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La Productividad en México

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INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS 
SUPERIORES DE MONTERREY 
EGAP GOBIERNO Y POLÍTICA PÚBLICA 
CIUDAD DE MÉXICO 
LA PRODUCTIVIDAD COMO AGENTE GENERADOR DE RIQUEZA 
EL CASO MÉXICO 
EGAP~ 
Gobierno y Política Pública 
TECNOLÓGICO DE MONTERREY 
\ ., . rECNOLÓGICO 
:. OE MONTERREY 
Biblioteca 
Camp115 Ctudad de lléxkc' 
Rosa Mariana Vargas Solano 
marianavargas28@gmail.com 
Proyecto de Investigación Aplicada 
Maestría en Estudios Internacionales 
Asesor: Dr. Macario Schettino 
Mayo 2014 
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Resumen 
Introducción 
Marco teórico 
Hacer más con lo mismo 
Indicadores de Productividad 
Índice 
El poder de la productividad de William Lewis 
Capítulo l. Casos prácticos de productividad bajo la teoría de William Lewis 
Economías de ingresos altos 
Estados Unidos de América 
Japón 
Europa 
Economía de ingresos medios 
Corea 
Economías de ingresos bajos 
Brasil 
Rusia 
India 
Capítulo II La productividad en México 
La Productividad como condición necesaria 
Diagnóstico de la Productividad 
Programa para Democratizar la Productividad 
Capítulo 111 
Análisis Comparativo del "Programa para Democratizar la Productividad" 
y la teoría de William Lewis sobre "El Poder de la Productividad" 
Análisis comparativo 
Conclusiones 
Referencias 
1 
2 
3 
6 
9 
12 
17 
27 
35 
39 
45 
51 
54 
58 
59 
62 
72 
83 
87 
Resumen 
Las sociedades con mayor productividad reemplazan inevitablemente a las menos 
productivas (véase Lewis, 2005, p. 15). La productividad es un generador de riqueza y en 
México no se ha podido experimentar. La falta de competencia en el mercado de bienes y 
servicios, las distorsiones que genera un gobierno grande y de elites, la economía informal, 
la falta de capacitación laboral y la poca o nula orientación hacia el consumidor son algunos 
de los factores que impiden que México logre incrementar su productividad y por lo tanto su 
crecimiento económico. 
El actual gobierno de México a través del Plan de Nacional de Desarrollo (PND), propone 
un trascendente "Programa para Democratizar la Productividad" (PDP) el cual al 
implementar objetivos, estrategias y líneas de acción pretende fomentar el incremento en la 
productividad en todos los sectores económicos a nivel nacional. Para poder ampliar la 
perspectiva y sumar estrategias para incrementar la productividad, esta investigación realiza 
un análisis comparativo del "Programa para Democratizar la Productividad" con la 
propuesta del estadounidense William Lewis, sobre el "Poder de la Productividad" a través 
de siete casos prácticos en países que experimentaron crecimientos o redujeron sus niveles 
de productividad en las últimas dos décadas. 
Los resultados muestran que México enfrenta enormes desafios para incrementar su 
productividad, algunas propuestas que surgen de este análisis pueden llegar a romper con 
los esquemas tradicionales de pensamiento; las lecciones de otros países evidencian que sí es 
posible trazar un camino que emplea con más eficiencia a los trabajadores, la infraestructura, 
el capital y las oportunidades de crecimiento. Esta investigación pondera la educación básica 
como importante pero no suficiente para elevar los niveles de productividad, a cambio 
propone fomentar de manera preponderante la capacitación laboral. El gobierno actual y la 
sociedad requieren de un fuerte liderazgo para poner en marcha todas las acciones 
propuestas en el PDP encaminadas a incrementar la productividad en los próximos cinco 
años. Pero será de mucha ayuda aprender de lecciones de otros países para incorporar 
nuevas formas de generar productividad. 
2 
Introducción 
La Productividad es un generador de riqueza. La productividad es hacer más con lo mismo 
o lo mismo con menos, Sencillamente, ser productivo es hacerlo mejor y en México no se 
está haciendo (véase CIDAC, 2011, p. 16). El crecimiento de la productividad es el 
indicador individual más importante sobre la salud de las economías, pues impacta los 
ingresos reales, la competitividad, la inflación, las tasas de interés, las ganancias de las 
empresas y los precios de las acciones en la bolsa (véase The Economist, 2004), es por ello 
que el desafio de la productividad no puede esperar. Mientras México no sea capaz de ser 
más productivo estará condenado a una economía que no crece, y esto hace imposible que se 
resuelvan los problemas más apremiantes como la pobreza o la inseguridad. Si el desarrollo 
es el fin último en la búsqueda del bienestar social, la productividad es una condición 
necesaria y, en algunos casos, suficiente para lograrlo. 
En el índice de productividad México que elabora CIDAC en el 2011 menciona que si se 
toman las tasas de crecimiento de la productividad desde 1991 hasta 2009 en México y se 
suman, se mostrará que la tasa acumulada alcanzó apenas 2.1 %. Esto implica que lo que 
produce un trabajador mexicano en los últimos 18 años ha crecido mínimamente. Hoy un 
australiano puede producir lo mismo que cuatro mexicanos. La productividad ha sido una 
de las variables más afectadas en las crisis económicas que ha sufrido el país (véase CIDAC 
2011, p. 16-17). En su documento "La productividad de México" el CIDAC menciona que 
la crisis de 1994 provocó una caída de 6.5 por ciento en la productividad; y que es a partir de 
esta crisis que el crecimiento de la productividad fue errático, inconsistente e insuficiente. 
También la crisis de 2008 trajo nuevamente retrocesos de la productividad la cual 
disminuyó 1.9 por ciento y 3.8 por ciento en 2008 y 2009, respectivamente. (véase CIDAC, 
2010, p. 4). 
Las causas de esta baja productividad que afectan a México son múltiples y variadas. Los 
altos índices de informalidad protegen a las empresas pequeñas e ineficientes de la 
competencia de compañías mejores y más productivas. Algunas políticas sociales 
concebidas con las mejores intenciones terminan produciendo resultados no intencionales en 
cuanto a productividad porque, en realidad, desplazan cada vez a más trabajadores hacia 
3 
actividades de baja productividad. La falta de infraestructura, de capacitación laboral, los 
regímenes tributarios discriminatorios, la falta de innovación y las políticas de desarrollo 
productivo insuficiente o pobremente diseñada, por último la falta de una cultura de servicio 
hacia el consumidor. 
Ante estos bajísimos resultados de la productividad en México el gobierno federal desarrolló 
una estrategia transversal 2013-2018 a través del Programa para Democratizar la 
Productividad (véase SHCP, 2013), el cual coordinará las acciones de gobierno 
encaminadas a llevar a cabo políticas públicas que eliminen los obstáculos que limitan el 
potencial productivo de los ciudadanos y las empresas; incentivar entre todos los actores de 
la actividad económica el uso eficiente de los recursos productivos; y analizar de manera 
integral la política de ingresos y gastos públicos para que las estrategias y programas del 
gobierno induzcan la formalidad. 
Estados Unidos tiene más de 20 años realizando investigaciones sobre productividad a nivel 
mundial, los más destacados son las que realizó la empresa estadounidense McKinsey 
Global Institute entre los años 80 y 90. Es a partir de aquí que William Lewis escribe su 
libro en el año 2004 The Power of Productivity: Wealth, Poverty and the Threat to Global 
Stability. En medio de las habituales discusiones con relación al crecimiento, la 
competitividad, la estabilidad macroeconómica y la crisis del capitalismo, Lewis, alejándose 
un poco de los paradigmas actuales, sostiene que la pobreza no se superará con ninguna de 
las recetas convencionales, como podría ser las mejoras en infraestructura, tecnología, 
mercados de capitales, educación y salud. La propuesta de William Lewis es simple: "El 
progreso económico depende del incremento en productividad. Y para que ello se dé, se 
requiere competencia. Cuando las políticas degobierno limitan la competencia, las empresas 
más eficientes no logran reemplazar a las menos eficientes; el crecimiento disminuye y la 
pobreza se perpetúa en las naciones" (véase Salt, 2010, p. 1). 
Este trabajo de investigación descriptivo-comparativo, tiene como objetivo encontrar las 
acciones, estrategias o líneas de acción que pudieran adherirse al Programa para 
Democratizar la Productividad del gobierno federal, las cuales incrementen el potencial de 
crecimiento de la productividad a nivel nacional. Estas propuestas tendrán como punto de 
4 
referencia la teoría de William Lewis acerca del poder de la productividad. Finalmente se 
podrá comprobar que la productividad es un generador de riqueza. 
Posterior a la descripción del marco teórico donde se explica la teoría de William Lewis, 
este trabajo de investigación se divide en tres capítulos, el capítulo I desarrolla casos 
prácticos de países que fueron evaluados durante 1 O años para comprender el origen de sus 
resultados en productividad, esto dará evidencia de la importancia de la productividad para 
el crecimiento económico de un país. El capítulo II describe la situación de la productividad 
en México, desglosando las tasas de crecimiento y un diagnostico en general. Posterior se 
describe el Programa Democratizador de Productividad (PDP) para conocer sus objetivos, 
estrategias y líneas de acción para alcanzar sus metas sobre productividad a nivel nacional. 
Por último, el capítulo III realiza el análisis comparativo entre el PDP y la teoría de William 
Lewis sobre el poder de la productividad en donde se exponen las propuestas finales de esta 
investigación con respecto a mejorar los niveles de productividad en México y se finaliza 
con las conclusiones de esta investigación. 
