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La ganadería bovina: vulnerabilidad y mitigación♦ 
 
Sonia Salazar Lizán* 
Antonio Hernández Beltrán* 
Sergio Muñoz Melgarejo* 
Belisario Domínguez Mancera* 
Patricia Cervantes Acosta* 
Carlos Lamothe Zavaleta* 
 
Resumen 
Para evaluar la vulnerabilidad de la ganadería bovina del estado de Veracruz ante el cambio 
climático y las acciones requeridas para su mitigación, se analizaron las condiciones 
climáticas, los escenarios ganaderos y las opiniones de los productores. El análisis de los 
resultados muestra que la temporada de sequías representa el mayor impacto negativo, 
particularmente en las zonas norte y centro del estado, mientras que las lluvias afectan 
principalmente a la zona sur. Para las tres zonas, las principales pérdidas ganaderas se 
concentraron en el rubro de animales y pastizales; en la zona sur, además de estas 
afectaciones, los daños a la infraestructura fueron importantes. La especie más afectada fue 
la bovina y la principal causa de pérdida fue por la muerte de los animales. El número de 
hectáreas afectadas por zona fue superior en el norte. Los escenarios proyectados a 2020 
muestran un serio compromiso, durante el verano, para las zonas centro y sur, en tanto que 
para el invierno, en la zona centro, el efecto primordial sería debido a la disminución de las 
 
♦ Agradecimiento a los productores y las Asociaciones Ganaderas Locales. A la Mtra. Beatriz Palma y 
colaboradores. 
 
* Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Veracruzana. 
 Correo electrónico: ssalazarster@gmail.com 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 2
lluvias. En el verano, un posible beneficio, a partir de estos escenarios, sería una mayor 
precipitación pluvial en la zona norte; en contraparte, una menor precipitación pluvial 
disminuiría el riesgo de inundaciones en la zona sur. Los productores perciben que para 
mitigar los posibles efectos del cambio climático deben organizarse y capacitarse. 
 
Introducción 
En el estado de Veracruz, la ganadería de pastoreo representa la principal actividad 
pecuaria en más de 50% de su territorio y tiene una gran importancia social, cultural y 
ambiental, por lo que un objetivo a considerar es el diseño de una estrategia dirigida a 
reducir la vulnerabilidad de la ganadería veracruzana ante el impacto de sequías, lluvias e 
inundaciones asociadas a los posibles efectos del cambio climático. 
Para la prevención del riesgo que significan estos efectos en el sector ganadero del estado 
de Veracruz, es fundamental plantear acciones que permitan influir sobre los factores que 
acentúan dicha vulnerabilidad, y que permitan reducir la probabilidad de que tales efectos 
se conviertan en emergencias o alcancen la condición de desastres, lo que implica la 
participación de productores, autoridades y profesionales interrelacionados con el sector, 
que deberán aportar alternativas de solución viables. 
En este contexto, el análisis de la vulnerabilidad ganadera deberá considerar el diseño de 
procedimientos de planeación regional a corto, mediano y largo plazo que establezcan 
instrumentos operativos para la prevención del riesgo durante las sequías en la zona norte y 
centro, cada vez más frecuentes, y durante las lluvias e inundaciones en la zona sur del 
estado; asimismo deberá contemplar una perspectiva temporal más amplia cuyo propósito 
sea mejorar el conocimiento para poder influir sobre las causas de estos fenómenos y para 
mitigar los posibles impactos del cambio climático. 
El presente trabajo aborda los aspectos generales de la ganadería bovina en el estado; las 
sequías e inundaciones ocasionadas por la situación climática de los últimos años, y sus 
repercusiones sobre la producción animal; las opiniones directas de los productores 
pertenecientes a diferentes municipios de las zonas norte, centro y sur del estado, y las 
 3
posibles alternativas de mitigación de los potenciales efectos del cambio climático sobre la 
actividad pecuaria. 
 
