, venas varicosas, infecciones recurrentes, inmovilidad >4 días antes del parto, preeclampsia, cesárea de emergencia. 3. Riesgo Alto: 3 factores de riesgo moderado, síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, antecedentes heredofamiliares de TVP, antecedentes de TEP, histerectomía. Manifestaciones clínicas Suelen ser asintómaticos más del 70% de los pacientes con TEP. Los síntomas más comunes que sugieren TEP son disnea, taquipnea y desaturación arterial de oxígeno. También suelen presentarse: ansiedad, dolor torácico de tipo pleurítico, tos no productiva y sensación inminente de muerte [70]. Diagnóstico 23 La presencia de manifestaciones clínicas evidentes o sospechosas de TEP son suficientes para iniciar tratamiento anticoagulantes mientras se obtienen resultados de pruebas diagnósticas más específicas (prueba de ventilación /perfusión V/Q, resonancia magnética, angiografía pulmonar). Durante el embarazo, la fuente trombogénica más frecuente son los miembros inferiores y las pélvicas, donde existe compromiso del retorno venoso por compresión del útero grávido sobre las venas iliacas. El miembro inferior izquierdo es el más afectado (85-90%). Las trombosis maternas ocurren más frecuentemente en la vena iliofemoral (72%) que en la vena cava inferior (9%) 16]. Durante el periodo post parto, cerca del 50% de las TVP ocurren en la región poplítea [67]. La exploración física puede ser de gran ayuda para el diagnóstico de TVP, sin embargo, la mayor parte de los casos son silenciosos, y menos del 30% de los pacientes presentan la tríada de edema, molestias en tobillo y dolor a la dorsiflexión [63]. Las trombosis sintomáticas deben ser corroboradas con un ultrasonido Doppler. Recientemente las imágenes por Resonancia Magnética (IRM), han mostrado ser un método eficaz para identificar sitios de trombosis en pelvis y miembros inferiores [66], además es el método de diagnóstico de elección para identificar la propagación del coágulo en pacientes con antecedentes de trombosis y en los cuales ha fallado el tratamiento. Origen del émbolo Desde 1965, se han reconocido diversas anormalidades como la causa de la hiperactividad del sistema de coagulación y el evento trombótico subsecuente. La trombofilia es un término empleado para describir estados de hipercoagulabilidad, que en su mayoría (60%) son genéticos [72]. La mujer embarazada que presenta un evento tromboembólico debe ser evaluada para trombofilia, debido a que se estima que el 50% de las pacientes con trombofilia, desarrollarán el evento trombótico en la presencia de un factor de riesgo adicional, como el embarazo. Tabla 5 Riesgo relativo de trombosis de acuerdo al defecto hereditario Defecto Frecuencia Prevalencia TVP/TEP en pacientes no embarazadas Riesgo TVP/TEP en pacientes embarazadas Factor V Leiden 5-9% 30% 50 Deficiencia antitrombina III 0.2-0.02% 70-90% >250 Deficiencia Proteína C 0.2-0.5% 50% 100 Deficiencia Proteína S 0.08% 50% 90 Datos de: Lockwood CJ, Heritable coagulopathies in pregnancy, Obstret Gynecol Surv, 1999; 54: 754-765. Tratamiento: Medidas de soporte La resucitación adquiere prioridad ante cualquier otra medida terapéutica. La administración de oxígeno y soporte cardiorrespiratorios por medio de líquidos, inotrópicos y vasopresores debe ser el tratamiento inicial. Aquellos pacientes que refieran dolor se les debe administrar analgésicos, pero se debe valorar el uso de opioides en pacientes hipotensos. Si se produce hipoxemia de manera refractaria al suplemento de oxígeno con mascarilla, se debe proceder a la intubación y administración de ventilación mecánica. Se debe mantener la presión de llenado atrial a un nivel alto (15 mmHg) para mantener el gasto cardiaco del ventrículo derecho [73]. En ausencia de falla circulatoria, un monitoreo de rutina es suficiente. Una vía venosa central es de gran ayuda para el monitoreo; y en pacientes con compromiso hemodinámico o choque es esencial para el inicio del tratamiento. Se requiere la colocación de un catéter Swan-Ganz para la administración de inotrópicos o cuando el monitoreo convencional es insuficiente. Tratamiento: terapia específica 24 Las bases de la terapia específica es limitar el daño producido por el émbolo así como prevenir la expansión de la embolia a través de otros trombos. El tratamiento de primera elección es la anticoagulación por medio de heparina no fraccionada. Se administra un bolo intravenoso de 7500- 10,000 U , seguido de una infusión de 1200-1300 unidades por hora, con la finalidad de activar el tiempo parcial de tromboplastina (TTPa) de 1.5 a 2 veces el nivel máximo del valor de laboratorio , durante 10-14 días. Esto es seguido de una inyección subcutánea de 5000-10,000 U cada 8-12 horas, durante todo el embarazo. La heparina se suspende gradualmente después del parto, y se reinicia con warfarina en el post parto [67,71,74]. La heparina se suspende cuando el INR (International Normalized Ratio) se encuentra entre 2 y 3 [71]. Se debe recordar que la heparina previene y no disuelve el trombo o émbolo ya formado. La heparina detiene la formación y el crecimiento de los coágulos existentes, disminuyendo la mortalidad y morbilidad debida a TEP; además reduce la broncoconstricción y la vasoconstricción pulmonar inducidas por la trombina y la activación plaquetaria [73]. Trombólisis Existen casos reportados durante el embarazo del uso de estreptocinasa (o urocinasa) y r-tPA (factor tisular activador de plasminógeno) [64]. Una vez que la mujer ha recibido un tratamiento anticoagulante adecuado, se debe considerar esta modalidad de tratamiento en caso de un episodio recurrente de embolia. El r-tPA es una mejor alternativa para la trombólisis si se realiza en un periodo corto de tiempo (2 horas), presenta menor índice de reacciones alérgica; y a diferencia de la estreptocinasa, tiene un riesgo menor de hemorragia [64]. Heparina de Bajo Peso Molecular (HBPM) La estructura pequeña de este polisacárido le brinda diversas ventajas sobre la heparina no fraccionada: vida media prolongada, disminución en la dosis diaria, menor unión a proteínas, menor riesgo de sangrado y menor riesgo de activación plaquetaria y trombocitopenia [63]. Embolia aérea Incidencia y mortalidad Es la entidad más común de embolismo durante el periodo transoperatorio [78]. La presencia de aire se puede demostrar en más del 50% de los partos por cesárea, mediante el uso de Doppler [78,80]. Los episodios frecuentes de hipoxemia que se presentan en las cesáreas bajo anestesia general, pueden generar pequeñas embolias aéreas [81]. Alrededordel 1% de las muertes maternas se deben a episodios de embolia aérea [77]. Factores de riesgo Teóricamente, un pequeño gradiente, tal como -5 cmH2O, entre la periferia y el corazón, permite la entrada de aire en la circulación venosa. Este gradiente se incrementa por factores como: posición Trendelenburg o la exteriorización del útero durante la cesárea. La mayoría de las embolias aéreas ocurren en cesáreas, entre el nacimiento del niño y el cierre de la histerectomía [80]. La exteriorización del útero predispone al desarrollo de una embolia aérea por medio de dos mecanismos: (1) incrementando el gradiente hidrostático con un aumento en el área incisional por arriba del nivel del corazón, y (2) por el alargamiento de los sinusoides uterinos que provoca una mayor exposición al aire [79]. Representan causas raras de embolia aérea la ruptura uterina y trauma [84]. La causa más común de embolia aérea es el paro cardiaco, lo que ocasiona atrapamiento de aire en el ventrículo derecho. Una vez que el aire se introduce al sistema venoso, el daño puede ocurrir por medio de tres mecanismos. Debido a que el aire es compresible, la espuma resultante de la mezcla del aire con la sangre no puede ser bombeada de manera efectiva. 5 mL/kg de aire puede ser letal debido a la formación de un “sello de aire” en el ventrículo derecho o en la circulación 25 arterial pulmonar. La disociación electromecánica resultante, provoca choque cardiogénico y aumento agudo en la precarga. En combinación con la vasoconstricción pulmonar, se desencadena un cor pulmonale agudo. Debido a la presencia de aire en la superficie del endotelio se puede observar un aumento en la permeabilidad capilar, activación plaquetaria o coagulopatía. Además, la interacción de las burbujas de aire con los componentes de la sangre, en especial las plaquetas, estimula la liberación de sustancias vasodilatadoras ocasionando vasoespasmo local, activación de la cascada de la coagulación y la formación de microtrombos [83]. Raras veces, el aire penetra en la circulación arterial a través de la comunicación auricular o ventricular (embolia paradójica). Manifestaciones clínicas La presentación clínica de una embolia aérea es muy variable y dependerá de la naturaleza, volumen y velocidad a la que el gas se introduce, la talla y la posición