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1 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE CIENCIAS DE LA SALUD UNIDAD SANTO TOMAS SECCIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN MAESTRÍA EN INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA “Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados” TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRÍA EN INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA PRESENTA: Lic. Juan Sebastián Miranda Vázquez DIRECTORES DE TESIS: Dra. Amalia Gpe. Gómez Cotero M. en C. J. Javier Corona Maldonado Ciudad de México, a 28 de enero del 2021 2 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados 3 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados 4 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Agradecimientos A mis directores de tesis, Dra. Amalia Gómez y Mtro. Javier Corona les agradezco su compromiso y constancia con este proyecto. A mi comité de tesis, Dra. Paola Figuerola, Mtra. Reynalda Alva y Mtra. Karina Suaste, por sus valiosas observaciones y aportaciones que fortalecieron este proyecto y mi formación académica. Me llevo conmigo aprendizajes y esencia humana, de parte de todas y de usted maestro. Dra. Cecilia Anaya, Mtra. Mónica Serrano, Mtra. Neith Gámez, Dra. Angélica Pablo, Dra. Katia Rodríguez, Dr. Luis López, Dr. Ricardo Aguilera, Dra. Serena Alvarado, Dr. Gerardo Leija, Dra. Nadia Pérez, por sus inestimables enseñanzas y disposición genuina en la formación, que junto con mi comité, me enseñan los verdaderos valores del Instituto Politécnico Nacional. A la Casa Hogar Tepotzotlán, perteneciente al Grupo Norte Unido A.C., a la directora Verónica Arzola de la institución y sus valiosas colaboradoras: Leticia López, que desde hace muchos años, muchos humanos han pasado por sus manos y que sin su apoyo y disposición, este proyecto no sería posible. A los menores que participaron, aprendimos mucho en conjunto e hicimos un gran equipo, ¡sé que nos vamos fortalecidos de esta experiencia!. Lic. Isis Servin López, mi más grande agredecimiento contigo, por que en tu compañía y dirección, me presentaste en este mundo de real exigencia psicológica, humana y de convicciones muy firmes, por que sabemos que servimos a estas infancias que han sido tratadas injustamente. A mi familia, que me permiten lograr mi desarrollo personal y académico, nunca me han limitado y me han animado, les estoy agradecido por el amor y confianza. A mis colegas de posgrado con sus inestimables proyectos, a mis amigos y amigas de toda una vida, les aprecio y nos deseo fortaleza en el camino que nos resta por delante. 5 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Dedicatoria Este esfuerzo académico, que llevó 2 años de concreción y de dirección puntual de profesores y profesoras de posgrado, que lo posibilita el Instituto Politécnico Nacional, y que dentro de este documento, se encuentra una recopilación de información y antecedentes de todo el mundo, de esfuerzos académicos hechos por hombres y mujeres de diversas instituciones y condiciones, todos ellos con una finalidad: estudiar y dar remediación a sucesos tan comunes y lamentables como la crianza adversa, así como a las consecuencias negativas que sufren estos menores. Este trabajo académico, está dedicado a esas infancias maltratadas, por que un día no existan más esas injusticias a las que han sido sometidas, que recapacitemos como sociedad humana y redirijamos el trato, al buentrato y el retorno a lo amoroso. Les dedico este trabajo muchachos! Trabajaron muy duro y esas infancias, no son su destino, trabajaremos para que México sepa que el cambio es posible y que ustedes son un ejemplo de las posibilidades. 6 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Resumen Las habilidades sociales permiten la obtención de beneficios del medio, así como la defensa de los derechos propios y expresión saludable de pensamientos. Algunos entrenamientos en habilidades sociales desde el marco cognitivo-conductual han mostrado evidencia de mejoría en el repetorio de actuación prosocial, aumento de empatía y reducción de agresividad en las poblaciones donde se ha aplicado, como en estudiantes, niños y adolescentes con diagnóstico psiquiátrico y menores provenientes de crianzas adversas. La crianza adversa y mantenimiento de repertorios agresivos son variables que se encuentran en la condición de institucionalización, donde las consecuencias de mantenimiento y reforzamiento de la agresividad pueden perpetuarse durante varios ciclos vitales, trayendo consigo malestares psicológicos de desajuste y problemas sociales, por lo cual, la propuesta y ejecución de un entrenamiento de habilidades sociales, basado en el Aprendizaje Estructurado de Goldstein et al. (1989), aplicado desde el marco cognitivo-conductual, en apoyo del modelamiento simbólico, demuestra efectividad al producir una reducción significativa en los puntajes de agresividad y amplio tamaño del efecto, además de caracterizar a la agresividad impulsiva como predominante en la institucionalización. 7 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Abstract Social skills allow to obtain both benefits from the environment and defend one’s rights and healthy expression of thoughts. Some social skills trainings, from the cognitive- behavioral theory, have shown evidence of improvement in theprosocial behavioral repertoire, empathy increase and aggression reduction in the populations where they have been applied, such as students, adolescents with psychiatric diagnosis, and children coming from severe childhood adverse experiences. That kind of early adverse experiences and the maintaining of aggressive behavior are variables that are found in institutionalization, where the consequences of aggressiveness maintaining and reinforcement can be perpetrated during various vital cycles, bringing psychological maladjustment and social troubles, whereby, the proposal and execution of a social skills training, based on Structured Learning from Goldstein et al. (1989), and applied from the cognitive-behavioral theory, and adding the symbolic modeling, show significative reduction on the scores of aggression, also show effectivity and large effect size, and with the contribution of characterizing impulsive aggression as predominant in institutionalization. 8 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Tabla de contenido Introducción ...........................................................................................................................10 Capítulo 1-Habilidades Sociales Como Reajuste Psicológico ...................................................11 Habilidades Sociales .............................................................................................................11 Deficiencias en Habilidades Sociales y su Relación con la Institucionalización .....................20 Antecedentes de Habilidades Sociales y Entrenamiento Cognitivo-Conductual ....................26 Capítulo 2-Conducta Agresiva y Violencia Extendidas a la Institucionalización .........................38 Descripción de la Conducta Agresiva y Consideraciones ......................................................38 Funcionalidad de la Conducta Agresiva .................................................................................45 Epidemiología y Prevalencia de Violencia Contra Menores en México ..................................50 Conducta Agresiva Entre Pares en la Institucionalización .....................................................52 Capítulo 3-Institucionalización de Menores ...............................................................................60 Definición de Institucionalización y Contextualización ...........................................................60 Estadísticas en Institucionalización .......................................................................................63 Antecedentes Sobre Institucionalización ...............................................................................66 Capítulo 4-Método ....................................................................................................................69 Justificación ...........................................................................................................................69 Pregunta de Investigación .....................................................................................................70 Objetivo General ...................................................................................................................70 Definición Operacional de Variables ......................................................................................71 Hipótesis ...............................................................................................................................71 Método ..................................................................................................................................71 Resultados ............................................................................................................................78 Discusión ............................................................................................................................. 