Antecedentes 
La temperatura de la Tierra ha aumentado de 0.3 a 0.6°C durante los últimos 100 años, si 
bien el ritmo de cambio ha variado, con aumentos más rápidos durante los periodos de 1925 
a 1944 y de 1978 a 1997. Por ejemplo, entre 1950 y 1993, las temperaturas mínimas del 
invierno se elevaron casi 3°C y las temperaturas máximas de la primavera se incrementaron 
1.4°C en el hemisferio norte; aunque los cambios en la temperatura varían geográficamente 
y tienden a ser mayores durante los meses más fríos (McCarty, 2001). 
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (2001), conocido como IPCC, (por 
sus siglas en ingles), define al cambio climático como la variación estadísticamente 
significativa, ya sea de las condiciones climáticas medias o de su variabilidad, que se 
mantiene durante un periodo prolongado (generalmente durante decenios o por más 
tiempo), y que puede deberse a procesos naturales internos, a un forzamiento externo, a 
cambios antropogénicos duraderos en la composición de la atmósfera o en el uso del suelo. 
Las predicciones climáticas indican que la acumulación sostenida de gases de efecto 
invernadero en la tropósfera, como el metano (CH4), modificará los patrones globales de 
temperatura, precipitación pluvial y variabilidad climática en las próximas décadas. Se 
estima que un incremento de 1 a 3°C durante la primera mitad del siglo XXI ocurrirá más 
rápido que cualquier otro incremento enfrentado por la humanidad desde el comienzo de la 
agricultura, hace alrededor de 10 mil años (McMichael y Beaglehole, 2000). 
De acuerdo con Rötter y Van de Geijn (1999), y con Zhao et al. (2005), el cambio climático 
afectará la producción animal en cuatro sentidos: 1) en la disponibilidad y el precio de los 
granos para alimentar al ganado; 2) en la producción y calidad de los pastizales y forrajes; 
3) en la salud, el crecimiento y la reproducción de animales debido a los fenómenos 
meteorológicos extremos, y 4) en la distribución de las enfermedades de los animales. 
 4
Se espera que el cambio climático incida sobre la producción agropecuaria, en los balances 
hidrológicos y en la oferta, así como en el suministro de insumos. La producción 
agropecuaria estará directamente afectada por cambios en los factores climáticos como 
temperatura, precipitación pluvial, frecuencia y severidad de fenómenos extremos (sequías, 
inundaciones o tormentas). El cambio climático también podría alterar el tipo, la frecuencia 
y la intensidad de varias enfermedades de plantas y animales; por otro lado, se podría ver 
afectada la disponibilidad y la distribución de los suministros de agua para riego, lo que 
incrementaría la erosión del suelo. Sin embargo, la naturaleza de estos sucesos biofísicos y 
la respuesta humana hacia ellos todavía son complejos e inciertos (Adams et al., 1998). 
Relevancia y características de la ganadería bovina del estado de Veracruz 
El estado de Veracruz, gracias a su riqueza y diversidad de recursos humanos y naturales, 
ha permitido el desarrollo de actividades como la agricultura y la ganadería. Ésta última es 
un sector productivo de gran importancia para el estado y hasta 2005 su impacto en la 
producción pecuaria nacional era el siguiente: quinto lugar en producción de leche de 
bovino, primero en carne de bovino, tercero en carne de ovino, primero en carne de ave 
(pollo, gallina ligera y pesada que ha finalizado su ciclo productivo), cuarto en miel y 
tercero en cera en greña, entre los rubros más relevantes (SIAP, 2006a). 
La superficie territorial del estado de Veracruz es de 7’000,281.5 hectáreas, de los que 
3’000,687.4 se dedican a la ganadería; es decir, 50.6% del total (Herrera, 2005). 
Concretamente, la ganadería bovina ha sido y es una de las actividades más dinámicas, y se 
considera que su práctica repercute sobre diversos aspectos de la sociedad; aunado a lo 
anterior, se le considera un factor fundamental en la constituciónde los complejos sistemas 
ecológicos que definen la singular biodiversidad del estado (Hernández et al., 2006). 
En 2005, la población estimada de bovinos para el estado era de 3’901,000, de los cuales 
3’841,000 eran de “doble propósito” y 60 mil eran lecheros, principalmente localizados en 
las zonas templadas (Herrera, 2005). Según el avance mensual de la producción pecuaria de 
septiembre de 2006, se pronostica que Veracruz podrá mantenerse como el quinto lugar 
nacional en la producción de leche y el primero en producción de carne de bovino, y que su 
participación nacional en estos rubros será de 6.8 y 13.9%, respectivamente (SIAP, 2006b). 
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Mayoritariamente, tanto la producción de carne como la producción de leche de bovino que 
se generan en Veracruz son soportadas por el ganado manejado en las regiones tropicales 
húmedas, subhúmedas y secas del estado, donde predomina el sistema denominado de 
doble propósito. El estado cuenta con una fuerte tradición ganadera bajo el sistema de doble 
propósito, en el cual existen diferencias entre los estratos de productores respecto al tipo de 
tenencia de la tierra o posesión de los medios de producción básicos (tierra y ganado), lo 
que se refleja en el nivel tecnológico y de organización, así como en la lógica de la 
producción (Rodríguez, 2000). 
En Veracruz, los sistemas de doble propósito están representados por unidades de 
producción (UP) pequeñas, de tipo extensivo y dispersas en una gran variedad de 
ecosistemas, que hacen poco uso de tecnología y que poseen una estructura económica 
donde la tierra y el ganado representan del 80 al 90% del capital total. Las vacas, aparte de 
producir leche, crían directamente a sus becerros, los cuales sirven de “apoyo” durante el 
ordeño para estimular el descenso de la leche. Los animales pertenecen a cruzas indefinidas 
entre razas europeas (tanto lecheras como cárnicas) y cebuinas (Castañeda et al., 2001). 
Dentro de las características más importantes de los sistemas de doble propósito, destaca 
que la alimentación del ganado depende casi exclusivamente del pastizal, el cual todavía se 
encuentra representado en una gran proporción por especies nativas de bajo valor forrajero 
y que, en general, se manejan en forma inadecuada (López, 2000). La estacionalidad de las 
lluvias determina la disponibilidad de forrajes, en tanto que la edad de los pastos determina 
su valor nutritivo (Castañeda y Lagunes, 2000), lo que se traduce en una “estacionalidad” 
de la producción, sobre todo de leche. 
La cantidad y calidad de los pastizales tienen gran impacto sobre la producción y 
rentabilidad de las UP. Dentro de las mayores limitantes de la producción forrajera está la 
estacionalidad, que obedece a cambios en los elementos climáticos a través del año, 
principalmente precipitación pluvial, temperatura, radicación solar y presencia de vientos. 
En el estado de Veracruz se pueden distinguir dos épocas bien definidas del año: la 
temporada lluviosa y la temporada seca, cuya consecuencia es una oferta variable de forraje 
(Rivera, 2001). 
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Uno de los factores que influye de manera determinante sobre la producción de los sistemas 
de doble propósito es la no aplicación de medidas sanitarias, por ejemplo, el control de 
endoparásitos, las vacunaciones o el control de mastitis, debido a que no se adopta un 
paquete tecnológico adecuado al sistema de producción. Enfermedades como la 
anaplasmosis, la babesiosis, la brucelosis, las clostridiasis (pierna negra y edema maligno), 
la estomatitis vesicular (hierba), la infestación por garrapatas, la rabia paralítica 
(derriengue) y la tuberculosis, al igual la muerte de becerros por helmintiasis, influyen 
sobre el sistema de producción (Milián, 2000). 
Otras características de los sistemas de doble propósito son: el escaso acceso a los servicios 
de programas estatales de crédito y asistencia técnica; el empleo de recursos con bajo costo 
de oportunidad, mismos que no tienen más usos alternativos que la tierra y la mano de obra 
familiar, y la flexibilidad del sistema, ya que la producción se puede orientar hacia el 
producto que tenga mayor valor en el mercado, sin grandes cambios en la infraestructura 
(Castañeda y Lagunes, 2000). 
Efectos del cambio climático sobre la ganadería 
Las tierras de pastoreo en América Latina mantienen actividades granjeras de subsistencia y 
ganaderas comerciales, siendo un factor clave en la economía de muchos países como 
México, Brasil, Argentina y Uruguay. Existen aproximadamente 570 millones de animales 
en el subcontinente sudamericano, y más de 80% se alimenta en las tierras de pastoreo 
permanente y temporal (Calvo et al., 2000). 
Se predice que en América Latina la producción ganadera, basada en el pastoreo, se verá 
afectada negativamente por un incremento en la variabilidad de la precipitación y, de igual 
forma, aquellas áreas propensas a sequías o inundaciones. En comparación con los 
animales, los pastizales de las áreas tropicales serán más vulnerables al cambio climático. 
La baja disponibilidad de agua y la consecuente reducción de nutrientes en el suelo parecen 
ser los factores limitantes más importantes para la calidad de los pastizales de esta región 
(Zhao et al., 2005). 
 7
Sin embargo, las actividades humanas pueden producir más cambios en los ecosistemas de 
pastizales que cualquier otro de los factores del cambio global, y pueden interactuar 
significativamente con los impactos del cambio climático, particularmente en las áreas 
tropicales y subtropicales. Los límites entre las tierras de pastoreo y otros biomas 
probablemente se modificarán directamente con los cambios climáticos a través de la 
composición de especies, e indirectamente a través de cambios en el régimen de incendios, 
cultivos oportunistas o disposición agrícola de los márgenes menos áridos del territorio de 
pastoreo (Calvo et al., 2000). 
El área tropical de México abarca 51’278,600 ha, que corresponden a 26.2% del territorio 
nacional; de éstas, 18’952,300 (37%) se dedican a la producción pecuaria, donde pastorean 
aproximadamente 12 millones de bovinos (40% del inventario nacional), que producen 28 y 
39% de la leche y la carne que se consume en el país, respectivamente (Koppel et al., 
2002). En conjunto, México dedica más de 60% de su territorio básicamente a la ganadería 
bovina, si bien sus parámetros productivos no son los óptimos (Enríquez et al., 1999); 
situación similar a la que predomina en el estado de Veracruz. 
Para México, se pronostica que cualquier desplazamiento hacia condiciones más cálidas y 
más secas podría dar origen a una crisis nutricional y económica, porque el sector 
agropecuario ya se ve presionado por precipitaciones escasas y variables. De acuerdo con 
distintos modelos utilizados, es probable que la evaporación potencial aumentará y, en la 
mayoría de los casos, la disponibilidad de humedad disminuirá, aun donde los modelos 
proyectan un aumento en la precipitación (Calvo et al., 2000). 
Estudios realizados en México indican altas probabilidades de que se presenten 
temperaturas elevadas y, por lo tanto, mayores tasas de evaporación con el doble de dióxido 
de carbono. Las lluvias durante el verano podrían disminuir en la mayoría del país, pero 
aumentar durante el invierno en la región norte. Las proyecciones apuntan a una mayor 
vulnerabilidad frente al cambio climático en las zonas costeras y las regiones norte y centro 
de la república (Gay et al., 2006). 
Se vaticina que en México más de 15 mil km2 de zonas costeras se podrían ver amenazadas 
por la elevación del mar, afectando por igual a los ecosistemas, la ganadería y la 
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agricultura. Zonas que requieren especial atención son las desembocaduras del río Bravo, 
en Tamaulipas, del Usumacinta y del Grijalva, en Tabasco, y las lagunas costeras en 
Veracruz, por mencionar algunas. En ciertos lugares, el agua de mar podría introducirse 
más de40 km tierra adentro (Magaña y Gay, 2002). 
Además, en nuestro país, las industrias que requieren agua como insumo se podrían ver 
amenazadas. La generación de energía eléctrica competiría por este recurso con el consumo 
humano y el sector agropecuario. De acuerdo con diferentes escenarios, también se presenta 
una tendencia a la desertificación (erosión), que podría verse agravada. Muchos 
ecosistemas también se verían amenazados y 50% de la vegetación cambiaría de 
características con un calentamiento de 3 a 4°C (Magaña y Gay, 2002). 
Según Magaña y Gay (2002), El Niño/Oscilación Austral será el fenómeno de mayor 
importancia como modulador de las lluvias en México. Los análisis de las tendencias de 
precipitación en las regiones donde la temperatura ha aumentado sustancialmente, indican 
que no sólo la lluvia acumulada puede variar sino también la forma en que llueve. Mendoza 
et al. (2006) añaden que, con base en el análisis de series históricas de 1502 a 1899, El 
Niño habría estado asociado con al menos 38% de las sequías en el sureste mexicano. 
También se estima que el cambio climático sea uno de los factores que impulsen la 
aparición y propagación de enfermedades en los animales y la transmisión de patógenos 
entre los animales y las personas (zoonosis); otros factores son los cambios en la estructura 
del sector ganadero, las prácticas ganaderas y el comercio (local, nacional e internacional) 
de ganado y productos pecuarios. Los graves efectos sociales y económicos de la 
propagación de las enfermedades transfronterizas de los animales se han convertido en 
motivo de preocupación mundial (CSAM, 2005). 
Una categoría especial de enfermedades infecciosas es el grupo conocido como 
enfermedades transmitidas por vectores (ETV), que podrían expandir sus fronteras 
geográficas y de altitud debido a las condiciones más favorables para patógenos, 
reservorios y vectores, como resultado del calentamiento de la Tierra (Calvo et al., 2000); 
escenario que comparten Harvell et al. (2002). En México, Rodríguez (2002) realizó una 
 9
amplia revisión de las cinco ETV más importantes en el país, tres de las cuales son 
zoonosis. 
La hipótesis de que el calentamiento ocurrido durante las décadas recientes ha causado 
variaciones en la distribución de los vectores es soportada por diferentes estudios, los que 
muestran que: a) los vectores mueren o no se desarrollan adecuadamente cuando están por 
abajo de ciertos umbrales de temperatura, y b) las tasas de reproducción, crecimiento de la 
población y alimentación de los vectores aumentan con incrementos en la temperatura 
(Harvell et al., 2002). 
Asimismo, los cambios ecológicos están jugando un papel decisivo en la emergencia de 
enfermedades, sean propias de los animales o zoonosis. De estos cambios, el cambio 
climático es el factor de mayor preocupación últimamente, ya que aparte de incidir sobre lo 
mencionado en párrafos anteriores, puede afectar los patrones de migración de aves y otros 
animales silvestres y el tiempo de supervivencia de los patógenos fuera del hospedero 
(Slingenbergh et al., 2004). 
Las enfermedades emergentes se están presentando en proporciones sin precedentes y son 
causa de preocupación, tanto de salud pública como de salud animal. El término 
“enfermedad emergente” abarca cualquiera de las siguientes situaciones: 1) un patógeno 
conocido que aparece en una región geográfica nueva; 2) un patógeno conocido que se 
presenta en hospederos hasta ahora no susceptibles; y 3) un patógeno previamente 
desconocido que se detecta por primera vez (Brown, 2004). 
Para dar una idea de la magnitud del problema, acorde con Slingenbergh et al. (2004), se 
han identificado 1,415 especies de agentes infecciosos con capacidad patogénica hacia los 
humanos, incluyendo 217 virus y priones, 538 bacterias y rickettsias, 307 hongos, 66 
protozoarios y 287 helmintos, de los cuales 868 (61%) fueron clasificados como zoonóticos 
y 175 fueron asociados con enfermedades emergentes; a su vez, en este grupo de 175 
patógenos emergentes, 132 (75%) fueron zoonóticos. 
 
