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UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dedicatoria Este trabajo está dedicado a mi compañera de siempre: Leticia y a mis hijos: Matlatzin Sacnicté y Balam Itzcoatl. A la memoria de mi Padre: Leobardo Celedón Minguela A la Memoria de Doña Refugio Escobedo Crispín A la Selva Lancandona…tan lastimada… a la cual además le pido una disculpa por la tardanza en la conclusión de este trabajo. Agradecimientos Este trabajo tiene que agradecer a muchas personas que a lo largo de este decenio han colaborado de una u otra manera para su realización. Desde los compañeros que me ayudaron en la recopilación de muestras en la Estación de Biología de Chajul: Ramón, Cesar, “Chepe”; los compañeros de laboratorio: Manuel, Jan, Tom, Maestra Silvia, hasta la “Banda”, es decir, los compañeros de la vida que siempre han estado conmigo y seguramente estarán: Edu, Pancho U., Gude, Rayo, Alfredo, Ana, Araceli, Doña Carmen, Noe, Paty, María, Lucy, Angélica, Manuel Gabriel, Enrique, Ángeles, Paloma, Adriana, Leo, Fede, Jimmy…A todas ellas mil gracias. A las múltiples sobrinas (os)…de los cuales solo menciono algunas (os): ”Valdo”, “Maquis”, Metztli, Cesar, Jean, “Yonis”, Ulises, Adriana, Xael, Uriel, David, Wendy, Freddy,… A mis maestros por la revisión y aportaciones y además por su paciencia del tamaño del océano para esperar la conclusión de esta tesis: Dr. Felipe García, Dr. Javier Alvarez, Dr. Manuel Maass y Dr. Julio Campo, particularmente agradezco el firme apoyo de siempre de la Dra. Christina Siebe, que además de ser mi Maestra en esto de los suelos, siempre estuvo presente para la conclusión milenaria de este trabajo. Realizando un esfuerzo adicional para no correrme –por mi colgadez- del Instituto de Geología al que en su conjunto también doy gracias. Agradezco particularmente a las Dras. Pilar Larrocea y Silke Cram por las observaciones realizadas a esta tesis. Al Dr. Miguel Martínez y su equipo de trabajo de esos años. A los Maestros Pilar Alonso y Erick Márquez. A mi compañera, que nunca ha perdido la esperanza y que a diario me dice por donde, dada la miopía manifiesta que tengo para salir al mundo. A mis chavos, dos, a los dos: Matlatzin Sacnicté y Balam Itzcoatl que siempre me están haciendo cosquillas en el alma para no perder la sonrisa ante la vida. A mis viejos, tan solos…siempre tan solos, con todo mi cariño, sobre todo a mi padre que nos dejó hace algunos días. A la Facultad de Ciencias…entregando un pedido más. Índice Contenido Páginas Agradecimientos i Lista de Cuadros ii Lista de Figuras iii 1.- Resumen 1 2.- Introducción 3 3.- Objetivos 8 4.- Antecedentes 8 4.1.- Deforestación y práctica de la roza, tumba y quema en las selvas tropicales de América. 8 4.2.- Impacto del uso de la roza, tumba y quema en las características del suelo 12 4.2.1.- Conversión 12 4.2.2.- Cultivo 17 4.2.3.- Descanso 18 5.- Zona de estudio 19 5.1.- Localización 19 5.2.- Clima 20 5.3.- Geología 21 5.4.- Geomorfología 22 5.5.- Suelos 23 5.6.- Vegetación 24 6.- Métodos 25 6.1.- Selección de sitios de muestreo 25 6.2.- Trabajo de campo 25 Contenido Páginas 6.2.1.- Profundidad fisiológica 26 6.2.2.- Capacidad de campo 26 6.2.3.- Capacidad de retención de agua disponible 26 6.2.4.- Conductividad hidráulica 26 6.2.5.- Erosionabilidad 27 6.2.6.- Nitrógeno disponible 27 6.2.7.- Humus 27 6.3.- Trabajo de laboratorio 27 6.3.1.- Textura 27 6.3.2.- Densidad aparente 27 6.3.3.- Densidad real 28 6.3.4.- pH 28 6.3.5.- Carbono orgánico total 28 6.3.6.- Nitrógeno total (Nt), fósforo (Pt) y potasio totales (Kt) 28 6.3.7.- Bases intercambiables: calcio, magnesio, potasio y sodio. 28 6.3.8.- Aluminio e hidrógeno intercambiables 29 6.3.9.- Fósforo aprovechable 29 6.4 Análisis Estadísticos 29 7.- Resultados 31 7.1.-Historia, cobertura vegetal y usos actuales de las parcelas en la zona de estudio (selva y ejidos) 31 7.2.- Caracterización morfológica, clasificación y características edafoecológicas de los suelos localizados en las dos zonas de estudio 41 7.2.1. Morfología y clasificación en perfiles derivados de Lutitas 41 7.2.2 Características edafoecológicas en perfiles derivados de lutitas 45 7.2.3 Morfología y clasificación en perfiles derivados de areniscas 47 7.2.4 Características edafoecológicas de los perfiles derivados de arenisareniscas 50 7.2.5 Morfología y Clasificación en perfiles derivados de aluvión 52 7.2.6. Características edafoecológicas de los perfiles derivados de aluvión aluvión 55 Contenido Páginas 7.3.- Comparación de algunas propiedades físicas y químicas de los suelos de la zona ejidal y la zona de selva 57 7.3.1.- Perfiles 57 7.3.2.- Contenido de carbono orgánico 57 7.3.3.- Contenido de Nitrógeno total 58 7.3.4.- Fósforo y Potasio total 60 7.3.5. Calcio, Magnesio y Potasio intercambiables 62 7.3.6.- Aluminio intercambiable y pH 66 7.3.7.- Fósforo aprovechable 68 7.3.8. Densidad aparente 70 7.4.- Muestras compuestas 74 7.4.1.- Contenido de carbono orgánico 74 7.4.2.- Contenido de nitrógeno total 75 7.4.3.- Fósforo y Potasio totales 77 7.4.4.-Contenido de Calcio, Magnesio y Potasio intercambiable 80 7.4.5.- Contenido de fósforo aprovechable 83 7.4.6.- pH y Aluminio intercambiable 84 7.4.7.- Densidad aparente 85 7.5.- Muestras compuestas derivadas de aluvión en selva, acahual viejo, acahual joven y milpa 91 7.5.1. Carbono orgánico 91 7.5.2.- Nitrógeno total 92 7.5.3.- Fósforo y Potasio totales 92 7.5.4.- Calcio, magnesio y potasio intercambiables 94 7.5.5.- Fósforo aprovechable 96 7.5.6.- pH 96 7.5.7.- Densidad aparente 97 8.- Discusión 98 8.1.- Dinámica de nutrimentos (C, N, P totales y bases intercambiables) y pH 98 Contenido Páginas 8.2.- La estructura y distribución de partículas primarias 108 8.3.- El balance de agua y aire 110 9.- Conclusiones y Perspectivas 113 9.1.- Perspectivas 114 10.- Literatura citada 116 Anexo Descripción detallada de los perfiles de suelo1 123 1 Información contenida en CD Lista de Cuadros Cuadro Título Página Cuadro 1. Cambios en el pH (agua), P disponible (mg kg-1), y bases intercambiables (meq 100 g -1) en la superficie de suelo después de la tumba y quema de un bosque secundario. 17 Cuadro 2. Lista de los sitios muestreados,material parental y su localización en la zona de estudio (selva y ejidos). 31 Cuadro 3. Edad, posición topográfica, secuencia de uso y vegetación y/o uso actual de los perfiles de las zonas de estudio ejidal y selva. 40 Cuadro 4. Características edafoecológicas de suelos derivados de lutitas ubicados en las zonas selva y ejidos en Chajul, Chiapas. 46 Cuadro 5. Características edafoecológicas de suelos derivados de areniscas ubicados en las zonas de selva y ejidos en Chajul, Chiapas. 51 Cuadro 6. Características edafoecológicas de suelos derivados de aluvión ubicados en las zonas de selva y ejidos en Chajul, Chiapas. 56 Cuadro 7. Comparación de valores promedio de diferentes variables de los perfiles localizados en las zonas de estudio (selva-ejidos) a 20 cm de profundidad en Chajul, Chiapas. 72 Cuadro 8. Análisis de Varianza en muestras de perfiles a profundidad de 0- 20 cm en zonas (selva y ejidos) y grupos (lutitas, areniscas, aluvión) en el área de estudio. 73 Cuadro 9. Comparación de diferentes variables de muestras compuestas (0- 30 cm) de perfiles localizados en las zonas de estudio (selva y ejidos). 89 Cuadro 10. Análisis de Varianza en muestras compuestas de perfiles a profundidad de 0-30 cm en zonas (selva-ejidos) y grupos (lutitas, areniscas y aluviones) en el área de estudio. 90 Lista de Figuras Figura Título Página Figura 1. Zonas de Selva (derecha) y Ejidos (izquierda) divididas por el cauce del Río Lacantum en el área de estudio cercana a la Estación de Biología de Chajul, al sur de la Reserva de los Montes Azules, Ocosingo, Chiapas. 5 Figura 2. Pteridium aquilinum (L.) Kuhn o “petatilla” en un área donde fue practicada la roza, tumba y quema (zona de ejidos), al sur de la Reserva de los Montes Azules. 6 Figura 3. Quemas para fines agropecuarios en la selva Lacandona. 10 Figura 4. Ubicación de la Reserva de Biosfera Montes Azules en el Estado de Chiapas, México (tomado de Vázquez-Sánchez, 1992). 11 Figura 5. Profundidad (x ±DS) del suelo a la cual se alcanzaron diferentes temperaturas durante la quema (Tomado de Ewel et al. 1981). 15 Figura 6. Localización de la zona de estudio (Tomado de INEGI, 1988). 19 Figura 7. Temperatura ambiente (°C) y precipitación (mm) en la zona de estudio. Datos registrados durante el periodo 1990-1995 en la Estación de Biología de Chajul. 20 Figura 8. Localización de Sac-Bahlán (Tomado de De Vos, 1987). 32 Figura 9. Vegetación de la zona de sabanas 1 y 2. Se puede observar la gran cantidad de Cyperus sp en sotobosque y la presencia de árboles. 33 Figura 10. Selva mediana en perfiles sobre areniscas de la zona de selva (Huevos Azules (HA), Lomo Miguel (LM)). 34 Figura 11. Selva alta en la zona de aluviones de la selva. 35 Figura 12. Vegetación llamada “navajilla” (Cyperus sp) en la zona de ejidal sobre suelos derivados de lutitas. 36 Figura Título Página Figura 13. Área utilizada como “potrero” con pastos “signa” inducidos (Cynodon plectos (L.)) sobre suelos derivados de areniscas en la zona ejidal. 36 Figura 14. Milpas en aluviones de la zona ejidal (al centro). A la izquierda un acahual viejo y un acahual joven a la derecha. 