Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN CIENCIAS BIOLÓGICAS FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA DINÁMICA POBLACIONAL DE BACTERIAS FIJADORAS DE NITRÓGENO DE VIDA LIBRE EN SUELO DE DOS TERRAZAS ALUVIALES CON DIFERENTE NIVEL DE DETERIORO DEL SUELO EN EL VALLE DE ZAPOTITLÁN DE LAS SALINAS, PUEBLA T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO ACADÉMICO DE DOCTORA EN CIENCIAS P R E S E N T A TERESA GONZÁLEZ RUIZ DIRECTOR DE TESIS: DR. SALVADOR RODRÍGUEZ ZARAGOZA MÉXICO, D. F AGOSTO, 2008 Neevia docConverter 5.1 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Neevia docConverter 5.1 Agradecimientos • Al Posgrado en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México • Al CONACyT (Registro No. 172150), y a la DGEP de la UNAM por las becas recibidas durante el Doctorado. • A los miembros del Comité Tutoral o Dr. Salvador Rodríguez Zaragoza (director de tesis, FES Iztacala) o Dr. Héctor Godínez Álvarez (FES, Iztacala) o Dr. Ronald Ferrera Cerrato (Colegio de Postgraduados) Esta tesis fue financiada por los proyectos: • CONACYT-SEMARNAT 2002-C01-0790 • CONACYT-DAIC 200 clave 34897-V Neevia docConverter 5.1 Otros agradecimientos… • A los que siempre han estado y estarán. A Cristina y Lola. En estricto orden alfabético. Lo siento mucho, no pueden estar exactamente en el mismo lugar en este papel, pero sí en mi corazoncito… Gracias porque a pesar de que no están de acuerdo en muchas de mis decisiones de vida, y a que tampoco las han entendido, han hecho lo posible por respetarlas. Gracias porque sólo me basta llamarlas para saber que estarán conmigo para apoyarme, criticarme, darme de comer o brindarme posada. Gracias por todo. A mis padres, DOÑA CUCA Y DON DELFINO, así con mayúsculas, porque así son ellos, unos gigantes. • A los que he conocido es esta aventura que ha sido mi vida: Patricia, gracias porque a pesar de la distancia geográfica, nunca de cariño, nos unen muchas horas de regaños y conversaciones que si bien no han resuelto el mundo (al menos no el nuestro), nos han ayudado a hacerlo más llevadero. Te acuerdas todas las veces que me decías “como puedes trabajar con algo que ni se ve”, y te referías a las bacterias (claro, siempre las comparaste con tus tortugas). Pero ya ves, ahora me están dando una gran satisfacción. Gracias por todo, todo, todo lo que hemos vivido juntas. Araceli, gracias por mostrarme la realidad de combinar dos aspectos tan diferentes de la vida. Martha, gracias por hacerme participe de tu visión resistente, civil y pacífica de la vida, que aunque en algunas (¿muchas?) ocasiones no hemos estado de acuerdo, con el tiempo y el trato cotidiano, aprendimos a tolerarnos, aceptarnos y querernos tal como somos. p.d. en la tesis es indispensable el recuento de VOTO x VOTO. Elizabeth, acuérdate que “la claridad de la duda puede sacarte de la oscuridad”. Sigo sin saber que significa, pero el ponerlo aquí es mi manera de decirte “gracias” por todo el apoyo y cariño que siempre me has mostrado. Luis, mi cuñis. Te quiero mucho amiguito. Toño, que decirte, sólo que TQM. • A los que reencontré ( y los que conocí en este reencuentro): César, gracias por todos los permisos y por el café vespertino. Gracias por tu confianza laboral, ya que sin haber trabajado juntos dejaste en mis manos un enorme paquete (¡…de banderitas de colores!). Pero sobre todas las cosas, gracias por tu confianza personal. Este reencuentro ha sido muy agradable para mí y sólo espero que algún día se te olvide el descontón de la salida de Geología. Y acuérdate, ¡eres Doctor! Miguel. Gracias por tu ayuda en los mapas, y por las muchas conversaciones en las horas de comida o de café y fuera de ellas. Y por supuesto por tu confianza en muchas de esas conversaciones. Vero, gracias por la oportunidad de conocerte y por tus muestras de confianza a pesar del corto tiempo que nos hemos tratado. Gracias por tu apoyo y complicidad. Dr. Arturo Flores. Por la oportunidad de laborar con él. Esto me ha permito conocer otro ámbito de trabajo y revalorar el que ya conocía. Neevia docConverter 5.1 • A los que aparecieron en este proceso: Anita Bores. Nos faltaban horas para platicar y platicar y platicar y platicar en los pasillos de la UBIPRO o en los laboratorios. Mil gracias por tu apoyo y múltiples palabras de aliento y por prestar tus oídos a mis quejas, planes e ilusiones. Ernestina. Ya anímate a hacer el doctorado, ¡no es tan difícil!. A mi gran porra oficial del laboratorio de Microbiología. Por favor créanme cuando les digo que ustedes no forman parte de ese laboratorio, ustedes SON ese laboratorio. Ustedes le han dado vida y calor a ese lugar. Le inyectaron dinamismo y alegría, cada uno a su manera. Laura, Sandra, Candis, y más recientemente Angélica y Miguel. Y por supuesto al maestro Ramón. Laura, el balón sigue rodando y estoy segura que sabrás vencer todas las porterías que la vida te ponga enfrente. Cuando necesites que alguien te dé consejos que no vayas a seguir pero que de todas maneras quieras escuchar, por favor avísame. Siempre habrá tiempo para ello. Gracias por toda tu confianza, gracias por los discos de LOST, gracias por todos los artículos buscados, gracias por tus pláticas, gracias por las crónicas del fútbol y de las competencias. Gracias por ser tan tan tan…tú. Esas cosas me hacen sentirme (aún) parte de ese equipo que ustedes han formado. Sandra, esa particular forma que tienes de vivir la vida. Eres la mujer dark más fresa que conozco. Y esa combinación que has logrado es simplemente fabulosa. Ahora que yo ya terminé sigues tú en la lista, así que ni modo, hay que hacerlo. Y lo harás muy bien. Nunca, nunca, nunca, dudes de tu capacidad. Candis, mil gracias por todas tu palabras de apoyo y por todas las veces que me dijiste ¡ya termina! Gracias por tu confianza personal. Eso es invaluable. Angélica, ¡regresaste a tu origen académico! Estoy segura que esta nueva aventura que has decidido comenzar, será sumamente exitosa. ¿Te acuerdas cuando nos mudamos de laboratorio? Te toco que yo aprendiera muchas cosas contigo, y a pesar de ello, ahora estás de nuevo en él, y eso me da muchísimo gusto. Miguel, aunque realmente he estado muy poco tiempo contigo, gracias por permitirme preguntar y por satisfacer mi curiosidad sobre cómo van las cosas. Maestro Ramón. Gracias por todas tus pláticas y por los concejos. Ojala que las cosas buenas de las que tanto hablamos puedan concretarse. • A los que me ayudaron en este proceso de formación. Al Dr. Salvador Rodríguez Zaragoza, por la oportunidad de haber hecho la tesis con lo que a mi me gusta. Por su confianza en la toma de decisiones sobre la propia tesis y por todo su apoyo conceptual y logístico. Pero sobre todo por creer en mi capacidad académica para hacerme cargo de situaciones ajenas a la tesis. Al Biól Abraham Lozada Rojas, que al realizar su tesis de licenciaturame ayudo enormemente al trabajo de campo y a los cultivos que permitieron realizar esta tesis. Sin si ayuda quizá todavía estaría sembrando… Al Dr. Héctor Godínez Álvarez y Ronald Ferrera Cerrato, que como miembros del Comité Tutoral, me hicieron muchos comentarios que ayudaron a concluir satisfactoriamente este proceso. Neevia docConverter 5.1 De manera particular al Dr. Héctor Godínez Álvarez por las revisiones y críticas a la publicación que surgió de este trabajo. Al jurado revisor: Dras. Pilar Ortega y Mayra Gavito y Drs. Julio Campo, Salvador Rodríguez, Ronald Ferrera, Gustavo Montejano y Héctor Godínez. Las observaciones y críticas realizadas nutrieron de manera significativa este trabajo y me han ayudado integrar y valorar de mejor manera los resultados obtenidos. Espero haber captado la esencia de sus comentarios. A las instituciones académicas públicas en las que me he formado. La UNAM fue el inicio en sentido estricto. En ella hice el bachillerato y la licenciatura. Luego me pase al Poli a la Maestría, pero regrese a la UNAM en donde ahora concluyó este proceso. Gracias por permitirme llegar hasta aquí. Sin la educación pública yo no hubiera tenido la posibilidad de llegar hasta aquí. Gracias por ser un mosaico de pensamientos. De ustedes como instituciones, he tomado cosas buenas y supongo que también malas (sinceramente espero que sean las menos). Gracias por todas las personas que conocí en sus instalaciones y que han estado conmigo en un algún tramo de mi vida. Gracias porque muchas de ellas continúan conmigo. • A todos los que cuyo nombre no se encuentra escrito aquí, ya sea por un imperdonable olvido o por otras circunstancias. Gracias por todos sus regaños, por sus críticas, por sus palabras de aliento y por sus abrazos. A todos, gracias eternas. Neevia docConverter 5.1 You can't always get what you want But if you try sometimes you just might find You get what you need… (Jagger y Richards. En Let it bleed, 1969). What are you doing the rest of your life? (M. Legrand. En: The happy ending, 1969). De la ilusión a la erosión no hay más que medio siglo. (Efraín Huerta. En: 50 Poemínimos, 1978) Neevia docConverter 5.1 ÍNDICE Resumen i Abstract ii Introducción general 1 Fijación de nitrógeno 1 Fijación de nitrógeno en zonas áridas y semiáridas 5 Degradación de suelo 10 Hipótesis y objetivos 12 Área de estudio 15 Literatura citada 26 Capítulo 1. Variación espacio-temporal de nutrimentos del suelo en dos terrazas aluviales en Zapotitlán Salinas, Puebla 30 Introducción 30 Materiales y métodos 32 Resultados 33 Discusión 35 Figuras 38 Literatura citada 43 Capítulo II. Publicación. Fertility islands around Prosopis laevigata and Pachycereus hollianus in the drylands of Zapotitlán Salinas, México. 