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Centro de Estudio de la Cultura y la Comunicación Región Xalapa Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación Poesía sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968: Una aproximación desde el testimonio y los imaginarios sociales Tesis para obtener el grado de Maestro en Estudios de la Cultura y la Comunicación Presenta: Jaime Ricardo Huesca Orozco Director: Dr. Édgar Alejandro García Valencia Agosto de 2021 “Lis de Veracruz: Arte, Ciencia, Luz” Universidad Veracruzana Centro de estudios de la Cultura y la Comunicación Región Xalapa Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación Poesía sobre el movimiento estudiantil de 1968: una aproximación desde el testimonio y los imaginarios sociales Tesis para obtener el grado de Maestro en Estudios de la Cultura y la Comunicación Presenta: Jaime Ricardo Huesca Orozco Director: Dr. Édgar Alejandro García Valencia Jurado: Dra. Gimena del Río Riande Dr. José Manuel Mateo Calderón Dr. Israel Ramírez Cruz Jurado suplente: Dr. Alfonso Colorado Hernández Dr. Roberto Cruz Arzabal 3 A mis padres, por todo el esfuerzo que brindaron para hacer de mí la persona que soy; por su cariño, sacrificios e incondicional apoyo en cada acierto y error que cometo. Esta dedicatoria no es suficiente para compensar tanto. A Yolanda Fernández, por el amor, por siempre creer en mí y acompañarme en cada meta. Por escucharme, las recomendaciones hacia mi trabajo y decisiones; por animarme a ser mejor y rescatarme cuando el malestar en los poemas sobrepasaba mi aguante. A Édgar García Valencia, por su amistad, las charlas sobre poesía (que siempre representaron un grato aprendizaje) y su guía en este par de años; por su compromiso, cada idea, comentario y crítica hacia este proyecto. A las víctimas del 2 de octubre que, por cierto, NO SE OLVIDA. A las personas que dan y dieron la vida por hacer valer sus principios, resistiendo abusos, agresiones, injurias y diversas formas de represión. A quienes buscan a sus muertos o desaparecidos. A la gente que pelea en nombre de quienes ya no pueden defenderse. A quienes recuerdan. A toda voz que anhela ser libre y lucha por un mundo justo. 4 Agradecimientos De nuevo, a mi familia: a Juanita, Jaime, Michel, Ainara, Dani, Elisa, Fernanda, Daniela, Gloria y los demás, que son muchos, por todo el apoyo y consideración en este proceso, por respetar y siempre tomar en serio mis ausencias debido al trabajo pendiente. A Yolanda Fernández por tanto amor, por siempre estar al pendiente de mis avances, inquietudes y conflictos, por formar parte activa en mi trayectoria y querer lo mejor para mí. De igual modo, a Yolanda Aburto, por celebrar cada progreso, su amistad y generosidad. A Irlanda Villegas y a Efrén Ortiz, quienes fueron los primeros en leer mis ideas y estar conmigo en todo el proceso que implicó ingresar a este posgrado, por sus enseñanzas previas en la Facultad de Letras Españolas; también, a Carlos Rojas por sus consejos y sinceras recomendaciones para estudiar en la MECC. A todas las personas que tuve la oportunidad de conocer en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación. A Édgar Valencia, por el acompañamiento en esta investigación, por las lecturas, las charlas, los chistes y las metáforas: llegamos al punto final del mapa que trazamos. A Alfonso Colorado, por las críticas constructivas hacia este proyecto y ayudarme a definir sus bases, por su claridad al distinguir que el caso de estudio seleccionado era el ideal cuando me distraían otras inquietudes poéticas. A Jairo López y Soledad de León, por su intervención crucial en el desarrollo de esta tesis, por brindarme las opciones y elementos necesarios para sostener metodológicamente mis argumentos, por su constante apoyo dentro y fuera de las clases que compartimos. A mis demás profesores, de quienes aprendí en cada sesión, coloquio, seminario y demás actividades: Homero Ávila, Carlos Casas, Celia del Palacio, Rafael Figueroa, Norma Esther García, Elissa Joy Raskin, Raciel Martínez y Claudia Morales. A todos ustedes, por creer en mi proyecto y aceptarme como alumno de esta maestría. A mis compañeros, por su amistad, las participaciones en clase, los cuestionamientos hacia mi proyecto, las recomendaciones, por las reuniones informales que tanto disfrutaba y nos fueron arrebatadas por la pandemia. Por sus enseñanzas, por confiar en mí como amigo y representante de generación. Tienen todo mi aprecio: Laura Addad, Amira Carballo, 5 Ybrahim Galicia, Toni Lama, Ana León, Marleys Meléndez, Joel Mijangos, Eunice Muruet, Kathya Núñez, Juan Pablo Romo, Miguel Salas y Emmanuel Solís; incluyo también, cómo no, a Benjamín Marín y a Daniel Zamudio, compañeros historiadores que se volvieron fundamentales en nuestras discusiones sabatinas. Espero que nos podamos reencontrar como en aquellas fechas. A Analí Aguilera, quien más allá de encargarse administrativamente de nuestro progreso, fue un verdadero ángel de la guarda y gran amiga. A todos quienes dieron soporte administrativo a la generación de esta maestría, a Marco Antonio López, Miriam Paloma Morales, Magda Moreno, Alejandra Ronzón y César Zamora. En especial, a la poeta Elsa Cross, por la generosidad de su palabra; por el tiempo y testimonio que compartió en la entrevista que le realicé. Por permitirme integrar su poema, “Memoria del 68” como una suerte de epígrafe en esta investigación, por su amabilidad y buenos deseos. A Alberto Ramírez, quien leyó parte de mi trabajo y brindó orientación respecto a las Humanidades Digitales. Así mismo, a José Manuel Mateo, quien me recibió como becario en la estancia académica que realicé y enriqueció en gran medida mi investigación y, también, formó parte del jurado evaluador. A Gimena del Río e Israel Ramírez por sus lecturas y sugerencias para el fortalecimiento de mi proyecto. A los amigos que estuvieron al tanto de mi trabajo, ánimo y salud: Arturo Silva, Luis Javier Sierra, Karla Hernández, Julio López, Katya Herrera, Erika Pech, Hugo Cortés, Georgina Lara y Norma Salguero; por sus buenos deseos y camaradería. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por creer en la pertinencia de esta investigación, por becarme durante este par de años y brindarme la oportunidad de trabajar en una de las actividades que más me apasionan. A todas y todos, en una palabra que se desborda en contenido: GRACIAS. 6 7 Índice Agradecimientos ................................................................................................................... 3 Índice...................................................................................................................................... 7 Resumen .............................................................................................................................. 11 Esto no es una defensa poética........................................................................................... 11 I. Planteamiento de la investigación .................................................................................. 16 1.1. La poesía sobre el movimiento estudiantil de 1968 como caso de estudio ....................... 16 1.2. Las antologías ........................................................................................................................ 22 1.2.1. 53 poemas del 68 mexicano ............................................................................................ 22 1.2.2. Poemas y narraciones sobre el movimiento estudiantil de 1968 .................................... 24 1.2.3. El libro rojo del 68. Poesía y Gráfica Social .................................................................. 26 II. El contexto de producción.............................................................................................31 2.1. El periodismo y la versión oficial de la masacre.................................................................... 31 2.2. La revista Por Qué? .............................................................................................................. 37 2.2.1. Los números extraordinarios .......................................................................................... 39 2.2.2. Los poemas publicados en Por Qué?.............................................................................. 41 2.3. La figura del intelectual ......................................................................................................... 47 2.3.1. La manipulación intelectual ............................................................................................ 48 2.3.2. El poema de Octavio Paz ................................................................................................ 52 2.3.3. La militancia de José Revueltas ...................................................................................... 54 III. Consideraciones metodológicas para el análisis poético........................................... 57 3.1. Por diversos caminos se llega a semejante fin ....................................................................... 57 3.2. Propuesta de instrumento de análisis ..................................................................................... 61 3.2.1. La memoria y el testimonio ............................................................................................ 61 3.2.2. El concepto de hegemonía desde Raymond Williams .................................................... 64 3.2.3. Los imaginarios sociales y el conflicto hegemónico ....................................................... 67 3.2.4. El discurso-testimonio .................................................................................................... 69 3.2.5. Un paréntesis .................................................................................................................. 