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NEOCOLONIAL SURGIMIENTO La corriente Neocolonial se da a principios del siglo XX, como una revalorización del arte americano anterior al siglo XIX, adoptando elementos de la arquitectura española y precolombina. Este renovado entusiasmo por lo americano se produce a raíz de una serie de revoluciones que se dan en toda América como ser: la revolución agraria en México, levantamientos indígenas en toda Latinoamérica y el Cordobazo en Argentina con su reforma universitaria de 1918. También influye la exposición mundial de 1889, en la cual Violet Le Duc realiza una estructura en base a la arquitectura Maya y Azteca, lo que impulsa el entusiasmo por nuestras raíces. Tal lenguaje se podría calificar con el término de Historicismo Americanista, ya que se inspiran en el pasado americano para realizar una arquitectura autóctona, tratando de reactivar los valores nacionalistas mediante la revalorización del arte americano anterior al siglo XIX, y así, poner fin a la constante búsqueda de identidad nacional, de una personalidad propia, que nunca llegaba a concretarse debido a la interminable oleada de aportes culturales europeos. Este proceso se da en Argentina durante la década de 1910, signada por el acceso del radicalismo al poder y uno de sus máximos exponentes fue el radical Ricardo Rojas, quien proponía una visión introspectiva como una manera de superar el aluvión extranjerizante que ahogaba toda manifestación autóctona e ironizaba a los valores culturales propios. Sin embargo, por su carácter pasatista, el movimiento no consiguió integrarse a las corrientes contemporáneas y hacia 1930 ya se encuentra en decadencia. La búsqueda de nuevos rumbos puede considerarse como el intento de asimilar a las teorías y métodos proyectuales desarrollados auteriorrnente, tres cuestiones principales, expuestas justamente en su artículo "Rumbos Nuevos" escrito en 1915 bajo el impacto de la Primera Guerra Mundial y en un tono de marcado pesimismo con respecto a las posibilidades de la cultura europea. La primera de ellas es la referida a la "identidad nacional" del arte, que gravita fuertemente en todo el ámbito de la cultura desde los años del Centenario y que se vincula, a su vez, con el auge del hispanismo y la valorización de la arquitectura colonial. En segundo lugar, la necesidad de producir una arquitectura estrictamente metropolitana, incorporando las nuevas técnicas de construcción, especialmente las referidas al hierro y al hormigón armado. Por último, la constatación del agotamiento por repetición y desnaturalización urbana de los modelos privilegiados del historicismo. LA BUSQUEDA DE LO NACIONAL Hacia la primera década del siglo XX, cuando las celebraciones del centenario por la independencia señalaban la culminación de una época, y la oligarquía una sociedad satisfecha festejaba sus logros basados en la riqueza agropecuaria, en la vinculación comercial y financiera con Inglaterra y en la admiración cultural hacia todo lo francés, queriendo ser y reproducir lo más fielmente las ciudades europeas. Esta sociedad aristocrática que había propiciado la transformación poblacional, vio con desagrado la formación de una estructura de población de “nuevos criollos”, hijos de inmigrantes, (que nada tenían que ver con su propia imagen europea y de cómo debía ser la deseada Argentina europeizada), donde la nostalgia por el pasado pesa mucho menos en relación a la fe puesta en el futuro y que toma conciencia de sí misma, oponiéndose al eclecticismo y cosmopolitismo imperante, más representativa de los modos de vidas de las clases altas. Así surge una nueva generación de artistas e intelectuales de marcada tendencia nacionalista, que cuestionaron las creencias en las cuales se apoyaba la sociedad e indicaron un cambio, marcando el fin de una época y de un estilo de arquitectura que había servido con fervor al modo de vida de esos años. Con tal fin, comenzaron a interesarse y a estudiar nuestros orígenes, mirando hacia la arquitectura hispánica e inclusive a la arquitectura indígena precolombina, como punto de partida para la formulación de una “Arquitectura Nacional”, que exprese los lineamientos de la época futura: un ideal de arquitectura para todas las naciones de habla española. Podemos decir que esta búsqueda de Identidad Nacional en el país, definió una manera de hacer arquitectura y sitúo el problema de continuar o no propiciando una cultura dependiente de “modelos importados” o bien desarrollar una independiente que intente recuperar nuestro pasado y tradición. Pero a pesar de los grandes esfuerzos por encontrar una arquitectura nacional con significación, pasado histórico, donde lo primordial era volver a las fuentes originales españolas, no podemos negar que nuestra formación como país, estuvo influenciada por una gran masa de inmigrantes con toda una herencia cultural, marcándonos el no llegar a tener una imagen auténtica que nos identifique como