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Carta de Cesión de Derechos para Tesis de Maestría

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CARTA CESION DE DERECHOS 
 
 
 
 
 
 
 
En la Ciudad de México, D. F el día 28 de octubre del 2008, el que suscribe Rebeca Silva Roa 
alumno del Programa de Maestría en Ciencias en Metodología de la Ciencia con número de 
registro B051113, adscrito a CIECAS, manifiesta que es autor intelectual del presente trabajo de 
Tesis bajo la dirección de M..en C. Esperanza Verduzco Ríos y Dr. Humberto Monteón 
González, cede los derechos del trabajo intitulado “EULALIA GUZMÁN BARRÓN: 
PERSPECTIVAS NO EUROCÉNTRICAS PARA LA INTERPRETACIÓN DEL MUNDO 
PRESHIPÁNICO”, al Instituto Politécnico Nacional para su difusión, con fines académicos y 
de investigación. 
 
 
Los usuarios de la información no deben reproducir el contenido textual, gráficas o datos del 
trabajo sin el permiso expreso del autor y/o director del trabajo. Este puede ser obtenido 
escribiendo a la siguiente dirección rebecasiro@hotmail.com . Si el permiso se otorga, el usuario 
deberá dar el agradecimiento correspondiente y citar la fuente del mismo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
iii 
 
 
I N D I C E . 
Pág. 
Resumen 4 
 
Abstract 4 
 
Glosario 5 
 
INTRODUCCIÓN 6 
 
CAPÍTULO I DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO. 14 
 
1.1 Coleccionismo y anticuarismo. 14 
1.2 Historiografía, etnografía, antropología en el desarrollo de la arqueología 20 
1.3 Los problemas de método: evolución de la metodología arqueológica en el 25 
 siglo XX. Presupuestos teóricos de la praxis arqueológica en México. 
1.4 Los arqueólogos mexicanos de la primera mitad del siglo XX. El método 35 
 histórico- cultural y la interdisciplinariedad de la arqueología. 
1.5 Dos arqueólogas: Isabel Ramírez Castañeda y Eulalia Guzmán Barrón 55 
 
CAPÍTULO 2 EULALIA GUZMÁN BARRÓN. 67 
 
2.1 Circunstancia histórica: rechazo al positivismo. 67 
2.2 La formación normalista. La necesidad de historiar a la patria. 70 
2.3 El papel de los referentes simbólicos para el fortalecimiento de la 76 
 identidad nacional. 
2.4 El papel de la arqueología en la construcción de la identidad nacional. 78 
 
CAPÍTULO 3 LAS LIMITACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS DE LA 
COSMOVISIÓN EUROCÉNTRICA SEÑALADAS POR EULALIA GUZMÁN 
BARRÓN EN SU OBRA HISTÓRICA Y ARQUEOLÓGICA. 82 
 
3.1 Problemas teóricos de la cosmovisión eurocéntrica. La colonialidad del saber 82 
 
3.2 Características del rechazo al paradigma eurocéntrico en los inicios de la 89 
 profesionalización de la arqueología en México. 
 
3.3 El proceso metodológico de la investigación en la obra “Relaciones de 102 
 Hernán Cortés a Carlos V sobre la Invasión de Anahuac” de Eulalia Guzmán. 
 
Conclusiones 110 
 
Bibliografía 114 
. 
3 
 
 
 
 
 
 
 
INDICE DE FIGURAS. 
 
 
 
 
Pág. 
 
 
Figura 1. Foto de la Eulalia Guzmán Barrón 59 
 
 
 
Figura 2. Copia fotostática del Certificado del 1º año de normal. 60 
 
 
 
 
Figura 3. Copia fotostática de la Constancia de Examen Profesional 61 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
 
Resumen 
 
En este escrito se analiza la obra historiográfica y arqueológica de Eulalia Guzmán; su 
surgimiento e inserción en el campo de la arqueología e historia mexicana, sus 
características teórico – metodológicas, su pretensión de superar la influencia de 
perspectivas eurocéntricas con las que se interpreta al mundo prehispánico. Se discute 
la perspectiva metodológica, y se expone el proceso de investigación que realizó Eulalia 
Guzmán en su obra Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la Invasión de 
Anahuac. 
 
 
 
Abstract 
 
 
In this paper, we analize the historiographical and archeological work of Eulalia 
Guzman; her beginning and pleacing in the archeology and Mexican History, its 
theorical-methodological characteristics; her sense of overcoming the eurocentric 
perspectives in which the prehispanic world is understood. This methodogical 
perspective is presented in the research process that Eulalia Guzman worked in her 
book Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la Invasión de Anahuac. 
 
5 
 
G L O S A R I O . 
 
• Teoría histórico-cultural. Interpreta a cada cultura en sus propios términos 
como producto de una secuencia única de desarrollo en la que no existe un 
modelo universal. 
 
 
• Eurocentrismo. Paradigma europeo con que se construye la visión que estudia, 
analiza e interpreta otras realidades no europeas. 
 
 
• Excavación estratigráfica. Estudio de los estratos o capas de la tierra, supone 
que los objetos colocados en la tierra fueron colocados en orden, por tanto los 
más antiguos quedan abajo y los más recientes en la superficie. 
 
 
• Teoría de la evolución cultural. Sostiene que toda sociedad evoluciona desde 
el salvajismo y barbarie hasta la civilización. 
 
 
• Metodología. Estudio de los métodos. 
 
 
• Paradigma. Conjunto de prácticas, normas y valores que definen una disciplina 
científica durante un período. 
 
• Cronología cultural. Periodización histórica de la organización: política, social, 
económica, tradición y pensamiento simbólico de los antiguos habitantes de una 
zona geográfica. 
 
 
• Seriación cronológica. Ordenamiento del vestigio o restos de acuerdo a un 
patrón de tiempo. 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
I N T R O D U C C I Ó N 
 
La historia de México prehispánico ha sido construida durante muchos años desde 
perspectivas y presupuestos surgidos en el marco de la llamada “colonialidad del 
saber”. (Quijano,1993:218), que da lugar a una interpretación de los acontecimientos de 
nuestro pasado, bajo los parámetros surgidos y legitimados en otro “lugar epistémico”, 
que se impusieron como la única racionalidad posible. 
 
La realización de investigaciones historiográficas y arqueológicas con perspectivas no 
eurocéntricas ha sido vista durante el siglo XX y cada vez con mayor fundamentación, 
como una condición metodológicamente necesaria; y aunque con resultados todavía no 
muy claros, se tienen ya estudios muy iluminadores en el ámbito de la caracterización 
de esa visión del mundo heredada por el régimen colonial que no desaparece al 
concluir la colonia sino sigue rigiendo el modo de pensar, los presupuestos, los anhelos, 
aspiraciones; en general el modo de vida y en consecuencia el modo de investigar y 
hacer ciencia en el mundo que fue colonia. 
 
En la segunda mitad del siglo XX se empieza a generalizar el término “eurocentrismo” 
para designar el paradigma europeo impuesto, heredado, asumido de manera casi 
incuestionada por ser el presupuesto mismo: el “color del cristal con que se mira” lo 
anterior a toda forma de acción y reflexión, lo que determina su modo, su práctica, su 
validación y legitimación. Por esto la construcción de “otra” historia, de estudios e 
investigaciones que entrañen la pretensión epistémica de alejarse del paradigma 
7 
 
eurocéntrico para dar cuenta de lo hasta ahora “no visto”, de las “otras” realidades, de lo 
no escrito ni entendido, de lo negado, por aparecer como incomprensible; ha 
significado ya un esfuerzo teórico realizado desde la colonialidad y en muchos casos 
desde la resistencia1 
 
La obra de la maestra Eulalia Guzmán Barrón apunta de manera temprana esta 
problemática cuando descubre lo estrecho de la pretensión de “universalización” 
(Lander, 2000:19) de las categorías eurocéntricas. 
 
El problema aquí es cómo la imposición de la visión eurocéntrica ha llevado a 
constantes vicios y vacíos que genera la visión colonial del saber cuando se trata de 
conocer, interpretar y explicar nuestra historia a partir de la visión, la conceptualización 
y la cosmovisión europeas. 
 
La construcción de nuestra historia desde la visión europea ha propiciado una doble 
segregación de la presenciafemenina dentro de la ciencia en México: por ser mujer y 
por pertenecer al mundo colonizado “inferior”. Los condicionamientos e imposiciones 
sociales, políticos y educativos dirigidos hacia la mujer, le han asignado actividades 
propias del hogar. Sólo algunas mujeres lograron incursionar y desempeñarse en áreas 
como la ciencia; pero incluso en ese campo su situación no fue del todo diferente, pues 
con mucha frecuencia se ha ignorado su trabajo, se le ha desdeñado y ocultado porque 
esta actividad no corresponde a la visión culturalmente aceptada de lo que debe ser el 
 
1 Y también desde el mismo núcleo hegemónico en el que hay intelectuales que cuestionan, en estudios muy serios y 
autocríticos al paradigma eurocéntrico, son los casos de Wallerstein, Chomsky, entre otros. 
8 
 
actuar de la mujer. Esto ha llevado a relegar, desestimar y en algunos casos ocultar el 
trabajo de mujeres como Eulalia Guzmán Barrón, quienes fueron protagonistas de la 
transformación histórica de México y que a través de su vida y obra dejaron una huella 
a la ciencia mexicana. En el Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública en 
la sección de personajes prominentes, se encontró el expediente personal de la 
maestra Eulalia Guzmán Barrón, la documentación contenida en el expediente muestra 
una amplia trayectoria académica y científica no muy común en mujeres de la primera 
mitad del siglo XX en México. Políglota, egresada de la Escuela Normal de Maestros en 
1909, fundadora de escuelas e instituciones de investigación (INAH) y militante del 
Partido Popular, nombrada representante de nuestro país ante congresos 
internacionales de historia y arqueología. Estuvo becada por institutos de investigación 
internacionales para realizar estudios en torno a nuestro pasado prehispánico. El 
secretario de educación Lic. Gonzalo Vásquez Vela en 1935 la consideraba una de las 
primeras mujeres científicas mexicanas. Conferencista ante organismos nacionales e 
internacionales, autora de diversos escritos en torno a la historia prehispánica. 
Desempeñó varios cargos en la Secretaría de Educación Pública: profesora, directora, 
inspectora, especialista en aspectos indígenas, directora de campañas para la 
educación. 
 
