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Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México bibliotecadigital@redudg.udg.mx - Tel. 31 34 22 77 ext. 11959 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA Coordinación de Bibliotecas Biblioteca Digital La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos que posteriormente quiera darle a la misma. 1 Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos Maestría en Historia de México La policía de la ciudad de Campeche durante el porfiriato Tesis para obtener el grado de maestra en Historia presenta: Laura Isabel Caamal Pacheco Directora de la tesis: Dra. Leticia Ruano Ruano Guadalajara, Jal., Mayo de 2018. 2 Agradecimientos La presente investigación ha sido posible gracias al respaldo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología que me otorgó una beca para realizar mis estudios de posgrado, asimismo, agradezco a la Universidad de Guadalajara por haberme permitido cursar mis estudios en la Maestría en Historia de México. Por otra parte, quiero agradecer de manera especial a la Dra. Leticia Ruano Ruano, quién con su compromiso y dedicación a lo largo de estos meses, me asesoró para llevar a buen término esta investigación y a mis lectores de tesis los Dres. Jorge A. Trujillo Bretón y José Rojas Galván, gracias por sus lecturas y comentarios y sobre todo por el tiempo que dedicaron a mi trabajo, sin duda alguna sus observaciones fueron valiosas para mejorar el trabajo. Igualmente agradezco a la Dra. Betina Rodríguez Pérez por sus sugerencias hechas que ayudaron al análisis del tema. Al arquitecto Julián A. Yanez Tun por su valioso tiempo para la realización de planos y al personal del Archivo General del Estado de Campeche en específico al Licenciado Gerardo Pasos Palma y a la Licenciada Rossana Ucan Chan por su colaboración en la búsqueda del material histórico y bibliografía. De igual manera a mis compañeros y amigos de maestría Karla Arceo Ayón, Mariana Zárate Quevedo y Felipe Burgueño González por su apoyo y por los momentos que compartimos dentro y fuera de las aulas que de una u otra manera contribuyeron en la realización de esta tesis. Por último, pero no por eso menos importantes, agradezco y reconozco sinceramente a mis padres José y Laura y a mis hermanitos Henry y Claudia que a pesar de la distancia siempre me apoyaron incondicionalmente y a mi novio y compañero de oficio Deosdedy Sarmiento Berzunza por su amor, compresión y solidaridad a lo largo de esta aventura. 3 ÍNDICE Agradecimientos Introducción 5 Capítulo 1 Enfoque teórico al tema Introducción 26 26 1.1 La policía desde la historia sociocultural 27 1.2 Conceptos y sus relaciones al estudio de la policía 31 Capítulo 2 Campeche durante el porfiriato 49 Introducción 49 2. 1 Estado de Campeche 52 2.1.1 Las transformaciones urbanas de la ciudad 60 2.1.2 La crisis en el campo, la movilidad poblacional y el analfabetismo 74 2.2. La ciudad de Campeche a través de los barrios 81 Capítulo 3 La policía en la ciudad de Campeche 96 Introducción 96 3.1 La legislación sobre policía 101 3.1.1 La ciudad moderna: limpia y ordenada a través del reglamento de 1875. 103 3.1.2 El orden y control público a través del reglamento de 1895. 109 3.2 El policía ideal 115 3.2.1Obligaciones y perfil social del policía 116 3.2.2 Servicio de vigilancia en la ciudad de Campeche 121 3.3 El cuerpo de policía 130 3.3.1 Organización, armamento y uniforme 132 3.3.2 Altas y bajas en el cuerpo de policía 143 Capítulo 4 Control y castigo a través del jefe político, la policía y los alcaldes de barrio 152 Introducción 152 4.1 El jefe político y sus deberes en la ciudad de Campeche 155 4.1.1 El desempeño del jefe político en asuntos de embriaguez y vagancia 168 4.2 Los alcaldes de barrio, comisarios de cuartel y jueces de manzana en los barrios de la ciudad de Campeche 180 4.2.1 La participación de los jueces auxiliares, comisarios y jueces de manzana en los barrios de 1904 a 1905. 187 4 Capítulo 5 Escenarios e intervenciones de la policía 193 Introducción 193 5.1 El delito y el delincuente con base en la codificación penal y de procedimientos del estado de Campeche de 1899 198 5.1.1 Delito contra la propiedad: robo 203 5.1.2Delito contra las personas: golpes y lesiones 211 5.1.3 Delito contra el orden de las familias, la moral pública o las buenas costumbres: Adulterio 214 5.2 Los problemas al interior del cuerpo de policía 219 5.2.1 El caso de José Mercedes González: embriaguez 223 5.2.2 El caso de Pastor Vargas: abandono de guardia y deserción. 228 5. 2.3 El caso de José Jesús Herrera: ¿abuso de autoridad? 233 Conclusiones 240 Archivos 250 Bibliografía 251 5 Introducción La creación del estado de Campeche se dio en 1857 producto del resultado electoral para gobernador en Yucatán; donde se originó una pugna que enfrentó a los grupos políticos de las ciudades de Campeche y Mérida y esto trajo como consecuencia la separación política de la primera del estado yucateco.1 Esta situación se suscitó en un contexto nacional donde se requería la consolidación de la nación, el dotar de fuerza al Estado mexicano, con la legitimación de los gobiernos2 donde fueron requisitos indispensables para constituirlos el orden y control de la población. Asimismo, se buscó promover que las ciudades fueran urbanizadas, donde el uso del espacio y, sobre todo, la conducta de los individuos indicara sobriedad, prudencia y laboriosidad; elementos correspondientes con la intención de construir un país moderno “[…] es decir: secular, científico, industrializado, educado, con comunicaciones y con una economía inserta en el mercado internacional”3, de ahí la importancia de imponer un clima seguro y ordenado, en toda la nación. Por su parte, Campeche como entidad recién formada a través del gobierno y de la clase dominante se propuso adherirse a los planes del porfiriato, impulsados desde el centro, con el objetivo de impulsar al estado en el plano nacional. En el porfiriato, las autoridades pusieron interés en la organización de la entidad a través de la Constitución de 1861 y demás cuerpos de leyes4, para dar luego paso a la creación y reorganización de instituciones capaces de realizar el proyecto de una ciudad moderna. Entre ellas, se encontraba la policía, la cual fungió como un instrumento del control urbano desde dos ejes: el del espacio y el de las personas. Se promulgaron los reglamentos de policía donde predominó el cuidado de la imagen urbana, la conservación del orden y la seguridad pública asimismo se planteó la reorganización del cuerpo de policía de la ciudad. 1 Véase José Manuel Alcocer Bernés y Justo Miguel Flores Escalante et al, Creación del Estado de Campeche. (Campeche, México: Gobierno del Estado de Campeche, 2013). 2 Carlos Justo Sierra y Fausta Gantús Inurreta et al, Historia Breve de Campeche. (México: Fondo de Cultura Económica, 2010). 3 Lillian Briseño Senosiain, “La solidaridad del progreso. Un paseo por la Ciudad de México en el Porfiriato”, Signos Históricos, núm. 16, (julio-diciembre 2006), 189. 4 Por mencionar algunas: Ley para la organización y arreglo de la administración de justicia en el estado de 1858, Ley orgánica de los cuerpos municipalesy juzgados de paz de 1860, Ley orgánica electoral del estado de Campeche de 1862 y Ley orgánica de la administración interior del estado de Campeche de 1903, 1915 y 1919. 6 Las funciones de la policía hicieron referencia a la política de urbanización que buscó que la capital fuera estable para el desarrollo económico; sin embargo, estas funciones no eran del todo nuevas para la policía de la época. Cabe mencionar que el concepto de policía ha sufrido cambios que han repercutido en su práctica, en ese sentido, en el siglo XVIII fungió como una doctrina de gobierno encargada en su mayoría a cuestiones administrativas referentes a la urbanidad y la sanidad, es decir, lo que implicaba el cuidado de la ciudad como el aseo de las calles, la traza urbana y el control de vagos entre otros; y fue hasta principios del siglo XIX que sus funciones se acotaron al orden y seguridad pública de los ciudadanos y del Estado. Así pues, se definió a la policía, en el último tercio del siglo decimonónico como una corporación y se comenzaron a promulgar reglamentos que buscaron especificar los requisitos y obligaciones del agente. Finalmente, en el porfiriato se intentó reorganizar y profesionalizar al cuerpo de policía.5 La policía durante el porfiriato, a nivel nacional, se definió como corporación esto dejaba atrás la visión de doctrina. Sin embargo, en la ciudad de Campeche en la misma temporalidad la policía no logró dar el salto al perfil de institución del orden y seguridad pública, en parte, porque no existió una reglamentación difundida en este periodo. En cambio, si hubo un intento en la práctica por mejorar la corporación que consistió en la modificación del uniforme, en la moderación o corrección de la conducta de los agentes, en el aumento del número de integrantes y de recursos materiales. En otras palabras, se expidieron reglamentos sobre la policía, pero aludieron a cuestiones administrativas y en cuanto a la corporación policiaca fue escaso lo que se dictaminó debido a que siguieron basándose en el reglamento de 1868 que sufrió pocas modificaciones a finales del siglo XIX. Por lo tanto, en la capital se presentó a la policía desde dos enfoques: 1) la doctrina y 2) la corporación. Lo anterior, conllevó a centrarse, no sólo en la discusión sobre el papel de la policía como instrumento para configurar una ciudad moderna, sino también en dar respuesta del por qué la reorganización del cuerpo policiaco durante el porfiriato se dio en la práctica antes que, en el campo legislativo, lo que rompió la generalidad y abrió otros enfoques. En efecto, el caso 5Véase a Regina Hernández Franyuti, “Historia y significados de la palabra policía en el quehacer de la ciudad de México. Siglos XVI al XIX”. Revista Ulúa, v.3, n.5, (2005), 9-32 y Pedro Santoni, “La policía de la ciudad de México durante el porfiriato: los primeros años, 1876-1884”. Historia Mexicana, El Colegio de México, vol. XXXIII, núm.1, (1983), 79-129. 