del paciente, y las condiciones hemodinámicas previas. Así como otras formas de embolismo, se debe sospechar embolia aérea en caso de que el paciente desarrolle falla cardiorrespiratoria aguda o síntomas neurológicos. Si el paciente está consciente, los síntomas son inespecíficos e incluyen disnea, dolor torácico, diaforésis y sentimiento inminente de muerte. El dolor torácico y la disnea, particularmente durante la histerectomía, se desarrollan en el 70% de las pacientes con cambios consistentes en Doppler indicativos de embolia aérea; se debe alertar al anestesiólogo acerca de esta complicación [78,79, 83]. Los signos que se presentan son taquicardia, taquipnea, cianosis o palidez, manchas en piel, palidez en mucosas (signo de Liebermeister donde las áreas pálidas se encuentran en la lengua). Diagnóstico Uno de los métodos más sensibles en la detección temprana de embolia aérea es EtCO2. Un descenso súbito en EtCO2 acompañado con una disminución de la saturación periférica de oxígeno, se observa en casos de alteraciones en V/Q. EL descenso de EtCO2 tiene mayor sensibilidad que el Doppler precordial [79]. Probablemente la prueba más sensitiva sea el ecocardiograma transesofágico, visualizando aire atrapado en áreas hasta de 2 ml dentro del ventrículo o aurícula derecha. Tratamiento Se requiere una adecuada comunicación entre el quipo de anestesiólogos y el de obstetras, a fin de coordinar esfuerzos y preservar la integridad del paciente. El paciente se debe colocar en tal posición que el sitio quirúrgico deberá estar por debajo del nivel del corazón. En el caso de las pacientes obstétricas, una posición Semi-fowler. Una posición en decúbito lateral izquierdo favorece el movimiento de las burbujas de aire hacia una zona distal de la arteria pulmonar. Si la paciente desarrolla cualquier signo neurológico y se sospecha una embolia cerebral, la posición deberá ser aún más baja, conservando la posición de decúbito lateral izquierdo, a fin de prevenir la migración de las burbujas de aire hacia el cerebro. [83]. Los campos quirúrgicos deben empaparse con solución salina para cubrir los sinusoides venosos expuestos. Una adecuada ventilación promoverá la eliminación o dispersión de pequeños émbolos en la vasculatura pulmonar. Se debe suspender el Oxido nítrico en caso de que se este administrando, ya que es más soluble en sangre que el nitrógeno y puede difundir dentro de las burbujas, aumentando su tamaño. La administración de oxígeno con una FiO2 de 1.0 mejora la oxigenación y disminuye el tamaño de las burbujas. Los líquidos intravenosos necesitan ser administrados en grandes cantidades para incrementar la precarga en el ventrículo derecho, con el fin de desplazar las burbujas de la vasculatura pulmonar. Se requieren inotrópicos para incrementar la contractilidad miocárdica en caso de falla en la precarga, para incrementar el gasto 26 cardiaco. La aspiración del aire por medio de múltiples catéteres, puede recuperar hasta 50% del aire atrapado en la aurícula derecha, reestableciendo el flujo sanguíneo. El único tratamiento definitivo es la administración de oxígeno hiperbárico. Su mecanismo de acción es mediante la compresión de la burbuja de aire hasta el punto en el que la presión de perfusión permita la difusión del gas intravascular hacia los capilares y se reestablezca la circulación. La disminución del tamaño de la burbuja es directamente proporcional a la presión atmosférica del tratamiento (ley de Boyle). Este tratamiento es especialmente benéfico para aquellos pacientes con síntomas cerebrales, ya que incrementa la oxigenación del tejido cerebral con hipoxemia y reduce el edema cerebral mediante la disminución del flujo sanguíneo y la hiperemia [83]. La terapia se inicia con 2.5-3.0 atmósferas cada 2-4 horas [85]. Embolia de líquido amniótico (ELA) Recientemente, el término de Síndrome Anafilactoide del Embarazo, conocido como Embolia de Líquido Amniótico, se ha propuesto con la finalidad de caracterizar las manifestaciones de esta condición, no como un fenómeno embolico sino como una reacción multisistémica a toxinas [86]. (Figura 1) Figura 1. Componentes del líquido amniótico y su participación en la fisiopatología de la Embolia de líquido amniótico. Surfactante aumenta la producción de Leucotrienos C4 y D4. Endotelina y prostaglandinas E2 y F2α provocan vasoconstricción coronaria y poseen efecto inotrópico negativo. Leucotrienos inducen hipertensión