37 Figura 15. “Petatilla” (Pteridium aquilinum (L.) Kuhn) en acahual sobre areniscas en la zona ejidal. 38 Figura 16. Especies vegetales de mayor importancia relativa en las zonas ejidales (Tomada de Méndez, 1999). 39 Figura 17. Criterios de clasificación de suelos localizados en el área de estudio. 43 Figura 18. Morfología de suelos derivados de lutitas. 44 Figura 19. Criterios de clasificación de suelos derivados de areniscas. 48 Figura 20. Morfología de suelos derivados de areniscas. 49 Figura 21. Criterios de clasificación de suelos derivados de aluvión. 53 Figura 22. Morfología de suelos derivados de aluvión. 54 Figura 23. Valores promedio de C total a profundidad de 0-20 cm en suelo de selva y ejidos. 58 Figura 24. Contenido de Nt a profundidad de 0-20 cm en suelo de selva y ejidos. 59 Figura 25. Contenido de Pt a profundidad de 0-20 cm en muestras derivadas de lutitas, areniscas y aluvión de selva y ejidos. 60 Figura 26. Contenido de K total en muestras con profundidad de 0-20 cm en sitios derivados de lutitas, areniscas y aluvión en las zonas de estudio. 61 Figura Título Página Figura 27. Contenido de Ca intercambiable a profundidad de 0-20 cm en perfiles de selva y ejidos en la zona de estudio. 63 Figura 28. Valores de Mg intercambiable a profundidad de 0-20 cm en perfiles de selva y ejidos de la zona de estudio. 63 Figura 29. Valores de K intercambiable en muestras a profundidad de 0-20 cm de perfiles ubicados en selva y ejidos en la zona de estudio. 64 Figura 30. Valores de Al intercambiable a profundidad de 0-20 cm en perfiles de selva y ejidos. 66 Figura 31. Valores de pH de 0-20 cm de profundidad en perfiles de selva y ejidos en la zona de estudio. 67 Figura 32. Valores promedio de P aprovechable a profundidad de 0-20 cm en selva y ejidos de la zona de estudio. 69 Figura 33. Valores promedio de densidad aparente a profundidad de 0-20 cm en perfiles de la selva y ejidos de la zona de estudio. 70 Figura 34. Valores promedio de C total en muestras compuestas (0-30 cm) de selva y ejidos en la zona de estudio. 74 Figura 35. Valores promedio de N total en muestras compuestas (0-30 cm) de selva y ejidos de la zona de estudio. 76 Figura 36. Valores de P total en muestras compuestas 0-30 cm en sitios derivados de lutitas, areniscas y aluvión en las zonas de estudio. 77 Figura 37. Valores promedio de K total en muestras compuestas 0-30 cm en sitios derivados de lutitas, areniscas y aluvión en la zona de estudio. 78 Figura 38. Contenido de Ca intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) en perfiles de selva y ejidos en Chajul, Chis. 80 Figura Título Página Figura 39. Contenido de Mg intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) en perfiles de selva y ejidos de Chajul, Chis. 81 Figura 40. Contenidos de K intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) en perfiles de selva y ejidos en Chajul, Chis. 81 Figura 41. Contenido de P aprovechable en muestras compuestas (0-30 cm) en perfiles derivados de aluvión en selva y ejidos de Chajul, Chis. 83 Figura 42. Valores de pH en muestras compuestas (0-30 cm) en sitios de selva y ejidos de Chajul, Chis. 85 Figura 43. Valores de Al intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) de selva y ejidos en Chajul, Chis. 85 Figura 44. Valores de densidades aparentes en muestras compuestas (0-30 cm) de selva y ejidos en Chajul, Chis. 87 Figura 45. Contenido de C total en muestras compuestas (0-30 cm) de selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en aluviones de Chajul, Chis. 91 Figura 46. Contenido de N total en muestras compuestas (0-30 cm) de selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en aluviones de Chajul, Chis. 92 Figura 47. Contenido de P total en muestras compuestas 0-30 cm en selva, acahual viejo, acahual joven y milpa. 93 Figura 48. Contenido de K total en muestras compuestas 0-30 cm de aluvión en selva, acahual viejo, acahual joven y milpa. 93 Figura 49. Valores de Ca intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) de aluvión en selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en la zona de estudio.94 Figura 50. Valores de Mg intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) derivadas de aluvión de selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en Chajul, Chis. 95 Figura Título Página Figura 51. Valores de K intercambiable en muestras compuestas (0-30 cm) de perfiles derivados de aluvión en selva, acahual viejo, acahual joven y milpa. 95 Figura 52. Contenido de P aprovechable en muestras compuestas (0-30 cm) de suelos de selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en las zonas de estudio. 96 Figura 53. Valores de pH en muestras compuestas (0-30 cm) derivadas de aluvión en selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en Chajul, Chis. 97 Figura 54. Densidad aparente en muestras compuestas (0-30 cm) de selva, acahual viejo, acahual joven y milpa en Chajul, Chis. 97 Figura 55. Vista aérea de las áreas llamadas “petatillas” dentro de la zona de Selva, donde se realizaron algunos perfiles y se localizaron “tepalcates” pertenecientes al preclásico maya. 110 1 1.-Resumen En el presente estudio se evaluó el impacto del cambio de uso de suelo a través del sistema de roza, tumba y quema sobre las características de tres unidades de suelo en la zona sur de la Reserva de la Biósfera Montes Azules, Chiapas. Se compararon zonas de selva dentro de la Reserva con las zonas agrícolas y ganaderas del área ejidal que la circunda. En cada zona se delimitaron unidades geomorfológicos (lomeríos de lutitas, lomeríos de areniscas y llanuras aluviales del río Lacantum) en fotografía aérea, se realizó una verificación en campo del material parental mediante barrena de 1 m, identificándose suelos derivados de rocas sedimentarias: lutitas, areniscas y suelos derivados de depósitos aluviales. Se escogieron tres sitios por tipo de material parental en las dos zonas. Se obtuvieron 9 sitios dentro de la selva y 9 sitios dentro de la zona de los ejidos. En el caso de los sitios dentro de los ejidos se investigó la edad de aplicación de la roza, tumba y quema. Se realizó un perfil para tomar muestras de suelo por horizonte y determinar la calidad de sitio (Siebe, 1996). En cada uno de los sitios se obtuvo, además, una muestra compuesta con barrena de 30 cm. En el caso de las parcelas con suelos derivados de aluvión, de acuerdo a la dinámica de uso que poseen (división del área de cultivo en porciones más pequeñas y siembra de cada una de ellas, aproximadamente cada 4 años), se tomaron muestras compuestas de sitios con diferente desarrollo de vegetación secundaria (acahual viejo y joven) y bajo producción agrícola (milpa). Se determinaron características edafoecológicas (capacidad de aireación, capacidad de retención de agua disponible y de campo) en campo y características físicas (textura, densidad aparente y real, porosidad) y químicas (pH, bases intercambiables, Corg., MO, Nt, Pt, Kt) en laboratorio. Para el análisis de los datos se realizó un Análisis de Varianza (ANOVA). Se calcularon medias ponderadas con los datos de perfiles hasta una profundidad de 0-20 cm. Además se analizaron los datos de muestras compuestas de 0-30 cm. Los resultados obtenidos indican un impacto de la roza, tumba y quema en las características químicas del suelo, particularmente en el contenido de C 2 orgánico, N total y disponible, materia orgánica, pH, P total y disponible, K total y bases intercambiables (Ca, Mg y K). Aparentemente no hubo cambios en las características físicas (textura, densidad aparente). En las características edafoecológicas los cambios fueron moderados. Es necesario considerar la historia de cada uno de los lugares de estudio para tener una visión más amplia del impacto que infringe este sistema agrícola en las características físicas y químicas de los suelos. Los diferentes suelos escogidos para este trabajo mostraron susceptibilidades distintas y capacidades distintas para recuperarse después del disturbio provocado por la roza, tumba y quema (resiliencia). El grado de susceptibilidad fue más pronunciado en los suelos derivados de areniscas y lutitas y mucho menor en aquellos derivados de aluvión. 3 2.