7 campechano no correspondió con la concepción del porfiriato pues hubo una convergencia de usos y prácticas acerca de la policía. Aparte de ello, el vacío que existió en la historia de la entidad, y, por ende, de la ciudad de Campeche sobre la policía hizo que el aporte de este trabajo no fuera sólo desde el ámbito político sino también desde el sociocultural. Además, que el tema de la policía desde el ámbito histórico ha sido poco estudiado y está limitado a lo normativo, es decir, los investigadores no se habían adentrado en la composición social, la jerarquía y los problemas al interior de la corporación. Al considerar a la policía no sólo desde el enfoque institucional sino centrándose en los individuos que la conformaron y sus relaciones con los demás grupos e instituciones de la ciudad, hizo compleja la mirada al terreno socio-cultural. Debido a que esto implicó la participación de diversos actores y elementos que permitieron construir una realidad a ras del suelo pues se puso en la mesa la cotidianidad, los hábitos y costumbres de los individuos. Por ello, el trabajo de investigación se enfocó en la policía desde la historia sociocultural mediante el rescate de los discursos, las prácticas y las representaciones del agente y de la sociedad. Con la finalidad de mirar no sólo desde arriba sino desde abajo, en otras palabras, lo que sucedió en las zonas barriales pues la dinámica social permitió mostrar la diversidad cultural de la sociedad campechana, los conflictos y las tensiones que se dieron para acatar la norma y seguir los parámetros del proyecto de la ciudad moderna. En este contexto, se señaló que la policía se concentró en el mejoramiento de la imagen urbana y el comportamiento de los individuos, donde no eran suficientes las mejoras materiales y los servicios urbanos, sino que fue necesario encaminar a los habitantes para evitar enfermedades y delitos que atentaban contra el proyecto porfiriano. Esto implicó, también, que las prácticas fueran normadas, pero ya no bastó para el logro de los objetivos sociales el mero castigo al transgresor, sino que fue necesario “encauzar” las conductas de los sujetos a través del poder disciplinario6. Por lo tanto, se buscó la transformación del comportamiento y los valores en los diferentes grupos de la sociedad como vagos, ebrios o prostitutas. Las autoridades intentaron que la capital campechana fuera la ciudad-puerto, pero su dinámica económica y social no le permitieron tal denominación debido a que en el porfiriato estuvo llena 6 Michel Foucault, Vigilar y castigar. (Buenos Aires: Siglo XXI, 2002), 25. 8 de altibajos tanto en número de población como el desarrollo económico. Primero su población en su mayoría correspondió a las zonas rurales del interior del estado que migraron a la ciudad en búsqueda de mejorar su situación, tal hecho, ocasionó que los hábitos, las costumbres y las relaciones sociales fueran diversas y que a su vez se buscara controlar y vigilar de las prácticas humanas7. En el porfiriato, la participación de la clase dominante y el gobierno, y principalmente de los individuos para configurar una ciudad moderna no se dio en los mismos términos. Cada sector tuvo una concepción distinta de la ciudad, en gran medida marcada por sus intereses, entorno y cotidianidad que hicieron de la urbe un espacio propio, cargado de significados y señales identitarias. Por una parte, los grupos en el poder utilizaron a la policía como el instrumento idóneo para el control y la vigilancia de la urbe con la finalidad de lograr no sólo la estabilidad sino una ciudad moderna; porque predominó la idea que la transformación física de la capital se traduciría en una nueva cultura entre sus habitantes. En cambio, los individuos de las clases populares distaban de la idea de progreso empleada en la ciudad, de tal forma que configuraron sus espacios con la dinámica de sus hábitos y prácticas, desafiando la renovación estructurada por la clase política. Así pues, cada zona barrial fue configurando su identidad con base en su ubicación geográfica, actividad laboral y fiestas patronales, a la vez que les permitió diferenciarse entre sí. Ciertamente surgieron las tensiones en torno al uso de las calles, plazas, banquetas y de otros espacios públicos, además de cúmulo de prácticas como mendigar, tirar basura, consumir bebidas embriagantes, vagar entre otras que el gobierno confiaba en que la policía controlaría. Por lo tanto, en este periodo se consolidó una urbe dividida, es decir, la “ciudad intramuros” que correspondió al Centro, la ciudad oficial, debido a que las personas con mayores recursos económicos y políticos radicaron en esa parte de la capital. A parte de ello, en este barrio se concentraban las instituciones principales:civiles y religiosas del estado de Campeche. Por lo mismo, las prácticas políticas, económicas y culturales desarrolladas en esta zona le dieron su 7 En México, la élite porfiriana y la clase media vieron los movimientos migratorios con miedo y angustia debido que, para ellos, el sueño de la modernidad parecía estar amenazado por el comportamiento y los vicios de la clase baja. Véase James Alex Garza, El Lado Oscuro del porfiriato: Sexo, crímenes y vicios en la ciudad de México. (México: Santillana, 2008), 14-17. 9 personalidad de convertirse en el centro del orden y progreso, en consecuencia, las autoridades hicieron lo posible por cuidar y vigilar este suburbio. Por el contrario, “la ciudad extramuros” donde se encontraban los barrios: San Francisco, San Román, Santa Ana, Santa Lucía, Guadalupe y la Ermita eran la otra cara de capital, se trató de los suburbios formados por gente procedentes de zonas rurales que se desenvolvieron en actividades del campo y del mar básicamente fueron barrios ocupados en su mayoría por mulatos, indios y de otras castas, factores que le dieron su categoría de sectores populares además que carecieron en gran medida de los servicios públicos. Por consiguiente, el proyecto de urbanización marcó la división entre diferentes sectores por índoles sociales y económicos, se tendió a “[…] zonificar la aglomeración urbana en función del nivel económico de los pobladores y de su actividad productiva”8, pues en la capital, es decir, en el primer cuadro de la urbe debía estar reflejada la modernidad, la prosperidad y la estabilidad. En cuanto a lo económico, hubo intentos por el mejoramiento del muelle y el impulso a proyectos políticos que reactivaran la actividad portuaria, no se lograron por cuatro factores: una política fiscal gravosa y poca eficiente; la falta de control territorial sobre los circuitos de producción y consumo; un mercado local reducido, focalizado y con relativamente demanda y capacidad de compra y finalmente las condiciones geográficas de una plataforma continental profunda9. Incluso la ciudad se vio azotada por inundaciones, enfermedades y plagas de langostas que impidieron el auge en materia agrícola, en el área del comercio y la industria ya que los sectores estuvieron vinculados lo que provocó un lento desarrollo económico en el estado. Esto dio pie para que existiera un reacomodo de oficios durante el porfiriato, es decir, la situación ocasionó movimiento de población, desempleo, ambulantaje entre otros, hechos que a juicio de las autoridades amenazaron el control sobre ciertos espacios públicos. Puesto que la dinámica económica, política y social se concentró en la ciudad de Campeche - conformada por los siete barrios antes mencionados-, por ser el centro del poder del estado, y porque la policía en un inicio se organizó y estableció en la capital nos enfocamos en dicho espacio. Fue donde se emitieron y difundieron las leyes y los reglamentos de todo tipo, además 8 Federico Fernández Christlieb, Neoclásico en la ciudad de México. Antecedentes y esplendores, (México: UNAM-IG-Plaza y Valdés, 2000), 73. 9 Ivett García Sandoval, Marisa Pérez Domínguez, et al., Puertos y Comercio en el golfo de México (siglo XIX), (México: Ediciones Morbo, 2014), 24. 