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LA TRATA DE NIÑAS Y MUJERES JÓVENES EN LA REGIÓN PUEBLA- TLAXCALA: UNA INDAGATORIA DESDE LA CRÍTICA DEL DESARROLLO T E S I S QUE PARA LA OBTENCIÓN DEL GRADO DE MAESTRA EN DESARROLLO ECONÓMICO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL P R E S E N T A MILÉN ARAGÓN DOMÍNGUEZ ASESOR DRA. MARÍA EUGENIA MARTÍNEZ DE ITA PUEBLA, PUE. DICIEMBRE 2014 BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA FACULTAD DE ECONOMÍA CENTRO DE ESTUDIOS DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL MAESTRÍA EN DESARROLLO ECONÓMICO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL II DEDICATORIA A Elizabeth, mi madre, por ser mi gran ejemplo y maestra en la vida. A mis hijos, Sofía y Bruno, por ser mi inspiración, mi dicha y fortaleza en la vida y por creer siempre en mi. A mi compañero de vida, Carlos, por su apoyo y comprensión. A todas las mujeres que me han inspirado para estar de pie y seguir luchando: Elizabeth, Altagracia, Hugalina, Gabriela, Rosalina, Sandra, Claudia A mi familia A todas las niñas y mujeres que han sido atrapadas, silenciadas e invisibilizadas. III AGRADECIMIENTOS A la Dra. María Eugenia Martínez de Ita, por todas sus enseñanzas y acompañamiento. Por contagiarme su energía, por brindarme sus palabras y su apoyo. A mis amigos, maestras y maestros de la maestría. A la Maestría en Desarrollo Económico y Cooperación Internacional de la BUAP, por las experiencias y aprendizajes ofrecidos. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por el apoyo otorgado durante todo el programa de maestría. A la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado. IV RESUMEN La investigación pretende explicar cuál es la situación de trata en la región Puebla- Tlaxcala, principalmente analizando los factores económicos y sociales que inciden en la región para hacer de éste fenómeno una práctica común. El análisis contempla dos niveles. El primero reflexiona el problema como un fenómeno global, que generalmente atiende a condiciones de pobreza y vulnerabilidad social en las mujeres, pero que se desarrolla y fortalece con rapidez debido a los mecanismos y discursos que la globalización neoliberal y la cultura patriarcal han legitimado para sustentar la cosificación de la mujer y su mercantilización en el sistema capitalista, facilitando así el desenvolvimiento del mercado sexual. El segundo nivel de la investigación, sitúa los efectos de la globalización neoliberal en la dimensión local y pretende explicar cómo es que el modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico de manera específica en los procesos de industrialización, ha promovido una demanda, y por tanto, oferta de servicios de la industria sexual. Aun que, el trabajo no exenta a la migración, los esquemas de violencia familiar, la violencia de género o la culturas como elementos determinantes para la comprensión del fenómeno, la tesis se ha centrado en los factores económicos que influyen o convergen para gestar y articular la trata sexual, de manera específica el crecimiento industrial como un detonante para la expansión del mercado sexual. V ÍNDICE INTRODUCCIÓN CAPÍTULO I. MARCO TEÓRICO: ANÁLISIS AL PATRIARCADO CAPITALISTA, DISCURSO PARA LA COSIFICACIÓN, UTILIZACIÓN Y EXPLOTACIÓN SEXUAL DE MUJERES Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO. 1.1 Influencia de la modernidad en las relaciones hombre- naturaleza y hombre- mujer 17 1.2 Capitalismo y patriarcado 20 1.3 El discurso patriarcal y las construcciones de género para la cosificación y mercantilización de la mujer en la explotación sexual 26 CAPÍTULO II. ANTECEDENTES Y CONCEPCIONES DE LA TRATA DE PERSONAS 2.1 Marco histórico 35 2.1.1 Reconocimiento e institucionalización de la “trata de personas” 44 2.1.2 Tipos de trata 48 2.1.3 La trata de niñas y mujeres con fines de explotación sexual 51 2.2 Lineamientos legales en el ámbito internacional, nacional y local que previenen, combaten y penalizan la trata de personas 52 2.2.1 Lineamientos legales en el ámbito internacional 53 2.2.2 Lineamientos legales en el ámbito nacional 56 2.2.3 Lineamientos legales en el ámbito local 58 2.2.4 Ley para la Prevención de la Trata de Personas para el Estado de Tlaxcala 59 2.2.5 Ley para prevenir y erradicar los delitos en materia de trata de personas y para la protección y asistencia a las víctimas de estos delitos en el estado de Puebla 64 CAPÍTULO III. MODELO DE DESARROLLO Y TRATA DE NIÑAS Y MUJERES JÓVENES EN LA REGIÓN PUEBLA- TLAXCALA 3.1 Capitalismo, neoliberalismo, globalización y patriarcado una relación bien Advenida 72 3.2 Consecuencias de la Globalización. Feminización de la pobreza y las actividades de sobrevivencia 78 VI 3.3 Explotación sexual de niñas y mujeres jóvenes en la globalización neoliberal 88 3.4 Caracterización de la trata de niñas y mujeres jóvenes en la región Puebla- Tlaxcala 98 3.4.1 ¿Cómo es la trata sexual de niñas y mujeres jóvenes en la región? 99 3.5 Antecedentes. Una revisión a los detonantes económicos de la explotación sexual de mujeres en la región 102 3.6 Causas económicas de empuje y atracción de la trata 105 CONCLUSIONES 108 FUENTES DE CONSULTA 112 1 INTRODUCCIÓN La región Puebla- Tlaxcala sigue siendo una de las zonas con mayor concentración de proxenetismo y explotación sexual forzada en México. Fenómeno que puede evidenciarse con las investigaciones hechas sobre la trata de personas en ambas entidades y con las desapariciones de niñas y mujeres jóvenes, que para Rosy Orozco1 (2013), Presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata A. C., tiene una implicación directa con la trata de personas. Según datos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y organizaciones civiles nacionales y locales, las desapariciones de niñas y mujeres continúa en ambos estados. Para el caso de Puebla, la PGJ informó al diario local Intolerancia Diario que del año 2011 al 2013, van 201 desapariciones; de las cuales 50 personas conciernen a la primera mitad del año 2013. Del total de personas desaparecidas, el 70 % son mujeres y el 40% son adolescentes de 12 a 17 años de edad. Para el caso de Tlaxcala, la directora del Colectivo Mujer y Utopía, Rosario Adriana Mendieta Herrera2 (2014), comentó que las desapariciones y el tema de trata guardan relación. Agregó que Patricia Olamendi, ex directora general del Instituto Nacional de las Mujeres, en 2008 había reportado la existencia de 4 mil mujeres desaparecidas en Tlaxcala. Así mismo, Mendieta reconoce que el colectivo que ella dirige, cuantificó 46 desapariciones de mujeres en el estado de Tlaxcala en el año 2013, y 170 denuncias por trata de personas de 2011 a inicios de 2014. En pleno siglo XXI más de 20 mil personas en nuestro país son victimas3 de esta nueva forma de posesión de humanos con fines de explotación, a la que hoy se reconoce como trata de personas. El 1.6 % de las víctimas, de los 12.3 millones (anuales) a escala mundial, son aportados por México, según la OrganizaciónInternacional de Migraciones-OIM 1En Castillo, J. (2013). Consultada el 28 de enero de 2014. Véase en: http://intoleranciadiario.com/detalle_noticia/112677/politica/el-fantasma-de-la-trata-detras-de-la- desaparicion-de-menores 2 En De la Luz, G. (2014). Consultada el 28 de enero de 2014. Véase en: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2014/06/23/se-reportaron-46-desapariciones-de-mujeres-en-tlaxcala- el-ano-pasado-cuantifica-el-cmu/ 3 Cifras estimadas por la Organización Internacional de Migraciones (2010) en el documento “La trata de personas en México, Diagnóstico sobre la asistencia a víctimas". 2 (2010). Esta cifra tiene una feminización concentrada ya que más del 50% de estas víctimas son mujeres y niñas (OIM, 2010), lo equivalente a aproximadamente una cuarta parte de la totalidad de mujeres en la capital del Estado de Tlaxcala. Los datos de ambas entidades nos hacen concordar con algunas instancias cuando se refiere a la trata como un problema de violencia, invisibilización y explotación de la infancia y juventud femenina. A esto, el Instituto de Estudios sobre conflicto y Acción Humanitaria, afirma que el 80 % de las víctimas de trata de personas son mujeres o niñas4 y según UNICEF, la cifra de niños y niñas víctimas de Trata, se acerca a 1.2 millones de menores por año en el mundo y 20 mil niños, niñas y adolescentes cada año en nuestro país, según el informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Trata de Personas del año 20085, la Organización Internacional para las migraciones6 así como algunos observatorios7 y centros de investigación. Aunque los datos son alarmantes debemos tener presente que son aproximaciones basadas en el mínimo de casos que han sido reconocidos, procesados y/o documentados por las instituciones competentes, pues se sabe que es un crimen de difícil cuantificación y documentación. La trata de personas en su giro de explotación sexual de niñas y mujeres es un problema multifactorial en el que se ven involucrados aspectos económicos, sociales, culturales y políticos desde los cuales se le reconoce como una situación problemática que principalmente afecta a las mujeres. Este presenta como tesis central el problema de trata con fines de explotación sexual es una manifestación violenta de las formas contemporáneas de posesión y explotación humana que promueve el sistema capitalista patriarcal, y que se alimenta de la situación de desigualdad de las mujeres. Es también una 4Sevilla, N. (2013). Consultada el 28 de enero de 2014. Véase en: http://www.iecah.org/web/index.php?option=com_content&view=article&id=2263:la-trata-de-personas- situacion-y-perspectivas-en-america-latina&catid=15:articulos&Itemid=9 5Contreras, J. (2013). Consultada el 29 septiembre 2013. Véase en: http://www.cronica.com.mx/notas/2009/419130.html 6 n.d. (2011, 10 de septiembre). 