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1 PATOLOGÍA METABÓLICA Y NUTRICIONAL Coordinador: Martín Donato Colaboradores: Martín Medín, Julián Méndez 1. DIABETES MELLITUS De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes mellitus (DM) se define como un trastorno metabólico que tiene causas diversas; el cual se caracteriza por hiperglucemia crónica y trastornos del metabolismo de los carbohidratos, las grasas y las proteínas como consecuencia de anomalías de la secreción o del efecto de la insulina. La DM es una de las principales causas de morbimortalidad. En este sentido, la OMS estima que su prevalencia des de alrededor de 463 millones casos en el mundo, además la incidencia de DM tipo II está aumentando significativamente en los países desarrollados. 1.1. Clasificación y etiología La clasificación actual de la DM, según la American Association of Diabetes (ADA), se basa en la etiología de la enfermedad, y en consecuencia se la divide en dos categorías amplias: DM tipo I y DM tipo II; además la ADA define algunos tipos etiológicos específicos de diabetes infrecuentes y la diabetes gestacional (Tabla 1). Tabla 1: Clasificación de la Diabetes Mellitus I. DIABETES MELLITUS DE TIPO I DM subtipo I: Mediada por el sistema inmunitario DM subtipo II: Idiopática II. DIABETES MELLITUS DE TIPO II III. OTROS TIPOS ESPECIFICOS DE DIABETES A. Defecto genético en la función de las células debido a mutaciones en varias enzimas (antes llamada MODY) (Ej.: factor de transcripción nuclear de los hepatocitos, glucocinasa). B. Defecto genético en la acción de la insulina (Ej.: resistencia a la insulina de tipo A). C. Enfermedades del páncreas exócrino (Ej.: pancreatitis crónica, tumores pancreáticos, pospancreatectomía). D. Endocrinopatías (Ej.: Acromegalia, Sindrome de Cushing, feocromocitoma). E. Inducida por drogas o sustancias químicas (Ej.: corticosteroides, hormona tiroidea, tiazidas, -bloqueantes). F. Infecciones (Ej.: rubéola congénita, citomegalovirus). G. Formas no comunes de DM mediada por el sistema inmunitario (Ej.: Sindrome de la persona rígida, anticuerpos anti-receptor de insulina). H. Otros síndromes genéticos (Ej.: Sindrome de Down, Sindrome de Klinefelter, Sindrome de Turner). IV. DIABETES MELLITUS GESTACIONAL Modificado de: Diabetes Care 33(SUPPLEMENT 1): S62-S69; 2010 La DM tipo I constituye aproximadamente el 10% de los casos de DM. Se la llamaba previamente DM de aparición en la juventud o insulino-dependiente, nomenclatura que 2 se dejó de utilizar para jerarquizar la etiología. Sobre esta base, se la divide en un subtipo IA, caracterizado por la destrucción autoinmunitaria de las células del páncreas, lo que habitualmente conduce a una deficiencia absoluta de insulina; y un subtipo IB que también presenta déficit de insulina y una tendencia a desarrollar cetoacidosis pero con ausencia de marcadores autoinmunitarios. Por otro lado, la DM de tipo II comprende el 80% de los casos de DM. Si bien es prevalente en los adultos puede aparecer en adolescentes obesos. Además de los dos tipos principales de DM existe un bajo porcentaje de casos especiales que tienen una etiología específica (Tabla 1). Un subtipo importante de este grupo es la diabetes juvenil de aparición en el adulto (MODY), que tiene una herencia autosómica dominante, aparición temprana de la hiperglucemia y alteraciones de la secreción de insulina. Finalmente, la DM gestacional ocurre aproximadamente en el 4% de las embarazadas, debido a diferentes cambios metabólicos que ocurren durante la gestación. Un hecho importante es que aunque estas mujeres pueden volver a tener una glucemia normal luego del parto, las mismas tienen una tendencia mayor a padecer DM en los años posteriores. En el año 2007 la ADA identificó los factores de riesgo para la DM de tipo II, los mismos se enumeran la Tabla 2. Tabla 2: Factores de riesgo para la DM tipo II 1. Antecedentes familiares de DM tipo II 2. Obesidad 3. Sedentarismo 4. Raza y etnia (Negros, asiáticos, etnias de las islas de Pacífico) 5. Antecedentes de alteraciones de la glucemia en ayunas o en la tolerancia a la glucosa 6. Antecedentes de DM gestacional o peso al nacimiento >4Kg. 7. Hipertensión arterial 8. Dislipidemia 9. Enfermedad de ovario poliquístico y acantosis nigricans 10. Antecedentes de enfermedad vascular Modificado de: Buse J y col. Diabetes Care 30: 162-172; 2007 1.2. Patogénesis de la DM tipo I La característica más destacable de la DM de tipo I es la destrucción de las células del páncreas, lo que genera una deficiencia absoluta de insulina. Mientras que el subtipo IB es idiopático, la patogénesis del subtipo IA está mediada por el sistema inmunitario y ha sido estudiada con mayor detalle. Al igual que en otras patologías existe una interacción entre factores genéticos y ambientales. a) Predisposición genética: Existe claramente un fundamento genético para la DM tipo I, y en este sentido han sido descriptos más de una docena de locus de predisposición genética. El más importante de estos es el locus HLA en el cromosoma 6p21, que según algunos autores contribuye hasta en un 50% de la predisposición a desarrollar DM tipo I. El 90-95% de las personas de raza blanca con este tipo de enfermedad expresa un haplotipo HLA-DR3 o HLA-DR4, comparado con el 40% de las personas libres de 3 enfermedad. Mientras que el 40-50% de los individuos con DM tipo I son heterocigotos combinados DR3/DR4 frente al 5% de las personas sanas. Además, las personas sanas con DR-3 o DR-4 combinado con haplotipo DQ8 tienen uno de los riesgos hereditarios más altos de desarrollar DM tipo I. Por otro lado, existen varios genes no HLA que también son capaces de predisponer al desarrollo de la enfermedad. Es probable que estos polimorfismos influyan en el grado de expresión de la insulina en el timo, alterando la selección negativa de los linfocitos T sensibles a insulina. b) Factores ambientales: Hay evidencia que diferentes factores ambientales, particularmente infecciones virales, pueden colaborar en la destrucción de las células de los islotes pancreáticos. Se han descripto asociaciones entre desarrollo de DM tipo I e infección por el virus de la parotiditis, rubéola, coxsackie B, citomegalovirus, entre otros. Se han propuesto 3 mecanismos para explicar el daño provocado por los virus y la inducción de autoinmunidad. El primero es el desarrollo de un proceso inflamatorio a nivel de los islotes pancreáticos que conduce a liberación de antígenos de células y activación de linfocitos T autorreactivos. La segunda hipótesis plantea la posibilidad de que los virus sinteticen proteínas que imitan antígenos de las células y la respuesta inmunitaria frente a estas proteínas podría generar una reacción cruzada con el propio tejido. La tercera posibilidad sugiere que las infecciones virales en los primeros años de la vida podrían persistir en el tejido de interés y una reinfección posterior por un virus relacionado que comparte epitopes antigénicos activaría una respuesta inmunitaria contra las células de los islotes infectadas. Si bien el inicio de la DM tipo I suele ser brusco, el proceso fisiopatológico autoinmunitario comienza años antes de que se manifieste la enfermedad, con una pérdida progresiva de las reservas de insulina pero niveles de glucemia normales, hasta que finalmente aparecen las manifestaciones clásicas de la enfermedad (hiperglucemia y cetosis) cuando la destrucción de las células alcanzó aproximadamente el 90% de su masa total (Figura 1). Figura 1: Esquema que representa la evolución fisiopatológica de la DM desde la instalación de un proceso autoinmune hasta la manifestación de la enfermedad. 