Materiales y métodos 
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Áreas de estudio 
La selección de las áreas de estudio se basó en: las características de la actividad pecuaria 
en los municipios, su grado de desarrollo social (en algunos casos), y las declaratorias de 
emergencia, tanto por lluvias e inundaciones como por sequías. En la zona norte, 
particularmente en la región de la Huasteca Alta (figura 1), hubo declaratoria de 
emergencia en febrero de 2006 como resultado de la sequía. La superficie destinada a la 
ganadería, el total de cabezas de ganado y el total de UP de los municipios afectados en la 
zona norte se muestran en el cuadro 1. 
 
 
 
 
En la zona centro (figura 2) se tuvo en cuenta el hecho de que, si bien las lluvias se 
presentan de una manera torrencial durante el verano, la mayor parte del año es seca, y en 
Figura 1. En color amarillo, municipios de la zona norte de Veracruz 
que fueron afectados por la sequía durante 2006. Fuente: 
Adaptado de 
http://www.sagarpa.gob.mx/dlg/veracruz/informacion/DDR12.htm. 
 
 11
esta área se ubican las zonas que durante 2005 —año especialmente lluvioso en el estado 
(Tejeda y Welch, 2005)— merecieron la atención del Programa Federal de Apoyo a las 
Zonas Áridas, desarrollado por la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza, 
www.conaza.gob.mx). 
El otro hecho que apoyó esta decisión fue la localización de cuatro de los cinco municipios 
estudiados en la microrregión central semiárida de Veracruz. Las microrregiones responden 
a una estrategia empleada por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol, 
www.microrregiones.gob.mx) para ubicar y atender a los territorios con mayores rezagos 
del país: espacios geográficos integrados por municipios de muy alto o alto grado de 
marginación, y los predominantemente indígenas, así como otros de marginación relativa. 
La superficie destinada a la ganadería, el total de cabezas de ganado y el total de UP de los 
municipios estudiados en la zona centro se muestran en el cuadro 2. 
 
Municipio Superficie 
(ha) 
Cabezas de 
ganado 
Unidades de 
producción 
Cabezas/
ha 
Cabezas/unidad 
de producción 
Chalma 13,496 9,496 1,340 0.70 7.09 
El Higo 20,271 30,437 1,151 1.50 26.44 
Ozuluama 195,557 134,451 2,940 0.69 45.73 
Tampico Alto 64,386 46,056 1,290 0.72 35.70 
Tantoyuca 87,782 52,808 8,642 0.60 6.11 
Tempoal 94,390 101,591 2,422 1.08 41.95 
Pánuco 190,926 128,877 5,921 0.68 21.77 
Naranjos 16,031 10,867 525 0.68 20.70 
Ixcatepec 14,296 12,671 1,272 0.89 9.96 
Benito Juárez 12,102 11,710 2,107 0.97 5.56 
Temapache 45,858 431,131 6,660 9.40 64.73 
Tihuatlán 43,266 65,250 3,410 1.51 19.13 
Tuxpan 80,684 74,500 3,428 0.92 21.73 
Promedio ± E.E. 1.56 ± 
0 65
25.12 ± 4.91 
E.E. = Error estándar. 
Fuente: INFDM (2005). 
Cuadro 1. Superficie destinada a la ganadería, total de cabezas de ganado, total de unidades de 
producción y densidades ganaderas de los municipios afectados por sequía 
en la zona norte de Veracruz durante 2006 
 12
 
 
 
 
Respecto a la zona sur, región Olmeca, hubo declaratoria de emergencia por lluvias e 
inundaciones en julio y septiembre de 2006 (figura 3). Para el presente trabajo se 
consideraron los municipios de Acayucan y San Juan Evangelista, ya que se aprovechó la 
información obtenida en un estudio previo (Hernández et al., 2006). Estos municipios 
fueron dos de las zonas ganaderas más afectadas por el huracán Stan en 2005; la superficie 
destinada a la ganadería, el total de cabezas de ganado y el total de UP de los municipios 
afectados en la zona sur se muestran en el cuadro 3. 
Municipio Superficie (ha) 
Cabezas de 
ganado 
Unidades de 
producción 
Cabezas/ha 
 
Cabezas/unidad 
de producción 
Camarón de Tejeda 8,545 16,148 573 1.88 28.18 
Jamapa 11,147 7,900 719 0.70 15.50 
Manlio Fabio Altamirano 7,244 27,900 1,715 3.85 16.28 
Medellín 24,323 26,690 1,857 1.09 14.37 
Soledadde Doblado 24,062 27,591 2,039 1.14 13.53 
Promedio ± E.E. 1.73 ± 0.56 17.57 ± 2.69 
E.E. = Error estándar. 
Fuente: INFDM (2005). 
Cuadro 2. Superficie destinada a la ganadería, total de cabezas de ganado, total de unidades 
 de producción y densidades ganaderas de los municipios estudiados en la zona centro de Veracruz 
Figura 2. En color amarillo, municipios de la zona centro de 
Veracruz considerados en el estudio. Fuente: Adaptado de: 
http://www.sagarpa.gob.mx/dlg/veracruz/informacion/DDR7.htm. 
 