20 mil personas al año son víctimas de trata en México, dice ONU. La Gente. Véase en: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/106020/20-mil-personas-al-ano-son-victimas-de-trata- en-mexico-dice-onu 7 Observatorio Nacional Ciudadano, Seguridad, Justicia y Legalidad. (2014). Consultada el 28 de enero de 2014. 3 expresión del deterioro social que limita el desarrollo al negar o depravar la posibilidad de que las mujeres satisfagan las necesidades básicas que Galtung (citado en Furlán y Spitzer, 2013, pp.39-42) enuncia: sobrevivencia, bienestar, identidad y libertad. Las expresiones de este problema, al menos geográficamente hablando, han sido identificadas en más de diez entidades federativas, en las que se distinguen los estados de Sonora, Guerrero, Distrito Federal, Chiapas, Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas, Baja California, Quintana Roo, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Tlaxcala y Puebla8. Aun dentro del mismo país, cada estado o región con incidencia en tema de trata ha mostrado sus propias características o particularidades, de manera específica el centro del país, de donde se calcula y documenta que al menos el 80% de los explotadores proceden de Tlaxcala o realizan sus actividades delictivas en ese estado, en Puebla, Veracruz y el D.F. El estudio que se pretende desarrollar aquí es pertinente y urgente, no sólo por representar una violación a los acuerdos internacionales y a los códigos de cada nación o entidad que presumen o pretenden erradicar cualquier forma de trata, sino porque representa un daño directo al tejido social y a los seres humanos. Es una expresión de extrema violencia patriarcal que el sistema capitalista ha aprovechado para la acumulación de capital que requiere ser visibilizada, analizada y afrontada, pues el no hacerlo significaría reproducir y justificar una economía sumergida e ilegal basada en la explotación y dominación de las mujeres (o las víctimas), que las priva de la libertad y de la posibilidad del desarrollo. Hablar de trata, es discutir también de un problema económico no solo porque es una de las tres actividades criminales más lucrativas (Méndez, 2007), de la que se calculan ganancias de aproximadamente 31 mil 600 millones de dólares (Ruiz, 2011); sino también porque se trata de un fenómeno que nos hace cuestionar la situación o el modelo de desarrollo en el que nos encontramos. 8 Gómez, N. (2011). Consultada el 28 de enero de 2014. Véase en: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/187578.html 4 Es decir, es un tema que pone en tensión al desarrollo, aun con las adjetivaciones (humano, social, económico, sustentable, etc.) que se le den, ya que en él, se encuentran ausentes, en cautiverio o en condición de explotación miles de mujeres y niñas. La concentración de la argumentación y discusión del fenómeno en la sociología, la psicología la antropología, el derecho, no así desde la economía, exige que se aborden las causas, el comportamiento y las consecuencias desde esta postura, pues complementaría los trabajos que se han hecho desde las disciplinas antes enunciadas. Desde esta preocupación es que esta tesis se ha planteado como objetivo, analizar los factores económicos y sociales que motivan la existencia de la trata de niñas y mujeres jóvenes con fines de explotación sexual en la región Puebla- Tlaxcala. De ahí que los objetivos específicos que acompañan a la misma sean los siguientes: Caracterizar el modelo de desarrollo en la región Puebla- Tlaxcala. Identificar los factores del modelo económico de desarrollo, que facilitan la trata de niñas y mujeres jóvenes en Puebla- Tlaxcala. Reconocer las manifestaciones económicas de la trata de niñas y mujeres jóvenes con fines de explotación sexual en la región Puebla- Tlaxcala. A partir de estos propósitos se han estructurado algunos cuestionamientos que permitirán orientar la investigación. 1. ¿Qué características tiene la trata de niñas y mujeres en la región Puebla - Tlaxcala? 2. ¿Qué modelo de desarrollo está siendo orientado para la región Puebla – Tlaxcala? 3. ¿Qué factores del modelo económico, han promovido el surgimiento y desarrollo de la trata de niñas y mujeres jóvenes en la región Puebla - Tlaxcala? 4. ¿Qué factores económicos han fomentado la perpetuación de la trata de niñas y mujeres jóvenesen Puebla-Tlaxcala? 5 5. ¿Qué expresiones económicas ha tenido la trata de niñas y mujeres en la región? Las preguntas que aluden al modelo de desarrollo y los factores que han promovido el surgimiento y desarrollo de la trata de niñas y mujeres jóvenes en Puebla y Tlaxcala nos permitirá explicar la base económica sobre la cual estamos reproduciendo la vida y expondrá como las políticas económicas y los modelos de desarrollo han influido en el proceso de deterioro social y del sostenimiento de la explotación sexual de niñas y mujeres. Por otro lado, los cuestionamientos sobre las características que tiene la trata de niñas y mujeres en Puebla y Tlaxcala, así como la de los factores y expresiones económicas que han fomentado la perpetuación de la trata de niñas y mujeres jóvenes en Puebla-Tlaxcala, exploran en primer lugar la situación que cada entidad afronta con respecto a la trata sexual, y por otro lado, nos permite identificar y explicar los factores económicos locales que impulsan o preservan estas prácticas. México está catalogado como lugar de tránsito, y destino para la trata de personas con fines de explotación sexual, comercial y del trabajo forzado. Los puntos rojos en nuestro país según CNDH, se ubican en Sonora, Guerrero, Distrito Federal, Chiapas, Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas, Baja California, Quintana Roo, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Tlaxcala y Puebla9. 9 Gómez, N. (2011) Op. Cit. 6 Mapa I. 1: Entidades que reportan un alto índice de casos de trata de personas con fines de explotación sexual. Fuente: Elaboración propia, con datos expuestos por la CNDH, en el diario El Universal. Aunque la investigación dará un esbozo general respecto a la situación de trata de niñas y mujeres jóvenes en nuestro país, nos centraremos en indagar sobre el contexto de la franja Puebla- Tlaxcala, que es el territorio con alta incidencia en este delito, tal y como lo ha afirmado la Presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata A. C., Rosy Orozco, cuando expresa que el 80% del delito a nivel nacional se comete en Tlaxcala10. En el caso de Puebla, la mayor concentración de casos de este tipo se ha manifestado al sur del estado, dado que tiene una estrecha cercanía con los municipios de alta incidencia en Tlaxcala, y a su vez es una región cuya presencia de migrantes de otras entidades y países ha ido en aumento. Cabe recalcar que ambas entidades, Puebla y Tlaxcala han sido zonas de paso y acogida temporal o permanente, no solo para los migrantes sino también para las redes locales de trata, dada la proximidad con el Estado de Veracruz y el Distrito Federal. 10 Sipse. (2012). Consultada el 30 de enero de 2014. Véase en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/es-tlaxcala-foco-rojo-en-trata-de-personas 7 Tlaxcala particularmente ha manifestado proyecciones del fenómeno en el ámbito internacional, diarios locales en EE.UU, publicaciones y reportajes internacionales, como las que hacen, Center for Public Policy Studies, FBI, CNN, entre otros, han localizado al Estado de Tlaxcala como uno de los más recurrentes en este delito. Para dar cuenta de ello, es preciso recurrir a lo que el diario U-T San Diego, a través de su corresponsal Aguilera (2012), quien informó el año pasado que el poblado de Tenancingo, junto con otros municipios de Tlaxcala, aportan el 80% de los tratantes a nivel nacional en México. Aun en la localización por entidad federativa, cada estado tiene sus matices y en el caso de Tlaxcala no todos los municipio han sido enmarcados en las mismas dimensiones. El Gobernador tlaxcalteca Mariano González dio a conocer en el Consejo Estatal contra la Trata11 (Ramírez, 2011) a los municipios que resaltan como zonas de alerta, donde se encuentran Chiautempan, Acuamanala de Miguel Hidalgo, Tenancingo, Apizaco, Papalotla de Xicohténcatl, San Pablo del Monte, San Lorenzo Axocomanitla, Zacatelco y Contla. Agregando al “círculo de proxenetas” los municipios de, La Magdalena Tlaltelulco, Xicohtzinco, Teolocholco y Santa Catarina Ayometla (Domínguez y Aragón, 2012). La mayoría de estas poblaciones se ubican en poco más de 20 kilómetros de carretera que conectan a Puebla y Tlaxcala. 