71 3.3. Primer esbozo de análisis ...................................................................................................... 75 3.3.1. Primeras conclusiones del instrumento metodológico .................................................... 79 IV. Estrategias y análisis del objeto de investigación ...................................................... 82 4.1. El análisis de corpus como alternativa .................................................................................. 82 4.1.1. Generación del corpus .................................................................................................... 83 4.1.2. Acercamiento con Voyant Tools ..................................................................................... 84 8 4.2. Estrategia de análisis con enfoque mixto ............................................................................... 86 4.2.1. “Microsearch” ................................................................................................................ 88 4.2.2. “TermsBerry” ................................................................................................................. 88 4.2.3. “Links” ........................................................................................................................... 89 4.3. El análisis .............................................................................................................................. 93 4.3.1. Describir la matanza ....................................................................................................... 94 4.3.1.1. Piedras.................................................................................................................... 97 4.3.1.2. Miedo .................................................................................................................... 102 4.3.1.3. Balas ..................................................................................................................... 107 4.3.2. El malestar social de 1968 ............................................................................................ 117 4.3.2.1. Patria .................................................................................................................... 122 4.3.2.2. Pueblo ................................................................................................................... 126 4.3.2.3. País ....................................................................................................................... 131 4.3.2.4. México .................................................................................................................. 136 4.3.2.5. Calles .................................................................................................................... 141 4.3.2.6. Ciudad .................................................................................................................. 147 4.3.3. Resistir, tercer tópico de análisis .................................................................................. 151 4.3.3.1. Segunda variación de “pueblo” ........................................................................... 152 4.3.3.2. Puño ..................................................................................................................... 159 4.3.3.3. Amor ..................................................................................................................... 162 4.3.5. Impresiones teóricas posteriores al análisis poético ...................................................... 168 4.3.4. Aspectos generales del resto de tópicos ........................................................................ 178 4.3.4.1. Denuncia de la policía y el ejército mexicanos ..................................................... 178 4.3.4.2. Denuncia al presidente y al Estado ...................................................................... 180 4.3.4.3. Crítica hacia la XIX Olimpiada ............................................................................ 182 4.3.4.4. Exaltar las virtudes de la juventud........................................................................ 186 4.3.4.5. La memoria del lugar o imaginario prehispánico................................................. 188 4.3.4.6. Referencia a otros movimientos o sucesos similares ............................................. 189 V. Consideraciones finales ............................................................................................... 191 Referencias ........................................................................................................................ 200 9 10 MEMORIA DEL 68 ¿De quién era ese rostro ensangrentado, los ojos abiertos sin tiempo de reflejar siquiera el miedo? Una muchacha con el cabello salpicado de sangre, los labios entreabiertos sin tiempo de gritar siquiera todo el miedo y la rabia. Cortada de tajo la vida de esa niña-- y detenidos en una foto-- medio siglo después duelen todavía sus ojos y sus labios en carne viva. Elsa Cross Octubre 2020 11 Resumen La presente investigación toma como objeto de estudio un corpus conformado por 155 poemas referentes al Movimiento estudiantil mexicano de 1968 y la masacre de Tlatelolco. A partir de este conjunto poético, y con el apoyo de la plataforma digital Voyant Tools, se analiza su carácter testimonial, además de las estrategias discursivas y hegemónicas que emplean para registrar en la memoria colectiva los acontecimientos del 2 de octubre, resistir ante las imposiciones del Estado y difundir sus principios dentro de los imaginarios sociales. Palabras Clave: movimiento de 1968, humanidades digitales, text mining, hegemonía, discurso-testimonio, Voyant Tools, imaginariosocial, poesía política. Esto no es una defensa poética Elaborar esta investigación implicó recorrer un incesante camino de coincidencias, donde tuve que ceder a cada oportunidad y cambio pertinente por el bien de este producto “final”. Al comienzo, uno tiene la seguridad de poseer un tema de análisis sólido y totalmente funcional, una armadura que, poco a poco, deja entrever grietas y demás puntos débiles que requieren una urgente reparación. Tal proceso de perfeccionamiento (utópico) dio como resultado esta coraza, diferente en gran medida que su prototipo. El proyecto partió con la búsqueda y preocupación por comprender la utilidad (si es posible emplear esta palabra) de la poesía en determinados casos de estudio, ya que a lo largo de la historia este género literario siempre ha sido evaluado (y por ende la figura del poeta) por su poca participación dentro de su sociedad, posición cada vez más cuestionada mientras la reflexión gira en torno a la actualidad. Este hecho permitió meditar también sobre el consumo del género literario, algunas de sus adversidades y aparente decadencia. 12 En otra instancia, para la continuidad del tema, realicé una suerte de genealogía referente a un subgénero literario que poco se ha estudiado y dejaré pendiente: la defensa poética. Fue revelador encontrar textos pertenecientes a diferentes épocas donde sus autores, ya sea basados en una argumentación consistente o mero ejercicio apologético, defendían con gran admiración a la poesía y exponían su importancia dentro del cotidiano, cuestión que revela, en primera instancia, la naturaleza polémica de la poesía (aquí puede englobarse a cualquier disciplina artística) y, por otro lado, ciertas limitaciones argumentativas para resguardarla. Dicho acercamiento conllevó a la realización de preguntas que orientaron la investigación por determinado tiempo: ¿cómo defender a la poesía sin caer en las mismas respuestas o conclusiones? y ¿de qué forma puede considerarse al poeta como un miembro relevante de su sociedad? Como una suerte de hipótesis, a partir de la mirada de autores como Octavio Paz, Paul Ricoeur, Yuri Lotman, entre otros, argumentaba que la poesía tiene la cualidad de restaurar, por medio de mecanismos de resistencia, testimonio y memoria, procesos identitarios en crisis; el texto escrito posee la cualidad de cristalizar un momento, preservarlo para la posteridad y resistir ante muestras de poder donde el individuo, o un colectivo, se vean amenazados ante la coacción de terceros. Tal ejercicio lleva a los individuos a vivir (según Paz) una “expulsión del presente” y, por medio del poema, existe una promesa por recuperar dicho extravío. Esta explicación permitía en paralelo la elaboración de una defensa poética que se sumaría a su tradición descubierta. Profundizar en dicha hipótesis me llevó a seleccionar tres casos de estudio donde comprobara mi planteamiento, momento donde coincido con la poesía escrita sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968 y la masacre de Tlatelolco. Acercarme primeramente a dos antologías (finalmente tres) referentes a esta poesía y adentrarme cada vez más en su contenido eclipsó, hasta cierto punto, los planteamientos previos de mi investigación, momento en que decido modificar el horizonte de mi trabajo y orientarlo hacia los fenómenos presentes en la poesía sobre esta serie de acontecimientos históricos. La convivencia, cada vez más cercana, con dicho corpus dejó entrever varias líneas de investigación y cuestionamiento sumamente productivas, hecho que poco a poco me obligó a decidir qué rumbo tomar para analizarlo y, por otro lado, modificar los aspectos teóricos diseñados previamente. Los poemas por sí mismos exponen una gran similitud entre ellos, pues con una primera lectura pude identificar la repetición a gran escala de términos, 13 así como la construcción de imágenes poéticas similares, coincidencias tópicas y elementos estructurales. En mi opinión, percibir estos elementos no es gratuito y responde a prácticas discursivas de