5 
Marco Teórico 
Hacer más con lo mismo 
En 1990, Paul Krugman1 declara en su libro The Age of Diminished Expectations: "La 
productividad no lo es todo, pero en el largo plazo lo es casi todo; la habilidad de un país 
para mejorar su nivel de vida a través del tiempo depende casi exclusivamente de su 
capacidad para aumentar su producción por trabajador" (véase Krugman, 1990, p. 11). 
También menciona que aunque sea obvia la gran importancia de la productividad, mucha 
gente no lo sabe y, peor aún, cree que la productividad sólo ayuda para ser competitivos a 
nivel internacional 
La productividad es una medida de la eficiencia con que se utilizan y combinan los factores 
productivos y los insumos para producir una determinada cantidad de bienes y servicios. Un 
incremento de la productividad implica que se logra producir más con la misma cantidad de 
factores e insumos, o bien, que éstos se requieren en menor cantidad para producir el mismo 
volumen de producto. 
En la medida en que se mejora la eficiencia en el uso de los factores de la producción, existe 
la posibilidad de aumentar tanto los ingresos del capital como las remuneraciones de los 
trabajadores, empresas, etc. Es por ello que se vuelve necesario conocer y cuantificar el 
comportamiento de la productividad tanto del capital como de la parte laboral, esta última 
muy importante. La productividad tiene una importancia fundamental para la generación de 
riqueza de la sociedad, así como para alcanzar incrementos sostenidos del ingreso y del 
bienestar de la población. 
Una condición necesaria para la óptima toma de decisiones de los agentes económicos que 
inciden en el mejoramiento de la aplicación de los recursos, así como para formular y 
evaluar las políticas públicas destinadas al mismo propósito, es contar con información 
1 Paul Krugman, es profesor de economía y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton, así como 
columnista del New York Times y ganador del Premio Nobel de Economía en 2008. 
6 
adecuada para medir la productividad tanto a nivel de la empresa como de las industrias 
específicas y del país en su conjunto. 
Una medición de la productividad, en sentido amplio, requiere cuantificar, por un lado, el 
volwnen de producto de una línea de producción, a nivel de empresa, industria y país, y por 
el otro, la magnitud de los inswnos y factores que se combinan para producirlo: trabajo, 
capital físico y capital hwnano. Los recursos físicos incluyen equipo, infraestructura, 
inventarios y tierra, mientras que el capital hwnano se refiere al grado de calificación de la 
mano de obra. Incluso, otras definiciones más elaboradas de productividad buscan 
incorporar también insumos adicionales, como energía, materiales y servicios (véase INEGI, 
2013, p. 9). 
La productividad se considera una fuente clave para el crecimiento económico y la 
competitividad y, como tal, es fuente de información estadística básica para muchas 
comparaciones internacionales y evaluaciones de desempeño de un país. Por ejemplo, los 
datos de productividad se utilizan para investigar el impacto de los productos y las 
regulaciones del mercado laboral en los resultados económicos. El crecimiento de la 
productividad es un elemento importante para proyectar la capacidad productiva de una 
economía: permite a los analistas determinar la capacidad utilizada, y ésta, a su vez, ayuda a 
estimar o medir la posición de la economía dentro del ciclo económico, también es útil para 
pronosticar el crecimiento económico; además, la capacidad de producción se utiliza para 
evaluar la demanda y las presiones inflacionarias (véase OCDE, 2008). 
Propósito y medición de la productividad 
Hay diferentes formas de medir la productividad, y la elección de la manera en que se haga 
depende del propósito de la medición de la productividad y/o de la disponibilidad de datos. 
Según la OCDE,2 una de las medidas más utilizadas es el producto interno bruto (PIB)3 por 
hora trabajada. Esta medida refleja la mano de obra utilizada en vez de la producción total 
por trabajador (véase OCDE, 2008) y como comenta Macario Schettino "aunque esta 
medición no es exactamente la productividad, se le parece mucho" (véase Schettino, 2012 
2 La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) agrupa a 34 países miembros y su 
misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del 
mundo. (Véase OCDE, 2013) 
3 El Producto Interno Bruto es el valor total de la producción de bienes y servicios finales generados dentro del 
territorio nacional durante un cierto periodo de tiempo. 
7 
p. 1 ). Generalmente la fuente de información para el total de horas trabajadas es la base de 
datos de la OCDE,4 aunque para algunos otros países tienen que ser utilizadas otras fuentes. 
A pesar de los avances y los esfuerzos en este ámbito, la medición de las horas trabajadas 
todavía sufre de una serie de problemas estadísticos, y los diferentes conceptos y estadísticas 
base que se utilizan en los países pueden dificultar la comparación internacional. También la 
medición de la mano de obra deberá tener en cuenta las diferencias en el nivel de habilidades 
y experiencia de los trabajadores. A partir de estas diferencias, la OCDE ha realizado ajustes 
a sus mediciones sobre mano de obra utilizada. 
Los objetivos de la medición de la productividad incluyen: tecnología, que traza el camino 
del cambio técnico en nuevos productos (avances en nuevos diseños y calidad en bienes de 
capital e insumos intermedios de la producción) o bienes intangibles (resultados científicos, 
nuevas técnicas organizacionales, etc.); aun con la frecuente asociación de la tecnología con 
la medición de la productividad, el vínculo no es directo. Otro objetivo es la eficiencia, la 
cual Diewert y Lawrence definen desde un análisis de ingeniería, donde la producción 
alcanzada ha sido la máxima posible con la tecnología actual y dada una cantidad fija de 
insumos que pueden ser utilizados en un periodo de tiempo (Diewert y Lawrence , 1999, p. 
162). Otro objetivo es el ahorro en los costos reales, que de una forma pragmáticase 
describe como la esencia de la medición en la productividad. Existe una gran variedad de 
fuentes detrás del crecimiento de la productividad, las cuales marcan los ahorros en los 
costos reales. En este sentido, la medición de la productividad en la práctica debería ser vista 
como un buscador para identificar ahorros de costos en la producción. (véase OCDE, 2001, 
p. 11). 
Otro objetivo de la medición de la productividad es su uso como punto de referencia dentro 
del proceso de producción específico por industria, pues ayuda a identificar ineficiencias y 
proporciona mediciones que se pueden comparar entre las empresas. Por último, la medición 
de la productividad es un elemento clave para la evaluación de la calidad de vida, un 
ejemplo sencillo es el ingreso per cápita, probablemente la medición más común sobre los 
estándares de vida. El ingreso de una persona dentro de una economía varía directamente 
con la medición de productividad laboral y el valor agregado por hora trabajada; en este 
sentido, la medición de la productividad laboral ayuda a entender mejor el desarrollo en los 
4 Los datos son proporcionados por la OCDE en su base de datos "Annual National Accounts". Se encuentra 
en: http://www.ocde.org/std/na/ 
8 
niveles de vida (véase OCDE, 2001, p. 12). La productividad laboral es una medición muy 
útil, que se relaciona con el factor más importante de producción, es intuitiva y 
relativamente fácil de medir. 
Mientras no haya un desacuerdo en la noción general de productividad ( entendida como la 
relación entre el volumen producido y el volumen de los recursos utilizados), la literatura 
sobre productividad y sus mediciones revela rápidamente que no hay una sola propuesta 
para una sola medición de productividad. 
Indicadores de productividad 
Técnicamente, los indicadores de productividad se pueden construir a varios niveles de 
desglose. Se pueden medir tomando en cuenta factores productivos tales como el trabajo, la 
tierra, la maquinaria y equipo, y la capacidad empresarial o bien a partir de las diversas 
actividades económicas que se desarrollan en un país. 
Tomando en cuenta los factores de la producción, los indicadores de productividad que se 
pueden generar son: a) la Productividad Total de los Factores (PTF), que mide la 
participación conjunta de los factores productivos en el volumen de la producción y b) los 
indicadores parciales de productividad, los cuales en su construcción sólo consideran 
algunos de los factores productivos, siendo los más comúnmente utilizados los que miden la 
productividad del trabajo o del área laboral y el de la productividad del capital. Por su parte, 
la PTF ayuda a entender a detalle las contribuciones directas de mano de obra, capital, 
insumos intermedios y tecnología, pues es una importante herramienta que revisa los 
patrones de crecimiento del pasado y evalúa el potencial de crecimiento económico del 
futuro (véase INEGI, 2003, p. 24). 
La PTF también mide la eficiencia con la cual se transforman los factores de producción en 
el producto final. Esta medida de la productividad incluye un componente tecnológico y 
tiende a aumentar a medida que se expande la frontera tecnológica y surgen y se adoptan 
nuevas tecnologías e ideas, aunque también incide en ella la eficiencia con la que operan los 
mercados y los servicios públicos que les sirven (véase BID Productividad Agregada, 2010, 
p. 32). 
9 
En lo que se refiere al desglose por actividades económicas, los indicadores de 
productividad pueden ser calculados para la economía en su conjunto o para cada uno de los 
sectores de actividad (manufactura, servicios, comercio, transporte, etc.) o para cada división 
de la industria manufacturera (alimentos, bebidas y tabaco; textiles, madera, papel, etc.). Los 
indicadores de productividad también pueden ser calculados en cualquier empresa o 
establecimiento que realice alguna actividad económica. 
Un desafio para el desarrollo 
Como se explicaba al principio, el crecimiento de la productividad es el indicador individual 
más importante sobre la salud de las economías, pues impacta los ingresos reales, la 
competitividad, la inflación, las tasas de interés, las ganancias de las empresas y los precios 
de las acciones en la bolsa (véase The Economist, 2004). Todos estos factores son clave para 
el desarrollo de un país, y por lo tanto del bienestar de la población, ya que el desarrollo se 
traduce como "vivir mejor", y no sólo como "tener más", como indica el crecimiento. 
