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Anestesio 2012

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ANESTESIA VETERINARIA 
Prof. Pablo Otero 
Área Anestesiología 
Facultad de Ciencias Veterinarias 
Universidad de Buenos Aires, Argentina. 
 
 
INDICE 
 
1. Introducción. 
2. Premedicación. 
3. Vías de administración de fármacos. Cateterismo venoso y arterial. Toma de ñmuestras. 
4. Anticolinérgicos. Sulfato de atropina, glicopirrolato. 
5. Tranquilizantes mayores. Fenotiazínicos y butirofenonas. 
6. Tranquilizantes menores. Benzodiazepinas: diazepam, midazolam. 
7. Agonistas alfa2 presinápticos. Xilacina, detomidina, medetomidina, dexmedetomidina. 
8. Hipoanalgésicos. 
a) Agonistas puros: morfina, meperidina, oximorfona, fentanilo, sufentanilo, 
alfentanilo, remifentanilo. 
b) Agonistas parciales, agonistas-antagonistas y antagonistas: buprenorfina, 
butorfanol, nalbufina, pentazocina, tramadol, naloxona, nalorfina. 
9. Aniinflamatorios no esteroides. 
10. Inducción. 
a) Barbitúricos. Tiopental sódico, metoxihetal, tiamilal. 
b) Propofol 
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c) Etomidato, medetomidato. 
d) Guafenesina (éter gliceril guayacolato). 
e) Anestésicos inhalatorios. 
f) Anestésicos disociativos. 
g) Relajantes neuromusculares. Succinilcolina, pancuronio, atracurio, vencuronio. 
11. Intubación endotraqueal. 
a) Caninos. 
b) Felinos. 
c) Equinos. 
d) Cerdos. 
e) Rumiantes. 
12. Mantenimiento. 
a) Circuitos anestésicos y flujo de gases frescos. 
b) Ventilación a presión positiva. 
c) Manejo de los gases durante la anestesia. 
d) Vaporizador dentro del circuito. 
13. Recuperación y manejo del dolor postoperatorio. 
14. Monitoreo del paciente. 
15. Anestésicos locales. Bloqueos neuroaxiles y periféricos. 
 
 
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INTRODUCCION 
 
La práctica anestésica ha crecido notablemente en los últimos años en medicina 
veterinaria. La necesidad de garantizar el éxito por un lado y lo complejo de la técnica 
quirúrgica por el otro, han promovido y garantizado este proceso. 
Los objetivos de todo acto anestésico son, evitar el dolor producido por las diferentes 
maniobras quirúrgicas, relajar la musculatura para facilitarlas, desconectar al paciente 
mediante diferentes grados de depresión del sistema nervioso central (SNC) y por último 
estabilizar el sistema neurovegetativo. 
Son muchas y muy variadas las alternativas que poseemos para anestesiar a un individuo. 
Es importante que todo aquel que pretenda familiarizarse con la técnica anestésica, 
maneje cada posibilidad de manera tal de brindarle a su paciente la mejor opción. Los 
conceptos aquí vertidos pueden útiles también para aquellos que inician actividades de 
investigación en animales. 
El presente capítulo pretende explorar el abordaje anestésico en las diferentes especies 
animales, haciendo especial hincapié sobre aquellas que son habitualmente sometidas a 
los diversos procedimientos quirúrgicos o que sirven como modelo de experimentación en 
distintos ámbitos médicos. A la hora de desarrollar el estudio de las drogas nos 
abocaremos al lugar, que cada una posee, en el protocolo anestésico de cada especie 
animal. 
Remitimos al lector a capítulos precedentes para profundizar en la farmacología general de 
cada grupo de drogas. 
 
 4
 
PREMEDICACION 
 
La cuidadosa evaluación del paciente en la etapa preanestésica es de suma importancia 
para la elección de las drogas que formarán parte del protocolo anestésico. Es también en 
esta etapa en la que se determinan los requerimientos para el monitoreo del paciente así 
como toda maniobra de soporte previa al acto anestésico. 
La base mínima de datos que ayudará a determinar el perfil sanitario del paciente, deberá 
ser mayor cuanto mayor sea el compromiso clínico. Aunque un examen físico completo es 
siempre el primer paso de la exploración preanestésica, la incorporación de análisis 
complementarios, hemograma, bioquímica sanguínea, uroanálisis, electrocardiograma, 
radiografías, etc., deberá ponderarse. (Tablas I y II, remitirse al archivo “tablas”). El 
sistema de clasificación de la Sociedad Americana de Anestesiología (ASA) se aplica 
también en medicina veterinaria. Este se basa en la presencia y gravedad de patologías 
preexistentes. 
Si en el examen físico, se detecta alguna anormalidad, se deberá llevar a cabo una 
investigación más detallada antes de anestesiar al animal. Además del riesgo inherente al 
estado del paciente, otros factores que deben considerarse vienen determinados por las 
condiciones del hospital o clínica veterinaria, la cantidad y calidad del equipo de 
monitorización, la técnica y experiencia de los integrantes del equipo médico como así 
también de la duración del procedimiento. 
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Todas estas observaciones se contemplan en conjunto para determinar el perfil sanitario 
del paciente. Deberá existir una estrecha relación entre los hallazgos, el riesgo anestésico y 
la estructura del protocolo. Por último se deberá precisar la limitación que cada patología 
preexistente imponga a cada una de las posibles alternativas. 
Es fundamental también en esta etapa asegurarse de tratar el dolor en el caso de que el 
proceso mórbido en curso así lo exigiera. El instaurar un tratamiento analgésico preventivo 
permitirá disminuir la dosis total de anestésicos generales, evitar que la manipulación 
quirúrgica precipite inestabilidad en el paciente durante el acto quirúrgico y finalmente 
promover un despertar confortable al hacer más efectivo el tratamiento del dolor en el 
postoperatorio1. 
La premedicación tiene como principal objetivo preparar al paciente para recibir las drogas 
anestésicas. Los diferentes grados de sedación y tranquilización que aportan los diversos 
fármacos utilizados en esta etapa, permiten manejar con mayor seguridad al paciente. En 
muchos casos éstos son agresivos o están mal predispuestos a las maniobras que se 
realizan durante esta etapa como por ejemplo la canalización venosa y la tricotomía del 
campo operatorio. Evitar lesiones en el paciente y en los operarios es primordial y la 
premedicación colabora con este objetivo. Debe destacarse que todas las maniobras 
previas a la inducción anestésica deben realizarse con la debida precaución, a fin de evitar 
que un estrés adicional complique el desarrollo del acto anestésico. 
Siempre que se programe la cirugía con anterioridad, se realizará un ayuno previo de 24 
horas para sólidos y 6 horas para líquidos, en pequeños animales. En pacientes 
pediátricos, gerontes e insuficientes renales no se restringirá la ingesta de líquidos. En el 
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equino, el vaciado gástrico se realiza en 4 a 6 horas por lo que un ayuno breve suele ser 
suficiente. Se recomienda quitar las herraduras para evitar accidentes en esta especie. En 
pacientes poligástricos, el ayuno será de al menos 12 a 24 y de 8 a 12 horas para sólidos y 
líquidos respectivamente. Esto disminuye la fermentación y el consecuente timpanismo 
ruminal, aumentando la capacidad pulmonar y mejorando la ventilación. 
Se deberán elegir drogas de acción extemporánea y protocolos sencillos cuando las 
instalaciones o el personal afectado a los cuidados posteriores a la cirugía no cuenten con 
la infraestructura o capacidad para implementar procedimientos poco habituales. 
Las drogas empleadas durante este período son muy variadas y si bien existen diferencias 
con relación a su potencia en las diferentes especies, éstas son utilizadas indistintamente 
en la mayoría ellas. Es muy importante tener un acabado conocimiento de las propiedades 
farmacológicas e interacciones de cada una de las drogas utilizadas en el protocolo y 
fundamentalmente de las diferencias farmacocinéticas entre especies2. 
 
Vías de administración de fármacos. Cateterismo venoso y arterial. Toma de 
muestras. 
En todo paciente se deberá implementar una vía permeable a través de la cual se 
proporcionará la medicación. Lo más recomendable es colocar catéteres de teflón bien 
fijados como para que, de ser necesario, permanezcan durante el período de recuperación. 
A continuaciónse detallarán las técnicas y sitios de elección en cada especie. 
Vía intravenosa: luego de la tricotomía y antisepsia de la zona a través de la cual se 
accederá al vaso elegido, se introduce el catéter. El tamaño estará en relación a la vena a 
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utilizar y deberá ser el mayor que ésta última permita. En pequeños animales los más 
utilizados son los 18G, 20G y 22G, el 24G queda reservado para animales muy pequeños. 
Para grandes animales las medidas más utilizadas van de 10G a 14G. Se recomienda hacer 
una pequeña incisión en la piel para mejor el deslizamiento y evitar la ruptura del catéter. 
La fijación deberá garantizar la permanencia de la vía durante el tiempo que se considere 
necesario (figura 1). Existe el recurso de poner un collar isabelino y de esta manera evitar 
accidentes. 
En caninos y felinos las venas más accesibles son; la cefálica antebraqueal, la yugular, y la 
safena externa en caninos e interna en felinos. La vena sublingual es muy accesible en el 
canino y sirve para tomar muestras o infundir soluciones parenterales durante la anestesia 
(figura 2). En pacientes de miembros cortos y retorcidos la vena marginal de la oreja es 
una buena alternativa. En rumiantes y equinos la vena yugular es siempre de fácil acceso. 
En cerdos la vena marginal de la oreja (central o ventrolateral) y la vena cava craneal, son 
las más utilizadas. 
Cateterismo arterial: es sumamente útil tener canalizada una arteria durante la anestesia. 
A partir de ésta se pueden recolectar muestras seriadas para la determinación de gases y 
pH sanguíneo. Al conectar esta vía, mediante una tubuladura heparinizada, con un 
manómetro anaeroide se obtiene en forma confiable y económica el dato de presión 
arterial media. Es importante respetar las normas de antisepsia y no omitir incidir la piel 
antes de introducir el catéter, para mejorar la maniobra y evitar que éste se dañe. La 
arteria más utilizada en caninos es la metatarsiana dorsal. La arteria sublingual es de muy 
fácil acceso pero sólo útil durante la anestesia. En felinos se utiliza la arteria femoral. En 
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rumiantes hay varias alternativas, todas ellas bastante sencillas y libres de complicaciones. 
Las más empleadas son la arteria auricular caudal, safena y la digital común. En equinos la 
arteria mandibular es la más utilizada. 
Se recomienda comprimir durante al menos cinco minutos al retirar el catéter de la arteria, 
para garantizar una buena hemostasia. 
Vía intraperitoneal: ésta ha sido relegada al uso de animales de laboratorio exclusivamente 
(roedores). La maniobra se realiza con el animal en decúbito dorsal. Se utiliza el cuadrante 
inferior izquierdo del abdomen. Se recomienda un ayuno de 4 a 6 horas para reducir la 
posibilidad de lesionar una víscera (figura 3). 
Vía intramuscular: se utiliza generalmente las grandes masas musculares del miembro 
posterior, los músculos sublumbares y el cuello. En grandes animales se debe evitar las 
masas musculares de los cortes destinados al consumo. 
Vía subcutánea: el tejido celular subcutáneo que se ubica a la altura de la parrilla costal es 
lo suficientemente laxo como para albergar distintas preparaciones. Los compuestos 
irritantes pueden provocar severas reacciones inflamatorias. 
 