4 1.3. Patogénesis de la DM tipo II La DM tipo II es un trastornoheterogéneo y multifactorial con una prevalencia mayor y etiología más compleja que la DM tipo I. Aunque el estilo de vida y la obesidad parecen ser los factores que estimulan el desarrollo de este tipo de DM, los factores genéticos también están fuertemente involucrados. Para comprender los mecanismos celulares y moleculares responsable de la DM de tipo II es necesario describir brevemente el mecanismo de regulación de la glucemia. La insulina es la hormona clave para la regulación de la glucosa en la sangre y, en general, la normoglucemia es mantenida por la interacción equilibrada entre la acción y secreción de insulina. Es importante destacar que las células del páncreas pueden adaptarse a diferentes situaciones. Es decir, una disminución de la acción de la insulina se acompaña de la regulación positiva de la secreción de insulina (y viceversa). La Figura 2 ilustra la relación entre la función de las células y la sensibilidad a la insulina. Una desviación de la curva hacia la izquierda se produce en los pacientes con intolerancia a la glucosa, es decir que la función de las células es inadecuada para un grado específico de sensibilidad a la insulina. De esta manera, es claro que la disfunción de la célula del páncreas es un componente crítico en la patogénesis de la DM tipo II. Sin embargo, no sólo la desviación de la curva es importante, sino también una modificación a lo largo de la misma afecta la glucemia. Cuando la acción de la insulina disminuye, como ocurre en la obesidad, el organismo normalmente compensa mediante el aumento de la función de las células . Sin embargo, al mismo tiempo la glucemia en ayunas y 2 hs. después de una sobrecarga de glucosa aumentará levemente. Este incremento puede ser pequeño al principio, pero con el tiempo se vuelve perjudicial debido a la toxicidad de la glucosa, y por la disfunción de las células . Por lo tanto, incluso si existiera una ilimitada reserva de células , la insulino-resistencia prepara el camino para el desarrollo de la DM de tipo II. Figura 2: Relación función de la célula del páncreas con la sensibilidad a la insulina. Se observa que una desviación de la curva hacia la izquierda se produce en los pacientes con intolerancia a la glucosa (IGT). Además, una disminución en la sensibilidad de la insulina es compensado por una mayor función de la célula (Cambio sobre la misma curva). 5 1.3.1. Insulino-resistencia En la DM de tipo II existe una situación de insulino-resistencia y hay una inadecuada captación de la glucosa dependiente de insulina, por parte de los tejidos, en especial del hígado, músculo y tejido adiposo; y supresión de la producción endógena de glucosa por parte del hígado. La producción endógena de glucosa se acelera en pacientes con DM de tipo II o con alteración de la glucemia en ayunas, y dado que este aumento se produce en presencia de hiperinsulinemia, al menos en las etapas iniciales de la enfermedad, la resistencia hepática a la insulina conduce a la hiperglucemia. La resistencia a la insulina se asocia fuertemente con la obesidad y la inactividad física. En este sentido varios mecanismos que explican la interacción entre estas dos variables han sido identificados. En los adipocitos se originan diferentes sustancias capaces de modular la acción de la insulina, entre ellos diferentes citoquinas y ácidos grasos no esterificados (NEFA). Así, un aumento de la masa de triglicéridos almacenados, especialmente en el tejido adiposo subcutáneo o visceral profundo, promueve la aparición de adipocitos grandes que son resistentes a la acción de la insulina. Esto resulta en un aumento de la liberación y de los niveles circulantes de NEFA y glicerol, los cuales agravan la resistencia a la insulina en el músculo esquelético y el hígado. 1.3.2. Alteración en la secreción de insulina En la DM tipo II, la resistencia a la insulina y su secreción están interrelacionadas. En el curso de la enfermedad, en respuesta a la resistencia a la insulina, existe un aumento compensador de la secreción (hiperinsulinemia), en un intento de mantener la glucemia normal. Finalmente, se desarrolla una insuficiencia en la función de las células para secretar la insulina adecuada, aunque continua habiendo cierto nivel de secreción. Es decir en la DM de tipo II hay una deficiencia moderada a leve de insulina, pero no una ausencia total. El mecanismo por el cual existe esta disminución en la secreción de la hormona no es claro, sin embargo se prepone que existiría depósito de proteína amiloide en los islotes pancreáticos que puede ser responsable de la alteración de la función de las células . Además, el entorno metabólico de hiperglucemia crónica que rodea a los islotes (toxicidad por glucosa) podría afectar a las células . Finalmente, el aumento de la concentración de NEFA (lipotoxicidad) podría empeorar aún más la función de las células del islote. 1.4. Complicaciones de la DM 1.4.1. Patogénesis: Es conocido que tanto en la DM de tipo I como la de tipo II, la gravedad y la cronicidad de la hiperglucemia son relevantes para que se desarrollen las complicaciones microvasculares (retinopatía, nefropatía, neuropatía). Por lo tanto, el control de la glucemia constituye el principal objetivo del tratamiento con el objetivo de minimizar el desarrollo de estas complicaciones. Los casos de DM de larga evolución desarrollan las conocidas complicaciones macrovasculares (aterosclerosis, enfermedad coronaria, enfermedad vascular periférica, enfermedad cerebrovascular) que son más difíciles de explicar a partir de la hiperglucemia solamente. 6 Se han propuesto los siguientes mecanismos bioquímicos para explicar el desarrollo de las complicaciones de la DM. Entre las diferentes propuestas se menciona a la glicosilación no enzimática de las proteínas. El grupo amino libre de muchas proteínas se puede unir a la glucosa por un mecanismo no enzimático que se denomina glicosilación, el cual es directamente proporcional al grado de hiperglucemia. Un ejemplo de esto es la utilización de una fracción de la hemoglobina, denominada hemoglobina glicosilada (HbA1c) como prueba para monitorear la glucemia de los 90- 120 días previos a la determinación. De la misma manera, hay productos de glicosilación lábiles y reversibles sobre el colágeno y otros tejidos de la pared de los vasos sanguíneos, que posteriormente se vuelven estables e irreversibles y forman los productos finales de glicosilación avanzada (AGE). Los AGE se unen a receptores de diferentes células y producen una gran variedad de cambios biológicos y químicos, por ejemplo el engrosamiento de la membrana basal vascular. Un segundo mecanismo involucrado en las complicaciones que se desarrollan en la DM son los cambios que ocurren en la vía de los polialcoholes. Este mecanismo es responsable de las lesiones que se observan en la aorta, el cristalino, el riñón y los nervios periféricos. En estos tejidos la enzima aldosa reductasa reacciona con la glucosa para formar sorbitol y fructosa. La acumulación de estas sustancias produce la entrada de agua a las células y en consecuencia su tumefacción y daño. Además, la acumulación intracelular de sorbitol causa la deficiencia de mioinositol, lo que promueve