Amartya Sen5 afirma que el desarrollo es precisamente la posibilidad de que las personas 
puedan usar sus capacidades, lo que va más allá de simplemente lo básico, y cubre en gran 
medida lo que John Rawls6 propone en materia de justicia (véase Schettino, 2002). 
Mientras México no sea capaz de ser más productivo estará condenado a una economía que 
no crece, lo que hace imposible que se resuelvan los problemas más apremiantes, como la 
pobreza o la inseguridad. Si el desarrollo es el fin último en la búsqueda del bienestar social, 
la productividad es una condición necesaria y, en algunos casos, suficiente para lograrlo 
(véase CIDAC, 2011, p. 12). 
Es por ello que el desafio de la productividad no puede esperar. Millones de personas 
padecen limitaciones que podrían resolverse si se emplearan mejor los recursos que existen 
en sus propios países. Millones de trabajadores están condenados a empleos de baja 
productividad que no pagan lo suficiente para sacarlos, a ellos y a sus familias, de la 
5 Es profesor en Thomas W. Lamont University y también profesor de economía y finanzas en Harvard 
University y fue hasta el 2004 profesor en Trinity College, Cambridge. Anteriormente fue profesor de 
economía en la Universidad Jadavpur Calcuta, la Escuela de Economía de Delhi, y la London School of 
Economics. (Harvard University, 2013) 
6 La teoría de la justicia de John Rawls, al hablar de los bienes básicos, se refiere a contar con derechos y 
libertades esenciales; libertad de desplazamiento y libre elección de ocupación en un marco de diversas 
oportunidades; a que el poder y las prerrogativas de los cargos de responsabilidad en las instituciones políticas 
y económicas de la estructura básica estén claramente definidos; a contar con ingreso y riqueza, y a la 
existencia de bases sociales de autorrespeto (Femández Santillán, 2010) 
10 
pobreza. Hace más de un decenio, América Latina era pionera en el lanzamiento de una 
nueva generación de programas de lucha contra la pobreza por medio de transferencias de 
ingresos vinculadas a inversiones en el capital humano de familias pobres. Estos programas 
han tenido un impacto positivo, pero por sí mismos no pueden alcanzar el objetivo central de 
ofrecer a los trabajadores menos afortunados una remuneración más alta en virtud de un 
mayor ingreso en lugar de hacerlo a partir de transferencias del presupuesto nacional. A 
menos de que aumente la productividad, los niños y jóvenes de escasos recursos que 
actualmente se benefician de estos programas serán más sanos y más instruidos que sus 
padres cuando se incorporen a la fuerza de trabajo, aunque existe una gran probabilidad de 
que sigan en las mismas condiciones que sus padres. 
La productividad de América Latina asciende a cerca de la mitad de su potencial, y no se 
está poniendo a la par de la frontera de productividad. Desde un contexto comparativo 
mundial, el crecimiento lento de América Latina se debe a su crecimiento también lento de 
la productividad. En una región que necesita crecer imperiosamente, una prioridad 
fundamental para el desarrollo es diagnosticar las causas de su débil productividad y 
atacarlas de raíz (véase BID, 2010, p. 9). 
Las causas de la baja productividad que afectan a América Latina son múltiples y variadas. 
Los altos índices de informalidad protegen a las empresas pequeñas e ineficientes de la 
competencia de compañías mejores y más productivas.Algunas políticas sociales 
concebidas con las mejores intenciones terminan produciendo resultados no intencionales en 
cuanto a productividad porque, en realidad, desplazan cada vez a más trabajadores hacia 
actividades de baja productividad. Los altos costos del transporte, la falta de crédito, la 
volatilidad macroeconómica, los regímenes tributarios discriminatorios, la falta de 
innovación y las políticas de desarrollo productivo insuficientes o pobremente diseñadas son 
todos factores que han tenido que ver con el retraso del crecimiento de la productividad en la 
región. 
Cinco años después del inicio de la cns1s financiera, la economía mundial sigue 
debatiéndose en dificultades. Los países en desarrollo continúan siendo el principal motor 
del crecimiento internacional, aunque su producto ha perdido impulso. Para retomar el nivel 
de crecimiento previo a la crisis, estas naciones una vez más deben poner énfasis en políticas 
11 
de fomento de la productividad interna. Y si bien las naciones de ingreso alto continuarán 
enfrentando problemas debido a la restructuración y la consolidación fiscal, la situación 
debería aligerarse levemente para permitir una lenta aceleración del crecimiento en los 
próximos años (véase World Bank, 2013, p. 1). 
Ante esta situación no es posible garantizar el crecimiento sólido de los países en desarrollo 
bajo este entorno externo durante los próximos años. Para crecer rápido, las economías en 
desarrollo deberán mantener el impulso reformador que sentó las bases de su crecimiento 
acelerado durante los años 90 y 2000. A falta de medidas adicionales para mejorar la 
productividad con reformas estructurales, inversión en capital humano, mejor gobierno y 
condiciones de inversión, incluso es probable que el crecimiento de estas economías 
disminuya su ritmo (véase World Bank, 2013, p. 3). Las soluciones internas son 
fundamentales para el crecimiento futuro; los países en desarrollo tienen que poner más 
atención a los desafios internos y buscar soluciones internas para impulsar el crecimiento, la 
productividad, competitividad y el empleo. 
Es relativamente fácil identificar las trabas del crecimiento de la productividad, pero es 
mucho más dificil diseñar y poner en práctica un conjunto coherente de políticas para 
desencadenar el potencial productivo de un país. Sin embargo, existe una propuesta 
interesante sobre productividad del autor William Lewis 7, desarrollada tras 12 años de 
investigación a nivel mundial a través del McK.insey Global Institute (MGI), la cual se 
describe a continuación. 
El poder de la productividad de William Lewis 
Después de la Segunda Guerra Mundial, una gran variedad de instituciones internacionales 
(Naciones Unidas, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, y una gran cantidad de 
organizaciones gubernamentales y no gubernamentales) fueron creadas entre otras cosas 
para mejorar los niveles de pobreza en el mundo. Se llegó a declarar que las mejoras en los 
sectores de infraestructura, tecnología, mercados de capital, educación y salud eliminarían 
las diferencias marcadas entre las naciones más ricas y las más pobres. Cincuenta años y 
miles de millones de dólares más tarde, se ha demostrado que estaban equivocados. 
7 William W. Lewis fue socio en McKinsey & Company por 20 ai'ios y Director fundador del McKinsey Global 
Institute. También ocupó varias posiciones en el Departamento de Defensa y Energía de Estados Unidos y 
también trabajó en el Banco Mundial por 4 ai'ios a principio de su carrera. Sus trabajos han aparecido en el 
Wall Street Journal, el New York Times y en la revista Economist. (véase Lewis, 2004, contraportada) 
12 
A principios de la década de 1990, la caída de la Unión Soviética precipitó una nueva 
sabiduría convencional: el "Consenso de Washington", el cual se centró en gran medida en 
las políticas macroeconómicas y microeconómicas, como son el tipo de cambio flexible, 
baja inflación, superávit fiscal, liberalización de precios, privatizaciones, gobierno 
corporativo y buena regulación de mercados. Esta reforma del mercado se extendió por el 
mundo, incluyendo países como Argentina, Brasil, India, México, Nueva Zelanda, Polonia y 
Rusia. La mayoría de ellos creía que estaban haciendo prácticamente todo lo necesario para 
provocar un rápido crecimiento, pero, una vez más, los resultados fueron decepcionantes. A 
finales de la década de 1990, la mayoría de las tasas de crecimiento de estos países habían 
regresado a niveles tan bajos que el perfil del panorama económico mundial no cambiaba en 
absoluto. Hoy en día más de 80 por ciento de la población mundial todavía sobrevive con 
menos de un cuarto de los ingresos medios que tienen los países ricos, igual que hace 50 
años (véase Lewis, 2004, págs. 1-2). 
Este fracaso es preocupante porque significa que los países pobres de hoy en día 
probablemente seguirán en su misma condición dentro de 20 años. El desarrollo económico 
es un proceso lento. Incluso si los países pobres crecieran a un ritmo extraordinario de 7 por 
ciento anual, les tomaría 50 años alcanzar los niveles de los países más ricos. Al ritmo 
actual, se tardarían un par de siglos en lograrlo, si es que alguna vez lo hicieran. 
Para hacer aún más claro el panorama: Para el año 2000 de los 6 mil millones de habitantes 
en el mundo, 800 millones vivían en el más alto nivel económico y residían en sólo 18 
países, la mayoría en Europa y América del Norte, con un PIB per cápita entre los $25,000 y 
$35,000 dólares por año. Cinco mil millones de personas vivían en 111 países en niveles de 
pobreza con un PIB per cápita de $8,000 dólares o menos. Sólo 340 millones de personas, o 
sea 5% de la población, vivían en medio de estos dos niveles con un ingreso medio y un PIB 
per cápita entre 25 y 70 por ciento del PIB per cápita de Estados Unidos, esto incluye 25 
países (véase Lewis, 2004, p. 1 ). 
Esta desigualdad entre los países ricos y los países pobres es un serio problema dificil de 
resolver. La pobreza crónica de muchos países afecta más allá de ~us fronteras, amenazando 
13 
la estabilidad global; el problema de la inmigración se vuelve insostenible y algunos países 
buscan el poder y la influencia a través de actos políticos y de terrorismo. 
