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Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México bibliotecadigital@redudg.udg.mx - Tel. 31 34 22 77 ext. 11959 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA Coordinación de Bibliotecas Biblioteca Digital La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos que posteriormente quiera darle a la misma. UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DIVISIÓN DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y HUMANOS MAESTRIA EN HISTORIA DE MÉXICO La ruptura como vanguardia. La obra escultórica de Mathias Goeritz, Guadalajara-Ciudad de México, 1949-1970. T E S I S PARA OBTENER EL TÍTULO DE: MAESTRO EN HISTORIA DE MÉXICO PRESENTA: Carlos Osbert Obet Gallegos Hernández Director: Dra. Rosa Alicia de la Torre Ruiz Guadalajara, Jal., Junio de 2016 Dr. Hugo Torres Salazar Coordinador de la Maestría en Historia de México Universidad de Guadalajara CUCSH Presente Por este conducto le comunico que el Lic. Carlos Osbert Obet Gallegos Hernández, pasante de la Maestría en Historia de México, generación 2014-2016, ha concluido satisfactoriamente su tesis de Maestría titulada La ruptura como vanguardia. La obra escultórica de Mathias Goeritz, Guadalajara-Ciudad de México, 1949-1970. El Lic. Gallegos Hernández ha incorporado a su trabajo las observaciones que se le han sugerido en su último seminario de avances de investigación, así como las correcciones que en mi calidad de directora de tesis he considerado oportuno señalar. Se trata de un texto bien articulado, con propuestas claras, ordenadas y documentadas, mismas que son reforzadas por un pertinente aparato teórico-metodológico. Por lo anterior, considero que cumple con los requisitos para ser defendida, por lo cual extiendo la presente constancia y aprovecho para solicitarle atentamente tenga a bien gestionar la asignación de la fecha para el examen de grado del Lic. Gallegos Hernández una vez que sean cubiertos los trámites administrativos correspondientes. Sin más por el momento me despido de usted reiterándole la seguridad de mis consideraciones y mi agradecimiento por la atención que se sirva dar al presente. ATENTAMENTE "PIENSA Y TRABAJA" Guadalajara, Jal., 27 de mayo de 2016. Dra Ro~o~e Ruiz Profesor - Docente Asociado C Sistema Nacional de Investigadores, N-I Departamento de Historia Universidad de Guadalajara Dr. Hugo Torres Salazar Coordinador de la Maestría en Historia de México Universidad de Guadalajara Presente Por este conducto le comunico que en mi calidad de Lectora he revisado la Tesis de Maestría en Historia del Lic. Carlos Osbert Obet Gallegos Hemández "La ruptura como vanguardia. La obra escultórica de Mathias Goeritz, Guadalajara-Ciudad de México, 1949-1970" y observé que se retomaron sugerencias realizadas en el Seminario de Tesis. En virtud de ello considero que el trabajo reúne los requisitos para ser defendido por el Lic. Gallegos en el respectivo examen profesional. Es así que emito mi voto aprobatorio para que se dé curso al trámite y proceso administrativo de titulación correspondiente. Sin más por el momento me despido de usted reiterándole mi agradecimiento por la atención que se sirva dar a la presente. ATENTAMENTE "PIENSA Y TRABAJA" Guadalajara, Jal., 30 de mayo de 2016 ~-- Dra. Leticia Ruano Ruano Profesora Investigadora Titular del Departamento de Estudios Sobre Movimientos Sociales UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA. Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. División de Estudios Históricos y Humanos. Maestría en Historia de México. 27 de mayo de 2016, Guadalajara, Jalisco. Dr. Hugo Torres Salazar, Coordinador de la Maestña en Historia de México, Universidad de Guadalajara: por medio del presente documento le comunico que el alumno Carlos Osbert Gallegos Hernández, estudiante inscrito en la Maestría de Historia de México por la Universidad de Guadalajara ha presentado de manera satisfactoria las correcciones a su trabajo de tesis con título: La ruptura como vanguardia. La obra escultórica de MathíasGoeritz, Guadalajara-Ciudad de México, 1949-1970. El trabajo reúne ya los requisitos para ser presentado y defendido, por lo que emito mi voto aprobatorio para que se dé curso al trámite administrativo que requiere el proceso de titulación. M.A. Jorge Sánchez Lara. Do torando en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad, CUAAD, niversidad de Guadalajara. Guadalajara, Jalis . 27 de mayo de 2016. \ Índice Introducción…………………………………….………….…………………......……...............1 Capítulo 1. El proceso de expresión de la identidad en la arquitectura mexicana. Del regionalismo arquitectónico al arte abstracto de Mathias Goeritz……………………………....16 1.1. La arquitectura como expresión de identidad......…………………..….......................................17 1.2. El nacionalismo y la escultura pública en México.………………………………...........….....44 1.3. Mathias Goeritz, artista abstracto.……………...........................................................…....…47 Capítulo 2. Mathias Goeritz y la arquitectura en Guadalajara…………………..………………....56 2.1. La fundación de la primera Escuela de Arquitectura de Guadalajara y la expresión regionalista tapatía.…..............……………………………………….......................57 2.2.-Mathias Goeritz, formador de arquitectos tapatíos: 1950 a 1953 ...............................................72 2.3. El final de la primera Escuela de Arquitectura en Guadalajara, 1953 a 1963. Reestructuración docente y agitación política.................................................................................84 Capítulo 3. Entre el nacionalismo y la modernidad: Mathias Goeritz en la Ciudad de México, 1953-1970......................................................................92 3.1. El milagro mexicano y su papel en el desarrollo urbano durante la segunda mitad del siglo XX...............................................................................................................…..............…93 3.2. Mathias Goeritz y la crítica de la arquitectura mexicana en la Revista Arquitectura/México.………...................…..........................................................................….100 3.3. La arquitectura emocional como una propuesta de modernidad en México………..............120 Capitulo 4. Mathias Goeritz y la arquitectura emocional como propuesta urbana en México…...132 4.1. La arquitectura emocional y la escultura urbana como símbolos de modernidad: El Pájaro de Fuego y el fraccionamiento Jardines del Bosque en Guadalajara……..…….…........133 4.2 La arquitectura emocional y la escultura urbana como símbolos de modernidad II: Las Torres de Ciudad Satélite…………………….........................................................................144 4.3. La arquitectura emocional y la escultura urbana como símbolos de modernidad III: la ruta de la amistad como proyecto cultural para las olimpiadas de México 1968........................155 Capítulo 5. Hacia una nueva visión urbana. El legado de Mathias Goeritz en la arquitectura tapatía.…….….........................................180 5.1. El desarrollo de la Arquitectura tapatía, entre 1953 y 1982..........................................181 5.2.- La ruptura y su impacto en el arte mexicano……………..............................................191 5.3.- El movimiento de ruptura tapatío y su impacto en la arquitectura nacional…………………………………………................194 Conclusiones.………..........................................................................................................…....215 Bibliografía General…...........………......…………………………………………..…….......219Índice de imágenes Imagen 1. Torre de la Escuela Normal para Maestros …………………...........................................34 Imagen 2. Vista aérea del fraccionamiento de Ciudad Satélite ………...............................................35 Imagen 3. Werner Mathias Goeritz Brunner, España 1948...... ………...............................................48 Imagen 4. Cartel de las Cuevas de Altamira …………..........………………......…….....................53 Imagen 5. Arquitecto Bruno Cadore Marcolongo ………………...……………..……....................70 Imagen 6. Horts Hartung Franz, Silvio Alberti y Erich Coufal ……...................................................71 Imagen 7. Erich Coufal, Homenaje por sus 70 años de carrera profesional. ……….……...................71 Imagen 8. Homenaje a José Clemente Orozco, Mathias Goeritz ……………...………...................78 Imagen 9. Centro Urbano Presidente Juárez 1952……………………………….….......................106 Imagen 10. Detalle del Centro Urbano presidente Juárez 1966 ……......…………..........................107 Imagen 11. Biblioteca Central Juan O´Gorman ……………………..………………....................108 Imagen 12. Invitación, Mathias Goeritz ...............................................................................................115 Imagen 13. Ejemplar de la revista El Gallo …………………………..………..............................116 Imagen 14. Entrada del museo experimental El Eco ……...