el daño de las células de Schwann y los pericitos de la retina. Estos polialcoholes producen una alteración del procesamiento normal de metabolitos intermedios, lo que conduce a las complicaciones de la DM. Un tercer mecanismo propuesto es la lesión por radicales libres derivados del oxígeno (ROS). En situaciones de hiperglucemia, existe un incremento en la formación de ROS por parte de la mitocondria, lo que puede dañar diferentes células diana en la DM. 1.4.2. Complicaciones metabólicas agudas Las complicaciones metabólicas se desarrollan rápidamente. Mientras quela cetoacidosis y la hipoglucemia son principales complicaciones de la DM de tipo I, el coma hiperosmolar no cetósico es una complicación de la DM de tipo II. A) Cetoacidosis diabética: La cetoacidosis es una complicación que puede desarrollarse en pacientes con insuficiencia grave de insulina combinada con exceso de glucagón. La falta de administración de insulina y la exposición al estrés suelen ser la causas desencadenantes. La falta de insulina promueve la lipolisis y produce la liberación de ácidos grasos libres al plasma. Estos son captados por el hígado, donde se oxidan a cuerpos cetónicos. El glucagón acelera esta reacción. Esto produce cetonemia y cetonuria y si la excreción urinaria de cuerpos cetónicos está limitada por la deshidratación, se produce la cetoacidosis metabólica sistémica; cuyo cuadro clínico se caracteriza por anorexia, nauseas, vómitos, respiración profunda y rápida, confusión mental y coma. B) Coma hiperglucémico hiperosmolar no cetósico: Está causado por la deshidratación grave que produce la diuresis hipoglucémica sostenida. La pérdida de glucosa en la orina es tan intensa que el paciente es incapaz de compensarla con la ingesta de agua. Las características clínicas de la cetoacidosis están ausentes, pero se presentan alteraciones importantes a nivel del sistema nervioso central. La glucemia es extremadamente elevada, al igual que la osmolalidad plasmática. Las 7 complicaciones trombóticas y hemorrágicas son frecuentes debido a la alta viscosidad de la sangre. La tasa de mortalidad en el coma hiperosmolar es alta. C) Hipoglucemia: El episodio de hipoglucemia puede desarrollarse en pacientes con DM de tipo I. Pude ser el resultado de la administración excesiva de insulina, la pérdida de una comida o debido al estrés. Los episodios de hipoglucemia son peligrosos, ya que producen daños permanentes en el cerebro o pueden empeorar el control diabético y producir hiperglucemia por rebote. 1.4.3. Complicaciones sistémicas tardías Las complicaciones sistémicas tardías pueden desarrollarse después de un periodo prolongado de tiempo (15-20 años) y en cualquier tipo de DM. Las complicaciones tardías son las responsables de la morbilidad y mortalidad en la DM. Estas complicaciones son las siguientes: A) Aterosclerosis La DM, tanto de tipo I como de tipo II, aceleran el desarrollo de aterosclerosis. En consecuencia, las lesiones ateroscleróticas aparecen antes que en la población general, son más importantes y se asocian más a menudo a placas complicadas como ulceradas, calcificadas o con trombosis. La causa de este proceso no se conoce, pero los posibles factores que colaboran al mismo son la hiperlipidemia, la baja concentración de HDL, la glicosilación no enzimática de las proteínas, el aumento de adhesividad de las plaquetas, la obesidad y la hipertensión arterial asociada a la DM. Esta aterosclerosis acelerada colabora a incrementar la incidencia de infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares y gangrena de extremidades en pacientes con DM. B) Microangiopatía diabética La microangiopatía de la DM se caracteriza por el engrosamiento de la membrana basal de los vasos pequeños y capilares de diferentes órganos. Otros tipos de materiales similares a la membrana basal se depositan también en los tejidos no vasculares como los nervios periféricos, los túbulos renales y la cápsula de Bowman. Se cree que la patogénesis de la microangiopatía diabética, así como de la neuropatía periférica, se debe a la hiperglucemia persistente y la consecuente glicosilación no enzimática de las proteínas (colágenos de la membrana basal). C) Nefropatía diabética El compromiso renal es una complicación común en los pacientes con DM. Se entiende por tal al conjunto de alteraciones morfológicas renales producidas por la diabetes. Se reconocen así alteraciones glomerulares, vasculares, intersticiales y tubulares (Figura 3). i) Glomeruloesclerosis diabética: La primera alteración morfológica es el aumento de tamaño del glomérulo. Le sigue el aumento de espesor de la membrana basal. Este engrosamiento es continuo, homogéneo y global y está dado por un aumento del colágeno tipo IV, con disminución relativa del heparán-sulfato de la membrana basal. Después de un período de aproximadamente 6 a 8 años aparece la glomeruloesclerosis difusa. Se caracteriza por glomérulos grandes, con membrana basal engrosada y aumento de la matríz mesangial. El material que ensancha la matriz mesangial no es conocido en su detalle, pero contiene colágeno tipo IV y puede tener fibras aisladas de colágeno tipo I. Luego de un período de otros 10 a 15 años de enfermedad clínica, el mesangio presenta, primero en forma segmentaria y focal, expansiones nodulares, 8 lobulillares distales, lesión conocida como glomeruloesclerosis nodular de Kimmelstiel- Wilson, típica de diabetes mellitus. El nódulo, es rodeado por el capilar a modo de guirnalda, a veces con dilataciones aneurismáticas. A medida que la enfermedad progresa, la lesión nodular se hace más extensa y se comprometen más lobulillos y glomérulos que se van destruyendo de esta manera. Finalmente, en cualquiera de las formas de compromiso glomerular descritas pueden presentarse depósitos hialinos o lipohialinos con complejos inmunes, que ultra-estructuralmente corresponden a depósitos densos en el mesangio. Este tipo de glomerulopatía se denomina forma exudativa, asociada generalmente a un síndrome nefrótico o a insuficiencia renal (Figura 4). Figura 3: Riñón: El preparado muestra tejido renal con compromiso de todos los compartimentos. Los glomérulos se encuentran difusamente comprometidos por un incremento de matriz en la región mesangial que le confiere un aspecto nodular. Las paredes capilares aparecen difusamente engrosadas a expensas de engrosamiento de la membrana basal. Algunos glomérulos aparecen globalmente esclerosados. Engrosamiento de las paredes vasculares. Marcada pérdida de túbulos y con remanentes que aparecen atróficos. El intersticio presenta fibrosis y elementos leucocitarios. ii) Lesiones vasculares: Los vasos presentan acentuada arterioesclerosis y arterioloesclerosis. Es característica la hialinización simultánea tanto de la arteriola glomerular aferente como de la eferente, pero no es exclusiva de la diabetes mellitus. La lesión vascular es favorecida por las alteraciones metabólicas de los lípidos y por hipertensión arterial. La isquemia relativa que resulta de la alteración vascular, contribuye en forma importante a la destrucción de nefrones. Los capilares intersticiales también tienen la membrana basal engrosada (microangiopatía diabética). Glomeruloesclerosis nodular Nódulo Glomérulo esclerosado Gota capsular Aneurisma capilar Infiltrado mononuclear Hialinosis arterial Engrosamiento Arterial en catáfilas de cebolla A B C D Figura 4: Se observa: A: Esclerosis nodular - Lesión de Kimmelstiel-Wilson; B: Detalle de la gota capsular; C: Aneurisma capilar; D: Hialinosis arteriolar, junto con trombo organizado que ocluye la luz. 9 iii) Intersticio: Presenta alteraciones inespecíficas, como fibrosis y células espumosas. Cuando existe infección se encuentra una extensa inflamación pielonefrítica. iv) Lesiones tubulares o lesión de Armani-Ebstein: En los túbulos hay cambios inespecíficos: reabsorción de gotas proteicas, atrofia y daño tubular. Las membranas basales de los túbulos atróficos son característicamente muy gruesas, usualmente más que en otras causas de atrofia tubular. El cambio de Armani-Ebstein (o células de Armani-Ebstein) consiste en depósitos de glucógeno en las células epiteliales del túbulo contorneado proximal y asa de Henle; es muy raro verlo en la actualidad; se presenta en diabéticos descompensados con glucemias superiores a 500mg/dl y se debe a la glucosuria severa; es una alteración reversible sin manifestaciones funcionales. D) Neuropatía diabética La neuropatía diabética puede afectar todas las partes del sistema nervioso, pero es más característica la neuropatía periférica simétrica. Los cambios patológicos son la desmielinización de los segmentos, la lesión de la célula de Schwann y el daño axonal. La patogénesis parece estar relacionada con la microangiopatía difusa, o puede deberse a la acumulación de sorbitol y fructosa como resultado de la hiperglucemia, lo que conduce a la deficiencia de mioinositol. E) Retinopatía diabética La retinopatía es una causa importante de ceguera en pacientes con DM. Existen dos tipos de lesiones que afectan a los vasos de la retina: iniciales y proliferativas. Además, de la retinopatía, la DM también predispone a los pacientes a un desarrollo temprano de cataratas y glaucoma. F) Infecciones Los pacientes con DM tienen una susceptibilidad mayor frente a infecciones como la tuberculosis, la neumonía, la pielonefritis, la otitis y las úlceras diabéticas. Esto puede deberse a diferentes factores como la alteración de las funciones de los leucocitos, la reducción de la inmunidad celular, las alteraciones vasculares que comprometen la irrigación de los tejidos y la hiperglucemia per se. 2. MALNUTRICIÓN PROTEICO-ENERGÉTICA La malnutrición proteico-energética (MPE) en los niños pequeños es en la actualidad el problema nutricional más importante en casi todos los países de Asia, América Latina, el Cercano Oriente y África. La MPE se debe, generalmente, a un consumo inadecuado o a la mala utilización de alimentos y energía, no solo a carencia de un único nutriente, ni tampoco a la falta de proteína alimentaria. También se acepta cada vez más que las infecciones contribuyen en forma importante a la MPE. No se sabe por qué un niño puede desarrollar un síndrome en oposición a otro, y ahora se acepta que estas dos formas clínicas de MPE constituyen apenas una punta pequeña del iceberg. 2.1. Causas y epidemiología La MPE, se debe a una falta de macronutrientes, no de micronutrientes. Aunque se 10 denomina MPE, se acepta generalmente, que se debe una carencia de energía, casi siempre producida por consumo insuficiente de alimentos. Esta carencia de energía es más importante y más común que la carencia de proteína. Sin embargo, la causa de la MPE no se debe considerar tan sólo en términos de consumo escaso de nutrientes. Para una nutrición satisfactoria, los alimentos deben estar disponibles en cantidad adecuada y equilibrada, a intervalos regulares, el individuo debe tener deseos de consumir los alimentos; y tener una digestión y una absorción apropiadas. Además, el metabolismo de la persona no debe tener trastornos que impidan que las células corporales utilicen los nutrientes o que se produzcan pérdidas anormales de ellos. La prematurez o el bajo peso al nacer pueden predisponer al niño a desarrollar el marasmo nutricional. En las sociedades pobres también lo pueden causar el fracaso de la lactancia debido a la separación o a la muerte de la madre, o la falta o insuficiencia de leche materna, pues la lactancia casi siempre es la única forma factible en que las madres alimentan a sus bebés en forma adecuada. La lactancia exclusiva prolongada, sin que se den otros alimentos después de los seis meses de edad, puede también contribuir a la falta de crecimiento, a la MPE y eventualmente, al marasmo nutricional. 2.2. Kwashiorkor El kwashiorkor es una de las formas graves de la MPE. Se observa a menudo en niños de 1-3 años de edad, pero puede aparecer a cualquier edad. Se observa en niños que tienen una dieta por lo general escasa en proteína y también en otros nutrientes. A menudo los alimentos suministrados al niño son principalmente carbohidratos; que además no se suministran frecuentemente. El kwashiorkor es común que se asocie con enfermedades infecciosas, que, inclusive, lo pueden precipitar. La diarrea, infecciones respiratorias, sarampión, tos ferina, parásitos intestinales y otras entidades clínicas son causas habituales subyacentes de MPE y pueden hacer que los niños desarrollen el kwashiorkor o el marasmo nutricional. Estas infecciones por lo general producen pérdida del apetito, que es una causa importante de la MPE grave. Las infecciones, especialmente las que se acompañan de fiebre, ocasionan una mayor pérdida de nitrógeno en el organismo, que sólo se puede reemplazar con una dieta con proteínas. 2.2.1. Signos clínicos del kwashiorkor El kwashiorkor es relativamente fácil de diagnosticar teniendo en cuenta la historia clínica del niño, los síntomas y los signos observados (Tabla 3). Las pruebas de laboratorio no son esenciales pero dan algún indicio. Todos los casos de kwashiorkor presentan edema, fallas en el crecimiento, atrofia muscular e infiltración grasa del hígado. Otros signos incluyen alteraciones mentales, anormalidades en el cabello, dermatosis típica, anemia, y diarrea, así como carencias de otros micronutrientes. 2.3. Marasmo nutricional En la mayoría de los países el marasmo predomina ahora mucho más que el kwashiorkor. En el marasmo existe una carencia generalizada de alimentos y por lo tanto, también de energía. Puede suceder a cualquier edad, sobre todo alrededor de los tres años y medio, pero en contraste con el kwashiorkor, es más común durante el primer año de vida. 11 Quizás las causas precipitantes más importantes del marasmo son las infecciones y enfermedades parasitarias de la infancia. Estas incluyen sarampión, tos ferina, diarrea, malaria, y otras debidas a parásitos. Las infecciones crónicas como la tuberculosis pueden también llevar al marasmo. Otras causas comunes del marasmo son el parto prematuro, la deficiencia mental y las molestias digestivas, como malabsorción o vómito. Además, es muy común observarlo cuando existe la interrupción temprana de la lactancia. Sus características se resumen en la Tabla 3. Tabla 3: Características del kwashiorkor y el marasmo Característica Kwashiorkor Marasmo Insuficiente crecimiento Presente Presente Emaciación Presente Presente, notorio Edema Presente (algunas veces leve) Ausente Cambios en el cabello Común Menos común Alteraciones mentales Muy común Raros Dermatosis Común No ocurre Apetito Pobre Bueno Anemia Grave (algunas veces) Presente, menos grave Grasa subcutánea Reducida pero presente Ausente Rostro Puede ser edematoso Macilento, cara de mono Infiltración grasa del hígado Presente Ausente 2.4. Kwashiorkor marásmico A los niños con características de marasmo nutricional y kwashiorkor se les clasifica