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Afectividad humana de Cristo na Teologia

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La afectividad 
humana de 
Cristo
Diplomado en Teología
La afectividad humana
Punto de unión de lo sensible 
y lo espiritual 
Comprende los sentimientos Emociones Pasiones
Componentes 
naturales del 
psiquismo 
humano
Los sentimientos o pasiones son las 
reacciones naturales que suscitan en 
nosotros las diversas realidades -tanto 
materiales como espirituales- que nos 
resultan atractivas o disgustan, que nos 
parecen buenas o malas. 
Y Cristo tuvo aquellos sentimientos y pasiones 
propios de la naturaleza humana que eran 
compatibles con su plenitud de gracia y que 
servían a nuestra redención.
Evangelios
• Cristo amaba a su Padre, a sus amigos, a todos y cada uno
• Tuvo alegría de las obras de su Padre (cf. Lc 10, 21)
• Saberse amado por Dios Padre (cf. Jn 15, 10-11)
• Tuvo deseos ardientes de nuestra redención (cf. Lc 12, 49-50)
• De quedarse en la Eucaristía (cf. Lc 22, 15), etc.
Sentimientos
• Hubo tristeza al contemplar los sufrimientos de su pasión y el pecado 
de los suyos (cf. Mt 26, 37-38)
• Tuvo dolor interior hasta llorar por la muerte de Lázaro (cf. Jn 11, 33-
35). Por la ruina de su pueblo (cf. Lc 19, 41)
• Tuvo la ira ante la hipocresía de algunos (cf. Mc 3, 5), etc.
Jesucristo
Esos sentimientos, que en sí mismos son parte de 
la naturaleza humana y son buenos, se dieron de 
distinto modo que en nosotros, pues en nosotros 
ordinariamente anteceden al juicio de la razón, 
frecuentemente tienden a lo ilícito, y a veces 
arrastran a la razón.
En 
Cristo
La razón regía y controlaba 
perfectamente toda su afectividad 
aunque dejaba que cada una de las 
tendencias sensibles reaccionara con su 
propio movimiento hacia el bien y del 
modo más conveniente
En Cristo
Esos sentimientos jamás previnieron el juicio de la razón, no le 
impidieron la serenidad de sus juicios, ni se dirigieron a lo que no 
fuera bueno sino que estaban ordenados al bien, ni lo arrastraron en 
su actuación
El amor humano de Cristo
Sentimientos
En Jesús no faltó el sentimiento 
principal, del que derivan todos los 
demás, que es el amor, y que es la 
atracción despertada por el bien 
percibido por los sentidos
Sentimientos
Este amor sensible se hace 
propiamente humano por la razón: y 
así el hombre es atraído y se inclina 
también hacia bienes espirituales 
más altos, y ama a otras personas, a 
la verdad, la felicidad, etc.
Amor
• Este amor propiamente humano 
es sobrenaturalizado por la 
caridad. 
• Este amor ha sido el motor de la 
entera vida de Cristo, y la clave 
de la armonía y unidad de todo su 
ser: su amor y entrega al Padre y 
a nosotros.
Amor al padre
El amor filial a su Padre, que lo ha enviado al mundo, resuena en todas 
sus palabras y resplandece en todos sus actos (cf. Jn 14, 31). 
Jesús vivía con todo su ser del amor y de la entrega a la voluntad de su 
Padre (cf. Jn 8, 29).
El amor por nosotros fue la prolongación de 
ese amor a su Padre
• Nos quiere como su Padre nos ama
• Los que trató como amigos (cf. Lc 12, 4; Jn 11, 11)
• «Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Jn 11, 5)
• Al joven rico (cf. Mc 10, 21)
• Ese amor se manifestaba exteriormente, de modo que era patente 
y notorio para todos (cf. Jn 11, 3.35-36).
Amor 
universal
• Ese amor de Jesús no solo se dirigía a 
los más próximos, sino que abrazaba a 
todos y cada uno. 
• El Nuevo Testamento lo certifica: «nos 
amó y se entregó por nosotros» (Ef 5, 
2)
• Que «me amó y se entregó a sí mismo 
por mí» (Gal 2, 20).
