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Educar para la salud: reto de todos
ENTREVISTA CON MARTHA VILLASEÑOR FARÍAS
¿Qué debemos entender cuando hablamos de educación para
la salud?
Cuando hablamos de educación para la salud nos
referimos al proceso social que implica transmisión,
recreación, creación y apropiación del conocimiento
con la intención de fomentar y preservar la salud, así
como la prevención de problemas y enfermedades
que dificultan el desarrollo de una vida saludable y
que incluso pueden llevarnos a la muerte en forma
prematura.
La educación para la salud es una de las varias es-
trategias de trabajo para lograr la promoción de la sa-
lud, la cual parte de entender que la salud depende
de una multiplicidad de factores sociales, ambienta-
les, económicos, políticos, etc., en el ámbito indivi-
dual, grupal y estructural. 
Anteriormente se tendía a adjudicarle a la educa-
ción para la salud toda la responsabilidad de las con-
diciones de salud-enfermedad de una sociedad y, por
lo tanto, crear programas educativos cuyos objetivos
y metas planteaban logros que difícilmente podían
ser alcanzados únicamente con el acceso al conoci-
miento. Así, por ejemplo, se esperaba que sólo con
educación para la salud se generaran cambios epide-
miológicos de morbi-mortalidad y de estilos de vida,
lo que hoy sabemos no es factible; se requiere, ade-
más de acceso al conocimiento, contar con otros bie-
nes sociales tales como el trabajo, el salario, la ali-
mentación, la vivienda, la educación en general, la
seguridad pública, la equidad y la justicia social, en-
tre otros.
Conceptuar y dimensionar de manera realista a la
educación para la salud no le resta importancia; al
contrario, nos permite ver y analizar de manera más
consciente los modelos educativos que dificultarían
o facilitarían el desarrollo de su verdadero potencial
para el cambio. Educar para la salud como proceso
grupal activo de enseñanza-aprendizaje busca gene-
rar los elementos necesarios para propiciar que se
asuma en lo individual y en lo colectivo una concien-
cia social, una postura reflexiva, crítica y creativa y el
ejercicio de una práctica transformadora del proceso
salud-enfermedad.
¿Debemos emplear el término “en” o “para”, al referirnos a este
tipo de educación?
Creo que la diferencia no sólo es una cuestión de
forma semántica, sino de fondo. Educar en salud
abriría la posibilidad de entender el concepto como
la transmisión del conocimiento existente sobre la
salud visto como tema, o como un estado que se tie-
ne o no, lo que, a mi juicio, connota una perspectiva
muy lineal y estática. Por el contrario, educación pa-
ra la salud nos remite a pensar en una acción educa-
tiva con una intencionalidad, es decir, con una meta:
la salud. Esta terminología es más afín con la idea de
que la salud no es un algo que se posea o no, sino un
proceso dinámico y dialéctico en permanente cons-
trucción.
¿Educación para la salud y salud pública son lo mismo?
No, aunque están relacionadas no son lo mismo.
La salud pública es un área científico disciplinar que
busca conocer y comprender el proceso colectivo de
salud-enfermedad y actuar sobre él, identificando las
condiciones de salud de la población y explicando
sus determinantes, para formular políticas y progra-
mas que, al articularse con otros ámbitos de desarro-
llo social, lo transformen positivamente. La salud pú-
blica se fundamenta en el principio de valor que da a
la salud el estatus de derecho humano fundamental
y de elemento central para el desarrollo nacional, as-
pectos que en México han sido reconocidos en nues-
tra constitución y en los planes nacionales de desa-
rrollo, como el actual.
Una de las estrategias de articulación intersecto-
rial e interdisciplinaria de la salud pública es la pro-
moción de la salud y, dentro de ella, una de las estra-
tegias de trabajo es la educación para la salud.
Como una manera de orientar las acciones a em-
prender en salud pública se han señalado, por dife-
rentes organismos, entre otros la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS), las funciones sustantivas del
Estado y sus instituciones, entre las que se encuen-
tra la educación para la salud, con la cual se estaría
buscando desarrollar y fortalecer una cultura en pro
de la vida y la salud y contribuir a la formación de re-
cursos para su operación y para continuar generando
conocimientos al respecto. Por lo tanto, la educación
para la salud es parte de la salud pública.