como kwashiorkor marásmico. Según la clasificación de Wellcome se da este diagnóstico a todo niño con malnutrición grave que tiene edema y un peso por debajo de 60 % de lo esperado para la edad. Los niños con kwashiorkor marásmico tienen todas las características del marasmo nutricional, incluso emaciación grave, falta de grasa subcutánea, crecimiento deficiente, y además del edema, que siempre se encuentra, pueden tener también algunas de las características del kwashiorkor ya descritas. Asimismo puede ocasionar cambios en la piel, por ejemplo, dermatosis en copos de pintura; cambios del cabello, cambios mentales y hepatomegalia. Muchos de estos niños presentan diarrea. En el kwashiorkor hay una reducción en las proteínas totales del suero y sobre todo de la fracción albúmina. En el marasmo nutricional la reducción es en general mucho menos marcada. A menudo, debido a las infecciones, la globulina sérica es normal o incluso elevada. La albúmina sérica cae a niveles bajos o muy bajos tan sólo en el kwashiorkor clínicamente evidente. Los niveles de albúmina sérica no son útiles para predecir el desarrollo inminente de kwashiorkor en casos moderados de MPE. Sin embargo, cuanto másgrave sea el kwashiorkor, la albúmina sérica será más baja, pero los niveles de albúmina sérica no son útiles para evaluar la MPE menos grave. Los niveles de proteína ligada al retinol, que es la proteína que transporta el retinol, también tienden a ser reducidos en el kwashiorkor y en menor grado en el marasmo nutricional. 12 3. DÉFICIT DE VITAMINAS 3.1. Vitamina A La vitamina A mantiene la visión normal en baja luminosidad, potencia la diferenciación de células epiteliales especializadas (principalmente las mucosecretoras), incrementa la inmunidad frente a infecciones. Las fuentes de esta vitamina son de origen animal, y carotenoides de ciertos vegetales. La carencia: produce ceguera nocturna, xeroftalmia, sequedad en conjuntiva ya que el epitelio normal se sustituye por epitelio queratinizado. En consecuencia, se produce acumulación de restos de queratina en pequeñas placas opacas (manchas de Bitot). Se erosiona la superficie corneal con reblandecimiento y destrucción de la córnea. 3.1.1. Toxicidad por vitamina A: Aguda: cefalea, vómitos, estupor, pseudo tumor cerebral. Crónica: pérdida de peso, náuseas vómitos, sequedad de mucosa de los labios, dolores óseos y articulares, hepatomegalia. 3.2. Vitamina D La vitamina D mantiene los niveles plasmáticos normales de fosfato y calcio. Previniendo enfermedades óseas. Su carencia produce: Raquitismo en niños: deformación torácica (deformidad en pecho de paloma), huesos occipitales y parietales reblandecidos, abombamiento frontal, deformaciones vertebrales, pélvicas y los huesos largos (lordosis lumbar y arqueamiento de las piernas). El cartílago epifisario crece excesivamente, por incapacidad de las células del cartílago para madurar. La matríz osteoide se deposita sobre restos cartilaginosos insuficientemente mineralizados. Además, hay un crecimiento excesivo de los capilares y fibroblastos. El esqueleto se deforma por la pérdida de rigidez estructural de los huesos en desarrollo. Osteomalacia en adultos: mineralización insuficiente (exceso de osteoide), macro y micro fracturas patológicas (cuerpos vertebrales y cuellos femorales). Microscópicamente se observa una gruesa capa de matriz osteoide no mineralizada eosinófila leve alrededor de las trabéculas más basófilas con mineralización normal. 3.3. Vitamina E La vitamina E posee propiedades antioxidantes, por lo tanto participa en la eliminación de radicales libres del organismo. Su carencia produce degeneración de los axones en las columnas posteriores de la médula espinal con acumulación focal de lipopigmento y pérdida de neuronas en los ganglios de las raíces posteriores. También se observa la degeneración de la mielina en los axones sensitivos de los nervios periféricos y de los tractos espino cerebelosos. Los hematíes tienen mayor riesgo de lesión oxidativa presentando una vida media más corta. Además, se produce una disminución de los reflejos tendinosos, ataxia, disartria, perdida de sentido de la posición y del dolor. Todo esto asociado a malabsorción de grasas, inmadurez hepática y del aparato GI, abetalipoproteinemia. 3.4. Vitamina K La vitamina K actúa como cofactor para la correcta síntesis de ciertos factores de la coagulación. Su déficit provoca diátesis hemorrágica. 13 3.5. Vitamina B Vitamina B1 (Tiamina): Regula la descarboxilación oxidativa de -cetoácidos dando lugar a la síntesis de ATP. Actúa como cofactor para la transcelotasa en la vía de las pentosas fosfatos. Mantiene las membranas neuronales y la conducción nerviosa normal. Las principales fuentes son el azúcar, la harina y el arroz. Su carencia provoca: Beri-Beri seco: polineuropatía simétrica distal, con degeneración de mielina. Beri-Beri húmedo: Sindrome cardiovascular, con vasodilatación periférica con un corticircuito arteriovenoso más rápido de la sangre, insuficiencia cardíaca y edema periférico. Sindrome de Wernicke Korsakoff: Este síndrome se caracteriza por la presencia de nistagmo, ataxia de marcha y postura, trastornos de la función mental (Wernicke), y amnesia retrógrada (Korsakoff). Vitamina B2 (Riboflavina): Actúa como coenzima de óxido reducción. Está ampliamente distribuida en carne, lácteos, vegetales. Su carencia produce alteraciones de la comisura de la boca (queilosis), glositis, estomatitis, conjuntivitis, dermatositis, hipoplasia eritroide. Vitamina B3 (Niacina): Se la encuentra en cereales, legumbres, aceites. Su déficit causa pelagra, diarrea con pérdida del epitelio cilíndrico de la mucosa, demencia por degeneración neuronal. Vitamina B6: Interviene en la elaboración de sustancias cerebrales que regulan el estado de ánimo, como la serotonina, pudiendo ayudar, en algunas personas, en casos de depresión, estrés y alteraciones del sueño. Además interviene en la síntesis de GABA (ácido gamaaminobutírico). Su carencia es extremadamente rara y se caracteriza por anormalidades neurológicas, que incluyen una neuritis periférica, con dolor grave en las extremidades, tanto superiores como inferiores. Vitamina B12 (Cianocobalamina): Participa en el metabolismo de folatos y síntesis de ADN, mielinización de cordones medulares posteriores. Su déficit produce anemia megaloblástica. Puede faltar por falta de factor intrínseco. 3.6. Vitamina C La vitamina C posibilita la hidroxilación del procolágeno. Está presente en la leche, pescado, hígado, frutas, alimentos. Su carencia produce escorbuto, díatesis hemorrágica, osificación defectuosa, retardo en la cicatrización de heridas, hemorragias de encías. 3.7. Ácido Fólico Actúa como cofactor para la síntesis de ácidos nucleicos, que requiere a la vitamina B12. Se encuentra en harinas de trigo, habas, nueces, hígado, verduras. Su carencia produce defectos del cierre del tubo neural en embarazadas. Déficit de folatos y B12 contribuye al cáncer de colon y anemia megaloblástica. 14 4. GOTA Enfermedad caracterizada por crisis transitorias de artritis aguda ocasionada por cristalización de uratos en articulaciones que eventualmente pueden conducir a artritis gotosa crónica con formación de tofos. Mayoritariamente estos pacientes con gota crónica presentan también nefropatía por uratos. Esta enfermedad es consecuencia de la hiperuricemia (> 6.8 mg/dl), que es necesaria, pero no suficiente para el desarrollo de la misma (más del 10% de la población occidental tiene hiperuricemia, sin embargo solo menos del 0.5% desarrolla gota). 