Esta investigación retoma su figura y su trayectoria en el proceso de transformación y 
generación de conocimiento científico en el México de inicios del siglo XX, con el 
objetivo de mostrar que en la obra de Eulalia Guzmán Barrón ya existen elementos 
teórico-metodológicos que cuestionan al eurocentrismo en la construcción de una 
interpretación histórica y arqueológica de la civilización prehispánica. 
9 
 
 
La investigación de este personaje se inició en la perspectiva del método histórico que 
trabaja con evidencias testimoniales y documentales. Se consultaron los siguientes 
documentos: el primero elaborado por la Dra. Beatriz Barba de Piña Chán titulado 
Eulalia Guzmán Barrón de 1998 y editado en la serie Historia de la Antropología en 
México, Vol. 10 por el INAH, el segundo por los autores Dra. Mari Carmen Serra Puche 
y el Dr. Manuel de la Torre Mendoza del 2000 Eulalia Guzmán, editado por el Instituto 
de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el tercero de la Enciclopedia de México 
en 1993, como una edición especial para la Enciclopedia Británica de México y por 
último la mención que realiza el Dr. Ignacio Bernal en Historia de la Arqueología en 
México, 1992, donde refiere las excavaciones realizadas por la maestra en Monte Albán 
en el estado de Oaxaca. Los tres primeros documentos presentan una muy breve 
semblanza de su vida y obra con un sustento referencial, aunque en ellos se enuncian 
los trabajos de investigación, no son suficientes para establecer los aspectos teórico-
metodológicos de interés para este escrito. En el último sólo se menciona la 
participación de la maestra en las excavaciones en Monte Albán sin plantear el 
procedimiento utilizado. Fueron de interés otros documentos de tipo hemerográfico: 
periódicos de circulación nacional y la revista Soviet, en ellos se destaca la controversia 
a partir de las aclaraciones y refutaciones realizadas por Eulalia Guzmán a las 
comisiones para revisar el caso del hallazgo arqueológico e histórico de la osamenta de 
Cuauhtémoc. Como testimonio oral, se realizó una entrevista a la Dra. Beatriz Barba de 
Piña Chán, quién es especialista en el área arqueológica e histórica (actualmente 
investigadora emérita de la ENAH y el INAH) y familiar de Eulalia Guzmán en tercera 
línea. 
10 
 
 
Con los datos proporcionados se logró contextualizar los aspectos: académicos, 
formativos, políticos y sociales. 
 
El abordaje de los documentos que, para este estudio fueron consultados como fuentes 
primarias, requirió de una clasificación para su manejo y ubicación dentro de la 
estructura del trabajo: 
 
a) Expedientes en resguardo por los archivos históricos: Secretaría de Educación 
Pública, con los que se elaboró el contexto de la formación académica y el desempeño 
educativo. Los documentos del Archivo Técnico del Instituto Nacional de Antropología e 
Historia se estructuró el proceso teórico y de método de la práctica histórica y 
arqueológica de esta científica. 
 
b) Como otras fuentes primarias son considerados también los artículos y conferencias 
elaborados y publicados por Eulalia Guzmán en los boletines de los Anales del Museo 
Nacional de México: “Exploraciones Arqueológicas”, “Los relieves de las rocas”, “Un 
Yugo totonaco de Medellín, Veracruz”, “Un vaso de barro estilo cholulteca”, “Colección 
de papeles Del Paso y Troncoso”, “El hallazgo de la tumba de Cuauhtémoc”, 
“Genealogía y Biografía de Cuauhtémoc” entre otros. El análisis de estos documentos 
llevó a deducir su adhesión teórica y su forma de hacer investigación. 
 
c) Documentación generada por Eulalia Guzmán donde se plasma la evidencia del 
rechazo al paradigma eurocéntrico, como los libros: Una crítica a la historia de la 
11 
 
conquista de México y Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V. Con este último se 
integra la descripción del proceso metodológico que ella empleó en su investigación 
histórica y arqueológica. 
 
Los documentos que fueron considerados como fuentes metodológicas son obras de la 
segunda mitad del siglo XX donde se plantea la inquietud reflexiva sobre la visión 
eurocéntrica desde la colonia hasta nuestros días que desarrollan Aníbal Quijano, 
Samin Amin, Walter Mignolo, Edgardo Lander; quienes dan cuenta de la implicación 
que ha tenido el eurocentrismo como presupuesto teórico-dominante. 
 
Fuentes de nivel contextual tales como: Bruce Trigger, Matthew Johnson y Luis 
Vásquez León dan una visión de la práctica arqueológica en México de la primera mitad 
del siglo XX, así como de los problemas de método y las limitaciones de los 
presupuestos teóricos. 
 
El estudio se inició con la caracterización de los aspectos históricos, académicos 
personales y sociales, que determinaron la forma en que se dio la interpretación de 
Eulalia Guzmán acerca de nuestro pasado prehispánico. Esto planteó la necesidad de 
determinar las principales corrientes teóricas con que se fue consolidando la ciencia 
arqueológica en México desde las áreas de la historiografía, etnografía y antropología, 
así cómo el análisis de la teoría histórico-cultural que fue desarrollada en México por 
Eduardo Seler y Franz Boas y que tuvo un connotado impacto en los primeros 
arqueólogos y profesionales de diversas áreas del conocimiento. Por último se presenta 
al eurocentrismo no como una corriente teórica, sino como la forma trasmitida con la 
12 
 
que se hace investigación y ciencia en las sociedades no europeas; el impacto que ha 
causado el eurocentrísmo cuando desde él se pretende interpretar la historia de “las 
otras realidades”, implicando menosprecio, inferioridad, racismo y dominio. Es aquídonde se realiza el enlace entre las argumentaciones de la maestra Eulalia Guzmán y el 
eurocentrismo, en su intento por abandonar esa imposición y dar cuenta de la “otra 
historia” no contada. 
 
La historia que pudiéramos llamar “otra historia” del mundo prehispánico, la intenta 
Eulalia Guzmán Barrón cuando realiza el análisis de las cartas Relaciones de Hernán 
Cortés a Carlos V”, donde plasma una novedosa reinterpretación de la historia de la 
civilización prehispánica, a partir de los hallazgos arqueológicos y la investigación 
histórica que realizó en bibliotecas y archivos en Europa y México. 
 
El estudio descubre la necesidad de voltear y revisar, desde nuestra historia, a nuestras 
mujeres en su producción científica y de investigación para evidenciar, como en el caso 
de Guzmán Barrón, las inquietudes por elaborar una historia bajo presupuestos y 
conceptos diferentes a los universalizados por Europa. Así en estas páginas no se 
pretende establecer, ni postular una teoría para interpretar nuestros acontecimientos 
pasados, sino proponer desde nuestras propias realidades no europeas una reflexión 
que tienda a promover y elaborar alternativas teóricas propias en las diversas áreas del 
conocimiento social. 
 
El presente trabajo consta de tres capítulos: el primero aborda la contextualización de la 
práctica arqueológica a inicios del siglo XX, donde se plantean los diversos problemas 
13 
 
teórico-metodológicos de mayor presencia en las investigaciones históricas y 
arqueológicas mexicanas en su proceso de consolidación como ciencias, aspectos que 
se muestran a través de los aportes y el legado de los más prominentes arqueólogos y 
profesionales de la época. 
 
En el segundo se aborda la circunstancia personal y social de la maestra Eulalia 
Guzmán Barrón. Su formación normalista la llevaron a combatir a los paradigmas 
heredados de la ciencia porfirista (positivismo), y a participar en proyectos como el 
educativo posrevolucionario para combatir el analfabetismo y contribuir a la formación 
del estado mexicano poniendo por delante las raíces de nuestro pasado prehispánico. 
Su obra histórica y arqueológica muestra su preocupación por fortalecer, difundir y 
posicionar a nuestra historia nacional ante la comunidad científica internacional y 
sugerir que a través de nuestro vestigio arqueológico y documental puede construirse 
nuestra propia historia cultural. 
 
 El tercer capítulo presenta los elementos conceptuales impuestos de la cosmovisión 
eurocéntrica como el paradigma que se ha interpretado a nuestra historia, así como los 
argumentos encontrados en Eulalia Guzmán con los que parece cuestionar y tratar de 
apartarse del eurocentrísmo, por su dificultad para entender lo diferente, por haber 
captado su estrechez de miras que limita el conocimiento histórico de México. Por 
último se expone el proceso metodológico de la investigación que realizó Eulalia 
Guzmán Barrón para la elaboración de su obra Relación de Hernán Cortés a Carlos V, y 
las dificultades que enfrentó para su la edición y publicación. 
 
14 
 
CAPÍTULO I 
DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO. 
 
 
1.1 Coleccionismo y anticuarismo. Historiografía, etnografía, antropología en el 
 desarrollo de la arqueología. 
 
En este capitulo se aborda lo más destacando del aporte histórico, etnográfico y 
antropológico para el desarrollo de la arqueología mexicana. 
 
El interés del viejo mundo por el nuevo continente despierta el anhelo de posesión de 
objetos exóticos; sin embargo desde la última mitad de siglo XVI se tiene dos tipos de 
trabajos en México realizados por criollos: unos obedecían a una búsqueda por 
encontrar raíces de identidad en los legados prehispánicos, otros tratan de construir la 
historia de México a partir de la llegada española, enmarcada en la visión de los 
europeos. Pero en ambos casos ya existe el interés por el vestigio y lo antiguo para 
conformar la historia de México. 
 