45 Abstract 46 Introduction 46 Materials and methods 47 Results 49 Discussion 51 References 55 Capítulo III. Establecimiento y actividad reductora de acetileno de bacterias fijadoras de nitrógeno de vida libre en suelo de Zapotitlán Salinas, Puebla, en condiciones experimentales Introducción 57 Materiales y métodos 58 Resultados 60 Discusión 62 Figuras 65 Literatura citada 71 Neevia docConverter 5.1 Capítulo IV. Secuenciación del gene nifH en una cepa de Microbacterium sp. aislada del suelo de la zona semiárida de Zapotitlán Salinas, Puebla. 74 Introducción 74 Materiales y métodos 75 Resultados 77 Discusión 78 Literatura citada 81 Discusión general 83 Conclusiones y perspectivas 85 Neevia docConverter 5.1 RESUMEN Los suelos de las zonas áridas y semiáridas se caracterizan por la gran heterogeneidad en la distribución de los nutrimentos y el agua. Está última, junto con el nitrógeno, se consideran como los principales elementos limitantes de la productividad primaria en estos ecosistemas. Se determinó la dinámica poblacional de las bacterias fijadoras de nitrógeno de vida libre en una terraza aluvial conservada y una degradada, las cuales están ubicadas en Zapotitlán, Puebla. En cada terraza se consideraron tres microambientes, la zona de raíces de Prosopis laevigata (leguminosa), Pachycereus hollianus (cactácea) y suelo libre de vegetación. Se determinó el contenido de materia orgánica, ortofosfatos, nitratos, amonio, humedad, pH y la actividad de la enzima nitrogenasa así como la cantidad de unidades formadoras de colonias (UFC) durante un ciclo de lluvia-sequía. También se analizó la capacidad de establecimiento en suelo esterilizado de bacterias aisladas en medio de cultivo libre de nitrógeno reducido, las cuales fueron identificadas por la secuenciación del 16S rRNA. Se registró una acumulación de compuestos nitrogenados (amonio y nitrato) y de ortofosfatos al inicio de la temporada de lluvias. La mayor cantidad de UFC se registró en el máximo nivel de humedad del suelo. Se determinó la formación de islas de fertilidad por la acumulación de materia orgánica alrededor de Prosopis laevigata sólo en la terraza degradada. La reducción de acetileno mostró un patrón indefinido de variación temporal en ambas terrazas y entre microambientes. Se aislaron 18 cepas bacterianas de las cuales se pudieron identificar a 11 de ellas. 1 cepa pertenece al género Rhizobium, una a Sphingomonas, una a Microbacterium, una más al género Gordonia, y el resto al grupo de actinomicetes filamentosos del género Streptomyces. Sólo en la cepa de Microbacterium se pudo secuenciar una fracción del gene nifH, responsable de la fijación biológica de nitrógeno; aunque todas las cepas presentaron características que sugieren su pertenencia al grupo funcional de fijadoras de nitrógeno de vida libre, como son el crecimiento en medio de cultivo libre de nitrógeno reducido y. la capacidad para reducir acetileno. Todas las cepas aisladas se encontraron presentes en los tres microambientes de suelo, aunque con diferente número de UFC. Estas mismas cepas se establecieron de manera diferencial en suelo estéril de los tres microambientes, mostrando mayor incremento relativo las cepas no filamentosas (Rhizobium, Gordonia, Sphingomonas y Microbacterium). Las bacterias fijadoras de nitrógeno de vida libre podrían estar desempañando una actividad más importante en la dinámica nutrimental de las zonas áridas y semiáridas que la que anteriormente se les había asignado, debido a que pueden estar presentes en microambientes i Neevia docConverter 5.1 en los cuales los microorganismos fijadores simbióticos no pueden realizar su función, como la zona de raíces de cactáceas y el suelo desnudo. Por ello, es importante determinar las condiciones en las cuales pueden realizar su actividad fijadora y aportar nitrógeno disponible para la vegetación, particularmente en los suelos que ya están degradados, y de esta manera contribuir al sostenimiento mínimo de esas especies vegetales, las cuales al aportar materia orgánica al suelo, retroalimentan la actividad microbiana. ii Neevia docConverter 5.1 ABSTRACT The soils of arid and semi-arid areas are characterized by highly heterogeneous distribution of nutrients and water. This, along with nitrogen, are seen as major factors limiting primary productivity in these ecosystems. It was determined the population dynamics of nitrogen-fixing free living bacteria in a terrace alluvial preserved and a degraded, which are located in Zapotitlán, Puebla. In each terrace, soil samples were taken from the root zone of Prosopis laevigata (legume), Pachycereus hollianus (cactus) and three interspaces (bare soil). It was determined the content of organic matter, orthophosphates, nitrate, ammonia, soil moisture, pH and activity of the enzymenitrogenasa well as the amount of colony forming units (CFU) during a rain-drought cycle. It also assessed the ability of establishment in sterilized soil bacteria isolated in the medium without nitrogen, which were identified by sequencing 16S rRNA. There was an accumulation of nitrogen compounds (ammonium and nitrate) and orthophosphates at the beginning of the rainy season. The largest number of CFU was recorded at the highest level of moisture. It was determined the formation of islands of fertility by the accumulation of organic matter around Prosopis laevigata only on the terrace degraded. The reduction of acetylene showed a pattern indefinite of variation in both terraces temporary and between microenvironments. 18 bacterial strains were isolated from which, and we could identify 11 of them. One strain belongs to the genus Rhizobium, one to Sphingomonas, one to Microbacterium and one more to Gordonia, and the rest of the group of the genus filamentous actinomycetes Streptomyces. Only the strain Microbacterium could be a fraction of gene sequencing nifH, responsible for biological fixation of nitrogen, although all strains showed characteristics that suggest they belong to the functional group of nitrogen-fixing free living, such as growth in the medium free nitrogen and the ability to reduce acetylene. All isolates were found in the three microenvironment of soil, although with different numbers of CFU. These same strains were established so differential in sterile soil of the three microenvironments showing greater relative increase that the strains not filamentous (Rhizobium, Gordonia, Microbacterium and Sphingomonas). The nitrogen-fixing free living bacteria could be played a more important activity in the dynamics of arid and semiarid ecosystems than they were previously assigned, because that might be present in microenvironments in which the symbiotic fixers not can perform its role as the root zone of cacti and bare soil. It is important to determine the conditions under which they can conduct their activity fixing nitrogen and make available iii Neevia docConverter 5.1 for vegetation, particularly in soils that are already degraded, and thus help support the plant species, which contribute to organic matter and more microbial activity. iv Neevia docConverter 5.1 INTRODUCCIÓN GENERAL Fijación de nitrógeno El nitrógeno (N) o azote, que significa sin vida es el cuarto elemento más común en nuestro planeta, después del carbono, el hidrógeno y el oxígeno; y uno de los principales constituyentes de moléculas esenciales para la vida como proteínas, ácidos nucleicos y clorofilas (Postgate, 1998). El N se mueve entre las formas orgánica e inorgánica a través de procesos asociados con la conversión de compuestos nitrogenados (nitratos, amonio, aminoácidos) y de su captura por la biomasa vegetal, microbiana e indirectamente, animal; y con su regreso a la atmósfera en forma de gas (Chapin et al. 2002). La atmósfera es el principal reservorio de N en el planeta. Se calcula que contiene 4 x 1021 g; en contraste, en los sedimentos hay 5 x 1020 g; en el océano, 2.2 x 1019 g N disuelto y 6 x 1017 g N inorgánico; en el suelo 3 x 1017 g; y en la biomasa terrestre (1.3 x 1016 N) (Binkley et al. 2000). La molécula de N gaseoso está conformada por dos átomos de N unidos por un triple enlace (N•N); pero en esta forma no puede ser utilizado directamente por los sistemas biológicos para su crecimiento y reproducción. Antes de su incorporación, se combina con el hidrógeno en un proceso denominado fijación de nitrógeno, que es la reducción del N molecular a amonio. La fijación puede ser química o biológica (Postgate, 1998). En la fijación química, la radiación ultravioleta produce la formación de óxidos de N, particularmente en las capas superiores de la atmósfera; mientras que la combustión, principalmente de motores de combustión interna y las luces de la ciudad los generan en los niveles bajos. Estos gases pueden ser incorporados al suelo por la lluvia o llegar en forma de deposición seca, contribuyendo a las entradas de N atmosférico a la superficie del planeta (Postgate, 1998). La fijación biológica de nitrógeno (FBN) es un proceso mediado exclusivamente por organismos procariotes, a través de la actividad de la enzima nitrogenasa. Esta enzima es un complejo conformado por dos partes llamadas subunidad I, que tiene a la dinitrogenasa α 2ß2 (donde α=proteína nifD; ß=proteína nifK) y la subnunidad II, que es la nitrogenasa reductasa (proteína nifH). La subunidad α contiene el sitio activo para la reducción de N que típicamente incluye un núcleo de molibdeno, el cual en algunos microorganismos puede ser reemplazado por fierro o vanadio (Raymond et al. 2004). La nitrogenasa requiere de iones Mg 2 + para estar activa y es inhibida, además del oxígeno, por el ADP (Postage, 1998) y regulada entre otros factores, por el N disponible y la humedad (Herman et al. 1993; Rudnick et al. 1997). 