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A-1-no-21

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Por: F.Humberto Sotelo M.
Al hacer una breve recapitula-
ción del desarrollo de la poesía 
mexicana, José Joaquín Blanco 
escribe: “La fuerza positiva, 
creadora de la nacionalidad, 
libertaria, redentora de la pri-
mera generación romántica, 
desapareció en cuanto los poe-
tas fueron excluidos del espacio 
político y tuvieron que refu-
giarse en la exacerbada y res-
tringida región sentimental”. 1
Tales palabras encierran 
una verdad a medias: cierta-
mente, después de la primera 
generación romántica —
López Velarde, Díaz Mirón, 
etc. — la poesía mexicana se 
enfrenta a una profunda deca-
dencia, que se manifiesta en 
la huída de la realidad social, 
refugiándose en la “restrin-
gida región sentimental”, en 
la contemplación hiperesté-
sica, y en la crepuscularidad.
La mayoría de los poe-
tas —González Martínez, Villaurrutia, etc.— 
deciden darle la espalda a la atroz realidad 
del México convulsionado por la Revolución, 
encontrando consuelo en el éxtasis de la vida 
interior, y en la contemplación. Esta acti-
tud se observa nítidamente en el más cono-
cido poema de Enrique González Martínez, 
“Tuércele el cuello al cisne” :
Año 1 No. 21 H. Puebla de Z. a 5 de noviembre de 1998
El poeta Germán List Arzubide. Foto: Omar Meneses
(1898-1998) Germán List Arzubide:
morir sonriendo
Huye de toda forma y de todo lenguaje que 
no vayan acordes con el ritmo latente de la vida 
profunda...y adora intensamente la vida, y que 
la vida comprenda tu homenaje
El citado José Joaquín Blanco nos define con 
gran lucidez —no sin una feroz parodia— los ele-
mentos característicos de dicha actitud: “Todos los 
elementos de la inocencia mitificadora: el Alma de 
las Cosas, la Voz del Paisaje, la Vida profunda,
Manuel Maples Arce
Manuel Bartlett Díaz con don Germán List Arzubide en el sexto aniversario de Síntesis.
Adora Intensamente la Vida, 
el Misterioso Libro del Silen-
cio Nocturno, etc., que equi-
valen, se pretende, a una 
sabiduría natural, franciscana, 
de hablar con los pajaritos, la 
lluvia, los árboles, la brisa, en 
una comunicación espiritual 
íntimamente silenciosa “ 2.
La verdad, sin embargo, es 
que sí hubo corrientes poéticas 
que no siguieron por ese camino, 
como sería el caso del “estriden-
tismo”, que rompió totalmente 
con los cánones que siguió la poesía mexicana des-
pués de la primera generación romántica.
Nacido en diciembre de 1921 con la publi-
cación del primer número de la hoja volante 
Actual, “el estridentismo” se convierte en un 
movimiento artístico literario que se propone, 
en primera instancia, saludar el impacto de la 
Revolución Mexicana en todos los órdenes de la 
vida social, política, y cultural, rompiendo de este 
modo con los temas predominantes en el moder-
nismo. Así, en lugar de cantar a cisnes, jardines, 
estatuas, y noches lúgubres, decide cantarle al 
mundo urbano, moderno, al mundo que surge 
con el estallido revolucionario. De manera simi-
lar al “futurismo” —corriente artística que estalla 
por esos años, principalmente en Rusia e Italia— 
el “estridentismo” se convierte en una exaltación 
del ruido de los trenes y de los tranvías, del ruido 
de los motores y de las fábricas, de los edificios 
que brotan por doquier en 
la mayoría de las grandes 
ciudades,y, sobre todo, 
en una exaltación de las 
enormes potencialidades 
transformadoras que trae 
consigo la Revolución.