Los antecedentes de la arqueología en México fueron la práctica del coleccionismo y 
del anticuarismo. Ignacio Bernal divide el Virreinato en tres momentos: el primero 
abarca desde la caída del imperio Mexica hasta el año 1670, el segundo hasta l750 
marcado por los trabajos de Carlos Sigüenza y Góngora (1645-1700) y el último que 
comprende desde la Ilustración hasta la Independencia. 
 
a) La caída del imperio Mexica. 
15 
 
 A la llegada de los españoles los primeros en tener contacto con las culturas 
americanas son los soldados, burócratas y viajeros; quienes describieron las ruinas de 
las pirámides y otras edificaciones donde hallaron objetos antiguo; y sus opiniones y 
comentarios muestran la visión de los españoles en esa época y su actitud ante los 
hombres conquistados. Por ejemplo, en el año 1530 se legalizaron las demoliciones y 
saqueos por disposición del rey español, exigiendo la mitad de los tesoros que se 
encontraran. 
 
Más tarde los historiadores, conquistadores, cronistas, religiosos, autores indígenas y 
viajeros, realizan incipientes descripciones de vestigios que han ayudado a 
investigadores de siglos posteriores.2 
Vivieron primero muchos años en el pueblo de Tullatzinco, en testimonio de lo 
cual dejaron muchas antiguallas allí y un cu que llamaban en indio Uapalcalli 
 […] Y de allí fueron a poblar a la ribera de un río junto al pueblo de 
Xicotitlan, y el cuál ahora tiene nombre de Tula, y de haber morado y vivido allí 
juntos hay señales de las muchas obras que allí hicieron, entre las cuales 
dejaron una obra que esta allí y hoy en día se ve, aunque no la acabaron, que 
llaman Coatlaquetzalli, que son unos pilares de la hechura de culebra, que 
tienen la cabeza en el suelo, por pie, y la cola y los cascabeles de ella arriba. 
Dejaron también una sierra o un cerro, que los dichos toltecas comenzaron a 
hacer y no lo acabaron, y los edificios viejos de sus casas, y el enacalado 
parece hoy día. Hállanse también hoy en día cosas suyas primamente hechas, 
conviene a saber, pedazos de olla, o de barro, o vasos, o escudillas, y ollas. 
Sáquense también de debajo de tierra joyas y piedras preciosas, esmeraldas y 
turquesas finas (Bernal, 1982:20). 
 
2 Las primeras misiones religiosas llegadas con los españoles fueron los Franciscanos. El más representativo de esta 
misión fue Fray Bernardino de Sahagún. Nació en Sahagún, Reino de León en España entre 1499 y 1500, murió en la 
Ciudad de México en 1590 (Nueva España). Realizó diversas descripciones pero lo característico en ellas son sus 
intenciones por postular planteamientos como tratar de demostrar que los Toltecas fueron los primeros pobladores de 
México. 
16 
 
 
La descripción de Sahagún intenta dar una interpretación, aunque es elemental, y un 
significado a los tallados y/o jeroglíficos en edificios y palacios. Su interpretación 
aunque es elemental da pautas para la historia y la etnografía actual. Él empleó en sus 
investigaciones instrumentos que ahora conocemos como cuestionarios o minutas, los 
aplicó a informantes sobrevivientes de la época prehispánica que conocían, a través de 
sus antecesores, la antigua cultura, y dieron a sus investigaciones un carácter 
antropológico incipiente. 
 
Algunos autores al encontrarse con evidencias compuestas de vestigios, restos de 
animales y de huesos humanos (prehistóricos) no podían explicar su existencia ni su 
procedencia, debido principalmente a que su referente interpretativo era el Génesis.3 
 
Otros religiosos muestran interés por destruir y desaparecer todo lo anterior pues 
consideraban al mundo mexica un pueblo idólatra y nocivo, por tanto había que 
desaparecer y destruir todo vestigio por representar un peligro para su empresa 
evangelizadora. 
 
Una muestra de esta actitud la encontramos en la carta que escribió el obispo Fray 
Juan de Zumárraga (1468-1548) sobre las actividades de su orden en elnuevo mundo 
 
3 Por ejemplo: El origen del hombre es a partir de Adán y Eva en Europa y Asía, se contraponía con la del hombre y 
animales americanos, así surgen diversas teorías sin bases ni fundamentos de tipo fantasioso e incompleto 
(Alcina,1989:12). 
 
17 
 
“[…] quinientos templos de ídolos derribados por tierra y más de dos mil figurillas de 
demonios que adoraban, han sido hechas pedazos y quemadas […]” (García, 1988a: 
311). Esto contribuyó a que por ausencia de vestigios durante un tiempo se ignorara la 
historia y origen de la zona central. Así surgieron diversas versiones del origen, por 
ejemplo migraciones trasatlánticas, descendientes de Salomón. etc. (Bernal, 1992: 25) 
 
Durante esta etapa la mayoría de los trabajos que se realizaron tenían un carácter 
histórico y religioso. En ellos se plasmaron las primeras tendencias raciales con el 
propósito de facilitar la imposición religiosa a los indígenas. Pocos fueron aquellos que 
pudieron apreciar el valor de la historia y de la arqueología para la historia de México. 
Uno de ellos fue Diego de Landa (1524-1572) quién dibujó y describió la grandeza de 
las edificaciones de la zona maya, y aunque de manera muy incipiente trató de 
demostrar aspectos históricos como lo haría un arqueólogo de hoy (Bernal, 1992:42). 
 
b) Etapa de Sigüenza. 
 
Dentro de la segunda etapa del virreinato se encuentra la figura de Carlos de Sigüenza 
y Góngora, criollo que desempeñó diversas actividades como matemático, astrónomo, 
historiador, literato, profesor de la Universidad. Sigüenza tuvo siempre un interés por 
coleccionar manuscritos y objetos antiguos. Formó una colección de libros y 
documentos sobre el México prehispánico, dicha colección se basa en la herencia de su 
amigo Juan de Alva Ixtlixóchitl (hijo de Fernando de Alva Ixtlixóchitl historiador y 
descendiente de Nezahualcóyotl): los documentos pertenecientes al archivo de 
Texcoco. Ixtlixóchitl informó a Sigüenza de la existencia de un antiguo calendario 
18 
 
mexicano, desaparecido a raíz de la invasión española; con este calendario, los 
mexicas llevaban una cronología exacta de largos periodos en ciclos de 52 y 104 años, 
apuntando los solsticios y equinoccios, el paso del planeta Venus y otros movimientos 
de los cuerpos celestes (Rossiello, 2007: 84-87). Sigüenza determinó la fecha de 
fundación de Tenochtitlan en 1325. Llegó a la conclusión de que los Olmecas habían 
llegado antes que los Toltecas, quienes procedían del oriente, tal vez de la Atlántida. Se 
le considera como el primer arqueólogo. 
 
Sigüenza desarrolla una concepción mexicanista, es decir, pretende demostrar que 
México era el producto de la fusión española y americana. Por eso, concibe a la historia 
de México desde la época prehispánica hasta su época, con la visión de formar 
conciencia de que se trata de un país diferente con características específicas para ser 
estimado por otras naciones. El caso Sigüenza y Góngora (Bernal,1992:47), es 
representativo por su interés en coleccionar documentos que sirvieron de base para 
realizar largas crónicas, no obstante que los españoles prohibieron la publicación de 
sus obras. 
 
c) La Ilustración e Independencia. 
 
Este periodo se caracterizó por una gran cantidad de argumentaciones en ocasiones 
muy diferentes en sus presupuestos para mostrar al hombre y el producto de su 
manifestación cultural, sobre todo en lo que respecta al indígena. 
 
19 
 
En esta época, también se presentan una serie de reformas desde el dominio español. 
El interés español por la castellanización manifiesto en las reformas borbónicas de 
Carlos III ayudó a que se realizaran estudios de las antigüedades mexicanas. Se 
dispuso se trasladaran a la Universidad los manuscritos de Lorenzo Boturini y los 
monolitos mexicas descubiertos en la plaza mayor. Se fundaron las Sociedades y el 
Patrono Real, donde se construyeron jardines botánicos y después el Museo de Historia 
Natural en 1790, antecedente del Museo Nacional. En 1808 se estableció una Junta de 
Antigüedades. 
 
Ante las críticas y posiciones de superioridad de los peninsulares surgen posiciones de 
nacionalismo y de interés por la conservación de los restos arquitectónicos; para esta 
época el interés arqueológico e histórico cobra relevancia y el primer arqueólogo 
mexicano que se considera de esta época es Antonio de León y Gama (1735-1802), 
quien realizó una descripción de las esculturas Mexica de la Coatlicue (diosa madre) y 
la Piedra del Sol (mal llamado calendario azteca), encontradas accidentalmente en 
excavaciones de la Plaza Mayor en 1790 (Bernal, 1992:75). Un aspecto a destacar es 
cómo el documento empieza a tener relevancia para conservarlo, por ejemplo las tres 
cartas escritas por Cortés, son publicadas por el arzobispo de México, Francisco 
Antonio de Lorenzana (1722-1804), a las cuales se encarga de añadir láminas del 
Códice Matrícula de Tributos. 4 
 
 
4 Posteriormente Eulalia Guzmán Barrón se encargaría de realizar una investigación en torno a ellas y otras obras 
más para plantear una serie de consideraciones y oponerse a las categorías conceptuales europeas con las que se ha 
interpretado la historia prehispánica de México. 
20 
 
La influencia e imposición de la visión europea ha contribuido a la descalificación, 
racismo y no aceptación de un mundo cultural diferente. Por otro lado el nacionalismo y 
la resistencia al régimen colonial despiertan un nivel de conciencia hacia la 
conservación, protección y entendimiento de lo indígena y mexicano. 
 
