Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO INSTITUTO DE NEUROBIOLOGÍA “Efectos de la Estimulación Magnética Transcraneal Repetitiva (EMTr) sobre la Excitabilidad Cortical en Pacientes con Epilepsia Parcial” Tesis que presenta para obtener el grado de Maestra en Ciencias (Neurobiología): Lizbeth Karina Cárdenas Morales Director de Tesis Dr. Efraín Santiago Rodríguez Juriquilla, Querétaro, Diciembre de 2006. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS A la UNAM, por haberme brindado la oportunidad de iniciarme en el campo científico y de desarrollarme académicamente en él. Al CONACYT, por otorgarme su ayuda para sostener mis estudios. Al INB por aceptarme como alumna y contribuir a mi formación, especialmente a la Dra. Thalía Harmony, por todas las facilidades que me otorgó para realizar este trabajo. A mis padres, por todo su amor y apoyo incondicional a lo largo de estos años. Al Dr. Efraín Santiago Rodríguez, por despertar en mí la curiosidad por el tema de la estimulación magnética transcraneal, por haberme trasmitido tan pacientemente sus conocimientos en el campo de las neurociencias y brindarme su amistad. A los doctores Gina Lorena Quirarte, Ataulfo Martínez Torres, Hugo Merchant Nancy, Bruno Estañol Vidal y Miguel Condés y Lara, por haber revisado mi trabajo y señalarme sus observaciones para mejorar mi desempeño en esta investigación. A los doctores Thommas Kammer y Carlos Schönfeldt-Lecuona de la Universidad de Ulm, Alemania, por haber revisado mi trabajo y haber aportado ideas para la presentación. A la M. en C. Leonor Casanova, por todo su apoyo y orientación durante mi estancia en el INB. A los Ingenieros Héctor Belmont y Bruno Argueta, así como al M. en C. Juan José y David Ávila, por todo el apoyo técnico que me brindaron a lo largo del estudio. A mis amigos y compañeros Alma Delia, Alma Janeth, Argel, Bruno, Christie, David, Gloria, Héctor, Mayra, Miguel, Pablo y Tere por haberme ayudado a estudiar y a realizar este proyecto. A todos las personas que ingresaron a este estudio y creyeron en la estimulación magnética transcraneal, por su constancia, disciplina y fé. ÍNDICE RESUMEN……………………………………………………………………… .. i SUMMARY ………………………………………………………………………...ii AGRADECIMIENTOS ……………………………………………………………iii INTRODUCCION ………………………………………………………………….1 I.ANTECEDENTES ………………………………………………………………..3 A. CONCEPTO DE EPILEPSIA ………………………………………………3 B. CLASIFICACION DE LAS CRISIS EPLÉPTICAS ……………………… 3 1. Crisis Parciales………………………………………………………………..3 2. Crisis generalizadas ………………………………………………………….4 C. SÍNDROMES EPILÉPTICOS ………………………………………………5 D. MECANISMOS BÁSICOS DE LA EPILEPSIA ……………………………5 E. DIAGNÓSTICO ……………………………………………………………..7 1. Estudios de imagen …………………………………………………………..7 2. Electroencefalograma (EEG) ………………………………………………..8 3. Análisis de fuentes de corriente …………………………………………….10 F. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO …………………………… …….11 1. Fenitoina (5,5-difenilhidantoina) y Carbamazepina (5H-dibenz(b,f)azepin-5- carboxamida) ……………………………………………………………………11 2. Oxcarbazepina (10,11-dihidro-10-oxo-carbamazepina) .................................12 3. Lamotrigina 3,5,-diamino-6-(2,3-icloro-fenil)-1,2,4-triazina ........................12 4. Etosuximida (2-etil-2-metilsuxinamida) y Trimetadiona ……………………12 5. Benzodiazepinas ……………………………………………………………...13 6. Ácido Valproico (2-ácido propilpentanoico) ....................................................13 7. Gabapentina (Acido ciclohexanoacético ……………………………………..13 8. Vigabatrina (γ-vinil GABA; VGB, 4-amino-hex-5-ácido enoico) …………….14 G. OTRAS MODALIDADES DE INTERVENCIÓN ………………………….14 1. Estimulación del nervio vago (ENV) ...............................................................14 2. Estimulación eléctrica cerebral ………………………………………………..15 3. Liberación focal de fármacos ………………………………………………….15 4. Tratamiento quirúrgico ………………………………………………………..16 H. ESTIMULACIÓN MAGNÉTICA TRANSCRANEAL …………………….16 1. Historia ………………………………………………………………………16 2. Tipos de EMT ………………………………………………………………...16 3. Formas de bobinas y mecanismos de la EMT………………………………...17 4. Mecanismos de la EMT………………………………………………………..19 4. Análisis de la Excitabilidad Cortical con EMT………………………………..21 6. Aspectos de seguridad de la EMT……………………………………………...23 7. Tratamiento de la Epilepsia con EMTr …………………………………………23 II. JUSTIFICACIÓN ………………………………………………………………25 III. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN ……………………………………….25 IV. HIPÓTESIS ……………………………………………………………………25 V. MATERIAL Y MÉTODOS ……………………………………………………25 A. TIPO DE ESTUDIO ……………………………………………………………26 B. SUJETOS ………………………………………………………………………26 C. CRITERIOS DE INCLUSIÓN …………………………………………………26 D. CRITERIOS DE EXCLUSIÓN ………………………………………………..26 E. CRITERIOS DE ELIMINCACIÓN ……………………………………………27 F. DEFINICIÓN DE VARIABLES ……………………………………………….27 G. DEFINICIÓN OPERACIONAL ………………………………………………27 H. MATERIAL ……………………………………………………………………28 I.PROCEDIMIENTO ……………………………………………………………..28 J. ANÁLISIS DE RESULTADOS ………………………………………………..30 VII. RESULTADOS ………………………………………………………………31 A. FRECUENCIA Y DURACIÓN DE LAS CRISIS EPILÉPTICAS …………… 32 B. LOCALIZACIÓN Y ANÁLISIS DE FUENTES DE CORRIENTE DE LA ACTIVIDAD PAROXÍSTICA EPILEPTIFORME ………………………………...34 C. ACTIVIDAD PAROXÍSTICA EPILEPTIFORME EN EL EEG ……………….36 D. UMBRAL MOTOR ……………………………………………………………..37 E. CURVA ESTÍMULO-RESPUESTA ……………………………………………38 F. PERIODO DE SILENCIO CORTICAL …………………………………………39 G. REACCIONES ADVERSAS Y ASPECTOS ÉTICOS …………………………40 VIII. DISCUSIÓN ……………………………………………………………………. 41 A. FRECUENCIA Y DURACIÓN DE LAS CRISIS EPILÉPTICAS ……………..41 B. ACTIVIDAD PAROXÍSTICA EPILEPTIFORME EN EL EEG ……………….43 C. UMBRAL MOTOR EN REPOSO, CURVA ESTÍMULO RESPUESTA Y PERIODO DE SILENCIO CORTICAL ……………………………………………45 D. ASPECTOS ÉTICOS Y DE SEGURIDAD …………………………………….48 IX. CONCLUSIONES …………………………………………………………………49 X. REFERENCIAS ……………………………………………………………………50 XI. ÍNDICE DE FIGURAS Y TABLAS ……………………………………………...59 XII. LISTA DE ABREVIATURAS ...............................................................................60 APENDICE 1 .................................................................................................................61 APENDICE 2 ………………………………………….………………………………62 APENDICE 3 …………...……………………………………………………………..65 RESUMEN La estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr) de baja frecuencia es una técnica no-invasiva y su potencial terapéutico en varias alteraciones neurológicas como la epilepsia se ha incrementado en los últimos años. Su mecanismo consiste en una reducción de la excitabilidad cortical. El objetivo de este estudio fue evaluar su efecto sobre la excitabilidad cortical, el número y duración de crisis epilépticas en 12 pacientes con epilepsia parcial. Los pacientes registraron sus crisis durante un mes previo al estudio. Posteriormente, se realizó un EEG de 120 canales y se determinó el foco epileptogénico por medio del método Variable Resolution Electromagnetic Tomography (VARETA). Se aplicó EMTr durante 12 sesiones en dos semanas, cada una de 900 pulsos a 0.5 Hz, con la bobina colocada en el foco epileptogénico. Para analizar la excitabilidad cortical, se obtuvieron el umbral motor (UM),la curva estímulo-respuesta y el periodo de silencio cortical (PSC) un día antes, un día después y 60 días después de la aplicación de EMTr. Se midieron el número de crisis y los eventos paroxísticos y su duración en el EEG. Se encontró disminución significativa en la frecuencia de crisis (p=0.0036), mientras que las demás variables no se modificaron. Se concluyó que dos semanas de EMTr a 0.5 Hz disminuye la frecuencia de crisis durante su aplicación y hasta tres semanas después, pero no modifica la actividad epileptiforme del EEG, el UM, la curva estímulo-respuesta ni el PSC en este grupo de pacientes. SUMMARY Low-frequency Repetitive Transcranial Magnetic Stimulation (rTMS) is a non- invasive technique with a potential therapeutic role in several diseases such as epilepsy. Its mechanism consists in a reduction of cortical excitability. The aim of this study was to evaluate its effect on cortical excitability and the number and duration of seizures. We evaluated 12 patients affected with partial epilepsy. All patients registered the number of seizures for one month before the study. A 120 channels electroencephalogram (EEG) was recorded and to identify the origin of epileptiform activity, an electrical source analysis of spikes was carried out with Variable Resolution Electromagnetic Tomography (VARETA) method. Patients underwent daily sessions of rTMS for two weeks, consisted of 900 pulses, 0.5 Hz, with the coil placed at the epileptogenic focus. We recorded a second EEG immediately after rTMS and a third one 60 days after. To analyze cortical excitability, the resting motor threshold (RMT), the stimulus-response curve (SRC) and the cortical silent period (CSP) were obtained one day before rTMS, one and 60 days after rTMS. The number of seizures per week, the epileptiform discharges per minute and its duration were measured and compared in the three evaluations. There was a significant decrease in the number of seizures after rTMS (p=0.0036) whereas the other variables did not change. We conclude that two weeks of rTMS at 0.5 Hz decreases the number of seizures during the application and after three weeks, but does not modify the epileptiform discharges, the RMT, the SRC and neither the CSP. INTRODUCCIÓN La epilepsia es una alteración crónica, de etiología diversa, caracterizada por crisis recurrentes, debidas a una descarga