4.1. Factores intervinientes • Edad y duración de la hiperuricemia: En general la gota aparece luego de 20-30 años de hiperuricemia. • Predisposición genética: Ej. anomalías en HGFT (Hipoxantina guanina fosforibosil transferasa). • Consumo de alcohol • Obesidad • Fármacos que reducen excreción de uratos (Ej.: tiazidas) 4.2. Patogenia: Precipitación de cristales de urato monosódico en las articulaciones. 4.3. Clasificación: Gota primaria (90% de los casos) • Producción excesiva de ácido úrico: Dieta, defectos enzimáticos desconocidos, defectos enzimáticos conocidos (ej.: HGFT). • Excreción reducida con producción normal. Gota secundaria (10% de los casos) • Producción excesiva de ácido úrico con aumento de la excreción urinario: Aumento del recambio de ácidos nucleicos (neoplasias) • Excreción reducida de ácido úrico con producción normal (Nefropatía crónica) 4.4. Clínica La evolución presenta 4 etapas: Hiperuricemia asintomática/artritis gotosa aguda/gota intercrítica/gota tofácea crónica. Artritis aguda: dolor articular y tumefacción bruscos (sobre todo tobillos y dedos de los pies) que puede durar horas a semanas. Luego cede el cuadro y se ingresa en un periodo asintomático con exacerbaciones esporádicas. Luego, con los años se produce una gota tofácea crónica. Pueden aparecer también manifestaciones renales en forma de cólicos asociados a la eliminación de arenillas y cálculosque pueden evolucionar a nefropatía gotosa crónica. Alrededor del 20% de las personas con gota crónica mueren por insuficiencia renal. 15 4.5. Morfología Artritis aguda: Infiltrado denso de neutrófilos que atraviesa la sinovial y el líquido sinovial. Los cristales de urato monosódico están presentes en el citoplasma de los neutrófilos y dispuestos en pequeños grupos en la sinovial. La membrana sinovial se encuentra edematosa y congestiva y presenta infiltrados inflamatorios dispersos. Artritis tofácea crónica: La sinovial desarrolla hiperplasia, fibrosis e infiltrada por células inflamatorias. Los tofos son el signo patognomónico de la gota. Consisten en acúmulos grandes de cristales de urato rodeados de intensa reacción inflamatoria constituida por macrófagos, linfocitos y células gigantes multinucleadas (Figura 5). Se ubican en cartílagos, ligamentos, tendones, tejidos blandos articulares y periarticulares. Con menos frecuencia se los puede observar en riñón, cartílago nasal, piel de dedos, palmas, etc. Nefropatía gotosa: Depósito de cristales de urato monosódico en intersticio medular renal en ocasiones formando tofos, precipitaciones tubulares con formación de cálculos renales. Una posible complicación es la pielonefritis. 5. HEMOCROMATOSIS Y HEMOSIDEROSIS Enfermedad caracterizada por acumulación excesiva de hierro en el organismo. Los órganos principalmente afectados son: Hígado, páncreas, corazón, articulaciones, órganos endocrinos. La hemocromatosis (también llamada hemocromatosis hereditaria o primaria) es un trastorno hereditario recesivo producido por una absorción excesiva de hierro. La acumulación que se produce por la administración parenteral de hierro, Figura 5: En el panel A se observa un tofo gotoso. Acúmulos de cristales de urato rodeados de intensa reacción inflamatoria y fibrosis periférica (HyE 10X). En el panel B y C se observa la misma imagen a mayor aumento. Se destacan los cristales de urato rodeados por reacción inflamatoria constituida por macrófagos, linfocitos y células gigantes multinucleadas (HyE 40X). 10X 40X 40X A B C 16 normalmente en forma de transfusiones, o por otras causas se conoce como hemocromatosis secundaria, adquirida o hemosiderosis (Tabla 4). La cantidad de hierro en el organismo es de aproximadamente 2-5 gramos. En la Hemocromatosis el hierro puede alcanzar o exceder los 50 gramos. Triada clínica: Cirrosis micronodular/diabetes mellitus/pigmentación cutánea. Los síntomas aparecen habitualmente hacia la quinta o sexta década de la vida. Se observa predominantemente en varones (5-7/1) Tabla 4: CLASIFICACION DE LA SOBRECARGA DE HIERRO Hemocromatosis hereditaria • Causa genética: Mutaciones en genes involucrados en el metabolismo del hierro. Hemosiderosis (Hemocromatosis secundaria) • Sobrecarga de hierro parenteral • Eritropoyesis ineficaz (B talasemia, anemia sideroblástica, etc.) • Aumento de la ingesta oral de hierro • Atransferrinemia congénita • Hepatopatía crónica 5.1. Patogenia: Existe una excesiva absorción intestinal de hierro, con una acumulación de aproximadamente 0,5 a 1gr/año. La enfermedad se manifiesta en general recién cuando se han acumulado aproximadamente 20 gr. de hierro. El exceso de este mineral produce: peroxidación lipídica mediante reacciones que involucran la formación de especies reactivas derivadas del oxígeno, estimulación de formación de colágeno por activación de células hepáticas estrelladas, interacción de las especies reactivas del oxígeno y del propio hierro con el ADN provocando lesión celular letal o predisposición al carcinoma hepatocelular. 5.2. Clínica: Comienza aproximadamente en la cuarta década de la vida. Los pacientes presentan: Hepatomegalia, dolor abdominal, pigmentación cutánea, diabetes mellitus (por afectación pancreática), disfunción cardiaca (arritmias, miocardiopatía), artritis. Generalmente la causa de la muerte es: Cirrosis, miocardiopatía, carcinoma hepatocelular (el riesgo para este último es 200 veces mayor que en la población general) 5.3. Morfología 17 Se observan depósitos de hemosiderina en los siguientes órganos: hígado, páncreas, miocardio, hipófisis, tiroides, paratiroides, adrenales, articulaciones y piel. Estas acumulaciones pueden ser detectadas utilizando la técnica de Perls. La cirrosis micronodular hepática con intensa pigmentación presenta hepatocitos, epitelio biliar y células de Kupffer con pigmento hemosiderinico, tabiques fibrosos y nódulos de regeneración (Figura 6). Típicamente hay ausencia de inflamación (el hierro es una hepatotoxina directa). Páncreas: Existe fibrosis intersticial difusa, atrofia parenquimatosa y pigmentación (hemosiderina en acinos, islotes y en el estroma fibroso interviniente). Corazón: Se encuentra aumentado de tamaño, con pigmento en fibras miocárdicas (adopta coloración marronada), tenue fibrosis intersticial. Piel: Existe un incremento de la producción de melanina (aumento de Propiomelanocortina). En menor medida depósitos de hemosiderina en fibroblastos y macrófagos dérmicos. Como consecuencia de estos cambios, la piel adopta una coloración gris pizarra. Otros: Sinovitis, testículos pequeños y atróficos, etc. 6. PIGMENTOS Son sustancias coloreadas, algunas de las cuales son elementos normales, y sólo se acumulan en condiciones especiales. Pueden ser exógenos o endógenos. 6.1. Exógenos El más frecuente es el carbón, un contaminante de la vida urbana. Es captado por macrófagos alveolares pulmonares y es transportado a los ganglios linfáticos regionales. La acumulación de este pigmento genera antracosis y en los mineros del carbón una grave enfermedad denominada neumoconiosis del trabajador del carbón (ver capítulo xx). Otro pigmento exógeno es la tinta con la que se realizan los tatuajes. La misma es fagocitada por macrófagos dérmicos en la que queda incluída durante el resto de la vida del paciente. Melanosis Coli Figura 6: Acúmulos de hierro intrahepatocitarios en una biopsia hepática de un paciente con hemocromatosis. Técnica de Perls. 