11 Ramírez, J. L. (n.d.). Consultada el 28 de enero de 2014. Véase en: http://www.abctlaxcala.com/index.php?option=com_content&view=article&id=9981:focos-rojos-en-15- municipios-por-alta-incidencia-de-trata&catid=52:sobresalientes 8 Mapa I. 2: Municipios de Tlaxcala con un alto índice de casos de trata de personas con fines de explotación sexual. Fuente: Elaboración propia, con base en información publicada por los diarios electrónicos el abctlaxcala, el zócalo y la publicación académica de Domínguez y Aragón, 2012. En los últimos años, Puebla se ha convertido en región de análisis para distintos colectivos y observatorios enfocados en el fenómeno de la trata de personas, no sólo por la cercanía con Tlaxcala, sino también por elevar su apertura en atractivos turísticos y sexuales, que han incrementado la demanda, y por tanto, oferta de esta clase de servicios. El sondeo hecho por distintas organizaciones enfocadas en el tema de trata que se reporta en el diario electrónico Central, expresa que tan solo en 14 municipios del Estado de Puebla existen por lo menos 107 centros nocturnos. Dicha investigación permitió la identificación y registro de casos, así como su magnitud respecto a la explotación sexual de mujeres en dichos lugares. A partir de la sistematización de la fuente recientemente mencionada y otras consultas hemerográficas, se reúnen los municipios en el Estado de Puebla cuya incidencia en el tema es alta; Cuautlancingo12, Atlixco, Puebla13, Coronango, San Pedro Cholula14, Tehuacán, 12 Marcial, N. (2013). Consultada el 28 de diciembre de 2013. Véase en: http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n2951690.htm 9 Ajalpan, Tepeaca, Xicotepec y con incipiente manifestación en Huejotzingo, Esperanza, Libres, Tecamachalco, Teziutlán, Zacapoaxtla, Zacatlán y Tetela de Ocampo.15 Mapa I. 3: Municipios del Estado de Puebla con alto índice de casos de trata de personas con fines de explotación sexual. Fuente: Elaboración propia con base en los datos publicados en los diarios electrónicos, e Central, El Sol de Puebla y Municipios Puebla.13 Chester. (2010). Consultada el 28 de diciembre de 2013. Véase en: http://arturoalfarogalan.wordpress.com/2010/09/22/tres-municipios-de-puebla-focos-rojos-en-trata-de- personas/ 14 Castillo, K. (2013). Consultada el 28 de diciembre de 2013. Véase en: http://www.municipiospuebla.com.mx/nota/2013-07-16/san-pedro-cholula/rescatadas-sólo-dos-niñas- v%C3%ADctimas-de-trata-en-san-pedro-cholula 15 Los datos fueron publicados por el diario electrónico Central, sin embargo son resultado de la investigación y sistematización de distintas Organizaciones No Gubernamentales, entre las que se encuentran; Corazón Azul, Asociación Nacional contra la Trata Humana en la Sociedad (Anthus), entre otras. Consultada el 10 de enero de 2014. Véase nota completa en; http://periodicocentral.mx/nota-roja/el-mapa-de-la-trata-de-personas- en-puebla-107-bares-operan-con-victimas-de-explotacion-sexual 10 Recapitulando, vale la pena reiterar que el trabajo se centrará en analizar las causas económicas de la trata de niñas y mujeres jóvenes en la región Puebla y Tlaxcala; entendiendo por ella, al conjunto de municipios de cada entidad, que además de presentar un alto grado de incidencia en el fenómeno se ubica en el cinturón geográfico de colindancia sureña entre Tlaxcala (San Pablo del Monte, Teolocholco, Tenancingo, Papalotla, Xicohtzinco y Zacatelco) y Puebla (Coronango, Huejotzingo, Cuautlancingo y Puebla). Respecto a la temporalidad, se ha decidido abarcar del año 2000 al 2013. El periodo responde a un tiempo de evidente efervescencia teórica, legislativa y social respecto al combate de la trata, en él se enmarca el surgimiento de Leyes en contra de la trata, la emergencia de organizaciones no gubernamentales de atención al tema de género y en forma específica de la violencia de género y trata de personas en la región. El trabajo de investigación y documentación, y por último, es un periodo que nos permite realizar la búsqueda biblio-hemerográfica necesaria para la reconstrucción local del fenómeno. Como se ha mencionado, la trata de niñas y mujeres jóvenes con fines de explotación sexual es un fenómeno multifactorial que puede explicarse desde los siguientes planteamientos: Territorial- El rasgo fronterizo en el caso de México, también se ha permeado por este fenómeno. Los 3152 kilómetros de frontera mexicana, desde el Monumento 206, en la frontera norte (SRE16, 2011. Visitar sitio oficial), y los 1149 kilómetros en la frontera sur han sido regiones con carencia de Estado de Derecho, donde al tema de la trata de personas forma parte del ritmo económico y social de esos espacios. De ahí que, el periódico digital, El Universal haya resaltado, a partir de las investigaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), a los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas (Alvarado, 2011), al norte17; y a Chiapas y Quintana Roo (Gómez, 2011), al sur18 como focos rojos en el tema. 16 SRE. (2011). Consultada el 10 de enero de 2014. Véase en: http://www.sre.gob.mx/index.php/otros/informacion-general-sobre-mexico 17 Alvarado, I. (2011). Consultada el 10 de enero de 2014. Véase en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/794561.html 18 Gómez, N. (2011). Consultada el 28 de enero de 2014 Véase en: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/187578.html 11 Tecnológico- La tecnología abrió un espacio intangible, sin nombre, sin rostro que posibilitó y potencializó el desarrollo de la trata de personas. El espacio virtual ha sido una herramienta que facilita la articulación de redes criminales, tratantes y consumidores. Este medio se ha vuelto un interlocutor y promotor comercial inmaterial en este mercado ilegal. La política y el papel del Estado- El Estado mexicano y sus entidades han sido cómplices en la consolidación de redes criminales y en la operabilidad de la trata de personas, al no dotar de mecanismos estructurales y legales que frenen esa actividad. Ejemplos de ello es la laxa vigilancia y prevención en la propaganda y giros turísticos de ciertas entidades, la inexistencia de mecanismos eficaces para el monitoreo y seguimiento de denuncias por desaparición y trata, la falta de condiciones materiales y de servicios para la canalización de los casos de trata, la corrupción, la colusión con redes de trata, entre otras actitudes que ha presentado el Estado permiten de manera directa o indirecta el funcionamiento de este delito. Situación social- La vulnerabilidad social también causal del problema, provocada y acentuada por la dinámica económica, ha provocado que la población acepte cada vez peores condiciones de trabajo a cambio de la garantía de subsistencia. El sistema capitalista ha provocado, aprobado y se ha valido de esta condición, en la que la humanidad se vuelve blanco de explotación y exterminio, sobre todo de los grupos sistémicamente invisibles - pobres, migrantes, mujeres, niños y niñas, indígenas, refugiados, presos, etc.-. El texto, Dinero, perlas y flores en la reproducción feminista, de Mariarosa Dalla Costa (2009), la autora expresa “…para nacer (el capitalismo) supuso el sacrificio de segmentos ingentes de la humanidad, supuso exterminios en masa, producción de hambre y miseria, esclavitud, violencia y terror y, en su avance, sigue suponiendo todo esto”. Procesos de transnacionalización- La rentabilidad de esta actividad la ha vuelto más atractiva para los criminales. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Interpol y el Departamento de Estado de Estados Unidos de Norteamérica han ubicado al tráfico de armas, el narcotráfico y la trata de personas como las actividades criminales más lucrativas (Aguilera, 2012)19. 19 Aguilera, E. (2012). Consultada el 11 de enero de 2014. Véase en: http://www.utsandiego.com/news/2012/sep/22/inhumane-trade/all/?print 12 La cultura y las construcciones de género- Como vemos, la cultura, las subjetividades de los colectivos, la educación, las condiciones territoriales, el capital social que aprovecha las determinantes territoriales y ecológicas, van dando idea del tamaño del problema, y abren, aunque con la puesta casi invisible, campos de intervención para los cientistas sociales, o los promotores de desarrollo en la de trata de personas desde la arista sujeto- territorial. Teniendo claro que este fenómeno tiene distintos vértices de análisis, el trabajo se concentrará primordialmente en el análisis económico, pero de manera precisa desde la crítica del desarrollo, donde además nos apoyaremos del análisis patriarcal y sexista en el que nos hemos desarrollado, como un agente valiosísimo para el capitalismo, que se ha encargado de legitimizar, profundizar y reproducir las relaciones violentas, inequitativas y desiguales en la sociedad y que funcionan de la mejor manera para que la trata de mujeres y niñas se mantenga. Este último punto cobrará mayor profundización en el marco teórico del trabajo, pues representa nuestra guía, nuestra mirada analítica en este trabajo. Siendo un fenómeno antiguo en su propósito mercantilista del cuerpo pero nuevo en términos conceptuales, que no ha podido ser abatido, su abordaje ha resultado parcial ya que en los programas nacionales destinados a su abatimiento, se concentran en asumirle como un asunto de inseguridad y deterioro social, si bien los dos elementos son reales, el análisis económico y político parecen escaparse del marco justificatorio y de respuesta a la resolucióndel problema. Por ello, resulta importante en esta tesis, vislumbrar cómo la trata de niñas y mujeres jóvenes tiene un fundamento económico que se alimenta y beneficia de las situaciones históricas, culturales y políticas de desigualdad y subordinación de las mujeres. A demás de que el trabajo se propone trabajar el problema desde un enfoque económico, se hará énfasis en las implicaciones del fenómeno en la gestión del desarrollo de las mujeres y de la región Puebla-Tlaxcala de tal forma que podamos discutir la manera en que impacta directa o indirectamente, positiva o negativamente la trata en el desarrollo de las comunidades. Lo anterior responde a que el desarrollo, como un estado social y económico, se ha tratado de gestionar en diversas geografías, por los grupos, gobiernos locales, instituciones y agencias internacionales, en la idea de que es el estado óptimo de bienestar del que todos deberían gozar. 