anormal, exagerada e hipersincrónica de un grupo de neuronas localizadas predominantemente en la corteza cerebral, asociada con diversas manifestaciones clínicas (Engel y Pedley, 1998). En México se ha registrado una prevalencia de 11.4 por cada 1000 habitantes en edad escolar y de 5.9 por cada 1,000 habitantes en la Ciudad de México (Corona-Vázquez, Campillo- Serrano, López, Mateos y Soto-Hernández, 2002; Rubio, García y Velasco, 1999). Hasta el momento el tratamiento más empleado para su control es el farmacológico, aunque existen otras modalidades terapéuticas como son la estimulación del nervio vago y la estimulación eléctrica cerebral (Macdonald, 1998; Salinsky y Burchiel, 1993; Koo, 2001; Santiago-Rodríguez, Alonso- Vanegas, Cárdenas-Morales, Harmony, Bernardino y Fernández-Bouzas, 2006). Sin embargo, dichas técnicas implican procesos invasivos y no todos los pacientes son candidatos para ser sometidos a tales métodos de intervención. La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) se aplicó por primera vez en 1985 e implica la estimulación del cerebro utilizando un campo eléctrico inducido por un campo magnético, mediante la colocación de una bobina o “coil” sobre el cuero cabelludo (Barker, Freestone, Jalinous y Jarrat, 1985). El campo magnético induce cambios en el potencial de membrana de las células corticales y genera un potencial de acción. Se ha observado que la EMT puede ser utilizada como herramienta no-invasiva para el diagnóstico clínico de enfermedades neurodegenerativas, para evaluar posibles cambios en la excitabilidad cortical inducidos por fármacos como la vigabatrina, carbamazepina y ácido valproico entre otros (Pierantozzi et al., 2004; Ziemann, Steinhoff, Tergau y Paulus, 1998) y como tratamiento coadyuvante de diversos padecimientos como trastornos del movimiento, lesiones cerebrales, trastornos mentales como depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, síndrome de estrés postraumático, esquizofrenia, ansiedad, etc. (Hoffmann y Carvus, 2002; Ilmoniemi et al., 1997; Puri, 2002;). En los últimos años se han encontrado datos que indican que, si la EMT es aplicada de manera repetitiva (EMTr) a baja frecuencia, puede tener efectos inhibitorios sobre la excitabilidad cortical (Paulus, 1998; Tassinari, Cincotta, Zaccara y Michelucci, 2003; Theodore et al. 2002; Cincotta, Borgheresi, Balestrieri, Rossi, Zaccara y Ulivelli, 2003; Meenakshi, Sleper y Wassermann, 2003; Epstein y Rothwell, 2003). El objetivo de este estudio fue analizar en pacientes con epilepsia parcial los efectos a corto y mediano plazo de la EMTr sobre la excitabilidad cortical, la frecuencia y la duración de las crisis. Para ello, se determinó el umbral motor (UM), la amplitud del potencial motor evocado (PEM), la curva estímulo-respuesta, el periodo de silencio cortical (PSC), la frecuencia de crisis epilépticas, el tipo, la cantidad y la duración de la actividad paroxística. Con lo anterior, se espera obtener datos que contribuyan a determinar si la EMTr está relacionada con la disminución de la excitabilidad cortical y si es posible aplicarla con fines terapéuticos, ya que hasta el momento no se han realizado estudios controlados concluyentes en los que se utilicen bobinas en forma de 8 y evalúen las modificaciones de la excitabilidad cortical. I. ANTECEDENTES A. CONCEPTO DE EPILEPSIA El término se deriva del griego epilamvanein que significa “sorprender” y ha sido descrito a lo largo de la historia como una tendencia a experimentar crisis recurrentes de mayor o menor intensidad con características variables. Hipócrates en el siglo V AC escribió acerca de diferentes aspectos que caracterizan a la epilepsia, posteriormente en un texto de Babilonia del año 500 DC y en la Biblia también se describieron episodios en los que se presentan crisis epilépticas. Durante la edad media se le atribuyeron causas mágicas y religiosas, que en la etapa renacentista poco a poco fueron adquiriendo un sentido más fisiológico. En 1861, Hughlings Jackson postuló que las crisis epilépticas se originan a partir de un foco anormal que produce una descarga eléctrica excesiva en la sustancia gris del cerebro. Posteriormente, en 1881, William Gowers describió una variedad de síndromes epilépticos (Glaser, 1993). Actualmente, la Liga Internacional Contra la Epilepsia (ILAE) clasifica a las epilepsias en diferentes tipos de crisis y síndromes. Ambos, de manera general pueden ser clasificados en focales (parciales), generalizados e indeterminados en su inicio. B. CLASIFICACIÓN DE CRISIS EPILÉPTICAS El objetivo de agrupar a las diferentes crisis epilépticas es el de identificar claramente las manifestaciones clínicas que presenta cada una de ellas para diseñar el tratamiento más adecuado (Commission on Classification and Terminology of the International League Against Epilepsy, 1981). 1. Crisis parciales Se caracterizan por tener un foco de activación inicial en una zona limitada de un hemisferio cerebral, que posteriormente puede propagarse y abarcar los dos hemisferios. Se dividen en cuatro grupos: a. Simples. Se caracterizan porque el paciente no presenta alteración de la conciencia. Sin embargo, pueden presentar diversos síntomas que dependen de la zona donde se localice el foco; éstos pueden ser motores, autonómicos, posturales, sensoriales (visuales, olfatorios, auditivos, gustativos, propioceptivos, etc) y/o psíquicos como déja vu y jamais vu.b. Complejas. Implican alteración de la conciencia, pueden presentarse automatismos, que son movimientos relativamente coordinados que se presentan de manera involuntaria como caminar o quitarse la ropa, seguidos de amnesia del evento. En algunos casos, las crisis inician como parciales simples y evolucionan a complejas sin llegar a ser generalizada. c. Parciales que evolucionan a crisis tónico-clónica generalizadas. Pueden iniciar como simples o complejas y evolucionar a generalizadas. d. Crisis no clasificadas. Carecen de datos para su correcta determinación. En algunos pacientes con crisis parciales, la manifestación más temprana de la crisis va acompañada de síntomas como náuseas, percepción de olores o sensación de temor a este grupo de síntomas se le denomina auras y no están presentes en las crisis generalizadas primarias. 2. Crisis Generalizadas Presentan pérdida de conciencia, involucran a ambos hemisferios, las manifestaciones clínicas son bilaterales y se subdividen en: a. Crisis de ausencia. Se caracterizan por una interrupción súbita de la actividad previa y posiblemente acompañada de movimientos rotatorios oculares, alteración de la conciencia y su duración es de aproximadamente 10 segundos. b. Tónicas. En ellas se presentan contracciones musculares sostenidas, inhibición respiratoria y en ocasiones micción involuntaria. c. Clónicas. Implica movimientos repetitivos bilaterales usualmente simétricos. d. Tónico-clónicas. Inician con una contracción muscular sostenida de diversos grupos musculares, seguida de movimientos clónicos bilaterales. e. Mioclónicas. Son contracciones musculares bruscas y rápidas generalmente asincrónicas, ya sea generalizadas o de un grupo específico de músculos. f. Atónicas. En éstas, hay pérdida completa del tono muscular, seguida de una pronta recuperación del paciente, puede haber pérdida total o parcial de la conciencia. C. SÍNDROMES EPILÉPTICOS Los síndromes epilépticos pueden ser clasificados en focales, generalizados, indeterminados en su inicio y especiales. Los indeterminados pueden incluir crisis focales y generalizadas. Los síndromes especiales se relacionan a una situación como factores tóxicos, crisis febriles, malformaciones o errores congénitos del metabolismo. A diferencia de la clasificación de las crisis, los síndromes se dividen de acuerdo a su etiología en primarios y secundarios. En el primer grupo se encuentran los idiopáticos con inicio en la infancia y asociados a factores genéticos. En el segundo grupo están los síndromes secundarios o sintomáticos, en los que la etiología es conocida (ILAE, 1989). D. MECANISMOS BÁSICOS DE LA EPILEPSIA A pesar de la diversidad de síndromes epilépticos y de su etiología, existen alteraciones comunes entre ellos, como la hiperexcitabilidad neuronal en una o varias regiones del sistema nervioso central y la presencia de descargas de las redes neuronales con una sincronía anormal. Esto, puede ser generado por un desbalance entre los mecanismos excitatorios e inhibitorios (Browne y Holmes, 2000). De manera general, los receptores postsinápticos son la estructura básica para interpretar la comunicación interneuronal. Una vez que el neurotransmisor se une al receptor en la membrana postsináptica, se generan potenciales postsinápticos excitatorios (PPSE) o potenciales postsinápticos inhibitorios (PPSI) respectivamente. Ambos mecanismos mantienen un equilibrio que, en el caso de los pacientes con epilepsia está alterado. En las crisis parciales, el grupo de neuronas del foco epileptogénico (frecuentemente asociado al hipocampo y la amígdala) presenta de manera sincronizada, despolarizaciones repentinas de larga duración seguidas de una hiperpolarización. Este fenómeno es llamado desplazamiento despolarizante paroxístico (DDP) y genera desbalance entre los PPSE y los PPSI de los circuitos corticales involucrados (Westbrook, 2000). Existen tres mecanismos que subyacen al desarrollo de las crisis parciales y por consiguiente al desbalance entre la despolarización y la hiperpolarización. El primero es un incremento de la aferencia excitatoria en el