10X 18 Es una pigmentación café-negruzca de la mucosa del intestino grueso producida por absorción de productos aromáticos por uso excesivo de laxantes derivados del antraceno. El pigmento es un derivado de la antraquinona y está unido a proteínas degradadas. El pigmento tiene propiedades tintoriales e histoquímicas distintas de la melanina. Se acumula en el citoplasma de macrófagos de la lámina propia de la mucosa intestinal (Figura 7). La alteración carece de mayor importancia clínica. 6.2. Endógenos Lipofucsina. Es un pigmento insoluble, llamado también pigmento del desgaste. Está constituido por polímeros de lípidos y fosfolípidos que forman complejos con proteínas. La lipofucsina no resulta tóxica para la célula. Sin embargo, su presencia es un signo certero de lesión por radicales libres y peroxidación lipídica. El término proviene del latín (fuscus, pardo) porque los lípidos son pardos. En la histología aparece como un pigmento citoplasmático pardo amarillento finamente granular perinuclear. Se reconoce en células que sufren cambios regresivos lentos (ej. células envejecidas) Melanina. Pigmento negro parduzco endógeno no derivado de la hemoglobina que se forma cuando la enzima tirosinasa cataliza la oxidación de tirosina a dihidroxifenilalanina en los melanocitos. Hemosiderina Pigmento cristalino o granular amarillento o pardo derivado de la hemoglobina que sirve como una de las formas principales de depósito de hierro. El pigmento férrico se ve como un pigmento granular dorado que se localiza en el citoplasma celular. Se puede poner en evidencia mediante la técnica de Azulde Prusia o técnica de Perls (se observa como gránulos azules) (Figura 8). Figura 7: Biopsia colónica (Panel A) donde se observan macrófagos con pigmento intracitoplasmático en la lámina propia de la mucosa (HyE 4X). En el panel B se observan con mayor detalle los macrófagos descriptos con pigmento intracitoplasmático a nivel de la lámina propia (40X). B A 19 Ceroide. Pigmento amarillento acidorresistente que presenta fluorescencia verde amarillenta. Este pigmento se tiñe con colorantes para lípidos. Se lo ha visto en relación con déficit de vitamina E y en otras circunstancias. Algunos autores consideran que el ceroide es una variedad de lipofucsina pero no un pigmento diferente de ella. Pigmento formólico Se forma por acción del formol sobre la hemoglobina. Corresponde a un artefacto en forma de grumos negros, predominante en zonas del tejido con acentuada hiperemia o hemorragias recientes. 7. ENFERMEDAD DE WILSON Trastorno autosómico recesivo debido a la mutación del gen ATP7B que provoca el deterioro de la excreción de cobre en la bilis y el fracaso de la incorporación en la ceruloplasmina (enzima encargada del transporte del 95% del cobre plasmático) Este trastorno se caracteriza por la acumulación excesiva de cobre en muchos tejidos sobre todo hígado, cerebro y los ojos. 7.1. Morfología Hígado: Esteatosis leve a moderada, necrosis focal de los hepatocitos, hepatitis aguda, hepatitis crónica con inflamación moderada o intensa, necrosis de los hepatocitos, cuerpos de Mallory. Con la progresión del proceso crónico se desarrollará cirrosis, necrosis hepática masiva. El exceso de cobre se puede demostrar con tinciones como rodamina u orceína para proteínas relacionadas al cobre. Cerebro: Principalmente afecta a los ganglios de la base en particular al putamen que evidencia atrofia o cavitación. Ojo: Se observan los anillos de Kayser-Fleischer, depósitos verdes o marrones de cobre en la membrana de Descemet en el limbo de la córnea Figura 8: Depósitos de hemosiderina en hepatocitos. Hematoxilina y eosina (40X). 20 7.2. Clínica En general el trastorno se manifiesta entre los 6 y los 40 años. Las manifestaciones más frecuentes son: hepatopatía aguda o crónica, síntomas extrapiramidales y/o psiquiátricos. El diagnostico bioquímico de la enfermedad se basa en la reducción de ceruloplasmina sérica, aumento del contenido de cobre en hígado y aumento de la excreción urinaria de cobre. La concentración sérica de cobre no tiene valor diagnóstico. 8. ENFERMEDAD HEPÁTICA GRASA NO ALCOHÓLICA (EHGNA): Comprende a la esteatosis y a la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) Es una de las causas de enfermedad crónica hepática más comunes. Se asemeja a la enfermedad hepática alcohólica clínica e histológicamente, pero por definición, el alcohol no es un posible factor etiológico. Se produce en niños y adultos; asociado con la obesidad, diabetes e hiperlipemias. La mayoría de los pacientes presenta insulinorresistencia. 8.1. Clínica Generalmente es asintomático. Los pacientes suelen presentar elevación de enzimas hepáticas y alteraciones en los estudios por imágenes. Otros signos y síntomas no específicos son dolor abdominal, fatiga y acantosis nigricans asociada a la insulinoresistencia. Algunos pacientes presentan cirrosis. Niveles de alanina aminotransferasa (ALT) en pacientes con EHNA suelen oscilar entre normal hasta 200-300 U / L. los niveles de aspartato aminotransferasa (AST) se caracterizan por ser menores que los de ALT. 8.2. Patogenia La esteatosis es el resultado de un desbalance entre la lipogenesis endógena y la salida de ácidos grasos libres. El próximo paso involucra la iniciación y perpetuación del estrés oxidativo, con la subsiguiente inflamación, muerte celular, regeneración y finalmente fibrogenesis. La lipotoxicidad, definida como la respuesta inflamatoria secundaria a la acumulación grasa en tejidos no adiposos, contribuye con este proceso. Por otro lado, el tejido adiposo visceral no representa solo un depósito, sino que sintetiza proteínas activas denominadas adipoquinas como TNFα, IL-6 y derivados fibrogénicos que están involucrados en la patogénesis de la EHGNA. La leptina es una adipoquina asociada al control del apetito y saciedad, la EHGNA puede representar una condición de leptina resistencia. 8.3. Macroscopía El hígado se encuentra aumentado de tamaño, de color amarillo y grasoso. En estadios tardíos la cirrosis micronodular puede ser evidente. 8.4. Histología 21 Los hallazgos son variables desde esteatosis sin actividad necroinflamatoria hasta la presencia de cirrosis. Las claves diagnósticas son: esteatosis predominantemente macrovacuolar, leve infiltrado inflamatorio constituido por linfocitos y células plasmáticas de distribución lobular, con afectación variable de espacios porta, hepatocitos con degeneración balonizante, cuerpos de Mallory y fibrosis perisinusoidal. Cuando la fibrosis progresa se forman puentes fibrosos Porto venas centrales (Figura 9). En los niños han sido descriptos dos tipos: TIPO 1: remeda la forma adulta con predominio de esteatosis en la zona acinar 3, balonización y fibrosis (en zona acinar 3). TIPO 2: acentuación de esteatosis en la zona acinar 1 o panacinar; leve o ausencia de balonización e inflamación acinar. Inflamación crónica portal. Fibrosis en la zona acinar 1. 9. GALACTOSEMIA Es un desorden autosómico recesivo causado por deficiencia de la enzima galactosa-1- fosfatouridiltransferasa, codificada por el gen GALT, localizado en el cromosoma 9q13. Esta enzima convierte galactosa-1-fosfato y uridina difosfato (UDP)-glucosa en glucosa-1-fosfato y UDP-galactosa. La ausencia de esta enzima genera la acumulación sistémica de galactosa. La incidencia de galactosemia es 1 en 50.000 nacidos. 