………………....................................121 Imagen 15. El Salvador de Auschwitz, Mathias Goeritz ........................................................................127 Imagen 16. Entrada sinagoga Magüen David, Mathias Goeritz y David Serur.......................................129 Imagen 17. Sinagoga Magüen David, vitral lateral..................................................................................130 Imagen 18. Sinagoga Magüen David, vitral central.................................................................................130 Imagen 19. Fachada de la parroquia del Calvario, Fracc. Jardines del Bosque.......................................136 Imagen 20. Vitral parroquia del Calvario, Mathias Goeritz.....................................................................137 Imagen 21. Interior de la parroquia del Calvario.....................................................................................138 Imagen 22. El Pájaro de Fuego, Mathias Goeritz...................................................................................139 Imagen 23. Ingreso a Jardines del Bosque...............................................................................................140 Imagen 24. Las Torres de Ciudad Satélite, Luis Barragán y Mathias Goeritz........................................151 Imagen 25. Captador de Luz o Disco Solar, Jacques Moeschal (Bélgica)..............................................170 Imagen 26. La Rueda Mágica, Todd Williams (E.U.A.).........................................................................171 Imagen 27. El Ancla, Ruta de la Amistad, Will Gutman (Suiza).............................................................173 Imagen 28. El Ancla, Ruta de la Amistad Will Gutman (Suiza)..............................................................174 Imagen 29. Las Tres Gracias Miloslav Chlupac (Checoslovaquia) ......................................................175 Imagen 30. El Sol Rojo, Alexander Calder (Estados Unidos de América).............................................176 Imagen 31. Unidad Habitacional CTM-Atemajac, Alejandro Zohn...........................................189 Imagen 32. Jean-Baptiste Olivier Seguin Hennequin..................................................................199 Imagen 33. La comedia y la tragedia, Olivier Seguin.................................................................201 Imagen 34. Los Amantes, Mathias Goeritz .................................................................................202 Imagen 35. La Patria: hogar común, Olivier Seguin..................................................................203 Imagen 36. La fuente Olímpica, Enrique Rico Sánchez..............................................................207 Imagen 37. La Fuente de la Hermana Agua, Fernando González Gortazar...............................209 Imagen 38. La Torre de los cubos, Fernando González Gortazar...............................................210 Imagen 39. Inmolación de Quetzalcóatl, Víctor Manuel Contreras Vázquez.............................212 Agradecimientos. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por el apoyo brindado para la realización de la presente investigación, por medio de la beca nacional número 375756 correspondiente al periodo 2014-2016, a la fundación Santander por la beca de movilidad ECOES-SANTANDER 2015 por medio de la cual fue posible, no solo realizar un intercambio en la Universidad Nacional Autónoma de México en el semestre 2015A, sino también llevar a cabo trabajo de campo en el Distrito Federal durante dicho periodo. Al personal que labora en el Archivo Historico de la Universidad de Guadalajara, la Biblioteca del Congreso del Estado de Jalisco, el Archivo General de la Nación, Archivo Historico de la Universidad Iberoamericana, Biblioteca Nacional de México, Biblioteca Justino Fernández en el Instituto Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyo valioso apoyo durante el trabajo de gabinete, hicieron posible localizar las fuentes necesarias para el desarrollo de la presente investigación. Al Dr. Jorge Sánchez Lara en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara y a la Dra. Louise Noelle Grass del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, por brindarme un poco de su tiempo personal y consejos durante las diversas etapas de la presente investigación, al igual que sus valiosos comentarios y consejos, para llevar a buen término la presente tesis. De forma particular quisiera refrendar un especial agradecimiento a la Dra. Rosa Alicia de la Torre Ruíz, no solo por haber creído en mí nuevamente y aceptar la enorme tarea de sacar adelante este trabajo, sino por todo su apoyo y amistad a lo largo de estos ocho años. Para usted doctora mi eterna gratitud y admiración. Finalmente a mis entrañables amigos Sebastián H. Guevara, Arely Reyes, Luis Ángel Vargas, Ángela Arias, José Jairo Alvarado por sus consejos a lo largo del proceso de escritura del presente trabajo y muy especialmente a la señorita Laura Sepúlveda Salas por el valioso apoyo brindado en la búsqueda documental para la realización del proyecto de investigación, jalarme las orejas y darme ánimos cuando fue necesario, así como por introducirme a las novelas histórico-románticas de Diana Gabaldon, cuya lectura me permitió liberar tensiones y seguir adelante con el trabajo de tesis. 1 Introducción. La primera mitad del siglo XX conllevó una serie de transformaciones culturales que impactaron directamente en el ámbito de la arquitectura, misma que se vio influenciada por la introducción de nuevas técnicas y materiales constructivos, especialmente ante la necesidad de contar con nuevos centros urbanos más amplios y mejor planificados, todo como respuesta al acelerado crecimiento poblacional experimentado por las ciudades. Para el caso particular de México la llegada de un movimiento moderno en arquitectura, a partir de la segunda década del siglo XX, trajo consigo no solo nuevos paradigmas técnicos y educativos, también nuevas formas de visualizar y concebir la modernidad como un símbolo de identidad nacional, y que serían favorecidos con la llegada de intelectuales y artistas extranjeros, quienes hicieron de México su segunda patria. Un interesante ejemplo de lo anterior lo constituye el caso del escultor y artista polaco-alemán Mathias Goeritz, quien llegó a la ciudad de Guadalajara en 1949 como profesor de arquitectura, para posteriormente trasladarse a la capital del país donde consolidó una amplia carrera como artista y docente hasta su fallecimiento el 4 de agosto de 1990. La diversidad de sus intereses artísticos lo llevaron no solo a incursionar en el campo de la escultura y la pintura, también se desempeño como docente en el campo de la arquitectura y el diseño industrial, además de crítico estético y promotor cultural. Desde un punto de vista particular, fue el campo de la arquitectura uno de los más beneficiados por las propuestas estéticas de Goeritz, tanto por su crítica al movimiento moderno en la arquitectura, como por su postura sobre el rescate de la escultura urbana abstracta como un símbolo de identidad social, para su posterior integración a los proyectos arquitectónicos, dando 2 como resultado lo que él denominaba como "ciudades estéticamente planeadas", las cuales fungirían como nuevos símbolos urbanos de modernidad. Dichas propuestas tuvieron una fuerte influencia en el panorama artístico de México, especialmente a partir de los años sesenta, constituyéndose en una alternativa en la construcción de la identidad urbana del país, la cual buscaba superar el discurso nacionalista para impulsar un modelo donde la modernidad es visualizada desde un enfoque más multidisciplinario y ligado estrechamente al desarrollo industrial y urbano de occidente. Así, el presente trabajo de investigación aborda la obra escultórica de Mathias Goeritz, en un primer momento en Guadalajara, donde se nutrió de las propuestas arquitectónicas regionales, para posteriormente continuarlo en la Ciudad de México, justo cuando la industrialización acelerada y el crecimiento urbano del país buscaban consolidar un proceso de modernización, tanto material como intelectual en el México posrevolucionario. El tema de la modernidad y su impacto dentro de los distintos ámbitos de la sociedad ha sido una preocupación constante en occidente. A partir del siglo XIX el problema de la modernidad adquiere un nuevo enfoque, principalmente a raíz de la segunda revolución industrial que, desde la óptica de David Harvey, rompe con la idea de progreso como símbolo de bienestar humano instituido por la ilustración francesa, para implantar un proceso de constantes rupturas y cuestionamientos teóricos, en un intento por definir y establecer un modelo de sociedad moderna.1 En el campo de la arquitectura, la idea de la modernidad es visualizada como una ruptura con el historicismo académico, y como un reflejo del sentido de progreso material de una sociedad, 1 David Harvey, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Argentina, Amorrurtu , 1998, pp. 17-139. 3 se trataba de una postura en la que autores como William Curtis,2 Kenneth Framton3 y Bruno Zevi4 la conciben como el punto central sobre el que descansa el movimiento moderno en arquitectura. Un segundo elemento a considerar respecto a la concepción del ser moderno en arquitectura, es aquel que proviene de dos importantes movimientos europeos, por un lado está la postura funcionalista propuesta por Charles Édouard Jeanneret-gris (Le Corbusier), cuyo enfoque no considera las cuestiones estéticas, pues le da prioridad a la estructuración de un modelo urbano que permita el desarrollo armónico de sus habitantes y el medio que les rodea,5 la segunda influencia de importancia la podemos encontrar en la propuesta racionalista alemana representada en la escuela de Diseño Bauhaus, la cual propone el trabajo arquitectónico desde un enfoque más amplio y orgánico.6 Esta noción de modernidad como sinónimo de progreso, tanto material como social, tuvo un peso importante en la arquitectura latinoamericana, cuyo desarrollo es abordado por Silvia Arango desde una perspectiva generacional, donde la introducción del movimiento moderno se ve favorecido por los procesos de industrialización que se van experimentando desde finales del siglo XIX, donde la ciudad y sus diversos componentes se convierten en el principal punto de interes de la arquitectura moderna.7 El presente trabajo parte de una noción de modernidad arquitectónica, entendida tanto como la renovación material del contexto urbano, a través del uso de nuevos materiales y técnicas constructivas, sino también de la estructuración de nuevas propuestas en materia educativa y en 2 William J. R Curtis, Modern architecture since 1900, London, Phaidon, 3ra edition, 1999. 