hipocampo. El segundo es la pérdida de neuronas cuya función es activar a otras células inhibitorias; esta pérdida conduce a un incremento en la excitabilidad del hipocampo. El tercer mecanismo es la reorganización sináptica de células granulosas y excitatorias, ya que esto favorece el estado de hiperexcitabilidad (Engel, Dichter y Schwartzkroin, 1998). A nivel molecular, el potencial de acción depende de las concentraciones extra e intracelulares de iones que generan despolarización o hiperpolarización al abrirse los canales membranales. Cuando éstos son permeables a Cl-, incrementa la carga negativa intracelular y la neurona se hiperpolariza, cuando la carga positiva aumenta por la entrada de iones de Na+, se despolariza y dispara un potencial de acción. La apertura de canales iónicos depende de la presencia de neurotransmisores tales como: el GABA (ácido γ-amino butírico) y el glutamato. El GABA es inhibitorio y produce hiperpolarización en la neurona mediante la interacción con tres tipos de receptores. El primer tipo es el de los receptores ionotrópicos GABAA que activan la apertura de canales para Cl-, el segundo es un grupo de receptores metabotrópicos GABAB que se unen a una cascada de segundos mensajeros como los iones de Ca++ o de K+ y los receptores ionotrópicos GABAC, cuyo significado fisiológico se desconoce hasta el momento (Czapinski, Blaszczkk y Czuczwar, 2005). El glutamato es un neurotransmisor excitatorio que produce despolarización al permitir la entrada de Ca++, mediante la apertura de los receptores α-amino-3-hidroxi- metilisozaxil-4-propionato (AMPA) y N-metil-D-aspartato (NMDA). Por lo tanto, las crisis suelen iniciar por un DDP dependiente de glutamato y una disminución de la transmisión GABAérgica. La propagación de la actividad paroxística sucede en pocos segundos. El cese de la actividad anormal sucede cuando se activan los circuitos inhibitorios y se restablece el equilibrio entre excitación e inhibición. Las crisis generalizadas primarias involucran actividad hipersincrónica de circuitos de neuronas corticales piramidales y núcleos talámicos principalmente. La despolarización depende de receptores de AMPA y de canales de Ca++ de tipo T (transitorios). La repolarización se debe a inhibición del GABA y a conductancias de K+ dependientes de Ca++, que eliminan la inactivación de los canales tipo T (Westbrook, 2000). E. DIAGNÓSTICO Las crisis pueden deberse en algunos casos a otros padecimientos ajenos a los síndromes epilépticos, por esto es necesario determinar su causa, el tipo al que pertenecen y posteriormente establecer su tratamiento. El diagnóstico adecuado del tipo de crisis en cada paciente es importante para poder establecer el tratamiento y el pronóstico. A pesar de que los fármacos antiepilépticos tienen funciones comunes, su mecanismo es variable y puede no ser eficaz en todos los casos. Asimismo, no todos los pacientes pueden ser candidatos para otras modalidades de tratamiento si no han sido diagnosticados correctamente. Para realizar el diagnóstico de las epilepsias, es necesario contar con: historia clínica detallada, examen neurológico, electroencefalograma (EEG), estudios de imagen como la tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética (RM), tomografía por emisión de fotón único (SPECT) o la tomografía por emisión de positrones (PET). 1. Estudios de Imagen La TAC y la RM permiten identificar lesiones cerebrales que pudieran ser causantes de un síndrome epiléptico o de otras enfermedades neurológicas y permiten determinar en qué casos es viable realizar una cirugía para su tratamiento. El grado de resolución de la TAC no es suficiente paramostrar lesiones en el área media del lóbulo temporal, por lo que la RM es más útil para la localización de focos epilépticos. Adicionalmente, la PET proporciona información sobre algunos cambios metabólicos y de alteraciones del flujo sanguíneo cerebral que están asociadas a algunas crisis como sucede en la epilepsia de lóbulo temporal (Moshé y Pedley, 1998; Del Valle-Robles y Alvarado-Calvillo, 1997). 2. Electroencefalograma (EEG) El EEG es una técnica de registro de la actividad eléctrica cerebral mediante la colocación de electrodos de superficie en el cuero cabelludo. A pesar de que la señal registrada es atenuada, permite efectuar el diagnóstico diferencial de la epilepsia y otros padecimientos además de confirmar la existencia de actividad paroxística (Goldensohn, 1998). El EEG registra la actividad sincronizada de grandes cantidades de células nerviosas de la corteza cerebral. La suma de dicha actividad es conocida como potencial de campo y se representa en forma de ondas en el EEG. La forma que tiene cada onda depende de la orientación y la distancia de la fuente eléctrica con respecto al electrodo. El EEG de un adulto sano presenta un rango de frecuencias y amplitud que se dividen en cuatro grupos que se describen en la Tabla 1: Actividad Frecuencia Amplitud Características Delta 1– 4 Hz 30- 100 μV Se presenta en recién nacidos y en adultos durante el sueño de ondas lentas. Theta 4-8 Hz 5- 30 μV Presente en la infancia y durante el sueño en zonas frontomediales en adultos. Alfa 8-13 Hz 10-50 μV Presente durante estados de vigilia con ojos cerrados en zona occipital, temporal posterior y parietal. Beta 13-40 Hz 2-10 μV Predominancia en regiones frontocentrales. Tabla 1. Características, rangos de frecuencia y amplitud de cada una de las frecuencias cerebrales (tomado de Niedermeyer, 1993). El registro del EEG en un paciente con epilepsia presenta diferencias con respecto a los sujetos sanos. El inicio de una crisis se caracteriza por un incremento en la sincronización neuronal, por lo que las corrientes se suman y se observan como variaciones bruscas en la frecuencia. Esta alteración se observa como actividad paroxística epileptiforme y puede adoptar diversas formas, en función de su amplitud y morfología. Al tiempo que dura esta actividad se le denomina periodo ictal, el periodo posterior a la crisis es postictal y la actividad registrada entre una crisis y otra es el periodo interictal, que en ocasiones va acompañado de actividad paroxístia epileptiforme, aunque sin presencia de crisis. Existen varios patrones de actividad epileptiforme que están presentes durante el periodo ictal o interictal, que a continuación se describirán: a. Punta. Es una actividad transitoria con una duración entre 20 y 70 mseg, de amplitud variada y presenta forma de pico que la distingue de la actividad de base. En los montajes monopolares, su principal componente es negativo. Se ha postulado que son generadas por descargas neuronales hipersincrónicas que alternan entre la excitación y la inhibición. Las puntas representan el elemento básico de la actividad paroxística de tipo epileptiforme en el EEG. b. Onda aguda. Se distingue de la actividad de base porque su duración es de 70-200 mseg. y su principal componente es negativo. Su fase ascendente puede ser similar a la de las puntas, pero su fase descendente es más prolongada y puede adoptar una morfología trifásica. Neurofisiológicamente la onda aguda es similar a la punta ya que ambas sugieren la presencia de epilepsia. c. Polipuntas. Este tipo de descarga representa un complejo de puntas. Los disparos de polipuntas son generados bilateralmente y de manera excepcional en focos bien definidos. d. Punta-onda lenta. Se caracteriza por la presencia de una punta seguida de una onda lenta de aproximadamente 100-250 mseg. Al igual que las polipuntas, se presenta con mayor frecuencia de manera bilateral (Niedermeyer, 1993). Existen diversos procedimientos mediante los cuales es posible inducir actividad epileptiforme e inclusive crisis durante el periodo interictal. Estos deben ser realizados en una etapa avanzada del registro para que se comparen con la actividad de base anterior y contribuyan al establecimiento del diagnóstico. Entre los mas empleados se encuentran la estimulación fótica intermitente a una frecuencia de 2-30 Hz, la hiperventilación con los ojos cerrados durante tres minutos, el registro EEG después de un periodo de privación de sueño y durante el mismo (Verrotti, Trotta, Sallandini, Di Corcia y Chiarelli, 2004; Drury, 1993) . El patrón característico del EEG en epilepsias parciales presenta puntas, ondas agudas y ondas lentas principalmente en zonas temporales. Durante las crisis generalizadas primarias se presentan complejos polipunta, punta-onda lenta, onda aguda-onda lenta y ondas lentas en ambos hemisferios cerebrales desde su inicio (Engel y Pedley, 1998). 3. Análisis de Fuentes de Corriente Debido a que el EEG sólo permite determinar la actividad cerebral desde la superficie del cuero cabelludo, se han desarrollado técnicas como el Análisis de Fuentes de Corriente, para tratar de resolver el problema inverso y así conocer el origen de las corrientes responsables de la distribución del voltaje registrada en el cuero cabelludo. Para realizar este análisis, existen varios métodos, uno de ellos es VARETA (Variable Resolution Electromagnetic Tomography), que restringe las posibles fuentes de corriente únicamente a la sustancia gris, descarta la posibilidad de identificar fuentes en otros sitios tales como el cráneo, líquido cefalorraquídeo y sustancia blanca (Valdés-Sosa, 1996). Asimismo, proporciona una localización tridimensional del origen de la actividad eléctrica cerebral en pacientes con epilepsia, tumores cerebrales, trastornos de aprendizaje, etc. Esta precisión se debe a que utiliza un modelo cerebral aproximado al real, basado en la promediación de las medidas cerebrales de 211 personas y no en modelos esféricos como hacen otros programas de análisis de fuentes de corriente (Fernández-Bouzas et al., 1999; Santiago-Rodríguez et al., 2002). Este método podría ser útil para determinar el sitio de estimulación cuando se aplica EMTr en pacientes epilépticos. F. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO El tratamiento debe iniciarse con un fármaco antiepiléptico a manera de monoterapia, que sea eficaz para el tipo específico de crisis que padezca el paciente. Sin embargo, en algunas ocasiones, las crisis son refractarias a la administración del primer fármaco y es necesario recurrir a dos o tres medicamentos, por lo que se sugiere la terapia combinada en estos casos (Spencer y Nguyen, 2003). Los fármacos antiepilépticos son aquellos que detienen o disminuyen las crisis y se basan en tres mecanismos de acción: la inhibición de la excitación, la activación de la inhibición y la modificación de la excitabilidad neuronal mediante la alteración de los canales iónicos dependientes de voltaje que regulan la ritmicidad celular. Existen tres receptores a neurotransmisores o canales iónicos en los que actúan los fármacos antiepilépticos, los canales de receptores a GABAA, los canales de sodio dependientes de voltaje y los canales de calcio de bajo umbral dependientes de voltaje (Macdonald, 1998) . Los primeros medicamentos antiepilépticos que se emplearon fueron el fenobarbital en 1912 y la fenilhidantoina en 1938, posteriormente aparecieron otros como la carbamazepina, etosuximida, clonazepam y ácido valproico. En las décadas de 1980 y 1990 se desarrollaron nuevos medicamentos como la oxcarbazepina, felbamato, gabapentina, lamotrigina, topiramato y vigabatrina, que han contribuido en el aumento del control de la epilepsia (Porter,1998). A continuación se describirán las principales características de algunos de los medicamentos antiepilépticos más empleados: 1. Fenitoina (5,5-difenilhidantoina) y Carbamazepina (5H- dibenz(b,f)azepin-5-carboxamida) Bloquean los canales de sodio dependientes de voltaje. Una característica de estos medicamentos es que no disminuyen la amplitud o la duración de un potencial de acción, sino que reducen la habilidad de las neuronas para disparar trenes de potenciales de acción a alta frecuencia. A pesar de que son fármacos generalmente bien tolerados, la carbamazepina puede provocar reacciones adversas como síntomas gastrointestinales y nistagmus, por otra parte, la difenilhidantoina produce engrosamiento de labios, acné e hiperplasia gingival. Ambas pueden provocar disminución de los niveles séricos de hormonas sexuales como la testosterona y el estradiol. La difenilhidantoína administrada por vía intravenosa es eficaz en el tratamiento del estatus epilepticus, crisis generalizadas y parciales. La carbamazepina se administra principalmente en epilepsia parcial y secundariamente generalizada con crisis tónico-clónicas (Isojarvi, Tauboll y Herzog, 2005; Mattson, 1998). 2. Oxcarbazepina (10,11-dihidro-10-oxo-carbamazepina) Es un derivado de las dibenzazepinas y tanto su estructura como su mecanismo son similares a los de la carbamazepina, ya que se desarrolló a partir la manipulación de la fórmula química de ésta. Reduce el disparo repetitivo de alta frecuencia de los potenciales de acción generados por canales de sodio dependientes de voltaje. Sus efectos colaterales son reducidos en comparación a la carbamazepina, los más frecuentes son mareo, dolor de cabeza y en algunos casos hiponatremia. Es eficaz para tratar crisis parciales y tónico-clónicas (Gram, 1998). 3. Lamotrigina 3,5,-diamino-6-(2,3-dicloro-fenil)-1,2,4-triazina Inhibe la apertura de canales de sodio dependientes de voltaje mediante una interacción específica con ellos. Estos canales al abrirse, inducen la liberación de glutamato y aspartato, por lo que de manera indirecta, la lamotrigina disminuye la liberación del glutamato y aspartato. Actúa de manera similar a la difenilhidantoina y carbamazepina. No se han encontrado efectos colaterales más que cefalea y somnolencia, no existen contraindicaciones para su empleo y se administra principalmente en epilepsia generalizada, aunque resulta eficaz para todos los tipos de epilepsia (Baxter, 1992). 4. Etosuximida (2-etil-2-metilsuxinamida) y Trimetadiona Se administran principalmente para tratar crisis de ausencia infantiles y resultan poco efectivas para las crisis parciales. Actúan mediante el bloqueo de los canales de calcio tipo T, relacionados con una elevada excitabilidad tálamo-cortical, por lo que generan una disminución de la hiperexcitabilidad en esta zona. Aparentemente, ningún neurotransmisor subyace a la actividad de estos dos fármacos. La etosuximida provoca diversos efectos colaterales como náuseas, irritación en la piel, diarrea, vómito, mareo, fatiga, alteraciones del sueño, depresión e incluso episodios psicóticos (Isojarvi et al., 2005). 5. Benzodiazepinas Activan la inhibición GABAérgica. Interactúan con los receptores GABAA e incrementan la posibilidad de apertura de los canales de cloro. Las benzodiazepinas más empleadas son el diazepam y clonazepam, que pueden provocar depresión cardiovascular y respiratoria, además si se administran durante varios años pueden ser causantes de ataxia, disartria, mareo, disminución de funciones cognitivas e hipotonía. Se ha observado en algunos casos que el uso del diazepam durante el primer trimestre del embarazo genera malformaciones musculares y disminución en el perímetro del corazón del feto. Se emplean para controlar el estatus epilepticus (Sankar y Holmes, 2004; Ko, De Giorgio y Sato, 1998). 6. Ácido Valproico (2-ácido propilpentanoico) Es un medicamento con un amplio espectro de actividad antiepiléptica. Su mecanismo de acción exacto es desconocido, incrementa los niveles de GABA posiblemente mediante la inhibición de la GABA transaminasa o la disminución en la transmisión del glutamato, generada por la activación de la descarboxilación del ácido glutámico (por la glutamato descarboxilasa). Se emplea tanto para epilepsias parciales como generalizadas, es especialmente efectivo para controlar crisis de ausencia y epilepsia mioclónica juvenil. Como reacciones adversas puede generar pérdida de cabello, ganancia de peso, alteraciones endócrinas reproductivas y temblor. Si se administra durante el embarazo puede alterar la formación del tubo neural del embrión (Rowan, 1998). 7. Gabapentina (Acido ciclohexanoacético) Es un derivado del GABA, capaz de atravesar la barrera hematoencefálica. Incrementa la liberación del GABA mediante un mecanismo intracelular y no por medio de interacciones con canales unidos a ligando o dependientes de voltaje. Se emplea tanto para crisis parciales como generalizadas de tipo tónico-clónico. Las reacciones adversas que puede generar son mareo y somnolencia, que generalmente aparecen sólo al inicio del tratamiento. 8. Vigabatrina (γ-vinil GABA; VGB, 4-amino-hex-5-ácido enoico) Es un derivado sintético del GABA. Se desarrolló con el fin de inhibir a la GABA- transaminasa, una enzima que degrada al GABA a nivel pre-sináptico. Al inhibirla, incrementan los niveles de GABA en el cerebro y por consiguiente, también se activa la transmisión GABAérgica. Resulta efectiva para el tratamiento de crisis parciales, sean o no, secundariamente generalizadas. Sus efectos secundarios son fatiga, depresión, mareo y somnolencia (Ben- Menachen y French, 1998). G. OTRAS MODALIDADES DE INTERVENCIÓN A pesar de que el tratamiento farmacológico es el más empleado para controlar las crisis epilépticas, alrededor del 5 y 10% de los pacientes no pueden ser controlados mediante éste (Hauser, 1993). Tales casos se consideran refractarios, ya que la administración de uno o varios fármacos antiepilépticos resulta poco eficaz. Por ello, se han desarrollado otras formas de intervención que contribuyen a disminuir la frecuencia de crisis y otras manifestaciones clínicas, cuando éstas son refractarias a los fármacos antiepilépticos. Algunas de ellas pueden sustituir al tratamiento farmacológico en algunos casos y otras se utilizan como tratamiento adjunto. 1. Estimulación del Nervio Vago (ENV) Esta técnica se emplea como terapia adjunta en algunos casos de epilepsia refractaria a tratamiento farmacológico. Se ha observado que contribuye a disminuir la frecuencia y duración de las crisis tanto en modelos experimentales con animales como en humanos (Fernández-Guardiola, Martínez, Valdéz-Cruz, Magdaleno-Madrigal y Fernández-Mas, 1999). La ENV implica la colocación de un dispositivo electrónico alrededor del nervio vago izquierdo y su mecanismo aún no es conocido completamente. El nervio vago tiene conexiones con el núcleo del tracto solitario, que se proyecta hacia áreas relacionadas tanto con la localización del foco epileptogénico como con la propagación de la actividad eléctrica anormal, tales como el hipotálamo, el tálamo y la amígdala (De Giorgio, Schachter y Handforth, 2000). Se ha postulado que la ENV desincroniza la actividad eléctrica cerebral hipersincrónica que caracteriza las crisis en modelos experimentales de epilepsia en animales. Sin embargo, en humanos existen hallazgos contradictorios con relación al EEG, los primeros estudios no revelaron cambios en éste y los más recientes reportan disminución de la actividad epileptiforme algunos meses después de haber colocado el dispositivo (Salinsky y Burchiel, 1993; Koo, 2001; Santiago-Rodríguez et al., 2006). 