El “estridentismo” , 
del mismo modo, se con-
vierte en un movimiento 
literario al que caracteri-
zan su iconoclastia feroz, 
y su devastador sentido 
del humor, cuyas aristas 
no sólo van enderezadas 
contra los nuevos burgue-
ses, sino también contra 
los intelectuales acomoda-
ticios y los poetas que per-
sisten en los deliquios y el 
éxtasis, en lugar de abrazar 
las causas de la Revolu-
ción. Manuel Maples Arce 
—el fundador de dicho 
movimiento— confesaba, 
por ejemplo, que “ha sen-
tido más emoción ante un 
recorte de periódico ‘arbi-
trario y sugerente, que en 
todos esos organillerismos 
seudó-líricos y bombones 
melódicos, para recitarles 
de changarro gratis a las 
señoritas, declamatoria-
mente inferidos ante el auditorio disyuntivo de 
niñas fox-troteantes y espasmódicas y burgue-
ses temerosos por sus concubinas y sus cajas de 
caudales”. 3
Como era de esperar, el movimiento estri-
dentista provocó una violenta sacudida en el 
mundo cultural, lo cual le ganó el odio y la ani-
madversión de las élites intelectuales y artísti-
cas del país, quienes se propusieron minimizar 
su importancia o, parafraseando a Octavio Paz, 
“ningunearlo”, a un grado tal que se esforza-
ron por borrarlo de las páginas gloriosas de 
la literatura mexicana. Esa situación, lamenta-
blemente, persiste hasta el día de hoy. Véanse, 
para constatar esto, la mayoría de los libros —
incluyendo el trabajo de José Joaquín Blanco— 
acerca de la historia de la poesía mexicana, 
donde el “estridentismo” es pasado completa-
mente por alto.
3
No obstante, existen señales 
inequívocas de que tal movi-
miento literario comienza a 
ser reivindicado, gracias, entre 
otras cosas, al esfuerzo del 
poblano Germán List Arzubide, 
uno de los principales fundado-
res del mismo, quien, gracias 
a su larga vida —vivió exacta-
mente cien años— tuvo tiempo 
de hacer oír su voz en los ámbi-
tos culturales, a fin de que éstos 
reconociesen las aportaciones 
del “estridentismo”.
List Arzubide nació en Pue-
bla, en 1898, en el seno de una familia acomodada 
que simpatizó desde un principio con el movi-
miento revolucionario encabezado por Francisco 
I. Madero. Se incorporó a la Revolución bajo las 
órdenes del coronel Gabriel Rojano. Después 
del asesinato de aquél, se acercó a Venustiano 
Carranza, convirtiéndose en su secretario parti-
cular. Más adelante, rompe con él al enterarse de 
su participación en el crimen de Emiliano Zapata, 
a quien profesaba una gran admiración. En ese 
tiempo escribe la primera biografía del llamado 
“caudillo del sur”. 4
Realiza sus estudios en la Escuela Normal de 
Puebla (1913) y en el Colegio 
del Estado, hoy Universidad 
Autónoma de Puebla. 5
Desde muy joven se inclinó 
por la poesía, pero su tempe-
ramento fogoso y ardiente le 
llevaba a rechazar las “cofra-
días” literarias dominadas por 
el modernismo. A principios 
de la década de los veinte se 
adhiere al movimiento estri-
dentista, cuya vehemencia 
verbal encaja a la perfección 
con su sensibilidad irreverente.
Puebla, debido a List 
Arzubide, se convierte, junto 
con Jalapa —en donde actuaba Manuel Maples 
Arce— en una de las principales capitales de dicho 
movimiento. Ahí publica, en 1923, el “Segundo 
Manifiesto Estridentista” (el primero se publica en 
1921), en el que se señala: “Defender el estriden-
tismo es defender nuestra vergüenza intelectual. 
A los que no estén con nosotros se los comerán 
los zopilotes. El estridentismo es el almacén de 
donde se surte todo el mundo. Ser estridentista es 
ser hombre. Sólo los eunucos no estarán con noso-
Árqueles Vela
Miguel Aguillón Guzmán
tros. Apagaremos el sol de un 
sombrerazo”. Y culminaba con 
la proclama: “¡Viva el mole de 
guajalote!”
Como habrá de imaginar el 
lector, los poemas y proclamas 
—forma que le gustaba mucho 
a los estridentistas— causaron 
un gran revuelo en Puebla, 
principalmente entre las “bue-
nas conciencias”, y entre las éli-
tes literarias conservadoras.