13 Como último punto, y no menos importante, mencionaremos el esquema patriarcal y sexista en el que nos hemos desarrollado, como un agente valiosísimo para el capitalismo, que se ha encargado de legitimizar, profundizar y reproducir las relaciones violentas, inequitativas y desiguales en la sociedad y que funcionan de la mejor manera para que la trata de mujeres y niñas se mantenga. Este último punto cobrará mayor profundización en el marco teórico del trabajo, pues representa nuestra guía, nuestra mirada analítica en este trabajo. El trabajo que se desarrolla es una investigación cualitativa. Dado que este enfoque, más que estudiar la realidad, intenta construirla, asumimos a la observación, documentación, análisis, descripción y explicación del fenómeno como las etapas básicas para el desarrollo de la investigación. La investigación será de corte explicativo debido a que es el nivel de análisis más estructurado y en el que están implícitos otros niveles de estudio (Hernández, 2000), como es la exploración, la descripción y la correlación; que proporcionan un sentido de entendimiento del fenómeno más completo. Un estudio explicativo “como su nombre lo indica, (su interés) se centra en explicar porqué ocurre un fenómeno y en qué condiciones se da éste, o por qué dos o más variables están relacionadas” (Hernández, 2000, p.66). Así entonces, el trabajo propone acercarnos a los elementos teóricos y concretos (lo que se ve y se sabe) que nos permitan caracterizar el fenómeno, y posteriormente correlacionar con el fenómeno, algunas características económicas de las mujeres y de la región que se vuelven promotoras de la trata de niñas y mujeres jóvenes en Puebla-Tlaxcala. Considerando el nivel de análisis de la investigación, nos apoyamos principalmente en el método documental, por lo que se hizo una amplia revisión biblio-hemerográfica acerca de la situación de trata en la región Puebla- Tlaxcala, entre las que destacan, los diagnósticos situacionales de tipo local, las investigaciones efectuadas por parte asociaciones civiles, centros de investigación, instituciones no gubernamentales y universidades; así mismo, artículos académicos, tesis de posgrado, libros, leyes, protocolos, acuerdos y códigos que legislan al respecto, y notas periodísticas de distintos periódicos de Puebla y Tlaxcala. La revisión de literatura nos facilitó la construcción del desarrollo teórico y el análisis permanente en cada uno de los capítulos. De manera específica, la revisión de protocolos, acuerdos, leyes, y códigos permitió fundamentar el marco legal de la trata de mujeres, 14 permitiéndonos ubicar, a partir de la comparación entre los distintos niveles legislativos, las carencias y virtudes de éstos. La revisión de artículos, diagnósticos y libros de análisis económico abonaron en la descripción de la situación económica de las mujeres y el modelo económico imperante en la región estudiada, (concentrándose en once municipios). Esta revisión nos permitiría ubicar las variables económicas con las que se correlacionaría al fenómeno estudiado. Cabe mencionar, que la recolección de información también se vio nutrida por la información que pudo obtenerse de algunos actores centrales en la investigación continúa, prevención y abatimiento de la trata de personas en la región. 15 CAPÍTULO I. EL PATRIARCADO Y LA COSIFICACIÓN DE LA MUJER, BASES DE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑAS Y MUJERES JÓVENES La trata de personas y enfáticamente la trata de mujeres con fines de explotación sexual ha sido un fenómeno trabajado ya por diferentes disciplinas de las ciencias sociales, particularmente desde la sociología, la antropología, la psicología, el derecho y en otros momentos por proyectos de investigación multidisclipinarios que pretenden entender el fenómeno de manera más completa. Las preocupaciones centrales han estado en entender y definir claramente el fenómeno, identificar sus causas, analizar el comportamiento, sobre todo sociológico (prácticas, cultura, valores, el comportamiento de los sujetos) y legal (deteniéndose en la tipificación del delito, las redes de criminalidad que se tejen, etc.) así como en realización de diagnósticos que muestren la situación de la trata en determinadas regiones, para proponer alternativas teóricas o de intervención. Tratando de ampliar la reflexión respecto a este problema, nosotros nos posicionamos desde un análisis económico que por supuesto se nutre de los trabajos de otras disciplinas, pero pretende explicar cómo la trata de niñas y mujeres jóvenes también debe ser entendido como un asunto de origen y repercusión económica. Azaola (2003), Kumar (2007, 2013), Kumar y Jarquín (2005), Robles (2007) entre otros, han dejado ver en sus investigaciones cómo las circunstancias económicas de las mujeres y niñas se han convertido en un factor detonante para su vulnerabilización frente a la trata y cómo esta actividad delictiva se ha convertido en un negocio millonario en el sistema económico actual. Si bien los autores han reflexionado en torno a la situación de pobreza, no han contemplado explícitamente otros factores de índole económica que pudieran repercutir en la perpetuación y expansión de esta actividad, por ello, nos interesa analizar algunas otras causas (de índole económica), al tiempo que reflexionemos en el impacto de dicho fenómeno en la promoción del desarrollo para las mujeres. En este sentido el trabajo se enmarca en dos enfoques teóricos, el primero es la postura del feminismo crítico, y por otro, la crítica del desarrollo. Se propone a la teoría crítica feminista como brújula en la discusión y elaboración de este trabajo por distintas razones: 16 1.- La corriente feminista es producto de las luchas, principalmente de mujeres y movimientos de mujeres, que apelan por condiciones justas, dignas, igualitarias y equitativas de vida, en un mundo cuyas determinaciones sociales, dígase roles, y relaciones sociales las desvirtuó y subyugó al yugo masculino y Estado patriarcal. 2.- El feminismo es una reivindicación de los derechos humanos y civiles de las mujeres. 3.- Es una postura crítica y un grito vivo que exige la generación de relaciones horizontales, el derrocamiento de las construcciones de género, como relaciones de poder deterministas y desiguales y por las cuales se reproduce la violencia, el abuso, la marginación, la dominación y en este caso, la trata de personas. 4.- Este enfoque aporta la categorías y conceptos, como la de género; que nos permiten entender cómo las construcciones genéricas de los sexos han influido en primer lugar en la subjetivación de los roles y condiciones de hombres y mujeres, criterio que ha determinado, legitimado y reproducido relaciones de poder asimétricas entre hombres y mujeres. O la del “sistema sexo- genero” (categoría de los estudios de géneros) que nos posibilitaexplicar las relaciones jerárquicas que subordinan a la mujer y la orillan a realizar actividades marginales como es la de la explotación sexual, pues reflejan la oposición del hombre frente a la mujer, lo masculino frente a lo femenino, que por lo regular no en términos de igualdad, por el contrario, responden a un orden jerárquico (Conway Jill, Bourque Susan, Scott Joan, en Lamas, 1997). Por último retomamos al patriarcado como estructura (social) central en la legitimación de la desigualdad y marginación de las mujeres, que si bien es un discurso que antecede al capitalismo, fenómeno que se abordará en este trabajo, ha servido muy bien a los intereses de ese modelo económico, para la sobre explotación de las mujeres, particularmente la sexual. De manera general, podemos decir que este enfoque nos impulsa a desnaturalizar lo naturalizado. Romper con la desigualdad y la injusticia en el mercado, comenzando por visibilizar a todos aquellos sectores (mujeres, niños ancianos, homosexuales, negros etc.) a los que se les ha empujado a la marginación. Para ello, nos apoyaremos de algunas escritoras que facilitan entender el sistema patriarcal, contexto en el que problemas como la trata de niñas y mujeres jóvenes se expande; y las posturas desde las cuales se entienden y critican las desigualdades de género y las 17 relaciones de dominación y violencia actuales. Por lo que los argumentos de Silvia Federici (2013), Sasskia Sassen (2003), Mariarosa Dalla Costa (2009) y Marta Lamas (1997) resultan básicos en nuestra discusión teórica. Por otro lado, retomamos a la crítica del