- Introducción La roza, tumba y quema es una técnica agrícola que consiste en la tumba de bosque primario o secundario, la quema del bosque “tumbado” y la utilización del terreno para fines agrícolas durante un periodo continuo de 1 a 4 años. Este periodo de aprovechamiento agrícola es alternado con descansos que pueden ser hasta de 20 años en condiciones ideales. Sin embargo, en países densamente poblados como los tropicales, los periodos de descanso pueden ser tan cortos como 3 o menos años. Algunas variaciones de esta técnica son, por ejemplo, la utilización de los terrenos abiertos para actividades ganaderas, por lo que después de la primera “tumba y quema” se puede obtener una cosecha de maíz para autoconsumo o directamente después de la “tumba” se introducen pastos o plantaciones forestales. Weischet y Caviedes (1993) discutieron las diferentes variedades de aplicación de esta técnica resaltando los tiempos de descanso que se dan a la tierra en diferentes regiones del mundo, principalmente en los países tropicales. La roza, tumba y quema está íntimamente relacionada con el problema de la deforestación, la cual a su vez implica en muchas ocasiones la pérdida de diversidad genética vegetal y animal y la alteración de los ciclos biogeoquímicos. Los impactos sobre el clima por el aporte de carbono a la atmósfera como consecuencia de las quemas, así como la degradación de los suelos de bosques “tumbados”, son de especial importancia debido a su influencia global (Fujisaka et al. 1996). El estudio de los efectos de la roza, tumba y quema es relativamente reciente (aprox. hace 40 años). Hasta las dos últimas décadas -en las cuales se han integrado conceptos como sustentabilidad-, se ha resaltado la necesidad de dirigir estudios que integren las relaciones entre el suelo y la vegetación, así como aquellos que retomen los usos y manejos tradicionales en su ejercicio. Los impactos de la roza, tumba y quema a nivel local referidos en la literatura son principalmente: (a) sobre el ciclaje de nutrimentos, el cual se produce por la tumba y quema de la vegetación (Jordan, 1989), (b) en la alteración de las propiedades físicas (estructura y textura) y químicas pH, carbono orgánico (Corg), nitrógeno total (Nt) y capacidad de intercambio catiónico (CIC) del suelo, (c) en la pérdida de suelo por erosión (Kleinman et al. 1995) y de fertilidad por lixiviado de micro y macronutrimentos en suelos localizados en topografías con alto grado de inclinación (Juo y Manu, 1996), 4 (d) la destrucción de la microbiota del suelo (Deka y Mishra, 1983) y (e) la disminución de la viabilidad y su almacenamiento del banco de semillas de la vegetación nativa de cada sitio (Ewel et al. 1981, Uhl, 1987). Este último punto es de suma importancia ya que la eliminación del germoplasma involucra la deforestación permanente de estos sitios. A pesar de las innegables modificaciones que la roza, tumba y quema provoca a nivel global y local en los sistemas naturales, su uso está aumentando debido a la alta demanda de tierras para cultivo (particularmente en las regiones tropicales). En América Latina, los problemas por deforestación provocados por roza, tumba y quema citados por Houghton et al. (1991), son más altos que en África o Asia. Skole y Tucker (1993), realizaron estudios sobre el alto grado de deforestación en Brazil particularmente en la zona de la Amazonia por roza, tumba y quema. En México, hasta 1995 se reconoció la transformación de la selva en áreas ganaderas de 3 000 000 ha citadas tán sólo para el estado de Chiapas (Villafuerte y García, 1997). El Colegio de Frontera Sur ha calculado que en 50 años, el estado de Chiapas perderá la mayorextensión de Bosques de México. En el presente estudio se evaluó el impacto del cambio de uso de suelo a través del sistema roza, tumba y quema sobre las características edafoecológicas de tres unidades de suelo en la zona sur de la Reserva de la Biosfera Montes Azules, Chiapas. Para ello se compararon zonas de selva dentro de la Reserva con zonas agrícolas y ganaderas del área ejidal que la circunda (Figura 1). En ambas zonas se analizaron las características físicas, químicas y edafoecológicas (contenido de nutrimentos, capacidad de retención de agua y capacidad de circulación de aire) de tres unidades de suelo que contrastan por haberse desarrollado a partir de materiales parentales distintos: aluvión, lutitas y areniscas. 5 Selva Río Lac ant ún Figura 1. Zonas de Selva (derecha) y Ejidos (izquierda) divididas por el cauce del Río Lacantum en el área de estudio cercana a la Estación de Biología de Chajul, al sur de la Reserva de los Montes Azules, Ocosingo, Chiapas. La Reserva Natural de la Biósfera Montes Azules hoy en día presenta una cobertura de selva mediana subperennifolia y subcaducifolia. Posiblemente ha sido alterada durante tres épocas históricas: a) por los “mayas antiguos”, hace aproximadamente 1200 años en el Clásico tardío (Ekholm, 1992), b) por los mayas-lacandones hace aproximadamente 400 años (De Vos, 1993) y por la extracción de madera a mediados del siglo XIX (De Vos, 1996). La zona ejidal presenta la misma historia de alteración que la reserva, pero además en ella se realiza roza, tumba y quema desde hace aproximadamente 20 años con la llegada de campesinos de diferentes partes de la República. Hoy en día presenta una cobertura de milpa dominantemente en las terrazas aluviales y de pastizales y acahuales en los terrenos sobre lomeríos. La cobertura de selva ha desaparecido en esta zona en un alto porcentaje de su superficie. Suazo (1998) refirió datos de hasta 3 600 ha (360 km2) de superficie ocupada por Pteridium aquilinum (L.) Kuhn en la región comprendida entre Marqués de Comillas y la parte ubicada más al sur de la Reserva de Biosfera Montes Azules (región Chajul). Pteridium aquilinum (L.) Kuhn es una especie 6 invasora en estos ecosistemas que es favorecida por los disturbios provocados por deforestación y/o agricultura trashumante como la roza, tumba y quema (Velásquez-Montes, 2001). Figura 2. Pteridium aquilinum (L.) Kuhn o “petatilla” en un área donde fue practicada la roza, tumba y quema (zona de ejidos), al sur de la Reserva de los Montes Azules. 7 De acuerdo a la experiencia empírica de los campesinos de la zona ejidal, sabemos que existen diferencias en cuanto a producción agrícola entre cada una de las unidades de suelo de la zona de estudio, esto repercute en el uso final que cada suelo tiene. De esta manera, la observación y práctica cotidiana les ha demostrado que los suelos derivados de lutitas y areniscas en la primera cosecha tienen una producción agrícola relativamente pobre (1.1 y 2.1 t ha-1 de maíz en areniscas y lutitas respectivamente). Posteriormente se empobrecen aun más por lo que el tiempo de uso de estos sitios se restringe después de la primera cosecha hasta ser destinados como potreros o simplemente se deja crecer el acahual. A diferencia de lo anterior, los suelos derivados de aluvión tienen una producción agrícola mayor a las 2.16 t ha-1 de maíz por siembra dos veces al año, por lo que son los suelos que en su mayoría se utilizan durante periodos más extendidos para las actividades agrícolas (comunicación oral de campesinos de la zona, 1995). Estudios realizados en la zona de interés (Siebe et al. 1995), han determinado que algunas diferencias entre los patrones de distribución de la vegetación responden a diferencias en tipos de suelo (principalmente en aluminio intercambiable, pH y constitución textural). Estas diferencias entre los suelos provocadas por sus características físicas, químicas y biológicas (Szabolcs, 1994), marcan su comportamiento particular ante un disturbio inducido. En este sentido, la capacidad de un suelo a recuperarse y regresar a las condiciones primarias propias o intrínsecas particulares después de estar sometido a stress y/o un disturbio inducido, es definida como la resiliencia de un suelo (Eswaran, 1994). Las unidades de suelo que tenemos en el presente estudio, definitivamente tienen una respuesta particular al disturbio inducido por la roza, tumba y quema. En el presente trabajo se consideró como hipótesis general que la roza, tumba y quema provoca o infringe un efecto diferencial en la fertilidad de cada unidad de suelo (suelos derivados de lutitas, areniscas y aluvión) y provoca una respuesta diferente debido a las diferencias intrínsecas que el material parental impone en cada uno de ellos en sus características físicas y químicas. Estas a su vez repercuten en: a. El balance de nutrimentos (carbono y nitrógeno total y bases intercambiables) y pH. b. La estructura y distribución de partículas primarias (textura). c. El balance de agua y aire. 8 De esta manera y considerando las características de los suelos derivados de areniscas, suponemos que son los más susceptibles al efecto de la roza, tumba y quema, seguidos por los suelos derivados de lutitas, mientras que los menos susceptibles son aquellos derivados de aluvión. 8 3.- Objetivo. Evaluar el impacto provocado recientemente (20 años o menos), por el sistema agrícola de la roza, tumba y quema sobre las características físicas, químicas y edafoecológicas de las diferentes unidades de suelo presentes en la zona de estudio, comparándolas con aquellas situadas dentro de la Reserva de la Biósfera Montes Azules. 8 4.- Antecedentes. 4.1.