William Lewis menciona que las soluciones convencionales han fracasado porque no 
abordan las causas reales de la pobreza persistente. Los análisis económicos se han realizado 
a nivel agregado, y no ha sido suficiente (véase Lewis, 2004, p. 3). El autor explica a través 
de una analogía sobre el universo, que es como si se quisiera entenderlo y conocerlo sólo a 
través de los telescopios, cuando en la actualidad, los mayores avances han venido del 
estudio de la interacción de las partículas más pequeñas que lo conforman (véase Lewis, 
2004, p. 8). En materia de economía, es necesario entender por qué las empresas 
individuales funcionan y cómo lo hacen, ya que son la fuente esencial de crecimiento y 
creación de empleos. La mayoría de los economistas no se dan el tiempo ni poseen los 
recursos que se requieren para buscar, a detalle, la forma en la que una economía de un país 
funciona. Se basan, en cambio, en grandes bases de datos nacionales y herramientas 
econométricas complejas. 
Desde 1990, McKinsey Global Institute8 ha llevado a cabo una serie de estudios sobre 
productividad en industrias de todo el mundo para descubrir los obstáculos en gestión de 
"mejores prácticas" y de tecnología, lo que determina por qué la productividad es a menudo 
menor a las expectativas. William Lewis sintetiza los hallazgos y ofrece su análisis sobre 
cómo la productividad (y el nivel de vida) puede elevarse en los países en desarrollo. 
Después de 12 años de estudios y de análisis sectoriales en diversos países,9 en el año 2004 
William Lewis publicó su libro The Power of Productivity: Wealth, Poverty and the Threat 
to Global Stability. Hoy, en medio de lashabituales discusiones con relación al crecimiento, 
la competitividad, la estabilidad macroeconómica y la crisis del capitalismo, Lewis, 
alejándose un poco de los lugares comunes, sostiene que la pobreza no se superará con 
ninguna de las recetas convencionales, que van desde las recomendaciones de mejoras en 
infraestructura, tecnología, mercados de capitales, educación y salud. 
8 Consultora global que se focaliza en resolver problemas concernientes a administración estratégica. Trabaja 
ofreciendo sus servicios a las compañías más grandes del mundo, gobiernos e instituciones. Es globalmente 
reconocida como la empresa consultora más prestigiosa en el mundo y ha producido proporcionalmente más 
CEO's en empresas de gran escala que ninguna otra empresa en el mundo. (véase McKinsey&Company, 2013) 
9 Los países que incluye el análisis son Australia, Alemania, Brasil, Estados Unidos, Francia, Holanda, India, 
Japón, Corea, Polonia, Reino Unido, Rusia y Suiza. 
14 
La propuesta de William Lewis es simple: "El progreso económico depende del incremento 
en productividad. Y para que ello se dé, se requiere competencia. Cuando las políticas de 
gobierno limitan la competencia, las empresas más eficientes no logran reemplazar a las 
menos eficientes; el crecimiento disminuye y la pobreza se perpetúa en las naciones" (véase 
Salt, 201 O, p. 1 ). 
Para explicar el nivel de riqueza generado (PBI per cápita) es fundamental medir la 
productividad de los trabajadores en cada país en sus industrias más relevantes (las que más 
empleo generan) y ver sus determinantes. Y ello implica ir más allá de la evaluación de 
políticas macroeconómicas generales para adentrarse en normas de zonificación, regulación 
de inversiones, aranceles y códigos tributarios. 
Para la revista peruana Negocios Internacionales, Lewis se atreve a cometer la herejía de 
sostener que la educación no es determinante en la capacidad para generar riqueza y que 
ésta, en términos de incremento de productividad, puede ser reemplazada por entrenamiento 
laboral. También rechaza que las restricciones de capital de inversión inhiban el crecimiento, 
pues allí donde las empresas se organicen adecuadamente, logrando elevar la productividad, 
vendrán los capitales a la búsqueda de mayores rendimientos (véase Negocios 
Internacionales, 201 O). 
Finalmente, el concepto clave es la competencia en los mercados de productos: la 
competencia hace que las empresas más productivas ganen participación de mercado. Y eso 
beneficia al consumidor. 
Desafortunadamente, los gobiernos suelen introducir distorsiones que impiden que esto 
suceda, protegiendo determinado tipo de industria (vía eliminación de competencia externa) 
o exigiendo permisos limitantes o prohibiciones que protegen a unos pocos. Muchas veces 
los gobiernos distorsionan simplemente subsidiando a los menos productivos, que sólo por 
ello permanecerán en el mercado impidiendo el ingreso de industrias más eficientes. El 
análisis de productividad nos obligaría a reemplazar estas medidas de subsidio que 
perpetúan la baja productividad por medidas que promueven la competencia, benefician al 
consumidor, aumentan los ingresos de los trabajadores y reducen la pobreza (véase 
Negocios Internacionales, 2010, p. 1). 
15 
Para el desarrollo de esta investigación será de utilidad establecer las diez conclusiones a las 
que el autor llega en este estudio, las cuales el Dr. Schettino resume de la siguiente forma: 1) 
Es necesario hacer estudios sectoriales para entender el desempeño económico; 2) las 
diferencias en los mercados de productos son más importantes que las que existen en 
mercados de capital y trabajo; 3) el Consenso de Washington menospreció la competencia 
económica, y por ello no ha dado los resultados esperados; 4) la educación, por el contrario, 
ha sido sobreestimada, y su impacto en la productividad no es tan relevante; 5) lo mismo 
ocurre con la inversión, que no provoca crecimiento, al revés: es el desempeño de la 
economía lo que atrae la inversión; 6) las medidas sociales de los gobiernos distorsionan la 
economía y reducen la generación de riqueza, hay que escoger entre ellas; 7) los gobiernos 
grandes destruyen la economía; 8) las élites son responsables de la existencia de esos 
gobiernos grandes, porque de ahí extraen beneficios para ellos; 9) la inversión extranjera 
debe ser promovida y no obstaculizada; 1 O) lo más importante en la economía no es la 
producción, sino el consumo (véase Schettino, 2012, p. 2). 
La comprensión de la economía a través de este estudio viene desde una perspectiva de 
"abajo hacia arriba" en comparación con el enfoque macroeconómico de costumbre que es 
de "arriba hacia abajo": una mirada de lo fundamental en vez de una vista desde lo alto. 
Existen pocas dudas acerca de la importancia de la productividad en el desempeño 
económico de un país. Más allá de los debates académicos, entender los determinantes de la 
productividad se ha convertido en una necesidad. El siguiente capítulo revela las evidencias 
a través de casos prácticos que argumentan las conclusiones anteriores, las cuales nos 
guiarán hacia propuestas específicas que contribuyan o complementen el Programa para 
Democratizar la Productividad que el actual gobierno federal implementó a través del Plan 
Nacional de Desarrollo, el cual tiene como objetivo mejorar la productividad de México. 
16 
Capítulo I 
Casos prácticos bajo la teoría de productividad de William Lewis 
Economías de ingresos altos 
Estados Unidos de América 
Alta productividad 
Durante medio siglo el incremento en el trabajo y en la productividad ha tenido una fuerza e 
impulso para el crecimiento de Estados Unidos. En el caso de la mano de obra, ésta creció 
rápidamente con la llegada de la generación post-guerra de baby-boomers10 a la actividad 
laboral. Como resultado, el trabajo contribuyó al crecimiento del PIB 11 en 1.6 por ciento 
anual desde 1960. Al mismo tiempo, la productividad creció a una tasa anual promedio de 
1. 7 por ciento como resultado de la evolución en los negocios y el surgimiento de nuevas 
tecnologías. Juntos, contribuyeron al fuerte crecimiento anual del PIB del 3.3 por ciento en 
proporciones casi iguales (véase McKinsey Global Institute, 2011, p. 1). 
Cuando los baby-boomers lleguen a su etapa de jubilación y las muJeres busquen su 
estabilidad retirándose del mundo laboral, la economía de Estados Unidos recibirá 
significativamente menor incremento en la fuerza de trabajo, y por lo tanto tendrá que 
depender cada vez más de las ganancias de la productividad para impulsar el crecimiento. 
En la primera década del siglo XXI, las ganancias de productividad contribuyen con el 80 por 
ciento del crecimiento total del PIB, frente al 35 por ciento en la década de 1970. La 
expectativa es que esta tendencia de tener una mayor dependencia de la productividad para 
el crecimiento del PIB se mantenga. 
El PIB y el incremento en la productividad son y han sido vitales para la competitividad de 
Estados Unidos asegurando que siga siendo un lugar atractivo en el que las empresas puedan 
operar, invertir y expandirse. Las fortalezas de la competitividad en Estados Unidos han sido 
10 Baby boomer es un término usado para describir a las personas que nacieron durante el baby boom (un 
inusual repunte en la tasa de natalidad), que sucedió en algunos países anglosajones en el periodo momentáneo 
y posterior a la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1940 y fines de la década de los 1960. 
11 El PIB por hora es un indicador general de la productividad, mientras que el PIB per cápita es un indicador 
de la riqueza general de un país. Los aumentos en la productividad indican un potencial de aumento en la 
calidad de vida de un país. En general, desde 1970, la productividad y la riqueza han tendido a crecer juntas 
(véase Lewis W., 2004, pág. 1). 
17 
el rápido ritmo de la innovación económica, el crecimiento de la productividad,así como la 
expansión y dinamismo del gran mercado interno. Estados Unidos ha liderado a los países 
desarrollados en términos del desempeño de la productividad. 12 En las últimas dos décadas, 
mientras que la economía de Estados Unidos estaba dando un crecimiento sólido en 
productividad del 1. 7 por ciento anual, el crecimiento de la productividad de la Unión 
Europea y Japón fue del 1.4 por ciento y 1.2 por ciento respectivamente. Para 2008 la 
productividad laboral en Estados Unidos era 1.23 veces la productividad de Europa y 1.38 
veces la de Japón (véase McKinsey Global Institute, 2011, p. 3). 