Maples Arce comentaba 
la labor de List Arzubide en 
los siguientes términos: “ Los 
lectores —¡oh, burgueses!— no entienden que se 
hable de ciudades mecánicas y turbulentas desde 
la esquina de una ciudad como Puebla, en que se 
coloca el señor Arzubide, el List de México”. 6
Sin embargo, List Arzubide no se limitaba 
a ser un “énfant terrible”, sino también era un 
revolucionario que cuestionaba acerbamente los 
excesos y arbitrariedades de los gobiernos ema-
nados de la Revolución Mexicana. Ello lo convir-
tió en un perseguido político, viéndose ante la 
necesidad de exilarse durante varios años en la 
desaparecida Unión Soviética, retornando al país 
al arribar Lázaro Cárdenas a laPresidencia de la 
República.
En Puebla se ganó —debido 
a las punzantes críticas que le 
lanzó en varias ocasiones— la 
animadversión de Maximino 
Ávila Camacho, quien lo per-
siguió implacablemente obli-
gándolo a huir del estado.
“Militar en la oposición 
sincera —escribió—es muy 
amargo...Se es opositor por 
hambre o por dignidad, cuando 
ya no se puede soportar el abuso 
y la opresión; se es abyecto sólo 
por dinero. Hay quienes se 
evidencian dejando herencias 
en millones de dólares, cuando yo sólo dejaré mis 
cuatro trajes. Mi casita de la (colonia) del periodista la 
pagué en abonos cuando para viajar tuve que empe-
ñarla y luego no pude soportar los intereses”. 7
List Arzubide siempre fue fiel a sus ideas 
y al ideario estridentista. Ni siquiera el 
paso —y el peso— de los años doblegaron 
su temperamento iconoclasta, ni su pro-
verbial sentido del humor. Unas semanas 
antes de morir, un periodista le comentó
4
que la casa en que nació —ubi-
cada en la 18 poniente 507— se 
había convertido en un burdel. 
“¡Hombre —exclamó alboro-
zado, palabras más, palabras 
menos—pues qué gusto me 
daría que pusieran mi nombre 
en la entrada de la casa!”
En algunas de sus últimas 
apariciones públicas, se jactaba 
de ser un “joven de cien años”. 
En mayo de 1998, durante el 
homenaje que le organizó la 
Facultad de Filosofía y Letras de 
la UAP, en ocasión de su cum-
pleaños número cien, se con-
gratuló “por haber alcanzado 
la época del rock, porque es la 
conmoción del presente, lo invo-
cador, lo creativo, lo cósmico”. 
Agregó que se consideraba no 
un “joven honorario”, sino “uno 
verdadero, aunque de cien”.8
Después de haber sido olvi-
dado injustamente durante la 
mayor parte de su vida, ya en 
plena vejez comenzó a reci-
bir varios reconocimientos a 
su obra y su trayectoria. En 
1997 recibió el Premio Nacio-
nal de Bellas Artes en el rubro 
de Literatura. En ese mismo 
año, el Instituto Nacional de 
Bellas Artes reconoció oficial-
mente las aportaciones del 
“estridentismo”, develando 
un monumento al mismo en 
el Bosque de Chapultepec.
Uno de los primeros home-
najes que se le hizo en Puebla 
provino del periódico Síntesis, 
quien en junio de 1997 le entregó 
el premio Alux. En dicha cere-
monia, List Azurbide evocó 
varios de sus grandes sueños. 
Así, en su cuarto y penúltimo 
sueño, evocó la llegada de 
Maples Arce a Puebla y el lanza-
miento del Manifiesto de Poesía 
Estridentista. “Nuestra audacia 
poética —expresó— estremece y 
ofende y yo tengo que huir aco-
sado por las palizas que, a falta 
Salvador Guzmán
de argumentos intelectuales, nos 
propinan los conservadores”. 
En su quinto y último sueño, 
manifestó su deseo de que la 
casa en que nació —como seña-
lamos arriba, ubicada en la 18 
poniente 507, convertida actual-
mente en un burdel— se ponga 
la siguiente leyenda:
“Aquí vivió Mercedes 
Arzubide, contertulia del gran 
Gilberto Bosques y amiga del 
constituyente Gabriel Rojano, 
y aquí nació también su hijo 
el poeta estridentista Germán 
List Arzubide”.