 
ANTICOLINERGICOS 
Sulfato de atropina, glicopirrolato. 
 
Las drogas anticolinérgicas poseen, al igual que en el ser humano, un rol preponderante 
en el protocolo anestésico. Es importante destacar que ningún fármaco se incorpora en 
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forma rutinaria al esquema terapéutico. Se deberá siempre ponderar la eventual utilidad 
del mismo y los parasimpaticolíticos no constituyen una excepción. La atropina evita la 
aparición de reflejos de origen vasovagal, reduce las secreciones en boca, faringe y tracto 
respiratorio, promueve bronco dilatación y evita algunas de las manifestaciones 
cardiovasculares de las otras drogas con las que comparte el protocolo anestésico. La 
atropina es efectiva tanto por vía intramuscular (IM) como endovenosa (EV). Administrada 
por esta última vía, suele promover tanto taquicardias como bradicardias de origen sinusal. 
Las primeras pueden disminuir el umbral para la aparición de arritmias ventriculares, sobre 
todo en pacientes hipoxémicos. Las bradicardias en cambio, producto de la estimulación 
bulbar de los núcleos vagales, pueden llegar al bloqueo AV de 1er y hasta 2do grado. En 
caso de ser necesaria la administración intravenosa, se recomienda hacerlo en forma lenta 
y diluida. La duración del efecto es de 60 a 90 minutos. Es importante considerar la 
reatropinización del paciente en caso de que el efecto del fármaco expire durante el 
procedimiento anestésico o mientras persista la actividad vagal de las otras drogas 
empleadas. 
La atropina es rápidamente metabolizada en el gato merced a la presencia de abundantes 
estearasas hepáticas. En caninos es depurada del plasma y eliminada principalmente por 
orina. En estas especies la dosis recomendada oscila entre 0.02 a 0.04 mg/kg. La utilidad 
de la atropina en equinos es dudosa y la presentación de cólicos promovidos por la 
disminución de la motilidad intestinal, suele ser la razón de su exclusión del protocolo. En 
los rumiantes los anticolinérgicos no reducen la copiosa producción de saliva sino que 
aumenta su viscosidad, dificultando la eliminación. La mejor opción para evitar la 
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acumulación de saliva en la faringe y una eventual aspiración, es posicionar a la cabeza 
para que por gravedad la secreción fluya al exterior. En los pequeños rumiantes (oveja y 
cabra) la atropina es poco potente y se utiliza a 0.7 mg/kg. En cerdos se administra a 
razón de 0.04 mg/kg. 
El glicopirrolato es un amonio cuaternario sintético con actividad anticolinérgica periférica, 
con una duración mayor a la atropina. No atraviesa la barrera hematoencefálica ni la 
placenta. Por esta razón carece de los efectos centrales de la atropina y no tiene efectos 
sobre los fetos. En el canino y felino en dosis de 0.005 a 0.01 mg/kg, inhibe los efectos 
vagales por 2 a 4 horas, mientras que el efecto antisialagogo persiste hasta 7 horas luego 
de su administración. En equinos y cerdos la dosis es 0.003 a 0.006 mg/kg. 
La atropina es uno de los fármacos utilizados en el tratamiento de las emergencias 
anestésicas. Deberá estar siempre en el maletín de urgencias, próximo al paciente, 
independientemente de la envergadura de las maniobras propuestas. 
 
 
TRANQUILIZANTES MAYORES 
Fenotiazínicos y butirofenonas. 
 
Los tranquilizantes mayores son componentes habituales de los protocolos anestésicos 
tanto en pequeños como en grandes animales. El potente efecto antiemético de estos 
antagonistas dopaminérgicos centrales, es el responsable de que el vómito sea una 
complicación poco habitual en el postoperatorio de pacientes que recibieron alguno de 
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estos fármacos en la premedicación. No obstante sus efectos hemodinámicos, la 
disminución del umbral convulsivo y la capacidad de promover efectos colaterales de 
diversa magnitud, exige ponderar minuciosamente su incorporación al “coctel” anestésico. 
Tanto los derivados fenotiazínicos como las butirofenonas tienen buena biodisponibilidad 
sistémica luego de su administración por diferentes vías. La administración oral sin 
embargo produce un efecto errático, de instauración lenta. El período de latencia para las 
vías parenterales, no EV, oscila alrededor de los 10 minutos. El metabolismo es similar en 
las diferentes especies, en todas ellas la droga es depurada por metabolismo hepático. El 
período de acción se extiende entre 4 y 8 horas. En pacientes gerontes o con 
hepatopatías severas (shunt portocava), el tiempo de residencia del principio activo en el 
organismo y por tanto sus efectos podrían extenderse hasta 24 horas. 
Los tranquilizantes mayores son hipotermizantes. Este efecto es promovido por la 
depresión del centro termorregulador hipotalámico, por la reducciónde la actividad 
muscular y por la vasodilatación periférica. Esta última es producto del bloqueo reversible 
de los receptores α1 adrenérgicos. La hipotensión resultante es el efecto colateral más 
habitual de estas drogas. En caso de presentarse, ésta deberá tratarse con premura a fin 
de evitar un déficit de bomba agudo. El tratamiento consiste en expandir el volumen 
plasmático a expensas de soluciones electrolíticas en grandes volúmenes (100 ml/kg). La 
incorporación de solución fisiológica hipertónica al 7% a razón de 3 a 5 ml/kg suele ser un 
paliativo de gran utilidad, aunque de corta duración. En caso de ser necesaria la 
incorporación de agonistas α1 adrenérgicos, la efedrina, fenilefrina o la noradrenalina 
están indicadas por generar un antagonismo farmacológico competitivo con el 
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tranquilizante mayor, a nivel periférico. La adrenalina está contraindicada por que puede 
agravar la hipotensión merced a la estimulación de los receptores β2. 
Dentro de los derivados fenotiazínicos se encuentran la promazina, clorpromacina, 
propionilpromacina, metotrimepracina, etc. El maleato de acepromacina es el más utilizado 
en medicina veterinaria (tabla III, remitirse al archivo “tablas”). A la dosis de 0.05 a 0.1 
mg/kg hasta un máximo de 3 mg totales IM o EV, en caninos y felinos, promueve una 
respuesta caracterizada por indiferencia al medio, tendencia al decúbito, protrución de la 
membrana nictitante del ojo, así como también la potenciación de las drogas inductoras y 
anestésicas, mejorando la entrada y la salida de la anestesia (figura 4). En combinación 
con otras drogas como por ejemplo los hipnoanalgésicos tanto agonistas puros como 
agonistas antagonistas (neuroleptoanalgesia), promueven una respuesta caracterizada por 
sedación, generalmente profunda y predecible. Si bien los tranquilizantes carecen de 
efectos analgésicos, potencian a los opiáceos en este aspecto. Estas combinaciones tienen 
una amplia gama de indicaciones, fundamentalmente en pacientes doloridos, excitables y 
agresivos. 
En equinos, los derivados fenotiazínicos se utilizan generalmente por vía EV a la dosis de 
0.02 a 0.05 mg/kg. La inyección intracarotidea accidental se acompaña de severos 
síntomas de descompensación. Luego de un período de latencia de aproximadamente 10 
minutos el animal adopta una postura característica. Aumenta la base de sustentación, 
rara vez se echa, protruye el tercer párpado, manifiesta ptosis labial y la exteriorización del 
pene. La acepromacina así como otros derivados fenotiazínicos promueven en los 
sementales el prolapso pasajero o permanente del pene (efecto potencialmente reversible 
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mediante la administración de benzotropina, 0.02 mg/kg EV). La hipotensión es menos 
frecuente en esta especie como efecto colateral y suele presentarse con mayor frecuencia 
en pacientes excitables. 
En rumiantes, los derivados fenotiazínicos, promueven tranquilización y potencian a las 
drogas anestésicas. Los terneros reciben dosis similares a los equinos mientras que los 
ovinos y caprinos necesitan dosis mayores, 0.05 a 0.1 mg/kg EV. La acepromacina reduce 
en el cerdo la severidad de la hipertermia maligna en pacientes expuestos al halotano3. 
La metotrimeprazina (levomepromacina), es un derivado fenotiazínico con algunas 
ventajas sobre la acepromacina. En primer lugar su efecto tiene una duración máxima de 2 
horas. La actividad antiemética es aceptable, así como su acción antihistamínica. Además 
presenta una escasa actividad antiadrenérgica y posee un moderado efecto analgésico. El 
autor la ha utilizado con éxito en caninos a 2-2.5 mg/kg en combinación con 
hipnoanalgésicos en pacientes con riego elevado, fundamentalmente por sus escasos 
efectos simpaticolíticos periféricos. Es de destacar que los eventuales efectos adversos del 
fármaco se concentran, a diferencia de las de mayor duración, dentro del período 
anestésico, complicando poco la recuperación del paciente. 
Las butirofenonas, como el droperidol y la azaperona, a diferencia de los derivados 
fenotiazínicos, no disminuyen el umbral para las convulsiones. La azaperona es 
ampliamente utilizada en el ganado porcino (4 mg/kg IM). En éstos, además de promover 
tranquilización evitan el canibalismo. 
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El droperidol se utiliza en pequeños animales en combinación con fentanilo (Innovan®), a 
razón de 0.25 mg/kg de peso por vía EV. La dosis recomendada para el droperidol en 
caninos es, 0.6 mg/kg EV y 1.5 mg/kg IM. 
Los tranquilizantes mayores están contraindicados en pacientes muy debilitados, con un 
severo compromiso del estado general, ASA IV-V. 
El haloperidol como representante de las butirofenonas es utilizado con éxito en caninos 
como antiemético a 0.1 mg/kg IM. Las principales ventajas de esta alternativa son la 
predecible eficacia terapéutica y la escasa sedación e hipotensión. Finalmente esta opción 
es también útil en aquellos pacientes en los que los antiemético proquinéticos, como la 
metoclopramida, estén contraindicados. 
 