Amor infinito
• Él nos ha amado y nos ama con su infinito 
amor divino, que tiene en común con el 
Padre y el Espíritu Santo, y también con su 
amor humano, que es inmenso: «nadie tiene 
mayor amor que el dar uno la vida por sus 
amigos» (Jn 15, 13). 
• Se trata de un amor que «supera todo 
conocimiento» (Ef 3, 19), supera todo lo 
que podemos imaginar.
El 
sagrado 
Corazón 
de Jesús 
• Es «el principal indicador y símbolo [...] 
del amor con que el divino Redentor ama 
continuamente al eterno Padre y a todos 
los hombres»
• De ahí la devoción de los cristianos a 
contemplar este amor de Jesús tan 
insondable que le llevó a derramar su 
sangre por nosotros, y de esa 
contemplación nacerá el intento de 
corresponderle con nuestro amor y 
nuestra entrega
Fisonomía de Jesús
El rostro de cristo
• En cuanto al rostro y al aspecto físico de Jesús, los Evangelios no nos 
han transmitido ninguna descripción directa de sus rasgos físicos, 
sobre su estatura, sobre el color de sus ojos o del cabello, etc. 
• Los apóstoles debieron satisfacer la legítima curiosidad de los 
primeros cristianos, pronto se perdió la memoria de aquellas noticias.
ARTE
A lo largo de la historia se han dado múltiples 
opiniones sobre la fisonomía de Jesús y el arte lo 
ha representado innumerables veces, pero se trata 
de imágenes muy diversas que proceden solo de 
la imaginación de los cristianos.
APROXIMACIONES 
• Debió tener una presencia agradable, 
amable y atrayente, como para que muchos 
acudieran a Él con facilidad o para que le 
llamaran «maestro bueno» (Mc 10, 17)
• Le llevaran niños para que les impusiera 
las manos, etc. 
• Jesús Niño «crecía en sabiduría, estatura y 
gracia delante de Dios y de los hombres» 
(Lc 2, 52).
Personalidad 
• Dios le mostraba cada día más su predilección y cada día era más atrayente, 
simpático y amable para los que lo conocían.
• Además de ser muy inteligente, debía tener un porte y unos modales dignos 
que inspiraban el respeto y el afecto de personas de toda condición, tanto de 
la gente sencilla de las aldeas, como de personas de categoría social o 
intelectual elevada, tales como José de Arimatea, Nicodemo, etc. 
• Responde a preguntas capciosas de los fariseos con rapidez, de modo muy 
inteligente y al mismo tiempo sin engaño alguno y con señorío.
Amabilidad 
• Tenía en su interior y traslucía en su rostro una serena alegría, de la que 
deseaba participasen los suyos (cf. Jn 14, 27; 15, 11)
• Siempre dueño de sus palabras y de sus actos
• Habitualmente en su rostro debía asomar una sonrisa sincera, incluso en 
ocasiones lo vemos manifiestamente feliz con el bien espiritual de las almas 
(cf. Lc 10, 21)
• Compara su vida con unas bodas en las que nadie puede estar triste (cf. Mt 9, 
15).
Su mirada
• La mirada de Jesús ordinariamente era alegre, cariñosa y profunda, de 
modo que llegaba al fondo de las almas
• Esa mirada se manifiesta afectuosa con el joven rico (cf. Mc 10, 21)
• Compasiva con la viuda de Naín (cf. Lc 7, 13)
• Con pena hacia Pedro tras las negaciones (cf. Lc 22, 61)
• ¡Qué tendría su mirada, que removió y arrastró a Pedro, a Mateo, y a 
tantos otros para que le siguieran, dejando todas las cosas!
Atractivo
El atractivo de Jesús provenía sobre todo de su interior: de su 
inmenso amor al Padre y a todos los hombres, de su bondad, de la 
sabiduría de sus palabras, y de sus milagros.
Conclusión 
Dios permitió que no nos quedara un 
retrato de Jesús, y que su presencia física 
entre nosotros finalizara con la 
ascensión, para que no fuéramos atraídos 
a Él por motivos meramente humanos 
sino para que nos fijáramos y lo 
buscáramos principalmente como 
nuestro Salvador y nuestro Dios.

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