En el México independiente, la llegada de extranjeros, viajeros y exploradores, que 
tenían interés por estas culturas aportó avances innegables. Sin embargo él tráfico y 
saqueo del vestigio prehispánico fueron también una constante, situación que en la 
actualidad aún se padece. 5 
 
Así lo antiguo abrió dos campos de interés: por un lado la conservación y exposición de 
vestigios y documentos del pasado por lo bello y exótico; y por el otro, el control del 
interés económico que representaban la cotización en los mercados clandestinos de los 
vestigios, éste tráfico de piezas y documentos provenientes tanto de México como de 
América Latina era muchas de las veces promovido por los países europeos. 
 
1.2 Historiografía, etnografía, antropología en el desarrollo de la arqueología 
 
El siglo XVIII en Europa la ilustración preparó el campo para las transformaciones 
económicas, políticas y sociales que ayudaron a la expansión del capitalismo y a la 
consolidación de la nueva clase social burguesa, la cual se interesó por legitimarse y 
crear las condiciones necesarias para asegurar su dominio económico, político, social e 
 
5 De acuerdo a lo reportado por las investigaciones de la maestra Eulalia Guzmán Barrón, los vestigios se encuentran 
en diferentes museos europeos sin que se conozca su legítima procedencia. 
 
21 
 
ideológico no sólo en Europa, sino en las colonias dominadas. Así la concepción de la 
ciencia y la tecnología fue promovida y extendida dentro y fuera de las colonias. 
 
En el caso de España, el Rey Carlos III emprendió las llamadas reformas borbónicas: 
con las que se le limitó la participación de la iglesia en actividades educativas y 
políticas. En cuanto a La Nueva España estas reformas ordenaron la reestructuración 
en 1774, de La Real Universidad Pontificia de México, a pesar del descontento y 
oposición del sector conservador ligado al poder eclesiástico en México, ellos vieron un 
atentado a sus intereses económicos, políticos y sociales hegemónicos de clase en el 
poder. 
 
En un intento de salvaguardar los intereses y la posesión de las antigüedades por la 
corona en La Nueva España, se ordena que dentro de La Real Universidad Pontificia de 
México se creara unmuseo que custodiara las principales colecciones privadas y 
documentos sobrevivientes de la conquista de México. 
 
La práctica arqueológica en México se encuentra vinculada con la aparición del Museo 
Nacional, institución que desde su inicio ejerció, legisló y autorizó esta actividad 
científica en México, sin embargo tanto la Universidad como el Museo tuvieron una vida 
muy accidentada a lo largo del siglo XIX, primeramente por el movimiento de 
independencia, después por las constantes luchas entre conservadores y liberales por 
el poder político y la intervención francesa, todo ello propició el continuo cierre y 
reapertura de la Universidad y del Museo. 
 
22 
 
Durante el Porfiriato el Museo se divide en tres secciones: Historia Natural, Arqueología 
e Historia, se le habilita con instalaciones de gas para el alumbrado, estantería a la 
biblioteca, laboratorio para zoología, botánica y paleontología; se adquieren ejemplares 
de antropología. Además de iniciar la publicación de los Anales para 1887 se emprende 
la primera expedición científica con carácter arqueológico a las zonas de Teotitlán y 
Cuicatlán en Oaxaca. En 1890 se lleva a cabo la segunda expedición a Cempoala y a 
Veracruz (Castillo,1924:24) . 
 
Ante el argumento de la carencia de una ciencia mexicana moderna y de vanguardia se 
determina en 1905, siendo Justo Sierra ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, 
convertir al Museo en un recinto académico donde se impartieran clases de 
antropología, etnografía, arqueología, historia e idioma mexicano6 (Castillo, 1919: 26), 
arte industrial retrospectivo de México. Así se invitan a varios centros de investigación y 
universidades extranjeras a realizar una serie de pláticas con el propósito de atraer los 
avances más “modernos” en el estudio de historia, arqueología y etnografía. Se dispuso 
la creación de una escuela dentro de las instalaciones del Museo dedicada a la 
formación de cuadros en arqueología, antropología, historia y etnografía. 
 
Al acercarse la conmemoración del centenario de la independencia de México, el 
interés por nuestro pasado logró tener fuerza para concedérsele cierto apoyo 
económico y para iniciar diversos proyectos arqueológicos e históricos. Tales proyectos 
estuvieron a cargo principalmente de extranjeros, quienes en muchos casos, sólo se 
 
6 Se refiere a las lenguas indígenas. 
23 
 
dedicaron al saqueo y destrucción de objetos sin ningún control por parte de la 
autoridad. 
 
El Museo Nacional tendría dentro de sus instalaciones a La Escuela Internacional de 
Arqueología y Etnografía, hecho que es relevante porque es ahí donde se forman las 
primeras generaciones de historiadores, antropólogos, arqueólogos y etnógrafos 
mexicanos a partir de teorías, métodos y técnicas científicas, como es el caso del Dr. 
Manuel Gamio, Maestra Eulalia Guzmán Barrón, Maestra Isabel Ramírez Castañeda, el 
Profesor Porfirio Aguirre, por sólo mencionar algunos. 
 
Otro aspecto de la relevancia del Museo es que marca la institucionalización de la 
actividad antropológica al dividirse en áreas: historia, arqueología, etnografía científica, 
dedicadas principalmente a la conservación de monumentos arqueológicos, y a ser un 
medio de promoción de la ideología del prestigio del pasado mexicano. El 
patrimonialismo fue promovido desde la cúpula del estado mexicano tanto porfirista 
como posrevolucionario. Esto provocó que la actividad científica y las investigaciones 
realizadas tuvieran desde entonces una carga política. 
 
En 1909 el comité de la Escuela Internacional fue integrado por: geógrafos, 
historiadores, mineros, médicos, geólogos, ingenieros; dedicados e interesados en la 
arqueología y antropología. La inestabilidad política y el movimiento armado de la 
revolución mexicana propiciaron que los integrantes de las delegaciones tuvieran que 
24 
 
salir del país; sin embargo no fue el caso de Eduard Seler7 y Franz Boas8 a quienes se 
les consideran los pilares e introductores del primer método, teoría y técnicas en la 
arqueología. 
 
Eduard Seler dedicó gran parte de su estancia en México al estudio del folklore 
indígena, de la lengua y dialectos indígenas, de la distribución geográfica de los grupos, 
y argumentaba que la arqueología no era más que una rama de la etnografía. (Rutsch, 
2003:1-2) esto tiene importantes consecuencias metodológicas, como el ejercicio de la 
práctica arqueológica fundamentada en la etnografía. Franz Boas trató siempre de 
buscar explicaciones históricas a los fenómenos culturales del presente. Un aspecto a 
destacar de Boas es su oposición a la doctrina del evolucionismo cultural, afirmó que: 
Cada cultura era una entidad única que tenía que ser entendida en sus 
propios términos. Esto implicaba aceptar dos ideas: el relativismo cultural, el 
cual negaba la existencia de cualquier modelo universal que pudiera ser 
usado para comparar el grado de desarrollo o valía de culturas diversas, y el 
particularismo histórico, que consideraba cada cultura como el producto de 
una secuencia única de desarrollo en el cual la intervención de la difusión 
desempeñaba un papel principal en el desencadenamiento de cambio 
(Trigger, 1992:146). 
 
 
7 Eduard Seler (1849-1922) profesor de la Universidad de Berlín y fundador del Museo en Berlín. Nació en Krossen, 
realizó estudios en ciencias naturales, lingüística, etnología y arqueología. Previamente había realizado viajes a 
México en el periodo comprendido entre 1887 y 1910, colaboró en el Museo en la clasificación de piezas 
arqueológicas y excavaciones en las que empleó el método estratigráfico, las técnicas de fotografía y el dibujo. 
 
8 Franz Boas (1856-1942) profesor de la Universidad de Columbia. Nació en Alemania el 9 de julio, cursó estudios 
de filosofía y geografía en las universidades de Heidelberg, Bonn y se doctoró en la Universidad de Kiel en 1881. 
Emigró a Estados Unidos para estudiar a los kwakiutl y a otros pueblos de la Columbia Británica. En 1899 se 
convirtió en el primer catedrático de Antropología de la Universidad de Columbia, considerado el fundador de la 
teoría y de la práctica de la etnología con corte historicista. Planteaba: “es sólo el pasado de un fenómeno cultural lo 
que lo hace inteligible” (Alcina,1989:30) 
25 
 
Las argumentaciones de Franz Boas y de Eduard Seler nos los muestran como los 
precursores, desde la posición europea, de la pretensión de alejarse de la teoría 
eurocéntrica evolucionista, posición de gran aceptación entre las generaciones de 
estudiantes de antropología, historia, arqueología y etnografía de la primera mitad del 
siglo XX. 
 
1.3 Los problemas de Método: evolución de la metodología arqueológica en el 
siglo XX. Presupuestos teóricos de la praxis arqueológica en México. 
 
En Boas y en Seler tenemos una de las primeras oposiciones a interpretar y explicar a 
la historia de las culturas a partir del evolucionismo. Para ellos se debía de considerar a 
cada cultura desde su propio desarrollo: folklore, lingüística, su distribución y 
asentamiento en una determinada área geográfica, etc. Es de notar que siendo 
europeos sus ideas reconocen otras formas de cultura diferentes a la europea, evitan 
una preconcepción, tratan de romper los parámetros preestablecidos e impuestos por la 
teoría evolucionista con los cuales se argumentaba la existencia o no de una evolución 
general, pues la teoría de la evolución cultural marcó estadios inferiores y superiores 
por los que debía pasar toda sociedad para llegar a ser considerada civilizada, siendo el 
referente las sociedades europeas modernas del siglo XIX. 
 