 
TRANQUILIZANTES MENORES 
Benzodiazepinas: diazepam, midazolam. 
 
Los tranquilizantes menores tienen una función acotada en la premedicación anestésica de 
los animales domésticos. Son poco evidentes los cambios del sensorio, cuando se los 
compara con los tranquilizantes mayores. Sus principales efectos son la relajación 
muscular, producto de la reducción de la actividad polisináptica medular, y la acción 
anticonvulsivante. La sedación es más evidente en pacientes con compromiso del estado 
general, pediátricos y gerontes. 
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La principal indicación para las benzodiazepinas, es actuar como drogas coadyuvantes en 
el protocolo anestésico, potenciando a los fármacos en pacientes con riesgo elevado y 
reduciendo efectos adversos, como las alteraciones del músculo esquelético y el sensorio 
que acompaña a la administración de anestésicos disociativos, hipnoanalgésicos e 
inductores (barbitúricos, propofol, etomidato). 
El diazepam está indicado en la premedicación de pacientes epilépticos o en aquellos en 
los que se realizará un mielograma. Por vía EV, si se administra con rapidez, puede 
provocar una serie de trastornos hemodinámicos. Esto es responsabilidad del vehículo, 
generalmente propilenglicol, y es más frecuente en felinos y pacientes de escasa talla. Por 
su efecto relajante muscular central, está indicado para disminuir el hipertono muscular 
promovido por los anestésicos disociativos (ketamina, tiletamina). Su efecto potenciador 
sobre los depresores no selectivos del SNC, permite reducir sustancialmente la dosis total 
de éstos durante la inducción anestésica. En gatos las benzodiazepinas tienen una acción 
orexígena. El diazepam tiene una absorción errática luego de la administración IM. Por 
esta vía el efecto es poco predecible. La biodisponibilidad oral es paupérrima, en caninos 
apenas alcanza el 3%. La vía de elección es la EV. La dosis tanto en pequeños animales 
como en equinos es de 0.1 a 0.5 mg/kg, EV. En rumiantes y cerdos se utiliza de 0.5 a 1 
mg/kg generalmente por vía IM. La vía intrarrectal es una excelente alternativa por su 
buena biodisponibilidad sistémica. El diazepam se elimina por orina y heces luego de 
metabolizarse en hígado. Su duración es de 1 a 4 horas. 
El midazolam es un compuesto hidrosoluble, poco irritante luego de la administración IM. 
Si bien se describen efectos hipnóticos en el ser humano, estos son poco evidentes en los 
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animales domésticos. Al igual que el diazepam, está indicado para potenciar a las drogas 
inductoras y para contrarrestar el hipertono muscular de la ketamina. Su rápida y 
predecible biodisponibilidad luego de la administración IM, lo hace óptimo para la 
inmovilización de pacientes indóciles o agresivos, en combinación con la ketamina. En 
gatos luego de una dosis de entre 2 a 5 mg/kg de ketamina más 0,2 mg/kg de midazolam 
IM, los efectos se hacen evidentes en 2 a 3 minutos. El midazolames rápidamente 
depurado del organismo por metabolismo hepático. Su duración promedio es de 2 horas. 
Tanto el midazolam como el diazepam pueden inducir cambios en la conducta (excitación 
paradójica) que generalmente se expresan con aullidos y ansiedad. En caninos es 
frecuente observar una exagerada respuesta de olfación continua (hiperosmia). 
 
 
AGONISTAS ALFA 2 PRESINAPTICOS 
Xilacina, detomidina, medetomidina, romefidina, dexmedetomidina. 
 
Los agonistas α2 presinápticos se caracterizan por sus efectos sedante, relajante muscular 
y analgésico. Son muy amplias las indicaciones de este grupo de drogas en la práctica 
veterinaria. La gran potencia de estos fármacos por un lado y lo predecible de su efecto 
sedante, los convierte en una opción para la inmovilización química en la mayoría de las 
especies. 
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Los efectos son similares para los diferentes compuestos. Xilacina, detomidina, 
medetomidina, dexmedetomidina y romefidina, poseen una selectividad diferencial sobre el 
receptor adrenérgico que se ve reflejada fundamentalmente en la potencia. 
La administración de estos compuestos se acompaña de una leve hipertensión inicial, 
producto de la estimulación pasajera de los receptores adrenérgicos periféricos α1 y α2, 
seguida por una moderada hipotensión. El volumen minuto cardíaco puede disminuir de un 
30 a un 50%, como consecuencia de la marcada bradicardia y de la reducción de la 
actividad adrenérgica central que promueven estos fármacos. Los componentes de este 
grupo tienen la capacidad de inducir diferentes tipos de arritmias. La disminución de hasta 
un 50% de la frecuencia cardíaca y la presencia de bloqueos aurículo ventriculares de 1er y 
2do grado son las más habituales. La atropina inhibe este efecto. Por esta razón se debe 
evaluar siempre la necesidad de incorporarla al protocolo cuando la disminución de la 
frecuencia cardíaca deba ser evitada. 
A pesar de la disminución de la frecuencia respiratoria que promueven estas drogas, la 
ventilación alveolar es mantenida merced a un aumento del volumen corriente. Esto 
permite a pacientes sanos mantener su equilibrio ácido-base, así como también las 
presiones de los gases sanguíneos dentro de parámetros normales. No obstante, la 
administración concomitante de otras drogas como tranquilizantes, opioides, anestésicos 
inyectables e inhalatorios, puede promover severas depresiones respiratorias. En estos 
casos se sugiere disminuir la dosis de los actores de la interacción sinérgica y suministrar 
oxígeno, a fin de atenuar los efectos de una eventual hipoxemia. 
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El efecto analgésico se expresa fundamentalmente a nivel visceral. Estas drogas si bien no 
aportan por sí solas la analgesia suficiente para encarar un abordaje quirúrgico celomático, 
se constituyen en excelentes coadyuvantes del protocolo analgésico. 
La corta duración del efecto analgésico, 15 a 30 y 30 a 40 minutos, para la xilacina y sus 
congéneres respectivamente, limita su uso en anestesias prolongadas. Los efectos 
sedantes4, relajantes musculares y depresores sobre el aparato cardiovascular en cambio 
perduran de 2 a 4 horas luego de la administración. No se recomienda repetir, para evitar 
la acumulación del fármaco. 
Otro efecto que acompaña a la administración de los agonistas α2 adrenérgicos, es un 
aumento de la glucemia, producto de la estimulación de los adrenoreceptores 
pancreáticos. La xilacina actúa como emético en caninos y felinos. En los últimos cuando la 
droga se administra por vía IM, en pacientes no ayunados, tiene una alta incidencia. 
Es frecuente la presencia de temblores musculares (mioclonos) bajo la acción de estos 
compuestos. 
Las dosis para las diferentes especies se muestran en la tabla IV, remitirse al archivo 
“tablas”. 
Destaca la potencia de estas drogas en rumiantes. Una dosis de tan solo una décima parte 
de la utilizada en otras especies, 0,05 mg/kg, promueve una sedación profunda (figura 5). 
En el otro extremo de la curva se encuentran los porcinos que se expresan como 
tolerantes con dosis promedios de hasta 4 mg/kg. 
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En poligástricos los agonistas α2 adrenérgicos disminuyen la motilidad de los preestómagos 
y estimulan la contracción uterina (efecto semejante a la oxitocina) pudiendo 
desencadenar un parto prematuro. 
El autor utiliza tanto en caninos como en felinos la xilacina en infusión continua como 
parte del protocolo anestésico, para prolongar el efecto analgésico, tanto en anestesias 
gaseosas como fijas. El esquema utilizado es el siguiente; se calcula la dosis a administrar 
(0.5 a 1 mg/kg), ésta se diluye en solución salina isotónica, aproximadamente 20 ml/kg. El 
25% del contenido del envase se administra, en un período de 15 minutos, previa 
inducción anestésica. El 75% restante se prorratea en el tiempo que suponemos durará la 
intervención. De esta manera se puede prolongar el efecto analgésico, potenciar a los 
otros componentes del protocolo y disminuir el impacto de un ingreso masivo de la droga 
al organismo. La velocidad de infusión se titula en función de las necesidades del paciente. 
Esta es una buena alternativa cuando no se dispone de hipnoanalgésicos agonistas puros o 
como complemento analgésico del protocolo. 
Los agonistas α2 presinápticos deben ser utilizadas con suma precaución en pacientes 
debilitados por patologías subyacentes. Están contraindicados en individuos con trastornos 
de la contractilidad del músculo cardíaco, fundamentalmente en aquellos en los que el 
volumen minuto dependa de la frecuencia cardíaca, como por ejemplo pacientes con 
miocardiopatías y neonatos. 
La xilacina y sus congéneres pueden ser revertidos por antagonistas α2 presinápticos como 
la yohimbina y el atipamizol. Es prudente contar con el antídoto siempre que se utilice una 
droga que lo posea, como en este caso. Se debe tener en cuenta que todos los efectos son 
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antagonizados aún la analgesia. Los antagonistas α2 presinápticos se administran 
generalmente por vía EV. El período de latencia es de 2 a 4 minutos. (Dosis en tabla IV, 
remitirse al archivo “tablas”). 
 