argentinos, debido a que siempre incorporamos modelos foráneos inspirados en la arquitectura hispánica (plateresca), colonial (altoperuano) y californiana, las cuales nunca fueron parte del proceso de evolución de nuestra propia historia, siendo contradictorias con el propósito que se perseguía: la búsqueda de una identidad nacional. La imposibilidad de tener una referencia formal fuerte en la arquitectura colonial argentina y el que no haya existido una escuela o una formación del profesional a partir de un claro posicionamiento sobre la arquitectura nacional, hizo que los arquitectos del momento miraran hacia la arquitectura hispánica, peruana – boliviana y californiana, usándola como referente de diseño para desarrollar una nueva arquitectura de expresión nacional. El Centenario también tuvo un fuerte impacto en la historiografía de la Argentina. Debido a la creciente afluencia de inmigrantes procedentes de lugares muy diferentes, se consideró que era necesario definir claramente una identidad "argentina". En la primera década del siglo se produjo una primera reacción a la avalancha de estilos importados y a la despersonalización y confusión que estos introducían en las ciudades. La nueva generación de argentinos defendían los ideales de nación, de independencia, la búsqueda de una identidad nacional. La identidad cultural está indisolublemente ligada al sentido de pertenencia y por ende, a la profunda relación del hombre con su entorno. La arquitectura, para quien sepa leerla, hablara de cómo fue concebida, y realizada en su origen, de cómo fue transformada en sus funciones y usos a través del tiempo, de cómo fueron variando sus cargas simbólicas y su presencia en relación con entorno. La arquitectura es en definitiva un documento que sedimentadamente, acumula los testimonios del devenir histórico de una cultura, expresa los diversos modos de vida en distintos momentos históricos, recrea el pasado en el presente y condiciona el paisaje habitable del futuro. De aquí la importancia de la arquitectura de los conjuntos urbanos y de las ciudades para la configuración de la identidad cultural de las comunidades. Por ende, podemos decir que esta búsqueda de Identidad Nacional en el país, definió una manera de hacer arquitectura y sitúo el problema de continuar o no propiciando una cultura dependiente de “modelos importados” o bien desarrollar una independiente que intente recuperar nuestro pasado y tradición. NEOCOLONIAL EN DISTINTOS PAISES En México, la marginación campesina y el descontento de las clases medias urbanas para enfrentarse a los intereses de la oligarquía gobernante y sus sostenes del capital norteamericano y británico. La tendencia reformista de la revolución mexicana otorgo reivindicaciones al campesinado y aseguro la participación de las clases medias en el poder, a la vez que levanto las banderas de la defensa del indígena, en Mexico se efectúa una revalorización de las formas Indígenas Precolombinas, quesignificó un renacer de su propio pasado. En Perú se da con fuerza el movimiento indigenista, pero muy pocas obras siguieron sus lineamientos, debido a que “El Neocolonial” se fusiona con un “Neobarroco Hispánico”, que se estaba dando en Venezuela. En California y el sudoeste norteamericano, que fue colonizado por España y no por Inglaterra, la arquitectura neocolonial se basó en sus raíces hispánicas, en vez de los prototipos georgianos, tomando las formas de estilo Misión o estilo neocolonial español. El movimiento neocolonial en Chile se forjó dentro de los mismos contextos culturales que desarrollaron el estilo en Argentina, ideales que intentaban rescatar la identidad latinoamericana frente a las tendencias y estilos venidos de Europa. En la Argentina, se va desenvolviendo con éxito en toda una base de aspectos teóricos, formulados para la arquitectura e inclusive en la polémica con Academicistas y Racionalistas. A lo largo de más de medio siglo se consideraba a todo lo hispánico y colonial como un obstáculo para el progreso. Pero hacia la primera década del siglo XX, cuando las celebraciones del centenario por la independencia señalaban la culminación de una época, y la oligarquía una sociedad satisfecha festejaba sus logros basados en la riqueza agropecuaria, en la vinculación comercial y financiera con Inglaterra y en la admiración cultural hacia todo lo francés, queriendo ser y reproducir lo más fielmente las ciudades europeas. Esta sociedad aristocrática que había propiciado la transformación poblacional, vio con desagrado la formación de una estructura de población de “nuevos criollos”, hijos de inmigrantes, (que nada tenían que ver con su propia imagen europea y de cómo debía ser la deseada Argentina europeizada), donde la nostalgia por el pasado pesa mucho menos en relación a la fe puesta en el futuro y que toma conciencia de sí misma, oponiéndose al eclecticismo y cosmopolitismo imperante, más representativa de los modos de vidas de las clases altas. Así surge