sus autores; la elaboración de un lenguaje y escritura común va más allá de una simple casualidad, hecho que desarrollé en esta investigación. Posteriormente, estudié con mayor detenimiento parte del contexto donde se escribió esta poesía y comprendí que una de sus intenciones es apelar a la realidad que sus autores viven, referente al malestar social presente en aquel momento, la represión de quienes manifestaban una ideología diferente al gobierno mexicano y, sobre todo, hacer evidentes la violencia ejercida por autoridades judiciales y militares el 2 de octubre en Tlatelolco; demostrar, por medio de la poesía, una versión de los hechos marginada por el Estado y que trata de encarar las versiones “oficiales” de éste, combatir la impunidad. Ya que gran parte del corpus trata de ir en contra de una versión apócrifa (o varias) sobre el 2 de octubre, de forma directa se expresa el compromiso por preservar una memoria marginada, parto con algunas preguntas: cómo evaluar a estos poemas desde su mismo contexto de crisis y, además, cómo influyen en la formación o legitimación de una memoria. La matriz del estudio se sustentará en la presencia de elementos testimoniales en los textos, además de otros aspectos teóricos a considerar como la hegemonía y los imaginarios sociales. En general, la investigación se conformó por cuatro capítulos, donde el primer apartado se centra en describir este caso de estudio y cómo es percibida dicha poesía por otras voces críticas sobre el movimiento estudiantil de 1968 y su literatura. De igual modo, justifico por qué centrar la atención en estas producciones literarias y, además, evaluar en cierta medida las opiniones y elementos externos a los poemas con base en sus antologías, como las consideraciones de sus compiladores y prólogos dedicados a sus ediciones, un punto de partida importante para comprender el corpus. El segundo capítulo estudia el contexto de producción de los poemas. Es crucial contemplar la publicación de algunos de los textos en la revista Por Qué? y su eventual importancia como portavoz del movimiento estudiantil y punto de acceso para quienes escriben poesía sobre el 2 de octubre. Asimismo, es preciso establecer la postura de la prensa en aquel año y su contraste con las iniciativas no sólo de los estudiantes sino también de los intelectuales (incluidos los poetas) durante este proceso histórico. Después de ello, la tercera parte de este proyecto consiste en la elaboración de un instrumento teórico-metodológico para el correcto análisis del corpus. Para comprobar la 14 hipótesis y cumplir con los objetivos, se tomarán en cuenta teorías y conceptos en torno al testimonio (y el discurso-testimonio), las relaciones de poder y los imaginarios sociales. Esta discusión permitió una conjugación viable para el estudio de los textos, la cual traté de comprobar, en un primer momento, con el análisis del poema “Memorial de Tlatelolco” de Rosario Castellanos. En este punto, debo mencionarlo, fue necesario tomar decisiones y efectuar cambios importantes debido a las condiciones que impuso la pandemia del virus SARS COV 2. Dentro de las actividades a efectuar se consideró el trabajo de archivo (ya que una vertiente del estudio se basaba en la recuperación de hemerografía), la búsqueda de material bibliográfico y demás antologías que formaran parte del corpus poético, acciones que no se efectuaron por las restricciones sanitarias. En consecuencia, para un mejor desempeño del estudio y concretar intuiciones, se optó por incluir dentro de la metodología el análisis de corpus con la herramienta digital Voyant Tools. Trabajar con los textos gracias al enfoque de las Humanidades Digitales permitió comprender los poemas desde un punto de vista imposible para la acción humana; el procesamiento del texto enformato digital arrojó resultados inesperados y, por otro lado, la visualización de elementos que permitieron la confirmación de la hipótesis propuesta. El último capítulo, más extenso que los tres primeros en conjunto, presenta las reglas a seguir para la interpretación poética. Cabe mencionar que el corpus, compuesto por 155 poemas, es extenso y prestar atención a cada una de sus partes daría como resultado un trabajo sumamente amplio y colmado de repeticiones interpretativas. La solución consistió en clasificar tales recurrencias en grupos tópicos y, con ello, emprender el estudio. Voyant Tools expone resultados tomando una mirada cuantitativa que requiere cualificarse para una mayor comprensión de la escritura, discurso y elementos característicos de este conjunto poético. Después de la designación de temas, se eligieron (por su cantidad de apariciones) los tres más representativos y, a partir de palabras concretas, se descendió poco a poco al plano cualitativo en el texto poético. Aunque lo anterior puede sonar confuso, en su momento se aclarará dicho proceso metodológico. Después de aprender de los tópicos principales y elaborar un comentario general sobre los subtemas identificados dentro del corpus, establezco las consideraciones finales respecto a mi trabajo. En proporción, tal labor arrojó diversas rutas de estudio que dejaré pendientes pero expongo dentro de esta sección; el hallazgo de dicho objeto de investigación plantea 15 una fuente de trabajo muy generosa, cuestión que se multiplica al conjugar dichas opciones con el campo de las Humanidades Digitales. En mi caso, este escrito representa un primer acercamiento a las Humanidades Digitales; espero que mi trabajo pueda servir de ejemplo y utilidad para quienes se adentren a la investigación bajo las opciones que brinda esta disciplina. Invito a la lectura del corpus poético y, si es posible, experimentar su comprensión con Voyant Tools. Por último, defender a la poesía, debo reconocer, es una lucha que probablemente dé frutos inciertos o carentes de sentido general. Tal vez esta acción sea el reflejo de inseguridades propias, pues quien solicita la protección es solamente uno y no la poesía. La lectura y el análisis constante de este género literario, su escritura y valoración crítica, su puesta en práctica diaria son la verdadera defensa, si puede pensarse en la existencia o necesidad de ello. 16 I. Planteamiento de la investigación 1.1. La poesía sobre el movimiento estudiantil de 1968 como caso de estudio Considero oportuno visualizar las posibilidades de la poesía en este contexto específico. Seleccioné el movimiento estudiantil de 1968 y la masacre de Tlatelolco por diversas razones, las cuales aclararé a continuación. Primeramente, este periodo es de gran valor para la historia contemporánea de México pues marca la crisis política y social de una forma de gobierno, hasta cierto punto obsoleta, en cuanto al modo de resolver los conflictos de la ciudadanía y la búsqueda de un desarrollo nacional que no tomaba en cuenta el crecimiento de todas las esferas sociales. Por su parte, es relevante dicho periodo por las diversas movilizaciones de colectivos para exigir la validación de sus derechos y un cambio en la práctica política, ya que la represión y la violencia hacia los manifestantes eran la moneda de cambio dentro del régimen autoritario de Díaz Ordaz. Por su parte, la masacre del 2 de octubre se contempla como un acontecimiento trágico donde la posibilidad de diálogo entre los estudiantes y el gobierno tocó fondo, demostrando este último toda su capacidad hegemónica para acallar a quienes estuviesen en contra de sus ideales. Además de la exaltación de la violencia a partir del genocidio, sobresalen la impunidad sobre los crímenes de Estado, la persecución de los sobrevivientes del atentado y la imposición de una verdad histórica incompatible con la realidad vivida en la tarde-noche del 2 de octubre. Además, es preciso señalar el control del Estado hacia los medios de comunicación, de los cuales una gran mayoría se encargaron de difundir versiones de la matanza a conveniencia del gobierno.1 Este periodo histórico también es notable por su complejidad, tales hechos respondían a un contexto social convulso no solamente en México sino a nivel internacional y, a su vez, tales circunstancias eran consecuencia de una serie de eventos que dieron pie a la movilización, como lo fue la Revolución cubana o el desarrollo de la Guerra Fría. La 1 Esta breve semblanza sobre los acontecimientos suscitados en 1968 no hace verdadera justicia de lo que representó dicho periodo, en páginas posteriores se profundizará más al respecto. 17 búsqueda de “un cambio” entre la relación sociedad-Estado y la práctica democrática no operó solamente desde el movimiento estudiantil mexicano; el movimiento del 68 también es síntoma de un malestar social y crisis política general, ya sea en Francia, Checoslovaquia, Japón, Argentina, entre otros países; este hecho problematiza aún más este caso por el clima social de aquel año, sus prácticas y procesos. La bibliografía existente sobre el movimiento de 1968 representa una fuente de estudio que, a más de cincuenta años, sigue vigente y es inagotable: hay mucho por decir y aprender. Respecto a la literatura, ésta guarda un lugar de peso dentro de la producción textual, pues en aquellas circunstancias se posicionó como una alternativa para la divulgación de los hechos atestiguados en Tlatelolco. 