Para dejar más en claro, la alta productividad laboral en Estados Unidos en la década de los 
70 se generaba en promedio un ingreso de 15.40 dólares por hora trabajada per cápita, y se 
trabajaba un promedio anualizado de 1,860 horas per cápita; 20 años más tarde, los números 
crecieron en un 51 por ciento en ingreso con un promedio de 18.84 dólares por hora 
trabajada per cápita y un total en promedio de 1,835 horas trabajadas per cápita anuales, lo 
cual representó una disminución en las horas trabajadas del 1.35 por ciento. Del 2000 al 
201 O el ingreso per cápita casi se duplica en comparación con los años 70, quedando en 
24.54 dólares, así como las horas trabajadas anuales per cápita que sumaron 1,801 horas en 
promedio, lo cual representa una reducción del 3 .15 por ciento con respecto a los años 70 
(véase Schettino, 2013). 13 
A nivel mundial, la tendencia del número de horas que se dedican al trabajo ha ido a la baja, 
pero Estados Unidos ha tenido una combinación equilibrada entre mayor ingreso y menor 
número de horas trabajadas, esto en comparación con Francia o Japón, que han disminuido 
considerablemente sus horas laborales, pero el ingreso, aunque ha ido en aumento, no 
alcanza los niveles de Estados Unidos. 
Los 90, una década muy productiva 
En la segunda mitad de los años noventa, la tasa de crecimiento de productividad en Estados 
Unidos creció casi el doble en comparación con la tasa de crecimiento de los últimos 25 
años. Lo más notable de estos resultados en la economía estadounidense ha sido su constante 
estabilidad. Para cada una de las últimas tres décadas, el promedio anual en la tasa de 
12 Desde 1995, McKinsey Global Institute ha realizado análisis comparativos sobre productividad a nivel 
industria en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Para más infonnación véase: 
www.mckinsey.com/insights/mgi.aspx 
13 Base de datos de OCDE, análisis estadístico por Macario Schettino, conclusiones propias. 
18 
crecimiento del PIB per cápita ha sido exactamente de 1.7 por ciento por año. En contraste, 
para Japón la tasa correspondiente de crecimiento fue de 4.3 por ciento en los años 70; 3.4 
por ciento en los 80 y 0.6 por ciento en los 90. Los números de Francia fueron 2.6 por 
ciento, 1.7 por ciento y 0.7 por ciento. Para la unificada Alemania su crecimiento fue de 0.7 
por ciento en los 90. El PIB per cápita de Estados Unidos estaba de 25 a 30 por ciento arriba 
que Japón y Alemania. 
La respuesta a este alto crecimiento en Estados Unidos es la alta productividad de capital, la 
cual generó un retorno de inversión financiera en el país que significó un incremento del 20 
por ciento en la acumulación de riqueza per cápita en el país. A finales de los 90, los 
comentarios pesimistas sobre la economía de Estados Unidos se volvieron positivos sobre la 
perspectiva que se tenía con base en resultados fundamentados en una economía que estaba 
superando las tasas de crecimiento de los últimos 25 años, la cual no se originó de los ciclos 
económicos o fluctuaciones estadísticas, según William Lewis (véase Lewis, 2004, p. 80). 
Para ese momento, todo mundo decía que Estados Unidos tenía una "nueva economía" 
generada por la tecnología (computadoras e internet); se creía así, ya que el incremento en la 
inversión de tecnologías de la información creció a partir de 1995 del 11 al 20 por ciento. 
Pero no necesariamente el incremento en la inversión tecnológica dará como resultado un 
incremento en la productividad, más bien depende de cómo es utilizado el capital y de la 
productividad laboral principalmente (véase Lewis, 2004, págs. 82-84). 
Este incremento en la productividad en la segunda mitad de los años 90 provino sólo de 6 
sectores industriales de un total de 60, generando casi el 75 por ciento del crecimiento del 
PIB. Estos seis sectores son: minoristas, mayoristas, sistemas de seguridad, 
microprocesadores, ensamble de computadoras y teléfonos celulares. Cada uno de los 
sectores por separado no representaría un incremento en la productividad, pero tomándolos 
en conjunto explican el crecimiento en la productividad de Estados Unidos. Estos sectores 
venían con una tendencia de crecimiento, sin embargo presentaron una alta productividad y 
un incremento en la contratación de personal. 
Estos saltos en la productividad son necesariamente asociados con los efectos de la 
innovación, que significa mejores productos y servicios y mejores procesos para producirlos. 
19 
De estos saltos en la productividad, los sectores que sí eran "nuevas economías" fueron la 
seguridad en línea y los teléfonos celulares. Pero el sector más sorprendente fue el de los 
microprocesadores, que no creció por la innovación tecnológica, sino que fue resultado de la 
tradicional competencia microeconómica en el mercado. Cuando Intel fue retada por su 
competencia, sacó una nueva línea estratégica de productos que incluía chips más eficientes, 
lo que incrementó el valor de los microprocesadores y a su vez incrementó el valor de los 
componentes de la computadora que los utilizaría, esto generó un aumento en la 
productividad de ambos segmentos (véase Lewis, 2004, págs. 86-87). 
¿ Y que los hizo más productivos? La respuesta es: más competencia 
Para explicar cómo la competencia generó un gran incremento en la productividad en 
Estados Unidos, se puede observar el sector manufacturero de microprocesadores y 
computadoras que utilizan estos chips. Estos sectores contribuyeron 20 por ciento del total 
del crecimiento de la productividad en la segunda mitad de los 90. En el contexto del total de 
la economía de Estados Unidos, estas industrias son pequeñas, ya que la industria de los 
semiconductores (incluyendo los chips de memoria, así como microprocesadores) tiene solo 
0.16 por ciento del total de los empleos, y por otro lado las empresas productoras de 
computadoras tienen 0.07 por ciento, pero la suma de estas dos fuerzas laborales contribuyó 
en 20 por ciento del total del crecimiento acelerado de la productividad. Los saltos que 
tuvieron estas industrias en productividad fueron muy altos: a partir de 1995 los 
semiconductores crecieron 22 puntos porcentuales, y la manufactura de computadoras saltó 
en 33 puntos porcentuales. Estos crecimientos fueron aún más sorprendentes cuando venían 
ya de ser sectores muy productivos, ya que del periodo de 1987 a 1995 la industria de 
semiconductores había crecido 43 por ciento anual y el sector de manufactura de 
computadoras creció un 27 por ciento anual (véase Lewis, 2004, págs. 88-91) 
Durante todo este periodo, los números en empleo de estas industrias se mantuvieron casi 
igual, por ello se explica el crecimiento en productividad y el incremento en el valor total de 
los bienes producidos en ambas industrias. 
A partir de 1995 llegó un gran cambio en el valor de las computadoras que se producían: el 
valor de estos bienes creció 24 puntos porcentuales ( de 7 a 31 por ciento anual). Esto 
20 
sucedió casi exclusivamente por el incremento en las capacidades (innovación y eficiencia) 
de los microprocesadores de las computadoras. 14 
Existía una competencia muy dinámica en la industria de microprocesadores, la cual fue 
originada por la compañía Intel a finales de la década de los 90; esto sucedió cuando los 
tiempos de introducción al mercado de sus nuevos procesadorescon mejores capacidades se 
hacían cada vez más cortos. Antes de 1996, la empresa Advanced Micro Devices (AMD), 
que producía chips, operaba bajo la licencia y contrato con Intel, y producía algunos de los 
chips de Intel y le pagaba regalías. Para enero de 1996, la disputa sobre esta licencia se 
decidió y AMD adquirió el derecho de producir la gran mayoría de los chips de Intel. La 
brecha en tiempo entre Intel y AMD para introducir chips con iguales capacidades se redujo 
de 20 meses en 1995, a 10 meses en 1998 y prácticamente O para el año 2000. La respuesta 
de Intel ante esta competencia fue diseñar nuevos y mejores microprocesadores donde AMD 
no tuviera licencia (véase Lewis, 2004, págs. 90-91). 
Ésta fue la forma en la que la industria de los semiconductores tuvo su crecimiento 
acelerado en productividad al final de los 90. Esto llegó directamente del incremento en 
competitividad dentro de estas industrias. 
El efecto Wal-Mart 
El sector de retai/15 y mayoristas en Estados Unidos contribuyeron 50 por ciento al total de 
la tasa de crecimiento de productividad a mediados de los 90. En el sector minorista el salto 
en productividad fue de 4.3 puntos porcentuales, de 2.0 por ciento a 6.3 por ciento. En el 
sector mayorista la productividad creció 5.3 puntos porcentuales, de 2.9 por ciento a 8.2 por 
ciento. Estos avances sucedieron en grandes sectores en términos de número de empleos: el 
sector minorista tiene 11 por ciento de los empleos de Estados Unidos y los mayoristas 
tienen 6 por ciento. Cuando casi 20 por ciento de los empleados en Estados Unidos tienen un 
crecimiento en productividad entre 4 y 5 puntos porcentuales, las estadísticas nacionales 
prestan atención y reflejan estos incrementos. 
14 Estas conclusiones se pudieron elaborar a partir de una base de datos que el gobierno de Estados Unidos 
recolectó a través del Buró de Análisis Económico y el Departamento de Comercio, que evaluaron los valores 
de las computadoras, los precios de venta, así como las capacidades y su funcionamiento (véase Lewis, 2004, 
r, 89). 
s Término en inglés que se traduce como "minoristas". 