Las argumentaciones de Boas y Seler tuvieron gran aceptación entre los alumnos 
asistentes a la Escuela Internacional, quienes a través de sus trabajos e investigaciones 
se dieron a la tarea de sentar las bases de una interpretacióndiferente a la hasta 
entonces aceptada y conocida. 
26 
 
 
Es en este contexto de la formación del Museo Nacional como se va construyendo la 
ciencia arqueológica; con una posición teórica difusionista que sostiene que los 
materiales encontrados por excavaciones parten en origen de centros nucleares y por 
migración de la población son trasladados hacia otras áreas geográficas; y con un 
enfoque histórico-cultural para el cual el vestigio debe ser interpretado desde su entorno 
y no únicamente por aspectos naturales. En México ambas posiciones lograron avanzar 
a partir del desarrollo de métodos y técnicas como la estratigrafía, la seriación, la 
clasificación y la fotografía. 
 
La aceptación y el reconocimiento de los avances logrados a partir de la teoría histórico 
– cultural, no sólo fue dentro del ámbito nacional mexicano; autores como V. Gordon 
Childe, consideraron que el gran aporte de esta teoría consistió en plantear como 
recurso los métodos de la historia, con los que logró tener esta teoría la capacidad tanto 
de estudiar como de explicar las variaciones temporales y geográficas del registro 
arqueológico (V. Gordón Childe 1940 citado en Tigger, et.al. 1992: 166), a diferencia de 
los arqueólogos evolucionistas quienes se interesaron en el registro de vestigios como 
fósiles solamente, y no como la expresión de sociedades vivas para lograr una amplia 
interpretación. 
 
Para tratar de vincular los artefactos o vestigios con las sociedades que los realizaron la 
teoría histórico-cultural, partió del establecimiento de una serie de estrategias 
metodológicas como: la cronología cultural fundada en la seriación tipológica, las 
secuencias culturales regionales y la estratigráfica en las excavaciones, con las que se 
27 
 
determinaban los estratos objetivos y correlativos a cada cultura arqueológica, y eran 
también un medio de verificación. La determinación del área geográfica permitió la 
regionalización en subáreas culturales, formando una configuración del área en 
periodos y horizontes. El establecimiento de fronteras de desarrollo cultural y el 
descubrimiento de los focos culturales fortalecieron la explicación histórico cultural. 
 
Constancia de lo anterior fue el empleo de las secuencias cronológicas realizadas por 
Boas en 1911, sobre las excavaciones en Azcapotzalco y Tacuba hechas por Manuel 
Gamio (1883-1960). Con ellas se confirmó la secuencia cultural. Gamio fue alumno 
destacado y tenía el aprecio y reconocimiento por parte de Boas y Seler, quienes le 
recomendaron que continuara su especialización en aspectos antropológicos y 
arqueológicos en la Universidad de Columbia. A su regreso se convirtió en el primer 
antropólogo mexicano titulado, por ello se le considera el padre de la antropología en 
México. Continuó su desempeño dentro del Museo Nacional y la Escuela Internacional 
hasta su cierre en 1924, debido a las controversias con el entonces dirigente del Museo, 
Luis Castillo Ledón. Gamio logró implantar un programa académico estructurado donde 
la antropología se dividía en tres áreas de conocimiento: arqueología, historia y 
etnografía. Dedicó gran parte de su trabajo a estudios de antropología, tuvo mucha 
influencia en la formación de antropólogos, arqueólogos, historiadores y etnólogos 
mexicanos en la Universidad, en el Instituto Nacional de Antropología y en la Escuela 
Nacional de Antropología e Historia, como Alfonso Caso, Ignacio Marquina, Eulalia 
Guzmán, Román Piña Chán, entre otros. 
 
28 
 
Dentro de la formación de los primeros cuadros de historiadores, arqueólogos, 
antropólogos y etnólogos que iniciaron sus estudios en la Escuela Internacional 
tenemos a la maestra Eulalia Guzmán Barrón, quién a pesar de no haberse incorporado 
de manera temprana al Museo Nacional y a la práctica arqueológica, debido 
principalmente a su actividad magisterial, logró su iniciación en la arqueología cuando 
estudiaba la maestría en historia en La Universidad Nacional Autónoma de México. 
Tuvo al Dr. Alfonso Caso como profesor y realizó junto con él sus primeras 
exploraciones en la Mixteca Alta de Oaxaca, en el periodo comprendido del 26 de 
febrero al 7 de marzo de1934. Realizó un trabajo estratigráfico de excavación dónde 
encontró barro rosado con rayas rojas en la capa exterior de la tierra, lo cual significó 
para la maestra Guzmán un tipo de arte correspondiente a la cultura zapoteca9 . Así 
propone la necesidad de ligar las exploraciones de Monte Albán con otras que se 
realicen en la zona mixteca (vinculación geográfica). Hizo una descripción topográfica 
del cerro: “éste es un basamento piramidal compuesto por varios cuerpos” y empleó 
mapas, dibujos y fotografías. Realizó una serie de traducciones del mixteco al español 
(apoyo lingüístico). Logró establecer una relación cultural entre los pueblos mixtecos y 
zapotecos a partir de los objetos encontrados (evidencia arrojada por la excavación). 
Observó que las técnicas de sembrado por los habitantes del lugar eran iguales a la 
forma antigua de labrar la tierra antes de conocer el arado, siembra de cajete 
(folklore).10 
 
 
9 Ahora ratificado como olmeca. 
10 Datos tomados de los Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. Tomo I, 1934. 
 
29 
 
Este es un ejemplo muy claro de cómo a partir de la teoría histórico-cultural se realizó 
una interpretación arqueológica, además de mostrar con toda certeza que la maestra 
Eulalia Guzmán investigó y trabajó bajo este presupuesto teórico, logrando con ello 
confirmar, con su trabajo de investigación que siempre buscó sustentar, que la 
interpretación de la cosmovisión prehispánica necesita de conceptos y parámetros 
diferentes para su estudio y posterior comprensión. 
 
Esta teoría histórico - cultural logró a través de una concepción de las capas culturales, 
señalar que, cada capa representaba un momento histórico particular y diferenciado, 
mientras más profunda se encontrara tenía mayor antigüedad y el procedimiento para 
su verificación fue la excavación estratigráfica, con esto se elaboraron esquemas, 
mapas con fechas donde se apreciaban los cambios de las culturas. La influencia de la 
teoría histórico-cultural nació con la Escuela Internacional y se prolongó durante la 
primera mitad del siglo XX.11 
 
La teoría histórico-cultural fue practicada y asumida por la comunidad de arqueólogos y 
por profesionales vinculados a las excavaciones hasta 1960, fecha en que se plantea 
una crítica basada en que únicamente estimulaba la recolección exagerada de 
 
11 Esta influencia se encuentra en otros investigadores como el Dr. Alfonso Caso (1896-1970). Estudió en la 
Universidad Nacional en la Escuela Nacional de Altos Estudios (hoy Facultad de Filosofía y Letras), fue fundador de 
la Escuela e Instituto Nacional de Antropología, rector de la Universidad Nacional Autónoma le México (1944-
1945). Durante su actividad arqueológica realizó descubrimientos de 180 tumbas; en las zonas arqueológicas de 
Atzompa Yucuñudahui (1948-1949); Su obra se compone de 300 trabajos, entre las que destacan: el Teocallí de la 
guerra sagrada (monolito encontrado en los cimientos del patio en el Palacio Nacional en 1927), Las estelas 
zapotecas, La religión de los aztecas (1936), Las exploraciones de Monte Albán. Temporadas. 1921-1932,1931,1935, 
1936-1937 (3 vols.) En este proyecto colaboraron Jorge Acosta, Ignacio Bernal, Eulalia Guzmán y Anna Shepard. 
Este es considerado uno de los proyectos arqueológicos más importantes en ese periodo en el que se aplicó la teoría 
histórico- cultual y la técnica estratigráfica en la investigación. 
 
30 
 
materiales, y que con estos sólo se lograba realizar descripciones sintéticas mostradas 
a través de cuadros y esquemas, como el trabajo de profesionales que contribuyeron 
desde sus disciplinas a la formación dela ciencia arqueológica. 12 
 
El quehacer arqueológico después de 1960 empezó a incorporar diversas teorías, así la 
teoría funcionalista representó una “moderna” y nueva manera de interpretar el hallazgo 
arqueológico e histórico. La teoría funcionalista establece como método que el 
conocimiento debe centrarse principalmente en cómo se manufacturaban los artefactos 
y el uso que se hacía de ellos; establece entonces la importancia de las descripciones y 
del análisis de los propios artefactos a partir de ciertas categorías funcionales: recursos 
materiales y vegetales, provisión de comida, preparación de comida, habitación, 
instrumentos usados por los hombres, instrumentos usados por las mujeres entre otros 
(Tigger,1992: 257). Aunque éste método funcionalista no fue muy difundido ni 
practicado dentro de la comunidad de arqueólogos mexicanos de principios del siglo 
XX, es importante porque aporta ciertos términos que prevalecen aún en la actualidad 
dentro de la práctica arqueológica y que han ayudado para la conformación de la 
interpretación histórica y arqueológica. 
 
La explicación de Mesoamérica dentro de esta teoría funcionalista, fue realizada desde 
las universidades de Estados Unidos. Se hablaba de que ciertas características 
 
12 El arquitecto Ignacio Marquina (1988-1981), egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México 
colaborador y director dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia y fundador de la Escuela Nacional de 
Antropología e Historia, donde impartió la cátedra de Arquitectura Prehispánica. Dedicó gran parte de su trabajo a la 
descripción de monumentos. Elaboró la primera descripción a través de maquetas de la distribución de los edificios 
del centro de La Gran Tenochtitlán. Su labor es importante porque además de ayudar desde su área de conocimiento 
a la distribución y localización de los principales edificios y templos del centro prehispánico mexica participó en 
excavaciones en apoyo a arqueólogos como Alfonso Caso y Juan Comas principalmente. 
31 
 
mesoamericanas habían sido aceptadas en buen grado por otras culturas, menos 
complejas, dando origen al concepto de aculturación. También plantea la necesidad de 
establecer un conocimiento funcional detallado a las explicaciones difusionistas, 
anteriormente aceptadas, para darles un carácter de mayor credibilidad. El método y la 
explicación funcionalista son eurocéntricas por presentar a la sociedad europea como 
“modelo cultural funcional”, para desde él interpretar otras sociedades menos 
desarrollados y además no funcionales. 
 