3 Kenneth Framton, Historia Critica de la arquitectura moderna, Barcelona, Gustavo Gili, 2014 4 Bruno Zevi, Historia de la arquitectura moderna, Buenos Aires, Ed. Emecé, 1957. 5 Le Corbusier, Como concebir el urbanismo, Buenos Aires, Infinito, 2006. 6 Elainne S. Hochmman. Bauhaus crisol de la modernidad, Barcelona, Paidos, 2002. 7 Silvia Arango Cardinal, Ciudad y arquitectura. Seis generaciones que construyeron la América Latina moderna. México, Fondo de Cultura Económica/ Consejo Nacional para la Culturas y las Artes, 2012 4 la cual, la Arquitectura adquiere un sentido multidisciplinario y artístico, el cual se verá reflejado en las diversas partes que integran a la ciudad. De esta manera, la ciudad como categoría de análisis ha sido abordada desde múltiples enfoques, uno de ellos lo constituye el de tipo psicológico y semiótico, donde la ciudad y sus diversos procesos urbanísticos se conciben como una construcción de índole visual por parte de sus habitantes, los cuáles le otorgan diferentes valores a los elementos en las construcciones urbanas. Desde esta postura, la ciudad es finalmente entendida como una representación mental, cuya estructuración se da en la medida de que las personas se interrelacionan con los diversos elementos urbanos, para después integrarlos como parte de su identidad. En este sentido, uno de los trabajos ya clásicos es el de Manuel Castells, quien concibe a la ciudad como “un conjunto heterogéneo en materia social y funcional, el cual se particulariza a través de las formas espaciales de organización social”.8 De esta forma, el espacio urbano resulta una construcción simbólica que está estrechamente relacionado con las prácticas sociales de sus habitantes. Dichas prácticas sociales poseen una carga eminentemente ideológica que se ve proyectada en las diversas formas urbanas de la ciudad como plazas, avenidas y edificios públicos. Para Manuel Castells el punto central se encuentra en estudiar el proceso de urbanización como el resultado de un sistema de valores, normas y relaciones sociales que poseen una característica histórica, que tiene como fin último concentrar a la gente en un espacio físico determinado. Desde esta postura, la ciudad debe ser estudiada en función de la carga ideológica que las autoridades depositan en cada obra urbana que construyen, esta ideología puede ser de 8 Manuel Castells, La cuestión Urbana, México, Ed. Siglo XXI, 1976. 5 tipo político, económico, jurídico o cultural, y que pueden ser definidos en base a la función determinada dentro de la sociedad a la cual abarcan. En este orden de ideas, es pertinente rescatar la propuesta de Aldo Rossi quien propone ver la historia de la arquitectura y el urbanismo como la historia de las clases dominantes, al ser éstas las que promueven y edifican los hechos urbanos, para este autor la ciudad debe ser vista como una totalidad resultado del progreso humano, la cual posee un carácter netamente colectivo.9 En este sentido, el autor plantea que existe una relación entre el contexto social y las construcciones urbanas de dicho espacio, a esta relaciónla denomina locus y su estudio resulta fundamental para comprender el impacto histórico del hecho urbano en sí mismo, una vez que se llega a analizar la relación existente entre el hecho urbano y su locus se puede determinar la síntesis de valores que la rodean y a esto se le denomina imagen colectiva de la ciudad. El posicionamiento de Rossi permite enfocar el fenómeno desde una perspectiva más flexible, ya que no sustenta su explicación en el ámbito meramente económico o político, sino que suscribe su propuesta de análisis dentro de una óptica social donde la ciudad, su arquitectura y procesos urbanísticos son analizados como el resultado de una transformación histórica, la que moldea la concepción de los ideales urbanos de la metrópoli, al tiempo que se busca mostrar por medio de su trazado y composición espacial una determinada visión de cultura colectiva, producto de la interrelación entre la esfera pública y la privada: Esta división esta íntimamente relacionada con la arquitectura de la ciudad, porque dicha arquitectura es parte integrante del hombre, es su construccion. La arquitectura es la escena fija de las vicisitudes del hombre, con toda la carga de los sentimientos de las generaciones, de los acontecimientos públicos, de las tragedias privadas, de los hechos nuevos y antiguos. El elemento colectivo y el privado, sociedad e individuos, se contraponen y se funde en la ciudad.10 9 Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad, España, Ed. Gustavo Gilli, 1982. 10Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad...p. 62. 6 Por otra parte, para autores como Rafael Pérez- Taylor la ciudad también debe ser abordada como un espacio urbano que se compone de diversos grupos sociales, quienes en su conjunto forman una “comunidad”. Sus componentes comparten elementos de identidad en común que se ven inmersos en la construcción de un sistema articulado de relaciones, tanto de índole social como institucional que da sentido al cuerpo urbano de las ciudades.11 Este cuerpo urbano se integra por las relaciones que hay entre las diferentes comunidades que lo habitan, así como los espacios urbanos que componen la ciudad. Tales espacios pueden ser calles, barrios o avenidas, que fungen como articulaciones para darle cohesión, y que poseen una carga simbólica cuya función principal radica en regular y ordenar el papel de las diferentes instituciones políticas y sociales, también por el patrimonio histórico-cultural edificado que componen a la ciudad. La relación existente entre cuerpo urbano, simbolismo y patrimonio es el resultado de la construcción de una memoria o imagen colectiva por parte de sus habitantes, la cual posee un carácter grupal como individual, esto al establecer un puente entre la experiencia individual y la de carácter colectivo. De esta forma, la ciudad como imaginario es producto de ambas partes, y se verán reflejada en los diversos elementos arquitectónicos que la conforman. Esta noción de imagen colectiva fue propuesta por Kevin Lynch,12 quien hace un análisis desglosado de los elementos que componen a la arquitectura urbana por medio del método comparativo, cuyo punto central es concebir a la ciudad como una construcción espacial y psicológica a gran escala, en donde los ciudadanos que la habitan toman parte activa de los procesos que a su interior se van gestando.13 11 Rafael Pérez- Taylor, “El cuerpo simbólico de la ciudad” en Fernández de Rota y Monter, José Antonio (coord.), Ciudad e Historia. La temporalidad del espacio construido y vivido. España, Universidad internacional de Andalucía, Akal, 2008 pp. 175-193. 12 Kevin Lynch, La imagen de la ciudad. España, Ed. Gustavo Gili, col. punto y línea, 1988. 13 Kevin Lynch, La imagen de la ciudad...pp.25-60. 7 Para el autor el tema del diseño urbano debe ser visto como un arte de carácter netamente temporal y mutable de manera constante por los individuos que la habitan, ya que el paisaje urbano posee una cualidad que permite reconocer y agrupar las partes sobresalientes que la integran, para posteriormente darle una interpretación a lo que Lynch llama legibilidad.14 Esta legibilidad permite analizar la ciudad respecto a cómo es percibida por la gente que la habita, dicho proceso lo lleva a ver a la ciudad como una construcción psicológica en función de la experiencia que cada individuo tiene con los distintos elementos urbanísticos que la componen, derivándose así dos tipos de imagen urbana, una de carácter colectivo que es vista como una creación mental, donde cada uno de los miembros de la sociedad construye su propia idea de la ciudad, la otra de carácter personal donde pone especial énfasis en las representaciones mentales en común que posen los miembros de la ciudad, como resultado de una interrelación entre la realidad física, una cultura común y el medio ambiente. En este orden de ideas, Kevin Lynch señala la noción de imaginabilidad como un elemento de suma importancia para que la construcción de la imagen urbana se lleve a cabo, y debe comprenderse como la cualidad que tiene un objeto físico, que le permite provocar una imagen poderosa y causar impacto al espectador, ya sea por su forma, color o distribución, y para el caso de las ciudades la construcción de un complejo sistema de elementos resaltables vinculados entre sí, donde es posible reforzar la imagen mediante artificios de símbolos.15 Estos símbolos físicos se componen por sendas, bordes, barrios, nodos y mojones, siendo estos últimos los puntos de referencia de tipo exterior que sirven como claves de la identidad o estructuras de uso frecuente, y que a nivel escala pueden variar de manera considerable. En este sentido, la imagen que se construye de la ciudad puede ser densa y al mismo tiempo abstracta, 14 Kevin Lynch, La imagen de la ciudad...pp. 11-24. 