2. Estimulación eléctrica cerebral Involucra la estimulación directa de estructuras profundas como el hipocampo, tálamoy el núcleo caudado. Implica la colocación de electrodos que pueden ser removidos de la corteza cerebral, por lo que tiene la ventaja de ser reversible. El núcleo caudado está relacionado con la propagación de crisis a nivel subcortical, además de tener contacto con el tálamo, que influye en la actividad eléctrica cortical. Se ha reportado que si se estimula a frecuencias entre 4 y 6 Hz, contribuye a interrumpir el estatus epilepticus y genera cambios en el EEG (Spencer y Nguyen, 2003). La estimulación del núcleo centromedial del tálamo ha resultado efectiva para disminuir las crisis focales motoras, las generalizadas tónico clónicas y las ausencias (Velasco et al., 2001). 3. Liberación focal de fármacos Esta técnica implica la liberación de un fármaco antiepiléptico directamente en zonas involucradas con la generación o propagación de las crisis. Para ello, se realiza una cirugía, mediante la cual se coloca un dispositivo que provee dosis específicas del fármaco que se distribuyen a lo largo de los circuitos involucrados, sin llegar a todo el cerebro. En la mayoría de los estudios se ha investigado el efecto de la administración focal de agonistas GABAérgicos como el diazepam o de bloqueadores de los canales de sodio como la lidocaína, sobre la actividad eléctrica cerebral interictal y se ha observado que disminuye. También existen hallazgos que sugieren que la duración de las crisis y la propagación es menor si se aplica diazepam en el foco epileptógeno, aunque no las detiene (Nilsen y Cock, 2004). 4. Tratamiento quirúrgico Existen diversos procedimientos quirúrgicos para tratar la epilepsia, entre ellos se encuentran la callosotomía y la corticotomía. Su realización depende del tipo de crisis, la localización del foco epileptógeno y del estado cognitivo y neurológico del paciente. La epilepsia del lóbulo temporal asociada a esclerosis hipocampal es el síndrome más común que puede ser tratado con cirugía cuando las crisis son refractarias a medicamentos. Algunos tipos de epilepsia parcial asociados con lesiones neocorticales como tumores o malformaciones vasculares también pueden controlarse con procedimientos quirúrgicos (Palmini et al., 1994). H. EMT 1. Historia En 1831, Michel Faraday descubrió cómo un campo magnético puede inducir una corriente eléctrica en un objeto conductor. Basado en los estudios de Faraday, Barker et al. (1985) comenzaron a investigar la estimulación magnética con el propósito de aplicarla al campo clínico y en 1985 presentaron un estudio en el cual se llevó a cabo la primera estimulación magnética de la corteza motora humana. A partir de ése momento, el interés en la EMT creció y se han realizado diversas investigaciones sobre ella. 2. Tipos de EMT La activación neuronal inducida por EMT depende del tamaño, forma, orientación e intensidad del estímulo producido por el estimulador magnético. Actualmente, existen 3 modalidades de EMT que a continuación se describirán: a. Pulso Único. Es la más antigua de las formas de EMT, por medio de ésta, se obtienen el UM, el PEM, el PSC y se pueden determinar cambios en la excitabilidad cortical del sitio de estimulación o de otros sitios más distantes. b. Pulsos Pareados. Implica la aplicación de 2 estímulos (llamados condicionante y de prueba) a la misma intensidad, o bien, el primero a una intensidad subumbral y el segundo supraumbral. Ambos pulsos van separados por un intervalo variable en milisegundos. Este tipo de EMT, evalúa el efecto del primer pulso sobre la amplitud del potencial evocado motor del segundo. Se emplea para estudiar conexiones corticales y mecanismos inhibitorios de la corteza cerebral. c. EMT repetitiva (EMTr). Utilizada para estudiar los efectos que perduran por minutos u horas después de su aplicación (Rothwell, 2003). Se ha observado que si se aplica la EMTr a baja frecuencia (1 Hz) tiende a disminuir la excitabilidad cortical, mientras que a alta frecuencia (5 ó más Hz) la incrementa (Chen et al., 1997). Existe una variante de la EMTr que ha sido desarrollada recientemente en sujetos normales. Se le ha nombrado estimulación Theta-burst (TBS) e implica un cambio muy rápido de la corteza motora humana mediante la aplicación de pequeños trenes de baja intensidad (80% del umbral motor) a frecuencias mezcladas (5 y 50 Hz). Puede provocar alteraciones en la fisiología de un grupo específico de neuronas de manera rápida, controlable, segura y consistente. Se ha observado que si se aplica de manera constante durante 40 seg, puede provocar disminución inmediata en la amplitud del potencial evocado motor y ésta se prolonga hasta por periodos de una hora (Huang, Edwards, Rounis, Bathia y Rothwell, 2005). 3. Formas de bobinas Un factor que influye para determinar la amplitud y distribución de la estimulación es la forma de la bobina que se utilice. Principalmente se emplean dos formas: la circular y la de figura de 8. La circular fue la primera en utilizarse, tiene un diámetro de 70 a 100 mm, se puede colocar fácilmente sobre diversas partes del cuerpo, paralelamente a la piel (figura 1). El sitio de estimulación que abarca corresponde al área de la bobina, excepto en el centro, su campo de acción es amplio y por lo tanto poco selectivo. La bobina en forma de 8 fue introducida en 1988, está constituida por dos bobinas colocadas una junto a la otra, conectadas de tal manera que la corriente de una pasa en dirección contraria a la otra. Al igual que la circular, se coloca en la superficie de la piel del sitio a estimular, sin embargo, tiene una ventaja sobre ésta, ya que su principal área del campo de estimulación es menor. Dicho campo magnético se genera justo en la línea media que se forma en el punto de unión de las dos bobinas, por lo que incrementa la selectividad del sitio de estimulación a un área de aproximadamente 2-3 cm 2 (Barker, 2002). Recientemente se ha utilizado un tercer tipo de bobina en forma de H, que permite la estimulación de regiones más profundas del cerebro. A diferencia de las bobinas convencionales, dicha bobina puede estimular a una distancia de 5.5 cm del cráneo sin la necesidad de incrementar demasiado la intensidad del equipo. Sin embargo, hasta ahora se ha empleado principalmente en animales y sólo existe un estudio exploratorio con humanos que sugiere su posible utilidad terapéutica (Zangen, Roth, Voller y Hallet, 2005). Figura 1. Tipos de bobinas circular y en forma de ocho, así como el campo magnético que crea cada uno. 4. Mecanismos de la EMT Los mecanismos responsables de los efectos posteriores a la aplicación de la EMT no se conocen en su totalidad (Muller, Toschi, Kreese, Post y Keck, 2000). La bobina se coloca de manera tangencial con respecto al cráneo para que pueda inducir un campo magnético. Este campo, se desvanece rápidamente con la distancia, por lo que las estructuras subcorticales no pueden ser estimuladas directamente. Una vez que el campo magnético atraviesa el cráneo y llega a la corteza, se distribuye paralelamente con respecto a la bobina (figura 2). Figura 2. Representación de la forma en que atraviesa el cráneo el campo magnético para inducir una corriente eléctrica en el cerebro. Las respuestas que induce el campo magnético, se han estudiado principalmente en la corteza motora primaria y son de dos tipos: una directa, sobre elementos neuronales como axones, dendritas y somas, así como una indirecta de elementos presinápticos, ya sea excitatorios o inhibitorios (Lemon, 2002). La respuesta directa involucra principalmente a los conos axónicos de neuronas piramidales de las capas III y V, que están orientadosperpendicularmente a la corteza cerebral. El resultado de la estimulación de pulso único, es una despolarización y un potencial de acción postsináptico excitatorio, o bien, una hiperpolarización generada por la sinapsis entre una colateral del axón e interneuronas inhibitorias que retroalimentan a la misma neurona piramidal. La razón por la que el cono axónico es la principal estructura de la neurona en la que se genera una despolarización, es que contiene una alta concentración de canales de sodio. Por otra parte, la respuesta indirecta, implica la activación de interneuronas que hacen sinapsis con las neuronas piramidales, su latencia de respuesta es más variable y aproximadamente 1-2 ms mayor que la de la directa (Stuart, Sciller y Sakmann, 1997). Existen varios tipos de respuestas indirectas, clasificadas de acuerdo a su latencia de aparición, denominadas I1, I2, I3, etc. La EMTr de baja frecuencia tiene un mecanismo de acción similar al de la estimulación eléctrica cerebral directa. Se ha postulado que induce una disminución de la eficacia sináptica en determinados circuitos, fenómeno que se conoce como depresión a largo plazo (LTD). El tiempo de estimulación de EMTr que se requiere para inducir la LTD, o bien, un mecanismo similar al de la LTD, es igual al de la estimulación eléctrica, aproximadamente de 15 min. Se ha observado que, si se aplica la estimulación a una frecuencia de 0.9 o 1 Hz, en forma espaciada y repetida durante varios días, la respuesta de LTD generada en la corteza cerebral es más estable. Tal efecto es evaluado mediante la obtención de la amplitud de los potenciales evocados motores, en los que se ha encontrado una disminución (Chen et al., 1997; Maeda, Keenan, Tormos, Topka y Pascual-Leone, 2000; Froc, Chapman, Trepel y Racine, 2000; Pascual-Leone, Walsh V, Rothwell J, 2000). En estudios de resonancia magnética funcional realizados con pacientes con estrés postraumático y depresión, los resultados sugieren que cuando se aplica la EMTr a 1 Hz la activación cortical disminuye no de manera inmediata, sino horas o días después de haber aplicado la estimulación (McCann, Kimbrell, Morgan, Geraci, Benson y Wassermann,1998; Speer et al., 2000). Recientemente, se ha postulado que la estimulación tipo TBS puede disminuir la amplitud del potencial evocado motor en sujetos normales, si se aplica de manera constante durante 40 segundos. Se ha sugerido que dicha disminución podría ser generada mediante un mecanismo de LTD de conexiones sinápticas excitatorias y se ha observado que perdura una hora después de la estimulación (Huang et al., 2005). 