- Deforestación y roza, tumba y quema en las selvas tropicales de América. El trópico húmedo cubre el 40 % del área total de la tierra. La mayoría de esta región posee una alta tasa de crecimiento poblacional. En contraste a las presiones demográficas, el recurso suelo de los trópicos es limitado en extensión geográfica, desigualmente distribuido y frágil para el cultivo intensivo en estos climas. Oxisoles y Ultisoles (que equivalen a Ferralsoles, Plintosoles, Acrisoles y Lixisoles en el sistema clasificatorio de la Base Referencial Mundial del Recurso Suelo de 1998) son los principales suelos de los trópicos húmedos y se caracterizan por estar altamente intemperizados, ser ácidos (con pH cercano al 5) y poseer bajas reservas de nutrimentos disponibles para las plantas. Estos suelos cubren un tercio de los trópicos húmedos del mundo (Lal, 1995). En México las zonas correspondientes al trópico cálido húmedo, se ubican en altitudes entre los cero y mil metros sobre el nivel del mar, con precipitación pluvial entre dos mil y cinco mil milímetros anuales y temperatura media anual de 20º C. Las zonas cubren desde San Luis Potosí, pasando a lo largo del estado de Veracruz y algunas regiones limítrofes de Hidalgo, Puebla, Oaxaca y Yucatán, hasta el norte y noroeste de Chiapas, algunas porciones de Tabasco y buena parte de la península de Yucatán. El trópico mexicano comprende 392 municipios de 12 estados de la República, cubre una superficie de más de 21 millones de hectáreas. Se han registrado más de cinco mil doscientos núcleos agrarios, entre ejidos y comunidades indígenas, que se extienden por más de 10 millones de hectáreas, es decir, la mitad del territorio del trópico húmedo (Ordóñez, 1997). La deforestación de las selvas tropicales de América Latina durante el transcurso del siglo pasado fue más alta que África o Asia, alcanzando hasta 43 000 km2 año-1. Del total de bosque que existía en 1850, cifra cercana a los 370 millones de hectáreas, un 28 % fue transformado hasta 1985. De esta área el 44 % fue convertidoen pastizales, 25 % en tierras de cultivo, 20 % ha sido degradado y 10 % fue utilizado para agricultura por roza, tumba y quema (Houghton et al. 1991). 9 En México, con el levantamiento de la veda para la explotación de la madera en el estado de Chiapas entre 1994 y 1996, March (1997) describió una sobreexplotación forestal, un explosivo incremento del contrabando de maderas preciosas y la invasión de terrenos que pertenecen a la Reserva de la Biosfera Montes Azules para fines agrícolas. De 1991 a 1995, la superficie de pastos y praderas se incrementó en el estado en cerca de 27%, de tal forma que para 1995 se reconoce oficialmente una superficie ganadera de casi 3 000 000 ha (Villafuerte y García, 1997). De mantenerse los actuales índices de deforestación, se estima que en 50 años más, Chiapas perderá la mayor extensión de bosques tropicales de México. El Colegio de la Frontera Sur, señaló que en 15 años (1979–1991) la deforestación promedio anual en las selvas tropicales y bosques templados de Chiapas fue de 60 411 ha año-1 y la pérdida del 1.9 % anual de sus bosques y selvas. Para ser más exactos, de 1977 a 1995 se han destruido 585 000 ha de la Selva Lacandona y de 1 836 611 ha correspondientes a la misma región, hasta 1996 sobrevivían poco más de 500 000 ha de selva primaria en buen estado de conservación (Balboa, 1996)1. En la Figura 3 se pueden observar las quemas en esta zona y la pérdida de bosque por la tala para esos fines. 1 Especialistas del Colegio de la Frontera Sur y del Instituto de Historia Natural aseguran que a partir de que el ex presidente Carlos Salinas de Gortari autorizó levantar la veda forestal en distintas regiones del estado de Chiapas, los índices de deforestación se incrementaron en forma alarmante (Balboa, 1996). 10 La zona de la Selva Lacandona (donde está ubicada la Reserva de los Montes Azules), ha sido una zona que a través de los siglos ha sufrido alteración por la edificación de ciudades o para actividades agrícolas. Ekholm (1992), describió por lo menos veinte sitios de interés arqueológico que pertenecen a diferentes periodos de la cultura maya. La misma autora ha identificado hasta ahora tres sitios con vestigios pertenecientes al Clásico maya cercanos a la zona de estudio: Tzendales, Blom y La Palma. Figura 3. Quemas para fines agropecuarios en la selva Lacandona. De Vos (1992)2 indicó, a partir de una rigurosa revisión histórica, la presencia de la etnia Lacandona en la zona de estudio a partir de 1585, fecha en que emigraron de su ciudad de origen llamada Lacam-Túm (Gran peñón), ubicada al noroeste de la Reserva, en la actual laguna Miramar. Las referencias históricas mencionan la presencia de dicha vegetación por lo menos desde 1605. Esto indica que quizás la existencia de esta vegetación 2 Los lacandones se aposentaron en la zona fundando una nueva ciudad a la que llamaron Sac-Bahlán (Jaguar blanco), debido a la abundante presencia del árbol Sac-Bahlán-Té o Palo María (también llamado Barí), del cual extraían pigmentos que utilizaban para teñir sus ropas. Fundaron también dos poblados más pequeños llamados Map y Pet. Llama la atención que en la zona existan parches con vegetación a la cual se ha llamado petatilla (Pteridium aquilinum (L.) Kuhn ); esta vegetación de acuerdo a algunos autores como Suazo (1998) y Velásquez- Montes (2001), invade el suelo después de la alteración de la vegetación original por el uso del fuego. En la zona de estudio se han encontrado a su vez “tepalcates” (experiencia personal), lo cual nos indica una posible actividad humana en el lugar. 11 se remonta a tiempos anteriores a la llegada de los Lacandones o por lo menos, provocada por éstos cuando habitaron en estas áreas. El 12 de enero de 1978 se decretó a una porción de tierra de la Selva Lacandona como Reserva de la Biósfera Montes Azules con una superficie de 331 200 ha (DOF, 1978) (ver Figura 4). Esto ocurrió más por un instinto de conservación o sobrevivencia y sin ningún estudio previo, sin consultas a la población, sin ninguna zonificación y estableciendo una normatividad muy general, sin medidas efectivas de protección al ambiente (Vásquez-Sánchez, 1992), Figura 4. Ubicación de la Reserva de Biósfera Montes Azules en el Estado de Chiapas, México (Tomado de Vázquez-Sánchez, 1992). 12 Las deficientes medidas de control sobre las actividades agrícolas y forestales de pobladores desplazados hacia esas zonas y la presión que ejercen por la ocupación de nuevas tierras para cultivo, aunado a los constantes titubeos gubernamentales sobre su administración, han provocado que más del 10 % (33 000 ha) haya sido deforestado3 (Vásquez- Sánchez, 1992). 4.2.- Impacto del uso de la roza, tumba y quema en las características edafoecológicas de los suelos de los ecosistemas tropicales. La roza, tumba y quema infringe diferentes impactos al suelo durante su práctica. Kleinman et al. (1995) identificaron tres diferentes etapas del proceso: conversión, cultivo y descanso. A continuación se considerará esta clasificación para su revisión más detallada. 4.2.1.- Conversión. En la conversión, la “tumba” y “quema” de la vegetación sirve para eliminar la sombra del dosel con el fin de evitar pestes en el cultivo y para liberar nutrimentos almacenados en la biomasa vegetal, haciéndolos disponibles al futuro cultivo. Fölster (1986) estimó que la contribución de nutrimentos a partir de la biomasa del dosel arbóreo es alrededor del 50 a 80 % de la fertilidad total del sistema en bosque tropical. Sin embargo, no puede pasar desapercibido que buena parte del azufre y nitrógeno proviene de la microbiota edáfica (Ewel et al. 1981). Quizás el impacto más importante que la roza y tumba infringe al ecosistema, es la alteración del reciclaje natural de nutrimentos y la pérdida acelerada de estos elementos. Comúnmente, la presencia de los restos vegetales “tumbados”, sirven para proteger el suelo de la erosión, sin embargo, al ser quemados se pierde esta cubierta protectora y los parches desnudos de la superficie del suelo son afectados por los rayos del sol y la precipitación que incide directamente sobre éstos. La eliminación de la protección del dosel de los árboles puede aumentar la temperatura de la superficie del suelo y estimula la pérdida de nitrógeno por volatilización a la atmósfera (Christiany, 1986; Lal, 1987), 3 El crecimiento poblacional en el Municipio de Ocosingo, en el cual se encuentra la Reserva, se ha sextuplicado, contando actualmente con más de 120 000 habitantes. Lo anterior provoca que dentro de los límites de la Reserva existan más de 10 742 pobladores agrupados en 18 asentamientos. Parte de este crecimiento poblacional ha obedecido a la inmigración de pobladores de los Altos de Chiapas o pobladores de distintas regiones del país, a la dotación de tierras en la zona de Marqués Comillas y a la inmigración de refugiados guatemaltecos en los años ochentas (Lazcano-Barrero et al. 1992). 13 aumentando la tasa de disminución de materia orgánica (Van Wambeke, 1992). La concentración de actividades humanas durante la roza y tumba, así como la caída de árboles, repercute en las características físicas del suelo. Por ejemplo, la densidad aparente en suelos volcánicos de Guatemala se incrementó de 0.56 a 0.66 g cm-3 en los 10 cm superficiales del suelo después de la roza-tumba y decreció de 0.74 a 0.70 g cm-3 después de 3 a 5 años de abandono (Sánchez, 1976). Mientras que Allegre y Cassel (1996) encontraron que la densidad aparente se incrementó de 1.4 a 1.6 g cm-3 en los primeros 20 meses después de la tumba practicada en un bosque secundario y no encontraronincrementos de este parámetro en los 100 meses posteriores. En lo referente a las poblaciones de microorganismos, la roza y tumba, también modifica su crecimiento normal, alterando los ciclos biológicos de los diferentes grupos que se encuentran en el suelo (Ewel et al. 1981). Uhl (1987) encontró que esta modificación en los grupos microbianos del suelo favorece la germinación de diversos grupos de plantas, sobre todo malezas. La importancia de la quema radica en la aportación directa de los nutrimentos almacenados en la biomasa vegetal. Esto tiene consecuencias considerables en la fertilidad del suelo (Palm et al. 1996; Ramakrishnan, 1992) ya que se posibilita la disponibilidad de los nutrimentos y la absorción de éstos