desarrollo como la posición reflexiva y contestataria respecto al discurso económico dominante, el cual se ha basado en el crecimiento económico a partir de la cosificación y mercantilización de lo animado e inanimado. La postura crítica del desarrollo abre las puertas a la desnaturalización del capitalismo, como único sistema de vida, nos invita a la descolonización capitalista y patriarcal (estructuras de las que se ha hecho funcionar), permite ver las desigualdades sociales, económicas y políticas que ha fomentado y afectado concentradamente a las mujeres y cuestiona el papel en el que se ha puesto al mundo (como ente viviente o naturaleza), al hombre y a las mujeres. Dicho lo anterior, explicamos brevemente la organización y sentido de esta discusión teórica. Con ánimo de responder a qué aspectos han generado que la mujer se haya convertido en la mercancía principal, más no valiosa, en la trata con fines de explotación sexual, nos concentramos en argumentar la influencia que tuvo la modernidad en la construcción de las relaciones humanas y la organización jerárquica en dichas relaciones a partir del sistema género que primaba en el momento. En segundo lugar, tratamos de explicar cómo el discurso patriarcal reafirmó la subordinación de las mujeres y determinó la concepción de sí misma y la social respecto a su papel e identidad femenina, naturalizando su valor a partir del valor de su cuerpo por la procreación, la producción o la ejecución de labores. Por último se explica cómo el capitalismo toma la plataforma patriarcal para justificar y sostener la cosificación de las mujeres y su explotación por su condición sexuada (lo que su cuerpo y construcción biológica ofrece) y genérica (lo que socialmente puede ofrecer) para el beneficio del mercado. 1.1 Influencia de la modernidad en las relaciones hombre- naturaleza y hombre- mujer Diariamente somos testigos de represiones, atentados, suicidios y aniquilamientos a la humanidad, y sin embargo en nuestro papel de espectadores, víctimas y victimarios nos 18 hemos sumergido en la legitimación y reproducción de la desigualdad social. Es necesario preguntarse qué o quiénes generan la dinámica de desigualdad e inequidad, qué sistema social estamos reproduciendo, qué tipo de vida estamos viviendo, qué modelo de desarrollo se está planteando para la sociedad desde el colectivo y desde las esferas económico- políticas. Es imposible dejar fuera de estas interrogantes al capitalismo, pues es el modelo de producción económica desde hace más de cinco siglos y el determinante económico, político y social actual. Hoy por hoy, el régimen -capitalismo- mundial. Para introducirnos a la discusión, cabe revisar los elementos fundantes o los intereses que rigen el desenvolvimiento del capitalismo. La modernidad, sin duda fue uno de ellos, y además la responsable de la reconfiguración del hombre, tanto en la concepción de sí mismo y la relación con su misma especie como con su entorno. Las ideas modernas permitieron el desprendimiento del pensamiento místico sobreponiéndose a él el pensamiento racional, haciendo que el hombre se posicionara como agente de creación y trasformación de él y del mundo. El inicio de esta nueva actitud y percepción del hombre frente al mundo abrió la puerta a la dominación de la naturaleza como recurso ilimitado y disponible a ser extraído y explotado en aras de satisfacer sus necesidades de subsistencia pero también las ficticias. La cosificación del entorno y la dominación engendraron por un lado la explotación y acumulación como bases del incipiente desarrollo capitalista donde todo es rentable y vendible, y por otro lado, determinaron la dimensión del pensamiento eurocéntrico y colonial a partir de las jerarquías establecida entre los hombres. Es decir, la “necesidad” por controlar lo salvaje, la naturaleza, para después poseerlo, fue un criterio que se trasladó también a la relación de los hombres hacia las mujeres. Un ejemplo de esta reconfiguración de las relaciones sociales puede verse en Europa durante el S. XVI- XVII, donde el papel de las mujeres estaba determinado por un criterio naturalista, desde el cual se anunciaba una serie de tareas domésticas que se decían innatas de la mujer, como la reproducción, la crianza y la guarda del hogar, mientras que el hombre se desempeñaba en el trabajo productivo. Rousseau (citado en Amorós, 1990, p. 148) decía que; “la superioridad de la fuerza física del varón fundamenta un poder legítimo, de lo cual 19 se sigue, que la mujer está hecha especialmente para complacer al hombre,…por ley de la naturaleza”. Si bien, la relación y papel social de las mujeres y hombres del momento parecía atender a un análisis exclusivamente naturalista, en realidad podemos ver un discurso político y social patriarcal (que limitaba y despojaba a las mujeres) que se apoya de una justificación naturalista que permitía su naturalización y reproducción sin cuestionamiento. Este modo de organizar y concebir el mundo se traslada y profundiza en distintas geografías tras las colonizaciones europeas a América Latina, África y Asia, pues con personas genotípica y culturalmente diferentes, las jerarquías se agudizan. Colonialidad del género y la nueva relación entre los sexos Según María Lugones (2012) el pensamiento moderno está caracterizado por las dicotomías jerárquicas. Dichas dicotomías son centrales en la estructuración social, política y económica capitalista a partir de los géneros y las razas. Para ella, los europeos introdujeron (del S. XVI al XVIII) la dicotomía racial como elemento discursivo de dominación de otros hombres, lo que implicó sembrar en la conciencia de los “indios” y “negros” (de las colonias) la diferencia y su posición de sumisión ante el hombre europeo blanco. Los indios o negros no eran otra cosa que bestias sin género, amorfos, ambiguos, capaces de cualquier actividad, y trabajo. En este sentido, eran totalmente accesibles, especialmente las mujeres en el aspecto sexual por el hombre, el colonizador, el ser de razón, poder y dominio. Esta misma percepción de las mujeres se enseñó e interiorizó en los indios y los negros, de manera tal, que el gusto o reproducción de odio y violencia fueran partedel comportamiento con su sexo contrario. El hombre europeo moderno no sólo excluyó racialmente a los indios y los negros de la categoría hombre sino que negó a las mujeres de dichos grupos y las sometió a la domesticación, dominación y cosificación. En este sentido, compartimos lo que dice Lugones (2012) cuando expresa que la dominación del capitalismo no sólo es desde la vertiente de raza, sino también en función del género y la clase o estrato. La “colonialidad de género”, introdujo un sistema de organización social basado en la división y estandarización de los cuerpos para la reproducción capitalista a partir de los sexos. 20 Quijano (2000) reafirma este planteamiento asumiendo que las dimensiones de superioridad y dominación fueron naturalizadas. Para el caso de las mujeres, la división de actividades para la reproducción capitalista consistió en la satisfacción sexual de los hombres y del sistema patriarcal. Para ambos casos la mujer cobró una connotación de “cuerpo”, facilitándole al sistema patriarcal su utilización y mercantilización en el mercado, el cual responde también a una esfera de dominio masculino. 1.2 Capitalismo y patriarcado Aunque se han vertido algunas reflexiones respecto a las ideas que fomentaron, por un lado, el dominio del entorno y por el otro la reproducción del sistema capitalista, es preciso que seamos más enfáticos respecto a lo que es el patriarcado y el papel que ha jugado en lo que Pérez (2010) llama una economía pervertida (capitalismo). Cómo es que el patriarcado, como forma de organización política, social, económica, ideológica y religiosa basada en la idea de la autoridad y superioridad de lo masculino sobre lo femenino, fundamentada a través de la socialización de género (Martínez, 2011), y que antecede a los orígenes del capitalismo; ha tenido un papel central en el funcionar de la maquinaria del capital. El capitalismo, entendido como un régimen basado en la acumulación de riqueza y las relaciones de explotación que utiliza o destruye la vida como medio para obtenerla, ha diseñado y puesto en marcha las condiciones estructurales idóneas para que hombres y mujeres perpetúen el sistema. Así mismo determinó la división sexual del trabajo, justificada en un discurso naturalista- patriarcal, que agudizó y mantuvo la desigualdad y anulamiento del papel productivo de las mujeres en el trabajo no reconocido de la esfera doméstica. A lo que Aragón y Cuahutle (2013) comentan: El capitalismo a través de la violencia determinó el rol de la mujer, supeditándola a la voluntad del Estado patriarcal y a la del hombre. Su existencia y labor se circunscribió a la satisfacción de sus (del Estado y de los hombres) intereses y necesidades. El valor de la mujer y sus funciones se atomizaron en el producto de su cuerpo, cuya tarea central sería la concepción (reproducción) de la mano de obra que nutre y sostiene al sistema capitalista. (p.6) Desde la división sexual del trabajo y la formalización monogámica de las familias de la 21 que habla Engels, en su obra El origen de la familia la propiedad privada y el Estado se fomentaron