5. Análisis de la Excitabilidad Cortical con EMT Es posible evaluar la excitabilidad cortical mediante la determinación de varias respuestas anteriormente mencionadas y que a continuación se describirán: a. UM. Es la cantidad mínima de estimulación requerida para generar un potencial motor en el músculo blanco a una amplitud de 50 a 100 μv y puede ser evaluado en reposo o con una facilitación leve muscular. Es común obtener el UM de los músculos de la mano, ya que requieren de menor intensidad de estimulación en comparación con otros. La variabilidad intra-sujeto es mínima, por lo que facilita los estudios longitudinales (Wassermann, McShane, Hallet y Cohen, 1992). El UM refleja la excitabilidad tanto de un grupo de interneuronas excitatorias intracorticales como de motoneuronas espinales y depende del balance de la actividad de los canales de sodio y calcio (Ziemann et al., 1998). Algunos fármacos antiepilépticos tales como la carbamazepina y la fenilhidantoína incrementan el UM de los pacientes (Ziemann, Lonneker, Steinhoff y Paulus, 1996). b. PEM. Es la distancia pico a pico de la respuesta del umbral motor (figura 3). La curva estímulo-respuesta (también llamada de reclutamiento) se refiere al incremento en la amplitud del potencial motor evocado en función de la intensidad de la EMT. Refleja la respuesta del UM a diferente intensidad de estimulación hasta llegar a un punto máximo mediante una curva sigmoidal (Tassinari et al., 2003). Se ha observado que la amplitud del PEM es normal en pacientes medicados con epilepsia del lóbulo temporal, a diferencia de aquellos con epilepsia idiopática generalizada, en quienes es menor la respuesta emitida (Cantello, Gianelli, Civardi, y Mutani, 1997). c. PSC. Es una medida de inhibición en la que hay una pérdida transitoria de la actividad electromiográfica de un músculo previamente contraído, después de haber aplicado EMT de pulso único (Figura 3). Su origen ha sido atribuido a diversos mecanismos en un inicio corticales, seguidos de activación de células de Renshaw a nivel medular, que culminan con la inhibición muscular transitoria. A pesar de que esta medida involucra distintos mecanismos, se le ha denominado periodo de silencio cortical, ya que es el componente de su fase inicial. A diferencia del PEM, el PSC puede producirse si se estimula a una intensidad subumbral y su duración se incrementa con la intensidad del estímulo. Se ha propuesto que refleja la integración de mecanismos inhibitorios mediados por GABAB a nivel cortical, aunque aún no ha sido totalmente comprendido dicho mecanismo (Tassinari et al., 2003; Reid, Keith y Cros, 2002). Hasta ahora, existe controversia en relación a su medición. Se han establecido varios criterios para su obtención y el más aceptado es el que considera su inicio al terminar el PEM y su fin al reiniciarse la actividad muscular registrada en el electromiograma. En un estudio se evaluaron 8 pacientes con epilepsia parcial y se observó incremento del PSC durante el periodo interictal, esto sugiere la activación de mecanismos inhibitorios entre una crisis y otra (Cincotta, 1997). µV Figura 3. Representación de la señal de un pulso único de EMT (flecha), el PEM, el PSC y la recuperación de la actividad muscular después éste (línea punteada) al estimular al 110% del UM en reposo. Tomado de Fecteau et al., (2006). 6. Aspectos de seguridad de la EMT Se ha observado que la EMT de pulso único resulta ser una técnica segura en sujetos normales y en pocas ocasiones se ha reportado inducción de convulsiones en pacientes con alteraciones neurológicas (Bridgers, 1991). Se ha encontrado que la EMTr puede inducir crisis epilépticas aisladas que no ocasionan efectos secundarios. Sin embargo, existen hallazgos en pacientes con epilepsia parcial o generalizada en los que no se registró ninguna crisis durante la aplicación de la EMTr (Tassinari, Cincotta, Zaccara y Michelucci, 1990; Steinhoff, Zivcec, Schreiner, von Maffei y Paulus, 1993). 7. Tratamiento de la Epilepsia con EMTr Hasta el momento no se han realizado suficientes estudios controlados en los que se utilice la EMTr en casos de pacientes con epilepsia. En uno de los primeros estudios se aplicó EMTr a una frecuencia de 0.33 Hz durante 5 días consecutivos en 9 pacientes con epilepsia focal refractaria. Se realizaron evaluaciones antes y después de la intervención. Se utilizó un estimulador circular de 9 cm de diámetro, se colocó en el vertex y se aplicaron dos trenes de 500 pulsos en cada sesión. La frecuencia de crisis disminuyó un 36.8% cuatro semanas después de haber realizado la intervención y regresaron al promedio inicial 6 semanas después, por lo que se concluyó que la EMTr puede ser un tratamiento coadyuvante a los fármacos antiepilépticos (Tergau, Nauman, Paulus y Steinhoff, 1999). Menkes y Gruenthal (2000), aplicaron 100 pulsos a una frecuencia de 0.5 Hz dos veces por semana durante 4 semanas consecutivas en un paciente con crisis parciales refractarias. Se empleó un estimulador circular con una bobina de 9 cm de diámetro y se realizó un EEG 30 minutos antes de iniciarla primera sesión de EMTr. Se hizo una comparación entre el promedio de crisis y los eventos epileptiformes en el EEG antes de la intervención y durante las cuatro semanas de la EMTr. Encontraron una disminución de las crisis del 70% después de la intervención y del 77% en los eventos epileptiformes. Theodore et al., (2002) llevaron a cabo un ensayo clínico controlado en 24 pacientes con epilepsia focal a quienes se estimuló a 1 Hz dos veces al día durante una semana. Se realizó una evaluación 8 semanas antes de iniciar la intervención y otra una semana después de haber concluido. No encontraron diferencias significativas entre los grupos experimental y control, por lo que concluyeron que no hubo efecto de la EMT sobre la frecuencia de crisis epilépticas, pero reconoció que tal vez se debió al tamaño reducido de su muestra. Cincotta et al., (2003) investigaron los efectos de una sesión de 30 minutos de EMTr a 0.3 Hz sobre los mecanismos excitatorios e inhibitorios a nivel de la corteza motora primaria en 9 sujetos sanos. La estimulación se realizó con una bobina circular de 14 cm de diámetro externo y a una intensidad del 115% del umbral motor. Evaluaron el UM, la curva estímulo respuesta y el PSC, inmediatamente después de estimular y 90 minutos más tarde. Observaron aumento en el periodo de silencio cortical, sin embargo, no se presentaron cambios en las demás variables. Concluyeron que si se aplica a bajas frecuencias, la EMTr puede tener efectos inhibitorios a largo plazo y podría ser utilizada con fines terapéuticos en pacientes con epilepsia. Fregni, Thome-Souza, Bermpohl, Marcolin, Herzog y Pascual-Leone (2005) analizaron los efectos de una sesión de EMTr (0.5 Hz) de 20 min. sobre la actividad epileptiforme del EEG y la frecuencia de crisis, en 8 pacientes con epilepsia y malformaciones corticales. Estimularon con una bobina en forma de ocho en el foco epileptogénico y realizó un EEG de línea base, otro inmediatamente después de la estimulación y dos más de seguimiento a 15 y 30 días después. Encontraron disminución en la frecuencia de crisis en 7 de los 8 pacientes en un 57.3% a los 15 días y del 51.2% a los 30. Asimismo, la frecuencia de descargas epileptiformes disminuyó en un 46.4% y 42.1% respectivamente. Estos hallazgos sugieren que una sesión de EMTr puede tener efectos inhibitorios sobre la actividad eléctrica cerebral registrada en el EEG en pacientes con epilepsia parcial y malformaciones corticales. II. JUSTIFICACIÓN Debido a que cerca de un 10% de los pacientes con epilepsia son refractarios al tratamiento farmacológico, es necesario el desarrollo de nuevas técnicas de intervención que contribuyan a mejorar su control. La EMT al ser una técnica no-invasiva, evita causar efectos colaterales y su potencial terapéutico representa una alternativa para elevar la calidad de vida de los pacientes con epilepsia parcial. IIIIII.. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN 1.¿Genera la EMTr disminución en la excitabilidad cortical evaluada mediante EMT de pulso único en pacientes con epilepsia parcial? 2.¿Existe disminución en la frecuencia y duración de la actividad paroxística registrada en el EEG? 3.¿Existe disminución en la frecuencia de crisis epilépticas por semana después de haber aplicado EMTr en pacientes diagnosticados con epilepsia parcial? IV. HIPÓTESIS 1. La EMTr de baja frecuencia genera disminución en la excitabilidad cortical evaluada mediante el UM, la amplitud del PEM, la curva estímulo- respuesta y el periodo de silencio cortical. 