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Efecto do Tempo Musical na Percepção do Tempo e Atividade Cerebral

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Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México 
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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 
COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA 
Coordinación de Bibliotecas 
Biblioteca Digital 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor 
ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la 
Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, 
esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos 
que posteriormente quiera darle a la misma. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Tesis 
que para obtener el grado de 
 
MAESTRO EN CIENCIA DEL COMPORTAMIENTO 
(ORIENTACIÓN NEUROCIENCIA) 
 
Presenta 
Sergio Iván Rivera Tello 
Comité tutorial 
 
Dra. Julieta Ramos Loyo (Directora) 
Dra. Rebeca del Carmen Romo Vázquez (Co-directora) 
Dr. Andrés Antonio González Garrido 
 
 
 
 
 
Guadalajara, Jalisco Junio de 2020 
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 
 
Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias 
División de Ciencias Biológicas 
Departamento de Ciencias Ambientales 
 
INSTITUTO DE NEUROCIENCIAS 
 
"Efecto del tempo musical sobre la percepción del 
tiempo y la actividad eléctrica cerebral" 
2 
 
AGRADECIMIENTOS 
Este trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo de las siguientes instituciones y 
personas: 
Agradezco al Instituto de Neurociencias y a la Universidad de Guadalajara por 
brindarme la oportunidad de formarme académica y profesionalmente. Al Consejo Nacional 
de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por otorgar la beca 894685 a fin de realizar mis 
estudios de posgrado. 
Agradezco profundamente a la Dra. Julieta Ramos Loyo por confiar en mí, por 
guiarme durante este proyecto. Gracias por sus consejos y enseñanzas tanto a nivel científico 
como personal. 
A la Dra. Rebeca Romo Vázquez por su guía y enseñanzas desde la licenciatura. 
Agradezco profundamente que me haya convencido de involucrarme en la investigación y 
por preocuparse en mi crecimiento personal y profesional. 
Al Dr. Andrés González Garrido por sus comentarios y valiosas aportaciones al 
presente trabajo, que sin duda me hicieron pensar y profundizar siempre. 
A mis compañeros y amigos de laboratorio. A Luis y Armando, porque siempre me 
apoyaron cuando tenía dudas, pero sobre todo por su amistad. Agradezco profundamente a 
May, Sara, Yermein, Luis Pedro y Vladi, por su amistad y experiencias que compartí con 
ustedes, cada momento juntos hicieron de esta etapa una experiencia que nunca olvidare. 
Al Laboratorio de Bioseñales y Biomecánica del CUCEI, principalmente al Dr. Hugo 
Vélez por sus consejos y enseñanzas. A Omar, Paco, César, Erick por sus comentarios y 
disposición de ayudar. 
A Manuel, Juan, Sebastián y todos aquellos miembros y profesores del Instituto de 
Neurociencias que de cierta manera me apoyaron en la realización de este proyecto. 
A mi madre, padre, hermanos y Horus, por ser parte de mi familia y apoyarme durante 
este tiempo. 
3 
 
RESUMEN 
La percepción del tiempo es importante para las actividades de la vida diaria e 
involucra diversos procesos cognitivos como la atención, la memoria, la planeación, la toma 
de decisiones, así como su estimación consciente. Para percibir el paso del tiempo se 
requieren pistas externas que ayuden a sincronizar los ritmos endógenos encargados de la 
estimación temporal. Existen estímulos rítmicos como la música que pueden afectar la 
organización funcional de los ritmos cerebrales, particularmente, distintos tempi musicales 
podrían provocar estados funcionales distinguibles y como consecuencia, tener un efecto 
diferencial sobre la percepción del tiempo. El objetivo de este trabajo fue identificar los 
efectos de la escucha previa de un tempo musical sobre la estimación del tiempo y la 
organización funcional del cerebro. Participaron en el estudio 28 hombres adultos, los cuales 
realizaron una tarea de producción de tiempo en silencio y posteriormente a la escucha pasiva 
de música presentada a distintos tempi: 90 bpm, 120 bpm y 150 bpm, con registro simultáneo 
de la actividad eléctrica cerebral. Los resultados mostraron que los tempi musicales de 90 y 
120 bpm provocaron una mejor precisión en los tiempos estimados. La actividad del EEG 
reveló que en estas condiciones existió menor incremento de alfa en regiones frontales 
durante la estimación del intervalo y que, la escucha de la música a 150 bpm incrementó la 
potencia de las bandas rápidas durante la tarea. Estos resultados nos permiten concluir que la 
escucha previa de música modifica la actividad cerebral y repercute en la estimación 
temporal, particularmente, la música con tempi preferidos (90 y 120 bpm) pudo haber 
provocado un estado óptimo de alertamiento que mejoró la precisión de la estimación 
temporal. 
 
4 
 
ABSTRACT 
The perception of time is important for daily life activities and involves several 
cognitive processes such as attention, memory, planning, decision making as well as the 
conscious time estimation. In order to perceive the passage of time, external cues are required 
to help synchronize the endogenous rhythms responsible for temporal estimation. There are 
rhythmic stimuli such as music that can affect the functional organization of the brain, 
particularly different musical tempo could provoke different functional states and therefore 
influence the perception of time. The aim of this work was to identify the effects of the 
previous listening of musical tempo on the estimation of time and the functional organization 
of the brain. Twenty-eight men participated in the study, who performed a time production 
task in silence and after listening to music at different tempi: 90 bpm, 120 bpm and 150 bpm 
and simultaneously recording electrical brain activity. The results showed that 90 and 120 
bpm musical tempi caused better precision in the estimated times. EEG activity revealed that 
under these conditions there was less increment of alpha power in frontal region during 
interval estimation and that listening to music at 150 bpm increased the power of the fast 
bands during the task. These results allow us to conclude that prior listening to music 
modifies brain activity and affects the temporal estimation, particularly, music with preferred 
tempi (90 and 120 bpm) could cause an optimal alertness state that improved the precision 
of temporal estimation. 
 
5 
 
 
 
 
 
 
 
 
“El tiempo no es nada más que la forma de nuestro estado interno” 
-Immanuel Kant 
 
 
“El tiempo es una ilusión” 
-Albert Einstein 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
ÍNDICE 
1. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................. 9 
2. PERCEPCIÓN DEL TIEMPO ......................................................................................... 11 
2.1. Aspectos generales de la percepción temporal .......................................................... 11 
2.2. Mecanismos neurales de la percepción del tiempo .................................................... 13 
2.2.1. Rango circadiano ................................................................................................ 13 
2.2.2. Rango de milisegundos........................................................................................ 13 
2.2.3. Rango interválico ................................................................................................ 14 
2.3. Ritmos biológicos y oscilador temporal interno ........................................................ 15 
2.3.1. Circuito Córtico-Estriado-Tálamo-Cortical comoreloj interno ........................ 17 
2.3.2. Formación reticular ............................................................................................ 18 
2.4. Factores que influyen en la percepción del tiempo .................................................... 18 
3. ENTRAINMENT MUSICAL Y SINCRONIZACIÓN TEMPORAL ............................. 22 
3.1. Aspectos generales de la sincronización .................................................................... 22 
3.2. Ritmo y tempo ........................................................................................................... 23 
3.3. Tempo preferido ........................................................................................................ 23 
3.4. Entrainment musical .................................................................................................. 25 
3.5. Teoría de atención dinámica ...................................................................................... 26 
4. ACTIVIDAD ELÉCTRICA CEREBRAL ....................................................................... 29 
4.1. Aspectos generales del EEG ...................................................................................... 29 
4.2. Estados funcionales del EEG ..................................................................................... 30 
4.3. Oscilaciones neurales ................................................................................................. 30 
4.4. Ritmos cerebrales durante la percepción del tiempo ................................................. 33 
4.5. Ritmos cerebrales durante la escucha de música ....................................................... 34 
4.6. Métodos de análisis de señales EEG .......................................................................... 36 
4.6.1. EEG cuantitativo ................................................................................................. 36 
4.6.2. Tiempo-Frecuencia ............................................................................................. 37 
5. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ......................................................................... 40 
6. OBJETIVOS ..................................................................................................................... 41 
6.1. Objetivo general ......................................................................................................... 41 
6.2. Objetivos específicos ................................................................................................. 41 
7. HIPÓTESIS ...................................................................................................................... 42 
7 
 
7.1. Hipótesis general ........................................................................................................ 42 
7.2. Hipótesis específicas .................................................................................................. 42 
8. VARIABLES .................................................................................................................... 43 
8.1. Variables independientes ........................................................................................... 43 
8.2. Variables dependientes .............................................................................................. 43 
8.2.1. Conductuales ....................................................................................................... 43 
8.2.2. EEG ..................................................................................................................... 43 
9. MÉTODO ......................................................................................................................... 44 
9.1. Participantes ............................................................................................................... 44 
9.2. Estímulo musical ........................................................................................................ 44 
9.3. Tarea de producción de tiempo .................................................................................. 45 
9.4. Procedimiento ............................................................................................................ 46 
9.5. Preprocesamiento de la señal de EEG ....................................................................... 49 
9.6. Análisis de potencia absoluta ..................................................................................... 49 
9.7. Análisis de tiempo-frecuencia ................................................................................... 50 
10. RESULTADOS .............................................................................................................. 51 
10.1. Tempo preferido ....................................................................................................... 51 
10.2. Nivel de valencia y motivación de los estímulos musicales .................................... 51 
10.3. Conductuales en la estimación temporal ................................................................. 52 
10.4. EEG en estado de reposo ......................................................................................... 55 
10.5. EEG durante la estimulación musical ...................................................................... 56 
10.6. EEG durante la estimación temporal ....................................................................... 65 
10.7. Tiempo-frecuencia durante la estimación temporal ................................................. 74 
10.8. Resumen de resultados ............................................................................................. 77 
11. DISCUSIÓN ................................................................................................................... 79 
12. CONCLUSIÓN .............................................................................................................. 95 
13. REFERENCIAS ............................................................................................................. 96 
14. ANEXOS ...................................................................................................................... 112 
14.1. Aprobación del proyecto del comité de ética ......................................................... 112 
14.2. Sensor para tareas finger-tapping .......................................................................... 114 
14.3. Tarea de tempo preferido y sincronización-continuación ...................................... 115 
14.4. Tarea de tempo preferido ....................................................................................... 115 
8 
 