 
HIPNOANALGESICOS 
 
Los componentes de este grupo de drogas tienen un lugar más que destacado en la 
práctica anestésica. Es difícil planear un protocolo y excluirlos con una buena razón. La 
universalidad de la respuesta analgésica en las diferentes especies, la sustancial 
potenciación sobre los depresores no selectivos del SNC y las contadas situaciones en las 
que se encuentran contraindicados son algunas de las justificaciones para esta 
aseveración. Como se ha explicado en capítulos anteriores estos compuestos se diferencian 
según la afinidad y actividad intrínseca que posean sobre los distintos receptores opiáceos. 
La potencia y eficacia es, en la mayoría de las especies, similar a las descriptas para los 
seres humanos. A continuación se exponen los usos más frecuentes en la práctica 
anestésica de las diferentes especies. 
 
Agonistas puros: morfina, meperidina, oximorfona, fentanilo, sufentanilo, 
alfentanilo y remifentanilo. 
 
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Son numerosas las evidencias que sostienen la eficacia clínica de los opiáceos en las 
diferentes especies animales. 
La morfina es ampliamente utilizada para tratar el dolor perioperatorio. En los animales al 
igual que en los humanos, la vía EV puede acompañarse de reacciones adversas debidas a 
la liberación de histamina. Por esta razón las vías más indicadas son la IM y SC, aunque 
por vía EV, en forma lenta y diluida es también utilizada. El período de latencia es para las 
distintas especies prolongado, hasta 30 minutos, debido su escasa liposolubilidad. Si bien a 
las dosis terapéuticas (tabla V, remitirse al archivo “tablas”), no suele causar efectos 
adversos, la morfina al igual que sus congéneres, en altas dosis es potencialmente tóxica. 
Los principales sistemas afectados son el cardiovascular y respiratorio. La administración 
concomitante de atropina,disminuye el impacto de la droga sobre la frecuencia cardíaca. 
La rigidez de los músculos esqueléticos también puede observarse, pero solo a dosis muy 
altas. El vómito es un efecto adverso de relativa ocurrencia en caninos. La falta de ayuno 
favorece su presentación. En general estos animales suelen defecar como consecuencia de 
la acción de la droga sobre el tubo gastrointestinal. Si bien en felinos el vómito es factible, 
la tolerancia del centro nervioso bulbar a la droga, lo hace muy infrecuente. Las otras 
especies, rumiantes, equinos y porcinos, son refractarios a la acción emética de los 
hipnoanalgésicos. 
La morfina promueve miosis en caninos, cerdos, monos y seres humanos. En felinos y 
equinos sin embargo produce, en altas dosis, midriasis y excitación. Estas manifestaciones 
se relacionan con un aumento de la actividad catecolaminérgica central y es reducida 
cuando se combina con antagonistas dopaminérgicos (acepromacina), y agonistas α2 
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presinápticos (xilacina, demetomidina). Esta última opción se demuestra efectiva sobre 
todo para tratar el dolor visceral en el equino, ya que los agonistas puros solos tienen poca 
eficacia analgésica en esta especie. La sudoración se observa con frecuencia en equinos 
luego de la administración de morfina. En gatos la morfina a 0.1 mg/kg SC, no produce 
excitación, y la analgesia dura al menos 4 horas. 
Debido a su escasa liposolubilidad, la morfina atraviesa la barrera hematoencefálica con 
lentitud. Por esta razón se hace más difícil titularla como complemento analgésico en 
anestesias balanceadas. 
La morfina aumenta la liberación de hormona antidiurética, esto puede restringir 
severamente la producción de orina. Por esta razón esta contraindicada en pacientes 
urémicos. 
La meperidina5 y la oximorfona son análogos de la morfina con menores efectos 
depresores sobre el aparato cardiovascular y respiratorio. La meperidina es una buena 
alternativa en el gato, ya que aporta un alto grado de analgesia. En esta especie aunque 
no produce un manifiesto efecto sedante, mejora sustancialmente el manejo del paciente, 
al tornarlo más dócil. Posee a dosis terapéuticas, una duración aproximada de 2 horas. 
La oximorfona es muy utilizada en los EEUU en la premedicación anestésica de perros y 
gatos. La combinación con tranquilizantes mayores una vez más, mejora la calidad de la 
sedación así como analgesia. 
El fentanilo es principalmente utilizado por vía EV. El rápido equilibrio, que merced a su 
alta liposolubilidad, se establece entre las concentraciones plasmáticas y cerebrales 
permite la utilización de estos compuestos, durante el mantenimiento de la anestesia 
 23
balanceada. Su potente acción analgésica, permite reducir drásticamente la incorporación 
de depresores no selectivos del SNC, eliminando la principal fuente de accidentes 
anestésicos intraoperatorios. La combinación con tranquilizantes mayores y menores, así 
como con agonistas α2 adrenérgicos (neuroleptoanalgesia), favorece la acción sedante y 
potencia la analgesia. A dosis analgésicas (ver tabla V, remitirse al archivo “tablas”), estos 
compuestos carecen de efectos adversos severos. Sin embargo, en altas dosis o 
sinergizados con otros fármacos, se convierten en potentes depresores. La estabilidad 
hemodinámica es una constante en las anestesias que utilizan fentanilo6, sufentanilo, 
alfentanilo o remifentanilo. Aunque la frecuencia cardíaca disminuye, con el agregado de 
estos compuestos, la poca afectación sobre la contractilidad miocárdica y la resistencia 
periférica, permiten mantener un adecuado volumen minuto. La presión arterial se 
mantiene elevada (su administración no se acompaña de liberación de histamina), 
garantizando una óptima perfusión tisular7. Como la duración de sus efectos es 
relativamente corta, entre 10 y 30 minutos, la infusión continua se presenta como una 
excelente alternativa. Lo más recomendable es realizar una dosis de carga, seguida por 
una infusión titulada para mantener concentraciones analgésicas estables durante el 
procedimiento. En caninos una dosis inicial de fentanilo de 2 a 5 µg/kg, seguida de una 
infusión de 5 a 10 µg/kg/hr, reduce la concentración alveolar deseada (CAD) de los 
anestésicos inhalatorios en un 20 a 30%. Tanto solo como combinado con neurolépticos el 
fentanilo produce jadeo en la mayoría de los caninos. El autor utiliza el sufentanilo a razón 
de 0,5 a 1 µg/kg/hr. La infusión se comienza 15 minutos antes de la inducción e intubación 
endotraqueal. Así los requerimientos anestésicos disminuyen de 3.5 % a 2 ± 0.2 % para el 
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sevoflurano y de 1.7 vol% a 1.1 ± 0.2 % para el isoflurano (datos aún no publicados). Es 
de destacar la necesidad de incorporar relajantes musculares cuando se utilizan 
concentraciones bajas de gases anestésicos, para mejorar el acceso al campo operatorio. 
El alfentanilo, por sus características químicas (pK 6.8), se encuentra poco ionizado en 
plasma. Esto lo hace ideal para la infusión continua ya que su latencia es sumamente 
breve, alrededor de 1 minuto. Se administra de 1.5 a 3 µg/kg/min, según las necesidades 
del caso. En procedimientos prolongados los requerimientos de estas drogas van 
disminuyendo conforme el tiempo quirúrgico aumenta, debido a la acumulación del 
compuesto utilizado. La duración promedio de una cirugía de rutina en nuestro medio se 
encuentra entre 40 y 90 minutos. En estos lapsos no suele observarse acumulación. Se 
destaca la necesidad de monitorear estrechamente a todo paciente en el postoperatorio 
inmediato. Se recuerda que existen antagonistas como naloxona, nalbufina, etc., que 
pueden acortar una eventual y prolongada recuperación postanestésica mediada por 
hipnoanalgésicos8. El remifentanilo es la excepción a esta regla ya que su tiempo de 
residencia en plasma es producto de la hidrólisis enzimática y no de la redistribución a 
compartimentos periféricos. 
Al igual que la morfina y por el mismo mecanismo, el fentanilo puede provocar excitación 
en felinos y equinos. En gatos 5 µg/kg EV, aportan analgesia en protocolos tanto con 
anestésicos inyectables como inhalatorios. En equinos el fentanilo es poco efectivo como 
analgésico para tratar el dolor visceral. Sin embargo en combinación con detomidina o 
xilacina se expresa una sinergia altamente eficaz, para el tratamiento de este tipo de dolor. 
 25
La atropina o el glicopirrolato evitan la intensa bradicardia que acompaña a la 
administración de estos fármacos. 
Los agonistas puros se eliminan, en las diferentes especies, por metabolismo hepático, 
mediante reacciones de primera y segunda fase. La tasa de eliminación es similar a la del 
ser humano, al igual que la duración de los efectos. El remifentanilo, como se mencionó 
antes, sufre además de metabolismo hepático, hidrólisis por estearasas plasmáticas. 
La administración epidural de estos fármacos se discutirá más adelante. 
 
Agonistas parciales, agonistas-antagonistas y antagonistas: Buprenorfina, 
butorfanol, nalbufina, pentazocina, tramadol, naloxona y nalorfina. 
 