1 Neevia docConverter 5.1 La reacción principal catalizada por la nitrogenasa es la misma en todos microorganismos fijadores: N2 + 8H + + 16ATP 2NH3 + H2 + 16ADP El proceso requiere de 6 e- provenientes de 12 ATP´s, pero en la reacción se consumen 16 ATP´s porque la reducción está acompañada de la formación de una molécula de H2, lo cual implica el gasto de 2 e- provenientes de 4 ATP´s. La FBN es un proceso energéticamente muy costoso. Los datos disponibles para la fijación simbiótica la estiman en 22.8 g de glucosa por gramo de N fijado. Esta cantidad incluye el costo energético directo de la fijación (12 g glucosa g-1 N) y el costo de construir y mantener los nódulos (10.8 g glucosa g-1 N) (Hartley y Schlesinger, 2002). Por ello, se inhibe en presencia de N disponible en forma de amonio o nitrato (Postgate, 1998). Otros elementos reguladores de la actividad de los microorganismos fijadores incluyen mayor cantidad de ciertos elementos, como fósforo, molibdeno y fierro, que son necesarios para la actividad y conformación de la nitrogenenasa (Postgate, 1998; Rastetter et al. 2001); y la humedad del suelo (en el caso de los fijadores terrestres), debido a que estimula la productividad primaria y en consecuencia el aporte del C y de nutrimentos al suelo (Hartley y Schlesinger, 2002). Además de la reducción del N molecular a amonio, la nitrogenasa puede catalizar otras reacciones de reducción como H+ a H2, acetileno (C2H2) a etileno (C2H4), azidas (N3 +) a N2 y CN - a CH4 y NH3. El acetileno es un sustrato particularmente importante porque su producto, el etileno, puede ser detectado rápidamente por cromatografía de gases. Esta reacción es la base de la prueba de reducción de acetileno utilizada para estimar la fijación de N y se puede realizar en preparaciones enzimáticas, bacterias vivas, plantas con nódulos o nódulos extirpados, suelo o muestras de agua (Postgate, 1998). En las Archeas, la capacidad de diazotrofia se encuentra solamente dentro del reino Euryarchaeota en las divisiones Methanosarcinales, Methanobacteriales, Halobacteriales y Methanococcales; mientras que en Bacteria se presenta en 6 de los más de 50 phyla descritos hasta el momento. Éstos son: bacterias verdes del azufre, cianobacterias, Gram positivas de bajo y alto contenido de G+C, Spirochaetas, Firmicutes y Proteobacteria. Estos grupos están ampliamente distribuidos en diferentes estilos de vida y metabolismos que incluyen aerobios, anaerobios, heterótrofos, autótrofos, metanótrofos; de morfología celular individual o en filamentos (Lloret y Martínez-Romero, 2005). 2 Neevia docConverter 5.1 Por su estilo de vida, los microorganismos diazotrofos se agrupan en fijadores simbióticos y de vida libre. La FBN en asociación simbiótica incluye tres grupos de interacciones: a) Cianobacterias con líquenes (Lobaria con Nostoc o Calothrix), hepáticas(Marchantia con Nostoc), helechos acuáticos (Azolla con Anabaena y Nostoc), cícadas (Macrozamia y Cycas con Nostoc) y un género de angiospermas (Gunnera con Nostoc); b) Actinobacterias representadas por el género Frankia que forma nódulos con plantas no leguminosas de los géneros Casuarina, Agnus y Myrica, entre otros; y c) Alphaproteobacterias llamadas genéricamente rhizobios que forma nódulos en muchas especies de leguminosas (Lloret y Martínez-Romero, 2005). En estas interacciones, ni la planta ni la bacteria pueden realizar el proceso de manera independiente, y cuando el N ya se encuentra en forma de amonio, existe un intercambio de compuestos nitrogenados de los nódulos de Frankia y Rhizobium hacia la planta por compuestos carbonados y agua hacia las bacterias del nódulo. En el segundo grupo, denominado bacterias de vida libre, los microorganismos crecen libremente en el suelo y no tienen o no necesariamente tienen una relación simbiótica con las plantas para la fijación de N. Por ello, éste proceso se realiza de manera independiente a ellas, lo que les permite utilizar el amonio para su propio consumo. Dentro de este grupo se encuentran algunas cianobacterias que también pueden formar asociaciones simbióticas con las plantas. Con excepción las propias cianobacterias, que son fijadores autótrofos que producen su propio carbono orgánico por fotosíntesis; el resto de los microorganismos fijadores de vida libre son heterótrofos y requieren de una fuente externa de carbono, la materia orgánica, además de condiciones adecuadas de humedad y de tensión de oxígeno (Postgate, 1998; Chapin et al. 2002). Otros fijadores heterótrofos de vida libre habitan en la rizosfera o la filosfera y dependen de los exudados radicales y de la muerte de las propias raíces como fuente de carbono (Chapin, et al. 2002). En la Tabla 1 se presentan algunos ejemplos de la variabilidad metabólica de los fijadores de vida libre. 3 Neevia docConverter 5.1 Tabla 1. Tipos de metabolismo en bacterias fijadoras de nitrógeno de vida libre. Géneros representativos Anaerobios estrictos Clostridium, Desulfovibrio Methanosarcina, Methanococcus Facultativos (Aerobios cuando no fijan) Kleibsela, Bacillus, Enterobacter, Citrobacter Escherichia, Propionibacterium Microaerofilos (Normalmente aerobios cuando no fijan) Xantobacter, Thiobacillus, Azospirillum, Aquaspirillum, Methylosinus, Burkholderia Aerobios Azotobacter, Azomonas, Beijerinckia, Derxia Fotótrofos (Anaerobios) Chromatium, Chlorobium, Thiopedia, Ectothiospira Fotótrofos (Facultativos) Rhodospirillum, Rhodopseudomonas Fotótrofos (Microaerofilos) Plectonema, Lyngbya, Oscillatoria, Spirullina Fotótrofos (Aerobios) Anabaena, Nostoc, Calothrix, Gloeotheca Tomado de Postgate, 1998. 4 Neevia docConverter 5.1 Fijación de nitrógeno de zonas áridas y semiáridas El N es esencial para la vida, por ello, es de considerable interés conocer sus formas, ciclos y reservorios en los diversos ecosistemas del planeta (Graham et al. 2008). Después del agua, la baja disponibilidad de este elemento es la principal variable abiótica que limita la productividad en los ecosistemas terrestres del mundo, incluyendo las zonas áridas, así como un importante determinante de la composición de las comunidades vegetales (Vitousek y Howarth, 1991, Evans y Ehleringer, 1993). Esta condición se relaciona con la gran demanda de las plantas, las bajas entradas en formas inorgánicas, la lenta tasa de recambio en los almacenes orgánicos, y las pérdidas gaseosas y a través del fuego, lixiviación y extracción de biomasa (Binkley et al. 2000, Whitford, 2002). Las zonas secas cubren alrededor de una tercera parte de la superficie del planeta; sin embargo sus almacenes y procesos relacionados con el N no están completamente entendidos (Graham et al. 2008). Se caracterizan por la heterogeneidad en las propiedades microclimáticas y fisicoquímicas del suelo, originadas por la propia heterogeneidad en la topografía y en la distribución de la vegetación. Esto produce diferentes patrones de descomposición, acumulación y mineralización de materia orgánica. Las variables ambientales incluyen la estacionalidad de las lluvias y su relación con la temperatura, el viento, la intensidad, duración y frecuencia de las tormentas, los patrones microclimáticos diarios, y la extensión de los periodos de sequía entre un evento de lluvia y otro (Whitford, 2002). Las entradas de agua por precipitación están contrarrestadas por las salidas por evaporación y transpiración de las plantas (evapotranspiración). Esto produce un déficit que repercute en la productividad vegetal de los sistemas naturales y manejados, con consecuencias negativas para los habitantes de estas zonas (Millenium Ecosystem Assessment, 2004). La vegetación está dominada por matorrales espinosos y cactáceas, y aún con la baja disponibilidad de agua, hay fragmentos con elevada productividad biológica (Whitford, 2002). Los suelos son rocosos, de colores claros, someros, pobres en materia orgánica y se desarrollan sobre material no consolidado. Tienen un pobre a moderado desarrollo de los perfiles, acumulaciones de sales solubles de sílice y de carbonato de calcio en la capa superficial (caliche) y están expuestos a eventos extremos, como tormentas fuertes o sequías prolongadas. Su fertilidad es variable y por lo regular su productividad está condicionada por su profundidad y pedregosidad. Debido a esto, tienen mínima vocación agrícola. 