14.5. Tarea de sincronización-continuación ................................................................... 116 
14.6. Resultados de la prueba de sincronización-continuación ...................................... 118 
 
 
9 
 
1. INTRODUCCIÓN 
La percepción del tiempo está involucrada en diversos procesos cognitivos como la 
planeación, la toma de decisiones, la memoria, la detección de eventos temporales, por 
ejemplo, el ritmo de la música. El tiempo nos permite ordenar secuencialmente todos los 
acontecimientos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. En el libro “Una breve 
historia del tiempo”, Stephen Hawking, propone que el tiempo es la base de todas las 
capacidades intelectuales debido a su naturaleza fundamental de averiguar el pasado, el 
presente y el futuro (Hawking, 1988). El tiempo percibido es subjetivo y sensible a cambios 
ambientales y tiene un impacto importante en el comportamiento cotidiano del ser humano. 
La construcción de un tiempo subjetivo depende de un procesamiento interno y de los 
cambios ambientales externos, particularmente aquellos que son periódicos y rítmicos. La 
luz del sol, por ejemplo, es un marcador externo que se repite y nos ayuda a percibir el paso 
de los días; estos marcadores,sincronizadores externos o Zeitgebers pueden modular 
fuertemente los ciclos circadianos y nuestra percepción del tiempo. Los sistemas biológicos 
son capaces de sincronizar sus ritmos biológicos a estos estímulos rítmicos, mecanismos que 
utilizan muchos animales para la adaptación y supervivencia, entre ellos los seres humanos. 
El ambiente posee periodicidad y sincroniza diversos procesos biológicos. Los 
sincronizadores externos guían el curso temporal de la cognición y la conducta y esto puede 
repercutir en el procesamiento e integración global de la información temporal. Entre los 
sincronizadores externos más comunes en nuestra vida cotidiana se encuentra la música 
rítmica. Se ha reportado que la música afecta la percepción del tiempo, sin embargo, todavía 
se desconocen las causas neurofisiológicas de este fenómeno. 
La música se caracteriza por una sucesión de sonidos, generalmente con algún patrón 
rítmico en donde se puede percibir un pulso y, por lo tanto, establecer una respuesta adaptada 
en función de esa periodicidad. Debido a lo anterior, la música puede servir como un 
sincronizador que los seres humanos han utilizado y producido para diversos fines. La 
percepción del ritmo musical involucra circuitos neurales complejos, en donde participan las 
cortezas auditivas para recibir información sensorial, además el procesamiento temporal de 
estos pulsos auditivos recluta áreas subcorticales, tálamo, ganglios basales, áreas premotoras 
y motoras, área suplementaria motora y cerebelo. Cabe destacar que estas mismas áreas 
10 
 
también participan en la estimación del tiempo. Por lo que la estimulación de esta red cortico-
talámica podría influir en la estimación temporal, al producir un efecto de entrainment o 
sincronización con el pulso musical que cambie los estados funcionales y los ritmos 
cerebrales involucrados sobre la percepción del tiempo. Varios estudios han demostrado que 
la música puede alterar nuestra percepción del tiempo (Oakes, 2003; Noseworthy y Finlay, 
2009; Cassidy y McDonald, 2010; Sanders y Cairns, 2010; Kellaris y Kent, 1992; Ziv y 
Omer, 2010; Bailey y Areni, 2006). Particularmente, el tempo o velocidad de una pieza 
musical ha reportado ser un factor que afecta la estimación temporal (North, Hargreaves y 
Heath, 1998; Droit-Volet et al., 2010), por lo que en este trabajo se busca observar el efecto 
que tienen distintos tempi musicales sobre la actividad eléctrica cerebral y si estos cambios 
en la organización funcional del cerebro afectan la estimación temporal. Desde esta 
perspectiva es que se intenta identificar los efectos neurofisiológicos de la música sobre la 
percepción temporal. 
La actividad electrofisiológica del cerebro nos brinda información sobre los estados 
funcionales que constantemente participan en diversos procesos. Esta actividad se puede 
registrar con técnicas como el EEG, el cual registra los campos eléctricos producidos por 
grupos de neuronas que interactúan entre sí y producen señales oscilatorias. Esta actividad 
eléctrica puede ser analizada en términos de la potencia de una señal a frecuencias 
específicas, así como el contenido espectral a través del tiempo. 
En este contexto, el presente estudio se realizó con la finalidad de observar los 
cambios electrofisiológicos producidos por distintos tempi o velocidades musicales, en 
términos de potencia y dinámica espectral y relacionarlos con una estimación del tiempo 
realizada con posterioridad. Primeramente, se presenta una revisión de la literatura 
relacionada con la percepción del tiempo, los ritmos biológicos, los mecanismos cerebrales 
implicados y los efectos que tiene la música sobre éstos. Se describen algunos conceptos 
implicados en la sincronización entre ritmos biológicos y musicales. Además, se introducen 
las técnicas de análisis de señales de EEG para evaluar la potencia absoluta y la dinámica 
espectral. En síntesis, este proyecto, trata de reunir empírica y conceptualmente diferentes 
áreas relacionadas a las neurociencias, con el fin de comprender cómo la música ejerce 
efectos en la actividad eléctrica cerebral y en la percepción del tiempo. 
11 
 
2. PERCEPCIÓN DEL TIEMPO 
2.1. Aspectos generales de la percepción temporal 
La palabra tiempo proviene del latín tempus y su concepto varía según la disciplina 
que lo aborda. El tiempo podría definirse como una dimensión en donde los eventos pueden 
ordenarse desde el pasado a través del presente hacia el futuro y también como la medida de 
la duración de eventos y los intervalos entre ellos (Carroll, 2010; Real Academia Española, 
2014). El tiempo, sin embargo, a diferencia del espacio es intangible y esto llevó a plantearse 
cómo el cerebro hace una representación del tiempo. La percepción del tiempo se refiere a la 
sensación del paso del tiempo y a la estimación de la duración de eventos (Buonomano, 
2017). Está involucrada prácticamente en cualquier actividad en donde la codificación y 
procesamiento de información sean dependientes de sucesos temporales. El ser humano 
interactúa con el ambiente dentro de un espacio y tiempo, por lo que conocer, percibir y ser 
sensibles a estas dimensiones es fundamental para la supervivencia (Correa et al., 2006). 
La percepción del tiempo puede ser estudiada desde dos perspectivas (Buonomano, 
2017). La primera, implica la sensación de cómo un fenómeno fluye de manera constante y 
en la cultura occidental está determinada por el establecimiento de un pasado, un presente y 
un futuro. Esta sensación del paso del tiempo ayuda a dar un sentido causal a nuestras 
experiencias. En cambio, la otra perspectiva está relacionada con la percepción de la duración 
de un tiempo en donde existe un cálculo de magnitudes y comparaciones con duraciones 
previamente establecidas, para así establecer un estimado del tiempo. Desde esta perspectiva, 
la percepción del tiempo está definida como la estimación subjetiva o cronometraje de la 
duración de eventos. La dirección de recursos atencionales al “presente” determina la forma 
en que percibimos el paso del tiempo (Treisman, 1963) y este proceso está relacionado con 
tener una representación del pasado y futuro inmediatos. El cerebro establece puentes entre 
el pasado, el presente y el futuro, a través de mecanismos en donde se recolectan memorias 
del pasado con el objetivo constante de predecir el futuro (Buonomano, 2017). 
El cronometraje o timing se ha clasificado en tres rangos principalmente: el 
circadiano, el interválico y el de milisegundos (Buhusi y Meck, 2005). El cronometraje 
circadiano está comprendido en ciclos de 24 horas aproximadamente y está regulado por el 
núcleo supraquiasmático que se encuentra en el hipotálamo y regula nuestros ciclos de sueño 
12 
 
y vigilia. En cambio, el cronometraje interválico corresponde a la estimación temporal en un 
rango de segundos a minutos. Cronometrar el tiempo en este rango es fundamental para el 
comportamiento humano, además, es importante para la planificación y para la estimación 
consciente del tiempo. Uno de los modelos más utilizados en la estimación de tiempo 
interválico es el de cronometraje escalar (Tresiman, 1963; Gibbon et al. 1984). Este modelo 
se compone por un marcapasos, un interruptor, un acumulador y un comparador, en donde el 
marcapasos produce pulsos a una tasa determinada que son almacenados en el acumulador. 
El número de pulsos almacenados determina la duración percibida al realizar una 
comparación con alguna duración de referencia (Figura 1). Finalmente, para el cronometraje 
dentro del rango de milisegundos (< 1 s) se piensa que el cerebelo es el encargado de 
cronometrar o diferenciar intervalos de tiempo muy pequeños, como los necesarios para tocar 
un instrumento musical. 
 