por el cultivo mediante el aporte de ceniza. La contribución de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio ha sido documentada por diferentes autores como se observa en el cuadro 1. La quema tiene consecuencias también en el material parental. Si ésta es intensa, las cenizas pueden infiltrarse en los suelos, sobretodo si son arenosos, hasta los horizontes subsuperficiales. De esta forma, se pueden formar capas impermeables entre 2.5 y 23 cm de profundidad que pueden reducir la permeabilidad del suelo (Alegre y Cassel, 1996). Las altas temperaturas volatilizan la mayor parte del nitrógeno, el azufre y el carbono en cantidades hasta de 21 t ha-1 de C, como lo estimó Andriesse y Schelass, (1987). La materia orgánica del suelo también se pierde (Aweto, 1981; Juo y Manu, 1996) aunque algunos autores como Kotto-Same et al. (1997), mencionaron que la pérdida de materia orgánica varía de acuerdo al tipo de suelo y a la intensidad en el tiempo de la quema. El mantillo es destruido al ser expuesto 14 a la erosión eólica e hídrica, por lo que la retención de agua y nutrimentos para la absorción de las plantas es alterada. El resultado puede ser un encostramiento de la superficie, como lo describen Kleinman et al. (1995) en Ultisoles y Alfisoles. Juo y Manu (1996) señalaron las alteraciones en la estructura provocadas por la quema. Estos autores consideraron las afectaciones básicamente en dos niveles: a. Ciclaje interno, liberación de nutrimentos a partir de la descomposición de la hojarasca. Los suelos ácidos, pobres en bases intercambiables dependen, según los autores, del ciclaje interno. b. Ciclaje mixto, que involucra el aporte de nutrimentos del suelo y de la hojarasca. Los elementos de importancia para el buen funcionamiento del reciclaje interno son: (i) el sistema bifásico de flujo de agua (macroporos: flujo de agua rápido; microporos: flujo de agua más lento y sistema utilizado para el flujo de los nutrimentos liberados por la hojarasca) y (ii) la carga positiva característica del subsuelo, la cual puede acelerar o disminuir la velocidad de lixiviado de los aniónes como los nitratos (NO3- ) y sulfatos (SO42-) (Juo y Manu, 1996). La quema altera estos sistemas de flujo de agua y aire. Andriesse y Koopmans (1984) han concluido que los cambios significativos en las propiedades del suelo se presentan cuando la temperatura de la quema sobrepasa los 150º C. Ewel et al. (1981) encontraron, en experimentos llevados a cabo en Andosoles de Costa Rica, que a 2 cm por arriba de la superficie del suelo, una quema puede alcanzar hasta 200 ºC. Sin embargo, el suelo mineral no fue afectado ya que las temperaturas alcanzadas a 1 cm de profundidad fueron de 100 ºC y a 3 cm fueron menores a los 38 ºC. En el mismo artículo, discuten como los efectos negativos reales sobre el suelo son mínimos y supeditan estas conclusiones a la calidad y cantidad del combustible y el contenido de humedad de la biomasa quemada y a la duración de la quema. 15 Figura 5. Profundidad (x±DS) del suelo a la cual se alcanzaron diferentes temperaturas durante la quema (Tomado de Ewel et al. 1981). Sánchez (1976), apuntó cómo la presencia de partículas de carbón de leña de tamaño variable, pueden cambiar el color del suelo, particularmente en suelos arenosos, e incrementar así la capacidad de calor de dichos suelos. Sin embargo, Kotto-Same et al. (1997) señalaron que los restos de vegetación depositados en el suelo sirven a largo plazo como verdaderos reservorios de nutrimentos. Uhl (1987), describió problemas en la germinación, emergencia, desarrollo de plántula, absorción de nutrimentos y agua debido a las altas temperaturas del suelo en el orden de 67 a 310 °C en la superficie y 48 a 199 °C a 1 cm de profundidad. De acuerdo a este autor, la quema tiene un efecto definitivamente mortal en el banco de semillas de la zona sometida (Uhl y Saldarriaga, 1986). La textura del suelo también puede verse afectada por la elevación extrema de la temperatura. El resultado de análisis mecánico en Vertisoles de India 16 Central, muestra un "aligeramiento" de la textura del suelo, concluyendo que el fuego redujo su estado coloidal al incrementar la proporción relativa de la fracción gruesa. El efecto es debido en parte, a que las arcillas se convierten en arenas por fusión y en parte, a que las arcillas son removidas preferentemente por la escorrentía y la erosión acelerada por el fuego inducido (Andriesse y Schelaas, 1987). Ewel et al. (1981) mencionaron que el efecto de fusión de arcillas se lleva a cabo cuando la quema sobrepasa los 400ºC. En lo referente al pH, autores como Christianty (1986), Kleinman et al. (1995) y Ohta et al. (1995) concordaron en cómo esta variable aumenta en los primeros años posteriores a la quema y esta elevación en el pH, perdura en base a la capacidad de amortiguamiento del suelo (de 3 años hasta 20 años en Andosoles), además de producirse una disminución en la saturación de aluminio, lo cual significa un beneficio sobre todo en suelos ácidos. Sin embargo, también se produce un decrecimiento del pH gradual con el tiempo debido al lavado de bases y a la absorción de éstas por parte de los cultivos sucesivos (Juo y Manu, 1996). Por otro lado, el nitrógeno total decrece en relación a la duración de la quema. Sin embargo, la combinación de altas temperaturas, el suministro de nutrimentos y los cambios en el pH originados por la disminución de la cubierta vegetal y la depositación de cenizas en la superficie quemada, favorecen, según algunos autores como Jordan (1989), a la fijación simbiótica de nitrógeno. La actividad de algunas bacterias fijadoras de nitrógeno aumenta de manera proporcional al incremento del pH (Palm et al. 1996), así como el P, Ca, Mg, y K, como se observa en el Cuadro 1, (Juo y Manu, 1996). El efecto fertilizador de las cenizas se pierde por los siguientes factores: a) la carencia de una cubierta vegetal, la cual incrementa la pérdida de suelo durante tormentas en terrenos con pendientes. El efecto repercute también sobre el espacio radicular, disminuyendo la capacidad de retención de agua del suelo (Siebe et al. 1995); b) el incremento en la frecuencia del cultivo, lo cual deja una destrucción gradual del sistema de macroporos, por lo que altera la infiltración del agua de lluvia e incrementa la pérdida de ceniza por escorrentía y lavado; c) la quema y el cultivo continuo que aumentan la destrucción del mantillo, en la descomposición de la materia orgánica humificada del bosque primario y reduce la contribución de los procesos microbianos en el reciclaje de nutrimentos (Juo y Manu, 1996; Palm et al. 1996). 17 Localidad pH P Ca Mg K Nam Phrom, Tailandia antes de la quema 6,2 1,4 17 5,6 0,5 despues de la quema 7,2 7,7 36,3 7,5 1,9 Kade, Ghana antes de la quema 5,2 9,8 5,7 1,2 0,4 despues de la quema 7,9 30 17,9 2,7 2,0 Yurimaguas, Perú antes de la quema 4,0 12 1 0,3 0,3 despues de la quema 4,7 23,7 2,3 0,6 0,4 Onne, Nigeria antes de la quema 4,3 1,3 0,3 0,2 despues de la quema 5,0 3 0,9 0,3 Ibadan, Nigeria antes de la quema 6,0 4,7 5,9 1,6 0,3 despuesde la quema 6,3 20,7 7,5 1,9 1,0 La profundidad de las muestras de suelo es de: 0-5 y 0-7 cm. Se usaron diferentes métodos para la extracción de P, incluyendo el Bray No. 1 y 2 y Prueba de Olsen. El tiempo de muestreo fue de 1 mes despues de la quema. Cuadro 1. Cambios en el pH (agua), P disponible (mg kg-1) y bases intercambiables (meq 100g-1) en la superficie del suelo despues de la tumba y quema de un bosque secundario. (Nyey-Greenland, 1960, Sánchez et al . 1983, Kyuma et al. 1985, Kang y Juo, 1986) Tomada de Juo y Manu, 1996. Ewel et al. (1981) señalaron que la regeneración del bosque también se ve afectada por la quema debido a la destrucción del germoplasma nativo y el acondicionamiento favorable de la fertilidad para el crecimiento de especies invasoras. Suazo (1998) comenta la invación de terrenos “tumbados y quemados” de selvas tropicales en el sur de México por Pteridium aquilinum (L.) Kuhn, una maleza que a pesar de no ser nativa de regiones neotropicales, recurre hoy en día en ellas, debido entre otras cosas al uso del fuego en las quemas de la vegetación “tumbada” y a las características de los suelos con bajo pH y carencias en los contenidos de fósforo aprovechable. El fuego, condiciona el terreno para el establecimiento del esporofito de esta maleza. Pteridium aquilinum (L.) Kuhn una vez que se establece, es capaz de “arrestar” la suceción secundaria y no permitir el desarrollo de la selva. 4.2.2.- Cultivo. Existe una amplia gama de tipos y procesos de cultivo lo que representa igualmente una variedad de impactos al suelo. Lal (1987) y Kleinman (1995) coinciden en la opinión de que la materia orgánica generalmente declina en esta etapa, por lo que, en consecuencia, la CIC y el pH también se ven afectados. En general, como consecuencia del cultivo se produce un aumento en la acidez del suelo, un descenso en los niveles de nutrimentos, en particular el N y el P, una degradación de la estructura y porosidad y por consecuencia un descenso en la capacidad de infiltración del suelo. 18 Uhl y Murphy (1981) encontraron que en Oxisoles y Espodosoles de Venezuela, el cultivo removió entre el 3 y 10 % del total de nutrimentos del sistema. Las prácticas de cultivo pueden aminorar los efectos negativos sobre las características del suelo. La rotación de cultivos y la no utilización de maquinaria en el barbecho, entre otras prácticas, ayudan en el mismo sentido (Sánchez et al. 1983). 