5 Neevia docConverter 5.1 Las zonas áridas son ecosistemas muy importantes dentro del ciclo global de N, a pesar de su baja productividad general, ya que contribuyen con más de 30% de las emisiones gaseosas totales (N 2, N2O, NOx, NH3) provenientes de zonas no perturbadas (Evans y Ehleringer, 1993; Schaffer y Evans, 2005). Esto se contrapone con la bajas cantidades de N biológicamente disponible en el suelo (amonio y nitrato) y la baja tasa de entrada por fijación biológica y deposición atmosférica (Schaffer y Evans, 2005). En estos ecosistemas, la fijación está regulada principalmente por la humedad del suelo y la disponibilidad de N, C, y P. Este último puede estar no disponible para los organismos debido a que forma complejos que se precipitan en presencia de carbonatos y metales bivalentes como el Ca+ y el Mg+ en pH alcalinos (Shaffer y Evans, 2005). El estudio del N en las zonas áridas se ha abordado desde diferentes enfoques: cantidades de bacterias en la rizosfera de diferentes especies de plantas (Xie y Steinberger, 2002); formación de islas de fertilidad (García-Moya y McKell, 1970; Herman et al. 1993, 1994, 1995; Schaeffer y Evans, 2005), descripción de la diversidad bacteriana y de genes nifH por herramientas moleculares (Dunbar et al. 1999, 2002; Kuske et al. 2002, Yeager et al. 2004) y producción de hojarasca en leguminosas fijadoras (Pavón et al. 2005). Los estudios de fijación de N están centralizados en la fijación simbiótica y las costras microbióticas. Wullstein (1989) y Zahran (1999) señalan que la fijación por Rhizobium- leguminosas es la principal vía de entrada de N en estos ecosistemas, y que su tasa de fijación es mayor en comparación con los fijadores heterótrofos de vida libre y con la simbiosis actinorrízica Esta importancia se acrecienta en las zonas dominadas por mesquite (Geesing et al. 2000; Golubov et al. 2001), en cuyas raíces se han encontrado nódulos hasta 220 cm de profundidad (Jonson y Mayeux, 1990). Otros autores asumen que la fijación simbiótica es efectiva a partir del uso de indicadores como el contenido de N en las hojas (Pavón et al. 2005), en el suelo (Perroni- Ventura, et al. 2006) o ambos (Geesing et al. 2000). Desde otro enfoque, Belnap (2002) considera que la fijación de N por costras microbióticas es la principal víade ingreso de este elemento a las zonas áridas. Las costras son asociaciones de cianobacterias, líquenes, algas verdes y musgos, que pueden crecer sobre el suelo o entre las capas superiores del suelo (Belnap y Lange, 2001). Representan una barrera física entre éste y la atmósfera, y pueden afectar la tasa de intercambio de materia y energía en el nivel de ecosistema, así como la distribución y abundancia de herbáceas, arbustos y árboles (Belnap et al. 2003). 6 Neevia docConverter 5.1 La tasa de fijación varía de manera importante en el tiempo y en los ecosistemas debido a los límites que interponen múltiples factores bióticos y abióticos (Vitousek et al. 2002). Esto se observa en la cantidad de N fijado por las costras microbióticas de las zonas áridas (Evans y Ehleringer, 1993; Belnap, 2002; Hartley y Schlesinger, 2002; Billings et al. 2003; Yeager et al. 2004) (Tabla 2). Sin embargo, no existen métodos estandarizados para su estimación, por lo que se sugiere una posible sobrestimación de sus valores (West et al. 1990). Por ello, Hartlhey y Schelesinger (2002) sugieren la realización de más estudios sobre el tema. La fijación por bacterias de vida libre ha sido menos estudiada en comparación con Rhizobium y las costras microbióticas. Los datos disponibles señalan que en el desierto del Negev (Israel) se encuentran en gran cantidad bajo el dosel y en la zona de las raíces, y que en el suelo libre de vegetación están en menor cantidad, lo que indica un fuerte efecto de la planta en este grupo de bacterias (Xie y Steinberger, 2002). Otro estudio, también en el Negev, determinó que las fijadoras heterótrofas cohabitan con cianobacterias formando costras microbióticas, pero debido a la baja cantidad de clorofila registrada, se sugiere que la mayor parte del N fijado por las costras proviene de la actividad heterótrofa (Zaady et al. 1998). Yeager et al (2004) menciona la presencia del gene nifH en alphaproteobacterias de costras microbioticas del desierto Chihuahuense, sin reportar valores de la tasa de fijación. No se cuenta con estimaciones puntuales en campo sobre la tasa de fijación de nitrógeno heterótrofa. La menor cantidad de estudios relacionados con la fijación de vida libre así como la falta de consenso sobre su aportación a la dinámica del N, no es exclusiva de las zonas áridas. En bosques templados (coníferas, encinos) se reporta un rango de fijación no simbiótica de 0.01 a 12 kg N ha-1año-1, con una media de 3 kg N ha-1año-1; y se señalan discrepancias en las metodologías utilizadas para su estimación. A pesar de la gran cantidad de trabajos realizados sobre el tema, la contribución de los fijadores no simbióticos y su importancia absoluta en este tipo de ecosistemas no es clara, por lo que se sugiere más investigación más investigación al respecto (Son, 2001). Desde otro enfoque, existen reportes sobre métodos moleculares específicos para la identificación de fijadores de vida libre en el suelo (Bürgmann et al. 2004) y sobre su diversidad en suelos forestales que señalan también la necesidad de profundizar en su investigación (Rösh et al. 2002). Esto se hace necesario porque la capacidad fijadora varía ampliamente dependiendo de las necesidades específicas de cada grupo de microorganismos, con respecto a la disponibilidad de C y N o la presión parcial de oxígeno (Bürgmann et al. 2004). 7 Neevia docConverter 5.1 En México, los estudios sobre el N en las zonas áridas se han hecho a partir de la actividad reductora de acetileno en bacterias asociadas a raíces de cactáceas, en Mina, Nuevo León (Loera et al. 1996); de la influencia de algunas especies vegetales en la cantidad de bacterias, hongos y actinomicetes y con el C y N del suelo en Dolores Hidalgo, Guanajuato (Frías- Hernández, et al. 1998; Reyes-Reyes, et al. 2002); del contenido de N y la producción de hojarasca en 17 especies vegetales (Pavón et al. 2005) y de la relación entre la disponibilidad de nutrimentos del suelo y la riqueza de especies vegetales (Perroni-Ventura, et al. 2006), ambos en Zapotitlán Salinas, Puebla. En ninguno de ellos se estimó la tasa de fijación, ni el tipo de microorganismos que la realizan. Tabla 2. Tasas de fijación de N por asociaciones microbianas en ecosistemas áridos. Se incluyeron dos ejemplos de bosques boreales con fines de comparación. Microorganismos fijadores Habitat Tasa de fijación de N Método utilizado para la estimación de la FBN Referencia Ensamblaje epilitico (dominado por Calothrix). Arroyo intermitente en el N del Desierto de Sonora (Arizona, EU) 42 mg N m -2 d -1 Actividad reductora de acetileno (Incubaciones in situ Grimm y Petrone, 1997 Tapetes de Anabaena Arroyo intermitente en el N del Desierto de Sonora (Arizona, EU) 144 mg N m -2 d -1 Actividad reductora de acetileno (Incubaciones in situ) Grimm y Petrone, 1997 Tapetes de cianobacterias (Cladophora- Anabaena-Nostoc) Arroyo intermitente en Desierto de Sonora (Arizona, EU) 83 mg N m -2 d -1 Actividad reductora de acetileno (Incubaciones in situ) t Grimm y Petrone, 1997 Costras formadas por musgos: (Crossidium crassinerve y Aloina bifrons); cianobacterias Microcoleus vaginatus, Nos oc punctiforme, Chroococcus sp., y Calothrix; y alga verde (Palmella) Desierto de Negev, Israel 34 nmoles N cm -2 h -1 Actividad reductora de acetileno (Incubaciones en laboratorio) Zaady et al. 1998 8 Neevia docConverter 5.1 Tabla 2. Continuación Microorganismos fijadores Habitat Tasa de fijación de N Método utilizado para la estimación de la FBN Referencia Costras microbióticas formadas por bacterias de vida libre (Azotobacter), cianobacterias de vida libre (Nos oc commune), y cianobacterias en simbiosis con líquenes (Collera, Psora, Peltula y Heppia) t Las Cruces, Desierto Chihuahuense, Nuevo México, EU 0.01 g N ha -1 Actividad reductora de acetileno (incubaciones en laboratorio) Hartley y Schlesinger, 2002. Costras formadas por Microcoleus- Scytonema-Nostoc- Collea Parque Nacional Cañón del Colorado, Colorado Plateau, Utah, EU 0.8 – 4.4 kg N ha -1 año -1 Actividad reductora de acetileno (Incubaciones en laboratorio) Belnap, 2002 Costras formadas por Microcoleus Parque Nacional Cañón del Colorado, Colorado Plateau, Utah. 0.1 – 0.7 kg N ha -1 año -1 Actividad reductora de acetileno (Incubaciones en laboratorio) Belnap, 2002 Rhizobium- leguminosa Desierto Chihuahuense 21 kg N ha -1 año -1 ND Schlesinger, 2002 Carpetas de musgos (Pleurozium schrebe i) con Nostoc r Bosques boreales pristinos en Suecia, Noruega y Finlandia Actividad reductora de acetileno calibrada con 15 N (incubaciones en campo) De Luca et al. 2002 Fijación no simbiótica Bosques boreales de Estados Unidos, Alaska, Japón, Canadá, y Suiza 0.01 – 12 kg N ha -1 año -1 Actividad reductora de acetileno Son (2001) Notas: a) se respetó la escritura de las unidades con las que se expresa la fijación de nitrógeno con el fin de expresar la dificultad para su comparación directa. b) aunque todas las referencias señalan la actividad reductora de acetileno como método de estimación, algunas incubaciones se realizaron en campo y otras en laboratorio. c) ND = datos no disponibles 9 Neevia docConverter 5.1 Degradación de suelo La degradación del suelo es un fenómeno muy complejo que representa uno de los principales problemas ambientales que enfrenta la humanidad. Se refiere a los procesos inducidos por las actividades humanas que provocan la disminución de su productividad biológica y de su biodiversidad, así como de la capacidad actual y/o futura para sostener la vida humana y para producir bienes y servicios (Oldeman, 1988). Una de las consecuencias más graves de la degradacióndel suelo es la disminución de su calidad, entendiéndose ésta como la capacidad de un tipo específico de suelo para sostener la productividad vegetal y animal, mantener o mejorar la calidad del aire y del agua y sostener la salud humana, todo esto dentro de los límites de un ecosistema natural o manejado (Doran y Parkin, 1994). A diferencia de la antigua visión que sólo consideraba al suelo como fuente de nutrimentos y sostén para las plantas cultivadas, el concepto de calidad de suelo ubica a este recurso como el centro de procesos ambientales en todos los