Usted señala que la educación para la salud contribuye a la ge-
neración de conocimientos. ¿Qué perspectiva metodológica en
investigación le es más afín, la cuantitativa o la cualitativa?
Ambas perspectivas metodológicas son valiosas
en la educación para la salud, cada una aporta ele-
mentos que posibilitan la comprensión holística del
proceso salud-enfermedad. Dentro del proceso edu-
cativo enseñanza-aprendizaje no podríamos dimen-
sionar la magnitud de un problema sin la metodolo-
gía cuantitativa, como tampoco podemos explicar có-
mo los sujetos viven ese problema, lo significan y lo
afrontan sin la metodología cualitativa. Ambas meto-
dologías son complementarias, la priorización de una
sobre otra deberá depender de la pregunta a la cual
intentemos dar respuesta y del objetivo de conoci-
miento que se tenga. 
¿De qué tipo de disciplinas científicas se nutre la educación pa-
ra la salud?
La educación para la salud une dos ámbitos: la
educación y la salud, por tanto, en su estructuración
se retoman, según la corriente que la conceptualice e
instrumente, aspectos de las áreas de trabajo de edu-
cación general, educación de adultos, educación po-
pular, atención a la salud y trabajo comunitario. De
igual manera, se incluyen varias disciplinas científi-
cas, entre ellas: historia y filosofía de la educación y
la salud, ciencias políticas, psicología, sociología,
economía de la educación y de la salud, epidemiolo-
gía, administración de servicios de salud, pedagogía,
tecnología educativa, etc.
¿La educación para la salud como enfoque se opone al modelo
de medicina tecnificada y privada?
No. El desarrollo de tecnología para la salud, al
igual que el conocimiento, es un elemento importan-
te para la salud; el aspecto que habrá de valorarse crí-
ticamente no es el nivel de desarrollo, sino la forma
de priorizar presupuestos para este desarrollo, el
cumplimiento de principios éticos y la equidad en el
acceso a esa tecnología.
La existencia o no existencia de servicios de salud
de tipo privado está en relación con el sistema socio-
político de cada país. Anteriormente entendíamos
por medicina privada aquellos servicios de salud que
de manera individual contratábamos y pagábamos de
forma directa e inmediata. Hoy, las opciones se han
diversificado, tenemos también formas corporativas y
particulares privadas con pagos no directos como los
seguros por gastos médicos y modelos de atención
pública que cambian de gratuitos a pagados como el
seguro popular, temática que socialmente amerita un
análisis crítico profundo sobre su trasfondo y sus im-
plicaciones, pero que, por su extensión, debe abor-
darse en otro momento. 
Lo que sí puedo señalar con respecto a su pregun-
ta es que el concepto y modelo de educación para la
salud estará en relación con el sistema socioeconó-
mico y político de organización social y de prestación
de servicios de salud.
Y me gustaría hacer otro señalamiento, en el sen-
tido de que el espacio de la llamada medicina priva-
da, también puede e incluso debería ser un campo de
intervención educativa para la salud. La responsabili-
dad educativa que todas y todos tenemos como pres-
tadores de servicios de salud no depende de si traba-
jamos en espacios públicos o privados, gratuitos o
pagados, ni mucho menos del momento o la forma
de pago. 
Ahora que menciona que la medicina privada debería ser un
campo de intervención educativa, ¿qué otros campos de inter-
vención habría en educación para la salud?
Son innumerables. La educación para la salud de-
finitivamente rebasa los límites escolares de la salud
pública como área de especialización.Los campos de
intervención van a variar según características de la
población blanco (niños/as, adolescentes, indígenas,
embarazadas, etc.); según el espacio de aplicación
(comunidad, escuela, hospital, empresa, medio peni-
tenciario, ciudad y municipio, medios masivos de co-
municación, etc.); según el tema de salud-enferme-
dad a abordar (resiliencia y factores protectores, ali-
mentación y nutrición, medio ambiente, planificación
familiar, hipertensión arterial, lactancia, infecciones
de transmisión sexual, etc.); según el modelo de in-
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ENTREVISTA
Revista de Educación y Desarrollo, 1. Enero-marzo de 2004.