Figura 1. Modelo de cronometraje escalar (Tresiman, 1963; Gibbon et al. 1984). 
 
Los seres humanos tienen un sentido del tiempo, sin embargo, el cuerpo no posee unórgano encargado de percibir el tiempo como lo tiene por ejemplo con el sonido y la luz. El 
tiempo no es un objeto material que tenga un receptor único, sino que utilizamos estrategias 
por ejemplo verbales, motoras o visuales para percibirlo (Wittmann, 2009). La percepción 
13 
 
del tiempo resulta de una integración de información multisensorial que, teóricamente, utiliza 
osciladores, marcapasos y circuitos neurales que se reclutan de manera diferente dependiendo 
la escala temporal y el tipo de paradigma. 
 
2.2. Mecanismos neurales de la percepción del tiempo 
La predicción del futuro incrementa nuestras posibilidades de supervivencia, por lo 
que la evolución se ha encargado de seleccionar estructuras neurales que nos permitan 
detectar el paso del tiempo (Rovelli, 2019). El procesamiento temporal involucra propiedades 
intrínsecas de las neuronas y de circuitos neurales, sin embargo, existe una gran variedad de 
circuitos y mecanismos capaces generar patrones temporales que varían entre diferentes 
escalas de tiempo como el circadiano, el interválico y de milisegundos, estos rangos 
temporales poseen mecanismos que se piensa que son independientes entre sí (Paton y 
Buonomano, 2018). Los mecanismos circadianos ya son bien conocidos, involucran al núcleo 
supraquiasmático y a los genes reloj, en cambio el procesamiento del tiempo en escalas de 
milisegundos y segundos contiene muchos modelos que tratan de explicar cómo el cerebro 
decodifica el paso del tiempo en estos rangos. Dependiendo de la escala de tiempo, el cerebro 
recluta una gran variedad de mecanismos para procesarlo. 
2.2.1. Rango circadiano 
El reloj interno encargado de estos ciclos se encuentra en el hipotálamo, 
específicamente en el núcleo supraquiasmático (NSQ, Stephan y Zucker, 1972). La luz solar 
que entra por las células ganglionares de la retina produce cambios en los niveles de 
melanopsina que entran al NSQ y modulan los ciclos circadianos. Este núcleo compuesto de 
una red neuronal funciona como un oscilador, lo que permite que los organismos puedan 
anticiparse a fluctuaciones ambientales en lugar de sólo responder a ellas (Darlington et al., 
1998). 
2.2.2. Rango de milisegundos 
 El cronometraje de intervalos de milisegundos es crucial para el control motor, la 
generación del habla, el reconocimiento e interpretación de la música, así como el baile. El 
procesamiento temporal en esta escala involucra al cerebelo (Buhusi y Meck, 2005). Varios 
estudios sugieren que el cerebelo participa en el cronometraje motor y sensorial en intervalos 
14 
 
más cortos que un segundo (Ivry y Keele, 1989; Teki et al., 2011). En esta estructura existen 
arreglos de neuronas granulares que se retroalimentan entre sí y con neuronas de Golgi. Esta 
red es capaz de procesar el tiempo a partir de estímulos externos (Mauk y Buonomano, 1994), 
además de contribuir en la generación de movimientos motores precisos. 
2.2.3. Rango interválico 
Los mecanismos neurales que participan en la percepción del tiempo, particularmente 
en el rango interválico, involucran estructuras como el tálamo, los ganglios basales (GB), la 
corteza prefrontal (PFC), la corteza parietal posterior (PPC), el área suplementaria motora 
(SMA) y los circuitos cortico-estriado-tálamo-cortical (CSTC). Los autores sugieren que 
estos circuitos componen un mecanismo que conforma un reloj interno que funciona de 
manera centralizada (Triesman, 1963; Wing y Kristofferson, 1973; Gibbon et al., 1984; Ivry 
y Schlerf, 2008). En cambio, los modelos que combinan un reloj interno de forma no 
centralizada (Miall, 1989; Buonomano y Karmarkar, 2002; Dragoi et al., 2003; Matell y 
Meck, 2004), asumen que la codificación temporal se basa en oscilaciones neurales 
distribuidas y que el tiempo coexiste con la representación y procesamiento de estímulos 
externos. Mauk y Buonomano (2004) sugieren que el procesamiento del tiempo parece ser 
una propiedad intrínseca de los circuitos cerebrales, en donde los ensambles neuronales 
tienen la capacidad inherente de decodificar el tiempo dentro de la dinámica cerebral. 
Los mecanismos neurales del procesamiento circadiano son muy distintos del 
interválico y el de milisegundos, los cuales se asemejan más entre sí. Para estos dos últimos, 
los trabajos antes descritos han encontrado evidencia de que los mecanismos de timing se 
encuentran en distintas áreas como el cerebelo, los ganglios basales, SMA, corteza premotora 
y corteza prefrontal. Por lo tanto, las áreas motoras pueden contener mecanismos 
especializados de cronometraje necesarios para coordinar temporalmente movimientos 
precisos y estructurados, por ejemplo, escribir, teclear, hablar y caminar, así como la 
sensación del paso del tiempo (Teki, et al., 2012). 
Existen dos modelos de percepción temporal para la escala de tiempo de milisegundos 
a varios segundos. Uno basado en la duración y otro basado en el timing, es decir, un 
cronometraje absoluto y uno relativo respectivamente. El cronometraje absoluto, basado en 
duración, se refiere a la medida de la duración absoluta de tiempos discretos (∆Ti). Mientras 
15 
 
que el cronometraje relativo, basado en pulsos, se refiere a la medida de la duración de 
intervalos de tiempo relativo a un pulso regular (∆Ti/Tbeats). En cada uno de estos modelos 
distintas áreas cerebrales están involucradas. En el cronometraje absoluto se involucran áreas 
premotoras y motoras de la corteza, así como los ganglios basales. En cambio, el 
cronometraje relativo involucra también estas mismas estructuras además de incluir al 
cerebelo (Teki, et al., 2011). 
Este trabajo se enfoca en la percepción del tiempo en el rango de milisegundos e 
interválico a través de un paradigma de producción de tiempo absoluto. El estado del arte 
sobre la percepción temporal sugiere que el tiempo es representado de una manera distribuida 
y que éste puede ser decodificado por diversas áreas, que en conjunto forman una red 
compleja que funciona como oscilador o reloj interno. El circuito estriado-tálamo-cortical 
(Buhusi y Meck, 2005), así como el olivocerebelar (Teki et al., 2011) poseen los mecanismos 
que median el cronometraje o timing, sin embargo, falta aclarar cómo estas estructuras y 
procesamiento temporal de diferentes rangos interactúan entre sí. 
 
2.3. Ritmos biológicos y oscilador temporal interno 
El ambiente natural que nos rodea tiene una periodicidad temporal inherente en 
muchos de los fenómenos naturales que ocurren, por ejemplo, la rotación de la tierra, la cual 
produce cambios de luz y oscuridad que alternan aproximadamente cada 24 horas. Estos 
cambios físicos del ambiente exterior impactan en cambios fisiológicos periódicos de casi 
todos los seres vivos, anticipando conductas alimenticias, reproductivas, gasto energético y 
ciclos de sueño y temperatura (Postolache y Raheja, 2016). El emparejamiento de estos ciclos 
biológicos a ambientes periódicos sugiere que los ritmos biológicos son respuestas por parte 
de los organismos vivos con el fin de adaptarse a un ambiente cíclico (Refinetti, 2008). El 
ejemplo más conocido de este emparejamiento o entrainment entre un ritmo biológico y el 
ambiente es el ciclo circadiano. Este ciclo se refiere a un ritmo endógeno que puede ser 
sincronizado en periodos cercanos a 24 horas, y que repercute en diversos mecanismos 
fisiológicos como los ciclos de sueño-vigilia, la digestión, el nivel de alertamiento, la 
temperatura, la secreción hormonal, la actividad sexual, etc. Algunos estudios demuestran 
que, las ratas privadas de luz desfasan sus ciclos de sueño. Por lo que, no tener pistas del 
16 
 
ambiente provoca que los ciclos de actividad de las ratas no estén sincronizados, aunque se 
observa que siguen un ritmo propio (Yang et al., 2012). 
Las pistas externas que ayudan a sincronizar los ritmos biológicos son denominadas 
Zeitgebers, que significa “temporizador”. El Zeitgeber máscomún, como ya se mencionó, es 
la luz del sol, pero también entre ellos se encuentran la ingesta de comida, la exposición 
térmica y el ejercicio. La principal propiedad de éstos es su habilidad de poner en fase los 
ritmos fisiológicos, ya sea adelantando procesos o atrasándolos (Postolache y Raheja, 2016). 
Por lo tanto, si existen pistas que se repiten cada determinado tiempo deberían existir ritmos 
que correspondan a esas duraciones, como los ritmos ultradianos los cuales tiene intervalos 
de tiempo menores a 20 horas y los infradianos los cuales tienen intervalos mayores a 28 
horas. Partiendo de esta premisa, es posible que existan ritmos más rápidos que funcionen 
como sincronizadores (zeitgebers) y que estén involucrados en la percepción temporal dentro 
del rango interválico y de milisegundos. 
Una propiedad fundamental del cerebro es integrar información temporal con 
respuestas fisiológicas precisas en el momento adecuado (Buhusi y Meck, 2005), por lo que 
requiere de un mecanismo predictor o marcapasos interno que ayude, al igual que los ritmos 
circadianos, con el procesamiento del tiempo. La estimación del tiempo subjetivo requiere 
del uso de un reloj interno con el objetivo de medir el tiempo objetivo sin la ayuda de pistas 
externas (Meck, 2004). Este oscilador o “reloj interno” podría estar involucrado en el 
procesamiento del ritmo, la producción de movimientos periódicos, procesos cognitivos 
como la atención (Lakatos et al., 2008) y para medir o representar internamente el tiempo 
(Gibbon et al., 1984; Mattel y Meck, 2000; Ivry y Schlerf, 2008). El cronometraje interválico 
es el encargado de estos procesos y representaciones del tiempo y utiliza circuitos cortico-
estriatales como osciladores o marcapasos internos (Buhusi y Meck, 2005). 
La capacidad de los seres humanos para producir un ritmo constante nos habla de la 
posible existencia de un mecanismo oscilatorio, que no sólo tenga el propósito de producir 
actos motores de manera automatizada, sino que también sea capaz de sincronizar la 
dinámica cerebral e involucrar así a procesos cognitivos de alto orden que influyan sobre los 
mecanismos neurales especializados en la percepción del tiempo. 
17 
 