una nueva generación de artistas e intelectuales de marcada tendencia nacionalista, que cuestionaron las creencias en las cuales se apoyaba la sociedad e indicaron un cambio, marcando el fin de una época y de un estilo de arquitectura que había servido con fervor al modo de vida de esos años. Con tal fin, comenzaron a interesarse y a estudiar nuestros orígenes, mirando hacia la arquitectura hispánica e inclusive a la arquitectura indígena precolombina, como punto de partida para la formulación de una “Arquitectura Nacional”, que exprese los lineamientos de la época futura: un ideal de arquitectura para todas las naciones de habla española MEDIOS DE PROMOCION El estilo neocolonial se da en Argentina durante la década de 1910, signada por el acceso del radicalismo al poder y uno de sus máximos exponentes fue el radical Ricardo Rojas, quien proponía una visión introspectiva como una manera de superar el aluvión extranjerizante que ahogaba toda manifestación autóctona e ironizaba a los valores culturales propios. Esta propuesta de reformulación de la arquitectura nacional, se denominó en la literatura, “restauración nacionalista” impulsado por Ricardo Rojas quien propicio una importante tarea de la cultura y un arte enraizado en las tradiciones nacionales e indígenas, impulsando un arte nacional que debía refundir lo indio, lo gauchesco, y lo español convirtiéndolo en conciencia argentina. Se puede decir que Ricardo Rojas fue un inspirador en este movimiento, a través de la literatura, su libro calo hondo en muchos americanos, que replantearon sus puntos de vista y reconocieron la acrítica dependencia cultural en que debatían, a partir de allí, las publicaciones, revistas etc, fueron los medios de promoción sobre una nueva arquitectura. VERTIENTES Con el tiempo el Neocolonialismo se dividirá en cuatro corrientes bien marcadas: - HISPÁNICO: Que buscan sus modelos en arquitecturas españolas preferentemente del renacimiento o barroco. Arquitectura colonial plateresca, con reminiscencias españolas. Uso de tejas españolas en cubiertas inclinadas, muros encalados, balcones salientes, galerías, patios andaluces, uso del hierro forjado, predominio de colores blancos y ocres. - PRECOLOMBINO: o también denominado indigenistas, que rastrean elementos decorativos de procedencias prehispánicas. Revaloriza la arquitectura precolombina de los Mayas, Incas y Aztecas. En nuestro país no supero la etapa de diseño, quedando restringido a simples proyectos. - AMERICANO COLONIAL: también llamado eclecticismo neocolonial. Revaloriza la arquitectura “Mestiza” Barroca de la época colonial que se dio en el Alto Perú y en Arequipa. Es una especie de síntesis de las diferentes corrientes internas del Neocolonial, pero cuyas edificaciones no se encasillan en ninguna de éstas, son ajenas a cualquier obra realizada en la América virreinal o colonial. Si bien el movimiento fracasa por no acatar las formas estructurales del diseño academicista y reducir sus cambios al mero lenguaje epidérmico de las obras, tiene sin embargo algunos aspectos sumamente positivos. El primero es que estamos ante el primer intento de hacer una teoría de la arquitectura desde América y para América. Un segundo aspecto es que por primera vez se estudia el patrimonio arquitectónico americano, se documenta, identifica y revalora. Al no superar un nivel de propuestas formalistas, la arquitectura neocolonial fue incapaz de dar respuesta a los requerimientos de su tiempo y se incorporó como un historicismo más (aunque calificado) en el juego de las arquitecturas paralelas. Un proceso contemporáneo, fruto del resurgimiento de una arquitectura regionalista en Andalucía, dio origen a una nueva oleada de estilo neocolonial californiano, que junto con las revistas y los cines sirvieron para divulgar internacionalmente un lenguaje pintoresquista de chalets de techos de tejas “coloniales” y muros blancos que gozaban de gran aceptación entre los sectores populares. Se dio durante los gobiernos populistas de las décadas de los años cuarenta y cincuenta, cuando la aspiración habitacional de los sectores de menores recursos se identificaba con el chalet de fin de semana de la burguesía. Las políticas de viviendas basadas en soluciones unifamiliares aisladas privilegiaron este modelo en Argentina y en Venezuela, con mayor o menor acierto. - CALIFORNIANO: La creciente influencia norteamericana en la vida de nuestro país luego de 1930, influirá arquitectónicamente en la difusión del estilo californiano. Sus características principales eran casa blanca, compacta, entre medianeras, con techo de tejas españolas, rejas, postigos de madera, aberturas pequeñas, porche, jardín anterior. En las clases altas eran frecuentes los zócalos inferiores en color ocre o amarillo. Resulta irónico y hasta paradójico pensar que en pos de rescatar nuestros valores nacionalistas, terminamos adoptando un movimiento yanqui de segunda mano.
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