La crítica de esta teoría surge de los propios arqueólogos funcionalistas como William 
D. Strong (1899-1972) y Paul Martín (1899-1974), quienes argumentaban que el 
método funcionalista sólo los había llevado a datos arqueológicos contenidos en 
grandes listados de características etnográficas y pseudoetnográficas, donde no se 
aportaba nada nuevo o significativo a los aspectos no materiales del comportamiento 
humano, ya que sólo se limitaban a estudiar la cultura material y quedaba ausente la 
creatividad y los aportes, y las relaciones sociales. Entonces se debían buscar 
perspectivas holísticas de la cultura. 
 
Dentro de la práctica arqueológica en México tenemos el resurgimiento de la visión 
evolucionista, ahora llamada neo-evolucionismo y la cual tiene una connotada influencia 
en todas las ciencias, pero para la arqueología esta corriente interpretativa encuentra su 
origen en el proceso elaborado por Herber Spencer “todas las sociedades humanas 
evolucionan de un estado de menor complejidad a otro de mayor complejidad” y “la 
sociedad civilizada es moralmente más civilizada que la salvaje”, (Johnson, 2000: 170). 
Entonces la ciencia positiva vuelve a surgir, establece la existencia de un proceso 
32 
 
objetivo que es el progreso. El progreso es visto como un precepto científico, porque la 
ciencia lo determina, asegura y justifica, para lo cual se recurre a la elaboración de 
conceptos con una predeterminación eurocéntrica, donde lo diferente a lo europeo es 
inferior y salvaje. 
 
La teoría evolucionista permite concebir una historia que busca la confirmación, 
evidencia y clasificación del progreso; esto goza de una amplia aceptación por el 
europeo desde el renacimiento hasta nuestros días. Su influencia tuvo dos tendencias 
dentro de la arqueología: por un lado cultural y por el otro biológica, esta última como ya 
se argumentó tuvo como primera fase el evolucionismo a partir de connotaciones 
raciales. En lo correspondiente a lo cultural permitió establecer escalas temporales en la 
aparición de los humanos y consecuentemente buscó la evidencia a través de la 
arqueología. 
 
En la búsqueda de evidencia arqueológica para demostrar el proceso evolutivo, se optó 
por emplear teorías y métodos utilizados en las ciencias naturales, en las ciencias 
sociales. Esto obedece a que las ciencias naturales lograron un reconocimiento como 
ciencias derivado del empleo del método científico: hipótesis, experimentación, 
comprobación dando avances principalmente a la física y la biología, las cuales 
revolucionaron la vida de Europa a partir del siglo XVIII. Si se quería consolidar a la 
arqueología como ciencia entonces debía aplicar teorías y métodos de investigación de 
las ciencias naturales. 
 
33 
 
Se presentan planteamientos evolutivos a partir del desarrollo social, como es el caso 
del marxismo clásico; Federico Engels en su obra Los Orígenes de la Familia, la 
Propiedad Privada y el Estado refiere que todas las sociedades pasan por las mismas 
fases de desarrollo: comunismo primitivo, antigüedad, feudalismo, capitalismo, hablan 
de las sociedades pre-modernas. 
 
Los métodos planteados por el neo-evolucionismo van siempre de lo simple a lo 
complejo, tratando de explicar el colapso de los sistemas culturales hacia formas 
sociales más complejas. En la arqueología mexicana quien asumió esta postura fue el 
arqueólogo Román Piña Chán quien propuso “el modelo de evolución cultural”, dicho 
modelo fue una oposición al evolucionismo unilineal. Se habla de que fue una oposición 
porque presenta periodos unidos por una curva, en vez de lineal, (preagrícola- agrícola 
incipiente- aldeas/ centros ceremoniales), sin embargo el principio no cambia, la 
intención es establecer una evolución. 
 
Una de las principales críticas a la teoría neo-evolucionista es el desarrollo que deben 
seguir otras sociedades no europeas (de lo simple a lo complejo o bien de lo primitivo a 
lo civilizado), para lograrlo lo justifican con la idea del progreso (dejar de ser inferiores). 
Así el neo-evolucionismo determina que todas las sociedades buscan la adaptación a 
una nueva fase, pero para el caso de las sociedades americanas como la maya, 
teotihuacana, inca, entre otras, no lograron explicar tales pasos, ni explicar por qué 
éstas desaparecieron. 
 
34 
 
Dentro de esta corriente neo-evolucionista se encuentra implicado el pensamiento 
positivista. Los antecedentes en México del positivismo son desde el siglo XIX al ser 
introducido por Gabino Barreda, durante el porfirismo se adoptó como dogma de 
gestión política, económica, social y educativa. Los científicos mexicanos formaron en 
1900 hasta 1914 la Sociedad Positivista de México, editando la Revista Positiva; dicha 
elite científica era la única que podía determinar cuáles eran las leyes que debían regir 
a la sociedad, daban gran importancia a la ciencia y al método científico. En este 
contexto el arqueólogo oficial del porfiriato fue el Lic. Leopoldo Batres (1832-1926) el 
cual realizó exploraciones en Teotihuacan, en la calle de las escalerías, Monte Albán, 
Mitla e Isla de los Sacrificios. Batres planteaba que la arqueología positiva debía 
investigar gran cantidad de datos para llegar a conclusiones verídicas, lo que llevó a 
recolectar gran cantidadde tiestos y figurillas sin importar su procedencia exacta. La 
metodología seguida por esta arqueología positivista era aplicar los mismos parámetros 
de las ciencias físicas: peso, regla, medida sin lograr con ello una interpretación. Divide 
a la arqueología en prehistoria, precortesiana y colonial; presenta dos ejes centrales: 
arqueología monumentalista (fracasó por falta de recursos económicos) y la 
arqueología que sólo describía el objeto sin interpretar sin tomar en cuenta los 
acontecimientos. 
 
Se puede apreciar que a lo largo del siglo XX en la práctica arqueológica han existido 
una serie de presupuestos teóricos, de los cuales el más practicado ha sido la teoría 
histórico- cultural, sin embargo no hay que dejar de reconocer las diversas aportaciones 
de otras teorías a la arqueológica, a pesar de las disputas entre ellas. 
 
35 
 
El conflicto de la validación del conocimiento se encuentra aún presente, porque existen 
limitaciones al interpretar el mundo prehispánico, a partir de corrientes teóricas nacidas 
en otros órdenes y contextos para explicar e interpretar la historia no europea, además 
de existir una evidente predisposición de sometimiento, predisposición y dominio en su 
ideología, política y social. Es aquí donde es pertinente el aporte de la maestra Eulalia 
Guzmán Barrón por proponer una cosmovisión diferente para interpretar la cultura 
prehispánica, en un intento por desligarse del dominio del saber eurocéntrico. 
 
En forma paralela debe reconocerse y tomarse en cuenta la labor de quienes han 
tratado de construir una práctica arqueológica científica en México, si bien no 
desvinculada del todo de la ciencia europea, nos permite tener los cimientos teóricos y 
metodológicos para la investigación. 
 
1.4 Los arqueólogos mexicanos de la primera mitad del siglo XX. El método 
 histórico-cultural y la interdisciplinariedad de la arqueología. 
 
Al abordar la visión histórica de la práctica arqueología en México es imprescindible 
mostrar la labor de quienes formaron y edificaron las bases de la arqueología científica, 
así este apartado tiene la intención de presentar sólo aquellos arqueólogos mexicanos 
más destacados de la primera mitad del siglo XX y que además fueron contemporáneos 
a la maestra Eulalia Guzmán Barrón, dicha selección no pretende menospreciar el 
trabajo de muchos otros que con su entrega y profesionalismo se dieron a la tarea de 
buscar el conocimiento del pasado y del vestigio prehispánico, más bien el propósito se 
centra en mostrar el nivel de producción académica y de investigación en el cual la 
36 
 
maestra Eulalia Guzmán se encontró inmersa dentro de la práctica arqueológica que 
ayudó y contribuyó a la consolidación de esta ciencia en México. 
 
El primero y de mayor importancia para la formación de la arqueología científica es el 
Dr. Manuel Gamio (1883-1960). Nació en el D. F., se graduó de la Escuela Nacional 
Preparatoria de San Ildefonso. Durante un tiempo estuvo viviendo en los límites de 
Puebla y Oaxaca en donde aprendió náhuatl. En 1906 y 1908 realizó estudios de 
arqueología, etnología y antropología en el Museo Nacional, fueron sus maestros 
Nicolás León y Jesús Galindo y Villa, con ellos logró obtener el título de profesor auxiliar 
de historia, estudió en la Universidad de Columbia. Obtuvo el título de antropólogo y 
regreso a México. Algunos directivos del Museo como Ramón Mena Issasi (1874-1957) 
y Luis Castillo Ledón (1879-1944) se inconformaron por su forma de abordar la 
arqueología, (Rustch, 2001:93-36) Las diferencias consistieron en que éstos últimos no 
aceptaban que la práctica arqueológica se diera bajo la teoría histórico-cultural 
difusionista y la incorporación de técnicas para realizar excavaciones, argumentando 
que “eran interpretaciones y procedimientos de influencia extranjera”. (Rutsch, 2001: 
99-118). Estas diferencias llevaron a Gamio a fundar en 1916 la Dirección de Estudios 
Arqueológicos y Etnográficos en la Secretaría de Fomento. Las disputas se centraron 
en desacreditarse mutuamente: por la autenticidad de objetos y osamentas 
resguardadas unas por el Museo y las otras por la Dirección y por las líneas de 
investigación y la práctica docente de la arqueología, todo ello derivó en el cierre de la 
Escuela Internacional en 1924. 
 