10 se concentraba la mayor parte de la población, así como los recursos económicos. Junto a ello, la conformación de la urbe campechana permitió la identificación y la comprensión de las características de cada barrio y sus conflictos entre los mismos incluso adentrarnos a los hábitos y las costumbres de los habitantes y de los integrantes de la policía. En este espacio, la policía fungió como el instrumento para salvaguardar el orden y la seguridad pública. De manera que se retomó lo que explica Roger Chartier que a través de la cultura se enfatiza que las representaciones y las prácticas sirve para conocer y comprender el ejercicio del poder, en los conflictos, así como en los acuerdos y equilibrios que se crean entre los grupos sociales y que llegan a significar también lazos de interdependencia10. En efecto desde esta perspectiva se trató de mostrar que la sociedad campechana no fue rígida y homogénea además de descifrar las relaciones de los actores sociales en su cotidianidad, con sus alianzas y los enfrentamientos que dieron sentido a la realidad porfiriana. En otras palabras, se pusieron sobre la mesa los hábitos y los problemas de los individuos y los grupos, como la ideología, la alimentación, la vestimenta, las enfermedades, los delitos, los fenómenos de la embriaguez, de la prostitución y la vagancia; pues la cultura permite diferenciar a cada sociedad y expone su concepción de la realidad. Para Chartier “no hay práctica ni estructura que no sea producida por las representaciones, contradictorias y enfrentadas, por las cuales los individuos y los grupos den sentido al mundo que les es propio”11. Lo anterior dio pauta para la relación dialéctica entre la policía y la sociedad. Este binomio permitió construir la realidad campechana no sólo desde la visión de la autoridad sino desde los individuos y grupos de la ciudad de Campeche. Por ello, en el presente trabajo analizo si la policía contribuyó a configurar y cuidar la ciudad moderna y sobre todo a controlar las conductas de los habitantes. La investigación se insertó en el porfiriato por dos razones. La primera, hay un interés marcado por seguir los ideales porfirianos de construir una ciudad moderna para impulsar el estado al plano nacional esto se vio reflejado en los planes de gobierno, las mejoras materiales y los reglamentos, la segunda fue un periodo donde la policía cobró importancia para mantener la seguridad pública a fin de sostener el desarrollo del sistema capitalista. Pues fue un momento 10 Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación (Barcelona: Gedisa, 1995), X. 11 Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación, 49. 11 donde se apostó por el progreso bajo un nuevo orden. En este lapso se publicaron dos reglamentos policiacos: El primero en 1875 y el segundo en 1895, los cuales aludieron al ornato, al buen estado físico y sanitario de la ciudad, al funcionamiento óptimo de la actividad económica y al orden público al vigilar a los vagos y escandalosos. Además, existió el interés por reorganizar al cuerpo de policía, lo cual se mostró en la documentación revisada en los archivos. Dado que fue un periodo de reestructuración también se pudo analizar los enfrentamientos y los conflictos de la tropa con el jefe de la policía, asimismo conocer las faltas que cometieron los policías y los castigos a los que fueron sometidos. Por otra parte, los delitos comunes y la participación de dicho grupo ante el desorden. Por lo tanto, a lo largo de la investigación se respondieron las siguientes preguntas: ¿Por qué se buscó el control social a través de la policía?, ¿Qué pasó en el terreno socioeconómico de la modernización en la ciudad de Campeche durante el porfiriato? ¿Qué funciones debía cumplir la policía?, ¿Qué imagen de la policía se trató de promover ante la sociedad campechana?, ¿Cuál fue la imagen que predomino?, ¿Cuál fue el desempeño de la policía, los jefes políticos, los alcaldes de barrio y comisarios de cuartel?,¿Cuáles fueron los delitos más frecuentes en la ciudad?,¿Cuáles fueron los barrios de mayor incidencia delictiva?, ¿Cuáles fueron los problemas dentro de la corporación policiaca? Objetivos La presente investigación tuvo como objetivo general analizar el papel de la policía de Campeche en la configuración de la ciudad moderna durante elporfiriato, al considerar el ámbito económico, político y sociocultural. Para llegar al propósito anterior, se partió de los objetivos específicos que fueron: Describir el contexto socioeconómico de la modernidad en la ciudad de Campeche para entender por qué se dio la división de dos ciudades: la “intramuros” y la “extramuros”. Identificar el tipo de policía que se buscó difundir ante la población campechana y la que prevaleció. Conocer la estructura de la corporación y los problemas al interior para indagar sobre su desempeño y su origen social de los jefes y de la tropa. 12 Explicar la participación del jefe político, los policías y los alcaldes a través de casos específicos. Examinar los delitos a través de casos específicos donde se ilustre la participación de la policía, el uso del código penal y de procedimientos del estado. Indicar los barrios de mayor incidencia delictiva tipificando las infracciones ocurridas en esos suburbios. Hipótesis La policía sirvió como instrumento del gobierno y de la clase dominante para salvaguardar el proyecto de construcción de una ciudad moderna para colocar e impulsar a la entidad en el plano nacional. Sin embargo, dadas las circunstancias socioeconómicas inestables de la capital hicieron más lejano y complejo dicho proyecto que provocaron desempleo y migración además que la población tuvo costumbres y hábitos que se contrapusieron con el progreso deseado. La policía cumplió funciones administrativas y de contención social hasta recaer en el orden y la seguridad pública. Fue así que los gobiernos buscaron con énfasis difundir que los policías representaban la autoridad, que eran educados y respetuosos, aunque, no obstante, la percepción de la sociedad fue de desprecio por el uso excesivo de la fuerza y su mal desempeño. Por lo tanto, se describió al policía por ser abusivo, ebrio, falto de educación y propenso a cometer delitos. Por otra parte, los jefes políticos, la policía y los alcaldes de barrios fueron los encargados de supervisar la vigilancia y el control del territorio por secciones para evitar los desórdenes y la vagancia en los barrios. Bajo ese tenor se estigmatizados como barrios peligrosos a San Francisco y a la Ermita debido a los incidentes de escándalos y riñas que ocurrieron en las cantinas de esos suburbios. Los problemas del cuerpo de policías se vieron relacionados con el hábito de la embriaguez y la procedencia del agente, pues se asoció que los individuos de origen popular acostumbraban a embriagarse en horas de guardia, lo cual, ocasionó que abandonaran el trabajo o realizaran escándalos dentro o fuera de la corporación. En otro aspecto debido al poco número de agentes se propició que en algunas ocasiones se obligara o persuadiera a los policías a permanecer en la corporación a través de engaños o castigos excesivos. 13 Estado de la cuestión El tema de la policía en México se ha abordado con mayor insistencia desde perspectivas sociológicas, antropológicas y jurídicas para examinar el rol que juegan la sociedad y el Estado en la conservación de las garantías individuales en el México contemporáneo. Sobre todo, en los últimos años, debido a la situación de inseguridad que se vive en el país, en el marco de la reactivación de las policías comunitarias y la organización de autodefensas, así como de la participación de corporaciones policiacas en la desaparición forzada de numerosos individuos. Sin duda alguna, el tema de la policía está en discusión actualmente. Esto lo podemos apreciar por la cantidad de escritos que se publican, los cuales abordan aspectos administrativos, jurídicos y sociales de las corporaciones policiacas. Sin embargo, estos estudios han emanado principalmente de niveles específicos de gobierno (secretarías de seguridad o dependencias de administración de justicia). En el campo académico son escasos los investigadores que han estudiado la policía como corporación adentrándose a los sujetos, su origen social, sus problemas, su desempeño laboral entre otros asuntos y sobre todo los trabajos que analicen a la policía desde el enfoque histórico. Por lo tanto, fue pertinente hacer la investigación y subrayar que se centró en otra capital que no fuera la ciudad de México. Entre las obras que se utilizaron para conocer la evolución de la policía se encontró La policía en la historia de la ciudad de México (1524-1928) de Jorge Nacif Mina12, el cual expuso que la policía fue uno de los factores fundamentales en cuestiones organizativas y administrativas dentro de las ciudades y en específico dentro del gobierno de la Ciudad de México. El autor describió las características que asumió la policía en la Ciudad de México a partir de los primeros años de la colonia hasta la institucionalización de la revolución mexicana y cuyo hilo conductor fue la transformación del concepto de la policía de “buen gobierno” que incluía el orden, aseo, vigilancia y observancia de las actividades que a nivel gobierno administrativo se realizaban en la ciudad de México. En el apartado titulado “El porfiriato” se hizo una descripción de los cuerpos de policía urbana y rural a través de los decretos, reglamentos e informes presidenciales donde se notó la preocupación por mejorar su organización para la seguridad pública. Este trabajo, aunque fue considerado una monografía nos dio pauta del desarrollo 12. Jorge Nacif Mina. La policía en la historia de la ciudad de México (1524-1928). (México: Socicultur, Departamento del Distrito Federal, 1986). 