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Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 1 Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 2 Tee O’Fallon Oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 3 Nota a los lectores Nuestras traducciones están hechas para quienes disfrutan del placer de la lectura. Adoramos muchos autores pero lamentablemente no podemos acceder a ellos porque no son traducidos en nuestro idioma. No pretendemos ser o sustituir el original, ni desvalorizar el trabajo de los autores, ni el de ninguna editorial. Apreciamos la creatividad y el tiempo que les llevó desarrollar una historia para fascinarnos y por eso queremos que más personas las conozcan y disfruten de ellas. Ningún colaborador del foro recibe una retribución por este libro más que un Gracias y se prohíbe a todos los miembros el uso de este con fines lucrativos. Queremos seguir comprando libros en papel porque nada reemplaza el olor, la textura y la emoción de abrir un libro nuevo así que encomiamos a todos a seguir comprando a esos autores que tanto amamos. ¡A disfrutar de la lectura! ¡No compartas este material en redes sociales! No modifiques el formato ni el título en español. Por favor, respeta nuestro trabajo y cuídanos así podremos hacerte llegar muchos más. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 4 Sinopsis El Agente Especial de la ATF1, Eric Miller y su detector de explosivos el K-9, Tiger, detienen un camión cuyo contenido es explosivo. Literalmente. Más impactante, el conductor es el hermano menor de una mujer que dejó atrás. Una que todavía atormenta sus días y sus noches. Nunca se besaron, pero Tess McTavish nunca olvidó al guapo y peligroso agente que desapareció en un velo de misterio. Ahora lo último que necesita es un agente de la ATF con su propia agenda. No importa que Tess y su hermano sean inocentes. Si Eric se entera de la verdad de su pasado, nunca serán libres. El afán de Eric por vengarse del hombre que lo atacó a él y a sus colegas en una explosión mortal todavía arde dentro de él. Otra bomba está a punto de detonar y está seguro que hay una conexión entre ese hombre… y la familia de Tess. Pero Eric y Tiger harán todo lo que puedan para proteger de lo que se avecina a la mujer por la que está cayendo enamorado… 1 N. T.: Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, es una agencia federal de los Estados Unidos y depende del Departamento de Justicia. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 5 Al Sargento Robert Brandon Paudert y al oficial de policía Bill Evans, de West Memphis, Departamento de Policía de Arkansas, heridos mortalmente durante un intercambio de disparos con miembros del grupo extremista Ciudadanos Soberanos. Te sacaron demasiado pronto de esta tierra. Te fuiste pero nunca te olvidamos. Fin de la vigilancia el 20 de mayo de 2010. Para el K-9 Atlas y el K-9 Zeus de la policía de Nueva York, los perros policías más condecorados del departamento. Vuestras valientes leyendas siguen vivas. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 6 Capítulo Uno Tess se enderezó, jadeando por aire. Su corazón latía rápido y fuerte. ¿Estoy teniendo un ataque al corazón? Su móvil estaba iluminado, vibrando en la mesita de noche como un enjambre de abejas. Se estremeció, atrapada en algún lugar en ese vacío nebuloso entre el sueño profundo REM y estar completamente despierta. Cuando sus ojos finalmente se enfocaron, miró fijamente al teléfono. Era un número que no reconocía, pero sí conocía el código del área. Alabama. Su sangre se volvió más fría que el agua helada. Sólo una persona en toda Alabama tenía su número. Esta podría ser la llamada que había estado esperando. Esperando durante diez largos años. De nuevo, el teléfono sonó. Sus manos temblaban cuando agarró el móvil. Por favor, por favor, por favor que sea él, y no… La única persona a la que más temía en su vida. Apretando el teléfono con más fuerza, deslizó sobre la pantalla. —¿Ho… hola? Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 7 —¿Tess? —Un hombre, un hombre muy joven, dijo con una voz ligeramente familiar—. Soy Jesse. Sus ojos se abrieron de par en par y las comisuras de su boca se levantaron. Tenía que ser él. Su voz era más profunda que la última vez que la escuchó, pero reconocería su cadencia sureña en cualquier lugar. —Jesse —susurró. Oh, Dios mío. Su corazón comenzó a latir de nuevo, pero esta vez de pura alegría—. ¿Eres realmente tú? —Sí, Tessie. Soy yo. No puedo hablar mucho. Las cosas están mal. Quiero salir. Yo… —Una sirena de policía sonó en el fondo—. Mierda. Tengo que irme. —¡No, no cuelgues! —La sirena volvió a sonar, esta vez más fuerte— . Jesse. ¡Jesse! La llamada terminó. —¡No! —Marcó el número más reciente, pero fue directa al buzón de voz—. Jesse, llámame. Llámame. —Incapaz de cortar el único vínculo entre ella y su hermano, miró la pantalla unos segundos más antes de colgar. Oh, no. Sostuvo el teléfono fuertemente contra su pecho, meciéndose de un lado a otro. Sus emociones vacilaban entre la alegría que Jesse por fin le hubiera tendido la mano después de todo este tiempo, y el miedo desgarrador, porque algo iba a ir mal. Muy mal. Su mano tembló. No había duda del pánico en la voz de su hermano. Prácticamente había gritado a través del teléfono. La peor parte era que ella no podía ayudarlo. Ni siquiera sé dónde está. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 8 Si lo que ella sospechaba era la fuerza motivadora detrás de la llamada de Jesse después de todo este tiempo, sólo podía significar una cosa. El mal venía a por él, y pronto, vendría a por ella. * * * * * —Hijodeputa. La cubierta de la cama de la camioneta salió despedida de la parte trasera, fallando al SUV de Eric por centímetros. Miró por el espejo retrovisor. Afortunadamente, la cubierta había rebotado inofensivamente en el arcén. Las garras arañaron la perrera detrás de él, seguidas de resoplidos y bufidos descontentos. Todavía resoplando, Tiger empujó su hocico marrón oscuro a través de la apertura de la jaula. —Ánimo, amigo. —Aceleró, y el motor de trescientos sesenta y cinco caballos de fuerza del Interceptor se puso en marcha, lanzando al SUV por la autopista. Las luces estroboscópicas iluminaban el Interceptor como un árbol de Navidad. La sirena se escuchó como una banshee, y aún así la camioneta no se detuvo. Y tanto para un tranquilo viernes federal. La camioneta serpenteaba a través del tráfico como si la autopista fuera la pista personal del conductor de NASCAR. La aguja de su velocímetro pasó de los ciento treinta y cinco y se acercaba a ciento cuarenta y cinco. —Este tipo tiene pelotas, lo reconozco. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 9 No hay manera que puedas escapar de un Interceptor. Los agentes especiales de la ATF normalmente no hacían intercepciones de coches o persecuciones a alta velocidad, pero los cuatro tambores de cincuenta y dos litros en la parte trasera del camión se deslizaron con suficiente ímpetu para lanzarlos justo sobre el portón trasero y estrellarse contra el parabrisas de alguien. Con el motor del Interceptor rugiendo, se mantuvo firme cercade la camioneta, pero lo suficientemente lejos del parachoques en caso que el conductor decidiera repentinamente sacarse el cerebro del culo y pisar los frenos. A las seis de la mañana los carriles hacia el oeste de la I-78 estaban casi vacíos. Menos mal, porque este descerebrado guerrero de la carretera iba a matar a alguien. El camión se desvió bruscamente y luego giró a la derecha hacia una rampa de salida. Eric miró por el espejo retrovisor y cortó con fuerza hacia la derecha para perseguirlo por la vía de servicio. —¿Estás bien ahí atrás, Tiger? —Los ojos oscuros y almendrados de su K-9 brillaban, con la brillante luz de la mañana mientras daba otro resoplido—. Vamos. Detente, idiota. ¿Qué demonios hay en esos tambores que valga la pena una persecución a alta velocidad? —Hora de despertar al vecindario. Presionó un botón, y la bocina de aire del Interceptor sonó. Si la ciudad no estaba despierta antes, lo estaba ahora. Pasó otro minuto antes que el camión finalmente frenase y se detuviera en un arcén adyacente a una colina empinada. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 10 —Acerca del j-dido momento. —Manteniendo la mirada medio en la puerta del lado del conductor, Eric levantó la tapa de su ordenador móvil. El mensaje regresó: No está en el archivo. Qué raro. La camioneta tenía que tener al menos veinte años, así que la matrícula debería haber estado en el sistema. A menos que fuera robada y alguien hubiera cambiado a una matrícula inactiva. Detrás de él, Tiger brincaba de un lado a otro en el banco, ansioso por ir a trabajar. —Blijf. —Le ordenó a su perro, y Tiger respondió con un gruñido de decepción. Eric quería que su K-9 permaneciera en el todoterreno hasta que consiguiera una pista del conductor. Si algo pasaba, todo lo que tenía que hacer era golpear el mando de su cinturón y la puerta de la perrera se abriría de golpe, liberando a Tiger para que respaldara su trasero. Activó la cámara del tablero y luego abrió la puerta. El aire era típicamente caliente y húmedo para mediados de julio, con una fuerte y cálida brisa que soplaba desde el este. Con una mano en su Glock, se acercó a la parte trasera del camión, observando si había señales de movimiento. Al acercarse a la puerta trasera, los detalles de la matrícula de Alabama le llamaron la atención. El color de la pintura estaba apagado, y la grulla se parecía más a un pato. No es de extrañar que no esté archivada. La matrícula es falsa. Si no hubiera pasado nueve años trabajando en la oficina del RAC de Birmingham, podría no haberlo sabido. Pero lo hizo. Los pelos de su nuca se erizaron. Con su mano libre, presionó sus dedos contra el panel trasero izquierdo del camión. Si esto se iba a la mierda, no sólo habría un video, sino que sus huellas quedarían para que los investigadores las encontraran en caso que él fuera encontrado frío y muerto al costado de la carretera. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 11 Su corazón latía a un ritmo constante. Ni rápido, ni lento. Lo suficiente para bombear más adrenalina por sus venas porque algo estaba realmente mal. Podía saborearlo. Más aún, podía sentirlo en sus huesos, y sus huesos enviaban una advertencia más fuerte que un cartucho de dinamita detonado. La parte trasera de la cabeza del conductor era visible a través de la ventanilla de atrás. Con cautela, se acercó y golpeó la puerta lateral. Es sólo un niño. Con un mechón de pelo rojo rizado. Sólo había visto un cabello tan vibrante una vez en su vida, pero había sido en una mujer. Lentamente, la ventanilla se bajó. Con su metro casi noventa y cinco centímetros con sus botas puestas, Eric miró fácilmente hacia la cabina. La mayoría de las personas tendrían su billetera o la licencia de conducir lista para su inspección, pero lo único que tenía este niño era una pila de papeles en su regazo, una táctica de distracción utilizado por “ciudadanos soberanos2” y la misma cosa que había hecho que dos policías murieran en West Memphis, Arkansas. Pero los ciudadanos soberanos eran pocos y poco frecuentes en Nueva Jersey. Eric apretó el agarre en la Glock. Estaba a un pelo de reducir al chico. Miró a la parte trasera de la camioneta, y luego por encima de su hombro. No había nadie más allí, pero algo estaba tan mal que hizo que los pelos de la parte posterior de su nuca se erizaran todavía más. Las manos del chico comenzaron a temblar. 2 N. T.: Los autodenominados "ciudadanos soberanos" se ven a sí mismos como responsables solo de su interpretación particular del derecho consuetudinario y como no sujetos a ningún estatuto o procedimiento gubernamental. En los Estados Unidos, no reconocen la moneda estadounidense y sostienen que están "libres de restricciones legales". Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 12 —Salga del vehículo. —Eric retrocedió lo suficiente como para permitirle salir. El conductor abrió la puerta, llevándose la pila de documentos de siete centímetros de espesor. Medía menos de metro ochenta y estaba flaco como un riel, pesando alrededor de sesenta y ocho kilos. El miedo se reflejaba en los brillantes ojos verdes del chico. —Saque su licencia de conducir, registro y justificante del seguro —ordenó. —Um, tengo papeles —respondió en un acento de Alabama, y luego le puso los documentos en el pecho a Eric. Eric retrocedió más, apretando el arma. El pulso que había estado latiendo lenta y firmemente comenzó a golpear en sus oídos, gritando una advertencia todavía más fuerte. —No te muevas. —Su mano se cernió sobre el mando de la puerta de Tiger mientras volvía a dirigir su mirada en la parte trasera del camión. —Ten —dijo el chico—. ¿No quieres ver esto? Justo cuando sacó el arma de la funda, el chico le tiró la pila de papeles a la cara de Eric y salió corriendo. Empieza el juego. Esperaba que le dispararan, pero una persecución a pie… Eso podría hacerlo. Enfundó y se fue corriendo tras el chico, golpeando el mando de Tiger mientras saltaba la barandilla y bajaba por la colina. Un borrón atigrado le pasó por encima. No le sorprendió. Eric corría dieciséis kilómetros cada día, pero nunca superaba a su K-9. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 13 Para ser un chico flaco, era rápido y ya estaba disparándose hacia la línea de árboles a unos veinte metros de distancia. Tiger desapareció entre los árboles. Segundos más tarde, un grito agudo rompió la tranquilidad de la mañana. Un grito humano, es lo que fue. Al pie de la colina, llegó a los árboles, volviendo a sacar su arma. Las patas delanteras de Tiger arañaban en el suelo, su espalda arqueada mientras mantenía un firme agarre alrededor de la pantorrilla del chico. —¡Quítemelo de encima! ¡Quítemelo! Por favor, señor, ¡quíteme al perro de encima! Eric se resistió a reírse. Sí. Ahora es “por favor, señor”. Enfundó su Glock. —Los. Tiger soltó la pierna del chico pero mantuvo sus ojos alerta, soltando un ocasional gruñido desde la parte posterior de su garganta. Eric volteó al chico sobre su vientre, luego lo esposó y lo registró. Lo único que llevaba encima era una cartera muy fina y un teléfono móvil. —Vamos. —Puso de pie al chico. En la cima de la colina, lo sentó en el arcén frente al Interceptor y luego se metió en el vehículo para pedir un vehículo de respaldo. Un viento más fuerte se levantó, soplando en la dirección de la camioneta. Tiger hacía guardia sobre el chico, sus fosas nasales negras se dilataron mientras tomaba cientos de olores en las corrientes de aire arremolinadas. Cuando el chico miró a Tiger, esos ojosverdes estaban llenos de una extraña mezcla de cautela y curiosidad. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 14 Eric sacó unos cuantos pedazos de papel doblados de la cartera del chico. Sin identificaciones. Lo único interesante era una vieja y arrugada foto. Se parecía a su prisionero, sólo que años más joven. En la foto con él había una chica, un poco mayor. Ambos tenían el mismo pelo rojo vibrante en forma de sacacorchos y unos ojos verdes penetrantes. Al chico nunca lo había visto hasta hoy; estaba seguro de ello. Algo en la chica le era familiar. Dio la vuelta a la foto. En un bolígrafo azul descolorido estaban las palabras: Jesse y Tess. La fecha debajo de los nombres era de hace diez años. El aliento se quedó atascado en su garganta. No puede ser. Pero lo era, y Santa Mierda. El parecido que debería haber reconocido antes era ahora claro como el cristal. ¿Cómo se me pudo pasar? Aún así, tenía que estar seguro. —¿Cómo te llamas? —Jesse. Dio un paso más cerca hasta que quedó sobre el chico. —¿Jesse qué? —McTavisth. Oh, diablos. Dejó salir el aliento que había estado conteniendo. Tess McTavish. La mujer que una vez había deseado tanto que no podía pensar con claridad. Una mujer a la que nunca había besado, pero que aún así atormentaba sus sueños. Había perdido la cuenta de cuántas veces se Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 15 había despertado, dolorido y sudando, necesitando una ducha fría para salir del sueño húmedo que había tenido con ellos dos. Juntos. En su cama. Sacudió la cabeza. Hombre, no vayas allí. La burocracia primero. Las respuestas en segundo lugar. Sacó una tarjeta de sus pantalones de carga, y le leyó al chico sus derechos constitucionales. El chico no respondió que quisiera un abogado. Algo sorprendente, considerando la teoría de Eric sobre en qué estaba involucrado el chico. —¿Cuántos años tienes? —Le preguntó —Dieciocho. —¿Por qué huiste de mí? —No tener licencia de conducir no era suficiente para hacer que alguien fuera arrestado. Huir de la policía o de los agentes federales lo era. Jesse desvió su mirada. —Como te dije, no tengo licencia. Gilipolleces. No hacía falta ser un detective de primera clase para ver que el chico estaba mintiendo. —No te muevas —le ordenó a Jesse, luego a Tiger—. Bewaken — Ordenando a su K-9 que vigilara. Tiger bajó la cabeza y soltó un resoplido, como si dijera: “Sí, señor”. Eric volvió a la camioneta y buscó en el área alrededor del asiento del conductor. Dado que la camioneta sería confiscada y todo el contenido detallado, no planeó un incidente de búsqueda a fondo para arrestarlo. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 16 Al ver el contenido de la camioneta, estaba cada vez más convencido que había un montón de cosas más que un simple conductor sin licencia. Una mochila yacía en el suelo. Más documentos estaban esparcidos en el asiento. Recogió algunos, los escaneó antes de tirarlos a un lado. Cada hoja contenía una retórica retorcida y divagante contra el gobierno, declarando la soberanía del pago de impuestos, la obtención de licencias de conducir, y cualquier otro cargo que el todopoderoso sistema pudiera conseguir. Era todo un galimatías pseudo-legal. Lo había visto antes. En Alabama. Cuidadosa y metódicamente, buscó en el interior de la cabina cualquier cosa fuera de lugar a la altura del asiento del conductor. Allí. Su pulso comenzó a acelerarse. Dos costuras de plástico entre la columna de la dirección y la parte de la radio del salpicadero se inclinaron ligeramente hacia fuera, creando un hueco. Eso también lo había visto antes. Sacó un cuchillo de su cinturón y lo clavó en la costura, usándolo como palanca. Un lado del plástico se desprendió y cayó al suelo. Viendo exactamente lo que esperaba, una pistola pegada al interior del plástico. Una Baretta de 9 mm, para ser precisos. Esto es malo. Demasiadas cosas se sumaban para ser descartadas como coincidencias. Documentos de ciudadanos soberanos, sin licencia, registro o seguro. Por último, el arma oculta. Cuando Eric trabajó en Birmingham, se encontró con alguien a quién le gustaba esconder armas en ese lugar exacto junto a la columna de la dirección. Harley Gant. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 17 El líder de ciudadanos soberanos que había asesinado a sus amigos y se salió con la suya. Tiger ladró, seguido de un fuerte quejido. Su perro movió la cabeza de un lado a otro desde donde custodiaba a Jesse McTavish hasta la parte trasera de la camioneta. Eric salió de la camioneta, notando que el aire había cambiado, girando en ciento ochenta grados y ahora soplando desde la dirección del vehículo directamente a su K-9. Cuando su perro volvió a quejarse, no era el quejido de Tiger de “Me-meo”. Era su aullido de “Encontré-algo-que-te-gustaría-ver”. —Los —dijo, liberando al perro de su puesto de guardia sobre el chico. Tiger giró hacia el camión, se levantó sobre sus patas traseras y apoyó las delanteras en el portón trasero. Las fosas nasales negras del perro se acampanaron repetidamente mientras tomaba los olores que salían de los tambores. Su cola se movía de un lado a otro. Tiger golpeó algo en esos tambores. Cuando se volvió para enfrentar a Jesse McTavish, el chico tragó con fuerza, sus ojos se volvieron salvajes de pánico. El profundo montón de mierda en el que el chico había entrado se hizo mucho más profundo. Eric no podía estar absolutamente seguro de lo que había en esos tambores, pero podía adivinarlo. Material explosivo. Cuando los ciudadanos soberanos y los explosivos se unían… La gente moría. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 18 Capítulo Dos Tess llevó su golpeado Camry a un espacio libre en la calle Mulbery. Su estomagó se volteó mientras miraba fijamente el juzgado gris de tres pisos que parecía más bien un mausoleo. En algún lugar del edificio estaba su hermano pequeño, el niño que había abandonado hace diez años. Debe odiarme. Había pensado en llevarlo con ella, pero sin dinero para comprar comida y ropa y poner un techo sobre sus cabezas, parecía más prudente en ese momento dejarlo donde estaba hasta que pudiera instalarse y encontrar un trabajo. Cuando llegó ese momento, encontró una forma discreta de hacerle llegar dinero y asegurarse que tuviera su teléfono móvil y su dirección de correo electrónico, pero él nunca respondió a ninguno de sus mensajes y nunca se puso en contacto con ella. Hasta hace cinco horas. Justo antes de ser arrestado. Un nudo del tamaño de un pomelo se alojó en su garganta. A pesar de lo mucho que ella había intentado arreglar las cosas con él, la culpa aún comía como el ácido en la boca de su estómago. —Hagámoslo. —Después de una respiración profunda, apagó el motor y lanzó las llaves en su bolso de cuero. El plan era conseguir más información sobre los cargos a los que se enfrentaba Jesse, y luego encontrar la manera de pagar su fianza para que no tuviera que pasar ni una sola noche en la cárcel. Le debo eso. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 19 Estaba a punto de cerrar el coche, pero se giró en el último segundo para sacar el pesado bolígrafo de metal negro que llevaba consigo en todo momento. La mitad era un bolígrafo real, mientras que la otra contenía un pequeño cuchillo que podía sacarse en cualquier momento. Probablemente no era legal llevarlo, pero el riesgo valía la pena. Con menos deun metro sesenta de altura, había aprendido de la forma más dura que las personas intentaban aprovecharse de las mujeres, especialmente de las que eran tan pequeñas. Mejor pedir perdón que pedir permiso. Pensando que tendría que pasar por un detector de metales, guardó el bolígrafo en la consola, luego cerró el coche y se echó el bolso al hombro. Las hebras de cuentas y cristales unidos al bolso hacían reconfortantes sonidos de chasquidos y tintineos mientras cruzaba la calle y subía a la acera. Metió los dedos en el bolsillo de su falda y los apretó alrededor del cristal de cuarzo diamantado Herkimer de siete centímetros, que mantenía allí para la buena suerte. Dios sabe que la necesitamos. Jesse y ella. Entre la pistola y todo lo que había en esos tambores, se enfrentaba a serios problemas legales. Sus problemas eran muchos apremiantes en este momento, pero estaban jodiendo totalmente su chi3. Estuvo a punto de tropezar, y se contuvo a sí misma antes de estrellarse de cabeza en un buzón. Le gustara o no, estaba a punto de enfrentarse a su pasado, uno que había trabajado muy duro para dejar atrás. 3 N. T.: El Chi (literalmente “aire, aliento, disposición de ánimo”) es la energía o el principio activo que nos da la vida, la energía vital que une cuerpo, mente y espíritu. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 20 Sus caminos de la vida no sólo estaban a punto de cruzarse, sino que se estrellaban en la intersección. De todas las personas que podrían interponerse entre su hermano y un tiempo serio de cárcel, ¿por qué, oh, por qué tenía que ser Eric Miller? El Agente Especial Eric Miller, para ser precisos. Habían pasado nueve meses desde que había visto a Eric. Había sido lo mejor, que nada hubiera pasado ente ellos, pero la perspectiva de encontrarse cara a cara con él de nuevo era suficiente para hacer que su corazón latiera más rápido y su vientre se retorciera en nudos. Le dio un último apretón al diamante Herkimer que tenía en el bolsillo y luego tiró de la enorme manija de la puerta del juzgado. Una vez dentro, mostró su identificación a un guardia con chaqueta azul marino que le indicó que pusiera sus pertenencias en un contenedor de plástico y que pasara por el detector de metales. Hizo lo que le indicaron y la máquina permaneció en silencio. Sin campanas, sin silbidos, y sin luces rojas parpadeantes. Después de recoger su bolso, se dirigió rápidamente a la oficina de los U.S. Marshals en el segundo piso. Sus sandalias hacían ruidos que resonaban en el cavernoso pasillo de granito. Cristo, este lugar es realmente como un mausoleo. Por dentro y por fuera. En el camino, comenzó a cuestionar su decisión de no pedir ayuda. Cuando salió de Springfield esa mañana, era demasiado temprano para despertar a su jefa y mejor amiga, Andi, así que le dejó un críptico mensaje en el buzón de voz del Dog Park Café, notificando a Andi que no iría para nada en un par de días debido a un problema familiar. Más allá de eso, no dijo nada. A Tess le gustaba el nuevo marido de Andi, Nick, pero era un sargento de la policía estatal de Massachusetts, y lo último que necesitaba era otro policía involucrándose en sus asuntos familiares. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 21 Mis problemas familiares asfixiarían a un jabalí. Además, la última vez que había ido a pedir ayuda a un policía, las cosas no habían ido bien. Concedido, eso fue hace mucho tiempo, pero la traición todavía dolía. Una mujer detrás de una ventana de grueso cristal la dirigió a una incómoda fila de sillas de plástico. Tess se sentó y miró alrededor de la sala de espera a los muchos emblemas de la policía en la pared y al reloj. Con cada giro del segundero alrededor de la esfera, agarró con más fuerza el bolso. Finalmente, sus dedos se acalambraron y sus palmas empezaron a sudar. Unos pies de botas pesadas resonaron al otro lado de la puerta de metal. Se sentó rígida, mirando fijamente la puerta mientras se abría con un chirrido. Un hombre que llevaba caquis, un polo azul marino y una insignia dorada sujeta a su cinturón entró. Era bajo, fornido y de pelo castaño. No era rubio, de ojos azules y del tamaño de un vikingo. Como Eric. El aliento que no se había dado cuenta de estar sosteniendo silbó en su boca. La adrenalina acumulada brotó en sus venas como una marea que retrocede, dejándola exhausta, y este calvario acababa de empezar. —¿Señorita McTavish? Buena suposición, considerando que era la única persona que esperaba en la sala de espera. No seas sarcástica. —Por aquí. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 22 El policía, un ayudante de los U.S. Marshal, le abrió la puerta y le indicó que lo siguiera por el pasillo gris sucio. Detrás de ellos, la puerta de metal pesado se cerró con un golpe seco. Todo su cuerpo se tensó. Así que, así es como se siente un animal enjaulado. Atrapado e indefenso. Mas pies con botas se agrupaban al final del pasillo, luego varios oficiales uniformados doblaron la esquina. No Eric. Estaba aliviada y decepcionada. Como el oficial que lo arrestó, tenía que estar merodeando por algún lado. —¿Dónde está el Agente Especial Miller? —Le preguntó al ayudante. —Saliendo a comer un sándwich. —Se detuvo para abrir una puerta y esperó a que ella entrara en la habitación. Qué bien. Su hermano estaba encerrado, a punto de enfrentarse a la poderosa ira del gobierno federal, y en lo único en lo que podía pensar el Agente Federal Miller era en llenar su tripa. —Gracias. —Respirando profundamente, Tess entró. Cuando la puerta se movió por detrás de ella, empezó a girar y a preguntar si estaba encerrada, pero se detuvo cuando el joven sentado junto a una pequeña mesa se puso de pie. Su garganta se secó. Jesse. Era alto y flaco, y llevaba una camiseta blanca sucia. Durante un largo momento, se miraron fijamente. Su pelo rojo rizado y sus ojos verdes se parecían mucho a los de ella. Él era el mismo que ella recordaba, pero diferente. Su corazón amenazaba con estallar de su pecho. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 23 El niño que una vez conoció, dulce y adorable, seguía ahí en sus ojos y en la amable expresión de su cara. Ahora, esos matices infantiles se mezclaban con miembros desgarbados de un adolescente al borde de la madurez. La cruda emoción la dejó incapaz de hablar. —¿Tessie? —Su nombre surgió de sus labios mientras se levantaba. Las lágrimas comenzaron a correr por sus pálidas mejillas. —Oh, Jesse. —El bolso que había agarrado a muerte cayó al suelo cuando pasó corriendo por la mesa y lo abrazó. Largos y delgados brazos la rodearon por la espalda y la abrazaron con fuerza. Las lágrimas se derramaron sin parar de sus propios ojos. Sus respiraciones llegaron en sollozos temblorosos. Es un milagro. Después de todo este tiempo, estaban juntos. Tess juró en ese momento que nunca más lo dejaría. Sin importar los obstáculos que tuviera que atravesar, encontraría la forma de sacarlo de este lío. No sería fácil porque sabía muy bien que su padrastro lo había orquestado. Por mucho que quisiera continuar abrazando a su hermano pequeño, había trabajo por hacer. Si ella no conseguía controlar sus emociones, nunca sería capaz de conseguir que él, o ella misma, pasaran por esto. Todavía resoplando, se alejó lo suficiente como para mirarlo a los ojos llorosos. —Míranos. —Ella se rió con fuerza—. Messy4 Tessie y Messy Jesse. —Al usar los apodos cariñosos de su madre muerta, Jesse sonrió—. Por favor, perdóname. Nunca debí dejarte allí. —Había sido la cosa más difícil que había hecho.4 N. T.: Sucio, desaliñado. Los apodos riman con los nombres, Jesse se pronuncia con una I al final. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 24 —No lo hagas. —Sacudió la cabeza—. Tenías que salir de allí, y yo lo sabía. Ha… —¡Para! —Presionó sus dedos contra la boca de él, mirando al monitor atornillado en el techo en un rincón de la habitación, y luego mirando rápidamente a Jesse hasta que estuvo segura que él entendía su preocupación. El monitor no parecía estar encendido, pero no podía estar segura. Parada de puntillas, puso su boca en su oído, susurrando— . No menciones su nombre. Nunca. No menciones a ninguno de ellos por su nombre. Sólo empeorará las cosas. ¿Entiendes? —Cuando él asintió, ella le quitó las yemas de los dedos de los labios. Él la atrajo hacia sí, poniendo su boca en su oreja. —Nunca me hizo daño. Él se desquitó contigo. Cuando te escapaste, se volvió más loco que una rata en un retrete. Si te hubieras quedado, te habría matado. O incluso cosas peores hubieran pasado. —Lo sé. —Su estómago se sentía mareado. Los recuerdos, los malos, volvieron a aparecer en un doloroso borrón—. Pero esto es sobre ti ahora. —Le dio un apretón de manos en los hombros—. Podemos hablar de otras cosas más tarde. Después que te saque de aquí. Por ahora, necesito detalles sobre lo que te trajo aquí en primer lugar. —Vale, pero esto apesta y no te va a gustar. Ambos se sentaron, y cuando empezó su historia, su acento de Alabama se hizo más pronunciado. Ella había perdido su acento hace años. —Un hombre empezó a hablarme en una gasolinera. Dijo que me daría quinientos dólares si llevaba unos tambores a Nueva Jersey. Me dio su camioneta y me dijo que llegara a las ocho de la mañana, y que esperara una llamada diciéndome dónde llevarlos. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 25 Tess frunció el ceño. —¿Quién era ese hombre? —No lo sé. —Sacudió la cabeza—. Pero me dio doscientos por adelantado para la gasolina. —¿Me estás diciendo que un total desconocido te dio el dinero y su camioneta? —Cuando su hermano asintió, la sospecha gritó—. ¿Estás seguro que no trabajaba para… —Ella miró al monitor—… él? —Es decir, su padrastro. Después de todo, tenía a algunos policías locales en su bolsillo. —Nunca había visto a este tipo antes. Ella entrecerró los ojos, su sospecha creció. Su padrastro nunca había dejado que ninguno de ellos abandonara Alabama. Por nada. —¿Qué dijo nuestro querido padrastro cuando le dijiste que querías dejar el estado para transportar esos tambores? —Esa es la parte más extraña. Me empujó a ir. Empezó a balbucear alguna mierda sobre ser un hombre y aprender responsabilidad. Aparte de eso, todo lo que dijo fue que mantuviera mi teléfono conmigo en caso que necesitara llamarme. Su mente giró con posibles explicaciones para el comportamiento poco característico de su padrastro, ninguna de ellas buena. —¿Qué hay en los tambores? —Tampoco lo sé. —Le agarró la mano, apretándola—. Juro que no. Le pregunté al tipo, pero no me lo dijo. Me dijo que mantuviera la boca cerrada, y que si me paraba la policía que le diera los papeles habituales y mintiera como la mierda. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 26 Los papeles habituales. Es decir, los papeles de los ciudadanos soberanos. Si ese tipo no trabajaba para su padrastro, se comería el pie. Resistió el impulso de castigar a Jesse por ser tan condenadamente crédulo, pero no ayudaría a nada y sólo lo molestaría más. —Está bien —respiró ella. En realidad, la situación de Jesse estaba a miles de kilómetros de estar en cualquier lugar cerca de estar bien. Ella sólo había dicho las palabras en un intento a medias de hacer que ella y Jesse se sintieran mejor. No funcionó—. ¿Y el arma? —No sabía que estaba ahí. Tienes que creerme, Tessie. —Sus ojos se llenaron con más lágrimas, pero hizo un trabajo admirable conteniéndolas—. Tengo que salir de allí. De casa, quiero decir. Las cosas se están volviendo muy jodidas. No puedo regresar. —Bien. —Se mordió el labio inferior. De nuevo, esa palabra no la sintió en lo más mínimo—. No vas a volver allí. Me aseguraré de ello. Ahora mismo, necesitamos concentrarnos en sacarte de la cárcel, así que trabaja conmigo. —Asintió levemente, pero el ceño fruncido en su frente y la mirada en sus ojos eran escépticos. Se puso de pie y comenzó a pasear por la pequeña habitación. ¿Cómo lo sacaré de esto? —Esto no es Alabama. No todo el mundo tiene aquí un arma, y el hecho que condujeras un camión sin licencia de conducir, registro o seguro y con un arma en un compartimento oculto es malo. Las leyes de armas son muy estrictas en el noreste, y acabas de cumplir dieciocho años. No se te dará la misma oportunidad que a un menor. —Es malo, ¿no? —El semblante de Jesse era sombrío. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 27 Tess presionó una mano a su frente. Sí, es malo. No se atrevió a expresar la magnitud de su preocupación. Parte de ella no podía creer que su padrastro hubiera puesto a Jesse en una situación tan precaria y tan terrible. Por otra parte, ella no pondría nada más por detrás de él. El egoísta hijo de puta. La única pregunta era, ¿qué diablos había detrás de todo esto? Al ver que los ojos de su hermano comenzaban a brillar nuevamente, casi volvió a abrir sus propias compuertas, pero se negó a darse por vencida. Se sentó en la silla frente a él. —Necesito conseguirte un abogado, pero no tengo mucho dinero. —Andi le pagaba lo mejor posible, pero entre el alquiler y su matrícula en línea, no quedaba mucho para los extras. Sólo quedaba una cosa por hacer. Tomaría el dinero reservado para la matrícula del próximo semestre y todos los semestres que fueran necesarios para conseguirle a Jesse un abogado competente—. De alguna manera, encontraré el dinero. Si no puedo, nos conformaremos con un abogado de oficio. Él se movió y arrugó la cara de la misma manera que lo había hecho cuando era un niño, justo antes de decir algo que no le gustaría. —¿Jesse? —dijo ella en tono amonestador, sabiendo que él le estaba ocultando algo. Algo importante—. ¿Qué hiciste? —Yo, eh. —Su mueca se intensificó—. Podría haberle dicho al agente que no quería un abogado y que les diría todo tan pronto como llegaras aquí. —¡No! —Ella golpeó las manos en la mesa, haciendo que él se estremeciera—. No puedes decirle nada. Tenemos que hablar con un abogado primero, luego pensaremos qué decirle al agente. —Ese agente era Eric, por supuesto. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 28 Se miraron el uno al otro a través de la mesa, como lo hacían de niños. Un enfrentamiento entre Tessie-Jesse. —No, Tessie. Nada de abogados. —Los suaves y gentiles ojos que recordaba de su infancia ahora eran duros, su mandíbula convertida en piedra. Ya no era el niño que ella había conocido. Ella apretó los labios, ahogando la advertencia que quería gritar a todo pulmón: Por favor, no crezcas todavía. Su hermano estaba atrapado entre un niño y un hombre, y ella estaba muerta de miedo por él. —Quiero un trato —continuó—, y lo quiero rápido, antes que él se entere. Las cosas han cambiado. Han empeorado. Piensa que cualquiera que sea atrapado por la ATF5, el IRS6 o el FBI es demasiado estúpido para vivir, y es etiquetado como un soplón. Si se supiera que fui arrestado por la ATF, me mataría. Juro que lo hará. Sabes tan bien como yo que nuestra familia no es como las demás familias. —Por supuesto, lo sé. —Sonaba como si las cosas se hubieran salido de control,y su hermano hubiera quedado atrapado en un vórtice mortal—. Me encargaré de esto, Jesse. Estamos juntos en esto, y no te dejaré otra vez. Te lo prometo. —Era una promesa que nunca rompería. —Te creo. —Cubrió su mano con la suya—. Estará bien. Además, para ser un federal, este tipo no es un completo imbécil. Incluso me limpió la pierna. 