2 Miguel G. Rodríguez Lozano y Roberto Cruz Arzabal comentan en “Otear la escritura: claves para una diversidad literaria”: El 68 trascendió desde el centro del país, y sintetizó una época y una forma de ver el mundo por parte de las clases medias que empezaron a convertirse en referencia sociológica y de acción política. También simbolizó la cristalización y la crisis de los procesos culturales que a lo largo de la década de los 60 habían anunciado cambios en la capital política y cultural del país. En esos procesos, las prácticas de escritura literaria […] se acoplaron a los aires de cambio propios de los 60, éstos continuaron transformándose abiertamente hasta los años 80, lo que podría verse como el marco de una extraña, pero generosa época de la literatura en México (Historia de las literaturas en México, siglos XX y XXI 2019, pp. 3-4). La literatura es resultado de las necesidades de su tiempo, cuestión que debe reiterarse; por otro lado, es válido justificarla, dentro de sus finalidades, como un medio que refleja la realidad social dentro de determinadas coordenadas. Aunque tal argumento podría considerarse dentro del lugar común o una aseveración de fácil acceso, vale la pena meditar en torno a las intenciones por retratar tal realidad y a qué motivos responde esta actitud. La literatura sobre el 68 atiende a una carencia informativa por parte de los medios de 2 Debo enfatizar en que dicha literatura es alternativa y, hasta cierto punto, subalterna en contraste con los diversos grupos y movimientos literarios que surgieron en aquel año y hoy en día conforman parte de la tradición de México. Ana Chouciño Fernández menciona en la introducción de Radicalizar e interrogar los límites. Poesía mexicana 1970-1990 que, a raíz del desarrollo económico e intelectual de los años sesenta hubo una variedad de publicaciones y oportunidades para el cambo literario. Surgen publicaciones como La Palabra y el Hombre (1957), Pájaro Cascabel (1962), El corno Emplumado (1969), Revista Mexicana de Literatura (1955), entre otras. La autora distingue la importante influencia de autores como Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Jaime Sabines, Rosario Castellanos y la emergencia de otras voces poéticas compiladas en obras como La espiga amotinada (1960), Poesía en Movimiento (1966), Poesía joven de México (1967), y demás. Otras tendenciasimportantes responden a la Literatura de la Onda y el Boom Latinoamericano, por ejemplo. Para saber más sobre e contexto literario de aquella década, recomiendo consultar El ocaso de los poetas intelectuales y la “generación del desencanto” (2010) por Malva Flores, y Lecturas y diversiones. La poesía crítica de Eduardo Lizalde, Gabriel Zaid, José Carlos Becerra y José Emilio Pacheco (2008) por Ignacio Ruiz-Pérez. 18 comunicación. Aquí, es posible observar cómo surge la figura del intelectual como una parte del colectivo que toma la iniciativa de evidenciar los acontecimientos que son ignorados por la opinión pública y enterrados por el poder hegemónico. En este lapso emerge el periodismo literario como espacio que apela y se contrapone desde y con los medios de comunicación y la agenda pública respecto a los crímenes ocurridos en Tlatelolco. En el ensayo “Visiones micrológicas: la crónica como legado del 68”, Ana Sabau menciona que “Gran parte del periodismo literario escrito en México en las décadas de 1970 y 1980 se puede estudiar a partir de cómo se capturaron y criticaron, con base en la escritura, una serie de cambios sociales y políticos de la época” (2019, p. 51). En páginas posteriores habla sobre el desempeño de la crónica como género literario protagónico dentro de este periodo: Quizás hay varios hilos conductores que podrían seguirse para trazar los vericuetos del periodismo literario de esas décadas. Uno de ellos, sin duda, es la forma en que la crónica registró, a partir de 1968, la presencia e irrupción política de lo colectivo tanto en la escena urbana como en la rural. Las menciones constantes a protestas estudiantiles y de trabajadores, a muchedumbres, a grandes aglomeraciones de gente en las calles… en fin, a las “multitudes”, es algo que predomina en los textos periodísticos de esos años y constituye un lente desde donde pueden ser leídos […] La crónica en este periodo se concibió como la plataforma privilegiada para moldear la relación cambiante, contradictoria y tensa entre los intelectuales y las “masas” y desde la cual era posible fomentar espacios de autonomía y crítica en relación con las esferas de poder […] la inmediatez de la crónica como documento del presente fue una herramienta para abrir grietas y nuevas posibilidades en la estructura política del país (pp. 53-54). De ese modo, obras como Días de guardar (1970), de Carlos Monsiváis o La noche de Tlatelolco (1971) de Elena Poniatowska, por mencionar un par de ejemplos, poseen una intención por insertar a la literatura dentro del debate público y la denuncia sobre la masacre de estudiantes. Ahora bien, la crónica de ese momento apela a la gestación de la historia nacional, evalúa cómo es tratada la información y, por otro lado, elabora una crítica hacia la versión de quienes “vencieron”. Además, es importante la labor de quien escribe ya que orienta la mirada hacia figuras marginales y sin voz dentro de esta dinámica, personajes que poseen una versión distinta de los acontecimientos registrados en el relato oficial. Continúo con el texto de Ana Sabau: […] la crónica presentaba para los escritores de esos años una opción para la politización de la esfera pública desde una visión de lo cotidiano. Frente al bloque del discurso oficialista y hegemónico se empezaba a recuperar la función política del periodismo literario; la crónica aparecía como el medio 19 de escritura privilegiado para articular narrativas desplazadas, diagonales, capaces de horadar y abrir vericuetos en los espacios monolíticos y cerrados al cambio. […] los textos de la época estaban impregnados de una preocupación en torno a la distancia y frialdad con que se experimentaba la historia del país. El pasado histórico en lugar de ser algo cercano y vivo que permitía darle sentido a las cuestiones del presente, era visto más bien como un espacio lejano, dominio oficial del Estado; un tiempo hecho piedra, burocratizado y dentro del cual no había cabida para el hervidero de nuevas ideas y sensibilidades que caracterizaban los años 60 (pp. 59-61). La determinación literaria que expone la autora no pertenece solamente a la crónica. Si bien es el género literario más consultado respecto al movimiento estudiantil y la masacre de Tlatelolco, el carácter periodístico llegó a diversas formas y subgéneros literarios. La crónica prima como forma literaria dentro del contexto de 1968 por su inmediatez, pero es necesario agregar que la poesía también fungió como alternativa para ilustrar el malestar de aquel año y, por sus características, se asumió como un género de publicación más inmediato. Dentro de tales circunstancias, la censura era una de las tantas adversidades que predominaron en el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, cuestión que limitó la producción editorial y el florecimiento de la crónica sobre el 68 hasta el término del sexenio. No obstante, la publicación de poemas en contra del régimen y que describían la masacre de estudiantes encontraron su lugar en revistas o suplementos culturales que, de algún modo, pudieron esquivar los radares de censura. De hecho, cabe mencionar que la publicación poética se realizaba durante las movilizaciones previas al 2 de octubre y, después de la masacre, fue más constante su aparición para divulgar “la verdad” dentro de estos medios impresos. Un ejemplo de este fenómeno se encuentra en la revista Por Qué?, de la cual se hablará en páginas posteriores. Es curioso cómo la poesía también se acopla a la tendencia de la crónica, no porque un género dependiese de otro o buscara “privilegiarse” sino por su capacidad de adaptación dentro de este contexto. Posiblemente el lenguaje y estilo empleado por la crónica sea similar al de la poesía. En este sentido, ¿sería posible pensar estos poemas como variaciones periodísticas ante la necesidad de hacer públicos los acontecimientos que en realidad se desarrollaron en Tlatelolco? En la poesía observo un notorio compromiso por parte de los poetas con respecto a su sociedad y, también, una clara intención por escribir y reflejar un contexto de crisis. En primer plano, noto esta esta intención, cuando varias voces (José Emilio Pacheco, Rosario Castellanos, José Carlos Becerra, Octavio Paz, Thelma Nava, por mencionar algunos) muestran a través de sus imágenes un México socialmente descompuesto por la forma de 20 gobierno y la impunidad referente a la masacre, donde es claro un sentimiento de derrota y desazón. En vía distinta, estará presente una lucha por llevar a cabo un cambio en la estructura sociopolítica del Estado, cuestión que, lamentablemente, no ocurre de forma directa. Además, por cuanto dicha poesía lleva a la luz una clara intención para no dejar en el olvido tal evento histórico, el poema se transforma en acto de resistencia, pues ilustra un México distinto a la “historia oficial” que deslegitima las versiones de las víctimas de la masacre. Tales producciones cumplirán la función de documentos testimoniales que exponen una memoria en contraposición a la mirada hegemónica del gobierno. Ahora bien, es importante estudiar esta poesía porque, además de demostrar el compromiso de sus autores frente a las adversidades sociales, es un campo de estudio que permite la exploración y entendimiento desde diversas rutas interpretativas y metodológicas. Aunque hay estudios enfocados en el movimiento de 1968 y la producción literaria, debo aclarar que al referir el título “literatura del 68 (o de la masacre de Tlatelolco)” se engloba en mayoría a la crónica, la narrativa y a un número reducido de poemas que fueron relevantes en su momento, en contraste con el extenso número de escritos poéticos al respecto. Tales aproximaciones sobre la poesía son referenciales y no se enfocan en su directo análisis, cuestión que descuida el lugar que tiene este género dentro de la práctica política de ese año y, por otrolado, invisibiliza su participación y estrategias para difundir el relato sobre Tlatelolco, los abusos del poder y los intentos del gremio intelectual por resistir a ello.3 Las ideas desarrolladas hasta ahora anuncian la presencia de varias preguntas de necesaria respuesta para la investigación; en general, circundan un mismo problema: en primera instancia ¿cómo sería posible llevar a cabo una valoración de la poesía sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968 y la masacre de Tlatelolco a partir de su contexto de crisis? ¿De qué modo dichos textos y la acción poética influyen en la formación o legitimación de una memoria? Una posible hipótesis que aclare los cuestionamientos es que la concepción de los poemas sobre el caso de estudio responde, además de los elementos que ya mencioné, a 3 Los estudios de poesía sobre este acontecimiento son pocos. Principalmente, identifico el trabajo de Víctor Manuel Sanchis Amat en “De Tlatelolco a Tlatelolco: voces de la poesía mexicana en torno al 2 de octubre de 1968” (2015) y en “Recuperaciones prehispánicas del 68 mexicano: sobre ‘Tlatelolco (Cuauhtémoc)’ de Máximo Simpson” (2019). Una aproximación a la antología de Campos y Toledo es “Testimonio de testimonios de literatura mexicana de 1968”, escrito por María Rosa Palazón-Mayoral (2018). Un texto que expone de forma general el estado de la poesía en el entorno de 1968 es La dimensión cívica en la poesía mexicana contemporánea: herencia, tradición y renovación en la obra de Vicente Quirarte (2019) de Ignacio Ballester Pardo. 