La eficacia en el tratamiento del dolor de origen visceral, los escasos efectos colaterales y 
la accesibilidad que la legislación dispone para este grupo de drogas en la mayoría de los 
países, ha contribuido a incorporarlas con relativa frecuencia en protocolos anestésicos 
tanto en grandes como en pequeños animales (tabla V, remitirse al archivo “tablas”). 
El efecto analgésico está limitado por la actividad intrínseca de cada compuesto sobre el 
receptor µ (efecto cielo). Para los agonistas parciales como la buprenorfina y el butorfanol, 
la analgesia es significativamente mayor que para los antagonistas del mencionado 
receptor como la nalbufina y la pentazocina. La capacidad de inducir respuesta analgésica 
a través de los receptores k, sin embargo, afianza la eficacia de todos estos fármacos. 
El rol más apropiado para este grupo de drogas es, seguramente,el tratamiento del dolor 
en el postoperatorio. Estos suelen ser lo suficientemente eficaces para garantizar una 
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recuperación confortable, sin dolor y con una marcada tendencia al sueño. En la 
premedicación los agonistas parciales, buprenorfina y butorfanol, aportan una profunda 
sedación, que se incrementa en combinación con drogas tranquilizantes. El aporte 
analgésico sólo permite una moderada disminución de la concentración alveolar de los 
gases anestésicos necesaria para evitar las respuestas autonómicas a los estímulos 
quirúrgicos9. Su incorporación en el período transoperatorio limita el uso concomitante de 
agonistas puros, por sus efectos antagónicos. 
La buprenorfina es la más potente del grupo. En combinación con los gases inhalatorios, 
genera un plano anestésico adecuado para el abordaje quirúrgico de tejidos blandos. El 
período de latencia es prolongado, hasta 40 minutos, y su acción perdura por 8 a 12 horas. 
Su administración suele acompañarse de bradicardia. Si bien la depresión respiratoria es 
sumamente infrecuente a las dosis recomendadas, en dosis altas puede ocurrir. La gran 
afinidad por el receptor µ complica la reversión por medio de antagonistas farmacológicos. 
Por esta razón se recomienda el uso de analépticos, en este caso el doxapram a razón de 
0.5 mg/kg EV. 
El butorfanol aporta una excelente analgesia. Se caracteriza además por su efecto sedante 
y antitusivo. En la premedicación, cuando se lo combina con acepromacina, promueve en 
la mayoría de los caninos una sedación de moderada a profunda (tabla VI, remitirse al 
archivo “tablas”). Es una buena opción cuando se utilizan gases anestésicos. En felinos al 
igual que en caninos aporta un excelente grado de analgesia visceral. En gatos su 
utilización concomitante con anestésicos disociativos y tranquilizantes menores permite el 
abordaje quirúrgico del abdomen. En equinos con dolor abdominal es utilizado como 
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analgésico. Sus efectos se extienden por 2 a 4 horas. Puede promover una marcada 
tendencia al sueño durante el período de recuperación anestésica. Si bien no promueve el 
vómito, los pacientes pueden defecarce luego de la administración. El tránsito intestinal, 
sin embargo, tarda en regularizarse como consecuencia de su acción constipante. 
La nalbufina aporta un efecto analgésico limitado a la interacción con los receptores k. Su 
acción sedante aún en combinación con drogas tranquilizantes es de leve a moderada. La 
inyección IM es irritante. En pacientes con dolor la vía EV suele restringirse para evitar que 
una brusca biodisponibilidad central, compita con los agonistas endógenos de los 
receptores µ. En éstos casos la vía sugerida es la subcutánea. 
La pentazocina ha demostrado ser un buen analgésico en la mayoría de las especies 
animales. Sus efectos sobre el aparato cardiovascular son ínfimos y la depresión 
respiratoria es infrecuente. En caninos y felinos, cuando se la utiliza en el tratamiento de 
dolor por vía IM es bien tolerada. La sedación es moderada y puede haber signos de 
incoordinación. En equinos una dosis IV remite el dolor por cólicos por 15 a 30 minutos. 
Tanto los agonistas parciales (buprenorfina, butorfanol) como los agonistas-antagonistas 
(nalbufina, pentazocina) pueden utilizarse para revertir los efectos µ de los agonistas puros 
como la morfina, el fentanilo y otros. La principal ventaja, es que se puede mantener un 
cierto grado de analgesia, mediada por los receptores k. La prolongada duración de estos 
compuestos otorga una ventaja adicional sobre los antagonistas puros como la naloxona, 
ya que se hace más improbable la renarcotización. La duración de la naloxona varía entre 
15 y 45 minutos y es posible repetir en caso de ser necesario. La nalorfina en cambio tiene 
un período de duración de 1,5 a 3 horas, pero no aporta analgesia en la recuperación. 
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El tramadol es un compuesto con propiedades analgésicas. Su uso en medicina veterinaria 
es limitado. En caninos y felinos se utiliza para el tratamiento del dolor postoperatorio con 
éxito. La presentación oral en gotas, facilita la posología en animales de escasa talla. El 
tratamiento puede complicarse con vómitos y otros trastornos gastrointestinales luego de 
las primeras 24 a 48 horas. 
 
 
ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDES 
 
Los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) han sido tradicionalmente utilizados para el 
tratamiento de dolor postoperatorio. Su capacidad para reducir la concentración tisular de 
autacóides contribuye a evitar tanto la sensibilización de los receptores periféricos como 
la sensibilización central al dolor, al disminuir la activación antidrómica de las fibras 
nerviosas y la consecuente liberación de sustancias algésicas en el asta dorsal de la 
médula espinal. La principal desventaja de sumar estos compuestos al protocolo anestésico 
durante la premedicación es exponer al riñón a un potencial daño, si ocurriera una 
hipotensión intraoperatoria. La mayoría de trabajos sugieren, al discutir sobre este punto, 
que los efectos secundarios están más asociados al desarrollo del evento quirúrgico que al 
uso de los AINEs, sobretodo por que el resto de las drogas utilizadas pueden también 
traer aparejados, como efecto colateral a la hipotensión, trastornos renales de igual 
magnitud. 
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Es sabido que los AINEs disminuyen la síntesis de prostaglandinas y que éstas juegan un 
rol preponderante en la autorregulación del flujo renal. Ante la disminución de estos 
prostanoides la capacidad del riñón para evitar la hipoperfusión y consecuente hipoxia es 
menor10. Se debe tener en cuenta que los desequilibrios hemodinámicos pueden ser 
evitados conservando un correcto balance hídrico en el paciente. Los AINEs también 
disminuyen la agregación plaquetaria y pueden aumentar el sangrado perioperatorio. Por 
esta razón no se deben utilizar en pacientes con trastornos de la coagulación. Los 
trastornos gastrointestinales (gastritis, úlceras y sangrado) son poco frecuentes en 
tratamientos de corta duración. Los AINEs más utilizados en el tratamiento del dolor 
perioperatorio son; megluminato de flunixín, ketoprofeno, meloxicam y carprofeno (tabla 
VII, remitirse al archivo “tablas”). Además de los efectos antiinflamatorios, antipiréticos y 
analgésicos el flunixin tiene probados efectos antitóxicos. A sólo un ¼ de la dosis 
terapéutica se ha demostrado efectivo para contrarrestar el efecto de endotoxinas 
bacterianas en caninos, equinos y terneros. Por la alta incidencia de efectos colaterales su 
uso está contraindicado en felinos y se restringe al tratamiento del dolor agudo por un 
corto tiempo en las demás especies. 
El ketoprofeno es un potente inhibidor no selectivo de las isoenzimas COX1 y COX2 con un 
excelente efecto analgésico, antiinflamatorio y antipirético. Numerosos reportes implican al 
ketoprofeno en un mecanismo analgésico a nivel del sistema nervioso central, el cual 
potenciaría su eficacia en el tratamiento del dolor11. Este compuesto presenta la 
característica estructural de poseer un carbono asimétrico, lo cual le permite existir bajo la 
forma de dos enantiómeros R y S. Dichos isómeros presentan una característica metabólica 
 30
interesante, conocida como mecanismo de inversión quiral. Este proceso permite la 
transformación selectiva y unidireccional del enantiómero R (inactivo) a S (activo), siendo 
el canino una de las especies que mejor realiza este proceso. Es también utilizado en 
equinos, terneros y gatos. 
El carprofeno es un potente analgésico y antiinflamatorio con escasa actividad sobre las 
isoenzimas COX. Esto se refleja en una menor toxicidad asociada a la anestesia general. 
Recientes reportes sostienen que su uso en el período preoperatorio, tiene una mayor 
efectividad que en el postoperatorio. Se emplea en la mayoría de las especies animales. 
El meloxicam es un inhibidor selectivo de la COX2. Esto se ve reflejado en una menorpresentación de efectos adversos en tratamientos prolongados. Estudios recientes lo 
sindican como efectivo cuando es utilizado en la premedicación12. 
 