niveles. Así, la calidad del suelo incluye a) la productividad, que se refiere a la habilidad del suelo para promover la productividad del ecosistema o agroecosistema; b) la calidad ambiental, entendida como la capacidad de un suelo para atenuar los contaminantes ambientales, los patógenos, y cualquier posible daño hacia el exterior del sistema, incluyendo también los servicios ambientales como fijación de N, reservorio de C, mantenimiento de la biodiversidad, recarga de acuíferos, etc., y c) la salud, que se refiere a la capacidad de un suelo para producir alimentos sanos y nutritivos para todos los organismos, incluyendo el humano (Astier et al. 2002) En las zonas áridas y semiáridas, la degradación del suelo puede intensificar la limitación de N debido a las características propias de sus suelos, al régimen climático, o a su uso en actividades pecuarias y agrícolas para las cuales no son aptos (Evans y Ehleringer, 1993; Rapport y Whitford, 1999). En este tipo de ecosistemas, en el valle semiárido de Tehuacán-Cuicatlán, se encontraron los vestigios más antiguos de domesticación de maíz y calabaza, y actualmente las zonas agrícolas de la región, producen cantidades mínimas de fríjol y maíz (McAuliffe, et al. 2001). Cuando las zonas áridas son utilizadas para la agricultura, la extracción de la biomasa producida no se repone por la baja cantidad de raíces de los cultivos anuales lo que contribuye al decremento de los almacenes netos de nutrimentos en el suelo (Millenium Ecosystem Assessment, 2004). Las zonas áridas también se han ocupado de manera intensiva para la producción comercial de ganado (Evans y Ehleringer, 1993; Rapport y Whitford, 1999, Millenium Ecosystem 10 Neevia docConverter 5.1 Assessment, 2004), impactando de manera negativa a los ciclos biogeoquímicos. Se tiene evidencia de que la ruptura y disminución de la cobertura de las costras microbióticas producen una considerable variación en el contenido de N del suelo y que el suelo libre de vegetación tiene significativamente menor cantidad de este elemento que los suelos debajo del dosel (Evans y Ehleringer, 1993). Además, debido a la alta tasa de consumo de vegetación por parte del ganado, gran parte del C orgánico y del N fijado no regresan a enriquecer el suelo porque se pierden vía respiración o denitrificación, o por su extracción en forma de carne, leche y otros productos animales (Millenium Ecosystem Assessment, 2004). En México, la degradación del suelo por actividades humanas es un problema que afecta a 45% del territorio nacional. En las zonas secas (zonas muy áridas, áridas, semiáridas y subhúmedas secas) este porcentaje se incrementa a 48% del total de la superficie que ocupan, debido a su uso intensivo como zonas de pastoreo y agrícolas (SEMARNAT, 2005). Además, están sujetas a procesos de degradación natural por agua y viento. Por ello, es necesario realizar investigación que permita entender la dinámica de estos ecosistemas con el objeto de prevenir y/o recuperar los servicios ambientales que en ellos se desarrollan. 11 Neevia docConverter 5.1 HIPÓTESIS Y OBJETIVOS En México no se cuenta con estudios que describan la dinámica y composición de las comunidades microbianas relacionadas con el ciclo del N en suelos de zonas secas. Estos ecosistemas son muy frágiles entre otras razones, por las condiciones climáticas y por la baja cantidad de biomasa vegetal que sustentan. La degradación del suelo que afecta el establecimiento de las plantas, debe también afectar a los microorganismos, incluyendo a los fijadores de vida libre. Estas bacterias podrían tener patrones diferentes dependiendo de la especie vegetal con la que tienen contacto, de la disponibilidad estacional de agua, o de los factores fisicoquímicos del suelo que habitan. Este trabajo se realizó en el valle semiárido de Zapotitlán Salinas, Puebla, en el marco de las siguientes preguntas generales: ¿existe un grupo funcional de bacterias fijadoras de N de vida libre, heterótrofas, en el suelo de este zona?, asumiendo que si, ¿es posible aislarlas y mantenerlas en un medio de cultivo libre de N reducido?, ¿cómo es su ambiente edáfico?, ¿responden de manera diferente a la presencia de especies vegetales distintas o a la ausencia de ellas?, ¿quiénes conforman este grupo y cuales son sus características fenotípicas y genotípicas?, ¿cual es su respuesta en número y actividad de la enzima nitrogenasa a los cambios estacionales de la zona y a la condición de degradación y conservación del suelo?, y ¿pueden establecerse y mantener su actividad nitrogenasa en un ambiente edáfico que fue modificado de manera experimental? Para responder estas preguntas se plantearon los siguientes objetivos: 1) describir la dinámica estacional del fósforo (ortofosfatos) y nitrógeno (amonio, nitrato) disponibles, materia orgánica, pH y humedad del suelo de la zona de raíces de Prosopis laevigata (leguminosa) y Pachycereus hollianus (cactácea) y del suelo libre de vegetación, en dos sitios con diferente nivel de degradación suelo. 2) describir la dinámica poblacional y la actividad reductora de acetileno de bacterias fijadoras de N de vida libre en un ciclo de lluvia-sequía y su relación con la materia orgánica y la humedad del suelo en dos sitios con diferente nivel de degradación del suelo y tres microambientes inmersos en cada uno de ellos: zona de raíces de Prosopis laevigata y P. hollianus y suelo libre de vegetación. 12 Neevia docConverter 5.1 3) caracterizar por genotipo y fenotipo a las bacterias cultivables, heterótrofas que conforman el grupo funcional de fijadoras de N de vida libre aisladas de los tres microambientes de suelo. 4) determinar por incubaciones en laboratorio, la capacidad de establecimiento y de actividad reductora de acetileno del grupo funcional de fijadoras de N de vida libre, en suelo estéril de la zona de raíces de Prosopis laevigata, P. hollianus y suelo libre de vegetación. El trabajo está dividido en cuatro capítulos y una discusión general en la cual se integran los principales resultados de cada uno de ellos. La secuencia en la que se presentan los capítulos corresponde los objetivos anteriores. Los objetivos 1 y 2 se abordaron con un diseño experimental general consistente en la selección de tres individuos de dos especies vegetales, una leguminosa (Prosopis laevigata) y una cactácea (Pachycereus hollianus), y tres sitios libres de vegetación. Estos tres microambientes se ubicaron en una zona degradada (nivel extremo de erosión de suelo y escasa cobertura vegetal) y en otra conservada (sin degradación de suelo y cubierta vegetal continua). Se tomaron muestras de suelo de los tres individuos de cada microambiente en las dos zonas (degradada y conservada). Se realizaron siete muestreos cuya distribución cubría desde el inicio de la temporada de lluvias, hasta el siguiente periodo de sequía. Este diseño general permitió describir el ambiente del suelo dónde habitan las fijadoras de N de vida libre (Capítulo I) y la dinámica de dichas bacterias en el tiempo y en los tres microambientes, así como su relación con la materia orgánica y la humedad del suelo (Capítulo II). Los objetivos 3 y 4 se abordaron, en primera instancia, con el aislamiento de bacterias heterótrofas en medio de cultivolibre de N reducido. Estas bacterias se aislaron del suelo de los tres microambientes, se purificaron y caracterizaron por morfología y tinción de Gram, y se identificaron por la amplificación del gene 16S DNA (Capítulo II y III). Después, se inocularon en suelo estéril para determinar su capacidad de establecimiento y de actividad reductora de acetileno (como medida de la fijación biológica de N). Como parte final de la caracterización, se intento amplificar y secuenciar el gene nifH de las bacterias aisladas. En el capítulo IV se describen estos resultados. 13 Neevia docConverter 5.1 El diseño experimental y los métodos utilizados en este trabajo están enfocados a las bacterias de vida libre, cultivables y heterótrofas; es decir a aquellas que no requieren de la planta para realizar su actividad fijadora y que es posible mantener en un medio de cultivo libre de N reducido. Por ello, el grupo funcional de fijadores de N al que se hace referencia esta formado sólo por bacterias de este tipo. 14 Neevia docConverter 5.1 ÁREA DE ESTUDIO El Valle de Tehuacán-Cuicatlán es la región desértica más sureña en Norteamérica y se encuentra alejada de las otras dos zonas áridas mexicanas, los desiertos Chihuahuense y Sonorense, por cientos de kilómetros (Rzedowski, 1978). Es una región semiárida intertropical que se forma por efecto de la sombra orográfica de la Sierra Madre Oriental (Pavón et al. 2005, UNEP, 2006). El valle de Tehuacán-Cuicatlán fue decretado como reserva de la biosfera en 1998 y actualmente es considerado como una de las zonas protegidas más importantes del país debido a su alta biodiversidad; por la cual es reconocido como un centro de diversidad y endemismo a nivel mundial por la International Union for the Conservation of Nature (IUCN) (Dávila et al. 2002). La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán se ubica entre los 17º32’10’’ y 18º53’00’’ N y los 96º01’50’’ y 97º47’50’’ O en los estados de Puebla y Oaxaca, fuera del cinturón de los grandes desiertos del mundo (25º a 35º de latitud en ambos hemisferios) (UNEP, 2006). La conformación fisiográfica actual del valle de Tehuacán-Cuicatlán es resultado de una compleja historia geológica que incluye eventos de deposición de sedimentos marinos ricos en sales durante el Cretácico