y agudizaron las relaciones de superioridad por parte de los varones hacia las mujeres en todos los espacios. Benítez (2014) comenta que esa división sexual aunada a la violencia machista disciplinadora del trabajo, se ha ido reforzando actualmente con la presencia de las crisis. Las mujeres han tenido que buscar alternativas (que en su dimensión positiva se entienden), como los cultivos domésticos, el apoyo de beneficios comunales, el trueque, la cooperación y la solidaridad para soportar las crisis, pero en otros casos son orilladas a ejecutar actividades basadas en la explotación de su cuerpo. El cuerpo (como instrumento o como producto), la sensualidad, la sexualidad, la complacencia, el servilismo, la sumisión, las actividades de cuidado y cariño pasan a ser los clichés de la identidad y la función de las mujeres hasta el día de hoy. Retomando la crítica de Lagarde (1990), en la que impugna esa identidad de asignación (lo que le toca, es su naturaleza, para eso sirve, así debe ser) estructural, a la que se nos ha limitado, cuestionamos la construcción de las mujeres en función del ser para otros y de otros, dado que nos mantiene como sujetas negadas y cosificadas, utilizadas y mercantilizadas, por una economía que sobrepone al mercado sobre la vida y por un discurso androcéntrico reproducido y vigilado por la cultura. A esta vigilancia patriarcal se le puede identificar según Puelo (2005), en forma de coerción y de consentimiento. El primero remite a la vigilancia o procuración de que las reglas o rígidas normas para hombres y mujeres se hagan cumplir por medio del castigo o hasta la muerte, aspecto que desarrollaremos más adelante. El segundo responde a las formas o actitudes patriarcales interiorizadas, donde el sujeto mismo será quien busque ansiosamente cumplir el mandato, por la dominación social. El patriarcado de consentimiento es el que permite la perpetuación de ese discurso y modelo. Lamas (1990) en su texto Identidad femenina refiere que desde la familia (integrada por hombres y mujeres) se nos enseña a las mujeres aquellas conductas y actividades propias, es decir naturales, innatas, de nosotras mismas. Lo que representa una paradoja, pues al ser natural, no tendría que enseñarse con tanto rigor y vigilancia. En otras palabras, la cultura entendida también como el determinante social, se ha convertido en la policía y supervisora de que las conductas y relaciones patriarcales se cumplan. 22 Amorós (1990), haciendo un análisis del papel y percepción de la mujer en la ilustración abstrae de Rousseau lo siguiente; …la mujer no es sujeto del contrato social ni participa en la constitución de la voluntad general, pues su misma inmediatez hace de ella un ente precívico y determina su aptitud como forjadora, en el espacio privado, de las condiciones de posibilidad de lo cívico, es decir, como reproductora del ciudadano." Ahora bien, para asegurar que cumpla como guardiana de la función reguladora de los valores del estado de naturaleza, los varones deberán constituirse en sus guardianes: pues la inmediatez, por la que la mujer asumía las connotaciones de naturaleza paradigmática, justifica al mismo tiempo que se la haga objeto de una educación diferencial y altamente represiva. (Amorós, 1990, p.143) La legitimidad que le da la cultura a estos valores androcéntricos hacen peligroso al patriarcado, pues la dificultad para visibilizarlo y combatirlo remite a transformar la cultura también. Actualmente, los ámbitos y manifestaciones donde ha encontrado cabida el capitalismo se han diversificado, ocasionando que se vayan cerrando cada vez más espacios para que hombres y mujeres garanticen su subsistencia. Las mujeres especialmente han sido perjudicadas por; 1.- la depredación y acaparamiento del capital sobre los espacios y recursos de subsistencia o espacios comunes, 2.- la marginación y empobrecimiento a la que se les ha orillado social y estructuralmente, 3.- el interés de explotar el cuerpo, la vida y cultura portada en ellas, 4.- y por los paradigmas de desarrollo que se han aterrizado en políticas, programas y estructuras que reproducen esta marginación y dominación patriarcal sobre la humanidad pero especialmente sobre las mujeres. Es decir, el interés natural de dominio del sistema capitalista aunado a las políticas neoliberales y la globalización han puesto en tensión la sostenibilidad de la vida para millones de mujeres y hombres. Las grandes industrias, transnacionales y los homo economicus, han vuelto inaccesible la tierra, el agua, la educación, la salud entre otros bienes comunes para común de la gente. El campo para muchas familias, y sobre todo para 23 las mujeres al ser ellas las mayoresproductoras de alimento en el mundo, ya no garantiza su estabilidad económica o mínimamente su sobrevivencia puesto que la competencia frente a las agro-industrias, las excluye del mercado. Esta situación ha promovido en gran medida que la mujer sea la nueva obrera pero en condiciones paupérrimas, que se circunscriben a la percepción salarial precaria y desigual frente a la de los hombres, a su desempeño en actividades de subempleo con largas jornadas, y limitadas prestaciones y servicios. Así mismo, las mujeres han tenido que incursionar en nuevas formas de trabajo itinerante, tales como es el trabajo a domicilio, las actividades de ambulancia, el trabajo informal o/e ilegal, la migración, entre otras, que son aceptadas por ellas ya que les permite mantener flexibilidad en los horarios para cumplir con los cuidados de sus hogares Rosalba Todaro (2000) “afirma que también las responsabilidades familiares vuelven a las mujeres más vulnerables a la precarización de los empleos, ya que muchas veces deben aceptar trabajos de peor calidad, con menor protección laboral y de seguridad social, a cambio de flexibilidad para compatibilizar trabajo doméstico y trabajo remunerado.”(Citado en: Valdivieso, 2009, p. 32) A pesar de ser actividades “aceptadas” por las mujeres a causa de su situación (social, económica familiar, etc.) debemos reconocer que reflejan las condiciones de desempleo, empobrecimiento, desigualdad y oportunidades limitadas provocadas por el modelo neoliberal en el que la globalización se ciñe y que rigen la dinámica económica capitalista actual, y que afectan especialmente a los países menos desarrollados. Por otro lado, el capital y la dinámica globalizadora ha visto en las funciones naturalizadas en las mujeres, un abanico de posibilidades para extraer beneficios. Además de mantener el trabajo doméstico, como un subsidio al capital, por el conjunto de actividades que garantizan la extracción de plusvalía del trabajo no pagado que realiza el hombre en la industria; el sistema económico ha diseñado una industria en torno a las actividades “feminizadas”, como las maquilas, el mercado de los servicios domésticos, los servicios de cuidados, la renta de vientres, el mercado cigüeña, entre otras. Que si bien, todas mantienen la esencia servil que se ha dictado para las mujeres, existe otro mercado basado en la idealización y cosificación del cuerpo de la mujer. 24 La industria sexual, ha abierto un negocio millonario para muchos actores a partir de la mercantilización de la mujer al ras de la satisfacción del deseo y necesidad del otro. Esta actividad, se ha basado en la trasformación de mujeres, atendiendo a un prototipo de belleza de mercado; la explotación de la imagen erótica de las mujeres, que día a día se vive en los medios de comunicación haciéndola ver como un ente deseable y usable; los servicios de acompañamiento, prostitución (y explotación del cuerpo) y la pornografía, etc. Aguirre (1989) describe a la utilización del sexo como la nueva forma de explotación neocapitalista, la cual es sostenida por la sociedad de consumo. En otras palabras, el sexo se ha vuelto un negocio. La invasión del sexo y la pornografía en el cine, la novela, la revista especializada, la televisión y demás medios de comunicación masiva dan cuenta de ello. Esta nueva industria se ha influenciado por las determinaciones de la modernidad y el consumo de “bienes-objeto” (objetos muertos) y “bienes-sujeto” (hombres y mujeres cosificados), que a su vez son regidos por estándares de lo bello, lo adecuado, lo reconocido, lo debido; premisas que detonan el deseo por aquel “bien” y lo hacen potencialmente demandado y consumido, como es el caso de un cuerpo femenino bien formado. Como lo expresa Oliveira (2006), el cuerpo y agregaríamos la subjetividad, se encuentra determinada por las exterioridades de la globalización. Es decir, los modelos de belleza se imponen y vuelven vulnerables a muchas mujeres, puesto que su cuerpo está condenado a la aceptación o al rechazo de los otros pero también de uno mismo. Oliveira (2006) retoma lo que John Berger en El Sentido de la vista analiza, para demostrar cómo es que la exhibición de las mujeres a lo largo de la historia de la pintura europea, ha hecho que ellas se vean a sí mismas, pero también valoradas por el resto del mundo, como algo para ser mirado, accesible y disponible. Este análisis resulta importante ya que detrás de este modelo estético y de belleza se está fomentando la mercantilización del cuerpo y de la mujer en la industria sexual, de pornografía y fantasía sexual, que es a su vez legitimado y reproducido