14 histórico de la policía asimismo del surgimiento en materia legislativa de la policía como corporación y con ello el interés por la seguridad pública. Por su parte, José Arturo Yáñez13 en el libro Policía Mexicana: cultura política, (in)seguridad y orden público en el gobierno del Distrito Federal, 1821- 1876 planteó no sólo lo que mencionó Jorge Nacif que la policía fue uno de los elementos que participó en la organización administrativa tanto de la ciudad (como órgano del gobierno) sino también del Estado. Yánez le da un peso primordial a la cultura política como génesis de la policía, tendiente a la modernización cultural e institucional. A través de su obra Yáñez dejó ver su enfoque político en la conformación de la policía “la estructuración de la policía como elemento constituyente de la cultura de la política y de las relaciones de poder intragubernamental que marcan su existencia y condicionan su “modo de ser” armónico o no con otras instituciones, prácticas, creencias, actores y discursos que formaron el campo del poder político en la ciudad de México”.14 El autor estudió a la policía como una institución del Estado por medio del material legislativo, sin embargo, no entró de lleno a la policía como corporación sólo proporcionó datos y dejo aún lado otros factores que pudieron incidir de igual o mayor medida para su surgimiento, como la demografía o el aumento en el índice de criminalidad. De esta obra retomó los conceptos de orden y la seguridad pública. Tanto Jorge Nacif Mina y José Arturo Yáñez, dieron un panorama al estudiar a la policía desde la legislación tanto a nivel del ayuntamiento como del gobierno del estado, y la enmarcaron como una institución del Estado, donde el orden y la seguridad pública estuvieron presentes, lo anterior hizo más enriquecedor la postura de conocer la corporación policiaca, no sólo desde el ámbito político sino social/cultural donde se buscó el vínculo de esta corporación con otras instituciones y actores como los ciudadanos, los vagos, los jueces de barrio, los gobernadores, etcétera y con ellos echar mano de otras fuentes más allá de las legislativas como los expedientes judiciales. Estas ideas de cambio administrativo, la seguridad y el orden público en torno a la policía,siguieron vigentes, por lo tanto, se buscó delimitar en qué momento se dan esas modificaciones 13 José Arturo Yáñez Romero. Policía Mexicana: cultura política, (in)seguridad y orden público en el gobierno del Distrito Federal, 1821- 1876. (México: UAM, Editores Plaza y Valdés, 1999). 14 José Arturo Yáñez Romero. Policía Mexicana, 10. 15 así que los trabajos siguientes, se enfocaron en ello. Por ejemplo, Hira de Gortari Rabiela y Regina Hernández Franyuti, abarcaron una temporalidad que fue del siglo XVI al XIX, e identificaron el cambio de las funciones de la policía, partiendo de que en su origen fue un modelo para la administración de lo urbano. De Gortari en su texto “La importancia de la doctrina de policía y sus influencias en la ciudad de México a finales del siglo XVIII a principios del XIX” estudió a la policía como la práctica de gobierno que adquirió relevancia durante el siglo XVIII y conservó su vigencia entrado el siglo decimonónico, debido que contribuyó a replantear la organización territorial. El autor presentó una concepción global de la ciudad y de su gobierno a través de una observación minuciosa del territorio urbano: “La buena orden que se observa y guarda en las Ciudades y Repúblicas, cumpliendo las leyes u ordenanzas, establecidas para su mejor gobierno”.15 Hira de Gortari sostuvo que uno de los ejes de los principios de la policía, fue el establecimiento de un control y tener un conocimiento detallado de la ciudad. Por lo tanto, reconoció la importancia de la división de la Ciudad de México en cuarteles, el nombramiento de alcaldes de barrio y el compromiso que adquiría cada uno de ellos, por lo mismo era de suma importancia seleccionar hombres prudentes y urbanos. Esto nos aportó para contextualizar la política del control de la división de la ciudad aspecto que está presente en el cuarto capítulo de la tesis. Por otra parte, en la obra “Historia y significados de la palabra policía en el quehacer político de la ciudad de México. Siglos XVI-XIX”, de Hernández Franyuti 16 hizo un análisis partiendo del cambio del concepto y de las funciones de él a través de la historia de la ciudad de México, que la llevaron a identificarse con el orden y la seguridad. Pero que estas nuevas acepciones fueron a consecuencia de los cambios suscitados en el ámbito político-administrativo. Hernández Franyuti nos mencionó que la transformación del término marcó el paso de una sociedad de antiguo régimen, donde los vecinos cuidaban y vigilaban su espacio, a una sociedad ordenada donde el Estado, como una forma de mantener su poder, vigiló, castigó y utilizó diversos aparatos de coerción. Es decir, que en un principio la policía se concibió como el medio que ordenaba la vida de los individuos dentro del espacio urbano; posteriormente, este concepto 15 Hira de Gortari Rabiela, “La Importancia de la doctrina de policía y sus influencias en la ciudad de México a finales del siglo XVIII a principios del XIX” en Águeda Jiménez Pelayo (coord.) Elites y poder. México y España, siglos XV al XX. (Guadalajara: CUCSH-Universidad de Guadalajara, 2003), 79 y 84. 16 Regina Hernández Franyuti, “Historia y significados de la palabra policía en el quehacer de la ciudad de México. Siglos XVI al XIX”. Revista Ulúa, v.3, n.5, (2005), 32. 16 se adaptó para controlar y dominar a los individuos en beneficio del gobierno. Este artículo permitió conocer la transición de las funciones de la policía a través de un análisis conceptual, el cual se retomó en el capítulo teórico y en otro sobre el cuerpo de policía. Estás últimas dos obras respectivas de Hira de Gortari y de Regina Hernández, evidenciaron el cambio que sufrió la policía del siglo XVI al XIX, partiendo que fue en el siglo XIX, donde se dejaron atrás las cuestiones de urbanidad, ornato y sanidad, para enfocarse al orden y la seguridad pública funciones decimonónicas de la policía y con ello, la transformación y organización como corporación. Hay que resaltar también que estas fuentes nos indicaron el surgimiento de dos conceptos claves en el siglo XIX que fueron “el orden el de seguridad pública” indicadores de la transición de la policía administrativa (doctrina) a la corporación. Estos textos ayudaron a clarificar las diferencias temporales de nuestro objeto de estudio. En cuanto a los estudios que se enfocan a la policía como corporación son mínimos y se reducen a capítulos de libros o artículos, cabe subrayar que hay otras investigaciones que, aunque no abordaron a la policía urbana si fueron imprescindibles para conocer los antecedentes del cuerpo policial y la forma de manejar el tema, dada las similitudes, tal como fue el caso del libro Desorden y progreso: bandidos, policías y desarrollo mexicano de Paul J. Vanderwood17. Pues este autor fue pionero en el estudio de la policía rural al aportar datos sobre la institucionalización de esa fuerza y su relación con el bandidaje asimismo abordó puntos como la profesionalización, la disciplina y la cohesión del cuerpo. La policía rural fue la primera fuerza destinada a la seguridad pública18. A pesar que nuestro interés se enfocó en la policía urbana no pudimos pasar por alto a los rurales por su afinidad de establecer una policía de corte liberal. Además, que dicho estudio nos permitió abrir nuevas aristas como ahondar en la percepción no sólo de los políticos sobre la policía sino de igual manera en la prensa escrita. Ahora bien, mencionaremos un par de ejemplos que fueron de suma relevancia para nuestra investigación, ya que coincidieron en la temporalidad. El primero su campo de acción fue la Ciudad de México de Pedro Santoni “La policía de la ciudad de México durante el porfiriato: 17 Paul J. Vanderwood, Desorden y progreso: bandidos, policías y desarrollo mexicano. (México: Siglo Veintiuno Editores, 1986). 18 La creación de la policía rural fue en 1861. 17 los primeros años (1876-1884)” 19 el autor expuso que la autoridad porfiriana buscaba perfeccionar y profesionalizar los cuerpos policiales, por ello, se expidieron los primeros reglamentos que normarían la institución, en este periodo donde el orden público y arrestar a los transgresores, era tarea primordial de los policías. En el artículo de Santoni también se identificaron los requisitos para entrar a la corporación, así como las faltas que cometieron los policías hacia los ciudadanos, el autor argumentó que para finales de 1884 el cuerpo policiaco ya no cumplía sus funciones, ya que eran constantes las quejas de la sociedad ante el pésimo servicio que desempeñaban. Este artículo ayudó a conocer el primer reglamento de 1878, el cual se enfocó en definir las funciones del policía. Por lo tanto, el artículo sirvió de guía para trabajar y organizar el capítulo sobre la corporación donde también se intentó plasmar la imagen del policía que se deseaba en el porfiriato. El segundo, pero no menos importante fue el capítulo titulado “La policía de la ciudad de Mérida durante porfiriato”20 de Mario David Mex Albornoz, este autor planteó que la policía de este periodo, se reorganizó como cuerpo policiaco a partir de la reglamentación de 1879, sin embargo, fue hasta principios del siglo XX cuando se logró profesionalizar y modernizar dicho cuerpo con las ideas de disciplina y orden. El autor mencionó que la institución policiaca era de uso político, de igual forma demostró las desavenencias de dicho cuerpo, así como la mala conducta de los policías, su inclinación hacia el alcohol, la falta de preparación para desempeñar su labor, sus bajos salarios, su vestimenta y el interés por normar la moral de sociedad meridiana. Dicho artículo aportó datos para llevar a cabo las comparacionesentre la corporación de Mérida y Campeche. Los escritos enfocados en la policía como corporación señalaron que fue durante el porfiriato donde se dio la transición de las funciones administrativas al de orden y seguridad pública, y esto se vio reflejado en la reglamentación donde se buscó delimitar quienes conformarían el cuerpo policiaco, así como las funciones en torno a la vigilancia y seguridad de los habitantes y del Estado. Esto nos dio pauta para justificar la temporalidad y preguntarnos, si este proceso de 19 Pedro Santoni, “La policía de la ciudad de México durante el porfiriato: los primeros años, 1876-1884”. Historia Mexicana, El Colegio de México, vol. XXXIII, núm.1, (1983), 79-129. 