37 
 
La actividad arqueológica de Gamio es destacada por ser el primer mexicano en 
emplear el método estratigráfico en las excavaciones: en San Miguel Amantla en 
Azcapotzalco, y Copilco que al excavar bajo la lava encontró construcciones, entierros, 
cerámica similar a la hallada en San Miguel Amantla, interpretando que ellos 
correspondían a periodos más antiguos e incluso al de Teotihuacan (argumentación 
rectificada posteriormente). 
 
El mayor trabajo realizado por Gamio en arqueología corresponde a las expediciones y 
excavaciones en Teotihuacan, las que se prolongaron por 5 años, como resultado logra 
la reconstrucción casi por completo de la Ciudadela y el Templo de Quetzalcóatl. Esto 
derivó en un avance en la práctica arqueológica en México, porque además de emplear 
la estratigrafía para investigar los periodos de máxima habilidad en la gran ciudad, llegó 
a la conclusión de que fueron dos épocas (posteriormente ampliadas) de auge, de igual 
manera determinó la edad de Teotihuacan recurriendo a un sistema, que consistía en 
tomar como base el estrato de las iglesias de la colonia más antiguas y de las cuales se 
conocía con precisión su temporalidad, así al medir la profundidad de los estratos se 
establecía la época de la presencia de los vestigios. Aunque este sistema no le arrojó 
resultados convincentes “porque la extensión de la cultura teotihuacana a otros lados 
fue extensa llegando hasta la zona maya” (Bernal, 1992: 164), esto se explica porque se 
encontraron a lo largo de otras zonas del sureste evidencias teotihuacanas en otros 
estratos diferentes con respecto a los de la zona de Teotihuacan, pero ello no impidió 
que continuara con sus investigaciones y la limpieza de la edificación más grande hasta 
entonces hallada, pasando a ser un monumento histórico con el que se mostró la 
grandeza de los aportes de los indígenas prehispánicos con los cuales se fundamentará 
38 
 
su incorporación a la historia mexicana. Posteriormente su trabajo lo dedica a la 
consolidación de la investigación antropológica, en especial al estudio del indigenismo y 
propone que dentro de la antropología se encuentren las áreas de arqueología, 
etnografía, lingüística e historia. 
 
Aquellos que tuvieron el honor y privilegio de conocer y disfrutar de la experiencia y 
conocimientos del Dr. Gamio expresan que: “fue un abrevadero de conocimiento, 
siempre mostró sencillez, compartió desinteresadamente lo que sabía. Como 
estudiantes lo encontrábamos en los pasillos del museo y nos detenía para decirnos 
sobre lo que en esos momentos trabajaba”. (Comunicación verbal de la Dra. Beatriz 
Barba, 2007). 
 
Las expresiones de la Dra. Barba permiten formarse una idea de cómo fue la 
personalidad de un gran investigador con alto profesionalismo, compromiso, honradez y 
entrega en la formación de generaciones de jóvenes al servicio de nuestra nación. A él 
no le importó la gloria o el reconocimiento político ni intelectual, en vida jamás fue 
galardonado, sólo se le ha dedicado a su memoria una modesta placa (por cierto 
grafiteada y mal oliente) en la explanada contigua al Templo Mayor de la Ciudad de 
México, fuera de ello el olvido y la ingratitud es lo que predomina. 
 
El desarrollo de la arqueología y su consolidación como ciencia tuvo como pilar 
fundamental a Dr. Alfonso Caso y Andrade (1896-1970), personaje de renombrada 
importancia y con una personalidad multifacética, sus estudios originales corresponden 
a la abogacía. Egresado de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de 
39 
 
México (García,1988 b: 424). Sin embargodonde tuvo su mayor proyección profesional, 
política e intelectual fue en la arqueología, historia y antropología, para ello se inscribe a 
las diversas cátedras de antropología que en 1920 se impartían en el Museo Nacional 
donde se formó al cobijo de Gamio y Seler. El inicio de su actividad arqueológica 
comienza con un escrito acerca de patolli y otros juegos prehispánicos, defendiendo su 
teoría “las civilizaciones mesoamericanas tenían su propia evolución”. Hay en él un 
velado intento por interpretar el mundo prehispánico desde la misma teoría europea, 
pero con adaptaciones y adecuaciones al contexto prehispánico, por ejemplo cuando 
trata de definir al indio y lo indio: 
el aspecto biológico, que consiste en precisar un importante y preponderante 
conjunto de caracteres físicos no europeos […] cultural, que consiste en 
demostrar que un grupo utiliza objetos, técnicas, ideas y creencias de origen 
indígena o de origen europeo aceptadas, en grado o por fuerza, entre los 
indígenas, y que ya han desaparecido en la población blanca […]. el criterio 
lingüístico, perfecto en los grupos monolingües indígenas […] y el criterio 
psicológico, que consiste en demostrar que el individuo se siente formar parte 
de una comunidad indígena (Caso,1948: 90). 
 
En estos argumentos Caso se da cuenta que los conceptos, hasta entonces conocidos, 
tienen limitaciones para conocer e interpretar al habitante americano, por tanto se 
requiere una ampliación de categorías basadas en las particularidades geográficas. 
 
Fue fundador de la Revista Mexicana de Estudios Antropológicos. La búsqueda por el 
conocimiento del mundo prehispánico lo hace acercarse a la zona de Oaxaca, y 
demostró en aquel entonces que no sólo eran dos culturas importantes la maya y la 
mexica. Él señaló a la cultura zapoteca como una de las cunas culturales, a la cual 
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dividió por épocas I y II prezapoteca, IIIa florecimiento, IIIb, IV y V mixtecas, hasta tener 
contacto con los españoles. 
 
Al ingresar al museo en 1929 como arqueólogo se le designa la cátedra de Arqueología 
Mexicana y Arqueología Maya, las cuales también impartió en la Universidad de 
México, conjuntamente con esta actividad emprende sus excavaciones en el Estado de 
México y Michoacán, posteriormente se desempeña como jefe del Departamento de 
Arqueología del museo en 1931. Realizó una de las más grandes exploraciones en 
Monte Albán en 1932. En el proyecto participó la maestra Eulalia Guzmán Barrón. En la 
excavación Caso encontró la tumba 7 en Monte Albán, su fama traspasó las fronteras. 
Como anécdota del Dr. Caso comentaba: “el honor se lo debo a la vaca que cayó en el 
agujero de la entrada de la tumba” (Comentario verbal de la entrevista a la Dra. Barba 
2007). En su trabajo empleó técnicas como la fotografía, elaboración de planos, 
descripción del lugar. El control de la información fue estricto y sólo él la administró y 
guardó por más de treinta años. Al paso del tiempo la fue dando a conocer al dominio 
científico a través de sus obras. 
 
Por las diferencias con el entonces presidente de la república Abelardo L. Rodríguez al 
no acudir como asistente a una manifestación anticlerical es despedido de sus cargos 
(García, 1988 b: 429), se quedó sólo con las exploraciones en Monte Albán, acción que 
lejos de perjudicarlo le ayuda para continuar su investigación y análisis. 
 
Cuando asume la presidencia el general Lázaro Cárdenas se le invita a participar en la 
recuperación de la identidad mexicana y a concretar el proyecto cardenista dirigido 
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hacia la ciencia y el arte; así logra la fundación del INAH en 1939 y de la Escuela 
Nacional de Antropología e Historia que en ese entonces formaba parte de la Escuela 
de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. 
 
El acervo literario fue prolífico, a través del cual siempre trató de demostrar su teorías, 
las cuales defendió aun a costa de la amistad de sus allegados, situación que le causó, 
según el Dr. Bernal, muchos opositores. “Para él sólo había negro y blanco, no existían 
tonalidades intermedias” (Citado por García, 1988 b: 432) ejemplo de esto es lo 
referente a la maestra Eulalia Guzmán Barrón (en el caso del hallazgo de la tumba de 
Cuauhtémoc que aún a la fecha se discute). El no admitir el veredicto de las comisiones 
investigadoras nombradas por Caso, las cuales argumentaban que el proceso de 
investigación y los análisis técnicos eran erróneos, la convirtió en su enemiga, “la 
combatió y trato de eliminar su presencia en el ámbito profesional, directa o 
indirectamente”. (Comunicación verbal Dra. Barba, 2007) 
 
La actividad arqueológica de Caso aparentemente disminuyó (la delegó en otros como 
Ignacio Bernal, pero siempre bajo su supervisión) su interés se centró por el 
indigenismo, así se dispuso a consolidar la fundación del Instituto Nacional Indigenista 
en 1949 del que fue su director hasta su muerte. En aquel momento se le consideraba 
uno de los más prominentes intelectuales y políticos de tendencia izquierdista, 
“fundamentalmente un político de izquierda tan atinada, tan atinada que no se notaba 
que fuera de izquierda” (comunicación verbal de la Dra. Barba. 2007), tanto su prestigio 
como sus obras por el indígena, lo llevan a ser representante del indigenismo ante otros 
países y recibir innumerables títulos y reconocimientos a nivel nacional e internacional. 
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El factor político - intelectual tiene una influencia decisiva en la historia de las personas 
e instituciones en este país. 
 
Dentro del clima de la búsqueda y consolidación de la identidad nacional participaron 
diversas personalidades, así tenemos al ingeniero Enrique Díaz Lozano, quien realizó 
trabajos arqueológicos durante las primeras décadas del siglo XX, en su obra aplicó 
conocimientos de geografía, geología, geomorfología (García, 1988 c: 17); logrando 
describir el paisaje, composición geológica de las capas del subsuelo. Analizó 
componentes mineralógicos de la arcilla, cerámica e identificó materiales de 
construcción en diferentes momentos, participó en las zonas arqueológicas de San 
Bartolo y Santa Cecilia en Estado de México, en el cerro de Teocuila en Jalisco, en el 
cerro de Tecualtitlán, además de la excavación estratigráfica, incorporó otras técnicas 
de exploración como los informantes (parte del método etnográfico), quienes aportaban 
datos sobre la existencia de vestigios arqueológicos, adhiriendo la técnica fotográfica. 
 