 
 13
 
 
 
Metodología 
Los datos necesarios para la elaboración del trabajo se obtuvieron a través de una encuesta 
aplicada a productores que acudieron a efectuar algún trámite en las sedes de las 
Asociaciones Ganaderas Locales (AGL) de los municipios. Se aprovechó el lapso que dura 
el horario de atención de éstas, usualmente de 8:30 a 15:00 horas, así como la oportunidad 
de reuniones de socios programadas. La encuesta abordó aspectos relacionados con la 
percepción de los productores acerca del cambio climático y sus posibles efectos sobre la 
actividad ganadera. 
 
Figura 3. En color amarillo, municipios de la zona sur de Veracruz 
que fueron afectados por lluvias e inundaciones durante 2005; en 
color anaranjado, municipios afectados durante 2006; y en color azul, 
municipios afectados en ambos años. Fuente: Adaptado de 
http://www.sagarpa.gob.mx/dlg/veracruz/informacion/DDR10.htm. 
 
 14
 
 
 
La selección de los municipios fue con intención y por conveniencia, en función de lo 
mencionado en el apartado 2.1 y de la disposición a participar por parte de las AGL. Los 
municipios considerados en la zona norte fueron: Pánuco, Ozuluama, Tampico Alto, 
Tempoal y Naranjos. Los municipios de la zona centro fueron: Jamapa, Manlio Fabio 
Altamirano, Medellín, Camarón de Tejeda y Soledad de Doblado. Los municipios de la 
zona sur fueron: Acayucan y San Juan Evangelista. 
Los datos obtenidos a partir de las encuestas fueron analizados por medio de una hoja 
electrónica de cálculo que permitió realizar una estadística descriptiva. 
Escenarios de cambio climático 
La proyección para los escenarios de cambio climático (ECC), de los municipios 
contemplados en este trabajo, tomó en consideración los modelos de circulación general 
(MCG) utilizados por Palma et al. (2007) para el estado de Veracruz, en el marco del 
Programa Veracruzano ante el Cambio Climático (PVCC). Se incluyeron los MCG Echam 
A2, GDFLR A2 y PRECIS A2 para temperatura y precipitación de invierno y verano al 
2020. 
Los ECC proporcionan representaciones verosímiles del clima futuro, construidas a partir 
de las relaciones entre las variables del clima observado y el proyectado, que suelen 
E.E. = Error estándar. 
Fuente: INFDM (2005). 
Cuadro 3. Superficie destinada a la ganadería, total de cabezas de ganado, total de unidades de 
producción y densidades ganaderas de los municipios afectados por lluvias e inundaciones 
en la zona sur de Veracruz durante 2005 y 2006 
Municipio Superficie (ha) 
Cabezas de 
ganado 
Unidades de 
producción 
Cabezas/ha 
 
Cabezas/unidad 
de producción 
Jesús Carranza 33,520 141,689 3,388 4.23 41.82 
Chinameca 10,316 11,820 611 1.15 19.35 
Jáltipan 17,291 13,610 1,076 0.79 12.65 
Texistepec 130,696 27,105 1,272 0.21 21.31 
Acayucan 49,298 48,809 2,406 0.99 20.28 
San Juan 
Evangelista 76,994 88,450 3,067 1.14 28.83 
Promedio ± E.E. 1.41 ± 0.58 24.04 ± 4.13 
 15
utilizarse como fundamento para la elaboración de modelos de impacto futuro. Las 
principales fuentes de incertidumbre en los ECC, utilizadas para evaluar los impactos 
potenciales, son: incertidumbre en las emisiones, incertidumbres en la variabilidad natural e 
incertidumbres asociadas a los modelos climáticos (IPCC, 1996). 
 
Resultados 
De los 145 productores encuestados en las tres zonas del estado, 123 (84.8%) manifestaron 
haber sufrido pérdidas ganaderas por algún fenómeno climatológico durante los últimos dos 
años. Por zona, en el norte manifestaron esto 59 (78.7%) de 75 productores; en el centro, 41 
(87.2%) de 47; y en el sur, 23 (100%) de 23. En la figura 4 se aprecia en qué temporada 
manifestaron tener mayores pérdidas los productores. 
Por tipo de pérdida, los productores declararon que éstas fueron mayores en el caso de 
animales y pastizales en las tres zonas del estado; sin embargo, en la zona sur se deben 
agregar las pérdidas en infraestructura, sobre todo cercos y galeras. En cuanto a otros tipos 
de pérdidas, particularmente se consideraron cultivos agrícolas, como maíz y árboles 
aprovechables (por ejemplo, especies utilizadas como cercos “vivos”). Del total de 
productores encuestados, 102 (70.3%) sufrieron pérdidas de animales, 114 (78.6%) 
pérdidas de pastizales, y 31 (21.4%) pérdidas de infraestructura (figura 5). 
 16
 
 
 
 
Figura 5. Tipo de pérdidas, animales y no animales, por zona del 
estado de Veracruz, según productores.
 
Porcentaje de la muestra
0 20 40 60 80 100
Ti
po
 d
e 
pé
rd
id
a
Otros
Infraestructura
Pastizales
Animales
Zona Norte
Zona Centro
Zona Sur
 
Figura 4. Pérdidas ganaderas por temporada en las zonas norte, 
centro y sur del estado de Veracruz, según productores. 
 
Porcentaje de la muestra
0 20 40 60 80 100
Te
m
po
ra
da
Lluvia
Sequía
Lluvia y Sequía
Zona Norte
Zona Centro
Zona Sur
 
 17
En orden decreciente, los bovinos fueron la especie más afectada, seguidos por los ovinos y 
los equinos (figura 6). De acuerdo con los productores, la primera causa de pérdida en los 
bovinos fue por muerte; la segunda fue por enfermedad asociada, como neumonía o diarrea; 
y la tercera fue por otras causas, como el adelgazamiento y pérdida de peso de los animales 
(figura 7). 
 
 
 
La extensión de las UP se clasificó por categorías, que fueron de 1 a 5 ha, de 6 a 10 ha, de 
11 a 50 ha, y de más de 50 ha. En la zona centro predominaron las UP con extensiones de 6 
a 10 ha, y de 11 a 50 ha, mientras que en la zona norte y sur la mayoría de las UP tenían 
más de 50 ha. Esto coincide con el promedio de hectáreas afectadas por productor, que fue 
de 43.7 ha en la zona norte, 20.6 ha en la zona centro, y 22.5 ha en la zona sur (figura 8). 
 
 
Figura 6. Especies y número de animales (promedio ± error estándar) afectados por 
zona del estado de Veracruz, según productores. 
Número de animles promedio
0 10 20 30 40 50
An
im
al
es
 a
fe
ct
ad
os
Ovinos
Equinos
Bovinos
Zona Norte
Zona Centro
Zona Sur
 18
 
 
 
Figura 8. Promedio (± error estándar) de hectáreas afectadas por 
zona del estado de Veracruz, según productores. 
 
 Z o n a
N o r te C e n t r o S u r
P
ro
m
ed
io
 d
e 
he
ct
ár
ea
s 
af
ec
ta
da
s
0
1 0
2 0
3 0
4 0
5 0
 
 
Figura 7. Causas de pérdida en los bovinos de las zonas norte, centro 
y sur del estado de Veracruz, según productores. 
 
 
Porcentaje de la muestra
0 20 40 60 80
Pé
rd
id
a 
de
 b
ov
in
os
Otras
Enfermedad
Muerte
Zona Norte
Zona Centro
Zona Sur
 
 19
Escenarios de cambio climático 
En las figuras 9, 10, 11 y 12 se presentan los ECC para el estado de Veracruz para el 2020, 
según los MCG Echam A2, GFDLR A2 y PRECIS A2 (Palma et al., 2007). A manera de 
referencia, en la figura 9a se indican los municipios incluidos en el presente trabajo. 
 
 
Figura 9. Incrementos en la temperatura (°C) proyectados por los modelos de 
circulación general 
a 2020 para el invierno en el estado de Veracruz. En la figura a) se indican los 
municipios estudiados: 1, Ozuluama; 2, Pánuco; 3, Tampico Alto; 4, Tempoal; 5, 
Naranjos; 6, Jamapa; 7, Manlio Fabio Altamirano; 8, Medellín; 9, Soledad de Doblado; 
10, Camarón de Tejeda; 11, San Juan Evangelista, y 12, Acayucan. Adaptado de Palma 
et al. (2007). 
 