21 prácticas hegemónicas fundamentadas en el contenido textual, su representación y enunciación. Por medio de este corpus será posible observar y comprender las estrategias discursivas que emplearon sus autores para registrar los acontecimientos de aquel año; aquí el poema se vislumbra no sólo como texto sino como acción, ya que expresa el posicionamiento político de quienes escriben sobre la realidad social de México. Por otro lado, el sumario de textos construye un testimonio que apela a la memoria y resiste contra las prácticas del Estado, relato compuesto por un lenguaje común y diversos recursos literarios que insinúan la existencia de un imaginario social correspondiente al movimiento de 1968. El objetivo de este proyecto será, además de intentar responder tales preguntas, comprobar la hipótesis mencionada, donde es preciso contemplar a este objeto de estudio desde diversos prismas teóricos como la memoria, el testimonio, los imaginarios sociales y procesos hegemónicos, ya que dichas líneas de investigación podrían proyectar nueva información respecto a la manera en que se constituyen los poemas pero también en cómo son constituyentes en tales eventos histórico-sociales. También hay que considerar la función de la poesía en momentos de crisis social, donde este tipo de producción, al ser una práctica social, se mira afectada por sus elementos externos; pero, en paralelo, es empleada como instrumento de denuncia y resistencia. Por acto reflejo, esta argumentación indicará el alcance de la poesía por su “utilidad” y, por ende, un ejemplo donde la figura del poeta manifiesta un papel esencial dentro de la acción colectiva. En cuanto a los aspectos teórico-metodológicos de esta investigación, mencionaré brevemente el empleo de autores que facilitarán la comprensión del objeto de estudio, como lo son Beatriz Sarlo, Raymond Williams, Renato Prada, Bronislaw Backzo, entre otros. Con fundamento en una perspectiva metodológica, fue necesario aplicar el análisis de corpus4 como herramienta de estudio, ya que el objeto de investigación se compuso por tres antologías (155 poemas en total), compiladas por Manuel Aroche Parra (1972), Marco Antonio Campos y Alejandro Toledo (1998) y Leopoldo Ayala, Mario Ramírez Centeno y José Tlaltepas (2009). 4 Entiéndase desde el aspecto metodológico al “análisis de corpus” como la estrategia para estudiar grandes cantidades de texto y compararlas entre sí por medio de la lectura distante, no refiere al análisis interpretativo per se. Llegado a su momento se desarrollará más dicha cuestión. 22 1.2. Las antologías 1.2.1. 53 poemas del 68 mexicano Por el momento, es necesario describir las antologías, éstas poseen información que será relevante para el estudio de los textos. Una primera parte que compone el corpus5 a estudiar se centra en la antología 53 poemas del 68 mexicano (1972), compilada por Manuel Aroche Parra cuatro años después del suceso. En palabras Aroche: “He aquí el testimonio vivo, apasionado, tibio aún, de la poesía contemporánea respecto a los acontecimientos que en 1968 conmovieron tan profundamente a México” (p.7). Aunque él mismo confiesa no poder precisar los datos personales de cada autor (el nombre, por ejemplo, pues varios textos se presentan como anónimos o carecen de una fuente bibliográfica), este compendio lírico manifiesta gran valor para mi investigación, más allá de referir al episodio histórico, por dos cuestiones: 1) evidenciar el compromiso y postura política de algunos medios impresos que participaron como trinchera comunicativa después del atentado; y 2) al vislumbrarse como el primer poemario que una editorial mexicana elabora sobre el M68.6 Visto por el autor como “[…] un primer esfuerzo de compilación y ordenamiento de los poetas que de uno u otro modo respondieron al reto que a su sensibilidad constituyó el tenso, apasionado y trágico periodo que aquí nos referimos” (p.7), este libro manifiesta la intención de generar un diálogo intergeneracional entre los lectores (jóvenes principalmente) y los diversos poetas, así como encarar y desmitificar la realidad, hacer política, exaltar las acciones y actitudes del 68; existe también la intención por denunciar los crímenes del Estado, cuestión que da pauta para que la lucha continúe en una vía literaria. Además de la presentación que elabora Aroche Parra, el libro incluye un prólogo titulado “Subcultura no. Contracultura!” escrito por Francisco Gómez Jara. Esta sección presenta una breve crónica sobre la cultura y movimientos sociales en México, inicia con su independencia hasta el 2 de octubre de 1968, lo anterior sin pasar por alto un énfasis orientado en la situación de la literatura mexicana dentro de la década de los años sesenta. Un punto destacable es el modo en que Gómez Jara se expresa con relación a los poemas compilados en la antología: 5 Si es de interés profundizar más en la bibliografía publicada sobre el Movimiento del 68, la UNAM realizó en el 2008 un vasto recuento de lo anterior en Revista de Humanidades y Ciencias Sociales. 6 Para efectos prácticos utilizo esta abreviatura al referir el Movimiento estudiantil de 1968 en México. 23 Frente a un sistema cerrado, cargado de falsos y engañosos colores, represivo y gazmoño, la poesía, que unas veces es barricada y otras, punta de lanza, cumple aquí este doble papel ejemplarmente […] La poesía revolucionaria aquí agrupada rompe el convencionalismo y las reglas del juego y dice: aquí hay represión. Los que mandan son incapaces y crueles para hacerlo. Esta sociedad vale para pura madre! (p. 33). Gómez Jara elabora una crítica al gobierno y al sistema capitalista y, más allá de asumirse como un militante de izquierda, expresa el enojo, desengaño y el rechazo por la realidad que se vive. Mira a la poesía como una alternativa para salir adelante del conflicto. Además, una idea de necesaria mención es cómo Gómez Jara comprende la poesía de ese momento y a qué debe responder ésta. El autor cuestiona el tono poético de la tradición de ese entonces y la contrasta con su entender: Esa es la tarea de los poemas aquí reunidos [generar ruptura con el presente, manejado por la burguesía]. Unos[poetas] todavía ligados a la antigua usanza dicen las cosas a medias […] pero otros, más precisos, reúnen a la metáfora, la demandapolítica concreta: única forma verdadera, suele decir Jean Paul Sartre, de hacer literatura en el presente. No importa, todos son testigos de la crisis. Aquí con temor, allá con alegría, la señalan, la interpretan, la escarnecen y la enjuician. La muestran al pueblo como la única verdad definitoria y contundente. Lo demás es evasión o engaño (pp. 32-33). La cita anterior permite la elaboración de varias preguntas respecto a los textos compilados y su valor literario: ¿un poema será más importante que otro con base en su contenido directo? ¿la ruptura poética surge desde el empleo de la metáfora y la demanda política? Si lo anterior es el único modo de escribir literatura en el presente, según Sartre, ¿la producción poética debe limitarse a estas prácticas para considerarse válida? Además, ¿referir a una antigua usanza que “se expresa a medias” señala una tradición literaria poco comprometida con su presente o que demerita la labor poética como medio para llegar hacia la ruptura del presente?7 Aunque el título del libro es muy claro, se incluyen autores y textos que no se repetirán en antologías futuras y no forman parte del canon que representa a esta rama de la poesía mexicana. Por otra parte, es de gran importancia la publicación de Aroche por la investigación hemerográfica que representó la compilación: parte de los escritos incluyen una referencia hemerográfica que permite comprender el papel de las revistas y suplementos 7 El postulado de Sarte inserto en la cita de Gómez Jara es una idea general que el filósofo francés desarrolla en ¿Qué es la literatura?, publicado por primera vez en 1947. Concretamente, estas ideas se encuentran en el capítulo titulado “¿Para quién se escribe?”. 