4.2.3.- Descanso. Esta etapa se caracteriza por el abandono del campo de cultivo. La idea original se basa en la recuperación de los niveles de nutrimentos perdidos durante las etapas anteriores -de ahí, se dice que la tierra “descansa” -. Los principales problemas a los que se enfrenta el sistema agrícola de roza, tumba y quema, se producen por la insuficiencia en tiempo de las etapas de descanso de la tierra, provocada principalmente por las presiones de tipo social. Zinke et al. (1978) encontraron que los acortamientos en los periodos de recuperación provocan una disminución en la fertilidad. Los mismos autores describieron que el aumento de nutrimentos como el Ca, K, y P se producen a partir de los residuos de ceniza y el nitrógeno y materia orgánica, por la vegetación del acahual, además de proveer protección a los eventos climáticos como el viento y la precipitación (Young, 1989). 19 Reserva de los Montes Azules Perfiles Zona Selva Perfiles Zona Ejidal 90 54 0890 59 26 16 0 5 04 16 0 8 39 Guatemala Mexico G ol fo d e M ex ic o M a r C a rib e 5.- Zona de estudio. 5.1.- Localización El área de estudio está ubicada al sureste de la Reserva de los Montes Azules entre los 91° 00 y los 90° 53 de longitud oeste y los 16° 05-16° 09 de latitud norte, en las inmediaciones de la estación de Biología de la UNAM de Chajul. La Figura 6 muestra la localización de los sitios de muestreo, así como las zonas de estudio. 20 0 100 200 300 400 500 600 700 E F M A M J J A S O N D mes m m 18 19 20 21 22 23 24 ºC PP mm T ºC Figura 6. Localización de la zona de estudio (Tomado de INEGI, 1988). 5.2 Clima. La fórmula climática de la región es Am w”ig, la cual describe las siguientes características (García, 1987): El clima se ubica dentro del grupo de los cálidos húmedos (el promedio del mes más frío es >18 ºC) con lluvias en verano. El régimen de lluvias de verano indica: por lo menos 10 veces mayor cantidad de lluvia en el mes más húmedo de la mitad caliente del año que en el mes más seco (ver Figura 4), un porcentaje de lluvia invernal entre 5 y 10.2 de la tabla anual. Con canícula o sequía de medio verano. Las isotermas poseen una oscilación de <5 ºC. Posee una marcha de temperatura tipo Ganges (g), considerando que el mes más caliente del año se ubica antes de junio (ver Figura 7). Figura 7. Temperatura ambiente (ºC) y precipitación (mm) en la zona de estudio. Datos registrados durante el periodo 1990-1995 en la Estación de Biología de Chajul. 21 5.3 Geología. El estado de Chiapas posee diferentes tipos de relieves, éstos se encuentran en zonas que se alinean paralelas a la costa del Pacífico. De la Rosa et al. (1989) los clasifican de la siguiente manera, siguiendo el gradiente del Pacífico al Golfo de México: Planicie Costera del Pacífico Sierra Madre de Chiapas Depresión Central Meseta Central Montañas del Oriente o Serranía de Lacandonia Montañas del Norte Planicie Costera del Golfo y Tierras Bajas Chapayal La zona de estudio pertenece a las Montañas del Oriente o Serranía de Lacandonia. Esta región se encuentra limitada al poniente por la Meseta Central; al norte por la Sierra del Norte; al este por la República de Guatemala y al sur por la Provincia Tierras Bajas Chupayal. Ocupa un área de 11 000 km2, con una longitud de 225 km y un ancho hasta de 70 km en el noroeste y de 100 km en el sureste. Su topografía es básicamente montañosa. Las mayores altitudes alcanzan hasta 1200 msnm, pero se caracteriza por tener elevaciones no considerables, en lo general entre 300 y 700 msnm. La geología de la zona de estudio está formada de rocas sedimentarias pertenecientes al Mesozoico tales como calizas, lutitas y dolomias del Cretásico Superior y del Cenozoico, constituído por areniscas, lutitas, conglomerados y calizas del Eoceno (De la Rosa et al. 1989). 22 5.4 Geomorfología. El estado de Chiapas de acuerdo a García-Gil y Lugo (1992), posee tres tipos fundamentales de formas de relieve: i. Laderas. ii. Mesas. iii. Depresiones. Las dos primeras formas se localizan en la parte norte del Estado y están formadas fundamentalmente por rocas de tipo calizas provenientes del Cretásico Superior, las cuales se disuelven formando el karst o carso debido a dos factores que son: su posición topográfica y su fuerte grado de fractura. Las depresiones, las cuales son las formas observadas en la zona de estudio, forman planicies estructurales con lomeríos de poca altura y planicies formadas por los depósitos aluviales pertenecientes al río Lacantum. Las planicies estructurales están constituidas por rocas sedimentarias, principalmente lutitas y areniscas paleogénicas. Ocupan los niveles hipsométricos más bajos del área (<400 msnm). La planicie de plataforma representa un relieve joven posterior al Eoceno. Las planicies aluviales se localizan en la zona donde confluye el río Lacantum y se forman a partir de procesos acumulativos de sedimentos formados principalmente de arenas y arcillas acarreadas por las corrientes fluviales de los diferentes afluentes que se integran al río Lacantum. La planicie aluvial que se forma es irregular, alcanzando hasta cinco kilómetros de ancho en algunasáreas. 23 5.5 Suelos. Según un estudio a escala 1:200 000, la mayoría de los suelos presentes en el área corresponden a Luvisoles, los cuales tienen un horizonte de acumulación de arcilla con saturación de bases superior al 50 %. Los más abundantes son los Luvisoles órticos, crómicos, férricos y gléicos. Los Acrisole presentes en el área, poseen un marcado horizonte de acumulación de arcilla y una baja saturación de bases (<50 %), los más abundantes son Acrisoles órticos, férricos y gléicos. La litología superficial está compuesta de areniscas, lutitas y arcillas (García-Gil y Lugo, 1992). Estudios realizados a mayor detalle en las inmediaciones de la estación de Biología de Chajul describen la existencia de muy diversos suelos (Siebe et al. 1995). Dependiendo del material parental se han desarrollado: Material parental Suelo Aluviones recientes del río Lacantum Luvisoles stágnicos y háplicos Areniscas Acrisoles húmicos y férricos Lutitas Cambisoles stágnicos y vérticos Calizas Leptosoles réndzicos (FAO, 1988) Las principales diferencias entre los suelos de la zona consisten en su grado de acidez (valores de pH entre 3.9 para Acrisoles y 7.0 en Leptosoles rendzicos), en su porcentaje de saturación de bases y Al, la capacidad de retención de agua aprovechable y la capacidad de aireación. A ésta última se encuentra ligada las condiciones de drenaje natural del sitio y la permeabilidad de los suelos. 24 5.6 Vegetación. La vegetación más característica de la zona de la Reserva de la Biósfera Montes Azúles es de selva alta perennifolia donde la altura de la masa forestal alcanza los 50 m de altura. Este tipo de vegetación cubre zonas con suelos de origen aluvialy de inundación periódica. La selva mediana subperennifolia y perennifolia con árboles que alcanzan hasta los 30 m de altura, cubre lomerios bajos (de hasta 250 msnm) y montañas de 700 msnm. Entre las especies que destacan por su importancia se encuentran: el hule (Castilla elastica Cerv.), la ceiba (Bernoullia flammea Oliver), el ramón (Brosimum alicastrum Swart) y el chacá (Bursera simaruba (L.) Sarg.) (García - Gil y Lugo, 1992). Siebe et al. 1995, reporta zonas con vegetación sabanoide con árboles hasta de 15 m de altura y manchones monoespecíficos del helecho Pteridium aquilinum (L.) Kuhn, a los que los lugareños denominan “petatillas”. En zonas de terrazas aluviales algunas especies sobresalientes son: Licaria platypus (Hemsley) Fritsch, Brosimum alicastrum Swartz. y Quararibea funebris (La Llave) Vischer, en las zonas de inundación periódica y suelos con drenaje deficiente son comunes Bactris balanoides , B. trichophylla Burret, Pachyra acuatica y Bravaisia integerrima; en las montañas, por arriba de 300 msnm es notoria la presencia de Manilkara zapota, Wimeria bartletti y Aegephylla argentea; en los lomeríos bajos las especies dominantes son Dialium guianense (Aublet) Macbride, Cupania dentata DC. y Brosimum costaricanum Libermann. La vegetación sabanoide presenta abundancia de Terminalia amazonia (J. F. Gmelin) Exell, Lacistema aggregatum (Berg.) Rusby y Calophyllum brasiliense Camb, con un abundante estrato herbáceo de Cyperus ssp. (García-Gil y Lugo, 1992, Siebe et al. 1995). Es importante mencionar que esta zona fue explotada por extracción de especies como la caoba (Swiettenia macrophylla King,) (Meliaceaea) durante más de 70 años. La distribución y abundancia de esta especie, se encuentra muy restringida en el área de estudio4. 4 Al respecto es muy importante revisar el trabajo de De Vos, J. (1996). 25 En la zona de los ejidos que rodean la Reserva de los Montes Azules, Martínez-Ramos et al. (1996) reporta un mosaico de terrenos con uso agropecuario, comunidades sucesionales en diferentes estadios y relictos de selva cada vez más distantes entre sí. Arreola, (1996) menciona en 1993, el 65.5% de la región se mantenía cubierta por vegetación primaria de selva húmeda (alta o mediana), 9.9% era utilizada con fines agrícolas o pecuarios y la vegetación secundaria se extendía ya sobre el 17% de los terrenos. A su vez menciona las transformaciones en el uso del suelo, que iban en ese año a una tasa del 10, 8 y 24% anual. 