 En su trabajo logra comprender lo difícil que es reconstruir la historia de un grupo 
humano, sólo a partir de algunos fragmentos de cerámica. Sin duda estos 
conocimientos de ingeniería y composición del suelo son un gran aporte a la 
interpretación y reconstrucción arqueológica, la cual se toma en cuenta actualmente 
dentro del trabajo arqueológico. 
 
Al realizar la revisión y selección de los arqueólogos de la primera mitad del siglo XX, se 
encontró que gran parte de ellos se desempeñaron y se formaron en otras áreas de 
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conocimiento muy distintas a la historia y arqueología, pero no por ello deja de ser 
importante su labor y contribución a la ciencia arqueológica mexicana. 
 
El interés por el mundo prehispánico fue decisivo en muchos a través del entusiasmo y 
profesionalismo del Dr. Manuel Gamio, así Miguel Ángel Fernández (1890-1945) 
egresado de la Escuela Normal para Profesores de la Ciudad de México, ingresó a la 
escuela de San Carlos donde estudió para escultor y pintor, y a través de la pintura trató 
de promover el acercamiento con la cultura prehispánica, en 1921 conoce a Manuel 
Gamio en Yucatán, dando inicio su actividad como arqueólogo en la Dirección de 
Antropología de la Secretaría de Agricultura y Fomento, participó en la reconstrucción 
del juego de pelota, dibujó relieves escultóricos, realizó maquetas de yeso de los 
diversos conjuntos arquitectónicos. En Palenque inicia su participación enla 
reconstrucción de la zona, logrando en 1940 inaugurar el Museo de Palenque, para el 
que aportó material gráfico sobre arquitectura y monumentos. (García, 1988 c: 123) 
 
La importancia de Miguel Ángel Fernández es que se forma en el trabajo práctico de la 
arqueología, siempre bajo la dirección y sugerencias del Dr. Gamio. Su legado consiste 
en dibujos y pintura mural plasmada en el Museo de Palenque, que le dieron gran 
importancia debido a que constituyó el medio para mostrar el arte y cultura 
prehispánica. 
 
José García Payón es otro de los colaboradores cercanos a Gamio, nació en Zacatecas 
en 1896 sus primeros estudios los realizó en México, posteriormente la secundaria y 
preparatoria las realizó en Francia. En 1920 efectuó estudios en Estados Unidos en la 
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Universidad de Columbia como alumno de Franz Boas; posteriormente es invitado por 
Manuel Gamio a realizar una investigación antropológica a raíz de la migración de 
mexicanos hacia Estados Unidos después de la primera guerra mundial. Se instala 
definitivamente en México en 1928 realizó sus primeras exploraciones en zonas 
arqueológicas como Tacaxic, Calixtlahuaca y Malinalco. Entre sus logros se encuentran 
la fundación del Museo de Arqueología del Estado de México, para el que aplicó sus 
estudios de investigación en museografía de otros países, participó en la reconstrucción 
del edificio poniente de Las Monjas y el lado oriente del monumento del Adivino de 
Uxmal en Yucatán. Miembro y fundador de la Sociedad Mexicana de Antropología y de 
la Escuela Nacional de Antropología, en 1945 el secretario de Educación Pública Jaime 
Torres Bodet, le otorga el título de arqueólogo. Participó en la reconstrucción de 
grandes centros urbanos y religiosos en los que aplicó el método de la etnohistoria, 
aunque sus investigaciones fueron de tipo cronológico e histórico, a través de datos 
tecnológicos y estilos arquitectónicos, se muestra una clara adhesión a la teoría 
histórico- cultural practicada en la época. 
 
Uno de los profesionales destacados fue el ingeniero civil José Reygadas Vértiz (1886-
1940) nació en la Ciudad de México, egresado de la Universidad de México, desde 
1912 se interesó por la arqueología. Desempeñó el cargo de inspector y conservador de 
Monumentos Arqueológicos e Históricos, participó al lado de Gamio en las 
investigaciones en Teotihuacan realizando trabajos de dibujo. Logró interpretar la 
estratigrafía de edificios del sitio, a través de tablas y gráficas estadísticas (García, 1988 
c: 294). La característica de sus trabajos es que presentan los lineamientos (una guía) 
para la exploración y conservación de monumentos, esta última es la preocupación 
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central, por ello las tipologías que se realizan de los materiales, establecen cronologías 
y tratan de regionalizar los estilos y cultura. 
 
El procedimiento para establecer estas tipologías y cronologías que el ingeniero José 
Reygadaz realizó fue a través del peso y medida de la cerámica, de acuerdo con su 
procedencia en los estratos de aproximadamente 20 centímetros dentro de un área que 
abarcó tres por cuatro kilómetros de extensión.13 Los resultados de estos trabajos 
permitieron a José Reygadas, redactar y presentar su obra La Población del Valle de 
Teotihuacan con la que participó en el XX Congreso Internacional de Americanistas en 
1922. Su práctica arqueológica se extendió por diversas partes de la República 
logrando realizar diversas publicaciones como: Comunicaciones y Exteriores y Locales 
del Valle, Estratigrafía y Extensión Cultural, Ruinas de Sayi, Nota preliminar sobre las 
actuales excavaciones de Teotihuacan, Estado actual de los principales edificios 
arqueológicos de México, The Ruins of Labná, Yucatán, Exploraciones de la pirámide 
de Tenayuca, entre otras. Como se muestra su trabajo arqueológico lo dio a conocer a 
través de las publicaciones, las cuales se encuentran dentro de los Anales del Museo 
Nacional y otras en la biblioteca personal que conservan aún sus familiares. 
 
La arqueología se ha nutrido de los conocimientos en otras ciencias, es el caso de la 
Biología gracias al trabajo de Javier Romero Molina (1910-1986). Nació y realizó sus 
estudios en la Ciudad de México, fue egresado de la Escuela Nacional Preparatoria en 
Ciencias Biológicas, ingresa al departamento de Antropología Física del Museo 
 
13 Incorporó a la investigación los accidentes topográficos, “de los tramos intransitables en épocas de lluvias y los 
puntos de derrotero, con la intención de determinar posibles caminos antiguos” (García,1988 c: 96) como se muestra 
logró incorporar diversos procedimientos de otras áreas del conocimiento y realizarlos por primera vez en México. 
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Nacional de Antropología como ayudante, en dicho cargo llevó estudios y 
ordenamientos del material osteológico reunido por Nicolás León en el siglo XIX hasta 
los reunidos en épocas recientes, producto de las excavaciones arqueológicas. (García, 
1988 c: 353) 
 
Las primeras investigaciones de Javier Romero son en torno a los entierros 
prehispánicos hallados en Cholula, en la Plaza del Seminario, también participó en las 
excavaciones arqueológicas con Alfonso Caso en Monte Albán con la exploración de 
330 entierros y 164 tumbas. Localizó y excavó entre los años de 1938 y 1940, 20 
entierros y 6 tumbas de Monte Negro Oaxaca, situación que le permitió convertirse en 
uno de los primeros especialistas en entierros y tumbas prehispánicos, por ello intervino 
en la primera comisión revisora en el estudio de los restos óseos encontrados en 
Ichcateopan Guerrero por la maestra Eulalia Guzmán Barrón. Él argumentó que los 
huesos pertenecían a diferentes individuos y por tanto era imposible asegurar que 
fueran de Cuauhtémoc. 
 
La importancia de sus investigaciones radica en encontrar las alteraciones de índole 
cultural apreciadas en los restos óseos, por ejemplo las deformaciones intencionales en 
los cráneos, Romero argumentó: 
La deformación predominante en Mesoamérica fue la forma tubular en sus dos 
tipos, erecta y oblicua. La deformación tubular erecta es la más antigua en 
Mesoamérica, apareciendo en el nivel cultural correspondiente al Preclásico 
Inferior (1400-100 a. c.), en el Valle de México, la deformación tubular oblicua 
también estaba presente en el Valle de México a partir del Preclásico Superior 
(500-200 a.c.), siendo más frecuente en el clásico superior, especialmente en 
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el área maya (Romero, 1970 en descripción de los hallazgos hechos y 
discusión de las técnicas empleadas: Vol. 9: 50-67). 
 
Con esto nos muestra que este tipo de costumbres obedecieron a ritos o prácticas 
eminentemente culturales, realizadas aún por otros grupos humanos en la actualidad. 
Esto no debe implicar una interpretación de menosprecio, como lo expresado a partir de 
la visión de la ciencia europea que emplea concepciones a priori con el propósito de 
demostrar inferioridad y retraso en otros grupos humanos. 
 
Los conocimientos de biología de Javier Romero le permitieron expandir sus estudios al 
área odontológica, a través de ella clasificó los dientes y pudo encontrar: mutaciones 
dentarias, los diversos tipos de limados e incrustaciones en las dentaduras con los que 
comprobó la existencia de patrones bucales practicados en la época prehispánica. 
Estos procedimientos son actualmente vigentes en la ENAH para la formación de 
generaciones de arqueólogos. 
 
La arquitectura ha enriquecido la actividad arqueológica, dentro de este caso tenemos 
al arquitecto Ignacio Marquina Barredo (1888- 1981). Originario de la Ciudad de México 
realizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. En 1913 se tituló de 
arquitecto e inició su actividad como docente en ese mismo centro. El Dr. Gamio se 
encontraba en 1915 realizando excavaciones en el Templo Mayor en el Zócalo de la 
Ciudad de México,

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