Inferior; movimientos orogénicos que conformaron las principales sierras de la cuenca y que lo aislaron de la cuenca del Balsas, dando origen a un lago endorreico en un periodo que va del Cretácico Inferior a finales del Terciario. Sin embargo, el periodo más importante es la captación del río Salado y sus tributarios por parte del río Santo Domingo, que es un afluente del Papaloapan, a finales del Cuaternario. La unión de estos ríos provocó gran cantidad de erosión remontante y heterogeneidad ambiental con formación de zonas de deposición de materiales aluviales a lo largo del río Salado, cerros con cimas planas, laderas con diferente inclinación, orientación y litología superficial muy variada en la que predominan los afloramientos de calizas, areniscas y lutitas, y en menor medida, depósitos de material ígneo (Osorio-Beristain et al. 1996; Valiente-Banuet et al. 2000). El valle de Tehuacán-Cuicatlán forma parte de la Provincia fisiográfica Mizteca- Oaxacaqueña, en la cual existen otros pequeños valles de origen tectónico entre los que destacan Cuicatlán, Huajuapan, Tehuacán y Zapotitlán Salinas (Villaseñor et. al. 1990). El presente trabajo se realizó el valle de Zapotitlán Salinas, ubicado en la porción occidental de Tehuacán-Cuicatlán, al Sureste de Puebla y Noreste de Oaxaca. Limita al este con las Sierras de Atzingo y Miahutepec, al norte con los cerros Chacateca y Pajarito, al oeste con los cerros Gordo y Otate, y al sur con los cerros Yistepec y Acatepec. El valle de Zapotitlán tiene una superficie aproximada de 270 km2, y 15 Neevia docConverter 5.1 se ubica entre los 18º12’ y 18º24’ N y 97º24’ y 97º36’ O; con un rango altitudinal de 1460 a 2600 msnm (López-Galindo et al. 2003 y referencias citadas) (Figura 1). DF 5 0 5 km Figura 1. Ubicación geográfica del valle de Zapotitlán Salinas, Puebla. El clima de Zapotitlán Salinas está determinado por la Sierra de Zongolica, que detiene los vientos húmedos provenientes del Golfo de México, formando una sombra de lluvia sobre el valle (Osorio-Beristaín et al. 1996). Con base en la clasificación de Köppen modificada por García (1988) es seco semicálido con lluvias de verano (BSohw), con canícula a mitad del periodo de lluvias y precipitación media anual de 412.4 mm. Existe poca oscilación térmica con un rango entre los 17.6 y 23.7ºC. El mes más caliente se presenta antes del solsticio de verano (López- Galindo et al. 2003). Por su hidrología, Zapotitlán pertenece en su mayor parte a la cuenca alta del río Papaloapan y en menor proporción, a la cuenca del Balsas. Además, la cuenca de Zapotitlán está dividida naturalmente en dos subcuencas: Santa Ana y Zapotitlán (López Galindo et al. 2003). Tiene numerosos arroyos intermitentes que corren en varias direcciones, concentrándose en un arroyo principal al centro-este llamado Agua El Gavilán, que es el principal afluente del río Zapotitlán. Debido a que éste río arrastra una gran cantidad de sales de sodio provenientes de las depresiones de Zapotitlán, cuando se une al río Tehuacán forman el río Salado, uno de los principales afluentes del Papaloapan en esta región. En el extremo Sur-Oeste destacan los arroyos Las Manzanas y Acatepec, afluentes del Acatlán, el cual ya pertenece a la cuenca del Balsas (www.puebla.gob.mx). 16 Neevia docConverter 5.1 http://www.puebla.gob.mx/ En el valle de Zapotitlán Salinas la vegetación dominante es matorral crasicaule y desértico rosetófilo, generalmente asociados con cardonales, y ocasionalmente con vegetación secundaria arbustiva. Se han identificado siete tipos de comunidades vegetales: matorral espinoso, tetecheras, selva baja espinosa perennifolia, tetechera-cardonal, cardonal de Stenocereus stellatus, cardonal de Cephalocereus columnatrajani y selva baja caducifolia. En estas comunidades se encontraron 184 especies, 130 géneros y 50 familias de las cuales, las Cactaceae (21 especies), Leguminosae (19 especies), Asteraceae (16 especies), Euphorbiaceae (13 especies) y Poaceae (12 especies) se encuentran entre las más representativas (Osorio-Beristain et al. 1996). Los suelos del valle de Zapotitlán Salinas son someros y pedregosos en la mayor parte del área, con diferentes niveles de alcalinidad y salinidad, dependiendo de los sustratos geológicos (López-Galindo et al. 2003). Los principales grupos son Leptosoles y Regosoles. Los Leptosoles son delgados, pedregosos, con limitada vocación agrícola porque la gran el material calcáreo que contienen inmoviliza los nutrimentos minerales. b) Los Regosoles son suelos delgados que se encuentran sobre material no consolidado. Se caracterizan por tener una capa superficial conocida como ócrica, que cuando se retira la vegetación se vuelve dura y costrosa, impidiendo la penetración de agua hacia el subsuelo, lo que se vuelve un factor adverso para el establecimiento de las plantas. Esta combinación (baja cubierta vegetal y dificultad de penetración del agua al suelo) favorece la escorrentía superficial y con ello, la erosión. En el municipio de Zapotitlán, 28% (12,203 ha) de su superficie presenta degradación de gsuelos causada por el hombre, el resto (78%; 31,459 ha) se considera como tierras sin uso con influencia humana ubicadas principalmente en cerros y montañas y sujetas a procesos de degradación natural (SEMARNAT-COLPOS, 2003). La degradación del suelo en el municipio de Zapotitlán se puede describir por tres aspectos: causas, tipos y niveles de afectación. 17 Neevia docConverter 5.1 a) Causas La degradacióndel suelo es originada a) sobrepatoreo, que tiene efectos en la compactación del suelo por el pisoteo y en la disminución de la cubierta vegetal por la alimentación del ganado. Estos elementos están asociados con la erosión eólica e hídrica. b) actividades agrícolas mal desarrolladas que tienen como consecuencia la erosión hídrica y eólica, y la degradación química por la pérdida de nutrimentos, y c) por el uso de suelo en actividades no biológicas como minas, aguas residuales, canteras, basureros y actividades industriales en general (Tabla 3; Figura 2). Tabla 3. Causas de la degradación del suelo causada por el hombre en Zapotitlán Salinas, Puebla. Causas de degradación Superficie Afectada Ha % Sobrepastoreo 5161 11.8 Agricultura 3602 8.2 Agricultura y sobrepastoreo 3191 7.3 Actividades no-biológicas 249 0.6 Total 12203 28 Nota: todos los porcentajes se obtuvieron con respecto a la superficie total de municipio de Zapotitlán (43 662 ha) Fuente: Elaboración propia con datos de SEMARNAT-COLPOS, 2003 . b) Tipos de degradación En el suelo degradado, el tipo de degradación dominante es la erosión eólica con disminución del horizonte superficial del suelo por la remoción uniforme de las partículas. Le sigue la degradación química, en la cual hay un decremento neto de la cantidad de nutrimentos y materia orgánica del suelo, lo que origina la pérdida de la productividad biológica. En tercer lugar se encuentra la erosión hídrica superficial que con escorrentías arrastra los materiales del horizonte superficial; y la erosión hídrica con deformación del terreno, en la que hay remoción irregular o el movimiento en masa de los materiales, mostrando la formación de canales y cárcavas. Finalmente, la degradación física por uso no biológico del suelo (Tabla 4, Figura 3). 18 Neevia docConverter 5.1 Tabla 4. Tipos de degradación del suelo causada por el hombre en el municipio de Zapotitlán Salinas, Puebla. Tipos de degradación Superficie afectada Ha % Erosión eólica con pérdida superficial de suelo 6279 14.4 Degradación química por pérdida de la fertilidad 2565 5.9 Erosión hídrica con pérdida de suelo superficial 2074 4.7 Erosión hídrica deformación de terreno (canales y cárcavas) 1036 2.4 Degradación física por uso no biológico del suelo 249 0.6 Total 12203 28 Nota: todos los porcentajes se obtuvieron con respecto a la superficie total de municipio de Zapotitlán (43 662 ha). Fuente: Elaboración propia con datos de SEMARNAT-COLPOS, 2003. c) Nivel de afectación. Depende de las consecuencias en la productividad de los sistemas locales de uso forestal, pecuario y agrícola. En Zapotitlán se encuentran tres niveles: 1) Ligero: la reducción en la productividad es apenas perceptible; 2) Moderado: los terrenos presentan una marcada reducción en su productividad; 3) Extremo: la productividad del suelo es irrecuperable y su restauración es materialmente imposible (Tabla 5; Figura 4). Tabla 5. Niveles de degradación del suelo causada por el hombre en el municipio de Zapotitlán Salinas, Puebla. Nivel de degradación Tipo de degradación Superficie afectada Ha % Degradación química por pérdida de la fertilidad 2565 5.9 Erosión hídrica con pérdida de suelo superficial 2073.6 4.8 Ligero Erosión eólica con pérdida de suelo superficial 1673.7 3.8 Erosión eólica con pérdida de suelo superficial 4605 10.6 Moderado Erosión hídrica con deformación de terreno 1037 2.4 Extremo Degradación física por uso no biológico 249 ha 0.6 Total 12203 28 Nota: todos los porcentajes se obtuvieron con respecto a la superficie total de municipio de Zapotitlán (43 662 ha) Fuente: Elaboración propia con datos de SEMARNAT-COLPOS, 2003. 