103 Conclusiones ....................................................................................................................... 112 Referencias ......................................................................................................................... 121 Anexos ................................................................................................................................ 130 Índice de Tablas 1. Tabla 1-Habilidades en el Aprendizaje Estructurado……..18 2. Tabla 2-Entrenamiento por dominio……..19 3. Tabla 3-Esquematización condensada de intervención……..75 4. Tabla 4-Concentrado de datos diagnósticos poblacionales……..79 5. Tabla 5-Puntajes escala IPAS en fase de pretest……..82 9 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados 6. Tabla 6-Puntajes escala IPAS en fase de postest……..89 7. Tabla 7-Puntajes escala IPAS, fases pretest y postest……..90 8. Tabla 8-Pruebas de normalidad……..92 9. Tabla 9-Estadísticos de muestras relacionadas……..94 10. Tabla 10-Correlaciones de muestras relacionadas……..94 11. Tabla 11-Prueba de muestras relacionadas, diferencias relacionadas……..95 12. Tabla 12- Prueba de muestras relacionadas, significancia bilateral……..95 13. Tabla 13-Prueba de muestras relacionadas en agresividad impulsiva, significancia bilateral……..99 14. Tabla 14-Prueba de muestras relacionadas en agresividad premeditada, significancia bilateral……..100 15. Tabla 15-Reducciones de puntaje con respecto a la media……..102 Índice de Figuras 1. Figura 1-Conductas y actividades dentro del albergue……..80 2. Figura 2-Dispersión de edades de los participantes……..90 3. Figura 3-Puntajes por media escala IPAS, ambas condiciones ……..91 4. Figura 4- Histograma de prueba de normalidad pretest……..93 5. Figura 5- Histograma de prueba de normalidad postest……..93 6. Figura 6-Diagrama de cajas y bigotes, escala IPAS total……..96 7. Figura 7-Diagrama de cajas y bigotes, medidas de porcentajes no superpuestos……..98 8. Figura 8-Puntajes por media escala IPAS, agresividad impulsiva……..100 9. Figura 9- Puntajes por media escala IPAS, agresividad premeditada……..101 Índice de ecuaciones 1. D de Cohen (d3) ……..97 10 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Introducción El desempeño adecuado de habilidades sociales presenta una serie de beneficios para el reajuste psicológico en las personas, permiten al individuo que se desenvuelve en un contexto social, obtener reforzamiento de ese medio y probabilizar su buen funcionamiento (Peñafiel & Serrano, 2010), trayendo como consecuencia, un estado de bienestar subjetivo, como la satisfacción con la vida que experimenta la persona que las utiliza a su favor y por consiguiente, con su medio (Flores & Díaz-Loving, 2004). Por el contrario, las deficiencia en habilidades sociales puede traducirse en una serie de afectaciones a nivel social y personal, donde el aislamiento y agresividad son características que acompañan a la carencia del desempeño prosocial, con la agravante de reforzamiento indeseadode las conductas agresivas excesivas a lo largo del desempeño de la persona, en diversos contextos y tiempos (Berg et al., 2019; Smyke et al., 2010). Aunado a la carencia de habilidades sociales, el contexto de institucionalización se presenta como atenuante para desencadenar afectaciones mayores, de carácter psicopatológico y social en los menores que se encuentran en esa condición. Dentro del contexto de institucionalización, la atenuante es la conducta agresiva, que se mantiene y refuerza indeseablemente, manteniendo a los menores en un estado psicológico de desajuste, que se evidencia en su desempeño conductual problemático, principalmente con sus pares (Ibarra, 2018; Musitu et al., 1990). 11 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Capítulo 1-Habilidades Sociales Como Reajuste Psicológico Habilidades Sociales En cualquier situación social a la que nos enfrentemos, requeriremos de algunas habilidades que nos permitan tener un buen desempeño y probabilicemos nuestra satisfacción o la de otros, así mismo, podamos estar seguros de que algunas conductas desadaptativas como la conducta agresiva en exceso o la violencia, se encuentran controladas de tal manera, que nuestro actuar sea armonioso. Durante este actuar social tendremos necesidades distintas (incluyendo el contexto de institucionalización), las exigencias son variables y como indica Flores (2002 citada en Flores & Díaz-Loving, 2004) requeriremos habilidades para resolver situaciones sin ser agresivos [o violentos, que deje rastros de culpa por la acción de manifestar un no –por ejemplo- inadecuadamente] y más bien, expresar el real sentir y pensar, por lo cual, las habilidades sociales emergen aquí como un concepto de interés mayor: Betina y Contini (2011) consideran que las habilidades sociales dotan de beneficios a la persona que las usa adecuadamente, al ser herramientas para alcanzar objetivos y ser útiles en la resolución de situaciones, consideradas necesarias para la adaptación al ambiente, definiéndolas así como un repertorio de conductas aprendidas, empleadas por los individuos en situaciones interpersonales para obtener o mantener el reforzamiento en su ambiente. Peñafiel y Serrano (2010) refuerzan la postura anterior al enunciar la utilidad de las habilidades sociales, al ser un reforzador en lo social, cultural y económico, teniendo importancia en el funcionamiento social presente [aprendizaje social] y futuro del niño, negando así que se trate de un rasgo de personalidad innato. 12 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Por su parte Caballo (1986, citado en Caballo, 2007) emite una definición más elaborada que considera más dimensiones (de contenido: expresión de conducta como opiniones, deseos, sentimientos; de consecuencias: refuerzo social; de juicio: consecuencias de comportamiento) sobre la conducta socialmente habilidosa “es el conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal, que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo, de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas” (p. 6). Flores y Díaz-Loving (2004) determinan que poseer buenas habilidades sociales, facilita la calidad y satisfacción que se experimenta en la vida, que puede lograr este cometido mediante relaciones interpersonales, comunicación y diálogos naturales, espontáneos y fluidos, sin malentendidos ni conflictos, por lo cual, contar con ellas, puede traer consigo un estado de bienestar subjetivo. De no poseer estas habilidades sociales, puede traer estrés y entorpecer las relaciones. Ramos et al. (2014) apoyan la postura anterior al clarificar las consecuencias benéficas de poseer buenas habilidades sociales, enunciando así la comprensión de sí mismo y de los demás, con la capacidad de entablar relaciones amistosas y familiares más saludables, mayor implicación en decisiones en diversos ámbitos y un mejor rendimiento académico, solo por mencionar algunos beneficios de forma general. En otras palabras, son conductas que las personas emiten en situaciones interpersonales para obtener una respuesta positiva de los demás, recibiendo un reforzamiento social positivo, con consecuencias en elevación de autoestima, beneficiando el ajuste psicológico (Flores & Díaz-Loving, 2004). 