2.3.1. Circuito Córtico-Estriado-Tálamo-Cortical como reloj interno 
 En el cerebro existen conexiones entre la corteza cerebral y estructuras subcorticales, 
las cuales están conectadas a través de circuitos en bucle. Uno de estos circuitos es el córtico-
estriado-tálamo-cortical (Figura 2), que consiste en conexiones recíprocas entre la corteza, 
los ganglios basales y el tálamo, las cuales regresan de nuevo a la corteza. Este circuito 
retroalimentado está constituido de proyecciones dopaminérgicas desde la sustancia negra en 
su parte compacta hacia el putamen, así como proyecciones excitatorias glutamatérgicas 
hacia la corteza desde el globo pálido interno (Alexander y Crutcher, 1990). Las neuronas 
tálamo-corticales, así como las neuronas del núcleo reticular del tálamo presentan estados 
rítmicos up y down. Estos estados son producto de un arreglo particular de canales iónicos 
presentes tanto en neuronas tálamo-corticales y reticulares (McCormick, McGinley y 
Salkoff, 2015). Esta organización funcional permite el procesamiento y la retroalimentación 
de información involucrada en la generación del movimiento, el control inhibitorio, la 
supresión de impulsos y en el cronometraje de intervalos (Jahanshahi, et al., 2015; Meck, 
2004). Estos procesos requieren de una integración funcional que esté basada en la 
coincidencia temporal de la información que se da dentro de las diferentes vías de este 
circuito, lo que permite que esta arquitectura funcional pueda ser capaz de soportar un 
procesamiento concurrente y en paralelo (Alexander y Crutcher, 1990). 
a) b) 
Figura 2. a) Red cerebral córtico-subcortical para la percepción del tiempo y el ritmo (Kotz, Ravignani 
y Fitch, 2018). 1) Corteza prefrontal dorsolateral dlPFC 2) Corteza cingulada anterior ACC 3) Corteza insular 
4) Tálamo 5) Ganglios basales 6) Área motora suplementaria SMA 7) Corteza parietal inferior 8) Corteza 
temporal 9) Cerebelo. b) Sistema de neurotransmisión córtico-estriatal del circuito de la percepción temporal 
en el rango interválico (Meck, 2005). 
18 
 
 La organización funcional de los circuitos fronto-estriatales y la actividad rítmica de 
las neuronas reticulares del tálamo permite que exista un comportamiento oscilatorio en esta 
red que algunos autores la consideran como un marcapasos o reloj interno que participa en 
diversos procesos, entre ellos la estimación temporal (Buhusi y Meck, 2005). Durante la 
estimación temporal en un rango de segundos, el circuito parece utilizar a los ganglios basales 
para el disparo de dopamina (DA) y a la corteza prefrontal para el disparo de acetilcolina 
(ACh), lo cual se ha relacionado a la memoria temporal y mecanismos atencionales. Estos 
dos sistemas están conectados en bucles fronto-estriatales y a su vez tienen proyecciones 
gabaérgicas hacia el tálamo (Matell y Meck, 2004) que permiten la generación de una 
actividad oscilatoria. Estas estructuras muestran una activación cuando existe una orientación 
de la atención al paso del tiempo, así como la predicción interna del ritmo (Buhusi y Meck, 
2005; Grahn y Rowe, 2009). 
2.3.2. Formación reticular 
 La formación reticular es una estructura que se encuentra en el tronco encefálico y se 
extiende desde el bulbo raquídeo hasta el tálamo (Rosenzweig y Leiman, 1992). Está 
conformada por el área tegmental ventral, el locus coeruleus, el núcleo de rafe y los núcleos 
pedúnculopontinos, productores de dopamina, noradrenalina, serotonina y acetilcolina 
respectivamente (Kandel, 2012). Esta región tiene dos porciones: el sistema reticular 
activador ascendente la cual tiene proyecciones hacia la corteza para alertar y activar, 
mientras que la formación reticular descendente tiene proyecciones hacia la médula espinal 
para regular el tono muscular (Reeve, 1994), por lo que esta región está involucrada en 
modular el nivel de alertamiento y podría influir en la velocidad del “reloj interno” capaz de 
percibir el tiempo (Treisman, 1963; Gibbon et al. 1984). 
 
2.4. Factores que influyen en la percepción del tiempo 
El tiempo es relativo, en especial la percepción del tiempo, por ejemplo, cuando 
esperamos a que llegue el camión nuestra atención se focaliza en el paso del tiempo y 
aparentemente, el tiempo parece estirarse interminablemente. En cambio, cuando estamos 
con los amigos en una fiesta nuestra atención se dirige a las conversaciones, el baile o la 
música y parece que el tiempo vuela. Evidencia experimental indica que una gran cantidad 
19 
 
de factores intervienen en esta distorsión respecto a cómo “percibimos” el tiempo, como la 
relevancia de un evento, su valencia, su contenido emocional, su tamaño, su ubicación en el 
espacio, así como su periodicidad. Tal maleabilidad confirma que nuestra percepción del 
tiempo es relativa y que se trata de un constructo mental frágil (Coull y Droit-Volet, 2018). 
La estimación temporal no es exacta, las personas pueden subestimar o sobreestimar 
una magnitud temporal debido a que tanto factores internos como externos modulan la forma 
en que nuestro cerebro percibe el tiempo. Droit-Volet (2007) encontró que la valencia del 
estímulo emocional puede modular la percepción del tiempo. En este experimento se 
presentaron rostros de enojo, que se compararon con rostros neutros, los cuales provocaron 
una sobrestimación del tiempo con rostros de enojo. Además, otro estudio demostró que los 
estímulos novedosos tienden a ser sobrestimados en comparación con estímulos familiares 
(Eagleman, 2008); en ese trabajo se utilizó una tarea oddball en donde los participantes tenían 
que reportar cuales estímulos duraban más tiempo, los frecuentes o infrecuentes. Los 
resultados mostraron una sobrestimaciónen los estímulos novedosos o infrecuentes, lo cual 
sugiere que estos estímulos provocan una “ilusión” de que el tiempo pasa más lento. Una 
posible explicación en ambos experimentos es que en situaciones de peligro o en situaciones 
novedosas nuestro nivel de activación o arousal aumenta. Este incremento en el nivel de 
activación o alertamiento provoca una aceleración del reloj interno y un aumento de la 
atención, provocando de esta manera que el tiempo se “expanda”. En el modelo de Treisman, 
la aceleración del reloj interno o marcapasos provoca una mayor tasa de disparo que 
posteriormente provoca una mayor acumulación de estos pulsos, lo cual explicaría la 
sobrestimación temporal. Sin embargo, el nivel de preparación motora y la atención podrían 
también influir en la percepción del tiempo. En un estudio con bateadores de beisbol de alto 
rendimiento se reportó que antes de batear, los atletas sintieron que el tiempo se enlentecía 
(Hagura et al., 2012). Debido a que la preparación motora (Schaffert et al. 2019) y la atención 
(Lakatos et al., 2008) involucran mecanismos que podrían ser sensibles a estímulos rítmicos, 
es posible que tengan un efecto sobre la estimación temporal. 
 La frecuencia de los estímulos rítmicos externos puede distorsionar de manera 
distinta la capacidad de estimar el tiempo. En un estudio realizado por Pentok-Voak et al. 
(1996) se encontró que durante la presencia de tonos o clics se ve afectada la percepción 
20 
 