21 
El incremento en la productividad del sector minorista16 fue causado por el "Efecto Wal-
Mart".17 La era de la innovación en Wal-Mart inició con Sam Walton en Bentonville, 
Arkansas, a principios de los años 60, pero los resultados de esta innovación se vieron 
reflejados en las estadísticas de productividad a mediados de los años 90. Las ventas de 
productos generales representó 16 por ciento del intercambio comercial del sector total 
minorista, el cual contribuyó al crecimiento nacional en productividad en un 4 por ciento; 
prácticamente todo ese 4 por ciento fue generado por Wal-Mart. 
Wal-Mart hizo que las estadísticas nacionales de productividad se movieran en la segunda 
mitad de los 90, ya que había llegado a ser tan buena que sus competidores se enfrentaron a 
dos opciones: la primera era convertirse en tan buenos o casi tan buenos como Wal-Mart; la 
segunda opción era irse a la quiebra. En 1987 Wal-Mart tenía 9 por ciento del mercado de 
ventas al menudeo; para 1995 tenía 27 por ciento del mercado y sus niveles de productividad 
le daban una ligera ventaja. A principios de 1995, Wal-Mart aceleró su crecimiento en 
productividad de 3.3 por ciento por año a 5.1 por ciento, y llegó a tener 6.4 por ciento anual. 
Cuando Wal-Mart capturó 27 por ciento del mercado en 1995 no pudo ser ignorado en el 
mercado. La carrera por la supervivencia empezaba. 
Para 1999 Wal-Mart incrementó a 30 por ciento su participación en el mercado, y una 
tercera parte del crecimiento en productividad en el sector minorista venía del incremento en 
las mejoras por parte de Wal-Mart. El resto de los dos tercios provenía de la reacción de la 
competencia, que era en ese momento: Sears, Costeo, Target, Meijer, Kohl's, MacFrugals, 
etc. Para 1999, el resto de los subsectores comenzaron a ser igual de productivos que Wal-
Mart lo fue en 1990. La razón más importante de este salto en la productividad del sector 
minorista fue que Wal-Mart forzó al resto de los subsectores de esta industria a adoptar las 
16 El sector de minoristas y mayoristas tiene muchos subsectores. Los resultados mostrados en la investigación 
realizada por McKinsey Institute son obtenidos de una muestra. En minoristas la muestra es ventas de 
mercancía en general, que representa un 15 por ciento de las ventas totales en este sector. Sus ventas totales 
fueron en 1999 de $379 mil millones de dólares (véase Lewis, 2004, p. 91). 
17 Wal-Mart es una corporación multinacional de ventas al minorista de origen estadounidense que opera 
cadenas de grandes almacenes de descuento y clubes de almacenes. La empresa es la tercera mayor 
corporación pública del mundo, según la lista Fortune Global 500 para el afio 2012. También ofrece la mayor 
oferta de empleo privado en el mundo, con más de dos millones de empleados, y es el minorista más grande en 
el mundo. Wal-mart continúa siendo una empresa familiar; es controlada por la familia Walton, que posee una 
participación del 48 por ciento. Es también una de las empresas más valiosas en el mundo. Para más 
infonnación: http://corporate.walmart.com/our-story/ 
22 
tiendas "big box". 18 Wal-Mart inventó este tipo de tiendas en los años 60, cuando la 
tecnología era muy primitiva para ser un factor clave en la innovación. La idea de los 
grandes supermercados con almacenes de distribución regional, los cuales fungían como 
mayoristas, fue una simple innovación de negocios y no dependió de nuevas aplicaciones de 
tecnología más allá del teléfono y del fax. 
La innovación por sí sola tuvo el poder de limpiar del mercado las tiendas "mom-and-
pop", 19 que son tiendas que se caracterizaban por ser familiares, pequeñas y existían en gran 
volumen en Estados Unidos. En los 90, las tiendas que quedaron se volvieron cadenas de 
supermercados de distintos tamaños y niveles de eficiencia. Existieron excepciones. Sears 
probó su propia innovación por más tiempo del que lo hizo Wal-Mart. Por otro lado, Kmart 
hizo un intento fallido de imitar a Wal-Mart, pero era claro que la innovación que generó 
Wal-Mart fue la ganadora. Otros ejemplos de innovación y eficiencia, en lugar de 
simplemente maximizar la eficiencia en el almacén, se dieron gracias a que Wal-Mart 
comenzó a analizar los costos de todo el proceso de envío, incluyendo la velocidad con que 
los bienes se colocan en los estantes una vez que llegan a la tienda. 
Claro que Wal-Mart siguió mejorando y mejorando con los años. Wal-Mart fue el líder en el 
uso de tecnologías de información en el sector minorista y pionero en el número de 
aplicaciones de tecnología. Estas aplicaciones incluyen el registro de inventario de los 
almacenes regionales (1969), el escaneo a través del código de barras ( 1980), 
radiofrecuencia y pistolas de registro de inventario (finales de 1980), y complicadas bases de 
datos electrónicas, así como sistemas de comunicación satelital para el manejo logístico, de 
forma que se mantuvieran los productos correctos en las tiendas y en almacén (finales de 
1980 y principios de 1990). Estas aplicaciones implicaron el desarrollo tecnológico y fue la 
base para que Wal-Mart acelerara su crecimiento en los 90. Una cosa es segura, el éxito de 
Wal-Mart no fue por la tecnología de la información típicamente asociada a la "nueva 
18 Big box store es una gran tienda al menudeo, cuya disposición fisica se asemeja a una gran plaza o caja 
cuando se ve desde arriba. Se caracteriza por una gran cantidad de espacio (en general, más de 15,000 m2), 
tienen una amplia gama de artículos disponibles para la venta, y su ubicación es en zonas suburbanas. También 
se le llama supercenter, supennercado o megacentro. 
19 Son empresas pequeñas, independientes, generalmente de propiedad familiar, que tienen una cantidad 
mínima de empleados y sólo poseen una pequeña cantidad de volumen de negocio; porlo general no son 
franquicias, por lo tanto se establecen en un sólo lugar. 
23 
economía".
20 
Más bien, a partir de la reacción de la competencia de Wal-Mart en los 
subsectores de la industria a finales de los 90, todos elevaron los niveles de productividad 
( véase Lewis, 2004, págs. 91-94 ). 
Gracias a que Wal-Mart mostró que una alta productividad era posible en el sector 
minorista, el resto de los subsectores fueron teniendo mejoras con el paso de los años. Las 
mejoras que tuvo Wal-Mart a principios del siglo XXI son tan altas que la frontera o los 
límites de la innovación se siguen extendiendo. 
Para 2002, Wal-Mart rebasó a la compañía Exxon Mobil para convertirse en la compañía 
más grande del mundo en ventas y liderar la lista de Fortune 500. Wal-Mart no es sólo 
grande, es popular. En la encuesta anual de WSL Strategic Retail, una finna de consultoría 
estadounidense, declaró que alrededor de 25 por ciento dijo que Wal-Mart es su tienda 
favorita. Y otro estudio realizado por Teenage Research Unlimited a niños de 8 a 18 años 
encontró que 58 por ciento declaró que Wal-Mart es su lugar favorito para comprar ropa 
(véase Postre!, 2002). 
A nivel internacional hubo una gran sorpresa sobre el origen del crecimiento acelerado de la 
productividad que tuvo Estados Unidos en la década de los 90. Para Lenny Mendonca, 
director de McK.insey y presidente del Instituto Global McKinsey, los europeos tienden a 
asumir que el crecimiento estadounidense se debe exclusivamente a Silicon Valley21 y que 
pueden emular ese crecimiento mediante el desarrollo de sus propias industrias de alta 
tecnología (véase Postrel, 2002). Pero no es así, existen diferencias de funcionamiento y una 
de ellas es en la fonna que se ve al consumidor. Hay economías alrededor del mundo que 
prácticamente son un sinónimo de producción de bienes. El cómo se considera las 
necesidades o deseos de los consumidores y cómo los productos son entregados en las 
manos de los mismos son aspectos considerados de poca importancia. Al final ellos tienen 
una mentalidad de producir. Es diferente en Estados Unidos. El consumidor es el rey. Por 
ello no es de sorprenderse que el sector con mayor crecimiento económico y aportación a la 
20 Estas tecnologías de la información incluían intemet, computadoras y servidores dentro del sistema 
operativo de Microsoft. 
21 Es el nombre que recibe la zona sur del área de la Bahía de San Francisco, en el norte de California, Estados 
Unidos. Silicon Valley aloja muchas de las mayores corporaciones de tecnología del mundo y miles de 
pequeflas empresas en formación. Originalmente la denominación se relacionaba con el gran número de 
innovadores y fabricantes de chips de silicio fabricados allí, pero eventualmente hace referencia a todos los 
negocios de alta tecnología establecidos en la zona. (véase Wikipedia, 2013) 
24 
productividad haya sido el sector minorista que se caracteriza por estar muy cerca de los 
consumidores. 
Según Charles Fishrnan (véase Fishrnan, 2009), autor de The Wal-Mart Effect,22 hoy en día 
Wal-Mart sigue siendo el líder en el sector minorista a nivel mundial23 a través de estrategias 
de optimización en su posicionamiento, como son los precios bajos, la diversidad en su 
rango de productos y un incremento en el valor del servicio. También la logística ha sido 
una influencia clave para el crecimiento y productividad. A nivel de tiendas han 
implementado programas para incrementar la productividad de los empleados a través de 
capacitación y entrenamientos de distintas formas a nivel global. 