13 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Un ejemplo más de los beneficios que se enuncian en esta sección, es un estudio el cual tuvo como enfoque el uso de conductas prosociales para prevenir el rechazo entre pares, concluyendo que el incremento en conductas prosociales parece mejorar esta relación, ligado a su vez a las preferencias de comportamiento e interacción entre pares, por otro lado, los efectos de esta conducta prosocial, debilitan las posibilidades de desarrollar síntomas depresivos y agresivos en niños (He et al., 2018). El uso de conductas prosociales ha demostrado buenos resultados cuando se ha utilizado como contraparte de conductas agresivas, en específico cuando se muestran como requisito [la agresividad] para ser aceptado en determinado grupo social. Un estudio confirma la incompatibilidad entre la agresividad y conductas prosociales, siendo esta última un factor protector en la etiología de la agresividad, que se cree, tiene que ver con la aceptación social y por tanto, demostrar conductas agresivas es lo normativo. En otras palabras, las conductas prosociales muestra un efecto reversivo ante conductas agresivas, probablemente debido a altos niveles de empatía mostrados y buen juicio crítico (Jung & Schröder-Abé, 2019). Para este punto, conviene señalar el concepto de Asertividad, el cual ha sido tratado de sinónimo de las habilidades sociales, que como puntualiza Caballo (2007), este término ha sufrido una serie de transformaciones, considerado en primer momento por Wolpe como personalidad excitatoria en 1949, posterior en 1958 el mismo autor la denomina conducta asertiva. Alberti y Emmons (1970, citado en Peñafiel & Serrano, 2010) definen la asertividad como “el comportamiento que fomenta la igualdad en las relaciones humanas, permitiéndonos actuar en defensa de los intereses propios, defendernos sin ansiedad injustificada, expresar sincera y agradablemente nuestros sentimientos y poner en práctica nuestros derechos personales respetando los derechos de los demás” (p. 17). 14 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Otros autores, como Liberman y cols. (1975, citados en Caballo, 2007; Flores& Díaz- Loving, 2004) le denominaron a estos atributos como competencia personal, y por esos años comenzó a utilizarse el término de habilidades sociales como intercambiable de conducta asertiva, considerando que el entrenamiento asertivo y entrenamiento en habilidades sociales designa prácticamente el mismo conjunto de elementos de un tratamiento y el mismo grupo de categorías conductuales a entrenar. Las deficiencias en habilidades sociales, traen consigo una serie de consecuencias negativas y contraproducentes para el desarrollo de las personas, una de ellas es que cuando las relaciones de las personas están determinadas por la ansiedad, inhibición o reforzamiento negativo, se puede llegar a alcanzar un pobre concepto de sí misma (Flores & Díaz-Loving, 2004). Ramos et al. (2014) complementan las consecuencias negativas de poseer carentes habilidades sociales, enunciándolas en situaciones más generales, como la incapacidad de comunicar eficazmente las necesidades propias y sentimientos a las demás personas, dificultad para establecer y conservar amistades, probablemente la percepción de mantenerse apartado de situaciones y decisiones importantes o divertidas, con sentimientos de soledad o problemáticas constantes. Las razones por las que alguien puede no poseer estas habilidades se engloban en 2 grandes causantes (Flores & Díaz-Loving, 2004): • Nunca se aprendieron por falta de modelos, sin aprendizaje directo, rigidez educacional, limitación de expresión, ambiente restrictivo (por ejemplo, crianza en ciudad, campo, colegios exclusivos). 15 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados • Las habilidades existen, pero factores de ansiedad que inhiben o interfieren con otras conductas, es un déficit de ejecución de la conducta relacionados con pensamientos cíclicos (abordaje propio desde el marco cognitivo-conductual). Macdonald et al. (2016) complementan y apoyan el panorama anterior, al añadir que gran proporción de nuestros repertorios conductuales como las habilidades sociales y solución de problemas, no provienen simplemente por respuesta operante, si no del aprendizaje de otros, en específico lo observado de otros, mediante aprendizaje vicario, donde el reforzamiento juega un papel determinante para adoptar dichas conductas, de aquí, que muchas personas encuentren difícil el control de situaciones específicas, si no han tenido la oportunidad de desarrollar las habilidades necesarias, incluyendo las habilidades sociales. Una de las estrategias conductuales que se proponen como protectoras ante las dificultades entre pares y su mantenimiento, además de evitar el desarrollo de psicopatologías, puede ser un modo de actuar siendo considerado y amable (Williams, 2009, citado en He et al., 2018). Si se considera desde un sentido simple, se entrena a la persona en habilidades para satisfacer sus necesidades individuales y así, favorecer las relaciones sociales (Flores & Díaz- Loving, 2004). Por su parte, Caballo (2007) empata con esta postura, al afirmar que el entrenamiento en habilidades sociales, constituye un procedimiento básico de tratamiento, ya que las problemáticas que ataca se dan a nivel social, es decir, el individuo está inmerso en un medio donde pone en práctica esas habilidades en situaciones y relaciones sociales, donde el trato es dinámico y las respuestas ante las demandas se amplían cada vez más, por ello entrenar la base de habilidades sociales ofrece un abanico de posibilidades ante las interacciones sociales. 16 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Campbell (2006); Leiberg y Anders (2006); Warden y MacKinnon (2003) (citados en Pascual-Sagastizabal et al., 2019) en unión ante las posibilidades que se abren para el tratamiento de las conducta agresivas o socialmente dañinas, menciona que una conducta diametral es la empatía, aquella habilidad de percibir y entender las emociones de otras personas y reaccionar apropiadamente a ellas, considerada en todo caso, como una habilidad prosocial. Cabe mencionar que esta habilidad forma parte del entrenamiento en habilidades sociales de forma regular. Una manera de abordar las conductas no sociales, como las conductas agresivas, y hablando en concreto en el contexto de institucionalización es mediante la intervención en habilidades sociales. Dicha intervención puede partir del marco cognitivo-conductual, el cual Ramos et al. (2014) indican que se basa en la utilización de conjuntos de técnicas en momentos específicos que coadyuvan a desarrollar el déficit de habilidades sociales presente en una situación específica, o bien en la vida en general de un individuo, donde la raíz de este déficit adquirido está en el intercambio social, por lo cual, la intervención se basa en la mejora de estos intercambios sociales, que permitan visualizar mejoras en cuanto a convivencia y reducción de agresión en la población. La utilización del marco cognitivo conductual ha recibido suficiente soporte empírico para el tratamiento de conductas disruptivas como la agresión, así mismo la evidencia señala que este tipo de intervenciones también resulta útil en conjunto con intervención farmacológica para casos de agresión severa (Aman et al., 2014; Sukhodolsky et al., 2004; Dretzke et al., 2009, citados en Sukhodolsky et al., 2016). Caballo (2007) considera al entrenamiento en habilidades sociales como un método potente y frecuente para el tratamiento de problemas psicológicos, al mejorar la efectividad interpersonal y mejora general de la calidad de vida. 17 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados El trabajo en habilidades sociales puede basarse en el Aprendizaje Estructurado que propone Goldstein et al. (1989), ya que en sus componentes consideran la existencia de los trastornos conductuales (agresividad, retraimiento, inmadurez) y el método consiste en la aplicación de técnicas conductuales y cognitivas como modelamiento, representación de papeles, retroalimentación del rendimiento y transferencia del adiestramiento, donde en este proceso de enseñanza se muestra a los participantes ejemplos específicos de un individuo filmados o en vivo, que represente las