 
INDUCCION 
 
La inducción anestésica consiste en la incorporación en forma más o menos brusca de 
depresores del SNC. Esto supone una rápida biodisponibilidad central del fármaco. Debido 
al elevado coeficiente de partición que estas drogas tienen con el tejido cerebral, el 
período de latencia es muy breve. Los fármacos pueden ingresar al sistema por vía 
parenteral o inhalatoria. En el primer caso la maniobra se completa en escasos segundos 
mientras que con los líquidos volátiles, el tiempo de inducción dependerá de la droga 
utilizada, su solubilidad en sangre y fundamentalmente del sistema de vaporización que se 
 31
elija. Siempre que sea posible se recomienda utilizar para esta etapa la vía EV. La 
velocidad de administración es un factor que influye significativamente en la 
biodisponibilidad central del fármaco. En grandes animales, se precisan inyecciones en 
“bolo” para tener un buen efecto inductor y poder realizar la intubación endotraqueal. En 
pacientes debilitados o de escasa talla, en cambio, la administración se realiza lentamente 
a efecto. 
La depresión que se instala luego de administrada la droga depende de la dosis. A 
diferencia de los compuestos hasta ahora mencionados, los inductores carecen de “efecto 
cielo”. La inducción consiste en una dosis de “carga” de anestésico razón por la cual, este 
evento es considerado de alto riesgo. La sensibilidad del SNC puede verse notablemente 
modificada por diversas razones. Así pues la centralización del volumen minuto cardíaco, 
producto de un estado de shock hemodinámico, aumentaría peligrosamente la 
biodisponibilidad de las drogas. Las modificaciones sobre el equilibrio ácido-base y/o 
electrolítico así como también el nivel de proteínas séricas, podrán influir también sobre la 
biodisponibilidad de los inductores, modificando su respuesta. Las drogas que pertenecen 
a este grupo son principalmente depresores no selectivos del SNC o sea que sus efectos 
son dosis dependiente. Estos son utilizados también como anestésicos inyectables, en 
“anestesias fijas”. La ketamina y análogos también se emplean en la inducción anestésica. 
En los animales, a diferencia del ser humano, los derivados del opio no logran deprimir al 
SNC lo suficiente como para inducir la anestesia, aunque si la potencian como vimos 
anteriormente, mejorando la acción de cada una de las drogas que mencionaremos a 
continuación. 
 32
 
Barbitúricos. Tiopental sódico, metoxihetal y tiamilal 
Los barbitúricos son excelentes inductores y se emplean en la mayoría de las especies 
animales. Como la respuesta al fármaco depende de la dosis, la maniobra se realiza 
administrando la droga a efecto (tabla VIII, remitirse al archivo “tablas”). Actualmente 
estas drogas se emplean en la inducción anestésica de pacientes que recibirán anestesia 
por inhalación. El corto período de acción, entre 15 y 30 minutos, permite también realizar 
algunas maniobras rápidas. Es importante destacar que el poder analgésico de estos 
compuestos a dosis hipnóticas es muy pobre por lo que se impone el uso concomitante de 
analgésicos potentes para realizar maniobras cruentas. Si bien en altas dosis pueden 
promover un estado de anestesia general, la magnitud de la depresión cardiovascular y 
respiratoria contraindican este uso. En pequeños animales puede producirse laringo 
espasmo, más frecuente en gatos, si se trata de intubar con una relajación insuficiente. En 
pacientes predispuestos se pueden observar arritmias cardíacas durante la inducción con 
tiopental sódico u otros barbitúricos de acción ultracorta. La administración de lidocaína al 
2% (4 mg/kg, IV), reduce significativamente la incidencia de estos trastornos. En 
pacientes añosos o muy debilitados, los barbitúricos pueden ver reducido su índice 
terapéutico. En éstos se recomienda diluir la concentración a utilizar del barbitúrico hasta 
en un 50% e intercalar una dosis de diazepam o midazolam para potenciarlo durante la 
inducción. Esto permite reducir la dosis total del barbitúrico y por lo tanto sus potenciales 
efectos adversos. La concentración habitual para el tiopental sódico en pequeños animales 
 33
es 2.5%. En grandes animales se los utiliza más concentrados (al 5%) para disminuir tanto 
el período de administración como el volumen a inyectar. 
El corto período de acción de estos compuestos radica fundamentalmente en la 
redistribución que sufren hacia el tejido graso. La acumulación del fármaco, cuando se 
administra en forma reiterada o por infusión, es consecuencia de la saturación del tejido 
aceptor. La dosis se calcula siempre sobre la base del peso magro del animal, ya que la 
droga activa es la que se distribuye por el compartimento central. En pacientes emaciados 
o con escaso tejido adiposo, el período de recuperación puede extenderse 
significativamente. En estos la droga debe ser reemplazada por otras que dependan del 
metabolismo para finalizar su efecto como por ejemplo el propofol. 
Si bien la premedicación con drogas sedantes o tranquilizantes reduce la dosis y mejora la 
acción de los barbitúricos, el período de recuperación se caracteriza por temblores y 
diferentes grados de excitación. Estos son potencialmente peligrosos en grandes animales 
ya que podrían provocarse daños de variada magnitud a sí mismos. Por esta razón se los 
reserva para la inducción y posterior seguimiento con anestésicos por inhalación en estas 
especies. 
 
Propofol 
El propofol ha sido incorporado en medicina veterinaria hace algunos años, en las diversas 
especies, con una probada eficacia clínica. La principal ventaja que presenta este 
compuesto, es la posibilidad de mantener al paciente con diferentes grados de depresión 
del SNC por períodos prolongados sin que se produzca la acumulación del fármaco y sin 
 34
alterar significativamente el tiempo de recuperación. El propofol promueve una inducción 
rápida y suave tanto en pequeños como en grandes animales (tabla VIII, remitirse al 
archivo “tablas”). El rápido equilibrio que se produce entre la concentración plasmática y 
cerebral y su eficaz depuración, convierten al propofol en un compuesto de elección para 
el mantenimiento de la anestesia mediante infusión continua. El metabolismo es 
principalmente hepático, aunque la falta de concordancia entre la depuración de la droga y 
el flujo plasmático de este órgano sugieren, al igual que en el ser humano, un sistema de 
eliminación adicional para la mayoría de las especies, probablemente el pulmón. El 
propofol es generalmente utilizado en caninos y felinos en dosis única para inducir la 
anestesia13. La inyección rápida puede acompañarse de apnea e hipotensión de variada 
magnitud. A diferencia de los barbitúricos, el propofol puede administrarse lentamente 
hasta inhibir el reflejo laríngeo sin que el paciente experimente excitación. Esto es sin duda 
una ventaja en la inducción de pacientes comprometidos por patologías subyacentes, en lo 
que se desea una depresión paulatina con escaso impacto sobre la economía corporal. El 
propofol actúa principalmente como hipnótico. Si bien la analgesia que aporta es 
insuficiente, ésta permite realizar maniobras de escasa magnitud. La infusión continua con 
alfentanilo o sufentanilo ha sido utilizada como una alternativa a los anestésicos 
inhalatorios, tanto en medicina humana como veterinaria. 
El costo de la droga sin embargo limita aún su utilización en grandes animales. Por esta 
razón se indica principalmente en perros pequeños y gatos. Es de utilidad en pacientes 
sedados, caninos y felinos, que van a recibir un anestésico local, para garantizar la 
 35
inmovilidad del animal durante la ejecución del bloqueo. También esta indicado en 
pacientes caquécticos o magros por naturaleza. 
A dosis hipnóticas(1 a 2 mg/kg) el propofol esta indicada para inmovilizar a las hembras 
durante una operación cesárea. La capacidad del neonato de llevar a cabo reacciones 
metabólicas de conjugación, permite utilizar este compuesto, en combinación con 
anestésicos locales, sin alterar la viabilidad de la camada. Sin embargo y apelando a la 
mayor capacidad metabólica de la madre, el autor recomienda desprender la placenta, 
recién cuando se hayan recuperado los signos de vitalidad fetal, previos a la inyección del 
propofol. De esta manera se asegura una lechigada con mínimas complicaciones. Por el 
contrario el “arrastrar” droga con el cachorro, en particular si éste tiene signos previos de 
sufrimiento, podría aumentar el riesgo de muerte en las primeras horas postparto. 
Luego de una dosis de carga de entre 3 y 8 mg/kg según haya recibido o no fármacos 
coadyuvantes, se inicia una infusión continua por venoclisis. La dosis promedio de infusión 
en pequeños animales oscila alrededor de los 0.5 mg/kg/min. Es importante destacar que 
las dosis son orientativas y que el paciente debe ser monitoreado para titular la tasa de 
administración en función del plano anestésico requerido para cada caso. La inyección 
seriada en bolos a demanda es también una alternativa. Sin embargo las oscilaciones entre 
el pico y el valle de la curva de disposición plasmática, se acompañan de iguales 
fluctuaciones en el plano anestésico del paciente, pasando de excesivos a deficientes 
niveles de depresión. Por esta razón se recomienda la técnica de infusión que mantiene la 
concentración del fármaco en sangre más estable. 
 
 36
Etomidato, metomidato 
El etomidato es un inductor no barbitúrico con propiedades hipnóticas. Su principal 
indicación en el protocolo es la inducción de pacientes con alto riesgo anestésico. En 
caninos luego de una dosis de 1,5 y 3 mg/kg las variables hemodinámicas se mantienen 
estables. La frecuencia cardíaca, la presión aórtica, la presión ventricular al final de la 
sístole y el consumo de oxígeno miocárdico no experimentan cambios. La depresión 
respiratoria es como para todos los depresores no selectivos dosis dependiente. Se utiliza 
principalmente en caninos y felinos (tabla VIII, remitirse al archivo “tablas”). Una sola 
dosis de etomidato deprime la función de la médula adrenal por al menos 3 horas14. En 
infusiones continuas prolongadas, si bien no se produce acumulación, la depresión adrenal 
sostenida podría desencadenar una crisis Addisoniana. El metomidato es un análogo de 
este grupo de derivados imidazólicos, aprobado para ser utilizado tanto en grandes como 
en pequeños animales. Se emplea en la inducción y mantenimiento de la anestesia. La 
combinación entre éste y la azaperona produce en cerdos un grado de anestesia por un 
período de dos horas, que permite realizar intervenciones quirúrgicas. Ni el etomidato ni el 
metomidato poseen efecto analgésico. Pueden compartir el protocolo con drogas 
coadyuvantes. El paciente puede experimentar mioclonos, excitación y vómitos. El costo de 
estos medicamentos es aún un impedimento para la incorporación rutinaria en los 
protocolos anestésicos de los animales domésticos. 
 