19 Neevia docConverter 5.1 Figura 2. Causas de la degradación del suelo causada por el hombre en el municipio de Zapotitlán Salinas Terraza conservada Terraza degradadaZapotitlán Salinas Los Reyes Metzontla Xochiltepec 0 2.5 5 7.5 101.25 Kilómetros Colonia San Martín Ríos Límite del valle de Zapotitlán-Salinas Localidades Límite del municipio de Zapotitlán Salinas 100% 65% 70% 80% 90% Ganadería -70% Ganadería y agricutura - 90% % de tierras sin uso con influencia humana Fuente: Semarnat-Colpos, 2003 e INEGI, 2005. Ríos Límite del valle de Zapotitlán-Salinas Localidades Figura 3. Tipos de degradación del suelo causada por el hombre en el municipio de Zapotitlán Salinas 0 2.5 5 7.5 101.25 Km Es = Erosión eólica con pérdida de suelo superficial Fu = Degradación física por uso no biológico del suelo Qd = Degradación química por pérdida de fertilidad Hs = Erosión hídrica con pérdida de suelo superficial Hc = Erosión con deformación de terreno (canales y cárcavas) Num = Tierras sin uso con influencia humana hídrica Es, Fu, NUm Es, NUm, NUm, , NUm, Es, NUm, Es, Qd NUm, Hs, Hc NUm, Qd, NUm, Qd, Es Es NUm NUmNUm NUm NUm NUmNUm NUm NUm NUm NUm Es NUm NUm NUm NUm NUm NUm Zapotitlán Salinas Los ReyesMentzontla Terraza degradada Terraza conservada Xochiltepec Colonia San Martín Límite del municipio de Zapotitlán Salinas Fuente : Semarnat-Colpos, 2003 e INEGI, 2005. 20 Neevia docConverter 5.1 Figura 4. Niveles de degradación del suelo causada por el hombre en el municipio de Zapotitlán Salinas Zapotitlán Salinas Los Reyes Metzontla 10 Kilómetros 0 2.5 5 7.51.25 Terraza degradada Terraza conservada Xochiltepec Colonia San Martín Nivel ligero o tierras sin uso sujetas a degradacion natural Nivel moderado y extremo Localidades Ríos Límite del valle de Zapotitlán-Salinas Límite del municipio de Zapotitlán Salinas Fuente: Semarnat-Colpos, 2003 e INEGI, 2005. De la descripción anterior en el nivel municipal sobre la degradación del suelo, se desprende que específicamente en el valle de Zapotitlán, la degradación causada por el hombre tiene su origen en las actividades agrícolas y pecuarias, que el tipo de degradación dominante es la eólica y la física, que también existen tierras sin uso sujetas a procesos de degradación natural, y que los niveles de degradación se encuentran entre ligero y extremo (Figuras 2, 3 y 4). El valle de Zapotitlán Salinas es una de las regiones de depósito de material aluvial partículado, el cual se acumuló en las orillas del río Zapotitlán y formó unidades fisiográficas denominadas terrazas aluviales. Las terrazas ocupan diferente superficie y muestran diferente nivel de deterioro ambiental que va desde zonas conservadas sin signos evidentes de degradación de suelo y de extracción y manejo de la vegetación, hasta sitios con suelos erosionados y con vegetación distribuida en fragmentos aislados (López-Galindo, et al. 2003). En este trabajo se seleccionaron dos terrazas aluviales. La primer terraza, denominada degradada; se encuentra cerca de la localidad de Zapotitlán. La segunda terraza, denominada conservada se encuentra cerca de la localidad Los Reyes Metzontla. Esta categorización fue hecha por López-Galindo et al. (2003) con base en la cobertura vegetal y en el estado de degradación del suelo (López-Galindo, et al. 2003). En ninguna de estas terrazas, específicamente en los sitios 21 Neevia docConverter 5.1 donde se tomaron las muestras de suelo, se han realizado prácticas agrícolas; sin embargo, los pobladores tienen la libertad de utilizarlas como zonas de pastoreo para ganado caprino. La terraza degradada forma parte de una región geomorfológica conocida como tierras malas (badlands). Estas zonas se definieron originalmente como sitios extremadamente diseccionados en dónde era muy difícil transitar a caballo y que no se podían usar con fines agrícolas. Actualmente se les considera sitios con escasa cobertura vegetal y con una gran proporción de suelo severamentedegradado y expuesto a los agentes erosivos (viento y agua). Se caracterizan por la formación de canales y cárcavas que incrementan el movimiento en masa y los procesos de arrastre del suelo durante las tormentas. El efecto combinado del clima y el uso del suelo impiden la recuperación de su fertilidad e incrementan su erosión (Torri y Rodolfi, 2000; Nogueras et al. 2000). La mayor parte del deterioro del suelo en la terraza degradada (18º19’ N y 97º27’ O; 1495 msnm) tuvo su origen en los eventos de erosión remontante que se dieron por la unión de los ríos Salado y sus tributarios (uno de los cuales es el río Zapotitlán) con el Santo Domingo, a finales del Cuaternario (Osorio-Beristain et al. 1996). Sin embargo, en los alrededores de la terraza se han encontrado evidencias de erosión de suelo causada por las actividades agrícolas que se han practicado desde la época precolombina (McAuliffe et al. 2001). Aunque no se cuenta con datos sobre las causas, tipos y niveles de degradación específicamente para las terrazas (ver figuras 2, 3 y 4), en la degradada existen signos evidentes que indican niveles severos y extremos de deterioro, como la distribución fragmentada de la vegetación, en la cual los fragmentos formados incluso por un solo individuo están rodeados por cárcavas o suelo desprovisto de vegetación, haciéndola más susceptible a la erosión eólica e hídrica. Además, el suelo muestra degradación física por compactación lo cual dificulta la infiltración del agua, y promueve las escorrentías superficiales y con ello el movimiento en masa con la formación de nuevos canales. En el suelo desprovisto de cobertura vegetal no existe un horizonte orgánico; y en los fragmentos de vegetación es apenas perceptible y sujeto a los agentes erosivos por la falta de protección que brinda la cubierta vegetal densa. La textura del suelo es franco-arcillosa (Figura 5). 22 Neevia docConverter 5.1 a b c Cárcavas Terraza degradada Figura 5. Panorámica de la terraza degradada. La distribución de la vegetación es en fragmentos. No hay formación de horizonte orgánico ni acumulación de hojarasca en el suelo expuesto. a) Zona de cárcavas en temporada de sequía, b) Zona de cárcavas con cultivos en temporada de lluvias; c) Acercamiento de la zona de muestreo durante la temporada de sequía. 23 Neevia docConverter 5.1 La segunda terraza se denominó conservada (18º18’ N y 97º 29’ O; 1560 msnm) porque en la mayoría de su superficie los terrenos son estables con cobertura vegetal natural permanente (López-Galindo et al. 2003). Existe un horizonte superficial delgado (4 mm aprox) con acumulación de hojarasca. La textura del suelo es franco-arenosa. La cubierta vegetal es continua y está dominada por leguminosas arbustivas o arbóreas que raramente exceden los 3 metros de altura y por cactáceas columnares, y diversas herbáceas. El suelo es profundo y pedregoso con textura areno-limosa y no se observan signos evidentes de erosión ni de formación de canales o cárcavas. El riesgo de degradación del suelo y de la vegetación en esta terraza puede ser muy alto, ya que por sus características, algunas partes contiguas a la zona de muestreo ya están siendo transformadas en tierras de cultivo de temporal por la población local. Esto, sumado a las condiciones climáticas, hidrológicas y edáficas, y los altos niveles de pobreza y marginación de las poblaciones humanas asentadas en el área, (que obligan al uso intensivo de suelos no aptos para actividades agrícolas o a la extracción de madera en pie o leña), podría acelerar el proceso de degradación natural del suelo con la consecuente alteración del funcionamiento de este ecosistema semiárido y quizá la formación de paisajes fragmentados similares a la terraza degradada (Figura 6). 24 Neevia docConverter 5.1 (A) a b c Terraza conservada Figura 6. Panorámica de la terraza conservada. La distribución de la vegetación es continua. Hay acumulación de hojarasca en toda la superficie del suelo. a) Temporada de lluvia. b) Temporada de sequía.; c) Acercamiento a la zona de muestreo durante la temporada de lluvias. 25 Neevia docConverter 5.1 LITERATURA CITADA Astier-Calderón, M., Maass-Moreno, M., Etchevers-Barra, J. 2002. Derivación de indicadores de calidad de suelos en el contexto de la agricultura sustentable. Agrociencia 36, 605-620. Belnap, J., Lange, O.L. (eds). 2001. Biological soil crusts: structure, function and management. Springer, Berlin. Belnap, J. 2002. Nitrogen fixation in biological soil crusts from southeast Utah, USA. Biology and Fertility of Soils 35, 128-135. Belnap, J. Hawkes, C.V., Firestone, M.K. 2003. Boundaries in miniature: two examples from soil. Bioscience 53: 739-749. Billings, S.A., Schaeffer, S.M., Evans. R.D. 2003. Nitrogen fixation by biological soil crusts and heterotrophic bacteria in a Mojave Desert ecosystem with elevated CO 2 and added soil carbon. Soil Biology and Biochemistry 35: 643-649. Binkley, D., Son, Y., Valentine, D.W. 2000. Do forests receive occult inputs on nitrogen?. Ecosystems 3: 321-331. Bürgmann, H., Widmer, F., Von Sigler, W., Zeyer, J. 2004. New molecular screening tools for analysis of free-living diazotrophs in soil. Applied and Evironmental Microbiology 70: 240-247. Chapin III, S.F., P.A. Matson & H.A. Mooney. 