conductas que se deben aprender, seguido de retroalimentación positiva en la representación de papeles, para posteriormente alentar a poner en práctica estas conductas en situaciones diversas y propiciar generalización. Ramos et al. (2014) determinan que el utilizar este término de habilidades sociales en función de la conducta interpersonal, necesariamente consiste en un conjunto de capacidades de actuaciones aprendidas, punto que empata ampliamente con las posturas anteriores sobre la susceptibilidad de entrenamiento en los actores sociales de determinado contexto. Dicho entrenamiento de conductas tiene que ver con las interrelaciones que se hagan con los demás actores (papel activo), las cuales pueden ser consideradas situaciones críticas, estresantes y con determinadas variablesambientales, con lo cual se considera que convergen varios factores a la vez en uno o varios momentos, con la intención de adquirir una conducta socialmente habilidosa que permita ejecutar conductas sociales de intercambio, con resultados favorables para ambos [o varios] implicados. Por tanto, Goldstein et al. (1989) proponen 6 categorías sobre las habilidades sociales y el aprendizaje estructurado, que contienen 50 conductas o habilidades que modelan los instructores: 18 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Tabla 1 Habilidades en el Aprendizaje Estructurado Nota: Recuperado de Habilidades sociales y autocontrol en la adolescencia, de Goldstein, A., Sprafkin, R., Gershaw, J. y Klein, P., 1989, p. 75, Barcelona: Martínez Roca. Ruiz et al. (2012) ofrecen una clasificación similar desde el plano cognitivo-conductual, especificando que las habilidades sociales constituyen un amplio rango de competencias, formando las siguientes categorías, considerando que estas habilidades pueden trabajarse en paradigmas separados o en conjunto: 19 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Tabla 2 Entrenamiento por dominio Nota: Representación en tabla de las páginas 297-299, Ruiz et al. (2012). Caballo (1997, 2010, citado en Ruiz et al., 2012) puntualiza que para realizar un entrenamiento en habilidades sociales requiere trabajar conductas específicas, reducir ansiedad, reestructuración cognitiva y entrenamiento en solución de problemas. Para el Entrenamiento de Habilidades Sociales en formato grupal que propone Caballo, ofrece una serie de beneficios, entre ellos que el entrenamiento en sí ya es una situación social donde se propicia la participación y práctica con los pares, sirve como un contexto de apoyo ya que generalmente el grupo ofrece condiciones personales similares, con menor índice de intimidación y se desarrollen expectativas positivas de mejora en los participantes. Se trata de situaciones reales y más posibilidades de generalización en situaciones sociales, además de economizar en cuestión de tiempo de enseñanza (Caballo, 2007). 20 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Deficiencias en Habilidades Sociales y su Relación con la Institucionalización En México el campo de las habilidades sociales ha cobrado un especial interés, donde se ha investigado sobre la eficacia de entrenamientos en habilidades sociales en niños y adolescentes, sin embargo, también se ha dirigido en mayor medida a investigar los problemas de interacción social, emocional o conductas ya presentes, probando a su vez metodologías con evidencia empírica provenientes de otros países y poblaciones, trabajando así más en los correctivo que preventivo, siendo la prevención una necesidad en nuestro país debido a los altos índices de delincuencia, drogadicción y vandalismo, entre otros más. Los problemas interpersonales que presentan los jóvenes durante su desarrollo afectan sus relaciones, lo cual impacta en el comportamiento desadaptativo a las normas, emocionales y a la salud integral, con probabilidad de que estas conductas desadaptativas se extiendan a la adultez (Ríos, 2014). Huesmann et al. (2009) destacan desde la perspectiva del desarrollo, que la alta estabilidad de agresión infantil puede durar y extenderse a la adultez, con probabilidad de robustecer sus efectos penetrantes y con resultados indeseables en lo psicosocial (Jia et al., 2016). Considerando que durante el desarrollo de una persona pueden existir problemáticas, se considera que la adolescencia es un periodo de transición entre la infancia y la vida adulta, que se caracteriza por la necesidad de integración social, búsqueda de afirmación e independencia individual, además que se consolida la identidad sexual y emocional. Por lo anterior, la prevención de problemas en esta etapa de la vida es posible en nivel primario [antes de que se presenten las conductas problemáticas] con poblaciones de alto riesgo ambiental como niños y adolescentes; y en nivel secundario, encaminado a intervenir casos identificados como propensos a evidenciar algún trastorno, como aquellos que presentan abandono social y 21 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados cultural. Ambos niveles de prevención pueden conducirse mediante la intervención formativa, donde se entrenen habilidades sociales como medio alternativo al déficit o carencia que se pretende intervenir que a su vez, de no ser intervenido, pueda causar futuros problemas (Ríos, 2014). El desempeño deficiente de conductas asertivas se ha relacionado con baja autoestima, bajo locus de control externo y depresión, ya que la falta de asertividad contribuye al poco contacto social positivo, por ello, conductas que no son remediadas pueden verse extendidas a la edad adulta, por ejemplo, una deficiencia en la interacción puede derivarse de prejuicios o interpretaciones incorrectas de la situación (Michelson, et.al., 1988 citado en Lara & Silva, 2002), o bien, fallos en las representaciones del aprendizaje, que pueden deberse al fallo en la observación de las actividades relevantes, codificación inadecuada de las conductas modeladas para su representación en memoria, problemas de retención, deficiencias motoras o reforzamiento inadecuado (Ruiz et al., 2012). Lo anterior representa desventajas múltiples para la persona en desarrollo o bien, una vez que alcanzan la adultez, por que ya poseen antecedentes de conducta social anormal y extienden estas conductas a otras edades y contextos (Almas et al., 2012; Lara & Silva, 2002). Las habilidades sociales deficientes y su descripción han sido documentadas, un ejemplo de ello es el trabajo realizado por Berg et al. (2019), efectuaron un estudio donde corroboraron que los conflictos verbales contribuyen a la asociación entre depresión y violencia interpersonal, donde la depresión incrementa el riesgo de conductas violentas (personas deprimidas se encuentran normalmente envueltas en situaciones que fácilmente son oportunidades de manifestaciones violentas) y la raíz de la situación es de carácter nosológico identificado (depresión, contextual), pero que combinado con la variable de interacción verbal ineficiente y formulada como agresión, trae consecuencias violentas y por tanto, 22 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizadoscontraproducentes para la persona y su medio, violando las reglas de interacción (recordando que los conflictos requieren mutualidad). Probabilizando así la aparición de conflictos que emergen desde estilos de comunicación disruptiva, que pueden agravarse por antecedentes como adversidades tempranas y consumo de drogas de abuso. Por su parte, Silva et al. (2018), abordan el entrenamiento en habilidades sociales en relación con el bullying, hallando reducción en este último a causa del entrenamiento en habilidades sociales. Los participantes empezaron a actuar con mayor amabilidad, empatía y autocontrol emocional, pudiendo resolver problemas con sus pares en formas noviolentas, lo cual es clave para hacer amistades, de lo contrario, las habilidades sociales que se poseen y que son identificadas como insuficientes, explica la aparición y mantenimiento del bullying, ya que la agresión y violencia se utiliza como un modo de mantener estatus y respeto del resto de los pares, sin embargo, esto es una percepción distorsionada, considerada un fallo en el aprendizaje de la interacción saludable o bien, sin reforzamiento al respecto de lo saludable. Por último contemplar que las habilidades sociales deficientes pueden permanecer sin cambios significativos por tiempos prolongados, conduciendo así a psicopatologías que predisponen a un desarrollo anormal de la salud, manteniendo ininterrumpido el ciclo de agresión (Smyke et al., 2010). Ejemplo de esta prolongación de conductas desadaptativas, son los menores institucionalizados, que generalmente se mueven por diversos ambientes, como los orfanatos y residencias donde fueron sujetos de adopción, o bien, regresan a sus lugares de origen, donde se puede predecir que muestren desventajas como las descritas por Berg et al. (2019) y fortalecerse o mantenerse (Smyke et al., 2010) estas conductas desadaptativas a raíz de no haber sido intervenidas en tiempos anteriores al retiro de la vida en la institución. 