temporal, en este caso los participantes sobreestimaron el tiempo al incrementar la tasa de 
disparo del estímulo externo. Los autores argumentan que estos tonos incrementan 
ligeramente el nivel de activación. Este trabajo podría ser un antecedente de que la percepción 
del tiempo se ve afectada debido a una posible aceleración o desaceleración del marcapasos 
interno, no obstante, se requiere más investigación relacionada al nivel de alerta, la 
sincronización de la atención con estímulos externos periódicos y el tiempo subjetivo para 
comprender mejor estos mecanismos. 
Uno de los estímulos periódicos al que los seres humanos están constantemente 
expuestos es la música. Existen varios estudios que muestran un efecto de la música sobre la 
percepción temporal en diversos paradigmas y situaciones que afectan la vida cotidiana, 
como en las salas de espera (Oakes, 2003), en los supermercados (Milliman, 1982), en los 
casinos (Noseworthy y Finlay, 2009) y durante los videojuegos (Cassidy y McDonald, 2010; 
Sanders y Cairns, 2010). Sin embargo, la música al contener varias características como la 
tonalidad, la preferencia y el tempo provoca que existan diferentes efectos para cada una de 
ellas. La tonalidad provoca una subestimación temporal (Kellaris y Kent, 1992; Ziv y Omer, 
2010). En estos estudios los participantes recordaron la duración de una pieza musical como 
más corta cuando la música tenía cierta tonalidad. Además, se ha reportado que la 
familiaridad que se tiene con las piezas musicales provoca una subestimación de la duración 
recordada de la canción en comparación con música desconocida para los participantes 
(Bailey y Areni, 2006). 
En un estudio se compararon estas características musicales de tonalidad, familiaridad 
y tempo, encontraron que éste último fue uno de los factores que más afectó en la percepción 
temporal (Droit-Volet et al., 2010), por lo que es imperativo estudiar esta característica de la 
música y su efecto que tiene sobre la percepción del tiempo. Un estudio encontró que el 
tempo musical provocó efectos en la estimación temporal, particularmente, un tempo lento 
generó una subestimación del tiempo percibido en salas de espera en comparación con uno 
rápido y con el silencio (Oakes, 2003). Los autores sugieren una alteración de la temporalidad 
debida al estado de satisfacción o relajación que provocan estos ritmos lentos. En algunos 
casos el tempo no generó efectos sobre la duración de los tiempos estimados, sino que afectó 
en la precisión (North, Hargreaves y Heath, 1998). En ese estudio participaron jóvenes que 
21 
 
asistían a un gimnasio y se encontró que la música con un tempo lento (menor a 80 bpm) 
generaba menor imprecisión en las estimaciones en comparación con uno rápido (mayor a 
120 bpm). Los estudios previamente descritos fueron realizados en paradigmas 
retrospectivos y solamente reportan medidas conductuales. Es por ello que es importante 
realizar investigaciones con paradigmas prospectivos y medidas fisiológicas que nos puedan 
brindar información más detallada sobre este fenómeno. 
Son poco claras las causas neurofisiológicas de esta alteración en la percepción del 
tiempo debidas a la música. El alertamiento, la familiaridad, la respuesta afectiva y la 
preferencia musical son variables que han sido consideradas en relación con la música y la 
percepción del tiempo. Una posible apertura para entender esto, es desde los diferentes 
estados funcionales y de conciencia que genera la música (Schäfer, Fachner y Smukalla, 
2013), ya que se ha reportado que la música (interpretación por 28 horas) puede inducir 
estados meditativos profundos que ocasionan una pérdida de referencias externas (Kohlmetz 
et al., 2003) y por consiguiente sobre la percepción temporal. Es posible que la música, 
particularmente el ritmo, genere cambios en el “reloj interno” que sean debidos a una 
aceleración o desaceleración del marcapasos interno involucrado en la estimación temporal, 
ya que estos mecanismos pueden ser influenciados por los diferentes estados de conciencia 
que genera la música (Fachner, 2011). 
 En síntesis, los mecanismos neurales involucrados en la percepción del tiempo son 
sensibles a varios factores, uno de ellos es la ritmicidad de estímulos externos. Estos ritmos 
externos tienen la capacidad de sincronizar procesos endógenos que ayudan a establecer una 
relación temporal con el ambiente e influir en la estimación consciente del tiempo. 
 
22 
 
3. ENTRAINMENT MUSICAL Y SINCRONIZACIÓN TEMPORAL 
3.1. Aspectos generales de la sincronización 
La palabra sincronización proviene de los sufijos χρόυοϛ (cronos, que significa 
tiempo) y σύυ (sin, que significa común), en su traducción directa sincronización significa 
“compartir el tiempo común” o “que ocurre al mismo tiempo”. La sincronización ha sido 
ampliamente estudiada desde distintas disciplinas como la ingeniería mecánica, eléctrica o 
biomédica para la construcción de instrumentos como relojes, láseres, generadores eléctricos, 
marcapasos, etc. hasta los sistemas biológicos en donde se observa sincronización por 
ejemplo, en el disparo de neuronas, los ritmos respiratorios, locomotores, circadianos, 
menstruales, además de conductas cooperativas que muestran patrones rítmicos (Pikovsky, 
Rosenblum y Kurths, 2001). La sincronización ha sido esencial para grupos de organismos 
vivos, se han visto patrones de actividad sincrónica en casi todos los grupos de animales 
estudiados desde organismos multicelulares hasta los seres humanos, por lo que la 
sincronización juega un papel muy importante en aspectos de comportamiento grupal 
(Couzin, 2018). 
Compartir un tiempo común en términos del comportamiento de los sistemas 
biológicos, es sólo el reflejo de que mecanismos fisiológicos se adaptan al ambiente. En el 
caso de los relojes biológicos que gobiernan los ciclos circadianos, las personas ajustan sus 
ciclos de sueño a estímulos externos como la luz en el día y la oscuridad en la noche, 
permitiendo que exista una interacción entre varios sistemas que oscilan y ajustan su ritmo 
interno con respecto al ritmo de los demás sistemas. El ajuste de ritmos debido a una 
interacción es esencial para la sincronización. Christiaan Huygens fue pionero en los estudios 
de sincronización (Pikovsky, Rosenblum y Kurths, 2001), él descubrió que un par de relojes 
de péndulo montados en una base común se sincronizaban y empezó a notar que ambosrelojes podían tener su ritmo propio, pero si interaccionaba con otro sistema oscilador ambos 
ajustaban el periodo y fase, predominando el que tuviera mayor energía. Entonces, la 
sincronización se define como el ajuste de ritmos de sistemas oscilatorios debido a su 
interacción. Este oscilador es un sistema activo, autónomo (capaz de generar su propio ritmo) 
y dinámico. Los osciladores autosostenibles pueden mostrar ritmos de varias formas, desde 
señales senoidales hasta secuencias de pulsos cortos teniendo como principal característica 
un periodo T (Pikovsky, Rosenblum y Kurths, 2001). 
23 
 
En la presente investigación se aborda la sincronización de dos sistemas oscilatorios, 
uno externo como lo es el pulso acústico de la música y otro interno, como lo son los ritmos 
biológicos. El pulso acústico, el cual es un sincronizador externo, es la unidad básica para la 
estructuración de ritmos musicales y es de particular interés, observar los efectos que tiene 
la velocidad de estos pulsos sobre la sincronización de ritmos endógenos. 
 
3.2. Ritmo y tempo 
Una de las características más importantes de la música es su periodicidad y 
comportamiento rítmico. El término ritmo se refiere al patrón de sonido que se produce o que 
se percibe (McAuley, 2010). El ritmo marca una secuencia de duraciones que son marcadas 
por eventos (sonidos y silencios) y que se perciben como un patrón que se mueve a través 
del tiempo. Estas secuencias acústicas representan la estructura básica de la música (London, 
2004). Además, esta secuencia de sonidos a veces es agrupada en términos perceptuales, es 
decir, que percibimos una “agrupación” de sonidos, notas musicales, intervalos, frecuencias 
o intensidades. En cambio, el tempo es la tasa o la velocidad en la que ocurren eventos en el 
ambiente (McAuley, 2010). En un sentido musical, es la velocidad a la que se toca la pieza, 
que tan rápido o lento es el ritmo. El tempo está asociado con eventos periódicos como el 
pulso musical, éstos pueden ser sonidos o silencios (sincopado), dentro de intervalos 
temporales regulares. El tempo es medido en pulsos por minuto (bpm). 
 
3.3. Tempo preferido 
La percepción y producción de un movimiento rítmico y periódico como lo es el pulso 
de la música tiene límites tanto superiores como inferiores. Es decir, si escuchamos una 
frecuencia muy alta de sonidos, éstos tienden a desaparecer para formar un sonido continuo. 
En cambio, cuando la frecuencia es muy baja se perciben pulsos de manera independiente y 
aislada, por lo que el tiempo en que se presentan los estímulos que percibimos debe estar 
comprendido dentro de un rango natural y que coincida con la velocidad a la que nuestra vida 
diaria funciona. Un ejemplo de esto es la frecuencia de la marcha, la cual ronda los 2 Hz, es 
decir, 120 pasos por minuto (Murray, Droght y Kory, 1964; Bauer et al., 2015). Otra 
evidencia es el tempo en que la música se escucha y se produce, el cual varía desde tempi 
24 
 
largos o lentos que van de los 50 a 70 bpm, movimientos moderados o alegres rondando los 
120 bpm y tiempos que son considerados rápidos para la música que se encuentran arriba de 
los 150 bpm. Paul Fraisse (1982) muestra en sus resultados sobre el tempo preferido en tareas 
de finger-tapping que éste ronda los 600 ms de intervalo entre cada pulso, es decir, 100 bpm. 
Otros autores reportan 120 bpm como el tempo preferido de las personas. Estos resultados se 
repiten con otras investigaciones, sin embargo, existe mucha variabilidad individual 
(McAuley et al., 2006; Bauer et al., 2015). 
 
Figura 3. Distribución del tempo en canciones de distintos estilos musicales (Moelants, 2002). 
 
