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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Dirección General De Difusión Cultural Leyes de Reforma Mro. Jorge Daniel Alcántara León “El Estado y la Iglesia son independientes entre sí. No podrán dictarse leyes estableciendo ni prohibiendo religión alguna; pero el Estado ejerce autoridad sobre todas ellas, en lo relativo a la conservación del orden público y a la observancia de las instituciones” Decreto del Congreso sobre las leyes de reforma (dic. 1874) La ingobernabilidad es el signo de los tiempos de buena parte del siglo XlX en nuestro incipiente país. Desde la independencia, lograda mediante una concertación que mezclaba intereses de sectores revolucionarios, independentistas con núcleos de criollos, sectores militares y eclesiásticos que buscaban sólo construir un nuevo imperio ajeno a las potencias europeas pero a semejanza de ellas, se genera al interior de la nueva nación un sinfín de enfrentamientos entre los grupos de poder central y multitud de caciques y grupos de poder específicos localizados en partes del territorio nacional. Se presenta también en el terreno ideológico y político el enfrentamiento entre republicanos y monárquicos y entre centralistas y federalistas. El resultado es que desde la consumación de la independencia en 1821 hasta la llegada de Benito Juárez a la presidencia únicamente dos gobernantes concluyen su periodo presidencial (Guadalupe Victoria, primer Presidente de México, del 10 de octubre de 1824 a marzo de 1829 y José Joaquín de Herrera, en el periodo 1848-1851). Por consiguiente las contingencias políticas y los enfrentamientos armados consumieron buena parte de la atención y energía de los líderes de esa época, obligándolos a esforzarse por construir y consolidar las instituciones que le dieran vialidad a la nación mexicana. Mas aún cuando el sustento de buena parte de la actividad económica y social pasaba por las dos instituciones con mayor tradición dentro de la sociedad, pero que por eso mismo son las instituciones mas profundamente conservadoras, que encierran la semilla del conservadurismo y que incluso constituyen un poder político autónomo dentro de la sociedad mexicana, en ese entonces apenas en esbozo. No es gratuito pues que la llamada generación de la reforma se propusiera alcanzar como grandes objetivos, para la consolidación de México como país independiente, la eliminación de los privilegios pare la jerarquía militar y religiosa, reivindicando los derechos universales de libertad, igualdad y fraternidad; la separación de la iglesia y del estado; la laicidad de la educación y la enseñanza; la implantación de la educación pública y gratuita; la eliminación de los grandes latifundios religiosos; la democratización de las funciones del Estado; el incremento de la conciencia y participación ciudadana por medio de la educación. Estrictamente hablando la reforma se propuso sentar las bases de desarrollo económico social de México, consolidar los derechos de todos los ciudadanos y dotar al gobierno de los instrumentos jurídicos que le permitieran conducir los destinos del país con eficiencia. Se trataba de conciliar los derechos de los individuos con los requerimientos de carácter público. Mantener a la nación en paz como sustento del progreso era el anhelo de muchos de los ilustres mexicanos que combatieron en la guerra de reforma y ante la intervención francesa. Juárez y las leyes de reforma son la cristalización de ese anhelo y por ello su trascendencia histórica hasta la fecha. El liberalismo hizo triunfar sus ideas desde la Constitución de 1857 y ello agudizó los enfrentamientos armados. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Dirección General De Difusión Cultural Las leyes de reforma dieron los fundamentos legales para instrumentar la transformación económica y política que requería el país, lo cual motivó la intervención extranjera y el intento de construir el segundo imperio mexicano. Las leyes de reforma son la respuesta de los ideales liberales de libertad en todos los terrenos: libertad religiosa, libertad de imprenta, libertad de pensamiento, libertad de palabra, libertad de trabajo, libertad de transito, libertad de reunión, en suma, libertad de ser humano. La realidad social mexicana ofrece, recordemos, un cuadro de pobreza extrema e ignorancia, lo cual constituye un enorme obstáculo para que los grandes núcleos de población alcancen su bienestar. Por ello el gobierno de la República que encabezaba Juárez decide emitir las leyes de reforma, anunciando su publicación en el Manifiesto a la Nación del 7 de julio de 1857. Ahí se señala: “La nación se encuentra en un momento solemne, porque del resultado de la encarnizada lucha que los partidarios del oscurantismo y de los abusos han provocado esta vez contra los más claro principios de la libertad y del progreso social, depende todo su porvenir. En momento tan supremo, el Gobierno tiene el sagrado deber de dirigirse á la Nación, y hacer escuchar en ella la voz de sus más caros derechos é intereses, no sólo porque así se manifestará más y más la opinión pública en el sentido conveniente, sino porque así también apreciarán mejor los pueblos la causa de los grandes sacrificios que están haciendo al combatir con sus opresores, y porque así, en fin, se logrará que en todas las naciones civilizadas del mundo se vea claramente cuál es el verdadero objeto de esta lucha que tan hondamente conmueve á la República. Al cumplir con este deber, nada tiene que decir el Gobierno respecto de sus pensamientos sobre la organización política del país, porque siendo él mismo una emanación de la Constitución de 1857, y considerándose, además, como el representante legítimo de los principios liberales consignados en ella, debe comprenderse naturalmente que sus aspiraciones se dirigen á que los ciudadanos todos, sin distinción de clases y condiciones, disfruten de cuantos derechos y garantías sean compatibles con el buen orden de la sociedad; á que hoy unos y otras se hagan siempre efectivas por la buena Administración de justicia; á que las autoridades todas cumplan fielmente sus deberes y atribuciones, sin excederse nunca del círculo marcado por las leyes, y , finalmente, á que los Estados de la Federación usen de las facultades que les corresponden, para administrar libremente sus intereses, así como para promover todo lo conducente á su prosperidad, en cuanto no se oponga á los derechos é intereses generales de la República. Mas como quiera que esos principios, á pesar de haber sido consignados ya, con más o menos extensión, en los diversos Códigos políticos que ha tenido el país desde su independencia, y últimamente en la Constitución de 1857, no han podido ni podrán arraigarse en la Nación, mientras que en su modo de ser social administrativo se conserven los diversos elementos de despotismo, de hipocresía, de inmoralidad y de desorden que los contrarían, el Gobierno cree que sin apartarse esencialmente de los principios constitutivos, está en el deber de ocuparse muy seriamente en hacer desaparecer esos elementos, bien convencido ya por la dilatada experiencia de todo lo ocurrido hasta aquí, de que entretanto que ellos subsistan, no hay orden ni libertad posibles.” Estos factores que obstaculizaban la consolidación de la paz, el orden y el progreso son los que se busca eliminar con las leyes de reforma. Es de hecho la época más difícil de la guerra pues el gobierno constitucional se encontraba asentado en el puerto de Veracruz, con la inmensa mayoría del territorio nacional en poder de los conservadores. Pero la visión política del estadista que fue Juárez le permite entender que a grandes Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Dirección General De Difusión Cultural problemas grandes remedios; la promulgación de las leyes de reforma fue el medio y la motivación suficiente para que todoslos liberales se unieran en torno a Juárez e impulsaran la guerra a favor de la ideología liberal que pugnaba por la libertad, igualdad, orden administrativo, educación laica, eliminación de privilegios y separación de la iglesia del estado. Sin duda esta problemática subsiste a la fecha. A 150 años de la promulgación de las leyes de reforma todavía sufrimos la existencia de privilegios para unos cuantos y el clero constituye un poder político autónomo dentro de la sociedad. “Pensar Bien Para Vivir Mejor” Puebla de Zaragoza, junio 2009
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