25 6.- Métodos. 6.1.- Selección de sitios de muestreo: La selección de los sitios de muestreo en la zona ejidal se basó fundamentalmente en el tipo de material parental en ambas zonas de estudio (ejidal y selva), y en la edad de aplicación de la roza, tumba y quema en las parcelas de la zona ejidal. Se realizaron dos etapas: a) Se delimitaron unidades geomorfológicas en el área de estudio mediante la observación de fotografías aéreas, incluyendo las dos zonas de estudio: dentro de la Reserva Montes Azules (zona selva) y fuera de ella (zona ejidal). b) Se realizó una verificación en campo de las unidades geomorfológicas y los suelos asociados a éstas mediante barrena de 1 m. A su vez, se aplicaron cuestionarios a campesinos ejidatarios dueños de parcelas para determinar el tipo de suelo, tiempo transcurrido desde que se “tumbó y quemó”, productividad de cosechas y herramientas de uso. 6.2.- Trabajo de campo: Una vez realizado lo anterior, tanto en la zona ejidal como en la zona de selva, se seleccionaron tres parcelas o sitios por cada una de las siguientes unidades geomorfológicas: llanuras aluviales, lomeríos derivados de lutitas y lomeríos derivados de areniscas. En cada parcela se realizó un perfil y su respectiva descripción (ver Anexo B). Se tomaron muestras (alteradas y no alteradas1) por horizonte en cada perfil. Adicionalmente se tomó una muestra compuesta de alrededor de 20 submuestras con barrena de 30 cm por sitio de una superficie de 12 m x 12 m como área representativa de acuerdo a las dimensiones de las parcelas. En el caso de las parcelas localizadas sobre aluviones de la zona ejidal, se tomaron muestras compuestas bajo el mismo criterio mencionado de acahual viejo, acahual joven y milpa. A estas parcelas particularmente los campesinos de la zona les aplican un manejo de “rotación”, es decir, el área total de una parcela es subdividida en cuatro porciones más pequeñas que son utilizadas en promedio cada cuatro años. 1 Muestras alteradas son aquellas tomadas por horizonte en cada perfil, sin respetar la estructura de la misma. Se toma en lo general 1 kg de muestra para análisis de laboratorio. Muestras no alteradas son aquellas donde se trata de mantener la estructura original del suelo, muestreandola con anillo de acero de 5.5 x 4.2 cm (99.8 cm3), cuatro por cada horizonte del perfil. 26 Por esta razón en estas áreas se localizaron manchones de vegetación secundaria a los que llamamos acahuales viejos por el tiempo de abandono en general más de 8 años, y Acahual joven a las zonas recien abandonadas en lo general con 4 años o menos. Llamamos milpa a las áreas cultivadas en el momento del muestreo. En la Figura 6 se muestra la localización de los sitios muestreados y en el cuadro 2 se presenta una relación de los mismos. 6.2.1.- Profundidad fisiológica (Siebe et al, 1996) Señala el espesor del suelo en el que pueden penetrar y desarrollarse potencialmente las raíces. 6.2.2.- Capacidad de Campo (Siebe et al, 1996) La capacidad de campo (CC) representa a la cantidad de agua que puede ser retenida en un suelo contra la fuerza de gravedad. 6.2.3.- Capacidad de retención de agua disponible (Siebe et al, 1996) La capacidad de agua disponible (dCC) (o rango de humedad aprovechable) de un suelo representa a la cantidad de agua retenida que puede ser absorbida por las plantas. Esta se determina en el espacio radicular efectivo el cual se define en base a la profundidad máxima de la que las raíces llegan a absorber agua en años secos. 6.2.4.-Conductividad hidráulica (Siebe et al, 1996) La conductividad hidráulca describe la capacidad para trasmitir agua a través del suelo. Esta propiedad física se puede estimar en condiciones de saturación a partir de la textura y la densidad aparente. 6.2.5.- Erosionabilidad (Siebe et al, 1996) El riesgo de erosión hídrica del suelo o factor “K”, puede estimarse si se considera la textura, el contenido de materia orgánica, la estabilidad de agregados y la permeabilidad solo a nivel horizonte superficial. 6.2.6.- Nitrógeno disponible (Siebe et al, 1996) 27 Se puede estimar a partir del contenido de materia orgánica que es en lo general la única fuente de N en el suelo. 6.2.7.- Humus (Siebe et al, 1996) El humus se calcula, considerando la cantidad de materia orgánica, la densidad aparente, el porcentaje de piedras y el espesor de la capa de suelo superficial en dm. 6.3.- Trabajo de laboratorio: Una vez en el laboratorio las muestras alteradas de los distintos materiales parentales, se secaron a temperatura ambiente se tamizaron en malla de 2 mm y se realizaron los siguientes análisis de laboratorio. Para la determinación de nitrógeno total, fósforo total, potasio total y bases intercambiables, las muestras fueron molidas en molino fino. 6.3.1.- Textura por el método del hidrómetro (Bouyoucos, 1963). La textura del suelo fue determinada por densitometría con hidrómetro, de acuerdo a la proporción expresada en porcentaje, de partículas de tamaño de arenas, limos y arcillas de las cuales está compuesto. Las muestras se trataron para eliminar por oxidación a la materia orgánica con H2O2 al 8 %. La disolución de carbonatos se realizó mediante HCl al 10 %, para posteriormente lavar mediante sifoneo eliminando a su vez excesos de cloruros. 6.3.2.- Densidad aparente por el método del cilindro (Schlichting y Blume, 1966). Este método calcula la densidad aparente gravimétricamente en muestras inalteradas tomadas en cilindro, secadas en horno a 105 ºC hasta peso constante y relaciona el peso del suelo seco con el volumen de la muestra inalterada. 6.3.3.- Densidad real por el método del picnómetro (Black, 1965) Este método determina la densidad real gravimétricamente con picnómetros. 6.3.4.- pH potenciométrico (CaCl2). 28 El pH se midió en un extracto con CaCl2 0.01 M en una relación peso/volumen mediante un potenciómetro WTW con compensación automática de temperatura. 6.3.5.- Carbono orgánico total por el método de digestión húmeda (Lichterfelder citado en Schlichting y Blume, 1966). La determinación del carbono consiste en la oxidación del carbono orgánico vía húmeda mediante dicromato de potasio a una temperatura de 120 ºC y la determinación fotométrica de la extinción de los iones Cr3+. El cálculo del contenido de carbono en las muestras de suelo se realizó a través de una curva patrón realizada con una solución de glucosa. 6.3.6.- Nitrógeno, Fósforo y Potasio totales por autoanalizador. El método fue automatizado del Autoanalizador II B-W69A, Technicom Industrial System, 1977. Tarrintown, N.Y. 6.3.7.- Bases intercambiables: calcio, magnesio, sodio y potasio (Bouwer et al., 1952). Las bases intercambiables fueron obtenidas mediante extractos de suelo con acetato de amonio (NH+4COO-) 1 N a pH 7.0. El calcio y magnesio se determinaron en espectrofotómetro de absorción atómica Perkin Elmer 3110 (EAAA) y el sodio y potasio por flamometría utilizando un Spectronic 400. Las ionizaciones e interferencias fueron eliminadas mediante la adición de cloruro de lantano (LaCl2) al 0.5 % en el caso del calcio y magnesio, y cloruro de cesio (CsCl2) al 0.5 % para el sodio y el potasio. 6.3.8.- Al3+ + H+ intercambiable (Van Reeuwijk, 1992). El Al3+ y H+ intercambiables fueron determinados en extracciones de suelo con KCl 1N. En una primera fase se determinó la suma de Al3+ + H+ mediante titulación volumétrica con NaOH 0.1 M. En la segunda fase se determinó el H+ mediante la complejación del Al3+ con NaF al 4 %. 6.3.9.- Fósforo aprovechable (Bray I). La determinación de fósforo aprovechable se realizó colorimétricamente por molibdato de amonio a 600 nm en espectrofotómetro. La extracción se 29 realizó con HCl y NH4F para remover las formas solubles de fósforo en ácidos y sales ácidas (fosfato de calcio, fosfatos de aluminio y hierro). 6.5.- Análisis Estadísticos. Se realizó un Análisis de Varianza factorial 2 x 3 (ANOVA) de acuerdo al diseño de muestreo: Los datos cumplieron con la homogeneidad de varianza (homocedasticidad) y la normalidad. Se trabajaron con dos factores: uso de suelo (selva y ejidos) y material parental. El uso de suelo tuvo dos categorias o niveles: selva y ejidos para el suelo alterado por uso agropecuario. El material parental tuvo tres categorias o niveles: suelos derivados de lutitas, suelos derivados de areniscas y suelos derivados de aluvión. Cada nivel en el caso del factor material parental tuvo tres réplicas. Para el análisis se consideró el promedio resultante de las tres. 30 Selva Ejidos Lu ti ta s A re ni sc as Uso del suelo M at er ia l p ar en ta l + + + + + + + + + + x x x x x x x x x xPerfiles Perfiles A lu vi ón Se trabajó con el paquete estadístico STATISTICA versiones 5.0, 1999. Previo análisis exploratorio de los datos. Para el análisis se calcularon medias ponderadas de todas las muestras de los perfiles hasta 20 cm de profundidad, y las muestras compuestas con profundidad de 0-30 cm. 37 Nombre perfil Material parental Latitud norte Longuitud oeste Sabana 1 (S1) Lutitas 16° 07 35" 90° 56 56" Lomo Miguel (LM) Lutitas 16° 07 08" 90° 56 23" Sabana 2 (S2) Lutitas 16° 08 12" 90° 58 02" Lomo 5 Junto a Petatilla 3 (L5JP3) Conglomerado sobre areniscas 16° 08 06" 90° 57 20" Ruinas ( R ) Conglomerado sobre areniscas 16° 07 30" 90° 56 28" Huevos Azules (HA) Conglomerado sobre areniscas 16° 07 40" 90° 57 17" Aluvión Lacantún (AL) Aluvión 16° 06 17" 90° 56 27" Aluvión Chaquistero (ACH) Aluvión 16° 06 19" 90° 59 18" Aluvión Playón de la Gloria (APG) Aluvión 16° 08 39" 90° 54 37" Lutita 1 (L1) Lutitas 16° 05 04" 90° 59 12" Lutita 2 (L2) Lutitas 16° 05 17" 90° 57 17" Lutita 3 (L3) Lutitas 16° 07 58" 90° 54 28" Arenisca 1 (Ar1) Conglomerado sobre areniscas 16° 05 18" 90° 59 26" Arenisca 2 (Ar2) Areniscas 16° 05 04" 90° 57 02" Arenisca 3 (Ar3) Conglomerado sobre areniscas 16° 08 15" 90° 54 08" Aluvión 1 (Al1) Aluvión 16° 08 09" 90° 54 30" Aluvión 2 (Al2) Aluvión 16° 06 04" 90° 58 58" Aluvión 3 (Al3) Aluvión 16° 05 15" 90° 57 15" Localización 7.