Debido a que los tiempos de actividades motoras que realizamos diariamente se 
aproxima a los 120 bpm, es de esperarse también que el tempo de la música se prefiera a los 
120 bpm. Un estudio realizado por Moelants (2002) muestra un análisis de la industria 
musical en donde muestra la distribución de los tempos de una larga lista de canciones. En 
la figura 3 se puede observar que el promedio del tempo que más se repite en las canciones 
es el de 123 pulsos por minuto. El tempo espontáneo motor producido en una tarea de finger-
tapping se correlaciona con el tempo preferido perceptual (McAuley et al., 2006), por lo que 
conocer este tempo preferido para escuchar música puede ser importante para entender los 
efectos que la música provoca sobre la atención y la conducta. La técnica de “golpeteo” 
25 
 
(finger tapping) puede proporcionar algunas ideas sobre la tasa o velocidad de la actividad 
mental interna involucrada en la percepción del tiempo (Dosseville et al., 2002). Además, la 
capacidad del ser humano para sincronizarse a pulsos auditivos complejos como la música 
puede ser estudiado mediante esta técnica de tapping o “golpeteo”. Esta técnica consiste 
básicamente en presionar un botón, con el dedo índice, a un ritmo o tempo determinados y 
puede ser un instrumento de medición útil de los ritmos preferidos. 
 
3.4. Entrainment musical 
El ritmo es fundamental para la estructuración temporal de la música y los seres 
humanos tienen la capacidad de moverse a este ritmo. Este movimiento sincronizado al ritmo 
musical es conocido como entrainment. Este fenómeno de entrainment o “acoplamiento” 
puede surgir entre los sistemas biológicos debido a la capacidad de percepción de estímulos 
periódicos, como el beat o pulso que pueden actuar como zeitgebers. Al ser ambos sistemas 
rítmicos independientes pueden estar sujetos a sincronización, en donde interactúan tanto la 
fase como el periodo de la conducta o de procesos fisiológicos. Algunos ejemplos de este 
arrastre hacia pulsos musicales se observan en los deportes sincrónicos, como el patinaje 
artístico, la gimnasia artística o el nado sincronizado e incluso en los deportes que no 
involucren música, pero sí un movimiento periódico. Muchas de las actividades entre grupos 
de personas que involucran música tienden a sincronizar también sus movimientos, por lo 
que este entrainment audiomotor es fundamental para el desarrollo social y la acción conjunta 
(Chauvigné, Gitau y Brown, 2014). 
Para que pueda existir una sincronización de acciones motoras, partimos de la premisa 
de que se requiere de un entrainment neural, es decir, una sincronización entre los procesos 
fisiológicos y los zeitgebers. Estos procesos fisiológicos incluyen las oscilaciones o ritmos 
cerebrales. Las oscilaciones neurales están basadas en fluctuaciones que se sincronizan entre 
estados de alta y baja excitabilidad dentro de grupos neuronales (Fries, 2005) y son la base 
de una organización funcional del cerebro (de lo cual se habla en el siguiente capítulo). 
Cuando se presentan estímulos rítmicos, la actividad eléctrica cerebral muestra un 
comportamiento característico, llamado potenciales evocados de estado estable (SSEP). 
Estos potenciales eléctricos representan la entrada de información sensorial automática, es 
26 
 
decir, un procesamiento de la información de tipo bottom-up. Sin embargo, cuando la 
información sensorial no sólo son estímulos periódicos, sino también contiene una estructura 
rítmica como en el caso de la música, se observa un fenómeno de acoplamiento o 
sincronización que no representa una simple respuesta automática. Fujioka y colaboradores 
(2009) observan un comportamiento de entrainment entre un pulso acústico periódico y la 
envolvente de oscilaciones beta y gamma en la corteza auditiva; sin embargo, los resultados 
indican que no solamente es una respuesta automática dependiente del estímulo sino también 
un proceso de adaptación y anticipación hacia el siguiente. Este acoplamiento neuronal juega 
un papel muy importante en el rastreo de pulsos acústicos que contiene la música (Tierney y 
Kraus, 2015). Existe evidencia (Stupacher, Wood y Witte, 2017; Stupacher et al., 2016) que 
muestra que los SSEP son de mayorintensidad en el segundo armónico, es decir, cuando se 
escuchan ritmos más complejos se produce mayor amplitud en esta señal. Los autores 
sugieren que las oscilaciones neurales no son sólo el reflejo de estímulos auditivos (bottom-
up), sino también involucran procesos endógenos para producir un ritmo interno (top-down). 
Esta información coincide con otros trabajos que postulan que la percepción del ritmo 
involucra no sólo corteza auditiva, sino un circuito cortico-estriado-tálamo-cortical que se 
encarga de la producción de un ritmo endógeno (Grahn y Rowe, 2009). Los trabajos de 
Stupacher y colaboradores (2016) muestran evidencia de que este entrainment persiste 
incluso cuando la estimulación externa haya cesado. Las oscilaciones neurales requieren de 
un oscilador, de un estímulo periódico externo y de la sincronización entre estos dos. Debido 
a que la percepción de un pulso rítmico involucra procesos bottom-up y top-down, y este 
fenómeno persiste en ausencia del estímulo per se, este acoplamiento se da entre una 
oscilación exógena y otra endógena (Stupacher, Wood y Witte, 2017). Esta condición de dos 
sistemas oscilatorios autónomos es indispensable para que ocurra una sincronización 
(Pikovsky, Rosenblum y Kurths, 2001). 
 
3.5. Teoría de atención dinámica 
La teoría de Atención Dinámica (TAD) propuesta por Jones (1976) indica que 
estímulos acústicos rítmicos facilitan la orientación de la atención debido a un fenómeno de 
entrainment dentro de la dinámica cerebral, en donde existen “focos atencionales” a partir 
27 
 
del acoplamiento entre estímulos sonoros presentados de forma periódica (Large y Jones, 
1999). En este modelo, los recursos atencionales se sincronizan de manera oscilatoria y su 
periodo y fase pueden acoplarse a partir de estímulos rítmicos (Figura 4), en donde el tiempo 
de exposición al pulso acústico favorece la atención, además este acoplamiento persiste 
momentos después del cese de la estimulación hasta un posterior decaimiento de este efecto. 
Este fenómeno de entrainment favorece los tiempos de reacción de los participantes al 
momento de detectar y discriminar estímulos auditivos y visuales, lo cual indica que es un 
efecto cros-modal (Bolger, Trost y Schön, 2013). 
Este acoplamiento entre estímulos rítmicos externos (por ejemplo, el pulso musical) 
y ritmos endógenos (oscilaciones neurales) produce distintas relaciones de periodo y fase que 
permiten la sincronización de acciones motoras con los estímulos rítmicos. De hecho, puede 
que oscilaciones neurales lentas, como delta y theta, participen en la modulación de la 
atención dinámica (Henry y Herrmann, 2014), mismas frecuencias que corresponden al pulso 
musical. 
 
Figura 4. Entrainment atencional a través del tiempo basado en la sincronización de un oscilador 
interno. Mientras más periódico sea el estímulo, mayor atención para anticipar eventos, fenómeno que persiste 
(reverberación) incluso cuando ya no exista un pulso externo (Tomado de Dalla-Bella, 2018). 
 
 Los ritmos endógenos y oscilaciones neurales pueden estar involucrados en los 
procesos para la estimación del tiempo. Particularmente las ondas beta y alfa en regiones 
frontocentrales de la corteza pueden reflejar diferencias en una sub o sobrestimación de 
tiempo (Kononowicz y Van Rijn, 2015), por lo que resulta interesante investigar cómo un 
28 
 
oscilador interno que dicta el ritmo puede acoplarse o ser sujeto de entrainment a la música. 
De hecho, una posible explicación de la atención dinámica respecto a estímulos externos 
rítmicos y su efecto sobre el procesamiento del tiempo y sincronización sensoriomotora es el 
entrainment audiomotor (Kotz, Ravignani y Fitch, 2018). Esta comunicación entre la 
actividad cerebral entre áreas temporales y motoras puede ser un indicador del efecto que 
tiene la música sobre procesos de timing. 
En conclusión, los ritmos cerebrales y las acciones motoras se sincronizan a estímulos 
rítmicos como el pulso musical. Este fenómeno de entrainment sobre la dinámica atencional 
podría explicar el efecto que tiene el pulso musical sobre la percepción del tiempo, ya que 
los circuitos encargados de la percepción del ritmo comparten áreas con los mecanismos de 
estimación temporal. Esta sincronización entre dos sistemas oscilatorios independientes 
modifica la dinámica cerebral, por lo que es posible pensar que distintos tempi musicales 
inducirán diferentes estados funcionales durante la estimación del tiempo. 
 
29 
 
4. ACTIVIDAD ELÉCTRICA CEREBRAL 
4.1. Aspectos generales del EEG 
El cerebro está compuesto por millones de neuronas interconectadas entre sí que 
producen potenciales eléctricos (postsináptico y de acción). Esta actividad eléctrica (EEG) 
puede ser medida con un electroencefalógrafo al colocar electrodos en el cuero cabelludo y 
detectar así los dipolos eléctricos que se producen entre ensambles neuronales, 
principalmente de neuronas piramidales de la corteza cerebral (Berger, 1929) (Figura 5). 
 