 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
0.79
0.82
0.85
0.88
0.91
0.94
0.97
a) Echam 20’s A2 b) GFDLR 20’s A2 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5-96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
0.82
0.87
0.92
0.97
1.02
1.07
1.12
1.17
1.22
1.27
1.32
1.37
1.42
 
c) PRECIS 20 A2 
 20
 
 
 
 
Figura 10. Incrementos en la temperatura (°C) proyectados por los modelos de 
circulación general para el 2020 para el verano en el estado de Veracruz. Adaptado de 
Palma et al. (2007). 
 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
0.92
0.95
0.98
1.01
1.04
1.07
1.1
1.13
1.16
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
0.88
0.92
0.96
1
1.04
1.08
 
a) Echam 20 A2 b) GFDLR 20 A2 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
0.9
1
1.1
1.2
1.3
1.4
 
c) PRECIS 20 A2 
 21
 
 
 
Figura 11. Variaciones en la precipitación (mm/día) proyectadas por los modelos de 
circulación general al 2020 para el invierno en el estado de Veracruz. Fuente: Adaptado 
de Palma et al. (2007). 
 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
-0.4
-0.3
-0.2
-0.1
0
0.1
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
 -98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
-3.2
-2.7
-2.2
-1.7
-1.2
-0.7
-0.2
 
a) Echam 20’s A2 b) GFDLR 20’s A2 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
-0.22
-0.17
-0.12
-0.07
-0.02
0.03
0.08
0.13
0.18
 
c) PRECIS 20 A2 
 22
 
 
 
Análisis y perspectivas 
Las mayores pérdidas sufridas por los productores fueron en las áreas de animales y 
pastizales (potreros) para las tres zonas, aunque en la zona sur se añaden las pérdidas en 
infraestructura, como cercas y galeras. En relación con la percepción de los productores, 
Figura 12. Variaciones en la precipitación (mm/día) proyectadas por los modelos de 
circulación general al 2020 para el verano en el estado de Veracruz Fuente: Adaptado de 
Palma et al. (2007). 
 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
0.05
0.15
0.25
0.35
0.45
0.55
0.65
0.75
0.85
0.95
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
-2.2
-1.9
-1.6
-1.3
-1
-0.7
-0.4
-0.1
0.2
0.5
0.8
1.1
a) Echam 20 A2 b) GFDLR 20 A2 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94 -93.5
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
-0.85
-0.75
-0.65
-0.55
-0.45
-0.35
-0.25
-0.15
-0.05
 
c) PRECIS 20 A2 
 23
obtenida por medio de las encuestas en torno a la vulnerabilidad de la ganadería ante los 
eventos meteorológicos, se puede enlistar los siguientes: 
 El periodo de sequía es el que causa mayores pérdidas. 
 El periodo de lluvias, en general, aporta más beneficios que perjuicios, al aumentar 
el volumen de agua disponible y la humedad residual. 
 Los periodos prolongados de lluvias abundantes y de sequía afectan principalmente 
a los potreros. 
 Las afectaciones animales se reflejan principalmente en una baja sensible de los 
parámetros bioproductivos durante la época de sequía y en las secuelas de algunas 
enfermedades derivadas de la humedad excesiva y de la propia sequía. 
 La infraestructura que sufre mayores daños son las cercas perimetrales en la época 
de lluvias, y por los incendios provocados que se salen de control en la época de 
sequía. 
 