5 N. T.: Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, es una agencia federal de los Estados Unidos y depende del Departamento de Justicia. 6 N. T.: El Servicio de Impuestos Internos (en inglés: Internal Revenue Service, IRS), también Servicio de Rentas Internas, es la instancia federal del Gobierno de los Estados Unidos encargada de la recaudación fiscal y del cumplimiento de las leyes tributarias. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 29 —Espera, ¿qué? —Empujándose desde la mesa, se asomó debajo de ella para ver las gasas blancas envueltas alrededor de su tobillo—. ¿Qué le pasó a tu pierna? ¿Estás bien? —Sí. Un perro me mordió… un perro K-9. —Para su sorpresa, Jesse sonrió—. Es el perro más genial de todos los tiempos. Deberías verlo. — Su sonrisa se amplió—. Hizo lo que se le dijo, y ni siquiera sé qué idioma le hablaba el que lo manejaba. Oh, claro. Aunque había olvidado que Eric era un oficial K-9, probablemente era lo único que había olvidado. Todo lo demás del hombre, su aspecto, el sonido de su voz, la forma en que le hacía correr a su corazón, estaba tatuado en su memoria para toda la eternidad. Eso no importa. Cualquier cosa que ella pudiera querer para sí misma se vio totalmente eclipsada por lo que su hermano necesitaba. Nada más importaba. Nada. —No podemos confiar en él. —Se inclinó sobre la mesa—. Es un agente federal. Un agente de la ATF. No puedes contarle sobre la familia. Si te pregunta algo que no estés seguro de responder, mírame. Nos comunicaremos como en casa. Él asintió. —Está bien. Ella se retorció las manos en el regazo, odiando la idea de mentirle a Eric, pero esto era demasiado importante para arriesgarse. Si al menos no retenían cierta información y llegaban a una historia plausible, no habría ninguna forma de evitar que Jesse terminara con un delito de armas de fuego en su historial, algo que lo perseguiría por el resto de su vida. ¿Y esos tambores? Lo que sea que hubiera en ellos no podía ser bueno. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 30 ¿Por qué enviar a Jesse, de entre toda la gente, a entregarlos? Nada de esto tenía sentido, lo que le preocupaba cada vez más. Voces llegaron desde el otro lado de la puerta, una de las cuales ella reconoció. Eric. Su voz profunda hizo que su aliento se contuviera. Una sensación de premonición llenó su mente, mientras que al mismo tiempo, la anticipación se disparó a su columna vertebral. —Vamos a jugar esto según vaya —susurró—. ¿De acuerdo? —Él asintió con la cabeza, y ella miró fijamente a la puerta que ahora se estaba abriendo. —¿Tess? —Llegó la voz preocupada de su hermano—. ¿Qué te pasa? Su corazón se agitó, y cuando la puerta se abrió, contuvo la respiración. Dos hombres entraron en la habitación, ambos con pantalones negros de cargo y camisas polo con insignias bordadas en sus pechos. Uno era Eric. Incluso si ella estuviera de pie, con su más de metro noventa él se alzaba sobre ella como un rascacielos que se asoma sobre un hormiguero. Sus penetrantes ojos azules la perforaron como rayos láser gemelos, y se resistió a la tentación de retorcerse. ¿Era él quien hacía que su cara se calentara más que un horno, o el hecho que era un agente de la ATF? Ambas cosas. Definitivamente, ambas. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 31 En un movimiento habitual que ella recordaba vívidamente, se metió su gran mano en todo ese pelo rubio grueso y puntiagudo, despeinándolo y haciéndolo parecer adorable y sexy como el infierno. —Tess —dijo simplemente, y su mente se quedó totalmente en blanco. El impulso de correr le hizo temblar las piernas, aunque no sabía qué quería más: correr hacia sus brazos o sacar su culo por la puerta. Porque todavía estaba allí. Eso siendo el snap-crackle-and-pop7 que encendía el aire con los fuegos artificiales cuando estaban juntos, uniéndolos de una manera que no entendía. O, que Dios la ayude, que quería. 7 N. T.: Personajes que representaban el valor nutricional de los Rice Krispies, cereales del desayuno, crujientes y que estallaban en la boca. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 32 Capítulo Tres Ese largo y rizado pelo rojo y esos vibrantes ojos verdes como kiwis… Eric había estado con mujeres hermosas antes, pero nunca había conocido a una que tuviera la habilidad de golpearlo y dejarlo completamente sin habla como un adolescente en su primer enamoramiento. La forma en que se sintió la primera vez que vio a Tess McTavish hace un año en el Dog Park Café. De la misma manera que se sentía ahora. —Ejem. —Dayne Andrews, su amigo y agente K-9 del FBI, tosió por detrás de él. Sí, eso es. La cabeza fuera del culo. Entró en la habitación, dejando que Dayne lo siguiera y cerró la puerta por detrás de ellos. Puso la bolsa de comida en la mesa delante de Jesse. Cuando Tess se puso en pie, la parte superior de su cabeza apenas estaba a la altura de sus pectorales. Era tan pequeña como él recordaba. No pudo evitar que su mirada la recorriera el largo de su falda lápiz violeta teñida en aguas que llegaba hasta el suelo. A sus uñas pintadas en púrpura. Sus ojos se llenaron de preocupación y… ¿Eso era miedo? Cuando él extendió su mano, ella la miró como si fuera una serpiente a punto de enroscarse alrededor de su cuello. Su mano tembló ligeramente cuando la puso en la suya, y su grácil garganta tragó. Él lo había visto antes. Algunas personas se asustaban totalmente dentro de una estación de policía, y mucho más en un encarcelamiento federal, y ella tenía que estar preocupada por su hermano pequeño. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 33 —Eric —dijo mientras su pequeña mano apretó la suya, una cálida y punzante sensación subió por su brazo. No pudo detener el leve movimiento de sus labios por lo absurdamente pequeña que era su mano, engullida por la suya. Siempre se había preguntado si su piel sería tan suave y lisa como parecía. Ahora tenía la respuesta. Lo era. Soltando su mano, indicó a Dayne. —Este es el Agente Especial del FBI Dayne Andrews. Cuando Tess y Dayne sacudieron sus manos, su suave frente se arrugó. —Me pareces familiar. —Debería —respondió Dayne—. Nos conocimos brevemente en el hospital de Springfield. —Bueno. —Ella asintió sombríamente—. Ese fue un tiempo oscuro. —El más oscuro. —Eric estuvo de acuerdo. Afortunadamente, Nick se había recuperado. Hace casi un año, otro de sus mejores amigos, Nick Houston, un sargento K-9 de la policía estatal de Massachusetts, recibió un disparo de un traficante de armas de fuego y casi murió. No sólo sobrevivió, sino que se casó con la mejor amiga de Tess, Andi Hardt. Ahora, tenían una niña de tres meses que Eric nunca había conocido. —¿Cómo están Andi, Nick y la bebé? —preguntó, tratando de aliviar la tensión tan obvia en el rostro de ella. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 34 —Todos están muy bien. —Sonrió, aunque su cuerpo estaba rígido como una tabla—. Baby Rose está creciendo como la hierba. Deberías ver cuánto la adora Nick. —Lo he visto. —Eric pinchó el teléfono móvil enganchadoen su cinturón—. Me envía fotos casi todos los días. A veces cinco a la vez. — Se sonrieron el uno al otro, pero cualquiera podía ver que no había verdadera alegría en la habitación. Una mirada curiosa revoloteó en la cara de Jesse McTavish mientras miraba a su hermana. —Te he traído un sándwich, unas patatas fritas y un refresco. — Eric asintió a la bolsa de papel—. Si tienes hambre, adelante. Podemos hablar mientras comes. Tess lo miró extrañamente por un momento, luego su expresión se convirtió en una de sorpresa. —¿Qué? —preguntó él. —Nada. —Sacudió ella la cabeza, como para despejarla. Presionó un botón en el monitor de la pared y una luz se iluminó, confirmando que estaban siendo grabados. —Toma asiento. —Le indicó a Tess que se sentara, mientras él arrastraba otra silla de la esquina y se sentó a su lado. Dayne permaneció de pie junto a la puerta para actuar como testigo adicional. Después que Jesse firmara el formulario de renuncia a los derechos y dijera su nombre para el registro, el chico se metió con el sándwich. Eric le dejó tragar un par de bocados antes de comenzar el interrogatorio. —¿De qué parte de Alabama eres? —preguntó. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 35 Mientras Jesse masticaba una patata frita, miró a Tess, que no dijo una palabra. Ella miraba fijamente a su hermano. El único movimiento que Eric detectó fue el lento giro de un largo rizo rojo como un sacacorchos en su delicado dedo. —Elba —respondió Jesse antes de meterse otra patata en la boca. —Dame una dirección. —Si así era como el chico iba a jugar, estarían aquí hasta la próxima semana. De nuevo Jesse miró a Tess antes de contestar. Su dedo se había detenido. El brillante zarcillo estaba ahora fuertemente retorcido alrededor de su dedo índice, llamando la atención sobre el esmalte púrpura de sus uñas, del mismo color que las de los dedos de sus pies. —715 Troy Road —respondió, y luego mordió otro pedazo de sándwich y lo masticó. —Eso es una iglesia. —Eric se recostó hacia atrás y cruzó los brazos—. En Coffee County. Los ojos de Jesse se abrieron de par en par y tragó. —¿Cómo lo sabes? —No importa. —Lo que importaba es que Coffee Country estaba ubicado en el pútrido corazón del territorio de ciudadanos soberanos de Alabama. Y él sabía que la iglesia ocasionalmente alojaba a la gente que no podía permitirse otros alojamientos—. ¿Alguna vez viviste tú en esa dirección? —Le preguntó a Tess. —No —respondió ella—. Dejé Alabama antes que Jesse se mudara allí. Se volvió hacia Jesse. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 36 —¿Trabajas? El chico asintió con la cabeza. —En un aserradero. —¿Cómo te pagan? ¿Con un cheque o un depósito directo en una cuenta bancaria? —Cuando el chico dudó, y luego dirigió su mirada a Tess, Eric ya sabía la respuesta—. Sé sincero conmigo, Jesse. Mentirle a un agente federal es un delito grave, así que no es el momento de empezar. Considerando que Tess no había pronunciado ni una sola palabra, no podía entender por qué el chico la miraba constantemente antes de responder. Su expresión facial no había cambiado, y su postura parecía más relajada. Aparte de retorcerse el pelo, eso era algo que le recordaba cuán a menudo había soñado con meter sus dedos en esa masa de rizos mientas la besaba y… Concéntrate, hombre. Concéntrate. Y no con tu polla. Jesse tragó y luego dejó el sándwich. —Estoy fuera de los libros, así que pagan en efectivo. —Entonces no estás pagando impuestos estatales o federales. — Tal como lo imaginó. —Uh, no. —Jesse se removió en la silla—. Sé que tengo que hacerlo, pero es difícil ganar dinero sin un título universitario. El dueño del aserradero me ayuda pagándome fuera de los libros. Quiero ir a la universidad algún día, y he estado ahorrando tanto dinero como he podido. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 37 Esa vez, no había mirado a su hermana ni una sola vez, y todo el tiempo, ella había estado girando ese mismo rizo alrededor de su dedo. —¿Sabes lo que son los ciudadanos soberanos? Un parpadeo de sorpresa apareció en los ojos del chico. Fue fugaz, pero definitivamente allí. El dedo de Tess se calmó, entonces Jesse dijo: —No. Tenía una teoría. Ahora, era el momento de probarla. —¿Cuántos años tienes? El dedo de Tess se retorció. —Dieciocho. —¿Alguna vez has sido arrestado antes? —Ya había manejado el historial criminal del chico y sabía que no. No quería decir que no hubiera cometido un delito. Bien podría significar que todavía no había sido atrapado. Más retorcerse. —No. —Hay tres condados en Alabama donde se concentran ciudadanos soberanos. Los condados de Dale, Houston y Coffee. ¿Eres tú un ciudadano soberano? —Esta vez, no se molestó en vigilar a Jesse. Su atención se centró únicamente en Tess. No hubo giro del rizo. —No —dijo Jess rápidamente. Demasiado rápido. Se están comunicando. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 38 Eran buenos en esto. La mayoría de la gente nunca lo habría captado, pero él era un observador entrenado. El chico o bien mentía abiertamente o, como mínimo, retenía información. De una forma u otra, tenía la maldita intención de averiguar qué era y cuánto estaba involucrada Tess. —¿Qué es un ciudadano soberano? —preguntó Jesse, aunque el tono de su voz era extraño, demasiado agudo, como si ya lo supiera y se hiciera el tonto en beneficio de él y de Dayne. Bien. Dos pueden jugar a este juego. —Un ciudadano soberano es un individuo sin ley, alguien que no reconoce las leyes federales, estatales o locales. —Se detuvo para observar al chico. Jesse podría tener solo dieciocho años, pero vivía en medio de esos hijos de puta asesinos y no sabía lo que eran. Gilipolleces— . La mayoría de los grupos soberanos no son violentos, pero algunos lo son y tienen seguidores como una secta. Están involucrados en todo tipo de crímenes. Lavado de dinero, fraude, violación de impuestos, compraventa ilegal de armas de fuego y a veces… asesinatos. —Y su número crecía, como un insidioso virus que se extendía por toda la nación. Tess y Jesse intercambiaron una mirada que no pudo descifrar. —El FBI los considera una gran amenaza como terrorismo doméstico. —Dayne se empujó de la puerta para pararse directamente sobre el hombro de Tess—. En mil novecientos noventa y cinco, el Edificio Federal Alfred P. Murrah en la ciudad de Oklahoma fue volado por un ciudadano soberano. Ciento sesenta y ocho personas murieron en la explosión, incluyendo diecinueve niños que estaban en la guardería del edificio. Otras seiscientas ochenta personas resultaron heridas. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 39 —También son la mayor amenaza para la aplicación de la ley —dijo Eric, centrándose en Jesse para medir la reacción del chico—. Casi dos docenas de policías y agentes federales han sido asesinados por ciudadanos soberanos extremistas sólo en la última década. — Incluyendo los amigos de Eric. Casi en el momento oportuno, cada cicatriz de su pecho, piernas y espalda le dolieron como si hubiera sufrido las lesiones sólo semanas antes, en lugar de hace tres años. —Así que dime tú, Tess. —Se enfrentó a ella y se inclinó. Un gran error. Lo que obtuvo por su esfuerzo fue un potente olor a rosas, naranjas y especias. Como un jodido popurrí—. ¿Qué demonios está pasando aquí? Ella se estremeció y se sentó erguida. La mano de su pelo cayó a su regazo donde la apretó alrededor de la tela de su falda. —¿Qué quieres decir? —Sus ojos se clavaronen los de él, y él esperaba que no estuviera jugando con él. —No juegues conmigo. Sabes muy bien lo que quiero decir. — Apretando sus mandíbulas, se las arregló para mantener fuera la impaciencia de su voz—. Le estás enviando señales de cómo responder a mis preguntas. —Se acercó para enrollar un mechón de pelo de ella en su dedo. Antes que pudiera tirar de su mano hacia atrás, ella la retiró, con sus ojos parpadeando. —No estaba haciendo eso. Buscó en su rostro signos de engaño, pero no hubo ninguno. ¿Se había confundido acerca que se estuvieran comunicando? Esperaba que fuera eso. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 40 Tomando otro aliento con olor a Tess, se recostó y suavizó su tono. —Tu hermano se enfrenta a delitos de posesión de un arma de fuego, y si lo que sospecho que hay en esos tambores está realmente ahí, estará más que unos meses en una celda. —Captó miedo en los ojos de Jesse—. Podrías estar pasando por unos momentos difíciles, chico. —¿Por qué? ¿Qué hay en esos tambores? —Tess preguntó, el ligero temblor en su voz le dijo una indicación que sólo ahora entendía la gravedad de la situación de Jesse. —Nitrato de amonio. —El laboratorio no lo confirmaría hasta el lunes, pero esa había sido su suposición preliminar. La piel lisa entre sus cejas se arrugó. —¿Para qué se usa eso? —Fertilizante. O, —Endureció su mandíbula— una bomba. Sus ojos se llenaron de un shock no disimulado, enviando una ola de alivio sobre él. Ella no sabía lo que había en esos tambores. Su respuesta física había sido demasiado genuina. Cuando ella tragó, su mirada se fijó en las elegantes curvas de su esbelto cuello. —Para poner esto en perspectiva —dijo—, el Edificio Federal de la Ciudad de Oklahoma fue destruido por una bomba de fertilizante de nitrato de amonio. Es el arma elegida por los militantes en todo el mundo porque ninguno de sus componentes es ilegal para comprarlo, y se obtienen fácilmente. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 41 Un fuerte crujido vino desde donde Jesse estaba agarrando la bolsa de patatas fritas en su mano. El chico tenía la misma mirada de sorpresa en sus amplios ojos verdes que su hermana. El chico tampoco lo sabía. —¿Sabes tú lo que hay en esos tambores? —preguntó Dayne. No había duda en la intención implacable en sus ojos. —No, señor —respondió Jesse sin mirar a Tess—. Les diré todo lo que pueda, que no es mucho. Pero quiero un trato. —No habrá tratos hasta que nos cuentes todo. —Eric cruzó los brazos. Aunque no estaba listo para divulgarlo, él y Dayne ya habían presentado una idea al fiscal de este caso, la Fiscal Federal Adjunta Julie Chang. Primero, había una pregunta candente en su mente—. ¿Conoces a Harley Gant? —preguntó. —No —dijo Jesse. El chico no miró a Tess, pero Eric sí. Sus manos estaban apretadas fuertemente en su regazo. Entonces se le ocurrió algo más. —¿Tú sí? —Le preguntó a ella. Su mirada verde era firme. —No. No lo hago. No esperaba que lo hiciera. La pregunta había sido un disparo en la oscuridad. Jesse y Tess McTavish puede que no conocieran a Harley Gant, pero él no creía en las coincidencias. No en lo que respecta a Gant. Estadísticamente hablando, cualquier cosa que involucrara Alabama y explosivos probablemente tendría las huellas de Gant. Ese hijo de puta Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 42 vivía para volar cualquier mierda y a la gente. Los amigos de Eric nunca lo vieron venir. Murieron en un instante. Es posible que Dios le hubiera dado otra oportunidad para la venganza que había estado anhelando durante tres años, y ahora el hermano pequeño de Tess podría ser la clave para conseguirla. Cada célula del cerebro en su cabeza sabía que este era el vínculo que había estado esperando. Sólo tenía que hacer la conexión. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 43 Capítulo Cuatro La garganta de Tess se apretó. Esto era una pesadilla. Haría cualquier cosa para ayudar a Jesse, pero ahora había algo más que considerar. Una bomba. Cuando entró en el juzgado, proteger a Jesse era su única prioridad, pero no a expensas de las vidas de otras personas. Miró fijamente el duro perfil de Eric, luego metió la mano en su bolsillo, deslizando su dedo índice en la larga faceta del diamante Herkimer. Por mucho que creyera en la buena suerte asociada a los cristales, nunca serían suficiente para sacar a Jesse de este lío. —Empieza a hablar. —Cuando Eric se inclinó hacia atrás y cruzó los brazos sobre su amplio pecho, los músculos de sus bíceps y antebrazos se ondularon y flexionaron—. Y no dejes nada fuera. —Está bien. —Jesse asintió, su expresión al escuchar que podría haber estado transportando ingredientes de una bomba sólo un poco menos sorprendida ahora—. Un tipo me dio quinientos dólares por llevar los tambores a Nueva Jersey. Eso es todo lo que sé. Dayne se acercó más. —¿Qué tipo? —preguntó, su profunda voz resonando sobre su hombro. El hombre era tan grande e imponente como Eric, pero no tenía el mismo efecto en ella que Eric. Como los escalofríos que le recorrían la Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 44 columna vertebral, o las interminables palpitaciones del corazón cuando miraba la hermosa cara de Eric. —No lo sé —dijo Jesse—. Nunca lo conocí antes, y no me dio su nombre. Tenía dinero en efectivo y yo necesitaba el dinero, así que dije que sí. La camioneta es suya. No digas demasiado, Jesse. Era todo lo que podía hacer para no retorcerse el pelo con ambas manos. —¿Qué aspecto tenía? —Eric tomaba notas mientras su hermano proporcionaba una descripción que podía haber sido cualquiera. Casi uno ochenta de altura y ojos marrones, llevaba vaqueros y una camiseta azul. Jesse era inteligente. Sus respuestas una mezcla de verdades y medias verdades, pero le preocupaba que al retener algo sobre sus raíces reales de Alabama, de alguna manera socavaría la capacidad de Eric para detener a quien intentara construir una bomba. Rápidamente revisó todo lo que ella y Jesse tenían y no habían divulgado. Nada sobresalió como crítico. Los federales todavía tenían los tambores, y su hermano no conocía la identidad del hombre que le pagó para transportarlos. Seguramente, podía obtener la información de las placas de la matrícula y del registro del camión. —La matrícula de la camioneta que conducías es falsa. —Eric miró a Jesse, sus claros ojos tan fríos como el hielo—. Pero creo que ya lo sabes. Y creo que ya sabes que el número de identificación del vehículo es de una camioneta vendida a un desguace de chatarra. ¿Estoy en lo cierto, que ya sabes estas cosas? —No exactamente —Jesse tragó—. Conozco a mucha gente que no tiene dinero para un coche o camioneta, pero saben cómo arreglarlas. Si Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 45 están en una pila de chatarra, no pueden valer mucho, así que, ¿a quién le importa realmente lo que les pase? Cuando Eric apoyó sus antebrazos en la mesa y se inclinó, Tess inhaló su aftershave limpio y refrescante, junto con una fuerte dosis de cuero recién engrasado. La funda negra de su cinturón contenía una Glock del calibre .40. Había visto tantas armas mientras crecía, que conocía la mayoría de ellas por marca y modelo. —¿Sabías que la matrícula era falsa? —preguntó Eric. —Yo, uh, nunca la miré realmente. Los ojos de Eric se entrecerraron. No creyó la última respuesta de su hermano, y ella agradeció que no siguiera esalínea de interrogatorio. —¿Dónde se supone que vas a entregar los tambores? —preguntó Eric. —Se suponía que debía a ir a una parada de camiones junto al lado de la autopista, y esperar una llamada. Ya casi estaba allí cuando me detuviste. —¿El de la I-78 justo antes de cruzar a Pennsylvania? —Jesse asintió—. ¿Cuándo se supone que recibirás la llamada? —Esta mañana. Debo haberla perdido. —¿Dayne? —Eric se dirigió a su amigo, que sacó una bolsa de pruebas de plástico del bolsillo del muslo de su pantalón de cargo y se la entregó. Eric sacó el móvil de la bolsa y presionó el botón de inicio, y luego se lo dio a Jesse—. ¿Reconoces estos números? Mientras Jesse miraba el teléfono, también lo hacía Tess. Por favor, que no sea su número. Su padrastro raramente hacía llamadas, pero la Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 46 perspectiva de ver su número de nuevo, incluso en el teléfono de alguien más, le dijo náuseas. Sin mirarla, Jess sacudió la cabeza. —No. Esas olas de náuseas en su vientre se disiparon, pero se preocupó que el inmenso alivio que la bañaba estuviera escrito en su cara. —¿Tú lo haces? —Le extendió el teléfono hacia ella. Miró la pantalla. Había dos llamadas perdidas, la primera desde un código de área de Nueva Jersey, la segunda un número de Alabama, ninguno de los cuales reconoció. —No. —Comprobamos ambos números pero no pudimos identificar a quién pertenecen. Podrían ser teléfonos desechables. —Eric dejó el teléfono sobre la mesa—. Esta es la historia, chico. Estás en un gran problema, pero tal vez puedas resolverlo en parte o en su totalidad. Ya hemos hablado con el fiscal federal, que accedió a aplazar tu comparecencia inicial por un corto período de tiempo. A cambio, queremos que hagas una entrega controlada para nosotros. —Lo haré —dijo Jesse, y luego frunció el ceño—. ¿Qué es una entrega controlada? —Espera. —Tess agarró el antebrazo de Eric. Unos músculos gruesos se flexionaron bajo sus dedos y el calor se disparó a su mano. Su mirada bajó brevemente hasta donde ella agarró su brazo, luego la miró con una intensidad que le dio escalofríos. Deliciosos escalofríos que ella no debería tener en absoluto. Ella soltó su brazo, retirándolo hacia atrás como si se hubiera quemado—. ¿Es peligroso? Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 47 Durante otro largo momento, él continuó mirándola, y con cada segundo los escalofríos que había estado experimentando se intensificaron, extendiéndose por su cuello, su espalda, y maldita sea… Sus malditos pezones hormigueaban. Eric aclaró su garganta. —No realmente. —¿Qué quieres decir con “no realmente”? —Ella lo miró fijamente— . ¿Qué es exactamente una entrega controlada? —Es sólo eso. Una entrega controlada por nosotros. Vigilaremos el lugar de encuentro antes, durante y después que tu hermano entregue los tambores a quien los esté esperando. Cablearemos la camioneta y lo grabaremos todo. Para mayor seguridad también supervisaremos la entrega en tiempo real, y estaremos cerca del escenario. —Haces que suene tan simple. —No podía serlo, no si su padrastro estuviera involucrado. —Lo es. —Eric apoyó una mano sobre la de ella, apretándola ligeramente—. Estará a salvo. Lo prometo. Los penetrantes ojos azules se suavizaron, y ella le creyó. O, al menos, quería creerle. En Springfield, trabajaron juntos un día, ayudando a Nick y a Andi a descubrir cuál de los clientes del Dog Park Café era un despiadado traficante de armas. Aparte de eso, todo lo que sabía de él era que él agitaba la olla de emociones de ella como nadie más lo había hecho. Si esto era lo necesario para sacar a su hermano del apuro, entonces deberían considerarse afortunados de tener a Eric de su lado. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 48 —¿De acuerdo? —Le soltó la mano, y luego miró de ella a Jesse, y luego de vuelta otra vez. —Tessie. —Jesse bajó la voz—. Tengo dieciocho años. No necesito tu permiso, pero me gustaría que estuvieras conmigo en esto. Miró a su hermano y su corazón dio un pequeño vuelco que fue doloroso y maravilloso. El niño que había dejado realmente se había ido. En su ausencia, se había convertido en un joven valiente. —Está bien —susurró, tragándose el pequeño sollozo que amenazaba con escapar. —Queremos que devuelvas la llamada a ese número de Jersey — continuó Eric—, y organices la entrega de los tambores. Pero debes posponerla hasta el lunes. Deberíamos tener los resultados del laboratorio para entonces. Las cejas de Jesse se juntaron. —¿Cómo explico que no puedo hacer la entrega hasta dentro de dos días? —Dile que la camioneta se averió en algún lugar de Delaware, y el taller está esperando la pieza que no llegará hasta el lunes por la mañana. —Eric sacó una grabadora digital del bolsillo de su pantalón. Más presagios se deslizaron por su columna vertebral, y agarró el cristal de cuarzo rosa que colgaba de su cuello, deseando que su energía positiva fluyera a través de ella. No lo hizo, y su aprensión creció. —Por favor, Eric. ¿No hay otra manera? Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 49 —Lo siento, no. Esta es su única oportunidad de hacer que desaparezca todo esto, y no hay lugar para la negociación. No con una bomba potencial en la mezcla. Esto no puede estar pasando. Las náuseas volvieron, junto con una fuerte dosis de miedo anudando su vientre. —¿No puedes enviar a un agente encubierto en su lugar? —No, no pueden —dijo Jesse—. Cuando recogí la camioneta en Alabama, el dueño me tomó una foto y se la envió a alguien. Me dijo que esperara preguntas para probar quién soy y de dónde vengo, para que si alguien más aparte de mí apareciera, no sé si se llevarían los tambores. Si eso sucede, no podré resolver esto. Tessie, tengo que hacer esto. Nadie más puede ocupar mi lugar. —Los ojos de su hermano estaban más decididos de lo que había visto antes—. Sé que eres mi hermana mayor y que quieres protegerme, pero ya no soy un niño pequeño. Tengo que asumir la responsabilidad de mis acciones. Ese bastardo. Ella y Jesse sabían que su padrastro había estado mintiendo cuando dijo que este viaje a Nueva Jersey le enseñaría a su hermano la responsabilidad. Irónicamente, realmente lo hizo. Jesse estaba asumiendo sus errores y tratando de corregirlos. Eric le devolvió a Jesse su teléfono. —Con la excepción de tener problemas con el motor, apégate a tu plan original. Cuantas menos mentiras tengas que decir, más creíble serás y es menos probable que tropieces. Mentiras. Dios, ¿cuántas de esas les habían contado ella y Jesse en los últimos treinta minutos? Tantas que perdió la cuenta. Aunque ella creía realmente que ninguna de sus mentiras podría impedir la investigación de Eric. Todo lo que Jesse tenía que hacer era seguir con la Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 50 entrega controlada. Después de eso, podrían dejar el estado y nunca mirar atrás. —¿Entendido? —preguntó Eric. —Lo tengo. —Jesse asintió con un aire de seguridad tan maduro que hizo que su corazón se apretara. Tan pronto como su hermano pasara por esto, estaba decidida a que él viviera la mejor vida posible. Eso significaba no volver a poner un pie en Alabama nunca más. —Cuando encienda la grabadora, vuelve a marcar el teléfono 201 y ponlo en el altavoz. Eric hizo clic en la grabadora y luego le hizo una señal a Jesse para que hiciera la llamada. Su hermano rápidamente conectó el teléfono y luego presionó el botón de rellamada y puso la llamada en el altavoz. Miróa Eric, que le dijo un asentimiento de ánimo. El teléfono sonó dos veces antes que un hombre respondiera. —¿Dónde diablos estás? —gritó una voz que no reconoció. —Mi maldita camioneta se averió en Delaware. Las piezas deberían llegar a primera hora del lunes por la mañana. Puedo llamarte tan pronto como… —Sólo tienes que estar en la parada de camiones el lunes a la una. —Estaré a… —Pero la llamada había terminado. Antes de apagar la grabadora, Eric dijo la fecha, la hora y quién había estado presente en la llamada. Cuando la luz roja de la parte superior de la grabadora se apagó, Tess respiró un suspiro de alivio. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 51 —Buen trabajo —dijo Eric—. Te dejaré quedarte con el teléfono, por si este tipo te devuelve la llamada. Deja que vaya al buzón de voz, y dímelo enseguida para que podamos devolver la llamada y grabar la conversación. ¿Entendido? —Lo tengo —Jesse asintió. —Entonces, ¿dónde y cuándo quieres que volvamos el lunes? — Ella se levantó para recuperar su bolso de donde lo había dejado caer antes al suelo—. Jesse estará conmigo en mi casa, y nos levantaremos al amanecer y podremos volver aquí cuando lo necesites. —Sí. Sobre eso. —Eric hizo una mueca—. Tú puedes volver a Springfield para el fin de semana. —Asintió con la cabeza a Jesse—. Él no puede. —¿Por qué no? No tiene que quedarse en la cárcel, ¿verdad? —No. —Eric sacudió la cabeza—. No puede dejar el estado. Su mandíbula cayó, y ella irrumpió a treinta centímetros de donde estaba Eric sentado y luego plantó sus puños en sus caderas. Incluso sentado, su cabeza estaba a casi el mismo nivel de su barbilla, algo que le resultaba irritante. —No puedes hacer eso. —Luego, como si no pudiera molestarla más, él arqueó una ceja rubia, claramente divertido por su arrebato—. Disculpe, Agente Especial Miller, pero no le veo la gracia a nada de esto. —Eso es porque no hay ninguna. —Se puso en pie con tal velocidad que ella instintivamente dio un paso atrás, casi tropezando con Dayne, quien la sostuvo con una mano en el hombro. Los músculos de la mejilla de Eric se flexionaron cuando sus siguientes palabras salieron a través de sus dientes apretados. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 52 —Maldición, Tess. Hay algo grave sucediendo aquí, y si no podemos detenerlo, la gente morirá. —Respiró profundamente, como para calmarse—. Si no resolvemos esto y una bomba explota… Se pasó una mano por el cabello, poniéndolo más de punta y atrayendo su atención a todos los reflejos naturales que recordaba. —¿Alguna vez has visto las secuelas de una bomba de cerca y en persona? —Ella sacudió la cabeza, esperando no tener que hacerlo nunca—. Créeme. No es bonito. Nueva Jersey es el estado más poblado de la nación por metro cuadrado. Casi cualquier lugar donde explote una bomba tendría consecuencias mortales. Y mucho más si explota en el centro de la ciudad. —Lo sé —susurró, sintiéndose increíblemente egoísta e increíblemente pequeña—. No quise decir que no queremos ayudarte. Yo solo… —Quiero que Jesse esté lo más lejos posible de todo lo que involucre a nuestro padrastro. Pero no podía decir eso. No si ella quería darle a su hermano una oportunidad de un futuro real. —¿Tú sólo qué? —Los ojos de Eric se suavizaron. —Esperaba poder llevar a mi hermano de vuelta a Springfield para el fin de semana. —Eso era cierto, aunque ella estaba medio considerando que ambos debían huir. No, no podemos hacer eso. Si se tratara sólo de Jesse, podría haber sido una opción viable. Pero no importaba lo fuerte que fuera el instinto de tomar a Jesse y huir, tenían que hacer todo lo posible para ayudar a Eric para que no muriera gente inocente. A su hermano le dijo: Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 53 —Encontraremos un hotel para el fin de semana. Cuando esto termine el lunes, podremos volver a Springfield. —No del todo así. —Eric se enfrentó a Jesse—. Otra estipulación de tu aplazada comparecencia inicial es que permanezcas en Nueva Jersey no sólo hasta después de la entrega controlada, sino durante todo el tiempo que nos lleve rastrear a quien sea que esté armando esta bomba y averiguar cuál es su objetivo. Ahora mismo, eres el único vínculo que tenemos con esta gente, y el gobierno federal no te perderá de vista hasta que identifiquemos la amenaza y la detengamos. Oh, no. Esto era peor de lo que ella creía posible, y a juzgar por la mirada de sorpresa en la cara de Jesse, él también lo sabía. Su única oportunidad de libertad era no estar cerca de esto después del lunes. Involucrarse con los federales estaba resultando ser peor de lo que ella esperaba. Otro problema se materializó, y comenzó a retorcer sus manos, deseando tener toda su colección de cristales para frotar entre sus dedos. Vaciar su cuenta bancaria les daría un hotel decente por unas noches, pero después de eso, dormirían en su Camry. —¿Qué pasa? —Eric la observaba atentamente. —Yo, um… —Se detuvo mientras el orgullo se instalaba en el frente y en el centro. Lo último que quería era que nadie en la habitación supiera que ella estaba prácticamente en la bancarrota, que era como iban a ser las cosas hasta que pudiera hacer despegar su negocio. —Dime. —La instó, la mirada en sus ojos de preocupación. Estaba en la punta de su lengua hacer eso, entonces su desconfianza en la aplicación de la ley levantó su fea cabeza, deteniéndola. Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 54 —¿Tess? Sea lo que sea, puedes decírmelo. No tienes idea de cuánto desearía poder hacerlo. —¿Cuánto tiempo esperas que tengamos que quedarnos en Nueva Jersey? —Por favor, por favor no más de una semana. Podría pedirle algo de dinero prestado a Andi a cuenta de su salario de la próxima semana, pero ya no más. No sólo no agobiaría a una amiga de esa manera, sino que necesitaba su salario para seguir pagando la matrícula de su programa MBA. Renunciar antes de recibir su título sería el equivalente a renunciar a sus sueños. —No lo sé exactamente. —La miraba tan fijamente que era como si intentara leer en su mente—. No tienes suficiente dinero para un hotel, ¿verdad? Mierda. Puede leer en mi mente. Estoy prácticamente en la ruina. No queriendo que él viera la vergüenza que sentía al estar cerca de los veintiocho años y apenas tener un centavo a su nombre, bajó la barbilla al pecho. Él hizo un sonido que fue la mitad gemido, la mitad gruñido, y luego arrastró su mano por su pelo otra vez, con más fuerza en esta ocasión. —Tú y Jesse podéis quedaros conmigo. * * * * * —¿Qué? —Dijeron Tess y Dayne al mismo tiempo. Si el tono de sus voces no transmitía su conmoción, sus expresiones sí lo hacían. Los labios de Dayne se retorcieron en su característica mueca de “qué carajo estás haciendo”. La mandíbula de Tess cayó, y sus hermosos Tee O’Fallon oscuro y mortal Serie K-9 Federal 03 55 ojos verdes gritaron: De ninguna manera, Kemosabe8. Francamente, parecía que quería vomitar. Eric entendió la reacción de su amigo, pero, ¿por qué Tess encontraría su oferta tan ofensiva? —Genial. —Jesse sonrió. Los labios de Tess se apretaron. —No nos quedaremos con él. Encontraremos otro lugar donde ir. —¿Sí? ¿Dónde? Yo no tengo dinero. —Jesse extendió sus brazos, su sonrisa se ensanchó—. Vamos, Tess. ¿Cohabitar con la ATF? Esto, tendrías que amarlo. Eric asumió que “esto” era el hecho que un agente federal acababa de ofrecerse a alojar a alguien que había arrestado. Mientras miraba ahora en silencio el toma y daca entre
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