24 culturales dentro de la práctica por denunciar los acontecimientos referentes a la masacre estudiantil. Por ello, antes mencioné el carácter de inmediatez de la poesía dentro de esta literatura periodística ya que, por su brevedad, lenguaje retórico, estructura y fácil manejo editorial, formó parte de la primera línea de publicaciones que cuestionaban las versiones “oficiales” del Estado. El abanico de fuentes expuesto por Aroche consiste en títulos inéditos y otros recuperados de las revistas No sólo palabras, Por qué?, Siempre”, Ya, “Repórter”, México en guardia, Presagio, Vanguardia, Revista de la Universidad de México, Comunidad, y Diorama (de Excélsior). Por último, gracias a estas referencias, es posible vislumbrar que esta antología materializa un proceso histórico por medio de la poesía, pues Aroche recupera textos escritos durante las diversas manifestaciones llevadas a cabo durante 1968, la del 2 de octubre y las repercusiones de la trágica fecha. 1.2.2. Poemas y narraciones sobre el movimiento estudiantil de 1968 Este libro fue compilado por Marco Antonio Campos y publicado en 1980 por la Editorial Pueblo Nuevo, después fue reeditado en un par de ocasiones por la UNAM (1996 y 1998) en el volumen conjunto Poemas y narraciones sobre el movimiento estudiantil de 1968 (sección de narraciones perteneciente a Alejandro Toledo). El prólogo de este trabajo expone dos puntos relevantes que rescato para el desarrollo de esta investigación. Campos principia con el siguiente paréntesis: Un gran número de poetas y escritores conocidos y consagrados y muchos de los que se estaban formando por esos días, dejaron constancia de su furia o decepción en poemas, cuentos, novelas, ensayos y crónicas. Ninguno (no sé si sea útil la aclaración) fue líder estudiantil o magisterial. Algunos formaron el Comité de Intelectuales, que carecía de peso político real, cuya tarea o apoyo fue ante todo de adhesión: publicación de manifiestos, de artículos e intervención solidaria en manifestaciones y mítines, y quizá alguno en brigadas. Ninguno fue actor definitivo y ni siquiera pertenecieron a eso que Sergio Zermeño llamó la base intelectual radical, la cual era, a fin de cuentas, la que enfrentaba a las fuerzas de represión (1998, pp. 19-20). La aclaración del autor es de utilidad por que muestra una postura a debatir: ¿es posible prescindir de la actividad militante de los poetas para estudiar sus textos? ¿Los escritos adquieren un aura superior al confirmar que sus creadores formaron parte de las líneas de vanguardia? Más allá de confirmar la participación activa del grupo literario en el M68, cabe resaltar que el núcleo de estos poemas, y su posterior análisis, no corresponde a la 25 corroboración de su papel en las actividades que concluyeron el 2 de octubre; el elemento a resaltar es la postura de dicho grupo luego de la matanza y cómo por medio de la escritura poética manifestaron su inconformidad, su testimonio directo o indirecto sobre el crimen, con la intención de preservar una memoria que sería transgredida por una versión apócrifa de los hechos. Si bien hay autores que presenciaron la masacre de estudiantes, otros escribieron a partir de los comentarios de sus cercanos y hay quienes solamente imaginaron el episodio en versos. Lo anterior genera una contradicción al referir el carácter testimonial de estos poemas, pero es preciso comprender que el testimonio expuesto se fundamenta en su polifonía, cuestión que podría levantar polémica pero me ocuparé ello en un apartado teórico. El siguiente punto de relevante análisis se encuentra en la consecuente página del prólogo, Marco Antonio Campos declara: En este poemario sentimos la indignación, la ira, el dolor, el desprecio, pero sobre todo desolación e impotencia. Lo más significativo del poemario (del poema) es la superación de la circunstancia para elevarse en momentos a gran poesía. Leído y vuelto a leer, nos abre de nuevo la llaga a quienes vivimos los acontecimientos de entonces (p. 21). Aquí se podrán leer textos de treinta poetas mexicanos, donde se repiten algunos títulos o nombres. En general, ambas antologías se complementan en su contenido. A diferencia del trabajo de Aroche Parra, este libro no contiene referencias a revistas, a doce años (treinta con sus reediciones) las fuentes obtenidas de los poemas corresponden a fragmentos o partes de poemarios publicados por dichos poetas. Colocaré un primer contraste entre ambas antologías a partir de la cita previa: Campos considera la superación de la circunstancia como lo más significativo del poema, es decir, la superación de la masacre y caída del movimiento estudiantil, idea que prima en la mayoría de los textos presentes en su edición. Tal superación se distingue, por un lado, en el tono conciliador empleado por sus autores: aunque el recuerdo de la masacre es constante, y también sobresalen el odio, miedo, y rencor hacia quienes ejecutaron el asesinato colectivo, persiste una reflexión que trata de evaluar lo ocurrido en Tlatelolco para finiquitar su repetición; por su contexto (piénsese en la reedición de 1998), el M68 se piensa basado en una perspectiva de aprendizaje y debate con una mirada hacia el futuro, donde se incluye el ideal de “superación” antes dicho. A su vez, dicha actitud está presente en la estructuración de los textos mismos, más breves, propositivos y complejos en comparación con la poesía 26 seleccionada por Aroche, cuestión que puede insinuar la apropiación de este suceso histórico desde una esfera de divulgación comprometida y orientada por lo estético. Un detalle a tomar en cuenta es que las referencias de ambos libros responden al momento en que fueron editados, en este último título prolifera la obra por la existencia de una mayor libertad de expresión contrario a los convulsos días de gobierno autoritario. En contraste, observo en la antología de Aroche una necesidad de urgencia de sus autores por informar los hechos ocurridos en Tlatelolco, razón por la cual no sobresalen publicaciones editoriales que traten el tema, ya que su proceso es tardado y existían diversos filtros de censura.Por lo anterior, se explica que los poemas busquen, en primer lugar, auxilio de las revistas y no de casas editoriales.8 En otra instancia, el contenido poético es más narrativo en comparación con los textos de Campos: el lenguaje es menos “elevado” y directo, el empleo de metáforas no contiene oscuridades,9 los poemas son extensos o de largo aliento, acción que responde a la necesidad de registrar y decirlo todo respecto a la experiencia vivida. Además, la intención por escribir no responde a fines estéticos, como en Campos, sino comunicativos, pues el acontecimiento es reciente, “tibio aún” como dice Aroche, y por esta razón es prioritario evidenciar, demostrar que “aquí hay represión”, en palabras de Gómez Jara. 1.2.3. El libro rojo del 68. Poesía y Gráfica Social Realizada gracias al trabajo colaborativo de Leopoldo Ayala, José Tlaltepas y Mario Ramírez Centeno, a cuarenta años del movimiento estudiantil y la masacre de Tlatelolco, esta antología elabora una compilación más exhaustiva respecto a la poesía sobre tales acontecimientos: pertenecientes a sesenta y ocho voces líricas (acción nada gratuita), la compilación se vale en gran medida del material contenido en los libros antes mencionados, textos que no fueron publicados en su momento o escritos de reciente producción. 8 Ignoro si sea prudente mencionar que la inclinación por publicar en las revistas demuestra implícitamente una posición política que se relaciona más con el plano militante o periodístico en comparación con el artístico- cultural. La motivación no recae en demostrar al público el estilo poético, las formas, las imágenes, sino dar fe de un crimen que el Estado niega. 9 Aquí se observa una contradicción. Si la poesía de ese momento requería superar la censura impuesta por el autoritarismo, ¿por qué no emplear un lenguaje retórico que no evidencie la postura de sus autores? Queda claro que la finalidad de esta literatura periodística era informar a la sociedad pero, al ser directa y clara, ¿puede interpretarse esta acción como un compromiso arriesgado por parte de los informantes? De ser así, es necesario reconocer esta iniciativa, no sólo de quienes escribieron los poemas sino también de aquellas figuras que hicieron posible su publicación. 27 Al igual que las introducciones de Aroche y Campos, este libro presenta algunas opiniones de sus autores que vale la pena exponer, ejercicio que ayudaría a comprender más a fondo los poemas y las consideraciones de sus compiladores respecto a la edición del libro. En estas circunstancias el poema no es una presencia independiente sino lo contrario, está ligada a un conjunto de textos seleccionados a partir de la mirada, intenciones y decisiones de sus compiladores, hecho que evoca una primera impresión sobre el contenido poético y podría modificar el sentido de éste. En “Cuarenta años de poesía sobre el 68 y la masacre”, Leopoldo Ayala expone: Para nosotros la poesía nace como una demanda más del Movimiento Estudiantil Popular de 1968: Pueblo en pie. 2 de Octubre: 629 y más muertos […] El poema es colectivo, contiene versos plurales, consubstanciales, unísonos […] La poesía se escribe con rebeldía, frasea su propio coraje, su responsabilidad, su “nuevoaliento”. Se llena de pueblo y sale al paso, avanza en la boca de pie, acciona en el corazón, acusa en el hecho y provoca la nación del poema. La memoria es poesía. Ni siquiera la guerra muda contra el presente puede exterminarla. Los pueblos nunca olvidan. Nuestro pueblo conoce de memoria a la memoria, la hace presente, la hace viva; la poesía sostiene a la memoria (p. 23). Expresar que el poema no es independiente de la compilación encuentra un nexo en las palabras de Ayala: es colectivo en el contenido que enuncia, pues el poeta no habla sólo desde su mirada sino a través del compromiso con su sociedad, describe el malestar de su realidad, ilumina los rastros sobre el crimen de Tlatelolco; por otro lado, la colectividad del poema se mira también en la agrupación de textos, elaboran una pluralidad potenciada que a su vez corresponde a factores