9.1. Características clínicas: se manifiesta durante el periodo neonatal como vómitos, ictericia, diarrea, poca ganancia de peso y malnutrición. Menos común cataratas, hemorragia intraocular, desprendimiento de retina y retardo mental. Puede causar enfermedad hepática aguda y crónica. Los recién nacidos son propensos a sepsis, causada comúnmente por Escherichia Coli. Los signos y síntomas pueden aparecer durante la infancia. Figura 9: En el panel A se observa una imagen de un hígado con marcada esteatosis macrovacuolar y hepatocitos balonizados. Además, se observan puentes fibrosos. Tricrómico de Masson 4X. En el panel B se observa una esteatosis macrovacuolar. Hepatocitos balonizados (flecha simple) y foco inflamatorio (doble flecha). Hematoxilina- eosina. 40X 22 Los análisis bioquímicos son inespecíficos, ya que el aumento de las sustancias reductoras en orina junto con la glucosuria pueden ser normales. Diagnóstico: El test definitivo se basa en la medición de galactosa-1-fostato uridiltransferasa eritrocitaria. El análisis de la mutación genética confirma el diagnóstico. 9.2. Características patológicas: en los primeros 10 días de vida, se observa esteatosis y reacción ductal periportal. Los ductos pueden contener trombos biliares y exhibir exocitosis de neutrófilos. Entre la 2 y 6 semana, la placa hepática revela transformación pseudoacinar. La fibrosis puede ser evidente, pero la cirrosis se desarrolla entre los 3 y 6 meses, y es micronodular. Los pacientes tienen un aumento del riesgo de adenomas hepáticos. 10. FRUCTOSEMIA HEREDITARIA Es un desorden autosómico recesivo de la aldolasa B, en el hígado, riñón e intestino. La mutación ocurre en el gen de la Aldolasa B en el cromosoma 9q22. La enzima convierte fructosa bifosfato a gliceraldehido y dihidroxiacetona como vía normal de la glucolisis. Se han identificado más de 35 mutaciones, con una frecuencia de 1 en 26.000 nacidos. Los síntomas comienzan con la introducción de fructosa a la dieta.10.1. Características clínicas: Vómitos, ictericia y hepatomegalia. Laboratorio: elevación de AST y ALT, hipoglucemia, proteinuria y aminuaciduria. Acidosis metabólica e hipofosfatemia. 10.2. Características patológicas: la biopsia hepática en las primeras semanas evidencia esteatosis y colestasis. Transformación gigantocelular, reacción ductal periportal y disposición pseudoacinar de hepatocitos. La fibrosis se presenta tempranamente y evoluciona a cirrosis. El diagnóstico se establece mediante el análisis mutacional del gen de la aldolasa B o dosaje de actividad enzimática en tejido renal o intestinal. 11. TIROSINEMIA HEREDITARIA Es un desorden autosómico recesivo causado por deficiencia de fumarilacetoacetato hidrolasa, última enzima en la cadena metabólica de la degradación de tirosina, que conlleva a la acumulación de metabolitos intermedios como maleil y fumarilacetoacetato. El metabolito secundario se denomina succinilacetona y es excretado por orina y de utilidad diagnóstica. La incidencia es de 1 cada 100.000 nacidos vivos. 11.1. Características clínicas: la fase aguda de la enfermedad se presenta habitualmente en pacientes menores a 6 meses y se caracteriza por disfunción hepática con elevación de transaminasas y bilirrubina. La fase crónica típicamente en pacientes 23 mayores a 6 meses se caracteriza por disfunción hepática, renal, crisis neurológicas y carcinoma hepatocelular. El diagnóstico puede establecerse mediante la medición de la actividad enzimática de fumarilacetoacetato hidrolasa en cultivo de fibroblastos de piel o de tejido hepático. 11.2. Características histológicas: la fase aguda se caracteriza por colapso lobular, fibrosis, proliferación ductal, transformación gigantocelular y colestasis. La fase crónica presenta esteatosis y cirrosis macro y micronodular. 12. ENFERMEDAD DE GAUCHER Es una enfermedad autosómica recesiva caracterizada por déficit de glucocerebrosidasa. El defecto enzimático conlleva a la acumulación de sustrato de glucocerebrosido en células del sistema fagocítico mononuclear. Presenta un cuadro clínico variable, y se describen 3 formas: • Tipo I: adulto o neuropática crónica. • Tipo II: infantil o neuropática aguda. • Tipo III: juvenil o neuropática subaguda. La forma más severa es la tipo II. Afecta a niños en los primeros meses de vida, es fatal en los primeros 2 años y se caracteriza por la presencia de convulsiones y demencia. En los pacientes se observa hepato-esplenomegalia masiva e hipertensión portal. Algunos casos pueden evolucionar a cirrosis. El diagnostico se efectúa evaluando la actividad de glucocerebrosidasa en leucocitos de sangre periférica, <15% se considera enfermedad. 12.1. Características histológicas: La célula de Gaucher se caracteriza porque esta distendida y presenta estriaciones citoplasmáticas (papel arrugado). Las estriaciones son evidentes con la técnica de PAS. Se puede observar además depósitos de hemosiderina y lipofucsina (Figura 10). Figura 10: Celulas de Gaucher con distención citoplasmática y estriaciones (flecha). Técnica de PAS 40X. 24 13. ENFERMEDADES POR DEPÓSITOS DE GLUCÓGENO Las enfermedades de almacenamiento del glucógeno son resultado de alteraciones enzimáticas en las vías metabólicas del glucógeno, que resultan en la acumulación del mismo en varios tejidos. Los tipos I, II, III, IV, VI y IX presentan enfermedad hepática y el tipo V y VII involucra a músculos estriados. El tipo II se caracteriza por depósitos lisosomales y el resto de las formas evidencia acúmulos citoplasmáticos de glucógeno. Algunas formas de la enfermedad se presentan en la infancia y otras en la niñez, con retraso en el desarrollo, convulsiones, hepatomegalia, acidosis láctica y / o hipoglucemia. El curso de la enfermedad puede complicarse aún más por hiperlipidemia, xantomas, hiperuricemia, neutropenia cíclica con infecciones recurrentes, nefropatía, e inflamación intestinal crónica. En la tabla 5 se describen algunos ejemplos de estas enfermedades. Tabla 5: ENFERMEDADES POR DEPÓSITO DE GLUCÓGENO Tipo de enfermedad de depósito Defecto enzimático Histopatología Microscopia electrónica I (von Gierke)) glucosa-6-fosfatasa Exceso citoplasmático y nuclear de glucógeno con patrón en mosaico uniforme, raramente cuerpos de Mallory y ausencia de inflamación. Lagos de glucógeno monoparticulado en citoplasma y núcleos con desplazamiento de otras organelas, vacuolas de lípidos y megamitocondrias. II (Pompe) α-glucosidasa acida lisosomal Minima distensión y vacuolizacion de citoplasma, no uniformes. Glucógeno monoparticulado lisosomal III (Cori) amilo-1,6- glucosidasa Similar a tipo I, y fibrosis Portal. Similar a tipo I, con menor cantidad de glucógeno nuclear y lípidos. IV (Anderson) Amilo-1-4-glicano- glicosiltransferasa Inclusiones de tipo Lafora de amilopectina (PAS- Diastasa +) con halos en la zona acinar 1; inclusiones de hierro coloidal; cirrosis Depósitos de glucógeno fibrilar rodeados por rosetas de glucógeno poliparticuladas 25 VI (Hers) fosforilasa hepática Agrandamiento de hepatocitos no uniforme. Fibrosis Portal Glucógeno y material finamente granular en el citoplasma. IX fosforilasa quinasa Exceso de glucógeno citoplasmático Depósito de glucógeno en patrón de cielo estrellado REFERENCIAS 1. Nolan Ch, Damm P, Prentki M. Type 2 diabetes across generations: from pathophysiology to prevention and management. Lancet 378:169–81; 2011 2. Diabetes Care 33(SUPPLEMENT 1): S62-S69; 2010 3. Buse J y col. Diabetes Care 30: 162-172; 2007
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