23 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Bakermans-Kranenburg et al. (2011) ejemplifican el punto anterior al exponer la persistencia de una conducta, aparentemente amistosa o amigable, pero con la variable conductual de ser indiscriminada, que se presenta en menores con historial de institucionalización. Esta conducta brevemente descrita es considerada desadaptativa y refleja la necesidad de estimulación social insatisfecha en edades más tempranas, como los pobres vínculos que se establecen con los encargados [quienes por lo general no cuentan con preparación adecuada para estimular adecuadamente la interacción social de los menores y tienen a su cargo un número amplio de menores (31:1 en algunos casos, según lo reportado por van Ijzendoorn et al., 2011)] a cargo de proveer cuidados en distintas etapas vitales. La identificación de estas deficiencias en relación a las y los cuidadores primarios, junto con la carencia de estimulación recomendable, tienen como producto las deficiencias en seguridad emocional y en regulación conductual (Dobrova-Krol, et.al., 2009 citados en Bakermans- Kranenburg et al., 2011). Complementando la postura anterior, Merz & McCall (2010) indican que la deficiencia de habilidades sociales, sumado a las dificultades que encuentran con sus pares en la institucionalización, puede ser una base que explica los problemas sociales y de internalización que experimentan dentro de la institución o una vez que dejan ese ambiente. Una vez que dejan la institución, Hawk y McCall (2010) aseguran que son estos menores los que presentan conductas extremas [no saludables] y mayores problemas, muchos de ellos manifiestándose en la adolescencia, en comparación con aquellos que provienen de condiciones similares o sin institucionalización, atribuyendo una vez más a la institucionalización esta base de donde se sostienen dichas problemáticas, que como se sabe, las instituciones de este tipo varían en cuanto a grados de severidad de condiciones ambientales, que por lo general, carecen de estimulación socio-afectiva en cuidados e interacciones. 24 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Hawk y McCall (2010) también apuntan que esta variabilidad de conductas y su mantenimiento están en estrecha relación con el tiempo de permanencia en estas instituciones, siendo entre 6 y 24 meses de institucionalización suficiente tiempo para presentar problemas conductuales posteriores en algunos menores. Almas et al. (2012) detalla que tras 20 meses de crianza en ambientes institucionalizados (en este caso un orfanato, considerado de mayor calidad que la denominada institucionalización tratada en esta intervención), estos menores puntuaban más bajo en habilidades sociales que los menores que no habían sido institucionalizados, probablemente debido a las limitaciones que supone este ambiente de institucionalización, sugiriendo así que el tiempo de convivencia en estos ambiente institucionalizados, afecta negativamente la conducta del menor poniéndolo en desventaja frente a los menores que no han experimentado ese tipo de situaciones desfavorables. Tras los datos aportados por Hawk y McCall (2010) y Almas et al. (2012), se hace evidente la necesidad de intervenciones tempranas en el desarrollo de habilidades sociales en menores institucionalizados, para a su vez contribuir en el entendimiento de los mecanismos para remediar los efectos negativos de esta condición en la infancia, con miras a prepararles para desempeñarse adecuadamente ante las crecientes demandas sociales de la adolescencia (Almas et al., 2012). Y que, como apuntan Dodge y Pettit (2003), las intervenciones en estadios tempranos de desarrollo, son más recomendables que en edades avanzadas, por ello, identificar los niveles de conducta agresiva incluso en el ingreso de algún menor, será vital para visibilizar [o no] a lo largo de su estancia en la institución (Attar-Schwartz et al., 2017). En otras palabras, la condición de institucionalización, no provee de oportunidades apropiadas en edad, ni en expectativas para el desarrollo relevante de habilidades, puntuando más bajo en habilidades adaptativas como comunicación, habilidades sociales y motoras, que aquellos menores no institucionalizados (Naumova et al., 2019). 25 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Autores como Bell et al. (2015); Hussey y Guo (2002, 2005); James et al. (2004); Lyons et al. (2001); Proctor et al., 2010; Villodas Litrownik et al. (2016) y Wulczyn et al. (2003) afirman que hay relativamente poca producción en investigación que explique los progresos de niños en cuidados residenciales, esto en términos de cambio conductual u otra consideración funcional durante la estancia de menores en este tipo de instituciones (Attar-Schwartz et al., 2017). Flores y Díaz-Loving (2004) proponen una idea interesante, en la cual la visión sobre la asertividad se basa en visualizarla como un punto medio entre la pasividad donde se pierdetodo, y la agresividad [excesiva], que hace que los otros pierdan todo, es decir, la asertividad funge como mediadora de situaciones. Peres (2005) recolectó datos que indican que estas deficiencias en conductas socialmente habilidosas influirán en la producción laboral y en la reinserción a la sociedad como jóvenes independientes y protagonistas de su vida, que de no remediarse, pueden presentar conductas de evitación, escape o silencio, ante los requerimientos del medio donde se desempeñen, lo cual se traduce en dificultades en el establecimiento de relaciones interpersonales, expresión abierta de cualquier sentimiento u opinión, que van desde la dificultad en el uso del yo, hasta el uso adecuado de tono, fluidez y contenido del lenguaje, consideradas esas dificultades, conductas contrarias a las previstas en los entrenamientos en habilidades sociales, es decir, se presenta la contraparte de lo considerado ideal en el espectro de conducta socialmente habilidosa, donde retomando a Flores y Díaz-Loving (2004), dadas estas fallas conductuales, pueden perderlo todo, hablando en términos de enriquecimiento interpersonal. 26 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Antecedentes de Habilidades Sociales y Entrenamiento Cognitivo-Conductual Dentro de las definiciones y bondades de las habilidades sociales, encontramos que la conducta agresiva resulta ser remediada por los beneficios intrínsecos de un entrenamiento basado en los principios prosociales, por lo cual en este apartado se revisarán los esfuerzos realizados sobre el entrenamiento en habilidades sociales, en situaciones desfavorables, desde el marco cognitivo conductual y el impacto en variables psicológicas y su relación con la conducta agresiva. Conocer sobre las condiciones de esta población institucionalizada resulta de interés para la producción de literatura, ya que las revisiones de estudios e intervenciones contemplan diversas variables como parte de los entrenamientos a implementar, algunos de ellos fueron diseñados para poblaciones sin institucionalización. Tal como señalan Turner et al. (2018), el entrenamiento en habilidades sociales de corte conductual, fue diseñado para pacientes fuera de la institucionalización, pero provenientes de recuperación psiquiátrica en la década de los 70, y su diversificación en 1980 y 1990 añadió técnicas y con ello la ampliación de enfoques de tratamiento. Por otro lado, el entrenamiento de Aprendizaje Estructurado que propone Goldstein et al. (1989) contemplaba ya en la población trastornos conductuales. Pero para poder concebir el aprendizaje de este tipo, en específico el observacional, Ruiz et al. (2012) apuntan que los pilares (descritos por Bandura en 1988) para adquirir competencias sociales son atención, retención, reproducción y motivación, procesos cognitivos necesarios para un desempeño adecuado de lo aprendido, por ello, contemplar estas variables psicológicas cobra relevancia para implementar programas institucionales ajustados a las necesidades particulares de cada población (Iorio & Seidman, 2012). 