Guaifenesina (éter gliceril guayacolato) 
 37
La guaifenesina es un polvo blanco, finamente granulado y soluble en agua. Se clasifica 
como relajante muscular central. Ejerce su mecanismo a través de la inhibición de las 
neuronas intercalares de la médula espinal, interfiriendo en la comunicación entre ésta y el 
tronco encefálico. Aunque afecta principalmente al músculo estriado, el diafragma 
mantiene su función y con ella una adecuada ventilación. Su escasa potencia y la 
necesidad de administrar soluciones poco concentradas, limitan su uso en pequeñas 
especies. Se utiliza en soluciones al 5, 10 y 15%. Por encima de 6% y de 15% puede 
producir hemólisis intravascular en rumiantes y equinos respectivamente. La principal 
indicación para este compuesto es como coadyuvante en la inducción de grandes 
animales, principalmente en equino (tabla VIII, remitirse al archivo “tablas”). En esta 
especie una solución al 5% en dextrosa al 5%, y a razón de 0,5 ml/kg, produce una suave 
inducción, sin excitación que finaliza en un tranquilo decúbito en aproximadamente 10 
minutos. La guaifenesina carece de efectos analgésicos y se la combina con xilacina y 
ketamina como una variante de anestesia total intravenosa (TIVA), para realizar 
intervenciones de poca envergadura. 
 
Anestésicos inhalatorios 
Para realizar la inducción con anestésicos por vía inhalatoria hay que contemplar algunos 
aspectos prácticos. La maniobra se realiza con máscaras faciales adaptadas a cada 
especie. Para animales pequeños y mal predispuestos al manoseo, existe la posibilidad de 
recurrir a una cámara de inducción. Es importante que el hocico del paciente esté lo más 
próximo al extremo de la máscara, para evitar que un aumento del espacio muerto, se 
 38
refleje en una menor fracción de anestésico en el aire alveolar (FA). El correcto 
acoplamiento de la máscara al paciente por detrás de las comisuras labiales evitará que el 
gas inspirado se diluya con el aire ambiental (figura 6). Esta técnica es recomendable en 
animales debilitados o con serio compromiso del estado general. Aunque las técnicas para 
la inducción en aves están sólo limitadas por la imaginación del anestesiólogo, la inducción 
con máscara es la más utilizada en la mayoría de ellas. La lenta depresión del SNC que se 
instala con cada respiración permite detener el procedimiento cuando al cabo de unos 
minutos el paciente está en condiciones de tolerar la intubación de la traquea. 
La potencia de la droga utilizada, su coeficiente de solubilidad y fundamentalmente el 
sistema anestésico utilizado, determinará la rapidez del procedimiento. En general para 
que éste se complete en un tiempo razonable, la fracción inspirada de anestésico (Fi) 
deberá ser alta. Cuando se trabaja con un vaporizador ubicado fuera del circuito anestésico 
la fracción vaporizada (Fv) está limitada por el máximo de vaporización del equipo 
empleado. Si la máscara se conecta a un circuito de no reinhalación, como por ejemplo un 
Bain, la máxima Fi será la que el vaporizador marque. Si en cambio trabajamos con un 
circuito circular, la Fi dependerá de la magnitud de la reinhalación. Esta última depende del 
flujo de gas fresco (FGF). Finalmente existe la posibilidad de utilizar un circuito circular con 
vaporizador dentro del sistema (VIC). Con estos últimos, la Fi puede llegar a valores muy 
altos reduciendo el tiempo de inducción sustancialmente. Se debe considerar que la falta 
de cooperación del paciente muchas veces se ve reflejada en una disminución del volumen 
minuto respiratorio (VMR). Esto promueve una menor captación del anestésico, 
prolongando así, el período de inducción. 
 39
 
Anestésicos disociativos: ketamina, tiletamina 
Las drogas de este grupo están representadas principalmente por la ketamina y la 
tiletamina. Estos compuestos son muy utilizados en medicina veterinaria tanto para la 
sujeción química como para producir anestesia general en la totalidad de las especies 
animales (tabla VIII, remitirse al archivo “tablas”). La anestesia que producen estos 
fármacos se caracteriza, al igual que en el ser humano, por una profunda amnesia, 
analgesia y catalepsia. La mayoría de los reflejos protectores permanecen presentes y se 
produce un marcado aumento de las secreciones. Un acentuado tono muscular se instala 
rápidamente y en animales predispuestos pueden presentarse convulsiones (figura 7). El 
aparato cardiovascular es fuertemente afectado por estas drogas. La frecuencia cardíaca 
aumenta al igual que la presión arterial. En animales con cardiopatías previas, pueden 
llegar a precipitar un edema agudo de pulmón. El patrón respiratorio se torna apnéusico, la 
frecuencia respiratoria puede aumentar y el volumen corriente disminuye.Esto trae 
aparejado un descenso de la PaO2 y aumento de la PaCO2. La inyección intravenosa rápida 
se acompaña de apnea. Si bien la analgesia no es homogénea entre las diversas especies, 
se manifiesta principalmente a nivel somático en todas ellas. La misma esta gobernada, 
entre otros mecanismos, por la interacción con los receptores N-metil-D-aspartato 
(NMDA), a los cuales inhibe. La incapacidad de las drogas de este grupo para controlar en 
forma eficaz y predecible el dolor profundo y de origen visceral, las inhibe de participar 
como único aporte analgésico tanto en intervenciones celomáticas como en cirugías 
traumatológicas. La combinación con agonistas α2 presinápticos e hipnoanalgésicos 
 40
colabora en paliar esta situación en intervenciones de corta duración. La ketamina sufre un 
extenso metabolismo hepático en caninos, equinos y humanos. En el gato sin embargo es 
eliminada mayormente inalterada por filtración renal. En animales con trastornos urinarios 
y hepáticos deberán ser utilizadas con suma precaución. 
La tiletamina se comercializa combinada en una proporción 1:1 con zolazepam, una 
benzodiacepina que mitiga el hipertono muscular del agente disociativo. Existen pocas 
diferencias farmacodinámicas entre la tiletamina y la ketamina, siendo las más importantes 
una mayor potencia y un período de acción más prolongado para la primera. Esto 
convierte a este específico (Zelazol®), en una alternativa para inmovilizar animales 
agresivos o salvajes. Otra ventaja del preparado es la presencia de manitol en la 
formulación. Esto redunda en un período de latencia para la vía IM de aproximadamente 5 
minutos. 
La ketamina en combinación con relajantes musculares centrales, permite realizar la 
intubación endotraqueal en la mayoría de los animales. Una relajación insuficiente, 
empero, podría desencadenar un espasmo laríngeo. En felinos los anestésicos disociativos 
tienen un efecto analgésico más evidente que en las demás especies animales. La 
combinación con xilacina o medetomidina resulta en una mezcla anestésica que, por un 
período de 30 minutos, permite la realización de algunas cirugías mayores. En caninos las 
mismas combinaciones tienen un efecto anestésico errático y la analgesia suele ser 
insuficiente en al menos un 40% de los individuos. En equinos la ketamina no debe ser 
utilizada sola. Luego de la premedicación con xilacina (1.1 mg/kg, EV), la administración 
de ketamina (2-3 mg/kg, EV) 10 minutos después, induce un corto pero efectivo período 
 41
de anestesia en caballos de todas las razas. En rumiantes la administración EV en bolo, 
seguida por una infusión continua produce un plano anestésico que permite realizar 
cirugías de variada magnitud. La incorporación de agonistas α2 presinápticos mejora la 
analgesia y promueve relajación muscular. 
La abundante secreción de saliva, que promueven estos compuestos, puede interferir con 
la ventilación en pacientes no intubados. La atropina y el glicopirrolato moderan este 
efecto. 
El período de recuperación suele caracterizarse por diversas manifestaciones de 
excitación. Contracción de la musculatura, aullidos, gritos y movimientos incoordinados son 
los más frecuentes. 
 
Relajantes neuromusculares. Succinilcolina, pancuronio, atracurio, vecuronio . 
Los relajantes neuromusculares son poco utilizados en medicina veterinaria. La necesidad 
de controlar la ventilación durante el período de acción del fármaco, la pérdida de reflejos 
para monitorear la profundidad del paciente, el riesgo de trabajar en un plano anestésico 
insuficiente y la falta de equipamiento, parecen ser la causa de esta situación. Sin embargo 
la facilidad de acceso a la laringe y al campo quirúrgico, la reducción de la CAM para los 
anestésicos volátiles, la factibilidad de mantener al paciente normocápnico y finalmente la 
posibilidad de titular la dosis de los anestésicos inhalatorios, exige reveer esta costumbre. 
La succinilcolina como representante de los leptocurares y el pancuronio, atracurio y 
vecuronio del grupo de los paquicurares, son los más utilizados en los animales 
 42
domésticos. Una numerosa lista de nuevos compuestos se suma a diario a la práctica 
experimental para delinear su utilidad en las distintas especies15. 
La escasa masa muscular en perros pequeños y felinos domésticos representa poco 
impedimento para acceder al campo operatorio. Esta es quizás otra razón para que el uso 
de estas drogas sea tan limitado en estos animales. No obstante deberán ser sumados al 
protocolo cuando estén indicados. Caninos con grandes masas musculares y sobre todo 
obesos, que anestesiados, reducen la ventilación alveolar promoviendo hipercapnia, 
hipoxia y complicaciones anestésicas, mejoran su manejo cuando están relajados. Además 
es mandatorio en pacientes que tienen que ser ventilados con presión positiva para un 
abordaje toráxico o la reparación de una ruptura de diafragma. La reducción de una 
luxación o el manejo de una vía aérea espasmódica, exige también drogas eficaces y 
personal entrenado. “Nunca relajes a un paciente al que no sabes como vas a intubar” 
“Nunca duermas a un paciente al que no sabes como ventilar”, rezan dos de los axiomas 
de la anestesiología que invitan a la prudencia del equipo médico. El abordaje del 
abdomen o la reparación de una fractura se facilita considerablemente con el agregado de 
estos compuestos al protocolo anestésico. Esto último es especialmente cierto en equinos, 
cerdos y rumiantes. 
La elección del compuesto a elegir recae principalmente sobre sus propiedades 
farmacológicas (similares a las descritas para los seres humanos en cuanto a metabolismo, 
eliminación y duración). Desde luego la especie animal, el procedimiento a emprender y su 
duración, como así también los disturbios ocasionados por las diversas patologías, deben 
tenerse en cuenta. 
 43
La succinilcolina tiene una latencia de menos de un minuto y un período de acción que 
rara vez supera los 15 minutos. Sin embargo la duración puede ser aumentada por el uso 
concomitante de antiparasitarios anticolinesterásicos como por ejemplo los órgano-
fosforados y carbamatos. En equinos está contraindicada por las frecuentes 
manifestaciones adversas que presenta. Se recomienda suma precaución en cardiópatas, 
ya que puede promover arritmias cardíacas. El atracurio puede ser utilizado aún en 
pacientes con serios trastornos en los emuntorios. Éste rara vez propicia arritmias 
cardíacas, ya que sólo promueve una ligera liberación de histamina. El pancuronio tiene 
una latencia prolongada y la recuperación puede retardarse en pacientes debilitados o que 
vean reducido el flujo plasmático hepático. El vecuronio es el menos asociado a efectos 
colaterales. Su duración, 15 a 20 minutos, lo hace ideal para maniobras breves aunque se 
puede repetir sin alterar significativamente el tiempo de recuperación. Se elimina 
principalmente por bilis y puede ser utilizado en nefrópatas. 
La debilidad muscular residual que acompaña a la recuperación, luego de utilizar un 
paquicurare de acción prolongada o cuando uno de corta acción se ha acumulado luego de 
varias dosis, es responsable de potenciales depresiones respiratorias en este período. Estos 
pacientes deben ser celosamente monitoreados, garantizando un adecuado volumen 
corriente y una correcta oxigenación. La oximetría de pulso es de gran ayuda en estos 
casos. Como norma el autor sugiere mantener al paciente en cuidados intensivos hasta 
haber recuperado los reflejos motores en la cara, principalmente el reflejo corneal. La 
estimulación instrumental de los nervios periféricos permite determinar, con un alto grado 
de seguridad, la finalización del bloqueo muscular. 
 44
Los paquicurares son susceptibles a la reversión farmacológica. Los anticolinesterásicos 
como la neostigmina (0.04 mg/kg, IV) y el edrofonio (0.5 mg/kg, IV) son los más 
utilizados. Se recomienda acompañaresta acción con atropina (0.02 mg/kg, IV), para 
contrarrestar el aumento del tono vagal. 
Estas drogas carecen de efectos analgésicos y cualquier maniobra en la que estén 
implicados deberá acompañarse de un adecuado manejo del dolor e hipnosis. 
 