La muerte de los animales se asoció más con los efectos de la sequía y se relacionó con la 
merma que sufren los potreros durante esta temporada. La disminución en la disponibilidad 
de forraje se traduce en adelgazamiento y desnutrición de los animales, que los lleva 
directamente a la muerte o, indirectamente, a una inmunodepresión, la cual se traduce en 
enfermedades oportunistas cuyo desenlace es la muerte. 
En relación con el manejo nutricional, Milián (2000) asocia a éste con los principales 
problemas sanitarios en las regiones tropicales, debidos a la desnutrición por falta de forraje 
en épocas de secas. La disponibilidad de forraje verde en las regiones tropicales, continúa el 
autor, ha estimulado la introducción de ganado especializado; sin embargo, con esto 
también se han creado más problemas sanitarios, ya que las razas europeas son más 
susceptibles al estrés por el calor, a las enfermedades parasitarias y a aquellas transmitidas 
por garrapatas, a pesar de que éstas no causan brotes o problemas serios en la población 
bovina originaria del lugar. 
Para subsanar los problemas de índole sanitaria, señala Milián (2000), tres puntos son 
primordiales: 1) inmunizar a los animales contra aquellas enfermedades que son peligrosas 
 24
en la región, siempre y cuando existan biológicos (vacunas, bacterinas y/o toxoides) 
adecuados y no se obstruyan mandatos de las autoridades sanitarias oficiales; 2) no 
introducir animales libres de las enfermedades frecuentes en la región sin inmunizarlos o 
tomar otro tipo de medidas preventivas, para evitar brotes de enfermedades, así como 
tampoco introducir animales con enfermedades que no se tienen en la región; y 3) utilizar el 
sentido común para hacer simples las cosas difíciles. 
A partir de la información proporcionada por los productores de la zona sur, se pudo 
apreciar que los potreros también se ven afectados por las inundaciones, sobre todo los 
pastos de crecimiento rastrero, por ejemplo, el Estrella de África (Cynodon plectostachyus). 
A lo anterior hay que sumar la pérdida de árboles utilizados en las cercas, como el palo 
mulato (Bursera simaruba) y el cocuite (Gliricidia sepium), que además aportan sombra 
para el ganado. 
Enríquez et al. (1999) indican que las UP en el trópico deberían apoyarse en tecnologías 
consistentes en: el uso y diversidad de especies forrajeras con alto potencial productivo, de 
preferencia con bajos requerimientos de insumos y tolerantes a plagas y enfermedades, de 
alta resistencia al pastoreo, valor nutritivo, apetencia y facilidad de reproducción; 
complementadas con prácticas de manejo que permitan prolongar al máximo la vida útil de 
las praderas, reducir el deterioro del suelo por erosión, acidificación y empobrecimiento, así 
como con prácticas de conservación de forraje que permitan aprovechar los excedentes de 
las épocas de abundancia, para su uso en periodos de escasez. 
Al inquirir a los productores encuestados sobre cuál sería, con base en su experiencia, la 
manera más adecuada para abordar estos problemas con miras a mitigarlos o eliminarlos, se 
obtuvieron las siguientes propuestas: 
 Dirigir el conjunto de los esfuerzos a la optimización del agua, aprovechando los 
altos volúmenes de las precipitaciones durante el verano y su extracción racional de 
pozos y fuentes de agua. 
 Aprovechar al máximo los excedentes de biomasa vegetal que se presenta durante el 
periodo lluvioso. 
 25
Para conseguir lo anterior, sus principales demandas están dirigidas a conseguir los apoyos 
necesarios para: 
 Hacer accesible a sus comunidades el suministro de los flujos de energía eléctrica 
que requiere la obtención del agua. 
 Posibilitar la adquisición de la maquinaria agrícola que requieren las actividades de 
conservación de forrajes por medio de las prácticas de ensilado, henificado y otras 
formas de almacenaje que permitirían el posterior aprovechamiento de los mismos. 
Para lo cual aceptan que cualquier acción para lograr lo anterior demanda la participación 
de los propios productores en: 
 La organización de los productores involucrados. 
 La capacitación por medio de la educación sobre el manejo holístico del agua, las 
plantas y los animales. 
En este sentido, Koppel et al. (2002) apuntan que existe suficiente tecnología en las 
disciplinas de la medicinaveterinaria y zootecnia que incide sobre el sistema de doble 
propósito en la mayor parte del área tropical de México. La utilización de la tecnología 
generada, aunada a una política de precios que permita sustentar su financiamiento, con 
canales de comercialización adecuados, fortalecería e impulsaría el desarrollo de la 
ganadería de doble propósito; esto repercutiría favorablemente en el bienestar de los 
productores y beneficiaría a la población en general al aumentar la oferta de carne y leche. 
Asimismo, el tema del manejo holístico (administración holística) debe promoverse, ya que 
se enfoca como un sistema integral apegado a la conservación ecológica, que al ahorrar 
recursos y optimizar el aprovechamiento de los mismos sanea las finanzas de las UP 
(Alonso et al., 2001). 
Mencionan Alonso et al. (2001) que el manejo holístico de los recursos ha demostrado ser 
exitoso porque antepone la responsabilidad en la toma de decisiones sobre el uso de los 
recursos en las comunidades que se verán afectadas por estas decisiones. Esta gente, junto 
con la tierra (animales, agua, suelo y vegetación), así como el bienestar que puede ser 
generado por ésta, constituyen el todo que debe ser manejado, por lo que la planeación y las 
 26
decisiones están basadas, entonces, en cómo se verá afectado este todo por los cambios en 
cualquiera de sus partes. Por lo tanto, el manejo holístico enseña a identificar y enfocar las 
cosas como interdependientes del deterioro social, biológico y financiero, más que a aplicar 
remedios de rápida preparación para “síntomas” aparentemente aislados. 
Finalmente, respecto a los ECC, los tres modelos muestran incrementos en la temperatura 
para el 2020, sobre todo en el verano. La zona más comprometida sería la del centro, 
seguida de la del sur. Durante el invierno, la zona centro también sería la más afectada por 
una disminución en la precipitación pluvial. Para el verano, los modelos GFDLR y PRECIS 
coinciden en un descenso de la precipitación en la zona sur; aunque los modelos Echam y 
GFDLR proyectan un aumento de la precipitación en la zona norte. 
La situación de la zona centro podría volverse preocupante, ya que de acuerdo con 
Rodríguez (2000), la Unión Ganadera Regional de la Zona Centro comprende 45.6% del 
inventario ganadero del estado, y uno de los municipios con mayor inventario es Tierra 
Blanca, que tiene gran dependencia de los sistemas de riego. Asimismo, es pertinente 
recordar la atención que reciben municipios de la zona centro por parte de Conaza y de la 
estrategia de microrregiones de Sedesol; es decir, se trata de una zona que actualmente ya 
se percibe como presionada por fenómenos climatológicos. 
Aparentemente, la zona sur podría tener ciertos beneficios al haber una disminución en la 
precipitación, toda vez que es el área donde las lluvias e inundaciones causan más estragos 
y llegan a adquirir la categoría de desastres. De igual forma, aparentemente habría 
beneficios con el aumento en la precipitación que se pronostica en la zona norte, donde se 
aglutina el 31.7% de los bovinos de Veracruz —segundo lugar del inventario estatal 
(Rodríguez, 2000)―, siendo el principal motivo de preocupación para los productores el de 
la sequía. 
Análisis del impacto del cambio climático sobre la ganadería en el estado de 
Veracruz 
Los escenarios planteados en diversos trabajos en torno a las afectaciones sobre cultivos, 
pastizales y ganadería para los próximos 50 a 100 años, debido al cambio climático, dejan 
 27
fuera a muchas especies de plantas terrestres. La manera en cómo sucederán estas 
afectaciones se asocia con modificaciones en las concentraciones de nitrógeno (N), fósforo 
(P), Calcio (Ca) y pH del suelo (Tilman y Lehman, 2001); en este conjunto de pérdidas, la 
principal afectación sucederá en cultivos forestales en Eurasia, el este de China, Canadá, 
Centroamérica y el Amazonas (Scholze et al., 2006). 
Estos cambios afectarán principalmente a las especies, no al hábitat, dado que los espacios 
que dejarán los cultivos forestales serán ocupados por otras especies vegetales con una 
mayor capacidad para resistir los cambios; especies que en su mayoría son vegetales de 
cobertura que se convertirán en pastizales para la ganadería. Sin embargo, como 
consecuencia del cambio climático se afectará el patrón de comportamiento entre 
herbívoros, patógenos y depredadores (Tilman y Lehman, 2001). 
En este contexto, la vulnerabilidad de la ganadería involucra, entonces, los cambios en la 
cantidad y calidad de los pastizales, expresados como un decremento en la biomasa debido 
al aumento en la temperatura y las precipitaciones; se ha proyectado que los cambios en la 
biomasa de las plantas, a razón de 10% por la variación en las precipitaciones, es mucho 
mayor que el valor debido a los cambios por cada grado Celsius de incremento de la 
temperatura, al mismo tiempo que las modificaciones indicadas del clima afectarán el 
aporte de nutrientes de los rumiantes al reducir su capacidad de ingesta (AIACC, 2006). 
Estudios dirigidos a medir los efectos del estrés por calor durante periodos prolongados 
(más de cinco días), tanto en el ganado europeo (Bos taurus) como en el Cebú y sus cruzas 
(Bos indicus), demuestran que ambas especies son afectadas en su fisiología, aunque los 
mecanismos homeostáticos de estos animales son capaces de compensar las alteraciones 
funcionales que resultan comprometidas: frecuencias cardiaca y respiratoria, volumen del 
paquete celular y la acidosis metabólica asociada al cambio del pH sanguíneo; entre estas 
especies bovinas, el Bos indicus y sus cruzas han demostrado un mejor desempeño ante al 
aumento de la temperatura (Beatty et al., 2006). 
Para el caso de Veracruz, existe una predominancia de animales de razas cebuinas y sus 
cruzas, localizados en todo el estado, con un predominio en las zonas centro y sur, en tanto 
en el norte del estado se aprovechan razas con mayor pureza europea. 
 28
En relación con la respuesta de los bovinos en Veracruz ante el cambio climático, se 
llevaron a cabo estudios in situ en vacas criollas con antecedentes de 500 años de 
adaptación en la región, y que pastoreaban bajo un sistema de doble propósito, a 
temperaturas elevadas durante el verano, considerando los promedios por los cuarenta años 
previos a la realización del estudio y los obtenidos durante los dos años que duró el trabajo 
(Hernández et al., 2007), así como la temperatura ambiental (°C), la humedad relativa (%) 
y las precipitaciones (mm). Los datos climáticos se obtuvieron del Centro Meteorológico 
Nacional, del Centro de Previsión del Golfo de México y de la Comisión Nacional del 
Agua-Semarnat (cuadro 4). 
 
 
 
 
 
Se pudo demostrar que la respuesta al estrés por calor no es homogénea, existiendo 
variaciones en la respuesta al mismo en las distintas vacas que componían el rebaño, 
comprobándose la existencia de tres grupos de respuesta: no estresadas (CLT1), de estrés 
moderado (CLT2) y de estrés alto (CLT3) (cuadro 5) (Hernández et al., 2007). 
 
Fuente: Revista de Salud Animal, vol. 29, núm. 2, 2007
Cuadro 4.Variables climáticas antes y durante la fase experimental 
 en la región de Veracruz, centro-costa 
 29
 
 
 
Además, fue posible demostrar que existen variaciones en los parámetros bioproductivos y 
de la fertilidad en las vacas, de acuerdo a su capacidad de tolerancia al estrés por calor, 
resultando con una mejor respuesta productiva y reproductiva los animales no estresados y 
de estrés bajo cuando se comparan dichos indicadores con los de los animales estresados, 
los que resultaron con un bajo comportamiento en su productividad (cuadro 6) (Hernández 
et al., 2006; Hernández, 2007). 
 