por la cultura patriarcal. El patriarcado ha dado al sistema capitalista trabajo de subsidio, trabajo sin pago, sin reconocimiento, a partir de la división sexista del trabajo. Villareal (1999) comenta; La explotación económica de las mujeres, al no pagarse el trabajo reproductivo, es 25 base de su explotación erótica, reproductiva, afectiva, intelectual y cultural. Es fuente, en consecuencia, de poderío para los hombres y todas las personas (aún mujeres), y las instituciones que se benefician y obtienen ganancias de la extracción de trabajo, valor, servicios y bienes de las mujeres. A su vez la sociedad se beneficia, porque a través de su trabajo y de otras actividades, las mujeres contribuyen al incremento y desarrollo de aspectos y áreas básicas de la economía, la sociedad, la cultura y del sistema político. (Villareal, 1999, p.8) Este modelo económico ha limitado a las mujeres de posibilidades para subsistir y las ha marginado a enrolarse en actividades poco dignas pero que resultan redituables al mercado. Andrea D´atri (2010) en su artículo El capitalismo y la opresión de las mujeres, resalta que las condiciones de desigualdad y opresión de las que millones de mujeres son víctimas en este sistema capitalista patriarcal produce una vida de barbarie que ha ido produciendo la sobreexplotación de la mujer. Investigadoras e investigadores, feministas y no feministas han hecho fuertes críticas respecto de las perversiones que este sistema ha engendrado tomando como referente el contexto de globalización. Sassen (2003 y 2010) por ejemplo ha comentado que las mujeres, han sido actoras estratégicas en la economía global, particularmente refiere a la feminización de la supervivencia, al ser la mujer la que incursione de manera forzada en circuitos transfronterizos de la economía sumergida. Estos circuitos incluyen la trata ilegal de mujeres y niñas para la industria del sexo; el tráfico generalmente ilegal de trabajadores migrantes, que es una fuente creciente de ganancias para los contratistas legales e ilegales; y, más en general, la migración en sí, que se ha transformado en una fuente importante de ingresos económicos para los gobiernos de los países de origen. (Sassen, 2010, p.105) La autora entiende que el resultado final de las actividades al margen de la economía sumergida, es una feminización significativa de la supervivencia global tanto para las mujeres como para los hogares, los gobiernos, y los actores económicos. Por ello la migración global y la trata de mujeres están íntimamente ligadas a las particularidades de la actual globalización de las economías, pero también a la cosificación y mercantilización de las mujeres tanto en el norte como en el sur. La creciente depauperación de gobiernos y de economías enteras ha promovido y permitido la proliferación de actividades de supervivencia que implican la migración y la trata de 26 mujeres. Interesantes datos retoma Valdivieso (2009) y Balbuena (2003) para ejemplificar esta situación, al referir que las corrientes migratorias prácticamente han pasado a ser sinónimo de la creciente precarización de la situación de las trabajadoras emigrantes, que alcanzan el 48% de 20 millones delatinos y centroamericanos aproximadamente que se encuentran fuera de sus países de origen, situación de la cual el fondo de Población de Naciones Unidas en su informe de 2000 señala que 4 millones de mujeres son vendidas cada año con tres fines: prostitución, esclavitud, o matrimonio. Este negocio mueve anualmente una cifra de entre cinco y siete billones de dólares (Balbuena, 2003 citada en Valdivieso, 2009, p. 32) Al igual que Lamas (1990), y Sassen (2010), Torre (2011) en su artículo Mujer, dignidad y libertad, exalta que estamos viviendo un proceso de cosificación de las mujeres en el que se les convierten en mercancías o prestadoras de servicios marginales, originando la naturalización y banalización de las prácticas prostituyentes. 1.3 El discurso patriarcal y las construcciones de género para la cosificación y mercantilización de la mujer en la explotación sexual Aunado a que la mujer se encuentre en actividades (de sobrevivencia) marginales por la situación económica en su país de origen o su situación individual, está la cultura patriarcal (discurso y práctica), la cual ha sostenido la marginación en las mujeres, la cosificación y la coerción en ellas para ejecutar prácticas prostituyentes. En el discurso y práctica patriarcal, el factor de apropiación, es central. Guillaumin (2005) explica que la apropiación de la mujer se ha dado en cuatro formas a) la apropiación de su tiempo; b) la de los productos de su cuerpo; c) la sexual y d) la carga física de los miembros inválidos del grupo. Estos actores expresan las construcciones desiguales de los géneros y particularmente dos de ellos reflejan con claridad la legitimidad que va dando el patriarcado a la cosificación de las mujeres para la explotación sexual de las mismas. Para el caso de la “apropiación del tiempo”, en el acuerdo matrimonial (y familiar) se han atribuido tareas (domésticas) que no tienen temporalidad determinada, pues el cumplimiento, mantenimiento y conservación de los bienes y personas del hogar demandan múltiples tiempos y espacios. 27 En virtud no de un contrato directo de apropiación como es el caso de la esposa (cuya nuda apropiación se manifiesta en la obligación legal —además y primera— del servicio sexual), sino en función de la apropiación general de la clase de las mujeres que implica que su tiempo (su trabajo) está disponible sin contrapartida contractual; y disponible en general y sin distinción. (Guillaumin, 2005, pp.26 -27) La apropiación del tiempo da cuenta del rol doméstico (como producto también de su construcción de género) que se le ha atribuido a las mujeres y que reafirma una percepción de ella como servil y complaciente a las necesidades de la pareja y la familia, subsumiendo sus deseos y necesidades; y deja ver la desigualdad que se ha generado por las posiciones de poder que en la familia y particularmente en el matrimonio se establecen. Al margen de las actividades domésticas se concentra el cuidado de los miembros “inválidos” de la familia, en el que se ubican a los infantes, los ancianos, los enfermos, etc., lo anterior como una reafirmación de su función de cuidadora doméstica. La sobre jornada doméstica excluye de cierta manera a las mujeres del ámbito público, puesto que sus funciones y tiempos están absorbidos por las funciones en el hogar, lo cual les limita de posibilidades, capacidades y habilidades para hacer y ser en el contexto social más amplio. Por otro lado, la apropiación de los productos del cuerpo de la mujer, hablan de la inminente posesión de los hijos por parte del hombre. En otras palabras, el hombre se posiciona como poseedor de la esposa y del número de hijos que él determine tener, pero hace responsable de esta función a la mujer. A lo que Guillaumin (2005) comenta; …la prueba todavía actual de la apropiación de los productos del cuerpo es que en el matrimonio el número de hijos no está sometido a contrato, no está fijado, o sometido a la aprobación de la esposa. La ausencia para la mayoría de las mujeres de una posibilidad real de anticoncepción y de aborto es la consecuencia de ello. La esposa debe tener y tendrá todos los hijos que quiera imponerle el esposo. (p.27) Esta segunda forma de apropiación nos indica que existe un despojo de la autonomía reproductiva de las mujeres ya que las matrices y cuerpos femeninos pasan a ser dominio masculino. La apropiación sexual puede reducirse al “uso físico, el uso sexual” de la mujer por parte del hombre, a lo que la autora dice; …una manera nítida de expresar que lo esencial en la relación entre un hombre y 28 una mujer es el uso físico. Uso físico manifestado aquí bajo su forma más reducida, más sucinta: el uso sexual. Único uso físico posible cuando el encuentro es fortuito y que no existen lazos sociales estables. No es de sexualidad de lo que se trata aquí, ni de “sexo”, sino simplemente de uso; ni tampoco de “deseo”, simplemente de control, igual que en la violación. (Guillaumin, 2005, p.30) La autora diferencia entre dos formas de uso físico (y sexual), el primero que refiere al uso físico matrimonial, en el que existe un uso obligatorio y justificado que se respalda por el contrato de matrimonio. Su importancia es tal, que su no ejercicio es causa de anulación. La segunda forma es el uso físico sexual, el cual se vincula más con las relaciones prostituyentes en las que hay una venta o coerción del servicio sexual. Las formas de apropiación han hecho surgir un lenguaje y reconocimiento hacia la mujer como la posesión, la cosa que es de alguien y donde el hombre se posiciona como el dueño. En el papel de objeto, emerge un lenguaje propio de los poseedores para adjetivar negativamente o positivamente (en función a su utilidad) su pertenencia tal como si se tratase de dinero o bienes materiales; comenta Guillaumin (2005, p.33) que frases como: “El dinero apesta”, “esto no sirve”, ” te lo vendo”, “te presto mi dinero”, entre otras, se trasladaron a la mujer: “las mujeres apestan”, “esta no sirve”, “te la vendo”, “te presto a mi mujer”. Es así que las mujeres se hacen menospreciables como los bienes. La negación, la invisibilización y la desvalorización hacia la mujer del modelo económico patriarcal las ha minimizado a un cuerpo, anulándolas como sujetas y dándoles existencia únicamente material, lo que las hace más vulnerables a ser propiedades de uso que por obvia relación requiere de un poseedor. La interiorización y discriminación hacia la mujer ha dado pie, desde el momento en que se le reconocerle como un cuerpo- objeto, a la explotación sexual de las mujeres y niñas, en la que la cultura machista basada en el poder masculino patriarcal (Lagarde, 2001) ha puesto en “armonía” la relación posesión y poseedor o mujer tratada y padrote. El problema se vuelve aun más complejo, cuando la trata de personas se enmarca en una dinámica de acumulación por desposesión (como comportamiento natural del fenómeno capitalista), donde no solo los objetos pueden ser expropiados para mantener dicha acumulación, y en este caso las mujeres en su construcción social de cuerpos y legitimados como objetos, son susceptibles para ser explotados y vendidos. 