El consumidor es el rey; la innovación, su mejor aliado 
La aceleración en el crecimiento de la productividad fue en parte posible gracias a la 
innovación. Algunas son innovaciones técnicas como los teléfonos celulares, otras son 
innovaciones en la forma de hacer negocios. Ningún estudio ha explicado satisfactoriamente 
por qué la innovación ocurre, cuándo y dónde; sin embargo, bajo un nivel de crecimiento en 
la competitividad, mejores niveles de innovación surgen. La productividad incrementa más 
rápido al igual que el PIB per cápita. La pregunta es: ¿por qué Estados Unidos tiene un alto 
nivel de competencia? El autor William Lewis asegura que Estados Unidos adoptó una 
visión donde el propósito de su economía era el servir a los consumidores mucho antes que 
cualquier otra sociedad. Estados Unidos continua sosteniendo esta visión con más fuerza que 
en ningún otro lado ( véase Lewis, 2004, p. 1 O 1 ). Otros países tienen, en cambio, la visión de 
que la economía se trata de empresas que producen y de sus trabajadores. En estos países las 
políticas económicas están consideradas más fuertemente en términos de los efectos que 
tendrán los cambios, en las empresas y trabajadores. En Estados Unidos el efecto en los 
22 Texto elegido por Financia/ Times y The Economist como libro del afio 2006. Charles Fishman, editor 
general de la revista Fast Company y ganador del prestigioso premio Gerard Loeb al periodismo económico de 
excelencia, muestra en casi 300 páginas por qué Wal-Mart no es simplemente el lugar donde los precios 
"siempre están bajos", sino una institución global que, como una enorme fuerza de la naturaleza, se hace sentir 
a donde llega. Es considerado el trabajo de investigación más completo que se ha escrito sobre el gigante del 
retail. Su autor pasó más de dos aflos investigando a detalle cómo funcionaba en el mundo entero la operación 
de la empresa de los Walton. 
23 Las operaciones internacionales de Wal-Mart actualmente comprenden 4,263 tiendas y 660,000 trabajadores 
en 15 países fuera de los Estados Unidos. Existen operaciones de propiedad total en Argentina, Brasil, Canadá, 
y el Reino Unido. Con 2.1 millones de empleados mundialmente, la empresa es el empleador privado más 
grande en Estados Unidos y México, y uno de los empleadores más grandes en Canadá. En el afio financiero de 
2010, las ventas de la división internacional de Wal-Mart fueron de 100 mil millones de dólares o 24.7 por 
ciento del total de las ventas de la empresa. (véase Corporate Walmart, 2013) 
25 
consumidores es considerado el más importante. Es más fácil llegar a acuerdos sobre 
cambios en las políticas económicas que beneficien a los consumidores. 
La competencia y la innovación son muy importantes para el bien del consumidor, Adam 
Smith,24 en el siglo XVIII, explicaba la manera en que la economía podría beneficiar más a 
los consumidores. Un ejemplo es el producir bienes de mejor calidad. Las empresas hacen 
sus cálculos del cómo producir mejores productos (valores agregados), con un pequeño 
costo extra. La empresa puede cargar a los consumidores el precio que significó incrementar 
el valor del mismo y así tener grandes ganancias entre el nuevo precio y la reducción de 
costos. Es aquí cuando el resto de las empresas notan el incremento en el ingreso y empiezan 
a producir bienes con un mayor valor, y para alcanzar las ventas de la empresa pionera, 
requieren bajar sus precios. Esto es competencia en precios y hace que los consumidores se 
beneficien. Este proceso no se detiene en cuanto el precio es reducido en el mercado y las 
ganancias son apenas aceptables; con los precios bajos la tendencia es que el consumidor 
compre más y más de los productos con mayor valor agregado, los cuales tomaron 
aproximadamente el mismo tiempo ( en horas) para su producción que el antiguo producto. 
Si se continúa y se es constante con la calidad en los productos, se generará entonces 
productividad. 
En Estados Unidos se estimula a los directivos de las empresas a través de altas 
compensaciones. Estas compensaciones son usadas como incentivos para que los ejecutivos 
innoven o sigan las innovaciones de otros de manera efectiva y rápida. La fuerte 
competencia asegura que la mayoría del valor de la innovación vaya dirigida a los 
consumidores. 
Desde un punto de vista práctico, las necesidades de los consumidorespareciera que nunca 
están satisfechas en Estados Unidos y en cualquier parte del mundo; el continuo intento por 
satisfacer esos deseos causa un incremento en la productividad; la competencia estimula más 
24 Adam Smith (1723-1790) es considerado el padre de la economía. Fue filósofo, economista, académico y 
escribió su obra La riqueza de las naciones en los inicios de la Revolución Industrial. El principal mensaje de 
la obra de Adam Smith fue resaltar las virtudes de la división del trabajo, el libre comercio y la libre 
competencia, entre otras cosas. La obra conserva ideas actuales sobre la importancia del consumidor: "El 
consumo es la finalidad exclusiva de la producción, y únicamente se deberá fomentar el interés de los 
productores cuando ello contribuya a promover el del consumidor. Pero [ ... ] el interés del consumidor se 
sacrifica constantemente al del productor, y pretende considerar la producción y no el consumo, como si fuera 
el objeto y la finalidad de toda la industria y de todo el comercio" (véase MIDE, 2013). 
26 
rápidamente el crecimiento en la productividad, y la regla es que: "sociedades más 
productivas reemplazan a las menos productivas" (véase Lewis, 2004, p. 104). 
Japón 
Es dificil recordar que en la década de 1980 Japón tenía la economía más admirada del 
mundo. Muchas personas creían que alcanzaría los más altos estándares de vida y que sería 
el pionero en las tecnologías más ingeniosas. En la actualidad, lo único que se escucha son 
advertencias sobre no repetir los errores que condujeron a la "década perdida" del 
crecimiento económico de Japón. 
Para seguir con los ejemplos que comprueban la teoría sobre el poder de la productividad de 
William Lewis, a continuación se describe el caso de Japón, que a falta de competitividad en 
sectores clave de la economía, su productividad se vio afectada con el paso de los años. El 
caso del sector automotriz representa lo mejor de Japón y ejemplifica lo importante que es la 
capacitación laboral entre otros aspectos, por el otro lado está el sector minorista que 
representa los bajos resultados para la economía japonesa. 
Economía dual, la importancia de la competencia 
Japón es uno de los países más significativos en la transformación de pasar de un país pobre 
a un país rico en los últimos 100 años y aunque seguía siendo una potencia económica para 
la década de los 90, su condición era frágil y estaban paralizados. Para inicios del siglo XXI 
su PIB per cápita estaba 30 por ciento abajo en comparación con el de Estados Unidos. El 
crecimiento económico real per cápita fue de sólo 0.6 por ciento anual. El desempleo 
aumentó cerca de 2 por ciento a 5 y 6 por ciento. Desde 1996, los niveles de vida de los 
japoneses no se mejoraron y la diferencia entre el ingreso per cápita de Estados Unidos y el 
de Japón creció a 13 puntos porcentuales desde 1991 (véase Lewis, 2004, p. 24). 
¿Qué fue lo que salió mal? Japón tenía todas las características necesarias para dar buenos 
resultados económicos; tenía una fuerza laboral muy capacitada y especializada, un buen 
desarrollo de mercado de capitales, ahorraban mucho e invertían también sin tener que pedir 
prestado al extranjero. Su mercado laboral funcionaba muy bien, lo suficiente para mantener 
los niveles de desempleo bajos. Tenían una baja inflación, bajas tasas de interés y una deuda 
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pública baja. Sin embargo, en Japón, con todos estos factores que se considerarían 
necesarios para contribuir a una próspera economía, no fue suficiente. A pesar del éxito de 
grandes empresas como Honda, Sony y otras, los japoneses distorsionaron severamente la 
competencia en la mayoría del mercado de bienes y servicios. Estas distorsiones 
simplemente sobrepasaron los factores del mercado laboral y de capitales, y limitaron el 
potencial de influencia de las políticas macroeconómicas. 
El Japón que no se ve es el Japón de los pequeños agricultores, dueños de pequeñas tiendas, 
plantas de leche, el solitario carpintero y las largas filas en los centros de salud. En Japón, lo 
pequeño no es bonito, es ineficiente e improductivo. El resultado son productos y servicios a 
tan altos precios que los consumidores no los quieren. Las exitosas empresas globales 
apenas representan 10 por ciento del PIB de Japón. La gran mayoría de la economía es 
formada por la producción y la entrega de bienes y servicios comunes que son consumidos 
por los japoneses ( comida, ropa, casas y servicios de salud). Para comprender por qué la 
economía de Japón estaba estancada hay que entender qué pasó en este sector poco 
glamuroso pero tan importante en la economía de Japón (véase Lewis, 2004, p. 25). 
El problema fundamental en estos sectores de la industria de Japón fue la falta de 
competencia, una gran cadena de restricciones al uso de la tierra, políticas fiscales, 
préstamos, empresas ineficientes que fueron enfrentadas por otras empresas con altos niveles 
de productividad y otras tantas regulaciones. El resultado es una economía dual. Los pocos 
sectores exitosos que exportan (autos, electrónicos y acero) son la cara de la industria 
japonesa ante el mundo. Pero una gran cantidad de industrias nacionales sólo han dejado 
ineficiencia, lo cual ha provocado muy bajos niveles de productividad. Y ésta es la mayoría 
de la economía de Japón. Para entender una economía productiva uno necesita entender la 
productividad de cada uno de los trabajadores en estas industrias, y la mayoría de los 
trabajadores no son como los empleados de Toyota. 
Los japoneses son personas ingeniosas. Ellos han dedicado gran parte de sus extraordinarios 
talentos a desarrollar una estructura económica con un potencial de desarrollo, pero limitado 
para el futuro. Han hecho esto durante mucho tiempo y han sido en parte exitosos, y William 
Lewis afirma que ellos son capaces de hacerlo aún mejor (véase Lewis, 2004, p. 25). Sin 
embargo, los cambios necesarios para obtener mejores resultados económicos requieren 
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nivelar el campo de competencia de tal manera que las empresas modernas y de mayor 
productividad causen que las empresas pequeñas quiebren. Esto sería muy dificil de aceptar. 