- RESULTADOS 7.1.-Historia, cobertura vegetal y usos actuales de las parcelas en la zona de estudio (selva y ejidos). En el cuadro 2 se muestra la relación de los sitios muestreados, el material parental que poseen y las coordenadas de su localización (ver también Figura 3). Cuadro 2. Relación de los sitios muestreados, material parental y su localización en la zona de estudio (selva y ejidos). Los diferentes tipos de vegetación en la selva y los usos de la tierra en los ejidos que tenían al momento del muestreo de las parcelas consideradas en la zona de estudio; las secuencias de uso que cada una de ellas a lo largo del tiempo desde que tuvieron la primera “tumba”; la posición topográfica del perfil y la edad aproximada son considerados en el cuadro 3. Es importante mencionar que de acuerdo a De Vos (1993), algunos de los sitios muestreados de la zona selva, posiblemente tuvieran ocupación humana y uso agrícola. Los tiempos más probables de ocupación de esta zona por los Mayas-Lacandones de acuerdo al mismo autor, transcurrieron a lo 38 largo del siglo XVII. La localización de la última ciudad de los Mayas- Lacandones llamada Sac-Bahlán(ver Figura 8), coincide con algunos lugares de muestreo considerados en este trabajo (Lomo 5 Junto a Petatilla 3 (L5JP3) y Sabana 2 (S2)). Posiblemente haya habido ocupación en tiempos más remotos a estos testimonios, ya que se localizaron vestigios de construcciones (pisos y piedras labradas) en otros lugares de la misma área de estudio, particularmente entre el ejido Loma Bonita y el rio “Chajulillo” o “Xalbal” según De Vos (1993). Por otro lado, durante la realización de los perfiles en la etapa de muestreo se encontraron “tepalcates” de cerámica del Preclásico Maya en perfiles de las zonas de estudio selva y ejidal (AL y Ar3) (com. pers. Dra. Yoko Sugiura Yamamoto, Inst. Inv. Antropológicas, UNAM). Ekholm (1992) mencionó lugares arqueológicos importantes cercanos a la zona de estudio del preclásico maya (Blom, Tzendales y La Constancia); a su vez la autora considera como inexplorada la región del sur de la Selva Lacandona. Figura 8. Localización de Sac-Bahlán (Tomado de De Vos, 1987). 39 La vegetación sabanoide que poseen los sitios Sabana 1 (S1) y Sabana 2 (S2) en la zona de la reserva, está caracterizada por árboles de altura máxima de 15 m cuya composición es similar a la que existe en los lomos más bajos, con abundancia adicional de Terminalia amazonia (Gmel.) Exell (Combretaceae), Lacistema aggregatum (Berg) Rusby (Lacistemataceae) y Calophyllum brasiliense Camb. (Guttiferaceae). En el sotobosque existe una abundante capa de Cyperus spp, y Bromelias terrestres (Siebe et al. 1995). Figura 9. Vegetación de la zona de sabanas 1 y 2. Se puede observar la gran cantidad de Cyperus sp en sotobosque y la presencia de árboles 40 Una selva mediana se encontró en la vegetación correspondiente a los perfiles Lomo Miguel (LM), Lomo 5 Junto a Petatilla 3 (L5JP3), Ruinas R y Huevos Azules (HA). Figura 10. Selva mediana en perfiles sobre areniscas de la zona de selva (Huevos azules (HA), Lomo Miguel (LM)), 41 La vegetación perfiles Aluvión Lacantum (AL), Aluvión Chaquistero (ACH) y Aluvión Playón de la Gloria (APG) correspondía a las características de una Selva alta. Figura 11. Selva alta en la zona de aluviones de la selva. 42 La vegetación que posee la parcela L1 en la zona ejidal es de tipo sabanoide, fundamentalmente por la presencia de Cyperus sp. Los árboles en este sitio fueron eliminados. Se le considera acahual porque se abandonó sin un uso en particular. Figura 12. Vegetación llamada “navajilla” (Cyperus sp) en la zona ejidal sobre suelos derivados de lutitas. Las parcelas Lutita 2 (L2) y Arenisca 2 (Ar2) son potreros en los cuales se sembraron pastos de la variedad Signa (Cynodon plectos (L.)) como forraje para ganado vacuno. Figura 13. Área utilizada como “potrero” con pastos “signa” inducidos (Cynodon plectos (L.)) sobre suelos derivados de areniscas en la zona ejidal. 43 Las parcelas en la zona ejidal de Lutita 3, Aluvión 1 (Al1), Aluvión 2 (Al2) y Aluvión 3 (Al3), se utilizaron como milpa o sembradío de maíz, frijol y calabaza. Como se menciona en la metodología, las parcelas de aluvión son divididas en cuatro partes regulares y se siembran dos veces al año durante 3 o 4 años consecutivos en cada fragmento. La parcela de Lutita 3 es la única sobre lutitas que se maneja de igual forma que las parcelas sobre aluviones. Figura 14. Milpas en aluviones de la zona ejidal (al centro). A la izquierda un acahual viejo y un acahual joven a la derecha. 44 Las parcelas Arenisca 1 (Ar1) y Arenisca 3 (Ar3) son acahuales pero se diferencian del acahual L1 fundamentalmente por la vegetación dominante en estas áreas es la de un helecho: Pteridium aquilinum (L.) Kuhn (Polypodiaceae) o “petatilla” como la llaman los campesinos habitantes de la zona. Estas parcelas tenían al momento del muestreo 4 semanas en promedio desde la última “quema”. En Ar3 se encontraron evidencias de ocupación humana desde épocas prehispánicas (“tepalcates”). Figura 15. “Petatilla” (Pteridium aquilinum (L.) Kuhn) en acahual sobre areniscas en la zona ejidal. En la zona de los ejidos, Méndez (1999), reportó las especies vegetales con mayor importancia relativa de las zonas de los ejidos. La figura 16 señala estas variedades vegetales. 45 0.0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0 120.0 140.0 160.0 Vismia camparaguey Byrsonima crassifolia Luehea candida Vernonia patens Trichospermum mexicanum Cupania glabra Squizolobium paraibum Inga pavoniana Cordia alliodora Cecropia peltata Piper hispidum Xylopia frutescens Ochroma pyramidale Zanthoxylum kellermanii Croton schiedeanus Trema micrantha Zanthoxylun caribaeum Conostegia icosandra Piper aduncun Inga acrocephalla (b) 0.0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0 Vismia camparaguey Trichospermum mexicanum Castilla elastica Blepharidium mexicanum Thevetia ahouai Piper hispidum Vernonia patens Inga pavoniana Inga sp Bellucia grossularioides Spondias radlkoferi Alibertia edulis Ochroma pyramidale Acacia hayesii Blepharidium guatemalense Cecropia peltata Lonchocarpus sp Croton schiedeanus Zanthoxylum kellermanii Aegiphila monstrosa Valor de im portancia (c) 0.0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0 120.0 140.0 Pterocarpus rohrii Lonchocarpus cruentus Luehea speciosa Cecropia peltata Inga vera Inga pavoniana Ochroma pyramidale Trichospermum mexicanum Spondias radlkoferii Piper aequale Solanum laenceifolium Casearia corimbosa Piper auritum Spondias mombin Cestrum racemosum Piper hispidum Ficus lapatifolia Trophis racemosa Luehea candida Sapium lateriflorum (a) (b) Figura 16. Especies vegetales de mayor importancia relativa en las zonas ejidales: (a) zonas de aluvión, (b) lomerios de areniscas, (c) lomerios de lutitas (Tomada de Méndez, 1999). 46 Selva Ejido Selva Ejido Selva Ejido Selva Ejido Selva Ejido S1 L1 400 10 media superior indefinido smpa Sabana Acahual LM L2 400 18 superior inferior smp Selva mediana Pastizal S2 L3 400 13 superior superior indefinido sm Sabana Milpa L5JP3 Ar1 400 10 superior media sma Selva mediana Acahual R Ar2 400 18 media media smp Selva mediana Pastizal HA Ar3 400 10 superior superior sma Selva mediana Acahual AL Al1 400 18 llanura aluvial llanura aluvial sm Selva alta Milpa ACH Al2 400 14 llanura aluvial llanura aluvial sm Selva alta Milpa APG Al3 400 15 llanura aluvial llanura aluvial sm Selva alta Milpa smpa = selva-milpa-pastizal-acahual smp = selva-milpa-pastizal sm = selva-milpa sma = selva-milpa-acahual * se considera la edad a partir de la última ocupación maya-lacandón en el siglo XVII de acuerdo a De Vos (1993) Vegetación y/o uso actual Años Perfil Edad Posición Secuencia de uso Cuadro 3. Edad, posición topográfica, secuencia de uso y vegetación y/o uso al momento del muestreo en las áreas de estudio. 47 7.2.- Caracterización morfológica, clasificación y características edafoecológicas de los suelos localizados en las dos zonas de estudio. 7.2.1. Morfología y clasificación en perfiles derivados de Lutitas. Las figuras 17 y 18 nos muestran la morfología y clasificación de los perfiles muestreados en las dos zonas de estudio derivados de lutitas. Los perfiles son, en general profundos, deficientemente drenados, poco porosos y poco permeables. Los colores en horizontes superficiales son pardo-amarillento en los ejidos (Ap) y negro-parduzco en la selva (Ah) con
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