20 Mario David Mex Albornoz, “Orden, seguridad pública y progreso: la policía de Mérida durante el porfiriato (1879-1910)”, en Pilar Zabala Aguirre y Pedro Miranda Ojeda (coords.), Poder político y control social en Yucatán, siglos XVI-XIX. (Mérida: Universidad Autónoma de Yucatán, 2007) 18 conformación y profesionalización de los policías durante el porfiriato se manifestó en la ciudad de Campeche o fue a desfase. Los trabajos antes mencionados se enfocaron en la ciudad de México desde un enfoque político, dichas obras sirvieron para contextualizar el objeto de estudio: la policía. Sin embargo, también utilizamos las obras de Pablo Piccato, Roberto M. Buffington y Elisa Speckman por mencionar algunos que nos acercaron a visiones sobre el delito, la criminalidad y la administración de justicia que fueron de gran ayuda para entender el panorama jurídico y social en cuanto al delincuente y los códigos penales y de procedimientos porfirianos. En cuanto a la historiografía campechana, sobre la policía en la ciudad de Campeche es nula o poco existente, en especial para la época de estudio de este trabajo. De ahí que este análisis es pionero en el estudio de la policía a través de reglamentos, los documentos y la prensa. Aunque, hay que recalcar que las obras existentes dieron un panorama acerca de la estructura social y política de la sociedad campechana a finales del porfiriato y con ello pudimos adentrarnos poco a poco en el objetivo de esta investigación. Estas obras permitieron el conocimiento de las particularidades de la capital campechana para comprender los factores que llevaron al interés por reorganizar al cuerpo de policía de igual forma a los problemas para concretar el proyecto liberal de modernizar al estado. En ese sentido con base a la historiografía revisada, el trabajo sobre la policía se inclinó hacia un enfoque sociocultural debido que nos percatamos que existen todavía preguntas por responder y específico desde la ciudad de Campeche. Debido que desde esta fracción nacional se buscó explicar las particulares de la ciudad con el centro del país, así como un aspecto de la formación del Estado mexicano. También, permitió analizar no sólo a los policías sino las relaciones y la participación de otros actores como los ciudadanos, las mujeres y los delincuentes en ámbitos como la legislación y la implementación de la justicia. Desde esta postura se hizo énfasis que era pertinente analizar no sólo la reglamentación sobre la policía sino también la realidad social de la ciudad de Campeche. 19 Fuentes y Metodología Uno de los factores principales para la realización de la presente investigación lo constituyeron las fuentes primarias que ligadas a la metodología hicieron posible el análisis del papel de la policía en el porfiriato. Se consultaron varios archivos correspondientes a la ciudad de Campeche y otros en la capital vecina Mérida, Yucatán. A grandes rasgos se dividieron las fuentes en dos vías: en un primer grupo se colocaron las escritas donde entró la legislación penal, los reglamentos, los documentos administrativos, los expedientes judiciales, la estadística y la prensa y en un segundo rango las no escritas: como fueron la fotografía y la cartografía. Las fuentes se encontraron en los siguientes lugares: el Archivo General del Estado de Campeche (AGEC), el Archivo Municipal de Campeche (AMC), el Archivo Judicial del Estado de Campeche (AJEC), la Casa de la Cultura Jurídica del Estado de Campeche (CSJEC), el Archivo Histórico del INEGI, el Centro de Investigaciones Históricas y Sociales de la Universidad Autónoma de Campeche (C.I.H.S), el Instituto Nacional de Antropología e Historia de Campeche (INAH), la Mapoteca Manuel Orozco y Berra y el Centro de Apoyo a la Investigación de la Historia de Yucatán (CAIHY). En el AGEC se consultó el fondo gobernación y las series: leyes estatales, censos y patrones, policía, prevención y readaptación social, la información encontrada facilitó la identificación de los reglamentos sobre policía de 1875 y 1895 publicados en el porfiriato referentes al cuidado de la ciudad (la limpieza de calles, el tránsito de las personas y los animales entre otros) y al orden público, la cantidad de población que existió en la ciudad, los números de integrantes del cuerpo de policía en ciertos años, así como los movimientos de nombramientos y renuncias en la corporación y los problemas de inseguridad presentes en los barrios de la ciudad. De igual forma en este archivo se consultaron los informes de gobierno, los periódicos oficiales y de variedades. Esto permitió configurar la estructura de varios capítulos pues dio un panorama acerca de la ciudad y de la corporación. La información obtenida sirvió principalmente para el capítulo segundo y tercero de la tesis. En el AMC se revisó el fondo histórico y las series: administración de justicia, renuncias y nombramientos donde se rescataron algunos nombres de alcaldes de barrio y jueces de cuartel y los problemas que los llevaron a renunciar. Datos que se convirtieron cruciales para el cuarto capítulo pues se complementó con la reglamentación de los alcaldes de barrio con el desempeño 20 laboral, tal cruce indicó el interés por controlar el territorio por barrios. También se evidenciaron las carencias económicas- laborales tanto de la sociedad como de los encargados de los suburbios, y los incidentes de ebriedad, mostrando la distancia entre la norma y la práctica. El archivo judicial del estado de Campeche (AJEC) se consultó el ramo penal, cabe aclarar que este archivo no cuenta con clasificación y no se encuentra en condiciones para realizar una consulta, por ello, fue un archivo de difícil acceso que implicó meses para poder consultar los expedientes. Por lo tanto, se tomó un muestreo no tan exhaustivo por la limitación de cajas y horas permitidas. En otras palabras, no se logró localizar muchos casos por la poca accesibilidad del archivo, se buscó tomar muestras representativas de los años de 1908 y 1911, que hicieran alusión a la descripción del hecho y la ubicación del incidente. Este repositorio permitió identificar a través de los casos judiciales los delitos y el procedimiento penal, esta información fue trascendental porque nos adentró en los problemas sociales que se vieron reflejados en los testimonios de los individuos involucrados. Dando luz sobre las prácticas cotidianas de los campechanos de origen popular y de los factores que hicieron inconclusa la sentencia de los acusados. La documentación recabada fue utilizada en último capítulo que sirvió para identificar los actores políticos en los procesos judiciales y los barrios estigmatizados por la autoridad campechana. En la Casa Jurídica del estado de Campeche se localizaron casos de juicios de amparo tras revisar el fondo de Campeche, serie amparos correspondientes a los años de 1895 y 1896. Este tipo de documentación permitió inmiscuirnos en los orígenes de los policías, en los hábitos de ellos y como éstos les ocasionaron problemas dentro de la corporación, pero también diopie para cuestionar la dirección del jefe político hacia la tropa. Debido que los juicios de amparo se realizaron en contra del jefe político, colocando a la autoridad y al policía en una misma línea. La información de los casos permitió reforzar ideas manejas en otros capítulos acerca de la participación de soldados en el cuerpo de policía, la movilidad de oficios y de población, la deserción o la negación por desempeñarse como agente del orden. En el CAIHY se consultaron los periódicos oficiales para identificar los reglamentos de policía de la ciudad de Mérida para poderlos comparar con la legislación de la capital vecina Campeche, el motivo de esto era encontrar particularidades de la capital respecto al desarrollo de la policía desde el nivel normativo hasta la práctica. Respecto a los archivos del INEGI, C.I.H.S, INAH 21 de Campeche y en la Mapoteca Manuel Orozco y Berra se localizaron imágenes y planos que ayudaron a ilustrar y contextualizar los datos que están presentes en las fuentes documentales a lo largo de los capítulos. Se hizo una interpretación con base en documentos, reglamentos, expedientes judiciales y prensa principalmente los que abarcaron los años de 1875 a 1912, los cuales, se encontraron en los archivos de carácter oficial. Asimismo, para comprender mejor nuestro objeto de estudio se hizo algunas comparaciones entre lo acontecido a nivel nacional como en la ciudad de Campeche, y lo que sucedió en la capital vecina de Mérida, Yucatán. Por otra parte, se utilizaron fuentes no escritas como la fotografía, los mapas y los planos, dicho tipo de material sirvió para identificar el perfil del policía, los barrios o la transformación de la ciudad con la finalidad de complementar la documentación con la imagen, por lo tanto, explicar de manera más clara y concisa ciertos momentos del porfiriato. En la mayoría de los archivos se localizaron listas de revista de los policías, las altas y bajas de la corporación, los reportes de vigilancia elaborados por policías, por alcaldes de barrio o por los jefes políticos, que ayudaron a reconstruir y conocer que pasó dentro de la corporación y en la ciudad de Campeche. Por otra parte, los informes de gobiernos, los decretos