29 La visión minimizada de la mujer en el cuerpo puede fundamentarse claramente con lo que Gayle Rubin (1996) expresa con el concepto de “sistema sexo- genero, al decir que el poder de los géneros parte de los procesos identitarios y de denominación que son construidos socialmente respecto al cuerpo sexuado. Es decir, la construcción social del cuerpo será la legitimación del poder del género masculino sobre el femenino, se manifestará a partir de la reproducción de actividades y valores que se depositen para cada sexo. De esta relación binómica entre posesión y poseedor o cuerpo femenino y explotador se entiende que en la economía de mercado, basada en la explotaciónsexual, el hombre según Robles (2007) pague por ejercer físicamente su poder y satisfacer sus deseos con las mujeres. El uso sexual de la mujer representa una forma de ejercer poder, tal y como se analizó en las formas de posesión, y en este sentido, el uso del poder, violento o no, ha generado autodisciplinamiento corporal y subjetivo en las mujeres, de manera tal que pueda ser explotada “con consentimiento” “o sin consentimiento”, para el trabajo sexual. Es decir, según las determinaciones del sexo, automáticamente se confiere poder diferenciado en las mujeres y los hombres. Las construcciones sociales genéricas naturalizan la marginalidad y violencia en las mujeres. Los roles enunciados para ellas van estructurando una identidad subyugada donde su sexualidad se ve trastocada, al imponérsele criterios de satisfacción para los otros por encima de la propia, haciéndole creer que su obligación y responsabilidad como mujeres es hacer placentera la relación sexual para el hombre. Inevitablemente nos convertimos en el objeto sobre el cual los hombres descargan su violencia reprimida. Somos violadas tanto en nuestros lechos como en las calles, precisamente porque hemos sido situadas para proveer satisfacción sexual, para actuar como válvulas de escape para todo lo que va mal en la vida de un hombre, y a los hombres siempre se les ha permitido volcar su rabia contra nosotras si no nos adaptamos al rol asignado.(Federici, 2013: 46) En acuerdo con Federici (2013), la trata de mujeres parte de esa construcción misógina, que asume que la mujer no puede disfrutar del placer que la sexualidad le proporciona pues, para las mujeres el sexo es un trabajo y por la cual puede explicarse también legitimidad que se le ha brindado a la trata de niñas y mujeres y Phinney (2008), la prostitución y la trata constituyen una expresión de misoginia y de racismo; “si bien para algunos varones el 30 acercamiento a la prostitución tiene su origen en el apetito sexual, para otros constituye una expresión de misoginia, de racismo, o de ambas cosas (p. 2)”. Mariarosa Dalla Costa (2009), explica que “la condición femenina capitalista nace con la violencia…la mujer padece (la consiguiente) violencia de verse fagocitada en proporciones crecientes, por falta de recursos económicos en el tráfico de la prostitución.” (p. 307). Es decir, al ser privada la mujer de desempeñar oficios y medios de producción y subsistencia, debido al nuevo sistema de producción capitalista, la prostitución se convierte en un oficio ejercido por las mujeres de manera masiva, haciendo de la caracterización social de las mujeres un simbolismo social que remite a la prostitución, la cosificación femenina y la violencia. Hablar de el uso del cuerpo femenino, no sólo expresa la posición patriarcal en el que la sociedad, la economía, la política se articula, sino también es una imagen de violencia y misoginia, como lo afirman Phiney (2008), Federici (2013) y Dalla Costa (2009). Hablar de trata es hablar de una violencia patriarcal La predominación de los hombres en la explotación forzada de mujeres para el mercado sexual es notoria. Hablar de trata sexual es hablar de un negocio masculino. Es un crimen organizado por hombres, con miras y propósitos de hombre, con mecanismos de control también particulares de los hombres y que tiene fines también masculinos, la satisfacción de su deseo sexual. Montiel (2009), menciona que los que explotan son delincuentes que utilizan mecanismos de poder para reclutar y explotar mujeres y que en su mayoría, se trata de hombres que se especializan en estrategias de poder sobre el cuerpo y la subjetividad (de las mujeres) para manipular. Así mismo, el Informe Mundial sobre la trata de personas (2012) de la ONU publicó que las dos terceras partes del total de las condenas por trata de personas en el periodo 2007-2010 eran hombres, aunque también se ha registrado la participación de mujeres, sobre todo cuando se habla de la explotación sexual de niñas. Lo anterior muestra que la explotación sexual del cuerpo femenino está consumida por el dominio patriarcal, en el que la condición de género y sexo se vuelven determinante para 31 ser considerada cuerpo de desfogue sexual. Sin embargo a este análisis habría que incluirle dos dimensiones más, la de raza y clase. La raza, se convierte en un criterio de selección para quienes consumen los cuerpos de las mujeres forzadas a prostituirse y por tanto del tratante. La dimensión de raza se ha volcado sobre todo a la geografía latina, plasmándose la idea de que las características físicas y temperamentales de las mujeres de esa región inspiran más erotismo. “Los clientes, varones caucásicos con regularidad, anuncian a mujeres latinoamericanas como dependientes, eróticas y poseídas por un frenesí sexual, lo que indica que se propagan, refuerzan los estereotipos racistas y colonialistas”(Phinney, 2008).20 La dimensión de clase, por su lado, es un aspecto muy importante para analizar la trata, puesto que la pobreza y marginación de las mujeres (aunque no el único criterio de atracción), ha sido uno de los principales rasgos de las mujeres en situación de trata. La vulnerabilidad socio-económica, hacen a la mujer aun menos visible, y amplía la oportunidad por parte del tratante para trasgredir la integridad humana de estas mujeres sin que se les culpe o se les castigue. Dice Phinney (2008) que “la pobreza y las desigualdades por razones de sexo crean un considerable caudal de reclutas”.21 Para Phinney (2008), la trata sexual configura una manifestación de persistentes desigualdades entre los sexos y de subordinación de la mujer, ya que la mayoría de los seres sometidos a la trata sexual son mujeres y niñas de baja condición económica y que proceden principalmente de países en vías de desarrollo y trasladadas hacia los más poderosos. La perspectiva de clase ayuda a explicar las relaciones asimétricas, de violencia, abuso y poder de ricos a pobres, de blancos frente a negros o indígenas y de hombres frente a mujeres, que desembocan en la explotación sexual de niñas y mujeres jóvenes. Las categorías de raza y clase además de ser un criterio de selección de las víctimas y para la ubicación de ellas en determinados mercados, son también dimensiones de análisis para comprender la complejidad de la trata. 20 Phinney , A. (2008). Véase en: http://portal.oas.org/Portal/Topic/Comisi%C3%B3nInteramericanadeMujeres/Documentos/Proyectos/Tr%C3 %A1ficodeMujeresyNi%C3%B1os/tabid/737/Default.aspx 21 Phinney. A. (2008). Op. cit. 32 La posición de la mujer en el desarrollo capitalista Pérez (2010) afirma que esas tensiones, marginación y desigualdad en las que se encuentran las mujeres, están directamente relacionadas con el hecho de vivir en un sistema que no tiene como prioridad la calidad de vida, ni el cuidado de la misma, sino la valorización de capital, que además está construido sobre ejes de desigualdad, de forma clave, la desigualdad de género y que paradójicamente desarrolla discursos matizados con un rostro de benevolencia o brinda opciones al sistema capitalista pero que en realidad nutre las dicotomías jerárquicas desde las que se ha sostenido el modelo. El ejemplo más claro es el del desarrollo. Solución desde la misma lógica dominante del capitalismo. El desarrollo, tiene una carga patriarcal, colonial, capitalista y sexista que fomenta la exclusión y la violencia soft o pasiva, al menos el desarrollo occidental, vertical, y oficialista, el cual aclararemos para evitar confusiones conceptuales. Este concepto se ha planteado como la solución
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