La noción de igualdad social y la conservación del respeto por uno mismo hace casi 
imposible de aceptar esta dinámica por incrementar sus niveles de productividad. Un punto 
aún más dificil es que muchos de los trabajadores (carpinteros, comerciantes, agricultores, 
etc.) pertenecen al partido liberal democrático (PLD),25 que ha gobernado mayormente 
desde la guerra; ellos se benefician a través del sistema y de su perpetuidad en el gobierno. 
Ha sido una tarea casi imposible encontrar el camino correcto y terminar con décadas de 
proteccionismo y subsidios. Este cambio deberá llegar con otras generaciones, pero será una 
larga espera. Sin embargo, si no aceptan un cambio substancial con esta llegada de nuevas 
generaciones, la economía de Japón se verá rezagada y quedará atrás de otras sociedades que 
sí acepten este cambio. Japón enfrentará un genuino costo de oportunidad, entre mantener 
sus actuales nociones sobre la tranquilidad de su mercado interno y su crecimiento 
económico. 
Los japoneses tienen una obsesión por la perfección. Comprender el funcionamiento de su 
economía requiere identificar las causas de sus resultados, y por pequeño que sea un error 
para ellos implica que el trabajo pudo haber sido hecho mejor; por lo anterior, los japoneses 
van más allá para evitar esta incomodidad de conocer la verdad, pero al negar los hechos o 
las acciones también se niega el problema. Japón lleva negando sus problemas económicos 
por casi 1 O años. Sin embargo, para 1999 el problema era insostenible, y el remedio aplicado 
en ese momento fue la estimulación fiscal, lo cual no tuvo éxito (véase Lewis, 2004, p. 26). 
El sector automotriz: un éxito en productividad y capacitación 
El sector automotriz es la más visible evidencia de qué tan buenos son losjaponeses en el 
lado más productivo de su dualidad como economía. La industria automotriz japonesa ha 
tenido probablemente más beneficios para las economías en la cumbre del escenario global, 
que cualquier otra industria de cualquier otro país. Ha demostrado la perfección, usualmente 
referida como "calidad", donde es mucho mejor la forma de hacer las cosas una sola vez y 
bien, en vez de producir y luego componer. También demostró que los trabajadores de todo 
el mundo, desde Estados Unidos hasta la India, pueden ser entrenados dentro de las 
industrias para alcanzar o estar cerca de esa perfección o calidad, no importando su nivel 
25 Por sus siglas en inglés LDP, Liberal Democratic Party 
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escolar o capacidades. Por último, el desarrollo de la industria automotriz japonesa mostró el 
poder y los beneficios que genera el efecto de la fuerte competencia con empresas que son 
meJores. 
En 1960, en Estados Unidos, nadie podría haber predicho que 30 años más tarde la industria 
automotriz japonesa hubiera tenido los grandes efectos que tuvo a nivel mundial. Toyota26 
no parecía una empresa que pudiera competir contra Estados Unidos, menos contra General 
Motors, por mucho la más grande manufacturera de autos a nivel mundial con 40 por ciento 
del mercado de Estados Unidos. En realidad era un oligopolio, quizá el mayor error de 
Estados Unidos de este sector fue el no generar más competencia interna y permitir que el 
mercado fuera dividido. Los japoneses fueron los encargados de hacer algo al respecto y no 
los estadounidenses. Japón generó una intensa competencia interna. Seis productores 
nacionales peleaban intensamente por la participación en el mercado. Fuera de esta 
competencia emergió T oyota, primero en Japón como líder productor automotriz y, más 
tarde, a nivel mundial (probablemente sea la mejor empresa manufacturera). Esto significa 
que puede producir más autos por trabajador que cualquier otro. La productividad de Toyota 
significaba producir un auto equivalente con sólo 70 por ciento de las horas utilizadas en 
Estados Unidos; estos tiempos son aún mejores que los de Alemania (véase Lewis, 2004, p. 
27). 
Toyota por sí sola es 30 por ciento más productiva que el resto de las industrias japonesas. A 
partir de que Toyota tiene el 40 por ciento del mercado nacional de venta de autos, mucho 
del liderazgo de Japón provino precisamente de Toyota, pues obtuvo esta gran productividad 
al reconocer que hacer las cosas bien y a la primera es mucho más eficiente que producir 
bienes con errores y componerlos más tarde. Toyota trabajó durante años para aprender el 
cómo delegar responsabilidades y organizar el trabajo en la línea de producción, así que los 
autos estaban hechos muy bien a la primera. Esta forma de trabajo redujo el número de horas 
26 Toyota es una de las "tres grandes" empresas multinacionales automovilísticas japonesas, junto con Nissan 
Motors y Honda Motors, que desafian a los fabricantes de automóviles estadounidenses con gran éxito. 
Produce automóviles, camiones, autobuses y robots, es la quinta empresa más grande del mundo. Toyota pasó 
a ser en el año 2007 el primer fabricante mundial de automóviles, adelantando a General Motors, y se especuló 
que en el afio 2008 tendría una producción y ventas aproximadas de 9.8 millones de vehículos junto con ventas 
crecientes. Estas predicciones se han cumplido, si bien el número de revisiones forzadas y problemas de 
calidad también lo han hecho. Sin embargo, este liderazgo duró hasta 2011, cuando se produjo una fuerte 
recesión industrial en Japón, como consecuencia del terremoto sucedido el 11 de marzo de dicho año, y que 
entre otras cosas afectó a la localidad de Fukushima. A causa de ello, Toyota retrocedió al tercer puesto, 
cediendo el liderato ante General Motors y ante Volkswagen, que ocupó el segundo lugar. Para más 
información consultar: http://www.toyota-global.com/ company /profi le/facilities/worldwide _ operations.html 
30 
laborales y el auto sólo tenía pequeñas fallas cuando era vendido al cliente, lo que genera 
más confianza con el paso del tiempo. Esto quiere decir que el auto tiene mucho más valor 
para el cliente y eso da como resultado que Toyota produzca bienes con mayor valor con 
menos trabajo. 
Toyota, a través de su innovación y alta competitividad, generó un gran impacto a nivel 
mundial, tanto que las exportaciones hacia Estados Unidos excedieron en 20 por ciento del 
total del mercado en 1980. El mayor impacto fue en la industria precisamente de Estados 
Unidos, donde Chrysler casi va a la quiebra, Ford luchaba por sobrevivir y muy lentamente 
General Motors empezaba a cambiar. El factor más importante que causó este cambio dentro 
de la industria automotriz fue el éxito de los japoneses de trasferir las plantas manufactureras 
a Estados Unidos. Las plantas manufactureras japonesas en Estados Unidos tenían cerca de 
15 por ciento del mercado. Habían alcanzado los estándares de calidad y productividad en 
niveles de 95 por ciento del que tenían en Japón. Los trasplantes de manufactureras son muy 
importantes porque sus trabajadores son locales y eso contribuye a la productividad de la 
fuerza laboral, en este caso de Estados Unidos. También colocan directamente una presión 
competitiva sobre la producción de bienes internamente; otro punto es la transferencia de 
técnicas especializadas a través de los gerentes, que son movidos hacia y desde Japón. Por 
último, muestran que los niveles de calidad y productividad pueden ser alcanzados bajo las 
condiciones de Estados Unidos y particularmente con su fuerza laboral (véase Lewis, 2004, 
p. 29). 
Sector minorista, aislado de la competencia 
Si el sector automotriz en Japón representa lo que es mejor, entonces el sector minorista 
representa los peores resultados para la economía de Japón. Una combinación de factores 
como una mala zonificación de leyes, impuestos y subsidios han distorsionado la 
competencia y pennitido a los minoristas más pequeños y más ineficientes que cuenten con 
arriba de la mitad del total de los empleados en el sector minorista de Japón. La 
productividad en el sector minorista en Japón es de sólo 50 por ciento de la de Estados 
Unidos. Desafortunadamente para los asiáticos, la mayoría de su economía es como el sector 
minorista y no como el sector de autos. Cerca de 220 mil trabajadores japoneses ensamblan 
autos. Cerca de 7.5 millones trabajan en el sector minorista. Otros 2.3 millones trabajan en el 
sector construcción de casas y 1.3 millones más en la industria de alimentos. 
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La productividad del sector minorista en Japón es sólo la mitad del de Estados Unidos, esto 
debido a la mezcla de varios formatos de tiendas, las cuales no han evolucionado hacia las 
tiendas modernas, especializadas y de alta productividad. Las tiendas tradicionalmente 
familiares (mom-and-pop ), tienen una productividad sólo de una tercera parte de las tiendas 
tradicionales en Estados Unidos. El 55 por ciento de todos los trabajadores en el sector 
minorista en Japón son negocios familiares, en comparación con sólo el 19 por ciento de los 
trabajadores del sector minorista en Estados Unidos. La mezcla de tipo de tiendas en Japón 
es muy diferente al de Estados Unidos, ya que es casi imposible para los japoneses abrir sus 
mercados a los supermercados como Wal-Mart, ya sea por la restricción en sus leyes o bien 
por los subsidios que tienen las tiendas tradicionales. 
Uno de los problemas es que los trabajadores de tiendas familiares han sido un gran soporte 
político para el partido PLD, el partido que gobernaba. Por otro lado las leyes prohíben la 
construcción de inmuebles arriba de los 1,000 metros cuadrados o bien habría restricciones 
de tipo ambientalistas. Las leyes favorecían fuertemente el mantenimiento de las tiendas 
familiares, con fuertes incentivos para quedarse en sus pequeñas propiedades (tiendas de 27 
m2), ya que los impuestos a la

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