15 Kevin Lynch, La imagen de la ciudad...pp. 61-111 8 esto a través de la conjugación de los elementos anteriores dando como resultado una forma particular de percibir la ciudad, es decir: Un mojón resulta todavía más vigoroso si es visible durante un lapso ó un trecho considerable y resulta más útil si puede distinguirse la dirección de la vista. Si es identificable desde cerca y desde lejos, mientras el observador se mueve rápidamente o con lentitud de día o de noche, se convierte en un ancla estable para la percepción del mundo urbano complejo y cambiante.16 La importancia de la propuesta metodológica de Lynch es que permite integrar un análisis visual de las transformaciones que sufre la ciudad y sus diferentes componentes, desde el ámbito de la historia cultural, si bien no niega de manera tajante el papel de los procesos de índole política o económica que rodean a las urbes, los relega a un segundo plano de importancia para centrarse más en una lectura de tipo psicológico y semiótico, donde el punto medular del modelo explicativo radica en la interpretación que el transeúnte le da a los componentes de la ciudad. Lo anterior lleva a considerarlos también como una fuente de carácter visual que puede y debe ser leída por medio de sus diferentes usos visuales dentro del proceso de construcción de la identidad urbana. Esta propuesta de ver a la ciudad como un conjunto de elementos visuales-narrativos es retomado, posteriormente, en la obra de Peter Krieger quien rescata las ideas de Lynch y Rossi al señalar que las ciudades son efectivamente una construcción, tanto psicológica como histórica sustentada en la percepción de sus habitantes, pero para Krieger estos elementos no bastan por sí mismos para explicar las diversas implicaciones que hay alrededor del fenómeno urbanístico, también es necesario abordarlo tomando en cuenta la naturaleza de laestructura urbana y el contexto en el cual se integra a las ciudades. Para este autor existe una fragmentación a nivel 16 Lynch, La imagen de la ciudad.... p. 124 9 socio-cultural dentro de los habitantes de las ciudades del siglo XXI, que se encuentra expresada en los estilos urbanísticos actuales.17 La propuesta de Krieger sitúa a la ciudad como un conjunto de elementos visuales que pueden ser leídos, a fin de poder abordar la forma en que los ciudadanos, ya sea a nivel individual o colectivo, construyen sus identidades sociales e históricas siendo miembros de la misma. En este sentido, se concibe a la ciudad como un espacio de carácter político en donde hay acontecimientos importantes que contribuyen a crear una identidad cultural de tipo colectivo en sus habitantes, y que debe ser analizado por medio de la confrontación de las realidades sociales, culturales y políticas que la integran. Krieger plantea además que la conjunción de signos materiales que integran a las urbes lleva a la creación de un espacio simbólico y, que este a su vez, determina la memoria colectiva de sus habitantes. Por memoria colectiva en Krieger se entiende a “la totalidad de los hechos históricos que conducen a actos y cosmovisiones pero, igualmente, también es un elemento descriptivo y analítico que emplea el historiador”,18 y que permea de manera constante el espacio urbano. En esta propuesta, el estudio y análisis de la memoria colectiva puede hacerse desde dos niveles de análisis, primero desde la composición de su estructura urbana, del estudio y análisis de la composición urbanística, así como de la lectura de planos y diagramas, esto permite reconocer los diversos elementos desde otro terreno, lo que implica abordar el aspecto escenográfico que integra a las ciudades, que incluye los elementos morfológicos de un tramo o sección determinado de la ciudad, cuyas formas que integran el paisaje urbano y la percepción de elementos como la condición social, la velocidad, los usos, la capacidad mental para orientarse y 17 Peter Krieger, Paisajes urbanos. Imagen y Memoria, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Estéticas 2006. 18 Peter Krieger, Paisajes urbanos. Imagen y Memoria... p. 19. 10 constituir una visión múltiple de la imagen urbana, todo a través de la concepción y conceptualización de dichos elementos. De esta manera, tal y como se ha podido apreciar en los párrafos anteriores, la propuesta de análisis semiótico representada en los trabajos de Aldo Rossi, Kevin Lynch y Peter Krieger va enfocada a analizar el valor simbólico de los diferentes elementos que componen las construcciones urbanas, cada uno de los autores rescata, precisamente, los significados que tienen dichas construcciones como representaciones físicas de valores, tanto de índole histórico como social. Estas formas de concebir la ciudad como una construcción semiótica y psicológica, guardan un interesante paralelismo con las posturas estéticas de Mathias Goeritz, quien a lo largo de su carrera, pugnó por la integración de escultura abstracta y arquitectura, como un medio que ejemplificara el nuevo sentido de modernidad social que se venía experimentando en la segunda mitad del siglo XX. En este orden de ideas y para el desarrollo de la presente investigación, partiremos de la noción de ciudad planteada por Lynch y Krieger, para abordar la influencia de la obra de Mathias Goeritz, tanto en arquitectura como escultura, y la forma en que estos constituyen una respuesta a los cambios culturales y urbanos del país, y en los cuales, las propuestas de Goeritz constituyen una vía hacia un enfoque especifico de modernidad, la cual tiene en la propuesta de arquitectura emocional, su máximo exponente. Antes de abordar dicha propuesta es necesario realizar un balance historiográfico en torno a su obra, tanto teórica como estética con la finalidad de tener un punto de partida, así como una revisión general de las diversas propuestas en que ha sido vista y analizada. 11 La historiografía existente en torno a la obra de Mathias Goeritz, se puede englobar en tres grupos. En el primero se encuentran los catálogos recopilatorios de su obra, es decir, un producto de las diversas exposiciones que se han organizado con su obra, y que están más orientados a la divulgación de su arte pero que no dejan de constituir una excelente fuente referencial, gracias principalmente al material visual que los componen, como es el caso de la exposición realizada en el Colegio de San Idelfonso,19 o más recientemente la organizada por la Fundación Banamex.20 Un segundo grupo reúne los trabajos de índole biográfico o de orientación general que buscan introducir al lector a la vida y obra de Goeritz. En este apartado destacan los trabajos de Federico Moráis,21 Lily Kassner22 y Laura Ibarra,23 quienes presentan de manera general la obra plástica de Mathias Goeritz, así como el contexto en que fue creada. En este orden de ideas, destaca el trabajo de Lily Kassner al presentar un panorama detallado de la vida y obra del personaje, tanto en su estancia en Europa como en México, por otro lado, el trabajo de Laura Ibarra, aunque no goza de una narrativa tan minuciosa como el de Kassner, lograr ofrecer al lector un rápido analisis sobre la propuesta estética de la arquitectura emocional y las obras más representativas de Goeritz. El tercer grupo documental está compuesto por las obras historiográficas más especializadas, que abordan temas o elementos específicos de la producción de Goeritz, como es la relación e 19 Los ecos de Mathias Goeritz. Catálogo de la exposición, Antiguo Colegio de San Idelfonso, México, 10 diciembre-26 de abril 1998. 20 Mathias Goeritz. El regreso de la serpiente y la invención de la arquitectura emocional, Museo Nacional de Arte- Reina Sofía, Fondo Cultural Banamex, Museo Amparo, Madrid, México, Puebla, 2014-2015. 21 Federico Moráis. Mathias Georitz. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1982. 22 Lily Kassner, Mathias Goeritz, una biografía 1915-1990, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Consejo Nacional para la Cultura y las artes/ Instituto Nacional de Bellas Artes, 1998. 23 Laura Ibarra, Mathias Goeritz. Ecos y laberintos, México, Artes de México y el mundo/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2014. 12 influencia de la obra de Mathias Goeritz en el arte español,24 sus aportes en el ámbito de la escultura tapatía,25 así como su participación en la impartición de docencia en la escuela de arquitectura en Jalisco,26 su pensamiento estético,27 el estudio de su propuesta de arquitectura emocional y su influencia en la arquitectura mexicana.28 Si bien la mayoría de textos que integran este tercer apartado se enfocan, mayoritariamente, en lo realizado en la Ciudad de México, debido a que es donde está la mayoría de su obra plástica, trabajos como los de Fernando González Gortazar y Jorge Fregoso dan muestra de la necesidad de poner mayor énfasis en la obra que realizó Goeritz durante su estancia en Guadalajara, así como su influencia en trabajos arquitectónicos y escultóricos posteriores. En la presente investigación se aborda la obra plástica de Goeritz, tanto en Guadalajara como en la Ciudad de México, partiendo de la existencia de una noción de continuidad entre sus diferentes trabajos plásticos y propuestas teóricas, así como la influencia que tuvo, primeramente dentro del campo de la arquitectura mexicana, para posteriormente integrar el tema de la abstracción en la escultura mexicana, lo cual posteriormente seria retomado para la integración de un movimiento de vanguardia escultórico, que iniciaen Guadalajara y busca romper con el imperante discurso nacionalista. De igual forma, se busca abordar estos procesos urbanos desde la óptica de la historia cultural, al visualizar a la arquitectura y escultura, como un elemento 24 Chus Tudelilla Laguardia, Mathias Goeritz. Recuerdos de España 1940-1953, España, Prensas de la Universidad de Zaragoza, Col. de Arte, núm. 3, 2014 25 Jorge Fregoso Torres. La escultura Urbana en Guadalajara. Ruptura y proceso, 1950-2000, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, CUAAD,Tesis de doctorado en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad, Agosto 2007. 