específicos: es pueblo, coraje, compromiso, memoria. El poema, como documento testimonial y cristalizante, “sostiene a la memoria”, es extensión del recuerdo social, extensión, si quiere verse así, del pueblo. Por su parte, en el escrito que elabora José Tlaltepas, “Comentarios a la presente sección de poemas sobre el 68 mexicano”, expone a fondo los criterios a tomar en cuenta sobre la selección poética, hecho que contrasta con las antologías anteriores por su omisión. Tales puntos por tratar también marcan pautas para el posterior análisis de los poemas y que orienta a distinguirlos por su contenido y práctica social: Esta no es una antología de remembranza, un libro más de crónica o lamentos; ni un estudio desde afuera. Esta es una antología que es parte y consecuencia de la lucha estudiantil y social de los mexicanos, por ello es una fuente primaria que registra los hechos, su entorno, su resultado y síntesis en la poesía de un pueblo, su arte visual y pensamiento. Este libro también explora el significado del 28 68 en la perspectiva viva del presente y del futuro posible, de ahí su nombre: El Libro Rojo del 68 (p. 33).10 Llama la atención, y es un criterio para debatir, el entendido de este libro como una fuente primaria que describe los hechos de la lucha social y, a su vez, como un objeto inserto dentro del proceso histórico. Con tal lógica, esta antología no expone el acontecimiento histórico, donde hay un énfasis por diferenciarla con la crónica, los estudios externos y literatura de “remembranza”, es el acontecimiento en sí, analizado con la mirada del presente. Cuestiones aparte, la colaboración de Tlaltepas es crítica y señala a grupos intelectuales que sirvieron al régimen de Díaz Ordaz, calificándolos de “vendidos” y “perdidos”. Además, el autor delimita el contenido del libro, donde sus vertientes serán las aproximaciones políticas y culturales: Este es un libro de política y cultura […] Los artistas del 68 y sus seguidores enfrentaron con valor, claridad e ingenio a la prensa mercenaria y a “los intelectuales vendidos”, levantaron su obra sin becas ni financiamientos bajo condiciones de gran adversidad, y también establecieron un interesante contraste con “la prensa y los intelectuales perdidos” (aquellos que, sin dolo, nada ven, nada oyen, ni registran) (pp. 33-34). Aparte, no todo poema sobre el 68 se considera como tal, es necesario reparar en otros factores que acompañan al texto y evaluar dónde y cómo se aborta el tema. Tlaltepas considera que hay diversos modos para encarar los acontecimientos de 1968, por ello menciona algunos ejemplos: En los materiales encontrados hay quien ha escrito desde el movimiento y sobre el movimiento: quien lo ha profetizado (R. M. Ocaranza), quien lo ha vivido y defendido (Leopoldo Ayala), quien lo ha sufrido (Margarita Paz Paredez), quien lo recuerda (David Huerta) y quien lo imagina (M. Teresa Irazaba). Hemos omitido a quien lo ha denostado (Jaime Reyes11), a varios que impropiamente equiparan las fuerzas represivas con las antiguas deidades de nuestros pueblos originarios y a quienes tímidamente, a penas, mencionan nuestro tema (p. 35). Esta idea guarda relación con los postulados que exhibe Francisco Gómez Jara en su prólogo, es obligatorio discriminar ciertos poemas por su contenido o cómo se enuncien. Del mismo 10 El nombre de esta antología tampoco es gratuito, pues responde a la tradición establecida por Manuel Payno y Vicente Riva Palacio con El libro rojo (1870). Esta publicación elabora un recuento de la historia sangrienta de México a partir de diversos personajes y episodios históricos relevantes para el país, sea la Conquista de México, el Virreinato y el Santo Oficio, la Independencia de México, entre otros. El relato se centra en describirla muerte, la crudeza de las masacres y las consecuencias de las diversas guerras en la población. El trabajo de ambos autores fue continuado por Gerardo Villadelángel en 2008, donde describe los procesos sangrientos que atravesó México en parte del siglo XX. Por lo anterior, puede comprenderse a la edición de Ayala, Ramírez y Tlaltepas como un homenaje hacia dicha tradición que, desde su trinchera, se suma a los principios que contiene el Libro rojo por su relación con la masacre estudiantil. 11 Un poema que se analizará en páginas posteriores tal vez exponga el porqué de tal juicio hacia Jaime Reyes. 29 modo, debe tomarse en cuenta el compromiso de quien se posiciona a partir del poema en proporción con el desarrollo del texto, ejercicio traducido en un lenguaje directo y un desarrollo temático vinculado con el movimiento estudiantil: En este libro hemos buscado sus elementos de convergencia y se reúne obra con varios criterios. Primero, como el título indica, es una antología de poemas que parten del tema de la lucha estudiantil de 1968. Segundo, se han seleccionado algunos autores por su militancia, a otros por su calidad. Tercero, se han incluido también textos que tienen valor histórico o testimonial. Por ello, este libro es parte cultura, parte testimonio, parte denuncia política y parte reflexión plural. Y eso es precisamente la esencia de la poesía, síntesis personal, estética y compartida de lo más relevante de la experiencia humana. […] No creemos que un movimiento social y sus mártires deban circunscribirse a un recuerdo histórico, ni a un análisis literario, solamente. Hemos intentado hacer coincidir, no supeditar, literatura, testimonio y pensamiento (pp. 35-36). Sin duda, la recopilación es formalmente híbrida y polifónica, donde la poesía es el resultado de tal sincretismo. Para el análisis y fines de esta investigación, es importante considerar algunos de los criterios anteriores, sin olvidar el carácter testimonial e histórico del compendio poético.12 Sin más, es posible continuar con el estudio del contexto de producción de las antologías, algunos aspectos importantes sobre las prácticas sociales de 1968 en México y mencionar la participación del grupo intelectual dentro de los acontecimientos relacionados con el movimiento estudiantil. Estos elementos permitirán comprender parte de los 12 Vale la pena mencionar el trabajo de Leopoldo Ayala como uno de los escritores más dedicados en preservar el recuerdo del M68 por medio de la edición crítica y literaria. Además de ser denominado como “El poeta del 68” (Tlaltepas lo menciona en su texto, como referencia), dentro de su obra muestra con claridad su postura militante y la denuncia por los varios crímenes de Estado cometidos hacia el pueblo mexicano, con énfasis en el M68, la masacre de Tlatelolco y la masacre del Jueves de Corpus de 1971. Señalo en especial un libro que no se compone como una antología poética pero sí es diverso en contenido: con motivo del XXX aniversario de la masacre estudiantil, la Organización Editorial Nuevo Siglo publicó en 1998 Lienzo Tlatelolco, elaborado por Leopoldo Ayala (poemas), Héctor García (fotografías), José Hernández Delgadillo (dibujos) y, especifica, “entre otras voces del 68”. Como bien se titula, esta obra se compone, dada su diversidad, como un lienzo que narra a través de varias expresiones cómo se gestó, se vivió y se vive el 68 mexicano. Los dieciséis poemas escritos por Ayala se leen acompañados de llamamientos al pueblo, manuscritos de varios intelectuales, escritores, presos políticos; fotografías, carteles, dibujos, artículos de prensa, obra plástica y gráfica, teatro, danza, cine, música, manifiestos, y otras formas de expresión. Desde la dedicatoria, este libro anuncia con claridad sus objetivos: “A los jóvenes de corazón y de consciencia con nuestro deber de entregar estos hechos con responsabilidad y verdad. A nuestros compañeros del Movimiento Estudiantil Popular y de otros Movimientos Populares asesinados bajo la represión oficial de 1968 y subsecuentes. Al modelo revolucionario que impulsa esta lucha que llevaremos hasta sus últimas consecuencias para establecer la democracia y la dignidad, y sólo así, terminar con la impunidad y construir la justicia y la libertad en México. A los universitarios, politécnicos, normalistas y de otros centros educativos que luchan por una educación crítica, científica y popular. […] A los sin nombre y sin rostro, mexicanos que sostienen a lo largo de la República, el ideal de Emiliano Zapata y saben que la lucha forma el nombre y rostro de todos” (Ayala, “Dedicatoria”, 1998, s/n). 30 testimonios presentes en los poemas; además, profundizar en el contexto permitirá la interpretación de los textos no sólo por su carácter literario sino como un recurso mediador del aspecto social. 