En esa ocasión comentó que 
dicha casa —que él había donado 
para que ahí existiera un kinder 
o una biblioteca— fue adqui-
rida por un sinvergüenza quien, 
aprovechándose de su hermana, 
que se encontraba afectada en 
sus facultades mentales, la hizo 
firmar un documento mediante 
el cual le otorgaba el inmueble.
Posteriormente, unas semanas 
antes de su muerte, la Universi-
dad Autónoma de Puebla decidió 
otorgarle el doctorado Honoris 
Causa, el cual le será entregado 
Post-Mortem a uno de sus hijos.
List Arzubide fue un crea-
dor bastante prolífico. Entre 
sus obras destacan: “Esquina” 
(1924), “Plebe” (1925), “Emiliano 
Zapata, Exaltación” (1927), “Tres 
Comedias Revolucionarias” 
(1931), “Práctica de Educación 
Irreligiosa”, “Hombre Sin Tie-
rra” (1934), y decenas de ensayos, 
cuentos y monografías históricas.
Lamentablemente, la 
mayor parte de su obra per-
manece sin ser conocida por 
la mayoría del público.
Sería conveniente que, ya 
sea el Gobierno del Estado de 
Puebla, o la Universidad Autó-
noma de Puebla —o ambas, a 
la vez— se diesen a la tarea de 
publicar sus obras completas.
Asimismo, pienso que 
un auténtico homenaje a su 
memoria atraviesa por recupe-
rar la casa en que nació, a efecto 
de convertirla —tal como él 
lo deseó— en una biblioteca 
pública, o en alguna escuela. 
Ojalá y las autoridades estata-
les o municipales se propon-
gan cristalizar ese sueño del 
genial poeta y revolucionario 
Germán List Arzurbide.
Notas
1. Joaquín Blanco, José, Crónica de 
la Poesía Mexicana, editorial Katún, 
México, 1981, pág. 89.
2. Ibid., pág. 97.
3. Citado por Schneider, Luis Mario, 
en El Estridentismo, INBA, p. 35. “
4. García Bermejo, Carmen, El Finan-
ciero, 19 de octubre de 1998.
5. Vargas, Ángel, La Jornada de 
Oriente, 19 de octubre de 1998.
6. Citado por Guillermo Sheridan, en 
Los Contemporáneos Ayer, Fondo 
de Cultura Económica, México, 1985, 
pág. 130.
7. Vargas, Ángel, Op. Cit.
8. Domínguez, Amelia, Sección Cultu-
ral de Síntesis, 20 de octubre de 1998.
Estridentismo. Movimiento litera-
rio. Fue iniciado por el poeta Manuel 
Maples Arce en 1921 al cual se suma-
ron entre otros brillantes intelectuales 
mexicanos además de Germán List 
Arzubide: Árqueles Vela, Miguel 
Aguillón Guzmán y Salvador Guz-
mán, cuyas viñetas fueron tomadas de 
la revista Bulevar del número 63.

5
De los 90 en adelante el 
recuerdo es tan lejano que 
empiezan a mezclarse peligro-
samente la verdad y la leyenda. 
Ha pasado tanto...son docenas 
los que no sabemos si ya murie-
ron o si nunca existieron y sólo 
son efecto de nuestra fantasía. 
Las evocaciones irrumpen tan 
violentamente que se confun-
den con las tentaciones y todo, 
sin saber cómo, penetra en el 
nebuloso territorio del mito.
Para mí la Puebla de hoy 
es parte de un dominio que 
no me pertenece ya que se 
llama El Futuro; y mi Puebla 
pasada, que sin duda dejó 
de existir, no es más que un 
sueño que desesperadamente capturo a veces.
Hoy quisiera con brevedad, lo prometo, 
compartir con ustedes algunos de mis sueños 
poblanos:
Sueño número 1: Veo a mi padre, gigante 
y austero, dominar al mundo con sus manos 
poderosas, armado sólo con su astucia alemana. 