2. La EMTr de baja frecuencia disminuye la frecuencia y duración de eventos paroxísticos registrados en el EEG. 3. La EMTr de baja frecuencia disminuye la frecuencia de crisis en pacientes con epilepsia parcial. V. OBJETIVO Analizar los cambios en la excitabilidad cortical, el número y duración de eventos paroxísticos y la frecuencia de crisis epilépticas en pacientes con epilepsia parcial, generados por la EMTr de baja frecuencia. VI. MATERIAL Y MÉTODOS A. TIPO DE ESTUDIO Estudio prospectivo, longitudinal, de un grupo modalidad pretest- postest (A-B-A). Para la realización del estudio se seleccionó un grupo experimental que recibió EMTr durante dos semanas. Se realizaron tres evaluaciones, una previa a la intervención (pretest) y dos posteriores a ésta (postest) para posteriormente comparar resultados. En cada una de las evaluaciones se obtuvo el registro electroencefalográfico, se establecieron los valores de los parámetros de la EMT y se llevó un registro de la frecuencia de crisis. Además, en la primera evaluación se realizó un análisis de fuentes de corriente de la actividad paroxística registrada en el EEG con el fin de determinar el foco epileptogénico de cada paciente. B. SUJETOS Ingresaron al estudio 12 pacientes con epilepsia parcial con tratamiento farmacológico a quienes se les aplicó EMTr durante dos semanas (seis sesiones por cada una) de 30 minutos a una intensidad del 110 % de su umbral motor del músculo abductor del pulgar. C. CRITERIOS DE INCLUSION 1. Ser diagnosticados con epilepsia parcial. 2. Ser mayores de 12 años de edad. 3. Tratamiento farmacológico estable antes y durante la realización del estudio. 4. Presentar por lo menos una crisis epiléptica cada quince días. D. CRITERIOS DE EXCLUSIÓN 1. Tener algún otro padecimiento neurológico o psiquiátrico. 2. Tener marcapasos o prótesis metálicas. 3. Tener una resonancia magnética con lesiones cerebrales no relacionadas a epilepsia. E. CRITERIOS DE ELIMINACIÓN 1. Desarrollar otros trastornos psiquiátricos o neurológicos durante la realización del estudio 2. El embarazo durante le realización del estudio 3. Abandonar el estudio o la no asistencia a todas las sesiones 4. Desarrollar alguna reacción adversa durante el estudio. F. DEFINICIÓN DE VARIABLES 1.0 VARIABLES INDEPENDIENTES 1. 1 La aplicación de EMT repetitiva a baja frecuencia 1.2 La intensidad de la EMTr 2.0 VARIABLES DEPENDIENTES 2.1 Frecuencia de crisis epilépticas por semana. 2.2 Número y duración de eventos paroxísticos 2.3 El grado de excitabilidad cortical G. DEFINICIÓN OPERACIONAL La frecuencia utilizada de la EMTr fue de 0.5 Hz durante 30 minutos por cada sesión, la intensidad del 110% del umbral motor del músculo abductor del pulgar para cada paciente. La excitabilidad cortical se evaluó por medio de la EMT y el EEG antes y después de la intervención. Los parámetros de EMT de pulso único que se emplearon fueron el establecimiento del umbral motor, la amplitud del potencial evocado motor, la curva estímulo-respuesta y el periodo de silencio cortical. El registro del EEG se realizó en las siguientes condiciones: ojos cerrados, ojos abiertos periodo de hiperventilación, recuperación y estimulación fótica. Se cuantificaron los eventos paroxísticos por minuto, así como la duración y el tipo de cada uno de ellos. Posteriormente, se realizó un análisis de fuentes de corriente de cada paciente en el primer EEG para determinar la zona que se estimulará posteriormente. La frecuencia del número de crisis por semana fue evaluada mediante una hoja de registro semanal (anexo 1) que contestó un familiar cercano al paciente. H. MATERIAL Un estimulador magnético Magstim Superrapid con una bobina en forma de 8, de 90 mm de diámetro y 1.8 Tesla. Un electroencefalógrafo Neuronic Medicid Multichannel de 128 canales Electro cap con 120 electrodos Electrodos de disco Gel conductor Pasta conductora Alcohol Gasas Marcador Cinta micropore Programa VARETA Programa Track Walker I. PROCEDIMIENTO El estudio estuvo constituido por tres etapas que a continuación se describirán: Etapa 1. La selección de pacientes se realizó por medio de una entrevistainicial (anexo 2) además de una valoración neurológica. A aquellos pacientes que cubrieron los criterios de inclusión se les explicó en qué consistía el estudio y los que aceptaron participar, firmaron la carta de consentimiento informado (anexo 3). Una vez seleccionada la muestra se estableció la línea base. Para ello, se realizó una evaluación electroencefalográfica a cada paciente con una duración de treinta minutos conformada por las siguientes condiciones: ojos cerrados, ojos abiertos, periodo de hiperventilación, periodo de recuperación de la hiperventilación y fotoestimulación. Durante todo el registro la intensidad de la luz de la cámara donde se realizó el estudio se mantuvo atenuada y se le pidió a cada paciente permanecer sentado, relajado y en silencio. Al finalizar la sesión de EEG, se le dio a cada paciente la hoja de registro de crisis, en la que anotó día a día, la frecuencia de éstas durante las últimas cuatro semanas. Se analizó la frecuencia, duración y tipo de actividad epileptiforme del EEG. También se realizó el análisis de fuentes de corriente mediante VARETA, para especificar posteriormente la zona en la que el paciente recibiría la EMTr en la fase de intervención. Durante la segunda sesión de línea base, se realizó la primera evaluación de la excitabilidad cortical con mediciones de EMT de pulso único (UM, PEM, curva estímulo-respuesta y PSC). Se le pidió al paciente permanecer sentado cómodamente en un sillón y se le colocaron tres electrodos en el músculo abductor del pulgar de la mano del lado contrario al foco epileptogénico determinado por el análisis de fuentes de corriente. Posteriormente se determinó la zona específica de estimulación correspondiente al músculo abductor del pulgar y se aplicó el pulso de EMT. Se utilizó un brazo sujetador del estimulador para evitar que el movimiento desviara el sitio de estimulación. El establecimiento del umbral motor, inició con una intensidad del 30% y fue incrementando de un 5% hasta el 100%. Se consideró el UM cuando la respuesta en el PEM fue igual o mayor a 50 μV. La amplitud del PEM y la curva E-R se obtuvieron con las respuestas a los diferentes porcentajes de intensidad. El PSC se midió estimulando a cuatro diferentes intensidades, que fueron el 10% subumbral de cada paciente, el porcentaje correspondiente al umbral motor, 10% supraumbral y al 100% de intensidad del equipo. Se consideró el inicio del PSC en el momento justo donde terminó el PEM y su final se midió cuando la actividad EMG se recuperó. Una vez obtenidos los parámetros de EMT, inició la siguiente fase del estudio. Etapa 2. Se llevó a cabo la aplicación individual de la EMTr con una frecuencia de 0.5 Hz. e intensidad variable dependiendo del UM de cada paciente (110%). La intervención tuvo una duración de 12 sesiones de 30 minutos a cubrir en un periodo de dos semanas (seis veces por semana). El total de pulsos emitidos por el estimulador en cada sesión fue de 900. Se colocó la bobina de manera fija sobre el sitio previamente marcado e identificado en el análisis de fuentes de corriente del EEG. Cuando había más de un foco en un paciente el sitio de estimulación correspondió al de mayor predominio. Se le pidió al paciente permanecer sentado y relajado durante todas las sesiones. Al finalizar el periodo de aplicación de la EMTr, se realizó otro EEG y se obtuvieron nuevamente el UM, la curva estímulo-respuesta y el PSC. Se cuantificó el registro de crisis de las dos semanas previas y se entregaron hojas de registro de crisis a cada paciente para las 8 semanas de seguimiento, evaluadas en la última fase del estudio. Etapa 3. A las 8 semanas después de haber concluido las sesiones de EMTr, se llevó a cabo el tercer EEG y la obtención del UM, la curva estímulo respuesta y el PSC mediante EMT de pulso único. Asimismo, se les pidió a los pacientes la hoja de registro de crisis. El procedimiento se llevó a cabo de la misma forma que en las dos evaluaciones previas. J. ANÁLISIS DE RESULTADOS Se creó la base de datos y se realizaron las pruebas de curtosis y sesgo (Excel 2003) para cada una de las variables estudiadas. Con esto, se determinó que la mayoría de los datos tuvieron una distribución cercana a la de una curva normal. Posteriormente se analizaron los resultados mediante la prueba de ANOVA de medidas repetidas con el programa STATISTICA (’99 Edition) para cada variable y una prueba post hoc de Least Significant Difference (LSD) en el caso de las diferencias que resultaron significativas. Asimismo, se obtuvieron las medias y errores estándar de cada variable (Excel 2003). Se compararon los resultados de las tres evaluaciones para saber si existían cambios en la excitabilidad cortical y en la frecuencia de crisis epilépticas debidos a la aplicación de la EMTr. VII. RESULTADOS Se evaluaron 29 pacientes, de los cuales 20 se diagnosticaron con epilepsia parcial, 2 con generalizada y 7 con otras patologías. De los pacientes con epilepsia parcial, uno se eliminó por no acudir a las sesiones de EMTr, otro por suspender la administración de su fármaco antiepiléptico y 6 no cumplieron con la frecuencia mínima de crisis requerida, o bien, no tuvieron actividad paroxística de tipo epileptiforme en el EEG. Ingresaron al estudio 12 pacientes referidos de hospitales públicos de Querétaro (7 hombres y 5 mujeres) con un rango de edad entre 14 y 54 años y una media de 29.3 + 15.8. Todos los pacientes presentaron crisis parciales complejas secundariamente generalizadas (PCSG) con focos en diferentes áreas y tratamiento