precedida de hipotensión, efecto inotrópico pronunciado y broncoconstricción. Interleucina 1 y TNF α inducen la producción de endotelina. Tromboxano A2 incrementa la resistencia vascular pulmonar y coronaria. Colágena y Tromboplastina inducen la activación plaquetaria. Componentes del Líquido amniótico Solución (mediadores químicos): Surfactante Endotelina Leucotrienos C4 y D4 Interleucina-1 y TNF-α Tromboxano A2 Prostaglandinas Ácido araquidónico Tromboplastina Colágenos y Factor tisular III Fosfolipasa A2 Suspensión: Lanugo Vérnix caseosa Células escamosas Meconio Mucina fetal Trofoblastos Efectos mayores Efectores menores Obstrucción mecánica Reacción anfilactoide e implicación multi -sistémica 27 La embolia de líquido amniótico constituye la causa líder de mortalidad durante el trabajo de parto y las primeras horas del posparto [93,98]. Las muertes maternas ocurren de tres formas diferentes: (1) muerte súbita por paro cardiaco, (2) hemorragia debido a coagulopatía, (3) muerte posterior a una supervivencia inicial debida a SíndromeAgudo de Distrés Respiratorio (SADR) y falla orgánica múltiple [89]. Factores de riesgo Los más frecuentes son edad materna avanzada, multiparidad ruptura de membranas, muerte fetal, trauma, sobredistensión uterina (gestación múltiple, polihidramnios o macrosomía fetal) y el uso de estimulantes uterinos [90,93]. Raras ocasiones se asocia la embolia de líquido amniótico con aborto terapéutico, trauma abdominal, ruptura uterina y amnioinfusión [87,89]. Fisiopatología Clínicamente, la reacción anafiláctica, que se produce en la embolia de líquido amniótico comprende tres fases. La primera fase o inmediata ocurre cuando la madre presenta la primera exposición al líquido amniótico y puede presentar: (1) distrés respiratorio y cianosis, (2) compromiso hemodinámico con edema pulmonar y choque o (3) hipoperfusión cerebral con estupor, confusión o coma [92]. Signos y síntomas Los signos y síntomas son vagos, inespecíficos y comunes de otros tipos de embolismo. La combinación de signos y síntomas, y su relación temporal origina el diagnóstico presuntivo. Dificultad respiratoria, cianosis, colapso cardiovascular, coma y hemorragia han sido descritos como los cinco puntos cardinales de la embolia de líquido amniótico. Pueden presentarse hemorragia y distrés respiratorio fetal [100]. Diagnóstico Aunque la identificación de remanentes fetales en la circulación materna es específica de la embolia de líquido amniótico, solo el 50% de los pacientes que en los que se realizaron maniobras de resucitación, presentaron esos hallazgos [87]. Existen descritas en la literatura diversas tinciones (Attwood, Giemsa , Wright, Papanicolaou o Nile Blue) y pruebas diagnósticas (isoantígeno fetal, anticuerpos monoclonales TKH-2, zinc coproporfirina-1 [96,97]) que confirman la presencia células escamosas, meconio, Vérnix caseosa, Mucina fetal, lanugo; pero en la práctica el diagnóstico es limitado [94]. Las placas de tórax no son diagnósticas. El ECG muestra evidencia de esfuerzo ventricular derecho agudo en las etapas tempranas [95]. La prueba de V/Q muestra defectos en la perfusión (también se presenta en TEP) [70]. El ecocardiograma confirma la falla ventricular izquierda [99]. La mayoría de los pacientes presentan un estado hemodinámico inestable, por lo no existe una prueba diagnóstica específica, y por lo tanto es un diagnóstico de exclusión [88]. Tratamiento No existe un tratamiento específico, solo se brindan medidas de soporte: (1) mantener oxigenación y PO2 arterial >60 mmHg o saturación de hemoglobina al ≥90% [89], (2) mantener gasto cardiaco, presión sistólica ≥90 mmHg, y una perfusión periférica aceptable (gasto urinario ≥25 mL/hora) [91], (3) corregir alteraciones en la coagulación y (4) restablecer tono uterino. La resucitación se efectúa mejor con el desplazamiento uterino hacia la izquierda con el fin de mantener una perfusión uterina óptima. La posición Trendelenburg favorece el retorno venoso. Ventilación/Oxigenación 28 Se debe administrar oxígeno a concentraciones del 100%. Las indicaciones para intubación y ventilación asistida incluyen: apnea, PaO2 <55 mmHg con una FiO2 de 0.5, incremento en PaCO2, deterioro mental e inestabilidad hemodinámica. A fin de evitar hipoxia severa, se requiere ventilación con una FiO2 alta. Un volumen tidal pequeño (6-8 ml/kg) minimiza el impacto de una sobredistensión alveolar o barotrauma, retorno venoso y desajuste