Educar para la salud: reto de todos
tervención (grupos de autoayuda, educación popular,
participación comunitaria, comunicación y marketing,
etc.); puede también clasificarse en términos de si se
dirige a la formación de recursos humanos en el área
de prestación de servicios de salud profesionales o
de promotores de salud, o si se dirige a la educación
de la población. 
¿Qué orientaciones hay en educación para la salud?
La orientación que tome la educación para la sa-
lud dependerá, entre otros aspectos, de la concep-
tualización que se tenga de educación y de salud, así
como del marco teórico filosófico empleado como re-
ferencia. La clasificación puede ser muy amplia; yo
mencionaré de manera general y esquemática sólo
algunas orientaciones:
1. Según su propósito
1.1. Fomento a la salud
1.1.1. Desarrollo de factores positivos de salud
1.1.2. Resiliencia
1.1.3. Autogestión y empoderamiento
1.2. Prevención
1.2.1. Desarrollo de factores protectores
1.2.1. Autocuidado 
1.2.2. Disminución de riesgos
2. Según la postura pedagógica
2.1. Directiva
2.1.1. Prescriptiva (decir qué hacer)
2.1.2. Responsabilizante (señalar la responsabi-
lidad que el sujeto tiene ante una situación
o problema de salud)
2.1.2.1. Retrospectiva (de lo hecho)
2.1.2.2. Prospectiva (del futuro)
2.2. No directiva
2.2.1.Coparticipativa
2.2.2. Participativa
2.2.3. Autogestiva
3. Según el nivel educativo
3.1. Informativa
3.2. Facultadora
3.3. De participación comunitaria
4. Según el foco de atención
4.1. Centrada en la persona
4.2. Centrada en el problema
4.3. Centrada en el proceso educativo 
5. Según la teoría educativa de base
5.1. Conductista
5.1.1.Operación condicionada
5.1.2. Comunicación persuasiva
5.2. Cognitiva
5.2.1. Creencias en salud
5.2.2. Acción razonada
5.3. Cognitivo-conductual
5.3.1. Aprendizaje social
5.3.2. Adopción de innovaciones
5.4. De relacionamiento interpersonal
5.4.1. Influencia social
5.4.2. Reacciones psicológicas
5.4.3. Procesos grupales
5.5. Psicoanalítica
5.6. Humanista
5.7. Gestalt
5.8. Sociocultural
5.9. Constructivista 
¿Cuál es la situación de la educación para la salud en México?
Las condiciones actuales de incertidumbre políti-
ca, financiera y social, de transición epidemiológica y
de globalización en las que la educación para la salud
se desarrolla constituyen un hecho sin precedente. 
En el ámbito del discurso, la educación para la sa-
lud sigue siendo una estrategia prioritaria para ase-
gurar a la población su derecho a la salud; muestra
de ello es su presencia en los planes nacional y esta-
tales de desarrollo y en los planes nacional y estata-
les de salud. Sin embargo, esta priorización no siem-
pre se ve reflejada en la formación de recursos profe-
sionales y en la asignación y ejercicio presupuestal.
Lo que da por resultado que no hay suficientes recur-
sos humanos y financieros para hacer frente a todas
las acciones educativas que tendrían que estarse
efectuando si verdaderamente se quisiera mejorar la
salud de toda la población.
Por otra parte, la poca reflexión crítica sobre la
educación para la salud, su concepto, sus modelos y
métodos, ha hecho que se privilegien acepciones
más ligadas a la enfermedad que a la salud; modelos
informativos más que facultadores y de participación
comunitaria, responsabilizadores (culpabilización y
autocuidado) y atemorizadores más que de autoges-
tión y empoderamiento; que se empleen métodos
muy directivos y que se efectúen pocas evaluaciones
sistemáticas, todo lo que está dando por resultado
un pobre impacto educativo.
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ENTREVISTA
Villaseñor Farías
Revista de Educación y Desarrollo, 1. Enero-marzo de 2004.

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