Se impone a todos a pesar de su juventud, y con-
quista, venciendo a los callosos técnicos viejos, 
el cargo de jefe de los Talleres de los Ferroca-
rriles, puesto hasta entonces reservado exclusi-
vamente para ingenieros gringos. Después elige 
mejor encerrarse el resto de su larga vida, en su 
mágica fragua, y ahí erige un inamovible refu-
gio económico mediante el expediente de hacer, 
una por una, con amorosa perfección, complica-
das piezas que requieren las máquinas textileras 
en Europa. Su prestigio traspasa continentes y 
océanos y establece una sólida clientela en Ale-
mania que cuarenta años después de muerto, 
persisten en solicitar sus servicios.
La misma cataclísmica revolución que a todos 
devasta, a nosotros ni nos afecta pues tenemos 
enteradas por todos lados, ollas de monedas de 
plata maciza que vamos sacando discretamente, 
tesoro que él, calladamente y sin explorar a nadie, 
forjó a martillazos con su garra prodigiosa.
También veo a mi madre absorber a diario el 
imparcial de México, al que somos los únicos 
en estar suscritos. Nada le es 
lejano, ni lo artístico, me lee 
las poesías que ahí salen, la 
poesía es una de sus pasiones, 
ni lo político.
Conocemos al detalle la 
lucha antirreeleccionista y, 
cuando Madero llega a Pue-
bla, somos los primeros en ir 
a recibirlo. De la mano de mi 
madre y de la de mi tía, veo 
venir el forcito entre vítores, 
que injustamente ante nosotros se detiene. 
Madero baja y para agradecer la euforia de mi 
madre, la saluda quitándose el sombrero.
Después, todos sabemos que, según ordenó 
Madero, el 20 de noviembre a las seis de la tarde 
estallará la rebelión contra el dictador Porfirio 
Díaz. Como apenas es 18 aún nos mandan a la 
escuela Gustavo P. Marh, en el camino a la Pla-
zuela de San José, donde curso el sextode pri-
maria. Pero al llegar a la puerta, justo a las ocho
Puebla en sueños*
Retrato de List Arzubide realizado por Jean 
Charlot
Interior de la casa del poeta. Foto de revista Bulevar
Por: Germán ListArzubide
*Texto leído por el poeta estridentista Ger-
mán Lizt Arzubide, en el reconocimiento- ho-
menaje que el periódico Síntesis- en su quinto 
aniversario- le hizo por su cumpleaños 99 y 
su destacada trayectoria literaria, por lo que 
recibió el premio Alux.
de la mañana, nos electriza a todos el sonido de 
las primeras descargas; son los hermanos Serdán 
que avisan así que la batalla se ha adelantado. La 
gente, comprendiendo que el momento libertario 
de México por fin ha llegado, corre alocadamente 
a parapetarse. Los maestros prefieren echarnos de 
regreso y, por el camino azorados mis hermanos 
y yo encontramos a mi madre que, angustiada, 
viene a recogernos. Asombrados, acabamos de 
presenciar, justo frente a nosotros, el inicio de la 
gran revolución que conmovió a México. Al día 
siguiente, como un peregrinaje religioso, hacemos 
todos cola para ver el cadáver de Aquiles Serdán.
Sueño número 2: Veo a mi vecino y maestro de 
inglés, el humilde, Gabriel Rojano, coronel después 
y constituyente de 1917, poblano que estoy seguro 
la patria chica no ha hecho justicia. Él se ha vuelto 
a levantar con la misma tropa que organizó en la 
Malinche, por petición expresa de Serdán, para 
tomar preso al gobernador porfirista. Ahora nue-
vamente lucha pero contra el ursurpador Victo-
riano Huerta. Ha venido a mi casa para invitarme 
a combatir y yo, a los 17 tiernos años, en medio de 
las lágrimas de mis padres, decido partir, por cierto 
para siempre. Junto con el fusil recibo el nombra-
miento de Secretario Combatiente de esa tropa.