27 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Con el punto anterior en mente, es común que en las revisiones de literatura se encuentren trabajos en Habilidades Sociales abordadas desde distintos marcos: entrenamiento cognitivo-conductual, entrenamiento conductual, entrenamiento cognitivo-social, basado en UCLA-FAST (entrenamiento conductual adicionado con psicoeducación, prevención de recaídas y habilidades diarias –Universidad de California-), controles activos (intervención cognitivo conductual combinada con asesoramientos de apoyo), asesoramiento (counseling supportive, no directivo) (Turner et al., 2018), metacognición enfocado en entender los estados mentales propios y los de los demás (MOSST, Metacognition-Oriented Social Skills Trainig) (Inchausti et al., 2017), mediante historias sociales y en modalidades grupal e individual, con o sin implicación de la familia, reconocimiento de expresión facial y el uso de tecnología como un robot o computador (March et al., 2018). Así mismo la utilización del marco cognitivo-conductual ha abordado intervenciones [en población institucionalizada o afines] en habilidades sociales, encontrando la mejora de las mismas junto con reducciones en agresividad (Essau et al., 2014; González et al., 2013; Ramírez et al., 2009; Smyke et al., 2010), mejoras en expresión de sentimientos por reestructuración cognitiva (Ramírez et al., 2009), incremento en habilidades de empatía, compromiso social y académico, motivación (DiPerna et al., 2018), cambios positivos en confianza social ante situaciones conflictivas y no conflictivas, así como una mejor capacidad de toma de decisiones y comunicación (Tymes et al., 2016). Un meta-análisis elaborado por Scaini et al. (2016) indica que las intervenciones en habilidades sociales de corte cognitivo-conductual realizadas en escuelas y en contextos clínicos tenían efectos (Effect Size) de moderados a amplios, sin embargo, el contexto escolar tiene un efecto mayor en el entrenamiento, debido a que cuentan con un contexto prácticamente inmediato de generalización, mientras que en el contexto clínico convergían variables distintas, entre ellas, comorbilidades y severidad de trastornos clínicos. 28 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados De esta manera, las intervenciones de tipo cognitivo-conductual se colocan como de primera elección y se consideran una garantía de tratamiento ante síntomas como aislamiento o incapacidad [desventaja] social. Generalmente, estas conductas son susceptibles de ser entrenadas y con la meta de mantenerse durante un periodo largo y estable una vez mejoradas (Maddox et al., 2017). Macdonald et al. (2016) empatan con la postura anterior al describir que las intervenciones de Terapia Cognitivo-Conductual [TCC] son un conjunto de intervenciones, basadas en el aprendizaje, dirigidas a tratar problemas emocionales, psicológicos y conductuales, con una amplia gama de aplicaciones, desde problemas de salud y mentales, interpersonales y sociales, como la carencia de habilidades sociales y delincuencia. Considerándose así que la TCC tiene relevancia en problemas asociados al maltrato de menores, con beneficios como la reducción de conductas agresivas en niños, recomendando la utilización este marco como plausible ante este tipo de conductas incompatibles (Hudley & Graham, 1993; Lochman & Wells, 2002, citados en Verhoef et al., 2019). Algunos programas de corte Cognitivo, Conductual o la combinación de ambos enfoques se encuentran disponibles: • Social Skills Improvement System-Class Wide Program (SSIS-CP) (DiPerna et al., 2018), a través del Proyecto de Bucarest (Bucharest Early Intervention Project –BEIP-) donde se dan una serie de seguimientos y estudios a menores en 2 condiciones (instituto y orfanato). Este proyecto de Bucarest es de destacar, ya que las poblaciones con las queintervienen ya se encuentran aleatorizadas en las condiciones mencionadas y de esta manera intervienen en áreas tales como: cognición, apego, conducta socio-emocional, actividad- estructura cerebral, sensación, procesamiento, desórdenes [psiquiatría], discapacidad, lenguaje, funcionamiento ejecutivo (Bucharest Early Intervention Project, 2017). SSIS-CP se 29 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados centra en 10 unidades instruccionales, enfocadas en habilidades sociales clave para el salón de clases, identificadas por profesores para el éxito escolar. Las unidades son habilidades receptivas (escuchar a otros, seguimiento de pasos y reglas), información entrante selectiva (prestar atención al trabajo propio), habilidades productivas (realizar preguntas), habilidades interactivas (comunicación, cooperación, detección y control de emociones y mostrar el entendimiento de reglas). Cada unidad consta de 3 sesiones con uso de un guion, videos breves específicos de entre 30 90 segundos, ejercicios de práctica en un cuadernillo. Cada sesión requiere de 20 a 25 minutos para completar 6 estrategias instruccionales basadas en descripciones, modelamiento, juego de roles, realizar prácticas, monitoreo de progreso y generalización para ayudar al menor a aprender la habilidad deseada para cada unidad. Se trabaja en grupos pequeños y cada instructor requería de un entrenamiento específico para impartir el programa. Los resultados del tamaño del efecto de este programa arrojan pequeños pero positivos efectos en niños de primer grado de primaria, con tamaño de efecto más amplio para 2do grado en cuanto a habilidades sociales, académicas y de aprendizaje. • La aplicación del programa GSSI (Group-based Social Skills Interventions), que es considerada una intervención en habilidades sociales basada en el trabajo grupal, son reconocidas como los programas con mayor uso para tratar la incapacidad social [o desventaja social] en distintos ámbitos (escolar, orfanato) y con adolescentes en específico. GSSI ha reportado su uso en más de una docena de revisiones sistemáticas, por lo cual un meta- análisis reporta la eficacia de la aplicación de este programa de corte conductual, donde la flexibilidad de aplicación de este programa permite aplicar de entre 1 y 2 horas de intervención semanal con posibilidad de un aumento intensivo en el entrenamiento con 5 o 6 horas semanales, participación de pares competentes y por tanto modelos de habilidades sociales, es 30 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados decir, modelos sin la característica de la muestra que estaban diagnosticados con Espectro Autista. Este programa consta de presentación de información acerca de conductas correctas en contextos sociales, interacción entre pares satisfactoria mediante reforzamiento, autoreportes de conocimiento y desempeño social, reportando así mejoras moderadas en competencias sociales que se obtienen a través de los puntajes reflejados por padres, autoreportes, observadores, tareas y maestros y considerable mejora en la autopercepción social. La revisión del tamaño del efecto de este programa en comparación con TCC convencional, se reporta con resultados similares entre ambos tratamientos, recomendando así la aplicación de TCC para el tratamiento adicional de ansiedad en este tipo de poblaciones (Gates et al., 2017). • Otro programa llamado Learning Together [Aprendiendo Juntos], incluye 3 intervenciones centradas en conductas (1. modificación de políticas institucionales, 2. compromiso escolar combinado con toma de decisiones y 3. educación social-emocional). Este programa utiliza autoreportes de los estudiantes, sesiones grupales, llenado de cuestionarios, análisis costo-consecuencia y entrevistas para conocer la percepción de los mismos en torno al bullying y victimización. El objetivo de este programa era promover en los