 
La figura 13 muestra que existe un efecto del estrés por calor sobre la duración del intervalo 
entre partos (IIP) y los días abiertos (DA), periodo en días que ocurre desde que pare una 
vaca hasta quevuelve a quedar preñada, en las vacas CLT; aquellas vacas que son menos 
termotolerantes, tienen un IIP y DA mayores que las que lo toleran mejor (P≤ 0.05). 
Variable Tipo de estrés 
 CLT1 CLT2 CLT3 
MC (kg) 431ª 415ab 405b 
CC (1 – 9) 4.00ª 3.84ab 3.54b 
 n = 113 animales; (771 observaciones); MC = masa corporal; CC = condición corporal (1 – 9). 
Letras diferentes por filas muestran diferencias significativas (P < 0.05). 
Fuente: Modificado de Hernández (2007). 
Cuadro 6. Comportamiento de las variables masa (MC) y condición corporal (CC), 
según tipo de estrés en vaca CLT en Veracruz, centro costa
 
Fuente: Revista de Salud Animal, vol. 29, núm. 2, 2007 
Cuadro 5. Asociación de la respuesta a variables fisiológicas de vacas criollo 
lechero tropical (CLT) durante la época de temperaturas elevadas en Veracruz, 
centro-costa 
 30
 
 
Por otro lado, se ha demostrado que el cambio climático y las enfermedades del ganado, 
principalmente las de carácter infeccioso, mantienen una relación de espacio y tiempo, y 
que brotes de enfermedades con agentes patógenos y cuadros típicos definidos están 
asociados; algunas de estas enfermedades son de una gran importancia económica, por lo 
que un aumento en su prevalencia-incidencia puede poner en riesgo a la ganadería. El 
patrón evolutivo de ciertas variantes genéticas del virus que causa la enfermedad conocida 
como estomatitis vesicular (EV), que ocasiona graves pérdidas económicas en el ganado, 
demuestra un factor ecológico en la distribución del virus que ejerce una presión selectiva 
sobre éste, para adaptarse a los artrópodos vectores y aun a su hospedero, comportamiento 
que varía debido al cambio climático (Rodríguez et al., 1996). 
Para ejemplificar la posible afectación del cambio climático en el sector ganadero respecto 
a enfermedades, se recurrió al trabajo realizado por Muñoz et al. (2007), aún sin publicar, 
donde se analiza la relación entre ciertas variables climatológicas y la variación temporal en 
la presencia de EV en el estado de Veracruz, de enero de 1996 a diciembre de 2002. 
 
 
Figura 13. DA e IIP en vacas CLT, según respuesta al estrés por 
calor (P ≤ 0.05). Fuente: Hernández (2007). 
 
b
a
a
50
70
90
110
130
150
170
190
210
CLT1 CLT2 CLT3
D
ía
s 
ab
ie
rto
s
390
400
410
420
430
440
450
460
470
480
490
In
te
rv
al
o 
en
tre
 p
ar
to
s
Días
abiertos
IIP
 31
La EV es una enfermedad causada por el virus de la estomatitis vesicular (VEV), miembro 
del género Vesiculovirus de la familia Rhabdoviridae. Los animales domésticos y el 
humano pueden infectarse con diversos virus de este género (Letchworth et al., 1999; 
Rodríguez et al., 2000). La EV se presenta a manera de brotes en el suroeste y el sureste de 
Estados Unidos de América, y es endémica en México, Centroamérica, el norte de 
Sudamérica y el este de Brasil (Rodríguez, 2002). En México, la enfermedad se presenta 
con distinta frecuencia a lo largo del país, pero en mayor proporción en el sur-sureste, sobre 
todo en Veracruz, Chiapas y Tabasco (Rodríguez et al., 2000). 
La EV es el resultado de una compleja interacción entre hospedador, agente, vector o 
vectores y factores ambientales (Bridges et al., 1997). En las zonas tropicales y 
subtropicales la enfermedad clínica es más frecuente durante y al final de la temporada de 
lluvias, o al inicio de la temporada seca, y algunos autores sugieren que los brotes de EV 
responden a variaciones climáticas de corto o largo plazo (Letchworth et al., 1999). Así, se 
estima que el fenómeno del cambio climático tendrá efectos considerables sobre las 
enfermedades transmitidas por artrópodos (Jonsson y Reid, 2000). Al igual, es de esperarse 
que el cambio climático incremente la disponibilidad de áreas aptas para ser colonizadas 
por mosquitos y ceratopogónidos (Jonsson y Reid, 2000). 
El estado de Veracruz, por su localización (17° 03’ 18” y 22° 27’ 18” latitud norte, y 93° 
36’ 13” y 98° 36’ 00” longitud oeste), situado en la zona tórrida, da lugar a diferentes tipos 
de climas (INFDM, 2005). Sin embargo, los climas cálido húmedo y cálido subhúmedo son 
los que comprenden una mayor área, aproximadamente 80% del territorio veracruzano, 
distribuyéndose en las llanuras costeras del Golfo norte y Golfo sur, a una altura máxima de 
1,000 msnm. La temperatura media anual va de 22 a 26 °C, y la precipitación total anual 
varía de 2,000 a poco más de 3,500 mm (figura 14) (INFDM, 2005). 
 
 
 32
 
En este trabajo se consideró el número de focos mensuales de EV que se han notificado a la 
Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), correspondientes al estado de Veracruz, 
desde enero de 1996 hasta diciembre de 2002 (figura 15) (OIE, 2006). 
 
 
Figura 14. Climas presentes en el estado de Veracruz. Fuente: 
INFDM (2005). 
 
 
 33
 
Para el análisis de la EV-cambio climático, con base en lo propuesto por Mc Cluskey et al. 
(2003a), se contemplaron la temperatura máxima (TMAX), temperatura mínima (TMIN), 
precipitación diaria (PPD) y precipitación mensual acumulada (PPMA) del estado de 
Veracruz, de enero de 1996 a diciembre de 2002 (Juárez, inédito). La localización de las 
estaciones climatológicas seleccionadas se presenta en la figura 16. 
 
Figura 15. Focos mensuales de estomatitis vesicular en el 
estado de Veracruz (1996-2002). 
 
11 13 10 11
13
6
17 15 16
50
27
31
0
10
20
30
40
50
60
E F M A M J J A S O N D
Mes
FO
C
O
S
1996-2002
 
 34
 
Los resultados de Muñoz et al. (2007), mostraron que la variable que mejor explicó la 
presencia de focos de EV fue la precipitación, particularmente la PPD. Además, un análisis 
tipo cluster permitió agrupar las variables con mayor grado de asociación (figura 17). 
 
 
Figura 16. Ubicación geográfica de las estaciones 
climatológicas seleccionadas 
Fuente: Juárez (2007). 
 
 
-98.5 -98 -97.5 -97 -96.5 -96 -95.5 -95 -94.5 -94
17.5
18
18.5
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
 
 35
 
 
Hasta la fecha, hay consenso entre varios autores en cuanto a la influencia del clima sobre 
la frecuencia y la época en que se presenta la EV (Atwill et al., 1993; Vanleeuwen et al., 
1995; Rodríguez et al., 1996; Arboleda y Trujillo, 2002). Al estado de Veracruz se le 
considera una zona endémica de EV, toda vez que la mayor parte de su territorio ofrece las 
condiciones propicias para el mantenimiento y propagación del agente. Sin embargo, se 
carece de información para afirmar los diversos escenarios de ciclos de transmisión que 
podrían presuponerse en función de diferentes especies de vectores y reservorios de los 
virus, aunque de acuerdo con McCluskey et al. (2003b), el escenario de los dos ciclos para 
el serotipo Nueva Jersey del VEV podría suponerse, puesto que este serotipo es el 
predominante en el estado. 
Por otro lado, se ha visto que la lluvia es una factor ambiental importante para el 
desencadenamiento de epidemias de EV, porque los brotes se presentan en periodos secos 
que siguen a épocas lluviosas (Arboleda y Trujillo, 2002). Esta observación es consistente 
con la figura 15, donde se aprecian más focos de EV en octubre, noviembre y diciembre, 
meses menos lluviosos que siguen a los meses de mayor precipitación (julio, agosto y 
septiembre). 
 
Figura 17. Análisis tipo cluster de las variables 
climatológicas y el número de focos de estomatitis vesicular 
en el estado de Veracruz (1996-2002). 
 