Figura 5. (A) Neurona piramidal durante la neurotransmisión. Un neurotransmisor es liberado desde 
terminales presinápticas, causando un flujo de iones positivos hacia la neurona postsináptica. Este flujo produce 
un voltaje extracelular neto negativo en otras partes de la neurona, produciendo un pequeño dipolo eléctrico. 
(B) Porción de un pliegue de la corteza cerebral, el cual contiene células piramidales. Cuando una región de la 
corteza es estimulada, los dipolos de cada neurona se suman. (C) La suma de dipolos eléctricos de neuronas 
independientes puede representarse como un solo dipolo equivalente. (D) Ejemplo de la corriente de un dipolo 
con un campo magnético viajando alrededor de él. (E) Ejemplo de un campo magnético generado por un dipolo 
que yace en la superficie del cráneo. Si el dipolo se encuentra paralelamente a la superficie, el campo magnético 
se puede registrar. No puede registrarse un campo magnético si el dipolo se orienta radialmente. Tomado de 
Luck y Girell, 1998. 
30 
 
La técnica de EEG puede proporcionar información relevante sobre la dinámica 
cerebral responsable de funciones cognitivas específicas (da Silva, 2013). Su fina resolución 
temporal permite identificar cambios en la actividad cerebral y relacionarlos con un 
procesamiento específico en el tiempo, por lo que la hace una técnica poderosa para el análisis 
de las oscilaciones neurales. Además, es invaluable para estimar la organización funcional 
en términos de potencia, dinámica espectral y conectividad funcional. 
 
4.2. Estados funcionales del EEG 
 Los ensambles neuronales que conforman el cerebro son estructuras o subunidades 
como las denomina Lehmann (1992) las cuales están funcionalmente coordinadas. Esta 
sincronización de grupos neuronales es la actividad eléctrica observable a través de técnicas 
como el EEG o MEG. Sin embargo, todavía no es claro cómo es que están organizados 
funcionalmente estos ensambles de neuronas y cómo se conectan con otras áreas del cerebro 
durante procesos cognitivos específicos. Una característica fundamental de la actividad 
eléctrica cerebral es su periodicidad y comportamiento oscilatorio de la polaridad de los 
campos eléctricos generados (Lehmann, 1992). Estas oscilaciones están asociadas a 
diferentes estados funcionales del cerebro, los cuales reflejan millones de neuronas 
organizadas de tal manera que originan esta actividad global que se observa en toda la 
corteza. Cada actividad oscilatoria corresponde a estados particulares que representan, por 
ejemplo, diferentes etapas de sueño-vigilia, nivel de activación cortical (sistema reticular 
activador ascendente) y procesos cognitivos o estados de anticipación. Por lo anterior, inducir 
cambios en la organización de estos estados puede tener un impacto en la cognición, lo cual 
repercutiría en la conducta del ser humano. 
 
4.3. Oscilaciones neurales 
Una oscilación es un cambio cíclicoque exhibe una forma de señal constante y 
periódica. Un oscilador biológico es un sistema generador de este comportamiento, el cual 
debe tener una fuente de excitación que active al sistema biológico, un proceso restaurativo 
que regrese al sistema oscilatorio a un estado basal y un elemento de retraso que ayude al 
31 
 
sistema a detenerse. Estos elementos en conjunto forman un sistema complejo capaz de 
expresar un comportamiento rítmico (Friesen y Block, 1984). 
El cerebro al ser un sistema dinámico oscila a distintas frecuencias, las cuales 
constituyen funciones específicas en el cerebro. Las oscilaciones neurales no sólo representan 
correlatos de la función cerebral, sino también son un vínculo entre varias estructuras 
necesarias para indicar el desempeño de las funciones cerebrales (Başar et al., 2016). Cuando 
el cerebro participa en funciones como el procesamiento sensorial, la dirección de la atención, 
la orientación en el espacio, el almacenamiento de información y la preparación del 
movimiento ocurren cambios en la dinámica eléctrica, en donde ciertas frecuencias de 
oscilación se vuelven predominantes (Buzsaki, 2013). De esta forma cada frecuencia de 
oscilación se ha relacionado con un generador y con diferentes procesos cognitivos 
particulares. Dichos generadores funcionan en paralelo y se distribuyen en todo el cerebro, 
asimismo, se encargan de la transferencia de información sensorial, cognitiva y motora 
(Basar, Basar-Eroglu, Karakas y Schurmann, 1999). 
 La actividad oscilatoria del cerebro puede originarse desde una célula unitaria hasta 
ensambles neuronales y redes complejas. Esta actividad, como se mencionaba anteriormente, 
tiene un comportamiento dinámico y oscilatorio provocado por el intercambio iónico entre 
las neuronas. Este flujo de corriente provoca estados de hiper y despolarización que a su vez 
inducen estados cíclicos de los campos eléctricos, mostrando así un comportamiento 
oscilatorio de la actividad eléctrica (Buzsáki, 2006). La velocidad de estos cambios de 
polaridad determina la frecuencia del campo eléctrico, esta velocidad depende de diversos 
factores como el estado biológico del sistema y la ubicación espacial de dichas neuronas en 
el cerebro. 
 Existen redes neuronales capaces de generar actividad rítmica como la neocorteza, 
los ganglios basales, el tálamo, el locus coeruleus, el hipotálamo, el área tegmental ventral, 
el hipocampo y la amígdala. Estas estructuras están asociadas al sueño, vigilia, alertamiento, 
motivación, adicción, consolidación de la memoria, cognición y emoción (Ramirez, Tryba y 
Peña, 2004). La actividad oscilatoria puede variar su frecuencia y amplitud según cada 
generador. Tradicionalmente, se han descrito principalmente 5 bandas de frecuencia: delta δ, 
theta θ, alfa α, beta β y gamma γ; cada una con ciertas características y funciones. 
32 
 
La banda delta oscila en frecuencias menores a 3.5 Hz, visualmente se observa en las 
fases dos, tres y cuatro del sueño o en estados de inconciencia y se observa preferentemente 
en regiones anteriores. El principal generador es el tálamo al ser inhibido por neuronas 
retículo-talámicas; sin embargo, se ha observado que la corteza tiene la capacidad de generar 
de forma intrínseca ondas lentas de menos de 1 Hz (Buzsáki, 2006; Sanei y Chambers, 2007; 
Tatum et al., 2008). Esta banda se ha relacionado a estados motivacionales y también puede 
generarse en la corteza cingulada (Knyazev, 2007). 
La banda theta oscila en frecuencias de 4 a 7.5 Hz. Las neuronas de la corteza 
prefrontal, cortezas sensoriales e hipocampo oscilan principalmente a esta frecuencia. Está 
asociada a fenómenos de plasticidad cerebral, memoria, emoción y percepción. Por 
inspección visual se observa en las etapas de sueño uno, dos, tres y MOR (Buzsáki, 2006; 
Sanei y Chambers, 2007; Tatum et al., 2008). El principal generador de las ondas theta es el 
hipocampo, el cual es sincronizado por el septum medial y el núcleo anterior del tálamo 
(Buzsáki, 2002; Ketz et al.,2015). Además, la banda theta prefrontal está relacionada con 
procesos de atención focalizada (Basar et al., 1999). 
La banda alfa oscila entre las frecuencias de 7.5 a 12.5 Hz, se observa 
predominantemente en regiones occipitales y se genera principalmente en neuronas del 
hipocampo, corteza motora, tálamo y cortezas sensoriales. Originalmente, a nivel visual se 
asoció a estados de relajación, principalmente con los ojos cerrados. Sin embargo, existen 
nuevas propuestas en donde se sugiere que alfa está relacionado al bloqueo de información 
sensorial irrelevante (Weisz et al., 2011), el control cognitivo de tipo top-down (Klimesch, 
Sauseng y Hanslmayr, 2007), la atención selectiva (Foxe y Snyder, 2011; Klimesch, 2012) y 
la retención de información (Wianda y Ross, 2019; Klimesch, Sauseng y Hanslmayr, 2007). 
Se relaciona principalmente con el estado de conciencia, la atención y la inhibición, así como 
con procesos motores como la imitación (Buzsáki, 2006; Sanei y Chambers, 2007; Tatum et 
al., 2008) y ante la expectativa de producir una respuesta (Basar, 2004). Particularmente, se 
ha encontrado la presencia de oscilaciones de 10 Hz durante estimulación auditiva en áreas 
subcorticales como el cerebelo, la formación reticular y los colículos; ante la estimulación 
visual en el núcleo geniculado lateral, el hipocampo y la formación reticular (Basar et al., 
1999). El principal generador de alfa occipital es el núcleo pulvinar del tálamo, el cual 
33 
 
sincroniza a la corteza debido a un proceso de inhibición y modulación en la entrada de 
información sensorial (Ketz et al., 2015). 
La banda beta oscila entre frecuencias de 13 a 29 Hz y se observa principalmente en 
regiones frontocentrales y temporales. Se observa predominantemente en estados de vigilia 
y durante la etapa del sueño REM (Garcia-Rill, D’Onofrio y Mahaffey, 2016). Inicialmente, 
se asoció con un estado de reactividad hacia estímulos externos y se refirió como 
desincronización cortical. Se ha asociado al alertamiento tónico provocado por la 
desincronización del sistema reticular activador ascendente (Moruzzi y Magoun, 1949). Este 
ritmo es generado por toda la corteza y estructuras subcorticales como el núcleo subtalámico, 
los ganglios basales, el tálamo medial dorsal, el núcleo pedúnculopontino y el bulbo olfatorio. 
Principalmente se ha relacionado con procesos atencionales, control motor y percepción 
(Buzsáki, 2006; Sanei y Chambers, 2007; Tatum et al., 2008). 
La banda gamma oscila entre las frecuencias de 26 a 200 Hz. Todas las neuronas bajo 
ciertas condiciones son capaces de generar oscilaciones gamma. Por esta razón, se ha 
relacionado con diversos procesos como la percepción, atención, memoria, conciencia y 
plasticidad (Buzsáki, 2006; Sanei y Chambers, 2007; Tatum et al., 2008). Particularmente, 
la frecuencia de 40 Hz se ha relacionado con el procesamiento sensorial en áreas corticales 
específicas, memoria en el hipocampo y atención en áreas frontales (Basar et al., 1999). 
 