ventilación –perfusión [74]. En pacientes en los que persiste la hipoxia a FiO2 altas, la adición de presión espiratoria positiva ayuda a: (1) mejorar la oxigenación en pacientes con alteraciones V/Q, (2) reducir FiO2, (3) reducir o prevenir edema pulmonar. La adición de presión espiratoria positiva se inicia con 5 cmH2O y un incremento de 2-3 cmH2O, con monitoreo de presiones de ventilación máxima, presión sanguínea y gasto cardiaco, hasta que se alcancen niveles de PaO2 aceptables o se presente un compromiso hemodinámico [93]. Soporte cardiovascular La causa más común de paro cardiaco es la disociación electromecánica (50% en la primera hora). Una vez iniciadas las maniobras de resucitación con el uso exitoso de líquidos y vasopresores, se debe transferir a la paciente a UCI. El monitoreo hemodinámico requiere una línea arterial y venosa central. El tratamiento farmacológico se debe guiar por los parámetros hemodinámicos y el curso clínico de la paciente. Además de la infusión de cristaloides, es necesario el uso de fármacos inotrópicos (digitálicos + β adrenérgicos) y vasopresores (epinefrina, dopamina, dobutamina, norepinefrina). Una vez que se ha corregido la hipotensión, se deben restringir los niveles de líquidos para minibar el edema pulmonar. Se ha sugerido el uso de corticoesteroides (hidrocortisona 500 mg IV cada 6 horas). Restauración del tono uterino La atonía uterina es mejor tratada mediante masajes, empaquetamiento uterino y oxitocina o análogos de prostaglandinas . En aquéllos pacientes en los que exista evidencia de coagulopatía, clínica (sangrado alrededor del catéter u otro sitio) o diagnóstica (evidencia de CID), se debe dejar in situ el catéter epidural hasta que el perfil de coagulación se normalice. Después de retirar el catéter, se debe monitorear a la paciente ante cualquier signo de hematoma epidural [76]. 29 Manejo Anestésico del Síndrome de Hellp El Síndrome de HELLP es una forma grave de hipertensión inducida por el embarazo. Descrito por primera vez por Wenstein en 1982 [101], el nombre es un acrónimo de H, (hemolysis) hemólisis, EL, (elevated liver enzymes) elevación de enzimas hepáticas, y LP, (low platelet) trombocitopenia. La presencia de enfermedad hipertensiva en el embarazo oscila entre el 5 al 10% de las gestantes, de éstas, entre el 4 y el 14% desarrollan HELLP [102], aunque al menos un 20% de las pacientes afectadas no presentan hipertensión en el momento del diagnóstico. En las mujeres con preeclampsia severa hasta el 20% pueden desarrollar el síndrome. La incidencia varía en función de la edad, paridad, raza y duración de la preeclampsia o presencia de eclampsia. Es más frecuente en la raza blanca y en multíparas, en general se da con más frecuencia en mujeres mayores de 25 años, en aquellas que presentan preeclampsia grave o eclampsia, la edad promedio de aparición es de 19 años. Puede aparecer en cualquier momento del segundo (15%) o tercer trimestre (85%) del embarazo o incluso postparto aunque por lo general aparecen en etapa pretérmino. Un 10% de ellos aparece antes de la 27 semana, mientras que un tercio de los casos son diagnosticados tras el parto [103]. Diagnóstico En la actualidad el diagnóstico del Síndrome de HELLP requiere la concurrencia de los siguientes datos de laboratorio [104,105]: Hemólisis: Frotis de sangre periférica anormal (equinocitos, esquistocitos, esferocitos), Bilirrubina total > 1.2 mg/dl, LDH >600 U/L. Aumento de enzimas hepáticas: AST (SGOT) >70 U/L, LDH > 600U/L Plaquetopenia: Plaquetas < 100.000/mm 3 En función de la gravedad de la trombocitopenia el Síndrome de Hellp se subdivide en 3 clases [106]: Clase I: 50.000/mm [3] Clase II: > 50.000 a 100.000 /mm3 Clase III: > 100.000/mm3. Esta clasificación correlaciona el número de plaquetas con la severidad del cuadro clínico y complicaciones obstétricas [107]. Existen también formas parciales del síndrome en las que sólo aparece alguno de los signos anteriores. Cuadro Clínico La mayoría de las pacientes comienzan con signos inespecíficos que simulan un proceso viral como fatiga y malestar general antes de acudir al médico. Posteriormente aparece el dolor epigástrico o dolor en el cuadrante superior derecho en el 90% de las pacientes con Síndrome de HELLP, asociado a náusea y/o vómito y cefalea en el 50% de los casos. Otros signos menos frecuentes son trastornos visuales, dolor escapular,
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