Un día nos ordenan controlar el camino 
para que Venustiano Carranza pueda regre-
sar a México desde Veracruz. En San Martín 
finalmente hacemos contacto contra las fuerzas 
zapatistas y, materialmente rociado de metra-
lla, me toca recoger a Rojano que ha caído aba-
tido por las balas, episodio que 
afortunadamente más tarde él 
viviría para relatar.
Meses después aparezco 
acompañando a Carranza hasta 
la estación de Aljibes donde la 
vía de nuestro tren ha sido cor-
tada. Como no consigo caballo 
tengo que quedarme y veo par-
tir a Carranza sólo para encon-
trar la muerte asesinado al día 
siguiente. Yo caigo preso y 
Rojano, amargado, se retira del 
ejército. Yo también, decepcio-
nado, abandono mi incipiente 
carrera militar.
El otro poblano ilustre, Gil-
berto Bosques a quien, por for-
tuna, alcancé a saludar, olvidado, 
justo antes de su muerte, aparece 
en mi sueño número 3.
Él es diputado federal y acaba de ganar la 
gubernatura del estado, pero Maximino se orga-
niza para suplantarlo. En la cámara local los
Casa del poeta ubicada en 18 poniente 507. Foto Marcos Medrano
 
Portada del primer número de la revista Ser dirigida por Germán List Ar-
zubide
diputados se alebrestan y el fornido Alonso, 
primo del gobernador, le da una golpiza a Moro. 
El hermano de éste entra al apoyo y, en medio 
de la trifulca, balea mortalmente a Alonso.
Yo corro a la cárcel para exigir que haya obje-
tividad en el juicio y, cuando llegan con el Moro 
preso, sin importar lo que estoy presenciando, 
justo frente a mis ojos, lo asesinan en medio de la 
calle. No sólo eso sino que además parten presuro-
sos para también asesinar al otro hermano Moro, 
joven doctor, cuando les abre la puerta de su casa.
Aterrorizado me presento ante el goberna-
dor para denunciar la atroz carnicería cuando 
en su oficina veo salir al feroz chacal policiaco 
que se me adelantó para reportar la misión que 
había cumplido.
Yo entonces organizo la protesta del pueblo 
mientras Bosques exige en la Cámara de Diputados 
en México, el desafuero del gobernador. Cuando 
al frente de la marcha paso con todos frente a la 
catedral, recibimos la lluvia de balas que la policía 
nos receta desde las torres. Ahí veo caer muertos a 
todos los amigos que aceptaron acompañarme.
Pero la situación es tan abiertamente des-
carnada que, finalmente, entre todos, logramos 
deponer al descarnado gobernador Sánchez, 
El Chachapa, y echar a los torvos asesinos a la 
cárcel. Entonces sobreviene el fugaz triunfo 
delahuertista y el otro Moro, aprovechando la 
coyuntura, entra a la cárcel y, sin más, toma ven-
ganza acribillando a los asesinos de sus herma-
nos que habían sido condenados gracias a que 
yo, temerariamente, les sostuve la acusación.
En mi penúltimo sueño evoco la llegada 
de Maples Arce a Puebla y el lanzamiento del 
Manifiesto de Poesía Estridentista que todavía 
conmueve al mundo literario. Nuestra audacia 
poética estremece y ofende y yo tengo que huir 
acosado por las palizas que, a falta de argumen-
tos intelectuales, nos propinan los conservadores.
Quinto y último sueño. El gobernador Bautista, 
mi amigo, pone en mi mano cinco mil pesos y me 
ordena desterrarme de inmediato en su propio 
coche. Sabe que ya me buscan rabiosos los esbirros 
de Maximino y que éstos primero matan y luego 
averiguan. Cierto es que acusé públicamente a 
su hermano, el presidente de la República, de 
corrupción y nepotismo. Pero lo que le dolió 
a Maximino no fue sólo eso sino mi aseveración 
burlona de que los trajes cordobeses con los que 
infantilmente se pavonea, se los hace un carpintero.
Su primera venganza fue contra la librería 
de la que yo era dueño en el Pasaje. Fue van-
Café de nadie. Cuadro de Ramón Alva de la Canal en referencia a el lugar 
en donde se reunían parte de los integrantes del movimiento estridentista
dalizada de inmediato y los libros aparecieron 
pisoteados por todos los portales.