26 Fernando González Gortazar, Mathias Goeritz en Guadalajara, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, Col. Fundamentos, serie Arquitectura, 1991; La fundación de un sueño: La Escuela de Arquitectura de Guadalajara, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, Col. Fundamentos, serie Arquitectura, 1995. 27 Leonor Cuahonte Rodríguez, (compiladora), Los ecos de Mathias Goeritz, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Estéticas, 2007. 28 Daniel Garza Usabiaga/ Mathias Goeritz y la arquitectura emocional. Una revisión crítica (1952-1968), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Instituto Nacional de Bellas Artes/ Gobierno del estado de Nuevo León/ Universidad Autónoma del estado de Nuevo León/ Vanilla Planifolia, 2012. 13 central, dentro del proceso de construcción de la identidad urbana en México, esto durante la segunda mitad del siglo XX. El objetivo central de la que se partió para la realización de esta investigación, fue saber en qué medida y como, la obra de Goeritz contribuyó al desarrollo de la modernidad urbana en México, así como a la consolidación de una identidad regional en arquitectura. La hipótesis que dio inició la investigación, consistió en ver como la obra artística de Mathias Georitz tuvo una participación importante en la política oficial mexicana, entre 1960 y 1970 porque es vista como la ejemplificación idónea de la política del estado, la cual busca construir una imagen internacional más cosmopolita y moderna de la nación, llegando a incidir de manera importante en la arquitectura tapatío y construyendo un intercambio en materia de urbanismo regional entre Guadalajara y la Ciudad de México. Sin embargo, conforme se fue desarrollando el trabajo de investigación, dicha hipótesis se modifico profundamente, principalmente por dejar de lado el papel cultural de los aportes arquitectónicos y estéticos en la obra de Goeritz. En la realización de la presente investigación tuvo una base primordial el trabajo de archivo pues implicó la consulta documental, que para esta tesis, significó el rescate de una etapa históricamente importante para la historia de la Universidad de Guadalajara, además el proceso de investigación implicó realizar trabajo de campo con el fin de localizar, fotografiar y contextualizar los trabajos arquitectónicos urbanos realizados por Goeritz, así como aquellas esculturas u obras que guardan una estrecha relación con su propuesta estética. En cuanto a la organización interna, el presente trabajo de tesis está estructurado en cinco capítulos. En el primer apartado se aborda la construcción el contexto histórico, en el que se da la introducción del movimiento moderno en México, su influencia en los ámbitos de la arquitectura y la escultura urbana, brindado con ello un repaso sobre la formación académica de Mathias 14 Goeritz, así como una visión general sobre su actividad artística en España, previa a su llegada a México. El segundo apartado está centrado en el paso de Goeritz por Guadalajara, para presentar este periodo se han articulado dos ejes argumentativos, por un lado, la fundación y clausura de la primera Escuela de Arquitectura y por otro, los aportes docentes y artísticos de Goeritz durante los tres años de estancia en Guadalajara, ambos ejes son fundamentales para entender y abordar su etapa artística en la capital del país. Para la presentación y análisis de este apartado se recurrió a la consulta de los expedientes resguardados en el Archivo Histórico de la Universidad de Guadalajara, particularmente los expedientes laborales de Mathias Goeritz, su esposa Marianne Gast y el resto de sus compañeros docentes también en la Escuela de Arquitectura, información que aporta una idea de la dinámica emprendida por las autoridades para adaptarse a los cambios de desarrollo urbano y social, entre otros elementos. El tercer capítulo de la tesis está estructurado en dos grandes apartados, por una parte, a la estancia de Goeritz en Ciudad de México, abordando tanto su labor docente en la Universidad Iberoamericana, como de crítico de arte en la revista Arquitectura/México. La segunda parte del capítulo está dedicado a la estructuración de la propuesta de Arquitectura emocional, concepto central alrededor del cual esta cimentado todo su trabajo y, que a su vez, constituye su principal aporte a la arquitectura mexicana de la segunda mitad del siglo XX. El cuarto capítulo se dedica principalmente a la arquitectura emocional como propuesta urbana, centrándose en dos ejes temáticos, el primero trata los proyectos escultóricos realizados para los fraccionamientos, tanto en Guadalajara como en la Ciudad de México, y que fueron realizados en conjunto con el arquitecto Luis Barragán Morfín, por otro lado se aborda de manera exclusiva la propuesta de trabajo para la creación, durante los Juegos Olímpicos de 15 México en 1968, de un proyecto donde se crearía un corredor escultórico al sur del Distrito Federal y que sería denominado como "Ruta de la Amistad". Este último proyecto no dio los resultados que Goeritz esperaba, sin embargo es un claro ejemplo de la madurez alcanzada por el pensamiento estético de Mathias Goeritz, dejando con ello una gran influencia en el arte internacional. En ambos casos, a partir del trabajo de campo y el registro fotográfico de sus obras, se pudo observar tal comparación y postura, además de que las obras a pesar de ser consideradas como patrimonio urbano actualmente sufren un considerable daño por el deterioro ocasionado por el tiempo y la interperie. Finalmente, en el quinto apartado se aborda cómo el trabajo docente y la obra estética de Mathias Goeritz, dejo una importante huella en la arquitectura tapatía creada durante los años sesenta y setenta, sentando además las bases de un movimiento de escultura abstracta, cuyos exponentes buscaron romper con el discurso nacionalista, así como difundir la integración de la escultura abstracta en proyectos de arquitectura, tanto pública como privada. En este apartado se ha buscado presentar los ejemplos más representativos de cómo los postulados de Goeritz impulsaron el desarrollo urbano y estético en Guadalajara, siendo un proceso histórico cuya historiografía se encuentra actualmente en desarrollo. 16 Capítulo 1. El proceso de expresión de la identidad en la arquitectura mexicana. Del regionalismo arquitectónico al arte abstracto de Mathias Goeritz. La acelerada industrialización que se experimentó en occidente a finales del siglo XIX, como resultado de la segunda revolución industrial, trajo consigo una serie de transformaciones en el ámbito cultural, político y social, así como el empleo de nuevos materiales de construcción ligados estrechamente a la búsqueda e implantación de la modernidad, premisa bajo la cual se buscaba construir un modelo de sociedad más acorde a los diversos avances técnicos y científicos del momento, tanto en el sentido intelectual como el material. En el caso particular de México, esta búsqueda de modernidad jugó un papel importante en las transformaciones urbanas que se experimentaron desde finales del siglo XIX. Si bien la expresiónde la modernidad abarcó diversas ramas del conocimiento, la arquitectura mexicana fue sin duda, una de las más beneficiadas, sobre todo con la introducción de corrientes de origen europeo como el funcionalismo y el racionalismo, dando inicio a un profundo proceso de renovación urbana y educativa a nivel nacional, que fue favorecido principalmente por el fin del conflicto armado de 1910 y la consolidación de los primeros gobiernos posrevolucionarios. Es dentro de este periodo de reconstrucción urbana y cultural que surge a nivel local, la estructuración de un movimiento regionalista de arquitectura, como una respuesta a la política de homogenización cultural emprendida desde la capital del país. El regionalismo, al igual que el funcionalismo y el movimiento racionalista, tuvo una fuerte influencia en la búsqueda por definir el sentido de modernidad, viéndose enriquecido por la participación de artistas extranjeros refugiados en México, y quizás uno de los que más contribuyó en este aspecto, fue el escultor polaco-alemán Mathias Goeritz. 