farmacológico que incluía de uno a tres medicamentos. Todos concluyeron la fase de intervención con EMTr, sin embargo, uno de ellos (paciente 4) abandonó el estudio después de ésta y no fue posible realizar la evaluación de seguimiento. En la Tabla 2 se muestran algunos datos de los pacientes, el tipo de crisis y la administración de fármacos antiepilépticos de cada uno de ellos. Paciente Edad Sexo Tipo de crisis Tratamiento Farmacológico 1 44 M PCSG Clonazepam, oxcarbazepina 2 17 M PCSG Valproato de magnesio y fenilhidantoína 3 54 F PCSG Fenobarbital, topiramato y fenilhidantoína 4 14 M PCSG Carbamazepina y valproato de magnesio 5 43 F PCSG Valproato de magnesio y carbamazepina 6 25 M PCSG Valproato de magnesio, fenilhidantoína y levetiracepam 7 15 M PCSG carbamazepina 8 14 M PCSG Topiramato y fenilhidantoína 9 34 M PCSG Valproato de magnesio y fenilhidantoína 10 14 F PCSG Valproato de magnesio 11 54 F PCSG Clonazepam, topiramato, 12 24 F PCSG Fenobarbital Tabla 2. Datos sobre el tipo de crisis y tratamiento farmacológico de cada paciente A. FRECUENCIA Y DURACIÓN DE LAS CRISIS EPILÉPTICAS El promedio de la frecuencia de crisis epilépticas por semana fue de 2.25 durante las cuatro semanas previas a la EMTr. Todos los pacientes (n=12) presentaron crisis durante este periodo de línea base. En la etapa de intervención con EMTr, 6 pacientes no tuvieron crisis en la semana 5 y en la semana 6, 7 de ellos continuaron libres de crisis. En los pacientes que si presentaron crisis durante la EMTr la frecuencia de éstas disminuyó entre el 50 y el 66%. Se observó un promedio de 0.66 crisis por semana en esta etapa de intervención (semanas 5 y 6) que correspondió a un 70.5% de disminución. En las semanas posteriores a la EMTr (7 a 14), la frecuencia se mantuvo en porcentajes menores a la línea base. En ninguno de los pacientes se presentó incremento en la frecuencia de crisis al final del periodo de seguimiento. Durante las semanas 5 y 6 que correspondieron a las sesiones de EMTr, se pudo observar una disminución en la frecuencia de las crisis hasta alcanzar un promedio de 0.50 durante la semana 5, equivalente a un 77.78% de reducción. Durante la semana 6 el promedio de crisisfue de 0.83, que equivale a un 63.12% de reducción. En las semanas posteriores a la EMTr se conservó un promedio menor al inicial con una media total 1.14 crisis por semana y un 49.87% de reducción en comparación al periodo de línea base. El decremento mayor en el número de crisis del periodo de seguimiento correspondió a la semana 8 (75%), en la que 9 pacientes estuvieron libres de crisis, así como a la 7 con una disminución del 70% (Figura 4). Durante la semana 11 la frecuencia de crisis aumentó a 1.73 debido a que sólo 2 pacientes estuvieron libres de crisis, este valor fue menor al basal en un 23.2%. La disminución en el número de crisis por semana fue significativa entre la línea base y las semanas posteriores (F=2.825; p=0.0036). Al correr la prueba post hoc de LSD, las diferencias se observaron al comparar la línea base con la fase inmediata a la intervención (p= 0.0002 en la semana 5 y p=0.0031 en la 6) y las semanas de seguimiento 7, 8, 9, 13 y 14 (p=0.0009, p=0.0003, p=0.0052, p=0.0160 y p= 0.0269). Durante las semanas 10, 11 y 12 comparadas con la línea base no tuvieron diferencias significativas (p=0.1554, p=0.3074 y p=0.1049 respectivamente). No se encontró incremento significativo entre el periodo correspondiente a la EMTr y las semanas de seguimiento (p= 0.39). 1.73 1.45 0.91 2.25 0.55 0.50 2.50 1.09 0.00 0.50 1.00 1.50 2.00 2.50 3.00 3.50 Semana Fr ec ue nc i 0.83 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 a * * * * * * * Línea Base EMTr Seguimiento Figura 4. Promedio de la frecuencia de crisis por semana y su error estándar. Se observó decremento significativo (*) en el número de crisis en las fases de EMTr y seguimiento. La duración media aproximada de las crisis durante las cuatro semanas previas a la EMTr fue de 2.27 minutos. En las sesiones de EMTr y en las semanas de seguimiento, la duración disminuyó en comparación a la línea base. Los valores medios fueron de 2.05 y 1.60 min respectivamente. El porcentaje de duración disminuyó un 12.80% tanto durante la fase de EMTr como en las semanas de seguimiento (Figura 5). La duración menor correspondió a la semana 8, en la que disminuyó un 97% con respecto a la línea base y coincide con la reducción en la frecuencia de crisis, ya que solamente en 3 pacientes se presentaron. En la semana 13 se registró la mayor duración, inclusive 15% más prolongada que en la línea base. No fue posible realizar el ANOVA en esta variable ya que algunos pacientes no presentaron crisis en varias semanas. 2.34 2.23 1.02 2.63 1.99 2.27 1.73 0.16 1.125 2.05 1.63 0.00 1.00 2.00 3.00 4.00 5.00 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Semana D ur ac ió n en M in ut os Línea Base EMTr Seguimiento Figura 5. Media y error estándar de la duración de las crisis por semana Se observó el mayor decremento durante la semana 8 de seguimiento. B. LOCALIZACIÓN Y ANÁLISIS DE FUENTES DE CORRIENTE DE LA ACTIVIDAD PAROXÍSTICA EPILEPTIFORME Después de obtener el registro del primer EEG, se realizó el análisis de fuentes de corriente por medio de VARETA (Figuras 6 y 7). Con esto, fue posible determinar la localización tridimensional del origen de la actividad paroxística epileptiforme de cada paciente. Con respecto a la localización de la actividad registrada en el EEG, las fuentes se ubicaron en el mismo hemisferio en todos los casos excepto en la paciente 12. El 66% de los pacientes tuvo el foco epileptogénico en el hemisferio derecho y sólo el 33% de ellos del lado izquierdo. En tres casos (pacientes 4, 5 y 9) coincidió el área del foco epileptogénico del EEG y del VARETA (Tabla 3). Las regiones más frecuentes fueron la fronto-temporal, con 5 casos en el hemisferio derecho y 1 en el izquierdo y la región frontal, donde se encontró el foco epileptogénico de 2 pacientes del lado derecho y de otros 2 del izquierdo. Sólo en un caso (paciente 7) se registraron dos focos en el EEG, uno en cada hemisferio, sin embargo, se consideró el del lado derecho por ser el predominante. Una vez obtenidas las fuentes, se determinó el sitio de estimulación adecuado para cada paciente. Tabla 3. Sitio de origen de la actividad paroxística epileptiforme de cada pacientes en el EEG y en el VARETA. Paciente Localización del foco epileptogénico con VARETA Sitio de foco epileptogénico en el EEG 1 Fronto-temporal derecho Frontal derecho 2 Fronto-temporal derecho Frontocentral derecho 3 Frontal derecho Temporal anterior derecho 4 Frontal derecho Frontal derecho 5 Frontal izquierdo Frontal izquierdo 6 Fronto-temporal derecho Frontal derecho 7 Fronto-temporal derecho Frontal bilateral con predominio derecho 8 Fronto-temporal derecho Frontal derecho 9 Frontal izquierdo Frontal izquierdo 10 Fronto-temporal izquierdo Fronto-temporal izquierdo 11 Temporal derecha Fronto-temporal derecha 12 Temporal derecha Frontal izquierda Figuras 6 y 7. Localización del foco epileptogénico con VARETA en cortes axial, sagital y coronal en región temporal izquierda mediante el análisis de fuentes de corriente de la paciente 10. La zona de mayor activación está indicada en color amarillo, mientras que la de menor con azul. C. ACTIVIDAD PAROXÍSTICA EPILEPTIFORME EN EL EEG Se evaluaron dos variables en el EEG, la primera fue el número de eventos paroxísticos de tipo epileptiforme por minuto y la segunda la duración de cada uno de éstos. Se observaron puntas, ondas agudas y ondas lentas en regiones frontales y fronto-temporales en ambos lados durante las tres evaluaciones. En la evaluación inicial se registraron 11.94 eventos por minuto en promedio (Figura 8). En los registros post-test (al final de la fase de EMTr) y de seguimiento la frecuencia de dichos eventos disminuyó un 22% y 31.5% respectivamente, sin embargo, esta disminución no fue significativa (F= 1.7924, p=0.1900). 8.199.32 11.94 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 Pre-test Post-test Seguimiento Condición Fr ec ue nc ia Figura 8. Promedio de eventos paroxísticos epileptiformes durante las tres fases. No se observaron cambios significativos. La duración de los eventos paroxísticos epileptiformes no disminuyó inmediatamente después de haber aplicado la EMTr (Figura 9). Sólo se observó decremento del 19% en la sesión de seguimiento con respecto a las dos evaluaciones previas. Sin embargo, dicha disminución no fue significativa (F= 2.4236, p=0.1118). 0.41 0.510.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 Pre-test Post-test seguimiento Evaluación D ur ac ió n en s eg un do s Figura 9. Duración promedio de cada evento paroxístico epileptiforme en las tres evaluaciones. D. UMBRAL MOTOR Para obtener el UM se aplicaron pulsos únicos de EMT a diferentes porcentajes de intensidad del estimulador, desde el 30% hasta el 100% con registro del PEM en el músculo abductor del pulgar del lado contrario al foco epileptogénico. El umbral motor se localizó en la intensidad en la cual apareció una respuesta mayor a 0.05 mV. Los valores obtenidos fueron similares en las tres evaluaciones y a pesar de que se observó un ligero decremento en la evaluación postest y de seguimiento, no se encontraron diferencias significativas entre ninguno de ellos F= 0.4994, p=0.6135 (Figura 10). 69.17 67.92 67.27 0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00 pretest postest seguimiento Evaluación Po rc en ta je Figura 10. Media de la intensidad
Compartir