 
INTUBACIÓN ENDOTRAQUEAL 
 
Una anestesia segura implica una vía aérea permeable, un paciente bien ventilado y 
correctamente oxigenado. El anestesiólogo deberá familiarizarse con las peculiaridades de 
cada especie. En los pequeños animales en general la maniobra es muy sencilla debido a la 
fácil visualización de la laringe. En equinos la intubación se realiza a ciegas, en vacas por 
palpación y en pequeños rumiantes y cerdo se impone la necesidad un laringoscopio. A 
continuación reseñaremos los lineamientos básicos a seguir en cada caso. 
Caninos: la mayoría de los perros se intuban sin dificultad. Puede hacerse en decúbito 
esternal o dorsal. Se abre la boca, con una gasa se desliza la lengua entre los incisivos 
inferiores desplazando la mandíbula hacia abajo o hacia arriba según el decubito del 
paciente. El cuello bien extendido mejora significativamente la maniobra. Una buena 
iluminación alcanza para visualizar la laringe e introducir el tubo elegido (figura 8). Un 
laringoscopio con una rama plana es de gran ayuda en animales con lesiones en la cavidad 
 45
oral o la laringe y en las razas braquicefálicas. En la maniobra instrumental, la rama del 
laringoscopio desplaza el paladar blando y desciende o eleva la epiglotis, según el paciente 
se encuentre en decubito esternal o dorsal, permitiendo identificar las estructuras 
laríngeas. Luego se introduce el tubo con gentileza para evitar estimular o lesionar los 
cartílagos aritenoides. El instilar lidocaína sobre la laringe antes de intubar, reduce la 
aparición de espasmos en animales susceptibles. Se recomienda lubricar el extremo del 
tubo a la altura del balón con lidocaína en gel, para disminuir la irritación y mejorar el 
contacto entre éste y la mucosa traqueal. La boquilla del tubo debe quedar a la altura de 
los incisivos y el extremo distal deberá ubicarse a la entrada del tórax (vértebra T1 o T2), 
por encima de la carina. En muchos pacientes los tubos largos deben ser cortados para 
evitar que aumente el espacio muerto o la entrada al bronquio derecho. Los traqueotubos 
más utilizados son los tipo Murphi. Estos se fijan luego de colocados, con una cinta de 
algodón, para evitar su desplazamiento. El balón se infla con la precaución de evitar que 
una excesiva presión comprometa la irrigación de la mucosa traqueal. Es recomendable 
chequear la impermeabilidad de la conexión durante la cirugía para identificar fugas en el 
circuito anestésico. Las medidas utilizadas son tan variables como los tamaños y 
morfología de las diversa razas. Las cánulas traqueales varían en diámetro interno (d.i.) de 
1.5 mm a 15 mm. 
Felinos: la maniobra se realiza igual que en caninos. La topicación de la laringe con 
lidocaína se impone ya que esta especie es muy susceptible al espasmo. La maniobra 
instrumental es generalmente más satisfactoria (figura 9). Un tutor o mandril que aumente 
la rigidez del tubo es recomendable. El tubo se introduce hasta la entrada del tórax con 
 46
cuidado de no realizar una intubación bronquial. Las medidas utilizadas van de 1.5 a 5 mm 
de d.i. aunque la mayoría de los gatos adultos se manejan con tubos de 4 a 4.5 mm de d.i. 
En pacientes muy pequeños se pueden utilizar los tubos tipo Cole. 
Equinos: en estos, la intubación se realiza a ciegas. Se coloca un tubo de PVC a la altura 
de los incisivos de manera de mantener la boca abierta. El traqueotubo elegido ingresa por 
el interior del tubo, se desplaza sobre la base de la lengua y se lo va rotando a medida que 
va entrando a la traquea. En caballos y potros la intubación nasal es también una 
maniobra sencilla. Las medidas utilizadas van de 7 mm d.i. para potros pequeños hasta 30 
mm d.i. en animales adultos. Los tubos utilizados en la técnica nasal deberán tener 4 mm 
de d.i. menos que los empleados para la intubación oral. 
Cerdos: la intubación en esta especie es complicada. La distancia entre la boca y el 
aparato gutural es amplia. La abertura bucal es estrecha, la laringe es bastante móvil y el 
ángulo de entrada incómodo. Finalmente el espasmo laríngeo es frecuente si el plano 
anestésico al momento de la intubación es insuficiente. Un laringoscopio con una rama 
plana lo suficientemente larga es generalmente imprescindible. Se recomienda lubricar 
bien el tubo con gel anestésico y rotar el bisel del tubo al aproximarse a la glotis. 
Rumiantes: la intubación en estas especies se realiza inmediatamente después de la 
inducción para evitar que la regurgitación produzca una falsa vía. En vacas adultas se 
introduce la mano, luego de colocar un abrebocas, hasta llegar a la epiglotis. Esta se 
desciende con los dedos y los mismos sirven de guía para el tubo endotraqueal. Es 
recomendable proteger la cara de la mano que se contacta con los molares ya que las 
puntas de los mismos podrían lacerar al operario. En pequeños rumiantes la abertura bucal 
 47
es sumamente estrecha. Para facilitar la maniobra se recomienda pasar un estilete romo 
con el cuello bien extendido hasta la traquea y luego deslizar sobre él, la cánula hasta 
concretar la intubación (figura 10). El desplazamiento de aire a través del tubo durante la 
espiración es indicativo de una maniobra exitosa. 
Aves y reptiles: la intubación endotraqueal es relativamente sencilla en estas especies, 
sobretodo si se trabaja con animales de más de 100 gramos. La fácil visualización de la 
laringe, permite introducir el traqueotubo sin dificultad. Es importante monitorear 
contantemente el patrón respiratorio del paciente ya que es frecuente que los tubos, al ser 
tan pequeños, se ocluyan con secreciones. En caso de usar tubos con balón, éste no 
deberá ser inflado. No se recomienda lubricar el tubo, pues aumenta la probabilidad de 
obstrucción. 
La traqueostomía y la faringotomía externa son alternativas para la intubación de pacientes 
con complicaciones adicionales. El uso de máscaras laríngeas ha sido también reportado 
como exitoso para el manejo de la vía aérea de pequeños animales tanto felinos como 
caninos16. 
 
 
MANTENIMIENTO 
 
Una vez intubado el paciente es llevado al plano anestésico en el que se realizará la 
intervención programada. Como vimos esto se logra satisfactoriamente mediante la 
infusión endovenosa de drogas que son rápida y eficazmente removidas de la circulación 
 48
mediante diferentes mecanismos depuratorios. Los anestésicos inhalatorios, halotano, 
isoflurano, enflurano, sevoflurano y desflurano son actualmente muy utilizados en el 
mantenimiento de la anestesia en las diferentes especies animales. 
Es sumamente importante familiarizarse tanto con las propiedades farmacocinéticas y 
farmacodinámicas de los diversos líquidos volátiles así como también con el equipo 
utilizado para administrar estos compuestos. 
Las características físico-químicas de los anestésicos inhalatorios han sido reseñadas en el 
capítulo anestésicos inhalatorios. La relación entre la concentración alveolar y los efectos 
sobre los distintos órganos y sistemas de la economía corporal es, como para todos los 
depresores no selectivos del SNC, dosis dependiente. Las manifestaciones clínicas son 
similares en las diferentes especies animales y sólo se registran sutiles diferencias con el 
ser humano por lo que recomendamos al lector profundizar en los capítulos 
correspondientes de esta misma obra. La CAM para los distintos agentes se muestra en la 
tabla X, remitirse al archivo “tablas”. Se destaca como principal diferencia con los seres 
humanos, la baja potencia del óxido nitroso en los animales domésticos. Es importante 
retener estas constantes a la hora de diseñar el protocolo anestésico para lograr un plano 
eficaz y seguro. 
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