17 1.1. La arquitectura como expresión de identidad. A lo largo de la siglo XIX uno de los temas que tuvo presencia constante en el ámbito político de México fue el problema de la modernidad, su relación con la construccion del sentido de identidad nacional y la manera de integrarla en un discurso de índole político-visual, a través del cual darle un sentido de cohesión y unidad a la joven nación. Tras la caída del Segundo Imperio y la restauración del orden republicano esta problemática adquirió una nueva importancia, al conjugarse con un acelerado y amplio proceso de industrialización en el país, caracterizado principalmente por la fuerte inversión material, como fue la introducción de las primeras líneas de telégrafo y del ferrocarril, así como una serie de políticas públicas orientadas a reactivar la maltrecha económica nacional. Así, bajo este proceso de industrialización e introducción de nuevas tecnologías, el gobierno mexicano de finales del siglo XIX retomó el problema de la construcción de una identidad nacional, tanto en su sentido histórico como cultural, pero fuertemente ligado a la noción de desarrollo material y técnico-industrial de los centros urbanos, esto como un medio de legitimación política, al mismo tiempo que constituyó una forma de fomentar la captación de inversiones extranjeras. A finales del siglo XIX y principios del XX, el régimen del general Porfirio Díaz se convirtió en el principal impulsor de las transformaciones materiales, buscando por un lado, la legitimación política de su gobierno con miras a incentivar la inversión económica y por el otro, la proyección de una imagen internacional de modernidad, en la que se buscaba construir un modelo de sociedad idealizada con bases euro-céntricas. Al mismo tiempo, se trataba de legitimar el accionar del estado porfirista como figura rectora de los destinos nacionales y, por ende, de la construcción de una nueva sociedad basada en los ideales del poder político 18 imperante, los cuales estaban ligados a un sentido de renovación teórica y material, específicamente en el ámbito tecnológico y social. El régimen porfirista enarboló la bandera positivista de "orden y progreso" como un medio para alcanzar el grado de estabilidad y desarrollo económico deseado, mismo que permitió sacar al país del atraso material y cultural en que estaba sumido, debido principalmente a las distintas guerras civiles y asonadas militares que se dieron en sus primeros cincuenta años de vida independiente, además logró insertarlo en el desarrollo capitalista que a nivel internacional se venía gestando particularmente, a raíz de la segunda revolución industrial, surgida en los Estados Unidos de América y Europa Occidental, principales centros de desarrollo y difusión. La noción positivista de "orden y progreso", como ejes articuladores de la sociedad, tuvo una interpretación muy particular bajo el gobierno de Porfirio Díaz. Para Auguste Comte dicha idea se estructuró como una manifestación de la fe que se venía experimentando en el campo de las ciencias, particularmente las naturales,29 mientras que bajo el gobierno de Díaz esta idea adquirió un matiz más político que científico, ya que desde su óptica para alcanzar las premisas positivistas de progreso, era necesario establecer primero un orden social. De esta forma, el gobierno de Porfirio Díaz en un intento por establecer condiciones adecuadas para la atracción de inversiones, y el fomento industrial, ejerció una política de mano dura a todo elemento subversivo que significará un problema potencial para el establecimiento del orden en el país, pero al mismo tiempo se buscó configurar una sociedad moderna, ligada estrechamente a la idea de progreso económico y material. La búsqueda de la modernidad fue empleada también como un medio discursivo y justificativo para la renovación material que, ligada principalmente a los procesos de desarrollo 29 Auguste Comte, La filosofía positivista, México, Ed. Porrúa, 8va edición, 2000. 19 capitalista de finales del siglo XIX, promovió una serie de transformaciones de índole urbana en las ciudades a lo largo de diversos países en América latina. De este modo, el concepto de modernidad estuvo estrechamente vinculado al sentido de progreso material, modificando profundamente las concepciones estilísticas en el campo de la arquitectura: La idea de una arquitectura moderna, en contraste con un estilo revivido de algún periodo anterior, había estado en existencia por más de la mitad de un siglo. Pero esta noción de una arquitectura "moderna" estaba a su vez, enraizada en la evolución de finales del siglo XVIII, en particular, en el énfasis de la idea de progreso. Siendo básica también la concepción del sentido de historia como algo que avanza constantemente a través de las épocas, cada una con un núcleo espiritual, que se manifiesta directamente en los hechos de la cultura.30 Así, la noción de modernidad en el campo de la arquitectura, fue entendida como "el conjunto de cambios que rompen con un orden anterior, sea que estén ligados a unas circunstancias políticas, económicas, sociales y culturales, en las que, por supuesto, se incluyen las obras arquitectónicas y el desarrollo urbano",31 siendo el término modernización el proceso material por el cual se lleva a la práctica social los ideales de la modernidad. Durante del porfiriato la capital mexicana, como sede del gobierno rápidamente se convirtió en un símbolo de progreso material y político, tomando como referencia el modelo europeo de ciudad, siendo la ciudad de París la que mayor influencia tuvo en Latinoamérica, pues la capital francesa pronto se convirtió en un símbolo de progreso material y punto de referencia obligada en cuanto a modelos de organización en la traza urbana: La noción de ciudad capital simboliza el propósito de consolidar la idea de nación [...] la ciudad en general pero sobre todo la capital, era el lugar donde se concentraba el liderazgo espiritual, la evolución y el progreso, por contraste con el campo, percibido como el lugar de la inmovilidad y el 30 William J.R. Curtis, Modern architecture since 1900, London, Phaidon 1999, p. 21. Traducción personal. 31 Beatriz Núñez Miranda, "Obras escultóricas y transformaciones urbanas en Guadalajara" en Alarcón Menchaca, Laura y Estrellita García Fernández (coord.), Cambios sociales y construcción de imaginarios en México durante el siglo XX, México, Colegio de Jalisco, 2005, p.116 20 estancamiento intelectual. La ciudad capital cohesionaría su región circundante y se conectaría con el mundo mediante el comercio de bienes y la circulación de personas, objetos e informaciones.32Esta noción llevó al régimen porfirista a plantearse la necesidad de emprender una renovación material del país, iniciando por supuesto por la Ciudad de México, buscando reflejar el desarrollo y estabilidad social que en teoría había logrado con el régimen porfirista, en el que la idea de progreso social y material estaba orientada a imitar la imagen de las principales ciudades europeas, por tanto, se le dio un gran apoyo e impulso al ámbito de la arquitectura y la ingeniería civil como los medios técnicos que consolidaría tal visión, misma que tuvo una gran influencia del ámbito extranjero: La cultura oficial promovida verticalmente por el Gobierno del General Porfirio Díaz, cumple socialmente con el propósito de halagar estéticamente a la nueva aristocracia mexicana, al mismo tiempo que difunde, mediante la pintura y la arquitectura la ideología del nuevo régimen. El programa de administración política del porfiriato sostiene la bandera del progreso como máxima positivista que debe animar la marcha de la república: para ello resulta fundamental la modernización de la infraestructura productiva (caminos, ferrocarril, puertos) y el estimulo al ingreso de capitales extranjeros[...] Todo este panorama socioeconómico quedaba circunscrito al carácter del "eclecticismo arquitectónico" que, a partir del historicismo de mediados del siglo, procuró cada vez mayor libertad la libre combinatoria de los lenguajes que caracterizaron a los diversos estilos artísticos, confiando de una manera creciente en la capacidad de los arquitectos extranjeros.33 El auge económico experimentado en el periodo de Díaz detonó la necesidad de construcción de una importante serie de obras de mejoramiento urbano, principalmente de carácter sanitario, como fue la introducción de una red de drenaje público, el entubamiento de canales de aguas negras y la construcción de infraestructura tendiente a fomentar el abastecimiento correcto de agua potable. 32 Silvia Arango, Ciudad y Arquitectura. Seis generaciones que construyeron la América latina moderna. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Fondo de Cultura Económica 2012, p. 35 33 Enrique Xavier de Anda Alanís. Historia de la Arquitectura Mexicana. 3ra edición, Ed. Gustavo Gilli, España, 2013, pp. 149-150 21 La salubridad y limpieza de los espacios públicos se convirtieron también en una necesidad imperante en este periodo, además se construyeron paseos, avenidas, plazas y kioscos como símbolos de índole social para cuyas mejoras se recurrió a la utilización de los modelos europeos. Para políticos y asesores del porfiriato modernizar la ciudad, implicaba en primera instancia, hacerlas ordenadas y limpias, a través de un trazado de calles rectas y simétricas, así como dotadas de suficientes espacios públicos, sin dejar de lado la introducción de transporte para el beneficio de la población. La realización de las obras de mejoramiento urbano coincidían con la introducción de un modelo de arquitectura y de traza metropolitana, influida en gran medida por el art- nouveau- que en el ámbito arquitectónico se le conoció como modernismo y que tuvo en México una importante presencia a finales del siglo XIX y principios del XX. El modernismo como propuesta estética europea, nace como una apuesta para desmarcarse de los diversos estilos anteriores, como el neoclásico que imperó en la arquitectura y abogaba por una concepción estilística acorde a un nuevo espíritu de modernidad y de progreso: Mientras que el neoclásico pretendía materializar principios estéticos universales y eternos; el modernismo suponía la existencia de una "época" unitaria marcada por las características de la modernidad europea, en primer término la industrialización. Esta condición se expresaba necesariamente a través del uso de materiales y técnicas de construcción específicas.34 La búsqueda de un modelo moderno de arquitectura en México se debió no solo a la fuerte influencia que la cultura francesa llegó a tener dentro de las altas esferas de la sociedad porfiriana, sino también como resultado de un proceso de discusión al interior del gremio de arquitectos mexicanos, quienes pretendían una renovación conceptual de la forma de cómo debía 34 María Fernández, "Huellas del pasado: "Revalorando el eclecticismo en la Arquitectura Mexicana del Siglo XIX" en Wilddifield, Stacie G. (coord.), Hacia otra historia del arte en México T. II La amplitud del modernismo y la modernidad (1861-1920) México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Instituto Nacional de Bellas Artes, 2000 p. 235. 