y los reglamentos nos dieron pauta para medir el interés por mejorar el cuerpo policiaco, conocer el ideal del policía que se anheló, así como las funciones que debieron cumplir. Los códigos penales y de procedimientos nos indicaron los métodos empleados por las instituciones oficiales para prevenir el delito o para sancionarlo. Pero, además, se trató de indagar en las relaciones sociales y barriales mantenidas por los diversos grupos urbanos, así como en las prácticas que rigieron dichas relaciones. En otro aspecto, la estadística se utilizó para conocer los índices de aumento y disminución de la población, también sobre los delitos y el desempleo, no obstante, la información encontrada no proporcionó suficientes datos para generalizar el fenómeno delictivo en el porfiriato. Por otra parte, a través de la prensa se constató que era un mayor espacio para captar información sobre la visión de la policía (desempeño, quejas, vicios) también se rescató el acontecer político, social y cultura de la sociedad campechana. Dado que en la ciudad de Campeche no cuenta con periódicos completos que abarquen el periodo estudiado se tomó la decisión de revisar dos diarios representativos y con menos lagunas en su tiraje, El periódico oficial y El Reproductor 22 Campechano (de variedades)21 para contrastar la visión de los grupos de poder con la postura “popular”, aunque, hay que señalar que no se encontró la nota roja ni los periódicos exclusivos del cuerpo de policía. La prensa jugó un papel preponderante porque buscó persuadir a la población bajo la noción del orden y el progreso con el objetivo de construir y consolidar un imaginario22 colectivo referente a la ciudad moderna y, por ende, la necesidad de contar con una buena policía. Para lo cual, era importante la educación, la moral y el trabajo. En efecto por medio de esta fuente se mostraron los discursos y las representaciones acerca de la ciudad y del policía ideal que se intentaron imponer ante la sociedad. A la par que el grupo en el poder buscó definir el comportamiento del hombre porfiriano también enumeró las acciones no permitidas o estigmatizó a ciertos sectores, por ejemplo, cuando la prensa afirmaba que la mayoría de los vagos eran criminales23. Respecto a los expedientes judiciales fueron imprescindibles para comprender los fenómenos sociales o la forma de pensar la realidad. A través de ellos se rescataron datos concretos y a la vez se dio voz a otros sectores de la población, se rastrearon las infracciones más comunes y se hizo la identificación de los barrios denominados “peligrosos”, las circunstancias de los detenidos, su origen social, sus problemas cotidianos y finalmente en los juicios de amparo se identificaron los hábitos de los policías y los conflictos dentro de la corporación a través de casos concretos. Por lo tanto, para un estudio desde el enfoque sociocultural se tuvo en cuenta el marco legal, político y jurídico del contexto estudiado. Donde el archivo judicial, fue el lugar donde se rescataron las declaraciones de los acusados, los testigos y las víctimas para ayudar a comprender el entramado social del periodo estudiado, además de identificar pistas acerca del porqué se cometieron ciertos delitos. Una visión desde la historia denominada “de abajo” donde 21 Denominado periódico de “Variedades” debido que su contenido básicamente consistió en anuncios de ropa, de tiendas, de bailes y de ventas de terrenos, en menor medida cuestiones oficiales. 22 Los imaginarios sociales, son compartidos por grupo de personas que tiene en común una significación práctica del mundo, en su más amplio sentido. Consúltense a Manuel Antonio Baeza, “Los caminos invisibles de la realidad social”. Ensayo de sociología profunda sobre los imaginarios sociales. RLL Editores/Sociedad Hoy, Santiago, (2000). Cada sociedad debe sus condiciones sociales e históricas de posibilidad a este tipo de construcciones simbólicas que se instituyen en un acto de aceptación y legitimación social véase a Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria de la sociedad. (Buenos Aires: Tusquets, 2007). 23 Véase para mayor profundidad a Jorge Alberto Trujillo Bretón, “Por una historia socio-cultural del delito”, Takwá, México, Núms. 11-12, (2007) y a Natalie Zemon Davis, “El Historiador y los usos literarios”, Revista Historia y Justicia, Santiago Chile, Núm. 1, (2013). 23 se encuentran datos de aspectos social, económico y cultural que complementado con archivos locales y prensa se realizó un análisis más completo. En otras palabras, hacer historiografìa sociocultural obligó a cruzar diferentes tipos de fuentes escritas y no escritas, al permitir indagar en documentos oficiales y semioficiales pero enfocándose en rescatar datos y conflictos entre la policía y la sociedad campechana. Asimismo, inferir en algunos casos porque los silencios o lagunas en la documentación y principalmente esté enfoque propició analizar los expedientes del archivo judicial. Ahora bien, se resaltaron que las fuentes empleadas para reconstruir la historia de la policía y de la sociedad campechana fueron generalmente los discursos de poder (documentos, reglamentos, estadística y prensa) que tienden a negar la actuación de otros personajes y de estigmatizar a la población que no correspondió a la modernidad. Debido que estos escritos respondieron a una ideología, pues la mayoría de las personas encargadas de narrar los acontecimientos eran parte de la clase alta y media y, por ende, trataron de poner sus intereses e ideales en papel, tuvieron una intencionalidad,por lo tanto, se analizó desde la óptica que presentaron una visión parcial de los sucesos. Lo anterior, llevó a puntualizar que las fuentes, por ejemplo, en la estadística se trató de ocultar alzas de incidentes o menos efectivos de la policía, en la prensa la finalidad del tipo de rotativo oficial o de variedades, para enaltecer la labor de los gobiernos o minimizar las quejas de la población y faltas de la policía, y en los expedientes judiciales que la información encontrada fue producto de individuos que se encargaron de transcribir el testimonio y que en algunos casos los acusados no sabían leer o escribir. 24 Estructura del trabajo La tesis se divide en cinco capítulos. El primer capítulo está dedicado al marco teórico donde se expuso porque la investigación correspondió al enfoque sociocultural, se presentaron conceptos y fuentes que ayudaron a interpretar a la policía, a la ciudad y a la sociedad. Se planteó que a través de las relaciones y tensiones se proporcionó un panorama más complejo de la realidad campechana. De igual forma, que las fuentes legislativas y judiciales dieron pauta no sólo para manifestar el control y castigo sino también para conocer los hábitos, los problemas y la vida cotidiana de los individuos. Es decir, cobran relevancia los discursos y las prácticas pues mostraron lo sociocultural. En el segundo apartado se abordó el contexto histórico del estado y de la ciudad de Campeche, se partió de su separación de Yucatán en 1857, de manera que se hizo referencia al ámbito político y administrativo durante la segunda mitad del siglo XIX. Luego se señaló el crecimiento poblacional y las modificaciones físicas realizadas en la ciudad que fueron reflejo del privilegió en los servicios públicos para el primer cuadro de la capital; en consecuencia, se marcó la división socioeconómica de la urbe a través de la muralla realizada en la época colonial. También se indicó el problema del campo que repercutió en el desarrollo económico pues ocasionó la movilidad de oficios y de población, para cerrar se hizo una descripción de los habitantes por barrio (ocupación laboral) y se apuntaron los problemas de embriaguez, de juegos de azar, de pleitos o de muertes de acuerdo a los barrios al tomar como fuente a la prensa oficial y de variedades. Respecto al tercer capítulo se planteó a la policía desde dos enfoques: el primero, la legislación (administración de lo urbano) y el segundo la corporación. Se analizaron los dos reglamentos expedidos en el porfiriato, el de 1875 que se enfocó a la configuración y el cuidado de la ciudad limpia y ordenada donde se aludió a la sanidad, al tránsito de las calles, al ambulantaje, a no tirar inmundicias por mencionar algunos mientras que el reglamento de 1895 se centró en describir las acciones como escándalos, ebriedad, vagancia que merecieron una infracción por obstaculizar el orden y control de los habitantes. Después se definió el perfil social del agente, las obligaciones y la distribución de la vigilancia, lo anterior permitió contrastar el ideal con la práctica tanto en la cuestión de la representación del agente como en su desempeño. A través del servicio policiaco se manifestó la preferencia por el barrio del Centro y la ausencia de 25 policías en los barrios populares. Finalmente, se describió la organización, el armamento, el uniforme y principalmente los factores que ocasionaron las bajas en el cuerpo de policía con base en la reglamentación de 1868, la documentación y con las notas periodísticas. En cuanto al cuarto capítulo, estuvo enfocado en los actores políticos y sociales que junto al policía tuvieron la encomienda del control y castigo, los cuales fueron el jefe político, los alcaldes de barrio, los comisarios de cuartel y los jueces de manzana. En la primera parte se describieron los deberes del jefe político en la ciudad y luego se analizó su desempeño en asuntos de embriaguez y vagancia para mostrar cómo se llevó a cabo la aplicación de la justicia y la concepción