En México detienen la función de box para 
anunciar el fallecimiento del sátrapa y estalla la 
ovación. La crónica de los periódicos al otro día 
describe la muerte de Maximino como la más 
aplaudida de la temporada y yo, providencial-
mente, puedo regresar a Puebla.
Y aquí paro mis sueños, no sin antes recor-
darles que hace muchos años, con motivo de 
otro homenaje y ante otro gobernador, doné 
mi casa para que ahí existiera un kinder o una 
biblioteca. Por desgracia, un sinvergüenza se 
aprovechó de mi hermana, que vivió sus últi-
mos 20 años demente a causa de la epilepsia 
que sufrió desde niña, y algo le hizo firmar, 
para aprovecharse de la casa y poner ahí un 
burdel. No sé que sea ahora la 18 poniente 507. 
Pero burdel o no, quisiera que mis amigos me 
concedieran que ahí se ponga una placa con 
esta leyenda:
“Aquí vivió Mercedes Arzubide, contertulia del 
gran Gilberto Bosques y amiga del constituyente 
Gabriel Rojano, y aquí nació también su hijo el poeta 
estridentista Germán List Arzubide”.
Hay que olvidarse unos meses
De las novias y del juego,
De los ojos primorosos
Y de las bocas de fuego.
Ahora sí, adiós al cine,
y “gallos”, “novias y vales”
y “barbacoas” y “huateques”
y pleitos con los “Nahuales”.
Que el Colegio del Estado
Siempre ha dado germen fuerte,
¡qué anda en tratos amorosos
hasta con la misma muerte!
Preferidos de las rubias
Son los preparatorianos,
Porque nunca tienen quietas
Ni la boca ni las manos.
Escogen de Medicina
Las delgadas a porfía,
Para que en ellas estudien
La famosa anatomía.
Y las morenas prefieren a los de 
Jurisprudencia,
porque del amor han hecho
una verdadera ciencia.
Y todos los estudiantes
A cualquier mujer animan,
¡porque son como los gallos
que a cualquier polla se arriman!
Ahora sí, mis compañeros,
Los exámenes llegaron,
Pagarán sus “vaciladas”,
¡ahora sí nos fastidiaron!
Cuando duermo siempre miro
En mis sueños muchos ceros,
Y a “machetear” me levanto
Cuando todavía hay luceros.
¿Si todo el año he pasado
flojeando por qué enojarse
si ignoro quién fue Bolívar
y Pascal y Núñez de Arce?
Preguntadme de boliche
De pulito y carambola,
De ajedrez y cubilete
Y veres que bien “doy bola”.
En vez del texto de clase
Siempre he llevado en la mano,
“libros de cuarenta hojas”
con que me ganan y gano.
Sé saltar a la garrocha
Y en el triple “no me pegan”,Y en la barra y paralelas si me
ven hasta se ciegan.
Ya las “grandes vacaciones”
Están para terminarse,
Y en las “chicas” no hay remedio,
Para enero hay que “matarse”.
Corrido del estudiante
Letra de Alfonso Meneses
Música de Raúl González
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
Rector: Enrique Doger Guerrero Secretario general: Guillermo Nares Rodríguez
Tiempo Universitario
Director: Alfonso Yáñez Delgado, Diseño Gráfico: Armando López Vázquez, Cordinador de textos: Humberto Sotelo Mendoza, Cap-
tura: Luz María Muñoz Díaz. Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario. Aparece quincenalmente. 
Impreso en: Editorial Mundocolor Gráfico. El costo por ejemplar de 8 páginas es de ochenta centavos. Tiraje: Veinte mil ejemplares. 
Responsable de distribución: Marcows Medrano Flores. Esta publicación se puede adquirir gratuitamente en el tercer patio del edificio 
Carolino, 4 Sur 104, Puebla, Pue. tel.: 32-74-79 con Flora Alarcón. Se aceptan colaboraciones de investigacion sobre colaboraciones de 
investigación sobre la vida universitaria. e- mail: cs00716@siu.cen.buap.mx Distribución Gratuita
Tomado de anecdotario Estudiantil. Ed. UAP Volumen II. Pág. 374

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