estudiantes la elección de conductas basadas en la autonomía, motivación y razonamiento, todo esto a través del compromiso académico por la vía de la mejora en las relaciones entre estudiantes y maestros, academias y desarrollo del estudiante, reorientando las prácticas de la escuela y reorganización para centrarse en los estudiantes. El personal de la escuela tuvo entrenamiento en prácticas regenerativas, que se basan en promover la discusión y tomar acciones sobre algún tema en particular (en grupos), además de impartir lecciones de habilidades sociales y emocionales para los estudiantes, mediante 31 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados lenguaje apropiado, con el objetivo de reforzar la construcción de relaciones interpersonales (aunque también había sesiones especiales para tratar conductas consideradas inadecuadas y más complejas que el bullying). Los resultados de este programa reportan además de reducciones en victimización por bullying, mejoras en función psicológica, bienestar y calidad de vida, además de resaltar que el involucramiento de las áreas escolares es clave para lograr cambios más significativos (Bonell et al., 2018). • Super Skills for Life (SSL) es un programa que integra principios de terapia cognitivo-conductual, activación conductual, entrenamiento en habilidades sociales y el uso de retroalimentación por video, además de preparación cognitiva como parte del tratamiento. Diseñado para menores con problemas de internalización, así como trastornos de ansiedad, fobias y depresión, obteniendo así efectos positivos en problemas de conducta, hiperactividad y problemas con pares. Consta de 5 principios nucleares: 1. Abordaje transdiagnóstico para impactar en factores de riesgo como baja autoestima o carencia de habilidades sociales y comorbilidades, 2. Basado en principios de TCC para ayudar a los menores a desarrollar habilidades de enfrentamiento ante situaciones que les provoquen ansiedad, 3. Utiliza retroalimentación vía videos con preparación cognitiva para ayudar a los menores a mejorar la autopercepción, esto incluye la exposición ante un grupo y son grabados para que con esta evidencia se pueda usar para enseñar técnicas que alivien el abordaje de conversaciones o unirse a un grupo, 4. Usa principios de activación conductual para involucrar a los menores en actividades positivas y recompensantes con la finalidad de mejorar autoestima, 5. Enseñar al menor habilidades básicas para usar en interacciones sociales para mejorar las experiencias exitosas en este tipo de situaciones. Los facilitadores fueron entrenados para aplicar el programa, utilizando un manual, guiados por un facilitador líder, reuniones periódicas para conocer los estatus de avance en el programa, protocolo aprobado por el comité de ética de su universidad. 32 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervenciónen habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados En cuanto a las sesiones de SSL, esta aplicación constó de 8 sesiones, 1 sesión por semana, de 45 minutos cada una y realizado en grupos pequeños de entre 6 y 8 niños. Los tópicos de las sesiones se engloban en las siguientes habilidades: educación acerca de emociones y sentimientos, reevaluación cognitiva, resolución de problemas, activación conductual, técnicas de relajación, automonitoreo y competencia social (Essau et al., 2014). • Muiltimodal Anxiety and Social Skills Intervention (MASSI), se trata de un programa Cognitivo-Conductual modificado, diseñado para impactar en ansiedad e incapacidad [o desventaja en otras palabras] social en adolescentes con Desorden del Espectro Autista (ASD por sus siglas en inglés). Diseñado para edades de entre 12 y 17 años, con diagnóstico de ASD, ansiedad, fobias. Constó de 5 fases: pretratamiento, punto medio, postratamiento inmediato, 3 meses de postratamiento y 1 año de postratamiento, así como 12-13 sesiones individuales de terapia cognitivo-conductual con duración de 60-70 minutos aproximadamente, escuela para padres e involucramiento de los mismos al final de las sesiones individuales por 15 minutos aproximadamente. Durante este último periodo de las sesiones, el adolescente y terapeuta realizaba un recuento sobre la sesión para el padre o madre y se explicaba las asignaciones de tareas a realizar. Se adecuaba el programa según las necesidades, por ejemplo, por requerimientos específicos por ansiedad o habilidades sociales específicas a entrenar. El manual de entrenamiento para este programa con adaptaciones para ASD, fue basado en los principios de la terapia cognitivo-conductual y análisis aplicado de la conducta, donde las modificaciones que se hablan de este programa fueron de índole visual, incremento del involucramiento parental y consideración de intereses del adolescente. Este programa demostró tener suficiente soporte para impactar positivamente en incapacidad social, con mantenimiento de 3 meses posteriores a la intervención, un empeoramiento en incapacidad social de los 3 meses a 1 año de seguimiento, pero que se mantenía dentro de cambios significativos, lo cual es un hallazgo relevante en cuanto a tratamiento o entrenamientos en 33 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados habilidades sociales mediante el uso de terapia cognitivo-conductual para esta población y aquellas con síntomas de ansiedad o desventajas sociales (Maddox et al., 2017). Macdonald et al. (2016) realizaron un reporte donde sintetizaron evidencia sobre la efectividad, costo-efectividad de varias intervenciones encaminadas a tratar las consecuencias del maltrato infantil. Debido al extenso reporte de resultados que supone esta revisión, solo se tratarán los hallazgos reportados en cuanto al corte cognitivo-conductual. Macdonald et al. (2016) recalcan en primera posición la utilización de intervenciones basadas en teorías cognitivas, incluyendo TCC con sus respectivas variaciones en abordaje de trauma y abuso. La aplicación de estas intervenciones (y otras más como aquellas que involucran el uso del arte como medio de expresión, trabajo entre pares, intervenciones sistémicas, entre otras) pueden ser hechas en una variedad de contextos como ambientes clínicos, escuelas y comunidades. Así mismo las modalidades individuales y grupales, junto con las combinaciones posibles, tales como la inclusión de los cuidadores primarios, también son variaciones que considerar. Por otro lado, características étnicas, cambios de cuidadores primarios, condiciones de adopción, relaciones de parentesco, orfanatos o cuidados residenciales son otras consideraciones en esta revisión. Los resultados de Macdonald et al. (2016) con respecto al uso de intervenciones basadas en TCC para las situaciones de menores con historial de abuso sexual, abuso físico e historias de maltrato en múltiples formas, indican que las intervenciones se han impartido en modalidad individual (en mayor parte) y en ocasiones en paralelo con los tutores no abusadores, conducidas estas intervenciones por profesionales con suficiente acercamiento a la condición de maltrato y trauma. Las edades de los participantes en estas intervenciones revisadas están entre 2 y 18 años, donde las intervenciones tuvieron como característica el entrenamiento en los siguientes aspectos: psicoeducación, inoculación al estrés, autoestima, relajación, estrategias de enfrentamiento con paro de pensamiento, comunicación, 34 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados modelamiento, control conductual individual y en modalidad interactiva, entrenamiento en seguridad corporal, donde ponían en práctica y generalización estas habilidades enseñadas, con metodología cognitivo-conductual. Un ejemplo de aplicación de lo anterior, Cohen (1995, 1998, citado en Macdonald et al., 2016) reporta que los menores que fueron agredidos sexualmente, recibieron TCC junto con educación en seguridad [entendido como de defensa], identificación de tocamientos adecuados e inadecuados y entrenamiento en asertividad, paro de pensamiento, imaginería positiva, programas de reforzamiento contingente, entrenamiento en control parental y resolución de problemas, impactando también en la concepción de que ahora el o la menor están dañados y en la reducción del estrés de los padres por la situación y