que prevalecía acerca de esos fenómenos. En la segunda parte, se definieron las funciones de los alcaldes de barrio, los comisarios de cuartel y los jueces de manzana y más tarde se expusieron los ejemplos de las renuncias a estos cargos donde se evidenció el origen popular, el hábito de la embriaguez y la falta de dinero como motivos para dejar el cargo y se concluyó el apartado al identificar por medio de los informes de los mencionados actores los problemas o los incidentes más recurrentes en los suburbios. En el quinto capítulo, se definió, en un primer apartado, por medio del código penal y de procedimientos del estado el delito y el delincuente; seguidamente se analizaron los delitos del robo, de golpes y lesiones y de adulterio utilizando los mencionados códigos para conocer el procedimiento judicial y mostrar parte de la vida social en la ciudad de Campeche. Debido que a través de los expedientes se rescataron los perfiles sociales del acusado y de los testigos también su ocupación u oficio y su barrio de origen, lo cual permitió identificar los delitos frecuentes y el barrio más conflictivo durante el porfiriato. En la segunda parte, se abordaron los problemas al interior de la corporación usando los juicios de amparo para lo que se partió de la definición de este recurso legal y de las partes que lo conformaron. Luego se examinaron tres casos de policías que acusaron al jefe político de abuso de autoridad y de privarlos de la libertad. Aunque los tres casos no lograron el amparo a través de ambas declaraciones: se mostraron los hábitos de la ebriedad, la deserción y el poco interés de los agentes por cumplir las funciones propias del policía, pero también se expuso un caso que dejó entrever que se empleó el poder de manera arbitraria por parte del jefe político. 26 Capítulo 1: Enfoque teórico al tema Introducción En el presente trabajo se abordó el proceso de concentración de poder e integración de la ciudad de Campeche y, a la par, se resaltaron las resistencias de parte de la sociedad para acatar las leyes. Para cumplir con este cometido se centró la atención en la policía que fue fundamental para el control y la vigilancia tanto de la ciudad como de sus habitantes a finales del siglo XIX. Asimismo, se examinó, por un lado, la aceptación que las clases populares hicieron de las propuestas “modernizadoras”, y por otro, como sus adaptaciones, resistencias, escándalos, delitos y fugas configuraron la realidad campechana a lo largo del porfiriato24. El análisis histórico se construyó desde un enfoque interdisciplinario que respondió a la historia sociocultural, al poner en escena a la policía desde dos enfoques: en primer término, la policía administrativa referente a la reglamentación (doctrina) y en segundo el cuerpo de policía. En ambos casos fue considerado como el instrumento para la configuración y fortalecimiento de la ciudad y de los habitantes de Campeche durante el porfiriato, por lo cual, se utilizaron algunos conceptos y fuentes que ayudaron a interpretar a la policía, a la ciudad y a otros individuos (ciudadanos, ebrios, vagos y delincuentes) en sus relaciones y conflictos, con la finalidad de dar un panorama más general de la realidad campechana. 24 Idea retomada y adaptada del trabajo de Romana Falcón sobre el jefe político, dicho estudio permitió aclarar y plantear la problemática del tema de la policía en el transcurso de la investigación. 27 1.1 La policía desde la Historia Sociocultural Dado que nuestra investigación se insertó en la historia sociocultural, fue necesario hacer una explicación en torno a ella. Por principio de cuentas, surgió del binomio de la historia social y de cultural, ante la crisis de losparadigmas y la fragmentación de la historia, así como de los cuestionamientos a la historia explicativa de las estructuras y de los grandes procesos, por lo tanto, se dio una nueva interpretación a la historia cultural que implicó la reordenación de sus relaciones con la historia social25. Dicho de otra manera, los procesos históricos plantearon un cambio “de la historia social de la cultura a la historia cultural de la sociedad”26para dar una explicación más completa. Se entendió a la cultura como señaló Peter Burke “en un sentido lato que incluye la vida cotidiana de la gente común, los objetos materiales de los que ésta se rodea, y las diversas formas de percibir e imaginar su mundo”27. Desde esta postura cobraron sentido los grupos olvidados o menos visibles, denominada en algunas ocasiones “la historia desde abajo” o “la historia de lo cotidiano”, al resaltar “una historia de lo singular, narrativa, de los pequeños grupos con sus redes, interrelaciones y estrategias singulares”28tal como es el caso de los policías. De esta manera, el presente estudio se desarrolló tanto en el ámbito singular – la figura ideal del policía y de la corporación- así como plural, las miradas de los individuos desde dentro y fuera de la corporación. En otras palabras, la relación policía y sociedad -cultura, este tipo de historia se caracterizó por estudiar al individuo/os comunes a diferencia de los grandes personajes al rescatar sus prácticas, discursos y representaciones, los cuales dieron sentido a su realidad social. Al convertirse los sujetos olvidados en el punto de atención de esta historiografía llámense policías, criminales, pobres, mujeres, niños, delincuentes o vagos, fue indispensable para hacer historia sociocultural, retomar el origen social del sujeto enmarcado en “una dimensión cultural de la sociedad, rescatando la cultura como marco de comprensión de una sociedad compleja y cambiante”29. Entonces, la sociedad y la cultura no pudieron separarse, además “centra su 25 Jesús Martínez Martín, “Historia socio-cultural. El tiempo de la historia de la cultura”, Revista de Historia Jerónimo Zurita, España, Institución Fernando el católico, Núm. 82, (2007), 237. 26 Peter Burke, “La nueva historia socio-cultural”, Historia Social, núm. 17, (1993), 12. 27 Peter Burke, “La nueva historia socio-cultural”, Historia Social, 11. 28 Jesús Martínez Martín, “Historia socio-cultural. El tiempo de la historia de la cultura”, 238. 29 Jesús Martínez Martín, “Historia socio-cultural. El tiempo de la historia de la cultura”, 239. 28 atención y preocupación […], en acciones y discursos diseñados y emprendidos por las élites para preservar sus intereses, imponer sus valores y controlar”30. En atención a este punto, la policía cobró relevancia al ser utilizada como un instrumento de ordenamiento de la sociedad campechana. A través de las normas y del uso de la fuerza pública para regular la conducta de los individuos, en otras palabras, como mecanismo de control social para vigilar y detener actividades que contrariaban a la ciudad ideal que se anhelaba. Esta postura trajo consigo la identificación de tensiones, en las fuentes que fueron consultadas, entre policía y sociedad que respondieron a binomios y trinomios, esto permitió adentrarnos a la cotidianidad en diferentes escenarios: calles, plazas o barrios. Primeramente, se colocaron los binomios: policía-delincuente, el que trasgredió a la norma y representó un obstáculo para el progreso, le siguió el de policía-ciudadano, el que trabajó con la autoridad con la finalidad de mantener el orden en el barrio y en la ciudad. Otro aspecto que expuso la tensión fue el binomio policía-corporación, porque algunos individuos se resistieron a los castigos u órdenes impuestas por el jefe político, en estas últimas estuvieron los problemas por las bajas y renuncias en el cuerpo de gendarmes. En segundo lugar, se encontraron los trinomios: el primero conformado por: policía-delito-ciudad, el cual, representó el conflicto, ya que el policía tenía que vigilar y prevenir que se cometiera un delito y con ello, salvaguardar la imagen de la ciudad, mientras que el trinomio policía-ciudadanos-ciudad hizo referencia al trabajo en conjunto para llevar a la ciudad al progreso económico y social. Estás relaciones abogaron a rescatar la historia de los actores olvidados que no necesariamente incluían a las elites y los personajes, sino que el punto central fueron los policías y sus relaciones con otros sujetos e instituciones (la cárcel y el hospital), por ello, se partió de la historia sociocultural, ya que la historia de la policía se construyó a través de las prácticas, los discursos y las representaciones para dar sentido y significado a la realidad social de la ciudad de Campeche. El enfoque interdisciplinario, permitió retomar los conceptos teóricos- metodológicos de diferentes disciplinas como la sociología, la lingüística, la antropología, el derecho y la psicología. Cabe resaltar que en un inicio fue de la antropología a la historia, por el énfasis en la cultura: las prácticas y las representaciones para una valoración cultural de lo 30 Jorge Alberto Trujillo Bretón, “Por una historia socio-cultural del delito”, 24. 