Unión Simple
Distancias Euclidianas
Distancia de Unión
Precipitación Acumul
Focos
Precipitación Diaria
Temperatura Máxima 
Temperatura Mínima
Mes
0 200 400 600 800 1000 1200
 
 36
Niveles elevados de precipitación pueden favorecer un aumento en la cantidad de 
reservorios y hospedadores amplificadores, necesarios para que haya brotes de la 
enfermedad. En consecuencia, el aumento enla precipitación incrementaría los sitios de 
reproducción y, por lo tanto, la cantidad de vectores (McCluskey et al., 2003a). 
Juárez (inédito), al analizar los comportamientos de la temperatura y la precipitación 
durante 43 años (1940-2002) en el estado de Veracruz, destaca la posible existencia de un 
aumento en las temperaturas máximas y la precipitación mensual acumulada; de lo que 
puede inferirse que se conservarán las condiciones idóneas para el mantenimiento, incluso 
incremento, de la población de artrópodos transmisores de EV en el estado, dentro de los 
que destacan el género Culicoides y Culex nigripalpus (Hernández et al., 1992). 
También es pertinente apuntar que no es posible validar la información de las bases de 
datos consultadas, aunado a posibles errores al momento de capturar dicha información 
(Thrusfield, 2005). Además, se debe resaltar el imperante problema de la subnotificación de 
las enfermedades de los animales en nuestro país. Pese a que en México la EV es una 
enfermedad de notificación obligatoria inmediata, la realidad es que los productores no 
informan de su presencia, tal vez para evitarse las molestias que implicaría una cuarentena 
o porque se han acostumbrado a “convivir” con la enfermedad. Tampoco está claro qué 
tanto contribuyen a la subnotificación los médicos veterinarios. 
En este trabajo se concluye que la variable climatológica que mejor explicó la presencia de 
focos de EV fue la precipitación, particularmente la PPD, aunque la variable no debe 
considerarse en lo individual, sino como parte de un proceso complejo que contribuye a la 
aparición de la enfermedad, lo que confirma el concepto de interacción y la naturaleza 
multifactorial de la EV. 
En el estado de Veracruz los estudios de enfermedades de la ganadería y el cambio 
climático, como variables interrelacionadas, son incipientes. Sin embargo, el interés 
despertado bajo el marco de vulnerabilidad, adaptación y mitigación de sus efectos, es 
detonante para la búsqueda de relaciones entre esta disciplina emergente, muestra de ello 
son los resultados aquí presentados. 
 37
Percepción y acciones de los productores. Estudio caso de líderes pecuarios 
En cuanto a la percepción y acciones de los productores líderes pecuarios para reducir la 
vulnerabilidad de la ganadería ante el cambio climático, Cervantes et al. (2007), en un 
estudio de caso, señalan: 
1. La mayoría de los productores estarían dispuestos a participar en programas 
dirigidos a mitigar los efectos nocivos del cambio climático sobre sus empresas. 
2. Son los productores que cuentan con empresas consolidadas los que han iniciado 
acciones dirigidas a solventar la fragilidad de las mismas frente al cambio climático. 
3. El resto de los productores (con empresas no consolidadas) deberá ser incluido en 
programas de educación y orientación que propongan las mejores estrategias para 
atender esta situación. 
 
Principales afectaciones del cambio climático sobre la ganadería en el estado de 
Veracruz 
El efecto del medio sobre la composición de los pastos tropicales: contenido de proteína, 
acumulación de la materia seca y la dinámica de “dilución” de la proteína en la 
acumulación de la materia seca, fue evaluado para la región centro de Veracruz, y se 
encontró que la mayor variación de proteína y materia seca, entre cortes, fue en época de 
lluvias de 8.9 a 16%, y de 0.64 a 8.02 t ha-1, y menor en época de secas para la materia seca 
acumulada de 0.48 a 1.63 t ha-1. Valores de proteína con variaciones de 8.38% en época de 
“nortes”, y 9.9% en época de secas. La mayor producción de materia seca con proteínas que 
se registró fue 5.42 t ha-1; la menor “dilución” de las proteínas fue en época de “nortes”, 
dada la menor proporción de biomasa aérea. Debido a la mayor producción de materia seca 
en la época lluviosa, se registra la mayor síntesis de proteína por ha, con 2.45 t d-1, y de 
0.63 y 0.45 t d-1 para las épocas de “nortes” y secas, respectivamente (figuras 18 y19), 
(Juárez-Hernández et al., 2006). En este contexto, la predicción de aumentos en las 
precipitaciones en la región norte y centro del estado podría tener, en el corto plazo, los 
inconvenientes que representan para las instalaciones ganaderas y el ganado mismo el 
aumento de la lluvia (Hernández et al., 2005), pero en el mediano y largo plazo la 
 38
producción de toneladas de carne por hectárea podría verse favorecida debido a un 
mejoramiento cuantitativo y cualitativo en la calidad de los pastos. 
 
 
 
 
 
Figura 18. Condiciones climáticas para la zona centro de 
Veracruz, 2002-2003. Fuente: Juárez-Hernández et al., 2006. 
 
 
 
 39
 
 
El cuadro 7 muestra la población de ganado por especie y por región en el estado. En él se 
puede apreciar que, en términos relativos, la mayor actividad ganadera se localiza en la 
región centro, debido a que en ésta se ubican más UP tecnificadas especializadas en la 
producción de carne a partir de monogástricos (cerdos y aves), ovinos de pelo y cabras; 
dicha región es la principal productora de leche con bovinos especializados y de doble 
propósito, compitiendo con la región sur en el número de cabezas de ganado productor de 
carne; asimismo, las más importantes empresas productoras de miel y productos 
relacionados con ella se ubican en esta región, de la misma manera que en ésta se localiza 
la incipiente —pero de gran importancia económica― industria equina del espectáculo 
deportivo, si bien el mayor número de animales de esta especie se localizan en la región 
sur. 
 
Figura 19. Relación entre la concentración de proteína cruda (%PC) y la 
biomasa aérea, promedio de siete gramíneas forrajeras tropicales, en las tres 
épocas del año: nortes: noviembre 2002-febrero 2003; secas: marzo-mayo 2003; 
lluvias: junio -agosto 2003. Fuente: Juárez-Hernández et al., 2006.
 
 
 40
 
Una primera lectura de este cuadro permite concluir que la mayoría de las inversiones de la 
industria pecuaria estatal —sobre todo aquéllas que tienen objetivos modernizadores— se 
han hecho en la región centro del estado, lo cual ubica a ésta como la más vulnerable desde 
un enfoque económico debido a posibles contingencias naturales generadas por el cambio 
climático; sin embargo, conviene destacar que la región sur está particularmente expuesta a 
sufrir afectaciones en su riqueza biológica, dada la fragilidad de sus ecosistemas, situación 
a la que la ganadería ha contribuido y que, debido a los cambios que se pronostican en la 
composición de la vegetación como efecto del cambio climático, esta región recibiría un 
doble embate: por un lado, la pérdida de sus recursos forestales y, por otro, un aumento en 
la población ganadera gracias al crecimiento de sus fronteras a expensas del deterioro de 
sus bosques. 
 
Conclusiones 
 El efecto del cambio climático sobre la ganadería en el estado de Veracruz no será 
homogéneo, ya que existirán diferencias de acuerdo a la región geográfica. Estas 
diferencias estarán asociadas al tipo de fenómeno climatológico (sequías, lluvias 
torrenciales e inundaciones) y a la susceptibilidad de los componentes que integran 
a las UP (animales, potreros e infraestructura). 
Regiones del estado de Veracruz (miles)
Especies Norte Centro Sur Total 
Bovinos 896 1,065 1,400 3,361 
Porcinos 300 590 267 1,157 
Ovinos 97 156 123 376 
Caprinos 43 83 0 126 
Aves 2,690 10,026 26,580 39,296 
Colmenas 26 40 8 74 
Guajolotes 0 39 41 80 
Equinos 0 37 96 133 
 Fuente: Sagarpa-Distritos de Desarrollo Rural Veracruz (2003). 
Cuadro 7. Inventario ganadero por regiones del estado de Veracruz, según especie 
 
 41
 El análisis de los escenarios muestra que la zona más vulnerable ante el cambio 
climático sería el centro del estado, en tanto que las zonas norte y sur incluso 
podrían resultar beneficiadas. Las alternativas de mitigación, que a la postre 
implicarían adaptabilidad frente a este suceso, deberán sustentarseen el manejo 
holístico de los recursos de las UP. 
 La participación y capacitación de los productores y grupos sociales involucrados es 
prioritaria y determinante para las medidas de mitigación y adaptación del sector de 
estudio. 
 Es incipiente el desarrollo de la investigación del sector ganadero y su relación con 
el cambio climático. 
 Las políticas públicas del sector deberán considerar los hallazgos de la situación 
ganadera actual y los escenarios climáticos futuros, haciendo hincapié en las zonas 
de mayor vulnerabilidad en cuanto a carencia de recursos humanos, económicos y 
mayor pobreza. 
 
 
 42
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Figura 5. 
Tipo de 
pérdidas, 
animales y no 
animales por

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