22 verse y manifestarse la actividad constructiva en el país. Por un lado estaban los arquitectos que promovían una visión academicista, en la cual el valor estético de la obra urbana debía constituir el único marco de referencia valido al momento de planificar y ejecutar las obras públicas, por otro lado, estaba el gremio de los ingenieros que defendían una postura más práctica al argumentar que la utilidad y función de la obra arquitectónica, estaba por encima de la apariencia estética. Postura que, finalmente prevaleció gracias a su coincidencia con los lineamientos de la política urbana y asignación de obra pública planteados por el gobierno porfirista.35 Con la llegada del modernismo a México se popularizó el uso del hierro en la construcción de edificios comerciales, como las tiendas departamentales, mercados, oficinas para las dependencias gubernamentales, monumentos de carácter público y las viviendas para las familias más pudientes quienes lo adoptaron como un símbolo de estatus social, además de la implantación de modelos academicistas europeos y la predilección por el empleo de arquitectos de origen extranjero para la realización de importantes obras públicas. Entre los arquitectos de mayor relevancia para este periodo estaban Adamo Boari quien construyó el Teatro Nacional (hoy Palacio de Bellas Artes) y el Palacio de Correos, Silvio Contri el cual se encargó de la realización del edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (hoy Museo Nacional de Arte), Émilie Bernard y Máxime Roisin a quienes se les asignó la construcción de un nuevo recinto legislativo en la Ciudad de México, proyectado originalmente a la manera francesa bajo el nombre de "panteón de los héroes", el cual quedó 35 Enrique de Anda argumenta que una de las razones primordiales de esto, se debió al hecho de que algunos Ingenieros tenían gran influencia dentro de las esferas gubernamentales, como fue el caso del Ing. Porfirio Díaz Jr., hijo del presidente de la república. 23 inconcluso debido a los altos costos que representaba su edificación.36 Estos proyectos arquitectónicos tuvieron como punto en común una clara influencia europea, específicamente de la cultura francesa. La arquitectura modernista tuvo una recepción positiva en varios lugares del país, primordialmente en Guadalajara, ciudad donde gozó de gran aceptación sobre todo en la construcción de la casa habitación, debido a la buena aceptación de los empresarios y familias aristocráticas tapatías, quienes le dieron un valor como referente de estatus social y poderío económico dentro del ámbito local, esto trajo consigo también un notable embellecimiento de las calles y plazas públicas del primer cuadro de la ciudad. 37 Durante la administración del gobernador Miguel Ahumada,38 y coincidiendo con los lineamientos de renovación urbanística del porfiriato, la ciudad de Guadalajara experimentó igualmente una amplia serie de obras materiales destinadas a mejorar la imagen pública y el espacio vital de sus habitantes. Entre las principales mejoras destaca el entubamiento del río San Juan de Dios, la creaciónde una red de drenaje público, pavimentación de calles y avenidas, la introducción del primer tranvía en 1907 y la construcción de una planta hidroeléctrica en el bosque de los Colomos, que vino a sustituir a la que ya existía en el Salto de Juanacatlan.39 De igual forma, se instalaron diversas esculturas y monumentos a lo largo de lo que hoy es la Calzada Independencia, como son el monumento a la Independencia, el de Ramón Corona y el de Benito Juárez, que aún permanecen en el lugar. Estos monumentos buscaron realzar el 36 La obra posteriormente fue retomada por Carlos Obregón Santacilia en los años veinte para la creación del monumento a la "Revolución Mexicana", contando con la colaboración de Oliverio Martínez en el diseño de esculturas. 37 Carmen V. Vidaurre, "El modernismo en la capital de Jalisco: generalidades" en El modernismo. Arquitectura de finales del siglo XIX y principios del XX. Guadalajara, Universidad de Guadalajara, s/a,pp.75-180 38 Gobernador del estado de Jalisco del 01 de Marzo de 1903 al 25 de Enero de 1911. 39 Beatriz Núñez Miranda, "Obras escultóricas y transformaciones urbanas en Guadalajara" en Alarcón Menchaca, Laura y Estrellita García Fernández (coord.), Cambios sociales y construcción de imaginarios en México durante el siglo XX..., pp. 118-120 24 sentimiento nacionalista entre la población, sobre todo por el marco de las fiestas del centenario de la Independencia del país. Así, las elites tapatías se sumaban a un proceso de renovación urbana en la búsqueda por establecer un sentido de igualdad en cuanto a relevancia política con la Ciudad de México, y al mismo tiempo, resaltar la importancia de la región Occidente con respecto del resto del país. Se popularizó la construcción de casas habitación, integrada por un pasillo largo que conectaba a un patio central, alrededor del cual se encontraban distribuidas las habitaciones y el comedor, mientras que en la parte trasera los servicios sanitarios, de forma paralela en el primer cuadro de la ciudad se popularizó la construccion de palacetes, los cuales tenían como rasgo principal el uso del hierro, por medio de enrejado y diversos adornos en puertas y ventanales, al igual que el empleo de hojas de acanto y mascarones como elementos decorativos en diversas partes de la fachada. Dichos elementos le dieron un sentido sumamente ecléctico a la arquitectura tapatía de aquel periodo, constituyendo el sello personal de las elites locales y un modo de resaltar su éxito económico y político, sentando de manera indirecta a mi parecer, las bases de un regionalismo arquitectónico, que sería aprovechado posteriormente por los gobiernos posrevolucionarios. Al finalizar el movimiento armado de 1910, conocido como revolución mexicana, la búsqueda de modernidad urbana adquirió un papel fundamental a partir del régimen de Venustiano Carranza (1917-1920), quien sentó las bases para una transformación política, cultural y arquitectónica que no sólo significó una ruptura en la continuación del modelo político y cultural del régimen porfirista, pues recurrió al pasado histórico mexicano para consolidar un primer proyecto de reconstrucción nacional, orientado por los postulados emanados de la gesta revolucionaria, y consagrados posteriormente en la Carta Magna de 1917, en donde quedó 25 asentada una política de carácter nacionalista en la educación y en las diversas manifestaciones artísticas del país. Este programa de renovación cultural: Significó la posibilidad de construir el presente a partir de la valoración no solo del pasado histórico, sino de todos sus elementos que históricamente han contribuido a consolidar la identidad de la cultura. Su primera forma fue rescatar el principio de la existencia de una cultura local, que había sido capaz de soportar diversos estratos de aniquilación y había venido dando paso a las acciones materiales (la tecnología y el arte entre otras) como aquellos de orden intangible (la moral y la religión) que son parte esencial de la cultura de un pueblo.40 Esta política en materia cultural implicó en primera instancia, el rescate de temáticas artísticas paisajistas y costumbristas indígenas como elementos de aglutinación nacional, al mismo tiempo que rompía con el modelo academicista y eurocentrista que imperó en los últimos años del porfiriato, siendo la pintura una de las artes más beneficiadas en esta primera etapa debido a su carácter visual. Algunos de los principales exponentes en este periodo fueron el pintor tapatío Gerardo Murillo (conocido como el Dr. Atl), cuyos trabajos al oleó y acuarela, que evocan los paisajes volcánicos mexicanos, le dieron un papel de relevancia en el ámbito artístico tanto nacional como internacional. Otra figura importante fue Saturnino Herrán quien empezó su carrera como pintor academicista y, quién posteriormente, orientó su obra a las escenas costumbristas que reflejaban las tradiciones populares e indígenas, visualizándolas como elementos indispensables de la identidad nacional. La idea de retomar esta temática costumbrista y popular, planteado en la obra de Murillo y Herrán, como elementos fundacionales del nuevo arte mexicano tiene un origen bastante accidentado, pues para algunos autores el concepto de "arte popular" es más un producto del 40 Enrique Xavier de Anda Alanís, La arquitectura de la revolución mexicana. Corrientes y estilos en la década de los 20´s. México, Universidad NacionalAutónoma de México 2003, p. 109. 