29 social31, donde la sociedad ya no era considerada como una estructura rígida sino en constante movimiento por la participación del sujeto/s. Peter Burke hizo hincapié que “los conceptos no son neutros tienden a venir en paquetes de supuestos que es preciso examinar con cuidado” debido que provienen de la teoría social “es posible que haya que adaptarlos, y no simplemente “aplicarlos”, tanto a otros periodos como a otras regiones del mundo”32. Por esta razón, se reforzó hacer un análisis histórico, es decir, historizar los conceptos para su adaptación con la finalidad de interpretar los significados de una realidad determinada, desde una diversidad teórica que enriqueció el objeto de estudio y abrió nuevas interpretaciones. Es decir, estudiar al sujeto, la acción, el discurso, la práctica como fenómenos históricos33. En el estudio de la policía de la ciudad de Campeche durante el porfiriato, convergieron varios elementos mencionados anteriormente, ya sea sujeto/s-policía/s en su composición social, el discurso difundido por el gobierno de lo que debió ser un policía-corporación, la práctica del policía y de la sociedad en su día a día, etc. Por consiguiente, se presentó el concepto policía, el cual, se explicó a través de una red conceptual entre ellos: hegemonía, resistencia, autoridad, poder, ciudad, ley, ciudadano, delincuente, control social, entre otros34. Debido a que en este concepto convergió una realidad determinada compuesta por estructuras y relaciones de diferentes índoles, así como el actuar de los individuos que describieron la reorganización y consolidación del cuerpo de policía de la ciudad de Campeche. Desde el ángulo de la historia sociocultural, se emplearon determinadas fuentes, entre ellas los expedientes judiciales. Puesto que el archivo judicial se consideró un archivo espejo que refleja 31 Se plantea que el acercamiento entre la historia y antropología se da alrededor de la década de los años sesenta; principalmente de antropología simbológica como Marshall Sahlis, Victor Turner, Clifford Geertz, Zemon Davis, E. P. Thompson y Peter Burke. 32 Peter Burke, Historia y Teoría Social (México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora,1997) 59. 33 Gabrielle M. Spiegel “La Historia de la práctica: nuevas tendencias en historia tras el giro lingüístico”, Ayer, España, Asociación de Historia Contemporánea- Marcial Pons, núm. 62, (2006),20. 34 Los conceptos sirven para ir construyendonuestra argumentación, sin embargo, hay pautas para indicar cuáles términos se convierten en conceptos y ejes de nuestro trabajo, según Koselleck y Antoine Prost, los conceptos históricos son plurales, ya que responden al contexto y al resultado de pugnas de la época. En otras palabras, dan significado a los procesos de la época y responden a la cotidianidad mediante su práctica. Pero hay que mencionar que los conceptos a veces se quedan en lo discursivo. Por otra parte, la red de conceptos responde a similitudes o diferencias entre el concepto eje, que ayuda a explicarlo. Véase: Reinhardt Koselleck, Futuro y pasado. Para una semántica de los tiempos históricos (Barcelona: Paidós, 1993), 117 y Antoine Prost, Doce lecciones para la historia (Madrid: Ediciones Cátedra, 1996),151. 30 los hábitos, las costumbres, la vida cotidiana y los múltiples problemas de una sociedad concreta35 y una de las fuentes más útiles y abundantes para el “estudio de los conflictos sociales y los valores, de las pautas de vida y conducta social”36. También se utilizaron las leyes y los reglamentos, porque en ellos quedaron establecieron los castigos y se indicaron los procedimientos que se debían seguir en la administración de la justicia además que esto permitió el conocimiento de la participación de los sujetos llámense jueces, policías o delincuentes. De manera que estos instrumentos del Estado definieron lo que debió ser un individuo-ciudadano y los otros que trasgredían la norma. Con lo anterior, esta investigación respondió a diversas miradas: 1) político, porque se emplearon los informes, los decretos y los planes de gobierno, los cuales, aludieron al progreso de la ciudad y eran la voz oficial, 2) legislativa, ya que se analizaron las leyes y reglamentos sobre la policía, 3) judicial, debido que se utilizó documentación tanto estatal como federal sobre denuncias por robos, delitos y escándalos por parte de la sociedad y, por otro lado, los abusos cometidos por la corporación policiaca hacia sus integrantes o viceversa y 4) la prensa, pues las opiniones vertidas en los periódicos (oficial o de variedades) acerca de quejas y denuncias de igual forma permitieron adentrarnos a la ciudad, al policía, al ciudadano y a los problemas sociales que indicaron una visión más completa. En suma, con este tipo de fuentes se describieron las prácticas y los discursos sobre la sociedad, la policía y sus relaciones. Es decir, no fue un estudio emprendido desde la perspectiva institucional, pero fue indiscutible que las instituciones estuvieran presentes, porque en su interior se generó la documentación que permitió la identificación y señalamiento de las relaciones de los sectores populares con la policía. 35 Arlette Farge, La vida frágil, Violencia, poderes y solidaridades en el París del siglo XVIII (México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1994) citado por Jorge Alberto Trujillo Bretón, “Por una historia socio-cultural del delito”, Takwá, México, Núms. 11-12, (2007),24. 36 William B. Taylor, Embriaguez, homicidio y rebelión en las poblaciones coloniales mexicanas (México: Fondo de Cultura Económica, 1987) 116 citado por Jorge Alberto Trujillo Bretón, “Por una historia socio-cultural del delito”, Takwá, México, Núms. 11-12, (2007) 24. 31 1.2 Conceptos y sus relaciones al estudio de la policía La dimensión teórica fue conformada por binomios y trinomios. Partimos de la relación entre hegemonía y resistencia. Para el primer término se empleó el Diccionario de Filosofía de Abbagnano que apunta lo siguiente: “De acuerdo a Gramsci la supremacía de una clase no se manifiesta solamente con el dominio y la fuerza, sino también mediante el consenso y la capacidad de dirección ideal con respecto a las clases aliadas y subalternas”37. En efecto, dicho autor definió hegemonía como la “dirección política, intelectual y moral” su importancia consistió en la capacidad que tiene una clase dominante de articular con sus intereses los de otros grupos, convirtiéndose así en el elemento rector de una voluntad colectiva38. En el caso particular de este estudio se aplicó en la necesidad que tuvo dicha clase para persuadir a la gente sobre el orden y progreso y la necesidad que las cosas fueran hechas de una determinada manera. Pero la división entre los grupos y la desigualdad no permitieron llegar al consenso y fue ahí donde entraron las negociaciones y conflictos. Así que, siguiendo a William Roseberry, el cual, propuso la utilización del concepto de hegemonía no para entender el consenso sino al conflicto y la negociación, abrió nuevas maneras de comprender la dialéctica entre el dominio y los dominados; porque las formas de dominación moldearon a la sociedad y éstas a su vez, fueron moldeadas por la clase popular. De esta forma, “lo que la hegemonía construye no fue, entonces, una ideología compartida, sino un marco común material y significativo para vivir a través de los órdenes sociales caracterizados por la dominación, hablar de ellos y actuar sobre ellos39. Por lo tanto, al tener en cuenta ese marco común que describió Roseberry, donde confluyeron los policías y la sociedad, ya sea en las calles, los barrios o la corporación, permitió analizar los conflictos en diferentes escenarios a consecuencia de tres puntos: 1) por acatar el reglamento de policía, 2) por la labor del policía y 3) del policía a la corporación por el bajo salario, exceso de trabajo o de castigos. Los policías frecuentemente afrontaron dificultades para implantar las políticas de orden y control social que tuvieron como objetivos impulsar la modernidad en la ciudad de Campeche. 37 Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía. (México: Fondo de Cultura Económica, 2004), 541. 38 Para una lectura más profunda acerca del concepto léase a Mirta Giacaglia, “Hegemonía, concepto clave para pensar la política”, Tópico, núm. 10 (2002), 151-159. 39 William Roseberry, Hegemonía y lenguaje contencioso en Gilbert M. Joseph, & Daniel Nugent, Aspectos cotidianos de la formación del estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno. (México: DF, Ediciones Era, 2002), 220. 32 En consecuencia, tuvieron que lidiar y negociar sus acciones y desempeño no sólo en el marco de la situación socioeconómica inestable de la ciudad sino también con el desinterés de la población por seguir las propuestas “modernizadoras” por ejemplo, con los parámetros de limpieza de las calles, las campañas de vacunación y las medidas de control de los escándalos. Asimismo, se buscó que los campechanos respetaran y cumplieran lo estipulado en los reglamentos de la policía que incluyeron cuestiones administrativas que básicamente se refirieron a la fisionomía de la ciudad, los permisos de construcción, la definición de los días para sacar basura, los lugares donde vender y colocar anuncios, las multas a los que contrariaran el orden y la seguridad pública entre otros temas. El desempeño de la policía durante este periodo fue despreciado y criticado por sus constantes abusos de la fuerza pública o su falta de desempeño para socorrer a los campechanos. En la prensa predominaron las quejas por el mal servicio y las peticiones al gobierno para poner atención en la reorganización del cuerpo de policía. Los conflictos entre la sociedad y la policía fueron algo recurrente en el porfiriato, entre ellos los jalones o gritos hacia niños o mujeres; los integrantes de la policía en su mayoría cometieron faltas de indisciplina dentro y fuera de la corporación, por lo cual, provocaron sanciones o bajas definitivas al policía. Por otra parte, al margen de vigilar el cumplimiento de las normas, los policías estuvieron en constante tensión con la corporación, debido a
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