4.4. Ritmos cerebrales durante la percepción del tiempo 
El procesamiento del tiempo parece ser una propiedad intrínseca de los circuitos 
cerebrales, en donde los ensambles neuronales tienen la capacidad inherente de decodificar 
el tiempo dentro de la dinámica cerebral (Mauk y Buonomano, 2004). Es posible que exista 
una relación entre los ritmos cerebrales del EEG y la percepción del tiempo, en donde el nivel 
de sincronización del EEG puede influir en el procesamiento temporal (Ross, 1968), debido 
a que se ha encontrado una fuerte relación entre los ritmos alfa y beta cuando los participantes 
realizan una estimación de tiempo, incluso en primates no humanos. Estudios con potenciales 
de campo (LFP) en Makakus Rhesus mostraron una ráfaga de oscilaciones β en el putamen, 
cuando los participantes realizaban una tarea de tiempos de reacción (Bartolo y Merchant, 
2015).Esta actividad beta en los ganglios basales puede relacionarse a un mecanismo motor, 
34 
 
debido a que el SMA tiene proyecciones hacia estas estructuras subcorticales. Es por esta 
razón que se ha relacionado la percepción temporal con el ritmo β (Kononowicz y Penney, 
2016). El ritmo β participa en la inhibición motora y el movimiento preciso y se ha observado 
que este ritmo presente en el SMA puede predecir la duración estimada. El nivel de potencia 
de esta banda tiene una relación con el tiempo estimado dentro de una tarea de producción 
de tiempo, en donde mayores niveles de β producen mayores duraciones (Kononowicz y Van 
Rijn, 2015; Wiener et al., 2017). Además, en el estudio de Kononowicz y Van Rijn (2015) 
se observa un claro incremento del ritmo α al final de la estimación de tiempo. El incremento 
de la actividad β también se ha observado en estudios de magnetoencefalografía (MEG), en 
donde no sólo se presentó en el SMA, sino también en las cortezas prefrontal, parietal 
posterior y visual (Kulashekar et al., 2017). 
 
4.5. Ritmos cerebrales durante la escucha de música 
Escuchar música induce diferentes estados funcionales en la actividad eléctrica 
cerebral que dependen de las características del estímulo acústico, la duración de la pieza, los 
cambios melódicos, el tono, el ritmo, el tempo, entre otras. El EEG puede brindar información 
sobre el procesamiento de estas características, pero también sobre los efectos que tiene en 
el sistema nervioso, por ejemplo, la música produce diversos cambios en estados 
emocionales, motivacionales y de activación que repercuten en procesos de atención, 
memoria y visoespaciales (Husain, et al., 2002; Carr y Rickard, 2011; Rauscher, et al., 1993). 
 Estudios con potenciales relacionados a eventos han revelado un procesamiento 
temprano de la música, en donde el procesamiento de tonos complejos es diferente de los 
tonos acústicos puros (Tervaniemi et al., 2006), lo que indica un reclutamiento de recursos 
neurales que depende de las características temporales y espectrales de los sonidos. La 
música al ser una serie de sonidos estructurados genera cierta expectativa y abstracciones que 
provocan que sea percibida como tal y no sólo una serie de sonidos. La corteza auditiva puede 
decodificar automáticamente este tipo de información (Näätänen, Tervaniemi y Sussman, 
2001) y se ha propuesto que el hemisferio izquierdo está involucrado en el procesamiento de 
elementos específicos de la música, mientras que el hemisferio derecho procesa las 
características globales (Peretz y Morais, 1993). 
35 
 
Los patrones de actividad de EEG, además de brindar información sobre el 
procesamiento musical, también pueden revelar emociones inducidas con diferentes niveles 
de valencia y activación. Se han encontrado patrones asimétricos de la actividad de EEG que 
están involucrados con estados placenteros o displacenteros, en donde se observa mayor 
actividad en la corteza orbitofrontal izquierda para estados placenteros y alegres (Schmidt y 
Trainor, 2001; Altenmüller et al., 2002). La música resulta placentera para los individuos, lo 
que produce un incremento de actividad theta, asociado a una sensación de relajación (Ramos 
y Corsi, 1989) y un incremento de alfa cuando la música es relajante (Höller et al., 2012). 
Sin embargo, en otro estudio el ritmo alfa no discriminó entre música relajante o activadora, 
lo que puede indicar que en vez de un estado mental de relajación pueda estar relacionado a 
la preferencia o familiaridad (Berk, 2008; Hurless et al., 2013). 
Existen estudios en donde se reporta un efecto de la música sobre el desempeño 
cognitivo, particularmente en tareas de búsqueda de símbolos (Schellenberg et al., 2007) y 
razonamiento espacial (Rauscher y Shaw, 1993). Esta mejora en el procesamiento espacial 
perdura incluso después de haber escuchado música (Jenkins, 2001) y se ha sugerido que es 
dependiente del tempo musical. La música con un tempo rápido es la que genera esta mejora 
en el procesamiento espacial en comparación con uno lento (Schellenberg et al., 2007). Esto 
ha sido corroborado en otro estudio con potenciales relacionado a eventos, en donde 
encontraron que un tempo rápido provoca una mejora en la detección visoespacial y una 
reducción en los tiempos de reacción y en las latencias de los componentes N2 y P3 
(Amezcua et al., 2005). Debido a lo anterior, es posible que el tempo tenga efectos sobre la 
atención y el alertamiento. La música puede generar cambios en el nivel de alertamiento que 
no necesariamente tiene que ver con los cambios melódicos o el tono, sino con los aspectos 
temporales como el ritmo o el tempo. Cambios en el tempo tienen efectos sobre el nivel de 
alertamiento o arousal, particularmente la música más rápida genera mayor nivel de 
alertamiento. La música con un tempo rápido genera mayor activación fisiológica que con 
uno lento (Husain et al., 2002; Dillman-Carpentier y Potter, 2007) y este incremento en el 
arousal puede estar vinculado con una activación de ritmos rápidos (Moruzzi y Magoun, 
1949). El ritmo beta incrementa su potencia conforme se acelera el tempo, lo que podría 
indicar un aumento en el nivel de activación (Hurless et al., 2013). Sin embargo, también se 
ha encontrado un incremento lineal en la banda alfa con respecto al tempo cuando se escucha 
36 
 
música que no es de la preferencia de los participantes (Hurless et al., 2013). Además, se ha 
encontrado un incremento de la banda theta cuando la música posee un tempo lento (Tian et 
al., 2013), lo que puede indicar un estado de poca activación. 
 
4.6. Métodos de análisis de señales EEG 
Existen diversos métodos para analizar las características de las señales eléctricas, 
que en el campo de las neurociencias son muy utilizadas para indicar cambios fisiológicos y 
funcionales del cerebro. El análisis cuantitativo del EEG nos proporciona información 
relacionada con los parámetros que se pueden medir de las señales, por ejemplo, el nivel 
energético de la actividad eléctrica cerebral es cuantificado por la potencia. Al estudiar la 
potencia de señales eléctricas, a veces se requiere de estudiar incrementos muy particulares 
que se desenvuelvan en el tiempo. Existen métodos que permiten analizar el contenido 
espectral de estas señales, lo que nos brinda información útil para un análisis de la dinámica 
cerebral. El análisis de potencia absoluta y el análisis de tiempo-frecuencia son útiles para 
observar dichos cambios. A continuación, se describen estos métodos: 
4.6.1. EEG cuantitativo 
El análisis cuantitativo del EEG nos proporciona herramientas útiles que nos permiten 
relacionar cambios en la actividad eléctrica cerebral. Algunos de los análisis cuantitativos, 
basados en el contenido espectral de las señales, más utilizados son el de potencia absoluta y 
potencia relativa. Al asumir que cualquier señal de EEG está compuesta por la suma de 
señales sinusoidales, la transformada rápida de Fourier (FFT, Ecuación 1) permite separar 
una señal oscilatoria discreta de EEG en los componentes frecuenciales que la constituyen y 
calcular su espectro de potencia. El espectro de potencia indica la amplitud al cuadrado de la 
actividad rítmica de una serie de tiempo en función de la frecuencia (Kramer, 2013). 
𝑋(𝑘) = ∑ 𝑋(𝑗)𝑒−𝑗(
2𝜋
𝑁
)𝑛𝑘
𝑛
𝑗=1
 
(1) 
 
37 
 
Para poder llevar a cabo el análisis de frecuencias, se seleccionan segmentos pequeños 
de la señal de EEG, generalmente de 1 a 2 segundos debido a que se ha mostrado que ventanas 
de tiempo pequeñas aumentan la confiabilidad estadística (Levy, 1986). Dichas ventanas no 
deben contener ruido ni artefactos, y en cada uno de dichos segmentos se calcula la 
transformada de Fourier. Las medidas realizadas en el dominio de la frecuencia se derivan 
del espectro de frecuencias del EEG, el cual puede obtenerse transformando la gráfica del 
voltaje (µV)

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