encaminándolos al apoyo de sus hijos y el control conductual. Este programa apoyó a los menores a direccionar sus problemas conductuales mediante la enseñanza de la conexión entre pensamientos, sentimientos y conducta, control de técnicas y habilidades en solución de problemas. Las sesiones de esta extensa revisión, tuvieron en promedio 10 u 11 sesiones para modalidad grupal, dependiendo del objetivo de tratamiento podía haber aumento en el número de sesiones. Los padres o tutores generalmente tenían participaciones cortas de 15 minutos por semana. Sobre los tratamientos individuales oscilaron entre 8 y 20 sesiones, de 1 hora u hora y media cada una, en algunos estudios se reportó que el terapeuta pasaba la mitad de la sesión con la madre/padre/tutor y el resto con el/la menor, algunas sesiones en conjunto (Macdonald et al., 2016). En cuanto a la efectividad del marco cognitivo conductual en esta revisión, para conductas sexualizadas no fue contundente para mostrar reducción de las mismas y externalización de conductas. Sobre el tratamiento de menores que fueron abusados físicamente se demostró una mejora en la internalización y externalización conductual, 35 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados reducción en síntomas traumáticos y depresivos, grandes reducciones en conductas violentas en el binomio padres-hijos y viceversa. Por último, para los menores que sufrieron distintos tipos de maltrato, coincide con los hallazgos para los menores que sufrieron abuso físico, encontrando así reduccionesen síntomas depresivos y postraumáticos, reducción de conductas riesgosas, mejoras conductuales en cuanto a agresiones físicas y autocontrol, mostrando así evidencia de efectividad entre moderada y amplia (Macdonald et al., 2016). En específico sobre entrenamiento en habilidades sociales y experiencias de maltrato en la infancia, se reportan los siguientes estudios recopilados por Macdonald et al. (2016), que se centran mayormente en técnicas de psicoeducación, práctica de habilidades sociales, construcción de relaciones saludables, reducción de aislamiento, sentimiento de pertenencia (De Luca, et.al., 1995; Grayston, et.al., 1995): Graham-Bermann et.al. (2007) donde la intervención se basa en mejorar el conocimiento del menor sobre la violencia familiar, la influencia de sus actitudes y creencias acerca de la familia y violencia, mejorando así su ajuste emocional y habilidades sociales. Overbeek et.al. (2013) mediante psicoeduación y basado en el programa de Graham-Bermann, su intervención cubrió la modulación afectiva, habilidades de regulación emocional, enfrentamiento y procesamiento, habilidades sociales y mejorando su seguridad y desarrollo futuro. Holland et.al. (2004) evaluó una intervención multimétodo para niños abusados sexualmente en la que implemento psicoeducación y entrenamiento en habilidades sociales en formato grupal. Las poblaciones con las que se ha estudiado e intervenido son aquellas con características de: • Abandono moral y material (Ferreira, 2003; Macdonald et al., 2016; Martínez et al., 2007). • Estudiantes de distintos niveles académicos (Bonell et al., 2018; DiPerna et al., 2018; Scaini et al., 2016; Smyke et al., 2010; Tymes et al., 2016). 36 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados • Menores en condición de institucionalización (Bos et al., 2011; González et al., 2013; Levin et al., 2015; Slopen et al., 2012; Smyke et al., 2010; Wismer & Pollak, 2017). • Condición psiquiátrica (Essau et al., 2014; Maddox et al., 2017; Scaini et al., 2016). Existe reportes de estudios puntualizando los parámetros sobre la eficacia, efectividad y eficiencia de la terapia cognitivo conductual, puntualmente nos interesa conocer estos parámetros en la aplicación del entrenamiento de habilidades sociales o bien, el efecto de este tipo de entrenamientos en variables psicológicas descritas en los antecedentes de habilidades sociales y conducta agresiva. Diversos meta-análisis han encontrado relaciones consistentes entre la aplicación del paradigma cognitivo conductual y la mejora de síntomas de diversos trastornos, como desorden de ansiedad general y social (dificultades en relaciones), psicosis, estrés postraumático, traumas emocionales, autismo, esquizofrenia y conductas de riesgo para la salud. Destacar que algunas de las intervenciones integraron el entrenamiento en habilidades sociales dentro del paradigma cognitivo-conductual o bien, como un tratamiento en comparación. Estas mejoras debido a la aplicación del paradigma cognitivo conductual, en comparación con otras intervenciones (psicoterapia interpersonal, mindfulness, entre otras) y modalidades individuales y grupales, mostraron un tamaño del efecto significativo, que se extiende desde moderado a amplio, con mediciones desde la g de Hedges (entre 0.28 y 0.99), la d de Cohen (entre 0.25 y 1.744) y significancia estadística (entre 0.001 y 0.114). La población atendida con este paradigma y entrenamiento en habilidades sociales se centró mayormente en infantes y adolescentes de diversas nacionalidades, contextos escolares, clínicos y provenientes de condiciones adversas o considerados en maltrato (Dubreucq et al., 2019; Macdonald et al., 2016; Maddox et al., 2017; Nardi et al., 2017; Scaini et al., 2016; Turner et al., 2018). 37 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Estas revisiones de intervenciones basadas en el paradigma cognitivo-conductual y el entrenamiento en habilidad sociales, nos proveen de un soporte sólido y válido para la presente intervención. La referencia para determinar la efectividad de esta intervención será de pequeño a moderado, es decir, como mínimo se espera una d= 0.2, esperando encontrar un efecto mayor y se extienda a d= 0.5>, lo cual indicaría un tamaño del efecto de moderado a amplio, que, según los reportes anteriores, es el rango de tamaño del efecto en el que se ha documentado que este tipo de intervenciones tiene lugar. 38 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Capítulo 2-Conducta Agresiva y Violencia Extendidas a la Institucionalización Descripción de la Conducta Agresiva y Consideraciones Se presentan las definiciones de conducta agresiva y violencia, evidenciando así la estrecha relación entre ellas y con ello, estructurar el complejo cuerpo de conocimiento que supone la institucionalización, los menores en esa condición y por supuesto, sus antecedentes influyentes en conducta: Algunas definiciones se enfocan en la intencionalidad que posee la agresividad. A este respecto, autores puntualizan que la agresión se refiere a la intención de dañar o ganar ventaja sobre las personas, puede que una motivación de esta conducta sea evitar ser dañado. Estas agresiones pueden presentarse sin que necesariamente haya daño físico, ya que la violencia involucra el uso de fuerza física contra otra persona, en ocasiones motivada por la agresividad, por tanto, no toda conducta agresiva es violenta, pero toda conducta violenta es agresiva. La violencia es vista como una forma extrema de agresión, con potencial daño físico grave (Anderson et al., 2017; Bushman et al., 2016; Lambe et al., 2018) Otra motivación para mostrar conductas agresivas es postulada por la teoría social- cognitiva, indica que, para muchos niños, verse comprometidos emocional y personalmente [que tiene que ver con la percepción del evento, probablemente no asociado a una agresión manifiesta], puede conducir a agresiones. Emociones asociadas a enojo o ansiedad en exceso, pueden exacerbar la conducta agresiva (Anderson & Bushman, 2002; Lemerise & Arsenio, 2000; Granic, 2014; Hubbard et al., 2002; De Castro et al. 2003; Dodge & Somberg, 1987; Rejintjes et al., 2011, citados en Verhoef et al., 2019). 39 IPN Miranda-Vázquez, J. S. Efectividad de una intervención en habilidades sociales sobre la conducta agresiva de menores mexicanos institucionalizados Plutchick y Praag (1989, citados en Romans et al., 2015) refuerzan las posturas anteriores, al definir la agresión como una variedad de conductas motivadas o impulsadas a infligir daño. El daño al que se hace referencia en las definiciones anteriores, puede resultar en daño propio o de otros (personas u objetos) (Romans et al., 2015; Connor,
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