31 II. El contexto de producción 2.1. El periodismo y la versión oficial de la masacre Durante el sexenio de Díaz Ordaz, gran parte de la prensa estaba al servicio o bajo el yugo del gobierno autoritario. Los medios de comunicación jugaron un papel fundamental con relación al movimiento estudiantil de 1968 por su influencia y alcance, además de propagar una narrativa alejada (o a medias) sobre los acontecimientos desarrollados en la plaza de las Tres Culturas. Comenta Héctor Jiménez Guzmán en El 68 y sus rutas de interpretación que “En tiempos en que la opinión pública era la opinión del presidente, la prensa de la época miró la rebelón juvenil bajo las mismas gafas bifocales del mandatario” (2018, p. 41). Por su parte Sergio Aguayo comenta en De Tlatelolco a Ayotzinapa. Las violencias del Estado que: El relato oficial tuvo el respaldo de la mayor parte de los medios, que hicieron a un lado la veracidad para incursionar en la lealtad militante a El Señor Presidente y a los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana. El análisis de 1130 noticias aparecidas en 16 medios impresos en la capital y diversos estados entre el 2 y el 11 de octubre […] permite asegurar que, salvo excepciones, la prensa respaldó la versión oficial, condenó al movimiento cívico-juvenil y se ubicó ideológicamente en las tesis conservadoras de la Guerra Fría (2015, p. 111). En el entendido de un oxímoron, la prensa desinformaba los sucesos de un movimiento estudiantil en crecimiento que, paradójicamente, pugnaba por la libertad de expresión. Aunque la postura anterior no se manifiesta como general, aquellos que mostraban inclinaciones por la izquierda y apoyaban a los estudiantes eran silenciados por medio de la censura o la violencia; la agenda pública dictaminaba una sentencia de hierro: conjurar contra el movimiento y apoyar al gobierno benefactor. Señala Ana María Serna en La vida periodística mexicana y el movimiento del 68 que “Informalmente, los jóvenes escandalosos, los brigadistas del movimiento y los manifestantes que se les unían sobre la marcha cumplieron temporalmente con funciones que debían ser responsabilidad de los periodistas” (2012, p. 119). Sea con volantes, carteles, anuncios y demás estrategias comunicativas, los mismos jóvenes fueron sus portavoces ante la ausencia de medios que practicaran su profesión de manera ética. Si dicho ambiente reinó durante los eventos que culminaron el 2 de octubre, la situación no fue distinta después de tal fecha: no hubo gran eco del crimen después de 32 sucedida la matanza pues la versión difundida fue expuesta por la Secretaría de Gobernación y la Dirección Federal de Seguridad.13 El recuento fue ambiguo, los enunciados oscuros y las cifras inexactas, la minimización de un evento histórico que trascendió en la Historia contemporánea de México. Un trabajo elaborado por Marcela García Espínola14 muestra algunas de las portadas de periódicos que cubrieron ese día la nota; basta con explorar los encabezados para obtener una interpretación dela postura periodística: El Universal publica “Tlatelolco, campo de batalla. Durante varias horas terroristas y soldados sostuvieron rudo combate”, fotografía de unos soldados atrincherados; El Sol de México publica “El objetivo: 13 El informe, escrito por el capitán Fernando Gutiérrez, menciona que hubo 26 muertos y 100 heridos durante el atentado. Por otra parte, al describir los hechos expone: “A las 18.15 horas irrumpió en este lugar el Ejército. El Gral. José Hernández Toledo, Comandante del Batallón de Fusileros Paracaidistas, a través de un magnavoz, exhortó a los manifestantes a que se dispersaran, siendo recibido por una descarga desde varios edificios, tocándolo una bala que lo hirió en el pecho. A partir de ese momento, franco-tiradores empezaron a hacer disparos desde los edificios “Chihuahua” y “2 de abril”, y de las partes bajas de los edificios que circundan la Plaza de las Tres Culturas, inclusive de la zona cercana a la Vocacional 7, por lo que el Ejército contestó el fuego, mismo que fue nutrido hasta las 19.5 horas y posteriormente, en repetidas ocasiones continuaron disparándole a la tropa de diversos edificios adyacentes a esta zona, con el resultado antes señalado, habiéndose animado la situación a la 1.00 horas del día 3. […] En su huida, los estudiantes prendieron fuego a varios tranvías, autobuses urbanos y trolebuses, para lo cual exigieron les dieran combustible en las gasolineras cercanas y otros grupos también hicieron lo mismo en diferentes rumbos de la ciudad. […] Durante este zafarrancho fueron saqueados varios comercios de la Plaza de las Tres Culturas (1968, p. 4) Por su parte, el informe de la Secretaría de Gobernación dice: “18:10: En este momento el ejército entra para dispersar a los asistentes, y al estar a la altura del Puente Nonoalco, los estudiantes que se encontraban en la Tribuna situada en el tercer piso del Edificio Chihuahua, empezaron a disparar contra los mismos estudiantes al mítin, lo que hizo que se replegaran y se desató la balacera contra el ejército, disparando desde las azoteas de los edificios 11 Chihuahua y Colima así como de algunos departamentos. Se escucharon detonaciones de toda clase de armas de fuego incluyendo metralletas […] Dos departamentos del 9°. Piso del edificio Chihuahua se están incendiando. […] los causantes de este incendio son los mismos estudiantes. Los soldados sacan a todos los habitantes de este edificio y los conducen hasta camiones especiales para conducirlos fuera de la Unidad Habitacional […] (Investigaciones Políticas y Sociales, 1968, pp. 3-4). Para mayor información respecto a estos y demás documentos, recomiendo visitar la página del Proyecto MIDAS (The Mexican Intelligence Digital Archives): https://www.crl.edu/midas. Otro archivo de relevante importancia que demuetsra la postura del Estado es el V informe de gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Expuesto el 1ro de septiembre de 1969, dedica unas breves palabras para referir al movimiento estudiantil, donde celebra la lealtad del ejército y asume su responsabilidad por las decisiones tomadas en ese momento: “El Ejército Mexicano tiene la grave responsabilidad de mantener la paz, la tranquilidad y el orden internos, bajo el imperio de la Constitución, a fin de que funcionen nuestras instituciones, los mexicanos puedan disfrutar de la libertad que la ley garantiza y el país continúe su progreso. La forma en que cumplió su cometido es prueba clara de que podemos confiar en su patriotismo, su convicción civilista e institucional: restablece el orden y vuelve de inmediato a sus actividades normales. Reitero, a nombre del pueblo y del Gobierno, la gratitud nacional para el guardián de nuestras instituciones, y exalto, una vez más, la inquebrantable lealtad, la estricta disciplina y el acendrado patriotismo de sus miembros. Por mi parte, asumo íntegramente la responsabilidad: personal, ética, social, jurídica, política histórica, por las decisiones del Gobierno en relación con los sucesos del año pasado” (s/n). El texto se encuentra disponible en http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1969_86/Mensaje_del_Quinto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso _294.shtml. 14 Marcela García Espínola. «Portadas de Periódicos Después Del 2 de Octubre de 1968 ¿Qué Dijeron?» Paredro.Com (blog), 2 de octubre de 2019. https://www.paredro.com/portadas-de-periodicos-despues-del-2- de-octubre-de-1968-que-dijeron/. https://www.crl.edu/midas http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1969_86/Mensaje_del_Quinto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso_294.shtml http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1969_86/Mensaje_del_Quinto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso_294.shtml https://www.paredro.com/portadas-de-periodicos-despues-del-2-de-octubre-de-1968-que-dijeron/ https://www.paredro.com/portadas-de-periodicos-despues-del-2-de-octubre-de-1968-que-dijeron/ 33 frustrar los XIX Juegos. Francotiradores abrieron fuego a la tropa en Tlatelolco. Heridos un general y 11 militares: 2 soldados y más de 20 civiles muertos en la peor refriega”, acompañado de una fotografía con estudiantes (tildados de terroristas) derribando un autobús; Ovaciones escribe “Sí habrá olimpiada”, entre otros encabezados “Ningún brote de violencia esta mañana”, “se ve al títere, pero… ¡no al que lo mueve!”; El Heraldo expone “Energía contra los alborotadores. Represión inmediata de disturbios y escándalos. Que los padres de familia cuiden a sus hijos estudiantes, Pide el Gral. Cueto”. 34 35 36 37 2.2. La revista Por Qué? Según fuentes recabadas, la revista Por Qué? fue el único medio (o de los pocos) que hizo pública la masacre del 2 de octubre un día después. Este semanario, que salía a la venta cada viernes, difundió un número extraordinario el jueves 3 de octubre donde denunció los abusos y la violenta respuesta del gobierno mexicano hacia los estudiantes que asistieron al mitin en la Plaza de las Tres Culturas. Por Qué? era conocida como una publicación de corte izquierdista radical y de nota amarilla que apoyó el M68 desde sus inicios. Fue fundada en 1966 bajo la dirección del yucateco Mario Menéndez Rodríguez, un personaje polémico por sus vínculos externos con el comunismo.15 Dicho medio era conocido por sus portadas tendenciosas, compuestas por imágenes violentas y encabezados llamativos que semejaban con la nota roja. El contenido demostraba abiertamente su tendencia al amarillismo y dentro de su discurso trataba de incitar a la población, principalmente jóvenes, a exigir sus derechos y levantarse contra el Estado. Por Qué? obtuvo popularidad luego de cubrir los acontecimientos sucedidos durante las manifestaciones estudiantiles, razón por la cual se convirtió en una suerte de vocera del movimiento. Víctima de la censura, según Esquivel Zubiri (2013), la revista sufrió un atentado de bomba en sus oficinas y, por otro lado, se le negaba el acceso al papel por parte de la Dirección de Prensa y Propaganda como mecanismo de control, entre otras medidas. Menciona Ana María Serna en “La vida periodística mexicana y el movimiento estudiantil de 1968”: Desde el cardenismo, el Estado posrevolucionario había comenzado a diseñar sofisticados mecanismos de control con la creación de oficinas como la Dirección de Prensa y Propaganda y PIPSA, un organismo oficial encargado de importar el papel que usaban todas las publicaciones periódicas (diarios y revistas), que mantuvo el monopolio estatal de papel hasta el gobierno de Salinas de Gortari, para que la prensa no se saliera del redil. Además, las publicaciones periódicas dependían de los anunciantes, que ‒como decía Cosío [Villegas] “se retirarían de la publicación periódica sobre la cual recayera el baldón de la antipatía gubernamental (2014, pp. 137-138). Queda claro que estas muestras de control expresan las diversas alternativas que ejercía la hegemonía para vigilar y presionar a los
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