26 impacto comercial que las artesanías mexicanas tuvieron entre el público del sur de Estados Unidos, que el resultado de una correcta planeación en materia de política cultural.41 Otro de los elementos considerados como parte de la identidad cultural fue el arte religioso, especialmente los retablos y los exvotos, pues retoman importantes valores culturales intrínsecos en el pueblo mexicano. Esta postura, si bien fue apoyada en su momento por algunos intelectuales y artistas plásticos como Diego Rivera,42 no logró consolidarse totalmente por la incompatibilidad con la política laica de los regímenes pos-revolucionarios, principalmente en la noción de separación Iglesia-Estado, así como la firme convicción de que el arte religioso se relacionaba directamente con los valores difundidos durante el porfiriato, razón suficiente para impedir momentáneamente su adopción como estandarte de renovación cultural. A partir del gobierno de Álvaro Obregón (1920-1924) el nacionalismo cultural, como parte integral de la política del Estado mexicano, experimentó gran impulso en materia educativa con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, la cual quedó a cargo del intelectual oaxaqueño José Vasconcelos, quien desde su puesto como Secretario de Educación inició una campaña masiva de alfabetización en todo el país, al igual que la construcción de escuelas públicas y el impulso de un modelo de arte nacional. Dicha propuesta buscaba crear un nuevo sentido de identidad basado en las concepciones del Estado revolucionario mexicano, de allí que apoyara el desarrollo del movimiento muralista difundiendo su ideología tanto en edificios públicos como en oficinas de gobierno, ya que el carácter visual del muralismo facilitó la difusión del discurso político oficial, logrando 41 Karen Cordero Reyman.,"La invención del arte popular y la construcción de la cultura visual moderna de México" en Acevedo, Esther (coord.), Hacia otra historia del arte en México T.III La fabricación del arte nacional a debate, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Instituto Nacional de Bellas Artes, 2000, pp. 67-90. 42 Diego Rivera, "Los retablos verdadera, actual y única expresiónpictórica del pueblo mexicano" en Arte y política, (introducción de Raquel Tibol), México, Grijalbo, 1970, pp. 55-58. 27 convertirlo en un movimiento de carácter nacional, en buena medida gracias a los trabajos de artistas como Pablo O´Higgins y Diego Rivera. Por otro lado, es de señalar que el ámbito de la arquitectura fue una de las más beneficiadas pues, al igual que con la pintura mural, la naturaleza visual de las construcciones arquitectónicas se convirtieron en una herramienta ideológica fundamental, a través de la cual se buscaba construir una nueva idealización histórica de la sociedad mexicana, apelando con ello a su herencia cultural como elemento de unión social del país, donde la ciudad continua constituyéndose como símbolo de consolidación del poder político, así como objeto central de las mejoras y transformaciones en materia de arquitectura y urbanismo. En este sentido, el progreso como parte de un proceso de desligamiento de Europa se daba en beneficio de la historia patria, buscando redefinir el modelo imperante de cultura nacional. Surge de esta manera la arquitectura neocolonial y el neoindigenismo como propuestas que retoman las raíces hispánicas y precolombinas, respectivamente, como fuente de inspiración e imagen de una nueva sociedad en construcción: Neocolonial era la arquitectura que algunos arquitectos querían hacer en México hacia 1900. Entre los historicismos posibles para una arquitectura nacional, les parecía el más adecuado el que se remontaba a las raíces de la nación moderna en la época novohispana [...] Todo formaba parte de las preocupaciones por crear en México una arquitectura moderna. Por un lado, la utilización de estilos del pasado para necesidades del presente demostraba la pertenencia de los constructores mexicanos a las filas de los arquitectos de relieve internacional. Por otro, la adopción de modelos nacionales los diferenciaba de sus contemporáneos europeos y daba una imagen propia al país frente al resto del mundo.43 Al mismo tiempo, se fomentó la construcción de escuelas y edificios públicos donde participaron importantes arquitectos de la época como Carlos Obregón Santacilia, quien realizó 43 Clara Bargellini, "La arquitectura neocolonial: historia, palabras, identidades" en Esther Acevedo (coord.) Hacia otra historia del arte en México T.III. La Fabricación del arte nacional a debate (1920-1950) México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Instituto Nacional de Bellas Artes, 2002, p. 158. 28 el pabellón de México en la exposición Iberoamericana en Brasil (1922), el centro escolar Benito Juárez por encargo de José Vasconcelos (1926), el edificio de Salubridad y Asistencia (1926) y el Monumento a la Revolución (1938), cuyas esculturas poseen una fuerte carga de elementos nacionalistas, aportando también la reflexión teórica del papel de la herencia cultural indigenista en el ámbito de la arquitectura, por medio de un interesante texto publicado originalmente en 1947, bajo el nombre de "México como eje de las antiguas arquitecturas de América".44 Rescatar la tradición arquitectónica del periodo virreinal implicó un proceso de cuestionamiento en el gremio de los arquitectos nacionales, tanto por la legitimación de dicha etapa histórica y como marco de referencia para la labor constructiva nacional, como por su imposición casi unilateral por parte de las autoridades oficiales por encima de cualquier otra posibilidad estilística. Esto llevó a un proceso de crisis y dudas dentro del citado gremio, ya que se cuestionaba si la propuesta neocolonial fomentada por José Vasconcelos efectivamente reflejaba la visión e ideales de un gobierno, que se asumía heredero de un proceso histórico de renovación político y social o, por el contrario, si era necesaria una etapa de replanteamiento profundo del quehacer arquitectónico mexicano y no solo un reciclaje de anteriores historicismos, la cual era una corriente estilística que apela a un rescate de elementos y características arquitectónicas y urbanísticas propias de un periodo histórico determinado. Este proceso de cuestionamiento interno en la historia de la arquitectura mexicana supuso una coyuntura histórica importante, debido a que: La necesidad social de una arquitectura congruente con el impulso revolucionario fue, por tanto, el acicate sin par que obligó a los arquitectos, más pronto que tarde a cuestionar la idea heredada 44 Carlos Obregón Santacilia, "México como eje de las antiguas arquitecturas de América" citado en Enrique de Anda Alanís y Salvador Lizárraga Sánchez (editores) Cultura arquitectónica de la modernidad mexicana, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Estéticas, 2010, pp. 257-279. 29 acerca de la arquitectura y crear una más amplia y comprensiva. En consecuencia, debía reformarse el marco de referencia a partir del cual se había imaginado la arquitectura hasta ese momento. Es decir, debía replantearse su teoría y con ella, la doctrina que en consignas fácilmente asimilables expandirán sus ideas reguladoras centrales.45 Con la llegada de Miguel Alemán Valdez a la presidencia de México (1946-1952) se inició una nueva etapa de transformación en la vida política y urbana del país. Por un lado, se trataba de un periodo de transición de los gobiernos emanados del ámbito militar revolucionario hacia gobernantes civiles y por otro, la introducción de una amplia política de transformación económica y urbana, producto del impulso industrial que se experimentó en México durante la segunda guerra mundial. Es a partir del periodo alemanista que se experimentó un nuevo crecimiento acelerado en la industria y los centros urbanos, tomando como base el modelo norteamericano, dando así inicio a un periodo de modernización en el campo de la arquitectura mexicana, tal como lo señala Iain Boyde, la modernidad es vista como un elemento de expresión o reflejo del momento histórico por la cual atraviesa una sociedad: A raíz de los imperativos del historicismo, la arquitectura se entiende como una expresión significativa del espíritu del mundo Hegeliano, cuya esencia es el movimiento, y por lo tanto la historia.[...] La posición de Hegel rechaza el relativismo o la idea de que un punto de vista es simplemente equivalente o con relación a otro, ya que todas las ideas se intercambian en el desarrollo de la historia de la cultura humana y la sociedad[...] con la arquitectura entendida como un componente de la historia hegeliana del espíritu, los arquitectos quedaron imbuidos en el siglo XIX, por una fuerte creencia en la particularidad del tiempo presente y por la convicción de que la revolución era inminente.46 La búsqueda de un sentido de modernidad en la arquitectura se vio influenciada por dos corrientes europeas sumamente importantes, la funcionalista promovida por Charles Édouard 45 Ramón Vargas Salguero, "El Imperio de la razón" en Fernando González Gortazar (coord.) La Arquitectura mexicana del siglo XX, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Instituto Nacional de Bellas Artes, 1996, pp. 93. 46 Iain Boyle, "Modernity and architecture" en Hvattum Mari y Christian Hermansen (editors) Tracing modernity. Manifestations of the modern in architecture and the city., Us/Canada, Rutledge, 2009, p. 45, traducción personal. 30 Jeanneret-Gris, conocido también como Le Corbusier, quien propuso concebir a la arquitectura y el urbanismo como dos elementos que no pueden ni deben estar separados, pues ambos son articuladores del espacio urbano, y el medio para alcanzar condiciones de vida más favorables para el ser humano y que debe reflejarse en el proceso de planificación de las
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