2002. Principles of terrestrial ecosystem ecology. Springer-Verlag, New York. 436 pp. Dávila, A.P., Arizmendi, M.C., Valiente-Banuet, A., Villaseñor, J.L., Casas, A., Lira, R. 2002. Biological diversity in the Tehuacán-Cuicatlán Velley, Mexico. Biodiversity and Conservation 11: 421-442. De Luca, T., Zackrisson, O., Nilsson, M.C., Sellstedt, A. 2002. Quantifying nitrogen-fixation in feather moss carpets of boreal forests. Nature 419: 917-920. Doran, J.W., Parkin, B.T. 1994. Defining soil quality for a sustainable environment. Soil Sccience Society of America, Inc. Special Publication 35. Madison, Wisconsin, USA. Dunbar, J., Takala, S., Barns, S.M., Davis, J.A., Kuske, C.R. 1999. Levels of bacterial community diversity in four arid soils compared by cultivation and 16S rRNA gene cloning. Applied and Environmental Microbiology 65: 1662-1669. Dunbar, J., Barns, S.M. Ticknor, L.O., Kuskel, C.R. 2002. Empirical and theoretical bacterial diversity in four Arizona soils. Applied and Environmental Microbiology 68, 3035-3040. Evans, R.D., Ehleringer, J.R. 1993. A break in the nitrogen cycle in aridlands? Evidence from 15 N of soils. Oecologia 94: 314-317. Frías-Hernández, J.T., Aguilar-Ledesma, L., Olalde-Portugal, V., Balderas-López, J.A., Gutiérrez-Juárez, G., Alvarado- Gil, J.J., Vargas, H., Albores, A., Dendooven, L., Miranda, C.M. 1999. Soil characteristics in semiarid highlands of central México as affected by mesquite trees (Prosopis laevigata). Arid Soil Research and Rehabilitation 13: 305-312. García E. 1988. Modificaciones al sistema de clasificación climática de Köppen. Instituto de Geografía, UNAM, México. 26 Neevia docConverter 5.1 García-Moya, E., McKell, C.M. 1970. Contribution of shrubs to the nitrogen economy of a desert-wash plant community. Ecology 51: 81-88. Geesing, D., Felker, P., Bingham, R.L. 2000. Influence of mesquite (Prosopis glandulosa) on soil nitrogen and carbon development: implications for global carbon sequestration. Journal of Arid Environments 46: 157- 180. Golubov, J., Mandujano, M.C., Eguiarte, L.E. 2001. The paradox of mesquites (Prosopis spp.): invading species or biodiversity enhancers. Boletín de la Sociedad Botánica de México 69: 23-30. Graham, R.C., Hirmas, D.R., Wood, E.A. 2008. Large near-surface nitrate pools in soils capped by desert pavement in the Mojave Desert, California. Geology 36: 259-262. Grimm, N.B., Petrone, K.C. 1997. Nitrogen fixation in a desert stream ecosystem. Biogeochemistry 37: 33-61.Hartley, A.E., Schlesinger, W.H. 2002. Potential environmental controls on nitrogenase in biological crusts of the northern Chihuahuan Desert. Journal of Arid Environmentals 52: 293-304. Herman, R.P., Provencio, K., Torrez, R., Seager, G.M. 1993. Effect of water and nitrogen additions on free-living nitrogen fixer populations in desert grass root zones. Applied and Environmental Microbiology 59: 3021- 3026. Herman, R.P., Provencio, K., Torrez, R., Seager, G.M. 1994. Seasonal and spatial population dynamics of the nitrogen efficient guild in a desert Bajada grassland. Applied and Environmental Microbiology 60: 1160- 1165. Herman, R.P., Provencio, K.R., Herrera-Matos, J., Torrez, R.J. 1995. Resource islands predict the distribution of heterotrophic bacteria in Chihuahuan Desert soils. Applied and Environmental Microbiology 61: 1816-1821. Johnson, H.B., Mayeux, Jr., H.S. 1990. Prosopis glandulasa and the nitrogen balance of rangelands: extent and ocurrance of nodulation. Oecologia 84: 176-185. Kuske C.R., Ticknor, L.O., Miller, M.E., Dunbar, J.M., Davis, J.A., Barns, S.M., Belnap, J. 2002. Comparison of soil bacterial communities in rhizospheres of three plant species and the interspaces in an arid grassland. Applied and Environmental Microbiology 68: 1854-1863. Loera T.M.L., Sánchez Yañez, J.M., Peña-Cabriales, J.J. 1996. Acetylene reduction activity on the root of cactaceous plants. Revista Latinoamericana de Microbiología 38:7 -15. López-Galindo, F., Muñoz-Iniestra, D., Hernández-Moreno, M., Soler-Aburto, A., Castillo-López, M.C., Hernández- Arzate, I. 2003. Análisis integral de la toposecuencia y su influencia en la distribución de la vegetación y la degradación del suelo en la subcuenca de Zapotitlán de las Salinas, Puebla. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana LVI: 19-41. Lloret, L., Martínez-Romero, E. 2005. Evolución y filogenia de Rhizobium. Revista Latinoamericana de Microbiología 47: 43-60. 27 Neevia docConverter 5.1 McAuliffe, J.R., Sundt, P.C., Valiente-Banuet, A., Casas, A., Viveros, J.L. 2001. Pre-columbian soil erosion, persistent ecological changes, and collapse of a subsistence agricultural economy in the semi-arid Tehuacán Valley, Mexicos’s `Cradle of Maize´. Journal of Arid Environments 47: 47-75. Millenium Ecosystems Assessment, 2005. Ecosystems and human well-being: current state and trends. Dryland Systems. Hassan, R., Scholes, R., Ash, N. (Eds). Island Press, Washinton, D.C., pp. 625- 662. Oldeman, L.R. 1998. Guidelines for general assessment of the status of human-induced soil degradation. Working paper 88/4. Internacional Soil Reference and Information Centre (ISRIC), Wageninen, 151 pp. Nogueras, P. Burjachs, F. Gallart, F. Puigdefábregas, J. 2000. Recent gully erosion in the El Cautivo badlands (Tabernas, SE Spain). Catena 40, 203–215 Osorio-Beristain, O., Valiente-Banuet, A., Dávila, P., Medina, R. 1996. Tipos de vegetación y diversidad ß en le valle de Zapotitlán de las Salinas, Puebla, México. Boletín de la Sociedad Botánica de México 59: 35-58. Pavón, N.P., Briones, O., Flores-Rivas, J. 2005. Litterfall production and nitrogen content in an intertropical semi- arid Mexican scrub. Journal of Arid Environments 60, 1-13. Perroni-Ventura, Y., Montaña, C., García-Oliva, F. 2006. Relationship between soil nutrient availability and plant species richness in a tropical semi-arid environment. Journal of Vegetation Science 17, 719-728. Postgate, J. 1998. Nitrogen Fixation. 3ª ed. Cambridge University Press. Great Britain. Rapport, D.J., Whitford, W.G. 1999. How ecosystems respond to stress. Bioscience 49, 193-203. Rastetter, E.B., Vitousek, P.M., Field, C., Shaver, G.R., Herbert, D., Agren, G.I. 2001. Resource optimization and symbiotic nitrogen fixation. Ecosystems 4: 369-388. Raymond, J., Siefert, J.L., Staples, C.R., Blankenship, R.E. 2004. The natural history of nitrogen fixation. Molecular Biology and Evolution 21: 541-554. Rösh. C., Mergel, A., Bothe, H. 2002. Biodiversity of denitrifying and dinitrogen-fixing bacteria in a acid forest soil. Applied and Environmental Microbiology 68: 3818-3829. Rudnick, P., Meletzus, D., Green, A., He, L., Kennedy, C. 1997. Regulation of nitrogen fixation by ammonium in diazotrophic species of proteobacteria. Soil Biology and Biochemistry 29: 831-841. Rzedowski, J. 1978. La vegetación de México. Limusa. México. Schaeffer, S.M., Evans R.D. 2005. Pulse additions of soil carbon and nitrogen affect soil nitrogen dynamics in an arid Colorado Plateau shrubland. Oecologia 145: 425-433. Schlesinger, W.H. 2002. Desertification: changes in soil biogeochemistry in the Chihuahuan desert. Geology, Biogeochemistry, and Ecology: a new synthesis for arid landscape processes. Paper No. 28-1. October 27- 30, 2002. Disponible en: www.gsa.confex.com/gsa/2002AM/finalprogram/abstrac_42469.htm. SEMARNAT-COLPOS, 2003. Evaluación de la degradación del suelo causada por el hombre en la República Mexicana. Escala 1: 250, 000. Memoria Nacional 2001-2002. México. SEMARNAT, 2005. Informe de la situación del medio ambiente en México en 2005. Disponible en: www.semarnat.gob.mx/informaciónambiental 28 Neevia docConverter 5.1 http://www.gsa.confex.com/gsa/2002AM/finalprogram/abstrac_42469.htm http://www.semarnat.gob.mx/informaci�nambiental Son, Y. 2001. Non-symbiotic nitrogen fixation in forest ecosystem. Ecological Research 16:183-196. Torri, D., Rodolfi, G. 2000. Badlands in changing environments: an introducción. Catena 40: 119-125. UNEP, 2006. Global deserts outlook. Ezcurra, E. (Ed). UNEP. San Diego. Valiente-Banuett, A., Casas, A., Alcántara, A., Dávila, P., Flores-Hernández, N., Arizmendi, M.C., Villaseñor, J.L., Ortega, J. 2000. La vegetación del valle de Tehuacán-Cuicatlán. Boletín de la Sociedad Botánica de México 67: 24-27. Vitousek, P.M. 2002. Towards an ecological understanding of biological nitrogen fixation. Biogeochemistry 57:1-45. Villaseñor, J.L., Dávila, P. Chiang, F. 1990. Fitogeografía del Valle de Tehuacán-Cuicatlán. Boletín de la Sociedad Botánica de México 50: 135-149. Vitousek, P.M., Howarth, R.W. 1991. Nitrogen limitation on land and the sea: how can it occur? Biogeochemistry 13: 87-115. West, N.E. 1990. Structure and function of microphytic soil crusts in wildland ecosystems of arid to semiarid regions. Advances in Ecological Research 20: 179-223. Whitford, W.G., 2002. Ecology of desert systems. Academic Press, Great Britain. Wullstein, L.H. 1989. Evaluation and significance of associative dinitrogen fixation for arid soil rehabilitation. Arid Soil Research and Rehabilitation 3: 259-256. Xie, G., Steinberger, Y. 2002. Dynamics of the nitrogen-efficient guild and its relationship to nitrogen and carbon patterns in two desert soil ecosystems. Arid Land Research and Management. 16: 69-81. Yeager, C.M., Kornosky, J.L., Housman, D.C, Grote, E.E., Belnap, J., Kuske, J. 2004. Diazotrophic community structure and function in two successional stages of biological soil crusts from the Colorado Plateau and Chihuahuan Desert. Applied and Environmental Microbiology 70: 973-983. Zaady, E., Groffman, P., Shachak, M. 1998. Nitrogen fixation in macro- and microphytic patches in the Negev Desert. Soil Biology and Biochemistry 30: 449-454. Zahran, H.H. 1999. Rhizobium-legume symbiosis and nitrogen fixation under severe conditions in an arid climate. Microbiology and Molecular Biology Reviews 63: 968-989. 29 Neevia docConverter 5.1 CAPÍTULO I VARIACIÓN ESPACIO-TEMPORAL DE NUTRIMENTOS DEL SUELO EN DOS TERRAZAS ALUVIALES EN ZAPOTITLÁN SALINAS, PUEBLA INTRODUCCIÓN Los suelos de las zonas áridas y semiáridas presentan una gran heterogeneidad temporal y espacial en la distribución de los nutrimentos y del agua (Xie y Steinberger, 2001) debido entre otros factores a la microtopografía del terreno y a la distribución de la cobertura
Compartir